obstáculos para oír a dios

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Obstculos para or a Dios.Algunas personas me han dicho: "Bueno, a m Dios no me habla". Pero estoy convencida de que lo ms probable sea que ellos nunca escuchan, o que se han insensibilizado a la voz de Dios. l intenta hablarnos por medio de su Palabra, las evidencias naturales, la revelacin sobrenatural y la confirmacin interna, las cuales hemos desarrollado en los captulos anteriores. No obstante, existen obstculos para or la voz de Dios que quizs necesiten ser quitados de nuestro corazn. Una de las razones por las que no omos su voz es por estar demasiado ocupados, como he mencionado. Tanto que no tenemos siquiera un momento para orle. Inclusive podemos estar demasiado atareados con actividades religiosas. En mis primeros aos de caminar con el Seor, estaba muy entusiasmada y ansiosa de servirle, as que me involucraba en todo lo que pudiera llegar a parecerme remotamente interesante. El fruto de esos intentos fue que no tard en descubrir aquello para lo que no tena uncin. Es mejor intentar hacer algo, que no hacer nunca nada; al menos, ese proceso de eliminacin nos ayuda a descubrir nuestras habilidades, lo que nos agrada hacer y lo que no. Palabra sin sentirme incmoda en absoluto. Pero cuando estaba evaluando mis diferentes posibilidades ministeriales, rpidamente supe que no tena la uncin para trabajar con los nios, y ellos mismos coincidan conmigo. Tambin me senta extremadamente incmoda al trabajar en el ministerio de la calle. Ir de puerta en puerta, o acercarme a alguien en la calle para tratar de ministrarle eran cosas con las cuales no me senta a gusto. Eso me haca sentir mal porque pensaba que era una cobarde o que tena miedo de lo que la gente pudiera pensar de m, pero desde entonces aprend que hay personas que tienen el don y el llamado para cada cosa. Conozco gente que fue llamada a predicar en la calle, y se sienten tan cmodos hacindolo como yo me siento con lo que Dios me llam a hacer. Aquellos das en los que intentaba diferentes formas de servir, fueron buenos en algunos aspectos, puesto que comenc a descubrir dnde estaba mi uncin. Me encantaba ensear en estudios bblicos. Vea buenos frutos yeso me entusiasmaba; a decir verdad, no pareca un trabajo en lo absoluto. Pero cuando me tocaba hacer otras cosas para las que no tena uncin, no suceda de esa manera. Mi muy ocupada vida tena tambin el inconveniente de que no dedicaba tiempo a ser realmente sensible a la voz de Dios. Como resultado, en ocasiones terminaba malogrando mi tiempo en "obras de la carne." Este tipo de obras son aquellas cosas que hacemos sin que el poder de Dios fluya a travs de nosotros, por

lo que nos resultan difciles, nos agotan y no nos producen satisfaccin. Puede que se trate de cosas buenas, pero Dios no nos mand hacerlas. Recuerdo una ocasin en la que me senta muy orgullosa y engreda porque estaba "trabajando para Dios". Pero el Seor me dijo: "Ests trabajando para m, pero no pasas tiempo conmigo". Este pensamiento me hizo reflexionar seriamente y me di cuenta de qu era lo realmente importante para Dios y qu no. l quera mi atencin, no slo mis obras. La gente puede, literalmente, agotarse realizando actividades religiosas en su lucha por servir a Dios bajo la ley en vez de buscar una relacin ntima y dialogada con el Seor. Jess dijo que su yugo es fcil y su carga, ligera (ver Mt 11:30). Todo aquel que se sienta cansado y agotado de la obra que est haciendo para Dios, probablemente dedica mucho tiempo a servir y poco tiempo a sentarse a los pies del Seor para or lo que l quiere decirle (ver Lc 10:38-42). Muchos cristianos an se encuentran bajo la ley del Antiguo Testamento y se estn perdiendo los beneficios de la dispensacin de la gracia del Nuevo Testamento. No olvidemos que fuimos llamados a una relacin, no a una actividad religiosa sin sta. Las ideas religiosas nos impiden or a Dios Yo creo que la actividad religiosa puede impedirnos or a Dios. Djame explicar lo que quiero decir con el trmino "religioso". Hoy en da es ampliamente usado, y podra parecer descorts si no explico lo que significa para m. Las personas religiosas son generalmente aquellas que siguen frmulas y hacen buenas obras para ganarse el favor de Dios, pero que no tienen una relacin ntima y personal con l. Dios no es el que inicia las obras religiosas; estas son hechas para Dios y, por lo general, sin Dios. Jess no muri para que tuviramos una religin; l muri para que por su intermedio pudiramos ser uno con Dios, para que pudiramos disfrutar de una relacin personal y profunda con el Dios Trino: Padre, Hijo y Espritu Santo. En realidad Jess estaba muy molesto con los religiosos de su tiempo. Se refiri a ellos como "sepulcros blanqueados llenos de huesos muertos" (ver Mt 23:27). Estos cumplan reglas y ordenanzas y establecan leyes para que los dems las cumplieran, pero ellos mismos no se ocupaban de las cuestiones ms importantes, tales como ayudar a la gente con motivaciones correctas. El siguiente pasaje de Mateo 23:23-28 muestra cmo se senta Jess respecto de la actividad religiosa. En l dice: "Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipcritas!, porque pagis el diezmo de la

