otto - las musas y el origen divino del canto

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WALTER F. OTTO LAS M A A S EL ORIGEN DIVINO DEL CANTO Y DEL MITO EDITORIAL UNIVERSITARIA DE BUENOS AIRES

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Otto,R. Las musas

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WALTER F. OTTO

LAS M A A SE L ORIGEN D I V I N O

D E L CANTO Y DEL M I T O

EDITORIAL UNIVERSITARIA DE BUENOS AIRES

T h u lo de la obra original:DIE MUSEN

[Ind der gottliche Ursp rung des Sin gens und Sagens

(Traducida de•la tercera ediciOn, Darmstadt,Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1971.)

Traduccion, introducciOn y notas deHUGO F. BAUZA

EUDEBA S.E.M.F undada por l a U r nver s i dad de Buenos Ai r es

111111LIOTECA CENTRAL.U. N . A , M.• © 1 9 8 1

EDITORIAL UNIVERSITARIA DE BUENOS AIRESSociedad de EC011Ortlia Mixta

Rivadavia 1571/73Hecho el deposito de ley

MPRESO EN LA ARGENTINA-PRINTED IN ARGENTINA

INTRODUCCION 7

WALTER OTTO 1 9

BIBLIOGRAFIA 2 3

PROLOG() 2 5

I. L A S NINFAS 2 7

LAS MUSAS 4 7I. Esencia v origen, 49; II . Los hijos de las musas, 71;HI. Las musas con otros dioses, 89 ; IV. Lugares deculto, 99.

EL MILAGRO DEL CANTO Y DEL MITO 1 0 7

INDICE

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INTRODUCCION

El estudio de las Musas en la Antigriledad exige penetraren el horizonte mItico griego del que emana una categoriaesencial, dado clue la religion helenica es entitativamente—como subraya Walter Otto en varios pasajes de su obra— la

religion del Ser.De ese horizonte mitico-legendario se desprende tambien

un modo simbolico de inteligir y de aprehender la realidad.Las Musas —o la Musa, porque son Una y varias a la vez—

son hijas de Zeus y de Mnemosyne. Su madre —segiln nos tes-timonia la Teogonla hesiodica (Nr. 135)— es una de las nume-rosas divinidades del mundo titanic°, hija del Cielo y de laTierra. El mito memora. que Zeus se unio a ella en la Pieriadurante nueve noches segruidas. y al cabo del ailo nacieron lasnueves Musas (Teog., v. 915-y sigs.).

El vinculo entre el padre de los dioses y Mnemosyne suge-riria de modo simbolico el logro de la etema potestad °Ern-pica de Zeus. Tal hecho habria sido selialadb con claridad enuna perdida composicion de Pindaro que habria sido leidapor Aristides, a traves de quien conocemos su contenido ( I I142). En ella se narraba que cuando Zeus hubo vencido a losTitanes, consultados los restantes dioses sobre si faltaba algo,habrian mspondido que era menester la presencia de sereSque con sus cantos celebraran la gloria imperecdera de Zeus:fue entonces cuando surgieron las Musas y surgrieron precisa-mente de la union de Zeus y de Mnemosyne quien, en ciertomodo, representa la memoria de la victoria de Zeus.

En cuanto a la interpretacion de la palabra Musa', O . B i e

Art. Musen en Roscher, A u s fi i h r l i c h e s Lexikon der Er.und ram. Mythologie, Leipzig, Teubrier., 1894-1897, I I , 2, s.v. Musen.

3240537

sugiere que no seria mas clue una abstracciOn deificada, consi-derada como la personificacion del don poetico. Tal hecho—segrUn B ie-- s e d a r i a e n t re s d i re c ci o ne s d i fe re nt es : 1) un

sentido personificado: Musa pensada como divinidad; 2) unsentido concreto u objettuo.• "canto, poesia, mdsica", es de-cir, composicion musical o poetica, y 3) un sentido abstrac-,to o subjetivo, entendido coino "inspiracion, entusiasmo, fa-

-Cultad poetica".

En ese horizonte es forzoso senalar que la mas antigua esla significacion personificada, tal como se aprecia en la Iliada(I 604; I I 491; X i 218; XIV 508 y X V I 112, entre otros).

En la Odisea y en los Himnos homericos, en cambio, apa-rece la acepcion objetiva, principalmente en X X I V 62. Por

habrla clue destacar que el sentido subjetivo se lo verecien en la siglo V a.C., tal como esta esbozado por ejemploen Esquilo (Vgr. Eumen., v. 308).

En otra perspectiva, hay quienes atribuyen a las Musas unorigen naturalista. Segtim esta interpretacion , las Musas ha-brian sido primitivamente las Ninfas de las montallas y de lasaguas; becho que puede apreciarse en muchos textos lexico-graficos arcaicos en los que se identifica a las Musas con lasNinfas•

El error del mundo modemo se funda en buscar una ex-plicaciOn racional de los mi tos t a l lo que ocurre en el ea-so particular de las Musas—, tendencia que en las laltimas de-cad as se intenta superar. Lo de explicacion es, pues, una nece-sidad forzosa de nuestra cultura; respecto del mito, los grie-gos - con antelacion a Socrates y a los sofistas--- n o l o b u s c a -ron, sino que to aceptaron como tat, en tanto que para ellosel mito es solidario con la ontologia, dado clue, por su con-textura sacra, es una puerta de acceso al mundo del Ser.

De ese modo, debemos despojamos de nuestros prejui-cios "racionalistas” y aceptar el orbe de•las Musas tal como losintieron los griegos.

Como se ha senalado, se desprende que para los griegosde la Antigiledad las Musas no ham sido meras abstracciones,sino que han tenido corporeidad fisica. Asi por eiemplo, se-gdn nos testimonia el Proemio de la Teogonia, Hesiodo lasha vista. De igual modo la tradicion evoca numerosos testi-monios de quienes durante las noches las han visto descen-

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der de lo alto del "divino" Helicon, formando coro y ento-- Kind° voces armoniosas. Tal tradicion atestigua que las teo-

fanias de las Musas han ocprrido en la mayoria de los casosen sitios proximos a arroyos, fuentes o corrientes de agua,lo que hace que su cult° se vincule con el de las Ninfas, lasque, como genios que habitan las corrientes y cavemasme*las, fueron tenidas desde un principio como capaces deinstmir al hombre sobre el futuro y de inspirarle una cienciadivina; inclusive sus oraculos son i r is antiguos que los del

_raismo Apolo. Eso explica por que Walter Otto, al empren-der el estudio de las Musas, comience por el de las Ninfas,que son "sus parientes mas prOximos".

La mayorla de sus santuarios --colocados proximos a co-rrientes de agua y ar royos—, s e g u n n o s c o r r o b o ra n l a t o p o-

grafia y la etimologia, confirman clue ban sido primitiva-mente divinidades del agrua. En la eleccion de esos sitios pesasin duda el recuerdo de la virtud purficadora de las agruasque se percibe como una creencia primitiva comun a los res-tantes pueblos indoeuropeos. En ese aspect°, quienes bus-can una interpretacion racional de los mitos —tal e l casode los evemeristas, por ejemplo— p r e s t a n p a r t i c u l a r a t e n c i on

al efecto terapeutico de muchas agruas temiales.De igual modo relacionada con el agua se presenta la le-

yenda que evoca la lucha de las MusaE con las Sirenas.El problema es discernir corn° esos genios femeninos de

las aguas se convirtieron con e l tiempo en divinidades delcanto y de la inspiracion poetica.

Entre las tantas respuestas que se han propuesto hay unafisico-naturalista (de d ifici l aceptaclon) y otra mitico-sim-bolica. L a fisico-naturalista sostiene que para las prirneraspoblaciones griegas, e l sentimiento d e armonia musicalhabria brotado del mido cadencioso del agua, principalmen-te de la armonla natural de arroyos y torrentes; la mitico-simbOlica, en cambio, p o s t u l a-q u e t a n t o l a s M u s a s c o m o l o s

diferentes genios de las aguas, en su mayoria femeninos, po-seen el don de la profecia porque habitan el reino de Neptu-no, poblado por un sinnumero de divinidades fatidicas,por ejemplo Glauco, Proteo y Nereo, entre otras.

Tal actitud profetica —sugerida ya en la Teogonia (vv.38-39) en tanto que las Musas son omniscientes— v i n c u l a

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de igual modo a estas con Apolo. Este no es solo el diosMusagete "conductor de las Musas", sino que aquellas sonquienes asisten a los guardianes de su oraculo, tal como noslo testimonia Plutarco (De Pyth. orac., 402 c ); ello explicaque el mismo Plutarco (ibid., 398 c ) tambien nos recuerdeque del Helicon habla salido la primera Sibila y que habiasido adoctrinada por las Musa&

Pero, mas que el don de la profec la, cabe a las Musas elde la de inspiracion, en particular, la poetica.1 Asi- po'r ejem-plo nos lo indica la Odisea (VI I I 482), donde se sefiala que alos aedos " la Musa, ella misma, les ha enseriado su arte".

Esas diosas del canto han formado durante largo tiempoun coro t an indisoluble como el de las Gracias. Pausanias,que habla visto santuarios con grupos de Musas en el Heli-cOn, no les atribuye diferencias. Elias estan confundidas enun mismo coro y en sus comienzos todavia no presentan laespecializaciOn en ningtan arte particular, tal como ya se hapuntualizado respect° de la Illada.

Los primeros testimonios l iterarios vinculados con sucult° pueden rastrearse en el c i tado poema homerico. Endicha epopeya las Musas son hijas de Zeus, nacidas de Mne-mosyne, diosa de la memoria, a las que el poeta invoca porprimera vez en el Proemio de la composicion: "Canta, ohdiosa, la cOlera del pel ido A v i l es " (v. 1). A traves del mis-mo, vemos que es la Musa quien verdaderamente canta y don-de el poeta es solo un "oyente" de ese efluvio divino. En elmismo canto I (verso 604) Homero sefiala que los ocios afor-tunados de la vida del Olimpo poseen tambien el encanto delas Musas quienes, durante los festines de los imortales les"cantan, altemando sus bellas voces, en tanto que Apolo eje-cuta la c itara”.

En la I l lada toda vez clue se alude a las Musas, el poetapone de relieve que, en tanto que hijas de Mnemosyne - quienes una suerte de memoria de la tradiciOn—, son las deposita-rias de un saber originario clue transmiten a los mortales. Espor el lo que Homero siempre se dirige a estas deidades pi-diendoles invocacion, doctrina o consejo.

Cuando el poeta jonico puntualiza: "Vosotras sois diosas,vosotras estais presentes en todo, vosotras sabeis todo, en tan-to que nosotros, nosotros no eritendemos mes que la fama e

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igrnoramos las cosas mismas" (II., I I 485 s.), sugriere que porser hijas de Zeus participan de la ubicuidad y omnisciencia delpadre de los dioses.

A esta sabiduria "omnisciente" y a una suerte de revela-ciOn de las esencias por medio del canto. se reduce en la I l t-a -da el caricter de las Musas, quienes forman un coro ilimitadodonde no se ofrecen caracteristicas distintivas.

Es en la Odisea, poema —segrun parece-- c o m p u e s t o c o n

bastante posterioridad al anterior, donde se las aprecia enwarner° de nueve y con atributos delimitados.

A pesar de que segriln Pausanias ( I.X 2 9 ) e l c u l t o d e l a s

Musas era considerado autoctono de Beocia, segrtm testimo-nios en su mayor parte epigraficos, dicho culto habria sidooriginario de Tracia --o, mas precisamente, de la zona prOxi-ma a la Olimpia tesalica—; s i n e m b a r g o , f u e e n B e o ci a d o nd e

se consolidO y adquirio el caracter sacramente reueladon conque lo venero la antigtiedad. Tal hecho fue consecuencia de laTeogonia de Hesiodo, en la cual, de modo precis°, el poetaexplica la naturaleza divina de las mismas, su filiacion, su fun-cion y de que modo le inspiraron (enepneusan --v. 31—) esecanto que, por su naturaleza divina, es una suerte de revela-clan.

"Son ellas quienes tin dia a Hesiodo enseflaron tin bellocanto cuando el apacentaba sus rebalios al pie del divino He-licon. Y he aqui las primeras palabras que me dirigieron lasdiosas, Musas del Olimpo, hijas de Zeus que tiene la egida:

iPastores de los campos. tristes oprobios de la terra, que noereis mas que vientres! Nosotras sabemos contar mentiras queparecen verdades; pero tambien sabemos —cuando lo quere-m o s— p ro cl ama r verdades'. Asi hablaron las h.jas verdaderas

del gran Zeus y, por baston, me ofrecieron una vara soberbiade olivo floreciente; despues me inspiraron acentos divinospara que glorificara lo que sera, lo que fue, mientras ellas meordenaban celebrar la raza de los bienaventurados siempre vi-vientes y a ellas mismas, a l principio y al final de cada unode mis cantos" (vv. 22-34)2.

Para agregar luego: "Comencemos, pues, por las Musas,cuyos himnos alegran el gran coro de Zeus, su padre, en el

Segruimos la edicion de Martin L. West, Oxford, 1966.

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Olimpo, cuando ellas dicen lo que es, l o que sera y lo quefue" (vv. 36-39).

A part i r del Proemio de la Teogonla hesiodica se forta-lece la idea segtan la cual el poeta es un ser inspirado quien,con una rama de olivo en la mano, canta a los dioses inmor-tales, y su canto —clue es un canto celebrante— n o e s m a s q u ela misma voz de las Musas, siempre presentes.

Desde Hesiodo el nUmero de las Musas quedo fijado ennueve, como asi tambien sus nombres: Clio, Euterpe, 'Fa.lia,MelpOmene, Terpsicore, Erato, Polimnia, Urania y CaHope.

En el numero nueve que las encierra, los neopitagOricoshan querido ver una forma manifiesta de la perfeccion. Nue-ve es una cifra plena en tanto que encierra tres veces al tres,que es u n ndmero perfecto, puesto que posee principio,medio y fin. Esta tradicion, de la clue tambien participa Es-peusipo - -sobrino y discfpulo de Platon—, sirvio igrualmentepara vincular al fi losofo con el culto de las Musas porque,amen de l conoc ido nacimiento "apol ineo" , P l a t & habiamuerto a los 81 alms, c ifra de naturaleza apolineo-musical,dado que encierra nueve veces el numero nueve, tal como sepone de relieve en l a oracion funebre pronunciada por elmismo Espeusipo con motivo de la muerte del filOsofo, se-grCin nos lo ha transmitido Diogenes Laercio (IV 1 , 11).

En la version mas arcana, corresponde a Caliope la tute-la del coro "musical" que presenta nueve forrnas diferencia-das (Teo& , v. 79); del mismo modo, uno puede pensar enel simbOlico sigrnificado de su nombre: " la de la bella voz",motivo por el cual --ul t eriormente-- f u e t e n i d a p o r l a M u s a

de la elocuencia y de la epica; a la sazon, el genero mas su-blime.

La supremacia de Cal lope3, e n t r e o t r o s t e s t i m o n io s , p o -

demos apreciarla tambien en el conocido vaso de Francoisdonde est i esbozado el casamiento de esta Musa con Apolo,a la vez que se pone de manifiesto que de la union de esasdos fuerzas nacieron Hymeneo, Ialemo y Orfeo.

No obstante esas tradiciones, existen leyendas que difie-

3 A d hoc, c f. e l ar ticulo Musai en Pauly-Wissowa-Kroll, Realen-cyklopddie der klass. Altertumswissenchaft, Stuttgart, 1893 y sigs., col.687, linea 20 ss. Ur . iguahnente The Oxford Classical Dictionnary, Ox-ford, 1964, sx. Muses, Museum y Music, pag. 583 y sigs.

ren en cuanta al numero y a los nombres. As i por ejemploPlutarco (Symp., I X 14, 746a) puntualiza que para los pita-goricos el cora de las Musas estaba constituido por ocho dei-dades. En tal apreciaciOn pesa el vinculo con las ocho esferascelestes. •

Otra tradicion habla de las siete Musas de Lesbos, en laque esta subyacente ya la alusion a la heptacordia descubiertapar Terpandro, ya el vinculo de las Musas con el Apolo Heb-d am ageta.

Pero la que gruardo mayor fuerza luego de la considera-ciOn de las Musas novenarias fue la de las Musas temarias.Tal division tripartita bajo los nombres de Melte, Mneme yAoide --registrada igrualmente en numerosos testimonios delambito de la p last ica- - -, r e s p o n d e r la , s e g r dn P a u sa m a s ( IX

29,2), a un culto establecido por los aloades, vale decir, porlos fundadores mitolOgicos de Ascra.

No obstarite la referencia de Pausanias a una posible anti-gidedad remota, se estima que esta division tripartita respon-deria a una epoca modema de abstracciOn y reflexion en quelas tres Musas indicarian las tres partes tradicionales del artedel aedo: invencion, memoria y

La citada division temaria ofrece tambien un vincula conlas Chdrites ("las Gracias"), concebidas tambien en forma tri-nitaria, divinidades de la Belleza que, junto con las Musas,forman parte del sequito de Apolo. Inclusive es lugar recor-dar que el nombre Talia designa tanto a una de las Chdritescomo a una de las Musas, la que con rostra sonriente despier-ta alegria y preside, por tanto, los banquetes.

kEn la genuina tradicion griega las Musas no son mera ima-gen de un goce literario, de un divertimiento superficial, sinoque entratian una significacion mas hondaAeticzs nos trasmitenla masica universal y de ese modo hacen _Oatente a los morta-les e l mundo bienaventurado de los clue eternamente son.Asi, pues, el th lasos pitagorico percibio en su melodia el ecode la armonia de las esferas. Por esa causa, los pitagoricos no&filo las honraron, smo que les tributaron un culto particular:les instituyeron fiestas religiosas y trataron de extraer de susenselianzas una suerte de paidela que deja un influjo decisivoen la filosofia ulterior, aun cuando se haya obnubilado esabase religiosa origin aria.

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La concepciOn de la cultura del espiritu y del saber asu-mida como un don de las Musas alimenta, aunque de manerasoterranea, los fundamentos radicales del pensamiento grie-go, y , aunque sorprenda, existen inclusive en el propio Aris-tOteles y en su disc ipulo Teofrasto vestigrios reveladores deuna actitud vinculada con las Musa&

Habria de ese modo una linea que arranca de las Musas yque pasando par Pitagoras conduce a Platon; de este a Aristo-teles y del estagririta a una vertiente de la filosofia posterior.

En Crotona —ciudad de la Magna Grecia que pasa por serla mas decisivamente pi tagorica--, l a fi g u r a d e P i t a g o r a s e s t a

vinculada con la de las Musas y la de Apolo. En Crotona exis-t la un mouseion, 't empi ° consagrado a las Musass, donde,segCm .1 a t r ad i ci o n, la muerte sorprendio al filosofo. For esa

causa, segrian Jamblico ( 17. P . , 2 6 4 ) , p a r a e x p i a r e s e c r i me n

sus disc ipulos instituyeron una fiesta religiosa en honor a asMusas donde se entonaban cantos tanto a estas diosas comoal maestro.

A traves de esas deidades, los pitagOricos buscaban el se-creto de la vida, fundado en un principio de armonia cosmi-ca, donde es la mimic a la que hace posible su hallazgo.

A los pitagoricos se debe tambien is idea de clue la verda-dera musica, concebida como don de los dioses, se encuentraen la filosofia.

A traves de los pitagoricos el culto "musical" paso a Pla-ton, cuya Academia —fundada a posteriori de su "iniciatico"viaje a la Magna Grec ia— s e e n c o n t r a b a b a j o e l p a t r on a t o de

las Musas. E n el lo radic a una idea genuinamente helenicaque los filOsolos heredaron de la religion, segun la cual la md-sica revela y vincula a los hombres con un orden universal.En ese aspect°, P. Boyance4 s e fi a l a q u e P l a t o n s e c o m p o rt a

como un paredro, 'companero de las Musas'.El testimonio mas elocuente de ello esti quiza en el Fe-

den. Nos referimos al pasaje del suer-10 d e S o c r a t e s y a l c o n s e -

jo transido de misterio y devocion que el filOsofo recibe: "Hazy practica la rnis ica" (60 e) que, en lenguaje hesiodico, noseria mas que la veneraciOn de las esencias. De ese mad, en

250.

14

Le culte des Muses chez tes philosophes grecs, Paris, 1972, pag.

el Pedro, al iniciarse el primer discurso de Socrates (273 a),se explica que este invoque a las Musa&

Como ya hemos puntualizado, Espeusipo —sobrino dePlaton y su sucesor en la Academia— en el citado Encomio almaestro insistla en e l vinculo del mismo con las Musas eigualmente con el Apolo delfico.

Una inscripcion metrica encontrada cerca de Rodas y quepertenece al siglo HI a.J.C.5 i n d i c a q u e l o s p l a t o n i co s , e n l as

epocas que pasan por las menos religiosas cle la nueva aca-demia, -a u m om en t de la mort d' un des leurs, reportant

leur pens& vers les Muses et leur offrant un sacr ifice"6. T a llo sucedido con motivo de la muerte de Arideikes, segrun loevoca :a mencionada inscripcion. La misma esti formada portres disticos elegiacos de los cuales los dos primeros —segimla traducciOn que esbozamos— r e z a n : " N o e s c o m o u n d e s -

conocido que th estas oculto en tiena doria, bajo esa tumbaen la que reposas bajo suelo nutricio, Arideikes, hijo de Eu-moire°, puesto que, en ocasion de tu muerte, hemos arro-jado a las llamas ofrendas y tortas de sacrificio a fin de hon-rar alas Musas”.

El mismo vinculo de las Musas con el mundo post-mor-tem y con una posible inmortalidad, constituye tambienel fundamento del Himno a las Musas del neoplatOnico Pro-do.

De ig u a l modo, la Vita Plotinis de Porfirio nos indicaclue bajo la conducciOn de Apolo el coro de las Musas dejaoir un himno clue glorifica la ascension del filosofo a la con-dicion de daimon.

AristA5teles, por su parte, sigruiendo los ecos del Fedonda a entender en su Protreptieo que la filosofia es la verda-dera musica y en lo que atafie a la organizacion de los thia-sol filosoficos, reconoce tacitamente el vinculo de los hom-bres con lo esencial, a traves de las Musa&

En cuanto al aristotelismo, Teofrasto no solo cloth al Li-ceo aristotelico de una suerte de estatuto juridico, sino quelo puso bajo el patronato sagrado de las Musa& No obstante

5 Pub l ic ada por Hiller von Gaertr ingen en & C H . , 1912, p. 230-239 y transcripta por P. Boyance, en op. c it., p. 278.

6 P . Boyance, op. c it., p. 278.

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ello, el fil6sofo fue juzgado por impiedad en virtud de que —alos ojos de los gobemantes de su e s a sociedad habriaaparecido como atea.

Franz Cumont7 s u b r a ya q u e u n p oc o a nt es del c om ie nz o

de nuestra era irrumpen en el ambito del pensamiento clasi-co concepciones misticas procedentes del Oriente; empero,debe sefialarse que esas ideas v i z i encontraron un campopropicio en virtud de clue el culto de las Musas y su influen-cia tanto en el orfismo como en el pitagorismo, habla deli-neado un trasfondo mlstico, fundado en la encantaciOn pro-ducida por una musica que libera y purifica y que posibilitael acceso al Ser. No obstante, debe sefialarse clue lo griego,a diferencia del misticismo citado por Cumont, no implicaunirse a la divinidad, s ino v i e solo significa vivir en su pre-sencia.

En ese aspecto "musical", cabe a la figura de Orfeo unpapel destacadisimo, en tanto que su musica -- - -m a g i c a y r e v e -ladora— p r od u ce una suerte de "encantami ento" tanto so-

bre los hombres, como sobre las cosas. Por esa causa, los or-ficos buscaron en la esencia de lo musical esa armonia "tau-matUrgica", la que trataron de transferir a todos los Ordenesdel saber human°.

Asimismo, es lugar destacar que la idea helenica del cul-to a las Musas ha puesto una semilla en cuanto a la creenciaen la inmortalidad y en la divinidad del alma, idea clue luegosera desarrollada principalmente por los seguidores de Or-feo, tal como esta testimoniado en un sinnumero de tabli-Has flanebres8 En ese aspect°, el cul to a las Musas exige considerar elsentido y el valor de lo musical.

Asi, en PlatOn, junt o a la idea de una musica clue sepresenta como intermediaria entre l o inteligible y lo sensi-ble, existe tambien la concepciOn de una musica universal.Esta, ligada a la de perfeccion del movimiento circular, con-duce -- -s e gU n se e xp li ca en un pasaje memorable y muy co-

Le relig ioni or ientali ne l paganesimo roman°. Bah, Laterza,1967, p. 7 y ss.

8 W . K . Guthr ie, Orfeo y la religion griega. EUDEBA, 1970, pa.g.

151 y sigs.

16

nocido del T im e o— a l a i d e a d e u n a t e a ri a d el a lm a, que

funda su inmortalidad y su divinidad, precisamente en lasanalogias con los citados movimientos circulares. Par ello,en una vertiente del pensamiento griego, la Masica esta al ser-vicia de una paidela espiritual.

En cuanto a Platim, no puede afiimarse a ciencia ciertaque haya creido en la presencia de las Musas como seres per-sonales, tal coma por ejemplo asegura haberlas vista Hesio-do; lo que Si puede afirmarse --a l m e n o s p o r l o q u e s e i n fi e -

re del Timeo y de otros diAlcgos-- e s q u e e l fi l o s o l o p e r c i -

Ma la presencia de algo divino en lo musical.Vsa naturaleza divina de lo musical es una de las formas

mas genuinas de manifestaciOn de la Musa, segrdn explicaWalter Otto en el presente trabajo.\

17

WALTER OTTO

Walter F. Otto (1874-1958) ma's clue como un estudiosodel mito, o simplemente un mitologo, seria mas just() consi-derarlo u n teologo de la religion grriega, en tanto que estimaque el mito helenico representa un aspect() de lo que el hom-bre percibe del rostro de la deidad. De ahi que Otto n o seinterese por explicar el mito (ya hemos puntualizado que lode explicaciOn es una preocupacian modema), sino que suinteres se reduce solo a aceptarla

En su Teofania9 i n d i c a q u e e l h o mb r e m od em o se ex ta -

sia ante el arte y ante toda manifestacion de la cultura espi-ritual griega, pero clue olvida lo esencial: su aspect() divino,simplemente porque la modemidad ha perdiclo la vivenciade la deidad tal como la concibieron los griegos. Compren-der el arte y la cultura griegos para Otto implicaria viven-ciarlos, y de ese modo percibir la deidad que en ellos alienta.

Asi, pues, se preocupO por restablecer el valor religiosode la mitologia griega, en oposicion a las corrientes positi-vista e historicista en boga en su epoca; esta Ultima susten-tada principalmente por Ulrich von Wilamovvitz-Moellendorff,el conocido disc ipulo de Mommsen, quien desde 1897 fueraprofesor en Berlin.

Para W. Otto, Homero y Hesiodo son los verdederos "te6-logos", puesto que han enseliado a los griegos los nombres desus dioses y son, por tanto, una de las fuentes de la creenciaen la deidad. En la medida en que Homero y Hesiodo esta-ban inspirados por las Musas, debemos sefialar que sus poe-mas son —de alguna manera— u n a s u e d e d e l i b r o s s a g r a do s

para los griegos. Se infiere de ahi clue quien escuche esas com-9 E U D E B A , 2a. ed., 1978, pa.g . 5 y s i g s . 19

posiciones inspiradas —segtan el pensamiento de Otto-- inha-bilita temporalmente el ambito de la Musa y puede , por tan-to, perc ibir a traves del o fdo e l reino bienaventurado de losque etemamente son.

Esa poesia inspirada clue es una suerte de manifestacionmusical del mito, no es la mera narraciOn de una labula, sinouna realidad divina que configura y determina el pensar y elactuar humanos.

