otelo final

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Escena tercera Jardín del castillo Entran DESDÉMONA, CASSIO y EMILIA DESDÉMONA.- Ten la seguridad, mi buen Cassio, de que emplearé todas mis facultades en tu favor. EMILIA.- Hacedlo, buena señora, os garantizo que esta desgracia aflige a mi esposo como si fuera suya. DESDÉMONA.- ¡Oh, es un honrado compañero! No lo dudéis. Cassio, os haré a mi esposo y a vos amigos como antes. CASSIO.- Bondadosa dama, suceda lo que quiera a Miguel Cassio, no será jamás otra cosa que vuestro muy fiel servidor. DESDÉMONA.- Lo sé... Os doy las gracias. Estimáis a mi marido, le conocéis desde hace mucho tiempo; y estad bien seguro de que no os tendrá en reserva sino en la medida y durante el tiempo que le imponga la política. CASSIO.- Sí, señora; pero esta política puede durar tanto tiempo, nutrirse de pretextos tan delicados e insignificantes, complicarse de tal modo a consecuencia de las circunstancias, que yo ausente y ocupado mi puesto, mi general olvidará mis afectos y mis servicios. DESDÉMONA.- No temas eso; te respondo de tu empleo ante Emilia aquí presente. Certifícate de que cuando hago una promesa de amistad, la cumplo hasta el último artículo. Mi señor no tendrá nunca reposo; le mantendré en vela hasta que le dome; le abrumaré a palabras hasta hacerle perder la paciencia; su lecho será como una escuela; su mesa, como un confesonario: mezclaré en todas sus ocupaciones la petición de Cassio. Así, alégrate, Cassio, pues tu solicitador morirá antes de abandonar tu causa. EMILIA.- Señora, he aquí venir a mi señor. CASSIO.- Señora, me despido. DESDÉMONA.- No, quédate y me oirás hablar. CASSIO.- Ahora no, señora; estoy muy desazonado e incapaz de servir a mis propios asuntos. DESDÉMONA.- Bien; haced como juzguéis conveniente. (Sale Cassio.) Entran OTELO e IAGO IAGO.- ¡Ah! No me agrada esto. OTELO.- ¿Qué dices? IAGO.- Nada, señor; o si..., no sé qué. OTELO.- ¿No era Cassio el que acaba de separarse de mi mujer? IAGO.- ¿Cassio, señor? No, seguramente; no puedo suponer que se escapara así, como un culpable, al veros llegar. OTELO.- Creo que era él. DESDÉMONA.- ¡Hola, esposo mío! Acabo de conversar aquí con un solicitador, un hombre que pena por vuestro desagrado. OTELO.- ¿A quién os referís? DESDÉMONA.- Vaya, a vuestro teniente Cassio. Mi buen señor, si tengo gracia o poder para conmoveros, aceptad la sumisión que os ofrece para reconciliarse con vos; pues si no es un hombre que os estima sinceramente; si no es un hombre que ha pecado por ignorancia y no a sabiendas, no sé reconocer un semblante honrado. Te lo suplico, reintégrale en su empleo. OTELO.- ¿Es el que se aleja de aquí hace un instante?