menta, del eneldo y del comino, y habis descuidado los preceptos de ms peso de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad; y stas son las cosas que debais haber hecho, sin descuidar aqullas. Guas ciegos, que colis el mosquito y os tragis el camello! Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipcritas!, porque limpiis el exterior del vaso y del plato, pero por dentro estn llenos de robo y de desenfreno. Fariseo ciego! Limpia primero lo de adentro del vaso y del plato, para que lo de afuera tambin quede limpio. Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipcritas!, porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera lucen hermosos; pero por dentro estn llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. As tambin vosotros, por fuera parecis justos a los hombres, pero por dentro estis llenos de hipocresa y de iniquidad" (LBLA). Los escribas y fariseos eran los ms religiosos de su tiempo; con todo, no agradaban a Dios, quien siempre ha estado ms interesado en la condicin del corazn de las personas que en las obras de sus manos. Los religiosos establecen reglas para mostrar lo que ellos creen que es una seal de santidad, intentando lograr que los dems las cumplan. Son legalistas y rgidos, no comprenden que la santidad es el resultado de un corazn transformado, lo cual es fruto de pasar tiempo a solas con Dios. Si no somos sensibles a la misericordia de Dios, y si no somos misericordiosos con los dems, nos tornaremos insensibles a la voz de Dios. Las personas legalistas tienen cierta manera de hacer las cosas, y creen que quien no vive como ellos est equivocado. Jess tiene empata por los que han sido abusados por la ley religiosa y oprimidos por esa clase de liderazgo religioso, y quiere ver a la gente sanada y restaurada para que sepa que Dios es bueno, que est lleno de misericordia, y que es paciente, tardo para la ira y dispuesto a perdonar. Dios da abundantemente su gracia, la cual es el poder que l nos concede para ayudarnos a hacer lo que no podemos lograr por nuestros propios medios. Cuando nos indica que hagamos algo, no nos deja desprovistos; nos da lo que necesitamos para llevarlo a cabo. Cuando Jess dijo: "Vengan a m todos ustedes que estn cansados y agobiados" (Mt 11 :28, NVI), se estaba dirigiendo a personas que estaban sufriendo de desgaste espiritual. l anhela confortar a los que estn frustrados en sus esfuerzos por servir y sienten que han fracasado. En la iglesia de hoy hay miles y miles de personas que se encuentran en esta condicin de exceso de trabajo y mala alimentacin. La gente quiere disfrutar de una relacin poderosa con Dios, y han hecho todo lo que la llamada religin les dijo que hicieran, pero terminan sintindose vacos. En su deseo de agradar a Dios, han reemplazado la bsqueda de Dios por el trabajo para l. Dios quiere .que hagamos las obras del reino, cosas que l nos gua a realizar; pero no quiere que estemos ocupados en actividades religiosas creyendo que l se complace con sacrificios que nunca nos pidi hacer. Cmo podemos

hacer las obras de Dios si no hemos dedicado tiempo a orle decir que las hagamos? La Biblia dice que tenemos que nacer de nuevo (ver Jn 3:1-8); all no se expresa que debamos ser religiosos, sino que debemos permitirle a Jess entrar en nuestras vidas y que se siente en el trono de nuestro corazn para reinar y gobernar sobre cada paso que demos. Cuando nos dice que vayamos en cierta direccin, tambin nos dar el poder que necesitamos para hacer lo que nos mand. l jams va a decir: "Slo hazlo!", sino que siempre nos equipar para cumplir la tarea. El mayor obstculo para or a Dios es intentar acercrsele por medio de las obras en lugar de hacerlo por medio de una relacin personal con l, naciendo de nuevo y gozando diariamente de su compaerismo. Podemos asistir a la iglesia durante aos y hacer cosas religiosas toda nuestra existencia, sin llegar a conocer a Jess como Seor de nuestra vida. Me asusta pensar que probablemente miles de los que hoy asisten a la iglesia cada domingo no irn al cielo. Como suelo decir: "Una persona no se convertir en cristiana por asistir a una iglesia como tampoco se convertir en automvil por estar en un garaje". En Mateo 7:20-23 la Biblia afirma que en el juicio habr gente que dir: "Seor, Seor, hicimos obras poderosas en tu nombre", y l les responder: "Jams os conoc; APARTAOS DE M, LOS QUE PRACTICAIS LA INIQUIDAD" (v, 23, LBLA). La gente puede realizar buenas obras, y al mismo tiempo hacer caso omiso de los mandamientos de Dios, si no toma tiempo para estar con l y or sus instrucciones. Si no tienes la certeza de que has nacido de nuevo, si nunca has reconocido a Jess como el Seor de tu vida, y si deseas tener una comunin ntima con l para poder or su voz, comienza esta nueva vida simplemente repitiendo esta oracin con sinceridad: Padre Celestial: Amaste al mundo de tal manera que diste a tu Hijo unignito para morir por nuestros pecados para que todo el que crea en l no perezca, sino que tenga vida eterna. Tu Palabra dice que somos salvos por gracia mediante la fe, que es un regalo tuyo. No podemos hacer nada para merecer la salvacin. Creo y confieso con mi boca que Jesucristo es tu Hijo y el Salvador del mundo. Creo que muri en la cruz por m, cargando con todos mis pecados y pagando el precio, y que despus lo resucitaste de los muertos. Te pido que perdones mis pecados, y confieso a Jess como mi Salvador. De acuerdo con tu Palabra soy salvo y vivir contigo por la eternidad! Llname con tu Espritu Santo para que viva en m y me gue en tus caminos. Dame odos sensibles

