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1 Paz y Bien ORÍGENES CRISTIANOS

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1

Paz y Bien

ORÍGENES

CRISTIANOS

2

Se agradece el tiempo, trabajo y dedicación

empleados por la Sra. Norma Cid en la transcripción de este documento

de Mons. Carmelo Giaquinta, que de otra manera se hubiese

perdido indefectiblemente.

3

ORÍGENES CRISTIANOS

Ciclo Profesor

Básico - I Semestre 1972 Carmelo Giaquinta

PROGRAMA

Iª PARTE: LA IGLESIA DE LOS APÓSTOLES

1. Difusión del Evangelio durante el siglo I

a) Opinión de los historiadores romanos y griegos.

b) Opinión según los Hechos de los Apóstoles y las Cartas apostólicas.

2. La Iglesia Madre de Jerusalén

a) “Los Doce”, Cefas, “Los hermanos”.

b) El “testimonio” de los Apóstoles.

c) La vida de “comunión”.

d) Los “hebreos”, Santiago. Los parientes de Jesús.

e) Los “helenistas”, Esteban, la diáspora y el Evangelio.

3. Crisis: ¿Iglesia o secta?

a) Circuncisión y gentilidad.

b) Tesis encontradas: ¿Justificación por la Ley o por la fe en Cristo?

c) El Concilio de Jerusalén.

d) Destino del judeocristianismo.

e) Cristianos y judíos.

f) El judaísmo post-bíblico.

4. Las Iglesias de los Doce

a) Tradiciones sobre la dispersión de los Doce.

b) La misión en el mundo arameo.

c) El cristianismo en Asia.

d) El apostolado de Pedro.

5. Las Iglesias de Pablo

a) Las misiones apostólicas y los escritos.

b) Personalidad del Apóstol de los gentiles.

c) Cristo el Señor.

d) La Iglesia Cuerpo de Cristo.

e) El cristiano o el hombre nuevo.

6. La vida de las Iglesias apostólicas

a) La iniciación cristiana.

b) La Cena del Señor.

c) “Los dichos del Señor” y “los recuerdos de los Apóstoles”.

d) Carismas y ministerios.

e) La vida de caridad.

f) Excomunión y perdón del pecador.

g) Profesión de una única fe.

7. La sucesión de los Apóstoles

a) El papel apostólico.

b) Conciencia de tradición.

c) La sucesión.

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IIª PARTE: JESÚS DE NAZARET

8. Formación de los Evangelios

a) Prehistoria evangélica.

b) Personalidad y teología de los evangelistas.

c) La comunidad pentecostal y la compilación de las tradiciones evangélicas.

d) La santa tradición de Jesús y la comunidad pre-pascual.

9. Galilea

a) La buena nueva del Reino.

b) Los discursos de Jesús.

c) Las parábolas del Reino.

d) Los milagros.

e) Las controversias con los fariseos.

10. Jerusalén

a) La subida a Jerusalén.

b) Los hechos de Jesús en Jerusalén.

c) La Pasión.

d) La Resurrección.

11. Tradiciones complementarias

a) Evangelios de la infancia.

b) La tradición de los “discípulos”.

c) Los “logia” del Señor.

12. Jesús de Nazaret y Cristo el Señor

a) El secreto mesiánico y la revelación a los pequeños.

b) El Hijo del Hombre.

c) Cristo el Señor.

IIIª PARTE: EL MUNDO DEL NUEVO TESTAMENTO

13. El mundo judío

a) Judaísmo y helenismo, diáspora, versión de los LXX, Filón de Alejandría.

b) Judaísmo palestinense: grupos, creencias, mesianismo, culto, literatura extra bíblica, exégesis rabínica.

c) Final del reino de Judea: la guerra del 70, judaísmo post-bíblico, literatura talmúdica.

14. El mundo greco-romano

(Ver programa de Historia de la Iglesia – Edad Patrística).

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CUADERNO Nº 1

LA DIFUSIÓN DEL EVANGELIO EN EL SIGLO I (Según las fuentes bíblicas y de la edad apostólica)

Coleccionó C. Giaquinta

“El Reino de Dios es como un hombre

que echa el grano en la tierra;

duerma o se levante,

de noche o de día,

el grano brota y crece,

sin que él sepa cómo”. (Mc. 4, 26-27)

I – “Y SERÉIS MIS TESTIGOS EN JERUSALÉN…”. (Hch. 1, 8) Hech. 2, 41 2, 47 4, 4 5, 14.16 6, 7 21, 20

II – “…EN TODA JUDEA…”. (Hech. 1, 8)

1 Ts. 2, 14 Gal. 1, 22 Hech. 8, 1.4 9, 31 11, 1 11, 29 15, 1 21, 10 26, 20 Rom. 15, 31 2 Cor. 1, 16 – Azoto Hech. 8, 40 – Lidda 9, 32.35 – Joppe 9, 36-38.42-43; 10, 24

III – “…Y SAMARIA…” (Hech. 1, 8)

Hech. 8, 1.4 8, 5.14 Hech. 8, 25 9, 31 15, 3 – Sarón Hech. 9, 35 – Cesarea Hech. 8, 40 (9, 30) 10, 1.24 12, 19 18, 22 21, 8.16

IV – “…Y HASTA LOS CONFINES DEL MUNDO” (Hech. 1, 8) 01 – Galilea Hech. 9, 31

02 – Fenicia 11,19 15, 3 - Damasco 9, 2.10.19-22.27 2 Co. 11, 32 Ga. 1, 17 - Tiro Hech. 21, 3-4

6

- Tolemaida 21, 7 - Sidón 27, 3 - Paneas (Eusebio, Hist. VII, 18-19) - Trípoli Const. Ap.

03 – Arabia (Hech. 2, 11) Gal. 1, 17-18 - Perea Cristianos después del 70 04 – Celesiria Ga. 1, 21 Hech. 15, 23.41 - Antioquia (Hech. 6, 5) Hech. 11, 19-27 13, 1-3; 14, 26 15, 22-35 18, 22-23 Ga. 2, 11

05 – Chipre (Hech. 4, 36) - Salamina 11, 19-20 13, 4-5 - Pafos 13, 6

06 – Cilicia Ga. 1, 21 Hech. 15, 23.41 - Tarso Hech. 9, 30 11, 25 (21, 39)

07 – Panfilia - (Licia e Isauria) (Hech. 2, 10) - Perge Hech. 13, 13-14 14, 24-25

08 – Pisidia Hech. 13, 49 - Antioquia Hech. 13, 14-50 2 Tm. 3, 11

09 – Licaonia - Iconio Hech. 13, 51 14, 1-4 14, 21 16, 2 2 Tm. 3, 11 - Listra Hech. 14, 6-19 14, 21 16, 1-2 2 Tm. 3, 11 - Derbe Hech. 14, 6-7 14, 24 16, 1 - Atalía Hech. 14, 25 - Filomeno Martirio de San Policarpo

10 – Galacia Ga. 4, 13-15 (Hech. 16, 6) 18, 23 1 Co. 16, 1 2 Tm. 4, 10 1 Pe. 1, 1

11 – Frigia (Hech. 2, 10)

7

( 16, 6) 18, 23 - Colosas Col. 1, 3-8; 4, 12-13 - Laodicea Col. 2, 1 4, 13 4, 15-16 Ap. 1, 11; 3, 14-22 - Hierapolis Col. 4, 13 Felipe el evangelista (Eusebio III, 31, 3-4) Papias (Eusebio Hist. III, 36, 2; 39)

12 – Capadocia (Hech. 2, 9) 1 Ped. 1, 1

13 – Ponto (Hech. 2, 9) (Hech. 18, 2) 1 Pe. 1, 1

14 – Bitinia (Hech. 16, 7) 1 Pe. 1, 1 Plinio el joven

15 – Macedonia - Tesalia Hech. 16, 9 - (Tracia-Dardania) 18, 5 19, 22 20, 1-2 Rom. 15, 26 1 Col. 16, 5 2 Col. 1, 16 2, 13 7, 5 8, 1 11, 9 Flp. 4, 15 1 Ts. 1, 7-8 4, 10 1 Tm. 1, 3 - Filipos Hech. 16, 12-40 1 Ts. 2, 2 A los Filipenses San Policarpo - Apolonia Hech. 17, 1 - Tesalónica Hech. 17, 1-9 20, 4 1ª y 2ª a los Tesalónicos Flp. 4, 16 Hech. 17, 10-15 20, 4

16 – Acaya (Grecia) 1 Ts. 1, 7-8 2 Co. 1, 1 9, 2 11, 10 Rm. 15, 26 1 Co. 16, 15 Hech. 18, 27 20, 2 - Atenas Hech. 17, 15-34 1 Ts. 3, 1 - Corinto Hech. 18, 1-18 19, 1 1ª y 2ª a los Corintios 2 Tm. 4, 20 Clemente de Roma

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- Cencreas (Hech. 18, 18) Rm. 16, 1 - Patras San Andrés? - Egina Const. Ap.

17 – Epiro - Nicopolis Tit. 3, 12

18 – Dalmacia - Iliria 2 Tm. 4, 10 Rm. 15, 19-21

19 – Creta (Hech. 2, 11) Tit. 1, 5

20 – Asia (Hech. 2, 9) - (Lidia, Misia, Helesponto, Caria) (Hech. 16, 6-8) Hech. 19, 10.22.26 20, 4 20, 18 (21, 27; 24, 19) Rm. 16, 5 1 Co. 16, 19 2 Co. 1, 8 2 Tm. 1, 15 1 Pe. 1, 1 Ap. 1, 4 - Éfeso Hech. 18, 19-21 18, 24-27 19-20, 1 1 Co. 15, 32 16, 8 Hech. 20, 17 21, 20 A los Efesios 1 Tm. 1, 3 2 Tm. 1, 16-18

4, 12 Ap. 1, 11; 2,1-7 San Ignacio de Antioquia - Troade Hech. 20, 5-12 2 Co. 2, 12-13 2 Tm. 4, 13 - Mileto Hech. 20, 15-38 2 Tm. 4, 20 - Esmirna Ap. 2, 1-7 San Ignacio San Policarpo, carta y martirio - Pérgamo Ap. 2, 12-17 - Tiatira Ap. 2, 18-29 - Sardes Ap. 3, 1-6 - Filadelfia Ap. 3, 7-14 San Ignacio - Patmos Ap. 1, 9 - Magnesia San Ignacio - Trallas San Ignacio

21 – Italia Hech. 18, 2 Hb. 13, 24 - Malta Hech. 28, 1-11 - Siracusa Hech. 28, 12 - Reggio Calabria (Hech. 28, 13) - Pozzuoli (Nápoles) Hech. 28, 13-14 - Tres Tabernas Hech. 28, 15?

9

- Roma (Hech. 2, 10) (Hech. 13, 7) Hech. 18, 2 Suetonio, De Vita Claudii A los Romanos 1, 7-15 Hech. 19, 21 23, 11 2 Tm. 1, 17 1 Pe. 5, 13 Clemente Romano Tacito, Annales San Ignacio

22 – Galias 2 Tm. 4, 10? San Irineo

23 – España Rom. 15, 24-28 Clemente 5, 7?

24 – Egipto – Libia (Hech. 2, 10) - Alejandría (Hech. 18, 24-25) - Cirene (Hech. 2, 10) (Hech. 6, 9) (Hech. 11, 20) (Hech. 13, 1) (Mc. 15, 21)

25 – Etiopía

26 – Osroene

27 – Adiabene

28 – India

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CUADERNO Nº 2

LA IGLESIA DE PENTECOSTÉS LOS DOCE, CEFAS Y LOS HERMANOS

Coleccionó C. Giaquinta

I – LOS DOCE “La muralla de la ciudad de la ciudad se asienta sobre doce piedras, que llevan los nombres de los Doce Apóstoles del Cordero” (Ap. 21, 14)

1. Con este nombre se los designa en la primera tradición eclesiástica: 1 Cor. 15, 5.

- Que veía a este grupo como distinto, de algún modo, del resto de la comunidad: Hech. 6, 2.

- Y lo tenía como fundamento de la Iglesia toda: Ap. 21, 14.

- La ausencia de uno (los once) hace sentir una anomalía: Lc. 24, 9-33. Mt. 28, 16.

- La elección de Matías y su agregación al cuerpo de “Los Doce” indica la conciencia de hallarse ante el grupo constitutivo original de la Iglesia: Hech. 1, 15-20.

2. En los Evangelios se explicita mejor esta conciencia de la Iglesia con respecto a “Los Doce”.

- Si pocas veces los designan como:

• “los doce discípulos”: Mt. 10,1; 11, 1

• “los doce apóstoles”: Mt. 10, 2

Las más de las veces lo hacen diciendo a secas, “los Doce”.

- Es un número perfecto y cerrado: Lc. 22, 3.

- Se distingue claramente entre los restantes discípulos, que son “los que están alrededor de Jesús junto con los Doce”: Mc. 4, 10; Lc. 24, 9. 33, y los integrantes del grupo, cada uno de los cuales es “uno de los Doce”; p.ej.:

• Tomás: Jn. 20, 24.

• Judas Iscariote: Mc. 14, 10. 20. 43 Mt. 26, 14 Lc. 22, 47 Jn. 6, 71

- La integración de ellos al grupo es debido a la iniciativa de Jesús, que los elige y llama.

Mc. 3, 13-14 Mt. 10, 1-2 Lc. 6, 13 Jn. 6, 70

Pero supone de parte de ellos, libertad de opción: Jn. 6, 67.

- “Los Doce” son aquellos discípulos que están con Jesús: Mc. 3, 14. Y lo acompañan.

• En la misión: Lc. 8, 1.

• En la vida cotidiana: Lc. 9, 12.

• En su ingreso mesiánico: Mc. 11, 11.

• En sus pruebas: Lc. 22, 30.

• En la cena del N.T.: Mc. 14, 17 Mc. 26, 20

Y para ello abandonan todo: Mt. 19, 28.

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- A “los Doce” Cristo los instruye sobre:

• La misión: Mt. 16, 5; 11, 1.

• La primacía del servicio: Mc. 9, 35.

• La Pasión y Resurrección: Mc. 10, 32 Mt. 10, 5s Lc. 9, 2

- Y los envía a predicar:Mc. 3, 14; 6, 7-12 Mt. 10, 5 s Lc. 9, 2

- Revistiéndolos de autoridad: Mc. 3, 15 Mt. 10, 1 Lc. 9, 1

3. En la literatura cristiana arcaica, la iglesia es designada como “la plantación que plantaron los Doce Apóstoles del muy Amado” (Ascensión de Isaías IV, 3; Cfr. III, 17. 21; XI, 22).

II – CEFAS “Tú te llamarás Cefas” (Jn. 1,42). “…y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mt. 16, 18).

1. En las Iglesias griegas, Simón Bar Jonas (Mt. 16, 17) es designado con el apodo arameo “Kefas”.

• Corinto: 1 Co. 1,12; 3, 22; 9, 2; 15, 5. • Galacia: Ga. 1, 18; 2, 9. 11. 14. • Asia: Jn. 1, 42.

Que se lo heleniza pronto por “Pétros”. Jn. 1, 42 Mt. 4, 18 Hech. 10, 5 Ga. 2, 7-8

- El apodo fue iniciativa del mismo Jesús: Mc. 3, 16 Mt. 16, 17-18 Lc. 6,14 Jn. 1, 42

- Su nombre encabeza las listas completas de los Doce: Hech. 1, 13-14 Lc. 6, 13-16 Mc. 3, 16-19 Mt. 10, 2-4

O las listas parciales de los apóstoles:

• Pedro y Juan: Lc. 22, 8 Jn. 20, 2. 3. 4 21, 20 Hech. 3, 1. 4. 11 4, 13. 19 8, 14

• Pedro, Juan y Santiago: Lc. 8, 51 9, 28

• Pedro, Santiago y Juan: Mc. 5, 37 9, 2 14, 33 Mt. 17, 1 Lc. 5, 8-10

• Pedro y los Zebedeo: Mt. 26, 37.

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• Pedro, Santiago, Juan y Andrés: Mc. 13, 3.

- Se lo destaca del restante cuerpo de los Doce:

• “Cefas y los Doce” 1 Cor. 15, 5

• “Pedro y los Once” Hch. 2, 14

• “Pedro y los demás Apóstoles” Hch. 2, 37

• “Pedro y los Apóstoles” Hch. 5, 29

• “Simón y los compañeros” Mc. 1, 36

• “Los discípulos y Pedro” Mc. 16, 7

- Si bien es uno de ellos y está en comunión con ellos: Hch. 8, 14.

2. Es un testigo privilegiado de la resurrección:

• 1 Co. 15, 5

• Mc. 16, 7

• Lc. 24, 34

• Jn. 20, 2-7

- Que tiene la iniciativa en la acción apostólica:

• Elección de Matías: Hch. 1, 15s

• Sermón de Pentecostés: Hch. 2, 14. 37-38

• Sermón al Sanedrín. Hch. 4, 8. 13

• Sermón al Sanedrín (2º vez): Hch. 5, 29

• Confirmación de la fe en Samaría: Hch. 8, 20

• Visita apostólica: Hch. 8, 20

• Aceptación de los gentiles en la Iglesia: Hch. 10, 9-11. 17

- La cual es confirmada con signos:

• Cojo en el Templo: Hch. 3, 4-25.

• Muerte de Ananías y Safira: Hch. 5, 1-11.

• Numerosas curaciones: Hch. 5, 15-16.

• Eneas el paralítico: Hch. 9, 33-35.

• Resurrección de Tabitá: Hch. 9, 36-43.

3. En la comunidad se recuerda sus limitaciones y pecados durante la vida de Jesús:

• Duda en el mar: Mt. 14, 28-31.

• Disuasión de la Cruz: Mc. 8, 32-33

• Presunción: Mc. 14, 29

• Sueño en el Huerto: Mc. 14, 37

• Amago de homicidio: Jn. 18, 10-11

• Triple negación: Mc. 14, 66-72 Mt. 26, 69-75 Lc. 22, 55-62 Jn. 18, 15-18 25, 27

- Pero a la vez:

• Su empeño en entender la Palabra de Jesús: Mt. 15, 15 18, 21 Mc. 11, 21 Lc. 12-41

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• Su confesión de fe: Mt. 16, 16-18 Lc. 5, 8 Jn. 6, 67-69

• Su triple profesión de amor: Jn. 21, 15-17.

4. Se recuerda, también, que era:

• El representante de Jesús para el pago de los impuestos a la autoridad civil: Mt. 17, 24-27.

• El que hablaba en nombre de los compañeros: Mt. 16, 15-16 19, 27 Lc. 8, 45

• El creyente en la palabra de Cristo: Lc. 5, 5 Jn. 6, 68

• La piedra basal de la Iglesia: Mt. 17, 18.

• El depositario de las llaves de Reino: Mt. 16, 19.

• El fortalecedor de la fe de los hermanos: Lc. 22, 31-32.

• El que más ama a Cristo: Jn. 21. 15.

• El pastor de los corderos y de las ovejas: Jn. 21, 15-17.

5. La gente lo tiene en gran estima: Hch. 5, 15.

Y la gente se estremece con su prisión: Hch. 12, 5.

- Si bien se sabe que no es más que un hombre: Hch. 10, 25-26.

• Que sufre perplejidades con respecto a la misión que cristo le confió: Hch. 10, 9-17.

• E incluso, asume actitudes equívocas: Ga. 2, 11-14.

- Se siente que es preciso estar en comunión con Él: Ga. 1, 18. 2, 2.

III – LOS HERMANOS “Vosotros sois todos hermanos” (Mt. 23, 8).

Los miembros que rodean a los Doce son “los hermanos” (Hch. 1, 15).

1. Estos se sienten formando parte activa de la comunidad de Jerusalén:

• Salvan a Pablo: Hch. 9, 30.

• Acompañan a Pedro: Hch. 11, 12.

• Piden explicación de su trato con los gentiles: Hch. 11, 1-3.

• Reciben a Pablo después de su misión: Hch. 21, 27.

• Reciben informes de Pedro: Hch. 12, 17.

• Con ellos se sienten unidos los creyentes de fuera de Palestina: Hch. 11, 29.

• Están presididos por Santiago: Hch. 12, 17.

2. De la misma manera se designan los creyentes fuera de Jerusalén:

Hch. 14, 2; 15, 1. 3 – hermanos de la gentilidad –

Hch. 15, 36; 18, 18; 21, 7; 28, 14-15.

Y tienen la misma conciencia de pertenencia activa a la Iglesia:

• Impulsan la misión de Pablo: Hch. 15, 40.

• Testimonian sobre Timoteo: Hch. 16, 2.

• Testimonian la fe ante el tribunal: Hch. 17, 6—7.

• Patrocinan a Apolo: Hch. 18, 27.

• Tienen por dirigentes a Judas y Silas: Hch. 15, 22. 32-33.

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3. Es una designación que goza de prestigio, porque:

• Jesús dio su nombre a los discípulos: “Vosotros sois todos hermanos” Mt. 23, 8.

• Además Él se identificó con el prójimo, en especial el pobre, e hizo de él un hermano suyo: Mt. 25, 40.

• Particularmente si éste realiza la voluntad del Padre: Mt. 2, 48-50.

• Así se los designa después de la Resurrección: “mis hermanos” Mt. 28, 10. Jn. 20, 17.

4. Las cartas apostólicas generalizan el uso de este término: (Ver cartas de San Pablo, Santiago y Juan).

Y luego adquieren la forma colectiva de “fraternidad” para designar:

• La comunidad local: 1 Ped. 2, 17.

• La comunidad universal: 1 Ped. 5, 9.

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CUADERNO Nº 3

LOS TESTIGOS DE JESÚS

Coleccionó C. Giaquinta

1. Los Doce son testigos cualificados de Cristo, escogidos por Dios de antemano Hch. 10,41.

- Lo son por disposición de Cristo: Hch. 1, 8 Lc. 24, 48

- Están capacitados para ello por:

• La vida en común con Jesús desde su bautismo: Hch. 1, 21-22 10, 39-41 Jn. 15, 27

• Las apariciones de Jesús después de su resurrección: Hch. 10, 40-41 13, 31

2. El objetivo del testimonio es:

• La vida terrena de Jesús desde el Bautismo: Hch. 1, 21 2, 22.32 13, 24-25.31

• La misión apostólica de él: Hch. 10, 37-39 2, 22.32 13, 24-25. 31

• La pasión, muerte, resurrección y exaltación: Hch. 1, 22 2, 23-36 3, 13-15 5, 30-32 10, 39-40 13, 27-31 4, 33 Lc. 24, 44-48 1 Pe. 5, 1

• La conversión y el perdón de los pecados: Lc. 24, 47-48 Hch. 2, 31.38 3, 15. 19 5, 31-32 10, 40.43 13, 3. 38-39

• Las promesas del Espíritu Santo: Hch. 1, 8 2, 32-33

Lc. 24, 48-49

• El juicio y señorío universal de Cristo: Hch. 3, 15. 20-21 10, 41-42

3. Pablo, sin ser de los Doce, se sentirá asociado a la tarea del testimonio: (Hch. 22, 15. 18; 26, 16; 23, 11), porque se le apareció el Señor (1 Cor. 15, 8), lo vio 1 Co. 9, 1) y fue elegido por Él (Ga. 1, 15).

4. “Testigo” o “martyr”: esta palabra, destinada originariamente al que habla solamente ante el juicio de una audiencia, vendrá a aplicarse a aquel que ya no habla más con los labios, porque vio con tanta claridad que no pudo desmentirse y en prueba de lo visto, vertió su sangre. Así:

• Esteban: Hch. 22, 20. • Antipas: Ap. 2,13. • Jesús: Ap. 1, 15; 3,14.

El “mártir” silenciado sigue hablando por medio de su sangre. “que es más elocuente que la de Abel” Hb. 12, 24

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CUADERNO Nº 4

SANTIAGO Y LOS PARIENTES DE JESÚS

Coleccionó C. Giaquinta

“… ¿Quiénes son mis hermanos?”

“…Todo el que cumpla la voluntad de mi Padre Celestial. (Mt. 12, 48-50)

I - LOS HERMANOS DE JESÚS EN LAS TRADICIONES DEL NUEVO TESTAMENTO

1. Los hermanos de Jesús

• Mc. 6,3: “… ¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, Joset, Judas y Simón?” (Ver: Mt. 13, 55; Mc. 3, 31-32).

• Jn. 7, 3-5: “Y le dijeron sus hermanos: …si haces estas cosas, muéstrate al mundo”. “Es que ni siquiera sus hermanos creían en él” (ver: Mc. 3,21).

• Hch. 1, 14: “Todos ellos perseveraban en la oración con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos”.

• 1 Co. 9, 5: “No tenemos derecho a llevar con nosotros una mujer creyente, como los demás apóstoles y los hermanos del Señor y Cefas?”.

• Ga. 1, 19: “Y no vi a ningún otro apóstol (fuera de Cefas), y sí a Santiago, el hermano del Señor”.

2. Santiago

• 1 Co. 15, 7: “Luego (el Señor) se apareció a Santiago; más tarde a todos los apóstoles”.

• Hch. 12, 17: “Comunicad esto a Santiago y a los hermanos”.

• Ga. 2, 9: “Santiago, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas…”

• Ga. 2, 12: “Antes que llegaran algunos del grupo de Santiago, (Cefas) comía en compañía de los gentiles”.

• Hch. 15, 13-21: Discurso de Santiago en el Concilio de Jerusalén.

• Hch. 21, 16: Sigue presidiendo la comunidad de Jerusalén en la década del 50 al 60 d.C.

• Epístola de Santiago ¿?

3. Joset

• Mc. 15, 40. 47.

4. Judas

• Judas 1?

5. Cleofás

• Lc. 24, 18.

• Jn. 19, 25.

II - SANTIAGO, EN LAS FUENTES ARCAICAS POST-BÍBLICAS

1. Josefo (c. 37-95); noticias de un judío contemporáneo

…Siendo Anán de este carácter, aprovechándose de la oportunidad, pues Festo había fallecido Albino todavía estaba en camino, reunió el sanedrín. Llamó a juicio al hermano de Jesús que se llamó Cristo; su nombre era Jacob, y con él hizo comparecer a varios otros. Los acusó de ser infractores a la ley y los condenó a ser apedreados.

Pero los habitantes de la ciudad, más moderados y afectos a la ley, se indignaron. A escondidas enviaron mensajeros al rey, pidiéndole que por carta exhortara a Anán a que, en adelante, no hiciera tales cosas, pues lo realizado no estaba bien. Algunos de ellos fueron a encontrar a Albino, que venía de Alejandría; le pidieron que no permitiera

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que Anán, sin su consentimiento, convocara al sanedrín. Albino, convenido envió una carta a Anán, en la cual lleno de indignación le anunciaba que tomaría venganza con él. Luego el rey Agripa, habiéndole quitado el pontificado, que ejerció durante tres meses, puso en su lugar a Jesús hijo de Damneo”.

(Antigüedades Judías: Libro XX, 9, 1; Obras completas de Flavio Josefo, Acerbo cultural, Bs. As. 1961, t III, página 342).

2. Hegesipo (c 100-180): memorias de un judío cristiano

3…”Hegesipo, que vivió cerca de los tiempos de los apóstoles, habla más detalladamente que ninguno otro a cerca de Santiago en el libro V de Commentaria con las siguientes palabras: 4 “Recibió el gobierno de la Iglesia, juntamente con los apóstoles, Santiago hermano del Señor quien ya desde los tiempos de Cristo hasta nuestra edad ha sido llamado el Justo. Pues ciertamente han existido muchos que se llamaban con el nombre de Santiago. 5 Pero éste fue santo desde el vientre de su madre. Nunca bebió ni vino ni zumo de dátiles; se abstuvo totalmente de las carnes de animales. Nunca ser cortó la cabellera; ni se acostumbraba a ungir ni a bañar su cuerpo. 6 Era el único entre todos que tenía el derecho y la facultad de entrar en el santuario íntimo del templo. No usaba vestidura de lana sino de lino. Acostumbraba a entrar solo en el templo u orar allí intercediendo ante Dios de rodillas por los pecados del pueblo, hasta el punto de que sus rodillas hubiesen encallecido como las del camello, cuando venerando a Dios asiduamente se postraba en el suelo haciendo votos por la salvación del pueblo. 7 A causa de su singular justicia, era llamado Justo y Oblías, que significa – baluarte del pueblo – y – justicia -, como predijeron los profetas acerca de él. 8 Algunos pertenecientes a las siete sectas que existían entre los judíos y de las cuales recordamos haber escrito en los libros anteriores, le preguntaron cuál fuese la puerta de Jesús. 9 A los cuales respondió que Jesús era Salvador. Oídas estas palabras, creyeron algunos en ellos que Jesús era verdaderamente el Cristo. Las sectas mencionadas no creían ni en la resurrección ni en la futura venida de Cristo para retribuir a cada uno según sus merecimientos. Cuantos, pues, de ellos, creyeron, creyeron ciertamente por obra y ministerio de Santiago. 10 Como pues creyesen muchos de los primates, comenzaron a alborotarse los judíos, los escribas y los fariseos; clamando que ya se había llegado hasta el extremo de que casi todo el pueblo esperase a Jesús como a Cristo. Por consiguiente, reuniéndose todos se dirigieron a Santiago, y lo estrecharon con estas palabras: “Te rogamos que reprimas el error del pueblo, que ha concebido una opinión falsa acerca de Jesús, como si éste fuese el Cristo. Persuade por lo tanto a todos los que se reúnen aquí en la fiesta de la Pascua a que piensen rectamente acerca de Jesús. Pues todos tenemos confianza en ti y con todo el pueblo te testimoniamos que eres un varón justísimo y que en ti no hay acepción de personas. 11 Por consiguiente, persuade a la plebe que en adelante no yerre acerca de Jesús. Todo el pueblo y nosotros te obedecemos. Sube, pues, a lo alto del templo, para que colocado en lugar elevado puedas ser fácilmente visto y escuchado por todos”. Porque con motivo de la solemnidad de la Pascua se han congregado aquí todas las tribus de los judíos y no pocos gentiles. 12 Luego, habiendo los escribas y fariseos mencionados, colocado a Santiago en lo alto del templo, v comenzaron a hablarle con voz suplicante: “Oh, Justo, a quien prestar fe todos nosotros es razonable; todo el pueblo yerra, siguiendo a Jesús crucificado, enséñanos cuál sea la puerta de Jesús clavado en la cruz”.

13 Entonces, Santiago, dejando oír su voz les respondió: “¿Por qué me preguntáis acerca de Jesús Hijo del hombre? Él está sentado a la diestra de la suma virtud y ha de venir en las nubes del cielo”.

14 Como muchos, confirmados por ese testimonio de Santiago, glorificasen a Jesús diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David!; entonces los mismos escribas y fariseos, hablando entre sí, dijeron: “Malamente hemos procedido, honrando a Jesús con tan valioso testimonio. Pero subamos y arrojémoslo abajo, para que, aterrados los demás, dejen de prestarle fe”.

15 Luego comenzaron a exclamar y a decir: Oh, oh, también el Justo ha errado. Y se cumplieron las cosas que están escritas en el profeta Isaías: “Quitemos de en medio al justo, porque nos es molesto. Por lo cual comerán el fruto de sus obras” (Is. III). Luego subieron y lo precipitaron. 16 y porque el precipitado no murió al instante sino que puesto de rodillas oraba diciendo: “Señor y Dios Padre, te ruego los perdones, pues no saben lo que hacen”, ellos se dijeron entre sí: “Apedreemos a Santiago el Justo”. Así pues, comenzaron a arrojarle piedras. 17 Y mientras cubrían de piedras al hombre, uno de los sacerdotes, de los hijos de Rechab, hijo de Rechabim que había sido alabado

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por Jeremías, con voz suplicante dijo: “Perdonad ¿qué hacéis? El Justo ora por vosotros”.

18 Entretanto uno de los bataneros de ellos, tomado el bastón con que solía batanear los vestidos, hirió la cabeza del Justo. Y de esta manera acabó la vida con un feliz martirio. Fue sepultado en el mismo lugar y todavía subsiste su sepulcro junto al templo. Este Santiago fue elocuente testigo, tanto para los judíos como para los griegos, de que Jesús fue verdaderamente Cristo. No mucho después acaecieron el asedio de Vespasiano y la cautividad de los judíos”.

19 Coincidiendo Egesipo por completo con Clemente, refiere los hechos con alguna mayor extensión. En efecto, fue tan célebre y admirable para todos Santiago por su singular justicia, que llegasen a estimar los más prudentes de los judíos que esa fue la causa del asedio de Jerusalén que siguió luego.

(Eusebio, Historia Eclesiástica II, 23, 3-19; trad. Aznar Luis, Ed. Nova, Bs. As., págs. 88-91; Eusebio trae a continuación el testimonio de Josefo II, 23, 20-24. Cuando no se haga otra advertencia, la traducción de la Historia Eclesiástica es esta de Aznar. La edición del texto griego que se maneja es la de Sources Chretiennes ts. 31, 41, 55, y 73).

3. Clemente de Alejandría (c 150-215): “Hypotiposis” o Borradores de un griego a la caza de tradiciones

2 “…Refieren que Santiago, llamado hermano de Jesús porque era hijo de José; pues efectivamente de Cristo fue padre (putativo) José, con quien desposada todavía la Virgen María, quedó encinta antes de que se casaran, por obra del Espíritu Santo, como narra la historia sacrosanta de los Evangelios; Santiago, repito, llamado Justo por los antiguos a causa de su eximia virtud, fue el primero en desempeñar el episcopado de la Iglesia de Jerusalén. 3 Así lo afirma Clemente en el libro sexto de sus Instituciones (Hipotiposis): “Después de la ascensión del Salvador, aun cuando el Señor había distinguido entre todos los demás a Pedro, Santiago y Juan, no por ello contendieron entre sí acerca del primer grado de honor, sino que eligieron obispo de Jerusalén a Santiago, apellidado el Justo”. 4 El mismo autor hace idéntica afirmación en el libro séptimo de dicha obra: “A Santiago el Justo, a Pedro y a Juan concedió el Señor la gnosis después de la resurrección.

Este don lo entregaron ellos a los demás apóstoles, y éstos a los setenta discípulos, uno de los cuales fue Bernabé. 5 Existieron también dos Santiagos: uno llamado el Justo, que pereció arrojado desde lo alto del templo y herido por un batanero con un trozo de madera; el otro fue degollado”.

(Eusebio, Historia Eclesiástica II, 1, 2-5¸Aznar, págs. 51-53).

III - SIMÓN CLEOFÁS, Y LOS PARIENTES DE JESÚS, SEGÚN LAS MEMORIAS DE HEGESIPO

1. Sucede a Santiago un pariente de Jesús

4 “(Hegesipo expone) “Después que Santiago, por sobrenombre el Justo, que lo mismo que el Señor sufrió el martirio a causa de la predicación de la misma doctrina, nuevamente un primo hermano del Señor, Simón, hijo de Cleopas, es constituido obispo, por ser pariente del Señor. Y todavía llamaban virgen a la Iglesia porque aún no había sido corrompida con vanos discurso”

(Eusebio, Historia Eclesiástica IV, 22, 4; Aznar págs. 197).

“Se cuenta que, después del martirio de Santiago y de la destrucción de Jerusalén acaecida entonces, los apóstoles y los discípulos del Señor, que todavía vivían, se reunieron de todas partes junto a los parientes carnales del Señor – en efecto muchos de estos vivían todavía -, y tuvieron una asamblea en común para examinar quien sería digno de la sucesión de Santiago. Todos de común acuerdo, decidieron que Simón Cleofás, recordado en los escritos del Evangelio (Lc 24, 18; Jn 19, 25), era digno de ocupar la sede de esa Iglesia (paroikía). Según se dice era primo del Salvador.

Hegesipo cuenta que Cleofás era hermano de José”.

(La fuente de toda esta noticia puede ser el mismo Hegesipo. Ver: Eusebio, Historia Eca. III, II; trad. C. G.; Aznar, pág. 119).

2 - Martirio de Simón Cleofás y testimonio de los nietos de Judas:

1”…Sabemos que, después de las persecuciones de Nerón y Domiciano, se suscitó una persecución particular en algunas ciudades bajo el imperio de Trajano, cuyos tiempos recordamos ahora, a causa de cierta conmoción popular. Se recuerda que en

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ella acabó su vida en el martirio Simón, hijo de Cleofás, que había sido creado obispo segundo de la Iglesia de Jerusalén. 2 Testigo de este asunto es aquel Egesipo, cuyas palabras tantas veces hemos transcripto. Hablando Egesipo acerca de algunos herejes, añade que Simón fue acusado por ellos cerca de estos tiempos, y que atormentado durante muchos días con varios géneros de tormentos por el hecho de ser cristiano, fue objeto de admiración para el juez y para sus satélites y ministros; y que por último cerró su vida con el mismo género de suplicio que sufrió el Señor. 3 Mejor será escuchar las mismas palabras del escritor mencionado que narra el hecho de la manera siguiente: “Del número de esos herejes, algunos denunciaron a Simón, hijo de Cleofás, porque era oriundo de la estirpe de David y cristiano además. Y así Simón que tenía ciento veinte años de edad, sufrió el martirio en el principado de Trajano, siendo gobernador de Siria el consular Attico”.

4 Escribe por otra parte el mismo autor que los mismos acusadores de Simón, habiéndose investigado solícitamente entonces que todos ellos eran oriundos de la estirpe real de los judíos, quedaron convictos de que traían origen de dicha estirpe. Alguien ha dicho no absurdamente que Simón fue discípulo y espectador del Señor; ya que parece afirmarlo la larga duración de su vida y la autoridad de los evangelios, en los cuales se habla de una María de Cleopas, de la cual hemos dicho más arriba fue hijo Simón. 5 Asimismo refiere el escritor indicado que otro de los nietos de uno de los hermanos del Señor, de nombre Judas, alargó su vida hasta el imperio de Trajano, después de haber confesado constantemente la fe bajo Domiciano, como hemos referido en otro lugar. Dice así: 6 “Existen, presiden toda la Iglesia, como mártires y parientes de Cristo. Y por fin, concedida paz profunda a la Iglesia han sobrevivido hasta los tiempos de Trajano. Hasta que el mencionado Simón, hijo de aquel Cleopas que fue tío del Señor, acusado de la misma manera por los herejes y por la misma causa fue citado a juicio ante el consular Attico; y atormentado durante muchos días con acerbísimos suplicios, profesó constantísimamente la fe de Cristo; de tal modo que el mismo consular y todos los que estaban presentes se admirasen sobremanera de que un varón de ciento veinte años de edad pudiese soportar tantos tormentos. Por último, por sentencia del juez fue crucificado”.

(Eusebio, Historia Eca. III, 32, 1-6; Aznar, págs. 141-142).

3. Persecución a los parientes de Jesús

XIX El mismo Domiciano ordenó liquidar a los descendientes de David. Una antigua tradición cuenta que ciertos herejes denunciaron a los descendientes de Juda, el primo carnal del Salvador, como pertenecientes al a estirpe de David, y a la parentela del mismo Salvador. Esto lo demuestra Hegesipo en un lugar con estas palabras:

XX 1 De los parientes del Señor existían todavía los nietos de Juda, primos según la carne (Mt. 13, 55; Mc. 6, 3). Los delataron por pertenecer a la estirpe de David. El fiscal los condujo delante del Cesar Domiciano; este temía la parusía de Cristo, lo mismo que Herodes. Les preguntó si eran descendientes de David; confesaron que sí. 2 Entonces les preguntó cuántas propiedades tenían y de que posesiones eran dueños. Dijeron que entre los dos tenían 9.000 denarios (1 denario = 1 jornal obrero) y que cada uno tenía una mitad; agregaron que esto no lo tenían en moneda, sino que era la evaluación de un terreno de 39 plethras (1 = 100 pies), por los cuales pagaban impuestos, y que los cultivaban ellos mismos para alimentarse”.

3 Después ellos mostraron sus manos, prueba de su propio trabajo; alegaron la rudeza de sus cuerpos y presentaron los callos incrustados en sus manos a causa del trabajo continuo.

4 Interrogados sobre Cristo y su reino, qué es, dónde y cuándo se manifestará le dieron esta respuesta: “Este reino no es de este mundo ni de esta tierra, sino celeste y angélico; llegará al final de los tiempos, cuando (Cristo) vendrá en gloria a juzgar a los vivos y a los muertos y dará a cada uno según sus obras”.

5 Domiciano por eso no los condenó a nada, sino que los despreció como hombres simples, y los dejó libres e hizo cesar por un edicto la persecución contra la Iglesia.

6 Cuando fueron liberados, dirigieron las Iglesias, a la vez como mártires y parientes del Salvador; restablecida la paz, vivieron hasta el tiempo de Trajano”.

(Eusebio, Historia Eca., III 19-20; trad. C.G.; Aznar, págs. 123-124).

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IV - LOS “DESPOSYNOI” O PARIENTES DEL SEÑOR, SEGÚN MEMORIAS DE UN JEROSOLIMITANO

Sexto Julio el Africano (c + 240)

“…Algunas personas cuidadosas conservaron sus propias genealogías, sea recordándose de los nombres o bien sacando copias, y se gloriaban de haber salvado el recuerdo de su nobleza.

Entre éstas se contaban los que ya citamos los llamados “despósynoi” por su relación con la parentela del Salvador; eran oriundos de los pueblos judíos de Nazaret y de Kochaba y se habían diseminado por el resto de la región.

Ellos redactaron, como pudieron la genealogía mencionada, según el Libro de los Días”.

(Carta a Arístides, en Eusebio, Historia Eca. I, 7, 14; trad. C.G.; Aznar, págs. 29-30).

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CUADERNO Nº 5

LA COMUNIÓN – KOINONÍA VIVIDA EN LA IGLESIA APOSTÓLICA

C. Giaquinta

“Perseveraban…en la comunión” (Hch. 2,24)

I - LA “COMUNIÓN” O “KOINONÍA” ES UN CONCEPTO QUE INTENTA EXPLICAR LA VITALIDAD DE LA IGLESIA EN TODOS SUS NIVELES, INTERIORES Y SOCIALES: HCH. 2, 42

1. En su nivel social y perceptible está relacionada con el gesto de poner los propios bienes materiales “en común”:

Hch. 2, 44: “y tenían todo en común”, fruto de una disposición interior y voluntaria.

Hch. 4, 32: “un solo corazón, una sola alma…nada propio…todo en común”. Eran capaces de poner los bienes en común aquellos que habían puesto el corazón en común.

2. La colecta, hecha por Pablo a favor de los pobres de Jerusalén, fue la ocasión que ayudó a explicitar la riqueza del concepto de “koinonía”:

Rom. 15, 26-27: “Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una comunión (colecta) a favor de los pobres de entre los santos de Jerusalén. Lo tuvieron a bien y debían hacérselo; pues si los gentiles comulgaran con los bienes espirituales de aquellos, ellos a su vez debían servirlos (leitourgein) con sus bienes materiales”.

2 Co. 8, 2-6. 14: “…Porque atestiguo que (las Iglesias de Macedonia) según sus posibilidades y aún sobre sus posibilidades, espontáneamente, nos pedían con mucha insistencia el favor de la comunión en el servicio a los santos. Y superando nuestras esperanzas, se entregaran a sí mismos primero al Señor, y luego a nosotros… Al presente, vuestra abundancia (material) remedia su necesidad (material), para que la abundancia (espiritual) de ellos pueda remediar vuestra necesidad (espiritual) y reine igualdad”.

2 Co. 9, 11-14: “Sois ricos en todo para toda largueza, la cual provocará por vuestro medio acciones de gracias a Dios. Porque el servicio de esta acción sagrada no solo provee a las necesidades de los santos sino que redundará en abundantes acciones de gracias a Dios. Experimentando este servicio, glorifican a Dios por vuestra obediencia en la profesión del Evangelio de Cristo, y por la generosidad de vuestra comunión con ellos y con todos. Y con su ración por vosotros, manifiestan su gran afecto hacia vosotros a causa de la gracia sobrehumana que en vosotros ha derramado Dios”.

3. “Comulgar” supone de una parte una actitud interior de amor al hermano, que se materializa en una obra exterior de donación de los bienes propios:

Hb. 13, 16: “No os olvidéis de la buena acción y de la comunión; estos son los sacrificios que agradan a Dios”.

Rom. 12,13: “Comulgad con las necesidades de los santos”.

- De la otra parte se supone, como se ve en Rom. 15, 26-27 y 2 Co. 8-9, la donación de la fe o la elevación de una plegaria de acción de gracias.

4. La reciprocidad en el gozo de los bienes (espirituales y materiales), que se observa entre las Iglesias, Madre e hijas, la contestamos también entre el apóstol y la comunidad:

Flp. 4, 14-15: “Hicisteis bien en comulgar conmigo en mi tribulación, y sabéis también vosotros, filipenses, que en el comienzo de la evangelización, cuando salí de Macedonia, ninguna Iglesia comulgaba conmigo en la cuenta de dar y recibir, sino vosotros solos”.

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Ga. 6, 6: “El catecúmeno comulgue todos los bienes con el catequista”.

5. La “comunión” puede tener otras expresiones sociales:

a) Los apóstoles se estrecharán las manos Ga. 2, 9 en señal de comunión en:

• un único Evangelio: (Ga. 1, 7).

• una única misión de los Doce y de Pablo: (2, 3).

• una única Iglesia de judíos y de gentiles: (2, 8).

El tender la mano de Santiago, Cefas y Juan “para la comunión”, tiene la contrapartida en el recuerdo que Pablo debe tener por los pobres (v. 10).

b) Los fieles son exhortados a “tener comunión”.

• con el apóstol, por la identidad de fe: 1 Jn. 1, 3.

• recíproca con los hermanos: 1 Jn. 1, 7, por la vida de caridad, y por la coherencia de vida con la fe que todos comulgamos: Flm. 6.

II - LAS RAÍCES DE ESTA COMUNIÓN SON MUY HONDAS

1. Cristo Jesús:

- El llamado que Dios Padre nos hace es para entrar en comunión con él: 1 Jn.1, 3.6.

- Y con su Hijo Jesucristo: 1 Co. 1, 9; 1 Jn. 1, 3.

- la cual se realiza en la Cena con su Cuerpo y con su Sangre: 1 Co. 10, 16.

- y a lo largo de toda nuestra vida terrena por la participación (comunión) en sus padecimientos: Flp. 3,10

1 Pe. 4, 13 2 Co. 1, 7 Hb. 10, 33

2. Espíritu Santo:

- Es también “comunión” en el Espíritu Santo: 2 Co. 13, 13 Flp. 2, 1

3. Evangelio:

- De esta manera, apóstol y fieles:

• comulgan con el evangelio: 1 Co. 9, 23.

• y se dan a la tarea de que todos comulguen con él: Flp. 1, 5.

• pues son comulgantes de la misma gracia: Flp. 1, 7.

III - “LOS COMULGANTES”: NO ES EXTRAÑO, ENTONCES, QUE LOS CRISTIANOS SEAN, POR DEFINICIÓN, “LOS COMULGANTES”:

• en el plano social y visible del trabajo apostólico: 2 Co. 8, 23.

• “ “ “ social y en el místico de la vida cristiana: Flm. 17.

• “ “ “ místico de la participación (comunión) de la vida divina: 2 Pe.1, 4.

• “ “ “ místico de la gloria futura: 1 Pe. 5, 1.

Nota: Nuevos aportes para la comprensión de la noción apostólica de comunión, puede darlo el estudio de “la comunión en el mal”: 1 Co. 10, 20; 2 Co. 6, 14; Ef. 5, 11; 1 Tm. 5, 22; 2 Jn. 11; Ap. 18, 4.

IV - LA TRADICIÓN POST-APOSTÓLICA:

Los ecos de esta vivencia de comunión los hallamos casi colocados en el escrito arcaico de la Didajé de los Doce Apóstoles:

IV, 8: “No rechazarás al necesitado, sino que comulgarás todo con tu hermano, y no dirás que es tuyo propio. Porque si sois comulgantes en lo inmortal, cuanto más en las cosas materiales” (Comparar con Rom. 15, 27).

