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Seguimos sin aprender la lección DENGUE Y CHIKUNGUNYA: AMENAZAS MORTALES La muerte de una niña de 8 años afectada por la epidemia del dengue en el Hospital Regional de Pucallpa, según denunciaron sus padres el viernes último, evidencia una vez más el trágico rebrote de una enfermedad mortal que asola todos los años nuestra región, por estos meses de lluvia, y evidencia también la recurrente ineficacia de nuestras autoridades del sector para controlarla. La niña, estudiante del segundo grado de la I.E. Vargas Guerra, vivía a la altura del kilómetro 4 de la carretera Federico Basadre, cerca de una empresa de transportes que cada vez que llueve alaga y desembalsa sus aguas por las casas vecinas, desnudando otro problema adyacente que facilita el recrudecimiento de cualquier epidemia: las pésimas construcciones que obstaculizan el sistema de drenaje natural o los drenajes construidos en espacios reducidos y con criterio antitécnico en las nuevas pistas de la ciudad. Precisamente, a mediados de semana, la naturaleza nos demostró, también una vez más, cuán vulnerables somos frente a torrenciales lluvias que alagan y hacen intransitables grandes tramos de avenidas como la Saénz Peña, la Unión, la Raimondi, o ingresan a campos estudiantiles como los de la Universidad Nacional de Ucayali o el Instituto Superior Tecnológico “Suiza” convirtiéndolos en inmensas cochas, a las que los bromistas de Facebook han fotografiado y agregado barcos navegando (entre ellos el Titanic hundiéndose). Es el incremento de las lluvias las que suelen crear las condiciones para que el Aedes Aegyptis, zancudo trasmisor del dengue, se reproduzca e infecte poblaciones enteras en la Amazonía. Peor aún, este año, el tristemente tradicional rebrote del dengue trae una preocupación mayor. Se conoce que este mismo zancudo suele trasmitir otro mal epidémico: el chikungunya que tiene aterrorizados a los países centroamericanos y ya se han reportado 7 casos en el Perú, según las cifras oficiales del Ministerio de Salud. El último de ellos fue un joven de 22 años que llegó desde Venezuela. TRAGICO REMEMBER Para quien tenga memoria. A fines del 2011 e inicio del 2012 los pobladores de la ciudad de Pucallpa, de los asentamientos humanos de

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Artículo periodístico de Santiago Pérez Meza.

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Seguimos sin aprender la lección

DENGUE Y CHIKUNGUNYA: AMENAZAS MORTALES

La muerte de una niña de 8 años afectada por la epidemia del dengue en el Hospital Regional de Pucallpa, según denunciaron sus padres el viernes último, evidencia una vez más el trágico rebrote de una enfermedad mortal que asola todos los años nuestra región, por estos meses de lluvia, y evidencia también la recurrente ineficacia de nuestras autoridades del sector para controlarla.

La niña, estudiante del segundo grado de la I.E. Vargas Guerra, vivía a la altura del kilómetro 4 de la carretera Federico Basadre, cerca de una empresa de transportes que cada vez que llueve alaga y desembalsa sus aguas por las casas vecinas, desnudando otro problema adyacente que facilita el recrudecimiento de cualquier epidemia: las pésimas construcciones que obstaculizan el sistema de drenaje natural o los drenajes construidos en espacios reducidos y con criterio antitécnico en las nuevas pistas de la ciudad.

Precisamente, a mediados de semana, la naturaleza nos demostró, también una vez más, cuán vulnerables somos frente a torrenciales lluvias que alagan y hacen intransitables grandes tramos de avenidas como la Saénz Peña, la Unión, la Raimondi, o ingresan a campos estudiantiles como los de la Universidad Nacional de Ucayali o el Instituto Superior Tecnológico “Suiza” convirtiéndolos en inmensas cochas, a las que los bromistas de Facebook han fotografiado y agregado barcos navegando (entre ellos el Titanic hundiéndose).

