nutrición desde la medicina antroposófica

E S P A C I O I N T E G R A C I O N

Presenta

LA NUTRICION DEL SER HUMANO DESDE LA MIRADA ANTROPOSOFICA

A partir de esas enseñanzas se logra construir una imagen del ser humano, que lo muestra integrado por cuatro ámbitos fenomenológicos, un ámbito físico que se nos muestra claramente ante nuestros sentidos y que lo podemos ver, medir y pesar. Un ámbito vital, conocido como etérico, que corresponde a los fenómenos ligados a lo vivo, y que se expresan en las capacidades de crecimiento, reparación, respiración, nutrición y reproducción. Un ámbito anímico, vinculado a la capacidad de conciencia, de percepción de estímulos, y el desarrollo de una vivencia interior del fenómeno, que permite reaccionar con agrado o desagrado, generando respuestas e interactuando con el medio. Estos tres aspectos descritos, el ser humano los comparte con el reino mineral, vegetal y animal respectivamente. Sólo el cuarto ámbito fenomenológico es privativo exclusivamente del ser humano, y se refiere a las capacidades de adquirir la postura erecta, desarrollar un habla que le permite comunicarse con otros seres humanos y desplegar un pensamiento, con el cual se forma representaciones mentales, que las guarda en la memoria, y las evoca a voluntad como recordación. Gracias a estas capacidades es que el ser humano puede aprender y con ello transformar su medio ambiente creando lo que llamamos cultura. A este ámbito se lo conoce como YO humano, y corresponde a la manifestación de la esencia espiritual humana, que se expresa vinculada a una corporalidad físico-biológica, sensible, transformándola en su instrumento para ponerse en el mundo.

El ser humano desde la Antroposofía:

Dr. Carlos Navarrete G. www.espaciointegracion.cl

La Medicina Antroposófica tiene como sustento teórico los conocimientos obtenidos desde la Antroposofía, que es una corriente del pensamiento, que surge en Europa a comienzos del siglo XX, de la mano de Rudolf Steiner, un filósofo alemán, dotado de sorprendentes capacidades clarividentes, quien aprovechando esa condición pudo adentrarse en el conocimiento del ser humano y la naturaleza, desde una mirada más plena. Steiner describe al hombre como un ser no

sólo dotado de un cuerpo biológico que crece y se desarrolla, sino también de una parte anímica y espiritual, que le otorga su cualidad

Estructura humana De esta manera desde la Antroposofía se entiende al ser humano constituido de un cuerpo físico, etérico o vital, anímico o astral y espiritual. Estos cuatro aspectos constituyentes del ser humano, se articulan mutuamente, variando la intensidad de esta interrelación en las diferentes áreas de la estructura humana. De tal forma que

la condición de salud del ser humano, estará dada por un adecuado equilibrio de esta interacción, según sea la zona u órgano del cuerpo que se trate.

El Desarrollo Humano

LA NUTRICION DEL SER HUMANO DR. CARLOS NAVARRETE

El ser humano se desarrolla como tal, en un proceso dinámico, que parte durante la gestación con la estructuración de una corporalidad físico-biológica, que es puesta a disposición de una esencia anímico-espiritual, para transformarse en un medio para ponerse en este mundo. Esta corporalidad, con la cual se une estrechamente la esencia humana, sólo al momento de nacer, corresponde a una suerte de donación de ambos padres. Por consiguiente esta responde a las leyes biológicas de la herencia, y debe por consecuencia, ser transformada y sometida al dominio exclusivo de la nueva individualidad, en un proceso progresivo de apropiación e individualización. Si este proceso es bien realizado, conduce al individuo hacia la libertad, permitiéndole romper los vínculos de la herencia y facultando la expresión de las características y potencialidades propias. Este camino de desarrollo humano es en esencia, un camino de transformación, que adecua esa corporalidad, a las necesidades de esa esencia humana. Y ocurre durante los años de la infancia y particularmente durante los 3 primeros septenios o también llamados los septenios del cuerpo.

Los septenios

El desarrollo de los septenios tiene relación con la transformación de los cuerpos constitutivos del hombre durante las sucesivas etapas de la vida. Los

cuerpos constitutivos son: el cuerpo físico que es el que

vemos, el cuerpo vital es el que da vida al cuerpo, el

cuerpo anímico es el que nos permite sentir y la individualidad que es aquello que nos hace únicos.

Durante estos septenios el ser humano debe independizarse física, biológica, y emocionalmente de sus padres, para poder expresar plenamente su individualidad. Y para que ello ocurra adecuadamente, el niño debe recibir los estímulos necesarios, que le permitan llevar a cabo estas transformaciones.


