nota informativa chavez 6 d… · incontables recuerdos atesora lupita de su trabajo, sin embargo,...

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60 Años de servicio en el Poder Judicial del Estado Nota Informativa Publicada por Comunicación Social Lupita Chávez en sus primeros años en el Juzgado con el Juez Victor Manuel Cervantes Ramírez QEPD mecanógrafa, actualmente revisa expedientes para ver si se pueden terminar de oficio o se pueden depurar para el archivo. Sin embargo, el dicho popular “la práctica hace al maestro” tiene un buen ejemplo en lo que Lupita Chávez se ha constituido, no sólo en el Juzgado Terce- ro, sino en otros de este mismo ramo, cuyos colabora- dores acuden en no pocas ocasiones para que les auxi- lie en alguna duda, lo cual comenta con sencillez pero con orgullo personal, “aunque cambien los Códigos, con una buscadita tengo para ponerme otra vez al día al 100 por ciento”, porque a lo largo de sus 60 años de trabajar en el juzgado, conoce cómo desarrollar un acuerdo, términos, “y hasta las sentencias, también las podría hacer”, dice sonriendo. Contundente, responde “No”, a la pregunta expresa sobre si ha pensado en jubilarse y agrega que “mien- tras me sienta útil y sepa que no voy a estarme durmiendo, yo sigo”; en su familia hay un sobrino “que me terquea mucho para que me jubile, pero le digo que no, todavía tengo mucha pila, mientras pueda seguir trabajando y tenga la mente totalmente bien, voy a seguir, Dios mediante”. Se muestra escéptica en relación a los cambios que próximamente se instaurarán en el Poder Judicial del Estado, tales como los medios alternos de solución de conflictos y el sistema penal acusatorio oral, sin embar- go, los resultados los deja al tiempo. Las seis décadas de trabajo en un juzgado penal le ha permitido presenciar diversos aspectos de la evolución del delito y la criminalidad, de este tema, lo que desta- ca por ser un aspecto muy sensible de la sociedad, es el número cada vez mayor de menores en conflicto con la Ley. En este tema, considera que el origen del problema empieza en la familia, porque si tienen buena forma- ción serán buenas personas, considera que ”la desinte- gración de las familias y la falta de alicientes, es lo que provoca que los muchachos delincan tan jovencitos, es cuestión de inculcar valores”, opina. Para Guadalupe García Chávez, el Poder Judicial ha sido su segunda casa, tiene amor por la institución, o como se suele decir: “la camiseta la trae bien puesta”, pero también es objetiva al momento de criticar y comentar que anteriormente en la preparación de los abogados había más sabiduría, piensa que actualmente, ha decaí- do un poco la cuestión de la preparación, por lo cual, considera que en las universidades deben trabajar más en su formación en todos los sentidos, “en cuestión de ética, de conocer las leyes, formar mejores profesionis- tas”. Incontables recuerdos atesora Lupita de su trabajo, sin embargo, las experiencias fuertes son las que prevale- cen cuando comparte algunas anécdotas; siendo una de ellas, cuando en el Juzgado, todavía ubicado en la penitenciaría de la Avenida Juárez, “se le salió un tiro a un agente de la Policía Judicial (hoy Ministerial) y la bala le pasó por un ladito de su cabeza a la Secretaria de Acuerdos”, o los diversos motines cuando los presos se salían hasta el patio que había afuera del área los juzgados. Guadalupe García Chávez es actualmente la servidora judicial de mayor antigüedad, su impulso ha sido el gusto por el trabajo, su trayectoria la mantiene con fortaleza y ganas de seguir adelante, “sobre todo porque aún tengo buena cabeza y buena memoria”, dice y sonríe. Recuerda que cuando cumplió 50 años de labores, en el año 2002, le dijo al entonces Magistrado Presidente Marco Antonio Aranda Martínez: “voy por los otros 50 años y él respondió: pues aquí la esperamos”. Desde ese momento ya pasaron 10 años, y contando… Amor al trabajo, es el motivo por el cual, Guadalupe García Chávez, con 60 años de laborar en el Poder Judicial del Estado, piensa continuar en activo “mientras tenga buena cabeza y buena memoria”. En una amena charla, comparte sus puntos de vista sobre transformaciones institucionales, cambios sociales y su orgullo personal de ser la decana en el Juzgado Tercero Penal, su casa duran- te seis décadas. Era una joven de 17 años, cuando entró a trabajar en el Juzgado Tercero del Ramo Penal como Taquimecanógra- fa; su mamá conocía al titular, Lic. Valentín Martínez López, fue él quien le dio la oportunidad laboral. En el primer día, la primera anécdota: “Tengo muy presente que a la entrada del Penal (en ese entonces, los juzgados del ramo penal estaban ubicados en la entrada del Centro Penitenciario) había militares y andaban en rondín de una lado para otro en la puerta principal; mi mamá me llevó, así se acostumbraba en esa época, al pasar yo, uno de ellos golpeó el piso con su zapato (tal vez fue al ponerse en posición de “firmes”) yo brinqué del susto y entré corriendo”. En ese momento ni siquiera imaginaba que más adelante en el tiempo le tocaría presenciar sucesos de violencia que se suscitaron en el interior de la cárcel. Como jefes, ha tenido aproximadamente 28 jueces; no precisamente en orden cronológico, menciona a algunos de ellos: Valentín Martínez López, Jorge Martínez Ita, Rafael Rentería, Carlos Alejandro Robledo Ramos, Marun Kuri Garza, Luz María Cabrero, y actualmente, Juan José Méndez Gatica, sobre quienes refiere que “con la mayoría me he llevado bastante bien, nunca he tenido problemas con los que yo diga: hasta aquí llegué”. Emotiva y nostál- gica por el recuerdo, agrega: “son cosas muy bonitas, tantos años en el mismo lugar y sin ninguna dificultad hasta este momento” . Cambios tecnológicos, como la introducción de computa- doras, con las que se han transformado algunas formas de trabajo, Lupita Chávez los ha dejado pasar, hace ya algunos años que no utiliza mucho ni la máquina de escri- bir, ni la computadora, ya no realiza funciones de taqui-