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Escena terceraJardn del castilloEntran DESDMONA, CASSIO y EMILIADESDMONA.- Ten la seguridad, mi buen Cassio, de que emplear todas mis facultades en tu favor.EMILIA.- Hacedlo, buena seora, os garantizo que esta desgracia aflige a mi esposo como si fuera suya.DESDMONA.- Oh, es un honrado compaero! No lo dudis. Cassio, os har a mi esposo y a vos amigos como antes.CASSIO.- Bondadosa dama, suceda lo que quiera a Miguel Cassio, no ser jams otra cosa que vuestro muy fiel servidor.DESDMONA.- Lo s... Os doy las gracias. Estimis a mi marido, le conocis desde hace mucho tiempo; y estad bien seguro de que no os tendr en reserva sino en la medida y durante el tiempo que le imponga la poltica.CASSIO.- S, seora; pero esta poltica puede durar tanto tiempo, nutrirse de pretextos tan delicados e insignificantes, complicarse de tal modo a consecuencia de las circunstancias, que yo ausente y ocupado mi puesto, mi general olvidar mis afectos y mis servicios.DESDMONA.- No temas eso; te respondo de tu empleo ante Emilia aqu presente. Certifcate de que cuando hago una promesa de amistad, la cumplo hasta el ltimo artculo. Mi seor no tendr nunca reposo; le mantendr en vela hasta que le dome; le abrumar a palabras hasta hacerle perder la paciencia; su lecho ser como una escuela; su mesa, como un confesonario: mezclar en todas sus ocupaciones la peticin deCassio. As, algrate, Cassio, pues tu solicitador morir antes de abandonar tu causa.EMILIA.- Seora, he aqu venir a mi seor.CASSIO.- Seora, me despido.DESDMONA.- No, qudate y me oirs hablar.CASSIO.- Ahora no, seora; estoy muy desazonado e incapaz de servir a mis propios asuntos.DESDMONA.- Bien; haced como juzguis conveniente. (Sale Cassio.)Entran OTELO e IAGOIAGO.- Ah! No me agrada esto.OTELO.- Qu dices?IAGO.- Nada, seor; o si..., no s qu.OTELO.- No era Cassio el que acaba de separarse de mi mujer?IAGO.- Cassio, seor? No, seguramente; no puedo suponer que se escapara as, como un culpable, al veros llegar.OTELO.- Creo que era l.DESDMONA.- Hola, esposo mo! Acabo de conversar aqu con un solicitador, un hombre que pena por vuestro desagrado.OTELO.- A quin os refers?DESDMONA.- Vaya, a vuestro teniente Cassio. Mi buen seor, si tengo gracia o poder para conmoveros, aceptad la sumisin que os ofrece para reconciliarse con vos; pues si no es un hombre que os estima sinceramente; si no es un hombre que ha pecado por ignorancia y no a sabiendas, no s reconocer un semblante honrado. Te lo suplico, reintgrale en su empleo.OTELO.- Es el que se aleja de aqu hace un instante?DESDMONA.- S, en verdad, y tan humillado, que me dej una parte de su pesar para sufrir con l. Mi querido amor, llamadle.OTELO.- Ahora no, dulce Desdmona; otra vez ser.DESDMONA.- Pero esta otra vez, ser pronto?OTELO.- Lo antes posible, para agradaros, querida.DESDMONA.- Esta noche, a la hora de cenar?OTELO.- No; esta noche, no.DESDMONA.- Maana, a la hora de comer, entonces?OTELO.- No comer en casa; me reno con los capitanes en la ciudadela.DESDMONA.- Vaya, entonces maana por la noche, o el martes por la maana; o el martes a medioda, o por la noche; o el mircoles por la maana... Por favor, seala el momento; pero que no exceda de tres das. Por mi fe, l est arrepentido; y, sin embargo, su falta (salvo si se tiene en cuenta la regla que, segn dicen, exige que en la guerra se haga el escarmiento de los mejores) no es una de esas faltas que, segn la opinin comn, merezca apenas una reprensin particular. Cundo volver? Decidmelo, Otelo. Me pregunto con asombro en mi alma qu podris pedirme que yo os negase, o que os concediera con esta vacilacin. Cmo! Miguel Cassio, que os acompaaba cuando me cortejabais, y que a menudo ha tomado vuestro partido, cuando yo hablaba de vos desventajosamente! Y que tenga yo ahora necesidad de tantos esfuerzos para llamarle! Creedme, no s qu hara...OTELO.- Por favor, basta! Que venga cuando quiera! No he de negarte nada!DESDMONA.- Vaya, esto no es una merced. Es como si os rogara que llevarais guantes, que os alimentarais de platos nutritivos, que no os resfriarais o solicitara de vos que hicieseis un servicio particular a vuestra propia persona. No, cuando me proponga realmente poner a prueba vuestro amor, ser con una cosa de gran importancia, difcil y arriesgada de conceder.OTELO.- No te negar nada. Por tanto, te suplico que me otorgues esto: dejarme un instante a solas conmigo.DESDMONA.- Y os lo voy a negar? Adis, querido esposo.OTELO.- Adis, Desdmona ma! Al punto ir a tu encuentro.DESDMONA.- Ven, Emilia.- Haced como el corazn os dicte. Lo que quiera que deseis, soy obediente. (Sale con Emilia.)OTELO.- Adorable criatura! Que la perdicin se apodere de mi alma si no te quiero! Y cuando no te quiera, ser de nuevo el caos!IAGO.- Mi noble seor...OTELO.- Qu dices, Iago?IAGO.- Es que conoca Miguel Cassio vuestro amor cuando hacas la corte a la seora?OTELO.- Lo conoci desde el principio hasta el fin. Por qu me preguntas eso?IAGO.- Slo por la satisfaccin de mi pensamiento; no por nada ms grave.OTELO.- Y cul es tu pensamiento, Iago?IAGO.- No cre que tuviera entonces conocimiento con ella.OTELO.- Oh, s!, y a menudo nos ha servido de intermediario.IAGO.- De veras?OTELO.- De veras! S, de veras... Percibes algo en esto? No es l honrado?IAGO.- Honrado, seor?OTELO.- Honrado! S, honrado.IAGO.- Mi seor, por cosa as le tengo.OTELO.- Qu es lo que piensas?IAGO.- Pensar, seor?OTELO-Pensar, seor! Por el cielo, me sirve de eco, como si encerrara en su pensamiento algn monstruo demasiado horrible para mostrarse!... T quieres decir algo... Te o decir ahora... que no te agradaba eso, cuando Cassio abandon a mi mujer. Qu es lo que no te agradaba? Y cuando te he dicho que estaba en mis secretos, durante el curso entero de mis amores, has exclamado: De veras? Y tus cejas se han contrado haciendo plegarse la frente en forma de bolsa, como si hubieras querido encerrar en tu cerebro alguna concepcin horrible. Si me estimas, mustrame tu pensamiento.IAGO.- Seor, sabis que os estimo.OTELO.- Lo creo, y precisamente porque s que ests lleno de afecto y de honradez y que pesas tus palabras antes de proferirlas es por lo que tus reticencias me asustan ms; pues tales modos de conducirse son perfidias habituales en un bellaco desleal y mentiroso; pero en un hombre justo son revelaciones veladas que se escapan de un pecho incapaz de dominar su emocin.IAGO.- Por lo que toca a Miguel Cassio, me atrevera a jurarlo, pienso que es un hombre honrado.OTELO.- Y yo tambin.IAGO.- Los hombres debieran ser lo que parecen; ojal ninguno de ellos pareciese lo que no es!OTELO.- Cierto, los hombres debieran ser lo que parecen.IAGO.- Por eso, pues, pienso que Cassio es un hombre honrado.OTELO.- No, en eso hay an ms. Exprsame tus pensamientos tal como los rumias interiormente; y manifiesta los peores de ellos por lo que las palabras tienen de peor.IAGO.- No, mi buen seor, perdonadme. Aunque comprometido a todo acto de leal obediencia, no estoy obligado a descubrir lo que todos los esclavos son libres de ocultar. Revelar mis pensamientos? Pardiez, suponed que son viles y falsos -cul es el palacio en que no se introducen alguna vez villanas cosas?-. Quin tiene un corazn tan puro donde las sospechas odiosas no tengan sus audiencias y se sienten en sesin con las meditaciones permitidas?OTELO.- Conspiras contra tu amigo, Iago, si, creyndolo ultrajado, dejas su odo extrao a tus pensamientos.IAGO.- Os suplico -aunque quiz soy mal inclinado en mis conjeturas (pues confieso que es una enfermedad de mi naturaleza sospechar el mal, y mis celos imaginan a menudo faltas que no existen)- que vuestra cordura, sin embargo, no conceda ninguna importancia a un hombre cuya imaginacin se halla tan propensa a equivocarse, ni construya una armazn de inquietudes sobre el fundamento poco slido de sus observaciones, imperfectas. No convendra a vuestro reposo, ni a vuestro bienestar, ni a mi fortaleza varonil, honradez y prudencia, permitir que conocierais mis pensamientos.OTELO.- Qu quieres decir?IAGO.- Mi querido seor, en el hombre y en la mujer el buen nombre es la joya ms inmediata a sus almas. Quien me roba la bolsa, me roba una porquera, una insignificancia, nada; fue ma, es de l y haba sido esclava de otros mil; pero el que me hurta mi buen nombre, me arrebata una cosa que no le enriquece y me deja pobre en verdad.OTELO.