oracion personal1970 · 2017. 12. 24. · oracion personal1970 quisiéramos presentar una vista...

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Oracion personal1970 Quisiéramos presentar una vista panonimica de la producci6n escrita sobre la oraci6n personal! en 1970. Especiales razones nos impulsan a realizar este escarceo 2, mientras nos acon se jan, por otra parte, no exten- derlo a anos anteriores 3. Estas paginas presentan en primer lugar los titulos publicados en re- vistas de 1970 4 sobre la oraci6n personal. No hemos creido oportuno ana- dir los libros publicados en este mismo ano sobre idéntico tema. Los libros, generalmente, se han pensado con antelaci6n a la fecha de su publicaci6n, manifestando, por eso mismo, una mentalidad anterior. De ah! que si qui- siéramos indagar la mentaIidad encarnada en los libros sobre nuestro tema tendriamos que acudir a los libros publicados durante 1971. En segundo lugar intentamos descubrir el pensamiento dominante 1 Sin querer monopolizar un concepto de oraci6n personal segulmos entendiéndola como «contacto intimo, prolongando y silencloso con Dios» (A. GUERRA, Crisis de la oraci6n personal en un mundo secularizado, en «Revlsta de Espiritualidad)) 29 (1970) 12). Sabemos que no agra· da a todos. Concretamente los padres cisterclenses, en la revisl6n de sus leyes, camblaron la terminologia entre el esquema previo, en el que se daba el nombre de oracl6n personal, y el esquema definitivo en el que se habla s610 de oraci6n, entendida coma oraci6n mental. «La suppression du mot «personnelle)) es due, sans aucun doute, au fait que toute prière est pero sonnelle)) (A. ROBERTS, Un commentaire du statut sur l'unité et le pluralisme, en «Collectanea cisterciensia» 32 (1970) 305. 2 Es deseo de la revista dedicar siempre que sea posible, y no 10 sera siempre, unas paginas de sus nillneros monogrRficos a dar una panoramica de las ultimas pUblicaclones sobre el tema tl'atado en dichos nillneros. 3 Modestamente pensamos haber dado esta visl6n general dei panorama de la oraci6n en los ultimos ailos en el articulo pUblicado en esta mlsma revista el ailo pasado, y que citamos en nota 1. 4 Quiero hacer dos salvedades: la revista Christliche Innerlichl,eit que citamos a veces en el texto remite a un nillnero especial dedicado a santa Teresa doctora y que corresponde a los meses de noviembre 1970 febrero 1971. Esta es la primera salvedad. La segunda es que a veces hemos utillzado, también en el texto (no en la lista de publlcaclones), estudlos que no tratan propiamente de la orac16n, sinD que hacen referencia a ella en el problema que ahora nos lnteresa.

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  • Oracion personal1970

    Quisiéramos presentar una vista panonimica de la producci6n escrita sobre la oraci6n personal! en 1970. Especiales razones nos impulsan a realizar este escarceo 2, mientras nos acon se jan, por otra parte, no exten-derlo a anos anteriores 3.

    Estas paginas presentan en primer lugar los titulos publicados en re-vistas de 1970 4 sobre la oraci6n personal. No hemos creido oportuno ana-dir los libros publicados en este mismo ano sobre idéntico tema. Los libros, generalmente, se han pensado con antelaci6n a la fecha de su publicaci6n, manifestando, por eso mismo, una mentalidad anterior. De ah! que si qui-siéramos indagar la mentaIidad encarnada en los libros sobre nuestro tema tendriamos que acudir a los libros publicados durante 1971.

    En segundo lugar intentamos descubrir el pensamiento dominante

    1 Sin querer monopolizar un concepto de oraci6n personal segulmos entendiéndola como «contacto intimo, prolongando y silencloso con Dios» (A. GUERRA, Crisis de la oraci6n personal en un mundo secularizado, en «Revlsta de Espiritualidad)) 29 (1970) 12). Sabemos que no agra· da a todos. Concretamente los padres cisterclenses, en la revisl6n de sus leyes, camblaron la terminologia entre el esquema previo, en el que se daba el nombre de oracl6n personal, y el esquema definitivo en el que se habla s610 de oraci6n, entendida coma oraci6n mental. «La suppression du mot «personnelle)) es due, sans aucun doute, au fait que toute prière est pero sonnelle)) (A. ROBERTS, Un commentaire du statut sur l'unité et le pluralisme, en «Collectanea cisterciensia» 32 (1970) 305.

