no. 51 hecatombe

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17 de diciembre de 2011 • Número 51 Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver Suplemento informativo de La Jornada TEMA DEL MES

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En las antiguas hecatombes, los romanos sacrificaban cien bueyes. En la hecatombe mexicana de 2011 ya han muerto cincuenta mil bovinos y muchos más tendrán que ser enviados a los rastros o padecerán las secuelas del estrés hídrico y de la hambruna. Nuestra ganadería mayor andaba derrengada, ahora está para el arrastre. Y no se vislumbra una pronta mejoría, pues su modelo productivo es inadecuado, y no es previsible que los factores negativos que detonaron el actual desastre se modifiquen, pues tienen que ver con el cambio climático y el progresivo agotamiento del petróleo, componentes destacados del colapso civilizatorio que nos aqueja.

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Page 1: No. 51 Hecatombe

17 de diciembre de 2011 • Número 51

Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver

Suplemento informativo de La Jornada

TEMA DEL MES

Page 2: No. 51 Hecatombe

17 de diciembre de 20112

La Jornada del Campo, suplemento mensual de La Jornada, editado por Demos, Desarrollo de Me-dios, SA de CV; avenida Cuauhtémoc 1236, colonia Santa Cruz Atoyac, CP 03310, delegación Benito Juárez, México, Distrito Federal. Teléfono: 9183-0300.Impreso en Imprenta de Medios, SA de CV, avenida Cuitláhuac 3353, colonia Ampliación Cosmopolita, delegación Azcapotzalco, México, DF, teléfono: 5355-6702. Reserva de derechos al uso exclusivo del título La Jornada del Campo en trámite. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio, sin la autorización expresa de los editores.

Suplemento informativo de La Jornada 17 de diciembre de 2011 • Número 51 • Año V

LAS VACAS FLACASLa última ruptura en el ciclo de los nutrientes se

produjo con el auge de la industrialización del campo, que estuvo relacionado en sus primeras etapas con la

eliminación de los grandes animales de las explota-ciones agrícolas, el desarrollo de grandes cebaderos y la sustitución de la tracción animal por tractores. Ya no era necesario cultivar leguminosas con el fi n

de alimentar rumiantes, que de un modo natural fi jaban nitrógeno al suelo, en consecuencia aumentó

la dependencia de abonos nitrogenados, con toda suerte de efectos ambientales negativos, entre ellos la contaminación de aguas freática y la “muerte” de los

lagos. Estas modifi caciones, unidas a un distorsionado patrón de desarrollo que ha caracterizado al capita-lismo (y a otros sistemas sociales tales como el de la

Unión Soviética, que reprodujeron la misma pauta desarrollista), adoptaron la forma de una ruptura

cada vez más fuerte entre la ciudad y el campo.

Fred Magdof, Less Lanyon y Hill Liebhardt. Nu-trient Cycling, Transformations and Flows, 1979

En las antiguas hecatombes, los roma-nos sacrificaban cien bueyes. En la hecatombe mexicana de 2011 ya han muerto cincuenta mil bovinos y mu-

chos más tendrán que ser enviados a los rastros o padecerán las secuelas del estrés hídrico y de la hambruna. Nuestra ganadería mayor andaba derrengada, ahora está para el arrastre.

Y no se vislumbra una pronta mejoría, pues su modelo productivo es inadecuado, y no es pre-visible que los factores negativos que detonaron el actual desastre se modifiquen, pues tienen que ver con el cambio climático y el progresivo agotamiento del petróleo, componentes desta-cados del colapso civilizatorio que nos aqueja.

Tales factores negativos son la escasez en México de agua, pastos, esquilmos y granos forrajeros, producto de heladas y sequías, y el alto precio de estos insumos importados, oca-sionado por los mismos factores climáticos más el creciente empleo de maíz amarillo para la producción de etanol.

La ganadería es víctima de la crisis, pero tam-bién uno de los factores que la ocasionaron. Junto con los monocultivos, el modelo pecua-rio industrial que cobró fuerza durante el siglo XX impulsó las explotaciones animales espe-cializadas, que en el caso de los bovinos se ma-terializaron en grandes hatos, primero cebados básicamente con pastos y después progresiva-mente dependientes de alimentos balanceados.

Con un modelo de manejo totalmente separa-do del sistema de cultivos pero cada vez más dependiente de la agricultura que le propor-ciona los nutrientes, la ganadería se expandió durante el siglo XX a una tasa mayor que la demográfica, pues el peso de los cárnicos y lác-teos aumentó exponencialmente en los hábitos alimentarios, al principio de la población me-tropolitana y más tarde de la periférica.

La creciente demanda de proteína animal se tradujo en un aumento absoluto y relativo de la superficie agropecuaria dedicada a la ga-nadería, el cual que se realizó en detrimento de algunos cultivos pero sobre todo mediante la ampliación de la frontera agrícola a costa de superficies arboladas que fueron susti-tuidas por potreros dedicados a la ganadería extensiva.

Su competencia por tierras y aguas con la agri-cultura directamente alimentaria y el empleo creciente de granos de potencial consumo hu-mano para fines forrajeros hicieron de la gana-dería en gran escala un factor importante en la actual escasez y carestía de la comida.

Por otra parte, el desmonte de selvas y bosques para meter ganado, el establecimiento de potre-ros en tierras inadecuadas y el sobre pastoreo oca-sionaron pérdida de vegetación y degradación de suelos, lo que, agregado a las emisiones de gases de efecto invernadero por parte de los rumiantes, hace de la ganadería en gran escala uno de los vectores más importantes del cambio climá-tico; mudanza manifiesta en heladas atípicas, sequías excep-cionales e inundaciones bíbli-cas que, a su vez, ponen a la ganadería al borde del colapso.

Así, el actual modelo gana-dero es uno de los culpables mayores de la crisis multidi-mensional con que arrancó el tercer milenio.

En México la llamada gana-derización del campo empezó en la segunda mitad del siglo XX, inducida por el aumento en la demanda y en los precios de la carne. Pero también impulsada por irrespon-sables políticas públicas que promovieron el desmonte del sureste, facilitaron la formación de latifundios ganaderos y financiaron con re-cursos fiscales la adquisición de los hatos.

Y los facilitadores burocráticos del despegue se cobraron. Desde los años 70s del pasado siglo prácticamente todos los funcionarios de las se-cretarías de Agricultura y Reforma Agraria con puestos de director general hacia arriba se hi-cieron de ranchos ganaderos. Extensos potreros y lucidores sementales que aun cuando no deja-ban demasiadas ganancias –por lo general esta-ban mal atendidos–, sí eran un signo de estatus.

La que prosperó en los 60s y los 70s fue una ganadería extensiva basada en el pastoreo libre y con bajísimos índices de agostadero. Una ex-plotación pecuaria cuyas utilidades provenían mucho más de la disposición de grandes exten-siones de tierra que de las módicas inversiones productivas. Un negocio expropiador, ecocida, ineficiente y rentista cuyo modelo se agotó en la década de los 80s.

Durante el boom, nuestra ganadería bovina abastecía el mercado interno en expansión y exportaba a Estados Unidos carne en pie o en canal. Pero al irse agotando las posibilidades de expandir la frontera agrícola, los rendimientos es-tancados o decrecientes restaron competitividad a los rutinarios ganaderos locales. Una competi-tividad que en realidad siempre fue frágil y sos-tenida en las rentas diferenciales que otorgaban las ventajas comparativas del sureste mexicano.

En sus buenos tiempos, las mayores ganancias ganaderas estaban en engordar y con frecuencia el trabajo de cría era dejado en manos de campe-sinos que por falta de potreros, forrajes y dinero, tenían que vender los becerros apenas separados de la vaca. Pero desde hace un cuarto de siglo el negocio mayor pasó de los empresarios mexica-

nos a los agronegocios pecuarios estadounidenses que tienen feed-lots (ranchos de engorda) cerca de la frontera, a quienes ahora nuestros ganaderos venden becerros al destete y animales flacos que allí se van a terminar. En el mismo lapso y por las mismas razones, México se transformó de expor-tador en importador de carne en canal y en cortes.

Así como en lo tocante a los hidrocarburos el país vende petróleo crudo y compra refinados, en lo que respecta a la ganadería exportamos animales vivos e importamos carne simplemente porque ya perdimos la capacidad de engordar becerros de

manera competitiva. Aunque también es verdad que los bajos precios a los que podían vender los socios de la US Meat Export Federation, se explicaban en parte por el dumping manifies-to en los precios subsidiados de los forrajes que emplean.

Aunque los engordadores del otro lado de la frontera se que-dan con la tajada de león, vender ganado en pie era un buen nego-cio, entre otras cosas porque los forrajes resultaban abundantes y baratos aun si México no produ-ce suficiente sorgo y maíz amari-

llo para consumo animal, pues las sucesivas Farm Bill estadounidenses subsidiaban las exportaciones de granos, de modo que para nuestros ganaderos era rentable importar insumos y exportar animales.

Esto terminó con el siglo XX, cuando el cre-ciente empleo de maíz amarillo para producir etanol redujo los excedentes cerealeros de Esta-dos Unidos, provocando un sostenido aumento de los precios. Encarecimiento que se dispara con la crisis alimentaria iniciada en 2007 y que tiene un segundo pico en 2010. Y es que entre maíz y sorgo México importa anualmente alre-dedor de diez millones de toneladas, cuyo costo aumentó brutalmente, primero con el fin del subsidio estadounidense y después con la esca-sez provocada por las malas cosechas.

Así estábamos cuando llegó 2011, un año “atípi-co” a cuya excepcionalidad, sin embargo, debe-mos empezar a acostumbrarnos pues el cambio climático augura que será recurrente.

Empezamos con heladas en Sinaloa, con lo que se perdió gran parte de la cosecha maicera del ci-clo otoño/invierno; siguió un retraso en las lluvias acompañado de heladas tempranas en Puebla y Ve-racruz; pero mientras en el norte las precipitaciones eran tardías y escasas, en el sureste eran torrencia-les, y Tabasco sufrió una de las peores inundaciones de su historia; al término del año la sequía se había extendido sobre la mitad del territorio, desde Chi-huahua hasta Querétaro. Sólo en maíz, las pérdidas se calculan en unos dos millones de toneladas.

Y las vacas se mueren de hambre y de sed porque no hay agua, porque los pastos se seca-ron, porque escasean los esquilmos agrícolas y porque se perdieron las cosechas de granos. La ganadería mexicana agoniza y con ella agoniza un modelo ambientalmente insostenible y eco-nómicamente inviable.

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COMITÉ EDITORIAL

Armando Bartra Coordinador

Luciano Concheiro Subcoordinador

Enrique Pérez S.Lourdes E. RudiñoHernán García Crespo

CONSEJO EDITORIAL

Elena Álvarez-Buylla, Gustavo Ampugnani, Cristina Barros, Armando Bartra, Eckart Boege, Marco Buenrostro, Alejandro Calvillo, Beatriz Cavallotti, Fernando Celis, Luciano Concheiro Bórquez, Susana Cruickshank, Gisela Espinosa Damián, Plutarco Emilio García, Francisco López Bárcenas, Cati Marielle, Yolanda Massieu Trigo, Brisa Maya, Julio Moguel, Luisa Paré, Enrique Pérez S., Víctor Quintana S., Alfonso Ramírez Cuellar, Jesús Ramírez Cuevas, Héctor Robles, Eduardo Rojo, Lourdes E. Rudiño, Adelita San Vicente Tello, Víctor Suárez, Carlos Toledo, Víctor Manuel Toledo, Antonio Turrent y Jorge Villarreal.

