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Odisea Cristiana | Junio 2015 1

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Odisea Cristiana | Junio 2015 1

2 Comunión de Gracia Internacional

CONTENIDO

EDITORIAL ¡Vamos a ganar el juego!, 3. Planeta Tierra: La misión perfecta de Dios, 5. Sorprendentemente, como sólo Dios puede hacerlo, no había plan B o C. Sólo el Plan A garantizado, a prueba de fallos, sólido e indestructible.

El Dios que sufre, 8. La Oración: escuchar y responder a Dios, 16. REFLEXIONES TRINITARIAS La más grande lección de hu-mildad y amor, 20. PREGUNTAS CON RESPUESTA Orar sin cesar y con persistencia, 23. CONSEJOS PARA JÓVENES ¡Dios nunca te olvidará!, 25. NOTAS DE AMOR PARA PAREJAS 5 cosas que una mujer necesi-ta escuchar de su esposo, 26

EXPLORANDO LA BIBLIA El Principio, 28 CON FRECUENCIA NOS PREGUNTAN, 29

SALIENDO DEL LEGALISMO Los cristianos obedecen a Dios, 30

HMM… 32

Odisea Cristiana NÚMERO 53 JUNIO 2015

Odisea Cristiana es publicada por Comunión de Gracia Internacional - Grace Communion International, PO Box 5005, Glendora, CA, 91740; Copyright©2014.

Presidente: Joseph Tkach. Directores de Misiones Hispanas: Centro y Sur América: Héctor Barrero. EEUU y México: Lorenzo Arroyo. España: Pedro Rufián. Editor: Rick Shallenberger. Editor Adtivo.: Michael Morrison. Edición en español: David E. Ágreda. Suscripciones son enviadas electró-nicamente por email. Suscríbase en: http://comuniondegracia.org/suscribirse CONTÁCTENOS: Argentina: Olavarría 4543, (1842) Bo Las Flores, Monte Grande- BA. email: [email protected] Tel. (011) 4295-1698. Colombia: Calle 49 #26-11 Galerías, Bogotá. Teléfono: 314 2825. Chile: Casilla 11, Correo 21, Santia-go. El Salvador: Final Senda 3 Oriente No. 23. Los Girasoles, San Tecla. Web: sansalvador.gcichurches.org/ España: Apdo. 185, 28600 Navalcarnero, Madrid. Tel. 91 813 67 05 ó 626 468 629 Web: comuniondelagracia.es Estados Unidos: P.O. Box 5005, Glendora, CA 91740-5005. Honduras: Apartado 20831, Comayagüela. México: Web:comuniongracia.org.mx Perú: Web: comuniondelagracia.pe

Resto del mundo: gci.org/churches web: http://comuniondegracia.org email: [email protected] facebook: ComuniondelaGracia twitter: @comuniongracia

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¡Vamos a ganar el juego! sta es mi época favorita del año por una simple razón - ¡es la temporada de béisbol!

Pero hay algunos equipos que no verás jugar en las Grandes Ligas, los equipos que cambiaron la historia del béisbol para siempre. Tal vez has visto la serie de TV "Un equipo muy especial” (A League of Their Own), o tal vez recuerdas la época en que la Liga de Béisbol Femenino de Estados Unidos (All-American Girls) saltó al campo e hizo historia.

Cuando Estados Unidos se unió a la Segunda Guerra Mundial, los hom-bres jóvenes y sanos se iban a lu-char. Los gerentes de béisbol co-menzaron preguntándose cómo llenar los estadios, mientras que sus atletas estaban en la guerra. Fue Felipe Wrigley, el magnate de la goma de mascar, quien tuvo la idea de crear una liga de béisbol profe-sional femenina - algo inaudito en el momento. Estas mujeres jugadoras de béisbol fueron un éxito - espe-cialmente en las pequeñas ciudades del medio oeste de EEUU donde las comunidades locales se unieron en torno de ellas. Se convirtieron en un importante símbolo de patriotismo, perseverancia y superación de obs-táculos durante la década más o menos que la liga estuvo activa.

En la Comunión de Gracia

Internacional, las mujeres

desempeñan un papel vital

en todos los niveles de la

organización.

Estamos comprometidos

con la equidad de género,

de origen étnico, situación

económica o nacionali-

dad.

En el equipo de Dios nadie

se queda en la banca.

Estas jugadoras eran gente común como tú y yo. Apuesto a que nunca soñaron que tendrían esa oportuni-dad - algunas jugadoras eran tan jóvenes como de 15 años, y la ma-yoría de ellas hizo más dinero que el resto de sus familias juntas, sólo por jugar pelota. Las jugadoras llegaron de todas partes y de una amplia variedad de orígenes. Incluso tenían un tema musical que proclamaba la unidad en la diversidad. Un coro fue: Somos las miembros de la Liga Femenina Americana, venimos de ciudades cercanas y lejanas. Tene-mos canadienses, irlandeses y sue-cas, somos todas para una, somos una para todas, ¡todas somos ame-ricanas!

Esta inspiradora historia me recuer-da a lo que significa ser seguidor(a) de Jesús. Como dice Pablo en Gála-tas 3:26-28 , "Así que en Cristo Jesús todos ustedes son hijos de Dios me-diante la fe, porque todos los que

E

EDITORIAL Por Joseph Tkach

4 Comunión de Gracia Internacional

han sido bautizados en Cristo se han revestido de Cristo. No hay Judío ni gentil, ni esclavo ni libre, ni hay hombre y mujer, porque todos uste-des son uno en Cristo Jesús".

Históricamente, las reglas del béis-bol excluían a las mujeres; estas chicas pueden haber tenido lanza-mientos rápidos y altos promedios de bateo, pueden haber sido mejo-res jugadoras que cualquier chico, pero no podían haber esperado jugar más de un partido improvisa-do aquí y allá. Es decir, hasta que una oportunidad sin precedentes llegó, y no dejaron pasar la oportu-nidad.

Muchos seguidores de Jesús pueden sentir lo mismo - que no soy el más rápido o el mejor, que otros son más adecuados para estar en el campo. Dios no me ha dado el don de ser pastor o líder de un grupo de jóve-nes. Pero, Jesús nos invita a todos a entrar en el juego, y no hay bancas en su equipo. A pesar de que estaba más allá de lo que estas jugadoras de béisbol podrían haber imaginado para sí mismas, ellas tuvieron la oportunidad de salir de su vida coti-diana y ser el centro de atención. Cristo nos ha invitado a hacer lo mismo. Las viejas divisiones que nos retenían no tienen poder más - estamos unidos en Cristo. Todos jugamos para su equipo.

Las jugadoras no sabían cuánto tiempo su liga sobreviviría; cuando la guerra llegó a su fin, su futuro era incierto. Debido a esto, dieron todo lo que podían. Ninguna se esperó para la próxima temporada, o trató de evitar lesiones para poder tener una larga carrera. Estas mujeres

sabían que el futuro era incierto, así que trajeron todo lo que tenían para cada juego. Es un buen recordatorio de que nosotros no conocemos el futuro, tampoco. Sólo que Dios nos llama a participar con él. Tú podrías pasar tu vida en entrenamiento para tu gran prueba, o puedes reconocer que ya has sido elegido, y que todo el mundo tiene una posición para jugar.

Incluso después de que la liga fue cerrada, las más de 600 mujeres que habían jugado no perdieron contac-to - y ellas no dejan de participar. Ellas organizaron ligas menores para las niñas jóvenes que querían con-seguir también una oportunidad en el campo. Se convirtieron en las historiadoras de su propio legado importante. Entrenaron a sus hijas y nietas en el juego que les encantó. Hay muchas maneras de participar en el reino de Dios, y una parte importante de nuestra vida en co-mún es levantar nuevas generacio-nes con la misma pasión y entu-siasmo por la llamada de Jesús.

Jesús nos invita a todos a entrar en el juego,

y no hay bancas en su equipo.

Aquí en la Comunión de Gracia In-ternacional, las mujeres desempe-ñan un papel vital en todos los nive-les de la organización. Porque en Cristo viejas barreras se han roto, nosotros en la CGI estamos compro-

Continúa en la página 7

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Planeta Tierra

La misión perfecta de Dios

Por Johannes Maree

l control de aterrizaje ha confirmado que recibió una señal de aterrizaje. El

Philae está bien. El ancla no se disparó. El cometa puede ser suave. Se confirma insuficiencia en la apertura del tanque. No fue un problema del sensor".

"Todavía estamos bien. ¿Ver-dad?"

Esta fue la transmisión en vivo de las conversaciones que tuvieron los controladores en la Agencia Espacial Europea en el aterrizaje de la sonda Philae en el cometa Churyumov Geraimenko (comúnmente conocido como 67P). El aterrizaje fue conside-rado un éxito, sin embargo, no fue por completo de acuerdo al plan. La sonda no aterrizó exactamente donde los científicos e ingenieros querían que aterrizara, para empeo-

rar las cosas, rebotó y aterrizó incli-nada contra una pendiente y las anclas que se suponía iban a dispa-rarse para asegurar la sonda sobre la superficie del cometa no se dispa-raron. Además, la sonda quedó en la sombra de un pequeño acantilado, por lo que las baterías se descarga-ron rápidamente y no podían ser recargadas por los paneles solares.

Philae había estado viajando desde la tierra por unos 10 años, 500 mi-llones de kilómetros a bordo de la sonda espacial Rosetta, para encon-trarse con el cometa 67P. Toda una increíble hazaña humana si se pien-sa en ello. La parte que es interesan-te es que después de años de plani-ficación y muchos años de viaje, la sonda podría haber fracasado com-pletamente. Ninguno de los involu-crados puede garantizar 100% de éxito. No es de extrañar que, incluso con algunos fallos importantes, todo

“E

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el mundo todavía lo viera como un gran éxito.

