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MINKA(Movimiento Indianista Katarista) 1 OCTUBRE NEGRO El Alto, 11 años MAS de impunidad y postergación. Por: Pablo Velásquez Mamani. i 15,16, y 17 de octubre de 2003 son los días que cambiarían la historia contemporánea de Bolivia. Muchas y tantas veces ha habido varias voces que hablan y hablaron de El Alto, sin siquiera conocer aquella realidad distinta del lugar de esa enunciación. ii Fundada en los 1982, la ciudad de El Alto fue creada a consecuencia del rebalse de la ciudad de La Paz, y debido sobre todo al éxodo de la migración Aymara indígena del campo a la ciudad, que al encontrarse en lugar extraño y proceso de adaptación se acomoda en la periferia de la ciudad y genera su hábitat por propio esfuerzo de sus ciudadanos. El Alto se creó así mismo. Fausto Reinaga cuando escribió en 1970 acerca del problema de la segregación social-étnica- racial en Bolivia, afirmando su teoría de las dos bolivias: una india (sobretodo campesina y mayoritaria) y otra blanco mestiza(minoritaria mpoderada), había previsto en cierto grado que el indígena asumiría otro rol productivo distinto al campesinado, que también sería o empezaba a ser soldado, comerciante, obrero, etc., es decir: citadino, aunque de periferia. Así mismo ocurría cuando él y Tamayo afirmaban que el indio era autosuficiente diciendo “que el indio no le debe nada al Estado boliviano, y el Estado boliviano le debe todo al indio”. Esas tesis parecen ser una tangible explicación del desarrollo de El Alto hasta la actualidad. Con pocos habitantes y siempre relegados, los alteños comenzaron a construir su sociedad y cultura con autoorganización de sedes barriales, legado de su raíz Aymara. Lograron acceder a servicios básicos como electricidad, agua y alcantarillado por gestión comunitaria y los propios aportes de sus vecinos ( y muy poco del gobierno local y central). Accedieron a educación por sus comités de padres de familia que ejecutaban trabajos coordinados (minka) para construir o mejorar los magros espacios de las escuelas, y desde luego los aportes propios. Diseñaron y formalizaron su ciudad por sus juntas de vecinos y los famosos “loteadores” iii , quienes efectivizaron la planimetría, testimonios

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MINKA(Movimiento Indianista Katarista)

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OCTUBRE NEGRO El Alto, 11 años MAS de impunidad y postergación.

Por: Pablo Velásquez Mamani. i

15,16, y 17 de octubre de 2003 son los días que cambiarían la historia contemporánea de Bolivia.

Muchas y tantas veces ha habido varias voces que hablan y hablaron de El Alto, sin siquiera conocer aquella realidad distinta del lugar de esa enunciación.ii

Fundada en los 1982, la ciudad de El Alto fue creada a consecuencia del rebalse de la ciudad de La Paz, y debido sobre todo al éxodo de la migración Aymara indígena del campo a la ciudad, que al encontrarse en lugar extraño y proceso de adaptación se acomoda en la periferia de la ciudad y genera su hábitat por propio esfuerzo de sus ciudadanos. El Alto se creó así mismo.

Fausto Reinaga cuando escribió en 1970 acerca del problema de la segregación social-étnica-racial en Bolivia, afirmando su teoría de las

dos bolivias: una india (sobretodo campesina y mayoritaria) y otra blanco mestiza(minoritaria mpoderada), había previsto en cierto grado que el indígena asumiría otro rol productivo distinto al campesinado, que también sería o empezaba a ser soldado,

comerciante, obrero, etc., es decir: citadino, aunque de periferia. Así mismo ocurría cuando él y Tamayo afirmaban que el indio era autosuficiente diciendo “que el indio no le debe nada al Estado boliviano, y el Estado boliviano le debe todo al indio”. Esas tesis parecen ser una tangible explicación del desarrollo de El Alto hasta la actualidad.

Con pocos habitantes y siempre relegados, los alteños comenzaron a

construir su sociedad y cultura con autoorganización de sedes barriales, legado de su raíz Aymara.

Lograron acceder a servicios básicos como electricidad, agua y alcantarillado por gestión comunitaria y los propios aportes de sus vecinos ( y muy poco del gobierno local y central).

Accedieron a educación por sus comités de padres de familia que ejecutaban trabajos coordinados (minka) para construir o mejorar los magros espacios de las escuelas, y desde luego los aportes propios.