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Diseño Hernán García Crespo

BUZÓN DEL CAMPOTe invitamos a que nos envíes tus opiniones, comentarios y dudas a

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Yolanda Massieu Trigo, de la UAM-Xochimilco, y Gretel Iliana Gil González y Valentín Efrén Espinosa Ortiz, de la FMVZ de la UNAM, fueron coeditores en el presente número del suplemento

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Producción pecuaria por productos (Toneladas)

PRODUCTO 2009 2010 Var. %

GANADO EN PIE 4,923,235 5,080,804 3.2

BOVINO 3,212,508 3,333,473 3.8

PORCINO 1,519,411 1,550,896 2.1

OVINO 106,323 108,658 2.2

CAPRINO 84,993 87,777 3.3

AVE Y GUAJOLOTE EN PIE 3,357,857 3,397,695 1.2

AVE 3,329,594 3,369,915 1.2

GUAJOLOTE 28,263 27,780 -1.7

CARNE EN CANAL 8,281,092 8,478,499 2.4

BOVINO 3,212,508 3,333,473 3.8

PORCINO 1,519,411 1,550,896 2.1

OVINO 106,323 108,658 2.2

CAPRINO 84,993 87,777 3.3

AVE 3,329,594 3,369,915 1.2

GUAJOLOTE 28,263 27,780 -1.7

LECHE 5,713,873 5,858,309 2.5

BOVINO 3,212,508 3,333,473 3.8

CAPRINO 84,993 87,777 3.3

OTROS PRODUCTOS

HUEVO PARA PLATO 2,360,301 2,381,375 0.9

MIEL 56,071 55,684 -0.7

CERA EN GREÑA 2,218 2,016 -9.1

LANA SUCIA 4,754 4,683 -1.5

AVE: SE REFIERE A POLLO, GALLINA LIGERA Y PESADA QUE HA FINALIZADO SU CICLO PRODUCTIVO.LECHE: PRODUCCIÓN EN MILES DE LITROS.LOS SUBTOTALES Y EL TOTAL PODRÍAN NO COINCIDIR POR REDONDEOFUENTE: ELABORADO POR EL SERVICIO DE INFORMACIÓN AGROALIMENTARIA Y PESQUERA (S I A P), CON INFORMACIÓN DE LAS DELEGACIONES DE LA S A G A R P A .FUENTE: INEGI con datos SIAP

Estructura de las importaciones Agroindustriales

Enero-Sep embre 2011

Fuente: Elaboración SFA con cifras de la Secretaría de Economía

México, consumos nacionales aparentes de productos pecuarios

MILES DE TONELADAS

ESPECIE 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009

CARNE DE BOVINO

CONSUMO 1,259 2000 1,330 1,323 1,258 1,281 1,247 1,271 1,333 1,458 1,464

PRODUCCION 1/ 888 1,283 890 818 906 998 939 921 967 1,088 1,191

IMPORTACION 2/ 372 846 442 508 355 291 325 373 394 398 308

EXPORTACION 1 438 2 2 3 8 18 22 28 28 35

CONSUMO PERCAPITA KGS. 13.1 13.2 13.5 13.3 12.5 12.6 12.1 12.2 12.6 13.6 13.5

% DE IMP/CONSUMO 29.5% 34.2% 33.3% 38.4% 28.2% 22.7% 26.1% 29.3% 29.6% 27.3% 21.1%

CARNE DE PORCINO

CONSUMO 778.0 790.2 821.2 889.6 957.5 1005.1 970.9 1027.4 1078.4 1127.0 1203.1

PRODUCCION 1/ 673.5 650.2 671.8 695.1 700.5 685.2 693.1 738.4 804.7 802.7 760.0

IMPORTACION_3/ 128.0 169.4 184.5 218.0 278.6 346.5 315.2 334.1 333.7 392.0 496.2

EXPORTACION 23.5 29.4 35.1 23.5 21.6 26.6 37.4 45.1 60.0 67.8 53.1

CONSUMO PERCAPITA KGS. 8.1 8.1 8.3 8.9 9.5 9.8 9.4 9.8 10.2 10.5 11.1

% DE IMP/CONSUMO 16.5% 21.4% 22.5% 24.5% 29.1% 34.5% 32.5% 32.5% 30.9% 34.8% 41.2%

CARNE DE OVINO

CONSUMO 71.6 85.7 93.1 94.2 85.3 77.2 85.7 82.8 85.0 85.3 75.9

PRODUCCION_4/ 30.8 33.4 36.2 38.2 42.2 44.3 46.2 47.8 48.5 51.3 53.5

IMPORTACION_3/ 40.8 52.3 56.8 56.0 43.1 32.9 39.4 35.0 36.5 34.1 22.4

EXPORTACION 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0

CONSUMO PERCAPITA KGS. 0.7 0.9 0.9 0.9 0.8 0.8 0.8 0.8 0.8 0.8 0.7

% DE IMP/CONSUMO 57.0% 61.0% 61.1% 59.4% 50.6% 42.6% 46.0% 42.2% 42.9% 39.9% 29.6%

CARNE DE CAPRINO

CONSUMO 39.1 40.1 39.7 42.9 42.6 42.1 42.5 43.0 43.2 43.4 43.2

PRODUCCION 4/ 37.4 38.8 38.8 42.2 42.2 42.0 42.4 42.7 42.9 43.1 43.1

IMPORTACION_3/ 1.7 1.4 0.8 0.6 0.4 0.1 0.1 0.3 0.3 0.3 0.1

EXPORTACION 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0

CONSUMO PERCAPITA KGS. 0.4 0.4 0.4 0.4 0.4 0.4 0.4 0.4 0.4 0.4 0.4

% DE IMP/CONSUMO 4.2% 3.4% 2.1% 1.5% 1.0% 0.2% 0.2% 0.8% 0.8% 0.7% 0.3%

CARNE DE AVES

CONSUMO 2,017.9 2,129.3 2,273.4 2,421.3 2,609.2 2,727.0 2,971.6 3,054.6 3,105.7 3,194.7 3,253.3

PRODUCCION_4/ 1,731.5 1,825.2 1,928.0 2,075.8 2,155.6 2,279.8 2,436.5 2,463.8 2,542.5 2,580.8 2,634.5

IMPORTACION_3/ 290.2 307.7 346.8 345.8 454.9 447.5 535.1 590.8 563.6 615.6 624.5

EXPORTACION 3.8 3.6 1.4 0.3 1.3 0.3 0.0 0.0 0.4 1.7 5.6

CONSUMO PERCAPITA KGS. 21.0 21.8 23.1 24.3 25.9 26.7 28.8 29.2 29.4 29.9 30.1

% DE IMP/CONSUMO 14.4% 14.5% 15.3% 14.3% 17.4% 16.4% 18.0% 19.3% 18.1% 19.3% 19.2%

HUEVO

CONSUMO 1,634.9 1,789.2 1,893.2 1,901.9 1,873.7 2,002.9 2,026.5 2,294.3 2,294.0 2,339.4 2,373.9

PRODUCCION 1,634.8 1,787.9 1,892.1 1,900.6 1,872.5 2,001.6 2,024.7 2,290.1 2,290.8 2,337.2 2,370.6

IMPORTACION 0.5 1.4 1.4 1.5 1.2 1.4 1.8 4.2 3.2 2.3 3.4

EXPORTACION 0.4 0.1 0.4 0.3 0.1 0.1 0.0 0.0 0.0 0.1 0.1

CONSUMO PERCAPITA KGS. 17.0 18.4 19.2 19.1 18.6 19.6 19.6 22.0 21.7 21.9 22.0

% DE IMP/CONSUMO 0.0% 0.1% 0.1% 0.1% 0.1% 0.1% 0.1% 0.2% 0.1% 0.1% 0.1%

MIEL

CONSUMO 35.5 32.7 40.0 30.2 34.9 45.7 34.2 32.4 28.5 32.3 26.4

PRODUCCION 55.3 58.9 59.1 58.9 57.0 56.9 50.6 56.0 55.5 59.7 52.8

IMPORTACION 0.0 0.0 0.1 0.2 0.0 8.6 2.4 1.8 4.0 2.3 0.6

EXPORTACION 19.8 26.3 19.2 28.9 22.2 19.8 18.8 25.5 30.9 29.6 27.0

CONSUMO PERCAPITA KGS. 0.4 0.3 0.4 0.3 0.3 0.4 0.3 0.3 0.3 0.3 0.2

% DE IMP/CONSUMO 0.1% 0.1% 0.4% 0.7% 0.0% 18.7% 7.1% 5.7% 14.0% 7.0% 2.2%

LECHE, MILLONES DE LITROS EQUIV.

CONSUMO 13,147.6 13,841.6 14,679.1 14,715.8 15,022.1 15,783.0 16,101.9 15,183.6 16,210.2 15,348.0 15,927.2

PRODUCCION 8,877.3 9,311.4 9,472.3 9,658.3 9,784.4 9,864.3 9,868.3 10,088.6 10,346.0 10,589.5 10,592.3

IMPORTACION _5/ 4,318.5 4,620.3 5,263.7 5,114.2 5,341.1 6,036.9 6,638.6 5,338.4 6,461.6 5,356.4 5,907.9

EXPORTACION 48.2 90.1 56.9 56.7 103.3 118.3 405.0 243.3 597.4 597.9 572.9

CONSUMO PERCAPITA LTS. 136.7 142.0 148.9 147.5 148.9 154.6 155.9 145.3 153.4 143.6 147.3

% DE IMP/CONSUMO 32.8% 33.4% 35.9% 34.8% 35.6% 38.2% 41.2% 35.2% 39.9% 34.9% 37.1%

POBLACION MILES 96,184 97,483 98,614 99,758 100,915 102,086 103,270 104,468 105,680 106,906 108,146

_1/ Corresponde al volumen de carne obtenida en el sacrifi cio de rastros municipales y TIF de ganado mexicano_2/ Corresponde a la importación de ganado en pie, canales y cortes con hueso y deshuesados, equivalentes a canal._3/ Corresponde al ganado importado convertido a canal más el volumen bruto de importación de carne._4/ Volumen de ganancia de peso vivo equivalente a canal_5/ Corresponde a leche y productos lácteos en litros equivalentesFUENTE: C.N.G. ELABORADO POR LA DIRECCION DE ESTUDIOS ECONOMICOS CON DATOS DE SECOFI, BANXICO y SAGARPA

Distribución de la producción pecuaria

Fuente: SIAP

100%90%80%70%60%50%40%30%20%10%

0%

Noroeste Noreste Centro occidente

Centro Sur-sureste

Porcino Bovino Ave

23%

30%

47%

15%

44%

41%

28%

41%

31%

22%

56%

22%

19%

39%

42%

ESTADÍSTICAS PARA DOCUMENTAR Las condiciones climáticas, particularmente la sequía de este año, la más grave desde que se lleva registro de precipitación pluvial, tienen a la ganadería bovina en jaque y se prevén a partir del 2012 efectos nocivos en el abasto y los precios de los productos cárnicos para la población. Aquí presentamos algunas estadísticas que muestran la evolución de la producción nacional tanto en la rama bovina como en las demás pecuarias, y también el alto grado de dependencia de importaciones de carne. Éstas evidencian que la ganadería seguirá siendo motivo de preocupación para los mexicanos en 2012 y más allá.

