obras escogidas tomo i - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/proce12192/obras escogidas t....

513
Obras Escogidas Tomo I Obras Escogidas de José Martí – Tomo 1 Nueva edición / Nueva presentación El Diablo Cojuelo i10 de Octubre! Abdala El presidio político en Cuba La República española ante la Revolución cubana Hora de lluvia Extranjero. Correspondencia particular de la Revista Universal Variedades de París Boletín Melchor Ocampo Los Estados Unidos y México Boletín Vida El año nuevo en Madrid México y los Estados Unidos Alea Jacta Est Extranjero Hombre del campo A Joaquín Macal. Guatemala, 11 de abril de 1877 Al general Máximo Gómez. Guatemala [1877] Los códigos nuevos Patria y libertad Guatemala Revista Guatemalteca A Manuel Mercado. Guatemala, 6 de julio de 1878 A José Joaquín Palma. Guatemala, 1878 Alfredo Torroella Brindis en el banquete celebrado en honor de Adolfo Márquez Sterling A Miguel F. Viondi. Santander, 13 de octubre [de 1879] Lectura en Steck Hall A Manuel Mercado. New York, 6 de mayo [de 1880] A Emilio Núñez. Nueva York, 13 de octubre [de 1880] Entre flamencos El carácter de la Revista Venezolana Cecilio Acosta “Ni será escritor..,” El centenario de Calderón A Fausto Teodoro de Aldrey. Caracas, 27 de julio de 1881 La revuelta en Egipto Ismaelillo Príncipe enano Sueño despierto Brazos fragantes Mi caballero Musa traviesa Mi reyecillo Penachos vívidos Hijo del alma Amor errante Sobre mi hombro Tábanos fieros Tórtola blanca Valle lozano Mi despensero Rosilla nueva A su hermana Amelia. [Nueva York, enero de 1882] Oscar Wilde Longfellow Emerson Darwin ha muerto Al general Máximo Gómez. Nueva York, 20 de julio de 1882 Al general Antonio Maceo. Nueva York, 20 de julio de 1882 A Manuel Mercado. Nueva York, 11 de agosto [de 1882] A Manuel Mercado. Nueva York, 16 de septiembre [de 1882] El poema del Niágara Versos libres Mis versos Académica Pollice verso Al buen Pedro Hierro Canto de otoño El padre suizo Flores del cielo Copa ciclópea Media noche Homagno Yugo y estrella Isla famosa Sed de belleza Amor de ciudad de grande Estrofa nueva Crin hirsuta A los espacios [Como nacen las palmas en la arena] [Con un astro la

Upload: duongngoc

Post on 25-Jul-2018

375 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Obras Escogidas Tomo I Obras Escogidas de José Martí – Tomo 1 Nueva edición / Nueva presentación El Diablo Cojuelo i10 de Octubre! Abdala El presidio político en Cuba La República española ante la Revolución cubana Hora de lluvia Extranjero. Correspondencia particular de la Revista Universal Variedades de París Boletín Melchor Ocampo Los Estados Unidos y México Boletín Vida El año nuevo en Madrid México y los Estados Unidos Alea Jacta Est Extranjero Hombre del campo A Joaquín Macal. Guatemala, 11 de abril de 1877 Al general Máximo Gómez. Guatemala [1877] Los códigos nuevos Patria y libertad Guatemala Revista Guatemalteca A Manuel Mercado. Guatemala, 6 de julio de 1878 A José Joaquín Palma. Guatemala, 1878 Alfredo Torroella Brindis en el banquete celebrado en honor de Adolfo Márquez Sterling A Miguel F. Viondi. Santander, 13 de octubre [de 1879] Lectura en Steck Hall A Manuel Mercado. New York, 6 de mayo [de 1880] A Emilio Núñez. Nueva York, 13 de octubre [de 1880] Entre flamencos El carácter de la Revista Venezolana Cecilio Acosta “Ni será escritor..,” El centenario de Calderón A Fausto Teodoro de Aldrey. Caracas, 27 de julio de 1881 La revuelta en Egipto Ismaelillo Príncipe enano Sueño despierto Brazos fragantes Mi caballero Musa traviesa Mi reyecillo Penachos vívidos Hijo del alma Amor errante Sobre mi hombro Tábanos fieros Tórtola blanca Valle lozano Mi despensero Rosilla nueva A su hermana Amelia. [Nueva York, enero de 1882] Oscar Wilde Longfellow Emerson Darwin ha muerto Al general Máximo Gómez. Nueva York, 20 de julio de 1882 Al general Antonio Maceo. Nueva York, 20 de julio de 1882 A Manuel Mercado. Nueva York, 11 de agosto [de 1882] A Manuel Mercado. Nueva York, 16 de septiembre [de 1882] El poema del Niágara Versos libres Mis versos Académica Pollice verso Al buen Pedro Hierro Canto de otoño El padre suizo Flores del cielo Copa ciclópea Media noche Homagno Yugo y estrella Isla famosa Sed de belleza Amor de ciudad de grande Estrofa nueva Crin hirsuta A los espacios [Como nacen las palmas en la arena] [Con un astro la

Page 2: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

tierra se ilumina] [Contra el verso retórico y ornado] Vino de Chianti [La noche es la propicia] Antes de trabajar Dos patrias Domingo triste Al extranjero [Envilece, devora...] Marzo [Bien: yo respeto] [Siempre que hundo la mente en libros graves] [Todo soy canas ya...] [iQué susto! Qué temor!...] [De forma en forma, y de astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis versos van revueltos y encendidos] Canto religioso [No, música tenaz, me hables del cielol] [En torno al mármol rojo...] [Yo sacaré lo que en el pecho tengo] Mi poesía El tratado comercial entre los Estados Unidos y México Karl Marx ha muerto Peter Cooper El puente de Brooklyn A aprender en las haciendas A Adelaida Baralt [A Enrique Estrázulas] Trabajo manual en las escuelas Wendell Phillips El hombre antiguo de América y sus artes primitivas Antigüedades de Centroamérica en el Museo de Washington Maestros ambulantes Una distribución de diplomas en un colegio de los Estados Unidos Antigüedades americanas. Los esposos Le Plongeon: la Isla de Mujeres Escenas neoyorquinas Al general Máximo Gómez. New York, 20 de octubre de 1884 A los cubanos de Nueva York. Nueva York, junio 23, 1885 Lucía Jerez Los secretarios del Presidente El general Grant A José Antonio Lucena. New York, 9 de octubre de 1885 José Martí Cronología, por Ibrahím Hidalgo Paz Selección y presentación del CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS Cronología martiana Ibrahím Hidalgo Paz Colección Textos Mar t ianos CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS TOSE 7MARTI OBRAS ESCOGIDAS en tres tornos Tomo 1 1869 -1885 EDITORIAL DE CIENCIAS SOCIALES, LA HABANA, 1992 Edición: Eh L6pz Ugat? e y Adiala GonzAiez Naranjo Redacción: Loura Rey Corrección: Hiida Gonzüez Rosales y Marién Santiestehan Brinrela Disedo: O r M O Día2 Primera edicion: Centro de Estudios Martianos / Editora Política ler. tomo, 1978; 2do. tomo, 1979; 3er. tomo, 1981 @ CENTRO DE b D I O S MARTIANOS, 1992 O Sobre la presente edición: EDrroRlAL DE CIENCIAS SOCIALES, 1992 CENTRO DE ES~ VD: OS MARTIANOS Calzada 807, esq. a 4 El Vedado, Habana 4 Cuba EDITORWL DE CIENCM SOCIALES Calle 14 No. 4104, Playa Ciudad de La Habana Cuba Nueva edición/ Nueva presentación

Page 3: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Ponemos en manos de los lectores una nueva edición de las Obras escogidas e n tres tomos de José Marti. ,La primera edición la publicamos con el auxilio de la Editora Politica entre 1978 y 1981, y su esperada buena acogidu se evidenció c3n una brevisirna duración en librerías, además de ratificarla frecuentemente con las solicitudes de reimpresión que nos llegan. Es natural que así ocurra: una selección como esta resulta de especial utilidad para estudian- tes, profesores y público en general, pues ofrece una muestra amplia y representativa de ese magno tesoro que son las Obras completas de José Marti. El acceso a ellas puede ser dificil, máxime para lec- tores que no estén habituados a un modo de abordaje que preferi- remos llamar profesional, y IZO especializado, atendiendo a lo indó- cil que para ciertas formas de especialización suele ser la riqueza propia de la “mina sin acabamiento” -recordemos una vez más las justas palabras de Gabriela Mistral-‘ que Marti legara. E! carácter representativo, uno de los pilares que fundamerifan la utilidad de esia selección, lo asegura tanto el recorrido diacró- nico por la obra de Marti como el deseo de acopiar muestras de los diversos frutos qhe él cosechó. El intento no puede perder de vista que nos hallamos ante el caso de un sembrador cuyos logros se vinculan entre si por una vertebración que les confiere el don de lo orgánico entrañable. Así, de cualquiera de sus páginas podría ha- blarse parafraseando a un poeta que él admiró: quien toca esta página, toca a un hombre. Tal definición, que bieti cabria reservar para la obra toda de Marti, resulta particularmente válida asimismo pora los presentes volúmenes. El adjetivo nueva con que se ha calificado la segunda edición de estas Obras escogidas cpunta al peso de las modificaciones y los mejoramientos con los que -al cabo del tiempo y sin la útil urgencia con que fue necesario preparar la primera- llega a los ’ Gabriela Mistral. Esfudio de los Versos sencillos de Iosi Marfi, La Habana, Publicaciones de la Secretaria de Educación, Dirección de Cultura, 1939, p. 33. 8 José .Marfi OBRAS ESCOGIDAS T 1 9 lectores siguiendo los pasos de aquella, que tanto esfimulante co- mentario ha merecido. En sil reaparición las Obras escogidas se han aumentado con numerosos textos. Han recibido especial trata- tniento los escritos del autor que aún no figuran en

Page 4: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

sus Obras com- pletas: muchos de ellos se detectaron o fueron de nuestro conoci- ntierrto después de preparada la edición inicial de estos tres volú- menes. Al acogerlos con preferencia entre las incorporaciones de ahora, deseamos suplir, siquiera sea en parte, un déficit que sólo será plenamente superado con la edición critica de las Obras com- pletas de Marti, empresa que actitalmenfe acomete el Centro de Estudios Mar t ianos. De hecho, las adiciones también significan perfeccionamiento en el orden cualifativo, para bien del cual se han vuelto a revisar los textos: ya por los originales o reproducciones confiables, ya por lo hecho hasta el momento -y publicado o por publicarse- para la mencionada edición crítica, sin excluir los dos tomos de Poesía completa anticipados para el público fuera de aquella, donde reaparecerán en su momento. Lo modificado para la segunda entrega de Obras escogidas al- canza también, en parte al menos, pero de modo significativo, los límites de los tomos, sin abandonar el orden cronológico escogido para la anterior. En aquella, el primer volumen abarca textos mar- tianos hasta el 20 de octubre de 1884, fecha de su carta a Máximo Gómez tras su conocida ruptura de entonces con los planes in- srirreccionales que este último fraguaba en compañía de otro heroico general de la Guerra de los Diez Años: Antonio Maceo. Tomar esa fecha como hito deslindante representó un inconveniente de carácter práctico y otro de índole conceptual. El inconveniente práctico se observa claramente en la mucho mayor breuedad del tomo inicial con respecto a los otros dos. De mantenerse aquel hito, el des- balance únicamente se podría salvar violentando las proporciones de la selección: los textos martianos posteriores a 1884 son mucho más numerosos que los escritos hasta ese año. En relación con el punto comentado, lo más importante es de naturaleza conceptual: cada vez parece más evidente que la rup- tura de Martí con el denominado Plan Gómez- Maceo obedeció a que este no se guiaba por criterios y razonatnientos que desde años antes maduraban en el futuro creador del Partido Revolucionario Cubano. Se aprecian especialmente en su Lectura en Steck Hall del 24 de enero de 1880, donde hizo el balance de la lucha cubana hasta entonces y dejó seíztados principios cardinales para la que sería su gestión de dirigente de las fuerzas

Page 5: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

emancipadoras del país. Esos principios muestran plena coherencia con la maduración inte- gral, y de alcance latinoamericanista, de la cual el pensamiento de Marti da fe durante su estancia en Venezuela entre enero y julio de 1881, etapa que se ha reconocido como de especial significado para la consolidación de su obra literaria y de su estética, e incluso para la formación de su pensamiento en general. .Vo podía quedar fuera de esa intensificación su ideario politico, vertiente rectora y decisicta dentro de la iri fegralidad que lo distinguió, .Idelantar el cierre del primer volumen de 1884 a 1881 agruva- r i u su desbalance con respecto a los demás, y ante ello se optó por cerrarlo en 1885 e iniciar el segundo en 1886. Así, además de contribuir a un mayor equilibrio en la extensión de los tlolúrnenes, se propiciará que en los inicios del segundo pueda leerse una serie de escritos en los que se ubican las crónicas de Marti acerca de los trágicos sucesos de Chicago, los cuales descuellan entre los acon- tecimientos de la vida estadounidense que más visiblemente contri- buyeron a clarificar en Marti la perspectiva acerca de lo que por entonces él llamó “la batalla social tremenda”, especialmente en lo relativo u sus métodos y formas. 2 El segundo volumen reúne, en fin, textos que muestran la trayectoria del autor hasta las elisperas del momento en que se fundó el Partido Revolucionario Cubano. A la cabeza de esa aeunzada organización política el Apóstol vivió lcs años más infensos y fértiles en su ejemplar labor de comha- tiente e ideólogo de la independencia, la liberacibn nacional y la raigal dignificación de Cuba, con relieLqe y significado latinoame- ricanos y rinizersales, y sobre los pilares de su temprano, enérgico y guiador antintperialismo. A esa etapa, a la cual llego preparado incesantemente por cuanto hizo y pensó desde sus 020s jucetiiles, se dedica por entero el último clolurnen. Los criterios con que se han reorganizado los tornos de estas Obras escogidas no pretenden resolver, sin más, todos los proble- mas y discusiones que se han derioado, o podrían derizarse, del intento de periodizar la uida, la obra y el pensamiento de Marti. Sólo aspiramos a satisfacer las exigencias prácticas e inmediatas que plantea el equilibrio de la selección, sin desconocer los proble- mas y las discusiones de la periodización mencionada, tarea tenta- dora por otra parte, y en la cual se han cosechado y seguirán cose-

Page 6: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

chándose logros que tampoco han de ignorarse. En fin de cuentas, por muy útil que sea para adentrarse en el estudio del legado que la humanidad debe a José Martí, ninguna periodizacibn ser4 más importante que el braceo, las búsquedas que urge seguir llevando u cabo en la totalidad, en la riqueza, en la estructura de ese lega- do: para aprehenderlo resulta prozechoso atender su constante ezo- lución, su trayectoria sin qiiebradiirns y sólo interrumpida por la muerte. Pura faaorecer la i~ aloración de esa trayectoria, L uda cfolumcti lletia u t i apcindice cronológico acprca d e los años i orrespotidieritec. Pero no son los mismos que aparecieron la primero ;tez. José Marti: “Carta de Nueva York”, en Obras completos, La Habana, 1963- i973, t 9. p 278 10 José Marti Aspiramos a que en esta oportunidad los tres volJmenes de Obras escogidas lleguen juntos a los lectores. La urgencia con que se trabaj6 para la anterior edición tropet0 con dificultades mate- riales que obligaron a viabilitar su entrega de forma sucesiva a 10 largo de cuatro aiios. Ello fue uno de los elementos de juicio valo- rados para decidir que cada volumen llevara un prólogo concebido en correspondencia con la distribución ento( W.< s dada a los textos. El cambio introducido en aquella, y la prevrslon de que la serre se pubiicará foda a la vez, son los motivos por los cuaies se prescinde ahora de dichas valiosas introducciones, cuyos autores. cuentan en- tre las personas, de reconocida ejecutoria en los esitdros acerca de Martí, a quienes se ha consultado para las definlctones de *la se- gunda edición de Obras escogidas en tres ton. Ios,. qu%[ cui;; amos gracias a la colaboración de la Editorial de Clenclas Con este nuevo empeño deseamos seguir contribuyendo a’i ne- cesario y gustoso conocimiento de una de las mayores riquezas políticas, intelectua! es, a. rfisticas y éticas, humanas en fin, de que pueda enorgullecerse la especie. De la nobleza y la urgencra de tal propósito da muestras crecientes ta marcha del mundo. CENTRO DE ESTUDIOS MARTIANOS EL DIABLO COJUELO’ Nunca supe yo lo que era ptiblico, ni lo que era escribir para él mas a fe de diablo honrado, aseguro que ahora como antes mm& tuve tampoco miedo de hacerlo. Poco me importa que u; tonto murmure, que un necio zahiera, que un estúpido me idolatre y un sensato me deteste. Figúrese usted, público amigo, que nadie sabe quién soy: cqué me puede

Page 7: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

importar que digan o que no digan? Diránmc mis que en nada me ajusto a la costumbre de campear por respetos,- que nada más significa esta comezón de publicar ho- jas anónimas con redactores conocidos;- diránme que soy un mal caballero; amenazar’ánme con romperme los brazos, ya que no tengo piernas, mas, a fe de osado y mordaz escribidor, prometo y prometo con calma que a su tiempo cc yerá que este Diablo, no es un diablo, y que este Cojo no e5 cojo. Esta dichosa libertad de imprenta, que por lo esperada y negada y ahora concedida, llueve sobre mojado, permite que hable usted por los codos de cuanto se le antoje, menos de lo que pica; pero también permite que vaya usted al Juzgado o a la Fiscalía y de la Fiscalía o el Juzgado lo zambullan a usted en el Morrd, por lo que dijo o quiso decir. Y a Dios gracias, que en estos tiempos dulces hay distancia y no poca de su casa al Morro. En los tiem- pos de don Paco era otra cosa . iVenia usted del interior, y traía usted una escarapela?-; a! calabozo! CHabló usted y dijo que los insurrectos ganaban o no ganaban?- ial calabo< oi- IAntojábaselc a usted ir a ver a una prima que tenía en Bayamo>--- ial caiabozo!- tcontaba usted tal o cual comentario, cierto episodio de la revolu- ción?-; al calabozo!- Y tanta gente había ya en los calabozo? que a seguir así un mes más, hubiera sido La Habana de entonk el Morro de hoy, y La Habana de hoy el Morro de entonces. Puede ’ 5~ excta~ cn del texto principal en estas Obras escogidas los sueltos que acgún dech2Ción de Fermín Valdés Domínguez, oertenecen a otros tres aut& s \‘ cr de JOsé Martí: Obras completas. Edición crí’tica La Habana Centro de Estudios Martian@ s Y Editorial Casa de las Américas, 1683. t. 1. nota n. 3, p. 282. OBRAS ESCOGIDAS T 1 15 ABDALA Escrito expresamente para la patria PERSONAJES ESPIRTA, madre de Abdala ELMIRA, hermana de ABDALA U N SENADOR CONSEJEROS, SOLDADOS, ETC La escena pasa en “Nubia” ESCENA l a ABDALA, UN SENADOR Y CONSEJEROS. SEN. Noble caudillo: a nuestro pueblo llega Feroz conquistador: necio amenaza Si a su fuerza y poder le resistimos En polvo convertir nuestras murallas: Fiero pinta a su ejército que monta Nobles corceles de la raza arábiga; Inmensa gente al opresor auxilia, Y tan alto es el número de lanzas Que el enemigo cuenta, que a su vista La fuerza tiembla y el \- alor se espanta: Tantas sus tiendas son, noble caudillo, Que a la llanura llegan

Page 8: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

inmediata, Y del rudo opresor joh Abdala iliistre! Es tanta la fiereza y arrogancia Que envió un emisario reclamando Rindieses fuego y aire, tierra y agua: ABD. SEN. ABD. SEN. ABD. Pues decidle al tirano que en la Nubia Hay u n héroe por veinte de sus lanzas: Que del aire se atreva a hacerse dueño: Que el fuego a los hogares hace falta: Que la tierra la compre con su sangre: Que el agua ha de mezclarse con sus lágrimas Guerrero ilustre: calma t u entusiasmo! Del extraño a la impúdica arrogancia Diole el pueblo el laurel que merecían Tan necia presunción y audacia tanta Mas hoy no son sus bárbaras ofensas Muestras de orgullo y simples amenazas: Ya detiene a los nubios en ei campo! Ya en nuestras puertas nos coloca gluardias! ;Qué dices, Seiiadoi-? -Te digo ioh, jefe Del ejército nubio! que las lanzas Deben brillar, al aire desenvuelta La sagrada bandera de la patria!- Te digo que es preciso que la Nubia Del opresor la lengua arranque osada, Y la llanura con s u sangre bañe Y luche Nubia cual luchaba Esparta!- Vengo en tus nianos a dejar la empresa De vengar las cobardes amenazas Del bárbaro iirano que así llega A despojar de vida nuestras almas!- Vengo a rogar al esforzado nubio Que a la batalla con el pueblo parta. Acepto, Senador. Alma de bronce Tuviera si tu ruego no aceptara. Que me sigan espero los valientes Nobles caudillos que el valor realza, Y si insulta a los libres un tirano Veremos en el campo de batalla! En ia Nubia nacidos, por la Nubia Morir sabremos: hijos de la patria, Por ella moriremos, y el suspiro Que de mis labios postrimeros salga Para Nubia será, que para Nubia Nuestra fuerza y valor fueron creadas. Decid al pueblo que con él al campo Cuando se ordene emprenderé la marcha: Y decid al tirano que se ar> reste.- 17 OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 Que prepare su gente,- y que a sus lanzas Brillo dé y esplendor. Alás fuertes brillan Robii> tas y valientes nuestras almas! Feliz mil veces joh valiente joven: El pueblo qiie es t u patria! SEN. TODOS - -\ '¡ va Abdala!- (S e clan el Senador y Consejeros.) ESCENA 2a ABDALA ABD. ;Por fin potente mi robusto brazo Puede blandir la ruda cimitarra, Y mi noble corcel volar ya puede Ligero entre el fragor de la batalla! Por fin mi frente se ornará de gloria! Seré quien libre a mi angustiada patria, Y quien le arranque al opresor el pueblo Que empieza a destrozar entre sus garras! Y el vil

Page 9: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

tirano que amenaza a Nubia Perdón y vida implorará a mis plantas! Y !a gente cobarde que lo ayuda A nuestro esfuerzo gemirá espantada! Y en el cieno hundirá la altiva frente Y en cieno vil enfangará su alma! Y la llanura en que su campo extiende Será testigo miido de su infamia! Y el opresor se humillará ante el libre! Y el oprimido vengará su mancha! Conquistador infame, ya la hora De t u muerte sonó: ni la amenaza, Ni el esfuerzo y valor de tus guerreros Será muro bastante a nuestra audacia. Siempre el esclavo sacudió su yugo,- Y en el pecho del dueño hundió su cla1. a El siervo libre: siente la postrera Mora de destrucción que audaz te aguarda, Y teme que en t u pecho no se hunda Del libre nubio la tajante lanza!- Ya me parece que I'ugir los veo Cual fiero tigre que a su presa asalta. Ya los miro correr: a nuestras filas Dirigen ya su presurosa marcha: Ya luchan con furor: la sangre corre Por el llano a torrentes: con el ansia I'oraz del opresor, hambrientos vuelven A hundir en sus costados nuestras lanzas Y a doblegar el arrogante cuello A l tajo de las rudas cimitarras: Cansados ya, vencidos- cual furiosas Panteras del desierto que se lanzan A la presa que vence, y se fatigan, Y rugen y se esfuerzan y derraman La enrojecida sangre, y combatiendo Terribles ayes de dolor exhalan,- Así los enemigos furibundos, A nuestras filas bárbaros se lanzan, Y iuchan,- corren,- retroceden,- vuelan,- Inertes, caen,- gimiendo se levantan,- A otro encuentro se aprestan,- y perecen!- Ya sus cobardes huestes destrozadas Huyen por la llanura:- joh! jcuánto el gozo Da fuerza y robustez y vida a mi alma!- ¡Cuál crece mi valor!- jcómo en mis venas Arde la sangre!- jcómo me arrebata Este invencible ardor!-; cuánto deseo A la lucha partir!- ESCENA 3a Entran guerreros.- GUERREROS Y ABDALA. L'N G. ¡Salud, Abdala!- ABD. Salud, nobles guerreros! UN G. Ya la hora De la lucha sonó: la gente aguarda Por su noble caudillo: los corceles Ligeros corren por la extensa plaza: Arde en los pechos el valor, y bulle En el alma del pueblo la esperanza: Si vences, noble jefe, el pueblo nubio Coronas y laureles te prepara,- Y si mueres luchando, te concede La corona del mártir de la patria!- Revelan los semblantes la alegría: Brillan al sol las fulgurantes armas,-- Y el deseo de luchar en las facciones La grandeza, el valor sublimes grabaiii- 18 José Marti OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 19 ABD. Ni laurel ni coronas

Page 10: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

necesita Quien respira valor. Pues amenazan A Nubia libre, y un tirano quiere Rendirla a su dominio vil esclava, Corramos a la lucha y nuestra sangre Pruebe al conquistador que la derraman Pechos que son altares de la Nflbia, Brazos que son sus fuertes y murallas! ;A la guerra valientes! Del tirano La sangre corra, y a su empresa osada De inuros sirvan los robustos pechos Y sea su sangre fuegc a nuestra audacia!- A la guerra! a la guerra! Sea el aplauso Del vil conquistador que nos ataca, Ei son tremendo que al batirlo suenen Nuestras rudas y audaces cimitarras! Nunca desmienta su grandeza Nubia! A la guerra corred! a la batalla! Y de escudo te sirva joh patria mía! El bélico valor de nuestras almas!- (Hacen ademán de partir.) ESCENA 4a Entra ESPiRTA.- ESPIRTA y dichos. ESP. <Adónde vas? Espera! ABD. jOh madre mía! Nada puedo esperar. ESP. ¡Detente Abdala! ABD. YO detenerme, madre? ¿No contemplas El ejército ansioso que me aguarda? ¿No ves que de mi brazo espera Nubia La libertad que un bárbaro amenaza? ¿No ves cómo se aprestan los guerreros? <No miras cómo brillan nuestras lanzas? Detenerme no puedo, joh, madre mía! jAl campo voy a defender mi patria! ESP. jTu madre soy! ABD. ¡Soy nubio! El pueblo entero Por defender su libertad me aguarda: Un pueblo extraño nuestras tierras huella: Con vil esclavitud nos amenaza; Acdaz nos muestra sus potentes picas, Y nos manda el honor y Dios nos manda Por la patria morir, antes que verla Del bárbaro opresor cobarde esclava! Tu madre hoy que te detengas manda! El esfuerzo y valor del noble Abdala! jA la guerra corred, nobles guerreros, Que con vosotros el caudillo marcha! ESP. ABD. Pues si exige el honor que al campo vueles, Un rayo sólo detener pudiera (S e van los guerreros.) ESCENA 59 ESPIKTA Y ABDALA ABD. Perdona joh madre! que de ti me aleje Para partir al campo jOh! estas lágrimas Testigos son de mi ansiedad terrible, Y el huracán que ruge en mis entrañas. No llores tú, que a mi dolor joh madre! Estas ardientes lágrimas le bastan! El jay! del moribundo ni el crujido Ni el choque rudo de las fuertes armas; No el llanto asoman a mis tristes ojos, Ni a mi valiente corazón espantan! Tal vez sin vida a mis hogares vuelva, U oculto entre el fragor de la batalla De la sangre y furor víctima sea. Nada me importa. Si supiera Abdala Que con su sangre se salvaba Nubia De las terribles extranjeras garras, Esa veste que

Page 11: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

llevas, madre mía Con gotas de mi sangre la manchara! Sólo tiemblo por ti: y aunque mi Ilanto No muestro a los guerreros de mi patria, Ve cómo corre por mi faz, oh madre! Ve cuál por mis mejillas se derrama! <Y tanto amor a este rincón de tierra? <Acaso él te protegió en tu infancia? ¿Acaso amante te llevó en su seno? ¿Acaso él fue quien engendró tu audacia (Espirfa llora.) ESP. 20 José Marfi OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 21 ABD. ESP. ABD. ESP. ABD. ESP. ABD. ESP. ABD. ESP. ABD. Y t u fuerza? ¡Responde! ¿O fue tu madre? ¿Fue la Nubia? No es el amor ridículo a la tierra, Ni a la yerba que pisan nuestras plantas; Es el odio invencible a quien la oprime, Es el rencor eterno a quien la ataca;- Y tal amor despierta en nuestro pecho El mundo de recuerdos que nos llama A la vida otra vez, cuando la sangre Herida brota con angustia el alma;- La imagen del amor que nos consuela Y las memorias plácidas que guarda! En t u pecho tu madre? Que hay algo más sublime que la patria? ¿Y aunque sublime fuera, acaso debes Por ella abandonarme? a la batalla Así correr veloz? Así olvidarte De la que el ser te dio? ¿Y eso lo manda La patria? Di! {Tampoco te conmueven La sangre ni la muerte que te aguardan? Quien a s u patria defender ansía Ni en sangre ni en obstáculos repara! Del tirano desprecia la soberbia; En su pecho se estrella la amenaza; Y si el cielo bastara a su deseo Al mismo cielo con valor llegara! No! madre, no! Yo parto a la batalla! Al fin te vas? ... te vas?.. iOh, hijo querido! A tu madre infeliz mira a tus plantas! Mi llanto mira que angustioso corre! De amargura y dolor t u s pies empapa! Detente joh hijo mío! Levanta joh madre! Por mi amor ... por tu vida ... no ... no partas! ¿Que no parta decís cuando me espera La Nubia toda? Oh! no! cuando me aguarda El amor, madre, a la patria {Y es más grande ese amor que el que despierta ¿Acaso crees ¿No te quedas por fin? ¿Y me abandonas? (Se arrodilla.) Con terrible inquietud a nuestras puertas Un pueblo ansioso de lavar su mancha? ;Un rayo sólo detener pudiera El esfuerzo y valor del noble Abdala! Que moja con sus lágrimas tus plantas, No es un rayo de amor que te detiene? No es un rayo de dolor que te anonada? Cuántos tormentos! ... cuán terrible angustia! Mi madre llora ... Nubia me reclama ... Hijo soy ... nací nubio ... ya no dudo, Adiós! Yo marcho a defender mi patria! (Se va.) ESP. Y una madre infeliz que te suplica, (Con aftizvz.)

Page 12: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

ABD. ESCENA 69 ESPIRTA ESP. Partió: ... partió! ... Tal vez ensangrentado, Lleno de heridas, a mis pies lo traigan; Con angustia y dolor mi nombre invoque; Y mezcle con las mías sus tristes lágrimas, Y mi mejilla con la suya roce Sin vida, sin color, inerte, helada! iY detener no puedo el raudo llanto Que de mis ojos brota; a mi garganta S e agolpan los SO~~ CZOS, y mi vista Nublan de espanto y de terror mis lágrimas! Más (por qué he de llorar? ¿Tan poco esfuerzo Nos dio Nubia al nacer? ¿así acobardan A sus hijos las madres? {así lloran Cuando a Nubia un infame nos arranca? {Así lamentan su fortuna y gloria? ¿Así desprecian el laurel? ¿Tiranas, Quieren ahogar en el amor de madre El amor a la patria? Oh! no! derraman Sus lágrimas ardientes, y se quejan Porque sus hijos a morir se marchan! Porque si nubias son, también son madres! Porque al rudo clamor de la batalla Oyen mezclarse el ¡ay! que lanza el hijo Al sentir desgarradas sus entrañas! Porque comprenden que en la lucha nunca Sus hogares recuerdan, y se lanzan Audaces en los brazos de la muerte Que a una madre infeliz los arrebata! 23 OBRAS ESCOGIDAS T 1 (Lurlzúrdose liui’iii lu piiertu) ;Abdalal ELA% (Deteniiridola) Callad, oh madre! Acaso algún herido A nuestro hogar desesperado llama. A su soco: ro vamos, madre mia. ;Quién toca a nuestra pucrta? (S e dirigerl a la puerta.) ESCENA 7’ ESPIRTA Y ELMIRA. ELM. Madre! ¿llorando vos? ESP. (De qué te asombras? A la lucha partió mi noble Abdala. Y al partir a la lucha un hijo amado ¿Qué heroína, qué madre no ilorara! La madre del valor, la patriota! Oh! mojan vuestra faz recientes lágrimas, Y rebosa el dolor en vuestros ojos, Cobarde llanto vuestro seno baña! ¡Madre nubia no es la que así llora Si vuela su hijo a socorrer la patria! A Abdala adoro: mi cariño ciego E s límite al amor de las hermanas, Y en sus robustas manos, madre mía, Le coloqué al partir la cimitarra, Le dije adibs, y le besé en la frente! Y pos lloráis, cuando luchando Abdala De noble gloria y de esplendor se cubre, Y el bélico laurel le orna de fama! jOh madre! jno escucháis ya cómo suenan Al rudo choque las templadas armas? ¿Las voces no escucháis? jEl son sublime De la trompa no oís en la batalla? jY no oís el fragor? ¡Con cuánto gozo Esta humillante veste no trocara Por el lustroso arnés de los guerreros, Por un noble corcel, por una lanza! A t u hogar y tu madre abandonaras? jY a morir en el campo

Page 13: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

audaz partieras? De la patria infeliz lloran y sienten Las piedras que deshacen nuestras plantas! ;Y vos lloráis aún? jPues de la trompa El grato son no oís que mueve el alma? ¿No lo escucháis, joh madre? jA vos no llega El sublime fragor de la batalla? Pero ... ;qué ruido es este repentino, Madre, que escucho a nuestra puerta? ELM. ESP. jY también como Abdala, por la guerra ELM. También, madre, también! que las desgracias (Se oye focar a la puerta.) Abrid! ESCENA 8 6 Entran guerreros frayendo e n brazos a ABDALA herido. Dichos, ABDALA. ELM. Y ESP. (Espantadas) j Abdala! (Los guerreros conducen a Abdala al medio del escenario.) ABD. Abdala, sí, que moribundo vuelve A arrojarse rendido a vuestras plantas, Para partir después donde no puede Blandir el hierro, n i empuñar la lanza- Vengo a exhalar en vuestros brazos, madre, Mis últimos suspiros, y mi alma!- Morir! morir. cuando la Nubia lucha; Cuando la noble sangre se derrama De mis hermanos, madre; cuando espera De nuestras fuerzas libertad la patria! Oh, madre, no lloréis! Volad cual vuelan Nobles matronas del valor en alas A gritar en el campo a los guerreros: “Luchad! luchad, oh riubios! esperanza!” ?Que no llore me dices? ;Y t u vida Alguna vez me pagará la patria?- La vida de los nobles, madre mía, Es luchar y morir por acatarla Y si es preciso, con su propio acero Rasgarse por salvarla las entrañas! Mas ... me siento morir: en ni agonía (A todos) no vengáis a turbar mi triste calma. Silencio! ... quiero oír ... Oh! me parece Que la enemiga hueste derrotada Huye por la llanura ... oid! ... silencio! ESP. ABD. 24 Josi .\ farfi \ia los miro correr... a los cobardes Los i, alientes guerreros se abalanzan... Nubia venció! muero feliz: la muerte Poco me importa, pues IogrC salvarla... Oh: quk dulce es morir, cuando se muere Luchando audaz por dcicnder la patria! Cae et1 los brazos de los giierrrros. La Putria Libre, La Habana, 23 tk cuero de 1869 0. C., t. 18, p 1 l- 24. EL PRESIDIO POLITICO EN CUBA 1 Dolor infinito debía ser el único nombre de estas pAginas. Dolor infinito, porque cl dolor del presidio es cl más rudo, el r? lás devastador de 10s dolores, el que mata la inteligencia, y seca el alma, y deja en ella huellas que no se borrarln jam; ís. Nace con un pedazo de hierro; arrastra consigo este mundo nli5terioso que agita cada corazón; crece nutrido de todas las penas sombrías, y rueda, al fin, aumentado con todas las lágrimas abra- sadoras. Dante

Page 14: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

no estuvo en presidio. Si hubiera sentido desplomarse sobre SU cerebro las bóvedas oscuras de aquel tormento de la vida, hubiera desistido de pintar su Infierno, Las hubiera copiado, y fo hubiera pintado mejor. Si existiera el Dios providente, y IO hubiera visto, con la una mano se habría ,.- ubierto el rostro, y con la otra habría hecho rodar al abismo aquella flegación de Dios. Dios existe, sin embargo, en la idea del bien, que vela el naci- miento de cada ser, y deja en el alma que se encarna en él una lágrima pura. El bien es Dios. La lágrima es la fuente de senti- miento eterno. Dios existe, y Y o vengo en SLI nombre a romper en las almas espafiolas el vaso frío que encierra en ellas la lágrima. Dios existe, y 5 i tros me hacéis alejar de aqui sin arrancar de voso- la cobarde, la desprecie, ya que malaventurada indiferencia, dejadme que os no puedo odiar a nadie; dejadme que os compa- dezca en nombre de mi Dios. Ni os odiaré, ni os maldeciré. Si yo odiara a alguien, me odiaría por ello a mí mismo. Si mi Dios maldijera, yo negaría por ello a mi Dios. II <Qué es aquel@ Nada. OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 27 Ser apaleado, ser pisoteado, ser arrastrado, ser abofeteado en la misma calle, junto a la misma casa, en la misma ventana donde un mes antes recibíamos la bendición de nuestra madre, cquh es? Nada. Pasar allí con el agua a la cintura, con el pico en la mano. con el grillo en los pies, las horas que días atrás pasábamos en cl seno del hogar, porque el sol molestaba nuestras pupilas. y e l calor alteraba nuestra salud, ;qué es! Nada. Volver ciego, cojo, magullado, herido, al son del palo y la blas- femia, del golpe y del escarnio, por las calles aquellas que meses anies me habían \;¡ Sto pasar sereno, tranquilo, con la hermana de mi amor en ios brazos y la paz de la ventura en el corazón, tqué es esto? Nada tambittri. -iHorrorosa, terrible, desgarradora nada! Y vosotros los españoles la hicisteis. Y vosotros la sancionasteis. Y vosotros la aplaudisteis. iOh, y qué espantoso debe ser el remordimiento de una nada criminal! Los ojos atónitos lo ven; la razón escandalizada se espanta; pero la compasión se resiste a creer lo que habéis hecho, lo que hacéis aún. O sois barbaros, o no sabéis lo que hacéis. Dejadme, dejadme pensar que no lo sabéis aún. Dejadme, dejadme pensar que en esta tierra hay honra todavia, y que aún puede volver por ella esta España de acá tan injusta, tan indiferente, tan semejatite

Page 15: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

ya a la España repelente y des- bordada de mas allá del mar. Volved, volved por vuestra honra: arrancad los grillos a los ancianos, a los idiotas, a los niños: arrhncad el palo a l miserable apaleador: arrancad vuestra vergüenza al que se embriaga insen- sato en brazas de la venganza y se oivida de Dios y de vosotros: borrad, arrancad todo esto, y haréis olvidar algunos de sus días más amargos al qüe ni al golpe del látigo, ni a la voz del insrilto, ni al rumor de sus cadenas, ha aprendido aún a odiar. 111 Gnos hombres envueltos en túnicas negras llegaron por !a noche y se reunieron en una esmeralda inmensa que flotaba en el mar. joro! joro! joro! dijeron a un tiempo, y arrojaron las túnicas, y se reconocieron y se estrecharon las manos huesosas y movieron saludándose las cadavéricas cabezas. -Oíd, dijo uno-. La desesperación arranca allá abajo las ca- gas de las haciendas; los huesos cubren la tierra en tanta cantidad, que no dan paso a la yerba naciente; 10s rayos del sol de las bata- llas brillan tanto, que a s ~: luz se confunden la tez blanca y la negra; yo he visto desde lejos a la Ruina que adeianta terrible hacia nosotros; los demonios de la ira tienen asida nuestra caja, y yo lucho, y vcsotros lucháis, y la caja se tnueve, y nuestros bra- zos se cansan, y nuestras fuerzas se extinguen, y !a caja se irá. Allá lejos, muy lejos, hay brazos nuevos, hay fuerzas nuevas: allá hay la cuerda de la honra que suele vibrar; allá hay el nombre de la. patria desmembrada que suele estremecer.- Si vamos alli y la cuerda vibra y el nombre estremece, la caja se queda; de los blan- ros desesperados haremos siervos; sus cuerpos muertos serán abono de la tierra; sus cuerpos vivos la cavarán y la surcarán, y el Africa nos dará riquezas, y el oro llenará nuestras arcas. Allá hay brazos nuevos,- allá hay fuerzas nuevas; vamos, vamos allá. -Vamos, vamos, dijeron con cavernosa VOZ 10s hombres, y aquel cantó, y los demás cantaron con él. "El pueblo es ignorante, y está dormido. "El que llega primero a su puerta, canta hermosos versos y 10 "Y e l pueblo enardecido clama. "Cantemos, pues. "Nuestros brazos se cansan, nuestras f w z a s se extinguen.- Allá enardece. hay brazos nuevos, a! lá hay fuerzas nuevas. Vamos, vamos allá." Y los hombres confundieron sus cuerpos, se transformaron en vapor de sangre, cruzaron el espacio, se vistieron de honra, y lle- garon a l oído del pueblo que dormía, y cantaron. Y la fibra noble del alma

Page 16: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

de los pueblos se contrajo enérgica, Y a los acordes de la lira que bamboleaba entre la roja nube, el pueblo clamó y exhaló en la embriaguez de su clamor el grito de ariaterna. EI pueblo clamó inconsciente, y hasta los hombres que sueñan con la federación universal, con el átomo libre dentro de la mo- k u l a libre, con el respeto a la independencia ajena corno base de ia fuerza y la independencia propias, anatematizaron la peti- $Gn de los derechos que ellos piden, sancionaron la opresión de la independencia que ellos predican, y santificaron como representan- tes de la paz y la moral, la guerra de exterminio y el olvido del COr a zón. 28 José Marti OBRAS ESCOGIDAS T 1 29 Se olvidaron de sí mismos, y olvidaron que, como el remordi- miento es inexorable, la expiación de los pueblos es también una verdad. Pidieron ayer, piden hoy, la libertad más amplia para ellos, y hoy mismo aplauden la guerra incondicional para sofocar la petición de libertad de los demás. Hicieron mal. España no puede ser libre mientras tenga en la frente manchas de sangre. Se ha vestido allá de harapos, y los harapos se han mezclado con su carne, y consume los días extendiendo las manos para cu- brirse con ellos. Desnudadla, en nombre del honor. Desnudadla, en nombre de la compasión y la justicia. Arrancadla sus jirones, aunque la hagáis daño, si no queréis que la miseria de los vestidos llegue al corazón, y los gusanos se lo roan, y la muerte de la deshonra os venga detrás. gadas por e] conde de Valmaseda en la sangre del parlamentario Augusto Arango. Y cuando todo lo olvidáis, hacéis mal en divinizar las garras opresoras, hacéis mal en lanzar anatemas sobre aquello de que, o nada queréis saber, o nada en realidad sabéis. Porque era preciso que nada supieseis para hacer lo que habéis hecho. Si supierais algo, y lo hubierais hecho, lo vería y lo palpa- ría, y diría que era imposible que lo veía y lo palpaba. Un nombre sonoro, enérgico, vibró en vuestros oídos y grabó en vuestros cerebros: ilntegridad nacional! Y las bóvedas de la sala del pueblo resonaron unánimes: ilntegridad! ¡Integridad! iOh! No e s tan bello ni tan heroico vuestro sueño, porque sin duda soñáis. Mirad, mirad hacia este cuadro que os voy a pintar, y si no tembláis de espanto ante el mal que habéis hecho, y no maldecís horrorizados esta faz de la integridad nacional que os presento, yo apartaré con vergüenza los ojos de

Page 17: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

esta España que no tiene corazón. Un nombre sonoro, enérgico, vibró en vuestros oídos y grabó en vuestros cerebros: jlntegridad nacional! Y las bóvedas de la sala del pueblo resonaron unánimes: ilnfegridad! ilnfegridad! Hicisteis mal. Cuando el conocimiento perfecto no divide las tesis, cuando la razón no separa, cuando el juicio no obra detenido y maduro, hacéis mal en ceder a un entusiasmo pasajero. Cuando no os son conocidos los sacrificios de u n pueblo; cuando no sabéis que las doncellas bayamesas aplicaron la primera tea a la casa que guardó el cuerpo helado de sus padres, en que sonrió su infancia, en que se engalanó su juventud, en que se reprodujo su hermosa naturaleza; cuando ignoráis que un país educado én el placer y en la postración trueca de súbito los perfumes de la molicie por la miasma fétida del campamento, y los goces suavisi- mos de la familia por los azares de la guerra, y el calor del hogar por el frío del bosque y el cieno del pantano, y la vida cómoda y segura por la vida nómada y perseguida, y hambrienta, y Ilagada, y enferma, y desnuda;. cuando todo esto ignoráis, hacéis mal en ne- gárselo todo, hacéis mal en no hacerle justicia, hacéis mal en con- denar tan absolutamente a un pueblo que quiere ser libre, desde lo alto de una nación que, en la inconciencia de sí misma, halla aún noble decir que también quiere serlo. Olvidáis que tuvo la garganta opresa y el pecho sujeto por manos de hierro; olvidáis que la garganta se enronqueció de pedir, y el pecho se cansó de gemir oprimido, olvidáis su sumisión, olvi- dáis su paciencia, olvidáis sus tentativas de sumisión nueva, aho- Yo no os pido que os apartéis de la senda de la patria, que seríais infames si os apartarais. Yo no os pido que firméis la independencia de un país que necesitáis conservar y que os hiere perder, que sería torpe si os lo pidiera. Yo no os pido para mi patria concesiones que no podéis darlas, porque, o no las tenéis, o si las tenéis os espantan, que sería nece- dad pediroslas. Pero yo os pido en nombre de ese honor de la Patria que invo- cáis, que reparéis algunos de vuestros más lamentables errores, que en ello habría honra legitima y verdadera; yo os pido que seáis hiimanos, que s e á i s justos, que no seáis criminales sancionando un crimen constante, perpetuo, ebrio, acostumbrado a una cantidad de sangre diaria que no le basta ya. Si no sabéis en su horrorosa anatomía aquella n e g a c i h de todo pensamiento j u s t

Page 18: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

o y todo noble sentimiento; si no veis las nubes rojas que se ciernen pesadamente sobre la tierra de Cuba, como avergonzándose de subir al espacio, porque presumen que allí está Dios; si no las veis mezcladas con los vapores del vértigo de un pueblo ávido de metal, que al locar la ansiada mina que en sueños llenó de miel SU vida, ve que se le escapa, y corre tras ella desalen- tado, loco, eriza dos los cabellos y extraviados los ojos, ¿por qué firmáis con v u e s t r o asentimiento el exterminio de la raza que más OS ha sufrido, q u e más se os ha humillado, que más os ha esperado, que más sumisa ha sido hasta que la desesperación o la descon- fianza en las p r o m e s a s ha hecho que sacuda la cerviz?-¿ Por qué sois tan injustos y tan crueles? 30 José Marti OBRAS ESCOGIDAS T I 31 Yo no os pido ya razón imparcial para deliberar. Yo os pido latidos de dolor para ¡os que lloran, latidos de com- pasión para los que sufren por lo que quizás habéis sufrido voso- tros ayer, por lo qUe quizás, si no sois aún los escogidos del Evan- gelio, habréis de sufrir mañana. No en nombre de esa integridad de tierra que no cabe en un cerebro bien organizado; no en nombre de esa visión que se ha trocado en gigante; en nombre de la integridad de la honra verda- dera, la integridad de los lazos de protección y de 2mor que nunca debisteis romper; en nombre del bien, supremo Dios; en nombre de la justicia, suprema verdad, yo os exijo compasión para los que sufren en presidio, alivio para su suerte inmerecida, escarnecida, ensangrentada, vilipendiada. Si la aliviáis, sois justos. Si no la aliviáis, sois infames. Si la aliviáis, os respeto. Si no la aliviáis, compadezco vuestro oprobio y vuestra desgarra- dora miseria. IV Vosotros, los que no habéis tenido un pensamiento de justicia en vuestro cerebro, ni una palabra de verdad en vuestra boca para la raza mds dolorosamente sacrificada, más cruelmente triturada de la tierra; Vosotros, los que habéis inmolado en el altar de las palabras seductoras los unos, y las habéis escuchado con placer los otros, los principios del bien más sencillos, las nociones del sentimiento más comunes, gemid por vuestra honra, llorad ante el sacrificio, cubríos de poivo la frente, y partid con la rodilla desnuda a reco- ger los pedazos de vuestra fama, que ruedan esparcidos por el suelo. ¿Qué venís haciendo tantos años hace? ¿Qué habéis hecho? Un tiempo hubo en que la luz del sol no se

Page 19: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

ocultaba para vues- tras tierras. Y hoy apenas si un rayo las alumbra lejos de aquí, como si el mismo sol se avergonzara de alumbrar posesiones que son vuestras. México, Perú, Chile, Venezuela, Bolivia, Nueva Granada, las Antillas, todas vinieron vestidas de gala, y besaron vuestros pies, y alfombraron de oro el ancho surco que en el Atlántico dejaban vuestras naves. De todas quebrasteis la libertad; todas se unieron para colocar una esfera más, un mundo más en vuestra monárquica corona. España recordaba a Roma. César había vuelto al mundo y se había repartido a pedazo3 en vuestros hombres, con su sed de gloria y sus delirios de am- bición. Los siglos pasaron Las naciones subyugadas habian trazado a través del Atlántico del Norte camino de oro para vuestros bajeles. Y vuestros capitanes trazaron a través del Atlántico del Sur camino de sangre coagu- lada, en cuyos charcos pantanosos flotaban cabezas negras como 21 ébano, y se elevaban brazos amenazadores como el trueno que preludia la tormenta. Y la tormenta estalló al fin; y así como lentamente fue prepa- rada, así furiosa e inexorablemente se desencadenó sobre vosotros. Venezuela, Bolivia, Nueva Granada, México, Perú, Chile, mor- dieron vuestra mano, que sujetaba crispada las riendas de su liber- tad, y abrieron e n ella hondas heridas; y débi! es, y cansados y mal- tratados vuestros bríos, un ¡ay! se exhaló de vuestros labios, un golpe tras otro resonaron Iúgubremente en el tajo, y la cabeza de la dominación española rodó por el Continente americano, y atra- vesó sus llanuras, y ho11ó sus montes, y cruzó sus ríos, y cayó al fin en el fondo de un abismo para no volverse a alzar en él jamás. Las Antillas, las Antillas solas, Cuba sobre todo, se arrastraron a vuestros pies, y posaron sus labios en vuestras llagas, y lamieron vuestras nianos, y cariñosas y solícitas fabricaron una cabeza nueva para vuestros nialtratados hombros. Y mientras ella reponia cuidadosa vuestras fuerzas, vosotros cruzabais vuestro brazo debajo de su brazo, y la llegabais al cora- zón, y se lo desgarrabais, y rompíais en él las arterias de la moral y de la ciencia. Y cuando ella os pidió en premio a sus fatigas una mísera l i - mosna, alargasteis la mano, y le enseñasteis la maca informe de su triturado corazón, y os reísteis, y se la arrojasteis a la cara. Ella se tocó en el pecho, y encontró otro corazón nuevo que latía vigorosamente, y, roja de vergüenza,

Page 20: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

acailó sus latidos, y bajo la cabeza, y esperó. Pero esta vez esperó en guardia, y la garra traidora sólo pudo hacer sangre en la férrea muñeca de la mano que cubría el corazón. Y cuando volvió a extender las manos en demanda de limosna nueva, alargasteis otra vez la masa de carne y sangre, otra vez reísteis, otra vez se la lanzasteis a la cara. Y ella sintió que la sangre subía a su garganta, y la ahogaba, y subía a su cerebro, y necesitaba brotar, y se concentraba en su pecho que hallaba ro busto, y bullía en todo su cuerpo o1 calor de la burla y del ultraje. Y brotó al fin. Brotó. porque vosotros mismos la impelisteis a que brotara, porque vuestra crueldad hizo necesario el rompimiento de sus venas, porque muchas veces la habíais despedazado el corazón. Y no queria que se lo despedazarais una vez más. 32 José Marti Y si esto habéis querido, ¿qué os extraña? Y si os parece cuestión de honra seguir escribiendo con páginas semejantes vuestra historia colonial, ¿por qué no dulcificáis siquie- ra con la justicia vuestro esfuerzo supremo para fijar eternamen- te en Cuba el jirón de vuestro mando conquistador? Y si esto sabéis y conocéis, porque no podéis menos de conoccr- lo y de saberlo, y si esto comprendéis, ¿por qué en la comprensión no empezáis siquiera a practicar esos preceptos ineludibles de hon- ra cuya elusión os hace sufrir tanto? Cuando todo se olvida, cuando todo se pierde, cuando en el mar confuso de las miserias humanas el Dios del Tiempo revuelve algu- nas veces las olas y halla las vergüenzas de una nación, no en- cuentra nunca en ellas la compasión ni el sentimiento. La honra puede ser mancillada. La justicia puede ser vendida. Todo puede ser desgarrado. Pero la noción del bien flota sobre todo, y no naufraga jamás. Salvadla en vuestra tierra, si no queréis que en la historia de este mundo la primera que naufrague sea la vuestra. Salvadla, ya que aún podría ser nación aquella, en que perdidos todos los sentimientos, quedase al fin el sentimiento del dolor y el de la propia dignidad. v Tristes, sombríos, lastimeros recuerdos son estos que al calor de mi idea constante me presta la memoria que el pesar me hizo perder. Las que habéis amamantado a vuestros pechos al niño de rubios cabellos y dulcísimos ojos, llorad. Las que habéis sentido posarse en vuestras frentes la nianc augusta de la imagen de Dios en nuestra vida, llorad. Los que habéis ido arrancando años del

Page 21: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

libro de lo< tiempos para cederlos a una imagen vuestra, llorad. Jóvenes, ancianos, madres, hijos, venid y llorad. Y si me oís, y no lloráis, la tierra os sea leve y el Señor Dio5 Venid; llorad. Y vosotros, los varones fuertes, los hombres de la legalidad y de la patria, la palabra encarnada del pueblo, la representación severa de la opinión y del país, gemid vuestra vergüenza, postraos de hinojos, lavad la mancha que oscurece vuestra frente, y crece, y se extiende, y os cubrirá el rostro y os desgarrará y os envcne- nará el corazón. tenga piedad de vuestras almas. OBRAS ESCOGIDAS T 1 33 Gemid, l a v a d , 3i no querkis que el oprobio sea \. uestro recuerdo y la debilidad y el niicdo y el escarnio vuestra triste y descoriso- i a dora h i s t or i a . Era el 5 de abril de 1870 M c i c i Iiacía qtic’ Iiabia yo ~~~~r n p l i d o diez y siete años. Mi paíria me había arrancado de los brazos de mi madre, y señalado u n lugar en s u banquete. Yo be+ sus mano5 y la\ inoji. ton el llanto de mi orgullo, y ella partió. y me dcj0 abandonado a mí mismo. Volvió el dia 5 severa, rodeó con una cadena i i i i pie. me vistió cofi ropa extraña, cortó mis cabellos, y me alargó en la inano uri corazón. Yo toqué mi pecho y lo hallé lleno; t o q d mi cerebro, y lo hallé firme; abrí mis ojos, y los sentí soberbios, y recliací. altivo aquella vida que me daban y que rebosaba en mí. Mi patria me estrechó en sus brazos, y me besó en la frente, y partió de nuevo, señalándome con la una mano el espacio y con la otra las canteras. Presidio, Dios: ideas para mí tan cercanas como el inmenso sufrimiento y el eierno bien. Sufrir es quizás gozar. Sufrir es morir para la torpe vida por nosoiros creada, y nacer para la vida de lo bueno, única vida verdadera. ¡Cuánto, cuánto pensamiento extraño agitó mi cabezal Nunca corrio entonces supe cuánto el alma es libre en las más amargas horas de la esclavitud. Nunca como entonces, que gozaba en sufrir. Sufrir es más que gozar: es verdaderamente vivir. Pero otros sufrían como yo. otros sufrian más que yo. Y yo no he venido aquí a cantar el poema íntiino de mis luchas y mis Iicras de Dios. Yo no soy aquí más que un grillo que no se rompe entre otros rnil que no se han roto tampoco. Yo no soy aquí más que tina gota de sangre caliente en u n montón de sangre coagulada. Si imses antes era rrii vida u n beso de mi madre, y mi gloria mis sucños de colegio; si era mi vida entonces el temor de no besarla nunca, y la angustia de

Page 22: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

haberlos perdido, ¿qué me importa? El desprecio con que acallo estas angustias, \a l e más que todas mis glorias pasadas. El orgullo con que agito estas cadenas, valdrfi niás que todas mis glorias futuras; que el que sufre por s u patria Y vive para Dios, en este u otros mundos tiene verdadera gloria. ¿A qué habiar de mí mismo, ahora que hablo de sufrimiento, si otros han sufrido más que yo? Cuando otros lloran sangre, (qué derecho tengo YO para llorar lágrimas? Era aún el día 5 de abril. 34 Jose Alarti OBRAS ESCOGIDAS T 1 35 &'lis manos Iiabiari inovido ya las bombas; ini pacire habia ge- mido ya junto a mi reja; mi madre y m i s hermanas elci. aban al ciclo su oración empapada en Irigriinas por nii vida; mi espiritti $e sentia encrgico y potente; yo esperaba con a i á n la hora en que volverian aquellos que Iiabian tlc ser m i s coiiipañeros en el m i s riido de los trabajos. Habían partido. ine dijeron. niiiclio arites dc s i l i r el sol, y 110 habían llegado aún, mucho tiempo después de que el sol .; e habia puesto. Si el sol tuviera conciencia, trocaria en cenizas sus rayos que alumbran al nacer la niancha de la sangre qtie se cuaja en los vestidos, y la espuma que brota de los labios, y la mano que alza con la rapidez de la furia el palo, y la espalda que gime al golpe como el junco al soplo del vendaval, Los tristes de la cantera vinieron al fin. Vinieron. dobladas las cabezas, harapientos los vestidos, húnicdos los ojos, pilido y deina- crado el semblante. No caminaban, se arrastraban; no hablaban, gcmian. Parecia que no queriaii ver; lanzaban sblo sornbrias cuanto tristes, débiles cuanto desconsoladoras miradas al azar. Dudé de ellos, dudé de mi. O yo soñaba, o ellos no vivían. Verdad eran, sin embargo, ml suello y s u vida; verdad que vinieron, y caminaron apoyándose cn las paredes, y miraron con desencajados ojos, y ca- yeron en sus puestos, como caian los cuerpos muertos del Dante. Verdad que vinieron; y entre ellos, más inclinado, más macilento, más agostado que todos, un hombre que no tenia u n solo cabello negro en la cabeza, cadavérica la faz, escondido el pecho, cubiertos de cal los pies, coronada de nieve la frente. -¿ Qué tal, don Nicolás? dijo lino más joven. que a l verle Ic prestó su hombro. -Pasando, hijo, pasando; y un movinliento imperceptible se di- bujó en sus labios, y u n rayo de paciencia iluminó s u cara. Pasan- do, y se apoyó en el joven y se desprendib de sus hombros para caer en su porción de suelo. ¿Quién era

Page 23: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

aquel hombre? Lenta agonia revelaba su rostro, y hablaba con bondad. Sangre coagulada manchaba sus ropas, y sonreia. ;Quién era aquel hombre? Aquel anciano de cabellos canos y ropas manchadas de sangre tenia 76 aiios, habia sido condenado a diez años de presidio, y trabajaba, y se llamaba Nicolás del Castillo. ;Oh, torpe memoria mía, que quiere aquí recordar sus birbaros dolores! iOh, verdad tan terrible que no me deja inentir ni exagerar! Los colores del infierno en la paleta de Caín no formarían un cuadro en que bri- llase tanto lujo de horror. Más de un año ha pasado: sucesos nuevos han llenado mi ima- ginación; mi vida azarosa de hoy ha debido hacerme olvidar mi vida penosa de ayer; recuerdos de otros días, hambre de familia, sed de verdadera vida, ansia de patria, todo bulle en mi cerebro, y roba mi memoria y enferma ini razón. Pero entre mis dolores, el dolor dc. don Nicolás del Castillo serri siempre mi perenne dolor. Los honibrcs de corazbn escriben en la primera página de la historia del sufrimiento hiiiiiano: Jeslis. Los hijos de Cuba deben escribir en las priineras piginas de s u historia de dolores: Casfiffo. Todas las grandes ideas tienen su gran Nazareno, y don Nicolis del Castillo ha sido nuestro Nazareno infortunado. Para él, como para Jesús, hubo un Caifás. Para él, como para Jesús, hubo un Longinos. Desgraciadamente para España, ninguno tia tenido para él el triste valor de ser siquiera Pilatos. jOh! Si España no rompe el hierro que lastima sus rugosos pies, España estará para mí ignominiosamente borrada del libro de la vida. La muerte es el único remedio a la vergüenza eterna. Despierte al fin y viva la dignidad, la hidalguia antigua castella- na. Dcspicrtc y viva, qtie el sol de Pelayo está ya viejo y cansado. y no Ilegarin sus rayos a las generaciones venideras, si los de iin sol nuevo de grandeza no le unen su esplendor. Despierte y viva una vez más. El león español se ha dormido con una garra sobre Cuba, y Cuba se ha convertido en tábano y pica sus fauces, y pica su nariz, y se posa en s u cabeza, y el león en vano la sacude, y ruge en vano. El insecto amarga las más dulces horas del rey de las fieras. El sorprenderá a Baltasar en el festín, y 61 será para el Gobierno descuidado el Mane, Thecel. Phares de las modernas pro- fecías. {España se regenera? No puede regenerarse. Castillo está ahí. {España quiere ser libre? No puede ser

Page 24: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

libre. Castillo está ahi. (España quiere regocijarse? No puede regocijarse. Castillo está ahí. Y si España se regocija, y se regenera, y ansia libertad, entre ella y sus deseos se levantará un gigante ensangrentado, magu- llado, que se llama don Nicolás del Castillo, que llena setenta y seis páginas del libro de los Tiempos, que es la negación viva de iodo noble principio y toda gran idea que quiera desarrollarse aquí. Quien es bastante cobarde o bastante malvado para ver con temor o con indiferencia aquella cabeza blanca, tiene roído el corazón y enferma de peste la vida. Yo lo vi, yo lo vi venir aquella tarde; yo lo vi sonreír en medio de su pena; yo corrí hacia él. Nada en mi habia perdido mi natural altivez. Nada aún habia magullado mi sombrero negro. Y al verme erguido todavia, y al ver el sombrero que los criminales llaman allí estumpa de f a muerte, y bien lo llaman, me alargó su mano, \olviÓ hacia mí los ojos en que las lágrimas eran perennes, y me dijo: jPobre! iPobre! Yo lo miré con ese angustioso afán, con esa dolorosa simpatía qiie inspira una pena que no se puede remediar. Y él levantó s u b l w , y me dijo entonces: -Mira. OBR.\ '; ESCOGID.\ S T 1 37 La plulTla escribe con sangre al escribir lo qiie yo vi: pero la \. crdad 5angrienta es también verdad. \' i tina llaga que con escasos vacios cubria casi todas las espal- das del anciano, que destilaban sangre en unas partes, y materia I) íitrida 5 verdinegra en otras. Y en los lugares menos llagados. ptide contar las señales recientísimas de treinta y tres ventosas. ;Y España se regocija, y se regenera, y ansía libertad? No piicdc regocijarse, ni regenerarse, ni ser libre. Castillo está ahi. Vi ]a llaga, y no pensé en mí, ni pensé que quizás el día si- giiicnte riie haría otra igual. Pensé en tantas cosas a la vez; senti iin cariño !an accndrado hacia aquel campesino de mi patria; sen- t i una compasión tan profunda hacia sus flagcladores; sentí tan tionda lástima de verlos platicar con su conciencia, si esos hombres sin ventiira la tienen, que aquel torrente de ideas angustiosas qiic por i n i crtizaban, se anudó en mi garganta, se condensó cn mi frente, se agolpó a mis ojos. Ellos, fijos, inmóviles, espantados, eran rllis únicas palabras. Me espantaba que hubiese manos sacrí- legas que manchasen con sangre aquellas canas. Me espantaba de ver alli refundidos el odio, el servilismo, el rencor, la venganza; yo, para quien la venganza y el odio son dos fábulas que en horas malditas se esparcieron por la

Page 25: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

tierra. Odiar y vengarse cabe en un rnerceriario azotador de presidio; cabe en el jefe desventurado que le reprende con acritud si no azota con crueldad; óero no cabe en e! alma joven de u n presidiario cubano, más alto cuando se eleva sobre sus grillos, más erguido cuando se sostiene sobre la pureza de SU conciencia y la rectitud indomable de sus principios. que todos aqücllos míseros que a par qiie las espaldas del cautivo, despedazan el honor y !a dignidad de sti nación. y hago mal en decir esto, porque los Iioinbres son átomos dema- siado pequeños para que quien en algo liene las excelencias pura- inente espirituales de las vidas futuras, humille su criterio a las acciones particulares de un individuo solo. Mi cabeza, sin eiribar. go. no quiere hoy dominar a mi corazón. El siente, 61 habla, él tiene todavía resabios de su humana naturaleza. Tampoco odia Castillo. Tampoco tina palabra de rencor iriterruin- pió la mirada inmóvil de mis ojos. Al f i n le dije: --. Pero, ;esto se 10 han hecho aquí? ;Por qiié w lo hari hecho a usted? -- l+ ijo iriio, quizás no trie. creerías. Di a ciialqiiiera otro quc te diga por qué. La fraternidad de la desgracia es la iraternidad rnis ripida. Mi sombrero negro estaba demasiado bien teñido, mis grillos eran demasiado iuertes para que no fuesen lazos muy estrechos que tinieseg pronto a aquellas almas acongojadas mi alma. Ellos me contaron la historia de los días anteriores de don Nicolás, Un vigilante de presidio me la contó así mis tarde. Los presos penin- sulares la cuentan también corno ellos. Días hacía que don Nicolás había llegado a presidio. Días hacía que andaba a las cuatro y media de la mañana el trecho de más de una legua que separa las canteras del estable- cimiento penal, y volvía a andarlo a las seis de la tarde, cuando el sol se había ocultado por completo, cuando había cumplido doce horas de trabajo diario. Una tarde don Nicolás picaba piedra con sus manos despeda- zadas, porque los palos del brigada no habían logrado que el infe- liz caminase sobre dos extensas llagas que cubrían sus pies. Detalle repugnante, detalle que yo también sufrí, sobre el que yo, sin embargo, caminé, sobre el que mi padre desconsolado lloró. iY qué día tari amargo aquél en que logro verme, y yo procuraba ocultarle las grietas de mi cuerpo, y Si colocarme unas almohadillas de mi madre para evitaf el roce de los grillos, y vio al fin, un día después de haberme visto paseando en los salones de la

Page 26: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

cárcel, aquellas aberturas purulentas, aquellos miembros estrujados, aque- lla mezcla de sangre y polvo, de materia y fango, sobre que me hacían apoyar el cuerpo, y correr, y correr! ;Día amarguísimo aquel! Prendido a aquella masa informe, me miraba con espanto, envolvía a hurtadillas el vendaje, me volvía a mirar, y al fin, estrechando febrilmente la pierna triturada, rompió a llorar! Sus lágrimas caían sobre mis llagas; yo luchaba por secar su llanto; sollozos desgarradores anudaban su voz, y en esto sonó la hora del trabajo, y un brazo rudo me arrancó de allí, y él quedó de rodillas en la tierra mojada con mi sangre, y a mí me empujaba el palo. hacia el montón de cajones que nos esperaba ya para seis horas. ¡Día amarguísimo aquel! Y yo todavía no sé odiar. Así también estaba don Nicolás. Así, cuando llegó del establecimiento un vigilante y habló al bri- gada y el brigada le envió a cargar cajones, a caminar sobre las llagas abiertas, a morir, como a alguien que le preguntaba dónde iba respondió el anciano. Es la cantera extenso espacio de ciento y más varas de profun- didad. Fórmanla elevados y numerosos montones, ya de piedra de distintas clases, ya de cocó, ya de cal, que hacíamos en los hornos, y a1 cual subíamos, con más cantidad de la que podía contener el ancho cajón, por cuestas y escaleras muy pendientes, que unidas hacían tina altura de ciento noventa varas. Estrechos son los cami- nos que entre los montones quedan, y apenas si por sus recodos y encuentros puede a veces pasar un hombre cargado. Y allí, en aquellos recodos estrechísimos, donde las moles de piedra descien- den írecuentemente con estrépito, donde el paso de un hombre suele ser difícil, allí arrojan a los que han caído en tierra desmayados, Y allí sufren, ora la pisada del que huye del golpe inusitado de 10s cabos, ora la piedra que rueda del montón al menor choque, ora 38 Iosé Martí OBRAS ESCOGIDX r I 39 la tierra que cae del cajón en la fuga continua en que se hace allí el trabajo. Al pie de aquellas moles reciben el sol, que sólo deja dos horas al día las canteras; allí, las lluvias, que tan frecuentes son en todas las épocas, y que esperábamos con ansia porque el agua refrescaba nuestros cuerpos, y porque si duraba más de media hora nos auguraba algún descanso bajo las excavaciones de las piedras; allí el palo suelto, que por costumbre deja caer el cabo de vara que persigue a los penados con el

Page 27: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

mismo afán con que esquiva la presencia del brigada, y allí, en fin, los golpes de este, que de vez en cuando pasa para cerciorarse de la certeza del des- mayo, y se convence a puntapiés. Esto, y la carrera vertiginosa de cincuenta hombres, pálidos, demacrados, rápidos a pesar de su de- macración, hostigados, agitados por los palos, aturdidos por los gritos; y el ruido de cincuenta cadenas, cruzando algunas de ellas tres veces el cuerpo del penado; y el continuo chasquido del palo en las carnes, y las blasfemias de los apaleadores, y el silencio terri- ble de los apaleados, y todo repetido incansablemente un día y otro día y una hora y otra hora, y doce horas cada día: he ahí pálida y débil la pintura de las canteras. Ninguna pluma que se inspire en el bien, puede en todo su horror el frenesí del mal. Todo tiene su término en la monotonía. Hasta el crimen es monótono, que monóto- no s( 0 ha hecho el crimen del horrendo cementerio de San Lázaro. -¡ Andar! ¡Andar! -¡ Cargar! ¡Cargar! Y a cada paso un quejido, y a cada quejido un palo, y a cada muestra de desaliento el brigada que persigue al triste, y lo acosa, y él huye, y tropieza, y el brigada lo pisa y lo arrastra, y los cabos se reúnen, y como el martillo de los herreros suena uniforme en la fragua, las varas de los cabos dividen a compás las espaldas del desventurado. Y cuando la espuma mezclada con la sangre brota de los labios, y el pulso se extingue, y parece que la vida se va, dos presidiarios, el padre, el hermano, el hijo del flagelado quizás, lo cargan por los pies y la cabeza, y lo arrojan al suelo, allá al pie de un alto montón. Y cuando el fardo cae, el brigada le empuja con el pie, y se alza sobre una piedra, y enarbola la vara, y dice tranquilo: -Ya tienes por ahora: veremos esta tarde. Este tormento, todo este tormento sufrió aquella tarde don Ni- colás. Durante una hora, el palo se levantaba y caía metódicamente sobre aquel cuerpo magullado que yacía sin conocimiento en el suelo. Y le magulló el brigada, y azotó sus espaldas con la vaina de su sable, e introdujo su extremo entre las costillas del anciano exánime. Y cuando su pie le hizo rodar poi el polvo y rodaba como cuerpo muerto, y la espuma sanguinolenta cubría su cara y se cua- jaba en ella, el palo cesó, y don Nicolás fue arrojado a la falda de un montón de piedra. Parece esto el refinamiento más bárbaro del odio, el esfuerzo rnás violento del crimen. Parece que hasta allí, y nada más que tiasla alli, llegan la

Page 28: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

ira y el rencor humanbs; pero esto podrá pare- cer cuando el presidio no es el presidio político de Cuba, el presidio que han sancionado los diputados de la nación. Hay más, y mucho más, y más espantoso que esto. Dos de sus compañeros cargaron por orden del brigada el cuer- po inmóvil de don Nicolás hasta el presidio, y allí se le llevó a la visita del médico. Su espalda era una llaga. Sus canas a trechos eran rojas, a trechos masa fangosa y negruzca. S e levantó ante el médico la ruda camisa; se le hizo notar que su pulso no latía; se le enseñaron las heridas. Y aquel hombre extendió la mano, y profirió una blas- femia, y dijo que aquello se curaba con baños de caniera. Hombre desventurado y miserable; hombre que tenía en el alma todo el fango que don Nicolás tenía en el rostro y en e! cuerpo. Don Nicolás no había aún abierto los ojos, cuando la campana llamó al trabajo en la madrugada del día siguiente, aquella hora congojosa e n que la atmósfera se puebla de ayes, y el ruido de los grillos e s más lúgubre, y el grito del enfermo es más agudo, y el dolor de las carnes magulladas es más profundo, y el palo azota más fácil los hinchados miembros; aquella hora que no olvida jamás quien una vez y ciento sintió en ella el más rudo de los dolores del cuerpo, nunca tan rudo como altivo el orgullo que reflejaba s u frente y rebosaba en su corazón. Sobre un pedazo mísero de lona embreada, ígua! a aquel en que tantas noches pasó sentada a mi cabecera la sombra de mi madre; sobre aquella dura lona yacía Castillo, sin vida los ojos, sin palabras la garganta, sin movi- miento los brazos y las piernas. Cuando se llega aquí, quizás se alegra el alma porque presume que en aquel estado un hombre no trabaja, y que el octogenario descansaría al fin algunas horas; pero sólo puede alegrarse el alma que olvida que aquel presidio era el presidio de Cuba, la institución del Gobierno, el acto mil veces repetido del Gobierno que sancio- naron aquí los representantes del país. Una orden impía se apo- deró del cuerpo de don Nicolás; le echó primero en el suelo, le echó después en el carretón. Y allí, rodando de un lado para otro a cada salto, oyéndose el golpe seco de su cabeza sobre las tablas, aso- mando a cada bote del carro algún pedazo de su cuerpo por sobre los maderos de los lados, fue llevado por aquel camino que el polvo hace tan sofocante, que la lluvia hace tan terroso, que las piedras hicieron tan horrible para el desventurado presidiario.

Page 29: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Golpeaba la cabeza en el carro. Asomaba el cuerpo a cada bote. Trituraban a u n hombre. ¡Miserables! Olvidaban que en aquel hom- bre iba Dios. Ese, ese es Dios; ese es el Dios que os tritura la conciencia, si la tenéis; que os abrasa el corazón, si no se ha fundido ya al 40 Iosé híarti OBRAS ESCOGIDAS 1’ 1 41 fuego de vuestra infamia. El martirio por la patria es Dios mismo. como el bien, como las ideas de espontánea generosidad univerca- les. Apaleadle, heridle, magulladle. Sois demasiado viles para que os devuelva golpe por golpe y herida por herida. Yo siento en mí a este Dios, yo tengo en mí a este Dios; este Dios en mí os tiene lástima, más lastima que horror y que desprecio. El comandante del presidio había visto llegar la tarde antes a Castillo. El comandante del presidio había mandado que saliese por la mañana. Mi Dios tiene lástima de ese comandante. Ese comandante se llama Mariano Gil de Palacio. Aquel viaje criminal cesó al fin. Don Nicolás fue arrojado al suelo. Y porque sus pies se negaban a sostenerle, porque sus ojos no se abrían, el brigada golpeó su exánime cuerpo. A los pocos golpes, aquella excelsa figura se incorporó sobre sus rodillas como para alzarse, pero abrió los brazos hacia atrás, exhaló un gemido ahogado, y volvió a caer rodando por el suelo. Eran las cinco y media. S e le echó al pie de un montón. Llegó el sol: calcinó con su fuego las piedras. Llegó la lluvia: penetró con el agua las capas de la tierra. Llegaron las seis de la tarde, Entonces dos hombres fueron al montón a buscar el cuerpo que, calcinado poi el sol y penetrado por la lluvia, yacía allí desde las horas primeras de la mañana. {Verdad que esto es demasiado horrible? ¿Verdad que esto no ha de ser más así? El ministro de Ultramar es español. Esto es allá el presidio español. El ministro de Ultramar dirá cómo ha de ser de hoy más, porque yo no supongo al Gobierno tan infame que sepa esto y lo deje como lo sabe. Y esto fue un día y otro día, y muchos días. Apenas si el es- fuerzo de sus compatriotas había podido lograrle a hurtadillas, que lograrla estaba prohibido, u n poco de agua con azúcar por Único alimento. Apenas si se veía su espalda, cubierta casi toda por la llaga. Y, sin embargo, días había en que aquella hostigación verti- ginosa le hacía trabajar algunas horas. Vivía y trabajaba. Dios vi- vía y trabajaba entonces en él. Pero alguien hab! ó al fin de esto. a alguien horrcrizó a quien se debia complacer, quizás a su

Page 30: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

misma bárbara conciencia. S e man- dó a don Nicolás que no saliese al trabajo en algunos días; que se le pusiesen ventosas. Y le pusieron treinta y tres. Y pasó algiin tiempo tendido en su lona. Y se baldeó una vez sobre él. Y se barrió sobre su cuerpo. Don Nicolás vive todavía, Vive en presidio. Vivía al menos siete meses hace, cuando fui a ver, sabe ei azar hasta cuándo, aquella que fue morada mía. Vivía trabajando. 1’ antes de estrechar s ü mano la última madrugada que lo vi, nuevo castigo inusitado, nue- vo refinamiento de crueldad hizo su víctima a don Nicolás. ¿Por qué esto ahora? ;Por qué aquello antes? Cuando yo lo preguntaba, peninsulares y cubanos me decían. -Los voluntarios decían que don Nicolás era brigadier en la insurrección, y el comandafite quería complacer a los voluntarios Los voluntarios son la integridad nacional. El presidio es una institución del Gobierno. El cornaridante es Mariano Gil de Palacio. Cantad, cantad, diputados de la nación. Ahi tenéis la integridad: ahí ten& el Gobierno qiie habéis aprobado, que habéis sancionado, que habéis unánimemente aplau- di do. Aplaudid; cantad. ;No es verdad que vuestra honra os manda cantar y aplaudir? VI 1 iMartí! ¡Martí! me dijo una mañana un pobre amigo mio, amigo allí porque era presidiario politico, y era bueno, y como yo, por extraña circunstancia, habia recibido orden de no salir al trabajo y queda: en el taller de cigarrería; mira aquel niño que pasa por allí. Miré. ¡Tristes ojos míos que tanta tristeza vieron! Era verdad. Era un niño. Su estatura apenas pasaba del codo de u n hombre regular. Sus ojos miraban entre espantados y curio- sos aquella ropa rudísima con que le habían vestido, aquellos hierros extraños que habían ceñido a sus pies. Mi alma volaba hacia su alma. Mis ojos estaban fijos en sus ojos. Mi vida hubiera dado por la suya. Y mi brazo estaba sujeto al tablero del taller; y su brazo movía, atemorizado por el palo, la bomba de los tanques. Hasta allí, yo lo había coniprendido todo, yo me lo había expli- cado todo, yo había llegado a explicarme el absurdo de mí mismo; pero ante aquel rostro inocente, y aquella figura delicada, y aque- llos ojos serenísimos y puros, la razón se me extraviaba, yo no encontraba mi razón, y era que se me había ido despavorida a Ilo- rar a los pies de Dios. ¡Pobre razón mía! iY cuántas veces la han hecho llorar así por los demás! Las horas pasaban; la fatiga se pintaba en aquel

Page 31: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

rostro; los pequeños brazos se movían pesadamente; la rosa suave de las mejillas desaparecía; la vida de los ojos se escapaba; la fuerza de los miembros debilísimos huía. Y mi pobre corazón lloraba. La hora de cesar en !a tarea llegó al fin. El niño subió jadeante las escaleras. Así llegó a su galera. Así se arrojó en el suelo, único asiento que nos era dado, único descanso para nuestras fatigas, nuestra silla, nuestra mesa, nuestra cama, el paiío mojado con OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 43 nuestras lágrimas, el lienzo empapado en nuestra sangre, refugio ansiado, asilo único de nuestras carnes magulladas y rotas. y de ntic'troc miembros hinchados y doloridos. Prorito Ileguk hasta él. Si yo fuera capaz de maldecir y odiar, yo hubiera odiado y rnaldecido entonces. Yo también me senté en el suelo, apoyé su cabeza en su miserable chaqueton y esperé a que mi agitación me dejase hablar. -¿ Cuántos años tienes? le dije. -Doce, señor. -Doce, ¿y te han traído aquí? Y ;cómo te llamas? -Lino Figueredo. Y ;qué hiciste? -Yo no sé, señor. Yo estaba con fuiticaz y mamita, y vino la -. ¿Y t u madre? Se la llevaron. --¿ Y t u padre? -También, y no sé de él, señor. ¿Qué habrk hecho yo para que me traigan aquí, y no me dejen estar con taitica y mamita? Si la indignación, si el dolor, si la pena angustiosa pudiesen hablar, yo hubiero hablado al niño sin ventura. Pero algo extraño, y todo hombre honrado sabe lo que era, sublevaba en mi la resig- nación y la tristeza, y atizaba el fuego de la venganza y de la ira; algo extraño ponía sobre mi corazón si1 mano de hierro, y secaba en mis párpados las lágrimas, y helaba las palabras en mis labios. Doce años, doce años, zumbaba constantemente en mis oídos, y su madre y mi madre, y su debilidad y mi impotencia se amon- tonaban en mi pecho, y rugían, y andaban desbordados por mi ca- beza, y ahogaban mi corazón. Doce años tenia Lino Figueredo, y el Gobierno español lo con- denaba a diez años de presidio. Doce años ienía Lino Figueredo, y el Gobierno español lo car- gaba de grillos, y lo lanzaba entre los criminales, y lo exponía, quizás conlo trofeo, en !as calles. tropa, y se llevó a taitica, y volvió, y me trajo a mí. ;Oh! ¡Doce arios! NG hay término medio,- que avergüenza. No hay contemplación posit! ie,-- que mancha. El Gobiernc olvidó su honra cuando senten- cio a 1111 nific de doce años a presidio; la olvidó más cuando fue cruel. inexorable, inicuo con él, Y el Gobierno ha de

Page 32: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

volver, y volver pronto, por esa horira suya. esta como tantas otras veces manci- ¡lada y hiimillada. 1 Capote corto y c(, n irialigdis. de tela rniiy inferior. (K del .A ) 2 Sornli: t. que dan 10. r a r r ~p (~z i n o ~ de Cuba a sus padre\ Ih' del A ) Y l i a b r i de volver pronto, espantado de s u obra. cuaiido oiga toda la serie de sucesos que yo no nombro. porque me atergiienza ia miseria ajena. Lino Figueredo había 5ido condenado a presidio. Esto I I U ba?. taba. Lino Figueredo tiabia llegado ya alli: era presidiario ya: gemia uncido a sus pies el hierro; lucía el 5oinbrero negro y el hábito fatal. Esto no bastaba todavía. Era preciso que el niño de doce años fuera precipitado en la> canteras, fuese azotado, fuese apaleado en ellas. Y lo fue. Las pie. dras rasgaron sus manos; el palo rasgO s u s espaldas: la cal \.¡\- a rasgó y Ilagó sus pies. Y esto fue un día. Y lo apalearon. Y otro día. Y lo apalearon también. Y muchos dias. Y el palo rompía las carnes de un niño de doce anos en el pre- sidio de La Habana, y la integridad nacional hacía vibrar aquí iina cuerda mágica, que siempre suena enérgica y poderosa. La integridad nacional deshonra, azota, asesina allá. Y conmueve, y engrandece, y entusiasma aquí. ¡Conmueva, engrandezca, entusiasme aquí la integridad nacio- nal que azota, que deshonra, que asesina allá! Los representantes del país no sabían la historia de don Nico- lás del Castillo y Lino Figueredo cuando sancionaron los actos del gobierno, embriagados por el aroma del acomodaticio patriotismo. No la sabían, porque el pais habla en ellos; y si el país la sabía, y hablaba así, este país no tiene dignidad ni corazón. Y hay aquello, y mucho más. Las canteras son para Lino Figueredo la parte mas llevadera d e su vida mártir. Hay más. Una mañana, el cuello de Lino no pudo sustentar su cabeza; SUS rodillas flaqueaban; sus brazos caían sin fuerzas de sus horii- bros; u n mal extraño vencía en él al espíritu desconocido que le había impedido morir, que habia impedido morir a don Nicolás. y a tantos otros, y a mi. Verdinegra sombra rodeaba sus ojos; rojas manchas apuntaban en su cuerpo; su voz se exhalaba como un gemido; sus ojos miraban como una queja. Y en aquella agonía, y en aquella lucha del enfermo en presidio, que es la más terrible d e todas las luchas, el niño se acercó al brigada dc s i l cuadrilla, v le dijo: ' -Señor. yo estoy malo: no me piicdo rriuiear; icngo c i wcv- po lleno de

Page 33: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

manchas. -¡ Anda, anda:-- dijo coi1 brusca voz el brigada.--, Anda: 1' 1111 golpe de palo respondió a la queja.-.; Anda! OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 45 Y Lino, apoyAndose. sin que lo vieran,- que si io hubieran visto, -; u historia tendria una hoja sangrienta más-. en el hombro de alguno no tan débil aquel dia como él, andu\- o. &Iuchas cosas andan. Todo anda. La eterna justicia, insondable cuanto eterna. anda taínbién, y ialgún día parará! Lino anduvo. Lino trabajó. Pero las manchas cubrieron al fin su cuerpo, la sombra empañó sus ojos, las rodillas se doblaron. Lino cayó, y la yiruela se asomó a sus pies y extendió sobre íti su garra y le envolvió rápida y avarienta en su horroroso manto. ~PO- bre Lino! Sólo así, sólo por cl miedo egoísta del contagio fue Lino al hospital. El presidio es nn infierno real en la vida. El hospital del presidio es otro infierno más real aún en el vestíbulo de los mun- dos extraños. \i para cambiar de infierno, el presidio político dc Cuba exige qnc nos cubra la sombra de la muerte. Lo recuerdo, y io recuerdo con horror. Cuando el cólera recogía SII haz de victimas alli, no se envió el cadáver de un desventurado chino al hospital, hasta que un paisano suyo no le picó una vena y brotó una gota, una gota de sangre negra, coagulada. Entonces, sólo entonces se declaró que el triste estaba enfermo. Entonces; y minutos después el triste moría. Mis manos han frotado sus rígidos miembros; con mi aliento los he querido revivir; de mis brazos han salido sin conocimiento, sin vista, sin voz, pobres coléricos;- que sólo así se juzgaba que lo eran. Bello, bello es ei sueño de la Integridad Nacional. ;No es \, erdad que es muy bello, señores diputados? -. ;Marti! iiVarti! \- ol\- ió a decirnle pocos días después mi amigo. Aquel que viene allí ;no es Lino? Mira, mira bien. Miré, miré. iEra Lino! Lino que venía apoyado en otro enfermo. caída la cabeza, convertida en negra llaga la cara, en negras Ila- gas las manos y los pies; Lino, que venía. extraviados los ojos, hundido el pecho, inc! inando cl cuerpo, ora hacia adelante, ora ha- cia atrris, rodando al Suelo si lo dejaban solo, caminando arrastrado si se apoyaba en oiro; Lino, que venia con la erupción desarrollada en toda su p! enitud, con la viruela mostrada en toda su deformidad, viva, supurante, purulenta. Lino, en fin, que venía sacudido a cada rno\~ imiento por un ataque de vómito que parecía el esfuerzo pos- trimero de su vida. Así venia Lino, y el médico del

Page 34: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

hospital acababa de certifica1 que Lino estaba sano. Sus pies no lo sostenían; su cabeza se do- blaba; la erupción se mostraba en toda su deformidad; todos lo palpaban; todos lo veían. Y el médico certificaba que venía sano Lino. Este médico tenia la viruela en el alma. Asi pasó el triste la más horrible de las tardes. Así fo vio el médico del establecimiento, y así volvió al hospital. Días después, un cuerpo pequeño, pálido, macilento, subía aho- gándose las escaleras del presidio. Sus miradas vagaban sin objeto; sus manecitas demacradas apenas podían apoyarse en la baran- da; la faja que sujetaba los grillos resbalaba sin cesar de su cintura; penosísima y trabajosamente subía cada escalón. -iAy! decía, cuando fijaba al fin los dos pies iAy, Taítica de mí vida! y rompía a llorar. Concluyó al fin de subir. Subí yo tras él, y me senté a su lado, y estreché sus manos, y le arreglé su mísero petntej y volví más de una vez mi cabeza para que no viera que mis lágrimas corrían como fas suyas. iPobre Lino! No era el niño robusto, la figura inocente y gentil que un mes antes sacudía con extrañeza los hierros que habian unido a sus pies. No era aquella rosa de los campos que algunos conocieron risueña como Mayo, fresca como Abril. Era la agonía perenne de la vida. Era la amenaza. latente de la condenación de muchas almas. Era el esqueleto enjuto que arroja el boa constrictor después que ha hinchado y satisfecho sus venas con su sangre. Y Lino trabajó así. Lino fue castigado al día siguiente así. Lino salió en las cuadrillas de la calle así. El espíritu desconocido que inmortaliza el recuerdo de las grandes innatas ideas, y vigoriza ciertas almas quizás predestinadas, vigorizó las fuerzas de Lino, y dio robustez y vida nueva a su sangre. Cuando saií de aquel cementerio de sombras vivas. Lino estaba aún alli. Cuando me enviaron a estas tierras Lino estaba alli aún. Después la losa del inmenso cadáver se ha cerrado para mí. Pero Lino vive en mi recuerdo, y me estrecha la mano, y me abraza cariñosamente, y vuela a mi alrededor, y su imagen no se aparta un instante de mi memoria. 3 Ajuar del presidkrio. Dos varas de lana embreada, y a veces un chaquetón. !N. dei A.) 46 José Marfí OBR.\ S LSCOGID,\ S T. 1 47 Cuando los pueblos \- an errados; cuando, o cobardes o indife- rentes. cometen o disculpan extravíos, si el último vestigio de ener- gía desaparece, si la última, o quizás la primera, espresión de la voluntad guarda torpe

Page 35: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

silencio, los pueblos lloran mucho, los pue- blos espían su falta, los pueblos perecen escarnecidos y humillados y despedazados, como ellos escarnecieron y despedazaron y humi- llaron a su vez. La idea no cobija nunca la embriaguez de la sangre. La idea no disculpa nunca el crimen y el refinamiento bkbaro en el crimen. España habla de su honra. Lino Figueredo está allí. Allí; y entre los sueños de mi fantasía, veo aquí a los diputados danzar ebrios de entusiasmo, vendados los ojos, con vertiginoso movimiento, con incansable carrera, alum- brados como Nerón por los cuerpos humanos que atados a los pila- res ardían como antorchas. Entre aquel resplandor siniestro, un fantasma rojo lanza una estridente carcajada. Y lleva escrito en la frente Integridad nacional: los diputados danzan. Danzan, y so- bre ellos una mano extiende la ropa manchada de sangre de don Nicolás del Castillo, y otra mano enseña la cara llagada de Lino Fígueredo. Dancen ahora, dancen. VIII Si los dolores verdaderamente agudos pueden ser templados por algún goce, sólo puede templarlos el goce de acallar el grito de dolor de los demás. Y si algo los esacerba y los hace terribles es seguramente la convicción de nuestra impotencia para calmar los dolores ajenos. Esta angustia que no todos comprenden, con la que tanto sufre quien la llega a comprender, llenó muchas veces mi alma, la lle- naba perennemente en aquel intervalo sombrío de la vida que se llama presidio de Cuba. Yo suelo olvidar mí mal cuando curo el mal de los demás. Yo suelo no acordarme de mi daño más que cuando los demás pueden sufrirlo por mi. Y cuando yo sufro y no mitiga mi dolor ei placer de mitigar el sufrimiento ajeno, me parece que en mundos anterio- res he cometido una gran falta que en mi peregrinación descono- cida por el espacio me ha tocado venir a purgar aquí. Y sufro más, pensando que, así como es honda mi pena, será amargo y desgarra- dor el remordimiento de los que la causan a alguien. Aflige verdaderamente pensar en los tormentos que roen las al- mas malas. Da profunda tristeza su ceguedad, Pero nunca es tanta como la ira que despierta la iniquidad en el crimen, la iniquidad sistemática, fría, meditada, tan constantemente ejecutada como r, 7- pidamente concebida. Castillo, Lino Figucredo, Delgado, Juan de Dios Socarrás, Ra- món Rodríguez Alvarez, el negrito Tomás y tantos otros, son Iágrí- mas negras que se han

Page 36: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

filtrado en mí corazón. ;Pobre negro Juan de Dios! Reía cuando le pusieron la cadena. Reía cuando le pusieron a la bomba. Reía cuando marchaba a las canteras. Solamente no reía cuando el palo rasgaba aquellas espal- das en que la luz del sol había dibujado más de un siglo. El idio- tismo había sucedido en él a la razón; su inteligencia se había convertido en instinto; el sentimiento vivía únicamente entero en él. Sus ojos conservaban la fiel imagen de las tierras y las cosas; pero su memoria unía sin concierto los últimos con los primeros años de su vida. En las largas y extrañas relaciones que me hacia y que tanto me gustaba escuchar, resaltaba siempre su respeto ili- mitado al señor, y la confianza y gratitud de los amos por su cariño y lealtad. En el espacio de una vara señalaba perfectamente con el dedo los límites de las más importantes haciendas de Puerto Prín- cipe; pero en diez palabras confundía al biznieto con el bisabuelo, y a los padres con los hijos, y a las familias de más remoto y sepa- rado origen, Aquello que más le hería, que más dolor le causaba, hallaba en él por respuesta esa risa bondadosa, franca, llena, peculiar del negro de nación. Los golpes sólo despertaban la antigua vida en él. Cuando vibraba el palo en sus carnes, la eterna sonrisa desa- parecía de sus labios, el rayo de la ira africana brillaba rápida y fieramente en sus ojos apagados, y su mano ancha y nerviosa comprimía con agitación febril el instrumento del trabajo. El Gobierno español ha condenado en Cuba a un idiota. El Gobierno español ha condenado en Cuba a un hombre negro de más de cien años. Lo ha condenado a presidio. Lo ha azotado en presidio. Lo ve impávido trabajar en presidio. El Gobierno español. 0 la integridad nacional, y esto es más exacto; que, aunque tanto se empeñan en fundir en una estas dos existencias, España tiene todavía para mí la honra de tenerlos separados. Canten también, aplaudan también los sancionadores entusías- tas de la conducta del Gobierno en Cuba. IX Y con Juan de Dios, ipobre negrito Tomás! 48 Josi Marti OBRAS ESCOGIDAS. T 1 49 iAh! Su recuerdo indigna demasiado para que me deje hablar mucho de él. Trabajo me cuesta, sin embargo, contener mi pluma, que corre demasiado rápida, al oír su nombre. Tiene once años, y es negro, y es bozal. iOnce años, y está en presidio! iOnce años, y es sentenciado político! íBoza!, y un Consejo de guerra lo ha sentenciado!

Page 37: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

iBozal, y el Capitán General ha firmado su sentencia! iMiserables, miserables! Ni aun tienen la vergüenza necesaria para ocultar el más bárbaro de sus crímenes. Canten, canten, loen. aplaudan los diputados de la nación. X Ramón Rodríguez Alvarez llora también con tantos ‘nfelices. Ramón Rodríguez Alvarez, que fue sentenciado a 1~ s catorce años de SLI vida. Ramón Rodriguez Álvarez, que arrastra la cadena del condenado político a diez años de presidio. Él iba a la cantera a la par que Lino Figueredo. Cuando él llegó, Lino estaba allí hacía más de una semana. Y en aquel infier- no de piedras y gemidos, Lino le aligeraba a hurtadillas de su carga, y se la echaba a su cajón, porque Ramón se desmayaba bajo tanto peso; Lino, cargado y expirando, le prestaba su hombro lla- gado para que se apoyara al subir la terrible cuesta; Lino le Ilena- ba a veces apresuradamente de piedras su cajón para que no tar- dara demasiado, y el palo bárbaro cayera sobre él. Y una vez que Ramón se desmayó, y Lino cogió en la mano un poco de agua, y con su carga en la cabeza dobló una rodilla, y lo dejó caer en la boca y en el pecho de su amigo Ramón, el brigada pasó, el brigada lo vio, y se lanzó sobre ellos, y ciego de ira, su palo cayó rápido sobre los niños, e hizo brotar la sangre del cuerpo desmayado y el cuerpo erguido aún, y pocos instantes pasaron sin que el cajón rodase de la cabeza de Lino? y sus brazos se abriesen hacia atrás, y cayese exánime al lado de su triste compañero. Ramón tenía catorce’años. Lino tenía doce. Sobre ellos, un hombre blandía, con ira extraña, su palo, una nación lloraba en los aires la ignominia con que sus hijos man- chaban su frente. Aplaudan siempre, canten siempre los diputados de la nación. ,No es verdad, repito, que importa a vuestra honra cantar y aplaudir? XI Y allá, en las canteras, aparece como tristísimo recuerdo el conato de suicidio de Delgado. Era joven, tenía veinte años. Era aquel su primer dia de tra- bajo. Y en aquel día en que el comandante habia mandado suspen- der el castigo. en aquel solemne día,- para él y !a integridad nacio- nal, amiga aún- a la media hora de trabajo, Delgado, que 10 había comenzado, erguido, altanero, robusto, se detuvo en un instante de descuido de los cabos en la más alta de !as cimas a que había llevado piedra, lanzó su sombrero al aire, dijo adiós con la mano a los que de la cárcel de Guanabacoa habian venido con él, y se arrojó al espacio

Page 38: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

desde una altura de ochenta varas. CayG, y cayó por fortuna sobre un montón de piedra blanda. La piel que cubría su crhneo cayó en tres pedazos sobre su cara. Y un presidiario que se decía médico se ofreció al atónito brigada para socorrerle; le vació en la cabeza botellas de alcohol, acomodó con desgarrador descuido la piel sobre el cráneo, la sujetó con vendas de una blusa despedazada, llena de manchas de cieno; llena de tierra mojada y cuajada allí, las amarró fuertemente, y en un co- che..-- imilagros de bondad!- fue llevado al hospital del presidio. Aquel día era el santo del general Caballero de Rodas. iPresagio extraño! Aquel día se inauguraba con sangre. Nada se dijo de aquello. Nada se supo fuera de al! í. Con rudas penas fueron amenazados todos los que podían dejarlo saber. NO se apartaron de su cama los médicos, ni el sacerdote, ni los ayu- dantes militares. ¿Por qué aquel cuidado? <Por qué aquel temor? ESería quizás aquello el grito primero de una enfangada concien- cia?- No.- Aquello era el miedo al escarnio y a la execración universales. Los médicos lucharon con silencioso ardor; los médicos vencie- ron aI fin. Se empezó a llenar la forma con una acusación de sui- cidio; la sumaria acabó a las primeras declaraciones. Todo quedó en tinieblas; todo oscuro. Delgado trabajaba a mi salida con la cabeza siempre baja, y el color de la muerte próxima en el rostro. Y cuando se quita el sombrero, tres anchas fajas blancas atraviesan en todas direccio- nes su cabeza. Agítense de entusiasmo en los bancos, aplaudan, canten los representantes de la patria. Importa a su honra, importa a su fama cantar y aplaudir. XII iY tantos han muerto! 50 José Marti OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 51 iY tantos hijos van en las sombras de la noche a llorar en las canteras sobre la piedra bajo la que presumen que descansa el espíritu de sus padres! iY tantas madres han perdido la razón! iMadre, madre! iY cómo te siento vivir en mi alma! iCómo me inspira tu recuerdo. t iCómo quema mis mejillas la lágrima amar- guísima de tu memoria! iMadre! ;Madre! ;Tantas lloran coma tú lloraste! iTantas pier- den el brillo de sus ojos como tú lo perdiste! iMadre! iMadre! En tanto aplauden los diputados de la nación. Mirad, mirad. Ante mí desfilan en desgarradora y silenciosa procesión espec- tros que parecen vivos, y vivos que parecen espectros. Mirad, mirad. Aquí va el cólera contento, satisfecho, alegre, riendo con horri- ble risa.

Page 39: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Ha trocado su guadaña por el látigo del presidio. Lleva sobre los hombros un montón de cadenas. De vez en cuando, de aquel grupo informe que hace un ruido infernal, destila una gota de sangre. iSiempre sangre! El cólera cargaba esta vez su espalda en el presidio politice de Cuba. Mirad, mirad. Aquí viene una cabeza vestida de nieve. Se dobla sobre un cuello que gime porque no la puede sostener. Materia purulenta atraviesa su ropaje miserable. Gruesa cadena ruge con sordo son a su pie. Y sin embargo, sonríe. iSiempre la sonrisa! Verdad que el martirio es algo de Dios. Y jcuán desventurados son los pueblos cuando matan a Dios! Mirad, mirad. Aquí viene la viruela asquerosa, inmunda, lágrima encarnada del infierno, que ríe con risa espantosa. Tiene un ojo como Quasi- modo. Sobre su horrenda giba lleva un cuerpo vivo. Lo arroja al suelo, salta a su alrededor, lo pisa, lo lanza al aire, lo recoge en su espalda, lo vuelve a arrojar, y danza en torno, y grita: ilino! iLino!- Y el cuerpo se mueve, y le amarra un grillo al cuerpo, y lo empuja lejos, muy lejos, hondo, muy hondo, allá a la sima que llaman las canteras. ;Lino! ;Lino! se aleja repitiendo. Y el cuerpo be alza. y el látigo vibra, y Lino trabaja. ;Siempre el trabajo! Ver- dad que el espiritu es Dios mismo. Y ;cuán descarriados van los pueblos cuando apalean a Dios. ?ilirad, mirad. Aqui viene riendo, riendo, una ancha boca negra, El siglo se apoya en él. La memoria plegó las alas en su cerebro y voló más allá. La crespa lana está ya blanca. Ríe, ríe. -Mi amo, <por qué vivo? Mi amo, mi amo, iqué feo suena!- y sacude el grillo. Y rie. ríe. Y DiÓs llora. Y fcuánto han de llorar los pueblos cuando hacen llorar a Dios! Mirad, mirad. Aquí viene la cantera. Es una mole inmensa. Muchos brazos con galones la empujan. Y rueda, rueda, y a cada vuelta los ojos desesperados de una madre brillan en un disco negro y desapare- cen. Y los hombres de los brazos siguen riendo y empujando, y la masa rodando, y a cada vuelta un cuerpo se tritura, y un grillo choca, y una lágrima salta de la piedra y va a posarse en el cuello de los hombres que ríen, que empujan. Y los ojos brillan, y los huesos se rompen, y la lágrima pesa en el cuello, y la masa rueda. iAy! cuando la masa acabe de rodar, tan rudo cuerpo pesará sobre vuestra cabeza que no la podréis alzar jamás. iJamás! En nombre de la compasión, en nombre de la honra, en nombre de Dios, detened la masa, detenedla, no sea que

Page 40: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

vuelva hacia VOSO- tros, y os arrastre con su hórrido peso. Detenedla, que va sem- brando muchas lágrimas por la tierra, y las lágrimas de los márti- res suben en vapores hasta el cíelo, y se condensan; y si no fa detenéis, el cielo se desplomará sobre vosotros. El cólera terrible, la cabeza nevada, la viruela espantosa, la ancha boca negra, la masa de piedras. Y todo, como el cadáver se destaca en el ataúd, como la tez blanca se destaca en la túnica 52 José Martí negra, -todo pasa envuelto en una atmósfera densa, extensa, sofo- cante, rojiza. iSangre, siempre sangre! ;Oh! Mirad, mirad. España no puede ser !ibre. España tiene todavía mucha sangre en la frente. LA REPUBLICA ESPANOLA Ail’TE LA REVOLUCIO, Y CUBANA Ahora, aprobad la conducta del Gobierno en Cuba. Ahora, los padres de la patria, decid en nombre de la patria que sancionáis la violación más inicua de la moral, y el olvido más completo de todo sentimiento de justicia. Decidlo, sancionadlo, aprobadlo, si podéis. Madrid, 1871, Imprenta de Ramón Ramírez, San Marcos 32. 0. c., t. 1, p. 43- 74. La gloria y el triunfo no son más que un estímulo al cumpli- miento del deber. En la vida práctica de las ideas, el poder no es más que ei respeto a todas las manifestaciones de la justicia, la voluntad firme ante todos los consejos de la crueldad o del orgu- 110.-- Y cuando el acatamiento a la justicia desaparece, y el cum- plimiento del deber se desconoce, infamia envuelve el triunfo y la gloria, vida insensata y odiosa vive el poder. Hombre de buena voluntad, saludo a la República que triunfa, la saludo hoy como la maldeciré mañana cuando una RepúMica ahogue a otra República, cuando un pueblo libre al fin comprima las libertades de otro pueblo, cuando una nacibn que se explica que lo es, subyugue y someta a otra nación que le ha de probar que quiere serlo.- Si la libertad de la tkania es tremenda, la tiranía de la libertad repugna, estremece, espanta. La libertad no puede ser fecunda para los pueblos que tienen la frente manchada de sangre. La República española abre eras de felicidad para su patria: cuide. de limpiar su frente de todas las manchas, que la nublan? -que no se va tranquilo ni seguro por sendas de remordimientos y opresiones, por sendas que entorpez- can la violación más sencilla, la comprensión más pequeña del deseo popular. No ha de ser respetada voluntad que comprime otra voluntad. Sobre el sufragio libre, sobre el sufragio consciente e

Page 41: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

instruido, so- bre el espíritu que anima el cuerpo sacratisimo de los derechos, sobre el verbo engendrador de libertades álzase hoy la República española. {Podrá imponer jamás su voluntad a quien la exprese por medio de! sufragio? (podrá rechazar jamás la voluntad unáni- me de un pueblo, cuando por voluntad del pueblo, y libre y unánime voluntad se levanta? No prejuzgo yo actos de la República española, ni entiendo yo que haya de ser la República tímida o cobarde. Pero sí le advier- to que el acto está siempre propenso a la injusticia, sí ie recuerdo que la injusticia es la muerte del respeto ajeno, sí le aviso que ser 54 Josd Martí OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 55 injusto es la necesidad de ser maldito, si la conjuro a que no inia- me nunca la conciencia uni\, ersal de la honra, que no excluye por’ cierto la honra patria. pero que exige que la honra patria viva dentro de la honra universal. Engendrado por las ideas republicanas entendió el pueblo ctt- bano que su honra andaba mal con el Gobierno que le negaba cl derecho de tenerla. j’ como no la tcnia, v como scntia potente SII necesidad, fue a buscarla en el sacrificio- y el martirio, allí donde han solido ir a encontrarla los republicanos españoles. Yo aparta- ria con ira mis ojos de los republicanos mezquinos y suicidas que negasen a aquel pueblo vejado, agarrotado, oprimido, esquilmado, vendido, el derecho de insurrección por tantas insurrecciones de la República española sancionado.- Vendida estaba Cuba a la ambi- ción de sus dominadores; vendida estaba a Ia explotación de sus tiranos.- Así lo ha dicho muchas veces la República proclamada.- De tiranos los ha acusado muchas veces la República triunfan- te.- Ella me oye: ella me defienda. La lucha ha sido para Cuba muerte de sus hijos más queridos, pérdida de su prosperidad que maldecía, porque era prosperidad esclava y deshonrada, porque el Gobierno le permitía la riqueza a trueque de la infamia, y Cuba quería su pobreza a trueque dr aquella concesión maldita del Gobierno.- iPesar profundo por 10s que condenen la explosión de la honra del esclavo, la voluntad enérgica de Cuba! Pidió, rogb, gimió, esperó. èCómo ha de tener derecho a con- denarla quien contestó a sus ruegos con la burla, con nuevas veja- ciones a su esperanza? Hable en buen hora el soberbio de la honra mancillada,- tristes que no entienden que sólo hay honra en la satisfacción de la justi- cia:- defienda en buen hora

Page 42: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

el comerciante el venero de riquezas que escapa a su deseo:- pretenda alguno en buen hora que no con- viene a España la separación de las Antillas.-- Entiendo, al fin, que el amor de la mercancía turbe el espíritu, entiendo que la sinrazón viva en el cerebro, entiendo que el orgullo desmedido condene lo que para sí mismo realza, y busca, y adquiere: pero no entiendo que haya cieno allí donde debe haber corazón. Bendijeron los ricos cubanos su miseria, fecundbse el campo de la lucha con sangre de los mártires, y España sabe que 10s vivos no se han espantado de los muertos, que la insurrección era consecuencia de una revolución, que la libertad había encontrado una patria más, que hubiera sido española si España hubiese que- rido, pero que era libre a pesar de la voluntad de España. No ceden los insurrectos. Como la Península quemó a Sagunto, Cuba quemó a Bayamo; la lucha que Cuba quiso humanizar, sigue tremenda por la voluntad de España, que rechazó la humanización; cuatro años ha que sin demanda de tregua, sin señal de ceder en SU empeño, piden, y la piden muriendo, como los republicanos españoles han pedido su libertad tantas veces, su independencia de la opresión, su libertad del honor.- iCómo ha de haber republicano honrado que se atreva a negar para un pueblo derecho que él usó para sí? Mi patria escribe con sangre su re‘ iolución irrevocable,- Sobre los cadáveres de sus hijos se alza a decir que desea firmemente su independencia.- Y luchan, y mueren.- Y mueren tanto los hijos de la Península como los hijos de mi patria.-¿ No espantará a la Reptiblica española saber que los españoles mueren por combatir a otros republicanos? Ella ha querido que España respete su voluntad, que es la vo- luntad de los espíritus honrados; ella ha de respetar la voluntad cubana que quiere lo mismo que ella quiere, pero que lo quiere sola, porque sola ha estado para pedirlo, porque sola ha perdido sus hijos muy amados, porque nadie ha tenido el valor de defen- derla, porque entiende a cuánto alcanza su vitalidad, porque sabe que una guerra llena de detalles espantosos ha de ser siempre lazo sangriento, porque no puede amar a los que la han tratado sin compasión, porque sobre cimientos de cadáveres recientes y de rui- nas humeantes no se levantan edificios de cordialidad y de paz.- No la invoquen los que la hollaron.- No quieran paz sangrienta los que saben que 10 ha de ser. La

Page 43: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

República niega el derecho de conquista.- Derecho de con- quista hizo a Cuba de España. La República condena a los que oprimen.- Derecho de opresión y de explotación vergonzosa y de persecución encarnizada ha usado España perpetuamente sobre Cuba. La República no puede, pues, retener lo que fue adquirido por un derecho que ella niega, y conservado por una serie de violacio- nes de derecho que anatematiza. La República se levanta en hombros del sufragio universal, de la voluntad unánime del pueblo. Y Cuba se levanta así. Su plebiscito es su martirologio. Su SU- fragio es su revolución.- e .Cuándo expresa más firmemente un pue- blo sus deseos que cuando se alza en armas para conseguirlos? Y si Cuba proclama su independencia por el mismo derecho que se proclama la República, ccómo ha de negar la República a Cuba su derecho de ser libre, que es el mismo que ella usó para serlo? <Cómo ha de negarse a sí misma la República? (Cómo ha de dis- poner de la suerte de un pueblo imponiéndole una vida en la que no entra su completa y libre y evidentisima voluntad? El Presidente del Gobierno republicano ha dicho que si las Cortes Constituyentes no votaran la República, los republicanos abandonarian el poder, volverían a la oposición, acatarían la volun- tad popular.- iCómo el que así da poder omnímodo a la voluntad de un pueblo, no ha de oír y respetar y acatar la voluntad de otro? -Ante la República ha cesado ya el delito de ser cubano, aquel 56 fosé Martí tremendo pecado original de mi patria amadisima de que sólo lava- ba cl bautismo de la degradación y de la infamia. ;Viva Cuba española! dijo el que había de ser Presidente de la Asamblea, .y la Asamblea dijo con el.- Ellos, levantados al poder por el sufragto, niegan el derecho de sufragio al instante de haber subido al poder; maltrataron la razón y la justicia, maltrataron la gratitud los que dijeron como el señor Martos.-; No!- En nombre de la libertad, en nombre del respeto a la‘ voluntad ajena, en nom- bre de la voluntad soberana de los pueblos, en nombre del derecho, en nombre de la conciencia, en nombre de la República, mo!- Viva Cuba española, si ella quiere, y si ella quiere ;viva Cuba libre! Si Cuba ha decidido su emancipación; si ha querido siempre su emancipación para alzarse en República; si se arrojó a lograr sus derechos antes que España los lograse; si ha sabido sacrificarse por su

Page 44: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

libertad, iquerrá la República española sujetar a la fuerza a aquella que el martirio ha erigido en República cubana? --< Querrá la República dominar en ella contra su voluntad? Mas dirán ahora que puesto que España da a Cuba !os derechos que pedia, su insurrección no tiene ya razón de existir,- No pienso sin amargura en este pobre argumento, y en verdad que [de] la dureza de mis razones habrá de culparse a aquellos que las nro- votan- Espana quiere ya hacer bien a Cuba. iQué derecho tiene España para ser benéfica después de haber sido tan cruel?- Y si es para recuperar su honra <qué derecho tiene para hacerse pagar con la libertad de un pueblo, honra que no supo tener a tiempo, beneficios que el pueblo no le pide, porque ha sabido conquistárse- los ya?--; Cómo quiere que se acepte ahora lo que tantas veces no ha sabido dar? ;Cómo ha de consentir la revolución cubana que España conceda como dueña derechos que tanta sangre y tanto duelo ha costado a Cuba defender?- España expía ahora terrible- mente sus pecados coloniales, que en tal extremo la ponen que no tiene ya derecho a remediarlos.- La ley de sus errores la condena a no aparecer bondadosa. Tendría derecho para serlo si hubiera evitado aquella inmensa, aquella innumerable serie de profundísi- mos males, Tendría derecho para serlo si hubiera sido siquiera hu- mana en la prosecución de aquella guerra que ha hecho bárbara c impía. Y yo olvido ahora que Cuba tiene formada la firme decisión de no pertenecer a España: pienso sólo en que Cuba no puede ya per- tenecerle. La sima que dividía a España y Cuba se ha llenado, por la voluntad de España, de cadáveres.- No vive sobre los cadáveres amor ni concordia;- no merece perdón el que no supo perdonar. Cuba sabe que la República no viene vestida de muerte, pero no puede olvidar tantos días de cadalso y de dolor. España ha llegado tarde; la ley del tiempo la condena. La República conoce cómo la separa de la Isla sin ventura ancho espacio que llenan los muertos;- la República oye como yo su voz 0BK. G ESCOGlDAS T 1 57 aterradora;-- la República sabe que para conservar a Cuba, nuevos cadáveres se han de amontonar, sangre abundantisima se ha de verter;- sabe que para subyugar, someter, violentar la voluntad de aquel pueblo, han de morir sus mismos hijos.-; Y consentirá que mueran para lo que, si no fuera la muerte de la legalidad, seria el suicidio de su honra?-;

Page 45: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Espanto si lo consiente!- iMíseros los que se atrevan a verter la sangre de los que piden las mismas libertades que pidieron ellos. 1 iMíseros los que así abjuren de su derecho a la felicidad, al honor, a la consideración de los humanos! Y se habla de integridad dei territorio.- El Océano Atlántico destruye este ridículo argumento. A los que así abusan del patrio- tismo del pueblo, a los que así le arrastran y le engañan, manos enemigas pudieran señalarle un punto inglés, manos severas la Florida, manos necias la vasta Lusitania. Y no constituye la tierra eso que llaman integridad de la patria. Patria es algo más que opresión, algo más que pedazos de terreno sin libertad y sin vida, algo más que derecho de posesión a la fuerza. Patria es comunidad de intereses, unidad de tradiciones, unidad de fines, fusión dulcisima y consoladora de amores y es- peranzas. Y no viven tos cubanos como los peninsulares viven; no es la historia de los cubanos la historia de los peninsulares; lo que para España fue gloria inmarcesible, España misma ha querido que sea para ellos desgracia profundísima. De distinto comercio se ali- mentan, con distintos paises se relacionan, con opuestas costum- bres se regocijan. No hay entre ellos aspiraciones comunes, ni fines idénticos, ni recuerdos amados que los unan. El espíritu cubano piensa con amargura en las tristezas que le ha traído el espíritu español; lucha vigorosamente contra la dominación de Espana.- Y si faltan, pues, todas las comunidades, todas las identidades que hacen la patria íntegra, se invoca un fantasma que no ha de res- ponder, se invoca una mentira engañadora cuando se invoca la m- tegridad de la patria.- Los pueblos no se unen sino con lazos de Fraternidad y de- amor. Si España no ha querido ser nunca hermana de Cuba, econ qué razón ha de pretender ahora que Cuba sea su hermana?- Sujetar a Cuba a la nación española sería ejercer sobre ella un derecho de conquista, hoy más que nunca vejatorio y repugnante. La República no Duede ejercerlo sin atraer sobre su cabeza culpable la execra- ción‘ de los pueblos honrados. Muchas veces pidió Cuba a España los derechos que hoy le que nuy le querrá España conceder. Y si muchas veces se negó España a otor- as veces se negv España a otor- garles, a otorgar los que ella tenía, icómo ha de atreverse a extrañar - IO ha de atreverse a extrañar que Cuba se niegue a SLI vez a aceptar como don tardío,

Page 46: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

honor que como don tardío, honor que ha comprado con la sangre más generosa de sus hijos, honor que osa de sus hijos, honor que busca hov todavía con una voluntad inquebrantable y una firmeza [quebrantable y una firmeza que nadie ha de romper? 58 Jos6 .\ farii OBRAS ESCOGIDAS. T 1 59 Por distintas necesidades apremiados, dotados de opuestisimos caracteres, rodeados de distintos países, hondamente divididos por crueldades pasadas, sin razón para amar a la Península, sin vo- luntad alguna en Cuba para pertenecer a ella, excitado por los do- lores que sobre Cuba ha acumulado España, ;no es locura pretender que se fundan en uno dos pueblos por naturaleza, por costumbres, por necesidades, por tradiciones, por falta de amor separados, uni- dos sólo por recuerdos de luto y de dolor? Dicen que la separación de Cuba seria el fraccionamiento de la patria. Fuéralo así si la patria fuese esa idea egoísta y sórdida de dominación y de avaricia. Pero, aun siéndolo, la conservación de Cuba para España contra su más explicita y poderosa voluntad, que siempre es poderosa la voluntad de un pueblo que lucha por su independencia, sería el fraccionamiento de la honra de la patria que invocan.- Imponerse es de tiranos. Oprimir es de infames. No querrá nunca la República española ser tiránica y cobarde. No ha de sacrificar así el bien patrio a que tras tantas dificultades llega noblemente. No ha de manchar asi honor que tanto le cuesta. Si la lucha unánime y persistente de Cuba demuestra su deseo firmísimo de conseguir su emancipación; si son de amargura y de dolor los recuerdos que la unen a España; si cree que paga cara la sonoridad de la lengua española con las vidas ilustres que Es- paña le ha hecho perder, iquerrá esta España nueva, regenerada España que se llama República española, envolverse en la mengua de una más que todas injusta, impía, irracional opresión?- Tal error sería este, que espero que no obrará jamás obra tan llena de mi- sería. Y en Cuba hay 400000 negros esclavos, para los que, antes que España, decretaron los revolucionarios libertad,- y hay negros bo- zales de 10 años, y niños de Il, y ancianos venerables de 80, y negros idiotas de 100 en los presidios políticos del Gobierno,- y son azotados por las calles, y mutilados por los golpes, y viven mu- riendo así. Y en Cuba fusilan a los sospechosos, y a los comisio- nados del Gobierno, y a las mujeres, y las violan, y las

Page 47: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

arrastran, y sufren muerte instantánea los que pelean por la patria, y muerte lenta y sombría aquellos cuya muerte instantánea no se ha podido disculpar.- Y hay jefes sentenciados a presidio por cebarse en cadáveres de insurrectos,- y los ha habido indultados por presentar en la mesa partes de un cuerpo de insurrecto mutilado,- y tantos horrores hay que yo no los quiero recordar a la República, ni quiero decirles que los estorbe,- que son tales y tan tremendos, que indi- carle que los ha de corregir es atentar a su honor. Pero esto demuestra cómo es ya imposible la unión de Cuba a España, si ha de ser unión fructífera, leal y cariñosa,- cómo es necesaria resolución justa y patriótica;- que sólo obrando con razón perfecta se decide la suerte de los pueblos, y sólo obedeciendo es- trictamente a la justicia se honra a la patria, desfigurada por IOS soberbios, envilecida por los ambiciosos, menguada por los necios, y por sus hechos en Cuba tan poco merecedora de fortuna. Cuba reclama la independencia a que tiene derecho por la vida propia que sabe que posee, por la enérgica constancia de sus hijos, por la riqueza de su territorio, por la natural independencia de este, y, más que por todo, y esta razón está sobre todas las razones, porque así es la voluntad firme y unánime del pueblo cubano. Si la conservación de Cuba para España ha de ser, y no podrá conservarse sino siéndolo, olvido de la razón, violaciones del dere- cho, imposición de la voluntad, mancilla de la honra, indigno será quien quiera conservar la riqueza cubana a tanta costa; indigno será quien deje pensar a las naciones que sacrifica su honra a la riqueza. Hoy que la virtud es sólo el cumplimiento del deber, no ya su ex, ageración heroica, no consienta su mengua la República, sepa cimentar sobre la justicia sabia y generosa su Gobierno, no rija a un pueblo contra su voluntad- ella que hace emanar de la voluntad del pueblo todos los poderes;- no luche contra sí misma, no se infame, no tema, no se pliegue a exigencias de soberbia ridícula, ni de orgullo exagerado, ni de disfrazadas ambiciones; reconozca, puesto que .el derecho, y la necesidad, y las Repúblicas, y la alteza de la idea republicana la reconocen, la independencia de Cuba; firme así su dominación sobre esta que, no siendo más que la consecuen- cia legítima de sus principios, el cumplimiento estricto de la justi- cia, será, sin embargo, la más inmarcesible de las glorias.- Harto tiempo han

Page 48: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

oprimido a España la indecisión y los temores;- tenga al fin España el valor de ser gloriosa. ?Temerá el Gobierno de la República que el pueblo no respete esta levantada solución? Esto sería confesar que el pueblo espafiol no es republicano. <No se atreverá a persuadir al pueblo de que esto es lo que le impone su honor verdadero? Esto significaría que prefiere el PO- der a la satisfacción de la conciencia. ,No pensará como pienso el Gobierno republicano?- Esto querría decir que la República española ni acata la voluntad del pueblo soberano, ni ha llegado a entender el ideal de la República. No pienso yo que cederá al temor.- Pero si cediera, esta enaje- nación de su derecho sería la señal primera de la pérdida de todos. Si no obra como yo entiendo que debe obrar, porque no entiende como yo, esto significa que tiene en más las reminiscencias de SUS errores pasados que la extensión, sublime, por 10 ilimitada y por lo pura, de las nuevas ideas;- que turba aún su espíritu orgullo irracional por glorias harto dolorosas, deseo de retener cosas que no debió poseer jamás, porque nunca las supo poseer. Y si como yo piensa, si encuentra resistencia, si la desafía, aun- que no premiase su esfuerzo la victoria,- si acepta la independen- cia de Cuba ,- porque sus hijos declaran que sólo por la fuerza 60 /os4 Marfi OBRA5 ESCOGIDAS T 1 61 pertenecerán a España, y la República no puede usar del derecho de la fuerza para oprimir a la República,- no pierde nada, porque Cuba está ya perdida para España;- no arranca nada el territorio, porque Cuba se ha arrancado ya;- cumple en su legítima pureza el ideal republicano;- decreta su vida, como si no la acepta, decre- tará su suicidio;- confirma sus libertades, que no ha de merecer gozarlas quien niega la libertad de gobernarse a un pueblo que ha sabido ser libre;- evita el derramamiento de sangre republicana, y será, si no lo evitase, opresora y fratricida;- reconoce que pierde, la pérdida ha tenido lugar ya, la posesión de un pueblo que no quiere pertenecer a ella, que ha demostrado que no necesita para vivir en gloria y en firmeza su protección ni su Gobierno,- y true- ca, en fin, por la sanción de un derecho, trueca, evitando el derra- mamiento de una sangre virgen y preciosa, un territorio que ha perdido, por el respeto de los hombres, por la admiración de los pueblos, por la gloria inefable y eterna de los tiempos que vendrán. Si el ideal republicano es el universo, si él cree

Page 49: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

que ha de vivir al fin como un solo pueblo, como una provincia de Dios, iqué de- recho tiene la República española para arrebatar la vida a los que van adonde ella quiere ir?- Será más que injusta, será más que cruel, será infame arrancando sangre de su cuerpo al cuerpo de la nacionalidad universal. Ante el derecho del mundo iqué es el derecho de España?- Ante la divinidad futura iqué son el deseo violento de dominio, qué son derechos adquiridos por conquista y ensangrentados con nunca interrumpida, siempre santificada, opre- sión? Cuba quiere ser libre.- Así lo escribe, con privaciones sin cuento, con sangre para la República preciosa, porque es sangre joven, heroica y americana.- Cobarde ha de ser quien por temor no satis- faga la necesidad de su conciencia.- Fratricida ha de ser la Repú- blica que ahogue a la República. Cuba quiere ser libre .- Y como los pueblos de la América del Sur la lograron de los gobiernos reaccionarios, y España la logró de los franceses, e Italia de Austria, y México de la ambición napo- leónica, y los Estados Unidos de Inglaterra, y todos los pueblos la han logrado de sus opresores, Cuba, por ley de su voluntad irrevocable, por ley de necesidad histórica, ha de lograr su inde- pendencia. Y se dirá que la República no será ya opresora de Cuba, y yo sé que tal vez no lo será, pero Cuba ha llegado antes que España a la República.- ,+ Cómo ha de aceptar de quien en son de dueño se lo otorga, República que ha ido a buscar al campo de los libres y los mártires? No se infame la República española, no detenga su ideal triun- fante, no asesine a sus hermanos, no vierta la sangre de sus hijos sobre sus otros hijos, no se oponga a la independencia de Cuba. -Que la República de España seria entonces República de sinrazón s de ignominia, y el Gobierno de la libertad seria esta vez Gobierno liberticida. .!\ adrid, 15 de febrero de 1873. \\ adrid, Imprenta de Segundo Martinez, Travesía de San Mateo 12. 1873 0. c., t. 1, p. 89- 97. OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 63 HORA DE LLUVIA -iQué, no eres feliz?- le preguntaron un día. --< Lo eres tú que lo preguntas?- contesti, él.- Ni Dios mismo, si Dios es hombre, es feliz. -- iQue sufres?- le dijeron otra vez. Y miró con caririo al que lo adivinaba, y respondió: -No: vivo. No era aquella una tristeza necia y vulgar, ni un dolor monó- tono, ni una pena desconsolada y fetnenil. Era aquel un soberbio dolor. -cQué, nada habrá que te cure?- le dijo en

Page 50: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

diciembre uno a quién él quería como hermano. -Si la muerte fuera morirse, me curaria la muerte. Pero como tnorir es volver a vivir, ni la muerte me curará.- Esto dijo. Él era acomodado, si no rico;- joven, vigoroso, querido. iQué espíritu era aquel que en estas condiciones sufría? -- iQué tienes?- le preguntó el que lo quería tanto. -Ni patria ni amor. eEntiendes tú que un corazón lata en vano, y no sepa el miserable por qué late? <Entiendes tú, que un alma se sienta repleta de vigor, ardiente para amar, henchida con inten- tos generosos,- y no sepa en qué ha de emplear su fortaleza, ni encuentre cosa digna de poseer sus ansias ni halle dónde verter su generosidad?- Así vivo yo. Yo siento en mí una viva necesidad, un potente deseo, una voluntad indomable de querer: yo vivo para amar: yo tnuero de amores,- y he querido encarnarlos en la tierra, y una fue carne y otra vanidad, y otra mentira y otra estupidez, y entre tantas mujeres para los ojos, no halló el alma una sola mujer. La patria me ha robado para sí mi juventud. Mi corazón se va lleno de ira de esas necias criaturas que lo usan, que lo desean, que lo aman quizás, pero que no son capaces de entenderlo.- Y vivo cadáver, encerrado en extraño país;- aver- gonzado de tanto necio amor. Y vivo muerto. Si hallas tú alguna vez unos ojos más claros que la luz, más puros que el primer amor, más bellos que la flor de la inocencia;- para mí los guarda, para mi ansiedad los educa, dilo al instante, hermano mío, a esta alma enamorada que se muere por no tener a quien amar. Dilo; pero no la mires tú antes, que aunque me amara después, -me atormentaría ya de celos aquella mirada suya que no fue para mí. Vivo muerto ;qué habrá que me dé vida? Y el amigo, sombrío ante aquellas sombras, seguro de que nada curaría aquella tristeza, superior a las comunes y monótonas tris- tezas humanas, quedó a su vez triste aquel dia, porque un amigo leal no es feliz si no ve feliz a su amigo. Me pediste ayer tarde una historia, para que fuese para ti- le- yendo cosas mias- menos triste esta noche en que no podíamos vernos. Ahi te envío para que te entretengas en otra noche de lluvias, este cuento ligero que se parece tanto a la verdad- por tu hermoso capricho nacido, y escrito velocisimamente en noche lluviosa. Que lo leas, mi Bianca. Abril. 29 de 1873 Mi Blailca: A las ocho y media empiezo a escribir para \i esta brevísima historia- feliz ya, porque nace de tu cariño y tu deseo. Espacio estrecho es una hora, y cosa rápida y

Page 51: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

risible ha de ser todo lo que en ella precipitadamente escriba yo. Tiempo, papel- todo es estrecho para este poderoso amor que vive en mi. Llueve copiosisimamente; llueve sin cesar. Es, Blanca mia- y no te rias- que el cielo mismo frunce cl ceí- io, y se pone mohíno, ! llora, porque no hemos podido hablarnos hoy. TM eres el cielo. Mi prólogo extravagante .en verdad, te dice aquí adiós. Tú esperas un cuento; yo no puedo hacerte esperar: allá va a ti. Era un hombre soberbiamente feo. De cabello rebelde, de cabeza erguida,- con la boca demasiado grande, con la nariz demasiado redonda, de faz huesosa, de cejas oblicuas, de mirar altivo, de barba osada y puntiaguda. Asi era cl hombre, Ni había en aquellos labios vestigio de sonrisa. Miraba, y pare-. cía que gemia. Hablaba, y hacia daño su tristeza,- y miradas y palabras brotaban de aquelja fisonomía como escondido dolor y como lágrimas. OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 65 64 José Marfi Esto era en diciembre, mes frío como la indiferencia, oscuro como la desconfianza, negro como la culpa. Son las nuez- e. Era una virgen púdica:- Toda la vida de una mujer está en sus ojos y eran aquellos ojos más claros que la luz, más puros que el amor primero, más bellos que la flor de la inocencia. Eran aquellos ojos cuna gentil de todas las purezas, ricos en ternura y en bondad, riquísimos en arrobadoras miradas.- Y eran en mirar tan abundantes, y había más ílores en su alma que mira- das en sus ojos. Niña apenas, había crecido extraordinariamente;- porque la na- turaleza, ufana de su obra, se había dado orgullosa prisa por mos- trársela pronto a la tierra. Aquel! a criatura tenía la cara a la manera de ios óvalos divinos de aquel hijo predilecto de Dios que llaman los pintores Rafael. -- Tenía en el cutis colores que robaban celosas las flores para engalanarse los dias de primavera.- Tenía una boca de líneas tan puras como la celeste boca de Maria. No era su belleza perfectamente terrenal; porque su her~ losura, poca quizás para la tierra, es la hermosura que necesitan las almas ividas de cielo. SOII las nueve y diez. -{ Amas?- le preguntaron un día a la niiía.- Y encendió sus mejillas un color más vivo que una amapola de las dehesas caste- llanas. --- iA quién amas?-- le preguntaron otra vez;- y ella, alta la frente, serenísimos los ojos, inundada de alegría la faz, dijo clara y distintamente, dijo con orgullo candoroso: -A él. A él.-- -- eQue vives? ique despiertas?- decía abrazando a aquel

Page 52: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

hom. bre de cabello rebelde y faz huesosa el que como hermano lo que- ría:- ique ya vives? -Amo, por eso vivo.- Ya hallé a quien amar. Criatura de ojos más claros que la luz, más puros que el primer amor, más bellos auc la flor de la inocencia. -Y ;la patria? -La amo. Para los deberes, la vida. Para mi amada, el corazón. -- eY si mueres? -No muero.- Morir es empezar a vivir. Si muriera, vendria todas las tardes a besarla mil veces en la frente,- y ella, que me conoceria, me besaria. --< Tanto amas? -Tanto amo.- Me regocija, me resucita, me alimenta, me des- pierta. Jesús salvó a la tierra: ella es mi Jesús. iQue redime tus dolores? -Sí los redime. -Nunca te olvide. iBendito amor! iBendito amor!- No hay ya para aquel hombre de la faz hue- sosa ni instantes de agonía, ni horas de ira, ni rudo dolor.- Ve el cielo siempre azul, la noche siempre clara, las almas siempre no- bles y serenas, su alma misma iluminada por la paz. Era abril. IQuién era el hombre? iQuién será, Blanca mia, la divina mujer, de óvalo de virgen, de colores que robaban las rosas, de boca de líneas tan puras como la boca de María? -Nunca te olvide;- dijo al hombre su amigo.- iBendito amor! Bendito amor, Blanca mía.- No me olvides jamás. Son las nueve y veinticinco minutos.-- Ya acaba mi brevisima historia.- Aún llueve. Aún esperas. Salgo a llevártela. {Me quieres, Blanca mía? Rerista Universal, México, 17 de octubre de 1875. Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, n. 4, 1981, p. 6- 10. --< Quién es él?- Nada habia más puro que aquella criatura. Nada habría más feliz que el hombre amado de ella. <Quién es él? Era ya abril. OBR.\ S ESCOCiID.\ S T ! 67 EXTRANJERO CORRESPOKDENCI. 4 PARTICULAR DE LA REC’lSTA b’, Vlb’ERSAL CARTAS DE PARIS París, 28 de enero de 1871i. Señor Director de la Reílista Unicersal: Mis severas que abundantes son las últimas noticias políticas qtte puedo comunicar a Ud. Las proposiciones incidentales o secundarias que se presentan a la Cimara, no alcanzan a distraerla de esa otra gran discuslon q” c en sí ha de encerrar los destinos futuros del país. La voz segura de Jules Simon, ha demostrado la importancia dc esa tenaz Asamblea? por SLIS propias fuerzas elevada desde pro- sisional a casi perenne; esto y su próxima disolución fatal ha de- mostrado. Julcs Favre y Bocher han revivido las antiguas discusio- nes entre los azules y los blancos. Cornelis de Witt, autor de una !lisloria dc

Page 53: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Washington, y Lockroy han atacado duramente al Ayun- tamiento de Marsella.- Pero nada dc esto ha absorbido la atencinn de la Camara. La decisión se acerca: las horas del recogimiento han comen- zado, las graves horas de pensar en cuál ha de ser después de ellas la forma de gobierno del pais. Y toda atención ha de ser poca, porque es la cuestión de forma de gobierno, cuestión de forma en que todo cl fondo está entrañado. Bien sería que pudiese conocerse de antemano la disposición de los partidos: así la discusión sctia mUs fácil si fuera aceptada: y si rechazada, se detendría con más facilidad. <Sobre qué punto presentari su moción el centro izquierdo, sOlo por cuestiones dc redacción y de procedimiento detenido? ;Quk aco- gida harán los miembros mis liberales del centro derecho a la?; proposiciones- si no completamente definidas- ya conciliadoras de los republicanos moderados? Se trata de dar al fin una Constitución a la Francia. Los pe- queños trabajos, las proposiciones que estorban o retraen, nada de poder enfrente de esta necesidad poderosa del país, en mucho de SLIS diputados encarnada, de darse al fin una situación, decidida, fija, expresión de su voluntad y de su fuerza. Los trabajos de la Comisión de los Treinta nada han de hacer enfrente de las enmiendas republicanas o monárquicas con que estas ideas madres lucharán ‘en el Congreso. Ni estorbarán la pro- posición Casimiro Perier,- ni cualquiera otra equivalente a ella que al fuego de la discusión se arroje.- Se incuba aquí ahora el destino de la Francia: no son extraños, pues, al recogimiento y al silencio, como si todas las ideas se estu- vieran concentrando en su fuerza para abrirse y luchar luego en lucha de ambición o de error contra verdad. La cercanía de los dos pueblos, la inestabilidad de constitución que los asemeja, las últimas relaciones violentas 0 por lo menos difíciles entre Esparia y Francia, son causa natural de que la aten- ción de los negocios interiores suela aquí hallar tregua para fijarse en los negocios de la insegura península de Espafia. Danse allí prisa extraordinaria por renovar con toda la libertad del sufragio concebible bajo un Rey del Ejército- los Ayuntamien- ?os y las Diputaciones provinciales- como asiento fijo y prometedor de buen éxito para futuras elecciones a Cortes,- y no habrá temor. Los diputados serán alfonsinos, ahora que el gobierno lo es,- como en un

Page 54: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

mismo año fueron radicales las Cortes, elegidas bajo Ruiz Zorrilla,- o bajo Martos colocadas a espaldas de Ruiz Zorrilla,- y sagasiinas conservadoras bajo el bilioso y repugnante gobierno de Sagasta. Ya el Rey se apresura a enviar a todas las Cortes sus impor- tantes autógrafos repletos de adhesión y de amistad,- ya asegura a la Reina Victoria que no atacará las libertades civil ni religio- sa- promesa perfectamente comenzada a cumplir en su primera parte con la renovación de Diputaciones y Ayuntamientos:- ya tiene asignados el Rey 28 millones de reales.- Habilidades, lealtad y ba- raturas de la monarquía. El Reichstag, en cambio, obra más sólidamente.- Propone la ley del matrimonio civil, la discute concienzudamente, la aprueba al fine- Discute esto, y establece en seguida la contribución del cinco Por ciento sobre las cantidades emitidas por los Bancos, que sobre- salgan a las que la importante ley sobre Bancos- en discusión ahora- ha de fijarles. En Inglaterra, las salas públicas se llenan, los meetings se amontonan, los diputados de Hastings son siempre optimistas ante el ejército y armada,- un tanto descuidados, del país,- y Bright, el elocuente y liberal Bright, muestra en un discurso, si largo,- no enojoso,- y con su palabra fácil, clara, severa y heridora, los in- 68 Josd Marti convenientes de una religión oficial y ventajas de las religiones independientes. Hace Europa silencio, en una solemne gestación. Piensa madu- ramente en la absoluta independencia religiosa. Ha muerto Haffner, artista que pintó con toda la brusca y esti- mada originalidad de la escuela alsaciana. Sus cuadros eran fran- cos como su carácter: quizás un tanto rebeldes como Cl. También Foucher ha muerto, infatigable creador de comedias de costumbres parisienses.- Sesenta comedias hizo, y de ellas no pocas que valieron: De buena gana escribiría a usted más sobre el entusiasmo con que el pueblo romano ha recibido a Garibaldi,- sus palabras con- movidas y prudentes,- y su pensamiento pacífico de promover la siembra y el cultivo de las tierras cercanas a Roma, pero el tiempo -casi nünca justo- no lo quiere. Perdone Ud. esta culpa involuntaria de El Corresponsal Revista Universal, México, 2 de marzo de 1875. Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, n. 1, 1978, p. 23- 25. VARIEDADES DE PARIS Yo duda entre hacer una crónica fácil y ligera, o darme a pen- sar en esas agonías y

Page 55: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

decaimientos en que París se desenvuelve dentro de sus fecundísimas entrañas. Yo no amo a París. Ha creado tantos edificios, ha acumulado tanta piedra, ha dorado todo esto con prisa tal de profusión, que a la par que las calles se realzan, los corazones se petrifican y se doran.- Yo no sé por qué fuerza de mi espíritu me alejo con una invencible repugnancia de las cosas doradas:- viene siempre con ellas a mi memoria la idea de falsedad y de miseria ajenas. Y estos pensamientos me lastiman porque yo creo absolutamente en la bondad de los hombres.- Todavía creo yo en ella, a pesar del dolo- roso contacto de París, a pesar de su indiferencia ante sus vicios, a pesar de su placer en ellos, a pesar de ese Prometeo inmenso que acaricia y adora a su buitre. En virtudes- y sólo sobre base de virtudes se alzan pueblos respetables y nobles,- ese París desventurado fatigóse de cantar las que tuvo,- y no le queda ya el pudor de mentir que las tiene. §e llenan sus teatros, los bellos e incómodos teatros de París; y a! lí ese pueblo ficticio más extranjero en su ciudad que los ávidos extranjeros que la visitan, ese pueblo de arena y de onda, huérfa- nos con padres, madres sin hijos, pueblo sin patria y sin familia, aplauden más aquellas disecaciones espantosas, aquella lastimado- ra anatomía, aquella escenificación de las miserias en que en el día vive, y gusta por la noche todavía de verse prolongado y repe- tido. París no aplaude en los teatros las obras que escucha. No tiene espacio para oírlas, porque con ellas se oye en sí. No cuida de la forma, porque se siente palpitar en ellas. En el lastimante teatro francés, París se aplaude a sí mismo. Necia obra sería la que no diese al público de París, el espec- táculo de este horrible dolor de que ellos ríen, y que a todo ánimo honrado exalta y angustia. Hay pueblos en que el matrimonio es base de producción de cuerpos vigorosos y almas sólidas. Hay tea- tros en que todo el ingenio se consagra a cimentar como sobre tierra fácil, sobre estas tempestades irreparables que alza en el corazón humano el adulterio. iA qué buscar más dolores en el muy 70 Iosé Marfi OBRAS ESCOGIDAS. T. i 71 triste fondo de París? iAcepta acaso un pueblo una pintura inexacta de si mismo? El ntimero de adúlteros en un teatro es la medida exac- ta del número de adúlteros de la sociedad que lo produce. Paris va a verse, y Se regocija, y alienta, y aplaude: luego Paris se ve alli bien: luego yo sé por qué siento a veces este frío dolo; oso en medio de

Page 56: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

todas Ias fuerzas vivas y todos los activos calores de mi espíritu. Teatro triste.- Han agotado los elogios de virtudes que no te- nían: sólo encuentran placer ahora en la representación brillante de sus vicios. ’ II La tierra asiste a nacimientos y renacimientos:- Nunca se pien- sa tanto en ellos como cuando el ánimo se agita en todas las luju- rias paganas entre las que parece que va agonizando la inmensa capital francesa. Yo creo que todo se reproduce y es la vida suce- sión ilimitada- algún día se limitará- de idas y venidas.- El pa- ganismo se ha reproducido ahora, y como al reproducirse todo cambia y se adelanta, el paganismo primitivo adoraba a lo menos dioses falsos, y este es demasiado inteligente, y adora como dioses a los hombres, o hace dioses posibles de sus miserables paganías! El mal no es verdad.- Si el mal no fuera hijo del bien; si sobre cada átomo de lepra no vagase y se posase un soplo de virtud, iqué fuerza redentora habría salvado a esa tierra del empequeñecimiento de los hombres, dentro de su propio alto ser verdaderos dioses hu- nIanos? -Yo me siento: pues isin la esperanza de llegar a ser Dios, consentiría yo en ser todavía hombre? yo comprendo que esto es una crónica rara, pero yo no puedo excusarme de amar más una reflexión que una noticia. III Sin embargo, los muertos son buenos. Han muerto ahora en París, Millet * y Foucher. 3 Yo no sé hasta qué punto no pueda de- 1 En Ia Revista se lee “servicios”. Debe ser errata. 2 Juan Francisco Millet. Pintor francés nacido en Greville (1815- 1875). Discipulo de Dclaroche, Se estableció en Bakizón, clásico centro agrupador de paisajistàs. Entre sus más conocidos cuadros se encuentran: El sem6rador. La guardiana de ocas, Las espigadoras, La muerfe y el leñador, y el famoso Angelus. Martl es- cribió de é] efl VariaS OCaSiOneS. 3 Pablo Enrique Foucher. Autor dramático y escritor frances nacido en Paris (1810- 1875). Era cuñado de Victor Hugo, con el que colaboró en el drama en cinco actos y en prosa titulado Amy .pobsart. Posteriormente estrenó, solo o con distintos colaboradores, gran número de obras teatrales, entre ellas: El pacfo de hambre, La Gioconda y La banda negra. También escribió algunos cuentos y novelas. cirse que un muerto es un vivo. Yo me lo digo en mí, de todo lo que a mis medidos ojos humanos parece que se muere. Pero si de alguien es esto siempre verdad, si es verdad que la

Page 57: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

hoguera de Sidd, calienta después de ida la memoria del cuerpo que en existen- cia calentó,- lo es sobre todo de estas almas de luz que en su es- tancia humana en la tierra- no a sy paso, porque tal vez no salen de ella- se han vertido en armonía en versos o en colores.- Hay también inmortales oscuros; pero los que brillaron y encantaron, son también inmortales.- Es verdad que el nombre es cosa de hombre y, en tanto cuanto lo es, frágil e ible-- pero al cabo es her- moso para los que aún quedamos en esta época del alma, amar sin las pequeñeces de una vida la atmósfera luminosa que dejó un cuerpo a la Tierra,- cuando, fatigado de la vía, fue a buscar a !o hondo descanso o fatiga mejor. Millet ha muerto, y con él un pintor iaureado, no si si más no- blemente con la legión de honor, o con el cariño de aquellos cam. pesinos de Barbizon que acompañaron el cadáver de su constante pintor al cementerio. Con este vuelo de grandeza prestada que el ansia de imitación crea en los artistas impacientes, Millet torturó en 1849 las dulces inspiraciones de su espíritu plácido y tranquilo y la censura hirió justamente el cuadro histórico con que entonces se anunció. iOh! La inspiración puede ser buena o mala; pero aunque sea mala, yo la amo, porque es inspiración. Yo amo lo incorrecto y desordenado, porque así están los árboles del bosque, y así corren las aguas de los ríos, y así crecen en sus plácidas orillas las flores y los musgos humedecidos por el beso enamorado de sus aguas. La elegancia es buena, pero el acicalamiento es repugnante. Millet trabajó ocho años, y de ellos surgió al fin con las líneas delicadas y los colores húmedos y los pastores rubicundos que se vendieron después a 20 000 y a 38 000 francos. ¿Por qué se ha -de hablar de venta cuando se habla de las hermosas obras del espíritu? Alejado una vez de esta vía errada en que un estudio excesivo de los maestros del arte ahoga o modifica en el alma de los pin- tores su natural espontánea inspiración; ceñido a la modestia se- ductora de sus cuadros de la verdadera belleza agreste; artista que pintaba los árboles y el cielo, -robó al fin con pintar tanto, al cielo sus colores y movimiento y murmullos a los árboles.- Estos son sus cuadros: irboles que se mueven, y cielo que es verdad.-< Qué mucho que se haya ido pronto de la tierra, si lo llamaba a si con hábitos tan dulces su hermosa y constante compañía? Millet ha muerto, por más que me enoje confesar que ha muerto nada. Nada

Page 58: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

muere! Todo morirá cuando todo esté completo. iQuién se atreve a decir que halla en sí cuanto siente que ha de ser y de hallar? 72 JosC Marli IV Como Millet, Foucher.- Foucher fue poeta,- y poesía es ema- nación- para él luego extraviada en este cruzamiento loco de PC- queñeces de lo grande, que a pedazos prodiga la inteligencia y se llama periodismo diario. Foucher era activo, tanto como inteligente, y tanto como crea- dor de obras parisienses. Criado al calor de Víctor Hugo, de él tuvo los reflejos, y del poeta vigoroso quedó siempre el sol. ’ Nadie más que otro Miguel Angel copiará a Miguel Angel. Y Víctor Hugo a Víctor Hugo. ¿A qué si cada uno es lo que es, y con ser hombre es ya noble, ha de querer ser lo que es ya otro? Me indignan estos servilismos de la forma, que indican empequeñecimientos del espí- ritu. Foucher murió y Víctor Hugo fue a ver a su hermana, esposa cariiiosa del periodista. Él le diría nobles cosas, todas esas cosas altas que aquella alma venerable sabe decir. Yo he visto aquella cabeza, yo he tocado aquella mano, yo he vivido a su lado esa plé- tora de vida en que el corazón parece que se ancha, y de los ojos salen lágrimas dulcisimas, y las palabras son balbucientes y ne- cias, y al fin se vive unos instantes lejos de las opresiones del vivir. El universo es la analogía. Asi Víctor Hugo es una montaña COTO- nada de nieves, de la que a montones se escapan rayos que recibe del mismo Padre Sol. v Se encamina todo París al teatro de la nueva Opera. He aquí un coloso doble, que vi sin un sentimiento de grandeza y de admi- ración. Grandor no es grandeza: así el teatro de la nueva Opera. Allí hay demasiadas piedras preciosas, demasiadas formas cur- vas, demasiadas cosas doradas. Han afeminado la piedra. ~NO es un contrasentido haber hecho un coloso afeminado? Yo amo más una acción noble que un edificio poderoso. Me extra- vío quizás, pero lqué acumulación de piedras vale los brazos de aquel suizo que abarcó y clavó en su pecho cuantas lanzas alema- nas alcanzó, para abrir con ellos paso a la independencia de su patria por aquel muro de hierro inexpugnable que la encerraba y la oprimía? No sé su nombre, que es cosa humana; pero <quién no ama aquellos brazos, ya no humanos ni movibles, que salvaron con su heroísmo la independencia de la patria? Yo lo amo, gran suizo. ’ En la Revista se lee: “de 4 tuvo los reflejos, y el poeta vigoroso quedó siem- pre el sol.”

