¡oh vida mia! ¡oh vida nuestra! de mayira alonzo

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MAYIRA ALONZO SISTEMA NACIONAL de IMPRENTAS REGIONALES MÉRIDA Colección Gelindo Casasola serie Palabra Inicial rednacional deescritores deVenezuela ¡OH VIDA MÍA! ¡OH VIDA NUESTRA!

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“Hay muchos que prefieren la soledad…pero no hay nadie que la resista.”, excelente epígrafe para comenzar la metáfora de la vida, metáfora del miedo y la angustia que presupone salir a vivir. Esa metáfora que Mayira nos presenta con gran creatividad y realismo a través de María, de sus fantasmas y cuestiones, y que es un temor compartido en silencio, tal como sucede en la realidad paralela al cuento, es decir, esta en la que ahora escribimos.

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La portada de esta paquette, es realizada con un for-mato de 14cm x 28cm, a la cual, se le aplican dos doble-ces. A continuación, se muestra a la izquierda la doblada y en las imágenes de abajo, el tiro y retiro de la misma.

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“hay muchos que prefieren la soledad…pero no hay nadie que la resis-ta.”, excelente epígrafe para comenzar la metáfora de la vida, metáfora del miedo y la angustia que presupone salir a vivir. Esa metáfora que Mayira nos presenta con gran creatividad y realismo a través de María, de sus fantas-mas y cuestiones, y que es un temor compartido en silencio, tal como suce-de en la realidad paralela al cuento, es decir, esta en la que ahora escribimos.

Más tarde nos muestra un poco más de realismo, ilustrándonos una co-tidiana escena en la vida de toda mujer, escena que alguna vez hemos vivi-do, esa escena en la que se espera, en la que se tiene la convicción de que algo aún puede cambiar; todo esto lo expone por medio de Esperanza, la que no se permitió levantarse y seguir. Yo diría que esperanza se quedo “sentada sobre el miedo de correr”, y es aquí donde se nos da la enseñanza, donde Mayira a través de un hecho fatal, de un final fatal nos invita a reflexionar.

Es importante que al leer autores que toman realidades cotidianas como lo hace Mayira seamos capaces de ver un poco más allá y adop-tar una perspectiva distinta con la que podamos hacer de una lectura amena también un meollo de reflexión y usar así la literatura como cata-pulta a una montaña de enseñanzas aplicables y útiles para el día a día.

Maryeline Díaz

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Se terminó de imprimir en marzo de 2012en el Sistema Nacional de Imprentas

Mérida - Venezuela.La edición consta de 500 ejemplares

impresos en papel Ensocremi 55 g. Bond 75g.

© Mayira alonzo

© Fundación Editorial el perro y la rana, 2012Ministerio del Poder Popular para la Cultura

Centro Simón Bolívar, Torre Norte, Piso 21, El Silencio, Caracas-Venezuela 1010

Telfs.: (0212) 377.2811 / [email protected]

[email protected]://www.elperroylarana.gob.ve

Ediciones Sistema Nacional de Imprentas, MéridaCalle 21, entre Av 2 y Av 3. Centro Cultural Tulio Febres Cordero, nivel sótano

Mérida – [email protected]

Red Nacional de EscritoresFundación para el Desarrollo Cultural del Estado Mérida - FUNDECEM

