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Mendoza Guerrero César UlisesGéneros Periodísticos III
Defensa de un argumento ortodoxo4 de septiembre de 2015
NO PERMITAMOS LOS TRASPLANTES. ACABEMOS CON LA HEREJÍA
“Después del Diluvio, Dios les permitió a Noé y a su familia consumir carne animal,
pero con una salvedad: ‘Sólo carne con su alma – su sangre – no deben comer’. Y
como todos descendemos de Noé, nosotros también tenemos el deber de cumplir
ese mandato” (Génesis 9:4)
¡Yo no quiero ser un caníbal, yo no quiero comerme a mi semejante, no quiero
violentarlo!
Han trascurrido cuarenta y ocho años desde que Cristian Barnard sembrara una
polémica mundial al realizar el primer trasplante cardíaco en humanos. A partir de
ahí, varios sectores del mundo comenzaron a asombrarse ante tales avances de
la tecnología, incluso hubo cristianos que apoyaron la causa, sin saber lo que
realmente estaban defendiendo.
El principal argumento de estos hombres que gustan de experimentar con el
cuerpo humano, fue el amor a la vida y el principio de perpetuidad. En los años
siguientes surgieron una serie de campañas apoyando el trasplante de órganos,
invitando a la población a someterse a este tipo de prácticas satánicas,
atribuyendo una imagen de salvador a los donadores.
Esto demuestra, hermanos míos, que nos encontramos en una época difícil para
la humanidad. No puedo creer que nos estemos convirtiendo en una especie de
bestias que se creen con el derecho de manipular a su antojo el cuerpo humano.
El apocalípsis ha llegado; pero no es la naturaleza, sino el hombre mismo quien
está acabando con sus semejantes.
Las escrituras bíblicas mencionan en Levítico 17:14 y Hechos 15:29, que el
hombre no puede ni debe comer sangre de ninguna clase de carne, porque esta
representa el alma del ser vivo, algo que pertenece a él. De modo que los
trasplantes de órganos representan una nueva forma de canibalismo en el mundo,
algo que está penado.
Hay tres aspectos fundamentales en la composición del hombre: mente, alma y
cuerpo. Y no puedes violentar ni infringir en estas. ¿En qué nos convertiremos? El
Creador no ve con buenos ojos estos actos, que se asocian con prácticas del
demonio, con experimentos y mezclas de cosas. No podemos ni debemos tomar
partido y maniobrar con algo que fue hecho por las manos de Nuestro Padre.
Cuando el creador nos dio la vida nunca se imaginó que intercambiaríamos
nuestras pertenencias. El décimo mandamiento dice “No codiciarás los bienes
ajenos”, y al desear el órgano de otra persona estás ambicionando más allá de lo
que se te asigno cuando llegaste a esta vida. El sexto mandamiento dice “No
cometerás acciones impuras”, y esto es más que eso, es violentar, abusar e
infringir físicamente en otra persona.
Y si tú, hermano, piensas donar en vida., No lo hagas, porque estarías
renunciando a algo que por justicia se te otorgó y que Dios quiso darte; no
rechaces las virtudes y bendiciones otorgadas por Nuestro Señor.
“Hay razones médicas contundentes para rechazar las transfusiones de sangre.
No obstante, la razón principal por la que Dios nos dice que debemos abstenernos
de ella es porque esta representa algo sagrado para él.” (Levítico 17:11)
Mi cuerpo no es negocio, yo no soy una mercancía y por ende no deben traficar
conmigo. Soy un ser humano dotado de la gracia de Dios, orgulloso de ser su hijo
y satisfecho con el cuerpo que se me otorgó; no renunciaré a este y lo defenderé
de todo aquel que intente cosificarlo.