oferta de trabajo

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TRADUCCIÓN: ALEJANDRA BARCELOS ARAGÓN Capítulo 2. Oferta de trabajo Cada uno de nosotros debe decidir si trabaja, una vez que se es empleado, se decide cuantas horas trabajar. En cualquier punto del tiempo, toda la oferta de trabajo de la economía es dada agregando las decisiones de trabajo que cada persona hace en la sociedad. La curva de demanda total de trabajo también depende de las decisiones de fecundidad que se hacen para las nuevas generaciones (lo cual determina el tamaño de la población). Las consecuencias sociales y económicas de estas decisiones varían dramáticamente a través del tiempo. En 1948, 84% era la proporción de trabajadores hombres y 31% de trabajadores mujeres a la edad de 16 años. Para el 2005 la proporción de trabajadores hombres se había reducido a 70% mientras que la proporción de trabajadores mujeres había aumentado a 56%. Para el mismo periodo la cantidad en promedio de horas por semana en la producción del sector privado estaba entre 40 y 34 horas. Esta oferta de trabajo tiende seguramente a afectar la naturaleza de las familias americanas tan bien como sea afectada la capacidad productiva de la economía. Este capítulo y el siguiente desarrollan el marco que los economistas usan para estudiar las decisiones de la oferta de trabajo. En este marco, los individuos buscar maximizar su bienestar consumiendo bienes (como fantásticos autos y agradables hogares) y el ocio. Los bienes deben ser comprados en el mercado. Porque muchos de nosotros no somos independientemente ricos, nosotros necesitamos trabajar para ganar el dinero requerido para comprar los bienes deseados. La compensación económica: si nosotros no trabajamos, podemos consumir más ocio pero tendríamos que hacerlo sin los bienes y servicios que hacen que podamos disfrutar más la vida. Si trabajamos, tendremos la capacidad de comprar muchos de estos bienes y servicios, pero debemos renunciar a algo de nuestro valioso tiempo de ocio. El modelo de ocio-trabajo elige los aislamientos del salario e ingreso de las personas como la llave de las variables económicas que guían la asignación de tiempo entre el mercado laboral y las actividades de ocio. En este capítulo, usamos el marco para analizar las decisiones de oferta de trabajo “estática”, las decisiones que afectan la oferta de trabajo de las personas en algún punto en el tiempo. En el siguiente capítulo, extenderemos este modelo básico para explorar, entre otras cosas, como la sincronización de las actividades de ocio cambian los ciclos de vida y las decisiones de fecundidad de los hogares.

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Este capítulo y el siguiente desarrollan el marco que los economistas usan para estudiar las decisiones de la oferta de trabajo.

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TRADUCCIÓN: ALEJANDRA BARCELOS ARAGÓN

Capítulo 2. Oferta de trabajo

Cada uno de nosotros debe decidir si trabaja, una vez que se es empleado, se

decide cuantas horas trabajar. En cualquier punto del tiempo, toda la oferta de

trabajo de la economía es dada agregando las decisiones de trabajo que cada

persona hace en la sociedad. La curva de demanda total de trabajo también

depende de las decisiones de fecundidad que se hacen para las nuevas

generaciones (lo cual determina el tamaño de la población).

Las consecuencias sociales y económicas de estas decisiones varían

dramáticamente a través del tiempo. En 1948, 84% era la proporción de

trabajadores hombres y 31% de trabajadores mujeres a la edad de 16 años. Para

el 2005 la proporción de trabajadores hombres se había reducido a 70% mientras

que la proporción de trabajadores mujeres había aumentado a 56%. Para el

mismo periodo la cantidad en promedio de horas por semana en la producción

del sector privado estaba entre 40 y 34 horas. Esta oferta de trabajo tiende

seguramente a afectar la naturaleza de las familias americanas tan bien como

sea afectada la capacidad productiva de la economía.