Es el incremento de las lluvias las que suelen crear las condiciones para que el Aedes Aegyptis, zancudo trasmisor del dengue, se reproduzca e infecte poblaciones enteras en la Amazonía. Peor aún, este año, el tristemente tradicional rebrote del dengue trae una preocupación mayor. Se conoce que este mismo zancudo suele trasmitir otro mal epidémico: el chikungunya que tiene aterrorizados a los países centroamericanos y ya se han reportado 7 casos en el Perú, según las cifras oficiales del Ministerio de Salud. El último de ellos fue un joven de 22 años que llegó desde Venezuela.

TRAGICO REMEMBER

Para quien tenga memoria. A fines del 2011 e inicio del 2012 los pobladores de la ciudad de Pucallpa, de los asentamientos humanos de Manantay, como los de Yarinacocha, vivieron momentos de terror y permanente sobresalto por el rebrote agresivo y mortal del dengue que dejó más de 14 víctimas, no todas reconocidas por las cifras oficiales, miles de infectados, mucho temor desperdigado por nuestras calles, en nuestras casas, y una clamorosa ineficiencia e irresponsabilidad de nuestras principales autoridades, especialmente las apoltronadas en el sector salud.

Aquella vez se habló también de la amenaza del dengue hemorrágico que supuestamente fue controlado y afectó sólo a unos cuántos, pero dejó su huella dolorosa en los familiares que tuvieron que enterrar a esos cuántos. Esa vez, la incuria burocrática bloqueó la compra de los

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insumos para las campañas de fumigación y fue luego de incrementarse los afectados y empezar a contar los primeros muertos que las autoridades regionales pusieron el empeño que debieron poner, con la misma lentitud con la que actúan hoy, antes del rebrote epidémico.

Esa vez intereses mezquinos impidieron que se compren insumos químicos que hoy se adquieren y que luego del rebrote sólo atenúan un desborde de infectados que todos los años (una actitud que nos hace recordar la falta de previsión en las heladas que se presentan en las alturas de Puno que también trae su secuela de pobladores muertos) suelen producirse sin atacar el problema de raíz. Es como si estuviéramos condenados a sufrirlas por siempre. Y claro, las autoridades (aunque nunca lo reconozcan) se evidencian incompetentes y suelen trasladar el problema al ciudadano que no tiene una cultura de prevención.

Lo sucedido hace unos años atrás, luego de un griterío mediático que sirvió para remover uno que otro funcionario que hoy nuevamente pulula por el cargo, sirvió más para ajustar algunas clavijas burocráticas y una numerosa cadena propagandística de una supuesta acción y lucha contra el dengue, que para ajustar la aplicación de una política de erradicación de males que se han convertido en endémicos. Las estadísticas son crueles, pero reales: nada o poco se ha avanzado en el tema de su erradicación.

Y claro la desconfianza y la irresponsabilidad también ha crecido en el ciudadano ucayalino.

CRÓNICA DE UNA AMENAZA

Todos los años, por esta fecha también y a la luz del crecimiento de los infectados (cifras extraoficiales la calculan acercándose al millar) y una que otra lamentable pérdida de vidas humanas, suele reunirse el Comité de Emergencia Regional y cuál si se tratase de un rito de la incapacidad, se observa a las autoridades de salud despercudirse de manera obligada de su acostumbrada modorra burocrática y, como si recién entendiesen el drama que se vive en los hogares que sufren el zarpazo de la enfermedad, convocan a jornadas de recojos de inservibles, de fumigación, de abatización, de limpieza de cunetas atoradas en el centro de la ciudad, de los sistemas de drenaje en las pistas, de caños naturales obstruidos por la construcción indebida de edificios, de visitas a los colegios y de propaganda por aquí y por allá alertando de males que la población sabe y sufre de manera recurrente.

Este año, sin embargo, han sido los responsables de EsSalud en Ucayali los que han alertado con mayor anticipación de la presencia del mal y su incremento, incluso hace unos días contaron con un especialista de la Red de Loreto, Ricardo Chávez Chacaltana, quien no ha tenido temor en calificar de “brote grave de dengue” la situación que vivimos justificando la alerta amarilla declarada por su institución médica.