- Por el cielo! Conocer tus pensamientos!IAGO.- No podrais, aunque mi corazn estuviera en vuestra mano; con mayor razn mientras se halla bajo mi custodia.OTELO.- Ah!...IAGO.- Oh, mi seor, cuidado con los celos! Es el monstruo de ojos verdes, que se divierte con la vianda que le nutre. Vive feliz el cornudo que, cierto de su destino, detesta a su ofensor; pero, oh, qu condenados minutos cuenta el que idolatra y, no obstante, duda; quien sospeche y, sin embargo, ama profundamente!OTELO.- Oh suplicio!IAGO.- Pobreza y contento es riqueza, y riqueza abundante; pero riquezas infinitas componen una pobreza estril como el invierno para el que teme siempre ser pobre... Cielo clemente, libra de los celos a las almas de toda mi casta!OTELO.- Qu! Qu es eso? Crees que habra de llevar una vida de celos, cambiando siempre de sospechas a cada fase de la luna? No, una vez que se duda, el estado del alma queda fijo irrevocablemente. Cmbiame por un macho cabro el da en que entregue mi alma a sospechas vagas y en el aire, semejantes a las que sugiere tu insinuacin. No me convertir en celoso porque se me diga que mi mujer es bella, que come con gracia, gusta de la compaa, es desenvuelta de frase, canta, toca y baila con primor. Donde hay virtud, estas cualidades son ms virtuosas. Ni la insignificancia de mis propios mritos me har concebir el menor temor o duda sobre su infidelidad, pues ella tena ojos y me eligi. No, Iago, ser menester que vea, antes de dudar; cuando dude, he de adquirir la prueba; y adquirida que sea, no hay sino lo siguiente..., dar en el acto un adis al amor y a los celos.IAGO.- Me alegro de eso, pues ahora tendr una razn para mostraros ms francamente la estima y obediencia que os profeso. Por tanto, obligado como estoy, recibir este aviso... No hablo an de pruebas. Vigilad a vuestra esposa, observadla bien con Cassio. Haced uso de vuestros ojos as..., sin celos ni confianza. No quisiera que vuestra franca y noble naturaleza fuese engaada por su misma generosidad. Vigiladla. Conozco bien el carcter de nuestro pas: en Venecia las mujeres dejan ver al cielo las tretas que no se atreven a mostrar a sus maridos. Toda su conciencia estriba, no en no hacer, sino en tener oculto.OTELO.- Eso me cuentas?IAGO.- Enga a su padre, casndose con vos; y cuando pareca estremecerse y tener miedo a vuestras miradas, fue entonces cuando las apeteca ms.OTELO.- As fue, en efecto.IAGO.- Sacad entonces la conclusin. La que tan joven pudo disimular hasta el punto de tener los ojos de su padre tan estrechamente cerrados como la madera de roble, tan cerrados que l lo tom por cosa de magia... Pero soy muy de censurar; os pido humildemente perdn por este exceso de cario.OTELO.- Te quedo por siempre obligado.IAGO.- Veo que esto ha confundido un poco vuestro nimo.OTELO.- Ni una jota, ni una jota.IAGO.- Por mi fe, que lo temo; creedme. Espero consideris que lo que os digo dimana de mi afecto por vos...; pero veo que os habis emocionado; debo rogaros que no deis a mis palabras una conclusin ms grave ni una extensin ms larga que la de una sospecha.OTELO.- Es lo que har.IAGO.- De otro modo, seor, mis palabras obtendrn resultados terribles, a los cuales no tienden mis pensamientos. Cassio es mi digno amigo... Mi seor, veo que estis turbado.OTELO.- No, no tan turbado... No creo que Desdmona no sea honrada.IAGO.- Que viva as mucho tiempo, y otro tanto vos para creerla tal!OTELO.- Y, sin embargo, cuando la naturaleza se desva de s...IAGO.- S, al est el mal. As -para hablaros claramente-, digamos que no haber aceptado tantos partidos como se le proponan con hombres de su pas, de su color, de su condicin, a lo que vemos tiende siempre la naturaleza, hum!, esto denota un gusto muy corrompido, una grosera desarmona de inclinaciones, pensamientos contra naturaleza... Pero perdonadme. No es a ella precisamente a quien me refiero; y, sin embargo, temera que su alma, retornando a un juicio ms fro, llegara a compararos con las figuras de su pas y se arrepintiera tal vez.OTELO.- Adis, adis. Si ms adviertes, comuncame ms. Encarga a tu mujer que observe. Djame, Iago.IAGO.- Mi seor; tomo licencia para marcharme. (Yndose.)OTELO.- Por qu me habr casado? -Este honrado individuo ve y sabe ms, mucho ms de lo que cuenta!IAGO.- (Volviendo.) Mi seor, quisiera suplicar a Vuestro Honor que no escudriase ms en este asunto. Dejadlo al tiempo. Aunque sea conveniente que Cassio recobre su empleo (pues a decir verdad lo desempea con aptitud), sin embargo, si os place tenerlo por algn tiempo en desgracia, podrais de este modo estudiarlo a l y a sus procedimientos. Advertid si vuestra esposa insiste en su reposicin con vigor e inoportunidad vehemente. Por aqu se ver mucho. Mientras tanto, pensad que soy por dems exagerado en mis temores (como tengo grandes motivos para creerlo), y suplico a Vuestro Honor la considere libre de toda sospecha.OTELO.- No te inquiete mi indiscrecin.IAGO.- Me despido nuevamente de vos. (Sale.)OTELO.- Este camarada es de una excesiva honradez y sabe penetrar con espritu claro en los resortes de las acciones humanas. Si yo descubriese que ella es un halcn montano, aun cuando tuviera por grillos las fibras de mi corazn, la soltara con un silbido y la dejara a merced del viento, para que buscase su presa al azar. Quiz porque soy atezado y carezco de esos dones melosos de conversacin que poseen los pisaverdes; o quiz porque desciendo la pendiente de los aos -aunque todava no mucho- es ida para m. Quedo engaado, y mi nico consuelo debe execrarla. Oh, maldicin del casamiento! Que podamos llamarnos dueos de estas mimadas criaturas, y no de sus apetitos! Mejor quisiera ser un sapo y vivir de la humedad de un calabozo que guardar para usos ajenos un rincn de aquello que amo. Empero es el castigo de los grandes; tienen menos prerrogativas que las gentes bajas. Es un destino inevitable, como la muerte. Esta maldicin horcada se cierne sobre nosotros desde el instante mismo en que venimos al mundo. Ved, aqu llega. Si es prfida, oh, entonces el cielo se burla de s mismo! No puedo creerlo! Vuelven a entrar DESDMONA y EMILIADESDMONA.- Hola, mi querido Otelo! Vuestra comida y los nobles insulares, a quienes habais invitado, aguardan vuestra presencia.OTELO.- Soy de censurar.DESDMONA.- Por qu hablis con una voz tan dbil? No os sents bien?OTELO.- Me duele aqu en la frente.DESDMONA.- Es de velar, sin duda. Eso va a disiparse. Dejadme que la vende, y dentro de una hora no sentiris nada.OTELO.- Vuestro pauelo es demasiado chico. (Aparta el pauelo, que cae.) Dejadlo. Voy con vos.DESDMONA.- Estoy verdaderamente afligida de que no os hallis bien. (Salen Otelo y Desdmona.)EMILIA.- Me encanta haber encontrado este pauelo. Es el primer recuerdo que ella recibi del moro. Mi porfiado marido me ha acariciado cien veces para que lo robara; mas ella ama tanto la prenda -pues l la conjur a que la guardara siempre-, que la lleva constantemente sobre s para besarla y hablarla. Voy a hacer que saquen copia de la labor y se la dar a Iago. Lo que intenta con ello, sbelo el cielo, no yo; yo no s nada, sino satisfacer su fantasa.Entra IAGOIAGO.- Hola! Qu hacis ah sola?EMILIA.- No me riis; tengo una cosa para vos.IAGO.- Una cosa para m! Es una cosa vulgar...EMILIA.- Eh?IAGO.- Tener una mujer boba.EMILIA.- Oh! Eso es todo? Qu me darais ahora por este moquero?IAGO.- Qu moquero?EMILIA. -Qu moquero! Pardiez, el moquero que el moro dio como primer regalo a Desdmona, que tantas veces me aconsejaste hurtar.IAGO.- Y se lo has hurtado?EMILIA.- No, a fe ma; lo dej caer por descuido, y como estaba yo presente, me aprovech de esta ocasin favorable para cogerlo. Miradle, aqu est.IAGO.- Eres una buena chica; dmelo.EMILIA.- Qu intentis hacer con l, para haberme instado tan reiteradamente a que lo escamotease?IAGO.- (Arrebatndole el pauelo.) Pardiez! Qu os importa? EMILIA.- Si no es para algn asunto de importancia, devolvdmelo. Pobre seora! Va a volverse loca cuando advierta que le falta.IAGO.