En ese aspect°, W. Ot to se adscribirla a una cosmovision"orfica", en tanto que considera la palabra como reveladoradel Set; cosmovisiOn que la modemidad recupera en unalineade la poesia gemianica representada entre otros por el jovenHolderlin y con posterioridad por el R.M. Rilke de los Sone-tos a Oleo.

Las publicaciones de Die Gotter Griechentands. Das Bilddes Gottlichen im Spiegel des griechischen Geistes (1929)10 yulteriorrnente de Dionysos. Mythos und Kultus (1933)11 e x -plican la idea seglan la cual el mito —o mas precisamente suexpresiOn en poesia— es un acceso a lo divino, del mismo mo-do como —desde la vertiente del hombre— la fiesta religiosa yel culto son tarnbien las posibilidades que este tiene de huir deltiempo profane:), de contemplar —mientras dura el tempo dela fiesta o del culto— el rostro de la deidad y de adscribirse,por tanto, al reino etemo del Ser.

El mito griego c o m o nos Jo "revela" la Teogonla he-siOdica— n o s e n se fi a que se es hombre a partir de la palabra y

que el acto mas sublime del genero human° es su intent() dealabar y glorificar a la deidad. Por ello W. Otto no solo insisteen el valor sacro de la pal abra, sino tambien en el papel subs-tan tivo y divino del mito griego, en tanto que lo divino se ma-nifesta ante todo en palabra, por medio de las Musa&

Amen de las obras mencionadas de Walter Otto, deben se-fialarse: Die Manen, v on der Urformen des Totenglaubens

1 Cs H a y traduccion a l espatiol: Los dioses de Grecia ( L a imagende to div ino a la luz del espfritu griego), EUDEBA, 2a. ed., 1976.

11 H a y traducciOn al trances: Dionysos, le mythe et le culte, Pa-ris, Mereure de France, 1959.

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(1923), Der Geist der An tike und die christliche Welt (1923)12,Die altgriechische Gottes Idee (1926), Gesetz, Urb i ld undMy thos (1951), Das Wort der Antike (1962), Mythos undWelt (1962), Die Wircklichkeit der Gotter (1963) y en espe-cial su Handbuch der Archablogrie (Munchen, Beck, 1939-54), clue es parte del conocido Handbuch der Altertumswis-senschaft.

Paralelamente a su labor de "teologo" de la religion grriegaque se desprende de las °bras mencionadas, no menos valiosoha sido su papel docente en las universidades de Frankfurt a.M. y K5nisberg, donde fue profesor durante varios lustros.

HUGO F. BAUZA

12 Traducido al italiano con el titulo: Spirit° classic° e mondocristiana (Florencia) La Nuova Italia, 1973.

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(En cuanto a los autores de la Antigiiedad clue se ocupan sobre lasMusas —Honero, Hesiodo, los tragicos griegos, Jamblico, Porfirio, etc .--los mismos estan citados en el presente trabajo de W. Otto, por ese mo-tivo se excluyen de esta bibliogratla complementaria.)

Sobre Walter O tto en particular, en espanol, pueden consultarsedos trabajos:1. Jesi, F., "W. Fr . Otto, ' t e o lo g o1" , e n M i t o , B a r c e l o n a , L a b o r , 1 9 7 6 ,

pp. 97-99.2. Sequeiros, O ., "Realidad perdurable de la piedad griega e l pensa-

miento de Walter F. O t to " , en Arkhe, Rev. Amer. de Filosofiasistematica y de hist. de la fi l. , Cordoba, 1967, IV, fasc. 1, peg.15-33.

PROLOG°

En el presente ensayo se pretende presen tar el culto a lasMusas, clue es propiamente de los griegos, en cierto modo co-mo la esencia de las antiguas religiOn y cosmovision griegas.Los inteligentes testimonios antiguos prueban que el es la ge-nuina religion y las oraicas modemas sOlo pueden entenderloen un sentido estetico, salido de un prejuicio superficial. E lnos r e b-o t r a e a l c an to y al mito y con ello, en un modo auten-

ticamente griego, a todo conocimiento y verdad, a una inme-diata inspiracion divina, a una presencia sacra, cuyas ilumina-cion y apariciOn significaran el ser de la esencia y as(, pues,participa de los factores del orden cosmic°. A traves de el elgenero human° serd alabado en el milagro del conocimientoy de una vision espiritual; st, el es el mismo, el cual predicapor boca de la verdad revelada.

El modo como los giregos han expresado lo divino se re-fiere a que las Musas, que tan decisivamente influyen en el serde los hombres, habitan y actaan en la quietud y verdad de lanatumleza. A l i l acuden ellas, a las Ninfas, los genios femeni-nos de los cctmpos, surgientes y montarias, tan semejantes,clue ellas a menudo no se diferencian de aquellas. De alliquenuestra exposicion comience con un cap Itulo sobre las Nin-fas y de alit- p a s e a l a s M us a&

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1- Las diosas benefactoras, a las cuales los griegos creian

encontrar en la soledad de los bosques y montafias, tampocohan perdido para nosotros su encanto. Creemos tener la intui-cion de clue tales apariciones son posibles. Asi como nosotrosmismos a veces nos sentimos cautivados por la belleza de lanaturaleza, asi ella debe —pensarnos— h a b e r s e m a n i f e s t a d o a

los grriegos, solo que su sentimiento de la naturaleza debe ha-ber sido much° mas intenso cuando se estaba en condicionesde poblar las mas hermosas comarcas con figuras antropomeor-fleas. Sin embargo nos enganamos cuando nos creemos muycercanos al hombre antiguo. Nuestro sentimiento de la natu-raleza es una mezcla de bienestar fisico, estremecimiento es-piritual y placer estetico• Inclusive en la mas alta meditaciOnde este sentimiento nunca podrla llegarse al conocimiento deun encuentro con las apariciones divinas. Porque el cono-cimiento es una forma completamente diferente de lo que no-sotros pensamos cuando hablamos del sentimienta Nuestrosentimiento de la naturaleza se revela a trues de su "locua-cidad", en tanto que los antiguos eran lacemicos al extremoque uno n o podria imaginarlo. E l los habrian tenido pocosentido para esta belleza de la naturaleza. Esto seria por cier-to un error, pero no tan grande como la ingenua seguridadcon la cual se transmite nuestro sentimiento de la naturalezadesde aquella. Este sentimiento de la naturaleza de ellos nofue insensible, sino, par el contrario, una evidencia de que else ha manifestado mas clue como se ha dado a nosotros. Erael reflejo de un silencio divino.

Para aludir a el la lengua griega tiene la palabra Aitiosl,

1 E n gr iego en el or iginal. Por problemas de orden tipografico selaan transcr ipto a nuestra gralla las palabras due el text() or iginal de W.

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que nosotros traducimos por verguenza. Hay pues una ver-gilenza no respect° de algo de lo cual se deba tener vergileri-za, sino el respeto por lo sagrado y lo secret°. El pmdentedetenerse delante de lo desconocido, l o t iemo y lo respeta-ble, clue es extratio para todo indiscreto; el admirarse y elaquietarse delante del milagro de la pureza, esto es la sagra-da quietud en s i misma. La deidad misma se manifiesta tan-to en esa quietud como en la pacifica luz del mundo. La di-vina Aidos se apodera de los hombres donde ella significasiempre una aparicion llena de nobleza (cf. Eur. I fig en Au-lide,• 821). Pero tambien afuera, en el encanto de la natura-leza no profanada por la mano del hombre, experimenta ladevociOn de su sosegado gobierno. A l11 Hipolito entrega latiema corona de flores a la joven A rt emis2, e n l a s o l i t a r i apradera "donde el pastor no se atreve a llevar sus rebalios niha entrado jamas el hierro: solo la primavera visita este pra-do y las abejas no le tocan, y AidOs lo nutre con hurnedo ro-c l o"3 ( Eu ri p. , Hipól., 73 ss.; cf. Orph. h., 51. donde se dice

de las Ninfas: "ellas funden las aguas beneficas en los tiemposde creciente"). Artemis convoca a la misma A idos (bajo la for-ma de M i ro , •Furtwangler-Reichhold, lamina 122). Ella, lareina de los campos y montes solitarios, es el espiritu massublime de la quietud divina. Si bien se percibe a menudo eltumult°, d e s u c az a en las mo nt al la s, tambien en la tormenta

y en los estrepitos puede estar presente como la mas profun-da quietud.

su alrededor se agrupan las excitadas figuras de las Nin-fas, cuyos nombres se traducen por el de muchachas o no-vias.t Cada una de ellas podria tambien llamarse Aidós. En

Otto colocaba en griego. (Todas las notas al pie de pagina correspondenal traductor.)

Identificada en Roma c on la Diana italica. Aunque ciertas tra-diciones la hacen hija de Demeter, la mayorla de los mitos coincide enhacerla hija de Leto y de Zeus y, por tanto, hermana gemela de ApoloMuerto Hipólito Asc lepio resucitO al joven a pedido de Artemis, quienlo trasportO a su santurario de Ar ida.

3 Par a la traduccion del c itado fragment° de Euripides hemosrecurrido al tex to griego al que hemos cotejado con la traduccion deMier y Barbery,

presencia de Aidos, la diosa serena conjura en grutas rocosasel eco de Andromeda, para no perturbar su canciOn de lamen-to con sonora resonancia (Eur., frag• 118: pras Aidous se tctsen dntrols). No puede verse a las diosas propicias cuando ellasmismas no quieren mostrarse. De igrual modo HipOlito tampo-co \go a Artemis, de quien es justo que sea su acompallante;pero el escucha su voz: " A tu lado estoy siempre, contigohablo y escuchas mi voz, aunque no vea tu rostro" (Eur.,

84 ss.). Tambien a menudo se dejan percibir las vo-ces de Las Ninfas. Como Odiseo fue despertado por los fuer-tes chillidos de la danzarina Nauslcaa, creyo oir a las Ninfas,'las habitantes de las mas altas cumbres, las surgientes de los

rios y los floridos vanes" (0d. V I 123). Inscripciones noscuentan de piadosos fundadores, los cuales, "segtan mandato"de las Ninfas. han decorado sus gmtas ( I.G.1.2, 7 7 8 s s . ) . l i S edice que una mujer de la Focide manifesto que "habla (Ado"a las Ninfas y que fue atrapada por aquellas (Suppl. epigr.Graft.. I I I 406). Tambien se sabe que eran hermosas, desdeluego no comparables con Artemis, su senora, a la cual des-tacaban por medio del nombre " la hermosa", " l a Inas her-mosayka/e, kali iste).

Qiie los genios que habitan la sosegada naturaleza sean Ila-mados hermosos es mas bien como un cercano homenaje. Lahermosura pertenece a su esencia, porque su nacimiento es dela e§encia de la quietud. "Quiza pronto madure nuestro artepara la plenitud de la belleza", clarna el joven poeta Holder-lin y ordena para " S e d solo piadosos, como era el grrie-go". A la mirada piadosa, la calma se manifiesta con su her-mosura. Tambien el canto y la danza de las Ninfas pertenecena esta esfera plena de bendiciones. La calma de la naturalezaya no es un silencio hueco, sino tan sutil como lo es la paz dela inmovilidad. La quietud tiene su propia voz maravillosa: es-to es su mUsica. Cuando Pan sopla su flauta, se escucha el si-lencio primigenio. "Cantando la belleza", las Ninfas se paseansobre las montafias (Icypr. fr . , 4 K). Elias se pasean: su cami-nar y su danza son masica, tonos apenas perceptibles de susmiembros en movimiento. La danza se ongrina en el misteriomismo, con belleza. Su emocion es una quietud completa delos organos en la unidad de sus movimientos congenitos. Elladescansa en si misma y es elevada precisamente en la armonia

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del ser, de la alegrla, y al mismo tempo companera do la dan-za invisible de toda la naturaleza. En la magia de los origenes,todas las cosas son sin peso; el cuerpo viviente, libre y liv ianaAsi come el viento pasa sobre las hierbas y roza [as hojas delos arbol.s, as i danzan los seres invisibles y las muchachasgiegas los imitan en su ronda, en la cual ellas, una a otra, conun ademan "ps t " (phit ta) y con la invocacion del nombre delas Ninfas, incitan a la celeridad (Poll. -IX 127). El sentimiento de la proximidad de esta esencia divina haencontrado su mas herinosa expresion en el Fedro de Platon.La convemaciOn se desarrolla en llissos, debajo de un alto pla-tano donde burbujea un fresco manantial y el aire es t i im-pregnado de fragancia y del canto de las cigarras Se conocepor un conjunto de exvotos, clue es el sitfo sagrado de las Nin-fas (230 B). Su p r e-s e n c i a e x p e r i m en t a S i k r at e s en su e nt u-

-siasmo, quien lo transmite en el transcurso de la conversa-

cion: " E l sit io bri l la por ser verdaderamente divino, ppr esono te asombres cuando sea arrebatado a menudo de la conver-sacion por las Ninfas". Y el no puede abandonar esos sitios si-no solo para orar: " Oh muy am ado Pan y todas sus otras dei-dades, permite que llegue a ser hermoso4 e n m i c o r a z o n "(279 B). En la sagrada paz de la plegaria pide la hermosurade lo divino, la cual podrian otorgarsela, porque alias son ellamism a.

4 Kailas 'belleza', apariencia sensible del bien "agothos'. Los grie-gos acuilaron la palabra kalakagathia clue inc lula la belleza y el bien:halos hal agallaos. 'bella y bueno'•

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2Sc distinguen Ninfas "celestes" y "terrestres", "fluvia-

les", "maritimas" y "oceanicas" (cf. Schol. Apo11. Rhod., IV1411, segCm Mnasimachos de Phaselis). Las terrestres eranimaginadas coma procedentes de una fuente subterranea de-agruas (katachthoniai en Apoll. Rhod.). Asi se dice en el Him-no orfico 51, que ellas "tienen sus moradas en el hlimedo des-lizarse de las tierras profundas". En tanto que genios de lasaguas se las llama tambien hijas del Ocean° (Apo11. Rhod., IV1414; Himno ortico 51), a de la diosa marina Doris (Sim.Rhod., fr . I), se dice acerta de las Ninfas coma hijas de Heliosy de Neera, la hija del Ocean° (Odisea, XI I 133), o comohijas•de Simois y de Janto (Q.Smym. , I I 245; XII 460).

Sin embargo, desde siempre se supo que ellas habitabanen realidadlasinas_altassAml_2L_Ts (R., X X 8; Od., V I 123).De igual modo, donde brotaban montallas, se dice en la Teo-gonla de Hesiodo (v. 130) que a l l I las Ninfas se detenian.Respect° del monte Sipylo, la l i t-a d a ( X X I V 6 1 5 ) n o s i n f o r -

ma que aill, " ta l com° se dice, estan las moradas de las die,-sas, de las Ninfas, las cualegdanzan en rueda alrededor del r ioAqueloo". De ahl que en Homero, Hesiodo y autores poste-riores, se an II amadas mujeres montanesas (Oresticides, Otirelat).En grrutas y cuevas naturales estan sus viviendas y santuarios,donde los pastores depositan sus dones, y peregrrinos piado-sos, que han encontrado a las diosas y han sido atrapados parellas, dejan a menudo ricas ofrendas. Una gruta sagrada seme-jante se ve en el atica Hymeto5 j u n t o a V a r i . G . V i s c h e r l a h a

descripto graficamente en sus Recuerdos e impresiones de

5 H yme to , farnosa por su miel. Es sugestiva la vinculacion de lasabejas que simbolizaban mmortalidad y clue por tantoconferfan unagio-ria sine die, con el culto de las Musas, de las Ninfas y con el orfismo,

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Grecia (2a. ed. , 1875, pig. 59 s), (Ausgrabungsbericht deramerikan. Schute Am. Journ. Arch. V I I 1903, pag. 268 y sigs;ademas, Wrede, Att ika, p. 14). E n el rincon occidental masprofundo de la gruta mana un fresco manantial y de su techocuelgan grandes estalactitas. En una de las paredes hay una se-vera imagen arcaica de la senora divina esculpida en medio dela hUmeda estalactita. Una hilera de inscripciones (I .G. I .2,778 y sigs.) nos informa de sus juramentos y donaciones. Asiexplica un tal Arquedamo de Tera (s. V a.C.) que el, atrapa-do por las Ninfas, por orden de ellas, ha decorado la grruta,un jardin y un sitio de danza para las diosas. En la concavid adde una roca de Parmes yace una gruta de las Ninfas y de Pan,en la cual han encontrado innumerables lamparitas ofrecidaspor pastores, asi como muchos de los conocidos relieves conrondas de Ninfas danzando bajo la conduccion de Hermes,ademas de Pan que sopla la fiauta (Cf. Wrede, A ttika, p. 13).

A la grruta se asocian siempre las nacientes, el arbol y lasfloridas praderas. E n un poema de Ibico (frag. 6) olmos ha-blar de " las plantas de membrillo y granada junto a los rlosdonde se encuentra el intacto jardin de la joven (parthe-n o n )6" . En tomb de, la gruta de Calipso (0d., V 57 ss.) ver-

dea un bosque de arboles, en el cual anidan ayes marinas, seextiende una parre , cuatro vertientes manan hacia diferen-tes direcciones y en t omo hay floridas praderas. Mas arribadel puerto al que Ilego la nave feacia con el adormecido Odi-seo (0d. , X I I I 102 ss.) se encuentra un olivo muy alto y cer-ca de a l l es t i la gruta de las Ninfas en la cual anida un en-jambre de abejas y corre abundante agrua. Las abejas recuer-dan tambien a HipOlito cuando el habla acerca de la sagrada\pradera c on fibres de Artemis (Eur. , Hip61., 75). En unanarracion popular se habla de la abeja como mensajera deamor de una Ninfa, a la cual habla de regresar mas tarde. Fi-nalmente se recuerda tambien que al padre de esa Ninfa sele habla entregado un hijo de Zeus cuyo nombre fue Meliso(Apol., I 5).

Arboles, praderas, grutas, todos ellos senalan el milagro

6 Parthenos, lv irgen, doncella% Parthenon era el templo de PalmAtenea en Atenas.

7 L a parra sugiere lo dionisfaco, en su forma genuina.

de la humed ad, !we es el eleijIgntaprppio de las NiTifas. Don-de estan las Ninfas all i susurran rnanantiales y arroyos, men-sajeros de su esencia y de su clemencia, conmocion del co-razon y melodia de la vida de la naturaleza. Elias tambiense denominan especialmente Nayades (Naides, Naiddez), "hi-jas de la humedad", e innumerables vertientes llevan el nom-bre de una Ninfa. Elias son los espiritus del agrua, presentesen ella. En la lengua italica su nombre (14mphe) como linfaha llegado a ser directamente indicio de agua_ E inclusive pa-see al mismo tiempo su propia, libre vida mOvil. No tenemosderecho a preguntamos como esto es posible. En la lenguade los dioses no hay limites, a estos los establece nuestro pen-samiento objetivo. l l I , vertientes y bosquecillos y fibres yaromas y rayos solares, todos juntos estan entrelazados en unser inexpresable y en sus luces juega el espiritu divino, su.en-canto une en si a todas las cososj

Donde, empero, el agrua surgiente sirve para uso human°,es gustada con respeto al conocerse la sacralidad de su or'-gen. Junto a un manantial, en la cercanla de la ciudad de Ita-ca, se elevaba un altar donde los peregrinos que allf se refres-caban realizaban sacrificios (0d., XVI I 205 ss.). Todas lasfuerzas benditas del agua que surgla de lo profundo de la tie-

' rra la atribuian a la esencia divina, cercana, purificante, fe-cundante de las Ninfas..„El manantial de bodas recogido deuna surgiente vincula a la novia (nS;n2phe) con diosas del mis-mo nombre, a las cuales se ofrenda para un nacimiento felizy.crecimiento de los nifios (comparese por ej. Eur., El., 626).

Junto a la surgiente Kissusa, cerca de Haliartos, en Beocia,donde , como se decia, las nodrizas de Dionisc, es decir lasNinfas, l o habian ballado despues de su nacimiento (Plut.Lys., 28), la novia ofrendo antes de su boda un sacrificio so-lemne (Plut. amat. narr. I). Se dec la de las Ninfas que educan(kouritzoust) al nifio para que sea hombre "con Apolo y conlos rios" (Hesiodo, Mogi., 347). Tambien dioses y heroes hansido educados por ellas; inclusive se nombra a muchos heroescomo hijos suyos.

En especial, las multiples fuerzas divinas de las agruas lasrecuerdan, de modo que a veces se las denomina "medicas"(iero() (Hesych.). Proximo a la desembocadura del Anigro,.en la Elide, habla una gruta- d e l a s " a n i g r r i d a s" ( A n i g rl a d e s ,

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anigrides)8 N i n fa s , d on de se l ib er ab a de las empciones y de

toda clase de impurezas, y al banarse en sus rios se recobra-ba la salud (Estrab. VI I I 346; Paus., V 5, 11). Cerca de Ohm-pia se encontraba un santuario de las Ninfas jOnicasdes), junto a las cuales se busco un lugar de curaciones pormedio del agua curativa. Acerca de los nombres particularesde estas Ninfas y del poder sagrado de sus surgientes nos in-forma Pausanias (VI 22,7).

3Estas jovenes divinas no son las unicas habitantes de estas

rocas solitarias. Tambien allf se manifesta el espfritu con sal-vaje, exuberante masculinidad, frente a cuya impertinencialas Ninfas vuelan, aunque a veces ellas se muestran amables oson vencidas por una fuerza superior. Al11 esti la especie delos sitiros haraganes, los que seg l in Hesiodo (frag. 198)son los parientes mis cercanos de las Ninfas divinas de losmontes. Al11 estan los Silenos, de los clue el "Himno homeri-co a Afrodita" (262) dice clue ellos abrazan a las Ninfas "enla oscuridad de las encantadoras gtutas". AlLI esti ante todosHermes, su jefe de danzas y amante. El "Himno homerico aPan" (31 ss.) explica clue una vez que el, enamorado de unaNinfa, la mis hermosa de las hijas de Driope, apacentaba elrebel° junto a su padre, le flack') un alegre nino, Pan. EstePan es de entre todas las formas antropomorficas la m is po-derosa aparicion de la fibre naturaleza. Cuando ella manifiestaen Hermes su fantastic° secret°, en los animalescos sitiros ysilenos, ella muestra de nuevo su primitiva naturaleza; asl ellaensena, a traves del divino Pan, que en las fieras esti lo so-brehumano, lo monstmoso y del mismo modo su encanto co-rn° rostro mortal que aterroriza. El es el polo opuesto mascu-lino de las atnorosas formas divinas de las Ninfas, las que letemen cuando e l llega a desearlas, pero no podrian estar sinsu danza eterea y sin su mUsica maravillosa. "Sobre un pmdoflorido", se dice en el "Himno homerico", "e l se pasea encompafila de las alegres y danzarinas Ninfas, las clue descien-den de las cumbres peilascosas llamando a Pan el dios de losrebanos de ondeante cabellera". Y entonces, cuando es de no-che, "las Ninfas de las montailas se reunen en tom° de lospastores con sus voces claras y bailan alrededor de el con ri-

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pido pie junto a la pro funda y resplandeciente surgiente en laque resuena el eco de la alto montalia; y el dios, ya aqui, yaalli, en la danza, ya saltando en el medio, mueve los rapidospies en la danza . . " Se lo llama, pues, "el mas perfecto dan-zarin de los choses" f r a g . 89). En los months Menai°,en la Arcadia, los mas sagrados para el, en la mas remota anti-giledad los aldeanos creyeron oir su flauta (Pausan., VII I 36,8).Un hermoso epigrrama, que parece atribuirse a Platon (Anal.Pal., IX 823), dice: "Deben gruardar silencio los mas profun-dos bosques de driades y surgrientes que se deslizan a travesde las rocas y el sonoro balar de las ovejas, porque el mismoPan ejecuta su melodica siringa, y en tomo de el, con amoro-SOS pies, las Ninfas, hydr(ades9 y hamadryadeslo, danzan".Pero ellas huyen espantadas delante de su impetuoso amor.En la Elena de Euripides (179 y sigs.) el coro escucha el la-ment° de l a desdichada mujer y canto "como cuando unaNinfa de las mas altas montailas irrumpe con una dolientemelodia y los rocosos desfiladeros vuelven a resonar por laqueja de la impetuosa boda de Pan".

9 Para 'Ninfas hydrfades' dr. Pl. Epigr. 24 y Porf. Anti. 13.NinfEts vineuladas a lo vegetal. Cfr. PI. Epigr. 14.

tk!

Las Ninfas siempre se preocupan par presentarse invisi-bles a los ojos de los hombres; asl lo revela la saga popular, en --especial el poema pastoril, para explicar a la elegida, la que lasdescubre por el rostro; sus amores llegan a ser maravillosos("brillando y haciendose invisible", la llama el Himno orlicoLI 7)

La mayoria de las veces-se cranta al hennoso pastor Daph-nisll uniendose en amor con una Ninfa; pero como una Uni-ca vez le fue infiel, na,sOlo perdio su amor fl iz , sino que in-clusive debio pagar con su vida. Kerambos, segrtan explica Ni-candro (en Anton. Lib., 22), era un pastor que por medio delcanto, la flauta y la masica encantaba a las Ninfas de los mon-tes de tal modo clue ellas se dejaban ver y danzaban ante sumilsica. Pero una vez que el usO palabras indecorosas, sintiosu venganza. A traves de Dr iope12, l a h i j a d e D r i o p s , q u e a p a -

centaba los reballos de su padre en el monte Eta, refiere el mis-mo Nicandro (en Anton. Lib., 32), que las Ninfas clue la ama-ban, la hicieron su comparlera de juegos y le enseilaron a can-tar y a danzar para los dioses. Mas tarde, como ella habiadado un hijo a Apolo y este, despues de ser mayor, habia eri-gido un santuario a su padre divino, las Ninfas, llenas de amorla sacaron de a l , la escondieron en el selva y dejaron que en su

i 1 Daphnis, es un semidias siciliano que pertenece al cicio W O -lie°. Era hijo de Hermes, dios de los rebaiios, y de una Ninfa. Habit*sido instruido por la masica. Su infidelidad a la Ninfa Nomia le costOla vida. En la Buc. V de Virg. el pastor Mopso narra su muerte y el pas-tor Menalca canta su apoteosis y transfiguracion.

12 Ent r e otros autores de la antigriledad, Ovidio (Met, IX 331 ysigs.) y Virg. (Eneida, X 550 y sigs.) nos transmiten su leyenda.

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lugar creciera un Alamo junto al cual broth una surgiente; ellamisma Ilego a ser inmortal para las Ninfas.

Tambien, como agradecimiento, las Ninfas deben haberobsequiado su clemencia a la mortal. De Rec o13, C h a r o n d eLapsakos (Schol. A po11. Rhod. I I 477) supo dec ir que elapuntalo un arbol para que no se cayera, por lo cual la Ninfadel arbol le pennit io expresar un deseo. El pidio su amor yella lo complacio bajo la condiciOn de que el evitara toda re-lacion con mujeres• Una abeja servia entre ellos como men-sajera de amor. Un dia, como la abeja lo encontro junto a unjuego de dados, el la aparto impaciente, por lo cual las Nin-fas se irritaron y lo castigaron con la ceguera.

Una leyenda de amor de las Ninfas es conocida en todo elmundo a traves de lal a d a . Odiseo, que fue atrapado en la is-la de Calipso, conocio el amor de esta, quien quiso convertir-lo en su conyuge y hacerlo almortal; pero el muy experimen-tado, que se encontraba en los brazos de la hermosa diosa, an-siaba su t ierra natal y a su esposa; siempre habria permaneci-do al l i s i los dioses no hubieran intervenido y no lo hubieransoltad

Mas conmovedoras, pues, y cie maneras misteriosas son lashistorias verdaderas del amor mortal de las Ninfas para conlos hermosos niiios, los que, a causa de este amor, han sidoarrebatados de su comunidad espiritual. En epitafios de anti-guos muertos, no pocas veces leemos el lamento de los padrespor ese arrebato. " E l rey de los elfos" de Goethe nos dejaademas percibir inclusive un escalofrio del fantasma de estearnor espiritual.