Page 59: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Debe ser errata. OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 73 VI Y Paris vive, Phrynea impura, absorbedora de 5~ 1s jueces.-- Vive como Byzantium, indolente y espléndida.- Vive como Paris. podrido y exquisito. Yo no lo amo. El tiene en sus adulterios su agonia, y en Folies- Bergères su miserable mercado de mujeres. Anáhuac. JOSE MARTI Revisto Utliuersnl. México, 9 de marzo de 1875. Anuario .~ orfimo, La Habana, n. 2, 1970. p. 115- 119 OBRAS ESCOGIDAS. T. I 75 BOLETIS CINCO DE MAYO.- ESTUDIANTES.-- MEMOR1A RARA -- FIESTAS DE TLXLPAN El culto es una necesidad para los pueblos. El amor no es más que la necesidad de la creencia: hay una fuerza secreta que anhela siempre algo qtle respetar y en quC creer. Extinguido por ventura cl culto irracional, el culto de !a raz< jn comienza ahora. No se cree ya en las imágenes de la religlon, y el pueb! o cree ahora en las imigenes de la patria. De culto a culto, el de todos los deberes es más hermo-; o que el de todas las sombras. Bien hace el pueblo mcsicano cn cclcbrar fiesta el día en que el enemigo dc su liberiad fue atacad2 y abalido: esta fiesta TIO significa odio, esta fiesta qigilifica independencia patria, Lo que se celebra aquí no es la vergüenza dc los que cayeron: CS la ensc- rianza provechosa del cumplimiento de un deber, encendido por el valor, alentado por la patria, coronado y bendecido por la gloria. Se olvida a los caídos, pero se premia a los héroes. Las fiestas nacionales son nectsarias y Utiles. Lot; pueblos tie- nen la necesidad de amar algo grande, de poner en un objeto sensible SLI fuerza de creencia y de amor. Nada se destruya sin que algo se levante. Extinguido el culto a lo místico. álcese. animese. protéjase el culto a la dignidad y a ios deberc>.- Exáltese al pile- blo: su exaltaci8n i. s una prueba de grandeza. El 5 de Mayo de este afío ila ofrecido 11ila IIU~ J\.~ solemnidad. Vo ha sido el entusiasmo impuesto: ha sitio cl vnlusias; iuo popular. Lo más solemne cs lo mtis esponthneo: ayer SC‘ han mo\, ido ante la tumba de ZaragoLa las fuerzas vivas del país. Obreros y estu- diantes llevaron alli nue\ ias ofrendas. Co1110 a todas las grandezas reales, el tiempo las aumenta, no la‘; apaga; asi este año ha sido el entusiasmo más natural, más respctabie. 1115s vivo: cl pueblo hablaba su lenguaje antc la tumba del hijo del pueblo. El movimiento que cl~ mple ahora la juventud mexicana ha ido a ofrecer allí ei símbolo de su revoluci0n. En el camino de las ll- bertades

Page 60: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

que el héroe muerto defendía, todavía faltaba una conse- cuencia natural que con la fuerza de las voluntades nobles surge nhora ! 5e crea. El Gran Círculo de Obreros,- y es hermoso escribir estas pala- bras-- invith al Comité Central de las Escuelas Nacionales a que Iornaran parte en la iestividad de la maAana. Los estudiantes son obreros: unos trabajan la industria: otros trabajan la razón. El comité por votación unánime envió como representante suyo a Ramón Becerra Fabre. Ya era conocido en México el distinguido estudiante tabasqueño, y su entusiasmo y su palabra Ie han valido ayer generales simpatías. Cumplía un deber, y habló bien. Los obre- ros repetían ayer sus últimas frases. “Compatriotas: Si la Universidad libre llega a ser un hecho, dentro de algunos años, los artesanos que componen el Gran Circu- lo de Obreros, vendrán junto a esta tumba cubiertos con el polvo de sus talleres, teniendo en una mano el compás de la ciencia y el martillo del obrero en la otra.” Y esto es verdad. El compás y el martillo son de hierro: todos w hacen de la misma materia: en todos los corazones afluye san- gre del mismo color. Becerra Fabre debe estar contento: se ha hecho querer de los hijos honrados del trabajo, De tal manera necesitan los pueblos del concepto de dignidad, que hasta conviene herirla para darles el placer de defenderla. Esta juventud entusiasta es bella. Tiene razón, pero aunque es- tuviera equivocada, la amaríamos. Tlalpan no olvidará seguramente el 5 de Mayo. En él celebró la gloria de la patria, recibió cordialmente a huéspedes distingui- dos, inauguró casa para los muertos, abrió Academia de música y solemnizó la apertura de un hermoso establecimiento de farmaiia Es bello el cuidado de los vivos en hacer hermosa la morad; de los muertos. Los muertos viven; pero algo de ellos queda dolo- rosamente en tierra. Abunda el cementerio en eucaliptos. La sombra y el aroma con- vienen a la muerte; las tumbas son los altares de la paz, Las autoridades de Tlalpan han dejado con sus atenciones afec- tuosas, memoria agradecida a los concurrentes a la fiesta.- gA qué decir que hubo discursos bien hablados y recuerdos patrios bien sentidos? Los mudos recobrarían la palabra. si nadie más que ellos pudiese cantar las glorias de la patria. Un niño descalzo ocupó largo tiempo la tribuna. Dijo un dis- curso galano y elegante. Es verdaderamente asombrosa la memoria de aquel niño indigena: ocuparía

Page 61: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

una plana de periódico, el dis- curso que sin vacilar y sin interrumpirse recitó. 76 losé Marti Esto es bello: es bello que los nirios pobres formen todos los aRos en la procesión de! Cinco de Mayo: los hijos de la pobreza deben ir a la escuela de la gloria Es bello que los indígenas des- calzos repitan las ideas en que se consagran sus derechos: es bello que el pueblo tenga absoluto y pleno concepto de su dignidad y de su honra. Hablando de la fiesta de Tlaipan, fuera injusto no hablar de! ciudadano prefecto, de! señor juez de letras y de! C. Labat. Romo, Labat y Villar son nombres respetados en Tlalpan, por cuanto ellos trabajan en bien de los adelantos de aquel pueblo. Atentos y cum- plidos los asistentes a la función patriótica, recuerdan sus afectuo- sos cuidados con placer. Nada más que sentimientos bellos registra el boletin de hoy. Fortuna es esta para los que escriben. Se siente uno mejor narran- do bondades ajenas. Y en las grandezas de la patria y de sus hijos no cs mentira decir que se siente Crecer el corazón. Revislu Universul, México, 7 de mayo de 1875. José Marti: Obrns complelas. Edición critica. La Habana, Centro de Estudios Martianos y Casa de las Amkricas, 1985, 1. II, p. 29- 32. [En lo adelante, identi- ficaremos esta edición con las siglas OC. Ed. c.] MELCHOR OCAMPO No ha muerto el hombre ilustre en la memoria de! pueblo en que vio la primera luz; oscura anduviera la memoria si no se ilu- minara con la vida de los héroes de la patria. Fue para la tierra Melchor Ocampo hombre justo y perfecto, educado en el amor de toda virtud, fortalecido con la predicación de todo derecho, vigoroso con todas las serenidades de! deber. Tiene algo del misionero y del apóstol: así andan por la tierra las pure- zas, envueltas en las venturas de! martirio. No es hombre augusto aquel en quien se encarna la verdad: es el concepto de verdad encarnado y vivo en él. Toda palabra se ilumina, todo amor se enciende cuando la fuerza secreta de vida honrada inflama el corazón y calienta el cerebro, y el hombre vive para los hombres con obras buenas de derecho y predicaciones sa- nas de justicia. La naturaleza es lo ilímite, y tiene el hombre afán por lo ilimi- tado y por lo ancho .- Lo pequeño es la síntesis de lo grande, y toda criatura es resumen de todo lo creado.- Porque todas las fuerzas concuerdan en la naturaleza, todas las fuerzas sociales deben vivir a un tiempo en la humanidad.- Tiene

Page 62: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

el universo concordia subii- me; asf la concordia es ley .para los que vivimos en la tierra. Se vierte el alma en dulzuras con la contemplación de lo crea- do; alegrías dulcísimas, muy tiernos consuelos, muy plácidas lágri- mas humedecen los ojos humanos, que se lloran a sí mismos por la estrechez de lo que miran, cuando con esos ojos que no ven, tanto se abarca y se alcanza. ;Qué veía Ocampo en ia tierra, arrodillado llorando ante una flor? Toda la vida, palpitando de amor en un germen; toda la ven- tura revelada en una blancura transparente, el puro regocijo que habla con extraños sollozos y muy nobles e inefables lágrimas. (Quién no ha llorado en las soledades de la noche? Todo rayo de luna es espíritu, toda tinta suave es pureza, todo susurro de árbo- !es es vida: todo movimiento de la noche es fuerza viva de alma universa!. 78 los. 4 Mor ti Oro aue encierra sangre es el cáliz caiólico. Ocampo amaba la savia de’ las plantas, porque este es riego suave que vivifica y fecunda sin matar. Ocampo amaba las hojas de las flores, en las que palpitan y enamoran besos secretos de una pura vida, herma- nos bellos de este ser amante, sonriente y dormido de ensueños en el fondo de toda humana criatura. Michoacán ha honrado en su día fúnebre a Ocampo: honrábalo dias hace un poeta de hermoso corazón: hónralo quien sabe todas sus sublimes amarguras, solitario enamorado y vagabundo en es- trecheces e impurezas de vivir. Era Ocampo una fuerza de ternura que se desbordaba de su ser: era el germen de fuerzas perdidas, derramadas, predicadas por misión y por amor. Son los hombres cárceles de la armónica vida universal: cabe a unos cantidad pequeña: cabe a otros sobrada cantidad de vida. Y de estos se desborda; de estos se vierte en obras de afecto y lenguaje de redención y de ternura: sóbranse para sí: vense en SI mismos indignos de tanta vida potente como la naturaleza puso en ellos: la naturaleza es fuerza amante, y ellos ponen en todo los ojos iluminados con amor. Así Ocampo, *- el que vio en el socialismo y la fraternidad de la naturaleza, la ley del socialismo y la fraternidad humanas. Dan al que escribe crónica detallada de su vida: no la ha meneste- r: vidas como la suya se aman por lo que soñaron: fuera pequeno amarlas por lo que en las pequeñeces de existencia hicieron. Su crónica se escribe con sus soledades: sus soledades se escriben en los rayos tibios, en las auras

Page 63: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

sosegadas, en las ondas murmurado- ras, en las venturas queridas, en los sueños de redención universal aún no reales ni posibles: En estas almas, toda la oscuridad es toda la luz. <Cómo decir cómo se le hizo la fiesta en Michoacán? Llorando: obrando como él obró: así se solemniza la vida resplandeciente de los héroes. Revista l/ niversal, México, 12 de junio de 1875. Oc. Ed. .c., f. II. p, 75- 77. I, OS ESTADOS UNIDOS I’ MÉXICO Cuando se pretendió alarmar la atención pública con noticias improbables de una guerra violenta y sin precedentes, nosotros pu- simos especial empeño, en hacer ver cuántos obstáculos racionales se oponían a la veracidad de las noticias propaladas, Enton: es era un deber no alarmar ai país, como hoy es otro deber serialarie el peligro constante que, explotado por intereses crueles, pudiera algún día sobrevenir con grave daño nuestro en una forma grave y alarmante. Dos cuestiones se ofrecen con motivo de los acontecimientos de la frontera: ¿no se opone el gobierno americano a estos sucesos, para tener con ellos motivo de reclamaciones contra México? ¿In- tenta acaso dejar correr el tiempo necesario para que los robos de los bandidos de la frontera exasperen al pueblo americano, y sea así popular una guerra que se intentase contra México? El enemigo está enfrente: parece suspicaz e hipócrita: puede ser, sin embargo, amigo leal. Cualquiera que sea la suposición que haga- mos, puesto que su conducta es dudosa, deber es examinarla, pre- pararse contra ella si intenta hacernos daño, prevenir ahora en calma IOS males que una situación extrema no nos daría luego espacio para evitar. La prensa americana se ocupa incesantemente de los aconteci- mientos de la frontera: unos periódicos excitan a sus compatriotas contra México: otros, los más escasos, acusan al gobierno de pro- teger los sucesos de las tierras fronterizas para crear reclamaciones graves con motivo de ellos. Los que halagan las pasiones pueden más que los que las con- tienen: el número de los periódicos que excita es mucho mayor que el de los que ven con calma la cuestión. No se contentan los diarios americanos con comentar hostil- mente :os hechos, abultados como en la prensa del país vecino [es] costumbre y especulación: ya piden represalias, ya hay quien haya Propuesto ia invasión y anexión del territorio. 80 José Mwti OBRAS ESCOGIDAS. I’ 1 81 El gobierno de los Estados Llnidos calla, y no pone

Page 64: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

de su parte el esfuerzo que debiera para ayudar a México en su obra de evitar aquellos acontecimientos desastrosos. cQué piensa el gobierno de los Estados Unidos? <Es culpable de dariosa intención e hipocresía? Hable por nosotros The Sun, de Nueva York. Dice así: Y si el objeto de consentir que quedaran sin castigo esos ultrajes contra la vida y la propiedad, ha sido con la esperanza de excitar el sentimiento público hasta el punto de hacer popular una guerra contra una república débil y vecina, o con el fin de conseguir pretextos para fabricar enormes y exage- radas reclamaciones pecuniarias, contra la misma débil repú- blica, en beneficio de influyentes camarillas, lo cual hay lugar a suponer, por ciertos hechos muy significativos, no hay frases bastante fuertes para condenar a los que se han dejado llevar de tan innobles motivos. The Sun no es completamente partidario del gobierno actual de la Unión, y esto aminoraría el valor de sus palabras; pero antes de las líneas que hemos copiado, hace reflexiones cuya justicia no se puede negar:- relata distintos sucesos de la frontera, examina el asunto, y afirma que el gobierno americano no ha cortado, como ha podido hacerlo en cualquier tiempo, esas insignificantes corre- rias, desautorizadas por el gobierno mexicano. Esto es cierto: si no las protege, las tolera: ccuál es la causa de la tolerancia? <no podría creerse que The Sun tiene razón en sus comentarios? Aunque parecieran dudosos, y no lo parecen mu- cho, ¿no es necesario prepararse prudentemente contra un peligro que pudiera ser real? La suspicacia es un enemigo terrible, porque no se ve la mano con que ataca: en los Estados Unidos, el pueblo es el dueño, por eso se excita y se conmueve al pueblo: se halagan sus pasiones, para aprovecharse de la situación política que crean sus pasiones excitadas. The Sun hace suyas algunas palabras del sensato Imparcial, periódico de Monterrey, que nos es ya conocido por la pericia y cor- dura con que trata estas cuestiones: he aquí ias reflexiones que hace suyas The Sun: Si efectivamente esisten mexicanos bastante infames para deshonrar a su país, con la perpetración de vandalismo en territorio extranjero, castíguelos el gobierno ofendido, de con formidad con sus leyes: no haya piedad hacia los asesinos e incendiarios, que corren a alterar la tranquilidad de una nación amiga. El manejo del gobierno americano

Page 65: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

pudiera excitar sospechas: no fuera honrado: fuera artero: no fuera leal. Nosotros no creemos esto: nosotros no tememos lo que teme The Sun: pero hay un hecho innegable en que no podemos dejar de pensar: hay periódicos ue acusan al gobierno americano de pensamientos ulteriores % so re >iéxico, y no hay periódicos que lo defiendan de esta conducta que seria malvada e hipócrita: ha podido evitar los sucesos de la iron- tera, y no los evita. Son estos dos hechos prácticos: no queremos volverlos contra el gobierno americano: serán descuido, no mala fe: serán incuria, no deslealtad. <Se puede pensar sin dolor que un país que nos tiende la mano desde sus puertos, y nos dice que quiere estrechar sus relaciones con nosotros, con la otra mano azuce la guerra en nuestras fron- teras, y diariamente inserte en sus periódicos noticias sordas y re- petidas que han de alzar a su pueblo contra el pueblo amigo? ~NO es locura imaginar que un pueblo demócrata piense en conquistar y en invadir? Leemos con frecuencia los periódicos americanos: háblese en muchos de ellos, sobre todo en los de los Estados del Sur, entu- siasta y afectuosamente de México: los que nos conocen nos esti- man: los periódicos de los Estados del Norte, parecen obedecer a influencias extraiias, y nos presentan desfigurados ante el pueblo de la Unión. Hemos leído más de un notable artículo en que se demuestra que al pueblo americano no conviene la anexión de terri- torio alguno. El escritor Mr. Lever publicó un severo trabajo en nuestras columnas, en que examinaba y refutaba todos los cargos que sobre deseos anexionistas se hacen a los Estados Unidos. Nosotros no creemos que el gobierno americano piense en la invasión: creemos solamente que para la salud de la patria, toda medida previa, todo acuerdo previsor, toda prudencia son pocas. Debe evitarse lo que luego no se podría reprimir: obre la diplo- macia contra la diplomacia: así no se encienden los rencores: así no se alimentan deseos extraños: así se salva de un peligro pro- bable a la nación. Re¿ rista Universal, M6xico, 3 de julio de 1875. Oc. Ed. c., t. II, p. 104.107. OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 83 BOLETIN FUNCION DE LOS MESEROS.- TRANSFORMACiON DE LOS ARTESANOS.- POBLACION INDIGENA Hacen el lunes en Arbeu ’ función solemne los meseros: es la fiesta del honrado artesano: es la celebración anual con que estos hombres dicen que el servicio doméstico no les degrada,

Page 66: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

que lo cumplen como trabajo, que no se envilecen en él, y que desde él tienden a sostener por la asociación, por el auxilio mutuo, por el respeto de los demás, su personalidad propia y digna. alimentada por la conciencia de la fraternidad y el deber. Es hermoso fenómeno el que se observa ahora en las clases obre- ras. Por su propia fuerza se levantan de la abyección descuidada al trabajo redentor e inteligente: eran antes instrumentos trabajado- res: ahora son hombres que se conocen y se estiman. Porque se estiman, adelantan. Porque se mueven en una esfera estrecha, quie- ren ensancharla. Porque empiezan a tener conciencia de sí mismos, están justamente enorgullecidos del adelanto que en cada uno de ellos se verifica. Muchas veces, recordar a un caido que es hombre basta para levantarlo. Se le despiertan fuerzas dormidas: surge a la revela- ción: se ve en un ser nuevo, y se rehabilita: se ve a sí mismo y quiere ser digno de si. Así nuestros obreros se levantan de masa guiada a clase cons- ciente: saben ahora lo que son, y de ellos mismos les viene su influencia salvadora. Un concepto ha bastado para la transforma- ción: el concepto de la personalidad propia. Se han adivinado hom- bres: trabajan para serlo. El estímulo los mantiene; los ocupa el trabajo; la honradez los salvará. Sorprende a quien antes la veia nuestra transformada clase de artesanos. Aseados hasta la pulcritud, laboriosos y sensatos, pare- ce a quien los observa como que están satisfechos de sí mismos. i Teatro de la ciudad de México Es que se ennoblecen rápidamente: es que han hallado en sí la dignidad humana, y se ven redimidos por ella, y de ella están ufa- nos, v no quieren perderla. La altivez es útil: todo hombre debe ser a1tii. o. Irritan estas criaturas serviles, estos hombres bestias que nos llaman amo y nos veneran: es la esclavitud que los degrada: es que esos hombres mueren sin haber vivido: es que esos hombres avergüenzan de la especie humana. Nada lastima tanto como un ser servil; parece que mancha; parece que hace constantemente daño. La dignidad propia se levanta contra la falta de dignidad ajena; quisiérase crear, transformar, producirse en los demás; qui- siérase dar de sí mismo para que los serviles fueran iguales a nosotros. Avergüenza un hombre débil: duele, duele mucho la certidumbre del hombre- bestia. Pululan por las calles; quiebran en la extensión que su cuerpo indolente cubre,

Page 67: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

las raíces que comienzan a brotar; echados sobre la tierra, no la dejan producir; satisfacen el apetito; desconocen las noblezas de la voluntad.- Corren como los brutos; no saben andar como los hombres: hacen la obra del animal: el hombre no despierta en ellos. Y esto es un pueblo entero; esta es una raza olvidada; esta es la sin ventura población indígena de México. El hombre está dormido y el país duerme sobre él.- La raza está esperando y nadie salva a la raza. La esclavitud la degradó, y los libres los ven esclavos todavía: esclavos de sí mismos, con la libertad en la atmósfera y en ellos; esclavos tradicionales, como si una sentencia rudísima pesara sobre ellos perpetuamente. La libertad no es placer propio: es deber de extenderla a los demás: el esclavo desdora al dueño: da vergüenza ser dueño de otro. iQuién despierta a ese pueblo sin ventura? ;Quién reanima ese espíritu aletargado? No está muerto: está dormido. No rehúye, es- pera. El tomará la mano que le tiendan; él se ennoblece con el conocimiento de si mismo, y esa raza, llena de sentimientos primi- tivos, de natural bondad, de entendimiento fácil, traerá a un pue- blo nuevo una existencia nueva, con todo el adelanto que ofrece la moderna vida, con la pureza de afectos y de miras, el vigoroso empuje, la aplicación creadora de los que conservan el hombre verdadero en la satisfacción de sus apetitos, el cumplimiento de sus necesidades, y la soledad de una existencia escondida y tran- quila. El hombre nuevo vendría a la tierra preparado: no habría per- dido con el contacto de las generaciones las primitivas iuerzas. 84 losé Marti Pero álcesele, redímasele, espliquesele: sea verdad que son: un pueblo libre no puede alimentar a un pueblo esclavo: el siervo avergüenza al dueiio: lleguen a hombres los que han nacido para serlo: anímense los tristes al calor de la patria y del trabajo: siea verdad lo que en hora de compasion escribió alguien: Hombre primero, bestiu de cultitlo! i Traba jador despu&: primero tfiífo! De mucho más habría de hablarse hoy: prestase bien a ello una proposición que se hizo ayer en la Reuista al Círculo de Obreros, sobre conveniencia de establecer conferencias públicas, en que todos tuviesen el derecho de discutir lo que a todos conviene. 2 El ejercicio de la libertad fortifica: el cultivo de la inteligencia, ennoblece. No necesita la proposición encomio, ni está tal vez lejos del ánimo del

Page 68: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Círculo aceptarla. Pero el espacio acaba aquí: dícese al boleti- nista que es tiempo ya de que termine hoy su tarea, y aquí la aca-. ba, no sin volver el pensamiento a un hombre infeliz, a quien quita ahora la vida la ley que no cuidó de darle todos los elementos de vida buena y honrada. 3 La medida de la responsabilidad está en fo extenso de la edu- cación: p cuando se sea responsable de todo, todavía no se es res- ponsable de haber nacido hombre, y de obrar conforme a lo que aún existe de fiero y de terrible en nuestra naturaleza. 1Jn hombre muere: la ley lo mata.: <quién mata a la ley? Revista Ut~ icersal, Mexico, 10 de julio de 1875 Oc. Ed. c., t. II. p. 118- 120. 2 La Revista propuso al Círculo de Obreros la celebración de conferencias sobre el tema de la huelga. 3 Martí se refiere a Felipe Romero, famoso criminal de la época. que fue condc- nado a muerte por el gobernador del distrito federal, Joaquín 0. Pérez. VIDA Reanimado el dolor, la mano ardiente, Y la vida latiéndome en la frente, Pregúntale oh mi mal! a quien responda, Dónde nace esta fiera de la vida Que pueda yo en su cuna Pedir cuenta a fa bárbara fortuna Y romperla en el vientre en que se anida! Bueno: a llorar. A fe que la cabeza No nos puso al azar naturaleza Con tamaño vigar asida al cuello: Pues puede erguirse y se levanta fiera, Sobre el cuello soberbio se alce erguida, Y sepan los cobardes la manera De sacudir el polvo de la vida, De oprimir con el pie la tierra hirviente, De enjugarse las lágrimas del duelo, Mirar el sol, y detener al cielo, Y luchar con el cielo frente a frente. La vida es un asalto pues cautivo Hoy o después he de vivir, la lucha Ruda comience, y pues lo quieren- vivo! Mas no a gemir ni a sollozar dispongo Voz que me sirve para hablar al cielo: Vivo, para trazar sobre fa tierra Huella soberbia que mis pasos grabe; Para abatir y dominar grandezas, lOSC .+ lar! i Para labrar mi gloria con miy manos Y convertir en rayos las tibiezas De este palido SOI de los humanos Nrrbc ch la iida de 105 hombres, nube Que el miedo finge \. alladar: no es valla Que cl paso impida: con la mano fuerte Bien sc pasa al Ira\.& de la muralla, Bien se llega a las lindes de la muerte. No allí la vida mísera SC acaba: Pues tanto aquí se sueña y no se tiene, Más allá de morir lo aquí soñado Debe ser a los hombres revelado, La vida es una ley, como las leyes Despótica y fatal: sus eras cumple Mal que nos pese, y el que aquí la llora Llorando una era de la gloria pierde Y

Page 69: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

todo el tiempo que pasó llorando En v- ida nueva sus cadenas muerde. La vida es necesaria Para poder morir: hay noche y día: Morir es luz; mas luz que cada humano Con fuego enciende de su propia vida. Yergase al cabo la cabeza fiera: Aquí con miedo de vi\. ir lloramos: La lámpara apagada nos espera: En pie los hombres: a encenderla \. amos! Jamás vencido el hombre vivo sea De su domado ser ruina y escombros: Alta la cruz, reñida la pelea, Que el ser que aguarda vencedora vea La conmovida cruz sobre los hombros. BOLETfN EL PROYECTO DE INSTRUCCION PUBLICA.- LOS ARTICULOS DE 1.14 FE.- LA ENSERANZA OI~ LIGATORIA Aver debió abrirse en la Cámara de Diputados una hermosa camparía. El diputado Juan Palacios se preparaba a exponer los fundamentos del proyecto de instrucción pública que viene desde hace dos años preparando y estudiando. La inteligencia y la ima- ginación tienen cualidades de esencia distintivas: el estudio re- flexivo, que dañaría a la imaginación, a la inteligencia es necesario y aprovecha. La comisión ha leído mucho, ha discutido, ha madurado su pro- vecto. Podrá ser, y es de seguro, falible este proyecto, pero será siempre respetable.- Viene a trastornar el orden actual de enseñanza, pero trastornar este orden quiere decir: establecer el orden. Conmueve rudamente al sistema actual; pero lo conmueve en bien del país y bajo el am- paro de la lógica y de la práctica en otras naciones. No quiero fijarme en los defectos del proyecto. Creo que los tiene, pero son mayores y más importantes sus bondades. Establece dos grandes principios: aunque todo el proyecto fuera inaceptable, se salvaría por estos dos principios que lo sostlenen y que 10 han engendrado: libertad de enseñanza, y enseñanza obli- gatoria. 0 mejor, enseñanza obligatoria y libertad de ensenanza; porque aquella tiranía saludable vale aún más que esta libertad. <Cabe aducir una razón en pro de la enseñanza obligatoria? No: no cabe aducir más que un pueblo: Alemania. Y un propagador: Tiberghien. Toda idea se sanciona por sus buenos resultados. Cuando todos los hombres sepan leer, todos los hombres sabrán votar, y, como la ignorancia es la garantía de los extravíos políticos, la concren- cia propia y el orgullo de la independencia garantizan el buen ejercicio de la libertad. Un indio que sabe leer puede ser Benito 88 Jose Marti OBRAS ESCOGIDAS. T 1 89

Page 70: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Juárez; un indio que no ha ido a la escuela, llevará perpetuamente en cuerpo raquítico un espíritu inútil y dormido. Hasta estas pala- bras me parecen inútiles: tan invulnerable y tan útil es para mí la enseñanza obligatoria. Los artículos de la fe no han desapare- cido: han cambiado de forma. A los del dogma católico, han susti- tuido las enseñanzas de la razón. La enseñanza obligatoria es un artículo de fe del nuevo dogma. Aquí es necesario interrumpir estas reflexiones, y consignar con regocijo un hecho que es una verdadera garantía. En sí es ligero, y en sus resultados será fructífero. He querido hacer reminiscencias de los artículos de fe católicos: mi memoria, con la contemplación de todas las religiones, se ha olvidado de las formas de una. He preguntado a corredactores, a empleados, a sirvientes, a cajistas. La Voz va a sufrir con esto; pero en los que aman bien a México, habrá con ello contento: no hay un solo individuo en la Revisfa que sepa los artículos de la fe. Saben un artículo, el generador y el salvador; el que nos reconstruye y nos vigoriza; el Mesías de nuestro siglo libre: el trabajo. Este hecho llevaría a consideraciones distintas de las que han comenzado este boletín. Se hablaba de la enseñanza obligatoria. La brutalidad de Pru- sia ha vencido, porque es una brutalidad inteligente. El ministro lo ha informado al Parlamento: todo prusiano sabe leer y escribir. Y (qué fuerzas no se descubrirían en nosotros, arrojando los montones de luz de Víctor Hugo sobre nuestros ocho millones de habitantes? Y como en nosotros, en toda la América del Sur. No somos aún bastante americanos: todo continente debe tener su ex- presión propia: tenemos una vida legada, y una literatura balbu- ciente: Hay en América hombres perfectos en la literatura europea; pero no tenemos un literato exclusivamente americano. Ha de haber un poeta que se cierna sobre las cumbres de los Alpes, de nuestra sierra, de nuestros altivos Rocallosos; un historiador potente más digno de Bolívar que de Washington, porque la América es el exabrupto, la brotación, las revelaciones, la vehemencia, y Washing- ton es el héroe de la calma; formidable, pero sosegado; sublime, pero tranquilo. iQué no hará entre nosotros el nuevo sistema de enseñanza? Los indigenas nos traen un sistema nuevo de vida. Nosotros estudiamos lo que nos traen de Francia; pero ellos nos revelarán lo que tomen de la naturaleza. De esas

Page 71: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

caras cobrizas brotará nueva luz. La enseñanza va a revelarlos a si mismos. No nos dará vergüenza que un indio venga a besarnos la mano: nos dará orgullo que se acer- que a dárnosla. Esto no es un sueño; este es el resultado positivo de la ley. ¿Con qué medios, se pregunta, se hará cumplir la obligación? Con la prisión 0 la multa. El hábito crea una apariencia de justicia: no tienen los adelan- tos enemigo mayor que el hábito: una compasión es a veces un gran obstáculo. -Y ecómo han de pagar la multa esos hombres del campo, que ganan tan poco? -La pagarán, porque preferirán esto a dejar de trabajar algu- nos días; y como no querrán pagarla más, enviarán sus hijos a la escuela. Se explota lo único sensible: el interés diario, el alimento diario. El indio los verá amenazados y hará lo que le manda la ley. Un proyecto de instrucción pública es una sementera de ideas: cada mirada al proyecto suscita pensamientos nuevos. Pero 10s tiempos dan enseñanza, y yo, boletinista novel, he aprendido que los boletines deben ser sencillos y ligeros, Obedezco a la práctica, y dejo para boletines próximos las reflexiones que nos irán des- pertando las discusiones del proyecto en el Congreso. Revista Universal, México, 26 de octubre de 1875. Oc. Ed. c., t. II, p. 216- 218. OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 91 EL ANO NUEVO EN MADRID ES la mañanita de año nuevo, y corre por Madrid un vientecilfo que hiela las palabras en los labios. Anda precipitadamente por las calles la criada garbosa de Aragón con las mejillas encarnadas como los melocotones de su tierra, cubierta la cabeza con el pa- ñuelo de seda que no ha mucho le regaló un hablador gallego enamorado, más ocupado de la sisa y del paseo de la tarde que del frío, y moviendo a compás la linda cesta que ha de llenar con frutos del invierno en la favorecida plazuela de la Paja. Parece el amanecer, y son las ocho de la mañana de año nuevo, que el frío acorta la vida, entumece los miembros, lastima los pen- samientos, y conturba y aflige el corazón, Allá van caminito del jardín del Moro dos enamorados, después de haber libado copioso tarro de espesa leche de las Navas en la calle de la Visitación, refugio de pecadoras persistentes, lugar de malas citas y de taber- nas de callos g habichuelas, amparo de sastres pobres, de malas locerías y de fotógrafos en ruinas. Allá van presurosos y contentos los dos sencillos amadores, gala ella de las gorristas de la

Page 72: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

calle de la Montera, solicitada por los dependientes de la casa de correos y la guantería de Clement, burladora de galanes y enamorada de su niíio, y él, mancebito de tienda en la calle de Postas, habituado a medir con las manos varas de blonda y de franela, y con los labios las pálidas mejillas de su amada, enrojecidas a veces por la excitación del hambre y la miseria. Irritan esas desventuras fatales a que la avaricia del negocian- te empuja a las seductoras modistas de Madrid: son ellas cuna de la gracia, gala de la mantilla, y seductoras maestras de donaire. Sonríen y lloran: se dejan seducir y mueren: son locas una hora y desventuradas toda la vida, piensan y tiemblan de espanto en el instante mismo en que un beso cobarde y criminal liba -abeja importuna- miel de castidad y de ternuras en los labios de la in- fortunada modistilla. Mas hace sol y amor, y allá van todavía ca- mino del jardín la gorrista con vestido de cuadros y el hortera de gabán menos limpio que los primerizos amores de su alma. Ya se pierden por aquellas sendas de hojas secas; ya suena un beso y otro beso; aparece ella como huyendo por el extremo de aquella calle de tristes árboles desnudos, cadáver de los amores de la tierra que protege un nuevo amor; viene él como jadeando tras la juguetona doncella que lo incita. Hasta el aire, con ser la vida, -y la luz, -con ser tan bella, -estorban al amante. Quédense estas sin testigos, y evitemos el paso de ese cartero afligidísimo, coloso de tarjetas y vacilante columna de felicitaciones que los alardes de una cortesía fácil amontonan en las anchas mesas de correo. Verdi- negra está ya la faz del asendereado carterillo, pilluelo del Lava- piés en otros tiempos, soldado luego en Africa y en los riscos de la ensangrentada Cataluña, y premiado por su valor y sus campa- ñas con heridas en el cuerpo, arrugas y malos aires en el rostro, y puesto trabajoso en el Departamento de Correo. No es usanza en Madrid en este día el paseo por la cuesta de !a Virgen de Almudena, almadín o almudin de los árabes, imagen venerada para los madrileños, y aromada con flores perpetuas por la piedad de alguna bailarina de fortuna, torero agradecido, o no- driza creyente y alejada del apuesto soldado de caballería que olvi- da amores y fatiga corceles por la vega fecunda de Aragón. Ni visten las chuliflas el manto de imitación de cachemira, ni blanden los chalanes el nudoso garrote

Page 73: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

de la fiesta. Ni bailan lavanderas y gastadores en las orillas vergonzantes del Manzanares, con burla de algún curioso de chistera a quien las cuerdas extendidas para los usos del lavado, botan y le envían a ser cuna de risas en las aguas del malaventurado sorbete, pulcramente alisado en la casa de Aimable o de Guevara. Entre la gente de alcurnia, ora le venga de acreditados pergaminos o de repentina nobleza radical, hácense visitas que no se reciben, envíanse tarjetas de González, el buen litógrafo de la calle de Carretas. Y por cierto que es Madrid tierra de inconcebible tarjeteo. Van el conde marido y la marquesa esposa a visitar al general en boga, padre de cuatro o cinco coquetuelas criaturas, de dos te; lientes aliñados y de un cadete con más sueños de novias que cabellos nacientes en el bozo; y dejan conde y mar- quesa tantas tarjetas como títulos tiene el matrimonio, para cada uno de los habitantes de la casa militar y pintoresca. Y a fe que no se libran en casos semejantes las peores, menos reñidas y más desagradables batallas: hija hay de general que tiene en el alma cielos de paz. Adelantado el día, llegan con la tarde el pasear de las parejas, el parecer de fiesta en la carrera de San Jerónimo, el hablar de la cena del día último, hábito de la alta vida inglesa, que comien- za a ser tenido y gustado por la gente distinguida de Madrid. Rodean pintores y poetas una mesa de la elegante Cervecería; cuál, como el pintor Rivera, habla con inspiración salpicada de denuestos cómicos, de la razón histórica e importancia verdadera del Renacimiento; cuál, como el poeta Zapata, envuelto en capa 92 Jose Marti menos nueva que su lira, cubierto por hongo menos menudo que los héroes nacidos en el vigoroso cerebro que encubre, como que dice mal ireminiscencias del saloncillo! de la obra que va a estrenar el Príncipe. Dice uno, y tiene razon, que la costumbre de cenar el día último del año, viene de Inglaterra: atiade otro, y no está equi- vocado, que el hábito de visitar en este día, vino a España traído con las corteses brisas de la Francia. Pasa a la sazón vestido de nuevo el niño en cuyo traje puso la madre amorosa tanto celo y empeño como besos en la frente del hijo que engalana. Encuéntranse y tropiezan numerosas parejas de criados, contentos con la licencia de paseo que acaban de obtener de! señorito complaciente: llena !os teatros de tandas la concurren- cia abigarrada y especial del día de

Page 74: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

fiesta: iqué pagar en el Espa- ñol por ver La Redoma! iqué entrar en Variedades para aplaudir La cabaña del Tío Tom! Y aquí su copita de aguardiente, y allí su beso al descuido, y allá el lucir el pañuelo nuevo regalado, y la pechera bordada, al decir suyo, por la novia, y comprado, al decir nuestro, en bazar de increíble baratura, por pesetuela humilde y vergonzosa. Hastíanse los ricos, alumbra bien el sol, viene llena de alegrías la noche, goza y pasea el pobre de Madrid en año nuevo, y ve el articulista con pena mezclada de temor, cómo no hay dioses nuevos que vayan reemplazando en nuestra vida a aquellos dioses falsos que a la poesia cautivan y enamoran; pero que rechaza airada la razón. Revista Universal, México, IQ de enero de 1876. Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, n. 2, 1979, p. 7- 10 MÉXICO Y LOS ESTADOS UNIDOS Vienen acumulándose sucesos, vienen dándose opiniones, vienen presentándose dictámenes en la misma Cámara de Representantes de 10s Estados Unidos, que están creando en la vecina república una atmósfera que nos es perjudicial, por cuanto quiere llevarse a la opinión pública, norma alli del gobierno, el convencimiento de que es justo, necesario y útil la invasión de una parte del territorio mexicano. No fuera patriótico ocultar un peligro grave, en nuestro con- cepto, para la patria. En buen hora que un periódico oficial sea comedido hasta el exceso en sus manifestaciones; los periódicos que no tenemos esa traba, los que no somos en último caso más que la expresión de las ideas de los redactores, mantenidos por SU identificación con las ideas de los lectores que sostienen el perió- dico, tenemos el deber de analizar, preveer y señalar los medíos de evitar los males que por apatía o aturdimiento pudieran sobrevenir a nuestra patria. No vamos ahora a analizar en conjunto, como pronto y sin per- der tiempo lo haremos, todo lo que ha venido a formar un cuerpo compacto, alarmante por lo uniforme, de ataques a México. Habla- remos hoy brevemente, no del grave incremento que toman en la opinión americana las ideas hostiles a México, sino concretamente de la proposición presentada a últimas fechas a la Cámara de Re- presentantes, al seno de la cual ha ido a hacerse sentir la mano de los especuladores que desean de una manera rápida, nuevo cuer- po donde ejercer su comercio y sus explotaciones. La cuestión de

Page 75: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

México, como la cuestión de Cuba, depende en gran parte en 10s Estados Unidos de la imponente y tenaz voluntad de un número no pequeño ni despreciable de afortunados agiotistas, que son !Os dueños naturales de un país en que todo se sacrifica al logro de una riqueza material. La Cámara de Washington había nombrado una comisión para el arreglo de las reclamaciones contra México, con motivo del abigeato. La comisión ha presentado dictámenes, y e! presidente Schleicher ha dicho a la Cámara lo que sigue: OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 95 “Ahora es el ~nomento a propósito para que et gobierrlo ;irtwrI- cano intervenga y arregle la cuestión del Río Grande. Fundo mi opinión en estos hechos: el gobierno dc Lerdo no tiene autoridad sobre Tamaulipas ni sobre población alguna de la frontera. y no tiene un solo soldado ‘; obrc la línca divisoria, del lado dc .JIésico El gobierno de Díaz, que es el que estri en posesión de cse lado del país, no está reconocido como tal gobierno por el de loa Estado5 Cnidos, y, de hecho, no es mis que una chusma sin ley. Si la?; tropas de los Estados Unidos cruzan la frontera, no violan el tcrri- torio del gobierno legítimo de México, sino simplemente invaden un Estado insurrecto que ha arrojado de sí los representantes civiles y militares del gobierno legítimo, y no es, en fin, un gobierno reco- nocido allí. “Cualesquiera utilidades que surgieran de tal política, tendrían lugar con los rebeldes, y no con cl gobierno mexicano reconocido. ni con sus tropas. Los re\- olllcíonarios 110 impiden ei abigcato; al contrario, la presencia de las tropas tlc Diaz aumenta la drnlanda de carne para su mantención. dando así cstitnulo al abigeato. “Hace uu año, cl gobierno de Lerdo dijo al ministro americano en Mksico, que no ‘; c atrcvía a dar permiso para (1~ 6 las tropas americanas cruzaran la ironlcra, porque sería derrocado. Ahora qlw ni Lerdo ni sus tropas están alli, no hay cbstriculo contra ia entra- da de nuestras tropas en el territorio de México. En consecuencia, ahora es el momento de arreglar la situación de la irontera.” La comisión propuso cnscgliida a la Cííiiiara la aprobacitili tlc las resoluciones siguicntc5: “Art. 1: ’ El Senado y la C:; itnar- a de diputados, reunidos en CUII- greso, resuelven que, con el objeto de asegurar una protecck’m rn, is eficaz al país situado entre cl Río Grande y el Río Nueces, en cl Estado de Texas, conira los ladrones de ganado, los malhechores

Page 76: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

y los asesinos que vienen de la orilla mexicana del Río, el Prcsi- dente de los Estados Cnidos está aulorizado a situar sobre el Rio Grande, a partir de la embocadura de este río, hasta el límite Norte del Estado de Tamaulipas, más alli de Laredo, dos regimienios de caballería para el servicio dc campatia. Estas tropas vendrrin .a unirse a los regimientos de infantería necesarios para el servicio de las guarniciones. El efectivo de dichos regimientos de caballcria se aumentaría hasta que cuenten con 100 hombres por escuadrón. y este ejército re mantendrá por todo el tiempo que sea necesario. Art. 2? En razbn de la imposibilidad en que se encuentra cl gobierno nacional de México para impedir las incursiones en Te,\ as de las bandas armadas que vienen del terrilorio lnesicano, el Pre- sidcnic está autorizado, cuando .lo juzgue necesario para la pro- tección de los derechos de los ciudadanos alncricanos en la frontera de Texas, a ordenar a las tropas a que atraviesen el Río Grande y a que empleen los medios que juzguen propios para toinar posc- sión de los objetos robados y para detener las incl! rsiorres, teniendo cuidado en todos lo-; casos dtt no causar ninglln perjuicio a los habitantes pacifico> de .& s. ico.” Ni el tono portugués ni una ocultación cobarde, convienen en el análisis de todas estas cuestiones. Que los mexicanos saben morir, no vendría a enseñarlo al mundo una nueya invasión americana: los sabinos de Chapultepcc tienen escrita en sus canas nuestra historia. Importa ahora estudiar la cuestión, conocer su grado de gravedad, esperar que la diplomacia pueda salvarnos de un con- ilicto, convencerse, en fin, de que aún es tiempo de evitar el pro- greso, por desgracia ya harto adelantado, de la opinión coniraria a Mkico en los Estados Cnidos. Vna vez presentado a la Cimara et dictamen de Schleichcr cp OT qué los mexicanos residentes en U’ashington no se apresuran a refutar vivamente las inexactitudc en que ha pretendido fundarlo la comisión? Si la Cámara vota engañada. ;No recaería alguna culpa sobre los que no intentaron todos los medios de prepararla contra cl fraude que se hacia a su opinión, dándole como ciertas, inesacti- tudes tales como la impotencia del gobierno de la frontera, donde debe haber a estas horas 5 000 hombres de las fuerzas federales. y la ocupación de Tamaulipas por las fuerzas de Díaz, que según los mismos periódicos americanos, constan de 1 000 hombres, y que no ocupan

Page 77: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

más que Matamoros? La prensa americana pretende hacernos daño: conviértase al inglés la prensa de Mkxíco, y vaya- mos a decir la verdad en su mismo pais, para que la opinión vacile y estudie, y no sin detenido examen, se pronuncie en contra nuestra. Esto urge: hay en los Estados Unidos mexicanos sobrado pa- triotas, sobrado inteligentes para hacer esta obra precisa, con toda la prontitud, y el vigor y la actividad que para impedir un mal ya adelantado son ahora de todo punto necesarias. El mal principia a hacerse: se comienza a creer alli que una invasión a Mkxico es justa; SC explota cl sentimiento dc honor pa- trio, y SC aprovecha la exquisita sensibilidad mercantil del pueblo americano: se lleva ya a la Cámara este mal pensamiento, y SC lleva engañándola, precisamente en cl raciocinio capital en (~ UC descansa el dictamen cuya aprobación SC pretende. Es fuerza acu- dir al remedio, con la misma energía, con la misma rapidez. con el mismo ardor con que sc hace en la república vecina la propa- ganda contraria. Faltaba este titulo de gloria al funesto revolucionario Diaz: no ha visto, en su culpable obcecación, que las formas vedaban a los Estados Unidos la invasión en un pueblo que estaba en paz, que se acreditaba en el extranjero, que aumentaba en sus relaciones comer. ciales con ellos, regido por un gobierno perfectamente legal, y que ninguno de estos miramientos tendria el día en que una situación anorrna!, una nueva rebelión dc la soldadesca, un nuevo crimen de la vanidad, ayudasen a fortalecer la opinión, en los Estados [‘ ni- do‘. muy válida, de que México es un país ingobernabie, y de que harían una obra humanitaria reduciéndonos por la fuerza a ser tributarios de la Gran República. ;No se ha visto estallar la opinión enemiga de los periódicos de la América del Norte, opinión en secreto alimentada y con tra- bajo contenida, apenas llegó a Nueva York y a Washington la no- ticia de 1. a ocupación de Matamoros y la rebelión de Díaz? SNo dan lugar preferente en sus columnas los órganos más acreditados de la prensa a las noticias de México y a comentarios que nos son hostiles? La revolución ha venido a ser el pretexto tanto tiempo hace esperado, por la tranquila calma sajona, para preparar al pueblo limítrofe a un ataque armado contra México. ¿Y no se es- panta la revolución, no pide perdón, no depone aterrada las armas, no cede en su empeño criminal, cuando ve que por levantar a un hombre

Page 78: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

comienza desde sus primeros pasos comprometiendo la in- dependencia del país? iTa parece que la ambición ahoga cn los hombres todo sentimiento levantado y generoso! No queremos nosotros creer que el gobierno americano tenga parte en todas estas gestiones que nos son desfavorables. porque visiblemente no han partido aún del gobierno. Aunque no lo obli- gase a esto la franqueza que en el suponemos, lo obligaría una hipocresía política que nos sería fatal, si con prudencia, tiempo y tacto no se procurasen aprovechar todos los obstáculos de forma, de manera de hacer, que a los Estados Unidos opone respecto a México su condición de país republicano, obrando contra otro país regido también por la República. Otra vez diremos que los Estados Unidos no pueden hacer alarde dc furrza y qttc han de obrar con calma y con astucia. Séanos lícito por hoy creer que aún no está aprobada la propo- sición de Schleicher; que será más que un eco de los especuladores que están interesados desde hace mucho tiempo en una invasión de la frontera; que la hostilidad de la prensa depende de esta misma causa, allí tan fácil de explotar y de mover al capricho de los inte- reses personales, en fin, que lo que no es hasta ahora más que la opinión, no aislada por desgracia, de Sherman, Sheridan y Schlei- cher, no se convierta en un peligro cierto, en una invasión que por decoro y patriotismo resistiríamos en una guerra de resultados desastrosos, en un instrumento del general Gran1 para asegurarse en la presidencia de los Estados Unidos. El Sr. Lerdo, es, antes que todo, hombre de Estado: creemos que lo distinguen una gran previsión y una innegable cordura; su- ponemos que, más aún que la revolución incidental que nos aflige, atenderá a conjurar el peligro que de un modo ya concreto se seña- la. Y para ayudar al ejecutivo en esta obra, para ver a la República, para consolidar la existencia dc la nación, cumplirá su deber todo el que no le oponga obstáculos, y será execrado por la patria todo el que en peligro de muerte hiere con el casco de sus corceles su seno amenazadc. Of3R. B ESCOGIDAS. T 1 97 No hay revolución ni lerdismo; no hay generales ni hombres civiles; no hay rebeldes ni leales; no hay más que mexicanos que se agrupan alrededor dei que defiende la salvación de la patria y ciegos y traidores que adelantan hacía su ruina engañosamen& espoleados por los que quieren hacer de

Page 79: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

México un mercado donde asegurar su vacilante potencia mercantil. Revisfa L’niversal. México, 27 de abril de 1876. Oc. Ed. c., t. II, p. 266.270. OBRAS ESCOGIDAS T 1 99 ALEA JACTA EST México, diciembre 7 de 1876. CConque al fin es verdad? cConque se vuelven a matar los mexicanos? iConque se ha violado una tradición, derrocado a un gobierno, ensangrentado un año a la patria, para volver de nuevo a ensangrentarla, para desacreditarnos más, para ahogar en ger- men el adelanto que alcanzábamos y el respeto que se nos iba te- niendo, para hacernos más imposibles a nosotros mismos todavía? ¿Y qué mueve esos ejércitos? cquién carga esos fusiles? iquién lleva a la muerte a esos hombres robustos que van a campana del brazo de sus mujeres, indiferentes y serenos, con sus hijuelos pal- moteando y meciéndose sobre las mochilas? iQuién desangra a este pueblo todo vida? iquién pervierte a esos hombres todo amor? No es la generosa sangre azteca, caída como rocío sobre la tierra y trocada luego en activo espíritu de mártires en la guerra de Hidalgo y de Morelos; no es la dignidad humana, lastimada en tiempos de vergüenza por una insolente dic- tadura y vejada en la voluntad de cada hombre por la voluntad nerviosa y exigente de un autócrata; no es la conquista de un piin- cipio, Jordán de los pueblos que han sufrido las mjerenctas mor- tíferas del coloniaje español; no es la sagrada era patrtotica, que convertía en muros los pechos de los hombres, y en dardos flamí- geros sus brazos para arrojar con la fuerza de su aliento .la inva- sión que humillaba el suelo patrio; no es una guerra de, mdepen- dencia, una conquista de principios, una desamortizaclon de la conciencia, una resurrección de la dignidad. Es que una facción quiere a toda costa levantar a su caudillo a la presidencia definitiva de la república; es que una falange de partidarios azuza a su jefe y le extravía; es que un grupo de VO- luntades desordenadas han hecho garra en el corazón destrozado del país. Treinta mil hombres, acaso más, combatirán en la próxima cam- paña; rodarán de una montaña, se extenderán en un llano, se cru- zarán los ayes con las balas, los pensamientos de los hombres mo- rirán bajo los cascos de los caballos, los hombres se encontrarán como las olas, y se extenderán luego en espuma y en círculos de sangre; y después del fragor, de los infernales gritos, de la ma- tanza bárbara, de las

Page 80: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

sangrientas olas, <flotará solo sobre el mar de oscura púrpura un hombre triunfador y sonriente, feliz estatua en pedestal de mexicanos? Reina el descontento en toda la ciudad: se censura y se con- duele; miradas de compasión reciben en su tránsito a todos esos autómatas vivientes, que van a ser un espantoso pie- cpara qué estatua? México es un pueblo libre, laborioso y pacífico: estas lu- chas nos cansan: ese militarismo nos irrita: esa falta de respeto a la patria exalta nuestra indignación. Tenemos leyes hechas, ca- minos precisos, vías directas para venir al Gobierno de la patria: como los grandes afectos, nuestro amor a la ley no se ha hecho sentir aquí sino en el momento en que la hemos visto irrespetada y vulnerada: cada hombre es un sacerdote de esa religión que no hemos querido respetar. la volvamos a recobrar. iAh! no volveremos a perderla luego que Una revolución es necesaria todavía: la que no. haga Presidente a su caudillo, la revolución contra todas las revoluciones: el levan- tamiento de todos los hombres pacíficos, una vez soldados, para que ni ellos ni nadie vuelvan a serlo jamás! En tanto, allá van, espíritus que no lo han sido nunca carne que dejará pronto de serlo, esos infelices defensores de la voluntad de un hombre solo, con sus mujeres a su lado, con sus hijuelos palmoteando sobre la mochila. El Federalista, México, 7 de diciembre de 1876. Oc. Ed. c., t. II, p. 283- 284. EXTRANJERO Es conveniente que cada hombre autorice sus pensamientos. vn pensamiento y una firma son un pensamiento y un hombre. Y sm firma, es un pensamiento solo. Firmando lo que se escribe, se ob- tienen grandes ventajas: se deslizan promesas, que obllgan ,a, la consecuencia; se respetan las personas, lo que ensancha el esplrttu; se fortifica la personalidad, se contrae el hábito de la responsa- bilidad, se acostumbra el que escribe a la verdad, a la firmeza y al valor. Y tú, extranjero, ipor qué escribes?- Valdría tanto como pre- guntarme por qué pienso. El pensamiento es comunicativo: su esencia está en su utilidad, y su utilidad en su expresión. La idea es su germen y la expreslon su complemento. Un espontáneo impuiso, hasta por su naturaleza impalpable y etérea ordenado, lo lleva hacia fuera, fuera de noso- tros, hacia arriba. No es sólido, porque no debe caer en tterra. hacia la eter- Es incorpóreo, porque está hecho para la reflexlon Y si esta es na vida, para el esparcimiento, anchura y

Page 81: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

ascensron. la naturaleza de! pensamiento; si no da idea de SI has! a que no está expresado; si para sospechar siquiera su existencra es nece- sario que se exprese, viola los fueros humanos, niega las facultades mentales, rompe las leyes naturales el que impida al pensamiento su expresión.- Esto, en esencia filosófica. En cuanto a urbanidad, que debe ser mayor para los pueblos que para los hombres, puesto que son muchos hombres los que hacen a un pueblo; en cuanto a urbanidad, que. debe ser una rell- gión en el hombre cuita, hay límites, que prowenen de si prqpio, de! respeto a la familia ajena, de !a repulsión a pagar la hosttlrdad con turbulencias, de! reproche que hace !a conciencia al *que s; !raer nada al hogar, saborea sin derecho visible los manjares la mesa común. Pero estas íimitaciones vienen de la propia conciencia y delica- deza, no de nadie más; son un deber de uno, no un derecho de los otros. OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 101 Eilos reprobarán esta conducta con su derecho de criterio pero no podrán impedirla, porque violan la humanidad, el gran ‘fuero propio, germen de hombres, divinización de humanos y norma de repúblicas. iQué grande es la voluntad! !Qué misterio tan imponente tan consolador, tan majestuoso, tan bello, el de la personalidad! ‘iQué inmenso es un hombre cuando sabe serlo! Se tiene en la naturaleza humana mucho de ígneo y montañoso. Hay hombres solares y vol- cánicos; miran como el aguila, deslumbran como el astro sienten como sentirían las entrañas de la Tierra, los senos de los mares y la inmensidad continental. Todos los pueblos tienen algo inmenso y majestuoso y de co- mún, más vasto que el cielo, más grande que la tierra, más lumi- noso que las estrellas, más ancho que el mar: el espíritu humano: esta espiritual fuerza simpática, que aprieta y une los pechos hon- rados de los hombres, buenos en esencia, hermanos intuitivos, ge- nerosos innatos, que más se aman cuando más se compadecen y unos sobre los otros se levantan para que de más alto se vea ma- jestuosa la herida dignidad. ¿Qué trae este extranjero a la mesa donde jamás probó manjar? Trae la indignación, la gran potencia; trae una fuerza intima que ni se busca vías, ni se prepara lechos, ni huronea convenienci& ni razona. Los mendigos le comparan a sí mismos; los honrado; le abrazan con cariño. ,- al mendigo, un mendrugo de desdenes;- al honrado, el abrigo del amor. La

Page 82: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

indignación, fuerza potente. Se levanta un hombre sobre la gran voluntad múltiple de todos los hombres; mi voluntad ingober- nable se ve gobernada por una altanera voluntad; mi espíritu li- bérrimo. siente contenidos todos sus derechos de libre movimiento y pensamrento; la sangre de mi alma se detiene obstruida en su curso por la sonrisa satisfecha de un jinete feliz y vencedor. Y cuando yo veo a, la trerra americana, hermana y madre mía, que me besó en dra frro los labios, y a cambio de respeto y de trabajo me forti- ficó con su calor; cuando yo veo a esta grande corriente d; hombres iibres, como azotados y abatidos por las calles, con su personalidad mustia y enferma, con su pensamiento flagelado y vejado o con su vofun? ad omnipotente y augusta trocada en sierva inerme en em- pujada masa, en arena y en pasto de corcel; cuando las vdluntades son burladas, olvidada la conciencia, irrespetado el propio fuero las leyes suspendidas, Ias hipocresías mismas de Ias leves auto: cráticamente desdeñadas:- la conciencia, voz alta, se sácude. la indignacron. gran fuerza, me arrebata; sonrojo violentísimo ’ me enciende, y sube a mis mejillas ardorosas la vergüenza de todos los demás. Soy entonces ciudadano amorosísimo de un pueblo que está sobre todos los pueblos de los hombres; y no bastan los hom- bres de un pueblo a recibir en si toda esta fuerza fraterna!. Es una voz imprudente y divina; es un mandato incontrastable y sobre- 102 losi Marti humano; es la obligación de este contrato vitalicio, firmado entre el espíritu del hombre y el espíritu inmenso de su Dios. iHumanidad, más que política! iIndignación, más que miseria! Esta es mi fuerza; aquella es mi amor. Por eso me sentí como he- rido en el pecho, la tarde en que a la luz opaca del crepúsculo, por- que el sol mismo le negaba sus luces, leí aquel decreto inolvidable en que un hombre se declara, por su exclusiva voluntad, señor de hombres; por eso, cercano ya mi dia de despedida, tomé amorosa- mente la pluma de la indignación entre mis manos, y escribí “La situación”, y otros artículos anteriores, y otras cosas más,- que en la vida y sobre la vida flota fiero el misterio de la humana díg- nidad. Eso fue mío, y sería mío cuanto flagele al que flagela, y aver- güenza a los hombres mis hermanos. Si Rioja no hubiera escrito sus tercetos, yo hubiera escrito los tercetos de Rioja. No reclamé ciudadanía cuando ella me hubiera servido para

Page 83: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

lisonjear mejor al poderoso; no hablé de amor a México cuando la gratitud hubiera parecido servil halago y humillante súplica; ahora que de él me alejo; ahora que de él nada espero; ahora que el olvi- do de las más sagradas leyes suspende una amenaza sobre el que no ha de aprovechar ni hacer valer nunca estas desgracias porque no se queda en México para aguardar día de provecho; ahora, yo reclamo mi parte, me ingiero en estas penas, naturalizo mi espíritu, traigo a título mi voluntad de hombre lastimada, mi dignidad so- berbia de conciencia. La conciencia es la ciudadanía del universo. Amo esta desgracia; me arrebata esta atentatoria violación. Esta explicación no es para los que me la piden; que los que son capaces de pedirla no merecen oírla:- hay distintas maneras de responder a las gentes; para algo hizo la naturaleza los pies diferentes de las manos. Esto explico porque a México debo todo esto. Aquí fui amado y levantado; y yo quiero cuidar mucho mis derechos a la consola- dora estima de los hombres. Por serlo, me yergo contra toda coacción que me comprima; por serlo, me esclaviza, y me sacude cuanto sea para otros hombres motivo de dolor. Y así, allá como aqui, donde yo vaya como donde estoy, en tanto dure mi peregrinación por la ancha tierra,- para la lisonja, siempre extranjero; para el peligro, siempre ciudadano. JOSE MARTI Ef Federafista, México, 16 de diciembre de 1876. Oc. Ed. c., t. II, p. 291- 294. HOMBRE DEL CAMPO Hombre del campo: No vayas a enseñar este libro al cura de tu pueblo; porque a él le interesa mantenerte en la oscuridad; para que todo tengas que ir a preguntárselo a él. Y como él te cobra por echar agua en la cabeza de tu hijo, por decir que eres el marido de tu mujer, cosa que ya tú sabes desde que la quieres y te quiere ella; como él te cobra por nacer; por darte la unción, por casarte, por rogar por tu alma, por morir; como te niega hasta el derecho de sepultura si no le das dinero por él, él no querrá nunca que tú sepas que todo eso que has hecho hasta aquí es innecesario, porque ese día dejará él de cobrar dinero por todo eso Y como es una injusticia que se explote así tu ignorancia, yo, que no te cobro nada por mi libro, quiero, hombre del campo, ha- blar contigo para decirte la verdad. No te exijo que creas como yo creo. Lee lo que digo, y crklo si te parece justo. El primer deber de un hombre es pensar por sí mismo. Por eso no quiero que

Page 84: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

quieras al cura; porque él no tc deja pensar. Vamos, pues, buen campesino: reúne a tu mujer y a tus hijos, y léeles despacio y claro, y muchas veces, lo que aquí digo dc buena voluntad. iPara qué llevas a bautizar a tu hijo? Tú me respondes: “Para que sea cristiano.” Cristiano yuierc decir semejante a Cristo. Yo te voy a decir quién fue Cristo. Fue un hombre sumamente pobre, que quería que los hombre5 se quisiesen entre sí, que el que tuviera ayudara al que no tuviera, que los hijos respetasen a los padres, siempre que los padres cui- dasen de los hijos; que cada uno trabajase, porque nadie tiene de- recho a lo que no trabaja; que se hiciese bien a todo el mundo y que no se quisiera mal a nadie. Cristo estaba lleno de amor para los hombres. Y como k! venía a decir a los esclavos que no debían ser más que esclavos dc Dios, y como los pueblos le tomaron un gran cariño, y por donde 104 José bfarfi iba diciendo estas cosas, se iban tras él, los déspotas que gober. naban entonces te tuvieron miedo y lo hicieron morir en una cruz.- De manera, buen campesino, que et acto de bautizar a tu hiju quiere decir tu voluntad de hacerlo semejante a aquel grande hombre. Es claro que tú has de querer que él lo sea, porque Cristc fue un hombre admirable. Pero dime, amigo, ;se consigue todo eso con que echen agua en ta cabeza de lu hijo? Si se consiguiera todo eso con ese poco de agua, todos tos que se han bautizado serían buenos. Tú ves que no lo son. Además de esto, aunque esa virtud del agua fuese verdad ;por qué confías a manos eTtrañas ta cabeza de tu hijo? ,Por que no le echas el agua tú mismo. 3 iEl agua que eche en ta cabeza de su hijo un hombre honrado, será peor que ta que eche un casi siempre vicioso, que te obliga a ti a tener mujer teniendo él querida, que quiere que tus hijos sean legitimos teniéndolos él naturales, que te dice que debes dar tu nombre a tus hijos y no da él su nombre a tos suyos? No haces bien si crees que un hombre semejante es superior a ti. Et hombre que vate más no es et que sabe más latín. ni et que tiene una coronilla en ta cabeza. Porque si un ladrón sc hace coronilla. vate siempre menos que un hombre honrado que no se ta haga. Et que vate rnk es et más honrado, luego ta coronilla no da valer ninguno. El que más trabaja es et que es menos vicioso, et que vive amo- rosamente con su mujer y con sus hijos. Porque un hombre no es una bestia hecha para gozar, como et toro y el cerdo; sino una criatura de naturaleza

Page 85: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

superior, que si no cuttka ta tierra, ama a su esposa, y educa a sus hijuelos, volverti a vivir indudabtementc como et cerdo y como et toro. Aunque tú seas un criminal, cuando tienes un hijo te haces bue- no. Por él te arrepientes; por él sientes haber sido malo; por 61 tc prometes a ti mismo seguir siendo hombre honrado: ;no tc acuer- das de lo que sucedió a tu alma cuando tuviste et primer hijo? Estabas muy contento; entrabas y salías precipitadamente; tembla- bas por ta vida de tu mujer; hablabas poco, porque no te han enseñado a hablar mucho y es necesario que aprendas; pero, te morías de alegría y de angustia.- Y cuando lo viste salir vivo del seno de su madre; sentiste que se te llenaban de lágrimas tos ojos, abrazaste a tu mujer, y te creíste por algunos instantes claro como un sol y fuerte como un muro. Un hijo es et mejor premio que un hombre puede recibir sobre ta tierra. Y dime, amigo: iun cura puede querer a tu hijo más que tú? <Por qué 10 ha de querer más que tú? Si atguien ha de deseafte bien al hijo de tu sangre y de tu amor {quién se lo deseara mejor que tú? <Si et bautismo no quiere decir más que tu deseo de que tu hijo se parezca a Cristo, para esto has de exponerlo a una en- fermedad, robándolo algunas horas a su madre, montar a caballo y llevarlo a que lo bendiga un hombre extraño? Bendícelo tú, que OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 105 lo haríjs mejor que él. pueslo que lo quieres más que él. Date un beso > abrizato. C’n beso fuerte: un abrazo fuerte. Y ese es el bautismo. - Et cura dice también que te lo bautiza para que entre en et reino de tos cielos. Pero él bautiza al recién nacido si te pagas dinero. o granos, o huevos, o animales: si no te pagas, si no le regatas, no te lo bautiza. De manera que ese reino de !os cíelos de que él te habla vate unos cuantos reates, o granos, o huevos, 0 palomas. <Qué necesidad hay, ni qué interés puedes !ú tener en que tu hijo entre en un reino semejante? EQué juicio debes de formar de un hombre que dice que te va hacer un gran bien, que lo tiene en 511 mano, que sin él te condenas, que de él depende tu salvación y por unas monedas de plata te niega ese inmenso beneficio? ,Nd cs ese hombre un malvado, un egoísta, un avaricioso? iQcàiu& id? IC haces de Dios, si fuera Dios de veras quien enviase semejantes mensajeros? [...] ’ Ese dios que regatea, que vende ta satvacion, que todo lo hace cn cambio de dinero, que manda tas gentes al infierno si no te pagan, y si le pagan

Page 86: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

tas manda al cielo, ese Dios es una especie de prestamista, de usurero, de tendero. No, amigo mío, hay otro Dios! 0. C.. t 19. p 381- 383. Cotejado con una fotocopia del manuscrito original. ’ Ha‘. 1111 phaio totalmente ilegible en la iococopia consultada. A JOAQUS MACAL OBRAS ESCOGID,\ S T. 1 IO? Hay una gran política universal, y esa sí es la mía, y la haré: la de las nuevas doctrinas. Servidor de ellas, y agradecido de C., quedo su amigo obligado y s. s. Q. B. S. M. JOSÉ MARTf II de abril de 1877 El Progreso, Guatemala, 22 de abril de 1877 0 C., t. 7, p 97- 98. Sr. LI. Joaquin Macal tlinistro de Relaciones Esteriores JIi respetable amigo: Queria I;. saber qué pensaba yo del Código nuc~ o, y ver algo dc lo que le dicen que yo he escrito.- CPor qué me pide 1.1. nada dc lo pasado? La vida debe ser diaria, movible, útil; y et primer dcbtl de un hombre de estos días. es ser un hombre de su tiempo. No aplicar teorias ajenas, sino descubrir las propias. No estorbar a su psis con abstracciones, sino inquirir ta manera de hacer prácticas ta- útiles. Si de aigo serví antes de ahora, ya no me acuerdo: lo que yo quiero cs servir más. Mi oficio, cariñoso amigo mío. es cantar rodo /o bello, encender el entusiasmo por todo lo nobtc, ad- mirar y hacer admirar todo lo grande. Escribo cada dia sobre lo que cada día veo. Llego a Guatemala, y la encuentro robusta y prOspcra. mostrándome en sus manos orgullosa et libro de 511s Código;; lo tomo, lo leo ansioso, me entusiasman su sencillez y su osadia, y- encogido por los naturales temores de escribir donde no se es conocido, pero deudor a U. de algunos renglones,- esos que aqui l; an te enyio, y no han de ser ellos los últimos que sobre tan noble y bien entendida materia escriba mi pluma apasionada. Apasionada de la grandeza y de mi deber; por eso, como ayer decía a U. nunca iurbaré con actos, ni palabras, ni escritos míos la paz del pueblo que me acoja. Vengo a comunicar lo poco que sé, y a aprender mucho que no sé todavía. Vengo a ahogar mi dolor por no estar luchando en los campos de mi patria, en tos consuelos de uy? trabajo honrado, y en tas preparaciones para un combate vigoroso. No mc anuncie IA;. a nadie como escritor, que tendré que decir que no lo soy. Amo el periódico como misión, y, lo odio... no, que odiar no eU bueno. !o repelo como disturbio. Por sistema me tengo vedada la injerencia en la politica activa de los países en que vivo. OBRAS ESCOGIDAS T I 109 .\ L

Page 87: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

GENERAL MAXIMO GOMEZ’ [Guatemala, 18775 ’ General: He conmovido muchas veces refiriendo la manera con que V. pelea:- la he escrito, la he hablado:-- en lo moderno no le encuen- tro semejante: en lo antiguo, tampoco.- Sea esta una razbn para que Y. disculpe esta carta.- Escribo un libro, y necesito saber qué cargos principales pueden hacerse a Céspedes, qué razones pueden darse en su defensa- que, puesto que escribo, es para defender.- Las glorias no se deben l E- W borrador des carta se ha destinado habitua! menie al general Mäximo G& mw. Luis Toledo Sande en su “José Martí, combatiente del 68 y de todos los tiempos” (publicado en Bohemia. La Habana, a. 76, n. 42, 19 de octubre de 1984. p. 82- 89). añade al respecto: “no conozco que se haya argumentado -ni siquiera en la primera edici8n del texto- [...] la categórica indicación de que Másimo Gómez era el destinatario de su mensaje. El texto es un borrador es- crito a continuación, en el mismo papel, de un apunte de Martí acerca de Cés- pedes (O. C., t. 22, p, 235.2361, y en su encabezamiento sólo dice General. Aun- que su contenido hace pensar en un oficial mambí de la talla de Gómez, el autor también pudo haberlo pensado para Antonio Maceo o para otro general de mucho prestigio, e incluso pudo haberlo concebido como una guía para dirigirse a varios oficiales sobresalientes de la Guerra de los Diez Arios que tuvieran ese grado militar, entre ellos los dos héroes ya nombrados. Pero esto es conjetural, y tal vez Quesada y Miranda recibió de su padre, secretario de Marti. alguna infor- mación por la cual él podía determinar que el destinatario era precisamente Måximo Gómez, aunque, en todo caso, hoy hemos de lamentar que no oireciera el fundamento correspondiente.” ’ Consideramos que este borrador lo escribió Martí durante su primera estancia en Guatemala, cuando por la hospitalaria acogida brindada, pensaba radicar en ella En carta de 6 de julio de 1878, escribe a Mercado contåndole la hostilidad con que fue recibido en esa ciudad después de su regreso con Carmen, y que por lo tanto se marcharia de al¡¡; también le dice que ya tenia casi termlnada una historia de los primeros años de nuestra Revolución. (Epistolario de 10~ 6 .\ larli, ordenado cronológicamente y anotado por Luis García Pascual y Enrique H. Moreno Pla [en proceso de edición]. En lo sucesivo, identificaremos esta obra a Irak de las

Page 88: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

siglas EJM. enterrar sino sacar a luz. Sobre todo, necesito saber qué iue una carta que Ignacio Agramonte envi a Céspedes sobre renuncia de mando y mantenimiento de pensión.- A otros pudiera dirigirme: en Y. fío. Como algún día he de escribir su hist. oria, deseo comenzar ya haciendo colección de sus autógrafos- De mí, tal vez nadie le dé razón. Rafael Mendive fue mi padre: de la escuela fui a la cárcel y a un presidio, y a un destierro, y a otro.- Aquí vivo, muerto de vergüenza porque no peleo.- Enfermo seriamente y fuertemente atado, pienso, veo y escribo.- Yeo las pobrezas de estas tierras, y pienso con orgullo, que nosotros no las tendremos.- En tanto que, en silencio, admiro a los que lo merecen, y envidio ,a los que luchan, sírvase darme las noticias históricas que le pido,- que tengo prisa de estudiarlas y de publicar las haza- ñas escondidas de nuestros grandes hombres.- Seré cronista, ya que no puedo ser soldado.- No extrañe este lenguaje .- Cuando se sirve bien a la patria, se tienen en todas partes muchos amigos viejos.- De los más ignora- dos, no de los menos ardientes, es para el General animoso, poco el mutilado silente, JOSE MARTI Mi dikcción: José Martí.- Guatemala.- 0. C., t. 20, p. 263- 264. Cotejada con el manuscrifo original. OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 111 LOS CODIGOS NUEVOS Interrumpida por la conquista la obra natural y majestuosa de la civilización americana, se creó con el advenimiento de los eu- ropeos un pueblo extraño, no español, porque la savia nueva recha- za el cuerpo viejo; no indígena, porque se ha sufrido la injerencia de una civilización devastadora, dos palabras que, siendo un anta- gonismo, constituyen un proceso; se creó un pueblo mestizo en la forma, que con la reconquista de su libertad, desenvuelve y restaura su alma propia. Es una verdad extraordinaria: el gran espíritu uni- versal tiene una faz particular en cada continente. Así nosotros, con todo el raquitismo de un infante mal herido en la cuna, tenemos la fogosidad generosa, inquietud valiente y bravo vuelo de una raza original fiera y artística. Toda obra nuestra, de nuestra América robusta, tendrá, pues, inevitablemente el sello de la civilización conquistadora; pero la mejorará, adelantará y asombrará con la energia y creador empuje de un pueblo en esencia distinto, superior en nobles ambiciones, y si herido, no muerto. tYa revive! iY se

Page 89: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

asombran de que hayamos hecho tan poco en 50 años, los que tan hondamente perturbaron durante 300 todos nuestros elementos para hacer! Dennos al menos para resucitar todo el tiem- po que nos dieron para morir. iPero no necesitamos tanto! Aun en los pueblos en que dejó más abierta herida la garra autocrática; aun en aquellos pueblos tan bien conquistados, que lo parecían todavía, después de haber escrito con la sangre de sus mártires, que ya no lo eran, el espíritu se desembaraza, el hábito noble de examen destruye el hábito servil de creencia: la pregunta curiosa sigue al dogma, y el dogma que vive de autoridad, muere de critica. La idea nueva se abre paso, y deja en el ara de la patria agra- decida un libro inmortal; hermoso, augusto: los Códigos patrios. Se regían por distinciones nimias los más hondos afectos y los más grandes intereses; se afligía a fas inteligencias levantadas con clasificaciones mezquinas y vergonzosas; se gobernaban nuestros tiempos originales con leyes de las edades caducadas, y se hacran abogados romanos para pueblos americanos y europeos. Con lo cual. embarazado el hombre del derecho, o huía de las estrecheces juris- tas que ahogaban su grandeza, o empequeñecía y malograba esta en el estudio de los casos de la ley. Los nacimientos deben entre sí corresponderse, y los de nuevas nacionalidades requieren nuevas legislaciones. Ni la obra de los monarcas de casco redondo, ni la del amigo del astrólogo árabe, ni la buena voluntad de la gran reina, mal servida por la impe- ricia de Montalvo, ni la tendencia unificadora del rey sombrio y el rey esclavo, respondian a este afán de claridad, a este espíritu exi- gente de investigación, a esta pregunta permanente, desdeñosa, burlona, inquieta, educada en los labios de los dudadores del si- glo 17 para brillar después, hiriente y avara, en los de todos los hijos de este siglo. Esa es nuestra grandeza: ld del examen. Como la Grecia dueña del espíritu del arte, quedará nuestra época dueña del espíritu de investigación. Se continuará esta obra; pero no se excederá su empuje. Llegará el tiempo de las afirmaciones incon- testables; pero nosotros seremos siempre los que enseñamos, con la manera de certificar, la de afirmar. No dudes, hombre joven. No niegues, hombre terco. Estudia, y luego cree. Los hombres ignoran- tes necesitaron la voz de la Ninfa y el credo de sus Dioses.- En esta edad ilustre cada hombre tiene su

Page 90: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

credo. Y, extinguida la monarquía, se va haciendo un universo de monarcas. Día lejano, pero cierto. Los pueblos, que son agrupaciones de estos ánimos inquietos, expresan su propio impulso, y le dan forma. Roto un estado social, se rompen sus leyes, puesto que ellas constituyen el Estado. Ex- pulsados unos gobernantes perniciosos, se destruyen sus modos de gobierno. Mejor estudiados los afectos e intereses humanos, nece- sitan el advenimiento de leyes posteriores, para las modificaciones posteriormente advenidas: esta existencia que reemplazó a la con- quista; esta nueva sociedad política; estos clamores de las relacio- nes individuales, legisladas por tiempos en que las relaciones eran distintas; este amor a la claridad y sencillez, que distingue a las almas excelsas, determinaron en Guatemala la formación de un nuevo Código Civil, que no podía inventar un derecho, porque sobre todo existe el natural, ni aplicar este puro, porque había ya rela- ciones creadas. Hija de su siglo, la Comisión ha escrito en él y para él. Ha cumplido con su libro de leyes las condiciones de toda ley: la ge- neralidad, la actualidad, la concreción; que abarque mucho, que lo abarque todo, que defina breve; que cierre el paso a las caprichosas volubilidades hermenéuticas. Ha comparado con erudición, pero no ha obedecido con servi- lismo. Como hay conceptos generales de Derecho, ha desentrañado su germen de las leyes antiguas, ha respetado las naturales, ha olvidado las inútiles, ha desdefiado las pueriles y ha creado las necesarias: alto mérito. 112 los& Marti OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 113 $ómo habían de responder a nuestros desasosiegos, a nuestro afán de liberación moral, a nuestra edad escrutadora y culta, las cruelezas primitivas del Fuero Juzgo, las elegancias de lenguaje de las Partidas, las decisiones confusas y autoritarias de las leyes de Toro? ;Poder omnímodo del señor bestial sobre la esposa venerable? <Vinculaciones hoy, que ya no existen mayorazgos? ¿Rebuscamien- tos en esta época de síntesis? iDominio absoluto del padre en esta edad de crecimientos y progresos? ¿Dislinciones señoriales, hoy que se han extinguido ya los señoríos ? Tal pareciera un cráneo coro- nado con el casco de los godos; tal una osamenta descarnada en- vuelta en el civil ropaje de esta época. Ya no se sentarán más en los Tribunales los esqueletos. La Comisión ha obrado libremente; sin

Page 91: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

ataduras con el pasado, sin obediencia perniciosa a las seducciones del porvenir. No se ha anticipado a su tnomento, sino que se ha colocado en él. No ha hecho un Código ejemplar, porque no está en un pais ejemplar. Ha hecho un Código de transformación para un país qtle se está transformando. Ha adelantado todo lo necesario, para qtfe, siendo justo en la época presente, continúe siéndolo todo el tiempo pre- ciso para que llegue la nueva edad social. No hay en él una pala- bra de retroceso, ni una sola de adelanto prematuro: con entusias- mo y con respeto escribe el observador estas palabras. A todo alcanza la obra reformadora del Código nuevo. Da la patria potestad a la mujer, la capacita para atestiguar y, obligán- dola a la observancia de la ley, completa su persona jurídica. ;La que nos enseña la ley del cielo, no es capaz de conocer la de la tierra? Niega su arbitraria fuerza a la costumbre, fija la mayor edad en 21 años, reforma el Derecho Español en su pueril doctrina sobre ausentes; establece con prudente oportunidad, el matrimonio civil sin lastimar el dogma católico; echa sobre la frente del padre, que la merece, ia mancha de ilegitimidad con que la ley de España aflige al hijo; y con hermosa arrogancia desconoce la restitución in integrum, obra cnér. gica de un ánimo brioso, atrevimiento que agrada y que cautiva. Fija luego claramente los modos de adquirir; examina la testamentifacción en los solemnes tiempos hebreos cuya contemplación refresca y engrandece, los de literatura potente y canosa, los de letras a modo de raíces. Ve el testamento en Roma, corrompido por la invasión de sofistas y gramáticos; jaquellos que sofocaron al fin la voz de Plinio, y estudiando, ora las Partidas, ora las colecciones posteriores, conserva lo justo, introduce lo ur- gente, y adecua con tacto a las necesidades actuales las ideas del Derecho Natural. Y eso quiere, y es, la justicia: la acomodación del Derecho positivo al natural. Ama la claridad, y desconoce las memorias testamentales. Ama la libertad. y desconoce el retracto. Quiere la seguridad y establece la ley hipotecaria; base proba- ble de futuros establecimientos de crédito, que tengan por cimiento, como en Francia y la España, la propiedad territorial. Reforma la fianza, aprieta los contratos, gradúa a los acree- dores. Limita, cuando no destruye, todo privilegio. Tiende a librar la ?endencia de las cosas de enojosos

Page 92: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

gravámenes, y el curso de la propiedad de accidentes difíciles.- Sea todo libre, a la par que justo. Y en aquello que no pueda ser cuanto amplio y justo deba, séalo lo más que la condición del país permita. Es, pues, el código preciso; sus autores atendieron menos a su propia gloria de legisladores adelantados, que a la utilidad de su pais. Prefirieron esta utilidad patriótica a aquel renombre perso- nal, y desdeñando una gloria, otra mayor alcanzan, sólo la negará quien se la envidie. En el espíritu, el Códjgo es moderno; en la definición, claro; en las reformas, sobrio; en el estilo, enérgico y airoso. Ejemplo de legistas pensadores, y placer de hotnbres de letras, será siempre el erudito, entusiasta y literario informe que explica la razbn de esas mudanzas. Ni ha sido sólo el Código el acabamiento de una obra legal. Ha sido el cumplimiento de una promesa que la revolución había hecho al pueblo: le había prometido volverle su personalidad y se la devuelve.- Ha sido una muestra de respeto del Poder que rige al pueblo que admira. Bien ha dicho el Sr. Montúfar: no quiere ser tirano el que da armas para dominar la tiranía. Ahora cada hombre sabe su derecho: sólo a su incuria debe culpar el que sea engañado por las consecuencias de sus actos. El pueblo debe amar esos códigos, porque le hablan lenguaje sen- cillo, porque lo libran de una servidumbre agobiadora: porque se desamortizan fas leyes. Antes, estas huían de los que las buscaban, y se contrataba con temor, como quien recelaba en cada argucia del derecho un lazo. Ahora el derecho no es una red, sino una claridad. Ahora todos saben qué acciones tienen; qué obligaciones contraen; que recursos les competen. Con la publicación de estos Códigos, se ha puesto en las manos del pueblo un arma contra todos los abusos. Ya la ley no es un monopolio; ya es una augusta propiedad común. Las sentencias de los tribunales ganarán en firmeza; los deba- tes en majestad. Los abogados se ennoblecen; las garantías se pu- blican y se afirman. En los pueblos libres, el derecho ha de ser claro. En los pueblos dueños de sí mismos, el derecho ha de ser popular. No ha cumplido Guatemala, del año 21 acá, obra tan grande como esta. iAl fin la independencia ha tenido una forma! iA fin 114 José Martí el espíritu nuevo ha encarnado en la Ley! iA fin se es lo que se quería ser! iA fin se es americano en América, vive republicana- mente la República, y tras cincuenta

Page 93: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

años de barrer ruinas, se echan sobre ellas los cimientos de una nacionalidad viva y gloriosa! PATRIA Y LIBERTAD (Drama indio) El Progreso, Guatemala, 22 de abril de 1877 0. c., t. 7. p. 98- 102. ACTO PRIMERO Culle o plaza colonial, en la antigua ciudad de Guatemala. Tran- seúntes, indígenas y soldados. ESCENA 1 INDIANA y COANA, que salen de fa iglesia. Refiéreme otra vez la bella historia De cuando descubrieron nuestra América Eran nuestros abuelos unos hombres De tez cobriza y alma noble y buena, Cuando llegaron los conquistadores De blanca piel y de ambiciones fieras. Echaron el dogal a nuestros cuellos, Nos impsieron la servil cadena, Y nuestras ricas tierras, ayer libres, Por causa suya son esclavas tierras. Pero dice Martino que algún día. El ha de ver a nuestra patria bella, Libre. y sin opresión. El lo ha jurado, Y permanece fiel a su promesa De no hacerme su esposa, niña Indiana, Hasta lograr la patria independencia. Pues él, como el quetzal, al enjaularlo, Muere en la jaula, de dolor y pena. Martin0 ansía la muerte una y mil veces A esclavo ser, sin patria ni bandera. OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 117 INDI. 1N. i Ya terminó la misa, Coana, Y ias damas de honor aquí se acercan ESCEKX II DOKA FE, lu CAMARISTA y acompañomiento, que salen de misa. DOS. 1 FE. Ya cumplimos con Dios:-- La santa misa Hemos oído con unción sincera. El Señor desde el cielo nos bendice Y oye las preces de sus pobres siervas. 1- X C, l31XRISTA Mi señora, la noble doria Casta, Terminada la misa, hacia aquí llega. (Enkrgica, a las indias:) Retiraos: que se acerca mi señora Y no quiere encontrar gente plebeya. ;Retiraos! ISDIXi. 1 Y por qué? La calle es libre.- Y, esta calle, lo es de nuestra tierra. Que aunque nosotras somos de la plebe Y doña Casta es de la nobleza, Nosotras somos hijas de este suelo Y ella es nada más que una extranjera. PADRE ASTONIO. CQuién es Martino? DOKA CASTA. Un charlatán que tiene Teorías absurdas y alma negra. Que lleva en sus entrañas miserables La ruin carroña de la inmunda lepra. Que odia a España, a Jesús, a nuestra raza, Al augusto blasón de la bandera. Un plebeyo envidioso, sin principios, Sin honor, sin valor y sin conciencia. COANA. DOSA CASTX. ESCENA 111 DONA CASTA sule de Lu iglesia, seguidu del P. ANTONIO, de IU Comptrtiiu de Jestis, y de nobles y caballeros, qrle In sigrrerz. India .insolente! PADRE ANTON 10. ,Qué os

Page 94: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

sucede, amigas? l..\ C. I.~\.\ RIST:\ Estas indias, señora, que altaneras, Con frases injuriosas y agresivas, Nos insultan y ofenden y nos vejan. Y, además, contra España, mi señora, Lanzan frases procaces y blasfemias. ECómo así os atrevéis, indias malditas, A insultar nuestros fueros de grandeza? COlvidáis que entre ambas, yo y vosotras, Existen gran distancia y diferencia? DONA CASTA. PADRE ANTONIO. Mas, ya caigo, <eres tú, la india rebelde, Amante del mestizo de alma fiera. A quien llaman Martino el subversivo, Que a la chusma subleva? No: es Martino un valiente y un patriota Que lucha por la santa independencia De nuestra patria, que hoy solloza esclava, Encadenada por la opresión vuestra. Silencio! Calla, indígena. iLo mando! Si no quieres que dé, gente plebeya, A don Pedro, mi esposo, cuenta de esto, Y que te expongas a sufrir condena De recibir cincuenta o cien azotes Y haga yo enmudecer así tu lengua. Abrid paso, canalla envilecida, Chusma asquerosa, mísera y grosera. Abrid paso y callad, callad os digo. iQue doña Casta de León, lo ordena! (Se retira hacia su palacio seguida de todo su cortejo.) Calma y mala intención, noble señora, Dejadme a mí. Yo le impondré la pena. Y a ese Martino pérfido y diabólico, Por si restos de ardor su brazo alientan Ya haré yo que le amputen ese brazo, Y ya veréis... veréis como escarmienta. ¿Qué haréis? Calumnia y oro son mis armas. iLa Virgen del Pilar me favorezca! (Se retiran todos: Da. Casta y su acompañamien- to hacia el Palacio.: Coana e Indiana por el lado opues fo.) 1118 Josi Martí ESCENA IV PEDRO, el PUEBLO, que fe sigue. A poco el PADRE ANTONIO, DON PEDRO, el SACRISTAN, el INDIO, soldados, etc. PEDRO PUEBLO DON PEDRO. PADRE ANTONIO. SACRISTAN. Ni aire debe llamarse el que respiras: iE aire mismo aquí se llama mengua! Nace a luz de una madre malograda Entre frailes, rosarios y novenas, Un hijo, con los rayos en el rostro Del vivo sol de nuestra Madre América,- Y apenas abre los temblantes brazos, Los vacilantes labios abre apenas, Cuando el villano espíritu de siervo Su blando pecho sin piedad penetra: <‘ -iBesa, niño, la mano de ese cura!” iY el pobre niño dobla el cuello, y besa! “- Ese es Dios, nuestro amo.“-“ Ese es el busto Del rey nuestro señor!“-“ Toda esta tierra Es esclava del rey”:- ini una vez sola Al niño la viril dignidad muestra, Ni una honrada semilla en aquel pecho

Page 95: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

El padre, ni la madre, ni el rey siembran! Amos por todas partes, y palabras De esclavitud servil, y de obediencia! Señor es nuestro rey, señor el cura, Amo el gobernador, ama la Iglesia, Y cada hinchado mercader de allende Su vara de medir en cetro trueca! iSobrado tiempo ya besó cobarde América ese cetro de comedia! Truéquese en fusta la mezquina vara Y del que nos azota, azote seal (, 4 coro:) Truéquese en fusta! (Rumores, murmullos de aprobación de todos, y aparecen por el Palacio Don Pedro seguido del Padre Antonio, y el Sacristán, nobles, españoles, soldados.) (Hablando con los de su séquito:) iciento, y al instante! iVaya por ciento! (Al Sacristán:) Ese es el caso: Empieza: Honra el ardor al pueblo que lo siente Pero no lo honra menos la prudencial OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 119 DON PEDRO. PEDRO SACRISTAN. DON PEDRO. PADRE ANTONIO PEDRO. PADRE ANTONIO INDIO. DON PEDRO. INDIO. (Magnífico traidor! El tigre esconde bajo la suave piel de mansa oveja!) iQuién el concierto de las voces rompe Con débil voz de miedo y de vergiienza?- Uno que sabe que impulsar la patria Más allá de sus fuerzas, es perderla! (iAh, mi bravo sabueso!) (Quién os dice Los móviles secretos de esta empresa Ni las oscuras sombras que en el fondo De esta luz que os alumbra, se aglomeran! <Queréis felices saludar la patria? Yo lo quiero también? Sí. Y de manera Que si el déspota hispano el polvo muerde, Muerda el polvo también todo otro déspota! Mas dudo... ¿Tú lo dudas? Y no miras Esas dormidas poblaciones muertas, Columnas vivas de rencor que hierven, Bajo de su techumbre amarillenta! ¿No imaginas la bárbara falange Que el campo tala, que la muerte siembra, Y que, en venganza del agravio antiguo, Hiere, asesina, juzga, y atropella? iAy de vosotros, si despierto el indio La humilde paja de su choza incendia! (Adelantándose, del grupo del pueblo:) Mientes, Castilla! Mientes! Miserable!... (Aparte a los suyos:) (Doscientos! gente llega) Un indio! Un indio! A nadie quede duda! Doblada está mi espalda! mi piel negra! eNi cómo ha de estar blanca, si aquí llevo De cuatrocientos años la vergüenza? iTú, (al Sacristán) más vil que Castilla, porque [siendo Azotado también, el cuero besas; Enséñanos el oro que te pagan Y en las palabras de tu boca suena! 120 Jos& Marti OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 121 isacristán de la Antigua, te conozco! La astucia de los indios no está muerta! iQue mi pueblo amenaza, que la

Page 96: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

saña Hierve en las pobres chozas de la sierra, Que como rayo vengador cazría Sobre las poblaciones y las siembras? Sobre la lengua vil que nos infama Como puñal atravesar debiera! Si en un poste la lengua te enclavase Venenosa en redor la tierra hicieras! DOS PEDRO. (Apatfe a los suyos:) (Trescientos! Cuatrocientos!) INDIO. Quebrantado Su espíritu de hombre, ya no quedan Al indio de los campos más que espaldas Para llevar las cargas de la Iglesia, Para pagar tributo a los caciques, Para comprar al español sus telas: Con estas manos derribé maderos! Con estas manos cultivé la tierra! Con estos hombros por barranca y llano Más arrobas llevé que hojas la selva, Y más llanto lloré con estos ojos Por mi eterna ignominia siempre nueva, Que ondas cruza la nave robadora Que el fruto de mi mal a Espafia lleva: PADRE ANTONIO. (iHabla!) De un indio disfrazado miro En ti claras señales, que la lengua De esa tribu que finges! IXDIO. iDe malvado Sí que miro yo en ti claras las señas! iApartad, que parece que en su cerco La contagiada atmósfera envenena! Indio soy con disfraz, puesto que tengo Un alma, cosa extraña y estupenda,- Un alma, que en el suelo en que nacimos Al darnos el bautismo el cura quema. Indio soy con disfraz, pues que torcieron De modo mi infeliz naturaleza Que natural parece la ignominia Y más cara parece la vergüenza! Esa es tu obra, villano! Esa es la obra De ese que tras de ti mueve tu lengua! iAlzar quisisteis catedrales de oro Sobre graves cimientos de conciencias Y sobre los sepulcros de una raza PUEBLO. INDIO. PUEBLO. PEDRO. Comprar encajes y elevar iglesias!- Oh, torpe y fragilísimo cimiento!- La conciencia dormita, no está muerta, Y el día que tremenda se sacuda, Catedrales y encajes dan en tierra!- iViva el indio! Yo no! La patria libre! Perezca el sacristán! iNadie perezca! Mil veces se ha perdido la justicia Por la exageración de la violencia! Un pueblo ha muerto bajo el yugo hispano: El hombre justo nuestro hermano sea. iLos tiranos que el látigo fabrican Arrójelos el látigo mar fuera!- ESCENA V Aparece un NOBLE con varios soldados, y dice 1z DON PEDRO: NOBLE. DON PEDRO. Vano fue todo: el general no quiere Porque inútil lo juzga, oponer fuerzas Al terrible clamor: el viejo Urrutia Con floja mano sus cabellos mesa: El polvo muerde de dolor Lagrava Pero al común destino se sujeta. Conmueve tú las vacilantes turbas: Con estas haré yo por detenerlas!- (Al Pueblo, que

Page 97: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

trata de avanzar, agresivo, dominante, enérgico:) iAtrás, gente atrevida! <Quién osado Contra la ley de Espafia se rebela? Ingratos. hijos, que el paterno celo Del rey recompensáis de esa manera! Al que rebelde a los decretos ose De nuestra Madre España... al que quisiera Triunfar de su poder, piense en los hierros Que ceñirán sus pies. Que piense en Ceuta. PUEBLO. PEDRO. iCeuta! iSí, Ceuta! Una mansión terrible Donde los hierros por los muros cuelgan, Donde cientos de látigos azotan 122 José Marti DON PEDRO PEDRO. DON PEDRO PEDRO. DON PEDRO. PEDRO. DON PEDRO. Sangre manando las abiertas venas. Donde al lenguaje humano sustituye De las fustas flamígeras la lengua; Y cada sol vio sepultar a un vivo Y un espanto cada átomo recuerda! Mansión donde los niños encanecen, Que hiriendo el cuerpo flojo, el alma quiebra, Que asorda con sus aves el mar bronco Que más que de olas,* de furor la c. erca. iEsa es Ceuta! Esa es. Pero ino sabes Que antes de ir a tu prisión tremenda De sangre el mar con nuestra sangre haremos Y tu sangre también entrará en ella?- iAntes que al pie de Americanos nuevos Ciñan del triste Amaru las cadenas Al mar aquí, y al Hacedor en lo al& Asordará nuestro clamor de guerra! ivillano, calla! Aquí no hay más villano Que el que la infamia de mi patria intenta!- Hombre es todo nacido: hombres iguales!- iA mi, los míos!- Gente de armas! Presa A esa gente llevad! iAmigos! iNi uno A mi cólera escape! El rey lo ordena! ESCENA VI Españoles, soldados, etc. avanzan contra et pueblo que replegándose, toma escena hacia et lado opuesto, cuando aparece’ MARTINO. MARTINO. iQuietos todos1 No huyáis ante los déspotas! iQuietos aquí! Lo manda nuestra América. (A Don Pedro) Si un solo paso sobre el grupo avanzas Castigará tu infamia y tu insolencia El pueblo entero que en las calles corre: iViva la Libertad! (Voces fuera:) iMueran los déspotas! OBRAS ESCOGIDAS. T. I 123 DON PEDRO. ‘IXRTINO ;Quién eres, di, quién eres? (Colocándose al frente del pueblo.) iSoy la oveja Que se revuelve indómita ante eI lobo Y exánime y atónito lo deja Con el arma de Maipú y Carabobo. Soy de Hidalgo la voz; soy la mirada Ardiente de Bolívar: soy el rayo De la eterna justicia, en que abrasada América renace, Desde las fuentes en que el Bravo nace Hasta el desierto bosque paraguayo! DON PEDRO iOh, equién eres? iQuién soy? iMira en mis ojos De

Page 98: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

un gran pueblo la cólera despierta, Rendidos ya tus pabellones rojos, América feliz, Castilla muerta! DON PEDRO. MARTINO. DON PEDRO. iAmérica feliz?- Si, porque luego De quebrantar tu cetro filicida, A costa de su sangre, iel pueblo ciego Recobrará los ojos y la vida!- Serviles nos hicisteis, ignorantes Insípidos doctores, Teologuillos y míseros danzantes, De manos insolentes besadores,- Y iqueréis que a la cumbre de la vida Llegue próspera y libre nuestra suerte, Si la tierra dejáis estremecida Con las semillas todas de la muerte? Pero el cielo preñado de amenaza Su hondo seno de cólera revienta Y animador de la naciente raza, Fabrica en vuestras plantas la tormenta! El aire está enojado, Cuajados van los vientos, En mordidas los besos se han trocado, Balas van a volverse los lamentos!- iBalas! Oyelo bien! iDe las astillas Secas, en que entre rojos resplandores Hatuey murió, tremendas las semillas- Un bosque brota ya de resplandores!- iAtrás, atrás! ?\ ARTISO DOS PEDRO .MARTINO PUEBLO En vano las espadas. ianzas y perros moveréis ahora: Hasta las piedras o ser, in negadas, Que cada piedra aquí venganza llora! Y con lágrimas de indios maldecida. Cada senda, cada árbol, cada arroyo, .írbol no habrá que con su fruto os brinde, Choza no habrá donde encontréis apoyo! iAtrás, atrás! Oh... mira Cómo se abre la tierra ante tu planta, Y en torno tuyo aterradora gira La inmensa procesión que se levanta. Ese que ves, con la anchurosa frente De pedernai agudo traspasada, De espinas y de plata coronada -De plata reluciente- La sien meditabunda y torturada, Es Moclezuma, cuya historia encierra El engaño mayor que vio la tierra.-- -Mira, mira al monarca, Al indio ensangrentado Que, a su cadalso bárbaro enclavado, Su cárcel de oro y su martirio marca!- Esa que rauda cruza Herida, atada, misera y vagando: A la que azota vil, a la que azuza Sus perros fieros el infame Ovando,-- Esa es de Haití la reina ponderada, En mitad de su fiesta encadenada!- iAllá van, persiguiendo a los desnudos Con recamas de bronces y de escudos!... iAIIi van, con las lanzas y los hierros! iAllá van dando voces a los perros!-- “iMuerde, Lobo, a la reina!“-“ Aquí, Bravío!” “iSus, en el pecho hinca bien, España!” Y después de la lucha, el pueblo mío Sus miembros rotos en su sangre baña! ilibertad, libertad! MARTIN0 PUEBLO. El humo oscuro Que en tu rostro la cólera negrea, De

Page 99: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Cuauhtémoc es el aliento puro Que en su parrilla requemado humea! Patria, y liberiad! 0BR. G ESCOGIDAS. T. 1 125 J\. I\ RTINO Y ese de ramas De encendidos palmeros coronado, Que corre, corre alado, Con terrible clamor, envuelto en llamas, Ese es Hatuey! PUEBLO. MARTINO. Hatuey! iPueblo! contempla Este cuadro de horror! Ve a tus abuelos En humo transformados, Los próceres quemados, Los miembros palpitantes por los suelos, Los niños sin piedad despedazados! Patria, y libertad! iA! llano, al cerro! iTodo el mundo a la lid! iCorre encendido Por la América Hatuey! iManos al hierro! iA luchar, con los brazos, con los dientes! iArmas dará la suerte: Dios da bríos! ;A luchar con las aguas de las fuentes! iA luchar con las ondas de los ríos!- (Expectación en todos. Martino, soberbio, domi- nante, magkfico, se impone, vislumbrando la pa- tria libre.) Fin del primer acto ACTO SEGUNDO Salón en el Palacio Colonial de Guulemala. Aparecen dos grupos: -- DON PEDRO con los oficiales y nobles españoles, y PEDRO con el grupo de los que luchan por la ittdeperldencia pafria. ESCENA 1 DON PEDRO, PADRE ANTONIO, y nobles. PEDRO, cofz el PLYEBLO. PEDRO iResurrección, resurrección! El grito Cuerpo en el aire y en las almas toma. Noble rencor a los despiertos llena Y a los dormidos el clamor asorda! lOSé .Ilar/ i OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 127 126 P.\ DRE .\ SToSIo cs SOBLE P.\ DRE .\ STOSIO NOBLE. DON PEDRO PEDRO. UNO. PEDRO Cuando la patria fiera se conmue\. c Nadie debe dormir, pena de honra! La historia de la vida era un grillete: Nueva vida busquemos, nueva historia! Triunfa la plebe. Y la chusma loca, El albañil, el sastre, el carpintero. Dueños serán y irestirán la toga! Al augusto monarca el cetro quitan Y en las plebeyas manos lo colocan! iPodrá ser un menguado zapatero Regidor como yo!-- EI mar’ del Las iras soplan pueblo!- Malos vientos corren: Hunde la nave el flujo de las olas. Calla como valiente, y como bravo En el instante de los golpes obra! Si se juntan la curia y la nobleza En defensa de títulos y borlas Y si e! los se dividen, siempre ha sido Madre la división de la victoria! (Continúa hablando con los nobles y el Padre Antonio, mientras Pedro comentu con su grupo.) El doctor, el marqués, el padre Antonio L. I. nwc llenen ae gente recelosa; El aire de ios buitres de la noche Cuando en el claro oriente el sol asoma! Noble, cura y

Page 100: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

doctor; las tres serpientes Que anidó en nuestro seno la Colonia. Mata la ley astuta la justicia, Los que a Jesús predican, lo deshonran, Y esa raza de siervos con casaca Con nuestra infamia un pergamino compran! Pero es noble el marqués!- No hay más nobleza Que la que el hombre con sus hechos ;Adónde has visto esa nobleza escrita logra: En los pañales que tu hermana borda? Villano es el villano, y más villano Cuando su amo y su rey lo condecoran! Golpes de pecho, llaves en la espalda, PADRE ANTONIO NOBLE. PEDRO. Humildes besamanos, gorros, borlas, Y los naipes después con el cabildo, Y la noche después tranquila y cómoda, Y en su lecho de piedra en tanto el indio, El cuerpo herido retorciendo, llora, Mientras el vil grillete del esclavo Su carne oprime, y su piel destroza! Yo, a España vuelvo! Y yo también! No puedo Sufrir más tiempo aquí la vergonzosa Imposición del pueblo! 1No hay más curas Que los que curen bien nuestra deshonra! (Rumores de vitores, clamoreo, y entra Martino seguido del Indio y Pueblo.) ESCENA II MARTIN0 con el INDIO, al frente del grupo del Pueblo. Valor amigos: la victoria es nuestra! Castilla tiembla! Nuestra es la victoria, Y mi casa es del pueblo. Es de vosotros, Porque a la patria vuestro juicio importa, Porque la patria su ventura espera De vuestra decisión.- illegó la hora De quebrantar la ley de la Colonia! El cetro quebrantado, por los mares Irán nuestros productos a remotas Playas; nuestros destinos serán nuestros; Nuestros hermanos, nuestros, que la cólera Del vengativo rey en las prisiones Su bravura y nobleza galardonan! El talento es un crimen, y otro crimen La misma voluntad! Sin necia pompa, Más brilla con tus lágrimas amargas Que con la viva lumbre de sus joyas:- iCada piedra o moneda, cada verde Esmeralda luciente, cada roja Piedra, rubí o zafiro, un alma encierra Que encadenada en ella se devora! ilibertad a las almas de los pueblos! ITruéquense en oro las brillantes joyas! 128 Jost! Marti INDIO. MARTINO. PUEBLO. MARTINO. DON PEDRO. Patria y libertad! Un rey malvado Que a nuestros pueblos sin piedad explota, Un rey que por la muerte de su patria Con el conquistador choc las copas, Un rey traidor que su lugar tuviera En el imperio de la triste Roma, De luto llena y de vergüenza anubla Las conmovidas playas españolas:- Asturias, El Ferrol, Cádiz valiente, Y, el Bruch, y Gerona, y Zaragoza... Y en Cádiz

Page 101: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

mismo, el alevoso Freyre Al pueblo libre sin piedad inmola: Si esto hace el rey dentro la misma España <Qué hará con los que aquí su fuerza mofan? Echada está la suerte: no hay más punto Que infame vida, o perdurable gloria!- Nuestros hermanos en España luchan... iNuestros hermanos gentes españolas? iPor libertad y dignidad luchamos: Nuestros hermanos son los que la invocan! Odio merece el fraile franciscano Que por la esclavitud del indio aboga; Odio Velázquez, que en su tumba fría Cadáver yace, pero no reposa! Mas este continente de Bolívar Rompiendo el yugo que a nuestra alma agobia, Abre los brazos generosamente Al español, y su grandeza invoca; Al español que en la defensa nuestra De España muere en las terribles horcas, A ese español yo lo honraré en mi mesa, Y le daré a mi hermana por esposa! Viva! Mt.~ y bien, muy bien! Y nuestra guerra Los siglos venga, y a los buenos honra. Y yo, honro a España libre! Te equivocas. El engañado e ignorante pueblo Tu voz aplaude y tu clamor apoya, Pero las fuerzas de la patria vivas Desconocen tu voz, y te abandonan!- Hoy estamos aqui a merced vuestra, Pero mañana, acaso, la victoria Sea para nosotros. Con nosotros Tal vez mañana estén las fuerzas todas. OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 129 MARTINO. NOBLE. PADRE ANTONIO. PEDRO. PADRE ANTONIO. MARTINO. ¿Las fuerzas de la patria? La nobleza! Las iglesias, el claustro! ~LOS que adornan Con huesos sus zaguanes, y tributos Como a esclavo nativo al pueblo cobran! La religión acatamiento ordena AI rey nuestro señor! La curia docta A tal ingratitud traición llamara. iTraición? traición decís? iOh, no! En su órbita Los rayos se estremecen fulminando A quien así la humanidad deshonra! El que una falsa religión predica, El que una ciencia enseña mentirosa, El nieto de un herrero que engalana Su pecho necio con la cruz que compra; Los que en la frente la medida llevan Exacta de los yugos; los que adornan Con lágrimas sus casas; los cobardes A quien rodillas faltan, y fe sobra, No son las fuerzas de la patria vivas Que de su seno predilectas brotan: iEsclavos son que el complaciente dueño Acaricia magnánimo y adorna!- Esa que llevas cenicienta capa, Tú, padre Antonio, imagen tenebrosa Es de la oscuridad en que nos tiene La España que te paga, porque ahogas, Ayudándola bien, al pueblo mismo En que viniste al mundo!- Esa corona Que lleva tu

Page 102: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

bastón, señor ilustre, Corona es de comedia, con que mofa El dueño diligente al siervo niño Que besando el dogal que lo aprisiona En contemplar sumiso se entretiene De su vergüenza la dorada forma!- Y esa, grave doctor, que larga pende De tu egregio bastón, ilustre borla, Manojo es de los látigos terribles Con que la mansa espalda nos azotan!- Uno, dos, veinte látigos... Afuera Látigos, mantos, borlas y coronas! 130 Jose Marti OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 131 PADRE ANTONIO. MARTINO. PADRE ANTONIO. MARTINO. INDIO. MARTIN0 INDIO. Jesus! Jesus? El nombre del Sublime Blasfemia me parece en vuestras bocas!- El que esclavos mantiene, el sacerdote Que fingiendo doctrinas religiosas Desfigura a Jesús, el que menguado Un dueño busca en apartada zona; El que a los pobres toda ley deniega, El que a los ricos toda ley abona; El que, en vez de morir en su defensa, El sacrificio de una raza explota, Miente a Jesús, y al manso pueblo enseña Manchada y criminal su faz radiosa! Criminal el Señor? Criminal fuera Si apoyara su borla y tu corona!- Si mi padre Jesús aquí viniese Dulce la faz, en que el perdón enflora; Si al indio viera mísero y descalzo, Y al Santo Padre que salud rebosa; Si de los nobles en las arcas viera Trocada sin esfuerzo en rubias onzas La carga ruda que a la espalda trajo India infeliz que la fatiga postra; Si en las manos de uno el oro viera Y la llaga en las manos de la otra, iDe qué partido tu Jesús sería:- De la llaga o del arca poderosa?... iResponde! No:- Responde Jesús mismo. Tu sentencia la ha dicho por mi boca!- iQue hoy el catolicismo, padre Antonio, Del cristianismo es, muerte y deshonra! (Rumores intensos. Agitación profunda. Del gru- po de patriotas y pueblo, surge el Indio, adelan- tándose a Martino. Dentro, clamoreo en crescen- do.) (En voz baja:) iMartino! iQué hay? Aventajarnos quiere El gobierno la mano; entre las sombras Aquí de esbirros nuestra casa llena. MARTINO. MARTINO. UNO. MARTINO. Soldados por las calles amontona. De Bustamante son los policías. La división allí su diente asoma! Armada expedición el rey envía. Si nos ataca la española tropa, Don Pedro, el padre Antonio y esos nobles Con su sangre y sus vidas nos respondan. No. Eso no. Jamás. No nos manchemos Con sangre de indefensos, en la sombra. Y, así, de cara al Sol, y frente a frente, Demos gustosos nuestra sangre toda. No hay miedo, pues!- amigos: por calles Nuestros bravos

Page 103: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

hermanos se desbordan. A contenerlos voy.- Si el padre Antonio, Falso cristiano, amenazaros osa, Decidle que Jesús, Dios de los hombres, Los salva,- no los vende ni los compra! (Vase Martino hacia el fondo, y en este momen- to irrumpen en el salón patriotas y soldados en abierta lucha.) ESCENA III Atrás, atrás, repito: iHora funesta! Verdugos y asesinos de la patria Serán los que traspasen esa puerta!- Hemos triunfado ya. A muerte dice El espantoso bando de Venegas. Pues bien. Su misma ley, cúmplase ahora, Y ejecutemos la mortal sentencia. Para el esbirro colonial tirano Que cada casa un cadalso sea. No! Lejos de la patria que oprimieron, A los déspotas hoy echemos fuera Y el áureo sol del genio de Bolívar Que no se ponga nunca en nuestra América! (Todos obedecen la orden de Martino [y] se re- tiran silenciosos, llevándose a don Pedro, padre Antonio, nobles y soldados.) 132 José Mdi MARTIKO DON PEDRO. PADRE ANTONIO. DON. 4 CASTA. COANA. INDIANA. ESCENA IV Queda todo oscuro iSe van, se van! Con ellos se va el día. iSe van, se van! Todo entre sombras queda. Ahora a luchar para una nueva vida, A trabajar para una patria nueva. Pensando en esa patria del futuro Los resortes del alma se me quiebran! iSala, sala desierta, resucita! iCadáver de esperanza, Dios te encienda! (En este momento se i! umina la arcada del fondo de la sala y aparecen, desfilando, como camino ya de la ex metrópoli, don Pedro, dona Casta, padre Antonio y todo su cortejo. Todos cabizba- jos y apesadumbrados.) (Abatido:) A España! a España! Libre Guatemala, Libres los pueblos todos de la América, El Sol de mis dominios en su ocaso, El León no ruge ya en la indiana selva. Resignación! Ya la tenemos, padre, Pero hay que intentar la lucha nueva.- Hay que recuperar lo que perdimos. Hay que recuperar lo que nos llevan. Hay que hacer por que triunfe bajo el palio La cruz de Cristo y el pendón de Iberia. (Ha desaparecido por la arcada la comitiva es- pañola, vencida por la pujanza liberfadora de América. Aunque hasta el último momento la dama castellana se siente vencida, pero no humillada.) (Aureolada, bañada de luz, aparece por la arca- da Coana, seguida de INDIANA- AMIZRICA.) Y, así termina, Indiana La epopeya de América. Y ahora serás ya de Martino esposa. Ya Guatemala es libre y sin cadenas. (Coana y Am. érica- Indiana se dirigen a Martino que despierta de dulce sueño.) OBRAS ESCOCIDAS. T. I 133

Page 104: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

COANA. Martino! .% ARTINO. Libres, libres como el quetzal! Libertad santa! Patria libre... Coana... esposa mía... La inmensa procesión que se levanta, Marca la feliz ruta del futuro. Ya veo el porvenir que se agiganta, Ya veo el porvenir amplio y seguro. Hombres libres serán los descendientes De tu amor y del mío. Y, Patria y Libertad honren valientes De Cuauhtémoc y Hatuey, con noble brío. A sostener por siempre independientes, Con las manos, las uñas y los dientes, Contra el yugo opresor de ias Españas, Nuestros dos continentes; La libertad impere en mis montañas, Y la proclamen con sus murmurios, Las aguas cristalinas de mis fuentes, Y las ondas sonoras de mis ríos! (Queda Martino abrazado al grupo que forman Coana e Indiana, símbolos de las dos Américas, e iluminados por la clara luz del fondo.) 0. c., t. 18, p. 129- 151. OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 135 GUATEMALA II 1 ?Por qué escribo este libro? Cuando nací, la naturaleza me dijo: ;ama! Y mi corazón dijo: agradece!- Y desde entonces, yo amo al bueno y al malo, hago religión de la lealtad y abrazo a cuantos me hacen bien. Yo llegué meses hace, a un pueblo hermoso: llegué pobre, des- conocido, fiero y triste. Sin perturbar mi decoro, sin doblegar mi fiereza, el pueblo aquel, sincero y generoso, ha dado abrigo al pere- grino humilde. Lo hizo maestro, que es hacerlo creador. Me ha tendido la mano y yo la estrecho. Guatemala es una tierra hospitalaria, rica y franca: he de decirlo. -Me da trabajo- que es fortaleza,- casa para mi esposa, cuna para mis hijos, campo vasto a mi inmensa impaciencia americana. Estudiaré a la falda de la eminencia histórica del Carmen, en me- dio de las ruinas de la Antigua, a la ribera de la laguna de Ama- titlán, las causas de nuestro estado mísero, los medios de renacer y de asombrar. Derribaré el cacaxte de los indios, el huacal omi- noso, y pondré en sus manos el arado, y en su seno dormido la conciencia. Y entretanto vuelvo bien al que me ha hecho bien, Y en la tierra de México, noble y entusiasta, donde prende toda idea amorosa, donde arraiga todo extraordinario sentimiento, diré con mi palabra agradecida, cuánto es bella y notable, y fraternal y próspera, la tierra guatemalteca, donde el trabajo es hábito, naturaleza la vir- tud, tradición el cariño, azul el cielo, fértil la tierra, hermosa la mujer, y bueno el hombre. Amar y agradecer Allá, en horas perdidas, buscan los curiosos, periódicos de Sur y

Page 105: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Centroamérica, por saber quién manda y quién dejó de mandar, y no se sabe en la una República lo que hay de fértil, de aprove- chable y de grandioso en la otra; y hoy, como en 1810, puede decir- se con el padre Juarros, pintoresco y cándido cronista del reino guatemalteco, lo que por entonces él decía: “Vemos con la mayor admiración que después de tres siglos de descubierto este Conti- nente se encuentran en él, reinos y provincias tan poco conocidas como si ahora se acabasen de conquistar.” Es iay de nosotros! que cl veneno de tres siglos, tres siglos ha de tardar en desaparecer. Así nos dejó la dueña España, extraños, rivales, divididos, cuando las perlas del río Guayato son iguales a las perlas del sur de Cuba, cuando unas son las nieves del Tequendama y Orizaba, cuando uno mismo es el oro que corre por las aguas del río Bravo y del ventu- roso Polochic. De indios y blancos se ha hecho un pueblo perezoso, vivaz, bata- llador, artístico por indio; por español terco y osado:- y como el inglés es brumoso, y el sueco grave, y el napolitano apático, es el hijo de América ardiente y generoso, como el sol que lo calienta, como la naturaleza que lo cría. De manera que, de aquellos hubi- mos brío, tenacidad, histórica arrogancia;- de los de oscura tez tenemos amor a las artes, constancia singular, afable dulzura, ori- ginal concepto de las cosas, y cuanto a tierra nueva trae una raza nueva, detenida en su estado de larva,- ilarva de águila!- Ella será soberbia mariposa. Pero <qué haremos, indiferentes, hostiles, desunidos? iqué ha- remos para dar todos más color a las dormidas alas del insecto? iPor primera vez me parece buena una cadena para atar dentro de un cerco mismo a todos los pueblos de mi América! Pizarro conquistó al Perú cuando Atahualpa guerreaba a Huás- car; Cortés venció a Cuauhtémoc porque Xicotencatl lo ayudó en la empresa; entró Alvarado en Guatemala porque los quichés rodeaban a los zutujiles. Puesto que la desunión fue nuestra muerte <qué vulgar entendimiento, ni corazón mezquino ha menester que se le diga que de la unión depende nuestra vida? Idea que todos repiten, para la que no se buscan soluciones prácticas. Vivir en la Tierra no es más que un deber de hacerle bien. Ella muerde, y uno la acaricia. Después, la conciencia paga. Cada uno haga su obra. Yo vengo de una tierra de volcanes altos, de feraces cerros, de anchurosos ríos, donde el oro se extiende en placer

Page 106: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

vasto por las montañas de Izabal, donde el café- forma mejor del oro- crece amoroso y abundante en la ancha zona de la Costa Cuca. Allí la rubia mazorca crece a par de la dorada espiga; colosales racimos 0BR. U ESCOGID. lS T. 1 137 cwlgan de lo‘- altos plátanos. \, ariadisimas frutas llenan la falda de la gentil chirnalapetia; obediente la tierra responde a los bené- íicos golpes del arado. Extraordinaria flora tupe la costa fastuosa del Atlántico; el redondo grano. que animo a \‘ oltaire y envidia .Molta, como apretado en cl seno de la tierl- a. brota lujosamente en la ribera agradecida del Pacifico. Aqui, sabino pálido; alli. maíz robusto, caña blanca y Illorada, trigo grueso y sabroso, nopalc~ moribundos, hule nativo, ricos frijolares en asolnbrosa mezcla uni- dos, con rapidez lujuriosa producidos, esmaltan los campos, alegran los ojos, y auguran los destinos de la tierra feliz de donde vengo. La cant Batres, la histori< i Marurc, la copiti cn inimitables fábulas Goyena; se exploran los ríos , se tienden los carriles, levan- tansc institutos, leen los indios, acuden los extranjeros, improvisan su fortuna; vinose a ia libertad por una revolución sencilla y extra- ordinaria, admirable, y artística; es esa tierra, más que tierra des- conocida, amorosa virgen que regala a los que acuden a su seno. En mí están vivos estos sucesos y bellezas; r. y no he de hablar yo de aquellos poetas y prosistas, de aquellos agricultores y gober- nantes, de aquella tierra ávida de cultivo, de aquella juventud ávida de ciencia? Para unir vivo lo que la mala fortuna desunió. Mas acá ha de saberse lo que más allá se hace y se vale, más allá de la frontera chiapaneca. Las manos están tendidas; esta es la hora. Viniendo de lzabal por el ancho camino carretero, que llevaré pronto al Norte, igran perspectiva! los azúcares y el café del Oeste, -- vense a lo lejos, más allá del río, altas iglesias sobre ameno valle, vasto perímetro, diáfana atmósfera, gentil señora, bella y gran ciudad. Viniendo dei Puerto, del floreciente San José, pasajero en có- moda diligencia, o jinete en humilde caballo, brota de entre los montes pintoresco pueblo que, a medida que se acerca la distancia, brota de entre su cerco de robustos montes, desafía con su elegante castillo, eleva sus numerosos minaretes, y abre luego sus limpias y amplias vías al viajero admirado de la pulcritud resplandeciente que realza las anticuadas y holgadas construcciones. Peregrinando vino esta ciudad hermosa

Page 107: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

desde Almolonga terri- ble hasta el risueño Vaile de las Vacas. Poco memoriosos los con- quistadores atrevidos, no temieron que la tierra airada se alzase contra los que la ofendian: y, por fenómeno stibito inundada, pere- ció entre turbios mares de agua que bajaban en remo! inos del vol- can, la enferma Santiago, y en ella la esforzada dama, audaz gobernadora, que hubo por nombre Beatriz de la Cueva. Tendiase no lejos el encantado valle de Pauchoy, el de ricas aguas, vecinas canteras, pastos sobrados, flores menudísimas, por río crecido, por dormidos volcanes coronado:- y a éi se fueron los habitantes fugitivos.- Ni cíelo más azul cubrió, ni más sabroso aire respiró ciudad alguna de la Tierra. Pero, de pronto, preíiado el suelo con el llanto de fuego de los indios, reventó en espantosos terremotos que sacaron de quicio torres y palacios, hendieron las bóvedas y echaron fuera los cimientos de la soberbia catedral. Go. lillas y maestros de obras acrecieron el justo alboroto, y, movidos de la evidente ganancia, apresuraron la traslación de la ciudad Antigua al llano espléndido en que hoy se extiende, desdeiíosa y tranquila, la blanca y próspera señora del añejo dominio de Uta- tlán. En este instante mismo trueca su forma la ciudad dormida. A esencia liberal, activa forma, Conmovida en lo político por aque- lla herencia funestisima que envilece a Bolivia, que sofoca a Quito, que con ondas de sangre acaba de aumentar las poéticas ondas del río Cauca; a par solicitada por el viejo régimen que cierra ias puer- tas a toda grande idea, atrevido proyecto o comercial mejora,- y por el inexperto nuevo régimen que a toda idea útil las abre con amor,- la ciudad llevada del instinto derriba el claustro de Santo Domingo, tumba de almas, y lo trueca en depósito de frutos,- cuna de riqueza- del poderoso aguardiente, del dilectísimo tabaco; arran- ca su huerta, mansión antigua de opulentas coles, a la iglesia de ia Recolección, y la convierte en escuela politécnica, mansión ahora de inteligencias ricas y vivaces. Paseaban los pacíficos paulinos por largos y desiertos corredores, y hoy les suceden animados gru- pos de jóvenes celosos, que llevarán luego a los pueblos, no la pa- labra desconsoladora del Espíritu Santo, sino la palabra de la historia humana, los reactivos de la química, la trilladora y el ara- do, la revelación de las potencias de la naturaleza. La nueva reli- gión: no la virtud por el castigo

Page 108: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

y por el deber: la virtud por el patriotismo, el convencimiento y el trabajo. Y, iqué bellas iglesias ostenta Guatemala!- Gran prisa se dic- ron y grandes niillones gast;: on aquellos piadosos sacerdotes, en- tonces senores Únicos de la oprimida conciencia popular. Enseña San Francisco su hermosísima fachada, su imponente nave, sus robustas murallas, que no muros, irguiéndose, empinándose sobre penosa cuesta, como un rectángulo colosal. Más castillo que el cas- tillo, parece la gran fábrica destinada a sobrevkr al espíritu que la animó; antes, numerosos fieles y fieles numero: as,- tenían ven- cido el suelo con las humildísimas rodillas, hoy, salvo los dias tradicionales, apenas si discurre por la nave ancha, milagro de atrevimiento arquitectónico, alguna fiel creyente, que en el perfume de las flores que regala, envía a la hermosa Virgen el perfume de su alma candorosa. Gran templo tiene también la Virgen de la Merced; y blancas paredes luce Santo Domingo, el de hábito blanco; majestuoso atrio ofrece la Catedral, vasta y artística; linda torre eleva al Cielo el 138 OBRAS ESCOGIDAS. T 1 139 elegante templo de la Recolección. Es San Francisco, el monje austero; Santo Domingo, el pacifico santo; la Merced, matrona augusta; la Recolección, una hermosa mujer arrepentida.- Allá, hacia el Norte, la Ermita del Carmen; acá, hacia el Sur, la Ermita del Calvario; aquella, grave como una conciencia que sufre y se recoge; esta, triste y lacrimosa como María al pie de la Cruz. Allá van, caminito del Cerro, los apuestos jinetes, los alegres grupos, implacables estudiantes, artesanos bulliciosos, chicuelos ocurrentes, mujeres de pie breve y negros ojos- iOjos hay en Gua- temala soñados por las moras.- 1 Tiene ese Cerro del Carmen sus domingos y fiestas de guardar. Entonces, sobre la alfombra de fra- gante musgo, extiéndese otra alfombra más viva, animadisima, com- pacta, cada vez más estrecha; alfombra de movibles filas, de pari- sienses figurines, de arrogantes tipos populares, realzados por man- tos de colores vivos.- Lluvia de rosas semeja el Cerro: el desorden, fruta gruesa, no altera nunca la gracia encantadora del jardín. iY la ermita desierta! Bajo la cúpula redonda, más hecha para tumba de muerto que para morada de vivo, llora solo el espectro del hermano Pedro. Alrededor de aquella extraña peña, ofrecida sumisamente a Dios, los niños triscan como cervatillos, la

Page 109: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

vida ríe gozosa, las gentes se apodan con nombres saladisimos, la don- cella de adentro hace ojos al petimetre de la casa; desdéñala este por la atildada señorita que estrena su sombrero de primavera;- y, sobre todo, este abandono natural, entre las conversaciones que chispean, entre las miradas que se cruzan, entre el ruido de los carruajes tirados lujosamente por los inquietos corceles del pais, los labios sonríen, y con ellos el alma; se está tranquilo, se siente placer dulce, hay amor, hay cultura, hay aseo de espiritu, hay familia. Esta es la faz seductora de la vida guatemalteca. El amor puro, la hospitalidad amable, la confianza histórica, la familia honrada. Gran salvación. Las cuestiones politicas no alcanzan a hacer rudo el carácter afable de la tierra. No se puede ser mezquino, ni egoísta, ni brusco bajo un cielo tan hermoso. Se examina al extranjero, se le pregunta, se le duda tal vez, pero no se le odia. Si es hombre de salón, no tardará en llevar del brazo a una mujer bella y afable; si es hom- bre de labor, no tardará en haber tierra de lujosísimos productos; todo es nuevo, todo es explotable. Al hombre trabajador, al inteli- gente, al bueno, la tierra le brinda vida, antes que él menesteroso de ella la demande. iMi tierra americana, tan maltratada y tan hermosa! iTan desconocida, tan amable, tan buena! Así el 15 de septiembre, el día de la patria, muchedumbre in- contable se dirige hacia el Calvario: ilo había andado la patria tanto tiempo! Rompe el limpio cerro ancha escalinata, y desde su cumbre se domina la gran población. No es esta eminencia, capaz ahora y - risueña, tan correcta y redonda como la del Carmen; pero el aspec- to de la pintada iglesia, de la cercana y concurrida calzada, de los grupos indios que se cruzan, se detienen, se brindan chichu, se saludan respetuosamente y siguen su camino: los bruscos cortes e irregularidades del cerrillo le dan carácter propio, y parece más hecho a las travesuras, infantiles lidias y gozoso bullicio, que el del Carmen. Vense desde él las amplias calles tenazmente rectas sin una desviación, sin un capricho. Si no fuera americana, Guatemala sería desesperante. Sólo en nuestras tierras es animada la simetria; y es que la vida primitiva, el resplandor inteligente, la vivacidad nativa se anteponen por dormidas que estén a todo otro interés y con- cepto. Así, desde el Calvario dominanse las severas vias, las an- chas casas, los macizos de verdura que llenan

Page 110: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

patios y escalan muros, esmeraldas entre ópalos; -las huertas de Belén y Santa Clara, en medio de la ciudad enclavadas; la orgullosa Plaza Ma- yor; la riente plazuela de la Victoria. Al oriente, el teatro; al po- niente, la Escuela Politécnica de Ciencias Exactas; la Escuela Nor- mal Preparadora de Maestros. Hermosa calle lleva del alto Cal- vario a la plaza orgullosa: a la diestra está la plazuela con sus dátiles, con. sus cactus, con sus rosas salomónicas, con sus grandes dalias amarillas, con sus racimos de uva; con sus araucarias; más adelante la Aduana laboriosa, el reciente telégrafo, el cumplidísimo correo; luego, club rico, abundantes almacenes, tiendas lujosas; y allá en la mitad, la plaza del Palacio y el Municipio rodeada de la Casa Presidencial, de menudas y abastecidas tiendas, de la afa- mada Catedral con sus dos torres laterales, como la raquítica de Cuba, hermosa por vieja, la atrevida de México, la rica de Puebla, hijas todas del numen de aquel Juan de Herrera, por Felipe II acariciado, aquei del Escorial, de sombria tumba. Del 30 de Junio se llama esta calle central: Real se llamó antes, pero ya los reyes tienen que pedir permiso a la libertad para serlo.- Es hermoso que las reacciones respeten siempre la mayor parte de la obra de las revoluciones. Y si no las respetan mueren. 30 de Junio se llama, porque fue en aquel día augusto cuando las tropas redentoras que vinieron de Comitán a Guatemala con la rápida brillantez de una leyenda, entraron entre vitores unánimes en aquella tierra animada y ansiosa; había sido el ejército libertador tan afortunado en la lid como clemente en la victoria; día aquel de popular regocijo en que la tierra brotó coronas para los caudillos, y fue el camino de San Pedro, más que camino, alfombra de cabezas! Treinta y tres hom- bres comenzaron en la frontera mexicana la campaña. Vencieron, vencieron, siempre vencieron, y acrecidos, socorridos, bendecidos, los revolucionarios maravillosos entraban a ocupar el solio desierto del heredero del autócrata. Revolución extraña, radical en resulta- dos, fabulosa en fortuna, generosa en medios. Ni la manchó sangre inútil, ni esterilizó las sementeras. Sea loada. 140 fose Marfi Y por esa calle, de entonces gloriosa, compacta multitud dis- curre los tradicionales días de agosto. Porque a la diestra queda la plazuela de San Sebastián, y su iglesia y su fuente; pero más allá brilla al sol el humilde Jocotenango,

Page 111: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

lugar de ciruelas, que tanto como ciruela valen jocote y cote, con su valle tapizado de carruajes, con su feria de ganado, donde el caballo chiapaneco piafa, el novillo hondureño corre, el cerdo imbécil gruñe, bala la linda oveja. Alquilan las familias las casas vecinas. Sobre sufrida estera de pefafe, apuestos galanes y ricas damas comen el pipión suculento; el ecléctico fiambre; el picadísimo chojín. Pican allí los chiles mexi- canos, y la humilde cerveza se codea con excelentes vinos graves. Hace de postres un rosario, cuyas cuentas de pintada paja encu- bren delicada rapadura. Y como se está en agosto, y en Jacotenan- go equién no gusta los jugosos jocotillos, rivales de la fresca tuna? Interrúmpese el democrático banquete para ver pasar el estre- chísimo gentío. Lucen las señoras estos días sus más hermosos trajes; luce el padre a la hija, el esposo a la esposa. Adorna el jinete su tordillo fiero, y le cuelga al cuello el rosario de la fiesta. Cuái ostenta su alazán, cuál su retinto. Desdéñase el galápago eu- ropeo, y apláudese la silla mexicana. Hoy se estrenan carruajes, corceles, vestidos y sombreros; icuánto celo, elegancia y donosura! iCuánto orden, aiabanza y discreteo! iCuánta memoria de la feria de San Antón, aquella que en Madrid hace famosa a la vetusta calle de Hortaleza! Este que pasa, caballero de una bella dama azul, es un grave ministro; la multitud lo estruja, lo olvida, lo gobierna. Aquel que monta en arrogante bruto, es el Presidente de la Re- pública. Lleva humilde vestido, y humildísimo sombrero. Cuando mira, piensa. Cuando deja de hablar, habla consigo mismo. Es pe- netrante, dadivoso e intrépido.- Va sin temor a donde cree que debe ir. Ahora, ni atropella, ni se anuncia: le ha llegado su día de obedecer. El de apostura inglesa, marcial anciano, que a su lado lleva, es su antecesor en el poder, hombre de libros y de espada, revolu- cionario en el campo y la tribuna, Miguel Garcia Granados. Sesenta años tenía cuando empuñó la espada vengadora. Vuelven ya los millares de hombres, nubes de polvo aceleran la noche; átanse las curiosas de las casas los sombreros de paja al gentil rostro, y bajo lluvia importunísima, vuélvese a los hoga- res, no fatigado como de otras fiestas, sine enamorado de ellas. Conserva este secreto Guatemala: severa, no entristece; desde- ñosa, no irrita; bulliciosa, no desordena, agitada, no cansa. Su vestido de baile nunca se aja. En este mes hermoso, lucidas cabal-

Page 112: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

gatas interrumpen el silencio de las calles, bañadas de tibia plata por la Luna. Una rival tiene la Luna guatemalteca: la de México. Y ya en opaca noche brille sola, ya en noche brillante humille a OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 141 las estrellas, siempre tiene aquel cielo un místico lenguaje, y pare. ce más que otro alguno abierto al fin sublime y descanso grandioso de las almas. No es un cielo irritado que condena: es un cielo amoroso, que nos llama. El trabajo alimenta esta alegría. Un harapo es en Guatemala un extranjero: Colbert, el gran hacendista equivocado, estaría allí con- tento, viendo cómo en las horas de comercio pasan de tienda a tienda gruesos paquetes de dinero. Pero no es la saciedad de las arcas la fortuna que un buen ministro ha de apetecer. Llénense hol- gadamente para vaciarse útilmente. Créese riqueza pública, proté. jase el trabajo individual; así, ocupadas !as manos, anda menos in- quieta la mente. La facilidad del trabajo es el principal enemiga de las revoluciones. Eso buscan, para eso entran en el Ministerio de Gobernación, donde tan patriótica acogida les espera, un alemán que solicita, un francés a quien se concede, un belga a quien se regala, un americano a quien se subvenciona, un explorador a quien se remu. nera. Tal encopetado contratista sembró, pocos años hace, un cafetal oscuro allá en el hondo monte. Tal adinerado finquero era, breve tiempo ha, desconocido labrador. La tierra es la gran madre de la fortuna. Labrarla es ir derechamente a ella. De la independencia de los individuos depende la grandeza de los pueblos. Venturosa es la tierra en que cada hombre posee y cultiva un pedazo de terreno. Ni qué vale pasar largas horas sembrando la vid en Salamá! en San Agustín el trigo, en San Miguel Pochuta los cafetos, st luego, acabada la labor, se dejan los aperos de labranza y se viene a oír buenas óperas y buenos dramas en el lindísimo teatro de la ciudad? Tal viajero recuerda sin esfuerzo la Magdalena de París, el más pagano de los templos católicos: tal otro lo compara a la Bolsa, el menos eclesiástico de todos los templos; cuál, que vio a Madrid, hace memoria del suntuoso Palacio del Congreso, y cuál pertinaz observador afirma que corren parejas el teatro de Guate- mala y el de la histórica, y por sus edificios afamada, Aix- la- Cha- pelle. Griego en la fachada, moderno en el conjunto, esbelto y ele- gante, esta obra bella es prez de la ciudad. Alzase solo

Page 113: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

en ancha plaza, sembrada de naranjos rumorosos. Y en las noches de luna icuánta amante pareja dialoga, cuánta viva comedia se enreda a la sombra de aquellos árboles simpáticos! Pasean por la plaza las familias haciéndose lenguas de los cantantes famosos que- y no una vez sois,- han pisado el proscenio guatemalteco.- Y como es allá muy vulgar don el gusto músico, y todos lo han, es cosa de pensarse esta de ir a cantar a la, por inteligente, descontentadiza Guatemala. 142 los8 Morti OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 143 Y son muy animadas aquellas noches de función. Se dicen bur- las, y no las hay mis penetrantes, ni ingeniosas, ni precisas, ni inolvidables, que las burlas guatemaltecas. Visitan los mancebos a las gallardas serioritas, con lo que no se hace aquella fría sepa- ración de sexos que lamentaba el evangelista de amor, gran Miche- let. Hablan los hombres graves de libros, viajes, acontecimientos y memorias; confúndense los grupos, animados siempre; rebosan pa- seantes los pasillos; tienen qué hacer los abanicos; tienen espacio las galanterías. Hay expansión en la atmósfera; corren por todos los labios las sonrisas. Y se van luego alegres, llena el alma de delicias de música, y de miradas de mujer. Pero ;es sólo la altiva Guatemala, la tierra en Guatemala be- lla? ¿Y la añosa Antigua? ¿Y la vivaz Quezaltenango? ¿Y Cobán la creciente, la azucarera Escuintla, la Amatitlán volcánica, la ca- lurosa Salamá, Huehuetenango la agraciada? iYa acaban las ruinas y Comienzan los cimientos! Pierden las poblaciones su aspecto conventual, su tinte apático, su enfermizo matiz, y cobran, al ruido de las centrífugas, entre los pámpanos frondas%, entre los aromáticos cafetos, los colores de la juventud y las revelaciones de la vida. La libertad abrió estas puertas. Venía antes todo lo extranjero por el camino de Izaba& y eran ciudades importantes, por su enviar y recibir, las hoy dormidas Zacapa y Chiquimula. Pero en cambio icuánto entra por San José! icuántos cañaverales rodean a Escuintla! iqué múltiples siembras las de Amatitlán! iqué vigorosa producción la de los Altos, tierra fiera y batalladora, naturaleza fértil y agradecida! Todo se va del lado del Pacifico; mas muy rica es la tierra, y hecho camino por el Norte, gran resurrección espera al afligido lado del Atlántico. Quezaltenango crece como las espumas de la mar. Ella tiene tortuosas calles, pero mercado animadísimo; aspecto antiguo, pero vida

Page 114: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

completamente nueva. Y poderosa, infatigable. A las doce del día, véndese por acá trigo, maíz por allá, por allá lanas. Celebra este sus patatas jugosas; dice aquel que tiene la ciudad 35,000 ha- bitantes; habla el otro de los millares de arrobas de café, que sin recoger dejó tendidas en la última cosecha por escasez de brazos; Retalhuleu, Huehuetenango, Totonicápam, Mazatenango, San Mar- cos, hacen de ella comercio central; vense en la fría Quezaitenango, en las rudas mañanitas de frío, cuando sopla el cierzo cruel de enero, los frutos de la ardiente costa a par de los de la comarca elevadísima: allá viven los ricos cafeteros; allá tienen su corte de apelaciones y su universidad; allá hacen, con amor y prisa, su ya celebrada Penitenciaría, salvadora de malvados, creadora de hom- bres útiles. Hermosa vista goza el pueblo. Allá, desde su rehoya, se ve el cerro Quemado, el Xelahú indígena, en erupción constante de va- pores. Y el imponente Santa María, alto y dormido. Y, para más venturas, cerca está Almoionga, la de aguas termales, refugio de los doctores dermatólogos. Gran obra hace Quezaltenango; gran riqueza logra; gran vida le espera. Son las seis de la mañana, y sale la diligencia de Guatemala para la Antigua. Atrás quedan el castillo de San José, la allí ino- fensiva Plaza de Toros, donde ioh horror! se ha llamado asesinos a los espadas españoles; porque es hermoso lo de capear, y ani- mado lo de burlar al bruto, y arrogante lo de retarlo, azuzarlo, llamarlo, esperarlo, y es lujoso el despejo, y gusta siempre el valor; pero lo de herir por herir, y habituar alma y ojos de niños, que serán hombres, y mujeres que serán madres, a este inútil espec- táculo sangriento, ni arrogante, ni animado, ni hermoso cs. Asi que, más que bravos toros, lidian en la plaza negros ojos de dama y atenoriddos sombreros de hombre; que unas y otros gustan de qer, más que sangre, ágiles juegos de títeres, sin carácter de nobleza, pero sin carácter de crueldad. Y, camino de la Antigua, se dejan castillo y plaza. Y la Unión, y la Libertad, pueblecillos nacientes, y crecientes; hijos risueños de! exuberante calor de la ciudad. Allí, a lo lejos, se comprende por qué los egipcios hacían pirá- mides para sus muertos. La manera de enviar un muerto al Cielo es acercarlo a él. Y nada es más elevado que las montañas, y las grandes montañas son piramidales. Y icómo burla la naturaleza americana al maravilloso arte

Page 115: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

faraónico el osado, el perfecto, el semíhumano, con su volcán de fuego, coronado por los blanquísimos vapores, con su volcán de agua, con su falda sembrada de flores amarillas! iBien haya este camino que recorremos, tan rico en manantiales, tan lleno de colores! Azul quiebracajete, pintada gua- camaya, morada campanilla; sobre un tronco agrietado una blanca enredadera, sobre una oscura piedra una parásita:- que cuando muere el abuelo nace el nieto; que cuando el plátano se fatiga se reproducen sus hijuelos; y en Italia, cuando el arte había muerto, nació de un sepulcro. Toda muerte es principio de una vida. <Quién no teme a no ser honrado? {Quién no lo sabe ya? Henos al fin, por esta vía hermosisima, en la vieja ciudad. iVieja cúpula rota! ipobre muro caído! itriste alero quebrado! jan- cho balcón desierto! Largas calles antes pobladas, hoy son series larguísimas de muros; sobre el alto cimborrio verde oscuro, ha echado otro la yedra; la frondosa alameda, amplia, serena y grave, llora sobre las ruinas. 144 los& .Marfi OBRAS ESCOCIDAS. T. 1 145 Pero hay aún mucha vida en aquella muerte. Los pulmones, roí- dos por la orgía; el corazón, hinchado por el pesar; el cerebro, fatigado por el pensamiento; los ojos, enfermos por la labor; la sangre, envenenada en la ciudad, isiempre mefítica!- hallan igual alivio en aquellas corrientes de agua varia y pura, en aquella paz amable y pintoresca, ante la soberbia arcada del palacio roto en- frente del deforme, pero genioso Neptuno de Julián Perales, talento artístico nativo, y en aquel aire, pletórico de existencia, libre siem- pre de miasmas y de contagio. Se va a la Antigua pisando flores. Se viene de la Antigua brindando vida. Verdad es que los nopales se arruinaron, que el color solferino mató a la cochinilla, que el terror y la pobreza diezmaron la opulenta población; pero para el enfermo y el poeta,- jotro enfermo sin cura!- para el artista y el literato, que es también otro artista, siempre habrá vida nueva en aquella tierra virginal, corona fresca de aquella ciudad grandiosa y correcta, con sus ferradas y altas ventanas, a modo de Zaragoza, con sus aleros vastos, a modo de la vieja Valladolid. Y en cada flor azul que crece por entre las grietas de las torres, en cada alba paloma que se posa sobre los trozos de las naves, en cada mujer belia, aseada y fragante, que cruza por aquellas calles tan lim- pias, tan simpáticas, tan rectas, toma el pincel múltiples tintes,

Page 116: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

hallan las liras amorosos sones. Y Cantando a la vieja ciudad -- itan amarillo es el musgo! itan rumorosa es la alameda!- ha! la- rán los bardos novísima poesía. Que para hacer poesía hermosa, no hay como volver los ojos fuera-- a la naturaleza; y dentro- al alma. Volvamos, pues, con un crucifijo en las manos, que allí los hacen muy buenos, y de alli es uno que está en el oratorio intimo del Papa; volvamos, pues, entre una hermosa antigüeña, robusta y airosa,- y una cesta de frutas, pintada y variada, y viendo de lejos la laguna de Amatitlán; como tenemos miedo a los volcanes, vamos en busca de nueva ciudad. <Qué nos ha hecho Escuintla, que la tenemos tan olvidada? Ella es añeja, y era derruida; pero hoy va valiendo más por lo que la rodea que por ella misma. En este grupo de pequeños indios, el uno se refresca con sabro- sa caña; gusta el otro con delicia un terrón de blanco azúcar; cata el otro un redondo trozo de panela, lo que en México llaman pilon- ciffo.- Y tienen razón, que por aquí abunda el azúcar. Hay palmas y cañales, refinería, trapiches, centrifugas. Se traen administradores extranjeros, inteligentes en el cultivo. Se crean hoteles, porque las industrias nuevas están llamando caminantes. Y a par de las hu- mildes casas, álzanse con premura otras nuevas, vastas y elegan- tes. Sopla el trabajo, y corre como el viento la riqueza. Sc siente crecer la vida por aquellos contornos. Y mientras se monda una dulcisirna pifia palineca, se auguran años hermosos a la que l~ oy es aún pueblo de tránsito. y serti mariana. con cl tráfico y el ci~ ltivo. v‘ belta y acomodada poblaciim. cruje la fusta, brotan pasajeros Io> hoteles, y en la diligencia, tirada por briosos frisones, salimos camino a San José.- Dije yo de mi Cuba que tierra ninguna tuvo como ella leguas de flores y leguas dc frutas; también las tiene de flores Guatemala. Holgadas rancherías v vastas haciendas ocupan las cercanías de la carretera; v por rápido que cruce el carruaje (quién no ve estos macizos de ;. erdor, donde son las florecillas menudas y opulentas mucho más numerosas que las hojas? Dije de Yucatán que tenía un campo ele- aante. Guatemala tiene un campo aseado. Ya estaría bien pintada en una india de negro cabello, con la falda de oscuro azul !lena de flores; ya lo estaría también en un labriego de limpias vestidu- ras, con brillante sombrero de petate, puesta la honrada mano so- bre lucientes aperos de labor. Ese que llaman

Page 117: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

San José es pantanoso y pobre en apariencia. Y será menos enfermizo, ahora que tratan muy activamente de dese- car el pueblo húmedo. Un firme muelle elegante desafía la cólera del mar. Pequeños y grandes buques pueden acercarse sin temor. Y se acercan, que aunque a los ojos humilde,- como todo lo guate- malteco, crece muy velozmente San José,- más café envía afuera que mercancías y dinero- íraro milagro de fortuna!- entra al país. Y ahora, con el ferrocarril que ya comienza, con el buen telé- grafo, con el incesante ir y venir de buques de todas tierras y de todos calados, el puerto rico cobrará más fama, y crecera sin duda a medida de ella. Allá está, airado y triste, del lado del Atlántico, el que antes fue próspero Izaba¡. Viniendo de Belice,- nombre que de Wallis ha de venir, no de Wallace,- déjase atras a Livingstone, populosa y encantadora tierra de caribes. Suena el caracol que llama al des- canso; recogen los pescadores el velocisimo cayuco; arreglan las fantásticas mujeres el aseado hogar; ayúdanse en la constrvcción de las nuevas casas ios unos a los otros; y en tanto, el vIalero asombrado, trasponiendo la entrada del Río Dulce, ve el más so- lemne espectáculo, la más grandiosa tarde, el más majestuoso río que pudo nunca un hombre ver. Otros más caudalosos, nuestro Amazonas. Otros más claros, mi Almendares. Ninguno tan severo, de tan altas montañas por ribera, de tan mansa laguna por corrien- te, de tan menudas ondas, de tantas palomas, de tan soberbios cortinajes de verdura, del Cielo prendidos, y orlados y besados luego por la espuma azulosa de las aguas. Islas como cestos; pal- mas que se adelantan para abrazar; sibilíticas inscripciones en ex- 146 José .\ farfi OBRAS ESCOGIDAS T. 1 147 [rañas piedras; abundantisimas aves; cco sonoro, en que w CSCU- cha algo de lo eterno y lo asombroso. Así en noche de luna, se llega al puerto de Izabal, que sabe ansioso que se reconocen los ríos cercanos, que se piensa en cana- lizar el Motagua, que se extrae oro de su sierra fastuosa, que alli afluyen, en busca de fortuna, numerosos extranjeros, y que de estas exploraciones. trabajos y; nuevos caminos, espera volver pron- to a aquella animada prospertdad que, con bien de los pueblos del Pacifico, ha hurtado a los del Atlántico el favorecido San José. Y cerca de Izaba], mueve sus olas, que no ondas, el gran Golfo Dulce, laguna amplísima, por geógrafos descrita. loada por poetas, por viajeros

Page 118: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

discretos admirada. Es vasta como un mar. Encade- nada ruge c irritada es bella. Se encrespa y juega con los buques. Quedense tras nosotros el Mico,- desde donde se es, en empi- nada cumbre, vecino del alto Cielo, dominador del ancho mar, y Quírigua, y Gualan, donde tan buenos gallos riñen, donde tan buen café cosechan, donde tan hospitalariamente acogen. Vía de Guatemala, vengamos por entre estas empalizadas, y calles tupidísímas, tomando de los árboles vecinos aquí un mamey, acá una ciruela, luego una almendra, un maratíón después. Si- lves- tre, espontáneo. Veamos cómo corren flotantes islas de mangos por el río; crucémoslo valerosamente; pongamos a una viajera ena- morada, en el lindo sombrero, las florecillas rojas que acabamos de coger en el camino; oigamos en la iglesia de Zacapa el tamboril y la chirimía, con que llaman al culto y hacen fiestas; comamos de su queso; gocemos de los chistes de su gente; anotemos en nues- tra cartera de viaje la vivacidad de sus mujeres; lamentemos sus grandes tiendas, repletas antes, hoy desiertas; saludemos su igle- sia y su plaza y preguntemos a este buen arriero qué le ha pare- cido la prospera Cobán. Era Cobán, quince años hace, un pueblecillo oscuro, rico en indios caprichosos, en fértiles terrenos, en pastos excelentes, en animadas marimbas, que son, a modo de tímpano, el instrumento popular que acompaña todo baile, bautizo, fiesta y concurrida chi- chería. Hoy no es sólo pintoresca morada de indigcnas, sino bullicioso centro de adinerados cafetaleros, de holgados labradores, de labo- riosos extranjeros.-- Ha corrido la nueva de la fortuna de Cobán. El café la enriquece; la enriquecerá pronto el ganado. Allí van los franceses inquietos, los norteamericanos ansiosos, los recomendables alemanes; hasta los graves ingleses. Les hablan los cafetos, con sus blandos rumores de la tarde, un lenguaje gus- toso al hombre honrado: la subsistencia debida al trabajo propio, el placer de acumular, sin avaricia ni maldades, el pan de la mujer, la cuna del primer hijuelo, los libros de los hijos. En tanto que los de allende hablan de la sabrosa uva de Sala- rná,- que al decir de un catador de fama, compite con la de Fon- taínebleau, la variedad morada y de la blanca- de la familia de indios salamatecos que de México a allá fueron,- de la opulenta vegetación de la comarca y sus productos múltiples, y de cómo es linda la alegre San

Page 119: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Cristóbal con sus ladinos picarescos, con sus indígenas trabajadores,- los indios cobanecos bailan su agitada zarabanda, y el santo inmóvil contempla la algazara y baraúnda, y cada indio con su vestido de coton resplandeciente, y cada india con su enagua plegada, con su huipil suelto, con su cabello adere- zado con trenza luenga de lana, deja un medio piadoso en el in- fatigable plato católico:-, .absorbe tantos ahorros de los pobres pueblos! Usan aquellos indios curiosas baratijas. Es una el rosario o collar ceñido al cuello, en que usan el dinero. Es otra, sus origina- Iísímos aretes, que son monedas de a dos reales del ahogador e infamante tiempo de Carrera, el matador de los caracteres viriles, el torcedor de la naturaleza humana.- Resucitar es menester des- pués de haber sido muertos de aquel modo. Cobán tiene ahora lindas cosas:- torre airosa de arte moderno, celebrada iglesia -que nunca faltan en los pueblos hispánicos, iglesia y castillo,- cárcel y cárcel,- grave convento de Santo Do- mingo. Viniendo de Guatemala para el puerto <cómo no nos detuvimos a almorzar, de paso para el Palín de las frutas, para la Escuintla de las cañas, en Amatitlán, la antigua nopalera? iAh, valle! iah, ricas sementeras! iah, grandes volcanes! fah, eternas maravillas! Tibia es el agua, como brotada de tierra presa del vivo ardor del turbulentísimo Pacaya. Humildes van muriendo los tristes no- pales olvidados; pero arrogantes se alzan sobre ellos la dulce caña criolla, el oloroso café con flores de jazmín. iBien se entienden ahora los ricos trajes, los soberbios caballos, los paquetes de especies, las numerosísimas escuelas que dan vida y belleza a Guatemala! La verdad, sobre todo en punto a hacienda, es que la savia de las plantas es la más segura savia de los hombres. Sepamos, pues, de qué productos vive la tierra que por un lado abraza a México y por otro a sus repúblicas hermanas. Y digamos ahora algo de sus departamentos principales, que los tiene vastos y muy productivos y muy trabajadores.- Cada 148 Josk Martí hombre se ocupz de sí mismo, y fía 2 su obra propia, no a 12 ca- sualidad ni a las revueltas públicas, su éxito... Modo de adelantar. Llaman Retalhuleu a un departamento que rebosa maderas, y suculento cacao, y el exquisito grano americano. Esto y caña produce Mazatenango, del mercantil Quezaltenango fiel tributario. En Quezaltenango abundan sobre las

Page 120: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

fertilidades apuntadas, los ganados lanares. Inexplotado este ramo, es fuente segura de ri- queza. Mucho tienen que hacer allí cargadores, exportadores, teje- dores. San Marcos cría ganado bueno a fe; espiga el trigo de oro, cul- tiva el maíz nutritivo, amén de los productos generales. Y Sololá ilindo lago tiene! Así como al borde de la fuen! e vagan palomas blancas, así cercan el lago pueblillos de indígenas agri- cultores. iDicen que por las mañanas allí es muy bello el Sol! De Escuintla, el rico departamento iquien no vio los vastos zacatales, las risueñas haciendas, las jugosas frutas? Sale allí al encuentro la fortuna. Ese bravo novillo, ese necio cerdo, todo es en Escuintla olvidado germen. Aliméntanse allí los cerdos con ca- mote y maíz, que de la tierra copiosamente brotan. A hacendar, pues. De Amatitlán dijimos, mágicamente fértil. la del agua salitrosa y valle mágico, Comprende Sacatepéquez a la antigua Guatemala. Como en fresco nidal nacientes aves esmaltan el ameno valie de saludables corrientes y aromático clima, muy numerosos y pintados pueblos. Y como descansarían las avecillas sobre brillantes hojas verdes, así los pueblos sobre tupidos valles de legumbres. Rico es en bra- zos este departamento. De Chimaltenango, si es tierra americana y además guatemal- teca iqué menester es decir que es tierra fértil? Crece ahora con el ír y venir de pasajeros. Y llegan a veintidós !os departamentos, que fuera larga cuenta, y da envidia ír diciendo cuánto producen, auguran y valen. Pero hay uno que no es para callado, y hasta el nombre es poé- tico: la Alta Verapaz. Sus hombres son, corno hijos de los trópicos, apáticos, pero sumisos y amantes del trabajo. En pastos, no hay cuento de lo que da espontáneamente aquel terreno, y salamatecos y cobanecos tienen gran porvenir en la hoy descuidada ganade- ría.-- Bien es cierto que Salamá es en sus contornos, al decir de los que los han visto, ardiente y estéril; pero 12 viña se está allí extendiendo grandemente. Ya hay varias siembras y frondosas vi- des; ya han venido explotadores americanos y comprometido capi- tales serios en la elaboración del caliente zumo de la uv2. Y como da e! Gobierno cuanto le piden, y por acá cede tierras, y por allá quita derechos, y al uno llama con halagos, y al otrlro protege con subvenciones, Salamá y Cobán están de fiesta, y ven día 2 día más crecida su ya considerable suma de huéspedes. Luego, tiene Cobán almacenes buenos, camino c;>

Page 121: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

arretero hasta Panzós, puerto interior de importación y exportacióq,,, en el polo- chic, de arenas de oro, que vierte su agua preciosa en la extensa laguna de Izaba]. Y es cesa de hacerse pronto dueño de más tierra@, que 12 caS2 de Zichy tuvo en Hungría, y tiene Osuna en Espaqña, y gozó en México Hernando Cortés. cQuién no compra aquella$ s inexploradas soledades, frondosas y repletas de promesas, si se ’ venden 2 cin- cuenta pesos la caballería. 3 Y como tienen por aquel departamento tan justa creencia en que, criando cabezas de ganado,,, se irá pronto a la cabeza de la fortuna, <quién no empaqueta libr%, y papeles- iaunque ellos no, que son los amigos del alma!- y qse va, con sus arados y su cerca de alambre, camino de la Alta V;- arapaz? -íOh, si! El rico grano, que enardece la sangre, anima la pa- sión, aleja el sueño, inquietísimo salta en las vena, s, hace llama y aroma en el cerebro; el que afama a Uruapan, manbiene 2 Colima y realza a Java; el ha~ chisch de América, que haCe soñar y no embrutece; el vencedor del té; el caliente néctar, el ]perfumado ca- feto, crece como la ilusión con los amores, como 12 march2 de la nube con el impulso de 10s vientos, en ios cerros y blanicies de la hospitalaria Guatemala. Quiere el caíé suelo volcánico: ni el muy ardient .e de la costa, ni el muy frío de las cumbres; 10 que llaman en Gulatemala boca- costa. Y es bueno, porque de veras será bien remunebado el que a ellos vaya, señalar dónde pltlgo a la Naturaleza ha cer más fériil el grano. ES muy allá del lado del Pacífico; sueño parece en la Costa Cuca el crecimiento de la planta; f2nt2Si2 eh S2n Miguel Pochuta, surgimiento impensado en las planicies de C; hin; a] tenango, capricho lujurioso en las faldas del cerro de Atitlán, volcán dormi- do. Por Pochuta crecen muy rápidamente las hacienq,,. Porque es ir, plantar, esperar y hacerse rico. Aqui dos; allí tkes, muy rara vez más de tres años, y ya 10s fatigados brazos no bastan, ni aun con el ansia primeriza, a recoger del tapizado suelo 1~ abundantfsi- ma cosecha. CPero es por aquí sóio? iOh, no! que es por todas partes. Esa gran Costa Cuca, por el Gobierno hoy con tbnta generosi- dad cedida con tan patriótico celo distribuida, con kan vivas iris- tancias solicitada, divisa el mar inmenso. Está en ($ uezaltenango, y alcanza la frontera chiapaneca. Tres anchas leguas prósperas en una extraordinaria longitud. Bien es verdad que se vende a 500 pesos cabaliería, mas

Page 122: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

de tal modo produce, que vender de este modo 150 los4 Martí OBRAS ESCOGIDAS ‘1 1 151 de la tierra en que nació, como a hija la quiere; a su bien, como al de una hija propia, se consagra. Y hablando juntos de las desgracias pasadas, y de las posibles venturas de estos pueblos, es como supe- y a otro hombre honrado, Ministro de Fomento, Don Manuel Herrera, debí también datos de esto,- que asi como ya andan por los corredores de los buenos hoteles de Guatemala los ingenieros encargados de la construcción de! ferrocarril, otros examinan el lago Motehua, ven otros la ma- nera de limpiar la tenaz barra de! caudaloso Polochic. Amplia y segura, va ya camino de! Norte la carretera que ha de unir a la hermosa ciudad con el Atlántico, con lo que podrá Alemania saciar ya fácilmente su amor extraordinario al buen café, y renacerán las angustiadas esperanzas de los habitantes de Za- capa y Chiquimula, tierras de plátanos y mangos, de grueso marz y ricos quesos. es dar la tierra. Porque cquién no la compra, si este mismo dinero en vales se ha de pagar con grandísimo descuento, cosa así de un 60 ó 65 en cada centenar de pesos duros? Y ya el terreno falta para los que lo quisieran poseer. Bien ha- cen los que hoy rigen la vida guatemalteca. La raza indigena, ha- bituada, por imperdonable y bárbara enseñanza, a la pereza ins- piradora y a la egoísta posesión, ni siembra, ni deja sembrar, y energico y patriótico, el Gobierno a sembrar la obliga, o permitir que siembren. Y lo que ellos, perezosos, no utilizan, él. ansioso de vida para la patria, quiebra en lotes y lo da.- Porque sólo para hacer el bien, la fuerza es justa. Para esto sólo; siempre lo pensé. Cultivar, emprender, distribuir; como arrastrado por secreta fuer- za ciega, ta! mente guía al que preside hoy a Guatemala. La rique- za esclusiva es injusta. Sea de muchos: no de los advenedizos, nuevas manos muertas, sino de los que honrada y laboriosamente la merezcan. Es rica una nación que cuenta muchos pequeños pro- pietarios. No es rico el pueblo donde hay algunos hombres ricos, sino aquel donde cada uno tiene un poco de riqueza. En economía política y en buen gobierno, distribuir es hacer venturosos. Hay grandes gérmenes: descúbranse y desenvuélvanse. Hay vastos campos: siémbrense y aprovéchense. Enseñar mucho, destruir la centralización oligárquica, devolver a los hombres su personalidad lastimada o desconocida: tales cosas

Page 123: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

propónese y prométese el gobierno actual en Guatemala, que pone contribución sobre los caminos, pero con ella abre escuelas. El Presidente suele traer entre su escolta pobres indios, pobres ladinos, que recoge por los míseros campos para que sean enseñados en las nuevas escuelas de la capital. Vienen con los pies desnudos:- vue!- ven profesores normales. Traían la miseria cuando Barrios los re- cogió, llevan a sus pueblos una escuela, un hombre instruido y un apóstol. Sepan cumplir y agradecer. Lo sé bien y lo veo. Presidente y ministro anhelan atraer gente útil, que lleven una industria, que reformen un cultivo, que esta- blezcan una máquina, que apliquen un descubrimiento. No parcos, pródigos son de dádivas.- Hay afán por ocupar a los inteligentes. Los hombres de campo tienen allí su techo y su mesa. Quiere el gobierno que den ejemplo, inteligencia y fuerza a los campesinos, a menudo desidiosos, del país. Resucitar: esto quiere el Gobierno. Cultivar, emprender, distribuir. Honra ahora allí el Ministerio de Gobernación, encargado de los asuntos de tierras y repartos, un hombre grave y modesto, Don José Barberena, amigo de su patria. Elogio de un hombre que otro hombre puede hacer sin sonrojo. Se anima hablando de! crecimiento de la riqueza, de las empresas proyectadas. Todo 10 explica, facilita y favorece. De él hube datos, y debo decirlo en justícia. Entusiasta De manera que es forzoso volver a hablar de! jugo excelso. Por Zacapa el más estimado es el de Quezaltepec, que viene siendo cerro de quetzales. Y tcómo ha de haber nada malo donde hay un ave tan hermosa? Muy bella, porque no se dobla a nadie. Es fastuosa esta producción en toda la República. Tarda, en la Costa Cuca sobre todo, dos años en dar fruto, si es de trasplante; tres si es de semilla. Produce generalmente cada árbol de cuatro a cinco libras, sin que sean raros los que dan seis. Quien tiene 25,000 árboles, tiene mi! quintales al año de café. En la tierra muy caliente dura la planta poco, pero en la media, vive sin riesgo largo tiempo. Colosales gradas llevan de la costa al interior de! continente. A más de la Costa Cuca, rinde cosecha desusada toda la faja de la bocacosta, en la grada primera y la segunda, que llevan en fértiles y ascendentes ondulaciones a las altiplanicies de la comarca. Favorece a la planta la tierra de San Marcos, .de altiva gente, de dos temperaturas, de bellas perspectivas. Como tierras

Page 124: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

cercanas a volcanes, por excelentes son tenidas las de! Atitlán, de Santa María, de! Pacaya. Y a todos estos terrenos únense la bocacosta de Patulu!, la es- timada Santa Lucía, Cotzamalhuapa, Siquinalá y las extensiones. blandas al arado, que hermosean el Sur de la antigua Guatemala. Y como si la tierra caliente no fuera bastante a producir el pre- ciado fruto, la templada no le va en zaga. Bien es verdad que no se da el café tan pronto en esta como en aquella, pero el grano de temperatura moderada es superior, según hábito y afirmación de discretos cultivadores, al de temperatura ardiente. Dase por esto bien en Amatitlán, la trémula amenazada de! Pacaya; que es bien 152 OBRAS ESCOGIDAS. ‘f. 1 153 que junto al volcán de la tierra se dé el jugo volcánico animador de la pasión y el pensamiento. Y no menos bien se da en Petapa. Prodúcese en Guajiniquilapa, mas no con tanto éxito. De Amatitlán hablamos y de su espléndida laguna y de la sor- prendente del Río Dulce. Tierra de lagos es p: les Guatemala, que a par de estas bien merece memoria la laguna de Ayarza; tendida sobre cráteres, por nadie alimentada, y alimento ella de muchos manantiales. Cosa que hace creer que en la erupción de un volcán o de los dos volcanes sobre que descansa, quedo formado un pozo artesiano natural. Se ama más la Naturaleza alrededor de la laguna con su ex- tenso horizonte, con sus planicies fértiles, con su abundancia de brazos, los más recios por cierto para el trabajo y más volunta- rios, como se dice en lengua campestre, que hay en el país. Y se desea la ciencia para conocer hondamente el raro misterio. Tiene la laguna de 3 a 5 leguas de largo, y a medida que la sonda adelanta nótase que se hunde, como si las pendientes laterales for- maran embudo, en progresión verdaderamente rapidísima. a 150 varas de la costa, y no alcanza ya la sonda. Llégase Responde aquella tierra amantemente al golpe más perezoso del arado. No se resiste, sino que se brinda. Está fatigada de su inac- ción, y se abre en vida. Todo prende en aquel territorio afortunado. Diérase y dase el café con gran riqueza. Crecen silvestres muy ju- gosos pastos. Gimen desiertas las praderas vastas. Y esto a 25 le- guas por buen camino a Guatemala, a 20 de la costa del Pacifico, cuando por toda carga , icuatro reales cuesta llevar desde la cerca- nía de la laguna cada quintal a Guatemala! Soberbia hacienda la que pudiera hacerse

Page 125: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

allí, y mucho más de una, con tan hinchado seno, con tan extensos brazos. Aleje- mos, alejemos libros y papeles y vayamos, como Cincinato, como Washington, como mi profesor de griego, a sembrar trigo, a vigilar ganado, a cultivar cerezas. Mi profesor de griego es un gran hom- bre.- Lioró, porque nos dejaba presos, cuando él salia libre de la cárcel.- Son, pues, buenos sus ejemplos. ;Y por Verapaz, donde se da todo? Por Gualán crece bien el cafeto, y el río Motagua, de famosa boca, arrastra cn sus ondas las flores blancas del cargado arbusto. -Y también crece en la parte fresca de las costas del Atlántico aunque estas, más que para café, para caña están hechas, porque crece lujosa y se exportaría el azúcar fácilmente. Cultivííndola anda por aquellos rumbos, y él mismo es maestro de azúcar, humilde purzfero, uno que fue gobernador de Nueva Orteans.-- Cincinati Sino. Y por Cobán se da el fruto nectáreo, con mejores condiciones en los lugares apartados de la cabecera. iOh, café rico, generoso don de América, que en corrientes de vida vuelve a Europa el mal que entre tan preciosos bienes le hizo! Mme. de Se\: igné, la de las bellas cartas, no debió tomar nunca buen café. Y en la demolición de Europa vieja, por Voltaire emprendida. <cuántas armas terribles no se habrán templado al ardor de nuestro jugo americano? Destronado el té tibio, padre oscuro del amargo spleen de los ingleses. y del cobarde laxamiento de los chinos, pierde también corona y cetro el alimentoso chocolate, tan gustado de los españo- les y los clérigos, sin que falten humildes seglares, y de todas tierras, que a la sabrosa bavaroise parisiense, de aquel lindo café que asoma muy cerca de los Bufos, prefieran una taza de Tabasco, o una de buen cacao guatemalteco. Enojoso el cultivo, y aminorando de consumo, no faltan, sin embargo, capitalistas que intenten su exportación, ni hacendados que abastezcan el sólido gusto que en Guatemala se tiene por el, en verdad, muy nutritivo chocolate. Con poco azúcar lo usan, pero ta qué, sí lo sirven blancas manos? Lo que de veras ha de preocupar a las gentes honradamente ambiciosas, es el seguro bienestar que se conseguirá en aquellas tierras dando incremento a la ganadería. Porque el ganado esca- sea y es solicitado. Se le compra barato y se vende caro. Como la demanda crece, la oferta encarece. Si se tiene dentro, iqué gran ventaja para los tenedores!; ahora hay que ir a

Page 126: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

buscarlo fuera. Centuplicarían los capitales destinados a esto.-“ Con criar cerdos, esto es, con dejarlos comer, me decía un ministro, se hace uno rico.” Yo pregunté en Escuintla, y tenía razón. De 17 a 22 pesos se compran míseros novillos, en 35 pesos se venden; luego, y en 55 sonoros duros, un buey gordo. iY son por todas partes tan fáciles los pastos! y ilos hay tan buenos por Salamá, por Cobán y por Ayarza! Huehuetenango. el departamento de hermosa cabecera, es rice en esta producción, y como en Jalapa y Jutiapa hay buenos pastos, muy macizos, para allá se encaminan los especuladores. Y hacen bien, que una gran fortuna merece cl trabajo de buscarla. No hay en la tierra más vía, honrada, que la que uno se abre con sus pro- pios brazos. Así lo entienden los franceses que por Gualán tienen cafe. los americanos que por Salamá hacen vino. los ingleses que por Iza bal tienen ganado. 154 Jo& Marti OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 155 CQué madera es esta, tan flexible, tan blanda, tan dúctil por su cara del corte? Guatemalteca es, y un guatemalteco esta labrando en ella. Ah! isi la conocieran los grabadores europeos! Es el huachi- pilin suave y rojizo, que reemplaza con justo éxito al bru afamado de Turquía. Porque en maderas, como en todo género de producciones ame, ricanas, Guatemala es madre infatigable. Ella tiene el veteado gra- nadillo, el ébano lustroso, el duro ronrón, de vetas negras: el in- flexible guayacán, el maqueado brasilete. Y allá por ef Petén re- bosa la caoba, cansa el cedro. Por cierto que en el Petén, más rico en ruinas que en hombres trabajadores, hay un muy bello lago, el de Itzá, y en medio de él se alza la capital, canastillo de casas. ciudad de flores. Y jcuánto natural producto, abandonado sin aplicación! Porque el maguey crece, se da el hule en los bosques, el algo- dón brota en la selva. Los campesinos de las comarcas del Atlántico secan sobre def- gados cujes pálido tabaco, que sería mejor a estar cuidado. Y como la hoja pura va desterrando a lo que por allá llaman cigarrillos de fusa y dobladores, y por Yucatán llaman, aunque en distinta forma, joloches, fuerza es que la producción del tabaco, libre y pro- tegida, se vea pronto en estado de dar abasto a la creciente peti- ción, sin acudir para ello a muy raros tabacos extranjeros. Se in- tenta en las haciendas un ensayo. Mis laboriosos hermanos de fa- milia, maestros en el cultivo, vendrían alegres a hallar ellos pan de

Page 127: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

destierro, ganado en honra de la industria y bien del país. Y del hule, si como hoy no se le desdeña, podrá sacarse gran partido iCon qué placer leí yo, ni sé en dónde, hace unos días: “Hule mexicano”! Y como es tan útil, tan abundante y tan fácil, apenas conocido, como el maguey, abrirá al victorioso porvenir de la activa Repú- blica nuevos caminos. Con el maguey múltiples los tiene. Muy preso yo, me hicieron poner ropa de corteza de árbol, hecha en los Estados Unidos. Ras- paba y hería; pero era por la patria. La del maguey seria mejor. Tónicos, líquidos, bebida vegetal, vinagre y bálsamo, papel y tela podrían lograrse de la planta fértil. El país trabaja, y com- pra. No sólo los agricultores, sino los industriales hallarán en Guatemala gran quehacer. Porque la ciudad sin dejar de ser pro- pia. entra a ser francesa. Se afinan los gustos, naturalmente deli- cados. Lo superfluo se va haciendo ya preciso. El patriarcado reza el rosario, se hace viejo, y cede su lugar al confort. Arreos y telas de México, manta barata y buenos casimires, sombreros y sarapes, airosos fustes y piedras de ónix, telares de los Estados, iqué hacéis ociosos? Ejemplos múltiples daría yo ahora de fáciles riquezas lo- gradas en los que fueron dominios de Alvarado con trabajos breves. Y los mineros, iqué no investigan? Por Izaba1 extraen ahora oro, y al cebo de Belice y rumbos varios han acudido aventureros numerosos. Señala la pública voz minas de plata inexplotadas. Y ahora que el carbón de piedra inglés va escaseando, que el vizcaíno encarece, ipor qué no examinar los osados las entrañas de la tierra, que así, dando carbón, producen oro? El trabajo convierte en ama- rillo lo negro. Es milagroso el trabajo, Bien, pues, y de veras bien. La tierra es rica; por ella misma, por los honrados hábitos de los que la viven, por la enérgica vo- luntad de los que la gobiernan. Crear, extender, vivir; esto se quie- re. El país no opone resistencia. Ama la limpieza, está acostum- brado a la sobriedad, gusta del trabajo. Naturalmente artístico, una vez despierto el gusto, buscará con amor todo lo bello. Una larga dominación ha quebrado un poco el carácter. Pero él resucitará. La dignidad es como la esponja: se la oprime pero conserva siempre su fuerza de tensión. La dignidad nunca se muere. El país tiene la firme decisión de adelantar, va por buen camino, piensa más en la agricultura que en la política. La política gran- diosa es el primer deber, la

Page 128: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

mezquina el mayor vicio nacional. Ni la pereza, ni la incuria son vicios guatemaltecos. Gocé mucho vien- do a un ladino, allá en el fondo de un monte, leer atento, mientras su hijo aderezaba la carga, un libro de muestras de centrífugas. Los indios apáticos se quejan, pero el gobierno respeta a los bue- nos- fy hay tan buenos!- y pasa por sobre los tercos, raras veces malos. -Allá, por la Antigua, hay fímpísimos pueblos que obedecen a un gobernador indígena, que lee periódicos, que sabe francés, que con el ejemplo y la palabra enseña virtudes, y en el humilde campo estableció y mantiene escuelas. Los inteligentes agricultores, los útiles mecánicos, los industria- les prácticos, hallarán en Guatemala una tierra que paga de sobra el servicio que se le presta, un hogar afable y un cimiento de fortuna. No se rechaza al extranjero bueno: se le llama y se le ama. Hay impaciencia por ver cumplida una alta obra: la grandeza patria, basada en la prosperidad. Cuanto ayuda a producir es ayu- dado. Se piden hombres, no se les rechaza. No son como en Jauja, de terrones de azúcar las casas, pero allí, con la miel de la buena voluntad, el azúcar es muy dulce. 156 losé Maffi OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 157 Y en el alma de Guatemala no hay músicos, poetas? ;no hay artistas, no hay pintores, iNada a nadie dijeron las palmas de la Antigua, las palmas de Amatitlán, las flores sobres los cráteres, los verdes cañaverales escuintlecos? Y el amor ;no sollozó? Y la historia ;no se pintó? Y la simpática malicia guatemalteca eno ha- lló lira? iOh, si! iHay poetas queridos, hubo buenos pintores, hiciéronse grandiosas escu! turas, se cultivó el alma tanto como el campo! Y iqué triste un cultivo sin el otro! Capitulo de poetas. Cuando murió José Batres, un gran poeta, dijo Alcalá Galiano, un gran orador: “Harta enfermedad tenía él con vivir.” José Batres nació en Guatemala. Supo francés e italiano, leyó a los enciclopedistas y a Casti; ciñó espada y tañó el laúd, vivió digno y murió joven? temía no gustar y gustará siempre. El orador español tuvo razón. Alma grandiosa, cantó con metro épico afectos concentrados y sobrios. Sufrió como Bécquer, amó como Heme, cantó poco porque tenía poco grande que cantar. Murió de vida, corno el autor de las Rimas. Se reía, pero se moría. Los que lean las sabrosas estrofas de “El reloj”, las picarescas descripciones de don Pablo, ni a Lope, ni a Villaviciosa, ni

Page 129: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

a los satíricos de Italia echan de menos. Un verso de Pepe Batres no se olvida nunca. Hubiera sido amigo de Manuel Acuña. El era pulcro, casi adamado, observador, temido, agudo. Superior al mundo habitual, se vengó de él, ioh noble alma!, legándole, a modo de pintura de ridiculeces, inimitables y vivacísimos poemas. Como Ercilla la heroica, manejó Batres la octava burlesca. Ningún consonante. le arredra, y de in- tento como Bretón, los amontona difíciles, y como Bretón, triunfa siempre de ellos. Sus descripciones ora gráficas en una frase, ora ricas de vericuetos y detalles; sus pintorescas enumeraciones; la burlona amargura con que flagela el falso pudor, la necia petulan- cia, la monjil severidad, la vanidad ridícula; los raros, desusados y valientes giros con que matiza su lenguaje; la rica instrucción literaria que revelan sus naturales alusiones; el seductor descuido, las inagotables sales; los punzantes episodios; la filosófica sensa- tez; el castizo abandono de aquel ingenioso que sabía elevarse como el águila, gemir como la paloma, vivacear como la ardilla, hacen del vate guatemalteco, injustamente olvidado de los que estudian la América, una extraña figura, pálida, profunda, entera, hermosa y culminante. Era en la conversación general idemasiado serio! o silencioso. No lo entendían, y se ahogaba. Dotado de potencia inmensa de observación, se hizo satírico, porque tenía que hacerse alguna cosa. En este género lo juzgan, y esto es equivocado. Aquel laúd estaba vestido de luto; no colgado de cascabeles. Cuando escribía íntima- mente, y en la intimidad hablaba, leerlo u oirlo dolía. Era una desesperación severa, sin satirismos falsos, sin byronismos imita- dores. Lo comparan con Espronceda; vale más. Para juzgarlo, no ha de leerse lo que hay suyo, que es lo menos valioso y es poco; ni se puede leer lo que religiosas preocupaciones destruyeron, y fue muy bueno y mucho; de juzgársele ha por lo que en lo que hizo reveló que haría. Amó y practicó lo bello en toda forma. Gustaba de verse elegante, y elegantemente hablaba y discurría. El pintó un desierto en estrofas que secan y que queman. Pintó un volcán en versos que levantan y dan brío. Pintó un muerto de amores, dignamente doliente, en unos breves versos que todos saben, que todos admiran, que son muy sencillos, que son muy grandes, que los extraños copian: “Yo pienso en ti.” Desdeñó el amor como amorío, y lo profesó como religión.