    2 Es deseo de la revista dedicar siempre que sea posible, y no 10 sera siempre, unas paginas de sus nillneros monogrRficos a dar una panoramica de las ultimas pUblicaclones sobre el tema tl'atado en dichos nillneros.

    3 Modestamente pensamos haber dado esta visl6n general dei panorama de la oraci6n en los ultimos ailos en el articulo pUblicado en esta mlsma revista el ailo pasado, y que citamos en nota 1.

    4 Quiero hacer dos salvedades: la revista Christliche Innerlichl,eit que citamos a veces en el texto remite a un nillnero especial dedicado a santa Teresa doctora y que corresponde a los meses de noviembre 1970 febrero 1971. Esta es la primera salvedad. La segunda es que a veces hemos utillzado, también en el texto (no en la lista de publlcaclones), estudlos que no tratan propiamente de la orac16n, sinD que hacen referencia a ella en el problema que ahora nos lnteresa.

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    no sobre 10 que diga una relaci6n mas· 0 menos directa 0 indirecta a la oraci6n personal, sino unicamente el pensamiento predominante en torno a la crisis de la oraci6n persona!. De ahî que varias de los artîculos cita-dos en la primera parte no se citanln en la segunda.

    I. Bibliografia

    He aquî la enumeraci6n de los articulas que han llegado a nuestras manas:

    1. AARNINK, L.-WAAIJMAN, K., Chaos en nieuwe impulsen, en "Speling" 22 (1970) 270-297.

    2. ALMINANA, V., Un problema de oracian en la compafiia de Jesus, Baltasar Alvarez, en "Manresa" 42 (1970) 223-242.

    3. ALVAREZ, T., L'orazione teresiana, en "Rivista di vita spirituale" 24 (1970) 373-393.

    4. ANCILLI, E., Il carmelo: mistero e missione, en "Rivista di vita spirituale" 24 (1970) 341-348 (nos interesan: 341-343).

    5. ARMAS, G. de, Espiritualidad y oracian, en "La vida sobrenatu-raI" 50 (1970) 165-167.

    6. ARMINJON, B., Progresser, en "Christus" 17 (1970) 499-512. 7. BALEN, C. van, Bidden hoeft nie t, en "Speling" 22 (1970) 131-

    148. . . 8. BAMBERG, c., Gebet-"Ersatzhandlung" oder Lebenstat?, en

    "Geist und Leben" 43 (1970) 245-258. 9. BAUDRY, J., L'amitie divine chez Thérèse d'Avila, en "Carmel"

    (1970) 65-73. 10. BELLET, M., Les avatars de la relation, en "Christus" 17 (1970)

    450-456. 11. BERTRAND, D., Et les autres?, en "Christus" 17 (1970) 469-474. 12. BESNARD, M.-M.-JACQUEMONT, P., Invitations à la prière, en "La

    vie spirituelle" 122 (1970) 850-859. 13. BLOND, J.-M. le, Dieu répond-il?, en "Christus" 17 (1970) 513-

    527. 14. BORCHERT, B., Weer bidden?, en "Speling" 22 (1910) 101-106 15. BOTTEMANN, R.-A., Prière et action, en "Collectanea cistercien-

    sia" 32 (1970) 89-100. 16. BRATTINGA, T., Het is iets geks, en "Speling" 22 (1970) 107-118. 17. BROCCOLO, G., La orocian deI sacerdote en medio de la familia

    hU/nana, en "Concilium" (1970, 1) 219-237.

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    AUGUSTO QUERRA

    CAVALLETTI, S., Les capacités spirituelles insoupçonnées chez l'enfant, en "La vie spirituelle" 122 (1970) 431-439 (en pagi-nas 434-435: la prière est un besoin vital chez l'enfant"). CORNÉLIS, E., Bodhisme, en "SpeIing" 22 (1970) 220-232. DANDALUCE, J., Los jovenes opinan sobre la oracion, en "Revis-ta de pastoral juvenil" n. 104 (mayo 1970) 11-16. DHÔTEL, J.-C., La délibemtion collective, en "Christus" 17 (1970) 474-479. DOORMANN, M., Boe anders bad Israel?, en "Speling" 22 (1970) 192-204. DUBAY, Th., Contemporaneity and contemplation, en "Review for religious" 29 (1970) 111-125. ELIADE, M., Yoga, bevrijding van de mens, en "Speling" 22 (1970) 233-245. GAETA, P., La oracion en grupo. La oracion en comun, en "Re-vista de pastoral juvenil" n. 104 (mayo 1970) 17-21. GARRIDO, P.-M., El carme/Ua Juan Sanchez (1557-1608) promo-tOI' de la oracin metodica y aspirativa, en "Carmelus" 17 (1970) 3-70. GAUCHER, G., Une lecture de Bernanos. La prière à l'école du "Curé de campagne", en "La vie spirituelle" 122 (1970) 753-769. GEBL, B., Liebe und Gebet, en "Christliche lnnerlichkeit" (1970) 65-81. GIBBARD, M., La oracion en un tiempo de duda, en "Concilium" (1970, 1) 169-185. GONZALEZ ALFONSO, E., Perfil espiritual de la S. de D., Maria Josefa Segovia, en "La vida sobrenatural" 50 (1970) 233-243 (en las paginas 239-242 trata de la oraci6n en el sentido en que aqui nos interesa).