Los poemas sobre el hermoso joven Hi las14 n o s c o n d u c e na la selva durante la noche bajo el bri l l° del plenilunio, con el

maravilloso brillar del manential y con voces llenas de espiri-tu que parecen llamamos, brillan y resuenan delante de la os-cura ladera. E l joven se acerca a la vertiente para sacar aguajust amente en la hora en que las Ninfas danzan en coro y can-tan para honra de Artemis cuyo rostro lunar bril la desde elcielo. Entonces la Ninfa de la surgriente emerge de las aguas

13 C f . tambien sobre Reco, Teocr. I I I 13 y Pint., Q. Nat., 36.14 So b re Bias, cf . asimismo Val. Mac., Arg., I I I 521 y sigs.;

TeOcr., Id. XI I I ; Prvp. I 20 y Estrab., XI I 4,3, entre otros.

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se enam e j J Q y e fl c y a belleza se acrecienta todavia mascon el brill° de plata y com—o e l s e i n c l i n a c o n s u c a n t a ro , e l la

enlaza su brazo izquierdo alrededor de su cuello para besar suboca y con el derecho lo tira hacia abajo en el remolino don-de se va ahogando su grito de socorro (Apoll• Ithod., I 1207ss.). 0 bien se cuenta acerca de tres Ninfas, las que en el aguadanzan en coro y atraen hacia las aguas burbujeantes al ninoque recoge agua y las ha encantado. Elias conducen hacia aba-jo al joven que llora y mientras lo sientan en su falda, tratande consolarlo, mientras el, de modo inCitil, responde al llama-do de Heracles quien busca al perdido, pues el agua ahoga suvoz 15 (Teocr., XIII) . En otro sitio (Nicandr., Lib. 26) dicenque por temor a Heracles transformaba en eco la voz del chi-co, eco que repetia su nombre. De igual modo se cuenta tam-bien de otros jovenes hermosos (comp. Athen. X I V , 619).La biasqueda y el llamado sobreviven al desaparecido en loscultos hasta mucho tiempo despues (comp. Estrab., XI I 564y en otros sitios) y tradicionalmente se usan en funerales; deese modo, conducido al rein° de las Ninfas, asi, divinamente,Ilega a convertirse en un muerte pam el rein° de los hombres(comp. tambien Calim., epigr. XXII) .

De nuevo, otro arrobamiento como consecuencia del con-tact° con las Ninfas muestra cOmo es peligrroso para los honITbres encontrar de golpe las fuerzas de la naturaleza.• El alientode las Ninfas produce un sacudimiento espiritual que puedeIlevar a la demencia. "Atrapado por las Ninfas" (vymphOlep-tos, tymphatus) se denomina a un cierto sacuclOn de arroba-miento y en adelante, en especial, a los enajenados. Testimo-nios de inscripciones de esta conmociOn ya han sido expresa-dos mas arriba. Se dice tambien que una persona, a la clue lasNinfas se le aparecieron en una surgiente, Rego a enloquecer(Paul. Fest. pag. 120).

Sin embargo, la proximidad de las Ninfas puede tambienproducir un entusiasmo poetic° en el alma, tal como hemosvisto a proposito de Socrates en el Fedro de Platon. Si, se

15 Segfin memora la leyenda, cuando Heracles luchaba contra losdriopes mato a su rey Tiodamente y rapt,6 a su hijo Hilas, joven de granbelleza, de quien se habla enantorado. Hilab lo acompatio en la expedi-clan de los Argonautas, pero durante una escala en Misia fue atrapadopor el influjo de las Ninfas.

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puede poner de manifiesto en l a conmociOn provocada porlas Ninfas el conocimiento mas elevado. Durante la antigile-dad, la humanidad ha atribuido, pues, al agua el espiritu deverdad y el poder de profecia. Nereo, el viejo del mar, se lla-ma "el infalible" (nemertes, Hesiodo, Teog 235), y este esprecisamente el nombre de una de las Nereidas, la que estamas proxima a su padre (Hesiodo, Teog, 262), mientras cluelas otras, por sus voces claras y hermosas, se Haman Liagom yEvagora. De ese modo los videntes (Hesych.) son "atrapadospor las Ninfas ' (ho i katechomenoi NSimphals). A l profetaBakis las Ninfas le revelaron sus conocidas sentencias (Aris-tol., La paz, 1070); el era uno de esos "poseidos" o "atrapa-dos" (Pausan., IV 27, 4 manenti ek Nymphon; X 12, 11 ka-taschetos ek Nymphon). Por lo general una surgiente sacrapertenece a los oraculos del estado a causa de la presencia delas Ninfas. Bajo las minas de Hysiai, en Beocia. Pausanias(IX 2,1) vio un antigruo e inconcluso tempi° dedicado a Apo-lo y un manantial del cual, como se decia, se bebia en la an-tigiledad para conocer el futuro. Mas tarde, en Delfos, delagrua sagrada saldran profecias. En los tiempos mas remotos,la diosa de la tierra, la que coloco una Ninfa de las montaliasHamada Daphnis como sacerdotisa oracular, debe haber escu-chado al oraculo delfico (Paus. X 5,5). En la grruta de las Nin-fas esfragitias en lo mas alto del Citeron habia antigruamenteun oriculo en el cual muchos de sus habitantes fueron "atra-pados" por las Ninfas (Plut., Arist., I I). De un santuario ar-cadio dedicado a Pan se dice tambien que antiguamente eldios habla dado un oriculo y clue su sacerdotisa habria sidola ninf a Erato, de la que entonces se conocian prolecias(Paus., VI I I 37, 11).

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5Las Ninfas son diosas y asi. s e i n d i c a q u e c o m o t a l e s f u e-

roki consideradas desde siempre. Par mandato de Zeus, 're-misi 6 convoca a una reunion general de dioses y no falta nin-guna de las "Ninfas, ni las que habitan los hermosos bosques,ni la s surgientes de los rios, ni las floridas praderas" (//., XX4 ss.). La ninfa Calipso puede hacer inmortal y Oven a Odi-seo (0d., VII 256 ss.). En su esencia, ellas son tambien inmor-tales. Respect° de su divinidad, la atestiguan numerosos alta-res, sabrificios que les fueron ofrecidos, regalos consagrados,oraciones dirigridas a las mismas (cf. Od., XVI I 240 ss.; Esq.,Eum., 22; Sof., Traq., 215; Anassal17 s o n l l a m a d a s e n l a p l e -

garia de Orleo segun Apo11. Rhod., IV 1411.). Mas tarde, deacuerdo con la enselianza de la mortalidad por parte de los"demon ios"18, d u r a nt e m u ch ° t i em po se les c on fir io una vi-

da muy larga pero limitada (cf. Paus., X 31,10), por lo cualen unos versos de los que se vali6 Hesiodo, se pone de mani-fiesto, como el mismo to setiala, que las Ninfas viven diez ve-ces m u que el longevo Fenix (Hesfodo, frag. 171; segini Plut,de l orac. 11; cfr. Reinhardt, Hermes 1942, p ig 234). De un

16 Temis era la diosa -de la Ley, era hija de Urano y de Gea y portanto pertenecia a la raza de los Titanes. Como diosa de las leyes eter-naS figura entre las esposas divinas de Zeus (cf. Heslodo, Teog., 135 y901 y

17 I t e i n a S ' .

18 N o debe entenderse la palabra dem onios en la semantica nueposee a partir del cristianismo, sino como plural de daimon 'dios, divi-nidad, numen, demonio, poder divino'.

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modo primitivo y natural vale esto de las Ninfas(Dryddes)19,cuya vida fue pensada inseparable con la union de un arbol.Se las IlamO tardiamente hamadriades y es caracteristico queAusonio en su recreacion de los versos hesiOdicos empleajustarnente esta denominacion. En tomo del mausoleo deAlcmeon en Psophis se elevaban altisimos cipreses, los clue laboca del pueblo denomino "las jovenes mujeres" (Parthenol)(Paus., V I I 24,7). E n Olimpia credo un olivo salvaje (koti-nos)20 q ue fue cons ide rado sagrado y con cuyo follaje se

entretejian coronas para los vencedores. Junto a el se elevabaun altar para las Ninfas, el que, al igual que el olivo, fue lla-mado "la corona mas hermosa" (kallistephanos), (Paus., V15, 3). Apolonio Rodio (I I 476 ss.) narra acerca de un hom-bre quien, al querer derribar un arbol, no presto atencion alas sUPlicas de las Ninfas, por lo cual el y su descendencia re-cibieron un castigo divino. Esta suerte de solidaridad de lasNinfas con su arbol se pone a menudo de manifiesto (Schol.Apoll. Rhod., I I 477, con eita de Pincl., frag. 118 Bowra). ApropOsito de esto leemos extensamente en el "Himno home-rico a Afrodita" (264 ss.): muy elevados abetos o enemascrecen junto con las Ninfas y se los denomina santuarios delas inmortales a los que ninguna mano del hombre toca con elhierro; pem cuando se designa un destino de muerte, enton-ces se secan primer() los herrnosos arboles, se marchitq la cor-teza, caen las ramas y entonces se pierde tambien la vida dela Ninfa, la luz del sol. Estas estan tambien muy intimamenteunidas, como Artemis o Pan, con las criaturas de la natura-leza. Y sin embargo son igualmente libres, como el vientoque sopla en tomo de la copa de los arboles y encrespa el es-pejo de las aguas y son sensibles y afectuosas como solo po-drian serio las mujeres divinas.

Erato se llama en Hesiodo (Teog, 246) una Nereida. Sinembargo conocemos tambien este nombre como el de una

19 Sobre el particular puede ampliarse el tema en Robert Graves,"El alfabeto de los arboles" I y I I en La dioso bianco. (Bs. As , Losada,1970) y en Frazer, L a rama dorada (Mexico, Fondo de cult. Econ.,1974).

20 E l oily°, al igual que el roble, el laurel y otros, forma parte delos ilamados arboles sagrados.

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Musa. Asi tambien el nombre de la musa Talia volvemos a en-contrarlo en una Nereida (/1., XVI I I 39; tambien una de lasGracias se llama 'Calla: Hesiodo, Teog., 909). Una Urania en-contramos como Ninfa entre las compalleras de juego d ePersefone ( I l imno horn. a Demeter, 423) y como hija delOcean° y de Teti& Esto nos revela el parentesco de las Nin-fas con las Musa& Elias tambien cantan, como aquellas, y sonmaestras en ese arte (TeOcrito VII 92 y otros).

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ESENCIA Y ORIGEN

De todas las antiguas divinidades las Musas son las unicascuyo nombre sobrevive en las lenguas europeas y clue es ne-cesario para desigrnar el poderoso reino del tono. Nosotroslo pronunciamos comunmente, sin pensarlo Siquiera, comolo clue yace en la vulgar palabra "musica", pero el puede ydebe recondamos que la magia del tono a traves del nombre"musica" (mousike ) fue considerado conic un don de unadeidad, inclusive como su propia voz sagrada.

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1Las Musas estan emparentadas con las Ninfas, ot ra vez

asl como formas divinas, las que solo pudieron brillar en laluz del espiritu griego; podrian estar emparentadas con es-piritus muy antiguos de la naturaleza, en el origen de lasprimitivas creencias populares griegas. Hay Ninfas en t o-das partes, se las llame "mujeres" o "muchachas" del carnpo,aun cuando en ninguna otra parte existen forrnas tan Ilenasde maravilla como en Grecia. Musas hay solo bajo el cielogrriego y en el cual ellas estari afectadas por el esplritu griego.

Para los poetas y pensadores griegos ellas eran diosas dig-nas de adoracion, desde Homero hasta los tiempos tardlos. E larte pictorico las ha llevado con frecuencia a una vision im-portante. Lo mas ilustrativo es un relieve helenistico que de-be ser considerado aqui para comenzar, apreciado no en suvalor artistic°, y sin atencion a las preguntas de la historia delarte, sino solo a causa de la grandiosidad y verdad de pensa-miento, que yace asido a su modelo. Es la asl Hamada "apo-teosis de Homero" que ha sido donada por un poeta desco-nocido en el siglo I I a.C., en agrradecimiento por su victoriaen una competencia poetica, a un santuario de Apolo y de lasMusas. Arguelao de Pirene, hi jo de Apolonio, se nombra a simismo el artista. E n lugar de a otras personas, el retrato hapertenecido, segun Scheffold, al antigruo poeta (Oradores ypensadores, p. 148).

El relieve esta dividido en 3 o en 4 partes. En la de abajo,el lugar principal l o ocupa Homero, parecido a Zeus; (tetrasde el esta el dios del tiempo ilimitado y las diosas del conci-lio, las que lo coronan; delante de ellos, Mi to e Historia seofrecen en sac rificio junto a un altar circular y los genios del

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11.

arte poetic° se aproximan con gestos de homenaje. Sobre esegrupo, empero, en la segunda y tercera secciones, se eleva elmonte de las Musas; junto a su pie, la gruta sagrrada en la cualse encuentra Apolo con su citara, una Musa le entrega un ro-ll° de escrito del poeta, cuya escultura puede verse al lado dela gruta con el tr ipode que ha recibido como trofeo. En eldescenso de la montalia, varias Musas se dividen en distin-tas posiciones y ocupaciones; pero en el ascenso ocurre uncambio. En total tranquilidad se encuentran las Musas en lasmontallas inferiores. Cuanto mas se asciende, mas inquietasse encuentran las diosas, hasta que la Ultima de las mismas,debajo de la cima, irTumpe en movimientos de danza porquearriba descansa el padre de los dioses; su cabeza mAjestuosainclinada atras, hacia la madre de las Musas, Nemosine, para-da un poco mas abajo, la cual, en su posicion de reina, susu-rra con el.

La escultura muestra de modo muy impresionante cOmoel espiritu de Zeus mueve a las Musas, las que son llarnadassus hijas. Del mismo modo a las hijas de Zeus se las llama Nin-fas ; empero, esta conexiOn con el dios supremo tiene un signi-ficado especial para las Musas. No solamente tienen un padreen comUn con las Ninfas, sino tambien la misma madre, Ne-mosine, con la cual Zeus se unio en matrimonio (en la Tea-garrarresiodica, 915, indicada en 5' lugar). "Cerca de la cimadel nevado Olimpo" dio a luz nueve nifias, despues que el pa-trOn del consejero de Zeus ha quedado nueve noches en su lu-gar, lejos de los inmortales, penetrando en el sitio sagrado (He-siodo, Teog., 5 6 ss.). Asi forman ellas una unidad cerradamuy diferente a las Ninfas. A pesar de la reconocida mayoria,siempre se es consciente que en esencia solo hay una Musa. Elproemio homerico comienza con la invocaciOn a la Musa, ytambien mas tardlamente, no obstante la pluralidad, la Musasiempre sera nombrada en singular, lo que e s inimaginablerespect° de las Ninfas, a las que solo se denominan "muje-res", en tanto clue "Musa" es un nombre propio muy precis°.Que tantA) las Musas como las Ninfas tienen nombres persona-les, no modifica en nada esta distinciOn. Su unidad, pues, esta-ra corroborada sOlo a traves de su pluralidad. Porque. no esun ninnero indeterminado de muchas Musas, sino que ellasforman, como las Gracias, un grupo de tres, que llega a am-

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liarse triplicando este hasta Ilegar a un grupo de nueve. EPausanias (IX 29) antiguamente las tres Musas sagrradastuvieron en el HelicOn, del mismo modo tres eran adoradSikyon (Plut., qu. sympos., IX 14, 7) y asi tambien en E(Plut., I X 14, 4), y los nombres que deben haber teni4indican claramente por el canto o por las cuerdas de lotrumentos musicales. El numero nueve, al que primer() eltramos en la Odisea en un verso discutido por los antgramaticos (XXIV 60), luego, por ciertcr, con los nuevebres propios con los que Ilegaron a ser conocidas en HeE(Teog. 77), ha conseguido, como todos sabemos, la viclAsi, un epigrama de Platon (16) pudo tributar honores acomo para nombrarla la decima Musa.

De que modo ellas estan estrechamente unidas a ZeuOlimi)o, se evidencia con claridad en los mas antiguosmonios. Segrim Homero, ellas no tienen su morada en el 4po (01$1mpla & m at -e c h o u s a i , I L , I I 4 8 4 ; X 1 1 2; X IV

tampoco en Safo (fr. 58), el paisaje olimpico de las(donde ellas fueron engendradas, seglin Hesiodo, Teog.es designado como su hogar, sino que ellas, ünicas entidos los dioses, son llamadas "olimpicas" como Zeus (..491 Olympicides Mousai; de igrual modo Hesiodo, Teo&52, 966, 1022), en tanto que, por cierto, los grandes d]por lo general a part ir de Homero, se Ilaman " ol impiempero, ninguno llega a ser distingruido con este sobrebre (cfr. Wilamowitz, Glaube der Hellenen, I 250 y sigs.).

Las Musas, en contraposicion a muchas grandes deiccuyos nombres y origen remiten a la primitiva cultura gson genuinas parientas de la misma raza del poderosoolimpico. Y esto lo indica tarnbien su nombre que es aticamente griego, como el de su madre Nemosine. Estefecto, pertenece a los Titanes, seem Hesiodo (Teog., •Su nombre, sin embargo, la senala como de la generaciorjoven de dioses. Tambien el puede usarse solo para las 1N(Pind., Nemea VI I 15) y bri l la en un vaso atico como c14sola. El la sefiala como diosa de la memoria. Tambien sEconocer "Musas mas antiguas" segun los testimonios deman y de Minermo (Arist. en Schol. Pind. Nem. I I I 16;dor., IV 7 ; Paus. I X 29, 4), las que igualmente debencender de los mismos padres, mas prOximas de Urano

Gea. Muse° establecia este otro genero de Musas bajo Cro-nos (sin clue la garantla de nuestra autoridad traicionara al-go de sus padres, Schol. Apoll. [Mod., I l l 1). Completamen-te singular es la opinion del coro en la Medea de Euripides(834), que dice que la mbia Harmonla (hija igualmente deAfrodita) dio a luz en Atenas a las nueve Musas pierias. Perotodo esto no puede cambiar en nada que las Musas, las queconocemos, han nacido del poderoso Zeus olfillpiCO.

De alli que tambien su nombre sea griego, como el de sumadre Nemosine al que se denomina Mneme en un epigrama(Diog. Laerc., VI 1, 8) (como tambien Pausanias a 29,2 hallamado a una de las tres mas antiguas Musas heliconiades);de ese modo Socrates invoca en el Eutidemo de Platon a lasMusas y a Mneme para clue auxilien su memoria (275 D). LaexpresiOn de madre supone que tambien en la Mousa se pue-de conocer la raiz del pensamiento (mitnnesko, memini, etc.).Tambien Plutarco (Quaest. sympos. I X 14) nos informa quelas Musas han sido denominadas Mneial. En esta interpreta-ciOn convengo absolutamente con Wilamowitz (Glaube derHellenen, I 250 ss.). Se deja comprobar tambien gramatical-mente. El roman° Livio Andronico (fr. 23) tradujo el griegoMousa con Moneta2 1 , u n n o m b r e d e d i o sa d e d uc i d o de mo-

neo2 2 que tambien en su forma contiene el mismo radical.

Con lo cual todo lector roman° debio pensar en Juno Mone-ta, la que fue venerada desde el a rx23 y t a m b i e n t u v o s u t e m -

plo en el monte Albano, cerca del de Jupiter Latiario. Ellase Hamel con nombre completo Juno Moneta Regina, era tam-bien la gran reina junto al senor del cielo, asi como Nemosineera la esposa de Zeus. Sus gansos sagrados, segrun la saga, sal-varon al Capitolio por medio de sus advertencias ante la irrup-ciOn de los galos. Tambien ella sola, sin Juno, Ilego a ser ha-

2 1 Monet a, madre de las Musas seem una variante mItica; la tradi-cion mit ica en general aplica el sobrenombre Moneta "la avisadora" aJuno, nombre con que generalmente se la honraba en la cumbre septen-trional del Capitolio, en Roma, dado clue las ocas sagradas de su santua-rio hablan advertido en el 390 a.C. la invasion de los galos.

22

23

'advertir, recordar, ensellar'.

'alcazar, fortaleze.

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mada diosa junto a la Concordia, Spes24 y otros (Cie., Denat. deorum, I I I 47). Tal como Wissowa (Rel.und KuIt. derRom., p . 190) puntualizo correctamente, el nombre puedehaber sigrnificado "consejera", "acreedora". La palabra mons-trum deriva igrualmente de moneo, esti deducida de monstra-re25 , por cierto se necesitard de una serial sobrenatural. Esto

sucede especialmente para el nombre de las Musas como"pensamientos'", "recuerdos", cuando tambien estos pensa-mientos y recuerdos son considerados junto a las diosas grie-gas en un senfido propio.

En tanto clue tambien otras divinidades del Olimpo consus nombres y esencia remiter, a la cultura mediterranea pre-helenica, a t rues de la cual los griegos deben haberse elevadoa fin de respetarla de distintos modos, se experimento tan-to l a forma de l a Musa como la de Zeus, considerandolascomo'patzimonio indogermanico26 Y t e n e m o s d e r e c h o , p o r

cierto, a estas creencias, seglan las cuales una conforrnacionpoetico-musical seria un arte divino ejercitado por dioses atri-buible al primitivo tiempo indogermanico. " Un regal° del cie-lo" l o designa la palabra del poeta en el Rig Veda (compareseel revelador ensayo sobre el brahman de Paul Thieme, Zeitsch.d. Deutschen morgemiand. Gesellsch. 102, 1952, pag. 91 ysigs.). Pero la diosa Musa unicamente fue hallada por los grie-gos. E n ella se manifiesta una significaciOn del canto y delmito; a la que nuncahan conocido ni siquiera los pueblos lin-grilisticamente emparentados con ellos: clue no es solo un ar-te div ino obsequiado por los dioses a los hombres, sino quepertenece al mundo del orden etemo del ser, Jo cual se corn-pieta en primer Lugar en s i mismo. Por eso su rango mas ele-vado pertenece at rein° divino. Ellas no son solo nifios de

'mostrar'.

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24 'Esperanza', clue en Roma fue considerada una deidad.25

26 E l nombre indogermanico —al clue cop un sentido mas ampliolos franceses cambiaron por el de indoeuropeo— s u r g i o a p a r t i r d e l a p u -

blicacion de la obra monumental de Franz Bopp, Ueber das Conjuga-tionssystem der Sanskritsprache in Vergleichung m i t jenem der grie-chischen, lateinischen, persischen und genmanischen Sprache (Frank-furt ELM., 1816), a partir de la cual se inauguro el comparatismo indoeu-ropeo.

Zeus, como los son otras grandes deidades, sino participesensu obra de creacion.

Se puede designar a las Musas como el alma del reinoEsto esta expresado en el comienzo de la I oda de

Pindaro de una manera maravillosa, cuando el, a traves deelevadas palabras sobre el poder taumattargico del canto de lasMusas en el Olimpo, que apacigua y transforma los poderesmas belicosos, se acuerda del adversario de Zeus: "Todos losespfritus, empero, a los que Zeus no ama, se espantan cuandoescuchan la voz de las Musas".

De ese modo ellas son tambien las representantes divinasdel espiritu griego y de su llamado.

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2Era bien conocido el mitA) segtan el cual un rol en el go-

biemo del mundo de Zeus correspondia a las Musas, las queno ten ian su igrual. De allf se deduce no solo su sobrenombrede "oLimpicas", sino tambien algo mas sobre la historia de sunacimiento, tal como esti explicado por Pindaro en su "Him-no a Zeus". Tal h i rnno lamentablemente se ha perdido, peroAristides ( I I 142 Dind.), que lo leyo, nos deja conocer sucontenido hasta el punto en que el se refiere a las Musas (paracompletar, vease tambien Chorikios, Jn. Bmmalia Justin. p.175, Forster-Itichtsky). Cuando Zeus hubo ordenado el mun-do, los dioses vieron con mudo asombro su magnificencia,que se hizo presente a sus ojos. Finalmente el padre de losdioses les pregrunto si notaban la ausencia de algo. Si, respon-dieron, fal ta algo: una voz para alabar las grandes obras y lacompleta creacion en palabras y mdsica. Se necesitaba paraeso un nuevo espfritu divino, y de ese modo los dioses pidie-ron a Zeus que c reara27 l a s M u s a & L o c u a l e s a l go t o t a lm e n -

te diferente a como lo decia el salmista: "Los cielos anun-cian la gloria de Dios y las fiestas proclaman la obra de susmanos". L o creado no debe alabar al creador; falta todaviaalgo, pues la esencia del ser no esti concluida hasta tanto nohaya una lengua para expresarla. El ser y su magnificencia de-ben ser expresados, esto es la plenitud de su ser. Y para esto

2 7 W . O tto utiliza el verbo erzeugen engendrar , procrear, crear'.Debe setialarse que la creacion desde la nada responde a una concepcionhebraica ajena al pensamiento helenico. (La traducciOn 'creara' clue be-mos propuesto no responde al sentido de 'produc ir algo de la nada', si-no al sentido flgrurado de " introduc ir por primera vez una cosa",do en el Dic. de la Real Acad. Esp., s.u. crear, fig. 4).

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ninguno de los dioses a los clue Zeus ha encargado el gobier-no del ser ha sido llamado, puesto que ellos mismos estan in-cluidos en su creacion. Si, ellos tarnbien estan atrapados porsu silenciosa emocion y solo pueden pedir lo mas elevado,una voz para glorificar la maravilla del mundo, y que puedareferirlo y alabarlo.

Esto es tambien para lo que las Musas fueron creadas; estees el significado de su esencia divina. Elias son diosas en elsentido pleno del Vermin°. La primera oracion en la que lalengua griega nos habla, el pmemio de la Illada, invoca a laMusa, a la clue el solo llama "diosa". El canto y el mito sontambien ocupaciones divinas para ser ejecutadas origrinariay esencialmente solo por una deidad. Esto esta unido al espi-ritu del canto y a su divina profundidad que en el y solo enel se manifesta el ser.

Esta es entonces la primera tarea de las Musas en el ()lim-p°, cantar la alegria de Zeus, de los dioses y su vida bienaven-turada, su aparicion en el mundo, el origen del ser y el desti-no de los hombres mortales (1-lesiodo, Rog., 11 y sigs., 43y sigs., 70 y sigs.; Him. Apo!., 189 y sigs. y otros).

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3Tambien las Ninfas cantan (Kyprien fr. 4 K.;Himn. Pan.

19; KaWm. hymn. Del. 256) y ensenan su arte al p a s t o r . (Teocr.VII 92; Virg. Egl. V I I 21). Pero eso es solo una debil resonan-cia del canto de las Musas y no para compararlo con su signi-fic ado en el mundo.

A pesar de eso las Musas les son tan proximas que a me-nudo no se las diferencia; si, aquellas a menudo se igualanuna a una ( p o r ej. Licofr. 274 con escol.; Varron en Serv.Virg., Eg. V I I 4 y otr.). Viven ellas tambien como las Ninfasen montallas y en frescas aguas surgientes. Pero aqui no es-tan como los restantes genios de la Naturaleza en cualquier al-ta cumbre o surgiente• Dos grandes cumbres son sus altares,a causa de las cuales ellas, desde los tiempos Inas remotos,son Ilamadas "olimpicas" y "helicon lades". Elias nacieron enel Olimpo y al l i t ienen desde siempre, como lo indica unaformula del verso homerico, su propia morada. Elias se din-gen a la cumbre del bucolic° Helicon, donde se eleva el altarde Zeus, tal como nos lo indica Hesiodo en el comienzo de suTeogania, para realizar sus danzas en forma de coro, y se di-rigen luego al Olimpo durante la poche para alegrar al l i alpadre de los dioses con su canto y descender luego. Tambienotros sitios han sido indicados como cumbres de veneracionmuy antigrua, de Las que las Musas han recibido con ocidos so-brenombres.