Fuente: FAO

Page 4: No. 51 Hecatombe

17 de diciembre de 20114

Lourdes Edith Rudiño

El cambio climático cobra y cobra víctimas, y hoy una de las más so-bresalientes es la ganadería bovina de México. Este año se ha regis-

trado el estiaje más agudo de siete décadas –es decir de todo el periodo en que se tie-ne registros de precipitaciones pluviales–, y el resultado es evidentemente la muerte de animales, pero acompañado de una serie de factores que dibujan un panorama muy pre-ocupante y peligroso para la sociedad.

Tales factores incluyen el daño que la propia sequía ha causado a los cultivos de granos, que alimentan tanto a los animales como a los humanos; la agudización de daños a la agricultura y ganadería prevista con las hela-

das que ya comienzan y que se extenderán en invierno, matando a animales enflaquecidos y débiles; y la caída en el ingreso y el empleo de los campesinos, sobre todo los más pobres y de regiones o comunidades históricamente pauperizadas, como la tarahumara.

Asimismo, la decisión gubernamental, como parte de las estrategias de la Secretaría de Agricultura (Sagarpa), de despoblar hatos con la consideración de que la sequía de hoy se repetirá por lo menos los próximos tres años debido a los desórdenes del calen-tamiento global; y la consecuente reducción del hato y una caída de la oferta nacional de carne prevista a partir de mediados de 2012, lo cual empujará a depender más de impor-taciones, que se tasarán a precios mayores, pues la sequía no es privativa de México, por

lo pronto, se sabe que Texas, uno de los es-tados ganaderos prioritarios de Estados Uni-dos, enfrenta las mismas condiciones difíci-les en extremo del norte mexicano.

Evaluar lo que ocurre hoy con la ganadería no es fácil. Se sabe que el país cuenta con un hato de alrededor de 30 millones de cabezas de bovinos –valuado en más de 59 mil millones de pesos, según la Sagarpa–, pero la mortan-dad causada por la sequía es un dato incierto:

El secretario de Agricultura, Francisco Ma-yorga, declaró que al 18 de noviembre se te-nía registrada oficialmente una pérdida de 42 mil cabezas de ganado en todo el terri-torio nacional (además de 963 mil hectáreas de diversos cultivos) a causa de la sequía; el 11 de noviembre, Oswaldo Cházaro Montal-

vo, presidente de la Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas (CNOG), dijo que por la sequía “al menos 65 mil cabezas de ganado habían muerto”, y antes, el 4 de noviembre, el presidente de la Confedera-ción Nacional Campesina (CNC), Gerardo Sánchez, había dicho que tal pérdida ascen-día a 450 mil reses. Para el 12 de diciembre, el gobernador de Chihuahua, César Duarte, afirmó que tan sólo en esa entidad se regis-traba ya la muerte de 200 mil reses por la se-quía. Y el secretario de Desarrollo Rural de Coahuila, Noé Garza, dijo que en los prime-ros diez meses del año murieron 10 mil reses en ese estado por falta de agua y comida.

La sequía afecta principalmente a cinco es-tados –donde se encuentra 40 por ciento del hato nacional–, a los que el gobierno federal dice ofrecer atención prioritaria: Coahuila, Chihuahua, Durango, San Luis Potosí y Zacatecas. Pero otros 14 estados que presen-tan daños en su ganadería y agricultura son Aguascalientes, Guanajuato, Hidalgo, Jalis-co, Estado de México, Michoacán y Nayarit, Nuevo León, Querétaro, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Veracruz y Yucatán.

En los cinco estados más afectados, la pre-cipitación pluvial promedio al año es de al-rededor de 542 milímetros de lluvia al año. Pero este año captaron sólo 308 milímetros, según el Servicio Meteorológico Nacional.

La situación de la ganadería y su futuro es muy preocupante de acuerdo con los testi-monios que la prensa ha recogido de los pro-ductores, y eso es lógico, pues los ganaderos expresan sus vivencias de descapitalización, de endeudamientos con el banco que no po-drán pagar, de desesperación porque carecen de agua y forraje para alimentar a los anima-les que tienen vivos y de incertidumbre sobre la manutención familiar y las expectativas de migración para captar ingreso. Pero también gobernadores y funcionarios públicos estata-les y federales expresan un discurso de seria preocupación, incluso de alarma.

Hugo Fragoso, director de Salud Animal del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), dijo –según declaraciones publicadas el 18 de no-viembre por La Jornada— que la Secretaría de Agricultura, en coordinación con los gana-deros, ya anticipa la necesidad de reducir en 40 por ciento el número de bovinos en las pra-deras, a fin de que “el poco pasto disponible” alcance para todos los animales. Se estarían enviando al rastro sobre todo vacas y reses vie-jas y poco productivas, y la disminución del hato implicaría un “impacto significativo en los precios” y una reducción en las exportacio-nes de ganado vivo para engorda que hacen los estados del norte a la Unión Americana.

El propio presidente Felipe Calderón, decla-ró en un encuentro con los gobernadores de las entidades más afectadas que “esta es la sequía más severa de los últimos 30 años”.

Como lo dijo Calderón, desde el 15 de sep-tiembre los gobiernos federal y estatales desarrollan la Estrategia de Atención a los Estados Afectados por la Sequía, la cual im-plica el mencionado despoblamiento de ga-nado, apoyos para empleo temporal, recon-versión productiva , tecnificación para una mejor utilización del agua, así como apoyo en el pago de seguro catastrófico.

La reconversión se traduce en la llamada “reubicación” de cultivos, en particu-

SE AVIZORA MAYOR DEPENDENCIA DE IMPORTACIONESLa caída prevista de la oferta cárnica nacional a par r de mediados de 2012 implicará una mayor dependencia de importaciones, por lo menos del producto bovino, y un encarecimiento de los precios al consumidor, en línea o incluso superior con la tendencia de estos precios a escala internacional, la cual implicó un aumento de casi cien por ciento entre 2000 y noviembre de 2011, según el índice de precios de alimentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

En 2010 la producción de carne de bovino sumó un millón 745 mil toneladas, esto es 30 por ciento de los cinco millones 720 mil tone-ladas de producción cárnica nacional de todo po (avícola, ovina, porcina, caprina y bovina misma), según datos de la Secretaría de Agricultura (Sagarpa).

Según la Sagarpa, en 2009 tal producción fue de un millón 704 mil toneladas, aunque la cifra es diferente al millón 191 mil toneladas que reporta la Confederación Nacional de Organizaciones Ganade-ras (CNOG).

Los datos más recientes del Servicio de Información Agroalimenta-ria y Pesquera (SIAP) de la Secretaría de Agricultura sobre comercio exterior señalan que en 2009 México importó en carnes de bovino frescas, refrigeradas y congeladas 839.5 millones de dólares, ade-

más de casi 269 millones en grasas de bovino, ovino y caprino y 30.6 millones de dólares en ganado en pie.

Esto implicó una dependencia ese año, en lo rela vo a carnes, de 21.1 por ciento para el abasto interno, aunque a principios de la década del 2000 la dependencia superó 30 por ciento y casi se al-canzó 40 por ciento en 2004, de acuerdo con cifras de la CNOG, misma que también muestra que la producción de ganado bovino ha tendido al aza.

Las cifras de importación de cárnicos no son despreciables si se considera que se acercan a lo que México eroga en maíz o soya, cul vos líderes en montos por importación agrícola. En 2009 Méxi-co importó mil 437 millones de dólares y en habas de soya mil 419 millones.

El índice de alimentos de la FAO ( h p://www.fao.org/worldfoodsi-tua on/wfs-home/foodpricesindex/es/) muestra que en general los precios internacionales de los alimentos han tendido al alza, par cu-larmente en 2006-2008 dieron un salto. El índice era de 90 en 2000, en 2006 fue de 127, en 2007 de 159 puntos y en 2008 llegó a 200. En noviembre de 2010 llegó a 213 y en el mismo mes de 2011 alcanzó 215 puntos. Esto es, se ha elevado en 138 por ciento desde 2000.

En el rubro específi co el aumento entre 2000 y 2011 fue de 84 por ciento, al pasar de 96 puntos a 177. En el ínter, en 2006 fue de 119, en 2007 de 125, en 2008 de 153 y en noviembre de 2010, de 161 puntos.

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MUERTE Y DESPOBLAMIENTO GANADERO EN EL CENTRO Y NORTE

DE MÉXICO POR LA SEQUÍA• Las perspectivas, aún más desoladoras

• La situación es la más crítica de siete décadas

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17 de diciembre de 2011 5

lar maíz, hacia el sureste de México, para aprovechar las bondades del trópico (consi-derando que las heladas de 2011 afectaron severamente las grandes producciones mai-ceras del noroeste y es previsible que eso se repita en los años próximos) y el impulso a la siembra de cultivos con baja demanda de agua como forrajes.

La situación es verdaderamente grave, pues se está traduciendo ya en desabasto de ali-

mentos para las familias campesinas, según revela un reportaje de Asociated Press (AP), publicado el 2 de diciembre, un. Felipe Arreguín, subdirector técnico de la Comi-sión Nacional del Agua (Conagua), dijo a AP que “la sequía terrible” del norte de la Repú-blica “le está pegando primero que nada a la gente con menos recursos”. Y el gobernador de Zacatecas, Miguel Alonso, comentó la situación de pérdida de cosechas, particular-

mente de frijol, y de ganado: “La situación para los zacatecanos es verdaderamente dra-mática ante la imposibilidad de los campesi-nos de producir su propio alimento”.

Arreguín comentó que los daños de la sequía se agudizarán por las heladas y los frentes fríos en el norte de la República. “El gobier-no federal ya ha declarado una emergencia para el estado de Durango, donde un fren-te frío ha provocado que las temperaturas caigan a 22 grados centígrados bajo cero en algunas zonas montañosas. ‘Desafortunada-mente los frentes fríos que se están presen-tando son secos, y la combinación un frente frío seco con una sequía es lo más difícil para el suelo y para nosotros los seres humanos’”, dijo Arreguín”, señala el reportaje de AP.

La situación ha generado una gran inquie-tud entre los productores que va más allá

de los daños sufridos; expresan un rechazo a la idea de deshacerse de sus animales, de despoblar el hato, aun cuando la estrategia es, en el caso de Chihuahua, parte de una visión integral que busca afrontar el hambre en poblaciones aisladas y pobres. El gober-nador de Chihuahua anunció que el erario daría un apoyo de 400 pesos por cada anima llevado al matadero –independiente del pre-cio que reciba el ganadero por el animal– y que la carne sería procesada en salchichas por la empresa Bafar, procesadora de em-butidos (con la cual ha hecho un convenio) para luego abastecer con ello a las familias más pobres del estado, en especial a las co-munidades tarahumaras de la sierra, donde los alimentos escasean.

La intención es que se sacrifiquen las reses que están flacas y debilitadas por la sequía y no soportarían el invierno frío.

