oracion maestros 02
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Oración para animar el inicio del curso escolar con maestros(as)TRANSCRIPT
Pero no me alcanza, no me
sacia no, no me conformo
nada más con añorar.
Vuelve a mi, vuelve a mi
casa mi jardín, vuelve a lle-
nar mi corazón, con tu fra-
gancia con tu amor.
Vuelve a gritar en mi interior
rompe el silencio con tu voz
y no te apartes mi Señor.
No me alcanza el aire, no me
sacia el eco nada más, a mi
jardín vuelve a mi.
Sólo queda el eco, sólo que-
dan sombras nada más, de lo
que fue, de lo que vi.
Sólo queda el aire, sólo los
recuerdos nada más y el sen-
timiento que volverás.
Pero no me alcanza, no me
sacia no, no me conformo
nada más con añorar.
Vuelve a mi, vuelve a mi
casa mi jardín, vuelve a lle-
nar mi corazón, con tu fra-
gancia con tu amor.
Vuelve a gritar en mi interior
rompe el silencio con tu voz
y no te apartes mi Señor.
Sólo quedan huellas, sólo
aquel perfume nada más de
lo que fue de lo que vi.
Sólo quedan sueños, sólo
aquel murmullo nada más y
el sentimiento que volverás
Educar es extraer lo mejor de los demás. Es
cierto, es mostrar la verdad o, al menos, el
camino que lleva hacia ella. La educación es
la actividad humana para iluminar. El educa-
dor es llamado a ser cada día más humano. En
un contexto en el que la información y el co-
nocimiento son cada vez más cercanos, el
educador debe asumir el reto de acercarse al
prójimo para enseñarle a vivir y, de paso,
mostrarle la necesidad del conocimiento
para evangelizar a la cultura y, por tanto, la
urgencia de ser una persona instruida.
¿Son nuestros métodos
los más adecuados?
Es posible que la aplicación adecuada de
ciertas reglas puede facilitarnos obtener
mejores resultados en nuestra tarea educa-
Canto: Sólo el eco (Adrián Romero)
La educación de la carpintería
Oración de la Mañana I n d i v i s a M a n e n t
“El principio de la educación, es predicar con el buen ejemplo”
El arte de instruir y
educar inicia cuando
comprende-mos a los jó-
venes
tiva, por ejemplo, si nosotros como maestros
cristianos volvemos la mirada a nuestro señor
Jesucristo, a su pedagogía y distinguimos co-
mo adecuaba sus enseñanzas al particular
contexto y cultura de la comunidad de perso-
nas que le seguían, sin duda alguna lograre-
mos acercarnos a nuestros alumnos. Segura-
mente la idea de “Escuela” que tenía Jesús
fue la de su propia familia; así como su idea
de “Maestro” fue la de su padre terreno san
José quien como carpintero experto modeló y
mostró a Jesús, aprendiz de carpintería,
cada uno de los pasos para trabajar con
madera, entrenándolo e indicándole la for-
ma de hacer las cosas. Con toda seguridad
San José disminuyó progresivamente su ayu-
da hasta lograr que Jesús haga por sí mismo
los muebles que desee. Al final de la labor,
San José proporcionó una ayuda cada vez
menor permitiendo el desarrollo de un
“Estilo personal” en los trabajos de Jesús.
Salmo de la comunidad educativa
El maestro que intenta enseñar sin inspirar en el alumno el deseo de aprender está tratando de forjar un hierro frío
Te damos gracias, Señor,
porque nos has llamado
para vivir nuestra vocación de educadores,
dedicados a alimentar la fe y la esperanza
de nuestros educandos y educandas.
Gracias, Señor,
porque nos atrevemos a creer y a confesar
nuestra esperanza en Ti,
a través de nuestra cotidianidad docente,
y así interpretar el hoy y el mañana de nuestra mi-
sión educativa,
desde tu proyecto de salvación.
Gracias, Señor,
porque nos invitas a que nuestras aulas
sean la antesala de una sociedad renovada,
para la convivencia en el amor y la esperanza.
Gracias, Señor,
porque como educadores cristianos,
creemos que juntos y en comunidad te hacemos
visible,
y compartimos con nuestros alumnos
la experiencia hermosa de vivir.
Gracias, Señor,
porque nos invitas a compartir cada día
tu amor de PADRE con los niños y jóvenes
que nos confías.
Por tantas cosas bellas
¡GRACIAS, SEÑOR!