- Fingid no saber de ello. Tengo necesidad de l. Idos, dejadme. (Sale Emilia.) Voy a extraviar este pauelo en la habitacin de Cassio y a dejarle que lo encuentre. Bagatelas tan ligeras como el aire son para las celosas pruebas tan poderosas como las afirmaciones de la Sagrada Escritura. Esto puede acarrear algo. El moro se altera ya bajo el influjo de mi veneno. Las ideas funestas son, por su naturaleza, venenos que en principio apenas hacen sentir su mal gusto; pero a poco que obran sobre la sangre, abrasan como minas de azufre... Tena yo razn. Mirad, aqu viene! Ni adormidera, ni mandrgora, ni todas las drogas soporferas del mundo te devolvern jams el dulce sueo que poseas ayer!Vuelve a entrar OTELOOTELO.- Ah! Ah! Prfida conmigo!IAGO.- Pardiez! Qu hay, general? No ms de eso!OTELO.- Atrs! Vete! Me ha puesto en el potro! Juro que vale ms ser engaado mucho que saber slo un poco.IAGO.- Qu es esto, mi seor?OTELO.- Qu sentimiento tena yo de sus horas furtivas de lujuria? Yo no las vea, no pensaba en ellas, no me hacan sufrir. La noche ltima dorm bien, com bien, estaba alegre y mi espritu era libre; no hallaba en su boca los besos de Cassio. Al que ha sido robado, no apercibindose la falta de lo sustrado, dejadle en la inocencia del hurto, y no habr sido robado del todo.IAGO.- Estoy apesadumbrado de oros esto.OTELO.- Habra sido feliz, aun cuando el campamento entero, con gastadores y todo, hubiera gozado de su dulce cuerpo, con tal de no haber sabido nada. Oh! Ahora, adis para siempre a la tranquilidad del espritu! Adis al contento! Adis a las tropas empenachadas y a las potentes guerras, que hacen de la ambicin una virtud! Oh, adis!... Adis al relinchante corcel y a la aguda trompeta, al tambor que despierta el ardor del alma, al penetrante pfano, a las reales banderas y a todo lo que constituye el orgullo, la pompa y el aparato de las guerras gloriosas! Y a vosotras, mquinas asesinas, cuyas bocas crueles imitan los terribles clamores del inmortal Jpiter, adis! La carrera de Otelo ha dado fin!IAGO.- Es posible, seor?OTELO.- Villano, ten por seguro que me probars que mi amada es una puta; tenlo por seguro; dame la prueba ocular; o, por la salud de mi alma eterna, ms te valiese haber nacido perro que tener que contestar a mi clera en alerta!IAGO.- A esto hemos llegado?OTELO.- Hzmelo ver, o, a lo menos, prubalo de tal suerte, que la prueba no deje ni gozne ni perno de que pueda colgarse una duda; o ay de tu vida!IAGO.- Mi noble seor...OTELO.- Si haces esto para calumniarla y atormentarme, no reces ms; abandona toda compasin; acumula horrores sobre horrores; comete actos que hagan llorar al cielo y asombrar a la tierra, pues nada puedes aadir a tu condenacin ms terrible que esto.IAGO.- Oh, gracia divina! Oh, cielos, perdonadme!... Sois un hombre? Tenis alma o sentimiento?... Quedad con Dios; aceptad la renuncia de mi cargo... Oh, miserable imbcil que vives para ver tu honradez transformada en vicio!... Oh, mundo monstruoso! Toma nota, toma nota, oh mundo, de lo peligroso que resulta ser recto y honrado!... Os doy las gracias por esta provechosa leccin; y desde ahora no querr a ningn amigo, ya que el afecto produce tales ofensas.OTELO.- No, qudate... Debieras ser honrado.IAGO.- Debiera ser prudente, pues la honradez es una tontera que siempre trabaja en balde.OTELO.- Por el universo, creo que mi esposa es honrada y creo que no lo es; pienso que t eres justo; y pienso que no lo eres. Quiero tener alguna prueba! Su nombre que era tan puro como el semblante de Diana, es ahora tan embadurnado y negro como mi propio rostro... Si existen cuerdas, cuchillos, venenos, fuego o torrentes para ahogarse, no lo soportar... Quisiera estar plenamente convencido!IAGO.- Veo, seor, que os devora la pasin. Me arrepiento de haberos arrojado a este estado. Querras satisfaccin?OTELO.- Querrais! Pues claro que quiero.IAGO.- Y podis. Ms cmo? Cmo querrais que fuese esta satisfaccin, seor? Querrais vos, el espectador, quedaros con la boca abierta mirndola bestialmente topeteada?OBELO.- Muerte y condenacin! Oh!IAGO.- Sera, creo, una empresa difcil y enojosa inducirles a dejarse sorprender as. Malditos sean, pues, si otros ojos mortales fuera de los suyos los ven acostados! Entonces qu? Cmo proceder? Qu he de deciros? Dnde est la conviccin?... Es imposible que sorprendis tal cosa, aun cuando estuvieran tan excitados como las cabras, tan ardientes como los monos, tan lbricos como los lobos en el celo y tan imprudentemente tontos como los ignorantes en estado de embriaguez. Pero, sin embargo, os lo digo, si la opinin, fundada en una fuerte evidencia circunstancial, que conduce directamente a las puertas de la verdad, puede daros satisfaccin, la obtendris.OTELO.- Dame la prueba palpable de que es desleal!IAGO.- No me gusta el oficio; pero ya que tan adelante he ido en este asunto -aguijoneado por la locura de la honradez y la amistad-, seguir ms lejos an. Estaba yo acostado hace poco tiempo con Cassio, y como rabiara de dolor de muelas, no poda dormir. Hay una clase de hombres tan indiscretos de alma, que en sus sueos mascullan sus negocios. Uno de esta especie es Cassio. Le o decir en sueos: Encantadora Desdmona, seamos prudentes; ocultemos nuestros amores! Y entonces, seor, me coga y estrujaba la mano, diciendo: Oh, dulce criatura! Y luego me besaba con fuerza, como si quisiera arrancar por la raz besos que brotaran de mis labios. Despus pas su pierna sobre mi muslo, suspir y me bes. Y acto seguido repuso: Maldito sea el destino que te ha entregado al moro!OTELO.- Oh, monstruoso! Monstruoso!IAGO.- Bah!, esto no es ms que un sueo.OTELO.- S, pero denota una conclusin predeterminada; es un indicio grave, aunque slo sea un sueo.IAGO.- Y esto puede ayudar a justificar otras pruebas que parecen demasiado menudas.OTELO.- La desgarrar toda en pedazos!IAGO.- Bien, ms sed prudente. An no vemos nada definitivo. Puede que sea todava honrada. Decidme tan slo... No habis visto nunca en manos de vuestra mujer un pauelo con un bordado moteado de fresas?OTELO.- Le di uno semejante; fue mi primer presente.IAGO.- Lo ignoraba; pero he visto un pauelo de esa clase -estoy seguro de que era de vuestra mujer- en poder de Cassio, con el que se limpiaba hoy la barba.OBELO.- Si fuera se!...IAGO.- Fuera se u otro cualquiera de su propiedad, esto habla contra ello con los dems indicios.OTELO.- Oh! Por qu no ha de tener el miserable cuarenta mil vidas? Una sola es demasiado pobre, demasiado dbil para mi venganza! Ahora veo que es verdad!... Mira aqu, Iago... Todo mi amor apasionado lo soplo as al cielo! Vol!... Levntate, negra venganza, del fondo del infierno! Cede, oh amor, tu corona y el corazn en que estabas entronizado, a la tirana del odio! Hnchate, pecho, bajo la cargazn que llevas, pues se compone de lenguas de spides!IAGO.- Serenaos, sin embargo.OTELO.- Oh, sangre, sangre, sangre!IAGO.- Paciencia, os digo. Quiz mudis de pensamiento.OTELO.- Iago, jams!... Como el mar del Ponto, cuya corriente helada y curso siempre adelante no conoce nunca el reflejo, sino que contina derecho su camino hacia el Propntico y el Helesponto, as mis pensamientos sanguinarios, con paso violento, no volvern atrs nunca, no refluirn jams hacia el humilde amor hasta que no sean engullidos en una inmensa venganza proporcionada a la ofensa... Ahora, por ese cielo de mrmol, empeo aqu mis palabras (arrodillndose) para la ejecucin religiosa de un juramento sagrado!IAGO.- No os levantis todava... (Arrodillndose.) Sed testigos, luceros que eternamente brillis en lo alto; y vosotros, elementos que nos envolvis por todas partes, sed testigos de que Iago pone aqu las armas de su inteligencia, de sus manos y de su corazn al servicio del ultrajado Otelo! Que mande, y por sanguinaria que sea la obra, ser para m un acto de piedad el obedecer! (Se levantan.)OTELO.- Acojo tu afeccin, no con vanos agradecimientos, sino con aceptacin reconocida, y quiero inmediatamente ponerte a prueba. Dentro de tres das que te oiga yo decir que Cassio no vive!IAGO.- Mi amigo est muerto! Es cosa bien hecha a vuestra instancia! Pero que ella viva.OTELO.- Sea condenada la impdica bribona! Oh, sea condenada! Vamos, ven conmigo a un lugar apartado. Quiero retirarme a fin de buscar algunos medios de muerte rpida para la linda diablesa. Desde ahora, eres mi teniente. (Sale.)IAGO.- Soy siempre vuestro.