La reacción de organizaciones ganaderas ha sido de rechazo; se niegan a sacrificar a sus animales y más bien exigen apoyos para alimentarlos.

Ya el gobierno chihuahuense ha dicho que apoyaría a los ganaderos con suplementos de concentrados de maíz, pero también, en voz de su secretario de Desarrollo Rural, Octavio Legarreta, declaró que la helada atípica ocu-rrida en el norte de México a principios de 2011 afectó a la ganadería de Chihuahua, al dañar el forraje de agostadero, mismo que continuó siendo afectado por la sequía posterior.

La renuencia de los ganaderos es porque no quieren descapitalizarse, pero también porque el precio de los animales vivos ha caído es-trepitosamente, debido al exceso de la oferta. Según reportes del gobierno de Coahuila, pu-blicados en La Jornada, al inicio de diciembre tales precios eran de alrededor de siete pesos por kilo, en comparación con los 11 pesos que se registrarían en condiciones normales.

OFERTA DE CARNE DISPONIBLE HOY, PERO EL FUTURO PREOCUPA: CNOG*Muchos animales se están sacrifi cando

La sequía extrema que afecta a varios estados del país no es una con ngencia climá ca, es una catástrofe, con pérdi-das muy importantes por mortandad, pero también con afectación a la eco-nomía de los productores por lo que cuesta mantener vivos al resto de los animales, y sobre todo, produciendo, dijo el presidente de la Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas (CNOG), Oswaldo Cházaro, en una en-trevista concedida a fi nes de noviembre a Sergio Sarmiento para el programa La Red, de Radio Red.

Afi rmó que el con nuo envío de anima-les vivos en la exportación a Estados Uni-dos ha tenido un escenario más o menos favorable hasta ahora, pues los precios internacionales de la carne son buenos y enden al alza. Pero también ha sido necesario “extraer ganado de las explo-taciones, de los ranchos, que ene que irse defi ni vamente a sacrifi cio princi-palmente” y si bien ha habido desplaza-miento de animales a regiones con dis-ponibilidad de forrajes (las costas y del sureste del país), no es esta una solución general, pues el ganado del norte y cen-tro no se adapta al clima húmedo del sur.

Algo que resulta preocupante, dijo, sobre todo en Durango y Zacatecas, es que “la ganadería generalmente se apoya mu-cho en la agricultura, en los esquilmos que genera la agricultura, los subproduc-tos de la agricultura, y al estar también afectada esta ac vidad, pues obviamen-te no es nada fácil. La verdad es que lo que si es que se ha tenido que ir bastante ganado a sacrifi cio, lo que de momento impacta favorablemente en la oferta de carne en el país, pero en el futuro, el fu-turo es lo que nos preocupa”.

ACTUALIZACIÓN OFICIAL SOBRE LA SEQUÍAL S A -

, G P A 8 :

• 50 mil cabezas de ganado muertas.

• Dos millones de animales requieren suplementos alimen cios para sobrevivir a la crisis de la sequía.

• Un millón 164 mil 16 hectáreas de cul vos con pérdida total.

• De enero al 2 de diciembre, los gobiernos federal y estatales han des nado más de dos mil 116 millones de pesos a los pro-ductores agrícolas y ganaderos afectados por las heladas y se-quías ocurridas este año, para res tuir su capacidad produc va.

• De ese monto, 832.4 millones de pesos corresponden a seguros catastrófi cos y mil 283.5 millones a apoyos directos.

• Este año, la federación y los estados aportaron mil 549 millones de pesos para la contratación de los seguros catastrófi cos en el sector agropecuario, can dad que detona una cobertura por más de 12 mil millones de pesos.

• En 2011, se enen aseguradas 8.1 millones de hectáreas y 4.2 millones de unidades animales.

• Con otros programas de la SAGARPA y en coordinación con los estados, se han otorgado apoyos para el suministro de insumos, alimentos y equipo y maquinaria (pipas traila, molinos para pas-tura y división de potreros, entre otros) a los pequeños produc-tores afectados, a fi n de realizar obras para perforar y equipar pozos de uso agropecuario, entre otras tareas propias del sector.

• En el plan de atención de la sequía hay cinco ejes de atención: mantener las capacidades produc vas, manejo adecuado del

agua, uso sustentable de recursos naturales, ac vación de los esquemas de aseguramiento, esquemas de fi nanciamientos y apoyo al empleo en zonas afectadas.

• En lo que rela vo al empleo temporal, se han generado un mi-llón 712 mil jornales, en benefi cio de 31 mil 559 productores, con una derrama económica de 104.3 millones de pesos.

• En el plan convergen diversas dependencias involucradas en el Programa Especial Concurrente (PEC) para el campo, en especial para los estados más afectados.

• Las cinco en dades con atención prioritari a en este programa contra la sequía son Coahuila, Chihuahua, Durango, San Luis Po-tosí y Zacatecas.

• Otros 14 estados también presentan condiciones de atención como son Aguascalientes, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Estado de México, Michoacán, Nayarit, Nuevo León, Querétaro, Sina-loa, Sonora, Tamaulipas, Veracruz y Yucatán.

Sequía extrema

Sequía excepcional

SONORA

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17 de diciembre de 20116

Adolfo Álvarez MacíasProfesor-investigador del Departamento de Producción Agrícola y Animal, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad [email protected]

La crisis alimentaria de 2008 repre-sentó para México un reiterado anuncio de que su apuesta por depender de alimentos básicos im-

portados era un fracaso; la crisis de 2010, que prácticamente se extiende hasta la fecha, lo vuelve a confirmar. ¿Seremos capaces de leer tantas advertencias? ¿De cambiar un rumbo que se ha revelado pernicioso para la mayoría de productores y consumidores mexicanos?

México ha dependido históricamente de leche y derivados importados, aprovechan-do precios internacionales reducidos, por los altos subsidios incluidos. Dichas subvencio-nes han disminuido, y además la demanda de lácteos por parte de países en fulgurante desarrollo, como China e India, ha agotado los excedentes que existían en el mercado mundial. Por ello, el precio de la leche en polvo, que en el mercado internacional no rebasaba los dos mil dólares por tonelada du-rante los 80s y 90s, llegó a alcanzar en los meses recientes hasta cinco mil dólares y en la actualidad se estabiliza en torno a tres mil 200 dólares por tonelada. En este nivel de precios no sólo se anulan los incentivos para importar leche, también se compromete el abastecimiento interno.

El encarecimiento de los granos forrajeros en el mercado internacional, de los cuales tam-bién existe alta dependencia y que son esen-ciales para los sistemas intensivos de produc-ción de leche, complica más el desarrollo de la lechería nacional bajo el actual modelo.

La producción de leche en México sumó alrededor de diez millones 700 mil tonela-das en 2010, pero la demanda llega a casi 15 millones, es decir, se importa poco más de 28 por ciento de la disponibilidad nacional. En años anteriores ese porcentaje llegó a ser de hasta 35; el que hoy sea menor no significa un dinamismo de la producción primaria, pues a pesar de que en los 50 años recientes se ha registrado una tasa de crecimiento me-dia anual de poco más de 3.2 por ciento, en 2006-2010 tuvo un avance promedio de 1.5 por ciento anual, inferior al crecimiento de la población. Además la productividad me-

dia es modesta, de menos de dos toneladas por vaca al año, contra 9.6 en Estados Uni-dos y 5.1 en Argentina.

En la estructura productiva se distingue un desarrollo polarizado, ya que los ganaderos más capitalizados, que detentan entre 15 y 20 por ciento del hato lechero nacional apor-tan alrededor de la mitad de la producción de leche. Los productores de tipo familiar, con 60 por ciento del inventario animal, proporcionan menos de 30 por ciento de la

leche. Esta distribución revela diferencias tecnológicas y organizativas marcadas; des-taca que los productores capitalizados fun-cionan bajo el modelo Holstein, intensivo en el uso de alimentos concentrados y agua y con una amplia gama de innovaciones tec-nológicas, de las cuales México también es dependiente.

Además, este modelo productivo es gran demandante de ag ua para los cultivos forra-jeros como la alfalfa y para el propio mante-

nimiento de los establos, e incide de manera extraordinaria en el agotamiento de los man-tos freáticos en cuencas tan relevantes como las de Aguascalientes, Valles Centrales de Querétaro y, en especial, La Laguna; en esta última zona se están afectando gravemente los valiosos mantos de la Ciénega, con la aparente complicidad de las autoridades correspondientes.

La degradación y contaminación que provo-ca, directa o indirectamente, la ganadería va-cuna de leche de las mismas fuentes de agua y del suelo, deberían generar una urgente alerta para los responsables del desarrollo productivo y ambiental del país.

En este contexto, la participación de Liconsa como una especie de regulador del sistema lácteo mexicano es notable y brinda opcio-nes a consumidores y productores, especial-mente los de bajos ingresos. Por un lado, por medio del Programa de Abasto Social (PAS), se distribuye leche subsidiada a cerca de seis millones de consumidores. Por otro, dispone del Programa de Compras de Leche Nacio-nal, para sustituir la leche importada, adqui-riendo leche a más de 11 mil 500 pequeños y medianos ganaderos (3.5 por ciento del total nacional), de 17 entidades federativas, que en 2011 han provisto alrededor de 70 por ciento del PAS. Para ello, ofrece un precio atractivo a los productores (hasta 5.60 pesos el litro en la actualidad) que ha servido como referente en múltiples mercados regionales.

Sin embargo, se detecta que los precios de la leche crecen a ritmos más acelerados que los salarios, pues con un salario mínimo del Distrito Federal se podía comprar 15.5 litros de leche pasteurizada en 1980 y en 2011 no se llega a cinco. Ello explica en parte que el consumo de leche en México sea bajo, de alrededor de 125 litros per cápita, contra casi el triple en Estados Unidos.

En conclusión, existe una baja eficiencia de la producción de leche en México, expresa-da en un modelo dependiente del exterior, con una estructura polarizada, con bajos rendimientos promedio, con baja sustentabi-lidad y sin capacidad de responder a las ca-racterísticas de la demanda de la población mexicana. Por tanto, se justifica plenamente un cambio de modelo productivo y organi-zativo, con un dispositivo institucional que privilegie un desarrollo endógeno, sostenible y eficiente, en el cual se podría aprovechar y potenciar la experiencia de Liconsa.

PRODUCCIÓN DE LECHE EN MÉXICO

DEPENDENCIA,

POLARIZACIÓN Y

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Ramón Soriano Robles1, Ladislao Arias Margarito1, Gretel Iliana Gil González2, Valentín Efrén Espinosa Ortiz2 y Randy Alexis Jiménez Jiménez2

1Departamento de Biología de la Reproducción. UAM Iztapalapa 2Departamento de Economía, Administración y Desarrollo Rural [email protected]

El concepto de sustentabilidad es cada vez más utilizado; mucha gente lo identifica con el cuidado del medio ambiente y con el paisa-

je limpio (agua, tierra y aire), así como con la preservación de las formas de vida silvestre, animal y vegetal. Sin embargo, dicho concep-to también es aplicado en la mayoría de las actividades productivas, dado que éstas son fenómenos complejos donde participan una serie de actores que transforman insumos para convertirlos en productos o satisfactores de las necesidades básicas del ser humano.