Este capítulo y el siguiente desarrollan el marco que los economistas usan para

estudiar las decisiones de la oferta de trabajo. En este marco, los individuos buscar

maximizar su bienestar consumiendo bienes (como fantásticos autos y agradables

hogares) y el ocio. Los bienes deben ser comprados en el mercado. Porque

muchos de nosotros no somos independientemente ricos, nosotros necesitamos

trabajar para ganar el dinero requerido para comprar los bienes deseados. La

compensación económica: si nosotros no trabajamos, podemos consumir más

ocio pero tendríamos que hacerlo sin los bienes y servicios que hacen que

podamos disfrutar más la vida. Si trabajamos, tendremos la capacidad de

comprar muchos de estos bienes y servicios, pero debemos renunciar a algo de

nuestro valioso tiempo de ocio.

El modelo de ocio-trabajo elige los aislamientos del salario e ingreso de las

personas como la llave de las variables económicas que guían la asignación de

tiempo entre el mercado laboral y las actividades de ocio. En este capítulo,

usamos el marco para analizar las decisiones de oferta de trabajo “estática”, las

decisiones que afectan la oferta de trabajo de las personas en algún punto en el

tiempo. En el siguiente capítulo, extenderemos este modelo básico para explorar,

entre otras cosas, como la sincronización de las actividades de ocio cambian los

ciclos de vida y las decisiones de fecundidad de los hogares.

Este marco económico no solo nos ayuda a entender porque la propensión de las

mujeres al trabajo aumentó y las horas de trabajo disminuyeron, pero también nos

permite direccionar un número de preguntas con importantes consecuencias

políticas y sociales. Por ejemplo, hacer programas de bienestar ¿reduce los

incentivos a trabajar? ¿Un recorte en el impuesto sobre la renta incrementa las

horas de trabajo? Y ¿por qué algunos miembros de los hogares tienden a

especializarse en el mercado laboral mientras otros se especializan en la

“producción de los hogares”?

Medición de la fuerza de trabajo

En el primer viernes de cada mes, el “Bureau of Labor Statistics” (BLS) realiza la

estimación de la tasa de desempleo del mes anterior. La tasa de desempleo es

ampliamente considerada como una medición del estado general de la salud de

la economía estadounidense. En efecto el promedio a menudo interpreta el

menor de los baches mes a mes en la tasa de desempleo como un signo de

cualquiera de los dos ya sea de una precipitosa caída en la actividad

económica o una recuperación creciente.

La tasa de desempleo es contabilizada de las respuestas de un estudio mensual

de BLS llamado “estudio de la población corriente” (CPS). En este estudio, a cerca

de 60,000 hogares se les pregunta acerca de sus actividades laborales durante

una semana particular del mes (esa semana es llamada la semana de

referencia). Casi todos sabemos acerca de las tendencias en la fuerza laboral

estadounidense vienen de la contabilización de los datos de CPS. El instrumento

de estudio utilizado por CPS también tiene influencia del desarrollo de otros

estudios en muchos otros países. En vista de la importancia de este estudio en el

cálculo de la fuerza laboral en ambos tanto en Estados Unidos como en el

extranjero, es útil para revisar varias definiciones de la fuerza laboral que son

rutinariamente usadas por el BLS para generar datos estadísticos.

El CPS clasifica a todas las personas de 16 años o más en una de las tres

categorías: empleados, desempleados y un grupo residual que son los que dicen

estar fuera de la fuerza laboral. Para ser empleado un trabajador debe haber

tenido un trabajo con pago de al menos una hora, o trabajar al menos 15 horas

en un trabajo no remunerado (como una granja familiar). Para ser desempleado,

un trabajador debe también tener un despido temporal del trabajo, o no tenerlo

pero estar activo buscándolo en la cuarta semana en el periodo anterior a la

semana de referencia.