Que ellas, al igual que las Ninfas, son de una naturalezadivina ajena a los hombres, lo testimonia lut arc o de modoratundo cuando seriala que los altares de las Musas (Mouseia)han sido apartados tan lejos como es posible de las ciudadesen que han sido colocados.

A la montafia pertenece la surgiente, y asi vemos a las

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4usas, plenamente, coma a las Ninfas, en la cual se combinanDS elementos pums del agua Con esto se relaciona por cleft()pie en Atenas les eran ofrecidas (Polemon, en Escolio a Sof.,d. Col., 100) libaciones sin vinos (nefalia).

En el Helicon burbujea la surgiente conocida por la saga!omo del caballo, (Ippou krene), a la que Pegaso debe haberolpeado con su herradura en la tierra En tiempos antiguos

poeta recurria al entusiasmo por medio de un trago de aguale la surgriente de las Musas. En el valle de las Musas, junto al

fluye la surgiente Aganipe. La peirene de la acropolisle Corinto fue considerada por los romanos corno una sur-;lente de las Musas en l a que los poetas abrevaron su encan-o. En el Olimpo, en el conocido paisaje pierio de las Musas,ma surgriente, una montana y una ciudad se llamaron Pim-pleia, po r lo cual los romanos llamaban a las Musas "pim-plelas". La surgriente Kassotis, en DeHos, en la parte norte deltempi° de Apolo, cuyas aguas subterrineas se dirigen haciaAdyton, ha sido vinculada a un altar de las Musas, el cual seencontraba en ese lugar, donde e l agua afloraba Aq u i seveneraba, como dice Simbnides (frag. 26), " a las Musas dehermosos rubs de agua sagrrada" (par lo cual el frag. 25 llamaa la Musa Clio la protectora del agrua sagrada). Y Plutarco,que todo lo transmite, llama a las Musas colaboradoras de lapmfecia (Pyth. or. 17), pues el oriculo se expresaba en for-ma poetica. En Atenas junto al r io Ilissos se elevaba un altarde las Musas "Ilisiades". Proximo a Ilissos se Ilevo a cabo eldialog° entre Socrates y Fedro, al final del cual (Pl. Fedro,278 B) Socrates recordo las maravillosas apariciones que am-bos habian recibido "junto al agrua de las Ninfas y al altar delas Musas". Del agua sagrada de la surgiente hogarefia con laque el quiso convidar a los invitados (Pindaro manifiesta lafinal de la VI oda itsmica), que las hija,s de Nemosine dejabanque las•aguas brotaran cerca de las puertas de. Cadmo.

Tamblen el romano Horacio sabe que las surgientes de lasMusas son sagradas. M I el (cum. I 26,6) invoca a las Musas:" 0 quae fontibus integris gaudes P i p l e i dulcisl" En otraocasion nombra a las Musas con el nombre roman° Camenaey asimismo amigas de las surgientes y coros ( II I 4,24). LasCamenae (mas antiguamente Casmenae) son antiguas divini-dades romanas que no estan al mismo nivel que las Musas

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—tal como se crey6 al principio—, s e g u n l a t r a d u c c i O n d e l a

Odisea de Livio Andronico (frog. 1), sino que desde el prin-cipio han sido consideradas diosas griegas bajo nombres ro-manos. En la floresta de la puerta Capena flu la una conoci-da surgiente sacra de la cual las vestales recogian agua. Lasaga romana nos ilustra en su saber mas profundo: ellas sonlas que con Egeria (la que a si misma se ha llamado Mousa,Dion. Hal., I 60) aconsejaban al rey Numa en la formula-ciOn de sus leyes (Liv., I 213; Ovid. Metam., XV 482; Plut.Numa VIII 13;Pol. VI I I 4).

Asi como de las Ninfas, se dice tambien de las Musas queellas atrapan a los hombres. Pero cuando ellos son atrapadospor las Ninfas (nymphOleptoi) y se encuentran en peligro has-ta perder el sentido, tal es el enajenamiento que procede delas Musas (apo Mouson hatokoche te hat mania), (Plat. Fedr.245 A) , elevacion y alumbramiento del espiritu, en el quesera posible el milagro del canto y del mito. El que fue atra-pado por las Musas (mousaleptos) es el poeta genuino, encontraposicion al poeta artifice (Nut., de virt. mor. 12).

Los cantores y poetas dependen totalmente de la Musadivina. " iVenid aqui, Musas, desde vuestra morada celes-te!", las invoca Safo (frag. 154). Sin su ayuda el poeta notransmite. Solo "a tray& de un hado divino" —dice Platon(Ion, 534 B)— el puede ser creador, solo eso, a lo que la Musalo ha impulsado a producir en maneras adecuadas. De estemodo se califica al poeta y se llama a si mismo criadofpro-polos), vasallo (therdpon) de las Musas (Homer. hymn. XXXII20; Hesiod. Teogr., 10; Baquil., 5,12,193 y otros). Vasallo ymensajero de las Musas los llama Teognis (769). Como pro-feta (prophdtas) de las Musas lo denomina Pindaro (Pedn, VI6) y el mismo Baquilides (VIII 3). "Profetisa, Musa, y yo se-re tu profeta", exclama Pindaro (frag. 137). L a intimidadde las relaciones se expresa en lo mas hermoso cuando Pin-daro comienza: "Oh divina Musa, mi madre" (o potnia Moi-sa, miter hametera). Ella es la que enselia_ Ella ha enselladoa Demodoco (edidaxen, Odisea, V I I I 488). A los cantorescretenses la divina Musa les "ha puesto el canto de dulces to-nos en el pecho" (Him. a Apol., 518). "Ciego es el sentidode los hombres, cuando desea hallar solo, sin las diosas del

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Helicon, la senda pro funda con inteligencia", se lee en Pinda-ro (Pean. , VII B).

Todavia poseemos la declaraciOn autentica de un wanpoeta acerca de su llamado de las Musas, uno de los testimo-nios magnificos de l a manifestacion divina. A l comienzo desu Teogon la, donde no desea ocuparse de las cosas pequerlas,para evocar cOmo nac io el mundo y cOmo brillaron los dio-ses, explica Hesiodo acerca del momenta mas elevado de suvida, precisamente cuando las Musas en persona la encontra-ran. Solo la cegruera de un principio pedante puede ver en es-te conmovido relato una forma poetica introductoria, asi co-mo mos tardlamente ella sera empleada a menudo. Cada pa-labra explica aCerca de la experiencia viviente de las diosas acuyo elogio esti dedicada mas de la decima parte del extensoproemio de la Teogonia entera. Hesiodo, as i escuchamos,apacentaba el reballa al pie del "sagrado monte Helicon" encuya alta cima las Musas danzaban en meth. Desde alli des-cienden ellas "cantando con voz maravillosa" para alabanzade Zeus, de Hera y de todos los otros dioses. " Y una vez ahlentonces ensenaron a Hesiodo el canto", cuando el apacen-taba el rebano. El no las vio, pero escuchO sus voces cuandoellas le hablaron, " las Olimpicas Musas, las hijas de Zeus quetiene la egida". Elias comenzaron con un reto, del mismo mo-do como tambien en otro t iempo la deidad se dejO percibira troves de la invocaciOn de su profeto: " iVosotros, pastoresen el campo, malos compalieros, anicamente vientres! Noso-tras sabemos decir muchas cosas fingidas coma si fueran ver-dades, sin embargo, nosotras sabemos, cuando queremos, na-rrar cosas verdaderas" (poimenes agrauloi, kdk elegchea, gas-teres oionl idmen pseadea pond Wein etSlmoisin homoia, O-men e u t i e t h e l o m e n , alethea gert isasthal)28 d e s p r e -ciables, sus palabras acometieron al pastor Heslado cuando elestaria abrumado, como cualquier otro, en el embobamientoy cmda avidez y l a llamaron: despierta, despierta ante ellapues nuestra boca divina desea manifestarsete. De modo pare-cido comienza tambien la poesla oracular del cretense Epi-menides, a quien de igual modo encontraron los dioses. E lap6stol Pablo cita en su carta a Tito, el conocido verso: "Los

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28 Corresponde a los versos 16/18 de la Teogonia.

retenses s o n siempre mentirosos, especies perjudicia-vientres perezosos". (Kretes aei pseustal, kaka theria,

asteres argail D ie ls-Kranz, Vorsohratiker 16 p . 3 2 ) . " A s iLablan --contimaa Hesiodo-- l a s h i j a s d e l g r a n Z e u s , l a s q ue

oroclaman la verdad". Y entonces sucedio el milagro que loLizo cantar., " Y e l l as me p e rm i ti e ro n romper mi baculo he-

ho de ramo de laurel, el imponente; y me concedieron unaoz divina para clue pudiera narrar lo clue sera y lo clue un diaue; y me llarnaron para alabar el genero de los bienaventura-Los, el etemo vivir y para cantar a ellas mismas siempre comoorincipio y fin . " Aqu i el narrador intermmpe con un giro.1Dmpto, como si el hubiera hablado demasiado de sl mismo,oara hablar ahora en el extenso proemio solo de las Musas,oara elogiarlas y para llevar consigo, finalmente, el UltimoLdiOs con el ruego de clue lo obsequien con su "agradable can-o"

Un relieve de un vaso del siglo V a.C. presenta con toda'erosimilitud este encuentro de Hesiodo con las Musas (fr•;cheffold, Retratos de antiguos poetas, oradores y pensado-es, pig 57).

• Las Musas han inspirado a Heslodouna voz y, a decir ver-lad, una voz divina (auden thespin. As i el fr. 197 thespiontudeenta) con la cual el podria manifestar lo porvenir y lasencia. Su oda tambien es la clue anima al cantor. Por lo que

cantor es considerado divino (theios), y asi su canto (thes-)is aoide). "Entre todos los hombres --dice la Odisea (VII I179)— los aedos son participes de las Inas altas y grandes hon-

porque la Musa les enselia los cantos y ama a toda clasele cantor".

Lo cual, por cierto, para este caso y con esta ensenanza atrues de las Musas y de su don del canto, ya nos habla el co-mienzo inolvidable de la 11 rada:

"Canta, oh diosa, la colera del pelido Aquiles".En un significativo p a s * de la narracion (por ej.

[I 484) el poeta exclama: •"Dime ahora, oh Musa, que habitdis en el Olimpo".Al final de su proemio dirigrido a las Musas (Teog, 105

;s.) Hesiodo mega alas diosas:"El dios evoca todas las estilpes sagradas que eternamente

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viven" y con ello recopila el tema completo de su Teogonlapara cerrarlo:

"Esto, dfganme, Musas, que habitais en el Olimpo".De modo no tan comprensible, pero mas expreso, lo deja

percibir la lirica. Un coro de doncellas de Alcman (frag. 7)comienza: " M us a , vamos, pues, Musa de variadasiempre can tora en muchos tonos, comienza a cantar un nue-vo canto de jovenes muchachas!". Una conocida cancion deEstesicoro (frag. 16 ) comenzaba con las palabras: "Vamospiles, Musa de clara voz, comienza el canto de los tiemos ni-nos (pie tarien las mds amorosas liras". Aun cuando tales invo-caciones mas tarde Ilegaron a ser convencionales, no podria-mos desconocer su significado originario. Una vez fueron ellascreidas con toda seriedad. Toda vez que se cante o se hable,la que habla es en verdad la Musa misma. Esto llega a expre-sarse con atrapante vivacidad cuando Alcman como confeocomienza con la invocacion a la Musa, dado que ella puedeconceder el poder del canto y de pronto cree percibir en unaespecie de 6xtasis la voz de la misma Musa en el canto de sucoro: " L a Musa resuena, l a clara voz de la Sirenal" (c fr.Arist. or., 28, 51 I I p. 158 K.). Asi tambien se entiende quela misma Musa pueda convocar el canto como en la Odisea(XXIV 60 y sigs.). Otros testimonios en la literatura antigua:Him. a Merc., 447; Baq. frag. 21; Esq. Eum. 308, etcetera.

El poeta es tambien el oyente y por esta razor' es el pri-mer °radon Su relacion con lo divino, que to inspira, es pre-cisa; lo expresa tambien la imagen cristiana de los profetasque escuchan o la de los evangelistas. Y de ese modo com-prendemos claramente l o que significa eso de que el cantosea considerado "div ino" y a el, como a todo lo divino, letoca en suerte la inmortalidad, y no a el solo sino tarribienal mismo poeta y a quien el ha alabado.

Con el orgul lo de su conciencia de inmortalidad, la poe-tisa Safo se enfrenta a una mujer arrogante que se jacta de sufortuna (frag. 58):

"Muriendo te hundes en la sepultura sin clue el mundo re-cuerde tu futuro/ y el amor no se compadece de ti porque a tilas Musasl no teiieron su corona de rosas; tü, como polidasom bra, en la morada de la muerte,/ no seras presentada a

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ningün conocido, y tü misma marcharas sombrla y olvidada".Del mismo modo el difunto dirige tambien un ruego a su

poeta en la Euphrosyne de Goethe:

" N o permitas que descienda no alabado a las sombras!Solo las Musas conceden algo de la vida a la muerte.Entonces sin forma, gran cantidad de sombras se deslizanalrededor de los reinos de Proserpina, separados de susnombres,V sin embargo, cuando el poeta elogictdo, crea,se asocia al coro de todos los heroes".

Desde siempre los esclarecidos se Ilan considerado supe-riores cuando se muestran en contra de la transitoriedad de lafama. Empero, la palabra puede tener mucha perduracion en?1 tiempo. El verdadero sentido y fundament° de las creen-3ias etemas yace en el conocimiento de que la palabra del?oeta, proferida por la Musa, es una palabra divina. No por-lue ella perdure a traves de las repeticiones, sino porque esiivina no puede ser otra cosa que etema (etemo se llama a lo3,:imido del decurso temporal, de lo limitado por la duracion

lel tiempo).

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5Como genuinas divinidades, las Nlusas llenan la totalidad

del ser de su elegido, alumbrandolo con la-claridad de su espi-ritu y dotandolo con todas las excelencias que necesita. As iSolon puede suplicar, en su conocida "Elegia a las Musas",que "escuchen_su oracion puesto que ellas podrian darle elbienestar de los bienaventurados dioses y de todos los hom-bres de siempre noble fama".

Entonces a ella " todo saber" (I1(ada I I 485; Pind., PeonVI 54 y sigs.) no solo puede escucharla el poeta, sino tam-bien el heroe y confiarse a su grula. De ese modo existe Ca-hope c o m o dice Hesiodo (Teog, 80 s s )— " E s e l l a , e n e f e c -to, quien justamente acompatla a los reyes venerados. Aque-llos que honran a las hijas del gran Zeus, aquellos de entre losreyes alimentados por Zeus sobre quienes se detiene su mira-da el dia en que vienen al mundo, humedeciendoles la lenguacon dulce rocio, a la que acuden desde su boca amorosas pa-labras y toda la naciOn mira cOmo el dice justamente lo ver-dadero y como a un dios aquellas honran en la asarn-blea".

Como en la epoca augustea el espiritu volvio a elevarse ala altura de los antiguos poesia y pensamiento grriegos, y elpoeta pudo tomar para Si como reivindicacion el venerablenombre de profeta; ahl Horagio, en la mas hermosa de susodas romanas (Carm. I I I 4), llamo a la Musa desde el cielo pa-ra cantar un extenso poema y como el experimento su he-chizante proximidad, v io como las Musas,lo protegieron co-mo a un n i ño y mas tarde lo salvaron en el peligroso carninode la vida y se sintio dispuesto a enfrentar alegremente todatempestad y toda molestia, solo cuando ellas estaban a su la-do. Tambien conoce (V 37 ss.) que las Musas dan "suave con-

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sejo" al gran Cesar, cuando el piensa en las necesidades de ter-minar los arios de guerra; entonces to refrescan en la "grutapierica". El arte del nombre soberano es tambien eso, que eles amigo de la Musa y escucha su significativa y apremiantemusica. Asl, ya en la primitiva epoca romana ha acogido al reyNuma de Egeria y al consejo Cameo.

Como el canto broth del reino de Apolo y de las Musasno con abundante sentimiento, sino que el es escogido men-sajero de la deidad, de ese modo es instruido en todas las am-biciones por benevolencia de las Musas. Si, asi puede SOcra-tes decir que la filosofla es el arte mas elevado de las Musas(Plat. Fedro, 61 A megiste mousike). Empedocies comienzasu poema Sobre la naturaleza con un ruego a las Musas en elque el, bajo solemnes invocaciones, dice: " A ti, muy honradajoven Musa de blancos brazos, te mego que se permita a losmortales escuchar tanto como puedan o ir , dir ige desde lamansion de la piedad hasta aqui tu carro de livianas riendas"(frag. 3 ) ; precisamente ta l como menciona Pindaro en sus"Himnos de victoria". "El carro de las Musas, al que esti per-mitido que el poeta ascienda" (01. I X 80;Pit. X 65; Isl. VI I I68). De igrual modo, en el comienzo de las Purificaciones deEmpeclocles (frag. 131), Caliope, de la que Hesiodo dice quees la mas importante de todas las Musas y que esta al lado delos reyes segran el Socrates platonic° (Fedro, 259 D) esta almismo nivel que Urania en cuanto a poder como protectorade los que viven en la filosofla y alaban la "musica" (mou-sike) de estas divinidades. Pitagoras, "retono de las Musasheliconiades" (Ant. Pal., XIV 1), debe haber dado a los ciu-dadanos de Crotona el consejo ante todas las cosas, de elevarun altar a las Musas con el cual quedase consagrada su armo-nia (Jambi., Vit. Pyth. 45). El mismo se encuentra proximoa Dikaiarch (Dit5g. Laerc. VI I I 1, 21), junto al pasaje pitago-rico, en el altar de las IsAusas de Metaponto, a donde el se re-tiro a morir. En la Academia fundada por PlatA5n, los disc 1-pubs del fil5sofo estaban reunidos alrededor de un altar delas Musas (mouselon) que el mismo Platon habia donado. Pa-ra los griegos no habia de ningrCin modo otro tipo de herman-dad como no fuera a traves del cult°. En ese altar, Espeusipo,el sobrino y sucesor de Platon, bendijo las imagenes de lasGracias (Diog. Laerc., IV 1), el persa Mitridates lo adorno

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con una estatua de Platon esculpida por Silanion (D. Laerc.III, 25). Las comidas en comunidad de los acadernicos ten Iancaracter cultual. Elias debieron contribuir a la honra de losdioses y a la conversacion "musical" entre los participantes(Athen. XI I , 548 A).

Pero no solo la filosofia podria regocijarse con la ayudade las Musas. Todo conocimiento genuino y todo obrar plenode significado tiene en aquellas su origen divino. El mismoguerrero les agradece su claridad y singularidad espirituales.Asi nos informa Plutarco (de coh. i ra X) que los espartanosantes de la batalla hac fan sacrificios en honor de las Musas,con lo cual no solo dominaban el valeroso impetu guerrero(tymOs), s ino que el "entendirniento" (logos) perrnaneciaclaro.

Finalmente l a gama completa de ocupaciones llamadasmusicales en cuanto al origen y por su naturaleza divina, yque mas tarde los romanos consideraron humanas, fuemn se-naladas como adecuadas para la hum anidad.

Quintiliano (I 10,7) sugiere que Euenos, el contempora-neo de Socrates, y el pitagorico Arquitas, subordinaron la"garnat ica" (es decir, el arte de leer y escribir y del conoci-miento de la literatura) a la "mUsica" y clue antigruamente ha-blan s ido explicadas por el mismo maestro en ambas clases.El nos remite a Ciceron (Tusc., I 4), quien nos narra queTern istocles, porque en un simposio no fue capaz de taller lalira, fue considemdo un inculto; habla pues un refran griegoque senalaba que los incultos estaban lejos de las Musas ,y delas Gracias (indoctos a Musis et Gratits abesse).

El primer° de los Ptolomeos, el fundador de la conocidabiblioteca alejandrina, instituyo asimismo juegos festivos paralas Musas y Apolo en los que competlan poetas y se corona-ba al ganador (Vitr., V I I pig. 4). Los filologos cuyo trabajoconsistia en administrar y cuidar los tesoros de la biblioteca,constmyeron, al igual que los filosofos en Atenas, una asocia-cion de Musas en la que habla asimismo un altar consagradoa las Musas donado por los Ptolomeos (mouseion) frente alcual estaba un sacerdote (Estrabon, XI I 793).

Tambien en la escuela de los ninos se encontraba un sitiopara la veneracion de las Musas (mouseion) con las imagenesde estas, de Hermes y de Heracles. (Hablaremos mas sobre

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sto en el capitulo siguiente.) En general, segrun Arriano (Cy-leg 35), se dice que todos cuya profesion es la educacion ya formaciOn, ofrecen sacrificios a las Musas, a Apolo Museo,I Nemosine y a Hermes.

Asi, pues, en la Medea de Euripides (1081 ss.) el coro denuchachas, cuando se permite un juicio sobre la vida de loslombres, dice que estos n o podrian negarse al genero feme-nno, "pues tambien entre nosotras esti la Musa que nos ha-)la acerca del conocimiento deseado, y no solo a pocas; dese modo, pues, no todo el eller° femenino esta privado de lasAusas" (apOrnysbn), lgualmente Aristofanes, en su Lisistra-

asegura en sus negociaciones con espartanos y atenienses:'Soy imicamente una mujer pero tengo inteligencia y no creoer poca cosa y he oldo acerca de mi padre y de mis antepa-ados muchas cosas y por ello no he sido poca cosa (nemou-°mai)" (v. 1124).

Se sabe que desde tiempo del helenismo (continuado has-a hoy) se ha experimentado que los diferentes generos de)oesia y mUsica se han distribuido a cada una de las Musasin que se haya obtenido la completa unifonnidad. Tambien

arte de la palabra en prosa Hee a aceptarse en algrunas di-isiones. Empero, se colocO inclusive la historia bajo la pro-eccion de una de las Musas (Clio) (Schol. Apolion. Rhod.,II 1), y Plutarco (q.s. I X 14,3) conoce estas divisiones acer-a de por que la retorica tiene su patronazgo bajo las Musas;

obstante, Luciano (hist. conser., XI X) interpreta comoLbsurdo cuando un historiador al comienzo de su obra invo-a a las Musa& Asi, pues, todas estas distribuciones del cono-imiento han Ilegado aquf sobre todas las cosas desde el rec-o conocimiento y desde la rectitud de pensadores y orado-es (he tou logou pen i to kyrion orthotes, Plut.). De esta ma-era la ciencia de la agricultura y el cuidado en el crecimien-o de las plantas se vinculaban a las Musas (Schol. Apo lion.Lhod., III 1). Segrdn Apolonio Rodio ( II 512), las Musas en-eilaron a Aristeo el arte de lo sagrrado.

Que e l espiritu divino de las Musas gobiema tambihn en1 arte de las imagenes, ya ha sido expresado relativamenteemprano. De ese modo, en el Dedalo de &Modes (frag. 162)e habla de la Musa como de la forma. Un epigrama de Daga-letos en la tumba de Praxiteles nombra a grrandes escultores

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como enorme apoyo de las Musas (Mouson hikane meris).Pero volvamos hacia atras. No puede discutirse que en

tiempos antiguos, los cantores y poetas debieron ser los pri-meros en tener el derecho de acceder a las diosas. Finalmen-te lo musical podria resplandecer en muchos de sus mas tar-dios elogios, tan disimulado como una debil luz de bri l lo inu-sual, el clue una vez llego a los griegos; bri l l ° de un conoci-miento, que es al mismo tiempo fuerza creadora de una musi-ca y de una lengua en la que el ser de toda cosa resuena y ha-bla De ahI la sublime alegria con la cual los mas elevados es-piritus recuerdan a la Musa, El Ultimo de los grrandes tragricosen el umbra! de su vejez ha permitido clue su coro cante (Eu-rip., Hemel., 673 ss.):

"Nunca deseo concluirMusas y Gracias estando unidoa la alianza mds agradable;jamas vivir lelos de las Musas,estar siempre en el bri l l° de sus gruirnaldas.Tambien el cantor, no obstante su uejez,ensay6 un pensamiento divino (MnamosYnan)".

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II

LOS HIJOS DE LAS MUSAS

Las Musas, comd tarnbien las Ninfas, se Ilaman doncellas,lo clue por cierto corresponde a sus esencias. Pero se conocetambien respecto de sus hijos, no obstante haber estado dota-dos con dones maravillosos, que siempre han tenido un desti-no tragico. Esto vale en efecto para la totalidad de los hom-bres divinos. Sin embargo, lo tragic() tiene an significado es-pecial. Toda masica humana, inclusive la mas amorosa, estitomada a traves de tonos de un conocimiento dolorosoa En elhechizante trino de los pajaros, en el canto del ruisenor, se es-cucha una queja inconsolable y como un etemo suspiro en elgorjeo de una golondrina Las-mismas Musas, cuando se dejanoir en el Olimpo, cantan, tal como se dice en el "Himno ho-merico a Apolo" (v. 150), ante la etema bienaventuranza delos (hoses acerca de todos los males de los hombres, los quedeben sufrirlos bajo los inmortales dioses, ignorantes y des-concertados, incapaces de encontrar un remeclio contra lamuerte y un rechazo a la vejez.

Empero, los hijos de las diosas, cuya cancion expresa elsaber, son de corta duraciOn, tal como dice el Empedocles deHolderlin ( I I I 154). "De estarse lejos en el tiempo, a travesdel espiritu hablado".

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1. Lino

Asl se explica de Lino, quien fue el primer° en recibirtoda clase de dones en el arte del canto y que Ilego tambien aser maestro en estas artes (Alcidamante, Od., 25). Se dice quetambien fue maestro de Orfeo (de ese modo se suponia queera su propio hennano, cuando Eagro los entrego a su padre,Apol., I 1 4 ) .2 9 S u m a d re —s e gC i n H es i od o ( fr ag . 192)— era la

musa Urania: "Urania engendra a su muy querido hijo Lino alclue todos los cantores y taiiedores de cuerdas echan de me-nos en el convite y en los coros danzantes, Ilamando a Linodesde el comienzo hasta el final". Como padre de Lino seconsidero por cierto en el Helicon (Paus. IX 29,6) a Anfima-ro, hi jo de Poseidon; aun cuando una vez se considero a Her-mes, el inventor de los taiiedores de cuerdas (Diog. Laerc., Pr.4). Pero sin embargo siempre se tiene a Apolo como su proge-nitor; por cierto, podemos considerar que Apolo renace nue-vamente en este ser humano del mismo modo como las divini-dades grriegas se tienen a menudo como dobles o como encar-naciones human as, las que sufren un destino tragico. De susobresaliente sigrnificacion nos ilustra un informe (Pausan., IX29,6) seem el cual se le ofrecian anualmente en el Helicon sa-crificios de muertes y se los ofrecian inclusive antes de laofrenda destinada a las Musa&

29 Ex is ten varias leyendas sobre Lino, s i bien todas tienen comonficleo hacer de el un cantor. La mas conocida dice clue Psarnate, hijadel rey de Argos, Crotopo, habla tenido un h i jo de Apolo. Otra ha-bla de un L ino hijo de Anfl maro y de una Musa (generalmente Urania,aunque a veces Callope o Terpslcore), clue era un music() famoso y quepretendio r ivalizar con Ap o lo en el arte del canto substituyendo lascuerdas de tr ipa de la lira por las de lino; por esta causa, el dios, encole-rizado, le habrla dado muerte.