    31. GUERRA, A., Crisis de la oracion personal en un mundo seculari-zado, en "Revista de espiritualidad" 29 (1970) 7-47.

    32. HENNEAUX, J.-M., La prière d'un homme moderne, en "Nouvelle revue théologique" 92 (1970) 293-301.

    33. HEUFELDER, E.-M., Das Gebet nach der Benediktusregel, en "Erbe und Auftrag" 46 (1970) 91-99.

    34. HOEBINK, J., Wat yoga voor mij betekent, en "Speling" 22 (1970) 246-253.

    35. JACQUEMONT, P., La prière qui s'ignore, en "Christus" 17 (1970) 445-449.

    36. JOHNSTON, W., Oriental Mysticism and christian prayer, en "Review for religious" 29 (1970) 271-275.

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    37. KARPER, S., Creativity and prayer, en "Spiritual life" 16 (1970) 126-131.

    38. KELLY, H., The heart of prayer, en "Review for religious" 29 (1970) 514-520.

    39. KILDUFF, Th., Prayer and involvement, en "Spiritual life" 16 (1970) 88-95.

    40. KILDUFF, Th., Work, leisure and contemplaûon, en "Spiritual life" 16 (1970) 183-201.

    41. KRAKAU, E., Ostliche Meditation und Kontemplation des Karmels, en "Chrisliche Innerlichkeit" (1970) 97-120.

    42. LAMBOLEY, R., Prière, liberation de l'homme, en "Carmel" (1970) 85-99.

    43. LOUF, A., Waken en bidden, en "Collectiones Brugenses et Gan-Gandavenses" (1970) 289-308.

    44. MALONEY, G.-A, The Jesus prayer, en "Spirituallife" 16 (1970) 102-108.

    45. MARCHETTI, A., Cristianesimo senza preghiaa, en "Rivista di vita spirituale" 24 (1970) 82-87.

    47. MCCABE, H., Prayer, en: "Doctrine and life" 20 (1970) 409-421. 47. McNAMARA, M., Prayer in christian life, en "Doctrine and life"

    20 (1970) 202-207. 48. MEANY, J.-O., CAREY, M., Psychology and "The prayer of the

    H eart", en "Review for religious" 29 (1970) 818-826. 49. MORIONES, P., Educando una actitud de oracian, en "Revista de

    pastoral juvenil" n. 104 (mayo 1970) 22-28. 50. OCHS, R.-J., Imagination, wil, and fantasy in prayer, en "Review

    for reHgious" 29 (1970) 521-526. 50 b. OLCINA SERROLE, E., Oracian crisdana, oracian distinta, en

    "Revista de pastoral juvenil" n. 104 (mayo 1970) 5-10. 51. PASCUAL, A, GOENAGA, J.-A, Oracian y ritmo de vida, en "Li-

    turgia" 25 (1970) 223-231. 52. PETERS, J., La Pluriformidad de la oracian ûnica, en "Concilium"

    (1970, 1) 186-196. 53. PETERS, J., Grezen van het bewustzijn overschrijden, en "Spe-

    Hng" 22 (1970) 119-130. 54. PETIT, J.-M., Parole et silence de Dieu dans la prière, en "Car-

    mel" (1970) 7-17. 55. POWER, D., Grupos reducidos de oracian y oficio divino, en

    "Concilium" (1970, 1) 259-271. 56. Problèmes actuels de la prière, en "Christus" 17 (1970) 435-444. 57. ROHRBACH, P.-Th., The prayer of modern man, en "Spirituallife"

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    AUGUSTO GUERRA

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    II. Contenido

    Tratemos de penetrar en la crisis de la oraClOn personal tal como se nos ha presenta do en 1970. Lo hagamos seg(m un esquema lôgico y sen-cillo, que permita hacernos una idea clara, aunque no completa 5.