Page 130: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Fue mal político, leal hermano, notable músico, profundo conversador, bravo soldado, excelente prosista y gran poeta. No tiene tumba. Descansa en la memoria de sus enorgullecidos compatriotas. Donde escribió, grabó. Donde censuró, curó. Lo que imitó, real- zó. Desconfió de sí mismo y amó puramente. He aquí su epitafio. Cuando yo venía, un año hace, animada de sueños la frente y frío de destierro el corazón, del caluroso Izaba! a la templada Gua- temala, en una aldehuela que llaman el Jícaro, luego que hube visto pasar, en brillante cabalgata, el cortejo de dos risueños novios, eché pie a tierra en casa de un ladino, decidor, fanfarrón, letrado y tuerto; cosa esta última que tiene en el carácter más importancia que la que le es generalmente concedida. Enseñado que me hubo una mohosa tajante, que dice que cercenó cabezas en más de una batalla fratricida, y una mazorca de maíz, que por allá llaman de fuego, porque, echada la semilla, a los sesenta días da fruto; y convenido que fue que los indios tinecos, de por San Agustín,- de quienes el ladino estaba quejoso- son gente hosca y rebelde, muy apegada a lo suyo, muy reacia a lo nuevo y muy enemiga de los curas malos;- comenzó el ladino, para dar tiempo a que me frieran unos humildes blanquillos, a re- citar, mal que bien, una buena fábula. La primera redondilla me hizo alzar la cabeza; la segunda, fijó mucho mi atención. iQué gracia y animación! iqué rima tan nueva, a veces brusca, pero siempre atinada y original! iqué copia de la naturaleza! iqué observaciones tan americanas! iqué propiedad al fin, y qué olvido de esos convencionales apólogos del indio Pilpay, y el liberto Fedro, y el rubicundo Lafontaine, y el amanerado Sa- maniego! 158 Josi Martí OBRAS ESCOGIDAS. T. I -Eso es bueno, decía el ladino. Así para el venado las orejas; como él dice, mueve la cola, así de ese modo se pone la trampa; me parece ver saltar al animalito. Oh, elogio perfecto, tan apetecido y tan raro: ser hombre de ciu- dad, y ser admirado, en cosas de campo, por un hombre de campo! El fabulista, ya ido de la Tierra, es García Goyena: bien haya el que hizo en Guatemala lo que en Cuba hizo Jeremías Docaranza, José María de Cárdenas: americanizar el apólogo. Censurar nuestros defectos con nuestros animales y nuestras plantas. Acomodar a nuestra naturaleza las moralejas. Tomar de nuestra naturaleza nuestros ejemplos. Picaresco en tos epigramas, severo en las epístolas,

Page 131: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

ingenioso en los múltiples jueguecillos de talento, en su tiempo, de moda, fue García Goyena siempre en el pensamiento, intencionado; en los gi- ros, variado; en la rima, atrevido, aunque a las veces no muy pre- ciso ni correcto. Amante de la Naturaleza, y observador profundo de ella, en las fábulas de García Goyena, que son de vez en cuando más que máximas oportunas, inimitables descripciones, y graves y nuevos consejos, se aprende esa simpática ciencia animada- de los árboles, y de las aves, de las flores y de los frutos, sus costumbres, sus amores, sus peculiaridades, sus cualidades dominantes. Cáustico en política, práctico en mora!, exacto en ciencia, nuevo en la invención, rico en literatura: ese es García Goyena. Hay en la Escuela Norma!, que en la educación generosa, tole- rante, aplicable y liberal, completa la obra del Gobierno en la polí- tica, unas muy animadas reuniones de hogar, donde a tiempo que se familiarizan con la vida socia! los educandos, se hace buena música, se dicen discursos, se cantan correctamente bellas piezas, y se leen a menudo buenos versos. Cosa de familia, con buena vo- luntad y con perfume. Gozo yo con que el que la haya establecido, y recoja ya sus frutos de apostolado, sea un cubano, amigo de los hombres: José María Izaguirre. A aquel proscenio humilde subió una vez un elegante mestizo, de esbelto cuerpo y rizada cabellera. Y dijo una muy larga tirada de versos que él llamó fábula, como la llamó su autor, y tiene sin embargo los tamaños de un poema didáctico, apológico sí, pero a más, en el fondo interesantísimo, y en la vestidura, magistral. Origina! urdimbre, sonoro endecasílabo, fáciles asonantes, corte osado del verso, más cuidadoso del pensamiento que de la cesura, hábil enseñanza en deliciosa forma, tal fue y asf me cautivó, la, por desventura, única producción conocida de fray Matias de Cór- doba, ya muerto: “La fábula de! León.” -Trozo es ese que hace a un poeta: revela reposo de carácter, evangélica bondad, clásico es- tudio. iQuién no sabe en Centro América algo de los tiernos Diéguez? Dos hermanos fueron, Juan y Manuel, tan apretadamente unidos que lo de uno parece de! otro. Patria ausente, montanas queridas, ríos de la infancia, flores de la tierra, ilusiones- flores del alma, penas de amor, de vida y de destierro; todo esto tiene en estos laúdes gemelos los tonos de un sentimiento, no prestado,

Page 132: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

común, ni preconcebido, sino sincero, suave y blanco. Canta la tórtola por la tarde, y cantaban los dos hermanos Diéguez. Su llanto es dulce y refresca, su esperanza es honrada, y anima, sus sueños son posi- bles y consuelan. Yo los llamo poetas de la fe. Hubo itambién muerta! una poetisa en Guatemala, amiga de Batres, famosa decidora, que no dejó suceso sin comentario, hom- bre sin gracioso mote, defecto sin epigrama, conversación sin gracia. Talento penetrante, alma ardiente, rima facilisima, espíritu entu- siasta, carácter batallador, fue Maria Josefa García Granados, por mucho tiempo animación y para siempre gala de la literatura gua- temalteca. Ella no desdeñaba ir a las prensas, publicar papeles, provocar controversias, sostenerlas con brío. En prosa como en verso escri- bia con sólida fluidez. Era abundante, pero tanto en pensamientos como en versos. Lo serio de ella no vale tanto como lo incisivo. Anda casi en secreto un “Boletín del Cólera” ,- de los tiempos en que el aire me- fítico de! Ganges sopló fuerte, y ella como Molíère la emprendió con los médicos,- que es cosa de no dejar aquella ocurrentisima y castiza sátira un solo instante de las manos. Picantes ensaladillas, difíciles- nunca vulgares- charadas, por ella levantadas a género digno de estudio y de cultivo, porque en sus versos adquirió siempre gracia, a veces ternura, a menudo profunda expresión lírica; retra- tos, anacreóntícas, canciones, epitalamios y letrillas; ir y venir de vivas réplicas; diaria y siempre nueva discusión de sucesos gran- des y pequeños: tales fueron los culminantes caracteres y múltiples empleos de aquel extraordinario espíritu, de aquella mujer viril, de aquella lira fácil y elegante. Marure se llama el historiador de las revoluciones en Centro América, valioso libro que el Gobierno reimprime ahora y que al- canza hasta el año 1852. La ira de partido persiguió al muerto hasta su obra, y la última parte de esta, por muy notable tenida, desapareció sin ser vista de nadie. Costaba entonces trabajo por alli ser liberal, y liberal fue el libro de Marure. Muy niño yo, admiraba ya en la Habana la concisión de estilo, corte enérgico de frase, mesurado pensamiento de un letrado gua- 160 10si Marti OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 161 se empeño en en trar a caballc a tomar posesión de su arzobispa- do; ya una resistencia, a veces cómica, a hacer todo lo que, siéndole aconsejado, no

Page 133: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

hi ecesen los demás antes que él; ya como hizo que en el panteón de Catedral le variasen el lugar destinado a tumba suya, porque alli habia una claraboya y no quería que le entrasen a molestar despuéís los gatos. Pero con todo esto, si no como valiosa prenda de dicción, como consejero históric 0, cúmulo de detalles, color de época y juicio de ]os hombres, biefl merece el libro del arzobispito, que así es lla- mado, un puesto Monroso en una biblioteca americana. En punto a h istoria, si no nueva en todo, nuevamente escrita, dan quehacer a jas manos y fatiga a ]a mente, en este imtante mismo, escritores distinguidos, alguno de ellos, el doctor Mon- tufar, guerrero ya probado en las lides de la tribuna y de la prensa, de] folleto liberal, de la instrucción histórica, de la discusión viva y constante. Guegrea bravamente en este campo.- 8 él está enco- mendada ]a moderna parte de la historia. Don Ignacio Gómez, lite- rato de nota muy justa, versado en lenguas y todo género de crítica y poesía; conocedor del mundo viejo y nuevo, caliente en el decir y en el escribir flacizo y muy galano, ha la tarea de redactar otra importante época reciente; y a don José Milla, de fácil vena, de erudición notoria, de ocurrente lenguaje y vivas sales, toca la his- toria de] que fue Reino y Capitanía General de Guatemala, desde los tiempos en 4 ue por tierras y princesas peleaban Kachiques, quichés y zutujiles, hasta los brillantes días de aurora en que la animada palabra del polemista y orador Barrundia, la vivaz acti- vidad del abogado Córdova, y las duras consideraciones de Molina, dieron en tierra cOn lOS ItIWOS y feudos COlOnialeS. temalteco, para quien no era cosa nueva oír decir que escribía a modo de] egregio prosista Jovellanos. Rebusqué luego para hacer unos cuantos versos dramáticos so- bre el día patriótico, la librería nutrida del señor don Mariano Pa- dilla, americanista religioso, minucioso bibliófilo, coleccionador in- teligente, y hube ocasión de asombro con leer los más humildes papeles públicos que, por los años 15, y 19, y 21, y 25, y 30, veían con animación hoy olvidada, la curiosa luz. Brio en la idea, sen- satez en el deseo, pureza y sobriedad; sobriedad sobre todo, en la dicción. Aquellos escritores, periodistas, algunos de ellos principian- tes, escribían como diestros académicos. Leí entonces a Marure y mi celebración creció de punto. Ni quiso ser Tácito, ni había para qué serlo, que no hay más

Page 134: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

repug- nantes cosas que sentimientos e indignaciones postizos; pero salvas algunas explicables vivezas de partido, conserva la larga obra el tono histórico sin hinchazón fastuosa, sin familiaridad censurable. Habla no como quien lucha sino como quien observa:- y ese ha de ser el tono de la historia. Ella es un examen y un juicio, no una propaganda ni una excitación. Era en aquel tiempo muy corriente en Guatemala leer los libros que en Francia prepararon, con Holbach y D’Alembert, y cumplie- ron con Desmoulins y Dantón, el más hondo trastorno que recuer- dan aterrados los siglos. Amén de este contagio de giros, inevita- ble cuando se lee, como Marure debió leer, mucho francés, bien puede aquel estilo, reposado y serio, servir de útil modelo a los que en literatura hallar una manera, que, sin dejar de ser caliente, responda por su templanza a las severas exigencias del criterio. Hay corte antiguo en la obra celebrada de Marure. Historiadores no han faltado a Guatemala; ni le faltan en este instante mismo, ni escritores galanos, ni sentidos y jóvenes poetas. En punto a historias viejas, tiene la antiquísima, la candorosa, la religiosa y crédula, pero benévola y en datos rica, del buen pa- dre Juarros, sencillo narrador de las épicas luchas de los indios y minucioso cronista de frailes, misioneros, cofradías, imágenes, sol- dados y conventos. De otro padre es otro libro, sin tanto alcance ni tanta amenidad, aunque curioso: las Memorias del arzobispo García Peláez. Hombre afamado de humilde, pero pertinaz, acre y turbulento. Hacía cari- dades, y en cuenta se las tengo, pero como una vez le dijesen que quería hablarle un señor, y resultase que el señor era el maestro sastre, respondió con muy poco evangelismo:-“ Pues ese, ni es señor, ni entra.” Pero él, aunque menudo de cuerpo y tenaz como un vizcaíno, era un hombre de enérgico carácter, de firmeza en sus derechos, de verdadero valer. Cuéntase de él originalidades sin término; ya que exigiendo- a lo que dicen- un asno la ceremonia, No debo, pues que de libros hablo, callar una publicación re- ciente, a los esfuerzos debida del que ha sido para estas páginas tan rapidfsimas, casi escritas entre 10s cerros y a caballo, mi ge- neroso introductor. Es el libro la Galería poética centroamericana, que ahora revisa, reforma y con patrio celo aumenta su autor, tan hábil ministro, cuanto estudioso hombre de letras y

Page 135: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

elegante poeta, Ramón Uriarte, de quien más bien no digo porque no pueda tomar- se a pago del que él dice de mf. Hacense a menudo estudios y publicaciones que, en forma de ligero folleto, van de mano en mano. Ya publica Antonio Batres, de pulcra pluma y sólidos estudios, un buen estudio sobre bellas artes; ya Agustín Gómez, que maneja bien su lengua, historia con fidelidad la institución de 10s cónsules; ya se cruzan alegatos im- presos sobre acciones jurídicas, ricos en jurisprudencia y en ca- ]or.- No es aun aquel movimiento del año 182], guiado por la palabra arrebatada del histórico Barrundia; pero ya se renace rá- pidamente de aquel abatimiento enfermizo, -época de almas pos- 162 3osd Malli OBRAS ESCOGIDAS. T. I 163 tergadas, de dignidades dormidas-, en que hundió a la tierra de los terribles volcanes y majestuosos ríos, el terror más que una fuerza real, el látigo insolente de Carrera. Ya deben ver la luz dos libros buenos: de blandos versos el uno; de fiel, correcta y muy amena narración el otro. Forman el primero las poesías de Francisco Lainfiesta, a quien ungió la maga fortuna con la miel del idilio, de! sáfico y de la égloga. Quiebra el verso airosamente. Tiene el instinto prosódico, y el castizo. En lenguaje, adivina lo que no conoce. En acentos, admira la espon- tánea precisión de su censura. Yo le hice un sáfico, y él me devol- vió inmediatamente veinte, dignos de Ventura de la Vega. Tiene la intuición de la bella forma este poeta. De más grave orden, aunque en apariencia sencillo, es el otro libro nuevo, de memorias también, pero estas de! general Migue! García Granados. Ajedrecista y estratégico, enamorado de César y concurrente asiduo al café de la Regencia, la observación y la atención son condiciones dominantes en el genera! guatemalteco. Como él vivía ya en los tiempos de la independencia, y conoció a los hombres que entonces privaron, y anduvo en guerras, los describe entre sueltas relaciones, con justa apreciación y amena gracia. Libro será este, para el de letras, agradable; para el de armas, útil. No desmerecen de Larra el viejo ciertos párrafos de! libro. Pero entre estas publicaciones, como el Acultzingo entre los montes, como el Ixtacihuat! entre los volcanes, como la resurrección después de la inercia, como Ia irradiación después de la tiniebla, viene a su puesto el Código Civil. <Qué es? La justicia a mano, en español, de modo que pueda

Page 136: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

entenderla todo el mundo. Se echa abajo una casta de intérpretes y se ponen en breve claridad utilí- simos principios. Dejan de ser los abogados augures para comen- zar a ser sacerdotes. Se ha aprovechado para el Código todo lo nuevo, se ha repelido todo lo intrincado, lo repetido, 10 laberíntico, lo añejo. Primitivas disposiciones del Fuero Juzgo, cándidas- aun- que honradas,- prescripciones del Código alfonsino; locales e ino- portunos mandamientos de las Ordenanzas- iqué ha de hacer en América lo que se mandó para Nájera?- sujeciones señoriales de la antes sabia ley de Toro, han venido a tierra precedidas de un vigoroso informe, bello en la forma, sintético en la expresión, per- fecto en el método, debido todo a la instrucción juridica y refor- mador anhelo de Montúfar. Quedan aún en pie, porque se juzgó que no podía hacerse todo de una vez, instituciones ya bien muertas. Queda el matrimonio eclesiástico que es cosa de Dios, surtiendo efectos civiles, que son cosa de los hombres. Queda así ilógicamente sujeto a la Iglesia el Estado, cuando bien pueden ser dos poderes mutuamente respe- tuosos, el uno juez de lo temporal, de lo incorpóreo el otro. Pero han venido abajo los dilatados procedimientos, las infamantes pe- nas, la impersonalidad de las mujeres, la larga minoría de edad, la restitución in integrum, las trabas enojosas a la circulación libre de bienes. La luz se ha hecho sobre los escombros de la Curia Filí- pica, red intrincada, ahogadora de los ingenios verdaderos. La mujer es persona. El menor es persona. La tutela no es una granjeria. El juicio es rápido. Las penas son más dignas. Los he- redamientos serán claros. La que puede ser madre puede ser testi- go. Las excepciones castellanas no aprovechan a los habitantes gua- temaltecos. A vida propia, derecho, en lo necesario, propio.- Tales motivos guiaron y tales efectos consigue el Código Civil, con na- tura! regocijo, promulgado entre el amor de los abogados jóvenes y el pueblo agradecido, y la resistencia de los letrados de antaño, prendados de las sutilezas de! “Sancho Llama” y la oscura pro- fundidad de! erudito Pérez. Los códigos nuevos, prez de la administración restauradora de los derechos verdaderos, han sido por los extraños celebrados; por los hombres hipócritas, mordidos; por los sinceros amigos de! país, recibidos con júbilo vehemente. Ese día mereció ser blanca y azul la

Page 137: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

muy linda bandera guatemalteca. Y se añadió al escudo de Guatemala, aunque en él no figure, un libro abierto. Ese día, el quetzal lo fue más. Los jóvenes dotados de las copiosas aptitudes comunes a los hombres de estas tierras, echado ya hacia atrás el manto de cade- nas que la dominación del hombre de los montes puso en sus es- paldas; abiertas ampliamente las vías de! crecimiento y del trabajo, se lanzan, sin concierto aún, ganosos a ellas; se apoderan de los modernos libros, leen afanosos en historia a Laurent, en literatura a Gautier y a Musset. Quinet, Michelet, Pelletan, Simon, Proudhon, van siendo ya libros vulgares. La ciencia amena se va haciendo amable, como que amenizar la ciencia es generalizarla. Médicos y abogados futuros, médicos y abogados recientes coronan las calvas cabezas de Papiniano e Hipócrates con los blancos azahares de las musas. Vagos ensueños de americanismo preocupan a aquellas men- tes juveniles: Matta, Gregorio Gutiérrez, Lozano, Prieto, Palma, les son familiares y amados. Tienen ahora activas sociedades, y vi alegre en las mesas de periódicos de México las revistas que les sirven de órgano: El Por- venir y El Pensamienfo. Aquella tiende a desarrollar el gusto por lo bello; esta por lo grave; aquella por lo literario; esta por lo científico.- Discuten, proponen, reglamentan, eligen por sufragio, gustan de ver reunidas a las gentes, dan veladas. Estos ejercicios de palabra, de discusión, de socialidad, fortalecen el carácter, me- joran las uniones, acentúan la cultura. La actividad es el símbolo de la juventud. Apenas nacidos, mejoran visiblemente los períódi- cos; lo que comenzó como un ensayo, adquiere ya, con el estímulo 164 losé Mart i OBRAS ESCOGIDAS, T. 1 165 y la crítica, serias proporciones. Al fin se lucha; se despierta, se crea algo. Sobrada está Guatemala de talentos, la Libertad !os hará muy pronto florecer. Penetración, espíritu de independencia, impa- ciencia noble e hidalguía: esto observo en los hombres jóvenes de la mayor de !as repúblicas centrales. Tengo fe en ~1.1 naturaleza bondadosa, en su inteligencia clara, en su costumbre de trabajo, en su honroso y seguro porvenir. Más trascendental en fines, más grave en sus miembros y en sus medios más poderosa, es la Sociedad Económica, la de estantes de ídolos, la de patio muy bello, la de salón del Renacimiento, con sus columnas de gigantes; la que sembró el café, la que recomendó la caña, la que estudia

Page 138: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

cuanto al fomento de la agricultura, a la mejora de las artes, a la bondad, riqueza y belleza de la República se dirige.- Su nombre va unido, de luengos años hace, a cuanto hermoseamiento cobra la ciudad, a cuanta nueva idea utiliza el campo. Sociedad de agricultura, de educación, de bellas artes y be- lla literatura, de fomento de minas, celebra sesiones, estudia co- marcas, protege cultivos, experimenta siembras, publica periódico. Un químico notable la dirige; propietarios, agricultores, literatos y extranjeros ilustres son sus miembros. Ya descubre y clasifica un molar de megalonix; ya populariza ricos libros incógnitos; ya es- tudia las planicies de la Verapaz, ya protege a los campesinos de los peligros de las siembras. Fomentar: este es su empleo. Por varones egregios sostenida, y hoy por el gobierno, dice bien de un pueblo la larga holgada estancia de una institución que ha sabido mantenerse, herida por hostiles vientos, movida por las olas revolucionarias. Poco hace encomiaba el eucalipto, iNo introdujera el hule y el maguey! Artes y Sociedad Económica van aparejadas. iQuién con más cuidado conserva los cuadros del famoso maestro Merlo, la viva gallina, las húmedas flores? CQuién socorrió con más amor a Bue- naventura Ramírez, a aquel escultor reputadísimo, a quien venían a conocer y pedían obras de las repúbiicas vecinas, de la opulenta Habana, de Espana la artística? Hay por Guatemala, en pintura y escultura, grandes nombres, y más que nombres grandes aptitudes. Manuel Mer! o llámase el autor de los correctos v anchos lienzos que allá entre sombras saltan valiosos a los ojos’ inteligentes, en la pintoresca capilla del Calvario. Original para inventar, osado para componer, hábil para colocar, alejar y acercar, dar perspecti- va, oscuro en el color, seguro en el dibujo, bien puede Manuel Merlo ir a la par del suave Pontaza, del fiel Cabrera, del místico Rosales, del penetrante Jallá. Primera y segunda maneras tuvo Pontaza, enamorado en aque- lla del cobre plomizo, de las sombras pétreas, de las duras lineas, --< qué podía hacer tampoco con el uso imperfecto, casi intuitivo, de tres pobres colores?- Y en el modo segundo, ya pintaba Pon- taza la bondadosa fisonomia de Santo Domingo, plegaba con acierto su albo traje, animaba su escuela, embellecía sus tentaciones, ponía en sus ojos grave mirada sobre el tratado de ios Sacramentos. Tenía entonces, con más

Page 139: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

color y más práctica, no aquella ruda perspectiva, infantil composición y pueril ornato del cuadro, más afamado que digno de fama, en que pinta la muerte de los amoro- sos dominicos,- ibuenos siempre, hasta para América buenos!- en Polonia; sino blandas carnes, movibles plegaduras, nebulosas som- bras, delicados contornos, miníaturesca precisión. Abigarramientos alegóricos no le pueden faltar, que eran de la época y del caso religioso, pero él era un muy original, muy delicado y muy con- cienzudo pintor. Pintaba el rey Pontaza, y no oscureció nunca la fama de la señora Vasconcelos; extraña, no por su absoluto mérito, sino porque en escasez amarga de maestros y recursos, en procedimientos y en ideas, túvoselo todo que inventar.- Adivinó la artista los secretos del color, los de la perspectiva, los de la dificilísima carne humana. Dejó Rosales, osado colorista, cuadros de caliente entonación para el Calvario; pero el en su genero no imitado, el no vencido íisonomista, el de pincel y lápiz segurisimos, ese es Cabrera. Ha- bia convención en los fondos, dureza en las ropas, porcelana en el rostro y en las manos; pero iqué imitar! iqué ver y copiar enseguida! iqué ver y no olvidarse nunca de haber visto! iQué casa en Gua- temala no tiene un retrato de Cabrera, fondo ceniza, delineo minia- turista, sonrojada la carne, muy pulido e! cabello, exacto el ojo? iY no tuvo en s- u tumba más riqueza que los versos ardientes de un poeta noble! Por San Francisco había, y ya desaparecieron, unos pasajes de la vida del santo, que pintó, con su rapidez del Tostado y Lope, el muy fecundo, el asombroso Villalpando, que cubrió como Rubens la Europa, de cuadros, más o menos bellos, nunca malos, en días breves, palacios, casas solariegas y conventos; el héroe inolvidable del poeta yucateco José Peón Contreras, el inventor sin tregua, el agrupador sin miedo, el dibujante sin fatiga, el vivo colorista sin esfuerzo. Era en él pintar como soñar. Iba tan de prisa, que parecía en todo un alma en fuga. Este gallardo mozo, que recela de esa abierta ventana y a hur- tadillas estrecha una mano picaresca que ella sola, morena y ex- quisita, habla y sonríe iqué mira, una vez cerrado el balcón, a la luz tibia de la Luna? 166 Josi Marli OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 167 -Ve, dice a otro; este es de Julián Perales, el escultor anti- güeña. Para Cristos no tiene rival. Toca la madera y ya está san- grando. Esto que

Page 140: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

tengo en mi bastón es el retrato de ella. No la ha visto, se la pinté: vela cuán viva. Y dice el otro: -Admirable de veras. Creía yo que lo mejor que él había hecho era aquel famoso retrato de Morazán, nuestro altivo héroe, en madera de café. -En España y Francia no quieren Cristo que no sea de Perales. -¿ Y viste tú trabajar a Cirilo Lara? --< Ese perezoso, ese extraño artista, ese atrevido artífice, hace una fornida Venus de una haba, y de una semilla de naranja un niño Jesús? -Algo más que eso. Ve el San Juan que hace para Catedral. Con una mano señala a la Tierra; con la otra, levantada, mira al Cielo. No está aún pulida y es piedra burda; pero ya los colosales pliegues se adivinan, la amorosa cabeza se destaca, natural es la posición, buena la mano, bien tocada la difícil cabellera. -Más fama tiene Quirino Castaño. -- Ganada la ha. El hizo el muy venerado Señor de Esquipulas, el Cristo negro de expresión doliente, de delgado torso, de estu. diadas formas. -iAh, Esquipulas, la de la feria! -La de las reliquias de oro, la del soberbio templo. -Gótico dicen que es. -- Y mayor que la misma Catedral. Y asi se van el enamorado y el amigo, diciendo que en 1640 apareció en Guatemala el muy célebre Alonso de la Paz, y tallando madera, hizo amén de obras gloriosas, un Jesús Nazareno, riqueza de que está orgullosa hoy la iglesia de la Merced, corpulenta y artística iglesia. Virgen hay de la Piedad en el Calvario renombrado que incila a llorar:- también llora ella. Esta fue obra de Vicente España, discípulo que pudo y supo más que su maestro, el buen José Bolaños. Y hay en Santo Domingo una hermosa virgen india, trigueña, risueña, casi voluptuosa. Es una virgen demasiado humana. No hay templo sin su escultura predilecla. A bien que yo vi en París disputarse reñidamente una Concepción menuda de Ramírez. Esta contenta la Virgen madre; su ropaje azul ondula airoso, su cuerpo esbelto pliégase a modo de arcángel que asciende. Y de Ramírez, (ni el nombre sabían! El así honrado, moría en tanto en su patria tan próspera y tan agradecida, en terrible pobreza. Hay por Barcelona copia abundante de imagineros. Ni viejos ni nuevos les son guatemaltecos inferiores: han domado la ma- dera y la han hecho hombre y mujer. Un triste dijo un día ante una escultura de Santo Domingo: -- iOh que hermosa ! iParece que ha visto llorar a Magdalena! Y como la Virgen de la Piedad tiene en el manto tan hermosos p 1

Page 141: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

iegues ;quiCtn fuera católico para en la hora de la tribulación ampararse en ellos! Afortunadamente hay vivas vírgenes. Es cosa curiosa: en Guatemala los músicos se distinguen por familias: los Andrino, los Sáenz, algún Padilla*. Hay en la música guatemalteca, limitada hoy a melodiosos val- ses, a religiosos y solemnes himnos, a lánguidas canciones, cierto tierno fraseo! ,cierta melancólica repetición, cierta recogida dulzura, cierta expreslon de amores afligidos. Del país fueron los primeros que en él cantaron con Oroveso, Nórma y Polion. Fue aquel mismo empresario el autor de un ímpo- nente Miserere, que en los maitines del Jueves Santo, allá en la iglesia Mayor, esparce por las bóvedas los amargos acentos de la culpa, las aterradas voces del arrepentimiento, el súbito clamor de la conciencia, los ecos amorosos del perdón,- de Benedicto Sáenz. El protegido cilindro, el de la música doméstica, el que amparó Europa y reformó, invención fue del P. Juan Padilla, guatemalteco, que murió dando vueltas en la mente a gigantescos pensamientos filarmónicos. Hay un tipillo concreto, semidesnudo, burlón, vivaz, aparente- mente hambriento, al que en Madrid llaman granuja y en París gamin, y cerillero en México, y en Guatemala vendeflores. Natu- ral agudeza, heroico sufrimiento, raterías pequeñas y cómicas ge- nerosidades los distinguen. Y es tal el musical instinto de la patria de los Batres y los Diéguez, que cuando estos simpáticos pobrecillos entran a vender flores o dulces a los bulliciosos corredores del teatro, sea la música del penetrante Verdi, del melifluo Bellini, del dificilísimo Mozart, del poderoso instrumentista Meyerbeer, no se da caso de que a la primera audición de la ópera no salgan los pequeños tarareando con admirable precisión las más difíciles arias, el momento menos comunicativo del nuevo spartitto. Y en la hermosa sala, tibia para los aplausos, unánime silencio censura una pequeña desviación de la partitura casi por todos correc- tamente conocida. Y apenas se estrecha una linda mano, que no acabe de tocar los deliciosos acordes del Pensamiento de Cástulo Méndez, los valses magistrales y rápidos de Arditi, las bulliciosas fantasías de Leybach, melodías dolientes o rápidas polonesas de Chopin. La música está allí en el instinto artístico, en la afabilidad del carácter, cn el rumor del aire grave, en el lánguido hablar de las

Page 142: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

mujeres. 168 José Marti OBRAS ESCOGIDAS. T 1 169 Y jc15mo vivía antes, oligárquicamente gobernada, esta v2s: a República, de extensiones tan fértiles, de espíritus tan ricos! En míseras escuelas, enseñábanse apenas principios de doctrina, v Fleury, y Moral Cristiana, y cantos cristianos, y un tanto, así comó superfluo, de leer y de escribir.- Ni lastimar, ni poetizar son aquí mi misión: mi misión es contar. Hoy cada aldea tiene escuela; con SUS manos fabrican los padres la casa del maestro; del haber del hijuelo se priva el campesino porque aprenda de letras; aumentan en 12 ciudad los institutos de carácter grave; extiéndese en la Uni- versidad el ya lleno programa; apréndense en ‘la Escuela Politéc- nica, con hábitos militares, matemáticas; enseña la Escuela Normal, por práctico sistema de razón y propio juicio a ser maestros; qui- nientos niños pueblan los salones del extenso Instituto Naciona!; bien se enseña en San Francisco; del extranjero fueron traídos maestros y maestras; tinos y otras enseñan tolerancia religiosa, dan instrucción realmente útil, vulgarizan los más recientes siste- mas americanos y europeos. Madura estaba la espiga en aquellas inteligencias. En las tierras de America no cuesta mucho trabajo la sazón. Aindiados, descalzos, huraños, hoscos, bruscos, llegan de las soledades interiores niños y gañanes y de pronto por intima revelación y obra maravillosa del contacto con la distinción y con el libro, el melenudo cabello se asienta, el pie encorvado se adelgaza, la mano dura se perfila, el aspecto mohíno se ennoblece, 12 doblada espalda se alza, la mirada esquiva se despierta: la miserable larva se ha hecho hombre. Poco después asaltan la tribuna los libros históricos, los libros de agricultura, la flauta, el piano. Se din a pensar en cosas graves, a dudar, a inquirir, a examinar, Hablan de Bolívar, de los hombres patrios, del buen gobierno que los educa, idel porvenir vasto que espera a su- como ellos dicen-, querida Guatemala! Yo los veo, yo los impulso, yo los aliento,- De esos hombres saldrán más tarde algunos grandes hombres. La Universidad, que es por cierto espaciosa y bella, acaba de reformar sus facultades, de mejorar su medicina, de liberalizar su derecho, de establecer su facu1ta. d de letras y filosofía, el gran estudio de los gérmenes, de las esperanzas, de los desenvolvimien- tos y de las analogías. De 12 agrícola Costa Rica, de la inteligentísima

Page 143: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Honduras, del cercano San Salvador, de 12 moderada Nicaragua, vienen numero- sos estudiantes a hacerse de ciencia en la Universidad Centrai. Tienen los de medicina, para práctica, un hospital excelente, por viajeros europeos tenido como rival de los mejores, por huma- nitario, por metódico, por aseado, por rico. Tienen los de jurisprudencia estudios filosóficos a la margen de espaciosos corredores, que ayudan a 12 eterna extensión del pen- samiento, en vastas aulas distinguidos profesores. Y los jóvenes se animan. Discuten al maestro, al texto, al libro de consulta. Tienen cierto espíritu volteriano, que hace bien. Re- chazan la magistral imposición, lo que también es bueno. Anhelan saber para creer. Anhelan 12 verdad por !a experiencia; manera de hacer sólidos los talentos, firmes las virtudes, enérgicos los ca- racteres. Pero en los pueblos está la gran revolución. La educación po- pular acaba de salvar a Francia; yo la vi hace tres años, y auguré en forma segura, de muy pocos creída, su triunfo sobre cualquier nueva reacción. La reacción vino, y Francia ha triunfado. La educación popular mantiene respetada en lo exterior, y en lo interior honrada, a la risueña Suiza. La educación popular, maciza allí cuanto rencorosa, ha dado a Alemania su actual grande poder. Saber leer es saber andar. Saber escribir es saber ascender. Pies, brazos, alas, todo esto ponen al hombre esos primeros humii- dísimos libros de la escuela. Luego, aderezado va al espacio. Ve el mejor modo de sembrar, la reforma útii que hacer, el descubri- miento aplicable, ia receta innovadora, la manera de hacer buena 2 la tierra mala; la historia de los héroes, los fútiles motivos de las guerras, los grandes resultados de la paz. Siémbrense química y agricultura, y se cosecharán grandeza y riqueza. Una escuela es un. 2 fragua de espíritus: iay de los pueblos sin escuela! iay de los espíritus sin temple! De cinco años viene este renacimiento salvador. Es exclusiva obra del gobierno liberal. No se acerca a Barrios una madre do- liente, que no tenga enseguida para sus hijos una cama, un vestido, un libro.- En la ciudad, en las afueras, en la Escuela Politécnica, en la Normal, en todas partes- Barrios, más que piensa lo bueno, lo presiente. Conoce que esa es la redención y naturalmente, sin esfuerzo alguno, se irrita con los que oprimieron y redime. Mucho se gasta en escuelas, remunérase bien a los maestros; no

Page 144: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

llega vapor que no venga cargado de úti! es, ya de efectos calis- ténicos, ya de aparatos astronómicos, de libros, de colecciones, de modelos. Se entra en el Instituto Nacional, y se oye una banda excelente. Se va a la Escuela Normal, y con espíritu de amor his- panoamericano- se ve un notable instituto neo: orkino. Formación de hombres, hecha en lo mental, por la contemplación de los obje- tos: en lo moral, por el ejemplo diario. Triunfante la revolución, estaba como pletórica de buenos de- seos. Rebosaba creaciCn. Tendió telégrafos, contrató ferrocarriles, abrió caminos, solicitó educadores, subvencionó empresarios, fundó escuelas. En esto último, su ardor no se ha cansado todavia. Ni se cansará, porque sus frutos son visibles, y sus mismos frutos lo alimentan. iQué vuelta 12 del maestro joven a la aldea lejana, donde para recibirlo ciñó su madre al pelo la trenza más hermosa, Y al cuello los mejores corales, y vistió e! buen viejo, indio o ladi- 170 los12 Marfí OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 171 desfigura, los generosos instintos se deslucen el verdadero hombre se apaga.- iAire de ejemplo, riego de educacion necesitan las plan- tas oprimidas. La libertad y la inteligencia son la natural atmós- fera del hombre. Y ellos, los que vieron un guerrero español y lo copiaron en muy dura piedra en el circo asombroso de Coban; los que tenían escuelas, donde se loaba al alto Dios; los que elevaron torres, donde estudiaban los hermosos astros; los bravos paladines; los ingenio- sísimos geómetros; los delicados tejedores; las heroicas mujeres; su senado de ilustres, más grave y respetado que nuestras severas Cortes de Justicia; los de grandes ejércitos, populosísimas ciudades, brillantes guerras; los defensores de Utatlán; los rebeldes Mames; los clásicos quichés, los profundos cantores del grande Whenb- Kaquix, llorado con lágrimas entre árabes y homéricas; los allá idos de México y Cuba; los vivaces niños; los celosos amantes; ellos son los que con el copetón sobre la frente, con el calloso pie agrie- tado, con la mirada imbécil, con la rodilla y el beso siempre pron- tos, con el esclavo espíritu, con la cargada espalda, a paso de mula o de buey sirven hoy al cura, adoran nuevos ídolos, visten míseras ropas, y ni aleteo de águilas, sino sustento de arrobas, pasan mon- tes y ríos, praderas y ciudades, hondos y cerros. Son resignados, inteligentes, incansables, naturalmente artis- tas, sin ningún esfuerzo buenos. IQué gran pueblo no puede

Page 145: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

hacer- se de ellos, haciendo, por ejemplo, a manera de una escuela normal de indios! IUn nuevo apostolado es menester!... Pero en tanto que llegan los apóstoles, lcómo adelanta el pue- blo vecino! lcuántos granos y lanas vende hoy Quezaltenango! por Chimaltenango, lcuántos viajeros pasan! por San Marcos, lcómo aumenta el cultivo! por Escuintla, icómo crece la caña! por Ama- titlán, jCUánt0 no fertiliza la laguna! Adiós van a decir al buen lector estas cansadas páginas; mas iquiera la fortuna que por ellas haya venido en conocimiento de la gran riqueza agrícola; del afable carácter- otra gran riqueza- de Guatemala! iQuiera la fortuna que no se olviden los inmigran- tes de la tierra que los llama, los explotadores de la fortuna que les espera, los tímidos del gobierno que les protege!- iQuiera la buena suerte que recuerden cómo crecen en Salamá los pastos, en la Costa Cuca el café, por el lado del Atlántico la caña!-- iNi cuánto se necesitan los ganados!- lni cómo prospera allí la vid! -lni cómo todo asegura éxito a cualquier industria o sementera nuevas! Anchos caminos, naturales esplendideces; bondadoso carácter, benévolo gobierno, inquietud por mejora y por riqueza; mujeres americanas y cristianas, hombres inteligentes y afectuosos, viejo arte, ansia creciente, señorial ciudad, deleitoso clima, pintorescos pueblos, seguro bienestar, fantástico crecimiento de fortuna; he aquí no, su más blanca camisa de cotón! Se fue con sus harapos, y vuelve con SUS sueños, con sus bancas, con sus instrumentos de alma, con SUS riquezas esi irituales, con sus libros. Se fue burdo, y viene afinado. Se fue tartamudo, y vuelve elocuente. Antes soñaba en vacas; hoy en el porvenir, en gran trabajo, en gloria, en cielos. Es el redactor de todas las cartas, cl director de todos los amores, el sabio respetado, el juez probable, el alcalde seguro, el constante maestro. A su calor, sin alejarse ya del hogar sabroso, crecerán almas nuevas... El fue hecho a semejanza de otras y él hará estas obras a su semejanza. La educación es como un árbol, se siembra una semilla y se abre en muchas ramas. ISea la gratitud del pueblo que se educa árbol protector, en las tempestades y las lluvias, de los hom- bres que hoy les hacen tanto bien! Hombres recogerá quien siembre escuelas. Así rápidamente a modo de gigantes niños, a manera de fan. tasmas de oro acaban de pasar a nuestra vista inmensos campos, vastas haciendas, soledades

Page 146: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

regias, esperanzas, adelantos, glorias, gérmenes: El café que empieza, el nopal que expira, el cacao que resucita, el ganado que muge impaciente, el pasto que se ofrece, el extranjero a quien se llama, la fortuna que se brinda, el libro en que se aprende, la riqueza pública por el trabajo individual, base futura de gran gloria. Luego ese pueblo desconocido, del que emanan, o memorias indígenas movidas por un abate anticuario; o terrores modernos movidos en los hermanos pueblos por crueles y políticos rencores; ese pueblo limítrofe arrullado por mares, refrescado por brisas, sentado en el corazón del Continente; esa tierra nebulosa por el muerto Cartera -de quien un sacerdote dijo que estaba a la diestra de Dios Padre- envuelta en fúnebre sudario, impenetrable cerco; esa República vecina, más nueva para sus amigas repúblicas que las más lejanas y más extrañas tierras,- es una nación seria, tra- bajadora y próspera, es una comarca pacífica, encantadora y fér- til,- es una impaciente hermana que va, rumbo a la grandeza, con el cayado en una mano y el libro en la otra. Aspira, aprende, llama. La sed es general, el agua es abundante. El porvenir esta en que todos lo desean. Todo hay que hacerlo; pero todos, despiertos del sueño, esttin preparados para ayudar. Los indios a las veces se resisten; pero se educará a los indios. Yo los amo, y por hacerlo haré. iAh! Ellos son- iterrible castigo que deberían sufrir los que 10 provocaron! -ellos son hoy la rémora, mañana la gran masa que impelerá a la juvenil nación. Se pide alma de hombres a aquellos a quienes desde el nacer se va arrancando el alma. Se quiere que sean ciudadanos los que para bestias de carga son únicamente pre- parados. IAh! las virtudes se duermen, la naturaleza humana se 172 los12 Marti io que a todo el mundo ofrece Guatemala, fertilisimo campo, Cali- fornia agrícola. ;Ojalá que con este amante libro, haya yo sembrado en él mi planta! REVISTA GUATEMALTECA* México. Imprenta de J. Cumplido, 1876 G. c., t. 7, p. 113- 156. Me propongo publicar un periódico que se llamará Revista Gua- ternalteca. Quiero dar a mi publicación el nombre del país que me ha acogido con cariño. Las riquezas de Guatemala son poco conocidas: el comercio in- telectual con Europa es escaso; esto explica la creación de mi pe- riódico. Fuera de la razón de mi actividad personal, que ferviente- mente consagro al bien de

Page 147: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

América- sobre obstáculos y aprecia- ciones- responde la Revista a mi deseo de dar a conocer cuanto Guatemala produce y puede producir, y de hacer generales las noticias de letras y ciencias, artes e industrias, privilegio hoy del escaso número de afortunados a quienes es fácil saborear las exce- lentes revistas europeas. Yo conozco a Europa, y he estudiado su espíritu; conozco a América y sé el suyo. Tenemos más elementos naturales, en estas nuestras tierras, desde donde corre el Bravo fiero hasta donde acaba el digno Chile, que en tierra alguna del Universo; pero tene- mos menos elementos civilizadores, porque somos mucho más jóve- nes en historia, no contamos seculares precedentes y hemos sido, nosotros los latinoamericanos, menos afortunados en educación que pueblo alguno; tristes memorias históricas,- secretos de muchas des- dichas-- que no es el caso de traer a la luz... Europa busca los productos de nuestro suelo, que dan brillo a sus plazas numerosas; nosotros hemos menester entrar en esa gran corriente de inventos útiles, de enérgicos libros, de amenas publi- caciones, de aparatos industriales, que el mundo viejo, y el septen- trión del nuevo, arrojan de su seno, donde hierven la actividad de tantos hombres. la elocuencia de tantos sabios, la vivacidad de tantas obras. {Quién entre nosotros sabe, amén de cierto gremio de escogi- dos, que bien sé que hay aquí hombres cuya erudici. ón corre pareja COS la de pueblos adelantados- quién sabe entre nosotros qué !ibros ‘Prospecto de !a Revisfu que Martí se proponía publicar, pero que nunca llegó a salir. 174 José Marti OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 175 salen de las prensas de Hetzel y de Bouret, de Rivadeneira y de Navarro? ;Quién lleva cuenta de tanias delicias de Jules Claretie, de Pierre Veron, de Charles Mazade? SQuién toma nota de tanta máquina asombrosa que en la América del Norte es gran ahorro de brazos, trabajo alado, maravilla de seguridad y de presteza? Apenas los poetas, con sus inmensas alas llenas de perfume, nos envían las brisas del alma con sus versos. Dramáticos insignes de España y de Francia; filósofos alemanes, científicos, místicos impo- nentes, obra humana, nos son hoy, en IO común, desconocidos, ya porque temen los libreros no verse remunerados de los gastos que la introducción de los numerosos libros nuevos acarrea, ya porque no inspira mucho interés lo que frecuentemente no se trata, ya porque son escasos los

Page 148: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

suscriptores a esos grandes periódicos de Europa, útiles generalmente de principios, inventos y sucesos, li- bros ambulantes, magníficos resúmenes del desarrollo espiritual e industrial moderno. A tal necesidad pretende, por una parte, responder. Y, por la otra, esaben en Europa, en nuestra misma América saben, cuántas bellezas, cuántas riquezas, cuántas industrias natu- rales encierra este pueblo, que los mares buscan como cortejando su hermosura, como trayéndole mensajes de tierras luengas; como solicitando sus productos? iSe ha dicho bien a los viajeros cuánto hay aquí que admirar; a los poetas, cuánto hermoso espectáculo; a los industriales, cuánto campo nuevo, a los agricultores, cuánta olvidada tierra pudieran explotar en Guatemala? Apáganse más allá de la frontera las congojosas brulas del barrio, los hondos movimientos de los montes, las armónicas voces de los lagos. In- cultos quedan en los bosques seda, maguey, palmares, hule... Así, cuando se elevó en Plymouth la primera oración cristianb; cuando sólo se oían entre las selvas las dolientes querellas de Haiwatha, dormían descuidados los extraordinarios gérmenes fecundos que hov sustentan, con desenvolvimiento milagroso, los pueblos de la U& ón Americana. Así poco tiempo hace, guardaba México escon- didas riquezas que Guatemala también guarda, y hoy, cayendo y levantándose, en el gran calvario político, como gran niño impa- ciente, alentada la actividad por el consumo, los mercados de Méxi- co se llenan de productos, ya elementales y burdos, ya bellos y perfectos, que rinde opimo el país. Nuestras entraiias son de oro; es preciso que nuestros brazos sean de hierro. Sepan que valemos, vengan los que sepan. Aplíquese el trabajo inteligente a la tierra dócil y rica, es forzoso presentarlo en todas partes, no como una leyenda oscura, no como una india hermosa y descalza, sino como un terreno fértil e impaciente, rico en inteligencias, belleza y pro- ductos. Es necesario que nadie pueda afectar desdén,- que sentirlo no puede- por este cúmulo de incorrectas y bulliciosas concepciones de los cerebros americanos, cerebros de héroes y de locos, de niños y gigantes a la vez. Es necesario que América sea en todas partes, no una esperanza avariciosa de granjerías sino una amante res- puesta a la solicitud laboriosa de los hombres de todas las razas y países. Contendrá, pues, mi periódico, en cada

Page 149: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

uno de sus números, descripciones- más útiles que pintorescas- de las comarcas de la República; estudio de sus frutos y sobre su aplicación; remem- branzas de muertos ilustres, y de obras notables que enorgullecen al país- respondiendo a mi ideal de hacer resaltar todo lo bueno y cuanto bueno y bello encierra. Y en respuesta a la natural y cu- riosa demanda de noticias europeas, contendrá cada número una revista de artes bellas y útiles, de ciencias e invenciones, de libros y de dramas, de lo último que se publique o imagine, de lo que con sanción y aplauso, forje el ingenio y escriba la pluma en los ilustres y viejos pueblos de nuestras riberas humildes,- Guatemala ante los ojos; y Europa a la mano. Verteré con juicios míos, cuanto sobre adelanto de ciencias, mejoramiento de artes y publicaciones de libros en los otros mundos sepa. Es vasto el programa; por eso lo acepto; por eso, y porque es útil. Pido, en gracia a mi buena voluntad, excusa por aquello en que a llenarlo no alcanzare. Me lisonjean de antemano con el buen éxito de mi empresa. Haga yo bien, y estaré contento. Creo que responde a una necesidad, y que será recibida con el amor con que es intentada. 0. C., t. 7, p. 104- 106. Of3f?:\ S LSC: í) Gff> AS T. f 177 A MANUEL MERCADO Guatemala, 6 de julio de 1878 Hermano mío.- Llevo en el corazón su última carta: era tal como yo la necesi- taba en los amargos días que estoy pasando. Problemas (: e concien- cia, de esperanza, de porvenir,--- todo contribuía a hacer de mi situa- ción una de las más difíciles de mi vida.- Aquí, los que yo creía mis mayores derechos han sido mis graves sentencias.- Tuve que dejar lo que me habían dado, porque el pan no vale que se le amase con la propia vergüenza.-- Hubo por mí un verdadero parti- do, y me complace que espontáneamente por mi hicieron mucho más de lo que en esta tierra, de pronto y para un ánimo puro incom- prensible, se acostumbra hacer por nadie.- Figúrese V. eso que los franceses llaman égout:-- tendrá V. idea de los hombres y cosas reinantes. Los que creen como el Gobierno, aunque esto no es cues- tión de creencia, son lacayos; los que quisieran morder la mano que los azota, más que la besan, la lamen.- Toda verdad común es una osadía: toda institución democrática elemental, propaganda demagógica.- Y no porque yo la haya intentado,- aunque se previó tal vez, conociendome mal, que la intentaría. Pero entre estos hom- bres de

Page 150: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

extraordinaria pequeñez, cuanto revela vigor, personalidad, austeridad, energía, parece crimen.- He despertado injustificables temores, tenacísimas oposiciones, persecución increible.- No tuve el año pasado lleno de Carmen, y de fe en mí y en los demás, y de amor a la resolución de tanto problema esencial q. en estas infe- lices tierras asoma,-- No tuve tiempo para conocer más que a los que me acariciaban y mentían.- Al volver hallé, en lo general, desatada la tiranía; en 10 que a mí tocaba, visible la ira.-? Provo- cada con qué. J Con mis discursos generales; con mi cátedra de IHistoria de la Filosofía; con cl libro que V. conoce, y que no vale, no de veras, el amoroso celo con que V. me lo cuidó.-- Trocado esto. con más rapidez desde los asuntos de noviembre, en una gran hacienda, donde todo obedece al iátigo de un caprichoso mayoral, -yo decidi irme.-- tA dónde?-- A Cuba. me decían mis deberes de familia, mi hijo que me va a nacer, las iágrimas de Carmen, y la perspicacia de su noble padre.-- A todas partes menos a Cuba, me decian la lógica histórica de los sucesos, mis aficiones libérri- mas, el doloroso placer con que me he habituado a saborear mis amarguras, mi abso! uta creencia,- fundada en la naturaleza de los hombres- de que era imposible la extinción de la guerra en Cuba.- Y, sin embargo, la guerra se ha extinguido; la naturaleza ha sido mentira, y una incomprensible traición ha podido más que tanta vejación terrible, que tanta inolvidable injuria!- Transido de dolor, apenas sé lo que me digo.-; He de decir a V. cuánto propósito soberbio, cuánto potente arranque hierve en mi alma? <que llevo mi infeliz pueblo en mi cabeza, y que me parece que de un soplo mio’ dependerá en un día su libertad?- No ha de llegar nunca para mi el momento de que yo me produzca en las circunstancias favorables,- árbitras caprichosas de la fama y suerte de los hom- bres?- No a ser mártir pueril;- a trabajar para los míos, y a forti- ficarme para la lucha voy a Cuba.-- Me ganará el más impaciente: no el más ardiente.- Y me ganará en tiempo: no en fuerza y en arrojo. Ayer mismo, sobre los ruegos de Carmen que lloraba, sobre lo que mi madre llora sin decírmelo, sobre mi palabra misma empe- ñada al generoso Zayas, me resistía a todo intento de ir a Cuba, y tenía firmement. e decidido ir al Perú.- Ya me esperaban, y pre- paraban acogida.- Ahora, amigo mío, los fundamentos de mi es- peranza se han venido a tierra.

Page 151: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Ahogo mi vehemencia; escucho a mi prudencia,- y me pliego nuevamente a las necesidades de los demás.- Las cartas que me escriba en adelante, envíelas a Fermín; -allá iré a leerlas.- ICreen que vuelvo a mi patria! IMi patria está en tanta fosa abierta, en tanta gloria acabada, en tanto honor perdido y vendido! Ya yo no tengo patria:-- hasta que la conquiste.- Voy a una tierra extraña, donde no me conocen; y donde, desde que me sospechen, me temerán.- Brillar allí me avergonzaría.- Pero ipodré vivir del modo oscuro que, por largo tiempo, ansío? Tendré que ahogar en mí, para vivir en aparente calma, y matador sosiego, toda gran inspiración, toda amorosa exaltación, todo noble instinto.- Vd. co- noce mi pasión por la justicia, mi ardor contra la infamia, y la violación más mínima del derecho; mi amor de enamorado por la gloria y el brillo de América:-{ cómo podré dar rienda a todos es- tos sentimientos naturales, en mí tan dominantes y tan vivos? ;cómo podré vivir con todas estas águilas encerradas en ei cora- zón?- Temo, amigo mío, que su aleteo me mate.- Temo perder mis fuerzas en este terrible combate silencioso.- eQuién nació en un momento más difícil, rodeado de circunstancias más amargas? Cuando yo era muy niño comencé a escribir un poema, en cuya introducción se disputaban a un hombre que acaba de nacer el 178 José Martí OBHAS ESCOGIDAS T. 1 179 Bien y el Mal:- después lloré como un niño al ver que, poco más o menos, este era el pensamiento engendrador del Fausto:- El Bien, seguro de su dominio en la conciencia, abandonaba al Mal al hom- bre recién nacido.-( No parece, mi noble hermano, que el Mal ha apostado contra mí, y tiene empeño en ganar al Bien la partida?- Afortunadamente, por si desoyese a mi alma, que habla alto, tengo en México un vivo ejemplo de honradez acrisolada, y modelo de hombres.- Consiste mi dolor en tener que entrar por el real camino de la vida; en tener que sacrificar a sus necesidades,- necesidades impetuosas mías, de género más alto; en tener que sofocar tanto atrevido pensamiento, que nunca mejor que ahora,- que entre la debilidad general causaría asombro,- debiera estallar: Ya yo ima- gino qué errores se cometieron, qué fuerzas podrían explotarse, de qué simultáneo modo habrían de hacerse obrar; cuánto corazón americano podría enardecerse y empeñarse en nuestra lucha. Y no es locura; no.- Libre y sin hijo, yo hubiera ahora hecho

Page 152: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

hablar de mí.- Y de un modo que me hubiera dejado contento.- Y a V. tam- bién, que tanto me quiere.- Y, en vez de esto, ivolveré ahora como una oveja mansa a su rebaño!- iAhora que tenía casi terminada, con el amor y ardor que V. me sabe, la historia de los primeros años de nuestra Revolución!- Había revelado a nuestros héroes, escrito con fuego sus campañas, intentado eternizar nuestros mar- tirios! Con minucioso afán, había procurado enaltecer a los muertos y enseñar algo a los vivos. Ningún detalle me había parecido nimio. Todo lo hacía yo resplandecer con rayos de grandeza:- de su eter- na grandeza.- iY esta obra noble y filial de un espíritu libre, irá ahora clavada como un crimen en el fondo de un baúl!- Mucho he de padecer en una tierra donde no puede entrar semejante libro. Mucho he de padecer, y voy a ella:- esto quiere decir que en- tiendo mi deber, y lo cumplo, sin más quejas que estas del alma que a V. envío.- Sólo los capaces de exhalarlas pueden entender- las.- Voy a ser abogado, cultivador, maestro; un zurcidor de fór- mulas, un sembrador de viandas, un inspirador de ideas confusas, -perdido en las espumas de la mar.- Voy, sin embargo. Así agitado, no copié esta semana el prólogo al libro de Ma- nuel,- tan anunciado ya que más valiera no enviarlo.- Pero el próximo sábado le irá; -y con él asunto para un cuadro.- Siempre creo que él debe tener el corazón en México; pero los ojos fuera de México.- El asunto que hallé, leyendo un curioso libro, es un pequeño asunto mexicano. Pocas veces he sentido tan viva la bondad ajena como en su última carta a que respondo. No es mi amigo que me compadece: es mi hermano que se alarma y que me llama.- Este recuerdo, en mí siempre vivo, es bastante a templar en mi espíritu las agitacio- nes que ahora me lo aterran.- He comprendido todos sus temores, y lo he abrazado a cada frase. -Me enorgullezco de ser querido así.- Deseo que le venga a V. mal,- en momento en que yo pueda repararlo.- Tal vez muera yo como he vivido, oscura e inútilmente; pero sin tasa tiene V. en mi alma lo que sin tasa la suya me da.- No vuelvo a México ahora, aunque sé bien el amante asiio que allí me acogería.- Pero si yo no amase a México como a una patria mia, como a patria lo amaría por ser V. su hijo y vivir V. en él.- Pronto iré a verlo.- Lo de Sarre no tenía más que un arreglo, que me entristece y q. permito, porque no tengo absolutamente medio de evitarlo.- Pero

Page 153: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

imagino que algo me ha de producir mi sacrificio:- y me vengaré cumplidamente.- Cumplidamente. Mi delicada y amorosa Carmen, leyendo su carta, hizo una vez más, justicia a aquel que ella cree q. es mi mejor amigo. Es estéril la cosecha; pero sembrando bien, al menos se recogen corazones.- Ya, sin paz en el alma, le digo adiós.- Queda en mí un hombre doble- el prudente que hace lo que debe;- el pensador rebelde que se irrita.- Satisfecho de esta victoria que sobre mí mismo obtengo, la lloro con indecible amargura.- Desee para mí mejores tiempos, que sí pueden venir, *- pero no me desee mejor amigo que V,- que no puede venir ya.- Acaricie a Manuel, con quien estoy en deuda; a sus ejemplares criaturas. Anime a Ocaranza. Y a Lola dígale todas esas cosas que su generosa alma merece.- Por mí, sufra y estímeme. Su hermano J. MARTI’ 0. C., t. 20, p. 51- 55. Cotejada con el manuscrito original. l A continuación aparece una carta de. Carmen Zayas- Bazán a la esposa de Mercado; al final Martí añadió: “Por Zayas escribo a Mamá.” OBRAS ESCOGIDAS T 1 181 A JOSÉ JOAQUIN PALMA Palma amigo: Te devuelvo tu libro de versos: ino te lo quisiera devolver! Gus- tan los pobres peregrinos de oír cerca de sí, en la larguísima jor- nada, rumor del árbol lejano, canción del propio mal, ruido del patrio río. iBien hayan siempre los versos, hijos del recuerdo, crea- dores de la esperanza! iBien hayan siempre los poetas, que en me- dio a tanta humana realidad anuncian y prometen la venidera rea- lidad divina! Lejos nos lleva el duelo de la patria: apenas si, de tanto sufrir, nos queda ya en el pecli0 fuego para caientar a nues- tra mujer y nuestros hijos. Pero puesto que ia poesía ungió tus labios con las mieles del verso, canta, amigo mío, el mar tormen- toso, semejante al alma; el ,relámpago, semejante a la justicia de los hombres; el rayo que quebranta nuestras paimas; los bravos pechos que llenan con su sangre nuestros arroyos. Cuando te hieran, can- ta! Cuando te desconozcan, canta! Canta cuando te llamen errante y vagabundo, que este vagar no es pereza, sino desdén. Canta siempre, y cuando mueras. para seguir probablemente lejos de aquí cantando, deja tu lira a tu hijo, y di como Sócrates a sus discípulos en la tragedia de Giacometti: “Suonu, é i’animlz canta!” Tú naciste para eso. El rocío brilla; el azahar perfuma; el espi. ritu asciende; canta el bardo. Trabaja enhorabuena; pero

Page 154: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

cuando dejes la pluma: toma la lira. UNO ves qué concierto de simpatías levantan unos cuantos versos tuyos? ?Qué cortejo de amigos te sigue? eCuántos ojos de mujer te miran? ;Miradás de mujer, pre- mio gratisimo! Es que lleva el poeta en su alma exceisa ia’ esencia del alma universal. Tú eres poeta en Cuba, y lo hubieras sido en todas partes. Mudan con ios tiempos las cosas pequeñas: las grandezas son unas y consfantes. Tal fue el hombre viejo, tal ei nuevo. Ni iágrimas más amargas que las que llora Homero, ni sacrificio más noble que el de Leandro. Safo dio el salto de Léucades: porque lo den desde el Sena, tes menos heroico el salto de las modernas nume- rosas Safos? Tú, Palma, hubieras sido aeda en Grecia, scalder en Escocia, trovador en España, rimador de amores en Italia. iRimador de amores! Tú eres de los que leen en las estrellas. de los que ven vo! ar las mariposas, de los que espían amores en las flores, de los que bordan sueños en las nubes. Se viene acá a la tierra unas cuan- tas veces cada dia, y el resto, ioh, amigo! se anda allá arriba en compañía de lo que vaga. ,Rimador de amores! a ti, poeta tierno, no conviene el estruendo de la guerra, ni el fragor dantesco de los ayes, las balas y los miembros. Tú tienes más del azul de Rafael que del negro de Goya. Tu mundo son las olas de la mar: azules, rumorosas, claras, vastas. Tus mujeres son náyades suaves. Tus hombres, remembranzas de otros tiempos. Tú llevas levita, y no la entiendes. Tú necesitas la banda del cruzado. Vives de fe: mueres de amor. Si estuviéramos en los dichosos tiempos mitológicos- jen aque- llos en que se creía! tú creerías de buena voluntad que dentro del pecho llevabas una alondra. Nosotros, los que te oímos, sabemos que la llevas en los labios. Hay versos que se hacen en el cerebro:-- estos se quiebran sobre el alma: la hieren, pero no la penetran. Hay otros que se hacen en el corazón. De éi salen y a él van. Sólo lo que del alma brota en guerra, en elocuencia, en poesía, llega al alma. Hay poetas dis- cutidos. Tú eres un poeta indiscutible. Cabrá mayor corrección en una estrofa, no más gracia y blandura; parecerán una palabra o giro osados; pero como el espíritu anima las facciones, la poesía, espíritu tuyo, anima tus versos. Tus versos parecen hechos a la sombra del cinamomo de la Biblia. El genio poético es como las golondrinas: posa donde hay calor. Cierras el Evangelio de San Mateo, y ora envuelto en el fantástico

Page 155: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

albornoz, ora ceñida la invencible cota, cantas trovas dulcísimas, como aquellas que debió oír en los jardines de la Al- hambra Lindaraja. Tienes en tus versos el encaje de las espadas de taza de nuestros abuelos; los vivos y coloreados arabescos, me- nudas fiorcs de piedra, sutil blonda de mármol de la Aljafería y de los alcázares. Eres perezoso como un árabe; bueno como un cris- tiano galante como un batallador de la Edad Media. Tú no conoces el rio de hiel en que empapaba su estilo Juvenal; no te visita el Genio de la Tormenta; no turba tus sueños. la som- bría visión apocalíptica, coronada de relámpagos, segadora de mal- vados, sembradora de truenos. Los romanos te dieron su elegía; los mártires, su uncik; los árabes su décima y su guzla. Comprimidg en la forma, habrá un momento en que la dureza de! lenguaje no exprese bien la deiicadeza de tu espíritu. Aquí un consonante, allí un pie largo: la fragua no está templada siempre a igual calor. Pero estas cosas, que te las diga un crítico. Yo soy tu amigo. Cuando tengo que decir bien, hablo. Cuando mal, callo. Este es el modo mío de censurar. 182 José Marti OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 183 Y luego, tú tienes un gran mérito. Nacido en Cuba, eres poeta cubano. Es nuestra tierra, tú lo sabes bien: un nido de águilas; y como no hay aire allí para las águilas; como cerca de los cadalsos no viven bien más que los cuervos, tendemos, apenas nacidos, el vuelo impaciente a los peñascos de Heidelberg, a los frisos del Partenón, a la casa de Plinio, a la altiva Sorbona, a la agrietada y muerta Salamanca. Hambrientos de cultura, la tomamos donde la hallamos más brillante. Como nos vedan lo nuestro, nos empa- pamos en lo ajeno. Así, cubanos, henos trocados, por nuestra for- zada educación viciosa, en griegos, romanos, españoles, franceses, alemanes. Tú naciste en Bayamo, y eres poeta bayamés. No corre en tus versos el aire frío del Norte; no hay en ellos la amargura postiza del Lied, el mal culpable de Byron, el dolor perfumado de Musset. Lloren los trovadores de las monarquías sobre las estatuas de sus reyes, rotas a los pies de los caballos de las revoluciones; lloren los trovadores republicanos sobre la cuna apuntalada de sus repúblicas de gérmenes podridos; lloren los bardos de los pueblos viejos sobre los cetros despedazados, los monumentos derruidos, la perdida virtud, el desaliento aterrador: el delito de haber sabido ser esclavo, se paga

Page 156: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

siéndolo mucho tiempo todavía. Nosotros te- nemos héroes que eternizar, heroínas que enaltecer, admirables pu- janzas que encomiar: tenemos agraviada a la legión gloriosa de nuestros mártires que nos pide, quejosa de nosotros, sus trenos y sus himnos. Dormir sobre Musset; apegarse a las alas de Víctor Hugo; herir- se con el cilicio de Gustavo Bécquer; arrojarse en las simas de Manfredo; abrazarse a las ninfas del Danubio; ser propio y querer ser ajeno; desdeñar el sol patrio, y calentarse al viejo sol de Euro- pa; trocar las palmas por los fresnos, los lirios del Cautíllo por la amapola pálida del Darro, vale tanto ioh, amigo mio! tanto como apostatar. Apostasías en literatura, que preparan muy flojamente los ánimos para las venideras y originales luchas de la patria. Asi comprometeremos sus destinos, torciéndola a ser copia de historia y pueblos extrafíos. Nobles son, pues, tus musas; patria, verdad, amores. iQuién no te ha dicho que tus versos susurran, ruedan, gimen, rumorean? No hay en ti fingidos vuelos, imágenes altisonantes, que mientras más luchan por alzarse de la tierra, más arrastran por ella sus alas de plomo. No hay en ti las estériles prepotencias de lenguaje, exu- berante vegetación vacía de fruto, matizada apenas por solitaria y, entre las hojas, apagada flor. En un jardín, tus, versos serían violetas. En un bosque, madreselvas. No son renglones que se su- ceden: son ondas de flores. Tú eres honrado, crees en la vida futura: tienes en tu casa un coro de ángeles, vuelas cada verano para llevarles su provisión de cada invierno. Tú naciste con la lira a la espalda, el amor en el ’ 2 corazón, y los versos en los labios. cA qué decirte mas. Deja que otros te lo digan mejor. En tanto, está contento, porque has sabido ser en estos dias. de conflictos internos, de vacilaciones apóstatas, de graves sacrrflcros, v tremendas penas, poeta del hogar, poeta de la amistad, poeta de la patria. . Tu amigo JOSÉ MAR- f. 1 Guatemala, 1878 Introducción al libro Poesias, de Jose Joaquin Palma, editado en Tegucigalpa, Honduras, 1882, p. LV- LXIZ. 0. C., t. 5. p. 93- 96. OBRAS ESCOGIDAS. 7. 1 185 ALFREDO TORROELLA No quiere hoy la palabra ardorosa, en flores de dolor que arre- bata el viento, tributar pasajero homenaje al muerto bien amado de la patria. Aunque, si la patria lo ama, no está muerto, Quieren sus bllenos amigos que mi mano tr6mula. caliente atin con el fuego que secó en vida su mano

Page 157: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

generosa, sea la que re\: ele aquel espíritu férvido y preclaro, con que puso más lauros en la frente ceñuda de la patria, cargada ya de lauros enlutados No fue sólo en vida Alfredo Torroella,-- y a su nombre gime el amor, sin su buen hijo, sin su buen bardo,- aquel niño fogoso de atléticas espaldas, de abundantes cabellos, de ojos fúlgidos: aquel íribuno ardiente de todas las justicias; aqllel adolescente de ancho pecho, como para que en Cl cupieran holgadamente todos los dolo- res. Que c$ ley de los buenos ir doblando los hombros al peso dc los males que redimen iLos redimidos, allá en lo venidero, IlevarSn a su vez sobre !os hombros a los redentores! Hijo de un hombre honrado, excelsa concreción de todo elogio, no hubo en su vida acción alguna- y las hay ignoradas admira- bles- en que no diese honra cumplida al buen anciano. No tuvo nunca para su hijo aquel amante padre esas rudezas de la VOZ, esos desvíos fingidos, esos atrevimientos de la mano, esos alardes de la fuerza que vician, merman y afean el generoso amor paterno. Puso a su hijo respeto, no con el cefio airado, ni con la innoble fusta levantada- que mal puede luego alzarse a hombre el que SC educa como a siervo mísero;- no con la áspera riña, ni la amenaza dura, sino con ese biando consejo, plática amiga, suave regalo, tierno reproche, que deja sin arrepentimiento tardío el áuimo del padre, y llena de amoroso rubor la fren! e del hijo afligido por la culpa. Amigos fraternales son los padres, no implacables censores. Fus- ta recogerá quien siembra fusta: besos recogerá quien siembra be- sos:- que hoy en esta expansión creciente de todos los amores en que a despecho de viejos dientes y ruines mordeduras, se aprietan unos a otros en abrazos purísimos los hombres,- ley es única del éxito la blandura,--- la ílnica ley de la atltoridad es el amor, 1’ así, con este germen, ;qué gran hijo ha logrado el noble an- ciano! Proveíale el solícito padre de ese caudal pequeño de los niños, siempre enamorados de las bellezas que cautivan en la in- fancia, de la lámina de brillantes colores, de los juguetes de acción v de relieve, de los elegantes libros extranjeros- que propios, iaún no los tenemos!,- de todas esas pueriles sencilleces que excitan los deseos de aquellos días felices, en hora triste abandonados. No es el menor sacrificio que a la vida se hace el sacrificio de la infan- cia:- jay! jentrar a vivir con un ramo de flores marchitas en la mano!-

Page 158: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Amplia era la provisión, y cada macana repetida; y aquel hermoso niño, en su camino para el colegio- que amó siempre- corno nuestras mañanas son tan bellas, y todo en ellas palpita de esperanzas y de amor, contagiábase de aquella hora & bodas,- sentía, lleno de bien, afán de hacerlo,- y no hubo entonces ruda mano negra, seca mano blanca, ni humilde falda mísera que no apretase agradecida la limosna del niño compasivo. ¿Qué amaba él?- Los héroes de la historia. Su padre la con- taba; que nunca deben los padres abandonar a otros el molde a que acomodan el alma de sus hijos; y con Catón el rudo, con la víctima noble de Sphialte,, q con la brava Lucrecia, con el tremendo Bruto, encendíase aquella faz radiosa, y a menudo lloraba lamentando cómo era ya pasado el tiempo de los héroes.- iCuánto anheló para sí el manto de Régulo, la palabra de Hortensio, la toga de l- os Gratos!- iOh! isi fueran los padres en el hogar ya que no copla, ejemplo al menos del respeto a los buenos, los justos y los bravos!... iGeneración de bravos sucediera a esta generación anémica y ra- quítica! Lleno del suave aroma de nuestras mañanas; con besos pater- nales coronada la frente; en el amor de los viejos héroes templada aquella intrépida alma presurosa, sintió, con los primeros albores de la razón, las primeras solicitudes de la gloria. ICuántas veces se inclinó al oído de su madre para decirle, con la santa timidez de todas las primicias, infantiles versos! icuántas, con épicps alien- tos, tradujo a incultas y sonoras rimas las hermosas lecciones de los griegos! Fáciles le eran desde niño todas las formas activas de la gran- deza y la belleza. Sentía noble encanto en enseñar lo que sabía. iHabía bravo en la comedia casera? Él era el bravo. iEra menester un drama de pasiones. 3 Acordábase de su padre el niño poeta, y allá en el alma hallaba elevación para el coturno. (Querían sus jóvenes amigos reír y holgar. 2 Allí, con gran concurrencia de ve- cinos, al aire, como en los grandes tiempos muertos, celebrábase con regocijo la nueva obrilla cómica de Alfredo. A veces, entre frenéticos vítores, de que en muy rara ocasión habló el poeta, el pueblo de los pobres proclamó hijo suyo al niño humilde de los sueños, de las limosnas y las lágrimas.- iQue es doble manera de hacer el bien, dar pan al cuerpo y darlo al alma! 186 Josi Martí OBR. lS ESCOGIDAS T. 1 187 De fijo fueron aquellos paseos, aquellas comedias olvidadas,

Page 159: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

aquellos entusiastas espectáculos, origen de ese tono espléndida- mente humanitario que llena de color y de grandeza las obras de Torroella. Tal vez aquel espíritu ardoroso, que ponía en la caridad tanto vigor como en el verso, juró en silencio, frente a las amar- gas miserias de los menesterosos, ser, con el enérgico sostén de sus derechos, redentor de su vida miserable.- De allí, sin duda, en aquella confusión de altos alientos en humildes hombres; de aquella verdad triste, fuente única y exclusiva, como toda verdad, de la poesía, nació luego, con la predicación fogosa de un poeta, en otro tiempo amado, ese santo fervor con que defiende en un drama ruidoso, en discursos felices y entusiastas, en versos que no negó nunca a los pobres, el derecho del triste y del caído.- iCorona de ceniza para los poetas cortesanos!- iCorona de himnos para la frente del honrado poeta de los pobres!... Dio al fin, en 1864, a la pública luz, que había alumbrado ya su vida triunfadora de escolar, un volumen de versos. La crítica generosa, única fructífera, lo fue sin tasa para el privilegiado ado- lescente.- Leyeron sus versos las mujeres... ifeliz destino de los versos!... leyéronlos los hombres. Mirto tuvieron las damas, y ramas de laurel todos, para el cantor generoso de los desgraciados de Manila, héroe feliz de aquella noble noche en que, con dar limosna a los necesitados, se dio Cuba un poeta iMilagroso premio que al- canza siempre el obrar bien! Cristianos amores, honrados deseos, perpetua ansia de gloria inspiraban aquellas canciones juveniles. Era aquel un buen poeta y un poeta bueno. Rebelde esclavo de la grave forma, rompíala a menudo, y decía en un giro prosaico el comienzo de una idea va- liente que completaba con un hermoso giro. Cuando fruncía el ceño, veíase aun bajo el ceño la sonrisa. Parecía fuerte águila que llevaba en el seno una paloma. Así ha cruzado por la vida; tórtola que ha gemido desde la cumbre de los altos montes. Vino luego en noche tormentosa ancha plaza para el rayo y para el trueno. iCómo, Grecia!... al pisar la escena, pensaría en Roma y iAllí estaba, radiante y soberbio, el hijo de los héroes! Contra él estrellábase la cólera, como las olas que hierven contra el mástil que las encorva y las dirige. Cruzábase de brazos, porque dentro del ancho pecho desbordábase el ancho corazón. Sobre las olas íbase sereno; domábalas, acallábalas, vencíalas. Se hizo la obra buena. Y cuando

Page 160: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

allá en la alcoba reclinó en la almohada la cabeza, una pálida sombra, de sollozos y lágrimas vestida, dijo al bravo poeta: “iPoeta honrado, contigo me desposo, tú eres mío!” Vinieron luego para La Habana noches venturosas. iCuándo no lo son las literarias?... La cultura reemplazó a la cólera; al patio airado, salón elegantisimo; a la noche del vasto coliseo, las noches de la feliz Guanabacoa; a las increpaciones de la pasión, murmullos siempre gratos de blandas y dulcísimas pasiones. Y allá, en la casa de Nicolás Azcárate, uno, y no el menos ilustre, de nuestros buenos, trocóse el domador de olas en rimador de amores. iEn cuántos labios delicados resbalan ahora las gallardas y felices estrofas del poeta! Pareció una de aquellas amantes serenatas, llu- via fresca y copiosa de rocío. iVertió el poeta sobre aquellas cabe- zas elegantes, desatados de lazos de rosas, frescos haces de mayos y de abriles’... No cabe aquella vida en este corto espacio; sea, pues, a grandes rasgos terminada. Pero no terminada, comenzada de nuevo. Vinie- ron con los días sombríos, las fugas de las tórtolas. Y a su nido natural fuese el poeta: a Mérida. De la morada de todas las cóleras debía ir a descansar a la morada de todas las sonrisas. iEn la tierra querida cuajábase de nubes nuestro cielo; sumergíase todo en negra sombra; los árboles heridos caían gimiendo; los rebaños, a tientas por los valles, maltratábanse en busca de ancho campo y todo se moría, como si estuviese pasando por encima de la pobre tierra muda, un inmenso ángel negro! Y al llegar a la playa feliz, volvió los ojos el bardo: iay!... ique llorando vuelven a saber lo que son lágrimas mis ojos! iY juzgó su alma muerta, y la vio desde lejos, errante sollozando en una palma rota por el rayo!... Mérida es tierra de ojos negros y jazmines blancos: echa al mar playas de palmas como para recibir mejor a sus hermanos... icuán generosa tierra la que nos muestra al llegar árboles patrios! Con Alfredo Torroella llegó a la buena Mérida un hombre vigo- roso. Creció en el mar, a solas con el destierro, el bardo joven. Aquellos campos vastos y elegantes, aquel hogar caliente, aquel lenguaje nuevo, aquella vida largo tiempo soñada, aquella atmós- fera tanto tiempo apetecida, dieron súbito temple al peregrino:- y, empuñando el bordón del caminante, como acero flamígero moviólo a los ojos de los vehementes meridanos. Cantó a sus poetas y a sus palmas- poetas de

Page 161: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

las selvas. A cuánto noble y grande halló: inada más bello que poder amar a aquel a quien se tiene algo que agradecer!... Y fuese cargado de laureles, fatigando al mar con poderosos pensamientos, a la noble México. iSea con respeto y vivisimo amor oído tu nombre, tierra amiga! - isepulcro de Heredia! iInspiración de Zenea! iTumba de Betan- court! iAbrigo fraternal y generoso, prepara tus montañas, viste el valle de fiesta, da la lira a los bardos, borda el río de flores, ciñe de lirios la cresta del torrente, calienta bien los hielos de tus cum- bres!... iTe ama Cuba!... iY entre pueblos hermanos, todas las flo- res deben abrirse el día del abrazo primero del amor!... iTu rica Veracruz nos dio sustento, labores San Andrés, aplausos México! iTu pan no nos fue amargo, tu mirada no nos causó ofensa! iBajo tu manto me amparé del frío... iGracias, México noble, en nombre de 10s ancianos que en ti duermen, en nombre de los jóvenes que 188 José Martí OBRXS ESCOGIDAS. T. 1 189 en ti nacieron, en nombre del pan que nos diste, y con el amor de un pueblo te es pagado! Allí, con fa energía de las grandes fuerzas, surgió Alfredo. Surgió al borde de una tumba, la áel buen actor Morales, por él honrado en quintillas que hicieron fiesta en México. Se abrazó a Juárez, y lloró el coloso. Abrazó al poeta Justo Sierra, y el teatro entero saludó con aplausos conmovedores el abrazo. Las escuelas, los asilos, las nacionales fiestas tenían en él poeta natural. iE can- tó el valor glorioso, la derrota heroica, los árboles cargados de recuerdos, el amor que consuela, la energía que salva, la indigna- ción soberbia que redime!... íBendita aquella lira que descansaba siempre en el umbral de la puerta de los pobres! Amó antes la muerte: (qué mano noble no se ha alzado algunas veces a la sien para arrancarle airada su secreto? Pero allí encon- tró hogar para el talento, hogar para el corazón. Amó puramente, que es redimirse de terribles sueños. Y, cargado de deber, amó la vida. En demanda de lo infinito suspiramos: ibien haya la familia, acá en la tierra hogar de lo infinito! Honrábalo su esposa, y él la honraba. Amar no es más que el modo de crecer. Tuvo hijos y bendijo su fortuna. <De qué mal no nos cura un pequeñuelo que cabe en nuestras manos? Orador, arrastró; poeta, sedujo; autor dramático, oyó de los mexicanos aplausos ferventísimos. Ora tonante y fiero, ora amoro- so y manso; no mermada la generosidad, enamorado de dos

Page 162: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

patrias, fuerte con un nobilísimo cariño, con el estudio asiduo acendrado su enérgico talento, era para México, no el humilde acogido, sino el hijo fervientemente amado. Asombro fue más tarde con su honradez pasmosa en los feraces pueblos de la batalladora frontera mexicana. Cantos de sus días faustos, maestro de sus hijos, guardador de sus haberes, alma de sus fiestas. Llamaba a sí a los niños; siempre con él se vio a los buenos. El porvenir incierto la diaria carga de la triste vida, el clima hostil, el peso de los sueños, fueron lentamente hiriendo al autor del no olvidado drama Amor y pobreza, del elegante Lauuel ,y oro, del chispeante Careta sobre careta, del culto proverbio El Istmo de Suez; al que escribió romances con rima delicada, odas con lírico arrebato, serenatas perfumadas de amor, elegías fuentes de lágrimas... iAllá creció, junto al Ajusto viejo, bajo el paiacio indio, a la agitada margen del Río Bravo! Poeta ilustre se hizo aquel poeta simpático, galano el incorrecto, admirable el honrado, bendecido el bueno. iGran aire quieren las naturalezas grandes! Necesitaba el Continente vasto, aquel poeta digno de cantarlo. $ómo hablar de su muerte si cerré sus ojos?... Calle yo ahora: itambién tienen pudor las lágrimas!... ¿Dónde está ahora la palabra de fuego, el corazón inmenso, el generoso aliento, la ya famosa lira del poeta?... dónde el bardo de los pobres, de los esclavos, de los mártires?... En vano se le busca en otra parte: “está en el alma de los mártires de los esclavos, de los pobres” -- iAmado será el que ama; besos recogerá quien siem- bra besos...! iMuerte! iMuerte generosa! ;Muerte amiga...! iSeno colosal don- de todos los sublimes misterios se elaboran; miedo de los débiles; placer de los valerosos; satisíacción de mis deseos; paso oscuro a los restantes lances de la vida; madre inmensa, a cuyas plantas nos tendernos a cobrar fuerzas nuevas para la vía desconocida don- de el cielo es más ancho, vasto el límite, polvo los pies innobles, verdad, al fin, las aias; simpático misterio, quebrantador de hierros poderosos; nuncio de la libertad... te hemos robado un hijo...! iDigno era de ti, pero nos hace falta.... 1 Caliéntanos su fuego, animarlos sus cantos, suavízanos su amor, fuerzas nos da su indómita ener- gía. Bfiscalo si lo quieres, en el hogar de los desnudos, junto al lecho de los enfermos, en el corazón de los honrados, en la grave memoria de los hombres, en las páíidas almas de las

Page 163: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

vírgenes. iPero si tanto has de arrancarnos para llevarlo a tu hondo seno, iay! nunca vengas, que las vírgenes y los honrados nos hacen mucha falta! iMuerte, muerte generosa, muerte amiga! iay! jnunca vengas! Discurso en honor del poeta Alfredo Torroella, leído en la velada celebrada en el Liceo de Guanabacoa, el 28 de febrero de 1879. 0. C., t. 5, p. 83- 89. OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 191 BRINDIS EN EL BANQUETE CELEBRADO EN HONOR DE ADOLFO MARQUE2 STERLING Para rendir tributo, ninguna voz es débil; para ensalzar a la patria, entre hombres fuertes y leales, son oportunos todos los mo- mentos; para honrar al que nos honra, ningún vino hierve en tas copas con más energía que la decisión y el entusiasmo entre los amigos numerosos de Adolfo Márquez Sterling. A mí, que de memorias vivo; de memorias y esperanzas,- por lo que tienen de enérgicas las unas y de soberbias y prácticas las otras- a mí, que no consentiré jamás que en el goce altivo de un derecho venga a turbármelo el recuerdo amargo del excesivo aca- tamiento, de la fidelidad humillante, de la promesa hipócrita, que me hubiesen costado conseguirlo: a mí, átomo encendido, que tiene la voluntad de no apagarse, extinguirá jamás sino bajo la de un incendio vivísimo que no se influencia cierta, palpable, visible, de copioso, de inagotable, de abundantísimo raudal de libertades: a mí han querido encomendarme los numerosos amigos del bravo periodista, que con esta voz mía, que en el obligado silencio cobra fuerzas, para que nada sea bastante luego a ahogarla en mi gar- ganta, dirija al enérgico hombre de combate el amoroso aplauso con que los espectadores de las gradas, que más que las holguras de la vida, quieren tener viva la dignidad, viva la libertad, vivo el decoro, ven como en la abierta liza, por sobre todas las espadas que se cruzan, movilísima, flamígera, brillante, luce y se agita siem- pre el arma ruda del más franco, del más afortunado, del más brioso y loado caballero. No es este un hombre ahora: cuando en los hombres se encarna un grave pensamiento, un firme intento, una aspiración noble y legítima, los contornos del hombre se desvanecen en los espacios sin confines de la idea. Es un símbolo, un reconocimiento, una ga- rantía. Porque el hombre que clama, vale más que el que suplica: el que insiste hace pensar al que otorga. Y los derechos se toman no se piden; se arrancan, no se mendigan. Hasta los déspotas, si son

Page 164: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

hidalgos, gustan más del sincero y enérgico lenguaje que de la tímida y vacilante tentativa. A este símbolo saludamos, a la justicia y al derecho encarnados en su obra, que nos han sido tributados: al tenaz periodista, al observador concienzudo, al cubano enérgico, que en los días de la victoria no la ha empequeriecido con reminiscencias de pasados te- mores, ni preparaciones de posibles días; que en los días de nuestra incompleta libertad conquistada, de nadie recibida, ha hablado hon- radamente con la mayor suma de libertad y de energía posibles. Si tal, y más amplia y completa, hubiera de ser la política cu- bana; si hubieran de ponerse en los labios todas las aspiraciones definidas y legítimas del país, bien que fuese entre murmullos de los timoratos, bien que fuese con repugnancia de los acomodaticios, bien que fuese entre tempestades de rencores:- si ha de ser más que la compensación de intereses mercantiles, la satisfacción de un grupo social amenazado y la redención tardía e incompleta de una raza que ha probado que tiene derecho a redimirse:- si no se ha extinguido sobre la tierra la raza de los héroes y a los que fueron suceden los héroes de la palabra y del periódico; sí al sentir, al hablar, al reclamar, no nos arrepentirnos de nuestra única gloría y la ocultamos como a una pálida vergüenza;- por soberbia, por digna, por enérgica, yo brindo por la política cubana. Pero sí entrando por senda estrecha y tortuosa, no planteamos con todos sus elementos el problema, no llegando, por tanto, a so- luciones inmediatas, definidas y concretas; sí olvidamos, como per- didos o desechos, elementos potentes y encendidos; si nos apretamos el corazón para que de él no surja la verdad que se nos escapa por los labios; si hemos de ser más que voces de la patria, disfraces de nosotros mismos; sí con ligeras caricias en la melena, como de domador desconfiado, se pretende aquietar y burlar al noble león ansioso, entonces quiebro mi copa: no brindo por la política cubana. ’ En tanto que se eleva y fortifica, brindemos admirados por el talento que recorta asperezas, fortifica pueblos, endulza voluntades; por el talento redentor, sea ‘cualquiera la tierra en donde brille; por el talento unificador que tiene aquí sacerdotes y apóstoles; y especial y amorosamente, por el brioso justador que con lustre del lenguaje, público aplauso, cívico valor y pasmo de los débiles, ha sabido encarnar en

Page 165: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

tipos felícísímos, a punto de concebidos, popu- lares, nuestras desdichas, clamores y esperanzas. Saludemos a todos los justos; saludemos dentro de la honra, a todos los hombres de buena voluntad; saludemos con intimo cariño al brillante escritor que nos reúne; al aliento y bravura que lo ani- man; y a la patria severa y vigilante, a la patria erguida e impo- nente, a la patria enferma y agitada que inflama su valor. Pronunciado en los altos del café El Louvre, La Habana, el 21 de abril de 187% 0. c., t. 4, p. 177- 179. 1 Martí, según se afirma, quebró su copa. OBR.\ S ESCOGIDXS. T. 1 193 A MIGUEL F. VIONDI Santander, 13 de octubre [ 15791 Mi ejemplar amigo.- Llena tengo el alma todavía del hermoso dolor de aquel día último.-- ’ y los que alli me acompañaron, a todas partes me acom- patian. Pero no quiero hablarle de esto. Ni escribir quiero mis me- morias,- porque hasta las que escribo me hacen falta para calen- tarme el alma en tanta soledad:-! mi mujer y mi hijo! !Si viera V. qué tristemente me hablan desde mi corazón!- Y nada aún sé de mí. No pudo serme menos desagradable la navegación. Del Capitán ,2 hombre entero y simpático; del Sobre- cargo Leandro Viniegra; generoso espiritu venido a este empleo después de recias tormentas en la vida,- recibí incesantes y no comunes muestras de celosa consideración. Digo esto, porque me complace tener qué agradecer. Por muy lisonjera para mi, no le envío la bella y entusiasta carta 3 con que me dijo adiós en nuestro último día de mar el Sobrecargo.- Tres cubanos, Roa- ’ con su fidelisima memoria de cesas pasadas y su leal conducta para con- migo, = un joven Ojea y Cárdenas, 5 bueno y fiel, y Luis Díaz, un estimable y juicioso matancero, fueron mis únicos compañeros de viaje. En la Cárcel, sin cesar los vi a mi lado.- Hoy, al fin, luego de haber demorado dos días su viaje en espera de resolución de Madrid sobre mí ,- se han ido los tres.- Muy especialmente se ocuparon a bordo de evitarme impresiones penosas,- que para mí 1 Alude a su salida de La Habana, deportado. 2 Eugenio Bayona. 3 La carta anterior, del 11 de octubre de 1879, es la respuesta. 4 El coronel RamSn Roa y Gari. s Manuel Ojea y Cárdenas. no lo hubieran sido,-- y no lo fueron- al llegar a tierra.- Solicitado desde el primer instante en que el vapor que traía a médicos y ca- rabineros atracó junto al nuestro, por un Inspector de Policía,-- fui llevado a la casa del Gobernador.- Creo que anduvo perplejo; pero, si

Page 166: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

bien recomendándome especialmente, me envío a la Cárcel.- Tuve dentro de ella, por bondades del curioso Alcalde, cuanto bic- nestar y libertad eran posibles,- Estuviera aún allí; y lo daría por bien empleado, porque así pude conocer a tres infelices cubanos, -enviados de Sancti Spíritus en silencio por el vapor anterior,- y aliviar en algo su mala fortuna.- Dignos, puros y fuertes.- Ya no tienen frío. Debo mi libertad, amigo mío, a un hombre generoso.- Grandes cosas estoy obligado a hacer, puesto que grandes bondades tengo que pagar. Cuando me quedé solo,- cuando ya no alcanzaba a ver aquel generoso bote, cargado de almas virtuosas6 vi cerca de mí a un anciano, de mirada tiernísima y manso aspecto,- y dije, se- ñalándolo, a los que estaban a mi lado:-“ Aquel hombre debe tener un alma evangéiica”.- A ese hombre debo hoy mi libertad: Ladis- lao Setién se llama, y es diputado a Cortes por Laredo, un distrito de esta provincia.- Luego de embarcados, apenas nos saludamos Setién y yo;- for- maba él un grupo distinto. Pero no bien al llegar a Santander, me supo preso, vino a saludarme conmovido.- Me ofreció sus servicios: como yo debía olvidarme de su oferta, la agradecí y la olvidé.- Y a los dos días con el noble Setién entraba en la Cárcel la orden de mi libertad bajo fianza.-!?! era mi fiador vea V. que alma.-- Sa! u- dos nos habíamos cruzado. Eso hacía él.- Sombrías ideas tenía en la Cárcel, por el dolor que mi prisión habría causado a Carmen. En lo que a ella la aiiviará de pesa- dumbre, he estimado mi libertad.- iPor qué inspiré al admirable Setién tan súbito afecto y tan completa confianza?- Porque vengo todo lleno de las noblezas que para mi tuvieron mis amigos.- En Santander, por especiales razones, y por los numerosos comentarios a que ha dado origen mi llegada, sube de punto la hermosa acción de este hombre bueno, con tan senciila grandeza realizada. Para agradecerlo, veo grande el caso.- Para gozarlo, pequefio.- iQué me importan a mí ahora lóbregas paredes, o cielo azul? :No es todo cárcel? Un deber me imponía la orden, y de él he sido hoy cortésmente relevado por el Secretario de Gobierno: el de presentarme diaria- mente en la Secretaría.- De ella me notificaran lo que de Madrid se resuelva. Espero que se ordene mi conducción a Madrid. Y espe- 5 Se refiere a los amigos que fueron a despedirlo. Ver la carta de Patricio Sir- gado al Presidente interino

Page 167: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

del Comité de Nueva York del 2 de octubre de !879, en Gocumentos para seririr a la historia de la Guerra Chiquita, La Habana, 1950, v. II, p. 254- 255, 194 JOSC Martí ro verme preso en Madrid,- porque no he querido que varias per- sonas- importante alguna- que a ello se me han ofrecido aquí, escriban sobre el acuerdo que respecto a mí se tome. Ni he escrito nada a nadie acerca de mi llegada y situación.- La honra, in- tegra.- Por V. como por mí, deseo ir pronto a Madrid;- por enterar minuciosamente a Martos,‘- si bien anda Martos ahora en gravísí- mos quehaceres políticos- de todo lo que a Doña Dolores 8 se re- fíere,- y de la honrada y briosa campaña que ha abierto V. en el pleito.- 9 A muy recios combates me obliga ahora mi varía fortuna; pero nunca olvidaré aquellos días de animado bufete, ni las heridas que V. me curó, ni la fortaleza que V. me reanimó, ni aquella unión entrañable- no en mí perecedera- en que vivimos. Sean para V., como para mí, los días que pasan obligaciones nuevas de caríñol- Ayer vi un encantador sombrero blanco. Pensé en Julíta.‘ O Y en mi hijo.- Perdón por esta larga carta, en gracia de ser la primera que desde España escribo. Muy agitado para comenzar escribiendo a Carmen, he querido verter antes a quien tan buen derecho tiene a él, este exceso de intima confidencia en que rebosa ahora mi alma. No juzgue V. de mi espíritu por esta carta extraña:- tengo las ideas tardas y confusas. Aunque si estoy allí, icómo he de hallarme aquí? -- iPor qué se han de escribir esperanzas ni dolores más grandes siempre que la forma en que han de ser escritas?- A Cheíto,” esa alma rica,- al leal Carlitos,-‘ 2 al fidelísimo Lladó,- l3 al hidalgo Ramírez,-” al generoso Menocal,- ’ al buen Valle,-- l6 dígales, con mi promesa de escribirles, que soy tan parco en contraer amistades nuevas, como orgulloso y celoso de las viejas. 7 Cristino Martos Balbi. político y jurisconsulto español. 8 Dolores Alvarez viuda de Mitjans, cliente de Viondi. 9 Litigio de la testamentaría concursada de Bartolomé Mitjans y Rivas 10 Julia Viondi y Varona, hija de Miguel F. Viondi. (1 José Sebastián Morales, marqués de la Real Campiña. 12 Carlos Fonts y Sterling. * Francisco LIadS. ‘4 Francisco Ramirez. (5 Francisco de Paula Menocal y González. l6 Florencio Valle. OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 195 A Javier” y a sus hijos, cariñosos saludos. A Hortensia, plácemes por su marido.- Y un pensamiento para su hijo nuevo.-” A

Page 168: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Suzarte, a Gómez, ’ a Carrillo, m a Aranguito, al buen Matamo- ros, z’ a aquellos con quienes me obliga amistad más intima, o es- pecial gratitud, escribiré por el vapor del 20.- ¿No hice mal en lo de Arístides Fernández? Me ha tenido esto todo el viaje caviloso. Pero, si lo hubiera rechazado, ante él mismo, ¿no lo habría ofendido?- Lo recuerdo muy cariñosamente. Ruégue- le que le diga a Bolívar cuán atento ha sido aquí pa. conmigo el Sr. Maza.- He de presentarle a un noble hombre: a Viniegra.= Y a V. iqué he de decirle, sino llamarle hermano?- Sienta V. tan vivamente como yo este placer de ser querido.- Escríbame a Madrid, a la lista del correo.- Y aunque yo no quiero que V. sufra nunca,- ojalá que sufra V. alguna vez, y en- tonces, acuérdese de mí.- JOSE MARTI 0. C., t.‘ 28, p, 367- 370. Cotejada con el manuscrito original. 17 Javier de Varona, suegro de Viondi. 18 Se llamó Miguel, y vivió poco tiempo. 19 Juan Gualberto Gómez y Ferrer. 20 Antonio Carrillo y O’Farril. 21 Dionisio Matamoros, padre de la poetisa Mercedes Matamoros. 22 Leandro J, Viniegra. OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 197 LECTLRA EN STECK. HALL* Señoras y señores: El deber debe cumplirse sencilla y naturalmente. No a un tor- neo literario, donde justen el trabajado pensamiento y la cuidada frase,- no a recoger el premio de pasados y presentes dolores, que por ser menos graves que los que otros sufrieron, más que enorgu- llecerme, me avergüenzan;- no a hacer destemplada gala de entu- siasmo y consecuencia personales vengo,- sino a animar con la buena nueva la fe de los creyentes, a exaltar con el seguro racio- cinio la vacilante energia de los que dudan, a despertar con voces de amor a los que-- perezosos o cansados- duermen, a llamar al honor severamente a los que han desertado su bandera. Y no cuido del aliño de mi obra, breve y raquítica muestra de la que intento en beneficio de la patria,- porque no tiene derecho a los refina- mientos de la calma un lenguaje que no ha sabido conquistar aún para su pueblo la calma honrada y libre; ni debe el buen guerrero, en la hora del combate, curar de su belleza, sino de ofrecer el pecho ancho, como escudo del patrio pabellon, a las espadas enemigas. -- Por más que este enemigo a quien ahora combatimos, luche, más que con espadas, con puñales. A despecho de los tímidos, que gustan de achacar a una fata- lidad inexorable los sucesos que en gran parte de su timidez de- penden,- sin lograr, ni

Page 169: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

de los que los oyen, ni de si mismos, ser creídos; a despecho de los agoreros, que, para iibrar del naufragio l El mismo ario de su lectura, 1880, se publicó en foileto, en Nueva York, pre- cedida de la siguiente nota explicativa de Martí: ‘E! tono especiai de las lecturas, a que esta habia de acomodarse, requerido además por el !evantado patriotismo de la emigracion a quien el lector se diri- gía, pudiera hacer creer a algunos espiritus prácticos que la exaltación ocupa en estas páginas el lugar del raciocinio. Corria el riesgo el lector de parecer a unos sobrado íogoso, y a otros escaso de fuego. Salven los de ánima fría aquello que no pareció mal, sin embargo, a los de altivo corazón, y hallarán tal vez, en estas breves consideraciones, apuntadas al correr de la pluma. algún motivo de serios oensamientos. Falta aún mucho que decir, y será dicho, puesto que decir es un modo de hacer. Gracias, en tanto, a los que oyeron. esta lectura con tan vivo amor, y a los que se empetian en darla profusamente a luz fosé Martí.” los flotantes restos, anuncian con palabra calurosa la derrota de todos aquellos esfuerzos, que, con una existencia definida y propia, trajeran, para establecerla mejor, la alteración momentánea de la riqueza establecida; a despecho de humanas vanidades, que sin modo de excusar su pereza, se duelen de ver que la actividad viril de los demás, les echa su censurable calma en rostro; a despecho, en fin, de los que se alzaron sobre el pavés de la revolución, no para afianzarlo o mantenerlo puro, sino para impedir que sus ver- daderos mantenedores lo libraran de su mancilla pasajera; a des- pecho de todos, y con aplauso y admiración de muchos,- los can- sados se fortalecen; las armas oxidadas salen de las hendiduras donde sus dueños prudentes las dejaron, en olvido no, sino en re- poso; las pasiones humanas producen, excitadas de nuevo, sus na- turales resultados; y aquella década magnifica, llena de épicos arranques y necesarios extravios, renace con sus héroes, con sus hombres desnudos, con sus mujeres admirables, con sus astutos campesinos, con sus sendas secretas, con sus expedicionarios vale- rosos. Ya las armas están probadas, y lo inútil se desecha, v lo aprovechable se utiliza. Ya no se perderá el tiempo en ynsayar: se empleará en vencer. Los hijos de los bosques saben ya 6~ 1 árbol que cura, el que alimenta y el que ampara. Las aves en las cuevas han aumentado sus depósitos. La orilla en que se fracasó, se

Page 170: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

es- quiva. Para los corceles, hay nueva yerba. Para sus jinetes, nuevos frutos. Ya se conocen los peligros, y se desdeñan o se evitan. Ya se ve venir a los estorbos. Ya fructifican nuestras miserias, que los errores son una utilisima semilla. Ya ha cesado la infancia candorosa, para abrir paso a la juventud fuerte y enérgica.- La intuición se ha convertido ya en inteligencia: los niños de la revo- lución se han hecho hombres. iNi era posible que muriesen, de tan oscura muerte, tales hom- bres y sucesos tales! iNi había de dejar de ser cierto, por la prime- ra vez sobre la tierra, que, una vez gozada la libertad, no se puede ya vivir sin ella! Las mejillas tenian que enardecerse con el ca! or de Ios pasados combates; los guerreros tenían que preguntarse: *dónde están mis armas?; las esposas se habían habituado al su- blime dolor de ver partir cada día para la muerte a sus maridos; 10s hijos, acostumbrados al lenguaje vigoroso de los padres, ha- bían de mirar con desprecio cómo sus padres acataban lo que et7 el campo escarnecían, y enseñaban a sus hijos a que escarneciesen: las almas nuevas, venidas al mundo al resplandor de las batallas, vigorizadas con el aire de los campamentos, habían de rebelarse contra la bochornosa e hipócrita existencia de las poblaciones so- metidas. La manada de cebras rebeldes no podía convertirse en rebaño de mansas ovejas.-¿ Y mis hijos?- se dirían las madres. ;Y mi esposo?- se diría la viuda. ,Y mi amigo?- se diría el amigo. <Y mi desventurada compañera?- se diría el que cavó la tierra con sus manos, y echó en el hueco frío el cuerpo de su amada, o con 198 losé Marfi OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 199 10s pies desnudos, y el pecho lleno de sollozos; cruzo llorando por montes y por ríos con el cadáver a la espalda! Allá, en aquellos campos, iqué árbol no ha sido una horca? ¿Qué casa no llora un muerto? ¿Qué caballo no ha perdido a su jinete? iY pacen ahora, en busca de jinetes nuevos! Tales recuerdos no podían morir,- ni en las víctimas lastimadas, ni en los héroes enorgullecidos ni en los que para admirarlos abrie- ron los ojos. No podían morir aun cuando los héroes y las victimas muriesen porque las tempestades que se apartan por medio de los ojos del tirano, se concentran y se preñan de ira en el silencio del hogar.- El hijo odiará lo que odió el padre. El hambre pasa; del cansancio se vuelve; la traición llega a ser conocida. Los que en comunidad vivieron, si por pasajero

Page 171: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

temor se huyen,- por inven- cible solicitud [se unen] para disculparse unos a otros; para enor- gullecerse de la pasada gloria, y ponerla en frente, como excusa de la actual miseria; para devorar reunidos nuevas y comunes afren- tas,- en comunidad vuelven a vivir. Y los muertos entonces cobran forma. El que sepultó a su mujer quiere volver a llorar sobre la abandonada sepultura. El padre no se decide a que su hijo se aver- giience de él. El esposo perdido reconviene en las sombras a la esposa. Todos los ojos se llenan de lágrimas. Se cuentan las vir- tudes de los muertos. Como oscura venganza, se recuerda su modo de morir,- y la crueldad del matador. Y exaltados y fieros, se dicen que aquel día triunfaron, que aquella acción fue acción de gloria, que estos dueños se sentaron ante ellos en el banquillo de los reos. Y flota sobre la comunidad aire de pólvora. Y los azotes se oyen fuera. Y el azotador toca a las puertas. Y en las espaldas flagela- das nacen alas. iLos que lo anduvieron una vez, no olvidan el ca- mino de la gloria! La dignidad, los terribles recuerdos y la cólera lavaron la culpa de la flaqueza y del engaño.- Y entrándose en tropel por donde iban la utilidad y la razón, a par de ellas levan- tan, luchando a la vez por el bienestar y por la honra, el estan- darte de la guerra nueva. Los que no vivieron de ese heroico modo, los que, desde el fondo de sus calabozos, desde los buques que los llevaban al destierro, desde los tristes hogares, donde se cumplían silenciosamente terri- bles deberes, no compartieron aquella vida nómada y brillante, llena en la baja tierra, como en el alto cielo, de nubes y estrellas; los que no han investigado con celo minucioso aquella pasmosa y sú- bita eminencia de un pueblo, poco antes aparentemente vil, donde se hizo perdurable la hazaña, fiesta el hambre, común lo extra- ordinario; los que, con bizantinas aficiones, o con teóricos instin- tos, o con serviles hábitos aceptaron la grandiosa guerra, como sa- broso halago a una vanidad ofendida sin tasa por el áspero dueño, o como imprudente perturbación a un sueño blando, con la cual era útil sin embargo, por lo que pueden los pueblos coléricos, pa- recer en el día del probable triunfo, acreditado amigo; los que con los ojos empañados por la atmósfera espesa de las ciudades espa- ñolas, ofuscan con el temor su inteligencia, y el hermoso amor a los que padecen con el amor exagerado de sí propios,- leerán ató- nitos este para ellos cuadro extraño,

Page 172: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

donde, con ser tan reales las figuras y tan vivos los poderosos elementos, no se refleja en un solo punto su urbana y financiera manera de pensar,- y hierven sobresaltos, y brillan heroismos, y olean y se encrespan pasiones que no fueron nunca datos para sus raquíticos problemas. iPero vosotros, emigrados buenos, sufridores de hoy, triunfado- res de mañana; vosotros que bautizáis a vuestros hijos con el nom- bre de nuestros héroes más queridos, de nuestros mártires, de nues- tros inválidos; que habéis probado vuestra fe, donde la prueban los amigos leales, en el abandono y en la desventura; que habéis pre- ferido la labor modesta, llena de fuerza digna, al placer de levantar casa sobre los cadáveres calientes, sin más cimiento que la palabra movediza de un adversario inepto y alevoso; vosotros que no creéis en la prosperidad de una tierra donde sobre la generación presente han caído desatadas las culpas de las generaciones anteriores, y no hay interés en la hacienda, ni recuerdo en la memoria, ni aspi- ración escondida que, aún en los más débiles e hipócritas,- no batalle radical y esencialmente con los intentos e intereses de aque; 110s con quienes se pretende una imposible y perniciosa concordia; vosotros que sentáis a vuestra mesa a los gloriosos mutilados, a los veteranos de la independencia, mal avenidos con la inútil paz; que al calor de la extranjera estufa, oísteis rodeados de los atentos hijos, cuentos de victorias y derrotas, y llorasteis con los afligidos narradores, nobles lágrimas: que habéis entrado en el práctico sentir que, con el quilate mayor de las desgracias, despierta en los trabajadores este pueblo utilitario y reflexivo; que en presencia de este pasmoso desenvolvimiento, y con la memoria de aquella vida mísera, no veis salud para el espíritu, ni porvenir para la tierra, fuera de aquella solución, beneficiosa a la par que gloriosa, que por ancha y nueva vía política lleve a la rica patria a la dueñez completa de sí misma, y al íntímo contacto, jamás por nuestros due- ños consentido, con los pueblos hacia los que tradiciones viejas, intereses presentes, simpatías irresistibles, y supremas afinidades económicas nos conducen; vosotros que resolvéis con cuerdo sen- tído- que no todo ha de ser sombrío problema- las inquietudes de la dignidad, sin cuyo franco y osado ejercicio a nadie se impone amor ni respeto,- a par de la solicitudes del bienestar material, objeto imprescindible,

Page 173: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

aunque no objeto principal, de la existen- cia; vosotros los ricos, que habéis tenido el enérgico valor de des- preciar vuestra riqueza, y de haceros bajo un techo decoroso, y sin que el látigo os alcance, otra riqueza nueva; vosotros los pobres, que con la sagrada alegría de los creyentes, y con esa serena in- tuición de lo que es bueno, no oscurecida por vanidades ni íntere- ses, amasteis en sus horas de agonía a la santa idea enferma, con 200 José Martí OBRAS ESCOGID. i\ S T 1 201 tierna y melancólica lealtad; vosotros habéis sentido palpitar en torno vuestro a esos guerreros impacientes, a esos engariados ren- corosos, a esas madres que ya no sonrien, a esos varones que no saben llorar, porque han aprendido que las fuerzas que se pierden en lágrimas, hacen fa! ta después para el ardimiento y empuje de la sangre! Vosotros mismos sois esa comunidad que se levanta; en- tre vosotros andan los arrepentidos; en vuestros ojos se ve relam- paguear brillo de aceros. En hora buena os nieguen existencia cierta; en buena hora crean que nosotros, y nuestros amigos, y yo mismo, somos, no cuerpos viLos y reales, sino fantasmas vagabundos, fatídicas apariciones, malévolos espíritus parleros, nacidos a turbar la calma plácida de los bienaventurados palaciegos. Sea, señores, norabuena que los presuntuosos imaginen que un pueblo que ha vivido largos años en el espectkulo incesante de su excepcional grandeza, y en el ejercicio, a menudo organizado, de su libertad, pueda venir de súbito, sin provecho alguno para ia hacienda, sin garantía alguna para la vida, olvidando de una vez sus fieros hábitos, a vivir en voluntaria servidumbre, para complacencia de los tibios, y para la gloria y el provecho de un enemigo cruel e incorregible. Extravio tamaño de las humanas facultades y dirección tan irracional de las pasiones indómitas, podrán ser, en cónclave de augures, motivo de consuelo para los acomodaticios pensadores, penetrados de páni- co y alarma,- sin que, a lo que yo entiendo. y de lo que yo os respondo, sientan en la callada soledad surgir en su ánima la gal- vánica energía que con la fiebre del temor escriben. Stiele así el miedo, natural consecuencia de la culpa, animar con calor enfer- mizo las mejillas. Pero si creen los engañados que para privar de real existencia a lo que existe, basta, a modo de nirlos temerosos, cerrar los ojos de manera de no verlo, y negar, porque a los

Page 174: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

nuestros no se alza, que a los ojos abiertos tenga vida; los que aquí nos congregamos, y los que fuera de este recinto nos ayudan,- por la obra unida de la reflexión y el entusiasmo; por el propósito cuerdo de dirigir y amoldar a empeño franco, efervescencias que pudieran llegar a ser luego de difícil molde;- por arraigada convicción de que la lucha presente acelera y define una situación propia y precisa, para llegar a la cual siempre sería esta misma lucha imprescindible;- por fun- dada creencia en la absoluta fa! ta de elementos políticos en Espa- ña, que pudieran,- por inmediato, y en apariencia radical, que fuera el cambio que los actuales elementos sufriesen- asegurar a Cuba un porvenir político y económico tan cuerdo que calmase todas las impaciencias, tan amoroso que borrase todas las injurias, tan útil que no amenazase de próxima muerte nuestros únicos productores de riqueza; nosotros, los que aquí nos congregamos, por raciocinio estricto, por riguroso examen,, por entusiasmo que sube de punto y fortaleza cuando no lo inspira el odio ciego, sino la meditada con- vicción,-- creemos y sabemos que esta guerra ha brotado de sus naturales elementos, asombrando a los mismos que. con dolor agu- do, pero con serenidad Inconmo\- ible. preparaban el psis para un sacudimiento necesario, en el cual acep! an, vencedores o vericidos. toda la responsabilidad de quien, seguro de la rectitud de su cspi- ritu, desdeFa ia pkrdida de una popularidad cOmoda, y arro- tra con írente alta la censura de ios que, con sus mismos deseos e impa- ciencids, aspiran sin duda alguna a aprovecharse de los beneficios de una victoria que no tienen el valor de preparar. Creemos y sabemos que ia naturaleza humana, maia por acci- dente y por esencia noble, una vez hecha al ejercicio de sus prerro- gativas mis honrosas, sólo las trueca o las declina por provechos a tal punto haiagadores que sean dignos de compensar el ineiable placer que produce el dominio sensato de si mismo. No cabe por tan? o en la naturaieza humana, alimentada por los dolores que en gendran el rencor, y por la ira que levanta en el ánimo del enga- ñado el pesar de haber cedido a un engaño que no equilibra el bo chorno que causa con la utilidad que reporta; no cabe ciertamente, que todo lo que satisface nuestros deseos,- está de acuerdo con nuestro raciocinio, nos enaltece a nuestros propios ojos, proporciona a los ofendidos r; enganza de la ofensa,

Page 175: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

facilita todas estas expan- siones con el placer de la libertad y con la influencia del hábito,- se trueque por una existencia sin esperanza de mejora, en que los nuevos soíes anuncian nuevas burlas, en que el temor de los ene- migos desvanece toda esperanza de fructifera concordia, en que se agravan con males nuevos .os recientes y terribles males, en aue la dignidad vive ofendida, ia vida amenazada, la riqueza cohiblda o impedida y las legítimas y habituales expansiones antes enérgi- cas y libres, sujetas a malévola censura y a una expansión deforme, traidora e incompleta. iOh no! no es hombre honrado el que desee para su pueblo una generación de hipkritas y de egoístas! Seamos honrados, cueste lo que cueste. Después, seremos ricos.- S6lo las virtudes producen en los pueblos un bienestar constante y serio. Palpen unos con mano vacilante la senda áspera y larga, como esperaneo 17 hora del éxito para unirse a! ccrti: ip tri! lEf? l: \.~. lt‘. li~~ li; otros los 01r3s con rqnsancio, del espectácu! o de uT; a Iuck:~, decr) l: k- de la cual iamentarán, en la hora de peligro-- orque la libertad naciente ha de ofrecerlos,- no haber entrado a contribuir a una revolución cuyo alcance y empuje no serán luego bastante pode- I- OSOS a contrastar,-- p?: que -7 Ipy que no exceda la cosecha -10’ monto y calidad de la cr~:‘!! a: abandonen h-! con cf; lnable tihir? Q io qLle mañana, espantauos tal vez de las consecuencias de su culpa, pretenderán asir en vano; afilen algunos con mano selícita, y a! ar- guen al duefio, los aceros que han de clavarse en el pecho de los q~ ue mueren-; oh +prrihlo fcP+ l* na+--- en tlefenc- An1 bionrjìtícr v liber- tad de aquellos que ias aaesman. A muchas generaciones de L+.! G vos tiene que suceder una generación de mártires. Tenemos q:: c 202 /ose Marti OBRAS ESCOCIDAS. f . 1 203 pagar con nuestros dolores la criminal riqueza de nuestros abuelos. I’erteremos la sangre que hicimos verter: ;Esta es la ley severa! ;Oh! iy cómo se cumple de nuevo en nuestros campos, testigos hoy como ayer de un mal inevitable,-. por cuanto de feroz avara y opresora conserva aún, en castigo tal vez de extraordinarias cul- pas, la triste especie humana! De las flaquezas de los unos, nos consuelan bravuras de los otros . iAbnegadas mujeres! caliente vues- tras mejillas el pudor: dé el trabajo vigor a vuestra sangre, y con ella calor a vuestros rostros; mas ya no los colore la vergüenza por la

Page 176: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

debilidad de nuestros hijos! No había muerto aquella pléyade brillante, que peleó con menos armas, y moría más hermosamente que pueblo alguno de la tierra. Los trabajos la fortalecen; el espí- ritu de- los muertos pasa a alentar el alma de los vivos. Los viejos héroes, acostumbrados a la gloria, vuelven a buscarla.- iQué mi- serable vida la del que concibió un alto empeño, y muere sin lo- grarlo!- iSe sale de la tierra tan contento cuando se ha hecho una obra grande! Ya cabalgan de nuevo en la llanura los jinetes de hierro; ya resplandecen de nuevo aquellos rostros con el fulgor de la victoria; \: uelven a ver el bosque en que triunfaron; sobre olvi. dadas cruces juran de nuevo un voto no olvidado; a recibir a sus hermanos surgen de las amigas selvas, mejores guardadoras de nuestro honor que las ciudades, familias beneméritas que habían continuado prefiriendo la soledad del monte a vergonzosa entrega; hombres fornidos, no capitulados, únense a las fuerzas salvadoras; regados con la sangre de los buenos, que no se vierte nunca en vano, cuajan los árboles amigos abundantes frutos; el alimento ocioso, huelga; un expedicionario valeroso rompe un bote, con el que pudiera poner la vida en salvo, porque- iah brava frase!-“ tenía ya ganas de pasar trabajos”; pregúntasele a otro si como luchó en la pasada guerra, lucharía en la nueva, y dice simplemente: “Noso- tros hicimos en 1868 un juramento; pero aquel juramento fue un contrato entre todos los que lo prestaron; los que han muerto lo han cumplido; los que vivimos no lo hemos cumplido todavía.” iY vencerán a un pueblo semejante? iNo hubiera escarnio bastante vi- goroso para echar por encima de los culpables que lo dejasen pe- recer!- No ha muerto la leyenda. iIndómitos y fuertes, prepáranse sus hijos a repeti- sin miedo, para acabar esta vez sin tacha, las hazañas de aquelios hombres bravos y magníficos que se alimen- taron con raíces: que del cinto de sus enemigos arrancaron las armas del combate; que con ramas de árbol empezaron una cam- paña que duró diez años; que domaban por la mañana los caballos en que batallaban por la tarde! Esc es un hecho; contra conjuros, veleidades y anatemas; con- tra la traición de los unos, la fatiga de los otros y la Fersecución de nuestros dueños, la guerra ruge en Cuba. Un mal no existe nun- ca sin causa verdadera. Busca la naturaleza el placer, que por si mismo se mantiene; pero

Page 177: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

huye todo daño, a menos que invencibles causas no la obliguen a él. Jamás tuvo un suceso, suma mayor ni más alborotada de enemigos. Los que de mal grado habianse re- signado, sin conciencia de la grandiosa obra que empeñaban, a la pérdida pasajera del esplendor de su fortuna,- imaginando equivo- cadamente que haciendo acto de contrición volverán a disfrutarla, han hecho el acto. Los que empujados más allá tal vez de donde pretendieron ir, no entraron en este duelo a muerte con la mano bastante firme, con el objeto claro y definido, con el corazón dis- puesto a todos los reveses,- descansan sobre las ruinas de si pro- pios, en espera de que no habrá más convencidos, ni tenaces, ni inteligentes luchadores que lleven a puerto la nave en que ellos zozobraron. Los que capaces de aspiraciones sin cuento y enamo- rados de la fácil gloría, dejaron morir a sus defensores para profa- narlos luego alzándose sobre ellos, a enarbolar con mano fratricida el estandarte enemigo de aquel sobre cuyos mártires se alzaban,- vieron con ojos hostiles a los legítimos propietarios y a los valien- tes herederos de una victoria que usurparon en un momento de confusión y de vergüenza, pero que no puede pertenecerles, porque no han tenido virtudes suficientes para conquistarla. Ni ha de per- mitir un pueblo que lo gufen los que desconocen sus verdaderos elementos, ignoran en absoluto el objeto real y la vfa útil del pais en que nacieron, y en lugar de remover con mano fuerte, a fin de conocerlas y encauzarlas, las entracas hirvientes del volcán, a riesgo de morir en ellas abrasados, -pretenden evitar la erupción sentándose en la cima, como si en las horas de fuego y de lava fuera bastante a evitar el estrago tan pequeño estorbo: como si, cuando la mejor y mayor parte de un pueblo se levanta, y de las tres comarcas de una tierra, dos mueren por un intento, y la otra lo admira, pudiera ser el esfuerzo sofocado por la algazara des- compuesta de ULL’ grupo que sólo ha sabido seiialar su nombre a merced de conscientes engaños, de mantener promesas que sabia que no habían de ser cumplidas, y de escarnecer y sonrojar a la revolución originaria de su poder ficticio, a la madre gloriosa a quien habían debido la existencia. Pues (cómo, siendo la debilidad de los nuestros tan útil elemen- to para nuestros perpetuos enemigos: cómo, mordida por tan aira- dos adversarios, esa guerra surge, y se propaga, y se fortalece, y comienza a nombrar sus

Page 178: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

autoridades civiles, y prepara mayores es- fuerzos de más activo orden, sin que hayan bastado los cañoneros enemigos, ni la pueril excomunión de los que tiemblan bajo sus disfraces de pontífices, a cubrir de tal modo las aguas de los mares, que no se deslizasen sobre ellas las naves llevadoras de bélicos recursos? Ah! Es que este hecho lamentable es un hecho necesario. Es que lo que teme confusamente la parte del país que influyó menos, en 204 José .Murti OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 203 ei pasado conflicto, en sus destinos, lo desea de nuevo y lo somete a la suerte de las armas, la parte del país que influyó más. Es que no hay en Las Villas, ni hay en Oriente, un solo hombre señalado por su importancia y su energía, que no comparta en es: e instante con los que combaten angustias y proezas, o purgue el delito de haberlos compartido- en el fondo de los mares, o en castigo mere- cido por sils vacilaciones, no haya sido encerrado cn Io> castillos, o roa airado su culpa, camino del destierro. Ah! Es que ya se han cansado nuestras frentes de que se tomen sobre ellas las medidas de los yugos,- aunque hay írentes que no w cansan de esto nunca. Es que el hacha cortante sólo se aparta de nuestras cabezas con el golpe de otra hacha. Es que en los cam- pos de batalla, en las prolongadas prisiones, en nuestra peregrina- ción por pueblos libres, hemos acostumbrado los pulmones a un aire que necesitamos respirar. Es que los pueblos que han sido muy criminales, necesitan, para ser felices, lavar con alta grande- za sus pasados crímenes. Es que tenemos el sentido de nuestros destinos, y obramos con él. Es que cuando ya nos ahoga, se hace preciso cortar el lazo que no sabe aflojarse a tiempo. Es que los que batallaron con el enemigo, dentro de la Isla, y con la miseria, otro enemigo, fuera de ella, han conquistado el derecho, y contraído la necesidad de respirar en tierra propia un aire honrado. Es que el aire que a otros asfixia, a nosotros nos avigora. Es que no nos resignamos a vivir sin patria. Es que somos bastante numerosos para contrastar a los que emplean su tiempo en ofenderla.- Es que hemos meditado, y comparado, y dado tiempo a los prudentes para que nos probasen su capacidad para la victoria: y la meditación, y el estruendoso fracaso, han confirmado la decisión del entusiasmo. Esta no es sólo la revolución de la cólera. Es la revolucibn de la reflexión. Es la conversión prudente a

Page 179: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

un objeto útil y honroso, de elementos inextinguibles, inquietos y activos que, de ser desa- tendidos, nos llevarían de seguro a grave desasosiego permanente, y a soluciones cuajadas de amenazas. Es la única vía por que po- demos atender a tiempo a intereses que están a punto de morir. que son nuestro único elemento de prosperidad económica, y que nada tienen que esperar de intereses absolutamente contrarios. Y en este instante en que ios mares amenazan de uno y otro lado del Continente salirse de quicio, para llevar sobre su espalda corva y móvil a los pueblos amarillos la artística riqueza de los pueblos blancos: en este punto de la historia humana en que, por faena que pasma, parece que la tierra se va abriendo a una era de comunión y de mayor ventura, estamos en gravísimo riesgo los cubanos de perder para siempre el mas kmodo, sencillo y provechoso medio de levantar la maltratada patria a inesperada altura de fuerza y de opu- lencia. Porque esta, que se mira por algunos como una epoca de lransición y de perturbaciones trabajosas para Cuba, es para ella un instante irreparable y decisivo, en el que, de no removerla en&- gicamente, perderemos con la única mermada y amenazada riqueza que nos resta, la posesión natural y probable de uno de los más cuantiosos veneros de fortuna que el comercio en este tiempo ofre- ce. Y estos problemas, por los que, como por todos los reales y pre- miosos, pasamos casi siempre sin volver a ellos los ojos, e? torpe- cidos a fuerza de mirar cadalso y yugo,- montan un poco mas que estos estrechos propósitos, aspiraciones imperfectas e insinuaciones tímidas con que individua1 y dislocadamente lucha hoy la falseada c insegura representación cubana en las Cortes español? s.-- Y con ser el intento tan menguado, helos ahí, fusteados y vencldos, mlra- dos como a extraños, y no tan castigados como egregios va. rones en otros tiempos fueron, porque con alguna excepclon merltorla. no han tenido ni el esforzado ánimo, ni la viril palabra, ni el seguro juicio que tuvieron ellos. Debe hacerse en cada momento, lo que en cada momento es ne- cesario. No debe perderse el tiempo en intentar lo que hay funda- mento harto para creer que no ha de ser logrado. Aplazar no es nunca decidir,-- sobre todo cuando ya, ni palpitantes memorias, ni laboriosos rencores, ni materiales y cercanas catástrofes, permiten nuevo plazo, Adivinar es un deber de los que pretenden dirigir. Para ir delante de

Page 180: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

los demás se necesita ver más que ellos. Los pueblos no saben vivir en esa acomodaticia incertidumbre de los que al amparo de las ventajas que la prudencia proporciona, no sienten en el abrigado hogar las tempestades de los campos, ni en el adormecido corazón el real clamor de un país lapidado y engañado. Ignoran los déspotas que el pueblo, la masa adolorida. ss: ei verdadero jefe de las revoluciones; y acarician a aquella masa tiri. Ilante que, por parecer inteligente, parece la influyente y directora. Y dirige, en verdad, con dirección necesaria y útil en tanto que obedece,- en tanto que se inspira en los deseos enérgicos de los que con fe ciega y confianza generosa pusieron en sus manos su des- tino. Pero en cuanto, por propia debilidad, desoyen la encomienda de su pueblo, y asustados de su obra, la detienen; cuando aquellos a quienes tuvo y eligió por buenos, con su pequeñez lo empequeñe- cen y con su vacilación arrastran,- sacúdese el pals altivo el peso de los hombros y continúa impaciente su camino; dejando atras a los que no tuvieron bastante valor para seguir con el. La poll& a oportunista, como ahora se llama, pretendiendo erlglr en especlal escuela lo que no es más que el predominio del buen sentido en la gestión de los negocios públicos; la política oportunista, que no consiste en esperar ciegamente, y a pesar de todo, sino en no Impa- cientarse cuando hay derecho a tener esperanza, no puede ser el loco empeño de fingirlas allí donde no hay razón alguna que Ias alimente o autorice. La libertad cuesta muy cara, y es necesario. o resignarse a vivir sin ella, o decidirse a comprarla por su precio. De los elementos vibrantes y variados que palpitan en Cuba; de la impotencia para el bien, y de la incapacidad para el gobierno, de la politica española; de los hábitos contraídos en la larga cam- paña, no equilibrados por posteriores beneficios, y favorecidos por nuevas ofensas; de la costumbre de batallar que agita a unos, de la costumbre de ser libres que inquieta a otros; de la vergüenza de haber contribuido al general desdoro; de la ausencia absoluta de los caudales recelosos en la más necesitada y considerable por- ción de la isla; de la abundancia irreflexiva y traidora de prome- sas, que hacía sentir luego en mayor grado el engaño; de la mise- ria sin esperanza que a todos afligía; del patriótico ardor que en- cendía a todos, alimentado por tan varias causas,- la

Page 181: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

revolución habia de surgir desatentada y fiera, como explosión de cólera y renacimiento tempestuoso de aspiraciones varias e iracundas, que no necesitaban de previo acuerdo para lanzarse a la batalla. Y como así había de surgir, y no había en el Gobierno español prudencia para evitarla, ni fuerza para contenerla; ni en la política española habia caminos, cualesquiera que fueran sus accidentes, para domi- narla, aprovechando el cansancio de muchos, por urgentes y nu- merosas reparaciones; como la propaganda, estrecha y desoída, de platónicos teorizantes, ni iba más allá de los en ella interesados, ni ofrecía digno alimento a las pasiones, ni consolaba con su ener- gía, ni aliviaba los males con su empeño, ni convencía con su ra- ciocinio,- en esta conflagración de hirvientes elementos, en este amontonamiento de la ira, en este apresto incontrastable de los menesterosos y de los batalladores, fue por todo concepto necesario, como única obra inmediata y oportuna, dirigir y hacer entrar en borde, una revolución inevitable, que, entregada a si misma, nos hubiera llevado a graves riesgos en su desbordamiento torrentoso. Cnando un mal es preciso, el mal se hace. Y cuando nada basta ya a evitarlo, lo oportuno es estudiarlo y dirigirlo, para que no nos abrume y precipite con su exceso. De manera que cuando no hu- bieran el valor y el decoro, y el sentimiento del honor, leyes pri- meras de la vida, producido la actual revolución- y ellas solas ha- bían de ser fuerza bastante a producirla,- un motivo vulgar de con- veniencia, y un raciocinio lógico y cerrado, llevaban a vigorizar y dar matiz y forma a un movimiento que no era posible ya impedir. Y por esto,- como las mismas razones, fortalecidas por sucesos nue- vos y por los acuerdos esperados, militan ahora,- es ahora lo único oportuno auxiliar con energía a una revolución que por si propia toma cuerpo, y por fa crueldad y la torpeza de sus enemigos,. Y por esto, con desdeñoso olvido de simpatias que no han menester, y con el aplauso en junto de la razón y del decoro satisfechos, se enorgullecen de su obra los que alentaron con toda su energía, y auxilian con todas sus fuerzas, la actual revolución. Era natural aquella lamentable diferencia entre los sometidos de siempre, y los rebeldes de siempre; era natural, dado lo raro de OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 207 la grandeza y lo poco común del divino amor al sacrificio,

Page 182: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

que pensaran de distinta manera los que durante los diez años habian vivido peleando, y los que habian vivido los diez años en las po- blaciones españolas.- Los que por indiferencia o por flaqueza, no habían tomado parte en la revolución, hallaron en la paz inesperada un pretexto con que justificar su retraimiento. Y se asieron a él, con la tenacidad con que se asen los que unen a la vanidad la in- teligencia, espoleada por el miedo. Era natural la división. No había ocupado de igual modo la revolución todo el territorio de la Isla. Vieron los pueblos del ex- tremo más occidental aquella década, no bajo la forma de guerra activa y de derecho conquistado, sino bajo la de persecuciones, muertes en patíbulos, lento martirio en los presidios, con todo el cortejo de increíbles crueldades, de cuya remembranza no han me- nester para esforzar sus argumentos los hombres pensadores. En el Oriente y Centro de la Isla, y en buena parte de Occidente, los niños nacieron, las mujeres se casaron, los hombres vivieron y mu- rieron, los criminales fueron castigados, y erigidos pueblos enteros, y respetadas las autoridades, y desarrolladas y premiadas las vir- tudes, y producidos especiales defectos, y pasados años largos, al tenor de leyes propias, bajo techo de guano discutidas, con savia de los árboles escritas, y sobre hojas de maya perpetuadas; al tenor de las leyes generosas, que crearon estado, que se erigieron en costumbres, que fueron dictadas en analogía con la naturaleza de los hombres libres, y que, en su imperfecta forma y en su incom- pleta aplicación, dieron sin embargo en tierra con todo lo existente, y despertaron en una gran parte de la Isla aficiones, creencias, sentimientos, derechos y hábitos para fa comarca occidental absolu- tamente desconocidos. En tanto, en Occidente,- descartando desde ahora de una vez por todas, de estas consideraciones, la suma grande de habitantes de los pueblos que fue antes, y continúa siendo hoy, fiel a la pa- tris,- la revolución ejercía distinta influencia en las ciudades y en los campos. Luego que fue segado en flor lo más bello y mejor de nuestras eras, pasados los primeros años de la guerra, arrepentidos volvieron, o por rara fortuna o tristes artes se salvaron buena suma de pacíficos cubanos. De los que merecieron el honor de ser encar- nizadamente perseguidos, porción valiosísima conserva su varonil manera de sentir, y callada u ostensiblemente, en Cuba o

Page 183: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

en la emigración, cumple con su deber y honra a la patria. En cuanto a los que en Cuba permanecieron iqué rubor no debió haber encendido las mejillas de aquellos hombres valerosos, porque es menester más valor para sufrir la befa de los déspotas que para arrostrar su empuje en el combate! iqué silbos por las calles! qué terror, cuando, entre báquicos desórdenes, caían gotas de san- gre en la artesa de vino de los cuerpos de guardia! iQué humilla- ciones, qué bochornoso contacto, qué codeos! A los antiguos hábi- 208 José .lfarti tos de siervos, hubieron de unir para salva; la vida y proteger el acrecimiento del caudal, diarias y vergonzosas confesiones, afables sonrisas, servicios reales a los que no han permitido jamàs un carácter severo ni una protesta digna al a! cance de los ojos. -Lío hablo yo de aquellos mártires escasos qde por cumpiir rnelar~ cóli- COS deberes, sacrificaron ~eht~ mcn! t- aficiones, mas si de loz- que vivieron de brazo con los elcmen! os espaiiole-;, y les sirvieron en sus oficinas, y escribieron en sus periódicos, !’ se alistarvn en sus filas, y engastaron en la luctuosa cinta de hule los cclores a cuya sombra se disparaban en aquel instante laa balas .jue echaban por tierra a Ignacio Agramonte y a Carlos Manuel Ct Ckspedes. iYo no sé si serán esos mismos hombres, !os que intenth 1 oponerse aún a la rnanifesiación de nuestras honradas voluntades! Tósigo fue aquel que entró demasiado bien en sus venas, para que no hayan podido echarlo fuera de ellas todavía. Para esta in- fortunada porción de !os cubanos,-- por la difícil comur, icación, por el miedo que mutuamente se inspiraban, y por el celo que los espa- ñoles ponían en ocultarla, la heroica existencia de los revoluciona- rios era, a modo de suerio y de leyenda, lejana maravilla. No tuvic- ron hijos bajo chozas fabricadas por sus manos, estallan ; el rayo arriba, y en torno los fusiles. No anduvieron desnudos por ios cam- pos, No aplaudieron a oradores que habiaban a la vez con la lengua y con el rifle. No hicieron por la noche la pólvora con ,rlue por ia mañana habían de saludar valien! emente al dia. No sufrieron los dolores de Job. No íos inflamaron los héroes con sus alientos. Los caballos que arrebataron del seno enemigo a un soldado que cum- plía entonces con su deber, no passron, con carrera fantástica, a sus ojos.- Ni prepararon, ni conocieron, ni sintieron la revolución. Y los que la amaban, sin entrar en sus problemas, ni

Page 184: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

estimar su fuerza, ni ver su alcance, por lo que han podido ser luego fácil- mente crédulos; los que llevaron breve luto, pero luto al menos, por su aparente muerte, no estaban preparados a resistir la palabra ávida de los que en la cómoda hora dieron [rienda] suelta a afi- ciones políticas, y a odios, si bien disimulados, no por eso, y tal vez más por eso, difícil y tumultuosamente contenidos. Las seducciones de la riqueza, y los disfraces que ;a intelígen- cia proporciona a una voluntad capaz de usarlos, no pervertían fuera del recinto de las poblaciones occidentales, el puro sentido de los vigilados campesinos. Persecuciones severisimas habían echado iejos a cuanto había en aquellos campos de bravo, inteligente y bueno. Escrupuloso era el registro de conciencias. La memoria ha- bía de ser más fiel allí dor, de el dolor había sido más VIVO. Por eso, cuando no ha mucho peregrinaron por pueblos y campiñas cer- canas a La Habana, !os oradores del grupo político que ha conver- tido hoy en cuestión de finanzas azucareras todas las graves cues- tiones de la Isla ,- no una vez sola saltaron ios machetes en las vainas, y a calurosas peroraciones de español sentido, con promesa OfiR. Aî ESCOGIDAS T 1 209 i7n secreto iwtinto, q:: e ka 5ie: npre delante de 1~ rcflexion, antlacjaba al pais que una paz tan misteriosamente concertada, :au inesperadamenie hecha, y por unos y otros tan reccl6saniente reci- bida, no prestaba garantía alguna de durabilidad y soiidez. EE iafiio qtie los que nunca desearon la guerra, afectaban tener por decisiva una paz en que Iladie creía, ios provocadores y mantene. dores de la lucha, asombrados de bi mismos, voivlan a estimar la guerra necesaria, y se preparaban para ei! a. í2,: sls! ema de lnian tiles libertades perrnitia en Occidente q:; e patricios de todo punto inofensivos, divirtiesen la atención de! pais en elernentaics entrete- nimierltos políticos. Impotente el Gobierrio para contener la virii act! tud dei extreino Oriental, que sólo a íuerza de wpwiales ilala- gos, p a condición de libertades amplísimas, cedio a ia tregua,-- con- sentía a los hombres de Santiago ei ejercicio de una libertad en c! iyo empleo y propia dirección no estaban dispuestos a cejar. Y los hombres de campo, ccmo a las cédulas oneroL; as st: guian !as cédulas [onerosas] ; y a los Capitanes de partido !os Capitanea de partido; y a la miseria heroica. deshonrosa miseria, y a! hambre y !a libertad, cororiadas

Page 185: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

de una esperanza gloriosa? el hambre y ia escidy< irud sin esperanza,- no animaron con sus labores aquella ca! nia Ií; gubre, interrumpida ~410 por la impr; ldente vue!: a de al. guria ciad: lia familia que venia a -wpultar en una tierra ingrata !GS ahorros de una laboriosa emigración, o por el rl; ido de 16s pasoi; de ios vigiiantes enemigos que seguros de la giierra nueva, porque conocían ya a los combatientes, estudiaban el campo de batalla y empleaban en prepararse para ella !as sumas que recogían de los Lencidos. No bien asomaba una cabeza, no bien se movía una len- gua, no bien se erguía un hombre severo a pedir cuenta del violento 210 José Martí OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 211 engaño, sentábale el Gobierno a la mesa y clavaba en sus umbra- les solícitos espías. Como una culpa castigaba en los campos so- metidos, los actos y palabras que en la ciudad aparentaba proteger. Del seno de las urnas profanadas, surgieron nombres desconocidos o manchados.- Y se vio el espectáculo insolente de que una revolu- cion que había estremecido durante diez años la tierra propia, y asombrado a las extrañas, durmiera con un sueño tan profundo y se desvaneciera con rapidez tan increíble, que un instante des- pués de su interrupción inesperada, unas elecciones que se suponían hechas por los revolucionarios sometidos, no enviaran un solo re- presentante al parlamento donde iban a decidirse sus destinos. iAh! Es que el cielo no puede permitir que los tiranos sean más de una vez cuerdos; es que para ser bastante enérgicos necesitába- mos ser todavía más engañados; es que las rivalidades personales, que dividen las fuerzas e inhabilitan para la victoria, si pudieron producir una tregua provechosa, porque lo es siempre todo lo que acarrea una ieccion; si eran bastante a perturbar y a contener por un momento breve un empeño grandioso, no podían sin embargo sofocar las hermosas pasiones y los vitales impulsos que promo- vieron la guerra interrumpida. Elecciones libres había garantizado el gobierno de España, y falseaba las elecciones. Exoneración de tributos, y cobraba con mano recia los tributos. Libertad para los esclavos, y para que una ley indigna de perpetuación de la esclavitud fuese intentada por el gobierno español, fue necesario que la revolución amenazante asomase de nuevo el brazo fiero, tan esperado y tan temido. Pros- peridad para los campos fue

Page 186: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

ofrecida y se empleaban en aprestos militares y en espías, las sumas que a la riqueza pública se había prometido dedicar. Sedújose a los emigrados, anunciándoles que con sus bienes se les devolverían las rentas de ellos nacidas desde el instante en que la tregua fue firmada,- y cuando alguno de los muy contados que volvieron, enemigos tenaces de todo nuevo mo- vimiento armado, enviaron a un hombre cubierto de mancilla, y que por tanto priva, a suplicar humildemente que se cumpliese lo anunciado y se les entregasen las rentas, se negó el gobierno a devolverlas, aunque con algún otro más afortunado, lo hubiera he- cho ya trabajosamente, so pretexto de que no había él de aprontar sumas que estaban destinadas a preparar la nueva revolución. Prometió el gobierno que cesando la guerra cesarian las cargas por ella originadas,- y acabada la guerra continuaron las cargas, y por ley del Parlamento continuarán ahora, a pesar de que habia ya desaparecido la causa que se les daba por excusa.- Y era, se- ñores, que las cargas no podían desaparecer, ni la guerra había cesado en realidad, porque la cesación de un hecho sólo se deter- mina por la cesación de las causas que lo produjeron; era que agra- var las razones sin cuento que habían dado origen al primer con- flicto, no podía ser camino prudente para privar de razones al se- gundo; era que los que ofendían no podían suponer que el que sabia blandir un arma, no la blandiese en venganza de la ofensa; era que los triunfadores conocían todo lo transitorio y casual de su triunfo; y era, en fin, que la conciencia de los déspotas suele ser más leal que el valor de los súbditos, y que los que habian medido sus armas con las nuestras, sabían que nuestras armas están hechas con un hierro mejor templado que el hierro de Vizcaya. Y allá, en la sombra de cuyas entrañas tenebrosas amenazaba, y amenaza todavía, nacer un monstruo, tan temido por algunos de sus honrados padres como por los que pudieran llegar a ser sus víctimas; allá, el chasquido del látigo, que todavía chasquea; al rumor de nuestros cañaverales, monótonos y melancólicos como los esclavos que los cuidan; al resplandor de hogueras numerosas, que más que un incendio, anuncian una época, los oídos atentos escucharon un concierto de ira y de esperanza, que no oyeron tal vez los que sin ellas cuentan, aturdidos por el ruido de sus pasos, en las escaleras del palacio del

Page 187: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

gobierno. Bueno es sentir venir la cólera! Aquel soplo caliente, que había trocado en legiones de héroes las que antes fueron gala de la danza, y regocijo y pasto de los vicios; aquel estruendo súbito de un pueblo estremecido que se le- vanta en una sola noche a la conciencia de sí propio; aquel fragor continuado, y batallar sin tasa, de hombres que llevaban todas las ideas generosas en la mente y todas las virtudes en el pecho; aquel alumbramiento espléndido, venido de haber bajado a punto la cla- ridad a todas las conciencias ,- ehabían dejado en sombra lóbrega a los esclavos de los ingenios? Y las fugas parciales, que dejaban en los tímidos ei conocimien- to de la causa de la fuga, y esos anunciadores misteriosos que vagan por los aires en horas de tormenta, y el temor de los amos revelado por la presencia de las tropas en las fincas, y los cuentos de los soldados, y los ecos de las poblaciones, y los rumores de los campamentos, y tanta promesa de redención y de ventura, (no ha- brían sacudido rudamente el alma lacerada de los esclavos infe- lices? fA todo cegarán los tristes presos, menos a la ancha puerta que se abre para acelerar su libertad! Mas, si todo esto hubiera acontecido sin dejar huella; si las llamaradas de los campos no hubieran calentado las mejillas de los esclavos, esos árboles animados, en las fincas; si tan extraor- dinarios y prolongados sucesos hubieran podido pasar para ellos desapercibidos- no hubo cerca bastante espinosa, ni mayoral bas- tante intrépido para cerrar el paso a aquellas palabras de redención inmediata y completa, merced a las cuales debió en gran parte el gobierno de España su triunfo ficticio. Ni hubo muros bastante espesos, ni dueños bastante avisados, para que los siervos amonto- nados sobre el terruño, no oyesen las historias maravillosas que les contaban los siervos redimidos. Ni hubo manera de impedir que 212 losé Marti OBRAS ESCOGIDAS T. 1 213 los que habían debido la libertad a su valor y a su constancia,- en- señaran el fácil camino a los que no habían podido todavía salir de la esclavitud. De noche, los narradores se deslizan favorecidos por las sombras. Y reunidos, admiran, meditan y deciden. Han de- cidido ser libres.- Saben que es su derecho, y que hay una vía para lograrlo. Ven el ejemplo, y están dispuestos a seguirlo. Los más impacientes, con las armas. Los más sumisos, con otra arma no menos segura ni terrible.