Luego de su nacimiento, el niño debe ser recibido en un “nido”, que le brinde amor, protección y cobijo. El calor físico y anímico, son esenciales para conducir a este ser humano en ciernes, e impulsarlo a transformase en un hombre adulto. De la misma manera debe experimentar este proceso en compañía de otros seres humanos, que con su presencia y atención, le brindan un modelo de imitación, con el cual despiertan las capacidades propiamente humanas, que duermen en su interior.

Este desarrollo determina la construcción de una corporalidad que permite la expresión plena de la individualidad, y esto ocurre en un camino que contiene dos procesos íntimamente articulados, el primero que surge vinculado al polo que llamamos “metabólico” y que corresponde a la curva de desenvolvimiento físico o corporal, que se refiere a fenómenos constructivos, que son conducidos y se estructuran en base a las fuerzas obtenidas mediante la nutrición. El segundo surge desde el llamado “polo neuro-sensorial” , y corresponde a lo que conocemos como curva del desenvolvimiento anímico, y corresponde a lo que denominamos fenómenos de conciencia, ya que ocurre de la mano un gradual despertar de conciencia, que permite todos los pasos que acompañan el desarrollo de una vida psíquica, culminando en la construccion de una estructura psicológica individual o yoica.

El desarrollo, crecimiento y transformación de esta sustancia inicial recibida durante la gestación, se produce por la interacción de la propia individualidad humana con una serie de factores, que actúan sobre la corporalidad inicial y le imprimen un sello. Unos son captados mediante los órganos de los sentidos, y se relacionan con el gradual despertar de conciencia y otros se obtienen mediante los órganos abdominales de la digestión, durante el proceso de alimentación. Ambas vías combinadas permiten desarrollar la base donde se expresara este ser humano. La actuación de estas dos vías tienen suma importancia, particularmente los primeros años de vida. Su interacción debe ser justa y equilibrada, y cada una de ellas debe mantener la predominancia en su natural área de influencia, ya que desequilibrios o sobrerrepresentación de una en el terreno de la otra, se transforman en una tendencia patológica que podrá tener una traducción en ese sentido, en el corto, mediano o largo plazo.

Una nueva mirada a la nutrición humana:


La nutrición es esencialmente un proceso “alquímico”1, donde a partir de una materia prima procedente de otro reino de la naturaleza, se construye una sustancia afín con la naturaleza humana, que prepara a esa corporalidad para acoger su esencia espiritual.

La nutrición supone en si misma un proceso de transformación, y no sólo de acopio, como comúnmente se entiende en la mirada corriente. Alimentarse entonces debe entenderse, como un proceso que requiere de recibir desde el entorno una sustancia que no sólo sea adecuada en cantidad, sino por sobretodo, que reúna las características apropiadas para ser debidamente transformada por aquella individualidad, despojándola de las fuerzas originales, y captando de ella las fuerzas vitales, que son liberadas en el momento de esa transformación. Es sólo a partir de una sustancia viva, que el ser humano puede nutrirse y mantener su propia vitalidad. No nos podemos alimentar de minerales, aunque algunos de ellos sean necesarios, en pequeñas proporciones en nuestra dieta.

La vitalidad, y más aún, la correcta vitalidad de lo que recibimos es esencial, para asegurar la construcción de una corporalidad humana saludable. De tal manera que no será lo mismo recibir un alimento que crezca en condiciones naturales, en armonía con su entorno y sin haber sido manipulado o intervenido químicamente, que otro genéticamente modificado y adicionado de sustancias químicas de diversa índole. No dará lo mismo consumir un alimento producido industrialmente, de otro hecho en casa con esmero y amor.


Las palabras de Angelus Silesius1: “El pan no nos alimenta; lo que en el pan nos sustenta es la palabra eterna de Dios, es la vida y es el espíritu.” Nos pretenden mostrar que no son las materias y las substancias como tales las que nos alimentan, sino las fuerzas actuantes de la vida que las atraviesan. Es en última instancia la Luz solar transmutada en una serie de complejos procesos, el factor nutritivo esencial.

Johann Scheffler, más conocido como Angelus Silesius (1624 – 1677):Médico, filósofo, teólogo y poeta religioso polaco nacido en la antigua región alemana de Silesia, admirado por la belleza de su obra.

El conocimiento de que la vitalidad del alimento es esencial para la nutrición se ha perdido en la agricultura y en la industria alimenticia moderna, centrando su atención en la cantidad y no el la calidad de los alimentos. Evidencias al respecto datan ya desde hace muchos años, sin embargo siguen siendo desestimadas.