¿Cuánto más asombroso es, pues, el plan de salvación de Dios? Este plan fue elaborado y puesto en marcha antes de que los seres humanos (o la tierra), incluso existieran. Efesios 1: 4-6 declara categóricamente que hemos sido elegidos para formar parte de la relación que goza Dios Trino, incluso antes de que Dios creó la tierra en la que nos pusieron (Efesios 1: 4-6). A través de los siglos este plan de "viaje espacial" fue insinuado o revelado a la gente.

Después de la caída de la humani-dad, Dios mismo le dijo a Adán y Eva acerca de este plan (Génesis 3: 1-24; especialmente v15). Miles de años después de Adán y Eva, Dios revela algo del plan a Isaías en una de las descripciones más detalladas hasta ese momento (Isaías 53). Todo el capítulo se resume en el versículo 12 (que, aunque escrito antes del evento, usa el tiempo pasado como si ya hubiera sucedido). "Porque él llevó el pecado de muchos e inter-cedió por los transgresores".

Sorprendentemente, como sólo Dios puede hacerlo, no había plan B o C. Sólo el Plan A garantizado, a prueba de fallos, sólido e indestructible. En otras palabras, Dios no tuvo que diseñar rápidamente un plan B (en Jesús) cuando el plan A (en Adán) falló. Jesús es el único plan y Él es el Plan A.

En un punto preciso en la historia humana, Dios mismo habría de viajar por el espacio millones de kilómetros hacia el planeta tierra (por así decirlo).

Tal vez es por la naturaleza humana y nuestros numerosos fracasos, que a veces llegamos a la idea de que Dios debe haber tenido algún plan de respaldo en caso de que el Plan A con Jesús en la tierra fracasara. Mucha gente tiene la idea de que el plan de salvación en sí fue un plan de respaldo necesario para rescatar a la humanidad, porque lamenta-blemente habían fracasado en el Jardín del Edén. Esto no es así.

En ningún momento durante la encarnación del Hijo de Dios hay un comentario o conversación que incluya las palabras: 'fallamos', o, '¿Todavía funciona bien?' como fue el caso de la sonda Philae. A veces tenemos la idea de que a veces Jesús estuvo cerca de fracasar. Por ejemplo, durante su tentación por Satanás en el desierto (Mateo 4), o en el jardín de Getsemaní, donde Jesús sudó sangre (Marcos 14, Lucas 22).

Ten la seguridad de que Satanás no tenía ninguna posibilidad contra Jesús y el plan de salvación de Dios. Que el mal no puede triunfar sobre el bien. Esto es importante de en-tender porque si pensamos de esta manera también podemos empezar a pensar que tal vez nosotros no podamos hacerlo.

Hay una canción que se llama 'Tren español' de Chris de Burgh, en la que canta acerca de cómo Jesús y Satanás están jugando a las cartas por las almas de los seres humanos. Dios gana unas pocas manos (al-mas), pero Satanás engaña con el proverbial as en la manga y gana la mayoría de las almas. Aunque es una melodía pegadiza, esta es una

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canción patéticamente ignorante. Por desgracia, hay muchos que piensan de esta manera. El plan de la salvación no es un juego de azar como se ilustra en un juego de car-tas de póquer. Es una bendita segu-ridad.

Es cierto que a veces podemos ver este desordenado mundo y sentir que el mal triunfa sobre el bien. Que tal vez, sólo tal vez, la salvación de Dios está fallando. El apóstol Juan, mientras estaba en prisión en la isla de Patmos, tuvo el privilegio de ser transportado hacia el futuro y ver la realidad de Jesús regresando triun-fante a la tierra. Vio el futuro en el que todos los que desean estar con Jesús, hemos sido resucitados y arrebatados con los que siguen vivos a su encuentro en las nubes. Él vio la realidad de un nuevo cielo y una nueva tierra y donde (según consta en Apocalipsis 21: 4) se limpian las lágrimas de nuestros ojos y no hay más muerte, ni llanto, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado para siempre.

"Control, la misión ha sido un éxito

rotundo. Jesús ha vuelto". †

Nota: El autor no desea crear la falsa impresión de que Jesús y Dios Padre están en algún lugar lejos en el cielo. Es necesario entender cla-ramente que aunque Dios Padre está en el cielo, está en todo lugar y siempre presente, al igual que Jesu-cristo y el Espíritu Santo. La idea central de este artículo es que, a diferencia de los planes humanos, el plan de Dios nunca falla.

Viene de la página 4

metidos con la equidad de género, origen étnico, situación económica, y nacionalidad. Queremos que nues-tra organización sea el mejor equipo del momento - y no queremos per-der a ninguno de los jugadores ta-lentosos de Dios por dejar a alguien con ganas de jugar sentado en el banquillo.

Nosotros en CGI amamos unirnos - y hay muchas maneras de jugar en el equipo de Dios. Para algunos, podría ser la plantación de una nueva igle-sia en una comunidad que necesita sentir el amor de Dios. Para otros, podría ser comprometiéndose a orar por una familia misionera al otro lado del mundo. Participamos cuando servimos en nuestras comu-nidades locales, en nuestras iglesias, e internacionalmente. Comunión de Gracia Internacional es una comuni-dad de creyentes que juegan bajo la misma cabeza y lo dan todo en cada juego. ¡Jesús no nos está entrenan-do desde el banquillo; él está en la cancha con nosotros! Nos hemos puesto el uniforme de Cristo, y sa-bemos que lo que cada uno de no-sotros hace es importante para el equipo de Dios. Cuando apoyas a la CGI, demuestras que no está con-tento(a) con sentarte en el banqui-llo. Así que, les agradezco por ser jugadores(as) valiosos(as) en el equipo de Dios. ¡Vamos a ganar el juego!

Joseph Tkach Presidente Comunión de Gracia Internacional

8 Comunión de Gracia Internacional

Por J. Michael Feazell

“No entiendo. ¿Por qué Dios permite que cosas tan horribles sucedan todos los días en el mundo, si puede impedirlas si lo quisiera?

¿Acaso a Dios no le importa?”

í, a Dios le importa. Pero dudo que alguien pueda con-testar esa pregunta de una

manera enteramente satisfacto-ria. He aquí lo que sí sabemos: La mejor manera de entender a Dios y nuestro sufrimiento es mirando a Jesucristo. Vea usted, Jesucristo es Dios. Jesucristo es humano también. Dios se hizo humano, sin dejar de ser Dios, por nosotros. Eso es a lo que nos referimos cuando decimos que Cristo fue completamente Dios y completamente hombre.

Cuando decimos que Jesucristo es el Hijo de Dios, no queremos decir que es algo menor que Dios, u otro ser además de Dios.

Queremos decir que Él es Dios, y como Dios, tomó la condición humana por nosotros.

“No veo qué tiene esto que ver con nuestro sufrimiento. Y no puedo ver cómo Jesús puede ser Dios y el Hijo de Dios a la misma vez. Y no entiendo todo esto de la Trinidad de todos modos. Pero parece que estás cambiando el tema. Quiero saber por qué Dios no pone fin al horrible sufrimien-to si es todopoderoso y tan bueno”.

Está bien. Y es justamente por eso que tenemos que hablar acerca de Jesucristo. Porque al entender a Jesucristo entendemos por qué Dios permite el sufrimiento hu-

S

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mano.

Jesucristo es Dios en la carne. Fíjate que dije es, no fue. Jesús fue, es, será, y siempre será Dios en la carne. Cuando el Hijo de Dios asumió humanidad, tomó la con-dición humana en sí mismo, o sea, en Dios. Y al hacer eso, purificó a la humanidad, la redimió, y le dio comunión eterna, o un compañe-rismo correcto, con Dios el Padre. Como humano, tomó todo el pe-cado humano y la corrupción en sí mismo, y por medio de su crucifi-xión y muerte, todo pecado hu-mano y la corrupción encontraron su fin.

Pero la muerte no pudo retener al Hijo de Dios hecho carne. Él fue resucitado, no como un espíritu o como un Hijo de Dios descarnado, sino como el mismísimo hombre Jesucristo que murió por nosotros, aunque glorificado. Eso es a lo que nosotros los cristianos nos referi-mos cuando decimos que creemos en la “resurrección corporal”. Nos referimos a que el mismo Jesús fue resucitado, el mismo Jesucristo completamente humano y com-pletamente Dios que fue crucifica-do por nosotros. Él fue resucitado con un cuerpo humano glorificado. Se nos dice que cuando seamos resucitados de los muertos, ten-dremos un cuerpo glorificado co-mo el de Jesús; como el cuerpo que Jesús tiene todavía (Filipenses 3:21).

Cuando seamos resucitados, se-remos completamente humanos, no completamente Dios y comple-

tamente humanos como Jesús. Pero en nuestra humanidad resu-citada, seremos como el capitán de nuestra salvación, Jesucristo el crucificado y resucitado Hijo de Dios es en su humanidad. Él es completamente humano.

Cuando decimos “completamente humano”, no queremos decir lo opuesto a “en parte humano”. Decimos “completamente” en el sentido de “todo lo que la huma-nidad había sido destinada a ser”. Queremos decir incorrupto, intac-to, sin mancha. Queremos decir, directamente sacado de la sala de muestras; perfecto, sin abolladu-ras, sin moho, sin manchas, sin rasgones, sin gasto de las llantas, brillante, puesto a punto, lubrica-do, lleno de combustible, lavado y listo para manejar, como nosotros deberíamos haber salido. Sin Cris-to, el ser completamente humanos sería imposible para nosotros.

Sería imposible porque cada uno de nosotros comenzó en el depósi-to de chatarra. Éramos cacharros viejos, que desperdiciábamos combustible, agujereados como coladores, con llantas gastadas y no emparejadas, rayados, con la pintura descolorida y los asientos rotos, abollados, sucios, enmohe-cidos, montones petardeando estancados en segunda velocidad. Eso es debido a la maldad, una condición que compartimos con el padre Adán y la madre Eva a me-dida que traqueteamos contenta-mente juntos en el escape sofo-cante de la falta de confianza en

10 Comunión de Gracia Internacional

Dios.