Escena tercera (Vicio)Pleonasmo: emplea palabras innecesarias como jardn y planta. En un jardn siempre hay plantas, no hay que repetirlo.

Jardn del castillo, donde hay plantas.Entran DESDMONA, CASSIO y EMILIADESDMONA.- Ten la seguridad, mi buen Cassio, de que emplear todas mis facultades en tu favor.EMILIA.- Hacedlo, buena seora, os garantizo que esta desgracia aflige a mi esposo como si fuera suya.Barbarismo: Palabras en otros idiomas, en este caso, husband es esposo en ingls

DESDMONA.- Oh, un honrado compaero! No lo dudis. Cassio, os har a mi esposo y a vos amigos como antes.CASSIO.- Bondadosa dama, suceda lo que quiera a Miguel Cassio, no ser jams otra cosa que vuestro muy fiel servidor.DESDMONA.- Lo s... Os doy las gracias. Estimis a mi husband, le conocis desde hace mucho tiempo; y estad bien seguro de que no os tendr en reserva sino en la medida y durante el tiempo que le imponga la poltica.Folclorsmo: usa las expresiones tipicas de un pas (Guatemala). Va, seo es para decir est bien jefa

CASSIO.- Va, seo; pero esta poltica puede durar tanto tiempo, nutrirse de pretextos tan delicados e insignificantes, complicarse de tal modo a consecuencia de las circunstancias, que yo ausente y ocupado mi puesto, mi general olvidar mis afectos y mis servicios.DESDMONA.- No temas eso; te respondo de tu empleo ante Emilia aqu presente. Certifcate de que cuando hago una promesa de amistad, la cumplo hasta el ltimo artculo. Mi seor no tendr nunca reposo; le mantendr en vela hasta que le dome; le abrumar a palabras hasta hacerle perder la paciencia; su lecho ser como una escuela; su mesa, como un confesonario: mezclar en todas sus ocupaciones la peticin deBarbarsmo: Palabras en otros idiomas, en enste caso, bye es adios en ingls.

Cassio. As, algrate, Cassio, pues tu solicitador morir antes de abandonar tu causa.EMILIA.- Seora, he aqu venir a mi seor.CASSIO.- Seora, aqu te digo bye.Pleonasmo: emplea palabras innecesarias como oir y hablar que al final repiten la misma idea que solo poner oir.

DESDMONA.- No, qudate y me vas a oir hablar.CASSIO.- Ahora no, seora; estoy muy desazonado e incapaz de servir a mis propios asuntos.DESDMONA.- Bien; haced como juzguis conveniente. (Sale Cassio.)Entran OTELO e IAGOIAGO.- Ah! No me agrada esto.OTELO.- Qu dices?IAGO.- Nada, seor; o si..., no s qu.OTELO.- No era Cassio el que acaba de separarse de mi mujer?IAGO.- Cassio, seor? No, seguramente; no puedo suponer que se escapara as, como un culpable, al veros llegar.OTELO.- Creo que era l.DESDMONA.- Hola, esposo mo! Acabo de conversar aqu con un solicitador, un hombre que pena por vuestro desagrado.OTELO.- A quin os refers?DESDMONA.- Vaya, a vuestro teniente Cassio. Mi buen seor, si tengo gracia o poder para conmoveros, aceptad la sumisin que os ofrece para reconciliarse con vos; pues si no es un hombre que os estima sinceramente; si no es un hombre que ha pecado por ignorancia y no a sabiendas, no s reconocer un semblante honrado. Te lo suplico, reintgrale en su empleo.OTELO.- Es el que se aleja de aqu hace un instante?DESDMONA.- S, en verdad, y tan humillado, que me dej una parte de su pesar para sufrir con l. Mi querido amor, llamadle.OTELO.- Ahora no, dulce Desdmona; otra vez ser.DESDMONA.- Pero esta otra vez, ser pronto?OTELO.- Lo antes posible, para agradaros, querida.Apcope: Acortar una palabra como en vez de capitanes solo se usa capis.

DESDMONA.- Esta noche, a la hora de cenar?OTELO.- No; esta noche, no.DESDMONA.- Maana, a la hora de comer, entonces?OTELO.- No comer en casa; me reno con los capis en la ciudadela.DESDMONA.- Vaya, entonces maana por la noche, o el martes por la maana; o el martes a medioda, o por la noche; o el mircoles por la maana... Porfas, seala el momento; pero que no exceda de tres das. Por mi fe, l est arrepentido; y, sin embargo, su falta (salvo si se tiene en cuenta la regla que, segn dicen, exige que en la guerra se haga el escarmiento de los mejores) no es una de esas faltas que, segn la opinin comn, merezca apenas una reprensin particular. . Cundo volver? Decidmelo, Otelo.. Me pregunto con asombro en mi alma qu podris pedirme que yo os negase, o que os concediera con esta vacilacin. Cmo! Miguel Cassio, que os acompaaba cuando me cortejabais, y que a menudo ha tomado vuestro partido, cuando yo hablaba de vos desventajosamente! Y que tenga yo ahora necesidad de tantos esfuerzos para llamarle! Creedme, no s qu hara...OTELO.- Por favor, basta!Que venga cuando quiera! No he de negarte nada!Apcope: Acortar una palabra como en vez de por favor solo se usa porfas.

DESDMONA.- Vaya, esto no es una merced. Es como si os rogara que llevarais guantes, que os alimentarais de platos nutritivos, que no os resfriarais o solicitara de vos que hicieseis un servicio particular a vuestra propia persona. No, cuando me proponga realmente poner a prueba vuestro amor, ser con una cosa de gran importancia, difcil y arriesgada de conceder.Barbarsmo: Palabras en otros idiomas, en enste caso, ciao bambino es adios guapo en italiano ingls.

OTELO.- No te negar nada. Por tanto, te suplico que me otorgues esto: dejarme un instante a solas conmigo.DESDMONA.- Y os lo voy a negar? Ciao bambino.OTELO.- bye, baby! Al punto ir a tu encuentro.Barbarsmo: Palabras en otros idiomas, en enste caso, bye, baby! es adios bebe y what? Es qu? En ingls

DESDMONA.- Ven, Emilia.- Haced como el corazn os dicte. Lo que quiera que deseis, soy obediente. (Sale con Emilia.)OTELO.- Adorable criatura! Que la perdicin se apodere de mi alma si no te quiero! Y cuando no te quiera, ser de nuevo el caos!IAGO.- Mi noble seor...

OTELO.- what?IAGO.- Es que conoca Miguel Cassio vuestro amor cuando hacas la corte a la seora?Pleonasmo: emplea palabras innecesarias como pregunts y pregunta, no hace falta repetirlas. Pensas y cabeza, uno piensa por la cabeza siempre entonces no hay que mencionarlo, tambin juro y juradito, es una expresin que repite la misma idea 2 veces.

OTELO.- Lo conoci desde el principio hasta el fin. Por qu pregunts esa pregunta?IAGO.- Slo por la satisfaccin de mi pensamiento; no por nada ms grave.OTELO.- En qu pensas por tu cabeza, Iago?IAGO.- No cre que tuviera entonces conocimiento con ella.OTELO.- Oh, s!, y a menudo nos ha servido de intermediario.IAGO.- No chingues.OTELO.- Te lo juro juradito! S, de veras... Percibes algo en esto? No es l honrado?IAGO.- Honrado, seor?OTELO.- Honrado! S, honrado.IAGO.- Mi seor, por cosa as le tengo.OTELO.- Qu es lo que piensas por la cabeza?IAGO.- Pensar, seor?OTELO-Pensar, seor! Por el cielo, me sirve de eco, como si encerrara en su pensamiento algn monstruo demasiado horrible para mostrarse!... T quieres decir algo... Te o decir ahora... que no te agradaba eso, cuando Cassio abandon a mi mujer. Qu es lo que no te agradaba? Y cuando te he dicho que estaba en mis secretos, durante el curso entero de mis amores, has exclamado: De veras? Y tus cejas se han contrado haciendo plegarse la frente en forma de bolsa, como si hubieras querido encerrar en tu cerebro alguna concepcin horrible. Si me estimas, mustrame tu pensamiento.IAGO.- Seor, sabis que os estimo.OTELO.- Lo creo, y precisamente porque s que ests lleno de afecto y de honradez y que pesas tus palabras antes de proferirlas es por lo que tus reticencias me asustan ms; pues tales modos de conducirse son perfidias habituales en un bellaco desleal y mentiroso; pero en un hombre justo son revelaciones veladas que se escapan de un pecho incapaz de dominar su emocin.IAGO.- Por lo que toca a Miguel Cassio, me atrevera a jurarlo, pienso que es un hombre honrado.Barbarsmo: Palabras en otros idiomas, en enste caso, me too significa yo tambien en ingls.