Entonces E será en número de personas empleadas, y U el número de personas

desempleadas. Una persona participa en la fuerza laboral si él o ella son también

empleados o desempleados. El tamaño de la fuerza laboral (LF) está dado por:

LF = E + U (2-1)

Note que la vasta mayoría de las personas empleadas (aquellos que trabajan o

tienen un empleo pagado) son contabilizadas como fuerza laboral

independientemente de cuantas horas trabajaron. El tamaño de la fuerza laboral,

por lo tanto, no dice nada acerca de la “intensidad” del trabajo.

La tasa de participación de la fuerza laboral nos da la fracción de la población

(P) que se encuentra en la fuerza laboral y está definida por:

Tasa de participación en la fuerza laboral = LF/P

La tasa de empleo nos da la fracción de la población empleada, o

Tasa de empleo= E/P

Finalmente la tasa de desempleo nos da la fracción de los participantes de la

fuerza laboral que están desempleados:

Tasa de desempleo= U/LF

El desempleo oculto

El BLS calcula una tasa de desempleo está basada en una subjetiva medida de

que es lo que significa ser desempleado. Para ser considerado desempleado, un

apersona debe también estar en un despido temporal o decir que él o ella están

“activamente buscando trabajo” en las pasadas cuatro semanas. Personas que

se han dado por vencidas y han parado de buscar trabajo no son contadas

como desempleadas, pero son consideradas para estar “fuera de la fuerza

laboral”. Al mismo tiempo, que han tenido la pequeña intención de trabajar justo

ahora pueden ser llamadas “buscadoras activas” por un empleo en orden a la

calificación de los beneficios del desempleo.

Las estadísticas del desempleo, por lo tanto, pueden ser interpretadas de

diferentes formas. Durante la campaña presidencial de 1992, por distancia, fue

dicho que la tasa oficial de desempleo (que son las estadísticas de BLS) siguieron

las profundidades de la recesión. En particular en la campaña de Clinton se

argumentó que fue porque era difícil encontrar empleo muchos trabajadores

despedidos llegaron a desalentarse con la falta de empleo y salieron del

mercado laboral parando así el desempleo. Entonces fue cuando se argumentó

que este ejército oculto de desempleados debía ser agregado a la piscina de los

trabajadores desempleados, entonces el problema del desempleo sería

significativamente peor que si apareciera en los datos de BLS.

Algunos analistas han argumentado que una medición más objetiva de la

actividad económica agregada podría ser dada por la tasa de empleo. La tasa

de empleo indica la fracción de la población con un trabajo. Esta estadística es

obviamente inconveniente ya que las personas que digan que son desempleadas

con personas que son clasificadas fuera de la fuerza laboral. Como sea el último

grupo incluye algunos de los desempleados ocultos, eso solo incluye muchos

individuos que tienen la pequeña intención de trabajar justo ahora (por ejemplo,

retirados, mujeres con niños pequeños, y estudiantes).

Un decremento en la tasa de empleo podría ser atribuido entonces a también

incrementos en el desempleo o crecimientos no relacionados con la fecundidad

o la tasa de inscripciones a las escuelas. Esto está lejos de ser claro, sobre todo,

que las tasas de empleo proveen una mejor medición de las fluctuaciones en la

actividad económica que la tasa de desempleo. Debemos regresar a algunas de

las preguntas planteadas por la ambigüedad en la interpretación de las

estadísticas de la fuerza laboral de BLS en el siguiente capítulo.

Hechos básicos acerca de la oferta de trabajo

Esta sección resume algunos de los conceptos clave en la oferta de trabajo en

Estados Unidos. Este hecho ha motivado mucha de la investigación en la oferta

de trabajo en las pasadas tres décadas. La tabla 2-1 documenta la tendencia

histórica de la fuerza laboral en la participación de la tasa de hombres. Había una

leve caída de la fuerza laboral en la tasa de trabajadores hombres en el siglo 20,

de 80% en 1900 a 75% en 2000. La reducción es particularmente en el escalón de

hombres cerca o mayores a los 65 años, tanto más hombres que elegían retirarse

a temprana edad. La tasa de participación de la fuerza aboral de trabajadores

hombres a la edad de 45 a 64, por ejemplo, disminuyó un 14% entre 1950 y 2000,

mientras que la participación de los hombres mayores a 65 disminuyó de 46 a 18%

en el mismo periodo. Por otra parte, la participación de la fuerza laboral de los

hombres en sus primeros años de trabajo (edad de 25 a 44) también disminuyó,

de 97% en 1950 a 88% en 2000.