Cuando las personalidades van en contra de Dios, ya sean humanas o espirituales, el resultado es la maldad. La maldad se puede defi-nir como cualquier cosa que no está en comunión con Dios, que se opone a Dios. Es esta maldad, esta insensata falta de confianza en Dios, esta usurpación por parte de la humanidad de la fiel y amorosa paternidad divina de Dios sobre nosotros, la que corrompe y trata de destruir todo lo que Dios origi-nalmente hizo y que debía ser bueno.

Abuso de la libertad

¿Puede Dios impedir que sucedan cosas malas?

Sí, Él puede.

Entonces, ¿por qué no lo hace?

Considera esto: Acontecen cosas malas porque las personas tienen la libertad de hacer cosas malas.

A veces, las personas son descui-dadas, desconsideradas o egoístas, lo que resulta en crear situaciones y circunstancias que pueden y casi siempre hacen daño a otros. A veces son perezosas, avaras o cobardes, y por esa razón, las per-sonas son heridas. A veces, las personas hasta son odiosas, mal-vadas y crueles.

¿Qué sucedería si Dios detuviera todas las consecuencias de las decisiones y acciones humanas? Les quitaría el sentido. Si Dios siempre nos detuviera antes de que hiciéramos algo malo, enton-

ces estaría quitándonos nuestra libertad para tomar nuestras pro-pias decisiones. Si Dios nos quitara la libertad de pensar por nuestra propia cuenta y tomar nuestras propias decisiones, entonces no habría posibilidad para nosotros los humanos de tener una relación con Dios libremente elegida.

Dios le dio a los humanos libertad, verdadera libertad; una libertad apoyada por la propia libertad de Dios, pero no una libertad inde-pendiente de Dios (no existe tal cosa como libertad totalmente independiente de Dios). Pero en Adán, los humanos hemos abusa-do de esa libertad eligiendo en contra de Dios, lo que es elegir contra nosotros mismos, porque solo en Dios podemos los seres humanos ser lo que en realidad somos.

Esa rebelión ha hecho que la hu-manidad sea menos de lo que fue creada para ser. Está en total os-curidad en cuanto a quién es Dios y de su absoluta dependencia en Él. En medio de esta ceguera, los humanos ya no tienen la comu-nión con Dios de la cual en una ocasión disfrutaron Adán y Eva. En su lugar, lo mejor que pueden hacer es palpar a Dios en la oscu-ridad con la esperanza de que lo puedan encontrar (Hechos 17:27).

La redención

Así como la humanidad cayó dentro del pecado y la corrupción, no obs-tante, el Verbo de Dios, en quien fueron creadas todas las cosas (Co-

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losenses 1:16) también ha hablado la nueva palabra de redención (v. 20), la nueva creación, la cual es la misericordiosa redención de todas las cosas (Efesios 1:9-10). Por la gracia de Dios, como son manteni-dos por Dios en Cristo, los humanos pueden elegir confiar en su Señor. Por su propia cuenta, nunca podrían hacer eso.

Por un lado, su corrupción lo pre-vendría. Por otro, la criatura es incapaz de encontrar al Creador por su propia cuenta. Tal encuentro es posible solamente por el misericor-dioso don de Dios de sí mismo. En esta libertad otorgada por Dios, los humanos pueden confiar en Dios o no confiar en Dios. Pueden aceptar o rechazar su soberanía sobre ellos. Aun si rechazan a Dios, claro está, Dios no es menos Dios, y ellos no dependen menos de Él para su exis-tencia, aunque ellos rehúsen creer-lo.

Pero la vida es más que la mera existencia. Dios desea que sus hijos humanos sean lo que Él los creó para ser: completamente humanos, no las chatarras quebradas que el pecado ha hecho de ellos. Para hacer de los humanos lo que Él quería que fueran, Dios tomó a la humanidad quebrantada dentro de sí mismo y la arregló. Él se hizo car-ne, Dios en la carne, Dios encarna-do. Él vino como uno de nosotros para reconciliar a la humanidad consigo mismo.

Pero no vayamos a pensar que esta reconciliación es un tipo de quimio-terapia divina que Dios finalmente inyectó en un mundo incurablemen-te enfermo para salvar a unos que

iban a vivir después de Jesús en tiempo cronológico. No, esta recon-ciliación es algo que el Hijo de Dios, quien es el eterno Verbo de Dios, por medio de quien fueron hechas todas las cosas (Juan 1:1-3), ha he-cho, y ha estado haciendo desde la fundación del mundo (Apocalipsis 13:8).

En otras palabras, en algún sentido que no entendemos, Dios siempre ha (en todo sentido que podemos entender siempre) tenido algo de la humanidad en sí mismo: Dios nos reconcilió a sí mismo en Cristo antes de la fundación del mundo.

El Ser por medio del cual todas las cosas existen continuamente (He-breos 1:3), quien como el Verbo divino continuamente pronuncia todas las cosas a la existencia, es también el mismísimo que conti-nuamente reconcilia todas las cosas con el Padre. Su palabra de reconci-liación para nosotros nos restaura al Padre tan seguramente como su palabra de creación nos da existen-cia en primer lugar. Él es tanto Creador como Reconciliador, y siempre lo ha sido. Él es el Cordero inmolado desde la fundación del mundo.

El representante perfecto

¿Cómo lo hizo Jesús exactamente? Él vino en lo que la Biblia llama “la plenitud del tiempo” (Gálatas 4:4; Efesios 1:10), o exactamente cuando el tiempo era apropiado. Para repe-tir: no pienses que la expiación de Jesús es buena solamente para los que vinieron después de Él en el tiempo. Eso sería olvidar quién en realidad es Él. Él vino en el tiempo

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apropiado para toda la humanidad, tanto antes como después de Él. Vino como un Dios sacrificado por nosotros, o sea, en Jesucristo, Dios se dio a sí mismo, el perfecto hu-mano sin pecado, como ofrenda de su misma perfecta humanidad para Dios. Solo Jesucristo, Dios en la carne, pudo hacer ambas cosas.

¿Cómo pudo Jesús dar esta ofrenda de perfecta humanidad al Padre en una manera que reconcilia a toda la humanidad a Dios?

Lo hizo al tomar sobre sí mismo todos los pecados de la humanidad (Juan 1:29; 1 Juan 2:2), llegando a ser en sí mismo la humanidad peca-dora alejada y enajenada de Dios (2 Corintios 5:21; Mateo 27:46), y sufriendo la muerte en nuestro lugar (Romanos 5:8).

Él pudo hacer eso porque, como Dios, Él es contra quien el pecado se ha cometido y el que ha sido recha-zado y despreciado en nuestro pe-cado, y como uno de nosotros, Él es el representante perfecto de todos nosotros. Él, como Hijo del hombre, puede tomar nuestros pecados en sí mismo y aguantar lo más recio de nuestro conflicto con los poderes del mal. Como el Hijo de Dios, puede perdonar nuestros pecados y res-taurar nuestra comunión quebran-tada con Dios.

La muerte vencida

Espera un momento. Dijiste que Cristo murió por nosotros, en lugar nuestro. Pero en caso de que no lo hayas notado, nosotros todavía morimos de todos mo-

dos. ¿Cómo funciona eso?

Te estás adelantando en la historia, pero es muy buena pregunta para no contestarla ahora. Sí, todavía morimos. Pero debido a Jesús, la muerte es la mismísima cosa que se vence con la resurrección. Porque Jesús ha tomado la muerte en sí mismo y así la ha derrotado, cuando morimos, somos llevados a la muer-te de Jesús.

Cuando Jesús murió, debido a quien Él es, la muerte misma no pudo contenerlo; la misma muerte fue devorada por la victoria.

Ya que el Hijo de Dios, el Señor de la Vida, tomó la muerte por nosotros, cada muerte humana es una partici-pación en la muerte de Jesús (Juan 12:32). Y la entrada en la muerte de Jesús termina en nuestra resurrec-ción dentro de la resurrección de Jesús. Tal como la muerte no puede contener a Cristo, así la muerte, debido a que Cristo mu-rió por nosotros, no nos puede con-tener a nosotros tampoco, precisa-mente porque estamos, por la gra-cia de Dios, en Cristo.

¿Entonces todos son resucitados, aun Hitler y Stalin?

Sí, todo el que muera será resucita-do (Apocalipsis 20:12). Ya que el Hijo de Dios se hizo humano por la humanidad, y murió y fue resucita-do por la humanidad, todos los humanos mueren en la muerte de Cristo y son resucitados en su resu-rrección. No hay ninguna otra resu-rrección a la cual los humanos pue-dan ser resucitados sino la de Jesús. Si Jesús no hubiera muerto y resuci-tado por nosotros, ningún humano

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sería resucitado. Pero lo hizo, y lo hizo porque el santo y todopodero-so Dios trino está lleno de gracia y misericordia y libre de ser quien quiere ser con nosotros.

Dios con nosotros

Pero si Hitler y Stalin son resuci-tados, ¿cómo es eso justo?

Buena pregunta. La respuesta es que no es nada justo. Pero entonces tampoco es justo que tú y yo sea-mos resucitados. La Biblia nos dice que todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios (Romanos 3:23).

Nosotros solo merecemos la muer-te. Sé lo que quieres decir. Quieres decir que algunas personas son mucho más malas que otras, y que es justo que a las personas les pa-guen con la misma moneda.

Diré una cosa más acerca de la resu-rrección. El hecho de que todos van a ser resucitados no significa que todos serán salvos. Aunque en Cris-to todos son reconciliados con Dios, solo aquellos que confían en Cristo son salvos, y como ya hemos visto, para la mayoría, esa bendición no viene antes de la muerte.

No estoy seguro de que entiendo lo que estás diciendo. ¿Cómo puede alguien ser reconciliado, pero no salvo?

Para Dios hacerse hu-mano es reconciliar a la humanidad con Dios. Dios es fiel a su humani-dad en Cristo, y Él ha establecido nuestra humanidad en Cristo, a quien le es fiel.