OTELO.-me too.IAGO.- Los hombres debieran ser lo que parecen; ojal ninguno de ellos pareciese lo que no es!OTELO.- Cierto, los hombres debieran ser.IAGO.- Por eso, pues, pienso que Cassio es un hombre honrado.OTELO.- No, en eso hay an ms. Exprsame tus pensamientos tal como los rumias interiormente; y manifiesta los peores de ellos por lo que las palabras tienen de peor.IAGO.- No, mi buen seor, perdonadme. Aunque comprometido a todo acto de leal obediencia, no estoy obligado a descubrir lo que todos los esclavos son libres de ocultar. Revelar mis pensamientos? Pardiez, suponed que son viles y falsos -cul es el palacio en que no se introducen alguna vez villanas cosas?-. Quin tiene un corazn tan puro donde las sospechas odiosas no tengan sus audiencias y se sienten en sesin con las meditaciones permitidas?OTELO.- Conspiras contra tu amigo, Iago, si, creyndolo ultrajado, dejas su odo extrao a tus pensamientos.IAGO.- Os suplico -aunque quiz soy mal inclinado en mis conjeturas (pues confieso que es una enfermedad de mi naturaleza sospechar el mal, y mis celos imaginan a menudo faltas que no existen)- que vuestra cordura, sin embargo, no conceda ninguna importancia a un hombre cuya imaginacin se halla tan propensa a equivocarse, ni construya una armazn de inquietudes sobre el fundamento poco slido de sus observaciones, imperfectas. No convendra a vuestro reposo, ni a vuestro bienestar, ni a mi fortaleza varonil, honradez y prudencia, permitir que conocierais mis pensamientos. Folclorsmo: usa las expresiones tipicas de un pas (Guatemala). La expresin ala madre es en forma de reclamo.

OTELO.- Ala madre no entiendo.IAGO.- Mi querido seor, en el hombre y en la mujer el buen nombre es la joya ms inmediata a sus almas. Quien me roba la bolsa, me roba una porquera, una insignificancia, nada; fue ma, es de l y haba sido esclava de otros mil; pero el que me hurta mi buen nombre, me arrebata una cosa que no le enriquece y me deja pobre en verdad.Redundancia: repite palabras innecesarias como pensamientos en los que piensas porque ya se entiende que son de la persona con la que est hablando.

OTELO.- Por el cielo! Conocer tus pensamientos en los que piensas! IAGO.- No podrais, aunque mi corazn estuviera en vuestra mano; con mayor razn mientras se halla bajo mi custodia.OTELO.- Ah!...IAGO.- Oh, mi seor, cuidado con los celos! Es el monstruo de ojos verdes, que se divierte con la vianda que le nutre. Vive feliz el cornudo que, cierto de su destino, detesta a su ofensor; pero, oh, qu condenados minutos cuenta el que idolatra y, no obstante, duda; quien sospeche y, sin embargo, ama profundamente!Apcope: Acortar una palabra como en vez de por favor solo se usa porfas.

OTELO.- Porfas!IAGO.- Pobreza y contento es riqueza, y riqueza abundante; pero riquezas infinitas componen una pobreza estril como el invierno para el que teme siempre ser pobre... Cielo clemente, libra de los celos a las almas de toda mi casta! OTELO.-What? Crees que habra de llevar una vida de celos, cambiando siempre de sospechas a cada fase de la luna? No, una vez que se duda, el estado del alma queda fijo irrevocablemente. Cmbiame por un macho cabro el da en que entregue mi alma a sospechas vagas y en el aire, semejantes a las que sugiere tu insinuacin. No me convertir en celoso porque se me diga que mi mujer es bella, que come con gracia, gusta de la compaa, es desenvuelta de frase, canta, toca y baila con primor. Donde hay virtud, estas cualidades son ms virtuosas. Ni la insignificancia de mis propios mritos me har concebir el menor temor o duda sobre su infidelidad, pues ella tena ojos y me eligi. No, Iago, ser menester que vea, antes de dudar; cuando dude, he de adquirir la prueba; y adquirida que sea, no hay sino lo siguiente..., dar en el acto un adis al amor y a los celos.Barbarsmo: Palabras en otros idiomas, en enste caso, what? significa qu? en ingls.

IAGO.- Me alegro de eso, pues ahora tendr una razn para mostraros ms francamente la estima y obediencia que os profeso. Por tanto, obligado como estoy, recibir este aviso... No hablo an de pruebas. Vigilad a vuestra esposa con los ojos, observadla bien con Cassio. Haced uso de vuestros ojos as..., sin celos ni confianza. No quisiera que vuestra franca y noble naturaleza fuese engaada por su misma generosidad. Vigiladla. Conozco bien el carcter de nuestro pas: en Venecia las mujeres dejan ver al cielo las tretas que no se atreven a mostrar a sus maridos. Toda su conciencia estriba, no en no hacer, sino en tener oculto.Redundancia: repite palabras innecesarias como vigilad con los ojos porque solo con la palabra vigilad se entiende que es con los ojos.

OTELO.- Eso me cuentas?IAGO.- Enga a su padre, casndose con vos; y cuando pareca estremecerse y tener miedo a vuestras miradas, fue entonces cuando las apeteca ms.OTELO.- As fue, en efecto.IAGO.- Sacad entonces la conclusin. La que tan joven pudo disimular hasta el punto de tener los ojos de su padre tan estrechamente cerrados como la madera de roble, tan cerrados que l lo tom por cosa de magia... Pero soy muy de censurar; os pido humildemente perdn por este exceso de cario.OTELO.- obligado te quedo por siempre.Redundancia: repite palabras innecesarias como har y yo mismo porque har habla de un yo entonces no se tiene que agregar yo mismo

IAGO.- Veo que esto ha confundido un poco vuestro nimo.OTELO.- Ni una jota, ni una jota. IAGO.- Por mi fe, que lo temo; creedme. Espero consideris que lo que os digo dimana de mi afecto por vos...; pero veo que os habis emocionado; debo rogaros que no deis a mis palabras una conclusin ms grave ni una extensiones ms larga que la de una sospecha.OTELO.- Es lo que har yo mismo.IAGO.- De otro modo, seor, mis palabras obtendrn resultados terribles, a los cuales no tienden mis pensamientos. Cassio es mi digno amigo... Mi seor, veo que estis turbado.OTELO.- No, no tan turbado... No creo que Desdmona no sea honrada.IAGO.- Que viva as mucho tiempo, y otro tanto vos para creerla tal!OTELO.- Y, sin embargo, cuando la naturaleza se desva de s...IAGO.- S, al est el mal. As -para hablaros claramente-, digamos que no haber aceptado tantos partidos como se le proponan con hombres de su pas, de su color, de su condicin, a lo que vemos tiende siempre la naturaleza, hum!, esto denota un gusto muy corrompido, una grosera desarmona de inclinaciones, pensamientos contra naturaleza... Pero perdonadme. No es a ella precisamente a quien me refiero; y, sin embargo, temera que su alma, retornando a un juicio ms fro, llegara a compararos con las figuras de su pas y se arrepintiera tal vez.OTELO.- Adis, adis. Si ms adviertes, comuncame ms. Encarga a tu mujer que observe. Djame, Iago.IAGO.- Mi seor; tomo licencia para marcharme. (Yndose.)OTELO.- Por qu me habr casado? -Este honrado individuo ve y sabe ms, mucho ms de lo que cuenta!IAGO.- (Volviendo.) Mi seor, quisiera suplicar a Vuestro Honor que no escudriase ms en este asunto. Dejadlo al tiempo. Aunque sea conveniente que Cassio recobre su empleo (pues a decir verdad lo desempea con aptitud), sin embargo, si os place tenerlo por algn tiempo en desgracia, podrais de este modo estudiarlo a l y a sus procedimientos. Advertid si vuestra esposa insiste en su reposicin con vigor e inoportunidad vehemente. Por aqu se ver mucho. Mientras tanto, pensad que soy por dems exagerado en mis temores (como tengo grandes motivos para creerlo), y suplico a Vuestro Honor la considere libre de toda sospecha.