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Muchos lugares, m u y antiguos de cultura musical, recla-maron su tenencia y sostuvieron poseer su sepultura. Su finse explica de otro modo pero no obstante es una muerte vio-lenta, la que to arrebata en lo mejor de sus &los y es celebra-da por las Musas con triste canto. En Tebas, donde debe ha-ber sido enterrado, se decla que ha ensefiado al salvaje jovenHeracles y que fue muerto a golpes por este a causa de unarrebato (Pausan., I X 29,9). En Eubea se decla que all i elmismo Apo lo debia haberle dado muerte (Dlog. Laer. Pr. 4 ;Plut. De mus. 3). En el Helicon vio Pausanias ( IX 29,6) juntoal camino hacia el bosquecillo de las Musas una imagen enpiedra de Eufemo que era considerada nodriza de las Musas,y a continuacion una irnagen de Lino en un pefiasco de la gru-ta donde le eran ofrecidas las ahora llamadas ofrendas demuertos. Y aqui escuchamos que Lino, cuya gloria en el artede las Musas ha superado a todos los cantores, fue muerto porApolo porque el en su arrogancia se habia comparado con eldios. Los lamentos acerca de su muerte se extienden lejos,fuera de los limites de Grecia, al punto que ya Homero cono-cio la cancion griega sobm los sufrimientos de Lino.

En modo extrafio pero sin embargo muy conocido eraexplicado en Argos el mito de Lino. (Los testimonios fueronreunidos por Nilsson, Fiestas griegas 437; a proposito, Wila-mowitz, Informes de las sesiones berlinesas,- 1 9 2 5 , 2 3 1 . )Aqui el cmel destino tragic° encontro a Lino, entonces entiema juventud; la desgracia con la que el dids vengo la muer-te de su hijo alcanzo igrualmente a los recien nacidos. La vozque no se refiere a Lino no puede pertenecer at arte del can-to, puesto que el es el hijo de Apolo. Y aun cuando aqui sumadre no es la Musa Urania, sino Psarnate, la hija del rey Cro-topo, asi conocemos a esta Psimate antes que como hija delsabio Nereo, tambien como Ninfa de los mares, y el nombredel padre, el que brilla en la forma de Crotopo, recuerda aCroto, at hijo de la Musa de nombre Eufeme. Tambien aquinos encontramos en el ambito de Apolo y de las Musas. Enelect°, en primer lugar es evidente que Lino es un pequefioApolo, un fiel retrato infantil del dios de los pastores, el quetafiendo musica apacienta los rebafios de Admeto y el fuehonrado como karneios (lecirnos), como el dios camero30. D e

30 Karnela eran las fiestas en honor de Apolo Carnio. Camio era

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ese modo Lino se crio entre rebanos de corderos y el dia a elconsagrrado se llama " dla del camero". Sobre lo cual los ver-sos de Callmaco indican (Pfeiffer, Kallimachos I 1949, peg.36):

"Los corderos te fueron destinados como companeros,los corderos fugue tones, amado nino; para repos°, los corra-les y las fibres, para tu cama".

Calimaco ha explicado la saga argiva en el primer l ibrode sus Ait ia (cfr. Pfeiffer, p. 35 ss.); y de su descripciOn de-penden la mayoria de las veces las descripciones clue le su-ceden.

Psamate, la hija del rey argivo Crotopo, I l e& a ser ma-dre de un pequelio nifio de Apolo, quien lo confth a un pas-tor f rente al temor de su padre terreno. E l nifio crecio enel rebafio de corderos y un dia fue destrozado por los perrosdel pastor. El lament() de su madre la traiciona ante el padre,quien la mata en un arrebato. Con lo cual, el irritado dios en-via una venganza que arrebata a las madres los nifios reciennacidos. Dejamos aparte las restantes derivaciones de la his-toria. Es de gran sigrnificado que este mito haya encontradosu expresion en reiteradas acciones cultuales. Se conocieronlas tumbas de la madre y del hi jo en cuya proximidad se ele-vaba una columna petrea a Apolo Agyeo y un altar al Zeusque otorga las lluvias (Ilyettos). Mujeres y muchachos anual-mente celebraban la memoria de ambos con cantos lastime-ros. Los dias de ese lament() se denominan "dias de los cor-deros" (hemeral Arne Ides) y del "homic idio de los perros"(Kynophontis), porque pertenece a las costumbres de Lasfiestas de dolor en la que se mataba a todo perro que se ha--clapresente. Tambien el mes en el clue cala esta fiesta teniael nombre de "mes de los corderos" (Arnelos).

Se ha visto muy clara y largamente que el mito esta co-nectado con la aparicion de la constelaciOn del perro, cuyasalida implica un nocivo calor solar. A l hi jo del dios le son

el sobrenombre del dios entre los dorios del Peloponeso igrualmente elnombre de un mes de los lacedemonios, correspondiente al mes deagosto, durante el cual, por espacio de nueve dias, se celebraban fiestasen honor del Apoto Carnio. (Cfr. el valor simbolico de nueve dras y larelaciOn de este nUmero con el de las Musas.)

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sagrados el corder() celeste, el astro de primavera y el astrorey. El nil io Lino, el mismo criado en el rebano de came-ros, debe sucumbir al ardor demoniac° de la constelaciondel perro y su temprana muerte irmmpe con desgarradoscantos de lament°.

Lino es ya en Homero el nombre de la canciOn del des-tierro de los nilios tempranamente arrebatados. Entre lasmuchas imagenes del escudo de Aquiles (ii. XVI I I 570) es-t i expuesta tambien una fiesta de vendimia, donde en me-dio de los racimos, un conjunto de muchachas y mucha-chos cantan a un chic° para que salte la cuerda mientrasellos lo sigruen con canciones y grritos. El canta al "herrno-so L in o " una conocida cancion popular, que todavia secanta durante l a vendimia. Ya en l a remota antigiledad(cfr. Arist. Biz., en A then. XI V 619 C, con referencia alHeracles de Euripides, 348) se tenia la opinion de que de-bia haber sido de u n to n o alegre. Sin embargo, e l tono.melancolico corresponde enteramente at arte de las cancionespopulares inclusive en las fiestas, las que segrun nuestro senti-miento debieron haber llamado a un estado de animo alegrre.Inclusive, que la cancion de Lino tenia un sonido triste, unaqueja mortecina (de igrual modo inclusive en Pindaro, frag.139). As i nos enterarnos de que la canciOn de Lino era unadolorosa composicion que durante tiempos antiguos habia sidofamiliar no solo a los grriegos sino tambien a muchos otrospueblos mediterrineos. Herodoto (II 79) nombra de entre to-dos a los fenicios, a los de la isla de Chipre y especialmentea los egipcios, todos los cuales cantan a Lino aun cuando cadauno de esos pueblos lo hace bajo su propio nombre. Los egip-cios - -d ice— e n g e n er a l no han t en id o n in gr un a otra canciOn.

Entre ellos se llamaba Maneros y este debte de haber sido elnombre del h ijo prematurarnente muerto del primer faraOncuya muerte fue celebrada con canciones funebres. Pero soloen Grecia se to ha llamado el lamento de Lino; seriabuscar en este nombre una etimologia semitica tal comocontinuan buscandola inclusive hasta hoy (Diehl, Rhein. Mus.1940, pig. 89 y sigs.). Sin embargo, de todos aprendemos quela mas antigrua forma de Lino es propiamente de los griegos yque mas tempranamente habia sido evocada en tiempos pre-helenicos, cuya suerte era °Net() de una muy antigrua y lasti-

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mera cancion, clue en el mito gTiego habla sido incluida en elambito de Apolo y de las Musa& Conocemos la mas antiguade las canciones de la forma Lino, cuyo nombre con a i r iay!"),clue se encuentra en la forma a l l i non31, s e h a c o n v e r t i d o u n i -

versalmente en un grit° de uso corriente; esa lamentable exei-tacion expresa desde la desasosegada preocupaciOn hasta ladesgarradora miseria. Respect° de la cual, en los primeros co-ros del Agamenon de Esquilo, de terrible presentimiento, estados veces repetido el estribillo allinon en las estrofas, con elagregado de clue lo bueno podria veneer. En Sofocles (Ayax,628) alcanza a ser corn° una mptura de v iolent° alarido ex-presamente diferenciada de la suave melancolia de la canciondel ruisetion Tambien se la emplea en la forma plural all ina(asi en Callmaco, Him. Apol. 20 ; Mosco I I I 1). Inclusive eladjetivo allinos ha sido empleado en el sentido de "doloro-so" (Eurfp., Helena, 171, 1164 y en autores posteriores).

En Pindaro (frag. 139) se indica que la divina madre enla muerte de su hi jo ha invocado con alta voz a Lino (ache-tan Linon). Por lo tanto vemos que L i no es un nombre depersona y cancion de lament° y a L I-n o n - s e a fi a d i r l a a a i n o n .

Del mismo modo en clue Lino fue construido como grito dedolor con el altamente dolorido al, asi hubo para los mismosinculpados y a en tiempos primitivos, la forma del nombreOitolinos, el que utiliza Safo y con el que canto igualmentea Adonis y a Oitolinos.

Una conocida teoria cientifica sostiene demostrar que lapresentacion de una forma div ina se ha desarrollado —corn°se d i c e— e n n um er o sa s v er ti en te s al principio secundarias res-

pect° de una de las fiestas cormanmente alegres o de gritosdolorosos. As i debe interpretarse la figura de Lino. Un pro-ceso semejante en ninguna parte ha sido comprobado nimo inverosimil, n i como vercladero. Por el contrario, es ve-rosimil y facilmente comprobable clue los gritos rituales ha-yan encerrado el nombre dej dios. Lino es, sin ninguna duda,una genuina forma mistica cuya remota antigiledad hace mascomprensible que su nombre se haya mostrado en una for-ma de canciOn y clue haya sobrevivido en un llamado doloro-

31 a z •l in o s-o u e s e l c a nt o f u ne b re y el a dj et iv o (Minos, os, on, 'la-

mentable, deplorable'. La forma adverbial ailina, significa con voz las-timera.

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so: el cantor apolineo, el hijo de la Musa, al que se vuelve entodo el arte del canto, el clue termino tan tristemente, talcorn° respect° de el dice la cancion a la que dio nombre.

2. Orleo

De modo no menos cruel que Lino ha sido arrebatado Or-feo, el hi jo de las Musas, quien ha llegado a ser para todos lostiempos simbolo de la competencia del canto.

Su hogar es la tierra de las Musas pierides en el Olimpo; sumadre, la musa Caliope, a la que Hesiodo llama la mas excel-sa de las Musas. Como padre tambien se le designa Apolo, ocomo leemos en prhmera instancia en Pindaro. a Eagro. Delmismo modo como Pindaro habla de la omnipotencia deMusas apolineas 1 0 ) , que frente a su manifestacion elpoderoso earner° dejaba caer sus armas y que entraba en dul-ce suefio, nos muestra una de las mas hennosas pinturas devasos del siglo V a.C. (reproducida por ejemplo por Scheffolf,pag. 59) a Ode° cantando y tafiendo su lira, su cabeza cora-nada de laureles elevada hacia la estrella, y, a causa de su can-to, hechiza en tomo de si a hombres armados, contemplando-los en pac ific° asombro o absorto en si mismo, soliando corojos cerrados• Pero no solo los hombres, sino tambien la n•turaleza toda escuchaba asombrada su melodia: las rocas,rios, los arboles y las fieras salvajes, los que pacificos se inch.nan a sus pies. E l mismo corazon insensible del sefior de hmuerte se conmueve ante su melodia

Del hombre de los milagrros, de el Schiller dice:"Porque un dios lo inspira, el llega a ser para el oyente urdios, puesto que el es la felicidad, ta puedes ser el bienaventurado";

empero, en vida era perseguido par el canto y tuvo un fin espantos°.

Su adorada esposa Euridice le file Etrrebatada por la muerte y su quejoso canto, al que ni los mismos poderes de la os

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aridad pudieron resistir, pudo, pues solo la muerta le fueñalada para desaparecer rapidamente para siempre y volver a

mirk) en una soledad nastalgiosa. De su fin se cuenta sinmbargo que el habla provocado la indigrnacion de Dionisocausa de su apasionada honra a Apolo y al Sol. Cada mana-a se alzaba el cantor apolineo en la mas alto del monte Pan-eo al amanecer para saludar al astro del dia coma Apola. Unla lo atacaron las mujeres enfurecidas del sequito de Dioni-o y lo despedazaron. Tuvo el mismo destino que Penteo,[uien habla despreciado a Dioniso, e inclusive coma el mis-ao Dioniso quien, segdn la leyenda orfica, habia sido des-edazado por los Titanes. El dios pudo renacer, pero de Or-eo se cuenta que su cabeza, aun separada del cuerpa, conti-Luaba cantando, y la lira, sonando del mismo modo comantes, ejecutaba sus milagms. De ese modo su voz, inclusiven la muerte, n o pudo extinguirse completarnente. Y tam-ién a d e n t r o el estaba solo, de modo de atribuirle al hijolel dios el mas alto conocimiento de las cosas divinas y hu-aanas, coma alga atribuible a otm cantor, si, asi, el fue sa-udado por sus honras divinas. El mismo Platon aclara que,cerca de las cosas que no pueden ser captadas por la razOntumana, asi por ejemplo las historias del genera de los Jio-es deberian ser ensenadas por el (Time°, 40 B), Su recuer-to sobrevivi6 en una comunidad que Jo harm') como senor

cfr. Eurtp. Hip61., 953) y salvador y por el se deno-ninO "orfica". Sobre el, t a l comunidad crey6 poseer unaRogania y otros poemas. As i coma sobresale la canciOn deas Musas, del mismo modo su canto vale coma origen•divi-la de las cosas y de la transfigruraciOn en el reino divino.Respecto de e l se recordaba especialmente que habia des-3enclido hasta las sombras y que, por lo tanto, tenia enton-es un conocimienta secreto de la salvacion del alma huma-

ria despues de l a inuerte. Quienes fueran iniciados en susnisterios, se separaban como "puros" del resto de la gente,levaban una vida recogida y esperaban ser elevados a unaexistencia semejante a la de los dioses. En cuanto a la ima-gen del divino pastor, su figura ha sido grata al cristianis-rim primitivo.

lariJUOTECA CENTRAL.

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Debe recordarse tambien aqu i a Musaios32 , a q u i e na menudo se nombra junto a Orfeo y ha sido sefialado co-

mo su disc ipulo. El vale no como hijo de una Musa, sino quesu nombre permite conocer en el el favorito y admirador delas Musa& En tula figura de un vaso del siglo V a.C. (cf. Sche-

pag. 61), lo vemos coronado de laureles, sosteniendocon la mano izquierda el juego de cuerdas y con la derecha elbaston y escuchando piadosamente a la musa Terpsicore, ubi-cado delante de ella, taliendo con sus dedos las cuerdas del ar-pa, mientras ella, frente a el, mira con su cabeza inclinada ycon grandes °jos.

De Museo se dice, contrariamente a su cOnyuge espiritual,que no sufre. Su madre era Selene, la diosa luna; su padre,Antifenos, hijo de Eumolpo, pertenecia a los heroes sacerdo-tales de Eleusis; de ese modo su recuerdo esti firmemente re-lacionado con Eleusis y con Atenas. Se dice que el, al igrualque Heracles, se habla dejado consagrar y que habia Ilegado aser j_fe en la congregaciOn eleusina (Diod. IV 25,1). En Ate-nas debe haber cantado sobre la colina que yace junto a laAcropolis, l a que se Ilamaba Museo (ahora Philopappos), einclusive a l l i debe haber sido enterrado (Pausan., I 25, 8)-En Atenas, en la Pinacoteca, Pausanias (I 22,7) vio una ima-gen de el e indic6 que tenia un poema en el cual e l , comotaumaturgo en el arte de Apolo Abaris, estaba presentadoflotando a traves del aire. Se escribi6 acerca de el una teo-gonia, poesia oracular y otras °bras de las que, segrun Pausa-nias, ningruna opinion las consideraba genuinas, salvo para elgrupo sacerdotal atico del poetico himno a (la eleusina) De-meter de LicOnides.

32 E n grriego Mousaios, traduc ido c omo Museo, conserva la raizde Mousa 'masa, musica, canto'

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3. Tdmiris

Un descendiente de Apolo y amigo de las Musas fue tam-bien T im i r is33 a q u i en H o me r o c o ns i de r o t ra ci o. Su i nf or tu -

nio, empero, fue que el se ensoberbecio delante de las Musas,por lo cual perdio la vista y el arte del canto.

Su padre eral a m O n , hijo de Apolo y de la hermosa Fi-lonis, un conocido cantor y talledor de lira, famoso entre losmas importantes vencedores del aeon delfico (Paus. X 7,21).Alil, en DeHos, debe haber formado primer° sus coros (Plut.,de mus., 3). Vencia en la argiva Lema coma fundador deaquellos misterios de Demeter (Paus. I I 37,2). Tambien enEleusis se ten la noticia de el: Eumolpo se llamaba al hijo deFilamOn (TeOcr. XXIV 110). Junto con Orfeo torno parte dela expediciOn de los argonautas (cfr. Robert, Sagas hemicas,416, 4). E l debe haber sido de extraordinaria belleza y poreso ganO el amor de la ninfa Argiope, oriunda del Pelopone-so; esta dio a luz a Tamiris, cuyas belleza y arte musical fue-ron igualmente recordadas del mismo modo que su arroganciamusical debio ser como una amenaza que debia tenerse encuenta. Una vez (Schol. Eur., Rhes, 347) se nombra a la Mu-sa Melpomene coma su madre.

Acerca de su desdichada querella con las Musas nos hablala 'Hada ( I I 592): en el Peloponeso dorio, que se considerababajo la zona de dominio subordinada a Nestor, las Musas de-ben haber privado al tracio Tazniris del arte del canto; deigual modo hizo ostentacion que tambien podia vencer a lasMums; ellas, entonces, lo castigaron con la ceguera y lo priva-ron del canto divino y del arte de tailer cuerdas De ese modoHomero, seem su explicacion sobre Tamiris, narra que fue

3 3 S u nombre apEtrece tambien con la variante Tamiras.

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castigado cruelmente por su arrogancia, sin que hubiera Ilega-do a tener lugar una competencia en el canto entre el y lasMusas. A traves de algrunos de entre los antiguos (asi Eur.,Rites., 921 ss.; Plut., de mus., 3) se testimonia que el --puessu arrogancia debe haber sido difundida— habia exigido, encaso de obtener la victoria, que cada una de las diosas debe-ria entregarsele (Apol. , I 17), o al menos (tal como se diceen un escolio de la it icida) que una de ellas debia casarse conel. El r io mesenio B al i ra34 ( e n D o r i o3 5 ) d e b e h a b er r e c i bi d o

su nombre por la perdida de su lira (Paus., IV 33,3). Tarfibienen el avemo, la colera de los dioses perdio a Tamiris. En la an-tigua epopeya Minyczs se lo nombraba en el Hades entre lospenitentes (Paus., I X 5,9) y Polignoto nos lo presenta en supintura del avemo como a un c iego con su l i ra quebrada(Paus., X 30,8; semejante a una estatua que Pausanias habiavisto en el Helicon, IX 30, 2). El joven Sofocles, en su tragediaThamyrcts, debe haber llevado a la escena su lucha con las Mu-sas y el mismo debe haber representado el papel principal yhaber tocado la lira (At12., p. 20 F;Blogratia, 5).

De imagenes de vasos del siglo V a.C., de las que no puededecirse con seguridad si nos remiten —y hasta que punto— alas tragedias de Sofocles, vemos a Tamiris en lujosa vestimen-ta tracia sentado, taliendo musica, mientras su madre Argio-pe, una anciana venerable, lo corona; tras el estan de pie dosMusas y , entregadas, escuchan su canto (cfr. Scheffold, pag.58 y sigs.). La imagen de otro vaso nos testimonia vivarnen-

•te el tragico desenlace (Journ. Hell. Stud., 25, 1905, cuadrc

I): e l cantor, perdiendo la vista, inclina su cabeza y eleva Ismano derecha espantada que deja caer la lira y delante de el•en desesperaciOn, su anciana madre se arranca los cabellos,mientras del ot ro lado una Musa est i s ill, de pie, en altivsserenidad, con el instrumento de cuerdas en su mano inchinada. Que el una vez fue amigo de las Musas lo muestraantigua imagen de un vaso (Rom, Mittell. I I I , 1888, cuadm9). A qu i Tamiris ejecuta musica en el ambito de las Musay de A po lo; una de las Musas le entrega un collar de per

34 E n griego BalY ra y 6ra, respectivarnente e l prefi jo ba, es expli-cado por la raiz del verbo bdllo, lanzar'.

35 D o r i ° , lugar del castigo, ubicado cerca de Pilo&

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las, mientras la presencia de Afrodita y de su cortejo feme-nino que juega con Eros recuerda que el habia pedido, se-gun la leyenda, el amor de las Musa&

La saga lo ha asociado tambien con Jacinto, a quien unavez se ha senalado como hijo de la Musa Clio (Apol., I 16)y del que un conocido mito narra que el como favorito deApolo n e e a ser muerto por el mismo dios a causa de unadesafortunada caida. El, para quien se habia determinadoun destino tan triste, debe haber amado primer() a un her-moso muchacho (Apol. I 16).

Del otro lado del mito de la Reptiblica platonica (620A), e l alma de Tarniris elige para su reencamaciOn la vidade un misefior.

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4. Reso

Finalmente, vinculado con esto, se recuerda que algunoshijos de las Musas no fueron conocidos por el canto, sino porla apariencia de un fulgor de cuento maravilloso cuyo destinoera desaparecer rapidamente, luego de un corto alumbrar. Es-te es el tragico destino del rey Reso de quien tenemos noti-cias por dos poemas, conocidos por el decimo libro deda y por la tragedia euripidea del mismo nombre.

Se hablaba de el en Troya, donde --segran una tradicionuninime— debe haber encontrado la muerte; un rio llevabasu nombre X I I 20; cfr. Hesiodo, Teog., 340), en lasproximidades de Bitinia, prOximo a la costa asiatica de Pro-ponto, junto a los montes Argantonios. Tambien alli (segramPlinio, Hist. Nat., V I 4), un rio fue llamado Reso. Se esposaArgantone era la Ninfa del mismo nombre de la montana.Sin embargo, la mayorla de las veces se tuvo noticia de eldel lado europeo, en Tracia y en Macedonia, y solo pudo im-ponerse a trues de un prejuicio modemo, clue la saga sobreel sea imica y originariamente familiar a Troy.% Siempre se lodesigna tracio y rey tracio (I1(ada, X 434 s.; Hipon., frag. 41y sigs.). Al11 tambien se conocen los nombres de sus padres.Como su padre, se tuvo al dios-rio EstrimOn (asi en Pindaro,fr. 277 Bow., etc.). Aun cuando el en la Illada (X 435), por elcontrario, se denomina Eyoneo, lo cual no sigrnifica una grandiferencia, pues junto a la desembocadura del EstrumOn seencuentra la vieja localidad con el nombre de Eion. Hiponac-te (frag. 41) lo denomina "rey de los eiones", tambien del li-naje tracio junto al curso del Hebros, en cuya desembocadurase encuentra la ciudad de Aims. De igual modo, inclusive, eltracio dios-rio Hebms es considerado su padre (Servio, Verg.Aen., I 469). Su madre, empero, es siempre la Musa. En la tra-

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gedia no se le asigna ningun nombre individual; en Pindaro sela llama Euterpe, en cambio en la hipotesis de Aristofanes de Bzancio sobre la tragediaReso, era Terpsicore; en otros, Calio-pe o Clio (Apol., I 18; Sch. Eur., Rhes., 346). En el montetracio Rodope se hablaba de milagros, inclusive en siglos pos-teriores a los que el habia efectuado. Todavia el debe cazaralli. Y asl como se decia de Orfeo, clue las fieras salvajes se-guian el sonido de su lira, tambien se creia que las fieras delos bosques montaileses iban de a dos o de a tres hacia su pro-pio altar para ofrecerle sac rificios (FilOstr., Her., II 8). A cau-sa de los- m e go s de su d iv in a madre fue liberado del reino de

los muertos y vivio, tal como lo -p r e d i c e l a M u s a e n e l R h e s o

euripideo, oculto en lo mas alto de los montes Pangeos, don-de en otro tempo moth otro hijo de las Musas, el profetabaquico Orfeo, como "un dios venerable por su conocirnien-to". Esto es indudable de acuerdo con un antigruo culto a Re-so, cuya sapiencia, como por cierto lo indican las palabrasfinales, se habia difundido no muy lejos. Por eso puede expli-carse como verosimil cuando se informa que por mandato deun oraculo los atenienses trajeron desde Troya los huesos deReso para la fundaciOn de Anfipolis en el alio 437 y que lossepultaron junto a Estrimon y que el, en Anfipolis, alcanzoel rango de heroe, y que por otra parte su madre, en una coli-na vecina, a g o a tener un altar (Pot , VI 53 ; Schol. Eur.Rhes., 346). De modo contrario, en cambio, existe el testimo-nio sin importancia de CicerOn (De nat. deorum, I I I 45), Se-gin el cual Orfeo y Reso en ningruna parte fueron objeto deun cult°.