Page 188: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Porque, cuando trocados en senos de llamas rojas los canutos de las cañas, hierven, revientan y chis- pean; cuando se quiebran con ruido seco y sordo los tallos encen- didos; cuando bandadas de chispas, como mariposas de fuego re- cién salidas de la larva, van a anunciar a los que no han cumplido su promesa, que otros cumplieron ya el empeñado juramento; cuan- do se habla, como señal severa, con esta lengua asoladora,- hay mayorales que han vuelto de los campos espantados y dueños que han venido a la ciudad en alas de su espanto. a decir que entre los clamores del incendio y en la hora silenciosa de los cuartos, y en medio de las cañas, y en el día siguiente a la catástrofe, se oyen cantos severos y tenaces, y se perciben distintamente, al com- pás de una música más viva que aquella que los consolaba en otros tiempos, estas simples palabras, bondadosas y justas:-“ Li- bertad no viene: caña no hay.” Esa es la frase sobria de quien hará lo que promete; esa es la frase humilde de quien espera todavía: esa es la amenaza prudente de quien llegará a lo que se propone, cuando haya perdido ya toda -esperanza de lograr su intento. La periodicidad de esos incendios; su carácter constante de anuncio, por cuanto se limitan siempre a un breve espacio de la finca; su tenaz repetición, no interrumpida desde que comenzaron, y cada vez creciente; la seguridad, la impenetrabilidad de los me- díos que emplean para llevar a cabo su propósito,- a nadie puede dejar duda de que estos peligrosos percances responden a un deseo firme, silenciosamente formulado, que habla el lenguaje aterrador que le han enseñado nuestra crueldad y sus desgracias. Pero no haya miedo ahora,- que la política cubana ha hallado una manera de atajar los incendios en las fincas; de convencer y suavizar a los esclavos; de detenerlos en esta vía temible. Y es un medio segu- ro, el único que han sabido concebir: la ley de abolición votada en Cortes.- Y el Gobierno español ha hallado también un medio de arrancar de cuajo el mal amenazante, de asentar sobre sólida base la calma de los campos, con aplauso de los políticos pacificos; y es un medio no menos seguro que el de estos: repletar los ingenios de soldados. Oh qué pobres pensadores los que creen que después de una conmoción tan honda y ruda como la que ha sufrido nuestro pue- blo, puedan ser bases duraderas para calmar su agitación, el apla- zamiento, la fuerza y el

Page 189: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

engaño! iQué políticos son esos que inten- tan elevar a la categoría de soluciones, que para ser salvadoras han de ser generales, y para ser aceptadas han de satisfacer al mayor mimero,- aspiraciones acomodaticias sin precedente y sin probabiiidad de éxito;- que creen que los problemas de un grupo de rezagados, de arrepentidos y de cándidos, son los problemas del país; que en vez de poner la mano sobre las fibras reales de la patria, para sentirlas vibrar y gemir, cierran airados los oídos y se cubren espantados los ojos, para no ver los problemas verdaderos, como si el débil poder de la voluntad egoísta fuera bastante a apartar de nuestras cabezas las nubes preñadas de rayos! Cuando una aspiración es justa; cuando se la ha alimentado en silencio largo tiempo; y cuando sólo se expone una existencia mi- serable para lograrla,- para evitar que triunfe una solución que sólo tendría de aceptable la razón que la había engendrado, es ne- cesario favorecer y apresurar el logro del propósito justo. Y así tendremos derecho, como 10 tenemos los que alentamos la revolu- ción, a la gratitud de aquellos que podrían justamente mirarnos con odio. iNo todos los ofendidos tienen pasiones e intereses que les impidan el logro de su intento! Sobre el placer de dar ?o justo, ipor qué no procurarse la utilidad de haber evitado una catástrofe? Se fingen miedos, por los sucesos de nuestro país ya kauto- rizados. Se pasean a los ojos de los timoratos lúgubres fantasmas. ¿Son acaso los hombres de color, los negros y los mulatos,- porque no debe hacerse misterio de un hombre como todos los demás natu- ral y sencillo,- son acaso aquel rebaño manso que obedecía a la mano interesada del pastor, y al son de la elegíaca marimba, con- suelo único prohibido a las veces, esperaba en calma la hora de una lejana redención? CSon acaso una cohorte sanguinaria, que ha- brá, con soplos huracánicos, de arrancar de raiz cuanto hoy sustenta el suelo de la patria? Ahi esto decían los españoles de los indios, tan ofendidos, tan flagelados, tan anhelosos como los negros de su inmediata emancipación; esta amenaza suspendían sobre las frági- les cabezas, cuando el aliento de Bolívar, más grande que César. porque fue el César de la libertad, inflamaba los pueblos y los bosques y levantaba contra los dueños inclementes la orilla de los mares y el agua turbulenta de los ríos! Y la independencia de América se hizo. Y con la faz radiante, aunque con el

Page 190: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

pecho devo- rado por el cortejo de rencores y apetitos que dejó en lúgubre herencia la colonia, la tierra redimida se alzó como una virgen, pura aun después de su tremenda violación, a ceñir sobre la frente de los buenos la premiadora palma tinta en sangre.- Pero los fatí- dicos anuncios no se realizaron; los indios no vinieron como torren- tes desbordados de las selvas, ni cayeron sobre las ciudades, ni quemaron con sus plantas vengativas las yerbas de los campos, ni con huesos de blancos se empedraron los zaguanes de las casas solariegas. Ni una sola tentativa, ni un solo rugido de cólera tur- baron la paz de los difíciles albores. De viejos males vinieron los 214 José Marti OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 215 males nuevos, -que no de la venganza ni de la impaciencia de los indios. Y sea dicho de paso, desde esta tierra donde la conquista llegó de rodillas, y se levantó de orar para poner la mano en el arado; sea dicho desde esta tierra de abolengo puritano, para des- cargo de las culpas que injustamente se echan encima de los pue- blos de la América Latina,- que los monstruos que enturbian fas aguas han de responder de sus revueltas ondas, no el misero se- diento que las bebe; que las culpas del esclavo, caen integra y ex- clusivamente sobre el dueño. -Que no es lo mismo abrir la tierra con la punta de la lanza que con la punta del arado. Mas, refrenando americanos impetus, volvamos a decir que ese temor de pavorosas luchas no es, en los que pretenden ser su presa, más que un modo pueril de retardar el cumplimiento de un deber. Los que se han acercado a los abismos, y bajado a su fondo; los que han buscado las fuentes del mal para cegarlas a tiempo, y han hallado en su camino leales auxiliares; los que vieron por si pro- pios los senos en que se elabora la tormenta, o se preparan los medios para conjurarla,- ni esperan locamente un bienestar inme- diato y seguro, en cuanto a esta faz del problema cubano se refie- re, ni abrigan el temor, disfraz de culpas, de que hombres en su mayor parte sumisos, en corta porción inquietos, y en buena por- ción inteligentes, realicen bárbaros intentos, a cuya se sonrojan honrados negros y honrados mulatos. sola sospecha No llevó el gobernador actual de la Isla, más rasgo señalado, ni más original política que la vulgar y tenebrosa que consiste en concitar contra los blancos cubanos a los hombres de color. Los be- névolos teorizantes de La Habana, ni acudieron a este mal, ni lo

Page 191: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

sos- pecharon tal vez; y al amparo de esta beatífica disposición, comenzó et gobernante novel la traidora campaña. Pero había vigilantes en las sombras. Y caminaron por sobre sus pasos, y delante de ellos. Concedía el jefe español grados, y doraba uniformes, y traía a sus [jefes] negros a palacio, y pagaba oradores, y mantenia un perió- dico, y como veneno por las venas, los derramaba por los club y por las casas a cantar las glorias del gobierno de España, y a ofre- cerles en su nombre una libertad que han tenido, aunque no era menester, ocasión clara y reciente de juzgar.- Escudos invisibles pararon estos golpes alevosos, y dirigieron por fecunda via a aque- . Ilas masas móviles y atentas. Por hombres de su raza conducidos, desoyeron por fortuna a los asalariados declamadores, y volviendo la espalda al grupo exiguo, harto bien pagado para que perdiese ocasión de empeñar lidia, aprendieron pronto que de los campos de batalla les habia venido el mezquino bien de que gozaban, que al campo de batalla debían volver a ayudar a sus libertadores, y que aun cuando estos fuesen vencidos, y el gobierno español viniera a ser, por mágicas artes, prudente y generoso, a la terrible y legen- daria década y a sus lecciones imponentes deberían todos los bene- ficios que gozasen. i. Se necesita meditar tan poco para comprender que dos seres venidos a perpetua vecindad, vivirán mejor en paz necesaria, aun- que entre algunos no cordial, que en perpetua y destructora riña! No sería cuerdo suponer que en pechos tan lacerados ha desapare- cido ya toda amargura, e inspiramos a los que hemos oprimido, una confianza, no merecida aún en absoluto. Pero sería causar ofensa grave a la suma considerable de hombres de color cubanos, tan sentidores de lo noble y tan capaces de lo intelectual como nosotros, suponer en ellos intentos cavernosos, que con ánimo sere- no, serían y han sido ya, los primeros en encauzar y contener. Cierto que huyen, y con sobrada causa, de los que desdeñan o afectan temerlos para seguir aún, en una u otra forma, en el goce fácil de riqueza; posible es- y bien harían- que desdeñasen a su vez a los que buscan con no dignas lisonjas sus aplausos. Pero a los que han estudiado en sus hogares su capacidad para el sacrificio y la virtud; a los que han adivinado en sus corazones el perdón de todas las ofensas y el olvido de todas las injurias; a los que en horas de común angustia han sabido estrecharlos

Page 192: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

a su pecho; a los que han abierto sus heridas para poner, donde había veneno, bálsa- mo; a ios que han tenido amor bastante para afrontar a su lado sus problemas, y virilidad sobrada para unir al blando consejo el severo raciocinio en la represión de sus exaltaciones naturales; a estos, los aman.- Ellos saben que hemos sufrido tanto como ellos y más que ellos; que el hombre ilustrado padece en la servidumbre política más que el hombre ignorante en la servidumbre de la ha- cienda; que el dolor es vivo a medida de las facultades del que ha de soportarlo; que ellos no hicieron una revolución por nuestra li- bertad, y que nosotros la hemos hecho, y la continuamos brava- mente ahora, por nuestra libertad y por la suya. Y se cuenta la historia. Y se dice en las fincas, y se repite en las ciudades. Y no han de ser los hombres de color libertados infames que volvieran la mano loca contra sus esforzados libertadores. Al alborear nues- tra redención, y antes de organizar los medios de conquistarla,- or- ganizamos isublime hecho. 1 la suya. Grandes males hubo que la- mentar en la pasada guerra. Apasionadas lecturas, e inevitables inexperiencias, trastornaron la mente y extraviaron la mano de los héroes. Pero como ante un sol vivo reverdece en los campos toda grieta, y truécanse en paisajes pintorescos los más hondos abis- rnos,- ante esta vindicación de los hombres ofendidos, siéntense amorosos deseos de perdonar todos aquellos extravios. Sobre los campos sin cultivos; sobre el hervor perenne de los esclavos engañados, que hace ondular, y ascender, y descender, y forma, y deforma nuestra vida, como la fuerza oculta de los terre- motos, corriendo rápida e invisible por bajo la superficie de la tierra, la encorva y la amontona a su capricho; sobre la ira de los humillados, el clamor de los hambrientos, y los aprestos amenazan- les de los vencedores; sobre este número de causas, bastantes ya OBRXS ESCOGID.\ S T 1 217 a producir la nueva guerra,- otro airado elemento. por si solo capaz de producirla, cansado del reposo. alzaba el brazo. Aquel pueblo de gtlerreros. tdónde había ido? Aquellos hombres avezados a la lucha, interesados en ella, deudores a ella de una íama y de una consi- deración de que antes de la guerra no gozaron,- aquei grupo, n1á. s cstimablc, de espirítus briosos, y de juicio seguro, que ha consa- grado su vida a la conquista de la independencia de la patria, por cuanto

Page 193: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

honor y razi; n se la aconsejan, y antes ha de dar rosas la ortiga, y una serpiente de huevo de águila, que tales hombres cejen en su empeño.- sin cuidar grandemente del monto de concausas que favorecían el hlibito de los unos y el indGmito intento de los otros, bullían v elaboraban pertinaces, y templaban de nuevo los aceros enmohecldos e inquietos en la vaina. Los que intentan resolver un problema,- no pueden prescindir de ninguno de sus datos. Ni es posible dar solución a la honda revuelta de un país en que se mueven diversos factores, sin poner- ios de acuerdo de antemano, o haliar un resultado qt: e concuerde con la aspiración y utilidad del mayor número. Los que por engaño cedieron. dábanse prisa a reparar su yerro. Los que cedieron por esperanza de reponer su Fortuna, ven yermo el yampo. y agrietado el solar, sin que haya modo de reparar este w fecundar el yermo. Los que se doblegaron por cansancio, empu- jados por el general desasosiego y por la propia indignación, no oponen en su mayor parte valla al nuevo torrente. Los bienaven- turados qcle esperan, hallan sólo persecución de la justicia. Los que a España vuelven los ojos, ven cohortes de robustos astures y de fornidos vascos que vuelven triunfadores de las urnas. Y los que flcJ se avienen a pisar la tierra de rodillas, ni a recoger jirones de burlescas libertades, como los canes reccgen los mendrugos; los que prevén que con la ley prolongadora de la esclavitud, harán tos esclavo: la guerra que no quieren hoy hacer buen número de btan- COS, j se tendrán, sin resultados propios y definitivos, todos tos males, y los mayores males, de ta guerra; los que sentían crecer, y oigan rugir, y querían traer a buen cauce, y han tenido la gloria de traerla, esta lucha sombria; tos que-- prescindiendo ya de toda noble causa de decoro, que a tantos habria CC parece! an. lguaila importuna,-- conocen que hay una suma crecida de emigrados, que ha echado sobre los vacilantes toda ta vergüenza de la patria, y se ha traído al hogar todo su honor;- los que no los han visto volver a vivir bajo techumbres profanadas, sobre sepulturas abiertas so- bre queridas ruinas: los que saben, porque han qllcrido >sberlo todo, que hay parte buena de hombres valeroso> que ni por el pasado fracaso, ni porque fracaso nuevo le siguiera, han de salir de la vida sino con el empeño logrado, o con la última bala de su cinto;- los que todo esto palpan o adivinan- creen un

Page 194: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

crimen desviar a la pa- tria, con esperanzas fingidas, y con teorías contrahechas, del cami- no a que et país se larza inquieto, en busca de fortuna, cuando no tienen los desviadores garantía respetable ni vía ancha que ofrecer, en vez de aquellas que pretendieron cegar primero, y erizar de obs- táculos después, cuando el primer intento fue imposible. Así surgió la guerra; con estos elementos se mantiene; viene a la historia con un hermoso timbre, ya apuntado, y que no fuera prudente repetir. Cordura y cólera, razón y hambre, honor y re- flexión la engendran. iEsclavos que se adueñan de sí propios; ese dejo viviente de soldados que viene siempre después de las revolu- ciones: esa brillante y numerosa pléyade de hombres tenaces, he- cho? al rocio de la noche y al foguear y perseguir del día; esos vivos que firmaron con tos muertos un contrato que los que viven no han cumplido todavía- y vosotras, mujeres entusiastas;- voso- tras, ricos del Camagüey, dei Oriente y de Las Villas; que educáis a vuestros hijos en la labor modesta, y en el desdén de la riqueza infame; vosotros, artesanos habaneros, que apartáis de vuestros jor- nales el noble donativo, como anticipo que os ha de ser pagado con largueza por et sol de la patria honrada y libre, que calienta de bien distinto modo que aquel pálido sol de los esclavos;- voso- tros no sois fantasmas errabundos, ni maléficos conjuros, ni sueños de una mente visionaria, ni setas olvidadas que crecen melancólica- mente en tierras frías. Sois un pueblo real e inolvidable, hecho al dolor y a la fatiga;- que vive bajo la nieve, enamorado siempre de su sol;- que tiene ya la frente demasiado alta, por el ejercicio de si propio, para entrar en ta patria violada por puertas estrechas! iOh! qué terrible pcrvenir espera a nuestra patria, si todas las protestas pacíficas no se convierten en protestas útiles; si en vez de marchar, en poderoso acuerdo, con la rapidez de las cosas lu- minosas y la intimidad de las cosas fraternales, los hombres que pelean y los hombres que socorren- fuera donde muchos esa funes- ta creencia de que basta para librar de males a la patria, enume- rarlos removiendo el agradable fuego, o llorarlos femenilmente so- bre la cabeza de nuestros hijos y sobre el seno de nuestras muje- res!- Los grandes derechos no se compran con lágrimas,- sino con sangre. Las piedras del Morro son sobrado fuertes para que las derritamos con lamentos,- y sobrado flojas para que

Page 195: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

resistan largo tiempo a nuestras balas.- iQué porvenir sombrío el de nuestra tierra si abandonamos a su esfuerzo a los bravos que luchan, y no nos congregamos para auxiliar, con la misma presteza y alientos con que se congregan elios para combatir! iQué adiós tan largo a la pa- tria, perdida entonces, por nuestro crimen propio, para siempre! iQué obra tan inútil aquella que hemos comenzado a realizar, y que consiste en dar un cauce abierto a cóleras justas y terribles, concitadas por un engaño cruel y por una ley osada contra nosotros y contra sí propios por nuestros enemigos! ;Y cómo renacería tre- mendo este peligro, si fuera posible- que no ha de ser posible- que cesase la actual revolución!- eQuién se atreve a esperar paz deci- siva en una tierra donde todos los elementos están librando una 218 losé Marti mortal batalla, y los batalladores han adquirido ya los hábitos de combatir? Vagarán siempre por los campos familias miserables; los esclavos fugitivos, pobladores de las selvas, las llenarán de case- ríos inaccesibles, y contraerán en ellas propios hábitos, que los ale- jarán mañana del comercia1 fragor de la ciudad, de1 cultivo afanoso de los campos, y de toda tarea que no les sea urgente y exclusiva: lbrava manera de unir, -concitar divisiones duraderas entre las necesidades y costumbres de los nacidos a partir el mismo pan!- Ni cesarán jamás los combatientes aguerridos- ni los que de la guerra viven, mal inevitable, aflojarán en ella;- ni los que viven consa- grados a lograr la libertad definitiva de la patria, y a concertar su suerte futura con su admirable casual colocación, los resultados de su historia, y la vivaz inteligencia de sus hijos, cederán jamás en la alta empresa, ni se desalentarán por fracasos repetidos, ni san- cionarán con su presencia su ignominia, ni trocarán en incensario infame el puño de su espada. Que en este trueque, la punta de la espada queda vuelta contra el mismo que mueve el incensario. Elementos permanentes producirán la guerra permanente, iDi- gan los arrepentidos;- digan los que caen en pecado gravísimo, para el que después no habrá suficiente penitencia, fingiéndose y ali- mentando esperanzas que osadamente, y brutalmente, les devuelve el enemigo con la punta de la lengua en el Parlamento, y con fa punta del puñal en las haciendas y en los campos;- digan qué di- que,- sino ese mismo que provoca contra sí la ira de las aguas, podrán

Page 196: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

oponer a los crecientes ríos;- cómo calmarán el fiero em- puje de una raza que expone sin temor en el combate, todo lo que le es odioso,- para lograr al fin lo que le es caro;- cómo conven- cerán a tantas criaturas de que es honrada y amable una existencia inútilmente ignominiosa* ,- con qué pruebas de reales libertades aho- garán las banderías armadas;- qué castigo merecerán los que no aprovechen la ocasión de ennoblecerlas;- digan cómo conmoverán en nuestros pechos este sentimiento altivo, hecho bueno con la se- veridad de la razón,- que hoy tiene sacerdotes numerosos, y que aun cuando rodase en tierra, rota el ara, tendría siempre, enérgico y severo, al pie del ara rota, un sacerdote! 2Qué esperan esos hombres que afectan esperar todavía algo de sus dueños? Oh! no he visto mejillas más abofeteadas; yo no he visto una ira más desafiada; yo no he visto una provocación más atrevida. A tal punto se les rechaza y se les aterra, que no han osado alzar en Cortes,- por creerla, según confesión de ellos mismos irrealizable sueño,- esa palabra culpable, disfraz de timideces y apetitos, con que pretendieron distraer la atención y atar la volun- tad de nuestro pueblo. iQué afectan esperar, cuando con desdeñosa complacencia, no perdonan sus dueños ocasión de repetirles que no cabe pedir allí donde se ha de tener por entendido que no hay nada, ya que conceder?-“ No tiene España en el orden político, nada que conceder, ni nada que cumplir.” -iCreéis acaso que es mía esta OBRAS ESCOCIDAS. T. 1 219 palabra de desesperación, este lema de soledad y desconsuelo?- CCreéis acaso que es augurio pesimista, imaginado al calor de exa- gerada exaltación patriótica. 3 Pues es la última declaración hecha en las Cortes españolas por el Ministro de Ultramar.- España no tiene ya nada que conceder ni que cumplir. iEsperad, ahora, men- digos! Tiempo a mí, y fuerzas a vosotros, me faltan ya para deciros todo lo que, deseoso de engañarme, mas confirmando cada día mi juicio, he observado en mi último destierro,- que no es destierro este de ahora, que consiste en dejar de vivir en pueblo esclavo para venir a alentar en pueblo libre. Si tuviéramos tiempo, yo os diría ,- mas no a vosotros, que no merecéis que así os ofenda;- yo diría a los que no se cansan nunca de que la medida de los yugos sea tomada sobre su frente* ,- a los que se forjan aún una esperan- za, porque siempre la hay sobre la tierra;- a los que pudieran fin- gir, como tabla que asoma

Page 197: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

en el naufragio, confianza alguna en venideros trastornos de la politica española;- yo diría sereno, en- frente del juicio que el que de todos lo ha de hacer, hiciera de mí un día. ,- yo afirmaría- con la mano puesta sobre la cabeza rubia de mi hijo- que creo honradamente, y meditadamente, que no tie- nen esos perpetuos esperadores derecho alguno para fiar de la po- lítica probable, la salud de la patria que hoy les niega la soberbia política presente. Ni icómo se ha de conceder lo que no se sabe aún de qué manera se ha de pedir? Ni icómo han de triunfar di- putados que han de estar perpetuamente en vejatoria minoría? Ni Icómo desarraigar la idea real de que abrir la puerta de las liber- tades a un pueblo rebelde, es abrirle las de la victoria? Ni icómo pedir que ahogue España en la Península industrias a que fía su subsistencia, por hacer merced a las industrias de un pueblo que sabe que dejará pronto de ser suyo? ¿Que son acaso los dueños blanda cera a los pueriles intentos maquiavélicos de aquellos hombres hábiles, que engendraron tantos hijos, y que no se han cansado aún de ser vencidos? ¿Que cabe que en las Cortes españolas sea votada una ley liberal de abolición, que los que afectan pedirla no han formulado todavía? ¿Que cabe que sea rápidamente hecho visible un acuerdo benévolo de los dueños, cuando los exiguos, abandonados y sedicientes diputados liberales de Cuba, huelgan huraños entre sí y contra los suyos, alimentando todos esperanzas diversas, y el más bravo esperanzas incompletas, y el más enérgico aspiraciones absolutamente distintas, y repletas de español sentido, de las que vergonzosamente profesan, sin osar sacarlas a luz, sus desbandados compañeros? Se están fundiendo aún, y no tienen bastante hierro todavía, los cañones que han de echar abajo el trono trémulo de España. Metal conservador entrará por mucho en el cuño de la futura moneda revolucionaria. Triunfarán los conservadores, cuando la revolución triunfe. Distinta será la forma, y se concederá un ápice más al 220 José Marti OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 221 pueblo hambriento;- pero la esencia no cambiará, ni cesaran, la ira y el hambre. No ha de cambiar el tipo signalante de un pueblo terco,- por dar placer al interés de aquellos contra los que le movió siempre el desdén- y le mueven desde hoy desdén y cólera,- que el que fue siempre gobierno de intereses, y

Page 198: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

por ellos subsiste,- no ha de dejar de favorecerlos, ni atender especialmente a eilos, en tanto que go- bierne. Pero demos de mano a esas inútiles reflexiones,- porque no somos nosotros los que las hemos menester:- no somos nosotros los que exclusivamente hacemos cuestión de dineros, aquella que es cuestión primera de honra y vida, sin resolver la cual, ni nues- tros hijos tendrán techo, ni nuestra existencia objeto, ni nuestros huesos caliente sepultura. Nosotros no queremos resignarnos a tener siempre el corazón hinchado con las lágrimas, y el nudoso bordón siempre en la mano, y llenos los pies siempre del polvo del camino. Nosotros no quere- mos conformarnos a que nuestros nacientes pequeñueios besen en las horas de dolor, nuestras frentes pálidas, viviendo en una tierra donde hasta el rubor ha de ocultarse al ojo vigilante del tirano. Nosotros no podemos concebir que un pueblo que ha llenado los pueblos con sus hijos, y las llanuras con cadáveres, y con su sangre nobilísima los ríos, vaya atado hacia un Oriente en que se ha can- sado ya de salir el sol, uncido a un carro informe y tosco, deshe- cho por la intima batalla de los corceles impotentes que lo guían. iPara algo más nos hizo el cielo, que para sufrir intemperancias de corceles! Nosotros hallaremos en todos los honrados corazones magnáni. ma ayuda. Los equivocados, se arrepentirán.- Los fugitivos, retor- narán- Los más culpables, lavarán al fin, viniendo, la grave culpa de haber venido tarde. Volverán a cruzar naves amigas los mares que no ha mucho cruzaron con fortuna. Y no lucharán solo los ji- netes que en este instante cabalgan por el llano, ni quedará sin asta la bandera que manos valerosas pasean, saludada con triunfos, por campos no cansados todavía de recibir en su seno a muertos nobles: -ique abanderados, tiénelos de sobra! Y tocaremos a cada puerta. Y pediremos limosna de pueblo en pueblo. Y nos la darán, porque la pediremos con honor. Y seremos vencidos, y tornaremos a vencer, Y darán en tierra con nuestro actual empeño. y con em- peño nuevo caeremos sobre nuestra tierra.- 1Y nos ganarán esta batalla, y habrá aún algírn alma fuerte y fiera que quedará bata- llando todavía! iOh, no, pueblo magnífico!;- no eres aún bastante grande para que estén perdonadas ya todas tus culpas;-; pero no eres ya bas- tante pequeño para ofender los manes de tus héroes!- Ni las pa- siones ruines son tu único alimento, ni tus hijos

Page 199: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

malos podrán más que tus hijos buenos, ni tus vicios más que tus virtudes, ni tu in- dignidad más que tu cólera, ni el maléfico genio de tu ruina más que tus vehementes necesidades; ini volverán a marchar por vía dis- tinta el guerrero que lucha por la libertad, y el trabajador que le envía el arma!- El pueblo de auxiliares acompañará con su cons- tancia al pueblo de batalladores,- que lo [animará] con su valor. Lo que de ti espera en estos mismos instantes tu enemigo,- de ti, pueblo decoroso,- lo tendrá! Llegue el valor del injuriado a donde llega el pánico visible del enemigo que lo injuria. iQué facilidad, vencer al débil! Y iqué larga caída, hacer para combatirlo menos de lo que el adversario espera de nosotros! Oh, no- pueblo llo- roso,- que en tierra ajena educas a hombres y a mujeres, que no tendrán mañana el consuelo de distraer con los objetos nobles de la vida, las amarguras que acarrean sus exigencias! iOh, no,- pue- blo de mártires, que ha sabido en un día, y en largos anos, mas meritorios que el calor de un día, alzar en nuestros campos al escla: vo con aque! la misma mano enseñada a ofenderlo y castigarlo, y comprar con la propia labor en tierra extraña la cuna de sus hijos!- iOh, no,- voces sonoras, antes gusto y regalo de salones, y hoy severo placer de las iglesias, en que a la vez entonan el himno del trabajo, el treno acongojado de la viuda, y el canto sollozante de la patria!- IOh, no,- muertos ilustres, al calor de nuestra alma revividos, y en el fondo del pecho acariciados! ~NO durmáis todavía el sueño terrible de aquellos que han perdido ya toda esperanza!-- 1No nos echéis aún sobre el rostro, con vuestras manos frías y descarnadas, la sangre que vertisteis por ingratos!- no os alcéis en la noche silenciosa, con vuestro cortejo de huesos deshonrados, a huir con ellos de un pueblo de mendigos, para dar- les extraña sepultura en un lugar más digno de abrigarlos!- iMo- veos- y contentaos, muertos ilustres!- iAntes que cejar en el empeño de hacer libre y próspera a la patr- ia, se unirá el mar de! Sur al mar del Norte, y nacerá una serpiente de un huevo de águila! Leida el 24 de enero de 1880 en reunión de emigrados cubanos, en Steck Hall, Nueva York. 0. C., t. 4, p. 181- 211. OBRAS ESCOGIDAS. 7. 1 223 A MANUEL MERCADO New York, 6 de mayo [ 18801 Hermano mfo.- Ni un instante hago esperar mi carta: me dio tanto placer la suya, que le envío lo que me queda de alma en esta. Guárdemela -que pasaré por

Page 200: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

México a emplearla entera en beneficio de mi pa- tris.- iQué alegría, si así pudiera hacerlo! No sé si me darán tiempo los urgentes quehaceres de estos revueltos asuntos nuestros, o esta salud mía, que juzgo ya perdida para siempre. Desde que dejé de verlos, no ha habido día que no haya sido para mí señalado por un recio combate interior: ia qué contárselos? A V., no los hubiera callado; pero, como no han tenido más compañeros que mi sigilo, se han cansado de ser tantos, y comienzan a serme huéspedes molestos en el corazón.- Me obligan ya a cura;- y aunque no creo que sea lo que yo tengo cosa grave, creo sí que un espíritu tan exaltable y lastimable no ha debido sufrir en vano tan rudos cho- ques.- Es una forma de la desventura venir a la vida con todas las condiciones necesarias para salirse de ella.- Aqui estoy ahora, empujado por los sucesos, dirigiendo en esta afligida emigración nuestro nuevo movimiento revolucionario. Sólo los primeros que siegan, siegan flores. Por fortuna, yo entro en esta campaña sin más gozo que el árido de cumplir la tarea más útil, elevada y difícil que se ha ofrecido a mis ojos. Me siento aún con fuerzas para ella, y la he emprendido.- Creo que es una deserción en la vida, penable como la de un soldado en campaña, la de consagrar -por el propio provecho- sus fuerzas a algo menos grave que aquello de lo cual son capaces. Poseer algo no es más que el deber de emplearlo bien.- Carmen y mi hijo están a mi lado. Carmen no comparte, con estos juicios del presente que no siempre alcanzan a lo futuro, mi devoción a mis tareas de hoy. Pero compensa estas pequeñas in- justicias con su cariño siempre tierno, y con una exquisita consa- gración a esta delicada criatura que nuestra buena fortuna nos dio por hijo. Apenas entre el verano, le enviaremos su retrato. No tiene esas prematureces oortentosas que hacen las delicias de los padres vulgares. Sabrl suirir, sabrá pénsar y sabra amar. Saber sufrir es lo que más importa- aunque se muera de esto. Tiene ojos profun- dos y frente ancha. Pero es, blando ‘y sencillo, como a sus meses toca. Regaño a Carmen, porque ha dejado de ser mi mujer para ser su madre.- En cuanto a la mia, ella, como tantos otros, cree que obro impulsado por ciegos entusiasmos, o por novelescos ape- titos: se me reprocha que haga en prosa lo que se me tenla por bello cuando lo decía en verso.- Yo no entiendo estas diferencias entre las promesas de la

Page 201: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

imaginación y los actos del carácter.- Hago tristemente, sin gozo ni esperanza alguna, lo que creo que es honrado en mí y útil para los demás que yo haga.- Fuerzas quiero,- que no premio, para acabar esta tarea. Sé de antemano que rara vez cobijan las ramas de un árbol la casa de aquel que lo siembra.- V. me habla de mí,- y no de sus hijos.- Ayer, antes de recibir su carta, que me ha dado, a pesar de cierto tinte pardo que la en- vuelve un día de fiesta,- ayer hablaba yo de los crepúsculos de Lofa.~ Ellos han sido siempre mis invencibles enemigos. Ruéguele que no cargue demasiado con reflexiones,- sobre amargas, gene- ralmente inútiles- estos sucesos de la vida que vienen stempre so- bre nosotros a su antojo,- sin que esas meditaciones heladoras los detengan y los aparten de nuestro camino.- Amar sobre todo,- con- fiar y desdeñar: esa es tal vez la verdadera vía de vida.- Encerrar- se con su pena, no es más que hacerla mayor, por nuestra presencia en ella.- Ni <qué pena real puede caber en alma tan hermosa, tan preocupada siempre, para remediarlo, del mal ajeno,- tan discreta y tan inteligente dispensadora de bondades?- Dígale que ,no haga a Manuelito con su ejemplo, grave. El hombre debe ser leon,- y la mujer- pájaro mosca. Me entristece lo que me dice de Ocaranza. iCon qué gozo supe aquí de un lindo cuadro suyo, de que me habló Alamilla! El no quiso hacer nunca aquel del fraile.- Dígale que espero, para cuando esté bueno, porque ha de estarlo, carta suya donde me detalle cuan- to ha hecho y piense hacer- que de fijo serán dignos te ?. quel hú- medo y admirable cráneo de Montes de Oca. Aquel palsallto suyo, -aquel pequeño Chapultepec- tan magistral y brevemente tocado- me acompaña- y me lo celebran mucho.- En un cuadro conservo- como estupenda maravilla- el primer peso que gané en N. York- como critico de arte.- Hábleme de la majestuosa Luisa,- y de la menuda Alicia,- y de su gordo pequeñuelo.- ’ No crea que esta es mi carta,- porque no se parece a la que yo le debo;- pero salgo de clubs para entrar en claves y cIfras,- y la 1 Hijos de Manuel Mercado. 224 losé Martí escribo, a yuela pluma y de pasada y- tal vez,--- yo tambikn. aun- que sin derecho a repetirlo, “con el pie en el estribo”.-- Pienso vencerme una vez más.- Y no quedarme ya sin carta3 suyas. Escríbame a 29 Street, 51 East.- New York. Abrace a Sánchez Solís, a Peón y a Heberto. -¿ \I’ créame: el silencio aumenta el

Page 202: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

cariño.- Bese a sus hijos, y quiera a J. MARTI Carmen iba a escribir a Lola. No me queda tiempo para espe- rar su carta.- Le envía un abrazo.- 0. C., I. 20, p, 60- 62. Cotejada con cl mantrxrito urigitlal 7 Heberto Rodriguez. A EMILIO NUREZ N. York, 13 de octubre.-[ 18801 Sr. E. miiio Núñez.- Mi bravo y noble amigo.- Recibo su carta de setiembre 20:-{ qué más reposo quiere V. para su alma- ni qué mayor derecho a la estimación del censor más rudo- que haberla escrito a esas fechas, en el Campamento de los Egidos? Me pide V. un consejo- y yo no rehuyo la responsabilidad que en dárselo me quepa. -Creo que es estéril- para V. y para nuestra tierra-- la permanencia de V. y sus compañeros en el campo de batalla.- No me lo hubiera V. preguntado, y ya,- movido a ira por la soledad criminal en que el país deja a sus defensores y a amor y respeto por su generoso sacrificio- me preparaba yo a ro- garles que ahorrasen sus vidas, absolutamente inútiles hoy para fa patria en cuyo honor se ofrecen.- No digo a V.,- a pesar del respeto que el conductor de esta carta me merece- todo lo que sobre la situación de nuestra tierra se me ocurre, porque ojos indiscretos y ávidos pudieran sacar de ella provecho.- Pero, cualesquiera que fueren los recursos con que aún pudiéramos contarlos los revolucionarios, y la importancia de las excitaciones que aún se nos hacen, y la posibilidad de mantener a la Isla, con gravísimo daño del gobierno, en estado de guerra permanente,- no pienso por mi parte que no sea lícita, ni útil, ni honrosa esta tenaz campaña.- Hombres como V. y como yo hemos de querer para nuestra tierra una redención radical y solemne, im- puesta, si es necesario, y sí es posible- hoy, y mañana y siempre, por la fuerza; pero inspirada en propósitos grandiosos, suficientes a reeonstruir el país que nos preparamos a destruir-- Si todos los jefes de la Revolución no hal! aron en los dos años pasados, manera de trabajar de acuerdo vigorosamente; ni, en pleno movimiento revolucionario, y durante un año de guerra, no fue este acuerdo ,><\, 1 ,\ /lf,,,‘. -_ _“._ - .-__ -._ ..- -. ^ s. 7.-------- mm- Y- I OBRAS ESCOGIDAS. T 1 227 indigno, el país, de sus últimos soldados- deponga V. las armas.- No las depone V. ante Espana- sino ante 12 iortuna. No se rinde V. al Gobierno enemigo- sino a la suerte enemiga.- No deja V. de ser honrado: el último de los vencidos, será V. el primero entre los honrados. [JOSE MARTI 1 0. C., t. 1, p.

Page 203: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

161- 163. Cotejada con el manuscrito original OBRAS ESCOGIDAS. T 1 229 mismo mármol zámpanse sendos tragos de anisado un alcarreño, un carpintero, un seor silbante, de los de sombrero de pelo y leon- tina de platino. y dos soldados. En aquella mesa, ese rostro rubi- cundo, agallegado, raso el labio anchuroso, vigilado el rostro por dos escuálidas patillas, me revela un cochero en huelga. Belfuda y cejijunta es la manceba que comparte con $1 el pastoso choco- IaLe, asómale lo de Betanzos por entre los pliegues del negro pa- Ilolón. Ailí veo una figura que en bigotes y fieltro bien pudiera haber servido de modelo para un ct: adro sombrío de Zurbarán: bien está este entre los de Flandes,- que de esta y otras cosas se colige que vivimos aún en tiempos del Duque de Alba, y de allá viene. Pues, <y aquellas chulillas juguetonas, que están dando quehacer al aguardiente?: acodadas las cuatro en la mesa, cuando vuelven la cara al lado suyo, miran de tal manera que parece que rebanan y colean. Echanse el pañuelo con tal arte que si sobre la espalda les cae en larga punta y en torno al cuello les ciñe en ancho lazo, apriétan- selo por junto a las orejas, y tíranselo por sobre la frente de ma- nera que ocultas aquellas y esta, parece que el rostro les asoma por debajo de un largo dosel- y no hay Maritornes que parezca del todo mal debajo del pañuelo engañador. Aquella se levanta, y nos enseña el resto del vestido: mantón de lana, cayendo sobre. la falda en punta como la del pañuelo larga, les abriga: de franela de cuartos rojos, listados de negro, es la holgada saya. Ni el tipo invita a pecaminosos pensamientos, ni los excusan los mal calza- dos y chatos pies de esa chulilla que en demanda de un Don Diego de noche, vuelve hacia atrás la cara, y se dirige hacía la puerta. Por ella entran a la par aire frío que rompe las nubes de humo espeso que llenan el salón, y un chicuelo que vende el periódico de los chismes, y un mancebo de capa de rojo embozo y gafas de oro, y una parvada de joviales artesanos, cual con la mano aún emba- durnada de pintura, este rubio con el mandil lleno de manchas, aquel trigueño- más presumido -con un gabanete vergonzante so- bre la blusa, cuyos blancos y honrosos ribetes por debajo del gabán se le señalan. Este es cerrajero, y habla de fallebas: de cancelas el otro, que es artista en tablas. Al lado se me sientan dos mozue- Ios entecos, el uno de ojos brillantes y palabra fácil, el otro de

Page 204: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

rostro picaresco y lengua maldiciente. Pero yo quiero hacer apun- tes y saco papel: necesito lápiz y el carpintero me ofrece uno:- hé- tenos amigos. El zahareño murmura del maestro, y me ruboriza con sus ma- las palabras, y dice que es de maestros querer vivir del sudor de los pobres, y me huele a internacionalista; pero no parece que le viene mal verse codo a codo con un curioso señorito: a bien que ia juventud ata voluntades más deprisa que rencores y viejos sis- temas les desatan. Si son internacionalistas, bien que me agasajan, y me dicen coplas, y me imitan a Paco el Malagueño. ENTRE FLAMENCOS -Olé! Olé! -Arsa, simpática! Y taconeo, y gritos y palmadas... Pues este es el Imparcial, el café de la gente del bronce, aquí me entro porque llueve y de a. quí hemos de salir sabihondos en cuanto toca a la vida, genio y hábrtos de la alegre Flandes. Llego a punto para ver bailar al que da la hora y el opio entre los bailadores de la plazuela de Matute. Deja sobre la silla la cha- quetilla alamarada; pasea con garbo por sobre el sólido tablado el lindo cuerpo, cerrado en el vestido a la flamenca, con camisa sin cuello, y chaleco de corte, y apretada faja, y colgante de ella gruesa cadena de oro, y embutidas las piernas en ajustadísimos calzones. Mal año para ese mozo. 1 Y qué mal que le sienta retorcer, a modo de hembra, las anchas manazas! Allí, dando en hileras la espalda a la pared, hácenie coro el guitarrista con las cuerdas, y el resto de la flamenca compañía con estruendosas palmas. El retrocede, avanza, para, gira, da con las rodillas en las tablas, zapatea, escobea, se mece, se retuerce, lame con el pie blando el tablado, lo castiga de súbito frenético: y no cesan un punto, ni el compás incansable de las palmas; ni las voces excitadoras de los comparsas, ni las muestras de regocijo de los concurrentes, ni aquel batir sin tregua los tacones sobre el escenario fatigado.- Tal parece que el baile flamenco ha acompasado el frenesí. Jadeante y sudoroso se sienta el aplaudido gitanillo. Henos aquí tan apretados que ni el mísero mozo de la casa, con las meji- llas rojas en fuerza de las burlas que recoge al paso, puede aican- zar el achicoriado café y la media suela con ma? tteca a estos im- pacientes comensales, ni en este templo del arte de Juan Breva pudiera hallar asiento el mismo Bihary, que amó a la reina María Luisa, y fue músico grande y gran gitano. Como estamos en sába- do, aquí vienen los

Page 205: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

bulliciosos jornaleros a dejarse el jornal de la semana. Tal trae su moza, y tai viene a buscarla. Alrededor del 230 los6 Martí Pero aquí vienen, por ahi les abren paso, por allá suben de nuevo al tablado los artistas de la bullanguera Flandes. Siéntanse en fila, dejando ante sí espacio para lo que ha de venir luego. -Ea, jóvenes, que se baile bien! -Lacosta, malagueña! -Un sombrero ancho para Antonia! -Olé, Paco! -Don Guitarra, no nos avergüence Ud. con el brillante! Hormiguean las voces; interrumpen los desmandados gritos: pre- ludian, antes que las gemidoras cuerdas, botellas, vasos y platillos. El uno:- Peteneras! El otro:- El Polo! Un caballero de tres chulas, con capa y con chorrera, y con las sienes cubiertas por parches espesos de negrísimos cabellos: -Tango, tango! -Ea! r: o interrumpíme!- dice el bravo de la cuadrilla. La tar- menta w calma: Don Guitarra preludia, y, vaya si luce en la si- niestra 4 brillantazo del apóstrofe! Por el guitarra comienza la fila: siguela, faltaneo con el bigote al uso clásico. Paco el Malagueño. Calienta a este los costados una gruesa moza, que para esfinge no tuviera precio; canasto de rosas :w negra yerba semeja su cabeza: mantón de seda le cruza por el pecho; suelta bata rosada le dibuja las desordenadas formas: no pecaría por ella San Antonio. Está junto a ella Antonia la afama- da: le oscurece la frente enverjado de rizos; erízansele en la re- vuelta y esponjada cabellera peinetas de carey, clavos de oro, rosas rojas flotando sobre ganchos; en cauda voluptuosa le cae con gracia sevillana sobre el cuello, la propia espléndida trenza, que luce una flor blanca... Ya anuncia este buen rasgo los picarescos ojos, abier- ta nariz y risueña boca de quien 10 tuvo: en bata y mantón hermá- nase a su hermana.- Y vienen luego Jiménez, aquel del baile y taconeo: y Lacosta, gallardisimo mozo, de blanca tez, de magni- ficos ojos, de agraciada y breve boca. Napolitano, árabe, bohemio: todo a un tiempo parece. Así pudo ser Rizzio que enamoró a María Estuardo: así pudo ser Byron. Rasa la barba, sobre la frente limpia recogidos en alta onda los cabellos; brillándole en las manos las sortijas, en la ajustada chaqueta lustrosos y colgantes alamares, en la abierta pechera botonadura rica, en los labios inquietos el inagotable chiste, en los pies revoltosos la bullente jácara. Lacosta es allí el alma, el nervio, la palabra, la inteligencia. el bastón- que no batuta-, e! ole de aquel

Page 206: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

grupo. El llena con desmanes de ía lengua los compases vacíos: interrumpe- mal año!-- con oportuno gracejo la silenciosa cadencia que en los bailes ); cantes andaluces sucede al repiquetear de manos, pie y cuerdas enloquecidas y albo- rozadas. Encon: ia r! 91- 10 il Paro Por aquí se oyf: -ci! ni pa fJrev; il Oyese por alii: -Ca! ni pa Dios: Afiaden cetros. -- Es corio de resuel! o. -Esos jepíos son íos únicos! -Breva tiene otw garganteo! Porque Breva es hombre que canta de un solo resuello toda la malaguefia. Y es la gracia que el cante comience, siga y fine en un mismo tOilG,- y que los juego s de garganta no obligan. a respi- rar de nuevo a Breva. El apasiona. A él lo retratan. A él 10 imitan. El da concieItor. A él lo aplauden en el teatro de ía Bolsa la gorda carnicera, c! rico torero, el chulo autkntico, el chulo aficionado, el grande de Espana, la dama opulentísima;--< quién no ha ido al teatro de la Bolsa a ver zapatear a Trinidad. incitar y encender a la Roteña, gemir “soledades” a la Concha, rasguear en las cuer- das al famoso Paco, y estremecer y arrebatar al gran Juan Breva? Si a retazos turban la voz del héroe del cante los demonios reto- zones del aguardiente: si a groseros placeres convida, y corporales deleites recuerda la estrofa andaluza: si garganteos de oficio quitan a las soledades melancólicas su real y tiernísima belleza: si es la frenética alegria de la Roteña descarado y resuelto convite a todas las locuras de la carne-- tiqué importa que lo miren ojos castos. ni los aplaudan manos puras, ni 10 contemplen absortos adolescen- tes inexpertos?- a los toros, por la calle de Alcalá! Fustas campa- nilIas, voces, desordenada muchedumbre: hoy es domingo1 232 Jost? Martí OBRAS ESCOGIDAS. T. ! 233 -Rajada voz; deshonestos cantares, realce, copia y revelación de los devaneos del apetito: ahora es de noche!- Mal ano para el escudo madrilefio! El espada Frascuelo cabalga en el oso, y a hor- cajadas sobre una rama sacude la Roteíia los madrofios! -Que noi- clama en el Imparcial el joven cerrajero de las fa- llebas:- que no hay quien pa’Rreva! -¿ Y Pepe el Tuerto, que cantó sin sosegar 32 malagueñas? -cY Paco el Gandú? -- cY el Carito? Porque estos son entre los aficionados a lo de Flandes, los ar- tistas clásicos. -Pues -¿ y el cieguito? Toca mejor que ese! --< No ha visto Ud. al Jorobaíto? pues ese baila el “ferrocarrí” y la escobita que hay poquitos que se lo hagan. Mas súbito taconeo hace temblar la

Page 207: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

hueca tablazón. No es una mujer que baila: es una figura fantástica que sobre el tablado se desliza. Corea y aclama el público. La guitarra acompafia, Las pal- mas marcan, ora estrepitosamente, ora lánguidamente los tiempos. La volante palmera se detiene. He aquí a Antonia, vuelta de cara al público. Con las puntas de los pies acarician las tablas los fla- mencos, y con blanda mano la cuerda el guitarrista, y con las pal- mas vueltas, y los torneados brazos, y la fácil mirada, y un rítmico y al principio imperceptible balanceo del cuerpo, acaricia a su vez la bailadora al público extasiado. -Oh, cuán viva la música gitana! Es revuelta y fogosa, de variados ritmos, de ornamentación extrana, de modulaciones lán- guidas como el destierro, acariciadoras como la pasión, blandas como un beso juvenil en labios frescos. Amar, desperezarse, cami- nar, mirarse, largamente al sol! Fugax, sequax.- Como que per- sigue el gitano sin conciencia un ideal que no ha de hallar jamás. Como que se acuesta en el alma una mirada de gitana! Llega al corazón y en él se enrosca. Dejan en la memoria los gitanos los colores de un sueño brillante. Son serpientes que dejan la impresión de un pájaro mosca. Su música rebosa en cambios bruscos de tono, en atrevidos, inesperados, súbitos, melancólicos descensos del grito agudo al misterioso tono bajo.- como si el clamor de su vida miserable estu- viese en eilos perpetuamente unido al canto jubiloso, a la alegría de la pasión desnuda y satisfecha1 Ved cómo enseña Antonia la redonda cadera, por sobre los frá- giles vestidos que la cubren! cómo crece el balanceo rítmico! Aní- mase Ia danza con aquellos lascivos movimientos. Como que en- garza besos Antonia en invisible guirnalda con los brazos que perezosamente mueve. Como que los pide, echando hacia atrás la brillante cabeza.- Misterio del arábigo retrete,- armas de míseras esclavas- divertimiento de señores corrompidos- héos en escena! -Olé, con elegancia! Qué serpear, qué revolver, y qué esquivar, y qué ofrecer el in- citante cuerpo! -Olé! ahora, ahora! Y las pálidas vírgenes cubriéndose el rostro, 1; iuéronse lloran- do a raudales! CQué canta ahora Lacosta?- Rica VOZ, la del bello mancebo: peteneras. Modula con gracia, frasea con claridad. Apoyada la mano en el mus! o, encendida la mirada juvenil, móvil y afable el rostro hermoso,- héle que dice sonriendo, en estrofa !lena de realce y color

Page 208: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

animada por música viva: Anda @blando tu madre De mi honra no sé qué: ¿Para qué enturbiar el agua Si la tienes que beber? Y recomienza la estrofa, acompañándola se mueven oleadas de cachuchas, y el señorito de las gafas golpea su vaso con un duro, y vocean las chulillas, y llueven malos tabacos sobre el animado cantador. El uno pide una copia y otra el otro, y cada cual su preferida:- y él les canta: Soy más firme que un navío Cuando lo estdn carenando: Mientras más golpes le dan Más firme se vu quedando. Cerrajeros y carpinteros, mozos y mozas, soldados y criadas, curiosos y viciosos, todos apoyan en pintoresca y tempestuosa grita, aque!! a voz fresca y vibrante, que de nuevo canta: En la fuente de agua dulce Que hay al pie de la monta& z Cayó una iágrima mia Y se volvieron amnrgas. Aquí ya no hay quien no aclame el vigoroso estilo del arrogante petenero. Crúzanse miradas como de enamorados, y causa de hon- dos suspiros en Lacosta.- Y como si en aquella alma, penetrando en lo interior la soberbia belleza del rostro gitano, no hubiera muerto por completo esa arrobadora fibra triste que acentúa y hermosea el acento bohemio- casi ya en pie flotando al mover del cuerpo los alamares negros y vistosos, y luciendo en el páiido ros- tro dos tristes y admirables ojos negros, canto Lacosta a tiempo que volví su lápiz al benévolo internacionalista, esta copia gita- nísima: EL CARACTER DE LA REVISTA VENEZOLANA He aquí el segundo número de la Revista Venezolana. Fervoro- sas palabras de simpatía por una parte y naturales muestras de extrañeza por la otra, saludaron la aparición del número primero: todo nuevo viajero halla pródigo sol que lo caliente, y ramas que le azoten el rostro en el camino.- Débense al público, no aquellas explicaciones que tengan por objeto cortejar gustos vulgares, ni ceder a los apetitos de lo frívolo; sino aquellas que tiendan a ase- gurar el éxito de una obra sana y vigorosa, encaminada, por vías de amor y de labor, a sacar a luz con vehemencia filial cuanto interese a la fama y ventura de estos pueblos. No citaremos, sino agradeceremos en silencio, las demostracio- nes de ardoroso afecto que la Revista Venezolana ha recibido: mas, ni debe intentarse lo mezquino, aunque de ello venga provecho ma- yor que de intentar lo grande, ni debe dejarse sin respuesta, por lo que al logro de lo grande importa, cuanto a desfigurarlo o a estorbarlo se dirige.

Page 209: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Seguro de si mismo, por enamorado, por tra- bajador, y por sincero, ni con las alabanzas se ofusca, ni ante inte- resados juicios ceja, el director de la Revista Venezolana. La obra de amor ha hallado siempre muchos enemigos. Unos hallan la Revista Venezolana muy puesta en lugar, y muy precisa, como que encamina sus esfuerzos a elaborar, con los restos del derrumbe, la grande América nueva, sólida, batallante, trabajadora y asombrosa; y se regocijan del establecimiento de una empresa que no tiene por objeto entretener ocios, sino aprovecharse de ellos para mantener en alto los espíritus, en el culto de lo extra- ordinario y de lo propio; y nos aseguran que la tarea de hablar a los venezolanos calurosamente de su grandeza y beneficio, y los de la América, será estimada y favorecida en esta tierra buena, en su provecho interesada, y encendida en el fogoso amor de SUS proezas: iquién se fatiga de tener padres g! oriosos! ini de oír ha- blar del modo de hacer casa a sus hijos!- Pero hallan otros que la Revista Venezolana no es bastante variada, ni amena, y no conci- OBRAS ESCOGIDAS. T 1 237 ben empresa de este género, sin su fardo obligado de cuentecillo> de Andersen, y de imitaciones de tihland, y de novelas traducidas. ); de trabajos hojosos, y de devaneos y fragilidades de la imagina- cicín, y de toda esa literatura blanda y murmurante qlie no obliga a provechoso esiuerzo a los que !a producen ni a saludable medi- tación a los que leen, ni trae aparejadas utilidad y trascendencia.-- Pues la .! evistu !‘ enezolana hace honor de esta censtira, y la ie- vanta y pasea al viento a guisa de bandera. iCómo! Cuando se tallan sobre las ásperas y calientes rllinas de !a época pasada, los tiempos admirables y gloriosos que los enérgicos ingenios y elementos robustos de este pueblo anuncian; cuando es fuerza ir haciendo con mano segura atrbs todo lo que estorba, y adelante a todo lo brioso y nuel: o que urge; cuando vivi- mos en una época de incubación y de rebrote, en que, perdidos 10s antiguos quicios, andamos como a tientas en busca de los nuevos; cuando es preciso derribar, abrirse paso entre el derrumbe, clavsr el asta verde, arrancada al bosque virgen y fundar; cuando, posee- dores de la excesiva instrucción literaria que heredamos de la co- lonia perezosa, se vive en gran manera como es? raiio enfrente de esos mares que nos hablan de poder y de fama venideros, de esas selvas;

Page 210: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

guardadora s clementes de nuestra fortuna abandon~. da; y de esos montes de oro, que descuajados en fuego se estremecen colé- ricos bajo nuestras plantas, como con cansancio de ‘LI obligada pe- reza. y ron enojo del desamor con que los vemos: cuandos los ár- boles están de pie en los bosques, como guerreros dispuestos a la lidia, en espera de estos gallardos desdeñosos de los pueblos, que no acuden a desatarlos y a recoger el fruto de ese ‘magnífico com- bate de loa humanos y la Ilaturaleza; cuando pueblan florestas sun- tuosas naciones ignoradas, y se hablan raras lenguas por sendas escondidas, a cuyos bordes son abono de Ia tierra. los f: utos que podrían ir mar adelante en nave nuestra a ser gala y seííuelo en los merc. ados; cuando vagan por entre nosotros, a modo de visiones protectoras, grande s muertos erguidos que demandan a cada hijo que vive su golpe de martillo en la faena de la patria nueva; cuan- do hay tres siglos que hacer rodat por tierra, que entorpecen aún nuestro andar con sus raíces, y una nación pujante y envidiable que alzar, u ser sustento y pasi:! o de hombres: <será alimento bas- tantc a un pueblo fuerte, digno de sti alta cuna y magnificos des- tinos, la admiración servil a extraños rimadores, la aplicación có- moda y perniciosa de indagaciones de otrw. mundos, c! canto Ik- guido de los comunes dolorcil! os, el cuento hueco en que se fingen pasiones perturbadoras y malsanas. la contemplación peligrosa ) exclusiva de las nimias torturas per.> onalcs, ia obra brillante y pa- sajera de Ia imaginación c? téril y crTgáiìosa?-- No: no es esta la obra. Es la ímaginaciGn ala de fuego, mas no t0rax robusto de la inteligencia humana. Es la facilidad sirena de ios dkbi! es; pero mo. tiyo de desden para los fuertes. y para loc. pueblos causa de aflcja-. miento y grandes daños. De honda raíz ha de venir. y a grande espacio ha de tender toda obra de la mente. Deben sofocarse las lágrimas propias en provecho de las grandezas nacionales. Es fuer- za andar a pasos firmes,-- apoyada la mano en el arado que quie- bra, descuaja, desortiga y avienta la tierra,- camino de lo que viene, con la frente en lo alto. Es fuerza meditar para crecer: y conocer la tierra en que hemos de sembrar. Es fuerza convidar a las letras a que vengan a andar la vía patriótica, de brazo de la historia, con io que las dos son mejor vistas, por lo bien que her- manan, y de! brazo del estudio, que es padre prolífico, y esposo sincero, y amante

Page 211: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

dadivoso. Es fuerza, en suma, ante la obra gi- gantesca, ahogar el personal hervor, y hacer la obra. Cierto que, pasajeros de la nave humana, somos a par del resto de los hombres, revueltos y empujados por las grandes olas; cierto que, venidos a la vida en época que escruta, vocea y disloca, ni los clamores, ni los provechos, ni las faenas del universo batalla- dor nos son extrañas; cierto también que por nacer humanos, sin- guiares dolores nos aquejan, como de águila forzada a vivir presa en un menguado huevecillo de paloma. Mas ni el fecundo estudio del maravilloso movimiento universal nos da provecho,- antes nos es causa de amargos celos y dolores,-- si no nos enciende en ansias de combatir por ponernos con nuestras singulares aptiktdes a la par de los que adelantan y batallan; ni hemos de mirar con ojos de hijo lo ajeno, y con ojos de apóstata lo propio; ni hemos de ceder a esta voz de fatiga y agonía que viene de nuestro espíritu espantado del ruido de los hombres. De llorar, tiempo se tiene en 1~ callada alcoba, frente a sí mismo, en la solemne noche: durar: I: e: día, la universal faena, el bienestar de nuestros hijos y Ia ela!. o- ración de nuestra patria nos reclaman. Animada de estos pensamientos, y anhe! osa de hacer ia obra más útil, la Revista Venezolana viene a. luz, no para dar salida a produccnones meramente literarias, de las que vive sin embargo tan pagado y a las que con doloroso amor secreto se abandona el que esto escribe y comienza por alejar con mano resuelta de estas páginas, sus propias hijas nacidas en pañales de Europa, o en pañal de lágrimas; no para alimentar sus ediciones de trabajos varios, sin orden ni concierto, ni gran traba entre sí, ni fin carmín, ni más analogía que la que viene de la imaginación que las engen- dra; no a ser casa de composiciones aisladas, sin plan fijo, sin objeto determinado, sin engranaje intimo, sin marcado fin patrio:-- viene a dar aposento a toda obra de letras que haga relacion visibie, directa y saludable con la historia, poesía, arte, costumbres, familias, lenguas, tradiciones, cultivos, tráficos e industrias vene- 238 losi Marfi zolanas. Quien dice Venezuela, dice América: que los mismos males sufren, y de los mismos frutos se abastecen, y los mismos propó- sitos alientan el que en las márgenes del Hravo codea en tierra de México al Apache indómito, y el que en tierras del Plata vivifica sus fecundas simientes con el agua agitada del Arauco.

Page 212: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Como bal- cón por donde asome a nuestro mundo feraz e! mundo antiguo, y porque es elemento útil de nuestra vida, estará el movimiento uni- versal representado por el extracto sucinto y provechoso de los gran- des libros que en toda parte del mundo se publiquen. Y como dan medida justa de este sano pueblo el sentimiento ingenuo, el dolor casto y la pasión caballeresca de sus poetas, con rimas suyas irán siempre esmaltadas estas páginas humildes, soberbias sólo en el vigor con que han de defender la obra que intentan. Más vale estar en ocio que emplearse en lo mezquino. Y callar, que no hablar ver- dad. Pero enfrente a la faena, es deber el trabajo, prueba la injus- ticia y el silencio culpa.- Determinado así nuestro propósito, excu- sado es decir lo que está fuera de él, o cabe en él. De esmerado y de pulcro han motejado algunos el estilo de algunas de las sencillas producciones que vieron la luz en nuestro número anterior. No es defensa, sino aclaración, la que aquí hace- mos. IJno es el lenguaje del gabinete: otro el del agitado parla- mento. Una lengua habla la áspera polémica: otra la reposada bio- grafía. Distintos goces nos produce, y diferentes estilos ocasiona, el d,: lei! e de crepúsculo que viene de contemplar cuidadosamente lo pasado, y el deleite de alba que origina el penetrar anhelante y trémulo en lo por venir. Aquel es ocasionado a regocijos de frase, donaire y discreteo; este a carrera fulgurosa y vívida, donde la Irrse suene como escudo, taje como espada y arremeta como lanza. TIe ;3 uno son condiciones esenciales el reposo, la paciencia: de lo i% ro, el ansia y el empuje. De aquí que un mismo hombre hable distinia Iengua cuando vuelve los ojos ahondadores a las épocas muertas, y cuando, con las angustias y las iras del soldado en batalla, esgrime el arma nueva en la colérica lid de la presente. Esta además cada época en el lenguaje en que ella hablaba como en los hechos que en ella acontecieron, y ni debe poner mano en una época quien no fa conozca como a cosa propia, ni conociéndola de esta manera es dable esquivar el encanto y unidad artística que lleva a decir las cosas en el que fue su natural lenguaje. Este es el color, y el ambiente, y la gracia, y la riqueza del estilo. No se ha de pintar cielo de Egipto con brumas de Londres; ni el verdor juvenil de nuestros valles con aquel verde pálido de Arcadia, o verde lúgubre de Erin. La frase tiene sus lujos, como el vestido, y cuál

Page 213: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

viste de lana, y cuál de seda, y cuál se enoja porque siendo de lana su vestido no gusta de que sea de seda el otro. Pues icuán- do empezó a ser condición mala el esmero? Sólo que aumentan las verdades con los días, y es fuerza que se abra paso esta verdad acerca del estilo: el escritor ha de pintar, como el pintor. No hay OBRAS ESC; OCiIDAS T 1 241 CECILIO ACOSTA Ya está hueca, y sin lumbre, aquella cabeza altiva, que fue cuna de tanta idea grandiosa; y mudos aquellos labios que hablaron len- gua tan varonil y tan gallarda; y yerta, junto a la pared del ataúd, aquella mano que fue siempre sostén de pluma honrada, sierva de amor y al mal rebelde. Ha muerto un justo: Cecilio Acosta ila muer- to. Llorarlo fuera poco. Estudiar sus virtudes e imitarías ; el úni- co homenaje grato a las grandes naturalezas y digno de ellas. Trabajó en hacer hombres; se le dará gozo con serlo. iQué des- consuelo ver morir, en lo más recio de la faena, a tan gran traba- jador! Sus manos, hechas a manejar los tiempos, eran capaces de crearlos. Fara él el Universo iue casa; su. Patria, aposento; la Historia, madre; y los hombres hermanos, y sus dolores. cosas de familia que le piden ilanto. El lo dio a mares. Todo el que posee en demasía una cualidad extraordinaria, lastima con tenerla a los que no la poseen; y se le tenía a mal que amase tanto. En cosas de cariño, su culpa era el exceso. Una frase suya da idea de su modo de querer: “oprimir a agasajos.” El, que pensaba como pro- feta, amaba como mujer. Quien se da a los hombres es devorado por ellos, y é! se dio entero; pero es ley maravillosa de la natura- leza que sólo esté completo el que se da; y no se empieza a poseer la vida hasta que no vaciamos sin reparo y sln tasa, en bien de los demás, ia nuestra. Neg. 5 muchas veces su defensa a ios pode- rosos; no a los tristes. A sus ojos el más débii era e! más amable. Y el necesitado, era su dueño. Cuando tenía que dar, !o daba todo; y cuando nada ya tenía, daba amor y iibros. iCuánta memoria fa- mosa de altos cuerpos del Estado pasa como de otro y es memoria suya! iCu5nta carta elegante, en iatin fresco, al Pontífice de Roma, y son sus cartas! iCuánto menudo articulo, regalo de los ojos, pan de mente, que aparecen como de manos de estudiantes, en !os pe- ri6dicos que estos dan al viento, y son de aquel varón sufrido, que se los dictaba sonriendo, sin violencid ni cansancio, ocultándose para hacer el bien, y el mayor de los bienes, en la sombra! ;Qué

Page 214: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

entendimiento de coloso! de paloma! iqué pluma de oro y seda! y iqué alma El no era como los que leen un libro, entrevén por los huecos de ia letra el espíritu que lo fecunda y lo dejan que vuele, para hacer lugar a otro, como si no hubiesen a la vez en su cerebro capacidad más que para una sola ave. Cecilio volvía el libro al amigo y se quedaba con él dentro de si; y lo hojeaba luego diestra- mente, con seguridad y mt: moria prodigiosas. Ni pergaminos, ni elzevires, ni incunables, ni ediciones esmeradas, ni ediciones prín- cipes, veisnse en su torno; ni se veian, ni las tenía. Allá en un rincón de su alcoba húmeda se enseñaban, como auxiliadores de memoria, voiuminosos diccionarios; mas todo estaba en él. Era su mente como ordenada y vasta librería donde estuvieran por clases los asuntos y en anaquel fijo los libros, y a la mano la página pre- cisa; por lo que podía decir su hermano, el fiel Don Pablo, que, no bien se le preguntaba de algo grave, se detenía un instante, como si pasease por los departamentos y galerías de su cerebro y recogiese de ellos lo que hacía al sujeto, y luego, a modo de cauda- loso río de ciencia, vertiese con asombro del concurso límpidas e inexhaustas enseñanzas. Todo pensador enkrgico se sorprenderá y quedará cautivo y afligido viendo en las obras de Acosta sus mismos osados pensa- mientos. Dado a pensar en algo, lo ahonda, percibe y acapara todo. Ve lo suyo y lo ajeno, como si lo viera de montaña. Está seguro de su amor a los hombres, y habla como padre. Su tono es familiar, aun cuando trate de los más altos asuntos en los senados más altos. Unos perciben la composición del detalle, y son los que ana- lizan, y como los soldados de la inteligencia; y otros descubren la ley del grupo, y son los que sintetizan, y como los legisladores de la mente. Él desataba y ataba. Era muy elevado su entendimiento para que se lo ofuscara el detaile nimio, y muy profundo para que se eximiera de un minucioso análisis. Su amor a las leyes gene- rales, y. su perspicacia asombrosa para asirlas no mermaron su po- tencia de escrutación de los sucesos, que son como las raíces de las leyes, sin conocer ias cuales no se ha de entrar a legislar, por cuanto pueden colgarse de las ramas frutos de tanta pesadumbre que, por no tener raíz que ios sustente, den con el árbol en tierra. Todo le atrae y nada le ciega. La antigüedad le enamora, y él se da a ella como a madre; y como padre de familia nueva, al porvenir. En él no riñen la odre clásica y

Page 215: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

el mosto nuevo; sino que, para hacer mejor el vino, io echa a bullir con la sustancia de la vieja copa. Sus resiamenes de puebios muertos son nueces shlidas, carga- das de las semillas .de los nuevos. Nadie ha sido más dueño del OBRAS ESCOGIDAS T 1 243 iQu& leer! psi ha vitidr?: de los !Ihros hizo I- s; osa, hacienda e 1.1 i j 0 5 ldea~: ,q! lé ;neiores cí- iaturas? Ciencia: ,q~!> dama nA. 5 lea!. ni mas prolífica? Si- le encendían anhelos í; n1orOsCs, c‘ onlc qLIe se entristccla de !a soledad de sus volúmenes, y vo! via a ei! os con a hínco, porque le perdonasen aquciia atiseìlcia b: es- e. Aldaba en trece arios y ya ilabia corne~ llado en rltimerosos cuadcrniiloì; ura obra en boga mionce>: Los erxditos u Iu r~; o! etn. Sêrriinarisia luego, cui; tro ziìos mrís iarde, esial~ ieci~ i entre si13 rompaf7eros c! asos de Gramática, de Ltieraiura, de Poética, de Métrica. Se a- litaba a ias .: iencias; wbrcsalia eil eilas; ei ilustre Cajigal le da F-;.: s libios, :J él bebe ai: siosamen: e erg aque! las î’uentes de la vida fislcñ y iogra un titulo de agrimensor. La iglesia le cautiva, y aquellos serenos días, luego perdidos, de sacrificio y mansedumbre; y lee con ava- ricia al elegante Basilio, al grave Gregorio, al desenfadado Agus- tin, al osado Tomás, al tremendo Bernardo, al mezquino Sánchez; bebe vida espiritual a grandes sorbos. Tiene el talento práctico como gradas o peldaños, y hay un talentillo que consiste en irse haciendo de dineros para la vejez, por más que aquí la limpieza sufra, y más allá la vergüenza se oscurezca; y hay otro, de más alta valía, que estriba en conocer y publicar las grandes leyes que han de torcer el rumbo de los pueblos, en su honra y beneficio. El que es práctico así, por serlo mucho en bien de los demás no lo es nada en bien propio. Era, pues, Cecilio Acosta, iquién lo dijera, que lo vio vivir y morir! un grande hombre práctico. Se dio, por tanto, al estudio del Derecho, que asegura a los pueblos y refrena a los hombres. Inextinguible amor de belleza consumía su alma, y fue fa pura forma su Julieta, y ha muerto el gran desventurado trovando amor al pie de sus balcones. iQué leer! Así los pensamientos, mal halla- dos con ser tantos y tales en cárcel tan estrecha, corno que empu- jaban su frente desde adentro y la daban aquel aire de cimbria. Nieremberg vivió enamorado de Quevedo, y Cecilio Acosta ena- morado de Nieremberg. El Teatro de la Elocuencia de Capmany le servía muchas veces de

Page 216: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

almohada. Desdenaba al lujoso Solís y al revuelto Góngora, y le prendaba Moratín, como él, encogido de carácter, y como él, terso en eI habla y límpido. Jovellanos le saca ventaja en sus artes de vida y en el empuje humano con que ponía en práctica sus pensamientos; pero Acosta, que no le dejaba de la mano, le vence en castidad y galanura, y en lo profundo y vario de su ciencia. Lee ávido a Mariana, enardecido a Hernán Pérez, respetuoso a Hurtado de Mendoza. Ante Calderón se postra. No halla rival para Gallegos y le seducen y le encienden en amores la rica lengua, salpicada de sales, de Sevilla, y el modo ingenuo y el divino hechizo de los dos mansos Luises, tan sanos y tan tiernos. Familiar le era Virgilio, y la flautilla de caña, y Corydon, y Acates; él supo la manera con que Horacio llama a Telephus, o celebra a Lydia, o invita a Leuconoe a beber de su mejor vino y a encerrar sus esperanzas de ventura en límites estrechos. Le delei- taba Propercio, por elegante; huía de Séneca, por frío; le arrebataba y le henchía de entusiasmo Cicerón. Hablaba un latín puro, rico y agraciado; no el del Foro del Imperio, sino el del Senado de la República; no el de la casa de Claudio, sino el de la de Mecenas Huele a mirra y a leche aquel lenguaje, y a tomillo y verbena. 244 José Morti OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 245 Si Oejaba las Empresas de Saavedra, o las Obras y Dias, o ei Si de !as nifias, era para hojear a Vattel, releer el libro de Segur, reposar en Los Tristes de Ovidio, pensar, con los ojos bajos y la mente alta, en las verdades de Replero, y asistir al desenvolvimien- to de las leyes, de Carlomagno a Thibadiau, de Papiniano a Hei- neccio, de Nájera a las Indias. Las edades llegaron a estar de pie y vivas, con sus propios co- lores y especiales arreos, en su cerebro: así, él miraba en sí, y como que las veia integramente, y cada una en su puesto, y no confundidas, como confunde el saber ligero, con las otras,-- hojear sus juicios es hojear los siglos. Era de los que hacen proceso a las épocas, y fallan en justicia. El ve a los siglos como los ve Weber; no en sus batallas, ni luchas de clérigos y reyes, ni dominios y muertes, sino parejos y enteros, por todos sus lados, en sus suce- sos de guerra y de paz, de poesía y de ciencia, de artes y costum- bres; él toma todas las historias en su cuna y las desenvuelve para- lelamente; él estudia a Alejandro y Aristóteles, a Pericles y a Só- crates, a Vespasiano y a Plinio, a Vercingetorix y a Velleda, a Au-

Page 217: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

gusto y a Horacio, a Julio II y a Buonarrotti, a Elizabeth y a Bacon, a Luis XI y a Froilo, a Felipe y a Quevedo, al Rey Sol y a Lebrún, a Luis XVI y a Necker, a Washington y a Franklin, a Hayes y a Edison. Lee de mañana las Ripuarias, y escribe de tarde los estatutos de tin montepío; deja las Capitulares de Carlo- magno? hace un epitafio en latin a su madre amadísima, saborea una página de Diego de Valera, dedica en prenda de gracias una carta excelente a la memoria de Ochoa, a Campoamor y a Cueto, y antes de que cierre la noche- que él no consagró nunca a lec- turas----- echa las bases de un banco, o busca el modo de dar rieles a un camino ferreo. Sen los tiempos como revueltas sementeras, donde han abierto surco, y regado sangre, y echado semillas, ignorados y oscuros la- briegos; y después vienen grandes segadores, que miden todo el campo de una ojeada, empuñan hoz cortante, siegan de un sol< i vuel” o la mies rica y la ofrecen en bandejas de libros a los que afiian en los bancos de la escuela !a cuchilla para la siembra veni- dera. Así Cecilio. El íue un abarcador y un juzgador. Como que los hombres comisionan, sin saberlo ellos mismos, a alguno de entre ellos para que se detenga en el camino que no cesa y mire hacia atrás, para decirles cómo han de ir hacia adelante; y los dejan alli en alto, sobre el monte de los muertos, a dar juicio; mas iay! que a estos veedores acontece que los hombres ingratos, atareados como abejas en su faena de acaparar fortuna, van ya lejos, muy lejos. rilando aquel a quien encargaron de su beneficio y dejaron atrás en e! camino les habla con alarmas y gemidos, y voz de época. Pasa de esta manera a los herreros, que asordados por el ruido de sus yunques, no oyen las tempestades de la villa; ni los humanos, twbados por las hambres del presente, escuchan los acentos que por boca de hijos inspirados echa delante de sí lo por venir. Lo que supo, pasma. Quería hacer la América prbspera y no enteca; duefia de sus destinos, y no atada como reo antiguo a la cola de los caballos europeos. Quería descuajar las universidades, y desheiar la ciencia, y hacer entrar en ella savia nueva: en Aris- tóteles, Huxley; en Uipiano. Horace Greeley y Amasa Walker; del derecho, “lo práctico y tangible”: las reglas internacionales, que son la paz, “la paz, única condición y único camino para el ade- ianto de los pueblos”; la Economía Politica, que tiende a abaratar frutos de afuera

Page 218: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

y a enviar afuera, en buenas condiciones, los de adentro. Anhelaba que cada uno fuese autor de sí, no hormiga de ofi- cina, ni momia de biblioteca, ni máquina de interés ajeno; “el pro- greso es una ley individual, no ley de los gobiernos”; “la vida es obra’“. Cerrarse a la ola nueva por espíritu de raza, o soberbia de tra- dición, o hábitos de casta, le parecía crimen público. Abrirse, labrar juntos, llamar a 1 a tierra, amarse, he aquí la faena: “el principio liberal es el .único que puede organizar las sociedades modernas y asentarlas en su caja.” Tiene visiones plácidas, en siglos venideros, y se inunda de santo regocijo: “la conciencia humana es tribunal; la justicia, código; por eso ahonda: la libertad triunfa; el espíritu reina.” Simplifica, “La historia es el ser interior representado.” Para él es usual lo grandioso, manuable lo difícil y lo profundo trans- parente. Habla en pro de los hombres y arremete contra estos brah- manes modernos y magos graves que guardan para sí la magna ciencia; é! no quiere montañas que absorban los llanos, necesarios al cultivo: él quiere que los llanos suban, con el descuaje y nivela- ción de las montañas. Un grande hombre entre ignorantes sólo aprovecha a si mismo: “los medios de ilustración no deben amon- tonarse en las nubes, sino bajar, como la lluvia, a humedecer todos los campos.” “ La luz que aprovecha más a una nación no es la que se concentra, sino la que se difunde.” Quiere a ios americanos enteros: “la República no consiste en abatir, sino en exaltar los caracteres para la virtud.” reza a los que sufren: Mas no quiere que se hable con aspe- “hay ciertos padecimientos, mayormente los de familia, que deben tratarse con blandura.” De América nadie ha dicho más: “pisan las bestias oro, y es pan todo lo que se toca con las manos.” Ni de Bolivar: “la cabeza de los milagros y la lengua de las maravil! as.” Ni del cristianismo: “el cristianismo es grande, porque es una preparación para la muerte.” Y está comple- to, con su generosa bravura, atnor de lo venidero y forma desem- barazada ); eiegante, en este reto noble: “y si han de sobrevenir 246 Jos6 .Warti decires, hablillas y calificaciones, más consolador es que le pongan a uno del lado de la electricidad y el fósforo, que del lado del ju- mento, aunque tenga buena albarda, el pedernal y el morrión.” Más que del Derecho Civil, personal y sencillo, gustaba del derecho de las naciones, general y grandioso. Como la pena injusta le

Page 219: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

exaspera, se da al estudio asiduo del Derecho Penal, para hacer bien. Suavizar: he aquí para él el modo de regir. Filangieri le agrada; con Roeder medita. Lee en latín a Leibnitz, en alemán a Seesbohm, en inglés a Wheaton, en francés a Chevalier; a Carnazza Amari en italiano, a Pinheiro Ferreyra en portugués. Asiste a las lecciones de Bluntschli en Heidelberg, y en Basilea a las de Feich- mann. Con Heffeter busca causas: con Wheaton junta hechos; con Calvo colecciona las reglas afirmadas por los escritores; con Bello acendra su juicio; con todos suspira por el sosiego y paz del uni- verso. Aplaude con intimo júbilo los esfuerzos de Cobden, y Man- cini, y Van Eck, y Bredino por codificar el Derecho de Gentes. Dondequiera que se pida la paz, está él pidiendo. El pone mente y pluma al servicio de esta alta labor. Hay en Filadelfia una liga para la paz universal, y él la estudia anhelante, y la Liga Cósmica de Roma, y la de Paz y Libertad de Ginebra, y el Comité de Ami- gos de la Paz, donde habla Stürm. El piensa, en aborrecimiento de la sangre, que con tal de que esta no sea vertida, sino guardada a darnos fuerza para ir descubriéndonos a nosotros mismos,- lo que urge, y contra lo cual nos empeñamos,- buenos fueran los congre- sos anuales de Lorimer, o el superior de Hege!, o el Areópago de Bluntschli. En 1873 escucha ansioso las solemnes voces de Calvo, Pierantoni, Lorimer, Mancini, juntos para pensar en la manera de ir arrancando cantidad de fiera al hombre; icuán bien hubiera es- tado Cecilio Acosta entre ellos! De estos problemas, todos los cuen- ta como suyos, y se mueve en ellos y en sus menores detalles con singular holgura. De telégrafos, de correos, de sistema métrico, de ambulancias, de propiedad privada: de tanto sabe y en todo da ati- nado parecer y voto propio. En espíritu asiste a los congresos donde tales asuntos. de universal provecho, se debaten; y en el de Zurich, palpitante y celoso esti él en mente, con el Instituto de Derecho Internacional, nacido a quebrar fusiles, amparar derechos y hacer paces. Bien puede Cecilio hacer sus versos, de aquellos muy gala- nos, y muy honrados, y muy sentidos que él hacia; que, luego de pergeñar un madrigal. recortar una lira o atildar un serventesio, abre a Lastarria, relee a Bello, estudia a Arosemena. La belleza es su premio y SII reposo; mas la fuerza, 511 empleo. Y icómo alternaba Acosta estas tareas y de lo sencillo sacaba vigor para lo enérgico. 1 icómo, en

Page 220: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

vez de darse al culto seco de un aspecto del hombre, ni agigantaba SU razón a expensas del senti- miento, ni hinchaba este con peligro de aquella, sino que con las Esta !c.:! irra varia y ropiosísirtla; “que! mn; rar de freiite, y ìor! cjos p;: Jpi%, ?!! la Ilaiuraleta, qtle todo io enwtia, aquei rehuir e1 juicio ajeno, (: r! suanto no estU;- leJf’ confiinnad0 el 121 -0mparación del objeto juzgado ciln el juiciop aquella independencia provechosa, que no 1:; t! âcía sierqo , sino c: ueño; aquel beiier 13 lengua en suc fuentes, y ric; x: preceptistas aut6c: atas ni en diccionarios tresun- :uusos, y aq1wlla ingenita dulzura que daba :? su estilo m&:;! y te- jante todas la:; gracias femeni! es,-- fueron juntos los elemer; tos de In Iengua rica que habló Acosia, que parecía b5isamo, por lo que conwlñba; !ilz~ sor lo que esc! arec; a; plegaria, por jo que w bumi- !! aba; y oí- 2 íiríoyv, sra río, ora mar desbordado y opulerito, re&- jador de iuegos celestiales No zxribió frase que KO fuese ser; tencia, adjeti~. w que rto f; tew resumen, cpinión q? if? no fuese texto. Se gUst: i como un manjar aquf~! esti! o; y :isoír, bra aquella nâturalisima ma- nera de dar casa a lo absn! li! o y forma visibil- a lo ideal. y de hacer inoceî; te ;- amab! e !r~ grande. Las palabras vulgares se cmhe- Ilccí3n pn slis labios, por 2: modo de emplearlas 'Trozos Suyos en- teros pawccn, sin elnbargo, conI f! otantes, y if0 escritor, en el papel cn que SC leen; o como escritos en las n- ubes> porque es fuerza subir a, e! las pair- i entenderlos; y aì1I 2St3! i claros. Y es que, quien desde ellas ve? entre elias lieuc que hablar: hay una especie de confrrsiijn C? IF: va irrevocablemente unida, corno señal de altura y fuerza> a rina legitima superioric! ad. Pero iquk modo de vindicar, con su senci!! o 4’ amp! io modo, aquellas e! ementa! es cuestiones que, por sabldrs de eilos, aunque ignoradas de! vulgo que debe saber- las, . tienen va 3 menos tratar los publicistas! Otros van por ía vida a cabafio, er? trando Dar el estribo de plata la fuerte bota, car- gada de ancha espuela: y’él iba a pie, como llevado de alas; defen- diendo a indigenus. amparando a pobres, arropado en su virtud más que en sus escasas ropas, puro como un copo de nieve, inmaculado CQRIQ veilón dp cabritiilo no naccido. Unos van enseñándose, para que sepan de ellos; y éI escondiéndose, para qrue no le vean. Su modestia no es hipócrita, sino pudorosa; no es mucho decir que fue de viven su decoro y se erguía, cuando 10 creía en riesgo,

Page 221: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

cual 248 los6 .Uarti í) BRXS ESCOGIDAS. T 1 249 virgen ofendida: “Lo que yo digo, perdura.” “Respétese mi juicio, porque es el que tengo de buena fe.” Su frente era una bóveda; sus ojos, luz ingenua, su boca, una sonrisa. Era en vano volverle y revolverle; no se veian manchas de lodo. Descuidaba el traje ex- terno, porque daba todo su celo al interior; y el calor, abundancia y lujo de alma le eran más caros que el abrigo y el fausto del cuerpo. Compró su ciencia a costa de su fortuna; si es honrado y se nace pobre, no hay tiempo para ser sabio y ser rico. iCuánta batalla ganada supone la riqueza! !y cuánto decoro perdido! !y cuántas tristezas de la virtud y triunfos del mal genio! !y cómo, si se parte una moneda, se halla amargo, y tenebroso, y gemidor su seno! A él le espantaban estas recias lides, reñidas en la sombra; deseaba la holgura, mas por cauces claros; se placía en los comba- tes, mas no en esos de vanidades ruines o intereses sórdidos, que espantan el alma, sino en esos torneos de inteligencia, en que se saca en el asta de la lanza una verdad luciente, !y se la rinde, trémulo de júbilo, debajo de los balcones de la patria! El era “hom- bre de discusión, no de polémica estéril y deshonrosa con quien no ama la verdad, ni lleva puesto el manto de! decoro”. Cuando ima- ginador, !qué vario y fácil! como que no abusaba de las imagina- ciones y las tomaba de la naturaleza, le salían vivas y sólidas. Cuando enojado, iqué expresivo! su enojo es dantesco; sano, pero fiero; no es el áspero de ia ira, sino e! magnánimo de la indigna- ción. Cuanto decía en su desagrwio llevaba señalado su candor; que parecía, cuando se enojaba, como que pidiese excusa de su enojo. Y en calma como en batalla iqué abundancia! iqué desborde de ideas, robustas todas! !qué riqueza de palabras galanas y ma- cizas! !qué rebose de verbos! Todo el proceso de la acción está en la serie de ellos, en que siempre el que sigue magnifica y auxiha al que antecede. !En su estilo se ve cómo desnuda la armazón de los sucesos, y a los obreros trabajando por entre Ios andamios; se estima la fuerza de cada brazo, el eco de cada golpe, la intima causa de cada estremecimiento! A mi! ascienden las voces casti- zas, no contadas en los diccionarios de la Academia, que envió a esta como en cumplimiento de sus deberes y en pago de los que é! tenía por favores. Verdad que él había leído en sus letras góticas La Danza de la Muerte, y huroneado en

Page 222: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

los desvanes de Villena, y decía de coro las Rosars de Juan de Timoneda’ o e! entremés de los olivos. Nunca premio fue más justo, ni al obsequiado más grato, que ese nombramiento de académico con que se agasajó a Cecilio .4costa. Para él era la Academia como novia. y ponía en tenerla alegre su gozo y esmero; y no que, como otros estimase que para no desmerecer de su concepto es fuerza cohonestar los males que a la Peninsula debemos y aún nos roen, y hacer enormes, para agradarla, beneficios efímeros; sino que, sin sacrificarie fervor ame- ricano ni verdad, queria darle lo mejor de lo suyo, porque juzgaba que ella !e había dado más de lo que él merecia, y andaba como amante ca?! 0 y fino, a quien nada parece bien para su dama. iCuán justo fue aquel homenaje que !e tributó, con ocasión del nombra- miente, !a Academia de Ciencias Sociales y Bellas Letras de Ca- racas! icuán acertadas cosas dijo en su habla excelente, del reci- piendario, e! profundo Raíael Seijas! icuántos lloraron en aquella justa y ternísima fiesta! iY aquel discurso de Cecilio, que es como un vue! o de águila por cumbres! iy la procesión de eievadas gentes que ie !! evó, coreando su nombre, hasta su angosta casa! iy aquella madrecita llena toda de !ágrimas, que saiió a los umbrales a abra- zarle, y le dijo con voces jubilosas: “Hijo mio, he tenido quemados los santos para que te sacasen en bien de esta amargura!” Murió al fin la buena anciana, dejando, más qtie huérfano, viudo al casto hijo, que en su s horas de plática o estudio, como romano entre sus lares, envuelto en su ancha capa, reclinado en su vetusto taburete, revolviendo, como si tejiese ideas, sus dedos impacientes, hablaba de altas cosas, a la margen de aquella misma mesa, con su altar- tillo de hoja doble, y el Cristo en e! fondo, y ambas hojas pintadas, y !a luz entre ambas, coronando el conjunto, a este lado y aquel de las paredes, de estampas de Jesús y de Maria, que fueron regocijo, fe y empleo de la noble señora, a cuya muerte, en carta que pone pasmo por lo profunda y reverencia por lo tierna, pensó cosas ex- celsas el buen hijo, en respuesta a otras conmovedoras que le es- cribió, en son de pésame, Riera Aguinagalde. No concibió cosa pequeña, ni comparación mezquina, ni oficio bajo de la mente, ni se encelaba de! ajeno mérito, antes se daba prisa a enaltecerlo y publicarlo. Andaba buscando quien valiese, para decir por todas partes bien de e,. ‘1 Para Cecilio Acosta, un

Page 223: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

bravo era un Cid; un orador, un Demóstenes; un buen prelado, un San Ambrosio. Su timidez era iguai a su generosidad; era él un padre de la Iglesia, por lo que entrañaba en ella, sabía de sus leyes y aconsejaba a sus prohombres; y parecía cordero atribulado, sor- prendido en la paz de la majada por voz que hiere y truena, cuando entraba por sus puertas y rozaba los lirios de su patio con la ful- gente túnica de seda un anciano arzobispo. Visto de cerca !era tan humilde! sus palabras, que,- con ser tantas, que se rompían unas contra otras, como aguas de tortente,- eran menos abundantes que sus ideas, daban a su habla apariencia de defecto físico, que le venía de exceso, y hacía tartamudez la sobra de dicción. Aun, visto de lejos, jera tan imponente! su des- envoltura y donaire cautivaban y su visión de lo futuro entusias- maba y encendía. Consolaba el espíritu su pureza; seducía el oído su lenguaje; iqué fortuna ser niño siendo viejo! esa es la corona y la santidad de la vejez. El tenía la precisión de la lengua inglesa, la elegancia de la italiana, la majestad de la española. Republica- no, fue justo con los monarcas; americano vehementísimo, al punto losé Marti OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 251 de erb: jarje cU2nCio 50 le hablaba de par- tic glorias cc,? tier; as que Ti 6, : ‘L: c< ; e *y t‘ 5 ;i ì. 1’ :\. 21 de ‘~~ enezu? la. dlhi! iabd con t! n \ueIo rrrt? g; iLiP fje j9 iJ". '] il; l e; I I pa s’;‘ c, irn?~ rial dc B~~ n~ parte y \i,.; d en la admira- -; ón a’:> g:. oqa de! e::! raordinnria Geribaldi, qup. <. 1 scbic :er ht; ìoe. :ieiic iuri ,me~ w~ i3i~ il: ü “nqLl! 3J: 5erio eJ1 ‘LI i;! gjO. E! ~jJ2 q: l” Jj. g@ t:,! :or! s> n; lriC’> ~ q:.~ t‘ i 1715s que cìlnoc~ ido y n; Js djficii Colc. mbia. i’; a llcrra’ tic p*. EST! dOiL! S, de .Acos[: i taq amada, le ycíp con eri: ra f] ;j 1J j ¿’ U! VZ~ O. CC~ IÜ ?icBr: i al m. î; g! orioso de suc. llijtis: Peri:, cuya dc5\ ci!! ara Ic: !í! O\. iC 3 cóiera sa: i: a, le ley6 an5iosamer? le; de Bue- nü: k Aires iê veniúíi abrumadoras 2iabanza. s. En Espafíd, c3mo he- cl! 05 d estas ga! as, -íiboreaban cori dc! eite su risueño eytilo y cele- brabzn con pomposc- elogio su fecunda ciencia; el premio de Fran- cia ie Venia ya por IcJS mares; en Italia f: rû presidente de la So- ciedad FiIeié! lica. que llamó esiupenda a su carta úitima; el Con- greso de Literatos le tenIa en su seno, el de Americ.: anis! as se eng2Iar:: iba con su nombre; “acongojado hasta la muerte” le escri- he Torres Caicedo, porque sabe de sus males; iuto previo, como por enfermedad de padre, vistieron por Acosta los

Page 224: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

pucbios que le conocian. Y él, que sabia de arte:; como si hubiera nacido en casa de pintor, y de dramas y comedias como si las hubiera tramado y dirigido; él. que preveis la solución de los problemas confusos de naciones lejanas con tal soltura y fuerza que fuera naturai tenerle por hijo de todas alquellas tierras, como lo era en verdad por el espiritu; él, que en epoca y limites estrechos, nl sujetó su anhelo de sabiduría. ni entrabó o cegó su juicio, ni esilmó el colosal oieaje humano por el especial y concreto de su pueblo, sino que echó los ojos ávidos y el aima enamorada y el pensamiento portentoso por todos los espacios de la lierra; él no salió jamás de su casita os- cura, desnuda de muebles corno él de vanidades, ni dejó nunca la ciudad nativa, con cuyas albas se levantaba a la faena, ni la mar- gen de este Catuche aiegre, y Guaire blando y Anauco sonoroso, gala del valle, de 1 a Naturaleza y de su casta vida. iio vio todo en sí, de grande que era! Este fue el hombre, en junto. Postvió y previó. Amó, supo y creó. Limpió de obstáculos la vía. Puso luces. Vio por si mismo. Señaló nuevos rumbos. Le sedujo lo bello; le enamoró lo perfecto; se consagró a lo útil. Habló con singular maestría, gracia y decoro; pensó con singular viveza, fuerza y justicia. Sirvió a la Tierra y amó al Cielo. Quiso a los hombres, y a su honra. Se hermanó con los pueblos y se hizo amar de ellos. Supo ciencias y letras, gracias y artes, Pudo ser Ministro de Hacienda y sacerdote, académico y revolucionario, jllez de noche y soldado de día, establecedor de una verdad y de un banco de crédito. Tuvo durante su vida a su servicio una gran fuerza, que es la de los niños: su candor supremo; y la indignación, otra gran fuerza. En suma: de pie en su época, vivió en ella, en las que le antecedieron y en las que han de sucederle. Abrió vías, que habrán de seguirse; profeta nuevo, anunció la fuer- za por la virtud y la redención pbr el trabajo. Su pluma siempre verde, como la de un ave del Paraiso, tenia reflejos de cielo y punta blanda. Si hubiera vestido manto romano, no se hubiese extrañado. Pudo pasearse, como quien pasea con lo propio, con túnica de após- tol. Los que le vieron en vida le veneran; los que asistieron a su muerte, se estremecen. Su patria, como su hija, debe estar sin con- suelo; grande ha sido la amargura de los extraños; grande ha de ser la suya. iY cuando él alzó el vuelo, tenía limpias las alas! Revista Venezolana, Caracas, 15 de julio de 1881. 0. C., t. 8, p. 153-

Page 225: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

164. OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 253 “NI SERA ESCRITOR...” Ni será escritor inmortal en América, y como el Dante, el Lu- tero, el Shakespeare o el Cervantes de los Americanos, sino aquel que refleje en sí las condiciones Imúltiples y confusas de esta época, condensadas, desprosadas, ameduladas, informadas por sumo genio artístico. Lenguaje que del propio materno reciba el molde, ej. de las lenguas que hoy influyen en la América soporte el necesario influ- jo, con antejuicio suficiente para grabar lo que ha de quedar fijo luego de esta época de génesis, y desdeñar de lo que en ella se anda usando lo que no tiene condiciones de fijeza. ni se acomoda a la índole esencial de nuestra lengua madre, harto bella, y por tanto poderosa, sobre serlo por su sólida estructura, para ejercer a la postre, luego del acrisolamiento, dominio sumo,- tal ha de ser el lenguaje que nuestro Dante hable. Y en él,- asunto continental, que sea como fuente histórica, y monumento visible a distancia- con lo que por espíritu, y por for- ma, quedará su obra como representación doble de la patria cuya litera! ura entra a fundar. Porque tenemos alardes y vagidos de Literatura propia, y materia prima de ella, y notas sueltas vibran- tes y poderosísimas- mas no Literatura propia. No hay letras, que son expresión, hasta que no hay esencia que expresar en ellas. Ni habrá literatura hispanoamericana, hasta que no haya Hispanoamé- rica. Estamos en tiempos de ebulliciòn, no de condensación; de mezcla de elementos, no de obra enérgica de elementos unidos. Están luchando las especies por el dominio en la unidad del géne- ro.- El apego hidalgo a io pasado cierra el paso al anhelo apostó- iico de lo porvenir. Los patricios, y :os neopatricios se oponen a que gocen de su derecho de unidad los libertos y los plebeyos. [Temen de q. les arrebaten su preponderancia natural, o no les reconozcan en el Gbno. su parte legitima- se apegan los indios con exceso y ardor a su Gbno.] La práctica sesuda se impone a la teoría ligera. Las instituciones que nacen de !os propios elementos del país, únicas durables, van asentándose, trabajosa, pero segura- mente; sobre las instituciones importadas, caibles al menor soplo del viento. Siglos tarda en crearse lo que ha de durar siglos. Las obras magnas de las letras han sido siempre expresión de épocas magnas. A pueblo indeterminado, literatura

Page 226: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

indeterminada! Mas apenas se acercan los elementos del pueblo a la unión, acércanse y condénsanse en una gran obra profética los elementos de su Lite- ratura. Lamentémonos ahora, de que la gran obra nos falte, no porque nos falte ella, sino porque esa es señal de que nos falta aún el pueblo magno de que ha de ser reflejo,- que ha de ref! ejar /de que ha de ser reflejo/ ¿Se unirán, en consorcio urgente, esen- cial y bendito, los pueblos conexos y análogos de América? <Se disociarán?, por ambiciones de vientre y celos de villorrio, en na- cioncillas desmeduladas, extraviadas, laterales, dialécticas... 0. C., t. 21, p. 163- 164. Cotejado con el manuscrito original. CSRXC ESCGGIDAS. ‘r. I 255 --- rey que ci de! t~ rt’r~ i; :II iiarl S;~ CI siquIera los t’> i~ er~ cs IOU~! CS de 13 1:: sti: uc! tin Libre de Enseñaura, dondn sc explican, sin :rrba de e>~.~ tleia an: igtia. letra3 y cicnsie..: ni 13 iiesta de mútica en la casa que ia Cr. 5ena. donde jos q~ ic en Iti> !!: aríanit3s de iríO Vdiì a! li g,<: lerlcetes a: darnisela~. ’ des;; lando cierzo5 y pobr, za. s, que Wn COITlO OtrOS ~Citfl’ZOS, 3 dar ejemplo y l, ía 3 st: .anhelo de fama, le- vantaron. cn n~ irnero ;e cuetrocien~ os. su5 ivoces juvellilej cn loor del poeta de lo: 1 auio~, ni ei congreso de Arquitect:: ra, que con ocasion del cen: enario se ~na:~ guro; ni ias sesiones de academias: ;II e] haber buscado cuna en eI primer poeta dramatice vasto y hu- mano de Io:: espaf¡ oIes, esta cruLada :; ue debiera tener una lanza en cada hombre: la cruzada de &lad: ld contra Ia ignorancia: ni tanto galán de lira e hidaigo dc pénola que fueron- en el sut~ tuOs0 y ah:; ra churrigueresco teatro de Oriente, en que Ia soeiedai de es- critoles, de una parte. y el Ateneo de otra, tuvieron fiestas graves, ---:.‘~~, iio mariposas de antena;; y alas negras en torno a aquellas da: i. iAs. de alto donaire 1. baio seno. rnariposil! as de alas de colores; ni exhibicit’m de glorias de nobleza, ni recompensas a la virtud, ni declamaciones generosas de la sociedad antiesclavista, ni batalla- doras asarnbkas de jóvene + cakjlicos, que suelen echar a golpe de cirio de las ig! esias a los que ven en calma y respeto sus vehemen- tes ceremonias, las que lograron, en esos días de holganza justa y patriotico bullicio, encender en pasión a Ias gentes, como aquella Incida cabalgata, colmo y corona dei anheioso esfuerzo madrilefio, que arranco de la calle espaciosa de Serrano, en el barrio de Sala- manca, que ha

Page 227: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

su nombre del rico venturoso que compró timbres de nobleza, justamente de aquella facilísima manera que Calderon censura en el alcalde bravío de Zalamea. Descuajáronse las casas, quedáronse desiertas, y echaron sus deslurnbrados habitantes a las aceras y balcones que daban a las calles de la íiesta. Por la abigarrada procesión del 27, que fue como redoma de alquimista en busca de oro, hervidero de intentos in- completos en solicitud de fama durable no lograda, salieron de sus cuevas del cerrillo de San Blas los míseros goripas, que hay chi- cuelos vendedores de arena por Madrid que viven con sus madres y hermanillos, desnudos en invierno, en agujeros rotos en ei cerro; y las bailarinas dejaron sus balcones de la montuosa calle de la Primavera; y las modistillas hambrientas y elegantes lucieron SU vestido meritorio, que ya cuenta tres luengos veranos, y para revo- lotear en el centenario fue repintado, a cambio de un peso fuerte. en Barcelona. Y los tristes cesantes, que aún llevan capa limpia por ser cosa reciente la cesantía, olvidan la marcial gloria de Cá- novas, y Ia de Sagasta, colérica y mefistofélica; y los empleados novísimos ostenltan, bajo el rizado bigote que huele a dinero nuevo, perfumado cigarro: y la familia madrileiia, con su tipo confuso y andar suelto, y traje de Francia y habla de Castilla, y aire de An- EL CENTENARIO DE CALDERON En Madrid no ha cesado la gorja. Cestas de rubios vinos han cambiado de aposento en las fiestas alegres del Hipódromo y de motivo de deseo en sus mohosos envases, han venido a ser regocijo de la sangre en las calientes venas. Sobre certámenes, carreras de caballos. Y a par de estas, las de toros; no ya con duques y mar- queses como arrogantes rejoneros y diestros lidiadores, con sus co- hortes de pajes vestidos a la turca, con sus penachos de cristal en hilos, y en sus turbantes encajada la media luna de plata relucien- te, y sobre sus hábitos rojos, matizados de viva argentería, golpean- do el corvo alfanje; no ya con aquel robusto señor de Medina Sido- nia, que en las bodas del rey de los hechizos con la francesa Luisa, de dos embestidas de su rejon dio en tierra con dos toros; ni con aquel don Córdoba, que de Ia manera de caer hacia triunfo, y fue aplaudido- al alzarse del polvo entre sus cien verdes moriscos, enlindados con cintas muy rojas- por palmas de duquesas; ni con aquellos atrevidos marqués de Camarasa y conde de Rivadavia, que se

Page 228: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

entraron en liza, con séquito de negros muy galanamente pues- tos de tela pajiza, y esterilla de plata, apretados de argollas los tobillos y de esposas las manos, en signo del poderío y riqueza de sus dueños; sino con estos matadores de oficio, reyes de plebe, fa. voritos de damas locas, amigos predilectos de nobletes menguados, que tienen el ojo hecho a la sangre, el oído a la injuria popular y la mano a la muerte por la paga. Mas no han sido estas compe- tencias de caballos, ocasionadas a que suenen los nombres de sus dueños vanidosos, como Aladro y Villamejor, y Vega de Armijo, notable por sus artes en política v la entereza de su esposa, que fue de las que puso a aquelia reina pálida, Victoria prudentísima, porque se colgaba los hijos de su pecho, y las liaves de palacio de su cintura, aquel apodo de ¿terztera. que a otras mejor que a la apodada venía muy propiamente; no han sido estos regocijos im- portados, ni los toros mismos muertos de la espada del frenético Frascuelo o del torvo Lagartijo, cuyos retratos, entre insignias de toreo, lucen en los aparadores de las tiendas a par de los del joven rey Alfonso, cercado de insignias reales: más vacila el trono de1 daiucia, acá corre y allí empuja, y por aquí abre brecha, y compra flores a la chiquilla de ojos rasgados que se !as ofrece, o los pro- gramas de la fiesta, que hubiesen salido mejor de las prensas de Rasco o la de Arámbura. al chistoso granuja, de remendada cha- queta y vieja gorra. que sue! e tomar visiblemente la mota que el programa va! e, y, cuando no ie vean. ias demás que huelguen des- cuidadas en el bolsillo de su dueño. ;Qué pregonar de folletos! iQué vocear de discursos! iQué revolver de 10s granujas vendedo- res, que, cruzando en velocisima carrera de un lado a otro de la velada calle, fatigan a ios guardias enojados, y semejan, envueltos en el periódico que venden, colosales insectos, que llevan alas que suenan y nido de carcajadas en el vientre! iQué esperar con impa- ciencia, qué comentar con gracia, qué hacer muros de cuerpos, y apretar contra la pared de argamasa y repello, viva pared humana! Ya viene la cabalgata numerosa; ya se alivia Madrid de su gran peso, porque en raza pueril no satisfecho; latina no hay pesadumbre mayor que un deseo súbito agua nueva, la onda viva, cual mar en que entrase de hinchase, precipitase, oscila, apriétase. Ya apa- recen, caballeros en negros caballos, cincuenta guardias apuestos, a la usanza

Page 229: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

de hoy, cruzado el pecho de bandas amarillas, apr. e- tado a la pierna el calzón blanco, luciendo en los pies la negra bota, el triangular sombrero en la rapada testa, el ancho sable en la enguantada mano. Los heraldos les siguen: ocho heraldos, en recios corceles, vestidos de azul paño, como en el siglo XVII; col- gante a espalda y pecho la amari! la dalmática, realzada en ambos lados con las armas austriacas; tocados de lujosisimo chambergo; afirmando en los fuertes estribos cl banderín tirante, ricamente bor- dado, con su nema y sus flecos, o ei flexible oriflama de asta de oro. Vienen luego aquellas armazones colosales con que los burga- leses de otro tiempo, y los zaragozanos, y los del viejo Valladolid, y Santander inquieto, celebraban, vistiéndolas de gigantes chinos, o quijotes escuálidos, o togados enanos, las alegrías de la ciudad. Cien pajecil] os, que la muchedumbre aclama, luciendo al sol sereno de Madrid trajes crujientes, varios y vistosos; bellos como ninfas, fiotando como alas de colores a sus espaldas las vueltas de los mantos, pasan como visión dichosa, portando en sus cien altos es- tandartes tantos nombres de dramas del poeta. No ven con ojos buenos los curiosos a esos caballeros que ahora vienen, y que con sus casacas de diputado, o de comisionado de ayuntamiento de pro- vincia, que disuenan con los maceros, de rojos y amarillos adere- zos, y los afelipados alguaciles que les preceden; como que les hacen caer inopinadamente de sus sueños de gloria fulgorosos a las realidades domésticas presentes. Aquí llegan ahora, con traba- jados estandartes, los que venden vino, y trabajan en tabla, y tra- fican en telas, y otros tráficos. iAh! iQué pesada la carroza que han construido los buenos vecinos del barrio apartado de Cham- berí! Ocho caballos tiran de ella, que es la apoteosis de Calderón, OBR. lS ESCOGIDAS. T. 1 257 ahogado entre tributos, y lo cerca corona ondeante de motes y banderas. NO va mala ]a carroza del Circulo de la Unión Mercantil, ese que ofrece frecuentemente con tan buen acuerdo prácticas y elo- cuentes conferencias de asiduos oradores; bien que no tengan mu- cho que hacer tan juntos, ni color lógico, ni de época, ese templo del arte de la Grecia, simbolizado en columnas graves dóricas, sobre esos barrilillos, y pacas, y anclas, que lucen bajo el templo. Gusta, y lo merece- por los autos sacramentales que, al par que anda, imprime en prensa

Page 230: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

de madera, como entonces se usaba, y con gran lidia y bullicio de la gente de las aceras, echa al aire, como don gracioso,-- esa otra armazón de ruedas que ha construido el Fo- mento de las Artes. Esa que ahora viene, muy lujosa y muy grave, sentadas en la delantera las armas de España, con su diadema real y sus leones; y simulando en esta punta la coronación del poeta famoso, y en aquella la imprenta glorificadora, con una estatua de Guttenberg; es el carruaje rico de la prensa, y van en estandartes los nombres de los periódicos que lo hicieron, y números de ellos sin tasa se reparten. iHermoso es el estandarte de Manila! Mur- mullos, y ondeos de la muchedumbre, y voces de alabanza, que al fin rompen en vítores, arranca ese movible barco, esa popa arro- gante de galera, como las que en Lepanto dieron gloria a Juan de Austria, y a España, con sus remos robustos a los *lados y su baranda al frente, presidida por silenciosa y grande llra; que es el regalo que la Marina suntuosa ofrece al séquito. Estrújanse las gentes agitadas: iqué marinos aquellos de Don Juan! Y estos van como aquellos! Las aceras, mal contenidas, se desbordan; las músi- cas de Marina, en toda España excelentes, celebran esta, que a las pasadas deben, bulliciosa victoria. Y ecos de estos aplausos férui- - dos resuenan cuando pasa, no ya triste y avergonzada como deble- ra, por los actuales vivos dolores coloniales, sino regocijada y olo- rosa, y monumental y artística, sonando a palmas y excitándolas, la carroza de las provincias ultramarinas, con sus indias de manto rico y plumaje animado en son de América, bajo dosel que lleva - el nombre de acongojadísima isla, coronada de escudos que le pe- - san, todo al fondo, y en el frente arrogante, en que ramos de laurel hacen corona a la efigie del poeta famoso, las columnas del estre- kho le dan lados, y entre ellas, señalándolas altivo, está el feliz - geGgraf0, que en procesiones se celebra, pero que llevó en vida vestido de cadenas. Bien viene iay! por lo que la sujeta, y la es- colta, y la cerca, detrás de ese carruaje de las colonias, la alta - tcrrre fabricada de cañones, que una estatua de Marte remata fiera- mence; como que envía este edificio bélico el Cuerpo de Ingenieros. Atronador ruido sucede: lla artillería que pasa! iAllá obuses, cure- ñas, ruedas, mulas! Y luego sigue, con clásico atavío, la Sociedad de Escritores y de Artistas, que bien pudo, para ocasión tan grande, hallar cosa más propia que esa que, en vasta

Page 231: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

plaza, con sus co- 258 Josi Marfí lumnas rematadas de retazos dóricos sobre trozos sin gracia y pu- limento, en sustento de ardientes pebeteros, que echan al viento durador perfume, representa el teatro de oro, alzindose sobre aquel que se alimentaba de paráfrasis míseras de Séneca, v glorias de Alejandro y burdas gracejadas de plebeyo. La mucheduhbre, atenta, mira; mas como llevada del femenil espíritu que se halla en lo que viene, y quiere verse, agitase y se empuja para ver pasar esa inge- niosa fábrica ligera, si sostenida por hombres invisibles, al parecer tirada por palomas, que sustenta al Genio: esta la hicieron los maestros de obras. Mas esta sí que es oportuna y grave, y acusa que un poeta anda entre los cerrajeros de Madrid, o un cerrajero entre los poetas. Vibra el martillo; resplandece la fragua; saltan chispas del yunque; percíbense entre el hervor del entusiasmo el buen clamor y buen olor del hierro: esta fue la carroza de ‘las cerrajerías. Ese macizo carruaje que lleva una alegoría de la ale- goría del poeta sacerdote, es del Ayuntamiento. Esta, tirada de doce frisones, que ahora sigue, es de la Diputación de Madrid. Y iqué suntuosa! iVedle sus maceros, tocados de sombrero de riquí- simas plumas, con sus muy grandes mazas, y ese estandarte de terciopelo, y oro en realce, con todas las cabezas de partido, y esa guardia amarilla, tan famosa en tiempo de Olivares y de Valen- zuela! De Valencia, cuyas húmedas vegas rinden juntos el higo fresco, la naranja dorada y las crecidas rosas, han venido las flores que de ese carro que pasa ahora vierten sobre las gentes apretadas. Súbito murmullo, como predecesor de maravilla que se acerca, ex- tingue el de la vocinglera competencia que por hacerse de azucenas y lirios se había alzado; y es que a las ancas de doce gruesos bri- dones, orgullosos de la carga real que portan semejando con sus blancos penachos ambulantes palmeros, y paseando al sol escamas de oro en los vívidos arneses y echados al ancho lomo mantos muy ricos de tejidos blancos, viene, como nación que pasa, y como grupo de andaluzas nubes sorprendido y atado, y como monte en que el pincel y los colores hubiesen hecho poderosa fábrica, el suntuosísimo edificio andante con que España celebra a su poeta, y en cuya voluminosa maquinaria, realzada de amarillo terciopelo y grana alegre, aparece aquella nación de los Felipes, ciñendo de magnífica corona las sienes de su muerto muy amado.

Page 232: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

iOh, sí! La muchedum- bre como que sentía temblar sus manos, y encogérsele el corazón, y secársele las fauces, vibró de amor y ardor de gloria. Y pasó la carroza, y mucho tiempo hacía que era pasada, y el aire estaba aún lleno de vítores. Y cerraba al fin la marcha, como cortejo de respeto- porque es ley que honren y acaten a los poetas que no pasan, reyes que pasan, -aquel carruaje de ébano, gala preciada de las caballerizas de paIacio, y ya chillante y mate, como si la madera monárquica care- ciese de buena savia viva, y las ruedas reales estuvieran cansadas de rodar, en que, mortificando a su hermoso y áspero Felipe con OBRAS ESCOGIDAS. T 1 255 tristisimos celos, paseó tantas veces a su lado la mísera Juana la Loca enamorada. Y palafreneros de aquel tiempo, en que eran para la librea de los custodios de los reales palafrenes, el raso de Flo- rencia, de color de llama, y el oro de Milán para avivarlo, y la escarlata para la cómoda capilla. Y autoridades, y comisiones, e innumerables grupos, pasaron tras de ellos. Y Barcelona, que ha enviado un macero de los suyos, armado y fornido, y bello y grave, a levantar en medio de la fiesta, en lujosa montura, el escudo pujante de las barras. Y los maceros del Ayuntamiento. Y unos tristes munícipes, de frac y guante blanco. Y unos cuantos caba- llos, y en ellos seis soldados caballeros. Y la ola de colores pasa v rueda, del Madrid nuevo que tributa la honra, al Madrid viejo de quien la honra viene, por la calle Mayor, de que el pacta, qu, e hoy pasea muerto en ella, huyó espantado cuando VIVO, por no ou los clamores de las víctimas que, por dar placer y avivar el celo religioso al menguado don Carlos, iban maniatadas y argolladas, ardiendo ya, antes de arder en llamas de leña, en las de espanto: a morir en la plaza de los Autos, guiados del estandarte carmesl de los soldados de la Fe, y de la cruz verde, la espada tajante y la rama de oliva de los inquisidores. Y por la Armería sigue el cortejo, donde reposan hoy las armas que entonces batallaban. Y por la plaza de Oriente, antes lugar de pláticas de nobles, y hoy de deso- cupados, rapaces y criadillas. Y por el esplendidísimo palacio, por donde corre hoy viento de muerte. Y por la calle ancha de Bailén, morada de cansados y de pobres, y por calles tortuosas, de nombres ignorados, y va a dar, rendido a la par, de trabajo y fatiga el se- quito y de alumbrarlo el Sol, en la histórica casa de soldados que ílaman la Princesa. Allá en

Page 233: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

la noche, en que los teatros hierven, y aquí es un auto, allá una comedia de reír, allá de celos, y una tragedia en este, y en aquel un poema hablado, dia parece la nocturna sombra. De Calde- rón es cuanto se representa; de sus dramas, con sobra de crítica alemana y escasez visible de profundidad, hab! a, en edición dobla- da, un periódico de jóvenes: El Demócrata. De las cosas del tiempo, v de cómo casó Carlos, y qué sucedió cuando Felipe, y cómo se Quemaban herejes, y se humillaban toros, habla por. boca de un bachiller Alonso de Kiaña, que pone en piática corriente ias del tiempo, el lujoso Esfandarte. Y El Espejo enamorado de Cánovas, luce, en número excesivo, efigies de magna gente: de Montalbin benévolo; de Teresa, de amores consumida; de Cano, vencedor bel mármol con su San Francisco, y del lienzo con su Jesús cruclfl- cado, mas no de su desgracia; de Alarcón, que no alcanzó un buen puesto en Indias, y sí máxima gloria; de Quevedo, que ahondó tanto en lo que venía, que los que hoy vivimos, con su lengua hab! amos; de Zurbarán famoso, que aló a la humanidad visible, y robo al cielo falso, la pintura; de Murillo, que fijó el cielo; de Cervantes, que pasmó la Tierra del padre Gabriel Téllez, dueño de la lengua 260 José Marli y de la escena, más no de las iras a que le mueven las traviesas damas; de fray Lope, en cuya frente cabían todos sus dramas; del blando Garcilaso; de Alemán el profundo; del sencillo Iriarte; de aquel Solís que embelleció y mintió la historia; del generoso Ercilla, que nos tiene obligados y atónitos con la grandeza de su Caupolicán y de su Glaura. Mas ni en la abigarrada procesión del 27, que bien pudo ser copia excelentisima de aquellos reales tiempos de Mentidero y Buen Retiro; ni en los galanes de veste noguerada, gregüescos de rizo y recogido fieltro; ni en las damas de guardainfante, porque de ellos les guardaba, y lechuguilla, que daba amparo al blanco seno; ni en los retazos breves de época, que alabanza tan grande recabaron,, con lo que se mire cuanto no hubiese la época completa conseguido; ni en las letras mismas im- presas, salvo- en lo que ha venido- las de El Día, que es mara- villa de arte y gracia, halla la mente inquieta, enamorada por humana de aquel poeta potente que dio tipo al ansia de libertad, con Segismundo, y a la de dignidad con El Alcalde, cosa tal que responda a lo que de sus hijos bien merece aquel que lo fue glo- rioso de la humanidad, de España, del teatro y del claustro, y

Page 234: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

que, si fue torturado de hondos celos, por cuanto no hay dolor más vivo para el ánima alta que el desestimar a la mujer que ha amado, los dio a sus émulos vencidos con la grandeza de su mente altiva, tan- tas veces celebrada por el blando ruido de tiernos guantes de ám- bar, y por la que camlnito del teatro, arena entonces encendida de burlones chorizos y alborotadores polacos, acariciaron las calles tortuosas tantos breves chapines, y se revolvieron al viento madri- leño tantos suaves y diestros mantos de humo. La Opinión Nacional, Caracas, 23 de junio de 1861. 0. c., t. 15, p. 117- 126. A FAUSTO TEODORÓ DE ALDREY Caracas, 27 de julio de 1881 Sr. Fausto Teodoro de Aldrey Amigo mío: Mariana dejo a Venezuela y me vuelvo camino de Nueva York. Con tal premura he resuelto este viaje, que ni el tiempo me alcanza a estrechar, antes de irme, las manos nobles que en esta ciudad se me han tendido, ni me es dable responder con la largueza y reco- nocimiento que quisiera las generosas cartas, honrosas dedicatorias y tiernas muestras de afecto que he recibido estos días últimos. Muy hidalgos corazones he sentido latir en esta tierra; vehementemente pago sus cariños; sus goces, me serán recreo; sus esperanzas, plá- cemes; sus penas, angustia; cuando se tienen los ojos fijos en lo a! to, ni zarzas ni guijarros distraen al viajador en su camino: los ideales enérgicos y las consagraciones fervientes no se merman en un ánimo sincero por las contrariedades de la vida. De la América soy hijo: a ella me debo. Y de la América, a cuya revelación, sacu- dimiento y fundación urgente me consagro, esta es la cuna; nt hay para labios dulces, copa amarga; ni el áspid muerde en pechos varoniles; ni de su cuna reniegan hijos fieles. Deme Venezuela en qué servirla: ella tiene en mí un hijo. For de contado cesa de publicarse la Revista Venezolana; vean en estas frases su respuesta las cartas y atenciones que, a propo- sito de ella, he recibido, y queden excedidas por mi gratitud las alabanzas que, más que por esas paginillas de mi obra, por su tendencia, he merecido de la prensa del país y de gran suma de sus hombres notables. Queda también, por tanto, suspendido el cobro de la orimera mensualidad: nada cobro, ni podrá cobrar nadie en mi nombre, por ella; la suma recaudada ha sido hoy o será mañana, devuelta a las personas que la satisficieron; obra a este objeto en manos respetables. Cedo alegre, como quien cede hijos

Page 235: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

honrados, esos inquietos pensamientos míos a los que han 262 /OSé Marti sido capaces de estimármelos. Como que aflige cobrar por lo que ae piensa; y más si, cuando se piensa, se ama. A este noble país, urna de glorias; a sus hijos, que me han agasajado como a her- mano; a Vd., lujoso de bondades para conmigo, envía, con agrade- cimiento y con tristeza, su humilde adiós. 0. C., t. 7, p 267- 268. JOSÉ MARTI LA REVUELTA EN EGIPTO Nueva York, 16 de septiembre de 1881 Señor Director de Lu Opinión Nacional: No es una simple noticia extranjera, sino un grave suceso que mueve a Europa, estremece a Africa, y encierra interés grandísimo para los que quieren darse cuenta del movimiento humano,- la últi- ma revuelta del Egipto, totalmente vencedora, militar y concreta en apariencia, y en realidad social y religiosa. Uno es el problema, dicho brevemente: se tiende a una gran liga muslímica, y a la supresión del poder europeo en la tierra árabe. Arranca de Constantinopla, invade el Istmo, llena a Trípoli y agita a Túnez la ola mahometana, detenida, no evaporada, al fin de la Edad Media. Inglaterra y Francia tienen vencido a Egipto: sus representan- tes manejan, por acuerdo con el jedive, y en representación y ga- rantía de los tenedores de bonos egipcios en Europa, la desmayada hacienda egipcia. A los contratos fraudulentos, para la tierra del felá ruinosos y para Europa muy beneficiosos, ajustados en el tiem- po infausto del jedive Ismail, seguía una esclavitud poco disimu- lada, en todo acto nacional asentida y servida por Riasz Pachá, el primer ministro del actual jedive. De súbito estalla un formidable movimiento con ocasión de una orden de cambio de residencia de un regimiento, expedida precisa- mente para evitar ei motín que se entreveía. El motín ha triunfado: el ministerio llamado europeo ha desaparecido: el primer ministro deseado por el ejército ha reemplazado al primer ministro expulso. La victoria ha sido rápida, imponente y absoluta para el partido nacional. Este partido representado por la milicia de Egipto, y triunfador en toda tentativa, acepta sumiso toda ley que de Turquía le venga; mas resiste, como si agitara a quince mil pechos un sen- timiento mismo, todo desembarque de tropas cristianas, toda inter- vención europea; y principalmente, toda intervención inglesa. Aun- que se les debía paga de 20 meses, no se han alzado por paga. 264 losé Marfi OBRAS ESCOGIDAS. T. I 265

Page 236: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Aunque aman a su jedive, se han levantado contra él. y obrado y hablado como aquellos nobles de Aragón, que valían uno a uno tanto como el rey, y todos juntos más que e! rev. Fue el motín como invasión de mar. Lo- encabezó un robusto coronel, dotado de condiciones populares, lleno del espíritu egipcio, muslímico e independiente; hecho al manejo de las armas y a la existencia de los campamentos: Achmet Arabi Bajá. -“ iCaiga ese ministerio, que nos vende a Inglaterra; désenos una Constitución, que ponga en manos de egipcios el gobierno egip- cio; auméntese el ejército, garantía de la independencia nacional, a 18,000 hombres!“-“ 0 al punto se nos concede esto que pedimos u ocupamos el palacio del virrey.” Este, aconsejado de sus ministros y cónsules, se presentó a los amotinados, formados en batalla. -cQué quieres, Arabi? Arabi, montado en soberbio caballo, blandiendo el acero des- nudo, le responde rodeado de brillante grupo de oficiales rebeldes: -Queremos ley y justicia. Si nos las das, tú eres el dueño. Si no, tu sucesor está ya listo. En su vulgar y pintoresco árabe responde Achmet Arabi Bajá, y con gallarda cortesia, a cuantos ávidos corresponsales de perió- dicos ingleses le preguntan:- que hoy, no por sus redactores, sino por sus corresponsales en el extranjero están los periódicos ingleses redactados. --< Están en salvo los europeos en el Egipto? -Ni en un cabello les tocaré,- a menos que no desembarquen en nuestra tierra las tropas cristianas. -Entonces seguirá una matanza general de europeos,- responde Achmet con su cortés manera. -eY si desembarcan los turcos? -Los turcos son muslimes. -Pero (con qué fuerza cuenta este movimiento? -Con quince mil soldados egipcios, armados de Remington; con seis baterías Krupp; y con 150000 beduinos armados. A Chérif Pachá querían los amotinados por su primer ministro; y Chérif Pachá es ministro. El ha evitado el conflicto, prolongán- dolo primero, para dar tiempo a una reunión de notables que lega- lizara su promoción; y In ha resuelto, aceptando por fin el nom- bramiento del jedive. Es hombre grave, penetrado de la necesidad de costear hábilmente entre los abismos que al Egipto abre la tra- dición francesa, que tiende a la posesión por Francia del Africa del Mediterráneo, y la avaricia inglesa, que quiere el Istmo de Suez, como la llave de su dominio en la India asiática; pero a la par que convencido de la

Page 237: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

urgencia de salvarse de estos peligros, Chérif permanece completamente fiel a los propósitos de Mehemet Alí, que quiso un Egipto libre, independiente de toda influencia, respetado y poderoso. En Chérif Pachá fían, y su voluntad acatan los rebeldes. De él querían sólo un nombramiento, y ya lo tienen: el de Ministro de la Guerra, que no es por cierto, como hubiera sido a provenir de ambiciones bajas la revuelta, el coronel amotinado, sino Baroundi Pachá. Los notables, postrados ante el virrey, a la vez que apoya- ban este nombramiento y aprobaban la elección del reposado, hábil y leal Chérif, le han jurado de nuevo cariñosa obediencia, y se han mostrado afligidos de la conducta de las tropas. Estas, luego de haber triunfado, ceden en un afectuoso documento, se muestran vasallos fieles, y soldados sumisos, del jedíve. Garantizan los no- tables este vasallaje. Mas acaso ino se regocija el jedive de verse asi compelido, a los ojos de los representantes europeos, y las naciones tutoras, a sacudir yugos y cortar lazos que los miramientos políticos y los riesgos de desacatarlos, le hubieran impedido romper? Los notables iacaso no azuzan a la callada lo que públicamente desaprueban? El poderoso aliento de independencia y la fatiga de tanta ver- gonzosa explotación, y tanta intervención extrafia y oprobiosa ,no mueven allí todos los pechos? -Y jcon qué fuerza cuentas tú para resistir a toda Europa?, preguntó al resuelto Achmet el jedive. -Con un millón de hombres. Porque el aire que encienden con sus plegarias los panislamis- tas de Constantinopla, sopla abrasador en el septentrión de Africa, y empuja el brazo del rencoroso argelino Sheik Mahmoud contra Francia, y repite por todo el viejo dominio de Mahoma la palabra de reivindicación y de conquista que brota inspirada de los labios del hermoso sirio Abul Huda. Presiéntese el acercamiento de la magna lucha entre el afán conquistador de los poderosos europeos y el indómito anhelo de independencia de las comarcas africanas. En otro tiempo fue de Francia el ansia vivísima de poseer el Egipto, en tiempos de ava- ricia, deslumbramiento y gloria militar. Las reminiscencias de aque- lla política, la posibilidad vaga de regir definitivamente en Túnez, y los intereses que ha creado el Canal de Suez, apegan aún a Francia a aquella tierra de sus sueños, en que cegaron y murieron, bajo el más atrevido de sus hijos, sus bravos y

Page 238: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

aguerridos veteranos. Mas el capital y absorbente interés napoleónico se ha desvane- cido a la par que ha cobrado fortaleza el interés de Inglaterra, que estima con justicia indispensable a su desafiado poderío en Asia la posesión del Canal, y los paises por que cruza. A la expulsión de los poderes de Europa; al establecimiento de un poder independiente que tendría en sus manos la riqueza ingle- sa y contendria las conquistas francesas en Africa; al desconoci- miento probable de la fabulosa deuda europea, fuente hoy de pin- gües beneficios para los grandes banqueros de Inglaterra;- tiende con brío y sin máscara el partido nacional rebelde. Desconoce el 266 lOSé .UUrl: derecho de intcrvencik de Francia o Inglaterra. De aquí cl riesgo de esta última. la alarma grave, la universal curiosidad. la anima- dísirna batalla librada por la prensa. Corren vientos contrarios a intervenciones y guerrac. por urge¡!- tcy que estas parezcan. Como Egipto \- ive bajo el protectorado de Turquía, quiere Inglaterra, para ganar la batalla sin exponer sus soldados ni agobiar su tesoro, que Turquía comprima la revuelta. Francia, a quien urge su restablecimiento interior: ni permitiría la preponderancia inglesa en Egipto, ni desistiría el dominio de que hoy es coparticipe; pero favorece la ocupación turca por la misma necesidad de sosiego y ahorro que determina la conducta de Ingla- terra, Turquía, por otra parte, lisonjeada por la resllelta acometida y patriótica rebeldía del partido nacional de Egipto, no comprimirá 0 comprimirá ficticiamente a aquellos que si fueron un día sus enemigos en querellas domésticas, se le acercan y la eligen como madre en la gran resurrección mahometana que en las tierras de cielo de oro y mares de turquesa se proyecta. Agravará, pues, para lo porvenir la situación europea esta solu- ción meramente temporal y transitoria. El problema es vital y se- vero: para Egipto, airoso y rebelde como sus corceles, problema de vida; para Inglaterra, cuya existencia pende de la de sus colonias, de que es hoy Egipto como arteria aorta, capital problema. Ni Ingla- terra puede cejar; ni quiere cejar Egipto. El partido nacional impa- ciente, y robusto, presenta la batalla, que Inglaterra, no preparada y sorprendida rehúsa y demora. Envalentonado con este temor, > su victoria de ayer, y el espíritu gereral de la comarca arábiga, y el tácito aplauso de Turquía. cl partido nacional provocará con más aliento el combate

Page 239: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

por las mismas razones por que Inglaterra lo esquiva. 0 esta resigna su poder en Asia, o interviene con pode- roso ejército, en acuerdo con Francia, que no ha de querer dejarle todos sus derechos, y ahogan juntos con esfuerzo cruento la tenia- tiva de nacionalidad de aquel país bello y mísero, condenado a perpetuo pupilaje. Asi queda el problema: el ancla británica quiere clavarse en los ijares del caballo egipcio: el Corán va a librar batalla al Libro Mayor: el espíritu de comercio intenta ahogar ei espíritu de inde- pendencia: el hijíh generoso del desierto muerde el látigo y quiebra la mano de! hijo egoísta del Viejo Continente. ISMAELILLO HIJO: Espantndo de todo, me refugio en ti. Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud. u en ti. Si alguien te niCeaque estas páginas se parecen a otras páginas, diles que te amo demasiado para profanarte así. Tal como aquí te pinto, tal te han visto mis ojos. Con esos arreos de gala te me has aparecido. Cuando he cesado de verte en una forma, he cesad6 de pintarte. Esos riachuelos han pasado por mi corazón. iLleguen al tuyo! Príncipe enano Para un príncipe enano Se hace esta fiesta. Tiene guedejas rubias, Blandas guedejas; Por sobre el hombro blanco Luengas le cuelgan. Sus dos ojos parecen Estrellas negras: Vuelan, brillan, palpitan, Relampaguean! F. 1 para mí es corona, Almohada, espuela. -Mi mano, que así embrida 268 /osé Marti OBRAS ESCOGlDAS. T, 1 269 Potros y hienas, Va, mansa y obediente, Donde él la lleva. Si el ceño frunce, temo; Si se me queja, - Cual de mujer, mi rostro Nieve se trueca: Su sangre, pues, anima Mis flacas venas: iCon su gozo mi sangre Se hincha, o se seca! Para un príncipe enano Se hace esta fiesta. iVenga mi caballero Por esta senda! iEntrese mi tirano por esta cueva! Tal es, cuando a mis ojos Su imagen llega, Cual si en lóbrego antro Pálida estrella, Con fulgores de ópalo Todo vistiera. A su paso la sombra Matices muestra, Como al sol que las hiere Las nubes negras. IHéme ya, puesto en armas, En la pelea! Quiere el príncipe enano Que a luchar vuelva: $1 para mi es corona, Almohada, espuela! Y como el sol, quebrando Las nubes negras, En banda de colores La sombra trueca, - El, al tocarla, borda En la onda espesa, Mi banda de batalla Roja y violeta. {Conque mi duefio quiere Que a vivir vuelva? iVenga mi caballero Por esta senda! iÉntrese mi tirano Por esta cueva! iDéjeme que la vida A él, a él ofrezca! Para un

Page 240: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

príncipe enano Se hace esta fiesta. Sueño despierto Yo sueño con los ojos Abiertos, y de día Y noche siempre sueño. Y sobre las espumas Del ancho mar revuelto, Y por entre las crespas Arenas del desierto, Y del león pujante, Monarca de mi pecho, Montado alegremente Sobre el sumiso cuello, Un niño que me llama Flotando siempre veo! Brazos fragantes Sé de brazos robustos, Blandos, fragantes; Y sé que cuando envuelven El cuello frágil, Mi cuerpo, como rosa Besada, se abre, Y en su propio perfume Lánguido exhálase. Ricas en sangre nueva Las sienes laten; Mueven las rojas plumas Internas aves; Sobre la piel, curtida De humanos aires, Mariposas inquietas 270 Jose! Martí Sus alas baten; Savia de rosa enciende Las muertas carnes!- Y yo doy los redondos Brazos fragantes, Por dos brazos menudos Que halarme saben, Y a mi pálido cuello Recios colgarse, Y de místicos lirios Collar labrarme! ilejos de mí por siempre, Brazos fragantes! Mi caballero Por las mañanas Mi pequeñuelo Me despertaba Con un gran beso. Puesto a horcajadas Sobre mi pecho, Bridas forjaba Con mis cabellos. Ebrio él de gozo, De gozo yo ebrio, Me espoleaba Mi caballero: iQué suave espuela Sus dos pies frescos! iCómo reía Mi j inetuelo! Y yo besaba Sus pies pequeños, Dos pies que caben En solo un beso! Musa traviesa Mi musa? Es un diablillo Con alas de ángel. OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 271 iAh, musiBa traviesa, Qué vuelo trae! Yo suelo, caballero En sueños graves, Cabalgar horas luengas Sobre los aires. Me entro en nubes rosadas, Bajo a hondos mares, Y en los senos eternos Hago viajes. Alli asisto a la inmensa Boda inefable, Y en los talleres huelgo De la luz madre: Y con ella es la oscura Vida, radiante, Y a mis ojos los antros Son nidos de ángeles! Al viajero del cielo ¿Qué el mundo frágil? Pues ¿no saben los hombres Qué encargo traen? iRasgarse el bravo pecho, Vaciar su sangre, Y andar, andar heridos Muy largo valle, Roto el cuerpo en harapos, Los pies en carne, Hasta dar sonriendo -iNo en tierra!- exánimes! Y entonces sus talleres La luz les abre, Y ven lo que yo veo: iQué el mundo frágil? Seres hay de montaña, Seres de valle, Y seres de pantanos Y lodazales. De mis sueños desciendo, Volando vanse, Y en papel amarillo Cuento el viaje. Contándolo, me inunda Un gozo grave:- 272 los6 Martí OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 273 Y cual si el monte alegre, Queriendo holgarse Al alba enamorando Con voces ágiles, Sus hilillos sonoros

Page 241: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Desanudase, Y salpicando riscos, Labrando esmaltes, Refrescando sedientas Cálidas cauces, Echáralos risueños Por falda y valle,- Así, al alba del alma Regocijándose, Mi espíritu encendido Me echa a raudales Por las mejillas secas Lágrimas suaves. Me siento, cual si en magno Templo oficiase; Cual si mi alma por mirra Virtiese al aire; Cual si en mi hombro surgieran Fuerzas de Atlante; Cual si el sol en mi seno La luz fraguase:- Y esta! lo, hiervo, vibro, Alas me nacen! Suavemente la puerta Del cuarto se abre, Y éntranse a él gozosos Luz, risas, aire. Al par da el sol en mi alma Y cn los cristales: iPor la puerta se ha entrado Xi diablo ángel! iQué fue de aquellos sueños, De mi viaje, Del papel amarillo, Del !! anto suave? Cual si de mariposas Tras gran combate ‘,- alaran alas de oro Por tierra y aire, Así vuelan las hojas Do cuento el trance. Hala acá el travesuelo Mi paño árabe; Allá monta en el lomo De un incunable; Un carcax con mis plumas Fabrica y átase; Un sílex persiguiendo Vuelca un estante, Y iallá ruedan por tierra Versillos frágiles, Brumosos pensadores, Lópeos galanes! De águilas diminutas Puéblase el aire: iSon las ideas, que ascienden, Rotas sus cárceles! Del muro arranca, y cíñese, Indio plumaje: Aquella que me dieron De oro brillante, Pluma, a marcar nacida Frentes infames, De su caja de seda Saca, y la blande: Del sol a los requiebros Brilla el plumaje, Que baña en áureas tintas Su audaz semblante. De ambos lados el rubio Cabello al aire, A mi súbito viénese A que lo abrace. De beso en beso escala Mi mesa frágil; fOh, Jacob, maripobd, Ismaelillo, árabe! iQué ha de haber que me guste Como mirarle De entre polvo Cz libros Surgir radiante, Y, en vez de acero, verle De pluma armarse, Y buscar en mis brazos Tregua al combate? 274 lOs6 Marti OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 275 Venga, venga, Ismaelillo: La mesa asalte. Y por los anchos pliegues Del paño árabe En rota vergonzosa Mis libros lance, Y siéntese magnífico Sobre el desastre, Y muéstreme riendo, Roto el encaje- -iQué encaje no se rompe En el combate!- Su cuello, en que la risa Gruesa onda hace! Venga, y por cauce nuevo Mi vida lance, Y a mis manos la vieja Péñola arranque, Y del vaso manchado La tinta vacie! iVaso puro de nácar: Dame a que harte Esta sed de pureza: Los labios cánsame! ;Son estas que lo envuelven Carnes, 0 nácares? La risa, como en taza De ónice árabe, En su incólume seno Bulle triunfante: iHete aquí, hueso pálido, Vivo y durable! Hijo

Page 242: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

soy de mi hijo! EI me rehace! Pudiera yo, hijo mío, Quebrando el arte Universal, muriendo Mis años dándote, Envejecerte súbito, La vida ahorrartel- Mas no: que no verías En horas graves Entrar el sol al alma Y a los cristaIes! Hierva en tu seno puro Risa sonante: Rueden pliegues abajo Libros exangües: Sube, Jacob alegre, La escala suave: Ven, y de beso en beso Mi mesa asaltes:- iPues esa es mi musifla, Mi diablo ángel! iAh, musilla traviesa, Qué vueIo trae! Mi reyecillo Los persas tienen Un rey sombrío; Los hunos foscos Un rey altivo; Un rey ameno Tienen los iberos; Rey tiene el hombre, Rey amarillo: iMal van los hombres Con su dominio! Mas yo vasallo De otro rey vívo,- Un rey desnudo, Blanco y rollizo: Su cetro - un beso! Mi premio - un mimo! Oh! cual los áureos Reyes divinos De tierras muertas, De pueblos idos -iCuando te vayas, Llévame, hijo!- Toca en mi frente Tu cetro omnímodo; Ungeme siervo, Siervo sumiso: iNo he de cansarme De verme ungido! ilealtad te juro, 276 José Martí 0BRX. S ESCOGIDAS T. 1 277 Mi reyecillo! Sea mi espalda Pavés de mi hijo: Pasa en mis hombros El mar sombrío: Muera al ponerte En tierra vivo:- Mas si amar piensas El amarillo Rey de los hombres, iMuere conmigo! iVivir impuro? iNo vivas, hijo! Penachos vívidos Como taza en que hierve De transparente vino En doradas burbujas El generoso espíritu; Como inquieto mar joven Del cauce nuevo henchido Rebosa, y por las playas Bulle y muere tranquilo; Como manada alegre De bellos potros vivos Que en la mañana clara Muestran su regocijo, Ora en carreras locas, 0 en sonoros relinchos, 0 sacudiendo al aire ET crinaje magnífico;- Así mis pensamientos Rebosan en mí vívidos, Y en crespa espuma de oro Besan tus pies sumisos, 0 en fúlgidos penachos De varios tintes ricos, Se mecen y se inclinan Cuando tú pasas - hijo! Mijo del alma Tú flotas sobre todo, Hijo del alma! De la revuelta noche Las oleadas, En mi seno desnudo Déjante al alba; Y del día la espuma Turbia y amarga, De la noche revuelta Te echa en las aguas. Guardiancillo magnánimo, La no cerrada Puerta de mi hondo espíritu Amante guardas; Y si en la sombra ocultas Búscanme avaras, De mi calma cefosas, Mis penas varias,- En el umbral oscuro Fiero te alzas, Y les cierran el paso Tus alas blancas! Ondas de luz y flores Trae la maíiana, Y tú en las luminosas Ondas cabalgas. No es, no, la luz del dia La que me llama, Sino tus manecitas En mi

Page 243: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

almohada. Me hablan de que estás lejos: ilocuras me hablan! Ellos tienen tu sombra; iY tengo tu alma! Esas son cosas nuevas, Mías y extrañas. Yo sé que tus dos ojos All% en lejanas OBRAS ESCOGIDAS T 1 279 Tierras relampaguean.- Y en las doradas Olas de aire que baten Mi frente pálida, Pudiera con mi mano, De estrellas, segar haces De tus miradas! iTú flotas sobre todo, Hijo del alma! Cual si haz segara Amor errante Hijo, en tu busca Cruzo los mares: Las olas buenas A ti me traen: Los aires frescos Limpian mis carnes De los gusanos De las ciudades: Pero voy triste Porque en los mares Por nadie puedo Verter mi sangre. eQué a mí las ondas Mansas e iguales? iQué a mí las nubes, Joyas volantes? ZQué a mí los blandos Juegos del aire? CQué la iracunda Voz de huracanes! A estos- ila frente Hecha a domarles! A los lascivos Besos fugaces De las menudas Brisas amables,- Mis dos mejillas Secas y exangües, De un beso inmenso Siempre voraces! Y ta quién, el blanco Pálido ángel Que aquí en mi pecho Las aias abre Y a los cansados Que de él se amparen Y en él se nutran Busca anhelante? <A quién envuelve Con sus suaves Alas nubosas Mi amor errante? Libres de esclavos Cielos y mares, Por nadie puedo Verter mi sangre! Y llora el blanco Pálido ángel: iCelos del cielo Llorar le hacen, Que a todos cubre Con sus celajes! Las alas níveas Cierra, y ampárase De ellas el rostro Inconsolable: --- Y en el confuso Mundo fragante Que en la profunda Sombra se abre, Donde en solemne Silencio nacen Flores eternas Y colosales, Y sobre el dorso De aves gigantes Despiertan besos Inacabables,- Risueño y vivo Surge otro ángel! Sobre mi hombro Ved: sentado lo llevo Sobre mi hombro: 280 José Martí OBRAS ESCOGIDAS T 1 281 Oculto va, y visible Para mi sólo! El me ciñe las sienes Con su redondo Brazo, cuando a las fieras Penas me postro:- Cuando el cabello hirsuto Yérguese y hosco, Cual de interna tormenta Símbolo torvo, Como un beso que vuela Siento en el tosco Cráneo: su mano amansa El bridón loco!- Cuando en medio del recio Camino lóbrego, Sonrío, y desmayado Dei raro gozo, La mano tiendo en busca De amigo apoyo,- Es que un beso invisible Me da el hermoso Niño que va sentado Sobre mi hombro. Tábanos fieros Venid, tábanos fieros, Venid, chacales, Y muevan trompa y diente Y en horda ataquen, Y cual tigre a bisonte Sítienme y salten! Por aquí, verde envidia! Tú, bella carne, En los dos labios muérdeme: Sécame:

Page 244: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

mánchame! Por acá, los vendados Celos voraces! Y tú, moneda de oro, Por todas partes! De virtud mercaderw, Merca dea dme! Mató el Gozo a la Honra. Venga a mí, - y mate! Cada cual con sus armas Surja y batalle: El placer, con su copa; Con sus amables Manos, en mirra untadas, La virgen ágil; Con su espada de plata El diablo bátame:- La espada cegadora No ha de cegarme! Asorde la caterva De batallantes: Brillen cascos Como brillasen plumados Sobre montes de oro Nieves radiantes: Como gotas de lluvia Las nubes lancen Muchedumbre de aceros Y de estandartes: Parezca que la tierra, Rota en el trance, Cubrió su dorso verde De áureos gigantes: Lidiemos, no a la lumbre Del sol suave, Sino al funesto brillo De los cortantes Hierros: rojos relámpagos La niebla tajen: Sacudan sus raíces Libres los árboles: Sus faldas trueque el monte En alas ágiles: Clamor óigase, como Si en un instante Mismo, las almas todas Volando ex- cárteres, Rodar a sus pies vieran Su hopa de carnes: Cíña. me recia veste De amenazantes Astas agudas: hilos Tenues de sangre Por mi piel rueden leves 282 JosE Marti Cual rojos aspides: Su diente en lodo afilen Pardos chacales; Lime el tábano terco Su aspa volante: Muérdame en los dos labios La bella carne:- Que ya vienen, ya vienen Mis talismanes! Como nubes vinieron Esos gigantes: iligeros como nubes Volando iránse! La desdentada envidia Irá, secas las fauces, Hambrienta, por desiertos Y calcinados valles, Royéndose las mondas Escuálidas falanges; Vestido irá de oro El diablo formidable, En el cansado puño Quebrada la tajante; Vistiendo con sus lágrimas Irá, y con voces grandes De duelo, la Hermosura Su inútil arreaje:- Y yo en el agua fresca De algún arroyo amable Bañaré sonriendo Mis hilillos de sangre. Ya miro en polvareda Radiosa evaporarse Aquellas escamadas Corazas centelleantes: Las alas de los cascos Agítanse, debátense, Y el casco de oro en fuga Se pierde por los aires. Tras misterioso viento Sobre la hierba arrástranse, Cual sierpes de colores, Las flámulas ondeantes. Junta la tierra súbito Sus grietas colosales OBRAS ESCOGIDAS. -r 1 283 Y echa su dorso verde Por sobre los gigantes: Corren como que vuelan Tábanos y chacales, Y queda el campo lleno De un humillo fragante. De la derrota ciega Los gritos espantables Escúchanse, que evocan Callados capitanes; Y mésase soberbia El áspero crinaje, Y como muere un buitre Expira sobre el valle! En tanto, yo a la

Page 245: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

orilla De un fresco arroyo amable, Restaño sonriendo Mis hilillos de sangre. No temo yo ni curo De ejércitos pujantes, Ni tentaciones sordas, Ni vírgenes voraces! Él vuela en torno mío, El gira, el para, él bate; Aquí su escudo opone: Allí su clava blande; A diestra y a siniestra Mandobla, quiebra, esparce: Recibe en su escudillo Lluvia de dardos hábiles; Sacúdelos al suelo, Bríndalo a nuevo ataque. ;Ya vuelan, ya se vuelan Tábanos y gigantes!- Escúchase el chasquido De hierros que se parten: Al aire chispas fúlgidas Suben en rubios haces; Alfómbrase la tierra De dagas y montantes: ;Ya vuelan, ya se esconden Tábanos y chacales!- El como abeja zumba, El rompe y mueve el aire, Detiénese, ondea, deja 284 José Marf i Rumor de alas de ave: Ya mis cabellos roza; Ya sobre mi hombro párase; Ya a mi costado cruza; Ya en mi regazo lánzase; iYa la enemiga tropa Huye, rota y cobarde! iHijos, escudos fuertes, De los cansados padres! iVenga mi caballero, Caballero del aire! iVéngase mi desnudo Guerrero de alas de ave, Y echemos por la vía Que va a ese arroyo amable, Y con sus aguas frescas BaRe mi hito de sangre! Cahalleruelo mío! Batallador volante! Tórtola blanca El aire está espeso, La alfombra manchada, Las luces ardientes, Revuelta la sala; Y acá entre divanes Y allá entre otomanas, Tropiézase en restos De tules, - o de alas! Un baile parece De copas exhaustas! Despierto está el cuerpo, Dormida está el alma; iQué férvido el valse! iQué alegre la danza! iQué fiera hay dormida Cuando el baile acaba! Detona, chispea, Espuma, se vacia, Y expira dichosa La rubia champaña: Los ojos fulguran, OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 285 Las manos abrasan, De tiernas palomas Se nutren las águilas; Don Juanes lucientes Devoran Rosauras; Fermenta y rebosa La inquieta palabra; Estrecha en su cárcel La vida incendiada, En risas se rompe Y en lava y en llamas; Y lirios se quiebran, Y violas se manchan, Y giran fas gentes Y ondulan y valsan; Mariposas rojas Inundan la saIa, Y en la alfombra muere La tórtola blanca. Yo fiero rehúso La copa labrada; Traspaso a un sediento La alegre champaña; Pálido recojo La tórtola ho! lada; Y en su fiesta dejo Las fieras humanas;- Que el balcón azotan Dos alitas blancas Que llenas de miedo Temblando me llaman. Valle lozano Digame mi labriego Cómo es que ha andado En esta noche lóbrega Este hondo campo? Dígame de qué flores Untó el arado, Que la tierra

Page 246: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

olorosa Trasciende a nardos? Dígame de qué rio~ Regb este prado. Que era 1111 \, alle rrlt~! negru Y ora cs lozano? Otro>* CUII daga> grande: Mi pecho araron: PUes tqué hierro e> cl ill) ’ Que no hace daño? Y esto dije- y el ni¡¡ 0 Riendo me trajo En sus dos manos blanca> I.! n beso casto. uUR.\ S tSCOGID.\ S T 1 287 Rayo, suelta el magnífico Manto plateado. Y salta en hilo alegre AI valle pálido, Y las rosillas nuevas Riega magnánimo;- Así, guerrero fúlgido, Roto a tu paso, Humildoso y alegre Rueda el peñasco. Y cual lebrel sumiso Busca saltando A la rosilla nueva Del valle pálido. Nb. I’nrk, Imprenta de Thompson y Moreau. 51 y 53 Maiden Lane, 1882. Pr. Eci c.. t 1. p. 13- 54 Mi despensero Qué me das? Chipre? Yo no lo quiero: Ni rey de bolsa Ni posaderos Tienen del \- ino Que yo deseo; Ni cì; dc cris: a! cs DC cristalero> La dulr, t copa En que 10 bebo. IMas está ausente Mi despensero, Y de otro vino Yo nunca bebo. Traidor! Con qué arma de oro Me has cautivado? Pues yo tengo coraza De hierro áspero. Hiela el dolor: el pecho Trueca en peñasco. Y así como la nieve, Del sol al blando OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 289 A SU HERMANA AMELIA [Nueva York, enero de 1882- j! Tengo delante de mí, mi hermosa Amelia, como una joya rara y de luz blanda y pura, tu cariñosa carta. Ahí está tu alma serena, sin mancha, sin locas impaciencias. Ahí está tu espíritu tierno, que rebosa de ti, como la esencia de las primeras flores de mayo. Por eso quiero yo que te guardes de vientos violentos y traidores, y te escondas en ti a verlos pasar: que como las aves de rapiña por los aires, andan los vientos por la tierra en busca de la esencia de las flores. Toda la felicidad de la vida, Amelia, está en no confundir el ansia de arnor que se siente a tus anos con ese amor soberano, hondo y dominador que no florece en el alma sino después del largo examen; detenidísimo conocimiento, y fiel y prolongada, compañía de la cria- tura en quien el amor ha de ponerse. Hay en nuestra tierra una desastrosa costumbre de confundir la simpatia amorosa con el carmo decisivo e incambiable que lleva a un matrimonio que no se rompe, ni en las tierras donde esto se puede, sino rompiendo el corazón de los amantes desunidos. Y en vez de ponerse el hombre y la mujer que se sienten acercados por una simpatía agradable, nacida a veces 1 Ha sido publicada anteriormente como de 1880. Hemos rectificado la fecha porque según el texto de una presunta

Page 247: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

misiva de Amelia -incluida, junto .con otra de su hermana Antonia, en una carta que la madre le escribe el 23 de diciem- bre de 1881, y que por error aparece numerada como XI- a, pero que debe situar- se a continuación de la VII- a, en la página ll- en la que dice: “el no haberte escrito en tanto tiempo, ha sido porque la vez que lo hice no recibí contestación” (Pupcles de Murfí [...), La Habana, 1935, t. III, p. 17). elimina la posibilidad de que corresponda a 1880. Como en la siguiente misiva de la madre, de 9 de enero de 1882, ella le pide que le escriba a Amelia exigiéndole que le diga algo de su prometido, deducimos que la que ahora analizamos es la respuesta a la de su hermana. y a la vez cumple el encargo de doña Leonor, por lo que estas líneas de Marti deben haber sido escritas a mediados del mes de enero de 1882. Reafirman esta hipótesis otras dos cartas de la madre, una del 25 de este mes y año, en la que expresa que Antonia y Amelia aún no le han contestado, y otra de 26 de mayo de 1882, en ia que lamenta se haya extraviado su carta anterior, pues en ella iba una de Amelia escrita desde febrero, en la que le relataba sus amores y los motivos que tuvo para aceptar a su prometido, y que seguramente cra la respuesta a la presente epistola de su hermano. EJM. de la prisa que tiene el alma en flor por darse al viento, y no de que otro nos inspire amor, sino del deseo que tenemos nosotros de sentirlo; -en vez de ponerse doncel y doncella como a prueba, confesándose su mutua simpatía; y distinguiéndola del amor que ha de ser cosa distinta, y viene luego, y a veces no nace, ni tiene ocasión de nacer, sino después del matrimonio, se obligan las dos criaturas desconocidas a un afecto que no puede haber brotado sino de conocerse intimamente- Empiezan las relaciones de amor en nuestra tierra por donde debieran terminar.- Una mujer de alma severa e inteligencia justa debe distinguir entre el placer intimo y vivo, que semeja el amor sin serlo, sentido al ver a un hombre que es en apariencia digno de ser estimado,- y ese otro amor defi- nitivo y grandioso, que, como es el apegamiento inefable de un espíritu a otro, no puede nacer sino de la seguridad de que el espiritu al que el nuestro se une tiene derecho, por su fidelidad, por su hermosura, por su delicadeza, a esta consagración tierna y vale- rosa que ha de durar toda la vida.-- Ve que yo soy un excelente médico de almas, y te juro, por la cabecita de mi hijo, que eso que te

Page 248: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

digo es un código de ventura, y que quien olvide mi código no será venturoso. He visto mucho en lo hondo de los demás, y mucho en lo hondo de mí mismo. Aprovecha mis lecciones. No creas, mi her- mosa Amelia, en que los cariños que se pintan en las novelas vulga- res, y apenas hay novela que no lo sea, por escritores que escriben novelas porque no son capaces de escribir cosas más altas- copian realmente la vida, ni son ley de ella. Una mujer joven que ve escri- to que el amor de todas las heroínas de sus libros, o el de sus amigas que los han lefdo como ella, empieza a modo de relámpago, con un poder devastador y eléctrico- supone, cuando siente la primera dulce simpatía amorosa, que le tocó su vez en el juego humano, y que su afecto ha de tener las mismas formas, rapidez e intensidad de esos afectillos de librejos, escritos- créemelo Ame! ia- por gentes in- capaces de poner remedio a las tremendas amarguras que origina su modo convencional e irreflexivo de describir pasiones que no existen, o existen de una manera diferente de aquella con que las describen. 6Tú ves un árbol? iTú ves cuánto tarda en colgar la naranja dorada, o la granada roja, de la rama gruesa? Pues, ahon- dando en la vida, se ve que todo sigue el mismo proceso. El amor, como el árbol, ha de pasar de semilla a arbolillo, a flor, y a fruto. -Y en Cuba, se empieza siempre por la fruta.- Cuénta; ne Amelia mía, cuánto pase en tu alma. Y dime de todos los lobos que pasen a tu puerta; y de todos los vientos que anden en busca de perfume. Y ayúdate de mí para ser venturosa, que yo no puedo ser feliz, pero sé la manera de hacer feliz a los otros. No creas que aquí acabo mi carta. Es que hacía tiempo que que- ría decirte eso, y he empezado por decírtelo.- De mí, te hablaré otro jueves.- En este sólo he de decirte que ando como piloto de mí mismo, haciendo frente a todos lo vientos de la vida, y sacando 290 JOSI! Martí a flote un noble y hermoso barco, tan trabajado ya de viajar, que va haciendo agua.- A papá que te explique esto que él es un vale- roso marino. -Tú no sabes, Amelia mía, toda la veneración y respeto ternisimo que merece nuestro padre. Allí donde lo ves, lleno de ve- jeces y caprichos, es un hombre de una virtud extraordinaria. Ahora que vivo, ahora sé todo el valor de su energía y todos los raros y excelsos méritos de su naturaleza pura y franca. Piensa en lo que te digo. No se paren en detalles, hechos para ojos pequeños. Ese anciano es una magnífica

Page 249: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

figura. Endúlcenle la vida. Sonrían de sus vejeces. El nunca ha sido viejo para amar. Ahora, adiós de veras. Escríbeme sin tasa y sin estudio, que yo no soy tu censor, ni tu examinador, sino tu hermano. Un pliego de letra desordenada y renglones mal hechos, donde yo sienta palpitar tu corazón y te oiga hablar sin reparos ni miedos- me parecerá más bella que una carta esmerada, escrita con el temor de parecerme mal.- Ve: el ca- riño es la más correcta y elocuente de todas las gramáticas. Di iternura! y ya eres una mujer elocuentísíma. Nadie te ha dado nunca mejor abrazo que este que te mando. iQue no tarde el tuyo! Tu hermano J. MARTI 0. C., t. 20, p. 286- 288. Cotejada con el manuscrito original. OSCAR WILDE Vivimos, los que hablamos lengua castellana, llenos todos de Horacio y de Virgilio, y parece que las fronteras de nuestro espíritu son las de nuestro lenguaje. iPor qué nos han de ser fruta casi vedada las literaturas extranjeras tan sobradas hoy de ese ambien- te natural, fuerza sincera y espíritu actual que falta en la moderna literatura española? Ni la huella que en Núñez de Arce ha dejado Byron, ni la que los poetas alemanes imprimieron en Campoamor y Bécquer, ni una que otra traducción pálida de alguna obra alemana o inglesa, bastan a darnos idea de la literatura de los eslavos, germanos y sajones, cuyos poemas tienen a la vez del cisne níveo. de los castillos derruidos, de las robustas mozas que se asoman a su balcón lleno de flores, y de la luz plácida y mística de las auroras boreales. Conocer diversas literaturas es el medio mejor de libertarse de la tiranía de algunas de ellas; así como no hay manera de salvarse del riesgo de obedecer ciegamente a un sistema filosófico, sino nutrirse de todos, y ver como en todos palpita un mismo espíritu, sujeto a semejantes accidentes, cualesquiera que sean las formas de que la imaginación humana, vehemente o men- guada, según los climas, haya revestido esa fe en lo inmenso y esa ansia de salir de sí, y esa noble inconformídad con ser lo que es, que generan todas las escuelas filosóficas. He ahí a Oscar Wílde: es un joven sajón que hace excelentes versos. Es un cismático en el arte, que acusa al arte inglés de haber sido cismático en la iglesia del arte hermoso universal. Es un elegante apóstol, lleno de fe en su propaganda y de desdén por los que se la censuran, que recorre en estos instantes los Estados Uni- dos, diciendo en blandas y discretas voces cómo le

Page 250: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

parecen abomi- nables los pueblos que, por el culto de su bienestar material, olvidan el bienestar del alma, que aligera tanto los hombros humanos de la pesadumbre de la vida, y predispone gratamente al esfuerzo y al trabajo. Embellecer la vida es darle objeto. Salir de sí es indoma- ble anhelo humano, y hace bien a los hombres quien procura her- mosear su existencia, de modo que vengan a vivir contentos con estar en sí. Es como mellar el pico del buitre que devora a Prometeo. 292 IosC Marti OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 293 Tales cosas dice, aunque no acierte tal vez a darles esa precisión ni a ver todo ese alcance, el rebelde hombre que quiere sacudirse de sus vestidos de hombre culto, la huella oleosa y el polvillo de carbon q. ue ennegrece el cielo de las ciudades inglesas, sobre las que el so1 brilla entre tupidas brumas como opaco globo carmesí, que lu- cha en vano por enviar su color vivificante a los miembros toscos y al cerebro ateridc de los ásperos norteños. De modo que el poeta que en aquellas tierras nace, aumenta su fe exquisita en las cosas del espíritu tan desconocido y desamado. No hay para odiar la tiranía como vivir bajo ella. Ni para exacerbar el fuego poético, como morar entre los que carecen de él. Sólo que, falto de almas en quienes verter la suya desbordante, muere ahogado el poeta. iVed a Oscar Wilde! Es en Chickering Hall, casa de anchos sa- lones, donde en Nueva York acude el público a oír lecturas. Es la casa de los lectores aristocráticos que ya gozan de fama y de fortu- na para llamar desahogadamente a ella. En esas salas se combate y defiende el dogma cristiano, se está a lo viejo y se predica lo nuevo. Explican los viajeros sus viajes, acompañados de vistas pa- norámicas y dibujos en una gran pizarra. Estudia un crítico a un poeta. Diserta una dama sobre la conveniencia o inconveniencia de estos o aquellos trajes. Desenvuelve un filósofo las leyes de la filo- logía. En una de esas salas va a leer Wilde su discurso sobre el gran renacimiento del arte en Inglaterra, del que le llaman maestro y guía, cuando no es más que bravo adepto y discípulo activo y fer- viente. El propaga su fe. Otros hubo que murieron de ella. Ya llega- remos a esto. La sala está llena de suntuosas damas y de selectos caballeros. Los poetas magnos faltan, como temerosos de ser tenidos por cómplices del innovador. Los hombres aman en secreto las ver- dades peligrosas, y sólo iguala su miedo a defenderlas, antes de verlas aceptadas,

Page 251: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

la tenacidad y brío con que las apoyan luego que ya no se corre riesgo en su defensa. Oscar Wilde pertenece a exce- lente familia irlandesa, y ha comprado con su independencia pecu- niaria el derecho a la independencia de su pensamiento. Este es uno de los males de que mueren los hombres de genio: acontece a me- nudo que su pobreza no les permite defender la verdad que los de- vora e ilumina, demasiado nueva y rebelde para que puedan vivir de ella. Y no viven sino en cuanto consienten en ahogar la verdad reveladora de que son mensajeros, de cuya pena mueren. Los carrua- jes se agolpan a las puertas anchas de la solemne casa de las lec- turas. Tal dama lleva un lirio, que es símbolo de los reformistas. Todas han hecho gala de elegancia y riqueza en el vestir. Como los estetas, que son en Inglaterra los renovadores del arte, quieren que sean siempre armónicos los colores que se junten en la orna- mentación o en los vestidos, el escenario es simple y nítido. Una silla vacía, de alto espaldar y gruesos brazos, como nues- tras sillas de coro, espera al poeta. De madera oscura es la silla y de marroquí oscuro su respaldo y su asiento. De castaño más sual ve es el lienzo que ocupa la pared del fondo. Junto a la silla, una mesa elegante sostiene una artística jarra, en que brilla, como luz presa, el agua pura. iVed a Oscar Wilde! No viste como todos vesti- mos, sino de singular manera. Ya enuncia su traje el delecto de su propaganda, que no es tanto crear lo nuevo, de lo que no se siente capaz, como resucitar lo antiguo. El cabello le cuelga cual el de los caballeros de Elizabeth de Inglaterra, sobre el cuello y los hombros; el abundoso cabello, partido por esmerada raya hacia la mitad de la frente. Lleva frac negro, chaleco de seda blanco, calzón corto y holgado, medias largas de seda negra, y zapatos de hebilla. El cuello de su camisa es bajo, como el de Byron, sujeto por caudalosa corbata de seda blanca, anudada con abandono. En la resplandeciente pechera luce un botón de brillantes, y del chale- co le cuelga una artística leopoldina. Que es preciso vestir bella- mente, y él se da como ejemplo. Sólo que el arte exige en todas sus obras unidad de tiempo, y hiere los ojos ver a un galán gastar chupilla de esta época, y pantalones de la pasada, y cabello a lo Cromwell, y leontinas a lo petimetre de comienzos de este siglo. Brilla en el rostro del poeta joven honrada nobleza. Es mesurado en el alarde de su

Page 252: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

extravagancia. Tiene respeto a la alteza de sus miras, e impone con ellas el respeto de sí. Sonríe como. quien est$ seguro de sí mismo. E1 auditorio, que es granado, cuchichea. <Que dice el poeta? Dice que nadie ha de intentar definir la belleza, luego de que Goethe la ha definido; que el gran renacimiento inglés en este siglo une al amor de la hermosura griega, la pasión por el renacimiento italiano, y el anhelo de aprovechar toda la belleza que ponga en sus obras ese espíritu moderno; dice que la escuela nueva ha brota- do, como la armoniosa eufonía del amor de Fausto y Helena de Troya, del maridaje del espíritu de Grecia, donde todo fue bello, y el individualismo ardiente, inquisidor y rebelde de los modernos ro- mánticos. Homero precedió a Fidias; Dante precedió a la renovación maravillosa de las artes de Italia; los poetas siempre preceden. Los prerrafaelistas, que fueron pintores que amaron la belleza real, na- tural y desnuda, precedieron a los estetas que aman la belleza de todos los tiempos, artística y culta. Y Keats, el poeta exuberante .y plástico, precedió a los prerrafaelistás. Querían estos sectarios oe !os modos de pintar usados por 10s predecesores 4el melodioso I? a- fael, que hiciesen a un lado los pintores cuanto sabían del arte y venían enseñando los maestros y con la paleta llena de colores, se diesen a copiar los objetos directamente de la Naturaleza. Fueron sinceros hasta ser brutales. Del odio a la convención de los demás, cayeron en la convención propia. De su desdén de las reglas exce- sivas, cayeron en el desdén de toda regla. Mejorar no puede ser vol- ver hacia atrás; pero los prerrafaelistas, ya que fueron incapaces de fundar, volcaron al menos ídolos empolvados. Tras de ellos, y en gran parte merced a ellos, empezaron a tenerse por buenas en In- 294 losé Martí OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 295 glaterra la libertad y la verdad del arte. “No preguntéis a los in- gleses- decía Oscar Wilde- quiénes fueron aquellos beneméritos prerrafaelistas: no saber nada de sus grandes hombres es uno de los requisitos de la educación inglesa. Allá en 1847, se reunían los ad- miradores de nuestro Keats para verle sacudir de su lecho de piedra la poesía y la pintura. Pero hacer esto es perder en Inglaterra todos sus derechos de ciudadano. Tenían lo que los ingleses no perdonan jamás que se tenga: juventud, poder y entusiasmo. Los satirizaron, porque la sátira es el homenaje que la

Page 253: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

medianía celosa paga siem- pre al genio, lo que debía tener muy contento de sí a los reformado- res, porque estar en desacuerdo con las tres cuartas partes de los ingleses en todos los puntos es una de las más legítimas causas de propia satisfacción, y debe ser una ancha fuente de consuelos en los momentos de desfallecimiento espiritual.” Oíd ahora a Wilde hablar de otro armoniosísimo poeta, William Morrís, que escribió El paraiso terrenal, y hacía gala de su belleza suma y condición sonora de su- 5 versos, vibrantes y transparentes como porcelana japonesa. Oíd a Wilde decir que Morris creyó que copiar de muy cerca a la Naturaleza es privarla de lo que tiene de más bello, que es el vapor, que a modo de halo luminoso, se desprende de sus obras. Oídle decir que a Morris deben las letras de Inglaterra aquel modo preciso de dibujar las imágenes de la fantasía en la mente y en el verso, a tal punto, que no conoce poeta alguno inglés que haya excedido, en la frase nítida y en la imagen pura, a Morris. Oídle recomendar la práctica de Teófilo Ciautier, que creía que no había libro más digno de ser leído por un poeta que el diccionario. “Aquellos reformadores- decía Wilde- venían cantando cuanto hallaban de hemoso, ya en su tiempo, ya en cualquiera de los tiempos de la tierra.” Querían decirlo todo, pero decirlo be- llamente. La hermosura era el único freno de la libertad. Les guiaba el profundo amor de lo perfecto. No ahogaban la inspiración, sino le ponían ropaje bello. No que- rían que fuese desordenada por las calles, ni vestida de mal gusto, sino bien vestida. Y decía Wilde: “No queremos cortar las alas a los poetas, sino que nos hemos habituado a contar sus innumerables pul- saciones, a calcular su fuerza ilimitada, a gobernar su libertad in- gobernable. Cántelo todo el bardo, si cuanto canta es digno de sus versos. Todo est2 presente ante el bardo. Vive de espíritus, que no perecen. No hay para él forma perdida, sí asunto caducado. Pero el poeta debe, con la calma de quien se siente en posesión del secre- to de la belleza, aceptar lo que en los tiempos halle de irreprocha- blemente hermoso, y rechazar lo que no ajuste a su cabal idea de la hermosura. Swinburne, que cs también gran poeta inglés, cuya imaginación inunda de riquezas sin cuento sus rimas musicales dice que el arte es la vida misma, y que el arte no sabe nada de la muerte. No desdeñemos lo antiguo, porque acontece que lo antiguo

Page 254: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

refleja de modo perfecto lo presente, puesto que la vida, varia en formas, es perpetua en su esencia, y en lo pasado se la ve sin esa ‘bruma de familiaridad’ o de preocupación que la anubla para los que vamos existiendo en ella. Mas no basta la elección de un ade- cuado asunto para conmemorar las almas: no es el asunto pintado en un lienzo lo que encadena a él las miradas, sino el vapor del alma que surge del hábil empleo de los colores. Así el poeta, para ser su obra noble y durable, ha de adquirir ese arte de la mano, meramente técnico, que da a sus cantos ese perfume espiritual que embriaga a los hombres. iQué importa que murmuren los críticos. El que puede ser artista no se limita a ser crítico, y los artistas, que el tiempo confirma, sólo son comprendidos en todo su valer por los artistas. Nuestro Keats decía que sólo veneraba a Dios, a la memoria de los grandes hombres y a la belleza. A eso venimos los estetas: a mostrar a los hombres la utilidad de amar la belleza, a excitar al estudio de los que la han cultivado, a avivar el gusto por lo perfecto, y el aborrecimiento de toda fealdad; a poner de nue- vo en boga la admiración, el conocimiento y la práctica de todo lo que los hombres han admirado como hermoso. Mas, ¿de qué vale que ansiemos coronar la forma dramática que intentó nuestro poeta Shelley, enfermo de amar al cielo en una tierra donde no se le ama? ;De qué vale que persigamos con ahinco la mejora de nuestra poe- sía convencional y de nuestras artes pálidas, el embellecimiento de nuestras casas, la gracia y propiedad de nuestros vestidos? No puede haber gran arte sin una hermosa vida nacional, y el espíritu co- mercial de Inglaterra la ha matado. No puede haber gran drama sin una noble vida nacional, y esa también ha sido muerta por el espiritu comercial de los ingleses.” Aplausos calurosos animaron en este enérgico pasaje al generoso lector, objeto visible de la cu- riosidad afectuosa de su auditorio. Y decía luego Oscar Wilde a los norteamericanos: “Vosotros, tal vez, hijos de pueblo nuevo, podréis lograr aquí lo que a nosotros nos cuesta tanta labor lograr allá en Bretaña. Vuestra carencia de viejas instituciones sea bendita, porque es una carencia de trabas; no te- néis tradiciones que os aten ni convenciones seculares e hipócritas con que os den los críticos en rostro. No os han pisoteado genera- ciones hambrientas. No estáis obligados a imitar perpetuamente