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CUADERNO Nº 6

CIRCUNCISIÓN Y GENTILIDAD

“Textos Rabínicos de los dos primeros

siglos cristianos para servir a la intelección

del Nuevo Testamento”

J. Bonsirven (Opus homónimo, en francés, Roma, 1955, trad. C. G.)

Nota: Los textos siguientes sirven para ambientar las cuestiones desde la óptica judía contemporánea al Nuevo Testamento; pero dan sólo una visión parcial. Una visión más completa puede obtenerse recurriendo: 1º) a todos los textos sobre las materias en cuestión. (Ver Índice de la obra citada: Circuncisión, pág. 717-718; Natrons (goym), pág. 750); 2º) Bonsirven J., Le Judaisme Palestinien au temps de Jesús-Christ, París, 1935, 2 vols.

1. La Circuncisión:

“Si no os circuncidáis conforme a la costumbre mosaica, no podéis salvaros” (Hch.15, 1)

11 “…Qonam que yo no sacaré beneficio de los incircuncisos”, está prohibido a los idólatras circuncisos, pero no a los israelitas incircuncisos.

“Qonam que yo no me aprovecharé de los circuncisos”, está prohibido a los israelitas incircuncisos, no a los idólatras circuncisos, porque la incircuncisión les concierne únicamente según lo que está dicho (Jer. 9, 26): “Todas las naciones son incircuncisas, pero toda la familia de Israel es incircuncisa de corazón”; y también 1 Sam. 17, 33 y 2 Sam. 1, 20 (sobre los filisteos incircuncisos).

Rabí Eleazar Azaris (dijo): “la incircuncisión es repugnante, porque se les reprocha a los idólatras, según Jer. 9,26”.

Rabí Ismael (dijo): “grande es la circuncisión porque es sobre su fundamento que se han pactado trece alianzas”.

Rabí José (dijo): “grande es la circuncisión porque permite violar el sábado, obligación grave”.

Rabí Josué b. Qorha (dijo): “grande es la circuncisión porque no fue suspendida ni siquiera una hora, para Moisés el Justo”.

Rabí Nehemia (dijo): “grande es la circuncisión porque ella suspende la prohibición de hacer heridas (en sábado)”.

Rabbi: “grande es la circuncisión, porque nuestro padre Abraham, después de observar todos los mandamientos, no fue llamado perfecto sino una vez circuncidado, según lo dicho en Gn. 17, 1”.

Otra explicación: “grande es la circuncisión, porque si no existiese, el Santo b.s! no habría creado su mundo, según lo dicho (Jer. 33, 25) “Así Yahveh: si mi alianza no existiese día y noche, yo no habría establecido las leyes del cielo y de la tierra” (Nedarim; Bonsirven o.c. Nº 1342, pág. 346).

2. Los Gentiles (los Goym):

“De ninguna manera Señor;

jamás ha comido nada profano e impuro” (Hch. 10, 14)

“ … La mayoría de los bastardos son listos; la mayoría de los esclavos son bellos: la mayoría de los hijos de familia son modestos; la mayoría de los hijos semeja al hermano de su madre… Se enseña: R. Simeón b. Johay decía: el mejor de los goym (gentiles) debe ser muerto; a la mejor de las serpientes, rómpele el espinazo; la mejor de las mujeres practica la idolatría. Dichoso quien haga la voluntad del Qugar!...”

(Qiddusin, Bonsirven, o.c. Nº 1590, pág. 419).

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“4 Los noáquidas (paganos prosélitos) recibieron siete mandamientos: sobre el juicio, la idolatría, la profanación del Nombre, el incesto, el homicidio, el robo. Ellos deben establecer tribunales…están advertidos de todos los impedimentos matrimoniales por los cuales los tribunales israelitas condenan a muerte. Así según R. Meïr; los doctores afirman que sus tribunales también los juzgan, excepto a la novia.

5 Un goy es culpable si mata a un goy o a un israelita; no así un israelita que mata a un goy. El robo o la apropiación de las cosas encontradas les están prohibidas al goy en relación a los israelitas, pero le está permitido al israelita con respecto al goy”.

(Aboda Zara; Bonsirven, o.c. Nº 2035, pág. 560).

8 (5), 1. Un patio (habitación en torno a un patio) perteneciente a un goy es como la cucha de una bestia; se puede entrar algo (en sábado) o sacarlo del patio a las piezas e inversamente. Se puede acomodar en el patio los objetos que se pusieron allí en sábado; pero si un israelita es uno de los habitantes, no se puede porque este patio es como si fuese de él”.

(Erubim, Bonsirven, o.c. Nº 805, pág. 199).

“Se cuenta que el Imperio (romano) envió dos soldados a estudiar la Tora con el Rabino Gamaliel. Él les enseñó la Escritura, la Misna, las leyes y la Haga; al final le dijeron: vuestra ley es hermosa y digna de alabanza, salvo en dos cosas: 1º) que una israelita no puede asistir al parto de una extranjera, mientras que ésta puede asistir a una israelita; que una israelita no puede amamantar al hijo de una extranjera, mientras que ésta puede amamantar al hijo de una israelita, con permiso de ésta. 2º) que se puede guardar lo robado a un extranjero, pero no lo robado a un israelita.

Entonces el R. Gamaliel prohibió esta última usanza que era causa de que el Nombre fuese profanado”.

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CUADERNO Nº 7

LA DIÁSPORA DE ISRAEL EN TIEMPOS DEL N.T. TESTIMONIOS BÍBLICOS

G. Giaquinta

“Desde tiempos antiguos Moisés tiene

en cada ciudad sus predicadores, y

es leído cada sábado en las sinagogas” (Hch. 15, 21)

1. La Diáspora:

- Desde antes de Cristo conocemos la presencia de los judíos fuera de su tierra, sin contar los países de su deportación: 1 Mac. 15, 16-23.

- Los datos del N. T. muestran una verdadera red de juderías en Occidente, desde Fenicia hasta Italia:

Damasco (Hch. 9, 20), Salamina (13, 5; 11, 20), Antioquia de Pisidia (13, 14-15), Iconio (14, 1), Listra (16, 1), Filipos (16, 13), Tesalónica (17, 1), Berea (17, 10), Atenas (17, 17), Corinto (18, 4), Éfeso (19, 8), Esmirna (Ap. 2, 9), Filadelfia (Ap. 3, 9), Roma (18, 2; 28, 17), Alejandría (18, 24), Cirene (11, 20), ver además: Hch. 2, 9-11.

- Casi todas ellas poseen su sinagoga, al menos una, algunas tienen varias, pertenecientes a judíos de diversas proveniencia: Hch. 6, 9.

2. La Sinagoga:

- Algunos párrafos de los Hechos nos permiten apreciar:

• La reunión sabatina: Hch. 13, 14s (Antioquia de P.) 16, 13s (Filipos)

• La organización comunitaria: Hch. 13, 15 18, 7-8

• La educación familiar: 2 Tm. 1, 4-5; 3, 14-15.

• La influencia de la vida civil: Hch. 13, 6; 13, 50; 14, 2; 17, 5.13; 18, 12-16; 19, 13.

3. Los Prosélitos:

- En las reuniones de la comunidad, se advierte, la presencia de los gentiles simpatizantes o prosélitos de la puerta, llamados los “cultores” o “los Temerosos de Dios”: Hch. 13, 16. 26; 13, 43. 50; 16, 14; 17, 4; 17, 17; 18, 7. (Ver 10, 2.22; Lc. 7, 5; Jn. 12,20).

- Existen también otros, pocos, que admiten totalmente la Ley, incluida la circuncisión, llamados prosélitos de la justicia, simplemente los prosélitos Hch. 2, 11; 6, 5.

- La adhesión de los mismos era fruto de un gran esfuerzo misionero Mt. 23, 13.

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CUADERNO Nº 8

LA IGLESIA, MADRE DE JERUSALÉN HEBREOS Y HELENISTAS

C Giaquinta

“Hubo quejas de los helenistas

contra los hebreos…” (Hch. 6, 1)

I - LOS HEBREOS:

1. En la Iglesia de Jerusalén, junto a las figuras de Santiago y de los parientes de Jesús (ver cuaderno nº 4), se advierte el grupo de “los hebreos”: Hch. 6, 1.

Son los creyentes que hablan arameo, la lengua materna del Evangelio de Jesús.

2. Al grupo pertenecen:

• fariseos creyentes: Hch. 15, 1. 5.

• sacerdotes creyentes: Hch. 6, 7.

Está dirigido por un Colegio de Presbíteros a las órdenes de Santiago: Hch. 11, 30.

Hch. 15, 2. 4 15, 22-23 21, 18 Stg. 5, 14

3. La venta de los propios bienes y puesta en común fue una característica del grupo:

Hch. 2, 44 4, 32. 34-35 5, 1-4 6, 1 Lo cual trajo como consecuencia un grave empobrecimiento, que hubo de ser remediado por la comunión de las comunidades de la gentilidad: Hch. 11, 27-30. (Ver cuaderno nº 5, I).

- De allí el nombre de “pobres”, con que se los llama: Ga. 2, 10; Rom. 15, 26.

Que cristaliza, después del 70, en la palabra aramea “Ebionim” o “Ebionitas” (los pobres). Así, en efecto, son llamados en la antigüedad los judeocristianos de esta proveniencia, sean heterodoxos u ortodoxos.

4. La frecuentación del Templo es otra de las características del grupo:

Hch. 2, 46 “todos los días” 5, 12 21, 26-30 24, 6. 12. 18 25, 8 26, 21

Sabemos por la leyenda de Hegesipo, que los judeocristianos, imaginaban al Justo Santiago en el Templo, a modo de Sumo Sacerdote (ver cuaderno nº 4, nº 2, 6).

- Es cierto, sin embargo, también otros frecuentaban el Templo:

• Pedro y Juan: Hch. 3, 1-11ss “a la hora nona”.

• los apóstoles: Hch. 5, 20-25.

5, 42 “cada día”.

• Pablo: Cfr. Supra

Hch. 22, 17.

27

5. A pesar de esta asiduidad al Templo, y gracias a las reuniones eucarísticas por las casas:

Hch. 2, 46 5, 42 12, 12 4, 23-31

Van adquiriendo un color peculiar, que los ayudará a afianzar su identidad frente a los restantes judíos, los cuales dudan al comienzo entre:

• la persecución: Hch. 4, 18 5, 17-18 5, 40-41 12, 1-6

• y el asombro: Hch. 5, 13. 15-16 5, 34ss

6. A pesar de lo afirmado por Hch. 8, 1, este grupo no fue blanco directo de la primera persecución, como lo muestra la secuencia del libro de los Hechos.

7. La influencia que tienen en la conducción de la primera Iglesia es fuerte y posee mano larga. Llegan a:

• Antioquia: Hch. 15, 1ss.

• Galacia: Ga. 2,12.

- Despliegan un celo digno de mejor causa. Así piden cuentas a:

• Pedro: “Has entrado en casa de incircuncisos y has comido con ellos”: Hch. 11, 1.

• Pablo: “Han oído decir de ti que enseñas a todos los judíos que viven entre los gentiles que se aparten de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos no observen las tradiciones” Hch. 21, 21.

- Tienen tanto prestigio que se suele ceder a la presión de los mismos:

• Cefas: Ga. 2, 12.

• Bernabé: Ga. 2, 13.

• Gálatas: Ga. 4, 17.

- Pablo nunca les inspiró demasiada confianza: Hch. 9, 26.

Ni lo hospedaron largo tiempo: Ga. 1, 18-23.

8. Pero no tratan sólo de imponer un enfoque práctico-pastoral, sino un punto de vista fundamental por la constitución de la Iglesia:

• Hch. 15, 1: “Si no os circuncidáis conforme a la costumbre mosaica, no podéis salvaros”.

II - LOS HELENISTAS:

1. Constituyen el segundo grupo los cristianos judíos helenistas: Hch. 6, 1; es decir, los provenientes de la Diáspora (Ver cuaderno nº 7), y de lengua griega (Hch. 21, 37).

2. Están presentes a la constitución de la Iglesia desde sus comienzos en Pentecostés: Hch. 2, 5ss.

E incluso, podríamos encontrar sus raíces en la prehistoria de la comunidad apostólica, o sea en los tiempos de Jesús; pues en torno a él se movían también judíos helenistas.

3. Conocemos algunos de sus miembros conspicuos:

• Bernabé: Hech. 4, 36 9, 27 11, 22-26 11, 30 12, 25 13, 1.-2. 7.43.46.50

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1 Co. 9, 6 Ga. 2, 9.1 15, 2.12.22.25.35

• Marcos: Hch. 12,12 12, 25 15, 37.39

Col. 4, 10 Flm. 24 2 Tm. 4, 11 1 Ped. 5, 13

4. Las relaciones con los cristianos judíos-hebreos eran normalmente cordiales, y ellos se fundían en una misma comunidad, como lo muestra la relación de Santiago con la casa de María, la madre de Marcos: Hch. 12,12.17.

5. Pero el crecimiento de la comunidad, trajo consigo la afloración de tensiones, que existirían de antemano entre los judíos “hebreos” y los judíos “helenistas”.

Estos, en efecto, hacían sentir su personalidad en la ciudad de Jerusalén: Hch. 9, 29; 6, 9; 21,27.

La tentación hizo crisis en el signo de la comunión: “el cuidado de los pobres”; Hch. 6, 1; máxime que habían sido algunos de ellos los que más habían contribuido a la formación de la caja común: Hch. 4, 36.

6. La elección de los “siete varones”, para enfrentar dicha crisis; es el primer paso, que conocemos, dado por los apóstoles para desdoblar el ministerio que Jesús les había encomendado a ellos: Hch. 1, 17.

Esto fue decisivo para la pastoral de este sector de la comunidad y consecuentemente, para toda la Iglesia.

Si bien, de primera impresión, esta elección parece mostrar la creación de un ministerio simple y rudimentario (“servir las mesas”) Hch. 6, 2-4, constatamos que se trata de algo de mayor responsabilidad. En efecto:

• un ministerio complementario del de los Doce.

• que requiere en el sujeto grandes cualidades.

• y deliberación por parte de la comunidad,

• amén de la designación apostólica,

• la cual es conferida con oración e imposición de manos: Hch. 6, 2.6.

El ministerio de la palabra ejercida por Esteban: Hch. 6, 8; 7, 1-60, confirma esta sospecha; y particularmente el ministerio de Felipe en Samaría: Hch. 8, 5-8, en la costa: 8, 26-40 y, sobre todo, en Cesarea, donde residía, en cuya casa se reunía la Iglesia: Hch. 8.14.

7. Hay actitudes que permiten adivinar la originalidad de este grupo:

a) El Templo: se atisba una polémica sobre su razón de ser: Hch. 7, 47-50 (ver proyección de esta polémica en el S. II; Carta de Bernabé 16).

b) la gentilidad: tratan con ellos: Hch. 11, 20.

c) el espíritu misionero: Hch. 8, 4 11, 19 13, 1-3

8. No es de extrañar, entonces, que los seguidores de este “camino”: Hch. 9, 2; 22, 4; 24, 14. 22; 19, 9. 20.

• Los cuales van a aceptar para sí la designación de “cristianos”: Hch. 11, 26; 26, 28; 1 Pe 4, 16.

• sean vistos como la “secta de los nazarenos”: Hch. 24, 5. 11.

• y suscite el fervoroso furor de los fariseos, en especial el de Saulo de Tarso (Hch. 23, 6; 25, 5; Flp. 3, 5), para su supresión: Hch. 7, 58; 8, 1; 9, 1-2.

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CUADERNO Nº 9

¿IGLESIA O SECTA? OPCIÓN VITAL EN LA IGLESIA PRIMITIVA

C. Giaquinta

I – CUESTIÓN PLANTEADA

“Si no os circuncidáis… no podéis salvaros”: Hch. 15, 1

1. El encuentro con el mundo gentil será el test que permitirá medir la capacidad de “la secta de los nazarenos” (Hch. 24, 5) para calificarse como una sinagoga, o una secta más de las tantas que existían, saduceos, fariseos, esenios, o como la Iglesia de Dios (Hch. 20, 28).

El encuentro con la gentilidad fue casi de golpe y frontal.

El acostumbramiento que tenían los judíos cristianos a tratar con judíos que vivían entre los gentiles y con gentiles prosélitos (ver cuaderno nº 7), no fue suficiente para amortiguar el sacudón del primer encontronazo con los gentiles cristianos:

• Hch. 10, 45: “Los fieles circuncisos que habían venido con Pedro quedaron atónitos al ver que el don Del Espíritu Santo había sido derramado también entre los gentiles”.

• Hch. 11, 2-3: “Cuando Pedro subió a Jerusalén los de la circuncisión se lo reprochaban, diciéndole: “has entrado en casa de incircuncisos y has comido con ellos”.

• Hch. 11, 18: “Al oír esto se tranquilizaron y glorificaron a Dios diciendo: “Así pues, también a los gentiles les ha dado Dios la conversión que lleva a la vida”.

Todo este aspaviento fue ocasionado porque Cefas había entrado en casa de un oficial romano semi-prosélito: Hch. 10, 1-2.

2. A partir de entonces comienza a cundir la alarma.

La culpa la tienen unos judíos cristianos forasteros, “chipriotas y cirenenses que, venidos a Antioquia, hablaban también a los griegos y les anunciaban la Buena Nueva del Señor Jesús”: Hch. 11, 20.

3. El colmo va a ser cuando Saulo, el fariseo, antes “insuperable en el celo por las tradiciones paternas” (Ga. 1, 14), regrese de su primer viaje misionero y se ponga “a contar todo cuanto Dios había hecho juntamente con ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe”: Hch. 14, 27.

Les indigestará este apóstol que siempre hablará de los gentiles que creen en Cristo:

• Hch. 15, 3.12 21, 19 26, 20 • 2 Tm. 4, 17

Ni habrán de perdonarle fácilmente su arrogancia de romper con los judíos cuando no aceptan el evangelio para irse a predicarles a los gentiles:

• Hch. 13, 46 (Prisidia) 18, 6 (Corinto)

28, 25-28 (Roma)

• 1 Ts. 2, 16

¿Cómo les caería el apodo que, prácticamente él se dio: “Apóstol de los gentiles”?: Ga. 2, 8-9. (Ver Hch. 9, 15; Biblia de Jerusalén, la nota correspondiente a este versículo).

No por nada intentarán hacerle sentir que es un advenedizo en el apostolado, un apóstol no auténtico (2 Co. 11, 5; 12, 11-12; 1 Co. 9, 1; Ga. 1, 1. 11. 17); y cuando puedan lo fastidiarán (Flp. 1, 17).

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II – LA DISCUSIÓN:

“Se armó una agitación y cuestión no pequeña”: Hch. 15, 2.

- A través de los textos de las cartas a los gálatas y a los romanos se puede adivinar toda la dialéctica de un lado y de otro.

Lucas nos advierte que en Antioquía “se armó una agitación y cuestión no pequeña”: Hch. 15, 2, lo mismo que en Jerusalén: Hch. 15, 7.

Los fariseos cristianos serían temibles discutiendo; Pablo no lo será menos. Sutil y profundo, no siempre fácil de captar (2 Pe. 3, 15-16); y sobre todo, terco: “ni por un instante cedimos”: Gal. 2, 5; capaz de llegar a enfrentamientos abiertos: “me enfrenté con él (Cefas) cara a cara, porque era digno de reprensión”: Ga. 2, 11.

Estas, poco más o menos, serían las tesis encontradas, la fariseo-cristiana o “hebrea” y la paulina o “helenista”:

1ª. “Si no os circuncidáis…no podéis salvaros”: Hch. 15, 1; 2ª. “Si os dejáis circuncidar, Cristo no os aprovechará nada”: Ga. 5, 2.

1ª. “Es necesario…mandarles guardar la Ley de Moisés”: Hch. 15, 5. 2ª. “Por las obras de la Ley nadie será justificado”: Ga. 2, 16.

1ª. “Nosotros somos raza de Abraham”: Jn. 8, 33: 2ª. “No por ser descendientes de Abraham, son todos hijos”: Rm. 9, 1. Ga. 3, 7.

1ª. Abraham “recibió la señal de la circuncisión: Rm. 4, 11; Ga. 17,11. 2ª. La recibió “como sello de la justicia que poseía siendo incircunciso”: Rm. 4, 11.

1ª. Los gentiles sólo se pueden salvar a través de Abraham, pues a Abraham se le ha dicho: “Te he constituido padre de muchas naciones”: Rm. 4, 17-18; Gn. 17, 5.

2ª. Es exacta la afirmación, con tal que se entienda que Abraham fue constituido padre de las naciones:

• no por la generación, pues tuvo que echar al primogénito Ismael: Ga. 4, 22.

• no por la circuncisión, pues la promesa le fue hecha antes de que se circuncidara: Rm. 4, 10-12; Gn. 17, 5-14.

• sino por la fe en la promesa de Dios hecha cuando todavía era incircunciso y ya estéril: Rm. 4, 3. 9-10; Gn. 15, 6.

III – LA SOLUCIÓN CONCILIAR:

“Ya no hay judío ni griego… todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”: (Ga. 3, 28).

1. La solución conciliar no se dejó esperar.

En el plano dogmático hubo total coincidencia, y la solución fue redonda:

- Pedro proclamó:

• la igualdad de los creyentes que recibieron el Espíritu Santo: Hch. 15, 8-9.

• la libertad cristiana frente a la Ley mosaica; v. 10;

• la salvación por Cristo: v. 11.

- Pablo y Bernabé hablaron: v. 12, y esgrimieron la tesis de las cartas a los gálatas y a los romanos (escritas después).

- Santiago se refirió a:

• la vocación de los gentiles: v. 14-18.

• la libertad frente a la Ley de Moisés: v. 19.

2. Quedaba así salvado el foso que amenazaba crear dos Iglesias; los judíos habían dado un salto enorme hacia los gentiles. ¿No deberían dar éstos un pasito hacia los judíos?

Santiago propone la observancia de las normas noáquicas: Hch. 15, 20; 21, 25; y todos asienten: Hch. 15, 28.

31

- El objeto primero de estas normas es: la sangre, o sea la vida que debe ser respetada, y, por lo mismos no se la puede comer: Hch. 15, 20. 29; 21, 25; Gn. 9, 14; Lv. 1, 5 (Biblia de Jlén., ver la nota).

Otras dos normas alimenticias se añaden a ésta:

• la carne de animal estrangulado.

• la carne sacrificada a los ídolos.

Y se da una cuarta sobre la “fornicación”.

- Las normas, en cuestión, que se imponen a los cristianos de la gentilidad, eran normas codificadas también en la Ley mosaica: Lv. 17, 10-14, pero su existencia y cumplimiento eran amplios en todos los pueblos gentiles del mundo semita.

Se atribuía un origen anterior a la constitución del pueblo de Israel, se ubicaba éste, precisamente, en el momento de la alianza entre Dios y Noé, el padre de la nueva humanidad, Gn. 9, 4; eran válidos, por lo tanto, también para los gentiles.

- Los textos rabínicos de la época nos dejan entrever la mentalidad a este respecto:

“…Nuestros maestros enseñan: siete mandamientos fueron prescriptos a los Noáquidas: sobre establecer tribunales, la bendición del Nombre, la idolatría, los matrimonios prohibidos, el homicidio, el robo y comer un trozo animal que tiene todavía vida.

J. R. Hanania b. Gamaliel añade: la prohibición (de comer) la sangre que proviene de un animal todavía vivo.

R. Simeon y R. José añaden: los sortilegios.

(Sanedrín 56a-b; Bonsirven; Textos Rabbiniques…Nº 1890, pág. 511).

3. ¿Cuál fue el resultado? La decisión dogmática aseguró el futuro a una Iglesia única de judíos y gentiles.

• Rm. 9, 24 15, 8-12

• Ga. 3, 27-29

• Col. 3, 11 1, 27

• Ef. 2, 11-13 3, 6.8

4. ¿Y cuál el éxito de las normas prácticas? No es evidente a primera vista, el derrotero seguido en la comunidad primitiva por las cuatro normas noáquicas. Lucas afirma que Pablo y Timoteo, “conforme iban pasando por las ciudades, les iban entregando, para que las observasen, las decisiones tomadas por los apóstoles y presbíteros en Jerusalén” Hch. 16, 4.

Pero a su vez, los Hechos 21, 25 parecen indicar que Pablo se entera de tales normas recién en su último viaje a Jerusalén. Por su parte, además, él afirma que “los notables nada nuevo me impusieron”: Ga. 2, 6.

Ensayemos, no obstante, un examen. Dejamos de lado aquí la cuestión de “la fornicación” y su significado preciso en el decreto conciliar (ver Biblia de Jerusalén, Hch.- 15, 20, nota b); lo mismo que “la sangre”, y los “animales estrangulados” (ver Biblia J. Hch. 15, 20, nota c).

La cuestión de las carnes inmoladas a los ídolos (idolotitos, hierotitos, teotitos) era agudísima, por su multiuso en la vida cotidiana y doméstica.

Cincuenta años después del Concilio de Jerusalén, las comunidades de Juan serán terminantes al respecto: Ap. 2, 1 4. 20.

Pero bastaba siempre una posición terminante para iluminar la complejidad de la vida práctica de los cristianos?

En las comunidades griegas de Pablo, la compleja realidad impuso una reconsideración “in Situ” del problema y una adecuación de esta norma pastoral, pues la obstinación lisa y llana de comer carne sacrificada corría peligro de convertirse, paradójicamente, en una profesión de idolatría. De allí una serie de razonamientos teóricos y de aplicación práctica:

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• “El ídolo no es nada en el mundo, y no hay más que un único Dios.

Pues aun cuando se les dé (a los ídolos) el nombre de dioses…, para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas y para el cual somos…” 1 Co. 8, 4-6.

Consecuencias: “Todos tenemos ciencia” (v. 1. 7) que, siendo el ídolo nada, y perteneciendo todo a Dios, ninguna carne sacrificada en un templo puede quedar manchada por un ídolo inexistente.

Por lo tanto se puede:

+ comer cualquier carne, “pues del Señor es la tierra y todo cuanto contiene”: 1 Co. 10, 26;

+ comprar en el mercado cualquier carne “sin plantearse cuestiones de conciencia”: 1 Co. 10, 26.

+ aceptar la invitación a comer en casa de un gentil, sin estar obligado a preguntar sobre la proveniencia del menú: v. 27.

• Pero aunque los ídolos no son algo, no se apropian de nada, no es lícito participar de un banquete sagrado, porque “lo que inmolan los gentiles, lo inmolan en su conciencia a los demonios y no a Dios”: 1 Co. 10, 19-21.

• El cristiano no ilustrado en su fe, “acostumbrado hasta ahora al ídolo”, que le atribuye cierta realidad, si come la carne como sacrificada a él – o sea, como si hubiese pasado a la propiedad del ídolo–peca porque obra con mala conciencia, “su conciencia, que es débil, se mancha”: 1 Co. 8, 7.

• Cristo murió por tu hermano: 1 Co. 8, 11; Rm. 14,15, debes por lo mismo, ser paciente con su debilidad e ignorancia, incluso hasta sacrificar tus legítimos de comer carne: “Si un alimento causa escándalo a mi hermano, no comeré carne para no dar escándalo a mi hermano”: 1 Co. 8, 9-13; Rm 14, 13. 15.

Lo mismo vale con respecto al gentil que te advierte que tal plato de carne está hecho con carne inmolada: 1 Co. 10, 28-30.

IV – EPÍLOGO DEL PROBLEMA

“Desearía ser yo mismo anatema …por mis hermanos de raza”: Rm. 9, 3.

- No hemos de pensar que el Concilio de Jerusalén solucionó mágicamente toda la cuestión; ni tampoco que se planteó sólo a nivel de enfrentamiento entre jerosolimitanos y helenitas de la diáspora ¿Era unánime la actitud de estos o polivalente?

Vimos ya como las circunstancias concretas de las Iglesias griegas exigió una relectura del decreto conciliar sobre “los idólatras”: (ver supra III, 4).

- Si hemos de ubicar el incidente de Antioquia: Ga. 2, 11-14, después del Concilio, como piensan algunos autores, el decreto conciliar fue apenas una lucecita que vino a iluminar una cuestión que, en la práctica, por mucho tiempo aún, permanecería oscura.

La actitud práctica de Cefas, de separarse de la mesa de los gentiles cristianos (también de la celebración eucarística?): Ga. 2, 12-13, no ayudó para nada a una exégesis auténtica de sus claras palabras conciliares: Hch. 15, 7-11, y de las anteriores: Hch. 11, 5-17.

- Por lo que hace a las Iglesias de Pablo, el problema se mantuvo de actualidad:

• Corintios: Cap. 7.

• Galacia: toda la carta a los gálatas es una denuncia del apostolado judaizante entre los gálatas gentiles: cc. 3-6-2.

• Roma: la carta a los romanos, a la vez que plantea el destino misterioso de los gentiles y de Israel: cc. 9-11, y el valor de la Ley: c. 7.

Plantea razonamientos que pueden aludir a tensiones en Roma entre cristianos gentiles y judíos: cc. 1, 16-4; ídem las discusiones sobre comidas: cc. 14-15.

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• Acaya: La primea carta a los Corintios habla de tensiones entre Pablo y Apolo, el

gran maestro judío alejandrino: 1 Co. 1, 12; 3, 4s; 4, 6; 16, 12. ¿Tiene algún significado en este orden?

La segunda carta a los corintios denuncia la campaña de socavamiento que le hacen predicadores probablemente judaizantes: 2 Co. 11, 5; 12, 11-13.

• Macedonia: La carta a los filipenses hace referencia a la actitud anterior: Flp. 1,

17; a la vez, un grado de tensión similar al de Galacia, esos predicadores amenazaban crear: Flp. 3, 2-19.

• Asia: La carta a los colosenses, que habla de la circuncisión espiritual: 2, 11, y denuncia la prédica de tradiciones humanas: 2, 8, y de cuestiones de observancias: 2, 16-23, a la vez que afirma la igualdad entre gentiles y judíos: 3, 11, denotaría el mismo fenómeno; lo mismo que la carta a los efesios: 2, 11; 3, 8.

- las cartas pastorales indican la misma situación en el ocaso de la vida del apóstol:

• 1 Timoteo: 1, 3-9 4, 3-5

• 2 Timoteo: 2, 14-18

• Tito: 1, 10-14

- Pablo, el último de los Apóstoles, que no merecía ni el nombre porque había perseguido a la Iglesia (1 Co. 15, 9; Ga. 1, 13; Flp. 3, 6), no cedió ni un instante: Ga. 2, 5, ni un ápice en lo que podía significar la pérdida de la libertad con que Cristo nos liberó: Ga. 5, 1; 2, 4.

Pero, por lo mismo que era libre, sin dejarlo de serlo jamás, supo hacerse esclavo: Ga. 5, 13, también de los judíos, cristianos o no. Así lo vemos:

• hacerse judío con los judíos: 1 Co. 9, 19-23,

• circuncidar a Timoteo: Hch. 16, 1-3.

• cumplir votos a la usanza judaica: Hch. 18, 18; 21, 26.

• predicar primero a los judíos: cfr. supra I, 3.

• hacer colectas para los santos de Jerusalén: ver cuaderno nº 5.

• jactarse de su herencia judaico-farisea: Flp. 3, 5-6.

• sufrir por la no conversión de sus hermanos de raza: Rm. 9, 1-5.

Furioso defensor de la libertad, a la vez que humilde servidor del hermano más débil e ignorante de esa libertad. Por lo mismo, fue él quien supo ver claro el misterioso vínculo que une a gentiles y judíos, y mueve la historia hacia su consumación: Rm. 11, 1-32.

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CUADERNO Nº 10

DESTINO DEL JUDEOCRISTIANISMO (O la Iglesia que no pudo ser)

C. Giaquinta

“En adelante ya no conocemos a nadie

según la carne; y si conocimos a Cristo

según la carne, ya no le conocemos así.

Por tanto, el que está en Cristo, en una

nueva creación; pasó lo viejo, todo es nuevo” (2 Co. 5, 16-17)

I – LA AGONÍA DE UNA IGLESIA

1. Santiago: (Ver cuaderno nº 4).

2. Carta a los hebreos: ¿Una Iglesia que se descorazona?

3. Abandono de la Ciudad Santa en el 70 d.C.:

“…3. como todo el pueblo de los fieles de la Iglesia jerosolimitana, en virtud de un oráculo que habíase manifestado por intervención divina a algunos varones santísimos, hubiesen emigrado de la ciudad antes del comienzo de la guerra, y se les hubiese ordenado habitar en cierto lugar situado al otro lado del Jordán, llamado Pella; y ya todos los que habían creído en Cristo, abandonando a Jerusalén se hubiesen establecido en Pella; entonces cabalmente, desprovista la regia ciudad, que es cabeza de todo el pueblo, y privada también toda la Judea de varones santos, entonces, repito, la venganza divina los castigó por todos los crímenes que habían cometido contra Cristo y contra sus apóstoles y destruyó de raíz a todo aquel linaje de impíos”.

(Eusebio, Historia Eca. III, 5º, 3; Aznar, o, c. págs. 106-107).

4. La Iglesia Madre entre las dos catástrofes:

a) Simón: (ver cuaderno nº 4).

b) Obispos circuncisos gobiernan Jerusalén hasta la última revuelta judía:

(Eusebio, Historia Eca. IV, 5º; Aznar, o.c. págs. 160-161).

c) Destrucción de Jerusalén en 138:

(Eusebio, Historia Eca. IV, 6º; Aznar, o.c. págs. 161-163).

d) Cristianos y judíos se maltratan mutuamente por “traidores a la patria” y “deicidas”. Testimonio de un palestino contemporáneo.

“…6. en la guerra de los judíos ahora acabada, Barkokebas, el cabecilla de la rebelión, sólo a los cristianos mandaba someter a terribles tormentos, si no negaban y blasfemaban de Jesucristo”.

(San Justino, c.+165. Apología I, 31, 6; en Padres Apologistas Griegos, B.A.C., Madrid, 1º ed., 1954, pág. 214).

“…2. Porque la circuncisión, que tuvo principio en Abraham, fue dada para señal, a fin de que se os distinga de los demás hombres y también de nosotros, y así sufráis vosotros solos lo que ahora con justicia sufrís, y vuestras tierras queden yermas y sean abrasadas vuestras ciudades, y los extranjeros se coman vuestros frutos delante de vosotros y nadie de vosotros pueda poner el pie en Jerusalén.

3. Porque por ninguna otra señal os distinguís del resto de los hombres, sino por la circuncisión de vuestra carne. Y nadie de vosotros – creo yo – osará decir que Dios no previó o no prevé ahora lo por venir y que no da a cada uno lo que merece. Y con razón y justicia os ha venido todo eso a vosotros, 4. que matasteis al Justo y antes de Él a sus profetas. Y ahora desecháis a los que esperan en Él y en el Dios omnipotente y Hacedor de todas las cosas, que le envió, y, en cuanto es de vuestra parte, lo deshonráis, maldiciendo en vuestras sinagogas a los que creen en Cristo. No tenéis poder para poner vuestras manos sobre nosotros por impedírselo los que ahora mandan; pero siempre que lo pudisteis, lo hicisteis.

(San Justino, c.+165. Diálogo con Trifón, 16, 2-4; o.c. págs. 328-329).

35

5. Los hijos gentiles crueles con la Iglesia Madre:

a) San Epifanio (+403):

“…7. Estos herejes, de quienes estamos hablando, omitiendo el nombre de Jesús, no se han llamado Jeseos, ni se quedaron con el nombre de judíos, ni se nominaron cristianos, sino Nazarenos; nombre que les viene del lugar de Nazaret. Pero son judíos y no otra cosa.

Usan no sólo el Nuevo Testamento, sino también el Antiguo, lo mismo que los judíos. No están prohibidos entre ellos la Ley, los Profetas ni las Escrituras que los judíos llaman Biblia.

Estos no piensan diversamente de los judíos, sino que profesan la Ley ortodoxamente, lo mismo que ellos.

La única diferencia es que creen en Cristo. Profesan la resurrección de los muertos y que todas las cosas fueron hechas por Dios. Predican un único Dios y su Hijo Jesucristo.

Conocen profundamente la lengua hebrea.

Se diferencian de los judíos y de los cristianos por esto sólo:

- no concuerdan con los judíos porque creen en Cristo.

- no coinciden con los cristianos porque todavía observan la Ley, la circuncisión, el sábado y las otras observancias.

No sé decir si ellos piensan en Cristo que es un simple hombre, siguiendo el engaño de Cerinto y Merinto; o si afirman, de acuerdo a la verdad, que fue engendrado de María por el Espíritu Santo.

Esta secta de los Nazarenos existe en Berca de Celesiria y en la Decápolis, en la región de Pella, y en Basanítides, llamada vulgarmente Cocabé y en hebreo Cochabé.

Se iniciaron allí después del abandono de Jerusalén, cuando todos los discípulos se fueron a vivir a Pella, porque Jesús les dijo que abandonasen Jerusalén y se fuesen al desierto, pues estaba a punto de ser sitiada…

“...9. Se los puede refutar fácilmente, son judíos y no otra cosa. Sin embargo son enemigos de los judíos.

Los judíos no sólo les tiene odio, sino que, tres veces por día cuando se levantan, al mediodía y a la tarde, al reunirse en las sinagogas para la oración los maldicen y anatematizan, diciendo: “Dios maldiga a las Nazarenos”.

Les tienen especialísima inquina a estos, porque siendo judíos predican que Jesús es el Cristo, lo cual es contrario a los que son todavía judíos que no aceptaron a Cristo.

Tienen el evangelio de Mateo, completo y escrito en hebreo. Ciertamente se conserva todavía entre ellos, como fue escrito al principio, en hebreo”.

(Panarion 29ª, 7 y 9; Patrología graeca 41, 401-405. Epifanio trae otros detalles sobre grupos judíos precristianos: o.c.224-279; y grupos judeocristianos heterodoxos. Conviene destacar: nazarenos: o.c. 257-260; Cerinto, o.c. 377-388; Ebionitas: o.c.405-473; es evidente que Epifanio advierte que hay diferencia entre los nazarenos descriptos y los ebionitas: 30 a, 2, o.c. 408 c in fine).

b) San Jerónimo (c.+420):

“…13. ¿Qué diré a los ebionitas, que simulaban ser cristianos? Hasta el día de hoy, por todas las sinagogas de Oriente hay una herejía que se llama de los “mineos” y hasta ahora ha sido condenada por los fariseos. Vulgarmente se los llama nazarenos; creen en Cristo, hijo de Dios, nacido de la Virgen María, que sufrió y resucitó bajo Poncio Pilato, el mismo en quien nosotros creemos; pero, queriendo ser a par judíos y cristianos, no son ni judíos ni cristianos”.

(Carta de San Jerónimo; Carta a San Agustín, cfr. 112, 13; B.A.C., Madrid, 1962, vol. 2º, pág. 336).

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II - INFECUNDIDAD DE LOS ANTAGONISMOS

1. Pertinacia de los judaizantes en Antioquia:

a) recordar: Hch. 15, 1-2

Ga. 2, 11-14

b) San Ignacio de Antioquia (+c. 110):

“…VIII. 1. No os dejéis engañar por doctrinas extrañas no por esos cuentos viejos que no sirven para nada. Porque si hasta el presente vivimos a estilo de judíos, confesamos no haber recibido la gracia.

…IX. 1. Ahora bien, si los que se habían criado en el antiguo orden de cosas vinieron a la novedad de esperanza, no guardando ya el sábado, sino viviendo según el domingo, día en que también amaneció nuestra vida por gracia del Señor y mérito de su muerte – misterio que algunos niegan, siendo así que por él sufrimos y por él recibimos la gracia de creer, a fin de ser hallados discípulos de Jesucristo, nuestro solo Maestro.

…X. 1. No nos endurezcamos, pues, para con su bondad; pues si Dios nos imitara a nosotros, según lo que obramos, ya pudiéramos darnos por no existentes. Por eso, pues nos hemos hecho discípulos suyos, aprendamos a vivir conforme al cristianismo. Porque todo el que otro nombre lleva, fuera del de cristiano, no es de Dios.

…X. 3. Absurda cosa es llevar a Jesucristo en la boca y vivir judaicamente: Porque no fue el cristianismo el que creyó en el judaísmo, sino el judaísmo en el cristianismo, en el que se ha congregado toda lengua que cree en Dios”.

(A los Magnesios; Padre Apostólicos, B.A.C., Madrid, ed. 1, 1950; págs. 463-465).

2. La antítesis de los gentiles romanos:

“Si nos circuncidáis no podéis salvaros”.

47…1. Y Trifón, a su vez:

- Y si uno – me preguntó – quiere guardar la ley mosaica, a sabiendas de ser cierto lo que tú dices, si bien, claro está, reconociendo que Jesús es el Cristo, creyéndole y obedeciéndole, ¿ese se salvará?

Y yo:

- Según a mí me parece, ¡oh Trifón! – le respondí -, afirma que ese tal se salvará, a condición de que no pretenda que los demás hombres, quiero decir, los que procedentes de las naciones están circuncidados del error de Jesucristo, hayan a todo trance de guardar los mismo que él guarda, afirmando que, de no guardarlo, no puede salvarse; que es lo que tú hiciste al comienzo de nuestros razonamientos, afirmando que yo no me salvaría si no observaba vuestra ley.

2. Y él:

- ¿Por qué dijiste, pues – me replicó -, “según a mí me parece”, sino porque hay quienes dicen que los tales no se salvarán?

- Los hay, Trifón – respondí yo -, y hay quienes no se atreven a dirigir la palabra ni ofrecer su hogar a los tales; pero yo no convengo con ellos; que si por la flaqueza de su inteligencia siguen aún ahora guardando lo que les es posible de la ley de Moisés, aquello que sabemos fue ordenado por la dureza del corazón del pueblo, como juntamente con ello esperen en Cristo y quieren guardar lo que eterna y naturalmente es justo y piadoso y se deciden a convivir con los cristianos y creyentes y no intentan, como dijo, persuadir a los demás a circuncidarse como ellos, a guardar los sábados y demás prescripciones de la ley, estoy con los que afirman que se les debe recibir y tener con ellos comunión en todo, como hombres de nuestro mismo sentir y hermanos en la fe.

3. Aquellos, en cambio ¡oh Trifón! – proseguí -, de vuestra raza que dicen creer en Cristo, pero pretenden obligar a todo trance a los demás que han creído en Él de todas las naciones a vivir conforme a la ley de Moisés, o que no se deciden a convivir con éstos; a esos, digo, tampoco yo los acepto como cristianos.

4. Sin embargo, a los que éstos persuaden a que vivan conforme a la ley, supongo que tal vez se salven, con tal que conserven la fe en el Cristo de Dios.

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Los que sí afirmo que no pueden absolutamente salvarse son los que, después de confesar y reconocer que Jesús es el Cristo, se pasan por cualquier causa a la vida de la ley negando a Cristo, y no arrepintiéndose antes de la muerte. Y de modo igual afirmo que no han de salvarse, por más que sean descendencia de Abraham, los que viven según la ley, pero no creen antes de su muerte en Cristo, y sobre todo aquellos que en las sinagogas han anatematizado y anatematizan a los que creen en este mismo Cristo, para alcanzar la salvación y librarse del castigo del fuego.

(San Justino, Diálogo con Trifón, 47; o.c. págs. 379-380).

III - POLÉMICA ENTRE CRISTIANOS Y JUDÍOS

1. Maldición de los judíos por los cristianos circuncisos:

“Yahaveh, Tú abrirás mis labios y mi boca anunciará tu alabanza”.

Comparar: (Aperi Domine labia mea et os meum amentiabit laudem tuam. Gloria Patri).

1. Bendito seas, Yahaveh, Dios de Abraham…etc. (sigue una oración preciosa) 12. Que para los apostatas no haya esperanza, y arranca el reino del orgullo pronto, ahora en nuestros días. Los nazarenos y herejes perezcan en un instante, sean borrados del libro de los vivientes y no sean escritos con los justos. Bendito seas Yahaveh, que hundes a los orgullosos”.

(Semone Esré; Bonsirven, o.c. nº 5, pág. 2).

2. Los cristianos se alejan de Israel:

a) cambio de los días de ayuno: Didajé 8, 1.

b) Abandono del Sábado por el Domingo: Didajé 14.

3. La carta de Bernabé:

• alegorización de las realidades de Israel;

• endurecimiento de la polémica. (Padres Apostólicos, o.c. págs. 771s).

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CUADERNO Nº 11

JUDAÍSMO Y HELENISMO TESTIMONIOS JUDÍOS

Coleccionó L. H. Rivas

I – LA DIÁSPORA

1. “Estrabón refiere que…nuestros compatriotas llenaban el mundo.

Dice así: “En la ciudad de Cirene existían cuatro clases: ciudadanos, agricultores, metecos y judíos. Éstos últimos han invadido todas las ciudades y no es fácil hallar algún lugar en el cual no se encuentre esta clase de gente y del que no se hayan convertido en dueños. Ha acontecido que Cirene, que está sometida al mismo dominio de Egipto, ha seguido su ejemplo en muchas cosas y sobre todo en el trato favorable otorgado a las colonias judías, que son numerosas y observan las costumbres de sus antepasados. Se les ha autorizado habitar en Egipto, asignándole por separado gran parte de la ciudad de Alejandría; tienen su propio etnarca, que administra los problemas de su gente, hace justicia y vigila los contratos y las leyes, como si se tratase de un príncipe de gobierno bajo las leyes de su país. Este pueblo es importante en Egipto, porque los judíos son de origen egipcio; cuando salieron de allí se instalaron en lugares vecinos”.

(Antigüedades judías: Libro XIV, 7, 2; Obras completas de Flavio Josefo, Acervo cultural, Bs. As. 1961, t. III, página 21-22).

2. “Tú también abandonarás tu amado templo y huirás, porque tu destino es que deberás abandonar tu tierra santa. Serás llevado a Asiria, y verás a tus hijos vendidos como esclavos a tus enemigos, mientras que tus mujeres y tu riqueza perecerán. Llenarás todos los países y todos los mares …toda la tierra estará llena de ti”.

(Oráculo Sibyllina, III, 266-272. Charles, Apocrypha and Pseudepigrapha of the Old Testament, Vol. II, pág. 383).

3. “Aman dijo al Rey Asuero: Hay un pueblo, disperso y diseminado entre los pueblos de todas las provincias de tu reino, con sus leyes, distintas de las de todos los pueblos, y que no cumplen las leyes reales. No conviene al rey dejarlos en paz”.

(Ester 3, 8).

II – LOS PROSÉLITOS

1. “El Santísimo ama mucho a los prosélitos. ¿A qué se parece esto?

A un rey que tiene un gran número de ovejas y cabras que salen cada mañana a pastorear y vuelven por la tarde al establo. Un día vino un ciervo, estuvo todo el día con las ovejas y volvió con ellas al establo.” El rey amó mucho al ciervo, y le dio esta orden al pastor:

“Cuida a este ciervo para que nadie lo vaya a golpear”. Y cuando el rebaño volvió por la tarde, el rey había ordenado que hubiera comida y bebida para el ciervo.

Entonces los pastores le dijeron: “Señor, tú tienes muchas ovejas, cabras y cabritos. Nunca nos das órdenes acerca de éstos y sin embargo cada día nos da órdenes referente al ciervo”.

Y el rey les respondió: “Es costumbre del rebaño comer en los pastizales, mientras que los ciervos viven en el desierto y no acostumbran venir a vivir entre los hombres en las tierras cultivadas ¿No tendríamos que estar agradecidos para con este ciervo, que ha dejado el desierto, donde se alimentan los ciervos y las gacelas, para venir a vivir con nosotros? Tenemos que estar agradecidos”. Así dijo el Santísimo: “Yo estoy muy agradecido con el extranjero que deja su familia y su casa paterna para venir a vivir con nosotros. Por eso yo ordeno en la Ley: “Ama al extranjero” (Dt. 10, 19).

(Midrash Bemidbar Raba. 8, 3).

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2. Catequesis y ritos iniciales al judaísmo:

“Cuando alguien viene para hacerse prosélito en el momento presente, se le debe preguntar: ¿Por qué vienes a hacerte prosélito? ¿No sabes que en el momento presente Israel es afligido, abofeteado, humillado, saqueado, y que sobre él caen juicios y sufrimientos?”. Si él responde: “Ya lo sé, y estoy preparado”. Entonces se lo debe aceptar inmediatamente.