Eso probablemente todavía es des-concertante. Déjame decirlo así:

Dios –Padre, Hijo y Espíritu Santo– es un Dios, la Santa Trinidad, perfec-ta en unión y en perfecta comunión. El Padre desea eternamente que el Hijo sea humano para nuestro bien, y el Espíritu Santo lo hace de esa manera. Ya que Cristo es Dios en la carne, el humano perfecto para nuestro bien y en nuestro lugar, o sea, humanidad perfecta para la humanidad, y el Espíritu Santo nos une al Hijo en perfecta unidad, so-mos, debido a que somos humanos en Cristo solamente (no hay ninguna otra manera de ser humano porque Cristo es humano por nosotros), reconciliados con Dios en Cristo.

¿Me lo puedes aclarar más?

Tratemos así: Cristo reconcilió a todo el mundo con Dios al hacerse humano por nosotros. Él es uno con Dios, o sea que eso nos hace uno con Dios, y es cierto simplemente porque Dios dice que así es. ¿Es mejor así?

Ahora entiendo esa parte. Pero ¿cómo es entonces que algunos no son salvos?

Lo que impide que una persona reconciliada sea salva es la incredu-lidad. No confía en Dios. Es así de sencillo. El que no confíe en Dios no es salvo. Aunque Dios le dice “Sí” a cada persona mediante Cristo, si la persona le dice “No” al “Sí” de Dios, o sea, no confía en Él, entonces, no puede gozar del fruto del “Sí” de Dios para ella.

No es, ten en mente, que su “No” es más fuerte que el “Sí” de Dios, o que su “No” niega el “Sí” de Dios. El “Sí” de Dios todavía es “Sí” y siempre lo será. Pero ese “Sí” de Dios para la

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persona es rechazado en su “No”, lo que es realmente loco, pero no obstante tolerado por Dios porque su “Sí” incluye nuestra libertad para decir “No”.

Decirle “No” a Dios es decirle “No” al amor de Dios, a la gracia de Dios, a la misericordia de Dios, a la auto-ridad de Dios, a la sabiduría de Dios, al poder de Dios. Es como sentarse muriéndose de hambre y de enfer-medad en la oscuridad solo, sin nada, pensando que uno es autosu-ficiente, y preferir ese estado al gozo y la libertad del banquete eterno de Dios. Decirle “No” a Dios es convertirse uno mismo en Dios (como una vela de cumpleaños creer que es el sol).

¿Así que hay esperanza para todos?

Ya que Cristo vive, sí hay esperanza para todos.

Pero ¿acaso ya no ha decidido Dios de antemano quién será salvo y quién no lo será?

Por un lado, sí, pero por el otro, no se cumple hasta que lo cumpla con nosotros en el tiempo y el espacio en Cristo.

Sí, porque Dios desea que todos sean salvos. La misma humanidad es elegida o escogida para la salvación en Cristo, el Elegido para la humani-dad y en quien toda la humanidad es elegida.

Pero, no, porque Dios no solo tiene el propósito de la salvación humana en Cristo, Él también cumple su propósito en Cristo, y ese cumpli-miento toma lugar concretamente en el espacio y tiempo de la historia,

una historia que ha sido redimida en Cristo.

Toda la humanidad es escogida, o predestinada por Dios para ser ele-gida en Cristo, y Dios cumple su propósito en Cristo en toda la hu-manidad a lo largo de toda la histo-ria.

O sea que en un sentido, Dios sabe, pero en otro sentido Dios está obrando en el tiempo y en el espa-cio con nosotros en Cristo su volun-tad para la humanidad, y Él lo sabe porque lo está cumpliendo de acuerdo con su propósito, lo cual lo ordena en Cristo, quien es el Elegido para nosotros.

¿Es eso la predestinación?

Sí y no. Sí, en el sentido de que Dios predestina a toda la humanidad para la salvación, y elabora esa sal-vación con nosotros en Cristo libre-mente y concretamente en el tiem-po y en el espacio. No, en el sentido de que Dios no ha predeterminado antes de todo el tiempo y creación quién va a ser condenado y quién será salvo. Más bien, Él activamente obra sus propósitos con nosotros en la creada libertad real de tiempo y espacio e historia.

Entonces ¿nuestras decisiones importan?

Sí, nuestras decisiones importan. Importan porque son decisiones tomadas en Cristo, en quien vivimos y nos movemos y somos. En otras palabras, nosotros importamos y nuestras decisiones y elecciones importan porque Dios, en su liber-tad no creada de ser quien es con nosotros, nos ha reconciliado mise-

Odisea Cristiana | Junio 2015 15

ricordiosamente consigo mismo en Cristo, quien se hizo humano por nosotros.

Por la gracia de Dios, nuestras deci-siones correctas son las decisiones de Cristo, y nuestras decisiones malas son redimidas en Cristo y hechas sus decisiones si nos recha-zamos a nosotros mismos y confia-mos en Él como nuestro Salvador, Señor y Dios; o sea, si nos arrepen-timos y creemos el evangelio.

Además, nuestro arrepentimiento (volvernos a Dios como pecadores necesitados de misericordia) y nues-tra fe (confianza en Dios de que es quien es y capaz de hacer lo que ha prometido para nuestra salvación) son originadas, impulsadas y cum-plidas en Cristo por medio del Espíri-tu Santo de acuerdo con la voluntad del Padre para con nosotros.

Esto significa que aún podemos confiar en Cristo para 1) abogar nuestra causa miserable y 2) tener por nosotros la fe necesaria para ser salvos.

La esperanza cristiana

Ahora, pasamos por eso para poder llegar a esto: Nuestras decisiones corruptas producen resultados co-rruptos y, como resultado, la huma-nidad sufre. Pero Jesucristo, el Hu-mano perfecto en quien Dios ha establecido nuestra humanidad, también sufrió con nosotros y por nosotros. Aunque nuestra vida en esta tierra sea mala a causa del pecado, es redimida en Cristo. Por lo tanto, la vida que esperamos se cumplirá cuando lo acompañemos en su resurrección. Eso es cierto para todos los humanos que sufren

y han sufrido en todas partes a lo largo de toda la historia cuyas ago-nías y llantos atormentados se unen a los gemidos cósmicos de la crea-ción entera (Romanos 8:18-25; Apo-calipsis 21:3-4).

No sabemos por qué Dios permite que los bebés sufran. O por qué algunas personas tienen que sopor-tar desventajas mentales y físicas.

O por qué muchos se mueren de hambre, sufren enfermedades ho-rrorosas o aguantan dolor indecible en cualquiera de las maneras innu-merables en que los humanos han sufrido y continúan sufriendo.

Pero sí sabemos esto: Dios mismo sufrió en Cristo por todo ser hu-mano que sufre, y lo hizo para poner fin a todo el sufrimiento, y cuando todo el mundo se siente a comer en el banquete eterno del Cordero, los llantos de gozo que se levantarán eclipsarán para siempre los gemidos de miseria de donde surgieron.

Esta esperanza es por la cual somos cristianos. El sufrimiento humano, tan malo como es, no es en vano, pero recibe significado eterno en el sufrimiento de nuestro Creador que nos ama tanto a pesar de lo que somos que está dispuesto a sufrir con nosotros y por nosotros para que en Él toda lágrima pueda al fin ser enjugada.

El último capítulo de las historias trágicas de las masas de humanidad ha sido escrito precisamente en la muerte y resurrección del Hijo de Dios, en cuyo gozo eterno toda la humanidad es atraída continuamen-te por el poder incesante de su

amor (Jn. 12:32). †

16 Comunión de Gracia Internacional

Parte III

Por Wilfrido González

n la segunda parte de esta serie reflexionamos acerca de que el agradecimiento y la adoración

son dos elementos de la oración por medio de los cuales nos podemos sintonizar con Dios y permitirle comunicarnos su presencia. Ahora reflexionemos sobre los otros dos elementos: La confesión y la peti-ción.

CONFESIÓN

Al adorar a Dios estamos recono-ciendo su grandeza y su perfección, y con eso en mente no podemos menos que ver nuestra pequeñez y nuestra imperfección, lo cual nos motiva a CONFESAR ante Él nuestra condición de incapacidad e insignifi-cancia. Esa es la actitud de “perdó-nanos nuestras ofensas”. Pero tam-bién le confesamos a Dios que reco-

nocemos en gratitud el hecho de que somos sus hijos muy amados, que estamos dentro del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y que, por lo tanto, tenemos la promesa de que “todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:7).

Por eso Dios puede obrar grandes cosas a través de aquel que tiene la actitud de CONFESION ante Dios: Así dice el Señor: El cielo es mi trono y la tierra el estrado de mis pies. ¿Dón-de, pues, está la casa que podrían edificarme? ¿Dónde está el lugar de mi reposo? Todo esto lo hizo mi mano, y así todas estas cosas llega-ron a ser, declara el Señor. Pero a éste miraré: Al que es humilde y contrito de espíritu, y que tiembla ante mi palabra (Isaías 66:1-2).

Así que la confesión tiene dos caras:

E

Odisea Cristiana | Junio 2015 17

Por un lado venimos contritos, hu-mildes y tristes al sentir que hemos fallado pero, por otro lado, no nos quedamos allí lamentándonos sino que aceptamos la gracia de Dios que nos limpia y nos justifica y levanta-mos la cabeza agradecidos y dis-puestos a empezar de nuevo y se-guir peleando “la buena batalla de la fe”.

Amigo lector, si has llegado a este punto en la lectura de esta serie debe ser porque te interesa mejorar tu comunicación con Dios. De eso se trata la oración, insisto, no de con-vencer a Dios de que nos dé lo que pedimos, sino de conocerlo mejor, de dejar que Él nos muestre su vo-luntad, y Dios dice que El mirará (pondrá atención) “al que es humil-de y contrito de espíritu”.