    1. Hecho sociolôgico. Es intuiciôn en unos y comprobaciôn en otros: existe un profundo descenso de la vida de oraciôn personal en la Iglesia. El hombre de hoy ora menos 6.

    En la determinaciôn ulterior de este hecho eclesial podemos distinguir estos niveles:

    a. "Muchos cristianos tratan de mantener un ritmo de oraciôn perso-nal, a pesar de sus muchos fallos. Muchos sienten nostalgia de la sustancia de la oradôn, segûn se les va haciendo cada vez menos efectiva la presen-da de Dios en la oraciôn. Muchos se sienten culpables por su falta de ora-ciôn. Aigunos han renunciado casi deI todo al esfùerzo pOl' hacer oraciôn" . Estas palabras de la cuarta asamblea deI Consejo mundial de las iglesias celebrado en Uppsala y citadas en una publicadôn de 1970 (29, 169), son representativas.

    b. Entre estos cristianos, en su tendencia mas extremista, se encuen-tran también los sacerdotes y seminaristas: "es derto, y no queda mas remedio que admitirlo honradamente, que hay sacerdotes y seminaristas que no oran en absoluto" (17, 228).

    c. En muchos casos hay que distinguir entre oraciôn y formas de ora-ciôn. El pensamiento de los autores no es muy matizado, pero creo pode-mos afirmar que muchos de los que se presentan 0 son acuscados de con-trarios a la oraciôn 10 son ûnicamente de algunas de sus formas y métodos, mientras buscan nuevas formas de oraciôn mas auténtica (17, 229; 71,

    5 Es precisa atender a la metodologia que utilizamos. POl' no cal'gar la revista de citas de publicaciones procedemos asi: cuando las afirmaciones textuales 0 el pensamiento a que nos referimos se encuentra en las pUblicaciones aqul recensionadas, remitimos a ellas mediante doble enumeraci6n, ambas en numeros arabigos. El primer numero hace referencia al articulo que posee ese mismo numero dentro de la escala de publicaciones que presentamos. El segun-do, hace referencia a la pagina 0 paginas. En cambio, cuando la afirmaci6n textual 0 el con-cepto hace referencia a publicaciones que pOl' no tratar directamente nuestro tema no estan elencadas aqui, las citamos Integras en nota.

    6 Esta afirmaci6n vale tanto para la oraci6n mental como para la oraci6n vocal. Son mu-chos los que no rezan algo todos los dias, como demuestran las encuestas (una encuesta dura-mente significativa lIevada a cabo en este sentido pOl' el instituto de investigaci6n de la opi-ni6n de Munich «Infra test», puede verse resumida en ({Regensburger Kirchenbote» (Oktober 1970, p. 5).

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    522-525). Se 11ama, por eso mismo, la atenci6n sobre el hec110 de que, sobre todo, los j6venes se ponen hoy, con nueva urgencia y apremio, la pregun-ta de c6mo podrân e110s tener auténtica oraci6n (33, 91; 17, 299 ss.; 55, 261; 21, 475 ss.; 71, 522). A pesar de los mâs distintos y al parecer des-tructores movimientos, existe una necesidad interior de oraci6n, que ma-nifiesta una vida imposible de extinguir (8, 248), Y que se expresa en una oraci6n espontânea, an6nima, reaIizada incluso por personas extranas a la visibilidad de la Iglesia (56, 441 ss.).

    En este mismo aspecto practico, hay otras, no obstante, que hablan de la "paz de la muerte" en este "affaire essentielle" que es la oraci6n perso-nal (42, 85).

    d. Si queremos penetrar mas en la ideologia de esta actitud, y sin salirnos ahora de la auscultaci6n de este hecho sociol6gico, podriamos cons-tatar la existencia de una discusi6n, en el sentido de duda, de la oraci6n en si y de la necesidad de la oraci6n privada (57, 86), e inc1uso existe el rechazo te6rico de la oraci6n misma, en cuanto contrapuesta a una de sus formas, si se la entiende en el sentido tradicional de coloquio silencioso con Dios (71, 525).

    e. Otros dan un paso mâs adelante atm, observando que si para algu-nos la oraci6n en SI es aûn objeto de debate (algo al fin y al cabo positivo), para otros ni siquiera llega a esto: no merece la pena discutir sobre tal reaIidad (8, 247-248).

    f. Mâs aun. Quizâ el ultimo paso en esta realidad sociol6gica 10 den quienes para "liberar" al hombre, le ensenan 10 que es "la oraci6n deI hombre moderno", mientras su auténtica acci6n tiende a negar sentido a la glorificaci6n y petici6n cristianas 7.