Se lo debe instruir acerca de los mandamientos leves y graves, se lo debe informar sobre los pecados referentes a las esquinas del campo, a las gavillas olvidadas, a la rebusca, y a los derechos del pobre. Se le enseñarán las penalidades que merecen las trasgresiones: “Debes saber que hasta ahora tú has comido la grasa del animal que está prohibida, sin caer en excomunión; que tú has profanado el sábado sin incurrir en la pena de lapidación. Pero desde ahora en adelante, si tú comes la grasa prohibida, serás excomulgado; si profanas el sábado serás lapidado”. De la misma forma que se lo instruye acerca de las penas, se lo debe instruir acerca de la observancia de los mandamientos. Se le dirá: “Debes saber que el mundo futuro ha sido hecho solamente para los justos, pero actualmente Israel no debe experimentar ni grandes bienes ni grandes males o aflicciones”. No se debe hablar mucho ni descender a los detalles.

Si él acepta, debe ser circuncidado y recibido inmediatamente. Si se descubre un defecto (por ejemplo una circuncisión previa), debe ser circuncidado nuevamente. Cuando cure, será bautizado inmediatamente. Dos hombres instruidos en la Ley estarán junto a él para instruirlo en los mandamientos leves y graves. Él debe sumergirse, y cuando sale es ya un israelita”.

(Talmud de Babilonia, Yebamot, 47 a).

- “El prosélito, al salir del baño, es como un niño que acaba de nacer. Si los prosélitos sufren aflicciones, es porque son castigados por no cumplir los preceptos como los israelitas; o tal vez porque no obran por amor sino por temor”.

(Ibíd., 48 b).

3. Doble posición respecto a ellos:

a) “Los Temerosos de Dios” han servido de tropiezo en Israel. Por eso decía Simeón ben Yojay: El mejor de entre los goyim debe ser muerto: a la mejor de las serpientes hay que romperle el espinazo!”.

(Mekhilta de Rabbi Ismael. Ex. 14, 7).

b) “Rabi Meir acostumbraba decir: ¿De dónde se saca que el goy que cumple la Torah es como el Sumo Sacerdote? De este texto: “Guarden mis preceptos y mis normas. El hombre que las cumple vivirá” (Lv. 18, 5). El hacía notar que no dice: “Es la ley de los sacerdotes, de los levitas o de los israelitas”, sino “El hombre…” De ahí que el goy que cumple la Torah es como el Sumo Sacerdote”.

(Sifra – Lev. 18, 5).

III – LA LITERATURA JUDEO HELENÍSTICA

Un ejemplo de Filón de Alejandría:

“El Señor dijo a Abraham: sal de tu tierra de tu familia, de tu casa paterna…”. Dios que ha querido purificar el alma humana, le da en primer lugar los medios de salvación completa en el abandono de los tres dominios: el cuerpo, el conocimiento sensitivo y la palabra proferida. “La tierra” simboliza, el cuerpo, “La familia” es el conocimiento sensitivo, y la “casa paterna” es la palabra proferida...Porque el cuerpo ha recibido su composición de la tierra, y nuevamente se disuelve en la tierra. El conocimiento sensitivo es pariente y hermano del pensamiento: la palabra proferida es la casa paterna porque el intelecto es nuestro padre…y la morada dónde él habita es el Verbo. Así como el lugar de un hombre es su hogar, así el intelecto está en el Verbo”.

(De migratione Abraham, I, 1-3. Colec. Sources Chretiennes 47; París; Du Cerf).

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IV – LA BIBLIA GRIEGA – VERSIÓN DEL LOS LXX.

1 – Amos 9, 11-12.

Texto Hebreo LXX

“En aquel día yo levantaré la ruinosa cabaña de David: repararé sus brechas restauraré sus ruinas, la reconstruiré como en los días de antaño para que herede lo que queda de Edom y de todas las naciones sobre las que se ha invocado mi nombre. Oráculo de Yahweh, que así lo hará”.

“En aquel día yo levantaré la ruinosa cabaña de David: reconstruiré lo que está caído, levantaré sus ruinas, la reconstruiré como en los días de antaño para que busquen (al Señor) los que quedan de los hombres y todas las naciones sobre las que se ha invocado mi nombre Dice el Señor Dios, que lo hace”.

2 – Isaías 25, 1-5.

“Yahweh, tú eres mi Dios te glorifico y canto tu nombre porque has hecho cosas admirables: tu fiel designio desde antiguo, siempre se realiza! Porque has convertido las ciudades en un montón de piedras. Las ciudades fortificadas en una ruina. La fortaleza de los orgullosos ya no es ciudad y no será reconstruida jamás. Por eso te glorificará un pueblo humilde, y la ciudad de los déspotas te temerá. Porque fuiste ayuda para el débil ayuda para el pobre en aprieto, parapeto contra el temporal, sombra contra el calor, porque el alimento de los déspotas es como lluvia de invierno, como calor en la sequía. Humillarás el ruido de los poderosos. Como el calor a la sombra de una nube, se apagará el himno de los malvados”.

“Señor, mi Dios te glorificaré, cantaré tu nombre, porque has hecho cosas admirables: tu fiel voluntad desde antiguo! Que se haga, Señor! Porque has convertido las ciudades en un montón de piedras. Las ciudades fortificadas: cayeron sus cimientos. La ciudad de los impíos: no será reconstruida jamás. Por eso te bendecirá el pueblo humilde, y la ciudad de los hombres injuriados te bendecirá. Que haya auxilio para toda ciudad humilde y defensa para los desanimados por necesidad. Líbranos de los hombres malvados, defensa de los sedientos y aliento de los hombres injuriados. Te bendecirán como hombres sin aliento sedientos en Sion, por causa de los hombres malvados a los que nos has entregado”

41

CUADERNO Nº 12

LAS IGLESIAS DE LOS DOCE APÓSTOLES

Coleccionó C. Giaquinta

I – LA DISPERSIÓN DE “LOS DOCE”

“Cuando hayáis hecho todo lo

que os fue mandado, decid:

“Somos siervos inútiles; hemos

hecho lo que debíamos hacer” (Lc. 17, 10)

1. Datos del N. T.:

- Permanecen todavía en Jerusalén después del martirio de Esteban:

• Hch. 8, 1 • 8, 14 • 11, 1 • Ga. 1, 17

- No están todos o no se los nombra ya, cuando:

• Pablo visita Jerusalén por primera vez: Ga. 1, 19, comparar con Hch. 9, 27;

• la colecta antioqueña: Hch. 11, 30;

• después del martirio de Santiago Zebedeo y la liberación de Pedro: Hch. 12, 25;

• ¿el Concilio de Jerusalén?: Ga. 2, 1. 9 comparar con Hch. 15, 2. 4. 6. 22. 23; 16, 4;

• Pablo visita Jerusalén por última vez: Hch. 21, 18.

- Se los nombra a todos juntos (ver cuaderno nº 2, I. “Los Doce”), pero, salva rara excepción, el nombre de cada uno de ellos pasa pronto al olvido.

- Sin embargo, se los siente presentes en algunas referencias bíblicas:

• 1 Co. 9, 5.

• Ga. 1, 17.

Amén de las que traen los Evangelios, compilados entonces, referentes a la actividad pre-pascual.

- Pero en muchas otras citas de Los Hechos de los Apóstoles y de las cartas apostólicas, no se sabe a ciencia cierta si se trata de ellos, pues, el vocablo “apóstol” adquirió pronto un significado considerablemente más amplio que el de “los Doce” (ver Biblia de Jerusalén, nota Rm. 1, 1). El enviado.

- Se percibe:

• una distribución del trabajo, por la cual un apóstol no opera en terreno trabajado por otro: Rm. 15, 20; 2 Co. 10, 16;

• una amplia difusión de “Los Doce”:

(Ver epílogos a los Evangelios sinópticos).

Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.

2- Recuerdos generales durante el siglo II:

No aportan mayor luz sobre la forma concreta de dispersión, ni son siempre coherentes entre sí:

• que se marcharon doce años después de la Ascensión (Kerigma Petron, en Clemente de Alej., Stromata VI, 5, 43);

• que no se marcharon hasta el sitio de Jerusalén (Eusebio, Hist. Eca., III, 7, 8);

• que se reunieron para elegir a Simeón Cleofás (ver cuaderno nº 4, pág. 3, III).

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En todos, el dato más interesante es éste de Orígenes (+c. 253), hijo de Leónidas (+c. 201) un catequista: (+Entre).

Con respecto a los santos apóstoles y discípulos de nuestro Salvador, estos se dispersaron por toda la ecúmene.

Como refiere la tradición: Tomás obtuvo la Partia, Andrés la Escitia, Juan el Asia, donde vivió y murió en Éfeso.

Parece que Pedro predicó a los judíos de la diáspora en el Ponto, Galacia, Bitinia, Capadocia y Asia; al final, estando en Roma, fue crucificado cabeza abajo, habiendo pedido el mismo padecer así.

¿Qué decir de Pablo? Desde Jerusalén hasta la Iliria, llenó (todo) con el Evangelio de Cristo, y, finalmente, en Roma dio testimonio (martirio) bajo Nerón”.

(Comentario al Génesis; Eusebio, Hist. Eca. III, 1; Aznar, o.c. Págs. 99-100)

3. Como se verá al estudiar la sucesión de los Apóstoles (Programa 1972, Nº7), los Padres y escritos del siglo II trasmiten la impresión de una vivencia reciente y fresca con los Apóstoles y sus discípulos.

4. Se trata, modernamente, de encontrar pistas de las andanzas de los apóstoles a partir del estudio de los datos ciertos que puedan haber conservado los escritos apócrifos u heréticos. (Danielou J, Nueva Historia de la Iglesia).

II – TOMÁS, O LA MISIÓN EN EL MUNDO ARAMEO Y EN LA INDIA

“Partos, medos, elamitas, habitantes

de la Mesopotamia…” (Hch. 1, 9)

1. La Diáspora judía en el mundo arameo:

(Los judíos cristianos seguramente han ido a predicar allí – nada sabemos -).

- El fenómeno de la Diáspora en el marco grecorromano (cuaderno nº 7), no debe hacer olvidar la realidad de la existencia de judíos extra-palestinos en los países de su origen histórico y racial, que vivían allí en número muy superior.

- Los testimonios contemporáneos son elocuentes:

• el rey de Adiabene, Izates, prosélito judío en tiempo de Claudio, enterrado en Jerusalén junto con su madre Elena;

• Josefo:

+ “Las diez tribus /excepto Benjamín y Judá) están allende el Éufrates hasta el día de hoy; son miríadas infinitas cuyo número es imposible conocer” (Antigüedades XI, 5, 2);

+ “En Babilonia…también allí está la multitud de los judíos” (ib. XV, 2, 2);

+ “No son pocas las miríadas de este pueblo que se establecieron junto a Babilonia” (ib. XV, 3, 1).

2. Recordar:

• Cuaderno nº 1: Jerusalén, Judea, Samaría, Galilea, Fenicia, Arabia;

• Cuaderno nº 4: III, págs. 3-4;

• Cuaderno nº 10: I, págs. 1-3.

3. Evangelización de Edesa (Osroene y Adiabene – Éufrates y Tigres).

- Datos del siglo IV afirman la convicción de poseer en Edesa:

• las reliquias del apóstol Tomás trasladadas el 22 de agosto de 394;

• la tumba: (Eteria, Diario de viaje 17).

- En el siglo III hay memoria pública de documentos intercambiados entre el rey Abgar, de Edesa, y Jesús (Eusebio, Hist. Eca. I, 13, II, 1, 6-7; Aznar, o. c., págs. 42-47, 53).

Son, evidentemente, fraguadas pero denotan.

43

• una cristiandad de masas allí existente a fines del siglo III, con su rey a la cabeza;

• un inicio de evangelización bastante anterior a esa situación de cristiandad;

• influencia de Tomas.

- Noticias del siglo II indican el influjo que sufren estas zonas de parte de las cristiandades judías.

• un judío es quien recibe al mensajero de Tomás: (Eusebio, Hist. Eca. I, 13, 11s).

• la Pascua se celebra allí en Palestina: (Eusebio, Hist. Eca. V, 2, 3, 4);

Los obispos del lugar tienen nombres hebreos (crónica de Arbela; Harnack, Die Missien etc. T. 11, 1924, págs. 683s).

- Muchos apócrifos que circulan en esta zona, destacan:

• la figura de Tomás;

• el ambiente judeocristiano.

(Danielou, o. c.)

4. Evangelización de la India:

“…1. Se refiere que por el tiempo de que hablamos floreció entre todos el mencionado Panteno, como que primeramente había sido nutrido en los preceptos y doctrinas de la filosofía estoica.

2. Se cuenta que dicho varón demostró tal ardor de ánimo hacia la palabra de Dios que fuese predicador del Evangelio de Cristo en las naciones de Oriente y hubiese llegado hasta la India. Pues eran muchos a la sazón los evangelistas de la palabra de Dios, los cuales, encendidos en cierta emulación divina, se apresuraban, a ejemplo de los apóstoles, a contribuir con su estudio a la edificación de la fe y a la incrementación de la palabra de Dios.

3. Del número de éstos fue Panteno que se dice llegó a penetrar entre los indios, y allí encontró el evangelio de Mateo, que había prevenido su llegada, en manos de algunos imbuidos en el conocimiento de Cristo. Pues efectivamente, Bartolomé, uno de los doce, había predicado allí en otro tiempo, con esa fama, y les había dejado el evangelio de Mateo, escrito en lengua hebrea. Se refiere que ese Evangelio se conservó en aquel país hasta los tiempos mencionados”.

(Eusebio, Hist. Eca., V, 10, 1-3; Aznar, o. c. pág. 244)

III – JUAN, EL DISCÍPULO AMADO, EVANGELIZÓ ASIA

“Corrió entre los hermanos la voz

de que este discípulo no moriría” (Jn. 21, 23)

1. El retrato que nos dejó el N. T.:

- Advertir:

• su ubicación en el trío preferido: “Pedro, Santiago y Juan”;

• su papel junto a Pedro, especialmente después de Pentecostés.

(Ver cuaderno nº 2, pág. 3).

- Pablo reconoce en él a una de las columnas, junto a Santiago el hermano de Jesús y a Cefas: Ga. 2, 9.

- En su Evangelio, él se eclipsa bajo la designación:

• “el otro discípulo”: Jn. 18, 15. 16; 20, 3.

• “el discípulo que Jesús amaba”: Jn. 13, 23 19, 26 20, 2 21, 7. 20

• que recibe de Cristo, en testamento, a su madre: Jn. 19, 27;

• constata con Pedro la tumba vacía: Jn. 20, 4. 8;

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• y se proclama “testigo”: Jn. 21, 24;

• de quien corre en la comunidad primitiva, la voz que “no morirá”: Jn. 21, 23.

- Se recuerda además:

• la vocación de él y de su hermano Santiago: Mc. 1, 19-20.

• la personalidad fogosa de los dos, demostrada en:

+ el sobrenombre “Boanerges”: Mc. 3, 17.

+ la escena de Samaría: Lc. 9, 54;

• la promesa de Cristo de sufrir por él: Mc. 10, 35-41.

- El Apocalipsis nos habla de:

• su testimonio en Patmos: Ap. 1, 9.

• su relación y ascendiente con las Iglesias de Asia: Ap. 1, 4.

2. Las “tradiciones” de los ancianos de Asia:

- “El Señor se dedicó a enseñar cuando ya tenía una edad madura, como lo atestiguan los Evangelios y todos los presbíteros que vivieron en Asia junto a Juan el discípulo del Señor; así se lo trasmitió Juan. Este vivió con ellos hasta los tiempos de Trajano.

Algunos, además, vieron no sólo a Juan, sino también a otros apóstoles, y escucharon lo mismo de ellos y testifican esto”.

(Adversus Haereses II, 22, 5; Patrología Graeca 7, 785; ver también III, 4, 1)

- Vivió en Éfeso y escribió allí el evangelio (ib. III, 1, 1; Sources Chr. 34, 97).

- Escribió el Apocalipsis en tiempo de Domiciano (v, 30, 3; PG 7, 1207).

3. Policarpo (+c. 156), discípulo directo de Juan:

- San Ireneo de Lyon recuerda personalmente sus charlas sobre Juan:

“…5. Yo te vi cuando eras todavía niño junto a Policarpo en el Asia inferior; descollabas en la corte imperial, y te esforzabas de tener buen predicamento delante de él. Porque yo me acuerdo mejor de las cosas de entonces que de las recientes. 6. En realidad, los conocimientos adquiridos en la infancia crecen con el alma y se unen a ella, de modo que podría decirte el lugar donde se sentaba el bienaventurado Policarpo para hablar, su régimen de vida, su aspecto físico, las conversaciones que hacía a la gente, los recuerdos de su trato con Juan y con los otros que habían visto al Señor, las palabras y los hechos que él les había escuchado sobre el Señor, sobre sus milagros y enseñanza; todo lo que él había escuchado de los testigos oculares del Verbo de Vida, lo trasmitió todo conforme a las Escrituras.

(Carta de S. Ireneo (+c. 202) a Florino; en Eusebio, Hist. Eca. V, 20, 5-6-; trad. C.G.; Aznar, o.c. pág. 263; texto íntegro de la Historia de la Iglesia en documentos, Serie I, cuaderno Nº 13, pág.).

- Ireneo conoce gente que lo oyó hablar sobre Juan:

“Viven algunos que lo escucharon contar (a Policarpo) que, una vez, Juan el discípulo del Señor, en Éfeso, fue a bañarse; pero viendo que dentro estaba Cerinto, se escapó de la Terma sin bañarse, exclamando: “Huyamos, no sea que la terma se desplome, porque está adentro Cerinto, el enemigo de la verdad”.

(San Ireneo, Adversus Haereses III, 3,4; trad. C. G.; Sources Chretiennes 34, págs. 110-112).

- Policarpo sigue la observancia pascual de Juan:

(San Ireneo a Papa Víctor; Eusebio, Hist. Eca. V, 24, 16; Aznar, o.c. pág. 270. San Policarpo, “compañero de los apóstoles”, ver referencia ibídem, III, 36, 1)

45

4. Papías (c. 130) de Hierápolis, recoge las enseñanzas de Juan:

- “Papías, oyente de Juan y compañero de Policarpo, hombre antiguo, ha testificado esto por escrito en el cuarto de sus libros. En efecto, existen cinco libros escritos por él”.

(San Ireneo, Adv. Haer. V, 33, 4; PG 7, 1214)

- (Prólogo de la obra de Papías).

“….3. Por ti, no dudaré en añadir a mis explicaciones lo que aprendí en otro tiempo de los presbíteros, de lo cual guardo bien el recuerdo y fortificar con ello la verdad.

Yo no tenía gusto en los que hablan mucho, como le pasa a la mayoría, sino en los que enseñan la verdad; ni en los que recuerdan mandamientos extraños, sino en aquellos (que recuerdan los mandamientos) dados a la fe por el Señor y nacidos de la verdad misma.

4. Donde quiera venía uno que había estado con los presbíteros, investigaba las palabras de los presbíteros: Qué (dijo) Andrés, o Pedro, o Felipe, o Tomás, o Jacobo, o Juan, o Mateo; u otro de los discípulos del Señor; que dice Aristón y el presbítero Juan, discípulos del Señor.

Yo no pensaba que las cosas que traen los libros fuesen tan útiles como las que provienen de una voz viva y permanente”.

(Eusebio, Hist. Eca. III, 39, 3-4; trad. C.G., Aznar, o.c. págs. 151. 152. Sobre la identidad o no de “Juan el discípulo” y “Juan el Presbítero”, ver Eusebio, His, Eca. III, 39, 5-7; Aznar, o.c. pág. 152)

5. Otras tradiciones antiguas (s II) sobre Juan:

- Un muerto resucitado por Juan:

(Apolonio (c. 196); Eusebio, Hist. Eca. V, 18, 14)

- Un ladrón convertido por Juan:

(Clemente de Alejandría (+ c215), Quisdives salveutur; Eusebio, Hist. Eca. III, 23, 5-19; Aznar, o.c. págs. 126-129)

- El sepulcro de Juan en Éfeso:

(Carta de Policrates (c. 190) a Papa Víctor; Eusebio, Hist. Eca. V, 24,3; Aznar, o.c. pág. 267)

IV – FELIPE EN FRIGIA, JUNTO A JUAN

“Felipe se encuentra con Natanael y le dice:

Hemos encontrado a aquel de quien escribieron

Moisés en la Ley, y los profetas” (Jn. 1, 45)

1. Importancia de Felipe en el Evangelio de S. Juan: 1, 43-46. 48; 6, 5.7; 12,21. 22; 14, 8. 9.

2. Carta de Polícrates (c. 190) a Papa Víctor:

• Felipe “uno de los doce apóstoles”

• descansa en Hierápolis con dos de sus hijas que vivieron vírgenes;

• otra, que vivió en el Espíritu Santo, descansa en Éfeso.

(Eusebio, Hist. Eca. V, 24, 2; ver la misma noticia de Proclo: ib. III, 31, 4)

• Observa la Pascua, como Juan el 14 de Nisán (v, 24, 5).

V – PEDRO (Ver notas ad hoc)

Sólo tenemos su tumba como testimonio de su estadía en Roma.

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CUADERNO Nº 13

CUESTIONARIO Y GUÍA PRÁCTICA PARA LA REFLEXIÓN DE LOS PUNTOS I – III DEL PROGRAMA DE 1972

NOTA BENE!

Muchas preguntas tienen una connotación eclesiológica (Por eclesiología entendemos aquí tanto la reflexión teológica sobre la Iglesia, como la labor pastoral para su edificación).

La respuesta debe ser generalmente, acompañada de su justificación correspondiente.

Cuando se pide un texto bíblico, debe ser significativo de lo que quiere expresar.

El trabajo se hará de esta manera:

• las Comisiones de trabajo se reunirán el miércoles 17, o en otro día si se cuenta con la unanimidad de sus miembros.

• previamente, durante la semana, cada uno de sus miembros, debe haber estudiado una parte del cuestionario, pero de modo que entre todos los miembros sean estudiadas todas las preguntas.

• La Comisión estudiará cada una de las respuestas y optará por la que crea mejor.

• cada miembro puede optar por una respuesta distinta.

• con ocasión del primer parcial, cada uno presentará las respuestas al Cuestionario.

I – DIFUSIÓN DEL EVANGELIO DURANTE EL SIGLO I:

A. 1º ¿Qué te sugiere – en orden a la Eclesiología – la difusión del Evangelio, vista desde los testimonios bíblicos?

2º ¿Sabes decirlo con un texto bíblico significativo?

II – LA IGLESIA MADRE DE JERUSALÉN:

B - 3º ¿La designación de los apóstoles como “los Doce” es anterior o posterior al 70 d.C.?

4º ¿Qué importancia tiene en el orden de la Eclesiología?

5º ¿Sabes expresar lo mismo con un texto bíblico?

6º ¿Sabes expresar lo mismo con el Concilio Vaticano II?

C - 7º “Cefas”: ¿Qué significa la palabra?

8º ¿Se puede descubrir su significado sin recurrir a Mateo 16, 17-20?

9º ¿Tiene algún papel entre los Doce?

10º ¿Tiene algún papel en la Iglesia?

11º ¿Sabes decirlo con un texto bíblico?

12º ¿Encuentras alguna correspondencia en el Vaticano II?

D - 13º ¿Te sugiere algo en orden a la Eclesiología “los hermanos” de la comunidad primitiva?

14º ¿Y algunos de los otros nombres sugeridos en clase, te dicen algo?

E - 15º ¿Los Doce son testigos de qué?

16º ¿Sabes decirlo con un texto bíblico?

17º ¿Qué significado derivado tiene la palabra testimonio en el Nuevo Testamento?

18º ¿El testimonio o testigo bíblico y el testimonio según el lenguaje pastoral moderno: se corresponden totalmente, se complementan?

F - 19º ¿Qué significa etimológicamente “koinonía”?

20º ¿Qué significado tiene en los Hechos 2, 42; y a la luz de todo el libro y de las cartas apostólicas?

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21º ¿Qué otras expresiones concretas de “Koinonía” encuentras en Los Hechos, aunque no dichas con este concepto?

22º ¿Tiene empleo en la teología actual?

G - 23º La pervivencia de los parientes de Jesús: ¿te dice algo con respecto a la mentalidad o sentimiento de la Iglesia jerosolimitana?

24º ¿Puede tener algún interés para el estudio de la historia de Jesús?

H - 25º ¿Quiénes son “los hebreos” de Jerusalén?

26º ¿Cuáles son sus características?

27º ¿Cuáles son sus relaciones con los judíos?

28º ¿Quiénes son “los helenistas” de Jerusalén?

30º ¿Cuál es el significado de la aparición de “los siete varones” en la economía apostólica?

31º ¿Se te ocurre algún texto bíblico que caracterice a cada uno de los dos grupos?

32º ¿Encuentras alguna correspondencia de estos dos grupos en otras épocas de la Iglesia y/o en la actual?

III – CRISIS: ¿IGLESIA O SECTA?

I - 33º ¿Qué significa la palabra “Diáspora”?

34º ¿Qué es y dónde existe?

35º ¿Tiene alguna relación con la difusión del Evangelio?

36º ¿Qué son los prosélitos?

37º ¿Tienen alguna significación con el cristianismo?

38º ¿La catequesis y ritos para los prosélitos te sugieren alguna comparación?

39º Esta comparación: ¿qué significación cultural tiene?

40º ¿Conoces al menos un filósofo judío-heleno?

41º ¿Recuerdas algún texto bíblico del Nuevo Testamento donde se emplea el método alegórico como en la literatura judeo-helenística?

42º ¿Qué son “los Setenta”?

43º ¿Cumplen algún papel en la época del Nuevo Testamento?

J - 44º ¿Cuál es el significado de la circuncisión en la Ley mosaica?

45º ¿Los profetas le dan algún otro significado?

46º ¿Los diversos significados (real y alegórico) se advierten en las reflexiones de la comunidad primitiva?

47º ¿Recuerdas algún texto bíblico para cada uno de los significados?

K - 48º ¿El problema que se plantea en la evangelización de los helenistas a los gentiles, como lo formularías teológicamente?

49º ¿Se te ocurre formularlo bajo otro aspecto?

50º ¿En cuál (es) tratado (s) ubicarías ese o esos problema (s)?

51º ¿Cómo resumirías la discusión entre judíos-hebreos y helenistas?

52º ¿Cuál fue la decisión conciliar en el orden doctrinal?

53º Los principios doctrinales: sabrías reencontrarlos en las cartas de Santiago, Pedro y Juan.

54º ¿Cuál fue la decisión pastoral?

55º ¿La aplicación de esta norma fue siempre la misma?

56º ¿Con la celebración del Concilio de Jerusalén: se concluyeron, se complicaron, se encaminaron las discusiones?

L - 57º ¿Cuál fue la presencia de los judaizantes en la vida de Pablo?

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M - 58º ¿Tiene noticias de revueltas de los judíos contra Roma: cuándo?

N - 59º ¿A dónde emigran los “hebreos” en el 70 d.C.?

60º ¿Hasta cuándo tenemos noticias de ellos?

61º ¿Se te ocurre alguna relación (vg. una comparación) entre las actitudes de Hechos 15,1 y los dichos de San Epifanio, de San Justino o de San Jerónimo?

62º ¿Las actitudes de San Epifanio o de San Jerónimo con respecto a la salvación por la circuncisión y la de San Pablo: concuerdan, difieren?

63º ¿Conoce algún signo que exprese la originalidad del cristianismo respecto del judaísmo?

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CUADERNO Nº 14

CEFAS EN ROMA (Testimonio literarios y arqueológicos)

Coleccionó C. Giaquinta

“Cuando eras joven, tú mismo te ceñías,

e ibas donde querías;

pero cuando llegues a viejo,

extenderás tus manos

y otro te ceñirá

y te llevará adonde tú no quieras” (Jn. 21, 18)

I – NOTICIAS BÍBLICAS SOBRE LA ACTIVIDAD APOSTÓLICA DE PEDRO:

• ver Cuaderno nº 2, págs. 3-5.

• en Antioquía: Ga. 2, 11.

• ¿en Corinto?: 1 Co. 2, 12.

Dionisio de Corinto: cfr. infra.

• en Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia: 1 Pe. 1, 1.

• en Roma (Babilonia): 1 Pe. 5, 13.

II – LOS “PRESBÍTEROS” DE LA EDAD POST-APOSTÓLICA TRASMITEN ININTERRUMPIDAMENTE EL RECUERDO DE LA PRESENCIA Y/O MARTIRIO DEL APÓSTOL PEDRO EN ROMA:

1. Cayo, presbítero romano (198-217) arguye sobre el origen apostólico de Roma, por la existencia de los sepulcros apostólicos:

…5. Nerón, príncipe y capitán de todos los enemigos de la Divinidad, ejerció su crueldad también contra los mismos apóstoles. Se refiere que durante su reinado murió Pablo en Roma degollado, y Pedro clavado en una cruz. Confirman abundantemente esta narración los monumentos que llevan escritos los nombres Pedro y Pablo y que todavía se ven al presente en los cementerios de la ciudad de Roma.

6. Y un tal Cayo, varón católico, que floreció en los tiempos de Ceferino, obispo de la ciudad de Roma, en un libro que escribió “Adversus Proculum”, jefe de la secta de los catafrigios, habla del modo siguiente acerca del lugar en que fueron depositados los sagrados cuerpo de los mencionados apóstoles:

7. “Yo puedo mostrar, dice, los sepulcros de los apóstoles. Porque si te place dirigirte hacia la Vía Vaticana o hacia la Vía Ostiense, te saldrá al encuentro los sepulcros de los que fundaron aquella Iglesia”.

(Diálogo contra el montanista Proclo; en Eusebio, Hist. Eca. II, 25, 5-7; Aznar o.c. págs. 94-95)

2. San Irineo de Lión (+ c 202):

…”Como sería muy largo, en este volumen, enumerar las sucesiones de todas las Iglesias, (nos basta) indicar la tradición de la Iglesia fundada y constituida en Roma por los dos gloriosos apóstoles Pedro y Pablo – Iglesia en verdad grande y muy antigua, conocida por todos -, esta tradición que ella tiene de los apóstoles y la fe anunciada a los hombres a través de la sucesión de sus obispos ha llegado hasta nosotros.

De esta manera hacemos callar a todos aquellos que, de diversas maneras, por autocomplacencia, vanagloria, ceguera o error, constituyen grupos ilegítimos. Pues es preciso que todas las Iglesias – o sea los fieles de todo el mundo – convengan con esta iglesia, a causa de su “principalidad más importante” (propter potentiorem principalitatem); pues en ella los fieles de todo el mundo han podido conservar la tradición de los apóstoles.

Una vez que fundaron y edificaron la Iglesia, los bienaventurados apóstoles entregaron a Lino la carga del episcopado”.

(Adversus Haereses III, 3, 2-3; trad. C.G.; Sources Chrétiennes 34, 102-104)

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…”Mateo editó entre los hebreos el texto del evangelio, en el dialecto propio de ellos, cuando Pedro y Pablo evangelizaban en Roma y echaban los fundamentos de esa Iglesia”.

(ib. III, 1, 1; o.c. pág. 96)

3. Dionisio de Corinto (166-174):

…8. “Que los dos padecieron el martirio al mismo tiempo lo atestigua con las siguientes palabras Dionisio, obispo de los corintios, escribiendo a los romanos: “Así también vosotros, con vuestra importante exhortación, habéis mezclado al mismo tiempo la simiente que había brotado de la siembra de Pedro y Pablo, a saber, los romanos y los corintios. Pues habiendo entrado los dos en nuestra ciudad Corinto, nos formaron esparciendo la semilla de la doctrina evangélica; y habiendo marchado al mismo tiempo los dos a Italia, después de haberos formado de la misma manera, sufrieron al mismo tiempo el martirio”: He referido estas cosas para que se afirme más y más la memoria del hecho”.

(Eusebio, Hist. Eca. II, 25, 8; Aznar o.c. pág. 95)

4. Papías (c. 130):

…1. Habiendo, pues, ilustrado la doctrina de Dios a los romanos con su llegada (de Pedro), fue en breve extinguida la fuerza y el poder de simón juntamente con el mismo autor.

Tan grande fue el fulgor de la verdad que brilló en las mentes de los que habían escuchado a Pedro, que consideraban poca cosa haberle escuchado una sola vez, y no estaban contentos con escuchar de viva voz la doctrina de la palabra celestial; sino que rogaron empeñosamente a Marcos, cuyo evangelio existe todavía hoy, discípulo de Pedro, les dejase algún documento escrito que contuviese las doctrinas de aquel, las cuales habían recibido por el oído. No desistieron antes de haberlo convencido, y de encontrar algunos amanuenses que escribiesen el llamado “Evangelio según Marcos”. 2. Habiendo conocido lo cual Pedro por revelación del Espíritu Santo, deleitado por el ardiente deseo de los hombres, se dice que aprobó el libro con su autoridad, para que en adelante se leyese en las iglesias. Esto lo refiere Clemente en el libro sexto de las Hipotiposis.

A este testigo se suma Papías, obispo de la Iglesia de Hierápolis. Dicen que Pedro hace mención de Marcos en su primera “Epístola”, la que defienden fue escrita en Roma, y que eso lo da a entender Pedro, quien figuradamente llama Babilonia a la ciudad de Roma con estas palabras: “La Iglesia que, escogida como vosotros, mora en Babilonia, os saluda, y mi hijo Marcos” (1 Pe. 5, 13).

(Eusebio, Hist. Eca. II, 15; Aznar, o.c. pág. 73-74)

5. San Ignacio de Antioquia (+c. 110):

…3. “No os doy yo mandatos como Pedro y Pablo. Ellos fueron apóstoles; yo no soy más que un condenado a muerte; ellos fueron libres; yo, hasta el presente, soy esclavo”.

(Carta a los Romanos, IV, 3; Ruíz- Bueno D., Padres Apostólicos, B.A.C. Madrid, 1º ed. Pág. 477)

6. San Clemente de Roma (c. 96):

…V. “Mas dejemos los ejemplos antiguos y vengamos a los luchadores que han vivido más próximos a nosotros: tomemos los nobles ejemplos de nuestra generación.

2. Por emulación y envidia fueron perseguidos los que eran máximas y justísimas columnas de la Iglesia y sostuvieron combate hasta la muerte. 3. pongamos ante nuestros ojos a los santos Apóstoles. 4. A Pedro, quien, por inicua emulación, hubo de soportar no uno ni dos, sino muchos más trabajos. Y después de dar así su testimonio, marchó al lugar de la gloria que le era debido. 5. Por la envidia mostró Pablo el galardón de la paciencia. 6. Por seis veces fue cargado de cadenas; fue desterrado, apedreado; hecho heraldo de Cristo en Oriente y Occidente, alcanzó la noble fama de su fe; 7. Y después de haber enseñado a todo el mundo la justicia y de haber llegado hasta el límite del Occidente y dado su testimonio ante los príncipes, salió así de este mundo y marchó al lugar santo, dejándonos el más alto dechado de paciencia.

VI. A estos hombres que llevaron una conducta de santidad vino agregarse una gran muchedumbre de escogidos, los cuales, después de sufrir por envidia muchos ultrajes y tomentos, se convirtieron entre nosotros en el más hermoso ejemplo”.

(Carta a los Corintios, 5, 6, 1; Ruíz B. o.c. pág. 182)

51

7. La Ascensión de Isaías (apócrifo) (IV, 3; Tisserant E. pág. 117).

III – LAS RECIENTES EXCAVACIONES DE LA TUMBA DE SAN PEDRO EN EL VATICANO:

• Kisrchbaum y otros, La tumba de San Pedro y las catacumbas romanas; B.A.C., Madrid, 1954; ver pags.5-56.

• Mejía J., La tumba de San Pedro, en Criterio, 1955, págs. 206-211).

52

CUADERNO Nº 15

PABLO, EL ÚLTIMO DE LOS APÓSTOLES

Coleccionó C. Giaquinta

I – JUVENTUD Y FORMACIÓN

“Lo que era para mí ganancia, lo he

juzgado una pérdida a causa de Cristo…

por quien perdí todas las cosas

y las tengo por basura para ganar a Cristo” (Flp. 3, 7-8)

Cuestiones:

1ª. El recuerdo de la juventud de Pablo –tal como surge de sus memorias–, ¿tiene algún interés para comprender su vocación? Se gloría no en todo lo que él es, sino en Cristo.

2ª. ¿Se te ocurre alguna comparación entre estos recuerdos y la vocación en los Evangelios sinópticos? Pedro: lo hemos dejado todo.

II – EL PERSEGUIDOR DE LA IGLESIA

“Antes fui un blasfemo y un

perseguidor insolente” (1 Tm. 1, 13)

Cuestiones:

1ª. La experiencia del pecado que tuvo Pablo, ¿tiene alguna resonancia en su teología? – Donde abunda el pecado sobreabunda la gracia. Es más perfecto lo nuevo en Cristo que el estado de inocencia sin Cristo.

2ª. ¿Y en sus actitudes pastorales?

NB. Para los puntos I y II, ver los respectivos anexos I y II.

53

Anexo I

HECHOS Ga. 2 Co. 11, 22 Rom. 11, 1 Flp. 3, 56

“Yo soy Judío de tarso, ciudadano de una ciudad no desconocida de Cilicia” (21, 39; 22, 3) instruido a los pies de Gamaliel en cuanto a la exacta observancia de la Ley de nuestro padres; estaba lleno de celo por Dios” (22, 3) “Yo soy fariseo, hijo de fariseos” (23, 6)

“Todos los judíos conocen mi vida desde mi juventud desde cuando estuve en el seno de mi nación en Jerusalén. Ellos me conocen desde mucho tiempo atrás y si quieren pueden testificar Que yo he vivido como fariseo conforme a la secta más estricta de nuestra religión” (26, 4-5)

“Son hebreos? También yo lo soy Son israelitas? También yo Son descendencia de Abraham? También yo”

“También yo soy israelita del linaje de Abraham, de la tribu de Benjamín”

“Circuncidado al octavo día, del linaje de Israel de la tribu de Benjamín hebreo e hijo de hebreos (3, 5) “en cuanto a la justicia de la Ley, intachable” (3, 6) “en cuanto a la Ley, fariseo” (3, 5)

“Sobrepasaba en el judaísmo a muchos de mis compatriotas contemporáneos, superándoles en el celo por las tradiciones de mis padres” (1, 14)

• “Pero, sabes griego?” (21, 37) • “Yo la tengo (esta ciudadanía romana) por nacimiento” (22, 28) • “Saulo, también llamado Pablo” (Hch. 13, 9)

• “El hijo de la hermana de Pablo se enteró de la celada” (Hch. 23, 16) • “Saludad a Andrónico y Junia, mis parientes” (Rm. 16, 7) • “Saludad a mi pariente Herodian” (Rom. 16, 11) • “Saludad a Rufo y a su madre, que lo es también mía” (Rom. 16, 17)

54

Hechos de los Apóstoles Anexo II

“Los testigos pusieron sus vestidos a los pies de un joven llamado Saulo” (7, 58) “Saulo aprobaba su muerte” (8, 1) “Saulo hacía estragos en la Iglesia, entraba por las casas; se llevaba hombres y mujeres y los metía en la cárcel” (8, 3) “Saulo, respirando todavía amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al Sumo Sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, para que si encontraba algunos seguidores del Camino, hombres y mujeres, los pudiera llevar a todos a Jerusalén” (9, 1-2; ver también 9, 21.26)

“Cuando se derramó la sangre de tu testigo Esteban yo también me hallaba presente con los que le mataban y guardaban sus vestidos” (22, 20) “Señor, ellos saben que yo andaba por las sinagogas, encarcelando y azotando a los que creían en Ti” (22, 19)

“Yo perseguía a muerte este camino, encadenando y arrojando a la cárcel a hombres y mujeres” (22, 4) “como puede atestiguarlo el Sumo Sacerdote y todo el Consejo de Ancianos” (22, 5) “De ellos recibí también cartas para los hermanos de Damasco, y me puse en camino con intención de traer también encadenados a Jerusalén a todos los que allí había, para que fueran castigados” (22, 5)

“Cuando se les condenaba a muerte, yo contribuía con mi voto” (26, 20) “Yo me creía obligado a combatir con todos los medios el nombre de Jesús, Nazareno. Así lo hice en Jerusalén” “Y con poderes recibidos de los sumos sacerdotes, yo mismo encerré a muchos santos en las cárceles” (29, 9-10) “Frecuentemente recorría todas las sinagogas y a fuerza de castigos les obligaba a blasfemar y, rebosando furor contra ellos los perseguía hasta en las unidades extrajeras” (26, 11) “En este empeño iba hacia Damasco con pleno poderes y comisión de los sumos sacerdotes” (26, 12)

Ga

“Perseguía encarnizadamente a la Iglesia de Dios y la devastaba”

(1, 13)

1 Co

“Por haber perseguido a la Iglesia de Dios… yo soy el último de los apóstoles” (15, 9)

Flp

“ En cuanto al celo perseguidor de la Iglesia”

(3, 6)

1 Tm

“Antes fui un blasfemo y un perseguidor insolente”

(1, 13)

55

CUADERNO Nº 16

PABLO, LLAMADO AL APOSTOLADO, SEGREGADO PARA EL EVANGELIO

Coleccionó C. Giaquinta

“Continúo mi carrera por si consigo

alcanzarlo, habiendo sido yo mismo

alcanzado por Cristo Jesús”. (Flp. 3, 12)

I – EL LLAMAMIENTO AL APOSTOLADO

(Ver anexo)

II – LA EXPERIENCIA SIEMPRE PRESENTE DEL LLAMAMIENTO DE CRISTO

Pablo se autodefine “Apóstol” por:

• Llamamiento: Rm. 1, 1 (Vocación divina) 1 Co. 1, 1

• voluntad de Dios: 1 Co. 1, 1 2 Co. 1, 1 Ef. 1, 1 Col. 1, 1

2 Tm. 1, 1

• Mandato de Dios: 1 Tm. 1, 1 (comparar: 1 Co. 9, 10-17)

• Que “segrega” (aphorizein) como a los profetas, para la tarea del Evangelio: Ga. 1, 15 Rm. 1, 1

III – CUESTIONES

1ª. Compara este llamamiento de Saulo con el de los Doce. Ambos tienen conciencia de que es Cristo el que los llama.

2ª. Compáralo con el de los Profetas del Antiguo Testamento.

3ª. Se pueden distinguir aspectos con este llamamiento, p.ej.: - Cristo que llama (aspecto objetivo) - El hombre que responde (aspecto subjetivo)?

4ª. ¿Cuál de los dos aspectos tiene la primacía?

Respuesta: ver Mc. 3, 13; Jn. 15, 16; 6, 70; 13; 18.

5ª. ¿Cuál fue la respuesta de Pablo al llamamiento de Cristo?

Respuesta: 1 Co. 15, 10.

6ª. La experiencia del llamamiento divino, ¿se trasluce en el conocimiento que Pablo tiene de Cristo?

7ª. Dilo con un párrafo paulino significativo.

56

Ga. Hch. 9, 5-17 Hch. 22, 8-16 Hch. 26, 14-18

“El Evangelio anunciado por mí, no es cosa de hombres, pues yo no lo recibí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo” (1, 11-12) “Cuando Aquél que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia tuvo a bien revelar en mí a su Hijo para que le anunciase entre los gentiles” (1, 15-16)

“Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues? Él respondió: ¿Quién eres, Señor? Y Él: Yo soy Jesús, a quién tú persigues Pero levántate entra en la ciudad y se te dirá lo que debas hacer” (9, 5-6) (Cristo a Ananías) “Este me es un instrumento de elección que lleve mi nombre” (9, 15-16) (Ananías a Saúl) “Saúl, hermano, me ha enviado a ti el Señor Jesús, el que se te apareció en el camino por donde venías, para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo” (9, 17)

“Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues? Yo respondí: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor me respondió: Yo soy Jesús Nazareno, a quien tu persigues Yo dije: ¿Qué he de hacer, Señor? Y el Señor me respondió: Levántate y vete a Damasco; allí se te dirá todo lo que está establecido que hagas” (22, 10) (Ananías a Saúl) “Saúl, hermano, recobra la vista… El Dios de nuestros padres te ha destinado para que conozcas su voluntad, veas al Justo y escuches la voz de sus labios, pues le has de ser testigo ante todos los hombres de los que has visto y oído” (22, 13-16)

“Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues? Te es duro dar coces contra el aguijón. Yo respondí: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor me respondió: Yo soy Jesús, a quién tú persigues Pero levántate y ponte en pie pues me he aparecido a ti para constituirte servidor y testigo tanto de las cosas que has visto como de las que te manifestaré.

57

Yo te libraré de tu pueblo y de los gentiles, a los cuales yo te envío, para que les abras los ojos; para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y del poder de Satanás a Dios; y para que reciban el perdón de los pecados y una parte en la herencia entre los santificados, mediante la fe en mí." (26, 17-18)

58

CUADERNO Nº 17

PABLO Y LOS DOCE

C. Giaquinta

“Subí movido por una revelación,

y les expuse el Evangelio que

predico entre los gentiles – tomando

aparte a los notables – para saber

si corría o había corrido en vano”. (Ga. 2, 2)

1. Pablo es llamado directa y personalmente por Dios:

• (ver Cuaderno nº 3).

• Ga 1, 16-17.

Cuestión:

¿Fueron llamados así cada uno de los Doce?

2. Este llamamiento no lo exime de estar en comunión con los Doce, por el contrario la supone:

• es presentado a ellos: Ga. 1, 18.

Hch. 9, 27-28.

• se presenta a ellos “movido por una revelación”, y les expone el Evangelio que proclama entre los gentiles “para saber si corría o había corrido en vano”: Ga. 2,2.

• y de ellos recibe la señal de la comunión: el apretón de manos: Ga. 2, 9.

• a lo que él responde, en contraparte, por la colecta universal (ver Cuaderno nº 5).

3. El Evangelio de Pablo: La Iglesia corre por los rieles de los apóstoles 1 Co. 15.

- coincide fielmente con el de los Doce: 1 Co. 15,11.

• cuyos contenidos él ha recibido y a su vez trasmite: 1 Co. 15, 3-8.

- de modo que no hay sino un Evangelio: Ga. 1, 2.

• una sola fe: Ef. 4, 5.

• un solo Cuerpo: Ef. 4, 5, que es la Iglesia fundada sobre los apóstoles y profetas: Ef. 2, 20.

• si bien ésta no está exenta de la malicia de predicadores que imaginan otros Evangelios: 2 Co. 11, 4. 13-15; Ga. 1, 6. 7.

• u otras Iglesias: 1 Co. 1, 12-13.

4. La Eucaristía o anuncio sacramental de la Muerte de Cristo en las Iglesias de Pablo se realiza conforme a la tradición recibida: 1 Co. 11, 23. Fórmula arcaica- Jerosolimitana.

- lo mismo que la catequesis: 1 Co. 11, 2 1 Ts. 4, 1 2 Ts. 2,13

- y otros usos: 1 Co. 11, 16.

5. Pablo se conecta así:

• a los Doce,

• a la comunidad jerosolimitana,

• y al mismo Jesús de Nazaret.

6. Discierne sobre la virginidad pero distingue lo mandado por el Señor y lo propio de Pablo.

59

CUADERNO Nº 18

PABLO, EL APÓSTOL DE LOS GENTILES

Coleccionó C. Giaquinta

“Desde Jerusalén y en todas direcciones

hasta el Ilírico…” (Rm. 15, 19)

I – DE DAMASCO A ANTIOQUÍA

“Personalmente no me conocían

las Iglesias de Judea que están en Cristo…” (Ga. 1, 22)

Regiones y ciudades Memorabilia Cartas Ap. Hechos Ap.

+

+

+

• DAMASCO • Arabia • Damasco • JERUSALÉN

Cesarea

• Cilicia – Tarso

• Siria ANTIOQUÍA ¿Jerusalén? ¿Antioquía?