Por eso la confesión es un elemento de tremenda relevancia para nues-tra comunicación con Dios y para nuestro crecimiento espiritual. Pero muchos creyentes se pasan la vida esforzándose por desempeñarse lo suficientemente bien para que Dios los apruebe, y llevan cuenta de sus buenas obras, y se sienten bien por su desempeño espiritual. Para ellos “perdónanos nuestras deudas” son palabras que dicen porque Jesucris-to lo instruyó así pero en realidad no lo sienten porque al hacer un balan-ce de sus obras se consideran de “los buenos” mientras que allá afue-ra están los “malos” o “mundanos” (los ladrones, los mujeriegos, los drogadictos, los asesinos, los idola-tras, etc.). Lo sé porque yo me sen-tía así, lo confieso, y no creo que haya sido el único. Y Dios sabe que es así, por eso Cristo expuso la pa-

rábola del fariseo y el publicano (Lucas 18:10-14), y concluye decla-rando: Todo el que se engrandece será humillado, pero el que se humi-lla será engrandecido.

La confesión sincera, profunda, de corazón, le permite al Espíritu Santo fluir y manifestar su presencia en tu vida, y la manera en que se mani-fiesta es por medio de su fruto: Amor, gozo, paz, paciencia, benigni-dad, bondad, fidelidad, mansedum-bre, dominio propio (Gálatas 5:22-23)

¿No te gustaría que todas estas cualidades reflejaran tu carácter? Bueno, pues necesitas confesar humildemente ante Dios (y en oca-siones ante otra persona que sepa escucharte sin juzgarte, eso ayuda). Por tanto, confiésense sus pecados unos a otros, y oren unos por otros para que sean sanados. La oración eficaz del justo puede lograr mucho. (Santiago 5:16)

Con todo esto queda preparado el terreno (por así decirlo) para que le pidamos a Dios de acuerdo a su voluntad.

PETICIÓN

¿Qué es lo que le vamos a pedir a Dios cuando venimos a Él agradeci-dos? ¿Qué le vamos a pedir cuando venimos a Él adorándole y alabán-dole? ¿Qué le vamos a pedir cuando venimos a Él en confesión, humildes y contritos de espíritu? Seguramen-te en nuestras oraciones estará presente la petición de “hágase tu voluntad en la tierra como se hace en el cielo” lo cual implica renunciar de corazón a que se haga nuestra voluntad. Tal vez esta sea la parte

18 Comunión de Gracia Internacional

más difícil: Renunciar a hacer nues-tra voluntad. Porque los cristianos a través de los siglos han repetido la frase “hágase tu voluntad” pero inconscientemente lo que frecuen-temente queremos es que Dios haga nuestra voluntad. Yo creo que pa-samos “de muerte a vida” en Cristo (1 Juan 3:14) cuando permitimos que el Espíritu Santo nos lleve al punto en que nos rendimos total-mente ante Dios y realmente esta-mos dispuestos a cederle el control de nuestras vidas.

Así que, si nuestras oraciones han de ser de provecho para nosotros tienen que pasar (por así decirlo) por el “filtro” de la confesión (re-nuncia, humildad absoluta ante Dios). Y entonces una de las prime-ras cosas que pediremos será “há-gase tu voluntad” porque eso es lo que querremos que ocurra en nues-tras vidas. Eso fue lo primero que dijo el apóstol Pablo cuando fue convertido, le pidió a Dios (a su manera) que le mostrara su volun-tad: Señor, ¿qué quieres que yo haga? – ¿Cuál es tu voluntad para mí? (Hechos 9:6). Nuestras peticio-nes a Dios necesitan girar alrededor de un deseo sincero de que se haga su voluntad. Y una evidencia de ese deseo ante Dios y ante uno mismo es hacer aquellas cosas que obvia-mente son la voluntad de Dios.

Por ejemplo, a lo largo de la Biblia Dios nos exhorta a ofrendarle gene-rosamente pero es un hecho que (en general) los cristianos alrededor del mundo gastamos más en diver-siones que en apoyar organizaciones de ayuda o en apoyar la proclama-ción del Evangelio. Y no se trata de

que no nos divirtamos sino que redefinamos nuestras prioridades “porque donde esté tu tesoro allí estará también tu corazón” (Lucas 12:34). Me resulta un poco incómo-do tratar este punto porque sé que corro el riesgo de que se pierda de vista el enfoque. El enfoque NO es pedir tu apoyo económico para este ministerio sino en ayudarte a enten-der el propósito subestimado de la oración – conocer mejor a Dios, conocer y hacer su voluntad – y que si oramos “hágase tu voluntad” pero no tocamos nuestras carteras para ayudar a que se haga su voluntad (principalmente ayudar al prójimo y proclamar el Evangelio) entonces es dudoso que realmente queramos que se haga la voluntad de Dios ¡y nuestra oración sería vana! ¿Por qué me llaman Señor, Señor y no hacen lo que yo digo? (Lucas 6:46).

Otro ejemplo es que a veces oramos con dedicación pero guardamos resentimiento con alguna persona – no la hemos perdonado – y aun así decimos “perdónanos nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”.

Necesitamos perdonarnos nues-

tras ofensas.

La confesión sincera, profunda,

de corazón, le permite al Espíritu

Santo fluir y manifestar su pre-

sencia en tu vida,

La petición de “hágase tu vo-

luntad en la tierra como se ha-

ce en el cielo” implica renun-

ciar de corazón a que se haga

nuestra voluntad.

El propósito subestimado de la

oración es conocer mejor a

Dios, y conocer y hacer su vo-

luntad.

Odisea Cristiana | Junio 2015 19

Vemos pues que, al presentarnos ante Dios en oración, antes de pe-dirle algo NECESITAMOS preguntar-nos: “¿Estoy agradecido con Dios, adoro a Dios en todos los aspectos de mi vida y vengo ante Él en humil-de y absoluta confesión?” Si nuestra respuesta es un sincero y convenci-do “¡SI!” entonces seguramente nuestras peticiones serán conforme a su voluntad… ¡y Dios ciertamente responderá!

Pero nota por favor que, entendien-do en qué consiste la oración y cuál es su propósito, al presentarnos ante Dios realmente es como si nos colocáramos frente a un espejo que nos muestra tal cual somos: Y mani-fiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundi-cia, disolución, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas (Gálatas 5:19-21).

Pero si reconocemos lo que vemos (alguna o varias de estas “obras de la carne”), y hacemos una pausa reflexiva, y aclaramos nuestra men-te, y suplicamos su presencia (“ven-ga tu reino”), y ESCUCHAMOS… entonces Dios nos comunicará su presencia y nos mostrará su volun-tad. Pero, como lo mencioné ante-riormente, no ocurre solo en un momento sino que es un proceso gradual – realmente es un proceso de toda la vida.

Este artículo es el tercero de una serie de cuatro acerca de la oración.

Wilfrido González vive en Tijuana, México, es pastor asis-tente de las congregacio-nes de la Comunión de Gracia Inter-nacional en

Mexicali y Tijuana, México.

Que la verdad te haga libre Si alguien no está dispuesto a aceptar que ahora podría creer una mentira, entonces nunca podrá buscar plenamente la verdad - ya que si se encuentra con la verdad, sin duda entrará en conflicto con la doctrina / cosmovisión / creencias a las que está aferrado.

Buscar a Jesús es sólo el punto de partida del camino de la verdad. 'Seguirlo' es la parte que requiere fe. Para seguirlo no debemos so-lamente ser guiados en el descubrimiento de grandes verdades, tam-bién necesitamos el valor de enfrentar las mentiras que otros nos han engañado a creer en el pasado.

Se valiente.

Que la verdad te haga libre.

20 Comunión de Gracia Internacional

nrique, un niño de seis años, quien vivía con sus padres en la ciudad, quiso conocer cómo se

vive en el medio rural y pidió a su papá lo llevara porque en la escuela su maestra les dijo a sus alumnos que en el campo la vida es muy rica, en él puede admirar los sembrados y el ganado, de donde la mayoría obtiene: comida, vegetales, carne, leche; entre otras cosas; además, se respira aire puro. Así que cierto día, su papá le informó que el siguiente fin de semana irían con unos parien-tes que viven en un rancho a esca-sos 50 Km.

Cuando Enrique llegó al rancho, se quedó maravillado de la vista que le regalaba el paisaje, así que se bajó del coche y corrió a la entrada de la casa sus tíos; se saludaron efusiva-mente y acordaron enseñarle las instalaciones del rancho después de la comida.

Llegó el momento de hacer el reco-rrido por las instalaciones; pero al llegar al establo y querer entrar, Enrique se paró en seco y retrocedió tapándose la nariz y dando muestras de desagrado. Cuando su papá lo cuestionó al respecto, el niño le contestó: ¡Huele horrible! ¡Está muy feo! ¡No me gusta!

Su papá esperó a que se calmara y

entonces le explicó que en un esta-blo a horas de la tarde, huele a es-tiércol y otras cosas y necesita ser aseado, si la visita fuera en la maña-na sería distinto, sin embargo, el establo sigue teniendo olores que no agradan a la nariz de mucha gente. Es un mundo de suciedad y desprecio, en él hay inmundicia. Sin embargo, lo que alberga es algo demasiado útil, de un establo pro-ceden la leche, la carne, los quesos y otros productos agradables al pala-dar. Así lo dispuso Dios para darnos la enseñanza de cómo es su amor por los seres humanos. De la in-mundicia espiritual del mundo está obteniendo Hijos suyos para su gloria.

Si usted es una persona a la que no le agradan los olores de un establo; quiero decirle lo siguiente: Dios nos enseña, a través de su Santa Palabra y por medio de un establo, cómo es Él. Veamos. En Lucas 2:8-14 encon-tramos esta historia: “8 Esa noche había unos pastores en los campos cercanos, que estaban cuidando sus rebaños de ovejas. 9 De repente, apareció entre ellos un ángel del Señor, y el resplandor de la gloria del Señor los rodeó. Los pastores estaban aterrados, 10 pero el ángel los tranquilizó. «No tengan miedo —

E

REFLEXIONES TRINITARIAS Por Rubén Ramírez Monteclaro

Odisea Cristiana | Junio 2015 21

dijo—. Les traigo buenas noticias que darán gran alegría a toda la gente. 11 ¡El Salvador —sí, el Mesías, el Señor— ha nacido hoy en Belén, la ciudad de David! 12 Y lo reconocerán por la siguiente señal: encontra-rán a un niño envuelto en tiras de tela, acostado en un pesebre». 13 De pronto, se unió a ese ángel una inmensa multitud —los ejércitos celestiales— que alababan a Dios y decían: 14 «Gloria a Dios en el cielo más alto y paz en la tierra para aquellos en quienes Dios se compla-ce».