    2. Motivaciones. La complejidad deI tema, el diverso carâcter de las revistas, los contextos en que se situan los muchos escritores que han tocado el tema, y su grado de informaci6n (a bastantes se les podria exi-gir que estuviesen mas documentados) determinan la multipIicidad de mo-tivaciones que aducen y la importancia que conceden a unas u otras. Cree-mos ser fieles a su pensamiento, y descubrir una linea central, enumel'ando éstas:

    a. Indiferentismo y atelsmo 8.

    b. Las multiples tareas deI hombre de hoy, que dificultan el poder destinarla un tiempo determinado y logral' una concentraci6n interior (65, 464; 33, 97).

    7 F. VANDENBROUCKE, La lectio divina aujourd·'hui, en «Collectanea cisterciensla» 32 (1970) 261. 8 L. LELOIR, Lectio div/na: Job, 1, 1·5. Sainteté juive et sainteté chrétienne, en «Collectanea

    cisterclensla» 32 (1970) 286.

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    c. El convencimiento de que el tiempo dedicado a la oraci6n es una evasi6n (54, 7), es un bonito prescindir de todo 10 que nos cuesta en la lucha por mejorar el mundo dejando que 10 haga Dios (8, 245-246), mien-tras debe predominar el servicio al mundo por parte de la Iglesia sobre su vida de oraci6n 9. "Ora auténticamente s610 el que encuentra y sirve a Dios en los pobres" (71, 525). El hombre debe comprometerse, y para muchos -no excluidos los sacerdotes- debe proclamarse que no existe mas com-promiso que el poHtico (27, 759).

    d. El acento insistente en la oraci6n espontanea de la vida (12, 858) Y en la oraci6n comunitaria de pequefios grupos fuera de un ambiente sa-cral (8, 248).

    e. Existe la mentalidad de que las categorias en que se quiere encar-nar hoy la oraci6n (categorîas de encuentro y de dialogo) pertenecen al mundo puramente humano de las relaciones interpersonales (9, 65). Con Dios no se puede hablar (8, 247).

    f. Dios no responde. Y no es ésta la impresi6n deI infantilismo de quien busca en la oraci6n una panacea barata, sino la impresi6n angustio-sa de quien intenta orar, en todas las etapas de la oraci6n (13, 513). "El silencio de Dios se ha convertido en una especie de realidad socio16gica" (54, 11). "Esta prueba parece haberse vulgarizado hoy colocando inclus~ a los principiantes ante 10 que parece el vado. Algunos de nuestros com-patriotas no tienen propiamente la impresi6n de encontrarse en una noche, sino mas bien ante un muro. ~Dialogo con Dios? No parece existir quien responda, perdiéndose aSI en un mon610go estéril" (56, 435).

    g. Existe un inadecuado concepto de oraci6n, derivado de una des-equilibrada concepci6n de Dios. Dios no es un ser; es el ser. De ahi que oraci6n es tan amplia como la vida. Pero no hay rincones para la or a-ci6n (29, 170-174).

    3. Juicio critico. No es mi juicio critico, sino el de los autores a quie-nes vengo examinando. Nos interesa no solamente auscultaI' el ambiente en torno a la oraci6n tai como aparece en los escritos de ultima hora. Este-mos a favor 0 estemos en contra, no puede negarse el influjo que estos es-critores pueden ejercer en tantos lectores. POl' eso queremos también resu-mir la postura dominante 10 de los mismos, es decir, c6mo juzgan ellos esta situaci6n cristiana actual en la Iglesia.

    9 B. ALBRECHT. Freundscha/t mit Gatt heute. en ((Christliche Innerlichkeit» (1970) 49. 10 Quisiera mantenerme un poco fuera de las publlcaciones para mirarlas con serenidad.

    Reconozco que no he podido leer todas las publlcaciones~ citadas. Han quedado tuera de mi alcanee las holandesas pOl' no eonoeel' el idioma.