A partir de los años 50s, con la entrada de la “revolución verde”, las formas tradicionales de producción, basadas en el conocimiento local y manejo integrado de los agroecosis-temas han ido reduciendo su presencia o desapareciendo. Esto se ha acentuado por el advenimiento de la llamada “revolución bio-tecnológica”. Ante este panorama, cada vez hay menos pequeños y medianos productores y más de los que concentran grandes exten-siones de tierra, recursos y producción. Desde la perspectiva socioeconómica, esto ha gene-rado migración, aumento de pobreza, con-centración de la riqueza y desempleo. Desde el punto de vista ambiental, se ha perdido biodiversidad, se ha generado contaminación por el estiércol del ganado, y se han produ-cido enfermedades nuevas y que han pasado del animal al ser humano (virus (A/H1N1).

Ante este panorama y para recuperar la via-bilidad social, económica y ambiental de los sistemas de producción a escala nacional y mundial (y por lo tanto su permanencia o

sustentabilidad a largo plazo), la Organiza-ción de las Naciones Unidas (ONU), por me-dio del reporte Bruntland, recomienda un “desarrollo sustentable”.

En esa misma línea de acción, en la Cumbre del Milenio la ONU planteó entre sus metas del milenio para reducir el hambre y preservar el ambiente, reforzar la investigación participa-tiva con los productores de pequeña y mediana escala, ya que éstos son los que preservan biodi-versidad, generan empleo y equidad regional.

En este contexto, en nuestro grupo de investi-gación hemos planteado dos líneas de trabajopara contribuir a un desarrollo rural sustenta-ble. Una es la generación de indicadores para evaluar la sustentabilidad de sistemas agrope-cuarios, y otra, evaluar recursos forrajeros mexi-canos que contribuyan a mejorar la sustenta-bilidad de la ganadería en pequeña escala en comunidades con índice de marginalidad alto.

Respecto al primer proyecto, se evaluó la sus-tentabilidad del sistema de chinampa y del sistema de producción de leche de pequeña escala en Xochimilco. En ambos casos se analizaron las dimensiones social, tecnoló-gico-ambiental y económica. Resultó que poseen un 63 y 65 por ciento de sustentabili-dad, respectivamente, y en consecuencia un 37 y 35 por ciento de no sustentabilidad. Esto

indica que hay mucho por hacer, en especial en el ámbito económico en el caso de la pro-ducción chinampera, y ambiental en el caso de la producción de leche.

En el proyecto de recursos forrajeros, de-nominado “Recursos naturales y ganadería sustentable” se ha explorado un conjunto de plantas nativas mexicanas, en especial legu-minosas, debido a su alto contenido de proteí-na, como recursos locales de bajo costo que puedan contribuir a mejorar la alimentación de los animales. Dado su carácter productivo estacional (verano) la propuesta que se ma-neja es recolectar recursos naturales y preser-varlos para la época de sequía (enero a mayo).

Con los recursos recolectados hemos pre-parado bloques multinutricionales, comple-mento nutricional solidificado elaborado en moldes, que contiene rastrojo de maíz, mela-za de caña de azúcar, urea, sales minerales, además de cal y cemento como compactan-tes. Hemos logrado fórmulas sin cemento utilizando recursos locales como el guáci-mo, huizache, mezquite, xoconostle, pitaya, manzana, camote, plátano, yuca y vainas de leguminosas. Con estos bloques encontra-mos mejores resultados en ganancia de peso en corderos destetados, lo que ha mejorado la sustentabilidad de los sistemas de produc-ción evaluados a bajo costo.

Luis Brunett Pérez1, Enrique Espinosa Ayala1, Ofelia Márquez Molina1, Valentín Espinosa Ortiz2 y Francisco Alonso Pesado2

1Centro Universitario UAEM Amecameca. 2 [email protected]

Hay información documental que afirma que los alimentos orgánicos constituyen una actividad comercial creciente y con buenas perspectivas a largo plazo. Así, se observa una tendencia

mundial de reconversión de sistemas convencionales ha-cia sistemas de agricultura orgánica, con la intención de aprovechar los nichos de mercado conformados por consu-midores que buscan una alimentación más sana e inocua, con mayores características organolépticas del producto, conscientes de que los sistemas agropecuarios deben pro-teger el medio ambiente y procurar una mejor calidad de vida para los animales.

Estos comentarios obligan a conocer en qué consiste la propuesta de la agricultura orgánica para la producción de leche de vaca.

Los términos orgánico, ecológico y/o biológico se aplican a los productos que se sujetan a una serie de normas en las fases de producción, manipulación, elaboración y comercia-

lización, y que han sido avalados por alguna agencia de cer-tificación (en México el 80 por ciento de éstas son de origen extranjero). Por consiguiente, el término “orgánico” se refie-re más a un proceso que a un producto. Esto no representa estrictamente que los alimentos producidos sean más sanos, más inocuos o “totalmente naturales”. Simplemente signi-fica que el producto se ajusta a las normas de producción y manipulación establecidas por la Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica (IFOAM).

En materia de producción de leche orgánica, se identifi-can varias definiciones, todas alusivas a las prácticas que deben seguirse en la producción orgánica. En síntesis, las normas señalan: evitar o disminuir al máximo el uso de fer-tilizantes químicos, reguladores del crecimiento, aditivos para la alimentación, antibióticos, hormonas, etcétera. La inseminación artificial es admitida, no así la transferencia de embriones. Al respecto de las mutilaciones a los anima-les se aceptan la castración, el descorne y el anillado, pero minimizando el sufrimiento del animal.

No obstante estas restricciones, los sistemas orgánicos de leche deben producir alimentos de alta calidad y en canti-dad suficiente. Para ello, se recurre al manejo del ciclo de nutrientes (nitrógeno, carbono, fósforo, etcétera) y a traba-jar con un sistema cerrado, es decir, producir todo lo que se requiere de forrajes y animales de reposición.

Una conceptualización que permite entender mejor lo que es sistema orgánico de leche es la siguiente: asumir el compromiso implica una serie de transformaciones, no sólo en el sistema y en las instalaciones, sino en la percep-ción que tiene el productor de lo que es una explotación lechera; además, implica un cambio en los servicios de asistencia técnica y medicina veterinaria. En este sentido, es común el uso de medicina homeopática, medicina ayur-védica (hindú) y la acupuntura. Cabe señalar que el efecto de estos tratamientos es más lento y requiere de un servicio médico especializado.

Es conveniente mencionar que en la producción orgánica se asume que las prácticas de manejo promueven y man-tienen la salud y el bienestar de los animales por medio de una nutrición balanceada, condiciones de vida libres de estrés y una selección genética apta para la resistencia a en-fermedades parasitarias e infecciosas, todo lo cual en teoría propicia una mejor calidad de vida y en consecuencia las enfermedades disminuirán drásticamente.

La agricultura orgánica valora de gran manera el bien-estar animal y una alimentación sana para las vacas, con lo que se asume que la producción, calidad de la leche y algunos parámetros zootécnicos se mejoran, situación que habría que evaluar científicamente. Se requiere de servicios médicos veterinarios especializados en medici-na alternativa, lo que genera un reto para las universida-des, ya que son pocos los profesionistas que conocen la medicina alternativa.

PRODUCCIÓN DE LECHE ORGÁNICA

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17 de diciembre de 20118

Valentín Efrén Espinosa Ortiz1, Randy Alexis Jiménez Jiménez1, Gretel Iliana Gil González1, Francisco Alonso Pesado1, Enrique Espinosa Ayala2 y Ramón Soriano Robles3

1Departamento de Economía, Administración y Desarrollo Rural FMVZ-UNAM 2Centro Universitario Amecameca FMVZ-UAEM 3Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa [email protected]

El surgimiento de la globalización implicó para la agroindustria le-chera en general y los consumido-res un cambio radical de los esce-

narios en que se desarrollaban.

Las políticas neoliberales que se aplicaron en el país se ven reflejadas en la entrada de México al Acuerdo General Sobre Arance-les y Comercio (GATT) hoy Organización Mundial de Comercio (OMC), así como en la firma de acuerdos mercantiles como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el cual ha favorecido a Estados Unidos en la rama lechera debido a que su gobierno federal cuenta con varios sistemas para asegurar la venta de productos lácteos, comprando los excedentes y dando incentivos a las exportaciones.

Los años 80s y 90s se caracterizaron por el establecimiento de políticas neoliberalesque promovieron la desregularización de los mercados y su liberación; el Estado dejó de intervenir en los procesos productivos y comerciales.

La heterogeneidad del sistema de producción lechero en pequeña escala o familiar hace que los efectos de la globalización resulten diferenciados. El uso de nuevas tecnologías como el ordeño mecánico y la inseminación artificial repercute en una mayor dependen-cia técnica y de los mercados externos.

Con el TLCAN se abrieron amplias expec-tativas de comercio para los productores e industriales estadounidenses, mientras que para México las perspectivas se veían difíci-les; la disminución del número de pequeñas unidades de producción lechera es una ten-dencia generada por la globalización en la industria láctea a escala mundial.

Esta tendencia en México ha sido poco estudiada, pero se sabe que hay varios fac-tores asociados, como son: los altos costos de producción y la alta exigencia en la calidad de la leche. Algunos trabajos mencionan que el alto costo de la alimentación es causado por el elevado precio al que los productores adquieren el alimento balanceado, y señalan que la lechería familiar es uno de los princi-pales mercados para las grandes empresas de alimentos balanceados. Pero no hay verdades absolutas, ya que existen trabajos que de-muestran que la lechería familiar es rentable.

Esta rentabilidad la proporciona su propia gé-nesis campesina, ya que aprovecha los recur-sos y/o factores de la producción existentes en las unidades familiares tales como el maíz en grano, rastrojo generado de sus propias cose-chas, la mano de obra familiar, la tierra, etcé-tera. De acuerdo con la lógica de producción campesina en que se desenvuelve, el sistema de producción familiar sólo considera en sus costos productivos los gastos directos, es decir que los recursos propios se consideran costos implícitos, aun cuando cumplen una función vital en el desempeño de las actividades.

El otro elemento económico importante es que las unidades familiares abastecen un mercado local para la distribución de la leche y sus derivados, por lo que el sistema familiar no depende tan directamente de los precios ni de los mercados internacionales, lo cual se podría ver como una estratégica de sobrevivencia de este sistema.

La lechería familiar presenta desventajas cuando los pequeños productores se ven afectados por los escenarios de apertura comercial, pues éstos exigen una mayor ca-lidad, competencia y competitividad. Pero en el injusto escenario que impone la aper-tura comercial, este sistema muestra ventajas comparativas, al no depender de los merca-dos externos ni considerar los costos de opor-tunidad de los insumos que producen en sus unidades de producción familiar.

Así, la producción de leche en pequeña escala es una opción de complemento de los ingre-sos económicos para pequeños productores y una opción de sobrevivencia en las poli-activi-dades que tiene la familia campesina.

*Investigación fi nanciada por PAPIIT IN301010.