Y ha sido este mismo especialista, apoyado en los informes que le alcanzaron sus colegas ucayalinos, quien ha señalado que la fiebre Chikungunya también amenaza a nuestra población calificándola de epidemia emergente.

Las autoridades reunidas en el COER están impulsando a través de las instituciones de salud, entre ellas el Hospital Regional de Pucallpa y la propia Dirección Regional de Salud una campaña de eliminación de criaderos de zancudos y recojo de inservibles para el próximo viernes 14 de Noviembre. A la par reimpulsan la campaña de fumigación especialmente en el centro de la ciudad donde, según también las cifras médicas, suele incrementarse con rapidez

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el mal. Recuérdese que el zancudo trasmisor, aedes aegyptis, suele reproducirse en aguas de lluvia, en pequeños receptáculos, chapas o botellas abandonadas. Además las autoridades saben que en la ciudad dichas campañas tienen un mayor impacto mediático que el visitar alejados asentamientos humanos, donde el mal campea a su gusto.

PAPEL DEL POBLADOR

Es cierto también que una significativa responsabilidad del incremento y rebrote epidémico del dengue, así como la amenaza de la fiebre Chikungunya, recae sobre el poblador quien pese a ser informado, año tras año, sobre las formas de prevención no las asume ni las comparte con la vecindad, menospreciando o dejando de lado medidas sanitarias que ayudarían a mejorar su calidad de vida. Y sucede que, en algunos casos, hay vecinos que impiden el ingreso de los fumigadores y omiten las medidas de prevención convirtiéndose en focos de infección.

¿Qué pasa? ¿Por qué los moradores no se preocupan en implementar medidas sanitarias que redundarían en la mejora de salud y de su propia vida? Como comentaba un viejo epidemiólogo ucayalino: “sólo cuando ven que el vecino está tendido en el cajón o cuando ha sido afectado con el mal recién se preocupan”. No es sólo un tema cultural. Tal vez, como lo señalase el destacado escritor y premio Nobel, Albert Camus (en “El mito de Sísifo”) es una indolente actitud frente a la vida, no sólo de los demás, sino principalmente, de la suya. Pues, además de ignorar la importancia de la prevención existiría un menosprecio por el valor de su vida. Pero bueno, eso ya es entrar en honduras psicológicas y derroteros existenciales que no son materia del presente artículo.

Lo cierto es que para contrarrestar el rápido incremento del dengue como la presencia y expansión de la mortal fiebre Chigungunya en Ucayali es fundamental la participación vigilante del poblador, su compromiso con las campañas y con su salud. Y esto a pesar de la lentitud y, muchas veces, exasperante accionar de nuestras autoridades, a pesar de la desorientación y ausencia de prioridad del tema, el ciudadano ucayalino tiene que exigir una mayor dinámica interventora del Estado. Incluso, en estos días, en los que nuestra democracia convalece de los estertores de las últimas elecciones regionales y municipales, la población debería exigir a las autoridades electas que se preocupen desde ahora no sólo en hacer propuestas que mejoren el sistema de salud frente a estos males sino en practicar e implementar acciones que contribuyan de manera decidida y eficaz a erradicarla a mediano y largo plazo.

OJO RECUADRO:

¿QUÉ SABES DE LA FIEBRE CHIKUNGUNYA?

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El chikungunya es un virus que causa fiebre alta, dolor de cabeza, dolores en las articulaciones y dolor muscular, unos tres o siete días después de ser picado por un mosquito infectado. Y en un porcentaje significativo puede ser mortal.

La Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) está trabajando con los países en la respuesta a la aparición del virus del chikungunya, que se transmite por la picadura de mosquitos Aedes aegypti y Aedes albopictus.

El origen de esta palabra viene de la lengua africana makonde, que quiere decir “doblarse por el dolor”. Este virus fue detectado por primera vez en Tanzania en 1952. A partir de 2004, se han reportado brotes intensos y extensos en África, las islas del Océano Índico, la región del Pacífico en países centroamericanos, las islas e incluso en Venezuela y el sudeste asiático (India, Indonesia, Myanmar, Maldivas, Sri Lanka y Tailandia).