  • 78 AUGUSTO GUERRA

    a. Hay que procurar salir de la duda e indecision: "quienes encuen-tran ... dificultades para orar deben haeer frente, honrada y decididamen-te, a las cuestiones ideologicas que ello les plantea. Para algunos puede que lleve bastante tiempo" (29, 170).

    b. Se sigue llamando oracion (y aplicado a un momento avanzado de la vida espiritual) al reconocimiento de Dios en el mundo, en los encuen-tros, acontecimientos y lectura deI periodico (56, 436).

    c. Encontramos con frecuencia la clara confesion y aceptacion de un fracaso generacional: no hemos ensefiado a orar. Y existe un deseo since-ro y laudable de superar este impedimenta ensefiando a orar y solucionan-do las dificultades de los mas hostiles 0 descuidados, haciéndoles ver que su alegre, inquieta 0 preocupante actitud no debe seguir pensando de la oracion personal 10 que ha pensado hasta ahora, pues la oracion cristiana no es eso.

    De aqui que se encuentren bastantes artIculos sobre la naturaleza de la oracion, 0 sobre aIgu no de sus aspectos. Las ideas mas repetidas, en este sentido, me parecen éstas:

    Posibilidad de contacta con Dios. La oracion coma liberacion deI propio egoismo, y momento deI mas

    pleno desarrollo humano deI dialogo. Inexactitud de la expresion contemplacion a accion, y busqueda (mas

    aun insistencia constante en la necesidad de una busqueda sensata) de la union de ambas. La oracion personal no es desprecio deI mundo, ni olvido de sus problemas. Los aIras son una dimension de la oracion silenciosa, que no niega la actividad, sino que la estimula grandemente (11, 469 sS.; 66, 480 sS.; 6, 499 sS.; 54, 9 sS.; 40, 88 sS.; 42, 85 sS.; 8, 252 sS.; 58, 278 sS.; 28, 66 sS.; 68, 94 S8.). No puede darse 10 que no se tiene. El vacio interior sera conocido por aquellos a quienes se dirige nuestro apostola-do (58, 281). En este mismo sentido, un testimonià de R. Schutz puede ser muy interesante, por venir de quien viene y dirigirse hacia donde se diri-gia, las discusiones holandesas en torno a la vida religiosa: "si queremos darnos a los hombres, no deberemos poner nuestra fuerza en el hombre, sino en los valores que aparentemente no son eficaces: la oracion, la comu-ni on con Cristo" Il.

    d. Hay muy serias advertencias a revisar el criteria de la eficacia. No se niega en modo alguno la eficacia de la oracion y 10 atestigua cuanto hemos recogido en el apartado anterior. Es mas, creemos que los autores favorables a la oraci6n personal estan obsesionados por hacer ver el efica-cismo humano de la oraci6n, obsesi6n que se comprende, por otra parte.

    11 Toma la cita de H. VAN DER MEER, La vie religieuse au concile pastoral néerlandais, en "Vie consacrée» 42 (1970) 110.

  • ORACI6N 1970 79

    Se quiere mas bien desterrar un concepto tan rampl6n de oraci6n y admi-tir que la oraci6n en SI tiene verdadero valor, aun prescindiendo en la hip6-tesis de que esto pudiera darse, de la eficacia humana. Entre nosotros, Olegario Gonzalez ha recordado en una carta sobre la contemplaci6n: "no hay criterio menos eficaz a la larga que el criterio de la pura eficacia" 12. y junto a estas palabras, encontramos otras muy sencillas, pero que, en mi opini6n, van al coraz6n mismo de la verdadera esencia de la oraci6n cristiana: renunciar a la oraci6n (habla de la oraci6n contemplativa) "sig-nifica renunciar a pensar a Dios como Padre y la existencia humana coma el largo aprendizaje de su filiaci6n" 13 (pueden verse también en este senti-do: 31, 39 ss.; 3, 375 ss.; 4,342).

    e. Oposici6n vigorosa a la sola horizontalidad: "creemos nuestro deber rechazarlo con vigor" (71, 256). Incluso a la simple primacfa: "10 primero en la Iglesia es el dominio deI mundo, y el servicio al mundo. S610 después la predicaci6n deI evangelio, la oraci6n, la piedad. Esta alternati-va es absolutamente falsa" 14.

    f. También en esta cuesti6n "10 que cuenta es el magisterio y ejemplo de Cristo y de los santos" (71, 526; 27, 759-760; 31, 41 ss.; 57, 85-86). Cristo fue "hombre de acci6n, infatigable en ayudar a todo necesitado" (57, 85-86). Por eso, hoy sobre todo, debemos volvernos a su vida para hacer nuestro balance cuando enjuiciamos la oraci6n privada (57, 86). Si tuviéramos muchos santos como los que han dedicado tantas horas a la oraci6n, habria mucha menos palabreria y mas caridad auténtica (71, 526). "Esetiempo "perdido" es el mejor aprovechado. Y los que tienen la sens a-tez de perderlo son precisamente los que aportan al mundo una luz mas viva y una acci6n mas purificada" 15.