Primer apostolado Regreso Huye perseguido (a los tres años) Presentación a los apóstoles Cefas y Santiago apostolado

15 días Visión en el Templo atentado un año con Bernabé ¿colecta antioqueña? no lo conocen Marcos - Juan

Ga. 1, 17 Ib. 2 Co. 11, 32-33 Ga. 1, 17 Ga. 1, 18-19 Ga. 1, 18 Ga. 1, 21 Ib. Ga. 1, 22-23

9, 19-22; 26, 20 9, 23-25 9, 23 9, 26-27 9, 28-29 22, 17-21 9, 29-30 9, 30 9, 30 11, 25-26 ¿11, 27-30? 12, 25

60

II – PRIMER VIAJE MISIONERO

Lo importante es que en este viaje funda iglesias:

“Reunieron a la Iglesia y se pusieron

a contar… cómo (Dios) había abierto a los

gentiles la puerta de la fe” (Hch. 14, 27)

Regiones y ciudades Memorabilia Cartas Ap. Hechos Ap.

+

+

+

• ANTIOQUÍA

Seleucia

• CHIPRE Salamina Pafos Panfilia Perge Pisidia ANTIOQUÍA ICONIO Licaonia LISTRA Derbe Listra Iconio Pisidia Antioquía Panfilia Perge Atalia Siria Antioquía

Profetas y maestros misión sinagoga Marcos Juan Procónsul Sergio Pablo Marcos Juan sinagoga 1º sábado 2º sábado atentado sinagoga contradicciones “bastante tiempo” atentado Timoteo: familia tullido “somos hombres” lapidación presbíteros presbíteros presbíteros

2 Tm. 3, 11 2 Tm. 3, 11 2 Tm. 1, 5; 3, 15 2 Co. 11, 25 2 Tm. 3, 11

13, 1 13, 2-4 Ib. 13, 5 Ib. 13, 6 13, 7-12 13, 13 Ib. 13, 14-50 13, 14 13, 15-43 13, 44-49 13, 50-51 13, 51; 14, 1 14, 1 14, 2 14, 3 14, 4-6 14, 6 14, 6-19 (16, 1-3) 14, 8-10 14, 11-18 14, 19 14, 20-21 14, 21-23 14, 23 14, 24 14, 25 Ib. 14, 26-28

61

III – SEGUNDA (¿3ª?) IDA A JERUSALÉN

Conciencia de tradición. Maduración de la visión de la Iglesia.

“Ni por un instante cedimos” (Ga. 2, 5)

Regiones y ciudades Memorabilia Cartas Ap. Hechos Ap.

+

+ 49-50

+

ANTIOQUÍA Fenicia Samaría JERUSALÉN ANTIOQUÍA

“no poco tiempo” judaizantes ¿Cefas

hambre bajo Claudio 46-48 ¿colecta antioqueña? catorce años revelación cotejar el evangelio con los apóstoles delegación conciliar Tito Apóstoles:

• Notables columnas • Cefas y Juan

Presbíteros Santiago Discusión conciliar Solución dogmática

• Pedro • Pablo • Santiago

Solución pastoral • “Noáquicos” • Pobres • Carta apostólica

Judas Silas ¿Cefas? ¿Marcos Juan?

¿Ga. 2, 11-14? Ga. 2, 1 Ga. 2, 2 Ib. Ga. 2, 1-3 Ga. 2, 2.6.9 Ga. 2, 9 Ga. 2, 9.12 Ga. 2, 4-5 Ga. 2, 6-9 Ga. 2, 4-5 Ga. 2, 10 (ver infra) ¿Ga. 2, 11-14?

14, 28 15, 1; ¿11, 27? 11, 27-28 ¿11, 29-30? 15, 2; ¿11, 30? 15, 3 15, 5-29 15, 6.22.23 15, 6.22.23; ¿11, 30? 15, 5-6 15, 7-19.28 15, 7-12 15, 12 15, 13-21 15, 20.29 15, 22-29 15, 30-35 15, 27.32 ¿12, 25?

62

IV – SEGUNDO VIAJE MISIONERO

En este período escribe a los tesalonicenses. Eclosión de la personalidad de Pablo.

“Como uno que cuida con cariño

a sus hijos…

como un padre…” (1Ts. 2, 8.11) - Maduración afectiva

Regiones y ciudades Memorabilia Cartas Ap. Hechos Ap.

+

ANTIOQUÍA

• Siria

Cilicia Derbe LISTRA Iconio

• Frigia Galacia Asia Bitinia Misia ----------- Tróada Samotracia Neápolis Macedonia FILIPOS FILIPOS Anfípolis Apolonia TESALÓNICA

Proyectos de viaje Pablo y Silas (Silvano) Timoteo y familia

enfermedad Evangelización catequistas colecta judaizantes

• Lugar de oración • Lidia y familia • Evodia y Síntiquie • Recuerdos varios • Timoteo • Sícigo • Clemente y colabora. • Epafrodito • Epíscopos y diáconos • Judaizantes • Endemoniada • Flagelación, cárcel y

cepo • Carcelero y familia SINAGOGA recuerdos varios Presidentes Aristarco y Segundo Jasón Timoteo

(Biblia Jer. Hch. 15, 22) 2Tm. 1, 5; 3, 15 Ga. 4, 13-15 Ga. 6, 6 1Co. 16, 1 Ga. passim Flp. 4, 2 Flp. 1, 7.8;

4, 10-18 Flp. 3, 19-23 Flp. 4, 3 Flp. 4, 3 Flp. 2, 25-30;

4, 18 Flp. 1, 1 Flp. 1, 15-18;

3, 1-2, 18-19 1Ts. 2, 2 1Ts. 1, 3-10 1Ts. 2, 3-14.17.20 2Ts. 3, 6-12 1Ts. 5, 12-13 Col. 4, 10 Rm. 16, 21 1Ts. 1, 1; 3, 1-10 2Ts. 1, 1

15, 36-39 15, 40 15, 41 16, 1 16, 1-3 16, 6 16, 6-7 16, 8-11 16, 12-40 16, 13-16 16, 14-15 16, 16-19 16, 22-24 16, 25-34 17, 1-9 17, 2-4 19, 29; 20, 4;

27, 2 17, 5-9

Es la primera vez que se habla de éstos en el N.T.

63

52

+ 52

+

Berea ATENAS CORINTO CORINTO Cencreas Éfeso Cesarea ¿Jerusalén? Antioquía

• Suerte de los muertos • Parusía del Señor

Sinagoga Sópatros Atentados

Silas (Timoteo) Apostolado Timoteo a Tesalónica Claudio expulsa judíos de Roma sinagoga Aquila y Priscila Silas y Timoteo regresan ◊ 1º a los Tesalónicos ◊ 2º a los Tesalónicos

Evangelización Miembros y ministros de la Comunidad: • Justo • Crispo y familia • Gayo • Estéfanas • Fortunato y Acaico • Sóstenes • Otros • Tito: ver infra • Apolo: ver infra Ministerios y carismas

recuerdos varios Cuestiones: Cena del Señor Colecta Iglesia y Mundo Matrimonio y virginidad Resurrección “un año y seis meses” Procónsul Galión “bastantes días” Febe diaconiza

voto sinagoga

Priscila y Aquila “volveré”

1Ts. 4, 13; 5, 11 2Ts. 1, 6; 2, 12 1Ts. 3, 1-5 1Ts. 3, 6 2Ts. 2, 1-2.5;

3, 11 1Co. 1, 14 1Co. 1, 14; Rm.

16, 23 1Co. 1, 16;

16, 15-18 1Co. 16, 17-18 1Co. 1, 1 Rm. 16, 21, 24 1Co. 12, 14 1ª y 2ª Co.

Passim 1Co. 11, 17-30 1Co. 16, 1-4 1Co. 6/8/10 1Co. 7 1Co. 15 Rm. 16, 1 (ver infra)

17, 10-13 20, 4 17, 10 17, 13-14; 18, 5 17, 14-34 17, 16-34 18, 1-18 18, 2 18, 4 18, 2-4 18, 5 18, 5-6 18, 7 18, 8 18, 17 18, 11 18, 12-17 18, 18 18, 18 18, 18 18, 19 18, 19-21 18, 18-19 18, 21 18, 22 18, 22

A Pablo le cuesta, esta comunidad, dolores de parto

Dato claro para ubicar a Pablo

Matrimonio ejemplar

Es una iglesia en gestación, dolorosa

64

V – TERCER VIAJE MISIONERO

“Mi responsabilidad diaria:

la preocupación por todas las iglesias” (2Co. 11, 28)

Regiones y ciudades Memorabilia Cartas Ap. Hechos Ap.

+

+

+ +

+

+

+

ANTIOQUÍA Galacia Frigia Asia ÉFESO Corinto Éfeso Tróade Macedonia Iliria Acaya CORINTO (Grecia)

“algún tiempo” Apolo: • Éfeso • Corinto • Éfeso Aquila y Priscila Juan Bautista: discípulos sinagoga “tres meses” escuela de Tirano “dos años” “tres años” Onesíforo y familia Tíquico Trófimo ¿Otros miembros? Himeneo y Fileto milagros ◊ A los Gálatas ◊ A los Corintios:

perdida ◊ 1ª a los Corintios “hasta Pentecostés” proyectos de viaje (Macedonia-Jerusalén) breve estadía ◊ A los Corintios:

2ª perdida Tito a Corinto

motín

“A los leones” Timoteo a Macedonia ¿Timoteo en Éfeso? Carpo y familia Tito: reencuentro ◊ 2ª a los Corintios Autobiografía Visión “hace 14 años” Colecta (5ª y 6ª Co.?) “tres meses”

1Co. 16, 1 1Co. 3, 6; 16, 12 1Co. 1, 12; 3, 4

-5.22 1Co. 16, 19 2Tm. 4, 19 2Tm. 1, 16-18;

4, 19 Ef. 6, 21 Col. 4, 7 2Tm. 4, 12 Tt. 3, 12 2Tm. 4, 20 ¿Rm. 16, 5-15? 2Tm. 2, 17-18 Ga. 1, 6 1Co. 5, 9-13 1Co. 16, 19 1Co. 16, 8 1Co. 16, 5-7 2Co. 1, 15-16 2Co. 1, 15; 12, 21

13, 1-2; 12, 3 2Co. 2, 3.4.9;

7, 8.12 2Co. 7, 6.13.14;

12, 18 1Co. 15, 32 2Co. 1, 8-10 ¿1Tm. 1, 3? 2Co. 2, 12.13 2Tm. 4, 13 2Co. 2, 13 2Co. 2, 13; 7, 6 2Co. 1, 8 2Co. 11, 23; 12, 15 2Co. 12, 2 2Co. 8, 9-10 Rm. 15, 19-21 Rm. 15, 26

18, 22-23 18, 23 Ib. Ib. 18, 24; 20, 1 18, 24-28; 19, 1 18, 26 19, 1-7 19, 8 19, 8 19, 9 19, 10 20, 31 20, 4 20, 4; 21, 29 19, 11-20 19, 21-22 19, 23; 20, 1 19, 22 20, 1.2 20, 2 20, 2

Centro de irradiación

65

+

+

+

+

+

(Cencreas) Macedonia Filipos Tróada Asso Mitilene Quíos Samos Trogilión Mileto (Éfeso) Cos Rodas Pátara Chipre Tiro Tolemaida Cesarea JERUSALÉN

Colecta ◊ A los Romanos • Gayo • Erasto • Febe conjuración “Azimos” “cinco días” “siete días” Reunión dominical

(ver supra) Presbíteros Peligros de herejías comunidad “siete días” comunidad “un día” Felipe, el Evangelista “bastantes días” Agabo

Rm. 15, 25-27 Rm. 16, 23 1Co. 1, 14 Rm. 16, 23 2Tm. 4, 20 Rm. 16, 1 1Tm. 1, 3-7; 4, 7

6, 4-5.20 2Tm. 2, 14-18.23;

4, 4

19, 22 20, 3 20, 3 20, 6 20, 6 20, 6 20, 5.6 20, 6 20, 7-11 20, 13 20, 14 20, 15 20, 15 20, 15 20, 15-38 20, 17.28.31 20, 29 21, 1-2 21, 1-2 21, 1-2 21, 3 21, 4 21, 4-6 21, 4 21, 7 21, 7 21, 8-14 21, 8-9 21, 10 21, 11 21, 15-26

66

VI – PRISIONERO DE CRISTO: JERUSALÉN – ROMA

“Pero la Palabra de Dios,

no está encadenada” (2Tm. 2, 9)

Regiones y ciudades Memorabilia Cartas Ap. Hechos Ap.

52-60

+

+ +

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+

+

+

+

+

+

JERUSALÉN Antipátrida CESAREA Sidón Chipre Mira Creta Puertos Buenos Fénica Cauda Malta Siracusa Reggio Calabria Pozzuoli Foro Apio Tres Tabernas ROMA

atentado arresto apología al pueblo ciudadano romano Sanhedrín confabulación traslado Félix “cinco días después” Proceso ante Félix

• Fiscal • Autodefensa

Félix simpatiza “dos años” Porcio Festo 2º proceso Apelación Agripa “quince días” Traslado “bastante tiempo” “ayuno” (expiación) tempestad “14 días” picadura Publio curaciones “tres días” “dos días” comunidad “siete días” “tres días” 1ª reunión con los judíos. 2ª reunión con los judíos. “dos años” ◊ A los Filipenses ◊ A los Colosenses Miembros de la

Flp. 1, 13; 1, 22 Col. 4, 10

21, 15; 23, 22 21, 27-31 21, 32-36 21, 37; 22, 21 22, 22-29 22, 30;23, 11 23, 12-22 23, 31 23, 23; 26, 32 23, 23-35 23, 24 24, 1 24, 1-21 24, 1-9 24, 10-21 24, 22-28 24, 27 24, 27 25, 1-12 25, 10-12 25, 13; 26, 32 27, 3 27, 5 27, 6 27, 8-11 27, 9 27, 9 27, 12-13 27, 13-44 27, 27.33 28, 1-10 28, 3-6 28, 7-8 28, 9-10 28, 11-12 Ib. 28, 13 28, 13 28, 13 28, 14 28, 14 28, 15 28, 16 28, 17 28, 17-22 28, 23-28 28, 30

67

comunidad y Ministros: • Epafras • Arquipo ◊ A Filemón y Apfia • Onésimo Compañeros de prisión • Aristarco • Marcos • Lucas • Demas ◊ A los Efesios ◊ ¿A los Laodecenses? ¿¡Libertad!?

Col. 1,17; 4,12-13 Flm. 23 Col. 4, 17; Flm. 2 Flm. 1, 1-2 Flm. Passim Ver supra Col. 4,10; Flm. 23 Col. 4,14; Flm. 24 Col. 4,14; Flm. 24 2Tm. 4, 10 Col. 2, 1; 4, 13-16

68

CUADERNO Nº 19

EL JUDAÍSMO EN LA ÉPOCA DEL NUEVO TESTAMENTO

Coleccionó L. H. Rivas

I – LAS SECTAS O “FILOSOFÍAS” JUDÍAS

1. Esenios, Fariseos, Saduceos, según Fl. Josefo:

“Los judíos tiene tres escuelas filosóficas; los sectarios de la primera son los fariseos, los de la segunda, los saduceos y los de la tercera, que ejercen la santidad, han tomado el nombre de esenios.

Esenios: Estos últimos, judíos de nacimiento, pero más estrechamente ligados por el afecto que los otros, son hombres que repudian los placeres como pecados y consideran virtud la temperancia y la resistencia a las pasiones. Desdeñan el matrimonio para ellos, pero adoptan a los hijos de los otros, a la edad en la que el espíritu, tierno aún, se empapa fácilmente con las enseñanzas, los tratan como si fueran hijos de ellos y les imprimen sus propias costumbres. No condenan en principio el matrimonio y la procreación, pero temen el libertinaje de las mujeres y están convencidos de que ninguna mujer es fiel a un solo hombre.

Desprecian la riqueza y practican entre ellos un maravilloso espíritu de comunidad. Ninguno de ellos es más rico que otro; porque su ley prescribe que los adherentes a su secta deben entregar todos sus bienes a la corporación, de modo que no hay entre ellos ni las estrecheces de la pobreza ni la vanidad de la riqueza.

Su piedad religiosa asume características particulares: nunca pronuncian una sola palabra profana antes de salir el sol; dirigen al sol oraciones tradicionales como si le suplicaran que aparezca. Luego los encargados envían a cada uno a trabajar en su oficio, lo que hacen con gran empeño hasta el mediodía. Luego se reúnen de nuevo en un mismo sitio, se envuelven la cintura con una faja de lino y se lavan todo el cuerpo con agua fría. Después de esta purificación se congregan en una sala particular donde no pueden entrar ninguna persona profana; ni ellos mismo pueden entrar en ese comedor sin estar puros, como si fuera un recinto sagrado. Se sientan sin hacer ruido y el panadero sirve a cada uno un pan y el cocinero un plato con una sola comida. El sacerdote pronuncia una oración antes de comer, y nadie puede probar bocado antes de que haya concluido la oración. Después de la comida el sacerdote repite el rezo, Luego se quitan la ropa de la comida como si fueran vestiduras sagradas, y vuelven al trabajo hasta la noche.

Los que desean ingresar en la secta no son admitidos inmediatamente. El aspirante tiene que pasar por un período externo de un año, durante el cual se adapta al género de vida de los esenios; le dan una pala, el cinturón ya mencionado y el ropaje blanco. Si en el tiempo prescripto comprueba su temperancia, lo asocian más estrechamente al régimen de la cofradía: participa del baño de la purificación, pero no lo reciben aún en la comida común.

Hay otra clase de esenios que concuerdan con los anteriores en el régimen, las costumbres y las leyes, pero difieren en lo concerniente al matrimonio: creen que renunciar al matrimonio es realmente excluir la parte más importante de la vida, o sea la propagación de la especie.

Fariseos: De las dos sectas más antiguas, los fariseos están considerados como los intérpretes más fieles de la ley y los creadores de la primera escuela. Atribuyen todo al destino y a Dios y creen que la facultad de actuar bien o mal depende en gran parte del hombre mismo, pero que el destino debe colaborar en cada acto particular. Piensan que el alma es imperecedera, que las almas de los buenos pasan de un cuerpo a otro y la de los malos sufren castigos eternos.

Saduceos: Los saduceos, la tercera secta, excluyen completamente el destino y sostienen que Dios no puede ni hacer ni prevenir el mal; afirman que el hombre elige libremente el bien o el mal y que cada cual actúa de una u otra manera de acuerdo con su voluntad. Niegan la persistencia del alma después de la muerte, los castigos y las recompensas del otro mundo.

Los fariseos se aman los unos a los otros y quieren mantener la unión de todo el

69

pueblo. Los saduceos, por el contrario, son pocos atentos, aún entre ellos, y tan rudos en sus relaciones con sus compatriotas como con los extranjeros”.

(Flavio Josefo, Guerra de los Judíos, extracto del Libreo II, cap. 8).

2. Zelotes:

“(En el año 6 d.C.)Quirino pasó a Judea, que había sido anexada a Siria, para llevar a cabo el censo de los bienes y liquidar los de Arquéalo…Judas, con la adhesión del fariseo Saduco, incitó al pueblo a que se opusiera. El censo, decían, era una servidumbre manifiesta, y exhortaban a la multitud a luchar por la libertad. Si tenían éxito, se aseguraban sus bienes; y en el caso de que no lo tuvieran, conseguirían gloria y alabanza por la grandeza de su alma.

Judas y Saduco, que introdujeron entre nosotros la cuarta secta filosófica y contaron con muchos seguidores, no sólo perturbaron al país con esta sedición, sino que pusieron las raíces de futuros males con un sistema filosófico antes desconocido.

Además de estas tres sectas, el galileo Judas, introdujo una cuarta. Sus seguidores imitan a los fariseos, pero aman de tal manera la libertad que la defienden violentamente, considerando que sólo Dios es su gobernante y Señor. No les importa que se produzcan muertes o suplicios de parientes y amigos, con tal de no admitir a ningún hombre como amo. Puesto que se trata de hechos que muchos han comprobado, he considerado no agregar nada más sobre su inquebrantable firmeza frente a la adversidad; no temo que mis explicaciones fueran puestas en duda, sino que al contrario temo que mis expresiones den una idea demasiado débil de su gran resistencia y su menosprecio del dolor. Esta locura empezó a manifestarse en nuestro pueblo bajo el gobierno de Gesio Floro durante el cual, por los excesos de su voluntad y violencia, determinaron rebelarse contra los romanos”.

(N. B. Gesio Floro fue Gobernador romano de Judea entre los años 64-66 d.C.). (Flavio Josefo, Antigüedades, extracto del libro XVIII, 1 y 6).

3. Los Fariseos: actitudes y opiniones:

a) Los fariseos y el “Pueblo de la tierra”:

- “Quién asume el compromiso de ser fiel (en el pago de los impuestos y diezmos) tiene el deber de diezmar todo lo que come, lo que vende y lo que compra; y no puede ser huésped de ninguno de los del “pueblo de la tierra”.

Dijo Rabí Iehudá: También puede ser fiel siendo huésped del pueblo de la tierra. Los sabios les respondieron: Si no es observante consigo mismo, mucho menos lo será con los demás.

Quién se compromete a ser “Compañero” no debe ni vender ni comprar a los del pueblo de la tierra. Tampoco puede ser huésped de ellos ni invitarlos a su casa”

(Talmud B., Demái, II, 2-3; 9b).

- “Se deben decir diariamente tres bendiciones: Bendito sea Aquél que no me ha hecho “Goy”, ni mujer, ni ignorante”. Porque los “Goyim” son como la nada delante de Ti (Is. 60, 17); los ignorantes no temen el pecado…”.

(Tosephta Berakoth 6, 18).

- “El ignorante no teme el pecado, y el pueblo de la tierra no conoce la piedad”.

(Rabí Hillel, en Aboth 2, 6).

- “Enseñaron los rabinos: hay seis cosas que son impropias de un erudito: No debe salir a la calle perfumado; No debe salir solo de noche; No debe salir calzado con sandalias remendadas; No debe conversar en la calle con una mujer; No debe comer con el pueblo de la tierra; No debe llegar el último a la casa de estudio. Otros agregan: Tampoco debe andar a trancos largos ni caminar enhiesto”.

(Talmud B., Berakoth, VI, 4; 43b).

- “Rabí Dosa hijo de Harkinas decía: “dormir por la mañana, beber vino a mediodía, charlar con los niños y sentarse en reuniones de la gente de la tierra, producen la muerte del hombre”.

(Aboth, 3, 10).

- “Está prohibido a la gente de la tierra comer carne de vaca, porque dice Lev. 11, 46…En cambio está permitido aquél que estudie la Torah”.

“Rabí Aquiba decía: cuando era de la gente de la tierra, yo decía: ¡Quién me

70

diera un rabino, para morderlo como un asno!

Sus discípulos le corrigieron: ¡Para morderlo como un perro!

Y él replicó: ¡No, porque el asno muerde y rompe el hueso, mientras que el perro muerde sin romperlo!”.

“Nuestros maestros enseñan: se han dicho seis cosas referentes a la gente de la tierra: no se da testimonio sobre ellos, ni se les recibe su testimonio, no se les revela un secreto, no se les nombra tutores de huérfanos, no administradores de bienes, no se les acompaña en sus viajes, ni se los acepta como compañeros de viaje. Algunos agregan: Tampoco se publica la noticia cuando han perdido algo”.

(Talmud B., Pesajim, 49b).

b) Especies de fariseos:

“Hay siete especies de fariseos:

El fariseo “espalda cargada”: (agobiado por los mandamientos);

El fariseo “préstame”: (préstame un momento para que pueda cumplir un mandamiento);

El fariseo “calculador”: (cumple un mandamiento y lo equilibra con una falta);

El fariseo “no tengo nada que perder”: (si cumplo un mandamiento);

El fariseo “¿Cuál es mi obligación?”: (para violar un mandamiento de igual valor);

El fariseo “por temor”: (como Job);

El fariseo “por amor”: (como Abraham). (Talmud Y., Berakoth 14b).

4. Los Esenios o la Comunidad de la Alianza:

- “Ninguno que se resista a entrar en la Alianza de Dios por seguir los deseos de su corazón, entrará en la Comunidad de su Verdad. Porque su alma despreció la corrección de la ciencia, los juicios rectos, y no fue perseverante con Aquél que recrea su vida. No será contado ente los rectos, y su ciencia, su fuerza y sus bienes no vendrán a integrarse en el Consejo de la Comunidad, porque su proceder es impío, y su descanso es impuro. No será justificado cuando deje en libertad los deseos de su corazón y contemple la oscuridad en lugar de la luz. No será tenido en cuenta en presencia de los perfectos.

No se limpiará con sacrificios, ni se purificará con el agua de la lustración, ni se santificará con las aguas del mar ni de los ríos. Ningún agua lo purificará, ¡Inmundo! Inmundo serán todos los días mientras desprecie los juicios de Dios, no permitiendo que lo corrijan en la Comunidad de su Consejo.

Pero por el espíritu del consejo de la verdad en el proceder humano, serán expiadas todas las iniquidades del hombre para que pueda contemplar la luz de la vida. Por el espíritu santo de la comunidad en su verdad, se purificará de todas sus iniquidades. Por el espíritu de rectitud y de humildad se expiarán todos sus pecados. Su carne se purificará por la sumisión de su alma a todos los mandamientos de Dios, bañándose con agua lustral y santificándose con aguas corrientes. Y así dirigirá sus pasos para caminar perfectamente en todos los caminos de Dios, como ha mandado para sus tiempos establecidos, y para no apartarse ni a la derecha ni a la izquierda, ni violar una sola de sus palabras. Entonces agradará a Dios con expiación de suave olor”.

(Comunidad de Qumram, Regla de la Comunidad, II, 25-III, 11).

- “Si se encuentra entre ellos un hombre que miente intencionalmente acerca de sus riquezas, lo excluirán del lugar de la comunidad por un año, y será privado de la cuarta parte de la comida. Aquél que conteste a su prójimo con testarudez, o hable con tono irritado…será castigado por un año. Si ha blasfemado, o por terror o por cualquier otra razón…será separado y no volverá a ser admitido en la Comunidad. Si ha hablado con enojo contra uno de los sacerdotes registrados en el libro, será castigado por un año y puesto aparte solo. Pero si ha hablado sin intención, será castigados por seis meses…El que sin justificación tenga inquina a su prójimo, será castigado seis meses o un año. …El que pronuncie una palabra obscena será castigado tres meses. El que interrumpa la palabra de su compañero, diez días. El que se acueste y duerma en una sesión de la Comunidad, treinta días….El que se ría tontamente, de modo que se oiga su voz, será castigado treinta días”.

(Regla de la Comunidad de Qumram, VI, 23-VII, 16).

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II – CREENCIAS DEL JUDAÍSMO:

1. Dios:

a) La fe en el monoteísmo es fundamental: Se expresa en la creación diaria: “Shmá” (Dt. 6, 4-9; 11, 13-21; Nm. 15, 36-41).

b) Recitación del “Shmá”: “Se ha enseñado que dijo Symacus: Al que recite el Shmá prolongando la palabra “UNO”, se le prolongarán los días y los años”.

(Talmud B., Berakoth, II, 1; 13b).

c) Nombres de Dios: “¡Dichosos ustedes, israelitas! ¿Saben por quién son purificados? ¡El Padre de ustedes que está en los cielos! Él los purifica a los que están sucios, Así el Santo, bendito sea, purifica a Israel”.

(Talmud Yoma, M. 8,9).

d) Espiritualización del Nombre de Dios y su proceso: “Una vez vino a verme un hombre del sud (para hacer el voto del nazareato). Yo me fijé en su cabellera rubia, sus hermosos ojos, su bella apariencia, sus largos cabellos que caían en bucles bien ordenados, y le dije: “¿Hijo mío, por qué quieres cortarte esta hermosa cabellera?”

Me respondió: “Rabí, yo soy pastor, un día fue a beber y vi mi imagen en el agua. Entonces me indigné contra mí mismo y quise suicidarme diciendo: ¡Tú eres un impío enorgulleciéndote de lo que no es tuyo! ¡Debes consagrarlo al Cielo!”

Yo me incliné sobre su cabeza y le repliqué: “¡Que sean muchos los que, como tú, hacen la voluntad del Lugar que está en Israel!”.

(Talmud Y., Nedarim, 36d).

Texto Hebreo (Ex. 24, 20)

Tárgum LXX

“Y vieron al Dios de Israel”.

“Y vieron la gloria del Dios de Israel”.

“Y vieron el lugar donde estaba el Dios de Israel”.

2. La fe y las obras:

a) Abraham es alabado más por su fidelidad a la Ley que por su fe:

- “El lugar bendijo y engrandeció a Abraham en su vejez más que en su juventud, porque observó toda la Torah antes que fuera entregado, así como dice Gn. 26, 5.

Por ese texto sabemos que a Abraham le fueron reveladas todas las palabras de la Torah y todas las palabras de los Escribas”.

(Tosephta Qiddusin, 5, 21).

- “Abraham, padre insigne de una multitud de naciones, no se halló quien lo igualara en gloria. Él guardó la Ley del Altísimo, En su carne grabó la Alianza, y en la prueba fue hallado fiel. Por eso Dios prometió con juramento bendecir por su linaje a las naciones…” (Ecclo. 44, 19-21; trad. B. de J.).

- “Ahora, hijos, mostrad vuestro celo por la Ley; dad vuestra vida por la Alianza de nuestros padres: Recordad las gestas que en su tiempo realizaron nuestros padres. Alcanzaréis inmensa gloria, inmortal nombre. ¿No fue hallado Abraham fiel en la prueba y se le reputó por justicia?” (1 Mac. 2, 50-52).

- Después que se congregaron todos los reinos de la tierra y organizaron la guerra contra Abraham cayeron delante de él y mató cuatro reyes y devolvió nueve campamentos, Abraham pensó en su corazón diciendo: “¡Ay de mí ahora! Quizás he recibido la recompensa de los mandamientos en este mundo y no tenga yo parte en el mundo venidero…!”.

Por este motivo fue una palabra profética de delante de Yahweh sobre el justo Abraham diciendo: “No temas, Abraham, pues aunque se junten muchas legiones y vengan contra ti para matarte, mi Palabra será un escudo para ti, pues

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será para ti un escudo en este mundo; y aunque haya entregado a tus enemigos delante de ti en este mundo, las recompensas de tus buenas obras están preparadas para ti delante de mí para el mundo venidero” (Tárgum del Génesis, 15, 1).

- “Dijo Rabí Eleazar hijo de Azaría: nuestros padres salieron de Egipto gracias a los méritos de Abraham, según el Ps. 105, 42-43”.

(Mekhilta sobre el Éxodo 13, 4).

b) Sin embargo, la fe de Abraham también es celebrada:

- “Los israelitas creyeron sin haber visto: creyeron a Moisés y a Dios. Esto es para enseñarte que cualquiera que cree al pastor fiel, es como si creyera a Aquél que “dijo y el mundo existió”. “Ellos creyeron”: grande fue la fe con la que creyeron en Aquél que “dijo y el mundo existió”, porque en recompensa de esta fe, el Espíritu Santo residió sobre ellos y pudieron cantar el Cántico.

También Abraham recibió la posesión de este mundo y el mundo futuro únicamente por el mérito de la fe por la que creyó en Dios, según Gn. 15, 6”.

(Mekhilta sobre Éxodo 14, 31).

3. Escritura y Tradición:

- “¿Cómo sabemos que Moisés en el Monte Sinaí no se quedó dormido ni sintió sueño?

Esto se parece a un Rey que amaba a su administrador y le dijo: “Todos los denarios de oro que puedas contar serán para ti”. Con tanta alegría, el administrador no quería comer ni beber. Cuando comenzó a sentir sueño, dijo: “Si me duermo, perderé todos aquellos denarios que no pueda contar”.

De la misma manera Moisés, recibiendo la Ley, se olvidó de comer y de beber. Cuando sintió sueño, dijo: “Si me duermo perderé mucho porque Dios me hablará solamente cuarenta días”. Entonces el Santísimo lo bendijo diciendo: “Estás angustiado, pero te juro que no perderás nada. En la primera tabla estaban solamente los diez mandamientos, pero en vista de que te has angustiado, Yo te daré la Halakah, el Midrash y la Haggadah, como está escrito…”Escribe estas palabras…” (Ex. 34, 27).

- Lo que el Santo, Bendito sea, quiere decir, es esto: “Escribe estas palabras” significa que la Ley, los Profetas y los demás Escritos están en la Escritura, pero la Halakah, el Midrash, la Haggadah y el Talmud son orales” (Midrash Shemot R., 47, 7).

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CUADERNO Nº 20

PABLO APUNTES PARA SU BIOGRAFÍA

C. Giaquinta

“Muy gustosamente gastaré y me

desgastaré totalmente por vuestras almas”. (2 Co. 12, 15)

N.B.: Ver cuadernos nº 14-18.

En la vida apostólica de Pablo podemos distinguir dos grandes períodos: según sea:

a) un colaborador en la misión;

b) se encuentra directamente al frente de la misión:

1er. Período: “Bernabé y Saulo”, que incluye:

1º - De Damasco a Antioquía.

2º - Primer Viaje Misionero.

3º - Segunda ida a Jerusalén (Cuaderno nº 18, págs. 1-3).

2do. Período: “Pablo, Silvano y Timoteo”, que incluye:

4º - Segundo Viaje Misionero.

5º - Tercer Viaje Misionero.

6º - Prisionero de Cristo: Jerusalén – Roma.

7º - Últimos trabajos y martirio (Cuad. Nº 13, págs. 3-9).

I – PRIMER PERÍODO. “BERNABÉ Y SAULO”.

1. Bernabé:

- En este tiempo, Pablo vive y trabaja bajo la estrella de Bernabé (ver cuaderno nº 8, pág. 3, II, 3).

- Este, que se llamaba José. Fue apodado “Bernabé” por los Apóstoles:

Hch. 4, 36; gozaba de gran prestigio, por la venta de sus bienes a favor de la comunidad: Hch. 4, 37 (1 Co. 9, 6). Nombrado delegado apostólico en Antioquia: Hch. 11, 22; 11, 30; 12, 25; 13, 1; cumplió como lo había hecho Pedro y Juan en Samaría: Hch. 8, 14, la tarea de confirmar la fe de los nuevos creyentes.

- Buen conocedor de la gente, entendió que Saulo, el perseguidor, a quien conoció antes en Damasco, era ahora un cristiano de buena ley. Lo apadrinó ante los apóstoles: Hch. 9, 27, y lo nombró después su Vicario General en Antioquia: Hch. 11, 25-26. Él fue el director de la primera misión: Hch. 13, 2. 7; 14, 12, en la que le acompañó Pablo como Secretario Ejecutivo.

- Así mediante Bernabé, Saulo, quien no había conocido a Jesús – según la carne – ni había tratado con los Doce, se conectó íntimamente a los Orígenes del Evangelio (Ver cuaderno nº 17).

- La figura de Bernabé se eclipsa paulatinamente ante el resplandor creciente de Pablo (Hch. 26, 18). El alumno, llevado de la mano del pedagogo, había crecido has ser, a su vez, maestro. Los mismos paganos lo advirtieron en Listra; Bernabé fue tomado por Zeus (Júpiter); pero a Pablo los confundieron con Hermes (Mercurio), “porque era quien dirigía la palabra” Hch. 14, 12.

- Más a Pablo no le bastaba con dirigir la palabra. Había demasiada personalidad en él para sentirse cómodo junto al gran Bernabé. Y, quizás no había aprendido vitalmente aquellos de “soportarse uno a otro por amor”: Ef. 4, 2; Col. 3, 13.

- Un pequeño incidente le dio piedra libre para separase de su maestro: Bernabé era un tío contemporizador con la flojera de su sobrino Marcos: Hch. 15, 37-39; 13, 3. 13.

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Amén, no era lo suficientemente firme frente a las intrigas del círculo de Santiago: Ga. 2, 13.

- Años después lo recordará con admiración: 1 Co. 9, 6; pero, entre tanto, resolvió separase de él: Hch. 15, 39.

2. De Damasco a Antioquia (Cuaderno nº 18, pág. 1, I):

- Esta etapa, de los comienzos paulinos, es larga y oculta, a pesar de algunas referencias a cierto ejercicio de apostolado en Damasco: Hch. 9, 20. 22, y en Jerusalén: Hch. 9, 28-29.

- Pablo simplifica este período con fórmulas como éstas:

• Ga. 1, 22: “Personalmente no me conocían las Iglesias de Judea que están en Cristo”,

• Ga. 2, 1: “Luego, al cabo de catorce años, subí nuevamente a Jerusalén”.

- Pablo todavía se está haciendo. No siente necesidad de “pedir consejo ni a la carne ni a la sangre”: Ga. 1, 16, pero aún no ha llegado “al estado de hombre perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo”: Ef. 4, 13.

• No tiene muchos recuerdos de entonces: sus grandes memorias personales datan del segundo viaje misionero: Flp. 4, 15.

• Pero es de entonces una experiencia inefable, que acabó de transformar a Saulo en Pablo: 2 Co. 12, 2.

- Para diagramar cronológicamente este período, tenemos en cuenta datos:

• Rey Aretas: 2 Co. 11, 32, (9 a. C. -39 d. C).

• “De allí a tres años” de la aparición de Cristo: Ga. 1, 18.

• “Al cabo de catorce años”: Ga. 2, 1. ¿Éstos catorce años se cuentan a partir de la aparición de Cristo? ¿O de la ida a Jerusalén? Se suele hacer la opción por la primera hipótesis.

• “Hace catorce años”: 2 Co. 12, 2. La segunda carta a los Corintios fue escrita alrededor del año 56-57. Con el éxtasis de San Pablo nos retrotraemos, por tanto, al año 43, aproximadamente, época en que concluye este largo noviciado.

3. Primer Viaje Misionero (Cuaderno nº 18, pág. 1-2, II).

- De esta primera misión Pablo, anciano, recuerda aún sus andanzas y tribulaciones por tierras de Listra, Iconio y Antioquia: 2 Tm. 3, 11, acompañado de Timoteo.

- Podemos ubicar aquí la sabrosa descripción de la familia de Timoteo, su infancia y formación: (ver citas 1 c. p. 2).

- Es evidente que el objetivo de la misión no es sólo predicar un mensaje para la salvación del individuo, sino la formación de Iglesias, como lo muestra la ordenación de Presbíteros: Hch. 14, 23. Al hacer esto, Bernabé y Pablo seguían la praxis jerosolimitana: Hch. 6, 6; 8, 14; 11, 22. 30.

4. Segunda (3ra?) ida a Jerusalén (Cuaderno nº 18, III, pág. 2-3).

- Es verosímil que la ida, de la que habla Ga. 2, 1 se haya realizado después del Primer Viaje Misionero, pues es durante este viaje que la cuestión del ingreso del gentil a la Iglesia se presentará en toda su crudeza. Nada mejor para empezar la discusión que la actitud de Pablo, de preferir a un gentil creyente que no a un israelita incrédulo: Hch. 14, 6.

- Este viaje fue muy útil para la maduración de la visión eclesial:

• Pastoralmente había dos pastores: circuncisos e incircuncisos: Ga. 2, 7-8.

• Teológicamente había una sola Iglesia: “porque Él es nuestra paz. Él que de los dos pueblos (judíos y griegos) hizo uno”: Ef. 2, 14s-22.

- Pablo sigue afirmando su coherencia con los Doce y su sentido de la tradición: Ga. 2, 2. 9. Si se enfrenta con Cefas, lo hace no a título de una concepción de Iglesia carismático.-individualista, sino de la “tradición”, no suficientemente resguardada por actitudes equívocas: Ga. 2, 11-14.

- Esta tradición le impone la tarea de formar apóstoles. Así, desde temprana hora, junto a Timoteo (ver supra 3), aparece Tito: Ga. 2, 1. 3.

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- La separación de Bernabé no lo distanciará de los Orígenes de la Iglesia madre, pues en lugar del gran chipriota, tendrá por socio a un varón apostólico, “dirigente de los hermanos” (heegouménos): Hch. 15, 22. 27; Silas: Hch. 15, 40.

- Para diagramar cronológicamente este período, tener en cuenta:

• supra nº 2;

• Claudio emperador (41-54 d. C.): el hambre durante su reinado: Hch. 11, 28; comparar con Fl. Josefo: Antigüedades 20, 26, quien anota una carestía sentida bajo el procurador Tiberio Alejandro (44-48 d. C.).

- Algunas cuestiones para la crítica histórica:

1ra. ¿Coinciden la ida a Jerusalén de Ga. 2, 1 con la ida a Jerusalén de Hch. 11, 27-30?

2da. ¿Coinciden la ida a Jerusalén de Hch. 11, 27-30 con la ida a Jerusalén de Hch. 15, 2?

3ra. ¿Coinciden la visión de Ga. 2, 2 con la visión de Hch. 11, 27-28?

4ta. ¿Coinciden los “catorce años”: • “después” de la conversión: Ga. 2, 1 con • “antes” de la 2 da. Carta a los Co.: 2 Co. 12, 2?

5ta. ¿Coinciden la visión de Ga. 2, 2 con la visión de 2 Co. 12, 2?

II – SEGUNDO PERÍODO: “PABLO, SILVANO Y TIMOTEO”

1. En este Segundo período hallamos a un Pablo idéntico al del Primer Período: (ver cuaderno nº 17; ver supra II, 1), a la vez que distinto.

Es Saulo, pero ya convertido en Pablo (Hch. 13, 9).

Hará una carrera completa, no sólo en la geografía (Rm. 15, 19), sino en su personalidad, como hombre, pastor y teólogo.

- Lo hallaremos, con frecuencia, acompañando a nuevos apóstoles:

• “Pablo, Silvano y Timoteo”: 1 Ts. 1,1; 2 Ts. 1, 1;

• “Pablo y Timoteo”: 2 Co. 1, 1; Flp. 1,1; Col. 1, 1; Flm. 1;

• “Pablo y Sóstenes”: 1 Co. 1, 1.

Estos son sus “verdaderos hijos en la fe”: 1 To. 1, 2; Tit. 1, 4; con quienes se propone perfeccionar la construcción de “la Iglesia de Dios vivo, columna y fundamento de la verdad”: 1 Tm. 3, 15.

- Amén de las fatigas y dolores “hasta ver a Cristo formado” en sus fieles: Ga. 4, 15, Pablo se fatigará por realizar un gesto de comunión que convenza a los hermanos de Jerusalén (ver infra: 3, i).

2. Segundo Viaje Misionero (Cuaderno nº 18, IV, pág. 3).

a) Los grandes centros misioneros son: Galacia, Filipos, Tesalónica y Corinto.

b) Gracias al trabajo apostólico, aflora y madura toda la personalidad del apóstol, como podemos observar en las cartas que escribirá después a estas comunidades, p.ej.:

• 1 Ts. 2, 2-12,

• Flp. 1, 7-8. 23,

• Flp. 4, 1-3. 10-19,

• Ga. 4, 12-20,

• 1 Co. 4/9,

• 2 Co. 3, 1-3,

• 2 Co. 10/12.

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c) - Por la cantidad de nombres conocidos, nos es fácil imaginar el trabajo apostólico realizado de “tú a tú”. El apóstol, en efecto, quiere fundar Iglesias de hermanos.

- Pero no son Iglesias de “superiniciados”. Junto a la Iglesia de los Filipenses, capaces de moverse en todo por los sentimientos de Cristo: Flp. 2, está la Iglesia de los Corintios, que se mueve a palos: 1 Co. 4, 21. Unos proviene del núcleo de prosélitos fervorosos: Hch. 16, 13-15; Flp. 1, 5; otros de los estratos más bajos del paganismo: 1 Co. 6, 9-11; 1, 26-28.

- Todos, sin embargo, son hijos para el Apóstol:

• 1 Ts. 2, 7-11.

• Flp. 4, 1,

• Ga. 4, 19,

• 1 Co. 4, 14-15,

• 2 Co. 6, 13.

d) - Por amor a ellos, el apóstol no urge el derecho apostólico de la congrua remuneración y trabaja con sus manos:

• 1 Ts. 2, 9 (4, 11), 2 Ts. 3, 7-12,

• 1 Co. 9, 6-18. 2 Co. 11, 7-12, 2 Co. 12, 13-18,

• Hch. 18, 3-5.

- Los motivos de esta actitud son varios:

• ejemplo de los cristianos atolondrados y holgazanes (Tesalónicos);

• evitar obstáculos al Evangelio por parte de los cristianos hipercríticos (Corintios).

- Cuando es necesario y conveniente el apóstol se exime de su actitud:

• Flp. 4, 11-18,

• 2 Co. 11, 8-9,

Para “dedicarse enteramente a la Palabra”: Hch. 18, 5.

e) - En este viaje lo acompaña un gran apóstol: Silas o Silvano, antes citado (ver I, párrafo 5º), mano larga del apóstol Pedro, para que todos los gentiles sintiesen el célebre apretón para la comunión (Ga. 2, 9; Hch. 15, 22. 27. 32), aparece totalmente identificado con Pablo:

• en la cárcel de Filipos: Hch. 16, 19. 25.29,

• en la evangelización de Tesalónica: Hch. 17, 4,

• en el atentado sufrido en Tesalónica: Hch. 17, 5-9.

• en la evangelización de Berea: 17, 10,

• en la designación para confirmar la fe de los Macedonios: Hch. 17, 14-15.

• en la necesidad que Pablo tiene de volver a tenerlo junto a él: Hch. 17, 15; 18, 5.

• en las cartas escritas a los Tesalónicos: 1 Ts. 1,1; 2 Ts. 1, 1.

• en la predicación a los Corintios: 2 Co. 1, 19.

- Después de su estancia en Corinto, la figura de Silas se esfuma de junto a Pablo, y vuelve a reaparecer más tarde al lado de Pedro: 1 Pe. 5, 12, quien lo llama “hermano fiel”, por quien “os he escrito brevemente”. El acento paulino de la carta de Pedro (ver: 1 Pe. 1, 3s y Rm. 1, 4; Ef. 1, 3), ¿no será más bien acento “Silvano”? ¡Un gran secretario a las órdenes de los dos grandes Apóstoles!

f) - No obstante, desde este segundo viaje, otro será el gran compañero de Pablo: Timoteo. Silas había sido, por cierto, un gran amigo; pero, a la postre era también un veedor apostólico.

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A Pablo se le ocurrirá que era una especie de segundo Bernabé, un tutor a su lado, para que los de Jerusalén no se alborotasen: Hch. 15, 22. A Timoteo, en cambio, él lo llamará “verdadero hijo mío en la fe”:1 Tm. 1, 2. Fue amigo de su familia: 2 Tm. 1, 5; 3, 15; lo perfeccionó en el judaísmo por la circuncisión: Hch. 16, 3; lo evangelizó a Jesucristo; lo eligió para que viniera con él: Hch. 16, 3; le impuso las manos junto con los demás presbíteros de Listra: 1 Tm. 4, 14; 1, 18; 2 Tm. 1, 6; Hch. 14, 23.

Ya en el primer viaje misionero, le había permitido hacer junto a él sus primeras armas apostólicas: 2 Tm. 3, 11. De ahora en adelante estará siempre junto a Pablo. El elogio que hará de él: Flp. 2, 19-23, sólo es superado por el que Cristo hizo de Juan Bautista.

- Pero, en este período, mientras Silas esté con Pablo, Timoteo no desarrollará todavía su personalidad, aunque ya se la adivina. Y Pablo aprovechó esa circunstancia para que Timoteo asimilase la rica experiencia de un hombre como Silas.

Por ello lo dejó junto a él en Berea: Hch. 17, 14-15; y junto con él le hizo firmar las dos cartas a los Tesalónicos: 1, 1, a donde le había enviado antes: 1 Ts. 3, 2-6.

