noche escultural

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RESUMEN El día de Nochebuena RESUMEN El día de Nochebuena Daniel ha estado celebrándolo por todo lo alto comiendo y be- biendo mucho. Un taxis le deja en la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Con pasos in- seguros llega a la “Exposición de esculturas de Juan Ripollés” y en su delirio habla con ellas e incluso llega a torear a un toro de bronce. Una de las esculturas le reta a una carrera, Daniel acepta el reto, pero al llegar a la meta se lleva una gran sorpresa..

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Daniel acaba de celebrar la fiesta de Nochebuena comiendo y bebiendo mucho. Un taxis le ha dejado en La Ciudad de las Artes y las Ciencias.

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RESUMEN El día de Nochebuena

RESUMEN El día de Nochebuena Daniel ha estado celebrándolo por todo lo alto comiendo y be-biendo mucho. Un taxis le deja en la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Con pasos in-seguros llega a la “Exposición de esculturas de Juan Ripollés” y en su delirio habla con ellas e incluso llega a torear a un toro de bronce. Una de las esculturas le reta a una carrera, Daniel acepta el reto, pero al llegar a la meta se lleva una gran sorpresa..

Noche cerrada sin luna, viento en calma. Apenas una leve brisa guiaba los pasos inseguros de Daniel, que atravesaba el pavimento de La Ciudad de las Artes y las Ciencias. Después de una tremenda fiesta de Nochebuena, su cuerpo estaba muy saturado de todo, de bebida y de comida, sobre todo bebida y los síntomas saltaban a la vista. El taxis le había dejado en los alrededores de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Al bajar lo primero que vio fue un ojo grande que lo observaba y un dinosaurio metido dentro del agua, con un gorro de Papá Noel. Definitivamente Daniel ha pillado una buena borrachera. Su andar zigzagueante sin rumbo fijo le llevó a la Exposición de esculturas de Juan Ripollés. Cuando llegó en su delirio vio a las esculturas unas andando por el paseo, otras charlando, y otras cantando a una Luna inexistente. Pero lo más divertido fue cuando se puso delante del toro de bronce, y se dedicó a torearlo. Se quitó la chaqueta y al estilo del torero Manolete empezó la faena dando pases de capote de derecha y de izquierda, hasta que se cansó y se despidió del toro, felicitándolo por su bravura. Luego vio a una chica desnuda tumbada, de generosas proporciones. Se quitó un invisible sombrero y con una solemne reverencia delante de ella, le dijo: -¡Señora,.... sou Daniel,..... su hulmide y fiiiiiiiiel servidor, .....estoy a su disposición para lo queeeeee.... usted ordeeeeeene!- Dicho esto se quedó parado delante de la figura, ligeramente encorvado hacia delante. La escultural Señora le miró y le dijo: -¡Gracias Daniel, pero ahora mismo no deseo nada, me estoy bronceando. Puedes retirarte.!- Daniel hizo otra reverencia y se despidió. Continuó con su paseo nocturno entre esculturas, se detuvo un instante. Sus manos temblo-rosas ajustaron la corbata y compuso su chaqueta torera y siguió con paso vacilante. Saluda-ba a un lado y a otro del paseo. Algunas esculturas le miraban indiferentes y otras no le pres-

taban ninguna atención. Daniel extrajo del bolsillo de la chaqueta una cajetilla de tabaco, y se dispuso a sacar un pitillo, pero sus dedos no acertaban a coger uno. Los malditos cigarrillos no se estaban quietos y no había manera de cogerlos. Cuando por fin cogió uno se lo llevo a la boca, pero cayó en la cuenta que ahora tenía que encenderlo, así que continuó la búsqueda del mechero por todos los bolsillos.

Pasados unos minutos al ver que en sus bolsillos no encontraba ningún mechero, se dirigió tambaleante al grupo que tenía enfrente y les preguntó: - ¡Perdonen, ...puede darme .....alguno de usteeeeeedes .....fuuuuego!- Una voz del grupo le contestó: - ¡Daniel ninguno de nosotros fuma, nuestro jefe si. Pero hasta mañana no aparecerá por aquí!- - ¿Y quién es vuestro.... jeeeefe?. Siiii..... se puede saber.- preguntó Daniel. - ¡Nuestro jefe es Ripollés!. - ¿Y quién es eeeeeese?

Luego vio a una chica desnuda tumbada, de generosas proporciones. Se quitó un invisible sombrero y con una so-lemne reverencia delante de ella, le dijo:

- Es un artista muy polifacético, que nos ha creado a todos. A Daniel se le cayó el cigarrillo de la boca, y pensó están todos locos. - ¡Bieeeen,....pues ya pasaré mañaaaana a conocerlo,......hasta luuuuuego!- y se despidió del grupo. Siguió caminando vacilante entre la exposición, hasta que vio a una escultura que parecía que iba a salir corriendo, y Daniel la imitó. Parecían dos gotas gemelas sólo que el hombre apenas se tenía en pie, y permanecer quieto sin moverse no era empresa fácil. Entonces el Corredor le dice a Daniel: -¿Echamos una carrerita?. Daniel lo mira y le contesta: - ¡De acuuuuuerdo,..... hasta dóoooonde!- - ¡Hasta el puente y volver! Daniel se quita la chaqueta, la corbata y los zapatos, y se coloca paralelo a la estatua en la linea de salida. En ese momento corre la voz entre las esculturas que va a empezar una carrera de velocidad entre el Corredor y Daniel. Se apartan todas las estatuas dejando un pasillo en el medio.

-¡Preparados,..... listos,.........ya!. -dice una voz-. Empieza la carrera. En los primeros metros Daniel se adelanta, pero enseguida es neutralizado por el Corredor, que le supera. Los espec-tadores jalean a uno y a otro. Daniel tropieza pero consigue levantarse. Ahora es el Corredor el que le lleva ventaja y el que primero llega al puente. Da la vuelta y enfila la recta. Daniel herido en su orgullo tiene un momento de lucidez, y recuerda que de joven era el mejor velo-cista de la clase. Saca todo su potencial, tensa los músculos y tira tras el Corredor. Su esfuer-zo da resultado, poco a poco va ganando terreno y a pocos metros de la meta, lo adelanta por una mano.

Daniel levante los brazos como ganador de la prueba, al tiempo que va diciendo: ¡He ganado, he ganado!. Se da la vuelta para seguir celebrándolo y sólo ve estatuas colocadas una tras otra a lo largo del paseo. Está perplejo, su cerebro va recobrando la cordu-ra. La baja temperatura ha ido despejando su mente, entonces cae en la cuenta que tiene frío. Busca sus zapatos y la chaqueta, mira a un lado y a otro y sólo ve esculturas y todas están muy quietas.

Está claro que estaban vivas en la mente de Daniel, y al ir pasando los efectos de la borra-chera se va dando cuenta de la realidad. Pero hay una cosa que le tiene confundido y que le mantiene pensativo -¿Si estoy sólo con las esculturas, quién me ha dicho que la exposición es obra de Ripollés?- Sólo hay una manera de averiguarlo, piensa mañana vendré a comprobarlo.

F I N

Daniel tropieza pero consi-gue levantarse. Ahora es el Corredor el que le lleva ventaja y el que primero llega al puente. Da la vuelta y enfila la recta.

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