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GLOBALIZACIÓN Y PRODUCCIÓN DOMÉSTICA DE LECHE*

Randy Alexis Jiménez Jiménez, Gretel Iliana Gil González, Valentín Efrén Espinosa Ortiz, Arturo Alonso Pesado y Francisco Alonso Pesado

Departamento de Economía, Administración y Desarrollo Rural [email protected]

En los años recientes, la gana-dería en México ha transita-do por reformas estructurales económicas y políticas, centra-

das en el fenómeno de la globalización. Con la apertura comercial, la produc-ción de alimentos de origen animal se ha insertado en la competitividad, y no sólo en costos sino también en la calidad de los productos. Esto ha puesto en jaque a ganaderos que no entran a esa dinámica, dadas sus escalas productivas y su alta dependencia de insumos externos.

Sin embargo, muchas realidades loca-les en México contradicen esta tesis: es notorio que la producción animal cam-pesina se ha perpetuado con diferentes características y estrategias, y sin lugar a dudas el uso de la mano de obra familiar es uno de los principales motivos.

La participación de la familia en las ac-tividades ganaderas, vista desde una lógi-ca capitalista, repercute en la reducción de gastos de efectivo y de los costos de producción, así como en la obtención de ganancia e ingresos complementarios.

La mano de obra en las actividades ga-naderas representa entre el 20 y el 70 por ciento de los costos de producción y es un factor de la producción relevante en la empresa capitalista, pero ésta cada día trata de disminuir su participación para maximizar ganancias. Por ello, se ha ge-nerado la especialización en el trabajo, se ha buscado el desarrollo tecnológico y, más recientemente, se ha explorado la robotización de procesos productivos. Todo con el propósito de hacer más efi-ciente la mano de obra y reducir costos.

En la producción de leche se considera que el uso de equipo robotizado aumenta

la producción de leche en cinco por cien-to, al incrementarse el número de ordeños voluntarios de algunas vacas. Se disminuye así la mano de obra en un 11 por ciento, se recortan gastos y se elevan las ganancias por litro de leche en alrededor de 30 por ciento.

Desde esta perspectiva, la mano de obra familiar resulta relevante en la pe-queña ganadería campesina. En la pro-ducción de leche, la mano de obra fami-liar está presente en alrededor del 30 por ciento; en la producción caprina y ovina, entre 20 y 70 por ciento, dependiendo el tipo de sistema (estabulado, semi-estabu-lado o pastoreo), y en otras producciones la situación es muy similar.

A diferencia de la producción animal campesina, este porcentaje en las empre-sas capitalistas es inconcebible, ya que representaría un elevado costo.

Pero, ¿qué ocurre en la pequeña pro-ducción? En las unidades de producción campesina hacen uso intensivo de la mano de obra, tanto en número de per-sonas (de dos a cuatro) como en horas diarias trabajadas (entre seis y 18) por ani-mal. Y esta intensidad y uso se debe a la disponibilidad de miembros familiares y a la cercanía al lugar de trabajo, así como a la independencia en la toma de decisio-nes en las diversas actividades.

Las esposas o hijas, por la posibilidad de tener cerca de sus hogares a los animales, pueden atender a cualquier hora las acti-vidades que éstos demandan; y los hijos, jóvenes o niños, por su energía, pueden pastorear el rebaño o el hato en búsqueda de los mejores pastos.

La mano de obra familiar permite a la producción animal campesina persistir ante un entorno económico altamente competitivo. Dadas las dimensiones de las familias campesinas, consiente la di-versificación de las actividades: la gana-dería es una posibilidad para que miem-bros familiares que no tienen opciones de vender su mano de obra puedan obtener un valor económico, ya sea asignándose una ganancia o auto-atribuyéndose un salario o ingreso por el trabajo realizado en las actividades ganaderas.

GANADERÍA CAMPESINA

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Evento: Talleres para la Comunidad “Centro Social y Cultural Santa Martha”.Organizan: Varios.Fecha: Diciembre y enero.Hora: Diversos horarios. Talleres gratuitos.Lugar: Av. México casi esquina con Puebla, Barrio Santa Martha, Milpa Alta.Informes: 044-55-18-12-27-48 / 044-55-21-32-17-27.

Documental: El pueblo del agua.Director: Federico Zuvire.Informes: salmoblog.org/cucapa

Libro: La política alimentaria en México.Autores: Abelardo Ávila Curiel, Jesús Flores Sánchez y Gabriela Rangel Faz. Ediciones: Estudios e Investigaciones del Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (CEDRSSA).

Valentín Efrén Espinosa Ortiz1, Randy Alexis Jiménez Jiménez1, Gretel Iliana Gil González1, Arturo Alonso Pesado1, Luis Brunett Pérez2

y Luis Arturo García Hernández3

1Departamento de Economía, Administración y Desarrollo Rural FMVZ-UNAM, 2Centro Universitario Amecameca FMVZ-UAEM, [email protected]

La producción de leche de vaca en nuestro país –de diez mil 711 mi-llones 619 mil litros en 2010– se de-sarrolla en condiciones muy hete-

rogéneas desde las perspectivas económica, técnica, social y ambiental, y es una de las diversas actividades de la familia.

Esta producción se realiza en cuatro siste-mas: el especializado, el semi-especializado, el de doble propósito y el familiar. Este último también es mencionado por diferentes investi-gadores como “sistema campesino de produc-ción de leche”, “producción de leche en peque-ña escala”, “sistema de producción familiar o de traspatio” y “lechería o producción familiar”

En los años recientes la lechería familiar en México ha aportado entre nueve y 11 por ciento de la producción nacional y ha par-ticipado aproximadamente con el 7.98 por ciento del inventario del país, teniendo ren-dimientos de seis a 12 litros por vaca.

Su importancia social y económica radica en que suma alrededor de 127 mil unidades de producción, que representan el 35 por ciento de las unidades de producción lechera nacio-nal. Predomina en los estados de la región central del país. Se caracteriza porque sus unidades se desempeñan en pequeñas super-ficies de terreno, principalmente en los patios de las viviendas; los animales pueden estar estabulados o semi-estabulados, y combinan recursos de superficie de riego y de temporal, aprovechando los rastrojos de los principales cultivos como el maíz, la avena y el trigo.

Las vacas también se pastorean en praderas nativas y, en menor medida, en praderas cultivadas; como complementos los produc-tores utilizan maíz en grano y subproductos agroindustriales, y en menor cantidad, ali-mentos comerciales.

Los hatos son de entre uno y 50 animales. El ganado es producto de la cruza de las razas Holstein Americano, Suizo, Jersey y Criollo.

Otro elemento que distingue este sistema productivo es su bajo nivel tecnológico, por-que los productores realizan pocas prácticas reproductivas, de mejoramiento genético; carecen de registros de producción, y las ins-talaciones son rústicas.

Predomina el sistema de ordeño manual, aunque en los años recientes se ha incorpora-do el mecánico y la práctica de dos ordeños al día. Las actividades son realizadas general-mente por mano de obra familiar, siendo sus conocimientos tradicionales. Lo anterior se re-laciona, entre otras causas, al bajo nivel educa-tivo reportado por algunos investigadores (50 por ciento de los productores tiene la primaria terminada y 30 por ciento carece de estudios).

La venta de leche proporciona ingreso com-plementario para la familia, que desempeña otras actividades como albañilería y comer-cio. El autoconsumo es importante; se con-sidera que la familia consume como leche cruda entre tres y y cinco por ciento de lo que produce y además crían a sus becerros.

Así, la actividad es cultural y nutricionalmen-te fundamental en la alimentación del pro-ductor y su familia, porque en ocasiones care-cen del ingreso para adquirir leche comercial.

El excedente de leche se vende directo al pú-blico, sin tratamiento previo de enfriamiento o pasteurización; también se comercializa por intermediarios, quienes la recolectan de la uni-dad de producción, y la llevan a diferentes pun-tos o ciudades, donde la venden a agroindus-trias locales como panaderías, procesadoras de lácteos, queserías artesanales y empresas tras-nacionales. El actor sobresaliente de la cadena comercial es el “botero” o intermediario, quien se lleva hasta el 32 por ciento de los beneficios económicos netos por la venta de la leche.

La lechería familiar presenta ventajas socia-les como la accesibilidad a la población rural, contribuye a las estrategias de vida de las fami-lias campesinas y genera empleos, además de que da un valor agregado al precio del grano de maíz. Es la actividad agropecuaria que pro-porciona liquidez diaria o semanal al produc-tor y complementa sus ingresos, lo que impac-ta positivamente en los flujos económicos de la familia productora y de la comunidad.

*Investigación fi nanciada por PAPIIT IN301010.

LECHERÍA FAMILIAR*

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Francisco Alejandro Alonso Pesado, Beatriz Acevedo Rivera, Gretel Iliana Gil González, Valentín Efrén Espinosa Ortíz y Randy Alexis Jiménez JiménezDepartamento de Economía, Administración y Desarrollo Rural. FMVZ- [email protected]

En lo que va del siglo XXI, la actividad pecuaria mexicana ha logrado un crecimiento que no ha

satisfecho las necesidades del mer-cado interno (la avícola es la que ha presentado entre 2000 y 2009 el mayor dinamismo con una tasa media anual del 4.3 por ciento). Las importaciones de leche y sus derivados, así como las de carne de ovino, cerdo, pollo y bovino siguen siendo un componente significati-vo de la oferta global mexicana.

Su relativo crecimiento se sustentó en integraciones verticales y hori-zontales; en incorporación de inno-vaciones tecnológicas; en economías de escala que configuraron costos medios de largo plazo descendentes; en importación de granos alimenti-cios baratos, subsidiados de Estados Unidos (EU), y en el esfuerzo de productores pecuarios nacionales.

Uno de los factores de primer or-den que “explicó” el crecimiento pecuario fue la importación barata de insumos alimenticios, favoreci-da, entre otros aspectos, por la ley federal llamada Farm Bill de EU.

Desde 1929 se viene revisando periódicamente esta ley federal orientada al fomento y ordena-miento de la producción de bási-cos, incluyendo a los granos, deno-minados commodities. Entre 1929 y 1995, la Farm Bill estuvo orientada a mantener un sistema de control de la oferta de los commodities. El sistema se sustentó en crear reser-vas de commodities, de tal forma que cuando los precios de éstos se deprimían, se sacaban ciertos volúmenes del mercado para cons-tituirlos en reservas, y cuando se detectaba una amenaza de alza de precios se vendían los granos en reserva, generando estabilidad de precios y certidumbre en los ne-gocios agrícolas y pecuarios. Los apoyos del gobierno estadouniden-se consistían en pignoración de los costos financieros y de almacenaje a favor de los productores.

El 1996 la Farm Bill sustituyó el esquema de control de oferta por los precios de garantía de los in-sumos alimenticios. Cuando los precios del mercado sumados a los apoyos directos eran inferiores al precio de garantía (target price),

el gobierno otorgaba a los produc-tores pagos compensatorios. La Farm Bill de 2002 se expandió a diez títulos, incluyendo temas de conservación, comercio, sanidad, investigación, recursos forestales, nutrición y otros; sin embargo, el título principal con influencia en los demás siguió siendo el referen-te a los apoyos directos y el target price para los granos básicos.

Fue así como se generaron en más de una década (finales del siglo XX y primeros años del XXI) exce-dentes de commodities, tales como maíz amarillo, trigo, frijol, sorgo, soya y otros productos, que fueron desplazados, sobre todo desde EU, por medio de exportaciones baratas, pues incluían los subsidios de los pagos compensatorios. Asimismo, la propia Farm Bill incorporó créditos para los commodities a tasas de inte-rés muy competitivas, que fueron usados por importadores.