OTELO.- No te inquiete que sea shute.Folclorsmo: usa las expresiones tipicas de un pas (Guatemala). Shute significa entrometido.

IAGO.- Me despido nuevamente de vos. (Sale.)OTELO.- Este camarada es de una excesiva honradez y sabe penetrar con espritu claro en los resortes de las acciones humanas. Si yo descubriese que ella es un halcn montano, aun cuando tuviera por grillos las fibras de mi corazn, la soltara con un silbido y la dejara a merced del viento, para que buscase su presa al azar. Quiz porque soy atezado y carezco de esos dones melosos de conversacin que poseen los pisaverdes; o quiz porque desciendo la pendiente de los aos -aunque todava no mucho- es ida para m. Quedo engaado, y mi nico consuelo debe execrarla. Oh, maldicin del casamiento! Que podamos llamarnos dueos de estas mimadas criaturas, y no de sus apetitos! Mejor quisiera ser un sapo y vivir de la humedad de un calabozo que guardar para usos ajenos un rincn de aquello que amo. Empero es el castigo de los grandes; tienen menos prerrogativas que las gentes bajas. Es un destino inevitable, como la muerte. Esta maldicin horcada se cierne sobre nosotros desde el instante mismo en que venimos al mundo. Ved, aqu llega. Si es prfida, oh, entonces el cielo se burla de s mismo! No puedo creerlo! Vuelven a entrar DESDMONA y EMILIADESDMONA.- Hola, mi querido Otelo! Vuestra comida y los nobles insulares, a quienes habais invitado, aguardan vuestra presencia.OTELO.- Soy de censurar.DESDMONA.- Por qu hablis con una voz tan dbil? No os sents bien?OTELO.- Me duele aqu en la frente.DESDMONA.- Es de velar, sin duda. Eso va a disiparse. Dejadme que la vende, y dentro de una hora no sentiris nada.OTELO.- Vuestro pauelo es demasiado chico. (Aparta el pauelo, que cae.) Dejadlo. Voy con vos.Pleonasmo: emplea palabras innecesarias como muy verdaderamente que repiten la idea de dar la impresin que es mucho pero no hace falta agragar el muy.

DESDMONA.- Estoy muy verdaderamente afligida de que no os hallis bien. (Salen Otelo y Desdmona.)EMILIA.- Me encanta haber encontrado este pauelo. Es el primer recuerdo que ella recibi del moro. Mi porfiado marido me ha acariciado cien veces para que lo robara; mas ella ama tanto la prenda -pues l la conjur a que la guardara siempre-, que la lleva constantemente sobre s para besarla y hablarla. Voy a hacer que saquen copia de la labor y se la dar a Iago. Lo que intenta con ello, sbelo el cielo, no yo; yo no s nada, sino satisfacer su fantasa.Entra IAGOFolclorsmo: usa las expresiones tipicas de un pas (Guatemala). Traida significa esposa o novia.

IAGO.- Hola! Qu hacis ah sola? EMILIA.- No me riis; tengo una cosa para vos.IAGO.- Una cosa para m! Es una cosa vulgar...EMILIA.- Eh?IAGO.- Tener una traida boba.EMILIA.- Oh! Eso es todo? Qu me darais ahora por este moquero?IAGO.- Qu moquero?EMILIA. -Qu moquero! Pardiez, el moquero que el moro dio como primer regalo a Desdmona, que tantas veces me aconsejaste hurtar.IAGO.- Y se lo has hurtado?EMILIA.- No, a fe ma; lo dej caer por descuido, y como estaba yo presente, me aprovech de esta ocasin favorable para cogerlo. Miradle, aqu est.IAGO.- Eres una buena chica; dmelo.EMILIA.- Qu intentis hacer con l, para haberme instado tan reiteradamente a que lo escamotease?IAGO.- (Arrebatndole el pauelo.) Pardiez! Qu os importa? EMILIA.- Si no es para algn asunto de importancia, devolvdmelo. Pobre seora! Va a volverse loca cuando advierta que le falta.IAGO.- Fingid no saber de ello. Tengo necesidad de l. Idos, dejadme. (Sale Emilia.) Voy a extraviar este pauelo en la habitacin de Cassio y a dejarle que lo encuentre. Bagatelas tan ligeras como el aire son para las celosas pruebas tan poderosas como las afirmaciones de la Sagrada Escritura. Esto puede acarrear algo. El moro se altera ya bajo el influjo de mi veneno. Las ideas funestas son, por su naturaleza, venenos que en principio apenas hacen sentir su mal gusto; pero a poco que obran sobre la sangre, abrasan como minas de azufre... Tena yo razn. Mirad, aqu viene! Ni adormidera, ni mandrgora, ni todas las drogas soporferas del mundo te devolvern jams el dulce sueo que poseas ayer!Vuelve a entrar OTELOOTELO.- Ah! Ah! Prfida conmigo!IAGO.- Pardiez! Qu hay, general? No ms de eso!Folclorismo: usa las expresiones tipicas de un pas (Guatemala) como pajero que significa mentiroso y quemar el rancho que significa engaar.

OTELO.- Atrs! Vete! Me ha puesto en el potro! Que pajero sos!IAGO.- Qu es esto, mi seor?OTELO.- Qu sentimiento tena yo de sus horas furtivas de lujuria? Yo no las vea, no pensaba en ellas, no me hacan sufrir. La noche ltima dorm bien, com bien, estaba alegre y mi espritu era libre; no puedo creer que me haya quemado el rancho con Cassio. Al que ha sido robado, no apercibindose la falta de lo sustrado, dejadle en la inocencia del hurto, y no habr sido robado del todo.IAGO.- Estoy apesadumbrado de oros esto.OTELO.- Habra sido feliz, aun cuando el campamento entero, con gastadores y todo, hubiera gozado de su dulce cuerpo, con tal de no haber sabido nada. Oh! Ahora, adis para siempre a la tranquilidad del espritu! Adis al contento! Adis a las tropas empenachadas y a las potentes guerras, que hacen de la ambicin una virtud! Oh, adis!... Adis al relinchante corcel y a la aguda trompeta, al tambor que despierta el ardor del alma, al penetrante pfano, a las reales banderas y a todo lo que constituye el orgullo, la pompa y el aparato de las guerras gloriosas! Y a vosotras, mquinas asesinas, cuyas bocas crueles imitan los terribles clamores del inmortal Jpiter, adis! La carrera de Otelo ha dado fin!IAGO.- Es posible, seor?Folclorismo: usa las expresiones tipicas de un pas (Guatemala) como cerote que significa que la persona es una mierda y estar pisado que significa que esta jodido. Agarrar a pijazos es dar a una persona muchos golpes.