Es un verdadero hermano, y técnicamente (si de técnica se puede hablar) lo designa como “colaborador” de Dios en el Evangelio: 1 Ts. 3, 2 (“diácono de Dios en el Evangelio de Cristo”).

g) Otra gran amistad de este Segundo Viaje será el matrimonio Aquila y Priscila. Pablo los encontró en Corinto, poco después que Claudio hubiese echado a los judíos de Roma: Hch. 18, 2. ¿Habrán sido ellos, sin quererlo, con su fe en Cristo, la causa del tumulto “capitaneado por Crespo” que irritó a Claudio? (ver Suetonio, Vita Claudio 25, 3-4: “Judeos impulsore Chresto assidue tumultuantes Roma expulit”).

Ellos fueron los primeros de esa interminable serie de familias cristianas, muy cristianas, de muy buena formación teológica, con cierta holgura económica fruto de su habilidad técnica, que saben ponerse al servicio del Evangelio.

Pablo fue aceptado como socio en el taller que abrieron para hacer carpas: Hch. 18, 2-3.

Cuando Pablo rumbeó para Siria, se embarcaron con él: Hch. 18, 18; pero se quedaron en Éfeso: v. 19, donde le esperaron que volviese. Entre tanto, cuando llegó Apolo, hombre elocuente, que dominaba las Escrituras: Hch. 18, 24, le dieron un curso superior de catequesis: v. 26, porque si bien había sido instruido en el Camino del Señor, sólo conocía el bautismo de Juan: v. 25.

En Éfeso los volvió a encontrar Pablo durante su Tercer Viaje, como lo indica 1 Co. 16, 19, y tal vez se quedaron allí para siempre, haciendo de animadores de una comunidad: 2 Tm. 4, 19.

Un día, que pudo ser trágico para el Apóstol y también para nosotros los gentiles, pues nos habríamos quedado sin la mayoría de sus cartas, le salvaron el pellejo: Rm. 16, 3-5; Hch. 19, 23-40.

h) En su tarea por plantar la Iglesia, Pablo fue dejando por todas partes:

• catequistas: Ga. 6, 6 (kateejountos)

• colaboradores: Flp. 4, 3 (synergós)

• epíscopos y diáconos: Flp. 1, 1;

• presidentes (proistaménos) que trabajan y exhortan: 1 Ts. 5, 12, a quienes hay que tener gran estima: v. 13;

• apóstoles, profetas, maestros, taumaturgos, diáconos, pastores, carismáticos: 1 Co. 12, 28;

• diaconisas: Rm. 16, 1.

- La lista de los conocidos que desempeñaban algún cargo es grande:

• Epafrodito es de esos hombres a quienes hay que tener en estima, “ya que por la obra de Cristo ha estado a punto de morir”: Flp. 2, 29-30;

• Sícigo, el responsable de la Iglesia de Filipos, es un compañero de pura ley: Flp. 4, 3;

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• Clemente y los otros colaboradores, ya sudaron tanto que “sus nombres están en el libro de la vida” Flp. 4, 3;

• Tal vez Crispo, que era archisinagogo, fue ordenado presbítero de Corinto: 1 Co. 1, 14; Hch. 18, 8:

• Así parece que lo hizo con Sóstenes, jefe de otra sinagoga en Corinto: Hch. 18, 17; 1 Co. 1,1;

• Estéfanas, de los pocos a quienes Pablo bautizó: 1 Co. 1, 16, y sus familiares, son servidores de los santos. Hay que “mostrase sumisos a ellos y a todo aquel que con ellos trabaja y se afana”: 1 Co. 16, 15-16;

• Hay además, diaconisas, en Filipos, como Evodia y Sintique: Flp. 4, 2; y también en Corinto, como Febe: Rm. 16, 1-2. Se las debe ayudar porque luchan por el Evangelio: Flp. 4, 3, y “recibir en el Señor, de una manera digna de los santos y asistirlas en cualquier cosa que necesiten”: Rm. 16, 2; pues si una vez otras posibilitaron el ministerio del mismo Cristo: Lc. 8, 2, éstas son hoy luchadoras al lado de Pablo: Flp. 4, 2, y protectoras de él: Rm. 16, 2.

i) En este período Pablo inicia su actitud epistolar. Las dos primeras cartas a los Tesalónicos hemos de ubicarlas aquí, al poco de llegar a Corinto.

j) Para la cronología de este período tenemos datos importantes, decisivos para toda la biografía paulina:

• la expulsión de los judíos de Roma bajo Claudio: Hch. 18, 2; que concuerda con la noticia de Suetonio (ver supra g). Claudio imperó hasta el 54 d. C.

• el procónsul Galión: Hch. 18, 12; inscripción de Delfos (enero – julio 52 d. C.).

• el año y medio pasado en Corinto: Hch. 18, 11.

3. Tercer Viaje Misionero (Cuaderno nº 18, V, págs. 5—7).

a) El gran centro misionero de Éfeso. Y desde allí el Apóstol hizo vistas a las Iglesias misionadas durante el Segundo Viaje, particularmente Corinto.

b) El éxito y el fracaso adobaron su pan cotidiano.

- Éxito sin precedentes en Éfeso: Hch. 19, 11-20; 1 Co. 16, 8-9, donde los paganos conversos quemaron libros de brujerías y horóscopos por valor de 50.000 dólares: vv. 18-19; y, además, la industria de las santerías de Artemisa se fue a la quiebra: Hch. 19, 23-27. El futuro dirá hasta donde llegó la raíz de este éxito: 2 Tm. 1, 15, Flp. 4, 10-20.

- Fracaso en Corinto, donde las divisiones y la sugestión de la idolatría ambiental tenían amarrados todavía a los fieles: 1 Co. Pero, en especial el fracaso de ser discutido en su autoridad apostólica: 2 Co. 3, e incluso vituperado: 2 Co. 2, 5; 10-12, nada menos que por aquellos a quienes había predicado sin pedirles un centavo.

c) Las problemáticas prácticas, que exigen una respuesta teórica, comienzan a urgir en este período de reflexión teológica del Apóstol. Prácticamente aguda se hace la crisis judaizante, que amenaza arrasar el trabajo de sus viajes anteriores por Galacia. ¿En virtud de qué el hombre se salva? Más apasionado en la carta a los gálatas, más doctoral en la carta a los romanos, esa es la problemática alrededor de la cual comienza a tejer su genial teología: Rm. 1-11.

- Los disgustos que le ocasionarán los Corintios, serán ocasiones para ensayar nuevos esbozos de síntesis en las cartas a los corintios:

• la Iglesia Cuerpo de Cristo: 1 Co. 12;

• el ministerio de la Nueva Alianza: 2 Co. 3.

d) No cabe duda que el ambiente típicamente pagano de Éfeso y de Corinto hubo de acuciar el pensamiento del Apóstol, procurando siempre de “no callar por vergüenza, de no proceder por astucia y de no falsear la Palabra de Dios”: 2 Co. 4, 2; 1 Ts. 2, 4-5, pero, a la vez, ansioso de hacerse griego con los griegos: 1 Co. 9, 21, y cumplir su deber de dar a todos el Evangelio de Dios: 1 Co. 9, 16-17; Rom. 1, 14-16.

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e) Éfeso ofrece dos ejemplos curiosos de un “cristianismo incompleto”:

• Apolo: Hch. 18, 24;

• Discípulos de Juan Bautista: Hch. 19, 2-7;

Ambos, que no conocen sino el bautismo de Juan Bautista: Hch. 18, 25; 19, 13, no son rechazados, sino completados o perfeccionados: Hch. 18, 25; Hch. 19, 4-6.

f) Será también la ciudad preferida por los que intentan vender cualquier ocurrencia personal con el rótulo de teología. Los pocos herejes conocidos en la edad apostólica por el nombre y apellido son de allí:

• Himeneo y Fileto: 2 Tm. 2, 17-18;

• Himeneo y Alejandro: 1 Tm. 1,20.

El saludo de despedida: Hch. 20, 29-30 y luego las recomendaciones a Timoteo, que está en Éfeso, se refieren a esta realidad (Cuaderno nº 18, V, pág. 6, in fine).

g) Entre los apóstoles que van y vienen entre Éfeso, Macedonia y Acaya, encontramos a:

- Timoteo: • en Macedonia: Hch. 19, 22, donde mantiene relaciones desde el viaje anterior:

1 Ts. 3, 2-6; y 2 Ts. 1, 1, y las mantendrá en el futuro: Flp. 1,1; 2, 19-23; Col. 1,1; desde allí escribirá con Pablo 1ª 2ª a los Corintios: 2 Co, 1, 1.

• en Acaya: 1 Co. 4, 17; 16, 10-11, a donde va de visitador apostólico de Pablo. Cuando vuelva allí con Pablo: 2 Co. 1, 19, firmará con él los saludos a los Romanos: 16, 21.

• en viaje a Jerusalén: 2 Co. 2, 13.

- Tito: Ver Biblia de Jerusalén: 2 Co. 2, 13.

- Tíquico: Hch. 20, 41, “fiel ministro y consiervo en el Señor”: Col. 4, 7; Ef. 6, 21, que lo vemos, más tarde, ir: 2 Tm. 4, 12, y venir: Tit. 3, 12 con recados del Apóstol.

h) De estas idas y venidas. Muchas fueron para organizar la gran colecta de comunión:

• en Galacia: 1 Co. 16, 1; Ga. 2, 10;

• en Macedonia: 2 Co. 8, 1-6; 9, 2; Rm. 15, 26-27;

• en Acaya: 1 Co. 16, 2-4. 2 Co. 8 2 Co.9 (parecen dos cartitas distintas de recomendación sobre este tema); Rm. 15, 26-27.

• rumbo a Jerusalén: Hch. 20, 4, irán los delegados de las Iglesias: 1 Co. 16, 3-4; Hch. 21, 29; 24, 17.

i) Otras lo fueron para amortiguar la ponzoñosa propaganda de los judaizantes; que se revisten de ángeles, pero son satanases:

• en Galacia: Ga. 1, 8;

• en Acalla: 2 Co. 11, 13-15.

j) Un célebre pasaje: 2 Co. 11, 16/12, 10, sirve para cerrar este período, a modo de nota autobiográfica, pues resume toda su vida hasta entonces.

k) En el renglón de la crítica histórico-literaria surgen algunas cuestiones:

1ª - ¿Cuántas fueron las cartas a los Corintios?

Respuesta:

• una anterior a la 1ª actual: 1 Co. 5, 9, sobre comportamiento cristiano: v. 11;

• la primera actual;

• una tercera, anterior a la segunda actual: 2 Co. 2, 3-4 (Ver Biblia de Jerusalén); el tema no fue el del hermano incestuoso: 1 Co. 5, sino una ofensa personal: 2 Co. 7, 12 ¿Quedan restos de ella en los cc. 10-12?;

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• la segunda actual;

• los cc. 8 y 9, que son dos billetes para incentivar la colecta.

2ª - ¿Cuántos son los viajes de Pablo a Corinto?

Respuesta:

• el primero, al final del 2º Viaje misionero (Ver supra 2)

• proyectos de viaje estando en Éfeso: 1 Co. 16, 5-7;

• segundo viaje relámpago, con ocasión de un conflicto personal: 2 Co. 2, 1; 13, 2;

• nuevos proyectos de viaje: 2 Co. 13, 1, para cumplir la visita burlada, no por la falta de palabra de Pablo: 2 Co. 1, 15-23, sino por el insulto al Apóstol: 2 Co. 2, 5-11.

• tercer viaje: 1 Co. 13, 1; Hch. 20, 2-3.

3ª - ¿Hubo una prisión de Pablo en Éfeso?

Respuesta: Dos hipótesis:

1ª. - Que sí, y desde allí escribió la carta a los Filipenses.

2ª. - Que no, sino que estuvo a punto de sufrir la pena capital.

• Hch. 19, 23-40.

• Co. 15, 32;

• Co. 1, 8-10.

4ª - La lista de nombres de Rm. 15 verosímilmente pertenecen a la Iglesia de Éfeso.

4. Prisionero de Cristo: Jerusalén-Roma (Cuaderno nº 18, págs. 7-8).

a) Pablo, que día a día había ido creciendo en la comprensión vivencial del misterio de Cristo crucificado:

• 1 Ts. 2, 2; 3, 3-4;

• Ga. 2, 19; 3, 1; 6, 14. 17;

• 1 Co. 1, 13. 17-25; 2, 2; 4, 9-13; 8, 11-12;

• 2 Co. 1, 4-10;

• Rm. 5, 6-11ss; 6, 3-11; 8, 18. 31-39; 14, 15; 15, 1-7s.

Siente necesidad de subir a Jerusalén, allí donde Cristo mismo, y luego su testigo Esteban vertieron su sangre. Hay en él una angustia de muerte, o mejor de vida: Hch. 20, 22-24; tal que no se deja detener por nadie: Hch. 21, 10-14. La comunión de las Iglesias exigía otro precio que el simple monto de una gran suma, fruto de una colecta.

b) Pero él es el Apóstol de los Gentiles. No es en Jerusalén donde debe dar su testimonio; allí no se lo recibiría: Hch. 22, 18. Lo espera el tribunal de César: Hch. 25, 10-12; 25, 25-27; 26, 32. Su prisión fue providencial, pues “se ha hecho público en todo el Pretorio y entre todos los demás, que me hallo en cadenas por Cristo”: Flp. 1, 13.

c) Sus compañeros de prisión fueron:

- Marcos: ver Cuaderno nº 8, pág. 3, II, 3.

- Lucas:

• Col. 4, 14.

• Flm. 24. 1ra. Prisión de Pablo.

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• 2 Tm. 4, 11: 2da. Prisión de Pablo.

¿Es éste el que escribe en primera persona en el libro de Los Hechos? Ver: • (11, 27: en Antioquia, según la versión occidental);

• 16, 10-17: en Filipos;

• 20, 5/21, 18: en Éfeso rumbo a Jerusalén hasta la ciudad santa;

• 27, 1/28, 16: rumbo a Roma y en la ciudad eterna.

- Otros:

• Aristarco y Justo: “son los únicos de la circuncisión – con Marcos – que colaboran conmigo por el Reino de Dios y han sido para mí de consuelo”: Col. 4, 11;

• Demas: un apóstol apóstata.

d) La vida de prisión en Roma la podemos imaginar en parte:

• Hch. 28, 16-31: trato con la comunidad judía.

• Flp. 1, 13; 4, 22: nuevos hermanos entre los empleados imperiales;

• Col. 1, 17; 4, 12-13: visitas de Epapas, visitador apostólico de Colosa, Loadicea y Hierápolis;

• Col. 4, 7; Ef. 6, 21: Tíquico que lleva cartas del Apóstol;

• Flm.: el caso de Enésimo, esclavo de Filemón que se refugia en Roma;

• Las cartas que escribe: Filipenses. Colosenses. Filemón. Efesios.

La carta a los Filipenses muestra aún cierta incertidumbre, mezclado de optimismo, sobre su futuro: Flp. 1, 23-25 2, 17

El corte brusco y optimista con que se cierra el Libro de los Hechos, autoriza la tesis de que el Apóstol fue liberado antes de la persecución de Nerón, máxime si se tiene en cuenta el parecer favorable con que fue presentado por el Procurador Félix: Hch. 25, 26. 27; 26, 30-32.

5. Últimos trabajos y martirio:

- Lo dicho arriba (II, 4c, pág. 9) sobre la prisión de Pablo y la existencia de las cartas pastorales, mas los datos allí consignados, obligan prudentemente a abrir una última etapa en la vida del apóstol. ¿Podemos adivinarla?

a) - Éfeso: Le dolía todavía las lágrimas de despedida antes de su viaje a Jerusalén-Roma: Hch. 20, 37-38. Le preocupaba, además, el bullir de opiniones caprichosas que, en esa Iglesia, pretendían hacerse pasar por Evangelio. (ver supra, pág. 7, f). Y como haría tiempo no veía a Timoteo su “hijo verdadero”: 1 Tm. 1, 2, pues le había enviado de Roma a Filipos: Flp. 2, 19; allá fue.

Le daba mucha pena que, siendo él tan joven, tuviese que enfrentar tanta responsabilidad: 1 Tm. 4, 12.

Lo confirmó a Timoteo en su tarea de Vicario Apostólico, con sede en Éfeso: 1 Tm. 1, 3, y continuó viaje hacia Macedonia.

En algún alto del camino le escribió la primera carta. Tal vez, en algún momento, desde Éfeso hizo su viaje a Creta, pasando por Mileto.

- Mileto: Puerto ideal para el encuentro de muchas comunidades (Hch. 20, 16-17), estuvo nuevamente allí, y allí dejó a Trófimo, que se enfermó: 2 Tm. 4, 20.

- Creta: No sabemos si antes había estado en Creta. Desde el Asia o Acaya no era difícil llegar. Allí encontramos una Iglesia, en la que los judaizantes saben urdir bien su palabrería: Tit. 1, 12-16. Tito es

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el hombre indicado para gobernarla: Tit. 1, 5, y podrá contar para ello con la ayuda de Zenas y Apolo: Tit. 3, 13.

- Troáda: Ya había estado allí, de paso hacia Macedonia y Corinto, durante su Tercera Misión. Rehaciendo ahora esa ruta, en casa de Carpo volvió a encontrar nuevamente buena acogida. Se olvidó allí el sobretodo y los libros: 2 Tm. 4, 13. Alejandro, el herrero le hizo un despecho: v. 14 (1 Tm. 1, 20).

- Macedonia: Sus filipenses, “queridos y añorados” Flp. 4, 1, habían recibido una promesa de visita, desde la cárcel romana: Flp. 1, 25-26. Con ellos había meditado sobre su posible martirio: Flp. 2, 17. Ya antes los había consolado enviándoles a Timoteo: 2, 19. No puede faltar de ir ahora él mismo en persona, y allí fue: 1. Tm. 1, 3.

- Corinto: El rumbo de Pablo ya es conocido. Siempre de Macedonia a Acaya y viceversa. En Corinto se quedó Erasto: 2 Tm. 4, 20. Éste conocía el terreno desde la última misión, y se entendía muy bien con Timoteo: Hch. 19, 22. Desde aquí bien, pudo enviar la carta a Tito y proyecta la misión del suplente: Artemas o Tíquico, de modo que Tito pudiese viajar al Epiro.

- Epiro: a Nicópolis: Tit. 3, 12. Desde aquí, Tito siguió su gira pastoral a:

- Dalmacia: 2 Tm. 4, 10. ¿Y Pablo?

b) - España: Hizo Pablo su proyectado viaje a España: Rm. 15, 23-24? Clemente romano (+c. 96) se hace eco de una tradición afirmativa va: “Hasta el límite de Occidente” (Cuaderno nº 14, II, 6). Pero no quedan huellas de ese trabajo. Ninguna Iglesia lo reclama.

c) - Roma: - La segunda carta a Timoteo lo muestra definitivamente en Roma. Nada del optimismo expectante de la vez primera (supra, II, 4, d, pág. 9), si bien refleja una serenidad interior asombrosa. Aquí el martirio es inminente: 2 Tm. 4, 6-8. Si Timoteo no se apresura, ya no lo podrá abrazar: 4, 9. 21.

- ¿Pero qué pasó entre tanto en Roma antes tan cálida para el Apóstol, a pesar de la prisión? LA PERSECUCIÓN DE NERÓN Clemente dirá que “una gran muchedumbre de escogidos, después de sufrir por envidia…” (ver supra) ¿Envidia de quiénes? Clemente está hablando a los corintios del mal que causa la envidia entre hermanos. ¿Fue, quizás, la envidia de los judaizantes la que azuzó la persecución?

- Lo cierto es que, esta vez, en Roma, un ambiente gélido recibió al apóstol: 2 Tm. 1, 15. Excepto Onésiforo de Éfeso, todos los demás “si te he visto no me acuerdo”. Demas apostató: 4, 10.

Los pocos que quedaban se marcharon a otras tareas:

• Crescente a Galacia;

• Síquico a Éfeso;

Sólo los acompaña Lucas: v. 11

- Ansía volver a ver a Marcos: v. 11.

- La primera audiencia en tribunal fue tristísimo: “en mi primera defensa nadie asistió, antes bien todos me desampararon. Que no se les tome en cuenta”: 4, 16. Estas palabras suenan aquellas otras: “Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mt. 27, 26; Lc. 23, 34).

Por un pelito se salvó de los leones del circo: 4, 17.

- Martirio ¿Cuándo murió Pablo?

Una tradición firme ubica su ajusticiamiento en tiempos de Nerón: Por tanto, antes del 68. Además hemos ubicado este período postrero de su misión: después de la primera prisión y antes del 64, en que comenzó la persecución. Consecuentemente, su martirio se sitúa alrededor del 67.

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d) En el interim:

• Santiago era muerto en Jerusalén de un modo atroz: (Cuaderno nº 4 II).

• Pedro era crucificado en Roma (Cuaderno nº 14).

• “Una ingente multitud” masacrada ¿a causa de envidias fraternas?

• La guerrilla se afirmaba en Palestina, y los regimientos romanos esperaban la orden de comenzar a marchar sobre la ciudad santa.

e) - En este clima no es extraño ver al apóstol prepara el cambio de guardia. ¿No había hecho eso mismo Jesús? La organización de las Iglesias es su preocupación clave en esta última etapa.

- Los críticos literarios defenderán o atacarán la tesis si las Cartas Pastorales han sufrido o no retoques posteriores; pero la organización de las Iglesias que allí observamos, si bien enfrentan un estadio nuevo, es muy coherente con el anterior. Entre: Pablo y su carta a los Corintios (c. 56-57) y Clemente y su carta a los corintios (c. 96) no hay un salto al vacío.

N.B.: Bibliografía general para el estudio de San Pablo:

- Holzner J., San Pablo, heraldo de Cristo; ed. Herder, Barcelona;

- Aniot F., Introducción a San Pablo, ed. Paulinas, caracas, 1966;

- Ídem., Ideas maestras de San Pablo, ed. Sígueme, (col. Hinneni 23), Salamanca, 1963;

- Cerfaux L., Itinerario espiritual de San Pablo, ed. Herder, Barcelona, 1968;

- Ídem., Jesucristo en San Pablo; ed. Desclée, Bilbao, 1967;

- Ídem., La Iglesia en San Pablo; ed. Desclée, Bilbao,

- Ídem., El cristiano en San Pablo; ed. Desclée, Bilbao, 1965.

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CUADERNO Nº 21

LA INICIACIÓN CRISTIANA

Coleccionó C. Giaquinta

“Como niños recién nacidos,

Desead la leche espiritual…” (1 Pe. 2, 2)

I - LA PRAXIS APOSTÓLICA

1. Los Apóstoles ejercen el ministerio bautismal:

• Hch. 2, 38. 41: Pentecostés;

• Hch. 8, 12-13: Samaría;

• Hch. 8, 36. 38: bautismo del etiópico;

• Hch. 9, 18; 22, 16: bautismo de Pablo;

• Hch. 10, 47: bautismo de Cornelio y familia.

Cuestión: ¿Por el contexto de estas escenas, cuál era el contenido de la catequesis pre-bautismal?

2. Pablo ejerce el ministerio bautismal:

• Hch. 16, 15: Lidia y flia. En Filipos;

• Hch. 16, 33: el carcelero de Filipos y flia.;

• 1 Co. 1, 13-16: Hch. 18, 8:

• Hch. 19, 5: discípulos de Juan Bautista, en Éfeso.

3. El bautismo es uno de los puntos de la catequesis elemental apostólica:

• Hb. 6,2.

• Rm. 6, 3. 6. 9.

4. Ritos y ministros del bautismo:

- Se bautiza “en el nombre de Jesucristo”: • Hch. 2, 38 • Hch. 10, 48 • Hch. 19, 5;

- confesando la fe en Cristo: Hch. 22, 16;

- utilizando la invocación trinitaria: • Mt. 28, 10 • 1 Co. 6, 11.

- Existen bautizadores distintos de los catequistas: • Hch. 10, 48 • Hch. 19, 5 • 1 Co. 1, 17.

- La inexplicada praxis de bautizarse por los muertos: 1 Co. 15, 29.

5. Los apóstoles imponen las manos a los bautizados:

• Pedro y Juan: Hch. 8, 15-17.

• Pablo: Hch. 19, 6,

Lo cual es también objeto de la catequesis elemental: Hb. 6, 2.

II – LA HERENCIA JUDÍA

1. Catequesis y ritos de iniciación al judaísmo:

(Ver cuaderno nº 11, pág. 2, 2)

Crispo y flia., Estéfanas y flia., en Corinto;

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2. Comparación entre el bautismo de los prosélitos judíos y el de los catecúmenos cristianos:

Judaísmo (Jabamot: Gérim)

Cristianismo (Didajé de los XII Apóstoles)

1º Catequesis preparatoria

2º Ayuno preparatorio

3º Preguntas y respuestas Rol de los testigos

4º “Todo lo que te hemos dicho” “Habiendo dicho todas estas cosas”

5º Inmersión

Una, por el candidato Triple, por el bautizador

Agua viva

Posibilidad de usar agua caliente,

y posibilidad de reducir la cantidad de agua.

6º Fórmula en algunos casos Fórmula en todos los casos

7º Bautizador, en algunos casos Bautizador en todos los casos

8º Testigos

9º Participación a la comida sagrada

A la Pascua A la Eucaristía

10º Bendición final

(Tomado de Benoit, A., Le Bapteme Chrétien au second siecle. La Theologie des Peres; Presses Universitaires, París, 1953. pág. 20).

III – EL BAUTISMO EN LA EDAD APOSTÓLICA

1. La teología bautismal en el Nuevo Testamento:

(Ver el correspondiente tratado de Sacramentos).

2. La Didajé de los Doce Apóstoles (c. 70-150)

cc. 1-6; 7; 9-10, 6; 10, 7.

3. San Justino, de Roma (+c. 165)

(Ver Curso de Historia de la Iglesia – Edad Patrística).

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CUADERNO Nº 22

LA CENA DEL SEÑOR

Coleccionó C. Giaquinta

“Eso ya no es comer la Cena del Señor…

yo recibí del Señor lo que os he trasmitido:

que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado,

tomó pan,

después de dar gracias,

lo partió y dijo:

este es mi cuerpo que se da por vosotros;

haced esto en recuerdo mío” (1 Co. 11, 20.23-24)

I – LA PRÁCTICA Y TRADICIÓN APOSTÓLICA DE LA “FRACCIÓN DEL PAN”

1. Praxis jerosolimitana: Hch. 2, 42. 46.

2. Praxis paulina: 1 Co. 10, 16-17 (1 Co. 16, 2) Hch. 20, 7. 11 (Hch. 27, 35?)

3. Tradición de “la Cena del Señor”: 1 Co. 11, 17-34.

4. “La Mesa del Señor”: 1 Co. 10, 21.

II - LA HERENCIA JUDÍA DE LA CENA PASCUAL

1. Esquema de cena pascual en tiempo de Cristo:

a) Aperitivo:

• Fórmula de bendición – por la fiesta y por la copa- dicha por el padre de familia sobre la copa;

• Aperitivo, que consiste en ensaladas, mermeladas, pickles;

• Se trae la comida, pero todavía no se la come; se mezcla y pone delante la segunda copa, pero todavía no se la bebe.

b) Liturgia Pascual:

• Haggada pascual del padre de familia (en arameo);

• Primera parte del hallel pascual (en hebreo);

• Se bebe la segunda copa (el cáliz del a haggada).

c) Comida:

• Oración del padre de familia sobre el pan ázimo;

• Comida, consistente en: cordero pascual, hierbas amargas, mermelada y vino;

• Oración (birkath hammacon) sobre la tercera copa (cáliz de bendición).

d) Conclusión:

• Segunda parte del Hallel pascual (en hebreo);

• Alabanza sobre la cuarta copa (cáliz del hallel).

(Tomado de Jeremías, J., Die Abendmahlsworte Jesu (Las palabras de la Cena de Jesús), Göttingen, 1960, págs. 79-80).

(Fórmula arcaica)

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2. Fórmulas de “bendición” (bekaroth – eucharistía) empleadas en una cena imaginada en tiempo de Cristo:

a) (Al aperitivo o primera copa).

• Cada comensal dice: “Bendito seas, Señor, Dios nuestro, rey de los siglos, que nos das este fruto de la vid”. (En los días de fiesta se varía la fórmula).

b) (A la liturgia pascual y comida).

• El que preside dice: “Bendito seas, Señor, Dios nuestro, rey de los siglos, que haces producir pan a la tierra”.

• Se sirve la comida

• recitación de la haggadah

• lámpara

• segundo lavatorio.

c) (A la segunda copa).

• El que preside dice: “Demos gracias a nuestro Dios, que nos ha alimentado de su abundancia”.

• Comensales responden: “Bendito sea aquel cuya abundancia nos ha alimentado y cuya bondad nos hace vivir”.

• Presidente recita la “bekaroth” (eucaristía):

1ª “Bendito seas, Señor, Dios nuestro, rey del universo, que alimentas al mundo en (tu) bondad, (tu) gracia y (tu) misericordia, que das el alimento a toda carne, porque alimentas y sostienes a todos los seres y procuras su alimento a todas tus criaturas, Bendito seas, Señor, que das a todos (su) alimento”.

2ª “Te damos gracias, Señor, Dios nuestro, por este país deseable, bueno y vasto, que te plugo dar a nuestros padres, y por la alianza con que marcaste nuestra carne, la torah que nos diste, la vida, la gracia, la misericordia y el alimento que nos has otorgado en toda sazón. Y por esto, Señor, Dios nuestro, te damos gracias y bendecimos tu nombre. Bendito sea tu nombre sobre nosotros continuamente y para siempre. Bendito seas, Señor, por el país y por el alimento.

3ª “Ten piedad, Señor, Dios nuestro, de tu pueblo, Israel, de tu ciudad, Jerusalén”.

3ª bis. “Dios nuestro y Dios de nuestros padre, levántese y venga el memorial de nosotros mismos y de nuestros padres, el memorial de Jerusalén, tu ciudad, el memorial del Mesías, hijo de David, tu siervo, y el memorial de tu pueblo, de toda la casa de Israel, levántese y venga, llegue, sea visto, aceptado, oído, recordado y mencionado delante de ti, para la liberación, el bien, la gracia, la compasión y la misericordia en este día (aquí se precisa la fiesta). Acuérdate de nosotros, Señor, Dios nuestro, con esta ocasión, para hacernos bien, visítanos por causa de él y sálvanos por él, vivificándonos con una palabra de salvación y de misericordia: sé indulgente con nosotros, concédenos gracia y muéstranos tu misericordia, porque tú eres un Dios y un rey grandioso y misericordioso”.

(Textos tomados de Bouyer L., Eucaristía-Teología y espiritualidad de la oración eucarística; Herder, Barcelona, 1969, págs. 90-96; pueden verso los cc. II-V, págs. 29-144. Para el estudio de la tradición judía de la cena, puede verse además: Maldonado L., La plegaria eucarística – Estudio de teología bíblica y litúrgica sobre la misa; B.A.C. 273, Madrid, 1967, Libro II, págs. 161-173; Thurian Max, los textos judíos ver: Ligier L., Textus selecti de magna oratione eucharística addita Haggadah Paschae et nonnullis Judeorum benedictionibus; 2ª. Romae, 1965, págs. 103-138.

III - LA LITURGIA EUCARÍSTICA EN LAS IGLESIAS APOSTÓLICAS

1. Didajé de los Doce Apóstoles (C. 70-150): cc. 9-107; 14.

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2. Clemente de Roma (+c. 96): Carta a los Corintios: 59-61.

3. San Justino de Roma (+165):

• Apología I, 13; 65-67;

• Diálogo con Trifón, 41; 70, 4; 117; 118, 2.

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CUADERNO Nº 24

BIBLIOGRAFÍA GENERAL (En castellano)

Extractada de Caba J., “De los Evangelios al Jesús histórico”;

actualizada por Bouzada H.

I – INSTRUMENTOS DE TRABAJO PARA EL ESTUDIO DE LOS EVANGELIOS.

1. - Sinopsis de los Evangelios:

- Alonso Díaz, J. Sánchez Ferrero, A., Evangelio y evangelistas, Ed. Taurus, Madrid, 1966;

- Leal, J., Sinopsis de los cuatro Evangelios, B.A.C., Madrid, 1961;

- Diccionarios, Gramáticas, Vocabularios:

- Allmen, J. J., Vocabulario Bíblico, Ed. Moraba, Madrid, 1968;

- Bauer, J. B., Diccionario de Teología Bíblica, Ed. Herder, Barcelona, 1967;

- Enciclopedia de la Biblia t. I-VI, Ed. Garriga, Barcelona 1963;

- Haag, H.-Born, A. van de Ausejo, S. de, Diccionario de la Biblia, Ed. Herder, Barcelona, 1966;

- León-Dufour X., Vocabulario de Teología Bíblica, Ed. Herder, Barcelona, 1965.

II – EVANGELIOS EN GENERAL.

- Bea, A., La historicidad de los evangelios, Ed. Razón y Fe, Madrid, 1965;

- Blinzler, J., Juan y los sinópticos, Ed. Sígueme, Salamanca 1968;

- Bouttier, M., Del Cristo de la Historia al Jesús de los evangelios, Ed. Studium, Madrid, 1971;

- Cava, J., De los Evangelios al Jesús histórico – Introducción a la Cristología, B.A.C. 316, Madrid, 1971;

- Cerfaux, L., Jesús en los orígenes de la tradición, Ed. Desclée, Bilbao, 1970:

- Cerfaux, L., La voz viva del evangelio al comienzo de la Iglesia, Ed. Dinor, San Sebastián, 1958;

- Devresse, R., Los Evangelios y el Evangelio, Ed. Paulinas, 1964;

- Dumont, E., El problema del Jesús histórico en la nueva teología (Bultman), Rev. Bíblica, Villa Calzada, Bs. As., 30, 1968,

- Fannon, P., Los cuatro Evangelios. Breve introducción a su estructura y mensaje, Ed. Herder, Barcelona 1970:

- Harrington, W.J., Iniciación a la Biblia t. 2, La plenitud de la promesa. Nuevo Testamento, Ed. Sal Térrae, Santander, 1967;

- Huby, J., El Evangelio y los evangelios, Poblet, Bs. As., 1949;

- Jeremías, J., Las palabras de Jesús, Fax, Madrid;

- Leal, J., Valor histórico de los Evangelios, Granada, 1956.

- Leal, J., Nuestra confianza en los Evangelios, Ed. Apostolado de la Prensa, Madrid, 1965.

- León-Dufour, X., Los Evangelios y la historia de Jesús, Ed. Estela, Barcelona, 1966.

- León-Dufour, X., Estudios de Evangelio, Ed. Estela, Barcelona, 1969.

- López Melus, F.M., Exégesis moderna y espiritualidad evangélica, Ed. Apostolado de la Prensa, Madrid, 1966.

- Moraldi, L.-Lyonnet. S., Introducción a la Biblia t. 4, Los Evangelios, Ed. El Mensajero del Corazón de Jesús, Bilbao, 1967.Mussner, F., Los Milagros de Jesús, Ed. Verbo Divino, Estella, 1969.

90

- Robert, A.-Feuillet, A., Introducción a la Biblia t.2 Nuevo Testamento, Ed. Herder, Barcelona, 1967.

- Scheifler, J.R., Así nacieron los Evangelios, Ed. El Mensajero del Corazón de Jesús, Bilbao, 1967;

- Scheifler, J.R., Los Evangelios, en: Concilio Vaticano II, Comentarios de la Constitución Dei Verbum, sobre la Divina Revelación, B.A.C. 284, Madrid, 1969, pág. 579-643;

- Trilling, W., Jesús y los problemas de su historicidad, Ed. Herder, Barcelona, 1970.

- Tuya de, M., Evangelios: Biblia comentada t. 5, B.A.C., Madrid, 1964.

- Tuya de m., Selecciones de Teología n. 33: Número extraordinario sobre Evangelios Sinópticos 9, 1970;

- Vanter, b., Los cuatro Evangelios: una introducción, Ed. Sal terrae, Santander, 1969;

- Wikenhauser, A., Introducción al Nuevo Testamento, Ed. Herder, Barcelona, 1960;

- Yubero Galindo, D., La formación de los Evangelios, Ed. Paulinas, Madrid, 1966;

- Zedda, S., Los Evangelios y la crítica hoy, Ed. Paulinas, Buenos Aires, 1967;

- Zimmermann, H., Los métodos históricos-críticos en el Nuevo Testamento, B.A.C., Madrid, 1969;

III - EVANGELIOS EN PARTICULAR

1. Evangelio de Mateo:

- Gomá civil, I., El Evangelio según San Mateo c. 1-13, Ed. Morava, Madrid, 1966;

- Lohr, C.H., Técnicas orales en el Evangelio de Mateo,

- Páramo del, S., Evangelio de Mateo: La Sagrada Escritura, Texto y comentario. Nuevo Testamento t. 1: Evangelios, B.A.C., Madrid, 1964;

- Rigaux, B., Para una historia de Jesús. II Testamento de Mateo, Ed. Desclée, Bilbao, 1969;

- Schmid, J., Evangelio según san Mateo, Ed. Herder, Barcelona, 1967;

- Trilling, W., Evangelio según san Mateo, Ed. Herder, Barcelona, 1970;

2. Evangelio de Marcos:

- Alonso, J., Evangelio de marcos: La Sagrada Escritura, texto y comentario. Nuevo Testamento t. l: Evangelios, B.A.C., Madrid, 1964;

- Rigaux, B., Para una historia de Jesús. I: Testimonio de Marcos, Ed. Desclée, Bilbao, 1967;

- Schmid, J., Evangelio según San Marcos; Ed. Herder, Barcelona, 1967;

3. Evangelio de Lucas:

- Leal, J., Evangelio de San Lucas: La Sagrada Escritura, texto y comentario. Nuevo Testamento t, 1: Evangelios, B.A.C., Madrid, 1964;

- Schmid, J., Evangelio según San Lucas, Ed. Herder, Barcelona, 1968;

- Stöger, A., El Evangelio según San Lucas, Ed. Herder, Barcelona, 1970;

4. Evangelio de Juan:

- Bouyer, L., El cuarto Evangelio, Ed. Estela, Barcelona, 1967; Croix, R.M. de la, Testimonio Espiritual de San Juan, Ed. Rialp, 1966;

- Grossouw, W., Introducción a la Teología de San Juan, Ed. de La Fac. de Teología de la P.U.C.A., Buenos Aires, 1969;

- Leal, J., Evangelio de San Juan: La Sagrada Escritura, texto y comentario. Nuevo Testamento t. 1: Evangelios, B.A.C., Madrid, 1964;

- Mollat, D., Iniciación espiritual de San Juan, Ed. Sígueme, Salamanca, 1965;

- Naveillán, C., Luz y vida. El Evangelio de San Juan, Ed. Paulinas, Buenos Aires, 1966;

- Wikenhauser, A., Evangelio según San Juan, Ed. Herder, Barcelona, 1967;

91

IV – EVANGELIOS DE LA INFANCIA

- Daniélou, J., Los evangelios de la infancia, Ed. Herder, Barcelona, 1969;

- Ibáñez Arana, A. Sobre los evangelios de la infancia, Ed. Lumen, Vittoria, 17, 1968, págs. 128-140.

92

CUADERNO Nº 25

EL NUEVO TESTAMENTO SU GÉNESIS VISTO DESDE EL N.T.

C. Giaquinta

“Si alguno añade algo sobre esto,

Dios echará sobre él las plagas que se

describen en este libro.

Y si alguno quita algo a las palabras

de este libro profético, Dios le quitará

su parte en el árbol de la vida”. (Ap. 22, 18-19)

1. ¿Palabra o escrito?

- En todo el N.T. se advierte la primacía práctica de la palabra hablada sobre la letra escrita. Basta, para ello, asomarse a la realidad encerrada bajo algunos conceptos del N.T., tales como; predicación (Kerygma), evangelio (evangélion), testimonio (martyrion), doctrina (didaché), palabra (lógos, rhéma).

- De Jesús no tenemos ningún escrito. Y si una orden dio fue la de predicar, no la de escribir.

- A Pablo, que teologiza ampliamente sobre la necesidad de la predicación (Rom. 10, 14-15), no le caben dudas sobre la primacía entre una carta escrita con papel y tinta y una palabra hablada directamente para ser creída por el corazón: e Co 3, 2-3.

Sus cartas son importantes. Alguno, quizás, puede dudar de su valor; ya probará, entonces, la fuerza de su palabra viva: 2 Co. 10, 9-11.

- Juan, por su parte, no duda ante el dilema: “Aunque tengo mucho que escribiros, prefiero no hacerlo con papel y tinta, sino que espero ir a vosotros y hablaros de viva voz, para que vuestro gozo sea completo”: 2 Jn. 12; 3 Jn. 13-14.

2. Palabra y escrito.

- El dilema anterior, no obstante, es falso, y el N. T. no lo conoce.

- Podrá haber una contraposición práctica (¿hablo o escribo?), pero no teórica porque la palabra, hablada o escrita, es siempre la misma. Y esto es así porque una misma es la boca del que la pronuncia (Dios) y uno mismo es el fin que pretende (la fe).

- En efecto: la palabra:

• sea que salga de la boca del predicador o de la pluma del escritor, es siempre Dios quien la pronuncia;

• sea “silabeada” o “escrita”, es siempre en orden a suscitar la fe del escucha o del lector. En el caso de la palabra silabeada no caben dudas. Pero tampoco las hay en el caso de la palabra escrita:

“Jesús realizó en presencia de los discípulos otras muchas señales que no están escritas en este libro.

Estas lo han sido para que creáis que Jesús es el Cristo y para que creyendo tengáis vida en su nombre: Jn. 20, 30-31.

- Son tan iguales estas dos palabras, que coinciden en todo, hasta en sus limitaciones:

• porque es hablada, puede ser escrita;

• porque es escrita, habla (“la Escritura dice”);

• ni una ni otra pueden expresar toda la infalibilidad de la Palabra de Dios: “Hay además otras muchas cosas que hizo Jesús. Si se contaran una por una (=es imposible contarlas todas), pienso que ni todo el mundo bastaría para contener los libros que se escribieran (=es imposible escribirlas todas)”: Jn. 21, 25.

93

3. La palabra escrita es palabra de Dios:

- La carta apostólica del Concilio de Jerusalén, que aparece en el N.T. como el primer escrito conocido lleva el acento de una palabra humana por el estilo y los destinatarios, pero sobrehumana por su autoridad: “Hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros”: Hch. 15, 23-29. Con esa conciencia fue redactada, y con esa conciencia, también, fue trasmitida y recibida: Hch. 16, 4.

- En las cartas de Pablo esa conciencia es muy clara desde la primera hora de su apostolado. Lo que dice de “la Palabra de Dios que os predicamos, (y) la acogisteis, no como palabra de hombre, sino cual es en verdad, como la Palabra de Dios”: 1 Ts. 2, 13, vale de sus cartas:

• 1 Tesalónicos: los conjura por el Señor a que sea leída a todos los hermanos: 5, 27, porque a través de ella sigue dando “instrucciones de parte del Señor Jesús” (ib. 4, 2).

• 2 Tesalónicos: “Si alguno no obedece a lo que os decimos en esta carta a ese señaladle y no tratéis con él, para que se avergüence” 3, 14.

Puede parecer exceso de celo jurídico, ¿Qué más da observar o no una letra escrita? Pero el Apóstol, quien mejor que nadie entendió aquello de “la letra mata, más el Espíritu da la vida” (2 Co. 3, 6), sabía muy bien lo que quería cuando afirmaba: “Manteneos firmes y conservad las tradiciones que habéis aprendido de nosotros, sea de viva voz o por carta”: 2, 15. Las tradiciones no eran para él restos románticos de un pasado o más o menos próximo y glorioso, sino el mismo Señor Jesús.

Desde que el Señor ascendió, hasta su vuelta, lo que se “tradiciona”, en la Iglesia, es decir: lo que se entrega (tradere=entregar), de edad en edad, sea de palabra, sea por escrito, es: Cristo mismo (Ga. 2, 20, Rm. 4, 25; 8, 32; Ef. 5, 2. 25).

Por lo mismo a los Tesalónicos nos le cabía duda sobre la autoridad de las cartas de Pablo. De allí que el Apóstol deba vigilar la autentificación de las mismas, para que sus fieles no sean sorprendidos por falsificaciones: 2, 2; 3, 17.

• 1 Corintios: Su carta no es para achicar el ánimo: “No os escribo estas cosas para avergonzaros, sino para exhortaros como a hijos míos muy queridos”: 4, 14.

La autoridad con que las rubrica es la de ser “padre en Cristo”, contra quien no pueden competir diez mil maestros particulares (ib. 15).

No es fácil competir con Pablo: “Si alguien se cree profeta o inspirado por el Espíritu, reconozca en lo que os escribo un mandato del Señor”: 14, 37.

Es cierto que el Apóstol, en la realización de su tarea pastoral, distingue “normas” a diversos niveles:

- las que provienen invariablemente de la voluntad del Señor (indisolubilidad matrimonial: 1 Co. 7, 10; celebración de la Cena: 11, 23s);

- las que provienen de la Iglesia Madre (el velo para la oración y profecía de las mujeres: 1 Co. 11, 16; el papel de ellas en la asamblea: 14, 33b-36);

- las que establece con su autoridad apostólica (consejos sobre: la abstinencia marital: 1 Co. 7, 6; la permanencia en la viudez: ib. V. 8 39-40; el matrimonio mixto: ib. v. 12-16; la virginidad y el celibato: ib. V. 25-28, 32-40; el ordenamiento de la Cena y de la comunidad: 11, 33-34; 14, 26-32.

Pero en todo lo que escribe se ha de reconocer “un mandato del Señor”: 14, 37; porque si bien es distinto el valor de las normas pastorales, una sola es la autoridad apostólica que les prescribe.

• 2 Corintios: El mismo poder entregado por el Señor para edificar la Iglesia, que emplea cuando habla (2 Co. 5, 20), lo emplea también cuando escribe: 2 Co. 13, 10.

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No tiene ínfulas autoritativas (1 Ts. 2, 7-12; Ga. 4, 19-20; 1 Co. 9; 2 Co. 2, 2-3; 6, 11-13), pero tampoco complejos paternalistas. Por ello, cuando una carta debe ser majestática y hasta severa, la despacha sin más: 2 Co. 10, 9-11. La sumisión de los fieles, aún díscolos, no tarda en llegar: 2 Co. 7, 8-13.

• Gálatas: Tamañas letras impulsan al Apóstol a firmar esta carta: 6, 11; a nadie, por tanto, le quepa duda que haya otro Evangelio (1, 6-9).

• Romanos: Esta carta dirigida a una Iglesia no conocida personalmente por él, que “en algunos pasajes os he escrito con cierto atrevimiento”, está redactada “en virtud de la gracia que me ha sido otorgada por Dios” 16, 15.

• Filipenses: No hace falta con esta comunidad enfatizar la autoridad de sus escritos: “Volver a escribiros las mismas cosas, a mí no me es molestia, y a vosotros os de seguridad”: 3, 1.

• Colosenses: Sus cartas no son para el archivo, sino para ser leídas por los destinatarios directos e indirectos: “una vez que hayáis leído esta carta entre vosotros, procurad que sea también leída en la Iglesia de Laodicea. Y por vuestra parte leed vosotros los que os venga de Laodicea”: 4, 16.

• Filemón: “Te escribo – le dice a su correspondiente – confiado en tu docilidad, seguro de que harás más de lo que te pido”: 21.

• Efesios: Pablo aquí es muy consciente del valor de su escrito: “leyéndolo podéis entender mi conocimiento del Misterio de Cristo”: 3, 4.

Aun siendo “el menor de todos los santos” (v. 8), él, que esto escribe, pertenece al círculo de los apóstoles y profetas por quienes Dios revela este misterio (v. 5) a toda la creación (v. 11).

- Juan por su parte, no aprecia menos el valor de sus escritos:

• Evangelio: es para ser creído y obtener la vida eterna: Jn. 20, 30 (ver supra: 2).

• 1ª Carta: está escrita en orden de suscitar la conciencia de esa fe salvadora: 5, 13, y nutrir mediante el Apóstol, la comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo: 1, 3.