Dice la Musa (Rhes. 970) que el sobrevivira sobre la tierraen cuyas profundidades haya plata (en antrois tes hyparetouchthon6s). Esta palabra es de un significado decisivo. Es unatierra dorada y argentea la que suena sobre Reso. Llena deminas de oro, dice EstrabOn (331, 34), la comarca se encuen-tra en. los alrededores de Filipo, cerca de Pangaion; esta eselogiada por sus minas de oro y plata, y donde uno encuen-tra el arar, a ambos lados de la tierra, desde Estrimon hastaPainoia, trozos de oro entre monticulos de tierra. Inclusiveson conocidas las busquedas de oro en las montanas de Anfi-

• polis, junto a Estrimon, de las que el historiador Tucididesobutvo beneficios (cfr. IV 105 y las biografias). Seem Hero-

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doto (V I 47), ya los fenicios habian explotado minas de oroen las inmediaciones de Tasos. A qui tambien se cuenta acer-ca del extrallo rey Reso, respectA) de quien todas las cosas entomo de el son de oro y de plata. Asi se presenta el en la des-cripciOn de la Illada (X 436 y ss.), con sus muy hermosos ymuy blancos caballos, los que resplandecian candidos comoLa nieve y rapidos coma el viento; el carruaje, de oro y plata;las armas, doradas, un milagro digno de verse, como solo losinmortales pueden usar. Y asi el mensajero en la tragedia deReso (301): a el lo he visto como un dios parado en su carro,de oro eran los aparejos sobre el pescuezo del animal, los quebrillaban mas blancos que la nieve, y en sus espaldas resplan-decia el oro engarzado en el hierro forjado de su escudo; loscaballos tenian en la frente una diadema de bronce con mu-chas campanillas cuyo tintineo imponla tern or. Y donde siem-pre se dice en esta tragedia respect° de el que es llamado elarrnado de oro, puesto que agita su escudo (-l e o r o ( 3 4 0 , 3 7 0 ,

383).A esta forma de cuento pertenece el amor romant ic°

sobre el cual habla la saga popular (Part. 36). La historia sedesarrolla en la ciudad de Quios, en los montes Argantonios,donde en otro t iempo el hermoso Hi las debe haber sido arre-batado junto al agua surgiente de las Ninfas. A l l i una t imidamuchacha de nombre Argantone i ba de caza con muchosperros y como la reputacion de su hermosura habia alcanza-do a Reso, el resolvio buscarla y ganar su amor. Le dijo quetambien se abstenia del trato con seres humanos y que que-ria ser su fiel compallero de caza. Ella consintio y el no seaparto jamas de su lado hasta que ella fue presa de una pa-sion t an violenta por el que se dio en su amor y llegO a sersu esposa. Como entonces estall6 l a gruerra troyana y lostroyanos quisieron tenerlo coma compatiero en la contien-da, ella lo retuvo largo tiempo; mientras ella lo amo, lo aler-to bien respect° de l o que podia sucederle. Pero Reso noquiso soportar los reproches ni la injuria de los apremiadoscomparieros. Marcho hacia Troya y cayo en la lucha a ma-nos de Diomedes junt o al rio que de el tornO su nombre.Cuando Argantone Hew') a saberlo, se dirigio nuevamente allugar de su encuentro amoroso donde ella, errando siempre,lo llamaba por su nombre hasta que se desvanecio de tantodolor.86

Una autentica novela de amor bajo la cual, por cierto,se distingue claramente e l m ito genuino. A el, la mas altapoesia —corn° ocurre a menudo— l o h a e x a l t a d o m a s fi e l -

mente que la leyenda popular en la que la ciencia nuevacrey6 encontrar el fundarnento de una significacion pre-concebida. Tambien en la lifada Res° encontro la muertedelante de Troya; desde alli, antes, una mujer enamoradale previno d e l a :s_onsecuente tragedia y no quiso dejarlomarchar porque ella habia intuido la desgracia (900, 934).Pero aqui esta la divina madre, la Musa. Y el no cay6 en lalucha sino en un sueño, e inclusive pudo dar pmebas de suherolsmo. Al principio, en el Ultimo an° de la guerra de TroyaHegel con su ejercito como aliado para ayudar como mita-groso salvador quien, con un golpe, pudo deterrninar la grue-rra en favor de los troyanos. FuIguro coma un dios (Res.386), fulguro a causa del br ill° de sus armas de oro y ningrunenemigo pudo oponersele (Res. 375, 461). Su mirada des-cubierta debio infundirle pavor (Res. 335). E l pudo vana-gloriarse de que un solo dia le era suficiente para aniquilara los griegos (Res. 447). Y en efecto, esto lo conoce la dio-sa Atenea (Res. 600), aunque el sobreviva solo en la nochede su llegada, no habra ningtan Aquiles ni ningim Ayax quepueda salvar de la mina al carnpamento griega Sin embar-go, la ciega certeza de la monstruosa victoria se supone quefue su ultimo pensamiento. Con el entrO en un sueno del queno desperto nunca mas, Diomedes, quien con Odiseo fue lle-vado durante la noche para reconocerlo, atacO por sorpresasu * r e i t ° desprevenido y matO al rey mientras dormla.El respiro con dificultad y entonces lo visito un sueilo terri-ble (D., X 469).

En la tragedia escuchamos las quejas de las madres a lasque les han robado su amado hijo y al mismo tiempo el ru-mor que el, semejante a un dios, hizo revivir en los montesPangaion. As i se cerrO el circulo de esta vida. Entonces enel Pangaion, en la comarca con tierra colmada de oro (chry-sobolos, Res., 921), las madres lo recibieron del divino Es-trimOn, "al cual en otro tiempo la Musa del canto balth consus aguas en su regazo virginal" (331). AI l I fue ballad° conel preciado cuidado de las Ninfas de los manantiales (929); else preocup6 entonces por el amor de las divinas mujeres ydebio verlas desaparecer como la imagen de un sueno. Y, enefecto, su aparici5n, su esencia y su destino se parecieron

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completamente a la imagen de un sueflo. Cuando otros hijosde las Musas debieron cautivar al mundo con su canto, asidebemos mencionar a Reso como el suelio dorado de la Musa.

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III

LAS MUSAS CON OTROS DIOSES

Las Musas, las hijas de Zeus padre del mundo y manifes-tantes de su espiritu, estan tambien intimamente emparenta-das con los grandes hijos de Zeus, con Apolo, Hermes, Dioni-so y Heracles.

El vinculo con Apolo se evidencia clararnente en el cano-cido sobrenombre del dies come "conductor de las Musas"(Mousegetes), que en la literatura esta ya selialado en Sao(en Him. or. I I I 3) y en Pindaro (frag.. 241 Bow.). Asi, pues,el viejo Eumelo pudo design arias coma sus hijas.

Elias se manifestaron a Apolo ya en la !Hada con la mis-ma evidencia, tal como aparece en tempos posteriores en lapoesia y en el cultivo de las artes. Al final del libro I ellas can-tan en el banquete de los dioses en el Olirapo, y Apola juegacon la lira. Tan pronto como Apolo brilla en el Olimpo, se di-ce en el "Himno homerica" (189), las Musas comienzan sucanto. As i el dios se presenta en el escudo de Heracles --se-grim el poema hesiodico (202)— con las Musas que cantaban.Hesiodo, en la Teogonla (94), nos dice que de las Musas yApolo descienden los cantores y tafiedores de cuerdas. En unpoema de Simonides, perdido para nosotros H i m e r i o(or. XV I 7)—, estaba descripto coma las Musas siempre entu-siastas del canto, tan pronto come alcanzaban a divisar a sumaestro Apolo, lograban desarrollar sus voces con mas arrno-

Respecto de esta correspondencia, podrian mencionarsemuchos otros testimonios. Tambien tempranamente el culti-vo de las artes se ha ocupado de este tema. Asi se via en lasarcas de Kypselos cantar a las Musas bajo la conduccion deApolo, y a proposito de ello existio un epigrrama: LatoIdasoutos tdch 'anax hekaergos Apollon, Mousai d'amph'auton,chap leis chorOs, haisi katarehei (Pausan. V 18,4).

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Naturalmente, tambien Hermes, el conductor de las Nin-fas —herrnano de Apol o—, s e e n c u e n t r a p r o x im o a l as M u sa &

Tal como explica el "Himno homerico", el debe haber inven-tado la l ira y habersela obsequiado a Apolo. De el, el tebanoAnfion tarnbien debe haber recibido el instmmento de cuer-das, con el cual el mismo animaba las piedras para construircon su movimiento Los muros (Apoloci., III 43; Pausan. IX 5,8; Hor., carm. I I I 11, 1). Inclusive, tambien se le atribuye lainvencion de la siringa (Horn., Him. 512; Apol. od. I I I 115).Y una vez se dijo que el conocido cantor Lino habla sido suhijo tenido con la Musa Urania.

De ese modo, encontramos al dios emparentado tambiencon las Musas en el cult°. En Megalopolis habla un antigruoaltar comdn para A polo, Hermes y las Musas (Paus., V I I I32, 2).

De especial significado es que las Musas tambien apare-cen en la orbita de Dioniso. Este dios de embriagante mdsicapudo ser llamado en muchas ocasiones Musagetes36, a l i g u a lque Apolo. Las mujeres taliedoras de flauta de su sequito, enel coro de la Antigona (965) de Sofocles, se Haman "Musasamantes de la flauta". Asi, pues, antes de la invencion de la li-ra, las Musas primer° deben haber soplado la flauta ("Himno aHermes", 450); inclusive en Trozen habla un altar para lasMusas Ilamadas "ardalidas" a causa de Ardalos, el h&j() deHefesto, el inventor de la flauta (Paus. II 31,3). Sin embargo,asi como en tiempos antiguos se pensO como muy int im° elvinculo de las Musas c o n.D i o n i s o , e l c u l t o l o s m u e s t ra b i en

separados, segrdn l os escasos testimonios que poseemos.En el beocio Queroneo, donde, en la fiesta de Agrionie, elmito del tragic° destino del dios se ha escindido para mani-festarse en una acciOn cultual, las mujeres buscaron al Dioni-so que hula y fin almente manifestaron clue el hula de las Mu-sas y que alif se habla ocultado (Plut., symp. 8, prael.).

Sin embargo, de todo esto no se deduce que las Musas,como dltimamente se ha afirrnado, hay an estado en el origentan proximas de Dioniso como de Apolo. Respect° de lccual, vuelve a contradecirse ya el nombre de su madre Nemo-sine, al cual, al igrual que al suvo propio, ella, como diosa del

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36 'E l c lue conduce a Las Musas'.

pensamiento, coloca junto al dios de la sabidurfa• Asl, pues,tambien en ambos timpanos del tempi° d e la ° a Apolo, porun lado Apolo con las Musas y por el otro Dioniso con las tia-des, han estado uno frente al (Aro. Sin embargo, a partir de latragedia nacida del culto dionislaco, lo mas elevado que se haalcanzado en el arte de las Musas ha sido el indisoluble vincu-lo de Dioniso con las mismas. Como genuino hijo de Zeus,tambien Heracles fue tenido como amigo de las Musas y noen primer lugar por esto, sino porque el jugaba un papel des-tacable en el gimnasio bajo los choses de educacion juvenil.Inclusive hoy, una imagen negra de la figura de un infora nos lomuestra ejecutando msica como Apolo (cfr. para este y parael siguiente, Furtwangler en Roschers Lexicon, I 2190; Gri-ppe, en la Reatencyclopddie, Sapp'. I I I 1101). Tambien el aveces es llamado Musagetes. En la Mesene del Peloponeso,Pausanias ( IV 31, 10) vio en el tempi° de Hefesto una imagende Apolo, de las Musas y de Heracles. En Atenas, en la Aca-demia, se elevaban altares a las Musas, a Hermes, a Atenea y aHeracles (Paus. I 30,2). En la isla de Teos una ley concemien-te a la educacion musical disponla clue las multas por contra-venciones debian corresponder una mitad para la ciudad y laotra, por cierto, para los altares de Hermes, Heracles y de lasMusas (Dittenb. Sy112., 5 2 3 , 5 7 ) . E n Q u i o s, u na i n s c ri p c i On

indica los nombres de los jovenes que hablan vencido en lascompeticiones musicales y deportivas de sus grimnasios y quehabfan ofrendado sus victorias a "las Musas y a Heracles" (Dit-tenb., 524, 6). En cuanto a Roma, Plutarco (Quaest. Rom.,59) refiere un altar coman de Heracles y de [as Musa& Unaparticular expresiOn ha encontrado esta alianza en la deno-minacion de "Heracles de las Musas" (Heracles Mouson) clueesti documentada en testimonios arretinos. La misma llegoa ser famosa a trues de un tempi° romano. El sutilmente for-mado y al mismo tiempo activo literato M. Fulvius Nobilior,quien se dejo conducir a la pradera etolica por el poeta Enio,trajo de a l l i --segin la transmisiOn de Ambra lca— l a s c o n o -cidas imagenes de las Musas que encontro en la instalaciOn deltempi° de Heracles Musarum fundado por el (de Hercules y delas Musas, dice Servio, Virg., Am., I 8). Precisamente alli de-be haber colocado el supuesto templete en piedra dedicado alas Musas, traldo por Numa, al que habia revelado un relam-

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pago y el que habla sido encontrado muy prOximo a la entra-da del tempi° del Honor y la Virtud (Ser., ad /oc.). Eumenio(Paneg., ed. Balm, pig. 121) observa por ello clue en GreciaRep!) a conocerse a Heracles como Musagetes y que por esacausa las nueve Musas fueron puestas por Ambrakia bajo laproteccion de Hercules Nlusarum. Y que probablemente tam-bien se encontro en la misma Roma un altar griego, HeractesMousagetes (CIG. 5987).

De entre las divirxidades femeninas, las Carites37 s o n l a sque estan mas pp5ximas a las Musas; las diosas de la grraciosa

benevolencia y de la satisfaccion en la naturaleza y en el amorde los hombres. Todo lo que es hermoso, imponente y espiri-tual ha tornado de ellas su magnificencia (cfr. Pincl., 01. X I V3 ss.). Del mismo modo. el canto les recuerda su encanto y sugxandeza (Pind., Nem. X 1; Pit., XXX I X y otr.). Las Graciasrepresentan directamente el papel de las Musas, cuando laantigua irnagen de Apolo en Delos. que tomo el arco con unade sus manos, con la otra atrapo a las tres Gracias, una de lascuales sostiene la lira; la segunda, la flauta, y la tercera, lasiringa. De ahi oue Pindaro, con gusto, enlace sus nombrescon los de las Musas (Nem. I V 1; final de la IX). Al comien-zo del conjunto de las Elegias de Teognis, son invocados Apo-lo y Artemis, las Musas y las Gracias, ellos, quienes en el anti-gruo tempi° de Cadmo "cantaron la hermosa palabra: q u ees hermoso es adorable, o bien, lo que no es hermoso, no esadorable'; esta palabm procede de una boca inmortal". 0 bien,ya en el "Himno homerico a Artemis" (XXVI I 15) se descri-bla corn° la diosa, despues que ella se regocijo con la caza, vaa Delfos hacia su hermano Apolo para dirigrir alli al hermosocoro de las Musas y las Gracia& Segrim Hesiodo (Teog., 64),las Gracias habitan en el Olimpo como inmediatas vecinas delas Musa& " iVenid ahora. tiemas Gracias y atrayentes Mu-sas!", exclama Salo (frag. 90). Tambien en su vejez Euripi-des desea, tal como el le permite cantar al coro en el Heractes(673), "que no dejen de unirse, Gracias y Musas, en la masamorosa alianza".

Tambien las cantoras medio fantasmales, tales como las

3 7 ' L as Gracias', nombre latino de las Charites, divinidades de labelleza y tal vez, en su origen, potencias de la vegetacion• Habitan en elOlimpo con laS Musas con la s clue, a veces, forman coros.

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Sirenas38 q u e s e a ce rc an a la muerte y que la traen, "las que

cantan las melodias de los Infiemos" (Sof., frag. 777), estanemparentadas con las Musa& Tal como cuenta Homero, ellashabitan en el mar y su canto hechiza a quien se conduce consemejante fuerza al punto que, quien no ha respetado los hue-SOS mortales acumulados alrededor de ellas, pierde su hogar ysu vida y cae en el destino que estos monstruos le han prepa-rado. Por eso, segim el consejo de Circe, Odiseo debe obturara sus compalieros los oldos con cera mientras el, atado almastil, escucha la maravillosa canciOn y sus apasionados rue-gos por desatarlos para que sus sordos oldos encuentren feli-cidad. Asi es dominado el poder de esa melodia (0d., XI I 38y ss. y 158 ss.). Las voces "melifluas" de las Sirenas expresantambien un conocimiento, tal como precisamente lo dicen lasMusas en su alocucion a Hesiodo: "Nosotras conocemos",tambien asi dicen las Sirenas a Odiseo: "Todavia aquf nadiese ha conducido con una nave que no haya escuchado encan-tado y se haya alejado con un conocirniento mas rico; puesnosotras conocemos todas las cosas, las que ocurrieron entregriegos y troyanos segdn deseo de los dioses; nosotras cono-cemos todas las cosas que ocurren en la otra tierra".

Pero no siempre las Sirenas parecen tan desgraciadas y pe-ligrosas; muchas veces se las coloca junto a las Musas comocantoras y maestras de los poetas. "L a Musa suena, la Sirenade voz clara", expresa Alcman en la cancion de uno de sus co-ros (frag. 10). En una de las canciones de las muchachas, elelogia wrandemente a la corifea cuando ella tambien podriallegar a ser famosa "no como conocedora del canto comolas Sirenas —puesto que ellas son d io sa s—" ( f r a g . I 9 7 ) . D e

ese modo fueron estimadas como hijas de una Musa y deldios-rio Aquelao ( 4 ° 1 , I 18, Epit. V I I 18; Apol. Rod., IV895; Schol. IL, X 435). Se cuenta tambien respecto de ague-has que cantaron con las Musas en una competencia y paraser mas preciso en la de la beocia Queronea (Paus. IX 34,3).AllI se elevaba en el templo de Hera una antigua imagen de

3 8 L a s Sirenas son genios marinos, m i t ad mujer , m itad pez. Yapasan por ser hijas de la Musa Melpomene y del dos-rfo Aquelao, ya deAquelao y Estkrope. Algunos le atr ibuyen c omo madre a Terpsicore, obien al d ios mar ino Forc is . L iban io cuenta que hablan nac ido de lasangre de Aquelao cuando este fue herido por Heracles.

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la diosa, obra de Pythodoros, l a que de una mano condu-cia a las Sirenas. Hera, asi se dice, habia dispuesto que lasSirenas compit ieran con las Musas y que estas, victoriosas,deben haberse tej ido las coronas con las plumas que arran-caron de las Sirenas. Una vez (Steph. Byz., Aptera) esta his-toria fue llevada a la cretica Aptera, de al l i debiO haber to-rnado su nombre. La leyenda tambien es t i representada enel arte de los retratos y tal como es sabido, las Musas Ilevande vez en cuando plumas en la frente.

De modo analog° se nos informa tambien respecto de lasPierides (o Ematides), las que se conocen por medio de susnombres como parientas de las Musa& Elias, a causa de suderrota, deben haber sido transformadas en Urracas (Nican-dro en Ant., Libr., IX; Ov., Metam., V 300 s).

De una naturaleza semejante a la de las Sirenas que con-ducen a la muerte, es la tebana Esfinge; se dice que ellabia recibido su conocido acertijo de las Musas (Apol, I I I 52).

A los hechizos de la musica pertenece tambien el suavesuelio, el div ino Hi pnos39, q u e t r a n s f o r ma t o d as l a s i n t ra n -

quilidades y combates en una bienaventurada sonrisa. L amaravillosa oda Pitica I de Pindaro, la que comienza con laalocuciOn a la "div ina lira, orgullo de Apolo y de las Musasde cautivante encanto", dice respect° de su melodia en elOlimpo que tambien apaga el ray ° flamigero, el aguila delcetro de Zeus cierra los ojos y se duerme, y el mismo A res40,el poderoso, deja caer sus mortlferas armas y se sumerge endulce sueflo. E l "Himno homerico a Hermes" (449) explicasobre el asombro de Apolo acerca del instmmento de cuer-das inventado p o r su herrnano Hermes. "Verdaderamente---exclarn6— a q u i e s ta n t re s c os as r eu ni da s: j ov ia li da d, amor

y sueflo placentero". Asi fueron ofrecidos juntos al dios Hip-no y a las Musas, tal como Pausanias (I I 31. 3) nos informa

3 9 H i p nos ( forma espanola Hipno) es la personificacion del Sue-Es hijo de la Noche y del Erebo y , por lo tanto, hermano gemelo de

Tondo, ' la Muerte'. Apenas ha pasado de la fase de la pura abstraccion_Si bien Homero lo representa viv iendo en Lemnos, la version clasica esla virgillana (En., VI 278), clue lo ubica en los Infiernos.

4 D i o s de la guerra; mas tarde identificado con el italic ° Marte.En tanto que hijo de Zeus y Hera, pertenece a la segunda generaciOn delas Ham adas deidades ollmpicas.

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a proposito de Trozen, donde proximo al Museion habla unantiguo altar procedente de Ardelaes, perteneciente al diosHipno y a las Musas, porque se decia que el dios del suelioamaba particularmente a estas diosas.

Para concluir, con relacion a estas uniones se observantambien animales favcritos.

El canto de las cigarras para los griegos ha fulgrurado des-de siempre como algo maravilloso. Se supo que solo lo can-ta el macho (Plin., Nat. hist., I I 92; Ael., Nat. an., I 20,quien sugiere como muy hennoso que la hembra calla "co-mo una joven avergonzada"). Ya la Illada habla de su soni-do "t iemo como el l i r io" ( I I I 151). L a misma palabra em-plea Hesiodo (Teog., 42) para el sonido de las Musas (cfr.tarnbien Hesiodo, Erga 582; Aspis, 395; Safo, frag. 89). Tam-bien despierta admiracion su modo de amar. Elias debieronalimentarse de gotas de roc io (Hesiodo, Asp., 395; Virg., Egl.V, 77; Leonidas, Anth. Palat., VI 120; Plin., Nat. Hist. I I 93;Aelian. Nat. an., I 20). De ese modo la cigarra, en su presen-cia muy viviente, era un animal mItico. Su arte fue tenidocomo muy antigruo y nacido de la tierra, porque los atenien-ses mas antiguos llevaban para indicar que eran autoctonosuna cigarra de oro como broche de cabello (Tuc. I 61). Elmuy antiguo Tithonos, uno de los mas hermosos de todoslos hombres, a quien su esposa Eos pudo hacerlo inmorial;sin embargo, como desgraciadamente no pudo dare la eter-na juventud, finalmente debio ser transformado en una ci-garra. Como cantoras, las cigarras eran las favoritas de lasMusas (Leon., ap. loc.; Poseidipp. alli mismo, XII 98a). "Pro-fetas de las Musas", las llama Socrates en el Fedro de Pla-ton (262 D). A trues de su canto caracteristico el se sintiohechizado e inspire) su desacostumbrada elocuencia. La con-versaciOn tiene lugar al aire libre, en un calido mediodia, ySocrates se encuentra en buen estado de animo como paraexplicar al joven Fedro una historia semejante. Nosotrosdebimos avergonzamos delante de las cigarras que cantan so-bre nuestras cabezas, puesto que nos dormimos al calor deese mediodia en lugar de continuar nuestra conversaciOn.

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"Sin embargo, cuando ellas perciben que nosotros hablamosjunto a ellas at igrual que junto a las Sirenas, sin arruinar suencanto, concluyen de ese modo pudieron maravillamos me-jor y obsequiamos con to que elks entregan de div ino a loshombres. Y ante la pregunta de Fedro respect° de que cosaseria eso, el explica la maravillosa his toria de las cigarras.Elias, antigruamente, vivieron coma hombres en el viejo tiem-po antes del nacimiento de las Musas y at igual que estas sepresentaron e inspiraron su canto, transportadas de ese mo-do delante de tanta maravilla, a tal punt ° que por tanto can-tar no pensaron mas n i en el aliment° ni en la bebida y sinque nadie t o advirtiera, a l l murieron. De ellos desciendeahora el genera, d e l a s c i g a r ra s q ue f u er a a g rr a ci a do por las Mu-

sas a no tener necesidad de ningdn aliment° sino que, sin co-mer y•sin beber, cantan desde el nacimiento hasta la muerte ydespues de esto van hasta las lqusas y les inforrnan respect°de quien en in tierm las honra y a alai de aquellas le otorgasu honra. A Terpsicore se ofrecen aquellos que en cora le hanrendido homenaje y prefemntemente a ella se encomiendan; aErato, a aquella que ha sido elevada en el espiritu del amor yasi a las otras; nunca hacia el arte de la mamfestacion de lahonra; sin embargo, CaHope, la mas celebrada, y Urania, laque viene despues de ella, les comunican la filosofia vivientey l a Musica de las diosas que han sido honradas, quienes, lamayoria de las veces, estan mas inclinadas a Los pensamientosdivinos y humanos y a las palabras y de ese modo dejan sonarlas voces mas hermosas.

Famosa hasta en los tiempos mas remotos es la historiadel citarista Eunemos, en Del fos, a quien una cigarra, en reem-plaza de una cuerda que habia saltado de su instrumento, loayuda cantando (Esti-. V I 2 6 0 , s e g i a n T i m e( ) ; C l em , A l ex . ,

Protr• al comienzo; Anthol. Pal. IX 584).Un hermoso epigrama de Meleagro en la Antologla (VI I

195) se dirige a las parientas langostas como Musas de loscampos, las nombra coma apaciguadoras del deseo, consuelodel sueno, " imitando la lira con su ala que produce mUsica"41y mega a ellas que le entonen alga de amor "acompasando

4 1 C f r . ad hoc dieha imagen en el poema "Sainte" de Steph. Ma-Ilarme, vv. 10/11.

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con los pies las ritmicas alas". Una clase se llama "profetisa"(mantis, Teocr. X 18 con escol.; el nombre mcintis42 h a e x i s -tido y a en la terminologia cientifica).

Podria ponerse aqui de relieve que ejecutar la miasica deestas criaturas es realmente un milagrro. Las mos modemas in-vestigaciones enseilan que ellas no solo pueden producir sustonos de un modo propio que puede ser tenido como heredi-tario, sino, cuando se les nombra las posibilidades vivientes,de algrun modo imaginario ejecutan su canto por el que ellashan llegado a brillar en el mundo.

Tambien las abefas, en las que —como dice Aristoteles(De gen. an., I I I 10, 761a)— i n h a b i t a a l g o " d i v i n o ", h a n s i do

tenidas como parientas de las Musas y con derecho —diceVarron (De re rust., I I I 1 6 , 7 )—, p o r q u e e l l a s , c u a n d o e l e n -

jambre se ha desvanecido, con sonido de cimbalos y con es-trepito palmoteante se vuelven a reunir y a buscar(asitambienAelian, Nat. an., V 12). Segrtan Filostrato (Imag. I I , p. 413 K),en un viaje a Jonia, los atenienses deben haber sido con duci-dos por las Musas en forma de abejas. "Abejas de la Musa"llama el jbven a las much achas de Aristofanes (Asambl., 973).Es conocida la leyenda de quienes llegaron a ser poetas que,estando en la cuna, sobre sus labios han volado abejas43.

Tambien de otros animales, tales como delfines y cisnes(Moustion ornithes, Calim., Him., Del. 252), fue elogiada sunaturaleza musical, sin necesidad —empero— d e q u e f u e r a npuestos en relacion con las Musas, como los ejemplos cono-cidos.

42 Mantis (masc., fem.) 'adiv ino, augur'. Mantis ( fem.) 'mantis , es-pecie de insecto'.

43 Tal el caso de Pindaro, segim memora la tradicion• Igualmente

una leyenda evoca clue las abejas alimentaron a Platen cuando nifio so-bre el Mymette, en momentos en clue sus padres lo hablan dejado olvi-dado al ir a hacer un sacrificio a Pan, a las Ninfas y A p o l o Momio (Ci-cereal, De dwinatione. I 36,75) . A d hoc, c f. P. Boyance, Le c ulte desMuses chez les philosophes Grecs (Par is , Boccard, 1972, pag.260 y sigs.)

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I v

LUGARES DE CULTO

Proximo al.cielo, sabre las mas altas montalias, habitanlas Musas, y los dos sitios mas antigruos y conocidos par la le-yenda en clue ellas han habitado son el Olimpo y el HeHolm.Segun la antigua tradiciOn, los tracios, que antes de los mace-donios vivian en la region del Olimpo, habian traido el cultode las Musas desde all1 hasta el beocio Helicon. Que esto seacierto escapa a nuestro conocimiento. Pero con seguridad sederiva de toda una tradiciOn clue, como dice Wilamowitz ensu estudio sobre las Musas (Glaube der Hellenen, I 250 ss.),ya para el tiempo en que los griegos todavia no habian emi-grado de esa comarca nordica las Musas hablan sido invoca-das junto al Olimpo por los cantores. Tambien es significati-vo que las Musas, tal como se subray6 mas arriba, son lasimicas de entre todos los dioses —a excepcion de su padreZeus— que en Homero y Hesiodo son llamadas "olimpicas".

Sobre el Olimpo, prOximo a los montes nevados, nacie-ron las Musas (Hes. Teog, 62 ss.). Desde el Helicon —tal co-mo l o explica en el Proemio de la Teogonia--- v a n e l l a s a lOlimpo para alegrar a su padre Zeus con el canto. En el olim-pico paisaje de,las Pierides, Orfeo debe haber cantado y en-contrado su muerte. A.111 en Dion, el viejo rey macedonicoArquelao instituyo un agon escenico para honrar a Zeus ya las Musas. Alejandro permit io que fuera representadodelante de su comitiva cuando iba al Asia; necesitO hacer unpomposo sacrificio y extendi6 la fiesta a lo largo de nuevedias, cada uno de los cuales estuvo consagrado a una Musa(Diod., 17,16). E l habla celebrado una fiesta semejante consu padre PIlipo con motivo de su victoria en Queronea; se di-ce que ellos ofrecieron sacrificios a las Musas en Dion y en

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Pieride (Dio oral., I I , 2) y organizaron el mas antiguo "agonde Olimpia".