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Page 1: Nota Informativa Chavez 6 d… · Incontables recuerdos atesora Lupita de su trabajo, sin embargo, las experiencias fuertes son las que prevale-cen cuando comparte algunas anécdotas;

60 Años de servicio en el Poder Judicial del Estado

Nota InformativaPublicada por Comunicación Social

Lupita Chávez en sus primeros años en el Juzgadocon el Juez Victor Manuel Cervantes Ramírez QEPD

mecanógrafa, actualmente revisa expedientes para ver si se pueden terminar de oficio o se pueden depurar para el archivo. Sin embargo, el dicho popular “la práctica hace al maestro” tiene un buen ejemplo en lo que Lupita Chávez se ha constituido, no sólo en el Juzgado Terce-ro, sino en otros de este mismo ramo, cuyos colabora-dores acuden en no pocas ocasiones para que les auxi-lie en alguna duda, lo cual comenta con sencillez pero con orgullo personal, “aunque cambien los Códigos, con una buscadita tengo para ponerme otra vez al día al 100 por ciento”, porque a lo largo de sus 60 años de trabajar en el juzgado, conoce cómo desarrollar un acuerdo, términos, “y hasta las sentencias, también las podría hacer”, dice sonriendo.

Contundente, responde “No”, a la pregunta expresa sobre si ha pensado en jubilarse y agrega que “mien-tras me sienta útil y sepa que no voy a estarme durmiendo, yo sigo”; en su familia hay un sobrino “que me terquea mucho para que me jubile, pero le digo que no, todavía tengo mucha pila, mientras pueda seguir trabajando y tenga la mente totalmente bien, voy a seguir, Dios mediante”.

Se muestra escéptica en relación a los cambios que próximamente se instaurarán en el Poder Judicial del Estado, tales como los medios alternos de solución de conflictos y el sistema penal acusatorio oral, sin embar-go, los resultados los deja al tiempo.

Las seis décadas de trabajo en un juzgado penal le ha permitido presenciar diversos aspectos de la evolución del delito y la criminalidad, de este tema, lo que desta-ca por ser un aspecto muy sensible de la sociedad, es el número cada vez mayor de menores en conflicto con la Ley.