Diseñaron y formalizaron su ciudad por sus juntas de vecinos y los famosos “loteadores”iii, quienes efectivizaron la planimetría, testimonios

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de propiedad y demás inútil papeleo estatal, y desde luego con recursos propios.

Y crearon sus propias fuentes de trabajo y sustento, lo denominado ahora como comercio informal.

Obtuvieron lo poco que tienen por protestas y movilizaciones propias.

Pero como se trata de una discordancia entre la representación y la población. Los esfuerzos de El Alto y sus ciudadanos con su buena voluntad, entorpecidos por el Estado; no lograron constituir una ciudad plena sino que se mantuvo inconclusa. Siendo la ciudad periférica más grande del País. Que para colmo tenía y tiene una corrupta administración de gobierno local.

Esta población humilde en el 2003 tenía uno de los índices de pobreza, insalubridad, “analfabetismo”, más altos del país.

Pero es esta ciudad soslayada la que ofrendo las vidas de sus ciudadanos para defender un interés “nacional”; que hoy se disfruta sin más, sin siquiera mencionarla o reconocerla. (tan sólo por agitación electoralista y política).

Los hechos acaecidos en las fechas fatales de octubre reflejaron la postergación histórica constante. Pero también, la solidaridad y cólera social de semejantes que veían caer a sus compañeros y vecinos de hábitat (esa que ellos mismo hicieron) ante unos ajenos agentes estatales; policías y militares que defendían y arremetían a nombre de otros que siempre los oprimían. Coraje y grandeza hubo en aquella gente que perdió la vida en esos hechos, sin ser “izquierdistas” o cosa similar. Sino que actuó como había actuado desde hace tiempos milenarios.

Se reclamó como organización vecinal, “ micro gobierno barrial” , sin caudillos ni ideologías, por el intento de incrementar impuestos tanto del gobierno central y local. Para luego, exigir por la propiedad de los recursos naturales, y finalmente, exigir el cambio total, la renuncia del gobierno.

La fuerza social de esta organización, logró inmovilizar a la sede de gobierno; y la empatía generaron la épicas frases de: “El Alto de pie, nunca de rodillas”, “fusil, metralla, El Alto no se

calla”, “ y ahora sí, guerra civil”.

Henchidos de valor, este pueblo no sólo aspiró a la renuncia de la administración del poder, sino que ya en grupos organizados, planteó y estaba dispuesta a entrar a una guerra civil, contra aquellos que siempre los oprimieron. Es incierto cual hubiese sido el resultado de haberse dado aquella situación. Pero lo cierto es que hubo agentes que desviaron aquella revuelta para que no afectaran a todo el sistema y sus empoderados.iv

Pero a pesar de todo esto, se hacía historia. Gonzalo Sánchez de Lozada renunciaba a la presidencia de Estado. Iniciaba el acabose de los partidos tradicionales y sus representantes. Y todo esto significaba algo más profundo, el pueblo había cambiado de perspectiva, y con ello había terminado una época histórica, y de aquellos que la manejaron.

El saldo, más de medio centenar de muertos y más de medio millar de heridos. Como siempre, los muertos y heridos los ponían los indígenas. Caso insistente que no se reconoce ni se trata por la historiografía oficial, y se

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oculta con denominativo ambiguo de “los bolivianos” o el “pueblo boliviano” en abstracto. Todo el dolor, pena y zozobra que vivieron estos héroes, solo pueden ser entendidos por ellos mismos, que ellos lo sufrieron. Y los únicos autorizados en hablar de esto, sin también lo son ellos. Lo único que se puede hacer desde fuera, es tener un respeto solemne.

Así ha ocurrido con los hechos históricos importantes, en retroceso, la recuperación de la democracia, la revolución “nacional” del 52, la guerra del Chaco, la guerra Federal, etc. Los actores de estos eventos tienen nombre, no son un abstracto.

Después de estas fechas, ocurrirían varios cambios importantes. Nuevas elecciones y un nuevo gobierno, con “nuevos” actores; una nueva constitución política del Estado, y una nueva denominación: Estado plurinacional.

Pasaron 11 años de los hechos fatídicos de octubre, y 9 años del gobierno del MAS.

Y los culpables de esta masacre, no pagan sus

culpas. Ni la ciudad de El Alto ha mejorado, como debiera.