para or tu voz y seguirte de hoy en adelante. Gracias, Padre. Estoy tan agradecido! En el nombre de Jess. Amn. Si sta es la primera vez que oraste de este modo, te animo a leer los siguientes pasajes de la Escritura para confirmar en tu corazn la nueva relacin con Dios que ahora tienes: Juan 3:16; Efesios 2:8-9; Romanos 10:9-10; 1 Corintios 15:3-4; 1 Juan 1:9; 4:14-16, y 5:1,12,13. Dios te dar el poder y la fuerza que necesitas para servirle en justicia y santidad. Jess no es un amo severo. En su Palabra dice: "Venid a m, todos los que estis cansados y cargados, y yo os har descansar. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de m, que soy manso y humilde de corazn, y hallaris descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fcil y mi carga ligera" (Mt 11:28-30, LBLA). Jess estaba diciendo: "Yo soy bueno y mi sistema es bueno; no es severo, cruel, estricto y agobiante". Las reglas religiosas pueden ser todo eso. Te frustras fcilmente porque no sabes cmo hacer para cumplir con todo lo que sientes que se espera de ti. Pero aqu Jess te est diciendo: "Yo no soy as. Mi sistema no funciona de esa manera. No es severo, cruel, estricto y agobiante, sino que es consolador, misericordioso y agradable". La religin nos dice lo que tenemos que hacer, pero no nos dice cmo. Si Dios no me diera el poder para llevar adelante un ministerio como Vida en la Palabra, sera algo sumamente complicado para m. Pero no me resulta pesado; me siento cmoda llevando a cabo lo que Dios me capacit para hacer. Si slo estuviera intentando servir a Dios por conviccin religiosa, y haciendo obras sin haber odo su voz, no estara equipada con ninguna clase de poder para realizarlas. Las reglas religiosas nos dejan desamparados y nos hacen sentir culpables cuando no podemos vivir a la altura de lo que se espera de nosotros. Es muy distinto cuando realizamos buenas obras por una indicacin personal de parte de Dios, pues estamos motivados y capacitados para servirle. Si alguien nos pregunta: "De qu religin eres?", deberamos hablarle acerca de nuestra relacin personal con Jess, en lugar de decirle a qu iglesia asistimos. Me gusta responder a esa pregunta con: "Gracias por preguntar. No tengo ninguna religin, pero s tengo a Jess". Necesitamos habituarnos a preguntarle a la gente: "Conoces a Jess? Es tu amigo? Tienes una relacin personal con l?" Jess nos conduce hacia un lugar grato, confortable y placentero. Creo que es fcil servir a Dios si aprendemos a orle a l antes de esforzarnos en hacer cosas para l, cosas

que nunca nos pidi. Antes de comenzar a ocuparte haciendo buenas obras, aparta tiempo y busca a Dios para saber si esas obras son suyas y si l te est guiando a hacerlas, o si simplemente t tratas de hacer cosas en un esfuerzo por agradarle. Si descubres que ests envuelto en obras de la carne y que en tu vida no hay real uncin de Dios para llevarlas a cabo, no temas dejarlas y bscalo a l para que te muestre su propsito para tu vida.

Un corazn endurecido nos impide or a Dios Como ya hemos visto, en su Palabra Dios dice de su pueblo: "Yo les dar un solo corazn y pondr un espritu nuevo dentro de ellos. Y quitar de su carne el corazn de piedra y les dar un corazn de carne" (Ez 11:19, LBLA). Cuando entregamos nuestra vida a Dios, l pone un sentido de lo bueno y de lo malo en lo profundo de nuestra conciencia. Si nos rebelamos demasiadas veces contra ella, corremos el riesgo de que nuestro corazn se endurezca y, si eso sucede, necesitaremos que Dios lo ablande para poder ser espiritualmente receptivos a la direccin del Espritu Santo. Antes de comenzar mi verdadera comunin con D1OS, yo tena un corazn endurecido. Pero el estar habitualmente en su presencia cre dentro de m ese nuevo corazn, que Jess muri para que yo tuviera. Sin un corazn sensible al toque de Dios, no podremos reconocer las veces que l nos habla. Sabemos que lo hace dulcemente, con voz suave y apacible, o con una amable conviccin respecto de algn asunto. Quienes estn endurecidos y ocupados "en sus propios asuntos" no son sensibles a la voz de Dios. Yo estoy profundamente agradecida de Dios que haya ablandado mi corazn con su Palabra, porque un corazn endurecido no puede recibir las bendiciones que l quiere dar. Si t no ests personalmente afectado por esta, quizs tienes que tratar con personas endurecidas y necesitas subir cmo orar por ellas. Como dije, ruego que mi conciencia permanezca sensible al Seor. Antes de comenzar a escuchar a Dios para que me guiara, yo poda tratar mal a alguien, y Dios tena que tratar conmigo, y tratar conmigo, y tratar conmigo sobre el asunto antes de que admitiera que mi comportamiento haba estado equivocado. Ya no soy de esa manera; Dios me ha cambiado, porque l se ocupa de cambiar a la gente. Ahora, cuando mi conciencia me insta a disculparme con alguien, acto rpidamente para arreglar el asunto. Mi hijo mayor tambin era como yo, y he visto cmo Dios lo cambi. Ahora tiene un corazn tan tierno que le encanta ministrar a gente que ha sido lastimada. Si hace o dice algo que cree .que podra llegar a lastimar los sentimientos de alguien, apenas puede esperar para ir a pedirle disculpas.