Esta historia es conocida por la gran mayoría, porque cada año el mundo cristiano celebra el nacimiento del Mesías, desplegando una gama diversa de manifestaciones a través del arte, más que por su profundo significado.

Cuando los pastores manifestaron miedo, el ángel los tranquilizó anun-ciando la alegría y el gozo de Dios por introducirse en su misma crea-ción, tomando para sí nuestra ima-gen caída y muerta para transfor-marla y devolverla a su estado origi-nal (Efesios 1:4).

El ángel les dio una señal: «encon-trarán a un niño envuelto en tiras de tela, acostado en un pesebre»

¿Por qué daría Dios esta señal a los pastores?

En primer lugar, les indicó el sitio exacto donde encontrarían al niño que ha causado gran gozo en el cielo y ellos fueron testigos de este suce-

so. Además, ellos sabían de qué se trataba ese lugar porque su vida gira alrededor del ganado y lo aman. Con esta señal, Dios se estaba introdu-ciendo a su mundo; vino a su en-cuentro donde ellos estaban; a un lugar difícil de predecir.

Demos gracias a Papá porque de la misma forma vino a nuestro en-cuentro, a donde nos encontramos, en este mundo caído, lleno de mie-dos, frustraciones, iras, etc. A Él no le importó llegar a nuestra inmundi-cia espiritual y física.

En segundo lugar, la señal es para nosotros. ¿Por qué vino a este mun-do y escogió un lugar despreciable, que produce sensaciones desagra-dables?

Porque así ha sido nuestra vida transformada por el pecado; desde la decisión de Adán de querer vivir su vida lejos de Dios, ha sido una vida cargada de injusticias, desamor, traiciones, depresión, muerte, oscu-ridad…

A Papá no le importó bajarse de su

22 Comunión de Gracia Internacional

puesto de vigilia para venir a nues-tro encuentro al vernos regresar (Lucas 15:20), no le importó que al abrazarnos se impregnara de nues-tros olores fétidos adquiridos a nuestro paso por mundos de tinie-blas e inmundicia.

Cuando el ángel anunció a los pasto-res el hecho de que el Hijo Eterno estaba encarnando en un ser hu-mano hubo fiesta en el cielo –y creo que esa fiesta todavía no termina– porque todos los seres celestiales están celebrando el regreso de cada hijo que salió a este mundo.

Para que Jesús viniera a nuestro encuentro tuvo que atravesar “to-dos los mundos para encontrarnos en nuestro dolor” (C. Baxter Kruger. “El Regreso a La Cabaña”. Edit. Dia-na, México, 2014. Pp. 31-32); mun-dos nada gratos, llenos de ira, ren-cor, desesperación, depresión, mal-dad, de deseos de hacer daño, de asesinar, de tinieblas, etc.; mundos llenos de inmundicia y olores féti-dos, representados fielmente en un establo, que a muchos de nosotros no nos gusta; pero a Él no le impor-tó porque su amor de Padre no tiene límites.

Cada día el Espíritu nos revela las dimensiones del amor de Padre de nuestro Dios, que no le importó ensuciar su santidad con tal de ha-cer regresar a casa a quienes ama sin medida.

En Cristo, quien es la esencia del Dios Trino revelada en un ser hu-mano y compartida con todos los que creemos, en Él, Dios nos mues-tra el ejemplo más vívido y trascen-dente de humildad:

El Rey de reyes y Señor de señores, el rey y creador del universo, vino al mundo, a encontrarnos en nuestra inmundicia, para limpiarnos, redi-mirnos, santificarnos y hacernos un solo ser con Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Termino esta reflexión dejando en la mente de todos los que la leen, la Escritura más representativa de la humildad y del inmenso amor del Dios Todopoderoso revelado en Jesucristo, la que nos apremia a unificarnos e identificarnos con Jesús, nuestro Señor y nuestro Dios: “Tengan la misma actitud que tuvo Cristo Jesús. Aunque era Dios, no consideró que el ser igual a Dios fuera algo a lo cual aferrarse. En cambio, renunció a sus privilegios divinos; adoptó la humilde posición de un esclavo y nació como un ser humano. Cuando apareció en forma de hombre, se humilló a sí mismo en obediencia a Dios y murió en una cruz como morían los criminales. Por lo tanto, Dios lo elevó al lugar de máximo honor y le dio el nombre que está por encima de todos los demás nombres para que, ante el nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua declare que Jesucristo es el Señor para la gloria de Dios Padre”. (Fili-

penses 2:5-11) †

Rubén Ramírez Monteclaro es pro-fesor de Educación Primaria y Secunda-ria y Pastor Regio-nal de la Comunión

de Gracia Internacional en Veracruz, México.

Odisea Cristiana | Junio 2015 23

Orar sin cesar

y con persistencia

Pregunta: En 1 Tesalonicenses 5:17 la Biblia dice: "Orad sin cesar". No podemos pasar todo nuestro tiempo de rodi-llas. ¿Cómo vamos a obedecer este mandato?

Daniel

Respuesta: Estimado Daniel,

No es necesario estar de rodillas cuando oramos. Oramos sin cesar orando mientras caminamos, cuan-do nos cepillamos los dientes, en el transporte público o en vehículo propio y a medida que avanzamos en las muchas actividades de nues-tro día. Orar sin cesar significa que no hay límites formales para la ora-ción y no hay una postura requerida o necesidad de estar en un lugar específico, podemos orar en todo momento y en todo lugar.

Pregunta: ¿Pueden decirme los diferentes tipos de oración de intercesión, si los hay? Por lo demás, ¿qué es la oración intercesora? Estoy confun-dido por los diferentes tipos de oraciones que se pueden orar a Dios. Gracias.

Charly

Respuesta: Estimado Charly,

Las categorías de la oración son simplemente una innovación huma-na, ya que no hay categorización bíblica específica de la oración. La oración incluye todas las emociones humanas y las respuestas a Dios, incluyendo la acción de gracias, peticiones, alabanza y adoración, e intercesión (pedirle a Dios que in-tervenga en una situación específi-ca).

Alguien puede haber definido las diversas maneras de pedir a Dios que intervenga o que interceda (y lo que ha enseñado puede ser útil), pero no existe una lista que los seres humanos han ideado y que todos nosotros debemos seguir cuando oramos a Dios.

La oración es comunicación con Dios y es comunión con un Dios. Un "tiempo" en que podamos sentirnos tal vez más cerca de Dios que cual-quier otro "tiempo". Es cuando buscamos específicamente estar en su presencia, para estar con y cerca de Dios, como dice la Biblia, acer-carnos a Él. La oración es mejor cuando es sincera, íntima y perso-nal, así que no se permita pensar que debe seguir una fórmula o una lista en la oración. Dios no desea listas; lo que desea es tu corazón.

PREGUNTAS CON RESPUESTA

24 Comunión de Gracia Internacional

Pregunta: A menudo he oído que debemos ser persistentes en nuestras oraciones a Dios. Pero, ¿cuánto es suficiente? ¿Dios realmente necesita que siga-mos pidiendo lo mismo una y otra vez?

Cristina.

Respuesta: Estimada Cristina,

La persistencia en nuestras oracio-nes no es para beneficiar a Dios, sino para nuestro propio beneficio. No oramos para cambiar o influir a Dios, sino para que Dios pueda cambiarnos e influir en nosotros. Nosotros necesitamos ayuda, no Dios. Dios no necesita que le pida-mos la misma cosa una y otra vez, pero nosotros sí necesitamos aprender a poner nuestra confianza en la voluntad de Dios y su sabiduría para darnos lo que necesitamos cuando lo necesitamos.

Pregunta: ¿Dice la Biblia algo sobre cuándo debemos dejar de orar por una persona rebelde? El domingo pasa-do, el pastor dijo que una persona rebelde llega al punto de donde no van a cambiar, no importa lo mucho que oren por ellos, así que debemos deja de orar por ellos y dejar que Dios haga su trabajo sobre esa per-sona. ¿Es esto correcto? ¡Yo nunca había escuchado esto antes!

Gracias por su respuesta,

Eduardo

Respuesta: Estimado Eduardo,

La Biblia dice que Dios hace caer la lluvia sobre justos e injustos, y que Jesús es nuestro abogado. Oramos en el nombre de Jesús. Nuestro juicio ni nuestra comprensión limi-tada de las intenciones y actitudes de los demás no determinan la legi-timidad de nuestras peticiones a Dios. La rebeldía es determinada en última instancia por Dios - no por los seres humanos.

Ya sea que nuestra oración sea en nombre de otra persona o de noso-tros mismos y si nuestra oración es egoísta o verdaderamente de una motivación divina, la oración no es una manera para que cambiemos a Dios. La oración es un momento en que voluntariamente nos humilla-mos ante Dios, para que él nos pue-da cambiar. Después de todo, Dios no es el que necesita el cambio. Por lo tanto, no podemos determinar si tenemos pruebas suficientes para dejar de orar por alguien por quien habíamos estado orando, y más allá de eso, si nuestro acto de dejar de orar significa que Dios hará o no hará algo. La Biblia enseña que Dios obra en la vida de los seres huma-nos de acuerdo a su voluntad sobe-rana y en su tiempo. Hipotéticamen-te, supongamos que estamos oran-do por una persona que ha rechaza-do a Dios. ¿Es nuestra oración (de nuevo, un tiempo para hacer una pausa, buscar a Dios y pedirle que trabaje en nuestra vida, así como en otros) sin valor? No hay nada en la Biblia que nos lleve a pensar que

alguna oración es inútil. †

Odisea Cristiana | Junio 2015 25

¡Dios nunca te olvidará! ¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho y no tener

compasión del hijo de sus entrañas? Aunque ella pueda olvidar,

yo no te olvidaré" ~ Isaías 49:15

por Laura Scurlock

ios promete que nunca te olvi-dará. Esto es cierto a pesar de que otros te pueden haber

abandonado. Tal vez tu padre te dejó antes de nacer; o, tu madre te abandonó cuando eras niño(a). Tal vez los amigos con quienes creciste, repentinamente te abandonaron por el grupo popular, tan pronto como entraron en la escuela secun-daria. Independientemente de cómo hayas sido rechazado, he aquí algu-nas preguntas que me gustaría que consideres.