El juicio instaurado para extraditar a Gonzalo Sanchez de Lozada y sus colaboradores no ha progresado. Y hoy estamos como hace 10 años. El proceso no ha avanzado, ni hay mucha esperanza de lograr el propósito.

Esto se ha debido, cierto es, a la cercanía de Goni con Estados Unidos, su gobierno y política; pero sobre todo a la ineptitud de los agentes locales para efectuar la imputación y proceso debidos. Se ha notado el poco interés de las autoridades de colaborar con esta causa justa, y se la ha dejado al olvido. Prueba de ello, es que no hace mucho tiempo recién se ha envió el legajo y demanda a EE.UU., además de la reciente contratación de abogados externos para el caso.

Para fines políticos y para expurgar a otros implicados, todo se deriva a la responsabilidad de Gonzalo Sánchez de Lozada y sus colaboradores cercanos, y tienen razón. Pero no es toda la verdad, hay cierto encubrimiento a otros agentes participes que efectuaron materialmente aquellos hechos luctuosos.

Qué de aquellos policías y militares (de alto, medio y bajo rango) que mataron a gente inocente. Decir que solo obedecían órdenes, no los libera de la responsabilidad. Y es casi hilarante, oír las mismas excusas de estos agentes en estas épocas, así como en épocas de gobiernos de dictatoriales.

Y ni que decir de las víctimas de octubre, han quedado en el olvido y sin reconocimiento alguno, más que el moral. Otra vez en abstracto y sin ver a las personas.v

Esta impunidad se debe a la manifiesta negligencia de las autoridades actuales.

La ciudad de El Alto, en nada o poco ha mejorado. Con el denominado “proceso de cambio” del gobierno actual, se pensaba que realmente habría un cambio cualitativo. No obstante, no hay mucho que decir.

El Alto por sí mismo, en estos 11 años, ha crecido, constituyéndose la segunda ciudad más grande de Bolivia, después de Santa Cruz, y es la segunda con mayor cantidad de población productiva y votante. Y el apoyó mayoritariamente en votación, más que cualquier ciudad, que se

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dio al MAS y su candidato indígena, no se ven reflejados en sus condiciones de vida.

Paradójicamente, es la ciudad con menos estabilidad laboral, aun continua siendo parte del comercio informal; la que menos ha recibido inversión pública, y la que menos representación política tiene.

Se la ha visto, y se la ve como ciudad de segunda, y a sus ciudadanos como ciudadanos de segunda. Solo así se pueden explicar, la pésima administración pública del Alcalde actual y las obras de imitación mal hechas y de sobravi. Como si El Alto fuera un eco de La Paz, o el depósito de algún partido político. Y no es así, el Alto no es una apéndice de La Paz, es otra ciudad más grande.

La salud es un problema no resuelto, no hay ningún hospital de segundo nivel, y peor uno de tercer nivel.

Las que se atribuyen para El Alto, causan hasta casi cólera. Ya que por ejemplo, el teleférico del que se hace tanto elogio, claramente ha sido diseñado con un criterio extraviado en correlación a La Paz, y no a El Alto. Decir que tiene terminal en las fronteras con El Alto, no significa que sea

útil. Sino más bien tiene tan solo uso turístico a un muy alto costo. Otro ejemplo, son las espacios deportivos, “canchitas con pasto sintético”, que no son suficientes para cambiar la vida de los alteños. Peor ejemplo son las burdas obras de pasarelas (con pésimos acabados), o las vías parciales que no resuelven nada de vialidad y que tardan muchísimo (en el sentido enfático del superlativo). Y poco favorable se puede decir del transporte masivo que se intenta implantar, con criterio totalmente desubicado de la realidad alteña.

La educación tampoco ha mejorado, y ni siquiera responde al ritmo de crecimiento de la población. Que por cierto es una de las más jóvenes.

La economía tampoco se ha alentado con inversión, paradójicamente siendo una ciudad de economía informal, no se le ayuda en este sentido, sino que se la combate sin darle ninguna otra opción de subsistencia. vii

Y respecto a los servicios básicos, no han tenido ninguna mejora. Los barrios alejados aún tienen problemas graves de acceso; y los barrios plenos, no logran tener las

facilidades para obtenerlos.