• Apocalipsis: lo que en él está escrito fruto de un mandato (14, 13; 10, 4), pero sobre todo de una revelación de Dios: 1, 11. 19. Son estas, por tanto, “palabras verdaderas de Dios” 19, 9; 21, 5. Guay! Que alguien se atreva a añadir o sacar una palabra: “Si alguno añade algo sobre esto, Dios echará sobre él las plagas que se describen en este libro. Y si alguno quita algo a las palabras de este libro profético, Dios le quitará su parte en el árbol de la Vida y en la Ciudad Santa, que se descubren en este libro”: 22, 18-19. “Dichoso – en cambio – el que lee y los que escuchan las palabras de esta profecía y guarden lo escrito en ella”: 1, 3.

4. Escribir para animar la vida:

Muy a diferencia de quien pudiese pensar en una cosificación de la palabra hablada, la cual no debe anunciar otra que aquella “Palabra que es Espíritu y Vida” (Jn. 6, 63). Se escribe para y/o sobre:

• el amor: 1 Ts. 4, 9

• amonestar: 1 Co. 4, 14

• reavivar: Rm. 15, 15

• conducta del ministro en la Iglesia: 1 Tm. 3, 14-15.

• perfeccionar la alegría: 1 Jn. 1, 4

• no pecar: 2, 1

• mandamiento nuevo: 2, 7-8; 2 Jn. 5

• perdón de los pecados: 1 Jn. 2, 12-14

• ortodoxia: 2, 21

95

• heterodoxia: 2, 25; Jud. 3

• salvación: Jud. 3.

5. La formación del Nuevo Testamento:

- Advertimos en el N. T. la existencia de documentos previos destinados a la lectura “edificante” de la comunidad, p.ej.:

• la carta apostólica de Jerusalén: Hch. 15, 23s;

• las cartas a las siete Iglesias de Asia: Ap. 2, 1. 8. 12. 18; 3, 1. 7. 14.

Estos no deben considerarse necesariamente literarias de los respectivos autores de los Hechos y del Apocalipsis, sino más bien escritos previamente e insertados luego por el redactor en la obra final. No difieren, en su materialidad, de otros cuya existencia conocemos, pero que no han llegado a nosotros:

• cartas de recomendación al estilo de: 1 Co. 16, 3 Hch. 18, 27 3 Jn. 9.

- Las cartas iban y venían, como hemos advertido en el caso de Corinto (Ver cuaderno nº 20, pág. 8, K)

- En el caso de Pablo, sabemos que sus cartas circulaban entre las Iglesias vecinas: Col. 4, 16, y eran leídas a la comunidad: 1 Ts. 5, 27. De allí la alabanza posterior del Apocalipsis: “Dichoso el que lee y los que escuchan” (Ap. 1, 3).

Algunas cartas se perdieron, al menos en parte. Incluso hubo intento de falsificación: 2 Ts. 2, 2-3 y para que ello no sucediese, pronto se coleccionaron: 2 Pe. 3, 15-16.

Su estilo y contenido resultaban difíciles para muchos. En consecuencia, algunos deformaron su sentido (v. 16), lo mismo que había sucedido antes con su palabra hablada (2 Ts. 3, 6-12; 1 Co. 6, 12; 10, 23; Rm. 6, 1-2).

- Lucas nos deja entrever en el libro de los Hechos la existencia de una cantidad notable de documentos previos, a los que hay que agregar sus notas personales (Cuaderno nº 20, pág. 9 c).

- Con ocasión de la composición del Evangelio, lo dice explícitamente: “Muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado entre nosotros, tal como no las han trasmitido los que fueron desde el principio testigos oculares y servidores de la Palabra”: Lc. 1, 1-2.

- El estudio comparativo de los evangelios pueden darnos una idea más clara de la existencia de documentos previos. (Ver Cuaderno ad hoc: A la búsqueda de las tradiciones cristianas pre-evangélicas”).

96

CUADERNO Nº 26

A LA BÚSQUEDA DE LAS TRADICIONES CRISTIANAS PRE-EVANGÉLICAS

Caba J.: extracto de su libro de los Evangelios al Jesús Histórico:

(B.A.C. 316), Madrid, 1971, p. 165-170 AD USSUM SCHOLE TANTUM.

Muchos han intentado narrar ordenadamente

las cosas que se han verificado entre nosotros,

tal como las han trasmitido los que desde el principio

fueron testigos oculares y servidores de la Palabra” (Lc. 1, 1-2)

+ En orden a la comprensión de la historicidad de los Evangelios y de la persona misma de Jesús de Nazaret, vale la pena una constatación primera de las coincidencias de los cuatro evangelios:

Primero entre los diferentes evangelios sinópticos: segundo entre estos y Juan. Estas coincidencias las llamamos aquí con el nombre genérico y cómodo de “tradiciones cristianas pre-evangélicas”, dejando de lado, por el momento el estudio de la dependencia recíproca y/o de otras fuentes. (nota del profesor C. G.).

I – COINCIDENCIA ENTRE LOS EVANGELIOS SINÓPTICOS

El material sinóptico, común en varios evangelios, se puede catalogar en material de triple o doble tradición según se encuentre en los tres sinópticos o sólo en dos.

1. Material de triple tradición:

Este material, común a Mateo, Marcos y Lucas, oscila alrededor de unos 350 v. Su contenido fundamental es elemento narrativo, aunque no faltan elementos doctrinales. Todo él gira en torno a una presentación inicial del Bautista y su predicación, actividad de Jesús en Galilea, un viaje a Jerusalén y el relato de la pasión.

A) Presentación inicial Mt Mc Lc

Persona de Juan Bautista........................................... 3, 1-6 1, 1-6 3, 1-6 Juan anuncia al Mesías .............................................. 3, 11-12 1, 7-8 3, 15-18 El bautismo de Jesús ................................................. 3, 13-17 1, 9-11 3, 21-22 Las tentaciones de Jesús ........................................... 4, 1-11 1, 12-13 4, 1-13

B) Ministerio por Galilea

Vuelta a Galilea .......................................................... 4, 12 1, 14 4,14 Resumen de la predicación ........................................ 4, 17 1, 15 4, 15 Vocación de los primeros discípulos .......................... 4, 20-22 1, 18-20 5, 11 Predicación por Galilea .............................................. 4, 23 1, 39 4, 44 Curación de un leproso .............................................. 8, 1-4 1, 40-45 5, 12-66 Curación de la suegra de Pedro ................................. 8, 14-15 1, 29-31 4, 38-39 Curaciones de la tarde ............................................... 8, 16 1, 32-34 4, 40-41 La tempestad calmada ............................................... 8, 18. 23-27 4, 35-41 8, 22-25 Los endemoniados de Gerasa .................................... 8, 28-34 5, 1-20 8, 26-39 El paralítico ................................................................. 9, 1-8 2, 1-12 5, 17-26 Vocación de Mateo ..................................................... 9, 9-13 2, 13-17 5, 27-32 Cuestión sobre el ayuno ............................................. 9, 14-17 2, 18-22 5, 33-39 La hija de Jairo y la hemorroisa .................................. 9, 18-26 5, 21-43 8, 40-56 Elección de los apóstoles ........................................... 10, 1a. 2-4 3,13-14.16-19 6, 12-16 Misión de los apóstoles .............................................. 10, 5-16 6, 7b-11 9, 1-5 Cuestiones sobre el sábado:

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Las espigas ........................................................ 12, 1-4.8 2, 23-28 6, 1-5 La mano seca ..................................................... 12, 9-10.12b-14 3, 1-6 6, 611

Curaciones ................................................................. 12, 15-16 3, 7.8.10-12 6, 17-19 Autodefensa ............................................................... 12, 24-26.29 3,22-30 11,15-18.21-

22; 12,10 Los verdaderos parientes de Jesús ............................ 12, 46-50 3, 31-35 8, 19-21 Parábola del sembrador ............................................. 13, 1-9 4, 1-9 8, 4-8 Fin de las parábolas ................................................... 13, 10.11.13 4, 10-12 8, 11-15 El grano de mostaza ................................................... 13, 31-32 4, 30-32 13, 18-19 Jesús de Nazareth ...................................................... 13, 53-58 6, 1-6a 4, 16-30 Opiniones de Herodes y otros sobre Jesús ................ 14, 1.2 6, 14-16 9, 7-9 Primera multiplicación de los panes ........................... 14, 13-21 6, 32-34 9, 10b-17 La señal del cielo ........................................................ 16, 1-2a. 4 8, 11-13 11, 16.29.30 La levadura de los fariseos ......................................... 16, 5-6 8, 15 12, 1 Confesión de Pedro y primera predicación de pasión 16, 13.16.20 8, 27-31 9, 18-22 Seguir con la cruz ....................................................... 16, 24-28 8, 34-9, 1 9, 23-27 Transfiguración ........................................................... 17, 1-8 9, 2-8 9, 28-36 Curación del lunático .................................................. 17, 14-21 9, 14-29 9, 37-43a Segunda predicción de la pasión ................................ 17, 22-23 9, 30-32 9, 43b-45 Disputa de los discípulos ............................................ 8, 1-5 9, 33-37 9, 46-48 Sobre el escándalo ..................................................... 18, 6-7 9, 42 17, 1. 2 De Galilea hacia Jerusalén ......................................... 19, 1. 2 10, 1 9, 51 Sobre el divorcio ......................................................... 19, 3-12 10, 2-12 16, 18 Jesús bendice a los niños........................................... 19, 13-15 10, 13-16 18, 15-17 El joven rico ................................................................ 19, 16-26 10, 17-27 18, 18-27 El premio de los apóstoles .......................................... 19, 27-30 10, 28-31 18, 28-30 Tercera predicción de la pasión .................................. 20, 17-19 10, 32-34 18, 31-34 El que quiera ser el primero........................................ 20, 24-28 10, 41-45 22, 24-27 El ciego Bartimeo ....................................................... 20, 29-34 10, 46-52 18, 35-43

C) Ministerio en Jerusalén

Entrada triunfal en Jerusalén ...................................... 21,1-3.6-11a 11, 1-11 19, 28-38 Purificación del templo ............................................... 21, 12-17 11, 13-19 19, 45-48 Muestra del poder de Jesús ....................................... 21, 23-27 11, 27-33 20, 1-8 Los viñadores homicidas ............................................ 21, 33-46 12, 1-12 20, 9-19 El tributo al Cesar ....................................................... 22, 15-22 12, 13-17 20, 20-26 Preguntas sobre la resurrección ................................. 22, 23-33 12, 18-27 20, 27-40 El Mesías, hijo y señor de David ................................ 22, 41-46 12, 35-37a 20, 41-44 Maldiciones sobre los escribas y fariseos................... 27, 1-7.14 12, 35-37a 20, 45-47 Discurso escatológico ................................................. 24, 1-25 13, 1-23 21, 5-24 Señales de la parusía ................................................. 24, 29-31 13, 24-37 21, 25.28 Tiempo de la parusía .................................................. 24, 32-35 13, 28-31 21, 29-33 Los siervos vigilantes ................................................. 24, 45-47 13, 33-37 12, 41-44

D) Relato de la pasión

Traición de Judas ....................................................... 26, 1-5.14-16 14,1.2.10.11 22, 1-6 Preparación de la pascua ........................................... 26, 17-20 14, 12-17 22, 7-14 Anuncio del traidor ...................................................... 26, 21-24 14, 18-29 22, 21-23 Institución de la Eucaristía .......................................... 26, 26-29 14, 22-25 22,19.20.18 Salida del Huerto ........................................................ 26, 30 14, 26 22, 39 Predicción de las negaciones de Pedro ..................... 26, 31-35 14, 27-31 32, 31-34 Oración y agonía en el Huerto .................................... 26, 36-46 14, 32-42 22,40-42.45.46 Prendimiento de Jesús ............................................... 26,47-52.55.56 14, 43-50 22,47-50.52-53 Jesús ante el Sanedrín ............................................... 26, 57-58 14, 53-65 22,54.55.63-71

98

Negaciones de Pedro ................................................. 26, 69-75 14, 66-72 22, 56-62 Llevado a Pilato .......................................................... 27, 1. 2 15, 1 23, 1 Ante Pilato .................................................................. 27, 11-14 15, 2-5 23, 2-5 Jesús y Barrabás ........................................................ 27, 15-23 15, 6-14 23, 17-23 Jesús condenado por Pilato ....................................... 27, 26 15, 15 23, 24-25 Camino del Calvario ................................................... 27, 31b-32 15, 20-21 23, 26 Crucifixión ................................................................... 27, 33-38 15, 22-28 23,33-35a.38 Burlas ......................................................................... 27, 41-44 15, 31-32 23, 35b. 39 Muerte de Jesús ......................................................... 27,45-51.54-56 15, 33-41 23, 44-49 Sepultura .................................................................... 27, 57-61 15, 42-47 23, 50-56

E) Resurrección………………………………………… 28, 1-8 16, 1-8 24, 1-11

2. Material de doble tradición

a) Mateo – Marcos:

El material común a estos dos evangelistas oscila entre 170-180V. Este material se encuentra especialmente en los capítulos de Marcos a partir de la primera multiplicación de panes hasta casi la confesión de Pedro en Cesárea de Filipo (Mc. 6, 45-8, 21, y paralelos de Mt. 14, 22-16, 12).

Mt. Mc.

Descripción del Precursor........................................... 3, 4 1, 6 Jesús en el desierto: lo sirven los ángeles ................. 4, 11b 1, 13c Jesús predica penitencia ............................................ 4, 17 1, 14b. 15 Vocación de los primeros discípulos .......................... 4, 18-22 1, 16-20 Vaso de agua ............................................................. 10, 42 9, 14 El porqué de las parábolas ......................................... 13, 34. 35 4, 33. 34 El Bautista es matado por Herodes ............................ 14, 3-12 6, 17-29 Jesús anda por las aguas ........................................... 14,22-27.32-33 6, 45-51 Vuelta de Perea, curaciones ....................................... 14, 34-36 6, 53-56 Sobre las tradiciones .................................................. 15, 1-11.15-20 7, 1-23 La mujer cananea ....................................................... 15, 21-28 7, 24-30 El sordomudo ............................................................. 15, 29-31 7, 31-37 Segunda multiplicación de los panes ......................... 15, 32-39 8, 1- 10 Levadura de los fariseos ............................................ 16, 5-12 8, 14-21 Pedro disuade la pasión ............................................. 16, 22-23 8, 32b.33 Elías vendrá ................................................................ 17, 9-13 9, 9-13 Indisolubilidad matrimonial ......................................... 19, 3-9 10, 2-12 Petición de los hijos de Zebedeo ................................ 20, 20-28 10, 35-45 La higuera maldita ...................................................... 22, 34-40 11,12-14.20-25 El primer mandamiento .............................................. 22, 34-40 12, 28-34 La cena de Betania ..................................................... 26, 6-13 14, 3-9 Segunda y Tercera oración en el Huerto .................... 26, 42-46 14, 39-42 Falsos testimonios ante el Sanedrín ........................... 26, 60-63a 14, 56-61a Flagelación y coronación de espinas .......................... 27, 26b-31a 15, 15b-20a Ofrecimiento del vino ante la Crucifixión .................... 27, 39-40 15, 34-35 Blasfemias de los transeúntes .................................... 27, 46-47 15, 34-35 ¡Elí, Elí! ....................................................................... 27, 46-47 15, 34-35

b) Lucas- Marcos:

El material común a estos dos evangelistas es muy reducido, sólo unos 50v.

Mc. Lc. El endemoniado de la sinagoga ................................. 1, 23-28 4, 33-37 Los demonios reconocen a Jesús .............................. 1, 34; 3, 11 4, 41bc Jesús ora de mañana en lugar solitario ...................... 1, 35-38 4, 42-43

99

Nada está oculto ......................................................... 4, 21-25 8, 16-18 El geraseno quiere seguir a Jesús ............................. 5, 18-20 8, 38-39 Actividad de los discípulos en la misión ..................... 6, 12-13 9, 6 Vuelta de los discípulos de la misión .......................... 6, 30 9, 10ª El exorcista que no seguía a Jesús ............................ 9, 38-40 9, 49-50 El óvolo de la viuda .................................................... 12, 41-44 21, 1-4

c) Mateo- Lucas:

Así como las perícopas de triple tradición suele ser de tipo narrativo, las perícopas de doble tradición, comunes a Mateo y Lucas, suelen de ser de tipo doctrinal, comprendiendo lo referente al sermón del monte, ausente en el evangelio de Marcos, y algunos otros dichos del Señor. Algún material narrativo se encuentra también en estos dos evangelios, ausente del evangelio de Marcos.

Mt. Lc.

En la predicación del Bautista .................................... 3, 7-10. 12 3, 7-9. 17 Tentaciones ................................................................ 4, 3-11ª 4, 3-13 Sermón de la montaña: bienaventuranzas ................. 5,1-3.6.11.12 6, 20-23

Discípulos, sal y luz del mundo .......................... 5, 13. 15 14,34-35; 11, 33 El cielo y la tierra pasarán .................................. 5, 18 16, 17 Reconciliación con el adversario ........................ 5, 25-26 12, 57-59 Resistencia al mal .............................................. 5, 38-42 6, 29-30 Amor a los enemigos ......................................... 5, 43-48 6,27-28.32-36 Padre nuestro ..................................................... 6, 9-10a.11-13a 11, 2-4 No queráis atesorar ............................................ 6, 19-21 12, 33-34 La luz del cuerpo ................................................ 6, 22-23 11, 34-36 Dios y el dinero .................................................. 6, 24 16, 13

No os preocupéis ........................................................ 6, 25-34 12,22-32 No queráis juzgar ....................................................... 7, 1-5 6, 37-38. 41-42 Pedid y se os dará ...................................................... 7, 7-11 11, 9-13

Amor al prójimo .................................................. 7, 12 6, 31 La puerta estrecha ............................................. 7, 13.14 13, 23-24 El árbol bueno y malo ........................................ 7, 15-20 6, 43-44 Decid y haced .................................................... 7, 21-23 6, 46; 13, 26-27 Conclusión ......................................................... 7, 24.27 6, 47-49

El centurión ................................................................. 8, 5-10. 13 7, 1-10 Muchos se recostarán con Abrahán ........................... 8, 11-12 13, 28-29 Legación del Bautista ................................................. 11, 2-6 7, 18-19. 22-23 Jesús alaba al Bautista ............................................... 11, 7-19 7, 24-28. 31-35 Curación de un endemoniado (ciego y mudo ............. 12, 22-23 11, 14 Autodefensa: vuestros hijos ¿en nombre de quién

arrojan los demonios? ........................................ El que no está conmigo ...................................... 12, 27-28. 30 11, 19-20. 23 El tesoro del hombre bueno ............................... 12, 35 6, 45 El espíritu inmundo ............................................ 12, 43-45 11, 24-26

Dichosos vuestros ojos ............................................... 13, 16-17 10, 23-24 Parábola de la levadura .............................................. 13, 33 13, 20-21 Te seguiré ................................................................... 8, 19-22 9, 57-60 Constancia de las persecuciones ............................... 10, 23-33 6, 40; 12, 2-9 No vine a traer la paz, sino la espada ........................ 10, 34-39 12, 51-53 14, 25-27 17, 33 El que os recibe, a mí me recibe ................................ 10, 40 10, 16 ¡Ay de ti, Corazaín! ..................................................... 11, 20-24 10, 13-15 Te bendigo, Padre ...................................................... 11, 25-27 10, 21-22 Ciego, guía de ciego ................................................... 15, 12-13 6, 39

100

La oveja perdida ......................................................... 18, 10-14 15, 1-7 Si tu hermano pecase ................................................. 18, 15. 21-22 17, 3-4 Las nupcias del hijo del rey (la gran cena) (¿?) .......... 22, 1-0 14, 15-34 Contra los escribas y fariseos:

Atan cargas pesadas ......................................... 23, 4 11, 45 Cierran el reino de los cielos .............................. 23, 13 11, 52 Dan el diezmo del anís y el comino .................... 23, 23-24 11, 42 Limpian por fuera la copa ................................... 23, 25-36 11,39-41.44.47-50.53.54

Jerusalén, Jerusalén .................................................. 23, 37-39 13, 34-35 El discurso escatológico:

He aquí que está en el desierto ......................... 24, 26-28 17, 22-25.37 Descuido de los hombres ante la parusía .......... 24, 37-42 17,26-32.34.35 Si supiese el padre de la casa ........................... 24, 43-44 12, 39-40

El siervo fiel y prudente .............................................. 24, 45-51 12, 41-48 La parábola de los talentos y de las minas (¿?) ......... 25, 14-30 19, 11-27

II – COINCIDENCIAS ENTRE LOS EVANGELIOS SINÓPTICOS Y JUAN

Al establecer ahora el material común en Juan y los sinópticos no se pretende ver las posibles relaciones entre el cuarto evangelio y los otros tres, sino sencillamente constatar elementos comunes entre ellos. El relato de la pasión es el que particularmente se cuenta entre la materia común de los cuatro evangelios.

Mt. Mc. Lc. Jn.

Juan anuncia al Mesías… ..................... 1, 11-2 1, 7-8 3, 15-18 1, 25-28 Bautismo de Jesús ................................ 3, 13-17 1, 9-11 3, 21-22 1, 32-34 Expulsión de los mercaderes ................. 21, 12-13 11, 15-17 19, 45-46 2, 13-17 Vuelta a Judea ....................................... 4, 12 1, 14 4, 14 4, 1-3 Primera multiplicación de los panes ...... 14, 13-21 6, 32-34 9, 10-17 6, 1-15 Jesús anda sobre las aguas .................. 14, 22-23 6, 45-52 6, 16-21 Unción en Betania ................................. 21, 1-9 11, 1-10 19, 21-40 12, 12-19 Entrada en Jerusalén ............................ 21, 1-9 11, 1-10 19, 21-40 12, 12-19 Anuncio de la traición ............................ 26, 21-25 14, 18-21 22, 21-23 13, 21-26 Anuncio de la negación ......................... 26, 30-35 14, 26-31 22, 31-34 13, 36-38 El prendimiento ...................................... 26, 47-56 14, 43-52 22, 47-53 18, 2-11 Proceso de los sacerdotes .................... 26, 57-58 14, 53-65 22, 54-55 18, 13-24 Negación de Pedro ................................ 26, 69-75 14, 66-72 22, 56-62 18, 25-27 Llevado ante Pilato ................................ 27, 1-2 15, 1 23, 1 18,28 Juicio ante Pilato ................................... 27, 11-14 15, 2-15 23, 2-5 18, 29-38 Jesús o Barrabas ................................... 27, 15-23 15, 6-14 23, 17-23 18, 39-40 Burlas de los soldados .......................... 27, 28-31a 15, 17-20a 19, 2-3 Condenación de Jesús .......................... 27, 24-26 15, 15 23, 24-25 19, 16ª Camino del Calvario .............................. 27, 31b-32 15, 20b-21 23, 26-32 19, 16b-17a Crucifixión .............................................. 27, 33-37 15, 22-26 23, 33-34 19, 17b-19 Al pie de la cruz ..................................... 27, 55-56 15, 40-41 23, 49 19, 25 Muerte de Jesús .................................... 27, 45-54 15 33-39 23, 44-48 19, 28-30 Sepultura ............................................... 27, 57-61 15, 42-47 23, 50-56 19, 38-42 Aparición en Jerusalén .......................... 24, 36-43 20, 19-23

101

CUADERNO Nº 27

DEL CRISTO DE LA FE AL JESÚS DE NAZARET

“Toda lengua confiese

que Cristo Jesús es Señor”. (Flp. 2, 11)

I - PLANTEO DE LA CUESTIÓN

1. Al estudiar “La Iglesia de los Apóstoles”, no nos hemos ocultado las tensiones en la Iglesia primitiva (no menores que la que hubo entre los discípulos de Cristo mientas Él vivió en la tierra); pero, por ello dejó de aparecer menos formidable la unidad de la misma (no menor, por cierto, que la que hubo entre los Doce).

A cualquier nivel que detuvimos nuestra atención, pudimos verificar, sin esfuerzo, ni artificio, Unidad y Coherencia: p.ej.:

1º - entre edad post-apostólica y apostólica;

2º - entre Iglesia e Israel;

3º - entre Pablo y Pedro;

4º - entre Pablo anciano y Pablo joven;

5º - entre “helenistas” y “hebreos”;

6º - entre los parientes de Cristo según la carne y los que no lo vieron jamás, etc.

No es difícil apreciar el interés de este enfoque en el estudio de la Iglesia Apostólica, para verificar la originalidad e identidad del Cristianismo, y, por lo mismo, del Evangelio que se predica hoy.

2. Aquí viene una pregunta: ¿Esta profunda unidad y coherencia de aspectos que forman la trama de la Iglesia Apostólica, tiene su fundamento directo en Jesús de Nazaret? Esta pregunta se la puede formular en otros términos:

• ¿El Cristo creído y predicado por la Iglesia Apostólica en todo el mundo es coherente con el Jesús de Nazaret que predicó en Galilea y Judea?

• ¿El Cristo de la fe es coherente con el Cristo histórico?

• ¿El Cristianismo (o la fe de Pentecostés) fue intentado por Jesús?

3. Estas preguntas, y muchas otras que pueden hacerse, son urgidas hoy por los descubrimientos que la exégesis bíblica ha hecho sobre el género literario de los evangelios.

Dichos descubrimientos se los puede resumir así:

Los Evangelios son “Evangelios de Cristo”· y no “Biografías de Jesús”.

4. Las aplicaciones y consecuencias de este descubrimiento son múltiples y actualísimas:

a) Positivas:

- Comprensión de la Historia como Historia de Salvación; ésta no es sólo coherencia de etapas cronológicas, sino de dimensiones del ser, a partir del arquetipo que es Jesucristo.

Sin esta fraseología erudita nuestra, la Iglesia Apostólica supo decir lo mismo estupendamente, con fórmulas insuperables. Por ejemplo:

• “Jesús es Señor”: Rm. 10, 9;

• “Se humilló a sí mismo obedeciendo hasta la muerte y muerte de Cruz. Por lo cual Dios le exaltó… Para que…toda lengua confiese que Cristo Jesús es Señor”: Flp. 2, 8-11.

• “Jesu-Cristo” (Ver concordancia Bíblica).

Todas estas fórmulas engarzan indisolublemente a Jesús con Cristo, a la Historia con el Misterio (ver Cristología);

102

- consecuentemente, comprensión del misterio de la persona de Cristo Jesús; y por ende, de la Iglesia;

- en un orden más directamente pastoral., comprensión de los Evangelios desde una perspectiva inmediatamente kerigmática; o sea, la lectura de los mismos lleva espontáneamente al anuncio de Jesucristo;

- este tipo de lectura de los Evangelios, tiene un dinamismo propio en orden al crecimiento en la fe del lector y del oyente, pues se los lee desde la perspectiva intentada por el Evangelista, que es, sin duda, querida por el Espíritu Santo; etc.

b) Negativas:

- Muchos confunden el concepto de “no biográfico” con el de “no histórico”; y esto hace que no pocos se lañen con este descubrimiento. Una serie de errores contradictorios tiene hoy aquí, de algún modo, su origen; p.ej.;

- dudas o negaciones del misterio de Cristo. (Desde los que niegan la concepción virginal de Jesús hasta los que discuten sin saber nada sobre la doctrina de los cuatro primeros Concilios);

- consecuentemente, dudas y negaciones obre el misterio y vida de la Iglesia;

- incapacidad para entender como “evangélica” la figura histórica de Jesús (Jesús con su mismo existir entre nosotros nos evangeliza);

- “ideologización” o sea instrumentalización de los Evangelios; que puede llegar al menosprecio total y suplantación de los mismos;

- “gnostificación”, o sea reducción a la comprensión de un significado arcaico oculto en los mismos.

5. Vale la pena advertir que la actual confusión tiene un antecedente contradictorio, que no fue menos dañoso para el pensamiento cristiano y la vida de la Iglesia: “histórico”= “biográfico”. Pero no vamos a historial aquí la esterilidad que esta concepción introdujo en la Teología y en la vida de la Iglesia, ni como ésta sea la raíz próxima responsable de muchas confusiones modernas.

6. Supuesto todo lo anterior, repetimos la pregunta: ¿Desde los Evangelios compuestos en la Iglesia de los Apóstoles podemos alcanzar a Jesús de Nazaret?

O sea: ¿La fe de la Iglesia de los Apóstoles, que nosotros hemos recibido, está realmente fundada en Jesús de Nazaret?

La pregunta tiene su dramatismo, porque los cristianos no queremos ser “los más desgraciados de todos los hombres” 1 Co. 15, 19.

Tiene, sin embargo, su límite: supone - como en toda la Filosofía y ciencia moderna – que el hombre conoce con certeza sólo aquello que comprueba reflejamente ¡Triste concepción de la capacidad humana de conocer!

Pero, en homenaje al hombre moderno, tenemos que plantearnos la pregunta.

7. La respuesta se perfilará más completamente a través de diversos tratados:

• Introducción al Nuevo Testamento;

• Exégesis del Nuevo Testamento: Evangelios Sinópticos;

2 Cor.: Historia - Sepultura Metahistoria Resurrección

• Cristología

Pero aquí hemos de pergeñar una primera. Lo hacemos a través de varios pasos; algunos apenas bosquejados ahora, y otros ya tratados:

1º - De la letra al espíritu de los evangelistas;

2º - Las tradiciones que ellos utilizaron;

3º - La comunidad apostólica y las tradiciones;

4º - ¡Jesús!

Como se advertirá, el punto 3º ha sido ya tratado, en gran parte y con amplitud. Al situarnos de entrada en él, o sea en la Comunidad Apostólica, hemos desbordado un

Pablo no hace distinción

103

enfoque muy específico, cual es el de la Historicidad de los Evangelios, y ahora nos hallamos equipados para su comprensión cabal.

II - ABORDAJE DEL PROBLEMA

1. De la letra al espíritu de los Evangelistas:

A - Mateo:

a) La letra: en cada uno de los otros evangelistas, es evidente el estilo propio en organizar las diversas fuentes y, consecuentemente, la redacción de su escrito.

Sobre la estructuración simétrica y concéntrica de los dos elementos: narrativo y discursivo, ver Caba J., De los Evangelios al Jesús Histórico, B.A.C. 316, Madrid, 1971, pág. 176:

1) Narración: c.1-4: Nacimiento y comienzo de la actividad de Jesús.

2) Discurso: c.5-7: Bienaventuranzas - promulgación del reino.

3) Narración: c.8-9: Autoridad del Mesías e invitación al reino.

4) Discurso: c.10: Discurso de la misión.

5) Narración: c. 11-12: Repulsa de Cristo por esta generación.

6) Discurso: c.13: Parábolas del reino.

5) Narración: c.14-17: Reconocimiento de Cristo por los Apóstoles.

4) Discurso: c. 18: Discurso eclesial.

3) Narración: c. 19-22: Autoridad del Hijo del hombre e invitación Reino.

2) Discurso: c. 23-35: Maldiciones - consecución del reino.

1) Narración: c. 26-28: Muerte, resurrección y nuevo comienzo.

b) El espíritu: Varias hipótesis se tejen para entender el sentido teológico de este Evangelio.

1º Cinco libros (Pentateuco de la Ley Nueva)

Prólogo: c. 1-2

Libro I:

a) 3, 1-4, 25: Parte narrativa

b) 5, 1-7, 27: Parte discursiva: sermón del monte.

Fórmula final: 7, 28-29: “y sucedió, cuando acabó Jesús estos discursos…”

Libro II:

a) 8, 1-9, 35: Parte narrativa.

b) 9, 36-10, 42: Parte discursiva: sermón de la misión.

Fórmula final: 11, 1: “y sucedió, cuando acabó Jesús de dar instrucciones a los doce…”

Libro III:

a) 11, 2-12, 50: Parte narrativa.

b) 13, 1-52: Parte discursiva: sermón de las parábolas.

Fórmula final: 13, 53: “y sucedió, cuando Jesús acabó estas parábolas…”

Libro IV:

a) 13, 54-17, 21: Parte narrativa,

b) 17, 22-18, 35: Parte discursiva: sermón eclesial.

Fórmula final: 19, 1: “y sucedió, cuando acabó Jesús estos discursos…”

Libro V:

a) 19, 2-22, 46: parte narrativa.

P A R T E S

N A R R A T I V A S

P A R T E S

D I S C U R S I V A S

104

b) 23, 1-25, 46: Parte discursiva: sermón escatológico.

Fórmula final: 26, 1-2: “y sucedió, cuando acabó Jesús todos estos discursos…”

Epílogo: c. 26, 3-28, 20.

2º Drama de la revelación de Cristo

Prólogo (c. 1-2)

1. Presentación de Jesús, hijo de David, hijo de Abrahán: Emanuel, Salvador del pueblo (1, 1-25).

2. Adorado por los magos, rechazado por los judíos (2, 1-23).

Primera parte: El pueblo judío no quiere creer en Jesús (c. 3-13)

Introducción: Un tríptico: Juan Bautista predicando, bautismo de Jesús y su victoria sobre el diablo (3, 1-4, 11).

1ª Sección: Jesús, poderoso en palabras y obras (4, 12-9, 34).

a) Introducción (4, 12-4, 25):

- Encarcelado Juan, Jesús se retira a Galilea (4, 12-16).

- Jesús comienza a predicar (4, 17), reúne discípulos (4, 18-22).

- Sumario introductorio (4, 23-25).

b) Jesús, poderoso en obras: colección de milagros (8, 1-9, 34).

2ª Sección: Los discípulos enviados por el Maestro (9. 35-10, 42).

a) Introducción (9, 35-10, 11).

- Un sumario (9, 35; cf. 4, 23).

- Circunstancias del discurso (9, 36-10, 4).

b) El discurso de la misión (10, 5-42).

3ª Sección: Una opción: con Jesús o contra Jesús (11, 1-13, 52).

a) Un sumario (11, 1; cf. 4, 23; 9, 34).

b) Discriminación por la obras de Jesús (11,2-12, 50):

- Los hechos de Jesús, manifestadores del mesianismo (11, 2-19), y sin embargo no aceptado (11, 20-24). Manifestación de los designios a los humildes (11, 25-30).

- Disposiciones adversas contra Jesús con ocasión de dos escenas en sábado (12, -14, 22, 45). Algunos lo siguen (12, 15-21) y sus parientes verdaderos (12, 46-50).

c) Discriminación por la enseñanza en parábolas (13,1-52), unos que entienden y otros no (cf. 13, 11. 51).

d) Conclusión: vuelve a Nazaret (cf. 4, 12) y es objeto de escándalo (13, 53-58).

Segunda parte: Pasión y gloria (c. 14-28).

1º. Sección: hacia Jerusalén (c. 14-20).

a) Jesús se retira y va a fundar su Iglesia (14, 1-16, 20).

Primer movimiento de retirada: Primera multiplicación de los panes (14, 1-36).

- Decapitación del Bautista (anuncia la muerte de Jesús) (14, 1-12).

- Se retira Jesús: dos milagros (14,13-21.22.32) confirman la fe de los discípulo (14,33).

- Un sumario (14, 24-36).

Segundo movimiento de retirada: segunda multiplicación (15, 1-39):

- Controversia con los fariseos (15, 1-11).

- Ocasión de instrucción a los discípulos y nueva retirada fuera de Israel (15, 1-21), dos milagros (15, 22-28. 32-39) separados por

- Un sumario (15, 29-31).

105

Tercer movimiento de retirada: lección sobre los panes (16, 1-12):

- Controversia con los fariseos (16, 1-14a).

- Se retira (16, 4b). Introducción a los discípulos (16, 5-8).

- Recapitulando el sentido de los hechos pasados (16, 9- 12).

Estadio final: Confesión de Pedro y anuncio de la Iglesia (16, 13-20).

b) Jesús sube a Jerusalén e instruye a su Iglesia (16, 21-20, 28).

Primer ciclo de enseñanza (16, 21-17, 21):

- Primer anuncio de la pasión y resurrección (16, 21: cf. 4, 17).

- Incomprensión de Pedro (16, 22-23) y enseñanza de seguir a Jesús con la cruz para participar en la gloria (16, 24-28).

- La transfiguración (17, 1-8) y muerte del Hijo del hombre (17, 9-13) confirman sus enseñanzas.

- La curación del epiléptico alienta a la fe (17, 14-21).

Segundo ciclo de enseñanzas (17, 22-20, 6):

- Segundo anuncio de la pasión y resurrección (17, 22-23).

- Intervención de Pedro sobre el tributo (17, 24-27).

- Enseñanza a los apóstoles: Discurso eclesial (18, 1-35) y una especie de discurso sobre la inversión de valores: matrimonio y virginidad, infancia, abandono de riquezas, últimos que serán los primeros (19, 1-20, 16).

Tercer ciclo de enseñanzas (20, 17-28):

- Tercer anuncio de la pasión y resurrección (20, 17-19).

- Intervención de los hijos de Zebedeo (20, 20-23).

- Enseñanzas sobre el servicio y el sacrificio (20, 24-28).

Conclusión-transición: los ciegos de Jericó lo reconocen como hijo de David y le siguen (20, 29-34).

2º Sección: En Jerusalén: pasión y gloria (c. 21-28).

Introducción: Entrada de Jesús en Jerusalén (21, 1-22).

1. Encuentro de Jesús y sus enemigos (21, 23-23, 39).

2. Juicio:

- El mundo es juzgado por Jesús en el discurso escatológico (24,1-25, 46).

- Jesús es juzgado por los hombres: su pasión (c. 26-27).

Epílogo: Juicio de Dios en la gloria de la resurrección.

Misión de los apóstoles de predicar al mundo entero (28, 1-20).

(Tomado de Caba J., c.c. págs. 258-259).

B. Marcos:

a) La letra: ver Caba c.c. págs. 193-211.

b) El espíritu: o.c., págs. 281-306.

C. Lucas:

a) La letra: o.c. págs. 211-224.

b) El espíritu: o.c. págs. 281-306.

D. Juan:

a) La letra: o.c. págs. 224-251.

b) El espíritu: o.c. págs. 306-322.

2. Las tradiciones que utilizaron los evangelistas:

Sobre la cuestión sinóptica: ver Introducción al Nuevo Testamento, y Exégesis del Nuevo Testamento: Sinópticos; ítem Caba, o.c., págs. 323-353.

106

La Iglesia apostólica tenía plena conciencia de que el Cristo glorioso que predicaban es el mismo que el Jesús histórico.

3. La Comunidad apostólica y las tradiciones evangélicas:

A. Existencia de dicha comunidad:

Su existencia y actuación las hemos constatado ampliamente en la primera parte del programa (Ver cuadernos 1 – 23; compárese con la breve referencia a este punto que hace Caba, o.c. págs. 355-358).

B. El mensaje trasmitido (“tradicionado”) en la comunidad:

1º) El contenido del mensaje: recibido y trasmitido por la primitiva comunidad ya fue aludido al hablar del “Testimonio de los Apóstoles” (Ver cuaderno nº 3). Conviene agregar lo siguiente: tanto en Pablo como en los Hechos se anuncia un Cristo concreto, que no es otro que Jesús de Nazaret.

a) En las cartas de Pablo la cosa es más evidente de lo que se supone a veces. No predica una pura interpretación teológica existencial, válida para su momento, del hecho Jesús, sino al mismo Jesús de Nazaret. El bien concreto, en carne y huesos; ese es el hecho salvador que anuncia.

- Si parece relativizar el conocimiento histórico de Jesús (=obtenido por el contacto directo con Jesús, cual el que tuvieron los Doce y otros antes de su sepultura), no relativiza para nada al Jesús histórico, ni crea un foso insalvable entre el Jesús que existió y el Cristo que él predica.

Relativiza el conocimiento histórico, porque algunos, queriendo mermar su autoridad apostólica, lo absolutizan como condición sine qua non para que alguien sea reconocido en la Iglesia como Apóstol (cuestión subyacente en la 2º Corintios).

- Pero lo relativiza en un contexto en el cual reafirma el hecho histórico de Jesús como un absoluto de la fe. ¿Qué cosa más histórica que su muerte?:

“Y murió por todos, para que ya no vivían para sí los que viven, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. Así que, en adelante, ya no conocemos a nadie según la carne. Y si conocimos a Cristo según la carne, ya no le conocemos así”: 2 Co. 5, 15-16.

- Por lo demás, en cuanto a él atañe, la falta de conocimiento histórico acerca de

Jesús, no es falta de conocimiento “real” de Jesús; porque él, antes perseguidor de la Iglesia, vio al mismo Jesús resucitado: 1 Co. 9, 1.

(N.B.: Para entender el lenguaje que empleamos aquí acerca del conocimiento sobre Jesús, advertir las instancias diversas de este conocimiento que constata el Nuevo Testamento:

• Los Doce y otros (“histórico”): “todo el tiempo que el Señor Jesús convivió con nosotros”: Hch. 1, 21;

• Los Doce, Pablo y todos aquellos que vieron a Jesús resucitado (“real”): 1 Co. 15, 1-8;

• nosotros, que conocemos sólo por la fe, sin ver a Jesús, aceptando el testimonio histórico de los Apóstoles: 1 Ts. 2, 13;

Sobre la credibilidad del testimonio apostólico, ver “Revelación y Teología”; ítem “Tratado sobre la Fe”).

- El Cristo de las Cartas paulinas no es un Jesús biográfico, pero sí es un Jesús que tiene biografía como todo hombre histórico:

• nació bajo la Ley: Ga. 4, 4

• nació de mujer: Ib.

• nació de la estirpe de David: Rom. 1, 3 2 Tm. 2, 8

• llamado Jesús 1 Ts. 4, 14 Ga. 6, 17 . 1 Co. 12, 3

107

2 Co. 4, 5.10.14 2 Co. 11, 14 Rm. 8, 11 Ef. 4, 21

• “tuvo hermanos” 1 Co. 9, 5

• fue humilde y pobre 2 Co. 8, 9 Flp. 2, 6-7

• sus mandatos son recordados 1 Co. 7, 10

• celebró la cena 1 Co. 11, 23

• fue traicionado Ib.

• testimonio ante Pilato 1 Tm. 6, 13

• fue crucificado Ga. 3,1 1 Co. 1, 23 1 Co. 2, 2. 8 2 Co. 13, 4

Acerca de la cruz de Cristo ver también: Ga. 5, 11 Ga. 6, 12-14 1 Co. 1, 17-18 Flp. 2, 8 Flp. 3, 18 Col. 1, 20 Col. 2, 14 Ef. 2, 16

• murió 1 Ts. 4, 14 1 Ts. 5, 10 Ga. 2, 21 1 Co. 8, 11 1 Co. 15, 3 2 Co. 5, 14-15 Rm. 5, 6. 8. 10 (Rm. 6, 3.5.8) Rm. 8, 34 Rm. 14, 9. 15

Acerca de la muerte de Cristo ver también: 1 Co. 11, 26 Flp. 2, 8 Flp. 3, 10 Col. 1, 22

• lo mataron 1 Ts. 2, 15

• fue sepultado 1 Co. 15, 4

• ver también: Rm 6, 4 Col. 2, 12

• desde el tercer día 1 Co. 15, 4

• existen testigos que lo han visto resucitado:

1 Co. 15, 5-8

1 Co. 9, 1

• muchos de los cuales viven todavía:

1 Co. 15, 6

- Este mismo Jesús histórico, y no otro, es el que Pablo anuncia en sus cartas como Cristo y Señor de todo: Rm. 14, 9. Por eso no teme anunciar su Evangelio, sea refiriéndose directamente al hecho histórico de la crucifixión, mandando a segundo plano la resurrección: Ga. 3, 1; 6, 14; Co. 1, 23; 2,2; sea refiriéndose directamente al hecho metahistórico de su resurrección de entre los muertos (ver infra sobre esta noción), presuponiendo en segundo plano su crucifixión, muerte y sepultura:

108

• 1 Ts. 1, 10

• Ga 1, 1

• 1 Co. 15, 12-13. 20-21

• Rm 1, 4 Rm. 4, 24 Rm. 6, 4.9 Rm. 7, 4 Rm. 8, 11 Rm. 10, 9

• Ef. 1, 20

• Col. 2, 12

• 2 Tm. 2, 8

- En todos estos textos Pablo habla expresamente de la “resurrección de entre los muertos”. O sea que aquel mismo que durante tres días estuvo muerto, ahora está vivo. Se lo podrá llamar “hecho metahistórico” en cuanto que Jesús resucitado no es ya, sujeto de la historia; pero para Pablo es también un hecho histórico, pues acontece con el cadáver – bien histórico – de Jesús, en un tiempo también histórico - al tercer día -, y testimoniado por hombres históricos – los apóstoles -, a hombres históricos – nosotros-.

- Pablo insiste sobre la resurrección de Jesús:

• 1 Co. 6, 14 Co. 15, 4. 15-17 2 Co. 4, 14 2 Co. 5, 15 Rm. 6, 5 Rm. 8, 34 Flp. 3, 10

Lo hace no para vaciar de su realidad propia la existencia histórica de Jesús, sino porque por ella encuentra realizado plenamente lo que en esta era sólo germinal: 1 Co. 15, 35. 49.

Gracias a la resurrección la biografía de Jesús se ha tornado Evangelio, o sea verdadera historia que, más que narrada, merece ser proclamada.

Gracias a ella también Pablo sabe que sus sudores históricos no son en vano: 1 Co. 15, 14-15, como no lo serán los del más humilde cristiano: Rm. 8, 17 Flp. 3, 21 2 Tm. 2, 11

b) En los hechos, el Cristo predicado por Pablo, es fundamentalmente idéntico al predicado en las Cartas; es decir, un Jesús que transitó nuestra historia hasta morir, a quien Dios resucitó de entre los muertos: 17, 18. 38. Basta observar su esquema de sermón en Antioquía de Pisidia: Hch. 13, 22-37, y compáreselo con el análisis de sus cartas hecho recién, o con el resumen que nos hace del Jesús histórico que él predica: 1 Co. 15, 3-8.

Los Hechos, además, nos hacen ver a un Pablo que:

• explica el bautismo de Juan como preparatorio a Jesús: 19, 4;

• recuerda dichos personales de Jesús, que ningún evangelista consignará: 20, 35.

c) Igualmente aleccionador es el análisis de los discursos de Pedro:

Se pueden distinguir cuatro pasos:

1º Cristo, de la estirpe davídica, cuyo Evangelio fue preparado por Juan el Bautista, pasó haciendo el bien, acreditado con muchos milagros;

2º Traicionado por uno de sus discípulos, vosotros lo entregasteis a los paganos, a Pilato, quien no vio causa alguna para matarlo, pero lo preferisteis a un asesino, y así fue crucificado, muerto y sepultado;

3º Dios lo resucitó de entre los muertos y Él se apareció a nosotros;

4º Y nosotros somos testigos de ello.

109

Son cuatro pasos que corresponden a la:

• Vida

• Muerte de Cristo

• Resurrección

• Iglesia que testimonia esos hechos salvíficos.