Como la tabla 2-2 muestra, ha habido un gran incremento en la participación de

la mujer en la fuerza laboral. A principios de siglo, solo 21% de las mujeres estaban

en la fuerza laboral. Después de 1950, incluso después de las interrupciones

causadas por la segunda guerra mundial y la gran depresión, solo 29% de las

mujeres estaban en la fuerza laboral. Es de gran valor notar que el incremento en

la participación femenil en la fuerza laboral fue particularmente dado en mujeres

casadas. Su tasa de participación en la fuerza laboral casi fue el doble en

décadas recientes, de 32% en 1960 a 61.3% en 2000.

Estos turnos dramáticos en la tasa de participación de la fuerza laboral fueron

acompañados por una considerable reducción de las horas promedio de trabajo

por semana. La figura 2-1 muestra una persona típica empleada en la producción

trabajaba 55 horas por semana en 1900, 40 horas en 1940, y solo 35 horas en 2002.

Finalmente, existe una considerable diferencia en varias dimensiones de la oferta

laboral a través de los grupos demográficos en un punto particular del tiempo.

Como la tabla 2-3 muestra, los hombres no solo tienen grandes tasas más grandes

de participación que las mujeres, pero son también menos probables a ser

empleados en trabajos de medio tiempo. Solo 4% de los trabajadores hombres

están en trabajos de medio tiempo, comparados con el 15% de las mujeres. La

tabla muestra fuerte correlación positiva entre la fuerza laboral y los logros

académicos para ambos tanto hombre como mujeres. En 2005, 92% de los

hombres graduados y 80% de las mujeres graduadas estaban en la fuerza laboral,

comparados con el 75 y 48% de los hombres y mujeres que abandonaron los

estudios, respectivamente.

Hay también diferencias raciales en la oferta de trabajo, con hombres blancos

con mayores tasas de participación y más horas trabajadas que hombres negros.

Los datos presentados en esta sección provienen de “hechos estilizados” que han

motivado muchos de los trabajos sobre oferta de trabajo. Como veremos

después, la evidencia sugiere que los cambios en el ambiente económico

particularmente en las tasas salariales y los ingresos- pueden observarse en los

cambios de la oferta de trabajo.

2-3 Las preferencias de los trabajadores.

El marco en el que los economistas suelen utilizar para analizar el comportamiento

de la oferta de trabajo se llama el modelo neoclásico de elección entre trabajo y

ocio. Este modelo aísla los factores que determinan si una persona en particular

funciona y, si es así, cuántas horas se opta por trabajar. Al aislar estos factores

clave, podemos contar una simple "historia" que explica y nos ayuda a entender

muchos de los hechos estilizados discutidos anteriormente. Más importante aún, la

teoría nos permite predecir cómo los cambios en las condiciones económicas o

en las políticas gubernamentales afectan los incentivos al trabajo.

La persona representante en nuestro modelo recibe la satisfacción tanto del

consumo de bienes (que denotamos por C) y del consumo de ocio (L).

Obviamente, la persona consume muchos tipos diferentes de mercancías durante

un período dado. Para simplificar las cosas, agregamos el valor monetario de

todos los bienes que la persona consume y definimos C como el valor total en

dólares de todos los bienes que las personas compran durante el período. Por

ejemplo, si la persona gasta 1.000 dólares semanales en comida, alquiler, pagos

del coche, entradas de cine, y otros artículos, la variable C se llevaría a cabo en

el valor de $1000. La variable L da el número de horas de ocio que una persona

consume durante el mismo período de tiempo.