Los espacios públicos de esparcimiento son prácticamente nulos. Y la seguridad ciudadana es un mito urbano. Y para sazonar mas este caldo de cultivo, el sistema de higiene es lamentable, prácticamente se vive en un basurero, y no ha cambiado.

Entonces dónde están los apologistas del cambio y sus promesas. Dónde quedó la agenda de octubre.

Al parecer ha quedado en el tiempo. Y lo peor de todo, junto y por responsabilidad de dirigentes y políticos cómplices que no cumplen su trabajo de reclamar por aquellos que los eligieron para esa causa.

¿Habrá posibilidad de crítica en un gobierno populista, que a sola observación responde con calificativos de que provienen de la derecha? ¿Es el único camino que le queda a El Alto, a pesar de sus urgencias y necesidades?

¿Son acaso inútiles las muertes y sangre de los ciudadanos Alteños del 2003, que ni siquiera se reconoce su aspecto

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social, y a ellos mismos como personas?

Todo parece ser una burla al pueblo alteño.

Así como decía Gandhi: “la razón de la libertad se convierte en una burla, si aquellos que lucharon por ella no la disfrutan”

¡Hay que hacer algo¡.

El Alto, 11 años MAS de impunidad y postergación.

La ciudad de El Alto y sus ciudadanos tomaron la iniciativa política de luchar por los hidrocarburos de todo un país y defender sus demandas y su territorio.

i Es ciudadano Alteño Aymara que participó fervientemente en los días de reclama y protesta del 2003 y 2005; miembro y fundador del MINKA(movimiento indianista katarista); y estudiante y dirigente universitario. ii Hay una vasta literatura sobre la temática de la Guerra del Gas, escrita sobre todo por sociólogos, politólogos, políticos (sobre todo “socialistas” y “anarquistas”) y otros tantos de fuera y dentro del país que hablan en abstracto de esta lucha social. Sin embargo, como siempre ocurre, hay una despersonalización de estas luchas, solo se toman

los hechos pero no a los actores, para propios fines antojadizos. La interrogante de la consecuencia de lo que se dice con lo que se hace, tiene tanta importancia aquí ya que parece ser una constante histórica de está pléyade de “portavoces” autonombrados. iii A pesar de tener muy mala fama, los “loteadores” son los que dieron la forma y organización de ciudad a El Alto, ya que el Estado no hacía nada, como modalidad de sobrevivencia, ellos dieron nombre a casi todos los barrios y calles de esta urbe. iv Al respecto, cabe aclarar que buena parte del gobierno actual y su partido, sin tener que ver nada con esta contingente insurgencia, fueron agentes de contención y desvió de ésta. Otro dato interesante, es saber que todo lo contemporáneo político fue generado en el 2003, y quien cosecha todo el rédito político es el MAS, y más específicamente, Evo Morales, sin tener nada que ver con ello. De hecho, él estuvo fuera del país en esas fechas v Otra contradicción grande, es que ningún monumento o edificación alguna, lleva siquiera en nombre de alguno de los caídos de octubre. Por el contrario, de manera muy grosera, se impuso en plena ceja de El Alto una horrible estatua del caudillo Guevara. Y no es que se tenga algo contra él y su historia, sino que la crítica se refiere a que no tiene casi nada o ninguna relación con la historia de El Alto, y menos aún con octubre negro.

vi Las que se atribuyen para El Alto, causan hasta casi cólera. Ya que por ejemplo, el teleférico del que se hace tanto elogio, claramente ha sido diseñado con un criterio extraviado en correlación a La Paz, y no a El Alto. Decir que tiene terminal en las fronteras con El Alto, no significa que sea útil. Sino más bien tiene tan solo uso turístico a un muy alto costo. Otro ejemplo, son las espacios deportivos, “canchitas con pasto sintético”, que no son suficientes para cambiar la vida de los alteños. Peor ejemplo son las burdas obras de pasarelas (con pésimos acabados), o las vías parciales que no resuelven nada de vialidad y que tardan muchísimo (en el sentido enfático del superlativo). Y poco favorable se puede decir del transporte masivo que se intenta implantar, con criterio totalmente desubicado de la realidad alteña. vii Al respecto, ya se pueden oír a los acólitos del gobierno diciendo que se instaló una planta ensambladora de computadoras. Lo que cabría preguntar, es cuantos alteños trabajan ahí, y si El Alto tiene en su universidad una carrera de relacionada el ensamble Hardware o informática.