Cuando hablamos de aprender a or a Dios, no slo significa escuchar lo que Dios nos dice que hagamos; a veces l nos dice qu no debemos hacer. En otras palabras, si estamos actuando o comportndonos de una forma que no le agrada, debemos ser conscientes de que l no est complacido y estar dispuestos a realizar un ajuste. Dios cambia a la gente; es una promesa de su Palabra, y dice: "Les quitar ese corazn de piedra que ahora tienen y les dar un corazn de carne" (ver Ez 36:26, NVI). Un corazn endurecido puede causarnos muchos problemas. Por ejemplo, Jess dijo que no estaba a favor del divorcio porque es el resultado de la dureza de corazn (ver Mt 19:19). Yo tambin creo que la mayora de los divorcios se deben a que uno de los cnyuges ha permitido que su corazn se endurezca de tal forma que no quiere esperar a que Dios cambie a su esposo o esposa, o tambin puede ser que una parte haya endurecido tanto su corazn que el otro cnyuge ya no soporte ms la situacin. En nuestros primeros aos de matrimonio, era sumamente difcil llevarse bien conmigo. Mi corazn estaba endurecido porque durante mi niez haba sido abusada en repetidas ocasiones. Si embargo, Dave tena una buena relacin con Dios y estuvo dispuesto a orar por m y esperar que l me cambiara, y oy a Dios decir: "Ora y espera"; estoy eternamente agradecida que lo haya hecho. Si ambos hubiramos tenido el corazn endurecido, estoy segura de que hoy no estaramos casados. Hay momentos en que el divorcio es la nica respuesta a una situacin, pero debera ser la excepcin, no la regla. En la actualidad hay un alto ndice de divorcios; aun he odo que el porcentaje es mayor entre los que se dicen cristianos que entre los inconversos -lo cual es algo muy triste. Como hijos de Dios, l nos da un corazn nuevo -su corazn- y deberamos aprender a ser ms pacientes y compasivos, como l es. Nos da su corazn para que finalmente aprendamos a representarlo, haciendo lo mismo que l hara en cualquier situacin dada. Las personas de corazn duro destruyen matrimonios y amistades con demasiada rapidez, y as pierden la riqueza del plan y el propsito de Dios para sus vidas. Piensa solamente en lo que habramos perdido Dave y yo si l se hubiera dado por vencido en esos primeros aos. Pero no lo hizo y, gracias a las oportunidades ministeriales que Dios nos da, hoy estamos ayudando a millones de personas alrededor del mundo. De no haber permanecido fieles a Dios y el uno al otro, nos habramos perdido esa bendicin, y Dios tendra que haber elegido a algn otro. Dios nos ruega que no endurezcamos nuestro corazn, indicndonos que se trata de una decisin por propia voluntad: "Por lo cual, como dice el Espritu Santo: Si os hoy su voz, no endurezcis vuestros corazones, como en la provocacin como en el da de la prueba en el desierto" (Heb 3:7-8, LBLA, nfasis de la autora).