En el caso del maíz amarillo, la polí-tica fue beneficiosa para los compra-dores mexicanos pecuarios: obtuvie-ron el insumo alimenticio a precios altamente competitivos. El adquirir del exterior uno de los insumos (maíz amarillo) de mayor impacto en costos de producción pecuarios “alimentó” la expansión de satisfactores ricos en proteína animal de alta calidad.

Actualmente las condiciones son diferentes, las rentabilidades de los productores pecuarios na-cionales se han visto afectadas negativamente.

Estados Unidos es el principal productor de maíz amarillo y par-ticipa con 62 por ciento de las ex-portaciones mundiales del grano. La prohibición del uso de metil-terbutil-éter (MTBE) en las gaso-linas en diversas regiones de aquel país y la consecuente sustitución del MTBE por etanol obtenido del maíz amarillo generaron una de-manda en el mercado interno es-tadounidense de tal magnitud que se redujeron los inventarios de ese grano en 35 por ciento y se incre-mentaron sus precios internacio-nales en 52 por ciento en el 2008 con respecto a 2007. Ello conduje-ron al alza a los precios del sorgo.

Es difícil compensar la oferta ex-portable del maíz de EU, porque los otros países productores im-portantes tienen escasa presencia exportadora, como el caso de Chi-na, segundo productor mundial de maíz amarillo, cuyas exportaciones son marginales. El tercer produc-tor mundial es Brasil, que coloca ciertas cantidades del grano en el mercado internacional porque sus políticas de producción agrope-cuarias, adoptadas desde hace más de dos décadas, son acordes con la

base fundamental de su economía pecuaria, es decir, “engarzar” los eslabones de su agricultura con los eslabones ganaderos y así configu-rar la cadena de valor agropecuaria.

La premisa de las ventajas compa-rativas en el libre comercio se ma-nejó como un supuesto beneficio para el país. De acuerdo con esta idea, la agricultura mexicana pre-senta ventajas geográficas y climáti-cas que permiten exportar a precios altamente competitivos hortalizas y frutas. Y, dadas las asimetrías res-pecto a los socios comerciales en cuanto a la producción de granos y oleaginosas, es mejor importar estos productos, es decir comprar barato del exterior pues interna-mente salen más caros, y estimular aquellos cultivos que se venden ca-ros en el mercado internacional y se producen baratos en el país.

Es evidente que las condiciones geográficas y climáticas son has-ta cierto punto constantes (ya no tanto); sin embargo, no ocurre lo mismo con las políticas públicas y las condiciones de mercado: un cambio de política pública ambien-tal en EU motivó la vertiginosa demanda de maíz amarillo como materia prima para la producción de etanol. Además, el aumento de la demanda de maíz amarillo, sor-go, frijol soya y otros, por parte de China e India, como una tenden-cia estructural, determina hacia el futuro un aumento sostenido de precios de estos commodities en el mercado internacional. El aumen-to de esta demanda echa por tierra las supuestas ventajas comparativas de importar granos básicos baratos.

Del primer trimestre del 2006 al ter-cer trimestre del 2011 el alza del pre-cio para el grano (maíz amarillo y sorgo) fue del 175 por ciento (de 1.46 a 4.01 pesos por kilo), y para la pasta de soya, de 99 por ciento (de 2.76 a 5.50 pesos por kilo), aunque en el 2009 llegó a ubicarse en un precio más alto (un incremento de más del 200 por ciento con respecto al pre-cio del primer trimestre de 2006).

El efecto que tuvo el alza de pre-cios de los ingredientes alimenti-cios (granos, oleaginosas y pasta de soya) se reflejó en el costo de alimentos balanceados para los animales. Por ejemplo, el alimento para gallina de postura se elevó en ese mismo periodo un 139 por cien-to (de 2.43 a 6.68 pesos por kilo).

Hay otras variables que explican el aumento constante de precios de los insumos alimenticios, entre ellos cambio climático (inundacio-nes y sequías), problemas de agua y precios altos del petróleo (energéti-cos y fertilizantes más caros).

México produce cantidades de insu-mos alimenticios por debajo de las necesidades de su mercado interno. La mayor diferencia entre la produc-ción de maíz (sobre todo amarillo) y el consumo nacional se concentra

en este grano, a pesar de un creci-miento sistemático de las cosechas. En 1995, en el país, se produjeron 18.5 millones de toneladas de maíz (blanco, para consumo en tortillas), pero la demanda nacional fue de 20.9 millones; el déficit fue de 2.4 millones de toneladas que tuvieron que importarse. Para 2000, la oferta interna maicera se ubicó en 3.4 mi-llones de toneladas por debajo de los requerimientos del mercado domés-tico, y en 2010 el déficit entre oferta agregada interna de maíz y consu-mo nacional fue de siete millones de toneladas; en ese año, la producción nacional de maíz fue de 22 millones de toneladas, que cubrieron 75 por ciento del consumo interno.

La mayor cantidad de maíz que se compra del exterior es amarillo. Para el consumo animal, en 2007 se importaron 5.4 millones de tonela-das de grano amarillo, 1.6 millones de maíz quebrado y dos millones de toneladas de sorgo. En el 2008 México importó 95 por ciento de su consumo de frijol soya; sólo produjo el cinco por ciento de esta oleagino-sa; esas importaciones sumaron 955 mil toneladas y un año después, en 2009, totalizaron 897 mil toneladas.

Se subraya que el insumo que tie-ne el mayor peso porcentual en el costo para producir unidades de producto pecuario (leche, carne

y huevo) es el alimento (forrajes y granos); va de 50 al 80 por ciento. Por ejemplo, en el caso de huevo para plato, el porcentaje promedio nacional es de 64.5, de acuerdo con la UniónNacional de Avicultores.

Las ingentes importaciones de insumos alimenticios a precios ele-vados implican que los productores pecuarios vean disminuir sus márge-nes de ganancias, o se coloquen en posición de quiebra afectando el em-pleo, rompiendo cadenas de valor y dejando de generar efectos multipli-cadores y desarrollos regionales, ade-más de debilitar el mercado interno.

Adquirir del exterior insumos ali-menticios y alimentos bajo una di-námica sostenida y creciente coloca al país en un perfil de dependencia y pérdida de soberanía alimentaria. El país requiere de manera urgente una política alimentaria que tenga como objetivo prioritario lograr el abasto de insumos alimenticios para el mercado interno. Una política agroalimentaria que surja de gran-des empresas y consorcios de países centrales, caracterizada por una apertura comercial indiscriminada de mercados de granos alimenticios para el ganado, puede parecer en el corto plazo viable, pero en el me-diano y largo plazo coloca a países como México ante el riesgo de fuer-tes desabastos.

PRECIOS DE LOS INSUMOS PECUARIOS

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Beatriz A. Cavallotti V.Profesora-investigadora de la UACh

A finales del siglo pasado se acuñó la frase “revolu-ción ganadera”, aludien-do al rápido e inusitado

crecimiento de esta actividad en el orbe. Tal fenómeno estuvo estre-chamente ligado a grandes cam-bios tecnológicos que acicatearon la producción intensiva en algunas especies, acompañados por la mo-dernización en el transporte y el sacrificio y la innovación en la for-ma de empacar, conservar, trans-portar y comercializar la carne.

En años posteriores, el incremento de la demanda mundial, particu-larmente en los países en lo cuales la población mejoró sus ingresos, también constituyó un importante aliciente para esta industria.

En la actualidad, 26 por ciento de la superficie terrestre sin hielo se destina al pastoreo de ganado y 33

por ciento de las tierras de cultivo se emplean para producir forraje, según datos de 2009 de la Orga-nización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricul-tura (FAO).

Paradójicamente, son pocos los países que realizan la mayor par-te del consumo; de hecho Esta-dos Unidos encabeza a un grupo de cuatros países responsables del 60 por ciento o más del consumo mundial de carne de res y no lle-gan ni a una docena los países que consumen 80 por ciento de toda la carne de esta especie que se pro-duce en el mundo.

Estos países tienden a producir su demanda aunque prevalezca un margen del producto que deben adquirir en el mercado externo, lo cual permite obtener ingresos adi-cionales a los países que están en condiciones de abastecerla.

De todas maneras, una porción importante de la población mun-

dial no accede al consumo de este y otros alimentos; persiste una ci-fra alarmante cercana a los mil mi-llones de personas que no cuentan con los recursos suficientes para satisfacer esta necesidad básica para la vida.

Por otra parte, estudios realizados por expertos en la materia mani-fiestan que el impacto ambiental de la ganadería es bastante intenso en lo que respecta a deforestación, contaminación de mantos freáti-cos y, tal vez, el más importante de todos, el derivado de la emisión de gases de efecto invernadero que hoy por hoy promueve el cambio climático.

Con ello se amenaza la produc-ción de alimentos, y consecuen-temente a grandes sectores de la humanidad que continuarán sin acceder a ellos o que no obtendrán ingresos por la venta de sus culti-vos y/o ganado –ya sea por sequías persistentes, heladas o bien por inundaciones–, y hay que consi-derar también a quienes sufrirán por la devastación de su hábitat o se verán privados de la vida misma.

Sin lugar a dudas, hay que repen-sar y replantearse las forma de producir el ganado, para que sus productos constituyan verdaderos satisfactores para la población, que proporcionen las proteínas necesa-rias, pero causando la menor can-tidad posible de daño al ambiente.

En México, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación la Política de Desarrollo Social (Co-neval), la pobreza alcanza a 52 mi-llones de mexicanos, o sea 46.3 por ciento de la población, y casi 20 mi-llones de personas (18.8 por ciento) no tienen acceso a la alimentación necesaria, ni siquiera si emplearan el total de sus ingresos para ello. Paradójicamente, gran parte de es-tas personas viven en el campo, en donde se producen los alimentos.

¿Qué papel juega la ganadería en este contexto? Las condiciones en que se desarrolla actualmente la actividad son contradictorias y complejas.

En lo que se refiere a la produc-ción de carne de res, va en ascenso

y en 2010 superó con creces el mi-llón de toneladas, toda vez que se produjeron más de un millón 700 mil toneladas, de las cuales se ex-portaron aproximadamente 72 mil, según datos de la Confederación Nacional de Organizaciones Ga-naderas (CNOG) de 2011. A su vez, se importaron 285 mil toneladas de carne que representaron 21.8 por ciento del consumo nacional.

En términos monetarios, las im-portaciones de bovinas totaliza-ron más de mil 600 millones de dólares e implicaron un déficit de casi 739 millones de dólares por concepto de balance comercial. Si restamos las exportaciones bovinas a las importaciones, los resultados muestran esta merma millonaria de divisas para el país, recursos que ya no regresan y que impactan a la economía en su conjunto.