110

Pablo en Pisidia Hch. 13, 22-37

Pedro en Pentecostés Hch. 2, 22-36

Pedro en el Templo Hch. 3, 13-18

Pedro ante el Sanedrín (1º) – Hch. 4, 10-12

Pedro en el Sanedrín (2º) – Hch. 5, 30-32

Pedro en casa de Cornelio Hch. 10, 36-42

De la estirpe de David: 22-23 Jesús: 23 tuvo por precursor a Juan Bautista: 24-25 Los de Jerusalén y sus jefes: 27 pidieron su muerte a Pilato: 28, sin causa: 28

De la descendencia de David: 30 Jesús Nazareno: 22, acreditado con milagros, prodigios y señales: 22 fue traicionado: 23 Vosotros por mano de los impíos: 23,

Jesús: 13 Vosotros por ignorancia: 17 le entregasteis y renegasteis: 13 ante Pilato: 13, quién quería soltarlo: 13, pero preferisteis a un asesino: 14,

Jesús Nazareno: 10 Vosotros

Jesús: 30 Vosotros

Jesús de Nazaret: 38 en Galilea y Judea: 37.39 después de Juan: 37, con Espíritu y poder: 38 pasó haciendo el bien: 38 Los judíos los de Jerusalén: 39,

Fue bajado del madero: 29 y sepultado: 29

clavándolo: 23

lo crucificasteis

colgándolo de un madero

colgándole de un madreo: 39

Resucitó: 30.33-37 de entre los muertos Se apareció: 30 durante muchos días: 31 a los discípulos de Galilea y Judea y ahora son testigos suyos: 31

Resucitó: 24-32

Resucitó: 15 de entre los muertos Somos testigos: 15

Resucitó: 10 de entre los muertos Daban testimonio: 33

Resucitó: 30 Somos testigos: 32

Al tercer día: 40 Resucitó: 40 Se apareció: 40 no a todo el pueblo: 41 sino a nosotros: 41-43 los testigos predestinados: 41

JES

ÚS

CR

IST

O

MU

ER

TE

R

ES

UR

RE

CC

IÓN

V

IDA

111

d) Adviértase también en los Hechos la hermosa manera de designar el tema de la Evangelización: “Evangelizaban a Jesús, el Cristo”:

• Hch. 5, 42 Hch. 8, 35 Hch. 11, 20 Hch. 17, 18

e) A esto podemos agregar otros documentos neotestamentarios, que ofrecen sintéticamente el mismo esquema, en el que Jesús y Cristo están unidos indivorsablemente:

• Hch 2, 9: hecho hombre (menos que los ángeles), Gustó la muerte, y ahora está coronado de gloria:

2, 14-18: participó de la carne y de la sangre para aniquilar la muerte y liberar a los hombres esclavizados;

4, 14-16: tenemos un sumo Sacerdote probado en todo igual que nosotros, excepto el pecado, que penetró los cielos;

5, 5-10: en su vida mortal ofreció ruegos y suplicas con poderoso clamor y lágrimas, padeció y experimentó la obediencia, llegó a la perfección y se convirtió en causa de salvación para todos;

9, 11-14: Cristo, por su sangre, penetró en el Santuario;

9, 24-28: Cristo, ofreciendo una sola vez (vida mortal), penetró en el Santuario para siempre, y ahora vendrá por segunda vez;

10, 5-14: Cristo entró en este mundo con un existir humano, hizo la voluntad de Dios ofreciendo su cuerpo una vez para siempre, y ahora está a la diestra de Dios;

12, 2-3: Jesús soportó la cruz en medio de la ignominia, y se sentó a la diestra de Dios;

13, 12: Jesús padeció fuera de la puerta, para santificar al pueblo con su sangre.

• 1 Pe. 1, 19-21: Cristo os rescató con su sangre preciosa, como de Cordero sin tacha, y resucitó de entre los muertos (v. 3);

2, 21-25: Cristo sufrió por vosotros sin responder a los que lo maltrataban, llevando al madero nuestros pecados, cuyas heridas nos han curado;

3, 18/4, 1: Cristo padeció y murió por los injustos, fue a predicar al limbo (sepultura), resucitó y está a la diestra de Dios.

2º) El contenido del mensaje recibido y trasmitido en la primitiva comunidad, tal cual surge de Pablo, los Hechos y la Carta a los hebreos, tiene dos momentos:

a) Jesús – su vida mortal;

b) Cristo – su resurrección y glorificación.

- Si bien se distingue entre Jesús y Cristo, no se los separa como dos hipótesis, cual luego harán los gnósticos en el siglo II (Ver Historia de la Iglesia – Edad Patrística); cual ya comenzaron a hacer los herejes en la edad apostólica:

“¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo? ¡Ese es el Anticristo!”: 1 Jn. 2, 22, cual hacen hoy algunos católicos – si se puede ser tan benigno como para llamarlos por un tiempo todavía así -, que leen cosas creyendo mágicamente en las letras de molde, se indigestan y luego

112

las vomitan, creyendo que hablan sapientemente, muy preocupados – te dicen – de hacer accesible la fe al hombre moderno, ¡Pobres! o ¿Infames? Confunden la fe en el Evangelio con la comprensibilidad de la propia estupidez (Ver cuaderno nº 28).

a) El primer momento, o “Jesús – su vida mortal”:

• no consiste: en cosas que saben sobre Jesús, en una biografía de Él;

• sí consiste: en Jesús de quien se saben cosas, que tiene una biografía, pletóricas de un sentido que se manifiesta en Él crucificado, muerto, sepultado y resucitado.

b) El segundo momento, o “Cristo – su resurrección gloriosa”: Nunca fue algo fácil

de creer y aceptar en la Iglesia primitiva. ¿Qué es fácil para el hombre en el orden del Evangelio, hoy como ayer?

Dejemos de lado, por ahora, las dificultades para aceptar la resurrección de Cristo, de que hablan las tradiciones evangélicas.

+ Miremos primeramente, a las Iglesias paulinas:

• 1 Co. 15, 12: negación lisa y llana de la resurrección, de todos y de cada uno de los hombres, como también de Cristo;

15, 35: la necesidad psicológica de imaginar o de comprender racionalmente la Resurrección y la imposibilidad de satisfacerla, son la razón de esta negación; ¡El fenómeno de siempre en toda herejía! Confusión entre la fe a Dios que se revela (la persona de su Hijo, su Palabra): y la posibilidad de imaginarlo con nuestra fantasía, especialmente en las culturas populares; o la correspondencia de la misma con nuestros conceptos y raciocinios, especialmente en la cultura libresca. Lamentablemente, el esfuerzo de no pocos que hoy dicen preocuparse por la accesibilidad de la fe al hombre del futuro, parte de esta confusión. No puede llevar sino al fracaso.

• 2 Tm. 2, 18: alegorización completa de la resurrección: “ya sucedió”.

+ Los Hechos nos hablan de la misma dificultad para entender la resurrección:

• Hch. 4, 2: los saduceos, sacerdotes y guardias se sienten molestos;

• Hch. 23, 6;24, 21: los saduceos se escandalizaban;

• Hch. 17,32: los cultos atenienses se burlan;

• Hch. 26,8: el rey Agripa y otros la tienen por increíble.

+ Es cierto, que en el Nuevo Testamento, la Resurrección aparece también alegóricamente, referida a la resurrección actual del creyente; ver

• himno cristiano: Ef. 5, 14;

• catequesis bautismal: Rm. 6, 3-11 Col. 2, 12 Col. 3, 1-3.

Pero no es esta una alegoría pura, o sea, un puro sentido espiritual, como podemos hallar en la filosofía alejandrina (Ver también Carta a Bernabé), en el que tiende a desvanecerse toda la concreción de la realidad, sino la proyección social y misteriosa de la realidad siempre actuante de la Resurrección real de Cristo.

+ Por lo que toca a la Resurrección de Cristo, no fue la predicación de su resurrección en sentido alegórico la que molestaba a los judíos, o suscitaba la burla de los griegos. Ni por una pura alegoría Pablo pensó soportar penurias y llevar cadenas concretas: 1 Co. 15, 30-33.

Ni a nadie jamás en su sano juicio, se le ocurrió llamar “Evangelio” al hecho de afirmar que los muertos, aunque estén muertos, son vivientes.

113

Los indígenas de nuestra América Latina supieron eso desde siempre.

Ni para eso nadie organizó nunca misiones y emprendió viajes:

• Rm. 1, 14-15 + 1, 1-4.

c) El “Evangélion” que la primitiva comunidad pretende proclamar es una noticia que:

• al hombre sabio, que ama su raciocinio, le causa risa;

• al hombre religioso, que ama su seguridad, lo escandaliza;

• al hombre sencillo, que ama la verdad, lo asombra y salva: 1 Co. 1, 18-25.

El “evangélion” no es otro que este:

- ¡Por el cadáver de Jesús, Dios destruyó la muerte!

(Risas griegas y escándalos judíos);

- ¡Por el cuerpo resucitado de Cristo, Dios creó una humanidad nueva, de la cual es primicia y prenda segura!

(Nuevas risas y escándalos).

- ¡Por Jesús el Cristo, muerto de verdad y resucitado de verdad, el mundo histórico, que de verdad muere a cada instante en el dolor de todo hombre, se transhistoriza en una resurrección que ahora y aquí apenas comienza!

(Algunos seudo teólogos comienzan a levantarse de sus sillas).

- Nos acordamos continuamente de Jesucristo, descendiente de David, resucitado de entre los muertos, y deseamos sufrir por Él hasta llevar cadenas como malhechores: 2 Tm. 2, 8-9 este recuerdo vivo de Él, nos acicatea a amar realmente a nuestros hermanos, particularmente al más débil, pues por él, Cristo murió: 1 Co. 8, 11; Rm. 14, 15.

(Los seudo teólogos, que aman las palabras y el cobro de regalías pero temen el laburo, rajan de la escena).

(Una voz con acento paulino, profiere algunas mala palabras:

• ¡¿¡ Ga. 5, 12 ¡?!

• ¡¿¡ Flp. 3, 2 !?!

(----------------------------------)

(Lágrimas de arrepentimiento, voces de alegría, y como los ecos de una gran fiesta).

(----------------------------------)

(Un ruido metálico desconocido. Alguien comenta aterrado: “¡Es la Palabra! ¡La espada envainada en la boca de Jesucristo!”: 2 Ts. 2, 7; Hb. 4, 12; Ap. 1, 16).

(Siguen las voces y melodías de fiesta. Un canto dice: “¡Eres Tú! ¡El primero y el último! ¡El que vive! ¡El que estuvo muerto y ahora vive por los siglos de los siglos!”: Ap. 1, 17-18).

d) Situaciones ambientales de la comunidad en la formación de las tradiciones evangélicas:

Ver Caba, o.c., págs. 361-371; eventualmente habrá algún cuaderno ad hoc.

4. Acceso al Jesús Histórico:

Ver Caba, o.c., págs. 372-405; eventualmente habrá al cuaderno ad hoc.

114

CUADERNO Nº 28

LA RESURRECCIÓN DE JESÚS DE NAZARET SEGÚN EL TESTIMONIO DE LA IGLESIA APOSTÓLICA

Ejercicio práctico a propósito de un libro de Louis Evely: “El Evangelio sin Mitos”. (Soc. de Educación Atenas, Madrid, 1972).

Extractó C. Gil quinta

“Himeneo y Fileteo…se han desviado de la verdad;

afirman que la resurrección ya ha sucedido,

y pervierten la fe de muchos” (2 Tm. 2, 17-18)

“La puerca lavada vuelve a revolcarse en el cieno” (2 Pe. 2, 22)

I – TEXTO EXTRACTADO:

En un mundo profundamente transformado es necesario que se renueve la obra característica del Espíritu Santo: que cada cual oiga a la Iglesia católica hablarle en su propia lengua, que nuestro tiempo experimente la sorpresa de escuchar una gozosa nueva proclamada en su lenguaje, en su mentalidad, con sus aspiraciones. (p. 123).

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Representar la resurrección de Cristo como la imagen de un cadáver que sale de una tumba es evidentemente la tentación inevitable de una catequesis primitiva, pero tropieza con tan graves objeciones históricas, filosóficas y teológicas que nos vemos obligados a expresarla de otro modo si queremos que las gentes avisadas nos escuchen.

¿Por qué ha de ser necesaria la fe para constatar la identidad de un cadáver reanimado? La resurrección no es un “retorno a la vida” – sería poco deseable y no prepararía más que un retorno a la muerte -; es la entrada en una vida distinta, expresa la glorificación de Cristo, su ascensión a la esfera de la existencia divina. Pero entonces, ¿Qué prueba histórica, que experiencia podría concebirse para atestiguar un hecho así? Si un cuerpo espiritual se presenta como tal no puede ser constatado ni reconocido; si se presenta como un cuerpo ordinario, pierde precisamente lo que quería hacer constatar, es un fantasma que no tiene realidad ni en un orden ni en el otro.

Pero vamos a ir mostrando todo esto más despacio.

Comencemos por distinguir, como en otros lugares, una interiorización de la resurrección y una exteriorización. (Págs. 123-124).

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¿Cuál es para vosotros, la interiorización de la resurrección? Que Cristo es viviente y vivificante, que ha adquirido tal intensidad de vida que es capaz de unir a sí un cuerpo hecho de miembros innumerables animados por la misma vida.

¿Y cuál es la exteriorización que deseáis? ¿Ángeles? ¿Un temblor de tierra? ¿Una aparición? ¿Cuáles son vuestras exigencias? Tomás reclamó huellas dactilares; se entregó a una verificación judicial de identidad.

2 Co. Relativiza al conocimiento del Jesús histórico.

¿Es eso lo que os convencerá de la resurrección de Cristo? Y aun cuando su cadáver hubiese sido reanimado durante algunos meses o años, ¿qué interés tendría eso para nosotros, a veinte siglos de distancia? (p. 124-125).

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El Padre Benoit, profesor de la Escuela Bíblica de Jerusalén, escribe:

…Y así las manifestaciones con las que solamente Mateo acompaña la resurrección presentan, por su relación con las descripciones del Día de Yahvé, una enseñanza más teológica que propiamente histórica (Exégèse et théologie, 108).

¡Más teológica que histórica! ¿Conocéis acontecimientos que sean un poco menos históricos que teológicos? ¿No valdría más decir que tal cosa no es histórica en absoluto? (Si

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por una vez, los exégetas católicos tuvieran el valor de decir claramente lo que piensan… ¡Sería asombroso, pero a fin de cuentas muy saludable!).

La exteriorización de la resurrección, para un hombre moderno, es haber experimentado que Cristo actúa en su vida, haber sido interpelado por esa palabra que habla como jamás ha hablado hombre alguno, haberle visto hacerse vivo y aparecer en el último de los suyos (p. 125-126).

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Verdaderamente, si nada hubiese ocurrido en el pasado, nada habría que experimentar en el presente. Pero si algo se ha producido únicamente en el pasado, eso ya no nos interesa hoy. Hay que llegar a demostrar que la misma realidad se no ofrece hoy, como se propuso a los apóstoles en otro tiempo.

La cuestión fundamental, para nosotros, es la siguiente: ¿creéis que los apóstoles tuvieron de la resurrección de Cristo otras pruebas que nosotros?

La mayor parte así lo cree; creen que los apóstoles gozaron de encuentros, de presencia, de apariciones, de palabras, de comidas comunes, de evidencias palpables. Y nosotros que no hemos sido favorecidos con los mismos privilegios, no tenemos más que fiarnos de ellos.

Pero si fuese así, significaría que nosotros creemos en su testimonio más que en Cristo resucitado, dependeríamos de otros hombres, no tendríamos comunicación directa con Dios; nuestra fe sería humana y no divina.

Confesémoslo: la primera vez que se oye decir esto: “los apóstoles no tuvieron otras pruebas de la resurrección de Cristo que aquella de que nosotros disponemos”, se experimenta un sentimiento de ansiedad… (p. 126-127).

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Pero después de este momento penoso, uno capta el otro lado de la cuestión: si disponemos de las mismas pruebas que los apóstoles, sólo depende de nosotros el fortificarlas y el multiplicarlas. Si tuviésemos que fiarnos de su testimonio, estaríamos colgados del pasado y de un testimonio lejano. Pero si depende de nosotros convencernos de la resurrección Cristo, se abre ante nosotros un porvenir ilimitado. Y esta búsqueda de certeza no es ya una ardua y estudiosa encuesta histórica; coincide con nuestra tarea cotidiana, con nuestro deber apostólico: ser testigo y hacer a los otros testigos de la resurrección. “Los apóstoles daban poderosamente testimonio de la resurrección de Jesucristo…No había pobres entre ellos”, relatan orgullosamente los Hechos de los apóstoles. (p. 127).

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Es demasiado fácil dejar el encargo de demostrar la resurrección solamente a los apóstoles, y entonces descansáis sobre ellos como se hace, demasiado a menudo, sobre el cumplimiento de un rito: puede parecer humildad o piedad, pero es una abdicación. Solamente a partir del momento en que os sentís responsables, depositarios de la energía resucitante de Cristo, habéis entrado en la verdad de este misterio y arrastráis a él a los demás. Es empleándolo como os convenceréis de ello. No se trata de memorizar los acontecimientos del pasado, de verificar los atestados, de experimentar emociones religiosas. Hay que construir una comunidad que irradie nueva vida. Cuando se entra en esa realidad es cuando realmente se comienza a entrar en la resurrección de Cristo.

¿Qué es la resurrección?

Para la mayor parte de los cristianos, parece una noción simple: un alma que reasume su cuerpo.

Esta idea es mucho más filosófica que cristiana – se ha llamado al catolicismo “el platonismo de los pobres” -. Y sin embargo no es para revelar la inmortalidad del alma para lo que el Verbo de Dios se encarnó, y lo que nos promete es algo muy distinto de la resurrección del cuerpo.

La resurrección de la “carne” de que habla la Escritura es la resurrección del hombre completo. No la confundamos con la resurrección…de un poco de carne. El sentido bíblico de “carne” es el hombre considerado en su debilidad natural, y en este sentido el alma es tan “carne” como el cuerpo. Cuando decís que el Verbo se hizo carne, afirmáis que se hizo hombre; seríais herejes suponiendo que solamente asumió un cuerpo.

Lamentable estado el del cristiano, que por una parte admite filosóficamente la inmortalidad del alma, y por otra parte piensa que toda la obra de Cristo, todo el beneficio de

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la redención es asegurar, siglos después, la resurrección de su cuerpo. Recuperaremos nuestro cuerpo después de haber prescindido tranquilamente de él y de haber vivido numerosos siglos como “almas separadas”, como un recuerdo, un apéndice, un colgante superfluo, pero decorativo.

La existencia de un alma separada (entre la muerte individual y la resurrección supuesta futura) es una monstruosidad filosófica, pues el alma no es el hombre (p. 127-129).

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En el fondo, el error ha estado en considerar como futuros los acontecimientos permanentes. El “juicio” por ejemplo, no es “final”, es perpetuo. El juicio ha tenido lugar ya (Jn. 3, 18), resulta continuamente del hecho de que la luz luce en las tinieblas y las tinieblas no quieren recibirla. Nosotros somos juzgados constantemente por nuestra reacción a la palabra de Dios.

Lo mismo la resurrección: no es final, es inmediata.

Verdad en que en ciertos pasajes del nuevo testamento parece que se trató de una resurrección futura; pero en muchos otros la resurrección ha tenido lugar ya y se produce en cada instante.

Vosotros, ¿Creéis que resucitaréis o creéis que habéis resucitado ya? “Puesto que habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba…Pues estabais muertos…” (Col. 3, 1-3), decía san Pablo.

Creer en la resurrección futura es descorazonador; es la fe ciega de los tres apóstoles que prometen guardar el secreto “hasta la resurrección de los muertos” y luego se preguntan qué significa eso, “una resurrección de los muertos”; es una fe falsa como la de Marta, que fue reprendida y corregida por Cristo.

Muchos cristianos creen en la resurrección de la carne de la manera desprendida y lejana como creía Marta. Jesús le dice: “Tu hermano resucitará”. “Sí – responde Marta -, sé que resucitará en la resurrección, en el último día”. No le interesa en absoluto, está demasiado lejos para suscitar una esperanza, Ese es exactamente el entusiasmo de los católicos, que proclaman: “Esperamos la resurrección de los muertos”.

Pero Cristo quería hablar de otra resurrección, de una resurrección inmediata. Iba a transformar la fe triste de Marta en la resurrección, convirtiéndola en una experiencia.

“Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque hubiere muerto vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?

¿Cómo entendéis estas palabras? ¿Crees que tú no morirás jamás? ¿Crees que has resucitado? ¿Crees que estás en la vida eterna? ¿O dejas todo esto para más tarde?

Toda la vida cristiana es una continuación, un aprendizaje de muertes y resurrecciones. Comienza en el bautismo: habéis sido sumergidos en el agua bautismal, habéis muerto allí con Cristo (Rom. 6, 4) y de ella habéis resurgido transformados, vivificados, inmortalizados. Todos los sacramentos son participación en la muerte y resurrección de Cristo. Pero, ¿los habéis interiorizado para hacer la experiencia de semejante transformación?

La resurrección esencial, capital, es aquella de la que hacéis la experiencia. Comprendo la avidez de la gente por las exteriorizaciones fantásticas de la resurrección de Cristo cuando no han hecho la experiencia de una verdadera resurrección personal (p. 130-132).

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La vida a la que Cristo nos resucita es una vida de amor, es la suya. Jesús es el hombre que ha encontrado de qué morir y de qué vivir para siempre.

No proyectéis vuestra religión en el pasado ni en el porvenir: poco importa que Cristo haya resucitado; lo que cuenta es que está resucitado: Poco importa que resucitéis en el último día; lo que importa es que estáis resucitados, que estáis en la vida eterna. “La vida eterna es conocerte, a ti, único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo” (Jn. 17, 3).

El que no ha experimentado la resurrección y la vida eterna ya desde aquí, ¿cómo podrá creer en ello verdaderamente para más tarde? Y lo que es peor, creer en la resurrección dispensa a muchos cristianos de experimentarla. Creen en ella para más tarde, por la fe de su cura, de los apóstoles, de las Escritura, guardan cuidadosamente la envoltura sin gustar jamás el fruto.

“Sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida – dice San Juan – que hemos resucitado, porque amamos a nuestros hermanos”.

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¿Conocéis algún ambiente en el que se resucite de tanto ser amado? ¿Habéis creado semejante medio de resurrección? ¿Nuestros medios ambientes son medios en los que se producen resurrecciones? ¿Habéis visto gentes que resucitaban? ¿Habéis resucitado a alguien?

Por favor, no os envanezcáis de vuestra fe en la resurrección de Cristo, ni de vuestra esperanza en la resurrección final para dispensaron de vivirla: La resurrección no es solamente el objeto principal de la fe; es también su fuente. La fe se apoya en la experiencia: “Nadie me habló como este hombre. Solamente Dios puede perdonar así los pecados. Nadie ha vuelto la vista como él a los ciegos de nacimiento que somos nosotros, sólo Dio puede resucitar a los muertos como él me ha resucitado” (p. 134-135).

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Para un judío de la época de Cristo la resurrección no es en manera alguna la re-asunción de un cuerpo por “su” alma, sino el hecho de que el hombre, en su totalidad, conocería un más allá de esta vida, que lo esencial del hombre sería eternizado. Pero para él lo esencial del hombre no es su alma, es ser un cuerpo animado, un ser indivisiblemente corporal y espiritual. Y Cristo no pensaba de otro modo.

Para los teólogos actuales, la resurrección de Cristo no es ya el retorno de un cadáver a la vida terrestre; es un acontecimiento real, pero trascendente, y que excluye toda verificación experimental, un acontecimiento del mismo orden que la glorificación de Cristo, su exaltación a los cielos o su estar sentado a la derecha del Padre.

Un cuerpo glorioso no es un cadáver reanimado; se trata de un estado inimaginable, irrepresentable y con el cual no tenemos contacto más que por la fe. (p. 135).

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El sepulcro vacío (p. 136).

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Los exégetas modernos admiten que si se hubiese colocado ante el santo sepulcro cuando la resurrección un aparato fotográfico, no hubiese registrado nada (p. 136).

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Para mí, si el cuerpo de Cristo hubiese quedado en el sepulcro, yo tendría exactamente la misma fe en su resurrección.

Pues el cuerpo de los seres que hemos perdido no han abandonado el sepulcro, y sin embargo los creemos vivos.

Si como dice en Nuevo Testamento, la resurrección de Cristo, es la nuestra, ¿para qué pretender que la suya haya tenido lugar de manera completamente distinta?

Las apariciones.

Los exégetas admiten cada vez más que las apariciones no son hechos históricos; no había presencia corporal de Cristo como hubiera podido constatarla cualquier testigo.

Pero se ha mantenido un combate de retaguardia para sostener que no fueron puras visiones o simples impresiones espirituales. Pero entonces, ¿qué era, si no era un fenómeno físico ni una visión? (p. 136-137).

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Parece que los apóstoles y sus fieles no podían representarse la resurrección más que por la constatación de un cuerpo tan semejante como fuese posible al antiguo cuerpo de Jesús. Nosotros ya no tenemos necesidad de esta representación para admitir la realidad del hecho. (p. 137-138).

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Para nosotros la característica de las apariciones de Jesús es que al pronto nadie lo reconoció (p. 138).

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No lo reconocieron ni por la vista, ni por la voz, ni por el tacto. ¿Esto no debilita decididamente la tesis de una aparición física, puesto que sería inútil, siendo él irreconocible?

Fue necesario que se despertase su fe: “Oh hombres sin inteligencia, de corazón lento en creer…”. Así eran ellos al principio, eran como nosotros somos y mientras permaneciesen lentos en creer y sin inteligencia espiritual no podrían reconocerle.

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¿Cómo, gracias a qué, le reconocieron?

Ahí está todo: ¿pensáis que fue Cristo quien cambió? Después de enmascararse se desenmascaró. Sería demasiado infantil.

Los únicos que debieron cambiar, fueron evidentemente los apóstoles. Si Cristo hubiese cambiado ellos hubieran podido seguir estando sin inteligencia y lentos en creer. Si Cristo se hubiese bajado hasta ellos, hubieran quedado eximidos de levantarse hacia él, hubieran podido conservar su estado de pesantez e incredulidad.

Pero la verdad es lo contrario: él les habló, les habló como él sólo habla, en la oración, en la meditación de las Escrituras releídas día tras día hasta que brotase su sentido (“No era necesario…?” y en su primer discurso de los Hechos Pedro resume su descubrimiento: “No era posible que la muerte le retuviese en su poder; pues David dice…”). Les habló tan justo y tan exacto que su corazón se puso ardiente como cuando les hablaba en otro tiempo. Vieron entre ellos a alguien tan tierno, tan servicial, reconfortante, lleno de certeza y de fe, que se dijeron: “Es él… No puede ser más que él…Solamente con él hemos sido interpelados, alimentados, servidos, alegrados como lo volvemos a estar ahora”.

Poco a poco fueron aprendiendo que Jesús podía surgir en cualquier momento, en cualquier sitio, de cualquier persona. Y entonces comprendieron y reconocieron lo que él había querido decirles cuando les advertía: “Yo estaré siempre con vosotros” (p. 138-1239).

…………………………………

¿Qué es lo que pasó?

A la muerte de Cristo sus discípulos pasaron una crisis terrible: desesperación, vergüenza, duda, abatimiento.

Pero habían sido demasiado bien formados, se les había hablado demasiado profundamente, las palabras se habían grabado, habían experimentado una clase de vida demasiado fuerte como para poder resignarse a la muerte de él y a la suya.

A fuerza de orar, de meditar las Escrituras, en una vida de intercambios y servicios fraternales, comenzaron poco a poco a revivir; las palabras resonaron, los gestos le subieron del corazón, les vino una seguridad extraordinaria. Se sorprendieron diciendo palabras (sabían bien que no eran ellos quienes las decían), haciendo gestos (sabían que no eran ellos quienes los hacían), descubrieron en sí mismos un valor, una certeza, una penetración maravillosa. Se sabían inválidos, habitados. Nunca les había resultado Cristo tan vivo. Nunca añoraron su presencia física. Vivían de ella, les desbordaba, se les contagiaba. Cristo había dicho: es mejor para vosotros que yo me vaya. Pablo confirmaba: “Si conocía a Cristo según la carne, ahora ya no lo conozco según la carne”. E Ignacio de Antioquía: “Las cosas espirituales son muchos más evidentes que las cosas terrestres; incluso el Señor Jesús se manifiesta mucho mejor desde que está junto al Padre”.

Sus apariciones de Cristo son las que vosotros mismos podéis tener; encontraron hombres, hermanos, pero sus relaciones con ellos ya no eran las mismas que antes; sobrevenían recuerdos, se interponían imágenes; escuchaban mejor, buscaban más profundo, comprobaban que del ser más desapercibido (un jardinero), del más humilde (un cocinero), del más despistado (“Eres tú el único que no sabe…”) podía surgir la presencia si se lo escuchaba, si se lo consideraba, si se lo invitaba a la mesa, si se le trataba con suficiente respeto y amor.

Renovó su vocación; les devolvió el gusto, el sentido de su misión; volvieron a aprender a servirse de sus poderes de compartir el pan, de perdonar los pecados, de apaciguar tempestades, de transfigurar los rostros.

Y no tuvieron necesidad de más (p. 140-141).

…………………………………

Si fuésemos lo bastante atentos, lo bastante espirituales, lo bastante interiorizados, descubriríamos sin cesar signos de resurrección. Veríamos alrededor de nosotros el mundo en trance, en trabajo de resurrección. Hombres que se alzan frente a la injusticia y a la opresión.

He aquí los tres mayores conformismos de nuestra época:

La Rusia soviética criticaba y desconcertaba por sus jóvenes escritores, poetas, intelectuales que se rebelan, que afrontan los tribunales y lo campos, que se manifiestan, que intentan despertar la conciencia de su pueblo. No se puede encadenar al hombre, no se puede encerrar al hombre en esos sepulcros.

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El conformismo americano, el way of life más hábil para condicionar al hombre. ¡Cuántos estudiantes, pastores, negros, sacerdotes y religiosos se levantan, disertan, denuncian los crímenes en su propio país!

El conformismo romano, la terrible opresión de la “piedra” católica que hace la ley más que forma y respeta la conciencia, la rigidez de las tradiciones, de las jerarquías, todo eso es elevado, trabajado por la fuerza del Espíritu de la resurrección.

Y toda la juventud del mundo que reclama el respeto de su dignidad y el acceso a las responsabilidades. Qué resurrección cuando se ha conocido la atonía, la pasividad, la indiferencia y el infantilismo a los que se la había reducido.

“Si los hombres no resucitan – dice San Pablo – Cristo tampoco ha resucitado”. Pero los hombres resucitan y su inmensa aspiración de mayor dignidad, de fraternidad, y de libertad revela toda la amplitud de la energía resucitante de Cristo.

Y cuando vosotros mismo hayáis hecho personalmente la experiencia de este prodigioso poder de resurrección esparcido por el universo, cuando hayáis participado en él, cuando lo hayáis ejercido, entonces tendréis verdadera fe en la resurrección de Cristo (p. 142-143).

II – CUESTIONARIO

Hacemos unas pocas cuestiones fáciles, ciñéndolas al objeto específico del Cuaderno: “La Resurrección de Jesús de Nazareth”:

Tradición y Escritura:

1ª ¿Podemos prescindir del testimonio de los Apóstoles sobre Jesús?

2ª ¿Si nuestra fe se apoya en el testimonio de los Apóstoles, es humana o divina? ¿Entiendes que significa eso?

Época de la Revelación:

3ª ¿Los apóstoles dispusieron de las mismas pruebas que nosotros?

4ª ¿Los apóstoles concebían la resurrección de Cristo como el retorno de un cadáver a la vida terrestre? (Jesús – Kirios – Resurrección).

5ª ¿El testimonio que dan los apóstoles es el de que Cristo muerto es creído vivo?

6ª ¿La resurrección de Cristo en Pablo y los Hechos y la de L. Evely: se corresponden?

7ª ¿Conoces que literatura teológica puede estar a la base de este escrito?

8ª ¿Sabes discernir las corrientes filosóficas que lo condicionan?

9ª Lee primeramente a Ignacio de Antioquia: Esmirnenses 2-4, Trallanos 9. Lee ahora al autor en p. 140.

¿Qué calificación científica le darías?

10ª Otra cuestión que te interese.

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CUADERNO Nº 29

CUESTIONARIO Y GUÍA PRÁCTICA PARA LA REFLEXIÓN DE LOS PUNTOS IV – VII Y XIII DEL PROGRAMA 1972

“Investigad las Escrituras…;

ellas son las que dan testimonio de mi”. (Jn. 5, 39)

NOTA BENE: El cuestionario tiene la misma intención del Cuaderno nº 13, o sea, ayudar a descubrir el sentido eclesiológico de las fuentes y temas estudiados.

IV – LAS IGLESIAS DE LOS DOCE

(Cuaderno Nº 12)

1º ¿Qué sabes por en N.T. sobre la actividad de los Doce después de Pentecostés?

2º ¿Conoces alguna tradición fidedigna sobre la dispersión misionera de los Doce?

3º ¿Podemos acceder al apóstol Juan a través de testimonios directos del siglo II? (Uno importante).

4º La actividad de los Doce ¿qué resonancia histórica encuentra en los documentos que nos llegaron? ¿Qué resonancia eclesiológica tiene para nosotros?

(Cuaderno Nº 14)

5º ¿Qué afirma el testimonio de Clemente Romano sobre Pedro? ¿Y qué el de Cayo? (Fechas de ambos).

6º La estancia de Pedro en Roma ¿tiene alguna resonancia teológica sobre esa sede? (Dilo teológicamente).

V – LAS IGLESIAS DE PABLO

(Cuaderno Nº 15)

7º ¿Qué sabemos de la juventud y educación de Pablo?

8º ¿Esos recuerdos tienen algún interés para comprender su vocación? (Dilo con un texto paulino).

9º ¿La experiencia del pecado que tuvo Pablo tiene alguna resonancia en su teología? (Ídem).

10º ¿La misericordia de Cristo para con él, resuena en sus actitudes pastorales? (Algún caso o circunstancia).

(Cuaderno nº 16)

11º ¿Su llamamiento al apostolado de quién proviene? (Algún texto paulino).

12º ¿Cómo lo expresa en la carta a los Romanos?

(Cuaderno Nº 17)

13º ¿El llamamiento de Pablo lo liga a los Doce? ¿Sí? ¿No? ¿De qué manera?

(Cuaderno Nº 18).

14º Comparando las fuentes paulinas (sus cartas y Los Hechos): ¿qué opinión te merece el Libro de los Hechos concerniente a la historicidad de sus relatos?

15º ¿Sabes aportar al menos dos datos históricos y sus fechas respectivas, desde los cuales poder diagramar toda la vida apostólica de Pablo?

(Cuaderno Nº 20)

16º ¿Cuántas y cuáles etapas distinguirías en la vida apostólica de Pablo?

17º ¿Qué significó Bernabé para Pablo?

18º Qué fue en la vida de Pablo, el hecho de (2 Co. 12, 2) ¿Cuándo lo ubicarías?

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19º Del primer viaje misionero de Pablo, ¿qué retendrías para la evangelización? (Observar sus sermones).

20º ¿Qué retendrías para la eclesiología?

21º ¿El viaje a Jerusalén qué aportó a su visión pastoral?

22º ¿Qué a su visión de la Iglesia y de la tradición?

23º ¿Encuentras coherencia entre el Pablo que termina bajando a Jerusalén con Bernabé y el Pablo que reinicia la misión con Silas? (Hay un gesto que une esas dos etapas).

24º ¿Cuáles son los grandes centros misionados durante su segundo viaje?

25º Cita dos textos paulinos significativos de su personalidad por ese entonces.

26º ¿Qué tipo de fieles formaban las comunidades de Pablo?

27º ¿Qué pastoral se adivina: de élite? ¿de masas? ¿Mixta? ¿Otra palabra que te parezca más exacta?

28º ¿Por qué el apóstol trabaja con sus manos?

29º ¿Descubres algún trazo significativo de la personalidad de Silas?

30º ¿Quién es Timoteo y qué significó para Pablo?

31º ¿Quiénes son Aquila y Priscila?

32º ¿Quién Apolo?

33º En orden a plantar la Iglesia en cada lugar ¿qué ministerio instituyó Pablo?

34º ¿Sabes establecer una comparación entre lo que Pablo hace en este viaje y las orientaciones conciliares del decreto Ad Gentes ns. 10-18?

35º ¿Qué cartas escribe Pablo en este período?

36º ¿Durante el tercer viaje, cuál es el centro misionado más importante?

37º ¿Qué éxito y/o fracaso tuvo su tarea pastoral?

38º ¿Qué imagen te haces de la Iglesia de los corintios y de sus problemas?

39º ¿Cuál fue la impasse entre Pablo y los Corintios? (2 Co).

40º ¿La situación de los corintios condiciona, de algún modo, la reflexión teológica de Pablo? (Un ejemplo, al menos).

41º ¿Qué cartas (y cuántas) escribe en este período?

42º ¿A qué problemática teológica y/o situación tratan de responder?

43º ¿Qué herejías y cómo las afronta Pablo en Éfeso?

44º ¿Sabes establecer alguna relación entre estas herejías y la de los judaizantes? (Primero constátate de qué tipo de herejía se trata en cada caso y luego establece la relación).

45º ¿Te sugiere algo la actitud pastoral de los efesios respecto de los cristianos que no conocen el Espíritu Santo?

46º ¿Quién es Tito y qué significó para Pablo?

47º ¿Sabes resumir con un pasaje paulino toda su vida apostólica hasta este momento?

48º ¿Qué destacarías del último viaje de Pablo a Jerusalén, incluida su prisión?

49º ¿Puedes imaginar la primera prisión romana de Pablo?

50º ¿Quién es Lucas y qué significó para Pablo?

51º ¿Sabes nombrar a sus compañeros de prisión? (Dos al menos).

52º ¿Qué cartas escribe?

53º ¿Fue liberado o ejecutado?

54º ¿Realizó Pablo su viaje a España?

55º ¿Cuándo y dónde ubicarías la redacción de las cartas pastorales?

56º ¿Qué relación existe entre la organización de las Iglesias que allí se muestra y la actividad paulina anterior?

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57º ¿Qué sabes de su última prisión?

58º ¿Cuándo habría muerto Pablo?

59º ¿Qué acontecimientos históricos y eclesiásticos ubicas entre el 60-70?

VI – LA VIDA DE LAS IGLESIAS APOSTÓLICAS

(Cuaderno Nº 21)

60º ¿Cuál es el contenido de la catequesis pre-bautismal en los Hechos?

61º ¿Qué ritos de iniciación concluyes de Hch. 8?

(Cuaderno Nº 22)

62º ¿Con qué palabra (s) se designa la Eucaristía en el N. T.?

63º ¿Conoces alguna celebración en la Iglesia Apostólica?

64º ¿Conoces en ella alguna teología de la Eucaristía?

(Cuaderno Nº 25)

65º ¿Sabes seguir las pistas de formación del N. T.?

66º ¿Qué autoridad reconoce la Iglesia apostólica a los escritos neotestamentarios?

(Cuaderno Nº 20 passim)

67º ¿Cómo se designan los ministerios eclesiásticos en las Iglesias Apostólicas?

68º ¿Qué concluyes de 2 Co. 3 sobre el papel y la autoridad del ministro del Evangelio?

69º ¿En qué marco prescribe Pablo que se hagan las colectas para los pobres?

70º ¿Se lo designa, en 2 Co. 8-9, con algún nombre litúrgico?

VII – LA SUCESIÓN DE LOS APÓSTOLES

(Cuaderno Nº 23)

71º ¿Los apóstoles iniciaron su propia sucesión? (Algún ejemplo).

72º ¿Del testimonio de Clemente o del de Irineo, qué concluyes?

XIII – EL MUNDO JUDÍO

(Cuaderno Nº 19)

73º Podrías describir el judaísmo de la dispersión a partir de los testimonio conocidos del tiempo de Jesucristo:

a) ¿número de judíos, aproximadamente?

b) ¿Modo de vida?

c) ¿Actitud del gobierno romano hacia ellos?

d) ¿Integración con los paganos?

74º ¿Qué es una sinagoga? ¿Qué clase de culto hay en ella?

75º ¿Cómo se hacen las lecturas bíblicas en las sinagogas del tiempo de JC?

76º Explique qué es un Targum y qué es un Midrash ¿Qué es la Biblia?

77º ¿Qué se puede decir del fenómeno del proselitismo? ¿El judaísmo podía ejercer alguna atracción sobre los paganos?

78º ¿Qué se entiende por “Helenismo”?

79º ¿Cuál es la actitud del judaísmo palestinense y la del judaísmo de la dispersión ante este fenómeno? ¿Por qué hay diferencia?

80º ¿Conoce el nombre de algunos judíos de la dispersión que hayan intentado tender el puente hacia los paganos utilizando las ideas helenistas?

123

81º ¿Estas ideas influyeron también en la traducción de la Biblia al griego (LXX)? ¿Podría citar algún ejemplo?

82º ¿Cuáles son los grupos religiosos sobresalientes en tiempos de JC?

83º ¿Qué es lo que caracteriza a cada uno de ellos?

84º ¿Qué es el Sanhedrin? ¿Cómo está compuesto? ¿Qué atribuciones tenía?

85º ¿Quiénes eran los Escribas? ¿De qué se ocupaban? ¿Conoce algunos nombres?

86º ¿Qué es más importante en el judaísmo, la fe o las tradiciones?

87º ¿Cuál es elemento fundamental de la fe? ¿Dónde se expresa?

88º ¿Qué puede decir sobre la posibilidad de representar y nombrar a Dios?

89º ¿Conoce algunos sustitutos del nombre de Dios? ¿Cómo se llama a Dios en la creación?

90º ¿Qué creencias tenían sobre los ángeles y los demonios? ¿Todos los judíos estaban de acuerdo?

91º ¿Qué es la Torah? ¿Qué representa en la vida del judío? ¿Es una creatura común?

92º Junto a la Torah están las tradiciones (Torah oral). ¿Qué autoridad tiene?

93º ¿Con qué nombre se conoce a quienes no estudian la Torah? ¿Que se piensa se ellos?

94º ¿Cuáles son los métodos de la exégesis?

95º ¿Qué creencias hay sobre supervivencia y resurrección? ¿Todos comparten estas ideas?

96º ¿Cuáles son las ideas más generalizadas sobre el Mesías?

a) ¿Qué piensa Filón?

b) ¿Qué piensa Flavio Josefo?

c) ¿Los saduceos están de acuerdo?

d) ¿Qué esperan los rabinos fariseos?

e) ¿En Qumram se espera al Mesías?

f) ¿Quién es “El Profeta”?

g) ¿Conoce alguna tradición sobre un Mesías no-glorioso?

97º Al hablar del merecimiento de los bienes prometidos por Dios, ¿en dónde se

pone el acento, en la fidelidad (observancia), o en la fe? ¿Todos piensan así?

98º ¿Qué es el Talmud? ¿Cómo está compuesto? ¿Qué contiene?

99º ¿Quién hizo la recopilación de la Mishna?

100º ¿Qué diferencia hay entre Mishna y Midrash?

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CUADERNO Nº 30

ACCESO AL CRISTO DE LA HISTORIA II

(Continuación del Cuaderno Nº 27)

C. Giaquinta

“Vosotros sabéis los sucedido en toda Judea,

comenzando por Galilea,

después que Juan predicó el bautismo;

cómo Dios a Jesús de Nazaret le ungió…

y como él pasó haciendo el bien y curando…

y nosotros somos testigos…” (Hch. 10, 37-39)

I – LA COMUNIDAD PASCUAL ESCRIBE SUS “TRADICIONES”.

1. La Comunidad pascual:

- Por los Hechos, en especial por Pablo, hemos comprobado la convicción que las Iglesias Apostólicas tenían de que uno mismo era el “Cristo Señor ahora predicado” y el “Jesús de Nazaret ayer mortal” (Ver cuaderno nº 27, II).

- Vivían un clima pascual. O sea, de alegría después del dolor. O, con más exactitud, de alegría en medio del dolor. “Después” del dolor de Cristo, pero “en medio” del dolor de ellos. Después del dolor de “ayer” (Jesús muerto), en medio del dolor de “hoy” (el sufrimiento del cristiano, la persecución del apóstol).

2. “El recuerdo del Viernes Santo”:

- La Resurrección les dio la clave del Viernes Santo, del de Jesús, y del de ellos mismos. (No olvidemos que toda la vida mortal de Jesús fue Viernes Santo: Flp. 2, 5-8; Hb. 5, 7; 2 Co. 5, 21; Rm. 8, 3).

Por eso, más que olvidar, todo los obligaba a recordar continuamente, a revivir. Recordaban en todo momento, en medio de cualquier tarea. Porque para ellos (como también para nosotros) la Pascua se había vuelto una tarea múltiple. Tarea que no era otra cosa que “recordar”.

- Recordaban reviviendo. Recordaban todo, aun lo que a primera vista podía parecer definitivamente pasado. Cada palabra, cada gesto de Jesús.

- Sus palabras dichas al oído, en arameo, y en algún rincón dela Galilea. Había sido el instrumento empleado por Él, para susurrar algo de esa Palabra, única e inefable que es Él mismo. Por eso, si bien, eran palabras circunstanciales, eran también definitivas. Palabras para ser proclamadas desde las azoteas a toda la gente que pasa por la calle.

Susa gestos lo mismo. E incluso sus silencios. Porque Él, todo entero es elocuente (no “locuaz”), y aun cuando calla nos habla.

3. Digresión pastoral:

- Importante esta visión de las palabras y gestos históricos de Cristo en orden a la predicación del Evangelio a nuestro pueblo.

• No se lo puede absolutizar. ¿En qué sentido? En el sentido de que se pudiese prescindir de su Resurrección para entenderlos plenamente. Dicho a la inversa: se los puede absolutizar a la luz de su Resurrección. Por eso lo recordamos cada Domingo (la Pascua semanal) en la lectura solemne del Evangelio ¡Sus palabras y hechos pasado son Evangelio 1972!

• Tampoco se los puede relativizar. ¿En qué sentido? En el sentido que estos fuesen solo palabras o gestos puramente circunstanciales, provenientes tan sólo y en cuanto tal de la boca humana de Jesús, la cual no nos diría nada del Verbo eterno que Él es. Dicho a la inversa: se las puede y debe relativizar, o sea “relacionar”, en orden a las circunstancias históricas concretas en que El habló.

• ¡Se las debe absolutizar!

125

• ¡Se las debe relativizar!

- Estas cuatro fórmulas, aparentemente contrarias y contradictorias, no son un ingenioso juego de palabras, bajo el cual camuflar el escepticismo sobre la posibilidad de conocer hoy de verdad a Jesús mismo y de oír que Jesús mismo dice la verdad hoy. Ni es una fórmula irenista con cual promover una panortodoxia, en la cual cada disparate encuentre cómoda ubicación.

- Son fórmulas con las cuales expresamos la complejidad de los actos históricos de Jesús, que son siempre los actos del Dios-Hombre.

Según veamos esos actos desde:

• su naturaleza humana histórica (mortal):

+ no se los debe absolutizar (1a.)

+ se los debe relativizar (4a.).

• su persona divina, transhistórica, si bien “historizada” por su naturaleza humana:

+ se los debe absolutizar (3a.).

+ no se los debe relativizar (2a.).

• su naturaleza humana metahistórica, o sea: ya gloriosa por la Resurrección (en la que la inserción en la persona divina produjo todo su fruto):

+ se los puede interpretar convenientemente;

+ sin alegorizarlos completamente, vaciándolos de su realidad histórica;

+ sin tomarlos sólo a la letra, vaciándolos de sentido espiritual y de alcance evangélico.

- Cuanta verbosidad – verba inutilia – en nuestro hablar eclesiástico, sin nunca llegar a entendernos, por pretender predicar desde teologías supuestamente modernas, o por pretender defender la ortodoxia desde teologías supuestamente clásicas! Una confusión enorme porque no partimos en el análisis de las cosas desde el misterio total del Verbo-Encarnado (Jn. 1, 14) ¡Dame, Señor, tu Verbo; purifícame de mi verba!

4. Los momentos de recordación:

- Las comunidades apostólicas recordaban al Señor Jesús:

- para celebrarlo presente entre ellos:

• “acudían asiduamente…a la fracción del pan”: Hch. 2, 42;

• “cada vez que coméis de este pan…anunciáis la muerte del Señor hasta que Él vuelva”: 1 Co. 11, 26;

- para penetrar sus enseñanzas:

• “acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles”: Hch. 2, 42;

• “os di a beber leche y no alimento sólido”: 1 Co. 3, 2; “dejando aparte la enseñanza elemental de Cristo, elevémonos a lo perfecto”: Hb. 6, 1;

- para darlo a conocer:

• “evangelizaban a Jesús”: Hch. 5, 42;

• “me envió….a evangelizar”: 1 Co. 1, 17.

- Tres tareas, o momentos de recordación de la comunidad apostólica, se las llama:

• liturgia,

• catequesis,

• misión.

5. Los recuerdos se tiñen del color del momento de recordación:

- El “recuerdo vivo”, ¡y vaya si lo es! ¡El recordado está para siempre vivo! Motivaba los momentos de recordación, o las tres tareas.