Consejo Editorial Popular

José Gregorio GonzálezKarelyn Buenaño

Imagen en portada © Asociación Cooperativa Oxos

Técnica: Xilografía14 x 20 cm

Ever DelgadoHermes VargasGonzalo Fragui

José AntequeraSimón Zambrano

Stephen Marsh Planchart

Edición y correcciónMaryeline Díaz

Diseño y diagramaciónYesYKa Quintero

Impresión y montaje artesanalYesYKa Quinteroa

Depósito Lega: LF4022012800989ISBN: 978-980-14-1815-3

Mayira Alonzo, “Alonzo Vaca” (Mérida - Venezuela, 1964)Artísta, investigadora. Es Licenciada en educación, egresada de la Escuela de Artes Visuales “Cristobal Rojas” de Caracas. Profesora asesora del PNFE de la Misión Sucre en la Aldea Universitaria de Santos Marquina. Tambieén es docente en el Liceo Bolivariano “Doctor Miguel Otero Silva”. Ha participado en exposiciones colectivas en diversas ciudades del país y en el exterior. Pertenece al Grupo de Investigación de Género y Sexualidad de la Universidad de los Andes. Poeta aún inédita, tiene en su haber recitales en distintos encuentros de poesía en su ciudad natal. Esta publicación de cuentos, forma parte de un mundo de imaginación y creatividad.

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Ukumarito (voz quechua), representación indígena del oso frontino, tomada de un petroglifo hallado en la Mesa de San Isidro, en las proximidades de Santa Cruz de Mora. Mérida – Venezuela.

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El Sistema Nacional de Imprentas es un proyecto impulsado por el Ministerio

del Poder Popular para la Cultura a través de la Fundación Editorial el perro

y la rana, con el apoyo y la participación de la Red Nacional de Escritores de

Venezuela, tiene como objeto fundamental brindar una herramienta esencial

en la construcción de las ideas: el libro. Este sistema se ramifica por todos los

estados del país, donde funciona una pequeña imprenta que le da paso a la

publicación de autores, principalmente inéditos. A través de un Consejo Editorial

Popular, se realiza la selección de los títulos a publicar dentro de un plan de

abierta participación.

La Colección Gelindo Casasola, en su serie Palabra Inicial, proporciona a voces

de la escritura más reciente la oportunidad de publicar sus primeros textos, en

un formato de edición limitada como lo es la plaquette. Un galicismo heredado

de escritores franceses de finales del siglo XIX y comienzos del XX, que en

forma de folleto dieron a conocer su obra. Estas ediciones no son más que

la continuidad del trabajo que dejaron, entre otros, El techo de la ballena, Talud,

La draga y el dragón, La espada rota, Laurel, que de alguna manera inauguraron,

en el ámbito editorial, estas novedosas publicaciones en el país. Aquí la palabra

renovadora tendrá un espacio: una impronta en la literatura venezolana. Este

formato incorpora la obra de artistas plásticos locales que complementan una

publicación integral en un maridaje entre la palabra y la imagen.

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Fundación Editorial el perro y la ranaRed Nacional de Escritores de Venezuela

Imprenta de Mérida. 2012Colección Gelindo Casasola / Palabra Inicial

¡Oh vida mia! ¡Oh vida nuestra!Mayira Alonzo

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La vida es muy fácil, pero cual es el chiste de vivirla así. Yo elijo la dificultad más alta, solo

para saber hasta donde puedo llegar. Núnca nos conoceremos a nosotros mismo hasta que

aprendamos a conocer nuestros límites.

Hay muchos que prefieren la soledad... pero no hay nadie que la resista.

Vincent Cisneros

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LOS MIEDOS DE MARÍA

Caminar de prisa no tiene sentido, observo detenidamente como María mira al frente y tropieza con un árbol que es más grande que la mirada que ahora la alcanza, se voltea y me dice que ve rostros prendados en sus ra-mas, moviéndose y agitándose como grandes hombres atrapados que asus-tan, pero en realidad, todo es producto de su imaginación. Tengo la sensación de que María, cree estar volviéndose loca, sigue su recorrido de prisa pero con susto; –ja, ja, se ríe– la asusta solo el hecho de pensar en lo que vió, y se mueve de un lado al otro, igual que las ramas de los árboles; me pregunta

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y se pregunta si los humanos deam-bulan sin alma por cualquier calle de esta bendita ciudad y le da miedo pensarlo, –me pregunta: ¿Será que los encontraremos?– María me asus-ta, me produce miedo. –Le pregunto: ¿A quiénes? y no me contesta–, casi siempre me deja hablando sola.