Utilidad y curvas de indiferencia.

La noción de que las personas obtienen la satisfacción de consumir bienes y de

ocio se resume en la función de utilidad:

U = f (C, L) (2-5)

La función de utilidad transforma el consumo de bienes y de ocio de la persona

en un índice U que mide el nivel individual de satisfacción o felicidad. Este índice

se llama utilidad. Cuanto más alto sea el nivel del índice U, más feliz es la persona.

Hacemos la suposición razonable de que comprar más bienes o tener más horas

de ocio aumenta la utilidad de la persona. En la jerga de la economía, C y L son

"bienes", no "males".

Supongamos que una persona está consumiendo $500 dólares en bienes de

consumo y 100 horas de ocio semanal (punto Y en la figura 2-2). Esta canasta de

consumo particular, se obtiene un nivel determinado de utilidad para la persona,

supongamos 25.000 utils. Es fácil imaginar que diferentes combinaciones de bienes

de consumo y las horas de ocio podrían producir el mismo nivel de utilidad. Por

ejemplo, la persona podría decir que le es indiferente consumir $500 dólares en

bienes y 100 horas de ocio o un consumo de $400 dólares en bienes y 125 horas

de tiempo libre. La Figura 2-2 ilustra las muchas combinaciones de C y L que

generan este nivel particular de utilidad. El lugar de estos puntos se llama una

curva de indiferencia -y todos los puntos a lo largo de esta curva de rendimiento

25.000 utils.

Supongamos que la persona estuviera consumiendo $450 dólares en bienes y 150

horas de ocio (punto Z en la figura). Esta canasta de consumo sería poner a la

persona en una curva de indiferencia más alta, produciendo 40.000 utils.

Podemos entonces construir una curva de indiferencia para este nivel de utilidad.

De hecho, podemos construir una curva de indiferencia para cada nivel de

utilidad. Como resultado de ello, la función de utilidad se puede representar

gráficamente en términos de una familia (o un "mapa") de las curvas de

indiferencia.

Las curvas de indiferencia tienen cuatro propiedades importantes:

1. Las curvas de indiferencia son de pendiente negativa. Asumimos que los

individuos prefieren más de ambos C y L. Si las curvas de indiferencia

fueran de pendiente positiva, una canasta de consumo con más C y más L

produciría el mismo nivel de utilidad como una canasta de consumo con

menos C y menos L. Esto contradice claramente nuestro supuesto de que

la persona le gusta tanto de bienes como de ocio. La única manera que

podemos ofrecer a una persona un poco más horas de ocio, y aun así

mantener constante la utilidad, es quitar algunos de los productos.

2. Curvas de indiferencia más altas indican un mayor nivel de utilidad. Las

cestas de consumo acostadas en la curva de indiferencia que produce

40.000 utils se prefieren a las cestas acostadas en la curva que da 25.000

utils. Para ver esto, tenga en cuenta que el punto Z en la figura debe dar

más utilidad que el punto X, simplemente porque la cesta en el punto Z

permite a la persona a consumir más bienes y ocio.

3. Curvas de indiferencia no se cruzan. Para ver por qué, consideremos la

figura 2-3, donde se permite a las curvas de indiferencia cruzarse. Debido a

que los puntos X y Y se encuentran en la misma curva de indiferencia, el

individuo sería indiferente entre las cestas de X y Y. Como puntos Y y Z se

encuentran en la misma curva de indiferencia, el individuo sería indiferente

entre las cestas de Y y Z. La persona entonces sería indiferente entre X y Y, y

entre Y y Z, así que ella también debería ser indiferente entre X y Z. Pero Z es

claramente preferible a X, porque Z tiene más bienes y más tiempo libre.

Las curvas de indiferencia que se cruzan contradicen nuestra hipótesis de

que las personas les gusta consumir tanto de bienes como de ocio.