Cuando omos a Dios, tenemos la posibilidad de responder con humildad y confianza, o de endurecer nuestro corazn e ignorarlo. Lamentablemente, mucha gente, cuando no consigue lo que quiere, o cuando pasa por pruebas y dificultades, decide permitir que su corazn se endurezca. Eso es exactamente lo que les sucedi a los israelitas cuando viajaban por el desierto. Dios los gui hacia aquel lugar para demostrarles que los proveera, les hara el bien y que podan confiar en l (ver Dt 8:2-3). Dios tena grandes planes preparados para ellos, pero primero los prob para asegurarse de que realmente iban a creerle. Por eso nos dice que no endurezcamos nuestro corazn como lo hicieron ellos. No permitas que las pruebas te amarguen; haz que te sirvan para ser mejor. En Hebreos 3:9-11 el Sefor dice: "Donde vuestros padres me tentaron al ponerme a prueba, y vieron mis obras por cuarenta aos. Por lo cual me disgust con aquella generacin, y dije: 'Siempre se desvan en su corazn, y no han conocido mis caminos'; como jur en mi ira: 'No entrarn en mi reposo'" (LBLA). Por haber endurecido su corazn, los hijos de Israel fueron afectados por muchos problemas. No aprendan los caminos de Dios, lo que no les permita mejorar progresivamente; en consecuencia, no pudieron entrar en el reposo de Dios. En los versculos 12 y 13 el autor de Hebreos dice: "Tened cuidado, hermanos, no sea que en alguno de vosotros haya un corazn malo de incredulidad, para apartarse del Dios vivo. Antes exhortaos los unos a los otros cada da, mientras todava se dice: Hoy; no sea que alguno de vosotros sea endurecido por el engao del pecado" (LBLA, nfasis de la autora). Las personas de corazn duro son rebeldes y no aceptan la correccin. Adems, les resulta difcil or a Dios y tienen dificultades para relacionarse con los dems. Personas as no estn dispuestas a mirar desde el punto de vista de otros; no entienden las necesidades ajenas y, por lo general, no les interesa hacerlo, porque son egocntricas y no pueden ser movidas a compasin. A decir verdad, si consideramos todos los problemas que resultan de un corazn endurecido, me parece sensato comenzar a buscar fervientemente a Dios para que ablande el nuestro y nos ayude a ser sensibles y dciles a su toque, receptivos a l. Yo hice del tema de la sensibilidad al Espritu Santo materia de oracin y de bsqueda. Quiero ser sensible a los sentimientos y las necesidades de otros, y ser pronta para reconocer cuando no me estoy comportando del modo que Dios desea. Y me gustara sugerirte que consideraras la posibilidad de hacer lo mismo. Arrepintete de toda actitud que Dios te haga ver que demuestre dureza de corazn; pdele que te ayude y te cambie en esa rea. Tener mayor sensibilidad nos

ayudar a or a Dios con claridad y presteza. Podemos ser cada vez mejores cuando reconocemos que los caminos de Dios son ms altos que los nuestros, y le decimos: "Dios, quiero tu voluntad en mi vida; ensfame tus caminos, oh Sefor". Un punto de vista mundano nos impide oir Dios La Palabra de Dios nos ensea que, como creyentes, estamos en el mundo pero no somos de este mundo (verJn 17:13-18), lo cual significa que no debemos tener una visin mundana de las cosas: "Y no os adaptis a este mundo, sino transformaos mediante la renovacin de vuestra mente, para que verifiquis cul es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto" (Ro 12:2, LBLA). Se requiere una vigilancia constante para no volvernos como el mundo en nuestras actitudes y modo de obrar. El ver excesiva violencia grfica en forma de entretenimiento puede cauterizar o endurecer nuestra conciencia. Hoy en da muchos se han insensibilizado a los sufrimientos de la gente real, debido a toda la violencia que se ve en el cine y en la televisin. Algunos afirman que mirar escenas de violencia no es un problema, porque "slo es una pelcula o un espectculo televisivo y no est sucediendo en realidad", pero igualmente nos afecta. Podemos llegar al punto de no tener empata cuando omos relatos de tragedias reales o de cosas terribles que les suceden a otros. Cuando mi to muri, alguien le dijo a mi ta: "Bueno, alabe al Seor de todos modos". La incapacidad de esa persona para identificarse con el dolor de mi ta la lastim en un momento que, de por s, ya era de gran angustia. Esas fueron palabras duras provenientes de un corazn insensible; no eran las palabras compasivas de Dios. Recuerdo que antes or de una violacin o de un asesinato en las noticias vespertinas resultaba algo espantoso. Ahora, es algo tan frecuente que apenas nos afecta emocionalmente. Dave me cont que la primera vez que su familia se enter de que le haban robado al vendedor de diarios, fue una noticia espantosa. El mundo ha cambiado tanto desde entonces, que a un incidente como ese hoy se lo considerara algo de importancia secundaria, y tal vez ni siquiera se lo mencionara. Los medios de noticias con frecuencia dan informes negativos, en ocasiones con fros relatos de sucesos trgicos, que muchas veces escuchamos impasibles. Hoy en da se oye de tanta violencia que apenas la notamos o le prestamos algo de atencin. Esto es comprensible, pero no aceptable. La maldad

es progresiva y continuar creciendo si no nos oponemos enrgicamente a ella. Yo creo que todo esto es parte del plan global de Satans para el mundo: y quiere que tengamos un punto de vista fro e indiferente, sin interesarnos en la gente o en su necesidad. Por el contrario, como cristianos debemos orar por los que estn lastimados y prometer que lucharemos contra la apata de las actitudes de este mundo. Nosotros solos no podremos solucionar todos los problemas del mundo de hoy, pero podemos interesarnos -y podemos orar. Jess dijo: "El Espritu del Seor est sobre m, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres" (ver Le 4:18). Yo creo que a pesar de todo, hoy en da ocurren ms cosas buenas que malas, pero falta quien las d a conocer. No quiero decir que no miremos el informativo o que no leamos el peridico, sino que no debemos dejarnos obsesionar o conformarnos a su punto de vista. Necesitamos escuchar lo que Dios dice acerca de los sucesos presentes de nuestra vida, y orar de la manera en que Dios nos gue para interceder por otros que son afectados por ellos. La falta de perdn nos impide or a Dios Sufrir abuso durante un tiempo prolongado puede hacer que una persona endurezca su corazn como tctica de supervivencia para protegerse contra la crueldad, que en algunos casos puede continuar durante aos. La insensibilizacin al dolor ayuda a la vctima a sobrevivir a ese abuso. Pero el bloqueo de las emociones, si se prolonga durante aos, termina por cobrarse un precio en la salud de las personas. Todos aquellos que durante mucho tiempo se han rehusado a sentir algo, tienen miedo de volver a experimentarlo, pues todo lo que recuerdan son sufrimientos horribles. El dolor producido por el abuso puede ser muy difcil de soportar si no se cuenta con el poder redentor de Dios para sanar al herido. Para que las emociones saludables vuelvan a fluir, deber haber un momento en que el dolor emocional sea tratado y, aunque no es nada fcil ablandar un corazn endurecido, todas las cosas son posibles para Dios (ver Mt 19:26). Para restablecer las emociones solamente se requiere de paciencia y de disposicin para cooperar con Dios. Si has sido vctima de abuso, no permanezcas bajo ese yugo de esclavitud. No contines con tus sntomas permaneciendo en esa posicin. Primero, porque un corazn duro no proviene del Espritu Santo y, segundo, porque hacerlo no te protege contra posibles abusos. Dios nos cre para que experimentramos emociones. La Biblia nos dice que aun Jess llor (ver jn 11:35).