    g. Se constata una seria advertencia a los que ligeramente destruyen la oraci6n personal (27, 753 ss.) 16, se habla de las "espantosas consecuen-cias de esta desgraciada anomalla (no rezar los sacerdotes, referida a la oraci6n personal, 17, 226), se recuerda que a pesar de las "mil ocupacio-nes (que) reclaman nuestra actividad incesante", "es necesario convencer-se de que nada hay mas necesario que recogerse de tiempo en tiempo para estar exclusivamente ocupados en situarnos correctamente ante el Senor" 17, y se escribe: "no creemos exagerar si decimos que ésta (la vida interoir y en particular la oraci6n) es hoy la mayor y mas urgente necesidad de la Iglesia" (71, 521).

    12 o. GONzALEZ, Legttimidad y urgencia de la vida consagrada, en «Todos unQ» (1970) 175. 13 lb., p. 181. 14 B. ALBRECHT, Freundschajt mit Gott heute, en «Chrlstliche Innerllchkeib) (1970) 49. 15 J. MEDINA, Crisis en la 19lesia, en «Teologia y vida» 11 (970) 16. 1. Por la impresi6n que he recibldo en ml lectura me permito recomendar encarecidamente

    el articulo a que me reflero en el texto: G. GAUCHER, Un lecture de Bernanos. La prière à l'école du «Curé de campagne», en «La vie sph'ltuelle» 122 (1970) 753-769.

    17 J. MEDINA, 1. c., p. 16.

  • 80 AUGUSTO GUERRA

    Llama la atencion constatar que es precisamente esto 10 que piden al sacerdote las aImas sencillas 18.

    h. En algunos autores aparece una queja significativa en un tiempo coma el nuestro, en el que parece que todos pue den dogmatizar sobre todas las cosas: que no hable de oracion el que no hace oracion, pues parece efectivamente que hay un algo en la oracion que solo los que oran pueden comunicar (56, 439; 27, 759-760).

    4. ~Novedades? Quien haya seguido las publicaciones sobre la ora-cion durante un poco de tiempo, y recorra el panorama que se le presenta en 1970 quiza pueda condUIT con fundamento:

    a. Ha sido muy abundante la Iiteratura reIigiosa sobre este problema. No era faci! sospechar esta cantidad. Esto manifiesta un interés innegable y una instintiva preocupacion deI espiritu. El tema no es baladL

    b. Sin negar, como causantes de la crisis, las motivaciones psicologi-cas mas ponderadas en otros momentos, hoy dIa las causas que motivan esta crisis de oracion (que realmente existe) son de Indole teologica. Hay tres reaIidades en Dios que el hombre moderno no alcanza a compenetrar: su existencia, su trascendencia, su inmanencia. Y hay una actitud en el hombre que debe ser revisada, porque no se sostiene: su fe.

    c. La Iiteratura escrita en 1970 sobre la oracion personal es muy afirmativa, en el sentido de que mantiene la necesidad y sentido de la or a,... cion personal. Hay escritos sencillos, narla apocaHpticos, que son impre-sionantes en este sentido.

    d. Comunmente se siente la necesidad de una pedagogia de la or a-cion. Los hombres no saben orar 0 quieren orar segun un esquema inmo-vilista. Muchos se rien de los métodos, pero los mas piensan que hay mucho romanticismo en eso de oral' espontaneamente (aunque no hemos tocado 10 que se dice sobre los métodos, se nos permitira esta afirmaci6n, que creemos es objetiva, es decir, responde al pensamiento de los escritos publicados este ano).

    e. Se repiten constantemente las mejores razones de los ultimos anos en favor de la oracion personal. No creemos que las publicaciones de 1970 supongan un sensible avance. Pensamos, sin embargo, que puede hablarse de una importante, pOl' extensa y seria, escalada que ayuda a consolidaI'

    18 No me reslsto a trascribir este testimonio: «espero también que el sacerpote sea alma de oraci6n y notificacl6n (sic), de vida contemplativa, porque yo, que soy de pueblo, he po· dldo compl'Obar que al lirbol se le conoce por sus frutos, y sin estas dos cosas fundamentales, dlficilmente se puede dar fruto» (L. GARCfA DfAZ, en «Palabra», marzo 1970, p. Il. Puede verse otl'O testimonlo parecldo en p. 15: «que sea verdadera alma de oracI6ml).