Una pregunta ahora: ¿esos momentos de recordación no condicionarían, de algún modo, a su vez, el recuerdo? ¿Sería de extrañar, que en ese caso, que los recuerdos

126

recordados en la liturgia se tiñesen de acentos litúrgicos? ¿O en la catequesis, de sus respectivos acentos?

a) El ambiente litúrgico:

Ver Caba, o.c. págs. 362-363;

Cullman O., y su interpretación sacramental del Evangelio de San Juan.

b) El ambiente misionero:

Ver Caba, o.c. págs. 368-371.

c) El ambiente catequístico:

Ver Caba, o.c. págs. 363-368.

- La existencia de la catequesis apostólica es un hecho. Podemos vislumbrar perfectamente;

• Los distintos niveles de la catequesis: de iniciación, de perseverancia y profundización: 1 Co. 3, 2; Hb. 6, 1;

• sus métodos de enseñanza; partiendo de:

+ la Escritura, iluminándola con el hecho Jesús:

� Lc. 24, 25-27 (4, 17-21)

� Hch. 8, 26-40

(“se cumplió la Escritura”);

+ del hecho, iluminándolo con la Escritura: Hch. 2, 16-21ss

(“se inició el Reino de Dios”).

- en este cuadro apostólico hallamos, con frecuencia, un mismo hecho o palabra de Jesús recordado, en forma distinta, en un Evangelio con connotación directamente histórica, en otro con acento abiertamente catequístico (no significa “no histórico”!).

- Por ejemplo:

Mc. 4, 35-41 Mt. 8,16-27

Hecho

La tempestad calmada

Enseñanza en parábolas (cc. 4, 1-34) ministerio en Tiberíades (c. 5, 1-43)

Narración de diez milagros (cc. 8, 1/9, 38)

Texto

“Ese día, al atardecer, les dice: Pasemos a la otra orilla Despiden a la gente y le llevan en la barca, como estaba; e iban otras barcas con él. En esto, se levantó una fuerte borrasca y las olas irrumpían en la barca, de suerte que ya se anegaba la barca. Él estaba en popa, durmiendo sobre un cabezal. Le despiertan y le dicen:

“Al atardecer… viéndose Jesús rodeado de la muchedumbre, mandó pasar a la otra orilla. Entonces se acercó un escriba y le dijo: Maestro, te seguiré a donde quiera que vayas. Dícele Jesús… Otro de sus discípulos le dijo: Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre, Dícele Jesús: sígueme… Subió a la barca y sus discípulos le siguieron. De pronto se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca. Pero él estaba dormido. Acercándose, pues, le despertaron diciendo:

Con

cept

o

127

Maestro. ¿no te importa que perezcamos? Él, habiéndose despertado, increpó al viento y dijo al mar: ¡”Calla, enmudece”! El viento se calmó y sobrevino una gran bonanza. Y les dijo: ¿”Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe? Ellos se llenaron de gran temor, y se decían unos a otros: ¿Pues, quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?

¡Señor! ¡Sálvanos que perecemos! Díceles: ¿Por qué estáis con miedo, hombres de poca fe? Entonces se levantó, increpó a los vientos y al mar, y sobrevino una gran bonanza y aquellos hombres maravillados, decías: ¿Quién es este, que hasta los vientos y el mar le obedecen?

- A todos es evidente el empleo de este milagro de Jesús, según la narración de

Mateo. Los discípulos, que se postulan para a su seguimiento, deben seguirlo sin condiciones, cálculos o dudas. La misma escena de embarque es descripta en Mateo con la palabra “seguimiento”.

Hay un paralelismo entre los discípulos que lo siguieron en la barca y durante la tempestad, temen, y los otros que le hablaron antes haciendo cálculos o poniendo reparos.

El nombre corriente de “Maestro”, de Marcos, con el cual los discípulos llamaban a Jesús, se transforma, en Mateo, en ¡”Señor”! (Kyrios); el reproche “no te importa”, en un grito esperanzado “Sálvanos”.

6. Bibliografía:

Sobre toda esta cuestión, se recomienda ver: Leon Dufour J., Los Evangelios y la Historia de Jesús.

II – CRITERIOS PARA ACCEDER AL JESÚS HISTÓRICO

1. Tradición Oral o las “Ipsissima Verba Jesu”:

¿Además de la “tradición sobre” Jesús, que nos trasmite la comunidad apostólica, podemos asir la “tradición de” Jesús, la que nos vendría desde su misma boca? ¿Podríamos conocer sus mismas palabras?

a) Ritmo oral;

b) Ambiente de tradición oral;

c) Métodos rabínicos de memorización y “tradición”.

Ver Caba, o.c., págs. 374-380.

2. Situación típica de la comunidad de Jesús:

Porque los modernos desconfiamos de todo, también de la memoria, (todo ello no habla mucho a favor nuestro), insistimos:

¿Podemos conocer la situación de la comunidad en que Jesús hablaba mientras vivía?

Por qué si las palabras que creemos que son suyas están acordes con ese marco comunitario, entonces ¡Bendita manía empirista! Si vos no me traes tus papeles, ¿cómo se yo que vos existís? Los Evangelios deben traernos su partida de nacimiento, legalizado y todo, para que los reconozcamos.

Pero no importa. Por más que le pongamos diques de contención para que no nos invadan y molesten a nuestra vida, los Evangelios son incontenibles. ¿Acaso pueden los miles de células fotoeléctricas distribuidas en la selva vietnamita negar la presencia de alguien que se querría que no existiese o contener su paso? ¡Ingenuos!

128

La existencia de esa comunidad pre-pascual es unánimemente admitida. A pesar de la ruptura o discontinuidad “teológica”, en razón de la originalidad del acontecimiento de Pascua, se da una continuidad sociológica ¿Podemos distinguir en los Evangelios rasgos característicos de esta comunidad?

a) situación interna del grupo:

Se constituye por una cierta fe en Jesús. De allí:

• el valor de su palabra

• el valor de sus palabras aún incomprensibles

b) situación externa del grupo:

• actividad misional pre-pascual: los apóstoles necesitaron retener las palabras de Jesús: “Reino y Penitencia”

• necesidades varias del grupo, de crecer y fortalecerse.

Ver Caba, o.c. págs. 380-385.

3. Situaciones concretas de la actividad de Jesús:

a) las Parábolas

• conflictos,

• ideas claves

b) las Bienaventuranzas

Ver Caba, o.c. págs. 385-391

4. Criterios de historicidad:

a) testimonio múltiple;

b) discontinuidad:

• con la comunidad cristiana,

• con el ambiente judío;

c) continuidad:

• con el mundo palestinense (geografía, historia),

• con lo fundamental del mensaje de Cristo,

• con las características generales de sus palabras y acciones.

Ver Caba, o.c. págs. 391-403.

III – LAS SANTAS TRADICIONES DE JESÚS

1. La tradición de Galilea:

a) La Buena Nueva del Reino:

• Juan

• Juicios de Jesús

• eficacia de la palabra

b) Discursos de Jesús:

• panegírico de Juan

• sermón del Monte

• discurso de Misión

• labor en las ciudades incrédulas

c) Parábolas del Reino:

• (las fuentes)

• la “revelación” por las parábolas

• originalidad de las parábolas del Reino

• crecimiento del Reino

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• (trasmisión de las parábolas)

• acción de gracias

d) Los Milagros:

• el medio

• declaraciones de Jesús

• (los relatos en la tradición)

e) Las controversias:

• conflictos

• acusación de posesión diabólica

• (fidelidad de la tradición)

2. La tradición de Jerusalén:

a) La subida a Jerusalén:

• carácter del relato

• análisis

b) Hechos de Jerusalén: • controversias

• parábolas de rompimiento

• anuncio de la venida apocalíptica

• el testamento nuevo

c) La Pasión: • el relato arcaico

• “según las Escrituras”

• relato e historia

d) La Resurrección: • la tradición de 1 Co.

• testimonio de Pablo

• el mensaje apostólico en los Hechos

• los relatos evangélicos

+ sepultura y mujeres en el sepulcro

+ apariciones

3. Tradiciones complementarias.

a) los “discípulos”

b) Los “logia” del Señor

Nota Bene: Este índice transcribe casi textualmente el esquema de Cerfaux L., Jesús en los orígenes de la tradición; ed. Desclée. Bilbao, 1970. Ponemos entre paréntesis los puntos ya aludidos arriba en los puntos I y II.

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ANEXO AL CUADERNO Nº 30

METODOLOGÍA PARA ACCEDER AL JESÚS HISTÓRICO A TRAVÉS DE LOS EVANGELIOS

Resumen 1 – La simple observación de los Evangelios nos hace entrever la existencia de tradiciones

escritas previas a la composición de los mismos.

2 – El estudio de cada Evangelio no hace ver que los evangelistas no se contentaron con aceptar material, sino que lo “compusieron”, según:

a) un estilo (composición literaria- “la letra”)

b) un argumento teológico propio (composición teológica o evangélica – “el espíritu”)

3 – La comunidad (en la que se componían los Evangelios y para la que se los componía), tenía conciencia clara de conocer al mismo Jesús, que había vivido en la tierra, y ahora era predicado “Señor”

4 – Se recordaba sus dichos y hechos y se los comprendía en la nueva luz de la Resurrección,

5 – obligados por sus reuniones, vida y tarea misionera.

6 – Se componían memorias escritas,

7 – y/o se trasmitían las palabras y recuerdos de Jesús que llegaban a ellos:

a) según los métodos rabínicos

b) o por la impresión producida por esas palabras y hechos en el grupo de los discípulos.

131

CUADERNO Nº 31

LA HISTORICIDAD DE LOS EVANGELIOS EN EL VATICANO II

C. Gil quinta

1. CONSTITUCIÓN DEL VERBUM (18-11-65)

a) Nº 18: El Evangelio cuadriforme:

• testimonio principal sobre la vida y doctrina del Verbo encarnado;

• cuadriforme;

• de origen apostólico.

b) Nº 19: Historicidad de los Evangelios:

• históricos;

• narran fielmente los dichos y hechos de Jesús;

• comunicados por los apóstoles,

• a la luz de la Resurrección.

• Los autores compusieron seleccionando datos de la tradición oral y escrita,

• sintetizándolos,

• adaptándolos a la situación de las Iglesias,

• conservando la forma de “Evangelio” o anuncio.

• Trasmitieron datos auténticos,

• de su memoria,

• o del testimonio de testigos oculares,

• con la intención de que conociéramos la Verdad.

2. INSTRUCCIÓN “SANCTA MATER ECCLESIA”, DE LA COMISIÓN BÍBLICA (2-4-64)

Ver especialmente Parte II; en

• Zedda S., Los Evangelios y la crítica hoy; ed. Paulinas, Bs. As. 1966, págs. 209s;

• Caba J., o.c., págs. 80s.

Distingue tres pasos en la formación de las tradiciones:

• Cristo

• los apóstoles

• los autores.

“2. El exégeta, para afirmar el fundamento de cuanto los Evangelios nos refieren, atienda con diligencia a los tres momentos que atravesaron la vida y las doctrinas de Cristo antes de llegar hasta nosotros.

Cristo escogió a sus discípulos, que lo siguieron desde el comienzo, vieron sus obras, oyeron sus palabras y pudieron así ser testigos de su vida y de su enseñanza. El Señor, al exponer de viva voz su doctrina, siguió las formas del pensamiento y expresión entonces en uso, adaptándose a la mentalidad de sus oyentes, haciendo que cuanto les enseñaba se grabara firmemente en su mente, pudiera ser retenido con facilidad por sus discípulos.

Los cuales comprendieron bien los milagros y los demás acontecimientos de la vida de Cristo como hechos realizados y dispuestos con el fin de mover a la fe en Cristo y hacer abrazar con la fe el mensaje de salvación.

Los apóstoles anunciaron ante todo la muerte y la resurrección del Señor; dando testimonio de Cristo, exponían fielmente su vida, repetían sus palabras, teniendo presente en su predicación las exigencias de los diversos oyentes. Después que Cristo resucitó de entre los muertos y su divinidad se manifestó de forma clara, la fe no sólo no les hizo olvidar el recuerdo de los acontecimientos; antes los consolidó, pues esa fe se fundaba en

132

lo que Cristo les había realizado y enseñado. Por el culto con que luego los discípulos honraron a Cristo, como Señor e Hijo de Dios, no se verificó una transformación suya en persona “mítica”, ni una deformación de su enseñanza. No se puede negar, sin embargo, que los apóstoles presentaron a sus oyentes los auténticos dichos de Cristo y los acontecimientos de su vida con aquella más plena inteligencia que gozaron a continuación de los acontecimientos gloriosos de Cristo y por la iluminación del Espíritu de Verdad. De aquí se deduce que, como el mismo Cristo después de su resurrección les interpretaba tanto las palabras del Antiguo Testamento como las suyas propias, de esta forma ellos explicaron sus hechos y palabras de acuerdo con las exigencias de sus oyentes. “Asiduos en el ministerio de la palabra” (Hch. 6, 4), predicando con formas de expresión adaptadas a su fin específico y a la mentalidad de sus oyentes, pues eran “deudores de griegos y bárbaros, sabios e ignorantes” (Rm. 1, 14). Se pueden pues distinguir en la predicación que tenían por tema a Cristo: catequesis, narraciones, testimonios, himnos, doxologías, oraciones y otras formas literarias semejantes que aparecen en la Sagrada Escritura y que estaba en uso entre los hombres de aquel tiempo.

La transcripción a los evangelios.

Esta instrucción primitiva, hecha primero oralmente y luego puesta por escrito -de hecho, muchos se dedicaron a “ordenar la narración de los hechos” (Lc. 1, 1) que se referían a Jesús -, los autores sagrados la consignaron en los cuatro evangelios para el bien de la Iglesia, con un método correspondiente al fin que cada uno se proponía. Escogieron algunas cosas; otras las sintetizaron; desarrollaron algunos elementos mirando la situación de cada una de las Iglesias, buscando por todos los medios que los lectores conocieran el fundamento de cuanto se les enseñaba. Verdaderamente, de todo el material que disponían los hagiógrafos escogieron particularmente lo que era adaptado a las diversas condiciones de los fieles y al fin que se proponían narrándolo para salir al paso de aquellas condiciones y de aquel fin. Pero, dependiendo el sentido de un enunciado del contexto, cuando los evangelistas al referir los dichos y hechos del Salvador presentan contextos diversos, hay que pensar que lo hicieron por utilidad de sus lectores. Por ello el exégeta debe investigar cuál fue la intención del evangelista al exponer un dicho o un hecho en una forma determinada y en un determinado contexto. Verdaderamente no va contra la verdad de la narración el hecho de que los evangelistas refieran los dichos y hechos del Señor en orden diverso y expresen sus dichos no a la letra, sino con una cierta diversidad, conservando su sentido.

133

CUADERNO Nº 32

CUESTIONARIO Y GUÍA PRÁCTICA PARA LA REFLEXIÓN DE LOS PUNTOS VIII - XII DEL PROGRAMA 1972

G. Gil quinta

“Yo, por mi parte, sé muy bien sabido,

y en ello pongo mi fe,

que, después de su resurrección,

permaneció el Señor en su carne.

Y así, cuando se presentó a Pedro y

sus compañeros,

les dijo: Tocadme, palpadme y ved,

Yo no soy un espíritu incorpóreo” (San Ignacio, a los Rom. 3)

VIII – FORMACIÓN DE LOS EVANGELIOS.

(Cuaderno nº 26).

1º La observación que haces en los evangelios sinópticos sobre la coincidencia de datos (de triple tradición, de doble tradición) ¿qué te sugiere en orden a la composición de los cuatro Evangelios?

2º ¿Sabes decirlo con un texto evangélico?

(Cuaderno nº 27).

3º ¿Desde los Evangelios podemos acceder al Jesús de Nazaret? ¿Sabrías establecer los pasos metodológicos necesarios para ese logro?

4º ¿Qué entendemos por la “letra” y el “espíritu” de cada Evangelio?

5º Las comunidades cristianas. ¿Dónde se escriben los Evangelios, qué idea tiene de la identidad entre Cristo y Jesús?

i. ¿Pablo?

ii. ¿Los Hechos?

iii. ¿Otros escritos del N. T.?

6º ¿En esas comunidades cristianas se enseña especialmente una biografía, una historia, un Evangelio de Jesús?

7º ¿El Jesús, que es evangelizado, tiene biografía? ¿Es histórico?

8º ¿La resurrección de Cristo era un hecho naturalmente comprensible a judíos y griegos? (con textos bíblicos).

9º ¿Es predicada en relación directa o indirecta con el Jesús histórico?

10º ¿Sabes citar algún texto del N.T. (Los Hechos o Pablo) dónde se vea claramente la respuesta?

11º La observación de los esquemas de sermones de Pablo y Pedro, (Pág. 9), ¿qué te sugiere sobre la identidad entre el Cristo de la fe y el Jesús de la historia?

(Cuaderno nº 28)

12º Si los has leído ¿qué opinión darías sobre este escrito de Luis Evely?

(Cuaderno nº 30)

13º El ambiente comunitario, en el cual se compusieron y leyeron los Evangelios, ¿influyó en su misma composición?

14º ¿Podemos dar algunos pasos más hacia el Jesús histórico, o sea: desde el Jesús predicado como histórico al Jesús que existió históricamente?

15º ¿Qué documentos actuales del magisterio eclesiástico hablan sobre la historicidad de los Evangelios?

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NOTA BENE

1) Se suprime el segundo trabajo práctico sobre “El Evangelio de Jesucristo” como condición para aprobar “por evaluaciones parciales.

2) Para el segundo coloquio:

a) De los dos cuestionarios (Cuadernos nº 29 y nº 32), prestar especial atención a los grupos siguientes de preguntas:

(Cuaderno nº 29)

V. Las Iglesias de Pablo: 7º-59º

VII. La sucesión de los Apóstoles: 71º-72º.

(Cuaderno nº 30)

VIII. La formación de los Evangelios: 1º-15º.

b) La materia aquí especialmente indicada se halla en los Cuadernos nº 15-18, 20, 23, 27 y 30.

c) Se ruega, no obstante, saber discernir y prestar atención a todas las preguntas importantes de los dos cuestionarios.

d) Es suficiente traer redactadas todas las preguntas que se juzguen importantes.

e) En este coloquio la iniciativa estará de parte del alumno.

135

CUADERNO Nº 33

EL TESTIMONIO DE LOS PRIMEROS CRISTIANOS SOBRE LA RESURRECCIÓN DE JESÚS

Por Carlos M. Martini S.I. Trad.: Luis H. Rivas.

Se habla y se escribe mucho sobre la resurrección de Jesús. En Francia, el libro de X. León-Dufour (1) ha tenido dos ediciones en pocos meses, con más de 10.000 ejemplares vendidos. En Alemania se ha publicado en lo últimos años varios trabajos importantes sobre el mismo tema. Se trata de estudios complejos que no se pueden resumir en pocas páginas. Por eso mismo prefiero hacer una exposición positiva del problema, señalando algunos puntos que me parece importante tener presente para no quedar confundidos en medio de las arduas discusiones sobre este problema. Dada la amplitud de la materia, me limitaré a las afirmaciones de la predicación primitiva, porque éstas han constituido la principal materia de polémica en los últimos años.

Comenzaré con un resumen de las investigaciones, así como se encontraban en la época de la iniciación del Concilio Vaticano II hace diez años. Esa época se caracterizaba porque los autores de diversas escuelas habían llegado gradualmente, en los años de postguerra, a establecer un consenso exegético sobre algunos puntos fundamentales (2).

Estos puntos se pueden resumir así:

1) Anterioridad de la fórmula de fe de la predicación primitiva sobre los relatos evangélicos.

2) La predicación primitiva no se refería a la resurrección como a un acontecimiento puramente celestial (contra la teoría de M. Goguel (3), muy difundida en la década del 30 y que quería explicar el origen de la fe en el resucitado por una certeza puramente interior en la glorificación de Jesús);

3) descubrimiento de la tumba vacía y apariciones, como dos momentos de la toma de conciencia del acontecimiento de la resurrección por parte de los primeros discípulos;

4) formación gradual de los relatos evangélicos a través de la fusión y adaptación de varias tradiciones. Ordinariamente se reconocían tres etapas en esta formación: predicación oral; primeros ensayos escritos (fuentes); redacción final a cargo de cada uno de los evangelistas.

Se trataba de puntos en parte nuevos para los estudios católicos, especialmente el primero y el cuarto. En realidad, los vestigios más antiguos de la predicación primitiva presentes en varios escritos del Nuevo Testamento no habían sido valorizados antes del estudio de C.H. Dodd de 1936 (4). Tampoco era aceptada comúnmente la formación gradual de los relatos evangélicos antes de la década del 40 (5).

En la década siguiente al comienzo del Concilio, este frente unitario de consenso se rompió. Asistimos a un replanteamiento variado y a veces un poco tumultuoso de los elementos del problema, especialmente en el campo de la crítica no católica, con algunas afirmaciones algo sorprendentes también en el campo católico. Se creó una situación compleja y no carente de incertidumbre que se podría resumir esquemáticamente en algunos dilemas o cuestiones que hoy se oyen proponer desde distintos sectores.

¿La resurrección es histórica o no es histórica?

Muchos dicen que es histórica porque interviene para modificar los acontecimientos de este mundo y ha sido percibida en sus efectos por algunos testigos. Otros rebaten diciendo que no se puede decir estrictamente histórica, porque tratándose de un hecho que pertenece al misterio de Dios, no puede ser percibida directamente por algún testigo humano. A lo más, hoy se la podría llamar “metahistórica”, esto es que trasciende la historia tocándola de algún modo.

¿La resurrección se refiere sólo a nosotros, o también a Jesús?

El primer miembro del dilema se expresa en la frase de Goethe: “Estos hombres festejan la resurrección del Señor porque ellos mismos han resucitado de entre los muertos”. Algunas posiciones de la escuela de Bultmann parecen acercarse a esta forma de exponer el mensaje de la resurrección: este expresaría principalmente lo que sucede en nosotros al prestar atención al mensaje de Cristo resucitado.

136

¿La resurrección se refiere sólo a la obra de Jesús, o también a su persona?

Algún crítico radical definiría la resurrección de esta forma: “La obra de Jesús continúa”. Se trataría de una supervivencia de Jesús en el alma de los que creen en él y obran según su mandamiento de caridad.

¿La resurrección se refiere solamente al ser de Jesús, o también a su cuerpo depositado en la tumba?

Este dilema se propuso recientemente con relación al descubrimiento de los huesos de un condenado crucificado en las cercanías de Jerusalén hace unos dos mil años (6). Algunos se han preguntado: ¿Si por un absurdo se encontraran los restos de Jesús, quedaría intacta nuestra fe? A lo que otros responden que lo acaecido en Jesús resucitado afecta a su ser glorioso, y no a su cadáver, cuya reanimación no tiene nada que ver con la resurrección del Señor.

¿De qué forma ha tocado la resurrección a los Apóstoles: a través de una intuición interior, o de una manifestación exterior real de Cristo? Dicho de esta forma: ¿A través de una luz espiritual que los ha iluminado sobre la gloria de Cristo, o también a través de un contacto real con alguien que se imponía a sus ojos mediante apariciones sensibles?

Frente a tales interrogantes, propuestos en libros y artículos recientes, incluso a veces por católicos, no me propongo examinarlos a cada uno en particular, sino más bien exponer de manera positiva aquellos puntos que me parecen ser datos seguros adquiridos por la moderna investigación crítica y exegética, y que se deben retener como tales para una recta comprensión y predicación del mensaje del Resucitado. Los expondré en orden sucesivo, a fin de que se iluminen mutuamente.

I – EL MENSAJE DE LA RESURRECCIÓN, UN MENSAJE CENTRAL

Comenzaremos por un punto que absolutamente claro y aceptado por todos los críticos de cualquier tendencia. En la predicación primitiva el anuncio de la resurrección tenía un lugar central. Estudiando los orígenes del cristianismo, y retrocediendo en el tiempo, se llega a un momento en el cual se pueden recoger las fórmulas primitivas del mensaje, así como se predicaba desde los primeros años después de la muerte de Jesús. Este mensaje es esencialmente el mensaje de Cristo resucitado. Vale para toda la predicación primitiva la afirmación de Pablo: “Si Cristo no resucitó, nuestra predicación es vana, nuestra fe es vana” (1 Co. 15, 14). No es posible hacer una hipótesis de un cristianismo primitivo en el cual el anuncio fundamental no fuera: “Jesús ha resucitado verdaderamente”.

¿Qué vocabulario se usaba para este anuncio? Es un mérito del libro ya citado del P. León Dufour, el haber llamado la atención sobre la variedad del lenguaje que se usaba. Tenemos dos términos principales para indicar que Cristo ha resucitado: uno relacionado con la idea de “despertarse, levantarse”, el otro con la fe “ponerse de pie” (7). Los dos verbos se usan en formas y tiempos diversos: “se levantó de entre los muertos” (Mt. 28,7), “se levantó el tercer día” (1 Co. 115, 4), “Dios lo levantó de entre los muertos” (Rm. 10, 9), “Dios lo resucitó” (Hch. 2, 24), “debía…ser resucitado (o resucitar) al tercer día” (Lc. 24. 7), etc.

Es difícil decir cuál es la fórmula más antigua. Según León Dufour, que en esto está de acuerdo con otros exégetas, la fórmula más simple es la más antigua, y es la fórmula en la cual Dios es el sujeto de la frase, como: “Dios levantó de entre los muertos a Jesús” (Cfr. 1 Tes. 1, 10; Rm. 10, 9). De este tipo es también la fórmula antitética que se encuentra en los primeros capítulos de los Hechos, ciertamente antiquísima porque tiene su situación vital en la predicación a los judíos de Jerusalén: “Ustedes lo mataron, pero Dios lo resucitó” (Hch. 2, 23-24; 3, 15; 4, 10; 5, 30-31; 10, 39-40; 13, 28-30).

Por otra parte se puede notar que el primer anuncio difundido entre los discípulos debía tener más bien como sujeto al Jesús que había sido crucificado, por eso otros prefieren señalar el carácter primitivo de la fórmula más simple: “Jesús resucitó”.

Con todo, aun cuando fuera posible establecer con argumentos válidos una cierta prioridad lógica de una fórmula con respecto a la otra, desde el punto de vista cronológico no se ha requerido mucho tiempo para pasar de una a otra. En realidad, la multiplicidad de situaciones en que se hacía el anuncio, la rapidez con que se trasmitió de un discípulo a otro, de un grupo de simpatizantes a otros, hasta convertirse muy pronto en objeto de un anuncio público, favoreció la multiplicidad de las fórmulas.

Pero la gloria del Señor resucitado se ha proclamado también con fórmulas de tipo diverso. León Dufour analiza algunos fragmentos de himnos del Nuevo Testamento en los cuales se encuentran las expresiones: “Dios lo ha exaltado” (Fil. 2, 9), “Justificado en el espíritu, presentado a los ángeles…elevado a la gloria” (1 Tm. 3, 16); “Ha ascendido sobre todos los cielos” (Ef. 4, 10) (8).

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No es fácil poner fecha a estos himnos, aun cuando aparezcan en escritos del Nuevo Testamento posteriores a Romanos o a 1 Corintios. No es evidente que se trate de fórmulas de fe retomadas sin ningún cambio de la liturgia primitiva.

¿Estos modos de hablar de la gloria de Cristo son equivalentes a los anteriores, de modo que presentan dos modos distintos de expresar la misma realidad? La pregunta es sutil, y no es fácil seguir las reflexiones que León-Dufour dedica a este problema (9). Pero del examen de los datos del Nuevo Testamento, me parece que consta que en no pocos lugares, ciertamente antiguos, los dos “lenguajes” (como los llama el autor), designado a uno con la sigla R(esurrección) y el otro con E(xaltación) están yuxtapuestos para expresar el cumplimiento gradual del misterio de la gloria de Cristo.

Véase por ejemplo Rm. 8, 34: Cristo es “aquel que murió…resucitó, está a la derecha del Padre”. Véase también Col. 3, 1. Con estos textos se puede confrontar Hch. 2, 32-33: “Dios lo ha resucitado, todos nosotros somos testigos. Exaltado por lo tanto a la derecha de Dios (o por la derecha de Dios) ha derramado la promesa del Espíritu recibido del Padre” (10).

Al valorizar las muchas formas con las cuales se expresa la gloria del Resucitado en el Nuevo Testamento, es necesario tener en cuenta el hecho de que pueden referirse a diversos aspectos del misterio, distintos entre sí, pero de tal manera ligados en la realidad, que se incluyen mutuamente y la mención de uno incluye implícitamente al otro. De todos modos, estas discusiones sacan a la luz el punto esencial ya mencionado. Esto es que no podemos tener ninguna duda de que la predicación cristiana consistía desde su comienzo, en el anuncio del Señor Resucitado. Con esto, dicho de muchas y variadas formas (la multiplicidad denota la riqueza del misterio), es que se expresa inicialmente y se propaga la fe cristiana. El historiador llega a tocar aquí la primera fuente del mensaje.

II – TESTIGOS DE LA RESURRECCIÓN

El acto de la resurrección de Cristo no ha tenido testigos humanos, y el Nuevo Testamento no ha intentado describir las circunstancias de este acontecimiento. Por eso las representaciones que a veces se encuentran en el arte sagrado occidental (y que no aparecen en la tradición oriental), no se entienden como reconstrucciones históricas de algo que escapa a la descripción humana (11).

Con todo el Señor después de su resurrección se ha manifestado a sus discípulos de muchas maneras, y la predicación primitiva ha conservado el recuerdo de estos acontecimientos, de estos diversos encuentros.

Ordinariamente, el anuncio de la resurrección se ampliaba con alguna alusión al modo de la toma de conciencia de la realidad del Resucitado por parte del testigo. El texto más cercano al mensaje primitivo es probablemente 1 Co. 15, 3s. Particularmente los versículos 3-5 parecen constituir el núcleo más antiguo, ya recibido por Pablo en el tiempo de su catequesis en Damasco, o sean hacia el año 36:

“Yo les trasmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí:

- Que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras;

- que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras;

- que se apareció a Cefas y luego a los Doce;

- después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, la mayoría de los cuales todavía vive, otros murieron.

Luego se apareció a Santiago; más tarde a todos los Apóstoles. Y en último término se me apareció también a mí, como a un abortivo” (12).

La predicación del Resucitado va acompañada por la mención de aquellos a quienes se apareció. Lo mismo tenemos en todas las fórmulas con las cuales se proclama el mensaje de la resurrección, en el libro de los Hechos: “Es este Jesús a quien Dios resucitó, y todos nosotros somos testigos” (Hch. 2, 32) “Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos de ello” (Hch. 3, 15). “Dios…lo exaltó…y de esto somos testigos” (Hch. 5, 31-32). “Dios lo resucitó al tercer día y quiso que se manifestara… a testigos elegidos de antemano” (Hch. 10, 40-41). Y como miembro del colegio de los Doce, para ocupar el puesto de Judas se busca a uno que haya estado con Jesús durante su vida “hasta el día en que fue recibido en el cielo y nos dejó”, para que sea, junto con los otros Apóstoles, “testigo de su resurrección” (Hch. 1, 22).

El examen de los rastros de la predicación primitiva contenida en el Nuevo Testamento nos hace ver que desde el principio el anuncio de que Jesucristo había resucitado era

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acompañado por indicaciones del modo en el cual este acontecimiento había sido conocido por los discípulos. Dar testimonio de la resurrección no significaba proclamar simplemente que estaba vivo y en la gloria, sino que se había manifestado a los discípulos después de su muerte.

III – LAS APARICIONES DEL RESUCITADO

¿Qué tipo de toma de conciencia de la realidad del resucitado se ilustra en la predicación primitiva?

Ante todo se trata de una toma de conciencia visual. Los testimonios primitivos se refieren de manera uniforme a apariciones. Jesús “se hizo ver”, “se apareció”. El verbo griego que designa esta manifestación de Jesús y que toma sentido técnico es ofthe. Se encuentra en 1 Co. 15, 5. 6. 7.8: Hch. 13, 31; Lc. 24, 34. Se debe subrayar esta insistencia sobre la percepción visual. La toma de conciencia fundamental según los documentos es aquella que llega a través de los ojos, o sea aquella que se tiene con una realidad distinta de nosotros, que se impone como desde afuera.

Entre las apariciones mencionadas en 1 Co. 15, aquella a Pablo tiene un interés particular porque es la única de la que tenemos recuerdos autobiográficos inmediatos. Pablo la menciona en sus cartas: Ga. 1, 15-16; 1 Co. 9, 1; 15, 8; Fil. 3, 12. Además lo dice el autor de los Hechos en los tres relatos de la conversión y vocación de Pablo (Hch. 9, 3-9; 22, 6-11; 26, 12-18). El Apóstol afirma “haber visto” al Señor (1 Co. 9, 1), que él “se le apareció” (1 Co. 14, 8: es el mismo verbo usado para las otras apariciones en 1 Co. 15, 5-7, que Dios “ha revelado a su Hijo en él, (o a él)” (Ga. 1, 15-16). Es claro en 1 Co. 15 que Pablo considera la aparición a él tan auténtica y real como la aparición a Pedro y a los Doce. ¿Por lo tanto será necesario considerar que la modalidad externa de estas apariciones es idéntica? Puesto que en la aparición a Pablo, Jesús no parece presentarse claramente con aspecto humano, sino más bien como un ser celeste que se revela ¿no se debería deducir que las otras apariciones de Jesús narradas en el Nuevo Testamento tienen las mismas características? Algunos datos se oponen a esta asimilación.

Lucas, que sin dudas está interesado en mostrar la continuidad entre las apariciones de Jesús a los Doce y la aparición a Pablo, describe los dos acontecimientos de modo muy diverso. La aparición a Pablo es una “visión celestial” (Hch. 26, 19). Se describe con características que encontramos en el relato de la transfiguración (Lc. 9, 29-32) y que están ausentes del relato de la cristofanía pascual.

Pablo mismo, aun teniendo conciencia de que la aparición con la cual ha sido favorecido le ha dado una auténtica misión de apóstol (1 Co. 9, 1; Ga. 1, 1. 15. 16), sabe que hay algo en su caso que no permite identificar totalmente su experiencia con la de los primeros testigos: “último de todos, como un abortivo, se me apareció a mí” (1 Co. 15, 8).

Aquellos que tuvieron apariciones de Jesús eran, con excepción de Pablo, personas que habían estado con él durante su vida pública y habían vivido de cerca el drama de su condena (Hch 10, 39). Correspondía anunciar que aquel mismo Jesús que habían conocido antes de su muerte, se les había presentado vivo (Hch. 1, 2. 21-22). No hay que admirarse entonces de que el Señor se les presente de tal modo que puedan percibir la identidad entre el crucificado y el resucitado.

Se concluye que no es posible deducir de la sola experiencia de Pablo la modalidad con que se realizaron las apariciones a Pedro, a los Doce, etc. mencionados en 1 Co. 15.5-7.

Las apariciones de las cuales hablan los documentos más antiguos fueron hechas de diversas personas y en diversos momentos. Los documentos concuerdan en esta multiplicidad. Los recientes intentos de algún exégeta de mostrar que las apariciones se reducen a una sola no encuentran ningún apoyo en el texto (13). Más aún, la diversidad y multiplicidad de apariciones está en la base de la dificultad de ordenarlas en un cuadro cronológico preciso. En esta multiplicidad se refleja la complejidad de las circunstancias y el ritmo apremiante de los sucesos pascuales.

IV – OTROS MODOS DE EXPERIENCIA DE LA REALIDAD DEL RESUCITADO

¿Además de insistir en las apariciones, la predicación primitiva insistía en otros hechos exteriores, en particular el descubrimiento de la tumba vacía? El relato de la visita de las mujeres a la tumba la mañana después del sábado, que se encuentra en los cuatro evangelios (Mc. 16, 1-8 y paralelos), es muy antiguo y se basa en recuerdos de los testigos. ¿Pero era parte integrante de la predicación primitiva sobre el Resucitado? Los pocos fragmentos que poseemos de esta predicación no hablan expresamente. Sin embargo hay una mención de la tumba vacía que se supone en la mención de la sepultura (1 Co. 15, 4; ver

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Hch. 13, 29). Si la predicación primitiva hablaba expresamente de la sepultura de Jesús, al anunciar la resurrección debía decir algo de lo que había sucedido en el sepulcro.

Esta mención se supone por el hecho de que en la predicación de Pedro en Jerusalén (Hch. 2, 25-32), se habla del sepulcro de David en conexión con la muerte de Jesús. Se afirma que el sepulcro de David contiene todavía sus restos y que es posible verlo hasta ese día. Jesús, por el contrario, ha resucitado.

Esto hace suponer que era posible mostrar el sepulcro vacío. Otro argumento para la mención del descubrimiento de la tumba vacía en la predicación primitiva se origina en la fórmula “Jesús resucitó al tercer día” (14). Esta fórmula no se puede explicar por un recurso al Antiguo Testamento ni con otras deducciones de carácter general. Su constante presencia en las antiguas proclamaciones de la resurrección hace pensar que se halla ligada con un hecho preciso, o sea el descubrimiento del sepulcro vacío sucedido en el tercer día.

Con todo, es necesario no olvidar que los dos hechos enunciados precedentemente, las apariciones y el descubrimiento de la tumba vacía, no son los únicos modos por medio de los cuales la comunidad primitiva fue puesta frente a la realidad del Señor resucitado. Todavía hay que tener en cuenta otros elementos.

La experiencia del Espíritu: Los fenómenos carismáticos de la primitiva comunidad le daban la certeza de que el Señor Jesús, llevado a la gloria junto a Dios, les enviaba su Espíritu. Esto es el sentido de Hch. 2, 32-33. “Es este Jesús que Dios ha resucitado…exaltado a la diestra de Dios, después de haber recibido del Padre el Espíritu Santo prometido, ha derramado este Espíritu que ustedes ven y oyen”. Se alude a los fenómenos carismáticos del día de Pentecostés. La experiencia del Espíritu no era considerada al margen de la palabra de los testigos de la resurrección, sino que el testimonio de quienes habían visto al Señor se confirmaba por signos del Espíritu, y así se reforzaba la fe de la primera comunidad.

También el conocimiento y la penetración de las Escrituras tuvieron un papel importante en la toma de conciencia de la realidad del Señor resucitado. La reflexión sobre el sentido de los sucesos pascuales vistos a la luz de las palabras proféticas iniciaba a la fe (15).

Este es el sentido de Lc. 24, 25: “Oh insensatos y duros de corazón para entender todo lo que dijeron los profetas!”; y de Lc. 24, 45: “Entonces les abrió la inteligencia para que comprendieran las Escrituras”. De Jn. 20, 9 se concluye que si los Apóstoles hubieran entendido las Escrituras, no hubieran tenido necesidad de ver el sepulcro vacío de Jesús para creer en la resurrección.

Por último es conveniente recordar que en una comunidad vivificada por el Espíritu y atenta a los signos de la presencia de Jesús como viviente en medio de los suyos se hacía sentir de muchas otras maneras que no suplían al testimonio fundamental de los Apóstoles y de la Escritura, pero que lo confirmaban en el corazón de los fieles.

Efectivamente, Jesús había dicho durante su vida: “Allí donde haya dos o tres reunidos en mi nombre, yo estaré en medio de ellos” (Mt. 18, 20); “Yo estaré con todos ustedes hasta el fin del mundo” (Mt. 28, 20). Esta presencia se experimenta de manera muy singular en ocasión de las apariciones pascuales: “Jesús se acercó y los acompañó” (Lc. 24, 15); “Se presentó en medio de ellos” (Jn. 20, 19). Pero esta presencia se experimenta de algún modo también en aquellas realidades de la vida cristiana que reciben su sentido y su eficacia de la acción de Cristo resucitado en medio de los suyos mediante su Espíritu. Esto sucede principalmente en la Eucaristía. Mediante el cáliz y el pan entramos en comunión con el cuerpo y la sangre de Cristo resucitado, y estamos todos en el único cuerpo viviente (1 Co. 10, 16). Hay otros aspectos de la vida de los creyentes en los cuales se manifiesta Cristo resucitado: en la fuerza de la gracia mediante la cual podemos “conocer a Cristo y la potencia de su resurrección” (Fil. 3, 10). En la certeza de superar la muerte: “como Dios ha resucitado al Señor, así también nos resucitará con su poder” (1 Co. 6, 14). En la espera del Cristo que viene: la exclamación de los primeros cristianos Maranatha (1 Co. 16, 22), “Ven Señor Jesús” (Ap. 22, 20), mientras proclama la fe en el retorno del Señor, profesa la resurrección.

Concluyendo, debemos decir que la resurrección de Jesús es un misterio de la fe, y que se conoce por la fe, por lo tanto por gracia de Dios (16). Por eso no se puede hablar de pruebas de la resurrección en sentido estricto, o sea de argumentos rigurosamente demostrativos para la razón humana, que no se apoyen en la fe (17). Pero la resurrección de Jesús fue manifestada a los Apóstoles y a los primeros cristianos con signos evidentes (y en este sentido se puede hablar de pruebas), con las cuales el Señor mostró que había resucitado verdaderamente. Estos signos son principalmente sus apariciones, mediante las cuales los corazones se dispusieron para creer en las palabras de la Escritura y en los testimonios del mismo Jesús. Con esta disposición ellos pudieron percibir el significado

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sobrenatural de otros muchos signos con los cuales Jesús manifestó que estaba vivo y glorioso junto a Dios y que obraba mediante el Espíritu en su Iglesia y en la vida diaria de los creyentes.

Estos últimos signos son importantes para nosotros, porque se encuentran también en la experiencia cristiana de hoy, y actualizan el testimonio apostólico que nos llega mediante la tradición viva de la Iglesia. En las multiformes manifestaciones del Espíritu en nuestro tiempo, recibimos la actualidad del mensaje de que Cristo ha resucitado, vive y obra para nuestra salvación.

(La Civiltá Cattolica CXXIII,

(1972) 2930, págs. 125-135).

N.B.: Sobre el tema presente, véase Orígenes Cristianos, Cuaderno nº 27, págs. 6-12. Con este cuaderno nº 33 y el nº 27, intentar una crítica al cuaderno nº 28, donde se exponen las heterodoxas teorías de L. Evely.

C. G.

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NOTAS

(1) Xavier León – Dufour, Resurrection de Jésus et Message Pascal (Coll. Parole de Dieu). París, Ed. Du Seuil, 1971; reimpresión con correcciones, 1972. Entre las modificaciones se deben notar especialmente las de las páginas 14 y 302-304.

(2) Véase mi estudio: II Problema storico della Risurrezione negli studi recenti, Roma 1959.

(3) M. Goguel, la foi á la resurrection de Jésus dans le christianisme primitif. Etude d‘histoire et de psychologie religieuses, París 1933.

(4) C. H. Dodd, The Apostolic Preaching and Its Developments, London 1936. Los fragmentos más importantes de la predicación primitiva referentes a la resurrección se encuentran principalmente en 1 Co. 15, 3-7; Rm. 1, 3-4; 10, 9; Hch. 2, 36; etc.

(5) Esta afirmación ha encontrado su expresión oficial en Documentos del Magisterio: En la Constitución Dogmática “Dei Verbum” del Concilio Vaticano II (Cap. V, nº 19), y en la Instrucción de la Pontificia Comisión Bíblica “Sancta Mater Ecclesia” (AAS 56, 1964, pág. 715).

(6) El hallazgo está descripto en el artículo: I resti dell‘uomo crocifisso scoperti a Giv‘at ha-Mivtar, Civ.Catt. 1971, III. 492-498.

(7) Véase la descripción del despertar y levantarse de Pedro que dormía atado con cadenas en Hch. 12, 7. En la práctica los dos verbos se usaban indiferentemente con el sentido de “levantarse” y “ponerse de pie” (Ver Hch. 9, 6. 8).

(8) Con estas fórmulas se puede relacionar Lc. 24, 26 “entrar en su gloria”, pero que no autoriza a decir que el término “resurrección” se puede traducir simplemente por “glorificación” (Ver 1 Pe. 1, 21). A la humillación del crucificado se opone la gloria del resucitado sin especificar a través de qué fases se realiza esta glorificación, que se completará solo en la escatología, cuando Cristo vendrá “en su gloria” (Lc. 9, 26; Lc. 21, 27).

(9) Obra citada, págs. 65-79.

(10) El vocabulario de estos textos es distinto del que usa Lc. Para describir la ascensión (Lc. 24, 52 y Hch. 1, 1.2.9.11). En otras palabras, la sucesión “resurrección-ascensión” o “resurrección-exaltación” aparece también allí donde no se hace mención expresa del relato de Lc. de la ascensión. Esto muestra que en el Nuevo Testamento los términos de “resurrección”, “exaltación a la derecha de Dios”, “ascensión” connotan más bien diversos aspectos del proceso de glorificación de Cristo después de su muerte y no son simplemente sinónimos.

(11) Santo Tomás de Aquino da una razón teológica del hecho que los discípulos no hayan asistido a la resurrección de Cristo: “La resurrección de Cristo trasciende el común conocimiento, tanto considerada en su punto de partida, cuanto el alma volvió de los infiernos y el cuerpo salió del sepulcro cerrado, cuanto al punto de llegada, en que alcanzó la vida gloriosa. Por esto, no debió realizarse de suerte que fuese vista de los hombres” (S. Th., III, q.55, art.2, ad 2).

(12) 1 Co. 15, 3-8.

(13) Ver Ph. Seidensticker, Die Auferstehung Jesu in der Botschaft der Evangelisten, Stuttgart, 1967.

(14) La expresión aparece en 1 Co. 15, 4; Hch. 10, 40; Lc. 24, 7.21.46. Además en los anuncios de la pasión y resurrección en Mt. 16, 21; Lc. 18,22, etc. Véase también la expresión “después de tres días” en Mc. 8, 31, etc. En este contexto se debe tener en cuenta también la expresión: “el primer día de la semana” (Mc. 16, 9; Hch. 20, 7) y “el día del Señor” (Ap. 1, 10). Estas expresiones no se pueden explicar adecuadamente si no se conectan a un hecho que ha permitido distinguir tales días entre todos los otros y las fuentes antiguas están de acuerdo al indicar este hecho como el anuncio de la resurrección junto a la tumba vacía del Señor. No son convincentes las tentativas recientes de explicar esta expresión en un sentido teológico y no cronológico, como las de K. Lehmann, (Auferweckt am dritten Tage nach der Schrift, Freiburg 1968).

(15) Es interesante notar la importancia atribuida por Santo Tomás de Aquino a las Escrituras en orden a la fe en la resurrección: “Para manifestar su resurrección a los discípulos, Cristo, recurrió a dos testimonios que era imposible refutar. El primero fue el de los Ángeles…El segundo fue el de la Escritura, aducida por Él para mostrar la propia resurrección, como dice San Lucas” (S. Th. III, q.55, a.6, c.).En la respuesta a la primera dificultad insiste en que “tomados en conjunto, los argumentos dan una

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manifestación perfecta de la resurrección, sobre todo el testimonio de la Escritura, la palabra de los Ángeles, y las afirmaciones de Cristo confirmadas por milagros”.

(16) Téngase presente la enseñanza de Santo Tomás de Aquino, que distingue entre milagros “ocultos” (que requieren la fe) y distingue entre los milagros “notorios” (que suscitan la fe). “En cuanto a los milagros divinos, debemos advertir que algunos son objeto de la fe: por ejemplo el milagro del parto virginal, la resurrección del Señor y el sacramento del Altar. A estos el Señor los ha ocultado para que la fe sea más meritoria. En cambio otros milagros son prueba de la fe, y por eso deben ser notorios” (S. Th. III, q.29, art. 1, ad. 2).

(17) Es útil citar la doctrina de Santo Tomás de Aquino: “El término “prueba” (argumentum) puede tener dos significados. A veces significa cualquier razón que hace fe en materia dudosa. Otras veces significa algún signo sensible aducido para mostrar la verdad de algo (ad alicuius veritatis manifestationem)…Según el primer significado, Cristo no probó su resurrección a sus discípulos: Pero si se toma en el segundo significado, entonces se puede decir que Cristo manifestó (declarasse) su resurrección con pruebas, en cuanto mostró con signos evidentísimos que efectivamente había resucitado” (S.Th., III, q.55 a. 5, c.).

Facultad de Teología 11 de Octubre de 1972, U. C. A.