Page 255: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

un tipo de belleza cuyos elementos ya han muerto. De vosotros puede surgir el esplendor de una nueva imaginación y la maravilla de alguna nueva libertad. Os falta en vuestras ciudades, como en vues- tra literatura, esa flexibilidad y gracia que da la sensibilidad a la belleza. Amad todo lo bello por el placer de amarlo. Todo reposo y toda ventura vienen de eso. La devoción a la belleza y a la crea- ción de cosas bellas es la mejor de todas las civilizaciones: ella hace de la vida de cada hombre un sacramento, no un número en los libros de comercio. La belleza es la única cosa que el tiempo no acaba. Mueren las filosofías, extinguense los credos religiosos; pero lo que es bello vive siempre, y es joya de todos los tiempos, 296 Jose’ Martí alimento de todos y gala eterna. Las guerras vendrán a ser meno- res cuando los hombres amen con igual intensidad las mismas cosas, cuando los una común atmósfera intelectual. Soberana poderosa es aun, por la fuerza de las guerras, Inglaterra; y nuestro renacimiento quiere crearle ta] soberania, que dure, aun cuando ya sus leopardos amarillos estén cansados del fragor de los combates, y no tiña ]a rosa de SU escudo la sangre derramada en las batallas. Y vosotros también, americanos, poniendo en el corazón de este gran pueblo este espíritu artístico que mejora y endulza, crearéis, para vosotros mismos tales riquezas, que os harán olvidar, por pequeñas estas que gozáis ahora, por haber hecho de vuestra tierra una red de ferro- carriles, y de vuestras bahías el refugio de todas las embarcaciones que surcan los mares conocidos a los hombres.” Esas nobles y juiciosas cosas dijo en Chickering Hall el joven bardo inglés, de luenga cabellera y calzón corto. Mas, ¿qué evan- gelio es ese, que ha alzado en torno de los evangelistas tanta grita? Esos son nuestros pensamientos comunes: con esa piedad vemos no- sotros las maravillas de las artes; no la sobra, sino la penuria, del espíritu comercial hay en nosotros. <Qué peculiar grandeza hay en esas verdades, bellas, pero vulgares y notorias, que, \* stido con ese extraño traje, pasea Oscar Wilde por Inglaterra y loa Estados Unidos? iSerá maravilla para los demás lo que ya para nosotros es código olvidado? CSerá respetable ese atrevido mancebo, o será ri- dículo? ]Es respetable! Es cierto que, por temor de parecer presun- tuoso, o por pagarse más de] placer de la contemplación de las cosas bellas, que del poder moral

Page 256: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

y fin trascendental de la belleza, no tuvo esa lectura que extractamos aquella profunda mira y dilatado alcance que placerían a un pensador. Es cierto que tiene algo de infantil predicar reforma tan vasta, aderezado con un traje extra- vagante que no añade nobleza ni esbeltez a la forma humana, ni es más que una tímida muestra de odio a ios vulgares hábitos corrientes. Es cierto que yerran los estetas en buscar, con peculiar amor, en la adoración de lo pasado y de ío extraordinario de otros tiempos, el secreto del bienestar espiritual en 10 porvenir. Es cierto que de- ben los reformadores vigorosos perseguir el daño en la causa que lo engendra, que es el excesivo amor al bienestar físico, y no en el desamor del arte, que es su resultado. Es cierto que en nuestras tierras luminosas y fragantes tenemos como verdades trascendenta- les esas que ahora se predican a los sajones como reformas sorpren- dentes y atrevidas. Mas, jcon qué amargura no se ve ese hombre jo- ven; cómo parece aletargado en los hijos de su pueblo ese culto ferviente de lo hermoso, que consuela de las más grandes angustias y es causa de placeres inefables! iCon qué dolor no ha de ver perdi- da para la vida permanente ia tierra en que nació, que paga culto a ídolos perecederos! iQué energía no ha menester para sofocar la censura de dibujantes y satirices que viven de halagar los gustos OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 297 de un público que desama a quien le echa en cara sus defectos! iQué vigor y qué pujanza no son precisos para arrostrar la cólera temible y el desdén rencoroso de un pueblo frío, hipócrifa y calcu- lador! ;Qué alabanza no merece, a pesar de su cabello luengo y SUS calzones cortos, ese gallardo joven que intenta trocar en sol de ra- yos vívidos, que hiendan y doren la atmósfera, aquel opaco globo carmesí que alumbra a !os melancólicos ingleses! El amor al arte aquilata al alma y la enaltece: un bello cuadro, una límpida estatua, un juguete artístico, una modesta flor en lindo vaso, pone sonrisas en los labios donde morían tal vez, pocos momentos ha, las lágri- mas, Sobre el placer de conocer lo hermoso, que mejora y fortifica, está el placer de poseer lo hermoso, que nos deja contentos de no- sotros mismos. Alhajar la casa, colgar de cuadros las paredes, gustar de ellos, estimar sus méritos, platicar de sus bellezas, son goces nobles que dan valía a ]a vida, distracción a la mente y alto empleo al espíritu. Se siente correr por las venas una

Page 257: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

savia nueva cuando se contempla una nueva obra de arte. Es como tener de presente lo venidero. Es como beber en copa de Cellini la vida idea]. Y iqué pueblo tan rudo aquel que mató a Byron! ]Qué pueblo tan necio, como hecho de piedra, aquel que segó los versos en los labios juveniles del abundoso Keats! El desdén inglés hiela, como hiela los ríos y los lagos ingleses el aire frío de las montañas. El desdén cae como saeta despedida de labios fríos y lívidos. Ama el ingenio, que complace; no el genio, que devora. La luz excesiva le daña, y ama la luz tibia. Gusta de 1.0s poetas elegantes, que le hacen sonreír; no de los poetas geniosos, que le hacen meditar y padecer. Opone siempre las costumbres, como escudo ferrado, a toda voz briosa que venga a turbar el sueño de su espíritu. A ese escudo lanzan sus clavas los jóvenes estetas; con este escudo intentan los críticos ahogar en estos labios ardientes las voces generosas. Selló ese escudo, antes que la muerte, los labios de Keats. De Keats viene ese vigoroso aliento poético, que pide para el verso música y espíritu, y para el ennoblecimiento de la vida el culto al arte. De Keats vino a los bardos de Inglaterra aquel sutil y celoso amor de la forma, que ha dado a los sencillos pensamientos griegos. En Keats nace esa lucha dolorosa de los poetas ingleses, que lidian, como contra ejército invencible, por despertar el amor de la belleza impalpable y de las dulces vaguedades espirituales en un pueblo que rechaza todo lo que hiera, y no adule o adormezca sus sentidos. iAdónde ha de ir en aquella tierra un poeta sino al fondo de sí mismo? eQué ha de hacer, sino plegarse en su alma, como violeta herida de casco de caba! lo? En Keats, las ideas, como agua de mar virgen, se des- bordaban de las estrofas aladas y sonantes. Sus imágenes se atro- pellaban, como en Shakespeare; sólo que Shakespeare las domaba y j, ugueteaba con ellas; y Keats era a veces arrebatado por sus imagenes. Aquel sol interior calcinó el cuerpo. Keats, que adoraba la belleza, fue a morir a su templo: a Roma. iPuede su fervoroso dis- 298 losé Martí cfpulo, que con desafiar a sus censores da pruebas de majestuosa entereza, y con sus nobles versos invita a su alma a abandonar el mercado de las virtudes, y cultivarse en triste silencio, avivar en su nación preocupada y desdeñosa el amor al arte, fuente de encantos reales y de consuelos con que reparar al espíritu acongojado de las amarguras que acarrea la vida! El

Page 258: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Almendares, La Habana, enero de 1882. La Nación, Buenos Aires, 10 de diciembre de 1882 0. C., t. 15, p. 361.368. LONGFELLOW LONGFELLOW HA MUERTO.- SU MUERTE, SUS VERSOS, SU VIDA.- URNAS SONORAS Nueva York, 1 de abril de 1882 Señor Director de La Opinión Nacional: Ya, como vaso. frío, duerme en la tierra el poeta celebrado. Ya no mirará más desde los cristales de su ventana los niños que ju- gaban, las hojas que revoleteaban y caían, los copos de nieve que fingían en el aire danza jovial de mariposas blancas; los árboles abatidos, como por el pesar los hombres, por el viento, y el sol claro, que hace bien al alma limpia, y esas leves pasiones de alas tenues que los poetas divisan en los aires, y esa calma solemne, que como vapor de altar inmenso, flota, a manera de humo, sobre los montes azules, los llanos espigados y los árboles coposos de la tierra. Ya ha muerto Longfellow. iOh, cómo acompañan, los buenos poetas! iQué tiernos amigos, esos a quienes no conocemos! iQué be- nefactores, esos que cantan cosas divinas y consuelan! fSi hacen llorar, cómo alivian¡ Si hacen pensar, cómo empujan y agrandan! Y, si están tristes, fcómo pueblan de blandas músicas los espacios del alma, y tañen en los aires, y le sacan sones, como si fuera el aire lira, y ellos supieran el hermoso secreto de tañerla! La vida, como un ave que se va, dejó su cuerpo. Le vistieron de ropas negras. Le arreglaron la blanca b& ba, ondeante sobre el pe- cho. Le besaron la mano generosa. Miraron tristemente, como quien ve un templo vacío, su frente alta. Le acostaron en su ataúd de paño. Le pusieron en él un ramo humilde de flores campestres. Y abrieron, bajo la copa de un álamo majestuoso, un hueco en tierra. Y allí duerme. Y fqué hermoso fue en vida! Tenía aquella mística hermosura de los hombres buenos; el color sano de los castos; la arrogancia magnifica de los virtuosos; la bondad de los grandes, la tristeza de los vivos, y aquel anhelo de la muerte, que hace la vida bella. Era su pecho ancho, su andar seguro, su cortesía real, su rostro íne- 300 JOSC hfarti OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 301 fable, su mirada fogosa y acariciadora. Había vivido entre literatu- ras, y sido quien era, lo que es mérito grande. Le sirvieron sus estudios, como de crisol, que es de lo que han de servir, y no de grillos, como sirven a otros. Tanta era su luz propia, que no pudie- ron cegarla reflejos de otras luces. Fue de los que dan de si, y no de los que

Page 259: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

toman de otros. Le graznaron cuervos, que graznan siempre a las águilas. Le mordieron los envidiosos, que tienen dien- tes verdes. Pero los dientes no hincan en la luz. El anduvo sereno, propagando paz, seiialando bellezas, que es modo de apaciguar; mirando ansiosamente el aire vago, puestos los ojos en las altas nu- bes y en los montes altos. Veía a la tierra, donde se trabaja, her- mosa; y la otra tierra, donde tal vez se trabaja también, más her- mosa todavía. No tenía ansia de reposar, porque no estaba cansado; pero como había vivido tanto, tenía ansia de hijo que ha mucho tiempo no ve a su madre. Sentía a veces una blanda tristeza, como quien ve a lo lejos, en la sombra negra, rayos de luna, y otras veces, prisa de acabar, o duda de la vida posterior, o espanto de conocerse, le llenaban de relámpagos los ojos. Y luego sonreia, como quien se vence. Parecía un hombre que había domado a un águila. Son sus versos como urnas sonoras, y como estatuas griegas. Parecen al ojo frívolo, pequeííos, como parece de primera vez todo lo grande. Mas luego surge de ellos, como de las estatuas griegas, ese suave encanto de la proporción y la armonía. Y no batallan en lo hondo de esas urnas ángeles rebeldes en nubes encendidas; ni se escapan de ellas lamentos alados, que vuelan como cóndores heridos, lúgubre la mirada, llameante el pecho rojo; ni sobre rosas muelles se tienden, descuidados, al son de los blandos besos y la amable avena, los tiernos amadores; sino que es su poesía vaso de mirra, de donde asciende en humo fragante, como en homenaje a lo alto, la esencia humana. Hizo el poeta canoso versos varios, y supo de finlandeses y noruegos, y de estudiantes salmantinos, y de monjas moravas, y de fantasmas suecos, y de cosas de la colonia pintoresca, y de la América salvaje. Pero estos ocios de la mente que son bellos, no copian bien el alma del poeta, ni son su obra real, sino aquellos vagares de sus ojos y efluvios de su espíritu, y luengos y ternísimos coloquios con la solemne naturaleza, que era como la desposada de este amante, y se ponía para él sus galas ri- cas, y le mostraba, confiado en su amor, los tesoros de su magnífica hermosura. Y de sus labios, hechos a! canto, fluían entonces versos armoniosos. Así miraba, desde los cristales de su ventana, la tarde oscura, no como quien teme a la noche, sino qu: en aguarda a su perezosa desposada. Y le parecían los niños flores, y las niñas

Page 260: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

rosas, y él era para ellos muro viejo, por el que trepaban alegres las rosas y las flores. Le sobrecogia como a onda mísera, el miedo de perder- se en el mar inmenso como onda, y se rebelaba, y se preguntaba cuál era entonces la utilidad de tanta pena y la razón de tanto bárbaro martirio, pero tenía piedad de sí, y de los demás, y no contaba estos dolores a los hombres. Quería que se viviese como Héctor, y no como Paris, que se viviera sin ira, y con agradecimiento; y que se supiese cuánto hay de hermoso en el dolor, y en la muerte, y en ei trabajo. No incitaba a los humanos a cóleras estériles, sino al bra- vo cultivo de sí mismos. Creyó que, puesto que se tiene alma, ha de vivirse de ella, y no de vanidad, ni’ de comprar ni vender goces, por cuanto no es goce el que se compra o vende. Veía la vida como monte, y el estar en ella como la obligación de llevar un estandarte blanco a la cima del monte. Y vivió en paz, fuera de los mercados bulliciosos, donde los árboles rumoreaban y trabajaba a la sombra de un castaño un herrero robusto, y volaban, como las hebras rubias del maíz tierno, las chispas de la fragua, y se paraban a verlas, como pensativos, parvadas de escolares, pequeñuelos. Y ha muerto ahora serenamente, cual se hunde en el mar la honda. Los niños llevan su nombre; está vacío el sillón alto, hecho del castaño del herrero, que le regalaron, muy labrado y mullido, los niños amoro- sos; anda con son pausado el reloj rudo, que sobrevive al artífice que lo hizo, y al héroe que midió en él la hora de las batallas, y al poeta que lo celebró en sus cantos; y cuando, más como voz de ven- ganza, que como palabra de consuelo, sonaron sobre la fosa, abierta aún, aquellos sones religiosos, saimodiados tristísimamente por el hermano del poeta, que dicen que se vino del polvo y al polvo se vuelve, parecía que la naturaleza descontenta en cuyo seno posaba ya su arnado, enviaba el aire recio que abatía sobre la tumba fresca el ramaje del álamo umbroso, y que decía el viento en las ramas, como consuelo y como promesa, los nobles versos de Longfellow, en que cuenta que no se dijo lo de la vuelta al polvo para el alma. Y echaron tierra en la fosa, y cayó nieve, y volvieron camino a la ciudad, mudos y tímidos, el poeta Holmes, el orador Curtís, el no- velista Howells; Luis Agassiz, hijo del sabio que lo fue de veras porque no fue para él el cuerpo, como para tantos otros, velo del alma, y el tierno Whittier, y Emerson, trémulo, jen cuyo

Page 261: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

rostro enjuto ya se pinta ese solemne y majestuoso recogimiento del que siente que ya se pliega su cabeza del lado de la almohada des- conocida. La Opinión Nacional, Caracas, Il de abril de 1882. 0. C., t. 13, p. 228- 231. OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 303 EMERSON MUERTE DE EMERSON.- EL GRAN FILOSOFO AMERICANO HA MUERTO.- EMERSON FILOSOFO Y POETA.- SU VIDA PURA.- SU ASPECTO.- SU MENTE. SU TERNURA Y SU COLERA.- SU CASA EN CONCORD.- EXTASIS:- SUMA- DE hERITOS:- SU .METODO.- SU FILOiSOkIA.- SU LIBRO EXTRAORDINARIO: NATURALEZA.-¿ QUE ES LA VIDA?- <QUE SON LAS CIENCIAS?-¿ QUE ENSERA LA NATURALEZA?.- FILOSOFIA DE LO SOBREHUMANO Y LO HUMANO.- LA VIRTUD, OBJETO FINAL DEL UNIVERSO- SU MODO DE ESCRIBIR.- SUS MARAVILLOSOS VERSOS Tiembla a veces la pluma, como sacerdote capaz de pecado que se cree indigno de cumplir su ministerio. El espíritu agitado vuela a lo alto. Alas quiere que lo encumbren, no pluma que lo taje y moldee como cincel. Escribir es un dolor, es un rebajamiento: es como uncir cóndor a un carro. Y es que cuando un hombre grandio- so desaparece de la tierra, deja tras de sí claridad pura, y apetito de paz, y odio de ruidos. Templo semeja el Universo. Profanación el comercio de la ciudad, el tumulto de la vida, el bullicio de los hombres. Se siente como perder de pies y nacer de alas. Se vive como a la luz de una estrella, y como sentado en llano de flores blancas. Una lumbre pálida y fresca llena la silenciosa inmensa atmósfera. Todo es cúspide, y nosotros sobre ella. Está la tierra a nuestros pies, como mundo lejano y ya vivido, envuelto en sombras. Y esos carros que ruedan, y esos mercaderes que vocean, y esas altas chimeneas que echan al aire silbos poderosos, y ese cruzar, cara- colear, disputar, vivir de hombres, nos parecen en nuestro casto refugio regalado, los ruidos de um ejército bárbaro que invade nues- tras cumbres, y pone el pie en sus faldas, y rasga airado la gran sombra, tras la que surge, como un campo de batalla colosal, donde guerreros de piedra llevan coraza y casco de oro y lanzas rojas, la ciudad tumultuosa, magna y resplandeciente. Emerson ha muerto: y se llenan de dulces lágrimas los ojos. No da dolor sino celos. No llena el pecho de angustia, sino de ternura. La muerte es una vic- toria, y cuando se ha vivido bien, el féretro es un carro de triunfo. El llanto es

Page 262: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

de placer, y no de duelo, porque ya cubren hojas de rosas las heridas que en las manos y en los pies hizo la vida al muerto. La muerte de un justo es una fiesta, en que la tierra toda se sienta a ver cómo se abre el cielo. Y brillan de esperanza los rostros de los hombres, y cargan en sus brazos haces de palmas, con que alfombran la tierra, y con las espadas de combate hacen en lo alto bóveda para que pase bajo ellas, cubierto de ramas de roble y viejo heno, el cuerpo del guerrero victorioso. Va a reposar, el que lo dio todo de sí, e hizo bien a los otros. Va a trabajar de nuevo, el que hizo mal su trabajo en esta vida. iY los guerreros jóvenes, luego de ver pasar con ojos celosos, al vencedor magno, cuyo cadáver tibio brilla con toda la grandeza del reposo, vuelven a la faena de los vivos, a merecer que para ellos tiendan palmas y hagan bóvedas! ¿Que quién fue ese que ha muerto? Pues lo sabe toda la tierra. Fue un hombre que se halló vivo, se sacudió de los hombros todos esos mantos y de los ojos todas esas vendas, que los tiempos pasa- dos echan sobre los hombres, y vivió faz a faz con la naturaleza, como si toda la tierra fuese su hogar; y el sol su propio sol, y él patriarca. Fue uno de aquellos a quienes la naturaleza se revela, y se abre, y extiende los múltiples brazos, como para cubrir con ellos el cuerpo todo de su hijo. Fue de aquellos a quienes es dada la ciencia suma, la calma suma, el goce sumo. Toda la naturaleza palpitaba ante él, como una desposada. Vivió feliz porque puso sus amores fuera de la tierra. Fue su vida entera el amanecer de una noche de bodas. iQué deliquios, los de su alma! iQué visiones. las de sus ojos! iQué tablas de leyes, sus libros! Sus versos, iqué vue- los de ángeles! Era de niño, tímido y delgado, y parecía a los que le miraban, águila joven, pino joven. Y luego fue sereno, amable y radiante, y los niños y los hombres se detenían a verle pasar. Era su paso firme, de aquel que sabe adonde ha de ir; su cuerpo alto y endeble, como esos árboles cuya copa mecen aires puros. El rostro era enjuto, cual de hombre hecho a abstraerse, y a ansiar salir de sí. Ladera de montaña parecía su frente. Su nariz era como la de las aves que vuelan por cumbres. Y sus ojos, cautivadores, como de aquel que está lleno de amor, y tranquilos, como de aquel que ha visto lo que no se ve. No era posible verle sin desear besar su frente. Para Carlyle, el gran filósofo in Iés, que se revolvió contra la tierra con brillo y fuerza de Satán, ue la visita de Emer- P

Page 263: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

son, “una visión celeste”. Para Whitman, que ha hallado en la natu- raleza una nueva poesía, mirarle era “pasar hora bendita”. Para Estedman, crítico bueno, “había en el pueblo del sabio una luz blan- ca”. A Alcott, noble anciano juvenil, que piensa y canta, parece “un infortunio no haberle conocido”. Se venía de verle como de ver un monumento vivo, o un ser sumo. Hay de esos hombres mon- tañosos, que dejan ante si y detrás de sí, llana la tierra. El no era familiar, pero era tierno, porque era la suya imperial familia cuyos miembros habían de ser todos emperadores. Amaba a sus amigos como a amadas; para él la amistad tenía algo de la solemnidad del crepúsculo en el bosque. El amor es superior a la amistad en 304 José Martí que crea hijos. La amistad es superior al amor, en que no crea deseos, ni la fatiga de haberlo satisfecho, ni el dolor de abandonar el templo de los deseos saciados por el de los deseos nuevos. Cerca de él, había encanto. Se oía su voz, como la de un mensajero de lo futuro, que hablase de entre nube luminosa. Parecía que un impal- pable lazo, hecho de luz de luna, ataba a los hombres que acudían en junto a oírle. Iban a verle los sabios, y salían de verle como regocijados. y como reconvenidos. Los jóvenes andaban ltiengas le- guas a pie por verle, y él recibía sonriendo a los trémulos peregri- nos, y les hacía sentar en torno a su recia mesa de caoba, llena de grandes libros, y les servía, de pie como un siervo, buen jerez viejo. iY le acusan, de entre los que leen y no lo entienden, de poco tierno, porque hecho al permanente comercio con lo grandioso, veía pequeño lo suyo personal, y cosa de accidente, y ni de esencia, que no merece ser narrada! iFrinés de la pena son esos poetíllos jeremíacos! iA hombre ha de decirse lo que es digno del hombre, y capaz de exaltarlo! iEs tarea de hormigas andar cortando en ri- mas desmayadas dolorcillos propios! El dolor ha de ser pudoroso. Su mente era sacerdotal; su ternura, angélica; su cólera, sagrada. Cuando vio hombres esclavos, y pensó en ellos, habló de modo que pareció que sobre las faldas de un nuevo monte bíblico se rompían de nuevo en pedazos las Tablas de la Ley. Era moisíaco su enojo. Y se sacudía así las pequeñeces de la mente vulgar, como se sacude un león, tábanos. Discutir para él era robar tiempo al descubrimiento de la verdad. Como decía lo que veía, le irritaba que pusiesen en duda lo que decía. No era cólera

Page 264: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

de vanidad, sino de sinceridad. iCómo había de ser culpa suya que los demás no poseyesen aquella luz esclarecedora de sus ojos? ~NO ha de negar la oruga que el águila vuela? Desdeñaba la argucia, y como para él lo extraordinario era lo común, se asombraba de la necesidad de demostrar a los hom- bres lo extraordinario. Si no le entendían, se encogía de hombros: fa naturaleza se lo había dicho: él era un sacerdote de la naturaleza. El no fingía revelaciones; él no construía mundos mentales; él no ponía voluntad ni esfuerzo de su mente en lo que en prosa o en verso escribía. Toda su prosa es verso. Y su verso y su prosa, son como ecos. El veía detrás de sí al Espíritu creador que a través de él hablaba a la naturaleza. El se veía como pupila transparente que lo veía todo, lo reflejaba todo, y sólo era pupila. Parece lo que escribe trozos de luz quebrada que daban en él, y bañaban su alma, y la embriagaban de la embriaguez que da la luz, y salían de él. eQué habían de parecerle esas mentecillas vanidosas que andan montadas sobre convenciones, como sobre zancos? ¿Ni esos hombres indignos, que tienen ojos y no quieren ver? ¿Ní esos perezosos u hombres de rebaño, que no usan de sus ojos, y ven por los de otro? CNi esos seres de barro, que andan por fa tierra amoldados por sas- tres, y zapateros, y sombrereros, y esmaltados por joyeros, y dotados de sentidos y de habla y de no más que esto? ¿Ni esos pomposos OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 305 fraseadores, que no saben que cada pensamiento es un dolor de la mente, y lumbre que se enciende con olio de la propia vida, y cús- pide de monte? Jamás se vio hombre alguno más libre de la presión de los hom- bres, y de la de su época. Ni el porvenir le hizoetemblar, ni le cegó al pasarlo. La luz que trajo en sí le sacó en salvo de este viaje por las ruinas, que es la vida. El no conoció límites ni trabas. Ni fue hombre de su pueblo, porque lo fue del pueblo humano. Vio la tierra, la halló inconforme a sí, sintió el dolor de responder las pre- guntas que los hombres no hacen, y se plegó en sí. Fue tierno para los hombres, y fiel a sí propio. Le educaron para que enseñara un credo, y entregó a los crédulos su levita de pastor, porque sintió que llevaba sobre los hombros el manto augusto de la naturaleza. No obedeció a ningún sistema, lo que fe parecía acto de ciego y de siervo; ni creó ninguno, lo que le parecia acto de mente flaca, baja y envidiosa. Se

Page 265: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

sumergió en la naturaleza, y surgió de ella radiante. Se sintió hombre, y Dios, por serlo. Dijo lo que vio; y donde no pudo ver, no dijo. Reveló lo que percibió, y veneró lo que no podía percibir. Miró con ojos propios en el Universo, y habló un lenguaje propio. Fue creador, por no querer serlo. Sintió gozos divinos, y vivió en comercios deleitosos, y celestiales. Conoció la dulzura inefable del éxtasis. Ni alquiló su mente, ni su lengua, ni su conciencia. De él, como de un astro, surgía luz. En él fue enteramente digno el ser humano. Así vivió; viendo lo invisible y revelándolo. Vivía en ciudad sa- grada, porque allí, cansados los hombres de ser esclavos, se deci- dieron a ser libres, y puesta la rodilla en tierra de Concord, que fue el pueblo del sabio, dispararon la bala primera, de cuyo hierro se ha hecho este pueblo, a los ingleses de casaca roja. En Concord vivía, que es como Túsculo, donde viven pensadores, eremitas y poetas. Era su casa, como él, amplia y solemne, cercada de altos pinos como en símbolo de! dueño, y de umbrosos castaños. En el cuarto del sabio, los libros no parecían libros, sino huéspedes: todos llevaban ropas de familia, hojas descoloridas, lomos usados. El lo leía todo, como águila que salta. Era el techo de la casa alto en el centro, cual morada de aquel que vivía en permanente vuelo a lo alto. Y salían de la empinada techumbre penachos de humo, como ese vapor de ideas que se ve a veces surgir de una gran frente pensativa. Allí leía a Montaigne, que vio por sí, y dijo cosas ciertas; a Swedenborg el mistico, que tuvo mente oceánica; a Plotino, que buscó a Dios y estuvo cerca de hallarlo; a los hindús, que asisten trémulos y sumisos a la evaporación de su propia alma, y a Platón, que vio sin miedo, y con fruto no igualado, en la mente divina. 0 cerraba sus libros, y los ojos del cuerpo, para darse el supremo regalo de ver con el alma. 0 se paseaba agitado e inquieto, y como quien va movido de voluntad que no es la suya, y llameante, cuando, ganosa de expresión precisa, azotaba sus labios, como presa entre 306 brefias que pugna por abrirse paso al aire, una idea. 0 se sentaba íatigado, y sonreía dulcemente, como quien ve cosa solemne, y aca- ricia agradecido su propio espíritu que la halla. iOh, qué fruición, pensar bien! iY qué gozo, entender !os objetos de la vida! --; gozo de monarca!--- Se sonríe a la aparición de una verdad, como a la de una hci- mosísima doncella. Y, se tiembia, como

Page 266: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

en un misterioso desposorio. La vida que suele ser terrible, suele ser inefable. Los goces comunes son dotes de bellacos. La vida tiene goces suavísimos, que viene de amar y de pensar. Pues ¿quE nubes hay más bellas en el cielo que las que se agrupan, ondean y ascienden en el alma dc un padre que mira a su hijo? Pues <qué ha de envidiar un hombre a la santa mujer, no porque sufre, ni por- que alumbre, puesto que un pensamiento, por lo que tortura antes de nacer, y regocija después de haber nacido, es un hijo? La hora del conocimiento de la verdad es embriagadora y augusta. No se siente que se sube, sino que se reposa. Se siente ternura filia1 y confusión en el padre. Pone el gozo en los ojos hrillo extremo; en el alma. calma; en la mente, alas blandas que acarician. iEs como sentirse el cráneo poblado de estrellas: bóveda interior! silenciosa y vasta, que ilumina en noche solemne la mente tranquila! Magní- fico mundo. Y luego que se viene de él, se aparta con la mano blandamente, como con piedad de lo pequeño, y ruego de que no perturbe el recogimiento sacro, todo lo que ha sido obra de hombre. Uvas secas parecen los libros que poco ha parecian montes. Y los hombres, enfermos a quienes se trae cura. Y parecen los árboles, y las montañas, y el cielo inmenso, y el mar pujante, como nuestros hermanos, o nuestros amigos. Y se siente el hombre un tanto crea- dor de la naturaleza. La lectura estimula, enciende, aviva, y es como soplo de aire fresco sobre la hoguera resguardada, que se lleva las cenizas, y deja al aire el fuego. Se lee lo grande, y si se es capaz de lo grandioso, se queda en mayor capacidad de ser grande. Se despierta el león noble, y de su melena, robustamente sacudida, caen pensamientos como copos de oro. Era veedor sutil, que veía cómo el aire delicado se transformaba en palabras melodiosas y sabias en la garganta de los hombres, y escribía como veedor, y no como meditador. Cuanto escribe, es máxima. Su pluma no es pincel que diluye, sino cincel que esculpe y taja. Deja la frase pura, como deja el buen escultor la linea pura. Una palabra innecesaria le parece una arruga en el contorno. Y al golpe de su cincel, salta la arruga en pedazos, y queda nitida la frase. Aborrecía lo innecesario. Dice, y agota lo que dice. A veces, parece que salta de una cosa a otra, y no se halla a primera vista la relación entre dos ideas inmediatas. Y es que para él es paso natu- ral lo que pa? a otros es salto. Va de cumbre en cumbre, como

Page 267: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

gígan- te, y no por las veredas y caminillos por donde andan, cargados dc alforjas, los peatones comunes, que como miran desde tan abajo, ven pequeño al gigante alto. No escribe en períodos, sino en elencos. OBK. i\ S ESCOGIDAS T. 1 307 Sus libros son sumas, no demostraciones. Sus pensamientos parecen aislados, y es que ve mucho de una vez, y quiere de una vez decirlo todo, y lo dice como lo ve, a modo de lo que se lee a la luz de un rayo, o apareciese a una lumbre tan bella, que se sabe que ha de desaparecer. Y deja a los demás que desenvuelvan: él no puede perder tiempo; él anuncia. Su estilo no es lujoso, sino límpido. Lo depuraba, lo acrisolaba, lo aquilataba, lo ponía a hervir. Tomaba de él la médula. No es su estilo montículo verde, lleno de plantas florecidas y fragantes: es monte de basalto. Se hacía servir de la lengua, y no era siervo de ella. El lenguaje es obra del hombre, y el hombre no ha de ser esclavo del lenguaje. Algunos no le entknden bien; y es que no se puede medir un monte a pulgadas. Y le acusan de oscuro; mas icuándo no fueron acusados de tales los grandes de la mente. 2 Menos mortificante es culpar de inenten- dible lo que se lee, que confesar nuestra incapacidad para entenderlo. Emerson no discute; establece. Lo que le enseña la naturaleza le parece preferible a lo que le enseña el hombre. Para él un árbol sabe más que un libro; y una estrella enseña más que una universi- dad; y una hacienda es un evangelio; y un nifio de la hacienda está más cerca de la verdad universal que un anticuario. Para él no hay cirios como los astros, ni altares como los montes, ni predi- cadores como las noches palpitantes y profundas. Emociones angéli- cas le llenan si ve desnudarse de entre sus velos, rubia y alegre, la mañana. Se siente más poderoso que monarca asirio o rey de Persia, cuando asiste a una puesta de sol, o a un alba riente. Para ser bueno no necesita más que ver lo bello. A esas llamas, escribe. Caen sus ideas en la mente como piedrecillas blancas en mar lumi- noso: iqué chispazos! iqué relampagueos! iqué venas de fuego! Y se siente vértigo, como si se viajara en el lomo de un león volador. El mismo lo sintió, y salió fuerte de él. Y se aprieta el libro contra el seno, como a un amigo bueno y generoso; o se le acaricia tierna- mente, como a la frente limpia de una mujer leal. Pensó en todo lo hondK Quiso penetrar el misterio de la vida: quiso descubrir las leyes de la

Page 268: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

existencia del Universo. Criatura, se sintió fuerte, y salió en busca del Creador. Y volvió del viaje contento, y diciendo que lo había hallado. Pasó el resto de su vida en la beatitud que sigue a este coloquio. Tembló como hoja de árbol en esas expansiones de su espíritu, y vertimientos en el espíritu uni- versal; y volvía a sí, fragante y fresco como hoja de árbol. Los hombres le pusieron del’ante al nacer todas esas trabas que han acumulado los siglos, habitados por hombres presuntuosos, ante la cuna de los hombres nuevos. Los libros están llenos de venenos sutiles, que inflaman la imaginación y enferman el juicio. El apuró todas esas copas y anduvo por sí mismo, tocado apenas del veneno. Es el tormento humano que para ver bien se necesita ser sabio, y olvidar que se lo es. La posesión de la verdad no es más que la lucha entre las revelaciones impuestas de los hombres. Unos su- 308 losé Marti OBRAS ESCOGIDAS T. 1 309 tumben y son meras voces de otro espíritu. Otros triunfan, y aña- den nueva voz a la de la naturaleza. Triunfó Emerson: he ahí su filosofía: Nafurafeza se llama su mejor libro: en él se abandona a esos deleites exquisitos, narra esos paseos maravillosos, se revuelve con magnífico brío contra los que piden ojos para ver y olvidan sus ojos; y ve al hombre señor, y al Universo blando y sumiso, y a todo lo vivo surgiendo de un seno y yendo al seno, y sobre todo lo que vive, al Espíritu que vivirá, y al hombre en sus brazos. Da cuenta de sí, y de lo que ha visto. De lo que no sintió, no da cuenta. Prefiere que le tengan por inconsistente que por imaginador. Donde ya no ven sus ojos, anuncia que no ve. No niega que otros vean; pero mantiene lo que ha visto. Si en lo que vio hay cosas opuestas, otro comente, y halle la distinción: él narra. Él no ve más que analo- gías: él no halla contradicciones en la naturaleza: él ve que todo en ella es símbolo del hombre, y todo lo que hay en el hombre lo hay en ella. El ve que la naturaleza influye en el hombre, y que este hace a la naturaleza alegre, o triste, o elocuente, o muda, o ausente, o presente, a su capricho. Ve la idea humana señora de la materia universal. Ve que la hermosura física vigoriza v dispone el espíritu del hombre a la hermosura moral. Ve que el esiíritu desolado juzga el Universo desolado. Ve que el espectáculo de la naturaleza inspira fe, amor y respeto. Siente que el Universo que se niega a responder al hombre en

Page 269: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

fórmulas, le responde inspirándole sentimientos que calman sus ansias, y le permiten vivir fuerte, orgulloso y alegre. Y mantiene que todo se parece a todo, que todo tiene el mismo objeto, que todo da en el hombre, que lo embellece con su mente todo, que a través de cada criatura pasan todas las corrientes de la natura! eza, que cada hombre tiene en sí al Creador, y cada cosa creada tiene algo del Creador en sí, y todo irá a dar al cabo en el seno del Espíritu creador, que hay una unidad central en los he- chos,- en los pensamientos, y en las acciones; que el alma humana, al viajar por toda la naturaleza, se halla a sí misma en toda ella; que la hermosura del Universo fue creada para inspirarse el deseo, y consolarse los dolores de la virtud, y estimular al hombre a bus- carse y hallarse; que “dentro del hombre está el alma del conjunto, la del sabio silencio, la hermosura universal a la que toda parte y partícula está igualmente relacionada: el Uno Eterno”. La vida no le inquieta: está contento, puesto que obra bien: lo que importa es ser virtuoso: “La virtud es la llave de oro que abre las puertas de la Eternidad”; la vida no es sólo el comercio ni el gobierno, sino es más, el comercio con las fuerzas de la naturaleza y el gobierno de sí: de aquellas viene este: el orden universal inspira el orden individual: la alegría es cierta, y es la impresión suma; luego, sea cualquiera la verdad sobre todas las cosas misteriosas, es racional que ha de hacerse lo que produce alegría real, superior a toda otra clase de alegría, que es la virtud: la vida no es más que “una esta- ción en la naturaleza”. Y así corren los ojos del que lee por entre esas páginas radiantes y serenas, que parecen escritas, por sobre humano favor, en cima de montana, a luz no humana: así se fijan !os ojos; encendidos en deseos de ver esas seductoras maravillas, y pasear por el palacio de todas estas verdades, por entre esas pá- ginas que encadenan y relucen, y que parecen espejos de acero que reflejan, a ojos airados de tanta luz, imágenes gloriosas. iAh, leer cuando se está sintiendo el golpeo de la llama en el cerebro,- es como clavar un águila viva! iSi la mano fuera rayo, y pudiera ani- quilar el cráneo sin cometer crimen! ¿Y la muerte? No aflige la muerte de Emerson: la muerte no aflige ni asusta a quien ha vivido noblemente: sólo la teme el que tiene motivos de temor: será inmortal el que merezca serlo: morir es volver lo finito a lo infinito: rebelarse no le parece bien: la vida

Page 270: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

es un hecho, que tiene razón de ser, puesto que es: sólo es un ju- guete para los imbéciles, pero es un templo para los verdaderos hom- bres: mejor que rebelarse es vivir adelantado por el ejercicio honesto del espíritu sentidor y pensador. ¿Y las ciencias. 2 Las ciencias confirman lo que el espíritu posee: la analogía de todas las fuerzas de la naturaleza; la semejanza de todos los seres vivos; la igualdad de la composición de todos los elementos del Universo; la soberanía del hombre, de quien se cono- cen inferiores, mas a quien no se conocen superiores. El espíritu presiente; las creencias ratifican. El espíritu, sumergido en lo abs- tracto, ve el conjunto; la ciencia, insecteando por lo concreto, no ve más que el detalle. Que el Universo haya sido formado por pro- cedimientos lentos, metódicos y análogos, ni anuncia el fin de la naturaleza, ni contradice la existencia de los hechos espirituales. Cuando el ciclo de las ciencias esté completo, y sepan cuanto hay que saber, no sabrán más que lo que sabe hoy el espíritu, y sabrán lo que él sabe. Es verdad que la mano del saurio se parece a la mano del hombre, pero también es verdad que el espíritu del hom- bre llega joven a la tumba a que el cuerpo llega viejo, y que siente en su inmersión en el espíritu universal tan penetrante y arrebata- dores placeres, y tras ellos una energia tan fresca y potente, y una serenidad tan majestuosa, y una necesidad tan viva de amar y perdonar, que esto, que es verdad para quien lo es, aunque no 10 sea para quien no llega a esto, es lev de vida tan cierta como la se- mejanza entre la mano del saurio y la del hombre. ?Y el objeto de la vida. 3 El objeto de !a vida es la satisfacción del anhelo de periecta hermosura; porque como la virtud hace her- mosos los lugares en que obra, así los lugares hermosos obran sobre la virt. ud. Hay carácter moral en todos los elementos de la natura- leza: puesto que todos avivan este carácter en el hombre, puesto que todos los producen, todos lo tienen. Así, son una la verdad, que es la hermosura en el juicio; la bondad, que es la hermosura en los afectos; y la mera belleza, que es la hermosura en el arte. El arte 310 los.? Marti OBRAS ESCOGIDAS T. 1 311 no es más que la naturaleza creada por el hombre. De esta inter- mezcla no se sale jamás. La naturaleza se postra ante el hombre y le da sus diferencias, para que perfeccione su juicio; sus mara- villas, para que avive su voluntad a imitarlas: sus exigencias, para que eduque su

Page 271: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

espíritu en el trabajo, en las contrariedades, y en la virtud que las vence. La naturaleza da al hombre sus objetos, que se reflejan en su mente, la cual gobierna su habla, en la que cada objeto va a transformarse en un sonido. Los astros son mensajeros de hermosuras, y lo sublime perpetuo. El bosque vuelve al hombre a la razón y a la fe, y es la juventud perpetua. El bosque alegra, como una buena acción. La naturaleza inspira, cura, consuela, for- talece y prepara para la virtud al hombre. Y el hombre no se halla completo, ni se revela a sí mismo, ni ve lo invisible, sino en su intima relación con la naturaleza. El Universo va en múltiples for- mas a dar en el hombre, como los radios al centro del círculo, y el hombre va con los múltiples actos de su voluntad, a obrar sobre el Universo, como radios que parten del centro. El Universo, con ser múltiple, es uno: la música puede imitar el movimiento y los colores de la serpiente. La locomotora es el elefante de la creación del hombre, potente y colosal como los elefantes. Sólo el grado de calor hace diversas el agua que corre por el cauce del río y las piedras que el río baña. Y en todo ese Universo múltiple, todo acon- tece, a modo de símbolo del ser humano, como acontece en el hom- bre. Va el humo al aire como a la Infinidad el pensamiento. Se mueven y encrespan las aguas de los mares como los afectos en el alma. La sensitiva es débil, como la mujer sensible. Cada cualidad del hombre está representada en un animal de la naturaleza. Los árboles nos hablan una lengua que entendemos. Aigo deja la noche en el oído, puesto que el corazón que fue a ella atormentado por la duda, amanece henchido de paz. La aparición de la verdad ilumina súbitamente el alma, como el sol ilumina la naturaleza. La mafiana hace piar a las aves y hablar a los hombres. El crepúsculo nocturno recoge las alas de las aves y las palabras de los hombres. La virtud, a la que todo conspira en la naturaleza, deja al hombre en paz, como si hubiese acabado su tarea, o como curva que reentra en si, y ya no tiene más que andar y remata el círculo. El Universo es sier- vo y rey el ser humano. El Universo ha sido creado para la ense- ñanza, alimento, placer y educación del hombre. El Hombre frente a la naturaleza que cambia y pasa, siente en si algo estable. Se siente a la par eternamente joven e inmemorablemente viejo. Conoce que sabe lo que sabe bien que no aprendió aquí: lo cual le revela vida anterior,

Page 272: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

en que adquirió esa ciencia que a esta trajo. Y vuelve los ojos a un Padre que no ve, pero de cuya presencia está seguro, y cuyo beso, que llena los ámbitos, y le viene en los aires nocturnos cargados de aromas, deja en su frente lumbre tal que ve a su blanda palidez confusamente revelados el universo interior, donde está en breve- todo el exterior,- y el exterior, donde está el interior magnificado, y el temido y hermoso universo de la muerte. iPero está Dios fuera de la tierra? ¿Es Dios la misma tierra? <Está sobre la Naturaleza? iLa naturaleza es creadora, y el inmenso ser espiri- tual a cuyo seno el alma humana aspira, no existe? ?NaciG de si mismo el mundo en que vivimos? <Y se moverá como se mueve hoy perpetuamente, o se evaporará, y mecidos por sus vapores, iremos a confundirnos, en compenetración augusta y deleitosa, con un ser de quien la naturaleza es mera aparición? Y asi revuelve este hom- bre gigantesco la poderosa mente, y busca con los ojos abiertos en la sombra el cerebro divino, y lo halla próvido, invisible, uniforme y palpitante en la luz, en la tierra, en las aguas y en si mismo, y siente que sabe lo que no puede decir, y que el hombre pasará eternamente la vida tocando con sus manos, sin llegar a palparlos jamás, los bordes de las alas del águila de oro, en que al fin ha de sentarse. Este hombre se ha erguido frente al Universo, y no se ha desvanecido. Ha osado analizar la síntesis, y no se ha extraviado. Ha tendido los brazos, y ha abarcado con ellos el secreto de la vida. De su cuerpo, cestilla ligera de su alado espíritu, ascendió entre labores dolorosas y mortales ansias, a esas cúspides puras, desde donde se dibujan, como en premio al afán del viajador, las túnicas bordadas de luz estelar de los seres infinitos. Ha sentido ese desborde misterioso del alma en el cuerpo, que es ventura so- lemne, y llena los labios de besos, y las manos de caricias, y los ojos de llanto, y se parece al súbito hinchamiento y rebose de la naturaleza en primavera. Y sintió luego esa calma que viene de la plática con lo divino. Y esa magnifica arrogancia de monarca que la conciencia de su poder da al hombre. Pues equé hombre dueño de si no ríe de un rey? A veces deslumbrado por esos libros resplandecientes de los hin- dús, para los que la criatura humana, luego de purificada por la virtud, vuela, como mariposa de fuego, de su escoria terrenal al seno de Brahma, siéntase a hacer lo que censura, y a ver

Page 273: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

la natura- leza a través de ojos ajenos, porque ha hallado esos ojos conformes a los propios, y ve oscuramente y desluce sus propias visiones. Y es que aquelia filosofía india embriaga, como un bosque de azahares, y acontece con ella como con ver volar aves, que enciende ansias de volar. Se siente el hombre, cuando penetra en ella, dulcemente aniquilado, y como mecido, camino de lo alto, en llamas azules. Y se pregunta entonces si no es fantasmagoría la naturaleza, y el hombre fantaseado;, y todo el Universo una idea, y Dios la idea pura, y el ser humano la idea aspiradora, que irá a parar al cabo, como perla en su concha, y flecha en tronco de árbol, en el seno de Dios. Y empieza a andamiar, y a edificar el Universo. Pero al punto echa abajo los andamios, avergonzado de la ruindad de su edificio, y de la pobreza de la mente, que parece, cuando se da a construir mundos, hormiga. que arrastra a su espalda una cadena de montañas. 312 Josi Martí OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 313 Y vuelve a sentir correr por sus venas aquellos efluvios misticos y vagos; a ver cómo se apaciguan las tormentas de su alma en el silencio amigo, poblado de promesas, de los bosques; a observar que donde la mente encalla, como buque que da en roca seca, el presentimiento surge, como ave presa, segura del cielo, que se es- capa de la mente rota; a traducir en el lenguaje encrespado y brutal y rebelde como piedra, los lUcidos trasportes, los púdicos deliquios, los deleites balsámicos, los goces enajenadores del espíritu trémulo a quien la cautiva naturaleza, sorprendida ante el amante osado, admite a su consorcio. Y anuncia a cada hombre que, puesto que el Universo se le revela entero y directamente, con él le es revelado el derecho de ver en él por si, y saciar con los propios labios la ardiente sed que inspira. Y como en esos coloquios aprendió que el puro pensamiento y el puro afecto producen goces tan vivos que el alma siente en ellos una dulce muerte, seguida de una radiosa re- surrección, anuncia a los hombres que sólo se es venturoso siendo puro. Luego que supo esto, y estuvo cierto de que los astros san la corona del hombre, y que cuando su cráneo se enfriase, su espíritu sereno hendiría el aire, envuelto en luz, puso su mano amorosa so- bre los hombres atormentados, y sus ojos vivaces y penetrantes en los combates rudos de la tierra. Sus miradas limpiaban de es- combros. Toma puesto familiarmente a la mesa de los

Page 274: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

héroes. Narra con lengua homérica los lances de los pueblos. Tiene la ingenuidad de los gigantes. Se deja guiar de su intuición, que le abre el seno de las tumbas, como el de las nubes. Como se sentó, y volvió fuerte, en ei senado de los astros, SC sienta, como en casa de hermanos, en el senado de los pueblos. Cuenta de historia vieja y de historia nue- va. Analiza naciones, como un geólogo fósiles. Y parecen sus frases vertebras de mastodonte, estatuas doradas, pórticos griegos. De otros hombres puede decirse: “Es un hermano”; de este ha de decirse: “Es un padre.” Escribió un libro maravilloso, suma humana, en que consagra, y estudia en sus tipos, a los hombres magnos. Vio a la vieja Inglaterra de donde le vinieron sus padres puritanos, y de su visita hizo otro libro, fortísimo libro, que llamó Rasgos ingleses. Agrupó en haces los hechos de la vida, y los estudió en mágicos Ensayos, y les dio leyes. Como en un eje, giran en esta verdad todas sus leyes para la vida: “toda la naturaleza tiembla ante la concien- cia de un niño.” nes, la El culto, el destino, el poder, la riqueza, las ilusio- grandeza, fueron por él, como por mano de químico, des- compuestos y analizados. Deja en pie lo bello. Echa a tierra 10 fal- so. No respeta prácticas. Lo vil, aunque esté consagrado, es vil. El hombre debe empezar a ser angélico. Ley es la ternura; ley, la resignación; ley, la prudencia. Esos ensayos son códigos. Abruman de exceso de savia. Tienen la grandiosa monotonía de una cordille- ra de montañas. Los realza una fantasía infatigable y un buen sen- tido singular. Para él no hay contradicción entre lo grande y lo pequeño, ni entre lo ideal y lo práctico, y las leyes que darên el triunfo definitivo, y el derecho de coronarse de astros, dan la feli- cidad en la tierra. Las contradicciones no están en la naturaleza, sino en que los hombres no saben descubrir sus analogías. No des- deña la ciencia por falsa, sino por lenta. Abrense sus libros, y rebo- san verdades científicas. Tyndall dice que debe a $1 toda su ciencia. Toda la doctrina transformista está comprendida en un haz de frases de Emerson. Pero no cree que el entendimiento baste a penetrar el misterio de la vida, y dar paz al hombre y ponerle en posesión de sus medios de crecimiento. Cree que la intuición termina lo que el entendimiento empieza. Cree que el espíritu eterno adivina lo que- la ciencia humana rastrea. Esta, husmea como un can; aquel, salva el abismo, en que el naturalista

Page 275: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

anda entretenido, como enér- gico cóndor. Emerson observaba siempre, acotaba cuanto veia, agru- paba en sus libros de notas los hechos semejantes, y hablaba, cuan- do tenía que revelar. Tiene de Calderón, de Platón y de Píndaro. Tiene de Franklin. No fue cual bambú hojoso, cuyo ramaje corpu- lento, mal sustentado por el tallo hueco, viene a tierra; sino como baobab, o sabino, o samán grande, cuya copa robusta se yergue en tronco fuerte. Como desdeñoso de andar por la tierra, y malque- rido por los hombres juiciosos, andaba por la tierra el idealismo. Emerson lo ha hecho humano: no aguarda a la ciencia, porque el ave no rìecesita de zancos para subir a las alturas, ni el águila de rieles. La deja atrás, como caudillo impaciente, que monta caballo volante, a soldado despacioso, cargado de pesada herrajeria. El idealismo no es, en él, deseo vago de muerte, sino convicción de vida posterior que ha de merecerse con la práctica serena de la virtud en esta vida. Y la vida es tan hermosa y tan ideal como la muerte. iSe quiere verle concebir? Así concibe: quiere decir que el hombre no consagra todas sus potencias, sino la de entender, que no es la más rica de ellas, al estudio de la naturaleza, por lo cual no penetra bien en ella, y dice: “es que el eje de la visión del hombre no coincide con el eje de la naturaleza.” Y quiere explicar cómo todas las verdades mora- les y físicas se contienen unas y otras, y están en cada una todas las demás, y dice “son como los círculos de una circunferencia, que se comprenden todos los unos a los otros, y entran y salen !i- bremente sin que ninguno esté por encima de otro.” {Se quiere oír cómo habla? Así habla: “Para un hombre que SI fre, el calor de su propia chimenea tiene tristeza. ” “No estamos hechos como buques, para ser sacudidos, sino como edificios, para estar en firme.” “Cor- tad estas palabras, y sangrarán. ” “Ser grande es no ser entendido.” “Leónidas consumió un dia en morir.” “Estériles, como un solo sexo, son los hechos de la historia natural, tomados por sí mismos.” Ese hombre anda pisoteando en el fango de la dialéctica.” Y su poesía está hecha como aquellos palacios de Florencia, de colosales pedruscos irregulares Bate y olea, como agua de mares. Y otras veces parece cn mano de un niño desnudo, cestillo de flores. 314 losi hfarIi Eh poesía de patriarcas, de hombres primitivo‘;. de cíclopes. Robleda- les en flor semejan algunos poemas suyo+. Suyos son los único5

Page 276: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

\erso‘; poémicos que consagran la lucha rnagna de esta tierra. 1 otros poemas son como arroyuelos de piedras preciosas, o jirones; de nubes, o trozo de rayo. <So se sabe aún q: iC; son sus versos? Son urtas \cccs como anciano barbado. de barba serpentilla. cabellera toriuclsa y rnirada llameante, qrle canta, apo! vado en un váì; tago de crIcirla. desde una cueva de piedra bianca, y otras ~c’ccs, como ángel gigantesco de alas de oro, que se despeña desdrx alto monte verde en el abismo, ;Anciano mara\. illoso, a e tus pies dejo todo mi haz de palmas frescas, y nli espada de plata! Lu Opinión .A’acionul, Caracac, 19 de mayo dc 1882 0. c. t 13, 11. 17- 30. DARMTIS HA MUERTO EL JARDlN DEL NATURALISTA.- SUS LIBROS FAMOSOS:-- EL ORIGEN DE LAS ESPECIES.- EL ORIGEN DEL HOMBRE ~- LA TEORlA DE LAmSELECCION NATURAL - LA TEORlA DEL HOMBRE ARBOREAL Y VELLUDO.- VIAJE CON DARWIN POR LA AMERICA DEL SUR.- INFLUENCIA DE AMERICA EN DARWIN.- SUS DOS LIBROS SOBRE NUESTRA AMERICA.- LO QUE VIO EN EL BRASIL.- LO QUE VIO EN BUENOS AIRES.-- DARWIN EN PATAGONIA.- EN LA TIERRA DEL FUEGO.- EN CHILE.- EN LA ABADlA DE WESTMINSTER Darwin era un anciano grave en quien resplandecía el orgullo de haber visto. El cabello, cual manto blanco, le caía sobre la ess palda. La frente remataba en montículos en las cejas, como quien ha cerrado mucho los ojos para ver mejor. Su mirada era benévola, cual la de aquellos que viven en trato fecundo con la Naturaleza, y su mano, blanda y afectuosa. como hecha a cuidar pájaros y plantas. En torno suyo había consagrado un mínimo universo, el que Ile- vaba en su ancha mente, y acá era un cerrillo de polvo húmedo en que observaba cómo los insectos van elaborando la capa de tierra; allá, en grupo elocuente, una familia de plantas semejantes, en que por varios y continuos modos, había venido a parar en ser planta florida la que al principio no lo era; bajo aquella urna, era una islilla de coral que le había revelado la obra magna del insecto Ininimo; en aquel rinconcillo del jardín, era un grupo de plantas voraces, que se alimentan de insectillos, como aquella terrible plan- ta de ,$ frica que acuesta sus hojas en la tierra, y atrae así, corno león al hombre, al que recoge, como con labios, con sus hojas, y estrujp y desangra a manera de boa, para dejarlo caer, ya yerto, cn tierra.

Page 277: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

abriendo sus hojas anchas luego que ha satisfecho el ham- bre rnatadora, con lo que van juntos en la vida humana, por apetecer iascinar y estrujar, el arbusto, cl árbol, el león y la serpiente; ya Se le \- eía, sentado junto a un copioso y pintoresco invernadero, memorando laboriosamente, y poniendo en junto los hábitos de los cuadrumanos y los del hombre, por ver si hallaba razin nueva que anadir, con ia de originación de la mente de los simios, a su teoría de la originación del ser humano en el cuadrúpedo velloso, de orejas y cola puntiagudas, habitante de árboles, de quien imaginaba, en sus soledades pobladas de hipótesis, que podría venir el hombre. Ya se le hallaba en su hermosisimo cuarto de estudiar, repleto de huesos y de flores, y de cierta luz benigna que tiel! en los cuartos en que se piensa honestamente, hojeando con respeto los libros de su padre, que fue poeta de ciencia, y estudió con celo y ternura los amores de las plantas, y los ensayos de su abuelo, que ardió como él en sacar respuestas vivas de la muda tierra; o ponía en junto sus obras magnas, humildes en el estilo. fidelísimas en la observa- ción, fantaseadoras en la teoría que saca de ellas, y luego de dejar hueco para dos, ponía primero El origen de las especies, en que mantiene que los seres vivos tienen la facultad de cambiar y modi- ficarse, y mejorar, y legar a sus sucesores su existencia mejorada, de lo cual, examinando analogías y descendiendo de la escala de !os seres vivos, en que todos son análogos, va a parar en que todos los animales que hoy pueblan la tierra, vienen de cuatro o cinco proge- nitores, y todas las plantas, con ser tan numerosas y varias, de otros cuatro 0 cinco; las cuaies primitivas especies, en lucha permanente por la vida con los seres de su especie o especies distintas que quieren vivir a expensas de ellas, han venido desarrollándose y me- jorándose y reproduciéndose en vástagos perfeccionados, siempre superiores a sus antecesores, y que legaban a sus hijos superiori- dades nuevas, merced a las cuales, la creación sucesiva, mejorada y continua, ha venido a rematar, de las móneras, que son masa al- buminosa e informe, o del ba! ibio, que es mucílago vivo, en el mag- nífico hombre; cuya ley de creación, que asigna a cada ser la fa- cultad de vencer, en la batalla por !a existencia, a los seres rivales que se oponen a su poder de modificarse durante su vida,

Page 278: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

y repro- ducir en su vástago su modificación, es esa la ley, ya famosa, de la selección natural. que inspira hoy a los teorizantes cegables y nove- les, que tienen ojos ligeros y sólo ven la faz de las cosas, y no lo hondo, e influye en los pensadores alemanes, que la extreman y dan por segura, e ilumina, por lo que la exagerada teoría I! eva en sí de fundamentos de hechos lealmente observados, el seno oscuro de la tierra a todos los estudiadores nobles roídos del apetito eternador de la verdad. Y al lado de este Origen de las especies, que fue tal fiesta y asombro para el pensamiento humano como el Reino animal, de Cuvier, donde se cuentan cosas épicas y novelescas, o la Historia del desarrollo, de Von Baer, que reveló, a luz de relimpago, las maravillas de la tiniebla, o los libros de geología del caballero Car- los Lyell, que ponen de nuevo en pie mundos caídos, la mano blanda del sereno Darwin ponia su Originaciórz del hombre, en que supone que ha debido existir el animal velloso intermedio, de quien cree que el animal velloso se deriva, lo cual mo\- ió a buena parte de los OBR.\ S ESCOGID.\ S T ! 317 hombres, no hechos a respetar la libertad del pensamiento soberano y los esfuerzos del buscador sincero y afanoso, a cóleras injustas, que no siente nunca ante el error el que posee la fuerza de vencerla. Por de contado que la semejanza de todos los seres vivos prueba que son semejantes, sin que de eso sea necesario deducir que vienen los unos de los otros; por de contado que existe semejanza de inteligencia entre el hombre y el resto de los animales, como existe entre ellos semejanza de forma, sin que por eso pueda probarse, con lo que no hay alarma para los que mantienen que el espíritu es una brotación de la materia, que el espíritu ha venido ascendiendo en los animales, en desarrollo paralelo a medida que ascendía su forma. La alarma viene de pensar que cosas tan bellas como los afectos, y tan sober- bias como los pensamientos, nazcan, a modo de flor de la carne, o evaporación del hueso, del cuerpo acabable; el espíritu humano se aíra y se aterra de imaginar que serán vanos sus bárbaros dolores, y que es juguete ruin de magnifico loco, que se entretiene en sajar con grandes aceros en el pecho de los hombres, heridas que nadie ha de curar jamás, y encender en la sedienta mente, pronta siempre a incendio, llamas que ha de consumir con lengua impía el cráneo que lamen y enliagan. Mas no revela la Naturaleza esa superior suma

Page 279: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

de espíritu en acuerdo con cada superior grado de forma; y quien mira en los ríos del Brasil, ve que el cerdo de mar, como madre humana amorosa, lleva a su espalda, cuando nada, a todos sus hijuelos; y que el mono de América, más lejano en su forma del hombre que el de Africa, está más cerca de él en su inteligencia; y que una menudísima ara- ña construye, y recompone con singular presteza si se las quiebran, redes para cazar insectos, en que está resuelto el problema de los eneágonos, de forma no revelada aún a los hombres. Y ees que es loca la ciencia del alma, que cierra los ojos a las leyes del cuerpo que la mueve, la aposenta y la esclaviza, y es loca la ciencia de los cuerpos que niega las leyes del alma radiante, que llena de celajes, dosela y arrebola y empabellona la mente de los hombres? El pensamiento puede llevar a hacer saltar en pedazos el cráneo, y puede hender la tierra, y llenar de mar fresco la arena ardiente del Sahara, y el cráneo frío enfrfa para la tierra el pensamiento, y el polvo del Sahara puede ahogar en su revuelto torbellino el cuer- po en que anida el espíritu de un héroe. La vida es doble. Yerra quien estudia la vida simple. Perdón ioh mis lectores! por esta len- gua mía parlera que se va siempre a cosas graves. Estábamos en el gabinete de Darwin, y le vimos allí-- poniendo de lado lo que el áspero Flourens y Haeckel, que lo venera y adi- ciona, y el respetuoso Koellicker han’ dicho de sus obras- ahilar en un hueco de su estante, tras sus dos libros máximos, tantos otros suyos: Las plantas insectívoras, que parecen fantásticos cuentos; La antefertilización del reino vegetal, que saca de sí mismo los elemen- tos de su vida; Las formas diferentes de las flores en plantas de las 318 José .\ farri OBRAS ESCOGIDAS. T l 319 mismas especies; el Poder del mo; timienro de las planfas, donde sc narran maravillas. y travesuras, y misterios de árboles, arbustos y algas, las cuales suelen, en la estación del amor, disputar una parte de sí a que busque en su hogar retirado la esposa apetecida; y La estructura y disfribución de las rocas de coral; las Obsercacio- nes geológicas en las isias ;lolcánicas; y su monografía llena de revelaciones y sorpresas, de los animales de la familia cirripeda, y ese último libro suyo, que mueve a agradecimiento, por la ternura que revela su inciable amor a lo pequeño, y por la nueva gala de ciencia, siempre grata a la mente, que a el se debe; en el cual libro dice cómo los gusanillos

Page 280: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

generosos van labrando, para habitación y sustento de los seres vivos, aquella parte de la tierra en que surgen después, perfumosos y frutados, los próvidos vegetales. Y allá por entre sus libros, rebosábanle muestras de la admiración humana, y diplomas, y collares de Prusia, medallas de Inglaterra y título de maestro honorario de las academias que ha poco le burla- ban, y de las universidades que ponen en duda su teoría, mas inscfi- ben los hechos varios y numerosos por él descubiertos- que son tantos, que parecen bosque que enmaraña y ofusca a quien entra en ellos- en la cuenta de las más grandes, ingenuas y venerables con- quistas humanas. Y iaquellos dos libros primeros, para los que dejó hueco en su estante? Pues ino lo sabíais? El genio de ese hombre dio flor en América; nuestro suelo incubó; nuestras maravillas lo avivaron; lo crearon nuestros bosques suntuosos; lo sacudió y puso en pie nuestra naturaleza potentísima. El vino acá de joven, como naturalista de una expedición inglesa que salió a correr mares de Africa y América; se descubrió, movido de respeto, ante nuestras noches; se sentó, asombrado de la universa! hermosura, en nuestras cúspides; loó con altas voces a aquellos indios muertos que un pue- blo romántico y avaro segó en su primera flor; y se sentó en medio de las pampas, en medio de nuestros animales antediluvianos. Acá recogió en ias costas pedrezuelas muy ricas y de muy fino esmalte, duras como conchas, que imitaban a maravilla plantas elementales; allá observó pacientemente, escarbando y ahondando, cómo fue ha- ciendo el mar los valles de Chile, llenos aún de incrustaciones sali- nas; y cómo la tierra llana de las pampas se fue, grano tras grano, acumulando en la garganta de la desembocadura primitiva de! viejo río Plata; y estudió en Santa Cruz lavas basálticas, maderas salifi- cadas en Chiloé, fósiles cetáceos en la Tierra de! Fuego, y vio cuán lentamente se fue levantando en el lado del orto la tierra de América; y cómo Lima, del lado del ocaso, ha subido ochenta y cinco pies de tierra desde que puso planta en ella el hombre; y cómo toda esta tierra americana, de un lado y del otro, ha ido ascendiendo gradual y lentamente, y no por catástrofe, ni de súbito; y todo está sencillamente dicho, no como autócrata que impone, sino como estudiador modesto, en su libro Observaciones geológicas sobre Sud América. Y es el otro de SLIS libros sabrosísimo romance, en que !as

Page 281: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

cosas graves van dichas de modo claro y airoso, y cuenta a la par las gallardías del gaucho y los hábitos de los insectos, y cuándo hubo caballos en la vieja América, y cómo los doman ahora. Es un jinete sabio, que se baja de su cabalgadura a examinar las cuentas azules que ciñen, a modo de brazalete, las muñecas de las indias de !a cordillera, v a recoger el maxilar de un puma fétido en cuya piel se ven clavadas aún las uñas de los cóndores. No hay en ese diario de investigaciones de la geologia e historia natural de los varios paises visitados por el buque de Su Majestad Beagle, bajo el mando del capitán Fitzroy, de 1832 a 1836, esa arrogancia pre- suntuosa, ni ese culpable fantaseo de los científicos apasionados, que les mueven a callar los hechos de la Naturaleza que contradicen sus doctrinas, y exagerar las que las favorecen, y a completar a las veces con hechos imaginarios aquellos reales que necesiten de ellos para serles beneficiosos. El libro no es augusto, como ,pudo ser, sino ameno. Ni es profundo, sino sincero. No se ve el sectario que violenta el Universo o llama a él con manos impacientes, sino al veedor pacífico que dirá implacablemente lo que ha visto. En cosas de mente no se ve más que lo que le sale a la faz, y no profundiza hombres, ni le mueven mucho a curiosi- dad, ni se cuida de penetrar su mundo rico. En cosas de afectos siéntase venerador a la sombra de los árboles de tronco blanco de honda selva brasileña, y esgrime marcador de hierro contra los que azotan a su vista a esclavos, a quienes tiene por miserables. Es un fuerte que no perdona bastante a los demás que sean débiles. Y que, sobre haber nacido en Inglaterra, lo que hace soberbios a los hornbres, porque es como venir al mundo en la cuna de la Libertad, era Darwin mancebo feliz, de espíritu primerizo, y no conocía esa ciencia de! perdón que viene con una larga, o con una triste vida. La tristeza pone en el alma prematura vejez. Y desde su cabalgadura, o desde su choza ruin medía la tierra, hundía su mano en la corteza de los árboles, bajaba a abruptas criptas, subía a fragantes montes, recogía insectos, huesos, hojas, semillas, arenas, conchas, cascos, flores; comparaba los dientes del caballo nuevo de la pampa rica con las mandíbulas colosales, como ceñidor de! tronco de árbol, de! caballo montuoso de la pampa primitiva, que murió ta! vez de hambre, ante los árboles súbitamente secos en que saciaba su apetito;

Page 282: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

ta! vez de sed, junto al gran cauce enjuto de! río viejo. Y fue aparejando hechos, pintando semejanzas, acotando en índices la suma de animales de que hallaba restos en diversas capas térreas; viendo cómo las razas de animales de la tierra propia crecen y prosperan, y cómo las de los traídos de otras tierras se empobrecen y avillanan; cómo hay plantas que tienen de reptiles; cómo hay minerales que tienen de plantas; como hay reptiles que tienen de ave. Y pone en suelta en el libro lo que después apareció con El origen de las especies, puesto en su mente en cerrado con- junto. A caballo, anduvo la América frondosa; vio valles como recién 320 losé Martí OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 321 hechos de fango; vio ríos como el Leteo; navegó bajo toldo de mariposas, y bajo toldo de truenos: asistió en la boca del Plata a batallas de rayos; vio el mar luciente, como sembrado de astros; pues (Ias fosforescencias no son como las nebulosas de los mares? Vio la noche lujosa, que llena el corazón de luz de estrel! a; gustó café en las ventas del Brasil, que son nuestras posadas; vio reír a Rosas, que tenía risa terrible: atravesó la Patagonia htimeda; la Tierra del Fuego desolada: Chile árido; Perú supersticioso. Aguár- dase a monarca gigantesco cuando se entra en la selva brasileña, e imaginale el espíritu sobrecogido con gran manto verde, como de falda de montaña, coronado de vástagos nudosos, enredada la barba en lianas luengas, y apartando a su paso con sus manos, velludas corno piel de toro añoso, los cedros corpulentos. Toda la selva es bóveda y cuelgan de los árboles guirnaldas de verde heno. De un lado trisca, en manada tupida, el ciervo alegre; de otro, se alzan miles de hormigas que parecen cerros, y como aquellos volcanes de lodo del Tocuyo que vio Humboldt, ora, por entre los pies del caminante, salta el montón con el hocico horadador, el taimado tu- cutuco; ora aparece brindando sosiego un bosquecillo de mandiocas, cuya harina nutre al hombre, y cuyas hojas sirven de regalo a la fatigada cabalgadura. Ya el terrible vampiro saja y desangra, con su cortante boca, el cuello del caballo, que más que relincha, muge; ya cruza traveseando el guainumbí ligero, de las alas transparentes que relucen y vibran. Abrese un tanto el bosque, mojado reciente- mente por la lluvia, y se ve, como columna de humo, alzarse del follaje, besado del sol, un vapor denso, y allá se ve la espléndida montaña,

Page 283: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

envuelta en vagas brumas. Mezclan sus ramas mangos y canelos y el árbol del pan próvido, y la jaca que da sombra negra, y el alcanfor gallardo. Esbelta es la mimosa; elegante el helecho; la trepadora, corpulenta. Y en medio de la noche, lucen los ojos del cocuyo airado que dan viva lumbre como la que enciende en el rostro humano la ira generosa. Y grazna el cucú vil, que deja sus huevos en los nidos de otros pájaros. El dia renace, y se doblan, ante la Naturaleza solemne y coloreada, las trémulas rodillas. Y luego del Brasil, vio Darwin a Buenos Aires. Salíanle al paso, ingenuos como niños, y le miraban confiados y benevolos, los ciervos campestres; los bravos ciervos americanos, que no temen al ruido del mosquete, mas huyen despa- voridos luego que ven que la bala del extranjero ha herido un árbol de su bosque. Leyenda es el viaje; hoy esquivan el tímido de los indios; maña- na ven lucir en medio de la noche los ojos del jaguar colérico, a quien irrita la tormenta, y afila sus recias uñas en los árboles; ayer fue día de domar caballos, atándoles una pata trasera a las delanteras, y a estas la cabeza rebelde, y la lengua al labio, y echán- dolos a andar, sudorosos y maniatados, con la silla al lomo, y el jinete en ella por el llano ardiente, del que vuelven jadeantes y sumisos; el almuerzo es con Rosas, que tiene en su tienda de cam- paña, como los señores feudales, cortejo de bufones; la comida es con gauchos, con los esbeltos y febriles gauchos, que cuentan cómo el tirano de la pampa, que tuerce árboles, y con ponerles la mano en el lomo, doma potros, hace tender a los hombres, como cueros, a secar, atados en altos de pies y manos a cuatro estacas, donde a veces mueren. De un lado veía Darwin el árbol sacro de Gualeguaychú, de cuyos hilos, que en invierno hacen de hojas, cuelgan los indios piadosos, porque la naturaleza humana goza en dar, ya el pan que llevan, ya el lienzo que compraron para los usos de la casa, ya la musiqui- lla con que divierten los ocios del camino, porque aquel árbol espi- noso está al terminar dificílisimo pasaje, y le ve el indio como nun- cio de salud, a quien sacrifica sus prendas y caballos, tras de lo cual cree que ni sus cabalgaduras se cansarán, ni la desgracia lla- mará nunca a él; y que se sienten felices, con ese gozo penetrante que deja siempre en el alma el noble agradecimiento; que es tal en ellos el árbol que si no tienen cosa que darle, se sacan de sus ponchos un hilo

Page 284: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

del tejido, y lo cuelgan a un hilo del árbol. Y más allá, iqué magnífica sorpresa! Allí están los roedores gi- gantescos, testigos de otros mundos; restos de megalornis; huesos de megaterio, vestigio del gran caballo americano. Y iqué ancas las de esas bestias montañosas! iqué garras, que parecen troncos de árbol! Y se sentaban al pie de aquellos árboles colosos, y abrazados a ellos, traían a sí las ramas con estruendo de monte que se despe- ña, y comian de ellas. En mal hora revuelven un nido de avestruz; que el avestruz ataca sin miedo a los viajeros de a pie o de a caballo que revuelven sus nidos. Ruge el jaguar que pasa, seguido de gran número de zorras, como en la India siguen al tigre los chacales; que lo que en otras tierras es chacal, en. América es zorra. 0 es el ganado airoso de las pampas, que sorprende al viajero por su ele- gancia y perspicacia, porque parece el rebaño una parvada de es- colares traviesos. 0 son los indios mansos de la cordillera, que bri- !lan como genios del llano, en sus corceles recamados de plata, que ellos guían con fuertes e invisibles riendas de alambre; y al sol lucen el estribo fulgente, el cabestro enjoyado, la gruesa espuela, el mango del cuchillo. 0 son ya los eunucos del llano, que guardan ove- jas, los perros pastores. Ya el camino desma, ya y la tierra se entristece; el gaucho, como amante que anhela ver a su amada, mira a la pampa que abandona. Andan en horda los pacíficos guanacos, celosos de sus hembras, que cuando sienten llegada la hora de morir, van como los hombres de la Tierra del Fuego, a rendir la vida donde la rindieron los de- nrás guanacos de su horda. Y de súbito la comitiva tiembla, y los guanacos huyen: es que viene rugiendo el puma fiero, que es el león de América, que se pasea del Ecuador fogoso a la Patagonia húmeda, y que no gime cuando se siente herido; ibravo león de 322 losi Martí OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 323 Arnkrica! Y más allá están guanacos muertos, y en medio de eIlos, como corona del puma, bandadas de buitres que aguardan las mi- gajas de la fiesta del león. Los i. iajeros andan silenciosos; los arbustos están llenos de es- pinas; las plantas son enanas; secas yacen las piedras de sus már- genes; en gotas de rocio apagan su sed los roedores famélicos del bosque. Asi fue para Darwin la árida Patagonia. Y iqué negra la Tierra del Fuego! Poco sol, mucha agua, perpetuo pantano: turbio todo, todo lúgubre, Lodo húmedo y

Page 285: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

penoso. Los ár- boles sin flores; las plantas, a! pinas; las montañas, enfermas; ios abismos, como fétidos; la atmósfera, negruzca. Y a poco, como divinidades del pantano, los fueguinos asoman. fangosa la melena, listado el rostro de blanco y encarnado, de piel de guanaco amparada la espalda, desnudo el pardo cuerpo. Mas. a poco que se les mira, surge de aquella bestia el hombre. Golpean en el pecho a sus visitantes, como para decirles que confían en ellos, y les ofrecen su pecho luego, a que los visitantes golpeen en él. Tienen magos, y tribus, y excelente memoria. El homi- cidio es crimen de que se vengan los elementos desatando sobre los fueguinos sumisos su cólera. Han oído hablar del diablo, y dicen que allí no hay diablo. Saben de amar y agradecer, que es saber bastante. Se entró de allí el viajero en mares, y luego en tierra de Chile, donde todas las montañas están rotas, por la busca de oro. Ya no acompañaba al laborioso inglés, ni cargaba sti gran caudal de ciencia, el gaucho romántico, temible y alegre, suelto y Iuciente como un Satán hermoso, sino el ganso presumido, con su espuela pesada, sus botas blancas y en negras o verdes calzoneras, y muy anchos calzones, y el chilpe rojo y burdo poncho. Así pasaron por montañas mondas, esmaltadas con breves bosques verdes, como es- meraldas perdidas en ceniza, por los puentes bamboleantes que cuelgan sobre el turbio Maipo, con su inseguro pavimento de cueros secos y de cañas; por las islas flotantes del lago Taguatagua, que son como grandes costras de raices viejas en que han nacido raíces nuevas, sobre las que cruzan los caminantes, como en cómoda lancha, de una a otra margen del lago. Y a las faldas de aquello< montes mondos leía el viajero a Molina, que cantó los usos de los animales de la tierra; a Azara, cuya obra es tesoro; al buen Acosta, que dijo de las Indias cosas no sabidas. Y emprendía nuevo viaje a ver de cerca los pálidos mineros con sus luengas camisas de oscura y ruda lana, sus delantales de piel curtida, sus ceñidores de color vivo, y sus airosos gorrillos rojos; y ve espantado a los maíseros apires, que son hombres y parecen bestias, como monstruos moribundos, hasta que echan a tierra la gran carga, que es de doscientas o más libras, y emprenden viaje riendo y gracejando, cuando que sólo comen carne una vez a la semana. Y ya salía de Chile el viajero, y ya tocaba las minas de nitrato de sosa en el soli’tario

Page 286: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Iquique; y aún veía ante sus ojos, como aparición permanente y radiante. aquel valle de Quillota, que da gozo de vivir; aquellos llanos verdes y apacibles, que parecen morada natural de la mañana; aquellos bambúes rústicos, que oscilan como los pensamientos en la mente; aquel Ande nivoso, que el alma enrubia y dora, y el sol poniente tiñe de vívida grana. Cargada así la mente, volvió el sabio a Euro- pa. Ni día sin labor ni labor sin fruto. Revolvia aquellos recuerdos, Echaba, con 10s ojos mentales, a andar a la par los animales de las diversas partes del globo. Recordaba, más con desdén de inglés que con perspicacia de penetrador, al bárbaro fueguino, al africano rudo, al ágil zelandés, al hombre nuevo de las islas del Pacifico. Y corno no ve el ser humano en lo que tiene de compuesto, ni pone mientes cabales en que importa tanto saber de dónde viene el efecto que le agita y el juicio que le dirige, como las duelas de su pecho o las mur. allas de su cráneo, dio en pensar que había poco del fueguino a los simios, y no más del simio al fueguino que de este a él. Otros, con ojos desolados y llenos de dufcísimas lágrimas, miran desesperadamente a lo alto. Y Darwin con ojos seguros y mano escrutadora, no comido del ansia de saber a dónde se va, se encorvó sobre la tierra, con ánimo sereno, a inquirir de dónde se viene. Y hay verdad en esto: no ha de negarse nada que en el solemne mundo espiritual sea cierto: ni el noble enojo de vivir, que se alivia al cabo por el placer de dar de sí en la vida; ni el colo- quio inefable con lo eterno, que deja en el espíritu fuerza solar y paz nocturna; ni la certidumbre real, puesto que da gozo real, de una vida posterior en que sean plenos los penetrantes deleites, que con la vislumbre de la verdad, o con la práctica de la virtud, hin- chen el alma; mas en lo que toca a construcción de mundos, no hay modo para saberla mejor que preguntársela a los mundos. Bien vio, a pesar de sus yerros, que le vinieron de ver, en la mitad del ser, y no en todo el ser, quien vio esto; y quien preguntó a la piedra muda, y la oyó hablar; y penetró en los palacios del insecto, y en las alcobas de fa planta, y en e1 vientre de Ia tierra, y en los talleres de los mares. Reposa bien donde reposa: en la abadía de Westmins- ter, al lado de héroes. Ln Opinión Nacional, Caracas, julio de 1882. 0. C., t. 15, p. 371- 380. OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 325 AL GENERAL MAXIMO GOMEZ Sr. general Máximo G6mez N. York, 20 de julio de 1882 Sr. y

Page 287: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

amigo: El aborrecimiento en que tengo las palabras que no van acom- pañadas de actos, y el miedo de parecer un agitador vulgar, habrán hecho sin duga, que V. ignore el nombre de quien con placer y afecto le escribe esta carta. Básteme decirle que aunque joven, llevo muchos años de padecer y meditar en las cosas de mi patria; que ya después de urdida en N. York la segunda guerra, vine a presidir más para salvar de una mala memoria nuestros actos posteriore- que porque tuviese fe en aquellos, el Comité de N. York: v que desde entonces me he ocupado en rechazar toda tentativa de alardes ino- ficiosos y pueriles, y toda demostración ridícula de un poder y entu- siasmo ficticios, aguardando en calma aparente los sucesos que no habían de tardar en presentarse, y que eran necesarios para produ- cir al cabo en Cuba, con elementos nuevos, y en acuerdo con los problemas nuevos, una revolución seria, compacta e imponente digna de que pongan mano en ella los hombres honrados. La honridez de V., General, me parece igual a su discreción y a su bravura. Esto explica esta carta. Quería yo escribirle muy minuciosamente sobre los trabajos que ilevo emprendidos, la naturaleza y fin de ellos, los elementos varios y poderosos que trato ya de poner en junto, y las impaciencias- ais- ladas y bulliciosas y perjudiciales que hago por contener. Poroue V. sabe, Gral., que mover un país, por pequeño que sea, es obra ‘de gigantes. Y quien no se sienta gigante de amor, o de valor, o de pensamiento, o de paciencia, no debe emprendería. Pero mi buen amigo Fior Crombet sale de N. York inesperadamente antes de lo que teníamos pensado que saliese: y yo le escribo, casi de pie y en el vapor, estos renglones, para ponerle en conocimiento de todo lo emprendido, para pedirle su cuerdo consejo, y para saber si en la obra de aprovechamiento y dirección de las fuerzas nuevas que en Cuba surgen ahora, sin el apoyo de las cuales es imposible una revolución fructífera, y con las cuales será posible pronto,- piensa V., como sus amigos, y los míos, y los de nuestras ideas piensan hoy.- Por- que llevamos ya muchas caídas para no andar con tiento en esta tarea nueva. El país vuelve aún los ojos confiados a aquel grupo escaso de hombres que ha merecido su respeto y asombro por su lealtad y su valor; importa mucho que el pafs vea juntos, sensatos, ahorradores de sangre inútil y preveedores de los

Page 288: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

problemas veni- deros, a los que intentan sacarlo de su quicio, y ponerlo sobre quicio nuevo. -Por mi parte, General, he rechazado toda excitación a reno- var aquellas perniciosas camarillas de grupo de las guerras pasa- das, ni aquellas jefaturas espontáneas, tan ocasionadas a rivalidades y rencores: sólo aspiro a que formando un cuerpo visible y apretado aparezcan unidas por un mismo deseo grave y juicioso de dar a Cuba libertad verdadera y durable, todos aquellos hombres abnega- dos y fuertes, capaces de reprimir su impaciencia en tanto que no tenga modo de remediar en Cuba con una victoria probable los ma- les de una guerra rápida, unánime y grandiosa, y de cambiar en la hora precisa la palabra por la espada. Yo estaba esperando, señor y amigo mio, a tener ya juntos y de la mano algunos de los elementos de esta nueva empresa. El viaje de Crombet a Honduras, aunque precipitado ahora, es una parte de nuestros trabajos, y tiene por objeto, como él le explicará a V. largamente, decirle lo que llevamos hecho, la confianza que V. inspira a sus antiguos Oficiales, lo dispuestos que están ellos -aun los que parecían más reacios- a tomar parte en cualquier tentativa revolucionaria, aun cuando fuera loca, y lo necesitados que estamos ya de responder de un modo oíble y visible a la pregunta inquieta de los elementos más animosos de Cuba, de los cuales muchos nos venían desestimando y ahora nos acatan y nos buscan. Antes de ahora, Gral., una excitación revolucionaria hubiera parecido una pre- tensión ridícula, y acaso criminal, de hombres tercos, apasionados e impotentes: hoy, la aparición en forma serena y juiciosa, de todos los elementos unidos del bando revolucionario, es una respuesta a la pregunta del pais. Esperar es una manera de vencer. Haber espe- rado en esto ,- nos da esta ocasión, y esta ventaja. Yo creo que no hay mayor prueba de vigor que reprimir el vigor. Por mi parte, ten- go esta demora como un verdadero triunfo. Pero así como el callar hasta hoy ha sido cuerdo, el callar desde hoy seria imprudente. Y seria también imprudente presentarse al país de otra manera que de aquella moderada, racional y verdade- ramente redentora que espera de nosotros. Ya llegó Cuba, en su actual estado y problemas, al punto de entender de nuevo la incapa- cidad de una politica conciliadora, y la necesidad de una revolución violenta. Pero sería suponer a nuestro país un

Page 289: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

país de locos, exigirle que se lanzase a la guerra en pos de lo que ahora somos para OBRAS ESCOGIDAS T. 1 327 rlilestro pais- en pos de un iantasma.- Es necesario tornar cuerpo y tornarlo pronto. y tal como se espera que nuestro cuerpo sea. Suestro país abunda C’II gente de pensamiento, y es necesario ense- narles que la revolución no es :ra un mero estallido de decoro, ni ia satisfaccih de una costumbre de pelear y mandar, sino una obra detallada y pre\. isora de pensamiento. Nuestro pais vive muy apegado a sus intereses, -y es necesario que le demostremos hábil h’ brillantemente ql! e la Revolución es la solución única para sus muy amenazados intereses. Nuestro pais no se siente atin íuertt para la guerra,- y es justo, y prudente, y a nosotros mismos útil, halagar esta creencia suya, respetar este temor cierto e instintivo, y anunciarle que no intentamos lievarle contra su voluntad a una guerra prematura. sino tenerlo todo dispuesto para cuando él se sienta ya con fuerzas para la guerra. Por de contado, Gral., que no perdonaremos medios de provocar naturalmente esta reacción. Vio- lentar el pais seria inútil, y precipitarlo sería una mala acción. Puesto que viene a nosotros, lo que hemos de hacer es ponernos de pie para recibirlo. Y no volver a sentarnos. Y aún hay otro peligro mayor, mayor tal vez que todos los de- más peligros. En Cuba ha habido siempre un grupo importante de hombres cautelosos, bastante soberbios para abominar la domina- ción española, pero bastante tímidos para no exponer su bienestar personal en combatirla. Esta clase de hombres, ayudados por todos los que quisieran gozar de los beneficios de la libertad sin pagarlos en su sangriento precio, favorecen vehementemente la anexión de Cuba a los Estados I’nidos. Todos los tímidos. todos los irresolutos, todos los observadores ligeros. todos los apegados a la riqueza, sienten tentaciones marcadas de apoyar esta solución, que creen poco costosa y fácil. Así halagan su conciencia de patriotas. v su miedo de serlo verdaderamente. Pero. como esa es la naturaleza humana, no hemos de ver con desdén estoico sus tentaciones, sino de ata- jarias. ct4 quien se vuelve Cuba, en el instante definitivo, y ,\‘ a cercano. de que pierda todas las nuevas esperanzas que cl término de la guerra, las promesas de España. y la politica de los liberales le han hecho concebir? Se vuelve a todos los que le hallan de una solución fuera de España.

Page 290: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Pero si no está en pie, elocuente, erguido, moderado, profundo, un partido revolucionario que inspire, por Ia cohesión y modestia de sus hombres, y la sensatez de sus proyectos, una confianza suficiente para acallar el anhelo del país-- la quién ha de volverse, sino a los hombres del partido anexionista que sur- girán entonces? ,CGmo evitar que sc vayan tras ellos todos los afi- ciona@ os a una libertad c8moda. que creen que con esa soiucicirl salvan a la par su fortuna y su conciencia? Ese es el riesgo grave. Por eso es llegada la hora de ponernos en pie. A eso iba, y va, Flor Crombet a Honduras. Querían hacerle pico- ta de escándalo, y base de operaciones ridículas. Él tiene noble co- razón, y juicio sano, y creo que piensa como pienso. A eso va, sin tiempo de esperar al discreto comisionado que tengo en estos íns- tantes en La Habana, comenzando a tejer en junto todos los hilos que andan sueltos. Porque yo quería, Gral., enviar a V. más cosas hechas. Va Crombet a decirle lo que ha visto, que es poco en lo presente visible, y mucho más en lo invisible y en lo futuro. Va en nombre de los hombres juiciosos de La Habana y el Príncipe’ y en el de D. S. Cisneros,* y en mi nombre, a preguntarle si no cree V. que esas que llevo precipitadamente escritas deben ser las ideas capita- les de la reaparición, en forma desemejante de las anteriores, y adecuada a nuestras necesidades prácticas, del partido revoluciona- rio. Va a oir de V. si no creo que esos que le apunto son los peligros reales de nuestra tierra y de sus buenos servidores. Va a saber pre- viamente, antes de hacer manifestación alguna pública- que pudiera parecer luego presuntuosa, o desmentida por los sucesos- si V. cree oportuno y urgente que el país vea surgir como un grupo compacto, cuerdo; y activo a la par que pensador, a todos aquellos hombres en cuya virtud tiene fe todavía. Va a saber de V. si no piensa que esa es la situación verdadera, esa la necesidad ya inme- diata, y ese, en rasgos generales, el propósito que puede realzar, acelerar sin violencia, acreditar de nuevo, y dejar en mano de sus guías naturales e ingenuos la Revolución. Ni debe esta ir a otro país, Gral., ni a hombres que la acepten de mal grado, o la com- prometan por precipitarla, o la acepten para impedirla, o para apro- vecharla en beneficio de un grupo o una sección de la Isla. Ya se va el correo, y tengo que levantar la pluma que he dejado volar hasta aquí. Me parece, General, por lo que le estimo, que le conozco desde

Page 291: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

hace mucho tiempo, y que también me estima. Creo que lo merezco, y sé que pongo en un hombre no común mi afecto. Sírvase no olvidar que espero con impaciencia su respuesta, porque hasta recibirla todo lo demoro, y la aguardo, no para hacer arma de ella, sino con esta seguridad y contento interiores, empezar a dar forma visible a estos trabajos, ya animados, tenaces y fructuo- sos. Jamás debe cederse a hacer lo pequeño por no parecer tibio o desocupado;- pero no debe perderse tiempo en hacer lo grande. 1 Príncipe o Puerto Príncipe, antiguo nombre de Camagüey. 2 Salvador Cisneros Betancourt. 320 los8 Marti ;Cómo puede ser que Vd., que está hecho a hacerlo, no venga con toda su valia a esta nueva obra? Ya me parece oír la respuesta de sus labios generosos y sinceros. En tanto, queda respetando al que ha sabido ser grande en ia guerra y digno en la paz,- su amigo y estimador JOSE MARTf 324 Classon Avenue Brroklyn L. I. 0. C., t. 1, p. 167- 171. Cotejada con el manuscrito original ALGENERALANTONIOMACEO N. York, 20 de julio de 1882. Sr. Gral. Antonio Maceo Sr. y amigo: La súbita salida de mi amigo Flor Crombet no me deja tiempo para explicar a V. con la claridad y minuciosidad que deseo la im- portancia y estado actual de los trabajos recientemente emprendidos para rehacer las fuerzas revolucionarias, mover en Cuba de un modo unánime y seguro los ánimos en nuestro sentir, y preparar en el ext, erior, con la unión cariñosa y conducta juiciosa de los bravos y buenos en quienes aún tiene fe Cuba, una guerra rápida y brillan- te que pueda ser siempre tenida como un honor, y no como un delito, por los que tomen parte en ella.- No conozco yo, General Maceo, soldado más bravo ni cubano más tenaz que V.- Ni com- prendería yo que se tratase de hacer,- como ahora trato y tratan tantos otros,- obra alguna seria en las cosas de Cuba, en que no figurase V. de la especial y prominente manera a que le dan dere- cho sus merecimientos. No puedo entrar, mal que me pese, por falta de tiempo, a explicar a V. cómo es forzoso,- ya que a despecho nuestro se han creado en Cuba después de la guerra elementos que no son nuestros- traerlos hábilmente a nuestro lado, pto. que ahora muestran deseos de venir; y aprovecharnos de ellos, ya que prescin- dir fuera, sobre injusto, imposible.- No puedo entrar a explicarle cómo inquieto ya de nuevo el país, y vueltos sus

Page 292: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

ojos a los que ha- yan de ser sus salvadores, busca otra vez a sus constantes defen- sores, que andan hoy fuera de habla, tan grandes como silenciosos, apartados, aislados, y por eso impotentes. Mientras no llamaba el país, parecía un acto de insensatez y violencia forzarlo a verter una sangre que se negaba a verter. Pero cuando el país llama, es necesario responderle, so pena de que olvide- con justicia- a los que no le responden, y llame a otros que le parezcan mejores.- No tengo tiempo de explicarle cómo ya se reunen sin esfuerzo al grupo 330 losé Martí OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 331 revolucionario activo, los revolucionarios arrepentidos, y los nuevos hombres de Cuba que creyeron que podian prescindir de la Revolu- ción. Ni tengo tiempo de decirle, General, cómo a mis ojos no está el problema cubano en la solución política, sino en la social, y cómo esta no puede lograrse sino con aquel amor y perdón mutuo de una y otra raza, y aquella prudencia siempre digna y siempre generosa de que sé que su altivo y noble corazón está animado. Para mi es un criminal el que promueva en Cuba odios, o se aproveche de los que existen. Y otro criminal el que pretenda sofocar las aspira- ciones legítimas a la vida de una raza buena y prudente que ha sido ya bastante desgraciada.- No puede V. imaginar, la especiali- sima ternura con que pienso en estos males, y en la manera, no vociferadora, ni ostensible,- sino callada, activa, amorosa, evangéli- ca de remediarlos. Tendría, General Maceo, placer vivísimo en que, en vez de escribirle yo estas cosas frías, las hablásemos. Estimo sus extraordinarias condiciones, y adivino en V. un hombre capaz de conquistar una gloria verdaderamente durable, grandiosa y sólida. En carta siguiente le explicaré todo lo que llevamos hecho, y pensamos hacer, que gira todo sobre eso que le llevo dicho, y en respuesta a lo cual, y a lo que Flor Crombet tiene encargo de ex- plicarle, espero que me diga si no aplaude y comparte estas icleas, y esta reaparición de manera seria y ordenada,- de todos los hom- bres importantes, y verdaderamente fieles, de nuestra causa, sincera y calurosamente reunidos, sin necesidad de jurar obediencia ciega a un grupo aislado o a un hombre solo, para aprovechar con cordura y sin demora los elementos ya hirvientes, y cada día más imponen- tes, de la guerra en Cuba. Mucho va ya hecho. Mucho se desea esta reaparición formal y pública. Pero yo he venido

Page 293: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

conteniendo, por mi parte, todo trabajo aislado y pequeño que no responda a la obra grandiosa que esperan de nosotros. Heroicos hemos de pa- recer, puesto que nos quieren heroicos. Si nos ven de menor tamaño que aquel de que esperan vernos- esto será como darnos muer- te.- Mas yo no estimo legal ni poderosa, por mucho que la soliciten y la apoyen, manifestación alguna revolucionaría, que no lleve el asentimiento, y vaya aconsejada y dirigida, de los hombres vale- rosos y buenos que han adquirido este especial derecho con sus méritos. Imagine V. si aguardaré con impaciencia,- teniendo que enfrenar a los impacientes, y a los que creen que con callar se pierde ya tiempo precioso,- la respuesta de V. acerca de estos pen- samientos que le muestro y de su opinión sobre esta nueva forma de nuestra obra, encaminada hoy a preparar activa y racionalmente, con toda la firmeza y habilidad que requiere problema tan grave y cosa tan extraordinaria, el modo de crear, por una guerra pronta de triunfo posible, un país en que, a pesar de estar muy trabajado de odios, entren desde su fundación a gozar de verdaderos dere- chos, y en verdaderas condiciones de larga y quieta vida, todos sus diversos elementos .- Yo sé que no está V. cansado de hacer cosas dificiles. Y que su juicio claro no se ofusca como el de la gente vulgar, y abarca toda la magnitud de nuestra tarea, y de nuestra responsabilidad. Tal vez, por mi odio a la publicidad inútil, ignore V. quien le escribe esta carta. Flor Crombet se lo dirá. Y yo le digo que se la escribe un hombre que sabe cuanto V. vale, y lo tiene en tanto. Con impaciencia espera su respuesta, y queda afectuosamente a sus órdenes,-- su amigo y servidor, JOSE MARTf 324 Classon Avenue, Brooklyn, L. I. 0. C., t. 1, p. 171- 173. Cotejada con el manuscrito original. OBRAS ESCOGIDAS. 7, 9 333 AMANUELMERCADO N. Y. ll de agosto. [ 18821 Mi hermano queridísimo:- Va para anos que no ve V. letra mía; y, sin embargo, no tiene mi alma compañero más activo, ni confidente mas amado que V.- Todo se lo consulto, y no hago cosa ni escribo palabra sin pensar en si le seria agradabie si la viese. Y cuente de veras con que si algo mio creyera yo que habria de desagradar a V.- no lo haría de fijo. Pero no se me ocurre nada, ni pongo en planta nada, que no vaya seguro, si obra de actividad, de su aplauso;- si pecado, porque soy pecador, por humano, de su indulgencia. Este

Page 294: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

comercio me es dulce. Este agradecimiento de mi alma a V. que me la quiere, me es sabroso. Su casa es un hogar para mi espíritu. Todos los días me siento a su mesa, sin ocurrírseme que V. puede estar, por mi silencio aparente, enojado conmigo; ni que recibiria V. fríamente. Y me parece que tengo derecho a V.,- por el que doy a V. constante y crecientemente sobre mi.- No es que me acuerde de V. en marcada hora del dia. Es que sé que V. consolaría mis tristezas, si las viera de cerca, y aún siento que las consuela con su afecto lejano: y es debilidad humana, o acaso fortaleza, pensar en lo que redime del dolor al punto en que el dolor se sufre. Por eso estoy pensando constantemente en V.- como viajero fatigado en puerto, y desterra- do en patria, y amante de dama que le engaña en aquella que no le engañó cuando él la amaba. Alguna vez he de decir en verso todas estas cosas, porque en verso están bien, y son verso ellas mismas. Ahora no,- porque estoy lleno de penas, y todo iria em- papado de lágrimas.- Y yo tengo odio a las obras que entristecen y acorbadan. Fortalecer y agrandar vias es la faena del que escribe. Jeremias se quejó tan bien, que no valen quejas después de las suyas.- Por eso no escribo -ni a mi madre, ni a V., ni para mi mismo ,- porque pensar en las penas quita fuerza para sufrirlas, y ni podria escribirle sin contárselas, porque me pareceria deslealtad, ni escribirle para contárselas, por aborrecimiento a querellas feme- mies, o por miedo de que mis pesares creciesen, con hablarle de ellos.- Y a más, porque desde hace dos años tengo un favor que pedirle, que no le voy a pedir ahora porque si fuese a pedirselo no le escribiría- y como el caso me era útil y aun urgente, y como sin querer, le hablaba de el en las cartas que le escribia, me ha parecido mal reempezar a escribirle con ocasión de necesidad mia, y he dejado sin enviar, y están ahora ante mí, cuantas cartas le he escrito. En una le hacia cuenta de mi vida de estos años, y le expli- caba por qué razón de prudencia social no había ido a refugiarme en México, mi tierra carisima: en otra le pedía consejo sobre una clase de versos rebeldes y extraños que suelo hacer ahora, no por propósito de mente, sino porque asi, sueltos y encabritados- y iquie- ra Dios que tan airosos!- como fos caballos del desierto, me salen del alma;- y en todas vaciaba en Ud. el alma entera. Su espiritu sereno por todas partes me fortifica y acompaña.-- Otra le escribi, que tampoco fue, cuando me

Page 295: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

sacaron el Isrnaeliffo de las manos, y los pusieron en prensa. En un estante tengo amon- tonada hace meses toda la edición;- porque como la vida no me ha dado hasta ahora ocasión suficiente para mostrar que soy poeta en actos, tengo miedo de que, por ir mis versos a ser conocidos antes que mis acciones, vayan las gentes a creer que sólo soy, como tantos otros, poeta en versos .- Y porque estoy todo avergonzado de mi libro, y aunque vi todo eso que él cuenta en el aire, me parece ahora cantos mancos de aprendiz de musa, y en cada letra veo una culpa. Con lo que verá V. que no escondo el libro por modestia, sino por soberbia.- Y en todas esas cartas iban filiales iras mías por la avaricia sór- dida, artera, temible y visible con que este pueblo mira a México: jcuántas veces, por no parecer intruso 0 que quería ganar fama fácil, he dejado la pluma ardiente que me vibraba como lanza de pelea en la mano! Pero ahora supe, por carta del fidelísimo Heberto, ’ que Ocaranza ha muerto. Salió a los labios, en versos que le envío, todo el amor dormido en mi alma. Mi hermana, 2 y V., y su casa, y su tierra llenan esos versos en que no se habla de ellos- Y ies tan raro ya que yo los haga! Estos no los hice yo, sino que vinieron hechos. Que pa- deci- no he de decirselo. Me pareció que me robaban algo mío, y me revolví contra el ladrón. Ya no vive tan buena criatura, que amó lo que yo amo: me queda al menos el consuelo de honrar- lo.- Yo no me doy cuenta de si valen algo, o nada valen, y son desborde monstruoso de la fantasia, y no construcción sana, los versos que le mando. Como los escribí, interrumpiendo un trabajo premioso que me llevaba ya ocupado, y con el cerebro inflamado, l Heberto Rodriguez. 2 Mariana Salustiana (. 4na). 334 José ,Mafti días y noches,- en el punto mismo en que recibí la carta de He- berto- se los envío. Si le parecen bien, publiquelos. Si no- agradéz- came el amor con que los hice, y regáñeme por mi obra ruin.- iCuánta bondad y grandeza se llevó el que ha muerto! iQué recado tan bello acerca de V. me mandó con mi amigo Bonalde! ’ iCon qué triste ternura miro ahora aquel bosquejo suyo del bosque de Chapultepec, que ha ido paseando por unas y otras tierras mi fideli- dad, y el mérito del más original, atrevido y elegante de los pintores mexicanos!-¿ Qué habrá sido, Mercado, de aquel bosquejo de cuer- po entero de mi hermosa Ana que una vez vi en su cuarto? ¿A que manos. irá a dar si no es a las

Page 296: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

de V., en que sea tan bien estimado como en las mías? Dígame qué es del cuadro, y st’ podría yo te- nerlo. iQué regalo para mis ojos, si pudiera yo ver constantemente ante ellos aquella esbelta y amante figura! Me pareceria que entraba en posesión de gran riqueza. Ya va apresuradamente dicho en mi mesa de empleado de co. mercio- que es profesión nueva en que entro, por no dar en la vil de desterrado sin ocupación, y ayudar a la amarga de cultivador de letras españolas- lo que de más importancia tenía hoy que de- cirle.- A Lofa- que aún me acaricia el perfume de aquellas florecí- tas de San Juan que me enviaba su mano piadosa a mi cuarto de enfermo.- A Manuel, que es de seguro un niño hidalgo, un abrazo apretado. Y a la gentil Luisa y a sus hermanitas, un beso en la mano.- A V.- toda el alma de su hermano. J. MARTI <A qué decirle que hable de mi a Peón y a Sánchez Solís?-- y a cuantos no me hayan olvidado?-~ Mi dirección: J. M. 324 Classon Av.- Brooklyn L. 1. 0. C., t. 20, p. 63- 65. Cotejada con el manuscrito’original A MANUEL MERCADO Nueva York, 16 de septiembre. [1882] l Mi amigo queridisimo: iQué larga carta le tenía preparada para hoy! Ya le enviaba mi última “carta de N. York”, para que me la estudiara, y me dijera si le parecía bien;- ya un cuaderno de Colombia, impreso en mi honor, en que hablan de mi muy cariñosamente;- ya todo un cua- derno de nuevas cosas mias más encrespadas y rebeldes que cuanto he sacado de mi mente al papel, y cuyas cosas iba a enviarle, y ie enviaré, porque V. haga de juez secreto, como hermano de su hermano, y me diga si cree que he hallado al fin el molde natural, desembarazado e imponente, para poner en verso mis revueltos y fieros pensamientos.- Que ya que venzo yo el natural disgusto de hablar de mis niñadas, y me confieso a V. sin rubor y plenamen- te,- V. debe pagarme esta inútil, pero certísima, prenda de cariño, haciendo hueco en sus quehaceres para aquel que, aunque desde le- jos y en silencio, con más fidelidad que otro alguno le acompa- ña.- Pero se va al fin Guasp, 2 de cuya estancia aquí no tuve hasta hace cuatro dias noticia, y con quien pensaba enviarle todas esas encomiendas,- puesto que no daré al aire esas mariposas de mayor estío hasta que no me diga V. si le parece que llevan bien cargadas de polvo de oro, y de fortaleza las alas,- y apenas tengo tiempo de mandarle un abrazo.- No sé si he dicho ya a V. que vivo ahora de

Page 297: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

trabajos de comercio, y que, como me faltan dineros, aunque no me faltarían modos, para hacerlo propio,- sirvo en el ajeno, lo que equivale en N. York a trocarse, de corcel de llano, en bestia de pesebre: ipero qué alegre vuelvo a mi casa cada día,- guardando l Anteriormente ha sido publicada con fecha 14 de septiembre, pero en el manus- crito original se lee claramenfe que es del día 16. EJM. 3 El poeta venezolano Juan Antonio Pérez Bonalde 2 Enrique Guasp de Peris. con sigilo, porque nadie los vea, los terrores del alma,- cargada la espalda de los granos que han de abastecer el exiguo granero de la casa! Aunque esta casa de cuyo bien cuido, y en cuyo beneficio me doy a esta labor, que me absorbe todo mi tiempo, y deja en moho mi mente, no está ahora conmigo sino en Puerto Príncipe, donde Carmen se detiene, por ver si con su alejamiento me fuerza a ir a Cuba, y donde detiene a mi hijo.- De esto no quiero hablarie, porque no quiero hablarme a mi mismo. Con Guasp le mando mi Ismaelilfo, y unos diez ejemplares, para que V. los ponga en manos delicadas. Sí quiero que lo conozcan, por mi hijo. Gozo en verlo famoso, y en que le hagan versos, y en que iuzca como caballero de importancia, y príncipe de veras, en diarios y revistas.- Un ejemplar se llevó a México Heberto. Ahora envío a Peón y a Sánchez Solis, y a Pedro Castera, que se ha acor- dado de mi en La Reptiblica. 3 Venero a quien me recuerda. <Qué haré con Vd. que sé que me ama? Por Guasp sé que es V. ahora Ministro de Gobernación, lo cual no me extrafia, porque V. es Ministro nato, y será Ministro siempre, y Presidente aun cuando no lo sea. Jamás vi unido tan dichoso carácter a alma tan hermosa, y tan perspicaz y serena inteligen- cia.- V. será feliz, y yo sé por qué!- Ya yo no lo seré, porque al comenzar a rodar, se me quebró el eje de la vida.- También quería hablar a V. largamente de un deseo mío, que desde hace un año tengo, y que concilia afectos y provecho, y acaso sea úlil a otros a la par que a mí.-- Pero me da vergüenz’a hablar de cosa que puede aprovecharme. Otra vez será.- No sé si recibió V., con carta mia anterior, mi memoria a Manuel Ocaranza. Pronto le enviaré en consulta mis cosas nuevas. Yo no temo que V. me haya olvidado.- Querer a mujer es bueno; pero acaso es mejor querer a hombre.- Esto no habla con Lola, que con serlo tanto, no es mujer. Todos los domingos veo aquí a Luisa, que luce en puesto de honor,

Page 298: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

en el retrato que hizo de ella Ocaranza, en la linda casa de mi amigo Bonalde.-¿ Cómo es que están en México, si están tan cerca de mí? iOjalá me paguen bien lo que los quiero! Ya no tiene tiempo para más su hermano J. MARTI 0. C., t. 20, p. 66- 67. Cotejada con el manuscrito original 3 Periódico de México. EL POEMA DEL NIAGARA iPasajero, detente! iEste que traigo de la mano no es zurcidor de rimas, ni repetidor de viejos maestros,- que los son porque a nadie repitieron,- ni decidor de amores, como aquellos que trocaron en mágicas citaras el seno tenebroso de las traidoras góndolas de Italia, ni gemidor de oficio, como tantos que fuerzan a los hombres honrados a esconder sus pesares como culpas y sus sagrados la- mentos como pueriles futilezas! Este que viene conmigo es grande, aunque no lo sea de España, y viene cubierto: es Juan Antonio Pérez Bonalde, que ha escrito el Poema del Niágara. Y si me pre- guntas más de él, curioso pasajero, te diré que se midió con un gigante y no salió herido, sino con la lira bien puesta sobre el hombro- porque este es el de los lidiadores buenos, que lidian con la lira,- y con algo como aureola de triunfador sobre la frente. Y no preguntes más, que ya es prueba sobrada de grandeza atre- verse a medirse con gigantes; pues el mérito no está en el éxito del acometimiento, aunque este volvió bien de la lid, sino en el valor de acometer. iRuines tiempos, en que no priva más arte que el de llenar bien los graneros de la casa, y sentarse en silla de oro, y vivir todo dorado; sin ver que la naturaleza humana no ha de cambiar de como es, y con sacar el oro afuera, no se hace sino quedarse sin oro alguno adentro! iRuines tiempos, en que son méritos eximio y desusado el amor y el ejercicio de la grandeza! iSon los hombres ahora como ciertas damiselas, que se prendan de las virtudes cuan- do las ven encomiadas por los demás, o sublimadas en sonante prosa o en alados versos, mas luego que se han abrazado a la vir- tud, que tiene forma de cruz, la echan de sí con espanto, como si fuera mortaja roedora que les comiera las rosas de las mejillas, y el gozo de los besos, y ese collar de mariposas de colores que gus- tan de ceñirse al cuello las mujeres! iRuines tiempos, en que los sacerdotes no merecen ya la alabanza ni la veneración de los poe- tas, ni los poetas han comenzado todavía a SU sacerdotes! iRuines tiempos!- ino para el hombre en junto, que saca, como los insectos, de sí propio

Page 299: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

la magnífica tela en que ha de pasear lue- 338 losé Martí OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 339 go el espacio; sino para estos jóvenes eternos; para estos sentidores exaltables reveladores y veedores, hijos de la paz y padres de ella; para estos creyentes fogosos, hambrientos de ternura, devoradores de amor, mal hechos a los pies y a los terruños, henchidos de recuer- dos de nubes y de alas, buscadores de sus alas rotas, pobres poetas! Es su natural oficio sacarse del pecho las águilas que en él les na- cen sin cesar,- como brota perfumes una rosa, y da conchas la mar y luz el sol,- y sentarse, a par que con sonidos misteriosos acom- pañan en su lira a las viajeras, a ver volar las águilas:- pero aho- ra el poeta ha mudado de labor, y anda ahogando águilas. ¿Ni [en] qué vuelta irán, si con el polvo del combate que hace un siglo empezó y aún termina, están oscurecidas hoy las vueltas? iNi quién las seguirá en su vuelo, si apenas tienen hoy los hombres tiempo para beber el oro de los vasos, y cubrir de él a las mujeres, y sacarlo de las minas? Como para mayor ejercicio de la razón, aparece en la naturaleza contradictorio todo lo que es lógico; por lo que viene a suceder que esta época de elaboración y transformación espléndidas, en que los hombres se preparan, por entre los obstáculos que preceden a toda grandeza, a entrar en el goce de sí mismos, y a ser reyes de reyes, es para los poetas,- hombres magnos,- por la confusión que el cam- bio de estados, fe y gobiernos acarrea, época de tumulto y de dolo- res, en que los ruidos de la batalla apagan las melodiosas profecías de la buena ventura de tiempos venideros, y el trasegar de los combatientes deja sin rosas los rosales, y los vapores de la lucha opacan el brillo suave de las estrellas en el cielo. Pero en la fábrica universal no hay cosa pequeña que no tenga en sí todos los gér- menes de las cosas grandes, y el cielo gira y anda con sus tormen- tas, días y noches, y el hombre se revuelve y marcha con sus pasio- nes, fe y amarguras; y cuando ya no ven sus ojos las estrellas del cielo, los vuelve a las de su alma.- De aquí esos poetas pálidos y gemebundos; de aquí esa nueva poesía atormentada y dolorosa; de aquí esa poesía intima, confidencial y personal, necesaria con- secuencia de los tiempos, ingenua y útil, como canto de hermanos, cuando brota de una naturaleza sana y vigorosa, desmayada y ri- dícula cuando la ensaya en sus cuerdas un sentidor flojo,

Page 300: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

dotado, como el pavón del plumaje brillante, del don del canto. Hembras, hembras débiles parecerían ahora los hombres, si se dieran a apurar, coronados de guirnaldas de rosas, en brazos de Alejandro y de Cebetes, el falerno meloso que sazonó los festines de Horacio. Por sensual queda en desuso la lírica pagana; y la cris- tiana, que fue hermosa, por haber cambiado los humanos el ideal del Cristo, mirado ayer como el más pequeño de los dioses, y amado hoy como el más grande, acaso, de los hombres. Ni líricos ni épicos pueden ser hoy con naturalidad y sosiego los poetas, ni cabe más lírica que la que saca cada uno de sí propio, como si fuera su propio ser el asunto único de cuya existencia no tuviera dudas, o como si el problema de la vida humana hubiera sido con tal valentía acometido y con tal ansia investigado,- que no cabe motivo mejor, ni más estimulante, ni más ocasionado a profundidad y grandeza que el estudio de sí mismo. Nadie tiene hoy su fe segura. Los mis- mos que lo creen, se engañan. Los mismos que escriben fe se muerden, acosados de hermosas fieras interiores, los puños con que escriben. No hay pintor que acierte a colorear con la nubedad y transparencia de otros tiempos la aureola luminosa de las vírgenes, ni cantor religioso o predicador que ponga unción y voz segura en sus estrofas y anatemas. Todos son soldados del ejército en mar- cha. A todos besó la misma maga. En todos está hirviendo la san- gre nueva. Aunque se despedacen las entrañas, en su rincón más callado están, airadas y hambrientas, la Intranquilidad, la Insegu- ridad, la Vaga Esperanza, la Visión Secreta. iUn inmenso hombre pálido, de rostro enjuto, ojos llorosos y boca seca, vestido de negro, anda con pasos graves, sin reposar ni dormir, por toda la tierra- y se ha sentado en todos los hogares, y ha puesto su mano trémula en todas las cabeceras! iQué golpeo en el cerebro! iqué susto en el pecho! iqué demandar lo que no viene! iqué no saber lo que se desea! iqué sentir a la par deleite y náusea en el espíritu, náusea del día que muere, deleite de alba! No hay obra permanente, porque las obras de los tiempos de reenquiciamiento y remolde son por esencia mudables e inquietas; no hay caminos constantes, vislúmbranse apenas los altares nuevos, grandes y abiertos como bosques. De todas partes solicitan la men- te ideas diversas- y la s ideas son como los pólipos, y como la luz de las estrellas, y como las olas

Page 301: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

de la mar. Se anhela incesantemen- te saber algo que confirme, o se teme saber algo que cambie las creencias actuales. La elaboración del nuevo estado social hace inse- gura la batalla por la existencia personal y más recios de cumplir los deberes diarios que, no hallando vías anchas, cambian a cada instan- te de forma y vía, agitados del susto que produce la probabilidad o vecindad de la miseria. Partido así el espíritu en amores contradic- torios e intranquilos; alat- mado a cada instante el concepto literario por un evangelio nuevo; desprestigiadas y desnudas todas las imá- genes que antes se reverenciaban; desconocidas aún las imágenes futuras, no parece posible, en este desconcierto de la mente, en esta revuelta vida sin vía fija, carácter definido, ni término seguro, en este medio acerbo de las pobrezas de la casa, y en la labor varia y medrosa que ponemos en evitarlas, producir aquellas luengas y pacientes obras, aquellas dilatadas historias en verso, aquellas ce- losas imitaciones de gentes latinas que se escribían pausadamente, año sobre año, en el reposo de la celda, en los ocios amenos del pretendiente en corte, o en el ancho sillón de cordobán de labor rica y tachuelas de fino oro, en la beatífica calma que ponía en el espíritu la certidumbre de que el buen iudio amasaba el pan, y el buen rey daba la ley, y la madre Iglesia abrigo y sepultura. Sólo 340 /osé Marti OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 341 en época de elementos constantes, de tipo literario general y deter- minado, de posible tranquilidad individual, de cauces fijos y noto- rios, es fácil la producción de esas macizas y corpulentas obras de ingenio que requieren sin remedio tal suma de favorables condicio- nes. El odio acaso, que acumula y concentra, puede aún producir naturalmente tal género de obras, pero el amor rebosa y se esparce; y éste es tiempo de amor, aun para los que odian. El amor entorna cantos fugitivos, mas no produce,- por ser sentimiento culminante y vehemente, cuya tensión fatiga y abruma,- obras de reposado aliento y laboreo penoso. Y hay ahora como un desmembramiento de la mente humana. Otros fueron los tiempos de las vallas alzadas; este es el tiempo de las vallas rotas. Ahora los hombres empiezan a andar sin tropie- zos por toda la tierra; antes, apenas echaban a andar, daban en muro de solar de señor o en bastión de convento. Se ama a un Dios que lo penetra y lo prevale

Page 302: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

todo. Parece profanación dar al Creador de todos los seres y de todo lo que ha de ser, la forma de uno solo de los seres. Como en lo humano todo el progreso consiste acaso en volver al punto de que se partió, se está volviendo al Cristo, al Cristo crucificado, perdonador, cautivador, al de los pies desnudos y los brazos abiertos; no un Cristo nefando y satánico, malevolente, odiador, enconado, fustigante, ajusticiador, imp: o. Y estos nuevos amores no se incuban, como antes, lentamente en celdas silenciosas en que la soledad adorable y sublime empollaba ideas gigantescas y radiosas; ni se llevan ahora las ideas luengos días y años luengos en la mente, fructificando y nutriéndose, acrecentándose con las im- presiones y juicios análogos, que volaban a agruparse a la idea madre, como los abanderados en tiempo de guerra al montecillo en que se alza la bandera; ni de esta prolongada preñez mental nacen ahora aquellos hijos ciclópeos y desmesurados, dejo natural de una época de callamiento y de repliegue, en que ias ideas habían de convertirse en sonajas de bufón de rey, o en badajo de campana de iglesia, o en manjar de patíbulo; y en que era forma única de la expresión del juicio humano el chismeo donairoso en una mala pla- za de las comedias en amor trabadas entre las cazoletas de la es- pada y vuelos del guardainfante de los cortejadores y hermosas de la villa. Ahora los árboles de la selva no tienen más hojas que len- guas las ciudades; las ideas se maduran en la plaza en que se en- señan, y andando de mano en mano, y de pie en pie. El hablar no es pecado, sino gala; el oír no es herejía, sino gusto, y hábito, y moda. Se tiene el oído puesto a todo; los pensamientos, no bien germinan, ya están cargados de flores y de frutos, y saltando en el papel, y entrándose, como polvillo sutil, por todas las mentes: los ferrocarriles echan abajo la selva; los diarios la selva humana. Pe- netra el sol por las hendiduras de los árboles viejos. Todo es ex- pansión, comunicación, florescencia, contagio, esparcimiento. El pe- riódico desflora las ideas grandiosas. Las ideas no hacen familia en la mente, como antes, ni casa, ni larga vida. Nacen a caballo, mon- tadas en relámpago, con alas. No crecen en una mente sola, sino por el comercio de todas. No tardan en beneficiar, después de salida trabajosa, a número escaso de lectores; sino que, apenas nacidas, benefician. Las estrujan, las ponen en alto, se las ciñen como coro- na. las

Page 303: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

clavan en picota, las erigen en ídolo, las vuelcan, las man- iean. Las ideas de baja ley, aunque hayan comenzado por brillar como de ley buena, no soportan el tráfico, el vapuleo, la marejada, el duro tratamiento. Las ideas de ley buena surgen a la postre, nagulladas, pero con virtud de cura espontánea, y compactas y enteras. Con un problema nos levantamos; nos acostamos ya con otro problema. Las imágenes se devoran en la mente. No alcanza el tiempo para dar forma a lo que se piensa. Se pierden unas en otras las ideas en el mar mental, como cuando una piedra hiere el agua azul se pierden unos en otros los círculos del agua. Antes las ideas se erguían en silencio en la mente como recias torres, por lo que, cuando surgían, se las veía de lejos; hoy se salen en tropel de los labios, como semillas de oro, que caen en suelo hirviente; se quiebran, se radifican, se evaporan, se malogran- joh hermoso sacrificio!- para el que las crea; se deshacen en chispas encendidas, se desmigajan. De aquí pequeñas obras fúlgidas; de aquí la ausen- cia de aquellas grandes obras culminantes, sostenidas, majestuosas, concentradas. Y acontece también que con la gran labor común de los huma- nos, y el hábito saludabie de examinarse, y pedirse mutuas cuentas de sus vidas, y la necesidad gloriosa de amasar por sí el pan que se ha de servir en los manteles, no estimula la época, ni permite acaso la aparición aislada de entidades suprahumanas recogidas en una única labor de índole tenida por maravillosa y suprema. Una gran montaña parece menor cuando está rodeada de colinas. Y esta es la época en que las colinas se están encimando a las montañas; en que las cumbres se van deshaciendo en llanuras; época ya cer- cana de la otra en que todas las llanuras serán cumbres. Con el descenso de las eminencias suben de nivel los llanos, lo que hará más fácil el tránsito por la tierra. Los genios individuales se seña- lan menos, porque les va faltando la pequeñez de los contornos que realzaban antes tanto su estatura. Y como todos van aprendiendo a cosechar los frutos de la naturaleza y a estimar sus flores, tocan los antiguos maestros a menos flor y fruto, y a más las gentes nue- vas que eran antes cohorte mera de veneradores de los buenos co- secheros. Asístese como a una descentralización de la inteligencia. f- fa entrado a ser lo bello dominio de todos. Suspende el número de buenos poetas secundarios y la escasez de poetas

Page 304: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

eminentes so- litarios. El genio va pasando de individual a colectivo. El hombre pierde en beneiicio de los hombres. Se diluyen, se expanden las cualidades de los privilegiados a la masa; lo que no placerá a los privilegiados de alma baja, pero sí a los de corazón gallardo y 342 Iose Martí OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 343 generoso, que saben que no se es en la tierra, por grande criatura que se sea, más que arena de oro, que volverá a la fuente hermosa de oro, y reflejo de la mira del Creador. Y como el auvernés muere en París alegre, más que de deslum- bramiento, del mal del país, y todo hombre que se detiene a verse anda enfermo del dulce mal del cíelo, tienen los poetas hoy -auver- neces sencillos en Lutecia alborotada y suntuosa -la nostalgia de la hazaña. La guerra, antes fuente de gloria, cae en desuso, y lo que pareció grandeza, comienza a ser crimen. La corte, antes alber- gue de bardos de alquiler, mira con ojos asustados a los bardos mo- dernos, que, aunque a veces arriendan la lira, no la alquilan ya por siempre, y aun suelen no alquilarla. Dios anda confuso; la mujer como sacada de quicio y aturdida; pero la naturaleza enciende siem- pre el sol solemne en medio del espacio; los dioses de los bosques hablan todavía la lengua que no hablan ya las divinidades de los altares; el hombre echa por los mares sus serpientes de cabeza parlante, que de un lado se prenden a las breñas agrestes de Ingla- terra, y de otro a la riente costa americana; y encierra la luz de los astros en un juguete de cristal; y lanza por sobre las aguas y por sobre las cordilleras sus humeantes y negros tritones;- y en el alma humana, cuando se apagan los soles que alumbraron la tierra decenas de siglos, no se ha apagado el sol. No hay occidente para el espíritu del hombre; no hay más que norte, coronado de luz. La montaña acaba en pico; en cresta la ola empinada que la tempestad arremolina y echa al cielo; en copa el árbol; y en cima ha de acabar la vida humana. En este cambio de quicio a que asistimos, y en esta refacción del mundo de los hombres, en que la vida nueva va, como los corceles briosos por los caminos, perseguida de canes la- dradores; en este cegamiento de las fuentes y en este anublamiento de los dioses,- la naturaleza, el trabajo humano, y el espíritu del hombre se abren como inexhaustos manantiales puros a los labios sedientos de los poetas:- ivacíen de sus copas de piedras preciosas el agrio vino viejo; y pónganlas a que se

Page 305: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

llenen de rayos de sol, de ecos de faena, de perlas buenas y sencillas, sacadas de lo hondo del alma,- y muevan con sus manos febriles, a los ojos de los hom- bres asustados, la copa sonora! De esta manera, lastimados los pies y los ojos de ver y andar por ruinas que aún humean, reentra en sí el poeta lírico, que siem- pre fue, en más 0 en menos, poeta persona¡,- y pone los ojos en las batallas y solemnidades de la naturaleza, aquel que hubiera sido en épocas cortesanas, conventuales o sangrientas, poeta de epopeya. La batalla está en los talleres; la gloria, en la paz: el templo, en toda la tierra; el poema, en la naturaleza. Cuando la vida se asiente, surgirá el Dante venidero, no por mayor fuerza suya sobre los hom- bres dantescos de ahora, sino por mayor fuerza del tiempo.- CQué es el hombre arrogante, sino vocero de lo desconocido, eco de lo sobrenatural, espejo de las luces eternas, copia más o menos aca- bada del mundo en que vive? Hoy Dante vive en sí, y de si. Ugolino roía a su hijo; mas él, a si propio: no hay ahora mendrugo más denteado que un alma de poeta: si se ven con los ojos del alma, sus puños mondados y los huecos de sus alas arrancadas manan sangre. Suspensa, pues, de súbito, la vida histórica; harto nuevas aún y harto confusas las instituciones nacientes para que hayan podido dar de sí- porque a los pueblos viene el perfume, como al vino, con los años- elementos poéticos; sacadas al viento, al empuje crí- tico, las raíces desmigajadas de la poesía añeja; la vida personal dudadora, alarmada, preguntadora, inquieta, luzbélíca; la vida ínti- ma febril, no bien enquiciada, pujante, clamorosa, ha venido a ser el asunto principal y, con la naturaleza, el único asunto legítimo de la poesía moderna. iMas, cuánto trabajo cuesta hallarse a sí mismo! El hombre ape- nas entra en el goce de la razón que desde su cuna le oscurecen, tiene que deshacerse para entrar verdaderamente en sí. Es un bra- ceo hercúleo contra los obstáculos que le alza al paso su propia naturaleza y los que amontonan las ideas convencionales de que es, en hora menguada, y por impío consejo, y arrogancia culpable,- alí- mentada. No hay más difícil faena que esta de distinguir en nuestra existencia la vida pegadiza y postadquirida, de la espontánea y pre- natural; lo que viene con el hombre, de lo que le añaden con sus lecciones, legados y ordenanzas los que antes de él han venido. So pretexto de completar al

Page 306: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

ser humano, lo interrumpen. No bien nace, ya están en pie junto a su cuna con grandes y fuertes vendas preparadas en las manos, las filosofías, las religiones, las pasiones de los padres, los sistemas políticos. Y lo atan; y lo enfajan; y el hombre es ya, por toda su vida en la tierra, un caballo embridado. Así es la tierra ahora una vasta morada de enmascarados. Se viene a la vida como cera, y el azar nos vacía en moldes prehechos. Las convenciones creadas deforman la existencia verdadera, y la verda- dera vida viene a ser como corriente silenciosa que se desliza invisi- ble bajo la vida aparente, no sentida a las veces por el mismo en quien hace su obra cauta, a la manera con que el Guadiana míste- rioso corre luengo camino calladamente por bajo de las tierras an- daluzas. Asegurar el albedrío humano; dejar a los espíritus su se- ductora forma propia; no deslucir con la imposición de ajenos prejuicios las naturalezas vírgenes; ponerlas en aptitud de tomar por sí lo útil, sin ofuscarlas, ni impelerlas por una vía marcada: iHe ahí el único modo de poblar la tierra de la generación vigorosa Y creadora que le falta! Las redenciones han venido siendo teóricas Y formales: es necesario que sean efectivas y esenciales. Ni la ori- ginalidad literaria cabe, ni la libertad política subsiste, mientras no se asegure la libertad espiritual. El primer trabajo del hombre es reconquistarse. Urge devolver los hombres a sí mismos: urge sacar- los del mal gobierno de la convención que sofoca o envenena sus 344 losi Marti OBRAS ESCOGIDAS. T. I 345 sentimientos, acelera el despertar de sus sentidos, y recarga su in- teligencia con un caudal pernicioso, ajeno, frío y falso. Sólo lo genuino es fructífero. Sólo lo directo es poderoso. Lo que otro nos lega es como manjar recalentado. Toca a cada hombre reconstruir la vida: a poco que mire en sí, la reconstruye. iAsesino alevoso, ingrato a Dios y enemigo de los hombres, es el que so pretexto de dirigir a las generaciones nuevas, les enseña un cúmulo aislado y absoluto de doctrinas, y les predica al oído, antes que la. dulce plática de amor, el evangelio bárbaro del odio! Reo es de trarcron a la naturaleza el que impide, en una vía u otra, y en cualquiera vía, el libre uso, la aplicación directa y el espontáneo empleo de las facultades magníficas del hombre! iEntre ahora el bravo, el buen lancero, el ponderoso justador, el caballero de la libertad huma- na,- que es orden magna de caballería,- el que se

Page 307: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

viene derecha- mente, sin pujos de Valbuena ni rezagos de Ojeda, por la poesía epica de nuestros tiempos: el que movió al cielo las manos genero- sas en tono de plegaria, y las sacó de la oración a modo de ánfora sonora, henchida de estrofas opulentas y vibrantes, acariciada de olímpicos reflejos!- El poema está en el hombre, decidido a gustar todas las manzanas, a empujar toda la savia def árbol del Paraíso y a trocar en hoguera confortante el fuego de que forjó Dios en otro tiempo la espada exterminadora! iEl poema está en la naturaleza, madre de senos próvidos, esposa que jamás desama, oráculo que siempre responde, poeta de mil lenguas, maga que hace entender lo que no dice, consoladora que fortifica y embalsama! iEntre ahora el buen bardo del Niágara, que ha escrito un canto extraordinario y resplandeciente del poema inacabable de la Naturaleza! iE poema del Niágara! Lo que el Niágara cuenta; las voces del torrente; los gemidos del alma humana; la majestad del alma uni- versal; el diálogo titánico entre el hombre impaciente y la naturaleza desdeñosa; el clamor desesperado de hijo de gran padre desconocido que pide a su madre muda el secreto de su nacimiento; el grito de todos en un solo pecho; el tumulto del pecho que responde al bravio de las ondas; el calor divino que enardece y encala la frente del hombre a la faz de lo grandioso; la compenetración profética y suavísima del hombre rebelde e ignorador y la naturaleza fatal y reveladora, el tierno desposorio con lo eterno, y el vertimiento de- leitoso en la creación del que vuelve a sí el hombre ebrio de fuerza y júbilo, fuerte como un monarca amado, ungido rey de la Na- turaleza. iE poema del Niágara. 1 El halo de espíritu que sobrerrodea el halo de agua de colores; la batalla de su seno, menos fragorosa que la humana; el oleaje simultáneo de todo lo vivo, que va a parar, empujado por lo que no se ve, encabritándose y revolviéndose, allá en lo que no se sabe; la ley de la existencia; lógica en fuerza de ser incomprensible, que devasta sin acuerdo aparente mártires y villanos, y sorbe de un hálito, como ogro famélico, un haz de evan- gelistas, en tanto que deja vivos en la tierra, como alimañas de boca roja que le divierten, haces de criminales; la vía aparejada en que estallan, chocan, se rebelan, saltan al cíelo y dan en hondo hombres y cataratas estruendosas; el vocerio y combate angélico del hombre arrebatado por la ley

Page 308: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

arrolladora, que al par que cede y muere, blasfema, agítase como titán que se sacude mundos y ruge; la voz ronca de la cascada que ley igual empuja, y al dar en mar o en antro, se encrespa y gime; y luego de todo, las lágrimas que lo envuelven ahora todo, y el quejido desgarrador del alma sola: he ahí el poema imponente que este hombre de su tiempo vio en el Niágara. Toda esa historia que va escrita es la de este poema. Como este poema es obra representativa, hablar de él es hablar de la época que representa. Los buenos eslabones dan chispas altas. Menguadr cosa es lo relativo que no despierta el pensamiento de lo absoluto Todo ha de hacerse de manera que lleve la mente a lo general y a lo grande. La filosofía no es más que el secreto de la relación de las varías formas de existencia. Mueven el alma de este poeta los afanes, las soledades, las amarguras, la aspiración del genio cantor. Se presenta armado de todas armas en un circo en donde no ve combatientes, ni estrados animados de público tremendo, ni ve premio. Corre, cargado de todas las armas que le pesan, en busca de batalladores. iHalla un monte de agua que le sale al paso; y, como lleva el pecho de combate, reta al monte de agua! Bonalde, apenas puso los ojos sobre sí, y en su torno, viviendo en tiempo revuelto y en tierra muy fría, se vio solo; catecúmeno enérgico de una religión no establecida, con el corazón necesitado de adorar, con la razón negada a la reverencia; creyente por instinto; incrédulo por reflexión. En vano buscó polvo digno de una frente varonil para postrarse a rendir tributo de acatamiento; en vano trató de hallar su puesto, en esta época en que no hay tierra que no los haya trastocado todos, en la confusa y acelerada batalla de los vivos; en vano, creado por mal suyo para empresas hazañosas, y armado por el estudio del análisis que las reprime, cuando no las prohibe o ridiculiza, persiguió con empeño las grandes acciones de los hombres, que tienen ahora a gala y prueba d: ánimo fuerte, no emprender cosa mayor, sino muy suave, productiva y hacedera. En los labios le rebosaban los versos robustos; en la mano le vibraba acaso la espada jamás espada;- de la libertad,- que no debiera, por cierto, llevar en el espíritu la punzante angustia de vivir sobrado de fuerzas sin empleo, que es como poner la savia de un árbol en el cuerpecíllo de una hormiga. Los vientos corrientes le batían las sienes; la sed de nuestros tiempos

Page 309: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

le apretaba las fauces; lo pasado, itodo es castillo solitario y armadura vacía! lo presente itodo es pregunta, negación, cólera, blasfemia de derrota, alarido de triunfo! lo venidero, itodo está oscurecido por el polvo y vapor de la batalla! 346 losé Mndí OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 347 Y fatigado de buscar en vano hazañas en los hombres, fue el poeta a saludar la hazaña de la Naturaleza. Y se entendieron. El torrente prestó su voz al poeta; el poeta su gemido de dolor a la maravilla rugidora. Del encuentro stibito de un espíritu ingenuo y de un espectáculo sorprendente, surgió este poema palpitante, desbordado, exuberante, lujoso. Acá desmaya, por- que los labios sajan las ideas, en vez de darles forma. Allá se en- cumbra, porque hay ideas tales, que pasan por sobre los labios, como por sobre valla de carrizos. El poema tiene el alarde pindárico, el vuelo herediano, rebeldes curvas, arrogantes reboses, lujosos alzamientos, cóleras heroicas. El poema ama, no se asombra. No se espanta, llama. Riega todas las lágrimas del pecho. Increpa, golpea, implora. Yergue todas las soberbias de la mente. Empuñaría sin miedo el cetro de la sombra. Ase la niebla, rásgala, penétrala. LEVO- ca al Dios del antro: húndese en la cueva limosa; enfríase en torno suyo el aire; resurge coronado de luz: canta el hosanna! La luz es el gozo supremo de los hombres.- Ya pinta el río sonoro, turbulento, despeñado, roto en polvo de plata, evaporado en humo de colores, Las estrofas son cuadros; ora ráfagas de ventisquero: ora columnas de fuego, ora relámpagos. Ya Luzbel, ya Prometeo, ya Icaro. Es nuestro tiempo, enfrente de nuestra naturaleza. Ser eso, es dado a pocos. Contó a la Naturaleza los dolores del hombre moderno. Y fue pujante, porque fue sincero. Montó en carroza de oro. Este poema fue impresión, choque, golpe de ala, obra genuina, rapto súbito. Vese aún a trechos al estudiador que lee, el cual es personaje importuno en estos choques del hombre y la Naturaleza; pero por sobre él salta, por buena fortuna, gallardo y atrevido, el hombre. El gemidor asoma; pero el sentidor vehemente vence. Nada le dice el torrente, que lo dice todo; pero a poco pone bien el oído, y a despecho de los libros de duda, que le alzan muralla, lo oye todo. Las ideas potentes se enciman, se precipitan, se cobijan, se empujan, se entrelazan. Acá el consonante las magulla; el conso- nante magulla siempre;- allá las prolonga, con lo cual las daña; por lo común, la idea

Page 310: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

abundosa y encendida encaja noblemente en el verso centelleante. Todo el poeta se salió a estos versos; la majestad evoca y pone en pie todo lo majestuoso. Su estrofa fue esta vez como la ola que nace del mar agitado, y crece al paso con el encuentro de otras olas, y se empina, y se enrosca, y se despliega ruidosamente, y va a morir en espuma sonante y círculos irregulares y rebeldes no sujetos a forma ni extensión; acá ense- ñoreándose de la arena y tendiéndose sobre ella como triunfador que echa su mano sobre la prisionera que hace su cautiva; allá besando mansamente los bordes cincelados de la piedra marina caprichosa: quebrándose acullá en haces de polvo contra la arista enhiesta de las rocas. Su irregularidad le viene de su fuerza, La perfección de la forma se consigue casi siempre a costa de la perfec- ción de la idea. Pues el rayo iobedece a marcha precisa en su ca- mino? iCuándo fue jaca de tiro más hermosa que potro en la dehesa? Una tempestad es más bella que una locomotora. Señalanse por sus desbordes y turbulencias las obras que arrancan derechamente de lo profundo de las almas magnas. Y Pérez Bonalde ama su lengua, y la acaricia, y la castiga; que no hay placer como este de saber de dónde viene cada palabra que se usa, y a cuánto alcanza, ni hay nada mejor para agrandar y robustecer la mente que el estudio esmerado y la aplicación oportu- na del lenguaje. Siente uno, luego de escribir, orgullo de escultor y de pintor. Es la dicción de este poema redonda y hermosa; ]a fac- tura amplia; el lienzo extenso; los colores a prueba de sol. La frase llega a alto, como que viene de hondo, y cae rota en colores, o ple- gada con majestad, o fragorosa como las aguas que retrata. A veces, con la prisa de alcanzar la imagen fugitiva, el verso queda sin concluir, o concluido con premura. Pero la alteza es constante. Hay ola, y ala. Mima Pérez Bonalde lo que escribe; pero no es, ni quiere serlo, poeta cincelador. Gusta, por descontado, de que el verso brote de su pluma sonoro, bien acuñado, acicalado, mas no se pondrá como otros frente al verso, con martillo de oro y buril de plata, y enseres de cortar y de sajar, a mellar aquí un extremo, a fortificar allí una juntura, a abrillantar y redondear la joya, sin ver que si el diamante sufre talla, moriría la perla de ella. El verso es perla. No han de ser los versos como la rosa centifolia, toda llena de ho- jas, sino como el jazmín del Malabar, muy cargado. de

Page 311: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

esencias. La hoja debe ser nítida, perfumada, sólida, tersa. Cada vasilo suyo ha de ser un vaso de aromas. El verso, por dondequiera que se quiebre, ha de dar luz y perfume. Han de podarse de la lengua poética, como del árbol, todo los retoños entecos, o amarillentos, o mal nacidos, y no dejar más que los sanos y robustos, con lo que, con menos hojas, se alza con más gallardía la rama, y pasea en ella con más libertad la brisa y nace mejor el fruto. Pulir es bueno, mas dentro de la mente y antes de sacar el verso al labio. El verso hierve en la mente, como en la cuba el mosto. Mas ni el vino mejora, luego de hecho, por añadirle alcoholes y taninos; ni se aquilata el verso, luego de nacido, por engalanarlo con adita- mentos y aderezos. Ha de ser hecho de una pieza, ii de una sola inspiración, porque no es obra de artesano que tra aja a cordel, sino de hombre en cuyo seno anidan cóndores, que ha de aprovechar el aleteo del cóndor. Y así brotó de Bonalde este poema, y es una de sus fuerzas; fue hecho de una pieza. iOh! iesa tarea de recorte, esa mutilación de nuestros hijos, ese trueque de plectro del poeta por el bisturi del disector! Así que- dan los versos pulidos: deformes y muertos. Como cada palabra ha de ir cargada de su propio espíritu y llevar caudal suyo al verso, mermar palabras es mermar espíritu, y cambiarlas es rehervir el mosto, que, como el café, no ha de ser rehervido. Se queja el alma del verso, como maltratada, de estos golpes de cincel. Y no parece 348 losé Martí OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 349 cuadro de Vinci, sino mosaico de Pompeya. Caballo de paseo no gana batallas. No está en el divorcio el remedio de los males del matrimonio, sino en escoger bien la dama y en no cegar a des- tiempo en cuanto a las causas reales de la unión. Ni en el pulimento esta la bondad del verso, sino en que nazca ya alado y sonante. No se dé por hecho el verso, en espera de acabarle luego, cuando aun no esté acabado; que luego se le rematará en apariencia, mas no verdaderamente, ni con ese encanto de cosa virgen que tiene el verso que no ha sido sajado ni trastrojado. Porque el trigo es más fuerte que el verso, y se quiebra y amala cuando lo cambian muchas veces de troje. Cuando el verso quede por hecho ha de estar armado de todas armas, con coraza dura y sonante, y de penacho blanco rematado el buen casco de acero reluciente. Que aun con todo esto, como pajas perdidas que con el gusto del

Page 312: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

perfume no se cuidó de recoger cuando se abrió la caja de per- fumería, quedaron sueltos algunos cabos, que bien pudieran rema- tarse; que acá sobra un epíteto; que aquí asoma un asonante ino- portuno; que acullá ostenta su voluta caprichosa un esdrújulo osado; que a cual verso le salió corta el ala, lo que en verdad no es cosa de gran monta en esta junta de versos sobrados de alas grandes; que como dejo natural del tiempo, aparecen en aquella y esta estro- fa, como fuegos de San Telmo en cielo sembrado de astros, gemidos de contagio y desesperanzas; iea! que bien puede ser, pero esa menudencia es faena de pedantes. Quien va en busca de montes, no se detiene a recoger las piedras del camino. Saluda el sol, y acata al monte. Estas son confidencias de sobremesa. Esas cosas se dicen al oído. Pues; 1 quién no sabe que la lengua es jinete del pensamien- to, y no su caballo? La imperfección de la lengua humana para expresar cabalmente los juicios, afectos y designios del hombre es una prueba períecta y absoluta de la necesidad de una existencia venidera. Y aquí viene bien que yo conforte el alma, algún momento aba- tida y azorada de este gallardísimo poeta; que yo le asegure lo que él anhela saber; que vacíe en él la ciencia que en mí han puesto la mirada primera de los niños, colérica como quien entra en casa mezquina viniendo de palacio, y la última mirada de los moribun- dos, que es una cita, y no una despedida. Bonalde mismo no niega, sino que inquiere. No tiene fe absoluta en la vida próxima; pero no tiene duda absoluta. Cuando se pregunta desesperado qué ha de ser él, queda tranquilo, como si hubiera oído lo que no dice. Saca fe en lo eterno de los coloquios en que bravamente lo interroga. En vano teme él morir cuando ponga al fin la cabeza en la almohada de tierra. En vano el eco que juega con las palabras,- porque la na- turaleza parece, como el Creador mismo, celosa de sus mejores criaturas, y gusta de ofuscarles el juicio que les dio,- le responde que nada sobrevive a la hora que nos parece la postrera. El eco en el alma dice cosa más honda que el eco del torrente. Ni hay torrente como nuestra alma. iNo! iia vida humana no es toda la vida! La tumba es vía y no término. La mente no podría concebir lo que no fuera capaz de realizar; la existencia no puede ser juguete abominable de un loco maligno. Sale el hombre de la vida, como tela plegada, ganosa de lucir sus colores, en busca de marco; como

Page 313: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

nave gallarda, ansiosa de andar mundos, que al fin se da a los mares. La muerte es júbilo, reznudamiento, tarea nueva. La vida humana sería una invención repugnante y bárbara, si estuviera limitada a la vida en la tierra. Pues iqué es nuestro cerebro, sementera de proezas, sino anuncio del país cierto en que han de rematarse? Nace el árbol en la tierra, y halla atmósfera en que extender sus ramás; y el agua en la honda madre, y tiene cauce en donde echar sus fuentes; y nacerán las ideas de justicia en la mente, las jubilo- sas ansias de no cumplidos sacrificios, el acabado programa de ha- zañas espirituales, los deleites que acompañan a la imaginación de una vida pura y honesta, imposible de logro en la tierra-¿ y no tendrá espacio en que tender al aire su ramaje esta arboleda de oro? <Qué es más el hombre al morir, por mucho que haya trabajado en vida, que gigante que ha vivido condenado a tejer cestos de monje y fabricar nidillos de jilguero? <Qué ha de ser del espíritu tierno y rebosante que, falto de empleo fructífero, se refugia en sí mismo, y sale integro y no empleado de la tierra?- Este poeta ven- turoso no ha entrado aún en los senos amargos de la vida. No ha sufrido bastante. Del sufrimiento, como el halo de la Luz, brota la fe en la existencia venidera. Ha vivido con la mente, que ofusca; y con el amor, que a veces desengaña; fáltale aún vivir con el dolor que conforta, acrisola y esclarece. Pues iqué es el poeta, sino a! i- mento vivo de la llama con que alumbra? iEcha su cuerpo a la hoguera, y el humo al cielo, y la claridad del incendio maraviikw se esparce, como un suave calor, por toda la tierra! Bien hayas, poeta sincero y honrado que te alimentas de ti mis- mo.- iHe aquí una lira que vibra! iHe aquí un poeta que se palpa el corazón, que lucha con la mano vuelta al cielo, y pone a los aires vivos la arrogante frente! iHe aquí un hombre, maravilla de arte sumo, y fruto raro en esta tierra de hombres! He aquí un vigoroso braceador que ponc el pie seguro, la mente avarienta, y los ojos ansiosos y serenos en ese haz de despojos de templos, y muros apun- talados, y cadáveres dorados, y alas hechas de cadenas, de .que, con afán siniestro, se aprovechan hoy tantos arteros batalladores para rehacer prisiones al hombre moderno.-- El no persigue a la poesía, breve espuma de mar hondo, que sólo sale a flote cuando haya mar hondo, y voluble coqueta que no cuida de sus cortejado, res, ni dispensa a

Page 314: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

los importunos sus caprichos. El aguardó la hora alta, en que el cuerpo se agiganta y los ojos se inundan de llanto, y de embriaguez el pecho, y se hincha la vela de la vida, como lona de barco, a vientos desconocidos, y se anda naturalmente a paso de monte. EI aire de la tempestad es suyo, y ve en él luces, y abismos bordados de fuego que se entreabren, y místicas promesas. En este poema, abrió su seno atormentado al aire puro, los brazos trémulos al oráculo piadoso, la frente enardecida a las caricias aquietadoras de la sagrada naturaleza. Fue libre, ingenuo, humilde, preguntador, señor de si, caballero del espíritu. iQuiénes son los soberbios que se arrogan el derecho de enfrenar cosa que nace libre, de sofocar la llama que enciende la naturaleza, de privar del ejercicio natural de sus facultades a criatura tan augusta como el ser humano? jQuié- nes son esos búhos que vigilan la cuna de los recién nacrdos y beben en su lámpara de oro el aceite de la vida? CQuiénes son esos alcaides de la mente, que tienen en prisión de dobles rejas al alma, esta gallarda castellana? iHabrá blasfemo mayor que el que, so pretexto de entender a Dios, se arroja a corregir la obra divina? )Oh Libertad! fno manches nunca tu túnica blanca, para que no tenga miedo de ti el recién nacido!- iBien hayas tú, Poeta del Torrente, que osas ser libre en una época de esclavos pretenciosos, porque de tal modo están acostumbrados los hombres a la servi- dumbre, que cuando han dejado de ser esclavos de la reyecía, co- mienzan ahora, con más indecoroso humillamiento, a ser esclavos de la Libertad! iBien hayas, cantor ilustre, y ve que sé qué vale esta palabra que te digo! iBien hayas tú, señor de espada de fuego, jinete de caballo de alas, rapsoda de lira de roble, hombre que abres tu seno a la Naturaleza! Cultiva lo magno, puesto que trajiste a la tierra todos los aprestos del cultivo. Deja a los pequeños otras pequeñeces. Muévante siempre estos solemnes vientos. Pon de lado las huecas rimas de uso, ensartadas de perlas y matizadas con flores de artificio, que suelen ser más juego de la mano y divertimiento del ocioso ingenio que llamarada del alma y hazaña digna de los magnates de la mente. Junta en haz alto, y echa al fuego, pesares de contagio, tibiedades latinas, rimas reflejas, dudas ajenas, males de libros, fe prescrita, y caliéntate a la llama salu- dable del frío de estos tiempos dolorosos en que, despierta ya en la mente la criatura adormecida,

Page 315: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

están todos los hombres de pie sobre la tierra, apretados los labios, desnudo el pecho bravo y vuel- to el puño al cielo, demandando a la vida su secreto. JOSE MARTI Nueva York, 1882 Prólogo a la segunda edicih de El poema del Nitigara, de Juan Antonio Pérez Bonalde, Nueva York, 1883. 0. C.. t. 7, p. 223- 238. VERSOS LIBRES Mis versos Estos son mis versos. Son como son. A nadie los pedí prestados. Mientras no pude encerrar íntegras mis visiones en una forma ade- cuada a ellas, dejé volar mis visiones: oh, cuánto áureo amigo, que ya nunca ha vuelto! Pero la poesía tiene su honradez, y yo he que- rido siempre ser honrado. Recortar versos, también sé, pero no quiero. Así como cada hombre trae su fisonomía, cada inspiración trae su lenguaje. Amo las sonoridades difíciles, el verso escultórico, vibrante como la porcelana, volador como un ave, ardiente y arro- llador como una lengua de lava. El verso ha de ser como una espa- da reluciente, que deja a los espectadores la memoria de un guerre- ro que va camino al cielo, y al envainarla en el sol, se rompe en alas. Tajos son estos de mis propias entrañas,- mis guerreros.- Nin- guno me ha salido recalentado, artificioso, recompuesto, de la men- te; sino como las lágrimas salen de los ojos y la sangre sale a borbotones de la herida. No zurcí de este y aquel, sino sajé en mí mismo. Van escritos no en tinta de Academia, sino en mi propia sangre. Lo que aqui doy a ver lo he visto antes (yo lo he visto, yo)- Y he visto mucho más, que huyó sin darme tiempo a que copiara sus rasgos.- De la extrañeza, singularidad, prisa, amontonamiento, arrebato de mis visiones, yo mismo tuve la culpa, que las he hecho surgir ante mí como las copio. De la copia, yo soy el responsable. Hallé quebran- tadas las vestiduras, y otras no y usé de estos colores. Ya sé que no son usados.- Amo las sonoridades difíciles y la sinceridad, aun- que pueda parecer brutal. Todo lo que han de decir ya lo sé, lo he meditado completo, y me lo tengo contestado.- He querido ser leal, y si pequé, no me arrepiento de haber pecado. PC. Ed. c., t. 1, p. 57. 352 IosC Marti OBRAS ESCOCIDAS. T. 1 353 Académica Ven, mi caballo, a que te encinche: quieren Que no con garbo natural el coso Al sabio impulso corras de la vida, Sino que el paso de la pista aprendas, Y la lengua del látigo, y sumiso Des a la silla el arrogante lomo:- Ven, mi caballo: dicen que en el pecho Lo que es cierto, no es cierto: que la estrofa fgnea

Page 316: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

que en lo hondo de las almas nace, Como penacho de fontana pura Que el blando manto de la tierra rompe Y en gotas mil arreboladas cuelga, No ha de cantarse, no, sino las pautas Que en moldecillo azucarado y hueco Encasacados dómines dibujan: Y gritan: “Al bribón!” -cuando a las puertas Del templo augusto un hombre libre asoma!- Ven, mi caballo; con tu casco limpio A yerba nueva y flor de llano oliente, Cinchas estruja, lanza sobre un tronco Seco y piadoso, donde el sol la avive, Del repintado dómine la chupa, De hojas de antaño y de romanas rosas Orlada, y deslucidas joyas griegas,- Y al sol del alba en que la tierra rompe Echa arrogante por el orbe nuevo. PC. Ed. c. t. 1, p. 61. Pollice verso + [Memoria de presidio] Sí! yo también, desnuda la cabeza De tocado y cabellos, y al tobillo Una cadena lurda, heme arrastrado Entre un montón de sierpes, que revueltas Sobre sus vicios negros, parecían Esos gusanos de pesado vientre Y ojos viscosos, que en hedionda cuba De pardo lodo lentos se revuelcan! Y yo pasé, sereno entre los viles, Cual si en mis manos, como en ruego juntas, Las anchas alas púdicas abriese Una paloma blanca. Y aún me aterro De ver con el recuerdo lo que he visto Una vez con mis ojos. Y espantado, Póngome en pie, cual a emprender la fuga!- iRecuerdos hay que queman la memoria! iZarzal es la memoria: mas la mía Es un cesto de llamas! A su lumbre El porvenir de mi nación preveo; Y lloro: Hay leyes en la mente, leyes Cual las del río, el mar, la piedra, el astro, Asperas y fatales: ese almendro Que con su rama oscura en flor sombrea Mi alta ventana, viene de semilla De almendro; y ese rico globo de oro De dulce y perfumoso jugo lleno Que en blanca fuente una niñuela cara, Flor del destierro, cándida me brinda, Naranja es, y vino de naranjo:- Y el suelo triste en que se siembran lágrimas Dará árbol de lhgrimas. La culpa Es madre del castigo. No es la vida Copa de mago que el capricho torna En hiel para los míseros, y en férvido Tokay para el feliz. La vida es grave,- Porción del Universo, frase unida A frase colosal, sierva ligada A un carro de oro, que a los ojos mismos De los que arrastra en rápida carrera Ocúltase en el áureo polvo,- sierva Con escondidas riendas ponderosas A la incansable eternidad atada! ’ De este poema existen tres manuscrftos a los que convencionafmente Itamare- mas A, B y C, sin que pueda determinarse con exactitud el orden de los mismos. El ms.

Page 317: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

A, subtitulado “Memoria de presidio”, aparece en tres hojas de libreta rayadas, tscritas por las dos caras (salvo la ultima hoja) con tinta negra; sus bordes están chamuscados, lo que puede explicar la apariencia de .mayor anti- güedad en relación con los otros manuscritos. En el margen superior izquierdo de su primera hoja se lee: “Flores del cielo” “Pomona”, “Isla famosa”. El ms B fo forman cuatro hojas escritas en tinta roja por una sola cara numeradas del 10 al 13. El ms. C aparece en dos hojas de papel legal, escritas con tinta morada Por. las dos caras la última de las cuales contiene apuntes a lápiz en ingles. Su cahgrafia es la más esmerada y en general arece copia, con ligeras diferencias, del ms. B. Presentamos el ms. A como pon le versión definitiva, rectificando el 4 error cometido por ediciones anteriores en la ordenación de las hojas. 354 losé Martí Circo la tierra es, como el Romano; Y junto a cada cuna una invisible Panoplia al hombre aguarda, donde lucen Cual daga cruel que hiere al que la blande, Los vicios, y cual límpidos escudos Las virtudes: la vida es fa ancha arena, Y los hombres esclavos gladiadores,- Mas el pueblo y el rey, callados miran De grada excelsa, en la desierta sombra. Pero miran! Y a aquel que en la contienda Bajó el escudo, o lo dejó de fado, 0 suplicó cobarde, o abrió el pecho Laxo y servil a la enconosa daga Del enemigo, las vestales rudas Desde el sitial de la implacable piedra Condenan a morir, polfice verso, Y hasta el pomo ruin la daga hundida, Al flojo gladiador clava en la arena. iAlza, oh pueblo, el escudo, porque es grave Cosa esta vida, y cada acción es culpa Que como aro servil se lleva luego Cerrado al cuello, o premio generoso Que del futuro mal próvido libra! tiVeis los esclavos? Como cuerpos muertos Atados en racimo, a vuestra espalda Irán vida tras vida, y con fas frentes Pálidas y angustiadas, fa sombría Carga en vano halaréis, hasta que el viento De vuestra pena bárbara apiadado, Los átomos postreros evapore! iOh qué visión tremenda! joh qué terrible Procesión de culpables! Como en llano Negro los miro, torvos, anhelosos, Sin fruta el arbolar, secos fos píos Bejucos, por comarca funeraria Donde ni el sol da luz, ni el árbol sombra! Y bogan en silencio, como en magno Occeano sin agua, y a la frente Llevan, cual yugo el buey, la cuerda uncida, Y a la zaga, listado del cuerpo flaco De hondos azotes, el montón de

Page 318: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

siervos! ¿Veis las carrozas, las ropillas blancas Risueñas y ligeras, el luciente “? r ‘. L ESCOGIDAS. T. I 355 Corcel de crin trenzada y riendas ricas, Y la albarda de plata suntuosa Prendida, y el menudo zapatillo Cárcel a un tiempo de los pies y el alma? iPues ved que los extraños os desdeñan Como a raza ruin, menguada y floja! PC. Ed. c., t. 1, p. 62- 64. Al buen Pedro Dicen, buen Pedro, que de mí murmuras Porque tras mis orejas el cabello En crespas ondas su caudal levanta: iDiles, bribón, que mientras tú en festines En rubios caldos y en fragantes pomas, Entre mancebas del astuto Norte, De tus esclavos el sudor sangriento Torcido en oro bebes descuidado,- Pensativo, febril, pálido, grave, Mi pan rebano en solitaria mesa Pidiendo joh triste! al aire sordo modo De libertar de su infortunio al siervo Y de tu infamia a tí!- Y en estos lances, Suéleme, Pedro, en la apretada bolsa Faltar la monedilla que reclama Con sus húmedas manos el barbero. PC. Ed. c.. t. 1, p. 66. Hierro l Ganado tengo el pan: hágase el verso,- Y en su comercio dulce se ejercite La mano, que cual prófugo perdido Entre oscuras malezas, o quien lleva A rastra enorme peso, andaba ha poco l Titulado por Marti anteriorrirenfe “Hora de vuelo”. 356 Jos2 .Uarlí - Sumas hilando y revolviendo cifras. Bardo ;consejo. qukres? pues descuelga De la pálida espalda ensangrentada El arpa dívea, acalla los sollozos Que a tu garganta como mar en furia Se agolparán, y en la madera rica Taja plumillas de escritorio, y echa Las cuerdas rotas al movible viento. Oh, alma! oh alma buena! mal oficio Tienes!: postrate, calla, cede, lame Manos de potentado, ensalza, excusa Defectos, tenlos -que es mejor manera De excusarlos, y mansa y temerosa Vicios celebra, encumbra vanidades: Verás entonces, alma, cuál se trueca En plato de oro rico tu desnudo Plato de pobre! Pero guarda ioh alma! Que usan los hombres hoy oro empanado! Ni de esos cures, que fabrican de oro Sus joyas el bribón y el barbilindo: Las armas no,- las armas son de hierro! Mi mal es rudo: la ciudad lo encona: Lo alivia el campo inmenso; jotro más vasto Lo aliviará mejor! -Y las oscuras Tardes me atraen, cual si mi patria fuera La dilatada sombra. iOh verso amigo: Muero de soledad, de amor me muero! No de vulgar amor; estos amores Envenenan y ofuscan: no es hermosa La fruta en la mujer, sino la estrella. La tierra ha de ser luz, y todo vivo Debe en torno de sí dar lumbre de astro.

Page 319: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

iOh, estas damas de muestra! oh, estas copas De carne! oh, estas siervas, ante el dueño Que las enjoya o estremece echadas! iTe digo, oh verso, que los dientes duelen De comer de esta carne! Es de inefable Amor del que yo muero, -del muy dulce Menester- de llevar, como se lleva OBRAS ESCOGID. 4S T 1 357 Cn niño tierno en las cuidadosas manos, Cuanto de bello y triste ven mis ojos. Del sueño, que las fuerzas no repara Sino de los dichosos, y a los tristes El duro humor y la fatiga aumenta, Salto, al Sol, como un ebrio. Con las manos Mi frente oprimo, y de los turbios ojos Brota raudal de lágrimas. !Y miro El Sol tan bello, y mi desierta alcoba, Y mi virtud inútil, y las fuerzas Que cual tropel famélico de hirsutas Fieras saltan de mí buscando empleo;- Y el aire hueco palpo, y en el muro Frío y desnudo el cuerpo vacilante Apoyo, y en el cráneo estremecido En agonía flota el pensamiento, Cual leño de bajel despedazado Que el mar en furia a playa ardiente arroja! iSólo las flores del paterno prado Tienen olor! iSólo las seibas patrias Del sol amparan! Como en vaga nube Por suelo extraño se anda: las miradas Injurias nos parecen, y el sol mismo, Más que en grato calor, enciende en ira! iNo de voces queridas puebla el eco Los aires de otras tierras: y no vuelan Del arbolar espeso entre las ramas Los pálidos espíritus amados! De carne viva y profanadas frutas Viven los hombres, -iay! mas el procripto De sus entrañas propias se alimenta! iTiranos: desterrad a los que alcanzan El honor de vuestro odio: -ya son muertos! Valiera más loh bárbaros! que al punto De arrebatarlos al hogar, hundiera En lo más hondo de su pecho honrado Vuestro esbirro más cruel su hoja más dura! Grato es morir: horrible, vivir muerto. Mas no! mas no! La dicha es una prenda De compasión de la fortuna al triste Que no sabe domarla: a sus mejores 358 Sos4 Marti OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 359 Hijos desgracias da Naturaleza: Fecunda el hierro al llano, el golpe al hierro! N. York 4 de agosto. PC. Ed. c., t. 1, p, 67- 69. Canto de oto& Bien: ya 10 sé!:- la Muerte está sentada A mis umbrales; cautelosa viene, Porque sus llantos y su amor no apronten En mi defensa, cuando lejos viven Padres e hijo.- Al retornar ceñudo De mi estéril labor, triste y oscura, Con que a mi casa del invierno abrigo,- De pie sobre las hojas amarillas, En la mano fatal la flor del sueño, La negra toca en alas rematada, Avido el rostro,- trémulo la miro Cada tarde aguardándome a mi puerta.