Cuando decidas liberar tus sentimientos sers vulnerable a sentir dolor, pero es distinto cuando Jess el Sanador est morando en tu interior: cada vez que seas lastimado, l estar all para curar esa herida. El perdn es lo nico que te liberar del dolor del abuso y, si se lo pides, Dios te dar el poder para hacerlo. Ciertamente entiendo cmo los problemas personales o una serie de desilusiones pueden endurecer un corazn. Como resultado de los abusos que haba padecido, yo era una persona amargada, spera y negativa. Tal es as que cuando Dave y yo nos casamos, mi lema era: "Si no esperas nada bueno, entonces no te decepcionars cuando no suceda". Pero he mejorado mucho desde entonces! Toda vez que la amargura quiera apoderarse de ti, rechzala, pues no eres la nica persona que est pasando por dificultades. El diablo nos acorrala en un pequeo rincn, y nos hace pensar que somos los nicos que tenemos esos problemas. Entonces pensamos: Por qu yo? Por qu yo?; pero tarde o temprano todos sufrimos alguna clase de abuso. No es mi intencin parecer poco comprensiva pero, no importa cun difcil sea tu problema, siempre hay alguien con uno peor que el tuyo. A lo largo de mi vida he pasado por cosas difciles, pero no son nada comparadas con lo que otros han pasado. El esposo de una mujer que trabajaba para m la abandon despus de treinta y nueve aos de matrimonio dejndole una simple nota. Qu terrible tragedia fue para ella! Realmente me sent muy orgullosa de ella cuando, unas semanas despus, vino y me dijo: "[oyce, por favor, ora por m para que no me enoje con Dios, porque Satans me est tentando insistentemente a que lo haga. No puedo enojarme con Dios porque es el nico amigo que tengo. Lo necesito!" El endurecimiento de corazn intentaba apoderarse de ella porque su vida no haba resultado como esperaba. Ella haba servido a Dios, se haba sacrificado y haba orado, pero Dios no satisfizo su necesidad del modo que esperaba. Toda persona goza de libre albedro, el cual no puede ser manipulado -ni siquiera por medio de la oracin. Podemos orar para que Dios le hable y haga lo posible para guiarla a hacer lo correcto, pero el hecho es que Dios nos deja en libertad de elegir. Si alguno toma una mala decisin que nos lastima, no deberamos echarle la culpa a Dios; si conservamos una buena actitud, y resistimos la amargura, l nos bendecir de todas maneras. Conozco el caso de un hombre que oraba para que su hijo enfermo no muriera. Puso su fe en prctica, creyendo sinceramente que su hijo vivira. Sin embargo, su hijo muri. El padre se amarg contra Dios, y su corazn se endureci porque no obtuvo lo que quera.