Pierides, Pimpleia, Leibethron, de los que a menudo lasMusas han recibido sus sobrenombres, al mismo tiempo fue-ron c ooc idos como lugares de las Musas (Estrb., X 471).Pimpleia se llama un monte, una fuente, tambien un sitio enla Pieride, proximo a Dion y a Leibethra y junto at rio Bafi-ras. Epicarmo (frag. 41) tuvo referencias sobre una Musa Pim-pleia que habla nacido en Pieros, madre de las Musa& En Lei-bethra (o Leibethron) —los geogrrafos todavia conocen unasurgiente con este nom bre— s e e n c o n t r a b a u n a a n t i g ua i m a-

gen de Orfeo con los cipreses favorables (Mut., Alex., 14).Segian EstrabOn (IX 410; X 471) el nombre del lugar debehaber sido transmitido desde all i hasta el HelicOn, El designacomo prox ima al heliconiade Hipocrene la grata de las Nin-fas labentireas y -t r e e c l u e l o s t r a c io s h a bi a n c o n sa g r ra d o el

Olimpo y el Helicon para las Musa& Pausanias (IX 34,4) co-nocio cerca de Queronea un monte Leibenthrion, con Una-genes de las Musas y de las Ninfas labentireas, ademis de unasurgiente labentirea.

Respect° del Helicon, a part ir de Hesiodo, quien eraoriundo de al l , del muy nombrado monte de las Musas, alabaPausanias ( I X 28,1) la t ierra mas sublime, la extraordinariadulzura de los arbustos en los clue apacientan rebanos de ea-bras, y el catheter inofensivo de toda hierba y raiz at puntode poder guitar fuerza al veneno de las serpientes. Al respec-to, del mismo modo nos informa (IX 29,1 y sigs.) que la sa-ga habla ofrendado a las Musas heliconiades, primer° losalOades Otos y Efitales y que las habla consagrado el monte;tambien debe haberlas honrado la ciudad de Ascra, de don-de Hesiodo era oriundo. Estos son los famosos hijos peregrri-nos de Ifimedela y de Aloeo o Poseidon, de los que se dice(0d., I I 305 ss.) que hablan sido los i ns hermosos y mas vi-gorosos de todos los hijos de la terra, pero, sin embargo, efl-meros44 , m ue r to s por Apolo antes que les creciera la barba.

Ellos quisieron tomar por asalto el cielo a traves de las altu-ras de los montes Olimpo, Ossa y Pelion. Tambien aquellos

44 E s un Lugar coman en el horizonte mit ic o griego encontrar he-roes gloriosos pero con v ida effrnera. El ejemplo prototipico es el casode Av iles .

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debieron haber honrado a Hera y a Artemis (Calim., Him.Diana., 264; Apol, I 54) . Se supone clue ellos han tenido;u morada en las inmediaciones del Olimpo, pero, segCm Pin-Jar° (Pit., IV 88), tal hecho ocurrio en la isla de Naxos, don-le Artemis los mataba, y alli habrian vivido segrdn Plutarco:De e.xil. 9). En el beocio Anthecion se mostraban su tumba yLa de su madre Ifimedia (Paus. I X 22,6). Tambien en Creta;e cre la que se encontraba la tumba de Otos.

A este antigruo tiempo de los heroes se remite la culturale las Musas del Helicon.

Cuando se va, dice Pausanias (IX 29,5), por el monte He-licon hacia el bosquecillo de las Musas (dlsos ton Mouson),de ese modo del lado izquierdo se encuentra la surgiente Aga-nipe, hacia adelante la escultura hecha en piedra de Eufeme,la nodriza de las Musas; luego, en una gruta, la imagen de Li-no, al cual anualmente se ofreclan sacrificios delante de lasMusa& Del mismo bosquecillo de las Musas, dice Pausaniasmas adelante ( IX 31, 3) que sus alrededores estarian habita-dos por hombres y que los tespicos celebraban aili las fies-tas de las Musas por medio de competencias (sabre esto setratara mas adelante); diez estadios mas arriba del basqueci-lla de las Musas se llegaria a la surgiente, la que se llama Hi-pocrene, s i t i o q u e supuestamente habr ia sido golpeadopar la herradura del caballo de Belerofonte. En su descrip-ciOn del altar de las Musas y del de Hipocrene, agrega Estra-bon ( IX 410) en su descripcion del Helicon, la gruta de lasNinfas labentireas. De lo mas importante, sin embargo, nosenteramos a traves de un testigo presencial y solo un preci-pitado conocimiento de querer comprobar la nuevo pudo aven-turarse a desestimar este testimonio. Hesiodo comienza el"Proemio" de su Teogon (a con la descripciOn de la danza de lasMusas en el HelicOn, ellas danzan en tomo de unasurgiente os-cura y brillante a la vez (por cierto, pues, Hipocrene) y delaltar del poderoso Zeus. Ese altar debe haber sido erigidoen lo mas alto del monte (cfr. M i t e en la Reatencyclopd-die bajo la palabra "Helikon"); quiza con razon se ha supues-to que el estaria junto a la capilla de San Elias, al nomeste,poniendo de relieve el punto mas elevado del monte. For elcontrario, otras surgientes, Aganipe, Permessos, Olmeios,llamadas por Hesiodo coma los sitios favoritos de las Mums,

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forman parte del conocido valle de las Musas, del que su su-blime belleza y estilo son inolvidables para todo el clue lasvisita. El Permessos desemboca, unido con el Olmeios, pro-ximo a Haliartos en el Kopaissee (Est. I X 407, 411). Su ma-nantial procede del Helicon (Estr. A propos. de Pausanias,IX 29,5). Una descripcion del altar de las Musas con sus ha-Ilazgos, los que deben agradecerse a las excavaciones fran-cesas, se encuentra en la Realencyelopadie (XXXI 821).

De Ascra, a los pies del HelicOn, el suelp natal de Hesio-do, no ha quedado nada. Ya tempranarnente fue conquista-do por la vecina Tespia; de all i fue trasladado el culto de lasMusa& En tiempos de Pausanias, al l i solo existla una anti-gua torre que, tal como se presentaba, aun hoy puede verse.

La vecina Thespiat (Tespia), hasta la epoca romana unaimportante ciudad, en t iempo de EstrabOn (IX 410) juntocon Tanagra, las tanicas imponentes de Beocia, era famosapor su antigruo culto a Eros y por sus estatuas de dioses enmarmol hechas por Praxiteles. No menos imponente era suculto a las Musas respecto del cual la ciudad ya to evidencioen su nombre " la que habla a lo div ino". Los tespios cele-braban en e l Helicon cada cuatro anos competencias (tomouseia) para honrar a las Musas c omo asi tambien paraEros, con gran pompa y bri l lo, tal c omo senala Plutarcc(Amat. I ; para to cual ver tambien Pausanias, I X 31,3), ypor c ierto n o solo musicales, sino tambien atleticas. An-fiOn de Tespia, quien escribi6 una obra especifica sobre elMouseion del Helic6n, informaba acerca de danzas de jove•nes y se refi ri6 a un antiguo epigrama en el clue senalabEBaquiades de Sikyon que el una vez danzo junto a las Mu.sas (en MOsais) y entonces practico las danzas naciente!(Ath. X I V 629 A). "Tespia, bendecida con hermosos n inos, hospitalariamente am o a las Musas (Mos ophaeterse dice en una canciOn de la poetisa Corinna (frag. 3), qu(procede de Tanagra. Se ha encontrado all i una inscripciorinteresante (Dit tenb. Sy11.2, 7 4 5 ) : " I l m i t e d e l s a g r a do d i s

trito de l a hesiodica alianza cultual de las Musas" ( t acomo dice l a correcta aclaracion de Dittenberger). Pausanias ( I X 27, 5) todavia alcanzo a ver un modest() tempi(de 10 Musas prOximo al mercado, con pequenas imageneen piedra dent ro de el. Las excavaciones permit ieron ccnocer dos templos, uno de Apolo y ot ro de las Musa&

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Tambien en Dellos hubo un antiguo culto a las Musa&;egrUn Plutarco (Py th. orac. I X) la primera Sibila IlegO des-le e l Helicon y a l l i fue educada por las Musas. El mismo'Iutarco (en la misma obra, XVI I ) habla de un altar sagra-lo de las Musas en el lado sur del templo de Apolo, prOxi-ao a l lugar donde la surgiente Kassotis sale a luz y cercalel sagrado altar de la diosa de la tierra. Se decia clue elCassotis corria bajo tierra en el Ady ton45 d e l t e m p i ° y a l l i•eneraba entusiasmo46 ( P a u s . , X 2 4 , 7 ) : d e e l s e s a ca b a a gr ua

)ara ofrendas sagradas. "E l agua sagrada que atrae encanta-loramente a las Musas de hermosa cabellera", l a IlarnO;imonides (frag. 25,26), para lo cual Plutarco, que retoma)stas palabras, indico que las sentencias del oriculo eran can-adas en fomia de verso. En la vecina Daulis, el rey Pireneolebe haber retenido a las Musas cuando ellas se criaron en1 Helicon delfico, para honrar su poder; sin embargo, ellastuyeron de all (Ovid., Metarn., V 174 ss.).

De A tenas dice la Musa en el Reso (941)de Euripides clueha y sus hermanas fienen precisamente a esta ciudad en lasnas altas lionras. La colina llamada Museion (ahora Philopa-)pos), donde canto Museo y donde debe haber sido enterra-to, yace frente a la Acropolis (Paus. I 25. 7). Por ese Museion.n otro tiempo los atenienses deben haber combatido contraas Amazonas (Plut., Thes., XXIV) . Junto a Ilissos se elevabain altar de las Musas "iliseas" (Paus., I 19, 6). Aim hoy seeñala uno de los sillones marmoreos del teatro de Dioniso'omo un lugar honroso de los sacerdotes de las Musas. Espe-'1almente memorable para nosotros es el culto a las Musas dea Academia platonica, del clue ya se hablo en el primer capi-ulo. La imagen de PlatOn, donada por Mitridates a la Acade-nia, estaba acompanada de un epigrama cuyo contenido de-'la que el habia honrado a las Musas por medio de la imagenle Platon (Diog. Laerc. I I I 25). De alli Pausanias mencionad altar de las Musa& Que en Atenas se ofrecieron a Mnemo-yne y a las Musas numerosas ofrendas except() de vino, lo

45 El inter ior del tempo; el s itio mas sagrado.46 Entusiasmo (enthousiasrnOs) procede de inthous , for ma con-

racta de entheos ' ins pirado por los dioses'. Ad hoc , remitimos al IonIlatOnico.

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indica un escolio al Edipo en Colona (100) de Sofocles. EnSikyon, en la ArgOlide, se venero a tres Musas, de las cualesuna se Ilamaba Polymathela (Plut., Simi). I X 14.7). De lasdiosas sikOnicas nos habla un epigrama de Baquilides (Ath.,XIV 629 A).

En Troizen habia un antigruo lugar sacro de las Musasdonado por Ardalo, el hijo de Hefesto, el que invento la flau-ta. Por esa causa las Musas fueron Ilamadas "ardalides" (Arda-lides, Pausn., II 31,3). Aqui Piteo debe haber ensellado el artede l a palabra (lOgou technen). Segim Plutarco (Sept. sap.cony., IV), hub° al l , en tiempos de 'Males, un Ardalo tane-dor de flauta que era el sacerdote de las Musas ardalides,joven que el fundador del culto del mismo nombre, acerca delcual, tarnbien el mismo Plutarco, nos inforrna en otro sitic(De mus. V), y del cual Pausanias (ad loc.) testimonia un anti-guo altar, prox imo al Museion, donde al mismo t iempo SEhonraba a las Musas y a Hipno, respect° del cual subraya queel dios del sueno fue tenido especialmente como favorito delas Musa& De Ardalo se dedujo el sobrenombre de las Musa!inclusive segrtan Esteban de Bizanclo, pero con el agegadoque ellas habian recibido, segUn otro parecer, su sobrenombre a causa del lugar.

En Olympia habia un altar comUn a Dioniso y a las Gracias, junto al cual existia un altar de las Musas y otro de laNinfas (Paus. V 14, 10).

En Megalopolis, Pausanias (VI I I 31,5) vio antiguas image.nes de madera de Hera, de Apolo y de las Musas que debiarproceder de Trapezunt. 'rambler' vio, tal como nos inform aun tempi° en minas de las Musas, de Apolo y de Hermes (VIII32,2).

Respecto de Esparta, subraya PIutarco, en la Vida de Licurgo (21), que el rey, antes del combate, no olvida honraa las Musa& Fundamenta esto en otros escritos (Instit. Laeon., 16; De whi t,. i r a , X ) , d o n de e n l u ga r de un s e nt i m ie n te

de excitaciOn debe haber tenido la claridad de conciencia dosuperioridad. Pausanias (I I I 17,5) habla del altar de las Musaen la ciudad y con ello esta atento al hecho. de que los lacedemonios, cuando se diriglan al campo de batalla, no dejabalsonar la trompeta sino que marchaban al son de la flauta, dila l ira y de la citara. En Esparta, ya en siglos tempranos cau

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saron impresion grandes musicos y poetas: Terpandro, Tale-tas, Alcman, Tirteo.

Tambien de las ciudades griegas del sur de Italia 47 cono-cemos bastante respecto de la veneracion de las Musas, espe-cialmente a traves de los pitagoricos. En Tarento habla unMuseion junto al mercado (Pol., VI I I 27 y sigs.). De Meta-ponto, nos informa Diogenes Laercio (VI I I 1 ,4) , segrun Di-cearco, que Pitagoras habla muerto alli, en el lugar sagradode las Musas, en donde el se habla refugiado (cfr. Porf., Vit.Pyth., 57) . En Crotona, tal como nos transmite Porfirio (Vit.Pyth. 4, segrun Timeo), la casa de Pitagoras fue consagrada a lasMusas y la calle fue Hamada Museion. El tempi° de las Musasen Crotona debe haber sido erigido por consejo de Pitagoraspara conservar la armonia de la ciudad (Jambi. Vit. Pyth., 50,e igrualmente en 264, nos informa respecto de ese altar y delas festividades de las Musas). En Thurioi habla un culto muyantigruo a las Musas, sobre cuya institucion nos habla un poe-ma pastoril (Escol. Teocr., 7 , 78). En la Thurioi, de igrualnombre en Beocia, se encontr6 un Museion (Plut. SuIla 17;tambien un tempi° de Apolo turio).

El famoso Museion en Alejandria, lugar donde los sabiosbibliotecarios y filologos se reunian pam comer, ya se ha ha-blado en el primer capitulo. Acerca del culto de las Musas enRoma nos informa el capitulo sobre el vinculo de las Musascon otros dioses.

Sabemos poco acerca del abandon° en tiempos cristianosde los templos consagrados a las Musa& Constantino colocolas estatuas de las Musas del HelicOn en la sala senatorial deun palacio en Constantinopla, tal como nos informa Eusebioen la biografia de este emperador ( I I I 54). El noble Temistioen sus discursos pronunciados en el Senado poco despuOs delalio 383 nos habla repetidamente respecto de estas diosas. Ensu discurso "Acerca de la magnanimidad del emperador Teo-dosio" dispone solemnemente su lengruWe (or. 19, 228). Ense-

4 7 E s decir, la Magna Grecia, donde se encontraban imoortantescentros filosOfico-religiosos de la cultura belenica, entre los que hayque contar el pitagorismo.

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guida, como prefect° de la ciudad, en su arrogante discursocontra su adversario llama brevemente la atenciOn (31, pag.355) a los senadores clue la sala del c onk () pmcedia de unteinplo de [as Musas helicon jades en el Buleuterion; las diosasdeben recordar a los senadores que ellos, a traves de respeta-bles consejos, deben distinguirse no por las riquezas y el po-der, sino por medio de la gracia de las Musas (te ton Mousoneumenela). En este lugar, concluye, corresponde la presiden-cia a Caliope y —sugiriendo al emperador--- a l h o m b r e " q u ehonra a las hijas del gran Zeus", tal como nos lo dice pormedio del conocido verso de la Teogonla de Hesiodo (81)a propOsito del noble rey. Contrariamente, tal como nos re-cuerda una desagradable observaciOn de Eusebio (ad loc.),Constantino habla colocado abiertarnente a las Musas heli-conlades, como a muchas otras imagenes de dioses, como"apariencia de horror" para burlarse de las supersticionespaganas. E n o t ro sent ido pueden leerse c on emocion laspalabras de Zosimo sobre el resultado de la caida de estasimagenes en el al io 404. Nos informa (V 24) respect° delpavoroso incendio que produjo la rebelion del obispo Juan,que alcanzO a las constmcciones del Senado y a las estatuasde las Musas que " en el t iempo del saqueo de todos los tem-plos bajo Constant ino debieron haber sido llevadas hastaalli y se hundieron en las llamas; una señal, la mas eviden-te, de la incultura de los hombres que llegaban (amousia)".

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III

EL MILAGRO DEL CANTO Y DEL MITO

1El mito de la Musa ha pasado "de moda" entre nosotros;

no obstante recuperamos su irnagen y volvemos a tratarlo.Ella no tiene su igrual en ninguna parte del mundo. Enton-

ces cuando en cualquier otra parte hay espiritus femeninosque cantan y la creencia de que los dioses cantan y de que elcanto de los cantores humanos es un regal° del cielo, tal co-mo puede remontarse hasta los viejos tiempos indogerrnani-cos, vemos que la Musa sigrnifica infinitamente much° mas.Ella es el canto mismo. En todo lugar donde se canta, el can-tor human°, antes de elevar su voz, es un oyente; inclusive,es la diosa misma la que canta en su voz. Y por ese motivoel canto y la palabra tienen un sigrnificado como solo la ver-dadera divinidad puede tenerlo: es la manifestacion del serde las cosas; esta manifestacion es de naturaleza tal que sinel canto no se plenifica la obra de creacion y el mundo noestar la completo.

El mito de la Musa posee tambien un maravilloso conoci-miento de la esencia del mundo y al mismo tiempo del signi-ficado del canto y del mito; pues posee la lengua, ese donque eleva a los hombres por sobre todos los otros seres vivien-tes y lo acerca a lo divino. Se sabe que incluso algo precede ala palabra del hombre: esto debe ser escuchado y vivenciadoantes que la boca pueda ser perceptible para el oido, y se sa-be tambien que esta voz inspirada, llena de secretos, que pre-cede al habla annoniosa de los hombres, pertenece a la mis-ma naturaleza de la cosa como una manifestacion divina quese deja revelar con su esencia y con su excelsitud.

LEs este un conocimiento en senddo estricto o solo unahermosa fantasia?

A esto que aán hoy llamamos "musical", que ha llegado

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a ser un modelo insuperable, Lacaso a traves de el no ' l e eel helenismo a poder aprender algo acerca del espiritu cluegobiema en el reino del sonido y de la armonia y ha creadonuestro ser alumbrado de forma, de musica y de lengua?

2i,Que podemos nosotros mismos responder a la pregrunta

acerca de clOnde proceden la miasica y la lengrua y que signi-fican? Por medio del habla uno se cree capaz de llegar a serproporcionalmente arrnonioso, pues ella vibra para satisfaceruna comprensible necesidad de la comunicaciOn human& Ysin embargo, ique poco inspirada nos parece la lengua, com-parandola sobre todo con la de los tiempos antiguos, en quehablaba musicalmente era tambien canto hablado! Y cual-quier ostentacion acerca de palabras o formas de palabras,acerca de reglas artisticas sobre construccion de oracionespara expresar o comunicar algo, esto era tan simple que, in-clusive a menudo, eran meros gestos para hacer algo com-prensible. En cambia, el catheter original de la lengua comocanto hablado nos lleva necesariamente haciada mUsica, porlo que no debe sostenerse tan confiadamente que la variedadde sus tonos alcance fines practicos. Solo cuando hayamoscomprendido la lengua como musica podremos aproximar-nos a la pregunta acerca de que ha significado esta clase espe-cial de rmasica.

La meisica, como se sabe, ya existio en el mundo de los ani-males, y no por los as1 llamados animales superiores, los quesolo emiten sonidos ruidosos, sino por ciertos insectos quesuavemente se mueven y ante todo por pajaros movedizos delos cuales muchas especies nos han hechizado con su canto.Esta musica sin palabras era tambien especifica del hombrede tiempos antigruos. Esto recuerda muy remotas clases decantos tiroleses y arrebatos emparentados con otras varieda-des de cantos, los que a pesar de certeras acusaciones respec-to de un arte musical esencial, han expirado por aquellos.Nada seria mas equivocado que el intent() de explicarlo co-

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mo un involuntario sonido afectuoso; coma el dolor o co-mo el deleite, iellos arrancan la viviente! Entonces esos gri-tos, s i ellos fueran proferidos por los anim ales o por loshombres, no serian precisamente de naturaleza musical. Tam-bien donde siempre bril lan solo las mas sencillas series de to-nos musicales, esta el espiritu de la vida en un estado comple-tamente diferente como si fuera un gri t ° directo. Y llega des-de ese estado cuando preguntarnos acerca del significado de laantigua müsica.

Tambien en el canto de los anim ales, en muchos casos seconoce que el se basta a si mismo, que no desea servir a nin-guna finalidad ni producir ningt:tn efecto. Tales cantos se hanselialado acertadamente coma "auto-expresiones". Ellos bro-tan de la inherente necesidad del ser de dar expresion a suesencia. Pero la auto-presentacion exige una presencia, parala cual ella se manifiesta. Esta presencia es el ambiente. Nin-gun ser existe para si solo; todos estan en el mundo y a estolo llamamos: cada uno en su mundo. La criatura que cantase presenta por lo tan to en su mundo y para el mismo. Al pre-guntarse se da cuenta del mundo y se alegra, lo llama y alegre-mente hace uso del mismo. Asi se eleva la alondra en la co-lumna de aire que es su mundo hasta una altura vertiginosay canta sin otra finalidad que su canto y su mundo. El len-guaje de su propio ser es al mismo tiempo el lengruaje de larealidad cOsmica. E n una cancion resuena un conocimientoviviente.

El hombre que practica mCIsica tiene sin ducla un ambitomucho mas amplio y mucho Inas rico. Sin embargo, el feno-meno es, en esencia, el mismo fenomeno. Tambien el debeexpresarse tonalmente, sin fmalidad, ya sea o no escuchadopor otros. Empero, su auto-presentacion y manifestacion delmundo son tambien aqui una y la misma Al presentarse a simismo, la realidad del ser abarcante llega a expresarse en sustonos.

La que tiene validez en general para la mUsica hay que te-nerlo tambien para el lenguaje. Puesto que el siempre es unaespecie de mllsica, aün cuando el tambien, en comparacioncon el canto hablado originario, pudo llegar a ser t an pobreen cuanto a tonalidad. Por lo tanto preguntamos: i,que hayen esa clase especial de musica?

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Cuando aqui contemplamos la naturaleza particular de lamUsica-hablada, por lo pronto desde el lado formal ella nofluye coma la rnUsica pura, en libre juego de armonia, sinoque sera demorada par una tendencia a lo estate°. De la me-lodia de la ()radon resalta la construccion autOnoma de la pa-labra, de la que W. von Humboldt dice tan bellamente que se-ria p r im o r o sa , floreciente floraciem (de la lengua)". La pa-labra es un cuerpo sonoro demarcado y estructurado para Simismo, a traves de sonidos, de ruido, las asi llamadas conso-nantes. De ahl tiene su origen la mUsica-hablada, sin perjuiciode su penetrante melodia, en cierto modo, siempre de nuevo,bajo el influjo de detenciOn de la forma tonal de la palabraencerrada en si misma.

Sin embargo, la palabra coma cuerpo sonoro propio, ,in-mOvil y reposante, manifiesta en si a un mismo tiempo todoto objetvo y todo lo concreto; esa es la peculiar objetivictado conceptualidad de la lengua, que a causa de su 'contenido ladiferencia de la masica pura. .No coma si la mUsica no fueraobjetiva! Ella lo es en cierto sentido aun mas que la lengua,aun cuando a veces prevalezca en ella lo sentimental; el ver-dadero music° sabe que sus estmcturas tonales significan elser del mundo, y los grandes maestros, coma Beethoven, lahan explicado como mas verdadem que todas las manifesta-clones de los pensadores. Empero, la objetividad especificade la lengua reside en que en ella alcanzan a aparecer las co-sas que existen. L a cosa es lo que es, lo que existe. El len-gruaje no la encuentra, pues, para dare solamente una expre-siOn ta l como el hombre superficial piensa. Donde no haylengruaje, no hay cosas, ni ningün pensar de ellas. Solo en el

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lengruaje, en el pensar hablado estan ellas presentes coma co-sas.

Que las cosas, en tanto que tales, nacen de c ierto modoen el lengruaje, se conoce tambien en el modo como ellasaqui aparecen. Elias ocurren en la palabra coma realidadesmiticas y a este caracter mitico, la palabra, a pesar de toda sutransformacion a lo abstract°, nunca puede perderlo comple-tamente. Cuando quiera y donde quiera, la lengrua no solosirve a una finalidad, sino, por asi decirlo, es ella misma porsi misma, t al coma en las palabras del poeta figruran las co-sas nuevarnente en su vitalidad, su personalidad e inclusivesu divinidad origrinales. Hasta en las etapas tardias del desa-rrollo o de la decadencia, en much as lengruas ha quedado con-servado que las cosas aparecen en la palabra como actuando osufriendo, que se mueven de modos variados segim una leypropia y a la medida del ambiente y situacion en la que seencuentran tarnbien ellas, como verdaderos seres, tienen ungenero, el mismo genera que en el verdadero mito o cult°.Asi, como es sabido, en griego los arboles son femeninos,los rios masculinos, analogamente a su veneraciOn religiosacomo Ninfas y dioses fluviales. Sin embargo, la lengrua va aunmas alla que el mito reconocido y ve tambien las cosas, quenosotros tenemos por inanimadas, coma estructuras vivien-tes. En es°, sin embargo, corresponde ella exactamente al mi-to genuino, que para ella tarnbien las relaciones ante las co-sas, sus calidades, sus composiciones, sus eventos, sus estados,sus diferencias y otros por el estilo, valen coma esencia per-sonal y hasta divina. Eso lo conocemos precisamente en laslenguas antigruas. Empero, tambien en lengruas .m a s m o d e r -nas, "amor" , " libertad", "fidelidad", etc., pueden presentar-se en todo tiempo como estructuras personales. Para nuestralOgica son esos conceptos abstractos los que estan personifi-cados en la lengrua. Aün nadie ha podido hacer entendible unhecho tan absurd() como la asi llamada personificacion. Pocomis o menos el poeta "personifica" cuando dice:

"Tranquila desciende la noche a la tierra,sofiando se apoya en la pared de las montaftas" (Marike).

o:"Reconciliador tti, aunque nunca creidoahora estds, tomas forma de amigo para

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tu, inmortal, mczs sireconozco lo elevadoque la rodilla me dobla,y casi como un ciego tengo que preguntarte,mensajem celestial, POT que Ili ade donde eres, paz bienaventurada!Unicamente esto se, tá no eres mortal." (Holderlin).