4. Las curvas de indiferencia son convexas al origen. La convexidad de las

curvas de indiferencia no se sigue ni en la definición de las curvas de

indiferencia o el supuesto de que los bienes y el ocio son "bienes". La

convexidad refleja una suposición adicional acerca de la forma de la

función de utilidad. Resulta (ver problema 1, al final del capítulo) que las

curvas de indiferencia tienen que ser convexas al origen si alguna vez

vamos a observar una persona que comparte su tiempo entre el trabajo y

las actividades de ocio.

FIGURA 2-2. Curvas de indiferencia.

Los puntos X y Y se encuentran en

la misma curva de indiferencia y

dan el mismo nivel de utilidad

(25,000 utils); punto Z se encuentra

en una curva de indiferencia más

alta y produce más utilidad.

FIGURA 2-3. Las curvas de indiferencia

no se cruzan.

Los puntos X y Y generan la misma

utilidad, ya que están en la misma curva

de indiferencia; puntos Y y Z deben

producir la misma utilidad. Punto Z, sin

embargo, es claramente preferible al punto X.

La pendiente de una curva de indiferencia.

¿Qué sucede con la utilidad de una persona como ella asigna una hora más

para el ocio o el valor de compra de un dólar adicional de productos? La utilidad

marginal del ocio se define como el cambio en la utilidad resultante de la hora

adicional dedicada a actividades de ocio, manteniendo constante la cantidad

de bienes consumidos. Se denota la utilidad marginal del ocio como MUL. Del

mismo modo, podemos definir la utilidad marginal del consumo como el cambio

en la utilidad si el individuo consume el equivalente a un dólar más de los bienes,

manteniendo constante el número de horas dedicadas a las actividades de ocio.

Se denota la utilidad marginal del consumo por MUC. Porque hemos asumido que

el ocio y el consumo de bienes son actividades deseables, las utilidades

marginales de ocio y consumo deben ser números positivos.

A medida que avanzamos a lo largo de una curva de indiferencia, por ejemplo

desde el punto X al punto Y en la figura 2-2, la pendiente de la curva de

indiferencia mide la proporción a la que una persona está dispuesta a renunciar a

una parte del tiempo libre a cambio de un consumo adicional, mientras se

mantenga constante la utilidad. Dicho de otra manera, la pendiente nos dice

cuánto valor de dólar adicional de bienes que se necesitaría para "sobornar" a la

persona a renunciar a un rato de ocio. Se puede demostrar que la pendiente de

una curva de indiferencia es igual1

(2-6)

1 Para mostrar que la pendiente de una curva de indiferencia es igual a la relación de utilidades marginales,

supongamos que los puntos X y Y en la Figura 2-2 están muy cerca uno del otro. Al ir del punto X al punto Y,

la persona está renunciando L horas de ocio, y cada hora de tiempo libre que renuncia tiene una utilidad marginal de MUL. Por lo tanto, la pérdida de utilidad asociada con el movimiento de X a Y está dada por

LMUL. El movimiento de X a Y también implica una ganancia en utilidad. Después de todo, el trabajador no sólo está renunciando a momentos de ocio; ella está consumiendo bienes por valor de un dinero

adicional de C. Cada dólar adicional de consumo aumenta la utilidad mediante unidades de MUC. La

ganancia total en la utilidad está dada por C MUC. Por definición, todos los puntos a lo largo de una curva de indiferencia producen la misma utilidad. Esto implica que la pérdida en el movimiento del punto X al

punto Y debe ser exactamente compensado por la ganancia, o (L MUL) + (C MUC)= 0. La ecuación (2-6) se obtiene reordenando los términos.

El valor absoluto de la pendiente de una curva de indiferencia, que también es

llamada Tasa Marginal de Sustitución (Inglés RMS, español TMS) en el consumo, es

la relación entre las utilidades marginales.

La suposición de que las curvas de indiferencia son convexas al origen es

esencialmente una hipótesis sobre cómo la tasa marginal de sustitución de los

cambios como la persona se mueve a lo largo de una curva de indiferencia.