Page 320: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

En mi hijo pienso,- y de la dama oscura Huyo sin fuerzas, devorado el pecho De un frenético amor! Mujer más bella No hay que la muerte!: por un beso suyo Bosques espesos de laureles varios, Y las adelfas del amor, y el gozo De remembrarme mis niñeces diera! . .. Pienso en aquel a quien mi amor culpable Trajo a vivir-,- y, sollozando, esquivo De mi amada los brazos:- mas ya gozo De la aurora perenne el bien seguro. Oh, vida, adiós!:- quien va amorir, va muerto. Oh, duelos con la sombra: oh, pobladores Ocultos del espacio: oh, formidables Gigantes que a los vivos espantados Mueven, dirigen, postran, precipitan! Oh, cónclave de jueces, blandos sólo A la virtud, que en nube tenebrosa, En grueso manto de oro recogidos, Y duros como peña, aguardan torvos A que al volver de la batalla rindan -Como el frutal sus frutos- De sus obras de paz los hombres cuenta, De sus divinas alas!... de los nuevos Arboles que sembraron, de las tristes Lágrimas que enjugaron, de las fosas Que a los tigres y víboras abrieron, Y de las fortalezas eminentes Que al amor de los hombres levantaron! iEsta es la dama, el Rey, la patria, el premio Apetecido, la arrogante mora Que a su brusco señor cautiva espera Llorando en la desierta barbacana!: Este el santo Salem, este el Sepulcro De los hombres modernos:- no se vierta Más sangre que la propia! No se bata Sino al que odie al amor! Unjanse resto Soldados del amor los hombres to os!: 0 La tierra entera marcha a la conquista De este rey y señor, que guarda el cielo! . .. Viles. El que es traidor a sus deberes, Muere como un traidor, del golpe propio De su arma ociosa el pecho atravesado! Ved que no acaba el drama de la vida En esta parte oscura! ved que luego Tras la losa de mármol o la blanda Cortina de humo y césped se reanuda El drama portentoso! y ved, oh viles, Que los buenos, los tristes, los burlados, Serán en la otra parte burladores1 Otros de lirio y sangre se alimenten: Yo no! yo no!: los lóbregos espacios Rasgué desde mi infancia con los tristes Penetradores ojos; el misterio En un hora feliz de sueño acaso De los jueces así, y amé la vida Porque del doloroso mal me salva De volverla a vivir. Alegremente El peso eché del infortunio al hombro: Porque el que en huelga y regocijo vive Y huye el dolor, y esquiva las sabrosas Penas de la virtud,- irá confuso Del frío y torvo juez a la sentencia, Cual soldado cobarde que en herrumbre Dejó las nobles armas: y los jueces 360 rose Marti OBRAS

Page 321: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

ESCOGIDAS. T. 1 361 No en su dosel le ampararán, no en brazos Lo encumbrarán, mas lo echarán altivos -4 odiar, a amar, y batallar de nuevo En la fogosa sofocante arena! Oh! qué mortal que se asomó a la vida Vivir de nuevo auiere?... . Puede ansiosa La Muerte, pues, de pie en las hojas secas, Esperarme a mi umbral con cada turbia Tarde de otoño, y silenciosa puede Irme tejiendo con helados CODOS Mi manto funeral. . No di al olvido Las armas del amor: no de otra pfirpura Vestí que de mi sangre: abre los brazos, L. isto estoy, madre Muerte: al juez me lleva1 Hijoi... Qué imagen miro? qué llorosa Visión rompe la sombra, y blandamente Como con luz de estrella la ilumina? Hijo!... qué me demandan tus abiertos Brazos? a qué descubres tu afligido Pecho? por qué me muestras tus desnudos Pies, aún no heridos, y las blancas manos Vuelves a mí, tristísimo gimiendo?,.. Cesa! calla! reposa! vive!: el padre No ha de morir hasta que a la ardua lucha Rico de todas armas lance al hijo!- Ven, oh mi hijuelo, y que tus alas blancas De los abrazos de la muerte oscura Y de su manto funeral me libren! los echó en el pozo, y él se echó tras ellos. Dicen que Schwerzmann obró en un momento de locura! ’ -“ Telegrama publicado en N. York. Dicen que un suizo, de cabello rubio Y ojos secos y cóncavos, mirando Con desolado amor a sus tres hijos, Besó sus pies, sus manos, sus delgadas, Secas, enfermas, amarillas manos:- Y súbito, tremendo, cual airada Tigre que al cazador sus hijos roba, Dio con los tres, y con sí mismo luego, En hondo pozo,- y los robó a la vida! Dicen que el bosque iluminó radiante Una rojiza luz, y que a la boca Del pozo oscuro,- sueltos los cabellos, Cual corona de llamas que al monarca Doloroso, al humano, sólo al borde Del antro funeral la sien desciñe,- La mano ruda a un tronco seco asida,- Contra el pecho huesoso, que sus uñas Mismas sajaron, los hijuelos mudos Por su brazo sujetos, como en noche De tempestad las aves en su nido,- El alma a Dios, los ojos a la selva, Retaba el suizo al cielo, y en su torno Pareció que la tierra iluminaba Luz de héroe, y que el reino de la sombra La muerte de un gigante estremecfa! PC. Ed. c., t. 1, p. 70- 72. New York. 1882 El padre suizo y cinco años los otros, al borde de un pozo, y Little Rock, Arkansas, setiembre l.-“ El miércoles por la noche, cerca de París, condado de Legan, un suizo, llamado Edward Schewerzmaqn, llevó a sus tres hijos, de dieciocho meses el uno, Y cuatro iPadre sublime, espíritu

Page 322: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

supremo Que por salvar los delicados hombros De sus hijuelos, de la carga dura De la vida sin fe, sin patria, torva Vida sin fin seguro y cauce abierto, Sobre sus hombros colosales puso De su crimen feroz la carga horrenda! Los árboles temblaban, y en su pecho Huesoso, los seis ojos espantados De los pálidos niños, seis estrellas Para guiar al padre iluminadas, Por el reino del crimen, parecían! iVe, bravo! ve, gigante! ve, amoroso Loco! y las venenosas zarzas pisa 362 Jose Marti OBRAS ESCOCIDAS T. 1 363 Que roen como Gsigos las plantas Del criminal, en el dominio lóbrego Donde andan sin cesar los asesinos! iVe!- que las seis estrellas luminosas Te seguirán, y te guiarán, y ayuda A tus hombros darán cuantos hubieran Bebido el vino amargo de la vida! PC. Ed. c., t. 1, p. 73- 74. Flores del cielo Leí estos dos versos de Ronsard: “Je vous envoye un bou uet que ma main Vient de trier de ces leurs épanouies”, 9 y escribí esto: Flores? No quiero flores! Las del cielo Quisiera yo segar! Cruja, cual falda De monte roto, esta cansada veste Que me encinta y engrilla con sus miembros Como con sierpes, y en mi alma sacian Su hambre, y asoman a la cueva lóbrega Donde mora mi espíritu, su negra Cabeza, y boca roja y sonriente!- Caiga, como un encanto, este tejido Enmarañado, de raíces!- Surjan Donde mis brazos alas,- y parezca Que, al ascender por la solemne atmósfera, De mis ojos, del mundo a que van llenos, Ríos de luz sobre los hombres rueden! Y huelguen por los húmedos jardines Bardos tibios segando florecillas:- Yo, pálido de amor, de pie en las sombras, Envuelto en gigantesca vestidura De lumbre astral, en mi jardín, el cielo, Un ramo haré magnífico de estrellas; iNo temblará de asir la luz mi mano!: Y buscaré, donde las nubes duermen, Amada, y en su seno la más viva Le prenderé, y esparciré las otras Por su áurea y vaporosa cabellera. PC. Ed. c., t. 1. p 77. Copa ciclópea El sol alumbra: ya en los aires miro La copa amarga: ya mis labios tiemblan, -No de tenlor, que prostituye,- de ira!... El Universo, en las mañanas alza Medio dormido aún de un dulce sueco En las manos la tierra perezosa, Copa inmortal, donde [ .,....... ] ’ Hierven a! sol las fuerzas de la vida!- Al niño triscador, al venturoso De alma tibia y mediocre, a la fragante Mujer que con los ojos desmayados Abrirse ve en el aire extrañas rosas, Iris la tierra es, roto en colores,- Raudal que juvenece, y rueda limpio Por perfumado llano, y al

Page 323: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

retozo Y al desmayo después plácido brinda!- Y para mí, porque a los hombres amo Y mi gusto y mi bien terco descuido, La tierra melancólica aparece Sobre mi frente que la vida bate, De lúgubre color inmenso yugo! La frente encorvo, el cuello manso inclino, Y, con los labios apretados, muero. PC. Ed. c., t. 1, p. 78 Media noche Oh, quk vergüenza!:- El sol ha iluminado La tierra: el amplio mar en sus entrañas Nuevas columnas a sus rlaves rojas Ha levantado: el monte, granos nuevos 1 La hilera de puntos entre corchetes se refiere a espacios en blanco dejados por Marti en el manuscrito original. 364 lost? Martí OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 365 Juntó en el curso del solemne día A sus jaspes y breñas: en el vientre De las aves y bestias nuevos hijos Vida, que es forma, cobran: en las ramas Las frutas de los árboles maduran:- Y yo, mozo de gleba, he puesto sólo Mientras que el mundo gigantesco crece, Mi jornal en las ollas de la casa! Por Dios, que soy un vil!- No en vano el sueño A mis pálidos ojos es negado! No en vano por las calles titubeo Ebrio de un vino amargo, cual quien busca Fosa ignorada donde hundirse, y nadie Su crimen grande y su ignominia sepa! No en vano el corazón me tiembla ansioso Como el pecho sin calma de un malvado! El cielo, el cielo, con sus ojos de oro Me mira, y ve mi cobardia, y lanza Mi cuerpo fugitivo por la sombra Como quien loco y desolado huye De un vigilante que en sí mismo lleva! La tierra es soledad! la luz se enfría! .4dónde iré que este volcán se apague? Adónde iré que el vigilante duerma? Oh, sed de amor!- oh, corazón, prendado De cuanto vivo el Universo habita; Del gusanillo verde en que se trueca La hoja del árbol:- del rizado jaspe En que las ondas de la mar se cuajan:- De los árboles presos, que a los ojos Me sacan siempre lágrimas:- del lindo Bribón gentil que con los pies desnudos En fango y nieve, diario o flor pregona. Oh, corazón,- que en el carnal vestido No hierros de hacer oro, ni belfudos Labios glotones y sensuosos mira,- Sino corazas de batalla, y hornos Donde la vida universal fermenta!- Y yo, pobre de mí!, preso en mi jaula, La gran baldlta de los hombres miro!- PC. Ed. c., t. 1, p. 80- 81 Homagno Homagno sin ventura La hirsuta y retostada cabellera Con sus pálidas manos se mesaba.- “Máscara soy, mentira soy, decía: Estas carnes y formas, estas barbas Y rostro, estas memorias de fa bestia, Que como silla a lomo de caballo Sobre el alma oprimida echan y

Page 324: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

ajustan,- Por el rayo de luz que el alma mía En la sombra entrevé,-- no son Homagno! Mis ojos sólo, los mis caros ojos, Que me revelan mi disfraz, son míos!: Queman, me queman, nunca duermen, oran, Y en mi rostro los siento y en el cielo, Y le cuenta[ n] de mí, y a mí dé1 cuentan! Por qué, por qué, para cargar en ellos Un grano ruin de alpiste maltrojado Talló el Creador mis colosales hombros? Ando, pregunto, ruinas y cimientos Vuelco y sacudo, a delirantes sorbos En la Creación, la madre de mil pechos, Las fuentes todas de la vida aspiro: Muerdo, atormento, beso las callosas Manos de piedra que golpeo: Con demencia amorosa su invisible Cabeza con las secas manos mías Acaricio y destrenzo: por la tierra Me tiendo compungido y los confusos Pies, con mí llanto baño y con mis besos. Y en medio de la noche, palpitante, Con mis voraces ojos en el cráneo Y en sus órbitas anchas encendidos, Trémulo, en mi plegado, hambriento espero, Por sí al próximo sol respuestas vienen:- Y a cada nueva Iuz- de igual enjuto Modo, y ruin, la vida me aparece, Como gota de leche que en cansado Pezón, al terco ordeño, titubea,- Como carga de hormiga,- como taza De agua añeja en la jaula de un jilguero.“- 366 losC Marli OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 367 De mordidas y rotas, ramos de uvas Estrujadas y negras, las ardientes Manos del triste Homagno parecían! Y la tierra en silencio, y una hermosa Voz de mi corazh, me contestaron. PC. Ed. c., t. 1, p. 82- 83 Yugo y estrella Cuando nací, sin sol, mi madre dijo: -Flor de mi seno, Homagno generoso De mí y de la Creación suma y reflejo, Pez que en ave y corcel y hombre se torna, Mira estas dos, que con dolor te brindo, Insignias de la vida: ve y escoge. Este, es un yugo: quien lo acepta, goza’ Hace de manso buey, y como presta Servicio a los seRores, duerme en paja Caliente, y tiene rica y ancha avena, Esta, oh misterio que de mí naciste Cual la cumbre naci0 c; e la montaña, Esta, que alumbra y plata, es una estrella: Como que riega luz, ;os pecadores Huyen de quien la lleva, y en la vida, Cual un monstruo de crímenes cargado, Todo el que lleva luz, se queda solo. Pero el hombre que al buey sin pena imita, Buey vuelve a ser, y en apagado bruto La escala universal de nuevo empieza. El que la estrella sin temor se ciñe, Como que crea, crece! Cuando al mundo De su copa el licor vació ya el vivo: Cuando, para manjar de la sangrienta Fiesta humana, sacó contento y grave Su propio corazón:

Page 325: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

cuando a los vientos De Norte y Sur virtió su voz sagrada,-- La estrella como un manto, en luz lo envuelve, Se enciende, como a fiesta, el aire claro, Y el vivo que a vivir no tuvo miedo, Se oye que un paso más sube en la sombra! -Dame el yugo, oh mi madre, de manera Que puesto en él de pie, luzca en mi frente Mejor la estrella que ilumina y mata. PC. Ed. c., t. 1 p. 81 Isla famosa Aquí estoy, solo estoy, despedazado. Ruge el cielo: las nubes se aglomeran, Y aprietan, y ennegrecen, y desgajan: Los vapores del mar la roca ciñen: Sacra angustia y horror mis ojos comen: A qué, Naturaleza embravecida, A qué la estéril soledad en torno De quien de ansia de amor rebosa y muere? Dónde, Cristo sin cruz, los ojos pones? Dónde, oh sombra enemiga, dónde el ara Digna por fin de recibir mí frente? En pro de quién derramaré mi vida? -Rasgóse el velo: por un tajo ameno De claro azul, como en sus lienzos abre Entre mazos de sombra Díaz famoso, El hombre triste de la roca mira En lindo campo tropical, galanes Blancos, y Venus negras, de unas flores Fétidas y fangosas coronados: Danzando van: a cada giro nuevo Bajo los muelles pies la tierra cede1 Y cuando en ancho beso los gastados Labios sin lustre ya, trémulos juntan, Sáltanles de los labios agoreras Aves tintas en hiel, aves de muerte. PC. Ed. c., P. 1, p. 85. Sed de belleza Solo, estoy solo: viene el verso amigo, Como el esposo diligente acude De la erizada tórtola al reclamo. 368 loS+ Martí Cual de los altos montes en deshielo Por breñas y por valles en copiosos Hilos las nieves desatadas bajan- Así por mis entrañas oprimidas Un balsámico amor y una avaricia Celeste de hermosura se derraman. Tal desde el vasto azul, sobre la tierra, Cual si de alma de virgen la sombría Humanidad sangrienta perfumasen, Su luz benigna las estrellas vierten Esposas del silencio! -y de las flores Tal el aroma vago se levanta. Dadme lo sumo y lo perfecto: dadme Un dibujo del Angelo: una espada Con puño de Cellini, más hermosa Que las techumbres de marfil calado Que se place en labrar Naturaleza. El cráneo augusto dadme donde ardieron El universo Hamlet y la furia Tempestuosa del moro:- la manceba India que a orillas del ameno río Que del viejo Chitchén los muros baña A la sombra de un plátano pomposo Y sus propios cabellos, el esbelto Cuerpo bruñido y nítido enjugaba. Dadme mi cielo azul... dadme la pura Alma de mármol que al soberbio Louvre Dio, cual su espuma y flor, Milo famosa. PC. Ed. c.,

Page 326: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

t. 1, p. 86. Amor de ciudad grande De gorja son y rapidez los tiempos: Corre cual luz la voz; en alta aguja Cual nave despeñada en sirte horrenda Húndese el rayo, y en ligera barca El hombre, como alado, el aire hiende. iA, sí el amor, sin pompa ni misterio Muere, apenas nacido, de saciado! Jaula es la villa de palomas muertas OBRAS ESCOGIDAS. T 1 369 Y ávidos cazadores! Si los pechos Se rompen de los hombres, y las carnes Rotas por tierra ruedan, no han de verse Dentro más que frutillas estrujadas Se ama de pie, en las calles, entre ef polvo De los salones y las plazas: muere La flor el dfa en que nace. Aquella virgen Trémula que antes a la muerte daba La mano pura que a ignorado mozo; El goce de temer; aquel salirse Del pecho el corazón; el inefable Placer de merecer; el grato susto De caminar de prisa en derechura Del hogar de la amada, y a sus puertas Como un niño feliz romper en llanto;- Y aquel mirar, de nuestro amor al fuego, Irse tiñendo de color las rosas,- iEa, que son patrañas! Pues iquién tiene Tiempo de ser hidalgo? Bien que sienta Cual áureo vaso 0 lienzo suntuoso Dama gentil en casa de magnate! 0 si se tiene sed, se alarga el brazo Y a la copa que pasa, se la apura! Luego, la copa turbia al polvo rueda, Y el hábil catador,- manchado el pecho De una sangre invisible,- sigue alegre Coronado de mirtos, su camino! No son los cuerpos ya sino desechos, Y fosas, y jirones! Y las almas No son como en el árbol fruta rica En cuya blanda piel la almíbar dulce En su sazón de madurez rebosa,- Sino fruta de plaza que a brutales Golpes el rudo labrador madura! iLa edad es esta de los labios secos De las noches sin sueño! De la vida Estrujada en agraz1 CQué es lo que Que la ventura falta? Como liebre Azorada, el espfritu se esconde, -_ __ falta Trémula huyendo al cazador que ríe, Cual en soto selvoso, en nuestro pecho; Y el Deseo, de brazo de la Fiebre, Cual rico cazador recorre el soto. 370 Josd hflvti OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 371 iMe espanta la ciudad! Toda está llena De copas por vaciar, o huecas copas! iTengo miedo iay de mí! de que este vino Tósigo sea, y en mis venas luego Cual duende vengador los dientes clave! Tengo sed ,- mas de un vino que en la tierra No se sabe beber! iNo he padecido Bastante aún, para romper el muro Que me aparta foh dolor! de mi viñedo! Tomad vosotros, catadores ruines De vinillos humanos, esos vasos Donde el jugo de lirio a grandes sorbos Sin compasión y sin temor se bebe! Tomad! Yo soy

Page 327: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

honrado, y tengo miedo! New York. Abril. 1882. PC. Ed. c., t 1, p. 89- 90. Estrofa nueva Cuando, oh Poesía, Cuando en tu seno reposar me es dado!- Ancha es y hermosa y fúlgida la vida: Que este o aquel o yo vivamos tristes, Culpa de este o aquel será, o mi culpa! Nace el corcel, del ala más lejano Que el hombre, en quien el ala encumbradora Ya en los ingentes brazos se diseña: Sin más brida el corcel nace que el viento Espoleador y flameador,- al hombre La vida echa sus riendas en la cuna! Si las tuerce 0 revuelve, y si tropieza Y da en atolladero, a si se culpe Y del incendio o del zarzal redima La destrozada brida: sin que al noble Sol y [. . . . . . . . . . . . . .] vida desafie. De nuestro bien o mal autores somos, Y cada cual autor de si: la queja A la torpeza y la deshonra añade De nuestro error: cantemos, sí, cantemos Aunque las hidras nuestro pecho roan El Universo colosal y hermoso! Un obrero tiznado, una enfermiza Mujer, de faz enjuta y dedos gruesos: Otra que al dar al sol los entumidos Miembros en el taller, como una egipcia Voluptuosa y feliz, la saya burda Con las manos recoge, y canta, y danza: Un niño que, sin miedo a fa ventisca, Como el soldado con el arma al hombro, Va con sus libros a la escuela: el denso Rebaño de hombres que en silencio triste Sale a la aurora y con la noche vuelve Del pan del dia en fa difícil busca,!- Cual la luz a Memnón, mueven mi lira. Los niños, versos vivos, los heroicos Y pálidos ancianos, los oscuros Hornos donde en bridón o tritón truecan Los hombres victoriosos las montañas Astiánax son y Andrómaca mejores, Mejores, si, que las del viejo Homero. Naturaleza, siempre viva: el mundo De minotauro yendo a mariposa Que de rondar el sol enferma y muere: Dejad, por Dios, que la mujer cansada De amar, con leche y menjurjes Su piel rugosa y su beldad restaure, Repíntense las viejas: la doncella Con rosas naturales se corone:- La sed de luz, que como el mar salado La de los labios, con el agua amarga De la vida se irrita: la columna Compacta de asaltantes, que sin miedo, Al Dios de ayer en los desnudos hombros La mano libre y desferrada ponen,- Y los ligeros pies en el vacío,- Poesía son, y estrofa alada, y grito Que ni en tercetos ni en octava estrecha Ni en remilgados serventesios caben: Vaciad un monte,- en tajo de Sol vivo Tallad un plectro: o de la mar brillante El seno rojo y nacarado, el molde De la triunfante estrofa nueva sea! Como nobles de Nápoles,

Page 328: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

fantasmas Sin carnes ya y sin sangre, que en palacios 372 Josd Marti OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 373 Muertos y oscuros con añejas chupas De comido blasón, a paso sordo Andan, y al mundo que camina enseñan Como un grito sin voz la seca encía, Así, sobre los árboles cansados, Y los ciriales rotos, y los huecos De oxidadas diademas, duendecillos Con chupa vieja y metro viejo asoman! No en tronco seco y muerto hacen sus nidos, Alegres recaderos de mañana, Las lindas aves, cuerdas y gentiles: Ramaje quieren suelto y denso, y tronco Alto y robusto, en fibra rico y savia. Mas con el sol se alza el deber: se pone Mucho después que el sol: de la hornería Y su batalla y su fragor cansada La mente plena en el rendido cuerpo, Atormentada duerme, -como el verso Vivo en los aires, por la lira rota Sin dar sonidos desolado pasa! Perdona, pues, oh estrofa nueva, el tosco Alarde de mi amor. Cuando, oh Poesía, Cuando en tu seno reposar me es dado. PC. Ed. c., t. 1, p 92- 94 Crin hirsuta Que como crin hirsuta de espantado Caballo que en los troncos secos mira Garras y dientes de tremendo lobo, Mi destrozado verso se levanta...? Sí,: pero se levanta! -a la manera Como cuando el puñal se hunde en el cuello De la res, sube al cielo hilo de sangre:- Sólo el amor, engendra melodías. PC. Ed. c., t. 1, p. 99. A los espacios A los espacios entregarme quiero Donde se vive en paz, y con un manto De luz, en gozo embriagador henchidos, Sobre las nubes blancas se pasea,- Y donde Dante y las estrellas viven. Yo sé, yo sé, porque lo tengo visto En ciertas horas puras, cómo rompe Su cáliz una flor,- y no es diverso Del modo, no, con que lo quiebra el alma. Escuchad, y os diré:- viene de pronto Como una aurora inesperada, y como A la primera luz de primavera De flor se cubren las amables lilas... Triste de mi: contároslo quería, Y en espera del verso, las grandiosas Imágenes en fila ante mis ojos Como águilas alegres vi sentadas. Pero las voces de los hombres echan De junto a mi las nobles aves de oro: Ya se van, ya se van; ved cómo rueda La sangre de mí herida. Si me pedis un simbolo del mundo En estos tiempos, vedlo: un ala rota. Se labra mucho el oro, el alma apenast- Ved cómo sufro: vive el alma mia Cual cierva en una cueva acorralada:- Oh, no está bien: me vengaré, llorando! PC. Ed. c.. t. 1, p. 100. [Como nacen las palmas en la aren&; l Como nacen las palmas en la arena, Y la rosa en la orilla al mar salobre, Asi de mi dolor mis versos

Page 329: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

surgen Convulsos, encendidos, perfumados. Tal en los mares sobre el agua verde, La vela hendida, el mástil trunco, abierto l En la primera edición de los Versos libres, aparecida en el tomo XI de las Obras de Marti compiladas por Gonzalo de Quesada y Arostegui, en 1913. esta composición recibió el título “Poeta”, que fi ura en el indice de Martí. En nota a pie de página, Quesada y Aróstegui seña 6: f “Sin título en el original. y más que de otros, dudamos si será este el que fe corresponde.” Por no existir evi- dencia interna o externa que confirme la correspondencia entre el título propuesto Y la composición, se ha optado por encabezar este poema con su primer verso. 374 losc! Marti OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 375 A las ávidas olas el costado Después de la batalla fragorosa Con los vientos, el buque sigue andando. Horror, horror! En tierra y mar no habia Más que crujidos, furia, niebla y lágrimas! Los montes, desgajados, sobre el llano Rodaban: las llanuras, mares turbios En desbordados ríos convertidas, Vaciaban en los mares; un gran pueblo Del mar cabido hubiera en cada arruga: Estaban en el cielo las estrellas Apagadas: los vientos en jirones Revueltos en la sombra, huían, se abrían Al chocar entre si, y se despeñaban: En los montes del aire resonaban Rodando con estrépito: en las nubes Los astros locos se arrojaban llamas! Rio luego el sol: en tierra y mar lucía Una tranquila claridad de boda: Fecunda y purifica la tormenta! Del aire azul colgaban ya, prendidos Cual gigantescos tules, los rasgados Mantos de los crespudos vientos, rotos En el fragor sublime. Siempre quedan Por un buen tiempo luego de la cura Los bordes de la herida-,, sonrosados! Y el barco, como un rimo, con las olas, Jugaba, se mecía, traveseaba. fc. Ed. c., 1. 1, p. 103 [Con un astro la tierra se ilumina] + Con un astro la tierra se ilumina: Con el perfume de una flor se llenan l Al exoresar sus dudas acerca de la corresoondencia entre el titulo “Poeta” y la composición que en esta edición se denomina “Como nacen las palmas en la arena”, Gonzalo de Quesada y Aróstegui extendió dichas dudas a la titulada “Noche de mayo” (0. C., t. 16, p. 189). cuyo primer verso es “Con un astro la tierra se ilumina”. Por razones semejantes a las expuestas en el caso de “Como nacen las palmas en la arena”, titulación con su primer verso. se ha optado por encabezar este poema de dudosa Los ámbitos inmensos: como vaga,

Page 330: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Misteriosa envoltura, una luz tenue Naturaleza encubre,- y una imagen Misma, del linde en que se acaba, brota Entre el humano batallar. Silencio! En el color, oscuridad! Enciende El sol al pueblo bullicioso, y brilla La blanca luz de luna!- En 10s ojos La imagen va,- por ue si fuera buscan Del vaso herido la a 8 mirable esencfa, En haz de aromas a los ojos surge:- Y si al peso del párpado obedecen, Como flor que al plegar las alas plega Consigo su perfume, en el solemne Templo interior como lamento triste La pálida figura se levanta! Divino oficio!: el Universo entero, Su forma sin perder, cobra la forma De la mujer amada, y el esposo Ausente, el cielo pbstumo adivina Por el casto dolor purificado. PC. Ed. c., t. 1, p. 166. [Contra el verso retórico y ornado] Contra el verso retórico y ornado El verso natural. Acá un torrente: Aqui una piedra seca. Allá un dorado Pájaro, que en las ramas verdes brilla, Como una marañuela entre esmeraldas.- Acá la huella fétida y viscosa De un gusano: los ojos, dos burbujas De fango, pardo el vientre, craso, inmundo. Por sobre el árbol, más arriba, sola En el cielo de acero una segura Estrella; y a los pies el horno, El horno a cuyo ardor la tierra cuece. Llamas, llamas que luchan, con abiertos Huecos como ojos, lenguas como brazos, Saña como de hombre, punta aguda Cual de espada: la espada de la vida Que incendio a incendio gana al fin la tierra! Trepa: viene de adentro: ruge: aborta: 376 los6 .Uaftí OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 377 Empieza el hombre en fuego y para en ala. Y a su paso triunfal, los maculados, Los viles, los cobardes, los vencidos, Como serpientes, como gozques, como Cocodrilos de doble dentadura De acá, de allá, del árbol que le ampara, Del suelo que le tiene, del arroyo Donde apaga la sed, del yunque mismo Donde se forja el pan, le ladran y echan El diente al pie, al rostro el polvo y lodo, Cuanto cegarle puede en su camino. El, de un golpe de ala, barre el mundo Y sube por la atmósfera encendida Muerto como hombre y como sol sereno. Asi ha de ser la noble poesía: Así como la vida: estrella y gozque; La cueva dentellada por el fuego, El pino en cuyas ramas olorosas A la luz de la luna canta un nido. PC. Ed. c., t. 1, p. 121. Vino de Chianti Hay un derecho Natural al amor: <reside acaso, Chianti, en tu áspera gota, en tu mordente Vino, que habla y engendra, o en la sabia Unión de la hermosura y el deseo? Cuanto es bello, ya es mío: no cortejo, Ni engaño vil, ni mentiroso adulo: De los menores

Page 331: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

es el amarillo Oro que entre las rocas serpentea, De los menores: para mi es el oro Del vello rubio y de la piel trigueña. Mi titulo al nacer puso en mi cuna, El sol que al cielo consagró mi frente. Yo sólo sé de amor. Tiemblo espantado Cuando, como culebras, las pasiones Del hombre envuelven tercas mi rodilla: Ciñen mis muslos, y echan a mis alas,--- Lucha pueril, las lívidas cabezas:- Por ellas tiemblo, no por mi, a mis alas No llegarán jamás: antes las cubro Para que ni las vean: el bochorno Del hombre es mi bochorno: mis mejillas Sufren de la maldad del Universo: Loco es mi amor, y, como el sol; revienta En luz, pinta la nube, alegra la onda, Y con suave calor, como la amiga Mano que al tigre tempestuoso aquieta, Doma la sombra, y pálido difunde Su beldad estelar en las negruzcas Sirtes, tremendas abras, alevosos Despeñaderos, donde el lobo atisba, Arropado en la noche, al que la espanta Con el fulgor de su alba vestidura. PC. Ed. c., t. 1, p. 122. [La noche es la propicia] La noche es la propicia Amiga de los versos. Quebrantada, Como la mies bajo la trilla, nace En las horas ruidosas la Poesía. A la creación la oscuridad conviene- Las serpientes, de día entrelazadas Al pensamiento, duermen: las vilezas Nos causan más horror, vistas a solas. Deja el silencio una impresión de altura:- Y con imperio pudoroso, tiende Por sobre el mundo el corazón sus alas. iNoche amiga [...], noche creadora!: Más que el mar, más que el cielo, más que el ruido De los volcanes, más que la tremenda Convulsión de la tierra, tu hermosura Sobre la tierra la rodilla encorva. A la tarde con paso majestuoso Por su puerta de acero entra la altiva Naturaleza, calla, y cubre al mundo, La oscuridad fecunda de la noche. Surge el vapor de la fragante tierra, Plegan sus bordes las cansadas hojas; Y en el ramaje azul tiemblan los nidos. Como en un cesto de coral, sangrientas, En el día, las bárbaras imágenes Frente al hombre, se estrujan: tienen miedo: 378 Jos& Martí OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 379 Y en la taza del cráneo adolorido Crujen las alas rotas de los cisnes Que mueren de! dolor de su blancura. !Oh, cómo pesan en el alma triste Estas aves crecidas que le nacen Y mueren sin volar! iFlores de plumas Bajo los pobres versos, estas flores, Flores de funeral! <Dónde lo blanco Podrá, segura el ala, abrir el vuelo? <Dónde no será crimen la hermosura? Oleo sacerdotal unge las sienes Cuando el silencio de la

Page 332: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

noche empieza: Y como reina que se sienta, brilla La majestad de! hombre acorralada. Vibra el amor, gozan las flores, se abre Al beso [...] de un creador que cruza La sazonada mente: el frío invita A la divinidad; y envuelve al mundo La casta soledad, madre de! verso. PC. Ed. c., f . 1, p, 124- 125. Antes de trabajar Antes de trabajar, como el cruzado Saludaba a la hermosa en la arena, La lanza de hoy, la soberana pluma Embrazo, a la pasión, corcel furioso Con mano ardiente embrido, y de rodillas Pálido domador, saludo al verso. Después, como el torero, al circo salgo A que el cuerno sepulte en mis entrañas El toro enfurecido. Satisfecho De la animada lid, el mundo amable Merendará, mientras expiro helado, Pan blanco y vino rojo, y los esposos Nuevos se encenderán con las miradas. En las playas el mar dejará en tanto Nuevos granos de arena: nuevas alas Asomarán ansiosas en los huevos Calientes de los nidos: los cachorros Del tigre echarán diente: en los preñados Arboles de la huerta, nuevas hojas Con frágil verde poblarán las ramas Mi verso crecerá: bajo la yerba Yo también creceré: iCobarde y ciego Quien de! mundo magnífico murmura! PC. Ed. c., t. 1, p. 126. Dos patrias Dos patrias tengo yo: Cuba y la noche. ¿O son una las dos? No bien retira Su majestad el so!, con largos velos Y un clave! en la mano, silenciosa Cuba cual viuda triste me aparece. !Yo sé cuál es ese clavel sangriento Que en la mano le tiembla! Está vacío Mi pecho, destrozado está y vacío En donde estaba el corazón. Ya es hora De empezar a morir. La noche es buena Para decir adiós. La luz estorba Y la palabra humana. El universo Habla mejor que el hombre Cual bandera Que invita a batallar, la llama roja De la vela flamea. Las ventanas Abro, ya estrecho en mi. Muda, rompiendo Las hojas del clave!, como una nube Que enturbia el cielo, Cuba viuda pasa... PC. Ed. c., f . 1, p. 127. Domingo triste Las campanas, el So!, el cielo claro Me llenan de tristeza, y en los ojos Llevo un dolor que todo el mundo mira, 380 Ios6 Martí Un rebelde dolor que el verso rompe Y es ioh mar! la gaviota pasajera Que rumbo a Cuba va sobre tus olas! Vino a verme un amigo, y a mi mismo Me preguntó por mi; ya en mí no queda Más que un reflejo mío, como guarda La sal del mar la concha de la orilla. Cáscara soy de mí, que en tierra ajena Gira, a la voluntad del viento huraño, Vana, sin fruta, desgarrada, rota. Miro a los hombres como montes; miro Como

Page 333: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

paisajes de otro mundo, el bravo Codear, el mugir, el teatro ardiente De la vida en mi torno: Ni un gusano Es ya más infeliz: suyo es el aire Y el lodo en que muere es suyo. Siento la coz de los caballos, siento Las ruedas de los carros; mis pedazos Palpo: ya no soy vivo: ni lo era Cuando el barco fatal levó las anclas Que me arrancaron de la tierra mía! PC. Ed. c., t. 1, p. 128. Al extranjero 1 Hoja tras hoja de papei consumo: Rasgos, consejos, iras, letras fieras Que parecen espadas: Lo que escribo, Por compasión lo borro, porque el crimen, El crimen es al fin de mis hermanos. Huyo de mí, tiemblo del Sol; quisiera Saber dónde hace el topo su guarida, Dónde oculta su escama la serpiente, Dónde sueltan la carga los traidores, Y dónde no hay honor, sino ceniza: iAllí, mas sólo allí, decir pudiera Lo que dicen iy viven! que mi patria Piensa en unirse al bárbaro extranjero! OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 381 II Yo callaré: yo callaré: que nadie Sepa que vivo: que mi patria nunca Sepa que en soledad muero por etla: Si me llaman, iré: yo sólo vivo Porque espero a servirla: así, muriendo, La sirvo yo mejor que husmeando el modo De ponerla a los pies del extranjero! Pc: Ed. c., t. 1, p. 129. [Envilece, devora...] Envilece, devora, enferma, embriaga La vida de ciudad: se come el ruido, Como un corcel la yerba, la poesía. Estréchase en las casas la apretada Gente, como un cadáver en su nicho: Y con penoso paso por las calles Pardas, se arrastran hombres y mujeres Tal como sobre el fango los insectos, Secos, airados, pálidos, canijos. Cuando los ojos, del astral palacio De su interior, a la ciudad convierte El alma heroica, no en batallas grandes Piensa, ni en templos cóncavos, ni en lides De la palabra centelleante: piensa En abrazar, como en un haz, los pobres Y adonde el aire es puro, y el sol claro Y el corazón no es vil, volar con ellos PC. 4% c., t. 1, p. 130. Marzo Vuelvo a ti, pluma fiel. De la desdicha Más que de la ventura nace el verso. Marzo fatal sobre la tierra cruza, 382 José Martí OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 383 Marzo envidioso: corta la erizada Ala la nube que al encuentro boga De su rival, abril: y el riego mismo Que el flotante vapor, del flanco abierto Echa a raudales, con mayor frescura Adorna a abril; asi con lo que hiere, Gloria mayor da a su rival la envidia! Vibra el aire y retumba. Desaladas Huyen las nubes. Adereza la honda El rápido granizo. Sus cabaiíos Negros desboca el huracán. Sacude El Invierno la barba... ilnflama el fuego

Page 334: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Los cráteres dormidos!: en los cauces Rompiendo su cristal el agua asoma A ver pasar el sol!: renace el mundo! Se oye a lo lejos galopar la nieve... Batalla es el espacio: perseguida Por el viento brutal, a mis ventanas Temblando llama y trémula la lluvia. De la fealdad del hombre a la belleza Del Universo asciendo: bien castiga El hombre a quien lo busca: bien consuela Del hombre y de su influjo pasajero La tristeza sublime. En .sus radiantes Alas levanta el alma la tristeza Con majestad de reyes no salida! De codos en mi mesa hundirse miro Bajo el capuz del aire, como artesa De aguas turbias el mundo: alas y brazos Flotan acá y allá, revueltos luego En la creciente oscuridad: resbalan Sobre las crestas erizadas, como Chispas de luz, las almas de los niños! De la fealdad del hombre a la belleza Del Universo asciendo: el hombre pasa Y queda el Universo: no me duele La mordida del hombre: más triunfante Muestra el alma su luz por la hendidura. Quien el vaso de fuego muerde airado Nuevas lenguas le da: la llama herida Revienta en flor de llama: a cada diente, Un pétalo de luz: esos florones De fuego inmaculado, en la armoniosa Sombra, la marcha mistica del cielo Con sus llamas dolientes iluminan. El dolor es la fuerza: la hermosura Perfecta es el dolor: como de un crimen Se sufre de gozar: como una mancha Queda en el cuerpo el beso victorioso De la mujer astuta: triste y vano Es el aplauso con que el hombre premia Al que lo halaga o doma: y cuando el mundo, Cual Mesalina de gozar cansada, Revela su fealdad, el alma en fuga Crece y luce al valor, abre el espanto Claridades magníficas, el gozo Corrompe el alma,- y el dolor la eleva! Hoy es Marzo, dolor iy Abril mañana! PC. Ed. c., t. 1, p. 132- 133 [Bien: yo respeto] Bien: yo respeto A mi modo brutal, un modo manso Para los infelices e implacable Con los que el hambre y el dolor desdeñan, Y el sublime trabajo, yo respeto La arruga, el callo, la joroba, la hosca Y flaca palidez de los que sufren. Respeto a la infeliz mujer de Italia, Pura como su cielo, que en la esquina De la casa sin sol donde devoro Mis ansias de belleza, vende humilde Piñas dulces o pálidas manzanas. Respeto al buen francés, bravo, robusto, Rojo como un vino, que con luces De bandera en los ojos, pasa en busca De pan y gloria al Istmo donde muere. PC. Ed. c., t. 1, p. 134. 384 IOSC Martí OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 35 [Siempre que hundo la mente en libros graves] Siempre que hundo la mente en libros

Page 335: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

graves La saco con un haz de luz de aurora: Yo percibo los hilos, la juntura, La flor del Universo: yo pronuncio Pronta a nacer una inmortal poesia. No de dioses de altar ni libros viejos, No de flores de Grecia, repintadas Con menjurjes de moda, no con rastros De rastros, no con lívidos despojos Se amasará de las edades muertas: Sino de las entrañas exploradas Del Universo, surgirá radiante Con la luz y las gracias de la vida. Para vencer, combatirá primero: E inundará de luz, como la aurora.- PC. Ed. c., t. 1: p. 136. [Todo soy canas ya...] Todo soy canas ya, y aún no he sabido Colmar mi corazon: como una copa Sin vino, o cráneo [. . . . . . . .], rechazo La beldad insensata;- y el sentido Ay! no lo es sin la beldad! El sumo Sentido es la beldad: ¿en qué soñadas Cárceles, nubes, rosas, joyas vive La que me rinda el corazón y dome Con doble encanto mi ansia de hermosura? Con su bondad me obliga la que en vano Quiere mi mente acompañar: la astuta Que con ágil belleza y luces de oro Llega volando, y en mis labios secos Bebe la última miel, y en mis entrañas Con el ala triunfante se abre un nido,- Antes que el sol que me la trajo abroche Su cinto rojo al mundo, antes que muera El insecto que vive sólo un día, Ya me enseñó la máscara, y la horrenda Desnudez y flacura de los huesos. Como vapor, como visión, como humo Ya la beldad de las mujeres miro. Velos de carne que el tablado esconden Donde siega cabezas el verdugo 0 al más alto postor, cual bestia en cueros Vende el rematador la mercancía. Feria es el mundo: aquella en blando encaje Como un cesto de perlas recogida: Aquella en sus cojines reclinada Como un zafiro entre ópalos; aquella Donde el genio sublime resplandece En el alma- inmoral, cual vaga el fuego Fatuo entre las hediondas sepulturas, Ni fuego son, ni encaje, ni zafiro Sino piara de cerdos. iFlor oscura, A ti, para morir, el alma ansiosa Tras sus jornadas negras se encamina! Tú no te pintas, flor del campo, el rostro Ni el corazón: no sepas, ay, no sepas Que no aplacas mi sed, pero tu seno Honrado es sólo de ampararme digno. .Mancha el vicio al poeta, o la locura De amar lo vil: con la coraza entera Ha de morir el hombre: me lastima Ya la coraza!: endulza, novia, endulza El dolor de dejarte: luego, luego Será el festín: no ves que donde muere El hueso nace el ala?: tú de estrellas Sabes y de la muerte: tu en las ruinas Reinas, flor de bondad, dulce señora Del páramo candente, o el fragoso Campo de lava en que el jardín expira! En las

Page 336: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

luchas de amor las palmas rindo A la virtud constante y silenciosa. PC. Ed. c., t. 1, p. 142- 143. [iQué susto! Qué temor!...] iQué susto! qué temor! qué delicado Gozo, que el pecho inunda, cárcel breve, Alza aroma abundante que le llena! 386 Josi .VarIi OBRAS ESCOGIDAS. T. I 387 iQué negarse la pluma al pensamiento! iY qué tender el pensamiento el ala! [Un verso, que es viviente, un ángel muerto] Ya sin vida y color: su extratia esencia Como un perfume al vago viento escapa! Este miedo sabroso, esta ternura Inefable, esta alarma, esto es poesía! Los ojos, de luz llenos, acarician; La sierva mano como un ala tiembla, Y la frente de llamas coronada, Como un vaso de bálsamo reboza. PC. Ed. r.. t 1. p. 143 ]De forma en forma, y de astro- en astro vengo] PC. Ed. i’., t De forma en forma, y de astro en astro vengo: Viejo nací: cQuién soy? Lo sé. Soy todo:- El animal y el hombre, el árbol preso Y el pájaro volante: evangelista Y bestia soy: me place el sacrificio Más que el gozo común: con esto sólo Sé ya quien soy: ya siento do mi mano Ceder las puertas fúlgidas del cielo. 1, p. 146. Copa con alas Una copa con alas: quién la ha visto Antes que yo? Yo ayer la vi! Subía Con lenta majestad, como quien vierte Oleo sagrado: y a sus dulces bordes Mis regalados labios apretaba:- Ni una gota siquiera, ni una gota Del bálsamo perdí que hubo en tu beso! Tu cabeza de negra cabellera -Te acuerdas?- con mi mano requería, Porque de mí [tus] labios generosos No se apartaran.- Blanda como el beso Que a ti me transfundía, era la suave Atmósfera en redor: la vida entera Sentí que a mi abrazándote, abrazaba! Perdí el mundo de vista, y sus ruidos, Y su envidiosa y bárbara bata!! s! Una copa en los aires ascendía Y yo, en brazos no vistos reclinado Tras ella, asido de sus dulces bordes Por el espacio azul me remontaba!- Oh amor, oh inmenso, oh acabado artista: En rueda o riel funde el herrero ei hierro: Una flor 0 mujer 0 águila 0 ángel En oro o plata el joyador cincela: Tú sólo, sólo tú, sabes el modo De reducir el Universo a un beso! PC. Ed. c., 1’. 1, p. 156. Arbol de mi alma Como un ave que cruza el aire claro Siento hacia mi venir tu pensamiento Y acá en mí corazón hacer su nido. Abrese el alma en flor: tiemblan sus ramas Como los labios frescos de un mancebo En su primer abrazo a una hermosura: Cuchichean fas hojas: tal parecen Lenguaraces obreras y envidiosas, A la doncella de la casa rica En preparar el tálamo ocupadas: Ancho es mi

Page 337: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

corazón, y es todo tuyo: Todo lo triste cabe en él, y todo Cuanto en el mundo llora, y sufre, y muere! De hojas secas, y polvo, y derruidas Ramas lo limpio: bruño con cuidado Cada hoja, y los tallos: de las flores Los gusanos y el pétalo comido Separo: oreo el césped en contorno Y a recibirte, oh pájaro sin mancha! Apresto el corazón enajenado! PC Ed. c., C. 1, p. 157. 388 Josi .varti OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 389 Luz de luna Esplendía su rostro: por los hombros Rubias guedejas le colgaban: era Una caricia su sonrisa: era Ciego de nacimiento: parecía Que veía: tras los párpados callados Como un lago tranquilo el alma exenta Del horror que en el mundo ven los ojos, Sus apacibles aguas deslizaba:- 7’ : ; .; L los párpados blancos se veían Aves de plata, estreiias voladoras, En unas grutas pálidas los besos Risueños disputándose la entrada, Y en el dorso de cisnes navegando Del ciego fiel los pensamientos puros. Como una rama en flor al sosegado Río silvestre que hacia el mar carnina, Cna afable mujer se asomó al ciego: Tembló, encendióse, $e cubrió de rocas, Y las pálidas manos del amante Besó cien veces, y Ilen con ellas:- En la misma guirnalda entrelazados Pasan los dos la generosa vida: Tan grandes son las flore‘;, que a SII homhra Suelen dormir la prolongada siesla. Cual quien enfrena un potro que husmeando Campo y batalla, en el porta¡ sujeto Mira, como quien muerde, al amo duro,- Asi, rebelde a veces, tras sus ojos El pobre ciego el alma sujetaba:- --“ Oh, qi \, ieras!-- los necios ie decían Que rio han ;isto en sus almas- oh si vieras Cuando sobre los trigos requemados, Sti ejército de rayos e! sol ianza, Cómo chispean, c¿\ mo rèluccn, como Asta al aire, el hinchado campamen! o Los cascos mueve y cl plumón lustrosos. Si vieras cómo el mar, roto y negruzco La quilla al barco que lo hiende, lame 1 al bote humilde encumbra, vuelca y traga; Si vieses, infeliz, cbmo la tierra Cuando la luna llena la ilumina Desposada parece que en los aires Buscando va, con planta perezosa, La casa florecida de su amado. -Ha de ser, ha de ser como quien toca La cabeza de un niño!- -Calla, ciego: Es como asir en una flor la vida.” De sirbito vio el ciego; esta que esplende, Dijéronk, es la luna: mira, mira Qué mar de luz: abismos, ruinas, cuevas, Todo por ella casto y blando luce Como de noche el pecho de las tórtolas! -Nada más?- dijo el ciego, y retornando A su srnada celosa los ya abiertos Ojos, besóle ia teìnb! snte

Page 338: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

mano Humildemente, y díjole: -No es nueva, Para el que sabe amar, la luz de luna. PC. Ed, c., t. 1, p. 158- 159, [Mis versos van revueltos y encendidos] Mis versos van revueltos y encendidos Como mi corazón: bien es que corra Manso el arroyo que en el fácil llano Entre céspedes frescos se desliza: Ay!: pero el agua que del monte viene Arrebatada; que por hondas brefías Baja, que la destrozan; que en sedientos Pedregales tropieza, y entre rudos Troncos salta en quebrados borbotones, ¿Cómo, despedazada, podrá luego Cual lebrel de salón, jugar sumisa En el jardín podado con las flores, 0 en la pecera de oro ondear alegre Para querer de damas olorosas? Inundará el palacio perfumado Como profanación: se entrará fiera Por los joyantes gabinetes, donde Los bardos, lindos como abates, hilan Tiernas quintillas y romances dulces Con aguja de plata en blanca seda. 390 Josi Mafti OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 391 Y sobre sus divanes espantadas Las señoras, los pies de media suave Recogerán,- en tanto el agua rota,- Convulsa, como todo lo que expira, Besa humilde el chapín abandonado, Y en bruscos saltos destemplada muere! PC. Ed. c., t. 1, p. 164 Canto religioso La fatiga y las sábanas sacudo: Cuando no se es feliz, abruma el sueño. A ver la luz que alumbra su desdicha Resistense los ojos- y parece No que en plumones mansos se ha dormido Sino en los brazos negros de una fiera. Al aire luminoso, como al rfo El sediento peatón, dos labios se abren: El pecho en lo interior se encumbfa y goza Como el hogar feliz cuando recibe En Año Nuevo a la familia amada;- Y brota, frente al Sol, el pensamiento! Mas súbito, los ojos se oscurecen, Y el cielo, y a la frente va la mano Cual militar que el pabellón saluda: Los muertos son, los muertos son, devueltos A la luz maternal: los muertos pasan. Y sigo a mi labor, como creyente A quien ungió en la sien el sacerdote De rostro liso y vestiduras blancas.- Practico: En el divino altar comulgo De la Naturaleza: el mundo todo Fluye mi vino: es mi hostia el alma humana. PC. Ed. c.. I 1, p. 168 (No, música tenaz, me hables del cielo!] No, música tenaz, me hables del cielo! iEs morir, es temblar, es desgarrarme Sin compasión el pecho! Si no vivo Donde como una flor al aire puro Abre su cáliz verde la palmera, Si del día penoso a casa vuelvo... <Casa dije? No hay casa en tierra ajena!... Roto vuelvo en pedazos encendidos! Me recojo del suelo: alzo y amaso Los restos

Page 339: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

de mi mismo; ávido y triste, Como un estatuador un Cristo roto: Trabajo, siempre en pie, por fuera un hombre, iVenid a ver, venid a ver por dentro! Pero tomad a Si no, estáos 9 ue Virgilio os guie... a uera: el fuego rueda Por la cueva humeante: como flores De un jardín infernal se abren las llagas: Y boqueantes por la tierra seca Queman los pies los escaldados leños! iToda fue flor la aterradora tumbal No, música tenaz, me hables del cielo! PC. Ed. c., t. 1, p. 169. [En torno al mármol rojo...] En torno al mármol rojo en donde duerme El corso vil, el Bonaparte infame, Como manos que acusan, como lívidas Desgreñadas cabezas, las banderas De tanto pueblo mutilado y roto En pedazos he visto, ensangrentadas! Bandera fue también el alma mía Abierta al claro sol y al aire alegre En un asta, derecha como un píno.- La vieron, y la odiaron; gerifaltes Diestros pusieron, y ávidos halcones, A traer el fleco de oro entre sus picos: Oh! mucho halcón del cielo azul ha vuelto Con un jirón de mi alma entre sus garras. Y sus! yo a izarla!- y sus! con piedra y palo Las gentes a arriarla!- y sus! el pino Como en fuga alargábase hasta el cielo Y por él mi bandera blanca entraba! Mas tras ella la gente, pino arriba, Este el hacha, ese daga, aquel ponzoña, Negro el aire en redor, negras las nubes, 392 IosC Marti OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 393 Allí donde los astros son robustos Pinos de luz, allí donde en fragantes Lagos de lecho van cisnes azules, Donde el alma entra a flor, donde palpitan, Susurran, y echan a volar, las rosas, Allí, donde hay amor, allí en las aspas Mismas de las estrellas me embistieron!- Por Dios, que aún se ve el asta: mas tan rota Ya la bandera está, que no hay ninguna Tan rota y sin ventura como ella En las que adornan la apagada cripta Donde en su rojo féretro sus puños Roe despierto el Bonaparte infame!- PC. Ed. c., t. 1, p. 170. [Yo sacaré lo que en el pecho tengo) Yo sacaré lo que en el pecho tengo De cólera y de horror. De cada vivo Huyo, azorado, como de un leproso. Ando en el buque de la vida: sufro De náusea y mal de mar: un ansia odiosa Me angustia las entraiias: quién pudiera En un solo vaivén dejar la vida! No esta canción desoladora escribo En hora de dolor: jamás se escriba En hora de dolor!: el mundo entonces Como un gigante a hormiga pretenciosa Unce el poeta destemplado: escribo Luego de hablar con un amigo viejo, Limpio goce que el alma fortifica:- Mas, cual fas cubas de madera noble, La madre del dolor guardo en mis huesos!

Page 340: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Ay, mi dolor, como un cadáver, surge A la orilla, no bien el mar serena! Ni un poro sin herida: entre la uña Y la yema, estiletes me han clavado Que me llegan al pie: se me han comido Fríamente el corazón: y en este juego Enorme de la vida, cupo en suerte Nutrirse de mi sangre a una lechuza.- Así, hueco y roído, al viento floto Alzando el puño y maldiciendo a voces, En mis propias entrañas encerrado! No es que mujer me engañe, o que fortuna Me esquive su favor, o que el magnate Que no gusta de pulcros, me querelle: Es iquién quiere mi vida? es que a los hombres Palpo, y conozco, y los encuentro malos.- Pero si pasa un niño cuando lloro Le acaricio el cabello, y lo despido Como el naviero que a la mar arroja Con bandera de gala un barco blanco. Y si decís de mi blasfemia, os digo Que el blasfemo sois vos: ta qué me dieron Para vivir en un trigal, sedosa Ala, y no garra aguda? o por acaso Es ley que el tigre de alas se alimente? Bien puede ser: de alas de luz repleto, Daráse al fin de un tigre luminoso, Radiante como el sol, fa maravillaf- Apresure el tigra1 el diente duro! Nútrase en mi: como de mí: en mis hombros Clave los grifos bien: móndeme el cráneo, Y, con dolor, a su mordida en tierra Caigan deshechas mis ardientes alas! Feliz aquel que en bien del hombre muere! Bésale el perro al matador la manof iComo un padre a sus hijas, cuando pasa Un galán pudridor, yo mis ideas De donde pasa el hombre, por quien muero, Guardo, como un delito, al pecho heladol- Conozco al hombre, y lo he encontrado malo. fAsí, para nutrir el fuego eterno Perecen en la hoguera los mejores! Los menos por los más! los crucifixos Por los crucificantes! En maderos Clavaron a Jesús: sobre si mismos Los hombres de estos tiempos van clavados: Los sabios de Chichén, la tierra clara Donde el aroma y el maguey se crían, Con altos ritos y canciones bellas Al hondo de cisternas olorosas 394 losd Marti OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 395 A su virgen mejor precipitaban: Del temido brocal se alzaba luego A perfumar el Yucatán florido Como en tallo negruzco rosa suave Un humo de magníficos colores:- Tal a la vida echa el Creador los buenos: A perfumar: a equilibrar: ea! clave El tigre bien sus garras en mis hombros: Los viles a nutrirse: los honrados A que se nutran los demás en ellos.- Para el misterio de la Cruz, no a un viejo Pergamino teológico se baje: Bájese al corazón de un virtuoso. Padece mucho un

Page 341: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

cirio que ilumina: Sonríe, como virgen que se muere, La flor cuando la siegan de su tallo! Duele mucho en la tierra un alma buena! De día, luce brava: por la noche Se echa a llorar sobre sus propios brazos: Luego que ve en el aire de la aurora Su horrenda lividez, por no dar miedo A la gente, con sangre de sus mismas Heridas, tiñe el miserable rostro, Y emprende a andar, como una calavera Cubierta, por piedad, de hojas de rosa! PC. Ed. c., t. 1, p. 171- 173. Mi poesía Muy fiera y caprichosa es la Poesía. A decírselo vengo al pueblo honrado... La denuncio por fiera. Yo la sirvo Con toda honestidad: no la maltrato; No la llamo a deshora, cuando duerme, Quieta, soñando, de mi amor cansada, Pidiendo para mí fuerzas al cielo; No la pinto de gualda y amaranto Como aquesos poetas; no le estrujo En un talle de hierro el franco seno; Y el cabello dorado, suelto al aire, Ni con cintas retóricas le aprieto: No: no la pongo en lívidas vasijas Dbre. 14 Que morirán; sino la vierto al mundo, A que cree y fecunde; y ruede y crezca Libre cual las semillas por el viento: Eso sí: cuido mucho de que sea Claro el aire en su torno; musicales Las ramas que la amparan en el sueño, Y limpios y aromados sus vestidos.- Cuando va a fa ciudad, mi Poesía Me vuelve herida toda; el ojo seco Como de enajenado, las mejillas Como hundidas, de asombro: los dos labios Gruesos, blandos, manchados; una que otra Gota de cieno en ambas manos puras Y el corazón, por bajo el pecho roto Como un cesto de ortigas encendido: Así de la ciudad me vuelve siempre: Mas con el aire de los campos cura. Baja del cielo en la severa noche Un bálsamo que cierra las heridas.- iArriba oh corazón: quién dijo muerte? Yo protesto que mimo a mi Poesía: Jamás en sus vagares la interrumpo, Ni de su ausencia larga me impaciento. iViene a veces terrible1 iAse mi mano, Encendido carbón me pone en ella Y cual por sobre montes me la empuja¡:- Otras Imuy pocas! viene amable y buena, Y me amansa el cabello; y me conversa Del dulce amor, y me convida a un baño! Tenemos ella y yo, cierto recodo Púdico en lo más hondo de mi pecho: Envuelto en olorosa enredaderal- Digo que no la fuerzo: y jamás la adorno, Y sé adornar; jamás la solicito, Aunque en tremendas sombras suelo a veces Esperarla, llorando, de rodillas. Ella .ioh coqueta grande! en mi noche Airada entra, la faz sobre ambas manos Mirando como crecen las estrellas. Luego, con paso de ala, envuelta en polvo De

Page 342: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

oro, baja hasta mí, resplandeciente. Viome un día infausto, rebuscando necío- Perlas, zafiros, ónices, Para ornarle la túnica a su vuelta.- Ya de mi lado. [p. i.] tenía, 396 losS Martí OSRAS ESCOGIDAS. T. 1 397 6 p. i.) y acicaladas en hilera, ctavas de claveles; cuartetines De flores campesinas; trios, dúos De ardiente lirio y pálida azucena. iQué guirnaldas de décimas! qué flecos De sonoras quintillas! qué ribetes De pálido romance,- qué lujosos Broches de rima rara: qué repuesto De mil consonantillos serviciales Para ocultar con juicio las junturas: Obra, en fin, de suprema joyería!- Más de pronto una lumbre silenciosa Brilla; las piedras todas palidecen, Como muertas, las flores caen en tierra Lívidas, sin color: es que bajaba De ver nacer los astros mi Poesía!- Como una cesta de caretas rotas Eché a un lado mis versos. Digo al pueblo Que me tiene oprimido mi poesía: Yo en todo la obedezco: apenas siento Por cierta voz del aire que conozco Su próxima llegada, pongo en fiesta Cráneo y pecho; levántanse en la mente, Alados, los corceles; por las venas La sangre ardiente al paso se dispone; El aire ansío, alejo las visitas, Muevo el olvido generoso, y barro De mí las impurezas de la tierra! iN es más pura que mi alma la paloma Virgen que llama a su primer amigo! Baja; vierte en mi mano unas extrañas Flores que el cielo da: flores 4 ue queman,- Como de un mar que sube, su re el pecho, Y a la divina voz, la idea dormida, Royendo con dolor la carne tersa Busca, como la lava, su camino: De hondas grietas el agujero queda, Como la falda de un volcán cruzado: Precio fatal de los amores con el cielo: Yo en todo la obedezco: yo no esquivo Estos padecimientos, yo le cubro De unos besos que lloran sus dos blancas Manos que así me acabarán la vida. Yo iqué más! cual de un crimen ignorado Sufro, cuando no viene: yo no tengo Otro amor en el mundo foh mi poesfa! iComo sobre la pampa el viento negro PC. Ed. c., t. 1, p. 174- 176. Cae sobre mi tu enojo! ioh vuelve, vuelve, A mí, que te respeto, el rostro amigo! De su altivez me quejo al pueblo honrado: De su soberbia femenil. No sufre Espera. No perdona. Brilla, y quiere Que como el limpio lustre del acero Ya el verso al mundo cabalgando salga;- Tal, una loca de pudor, apenas Un minuto al artista el cuerpo ofrece Para que esculpa en mármol su hermosura!- iVuelan las flores que del cielo bajan, Vuelan, como irritadas mariposas, Para jamás volver las crueles

Page 343: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

vuelan. OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 399 EL TRATADO COMERCIAL ENTRE LOS ESTADOS UNIDOS Y MEXICO No ha habido en estos últimos años- si se descuenta de ellos el problema reciente que trae a debate la apertura del istmo de Pana- má- acontecimiento de gravedad mayor para los pueblos de nuestra América Latina que el tratado comercial que se proyecta entre los Estados Unidos y México. No concierne sólo a México, cuyos ade- lantos, de fuerza propia y empuje indígena, despiertan simpatía vehemente en cuantos, por ser de pueblos de América, ven con or- gullo fraternal la inteligencia exuberante, investigadora e impaciente de sus hijos, y la prisa con que- acallados ya los naturales hervo- res de pueblo primerizo, criado a pechos duros de madre preocupa- da- se dan los naturales de la tierra a utilizar y multiplicar las excelencias pasmosas de su suelo, El tratado concierne a todos los pueblos de la América Latina que comercian con los Estados Unidos. No es el tratado en sí lo que atrae a tal grado la atención; es lo que viene tras él. Y no hablemos aquí de riesgos de orden político; a veces, el patriotismo es la locura; otras veces, como en México ahora, es más aún que la prudencia: es la cautela. Hablamos de lo único que nos cumple, movidos como estamos del deseo de ir po- niendo en claro todo lo que a nuestros intereses afecta: hablamos de riesgos económicos. Apuntarlos será bastante, puesto que el trata- do comercial con México no está más que apuntado todavía. Acaba de ser revelado al público, cuya curiosidad atizaban principalmente, por medio de diarios poderosos, los productores de azúcares, que se creen directamente amenazados por el proyecto. El Senado ha decidido la publicación del documento, que está en camino de ser ley, luego que lo aprueben, después de escrupulosa discusión, ambas naciones. Los artículos lo, 20, 6O, 7” y 8’, son los más notables del proyecto. En el primero se establecen todos los artículos de producción mexica- na que habrán de admitirse libres de derechos en los Estados Uni- dos, en tanto que el tratado dure. En el segundo, todos los artículos de los Estados Unidos que México se obliga a admitir libres de derechos. En el sexto se estipula que ni una ni otra nación gravará con derechos, a su paso por ella, ninguno de los productos declarados de entrada libre en el país, cuando hayan de consumirse en la misma nación; aunque por el séptimo

Page 344: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

artículo se autorizan mutuamente ambos pueblos contratantes a gravar estos productos, a su paso por su territorio, siempre que pasen por él, no para quedarse en alguna comarca de él, sino para ser consumidos en otro país. Y el octavo fija en doce meses el tiempo con arreglo a sus cons- tituciones y cambio consiguiente de ratificaciones, han de tomarse las medidas y dictarse las leyes necesarias para que el tratado entre en vigor. Nada dará una idea tan efectiva de la magnitud del suceso en proyecto como la enumeración de los artículos que cada uno de ambos países se obliga a aceptar en su territorio libres de derechos. Los Estados Unidos libertan de toda contribución de entrada por sus puertos o fronteras a cuanto México exporta, puesto que apenas hay producto del suelo mexicano que no quede exento de de- rechos en este proyecto. Y es de notar que ha puesto mano en el tratado, de parte de México, hombre previsor, puesto que en la exen- ción se incluyen ramos que no existen aún en México sino en porción insignificante, pero que, por la obra del tratado mismo, han de cobrar pronto desarrollo e importancia. Quedan exentos de derechos los animales vivos, la cebada, si no es de la que llaman perla; carne de vaca, café y huevos, esparto y otras gramíneas, que en los Esta- dos Unidos usan, entre otras cosas, como materia prima del papel; toda clase de flores, toda clase de frutas, las cuales son comercios llamados al desenvolvimiento notable e inmediato, no bien haya ferrocarriles que enlacen, sobre todo del lado del Atlántico, ambos pueblos; pieles de cabra sin curtir; todas las variedades del hene- quén y cuantos puedan sustituir al lino; cuerdas de cuero; cuero sin curtir; pieles de cabra de Angora, sin curtir y sin lana, y pieles de asno; goma de la India; el índigo tan bueno en México; el ixtle, o fibra de Tampico, susceptible .de aplicaciones tan varias; jalapa, maderas de tinte y todo grano o insecto de teñir, mieles, aceite de palma y de coco; mercurio, zarzaparrilla cruda y substancias simi- lares; paja no trabajada, azúcar que no exceda del número 16, ho- landés en color, tabaco en rama, no elaborado; cuantas legumbres produce el país y cuantas maderas de fábricas- aunque no han de estar trabajadas- pueblan sus bosques; exención, esta última, de marcada valía, si se tiene en cuenta cuánto abundan las costas de México en muy buenas maderas empleables en la construcción de los buques, y la posibilidad de que,

Page 345: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

cediendo al fin. al clamor na- cional, se deroguen pronto en los Estados Unidos las leyes que ha- cen ahora punto menos que imposible, por lo excesivamente cara, la construcción de buques en astilleros de la nación. En cambio de estas ventajas, México abre sus puertas a todos los productos de hierro que por la mala obra y falaz beneficio del sistema proteccionista sobrecarga hoy a los mercados americanos, 400 /os¿ Martí enfermos de plétora; a cuanto se necesita para levantar pueblos, como por obra de magia; para desmontar selvas, para quebrar montes y echar, por donde andaban sierpes y fieras, ferrocarriles. Sin más que pocos productos del suelo, para dar de comer a los nuevos habitantes, con lo que este artículo permite libre de entrada en México, puede construirse, como por obra de soplo fantástico, toda una nación. La lista es tan numerosa, que absorbería todo nuestro espacio; iqué necesitamos decir, si a lo que va dicho añadimos que el articulo permite la entrada en México de cuanto un pueblo necesita para arar toda su tierra, y sembrarla toda, y alimentar a los agricultores mientras produce, y remover y exprimir las aguas de los ríos, y penetrar y hacer saltar las ricas minas de todos sus montes? Resulta, pues, de la primera ojeada, que el beneficio de México, inmediato en algunos casos, como el del henequén para Yucatán, es más un beneficio de porvenir que de presente, y nominal que real, puesto que, hoy y por tiempo no breve, México no puede aumentar sensiblemente la producción de los frutos naturales que hoy exporta y que coloca con ventaja y sin esfuerzo, ya en los Es- tados Unidos, ya en los mercados europeos. El azúcar que México produce, ni mejoraría de clase ni aumentaría en cantidad sin la ayuda de maquinarias poderosas, cuyo efecto vendría a coincidir probablemente con los últimos años de duración de! tratado que se proyecta. El café mexicano, sobre que tiene asegurado su consumo, aun en años de depreciación del fruto, como este, merced a su per- fume y vigor, no recibe con el tratado ventaja alguna, puesto que todo café entra en los Estados Unidos libre de derechos. Y en ge- nera! todos los productos mexicanos necesitan, para el súbito crecí- miento a que están llamados, más vías por donde ser conduci- dos- las cuales están haciendo- y más brazos que los produzcan, los cuales no son tan fáciles de hacer. En cambio, los Estados LJnidos ponen inmediatamente en

Page 346: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

circu- lación, con un interés subido, por lo pingüe de los frutos de la tierra y la mayor baratura de la colocación de su caudal, el exceso de riqueza que hoy dedican a operaciones agitadas y antipáticas de bolsa, por las que comienza a haber visible desgano público; se crean un cuantiosísimo mercado para muchos productos que les sobran y se ayudan a mantener, con este canal ancho de! exceso de producción, el sistema Frchibitivo, del que creen que necesitan aún sus industrias para llegar más tarde a competir con las más perfectas europeas. Descargan sus mercados; emplean a mayor in- terés su riqueza sobrada; se ayudan a esquivar, por unos cuantos años, con el nuevo mercado de los frutos sobrantes, el problema gravísimo que viene de la desocupación de los obreros por el exceso de producción de artículos no colocables- fatal consecuencia de! sis- tema de la protección- e introducen sin derechos pueblos enteros, ciudades enteras, en un pueblo limítrofe. OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 401 Ta! es la inmediata consecuencia y las ventajas que acarrea el tratado a ambos países. A México, los medios de producir mañana con exuberancia frutos de que los Estados Unidos son un considera- ble consumidor; a los Estados Unidos, la colocación, desde el primer instante, en condiciones ventajosas, de un exceso de riqueza que coloca hoy desventajosamente, el descargo en un mercado forzoso de sus industrias embarazadas por la sobra de productos no colo- cables y la posibilidad de alzar ciudades, sin más autorización ni traba que las que les otorga el tratado, en un pueblo vecino. En cuanto a los demás países de la América, que, por su penosa condición los unos-. desvío fatal, falta ~los más interesados acaso!- y los otros por ese de intercomunicación y baltasáríca pereza en que viven, no parecen haberse dado aún cuenta de este importante proyecto, y no hay uno acaso que no hubiera a la larga de sentir en sí sus resultados. Cuba vive exclusivamente- dejando por un momento a un lado su tabaco, el que no cuida como debe- de los azúcares que envía, por mar y con derechos graves de exportación e importación, a los Estados Unidos. Bien se sabe cómo crea mara- villas, con su soplo de fuego, la vida moderna; tabaco, no parece que pueda producirlo México tan bueno como Cuba; pero azúcar sí puede producirlo tan bueno. Con ferrocarriles, ya en construcción que vayan, sin demora ni estorbo en la frontera, del centro de 108

Page 347: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

territorios azucareros al centro de los mercados americanos- con fa creación subsiguiente e inevitable de ingenios poderosos, ektimula- dos por la baratura de la maquinaria, la fertilidad de la tierra y la facilidad de la colocación del fruto, producirá México dentro de algunos años cantidad extraordinaria de azúcar, a cuya entrada en los Estados Unidos se opondrán en vano los cultivadores de Louisiana y Estados análogos, porque la mayor suma de varios intereses que aprovecharán grandemente, por cierto tiempo de! co- mercio libre con México, ahogarán los clamores de la suma menor de interesados en el mantenimiento de una sola producción. $ómo podrán entonces, en época que todos los datos ya hoy visibles, y producibles de ellos, hacen parecer no lejana, competir los azúcares de Cuba, que irán por mar y con derechos a su salida y llegada a los Estados Unidos, con azúcar de igual clase de México, que irá por ferrocarril, sin derechos probables de salida y sin derechos de entrada? Ni ccómo competirían, aun con igualdad de derechos? Comete suicidio un pueblo el día en que fía su subsistencia a un solo fruto. México se salvará siempre, porque ks cultiva todos Y en las comarcas donde se dan de preferencia al cultivo de uno’ de la caña o del café, se sufre siempre más, y más frecuentemente: que en comarcas donde con la variedad de frutos hay un prove- cho, menos en ocasiones, pero derivado de varias fuentes, equilibrado y constante. Como México produce todo lo que los demás Estados de Centro América y de la América de! Sud, y tiene aún territorio inmenso 402 JOSC Mfvli donde extender sus múltiples productos, y va a recibir ahora su- perabundancia de medios de producir de que continuarán careciendo los demás países americanos que le son análogos en producciones, aun sin contar con la rebaja especial de derechos que conceden los Estados Unidos a México, y por más que se tuviera en cuenta la posibilidad, que no llega a ser probabilidad, de que celebrasen los Estados Unidos con los demás países de la América tratados seme- jantes al de México, resultaría siempre que en la competencia de frutos iguales por llegar a un mercado común llevaría la ventaja, por precios de flete, frescura del fruto y oportunidad del arribo, el país más cercano. Tales apuntes nos sugiere hoy la lectura del proyecto. Con la costumbre, no descaminada a veces, de buscar causas ruines a los

Page 348: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

propósitos de apariencia y objeto más loable- han dicho periódicos de los Estados Unidos de tanta valía como el Sun, de New York, y otros de no menor influencia en Washington, que como el tratado dejaría sin rentas al gobierno de México, que deriva hoy casi todas las suyas de los derechos de aduanas,- se vería el Gobierno en la necesidad de suspender el pago a poco de las subvenciones con que auxilia la construcción de determinadas líneas férreas de empresa- rios norteamericanos; estas, privadas de la subvención, quedarían forzadas a interrumpir y a abandonar, acaso, sus trabajos; y en- tonces, sobre sus ruinas, continuaría construyendo los ferrocarrlles mexicanos la poderosa compañía no subvencionada, nutrida por los magnates ferrocarrileros de los Estados Unidos, con cuyos intereses está intimamente ligado el general Grant, coautor, si no en la letra, en el espíritu del proyecto, Pero a este rumor, a pesar de su apa- riencia racional, no ha de adscribirse este proyecto de tratado, de tal alcance, de tan profunda trascendencia, de tanta monta para todos nuestros países. Cuando existen para un suceso causas hlsto- ricas, constantes, crecientes y mayores, no hay que buscar en una pasajera causa ínfima la explicación del suceso. Invitamos a reflexionar sobre el tratado. La Amtrica, Nueva York, marzo de 1883 0. C., t. 7, p. 17- 22. KARLMARXHAMUERTO [Fragmento] Ved esta gran sala, Karl Marx ha muerto. Como se puso del lado de los débiles, merece honor. Pero no hace bien el que señala el daño, y arde en ansias generosas de ponerle remedio, sino el que enseña remedio blando al daño. Espanta la tarea de echar a los hombres sobre los hombres. Indigna el forzoso abestamiento de unos hombres en provecho de otros. Mas se ha de hallar salida a la indignación, de modo que la bestia cese, sin que se desborde, y espante. Ved esta sala: la preside, rodeado de hojas verdes, el retrato de aquel reformador ardiente, reunidor de hombres de di- versos pueblos, y organizador incansable y pujante. La Internacional fue su obra: vienen a honrarlo hombres de todas las naciones. La multitud, que es de bravos braceros, cuya vista enternece y conforta, enseña más músculos que alhajas, y más caras honradas que paños sedosos. El trabajo embellece. Remoza ver a un labriego, a un herrador, o a un marinero. De manejar las fuerzas de la natu- raleza, les viene ser hermosos como

Page 349: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

ellas. New York va siendo a modo de vorágine: cuanto en el mundo hierve, en ella cae. Acá sonríen al que huye; allá, le hacen huir De esta bondad le ha venido a este pueblo esta fuerza. Karl Marx estudió los modos de asentar al mundo sobre nuevas bases, y des- pertó a los dormidos, y les enseñó el modo de echar a tierra los puntales rotos. Pero anduvo de prisa. y un tanto en la sombra, sin ver que no nacen viables. ni de seno de pueblo en la historia, ni de seno de mujer en el hogar, los hijos que no han tenido gestación natural y laboriosa. Aquí están buenos amigos de Karl Marx, que no fue sólo movedor titánico de las cóleras de los trabajadores europeos, sino veedor profundo en la razón de las miserias huma- nas, y en los destinos de los hombres, y hombre comido del ansía de hacer bien. El veía en todo 10 que en sí propio llevaba: rebeldia, camino a lo alto, lucha. Aquí está un Lecovitch, hombre de diarios: vedlo como habla. llegan a el reflejos de aquel tierno y radioso Bakunin: comienza a hablar en inglés; se vuelve a otros en alemán: “ida! ida!” den entusiasmados desde sus asientos sus compatriotas cua~% p~~ s 404 Josi Marfi habla en ruso. Son los rusos el látigo de la reforma: mas no, ;no son aím estos hombres impacientes y generosos, manchados de ira, los que han de poner cimiento al mundo nuevo: ellos son la espuela. y vienen a punto, como la voz de la conciencia, que pudiera dormir- se: pero el acero del acicate no sirve bien para martillo fundador. Aquí está Swinton, anciano a quien las injusticias enardecen, y vio en Karl Marx tamaños de monte y luz de Sócrates. Aquí está el alemán John Most, voceador insistente y poco amable, y encen- dedor de hogueras, que no lleva en la mano diestra el bálsamo con que ha de curar las heridas que abra su mano siniestra. Tanta gente ha ido a oírles hablar que rebosa en el salón, y da en la calle. Sociedades corales, cantan. Entre tanto hombre, hay muchas mujeres. Repiten en coro con aplauso frases de Karl Marx, que cuelgan en cartelones por los muros. Millot, un francés, dice una cosa bella: “La libertad ha caído en Francia muchas veces; pero se ha levantado más hermosa de cada caída.” John Most habla palabras fanáticas: “Desde que !eí en una prisión sajona los libros de Marx, he tomado la espada contra los vampiros humanos.” Dice un Magure: “Regocija ver juntos, ya sin odios, a tantos hombres de todos los pueblos. Todos los

Page 350: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

trabajadores de la tierra pertenecen ya a una sola nación, y no se querellan entre sí, sino todos juntos contra los que los oprimen. Regocija haber visto, cerca de lo que fue en París Bastilla ominosa, seis mil trabajadores reunidos de Francia y de Inglaterra.” Habla un bohemio. Leen carta de Henry George, famoso economista nuevo, amigo de los que padecen, ama- do por el pueblo, y aquí y en Inglaterra famoso. Y entre salv, as. de aplausos tonantes; y frenéticos hurras, pónese en pie, en unanime movimiento, la ardiente asamblea, en tanto que leen desde la plata- forma en alemán y en inglés dos hombres de frente ancha y mirada de hoja de Toledo, las resoluciones con que la junta magna acaba, en que Karl Marx es llamado el héroe más noble y el pensador más poderoso del mundo del trabajo. Suenan músicas; resuenan co- ros, pero se nota que no son los de la paz. Otro día, vuelven en decenas de miles. Quieren tener diario suyo, y se dan bailes, para ayudar a fundarlo con SUS productos. iBuenas mujeres. 1 Allá han ido con todos sus pequeñuelos: iqué alegres están sus hombres, que siempre están tan tristes! Y luego, de noche, y con los trajecítos de bailar, ;no se ven la color enfermiza y las mejillas hundidas de los niños! El aire, cargado de salud, suele estar lejos de donde los trabajadores viven. Millones acaba de dejar el ex gobernador Morgan, a sociedades de teología y a seminarios; ipues más valiera que empeñarse a forzar en los hom- bres la fe en el cielo,- crearla en ellos naturalmente dándoles la fe en la tierra! Y ha dejado Morgan muy buenas sumas a las casas en que ayudan a los enfermos, a los ancianos, los niños y a los po- OBRA! 3 ESCOGIDAS. T. 1 405 bres: ¿no dejará alguna para ayudar a hacer casas con aire y luz a los que al cabo, de vivir en las sombras, llegan a sentirla en el alma y a hacerla sentir? Estas ciudades populosas, que son granero; humanos, más que palacios de mármol, deberán erigirlos de ventu- ra:- y no acumular las gentes artesanas en pocilgas inmensas, sino hacer barrios sanos, alegres, rientes, elegantes y luminosos para los pobres. Ya son el aseo y la luz del sol. Dara ellos desusada elegancia, pues sin ver hermosura <quién &tió bondad? ni sin sentir la caridad ajena iquién la tuvo? iAleje de la cabeza de otros la tormenta el que quiera alejarla en la suya! Si los vierais, ahora que llegan los meses de veran?,. entrarse en bandadas, llenos los brazos de las madres de

Page 351: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

hijos palldos y moribundos, por los vapores de paseo en que alguna cofradía o persona amorosa les permite cruzar de balde el río! iEs de morderse los labios de cólera, de no andar por toda la tierra paseando infatigablemente el estandarte de su redención! De “Carta de Marti”, La Nación. Buenos Aires, 13 y 16 de mayo de 1883. 0. C., t. 9. p. 388- 390. OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 407 PETER COOPER Ha muerto un padre de hombres. New York quería a Peter Cooper como Grecia quiso en un tiempo a sus ancianos; y la ciudad, cuando supo su muerte puso a media asta sus banderas, reunió en sesión de luto sus Corporaciones y Senados, arrancó todas las flores de sus jardines, y fue a regarlas al paso del cadáver del hombre benévolo. El dia de su entierro. los carruajes detuvieron su curso; las grandes tiendas por cuyo frente cruzó el séquito suspendieron sus pingües negocios; las grandes avenidas de la ciudad ofrecian un aspecto solemne; y las mujeres mismas, en las ventanas, se quitaban al paso del cadáver, como para honrarlo mejor, sus sombreros de cintas de colores. Peter Cooper vivió noventa y tres años, y no ha cesado en ellos de hacer bien. Hubo siempre a la vez en su hermosa naturaleza algo de gigantesco y femenil. La voz de un pobre le hacia romper en llanto, y, como evocación de mago, brotar de su mano la lismona; pero nadie luchaba como él por arrancar secretos a la naturaleza, ni halló tan varios modos de enfrenar sus iras, domar su hostilidad, y aprovechar sus fuerzas. Acumuló millones, y dio millones a los pobres. Nació trabajador, y lo fue siempre. Cuando se vio rico, no apartó de si a los miserables, sino que les fabricó Universidades de artes e industria, para que venciesen como él los obstáculos de la vida, y se salvasen de la miseria.- Se sintió siempre pobre; y hace pocos meses, cuando vendria acaso de regalar decenas de miles de pesos al Instituto de Artes y Ciencias Industriales que ha creado, -como se rompiese una de las correas de su carruaje, y no pudiera este seguir marcha, se bajó de él; de un listón de madera hizo aguja, de un cordel hilo,- y en medio de la muchedumbre que se aglomeraba respetuosa, muda de asombro y cariño, ayudó a su co- chero a coser la correa; y al poner el pie en el estribo, y acomodarse el ancho gabán, sobre cuyo cuello caian en profusión, como halo de astro, los blancos cabellos, daba tiernos consejos a los jóvenes sobre la

Page 352: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

utilidad de saber hacer las cosas por si mismos, a lo que respondía la multitud,- que en presencia de aquel hombre bueno se sentía mejor,- ondeando los sombreros, y aclamándole, y llenan- do las calles vecinas con el estruendo de hurrahs fervorosos. Nada es más adecuado que la vid2 de Peter Cooper para calmar la impaciencia que ciega y trastorna a las clases trabajadoras. Nació de padres tan pobres, que a los cinco años ya ayudaba a sus padres a vender cerveza; a los diez años, era sombrerero; a los quince, trabajador en coches e inventor de máquinas para mejorarlos; a los veinte, fabricante de máquinas de cortar telas; a los 29, artesano holgado cuya mujer guisaba la comida, por lo que, como el buen Peter habia de mecer al niño mientras se hacía el guiso, inventó una -máquina que a la vez mecía al nifio, espantaba los insectos que turbaban su sueño, y ponía en movimiento una caja de suave música. A poco, con el producto de las máquinas que construía, mejoraba e inventaba, aunque no había aprendido mecánica en es- cuela alguna, ni con maestro alguno, ni en más libro que en la observación de la naturaleza ,- compró tierra en New York, y tienda de viveres: edificó casas; adquirió una vasta zona de terreno; sacó hierro de los montes, construyó hornos ciclópedos para hervirlo; echó abajo selvas enteras para calentarlos; descubrió hierros nuevos, y modos de vaciar las minas de lo alto, y por una cintura colosal’ en torno de 1. a mina, enviar pendiente abajo hasta el depósito los grandes baldes cargados de mineral, que una vez vacíos, eran de nue- vo empujados hacia la mina alta, por los siguientes baldes llenos, que los lanzaban de rebote monte arriba en busca de la carga nueva. Si un pantano le salía al paso, lo secaba. Si no podían las máquinas de su tiempo doblar las curvas, y saltaban en pedazos en el intento, él inventaba la caldera tubular, ponía al vapor riendas seguras, y echaba a andar por la América la primera locomotora que logró verdadero éxito. El no veia la ciencia como un libro escrito en letras mágicas, entendible sólo para los privilegiados, sino como el cúmulo de respuestas que la naturaleza daba a las preguntas del hombre tenaz. Jamás se le presentó obstáculo físico, que no venciera con un fácil alarde de su mente, fértil en inventos. Se complacia en hacer bullir en 12s retortas de su gabinete elementos diversos, y 2 las luces fantásticas de aquel incendio de simples, que

Page 353: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

llenaban de colores de arcoiris el sombrío salón, hallaba combinaciones inge- niosas, de alguna de las cuales hizo fábrica que hoy rinde a sus hijos por centenares los miles de pesos. Pero no bien le caí2 un centavo en las arcas, ya andaba en bus- ca de quien 10 había menester. Miraba a los trabajadores como a propios hijos, y los llevó siempre consigo, y en su corazón, y alzados en sus brazos, a las eminencias 2 que le empujaron la estimación de los hombres y su cuantiosa fortuna. Jamás cerró su puerta 2 visitante pobre, ni dejó de ayudar 2 inventor en penuria, ni a hon- rado en escasez, ni 2 viuda en lágrimas; ni apartó nunca el oído de las cuestiones encrespadas que a los trabajadores interesan, ni la mano de la pluma para defenderlos. Pero quien había ido tantas veces a las entrañas de la tierra en demanda de sus secretos, cuya posesión y aprovechamiento hacen fácil la vida y la alivian ,- había de ir también, puesto en estos problemas, a sus raíces, y a la busca de fecundos remedios. No era, como otros tantos, expositores pretenciosos de los males que veía; ni como muchos más equivocadores de la justicia con la ira, y azu- zadores ciegos de un mal que no saben dirigir. No veía en la cólera un bálsamo, sino un tósigo. Por sobre todas las cosas ponía la ley de amor. Preferible le parecía retardar una solución a tomar una violenta, que a su juicio era retardar aún más la solución real. Como la vida había cedido mansamente al empuje de su voluntad y de su inteligencia, aseguró que al empuje de ambas la vida cede siempre. Y vio el remedio de los males de la clase trabajadora en el ennoblecimiento del carácter, que las disgusta de las soluciones brutales y excesivas, y en el cultivo de la inteligencia, que las hace indispensables a los demás, útiles a sí mismas y formidables. Para él, la inteligencia es la fuerza suma; y toda fuerza, por inveterado que sea su dominio, por prestigiosa que la hagan sus triunfos, por sólida que parezca a ojos que ven ligeramente,- cede,- como hele- chos del río a las aguas incontrastables de la catarata,- al empuje de la inteligencia. Y luego ihabia él buscado en sus mocedades tantas veces en vano respuesta a sus preguntas! ise había detenido tantas veces tris- te ante la naturaleza muda! ihabía envidiado él tantas veces, pobre trabajador, pobrecillo tosedor de sombreros, humilde constructor de coches, a los que en buenos libros y buenas escuelas aprendían lo que él anhelaba saber: Física,

Page 354: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Química, Artes Industriales y Mecá- nicasl- ise había compadecido tantas veces a sí propio, y mirado como pobre máquina de vapor suelta en medio de magnífica comar- ca, mas sin rieles! iHay tanta diferencia, de un trabajador ignorante, mero diente de rueda o palanca de máquina, a un trabajador inte- ligente- vapor que la mueve! Su alma llena de piedad quiso ahorrar a los hombres los trabajos que él había padecido en medio de ellos:- curar heridas, sembrando amores;- librar a la generación nueva de artesanos de las acerbas angustias. de las vagas aspira- ciones dolorosas y coléricas, de las zozobras y soledad que afligieron tantas veces su generosa vida! Quiso limpiar de zarzas el camino de los hombres nuevos. Y fundó, para enseñar artes y ciencias in- dustriales gratuitamente, el Instituto de Cooper. Tiene el Instituto otro nombre oficial; pero este es el nombre con que lo conoce la nación, y lo celebran por todo el Universo. Alli iba él todos los sá- bados, del brazo de su hija, a sentarse entre sus discípulos, a pedir a los maestros eminentes que no perturbaran el espíritu ni cohibieran la libertad de los artesanos estudiantes con la enseñanza del propio credo religioso de él, ni con el credo de otra religión alguna: allí iba a ver qué nueva sala hacía falta; qué nueva cátedra era reque- rida por las necesidades nuevas del mercado industrial; qué empleo OBRAS ESCOGIDAS. T 1 409 podria hallarse para los que acababan de terminar sus estudios en el Instituto, como si creyera deber suyo apartar de los labios de todos los hombres la copa amarga de la vida. iNo en vano sentía él que su vida radiosa, como incienso que un supremo sol arrebola y matiza, ascendía al son de tiernas músicas a los palacios de la luz suprema! iNo en vano la ciudad entera rindió homenaje a este gran caballero del amor, y cantó loas entusiastas que, como brisa de alas, levantasen su espíritu a las moradas de la paz dichosa! iNo en vano le pusieron sobre el pecho, como emblema de su vida un lirio recién abierto; y acompañan a pie millares de hombres y mujeres el cadáver venerado por las calles y plazas suntuosas, que parecían, con su amante sigilo y calma súbita, unir e. strofa colosal al himno publico! iOh! ihombre venturoso, aquel sobre cuyo pecho, después de 93 años de vida en la tierra, se abre un lirio! La Ofrenda de Oro, Nueva York, mayo de 1883, v. 1. n. 1, p. 6- 7. Anuario Martiano, La Habana, n. 4, 1972, p. 125- 128.

Page 355: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 411 ELPUENTEDEBROOKLYN Palpita en estos días más generosamente la sangre en las venas de los asombrados y alegres neoyorquinos: parece que ha caído una corona sobre la ciudad, y que cada habitante la siente puesta sobre su cabeza: afluye a las avenidas, camino de la margen del río Este, muchedumbre premiosa, que lleva el paso de quien va a ver maravi- lla: y es que en piedra y acero se levanta la que fue un día línea ligera en la punta del lápiz de un constructor atrevido; y tras de quince años de labores, se alcanzan al fin, por un puente colgante de 3 455 pies, Brooklyn y New York. El día 7 de junio de 1870 comenzaban a limpiar el espacio en que había de alzarse, a sustentar la magna fábrica, la torre de Brooklyn: el día 24 de mayo de 1883 se abrió al público tendido firmemente entre sus dos torres, que parecen pirámides egipcias adelgazadas, este puente de cinco anchas vías por donde hoy se precipitan, amontonados y jadeantes, cien mil hombres de alba a la medianoche. Viendo aglomerarse a hormiguear velozmente por sobre la sierpe aérea, tan apretada, vasta, limpia, siempre creciente mu- chedumbre,- imagínase ver sentada en mitad del cielo, con la cabeza radiante entrándose por su cumbre, y con las manos blancas, gran- des como águilas, abiertas, en signo de paz sobre la tierra,- a la Libertad, que en esta ciudad ha dado tal hija. La Libertad es la ma- dre del mundo nuevo,- que alborea. Y parece como que un sol se levanta por sobre estas dos torres. De la mano tomamos a los lectores de La América, y los traemos a ver de cerca, en su superficie, que se destaca limpiamente de en medio del cielo; en sus cimientos, que muerden la roca en el fondo del río; en sus entrañas, que resguardan y amparan del tiempo y del desgaste moles inmensas, de una margen y otra,- este puente colgante de Brooklyn, entre cuyas paredes altísimas de cuerdas de alambre, suspensas,- como de diente de un mamut que hubiera po- dido de una hozada desquiciar un monte,- de cuatro cables luengos, paralelos y ciclópeos,- se apiñan hoy como entre tajos vecinos del tope a lo hondo en el corazón de una montaña, hebreos de perfil agudo y ojos ávidos, irlandeses joviales, alemanes carnosos y recios, escoceses sonrosados y fornidos, húngaros bellos, negros lujosos, ru- sos, -de ojos que queman, noruegos de pelo rojo, japoneses elegan- tes, enjutos e indiferentes chinos .- El chino es el hijo infeliz

Page 356: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

del mun- do antiguo: así estruja a los hombres el despotismo: como gusanos en cuba, se revuelcan sus siervos entre los vicios. Estatuas talladas en fango parecen los hijos de sociedades despóticas. No son sus vidas pebeteros de incienso: sino infecto humo de opio. Y los creadores de este puente, y los que lo mantienen, y los que lo cruzan,- parecen, salvo el excesivo amor a la riqueza que como un gusano les roe la magna entraña, hombres tallados en granito,- como el puente.- iAllá va la estructura! Arranca del lado de New York, de debajo de mole solemne que cae sobre su raíz con pesa- dumbre de 120000000 de libras; sálese del formidable engaste a 930 pies de distancia de la torre, al aire suelto; éntrase, suspensa de los cables que por encima de las torres de 276 r/ s pies de alto cuelgan; por en medio de estas torres pelásgicas que por donde cru- za el puente miden 118 pies sobre el nivel de la pleamar: encúmbrase a la mitad de su carrera, a juntarse, a los 135 pies de elevación sobre el río, con los cables que desde el tope de la torre en solemne y gallarda curva bajan; desciende, a par que el cable se remonta al tope de la torre de Brooklyn, hasta el pie de los arcos de la torre, donde esta, como la de New York, alcanza a 118 pies; y reen- tra, por sobre el aire con toda su formidable encajerfa deslizándose, en el engaste de Brooklyn, que con mole de piedra igual a la de New York, sajado el seno por nobles y hondos arcos, sujeta la otra raíz del cable. Y cuando sobre sus cuatro planchas de acero, sepul- tadas bajo cada una de las moles de arranque, mueren los cuatro cables de que el puente pende, han salvado, de una ribera del río Este a la otra, 3 578 pies. iOh, broche digno de estas dos ciudades maravilladoras! fOh, guión de hierro,- de estas dos palabras del Nuevo Evangelio! Llamemos a fas puertas de la estación de New York. Millares de hombres, agolpados a la puerta central nos impiden el paso. Le- vántase por entre la muchedumbre, cubiertas de su cachucha azul humilde, las cabezas eminentes de los policías de la ciudad, que ordenan la turba. A nuestra derecha, por la vía de los carruajes, entran carretas que llevan trozos de paredes y columnas; carros rojos del correo, henchidos de cartas; carrillos menguados, de latas de leche; coches suntuosos, llenos de ricas damas; mozos burdos, que montan en pelo, entre rimeros de arneses, sobre caballos de carga que en poco ceden al troyano; y lindos mozos,

Page 357: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

que en nerviosos corceles revolotean en torno de los coches. Ya la turba cede: dejamos sobre el mostrador de la casilla de entrada, un centavo, que es el precio del pasaje; se ven apenas desde la estación de New York las colosales torres; zumban sobre nuestra cabeza, golpeando en los rieles de la estación del ferrocarril aún no acabado, que ha de cruzar el puente, martillos ponderosos: empujados por la muchedumbre, 412 Iod Marti OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 413 ascendemos de prisa la fábrica de amarre de este lado del puente. Ante nosotros se abren cinco vías, sobre la mampostería robusta comenzadas: las dos de los bordes son para caballos y carruajes, las dos interiores inmediatas, entre las cuales se levanta la de los viandantes, son la ida y venida del ferrocarril, cuyos amplios vagones reposan a la entrada: como a los 700 pies la mampostería cesa, y empieza el puente colgante, que los cuatro cables paralelos suspen- den, trabados a los eslabones de hierro, que cual inmenso alfanje encorvado con la punta sobre la tierra, atraviesan la mampostería, como. si tuviera el mango al río y el extremo a la ciudad, hasta anclar en el fondo de la fábrica. Ya no es el suelo de piedra, sino de madera, por bajo de cuyas junturas se ven pasar como veloces recaderos y monstruos menores, los trenes del ferrocarril elevado, que corren a lo largo de esta margen del río,- a diestra y siniestra. Y por debajo de nuestros pies, todo es tejido, red, blonda de acero: las barras de acero se entrelazan en el pavimento y las paredes que dividen sus cinco anchas vías, con gracia, ligereza y delgadez de hilos; ante nosotros se van levantando, como cortinaje de invisi- ble tela surcada por luengas fajas blancas, las cuatro paredes tiran- tes que cuelgan de los cuatro cables corvos. Parecen los dos arcos poderosos, abiertos en la parte alta de la torre, como las puertas de un mundo grandioso, que alegra el espíritu; se sienten, en pre- sencia de aquel gigantesco sustentáculo, sumisiones de agradeci- miento, consejos de majestad, y como si en el interior de nuestra mente, religiosamente conmovida, se levantasen cumbres. El camino de los pedestres, ya bajo la torre, se abre, al pie del muro que divide los dos arcos; lo ciiie en cuadro; vuelve a juntarse, entre la colosal alambrería que en calles aparejadas, colgada de los cuatro cables gruesos, desciende en largas trenzas, altas como agu- jas de iglesia gótica junto a la torre, más

Page 358: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

cortas a medida que la curva baja hacia el centro del puente, y al fin, en el centro, a nivel de este. Y el puente,- encumbrado en su mitad a 135 pies, para que por bajo él, sin despuntar sus mástiles ni enredar sus gallar- detes, pasen los buques más altos,- comienza a descender, en el grado mismo en que su mitad primera asciende: la imponente cor- delería, que antes bajaba, ahora en curva revertida, se encumbra a la cima de la segunda torre; el camino, al pie de esta, se reabre en cuadro, como al pie de la torre de New York; y se recoge; bajo sus planchas de acero silban vapores, humean chimeneas, se desbor- dan las muchedumbres que van y vienen en los añejos vaporcillos, se descargan lanchas, se amarran buques: la calzada de acero car- gada de gente, se entra al cabo por la de mampostería que lleva al dorso la fábrica de amarre de Brooklyn, que, sobre sus arcadas que parecen montañas vacías. se extiende, se encorva, sirve de te- chumbre a las calles del tránsito, bajo ellas semejantes a gigantes- cos túneles, y vierte al fin, en otra estación de hierro, a regarse hervorosa y bullente por las calles, la turba que nos venia empu- jando desde New York, entre algazara, asombros, chistes, geniali- dades, y canciones. Regocija lo inmenso. Pero quedan siempre delante de los ojos, como zapadores del Universo por venir, que van abriendo el camino a los hombres que avanzan, aquellos cuatro colosales boas, aquellos cuatro cables pa- ralelos, gruesos y blancos, que, como serpiente en hora de apetito se desenroscan y alzan el silbante cuerpo de un lado del río, levám tanse a heroica altura, tiéndense sobre pilares soberanos por encima del agua, y van a caer del lado opuesto. Y parece que los pies quedan pisando aquella armazón que semeja de lejos sutil superficie, y como lengua de hormiguero monstruoso; y es de cerca urdimbre cerradísima, que a los cables sólo ffa su sustentamiento, y a las cuerdas de acero que en forma de abanico bajan en cuatro paredes, cruzándose con las de tirantes verticales de cada uno de los lados de las torres. iY se mecen, a manera de boas satisfechos,- sobre la plancha cóncava en que en el agujero en que atraviesan lo alto de las torres descansan sobre ruedas,- los cuatro grandes cables, como alambres de una lira poderosa, digna al cabo de los hombres, que empieza a entonar ahora sus cantos! Mas (cómo anclaron en la tierra esos mágicos cables? &ómo surgieron de las aguas, con su

Page 359: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

manto de trenzas de acero, esas es- beltas torres? (Cómo se trabó la armazón recia sobre que pasean ahora a la vez, cual por sobre calzada abierta en roca, cinco milla- res de hombres, y locomotoras, y carruajes, y carros? iCómo se le: vantan en el aire, susurrando apenas cual fibra de cañas ligeras esas fábricas que pesan 8 120 toneladas? Y los cables (cómo, si pe- san tanto de suyo sustentan el resto de esa pesadumbre portentosa? Pues esos cables, como un árbol por sus raíces, están sujetos en anclas planas, por masas que ni en Tebas ni en Acrópolis alguna hubo mayores: esas torres, se yerguen sobre cajones de madera que fondo arriba fueron conducidos, con ‘los cimientos de la torre al dor- so, hasta la roca dura, 78 pies más abajo de la superficie del agua; y esos cables no abaten con sus cuerdas ponderosas las torres cor- pulentas, sino que del repartimiento oportuno de sus hilos y la resistencia, apenas calculable, que le viene de sus amarras, soporta la colgante estructura, y cuanto el tráfico de siglos, con su soplo febril, eche sobre ella. Y iqué raíz ha podido asegurar a tierra esa gigante trabazón, pasmo de los ojos, y burla del aire? Cqué aguja ha podido coser ordenadamente esos hilos de acero, de 151/ 4 pulgadas de diámetro, Y en los extremos anudarlos? <quién tendió de torre a torre, sobre 1 596 pies de anchura, el primer hilo, 5000 hilos, 14 000 millas de hilo? iquién sacó el agua de sus dominios y cabalgó sobre el aire, y dio al hombre alas? Levanten con los ojos los lectores de La América las grandes fábricas de amarre que rematan el puente de un lado y de otro. 414 los.! Murfi OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 415 Murallas son que cerrarían el paso al Nilo, de dura y blanca piedra, que a 90 pies de la marca alta se encumbran: son muros casi cúbicos, que de frente miden 119 pies y 132 de lado, y con su enorme peso agobian estas que ahora veremos,- cuatro cadenas que sujetan, con 36 garras cada una, los cuatro cables. Allá en el fondo, del lado de atrás más lejano del río, yacen, rematadas por delgados dientes, como cuerpo de pulpo por sus múltiples brazos, o como estrellas de radios de corva punta, cuatro planchas de 46 000 libras de peso cada una, que tienen de superficie 16’/ 2 pies por 17’/ 2, y reúne sus radios delgados en la masa compacta del centro, de 2’12 pies de espesor, donde a través de 18 orificios oblongos, colocados en dos filas de a 9 paralelas, cruzan 18 eslabones, por cuyos anchos ojos de remate,

Page 360: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

que en doble hilera quedan debajo de la plancha, pasan fortísimas barras, de 7 pies de largo, enclavadas en dos ranuras semicilíndricas abiertas en la base de la plancha.- Tales son de cada lado los dientes del puente.- En torno de los 18 eslabones primeros, que que- daron en pie, como lanzas de 12’1, pies, rematadas en ojo en vez de astas, esperando a soldados no nacidos, amontonaron los cuadros de granito, que parecían trozos de monte, y a la par que iban su- jetando los eslabones por pasadores que atravesaban a la vez los 36 ojos de remate de cada 18 eslabones contiguos trenzados como cuando se trenzan los dedos de las manos,- y que a quedar sueltos hubieran girado unos sobre otros como sobre un eje común las dos alas de una bisagra,- inclinaban hacia el río, en la curva interior del alfanje, con la colocación de las piedras invencibles, cada doble hilera de eslabones nuevos, hasta que al avecinarse ya a la altura, por donde habían de entrar a enlazarse con la complicada cuádruple osa- menta los cuatro cables, la doble hilera se duplica, las dos camas de eslabones se truecan en cuatro; las 18 barras son ya 36; los dos pa- sadores paralelos, que a tramos diversos e iguales, como anillos de serpiente chata que anda, han venido asegurando la doble cadena, se convierten en cuatro, y cada uno de estos pasadores, bastante a ser mástil de barco o columna de iglesia, sujeta a la vez atra- vesando 18 ojos, los 9 en que rematan los eslabones de cada una de las cuatro hileras, y 9 ojos de 9 de los hilos de cada cable, que tiene 19 hilos, cada uno de los cuales se abre en dos a cada extremo para ajustar,- como cuña entre ias dos porciones del cuerpo que rompe,- entre los ojos de dos eslabones contiguos,- con lo que quedan por los. cuatro mismos pasadores paralelos unidos en cuatro camas superpuestas e idénticas, los 36 extremos de cada cadena de anclaje y los 36 extremos de cada cable. Esas 4 dobles médulas de hierro, hasta 25 pies de lo alto del muro que da al río, en que ya el cable entra en el muro, atraviesan esos dos cuerpos monstruosos de granito,- médulas que ramata luego armazón intrincada de ner- vios de acero, por ser ley, que anuncia lo uno en lo alto, y lo eterno en lo análogo, que todo organismo que invente, el hombre, y avasalle o fecunde la tierra, esté dispuesto a semejanza del hombre. Parece como si en un hombre colosal hubiera de rematarse y con- centrar toda la vida. De madera es, de madera de pino de Georgia, que

Page 361: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

debajo del agua ni el oxígeno alcanza ni el tedero roe, el sustento de ambas torres. Caisson lo llaman en francés y en inglés, y es invención francesa. Es caja inmensa, vuelta del revés: la boca, abajo; el fondo, arriba; y sobre el fondo que le sirve de tapa, veintidós pies de planchas de pino, cruzadas en ángulo recto sujetas al techo del cajón por tornillos gruesos como árboles, y retorcidos y agigantados, como debe ver, en su cerebro encendido, sus ideas un loco;- y de madero a madero, abrazaderas de hierro. ,- y en las junturas, alquitrán y materias adherentes y durables. iOh! bien merecen estas cosas que asombran, que bajemos por el pozo forrado de hierro, contra entrada de aire, que desciende de lo alto del cajón, por entre los lienzos de pino, al cajón hueco, también de hierro contra aire, forrado de hierro de caldera, y cuyas paredes, de hierro calzadas, van en 10 interior disminuyendo, para dejar mayor espacio a los excavadores, desde ocho pies con que junto al fondo que hace de techo comienzan, a ocho pulgadas. Ya flota la estructura corpulenta, con su margen de once pies, entre la triple empalizada, que, en el lugar mismo en que ha de alzarse la torre, le han fabricado los ingenieros; ya comienza a hundirse, al peso de los primeros trozos de granito que le echan al dorso; iya baja! iya baja! Por las canales de aire, in- troducen en el cajón el aire comprimido, ante el que huye, no sin grandes luchas, titánicos saltos a quinientos pies por sobre los pozos, tonantes rugidos y mortíferas rebeldías el agua vencida. Ni silbar pueden los hombres que trabajan en aquella hondura, donde está el aire comprimido a 32 libras por pulgada cuadrada: ni apa- gar una luz, que de sí misma se reenciende. Del pozo de hierro por donde bajan los excavadores al húmedo hueco del cajón, dividido para mejor sustento por seis tabiques, donde los excavadores tra- bajan,- los hombres pasan, graves y silenciosos a su entrada, fríos, ansiosos, blancos y lúgubres como fantasmas a su salida, por una como antesala, o cerrojo de aire, con dos puertas, una al pozo alto, otra a la cueva, que nunca se abren a la par, porque no se escape el aire comprimido, sino la de la cueva para dar entrada al bravo ejército cuando la del pozo se ha cerrado ya tras ellos, o la del pozo, para darles salida, cuando dejan ya cerrada la de la cue- va:-* Ived cómo bajan por cuatro grandes aberturas al fondo de la excavación las dragas

Page 362: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

sonantes, de cóncavas mandíbulas, a buscar al fondo de los pozos,- abiertos a hondura mayor que el nivel del agua, por lo que el agua sube en ellos a nivel,- el lodo, la arena, los trozos de roca, que en incesantes paletadas echan en los pozos los excavadores, para que luego, al encajar, con ruido de cadenas, SUS fauces abiertas en la abertura profunda la draga famélica, las trague, cerrando de súbito los maxilares poderosos, y las saque, cajón y torre arriba, al aire libre, y las vuelque en las barcas 416 los. 2 .\ farti OBRAS ESCOGIDAS T. 1 417 de limpieza! Ved como a medida que limpian la base aquellos heroi- cos trabajadores febriles, en cuyo cerebro hinchado la sangre preci- pitada se aglomera, van quitando alternativamente las empalizadas que colocaban ha poco bajo los tabiques de la extraña fábrica, y, con este sistema de escalones, dejando caer sobre las empalizadas que quedan la torre, que, sin el apoyo de las que le quitan, pesa más sobre las restantes, y baja,- y reponiendo sobre el terreno nue- vamente limpio fas que quitaron, para apartar enseguida las que dejaron antes, al separar las cuales la torre baja otra vez sobre las nuevas. Ved como expulsa el agua, y calva ya la roca, echan los hombres entre ella y el tope del cajón 8 000 toneladas de cemento hidráulico, masa que, celoso de la naturaleza que creó breñas duras, ha inventado el hombre. Asi a flor siempre de agua, construyeron, sobre el cajón que con su entrana de hombres se iba hundiendo, la torre que con su pesadumbre de granito, se iba levantando. Y luego, con pescantes potentes, alzaron hasta 300 pies las piedras, grandes como casas, que coronan la torre. Y los albañiles encajaron en aque- lla altura, como niños sus cantos de madera en torre de juguete de Grandall, piedras a cuyo choque ligerisimo, como ala,, de mari- posa a choque humano, se despedazaban los cuerpos de los trabaja- dores, o se destapaba su cráneo. iOh trabajadores desconocidos, oh mártires hermosos, entrañas de la grandeza, cimiento de la fábrica eterna, gusanos de la gloria! iY los cables, los boas satisfechos? ;Qué araña urdió esta tela de margen a margen por sobre el vacío? (Qué mensajero llevó 20000 veces de los pasadores del amarre de Brooklyn las 19 ma- dejas de que está hecho cada alambre, y los 278 hilos de que está hecha cada madeja, a los pasadores del amarre de New York? Una mañana, como galán que corteja a su

Page 363: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

dama, un vapor daba vueltas al pie de la torre de Brooklyn: iarriba va, lentamente izada, la pri- mera cuerda! móntanla sobre la torre: sujétanla a la fábrica de amarre; arrástrala el vapor hasta el pie de la torre de New York; izan el otro extremo; pásanlo por la otra torre; fíjanlo al otro amarre:-- del mismo modo pasan una segunda cuerda:- juntan en cada amarre, alrededor de poleas movidas por vapor, los extremos de ambas cuerdas, y ya queda en perpetuo movimiento circular la gloriosa “cuerda viajera”. Sentado en un columpio, que cuelga de una carrucha fija a la cuerda que la máquina de vapor pone en mo- vimiento, cruza el primero,- entre estampidos de cañones, silbos de locomotoras, flameos de banderas y hurras de centenares de mfles de hombres,- Farrington sin miedo, cabeza de mecánicos.- Luego montan sobre la viajera, alzadas en brazos de hierro, una rueda de madera acanalada, en que engarzan el alambre, bien mojado en acei- te de linaza para evitar el moho, y después bien seco que en ocho grandes ruedas, dos al pie de cada cable, tienen enredado, en exten- sión de dos millas, igual a 52 rollos, alrededor de cada rueda: ialla va la carrucha, hormiga trabajadora, de un cabo a otro del puente, con su doble hilo de alambre! Llega, la acarician, desengarzan el hilo, y lo reengarzan en torno a una gran herradura de hierro de bar. de estriado, molde provisional del que sacan luego el cable para en- gastarlo en el último pasador de la cadena: vuelve vacía, chirriando y castañeteando, la carrucha al otro extremo:- ajustan, con gran- dísimas labores, desde los amarres y lo alto de las torres la longitud diversa, que por quedar cada hilo a altura diversa en la madeja, ha de tener cada hilo: tallá va de nuevo la carrucha; la aguja redonda, que ha cosido el cable! iallá va 139 veces, en que deja 278 hilos! Y ya está la madeja, que de alambre forran, como las 18 más que hacen, a un mismo tiempo para cada uno de los cuatro cables: y ya hechas, apriétanlas con grandes abrazaderas; ajustan más aún las 19 madejas, en que los hilos yacen unos al lado de otros, y no trenzados; ciñen con medios cilindros, bien apretados, el cable; y sobre una especie de balsa ambulante que del mismo cable cuelga, van, tejedores del aire, los forradores, envolviendo la masa circular con alambre, que una sencilla máquina, semejante a una rueda de timón, que lleva el alambre enrollado en un carretel, va dejando salir

Page 364: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

en espiral:-- y, ya el boa bien vestido, lo posan en su plancha acanalada que, sobre ruedas corredizas, para que el ca- ble pueda extenderse y encogerse, y no dañar la fábrica con su peso, lo espera en la cumbre de la torre. De los cables cuelgan, sujetos de bandas de hierro, los tirantes trenzados, 208 en cada cable; de los tirantes, las planchas horizon- tales que sustentan el pavimento, y las seis paredes verticales de alturas diversas que las cruzan, y listones de acero de pared, y listones diagonales, sobre cuya armazón se extienden, en gruesa len- gua de 3 178 pies de largo y 85 de ancho, las cinco calzadas, de 19 pies de ancho las de carruajes; las del ferrocarril, de IS’/,; y dando vista a islas como cestos, a ciudades como hornos, a vapores que parecen, por lo avisados, ruidosos y diestros, mensajeros par- lantes, y hormigas blancas que se tropiezan en el río, cruzan sus antenas, se comunican su mensaje y se separan, dando vista a rios como mares, empínase en el centro, como cresta de 16 pies de ancho, el camino de las gentes de a pie que desde que abrió puertas el puente, cruzan, apretándose a veces en masas enormes, para dar salida a las cuales hay que alzar las barandas del camino, dos formidables y nunca enflaquecidas hileras de viandantes. Ni hay miedo de que la estructura venga abajo, porque aun cuan- do se quebraran a un tiempo los 278 que de cada cable la sostienen, bastaría a tenerla en alto, con su peso y el del tráfico, la ramazón de tirantes supletorios que, a modo de tremenda mano abierta, de delgada muñeca, baja, casi hasta la mitad del cable por cada lado, del tope de cada torre. No hay miedo de que se mueva ia estruc- tura, ni que la sacudan juegos de aire ni iras de tormenta; porque por su base la muerden las torres con dientes de acero, y para que el viento mayor no la conmueva, los dos cables de afuera se 418 José Marfi encorvan hacia adentro al ir tocando la mitad del puente, y los dos de adentro se doblan hacia los de afuera, con lo que se hace mayor la resistencia. No vendrán, no, los aires traviesos a volcar carros sobre el rio, porque los bordes del puente se levantan a ocho pies de alto y entre las vías de carruajes y las del ferrocarril está tendida, para sujetar los empujes del viento, red de fuertes alambres. Ni hay riesgos de que los cables se quebranten,- que nun- ca vendrá sobre cada uno de ellos peso mayor de 3 000 toneladas, y está hecho para sustentar, con sus 294 brazos, doce mil. Ni se torcerá,

Page 365: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

astillará o saltará el puente, cuando el calor de estío lo dilate, como al sol de amor el espíritu, o el rigor del invierno lo acorte; porque está quíntuple calzada está como partida en dos mi- tades, para prevenir el ensanche y el encogimiento, por medio de una plancha de extensión, en el punto medio de la vía, cuya plan- cha, fija en el extremo de una de las porciones, empalma sobre junturas movibles con el extremo de la porción segunda. Y cuando al pie de una de las torres se amontonan en bloqueo sin salida, millares de mujeres que sollozan, niños que gritan, policías que vocean, forcejeando por abrirse camino,-- se mueven señorialmente, como gigantes que saludan, un ápice apenas los cables en sus le- chos corredizos en lo alto de las torres. Así han fabricado, y así queda, menos bella que grande, y como brazo ponderoso de la mente humana, la magna estructura.- Ya no se abren fosos hondos en torno de almenadas fortalezas; sino se abrazan con brazos de acera, las ciudades; ya no guardan casillas de soldados las poblaciones, sino casillas de empleados sin lanza ni fusil, que cobran el centavo de la paz, al trabajo que pasa;- los puentes son las fortalezas del mundo moderno.- Mejor que abrir pechos es juntar ciudades. iEsto son llamados ahora a ser todos los hombres: soldados del puente1 La AmLrica, Nueva York, junio de 1883. 0. C., t. 9, p. 421- 432. A APRENDER EN LAS HACIENDAS ’ Nuestras tierras feracisimas, ricas en todo género de cultivos, dan poco fruto y menos de lo que debían por los sistemas rutinarios y añejos de arar, sembrar y recoger que aún privan en nuestros paises y por el uso de instrumentos ruines. Surge de esto una necesidad inmediata: hay que introducir en nuestras tierras los instrumentos nuevos; hay que enseñar a nues- tros agricultores los métodos probados con que en los mismos frutos logran los de otros pueblos resultados pasmosos. iQué valla quedará en pie, qué competencia no será vencida, qué rivales mantendrán sus fueros cuando los instrumentos moder- nos, y las mejores prácticas ya en curso, fecunden las comarcas americanas? Buenos Aires sabe de esto, Buenos Aires que está sacando cada mes de estos puertos cuatro o seis buques cargados de instrumentos de agricultura. Mas ni todos nuestros pueblos gozan de la misma próspera con- dición que el de la Plata, ni en todos es posible la introducción cuantiosa

Page 366: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

de los nuevos y, por el tiempo y labor que ahorran, ge- nerosos aperos de labrar; ni la mera introducción de ellos en tierras no preparadas para recibirlos y hacerlos útiles, hasta a cambiar como por magia, el estado rudimentario de nuestros cultivos. Ni se tienen en todas partes los capitales importantes que la compra de nuevos aprestos de cultivo necesitan; ni es suficiente que se entren por las tierras los instrumentos si no entra con ellos quien los maneje y acondicione el suelo para aprovecharlos; ni aun con los especiales halagos que las Exposiciones brindan, se atreven siempre los fabricantes de ellos a enviar sus productos a pueblos donde temen que la venta no compense los costos del envio. Si los instrumentos no van, pues, es preciso venir a buscarlos. Pero ya lo dijimos: aun cuando los instrumentos vayan, no van con ellos las nuevas prácticas agrícolas que los hacen fecundos. Esto no se aprende o se aprende mal, en libros. Esto no puede exhibirse en las Exposiciones. Esto, sólo en parte, y con grandísimo dispendio, podría enseñarse en las Escuelas de Agricultura. Hay que venir a aprender esto donde está en pleno ejercicio y curso 420 Jose Madl práctico. Se manda- locamente acaso- a los nirios hispanoamerica- nos, a colegios de fama de esta tierra, a que truequen la lengua que saben mal por la extraña que nunca aprenden bien; y a que;- en el conflicto de la civilización infantil, pero delicada que viene con ellos,- y la civilización viril, pero brusca, peculiar y extraña que aquí les espera,- salgan con la mente confusa y llena de recuerdos de lo que trajeron y reflejos imperfectos de lo nuevo que ven, inhá- biles acaso ya para la vida espontánea, ardiente y exquisita de nuestros paises, y todavía inhábiles para la rápida, arremolinada, arrebatada existencia de esta tierra. Los árboles de un clima no cre- cen en otro, sino raquiticos, descoloridos, deformes y enfermos. Pues asi como se manda a los niños de Hispanoamérica a apren- der lo que en sus tierras, por elementales que sean, aprenderian mejor, con riesgo de perder aquel aroma de la tierra propia que da perpetuo encanto y natural y saludable atmósfera a la vida; así como se sirve en oficinas de comercio, a adquirir tras largos años un puñado de prácticas vulgares que caben en una cáscara de nuez, y que se aprenden de igual modo en la casa propia, sin perder lo que se pierde, siempre en la ajena, así sin tanto riesgo y con mayor provecho, deben enviar

Page 367: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

los Gobiernos a agricultores ya entendidos; y los padres, a los hijos, a quienes quieran hacer beneficio verdadero con enseñarles en el cultivo de la tierra la única fuente absoluta- mente honrada de riqueza; y los hacendados, a hombres capaces de llevar luego a sus haciendas las mejoras que en las de acá vean, a estudiar la agricultura nueva en los cultivos prósperos, a vivir durante la época de una a varias cosechas en las haciendas donde se siguen los sistemas recien? es, a adquirir en todos sus detalles, sin lo que no es fructifero, el conocimiento personal y directo de las ventajas de los métodos e instrumentos modernos. Urge cultivar nuestras tierras del modo que cultivan las suyas nuestros rivales. Estos modos de cultivo no viajan. Hay que venir a aprenderlos, puesto el ancho sombrero y la blusa holgada del labrador, al pie de las labranzas. Es acaso el único medio fácil, fecundo y perfecto de importar en nuestros paises las nuevas prácticas agrícolas. Se mandan aprendices a los talleres de maquinaria, en lo que se hace bien: mándense, en lo que se hara mejor, aprendices a las haciendas. A ADELAIDA BARALT Ayer, linda Adelaida, en la pluviosa Mariana, vi brillar un soberano Arbol de luz en flor,- fay! un cubano Floral,- nave perdida en mar brumosa. Y en sus ramas posé, como se posa, Loco de luz y hambriento de verano, Un viejo colibrí, sin pluma y cano Sobre la rama de un jazmín en rosa. iMas parto, el ala triste! cruzo el río, Y hallo a mi padre audaz, nata y espejo De ancianos de valor, enfermo y frío De nostalgia y de lluvia: ¿cómo dejo Por dar, linda Adelaida, fuego al mío, Sin fuego y solo el corazón del viejo? 1884 PC. Ed. c., t. II, p. 261. La AmtWca; Nueva York, agosto de 1883. 0. C.. t. 8, p. 275- 277. OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 423 [A ENRIQUE ESTRAZULAS] Téngame amistad mayor Por no escribirle, que ese Silencio, aunque a Vd. le pese, No es silencio, que es pudor. Y hágole aquí la limosna De callar: ve que me vengo Con usura; pero tengo Mucho que hacer para el “Vosna”. Como ando al vuelo, me excusa Tanta rima en participio Y tanto relleno y ripio,- iLos postizos de la Musa!-. iOh, mi amigo, -esos retoños Del pensamiento en tortura! iEse afeitar la hermosura Con guirindainas y moños! Gusto de echar del ardiente Cerebro lo que en él danza, Como danza en él: -si lanza, Pues lanza resplandecientel- A gusto sólo me hallo Libre como el indio esbelto: Desnudo como él; resuelto Como él;

Page 368: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

desnudo, a caballo! Pero yo le diré al menos Cómo fue; fue que creí Que, como Vd. es bueno, así Todos los hombres son buenos. Sabe Vd. que para mí No hay agua, ni pan, ni sol, Mientras mande el español En la tierra en que nací Y no por aquel brutal Odio, que en mi alma no cabe; Sino porque España sabe Vivir bien y mandar mal. Muy puestecitos de un lado Estaban, y en su buen rollo, Los cien pesos de mi escollo Cuando dejé el Consulado: Muy amenos de mirar, Muy seguros de vencer, Muy contentos de irlo a ver, Muy ganosos de viajar.. . Esto que en gorja le charlo, Lo voy en gorja diciendo, Pero se me van saliendo Las lágrimas al contarlo! Hallé que a poner corría, So capa de santa guerra, La libertad de mi tierra Bajo nueva tiranía. Hallé -ioh cállelo!- que aquellos A quienes todo me di, So capa de patria iay mí! Sólo pensaban en ellos; Y gemí, por la salud De mi pueblo, y trastorné Mi vida,- más les negué El manto de mi virtud! De mí, a nadie cuenta di; A nadie en mi ansia Ilamé,- iSiempre la soberbia fue Defecto muy grande en mí! El plan que urdí con cuidado Se me vino a tierra, y miento En eso del llamamiento:- iA un amigo,- sí he llamado! 424 Jod Maru OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 425 Púseme a tajo y destajo A buscar trabajo, -y digo Que, amén de Vd., no hay amigo Más constante que el trabajo. Hallélo, hallélo por fin!- Jamás novio recibió A su novia, como yo A este trabajo ruin.- Por él en paz desafío A cuanto torpe quisiera Que al mundo prostituyera El limpio espíritu mío; Por él, me quede otra vez Libre del odioso influjo De los pueblos donde el lujo Se compra con la honradez. Viva yo en modestia oscura; Muera en silencio y pobreza; iQue ya verán mi cabeza Por sobre mi sepultura! ¿Que en cuál cárcel mis ideas Pongo ahora en duro recinto? CQue dónde me aprieto el cinto Para mayores peleas? No ría, amigo, no ría: Tiene el silencio batallas Donde suenan más ferrallas Que en la mayor ferrería! Y así vivo, y no lo se,- Comido de un mal ardiente: iSiempre una visión enfrente! iSiempre el alemán al pie! ¿Se entra un amor por el alma Dulce como luz nocturna, Como el ámbar entra en la urna, 0 entra en el cielo una palma? ¿Se alza en el pecho un impulso? Que echa el cuerpo de la silla, Y enciende en sol la mejilla Y pone a galope el pufso? Al iManda una voz singular alma que ame, y se extienda? -1Agradyo a sua encommenda Pelos ferros d’engommarl ¿Salta el acero en la mano 0 en los labios la palabra, 0 en

Page 369: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

el alma Jesús? - /Abra Conta oa Snt. Campuzanol <Qué, si no el grato recuerdo De su alma noble, pudiera Calmar un poco esta hoguera Que me come el lado izquierdo? II 18841 PC. Ed. c.. t. II, p. 262- 265. Según esfa fuenfe, poema manuscrifo en Fapel con membrete de “Herbst Brothers / 40 Sfone Sfreea / New York, 188-. ’ TRABAJO MANUAL EN LAS ESCUELAS Acaban de presentar informe de sus trabajos en el ario anterior los colegios de agricultura de los Estados Unidos, y se ve de todos ellos que no son tantos fas leyes teóricas del cultivo las que en estas escuelas se enseñan, como el conocimiento y manejo directo de fa tierra, que da de primera mano y claramente, y con amenidad inimitable, las lecciones que siempre salen confusas de libros y maestros. Ventajas físicas, mentales y morales vienen del trabajo ma- nual.- Y ese hábito del método, contrapeso saludable en nuestras tierras sobre todo, de la vehemencia, inquietud y extravío en que nos tiene, con sus acicates de oro, la imaginación. El hombre crece con el trabajo que sale de sus manos. Es fácil ver cómo se depau- pera, y envilece a las pocas generaciones, la gente ociosa, hasta que son meras vejiguillas de barro, con extremidades finas, que cubren de perfumes suaves y de botines de charol; mientras que el que debe su bienestar a su trabajo, o ha ocupado su vida en crear y transformar fuerzas, y en emplear las propias, tiene el ojo alegre, la palabra pintoresca y profunda, las espaldas anchas, y fa mano segura. Se ve que son esos los que hacen el mundo: y en- grandecidos, sin saberlo acaso, por el ejercicio de su poder de crea- ción, tienen cierto aire de gigantes dichosos, e inspiran ternura y respeto. Más, más cien veces que entrar en un templo, mueve el alma el entrar, en una madrugadita de este frio de febrero, en uno de los carros que llevan, de los barrios pobres a las fábricas, artesanos de vestidos tiznados, rostro sano y curtido y manos mon- tuosas,- donde, ya a aquella hora brilla un periódico.- He ahí un gran sacerdote, un sacerdote vivo: el trabajador. El Director de la Escuela de Agricultura de Michigan defiende calurosamente las ventajas del trabajo manual en las Escuelas. Para el Director Abbott, no hay virtud agrícola a que no ayude el trabajo manual en la Escuela. El cultivador necesita conocer la na- turaleza, las enfermedades, los caprichos, las travesuras mismas de las plantas para dirigir el cultivo de modo de aprovechar

Page 370: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

las fuerzas vegetales, y evitar sus extravíos. Necesita enamorarse de su OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 427 labor, y encontrarla, como es, más noble que otra alguna, aunque no sea más que porque permite el ejercicio más directo de la mente, y proporciona con sus resultados pingües y constantes una renta fija y libre que permite al hombre vivir con decoro e independencia. iOh! a oír nuestro voto, junto a cada cuna de hispanoamericano se pondria un cantero de tierra y una azada.- Necesita el agricultor además conocer de una manera intima, en sus efectos y modo de obrar, las ciencias que hoy ayudan y aceleran los cultivos. Y como la naturaleza es ruda, como todo fo verdaderamente amante, el cul- tivador ha menester de salud recia que el sol no acalore y no refleje la lluvia, lo cual sólo con habituarse a esta y a aquel puede conseguirse. con el trabajo manual en la Escuela, el agricultor va apren- diendo a hacer lo que ha de hacer más tarde en campo propio; se encariña con sus descubrimientos de fas terquedades o curiosidades de la tierra como un padre con sus hijos, se aficiona a sus terruños que cuida, conoce, deja en reposo, alimenta y cura, tal y de muy semejante manera, como a su enfermo se aficiona un médico. Y como ve que para trabajar inteligentemente el campo, se necesita ciencia varia y no sencilla, y a veces profunda, pierde todo desdén por una labor que le permite ser al mismo tiempo que creador, lo cual alegra el alma y la levanta, un hombre culto, diestro en libros y digno de su tiempo. Está el secreto del bienestar en evitar todo conflicto entre las aspiraciones y las ocupaciones. Páginas se llenarían con la enumeración de las ventajas de este trabajo manual en las Escuelas de Agricultura, que demuestra el informe. Y para que el trabajo de los estudiantes de agricultura sea doblemente útil, no lo aplican sólo en las Escuelas al laboreo de la tierra por los métodos ya conocidos, sino a fa prueba de todas fas reformas que la experiencia o la invención van sugiriendo; con lo que las Escuelas de Agricultura vienen a ser grandes benefactores de las gentes de campo, a quien dan fa reforma ya probada, y evitan arriesgar las sumas y perder el tiempo que el experimentarla por cuenta propia les hubiera costado. Y con esto, además, la mente del alumno se mantiene viva y contrae el hábito saludable de de- sear, examinar y poner en práctica lo nuevo. Hoy, con la colosal afluencia de hombres

Page 371: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

inteligentes y ansiosos en todos los caminos de la vida, quien quiera vivir no puede sentarse a descansar y dejar en reposo una hora sola el bordón del viaje: que cuando lo quiere levantar y tomar la ruta de nuevo, ya el bordón es roca. Nunca, nunca fue más grande ni más pintoresco el universo. Sólo que cuesta trabajo entenderlo y ponerse a su nivel: por lo que muchos prefieren decir de él mal, y desvanecerse en quejas. Traba- tar- f; s mejor, procurar comprender la maravilla,- y ayudar a aca- 428 Jos6 Martí En una escuela, la de North Carolina, han analizado los abonos, minerales, las aguas minerales, las aguas potables, el poder ger- minador de las semillas, la acción de diferentes sustancias químicas en ellas, y la de los insectos sobre las plantas. En general, los trabajos prácticos de las escuelas se dirigen al estudio y mejora de los granos y tubérculos alimenticios; a la aplicación de los varios y mejores métodos de preparar el terreno, sembrar y cosechar, a la comparación de los abusos diversos y creación de otros, al modo de alimentar bien los animales, y las plantas, y de regar y de preservar los bosques, Tienen además cursos en que los alumnos aprenden las artes mecánicas, no del modo imperfecto y aislado, en que de soslayo y por casualidad llega a saber un poco de ellos el agricultor atento y habilidoso, sino con plan y sistema, de modo que unos conoci- mientos vayan completando a otros, y como saliendo estos de aque- llos. La mente es como las’ ruedas de los carros, y como la palabra: se enciende con el ejercicio, y corre más ligera. Cuando se estudia por un buen plan, da gozo ver cómo los datos más diversos se asemejan y agrupan, y de los más varios asuntos surgen, tendiendo a una idea común alta y central, las mismas ideas.- Si tuviera tiempo el hombre para estudiar cuanto ven sus ojos y él anhela, llegaría al conocimiento de una idea sola y suma, sonreiría, y re- posaría. Esta educación directa y sana; esta aplicación de la inteligencia que inquiere a la naturaleza que responde; este empleo despreocu- pado y sereno de la mente en la investigación de todo lo que salta a ella, la estimula y le da modos de vida; este pleno y equilibrado ejercicio del hombre, de manera que sea como de sí mismo puede ser, y no como los demás ya fueron; esta educación natural, quisié- ramos para todos los países nuevos de la América. Y detrás de cada escuela un taller agrícola, a la lluvia y al sol, donde cada estudiante sembrase su árbol. De textos

Page 372: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

secos, y meramente lineales, no nacen, no, las frutas de la vida. La AmEca, Nueva York, febrero de 1884. 0. C., t. 8, p. 285- 288. WENDELL PHILLIPS MUERTE DEL GRAN ORADOR NORTEAMERICANO.- SU APARICION.- SU INFLUENCIA.- SU CARACTER.- ELEMENTOS DE SU ORATORIA.- SU INTOLERANCIA Y AMOR A LO ABSOLUTO.- SU INDEPENDENCIA.- SU ESTILO Nueva York, ll de febrero de 1884 Señor Director de La Nación: Solicitan en vano la pluma los hechos menudos, que en estos días de fiestas de ciudad y emboscadas en el Congreso nutren pe- sadamente diarios y pláticas. En vano pesan en la memoria, como si no debieran estar en ella, un asesino que se exhibe; la mujer de un bandido que anda en circos, disparando ante niños que fuman y vocean, las armas con que más de una vez abatió vidas su espo- so; y el camarada que por unos dineros de recompensa le dio muerte, y ahora con beneplácito y regocijo de las turbas del Oeste, cada noche representa en una escena de teatro, con el revólver y los vestidos mismos que tenía cuando mató a su amigo por la es- palda: la escena del asesinato. *- en vano, suenan, como hojillas de latón contra espadas de ángeles, disputas de políticos menores y de gente privada: Wendell Phillips ha muerto. Aquel vocero ilus- tre de los pobres: aquel magnánimo y bello caballero de la justicia y la palabra; aquel orador famoso que afrontó turbas egoístas, y las juntó a su séquito, o cuando aullaban bárbaras, las sujetó por la garganta: aquel abolicionista infatigable de quien John Bright dijo que no tenía par entre americanos e ingleses ni por la limpieza de su corazón, ni por la majestad de su discurso, ni por la serenidad de su carácter- ya no habla. Dolerse no es preciso de su muerte, hecho usual y sencillo que debe merecerse con una clara vida; espe- rarse en calma y recibirse con ternura. Los grandes hombres, aun aquellos que lo son de veras porque cultivan la grandeza que hallan en sí y la emplean en beneficio ajeno, son meros vehículos de las grandes fuerzas. Una ola se va, y otra ola viene. Y son ante la eter- nidad los dolores tajantes, los martirios resplandecientes, los grupos de palabras sonoras y flamígeras, los méritos laboriosos de los hom- 430 Josd Martí OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 431 bres- como la espuma blanca que se rompe en gotas contra los filos de la roca o se desgrana, esparce y hunde por la callada arena de la playa. Pero el

Page 373: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

que tuvo ya en los labios puesta la copa de los goces, y la dejó caer sonriendo, y echó a andar de brazo con los tris- tes;- el que, a poco de ver en la vida, entiende que esta tiene sus plebeyos, que son los que se aman a sí mismos, y traen la tierra toda a su almohada y su mandíbula,-- y sus nobles, que son aque- llos a quienes como el ansia de hacer bien, y de su sangre dan a beber, y de su corazón dan a pastar; y con su propio óleo alimentan la lámpara humana;- el que, cuando padece universal empleo, que embriaga y deseca como las orgías, la acumulación de la rique- za,- ve tras de la montaña de la muerte, y en las de sí mismo;- se enciende en amor vivo; en amor, siempre doloroso; y del contagio escapa; y a los desventurados alza de su desventura; y para sí recoge el gozo siempre amargo de defenderlos, como única moneda valedera;- el que en la general perversión de las fuerzas mentales y morales, halla en sí la inteligencia que esplende y ensancha, y la levanta en alto con respeto, como levanta un sacerdote una hos- tia;- el que se consume en beneficio ajeno y desdeña en cuanto sólo le sirven para sí las fuerzas magnas que en él puso el capricho benévolo de la naturaleza, héroe es y apóstol de ahora, en cuya mano fría todo hombre honrado debe detenerse a dar un beso. Cincuenta años hace.- Rugía, rugia la muchedumbre. Chaming orador grande, había llamado a junta, a la gente de Boston, para condenar a los asesinos del buen Elijah Lovejoy, defensor bravo de la abolición de la esclavitud, que murió al pie de sus pren- sas:- iquién dijo que no había poema en nuestra época?- Un Austin, perro de presa, y gobernador del Estado, llamó a los negros bes- tias, y dijo esas cosas que dicen los que saben ser amos de hom- bres: y la junta, toda de amos, voceaba frenética, en honor de Austin .- eQuién se levanta, pálido y sereno? Aire no se respira, sino silbidos. Muro le ponen; y bracean y vejan; y la sala parece masa extraña, en que de tronco confuso surgiesen torsos y garras de diversas fieras:- iOh qué gran gozo, erguirse ante ellas!- Uno dice que el joven abogado de los esclavos es hijo del primer Mayer de Boston, y dr mal grado callan. (Qué sucede, que Austin pali- dece? Ya no es silbos el aire, sino lluvia de piedras encendidas. De fantasmas tremendos se puebla la atmósfera. Salen de sus retra- tos, vengadores, y van, puño cerrado, al esclavista, los padres de la patria americana. Renacen, ya sin fuerzas, los rugidos. Y de

Page 374: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

letras de fuego se dijera, y de ruedas de fuego, que está llena la sala.-“ iHurra!” “ihurra!” y las gentes se abrazan y estreme- cen:-“ iHurra! ihurra!“- las garras ya son alas. “Hurras” sin fin ni cuento: Wendell Phillips ha hablado.- iOh palabra inspirada- taller de alas! Ya al otro día, Boston estaba, y el Norte todo, como madre a quien le ha nacido un hijo.- Se cansan los pueblos de sus hombres puros, y de verlos constantemente altos llegan a perder el tierno respeto que en el primer momento tributaron a su alteza: a fatigarse llegan todos de la monotonía y descolor de la virtud; pero no hay gozo más hondo, ni que de luz más bella ilumine los rostros de las gentes, que el sentir que entre ellas, y de ellas, vive una criatura extraordinaria.- Luego lo muerden, lo lapidan, lo desfiguran, lo abandonan. A Wendell Phillips, en sus treinta años de propaganda abolicionista lo escarnecían, lo injuriaban por las calles; de no menos que de traidor e infame le tildaban. No había peso fuerte en los bolsillos de los esclavistas que no se lo lanzasen a la cara. Pero ahora, que muere ia tierra los mosquetes! labajo las ban- deras! ide luto, todos los púlpitos! ien obra, el cincel del estatuario! idescubiertas, bajo nieve y en el frío, a verlo pasar, todas las ca- bezas! Era un ímpetu irresistible el que llevaba aquella propaganda, demagógica entonces y punto menos que infamante, al elocuentísimo discípulo de la Universidad de Harvard, dueño de buena fortuna, y de la que viene con nacer de casa honrada y vieja. eEn qué sitial no se hubiese sentado aquel esbelto y culto caballero, en quien la austera elegancia de la raza buena de la Nueva Inglaterra, parecía, como en Motley, haberse aquilatado y acendrado? Con ir por donde iban los poderosos, o con no ir entre los que salían al paso de ellos, <qué públicos honores, qué pingües beneficios, qué vasta y sabrosa fama, qué amena y grata vida no hubiera disfrutado? Ya la gloria cruenta del apóstol, que padece de ella tanto que no le es dado gozarla, hubiese reemplazado esa más pintoresca y provechosa que viene de servir intereses de hombres, serpear entre sus odios y flaquezas, flotar sobre los hombros de ellos, y acomo- darse a las condiciones normales de los Estados. Wendell Phillips amaba su palabra, porque le salía con valor de las entrañas, como toda palabra verdadera; veíase y oíase a sí propio, moldeando con sus robustas manos una patria más justa y generosa, e iluminando luego, con la

Page 375: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

límpida luz de su discurso la estatua de sus manos; miraba a solas, en su bufete de abogado joven, relampaguear en apretada esgrima las agudas contiendas en el foro:- e iba y venía, de un lado a otro, como si en sí tuviese espíritus alados, que lo empujaran a constante marcha. Pero un día, pasa ante él, arras- trando al abolicionista Garrison por una cuerda que le habían atado en torno al cuerpo, muchedumbre de hombres bien vestidos, que escarnecían y golpeaban a su presa. Tiraban de él, como arrieros de sus mulos. Lo halaban de este lado y aquel, y reían de su angus- tia. Alzó Phillips los puños contra los malvados, y no los bajó nunca. Se desposó con la justicia. Trocó la ambición de brillar por SUS talentos, dones casuales,- por la más difícil gloria de sacrificarlos 432 Josi Martí OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 433 en provecho de los que la reconocerán, y morderán la mano que les hace bien, y no le darán pago alguno. A los regalos de la apacible vida bostoniana, prefirió ese magnífico deleite que mantiene como sobre alas y entre bálsamos, a las almas consagradas al servicio de la justicia pura, y reconquista del hombre.-- Y como se vio solo, solo entre fanáticos y débiles, ante un crimen humano y una maldad inmensa,- se concentraron, a despecho suyo y por natural fuerza de nivel, en esta obra magna, todas sus claridades y energías, y ad- quirieron, al empuje de la potente indignación, la consistencia, impenetrabilidad y elevación de una montaña.- Así la tierra, al encumbrarse en un punto, deja llanos por vasto espacio los lugares vecinos.- Y fue eso Wendell Phillips, en aquella formidable faena de treinta años: un monte que anda.- Recogido su espíritu en la necesidad intensa de oponer, con su desnuda palabra de abolicionista terco y perseguido, un adversario capaz de victoria a los intereses seculares y múltiples, preocupaciones tenaces y prácticas legales de la mitad más poderosa de la Unión, había naturalmente de per- der aquella elasticidad, variedad, catolicidad, a toda obra viable necesaria, que vienen sólo de largo y difícil roce con las dificultades y problemas de la existencia,- y no son posibles- en cuanto tienen de conciliares y cedentes- a un alma levantada por el es. pectáculo ofensivo de una injusticia abominable a una pasión violenta e intransigente por la inmediata aplicación de la justicia. El Universo entero adquirió

Page 376: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

para él forma de un negro esclavo. Si el Universo hubiera dado muestra de favorecer la esclavitud, como la muchedumbre que aplaudía a Austín en Fancuil Hall hubiera hecho frente, cortante y deslumbradora la mirada, despeñada y fla- meante la palabra, al Universo.- Aquella condensación de fuerza requerida para oponerse con éxito al mal extenso y poderoso, jun- tóse en Wendell Phillips, para privarle de esos talentos menores de acomodación, pequeños talento s amargos que rara vez logran ad- quirir las grandes almas, con el desconocimiento de la vida real, indispensable para dar con acierto en las leyes que han de regirla: que tanto vale legislar sin este conocimiento como ejercer la Medi- cina sin haber puesto los oj. os en el cuerpo humano. De sí propio tenía Wendell Phillips exaltado amor al sacrificio, la perfección humana y la pureza. De la vida escolar, en que fue egregio, sacó un amor arrebatado por lo extraordinario. Y a su cam- paña heroica, por no haber tenido nunca menester de amasar su pan para vivir,- salió de este comercio con lo sobrehumano y sumo, y antes de que el trato con la existencia lenta y difícil le hubiera dado esa melancólica y saludable tolerancia que templa el alma sin men- guar sus méritos, y le añade acaso el mayor de poder ejercer con ellos más eficaz influencia. El trato exclusivo con lo sobrehumano aleja naturalmente al espíritu de las soluciones meramente humanas. Quien tiene lo extra- ordinario en sí sin contar con lo que le añade lo extraordinario en la Historia, Letras y Artes, ya está mal preparado para legislar en lo ordinario. Ur, águila no anda a trc! e:- y esa es la vida- ihacer trotar un águila! Así, el que con voz profética, no menos alta que aquellos sones de clarines que echaban por tierra los muros de la ciudad bíblica, ni menos magníficas y maravillosas, sacudían el pueblo norteame- ricano, con vigor acrecido con las dificultades, cuanto de generoso y expansivo dejaba en él su vida mercante e individual, y el hálito del largo e infame abuso; el que no poseía condición que no fuese sorprendente y amorosa, desconocía a veces, con intolerancia in- dispensable sin duda para el buen éxito de su campaña, los mereci- mientos de los que movidos al mayor conocimiento de lo humano y posible, pretendían con menor alarde y menos violentos medios poner remate al tráfico de esclavos. Para Wendell Phillips no había paces sino en lo perfecto,

Page 377: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

inmediato y extremo. Cuantos demoraban, le parecían traidores: y encendía su hierro, y se lo clavaba en la frente. Como 4a Constitución de los Estados Unidos parecía- a lo que decían Calhoun y sus secuaces, contra Carlos Sumner y el Norte- prohijar la esclavitud, o permitirla- sin vacilación y sin mie- dos llamaba criminal a la Constitución. “Ni veo yo- decía- que a un pueblo que anda sea adaptable una Constitución que no anda.” -Y como para ejercer su profesión de abogado hubiera tenido que jurar fidelidad a la Constitución, que creía inicua, no juró fidelidad, y se cerró la que para él hubiera podido ser tan brillante carre- w- No era de los prudentes, que transforman, y son necesarios; sino de los impacientes que sacuden, y nc son menos precisos que aquellos, para espuela de los juiciosos, y azote de los egoístas, que a los juiciosos mismos cierran el paso. iY por encima de to- das las cabezas restallaba aquel látigo de fuego! Lo que no debía ser, no debía ser. Toda desviación de la justicia absoluta, cualesquiera que fueran las condiciones de la Epoca y mente que la cohonestaran, le parecía un crimen:- y mientras más alto el desviado, mayor el crimen . CWashington tenía esclavos? Pues Washington era “el gran esclavista de la Luisiana”. Henry Clay, “un gran pecador”. Daniel Webser, “toda una casa de fieras, y un hereje que había acostado su cabeza en las rodillas de la Dalila de la esclavitud”. Y si de un muerto salía una vileza escla, ista, como los obispos romanos al papa Formoso, lo exhumaba, y lo sentabz en su silla; y lo sentenciaba. En aquel juicio unilateral, y en un lado grandioso, la maravilla que permitía en su seno un gusano, ya no era maraville: y en vez dc extirpar con cuidado el gusano,- de une puñada o de un cercén hubiera echado la maravilla abajo. Y aquella certidumbre de la pureza de sus amores, aquel ar- tístico y sumo acabamiento de su sacrificio intelectual, aquella fiera confianza en la honradez de su propósito, y aquel cowepto superior Y reaí del hombre, a atentar al cual no daba derecho al hombre mismo- le hacían a veces áspero contra el ejercicio de la voluntad 434 Josd .Uarfí ajena, cuando esta, en natural uso de sí, se empleaba para atacar la libertad.- La arrogancia de su virtud suele de este modo hacer parecer despóticos a los hombres más enamorados de la justicia.--- Si daba a la justicia Wendell Phillips derechos ilimitados. Creía eficaz

Page 378: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

y natural la tiranía de la virtud.- Y de estos impulsos movido‘;, solía hablar en hueco ante un pueblo deshabituado a lo ab- oluto, y que, si se empequeñece en 10 futuro, sea cualquiera su grandor visible, será por su amor y práctica de lo concreto. Se entregan sólo los pueblos a quien los encabeza y condensa Jamás un hombre de alta virtud condensará pueblo alguno. Se asi- rán de él en la hora del peligro, y cruzarán el mar en su barca. Mas llegados a la orilla, a vuelta de pocas contemplaciones, se darán de nuevo a quien comparta sus puerilidades y vicios. La hora única de triunfo de Wendell Phillips fue aquella mo- mentánea en que las razones políticas trajeron al fin la solución que en él venía predicando la razón virtuosa. Pero era fácil de ver su ira y gran tristeza ante la vida arrebañada y mecánica de la mayor suma de la gente de su pueblo.- Padecía agudamente de ver toda la vida nacional puesta en el logro de la fortuna. Y lo que tenía, lo daba. Y se volvía al Norte colérico: “Estáis atragantados de algodón.” “ iLas máquinas no salvan!- Por todas partes se os oye sonando a dinero: no hay más en esta tierra que chirriar de ruecas, polvo de comercio y ruido de pesos.” “IFranklin os ha corrom- pido con su economía sórdida del ‘pobre Ricardo’!“--“- iO levantáis el alma, o vendréis tarde o temprano a tierra” Jamás, jamás, aquel ardiente caballero de la dignidad humana; aquella admirable criatura consagrada a los más altos objetos, puros dolores y exquisitos goces; aquel orador magno, infatigable y fluen- te,- halagó, para hacer triunfar momentáneamente siquiera sus ideas, pasión alguna de la muchedumbre.-- Que la represión de la justicia hubiese ocasionado la acción violenta de sus reivindicados, no des- lucía a sus ojos la cantidad de justicia que a mirada más vulgar hubiera quedado oscurecida por la violencia empleada en reivindi- carla. Si no excusa la justicia la violencia que se comete en SLI nombre, ésta no desvanece la razón leal de que es exceso.-- Pero si su amor caluroso a la extensión y perfeccionamiento del ser hu- mano,- y aquel tan sutil y vivísimo sentido de la dignidad del hombre, que de toda ofensa a este le sacaba la sangre al rostro como si hubiera sido hecha a él;- si su franca y vehemente simpatía, con todas las agrupaciones establecidas para el recobro de la liber- tad y el decoro humano- pudieron hacerle parecer a tantos rliines.