Finalmente, un da le dijo a Dios: "Dnde estabas t, Dios, cuando mi hijo muri?" y Dios le dijo: "Estaba en el mismo lugar en que estuve cuando mi Hijo muri". Piensa lo que debe haber sido para Dios el Padre ver a Jess padecer todo ese sufrimiento. l lo soport todo para libertarnos del pecado y de la desesperanza, y para darnos la bendita esperanza que hoy tenemos. Todos aquellos que hayan sufrido abusos serios necesitan perdonar al abusador para poder recuperarse del dolor que les fue causado. Hay otros que albergan falta de perdn en sus corazones por ofensas ms leves que el abuso, y ellos tambin deben perdonar a sus ofensores. La falta de perdn, la amargura, el resentimiento y el enojo de todo tipo nos impiden or a Dios. La Palabra de Dios es muy clara al respecto: si queremos que Dios perdone nuestros pecados y ofensas hacia l, debemos perdonar a otros sus pecados y ofensas contra nosotros. Efesios 4:30-32 nos ensea que el Espritu Santo se entristece cuando albergamos en nuestro corazn emociones negativas, tales como la ira, el resentimiento y el rencor. Cuando por alguna razn decidimos no perdonar, ya sea con frecuencia o durante un largo tiempo, nuestro corazn se endurece y nos impide ser sensibles a la gua de Dios en nuestra vida. En cierta ocasin o decir que albergar falta de perdn es como tomar veneno esperando hacer que tu enemigo muera. Por qu motivo vas a pasarte la vida enojado con alguien que posiblemente est disfrutando de su vida y ni siquiera le importe que ests molesto? Hazte a ti mismo un favor: Perdona a los que te hayan lastimado! Concdete el regalo del perdn. El legalismo bloquea nuestros odos a la voz de Dios Ya hemos mencionado que el ritualismo religioso constituye un impedimento para vivir una vida dirigida por el Espritu Santo, pero me gustara desarrollar el tema del legalismo con mayor profundidad, pues creo que sigue siendo uno de los mayores impedimentos para or a Dios. En primer lugar, no creo que podamos experimentar gozo si no estamos siendo guiados por el Espritu de Dios, y no podemos ser guiados por el Espritu y simultneamente vivir bajo la ley. Una mentalidad legalistas los tiene que todos tienen que hacer exactamente lo mismo, de la misma manera, siempre. Por el contrario, el Espritu de Dios nos gua individualmente, y a vecesde una forma creativay nica. La Palabra escrita dice lo mismo para todos y no es un asunto de interpretacin personal (ver 2 P 1:20). Esto significa que la Palabra de Dios no dice una cosa a una persona y algo distinto a otra. No

obstante, la gua directa del Espritu Santo es un asunto personal. Dios puede indicarle a alguien a que no ingiera azcar porque sabe que tiene cierto problema de salud, pero eso no ser una regla para todos. Los que son legalistas toman la palabra que Dios les dio a ellos e intentan convertirla en una ley para todos los dems. Una vez o decir que para el tiempo en que Jess naci, los escribas y fariseos, los lderes religiosos de su tiempo, haban convertido los Diez Mandamientos en dos mil normas que la gente deba obedecer. Tan slo imagnate tratando de disfrutar tu vida arrastrando la carga de tener que cumplir dos mil reglas, en su mayora establecidas por el hombre! Jess vino a poner en libertad a los cautivos. Aunque no somos libres para hacer lo que se nos antoje, hemos sido liberados del legalismo y podemos seguir la gua del Espritu. Isaas profetiz acerca de Cristo, diciendo: "El Espritu del Seor DIOS est sobre m, porque me ha ungido el SEOR para traer buenas nuevas a los afligidos; me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazn, para proclamar libertad a los cautivos y liberacin a los prisioneros" (Is 61:1, LBLA). La Palabra dice: ''Ahora bien, el Seor es el Espritu; y donde est el Espritu del Seor, hay libertad" (2 Co 3:17, LBLA). Jess quiere que tengamos libertad, no que seamos legalistas. "Si el Hijo os hace libres, seris realmente libres" (verJn 8:36, LBLA). Libre del pecado Libre de la manipulacin y el control Libre de temor por lo que otros piensan de ti Libre de tener que compararte con los dems Libre de la competencia con otros Libre del egosmo Libre del legalismo Libre para ser un individuo Libre para ser quien eres Libre! Libre! Libre! En Cristo, fuimos hechos libres de la manipulacin y el control de personas intolerantes, semejantes a los fariseos, gente que cree que su modo de hacer las cosas es el nico. Aborrezco ese espritu, pero durante tantos aos fui semejante a un fariseo, dando rdenes, enojndome con todo el que no hacia las cosas tan rpido como yo pensaba que deban, y de la forma que crea que deban hacerlo. Yo era una persona severa, spera, estricta e importuna. Pero cuando le Mateo 11:29-30 en The Amplified Bible (Biblia Amplificada), medit en las palabras de Jess hasta que se grabaron en mi corazn:

"Tomad Mi yugo sobre vosotros y aprended de M, porque Yo soy afable (manso) y humilde (modesto) de corazn, y hallaris descanso (alivio y facilidad y refrigerio y recreacin y bendecida quietud) para vuestras almas. Porque Mi yugo es saludable (til, bueno -no severo, spero, estricto e importuno, sino consolador, bondadoso y agradable), y Mi carga es ligera y fcil de ser soportada" (Mt 11:28-30, traduccin directa del original en ingls'). Confes estas palabras una y otra vez: "No voy a ser severa, spera, estricta e importuna, sino mansa, humilde, afable y modesta". Tena que grabar ese concepto en mi corazn endurecido, y me puse a estudiar la definicin de la palabra "mansedumbre" en el Vine Diccionario Expositivo de Palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento Exhaustivo. La esencia de dicho trmino es que la mansedumbre es el carcter apacible y pacificador propio de Cristo y es un "ornato entretejido en el alma".' Esta explicacin fue tan poderosa que literalmente arranqu la pgina del libro para llevarla en mi cartera. En ocasiones, haba momentos en que quera decirle a alguien lo molesta que estaba con ella pero, en lugar de eso, sacaba esa definicin de mansedumbre para volverla a leer. Deshacerme de este corazn endurecido no fue sencillo, ya que no es algo que pueda superarse de un da para el otro. Personalmente tuve que trabajar aos para lograrlo antes de poder sentir que finalmente la verdadera mansedumbre "haba sido esculpida en mi alma". Mantener un corazn sensible no es algo que ocurre por s solo; debes cooperar voluntariamente con el Espritu Santo y permitirle que lleve a cabo la obra que necesita hacerse en tu vida. Esto es de suma importancia: no debemos ser legalistas; si lo somos, tenemos que pedirle a Dios que nos cambie y nos d un coraz6n de carne que sea sensible a su voz. Si eres legalista o tu coraz6n est endurecido, repite sinceramente: Seor: No quiero estar endurecido o ser legalista, sino que mi conciencia est alerta para saber cuando T apruebas o no algo que estoy haciendo o a punto de hacer. No quiero lastimar los sentimientos de la gente, ya sea consciente o inconscientemente. Quiero tener compasin de quienes han sido heridos, para poder darles genuino aliento, y no una frvola respuesta religiosa que no satisface realmente sus necesidades, o quea1!n los lastima mm de lo que ya estaban. Quiero ser sensible a tu toque y a tu direccin. Amn.. La gracia quita los obstculos para or a Dios

