obsesión y riprocidad (jorge hessen)

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OBSESIÓN Y RIPROCIDAD Jorge Hessen A la obsesión corresponde la cierta influencia perniciosa en la mente. Etimológicamente el termino tiene su origen en el vocablo obsesione, palabra latina que significa impertinencia, persecución. Los diccionaristas acostumbran a definir la palabra como siendo una preocupación con determinada idea, que domina enfermizamente al espíritu, resultante o no de sentimientos recalcados. La terminología obsesión es usada, comúnmente, para denotar la idea fija en alguna cosa, tic nervioso, generador de manías, actitudes extrañas etc. en la perspectiva espirita, el termino tiene una acepción y explanación más amplias. Se consubstancia en la influencia maléfica relativamente inflexible que desencarnados o encarnados, tan o más atrasados que nosotros mismos, pueden ejercer sobre nuestra estructura psicofísica.

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OBSESIÓN Y RECIPROCIDAD (JORGE HESSEN)

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Page 1: Obsesión y riprocidad (jorge hessen)

OBSESIÓN Y RIPROCIDAD Jorge Hessen

A la obsesión corresponde la cierta influencia perniciosa en la mente.

Etimológicamente el termino tiene su origen en el vocablo obsesione, palabra

latina que significa impertinencia, persecución. Los diccionaristas

acostumbran a definir la palabra como siendo una preocupación con

determinada idea, que domina enfermizamente al espíritu, resultante o no de

sentimientos recalcados. La terminología obsesión es usada, comúnmente,

para denotar la idea fija en alguna cosa, tic nervioso, generador de manías,

actitudes extrañas etc. en la perspectiva espirita, el termino tiene una acepción

y explanación más amplias. Se consubstancia en la influencia maléfica

relativamente inflexible que desencarnados o encarnados, tan o más

atrasados que nosotros mismos, pueden ejercer sobre nuestra estructura

psicofísica.

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Kardec elucida que "si los médicos no tienen éxito cuando tratan de la mayor

parte de las molestias, es porque tratan el cuerpo, sin tratar el alma. Ahora, no

ayándose todo en buen estado, es imposible que una parte del este bien. (1) El

psiquiatra tradicional por ejemplo, dice que la obsesión es un pensamiento o

un impulso persistente o solicitante, indeseado y aflictivo, que viene a la mente

involuntariamente, a despecho de intentarlo ignorarlo o suprimirlo.

Los ortodoxos de la medicina, bajo los antojos del materialismo decrépito, no

admiten nada fuera de la materia, por tanto, no pueden entender una causa

oculta (espiritual). Cuando la academia científica hubiera salido de la

extemporánea rutina mecanicista, ella reconocerá en la acción del mundo

invisible que nos rodea y en el medio en el cual vivimos una fuerza que

reacciona sobre las cosas físicas tanto como sobre las cosas morales. Ese será

un nuevo camino abierto al progreso de una multitud de fenómenos mal

comprendidos por la escuela psiquiátrica.

No hay razón para que la Psiquiatría condene los procesos espiritas en el

tratamiento de los casos de obsesión y auto-obsesión. Es muy importante

ampliar el entendimiento de las causas originales de una esquizofrenia bajo el

impacto de la obsesión y considerar imprescindible el tratamiento espiritual

[desobsesión, pase, agua fluidificada, oración ] ofrecido por la Doctrina

Espirita, con base en las enseñanzas de Cristo, que un día, inevitablemente,

constará en las propuestas científicas para el tratamiento de todas las

dolencias humanas.

Nuestro mundo mental es como un cielo, con todo del firmamento descienden

rayos de sol y lluvias benéficas para la vida planetaria, así como, en el instante

del atrito de elementos atmosféricos, de ese mismo cielo proceden chispas

eléctricas destructoras. De la misma forma funciona la mente humana. de ella

se originan las fuerzas equilibrantes y restauradoras para los trillones de

células del organismo físico, más cuando esta perturbada, emite rayos

magnéticos de elevado tenor destructivo para nuestra estructura psíquica.

Como maquina, nuestro cuerpo se encuentra sujeto a desgastes naturales,

hasta porque muchos obsesados no saben usufruir del cuerpo de forma

correcta. En ese sentido, los obsesores (encarnados y desencarnados) saben

explorar, hasta que el enfermo llegue a la patología de difícil diagnostico. El

estado obsesivo procede de la intimidad del hombre, exteriorizándose en

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forma de tormentos físicos, mentales y emocionales. Sus causas casi siempre

remontan a vidas pasadas.

Pasiones, odios, fanatismo, avaricia y muchos otros factores son las fuentes

generadoras de la obsesión, que actualmente se constituye uno de los más

terribles flagelos de la humanidad. La mente transmite al cuerpo, al que se

ajusta durante la encarnación, todos sus estados felices o infelices,

equilibrando o conturbando el ciclo de causa y efecto, por tanto, la obsesión es

una patología que guarda a su origen profundo en Espíritu que delinque

El mejor proceso para librarnos de un obsesor es tornarnos buenos. Chico

Xavier dijo no “adelantar al diablo quedar soplando donde no hay brasas”. ¡Es

verdad! Las tinieblas exteriores se ligan por las sombras interiores. Lo que

nos esposa a un obsesor es la iniquidad que alimentamos en

las actitudes e intenciones. lo que nos vincula aun obsesor

vengativo es nuestra obstinación en no perdonar. Lo que nos

conecta a un obsesor infeliz es el disgusto que cultivamos en

el corazón.

Muchas veces procurado por los obsesados, Jesús adentraba mentalmente en

las causas de su inquietud y, usando de su autoridad moral, libertaba tanto a

los obsesores cuando los obsesados, permitiéndole el despertar para la vida

animada rumbo a la recuperación y a la pacificación de la propia conciencia.

entretanto, Jesús no liberó a los obsesados sin imponerles la intransferible

necesidad de renovación intima, ni expulso a los perseguidores inconscientes

sin ofrecerles la dirección de Dios.

En resumen, identificamos siempre en la obsesión (espiritual) el resultado de la

invigilância y de los desvíos morales. Para garantizarnos contra su influencia,

urge fortalecer la fe por la renovación mental y por la práctica del bien en los

moldes de los códigos evangélicos propuestos por Jesucristo, no olvidándonos

de la narrativa de Mateos:”vigilad y orad para que no entréis en tentación”. (2)

Referências:

Page 4: Obsesión y riprocidad (jorge hessen)

[1] Kardec, Allan. Evangelho Segundo o Espiritismo, RJ:

Ed. FEB, 2001, Introd., item XIX