El Dr. Francis Pottenger entre 1932 y 1942, en California, USA, realizó uno de los estudios clínicos más fascinantes en el campo de la nutrición. Su estudio duró diez años, cubriendo cuatro generaciones de más de 900 gatos. En este estudio simplemente controló el alimento que consumían los gatos, dividiéndolos en 4 grupos. El grupo original se alimentó con leche cruda, sin pasteurizar, aceite de hígado de bacalao y desechos de carne cocinada. Los otros dos grupos se alimentaron con carne sin cocinar/leche pasteurizada y con carne cocinada/leche pasteurizada respectivamente. El cuarto grupo se alimentó con carne cruda sin cocinar y leche cruda sin pasteurizar. Donde observó que los animales alimentados con alimentos cocinados (desvitalizados), ya desde la primera generación empezaban a presentar graves problemas de salud, lo cual se acentuaba en generaciones posteriores, debiendo suspenderse el experimento en la cuarta generación, ya que dichos gatos ya se habían vuelto estériles.

En el ser humano saludable cohabitan dos procesos polares en equilibrio, uno catabólico o destructor, vinculado a la actividad del pensar y el otro anabólico o reparador, vinculado al proceso de nutrición. Y es mediante esta que recuperamos las fuerzas vitales, que nos permiten mantener la integridad de nuestro organismo. Comprender verdaderamente el sentido de la nutrición, abre camino para entender también el principio de la curación. Y sólo así poder percibir el sentido de las palabras de Hipócrates de Cos, quien señalaba: "Que tu medicina sea tu alimento, y el alimento tu medicina."


Corresponde a un complejo proceso donde la propia individualidad humana, actuando a través de una serie de fenómenos físico-químicos, somete al alimento a una progresiva degradación, permitiendo en estos pasos la liberación de la energía contenida y la transformación de dicha sustancia. De esta manera la sustancia pierde sus fuerzas originales y queda a disposición para ser permeada, por las propias fuerzas de la individualidad y de esta forma pueda ser transformada ahora en sustancia humana. Mediante la digestión se degradan las proteínas, grasas y azúcares complejos, contenidos en los alimentos, permitiendo que luego de este proceso queden a disposición para la construcción de la propia materialidad. Las proteínas en condición de aminoácidos, las grasas como ácidos grasos y los hidratos de carbono como azúcares simples. Luego de este camino que empieza en la boca y termina en el intestino delgado, ocurre el fenómeno de la absorción, donde la mucosa intestinal, actuando como órgano de percepción, barrera natural e inmunológica, permite el ingreso sólo de sustancias que sean afines a la naturaleza humana. Para ello se requiere de una mucosa intestinal que se encuentre en óptimas condiciones estructurales y de funcionamiento. Finalmente estando ya dichas sustancias al interior del cuerpo humano, son ahora reconstituidas siguiendo el patrón de la propia individualidad, siendo entonces transformadas en sustancias humanas individualizadas.

El Ser humano toma los alimentos del reino vegetal, animal, y también del mineral, y mediante esto construye su propio cuerpo. Esto ocurre debido a que el ser humano, al igual que los animales, no pueden fabricar su propio alimento. Pero el sentido primario de la alimentación, no es la obtención de la materialidad, sino la incorporación de las fuerzas vitales y anímicas que permitan la adquisición de la condición terrena de este ser humano. Cada alimento, como energía particular, nos afecta a un determinado nivel físico, emocional, mental y/o espiritual. Y por consiguiente deberemos elegir los alimentos que nos conduzcan a expresar lo más luminoso de nuestro ser, apartando de nosotros lo que nos aleje de nuestra naturaleza.

La liberación de las fuerzas sutiles que contiene el alimento, se inicia masticando el alimento sólido, el cual es transformado a un estado líquido, iniciando de esa forma su proceso de digestión.

La Digestión

El Polo metabólico humano, corresponde fundamentalmente a la expresión de la actividad vital en los órganos abdominales, de la reproducción y aparato locomotor. El Polo neuro-sensorial, abarca la actividad del sistema nervioso y los órganos de los sentidos. Ambas participan de un proceso “digestivo” de elementos o sustancias que proceden del mundo exterior. Uno de lo que recibe el ser humano mediante los órganos de los sentidos y el otro de lo que recibe por medio de su alimentación. La salud e integridad del ser humano depende de que ambas actividades sean realizadas adecuadamente, esto es particularmente importante durante la infancia.

Para que todos estos procesos ocurran adecuadamente, se necesita que el ser humano, se encuentre correctamente permeado por las fuerzas de su propia individualidad, en el ámbito digestivo y metabólico. Son estas fuerzas esenciales e individuales, las que conducen todos estos procesos. Una falla en dicho anclaje es del punto de vista de la Antroposofía, el factor principal que permite el desarrollo de patologías como la Alergia Alimentaria. Es de esta manera que el ser humano prepara y transforma su corporalidad en una propia y disponible, para ser el medio donde se exprese su individualidad. Entender esto permite conectarse con el verdadero sentido de la nutrición.


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