  • ORACION 1970 81

    una posici6n ya tomada por muchos, y que esto es un beneficio. para la Iglesia en una de sus cuestiones mas vitales.

    f. Afiadiriamos este reparo, que es al mismo tiempo una invitaci6n al estudio en profundidad dè la oraci6n. Con todo 10 positivo que es cuanto se ha escrito sobre diversas facetas de la oraci6n, pienso que no se ha lle-gado a penetrar seriamente el sentido y esencia de la oraci6n. Me inclino a pensar que la esencia de la oraci6n personal debe ser estudiada a partir deI sano panliturgismo que admite el concilio Vaticano II (SC 12-13), en el sentido de que deben liturgizarse los ejercicios piadosos (fea e indebida expresi6n), entendiendo esto con el significado de que la oraci6n, al igual que la oraci6n litûrgica, y sobre todo· que la eucaristla, mirada en su ver-tiente ascendente, debe ser un consciente y comprometido acto de alaban-za (que supone mucho), en el que va incluido, de una manera 0 de otra, como elemento normal y perfectamente cristiano la petici6n. Me da la impresi6n de que se ha insistido en aspectos secundarios, aunque no des-preciables.

    Sabemos que se habla con frecuencia de las relaciones entre oraClOn litûrgica y oraci6n persona!. Pero se habla, ca si unicamente 19, en estos tres sentidos:

    1. Un tipo de oraci6n no exc1uye el otro 20.

    2. "La devoci6n personal ( ... ), es condici6n indispensable para la auténtica y consciente participaci6n litûrgica" 21.

    3. La liturgia es fuente de la oraci6n personal 22.

    Sobre estos tres puntos todos estamos de acuerdo. Pero hay algo previo a todo esto, que hubiéramos querido ver claramente afirmado en el concilio al hablar de la liturgizaci6n de los ejercicios piadosos 23 y que no 10 hemos

    19 Uno de los pocos estudios que se dan cuenta dei problema que aqui planteamos al hablar de la oraci6n es el de P. VEUILLOT, La participaci6n en la liturgia, tuentè de la vida espiritual, en «Liturgia y vida espiritual». Mensajero, Bilbao 1966, 35-37 (no hace mas que enunciar el tema. Cf. pp. 43·44), Y A. M. ROGUEr, Liturgia y oraci6n personal, en ccLiturgia y vida espiri· tuai», ib. 95·112 (él mismo reconoce -p. 99- que no es este el punto central de su estudio. Por eso creemos que es un trabajo aUn sin hacer, y muy necesario.

    20 Basta leer el n. 12 de la SC. 21 La frase es de Pablo VI, pronunciada en 1969. Ver en Ecclesia 29 (1969) 1129. 22 También Pablo VI se ha preocupado de hacer resaltar este punto, muy claro ya en el

    concilio Vaticano II (SC, 13). Puede verse el mismo documento citado en la nota anterior. 23 Los comentaristas de la constituci6n sobre la liturgia discuten si la oraci6n personal debe

    entenderse, segt1n el concilio Vaticano II, como ejercicio piadoso. Para algunos, ejercicios pia· dosos serian unicamente aquellos a que el concilio se reflere en el nt1mero 13 de la constituci6n, mientras para otros entra también el nt1mero 12, que es donde propiamente se hace referencia a la oraci6n persona!. No es el lugar de entrar en la discusi6n. Nos parece bastante clara que ambos nt1meros, el 12 y el 13, comprenden 10 que el concilio lIama «pia populi christiani exer-sitia», y que traducimos por la desestimada expresi6n: «ejercicios piadosos» (los liturgistas castellanos no encuentran una expresi6n mas feliz, aun reconociendo que en nuestra lengua '10 cae bien la traducci6n existente).

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    encontrado: el esquema, la materializaci6n (si asi podemos hablar), la me-todologia y pedagogia de la oraci6n personal es muy similar a la meto-dologia de la oraciôn Iiturgica. Esta me parece una idea central en el esclarecimiento de la esencia y de la pedagogia de la oraClOn, en cuyo descubrimiento y ensefianza se encuentran empefiados los escritores es-pirituales de 1970.

    AUGUSTO GUERRA, ocd Triana,9

    Madrid-16