OTELO.- Cerote, ten por seguro que me probars que mi amada es una puta; tenlo por seguro; dame la prueba ocular; o, por la salud de mi alma eterna, ms te valiese haber nacido perro que tener que contestar a mi clera en alerta!IAGO.- A esto hemos llegado?OTELO.- Hzmelo ver, o, a lo menos, prubalo de tal suerte, que la prueba no deje ni gozne ni perno de que pueda colgarse una duda; o vas a estar bien pisado!IAGO.- Mi noble seor...OTELO.- Si haces esto para calumniarla y atormentarme, no reces ms; abandona toda compasin; acumula horrores sobre horrores; comete actos que hagan llorar al cielo y asombrar a la tierra, pues nada puedes aadir a tu condenacin ms terrible que esto. Va a ser peor que agarrarte a pijazos!IAGO.- Oh, gracia divina! Oh, cielos, perdonadme!... Sois un hombre? Tenis alma o sentimiento?... Quedad con Dios; aceptad la renuncia de mi cargo... Oh, miserable imbcil que vives para ver tu honradez transformada en vicio!... Oh, mundo monstruoso! Toma nota, toma nota, oh mundo, de lo peligroso que resulta ser recto y honrado!... Os doy las gracias por esta provechosa leccin; y desde ahora no querr a ningn amigo, ya que el afecto produce tales ofensas.OTELO.- No, qudate... Debieras ser honrado.IAGO.- Debiera ser prudente, pues la honradez es una tontera que siempre trabaja en balde.OTELO.- Por el universo, creo que mi esposa es honrada y creo que no lo es; pienso que t eres justo; y pienso que no lo eres. Quiero tener alguna prueba! Su nombre que era tan puro como el semblante de Diana, es ahora tan embadurnado y negro como mi propio rostro... Si existen cuerdas, cuchillos, venenos, fuego o torrentes para ahogarse, no lo soportar... Quisiera estar plenamente convencido!Redundancia: repite palabras innecesarias como puesto en esta posicin.

IAGO.- Veo, seor, que os devora la pasin. Me arrepiento de haberte puesto en esta posicin. Querras satisfaccin?OTELO.- Querrais! Pues claro que quiero.IAGO.- Y podis. Ms cmo? Cmo querrais que fuese esta satisfaccin, seor? Querrais vos, el espectador, quedaros con la boca abierta mirndola bestialmente topeteada?OBELO.- Muerte y condenacin! Oh!IAGO.- Sera, creo, una empresa difcil y enojosa inducirles a dejarse sorprender as. Malditos sean, pues, si otros ojos mortales fuera de los suyos los ven acostados! Entonces qu? Cmo proceder? Qu he de deciros? Dnde est la conviccin?... Es imposible que sorprendis tal cosa, aun cuando estuvieran tan excitados como las cabras, tan ardientes como los monos, tan lbricos como los lobos en el celo y tan imprudentemente tontos como los ignorantes en estado de embriaguez. Pero, sin embargo, os lo digo, si la opinin, fundada en una fuerte evidencia circunstancial, que conduce directamente a las puertas de la verdad, puede daros satisfaccin, la obtendris.Dequeismo: aade enlaces innecesarios. De que es innecesario ya que se podria quitar el de y significara lo mismo

OTELO.- Dame la prueba palpable de que es desleal!IAGO.- No me gusta el oficio; pero ya que tan adelante he ido en este asunto -aguijoneado por la locura de la honradez y la amistad-, seguir ms lejos an. Estaba yo acostado hace poco tiempo con Cassio, y como me dola el dolor de muelas heridas, no poda dormir. Hay una clase de hombres tan indiscretos de alma, que en sus sueos mascullan sus negocios. Uno de esta especie es Cassio. Le o decir en sueos: Encantadora Desdmona, seamos prudentes; ocultemos nuestros amores! Y entonces, seor, me coga y estrujaba la mano, diciendo: Oh, dulce criatura! Y luego me besaba con fuerza, como si quisiera arrancar por la raz besos que brotaran de mis labios. Despus pas su pierna sobre mi muslo, suspir y me bes. Y acto seguido repuso: Que mierda de destino que te ha entregado al moro!Redundancia: repeticion innecesaria de palabras. No se necesita decir dola el dolor de las heridas, solo dolan.Esta frase es una impropiedad pues el huevo se utiliza como ofensa. Tambin es un regionalismo. >>>>>>>>>Esta es una impropiedad al referirse al destino como mierda

OTELO.- Oh, monstruoso! Monstruoso! IAGO.- Bah!, esto no es ms que un sueo.OTELO.- S, pero denota una conclusin predeterminada; es un indicio grave, aunque slo sea un sueo.IAGO.- Y esto puede ayudar a justificar otras pruebas que parecen demasiado menudas.OTELO.- .-La har huevo!Pleonasmo: emplea palabras innecesarias como le y a ella. Basta con solo decir le.

IAGO.- Bien, ms sed prudente. An no vemos nada definitivo. Puede que sea todava honrada. Decidme tan slo... No habis visto nunca en manos de vuestra mujer un pauelo con un bordado moteado de fresas?Me pelaba es un regionalismo guatemal- teco. Tambin se califica como chapinismo

OTELO.- Le di a ella uno semejante; fue mi primer presente.IAGO.- Me pelaba; pero he visto un pauelo de esa clase -estoy seguro de que era de vuestra mujer- en poder de Cassio, con el que se limpiaba hoy la barba.OTELO.- Si fuera se!...IAGO.- Fuera se u otro cualquiera de su propiedad, esto habla contra ello con los dems indicios.Idiotismo: modo de hablar contra las reglas ordinarias de la gramtica, pero propio de una lengua. Es incorrecto decir dejeme decirle que, se dice permitame decirle.

OTELO.- Oh! Por qu no ha de tener el miserable cuarenta mil vidas? Una sola es demasiado pobre, demasiado dbil para mi venganza! Ahora veo que es verdad!... Mira aqu, Iago... Todo mi amor apasionado lo soplo as al cielo! Vol!... Levntate, negra venganza, del fondo del infierno! Cede, oh amor, tu corona y el corazn en que estabas entronizado, a la tirana del odio! Hnchate, pecho, bajo la cargazn que llevas, pues se compone de lenguas de spides!Esta palabra es un regionalismo que refiere a guardar la calma.

IAGO.- Apasiguate, sin embargo.OTELO.- Oh, sangre, sangre, sangre!IAGO.- Paciencia, os digo. Dejeme decirle que quiz mudis de pensamiento.OTELO.- Iago, jams!... Como el mar del Ponto, cuya corriente helada y curso siempre adelante no conoce nunca el reflejo, sino que contina derecho su camino hacia el Propntico y el Helesponto, as mis pensamientos sanguinarios, con paso violento, no volvern atrs nunca, no refluirn jams hacia el humilde amor hasta que no sean engullidos en una inmensa venganza proporcionada a la ofensa... Ahora, por ese cielo de mrmol, empeo aqu mis palabras (arrodillndose) para la ejecucin religiosa de un juramento jurado sagrado! Se represen- ta una redundancia, pues se sobre entiende que son sus manos. EL Juramento jurado sagrado es un pleonasmo porque se sobreentien- de que se jura.

IAGO.- No os levantis todava... (Arrodillndose.) Sed testigos, luceros que eternamente brillis en lo alto; y vosotros, elementos que nos envolvis por todas partes, sed testigos de que Iago pone aqu las armas de su inteligencia, de sus manos suyas y de su corazn al servicio del ultrajado Otelo! Que mande, y por sanguinaria que sea la obra, ser para m un acto de piedad el obedecer! (Se levantan.)OTELO.- Acojo tu afeccin, no con vanos agradecimientos, sino con aceptacin reconocida, y quiero inmediatamente, lo ms pronto posible, ponerte a prueba. Dentro de tres das que te oiga yo decir que Cassio no vive!Pleonasmo: Empleo de palabras innecesarias. Repite la idea cuando dice inmediatamente y lo mas pronto posible.

IAGO.- Mi amigo cashquimiqui! Es cosa bien hecha a vuestra instancia! Pero que ella viva.OTELO.- Sea condenada la impdica bribona! Oh, sea condenada! Vamos, ven conmigo a un lugar apartado. Quiero retirarme a fin de buscar algunos medios de muerte rpida para la linda diablesa. Desde ahora, eres mi teniente. (Sale.)Esta palabra es un regionalismo que refiere que esta muerto.

IAGO.- Soy siempre vuestro.