,Es que el "personifica" las imaginaciones abstractas dela oscuridad o de la paz, o ve el y vive el algo originario tal co-mo la humanidad del tiempo primitivo, aim no preocupadapor el pensar racional, tal como la vio y vivio? La lengrua nosenselia que los conceptos abstractos primer° eran formas vi-vientes, que es precisarnente lo contrario de lo que comiln-mente se asevera clue ha sucedido: ningana personificacion,sino una despersonificaciOn o desmitizacion. Eso, en casosimportantes, es comprobable precisamente en el ambito de lalingilistica. Para presentar tan solo un eiemplo: Victoria esprimero el nombre de una diosa, la "vencedora" y recien lue-go es la "victoria" (cfr. P. Kretschmer, Gloya, 1924, 105),a traves de la cual se confirma la hasta ahora dudada noticiade su inuy antigrua veneracion (D. Hal., 1 32,5). Por lo cuallo abstract°, en cualquier moment°, puede despertarse de suesencia vaga a una plena vida individual, lo que en grriego, talcomo sabe cada conocedor, hasta se reali.a a menudo en unay en la misma declaracion. El proceso que transforma la len-grua (y eso quiere decir el pensar) desde lo perceptible cadavez mas hacia lo logrico y simultaneamente hacia lo utilitario,tiene evidentemente su paralelo en el transit° gradual de lomusical a lo casi sin tono. Pero tal como la vida mitica, tam-bien la musica quiere volver a despertarse siempre en ella.Asi, a menudo, ella se eleva a si misma desde la utilizacionde todos los dias, ella quiere llegar a ser cantable, asI comotambien inversarnente la müsica pura siempre de nuevo aspi-ra a la palabra. El primitivo canto hablado muestra su carac-ter tambien en un fenomeno lateral que no se debe olvidaral determinar su esencia.

Las musas no solo cantan y hablan, sino que con ello tam-bien danzan. Cantando, ellas caminan talcomo narra Heslodo,despues de haber danzado en meda en la cima del Helicon,

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desde la cumbre hasta el valle y de ah i a la montaila del ()lim-p°. Tambien en el mundo de los hombres el movimiento rit-mico del cuerpo pertenece desde el comienzo al canto habla-do. Sin embargo, la lengua es en todo solo humana o divina,la danza tiene, al igrual que la musica, sus precursores con oci-dos ya en el mundo de los anhnales.

El comportamiento bailarin de ciertas especies de anima-les esti vinculado en parte con notorias intenciones para pro-vocar atenciOn o carifio. Lo mismo vale tamblen para ciertasdanzas primitivas de los hombres, que en parte hoy se practi-can. Pero con eso no se explican las variadas form as artisticasde tales danzas, y con referencia a efectos migicos, solo se en-mascara el problema de su esencia. Con asombro vemos queexisten danzas ya en el reino animal, las que no tienen nadaque ver con fines de tal naturaleza, sino que manifestamentellevan su sentido en si mismas.

En la danza el cuerpo es completamente el mismo, diri-gido con postura y movimiento a ninglIn efecto hacia el ex-terior, s ino solo a si mismo. El ri tmo que lo ha poseido lo de-senlaza de Las ataduras con las cuales las cosas lo enredan ycargan, lo libera y lo devuelve completamente a sl mismo. En-tonces todo se vuelve liviano. Los movimientos etereos —paralo cual han sido c reados— p u e d e n g o z a r s i n l i m i t es l a p e r fe c -

ciOn y la belleza• La v ida nacida libre se asolea en el bri l l° desu origen• Asi puede decirse que lo viviente revela en la danzala forma pura de su ser y en ello experimenta la delicia misgozosa. Pero al ser, el bailarin, tan el mismo, sucede el mita-gro de t odo ser en s i mismo genuino: a l mismo tempo, elno es mis el mismo. E l ha sido elevado en un encuentro misalto con el ser de las cosas, el cual ahora eleva su voz encan-tadora. L a tierra que toca su pie ya no es un mero suelo; atraves de ella su antiquisima etema divinidad se fi ltra y santi-fica sus pasos. La cabeza est i suspendida, embriagada en laluz, hacia la cual remolinean los brazos• 0 bien las manos to-man las de los co-bailarines para conducir el corro alegre ha-cia el milagro del mundo.

Eso es la danza en su impulso elevado hasta lo estate°,donde se apaga la palabra y con ella el pensamiento objetivo.Aqui, como en la masica pura, se abre el ser del mundo, peronada objetivo. Sin embargo, cuando la danza mis tranquila

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acompana al canto hablado originario, entonces salen a la luzseres y cosas existentes, se iluminan las formas divinas y todolo real figura en el esplendor del mito. Ese es el few:men°originario del pensamiento y del conocimiento humanos. Dio-ses y esencias miticas de todo rango no pueden ser imagina-das, ellas solo pueden aparecer y mostrarse. Y ellas surgencon el canto hablado, el cual ha nacido, no de una voluntadarbitraria, sino del milagro de la percepciOn y de la recepcion.Danza y musica, pertenecientes desde el comienzo a la len-gua, permiten conocer claramente el catheter fundamental detodo hablar onginario. Es la auto-manifestaciOn del hombreen medio de su mundo y el llegar a margestarse de ese mun-do en Lino.

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tvittigt

Las teorlas linglasticas, que actualmente estan en boga,parten de la opinion preconcebida que el uso social y comer-cial, su aplicaciOn para el fin de hacer comunicaciones, parainstruir, para ordenar, etcetera, seria determinante para lapregrunta por su origen y por su esencia. Que aparte de esohay en todos los tempos otras clases de manifestaciones lin-guisticas, las que no intentan nada semejante y que son pre-cisarnente ellas en las que la lengrua prueba su fuerza mas ge-nuina, apenas se les presta atencion. Lo mismo que se sueleconsiderar que el lenguaje se presenta con un gasto admirablede formas de palabras y oraciones, y recien mas adelante limi-ta de modo paulatino su riqueza de formas; en cambio, se de-beria esperar lo contrario cuando el, desde un principio, ha:bria sido determinado para el uso practico.

Seem la famosa disertaciOn de Herder ("Acerca del ori-gen del lenguaje", 1770) -- sin mencionar los conceptos de laseras anteriores—, u n o s e e s f u er z a p or v i nc u la r la a pa r ic i on de

la lengua con las necesidades y capacidades simplisimas de lahum anidad mas remota. Se trata de colocarse en la situaciondel hombre, aun antes de que el pudiera hablar, y se cree po-der demostrar cOmo ese carente de lenguaje, a traves de cier-tas situaciones y acontecimientos, pudo o debio llegar a ha-blar enteramente en forma natural. Eso no significa otra co-sa que se cree poder demostrar cam° el hombre todavia nopensante llego a pensar, o, dicho mas claramente, cOmo elhombre Hee a ser desde una existencia prehumana a la hu-'man& Pues pensar y hablar no pueden separarse uno del otro,sobre lo cual habria que decir todavia algunas cosas, y reciencon la lengua figura el hombre como hombre en el mundo.

,Pero que clase de necesidades de comunicacion habran si-

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do, pues, las que primer° han abierto la boca al hombre pri-imitivo de modo que el articulara con impetu algo diferente\clue gritos animales? Las oraciones supuestamente sencillas,tal como se nos ofrecen como ejemplos para articulacionesoriginales, tienen un parecido sospechoso con las oracionesmodelo de las grrarriaticas y textos de enseflanza de la lengua,y al someterlos a un examen detallado no resultan nada sen-

sino clue ya presuponen la lengua completa. Elias estanartisticamente formadas de manera tal que parecen no exigrirpracticarnente nada al intelecto (lo cual es, admitidamente,un gran error). Sin embargo, para establecer comunicacionestan primitivas, no hacia falta, pues, ninguna lengua. Para eso,en la vida mas sencilla habla amplia posibilidad, en grrado su-ficiente, por medio de gestos y exclamaciones, a traves delos cuales tambien las fieras se entienden entre si de maneraexcelente. Tambien hoy vemos a hombres en su trabajo oen la necesidad de la vida practica hacer apenas uso del len-guaje. Esto debe, entonces, evocar la impresion de que lalengua puede haber sido creada, no para el servicio de locotidiano, sino solo despues que ella habla sido perfecciona-da en el sentido mas elevado, tambien path al uso practico.Asi ha pensado el agrudo Hamann en contraposiciOn a Her-der, cuando el escribio en su Aesthetica in nuce: "La poesiaes la lengrua materna del genero humano; tal como la horti-cultura es mas antigua que la tie rra arada; la pintura mas an-tigua que la escritura; el canto mas antiguo clue la declama-cion; las alegorlas mas antigruas clue las conclusiones; el true-que mas antigruo que el comercio . . . " Y entonces, para ha-blar de "nuestros antepasados": "siete dias estaban sentadosen el silencio de la contemplacion o del asombro; y abrieronsu boca para emitir aforismos alados".

Cuando las palabras original y esencialmente sirven a lanecesidad de comunicarse, habran de ser, pues, signos paracosas y para opiniones y deseos, los que se ligan a las cosas.Eso tambien es en general la conviccion de los teoricos dellenguaje hasta el dia de hoy. Ya media centuria antes de Her-der, Swift, en una de las satiras mas alegres de su Gulliver hapuesto la enseflanza de la lengrua en boca de los sabios del len-guaje del pueblo de los Laputa, quienes recomendaron a lagente, para descansar sus pulmones, "en lugar de hablar, que

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siempre llevaran consigo los objetos mismos de los que ellosquerian hablar y presentarlos solo en cada caso, porque laspalabras son solo signos de las cosas".

Ese concept° est i basado en la creencia de lo mas inge-nua de que existan en si y que la lengrua no tenga que hacernada mis que darles nombre, para que puedan ser retenidasen la memoria y puedan ser comunicadas a (Aro& En realidad,sin embargo, las cosas no existen coma tales solamente en elpensar hablado. La lengua no las designa sino que ellas apa-recen en ella. De ahl, coma se sabe, el que escucha no perci-be en la lengua ningran signo que apunte a la cosa sino las co-sas mismas, porque la lengrua es la manera y el mod° en loscuales se presentan como cosas. Solo asi se explica el hechomuy citado que se le podia atribuir a las palabras una fuerzamagica y, aun cuando inconscientemente, todavia hoy se leatribuye. Para eso no se necesita ningruna logica especial, talcoma se ha pensado a part i r de un extrafio malentendidaSolo porque la crearian de la palabra misma es una manerade conjurar, en la que lo que existe se revela coma tal, en to-dos los tempos, el hombre tiene el sentimiento vago de to-car con la palabra la existencia mism a.

Lo mismo vale naturalmente tambien para la magia de loscuadros pictOricos, para cuya comprension se creyo deber in-ventar una logica o prelagrica propia de equiparacion de ima-gen y objeta E n grado menor coma las palabras son signospara las cosas, como el cuadro es una mera indicacion del asillamado objeto, o una repeticibn del mismo, de lo mas alta-mente superflua

El cuadro es una creacion en la cual se manifiesta el serdel objeto, asi que el mismo aparece en forma concreta. Elsentimiento peculiar, a menudo intranquilizante, que en lairnagen el ser mismo estaria presente, llega de aquellos quesonrlen ace rca de eso.

No se necesita ninguna hipotesis art ific ial para hacercomprensible la fe en la magria de la imagen, la que en verdadno esti atada a ningim rang° de cultum o formacian. La crea-cion de la imagen es, como tal, ya un milagro, una especie deencantamienta Y a que todo el crear pictarico está acompa-fiado, coma tambien el hablar primitivo, de un sentimientode euforia peculiar. Tal coma el artista genuino, asi ya estin

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\impulsados los ninos pequeflos, muy pronto de haber apren-dido la lengua, irresistiblemente al dibujar y al pintar, y el en-tusiasmo se produce tambien en las tentativas mas modestas.El artista, como el niflo, crea sin ningtan otro fin que el de lacreaciOn. Su hacer recrea las cosas en su verdadero sentido.De ahl la alegria en la concepcion y en la ejecucion., e l p l a c e r .apasionado del nino y el entusiasmo del artista, 'el cual cuan-to mas grande sea, tanto mas debe confesar que su creacion esen el fondo una revelaciOn.. El arte pictorica y la lengua bienentendida se iluminan mutuamente• As i como el artista nopersigue ningtim fin con su creacion, asi vale tambien para elpoeta, es decir, para el que originanamente habla, que hablapor hablar.

A la funciOn comunicativa de la lengrua puede darse tantaimportancia como quiera; de significaciOn mucho mayor de-be ser para nosotros, puesto que es en ella donde se realiza elproceso de reconocilviento, es decir que las formas del ser lie-gan a estar presentes como tales. Lc que denominamos "ima-genes" y "pensamiento" eso es precisamente el acontecer dela lengua misma. Eso de reducirla a imagenes y a pensamien-to, a los cuales supuestamente brinda expresiOn con el fin dela comunicacion, no quiere decir otra cosa que explicar la len-gua desde la lengrua misma, a lo cual ciertamente apunta unagran parte de las teorias lingrilisticas. El hombre no habla por-que piensa, sino que piensa al hablar.

Y el no se expresa en palabras, sin° en lo completo con-creto de la declaraciOn que se llama "oraciOn". Era un errorfatal de la teorla lingrillstica de Herder y de sus segruidores, departir de palabras, como si ella al principio hubiera existidosola y luego se habria constmido la oracion a partir de estapalabra originalmente independiente. Las palabras surgen dela totalidad de la oraciOn, n o la oraciOn de las palabras, asicomo el organismo de los seres vivientes no es el product° desus miembros individuales. Tambien la declaraciones un organism° viviente, una entidad melOdica concreta. So-lo dentro y con ella existen como Organos las formaciones, lasque actlian como nombres, como verbos, etcetera. Ellos sonOrganos tales como los miembros del cuerpo viviente, los queadmitidamente tienen su forma propia, pero lo que ellos son,solo pueden serlo dentro del todo. Eso no puede decirse me-

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jor que con las palabras de W. von Humboldt ("Acerca de lavariedad de la construccion lingilistica humana", pig. 74):

"Es imposible imaginarse el nacimiento de la lengua comoempezando a part ir de la designaciOn de los objetos por me-dic de las palabras y de all i pasando al enlace de las mismas.En realidad, el habla no se compone de las palabras antece-dentes de ella, sino que, inversamente, las palabras procedende la totalidad del habla. Elias, sin embargo, ya se percibensin que haya reflexion real, incluso en las lenguas mas toscasy desarticuladas, y a que la construccion de palabras es unanecesidad esencial del hablar. E l alcance de la palabra es ellimite hasta donde una lengua es auto-creante. La palabrasimple es la f or plena, que brota de ella".

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.e.

Con audacia puede sostenerse —tan paradOjico puede so-n ar— que en todos los tiempos lo menos que se habla sirve —o

tambien tan solo quiere servir— a l a c o m u n i c a c i on . L a c o m u-

nicaciOn en Si se limita en general al desear y al exigir, al ala-bar y al criticar, es decir a lo que se siente y a lo que se quie-re, lo cual expresa tambien el habla por medio de gestos y ex-clamaciones no articuladas y lo que en si ciertamente nuncahabria hecho nacer una lengua en el vadadero sentido. Cuan-do, al contrario, dos o mas personas conversan acerca de cual-quier cosa, es facil observar que el uno se dirige al otro, notanto como para ser entendido y para, de su parte, nuevamen-te ser instmido, sino para tener oportunidad de hablar el mis-mo. Eso no vale solamente para el hablar diario —aunqueaqui sea Jo mas evidente—, s i n o t a m b i e n p a r a c o n v e r sa c i o n e s

mas espirituales. Desde el punt° de vista de la sociedad, esuna mala costumbre y se la critica con razOn. Sin embargo,nos seliala una funcion de la lengua, la cual, sin duda, es masoriginal y esencial que la necesidad comunicativa. Ya en el ca-so de los niiios notamos lo mismo. Ellos comtanmente hablansin prestarse atencion el uno al otro, sin reparar en eso de sise [es entiende o siquiera si tan solo se les escucha. Ellos ha-blan por hablar, por meras ganas de hablar.

Hay una magia en el habla como tal. Ella quiere ser habla-da porque el hablar mismo tiene valor propio. Recien al ha-blar las cosas llegan a ser reales y vivas. Y por eso eleva al quehabla, lo libera del conflict° de to no aclarado y lo hace sen-tirse bien. De eso saben lo mas los poetas, los que hablan ensentido perfecto. Se conoce el testimonio de Goethe que el alexpresarse verbalmente se las arregto con todo lo que lo cir-

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cundaba. Lo v iv id° perdio su intranquilidad, su pesadez abm-madora. De cierta manera B ee a su °Net ° al Ilegar a expre-sarse verbalmente. Sin embargo, tambien muchas expresionesm u modestas que las del poeta alivian el anima y quitan loque ataca al hombre, su aguijon peligroso, tal cam° se dicede los espiritus demonlacas que ellos, tan pronto coma se lospuede llamar par su nombre, pierden su poder. Y eso es masque una mera comparacion, ya que en la lengua las cosas Be-gan a manifestarse y la inquietud es neutralizada por el pre-sente como tal.

For cierto, no ha de negarse que tambien el sentimientode partic ipacion del oyente, a quien se c onfi a el corazondemasiado plena, puede producir alivia. Sin embargo el mo-nolog°, que por otra parte en otro tiempo debe haber sido mu-ch° mas frecuente, tambien hay puede ser observado con bas-tante asidUidad y da la pmeba de que el expresar no necesitanecesariamente de la presencia de un oyente, sino que se essuficiente a si mismo en las ocasiones alegrres y tristes. " Y oexpreso coma por instinto, en alta vaz, delante de mi, que lateoria de Newton seria falsa", narra Goethe en su informesobre una abservacion optica decisiva.

Pero tambien l a conversacion genuina no es ningruna co-municacion, tal como se suele pensar, sino una especie de mo-nolog° de a dos. La canversacion genuina es a lo sumo posi-ble entre dos, o cuanto mas tres —tal como la tragedia grriega,pues nunca fue representada con el niimera mayor al de tresac tores—; e n t re d os de los que Emerson dice tan bellamente

que durante su hablar, encima de sus cabezas, un Ripi teraprueba al otra con la cabeza. A qui el hablante comunica alotro no algo acabado, sino que el habla en c ierto modo parasi, aclarandose a si mismo al hablar y la que el ha pronuncia-do de este mod° se continua de igrual modo en el monOlogodel ot ro. Acerca de tales cosas debiera uno reflexionar en vezde glosar la mas profundo con medios de informacion tan ba-ratos, coma por ejempla la necesidad de comunicarse.

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6El can tar y decir debe pues tener su razon en la necesidad

de un entendimiento de indole superior; de un entendimientono con los semejantes sino con el ser de las cosas mismas, elcual quiere hacerse patente en el cantar y en el decir delhombre. Dado clue esta manifestacion se produce en tonos,lo musical tiene que co-pertenecer al ser de las cosas, una vozsobrenatural perceptible solo al oido interior, que impulsairresistiblemente al sensible a ella, a oir como canto-hablado.Eso corresponde exactamente al mita griego de la Musa y a larelaciOn del cantor griego para con su diosa, tal como ha sidoexpuesto en lo que antecede.

Que las secuencias de tonos y arrnonias musicales son lavoz innata de la esencia del mundo lo ha experimentado Goe-the y lo ha expresado con palabras inolvidables cuando infor-mo a su amigo Zelter (21 de junio de 1827) al escuchar obrasde Organo de Bach, que von Schutz le habia ejecutado en Ber-Ica: " A l 11, en un sosiego plena y sin distracciOn exterior mehabia nacido por primera vez una nociOn de vuestro granmaestro. Yo me lo exprese para mi como si la armon la eter-na se entretuviera consigo misma, ta l como probablementepudiera haber acontecido en el seno de Dios recien ante lacreacion del mundo. De ese modo se movia tambien mi inte-rior y era para mi como si yo ni poseyese ni necesitase, y a seaoidos, menos todavia vista, ni ningdn otro sentido".

Al significado de la musica para todo lo que significacrear, es decir, para el encuentro fecundo con la verdad delser, tambien Goethe ha sido llevado a trues de su propia ex-periencia artistica. El, que seria vidente, escribe una vez aZelter (6 de setiempre de 1827): "Tengo la intuicion de queel senticlo para la masica deberia acompafiar a todos y a ca-

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da uno de los sentidos artisticos; yo guise sostener mi afir-maciOn a traves de la teoria y de la practica".

La excelente revelaciOn en que parecen estar los tonosmusicales para con la estructura elemental del mundo tat co-mo es conocido, ha s ido expuesta por Schopenhauer en suobra principal; Richard Wagner ha intentado cont inuar lospensamientos schopenhauerianos en su opusculo sobre Bee-thoven (1870).

,No se explicaria precisamente en eso la razOn para elhecho de que toda accion sigrnificativa en el reino de lo natu-ral desde siempre ha convocado necesariamente at canto? Esopodria sefialarse en muchos ejemplos. En vez de en cualquierotra cosa, piensese solamente en los cantos que acompananal trabajo, los que en todos los tiempos han trocado la fatigade la ocupacion en un placer, pero que por cierto no fueronexpresamente creados para ese fin, sino que se han presenta-do por Si mismos en contact° con las fuerzas de la naturale-ia. Pero, desde que el hombre ha comenzado a traspasar esecontacto con la naturaleza a las maquinas, y a colocar pro-gresivamente —en todas las situaciones imaginables— l a m a -quina entre Si y la naturaleza, la musica esta enmudeciendo.

Las canciones populares, como hemos dicho, son solo unejemplo para muchos. E n todo lugar donde el hombre seaconmovido con fuerza elemental por la realidad viviente, sur-ge el canto hablado o la cancion, a menos que no permanezcaatrapado en un concemimiento inmediato que solo puedacallarse o gritarse, sino que pertenece entre los susceptibles,en un sentido mas elevado, a los cuales el ser de las cosas sehace patente como tat, y a los toque con goce o con pena.Eso lo vemos en los poetas y mlasicos; ellos son para noso-tros en general los representantes del habla original.

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Tal como el hombre es elevado mas alla de si mismo pormedio de la danza primitiva, y por la miasica pura y la exis-tencia del mundo alrededor de el eleva su voz, asl el se hallacon el canto hablado en la region encantante de lo configru-rado, del mirar y del saber, lo cual ocurre en tonos y es unescuchar.

De ese modo nos reencontramos, pues, con la experien-cia propia, con el primigenio pensamiento griego de la Musa,la que manifiesta y plenifica el ser de las cosas en tonos, ydel elegido, que es un escuchante del tonar (sonar) divino ytiene que seguirlo en el canto con su voz humana.

Tarnbien nuestros poetas testimonian a menudo expre-samente que sus palabras no nacen de ellos mismos; que escomo Si un ser mas elevado hablara a traves de ellos o lesinspirara la palabras, o clue u n tonar musical los invadierade una manera inexplicable y los impulsara al crear poeti-co, puss son oyentes antes de clue ellos mismos empiecena hablar.

Cuando Goethe hace que Prometeo diga a Minerva:"Y habiaba una diumidadcuando crela que era yo (mien hablaba"

del mismo modo confiesa Dante respecto de si mismo en elPurgatorio (XXIV 52):

"Jo mi son un che (viand°Amore spira, noto e a quel modo,Che detta dentro, vo sIgnificando."

(Lo que un ser mas elevado le dicta en su interior, el lo ma-nifesta en palabras.)

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La famosa cancion de Dante que comienza con las pala-bras:

"Amor che nella mente mi ragiona"("Dios Amor, clue habla en mi i nt er ior" )48 ,se queja acerca de la imperfeccion de"Parlar nostro che non ha valoreDi rit rar tutto cio che dice Amore"("Mi hablar clue no tiene el poderDe repetir todo lo que Amor me dic e" . )49Esto y cosas semejantes podrian explicarse como image-

nes poeticas, sin embargo apuntan a un fenomeno primigenioque no podriamos desconocer. Otras• confesiones hablan deinspiraciones musicales como hechos sobrenaturales.

Acerca de la elaboracion preliminar a la compaginaciondramatica del Wallenstein, Schiller escribe a Goethe (18 demarzo de 1796): "Quisiera saber cOmo ha procedido Ud. entales casos. En mi caso, la sensacion al principio es sin obje-to determinado y c laro, este se forma recien mas adelante.Cierta disposicion anlmico-musical precede, y a esta reciensigrue en m i la idea poetica". De manera completamentemejante a Schiller se ha expresado illtimamente Paul Valeryacerca de la creacion de su Cimetiere marin. En el Mercure deFrance (numero de abril de 1953, pig. 591), Austin cita los"Entretiens avec P. Valery" de Lefevre:

"11 est ne, comme la plupart de mes poemes, de la pre-sense inattendue en mon esprit d'un certain rhy thme Je mesuis etonne, un ma tin de trouver dans ma tete des vers deca-syllabiques". Y el mismo Valery dice (Variete I I I , pig, 63)clue ese poema no habria nacido de su " intent ion de dire",sino "de faire". "Quant'au, 'Gime tie re marin', cette intentionne f u t d'abord qu'une figure ry thmique vide, o u rempliede syllabes vaines, qui me vint obseder quelque temps".

Que al poeta le "surge una melodia" —como Zelter co-nocio y como su amigo Goethe pudo confirmarle— muestraparentesco con el esplritu del canto-hablado originario. Esta

48 y 49 Traduc idos al aleman por el propio Otto. En 48 noteseque la palabra Amor es traducida par Dios Amor, 'Gott Amor'.

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meloolla —o como dice Valery, este ritmo—, sin la cual nohabria lengrua, es el antigruo tono, el cual p a l a b r a s deValery— asalta de irnproviso al poeta y no lo suelta hasta queel no Jo ha reducido a palabras conformadas para el oido. YJo que asl nace, pmeba a traves de su convincente verdad y desu operante productividad que cada musica primigenia, a laque el ser debe agradecer, ha hablado desde la propia armonladel mismo ser.

Asi puede Holderlin decir en uno de sus Himnos de lasrevelaciones, t itulado "Fuerzas de los dioses":

" i Tti los interrogas? En canciones sopla su espiritu,Cuando del sol del d i-a y d e l a t i e r r a c a l l e nt e

Brota y las tormentas, las que existen en la luz, y otrasQue se preparan en lo pro (undo del tiempoNo solo plenas de sentido, sino tambien con ciaridadNos eleva entre cielo y tierra y entre los pueblos".Esta cancion "libera" los elementos de la Naturaleza, no

al alma o al espiritu de los hombres.La a menudo larga clarificaciOn y videncia, que podria-

mos atribuir por cierto a muchos poetas y especialmente a1-151derlin, se comprende en efecto cuando se reconoce al poe-ta como oyente. El escucha desde un susurro que siempre Jollama, clue el experimenta como si su palabra consonara per-fecta con el. Y lo que se ha con formado de ese modo, no esun habla extingruido, sino el sagrado anuncio tonal, a partirdel cual creemos percibir inmediata la voz del mundo y de lodivino en la cual ella vive.

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8"Ciegos son los pensamientos del hombre", dice Pindaro,

"cuando busca el camino con ingenios del intelecto sin lasMusas." Pero si uno, continuando el sentido del poeta griego,se deja conducir por las Musas, es decir, por la voz que salesonando de la esencia misma de las cosas, entonces las pala-bras son inspiradas no solamente por lo vIvido y por lo expe-rimentado, sino l o mismo como l o cantado por la Musa: lamanifestacion del mundo y de lo divino. El, como dice Pin-daro, ha montado al carro de la Musa y puede llamar a ellasu madre y a si mismo, su compafiero, acolito o profeta. Por-que l o que el habla no es una mera tentativa de expresar enpalabras algo que lo ha conmovida Es el llamado espectraldesde lo mas profundo del mismo ser: El ferzorneno origirzariode la estructura tonal de la verdad, que en su lengua ha llega-do a ser habla perceptible.

Lo clue en todos los tiempos vale del gran poeta, en quienla lengua nace siempre de nuevo, tiene que valer tambien res-pecto del primit ivo canto-hablado. Su significado y ambi-ciOn no era servir a los requerimientos cotidianos por mediode comunicaciones Utiles. A ese usufruct°, por cierto, el hapasado paulatinamente como tantas cosas sublimes, y en esoha perdido mas y mas lo del canto. Pero ha ingresado en elmundo con la vocacion de narrar y alabar el milagro del Ser.

Si el solo pudo lograr eso, es porque la meloclia primit ivade tal narrar y alabar —/a voz de la Musa— lo desperto y Ila-m6; ah l tenemos nosotros el testimonio de verdad del mitogriego.

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