En este tema, considera que el origen del problema empieza en la familia, porque si tienen buena forma-ción serán buenas personas, considera que ”la desinte-gración de las familias y la falta de alicientes, es lo que

provoca que los muchachos delincan tan jovencitos, es cuestión de inculcar valores”, opina. Para Guadalupe García Chávez, el Poder Judicial ha sido su segunda casa, tiene amor por la institución, o como se suele decir: “la camiseta la trae bien puesta”, pero también es objetiva al momento de criticar y comentar que anteriormente en la preparación de los abogados había más sabiduría, piensa que actualmente, ha decaí-do un poco la cuestión de la preparación, por lo cual, considera que en las universidades deben trabajar más en su formación en todos los sentidos, “en cuestión de ética, de conocer las leyes, formar mejores profesionis-tas”.

Incontables recuerdos atesora Lupita de su trabajo, sin embargo, las experiencias fuertes son las que prevale-cen cuando comparte algunas anécdotas; siendo una de ellas, cuando en el Juzgado, todavía ubicado en la penitenciaría de la Avenida Juárez, “se le salió un tiro a un agente de la Policía Judicial (hoy Ministerial) y la bala le pasó por un ladito de su cabeza a la Secretaria de Acuerdos”, o los diversos motines cuando los presos se salían hasta el patio que había afuera del área los juzgados.

Guadalupe García Chávez es actualmente la servidora judicial de mayor antigüedad, su impulso ha sido el gusto por el trabajo, su trayectoria la mantiene con fortaleza y ganas de seguir adelante, “sobre todo porque aún tengo buena cabeza y buena memoria”, dice y sonríe.

Recuerda que cuando cumplió 50 años de labores, en el año 2002, le dijo al entonces Magistrado Presidente Marco Antonio Aranda Martínez: “voy por los otros 50 años y él respondió: pues aquí la esperamos”. Desde ese momento ya pasaron 10 años, y contando…

Amor al trabajo, es el motivo por el cual, Guadalupe García Chávez, con 60 años de laborar en el Poder Judicial del Estado, piensa continuar en activo “mientras tenga buena cabeza y buena memoria”. En una amena charla, comparte sus puntos de vista sobre transformaciones institucionales, cambios sociales y su orgullo personal de ser la decana en el Juzgado Tercero Penal, su casa duran-te seis décadas.

Era una joven de 17 años, cuando entró a trabajar en el Juzgado Tercero del Ramo Penal como Taquimecanógra-fa; su mamá conocía al titular, Lic. Valentín Martínez López, fue él quien le dio la oportunidad laboral. En el primer día, la primera anécdota:“Tengo muy presente que a la entrada del Penal (en ese entonces, los juzgados del ramo penal estaban ubicados en la entrada del Centro Penitenciario) había militares y andaban en rondín de una lado para otro en la puerta principal; mi mamá me llevó, así se acostumbraba en esa época, al pasar yo, uno de ellos golpeó el piso con su zapato (tal vez fue al ponerse en posición de “firmes”) yo brinqué del susto y entré corriendo”. En ese momento ni siquiera imaginaba que más adelante en el tiempo le tocaría presenciar sucesos de violencia que se suscitaron en el interior de la cárcel.

Como jefes, ha tenido aproximadamente 28 jueces; no precisamente en orden cronológico, menciona a algunos de ellos: Valentín Martínez López, Jorge Martínez Ita, Rafael Rentería, Carlos Alejandro Robledo Ramos, Marun Kuri Garza, Luz María Cabrero, y actualmente, Juan José Méndez Gatica, sobre quienes refiere que “con la mayoría me he llevado bastante bien, nunca he tenido problemas con los que yo diga: hasta aquí llegué”. Emotiva y nostál-gica por el recuerdo, agrega: “son cosas muy bonitas, tantos años en el mismo lugar y sin ninguna dificultad hasta este momento” .

Cambios tecnológicos, como la introducción de computa-doras, con las que se han transformado algunas formas de trabajo, Lupita Chávez los ha dejado pasar, hace ya algunos años que no utiliza mucho ni la máquina de escri-bir, ni la computadora, ya no realiza funciones de taqui-