María piensa que habita como cual-quier mortal, con sus fantasmas que rondan por todas partes, no es miedo lo que tiene, porque ella solo dice temer-le a Dios, quien es grande y poderoso, pero le tiene miedo al mismísimo miedo, ¡Bueno! No es para asustarse, tan solo creo que especula sobre las sensacio-nes que ahora pesan sobre su espalda, como una sombra reflejada en el espejo que permanece oculto tras la puerta de

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su cuarto, en el cual se mira para des-cubrir en su rostro, el tiempo que ha transcurrido, rostro, que apenas deja tocar por la luz del día, porque sabe que se convertirá en un resquebradizo mosaico seco. Yo sé que el lugar prefe-rido de María para ocultarse, y ocultar sus miedos es su cuarto; María en él, se siente acompañada por los miedos que se apoderan de ella –y de mí–, es como no respirar, es sentir una fuerte invasión que llega como la tempestad y nos atra-pa a las dos, desde el pensamiento.

A María estos miedos le roban el re-poso, llegan cuando cree que su amado esta con otra –dije mi amado en el cual pienso con miedo–, con el miedo que produce no tenerlo ahora, con el miedo de sufrir su ausencia, con el miedo que

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se vuelve insoportable e hipócrita para sobrevivirnos, con el miedo de nun-ca haberlo he tenido, con el miedo que pretende María disimular y yo también. Ya no se siente mujer, se siente miedo ¿A que le teme? Sus ojos son dos crista-les a través de los cuales se reflejan los miedos de una mujer, miedos que viven desamparados, de-sesperados sin el abri-go y la protección que ella les brinda, la mantienen distraída para no dejarla volar, para mantenerla alejada de cual-quier posibilidad de soñar y de ser libre, cuando se trata es de vivir.

María a cada instante se da cuen-ta de su sentir, y desata en llanto, se preocupa por sentir tanto miedo, tan-to, que aún sigue asustada cargando en los huesos el dolor de no saber que

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hizo tan mal, trata por todos los me-dios de descubrirlo, es una incesante lucha que se hace interminable, no se da cuenta que todo gira en torno a sus miedos, ama tanto que no desea hacer sufrir, le da miedo darle vida a la vida y se está muriendo sin saber como ha-cer que sus miedos desaparezcan, es una tortura y tan grande que le duele el corazón; se siente jalada por un sin fin de caballos que la arrastran largas dis-tancias sin dejarla regresar; pero María regresa, regresa pero no sabe a donde, me dice que al lado del camino solo ve el precipicio y se siente espantada, asustada. Puedo mirarla y ver sucum-bir cada parte de María y verla volar en pedazos como un cristal esparcido, girando hasta caer.

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Yo le digo que regrese, la llamo, le grito y ella sigue ausente con sus mie-dos, los sigue sin remordimiento, los sigue porque son su compañía, no ex-traña a otros seres, sino a los miedos de estos, que son sus miedos.

¡Que extraño! Toco a su puerta y no me abre, quizás sigue de paseo recorrien-do el camino de regreso, recorriendo su naturaleza, la naturaleza para seguir ob-servando el rostro de los árboles que le producen miedo. María es un caso extra-ño, su sentir gira en torno al miedo y sin embargo, este no la detiene, al contrario, al parecer goza de sus privilegios.

¿Será que ella miente haciéndome creer que son sus miedos los que habi-tan en mí?

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EL APARECIDO

¡Oh vida mía! ¡Oh vida nuestra!

El aparecido no está muerto, vive

entre nosotros como cualquier mortal

No es un muerto el Aparecido, él apareció en la vida de Esperanza sin avisar, sin tocar la puerta, ha creado tal conmoción que el cuerpo de ella tiem-bla, su alma esta agitada porque escu-cha sus palabras como el repique de las campanas tibetanas que revientan en un om infinito. Esperanza todo el tiem-po esta llena de escalofríos y un boste-zo hace sentir el sueño, desea dormir pero no puede, lucha contra éste y el deseo de soñar, desea mantenerse des-pierta para sentirse viva pero, no aguan-

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ta y se tumba en la cama hasta quedarse dormida. Yace en un profundo sueño a través del cual ve revelada la imagen del Aparecido, un aparecido que no es espanto, que no esta muerto, que vive en su presente como una sombra que aparece y desaparece de vez en cuan-do, de cuando en vez y la trae por la calle de la amargura.