Page 379: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

avaros y medrosos demagogos fanáticos- jamás, jamás, por apartar una tempestad de su cabeza, o asegurar aplausos a sus palabras, o a SUS propósitos victoria, cortejó- como tanto parlante caballero de palabra fácil y alma corderuna- las preocupaciones vulgares, IEI, un aristócrata de la inteligencia, sin lo que no se puede ser demó. crata perfecto! Pl. ies en crecer y subir consiste el progresar,- no OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 435 en decrecer.- Tan viles son los cortesanos de la multitud o de las pasiones públicas como los que buscan damas y entretienen vicios a privados y a reyes. Hábiles podrán ser; pero son viles o traído- res,- aunque hayan venido a la vida con magnas fuerzas, y precisa- mente porque vinieron con ellas, traidores al espíritu humano y a la patria. (Cortejar a la muchedumbre? No concibió verdad que no dijese. Su palabra, arsenal era, y torrente de flechas, limpias, gruesas y duras como aquellas que a clavar en trozos de roble enseñaban a *us hijos los reyes normandos. Cuantas gracias le ofrecía el len- guaje, con una especia1 suya de redondearlo y magnificarlo, tantas ponla en sus tremendas invectivas. No discutía: establecía. No argüía: flagelaba. Decía lo que era vil. y no se detenía a probar que lo era. Su frase era serena y elevada como su rostro; como él, elegante e impasible. Sus anatemas los lanzaba de segura y tranquila manera. Ni se dejaba, ni se proponía, arrebatar: ni gusta el pueblo norteamericano de excesos de pasión que no comparte. Gran duelo a espadas parecía un párrafo de Wendell Phillips: y el otro, sin variar apenas de tono, gran juicio desde nubes negras y altas, despedido de libros encendidos de pro- fetas. Lo montuoso y 10 oceánico asomaban a cada punto en su elocuencia. Lo grandioso de la idea, lo acabado de la construcción, 10 armonioso y cerrado de la frase, lo artístico, en suma, ningún otro orador norteamericano lo tuvo en mayor grado. “Es una má- quina infernal puesta en música”- dijo un coronel del Sur.-“ Todo lo dice como un caballero en una sala.“- Y del más sutil modo, y con voz rica, de saetas de honda punta dejaba clavados todos los pechos esclavistas. -Y cuando sin mayor ira que aquella santa que tenía en sí en todo momento, concentrada, por arte en el dis- curso o riesgo en el auditorio se hacía menester actividad mayor de desdén o de cólera ,- no era ya su elocuencia fino acero, sino tremenda y desantentada catapulta. Garra era de

Page 380: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

león, forrada en guante. Implacable era y fiero, como todos los hombres tiernos que aman la justicia. La Nación, Buenos Aires, 28 de marzo de 1884 0. C., t. 13, p. 63- 70. OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 437 E’- HOMBRE ANTIGUO DE AMÉRICA k’ SUS ARTES PRIMITIVAS Cazando y pescando; desentendiéndose a golpes de pedernal del ti- grillo y el puma y de los colosales paquidermos; soterrando de una embestida de colmillo el tronco montuoso en que se guarecía, vivió errante por las selvas de América el hombre primitivo en las edades cuate:- narias. En amar y en defenderse ocupaba acaso su vida vaga- Sunda y azarosa, hasta que los animales cuaternarios desaparecie- ion, y el hombre nómdda se hizo sedenlacio. No bien se sentó, con los pedernales mismos que le servían para matar al ciervo, tallaba. sus cuernos duios; hizo hachas, harpones y cuchillos, e instrumentos de asta, hueso y piedra. El deseo de ornamento, y el de perpetua- :ión, ocurren al hombre apenas se da cccnta de que piensa: el arte es la forma del uno: la historia, la del otro. El deseo de crear le asalta tan luzgo como 36 desembaraza de las fieras; y de tal modo, que el hombre sólo ama verdaderamente, o ama preferentemente, lo que crea. El lrtc, que en épocas poskriores y más complicadas puede ya :er producto de un ardoroso amor a la belleza, en los tiempos primeros no es más que la expresión del deseo humano de crear y de vencer. Siente celos el hombre del hacedor de las criaturas; y gozo en dar semejanLa de vida, y forma de ser anir?, ado, a la piedra. Una piedra trabajada por sus *nanos, le parece un Dios vencido a .,. Is pies. Contempla la obra de su arte satisfecho, como si hubiera puesto un pie Zn las nubes.- Dar prueba de su poder y dejar memo- ria de sí, son ansias vivas en el hombre. En colmillos de elefantes y en dientes de oso, en omóplatos de renos y tibias de venado esculpían con sílices agudos los kogloditas de las cuevas francesas de Vezere las imágenes del mamut tremendo, la foca astuta, el cocodrilo venerado y el caE. lllo amigo. Corren, muerden, amenazan, aquellos brutales perfiles. Cuando querían sacar un relieve, ahondaban y anchaban el corte. La pasión por !a verdad fue siempre ardiente en el hombre. La verdad en las obras de arte es la dignidad del talento. Por los tiempos en que el troglodita de Vezere cubría de dibujos de pescados los espacios vacíos de sus escenas de

Page 381: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

anímales, y el hombre de Laugerie Basse representaba en un cuerno de ciervo una palpitante escena de caza, en que un joven gozoso de cabello hír- suto, expresivo el rostro, el cuerpo desnudo, dispara, seguido de mu- jeres de senos llenos y caderas altas, su ílecha sobre un venado pavorido y cóleríco, el hombre sedentario americano imprimía ya so- bre el barro blando de sus vasijas hojas de vid o tallos de caña, o con la punta de una concha marcaba imperfectas líneas en sus obras dc barro, embutidas a menudo con conchas de colores, y a la luz del sol secadas. En lechos de guano cubiertos por profunda capa de tierra y ar- boleda tupida se han hallado, aunque nunca entre huesos de animales cuaternarios ni objetos de metal, aquellas primeras reliquias del hombre americano. Y como a esas pobres muestras de arte ingenuo cubren suelos tan profundos y maleza tan enmarañada como la que ahora mismo sólo a trechos deja ver los palacios de muros pintados y paredes labradas de los bravíos y suntuosos mayapanes, no es dable deducir que fue escaso de instinto artístico el americano de aquel tiempo, sino que, como a nuestros ojos acontece, vivían en la misma época pueblos refinados, históricos y ricos, y pueblos elementales y salvajes. Pues hoy mismo, en que andan las locomo- toras por el aire, y como las gotas de una copa de tequila lanzada a lo alto, se quiebra en átomos invisibles una roca que estorba a los hombres,- hoy mismo, ino se trabajan sílices, se cavan pedrus- cos, se adoran ídolos, se escriben pictógrafos, se hacen estatuas de los sacerdotes del sol entre las tribus bárbaras?- No por fajas o zonas implacables, no como mera emanación andante de un estado de la tierra, no como flor de geología, pese a cuanto pese, se ha ido desenvolviendo el espíritu humano. Los hombres que están na- ciendo ahora en las selvas en medio de esta avanzada condición geológica, luchan con los animales, viven de la caza y de la pesca, se cuelgan al cuello rosarios de guijas, trabajan la piedra, el asta y el hueso, andan desnudos y con el cabello hirsuto, como el cazador de Laugerie Basse, como los elegantes guerreros de los monumentos iberos, como el salvaje ingiorioso de los cabos africanos, como los hombres todos en su época primitiva. En el espíritu del hombre están, en el espíritu de cada hombre, todas las edades de la Natu- raleza. Las rocas fueron antes que los cordones de nudos de los perua- nos, y los collares de

Page 382: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

porcelana del Arauco, y los pergaminos pin- tados de México, y las piedras inscritas de la gente maya, las rocas altas en los bosques solemnes fueron los primeros registros de los sucesos, espantos, glorias y creencias de los pueblos indios. Para pintar 0 tallar sus signos elegían siempre los lugares más impo- nentes y bellos, los lugares sacerdotales de la naturaleza. Todo lo reducían a acción y a símbolo. Expresivos de suyo, no bien sufría la tierra un sacudimiento, los lagos un desborde, la raza un viaje, una invasión el pueblo, buscaban el limpio tajo de una roca, y esculpían, pintaban o escribían el suceso en el granito y en la siena. 438 Jos6 Martí OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 439 Desdeñaban las piedras deleznables.- De entre las artes de pueblos primitivos que presentan grado de incorrección semejante al arte americano, ninguno hay que se le compare en lo numeroso, elocuen- te, resuelto, original y ornamentado. Estaban en el albor de la escultura, pero de la arquitectura, en pleno mediodía. En los tiempos primeros, mientras tienen que tallar la piedra, se limitan a la línea; pero apenas puede correr libre la mano en el dibujo y los colores, todo lo recaman, superponen, encajean, bordan y adornan. Y cuando ya levantan casas, sienten daño en los ojos si un punto solo del navimento o la techumbre no ostenta, recortada en la faz de la piedra, o en la cabeza de la viga, un plumaje rizado, un penacho de guerrero, un anciano barbudo, una luna, un sol, una serpiente, un cocodrilo, un guacamayo, un tigre, una flor de hojas sencillas y colosales, una antorcha. Y las monumentales paredes de piedra son de labor más ensalzada y rica que el más sutil tejido de esterería fina. Era raza noble e impaciente, como esa de hombres que co- mienzan a leer los libros por el fin. Lo pequeño no conocían y ya se iban a lo grande. Siempre fue el amor al adorno dote de los hijos de América, y por ella lucen, y por ella pecan el carácter movible, la política prematura y la literatura hojosa de los países americanos. No con la hermosura de Tetzcontzingo, Copán y Quiriguá, no con la profusa riqueza de Uxmal y de Mitla, están labrados los dólmenes informes de la Galia; ni los ásperos dibujos en que cuen- tan sus viajes los noruegos; ni aquellas líneas vagas, indecisas, tímidas con que pintaban al hombre de las edades elementales los mismos iluminados pueblos del mediodía de Italia. cQué es, sino cáliz abierto al sol por especial privilegio de la naturaleza, la inteli- gencia de los

Page 383: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

americanos? Unos pueblos buscan, como el germánico; otros construyen, como el sajón; otros entienden, como el francés; colorean otros, como el italiano; sólo al hombre de América es dable en tanto grado vestir como de ropa natural la idea segura de fácil, brillante y maravillosa pompa. No más que pueblos en cierne,- que ni todos los pueblos se cuajan de un mismo modo, ni bastan unos cuantos siglos para cuajar un pueblo,- no más que pueblos en bulbo eran aquellos en que con maña sutil de viejos vividores se entró el conquistador valiente, y descargó su ponderosa herrajería, lo cual fue una desdicha histórica y un crimen natural. El tallo esbelto debió dejarse erguido, para que pudiera verse luego en toda su hermosura la obra entera y florecida de la Naturaleza.- iRobaron los conquistadores una página al Universo! Aquellos eran los pue- blos que llamaban a la Vía Láctea “el camino de las almas”; para quienes el Universo estaba lleno del Grande Espíritu, en cuyo seno se encerraba toda luz, del arco iris coronado como de un penacho, rodeado, como de colosales faisanes, de los cometas orgullosos, que paseaban por entre el sol dormido y la montaña inmóvil el espíritu de las estrellas; los pueblos eran que no imaginaron como los hebreos a la mujer hecha de un hueso y al hombre hecho de lodo; isino a ambos nacidos a un tiempo de la semilla de la palma! LU .Imérico, Nueva York, abril de 1884 0 C., t 8, p. 332- 335 OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 441 ANTIGOEDADES DE CENTROAMÉRICA EN EL MUSEO DE WASHINGTON EL PALENQUE- CHICHEN ITZA.- EL .ILTkIR DE L. I CRUZ En estos momentos se enriquece con bajo- relieves de importancia extraordinaria el Museo Nacional de Washington: trozos de nuestro Palenque, copias de nuestro Chichen Itzá, altares, aves sagradas, festonadas cornisas, procesiones de guerreros. Desiré Charnay los ha traído de su último viaje a Centro América; Desiré Charnay, el explorador afortunado, autor de ese buen libro que anda en manos de todos los americanistas, ameno como los de Brasseur de Bour- bourg, pero menos atrevido que los de este: “Ciudades y ruinas americanas”- .- iciudades hay enteras, ciudades hechas todas de pie- dra tallada, enterradas bajo selvas espesas, bajo capas de tierra de un metro y dos de altura! Los indios, como un muro, callan; su silencio es conmovedor y admirable. No han podido amparar sus hogares con sus manos novicias

Page 384: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

y sus pechos desnudos, y los am- paran con su silencio. Y cuando les descubren una ruina, lloran. Entre estos indios los hay majestuosos, que viven en sus ciudades inmaculadas, vírgenes aun de humo de arcabuz “ePor qué no nos ayudáis a vencer a los franceses?” preguntaba un general mexicano ilustre a un jefe indio, jamás sometido, jamás invasor, de la fron- tera.-“ Tú te sometiste al blanco; tú no mereces que el que no se ha sometido pelee a tu lado: sálvate tú del blanco.“- Y como un rayo de sol, se hundió en la selva. Brillan, esos bárbaros libres. Desiré Chsrnay volvió hace poco de la América del Centro, por donde anduvo explorando ruinas, a la cabeza de una expedición costeada por los gobiernos de Francia y los Estados Unidos, y el capitalista norteamericano Lorillard:- ciudad de Lorillard se llama ya una población nueva de México. Llevaba trabajadores suyos, y otros le prestaba el buen gobierno de México.- Seguido de ellos vio a Uxmal, a Chichen Itzá, a Palenque; a Chichen Itzá y Uxmal, con sus edificios de piedras labradas afuera y sus muros cubiertos de figuras de colores, curvas y expresivas, adentro: a Palenque, con su palacio monumental, y sus altares, y sus tablas de piedra con figuras y viñetas bellas, sus estatuas, sus adornos de estuco, sus pisos de grandes losas cuadradas, sus casas rectangulares, sin arcos como las griegas, con las cabezas de las vigas adornadas, el techo sustentado por largas y elegantes galerías. iCómo hubiera podido acabar, a haber vivido abandonada a sí propia, raza que con hermo- sura tales comenzaba! Desde el cimiento al tope, no hay punto en la fachada de aquellas casas que no esté cincelada, como una espê- da o taza del buen tiempo, o como una de aquellas señoriales sortijas aztecas. De Palenque y Chichen Itzá ha traído Desiré Charnay los bajo- relieves con que ahora se engalana el Museo de Washington. Catherwood adornó con maravillosos dibujos, ni un punto menos que maravillosos, la relación de John L. Stephens, más que la carta de del Río en las épocas Reales, más que informe de Dupaix que exploró el Palenque luego, más que Brasseur mismo leída. Estos relieves de ahora, como que están tomados sobre la misma piedra, sobre las mismas aras, sobre los mismos frisos, basamentos y pór- ticos, acusan una que otra desemejanza, ligera siempre, con los dibujos de Catherwood. cQuien no ha oído hablar, que de América

Page 385: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

lea, del altar de la Cruz, enclavado entre dobles hileras de jeroglíficos, que a tantas conjeturas ha movido a los visitadores del Palenque? Ni en las ruinas mismas puede vérsele tan completo como en Washington se le verá ahora, porque en Washington estaba ya desde antes la tabla de seis hileras de jeroglíficos que Stephens calculó que faltaba a la derecha del altar; y Desiré Charnay ha traído el relieve de las figuras centrales, y el de la tabla izquierda. NOS parece que vemos todavía el ara misteriosa. Una gran cruz descansa, corytra interior de líneas que remata en algo como cola de ave del paraíso, sobre una ancha piedra, tallada de manera que parece la cabeza de un gigantesco animal terrorífico. Cuelgan sobre la cruz, como pudiera sobre las espaldas cuadradas de un cura irlandés una casulla, una sarta que piedras preciosas ha de querer representar, o trozos de obsidiana taladrada entonces a pesar de su dureza por arte hoy ig- norado. En la, cabeza de la cruz tiene las garras bien puestas un ave de plumaje complicado y cabeza fantástica, pero que por la úni- ca pluma de su larga cola, su grifoso plumerío, UU corona de sun- tuosos ornamentos, su colérico alarde, su prominente puesto sobre la cruz, es sin duda el ave de la patria, el símboio de la nación, el quetzal ofendido,- el quetzal, que no canta, y al ser tomado preso, como la llama del Perú al ser reñida con dureza, muere:- cosas raras de América, y muy bellas! Hay seda e hilo de oro en el espíritu nativo americano. Y color y elegancia. Parece que quiere apaciguar la ira del ave magna el poderoso sacerdote, cuya categoría de su tamaño se desprende, y su carácter religioso de la modestia de su vestido y alta mitra. Correcta y de apropiada perspectiva es la figura; un delantal, el de los sacrificios 442 JOSB Martí OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 443 acaso, le cubre el pecho: una hilera de cuentas, como remate de elaborada toca le cae por medio de la espalda, y con las manos tendidas presenta al quetzal iracundo un pájaro, símbolo acaso de un pueblo rival castigado, un pájaro con las entrañas palpitantes. En adornos de plumas, cabezas tal vez de aves raras, parece que rematan dos pilarcillos que figuran a uno y otro lado de la cruz: combinación natural, y no importaba como pensó un entusiasta frai- le, debió ser la cruz, en las artes de fabricación y ornato indigenas, que se valieron exclusivamente de las lineas rectas, Del lado

Page 386: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

de la cruz, opuesto al que con su elevado cuerpo ocupa el ofertador sacer- dote, una imagen mucho más pequeña, como para denotar persona de categoría más baja que la sacerdotal, aunque aita también, a juzgar por su rica vestidura y casco plumado, sostiene una antorcha. En las gradas del altar, imponente de la iglesia del Escorial, pujante remedo de la casa divina, oran arrodillados, por milagroso y profundo rasgo de genio, ángeles de bronce:- de los lados de esta ara de la cruz, más patriótica acaso que religiosa, y más histórica que eclesiástica, arrancan dos tablas de piedra labradas, que contienen en saliente relieve las figuras de un anciano la una, y la otra de un joven,- como para enseñar que ninguna edad debe estar quieta, cuando el quetzal de la patria está ofendido! Otro altar más pequeño hay semejante a este, solo que en ese en vez de cruz hay un sol. En Chichen Itzá nos contaba hace años quien lo vio con sus ojos que la historia de aquellas tierras, por los obispos Landas, Nuñez de la Vega y Zumárraga, rota en trizas o echada a las llamas, está escrita en jeroglíficos tallados en las piedras de los edificios del Estado Maya, o en escenas de colorido y armonia sorprendentes pintadas en los muros palaciales.- A cada instante las insignias de la casa real: primero en familia junto a una hermosa doncella mozos de lindo atavio que parecen príncipes hermanos; luego en batalla los hermanos príncipes: y la doncella con el uno luego, y luego con el otro; y después grandes séquitos, ceremonias marciales, triunfo de Ara hermosa, paz de Huuncay y de Aac. Sobre cada cabeza un símbolo, sobre cada cuadro, su clave en letras de piedra. En una de las puertas de entrada, tallado un guerrero de europeo perfil y larga barba,- Balun Votan acaso, le- gislador sabio y puro, que les fue de Cuba.- Y cerca de estos palacios, el pozo sagrado, en donde al hondo cenote liquido se arrojaban por el brocal envuelto en perfumados humos, las victimas que se ofrecían a las divinidades, en medio de las pálidas llamas de gomas olorosas y los oficios lánguidos de los Imenes.-- De ese Chichen Itzá se ha traído Desiré Charnay, que estas cosas no cuen- ta, porque estas cosas las hemos aprendido nosotros en las cerca- Gas de Chichen,- relieves de una pared de diez y seis pies de alto y más de largo, cubierta toda por cinco hileras de figuras de guerre- ros, que están allí sin duda contando una memorable batalla, a la que van con las manos llenas de

Page 387: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

flechas: otros la imaginan, por una pieza extrana que allí anda y llaman cuchillo sacerdotal, una especie de guardia de honor en procesión de iglesia. Pesadas columnas, copia acaso, si no trozos de los Katunes, columnas de grandes piedras superpuestas con que las razas indi- genas contaban sus años; frisos ornamentados con curiosos grupos, tablas de jeroglíficos, esculturas de guerreros y de sacerdotes, de monarcas y vasallos; vasos, lanzas, flechas, todo eso se está prepa- rando ahora para exhibición en el Museo de Washington. La Nución, Buenos Aires, 6 de mayo de 1884. Anuario del Centro de Estudios Martianos. La Habana, II. 8, 1985, p 8- 12 OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 445 MAESTROS AMBULANTES “iPero cómo establecería usted ese sistema de maestros ambu- lantes de que en libro alguno de educación hemos visto menciones, y usted aconseja en uno de los números de La América, del año pasado que tengo a la vista?” -- Esto se sirve preguntarnos un entusiasta caballero de Santo Dor& ingo. Le diremos en breve que la cosa importa. y no la forma en que se haga. Hay un ctimulo de verdades esenciales que caben en el ata de un colibrí, y son, sin embargo, la clave de la paz ptiblica, la elevación espiritual y la grandeza patria. Es necesario mantener a los hombres en el conocimiento dc la tierra y en el de la perdurabilidad y trascendencia de la vida. Los hombres han de vivir en el goce pacífico, natural e inevitable de la Libertad, como viven en el goce del aire y de la luz. Está condenado a morir un pueblo en que no se desenvuelven por igual la afición a la riqueza y el conocimiento de la dulcedumbre, necesidad y placeres de la vida. Los hombres necesitan conocer la composición, fecundación, trans- formaciones y aplicaciones de los elementos materiales de tuvo laboreo les viene la saludable arrogancia del que trabaja direcía- mente en la naturaleza, el vigor del cuerpo que resulta del contacto con las fuerzas de la tierra, y la fortuna honesta y segura que pro- duce su cultivo. Los hombres necesitan quien les mueva a menudo la compasión en el pecho, y las lágrimas en los ojos, y les haga el suprerno bien de sentirse generosos: que por maravillosa compensación de la na- turaleza aquel que se da, crece; y el que se repliega en si, y vive de pequeños goces, y teme partirlos con los demás, y sólo piensa avariciosamente en beneficiar sus apetitos. se va trocando de hombre en soledad, y lleva en cl pecho

Page 388: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

todas las canas del invierno, y llega a ser por dentro, y a parecer por fuera,- insecto. Los hombres crecen, crecen físicamente, de una manera visible crecen, cuando aprenden algo, cuando entran a poseer algo, y cuan- do han hecho algún bien. Sólo los necios hablan de desdichas, o los egoístas. La felicidad existe sobre la tierra; y se la conquista con el ejercicio prudente de la razón, el conocimiento de la armonía del universo, y la prác- tica constante de la generosidad. El que la busque en otra parte, no la hallará: que después de haber gustado todas las copas de la vida, sólo en esas se encuentra sabor.- Es leyenda de tierras de Hispanoamérica que en el fondo de las tazas antiguas estaba pinta- do un Cristo, por lo que cuando apuran una, dicen: “iHasta verte, Cristo mío!” iPue> en el fondo de aquellas copas se abre un cielo sereno, fragante, interminable, rebosante de ternura! s’er bueno es el único modo de ser dichoso. Ser culto es el único modo de ser libre. Pero, en lo común de la naturaleza humana, se necesita ser prós- pero para ser bueno. Y el único camino abierto a la prosperidad constante y fácil es el de conocer, cultivar y aprovechar los elementos inagotables e infatigables de la naturaleza. La naturaleza no tiene celos, como los hombres. No tiene odios, ni miedo como los hombres. No cierra el paso a nadie, porque no teme de nadie. Los hombres siempre ne- cesitarán de los productos de la naturaleza. Y como en cada región sólo se dan determinados productos, siempre se mantendrá su cam- bio activo, que asegura a todos los pueblos la comodidad y la ri- queza. No hay, pues, que emprender ahora cruzada para reconquistar el Santo SeDulcro. Jesús no murió en Palestina, sino que está vivo en cada hoibre. La mayor parte de los hombres ha pasado dormida sobre la tierra. Comieron y bebieron; pero no supieron de sí. La cruzada se ha de emprender ahora para revelar a los hombres su propia naturaleza, y para darles, con el conocimiento de la ciencia llana y práctica, la independencia personal que fortalece la bondad y fomenta el decoro y el orgullo de ser criatura amable y cosa vi- viente en -el magno universo. He ahí, pues, lo que han de llevar ‘los maestros por los campos. No sólo explicaciones agrícolas e instrumentos mecánicos; sino la ternura, que hace tanta falta y tanto bien a los hombres. El campesino no puede dejar su trabajo para ir a sendas millas a ver figuras geométricas incomprensibles, y

Page 389: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

aprender los cabos y los ríos de las penínsulas del Africa, y proveerse de vacíos términos didácticos. Los hijos de los campesinos no pueden apartarse leguas enteras días tras días de la estancia paterna para ir a aprender declinaciones latinas y divisiones abreviadas. Y los campesinos, sin embargo, son la mejor masa nacional, y la más sana y jugosa, por- que recibe de cerca y de lleno los efluvios y la amable correspon- 446 José ,Mtlrti OBRAS ESCOGIDAS T. 1 447 dencia de la tierra, en cuyo trato viven. Las ciudades son la mente de las naciones; pero su corazón, donde se agolpa, y de donde se reparte la sangre, está en los campos. Los hombres son todavia máquinas de comer, y relicarios de preocupaciones. Es necesario hacer de cada hombre una antorcha. iPues nada menos proponemos que la religión nueva y los sa- cerdotes nuevos! iNada menos vamos pintando que las misiones con que comenzará a esparcir pronto su religión la epoca nueva! El mundo está de cambio; y las púrpuras y las casullas, necesarias en los tiempos místicos del hombre, están tendidas en el lecho de la agonía. La religión no ha desaparecido, sino que se ha transformado. Por encima del desconsuelo en que sume a los observadores el es- tudio de los detalles y envolvimiento despacioso de la historia huma- na, se ve que los hombres crecen, y que ya tienen andada la mitad de la escala de Jacobo: iqué hermosas poesías tiene la Biblia! Si acurrucado en una cumbre se echan los ojos de repente por sobre la marcha humana, se verá que jamás se amaron tanto los pueblos como se aman ahora, y que a pesar del doloroso desbarajuste y abominable egoísmo en que la ausencia momentánea de creencias finales y fe en la verdad de lo Eterno trae a los habitantes de esta época transitoria, jamás preocupó como hoy a los seres humanos la benevolencia y el ímpetu de expansión que ahora abrasa a todos los hombres. Se han puesto en pie. como amigos que sabían uno de otro, y deseaban conocerse; y marchan todos mutuamente a un dichoso encuentro. Andarnos sobre las olas, y rebotamos y rodamos con ellas; por lo que no vemos, ni aturdidos del golpe nos detenemos a examinar, las fuerzas que las mueven. Pero cuando se serene este mar, puede asegurarse que las estrellas quedarán más cerca de la tierra. iE hombre envainará al fin en el sol su espada de batalla! Eso que va dicho es lo que pondríamos como

Page 390: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

alma de los maes- tros ambulantes. Qué júbilo el de los campesinos, cuando viesen llegar, de tiempo en tiempo, al hombre bueno que les enseña lo que no saben, y con las efusiones de un trato expansivo les deja en el espíritu la quietud y elevación que quedan siempre de ver a un hom- bre amante y sano! En vez de crías y cosechas se hablaría de vez en cuando, hasta que al fin se estuviese hablando siempre, de lo que el maestro enseñó, de la máquina curiosa que trajo, del modo sencillo de cultivar la planta que ellos con tanto trabajo venían explotando, de lo grande y bueno que es el maestro, y de cuándo vendrá, que ya les corre prisa, para preguntarle lo que con ese agrandamiento incesante de la mente puesta a pensar, iles ha ido ocurriendo desde que empezaron a saber algo! ;Con qué alegría no irían todos a guarecerse dejando palas y azadones, a la tienda de campaña, llena de curiosidades, del maestro! Cursos dilatado-, claro es que no se podrían hacer; pero sí, bien estudiadas por los propagadores, podrian esparcirse e impregnarse las ideas gérmenes. Podría abrirse el apetito del saber. Se daría el impetu. Y esta seria una invasión dulce, hecha de acuerdo con lo que tiene de bajo e interesado el alma humana; porque como el maestro les enseñaría con modo suave cosas prácticas y provechosas, se les iría por gusto propio sin esfuerzo infiltrando una ciencia que co- mienza por halagar y servir su interés;- que quien intente mejorar al hombre no ha de prescindir de SLIS malas pasiones, sino contarlas como factor importantísimo, y ver de no obrar contra ellas, sino con ellas. No enviaríamos pedagogos por los campos, sino conversadores. Dómines no enviaríamos, sino gente instruida que fuera respondien- do a las dudas que los ignorantes les presentasen o las preguntas que tuviesen preparadas para cuando vinieran, y observando dónde se cometían errores de cultivo o se desconocían riquezas exportables, para que revelasen estas y demostraran aquellos, con el remedio al pie de la .lemostración. En suma, se necesita abrir una campaña de ternura y de ciencia, y crear para ella un cuerpo, que no existe, de maestros misioneros. La escuela ambulante es la única que puede remediar la ignoran- cia campesina. Y en campos como en ciudades, urge sustituir al conocimiento indirecto v estéril de los libros, el conocimien? g directo y fecundo de la nattkaleza. ;Urrre abrir escuelas normales

Page 391: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

de maestros prácticos, para regar- los ‘lucio por valles, montes y rincones, como cuentan los indios del Amazonas que para crear a los hombres y a las mujeres, rego por toda la tierra las semillas de la palma moriche el Padre Amalivaca! Se pierde el tiempo en la enseñanza elemental literaria, y se crean pueblos de aspiradores perniciosos y vacios. El sol no es mas necesario que el establecimiento de la enseñanza elemental científica. La América, Nueva York, mayo de 1884 0. c., t. 8, p. 288- 292. OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 449 UNA DISTRIBUCION DE DIPLOMAS EN UN COLEGIO DE LOS ESTADOS UNIDOS Estamos en un colegio afamado de los Estados Unidos, en un día de grados. Treinta son los alumnos favorecidos y lucen en las manos SUS diplomas, atados con cintas verdes, azules y encarnadas. LOS aprietan con gozo, como si apretaran las llaves de la vida. De allí saldrán a verter luz, a mejorar ignorantes, a aquiet r, elevar y dirigir: es grande la palabra francesa: “elevar” por educar. Los que han vivido, ven con tristeza a los que comienzan a vivir; y echar los colegiales a la vida parece como cortar las alas a los pájaros. Lleno se ve el suelo de alas blancas. Pero la vida, que consume fuerzas, exige, para reparar el nivel, que periódicamente le entren por sus venas cansadas fuerzas nuevas. El candor y el empuje de los colegiales reaniman, aun cuando no se les sienta, la esperanza, la honradez y le fe públicas, tal como las aguas generosas de las nuevas lluvias, bajan cargadas de las flores y yerbas fragantes de los montes vírgenes, a enriquecer con sus caudales la empobrecida corriente de los ríos. Abre la sesión un pastor protestante; en los Estados Unidos, toda ceremonia privada o pública, de gozo o de tristeza, bien sea fiesta de colegio, bien sea congreso de delegados de un partido polí- tico, empieza con plegaria; el pastor, vestido de negro, alza los ojos al cielo e impreca sus plácemes; los oyentes, sentados en sus ban- cos, se cubren con las manos el rostro, que apoyan sobre el respaldo del banco vecino. Y aquella plegaria espontánea de hombres libres, vibra. Después, con las querellas de iglesia, la virtud de la plegaria desmerece. Una iglesia sin credo dogmático, sino con ese grande y firme credo que la majestad del Universo y la del alma buena e inmortal inspiran iqué gran iglesia fuera! iy cómo dignificaría a la religión desacreditada! iy cómo contribuiría a mantener encen- dido el espíritu en estos tiempos ansiosos y enmonedados!

Page 392: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

iy cómo juntaría a todos los hombres enamorados de lo maravilloso y nece- sitados de tratarlo, pero que no conciben que pueda haber creado en el hombre facultades inarmónicas la naturaleza que es toda ar- monía, ni quieren pagar a precio de su razón y libertad el trato con lo maravilloso! Estamos en el colegio afamado. Acabada la plegaria, sube a la tribuna uno de los alumnos graduandos. Y tras él otro, y otro tras el. Hablan de cosas hondas en lenguaje macizo. No repiten de me- moria las pruebas de la redondez de la tierra; ni disertan en párrafos balmescos sobre la capacidad y calificación del conocer; ni dicen de coro los nombres antiguos de las ensenadas, remansos y recodos de la histirica Grecia, como en nuestros tiempos nos hacían decir, con gran satisfacción de padres y maestros que de muy poco en verdad se satisfacen; porque el plumaje gana colores con ?odos esos utilisimos conocimientos; pero el seso no queda aprovechado, ni la vida en que ha de bracear ensenada, ni la manera de timonear por ella y precaverse contra sus angustias. En los colegios no se abre apenas el libro que en ellos debiera estar siempre abierto: el de la vida. No hablan de esas oquedades los alumnos del colegio en que estamos, sino que se entran en su discurso por las más severas cues- tiones del momento y por otras de física y psicología, momentosas siempre. Sus discursos no vuelan como las hojas, ni como tantos discursos, sino que pesan como rama bien frutada. Y eso que no estamos entre doctores, sino entre meros bachilleres. Uno lee un estudio sobre la imaginación en las matemáticas, y dice que aquella tiene en las construcciones de estas tanta parte como en las con- cepciones dolorosas y lumíneas de la poesía, y que para escribir el “Paraíso perdido”, no se necesitó más poder de imaginar que para establecer los principios fundamentales de las secciones cónicas. Examina otro las razones del dañoso influjo de la ignorante inmi- gración irlandesa en las ciudades, donde con su número sofocan el voto y se 10 adueñan, sin que por su hábito de no reunirse más que con gente de su terruño y por no ser la idealidad elemento singular de su naturaleza, ascienda en ellos la cultura a la par con su influencia y autoridad de sufragantes en el pueblo que los recibe como a hijos. Crían por las lomas de los suburbios los irlandeses, gansos, patos y chivos e hijos descalzos, que de sus padres encer- vezados y de sus madres

Page 393: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

harapientas y del sórdido cura de la parro- quia, no pueden sacar modelos para mejor vida, sino que en cuerpo y espíritu salen de sus chozas de mala madera, depauperados: y como la inmigración de Irlanda a New York es tan cuantiosa, sucede que de veras está gravísimamente amenazada de miseria mental y moral la gran ciudad. Los alemanes la remediarían, si no fueran tan dados al goce de sí propios y tan desentendidos del bien ajeno. Se ve que son mal cimiento de un pueblo formidable el abrutamien- to y el egoísmo. Y hay escuelas por cierto; pero en los hijos de ir- landeses lo que la escuela cría, el chivo se lo come. El hijo del alemán, como que el padre suele abrirse camino y no vive en co- munidad tan ruin, aprovecha sus libros; sobre que ei alemán es hombre de su casa y trabajador, lo que sin esfuerzo va dando 450 Jos. 6 Martí OL .iS ESCOGIDAS. T. 1 451 -- la potencia original de la creación, que sólo reside en la voluntad colosal desconocida:-“ la quimica, dice el bachiller, ha podido fabri- car huevos; pero no empollarlos.” Y el graduando que cierra estos animados ejercicios, perora, con ternura exquisita, apretado lenguaje y profunda visión, sobre la sana y triste filosofia de George Elliot, la noble y desventurada novelista inglesa, nueva estoica, para quien la vida se puso toda, como siempre para las almas excelsas, en una copa amarga, que bebió ella hasta las heces por que no quedara nada que beber a los demás; sin que los vapores de la propia amar- gura que a tantos nublan los ojos, se los enturbiasen, para ver cuánto elemento de sólida ventura hay en la conciencia bien edu- cada y en la naturaleza. De todo lo vivo se desprende una justicia definitiva y universal, que asegure la próxima compensación de las desigualdades e injusticias de la tierra. La conciencia valerosa, empinada entre los hombres como un gigante invicto entre lilipu- tienses, alienta y acaricia. Y todavía no hemos dicho, y lo callábamos de intento, que esos bachilleres tan gallardos, que con tal maestría andan por las entra- ñas de un carácter y repintan imperios pasados, y enarbolan la bandera de los hombres libres, y balancean el cuerpo y alma de la naturaleza, eran mujeres. Niñas de dieciocho a veinte años, eran las graduandas de este año en el colegio de Vassar. iOh! el día que la mujer no sea frívola icuán venturoso será el hombre! icómo, de mero plato de carnes

Page 394: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

fragantes, se trocará en urna de espíritu, a que tendrán los hombres puestos siempre lps labios ansiosos! iOh! iqué día aquel en que la razón no tenga que andar divorciada del amor natural a la hermosura! jaquel en que por el dolor de ver vacío el vaso que se imaginó lleno de espíritu, no haya de irse febril y desesperado, en busca de alma bella, de un vaso a otro! iOh! iqué día aquel en que no se tenga que desdeñar lo que se ama! Marisabidillas secas no han de ser por eso las mujeres; como los hombres que saben no son por el hecho de saber, pepisabidillos. Hágase entre ellas- tan común la instrucción que no se note la que la posea, ni ella misma lo note: y entonces se queda- rá en casa la fatiga de amor. Que cuando el hombre haya menester de quien le entienda su dolor, le admire su virtud o le estimule el juicio, no tenga que ir a buscarlo como sucede ahora, fuera de su casa. Que no sean la compasión, el deber y el hábito lo que a su esposa lo tengan unido; sino una inefable compenetración de espíritu, que no quiere decir servil acatamiento de un cónyuge a las opiniones del otro: antes está ese sabroso apretamiento de las almas en que sean semejantes sus opiniones, capacidades y alimentos, aun cuando sus pareceres sean distintos. Crece el esposo con los merecimientos de la esposa; y esta, con ellos, echa raíces en él.- Lo cual es bueno: el único placer que excu- sa la vida dolorosa, y la perfuma, levanta y fortifica, es el de sentir buenos hábitos a los hijos Y esto no lo decía el discurso del graduan- do, pero decía otras cosas excelentes. Otro joven bachiller asalta la tribuna y lee... tpero qué lee que todos lo aplauden ? Pues nada menos que un estudio en que se defiende el derecho y capacidad de los egipcios para gobernar su propia tierra, y se acusa de mera máscara de la ambición inglesa ese pretexto indecoroso con que, como el boa a la paloma, viene desde hace años enroscándose sobre el Egipto; el pretexto de que unos ambiciosos que saben la! ín tienen derecho natural de robar su tierra a unos africanos que hablan árabe; el pretexto de que la civilización, que es el nombre vulgar con que corre el estado actual del hombre europeo, tiene derecho natural de apoderarse de la tierra ajena perteneciente a la barbarie, que es el nombre que los que desean la tierra ajena dan al estado actua! de todo hombre que no es de Europa o de la América europea: como si cabeza por cabeza, y corazón por corazón,

Page 395: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

valiera más un estrujador de irlandeses o un cañoneador de cipayos, que unos de esos prudentes, amorosos y desinteresados árabes que sin escarmentar por la derrota o ami- lanarse ante el número, defienden la tierra patria, con la esperanza en Alá, en cada mano una lanza y una pistola entre los dientes. Pero como la libertad vive de respeto, y la razón se nutre en la coniroversia, edúcase aquí a los jóvenes en la viril y salvadora práctica de decir sin miedo lo que piensan; y oír sin ira y sin mala sospecha lo que piensan otros: de modo que no bien cesan las pal- mas con que acojemos todos al mantenedor del decoro humano, ya está en la tribuna un bachiller defendiendo el buen derecho de Ingla- terra a poner definitivamente manos sobre la gente abandonada del Egipto, y a cogérselo brazada a brazada, como han cogido los Estados Llnidos el territorio de los indios. Otro graduando ensalza el sistema de instrucción pública de Norteamérica y dice que en la homogeneidad de los nuevos ciuda- danos se prueba que aquel modo de enseñar es digno de un pueblo fuerte; pero el graduando vecino se levanta, depreca el sistema en uso, y dice que no hay mayor fracaso porque las escuelas enseñan a los niños para hijos de rico, que han de vivir de herencia y no de sus labores, y porque apenas hay pueblos en que los niños a los quince años, tengan al salir de la escuela instrucción más deficiente y rudimentaria: deletrear, escribir y contar saben; pero ni se les ha abierto el apetito de saber, ni se les ve poseídos de aquella noción y simpatía humanas sin las cua! es se truecan los hombres en esa criatura vacia, dañina y horrenda: el egoísta. Bachiller muy joven, y que se lleva todas las miradas, es ese qce cuenta enseguida, no sin histórico estilo y buena crítica, la vida de las dos Isabeles: la odiosa de Inglaterra y la grande de España. Meestro en ciencia parece el que le sucede en el discurso, y con argumentos ingeniosos y frase pintoresca niega que vayan a la par las fuerzas vitales y las físicas, y que estas puedan alcanzar jamás 452 losé Martí que, como un árbol en la tierra, se han echado raices en un alma caliente y amante. Los pueblos necesitan además como las aguas, de nivel. Cada nación requiere, si ha de salvarse, cierta porción de inte! ectualidad y elementos femeninos: y así como no se da hijo sin padre y sin madre, así no se da pueblo sin la comunión afortunada de los ele- mentos viriles y

Page 396: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

femeniles del espíritu.- Los pueblos mueren de hipertrofia de fuerza, que los ensoberbece, ofusca y embriaga, y causa dolores y trastornos sin cuento con su propio exceso, lo mismo que de hipertrofia de sentimiento y arte, que los afloja y ahembrea.-- Las condiciones espirituales tienen su higiene, lo mismo que las físicas; y de una condición se ha de reposar en otra, que la modere y modi- fique.- De la fuerza se ha de descansar en la ternura.- A má‘: de esta necesidad de femineidad en la vida de la nación, existe en los pueblos dados a la fatiga, la labor nerviosa, y el ansia de la rique- za, urgencia grande de balancear con la educación de la mujer, que lleva a la vida de la nación sensibilidad y semilla de intelecto, la escasez en que naturalmente quedan estas condiciones por la con- sagración casi exclusiva de la mayoría nacional a las batallas, emo- ciones y goces de la posesión de la fortuna.- Como estrellas viaje- ras, a derramar luz suave e ilumjnar lo sombrío, se vierten cada año por el país esos bachilleres de cabelios largos y armoniosas formas: de vergüenza de no parecerse a ellas, se mejoran los gaña- nes de la riqueza que las cortejan y desean: su contacto, ejemplo y enseñanza, dulcifican y espiritualizan la existencia en torno suyo.- Y así como se gusta mejor ei vino bueno en copa bien labrada, o de cristal delgado y limpio, así se recibe con mayor mansedumbre, placer y provecho el influjo del espíritu de una mujer culta y hermosa. La América, Nueva York, junio de 1884 0. C., ?. 8, p. 440- 445. ANTIGUEDADES AMERICANAS. LOS ESPOSOS LE PLONGEON: LA ISLA DE MLIJERES Mucho puede aprender ahora sobre vida aborigen en América, quien tenga espacio para leer todo lo que sobre la Literatura, Reli- gión Historia y Costumbres de los Indígenas se está publicando en los Estados Unidos, ya en semanarios y revistas, ya en libros medi- tados y lujosos. Un semanario de ciencias que sale a luz en New York, y que por cierto se vende en las mesas de diarios en las esquinas a la par que otros semanarios de habilidades y láminas, publicaba no hace mucho una extensa y notable relación en que una estimable señora, leat compañera de su anciano y atrevido esposo, cuenta todo lo que recientemente ha descubierto entre las malezas de Yucatán el doctor Le Plongeon. Hay, por frente a las costas de Yucatán, una Isla pacífica y bella, sembrada apenas de altas palmas, y donde en la fina

Page 397: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

arena nacen flores. Chipre no tiene bahía más apacible y bien cortada. Resplandece y vibra el aire, como alrededor de los templos de már- mol en las islas griegas. La música, que en todas partes se oye, allí se ve; y en favonios y en céfiros se piensa y se siente el espíritu en aquella hermosura consagrado. Hasta las minuciosidades son be- llezas; y la playa blanca está toda cruzada de bordados exquisitos, hilados como alenzones y malinas, que no son más que las huellas que durante la noche hacen, a la luz amorosa de la luna que los enciende e invita a aparejarse, los bruñidos y rosados cangrejos. El cementerio parece una paloma. A esta tierra escondida la han llamado los pescadores canarios, que van de las Antillas por aquella mar a hacer su pesca, la Isla de Mujeres; acaso porque en tiempos de la revuelta de los indios yucatecos, que son gente simpática y bravía, emigraron de la pe- ninsula a la islilla encantadora gran mímero de familias timoratas, entre cuyas sencillas doncellas no tardan en hallar los pescadores leales y fáciles esposas. Cadena larga de oro mate les cae en vueltas por la caliente y redonda garganta; ciruelas parecen sus manos, de gruesas y pequefias; cisnecillos sus pies; huelga el gracioso cuer- po en una fea camisola de lino; sentadas en la hamaca, la trenza 454 losi Marti OBRAS ESCOGIDAS, T, 1 455 da en el suelo; de hijas del mar parecen sus ardientes ojos verdes y así andan en la casa y en la calle, y en visita, a menos que no sea noche de baile, en que el pueblo quiere festejar a algún barquero que se ausenta o viajero triste que los amó y predicó al paso, y en cuyo honor se visten de cristianos; suena la armónica, con tal o cual flauta o violín a medias cuerdas; enciéndese, con botellas por candelero, las velas de esperma; vacíanse, que nunca faltan, algunos barrilillos de vino canario o ambrosía de Málaga, y se bailan, con gran deleite y cortesía, melosas danzas; tras de todo lo cual el pueblo en masa, con sus viejos y sus matronas a la cabeza, y como ungido y purificado por la luz de la luna, acampana hasta la goleta, llena de tortugas vivas que van a venderse en el mercado cercano de Belice, al buen viajero que deja de mal grado aquel pacifico reco- do sin soberbia y sin ruidos, donde se bebe aún la vida primitiva a los pechos mismos de la fragante Naturaleza. Por esas tierras andan desde hace años, recogiendo reliquias y desenterrando ruinas, aprendiendo las lenguas del país y

Page 398: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

hablando en ellas, alimentándose de frutas y de viandas en los campos, y del producto de sus trabajos de fotógrafos cuando están en ciudad, esas dos notables personas, unidas, más que por los lazos del matrimonio, por el incitante amor al misterio, y el valeroso desdén de las trabas, encogimiento y esterilidades de la vida urbana. El doctor, pequeño como un lego, lleva la barba blanca a la cintura; y visto de perfil, parece que es el guerrero barbado esculpido en una de las tablillas del palacio de Chitchen Itzá; de lo cual se ha valido él con mucha astucia para arrancar secretos y confidencias a los indios. Y luego, que como viaja con su mujer, que en pantalones bombachos, blusa holgada, y sombrero de ancha ala le acompaña, los indios no le temen; que mujer es aroma y escudo, y nadie espera mal de ella, sino paz y todo género de bienes:- quren quiera conquistar a un pueblo no vaya con soldados, que al cabo de siglos los echará al fin el pueblo de la tierra, sino con su mujer y con sus hijos.- Van marido y mujer con alma y cuerpo, y se les ve en los ojos la gran- deza que el desafío de los peligros y la constante victoria ha puesto en su alma. Ellos se entran por la selva, y huronean y peregrinan en ella, hasta que dan con una ruina enmalezada, de cuya existencia tenían vaga noticia, y la desbrozan con sus manos. No bien des- cubren una piedra tumular, una columna quebrada, una cabeza de viga, un jeroglífico, una estatua, el doctor se sienta a su lado o reclinado en ella, como domador de lo desconocido; y la señora Alicia, que ama a su anciano, adereza sus enseres de fotografía, y retrata el hallazgo. Luego el Doctor, que es persona vivaz, quiere sacar del pais yucateco las ruinas que descubre; y rechaza, o porque le parece poco, o porque no quiere ese género de paga, el dinero que sobre la gloria del descubrimiento, el gobierno de México le ofrece; pero Yucatán es celoso de su antigua grandeza, y lo de andaluz que se les entró por la tierra indígena con la conquista, y les da todavía aires de pueblo moruno, no fue bastante a extirpar de su tierra Ilo- rosa y su atmósfera lúcida el alma, india, que en las disposiciones artísticas. fantasia abundante, cuerpo fino y esbelto del yucateco y amor por sus antigüedades se revela. Ni a Le Plongeon, que es de Norte América, ni a Alicia su mujer, que es de !nglaterra, abaten estas que él mira como hostilidades, y no ella, persona de mayor calma ); sentido: por cierto que no

Page 399: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

tiene más hermosura que la augusta que viene de saber desdeñar lo trivial y amar lo extraordinario. Joven es ella, como de unos treinta y seis años y más entendida en arqueología y en lenguas que su esposo: él, con sus luengas barbas, y a su mujer sumiso como un niño, es persona de más de sesenta años. Acaban de desenterrar grandes reliquias, y de hallar bellas tumbas subterráneas, de poderosa e irregular arquitectura. Ahora andan de nuevo por la selva. El Triunfo, La Habana, 6 de septiembre de 1884. (Tomado de La Afdrica, Nueva York.) Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, n. 5, 1982, p. 15- 17. 0BR. G ESCOGID.~ S. T. 1 457 ESCENAS NEOYORQUINAS Los edificios son como las palabras de los pueblos, y sus sím- bolos. A través de las edades cuentan su espíritu y revelan su historia. Una piedra labrada es un libro: el lapidario le trasmite su alma. En la forma va la esencia. La arquitectura es el espíritu solidario. Las edades de pelea alzaron castillos; las de sombra, conventos; esta nuestra, casas de inmigrantes. Porque los mares se secan, se amarran los continentes, aumentan los vapores su singla- dura, los hombres se abrazan. Las razas se niegan a enemistarse; y se está creando una que las encierra a todas, y borra sus linderos, y como ejército de soldados de coraza de luz, brilla: la raza de la libertad. Se abusa de esta palabra hermosa, que en su propio sentido resplandece. Las castas que oprimen, y vienen de la gente feudal, han heredado con el nombre y privilegio de sus mayores, sus fero- cidades y odios; pero los hombres de abajo, que serán pronto, por ley de amor e inteligencia, los de arriba, del Ande al Cáucaso y del Caspio al río Amarillo se dan de mano, y apretados pecho a pecho, andan. Es hermoso ver cómo la tierra les va abriendo camino. Dónde pararán, no se sabe: pero se han decidido llegar a las puertas del cielo. Pueblo hay todavía, clavado como un diente de león muerto en el costado de !a América libre, que al viajero que viene navegando por su bahía azul, le sale al paso con un presidio. Guatemala, tierra encantadora, echa a saludar a los que entran por su Río Dulce un bosquecillo de palmeras, que de la margen se sale, y en el agua tranquila retratan sus copas, y tienden hacia el barco sus lozanas pencas, como brazos que llaman. La América entera va al encuentro de los que la visitan, con estas islas verdes y cestos de flores, y

Page 400: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

copiosos frutales. Antes, por sobre el hondo foso que rodeaba la fortaleza, se alzaba como un escudo que cerrase el paso a la huma- nidad endeble, el puente levadizo: ahora, las casas de inmigrantes tienden sus muelles anchos sobre el mar domado, para que la hu- manidad pase. Así recibe New York al mundo viejo: con su ancha casa de inmigrantes, Quien entra en ella y en su rotonda espaciosa y desnuda, a la raíz de cuyas paredes se arriman grupos tímidos de gente burda, imagina que anda en el interior de una vaina inmensa. Y está bien la comparación; porque a los pocos años ya aquellas manadas de gente tosca, se han pulido y bruñido,, y como vuelto de! revés, y sacando afuera lo mejor de adentro; y son tan diferentes de como lfegaron, cual la cara brillante y visible de la vaina lo es de la cara interior, dura y grosera. Llegan de Irlanda, con su chaquetón raído, por cada uno de cu- yos remiendos y bolsillos asoma un chicuelo; y con sus botas de cuero arrugado, con pliegues que parecen de falda de monte. De Alemania llegan, con su cachucha de casco redondo, su gabán de paño ama- rillento que semeja camisola; y en una mano la fe y en otra la pipa, ambas encendidas. De Suiza llegan más cultos, como que vie- nen de país libre, lo que quita a 10s hombres ese tímido aire de rebaño; trae el suizo su traje de lana pobre, pero de hechura de ciu- dad, y en el bolsillo el reloj, aunque grueso y de plata, y en la cabeza el sombrero de fieltro. De Italia vienen, humildes y hermo- sos, y parecen que traen entre ellos macetas de flores, que son, con sus vestidos pintorescos, sus mujeres e hijos. Son cárceles del sol los italianos: en los ojos les arde la lava. Y entre un griego, bello con la desdichada hermosura del pastor Alexis, y un noruego que ostenta sobre sus hombros macizos su rostro sereno ceñido de gran barba roja, deslízase, flaco y mugriento, con sus altas botas y su dolman vuelto del revés, como para que no se pierda lo único que le queda de la patria, un mísero húngaro. iPues a los pocos años, todos esos fumadores de pipa y pobres remendados son dueños de casas, o de tierras, o de votos que los llevan a la Cámara de Representantes, y dueños de sí, que es más que todo eso! El judío se ha hecho mercader, y traído el beneficio de su inte- ligencia, y el de su hermosura: o es director de orquesta, o actor, o buen empleado de comercio. El noruego es capitán de barco. El irlandés, si astuto, politicastro o tendero; si duro de

Page 401: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

magín, como suelen ser, más es una carga que un ornamento, y pasa la vida hu- yendo de la ciudad creciente que lo va sacando de todos sus rinco- nes, con sus gansos y patos a rastras, y su casuca de madera a cuestas. El alemán, todo lo vence y doma; y en todas partes como señor se sienta; y si ve que otros viven de elaborar tabacos, aprende a elaborarlos; y si dibuja, es el mejor dibujante; y si comercia, el comerciante más activo y sesudo. Calladamente se viene encima la gente alemana, como si adelantase, rompiendo la sombra, formida- ble e invisible ariete: cuando se les viene a ver, ya están los ale- manes sentados en sillón de dueño: son como los jesuitas del traba- jo. Señorío se ha vuelto a los pocos años toda aquella pobre muchedumbre; la cachucha redonda, sombrero de copa alta; el dol- man, chaqué atildado; la del griego, varonil hermosura; el reloj de plata, macizo reloj de (iio. En esto ae convierten, hervidas al calor 458 Jos8 Martí de la libertad en esta magnífica redoma, todas esas sustancias humanas de extraña apariencia, que a barcadas vacían de sus vien- tres inmundos los portentosos va ores de Europa. iRecaderos im- ponentes, esos grandes vapores! E su propio fuego, creó volcanes: a naturaleza, por no perecer a los hombres han creado volcanes que andan: como los globos, montes que vuelan. Y a veces, vienen en esas revueltas barcas,- poesías vivas y como flores humanas,- niños de muy pocos años; sin padres vienen, con un letrero al cuello, para que las almas piadosas los encaminen a donde están sus padres. Una vez es una niña que apenas tiene ocho años, y viene sola de Suiza, con su trajecito de montañesa, y su saquillo alpestre al costado. Llega como aterrada entre la muchedumbre de inmigrantes: ellos se extienden por la rotonda como olas de mar turbio: y ella, con sus mejillitas encarnadas y húmedas de llanto, parece una hoja de rosa sobre las olas. Todos la cercan, y le preguntan quién es, y la pasean en brazos; y ella, por el enorme peligro engrandecida, en una sonrisa se bebe las lágrimas, y a los ojos azules saca el alma tierna, y afecta bravura de mujer mayor, que no tiene miedo de seguir sola a Massillon de Ohio, donde su padre, que le mandó a una parienta el dinero del pasaje, ha sembrado trigo, y la espera. Y con su letrerito de cuero al cuello, y su saquillo lleno de dulces y presentes, María Woodti valerosa sigue camino de Massillon de Ohio.

Page 402: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

iEstos son ángeles, y et cielo está en la tierra, y ya hay alta- res nuevos! Otra vez, son tres formales personas las que llegan. Los tres vienen de la mano, muy graves y serenos. Al jefe de la partida no le tiembla la voz cuando pregunta al Superintendente de Castle Garden dónde puede tomar el tren para ir al Oeste. Y al Superin- tendente, que es persona hecha a lances serios, se le anublan con llanto los ojos y se le ablanda conmovido el pecho, porque el caba- llero que viene solo de Inglaterra, y quiere tomar el tren con sus dos hermanitos, no ha cumplido nueve años. Ella es su hermanita Lucila, y el otro es su hermanito Hamilton, y él no tiene miedo de ir a Chicago, donde su padre, que es carpintero, vino a mejorar, lo cual ha debido ser, puesto que ya les mandó diez libras para el viaje. !Y allá va hasta Chicago el caballero, con Hamilton y Lucila de la mano. El Triunfo, La Habana, 6 de septiembre de 1884. (Tomado de La América. Nueva York.) Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, n. 5. p 17- 20. AL GENERAL MAXIMO GOMEZ New York, 20 de octubre de 1884 Señor General Máximo Gómez New York Distinguido General y amigo: Salí en la mañana del sábado de la casa de Vd. con una im- presión tan penosa, que he querido dejarla reposar dos días, para que la resolución que ella, unida a otras anteriores, me inspirase, no fuera resultado de una ofuscación pasajera, o excesivo celo en la defensa de cosas que no quisiera ver yo jamás atacadas,- sino obra de meditación madura:- iqué pena me da tener que decir estas cosas a un hombre a quien creo sincero y bueno, y en quien existen cualidades notables para Regar a ser verdaderamente grande!- Pero hay algo que está por encima de toda la simpatía personal que Vd. pueda inspirarme, y hasta de toda razón de oportunidad aparente: y es mi determinación de no contribuir en un ápice, por amor ciego a una idea en que me está yendo la vida, a traer a mi tierra a un régimen de despotismo personal, que sería más vergonzoso y funesto que el despotismo político que ahora soporta, y más grave y difícil de desarraigar, porque vendría excusado por algunas virtu- des, embellecido por la idea encarnada en él, y legitimado por el triunfo. Un pueblo no se funda, General, como se manda un campamen- to:- y cuando en los trabajos preparatorios de una revolución más delicada y compleja que otra alguna, no se muestra el

Page 403: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

deseo sincero de conocer y conciliar todas las labores, voluntades y elementos que han de hacer posible la lucha armada, mera forma del espíritu de independencia, sino la intención, bruscamente expresada a cada paso, o mal disimulada, de hacer servir todos los recursos de fe y de guerra que levante este espíritu a los propósitos cautelosos y 460 José Martí OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 461 personales de los jefes justamente afamados que se presentan a capitanear la guerra, (qué garantías puede haber de que las liber- tades públicas, tinico objeto digno de lanzar un país a la lucha, sean mejor respetadas mañana? ¿Qué somos, General?: <los servi- dores heroicos y modestos de una idea que nos calienta el corazón, los amigos leales de un pueblo en desventura, o los caudillos va- lientes y afortunados que con el látigo en la mano y la espuela en el tacón se disponen a llevar la guerra a un pueblo, para ense- ñorearse después de él? eLa fama que ganaron Vds. en una empresa, la fama de valor, lealtad y prudencia, van a perderla en otra?- Si la guerra es posible, y los nobles y legítimos prestigios que vienen de ella, es porque antes existe, trabajado con mucho dolor, el espí- ritu que la reclama y hace necesaria:-- y a ese espfritu hay que atender, y a ese espíritu hay que mostrar, en todo acto público y privado, el más profundo respeto;- porque tal como es admirable el que da su vida por servir a una gran idea, es abominable el que se vale de una gran idea para servir a sus esperanzas personales de gloria o de poder, aunque por ellas exponga la vida.- El dar la vida sólo constituye un derecho cuando se la da desinteresa- damente. Ya lo veo a Vd. afligido, porque entfendo que Vd. procede de buena fe en todo !o que emprende, y cree de veras, que 10 que hace, como que se siente inspirado de un motivo puro, es el único modo bueno de hacer que hay en sus empresas. Pero con la mayor since- ridad se pueden cometer los más grandes errores; y es preciso que, a despecho de toda consideración de orden secundario, la verdad adusta, que no debe conocer amigos, salga al paso de todo 10 que considere un peligro, y ponga en su puesto las cosas graves, antes de que lleven ya un camino tan adelantado que no tengan remedio. Domine Vd., Gral., esta pena, como dominé yo el sábado el asombro y disgusto con que oí un inoportuno arranque de Vd., y una curiosa conversación que provocó a propósito de él el Gral.

Page 404: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Maceo, en la que quiso,- ilocura mayor!- darme a entender que debíamos consi- derar la guerra de Cuba como una propiedad exclusiva de Vd., en la que nadie puede poner pensamiento ni obra sin cometer profana- ción, y la cual ha de dejarse, si se la quiere ayudar, servil y ciega- mente en sus manos .- No: no por Dios:- tpretender sofocar el pen- samiento, aun antes de verse, como se verán Vds. mañana, al frente de un pueblo entusiasmado y agradecido, con todos los arreos de la victoria? La patria no es de nadie: y si es de alguien, será, y esto sólo en espiritu, de quien la sirva con mayor desprendimiento e inteligencia. A una guerra, emprendida en obediencia a los mandatos del país, en consulta con íos representantes de sus intereses, en unión con la mayor cantidad de elementos amigos que pueda lograrse;- a una guerra así, que venía yo creyendo- porque así se la pinté en una carta mía de hace tres años que tuvo de Vd. hermosa respuesta’- que era la que Vd. ahora se ofrecfa a dirigir;- a una guerra así el alma entera he dado, porque ella salvará a mi pueblo;- pero a lo que en aquella conversación se me dio a entender, a una aventura personal, emprendida hábilmente en una hora oportuna, en que los propósitos particulares de los caudillos pueden confundirse con las ideas gloriosas que los hacen posibles; a una campaña empren- dida como una empresa privada, sin mostrar más respeto al espíritu patriótico que la permite, que aquel indispensable, aunque muy su- miso a veces, que la astucia aconseja, para atraerse tas personas o los- elementos que pueden ser de utilidad en un sentido u otro; a una carrera de armas por mas que fuese brillante y grandiosa; y haya de ser coronada por el éxito,- y sea personalmente honrado el que la capitanee;- a una campaña que no dé desde su primer acto vivo, desde sus primeros movimientos de preparación, mues- tras de que se la intenta como un servicio al país, y no como una invasibn despótica;- a una tentativa armada que no vaya pública, declarada, sincera y m- ricamente movida del propósito de poner a su remate en manos del país, agradecido de antemano a sus servi- dores, las libertades públicas; a una guerra de baja raíz y temibles fines, cualesquiera que sean su magnitud y condiciones de exito- y no se me oculta que tendría hoy muchas- no prestaré yo jamás mi apoyo.- Valga mi apoyo lo que valga,- y yo sé que él, que viene de una decisión

Page 405: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

indomable de ser absolutamente honrado, vale por eso oro puro,- yo no se lo prestaré jamás. ¿Cómo, General, emprender misiones, atraerme afectos, aprove- char los que ya tengo, convencer a hombres eminentes, deshelar voluntades, con estos -miedos y dudas en el alma?- Desisto, pues, de todos los trabajos activos que había comenzado a echar .sobre mis hombros. Y no me tenga a mal, General, que le haya escrito estas razones; Lo tengo por hombre noble, y merece Vd. que se !e haga pensar. Muy grande puede l! egar a ser Vd.- y puede no llegar a serlo. Respetar a un pueblo que nos ama y espera de nosotros, es la mayor gran- deza. Servirse de sus dolores y entusiasmos en provecho propio, sería la mayor ignominia. Es verdad, Gral., ;lue desde Honduras me habían dicho que alrededor de Vd. ;e movían acaso intrigas, que envenenaban, sin que Vd: lo sintiese. su corazbn sencilo; que se aprovechaban de sus bondades, sus impresiones y sus hábitos para apartar a Vd. de cuantos hallase en su camino que le acom- pañasen en sus labores con cariño, y le ayudaran a librarse de bs obstáculos que se fueran ofreciendo- a un engrandecimiento a que 1 Se refiere a la carta de 20 de julio de 1682, cuya respuesta puede verse eri Papeles de Martí (Archivo de Gonzalo lie Quesada), recopilaeih, introducción, no! as y apéndice por Gonzalo le Quesada y Miranda, La Habana, Imprenta El Siglo XX, 1933- 1935, t. I (Epistolario de losé Martí y Móximo Gbmez, 1933), p. 5- 6. 462 JOS& Mdi tiene Vd. derechos naturales.- Pero yo confieso que no tengo ni voluntad ni paciencia para andar husmeando intrigas ni desha- ciéndolas. Yo estoy por encima de todo eso. Yo no sirvo más que al deber, y con este, seré siempre bastante poderoso. ¿Se ha acercado a Vd. alguien, Gral., con un afecto más caluroso que aquel con que lo apreté en mis brazos desde el primer dia en que le vi? iHa sentido Vd. en muchos esta fatal abundancia de co- razón que me dañaría tanto en mi vida, si necesitase yo de andar ocultando mis propósitos para favorecer ambicioncillas femeniles de hoy- o esperanzas de mañana? Pues después de todo lo que he escrito, y releo cuidadosamente, y confirmo,- a Vd., lleno de méritos, creo que lo quiero:- a la guerra que en estos instantes me parece que, por error de forma acaso, está V. representando ,- no:- Queda estimándole y sirviéndole JOSE MARTI 0. C., t. 1, p. 177- 180. Cotejada con el

Page 406: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

manuscrito original ALOSCUBANOSDENUEVAYORK No tengo más derecho al dirigirme a los cubanos de Nueva York, que el del más humilde de ellos: amar bien a mi patria. Pero han llegado a mí rumores confusos de que en una reunión en Clarendon Hall, el 13 de este mes, se hicieron respecto a mis actos políticos algunas gestiones equivocadas, debidas sin duda a exceso de celo, o a desconocimiento involuntario de los hechos a que se referían. Mis compatriotas son mis dueños. Toda mi vida ha sido emplea- da y seguirá siéndolo en su bien. Les debo cuenta de todos mis actos, hasta de los más personales; todo hombre está obligado a honrar con su conducta privada, tanto como con la pública, a su patria. En la noche del jueves 25, desde las 7’/, estarè en Clarendon Hall para responder a cuantos cargos se sirvan hacerme mis con- ciudadanos. JOSE MARTI Nueva York, junio 23, 1885. 0. c.. t. 1 ( p. 180- 181. OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 465 LUCIA JEREZ l [Fragmento] A Adelaida Baralt De una novela sin arte La comisión ahí le envio: iBien haya el pecado mio Ya que a Vd. le deja parte! Cincuenta y cinco fue el precio: La quinta es de Vd., la quinta De cincuenta y cinco, pinta Once, si yo no soy necio. Para alivio de desgracias /Sea!: de lo que yo no quiero Aliviarme es del sincero Deber de darle las gracias. JOSE MARTI 2 Quien ha escrito esta noveluca, jamás había escrito otra antes, lo que de sobra conocerá el lector sin necesidad de este proemio, ni escribirá probablemente otra después. En una hora de desocupacióri, l Con el titulo de Amistud funesta se publicó en El Latino Americano, en 1885, y po~ entrega (entre el 15 de mayo y el 30 de agosto), la ímica novela que escribiera José Marti. En esta seleh&, se publica sóio el primer capkulo. le tentó una oferta de esta clase de trabajo: y como el autor es per- sona trabajadora, recordó un suceso acontecido en la América del Sur en aquellos dias, que pudiera ser base para la novela hispano- americana que se deseaba, puso mano a la pluma, evocó al correr de ella sus propias observaciones y recuerdos, y sin alarde de trama ni plan seguro, dejó rasguear la péñola, durante siete días, interrum- pido a cada instante por otros quehaceres, tras de los cuales estaba lista con el nombre de Amistad funesta la que hoy con el nombre de Lucía Jerez, sale nuevamente al mundo. Ni es más, ni es menos. Se publica en libro, porque asf lo desean los que sin duda no lo han

Page 407: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

leído. El autor, avergonzado, pide excusa. Ya él sabe bien por dónde va, profunda como un bisturí y útil como un médico, la novela moderna. El género no le place, sin embargo, porque hay mucho que fingir en él, y los goces de la creación artístrca no com- pensan el dolor de moverse en una ficción prolon ada; con diálogos que nunca se han oído, entre personas que no fi an vivido jamás. Menos que todas, tienen derecho a la atención novelas como esta, de puro cuento, en las que no es dado tender a nada serio, porque esto, a juicio de editores, aburre a la gente lectora; ni si uiera es licito, por lo llano de los tiempos, levantar el espíritu de 4 público con hazañas de caballeros y de héroes, que han venido a ser perso- nas muy fuera de lo real y del buen gusto. Lean, pues, si quieren, los que lo culpen, este libro; que el autor ha procurado hacerse perdonar con álgunos detalles; pero sepan que el autor piensa muy mal de él. Lo cree inlitil; y lo lleva sobre sí como una grandfsima culpa. Pequé, Señor, pequé, sean humanitarios, pero perdbnenmelo. Señor: no lo haré más. Yo En ? uiero ver al valiente que saca de los l una novela buena. a novela habfa de haber mucho amor; alguna muerte; mu- chas muchachas, ninguna pasión pecaminosa; y nada que no fuese del mayor agrado de los padres de familia y de los señores sacerdo- tes. Y habfa de ser hispanoamericano. 2 Juan empezó con mejores destinos que los que al fin tiene, pero es que en la novela cortó su carrera cierta prudente observación, y hubo que convertir en mero galán de amores al que nació en la mente del novelador dispuesto a más y a más altas empresas (gran- des) hazañas. Ana ha vivido, Adela también. Sol ha muerto. 3 Y Lucia, la ha matado. Pero ni a Sol ni a Lucia ha conocido, de cerca el autor. A don Manuel, sí, y a Manuelillo y a doña Andrea así como a la propia directora. ’ ’ Palabra ininteligible. 2 Siguen cuatro palabras Ininteligibles. 3 Palabra ininteligible. 4 Varias palabras ininteligibles al margen, 466 José Martí OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 467 CAPITULO 1 Una frondosa magnolia, podada por el jardinero de la casa con manos demasiado académicas, cubría aquel domingo por la mañana con su sombra a los familiares de la casa de Lucía Jerez. Las grandes flores blancas de la magnolia, plenamente abiertas en sus ramas de hojas delgadas y puntiagudas, no parecían, bajo aquel cielo claro y en el patio de aquella casa amable, las flores del

Page 408: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

árbol, sino las del día, jesas flores inmensas e inmaculadas, que se imaginan cuan- do se ama mucho! El alma humana tiene una gran necesidad de blancura. Desde que lo blanco se oscurece, la desdicha empieza. La práctica y conciencia de todas las virtudes, la posesión de las me- jores cualidades, la arrogancia de los más nobles sacrificios, no bastan a consolar el alma de un solo extravío. Eran hermosas de ver, en aquel domingo, en el cielo fulgente. la luz azul, y por entre los corredores de columnas de mármol, la magnolia elegante, entre las ramas verdes, las grandes flores blan- cas y en sus mecedoras de mimbre, adornadas con lazos de cinta, aquellas tres amigas, en sus vestidos de mayo: Adela, delgada y locuaz, con un ramo de rosas Jacqueminot al. lado izquierdo de su traje de seda crema; Ana, ya próxima a morir, prendida sobre el corazón enfermo, en su vestido de muselina blanca, una flor azul sujeta con unas hebras de trigo; y Lucía, robusta y profunda, que no llevaba flores en su vestido de seda carmesí, “porque no se conocía aun en los jardines la flor que a ella le gustaba: ;la flor negra!” Las amigas cambiaban vivazmente sus impresiones de domingo. Venían de misa; de sonreír en el atrio de la catedral a sus parien- tes y conocidos; de pasear por las calles limpias, esmaltadas de sol, como flores desatadas sobre una bandeja de plata con dibujos de oro. Sus amigas, desde las ventanas de sus casas grandes y anti- guas, las habían saludado al pasar. No había mancebo elegante en la ciudad que no estuviese aquel mediodía por las esquinas de la calle de la Victoria. La ciudad, en esas mañanas de domingo, parece una desposada. En las puertas, abiertas de par en par, como si en ese día no se temiesen enemigos, esperan a los dueños los cria- dos, vestidos de limpio. Las familias, que apenas se han visto en la semana, se reímen a la salida de la iglesia para ir a saludar a la madre ciega, a la hermana enferma, al padre achacoso. Los viejos ese día se remozan. Los veteranos andan con la cabeza más erguida, muy luciente el chaleco blanco, muy bruñido el puño del bastón. Los empleados parecen magistrados. A los artesanos, con su mejor chaqueta de terciopelo, sus pantalones de dril muy plan- chado y su sombrerin de castor fino, da gozo verlos. Los indios, en verdad, descalzos y mugrientos, en medio de tanta limpieza y hrz, parecen llagas. Pero la procesión lujosa de madres

Page 409: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

fragantes y niñas galanas continúa, sembrando sonrisas por las aceras de la calle animada; y los pobres indios, que la cruzan a veces, parecen gusa- nos prendidos a trechos en una guirnalda. En vez de las carretas de comercio o de las arrias de mercaderías, llenan las calles, tirados por caballos altivos, carruajes lucientes. Los carruajes mismos, pa- rece que van contentos, y como de victoria. Los pobres mismos, parecen ricos. Hay una quietud magna y una alegría casta. En las casas todo es algazara. Los nietos iqué ir a la puerta, y aturdir al portero, impacientes por lo que la abuela tarda! Los maridos iqué celos de la misa, que se les lleva, con sus mujeres queridas, la luz de la mañana! La abuela , icómo viene cargada de chucherías para ivs nietos, de los juguetes que fue reuniendo en la semana para traerlos a fa gente menor hoy domingo, de los mazapanes recién hechos que acaba de comprar en la dulcería francesa, de los capri- chos de comer que su hija prefería cuando soltera, qué carruaje el de la abuela, que nunca se vacía. 1 Y en la casa de Lucía Jerez no se sabia si había más flores en la magnolia, o en las almas. Sobre un costurero abierto, donde Ana al ver entrar a sus ami- gas puso sus enseres de coser y los ajuares de niño que regalaba a la Casa de Expósito, habían dejado caer Adela y Lucía SUS som- breros de paja, con cintas semejantes a sus trajes, revueltas como cervatillos que retozan. iDice mucho, y cosas muy traviesas, un som- brero que ha estado una hora en la cabeza de una señorita! Se le puede interrogar, seguro de que responde: ide algún elegante caba- ilero, y de más de uno, se sabe que ha robcdo a hurtadillas una flor de un sombrero, o ha besado sus cintas largamente, con un beso entrañable y religioso! El sombrero de Adela era ligero y un tanto extravagante, como de niña que es capaz de enamorarse de un tenor de ópera: el de Lucía era un sombrero arrogante y amenazador: se salían por el borde del costurero las cintas carmesíes, enroscadas sobre el sombrero de Adela como una boa sobre una tórtola: del fondo de seda negro, por los reflejos de un rayo de sol que filtraba oscilando por una rama de la magnolia, parecían salir llamas. Estaban las tres amigas en aquella pura edad en que los carac- teres todavía no se definen: jay, en esos mercados es donde suelen los jóvenes generosos, que van en busca de pájaros azules, atar su vida a lindos vasos de carne que a poco tiempo, a los

Page 410: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

primeros calores fuertes de la vida, enseñan la zorra astuta, la culebra vene- nosa, el gato frío e impasible que les mora en el alma! La mecedora de Ana no se movía, tal como apenas en sus labios palidos la afable sonrisa: se buscaban con los ojos las violetas en su falda, como si siempre debiera estar llena de ellas. Adela no sin esfuerzo se mantenía en su mecedora, que unas veces estaba cerca de Ana, otras de Lucía, y vacía las más. La mecedora de Lucía, más echada hacia adelante que hacia atrás, cambiaba de sú- bito de posición, como obediente a un gesto enérgico y contenido de su dueña. -- Juan no viene; ite digo que Juan no viene! 468 los6 Madí OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 469 -ePor qué, Lucía, si sabes que si no viene te da pena? -- eY no te pareció Pedro Real muy arrogante? Mira, mi Ana, dame el secreto que tú tienes para que te quiera todo el mundo: porque ese caballero, es necesario que me quiera. En un reloj de bronce labrado, embutido en un ancho plato de porcelana de ramos azules, dieron las dos. -Lo ves, Ana, lo ves; ya Juan no viene.- Y se levantó Lucía; fue a uno de los jarrones de mármol colocados entre cada dos co- lumnas, de las que de un lado y otro adornaban el sombreado patio; arrancó sin piedad de su tallo lustroso una camelia blanca, y volvió silenciosa a su mecedora, royéndole las hojas con los dientes. -Juan viene siempre, Lucía. Asomó en este momento por la verja dorada que dividía el za- guán de la antesala que se abría al patio, un hombre joven, vestido de negro, de quien se despedían con respeto y ternura uno de mayor edad, de ojos benignos y poblada barba, y un caballero entrado en largos años, triste, como quien ha vivido mucho, que retenía con visible placer la mano del joven entre las suyas: -Juan, ipor qué nació Vd. en esta tierra? -Para honrarla si puedo, don Miguel, tanto como Vd. la ha honrado. Fue la emoción visible en el rostro del viejo; y aún no había desaparecido del zaguán, de brazo del de la buena barba, cuando Lucía, demudado el rostro y temblándole en las pestañas las lágri- mas, estaba en pie, erguida con singular firmeza, junto a la verja dorada, y decía, clavando en Juan sus dos ojos imperiosos y negros: -Juan, <por qué no habías venido? Adela estaba, prendiendo en aquel momento en sus cabelios ru- bios un jazmín del Cabo. Ana cosía un lazo azul a una gorrita de recién nacido, para la Casa de Expósitos. -Fui a rogar, respondió Juan sonriendo dulcemente, que no

Page 411: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

apremiasen por la renta de este mes a la señora del Valle. -iA la madre de Sol? <de Sol del Valle? Y pensando en la niña de la pobre viuda, que no había salido aún del colegio, donde la tenía por merced la Directora, se entró Lucía, sin volver ni bajar la cabeza, por las habitaciones interiores, en tanto que Juan, que amaba a quien lo amaba, la seguía con los ojos tristemente. Juan Jerez era noble criatura. Rico por sus padres, vivía sin el encogimiento egoísta que desluce tanto a un hombre joven, mas sin aquella angustiosa abundancia, siempre menor que los gastos y ape- titos de sus dueños, con que los ricuelos de poco sentido malgastan en empleos estúpidos, a que llaman placeres, la hacienda de sus mayores. De sí propio, y con asiduo trabajo, se había ido creando una numerosa clientela de abogado, en cuya engañosa profesión, entre nosotro s perniciosamente esparcida, le hicieron entrar, más que SU volunCad, dada a más activas y generosas labores, los de- seos de su padre, que en la defensa de casos limpios de comercio había acrecentado el haber que aportó al matrimonio su esposa. Y así Juan Jerez, a quien la Naturaleza había puesto aquella coraza dc luz con que reviste a los amigos de los hombres, vino, por esas preocupaciones legendarias que desfloran y tuercen la vida de las generaciones nuevas en nuestros países, a pasar, entre lances de curia que a veces le hacfan sentir ansias y vuelcos, los años más hermosos de una juventud sazonada e impaciente, que veía en las desigualdades de la fortuna, en la miseria de los infelices, en los es- fuerzos estériles de una minoría viciada por crear pueblos sanos y fecundos, de soledades tan ricas como desiertas, de poblaciones cuantiosas de indios míseros, objeto más digno que las controversias forenses del esfuerzo y calor de un corazón noble y viril. Llevaba Juan Jerez en el rostro pálido, la nostalgia de la acción, la luminosa enfermedad de las almas grandes, reducida por los de- beres corrientes o las imposiciones del azar a oficios pequeños; y en los ojos llevaba como una desolación, que sólo cuando hacía un gran bien, o trabajaba en pro de un gran objeto, se le trocaba, como un rayo de soi que entra en una tumba, en centelleante júbilo. No se le dijera entonces un abogado de estos tiempos, sino uno de aquellos trovadores que sabían tallarse, hartos ya de su propias canciones, en el mango de su guzla, la

Page 412: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

empuñadura de una espada. El fervor de los cruzados encendía en aquellos breves instantes de heroica dicha su alma buena; y su deleite, que le inundaba de una luz parecida % la de los astros, era sólo comparable a la vasta amargura con que reconocía, a poco que en el mundo no encuentran auxilio, sino cuando convienen a algún interés que las vicia, las obras de pureza. Era de la raza selecta de los que no trabajan para el éxito, sino contra él. Nunca, en esos pequeños pueblos nues- tros donde los hombres se encorvan tanto, ni a cambio de provechos ni de vanaglorias cedió Juan un ápice de lo que creía sagrado en sí, que era su juicio de hombre y su deber de no ponerlo con ligereza o por paga al servicio de ideas o personas injustas: sino que veía Juan su inteligencia como una investidura sacerdotal, que se ha de tener siempre de manera que no noten en ella la más pequeña macula los feligreses; y se sentía Juan, allá en sus determinaciones de noble mozo, como un sacerdote de todos los hombres, que uno a uno tenfa que ir dándoles perpetua cuenta, como si fuesen sus dueños, del buen uso de su investidura. Y cuando veía que, como entre nosotros sucede con frecuencia, un hombre joven, de palabra llameante y talento privilegiado, alqui- laba por la paga o por el puesto aquella insignia divina que Juan creía ver en toda superior inteligencia, volvía los ojos sobre sí como llamas que le quemaban, tal como si viera que el ministro 470 loss? Martí OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 471 de un culto, por pagarse la bebida o el juego, vendiese las imáge- nes de sus dioses. Estos soldados mercenarios de la inteligencia lo tachaban por eso de hipócrita, lo que aumentaba la palidez de Juan Jerez, sin arrancar de sus labios una queja. Y otros decían, con más razón aparente,- aunque no en el caso de él,- que aquella entereza de carácter no era grandemente meritoria en quien, rico desde la cuna, no habia tenido que bregar por abrirse camino, como tantos de nuestros jóvenes pobres, en pueblos donde por viejas tradiciones coloniales se da a los hombres una educación literaria, y aun esta descosida e incompleta, que no halla luego natural empleo en nues- tros paises despoblados y rudimentarios, exuberantes, sin embargo, en fuerzas vivas, hoy desaprovechadas o trabajadas apenas, cuando para hacer prósperas a nuestras tierras y dignos a nuestros hombres no habría más que educarlos de manera que pudiesen sacar prove-

Page 413: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

cho del suelo providísimo en que nacen. A manejar la lengua hablada y escrita les enseñan, como único modo de vivir, en pueblos en que las artes delicadas que nacen del cultivo del idioma no tienen el número suficiente, no ya de consumidores, de apreciadores si- quiera, que recompensen, con el precio justo de estos trabajos exqui- sitos, la labor intelectual de nuestros espíritus privilegiados. De modo que, como con el cultivo de la inteligencia vienen los gustos costosos, tan naturales en los hispanoamericanos como el color son- rosado en las mejillas de una niña quinceña;- como en las tierras calientes y floridas, se despierta temprano el amor, que quiere casa, y lo mejor que haya en la ebanistería para amueblarla, y la seda más joyante y la pedrería más rica para que a todos maraville y encele su dueña; como la ciudad, infecunda en nuestros países nuevos, retiene en sus redes suntuosas a los que fuera de ella no saben ganar el pan, ni en ella tienen cómo ganarlo, a pesar de sus talentos, bien así como un pasmoso cincelador de espadas de taza, que sabría poblar estas de castellanas de larga amazona desmaya- das en brazos de guerreros fuertes, y otras sutiles lindezas en plata y en oro, no halla empleo en un villorrio de gente labriega, que vive en paz, o al puñal o a los puños remite el término de sus contiendas; como con nuestras cabezas hispanoamericanas, cargadas de ideas de Europa y Norteamérica, somos en nuestros propios paises a ma- nera de frutos sin mercado, cual las excrecencias de la tierra, que le pesan y estcrban, y no como su natural florecimiento, sucede que los poseedores de fa inteligencia, estéril entre nosotros por su mala dirección, y necesitados para subsistir de hacerla fecunda, la dedican con exceso exclusivo a los combates políticos, cuando más nobles, produciendo así un desequilibrio entre el país escaso y su política sobrada. o, apremiados por las urgencias de la vida, sirven al gobernante fuerte que les paga y corrompe; o trabajan por vol- carle cuando, molestado aquel por nuevos menesterosos, les retira la paga abundante de sus funestos servicios. De estas pesadumbres públicas venían hablando el de la barba larga, el anciano de rostrc triste, y Juan Jerez, cuando este, ligado desde niño por amores a su prima Lucía, se entró por el zaguán de baldosas de mármol pulido, espaciosas y blancas como sus pensamientos. La bondad es la flor de la fuerza. Aquel

Page 414: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Juan brioso, que andaba siempre escondido en las ocasiones de fama y alarde, pero visible apenas se sabía de una prerrogativa de la patria desconocida o del decoro y albedrio de algún hombre hollados; aquel batallador temi- ble y áspero, a quien jamás se atrevieron a llegar, avergonzadas de antemano, las ofertas y seducciones corruptoras a que otros voci- ferantes de temple venal habían prestado oídos; aquel que llevaba siempre en el rostro pálido y enjuto como el resplandor de una luz alta y desconocida, y en los ojos el centelleo de la hoja de una espada; aquel que no veía desdicha sin que creyese deber suyo reme- diarla, y se miraba como un delincuente cada vez que no podía poner remedio a una desdicha; aquel amantísimo corazón, que sobre todo desamparo vaciaba su piedad inagotable, y sobre toda humildad, energía o hermosura prodigaba apasionadamente su amor, había cedido, en su vida de libros y abstracciones, a la dulce necesidad, tantas veces funesta, de apretar sobre su corazón una manecita blanca. La de esta o la de aquella le importaban poco; y él, en la mujer, veía más el símbolo de las hermosuras ideadas que un ser real. Lo que en el mundo corre con nombre de buenas fortunas, y no son, por lo común, de una parte o de otra, más que odiosas vilezas, habían salido, una que otra vez, al camino de aquel joven rico a cuyo rostro venía, de los adentros del alma, la irresistible belleza de un noble espíritu. Pero esas buenas fortunas, que en el primer ins- tante llenan el corazón de los efluvios trastornadores de la prima- vera, y dan al hombre la autoridad confiada de quien posee y conquista; esos amoríos de ocasión, miel en el borde, hiel en el fondo, que se pagan con la moneda más valiosa y más cara, la de la propia limpieza; esos amores irregulares y sobresaltados, elegante disfraz de bajos apetitos, que se aceptan por desocupación o vanidad, y roen luego la vida, como úlceras, sólo lograron en el ánimo de Juan Jerez despertar el asombro de que, so pretexto o nombre de cariño, vivan hombres y mujeres, sin caer muertos de odio a sí mismos, en medio de tan torpes liviandades. Y no cedía a ellas, porque la repulsión que le inspiraba, cualesquiera que fuesen sus gracias, una mujer que cerca de la mesa de trabajo de su esposo o junto a la cuna de su hijo no temblaba de ofrecerlas, era mayor que las penosas satisfacciones que la complicidad con una amante liviana produce a un hombre honrado.

Page 415: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Era la de Juan Jerez .una de aquellas almas infelices que sólo pueden hacer lo grande y amar lo puro. Poeta genuino, que sacaba de los espectáculos que veía en sí mismo, y de los dolores y sor- 472 Jos4 luarti presas de su espíritu, unos versos extraños, adoloridos y profundos, que parecían dagas arrancadas de su propio pecho, padecía de esa necesidad de la belleza que como un marchamo ardiente, señala a los escogidos del canto. Aquella razón serena, que los problemas sociales o las pasiones comunes no oscurecían nunca, se le ofuscaba hasta hacerle llegar a la prodigalidad de sí mismo, en virtud de un inmoderado agradecimiento. Había en aquel carácter una extraña y violenta necesidad del martirio, y si por la superioridad de su alma le era difícil hallar compañeros qw se la estimaran y animasen, él, necesitado de darse, que en su bien propio para nada se quería, y se veía a si mismo como una propiedad de los demás que guardaba él en depósito, se daba como un esclavo a cuantos parecían amarle y entender su delicadeza o desean su bien. Lucía, como una flor que el sol encorva sobre su tallo débil cuan- do esplende en todo su fuego el mediodía; que como toda naturaleza subyugadora necesitaba ser subyugada; que de un modo confuso e impaciente, y sin aquel orden y humildad que revelan la fuerza verdadera, amaba lo extraordinario y poderoso, y gustaba de los caballos desalados, de los ascensos por la montaña, de las noches de tempestad y de los troncos abatidos; Lucía, que, niña aún, cuando parecía que la sobremesa de personas mayores en los gratos al- muerzos de domingo debía fatigarle, olvidaba los juegos de su edad, y el coger las flores del jardín, y el ver andar en parejas por el agua clara de la fuente los pececillos de plata y de oro, y el peinar las plumas blandas de su último sombrero, por escuchar, hundida en su silla, con los ojos brillantes y abiertos, aquellas aladas palabras, grandes como águilas, que Juan reprimía siempre delante de gente extraña o común, pero dejaba salir a caudales de sus labios, como lanzas adornadas de cintas y de flores, apenas se sentía, cual pájaro perseguido en su nido caliente, entre almas buenas que le escuchaban con amor; Lucía, en quien un deseo se clavaba como en los peces se clavan los anzuelos, y de tener que renunciar a algún deseo, quedaba rota y sangrando, como cuando el anzuelo se le retira queda la

Page 416: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

carue del pez; Lucía, que con su encarnizado pensamiento, había poblado el cielo que miraba, y los florales cuyas hojas gustaba de quebrar, y las paredes de la casa en que lo escribía con lápices de colores, y el pavimento a que con los brazos caídos sobre los de su mecedora solía quedarse mirando largamente; de aquel nombre adorado de Juan Jerez, que en todas partes por don& miraba la resplandecía, porque ella lo fijaba en todas partes con su voluntad y su mirada como los obreros de la fábrica de Eibar, en España, embuten los hilos de plata y de oro sobre la lámina negra del hierro esmerilado; Lucía, que cuando veía entrar a Juan, sentía resonar en su pecho unas como arpas que tu- viesen alas, y abrirse en el aire, grandes como soles, unas rosas OBRAS ESCOGIDAS. ‘fe ’ 473 / azules, ribeteadas de negros, y cada vez que lo veía salif* le fendia con desdén la mano fría, colérica de que se fuese, y na podla haS blarle, porque se le llenaban de lágrimas los OjOS; LUcí@* c~ m~ u;~ los flores de la edad escondían la lava candente qu> el pecho. vetas de metales preciosos en las minas le cutebreaban e Lucía, que padecía de amarle, y le amaba irrevocablem~ s?~; ióy l: a bella a los ojos de Juan Jerez, puesto que era Pura, a el teatro noche, una noche de su santo en que antes de salir paf se abandonaba a sus pensamientos con una mano pues ta sobre el mármol del espejo, que Juan Jerez, lisonjeado por aquella magnifica trfsteza, daba un beso, largo y blando, en su otra mano. foda la ha- bitación le pareció a Lucía llena de flores; del cristal oe1 espeJo creyó ver salir llamas; cerró 10s ojos, como se cierran 5’! mpre en todo instante de dicha suprema, tal como si la felicidad tflvlese tam- bién su pudor, y para que no cayese en tierra, los mispos brazos de Juan tuvieron delicadamente que servir de SPoyo a a4~~~ i~ i~‘,:~ envuelto en tules blancos, de que en aquella hora de parecía brotar luz. Pero Juan aquella noche se acostó tri. 5te’de ): cz misma, que amaneció junto a la ventana en su vestid$ aromadi; abrigados los hombros en una aérea nube azul, se sentI como un vaso de perfumes, pero seria y recelosa... -Ana mía, Ana mía, aquí está Pedro Real. i~ írahJ qué arro- gante! -Arrodíllate, Adela: arr, bdillate ahora mismo, le respoon” dí$ atti cemente Ana, volviendo a ella su hermosa cabeza de cabellos castaños; mientras que Juan, que venía de hficer paces con Lucía refugiada en la antesala, salía a la

Page 417: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

verja del zaguán a recibir al amigo de la casa. Adela se arrodilló, cruzados, los brazos sobre las ~~~~ la~ in~~ Ana; y Ana hizo como que le vendaba los labios COngmpara de azul, y le dijo al oído, como quíen ciñe un escudo o un golpe, estas palabras; -Una niña honesta no deja conocer que le gusta ufl ca1avera’ hasta que no haya recibido de él tantas muestr: ls de respeto7 que nadie pueda dud. ar que no la solicita para su juguete. Adela se levantó riendo, y puestos 10s ojos, entre ~~~~~ ci~ burlones, en el galán caballero, que del brazo de Juan *‘ contineute ellas, los esperó de pie al lado de Ana, que con su serio nunca duro, parecía querer atenuar en favor de Adela misma* sU excesiva viveza. Pedro aturdido y más amigo de Ias maflPosas que de las tórtolas, saludó a Adela primero. Ana retuvo un instante en su enano delgada la de P@ Sdy; ce” aquellos derechos de señora casada que da a las jóvene nía de la muerte. 474 Josi Martí OBRAS ESCOGIDAS. T. I 475 -Aquí, le dijo, Pedro: aquí toda esta tarde a mi lado.- iQuién sabe si, enfrente de aquella hermosa figura de hombre joven, no le pesaba a la pobre Ana, a pesar de su alma de sacerdotisa, dejar la vida! iQuién sabe si quería sólo evitar que la movible Adela, revoloteando en torno de aquella luz de belleza, se lastimase las alas! Porque aquella Ana era tal que, por donde ella iba, resplandecía. Y aunque brillase el sol, como por encima de la gran magnolia esta- ba brillando aquella tarde, alrededor de Ana se veía una claridad de estrella. Corrían arroyos dulces por los corazones cuando estaba en presencia de ella. Si cantaba, con una voz que se esparcía por los adentros del alma, como la luz de la mañana por los campos verdes, dejaba en el espíritu una grata intranquilidad, como de quien ha entrevisto, puesto por un momento fuera del mundo, aque- lias musicales claridades que sólo en las horas de hacer bien, o de tratar a quien lo hace, distingue entre sus propias nieblas el alma. Y cuando hablaba aquella dulce Ana, purificaba. Pedro era bueno, y comenzó a alabarle, no el rostro, iluminado ya por aquella luz de muerte que atrae a las almas superiores y aterra a las almas vulgares, sino el ajuar de niño a que estaba poniendo Ana las últimas cintas. Pero ya no era ella sola la que cosía, y armaba lazos, y los probaba en diferentes lados del gorro de recién nacido: Adela súbitamente se había convertido en una gran trabajadora. Ya no saltaba de un lugar a otro,

Page 418: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

como cuando juntas conversaban hacia un rato ella, Ana y Lucía, sino que había puesto su silla muy junto a la de Ana. Y elia también, iba a estar sentada al lado de Ana toda la tarde. En sus mejillas pálidas, había dos puntos encendidos que ganaban en viveza a las cintas del gorro, y realzaban la mirada impaciente de sus ojos brillantes y atrevidos. Se le desprendía el cabello inquieto, como si quisiese, libre de redes, soltarse en ondas libres por la espalda. En los mo- vimientos nerviosos de su cabeza, dos o tres hojas de la rosa en- carnada que llevaba prendida en el peinado, cayeron al suelo. Pedro las veía caer. Adela, locuaz y voluble, ya andaba en la canastilla. ya revolvía en la falda de Ana los adornos del gorro, ya cogia como útil el que acababa de desechar con un mohín de impaciencia, ya sacudía y erguia un momento la ligera cabeza, fina y rebelde, como la de un pciro indómito. Sobre las losas de mármol blanco se destacaban, como gotas de sangre, las hojas de rosa. Se hablaba de aquellas cosas banales de que conversaba, en estas tertulias de domingo, la gente joven de nuestros paises. El tenor, foh el tenor! había estado admirable. Ella se moría por las voces del tenor. Es un papel encantador el de Francisco 1. Pero la señora de Ramirez, ;como había tenido el valor de ir vestida con ios colores del partido que fusil6 a su esposo!, es verdad que se casa ,con un coronel del partido contrario, que firmó como auditor en el proceso del señor Ramírez. Es muy buen mozo el coronel, es muy buen mozo. Pero la señora Ramírez ha gastado mucho, ya no es tan rica como antes: tuvo a siete bordadoras empleadas un mes en bordarle de oro el vestido de terciopelo negro que llevó a Rigo- letfo, era muy pesado el vestido. fOhl ¿Y Teresa Luz? lindísima, Teresa Luz: bueno, la boca, sí, la boca no es perfecta, los labios son demasiado finos; iah, los ojos! bueno, los 0’0s son un poco fríos, no calientan, no penetran: pero qué vagueda tan dulce; hacen pen- cl sar en las espumas de la mar. Y, jcómo persigue a María Vargas ese caballerete que ha venido de París, con sus versos copiados de Franqois Coppée, y su política de alquiler, que vino, sirviendo a la oposición y ya está poco menos que con el Gobierno! El padre de María Vargas va a ser Ministro y él quiere ser diputado. Elegante sí es. El peinado es ridículo, con la raya en mitad de la cabeza y la frente escondida bajo las ondas. Ni a las mujeres está bien eso de cubrirse

Page 419: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

la frente, donde está la luz del rostro. Que el cabello la sombree un poco con sus ondas naturales; pero la qué cubrir la frente, espejo donde los amantes se asoman a ver su propia alma, tabla de mármol blanco donde se firman las promesas puras, nido de las manos lastimadas en los afanes de la vida? Cuando se pa- dece mucho, no se desea un beso en los labios sino en la frente. Y ese mismo poetín lo dijo muy bien el otro día en sus versos “A una niña muerta”, era algo así como esto: Las rosas del alma suben a las mejillas: las estrellas del alma, a la frente. Hay algo de tenebroso y de inquietante en esas frentes cubiertas. No, Adela, no a Vd. le está encantadora esa selva de ricitos; así pintaban en lo; cuadros de antes a los cupidos revoloteando sobre la frente de las diosas. No, Adela, no le hagas caso; esas frentes cubiertas, me dan miedo. Es que ya se piensan unas cosas, que las mujeres se cubren la frente de miedo de que se las vean. Oh, no, Ana: iqué han de pensar Vds. más que jazmines y claveles? Pues que no, Pedro: rompa Vd. las frentes, y vera dentro, en unos tiestitbs que parecen bocas abiertas, unas plantas secas, que dan unas floreci- tas redondas y amarillas. Y Ana iba así ennobleciendo la conversa- ción, porque Dios le había dado el privilegio de las flores: el de perfumar. Adela, silenciosa hacia un momento, alzó la cabeza y man- tuvo algún tiempo los ojos fijos delante de sí, viendo como el perfil céltico de Pedro, con su hermosa barba negra, se destacaba, a la luz sana de la tarde, sobre el zócalo de mármol que revestía una de las anchas columnas del corredor de la casa. Bajó la cabeza, y a este movimiento, se desprendió de ella la rosa encarnada, que cayó deshaciéndose a los pies de Pedro. Juan y Lucia aparecieron por el corredor, ella como arrepentida y sumisa, Cl como siempre, sereno y bondadoso. Hermosa era la pareja, tal como se venían lentamente acercando al grupo de sus amigas en el patio. Altos los dos, Lucía, más de lo que sentaba a 476 Josi Martí OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 477 sus años y sexo, Juan, de aquella elevada estatura, realzada por las proporciones de las formas, que en sí misma lleva algo de espíritu, y parece dispuesta por la naturaleza al heroísmo y al triunfo. Y allá, en la penumbra del corredor, como un rayo de luz diese sobre el rostro de Juan, y de su brazo, aunque un poco a su zaga, venía Lucía, en la frente de él, vasta y blanca, parecía que se abría una rosa de plata: y de la de Lucía se

Page 420: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

veían sólo, en la sombra oscura del rostro, sus dos ojos llameantes, como dos amenazas. -Está Ana imprudente, dijo Juan con su voz de caricia: icómo no tiene miedo a este aire del crepúsculo? --- iPero si es ya el mío natural, Juan querido! Vamos, Pedro: déme el brazo. -Pero pronto, Pedro, que esta es la hora en que los aromas suben de las flores, y si no la haces presa, se nos escapa. --- iEste Juan bueno! ~NO es verdad, Juan, que Lucía es una loca? Ya Adela y Pedro me están al lado cuchicheando, de apetito. Vamos, pues, que a esta hora la gente dichosa tiene deseo de tomar el chocolate. El chocolate fra en la linda 7 ante les esperaba, servido en una mesa de ónix, antesa a. Era aquel un capricho de domingo. Gustan siempre los jóvenes de lo desordenado e imprevisto. En el comedor, con dos caballeros de edad, discutía las cosas públicas el buen tío de Lucía y Ana, caballero de gorro de seda y pantuflas bordadas. La abuelita de la casa, la madre del señor tío, no salía ya de su alcoba, donde recordaba y rezaba. La antesala era linda y pequeña, como que se tiene que ser pequeño para ser lindo. De unos tulipanes de cristal trenzado, sus- pendidos en un ramo del techo por un tubo oculto entre hojas de tulipán simuladas en bronce, caía sobre la mesa de ónix la claridad anaranjada y suave de la lámpara de luz eléctrica incandescente. No había más asientos que pequeñas mecedoras de Viena, de rejilla menuda y madera negra. El pavimento de mosaicd de colores tenues que, como el de los atrios de Pompeya, tenía la inscripción “Salve”, en el umbral, estaba lleno de banquetas revueltas, como de habita- ción en que se vive; porque las habitaciones se han de tener lindas, no para enseñarlas, por vanidad, a las visitas, sino para vivir en ellas. Mejora y alivia el contacto constante de lo bello. Todo en la tierra, en estos tiempos negros, tiende a rebajar el alma, todo, libros y cuadros, negocios y afectos, iaun en nuestros países azules! Conviene tener siempre delante de los ojos, alrededor, ornando las paredes, animando los rincones donde se refugia la sombra, objetos bellos, que la coloreen y la disipen. Linda era la antesala, pintado el techo con los bordes de guir- naldas de flores silvestres, las paredes cubiertas, en sus marcos de roble liso dorado, de cuadros de Madrazo y de Nittis, de Fortuny y de Pasini, grabados en Goupil; de dos en dos estaban colgados los cuadros, y entre cada dos grupos de ellos, un estantillo de ébano, lleno de libros, no

Page 421: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

más ancho que los cuadros, ni más alto ni bajo que el grupo. En la mitad del testero que daba frente a la puerta del corredor, una esbelta columna de mármol negro sustentaba un aéreo busto de la Mignon de Goethe, en mármol blanco, a cuyos pies, en un gran vaso de porcelana de Tokio, de ramazones azules, Ana ponia siempre mazos de jazmines y de lirios. Una vez la tra- viesa Adela había colgado al cuello de Mignon una guirnalda de claveles encarnados; En este testero no había libros, ni cuadros que no fuesen grabados de episodios de la vida de la triste niña, y distribuidos como un halo en la pared en derredor del busto. Y en las esquinas de la habitación, en caballetes negros, sin orna- mentos dorados, ostentaban su rica encuadernación cuatro grandes volúmenes: El cuervo, de Edgar Poe, el cuervo desgarrador y fatídi- co, con láminas de Gustavo Doré, que se llevan la mente por los espacios vagos en alas de caballos sin freno: el Rubaiyat, el poema persa, el poema del vino moderado y las rosas frescas, con los dibujos apodícticos del norteamericano Elihu Vedder; un rico ejem- plar manuscrito, empastado en seda lila, de Las noches, de Alfredo de Musset; y un Wilhelm Meister, el libro de Mignon, cuya pasta original, recargada de arabescos insignificantes, había hecho reem- plazar Juan, en París, por una de tafilete negro mate embutido con piedras preciosas: topacios tan claros como el alma de la niña, turquesas, azules como sus ojos; no esmeraldas, porque no hubo en aquella vaporosa vida; ópalos, como sus sueños; y un rubí gran- de y saliente, como su corazón hinchado y roto. En aquel singu! ar regalo a Lucía, gastó Juan sus ganancias de un año. Por los bajo? de la pared; y a manera de sillas, había, en trípodes de ébano, pequeños vasos chinos, de colores suaves, con mecho amarillo y escaso rojo. Las paredes, pintadas al óleo, con guirnaldas de flores, eran blancas. Causaba aquella antesala, en cuyo arreglo influyó Juan, una impresión de fe y de luz. Y allí se sentaron los cinco jóvenes, a gustar en sus tazas de coco el rico chocolate de la casa, que en hacerlo fragante era famc- sa. No tenía mucho azúcar, ni era espeso. iPara gente mayor, el chocolate espeso! Adela, caprichosa, pedía para sí la taza que tuviese más espuma. -Esta, Adela: le dijo Juan, por, iendo ante ella, antes de sentar- se, una de las tazzs de coco negro, en la que la espuma hervía, tornasolada. -iMalvado! lc dijo Adela,

Page 422: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

mientras que todos reían; ime has dado la de la ardilla! E; an unas tazas, extrañas también, en que Juan, amigo de cosas patrias, había sabido hacer que el artífice combinara la novedad y el arte. Las tazas eran de esos coquillos negros de óvalo perfecto, 478 José Madi OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 479 i’iajero afortunado; con el caudal ya corto de su madre, por tierras de afuera, perdió en ellas, donde son pecadillos las que a nosotros nos parecen con justicia infamias, aquel delicado concepto de la mujer sin el que, por grandes esfuerzos que haga luego la mente, no le es licito gozar, puesto que no le es lícito creer en el amor de la más limpia criatura. Todos aquellos placeres que no vienen uerechamente y en razón de los afectos legitimos, aunque sean champaña de la vanidad, son atibar de la memoria. Eso en los más honrados, que en los que no lo son, de tanto andar entre frutas estrujadas, llegan a enviciarse los ojos de manera que no tienen más arte ni placer que los de estrujar frutas. Sólo Ana, de cuantas jóvenes había conocido a su vuelta de las malas tierras de afuera, le había inspirado, aun antes de su enfermedad, un respeto que en sus horas de reposo solía trocarse en un pensamiento persistente y blando. Pero Ana se iba al cielo: Ana, que jamás hubiera puesto a aquel turbulento mancebo de señor de su alma apacible, como un palacio de nácar; pero que, por esa fatal perversión que atrae a los espíritus desemejantes, no había visto sin un doloroso interés y una turbación primaveral, aquella rica hermos. ura de hombre, airosa y í. .me, puesta por la naturaleza como vestidura a un alma escasa, te! como suelen algunos cantantes transportar a inefables deliquios y etéreas esferas a sus oyentes, con la expresión en notas querellosas y cristalinas, blancas como las palomas o agudas como puñales, de pasiones que sus espíritus burdos son incapaces de en- tender ni de sentir. iQuién no ha visto romper en actos y palabras brutales contra su delicada mujer a un tenor que acababa de can- tar, con sobrehumano poder, el Spirto Gentil de la Favorita? Tal la hermosura sobre las almas escasas. Y Juan, por aquella seguridad de los caracteres incorruptibles, por aquella benignidad de los espíritus superiores, por aquella afi- ción a lo pintoresco de las imaginaciones poéticas, y por lazos de niño, que no se rompen sin gran dolor del corazón, Juan quería a Pedro. Hablaban de las últimas modas, de que en París se

Page 423: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

rehabilita el color verde, de que en Paris, decía Pedro, nada más se vive. -Pues yo no, decía Ana. Cuando Lucfa sea ya señora formal, adonde vamos los tres es a Italia y a España: iverdad, Juan? -Verdad, Ana. Adonde la Naturaleza es bella y el arte ha sido perfecto. A Granada, donde el hombre logró lo que no ha logrado en pueblo alguno de la tierra: cincelar en las piedras sus sueños; a Nápoles, donde el alma se siente contenta, como si hubiera llegado a su término.¿ Tú no querrás, Lucía? Yo no quiero que tú veas nada, Juan. Yo te haré en ese cuarto la Alhambra, y en este patio Nápoles; y tapiaré las puerttis, iy as1 viajaremos! Rieron todos; pero Adela ya había echado camino de París, quién sabe con qué compañero, los deseos alegres. Ella quería saberlo que los indígenas realzan con caprichosas labores y leyendas, sumi- sas estas como su condición, y aquellas pomposas, atrevidas y extra- ñas, muy llenas de alas y de serpientes, recuerdos tenaces de un arte original y desconocido que la conquista hundió en la tierra, a botes de lanza. Y estos coquillos negros estaban muy pulidos por dentro, y en todo su exterior trabajados en relieve sutil como encaje. Cada taza descansaba en una trípode de plata, formada por un atributo de algún ave o fiera de América, y las dos asas eran dos preciosas miniaturas, en plata también, del animal simbolizado en la trípode. En tres colas de ardilla se asentaba la taza de Adela, y a su chocolate se asomaban las dos ardillas, como a un mar de nueces. Dos quetzales altivos, dos quetzales de cola de tres plumas, larga la del centro como una flecha verde, se asian a los bordes de la taza de Ana: iel quetzal noble, que cuando cae cautivo o ve rota la pluma larga de su cola, muere! Las asas de la taza de Lucía eran dos pumas elásticos y fieros, en la opuesta colocación de dos enemigos que se acechan: descansaba sobre tres garras de puma, el león americano. Dos águilas eran las asas de la de Juan; y la de Pedro, la del buen mozo Pedro, dos monos capuchinos! Juan queria a Pedro, como los espíritus fuertes quieren a los débiles, y como, a modo de nota de color o de grano de locura, quiere, cual forma suavisima del pecado, la gente que no es ligera a la que 10 es. Los hombres austeros tienen en la compañía momentánea de esos pisaverdes alocados el mismo género de placer que las damas de familia que asisten de tapadillo a un baile de máscaras. Hay cierto espiritu de independencia en el pecado, que lo

Page 424: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

hace simpático cuando no es excesivo. Pocas son por el mundo las criaturas que, hallándose con las encias provistas de dientes, se deciden a no morder, o reconocen que hay un placer más profundo que el de hin- car los dientes, y es no usarlos. Pues, ipara qué es la dentadura, se dicen los más; sobre todo cuando la tienen buena, sino para lucirla, y triturar los manjares que se lleven a la boca? Y Pedro era de los que lucían la dentadura. Incapaz, tal vez, de causar mal en conciencia, el daño estaba en que él no sabía cuando causaba mal, o en que, siendo la satis- facción de un deseo, él no veía en ella mal alguno, sino que toda hermosura, por serlo, le parecía de él, y en su propia belleza, la belleza funesta de un hombre perezoso y adocenado, veía como un título natural, titulo de león, sobre los bienes de la tierra, y el mayor de ellos, que son sus bellas criaturas. Pedro tenía en los ojos aquel inquieto centelleo que subyuga y convida: en actos y palabras, la insolente firmeza que da la costumbre de la victoria, y en su misma arrogancia tal olvido de que la tenía, que era la mayor perfección y el más temible encanto de ella. 480 José Marti OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 ~81 todo, no de aquella tranquila vida interior y regalada, al calor de la estufa, leyendo libros buenos, después’ de curiosear discretamente por entre las novedades francesas, y estudiar con empeño tanta riqueza artística como París encierra; sino la vida teatral y nervio- sa, la vida de museo que en Paris generalmente se vive, siempre en pie, siempre cansado, siempre adolorido; la vida de las heroínas de teatro, de las gentes que se enseñan, damas que enloquecen, de los nababs que deslumbran con el pródigo empleo de su fortuna. Y mientras que Juan, generoso, dando suelta al espíritu impa- ciente, sacaba ante los ojos de Lucía, para que se le fuese aquie- tando el carácter, y se preparaba a acompañarle por el viaje de la existencia, las interioridades luminosas de su alma peculiar y ex- celsa, y decía cosas que, por la nobleza que enseñaban o la felicidad que prometían, hacían asomar lágrimas de ternura y de piedad a los ojos de Ana- Adela y Pedro, en plena Francia, iban y venían, como del brazo, por bosques y bulevares. “La Judit yc’ no se viste con Worth. La mano de la Judit es la más bonita de París. En las carreras es donde se lucen los mejores vestidos. iQué linda estaría Adela, en el pescante de un coche de carreras, con un

Page 425: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

vestido de lila muy suave, adornado con pasamanería de plata! iAt y con un guía como Pedro, que conocía tan bien la ciudad, que pronto no se estaría al corriente de todo! iAllí no se vive con estas trabas de aquí, donde todo es malo! La mujer es aquí una esclava disfra- zada: allí es donde es la reina. Eso es París ahora: el reinado de la mujer. Acá, todo es pecado; si se sale, si se entra, si se da el brazo a un amigo, si se lee un libro ameno. iPero esa es una falta de respeto, eso es ir contra las obras de la naturaleza! (Porque una flor nace en un vaso de Sevres, se la ha de privar del aire y de la luz? iPorque la mujer nace más hermosa que el hombre, se le ha de oprimir el pensamiento, y so pretexto de un recato gaz- moño, obligarla a que viva, escondiendo sus impresiones, como un ladrón esconde su tesoro en una cueva? Es preciso, Adelita, es pre- ciso. Las mujeres más lindas de París son las sudamericanas. iOh, no habría en París otra tan chispeante como ella!” -Vea, Pedro, interrumpió a este punto Ana, con aquella son- risa suya que hacía más eficaces sus reproches, déjeme quieta a Adela. Vd. sabe que yo pinto, iverdad? -Pinta unos cuadritos que parecen música; todos llenos de una luz que sube; con muchos ángeles y serafines. CPor qué no nos enseñas el último, Ana mía? Es lindísimo, Pedro, y sumamente extraño. -iAdela, Adela! -De veras que es muy extraño. Es como en una esquina de jardín y el cielo es claro, muy claro y muy lindo. Un joven.. muy buen mozo... vestido con un traje gris muy elegante, se mira las manos asombrado. Acaba de romper un lirio, que ha caído a sus pies, y le han quedado las manos manchadas de sangre. -- eQué le parece, Pedro, de mi cuadro? -Un éxito seguro. Yo conocí en París a un pintor de México, un Manuel Ocaranza, que hacía cosas como esas. -Entre los caballeros que rompen o manchan lirios quisiera yo que tuviese éxito mi cuadro. iQuién pintara de veras, y no hiciera esos borrones míos! Pedro: borrón y todo, en cuanto me ponga mejor, voy a hacer una copia para Vd. -iPara mí! Juan, <por qué no es este el tiempo en que no era mal visto que los caballeros besasen la mano a las damas? -Para Vd., pero a condición de que lo ponga en un lugar tan visible que por todas parfes le salte a los ojos. Y <por qué estamos hablando ahora de mis obras maestras? iAh! porque Vd. me le hablaba a Adela mucho de París. iOtro cuadro voy a empezar en cuanto me ponga buena! Sobre una colina voy

Page 426: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

a pintar un monstruo sentado. Pondré la luna en cenit, para que caiga de lleno sobre el lomo del monstruo, y me permita simular con líneas de luz en las partes salientes los edificios de París más famosos. Y mientras la luna le acaricia el lomo, y se ve por el contraste del perfil lumi- noso toda la negrura de su cuerpo, el monstruo, con cabeza de mu- jer, estará devorando rosas. Allá por un rincón se verán jóvenes flacas y desmelenadas que huyen, con las túnicas rotas, levantando las manos al cielo. -Lucía, dijo Juan reprimiendo mal las lágrimas, al oído de su prima, siempre absorta: ~y que esta pobre Ana se nos muera! Pedro no hallaba palabras oportunas, sino aquella confusión y malestar que la gente dada a la frivolidad y el gozo experimenta en la compañía Íntima de una de esas criaturas que pasan por la tierra, a manera de visión, extinguiéndose plácidamente, con la feliz capacidad de adivinar las cosas puras, sobrehumanas, y ia her- mosa indignación por la batalla de apetitos feroces en que se con- sume la tierra. -De fieras, B o conozco dos clases, decía una vez Ana: una se viste de pieles, evora animales, y anda sobre garras; otra se viste de trajes elegantes, come animales y almas y anda sobre una som- brilla o un bastón. No somos más que fieras reformadas. Aquella Ana, cuando estaba en la intimidad, solía decir de estas cosas singulares. ¿Dónde había sufrido tanto la pobre niíía salida apenas del círculo de su casa venturosa, que así había aprendido a conocer y perdonar? iSe vive antes de vivir? ~0 las estrellas, ganosas de hacer un viaje de recreo por la tierra, suelen por algún tiempo alojarse en un cuerpo humano? iAy! por eso duran tan POCO los cuerpos en que se alojan las estrellas. -< Conque Ana pinta, y La Revista de Artes está buscando cua- dros de autores del país que dar E conocer, y este Juan pecador no ha hecho ya publicar esas maravillas en La Revista? 482 Id Marti -Esta Ana nuestra, Pedro, se nos enoja de que la queremos sacar a luz. Ella no quiere que se vean sus cuadros hasta que no los juzgue bastante acabados para resistir la crítica. Pero la verdad es, Ana, que Pedro Real tiene razón. -; Razon, Pedro Real. J dijo Ana con una risa cristalina, de ma- dre generosa. No, Juan. Es verdad que las cosas de arte que no son absolutamente necesarias, no deben hacerse sino cuando se pueden hacer enteramente bien, y estas cosas que yo hago, que veo vivas y claras en

Page 427: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

lo hondo de mi mente, y con tal realidad que me parece que las palpo, me quedan luego en la tela tan con- trahechas y duras que creo que mis visiones me van a ,castigar, y me regañan, y toman mis pinceles de la caja, y a mi de una oreja, y me llevan delante del cuadro para que vea cómo borran coléricas la mala pintura que hice de ellas. Y luego, <qué he de saber yo, sin más dibujo que el que me enseñó el señor Mazuchellí, ni más colores que estos tan pálidos que saco de mí misma? Seguía Lucía con ojos inquietos la fisonomía de Juan, profun- damente interesado en lo que, en uno de esos momentos de explica- ción de sí mismos que gustan de tener los que llevan algo en sí y se sienten morir, iba diciendo Ana. iQué Juan aquel, que la tenía al lado, y pensaba en otra cosa! Ana, sí, Ana era muy buena; pero (qué derecho tenía Juan a olvidarse tanto de Lucía, y estando a su lado, poner tanta atención en las rarezas de Ana? Cuando ella estaba a su lado, ella debia ser su único pensamiento. Y apretaba sus labios; se le encendían de pronto, como de un vuelco de la sangre las mejillas; enrollaba nerviosamente en el dedo índice de la mano izquierda un finísimo pañuelo de batista y encaje. Y lo en- rolló tanto y tanto, y lo desenrollaba con tal violencia, que yendo rápidamente de una mano a la otra, el lindo pañuelo parecía una víbora, una de esas víboras blancas que se ven en la costa yu- cateca. -Pero no es por eso por lo que no enseño yo a nadie mis cuadritos, siguió Ana; sino porque cuando los estoy pintando, me alegro o me entristezco como una loca, sin saber por qué: salto de Lontento, yo que no puedo saltar ya mucho, cuando creo que con un rasgo de pincel le he dado a unos ojos, o a la tórtola viuda que pinté el mes pasado, la expresión que yo quería; y si pinto una desdicha, me parece que es de veras, y me paso horas enteras mirándola, o me enojo conmigo misma si es de aquellas que yo no puedo remediar, como en esas dos telitas mias que tú conoces, Juan, La madre sin hijo, y el hombre que se muere en un sillón, mirando en la chimenea el fuego apagado: El hombre sin amor. No se ría, Pedro, de esta colección de extravagancias. Ni diga que estos asuntos son para personas mayores; las enfermas son como unas viejitas, y tienen derecho a esos atrevimientos. -Pero, ccómo, le dijo Pedro subyugado, no han de tener sus cuadros todo el encanto y el color de ópalo de su alma? lj..- AS ESCOGIDAS. T. I 483 -iOh! ;oh!

Page 428: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

a lisonja llaman: vea que ya no es de buen gusto ser lisonjero. La lisonja en la conversación, Pedro, es ya como la Arcadia en la pintura: icosas de principiantes! -Pero, ipor qué decías, puso aquí Juan, que no querías exhibir tus cuadros? -Porque como desde que los imagino hasta que los acabo voy poniendo en ellos tanto de mi alma, al fin ya no llegan a ser telas, sino mi alma misma, y me da vergüenza de que me la vean, y me parece que he pecado con atreverme a asuntos que están mejor para nube que para colores, y como sólo yo sé cuánta paloma arrulla, y cuánta violenta se abre, y cuánta estrella luce lo que pinto; como yo sola siento cómo me duele el corazón, o se me llena todo el pecho de lágrimas o me laten las sienes, como si me las azotasen alas, cuando estoy pintando; como nadie más que yo sabe que esos pedazos de lienzo, por desdichados que me salgan, son pedazos de entrañas mías en que he puesto con mi mejor voluntad lo mejor que hay en mí, ime da como una soberbia de pensar que si los enseño en público, uno de esos críticos sabios o caballerines pre- suntuosos me diga, por lucir un nombre recién aprendido de pintor extranjero, o una linda frase, que esto que yo hago es de Chaplin o de Lefevre, o a mi cuadrito Flores vivas, que he descargado sobre él una escopeta llena de colores! cTe acuerdas? icomo si no supiera yo que cada flor de aquellas es una persona que yo conozco, y no hubiera yo estudiado tres o cuatro personas de un mismo carácter, antes de simbolizar el carácter en una flor; como si no supiese yo quién es aquella rosa roja, altiva, con sombras negras, que se levanta por sobre todas las demás en su tallo sin hojas, y aquella otra flor azul que mira al cielo como si fuese a hacerse pájaro y a tender a él las alas, y aquel aguinaldo lindo que trepa humildemente, como un nifío castigado, por el tallo de la rosa roja. iMalos! iescopeta cargada de colores! -Ana: yo sí que te recogería a ti, con tu raíz, como una flor, y en aquel gran vaso indio que hay en mi mesa de escribir, te tendría perpetuamente, para que nunca se me desconsolase el alma. -Juan, dijo Lucía, como a la vez conteniéndose y levantándose: iquieres venir a oír el M’ odi fu, que me trajiste el sábado? iNo lo has oído todavía! -iAh! y a propósito, no saben Vds., dijo Pedro como ponién- dose ya en pie para despedirse, que la cabeza ideal que ha publicado en su último número La Revista de Arfes... -{ Qué cabeza?

Page 429: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

preguntó Lucía, Cuna que parece de una virgen de Rafael, pero con ojos americanos, con un talle que parece el cáliz de un lirio? -Esa misma, Lucía: pues no es una cabeza ideal, sino la de una niña que va a salir la semana que viene del colegio, y dicen que es un pasmo de hermosura: es la cabeza de Leonor del Valle. 484 JOSE Moríi Se puso en pie Lucía con un movimiento que pareció un salto; y Juan alzó del suelo, para devolvérselo, el paiíuelo, roto. LOS SECRETARIOS DEL PRESIDENTE 0. C., t. 18, p. 191- 213. EL HONRADO MINISTRO DE MARINA. -EL CONTRATISTA JOHN ROACH.- COMO COLECTAN SUS FONDOS Y PAGAN SUS GASTOS LOS PARTIDOS.- LIGAS DE ESPECULADORES Y POLITICIANOS.- HISTORIA INTIMA.- EL SECRETARIO DE MARINA ERA EL ABOGADO DEL CONTRATISTA.- EL CONSEJO DE MARINA SERVIA AL CONTRATISTA.- ANTICIPOS CUANTIO- SOS- QUIEBRA DE JOHN ROACH.- LA POLITICA DE ACOMETIMIENTG- LOS ACOMETEDORES DE LOS ESTADOS UNIDOS Y SU GENESIS.- LOS MERCENARIOS DE AYER Y LOS DE AHORA- LOS- ACOMETEDORES EN WASHINGTON Y LOS QUE LoS AYUDAN.- BANQUEROS PRIVADOS.- MI- NISTROS SOMBRIOS- LA POLITICA DE LA SOMBRA.- I) ENTRO. CORRUP- CION; CONQUISTA, FUERA-- PLANES PERFECTOS.-“ IADQUIRIR!“- ULTI- MO PROYECTO: COMPRA DE Los ESTADOS DEL NORTE DE MEXTCO b? ueva York, agosto de 1885 Señor Director de La Nación: Era un John Roach amigo, grande de los republicanos. Tiene arsenal, y no menos de $10 000 000 le han sido pagados, no más que por remiendos de buques mohínos, que nunca salen de un mal paso. Pero más se han pagado en realidad, porque año sobre año, en certámenes simulados, le ha estado adjudicando la Secretaría de Marina a precios nominales, y como hierro viejo, maquinarias enteras de buques en buen estado y material de toda clase. Y icómo no, si el Secretario de Marina era el propio abogado de John R, oach? Asi fue que cuando el gobierno sacó a licitación sus nuevos buques de guerra, aunque John Roach ofreció hacerlos a precios que por lo bajo eran sospechosos, a él se le adjudicaron, y en pocos meses, aun sin haber acabado el primer buque, que ha salido tal que no puede aceptarlo el gobierno, ya el Secretario de Marina y abogado de Roach había pagado a este, so capa de ade- lanto una considerable parte, el total

Page 430: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

a veces, del valor de los bar- cos. No en balde, cuando la elección de Garfield, dio Roach para los gastos del partido cien mil pesos. Y para la de Blaine, con cuya ruina le ha venido la suya, no parece que dio menos: así quedan inmoralmente obligados a los especuladores los candidatos que no triunfarían sin su ayuda: así afrontan los partidos los desembolsos extraordinarios que requiere una campaña de elecciones. Los espe- culadores dan, a cambio de legislación y favor que adelanten sus intereses: los empleados dan a cambio de la promesa de ser con- servados en sus puestos en atención a sus contribuciones. De ese doble punto. escasamente adicionado con el de algunos partidarios entusiastas, se pagan los oradores, los periódicos, las calumnias, los viajes. las paradas de uniforme y antorcha, las vagonadas de documentos impresos, las ricas enseñas con inscripciones y retratos que izan en las calles, y los demás quehaceres oscuros del día de elecciones. Vencidos los republicanos, sacada la Secretaría de ma- nOs de su abogado, llegado el momento de entregar a un secretario austero y desconocido 61 primer buque de la serie, cofiforme a requi- sitos estipulados en el contrato, hubo de serle devuelto el buque a Roach. porque, a pesar de que todo el Consejo de Marina había aprobado los planos y proyectos de la embarcación, esta demostraba no reunir, en pruebas generosas e imparciales, las condiciones esti- puladas en el contrato. Rechaza el gobierno el barco: pone Roach a salvo su fortuna, y quiebra. Se publica la lista de los injustifica- bles anticipos del Secretario anterior a su cliente, en pago de buques que acaso no pueda comenzar a hacer jamás. El Consejo de Marina dio por buenos, y con ciertas especifica- ciones, planos que no lo eran, ni las tenían. Antes de enseñar el contratista el primer buque, el Secretario de Marina le había ade- lantado poco menos que el valor de todos. Ni inclemencia, ni enco- no, ni inmerecida gracia ha mostrado el Secretario. Al Consejo de Marina lo ha reprendido ante la nación. A su antecesor en la Secretaria, harto lo reprende el voto público. A Roach, se propone tratarlo como si fuese el gobierno, como es, un mero aunque impor- tante acreedor de la quiebra. La sencillez y justicia de este escar- miento ha ganado honrosa popularidad al secretario Whitney. La politica tiene sus púgiles. Las costumbres fisicas de un pue- blo se entran en su espíritu y lo forman a su

Page 431: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

semejanza. Estos hom- bres desconsiderados y acometedores, pies en mesa, bolsa rica, habla insoiente, puño presto; estos afortunados pujantes, ayer mineros, luego nababs, luego senadores; esta gente búfaga, de rostw colora- do, cuello toral, mano de maza, pie chato y ciclópeo; estos aven- tureros, criaturas de lo imposible, hijos ventrudos de una época gi- gante, vaqueros rufianes, vaqueros perpetuos; estos mercenarios, nacidos, acá como allá, de padres perdidos al viento, de generacio- nes de deseadores enconados, que al hallarse en una tierra que satisface sus deseos, los expelen más que los cumplen, y se vengan con ira, se repletan, se sacian en Ia fortuna que viene, de aquella que esperaron generación tras generación, como siervos, como SOl- dados, como lacayos, y nunca vino; estos tártaros nuevos, que mero- OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 487 dean y devastan a la usanza moderna, montados en locomotoras; estos colosales rufianes, elemento temible y numeroso de esta tierra sanguinea, emprenden su política de pugilato, y, recién venidos de la selva, como en la selva viven en la política, y donde ven un débil comen de él, y veneran en sí la fuerza, única ley que aca- tan, y se miran como sacerdotes de ella, y como con cierta stiperior investidura e innato derecho a tomar cuanto su fuerza alcance. En Cartago, estos hombres se asentaban en el palacio de Amílcar; se comían sus bueyes y bebían su vino; se revolcaban ebrios, repletos de germen desocupado, al pie de sus rosales olorosos; se echaban vientre a tierra, cubiertos de oro y de perfumes, y luego se alzaban como la esfinge, las palmas de las manos apoyadas en el césped, en los ojos una mirada redonda como la de trilobites, asido entre los dientes el rosal roto: y luego cargados de botín, rugiendo por su soldada, se iban como una piaga, por los campos, a juntarse anca a anca para caer, con las lanzas tendidas y secando a su aliento ia tierra, contra la República. La inmigración tumultuosa; fa fan- tástica fortuna que la recibió en el Oeste; la fuerza y riqueza mági- cas que surgieron y rebosaron con la guerra; produjeron en los Estados Unidos esas nuevas cohortes de gente de presa, plaga de la República, que arremete y devasta como aquella. El país bueno la ve con encono, pero alguna vez, envuelto en sus redes, o deslum- brado con sus planes, va detrás de ella. Algunos presidentes, como Grant mismo, hecho a tropa y conquista, la aceptan

Page 432: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

y mantienen, y comercian con ella su apoyo y Ia accesión de una tierra extranjera. Forman sindicatos, ofrecen dividendos, compran elocuencia e in- fuencia, cercan con lazos invisibles al Congreso, sujetan de la rien- da la legislación, como un caballo vencido, y, ladrones colosales, acumulan y se reparten ganancias en la sombra. Son los mismos siempre; siempre con la pechera llena de diamantes; sórdidos, fin- chados, recios: los senadores los visitan por puertas excusadas; los Secretarios los visitan en las horas silenciosas; abren y cierran la puerta a los millones: son banqueros privados. Si los tiempos sólo se prestan a cábalas interiores, urden una camarilla, influyen en ios decretos del gobierno de manera que ayu- den a sus fines, levantan por el aire una empresa, la venden mientras excita la confianza pública mantenida por medios artificiales e in- mundos y luego la dejan caer a tierra. Si el gobierno no tiene más que contratos domésticos en que rapacear, caen sobre los contratos, y pagan suntuosamente a los que les auxiliaren en acapararlos. Caen sobre los gobiernos, como los buitres, cuando los creen muer- tos; huyen por donde no se les ve, como ios buitres por las nubes arremolinadas, cuando hallan vivo el cuerpo que creyeron muerto. Tienen soluciones dispuestas para todo: periódicos, telégrafos, damas sociales, personajes floridos y rotundos, polemistas ardientes que defienden sus intereses en el Congreso con palabra de plata y mag- 488 IOs& Marti nffico acento. Todo lo tienen: se les vende todo: cuando hallan algo que no se les vende, se coligan con todos los vendidos, y lo arrollan. Es un presidio ambulante, con el que bailan las damas en los saraos, y coquetean los prohombres respetuosos, que esperan en su antesala y comen a su mesa. Esta camarilla, que cuando es descu- bierta en una empresa, reaparece en otra, ha estudiado todas las posibilidades de la política exterior, todas las combinaciones que pueden resultar de la política interna, hasta las más problemáticas y extrañas. Como con piezas de ajedrez, estudian de antemano, en sus diversas posiciones, los acontecimientos y sus resultados, y para toda combinación posible de ellos, tienen la jugada lista. Un deseo absorbente les anima siempre, rueda continua de esta tremen- da máquina: adquirir: tierra, dinero, subvenciones, el guano de! Perú, los estados del norte de México. Esto quiere ahora la camarilla, que cree ver en la

Page 433: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

suspensión de! pago de las subvenciones a los ferrocarriles americanos, decre- tada últimamente como medida angustiosa por México, buena oca- sión para estimular el descontento y arriar los apetitos alejandrinos que, como que los llevan en sí suponen en el pueblo norteamericano hacia sus vecinos de lengua española. Eso propone ahora la cama- rilla: comprar en 100 000000 de pesos la frontera de! norte de México. No han hallado todavía, como hubieran hallado en tiem o de Blaine, el camino del gobierno: la Casa Blanca es ahora honra a. cf Pero insisten; pero pujan; pero azuzan sin escrúpulos el reconoci- miento y desdén con que acá en lo general se mira a la gente latina, y más, por 10 más cercana, a la de México; pero acusan falsamente a México de traición, y de liga con los ingleses; pero no pasa día sin que pongan un leño encendido, con paciencia satánica, en la hoguera de los resentimientos. iEn cuerda pública, descalzos y con la cabeza mondada, debían ser paseados por las calles esos malvados que amasan su fortuna con las preocupaciones y los odios de los pueblos! -iBanqueros no: bandidos! Lo Nacibn, Buenos Aires, 4 de octubre de 1885. 0. C., t. 13, p. 287- 290. ELGENERALGRANT ESTUDIO DE LA FORMACION, DESARROLLO E INFLUJO DE SU CARACTER, Y DE LOS ESTADOS UNIDOS EN SU TIEMPO Nació de pobres; de niño, gustó más de caballos que de libros y acarreó leña; en la Escuela Militar se distinguió por buen jinete; llegó a capitán en la guerra de México y, por no ser sobrio, o porque sus cuentas andaban oscuras, le pidieron su renuncia; le alcanzaron los cuarenta años poniendo billares, curtiendo cueros y cobrando recibos; cuatro años más tar. de, era genera! en jefe de un ejército activo de doscientos cincuenta mil soldados que pe- leaba por la libertad del hombre; cuatro años después, presidía desordenadamente su república. Luego viajó por el mundo, que lo hizo miembro de sus mejores ciudades y lo salió a recibir, guiado por sus presidentes y sus reyes; luego cayó en trampas de comercio, por el apetito vulgar de la fortuna; al fin ha muerto, ennoblecido por sus dolores. Seguidos de cincuenta mil soldados, los generales a quienes venció en batalla lo acompañaron a su tumba. Hombres de hechura nueva y de tiem- pos radiosos son estos que en veinte años aprenden a amar sin disimulo al que frustró sus esperanzas, diezmó sus feudos y los venció

Page 434: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

en guerra. iEstos son hombres, los que no empeñan la vida de generaciones y la paz de su pueblo en vengar derrotas y rumiar injurias! Se pelea mientras hay por qué, ya que puso la Naturaleza la necesidad de justicia en unas almas, y en otras la de desconocerla y ofenderla. Mientras la justicia no esté conseguida, se pelea. Luego, sofocando con la superior fraternidad que da el contacto común con la muerte los recuerdos que expusieron a ella, se entregan en paz los hombres dignos de serlo a las faenas usuales de la vida, engrandecidos por aque! cauda! nacional que dejan a los pueblos las campañas en que se han probado las virtudes de sus hijos. Los 490 Jost! Mark OBRAS ESCOGIDAS T. 1 491 bravos, olvidan. Se nota, después de las guerras, que los que olvidan menos son los menos bravos, o los que pelearon sin justicia y viven en el miedo de SU Lrictoria. Pueblos hay y gentes, de oro por fuera, que son una cueva de duendes insomnes por dentro. Sólo los pue- blos pequeños perpetúan sus guerras civiles. Como bueno, caballo contra caballo, se dirimen las contiendas que arrebata al dictamen de la razón la ferocidad del hombre; después, como los federales de Washington luego que acabaron de vencer, como los confederados en Appomattox luego de ser vencidos, los soldados se despiden de sus generales, y sin suspender sobre la patria las armas ociosas ni cobrar, como mercenarios impuros, con una soldada perenne, el premió de haber cumplido con su deber, vuelven, enriquecidos con la grandeza propia y la de sus adversarios, a los quehaceres libres que mantienen en toda su fuerza y majestad al hombre. Ulises Grant fue el que nació de pobres, en una casuca gacha de madera y tejas, allá en un rincón de Ohio; y de terciopelo y paño negro estaban colgadas las casas de mármol y los palacios de piedra cuando, al doblar de todas las campanas de la nación, seguían su féretro por las calles de Nueva York, Johnson, a quien su teniente Sherman desalojó de Atlanta; Buckner, a quien Grant mismo tomó diecisiete mil prisioneros en Fort Donelson; Fitzhugh Lee, sobrino y soldado de aquel hombre brillante y piadoso que, por ’ Grant sólo, fue rendido. Culminan las montañas en picos y los pueblos en hombres. Veamos cómo se hace un gran capitán en un pueblo moderno. Como de un pobre colono fue la casita de su nacimiento: de un piso, paredes de madera, techo de caballete, la chimenea en la

Page 435: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

cruz, la puerta entre dos ventanillas, de madera el cercado, monte atrás, en el patio follaje, un árbol en la puerta. Allí, en el cariño de su buena mujer, descansaba el padre de Grant de curtir cueros, cuan- do no contaba las hazañas de sus antepasados, que eran gente de Escocia, brava y firme, o escribía con mano hecha al oficio un ar- tículo de diario. De ocho generaciones americanas vino Grant; ge- neraciones de campesinos y soldados. ¿Se acendran las cualidades de los padres al pasar por los hijos? (Serán los hombres meras representaciones de fuerzas espirituales que se condensan y acen- túan? “iFirme! ifirme!” rezan los motes del linaje de Grant; uno sobre una montaña que humea, otro sobre cuatro eminencias encen- didas: “iFirme, Craig Ellachie!” De Grant era todo un regimiento inglés en la India, que fue de los más bravos. Montaña encendida, regimiento, firmeza; todo eso se encuentra en Grant, y va con él, maceando, aplastando, arremolinando, tundiendo. En Chickahominy, cuando en un cuarto de hora acababa de perder once mil hombres, sin moverse de la silla manda renovar el ataque. En Vicksbtirg, a una anciana que le da agua: “iAquí me estaré hasta tomar a Vicksburg, aunque tenga que esperar treinta años!” En Chatta- nooga: “iarriba, arriba!” por la montaña, entre las nubes, por en- cima de las nubes; se ven de abajo como cintas de fuego y se oyen estampidos graneados; al resplandor de la fusileria, la bandera sube; en lo más alto del pico ruedan las balas tras los confederados, monte abajo; ila montaña encendida! De niño, aprende muy poco. Los libros le enojan, como le han de enojar siempre. Dicen que a los dos años oyó un tiro sin pesta- ñear: “iOtra vez! iOtra vez !” A los ocho años, se sube en cuanto caballo halla a mano. Tiene el cuerpo endeble en apariencia; fuerte en realidad. Se educa como todos los niños pobres de campo de su tiempo: en invierno, a la escuela; en verano, al trabajo. A los doce años, guía en una excursión el cochecillo de unas señoras, y a lo que iban por un arroyo, notan las señoras, aterradas, que los caballos han perdido pie: “No hablen, y yo las saco en salvo.” Y las saca. Quiere que su padre le compre un caballo, para emparejar con uno que ya tiene, y se obliga a pagarle el precio de él acarreándole los leños que corta en el bosque el peón de la casa; acarrea leños ocho meses; un dia, no halla al peón; saca del carro al caballo, le hace arrastrar

Page 436: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

los leños sobre un árbol caído, de donde los rueda sobre el carro y vuelve a la casa. “¿ Y el peón?” “No sé, ni me importa. Cargué solo el carro.” Así crece, de madre llana y leal, de padre inteligente y poco afortunado. A los 17 años, por servicio de un representante del Estado, entra en la Escuela Militar de West Point. Montar, monta muy bien; estudiar, estudia mal. Es el mejor jinete de su curso; pero al fin de la carrera, en una clase de treinta y nueve, obtiene el número veinticinco. Ha sido silencioso, poco amigo de juegos, obediente y cortés; “un buen muchacho”. Las matemáticas no las estudió a dis- gusto. De deberes militares, táctica, ordenanza y balística aprendió más que de mineralogía, geología, química, ingeniería y mecánica. Se enamora intensamente, que es signo de personalidad. Se casa joven, que es signo de nobleza. Y va, con grado de teniente segundo, a la frontera, como todos los militares jóvenes. Ambiciosos y esclavistas se juntaron por aquellos años, en los Estados Unidos, para arrebatar a México una porción de territorio. Los colonos americanos inundaron a Texas y se alzaron con él, como estado perteneciente a la Unión del Norte por la voluntad de sus habitantes. México clama. Los esclavistas del Sur, que venían lidiando desde principios de] siglo por introducir la esclavitud en los estados libres, o aumentar el número de estados esclavistas, favorecen en este concepto la anexión de Texas. Van Buren, candi- dato a la Presidencia, censura la tentativa de anexión, como motivo probable de una guerra injusta con México; y su contendiente Polk, que personifica la idea anexionista, es electo. Las tropas americanas, so pretexto de defender a sus conciudadanos de Texas, entran más allá del límite extremo del estado. Las tropas de Arista se les opo- OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 493 492 Jos8 Martí 9 nen. de lo que toma Polk excusa para dar por declarada la guerra. Taylor marcha sobre México y lleva a Grant entre los suyos. Ade- lantan, como suele la injusticia. Grant peleó contra los cadetes im- berbes que a la sombra del último pabellón mexicano cayeron sonriendo, apretados uno contra otro, sobre los cerros de lava de Chapultepec. En un parte fue citado Grant, por bravo. Y en nada más se distinguió, aunque tenía veinticinco años. Sirvió bien como habilitado, y allí aprendió a cuidar del soldado en campaña, y de ba- gajes y almacenes. El conocimiento de los detalles es indispensable para la preservación de la

Page 437: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

grandeza; el impulso necesita ser sos- tenido por el conocimiento. II No parece que a su vuelta de México, donde llego a capitán, fuera tan sobrio en el beber como el decoro aconseja. Es creencia pública que este triste hábito llegó a ser en él tan manifiesto, que, a no haber accedido a pedir la renuncia que de él solicitaron sus jefes, hubiera caído en un consejo de guerra; ni parece tampoco, en pura verdad, que semejante costumbre le siguiese en los años oscuros y amargos en que vivió Grant hasta que estalló la guerra civil, ocupado en penosas faenas, si bien tiene biógrafos que sólo por la persistencia de aquel hábito, aun en sus días gloriosos, se explican ciertos errores y acometimientos en la guerra. Anduvo Grant de hacienda en aldea. En California establecía un billar, y quebraba. Vivió luego en una hacienda de su mujer; él cortaba la madera, él la acarreaba por el pueblo y él la malvendía. Para cobrar no servía mucho, porque era dadivoso y no sabía ver lástimas. Ape- tecía la fortuna; mas no era ruin y abusador de naturaleza; de modo que, cuando andaba luego de cobrador de rentas a par que de vendedor de madera, recio el cuerpo y despacioso, oculto el rostro bajo un fieltro ancho, por pieza de mangas una blusa y embutidos en las altas botas los calzones, más eran las cuentas que dejaba atrás que las que amonedaba, aunque él siempre recordó aquellas fatigas con orgullo. “Aquellos eran buenos tiempos, amigo”, dijo una vez en la Casa Blanca a un marchante suyo de aquella época que, electo representante más tarde fue a visitarlo, todo tímido, cuando ya era Grant presidente; “buenos tiempos eran aquellos; porque yo hacía lo mejor que podía para sostener a mi familia”. Y siguió conversando con la esposa de su marchante, de las mañanitas frías en que él le llevaba la leña, la apilaba con sus manos y la medía, e iba luego a cobrarle a la oficina. Pero en tantas estrecheces se vio, que hubo al fin de aceptar en Galena, donde su padre y herma- no tenían una curtimbre, un empleo de seiscientos pesos anuales; y ya para entonces Grant frisaba en los cuarenta años. Más notado era por el callar que por el hablar. A todos parecia en el pueblo un hombre adocenado. Aspiró a una plaza de agrimensor y no la obtuvo. Se paseaba; callaba; fumaba. No mostraba impa- ciencia. De la guerra se había traído sus celos, celos profundos de los que, por capricho de la fortuna o influjo de amigos poderosos,

Page 438: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

alcanzaron puestos prominentes, sin los merecimientos, acaso, que él creía sentir en sí. Mas estos celos, apenas los entrevé un ojo avisado en las primeras efusiones suyas, raras, por cierto, como deben ser siempre las efusiones, con un amigo militar a quien llevó hacía Grant una simpatía que a poco llegaba ya a veneración, con Sher- man, que cuidaba de él como de una criatura de sus manos, y por su fama miraba más que por la propia. Sherman, alto, elocuente, centelleante, inquieto, inspirador, desa- sosegado, desbocado, fiero; Grant, corto de cuerpo, ya espaldudo, lento, sobrio en el habla, de ojo impasible, que acaparaba lo que oía, que no daba de sí. Grant, que concebía laboriosamente, o vol- teaba en la memoria con esfuerzo lo que acababa de oír; Sherman, que, como lluvia de chispas, vertía ante su amigo silencioso sus planes e ideas. A veces, a todo un discurso de Sherman, Grant no contestaba. Se recogía en sí, y aunque siempre estuvo pronto, con generosidad singular y absoluta, a encomiar el mérito de sus su- bordinados y reconocer espontáneamente la parte victorias, si recibía influjo de ellos, no gustaba 1 ue tenían en sus e dejarlo ver, ni ponía en acto la idea ajena hasta que de magullarla y considerarla llegaba a tenerla como propia. Y le fue creciendo tan fuera de medi- da la persona, que llegó a ponerse en él en lugar de lo más alto y a oscurecerle el juicio. Pero en aquellos duros tiempos de Galena no se notaba en él, oscurecido en la oficina de la curtimbre, cualidad marcada alguna, ya porque su mala salida del ejército y falta de éxito en sus hu- mildes empresas lo tuvieran desconfiado y encogido, ya porque, comido de esa impaciencia que consume a los caracteres originales y pujantes, fuera presa constante de la sorda ira que produce la falta de acomodo entre la realidad trivial y el deseo osado. El silen- cio es el pudor de los grandes caracteres; la queja es una prostitu- ción del carácter. Aquel que es capaz de algo y muere sin que le haya llegado su hora, muere en calma, que en alguna parte fe llegará. Y si no llega, bien está; ya es bastante grande ei que es capaz de serlo. No era Grant de carácter amigable, y si no desdeñaba los es- casos cariños de que pudiese ser objeto, jamás cortejó, ni en lo mas recio de sus pruebas, amistad alguna. En sí exploraba y vivía. Venía del campo, del campo siempre nuevo y original, y de sí mis- mo, con poca mezcla de lo general humano, en cuyas

Page 439: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

artes se sintió siempre como extraño y perseguido; ya abrumado, como un hombre a quien todo vence, ya rebelde, como aquel a quien azuza una voz superior. Huía Grant por eso, y por sus penosos recuerdos :de la 494 los6 Marti OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 495 vida militar, que se exacerbaron con su candidatura frustrada al puesto de agrimensor, de los manejos politices, harto complicados siempre, aun en los villorios, para no inspirar temor y un sentimien- to previo de derrota a los espíritus sencillos; mas por esta era, y no porque en sí le desagradasen, sino que, marcial de naturaleza, arremeter y arrebatar le era más fácil que cautivar y esperar, y ca- recia de aquella ductilidad y plegue2 que cn la vida política asegu- ran el éxito. A su naturaleza de dueño repugnaba esa angustiosa y continuada servidumbre con que se compra casi siempre la promí- nencia política. Entrar en política si le hubiere parecido bien, pero como se entra en una plaza enemiga: imponiendo condiciones. Por donde iba la politica no lo distinguía él muy bien a veces; pero en su país, la política era la única forma del mando. A los demó- cratas estaba afiliado, porque era en aquel tiempo la democracia el partido que al estado en la Unión, y al hombre en el estado, recono- cía más derechos, y Grant fue siempre muy celoso de los suyos; mas en sus cuarenta años sólo en una elección había dado su voto; y en una república, un hombre que no vota es como en un ejército un soldado que deserta. Acerca a los espíritus originales una incontestable simpatía. Mí- rando bien se observan dos especies de hombres en perpetua lucha: los que arrancan de la Naturaleza, pujantes y genuinos, activos y solitarios, reconocidos y aclamados sólo en las grandes crisis, que necesitan de ellos; y los hombres amoldados a la convención, que ocultan su espíritu como un pecado, que defieilden y contribuyen a lo establecido, que viven acomodados y dichosos, y en el movi- miento social sólo son útiles como fuerza saludable de resistencia, en los casos en que un carácter natural, embriagado con el triunfo, se desvanece y afirma en demac. ia. Otro carácter natural vivía en Galena: el abogado Rawlins, un árbol de virtud, todo hecho de valor y de justicia. Hablaba en ex- plosiones. Sus pensamientos nacían y salían de él derechamente, como rayo de luz. Tenia la concisión y grandeza de la palabra apos- tólica y la suprema elocuencia de la vida, ante la cual la de las academias,

Page 440: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

como coqueta embijada ante doncella de franca hermo- sura, se oscurece. Rawlins habia vivido de hacer carbón hasta sus veintitrés años; Rawlíns, que murio más tarde, de secretario de la guerra. Solo se educó; sclo se hizo abogado; solo impuso respeto a sus cofrades; se habituó a pensar y a obrar solo. Y solo podía pensar y obrar sin miedo, porque no le dominó más pasión que la de la justicia. Pero tenía aquella superior prudencia que, como nueva gala, engendra el sufrimiento prolongado en los hombres de verdadera fortaleza; dichosa cualidad que en el grupo de caracteres naturales distingue al desinteresado del egoísta. En el egoista hay más personalidad, visible al menos, que en el desinteresado; pero sólo en el desinteresado hay verdadera grandeza. En Rawlins eran apreciables la palabra, la intuición, la firmeza, la honradez, el con- sejo. Aplastaba las intrigas como hubiera aplastado viboras. Una sinrazón o un agravio no podía soportar, aunque se hiciesen a una tórtola. La verdad quería él que triunfase, aunque nadie llegara a saber que triunfaba por él. A este hombre, desde que vendía cueros, se fue Grant acercando poco a poco; en sus defensas bebió luces, en su consejo superior encontró un dueño; de los labios de Rawlins salían, acabadas y perfectas, las ideas que, en su forma rudimen- taria de instinto, fatigaban el cerebro a Grant. Y juntos hablaban el abogado y el curtidor de cómo se venía encima la querella con el Sur, cuyo creciente atrevimiento, como a toda la Unión, tenía, asombrada a la gente de Galena. III Los tiempos eran aquellos de la más noble cruzada que jamás vieron los hombres. De un mar a otro hervían los estados del Norte: “No ha de haber más esclavos.” Desde que Garrison fundó su Liberator no hubo paz en la Unión; icómo crecen las ideas en la tierra! Una pobre hojilla era el Liberator en 1831, el primer vocero de la idea abolicionista; ya en 1840 había descompuesto los partidos enormes que contendían por el poder, y creado el de “la libertad”, el de los abolicionistas que querían el mantenimiento de la Unión, contra su mismo apóstol Garrison, que llamaba a la Unión, porque amparaba la esclavitud, “contrato con el infierno y convenio con la muerte”. Los 7 000 que en 1840 votaron por el partido de “la libertad” ya eran 62 500 cuatro años más tarde. En 1848 ya eran 300000; ya pedían, con- gregando en una organización formidable a los antiesclavistas de todos los

Page 441: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

partidos, “la tierra libre para el pueblo libre.” Ya en 1856 fueron 1341 000, y en 1860 ya fueron la Presidencia de la República: fue Lincoln. iDónde se vio mayor grandeza, más gene- roso impulso, más llameante palabra, más desinteresado caudillaje, ni virtud más fecunda y batalladora? Por el apetito del cielo y el amor de la ventura batallaron en tiempos de guerra otros cruzados, pero estos de América conmovieron sus hogares, seguros, en una época próspera y pacífica, para libertar a la raza más desventurada de la tierra. Ellos la bolsa, que cuesta; la palabra, que consume; la familia, que sujeta la vida, que en una tierra libre y próspera ena- mora. El Sur, hecho a mandar, veía con cólera la resistencia del Norte a sus voluntades, y desafiaba a la gente burda de los estados libres, empinado sobre sus esclavos. El Norte, lento como todos los fuertes, cauto como todos los trabajadores, miraba al principio con temor, y siempre con pena, el peligro de la ruptura que el Sur provocaba. No había paz desde 1831, desde el Liber! ador. Por todas maneras 496 OBRAS ESCOGIDAS T. 1 497 persiguió el Sur al periódico de Garrison; por la voz del presidente Jackson pidió al Congreso la persecución de toda la propaganda abolicionista. El Sur pidió más tierras para criar la esclavitud; el Norte, obli- gado por la Constitución a reconocerla en los estados que la tenían establecida, en la Constitución misma se apoyaba para resistir su institución en los nuevos estados. Si un territorio entraba a ser estado, el Sur lo clamaba para sí, para tener esclavos en él y más votos en el Senado sobre el Norte; y el Norte, fatigado de aquella inhumanidad y de la arrogancia del Sur, clamaba como libre el estado nuevo, inundado de merodeadores sudistas que en batallas campales, o en asaltos nocturnos, disputaban la tierra a los colonos abolicionistas. Cuando Wilmott pide que los estados que por la paz con México hayan de entrar en la IJnión puedan, a su voluntad, no tener esclavos 0 tenerlos, el Sur, que los quiere esclavistas, se yergue como herido en la médula; y a la afirmación enérgica del Norte, al partido del suelo libre, a la palabra de Wendcll Phillips, opone tan atrevida resolución, que cuando se trata de la incorpora- ción de California como estado libre pide, por la voz de Calhoun, que se iguale por ley el poder político del Sur y del Norte. La palabra majestuosa de Henry Clay obtiene, a fin de alejar el conflicto que ya en 1850 se

Page 442: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

avecina, el compromiso famoso en que, a trueque de que el Sur reconozca estado libre a California y el distrito federal y faculte a Nuevo México y Utah a declararse libres o esclavistas, el Norte se obliga a ceder en una cuestión del territorio de Texas, y a devolver por una ley de fugitivos los esclavos prófugos del Sur. Este, hasta entonces siempre vencedor, se cree seguro. El Norte, avergonzado, fulmina sus censuras contra la ley de esclavos prófu- gos. Reúnense en Europa los enviados diplomáticos del partido del Sur para publicar proyectos de extensión del territorio esclavista; y en 1856, contra el Partido Republicano, que nace con un millón y medio de votantes para impedir la extensión de la esclavitud en los estados libres y territorios, eligen presidente a Buchanan, uno de los tres ministros esclavistas de Europa. Recoge el Norte el guante. Ya el Norte es un partido y el Sur otro. <Quién en el Norte entregará a un esclavo? Las legislaturas de los estados libres dictan leyes que impiden los efectos de la de los esclavos fugitivos. Renace el ftuego de los mártires y los apóstoles. Cunde entre los apáticos el ardor de los generosos. John Brown se ofrece en sacrificio, y convierte la idea en acción. Del cadalso en que muere, porque faltó a la ley escrita, un ejército surge, que pu- lula buscando jefes y campo de batalla. Cuando las nuevas eleccio- nes vienen y el Partido Republicano, en una gloriosa arremetida, elige a Lincoln, sin un solo voto del Sur vencido, ya la guerra ominosa está en todas las bocas. La legislatura de Carolina del Sur llama a convención para discutir el derecho del estado a separarse de la Unión; y ella y once estados más se separan, y, reunidos en congreso, crean la Confederación de América y eligen presidente a Jefferson Davis. Arsenales, aduanas, fuertes, todos los recursos y depósitos del Gobierno en el Sur caen, sin oposición, en manos de los confederados, que al fin disparan sobre el fuerte Sumter. fUn leñador está en la Casa Blanca; un curtidor de cueros está en Ga- lena! Oye Grant la noticia. “El Gobierno me educó para militar, dice, y todavía no le he pagado bien mi deuda.” Rawlins, en un discurso ardoroso, disiente de su partido y mantiene la Unión, en cuya defensa entra a servir al punto. Lincoln ha llamado a las armas 75000 vo- luntarios; y como en Galena no hay más militar que Grant, a él le dan a instruir, y a que lleve al Gobernador la compañía de Galena. Apena recordar

Page 443: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

cómo en aquellos días andaba el triste soldado, de puerta en puerta, pidiendo, como de limosna, un puesto que le nie- gan. Ese, que cinco años después llevaba cuatro ejércitos con pasos seguros a la victoria, no pudo hallar al principio un puesto ruin en las armas de su patria. Lo pide al Ayudante General, que no le contesta. Lo pide dos -leces a McClellan, que lo conoce; en vano las dos veces. Lo hacen, al fin, por carencia de instructores, coronel de un regimiento, al cual enseña y organiza de manera que cuando, merced a un representante del estado que le fue siempre amigo, lo nombran Brigadier del Ejército, a nadie que lo ha visto en medio de sus soldados le sorprende. Rawlins, que erraba pocas veces, es- taba ya a su lado, “preparándolo a vencer”, de secretario y ayudar, te; Rawlins, la sugestión disimulada, el consejo hábil y modesto, la prudencia que sofrena, la palabra que pule. Y se vio entonces de nuevo el poder del .hombre para crecer a nivel de sus dificultadc;. Dieciséis mil hombres tenían por todo ejército los Estados Unidos cuando se declaró la guerra que cinco años después cerraba, al mando de Grant, con 1 000 561 soldados en servicio activo y 2 254 006 en reserva; dieciséis mil hombres componían el ejército, esparcidos en lugares apartados de la nación por el Ministro de la Guerra del Gobierno de Buchanan, para que no pudiesen impedir la organización armada de la Confederación, que con tanta presteza como el Norte cubría su territorio de soldados. De voluntarios tuvo el Norte un ejército a los pocos días. A porfía organizaban tropas los estados, las ciudades. De $100 a $400 daba el gobierno a cada voluntario. Al instante se reúnen 750 000; 420 000 enseguida, enseguida 300 000 más. En cuanto se refiere a los Estados Unidos, se ha de contar con esta pujanza súbita y oculta, que parece aún mayor en el momento en que se enseña, por la vacilación y recogimiento que la preceden, y suelen tomar los observadores ligeros por indiferencia, cuando no son más que el cuidado natural con que un pueblo maravillosa- mente próspero examina sus problemas antes de decidirse a una innovación que lo ponga en peligro. Tarda más en alzarse de la tierra el elefante que el ciervo, 498 Jos4 Martí OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 499 IV Casi nadie previó al principio la magnitud de la tremenda guerra. Un general se ríe de otro porque pide doscientos mil soldados para mantener un puesto en el Oeste, pero después, en una sola

Page 444: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

campa- ña, en un invierno sólo, mueren cien mil federales entre el Rapidan y el James, que corren cercanos y casi parejos. No hay encuentro que no deje postrados millares de hombres. Shiloh, Gettysburg, Antte- tam, Chattanooga, Wilderness, Chickahominy, icuál de ellos no vio, cuando menos, dos mil muertos? Y cuando Grant avanzaba sobre Lee, poderoso e impenetrable como una montaña que se mueve, los federales estuvieron muriendo de un mayo a un junio, en un solo campo de operaciones, mil por día. iAdelante las columnas! iE pueblo que han ayudado a fabricar todos los hombres, para todos los hombres ha de quedar libre! iLi- bres ha declarado a cuatro millones de esclavos el presidente Lin- coln, que “ofreció a Dios darles la libertad si permitía que los con- federados fuesen expulsados de Marilandia”; y han de rendirse, quebrados para siempre, los que se oponen a que cuatro millones de hombres sean libres! No hay añagazas políticas que les den semejanza de derecho. Las guerras deben verse desde las nubes. Bien está que medio mi- llón de seres humanos muera para mantener seguro a la humanidad su único hogar libre sobre el Universo. Allá, desde arriba, los hom- bres deben parecer -ondulando, fabricando, abrazándose cuerpo a cuerpo, hasta para guerrear,- como esos bulbos vivos, henchidos de gusanos invisibles, que en grandes masas pugnan, con movimien- tos incesantes y torpes, por romper las raíces de los árboles que acaso en ellos mismos se convierten en una forma más libre y ani- mada de la vida. Son como un puño cerrado que viene pujando por salir de lo hondo de la tierra. <Quién no entreve, en la magnitud de los pesares que acarrea el estado rudimentario de la especie hu- mana, la claridad dichosa que la aguarda, después de su acendra- miento y paso doloroso por los mundos? iQué paz para equilibrar este comienzo! Arrebata el pensar en esa suprema dicha; la cuán pocos es dado vislumbrarla, satisfechos de su pequeña máquina, desde su cáscara de huesos! La guerra está encendida; el Sur se echa sobre el Norte; tiene lista la costa meridional; a treinta leguas de Washington, capital de la Unión, unge a Richmond capital de los confederados. Domina todo el sudeste. Por el Potomac y el James; por el lado del oeste, sube y ocupa el Mississippi y los puestos donde se le une el Ohio, enriquecido a poca distancia con el Tennessee y el Cumberland. Tie- ne la victoria quien tiene los ríos, Los ríos son las venas de la

Page 445: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

guerra. Con ellos va todo el territorio que ellos bañan. Cerrando a los federales el Mississippi, ni los confederados podrán ser envuel- tos en sus estados, por el mar de una parte y el río de otra, ni los estados rebeldes del Este serán separados de los del Oeste que quie- ren para si, para criaderos de esclavos. iCómo dan agua los ríos a semejantes hombres? Asegurando las bocas del Ohio, y del Tennessee y el Cumberland, que afluyen en él, se aseguran los estados centrales, que en ia guerra vinieron a ser como los límites norte y oeste de las batallas. En la boca del Ohio, sobre el Mississippi, confluyen, como los radios a un centro, Illinois, Missouri, Tennessee, Kentucky. Quien tiene al Tennessee, ?iene abierto el camino por sus aguas hasta el corazón del estado rebelde de Alabama. Quien tiene al Cumberland, tiene a Tennessee y Kentucky; Galena está en Illinois, que remata por el sur en la boca del Ohio. iManda la tropa de aquella comarca Grant, de Galena! Los confederados se han subido hasta allí, para cerrar el paso a los avances de los federales y ampliar hacia el norte, con espacio para la defensa, el territorio que cruza su red de ferrocarri- les, indispensable para el transporte de sus hombres y provisiones. De Mississippi, de Alabama, de Georgia, de la Carolina del Sur, de Virginia, todos los ferrocarriles van a confluir en Chattanooga, sobre el Tennessee. Fortifican, pues, los confederados los ríos. Se encierran dentro de un baluarte de río y mar. Por el Mississippi cubren su oeste; su norte con el Ohio, el Tennessee y el Cumberland; con el Atlántico, su este; su sur con el Golfo de México. Vicksburg defiende de los federales al Mississippi; Fort Henry defiende al Tennessee; Fort Donelson defiende al Cumberland. Por el este, Charleston ampara la costa; y New Orleans por el sur. En la guerra no es necesario ocupar todos los puntos, sino los princi- pales. En el interior, el Potomac y el James, cuajadas las orillas de tiendas de campaña, defienden a Richmond. La guerra, pues, con- sistirá desde el principio en la disputa y toma de los ríos: las ciu- dades del mar importan menos. Los ejércitos tomarán su nombre de los ríos. Los caminos están marcados. Si por el mar hay que tomar a New Orleans y a Charleston, por tierra hay que tomar a Fort Henry y a Fort Donelson, para dominar el Tennessee y bajar por él hasta Alabama; hay que tomar a Vicksburg, para ocupar el Missi- ssippi y dividir en dos la

Page 446: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Confederación; hay que cruzar el Potomac y el James para tomar a Richmond. Allí los laboriosos planes, la estupefacción de los ejércitos del Norte, la sorpresa y celos entre sus generales. Al genio sólo no sorprende lo imprevisto, porque lo imprevisto es su dominio natu- rai. No ven que esta es una guerra de tamaño y número, que sólo puede vencerse con el tamaño y con el número. Hay uno que lo ve, pero no lo dice todavía; hay uno a quien un hombre inspirado y enérgico aconseja. No se trata de vencer a un enemigo científico, síno denodado. Denuedo vence a denuedo. El Sur se viene encima; no hay tiempo para preparar ,un ejército perfecto. Los ejércitos per- fectos no se improvisan. El Sur arremete con sus masas brillantes 500 Josd Martí OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 ~1 y desordenadas; hay que salirle al paso, si se puede, con masas mayores. Si el Norte se detiene a prepararse, el Sur se preparará también; y al cabo de la larga preparación quedarán siempre a la par el Sur y el Norte. “Vencerá quien ataque primero”, en Fort Donelson, donde lo dijo Grant, como en toda la guerra; y, por su parte, apenas tiene número suficiente de soldados para caer sobre el enemigo; mientras los generales académicos vagan por las cer- canías del Potomac arrogante, entrabando su valor con sus preo- cupaciones escolares, allá va Grant, con su sombrero de copa alta y su cigarro en los labios, “a atacar primero”. Paducah está en Kentucky, sobre el Ohio, cerca del lugar donde se le junta al Tennessee; Cairo está en la confluencia del Ohio y el Mississippi y es la llave del Oeste. Ya los rebeldes merodean por el estado leal de Kentucky. Grant tiene que tomar la boca del Ohio, sobre el Mississippi, aun antes de caer sobre Fort Henry y asegurar el Tennessee, y sobre Fort Donelson para asegurar el Cumberland. Ocupa a Paducah sin violencia. “No tengo nada que hacer”, dice en su proclama, “con las opiniones, sino con los re- beldes armados y los que les ayuden y encubran.“ ’ El buen juicio de Grant percibía siempre la utilidad y nobleza de los propósitos de Rawlins, y este envolvía en forma hermosa y memorable las inspi- raciones confusas de su jefe. Cae Grant sobre Cairo, que tiene 7 000 hombres, con 3 000 federales no más, aún indisciplinados y novicios. El enemigo le sale al encuentro; rudo acaba el día, y parece haber vencido; en aquella noche de espera “el corazón se me había subido a la garganta”. El alba le reveló en zamino al Cairo,

Page 447: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

abandonado por los confederados: “Nunca desde aquella vez vacilé en atacar al enemigo.” V Grant manda ahora el distrito del Cairo; pero ya el caballo que le hirieron en Belmont está bueno, y le “inolestan” Fort Henry y Fort Donelson; no entiende su prisa el General del Departamento. Al fin da sobre Fort Henry, que se rinde a la flotilla avanzada; y dejando en él, dueño ya de la boca del Tennessee, a 2 500 de sus hombres, marcha con los 15 000 que le restan contra Fort Donelson, que está entre dos arroyos que dan en el río, y desde su eminencia echa las balas lejos. Los rebeldes fingen caer sobre el centro de Grant, cuando en realidad se concentran sobre el ala más retirada de sus tropas. Concentrados los deja Grant, y por una altura vecina se les sube, bombardeando sobre el fuerte que queda a su merced, y de jefe en jefe que lo abandona, viene dl fin a manos de Buckner, que se le rinde; “rendirse a discreción” es lo hico ;Iue Grant acepta. “& lá ~oy sobre las defensas!” 15000 prisioneros se entregan con Buckner, y el Cumberland es de Grant, de Grant la primera gran victoria de la guerra. Una u otra idea podia Grant tomar de los demás, y acaso el plan entero de una batalla, si lo creía bueno, como el de Chattanooga, del general Thomas; como el de la toma de Vicksburg, de su ayudante Rawlins; pero el acometimiento, el movimiento inesperado, el quite de un desastre, el juego original de sus tropas, la percepción instantánea de la oportunidad feliz, de na- die más que de si las necesitó Grant nunca. <Vacilar? las rocas so- bre que libraba la batalla vacilarían; él no. No era valor el suyo, sino “insensibilidad ante el peligro”. Jamás le ocurrió que podía ser vencido. Detenido, sí; pero jamás vencido. El empuje despedaza las primeras filas enemigas; pero la tenacidad gana la batalla. Donde todo general se hubiese retirado, Grant resistía y vencía. Ya le tenían la mano sobre el cuello; ya no tenía donde poner el pie el caballo, de tanto muerto en torno; ya lo acorralaban contra un río; él concentra sus fuerzas, fuma su cigarro, espera en calma el refuerzo que debe venir; recoge su gente al pie de sus cañones. “iTodavía los tengo que vencer!” dice; y los vence. Así fue en Shiloh, que dejó al Sur asombrado de aquel poder de resistencia, y al Norte aterrado de aquella hecatombe. A pesar de la victoria de Fort Donelson, el General del Departamento, hombre entero, le quitó el mando, “porque había vuelto -

Page 448: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

refiriéndose a su embriaguez- a sus antiguos hábitos”. Pero Rawlins lo desmiente; y le vuelven sus tropas. Los confederados no quieren que los re- fuerzos que vienen a Grant bajen con este el Tennessee, poniendo en riesgo uno de sus ferrocarriles, y en hora en que él andaba lejos del campamento, y sus oficiales desprevenidos, caen sobre los del Norte, que acá resisten, allá mueren en montón, allá se desbandan, y Shiloh fue “terrible”; mas Grant había venido a tiempo, y con su serenidad y valor llegaron sin huir hasta la noche. Cañonea con los restos de su fuerza al enemigo, que adelanta, preparando así la carga que proyecta apenas se le reúna el refuerzo, que viene a hora oportuna, con cuyo auxilio dispersa a los confederados. Pero su victoria es- panta. A descuido, o a causa peor, se atribuye la sorpresa. Su jefe desconfía de él; de Washington, donde no se buscó amigos, los ge- nerales de ciencia lo desdeñan; los que presienten su fuerza le ata- can. Es Washington, durante toda la guerra, un semillero de in- trigas. Se disfrazan de patriotismo los celos. Los incapaces se coligan, para cerrar el paso a los afortunados. La patria iqué les duele? Lo que les duele es que les saque alguien ventaja. A los hombres les importa más, a los hombres que llegan con el deseo a donde no llegan con el mérito, o con la ambición a donde no les llega el patriotismo, les importa más quedar primero que salvar la patria. Así, con aquellos celos que se trajo de la guerra de México, se unie- ron en el ánimo de Grant estos reveses para abominar, conforme a justicia, los nombramientos de compadrazgo que paralizaban la guerra y la privaban de sus soldados mejores; así se fue acumulan- 502 losi Marti OBRAS ESCOGIDAS T. 1 503 do en él aquel odio, hecho de desdén y miedo, a Washington, que atenuo Lincoln con su grandeza y su prudencia luego; mas no pudo ni quiso Grant sacar de si, lo cual explica acaso aquella manera de conquistador, en que sus deseos personales iban mezclados a cier- tos instintos rudos de honradez, hasta que con los goces de una autoridad excesiva que apenas su propio pueblo le tenía a mal, llegó a encarifiarse con Washington de modo que en nadie en tanto gra- do como en él se personificaron sus peligros y sus vicios. Pero el amigo que le hizo brigadier logró devolverle, después de Shiloh, sus tropas. Los ojos grises se le humedecían a veces en aquel tiem- po, cuando se veía desatendido y

Page 449: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

fuera, acaso para siempre, del ca- mino de la victoria. Sufren mucho esos hombres que lo concentran todo en sí. Pero encabezó su ejercito, y ya no lo abandonó sino a las puertas de Richmond vencido, donde, con su natural magnanimidad, no quiso entrar como triunfador. Encabezó su ejército. El Tennessee ya lo tenía. Los generales del Potomac y el James vencían o eran vencidos. pero no los cruzaban. El no; él cruzaría todos los ríos1 fA Vicksburg ahora, que guarda el Mississippi! Se ha hecho mal en esparcir en cuerpos pequeños, cuyos movi- mientos son expuestos y difíciles, un ejército que tiene que desalojar a un enemigo concentrado en posiciones formidables. El general que concentra, lleva ya la ventaja de forzar a su enemigo a darle batalla o a recibirla en el lugar que a SI le plazca. No es lo mismo, por cierto, pelear donde el enemigo se ha preparado para resistir que donde tiene que acudir imprevista y precipitadamente. Esto quería Grant siempre: forzar al enemigo a dar batalla. En concentrar no hay peligro; también !iene que concentrar el enemigo, que no ha de irse a merodear cuando ve sus puntos vitales amenazados. Sobre Vícksburg mueve Grant sus f’uerzas: las que él lleva; las de Sherman; las que le vienen de Washington. Va por tierra, y la caballería enemiga lo hace atras. Baja por el río, ante la nación que espera en angustia el resultado de la marcha. Todo Vicksburg está rodeado de tierra anegadiza; idónde poner el pie para atraer a batalla al enemigo? {dónde alojar fas tropas, que la marea alta no le suba a la rodilla? Un canal, para doblar a Vicksburg por el rur, no se pudo abrir. El Norte se impacienta con lo ,dilatado de la empresa. De Washington se habla de cambiar de jefe. “Dios lo bendiga”, dice Lincoln a Charles Dana, el que hoy dirige el Sun, de Nueva York, cuando sale de Washington por en medio de los enemigos, pues no hay otro camino, a ver lo que sucede en Vicksburg. Llega. Ve que sucede lo que debía. Rawlins propone, pues nada más se puede hacer, correr las baterías de la plaza, río abajo. “iLocura!” le dicen los demás jefes; al fin tiene que hacerse la locura. Baja el ejército el ,~ ississippi, bajo los cañones de Vicksburg y dc otro fuerte más al sur; la tropa desembarca. Corre a Jackson al este, donde hay un cuerpo fuerte de enemigos a quienes derrotan. Echan vencidas sobre Vicksburg a las fuerzas de la plaza que les

Page 450: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

salen al encuentro. La plaza sufre de hambre y se rinde. VI El Mississippi queda abierto a los federales: 27 000 enemigos se le entregan y 120 cañones. Rojo se puso el cielo de los estados todos del Norte, de tanta fogata que encendieron para celebrar la victoria. Y en aquel punto y hora se acercó a Lincoln una comisión de “caballeros cristianos” a inquirir si era cierto -- ioh puerilidad de los fanáticos!- que Grant era dado a la bebida. “No lo sé yo en verdad”, les respondió Lincoln, peinándose la barba; “pero si lo es, bien quisiera yo saber dónde compra su brandy, para mandar un barril de él a cada uno de sus generales”. Y se fueron mohínos los caballeros cristianos, en tanto que Grant volaba, hecho ya general de toda aquella comarca, a salvar a la tropa federal sitiada en Chattanooga; Chattanooga, eminencia apetecida en las orillas del Tennessee, que, como en un puño, recoge todos los ferrocarriles que mueven las fuerzas del Sur y llevan a los ejércitos de Virginia los granos y la carne de los valles; Chattanooga, donde el Sur cer- cena sin piedad a la gente federal del país, brava gente montañesa. Entre dos crestas preñadas de confederados que aguardan tranqui- lamente su caída está Chattanooga. Sólo el río queda a los federales para escapar; el río, vigilado por sus enemigos. El camino de donde les vienen tropas y recursos está lleno de avanzadas de los confe- derados. Lookout Mountain y Míssionary Ridge miran desde sus topes a Chattanooga, como dos gigantes que miran a un niño. Grant llega de noche, bajo lluvia tremenda. A trechos va en brazos de sus soldados, porque está cojo de una caída de caballo. <Cómo contar aquellos gloriosos sucesos ? Desde aquella roca mueve Grant sobre ella los diversos cuerpos de su ejército, sin descuidar un detalle, sin abandonar un lugar importante, sin dejar descubierto el cami- no que tiene Chattanooga a la espalda, sin alarmar al enemigo, que, con torpeza grande y seguro de rechazar a los asaltantes desde sus empinadas ciudadelas, sale a cerrar el paso a uno de los cuerpos que vienen sobre Chattanooga. El plan de Thomas va a ser realiza- do por los cuerpos que con acierto y previsión tales dirige Grant; de Thomas, que, a una orden de Grant, en que le dice: “Manténga- se en Chattanooga de todos modos”, responde: “Me mantendré has- ta que muramos de hambre.* ’ El día viene; un día hermosísimo, que convida al triunfo. Pero fa bruma envuelve la cumbre de la más ele- vada de las ciudadelas.