Si el legalismo est estorbando tu capacidad para or a Dios, entonces Romanos 14 es un buen captulo para estudiar, pues demanda que tengamos un equilibrio real, explicndonos que lo que es malo para uno, puede no serlo para otros. La diferencia radica en si estn actuando de acuerdo con o contrariamente a sus propias convicciones personales de parte del Seor. La gente religiosa se enoja cuando no cumplimos todas sus reglas, y pese a eso gozamos de una buena relaci6n con Dios. Como dije ms arriba, la Palabra escrita de Dios contiene reglas que son iguales para todos. Por ejemplo, nos manda no mentir; por lo tanto, nadie tiene el derecho de mentir; tambin nos ordena no matar, y nadie esta exceptuado de ese mandamiento. No obstante, la Palabra escrita de Dios no nos dice cunto tiempo debemos orar todos los das; slo nos dice que debemos asegurarnos de practicar activamente la oraci6n. La Biblia nos dice que debemos estudiar la Palabra de Dios con regularidad, y meditar en ella da y noche (ver Jos 1:8). Obviamente, esto no significa sin interrupci6n; de otro modo, no podramos hacer ninguna otra cosa. La Biblia, entonces, no nos dice taxativamente cunto deberamos leer u orar por da; sin embargo, hay quienes establecen normas en estas reas. He odo a gente decir: "Si no oras por lo menos una hora todos los das, no ests cumpliendo la voluntad de Dios". Los que sostienen esta enseanza se basan en la Escritura donde Jess dijo: "Conque no pudisteis velar una hora conmigo?" (ver Mt 26:40, LBLA). Pero en este caso Jess les estaba hablando a los discpulos respecto de una situacin especfica, no estableciendo una regla para todos los tiempos. A decir verdad, orar una hora por da es una buena meta y un buen modelo a seguir si el prop6sito es adquirir disciplina, pero es un error tratar de hacer de ello una ley. En estas y otras reas similares debemos experimentar la direcci6n personal del Espritu Santo. Si alguien oye a un predicador o a un maestro sugerir algo y se siente guiado a hacerlo, est bien; pero no tiene por que sentirse culpable si no hace lo mismo que el otro. Cuando Jess habl desde la cruz diciendo: "Consumado es!" On 19:30), quiso significar que el sistema de legalismo haba acabado. Ahora no slo los sacerdotes religiosos pueden entrar a la presencia de Dios, sino que toda persona puede hablar con Dios y or su voz. Antes de que Jess muriera en nuestro lugar, la nica manera de recibir las promesas de Dios era viviendo una vida perfecta y sin pecado -siendo muy legalistas-, u ofreciendo un sacrificio de sangre por el pecado. Cuando Jess muri, pagando con su propia sangre por los pecados de

la humanidad, el velo del templo que separaba a la gente de la presencia de Dios en el Lugar Santsimo, se rasg en dos de arriba abajo (ver Mt 27:50-51). Este acontecimiento signific que Dios rasg el velo por la mitad desde el cielo hacia abajo, invitndonos a entrar en su presencia libremente ya no ms sacrificios o normas legalistas. Aun la gente comn que no siempre hace todo correctamente, ahora puede entrar libremente en la presencia de Dios. El tema de la conducta no tiene que ver con que jams cometamos un error, sino con obedecer a Dios. Una actitud legalista endurece nuestro corazn, pero una relacin personal con Dios nos hace receptivos y sensibles a su toque (ver Ez 11:19). La Palabra confirma que este nuevo pacto de gracia, esta libertad para acercarnos a Dios, fue idea suya: "Entonces, hermanos, puesto que tenemos confianza para entrar al Lugar Santsimo por la sangre de Jess, por un camino nuevo y vivo que l inaugur para nosotros por medio del velo, es decir, su carne, y puesto que tenemos un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerqumonos con corazn sincero, en plena certidumbre de fe, teniendo nuestro corazn purificado de mala conciencia y nuestro cuerpo lavado con agua pura' (Heb 10:19-22, LBLA) Ser libres del legalismo no es un llamado a vivir sin ley, sino que significa que cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de or a Dios respecto a su propia vida.