Pregunta 1: Debido a experiencias

pasadas de rechazo, ¿alguna vez has llegado a creer que Dios te ha aban-donado también, y que no eres digno de Él? ¡Nada puede estar más equivocado! Dios, que te ha creado ¡no deja de pensar en ti! Sus pen-samientos por ti son más que los granos de la arena. (Salmo 139: 17-18).

Pregunta 2: ¿Crees que Jesús te

ama y anhela estar cerca de ti; para sanar tu dolor, que sientas su per-dón y liberarte del pecado, para que vivas como quien en realidad eres, su hijo(a)? ¡Es verdad! Acércate a Él y Él se acercará a ti. (Santiago 4: 8)

Pueda que te des cuenta de ello, pero en medio de todo el dolor causado por el rechazo, Dios está allí

contigo. La Biblia promete que Dios está cerca de los que están que-brantados de corazón. (Salmo 34:18). Echa mano de estas prome-sas hoy y conoce que eres amado por Dios, aun cuando otros te re-chacen.

Reflexión:

¿Me cuestiono la bondad de Dios y el amor para mí cuando soy recha-zado o no creo firmemente en Él?

Aplicación:

Busca versículos adicionales en la Biblia que hablan del amor de Dios para ti. Memoriza esos versículos y los mencionados anteriormente para que tengas algo en que apoyar-te cuando los sentimientos de re-chazo y abandono se produzcan.

Oración:

Padre Dios, te doy gracias porque me amas. Gracias porque tu amor es perfecto y nada de lo que diga o haga puede hacer que me ames menos. Pido a Dios que me sane de mi dolor de ser rechazado por otros. Ayúdame a perdonar a los que me han lastimado. Ayúdame a recordar tu palabra así que cuando me sienta tentado(a) a dudar de tu bondad, tenga una base firme para estar de pie. En el nombre de Jesús oro,

Amén. †

D

CONSEJOS PARA JÓVENES

26 Comunión de Gracia Internacional

5 cosas que una mujer necesita escuchar de su esposo

i supieras que dos palabras podrían transformar radi-calmente tu matrimonio...

¿te interesaría? ¿Y si dos o tres palabras pudieran cambiar el clima de tu casa cuando regresas del trabajo? ¿Y si hacer una pre-gunta a tu esposa tuviera el po-der de volver a conectarlos espi-ritualmente... le preguntarías?

Todos nuestros matrimonios son diferentes. Todas nuestras cir-cunstancias son únicas. Pero estas cinco declaraciones tienen poder. Estas cinco declaraciones dan vida. Estas cinco declaracio-nes son lo que cada mujer nece-sita escuchar decir a su esposo.

1. Te Amo.

Te sorprenderás del poder de estas tres palabras. Se las puedes decir a tu esposa en persona, a veces por teléfono, a veces en un texto o una tarjeta o en una nota escrita a mano. Trata de decirle a tu esposa que la amas varias veces por día.

2. Eres hermosa.

"¡Cuán hermosa eres, amada mía, Cuán hermosa eres!” (Can-tares 4:1-7)

Para nuestras esposas, una gran batalla es su propia imagen. ¿Cómo se ven a sí mismas? Tú puedes hacer que tu esposa sepa más allá de cualquier sombra de

S

NOTAS DE AMOR PARA PAREJAS

Odisea Cristiana | Junio 2015 27

duda, que crees que ella es her-mosa. Que te oiga decírselo. Que lo vea en tus ojos. Que pase el día sabiendo que ella es hermo-sa. Trata de decírselo tan a me-nudo como puedas.

3. Lo Siento

A ninguno nos gustan las peleas con nuestra esposa, así que dis-cúlpate por todo. Los conflictos en tu relación matrimonial son una oportunidad para crecer en intimidad. Pero, cuando has he-cho algo mal o cuando has heri-do sus sentimientos, di que lo sientes.

Decir que lo sientes por las con-secuencias es diferente a decir que lo sientes por tu mala deci-sión. Trata de asegurarte de que cuando te disculpas, que sea por tu mala acción y no sólo por la reacción o consecuencia de tu decisión.

“Enójense, pero no pequen; no se ponga el sol sobre su enojo, ni den oportunidad al diablo” (Efe-sios 4:26-27).

4. Confío en ti.

Tu esposa necesita saber que no importa qué, tú eres su principal animador. No importa si tu espo-sa es ama de casa o gerente de una compañía Fortune 500, ella necesita saber que confías en ella. Ella necesita saber que la apoyas y que tienes confianza en ella.

“Estoy convencido precisamente de esto: que el que comenzó en ustedes la buena obra, la perfec-cionará hasta el día de Cristo Jesús” (Filipenses 1:6).

5. ¿Qué puedo orar por ti?

Esta es una pregunta que inicia una rica conversación. Esta pre-gunta implica que quieres cono-cer el corazón de tu esposa. Cuando tu esposa te dice cómo puedes orar por ella, está com-partiendo contigo las cosas más íntimas y más preciosas para ella... sus miedos; sus inseguri-dades; sus imperfecciones; sus frustraciones. Esta pregunta nos conecta en un nivel espiritual y emocional.

“Confiésense los pecados unos a otros y oren los unos por los otros, para que sean sanados” (Santiago 5:16).

Decir estas 5 cosas al corazón de tu esposa, cambiará tu matrimo-nio. El afecto de tu esposa crece-rá. Su confianza va a crecer. Tu corazón se va a transformar. Estarás más en sintonía con có-mo es tu esposa y cuáles son sus necesidades. Serás portavoz de la verdad de Dios en el corazón de tu esposa.

Háblaselo. Textéaselo. Escríbese-lo. Puedes decírselo en todas las maneras posibles.

¿Qué otras declaraciones añadi-rías a la lista? †

28 Comunión de Gracia Internacional

La Gran Aventura Explorando la Biblia

La Biblia está llena de lecciones para la vida, y pruebas del amor de Dios por nosotros. Es la historia de la salvación, la esperanza para la humanidad, y una manera segura de hacer del diálogo con Dios el centro de tu vida, cuando se lee correctamente. Así que, ¿cómo encontrar una manera de motivarnos a nosotros mismos a leer la Biblia, y al mismo tiempo encontrar una manera de dar sentido a sus misterios?

En este viaje guiado, no sólo tendrás una mejor comprensión de la Biblia. También verás más claramente tu papel en la gran historia de la salvación que Cristo nos invita a entrar. Cada lección incluye una cuidada selección de las Escrituras junto con un corto comentario perspicaz y una pregunta clave para la reflexión.

El Principio Período de tiempo bíblico: Mundo Temprano.

En el principio, tú creaste los cielos y la Tierra y probaste a Adán y Eva en el jardín del Edén. Ayúdame hoy para elegir la vida que ofreces.

Reflexión

Nuestro viaje comienza en el perío-do de tiempo "Mundo Temprano" que se describe en Génesis 1-11. También a veces es llamado: "prehistoria". Estos capítulos con-tienen algunas de las historias más conocidas de la Biblia: la creación, Adán y Eva, Caín y Abel, Noé y la Torre de Babel. Es aquí donde la historia bíblica comienza y donde encuentra sus raíces: "en el princi-pio", cuando Dios crea los cielos y la Tierra. El Mundo temprano prepara el escenario para el resto de la his-toria, y el resto no tiene sentido sin él.

Las historias que leemos en Génesis fueron escritas para transmitir la verdad, no tienen la intención de ser un registro científico de la creación y nuestros principios, sino ayudarnos a entender las cosas importantes acerca de nosotros mismos, de nuestra relación con Dios, el pro-blema del pecado, y la esperanza de la salvación. Son la forma en que Dios nos hace pensar en nuestros comienzos. Relájate, encuentra un lugar cómodo para leer, y escucha lo que dice.

Lectura Bíblica: Génesis 1-4

Pregunta para meditar

Sumérgete en la poesía de Génesis 1-2. ¿Qué verdades te enseña acer-ca de la creación? ¿Y acerca de Dios?

¡Únete a la conversación en nuestro

sitio web! comuniondegracia.org †

EXPLORANDO LA BIBLIA

Odisea Cristiana | Junio 2015 29

¿Cómo es gobernada su denomina-ción?

Tenemos una forma jerárquica de gobierno. La administración deno-minacional es liderada por el presi-dente, quien es apoyado por un cuerpo de directores y un Consejo Consultivo de Ancianos.

La denominación designa al pastor principal (o un equipo pastoral) de cada congregación, que es apoyado por el Consejo Consultivo de la Con-gregación. Otros líderes congrega-cionales son nombrados por el pas-tor principal (las ordenaciones de ancianos son revisadas y aprobadas por la denominación).

¿Cómo es financiada su iglesia?

Los miembros y colaboradores in-teresados financian nuestra obra de evangelizar por medio de ofrendas voluntarias. En conformidad a la administración cristiana responsa-ble, nuestra denominación utiliza una firma de auditoría externa, independiente.

¿Quién puede asistir a sus servi-cios?

Damos la bienvenida a cualquiera que esté interesado en aprender más acerca de Jesucristo y las bue-nas nuevas de salvación mediante la fe en él, a asistir a nuestros servicios de adoración.

¿Tienen una congregación cercana a mí?