Page 451: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Sin que lo sienta el enemigo, le han tomado los federales, cruzando el río en pontones más abajo de la montaña, 504 los2 Morli OBRAS ESCOGIDAS. 7’. T 505 unas colinas, de donde arrancan sobre ella. Thomas sale de la ciu- dad y arremete triunfante sobre una posición vecina. IMontatia arri- ba van los federales a la bayoneta, que, al Sol que resplandece, brilla como una serpiente de anillos de plata que adelanta sobre el vientre a saltos! Suben con arrebato irresistible. Un cañonazo divide las filas, como un relámpago las nubes; ciérranse las filas tras el cañonazo, como las nubes tras el relámpago. Entran los asaltantes por la bruma de la cumbre, donde ya apenas se les ve desde abajo. Sobre sus cañones rematan a los despavoridos artilleros. Regimien- tos enteros se les rinden. Vuelven las piezas de la ciudadela sobre los confederados, que escapan monte abajo. Y ganan “la batalla sobre las nubes”. La otra altura queda, y a punta de bayoneta se la ganan. Está la pendiente llena de reductos, de atrincheramientos, de fosos, de cortinas. Rompen las filas, pendiente arriba, las tropas de Sherman. Destácanse sobre el cielo azul, por cien partes a la vez, las banderas de colores. Saltan como Alvarado. Salvan foso tras foso, trinchera sobre trinchera. A un tiempo mismo las asaltan todas. Missionary Ridge, tomado en su cresta misma, se rinde a los fe- derales. Contaron los federales sus hombres perdidos en esta ba- talla: 17 000 eran los muertos! Ya los ríos del Oeste están ganados; ahora, a los ríos del Estado. El Congreso, ante la nación, que aplaude, resucita en honor de Grant el puesto de teniente general, que sólo Washington tuvo en los Estados Unidos. Grant recibe de manos de Lincoln, que “en presencia de Dios” le promete ayudarlo honradamente, el mando de todas las tropas de la LJnión, esparcidas entonces, por el mal consejo de los generales en jefe anteriores, en cuerpos aislados que molestaban al enemigo y lo tenían a raya, pero no entraban en sus campos, ni lo reducían a una comarca ceñida, ni interrumpían su sistema de comunicaciones, ni se interponían entre los diversos cuer- pos de sus tropas, ni impedían que con unos mismos soldados de- fendiesen puestos diferentes, ni le quebraban aquella voluntad de acometer que tenía siempre indecisa la suerte de la Unión. El Mississippi y el Tennessee estaban abiertos; pero el Potomac y el James estaban todavía llenos de

Page 452: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

tiendas confederadas; todavía Richmond se erguía a noventa millas de Washington; todavía, entre Washington y Richmond, movía sus 80 000 soldados invictos el ge- neral Lee; todavía, al oeste, cubriendo a Atlanta, y en ella el centro de ferrocarriles que movían los hombres y los recursos del Sur, mandaba Johnson su temible ejército; todavía nueve millones de hombres obedecían las leyes de Richmond, que defendían, en un área de 800000 millas, más de medio millón de soldados. A Virgi- nia, como a un vértice, venían las avenidas de la guerra, y al oeste, alrededor de Georgia, que protegia a Atlanta. Llenos estaban los campos intermedios de merodeadores sudistas y de columnas suel- tas que los perseguían. VII Grant no vuelve al Oeste, como Sherman le pide “por el amor dc Dios”; no vaya a ser que los intrigantes de Washington le hagan perder su fama. No se detiene en Washington, donde no está el enemigo y teme que lo derroten “los de casa”. No; sale “a dar de beber a su caballo en el Potomac y en el James”. El ejército de Lee, en el Potomac, no ha sido nunca vencido; va a vencerlo. No más expediciones sueltas; no más temporadas de descanso, en que se repone el enemigo y ayuda a los negros de las haciendas a sembrar en verano las provisiones del próximo invierno; no más ataques inútiles a poblaciones, ni a Richmond siquiera. Es necesario “‘ que- brar de una vez el poder militar del Sur”; perseguirlo; concentrarlo; acorralarlo, extenuarlo; aturdirlo. Es necesario caer en masa, de todas partes a la vez, sobre los cuerpos de su ejército, aún famoso por su valor y por su número; marchar incesantemente contra ellos, en todas las estaciones; tenerlo constantemente amenazado en todas partes, para que luego de defenderse en un lugar no vaya a pro- teger con las mismas fuerzas otro. Ni un día sin batalla; ni un dia sin un paso adelante. Contra el núcleo confederado de Georgia avan- ce Sherman, pero de modo que, cuando venza, siga a reunirse con el núcleo del este sobre Lee. Contra Lee en el este, un cuerpo que se le eche encima por el norte, y otro que le cierra el paso por el sur. Ya lo tiene Grant todo en su mano, y bien lo hizo entender y respetar del Secretario de la Guerra antes de salir de Washington. IContra Lee, pues, de todas partes, dejando siempre protegido a Washington en la marcha sobre Richmond! “Voy a reducirlo; a cerrar- le todos los pasos; a anonadarlo a

Page 453: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

golpes repetidos; a caer incesan- temente sobre él como un martillo.” Y así va sobre Lee, de mayo de un año a junio de otro, con sus ciento treinta mil hombres; sentado en un leño da, al comenzar la primera batalla, la orden de que se pongan en marcha todos los cuerpos de ejército; y en lo más recio de la pelea del Wilderness, en que los generales, desconcertados en medio de un bosque desconocido, pierde 2261 muertos y 8 758 heridos, noticias llegan de todos los generales de las divisiones; iha comenzado la marcha que lleva de triunfo en triunfo a Sherman hasta el mar, y a Grant al pie de Richmond! Jamas un hombre mo- vió, como Grant entonces, tamaño ejército. Ya Rawlins no estaba a su lado, y el brillo de los ataques de Grant era menor; mas no su orden, no su paciencia incontrastable, no su capacidad para dictar cada noche, desde su tienda, no siempre victoriosa, la orden del dia siguiente para cuatro cuerpos de ejército diversos. Grant no pelea contra Lee como general que proyecta, sino como mole que avanza. Lee podrá salirle al paso, como le sale, cada vez que intente forzarle el camino. No piensa Grant cosa que Lee no le adivine. Y cuando cree haberlo burlado, a Lee tiene delante; pero cada vez rn8s abatido. fOh aquella guerra no tiene precedente! iQué 506 Jose’ Martí manera es aquella de hacer la guerra? Lo que se propone Grant hacer, lo hace. Una vez, diez veces, las fuerzas entusiastas y valien- tes de Lee se 10 impiden; pero 61 tuerce la brida a su caballo, y un poco más abajo del río tienta otra vez, sin volver los ojos sobre los cincuenta mil muertos que en poco más de un mes deja tras si; y, al fin, “lo que quiso hacer, lo hace”. Toda la campaña de Grant contra Lee en el Potomac, que acabó la guerra, es eso. Adelante, adelante; no batallas que brillan, sino golpes que aturden. Hoy un río y mañana otro; una trinchera hoy y otra mañana. Lee se va retirando sobre Richmond, protegido por los atrincheramientos improvisados que, dondequiera que acampa, levanta; pero ecómo el Sur, descorazonado ya y despavorido, cerca- do por todas partes, caída Atlanta en manos de Sherman, tomados o aitienazados dc cerca los cuatro ferrocarriles que paran en Rich- mond, podrá dar a su jefe, que no quiere derramar sangre inútil, aque- llos centenares de miles de hombres robustos y frescos que el Norte, determinado, como Grant, a acabar de una vez, le manda sin tasa? Ya está Grant sobre Pittsburg, que cubre

Page 454: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

a Richmond. Ha perdido, es verdad, cien mil hombres muertos en menos de un año; pero las lineas de Lee están tan mermadas, que “apenas le bastan para cen- tinelas”. Cae sobre las últimas fortalezas de los confederados, cerca de Pittsburg, para rendir a Lee antes de que pueda reunírsele John- son, que vuelve derrotado con el ejército de Georgia. Una salida quiso Lee hacer sobre Washington para sacudirse el sitio que le so- foca, y Sheridan, que duerme siempre vestido con un plano en la mano, vuela a caballo donde SIIS tropas están ya vencidas. “iNo es nada! iNo es nada!” le dice a un soldado que acaba de recibir una bala en el cerebro; y el muerto: “No, mi general; no es nada”; y anda. Vuelve atrás, derrotada, la caballería de Lee: Five Forks es la Ultima batalla. Y estaba Jefferson Davis oyendo el servicio en una iglesia de Richmond cuando recibió de Lee la nueva de que aquella noche debían ser evacuados Richmond y Pittsburg. Y días después, el 9 de abril, iba Lee, tristemente, a la cabeza de sus ge- nerales, a dejar en manos de Grant, que lo trató como un amigo, la espada. victoriosa tantas veces, en que no quiso Grant poner las manos. Artes de guerra no quiso Gran{ ni parece en verdad que en ataques que requrrian concepción y brillo tuviese muchos; pero no iba él a “hacer la guerra de libro”, sino a ahorrar gente; a acabar pronto; a exterminar el poder militar del Sur. Carnicero le decían, porque veia morir decenas de miles de soldados sin retirarse de sus posiciones; a lo que él alegaba que con prolongar la campaña por esos miramientos se perderían al fin más hombres. Vio que, dejando caer su fuerza enorme sobre el enemigo, debilitado, podía cx’tinguirlo; y la dejó caer. ?El objeto de la guerra es pelear brillan- temente, 0 vencer al enemigo ? El era de instrucción pobre, escaso en la inver! tiva. en la concepción lento; pero vio el gran hecho, las OBRAS ESCOGIDAS. T. I 507 grandes lineas de la masa, las causas de la fuerza del enemigo, las novedades que exigía una guerra nunca vista y la exterminó con- forme a ellas, sin más objeto que entregar a la Unión al rebelde para siempre abatido, sin que jamás manchase su triunfo un acto de inclemencia o injusticia. Parecía él, en Appomattox, y no Lee, el vencido, por lo modesto del traje y la apostura, y por lo humilde del habla y la expresión. Ajustó la paz como había conducido la guerra: sin entusiasmo y sin ira. El

Page 455: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

entreveía lo que había hecho; pero en su arrogancia, no desenvuelta todavía, sólo vio entonces que “hizo lo que ce habia propuesto hacer”. VIII Verdad que en el principio de la guerra tuvo de consejero a Rawlins. que para él meditaba. abatía intrigas, disponía planes de conducta y refería bata! las; verdad que, ya por buen consejo de Raw- lins, o por el propio. se rodeó no bien tuvo el ejkrcito en sus- ma- nos, de hombres de carácter natural como el suyo, que a la intriga debían poco, y la abominaban, y se reunían en él por el respeto a sus méritos y su odio a ella; verdad que tuvo en Washington a Lin- coln, carácter, más que otro alguno, nacido de la Naturaleza, a quien “le gustaba el hombre”, por lo que supo siempre distinguir en- tre él y los generales celosos y gente de política, que sin su influjo, sin mirar por la patria, le hubiesen sacado del mando; verdad que tuvo detrás de sí, supliendo sus filas con ,una abundancia y deter- minación análogas al tamaño de la lucha, un pueblo de su mismo origen y tendencias, que en aquel hombre que adelantaba y arrolla- ba reconocía con placer su propio espíritu; verdad que, como apun- tan sus más benévolos biógrafos, mucho hizo la fortuna por aquel que no siempre previó cuanto debía, ni ahorró la sangre que debió ahorrar, ni dejó de reparar riunca sus omisiones y torpezas con el triunfo, a costa, a veces, de horrendos sacrificios. Pero mirando en aquella asombrosa guerra, con el superior sentido que el intimo co- nocimiento de ella crea, nada sobrenatural se nota en ella, sino una de las expresiones humanas más espontáneas y completas; la más completa y artística, acaso con el gran arte de las cosas universales, de cuantas hasta hoy conoce el hombre; por cuanto estuvieron en ella en perfecta analogía, desenvueltos pujantemente al calor de una libertad ilimitada, los elementos del acto con sus agentes y sus métodos. Los hechos legitimamente históricos son tales, que cada uno en si, a mas de reflejar en todo la naturaleza humana, refleja espe- cialmente los caracteres de la época y la naciin en que se produce; y dejan de ser fecundos, y aun grandiosos, en cuanto se apartan de su nación y de su época. 508 losi Martí OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 509 Ni hombres ni hechos derivan grandeza permanente sino de su asimilación con una época 0 con una nación. En su determinación cauta y prudente; en la súbita y pasmosa creación de sus ejércitos; en el carácter de hecho que

Page 456: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

distingue a los que en ellos llegaron 3 sefialarse, tanto por él como por su Salta de carácter de ciencia; en la manera, desordenada primero, como científica apenas y ciega y brutal luego, de mover la guerra; en la magnanimidad misma de su caudillo durante lo más ardiente de la pe- lea y en la hora de la más cruenta victoria, ni un punto cesó de haber analogía absoluta, que oscureció todas las tentativas y ele- mentos exóticos o innaturales, entre la manera de formación, el es- píritu y los métodos del Norte, y la manera de formación, el espíritu y los métodos de la guerra. País súbito, de costumbres mercantiles y tolerantes y de colosal tamaño, produjo, naturalmente, una guerra súbita, en que el conflicto, creado más por un propósito humanrtario que por el desagrado de política interior que influyó en él, vino a verse y terminarse como una mera cuestión de interés público, y atacarse con los recursos enormes consiguientes a la magnitud de la empresa y de sus mantenedores, mas sin aquell- a crueldad, fre- cuente todavía en los pueblos más literarios y artísticos, que no se deben aún al beneficio de la práctica ordenada y constante del libre albedrío, que agranda y fortifica los caracteres. Enorme, improvisada, inculta, original y generosa fue la guerra del Norte, como era por entonces el pueblo que la hizo; y el caudillo que le dio Su espíritu natural, ingenuo, y expelió de ella el espiritu aca- démico exótico, nació, como su pueblo, de la pobreza y de las priva- ciones; dio, como su pueblo, más tiempo y afición al trabajo fecundo y directo que al débil y secundario trabajo de los libros; sustituyó, a las ideas convencionales e importadas, las ideas nuevas que le iban sugiriendo, en campo virgen y condiciones locales, la Natura- leza; y siempre, como su pueblo, arremetió con todo su tamaño, fir- me e incontrastable como los montes, sobre el objeto de su deseo. También, como su pueblo, y mucho más que él, corrompió, con malas prácticas politicas, su gloria. De sí mismo había llegado, desde los quehaceres de la curtimbre, a honores tales, que, para dar- les forma propia, creó el Congreso el título de general, que Washing- ton, con ser quien fue, no tuvo en los Estados Unidos. Amor no era aquello, sino como una especie de frenesi; y se vio un hombre a quien cada uno de sus conciudadanos veía como se- ñor de su casa y salvador de ella, con lo que se acumuló en torno suyo tal afecto, que los errores más grandes le fueron luego, en

Page 457: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

virtud de él, perdonados, y parecía como que su pueblo mismo le invitaba al error, para tener el placer de perdonarlo. No tenía aquel viril desamor de los presentes que ha de ser cualidad del hombre público, a bien que hubiera sido difícil rechazarlos, cuando de to- das partes de la nación se le entraban en brazos del cariño, Ciu- dadanos y ciudades competían en regalos y dádivas al salvador de la Unión: cien mil pesos le regaló Nueva York: Filadelfia le dio treinta mil; Galena le regaló una casa lindamente amueblada; Bes. ton se la llenó de libros; salió la nación entera, por dondequiera que iba, a regarle el camino de rosas. Y, como en la guerra, cuan- do se querían valer de él para candidato político contra Lincoln, dijo que en política sóio quería ser mayor de su ciudad, para com- poner la acera que iba de la estación a su casa; el pueblo todo de Galena fue a recibirlo a la estación y lo llevó a su casa nueva arre- baiado de entusiasmo, por la acera compuesta. IX No conociera al silencioso paseante de hacía cinco años el que le imaginase con aquellos tranquilos ‘honores satisfecho. El carácter en la paz es más difícil que la fortuna de la guerra. Aquel poder comprimido, aquella sofrenada actividad, aquella personalidad en- contrada, aquel rencor confuso contra la fortuna que se desconqía o los que ayudaron, con voluntad o sin ella, a la mala obra de la fortuna, ahora habían hallado campo espacioso y natural emplro. No era propia para reposo alguno aquella naturaleza violenta y ex- pansiva, no en el hablar por cierto- en que en guerra y en paz fue siempre excesivamente parco con los que no gozaban de su confiar. za intima,- sino en la acción, a que necesitaba dar constantemente ocupación de acometimiento y conquista. Ya la política no le r; a desagradable, puesto que él no tenía que ir a ella, lo cual no esta- ba en su naturaleza, sino que ella venía a solicitarle a su puerta; ya con el Presidente Johnson, para que ordenase todo aquel apa; cito de guerra que había tenido en sus manos; ya con republicar,, s y demócratas, que, a una, se propusieron valerse de su prestigio pars ganar la elección presidencial, entonces próxima. Sirvió a Johnson de ministrc luego de asesinado aquel cuyo nombre se dice siempre con reverente alabanza, hasta que el Senado desaprobó la opinión de Johnson sobre su facultad de proveer empleos; y como con esta muestra de respeto al

Page 458: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

cuerpo gobernante, hermoseó su gloria, so- metiéndose a la expresión de la voluntad pública por su órgano fe- gítimo, fue incontrastable su candidatura, cuando, ganando la mano a los demócratas, de quienes no se duda la hubiese aceptado, se la propuso el agudo político Thurlow Weed, de primera noticia en un almuerzo, para capitanear a los republicanos, porque, muerto Lin- coln, “el único modo de exterminar definitivamente el espíritu de secesión era poner en el gobierno de la Unión al que acababa de sal- varla con su espada”. Y Presidente fue, como candidato de los republicanos, el que en la elección anterior a que provocó la guerra había votado por el más conspicuo de los demócratas: por Buchanan. iQuién es ese hombre extraño, desigual, ignorante de las más elementales leyes de la República y cortesias y agradecimientos de 510 IosC Marti gobierno; desconocedor absoluto de los límites que secalan en la presidencia de un país los derechos personales del gobernante y su autoridad pública; incapaz de entender la relación indispensable en que han de estar los empleos nacionales y los individuos nombra- dos para desempeñarlos; persona desafiadora y excesiva que pone en la administración de un país, celoso de su libertad y respeto, todo el garbo v desembarazo malhumorado que permiten y aun exi- gen, en su objéto y constitución especial, las prácticas de la guerra? Grant es ese, que se ha traído las botas de campaña a la Casa Blan- ca, y yerra. No hay faena más complicada y sutil que la del gobier- no, ni cosa que requiera más práctica del mundo, sumisión y ciencia. No basta el mero instinto, sino el conocimiento, o el genio, del detalle; el genio es conocimiento acumulado. Por toda suerte de condiciones habrá sido útil pasar, para ser benigno y justo, según diferentes normas, con los hombres de todas condiciones. Han de tenerse en grado igual sumo la conciencia del derecho propio y el respeto al derecho ajeno; y de este se ha de tener un sentimiento más delicado y vivo que de aquel, porque de su abuso ~610 puede venir debilidad, y del de aquel puede caerse al despotismo. Fuera de pensamiento está que el gobernante no viene a la Pre- sidencia para crear, con los dineros de la nación, beneficio a sus relacionados y clientes, ni para dar a su pueblo la forma que a él le place, o adormecer con el desuso o la aplicación equivocada el espíritu de sus leyes;

Page 459: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

sino para gobernar conforme a virtud, por medio de las leyes que le da su pueblo hechas, sin tomar para si v los suyos lo que la nación le entrega en custodia y depósito. Obe- diencia es el gobierno. Todo lo que vive, se expresa. Lo que se contiene, se desborda. Asomémonos a ese carácter. Que tenía persona, bien se ha, visto en la guerra. Se completaban sus cualidades con las de juicio, pru- dencia y elocuencia de otros; pero de todos ellos se desentendía, y sobre todos ellos obraba, y libremente tomaba y rechazaba de ellos lo que le parecía acertado; tanto, que no bien se vio un poco libre de aquel excelente Rawlins- que ya después de Chattanooga le pesaba, porque, sin querer, le echaba en cara, con sus cualidades altas y finas, las que él no tenía,- su persona se afirma de un modo considerable; manda incesantemente, sin alardes ni esfuerzo, cual si le fuera cosa propia; ni pide ni oye consejo, como si se quisiese probar que no lo nc- cesita; y como en una guerra en que ha concebido la idea eficaz y simple de vencer por el número, le proporcionan todo el número que necesita para vencer; se complace y admira a sí propio, y no extraña que le comparen a los capitanes más grandes de todos los siglos y lo pongan a veces por sobre to- dos ellos; iquién mandó más soldados? <quién venció con menos idea ajena a tal enemigo? {quién produjo, con sus guerras, de un lado tantos hombres libres y un pueblo tan próspero de otro? Y por toda la guerra, que en algunos incidentes se lo confirma, ha ve- OBRAS ESCOGIDAS T. 1 51 ! nido temiendo y murmurando, con razón sobrada, mas sin el espfri- tu de justicia que fa completa, “de los de Washington”, de los que son injustos para con el soldado de pelea, de los soldados de es- cuela que se confabulan con los políticos de oficio, de “los polfti- cos”. No ve que Lincoln es un “politice”; para él son “políticos” los que quieren ponerle encima a Rosecrans, o a McClellan. Sherman también, que ama la justicia con pasión y viene, como Grant, de la Naturaleza, le estimula ese horror de los que dan puestos de pre- ferencia a los que no lo merecen. Durante la guerra, cuando pasan por Washington, sale como de ascuas encendidas. “No; lo que es esta vez, el general en jefe mandará en la guerra: Washington no ha hecho más”, y es la verdad, “que demorarla y entorpecerla”. X En la guerra, manda sin soportar contradicción. Mucho ha de querer a quien le contradiga para soportárselo.

Page 460: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Poco a poco, los que le rodean, necesitados de su gracia, se hacen una ley de no contra- decirle; Rawlins sí le contradecía; por lo que, ya al fin, le irritaba. Impuesta la paz, no cesa de oír, con la conciencia de que las mere- ce, alabanzas mayores que las que oyó jamás hombre alguno, tri- butadas sin descanso por el pueblo más grande en la paz y generoso en la guerra que habita en su tiempo el Universo. Entra, pues, en la Presidencia de la República, el sumo puesto político con estos elementos: abominación de la política y rencor acumulado contra los que la representan; complacencia excesiva en su personalidad y hábito y deseo de expansión, conquista y marcha; costumbre lisonjeada de mando absoluto y carencia completa del hábito de obedecer; desdén de toda ley minuciosa y progresiva y carrera súbita hecha fuera de la práctica natural y ordenada de las leyes: hábito de verlo todo partir de sí y realizarse por su voluntad y conforme a ella. Este es el hombre del instinto, que por exceso de persona o ape- go a la naturaleza, que puede provenir de sinceridad o de crudez, se niega a beneficiarse con los resultados civilizadores del trabajo del hombre, y, llevado por su fuerza natural, oportunamente servida por la fortuna, a los quehaceres complejos del gobierno, que inclu- yen en ejercicio minucioso y activo los resultados y averiguaciones más perfectas de la cultura humana, se despedaza contra ella, ya que en un país habituado a ejercitarse y más fuerte que él no puede despedazarla. Otros caracteres hay, entre esos primarios y originales nacidos derechamente o con pocas trabas de la naturaleza, que no traen de ella sólo la fuerza, como el de Grant, y cierta generosidad que viene siempre con la fuerza verdadera; sino que, como el de Lincoln, como ei de Garfield. como el de Rawlins mismo, traen con fa fuerza, cons- 512 losé Marti OBRAS ESCOCIDAS. T. 1 513 tituyendo un grado superior en los caracteres primarios, la intelec- tualidad y la hermosura, y de ellas la capacidad y la necesidad activa de asimilarse el resultado entero del trabajo humano. Así la grandeza final, que es en estos superiores caracteres consecuencia forzosa de la unión de los méritos comunes a una voluntad desusada, es meramente casual en los caracteres de fuerza y es ciega como ella, necesitando de condiciones adventicias e independientes del carácter del individuo para producir toda su cualidad saliente. Pensar en sí es propio del

Page 461: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

hombre; su existencia inevitable y encarnizadamente se lo impone; mas en unos se desenvuelve el pen- samiento en sí, a poco que justifique su persona la fortuna, con tenacidad y plenitud odiosas, que en la esfera de la vida común engendra los egoístas, y en la esfera del gobierno produce los dés- potas; y otros se miran en si como una palabra que tienen que co- municar o una indicación que tienen que cumplir, o una caridad que tienen que hacer, y dirigen su vida con el segundo pensamiento en sí y el primero y dominante en el beneficio humano a que han venido, padeciendo ásperamente -como de un delito- mientras no han sacado su elocuencia, su ternura o su energía afr era. Mas, aun cuando no sean los caracteres primarios desinteresa- dos, una especie de parentesco de originalidad les atrae y relaciona más directamente con los que lo son que con los caracteres comunes; y aunque suelen odiar, y por todos los medios combatir, a los que, llevando en sí embellecida la fuerza con la intelectuaiidad y la her- mosura, abominan y f, ustigan como irregularidad monstruosa los caracteres de fuerza mera, tienen, sin embargo, cierta venturosa capacidad de la grandeza propia y consciente que en lo más de la vida parece estarles negada; y, a poco que el roce con los caracte- res desinteresados o con alguna condición favorable lo estimule, la grandeza intelectual y espiritual, rudimentaria y opaca en ellos, se abre paso, como si fuese la simple energía del huevo rudo, cuya existencia preside en grado a la inteligencia y la belleza; y las carreras de fuerza se iluminan con la luz suave, penetrante y fresca, que dejan tras de sí, esclareciendo y ensanchándose, los hombres de bondad y de propósito. Y íqué país entraba Grant a gobernar con aquel desdén de los demás, costumbre de sí y pensamiento voluntarioso a que se había habituado en los hechos simples y rudos de la guerra! Un país en peligro, ciertamente, donde la conciencia de la fuerza y el apetito de la fortuna tienen en riesgo el decoro nacional, la independencia de los pueblos vecinos y la independencia del mismo espíritu hu- mano acaso; pero grandioso país, a pesar de eso, donde el hombre se elabora y ejercita sin más trato ni límite que los naturales que le impone la vecindad de los demás hombres; donde acababa de darse el espectáculo sublime de una nación pacífica exaltada hasta la guerra tremenda por su conciencia del decoro humano; donde, a los

Page 462: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

mismos ojos de Grant, habían desfilado, camino de sus hogares, en las calles de Washington, con las banderas desgarradas, los vestidos maltrechos y los miembros rotos, doscientos cincuenta mil hombres en masa, resplandecientes aún de la victoria; un país de pregunta y de respuesta, donde a todo hombre se pone desnudo y se le mira del revés, y a cada acto se lo ve en la entraña, y si no sale puro, se le quiebra; un país de “junta de oraciones”, de prayer meeiing, donde en las salas de las iglesias aprenden hombres y mujeres a usar de su palabra revelando en voz alta sus pecados, denunciando los del vecino y pidiendo al pastor que les explique sus dudas sobre el dogma; un país de periódico vivo, donde cada interCs, no bien asoma, ya tiene su diario, y en él acceso todos los interesados en común, de modo que no hay injuria ni sospecha sin voz, y prensa que la publique, y tribunal dispuesto a censurarla; un país prenda- do, sí, de aquel hombre marcial, terco y arremetedor como él, que había quebrantado a sus rivales y abierto vías a la prosperidad ma- yor que la historia escrita recuerda en los siglos; pero un país que, por encima de todo, al que le escatima o amenaza su derecho, lo denuncia y lo vuelca. De modo que fue penosa, en su arranque y en las composiciones y atentados que le siguieron, la vida política con que deslució Grant sus magnánimos actos en la guerra. XI Desde el principio obra, creyendo que hace muy bien, conforme a su abominación de la politica y su rencor contra los que la re- presentan; y da, en el modo en que lo hace, prueba pueril de su desconocimiento de las leyes y del sentido de decoro que las inspi- ra. Quiere rodearse de consejeros que no sean políticos de hábito, y nombra a un gran comerciante en ejercicio Secretario del Tesoro; al amigo fiel que le hizo nombrar brigadier y devolver el mando de sus tropas, Secretario de Estado; a un negociante oscuro, Secretario de Marina; a un Williams, que por medios tenebrosos subió de juez de aldea a senador, Secretario de Justicia; pero en aquella soledad terrible y desconocida del poder supremo, en que se sentía tan ig- norante como vigilado, volvió los ojos al amigo fiel de consejo siempre entero, a Rawlins, a quien el estar cerca de la muerte, que le llegó poco después, no estorbó para asesorar bravamente a su jefe, mientras vivió cerca de él como Secretario de la Guerra. Y mientras Rawlins está en el Gabinete, ladrones y malos consejeros

Page 463: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

se tienen a la puerta; acechando, sí, más lejos. Luego que Rawlins desaparece, écómo ha de gobernar en tan complicados asuntos quien los desdeña de propósito y nada sabe de ellos? Va, como barco per- dido, donde los vientos lo llevan. Al que le da consejo, le frunce el ceño y 10 rechaza; pero él busca, a pesar suyo, opinión en lo que ignora y necesita saber; por lo que viene a ser, sin sentirlo, esclavo 514 Jost! Marlí C)? RP. S ESCOGIDAS. T. 1 515 de los que le aconsejan de soslayo, y nc como quien da, sino como quien recibe ideas. La vanidad tiene el higado sensible: tiene artes increibles la li- sonja. El que le adula, le sujeta. No sufre al que no le adula. Todo lo da al que aparenta creer en él, y en su instintiva sabiduría todo lo da, con singular lealtad; hasta el peligro de su propio honor. iQué ha de ser un hombre ignorante en el gobierno, sino la presa natural de los que conocen y halagan sus defectos? Su complacencia en su personalidad lo expone a que le lleguen a hacer creer que el gobierno es cosa suya, como la nación, que sin él no existiría, y no será cuerda si no se deja guiar de él. Como prolongación de si mira a todos los suyos, y a cuantos le defienden su persona y voluntades: y como si cumpliese un deber de la na- ción, no deja pariente, o amigo de pariente, a quien no ponga en buen puesto, de tal modo, que a poco viene a ser Ilamado su go- bierno “el gobierno de los cuñados”. Por facilidad de admiración los unos, otros por la Itecesidad de sus favores, acatan sin contra- dicción y sirven con exceso sus deseos originales, autocráticos, cuan- do no atentatorios, o los de aquellos de sus lisonjeadores poderosos que se valen de él para abatir a sus enemigos políticos en el Norte, o constituir en capital permanente de poder, y de las elecciones que Jo aseguran, el temor del Norte al renacimiento de la guerra en el Sur: y hasta su natural magnanimidad con los rebeldes, que en nadie hubiera sido mayor, se la envenenan, pintándole, como des- agradecimiento del Sur, la resistencia legítima de los estados ven- cidos a ser tratados con abuso por los emoleados del Norte. Hábil- mente azuzados su hábito del mando y su falta de costumbre de oir y obedecer, va hasta a prohijar un plan inicuo, que a tiempo se des- cubre e inutiliza, para amordazar la prensa libre que lo censura, instituyendo en Washington un tribunal especial de iueces mane- iables que conozcan de los “delitos” de la prensa política en toda

Page 464: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

la nación. Estimulado en su necesidad de expansión y marcha, y en acuer- do con su desconocimiento del espíritu y forma de las leyes, manda a su secretario privado, so pretexto de reconocer la bahía de Sa- maná, a celebrar, sin intervención de la autoridad diplomática legí- tima, un tratado de anexión con el gobierno de Santo Domingo, con- tra el que Sumner, en el Senado, protesta con indignación, tanto por la violenta manera con que en él aparece sometido a la voluntad de un deseador poderoso un pueblo débil, como por el peligro que corren las instituciones republicanas con un gobernante que usurpa a la nación sus facultades legítimas. y para obtener el reconoci- miento de su usurpación en el Senado y en la Casa de Represen- tantes, entra en tratos bochornosos con miembros de uno y otra, y promete en la sombra su apoyo a proyectos reprensibles a cambio de] voto de sus cómplices en favor del proyecto de anexión y la ma- nera de tratarla; y era lo mísero de este caso, no sólo que el pueblo que mantiene sobre la tierra la eficacia de la libertad quisiese vio- lar, como en realidad violaba, la ajena en un pueblo gallardo, aun- que pequeño, sino que con gran razón se sospechaba que una ca- marilla de especuladores, valiéndose del espíritu de acometimiento y conquista que conocían en Grant sus familiares, le había ínspi- rado la idea de la anexión, para repartirse luego entre sí, y fuera de él, sus provechos. X11 Y así iba, sin brújuJa, el gobierno, ya en el primer término de la presidencia de Grant, ya en el segundo, que le fue asegurado por aquel candor íntimo suyo que le hacía aparecer al cabo, como en verdad era, ínocente en los abusos que sus amigos hacían de su ciego apego a los que le mostraban lealtad; y por aquel arraigado amor en que su pueblo le tenía como a su más preciado héroe, con cuya presencia en la casa de gobierno, no bien acallado atin el Sur, a Jo que parecía, se creía seguro; aunque, como a raíz de su segunda elección ya se hablase de asegurarle una tercera, se levantó un cla- mor de miedo y de ira que puso respeto a sus más atrevidos parti- darios; y por más que la opinión pública se resistiese siempre, con igual tenacidad, a culpar a Grant de los robos escandalosos de sus Secretarios, en que aparecian complicados a veces su mismo her- mano y sus más próximos parientes; de los hurtos de impuestos públicos autorizados a grandes corporaciones por los empleados de la hacienda, que

Page 465: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

aprovechaban en ellos; del atentado revelado por los defraudadores, que aseguraban haber dejado de pagar sus cuo- tas al tesoro público para aplicarlas a los gastos de la elección de Grant a un tercer término de gobierno; por más que se observase en el pueblo americano la voluntad, no desmentida hasta la muerte de Gran& en conflictos aím más dolorosos, de explicar, de manera honrosa para él. por su candor de soldado y por su lealtad de ami- go, aquel sometimiento de la persona pública a su propia persona; aquel abuso de los puestos nacionales en favor de secuaces indig- nos y de culpables relacionados; aquella inaudita torpeza en la elección de hombres maculados, oscuros e incapaces para los des- tinos de más momento y representación en la república; aquellas desconcertadas tentativas, acentuadas más que desmentidas en la carta en que se vio obligado a dar cuenta de ellas, hacia el asegu- ramiento de un poder a cuya permanencia tendian a toda luz los consejeros íntimos del de- lucido Presidente; por más que se excu- sasen su silencio descortés, su desagrado manifiesto de oir las opi- niones propias de sus Secretarios oficiales. su determinación de hacer acatar en torno suyo, sin resistencia, su voluntad, inspirada u original, en los asuntos piiblicos, con aquella severa cortesania que se notaba en sus modales y cn sus expresiones: aquella humilde 516 José Marfi OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 517 manera suya para con sus subordinados; aquella modestia de su persona exterior que en él, como en tantos otros, parecía en reali- dad no ser más que hábil cobertor de las inmodestias temibles de adentro, ello fue que, ni todo el brillo de su viaje ostentoso alrede- dor del mundo, en que la grandeza de su pueblo fue reconocida y festejad; en su persona, pudo mover a su pueblo a elegirlo por tercera vez a la Presidencia de la República. Perdió su majestad, por haber comprometido la de las leyes. iAy de sus años últimos! en que ni se fatigó su ansia de poder, encaminada ahora innecesariamente hacia la riqueza, cuando sus amigos le habían asegurado la renta vitalicia de un caudal de dos- cientos cincuenta mil pesos; ni cejó en su afán de expandirse y mar- char en que su misteriosa cualidad de heroe negociantc le llevó a curiosear por Cuba y México y a aconsejar, con su nombre a la cabeza, la continuación sobre México de la red de ferrocarriles nor- teamericanos; ni su pueblo se cansó tampoco de

Page 466: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

poner a Ia parte de sus asociados en su catástrofe en los negocios la culpa que a pri- mera vista resultaba también de él. Los que le conocían no íe dejaban en la prensa de la mano, como si supiesen que alrededor suyo se movía, con él por centro, un partido de fuerza que, al menor des- cuido u ocasión, con el amparo de los monopolios enormes que ne- cesitan defenderse de las clases llanas, cuyo porvenir y bienestar impiden, se levantase por sobre las leye? de la República. Profundamente generoso, o decoroso, o discretc, es este pueblo norteamericano, que parece, al mirarlo por encima, egoísta y desa- tento; tcómo, si no, explicarrr la tenaz bondad con que se negó a reconocer en Grant culpa alguna en el manejo escandaloso, en la colosal estafa, de la casa de comercio que abusó de su nombre, y logró su firma en documentos graves, y se condujo por derrisca deros tan semejantes a los que recorrieron sus años de gobierno; que siendo él la persona que en ambas existía, el repetirse entre personas extrañas como que indicaba que las faltas eran suyas? Y no; no eran de él; permitir vagamente un engaño que creía útil, po- día acaso; mas nunca aprovechar a sabiendas de una ganancia in- munda. Fue aquel afán de principa! idad visible; aquel perpetuo cla- mor interno de encabezamiento y mzndo; aquella falta de intelectua lidad y hermosura que embelleciesen su carácter primario de fuerza; aquella infortunada incapacidad en que este le tenía de reconocer la dulce majestad de la modestia y el influjo mayor que, aun en las cosas prácticas, ejerce en las verdaderas repúblicas el que no se prevale de los servicios prestados para sobreponerse a ellas. Pero vino a la postre su enfermedad a cerrar, de luminosa y sin.. guiar manera, aquella vida, ora brillante, culpable ora, que fue de propia fuerza, y por la magnitud de sus servicios, innegable y de- finitivamente ilustre. A ofros parecerá término apropiado de aquella existencia, que mantuvo sin crueldad la obra política más grande imaginada por los hombres, el funeral pomposo que desde su case mortuoria le vino haciendo su nación hasta su tumba en Riverside, sobre la que extiende ahora sus ramas un retoño de la enredadera de la que fue tumba de Napoleón en Santa Elena. Les parecerá tér- mino bueno de aquella fecunda vida el tren dc luto que bajaba, sa- cudiendo al aire lluvioso sus cortinas negras, de la altiva montaña; la procesión de la milicia neoyorquina

Page 467: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

que acompañó, poco después de una tempestad, su cadáver, de la estación del camino de hierro al vestíbulo de la casa de Ayuntamiento, convertido en cripta fú. nebre; el cortejo interminable, el cortejo incansable de hombres y mujeres, de negros, de blancos, dc artesanos que volvían de su labor, de soldados que habían peleado en sus filas, de curiosos, que en dos días y dos noches no se deploró un instante, a lo largo de una milla de la Casa Municipal, para venir a ver su cuerpo; el día, en suma, del solemne entierro, declarado día de plegaria para toda la nación, en que el enorme catafalco que llevó sus restos a la fosa, tirado por veinticuatro caballos negros, paseó las calles enlutadas de Nueva York, henchidas de gente, que desde la madrugada ante rior esperaba acurrucada erl los quicios, colgada en los aleros, mon- tada en los postes de telégrafo, apiñada en balcones pagados a alto precio para ver pasar al general Hancock, con su estado maj’or de generales, y uno del Sur entre ellos: a tanto regimiento apuesto de milicias; al batallón de Virginia, acorralado por Grant en Ia guerra; a los que 10 acorralaron a las órdenes dc Grant; al muerto, ante quien todas las cabezas quedaban descubiertas; y al Presidente de la República, en un coche con sus caballos negros, y a los dos ex Presidentes, y a quinientos carruajes, llenos de prohombres, de Secretarios del Estado, de gobernadores, de obispos, de generales, para ver pasar, envueltas en sus largos velos, a la hija y las nueras del gran muerto. Mas no fue eso lo que cerró luminosamente aquella vida, sino el superior espíritu que en la prolongada espera de la muerte, so- portada con singular entereza por aquel anciano carcomido, fue sa- cando a actos y palabras de eficaz ternera lo mejor de su energía natural, oscurecida por 105 apetitos y trances vulgares de la exis- tencia. Un soberano recogimiento puso a aquel hombre en la con- ciencia clara de la grandeza verdadera de su vida; y, al preparar su propia historia de la guerra, que será el caudal único que deje a sus hijos, y cuyas últimas páginas ha escrito jadeante y con los su- dores de la agonía sobre los bordes mismos del sepulcro, como pol- villo de escultura roída caian ante él las vanidades a que, con apa- riencia de humildad, dio en otro tiempo tanto aprecio; y por aquella gracia genuina de los caracteres primarios, que les permite elevarse, apenas les iavorece alguna condición, al superior sentido de la grandeza del

Page 468: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

espíritu, ni vio, ni estimó, ni recordó de su obra más que aquellas hazañas necesarias en que sólo fue magno en el pelear para serlo más en la manera de vencer. 518 lo& Marli Desde sus ojos profundos, enternecidos por el agradecimiento al pueblo bueno que le perdonaba sus yerros y lo miraba en su hora de morir, contemplaba con un digno y elevado cariño a los hé- roes equivocados a quienes le fue dado un dia combatir sin reposo y someter sin ira; y su mano descarnada, extendida al Sur desde la orilla de su tumba con buena voluntad, ha sido recogida por amo- rosa admiración, como tesoro nacional, por sus gallardos enemigos. La nación de los hombres ha empezado, y este muerto, a pesar de sus grandes errores, ayudó a abrir camino para ella. A JOSÉ ANTONIO LUCENA’ Lo Nación, Buenos Aires, 27 de septiembre de 1885. 0. c., 1. 13, p. 83- 115. New York, 9 de octubre de 1885 Sr. J. A. Lucena Filadelfia Mi distinguido compatriota: Acabo de recibir, con entrañable reconocimiento, y como el pre- mio más dulce, la invitación que a nombre de la lealísima emigra- ción de Filadelfia se sirven Vds. hacerme, para que comparta con ella, en su propia casa, la honra de llevar flores tristes y lanzas enlutadas a los pies de nuestros héroes y de nuestros muertos, ma- Cana, 10 de Octubre. Me estimo más a mí mismo por haber mere- cido de Vds. esta invitación, y si de algo puede servir un alma consagrada sencillamente al deber, a los hombres admirables que recuerda eí 10 de Octubre y a la emigración de Filadelfia que sabe honrarlos, se la mando entera. l Esta carta la dio a conocer Enrique Ubieta en el periódico La Discusión, La Habana, 9 de octubre de 1922, y consideró que sus destinatarios eran José Anto- nio Lucena y Fermin Valdés Domínguez, lo que es erróneo en el caso de este último, quien no residía en Filadelfia en 1885. Posteriormente se ha publicado como si hubiera sido dirigida solamente a Lucena, poniendo en singular el enca- bezamiento, pero dejando en plural la frase “se sirven Vds.” En el manuscrito original aparece tachado el nombre del primer destinatario, alteracion que evi- dentemente fue hecha mucho después de escrita, sin embargo, por encima del borde de la tachadura hay rasgos que indican que la inicial del nombre es una F, y la del apellido una D, en su parte inferior se ven rasgos de una g y de una z, lo que nos lleva a la conclusión de que se trata de Francisco

Page 469: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Domínguez, quien, en unión de José Antonio Lucena -ambos emigrados y residentes en Filadelfia- oroanizaron el acto de conmemoración de 10 de Octubre ese año en la mencionada- ciudad, para el cual, como se deduce del texto de esta carta, invitaron a Marti. Vemos esto confirmado en Ef Avisador Cubano de Nueva York, de 14 de octubre del propio año, el que informa que en la conmemoración de dicha fecha uatriotica en la ciudad de Filadelfia, hicieron uso de la palabra los dos cubanos ya mencionados, el coronel Emilio- Núñez y otros. EJM 520 loS4 h? arff OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 521 Pero, por desdicha, mi mismo amor a mi patria y a su indepen- dencia me impiden acudir esta vez a conmemorar con Vds., como acá en mi propio altar interior conmemoro, fervientemente, los es- fuerzos de los que han perecido por asegurarla, y escribieron una epopeya en tiempos en que ya no parece el mundo capaz de escri- birlas ni de entenderlas. Cada cubano que muere es un canto más; y cada cubano que vive debe ser un templo donde honrarlo: asi mi corazón lleno de estas memorias, de manera que fuera de ellas no vive, y muere de ellas. Ni un solo instante me arrepiento de haber estado con los venci- dos desde la terminación de nuestra guerra, y de seguir entre ellos, porque con ellos ha estado hasta ahora no sólo el sentimiento que anima a las grandes empresas, sino la razón que justifica los sa- crificios que se hacen para lograrlas. Cuanto puedo dar he dado, y he de dar, obrando activamente, ya en lo visible, ya con mi mismo silencio, para obtener en mi país la cesación de un gobierno que lo maltrata y desafía, y sustituirle por otro que asegure el decoro y la hacienda de sus hijos; el decoro sobre todo, que vale más que la hacienda. Cuanto puedo hacer he hecho por salvar a mi país de una situación ahogada y odiosa, sin llevarlo con este pretexto a otra que pudiera ser atin más temible; por inspirar en nuestros elemen- tos revolucionarios, ya que la Isla parece necesitar una revolución, un espíritu de grandeza y concordia que atrajese las simpatias y afirmase la fe de nuestra patria, que allegase sinceramente a los tibios y a los adversarios, que hiciese posible una victoria grande e inmediata, a poco costo de sangre de amigos y enemigos, no para abrir en Cuba una era de parcialidad y de enconos, sino para le- vantar adonde ella puede subir, si sus malos defensores no la echan abajo, a la altura de

Page 470: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

pueblo verdaderamente libre y dueño de sí mismo, no a la condición infeliz de tierra invadida por fuerzas cie- gas y rencorosas. Cuanto puedo hacer he hecho- y hoy la emígra- ción de Filadelfia, llamándome a su lado, me lo premia- por pre- parar la guerra inevitable de manera que el país pudiese tener fe en ella, y la victoria asegurase a sus hijos su independencia de extraños y de propios. Tal vez, a pesar de mi repugnancia a ocupar a los demás con mis opiniones y actos personales, habrá llegado a Filadelfia el ru- mor de que de un año acá vienen siendo muy grandes mis temores de que los trabajos emprendidos por llevar a nuestra patria una nue- va guerra, precisamente en los momentos en que Cuba parecia más necesitada de ella y más dispuesta a recibirla, han sido enteramente distintos de los que a mi juicio son indispensables para que la Isla acepte con confianza y siga con júbilo la revolución que hubiese de salvarla. Senti, sin exageraciones mujeriles, que comencé a mo- rir el día en que este miedo entró en mi alma. Y como creo, por lo que hace a mi, que la tiranía es una misma en sus varias formas, aun cuando se vista en algunas de ellas de nombres hermosos y de hechos grandes; como creo que la manera menos eficaz de servir a la independencia de la patria es preparar la guerra necesaria para conseguirla, de manera que alarme al país en vez de asegurarle su entusiasta confianza, resolví- desde el primer instante en que creí desatendidos estos que yo estimo grandes deberes- no poner- me en el camino de los que piensan de manera distinta de la mia, puesto que nadie debe impedir que se haga lo que no tiene medios de hacer, ni ayudar las labores que a mi juicio han comprometido la suerte de la revolución, y con ella la de la patria, en los instantes mismos en que, acorralados de nuevo sus hijos y exhaustas sus es- peranzas y sus arcas, parecia fácil llevar a la Isla una guerra mag nánima, corta y digna de ensangrentar a un pueblo por los bene- ficios de libertad y bienestar que había de recoger de ella. ’ ¿Qué había de hacer en este conflicto un hombre honrado y ami- go de su patria? iAh! lo que hago ahora: decirlo en secreto, cuando me he visto forzado a decirlo, de modo que mi resistencia pasiva aproveche, como yo creo que aprovecha, a la causa de la indepen- dencia de mi país; no decirlo jamás en alta voz, para que ni los adversarios se aperciban, porque es mejor dejarse morir

Page 471: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

de las he- ridas que permitir que las vea el enemigo, ni se me puede culpar de haber entibiado, en una hora que pudo ser, y acaso sea, decisiva, el entusiasmo tan necesario en las épocas críticas como la razh. Un año entero he vivido en este tristísimo silencio. Crear una rebelión de palabras en momentos en que todo silencio sería poco para la acción, y toda acción es poca, ni me hubiera parecido digno de mí, ni mi pueblo sensato me lo hubiera soportado. Ya yo me preparaba a emprender camino iquién sabe a qué y hasta dónde! en servicio activo de esta empresa; y cuando creí que el patriotismo me vedaba emprenderlo lqué tristeza, qué tristeza mortal, de la que nunca podré ya reponerme! <Cómo serviré yo mejor a mi tierra? me pregunté. Yo jamîs me pregunto otra cosa. Y me respondí de esta manera: “Ahoga todos tus impetus; sacrifica las esperanzas de toda tu vida; hazte a un lado en esta hora posible del triunfo, antes de autorizar lo que crees funesto; mantente atado, en esta hora de obrar, antes de obrar mal, antes de servir mal a tu tierra so pretexto de servirla bien.” Y sin oponerme a los planes de nadie ni levantar yo planes por mi mismo, me he quedado en el silencio, significando con él que no se debe poner mano sobre la paz y la vida de un pueblo sino con un espíritu de generosidad casi divina, en que los que se sacrifiquen por él garanticen de antemano con actos y palabras el explícito intento de ponc: la tierra que se liberta en manos de sus hijos, en vez de poner, como harian los malvados, sus propias manos en ella, so capa de triunfadores. La independen- cia de un pueblo consiste en el respeto que los poderes públicos de- 1 Se refiere Martí a la carta que dirigió al general Máximo Gómez el 20 de octubre de 1884. Ver en este tomo. 522 losd Martí OBRAS ESCOGIDAS, T. 1 523 muestren a cada uno de sus hijos. En la hora de la victoria sólo fructifican las semi! las que se siembran en la hora de la guerra. Un pueblo, antes de ser llamado a guerra, tiene que saber tras de qué va, y adónde va, y qué le ha de venir después. Tan ultrajados hemos vivido los cubanos, que en mí es locura el deseo, y roca la determinación, de ver guiadas las cosas de mi tierra de manera que se respete como a persona sagrada la persona de cada cubano, y se reconozca que en las cosas del país no hay más voluntad que la que exprese el país, ni ha de pensarse en más interés que en el suyo. Convencido yo de la necesidad de que en una guerra que

Page 472: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

va a mover tantas pasiones, como llevada por caminos que no sean esos moverá una guerra en Cuba, es indispensable a la salud de la pa- tria que alguien represente, sin vacilación y sin cobardía, los prin- cipios esenciales, de tendencias y de método, que he creído yo ver en peligro, y puesto por el curso de las cosas en ocasión de ayudar con gloria a olvidarlos, o de representarlos en la oscuridad y el olvido, decidí representarlos. Organizada en tanto la emigración, esta emigración, que impone respeto y amor por sus virtudes, en acuerdo con las labores activas de las cuales habla yo creído deber apartarme para servir a mi patria mejor, resulta hoy, con un dolor penetrante para mí, que no puedo tomar en la conmemoración de ese día que ningtin cubano debe traer nunca a la memoria sin po- nerse en pie y descubrirse la cabeza, porque reunidas en una la conmemoración del 10 de Octubre y el acto político que en estas circunstancias va envuelto en ella, parecería hoy y parecerá mañana que yo había aprobado con mi presencia en él aquello mismo que por la salud de mi patria condeno. 0 si tomase parte en él, tendría que explicar esta posición personal mía, lo que sería indigno de la majestad del acto. ¿Qué pareceres de hombre vivo significan nada iay! al lado de tanta ruina que cae, de tanta sangre que humea, de tanto héroe que está en pie después de muerto? Me afligiré, pues, acá E mi solas. Se me irá el alma adonde es- tán Vds., y la palabra encendida. Tiemblo de pensar en lo que su- frimos: como tiemblo de pensar en que por errores de conducta o falta de grandeza pudiéramos perder la oportunidad de redimirnos. Pero mi patria me manda vigilar por ella, y sacrificarle mi deseo, puesto que así la sirvo, aunque diciéndole mi dolor a los que la quieren y se acuerdan de mí, para que no piensen mal del que sólo vive para ella y para ellos. Es mi deseo dejar escrita esta carta; pero no es mi deseo, antes sería para mí ocasión de dolor y pecado, que se lea en la reunión de mañana. iNo por Dios! La razón es fría, y las cosas de la tierra no deben ir a perturbar en su día de fiesta a los aue están por sobre ella. Nada más que palmas y corazones encendidos haya para los héroes de nuestro 10 de Octubre. Excusen Vds. mi ausencia, si al- guien se fija en ella, con las frases prudentes que esta carta les inspire. Pero de manera ioh sí: que no parezca, por este sacrificio que hago,

Page 473: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

mermado el amor a la patria que me lo aconseja. Y si después creen útil leerla, o pedirme más explicaciones de ella, léanla si les parece bien, y ordénenme, que yo soy el esclavo de mis compatriotas; pero que no sea la voz de mi juicio la que vaya, en estas horas de templo, a entibiar las esperanzas patrióti- cas de aquellos que tienen en mí, reconocido y desconocido, el servi- dor más apasionado que pueden tener entre los hombres. De toda mi alma, si es digna de ello, hago una corona, y la pongo, por la mano de los emigrados de Filadelfia, en el altar de los mártires del 10 de Octubre. Queda sirviéndoles, mis distinguidos compatriotas, JOSE MARTI 0. C., t. 1, p. 184- 188. Cotejada con una fotocopia del manuscrito origina!. JOSÉ MARTI. CRONOLOGIA’ I853- 1885’ Febrero 12. Es bautizado en la Iglesia del Santo Angel Custodio por el pres- Ibrahim Hidalgo Paz bítero Tomás Sala y Figuerola, capellán del regimiento del Real Cuerpo de Xrtilleria de la plaza de La Habana. Sus padrinos son Jose Maria Vázquez y Marcelina Aguirre. Se le dan los nombres de José Julidn; el segundo, de acuerdo con la costumbre de la época, es tomado del santoral cristiano. SOBRE LA PRESENTACION DE LOS DATOS 1 Indicamos entre corchetes con ias siglas OC, las fuentes de donde se extra- jeron fragmentos de textos martianos correspondientes a las Obras completas (La Habana, 1963- 1973, 28 tomos); OCEC, al referirnos a las Obras comple- tas. Edición critica (La Habana, Centro de Estudios Martianos y Casa de las Américas, tomos 1 y II, 1983 y 1985, respectivamente); PCEC, si se trata de Poesia completa. Edicih critica, La Habana, Centro de Estudios Martianos y Editorial Letras Cubanas, 1985, 2 tomos. Después de las siglas, el primer nri- mero corresponde al tomo y el segundo a las páginas. 2 Al exponer fechas de las que no hemos podido precisar el ario, el i112s o el dia, lo indicamos entre paréntesis mediante las letras a., m o d., seguidas de un signo de interrogación. 3 Incluimos también entre paréntesis -casi siempre al final del párrafo- infor- naciones o comentarios que si bien no corresponden exactamente a la fecha donde se ubican, están intimamente vinculadas con ella. 4 En ocasiones no poseemos suficientes elementos para afirmar con toda segu- ridad una información determinada -sobre todo si proviene de un testimonio que no hemos comprobado con otras fuentes- lo que dejamos expreso con frases como

Page 474: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

probablemente o quizás. 5 Hay CSOS en que los hechos descritos en una fecha guardan relación con los reseñados en otra, por lo que remitimos al lector, mediante la palabra Ver, al año, ;nes y dia que debe consultar. Si se hallan en el mismo año, sólo se indican los dos últimos elementos de la fecha. l No hubiera sido posible realizar este trabajo sin la extensa bibliografía que le ha servido de fuente v sustento. v de la cual reauieren mención oarticular la “Cronología”. de Cintió Vitier (publicada en José i% Iartí: Nuestra América, Ve- nezuela, Biblioteca Ayacucho, 1977) y “Por la senda del Apóstol”, de Luis García Pascual (Anuario Martiano, La Habana, Sala Martí de la Biblioteca Nacional n. 3, 1971). Además, ha sido de gran utilidad el Epistolario de losé Martí. ordenado cronol6gicamente y anotado por Luis García Pascual y Enrique H. Mo. reno Pla, obra que se encuentra en proceso editorial.) OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 525 Ifw E/ wru 28. Sace en La Habana, en la calle de Paula no. 41 (posteriormente 102. y en la actualidad Leonor Pérez 314), el y Pérez. (El 7 de febrero del año anterior se ha ii rimogénito de la familia Martí dc los Santos Marti y Navarro lan casado sus padres, Mariano -Valencia, 31 de octubre de 1815- La Habana 2 de febrero de 1887- y Leonor Antonia de la Concepción Micaela Pérez y Cal brera -- Santa Cruz de Tenerife, Islas Canarias, 17 de diciembre de 1828. La Ha- bana, 19 de junio de 1907--.) 1854 Abril 8. Su padre, hasta entonces sar enfo primero de la cuarta bateria de la primera brigada del Regimiento de Artd eria destacado en el castillo de La Ca- 3 baca, es promovido al cargo de sargento de brigada. (m. d. 7) La familia se incrementa con el nacimienfo de Leonor, a quien lla- marán cariñosamente La Chata. 1855 Febrero 14. El militar valenciano es ascendido a! grado de subteniente de infantería. . . . . Diciembre 22. El capitán general anticipa provisionalmente a Mariano Marti licencia absoluta de su carg?, despues de haber prestado servicios activos duran- te seis arios, seis meses Y diez días. (La licencia será sorobada por Real Orden un aiio después.) r 1856 Junio 8. Nace Mariana Salustiana, a quien sus familiares llamarin Ana. Julio. La familia vive en la calle de la Merced no. 40. Diciembre 19. Mariano Martí asume el cargo de celador del barrio del Tem. plete, en el primer distrito de la capital. Por esta razón se mudan de la calle Angeles no. 56 para la casa que

Page 475: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

ocupaba el antecesor en el puesto. 1857 (m: d.?). Al morir en La Habana el padre de Leonor Pkrez, se distribuyen sus blenes. A la familia Marti le corresponde una parte considerable de la herencia. Mayo 3. Don Mariano presenta su renuncia al cargo de celador, que es acep- tada pocos días después. (kd.?). La famiiia parte hacia España a mediados de año. Septiembre. Posiblemente en este mes arriban a la ciudad de Valencia. (Re- slden en Tapineria no. 16). Diciembre. Nace Maria del Carmen, a la que apodarán La Valenciana. 526 JOSC Rarfi 3BR. G ESCOGID. 4S T 1 527 1858- 1859 (md.?). Permanecen en Valencia hasta mediados de 1859. donde proba?: C- mente aprcndirra las primeras letras 1865 Marzo. Ingresa en la Escuela de Instrucción Primaria Superior Municipal de Varones, sita en Prado no. 88. En el mismo edificio se encuentra la vivienda de su director, Rafael María de Mendive. Abril 16- 23. Cd.?). Al conocer la noticia del asesinato de Abraham Lincoln, I? I y otros jóvenes manifiestan mediante un brazalete de luto que llevan durante una semana, su dolor por la desaparición de quien habia decretado la abolición de la esclavitud en el vecino pais. Noviembre 2. Nace su séptima hermana, Dolores Eustaquia, a quien llamarán Lolita. Noviembre 12. Fallece María del Pilar, a los seis afios de edad. (Ver: 1869. Noviembre 13.) 1x5<, junio. Se hallan de regreso en La Habana. Residen en la calle de Industria no. 32. José Marti comienza a asisiir a una escuelita de barrio. Julio II. Su padre es nombrado celador del barrio de Santa Clara, en el segundo distrito de La Habana. Noviembre 13. Nace Maria del Pilar Eduarda, con la que aumenta a cuatro el nrimero de sus hermanas. 1860 Oclubre 16. Don Mariano es cesanteado por supuestas faltas cometidas en su labor (m. d. 7). Comienza a estudiar en el colegio San Anacleto, del que es director Rafael Sixto Casado. Alli conoce a Fermin Valdés Domínguez y Quintand 1862 (rrr. d.?). Nace otra de sus hermanas, Rita Amelia. Viven en la calle Jestia Peregrino. Abril Id. Acompaña a su padre, quien ha sido nombrado Capitán Juez pedá- neo del partido territorial de Hanábana, uno de los cinco de la jurisdicción de Colón o Nueva Bermeja, en la actual rovincia de Matanzas. (Ambos residen en Caimito del Sur o de la Hanábana. b urante su estancia en la región conoce los horrores de la esclavitud. Ocasionalmente sirve de amanuense a don Ma- riano para redactar

Page 476: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

algunos documentos ofíciales.) Octubre 22. Escribe. dirigida a la madre, su primera carta conocida Bicieml> re. Regresan a La- Habana. 1863 (a. rn. d. 7). A fines de 1862 o en las primeras semanas de 1863, su padre es despojado injustamente del cargo que desempeña. (m. d. 7). Acompaña -a don Mariano en un viaje a Honduras Británica (ac- tualmente Belice). Posiblemente regresan en este atio. 1864 Octubre 6. Nace el séptimo descendiente de la familia Martí: una niña a la que llaman Antonia Bruna: (a. m. d. 7) Termina la enseñanza primaria. Posiblemente recibe una medalla en esta ocasión. (Quizá sea la que ostenta en la foto que se ha fechado comu de 1862.) 1866 Agosto 27. Mendive solicita al director del Instituto de Segunda Ensefíanza de La Habana que señale el dia en que el alumno José Martí realizará el exa- men de admisión. Su maestro se había comprometido a costearle los estudios hasta el grado de bachiller, luego de obtenido el consentimiento de don Mariano. Septiembre 27. Aprueba el examen de admisión para los estudios generales de segunda enseñanza. (Le corresponde el expediente número 139 en el Instituto, que radica en la calle Obispo no. 8, en la porción sur del convento de Santo Domingo.) Septiembre. Reside con sus padres y hermanas en la calle del Refugio no. 11. Octubre 15. Solicita matricular las asignaturas del curso 1866 a 1867, su primer año de bachillerato: Gramática castellana y Gramática latina, Doctrina cristiana e Historia sagrada, Principios y ejercicios de Aritmética. (m. d. 7). Intenta traducir del inglés la obra Hamlet, de William Shakespeare, pero la abandona en determinado pasaje y toma A Mistery, de Lord Byron. (m. d. 7). Por esta época ya siente una gran afición por el teatro. Presta algunos servicios a un peluquero relacionado con los actores, y se le permite disfrutar de las presentaciones, aunque situado tras bambalinas. 1867 Marzo. Viven en Peñalver no. 53. Junio 4. Alcanza la calificación de sobresaliente en el examen de Principios v eiercicios de Aritmética “I . ’ íunio 5. Pide se le señale fecha y hora para presentarse al examen de opo- sición de esta asignatura. Junio 14. Gana el premio, debido al acertado desarrollo del tema “La teoria del quebrado”. Se habia oresentado otro alumno. llamado Atanasio Meiias. Septiembre. Aprueba la asignatura Doctrina Cristiana e Historia sagrada por asistencia y aprovechamiento. Sepfiembre 3. Recibe la

Page 477: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

máxima calificación en el examen de Gramática cas- tellana. Sepfiembre 4. Lo evalúan con la más alta puntuación en Gramática latina. Septiembre 5. Solicita al director del Instituto que le señale fecha y hora para realizar los exámenes de oposición para optar por los premios de Gramática castellana y Gramática latina. Septiembre 13. Gana el premio que confiere el tribunal examinador de Gra- mática latina (primer curso) por su disertación acerca de la tesis “El verbo sum nos da la teoria de la conjugacion de todos los verbos latinos”. 528 los& Marti OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 529 Septiembre 14. El tribunal examinador de la asignatura Gramática castellana (primer curso) le otorga el premio por el magnifico desarrollo de la proposición “Teoría y clasificación de las figuras de dicción. Si son necesarias y en caso de serlo determinar cuáles son esos casos.“. También se presenta a examen su condiscípulo José Cueto. Sepfiembre 15. Ingresa en la clase de dibujo elemental en la Escuela Profe- sional de Pintura y Escultura de La Habana, conocida como San Alejandro, que radica en Dragones no. 62 (actualmente 308), entre San Nicolás y Rayo. (Es dado de baja el 31 de octubre.) Septiembre 30. Solicita matricular las asignaturas del curso 1887 a 1868. su segundo año de bachillerato, que estudiará “en el colegio San Pablo, fundado v dirigido oor Rafael Maria de Mendive. Esta escuela radica en la misma direc- -.. clon- ZPrado 88- que la Primaria Superior Municipal. (Ver: 1865. Marzo.) Octubre 1. El cole io San Pablo Enseñanza de La % ueda incorporado a! Instituto de Segunda Ha ana. (En aquel a 8 escuela recibe clases impartidas por su director, así como por Anselmo Suárez y Romero, José Ignacio Rodríguez y Antonio Zambrana y Vázquez, entre otros. Desde el inicio del curso ayuda a Men- dive en las tareas administrativas de la escuela, por lo que, en ocasiones, lo visita en la casa de SUS suegros, en las afueras de Guanabacoa.) 1868 Abril 26. Su poema “A Micaela”, que dedica a la esposa de Mendive con motivo del fallecimiento de su pequeño hijo, Miguel An el, periódico El Album, que se edita en la imprenta de igua f es publicado en el nombre -sita en Na- zareno no. 16, Guanabacoa- y del cual es director Manuel Nápoles Fajardo, hermano de El Cucalambé. Junio 16. Alcanza la calificapión de sobresaliente en la asignatura Principios y ejercicios de Geometría. Julio 16. En el

Page 478: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

examen de Geografía descriptiva obtiene el máximo de puntos. Septiembre. Vive en Prado 88, en la casa de su maestro. La familia Martí reside en Marianao, adonde él va los domingos. Septiembre 12. Lo evalúan con las más altas calificaciones en Gramática castellana y Gramática latina. Septiembre 30. Solicita matricular las asignaturas de su tercer año de bachi. llerato, al iniciar el curso de 1868 a 1869. Octubre 10. Comienza la Guerra de los Diez Años. Octubre 20. Las fuerzas españolas de Bayamo se rinden. Se consuma la toma de la ciudad. Noviembre 4. Camagiiey se incorpora, a la lucha. Noviembre 26. Su padre ocupa la plaza de celador de policía para el recono cimiento de buques en el puerto de Batabanó. (Es poco probable que su hijo lo visitara en este lugar.) La familia reside en San José entre Gervasio y Escobar. 1869 Enero 3. El honrado valenciano es nombrado celador del barrio de la Cruz Verde, en Guanabacoa. Los Martí mudan su domicilio para la villa. Enero 12. Bayamo es incendiada por sus habitantes y por los insurrectos. Enero 19. Publica su primer artículo politice en el único número de E! Diablo Cojuelo, periódico que edita Fermín Valdés Domínguez en la imprenta y librería El Iris, situada en Obispo no. 20 y 22. Enero 22. Varias escuadras de Voluntarios atacan el teatro Villanueva, donde se han dado vivas a la independencia. En medio de la balacera, Leoncr Pérez sale a la calle en busca de su hijo, a quien encuentra posiblemente en la casa de Mendive. Enero 23. Su poema dramático “Abdala” aparece en La Patria Libre, peri& dico del que sólo SC publicó un número. Se editó en El Iris. Enero 24. Un grupo de Voluntarios hace una descarga cerrada contra el café El Louvre. Otros uniformados tirotean a ciudadanos en lueares míblicos y cometen actos de violencia durante este y los siguientes dias. - - Enero 28. Es detenido Rafael Maria de Mendive, acusado por sospechas de vinculación con los insurrectos. Lo incluyen en la causa formada por los sucesos del teatro de Villanueva. (Es conducido a la cárcel habanera y luego al Castillo del Principe, adonde su joven alumno acude a visitarlo frecuentemente.) Febrero 6. Se alzan en armas los independentistas de Las Villas. (m. d. 7). Escribe el soneto “110 de Octubre!“, que se dice fue publicado en un periódico manuscrito llamado El Siboney. Marzo. La familia Martí reside en Guanabacoa. Marzo 23. El colegio San Pablo es clausurado por las autoridades coloniales.

Page 479: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Marzo 31. Solicita al director del Instituto de La Habana que se le permita el traslado de su matrícula para el Colegio Nacional y Extranjero de San Fran- cisco de Asís. (Aunque se le concede, no llega a formalizarlo ni asiste a clases.) Abril- octubre. Trabaja en la oficina de Felipe Gálvez Fatio -ubicada en el segundo piso de la casa de este, en Virtudes no. 10, esquina a Industria-, y allí realiza las labores correspondientes al cargo denominado “dependiente de dili- gencias”, por las que percibe una modesta retribución que entrega a su padre.. Abril 25. Su maestro es condenado por un Consejo de Guerra ordinario 2 la pena de cuatro años de confinamiento fuera de la Isla. (Veinte días después embarca hacia España, de donde escapa hacia Francia, para luego dirigirse a Nueva York, ciudad en la que se instala hasta 1878.) Septiembre 30. Mariano Martí solicita al Gobernador Superior Civil de la Isla que se autorice a su hijo para examinar las asignaturas del tercer año de bachi- llerato. Alega no haber trasladado la matrícula para el colegio San Francisco de Asis por desconocer el tiempo que la ley concede para efectuarlo. (El 22 de octu- bre es denegada la solicitud.) Octubre. Reside con su familia en la calle San Rafael no. 55. Octubre 4. Una escuadra de Voluntarios para frente a la casa de la familia Valdés Domínguez -en la calle de Industria no. 122, esquina a San Miguel- y provocan un pequeño incidente, alegando que han sido burlados por los jóve- nes que se hallan en la vivienda. En horas de la noche los uniformados irrum- pen en el lugar y detienen a los hermanos Fermín y Eusebio, a quienes conducen mal- vivac, adonde llevan más tarde a Manuel Sellén, Santiago Balbin y Atanasio Fortier, los visitantes de aquella tarde. Todos son acusados de haber cometido faltas contra una fuerza armada de Voluntarios del Batallón Ligeros, y sospe- charse que son adictos a la insurrección. Horas después los remiten a la cárcel Nacional. En el minucioso registro efectuado en la casa de los Valdés Dominguez la soldadesca encuentra periódicos de clara tendencia separatista y varias cartas, una de e! las suscrita por José Marti v dirieida al cadete Carlos de Castro Y de Castro, quien fuera antiguo condiscípulo s” uyo, al que llama apóstata e incita a la deserción. (El celador de la policia aue instruve el sumario no presta sufi- ciente atención a esta misiva, por lo que ‘su autor *no es detenido.) -

Page 480: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Octubre 9. Un funcionario de la secretaria del gobierno se percata del conte- nido de su carta al cadete de Castro, y sugiere que se cumplan con urgencia los requisitos que faltan al expediente, a fin de proceder contra el autor de la misiva, a qricn califica de “un enemigo declarado de España”. Odub- c 21. Ingresa en la Cárcel Nacional, acusado del delito de infidencia. 530 los. 4 Martí OBRAS ESCOGIDAS T. 1 531 Diciembre 22. Son puestos en libertad, por orden de! riscal, Manuel Sellén y Santiago Balbin (En los primeros dias de oc:-: re :o había sido Atanasio Fortier, de origen franpés, al ser reclamado sor el cónsul de su país.) ‘870 Marzo 4. Deswres de más de cuatro meses en misión. los ióvcnes son tuzea- dos por un con; ejo de guerra ordinario que, por ‘unanimidad’ de votos, IÓ con- dena a la oena de seis arios de oresidio. dicta la deoortación de Eusebio Valdés Dominguez’ y Atanasio Fortier, e’ impone seis meses ‘de arresto mayor a Fermín Valdes Dominguez. Marzo 9. El Auditor de Guerra determina oue se cumpla lo acordddo, excepto para Atanasio Fortier, cuyo caso dispone se devuelva al’ fiscal para que lo iris- truya en plenario. Asimismo, ordena que Fermín Valdés Domínguez cumpla el arr& to en. la fortaleza de La Cabaña’ y declara sobreseído el -proceso contra Santiago Balbíii y Manuel Sellén. Marzo 22. Se les notifica la sentencia a Martí, Eusebio y Fermin Valdés Domínguez, quienes se hallan aún en la Cárcel Nacional Marzo 31. Le es seña! sdo el Presidio Departamental de La Habana como lugar para cumplir la condena. (El Presidic y la Cárcel radican en el mismo edificio.) Abrií 4. Es trasladado al Presidio, dcnde lo destinan a la Primera Brigada de Blancos y le asignan el número 113. En la hoja histórico- penal de! confinado aparece su filiación: estado, saltero: edad. 17 a?&; estatura, regular; color, bueno; cara, boca y nariz, regulares; .ojos, pardos; pelo y cejas, casfinos; barba; lan. píiia; como señas particulares se indican una cicatriz en la barba y otra en el segundo dedo de la mano izquierda. Abril 5. Le cortan el cabello y se viste con la ropa de presidiario; le fijan en el tobillo de la pierna derecha un gríllete, unido a la cadena que aprisiona su cintura. Lo dest;;; dn a trabajar en la can: tira de! presidio conocida como de San Lázaro, en la sección llamada La Criolla. (Diariamente, antes de! amanecer, es conducido hasta allí iunto con sus compañeros de misión. Y permanece doce

Page 481: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

horas bajo el so!, realizando las más duras faenas.) * - s ,I~ osto 5. Leonor Pérez dirige al Gobernador Superior Civil una carta en la que pide indulgencia para su hijo, menor de edad. (Por su parte, el padre hace gestiones ante José María Sardá. arrendatario de las canteras v amigo persona! de! Capitán Genera!, para que in: erceda ante ;ste y le pida que ate& e ‘el rigor de la pena.) Agosto 28. Lleva esta fecha la siguiente dedicatoria suya en una fotografía donde aoarece de uie. con el er; ilete: “Mirame. madre. Y nor tu amor no llores: / Si esclavo de mi edad y misdoctrinas, / Tu’mártir córa’zón llené de espinas, / Piensa que nacen entre espinas flores.” [PCEC, 2, 15) Agosto (d.?). Debido a las gestiones de sus padres lo destinan a la cigarrería del penal y luego lo trasladan a La Cabaña. Está enfermo, y tiene los ojos afectados por la ca!. Septiembre 5. El Capitán General lo indulta: conmuta su pena por la de ser rele J ado a Isla de Pinos. eptiembre 28. Se cursa la orden pdra su traslado de La Cabaña z la cárcel de la capital. donde’ ingresa a disposición del Gobernador Poliiico. Seotiembre 30. Es remitido del Presidio Deuartamenta! a la Cárcel Nacional, Octubre 13 !,! ega a Isla de Pinos, en pq! idad de deportado. José Ms- fa Sardá lo toma bajo su garantia personal, y de Nueva Gerona lo lleva hasta su finca El Abra. donde ocupa una habitación en el segundo cuerpo de los edificios que forman .! a residencia. (Durante los dos meses- que perínanece en el lugar con .; ve con la familia de! prop; etario.) Diciembre 6. Leonor Pérez dirige al Capitán Genera! una súplica para que su hijo sea trasladado a la Peninsula, donde podria continuar los estudios. Diciembre 12. Se le concede permiso para trasladarse a la capital con el fin de marchar hacia España. Diciembre 18. Sale de Nueva Gerona hacia La Habana Diciembre 21. Le es expedido pasaporte para que realice el viaje. Diciembre (d.?). Visita el presidio, al parecer con el objetivo de despedirse de quienes han sido sus compañeros de infortunio, 1871 Enero 12. A petición suya, el Secretario del Instituto de la Habana certifica las calificaciones obtenidas en las materias examinadas durante el periodo 1866- 1868 Enero 15. Parte en el vapor Guipúzcoa. Enero 17. Al segundo dia de navegación denuncia ante los pasaieros los atropellos que se co& eten en la prisión- de La Habana y señala cornÓ respon- sable de estos crímenes al comandante de! presidio, teniente coronel

Page 482: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Mariano Gil de Palacios, quien viaja en el mismo barco. Enero 31 (d.?). Desembarca en Cádiz, donde permanece pocos días. Febrero 16. Se presenta en la sede del gobierno de la provincia de Madrid y solicita se le expida cédula de seguridad -documento personal o de empa- dronamiento. (Desde su llegada a la capital se pone en contacto con Carlos Sauvalle, a quien conocia de La Habana, y que habia sido deportado a España en enero de 1870.) Marzo 24. El periódico La Soberania Nacional, de Cádiz, publica su artículo “Castillo”. Abril 12. Este escrito es reproducido por La Cuestión Cubana, de Sevilla. Abril (d.?). Se halla enfermo, aquejado por una enfermedad Ilamada sarcoi- dosis. Sauvalle le presta los cuidados que requiere hasta su restablecimiento. Mayo. Reside en una casa de huéspedes situada en la calle Desengaño no. 10, quintuplicado. Ma$ o 31. Soiicita matricular en la Facultad de Derecho de la Universidad Centra! de Madrid, como alumno de enseñanza libre de! curso académico 1870 a 1871, las asignaturas Derecho romano, Derecho politice y administrativo y Economía política. Al mismo tiempo se inscribe en el Ateneo, donde por mínima cuota tiene acceso a textos y salas de estudio. Julio 2 Su articulo “Castillo” es reproducido en La República, periódico independentista editado el, Nueva York, y lo precede una nota introductoria en la que se elogia al joven autor anónimo, púes aparece firmado sólo con las iniciales J. M. Julio o agosto (m.?). Publica El pidsidio político en Cuba, con el apoyo eco- nómico de Carlos Sauvalle. Fue impreso en Madrid, en el taller de Ramón Martinez, sito en San Marcos no. 32. Septiembre 7. Junto a Sauvalle contesta, en las páginas de El J~ r: do Federal, un articulo anticubano publicado días antes en el diario integrista madrileño La Prensa. (Se inicia una polémica que fin,! iza días después con la digna res- puesta de los jóvenes a las amenazas del libelo reaccionario de llevarlos ante los tribunales.) Noviembre 5. Como colofón de la disputa se constituye la Liga de la Prensa Española Antifilibustera, en la cual se agrupan los catorce periódicos más retró- grados de la capital. 532 IosP McVti OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 533 Noviembre 27. Son fusilados en La Habana ocho de los estudiantes de Medi- cina acusados, sin pruebas, de profanación e infidencia. El consejo de guerra ha dictado otras sentencias de seis meses, y de cuatro y seis años de

Page 483: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

prisión. Fermín Valdés Domínguez -quien había matriculado en la Universidad de La Habana el 19 de octubre- se encuentra entre los condenados a esta última pena. Noviembre. A fines de mes sufre una recaída en su enfermedad. Sauvalle lo aloja en su casa y costea todos los gastos que ocasiona la curación. El enfermo es atendido por los doctores Gómez Pamo e Hilario Candela, y este último realiza una intervención quirúrgica que lo mejora, aunque su dolencia no desa- parecerá totalmente. 1822 Mayo. Vive en la calle Lope de Vega no. 40, cuarto 3ro. Junio (d. 7). Recibe a Fermín Valdés Domínguez, quien embarcara desterrado a España el 30 de mayo, tras ser indultado de la pena de prisión. (Ver: 1871. Noviembre 27.) Julio. Se encuentra enfermo. Agosto. Vive en la calle Desengaño no. 10, cuarto 2do. Agosto 31. Matricula la asignatura Derecho mercantil y penal del curso aca- dEmico 1871.1872. Noviembre 27. En las primeras horas de la mañana circula en Madrid la hoja impresa El dia 27 de Noviembre de 1871, escrita por él y firmada por Fer- mín Valdés Domínguez y Pedro J. de la Torre. Más tarde, un grupo de cubanos residentes en la ciudad ofrecen honras fúnebres en la iglesia Caballero de Gra- cia a los ocho estudiantes de Medicina fusilados en Cuba, en el primer aniver- sario de su caida. Esa noche, en la casa de Sauvalle, Martí pronuncia un discurso. (m. d.?). Se expresa contra la idea de crear un casino para disfrute de los cubanos pue residen en Madrid, y la mayoría de estos apoya SU criterio. Diciembre (d.?). Posiblemente- viaja aw Zaragoza juntõ Con Fermín Valdés Domínguez para asistir a la graduación del hermano de este, Eusebio, quien recibe el título de doctor en Derecho civil y canónico en la Universidad arago- nesa el 23 de este mes. (Ver: 1870. Marzo 4.) 1873 (m. d. 7). Su poema “A mis hermanos muertos el 27 de Noviembre”, firmado sólo con sus iniciales, aparece en las páginas finales del libro en que Fermín ValdEs Dominguez denuncia el crimen cometido por los Voluntarios habaneros en 1871. Febrero. Reside en una pensión situada en la calle Concepción Jerónima. Febrero JJ. Posiblemente sitúa una bandera cubana en el balcón del cuarto donde reside, reafirmando así su independentismo al ser proclamada la república tras la abdicación del rey español. Febrero 15. Escribe esta fecha al final de La Reptiblica espaíiola ante la Revolución cubana, que se edita en Madrid antes de que

Page 484: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

finalice el mes. Abril 12. Su alegato es reproducido por el periódico Ln Cuestión Cubana, de Sevilla. Abril. Vive en Desengaño no. 10, quintuplicado, cuarto 29. Abril 15. Escribe a Néstor Ponce de León, miembro de la Jun!~ Central Revolucionaria de Nueva York, y acompaña su carta con varios ejemplares del folleto antes citado. Le expresa su dis osición de cumplir indicaciones para rca- lizar lo que más convenga a la comp eta independencia de Cuba P Abril 26. El peritiico sevillano Lo Cuestión Cubana publica su articulo “La solución”. Abril 29. Fecha el cuento “Hora de lluvia”, su novia en Zaragoza. dedicado a Blanca de Montalvo. Mayo 17. Solicita al Rector de la Universidad Central de Madrid le conceda el traslado para la universidad de Zaragoza. ciudad donde residirá. Mayo 23.. Es aprobada su solicitud. - Mayo (d.?). En unión de Fermín Valdés Domínguez parte hacia Aragón, donde encuentra mejores condiciones para el estudio (como puede deducirse de los resultados académicos). Mayo 26. El periódico La Cuestión Cubana, de Sevilla, publica su articulo “Las reformas”. Mayo 28. Solicita al Rector de la Universidad Literaria de Zaraeoza oermíso para examinar las asignaturas que ha trasladado. Reside en la calle” de 1; Mani- festación, en la casa de huéspedes de Félix Sans. Junio 4. Obtiene calificaciones satisfactorias en Derecho romano, segundo cur- so, Economia Politica -las que no había aprobado en Madrid-, Derecho civil español y Derecho mercantil y penal. junio 8. Las Cortes proclaman la República Federal. Agosto 29. Solicita a las autoridades de la Facultad de Derecho rendir exá- menes, como alumno de enseñanza libre del curso 1872- 1873, de Ampliación de derecho civil, Derecho canónico, Disciplina eclesiástica, Literatura española, Lite- ratura latina, Historia universal, Teoría de procedimientos judiciales y Práctica forense. (Las aprueba, excepto las dos últimas, a las que no se presenta.) Agosto 30. Dirige una comunicación al Director del Instituto de Zaragoza en la cual pide se le examine, sin asistir al curso regular, las asignaturas que le faltan para terminar el bachillerato. (Realiza a la vez los estudios universitarios y los de las disciplinas aún no vencidas del bachillerato.) (Ver: 1874. Junio 25 y 27.) Noviembre 24. En La Habana, su- padre solicita al director del Instituto de Segunda Enseñanza una certificación de las asignaturas cursadas y las califi-

Page 485: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

caciones obtenidas por su hijo, a fin de que este las presente a la institución homóloga en Zaragoza. La solicitud es satisfecha este propio día. Diciembre 23. Versos suyos acompañan una de las dos coronas de plata que le obsequian al actor y director Leopoldo Burón, en el Teatro Principal, frecuen- tado por el cubano. (m. d. 7). Este año fallece su hermana Lolita. (Ver: 1865. Noviembre 2.) 1874 Enero 3. El general Pavia disuelve las Cortes mediante un golpe de estado y el poder pasa a manos del general Serrano. Los republicanos de Zaragoza levantan barricadas en varías calles y comienzan los choques armados. El cu- bano negro Simón, que trabaja en la casa donde vive Martf, se une a estos aragoneses. Enero 4. La insurrección es aplastada. Enero (d.?). Habla en una velada que se celebra con el objetivo de recaudar fondos para auxiliar a los familiares de los caídos en defensa de la República. Febrero. Termina de escribir la primera versión de su drama Adúltera (Ver. 1877. Febrero 18.) .x34 Jos6 Marii OBRAS ESCOGID. L\ S T. 1 535 Abril 22. Sus padres y cuatro de sus hermanas embarcan hacia Veracruz en el vapor Eider, para fijar residencia en la capital de Mexico. Mayo- junio. Se halla en Madrid durante los últimos días de mayo y los pri. meros de junio. Junio 25 y 27. Aprueba en el Instituto de Zaragoza los dos ejercicios del erado de Bachiller en Artes. No se le expide título, al no poder abonar los de- Fechos que se cobran por el documento. Junio 28. Solicita a la máxima autoridad universitaria que. en vistas de tener aprobadas las asignaturas necesarias y ser Bachiller en Artes, se le admita al examen de la licenciatura. (El Rector accede al día siguiente) Junio 30. Verifica el ejercicio correspondiente, en el cual desarrolla, de forma oral, el terna sacado al azar: “Párrafo inicial del libro primero título segundo de la Instituta de Justiniano. Del derecho natural de gentes y civil.” El tribunal examinador lo aprueba, y de este modo obtiene el grado de Licenciado cn De- recho Civil y Canónico. Agosto 31. Presenta una solicitud para matricular en la Facultad de Filo- sofía y Letras de la propia universidad, como alumno de ensenanza libre, las asignaturas de esta carrera -sólo exceptúa, por convalidación. las correspon- dientes al ario preparatorio de la Facultad de Derecho, pues las tiene aprobadas Octubre (d.? j. Viaja a Madrid. Regresa pocos días después. Octubre 24. Saca a suerte el tema “La

Page 486: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

oratoria política y forense entre los romanos. Cicerón como su más alta expresión: los discursos examinados con arreglo a sus obras de Retórica”, y por su brjllante exposicion obtiene sobre- saliente, con lo que alcanza el grado de Licenciado en Filosofia y Letras. Octubre 29. El Rector y el Secretario de la Universidad Literaria de Zaragoza rubrican el certificado donde consta que ha aprobado en ese centro docente SU evaluación como Licenciado en Derecho Civil y Canónico, pero debido a que no ha hecho el depósito de este grado ni se le ha expedido el título -por el cual también debe abonar determinada cantidad de dinero- no tiene efecto ni valor cl examen realizado, hasta que cumpla ambos requisitos. (k principios de julio debe haber recibido certificación similar del grado de Licenciado en Filosofía y Letras. Ver: Junio 30.) Noviembre- diciembre. Viaja a Madrid, donde aparentemente realiza las ges- tiones necesarias para su traslado a México. Noviembre- diciembre. Visita en la cárcel de Madrid a Lorenzo Jiménez, quien había sido apresado cuando realizaba su duodécima expedición a Cuba, desde donde había sido deportado a España. Diciembre (d.?). De Madrid viaja a París, donde conoce a Auguste Vacquerie y según se ha dicho a Victor Hugo. Diciembre 26 6 28. Realiza la travesía de Le Havre, Francia, a Southampton, Inglaterra. Diciembre (d.?). De Southampton se traslada a Liverpool. 1875 Enero 2. Parte de Liverpool a bordo del vapor trasatlántico Céltic. en tercera clase. (El barco hacia escala en Queenstown, ciudad que actualmente se llama Cobh, en Irlanda.) Enero 5. Muere en México su hermana Mariana Matilde, a quien profesaba especial carino. Enero 14. Llega a Nueva York. Enero 26. Parte de Nueva York en el vapor norteamericano City of Mecida. Enero 31. El barco entra en el puerfo de La Habana despues de un viaje dc cinco días y medio Permanece a bordo Febrero 2. Reinicia la travesía Febrero 8. Tras hacer breves escalas en Progreso y Campeche arriba a Vera, cruz durante la tarde Horas después continua el viaje en tren Febrero 10. (d. 7). Llega a la capifal de México En la esfación de Buenavisfa lo espera su padre, acompañado por Manuel Mercado, quien ha hecho amistad con la familia Marti. de la que es vecino. (Viven en la calle de la Moneda, a un costado del Palacio de Gobierno.) Febrero (d. 7). Es presentado -posiblemente por Mercado- a Vicenfe Villada, director de

Page 487: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

la Revista Llniversaf, diario de política, literatura y comercio, cuya Redacción se encuentra en la primera calle de San Francisco -hoy Madero- no. 13, frente a la Plazuela de Guardiola. (Colaboran en esta publicación los cubanos Alfredo Torroella y Antenor Lezcano.) Marzo 2. Aparece en ese periódico su primera crónica escrita en México, con la cual inicia sus colaboraciones en el importante órgano. Marzo 7. En la sección “Variedades” de aquel diario publica un poema dedi- cado a su hermana recientemente fallecida. Marzo 12. La Revista comienza a editar, en forma de folletín encuadernable su traducción de Mes fils, del escritor francés Víctor Hugo. (La última sec& aparecerá el dia 21.) Marzo (d.?). Es presentado por Juan de Dios Peza a la joven Peña y Llerena, por la que llega a sentirse fuertemente atraído, Rosario de la Marzo 22. Resulta aprobada por unanimidad su postulación para socio del Liceo Hidalgo. que Abril 3.- Publica el primer trabajo para la sección “Boletín parlamentario”, firma con sus iniciales. Abril 5. Participa en la primera sesión del debate sobre el tema “La influen- cia del espiritismo en el estudio de las ciencias en general”, que se desarrolla en el Liceo Hidalgo. Hicieron intervenciones representantes de la escuela posí- tivista y de la Sociedad Espirita. El joven cubano manifiesta: “Yo estoy entre el materialismo que es la exa eración de la materia y el espiritismo que es la exageración del espíritu.” dos sesiones,) IbC. 28, 326) (Los debites continúan durante otras Mayo 7. Comienza a publicar la sección de carácter editorial titulada “Bofe. tin”, que firma con el seudónimo de Orestes. En esta fecha aparece su nombre entre los redactores de la Revista Universal. Mayo 27. Inicia una polémica con el diario La Colonia Española en defensa de los independentistas que luchan en Cuba. Expresa: “Ya que no puedo por mi mal ir a combatir al lado de los que defienden la independencia de mi patria, no fuera honrado permitir que, donde pueda yo responderlas, quedasen sin cum- plida respuesta afirmaciones gratuitas y vulgares.” [OCEC, 1, 2571 (Sus inapla- zables deberes familiares son otro de los factores que lo retienen fuera de su patria.) Junio 9. Con su articulo “A La Iberia” da respuesta a este periódico, que el día anterior había hecho alusión a su persona como reiniciador de los debates sobre la cuestión de Cuba en la prensa mexicana. Octubre 12. En un artículo -sobre

Page 488: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

cuestiones económicas dice: “Es preferible el bien de muchos a la opulencia de pocos.” IOCPC. II. 2051. 1 Ocfubre 29. Se da a conocer que representará al Liceo Hidalgo jumo a An- tonio Rivera y Francisco Sosa, en la celebración del cuarto anidersario de la sociedad artístico- literaria El Porvenir A’ouiembre 2. Está ligeramente enfermo Lo visita frecuentemente Manuel Mer. cado, quien ocupa el cargo de secretario del gobierno del Distrito Federal. 536 losé Martí OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 537 Noviembre 36. Aparece su último “Boletín”, que firma con la inicial de su nombre y el apellido completo. Xouiembre (m.?). Probablemente colabora desde esta fecha, junto con otros cubanos y mexicanos, en la organización de una tentativa expedicionaria que par- tiría hacia la Isla desde las costas del país hermano, de acuerdo con un proyecto que encabeza Manuel de Quesada. (El plan no llega a realizarse.) Diciembre 17. De nuevo se halla afectada su salud. Diciembre 19. En el Teatro Principal se estrena su obra Amor con amor SC p4g4, representada por Concepción Padilla y Enrique Guasp. Al caer el telón, el público pide, entre aplausos, que se presente el autor, cuyo nombre no había sido anunciado en los carteles y programas. A pesar de la negativa del joven escritor, ambos actores lo conducen al escenario, donde Conchita le entrega, a nombre de la compañía artística, una corona de laurel. (Ver: 1876. Marzo (d.?) y julio 19.) Diciembre 21. La Sociedad Gorostiza. en su rtuni6n ueriódica de cada martes, lo incluye entre~ sus nuevos socios. (Ver: .1876. Febrero 8. j (m.?). Conoce a Carmen Zayas Bazán durante una de sus frecuentes visitas a la casa del padre de esta, cercana al edificio que ocupa la Reuisfa. (Había sido presentado a Francisco Zayas Bazán por el duefio de la casa que habita la familia Martí, Ramón Guzmán, curiado de Carmen.) 1876 Enero 1. Elementos contrarios al gobierno mexicano proclaman en Oaxaca el Plan de Tuxtepec, y nombran como su jefe al general Porfirio Dfaz. Enero 15. Escribe -- posiblemente por vez primera- la expresión con que de- nomina a la oatria erande: “Si Eurooa fuera el cerebro, nuestra América seria cl corazón.” @C, 6, 4- 531 Enero 26. Son leídos versos suyos y de otros autores en la funcion realizada en beneficio del actor español Enrique Guasp de Peris. Enero 28. Concurre a la sesión inaugural de la Sociedad Alarcón, que funda el

Page 489: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

escritor Roberto Esteva con el fin de agrupar a autores, actores y críticos de teatro. Forma parte de la mesa directiva y propone a Ignacio Altamirano, An- selmo de la Portilla, Casimiro del Collado y Telesforo Garcia para que integren la asociación. Enero 31. Pronuncia un discurso en la Academia de Bellas Artes de San Carlos, en la velada con que el Liceo Hidalgo Rinde homenaje al pintor Santiago Rebul]. Febrero 8. Devuelve su nombramiento de la Sociedad Gorostiza, a la que había sido propuesto por Ignacio M. Altamirano y Juan de Dios Peza, quienes pocos dias antes habian rechazado la suya para que formaran parte de la So- ciedad Alarcón. (Ver: 1875. Diciembre 21.) Febrero 20. Comienza a colaborar en El Socinlista, órgano del Gran Circulo Obrero de México, organización de carácter reformista que apoya la politica del gobierno del presidente Sebastián Lerdo de Tejada. Mnrzo 5. Es propuesto a las sociedades obreras -jun! o con otros destacados intelectuales- como candidato para diputado al primer congreso de trabajadores dei país, el cual comienza sus sesiones este día en los salones de la Sociedad Artístico Industria!. La actividad es patrocinada por el Gran Circulo de Obreros y su órgano, El Socialista. (Las sesiones se prolongan hasta el mes de julio. Ver: /uni 4.) Marzo 5. Colabora en la edici6n literaria de El Federalista. Marzo (d.?). Se realiza la edicion de Amor con amor se paga, que costea Enrique Guasp, en la Imprenta del Comercio, ubicada en la calte Cordobanes no. 8. (Ver: 1875. Diciembre 19.) Maio 7. Forma parte, junto con Nicolas Azcárate y Agapito Silva, de la comisión ejecutiva nombrada por un grupo de cuarenticuatro escritores que se proponen honrar al dramaturgo José Peón Contreras, para lo cual abren una suscripción. El periódico El Eco de Ambos Mundos auspicia la iniciativa. Mayo 23. Publica el poema “Carmen”, dedicado a su novia, en El Eco de Ambos Mundos. Junio 4. Su nombre aparece en la relación de los delegados al primer con- greso obrero publicada en El Socialista. Es designado para ejercer esa función por la sociedad Esperanza de Empleados, agrupación radicada en el Distrito Fe- deral de la ciudad de México, y que congrega a trabajadores del Estado -se- cretariado del Congreso de la Unión, Tesoreria General, ministerios de Hacienda y de Relaciones, etcétera-. (No hay confirmación de que asistiera al evento.) Junio 18. Sufre una recaida en su enfermedad.

Page 490: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

(El doctor Alfonso Herrera Franyutti señala que se trataba de una sarcoidosis, la cual le ocasionaba ínfartos ganglionales en las ingles, entre otros sintomas.) Junio 30. Suscribe, junto con Nicolás Domin uez una comunicación dirigida a la Agencia Cowan y otros cubanos, genera P del gobierno cubano en los Estados Unidos, a fin de ser inscriptos en el registro de ciudadanos abierto para quienes fueran acreedores de este derecho por sus servicios y por su conducta en favor de la patria. fulio 13. Agradece, desde las páginas de la Revista Universal, las atenciones del médico Francisco Montes de Oca, a quien debe una considerable mejoria, obtenida mediante “una oportuna operación que notables médicos de España no se decidieron a hacer, y que el doctor mexicano llevó a cabo con precisión sor- prendente, tacto sumo y éxito feliz”. [OC, 7, 861 Julio 19. El Federafisfa anuncia para el dia siguiente el estreno de Amor con amor se paga, que la compañía de Guasp lleva nuevamente al Teatro Principal. (Ver: 1875. Diciembre 19.) Julio. Visita frecuentemente a Nicolás Azcárate en el Hofel Iturbide. donde este se aloja desde su reciente arribo de España. (Azcárate trabaja en El Eco de Ambos Mundos.) Septiembre 8. Refuta la opinión de La Colonia Española acerca de que los cubanos se hacian ilusiones con el posible reconocimiento de la beligerancia por parte de los Estados Unidos: “Ni esperamos su reconocimiento, ni lo necesitamos para vencer.” [OCEC, 1, 2751 Octubre 24. La partida de ajedrez que realizara dias anfes con Andrés Ludo- vico Viesca -notable jugador de sólo siete años- es reproducida en la revista especializada La Estrategia Mexicana. (Desde su llegada a la meseta de Anáhuac se relaciona con un grupo de prestigiosos ajedrecistas.) Noviembre 23. El genera1 Díaz, tras derrotar a las fuerzas leales al gobierno -cuyos miembros abandonan la capital- penetra con SUS “ropas en la ciudad de México. Dejan de publicarse varios periódicos, entre ello? Revista Universal (cuyo último número corresponde al día 19). Nooiembre Cd.?). Reside con su familia en el entresuelo del edificio donde se hallaba la redacción de la Revista Universal, en la primera calle de San Francisco no. 13. Diciembre 7. Su nombre aparece entre los colaboradores literarios de El Fe- deralisfn, donde oubtica el articulo “Alea facta est”, en el que condena lOS Pro- cedimientos empleados por Díaz para

Page 491: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

llegar- al poder. Diciembre (d.?). Recibe cartas de recomendación para varias personalidades de Guatemala de manos de Juan Ramón Uriarte, ministro de este pais en Méxl- co, quien influye en su decisión de marchar a Centroamerica. 538 los/ Marti OBRAS ESCOGIDAS. T. I 539 Diciembre JO. Publica en El Federalista su artículo “La sifuacf6n” Ef Socialista reproduce dos días más tarde-, en el cual denuncia el desG% arbitrario, sin formación de causa, de varios patriotas y critica la actuación del nuevo gobierno, adverso a la Constitución y contrario a las libertades públicas. Diciembre 16. Aparece en El Federalista su articulo “Extranjero”, en el cual ex one Y las causas por las que no puede continuar en México, donde impera la VO untad de un caudillo militar. Diciembre 29. Parte de la capital en el tren que inicia el viaje durante la madrugada. (Ha recibido ayuda económica de Manuel Mercado y Nicolás Do- mínguez Cowan.) Diciembre 30. Llega a Veracruz en las primeras horas de la tarde. 1877 Enero 2. En este puerto toma el vapor Ebro con destino a Cuba. Sus docu- mentos personales están expedidos a nombre de Julián Pérez, sus segundos nombre y apellido. Enero 6. Llega a La Habana. Enfrenta riesgos que logra eludir gracias a la ayuda de un viejo amigo de España, quien “ocupa aquí una alta situación, y su afecto me ha salvado de un peligro que de otro modo hubiera sido grave”. IOC. 20, 201 Enero (d.?). Realiza gestiones para alojar a sus familiares y conseguir tra- bajo para el padre. (Logra encauzar ambos propósitos.) Enero 22. Debido a una afección de conjuntivitis, visita al oftalmólogo Juan Sanfos Fernández -conocido suyo de Madrid, cuando ambos eran estudiantes-, quien anota en su libro de consultas que las molestias del paciente se deben al trabajo en la corrección de pruebas de imprenta. Febrero 3. Remite a su familia una parte del dinero necesario para que realicen el viaje hasta Cuba. (Pocos días después envia la cantidad restante.) Febrero 18. Lee su drama Adúltera en la tertulia liferaria que Fermin Valdés Dominguez organiza en su casa. (Posiblemente escribe la segunda versión de la obra durante este año. Según otras hipótesis, pudo haberla redactado entre febrero de 1877 y marzo de 1879. Ver: 1874. Febrero.) Febrero 20. El oftalmólogo le prescribe crisfales convexos no. 24 como espe- juelos. (No hay constancia de que llegara a usarlos

Page 492: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

en ningún momento.) Febrero (d.?). Recibe de manos de José Mariano Domínguez, padre de sus amigos Fermin y Eusebio, cartas de recomendación dirigidas a algunas P ersonas que residen en Guatemala, a quienes conoce por ser Domínguez natura de ese pais. Febrero 24. Con el nombre de Julián Pérez toma el vapor City of Havana, que parte hacia tierra mexicana. Febrero 28. Llega a su destino, Progreso, Marzo J. Se dirige a Mérida, donde conoce a los miembros de la colonia cubana y se relaciona con los círculos literarios yucatecos. Marzo 4 (d. 3). Está en Progreso, donde despide a sus padres, sus hermanas Amelia, Carmen y Leonor y a los hijos de esta, Alfredo y Oscar, quienes viajan en el vapor Ebro, que realiza una escala en este puerto en el tránsito hacia La Habana. Marzo 6. Inicia su viaje a Centroamérica a bordo de una canoa Marzo pueblecito d d. 7). Se detiene en la isla de Jolbos -0 Holbox-, en el pequeño e pescadores del mismo nombre. Marzo (d. 7). Llega a Confoy, un pequeño islote Marzo (d.?). Arriba a Isla Mujeres, donde comparte unas horas con “Mr. Le Plongeon, erudito americano”. [OC, 19. 291 Marzo (d.?). Pasa a Belice en un cayuco. Marzo (d.?). Se dirige a Livingstone en goleta. Desde la boca del río hasta la costa va en canoa. Marzo 25. Se encuentra en Izaba], luego de viajar por el Rio Dulce. Marzo 26. Guiado por un arriero y su mujer, P arte “sobre la más pequeña, rebelde y mal intencionada mula que vio nunca a montaña de Izabal”. [OC, 19, 441 Marzo 28. Parten hacia Gualán en las primeras horas de la madrugada. Bordean el poblado por un trillo. Ya de noche entran en el Roblar, donde comen y duermen. Marzo 29. Siguen la marcha hasta el poblado de San Pablo. A mediodía llegan a Zacapa, donde los pobladores efectúan una procesión, con motivo de la Semana Santa. Marzo 30. Continúan el viaje. Abril 2 (d.?). Llega a la capital de Guatemala. Abril (d.?). Se presenta al cubano José Maria Izaguirre, director de la Es- cuela Normal, quien lo conocía por referencias. Queda adscripto al claustro de este centro como profesor de los cursos de literatura e interinamente de los ejercicios de composición. Abril (d.?). Reside temporalmente en la casa de Izaguirre, en la Cuarta Ave- nida Sur n. 52, entre 13 y 14. (Más tarde se traslada a otra vivienda.) Abril JO. Se entrevista con Joaquin Macal, ministro de Relaciones Exteriores. Abril 16. El vicecónsul de España en Guatemala confirma la autenticidad de los

Page 493: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

sellos y firmas del certificado de estudios expedido a SU nombre por la Uni- versidad de Zaragoza que acredita su capacidad como abogado. Abril (d.?). Escribe en unos cinco dias, a petición del gobierno guatemalteco, la obra teatral que titulará Patria y Libertad. (Drama indio). Abril 21. Expresa su saludo a Guatemala en un discurso pronunciado durante una actividad en la Escuela Normal. Son reconocidas SUS cualidades como ora- dor con entusiastas aplausos. Abril 22. Publica ‘“ Los Códigos Nuevos” y una carta dirigida al Ministro de Relaciones Exteriores en el oeriódico Ef Progreso, cuyo director antecede ambos escritos con una nota que expresa diferencias de criterios con el joven cubano, quien combate el falso argumento que justifica las crueldades de la conquista española: la necesidad de imponer la “civilización” europea sobre el “salvajismo” americano. Abril 24. El despacho de Instrucción Pública reconoce 1; validez de su certi- ficado de estudios de Derecho Civil y Canónico. Abril 28. Ofrece una conferencia en la actividad sabatina organizada en la Escuela Normal, donde encomia a los poetas, escritores e historiadores guate- maltecos y exalta los méritos de un libro de Francisco Lainfiesta, secretario de la Presidencia. Abril (m. d.?). Conoce- personalmente a Justo Rufino Barrios, presidente de Guatemala. Mauo 26. Pronuncia el discurso central en la velada literaria que la Escuela Normal dedica a los jefes politices de los departamentos, reunidos en la capital oor convocatoria del gobierno. ’ Mayo (d. 7). Escrybe un extenso comentario acerca de los informes presenta- dos oor estos dirigentes departamentales en su conferencia anual. Mayo 29. Es -nombrad; catedrático de Literatura francesa, inglesa, italiana y alemana y de Historia de la Filosofia en la Facultad de Filosofia y Letras de la Universidad de Guatemala. 540 Ios& Marti OBRAS ESCOGIDAS. ‘1. 1 541 Mayo (d.?). Lo admiten como miembro de la Sociedad Literaria El Porvenir, la cual agrupa a destacados intelectuales de! pais. Julio 17. La prensa da a conocer que impartirá clases gratuitas de composi- ción en la Academia de Niñas de Centro América, institución que dirige Marga- rita Izaguirre. hermana de su amigo Jose Maria. La escuela radica en 44- 5’ Ave- nida Sur (antigua calle de San Agustín). Julio. Entre las alumnas de esta asignatura se halla María, hija de! expresi- dente guatemalteco Migue! Garcia Granados,

Page 494: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

cuya casa frecuentaba el joven cubano. (Dieciskis años más tarde evocará a la joven en el poema conocido como “La niiia de Guatemala”.) (md.?). Imparte. gratuitamente, clases de literatura europea en la Universidad. Julio 25. Pronuncia un elocuente discurso en la velada solemne con la que se conmemora la fundación de la ciudad de Guatemala. Es la primera actividad de este tipo que organiza la sociedad El Porvenir, y se efectúa en el Teatro Colón. (Su éxito como orador contribuye a que sea elevado a la vicepresidencia de esta institución cultural.) Septiembre 16. Toma parte en el programa que efectúa la Escuela Norma! con motivo de! aniversario de la independencia de Centroamérica. Octubre 28. Expresa su intención de someterse a reválida, a fin de tener la posibilidad de ejercer como abogado. (No consta que concluyera los trámites al respecto.) Nouiembre 3. Le llaman “Doctor Torrente”, en alusión burlesca a sus cuali- dades oratorias, en una hoja suelta impresa por elementos reaccionarios que in- tentan desprestigiarlo ante sus discípulos y seguidores. Noviembre 4- 5. Es descubierta una conspiración que tiene como objetivos to- mar el poder y asesinar a Barrios y a sus colaboradores, así como a la familia de! presidente. Noviembre 6. Firma, conjuntamente con el director y demás profesores de la Escuela Normal, un manifiesto dirigido al presidente de la nación en el que condenan la intentona reaccionaria. (El documento es publicado el dia II en el periódico oficia! El Cuafemnfteco.) Noviembre 10. En carta a Manuel Mercado expresa su desacuerdo con el extremo rigor empleado para castigar a los promotores de la conspiración recien- temente descubierta. Noviembre 17. Aparecen dos nuevas hojas sueltas con la misma intención que la del dia 3. Los conservadores han descubierto un enemigo en el joven cubano. Noviembre 27. Contesta a Valero Pujo!, quien en una nota acerca de! libro sobre Guatemala que se encuentra escribiendo le recomienda no hacer abstrac- ción de la oportunidad ni de las circunstancias: “El alma de Bolivar nos alienta; el pensamiento americano me transporta. Me irrita que no se ande pronto. Temo que no se quiera llegar”. // “CQue no halago las circunstancias? Un hombre nace para vencer, no para halagar.” [OC, ,7. ll ll Noviembre 29. Inicia la tr& vesia hacia la ‘capital mexicana desde el

Page 495: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

puerto de San José. Diciembre ll (d.?). Llega a ciudad de México, tras haber desembarcado en Acapulco dias antes. Se aloja en Mesones no. ll. la casa de Manuel Mercado, a quien entrega la parte fundamenta! de los manuscritos de su libro sobre Guatemala, cuya edición encomienda al querido amigo. Diciembre 14. El Federalista saluda su regreso a ia meseta de Anáhuac. Diciembre 20. Contrae matrimonio con Carmen Zayas Bazán Hidalgo en la parroquia de! Sagrario Metropolitano de México. A las seis de la tarde se efec- túa la ceremonia civil en la casa de Mercado, y luego celebran una fiesta Diciembre 26. Parte de la caoital en comoania de su esoosa. Diciembre (d.?). Se hallan en Iguala. ’ 1878 Enero 1. Escribe a Mercado desde Chilpancingo. Enero 5. Llegan a Acapulco. Enero 9. Parten en barco con destino a Guatemala. Enero 15. Recomienza las clases en la Escuela Normal. (am.?). En un borrador de carta que carece de fecha y destinatario -y que encabeza con la palabra General- solicita datos históricos para un libro que se encuentra escribiendo acerca de la guerra de Cuba. (Ver: Julio 6.) Febrero 10. En la Isla se acuerda el llamado Pacto de! Zanjón. Febrero (d.?). Se publica su libro Guafemaln, en forma de folletín encuader- nable, en el periódico mexicano El Siglo XIX. Febrero 25. Publica en El Porvenir su ensayo “Poesia dramática americana”, en el que insta a buscar en la historia de nuestra América la fuente de inspira- ción para nuevas obras que se integren en un teatro nacional. Marzo. Aparece la edición de Guafemala en un pequeño volumen. Marzo 8. Expresa su decisión de marcharse del pais, debido al ambiente hos- ti! que ha encontrado en las esferas oficiales desde su regreso. Marzo (d.?). Lo dejan sin empleo en la Facultad de Filosofia y Letras de la Universidad, aunque continua siendo catedrático de Historia de la Filosofía. pero sin sueldo, y “con alumnos a quienes no se permite la entrada en clase”. [OC, 20, 461 Al propio tiempo le anuncian que lo nombrarán profesor de Ciencias de la Legislación. (Ver: Abril 20.) Marro 19. Sus alumnos de la Escuela Norma! le obsequian una leontina. Asiste a la fiesta musical, con que los amigos de Izaguirre agasajan a este, que se celebra en el salón de actos oúblicos del centro docente. El hecho es toma. do como pretexto para incrementa; la campaña difamatoria contra el director de la institución educacional. Marta 30. Escribe a Mercado: “Se han

Page 496: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

explotado mis vehemencias, y oculta- do mis prudencias; se ha pintado mi silencio como hostilidad: mi reserva como orgullo: mi pequeña ciencia como soberbia fatuidad. Es una guerra de zapa en la que yo, soldado de la luz, estoy vencido de antemano.” [OC, 20, 451 Abril (d. 7). Como protesta ante la arbitraria destitución de Izaguirre, orde- nada por el general- presidente, presenta su renuncia a las cátedras que atendia en la Escuela Norma!. Abril 6. Es admitida su renuncia. El Porvenir informa sobre su propósito de editar la que denomina Revista Guatemnfteca, cuyo prospecto ya ha visto la luz pública y de la cual el primer número se propone publicar el 15 de abril. (No llega a editarse.) Abril 20. Considera la posibilidad de marchar con su esposa a residir a Hon- duras o a Perú, pues le resulta imposible continuar en el pais: “Con un poco de luz en la frente no se puede vivir donde mandan tiranos.” [OC, 20, 471. L\ nu! a su proyecto editorial, e interrumpe la redacción de un libro sobre temas jur. dicos que habia iniciado. Mago 10. Muere la joven Maria Garcia Granados, y el duelo se extiende a los circulos intelectuales. Junio JI. El Cónsul de Perú en Guatemala ratifica la autenticidad de la firma de! Ministro de Instrucción de este pais que aparece en su certificado de estudios de Derecho. Por esta fecha “tenia firmemente decidido ir al Perti”. [OC, 20, 52- 531 Julio 6. Ante la insistencia de su esposa y de sus padres determina regresar a Cuba. Revela a Mercado que escribia, y tenia casi terminado, un libro acerca de “la historia de los primeros años de nuestra Revolución”. [OC, 20, 541 (Ver: fa. m. 7) 542 Jo&! Morli OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 543 Julio 27 (d.?). Parte h acia Honduras en compariía de su esposa ‘gosfo (d.?). Tras el azaroso viaje hasta Tegucigalpa, deben haber perma- necido a] Ii varios dias antes de continuar hacia la costa atlantica. (Es probable qw durante SU estancia en tierra hondurería fueran atendidos por el poeta cubano Jose Joaquin palma.) Agosfo 26. Inician la travesia hacia Cuba desde el puerto de Trujillo en el vapor Nuevo Barcelona, Agosto 31, LI egan a La Habana. Septiembre 16, D’ irige a la Audiencia una solicitud de habilitación para ejer- cer como, abogado. a reservas de presentar su titulo, y acampana el certificado que acredita sus estudios. (Ver: 1874. Octubre 29.) Septiembr decisión que e 21. Es declarada sin lugar su solicitud por carecer de título, el Presidente de la

Page 497: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Audiencia confirma cuatro dias después. Octubre s, S 1’ ‘t o ICI a a la Audiencia la devolución del certificado de estudios adjunto a 1~ peticion denegada, con el fin -según dice- de enviarlo a la Pe- ninsula para obtener el titulo correspondiente. documento. (Ver: 1879. Marzo 12) Este dia le expiden copia del Ocfubre (m.?). S e entrega a labores conspirativas junto a otros cubanos que resp~ nden ai llamamiento de] Comite Revolucionario Cubano, radicado en Nueva York: (Debe eludir el espionaje que pende sobre todo el que manifiesta discon- formadad COO el régimen colonia]. Octubre fd.?). Escribe a Mercado y le informa que vive en Tulipan no. 32, %; 5- pj: e (Er, t “htdustria 122 es más seguro para la dirección de las cartas.” [OC, es a última residfan los hermanos Valdes Domínguez. Es probable que entonceS trabajara con Eusebio, quien se graduó como doctor en Derecho en 1872. lV@ r: 1872. Diciembre jd.?).) ‘! ’ or’i6mbre 22. Nace su único hijo, José Francisco. N oviembr e (a. m.?). Probablemente se entrevista con su antiguo maestro Ra- fael María de Mendive. [Ver: 1886. Noviembre 24.) Diciembre. V. ‘t f . quiem se ha]] ISI a recuentemente a su amigo Alfredo Torroella y Romaguera, a naoacoa. gravemente enfermo en su casa, sita en San José no. 58, Gua- (a.?). DI, ran e este año -0 en el periodo l877- 1878- comienza a escribir t sus vemos libFes. 1879 ’ nero. Reside con su pequetia familia en Industria no. 115. E nero l! Es elegido secretario de la Sección de Literatura del Liceo de Guanabacoa ,) conjuntamente co” Nicolás Azcárate y Carlos Navarrete, como pre- siderate y V’represidente respectivamente. E‘ nero l?, Azca rate s e encuentra trabajando como pasante en el bufete de Nicolás -4bicado en San Ignacio n. 55-, quten ha llegado a La Habana el 6 de octubre. IAlIr conoce a Juan Gualberto Gómez.) E- nero Cd,?), L e proponen ocupar una Alcaldía Mayor interina, que no acepta. E -nefo (d?). Imparte clases, aunque carece de la habilitación oficial para ha- cerlo E- nero .22, Junto con Nicolás Azcárate, a través del periódico La Patrio, invita a co: ncurrn a los funerales de Alfredo Torroella, quien falleciera el día anterior. h e! Ed Liceo de G uanabacoa, ante el féretro del poeta, pronuncia un discurso en e’ qure ri” de público homenaje al amigo desaparecido. Enero 29. Entrega al Director del Instituto Provincial de La Habana, para que le dé curso, una solicitud dirigida al gobernador general en la que

Page 498: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

pide se le conceda la habilitación necesaria para dar clases en 10s colegios de segun- da ensenanza; acompaña la certificación legalizada que lo acredita como Licen- ciado en Filosofía y Letras y expresa que presentará en breve su título. Enero 30. La junta directiva del Liceo Artístico y Literario de Regla le expide el certificado de miembro de esta institución cultura]. febrero 6. Se le comunica que el Gobernador Genera] ha accedido a la soli- citud presentada y 10 autoriza para dar clases de segunda enseñanza en colegios privados con validez académica o legal, y fija un plazo de tres meses para que presente su titulo (Ver: Julio 24.) Febrero 8. Participa, junto a otros oradores, en la sesión inaugural del Liceo Artistico y Literario de Regla, y su discurso, pronunciado en la segunda parte de la velada, es calurosamente aplaudido. En esta fecha su nombre aparece publicado junto al de los demás profesores de la escuela Casa de Educación, de Hernández y Plasencia, sito en San Ignacio no. 14, y del cual es “director literario v facultativo” el doctor Tomas Agustín Plasencia, de acuerdo con un anuncio dé la prensa. Febrero 19. Le expiden un duplicado de la copia de la certificación de estu- dios de Derecho Civil y Canónico, que obra en el Tribunal Pleno. (Ver: 1878. Octubre 5.) Febrero 28. Recita una composición de Alfredo Torroella después del discurso inaugural de la velada literaria ofrecida por el Liceo de Guañabacoa en honor del ooeta. v en la secunda parte del acto lee su estudio biográfico del amigo rec& tem&¿ e fallecido.-( Ver: hhzrzo cm.?).) Marzo (m. 3). Trabaja en el bufete de Miguel F. Viondi, en Empedrado no. 2 esquina a Mercaderes. (Desde entonces sostiene reuniones conspirativas con Juan Gualberto Gómez en una de las oficinas del inmueble.) Marzo 7. Interviene en las discusiones científico- literarias que inauguran la Sección de Literatura del Liceo de Guanabacoa, con el debate sobre- el tema “El idealismo v el realismo en la literatura dramática”, en el que participan, entre otros, Jo& Ramón Leal y José A. Cortina. _ Marzo 9. Una gacetilla de El Progreso - “Organo de Regla y Guanabacoa”- anuncia que Marti se encargará de reseriar los discursos que se pronuncien en el Liceo guanabacoense. (Ver: Marzo .23.) Marzo 12. Dirige una nueva comunicación al Gobernador Genera] pidiéndole se sirva autorizarlo para ejercer la profesión de abogado, a reservas de presen- tar el titulo

Page 499: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

en el plazo que la autoridad estime conveniente. Dice haber solici- tado este documento a la Peninsula desde octubre del año anterior. (Ver: 1878. Octubre 5 y 1879. Abril 21) Marzo 14. Interviene en la nueva sesión que el Liceo de Guanabacoa dedica al debate iniciado el dia 7, y opone sus argumentos a los de Enrique José Varona. Marzo 18. Asiste a la reunión de conspiradores convocada por el coronel Pedro Martínez Freire -quien asume la coordinación de las actividades insurrec- cionales entre las provincias orientales y occidentales-, y en la cual queda constituido el Club Central Revolucionario Cubano, con sede en La Habana, para el que es elegido vicepresidente, junto a los demás miembros de la direc- tiva: Ignacio Zarragoitía, presidente; Ignacio Pujol, secretario; José de Piedra- hita, vicesecretario, y Jo& L. Castilio, tesoretu. AI firmar, bajo el seudónimo de Anáhuac, deja constancia de que acepta el cargo sin discutir las relaciones de dirección que se establecen, expresando de este modo SUS reservas con res= pecto al objetivo de instalar en la Isla el cenit c conspirativc, independiente del Comité de Nueva York. (Este se reúne el 13 de abril con el reprtaentante dei grupo habanero enviado a los Estados Unidos y desaprueba el acuerdo.) 544 los6 Marll OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 545 Morro (m. d. 7). Viaja a Las Pozas, en Bahia Honda, término municipal de Pinar del Rio. seguramente en labores conspirativas. Marzo 21. Concurre al Liceo de Guanabacoa, donde se continúa el debate sobre idealismo y realismo. Marzo 23. Publica en El Progreso su articulo “La’ velada del viernes”, que firma con el seudónimo X. (No se conoce otra colaboración suya en este pe- riódico. Ver: Marzo 9.) Marzo 29. Interviene en la sesi6n dedicada al idealismo y el realismo en d arte y refuta los criterios expuestos por el positivista José A. Dorbecker en la sesión anterior. Ocupa nuevamente la tribuna para leer un poema de Mercedes Matamoros. Marzo (m.?). Se publica en forma de folleto su discurso dedicado a la me- moria de Alfredo Torroella. (Ver: Febrero 28.) Abril (m. 7). Rechaza el ofrecimiento de Urbano Sánchez Hechevarria. presi. dente del Partido Autonomista en Santiago de Cuba, de presentar su candida- tura a un acta de diputado oor aauella localidad en las oróximas elecciones a Cortes, sefíaladas para el 20’ de abril. Le expresa, ademá’s, que tal diputación sólo la aceptaria “para defender en el Parlamento español lo

Page 500: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

único que a mi juicio puede defender allí, para bien de la Isla y de España, un cubano sensato: la independencia de Cuba”. [OC, 1, 2931 (La misiva cayó en manos de la policía.) * Abril 6. Su hijo es bautizado con el nombre de José Francisco Martí y Zayas Bazán en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de Monserrate. Los padrinos son Francisco Zayas Bazán y Leonor Pérez, abuelos materno y paterno del niño. Abril 21. Pronuncia un periodista Adolfo Márquez discurso en el banquete que ofrece a sus amigos el año- en los altos del café Sterling -director de La Discusión, fundado este El Louvre, y expresa su rechazo a la política de con- ciliación con el régimen colonial. Es denegada nuevamente su solicitud para ejercer como abogado. (Ver: Marzo 12.) Abril 26. En horas de la noche se halla en la velada del Liceo de Guanaba- coa, donde se inicia una discusión acerca del origen del hombre. Abril 27. Pronuncia un discurso de hondo sentido patriótico en la velada de homenaje que el Liceo de Guanabacoa ofrece al violinista cubano Rafael Diaz Albertini, y en la cual se halla presente el capitán general Ramón Blanco, quien expresa, ante lo escuchado, que el orador es “un loco peligroso”. Abril (m. 7). Es posible que concurriera en más de una ocasión a la finca Bales? ena, propiedad de Carlos Sauvalle, situada cerca de Santa Cruz de los Pinos, como parte de su labor conspirativa. Mayo 10. Lee el poema “A mi águila”, de Mercedes Matamoros, en la sesión del Liceo de Guanabacoa, iniciada con una conferencia de Enrique Piñeiro. Mayo 17. Preside la velada del Liceo, por encontrarse enfermo Azcárate. Se mntinúa el debate sobre el origen del hombre. Mayo 31. No puede concurrir a una actividad del Liceo de Ciuanabacoa por hallarse enfermo su hijo. Junio 4. El periódico La Patria anuncia que presentará un trabajo en las veladas semanales sobre temas de derecho que celebra en su casa el licenciado Juan Francisco Ramos, en Maloja no. 2. Junio 21. Ofrece una conferencia en el Liceo de Guanabacoa acerca de las obras de José de Echegaray, en la cual analiza el drama “En el seno de la muerte”, recientemente estrenado en Madrid. Junio (m.?). Posiblemente desde esta fecha realiza las funciones de subde- legado del Comité Revolucionario de Nueva York, el que nombra delegado a José Maria Aguilera. Julio 24. Le es anulada por el Gobernador General la autorización para dar clases de

Page 501: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

segunda enseñanza con validez acadbmica por no haber presentado el titulo de licenciadu en Filosofia y Letras en el termino fijado. (Ver: Febrero 6. Cinco dias antes el director del Institufo había advertido al Secretario del Go- bierno sobre la falta del documento y acerca del vencimiento del plazo desde el 5 de mayo.) Agosto 4. Su nombre se halla en la lista de colaboradores de la revista i hah.. lera La Niñez, que dirige Fernando Urzais. A& to 24 y 26: Se inicia el movimiento Mlico conocido como Guerra Chi- quita con levantamientos en las regiones de Holgufn y Santiago de Cuba. ,4qosto 26. Celebra una velada en su casa, enjuicia favorablemente el drama “El Fastillo de Urries”, de José Simón Baralt, leído por su aufor. Septiembre 4. Un periódico local anuncia que desde esta fecha Marti comen- zará a impartir una serie de conferencias sobre América en el Ateneo de La Ha- bana. (Pero no puede asistir a la velada inaugural.) ,Suptiembre 17. Es detenido en su casa de Amistad no 42 entre Neptuno y Concl;- dia, y lo llevan a la estación de policía situada en Em te. Los conspiradores suponen que un espfa ha delatado a de Nicolás Azcárate le suspenden la incomunicación. Avisa para que destruya documentos comprometedores que guarda, este, eo. el bufete. Sepkembre 18- 24. Recibe la visita de unas trescientas personas en el corto tiempo que está detenido. El capitán general dispone su deportación -a Ceuta, según los indicios que veremos- sin que se le instruya causa ni celebre juicio. Septiembre 24. Se le expide pasaporte para el traslado a España, a disposi- ción del Gobernador civil de Santander. Septiembre 25. Más de cincuenta amigos van a des edirlo P a bordo del vapor Alfonso XII. (Años más tarde recordará: “La Habana lenó la cárcel del cubano previsor, le ensenó toda su alma caliente, le ofreció su bolsa rica, que el preso no qu& aceptar, rompió las copas en silencio al decirle al preso adiós.” [OC. 5. 3671 Viaja en calidad de preso. Octubre II. Lleea a Santander. Es solicitado oor un inspector de la policía, quien lo lleva a la- casa del Gobernador. Este lo envia a la ‘cárcel, aunque reco- mienda consideraciones esoeciales. aue el alcaide concede. Lo visita en la prisi6n Ladislao Setién -diputado por .L& edo, partido judicial de Santander, 81 que sólo había visto durante el viaje des& La Habana- y quien le ofrece sus ser- vicios, que agradece. Octubre 11- 13. Halla en la prisión un grupo “de cubanos llagados,

Page 502: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

heridos, tisicos, febriles, miserables, incultos, a quienes en Cuba acababan de prender”, y mandan a Ceuta. [OC, 5, 366) Octubre 12. El Ministro de Ultramar ha dispuesto su traslado a Ceuta, en concepto de preso. Octubre 13. Este dia, “con el noble Setién entraba en la cárcel la orden de mi libertad bajo fianza. 2El era mi fiador”. [OC, 28. 3681 El Secretario del Gobierno orovincial lo exime de la disoosición de presentarse diariamente ante las autoridades. Octubre (d.?). Visità‘ la casa de Agustín Lozano, c6nsul de México, donde se encuentra casualmente con Juan de Dios Peza. Octubre 22. El Gobernador Civil de Santander refrenda su pasaporte para que se dirija a Madrid, con la obligación de presentarse ante el funcionario de igual rango en dicha provincia. Octubre 23. El Gobernador Militar de Santander comunica que el preso salió de la localidad con el objetivo de conferenciar con el Ministro de la Guerra, cargo ocupado por el general Arsenio Martfnez Campos. G9R. b ESCOGIDAS. T. 1 547 546 Jose Marti Octubre 29. Comparece ante el Gobernador Civil de Madrid. Fija su residen- cia en la calle Tetuán, no. 20- 21. Octubre o noviembre (m. d. 7). Se entrevista con Martínez Campos, quien al parecer intenta apartarlo de su causa mediante proposiciones honestas, que re- sultan infructuosas, aunque favorecen al deportado. Noviembre. Se ocupa de diversos asuntos judiciales de! bufete de Viondi, pendientes de resolución por el Tribunal Supremo de Espafia. Cuando el trabajo se lo permite, estudia inglés. Noviembre 17. Por Rea! Orden se instruye trasladar al Ministro de Ultramar una comunicación encareciéndole la conveniencia de que se deje sin efecto el traslado de! joven cubano a Ceuta. (Tres días más tarde es anulada la dispo- sición sobre su deportación a la colonia africana.) Noviembre 18. Visita la casa de! abogado y diputado al Congreso Cristino Martos cn compañía de! también jurisconsulto Facundo de los Ríos y Portilla. Noviembre 19 (d.?). Se entrevista con Martos en presencia de Facundo de los Ríos, y en lugar de abordarse los problemas jurídicos que los reúnen, la conversación se centra en los asuntos de la Isla, y expone al político español las verdaderas aspiraciones de los cubanos. Martos concluye: “‘ Oh, sí: tiene US- ted razón’ [...] ‘o ustedes, o nosotros’.” [OC, 4, 4301 Noviembre 24. Asiste a la sesión de! Congreso de Dioutados, en las Cortes, donde

Page 503: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

escucha una intervención de Martos en la que este llama a adoptar una oolítica más libera! hacia Cuba v a redimir a los esclavos. utilizando en su dis- curso los argumentos escuchados al joven cubano. Noviembre 26. Ha estado enfermo. Se reincorpora a sus actividades. Diciembre 5. Anota sus impresiones de la representación de Fausto en el Teatro Real, donde debuta la cantante sueca Cristina Nilsson. Diciembre 6. Visita el Museo de! Prado y toma notas críticas acerca de los cuadros expuestos en el Salón de Autores Contemporáneos. Diciembre (m. d. 7). Se traslada furtivamente de España hacia Francia Diciembre j8. Conoce a la famosa actriz dramática- francesa Sarah Bernhart en la fiesta de Paris- Murcia que se celebra en el Hipódromo de Longchamp. Diciembre 20. Parte hacia Norteamérica en el trasatlántico- correo “Francia”, que viaja de! puerto de Le Havre a Nueva York. 1880 Enero 3. Desembarca en la importante ciudad estadounidense. Migue! Fer- nández Ledesma lo invita a residir en su casa hasta que encuentre alojamiento. Enero 8. Vive en la casa de huéspedes de Manuel Mantilla, en la calle 29 n. 51 Este. Escribe a Miguel F. Viondi, pidiéndole viabilice las gestiones ante Néstor Ponce de León -de visita en La Habana en esos momentos- para solicitarle empleo en su imprenta neoyor uina. donde podría ser “desde corrector de pruebas hasta autor de libros”. [0 , 2 establecer estos vínculos laborales.) 20, 282- 2831 (Se desconoce si logró Enero 9. Lo desienan vocal de! Comité Revolucionario Cubano. centro orea- nizador y coordinad& de! movimiento insurrecciona!. Ocupa el cargo vacaste por ausencia de José Francisco Lamadriz, quien se ha visto precisado a trasla- darse a Cayo Hueso. Enero 16. Asiste por primera vez a una reunión de! Comité, la cual se efectúa en la cdsa de! genera; Calixto García, en un piso interior de :a calle 45 esquina a 9* Avenida. Enero 24. Pronuncia su discurso “La situación actual de Cuba y la actitud presente y probable de la polftica española”, conocido como “Lectura en Steck Ha!!” por el loca! donde se reunieron los cubanos para escucharle. en la calle 1. t no. 11 Este, cerca de University Place. Fehero (d.?). La pieza oratoria se publica en forma de folleto con el título de Asuntos cubnnos, el cual se vende con el fin de incrementar las recaudaciones. Febrero (m. d.?). Visita, en compañía de Carlos Roloff, a Migue! Cantos, de quien obtienrn fondos para adquirir el

Page 504: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

barco y las armas para una expedición. También se entrevista con Cirilo Villaverde. Fr, irero 21. Aparece en The Hour su primer articulo en inglés, titulado “Rai. mundo .t! adrazo”. (Había sido recomendado a la dirección de esta revista de carácter literario por el pintor cubano Temis Collazo.) 12farzo 3. (d. 7). Su esposa y su hijo llegan a Nueva York. Marzo 10. Probablemente en esta fecha dirige la palabra nuevamente a los cubanos reunidos en Steck Ha!!. Marzo 21. Su nombre se halla iunto a los de varias personalidades de las letras cubanas -Fornaris, Tejera, Mendive y Varona, entre otros- a quienes la Revista Económica de La Habana dedica criticas literarias en tono satírico. Marzo 26. Asume la presidencia interina de! Comité Revolucionario Cubano. Esta noche Calixto Garcia parte hacia Cuba en la goleta Hattie Haskel desde las costas de Nueva Jersey. Abril 5. Habla a los presidentes de los clubes neoyorquinos previamente ci- tados por él. Abril. Se halla baio la vigilancia de agentes de la Pinkerton’s Nationa! Detective Agency y de- la Davi& ’ Detective Agency, contratadas por el gobierno de Esoaña (aue Daga este servicio de espionaie sobre los principales revolucio- narios’cubanos hasta- fines de agosto). . . Afago 2. Se reune con los integrantes de! club revolucionario numero 51 de Nueva York en Military Ha!!, en Bowery 193. Mayo 6. Revela a Mercado las diferencias políticas con su esposa: “Carmen no comparte, con estos juicios del presente que no siempre alcanzan a lo futuro, mi devoción a mis tareas de hoy.” [OC, 20, SO] Mayo 13. Convoca a sus compatriotas mediante la circular “Cubanos” para celebrar la noticia de! desembarco de! genera! Calixto García. Lleva esta fecha la proclama impresa de! Comité Revolucionario “ iA los cubanos!“, que incluye dos textos -también redactados por él- dirigidos al pueblo y al ejército cuba- nos, con la firma de! genera! holguinero. Mayo (d.?). Solicita a Ramón Emeterio Betances que se haga cargo de la representación de! Comité Revolucionario ante los emigrados antillanos y suda- mericanos residentes en París. (El patriota puertorriqueño acepta colaborar con el nuevo intento revolucionario.) Junio 14. Se halla en Filadelfia. (Posteriormente se dirige a Cape May, ciudad situada al extremo sur de! Estado de Nueva Jersey.) Junio 16. Pronuncia un discurso en el mitin que se celebra en Masonic Temple -en calle 23 y 69 Avenida-, donde informa

Page 505: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

que el Comité Revoluciona- rio hace entrega de todos sus poderes y atribuciones a José Francisco Lamadriz, nombrado Agente oficia! en los Estados Unidos por el Gobierno provisional constituido en la Isla a mediados de mayo. Cesan, por consiguiente, SUS fun- ciones al frente de! Comité. Julio 4. Se encuentra, junto con otros cubanos, en las playas de Manhattan y Brighton. Julio 8. Publica “La última obra de Flaubert”, primer articulo SUYO que apa- rece en el periódico The Sun, editado por Charles A. Dana. .4gosto 1. En Cuba, el genera! Calixto García se ve precisado a deponer las armas ante el enemigo. Agosto 9- 14. (d.?). Pasa unos días en Cape May. 548 losé Martí OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 549 Octubre 13. Expone al general Emilio Núñez -en respuesta a la carta que este le remitiera desde la manigua- las causas por las que le aconseja deponer las armas, pues era el único jefe que se mantenía alzado, y no hahía posibili- dades de enviarle ayuda. Octubre 21. Su esposa parte hacia Cuba con el hijo de ambos. (Ver: 1882. Diciembre (d.?).) Noviembre 28. Nace la niña que llega a querer como padre, María Mantilla, hija de Carmen Miyares y Manuel Mantilla. 1881 Enero 6. Funge como padrino de la niña en la ceremonia de bautizo que ae celebra en St. Patrick’s Church, en Brooklyn. Enero 8. Parte hacia Venezuela. Enero 20. Llega a la Guaira en el vapor Felicia, tras hacer escalas en Cura- zao y Puerto Cabello. Enero 20- 21 (d.?). Viaja en diligencia hasta la capital. Enero 28. Saludan su arribo en las páginas de La Opinih Nacional, de Ca- racas, donde expresan la satisfacción de haberlo tratado en su reciente visita a este diario. Febrero. Reside en la casa no. 26’/* en la intersección de las calles Santa Capilla y Mijares. Febrero (m.?). Trabaja como profesor de Gramática francesa y de Literatura en el colegio Santa Maria, dirigido por Agustín Aveledo. Marzo-( m. 7). Imparte clases de- literatura en el Colegio Villegas, de Guillermo Tell Villeeas. en el aue establece una cátedra de Oratoria. Marzo- 2;. Pronincia un discurso en la velada artística convocada por el Club del Comercio para hacer su presentación pública. Logra un éxito completo que lo consagra ante aquel auditorio como gran orador y poeta. Mayo 4. Pronuncia las palabras de despedida en la velada que ofrece el Club del Comercio al artista Rafael Michelena, quien parte hacia Italia. Junio 15 y 28. Aparecen en La Opinión Nacional los artículos titulados

Page 506: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

“El centenario de Calderón”, con los que comienza sus colaboraciones en este perió- dico. Julio 1. Publica el primer número de la Revista Venezolana que dirige y cuyas treinta y dos páginas se deben a su pluma. Julio 9. Se verifica el entierro del honesto intelectual Cecilio Acosta, quien falleciera el día anterior. Las ideas y la actitud liberales del viejo maestro le habian hecho acreedor del odio del dictador general Antonio Guzmán Blanco. Julio 15. Avisa en las páginas de Lo Opinión Nacional una pequeña demora en la salida de la oublicación oue dirige. Julio 21. En “EI carácter de la Revista Venezolana” expone sus ideas acerca de la renovación literaria que inicia en América. Publica un elogioso trabajo dedicado a Cecilio Acosta, intelectual de ideas liberales recientemente fallecido, quien se caracteriza por su oposición a Guzmán Blanco. Este segundo número de la publicación recoge articulos y poemas de Guillermo Te11 Villegas, Diego Jugo Ramírez, Lisandro Alvarado y Eloy Escobar. lufio 27 (d.?). El edecán del general- presidente le comunica que debe aban- donar el país. En horas de la noche entrega a la redacción de La Opinión Nacional una carta en la que se despide de quienes le han dado muestras de afecto, a la vez que comunica la suspensión de la Revi& Venezolana y la devo- lución del dinero a los abonados. Julio 28. Parte desde La Guaira en el vapor alemán Claudius, que hace escala en Puerto Cabello antes de dirigirse al Norte. Agosto JO. Llega a Nueva York (Posiblemente desde su arribo se instala en 459 Kent Avenue. Brooklyn.) Septiembre 6. Aparece en La Opinión Nacional su primera crónica escrita en los Estados Unidos -con fecha 20 de agosto-, la cual firma con el seudóni- mo M. de 2. Septiembre 22. El hijo del propietario del diario venezolano le comunica que uno de sus escritos no se ha publicado que no satisfacen a los intereses del !* J! ues se refiere al Papa en términos erlo KO, y a la vez se arroga el derecho de indicarle que en 10 sucesivo escri a .i “algo con sabor ultramontano”. Octubre. Aparece, sin firma, su primera Colaboración en La Ofrenda de Oro. que publica la New York Life Insurance Comoanv. (Se han hallado otros escri- tòs &yos en esta revista. con la que parece ‘ma&& o vínculos hasta diciembre de 1890.) Noviembre 4. Comienza la publicación de la nión Nacional. “Sección consfanfe” en La Opt- Diciembre (d. 7). La Pluma, de

Page 507: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Bogotá, le solicita colaboraciones, y El Pasa- tiempo, también colombiano, ha reproducido una de sus crónicas tomada del pe. riódico caraqueño. Diciembre 9. Se encuentra en las prensas su libro de poemas Ismaelillo, escrito durante la estancia en Caracas. J882 Enero 6. La redacción del periódico venezolano da a conocer a sus lectores la identidad del corresoonsal neovorauino. Febrero 8 y 25. &blica en* la ‘revista La América, de Madrid, su extenso artículo sobre la muerte de Garfield aparecido meses antes en La Opinión Na- cional, de Caracas. (Esta parece ser la primera colaboración con el tabloide bimensual madrileño, y desconocemos si la continúa despues de 1882. Ver No- viembre 8.) Marzo- abril. Se publica el pequeño libro de poemas dedicado a su hijo. Mayo 3. El dueño de La Opinión Nacional le comunica que muchos de SUS escritos no se publican por la forma en que trata algunos temas y le recomienda en tono imperativo no enjuiciar las costumbres y vicios del pueblo estadounidense. Mayo (m. 7). Se encuentra vinculado al movimiento que los revolucionarios cubanos organizan en los Estados Unidos v otros centros de emierados, Y aue tiene rami% aciones en la Isla. -- . Junio JO. Decide suspender sus envíos a la publicación caraqueña, pues los propietarios de esta le ponían como condición que alabara “las abominaciones de Guzmán Blanco”. [OC, 20, 781 Julio 8. En esta fecha su dirección es 324 Classon Avenue, Brooklyn, Long Island. Julio 15. Escribe su primera crónica para La Nación, importante diario de Argentina. (Hay UT: !argo intervalo entre esta y la segunda correspondencia, debido posiblemente a los juicios que acerca de su escrito inicial le comunica el propietario y director del periódico, o quizá por hallarse enfrascado en SUS trabajos revolucionarios. Ver: Septiembre 26 y Diciembre 19.) Julio 20. Informa al general Máximo Gómez acerca de los trabajos empren- didos con el fin de organizar un nuevo intento insurreccional, a la vez que solicita su adhesión y consejo sobre la idea del resurgimiento en forma “ade- 550 José Mafti OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 551 cuada a nuestras necesidades prácticas, del partido revolucionario”, para oponer- lo a quienes “favorecen vehementemente la anexión de Cuba a los Estados Uni- dos”. [OC, 1, 170 y 1691 Con igual propósito se dirige al general Antonio Maceo. (Ambas misivas las lleva el general Flor Crombet, quien

Page 508: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

viaja a Honduras. Ver Octubre 8 y h’ooiembre 19.) Julio .il. La empresa Lyon and Company le comunica que ha decidido colocar- lo provisionalmente en su oficina durante un mes, al final del cual Ilegaria a un arreglo permanente. Agosto ll. Se halla trabajando en las oficinas de esta casa comercial situada en los no. 31 y 33 de Broad Street. Septiembre cm.?). En Colombia se ha publicado un cuaderno en su honor. Septiembre 16. Contesta a Felipe Sánchez Solis, quien lo ha invitado a ir a México, y le explica la imposibilidad de cumplir su deseo. Septiembre 25. La empresa D. Appleton and Company, que edita y vende libros, le paga cien dólares por la traducción de Antigüedades griegas, de J. P. Mahaffy. (Ver: 1884. cm.?).) En esta fecha el general Flor Crombet le comunica desde Honduras oue aún no ha obtenido respuestas de Gómez y Ma- ceo, pero que la mayoría de los cubanos radicados en -Tegucigalpa coincide con sus ideas: a la vez. le solicita informes sobre el comisionado que viajó a la Isla. Septiembre 26. El director de La Nación, Bartolome Mitre, le comunica que su minera crónica -publicada el día 13- ha suscitado tal interés que nume- rosos pe: iódicos la reprodujeron; pero a la vez le señala que tuvo que suprimir parte dc! escrito, pues las conclusiones radicales de su contenido -que encierran verdades innegables- podrían hacer creer que se abría una campaña de denuncia contra los Estados Unidos. No desea ponerle trabas a su espíritu crítico, sino pedirle que haga conocer lo bueno y lo malo de aquella sociedad, de modo que no oueda atribuirse a intencionalidad lo que constituye el resultado de los he. - chos. (Ver: Julio 15 y Diciembre 19.) Octubre 8. El general Máximo Gómez le comunica, en respuesta a SU carta, que considera prematuro un movimiento revolucionario y que espera ver a. Crom- bet para conocer los trabajos iniciados y darle entonces su opinión. Ratifica que siempre estará dispuesto a integrarse a las filas. Noviembre cm.?). Trabaja activamente, en unión de otros revolucionarios, para crear comités que pidan la libertad de José Maceo, José Rogelio Castillo y José Celedonio Rodríguez, quienes se hallan nuevamente en poder de las autoridades españolas, luego de haber escapado de sus custodios en Cádiz y rcfu- giarse -junto con familiares de Maceo- en Gibraltar, donde la policia, inglesa los entregó a España, contraviniendo las normas internacionales de asllo.

Page 509: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

Noviembre 8. Es publicado su articulo “Oscar Wilde” en La America, de Madrid. (Ver: Febrero 8 y 25.) Noviembre 12. Participa en una reunión de patriotas cubanos -entre ellos, Salvador Cisneros Betancourt, Juan Arnao y Cirilo Villaverde- quienes se pro- ponen organizar un centro revolucionario que prepare las condiciones para el traslado a Cuba dn Maceo, Gómez, Crombet y otros jefes. Acuerdan convocar una nueva reunión para tratar el asunto más profundamente. Noviembre 14. Junto con Salvador Cisneros Betancourt, Cirilo Villaverde y Plutarco González hace esfuerzos para recaudar fondos en las fäbricas de tabaco para conseguir la libertad de José Maceo, Rodríguez y Castillo. Noviembre 19. Antonio Maceo le dirige una misiva desde Puerto Cortés, Pa- namá, en la que expresa estar siempre dispuesto para luchar por la indepen- dencia de Cuba v solicita lo ponga al corriente de los trabajos que realiza. (Ver Julio 20.) * . - Noviembre 20. Interviene activamente en la reunión donde queda constituido el Comité Patriótico Organizador de la Emigración Cubana de Nueva York y sus Suburbios, para cuya directiva son elegidos Salvador Cisneros y Manuei C. de la Beraza, como presrdente y secretario respectivamente; Martín Morúa ara el cargo de vicesecretarto y Juan Arnao para el de vocal. (Ver: I883. Abril 4.) El Comi- té será disuelto en agosto del siguiente año.) I Diciembre (P. 7). Llegan a Nueva York su esposa y su hijo, a uienes nc. veía desde hacra dos años. (Ver: 1880. Octubre 21 y 1885. Marzo 2 .) 1 Diciembre 19. Confirma al director de La Nación que continuará enviando sus crónicas, a la vez que expone las características que tienen sus trabajos para la prensa y el método que empleará para redactarlos. (Ver: 1882. lulio 15 y Septiembre 26.) (m. 3). Escribe el prólogo a Et poema del Niágara, de J. A. Pérez Bonaldr. libro publicado este año. (La segunda edición aparece en 1883.) 1883 Febrero 26. Termina la traducción del libro Nociones de lógica, de William Stanley Jevons, para la editorial Appleton. (Ver: 1886. Murto.) Marzo (m.?). Inicia sus colaboraciones con La América, de Nueva York, revista de agricultura, industria y comercio ! *de la que es fundadora y propie- taria la empresa E. Valiente y Compañía. Dirige la publicación Rafael de Castro Palomino. (Ver: lunio, Agosto 30 y 1884. Enero.) Marzo 27. Se enfrevirta con el general Emilio Ntitiez, quien ha viajado desde Filadelfia

Page 510: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

para conferenciar con un grupo de revolucionarios. Abril 24. Participa en una reunión del Comifé Pafriótico. (Ver: 1882. No- viembre 20.) Junio. Mediante un aviso a los lectores da a conocer que se encarga, como redactor, de la sección literaria de La America. /urdo 13 (d.?). Llega su padre a Nueva York. (Residirá junto a él durante un afro. Ver: 1884. Junio 18.) Junio 20 (d. 3). Se reúne en su casa un grupo de revolucionarios cubanos y tratan acerca de la situación en la Isla. Julio 24. Pronuncia un discurso en el banquefe- homenaje a Simón Bolivar, en el centenario de su natalicio, al que asisten el oresidente de Honduras v diolo- máticos de varios paises latinoameiicanos. . , . Agosto 30. En carta a Mercado dice que trabaja en las oficinas de la casa comercial Carlos Carranza and Company, de Nueva York. (Ver: 1884. Agosto (m.?).) Continúa sus labores en la revista La América. Septiembre 6. Advierte a José Antonio Cuyás -quien utiliza el seudonimo de K. Lendas- la falsedad de la noticia que ha propagado en las pa inas del Diario de la Marina del pasado 22 de agosto, al mencionarlo como f co aborador del periódico El Separatista, recientemente fundado n Nueva York. Octubre (m.?). Lleva prólogo suyo el libro de Rafael de Casfro Palomino Cuentos de hoy y de mañana. Cuadros politices y sociales, que se edita en Nueva York. Octubre 10. Participa en el mitin con que los cubanos conmemoran la fecha patriótica. En su discurso se refiere a la necesidad de la unión para lograr la Independencia y llama a colaborar en los esfuerzos por conquistarla. Octubre 31. Celebra junto a su padre el cUmpleaños de este. (m. 7). La editorial D. Appleton y Compañia edita su traducción de Anl; güedades romanas, del autor A. S. W; lkias. 552 José Matti OBRAS ESCOGIDAS. T. 1 553 1884 Enero. Ocupa el car o de director de la revista La América, situada en Broadwav 756. En esta f echa el editor propietario es la firma La America Pu- blishing Company, que preside R. Farrés. - . Enero 15. Lleva esta fecha el diploma que le expide la sociedad Amigos del Saber, de Caracas, mediante el cual lo reconocen como miembro corresponsal en Nueva York. Abril 4. El brigadier Carlos Aaiiero desembarca en Varadero, al frente de un pequeño contingente. (Se mantendrá en actividades insurreccionales en fos cam- DOS cubanos durante casi un año. Ver: 1885. Marzo 5.) Mayo 22. Una comunicación al Departamento de Estado

Page 511: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

norteamericano ex- presa que desempeña las funciones de cónsul general interino de la Republica de Uruguay durante la ausencia de Enrique Estrázulas, a quien sustituye. El consulado radica en 17 y 19 Wi! fiam Street, habitacion 20. (Ver: Octubre 12.) Junio 18. Su padre llega a La Habana, después de haber permanecido a su lado durante un año. (Ver: 1883. Junio 13 (d.?).) Agosto 9. Llegan a Nueva Orleans Máximo Gómez y Antonio Maceo, acom- pañados de algunos familiares. Agosto (m. 7). Renuncia a su empleo en la entidad comercial Carlos Carranza and Company. (Ver: 1883. Agosto 30.) Sepfiembre 6. Dos artículos suyos -tomados de La América, de Nueva York- aparecen, sin firma, en la sección “Folletin” del habanero EI Triunfo. Qctubre 2. Se reune por primera vez con los generales Gómez y Maceo -quienes habian arribado a Nueva York el dia anterior- en el Hotel de Ma- dame Griffou, en la calle 9 no. 21 Este, donde ambos se alojan. (Reiterará sus visitas en otras ocasiones.) Octubre 10. Pronuncia un discurso ante los emigrados reunidos para con- memorar la fecha patria. Comunica a Carlos Farini secretario de la Legación del Uruguay, su renuncia al cargo de Cónsul general interino, pues “dãria mala prueba de mi caririo por el Uruguay exponiéndolo, con mi participación señalada en los asuntos de mi tierra. a mi fsicl altercado desaeradable con la Nación que hoy nos gobierna y es ‘su amiga”. ’ [OC, 8, 631 (V’er: Mayo 22.) Octubre (d. 7). Concerta con el periódico The San el envío de cartas de viaje desde México. adonde planea ir en compañía del general Antonio Maceo. Octubre Cd.?). Es designado presidente de la Asociación Cubana de Socorro, institución que bajo cubierta legal recaudaria fondos destinados al proyecto insurreccional. (Ver: 1885. Junio 13.) Oc! ubre 18. Sostiene una entrevista con fos eenerafes Máximo Gómez v An- tonio Maceo durante la cual tiene un incidente con el primero y una conbersa- ción con Maceo que le confirman la concepción inaceptable y los métodos erró- neos del movimiento que se gesta, por lo que se marcha profundamente contra. riado. Octubre 20. Escribe al general Gómez la carta en que expone las causas por las que se separa de los planes que este y el general Maceo encabezan, y desiste de continuar los trabajos que había comenzado. (Poco después expresa: “No vi, en suma, más que a dos hombres decididos a hacer, de esta guerra

Page 512: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

difícil a que tantos contribuyen, una empresa propia.” [OC, 20, 751.) Noviembre (m. d.?). Contesta enérgicamente, en breve discurso, a Antonio Zambrana. quien al intervenir en ef mitin que se realiza en Tammany Hall, emplea términos insultantes contra los que no apoyan el plan insurreccional de Gómez y Maceo. Noviembre 13. Expresa a Mercado cuán necesitado está de obtener la corres- ponsalia de algún periódico mexicano, para no verse obligado a continuar traba- jando. por un sueldo mezquino, en las oficlnss de fa casa comercial donde labora (posiblemente Herbert Brothers, situada en 40 Stone Street). Lo que recibe por las crónicas a La Nucidn lo remite a su mamá, y trata de obtener corresponsa- lias de otros diarios a fin de trabajar, “como en este mismo instante, para el ‘Sun de aqui. para el que escribe en francés”. [OC, 20, 761 (Ver: 1886. Mar= zo 22.) cm.?). La empresa Appleton and Company B ublica su traducción de Anti- güedades griegas, de J. P. Mahaffy. (Ver: 18 2. Septiembre 25.) 1885 Marzo 5. Es asesinado el brigadier Carlos Agüero. (Ver: 1884. Abril 4.) Marzo 7. Son fusilados Ramón Leocadio Bonachea y otros cuatro expedicio- narios del reducido grupo que habia arribado a Cuba cerca de Manzanillo el 2 de diciembre anterior, y apresados el 3. Marzo 24. Llegan a La Habana -en el vapor City of Washington- su espo- sa y su hijo, de quienes se ve nuevamente separado. (Ver: 1882. Diciembre Cd. 71 y 1891. Junio 30.) Abril 12. Contesta a Manuel Mercado, quien al parecer fe ha preguntado si irá a Mtxico. v argumenta las razones por las que desestima esa posibilidad. Mayo id.. La pequeña expedición dirigida por Limbano Sánchez desembarca en la región de Baracoa. [Ver: Septiembre 27.) Junio. Colabora con El Avishdos Cubano de Nueva York, periódico editado en espafiol. Junio 13. Es sustituido dei cargo de presidente de la Asociación Cubana de Socorro en una reunid publica donde se elige una nueva directiva. En su ausen cia fueron emitidos criterios injustos con respecto a la actitud de retraimiento mantenida en los últimos meses (Ver: 1884. Octubre (d. 7). La campaña antfmar- tiana es promovida por Ramón Rubiera, director de La República.) Junio 24. Publica una circular diiigida “A los cubanos de Nueva York” en la cual convoca para una reunión al día siguiente en Clarendon Hall, en fa cual respondería cuantos cargos se sirvieran hacer sus conciudadanos

Page 513: Obras Escogidas Tomo I - bdigital.bnjm.cubdigital.bnjm.cu/docs/libros/PROCE12192/Obras Escogidas t. I.pdf · astro en astro vengo] Copa con alas Árbol de mi alma Luz de luna [Mis

acerca de su actitud política. Junio 25. Expone sus puntos de vista ante numerosos cubanos y demuestra su actitud y principios de patriota inclaudicable, y su identidad de asprracrones con todos los cubanos revolucionarios. Julio 6. Publiea en El Avisador Cubano una carta donde, sin enfrentarse públicamente al general Gómez, advierte los peligros de la aplicación de méto- dos erróneos. Expone que “la guerra no es más que la expresión de la revolu- ción”, para concluir que se ha de pelear “de manera que al descerñirnos las ar- mas, surja un mueblo”. IOC. 1. 1821 Octubre 9. Declina ia iuvitación de los emigrados de Filadelfia para que hable en el acto conmemorativo del 10 de Octubre, y explica las causas por las que ._ no expresa públicamente sus ideas. Septietibre 27. Cae en combate Limbano Sánchez. (Ver: Mayo 18.) Noviembre 18 y 25. Aparecen en El Avisador Cubano las dos partes de su importante ensayo “El general Grant” -publicado en La Nacton, de Buenos Aires, el 27 de septiembre-, que había escrito “con la mente puesta en Mexrco y en ml país”. (OC; XX, SS] - (m.?). Publica en Ef Latino Americano, de Nueva York, en forma de folletín por entregas, su novela Amistad funesta, que aparece bajo el seudónhno de Adelaida Ral. (Posteriormente concibe la poslbilidad de publicarla, en forma de libro, con el titulo de Lucia Jerez.) (WI.?). Mantiene vínculos de trabajo con el consulado uruguayo, aunque sin ocupar oficialmente cargo alguno.