Esperanza sueña en no encontrárselo nunca más, porque él no la deja seguir su camino, al parecer, ella de la vida tie-ne mucho que contar cuando recuerda los aparecidos fantasmas de su niñez, en una casa de tapia con techos rojos y te-jas quebradas que, le permitían caminar por su entramado y hacerla sentir que estaba en las alturas, revoloteando como cualquier mariposa inofensiva.

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Esperanza hasta entonces reinaba en su paraíso de independencia y au-tonomía, podía ir y venir, sentirse fuer-te como una guerrera y seguir soñando con los poderes que la tierra le brinda a las mujeres, poderes mágicos como la fuerza de voluntad para levantarse des-pués de las turbulencias dolorosas de la vida. El Aparecido se apareció y ella inocentemente una vez más se atrevió a darle permiso a sus sentires, que no son más que necedades. Esto pasó una tarde cuando el sol calienta a plenitud y el sofoco ahoga las almas que no están en pena, todas las mujeres estábamos reunidas y el Aparecido entre ellas pi-diendole a Esperanza hiciera un espacio en su vida para él, él le pidió con voz suave y dulce que lo dejara entrar en su

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vida, que le diera una oportunidad, una única oportunidad, porque el sabia lo valiosa que ella era, ahora se ahoga en el sentimiento porque no debió haberle hecho caso, sí al menos pudiera regresar el tiempo y restablecer la relación ama-ble que como amigos tenia Esperanza con el Aparecido, –¿Seria ahora ella tan feliz?– Pero siempre hay alguien que nos rompe el alma en mil pedazos cuando solo insinúa sus sentires.

Ya Esperanza no existe y el Apareci-do tampoco, ella se quedó soñando por los dos, él le robo la fé para seguir cre-yendo en lo que nadie ahora cree.

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ÍNDICE

Los miedos de María 7

El Aparecido 15

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Se terminó de imprimir en marzo de 2012en el Sistema Nacional de Imprentas

Mérida - Venezuela.La edición consta de 500 ejemplares

impresos en papel Ensocremi 55 g. Bond 75g.

Imagen en portada © Asociación Cooperativa Oxos

Técnica: Xilografía14 x 20 cm

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“hay muchos que prefieren la soledad…pero no hay nadie que la resis-ta.”, excelente epígrafe para comenzar la metáfora de la vida, metáfora del miedo y la angustia que presupone salir a vivir. Esa metáfora que Mayira nos presenta con gran creatividad y realismo a través de María, de sus fantas-mas y cuestiones, y que es un temor compartido en silencio, tal como suce-de en la realidad paralela al cuento, es decir, esta en la que ahora escribimos.

Más tarde nos muestra un poco más de realismo, ilustrándonos una co-tidiana escena en la vida de toda mujer, escena que alguna vez hemos vivi-do, esa escena en la que se espera, en la que se tiene la convicción de que algo aún puede cambiar; todo esto lo expone por medio de Esperanza, la que no se permitió levantarse y seguir. Yo diría que esperanza se quedo “sentada sobre el miedo de correr”, y es aquí donde se nos da la enseñanza, donde Mayira a través de un hecho fatal, de un final fatal nos invita a reflexionar.

Es importante que al leer autores que toman realidades cotidianas como lo hace Mayira seamos capaces de ver un poco más allá y adop-tar una perspectiva distinta con la que podamos hacer de una lectura amena también un meollo de reflexión y usar así la literatura como cata-pulta a una montaña de enseñanzas aplicables y útiles para el día a día.

Maryeline Díaz