Tenemos ministros ordenados y congregaciones locales en casi 100 países y territorios. Probablemente

tenemos una congregación cercana a usted. Si está interesado en con-tactar a un ministro o en visitar una de nuestras congregaciones, por favor siéntase libre para escribirnos o contactarnos por teléfono. La mayoría de nuestras congregaciones y pastores están listados en nuestro sitio en la Internet: http://comuniondegracia.org/

¿Qué puestos de liderazgo desem-peñan las mujeres en su iglesia?

La iglesia exhorta a las mujeres a contribuir en puestos de liderazgo de cualquier clase, incluyendo el ordenamiento al ministerio pastoral.

¿Qué enseñan acerca del divorcio y volver a casarse?

Nuestra iglesia sostiene la santidad de matrimonio y desaconseja el divorcio. Pero dándonos cuenta que vivimos en un mundo caído, tam-bién reconocemos la legalidad de las personas divorciadas para volver a casarse.

¿Qué enseñan acerca de la comu-nión?

En nuestros servicios de Comunión o Cena de Señor, los creyentes parti-cipan en la unión y la comunión del Padre, Hijo y Espíritu Santo y de todos los creyentes, al tomar del pan y vino (o jugo de uva) en con-memoración de nuestro Salvador. Los niños y los miembros de otras denominaciones pueden participar si tienen fe en Jesucristo como Se-ñor y Salvador. Nuestra ceremonia ocasionalmente incluye el lavado de

pies. †

CON FRECUENCIA NOS PREGUNTAN

30 Comunión de Gracia Internacional

Los Cristianos Obedecen a Dios 1. ¿Qué les dijo Jesús a sus discípu-los que predicaran? Mateo 28:19-20; Marcos 16:15-16; Lucas 24:46-47.

COMENTARIO: Jesucristo les dijo a sus discípulos que predicaran el evangelio en todo el mundo. Este evangelio se concentra en el mensa-je del arrepentimiento y el perdón de los pecados por medio de la fe en Jesucristo. Quienes creen el evange-lio se arrepienten de la desobedien-cia, experimentan el perdón de sus pecados y son salvos.

La fe y el arrepentimiento van de la mano debido a que la gente que cree también se arrepiente. El creer es la causa, el arrepentimiento es el efecto. El creer o tener fe es el esta-do interno de la mente; el arrepen-timiento muestra su cambio en la forma de pensar en términos de cambios de conducta.

Las personas que creen el evangelio tienen fe en Jesucristo. No sólo creen que existe y que es el Hijo de Dios, sino que murió en la cruz para el perdón de sus pecados. Confían en que les dará salvación, y en res-puesta, le sirven de buena voluntad durante toda la vida.

Los que creen en el evangelio son bautizados, y se les enseña a obede-cer todo lo que Jesús ha ordenado.

2. ¿De qué manera subrayó Dios la importancia de obedecerle a Él como Amo y Señor? Mateo 7:24; Lucas 6:46-48; Juan 14:23; 15:14.

COMENTARIO: Jesús insiste en que pongamos en práctica sus palabras. Si lo llamamos ‘Señor’, debemos obedecerle, porque un ‘Señor’ es alguien que tiene autoridad para decirnos qué hacer. Si lo amamos, haremos lo que nos manda. Como leemos en Mateo 28:20, a los cris-tianos se les enseña a obedecer al Señor y Salvador, además de creer en Él.

3. ¿Cuál fue el mandamiento que Jesús más mencionó? Mateo 22:36-40; Juan 13:34-35; 15:17; 1 Juan 3:21-24. Pero ¿elimina el amor la necesidad de obedecer a nuestro Salvador? Juan 14:15; 1 Juan 3:18; 5:2-3; 2 Juan 6.

COMENTARIO: La ley y los profetas se resumen en el amor (Mateo 7:13; Romanos 13:8-10; Gálatas 5:14). Todo lo que la Biblia dice acerca de la buena conducta se construye sobre esta base. Aun nuestro amor a Dios se expresa, en muchos casos, en la manera como nos tratamos (Mateo 25:37-40; Hebreos 6:10; 1 Juan 4:11-12, 20-21). Pero el amor no es una excusa para ignorar los otros mandamientos que nos ha dado nuestro Señor. Más bien, es una razón para esforzarnos más por obedecerle.

Deberíamos agregar aquí que nues-tra obediencia no puede salvarnos. Aun si ése fuera el caso, nunca po-dríamos obedecer en forma perfec-ta. Todos fallamos, y dependemos completamente de la misericordia

SALIENDO DEL LEGALISMO

Odisea Cristiana | Junio 2015 31

de nuestro Salvador (1 Juan 1:8-2:4). Lo amamos y le obedecemos no para ganar la salvación, sino porque nos salvó gratuitamente —como un don— por gracia (Efesios 2:8-10).

4. ¿Elimina la gracia la necesidad de evitar el pecado? Romanos 6:1-2. ¿Nos enseña la gracia a vivir una vida santa? Tito 2:11-12.

COMENTARIO: Jesús pagó un precio altísimo para redimirnos del pecado. Esto nos permite ver cuán serio es el pecado —un enemigo de nuestro Salvador, un enemigo de nuestra vida con Dios. Jesús pagó un altísimo precio para darnos el don del per-dón. No tomamos nuestro don a la ligera, sino que nos damos cuenta de cuán profundamente nos obliga a obedecer al que entregó su vida por nosotros. Mientras más entende-mos la gracia de Dios, más apren-demos a decirle ‘no’ al pecado, y más queremos servir y honrar a nuestro Amo y Señor en nuestra vida.

5. ¿Trabaja la fe con la obediencia? Romanos 1:5; 3:31; 16:26; Santiago 2:14-24.

COMENTARIO: Pablo escribió acerca de la obediencia que viene como resultado de la fe. Pablo predicó el evangelio de modo que la gente no sólo pudiera creer en Jesucristo, sino que también le obedeciera.

La fe no elimina la ley de Dios. Más bien trabaja con la ley, puesto que los que creen que Jesucristo es Se-ñor también van a querer obedecer-le. Una fe que no va acompañada de obediencia no es una fe verdadera. La fe y las acciones trabajan juntos, reforzándose mutuamente —la fe

lleva a la obediencia, y las acciones resultantes dan evidencia visible de que la fe es real.

6. ¿Predicaron los apóstoles el arrepentimiento y el perdón? He-chos 3:19; 5:29, 31; 17:30; 20:21. ¿Están obligados los cristianos a vivir santamente? Romanos 6:12-19. ¿Deben obedecer los manda-mientos de Dios? 1 Corintios 7:19; Apocalipsis 12:17; 14:12.

COMENTARIO: Existe un vínculo entre el perdón y el arrepentimien-to. ¡No tiene lógica pedirle perdón a Dios mientras en forma deliberada continuamos con conductas que resultaron en la muerte de nuestro Salvador! Vemos un vínculo entre la fe, el arrepentimiento y el perdón a través de toda la Biblia. Jesucristo, Pedro y Pablo predicaron el mismo mensaje. Los cristianos son los sier-vos de Dios que hacen su voluntad y luchan por vivir de acuerdo con las normas de justicia que Dios nos ha revelado en las Escrituras.

Como dijo Pedro, debemos obede-cer a Dios. Lo dijo en el contexto del mandamiento de Dios de predicar el evangelio, pero el principio se aplica a todos los aspectos de la vida. Los santos no sólo tienen fe en Jesucris-to, sino que también obedecen los mandamientos de Dios.

Pero exactamente, ¿cuáles son los mandamientos que debemos guar-dar? Se requerirá bastante estudio para contestar esta pregunta. Hay algunas leyes del Antiguo Testamen-to que no tenemos que guardar; y hay otras que debemos guardar. Ése es el tema de esta serie de estudios

bíblicos. †

32 Comunión de Gracia Internacional

De alguna manera Jesús tiene la capaci-dad de amar a las per-sonas cuyo comporta-miento desaprueba. Esa es una lección que la iglesia no ha sido tan buena en aprender. --Philip Yancey

De la cruz viene la resurrección. De la debilidad viene verda-dera fuerza. Del arre-pentimiento y admi-sión de ser débil viene el verdadero poder. De dar y servir a los demás viene la verdadera fuerza. De la generosi-dad y dar tu dinero surge la verdadera riqueza. Esa es la línea de la historia del evan-gelio. --Tim Keller

Somos hijos sobre la base de un amor que nunca comenzó, así como un amor que nunca terminará. En la eternidad antes del principio de los tiem-pos y, obviamente,

antes del comienzo de nosotros, Dios escogió hacernos Sus hijos. El evangelio no fue idea de último momento de Dios o incluso su solu-ción; fue Su pensa-miento eterno. --Michael PV Barrett. Completo en Él

La resurrección es un recordatorio de que Dios no es detenido por nuestra falta de fe. Nadie creía o esperaba la resurrección, pero sucedió. --Chris Seidman

Debemos llamar a las personas, no a ser leales a una creencia, sino a ser leales a una persona. Podemos ser fieles a una creencia y estar espiritualmente muertos, pero no po-demos ser fieles a esta persona sin estar vivos espiritualmente. Él crea la creencia. Él mismo es el gran cre-yente, y a la luz de su fe radiante no se pue-

de dejar de creer. No recibimos a Jesús por nuestras creencias, tenemos nuestras creencias por Jesús. Y deben necesariamente estar bajo constante corrección por su men-te y espíritu. -E. Stanley Jones. El Cristo de la Ruta de la India

La ilimitada gracia de Cristo se enfrenta a nuestras necesidades profundas. La prometi-da presencia de Cristo se enfrenta a nuestra triste y sombría sole-dad. Así Jesús lleno con gracia desbordante, con amor tan tierno, con simpatía tan exqui-sita, con poder de manera ilimitada, con recursos tan ilimitados, con una naturaleza tan inmutable, se alza ante nosotros y dice a cada corazón temblando: "¡No temas!". -Octavius Winslow. Pensamientos de noche

De hecho, el misterio de Cristo corre el ries-go de que no le crean precisamente porque es tan increíblemente maravilloso. --Cirilo De Alejandría (412-444)