Convexidad implica que la pendiente de una curva de indiferencia es más

pronunciada cuando el trabajador está consumiendo una gran cantidad de

productos y poco tiempo libre, y que la curva es más plana cuando el trabajador

está consumiendo pocos productos y una gran cantidad de tiempo libre. Como

resultado, el valor absoluto de la pendiente de una curva de indiferencia

disminuye a medida que la persona " rueda hacia abajo" de la curva. El supuesto

de convexidad, por lo tanto, es equivalente a una suposición de la disminución

de la tasa marginal de sustitución.

Las diferencias en las preferencias entre los trabajadores.

El mapa de curvas de indiferencia presentada en la Figura 2-2 ilustra la manera en

que un determinado trabajador considera el equilibrio entre el ocio y el consumo.

Diversos trabajadores típicamente van a ver esta compensación diferente. En

otras palabras, algunas personas pueden dedicar una gran cantidad de tiempo y

esfuerzo a sus puestos de trabajo, mientras que otras personas prefieren dedicar la

mayor parte de su tiempo al ocio. Estas diferencias interpersonales en las

preferencias implican que las curvas de indiferencia puedan parecer muy

diferentes para diferentes trabajadores.

La Figura 2-4 muestra las curvas de indiferencia de dos trabajadores, Cindy y

Mindy. Las curvas de indiferencia de Cindy tienden a ser muy pronunciadas, lo

que indica que la tasa marginal de sustitución adquiere un valor muy alto (véase

la figura 2-4a). En otras palabras, se requiere soborno monetario considerable (en

términos de consumo) para convencerla de renunciar a una hora más de ocio.

Cindy, obviamente, le gusta el ocio, y le gusta mucho. Mindy, por otro lado,

cuenta con curvas de indiferencia más planas, lo que indica que la tasa marginal

de sustitución adquiere un valor bajo (ver Figura 2-4b). Mindy, por lo tanto, no

requiere gran soborno de convencerla de renunciar a una hora más de ocio.

Las diferencias interpersonales en los "gustos para el trabajo" son obviamente

importantes determinantes de las diferencias en la oferta de trabajo en la

población. Los trabajadores que gustan de mucho ocio (como Cindy) tenderán

a trabajar pocas horas. Y los trabajadores que no se adhieren a un alto valor de

su tiempo de ocio (como Mindy) tenderán a ser adictos al trabajo.

En su mayor parte, los modelos económicos pasan por alto estas diferencias

interpersonales en las preferencias. La razón de esta omisión es que las diferencias

en los gustos, aunque probablemente muy importante, son difíciles de observar y

medir. Sería extremadamente difícil, si no imposible, realizar encuestas que

intenten medir las diferencias en las curvas de indiferencia de todos los

trabajadores. Por otra parte, la dependencia de las diferencias interpersonales en

los gustos ofrece una salida fácil para cualquier persona que desea explicar por

qué diferentes trabajadores se comportan de manera diferente. Después de

todo, uno simplemente podría argumentar que surgen diferentes patrones de

comportamiento entre dos trabajadores, surge porque el trabajador A le gusta el

ocio más que al trabajador B, y no habría ninguna manera de probar si una

afirmación es correcta o no.

Los modelos económicos subrayan el impacto de las variables que son mucho

más fáciles de observar -como los salarios y los ingresos- en la decisión de la oferta

de trabajo. Debido a que estas variables pueden ser observadas y medidas, las

predicciones hechas por el modelo sobre qué tipos de personas tenderán a

trabajar más son contrastables y refutables.

FIGURA 2-4. Las diferencias en las preferencias entre los trabajadores.

(A) Las curvas de indiferencia de Cindy son relativamente elevados, lo que indica

que se requiere un soborno sustancial a renunciar a una hora más de ocio. (B) Las

curvas de indiferencia de Mindy son relativamente planas, lo que indica que se

atribuye un valor muy inferior a su tiempo de ocio.