En el primer semestre del 2011 las estadísticas reportaron cifras nega-tivas en el balance del comercio exterior del sector alimentario, mientras que aproximadamente 42 por ciento de las importacio-nes agropecuarias fueron de maíz, sorgo y soya, productos que se orientaron básicamente a la ali-mentación animal. Entre tanto, diez por ciento de las importacio-nes agroindustriales estuvieron conformadas por carne (siete por ciento) y grasa de bovino (tres por ciento). En el caso del maíz, el va-lor de las importaciones superaron en 66.4 por ciento a las del mismo período del año anterior, las de sor-go lo hicieron en 57.6 y las de soya en 17.7 por ciento. Mientras, las de carne de bovino se incrementa-ron 5.4 por ciento y la de grasa de bovino 44 por ciento, de acuerdo con información de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desa-rrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).

Según la misma fuente, el déficit del comercio exterior en cárnicos en el primer semestre de este año fue de mil 435 millones de dólares; en granos, de dos mil 832 millo-nes; en oleaginosas, de dos mil 527 millones, y en forrajes y otras oleaginosas fue de 257millones de dólares.

¿Qué sucede con el consumo de carne de res en México? Del año 2000 en adelante el consumo anual per cápita rondó los 13 kilos, aunque en 2010 disminuyó a 11.6, según la CNOG. Sin embargo, de acuerdo con la Encuesta de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH), si en 2000 casi 98 por ciento de los hogares encuestados manifestaron consumir carne, en 2010 sólo un 50 por ciento de los hogares emplearon sus ingresos en este rubro.

Es decir que, a pesar de los costos económicos que representa para el país el sistema bovinos de carne, sin tomar en cuenta los subsidios que se dan por medio de dife-

rentes programas de gobierno, el consumo de carne en las familias disminuyó.

Por otro lado, si se consultan las cifras de los dos censos agrope-cuarios más recientes, se observará que se perdieron aproximadamen-te 22 por ciento de las unidades de producción dedicadas a la produc-ción de ganado bovino.

Por todo lo anterior, queda claro que es necesario plantear de inme-diato alternativas para modificar sustancialmente las condiciones actuales de este sistema.

A grandes rasgos, se puede pro-poner que es necesaria una me-jor distribución del ingreso entre la población. De lo contrario, la cantidad de personas en pobreza alimentaria persistirá o se incre-mentará y no aumentará el consu-mo de carne.

Se requieren recursos frescos para la producción ganadera, principal-mente dirigidos a los productores de cría y de ciclo completo, con el fin de incrementar la producción para el consumo nacional de ma-nera sustentable, con los menores costos ambientales.

Los recursos deben proceder del presupuesto gubernamental consi-derando también a la banca de de-sarrollo. En el caso de esta última, los créditos no deben estar dirigi-dos principalmente a la obtención de ganancias rápidas para el sector bancario sino a recuperar al sector productivo, con el fin de generar alimentos e ingresos para la po-blación. ¿Qué significa esto? Qué el crédito se tiene que adecuar al ciclo productivo y a los tiempos de comercialización de los productos ganaderos.

Es necesario promover la orga-nización de productores para op-timizar el empleo de los recursos y las condiciones de comercializa-ción del ganado.

Se requiere ampliar y modernizar la infraestructura productiva (pro-ducción, sacrificio y comercio) y fomentar el desarrollo de merca-dos locales.

Por último, pero no menos im-portante, es necesario que se ca-nalicen vastos recursos a la inves-tigación, de tal forma en que se modifique el modelo de produc-ción, principalmente en la fase de engorda que se sustenta en el em-pleo de granos y oleaginosas.

Sin duda, adoptando estas líneas de trabajo en materia de política públi-ca, sin tomar en cuenta las presiones externas e internas inmediatistas, se podrán lograr avances sustanciales en la producción y se coadyuvará a la mejora en la calidad de vida de los productores rurales y a la satis-facción de la necesidad de alimen-tos para la población.

URGE NUEVA ESTRATEGIA EN LA PRODUCCIÓN DE CARNE DE RES

En México, de acuerdo

con el Coneval, la

pobreza alcanza a 52

millones de mexicanos,

o sea 46.3 por ciento de

la población, y casi 20

millones de personas (18.8

por ciento) no tienen

acceso a la alimentación

necesaria, ni siquiera si

emplearan el total de

sus ingresos para ello

TEMA DEL MES

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María del Carmen Hernández MorenoInvestigadora del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, [email protected]

En el contexto de las recientes crisis alimentarias (2007/2008-2010/2011), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la

Agricultura (FAO) reconoce que la avicultura mundial ha sido capaz de mantener en 2011 una mayor disponibilidad de productos con precios inferiores a los registrados en 2008. En el caso particular de México, la Unión Nacio-nal de Avicultores (UNA) ha documentado a lo largo de los años que huevo de plato y la carne de pollo continúan exhibiendo los pre-cios más bajos del mercado pecuario; son los productos que ofrecen mayor volumen al po-der adquisitivo del salario mínimo y sus con-sumos per cápita se han mantenido al alza por lo menos en las dos décadas recientes.

A pesar de lo anterior, es posible advertir que el modelo de avicultura intensiva enfrentará serios límites en los años venideros. Por el lado de la oferta, los pronósticos de encarecimiento de sus insumos básicos (cereales y oleaginosas) –que representan entre 60 y 70 por ciento de los cos-

tos de producción– hacen prever que será difícil mantener los precios bajos de sus productos; por el lado de la demanda, la crítica de los consu-midores a los métodos intensivos de producción, por sus efectos en la salud humana y en el bien-estar animal, afectarán inevitablemente la pro-ductividad de la industria y ello redundará en una nueva fuente de presión sobre sus precios.

Un elemento más a considerar es la in-capacidad de los millones de mexicanos en extrema pobreza de hacer efectiva su demanda de productos avícolas. Es decir, independientemente de la tendencia de los precios, este amplio sector de la población no tiene los ingresos suficientes para acceder a ellos. Pero, vayamos por partes:

1. Recientemente la FAO, el Banco Mun-dial y la Organización para la Coope-ración y el Desarrollo Económicos (OCDE) han advertido de manera reite-rada sobre el fin de la era de los alimentos baratos y afirman que por lo menos en la próxima década los precios de los cereales y otros productos básicos se mantendrán a la alza, en virtud de una mayor demanda desde los países emergentes y del merca-do de biocombustibles y por la incerti-

dumbre generada por el cambio climáti-co. Tan sólo en 2011 los incrementos en los precios de maíz, trigo y soya fueron de 74, 69 y 36 por ciento, respectivamente.

2. El tema del bienestar animal tiene peso en esta trama y no es un asunto menor, ni lejano. Parte de la premisa de que el bienestar animal incide en la inocuidad y calidad de los alimentos e identifica como principales detonantes de la recien-te propagación de enfermedades y epizoo-tias provocadas por bacterias y virus más resistentes, a la mayor movilización de los productos pecuarios, que a su vez es atribuible a la globalización, y a los méto-dos de estabulación, alimentación y cría, adoptados para intensificar la producción y aumentar la rentabilidad. Esta inquietud de los consumidores ha sido plasmada en el Protocolo Sobre Bienestar Animal, que entrará en vigor en la Comunidad Euro-pea en 2013. Impulsado desde la sociedad civil, condicionará las políticas públicas sobre el ramo y la entrega de estímulos a los productores pecuarios de los países sig-natarios. El gran dilema para los consor-cios avícolas es conciliar las preferencias de un consumidor más exigente, que se inclina por una producción avícola pasto-

ril u orgánica, con sus propias expectativas de grandes rendimientos y dividendos que la producción intensiva les representa.

3. Respecto a la pobreza alimentaria, la FAO ha reconocido que la avicultura doméstica o rural contribuye a incrementar la segu-ridad alimentaria y a reducir la vulnera-bilidad de las familias más pobres ya que puede aportar entre 20 y 50 de la proteína animal de su dieta, y contribuir a la eco-nomía generando pequeñas cantidades de efectivo, en especial en las épocas de estre-chez. También, en las zonas más margina-das donde no se dispone de energía eléctri-ca, disponer de pollo y huevo fresco puede constituirse en la única alternativa alimen-taria saludable y de alto valor proteico.

De manera muy sucinta hemos expuesto los elementos que a nuestro juicio incidirán un cambio de modelo avícola en los próximos años.

Difícilmente, la industria avícola podrá se-guir respondiendo al alza de sus insumos con una mayor productividad derivada de la cre-ciente intensificación de sus procesos produc-tivos. El movimiento en favor del bienestar de los animales parece no ser una moda pasajera y sí un obstáculo que obligará, como ya lo han reconocido los propios líderes de esta activi-dad, a emplear nuevos esquemas productivos, menos intensivos. Es ahí donde se abre la po-sibilidad para nuevos modelos que permitan la participación de familias rurales integradas en redes de producción vinculadas a organi-zaciones de consumidores. Ello ya está ocu-rriendo en países desarrollados. Por el lado de la pobreza, las directrices de la FAO y el crecimiento de los contingentes en pobreza alimentaria obligarán a los gobiernos a in-cluir el fomento de la avicultura rural como estrategia para asegurar el derecho a la ali-mentación. Ambas opciones enfrentarán sin embargo una serie de retos para asegurar via-bilidad, entre ellos destaca el tema sanitario que requerirá de protocolos de bioseguridad accesibles a las familias rurales.

*Parte de la información utilizada para esta colaboración proviene de: Hernández M.C., et al. 2008. “Seguridad alimentaria y promoción de la avicultura rural”, en A. Ramírez-Cuéllar et al., Reserva estratégica de alimentos: una alternativa para el desarrollo del campo mexicano y la soberanía alimentaria, CEDERSSA, SAGARPA, Universidad Autónoma de Chapingo, Cámara de Diputados LX Legislatura, Texcoco, pp. 169-180. ISBN: 968-839428-9; y Hernández, M.C., et al. (en prensa): “Los retos de la avicultura mexicana frente a la crisis del modelo agroalimentario”, en José Luis Calva (coordinador), Nueva estrategia de desarrollo, UNAM.

CRISIS ALIMENTARIA Y

AVICULTURA; UN PUNTO

DE INFLEXIÓN*

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La situación prolongada de elevación de los precios de los granos, aunada hoy a la devaluación del peso frente al dólar –que encarece aún más estos insumos dada la dependencia de importaciones–

coloca a los avicultores en una encrucijada, al grado de que la Unión Nacional de Avicultores (UNA) afirma que “cada vez es más difícil el sostenimiento de los negocios; hay se-rias dificultades financieras”.

En su 48 Congreso Nacional, realizado en noviembre en Cancún, el presidente de la Unión Nacional de Avicultura (UNA), Jaime Criveli, dijo que es verdad que la avicultura nacional ha registrado un crecimiento constante en los años recientes, pero hoy está en entredicho el sano desarrollo fu-turo de la actividad. Y es que en un lapso de 18 meses los precios del maíz, el principal alimento de los pollos, se elevó en 68 por ciento, dijo, al pasar de 2 mil 747 pesos la tonelada en abril de 2010 a 4 mil 626 pesos en septiembre de 2011.

El alimento para las aves (maíz, sorgo y pasta de soya, funda-mentalmente) representa el 68 por ciento de los costos totales.

Y la avicultura tiene un peso social y en la alimentación del país muy importante, pues de cada diez kilos de pro-teína animal que se ofrecen en el mercado nacional, seis provienen de la avicultura. México es el primer consumi-dor de huevo fresco en el mundo, con casi 23 kilos per cá-pita al año, y en pollo se registran 29 kilos per cápita. En términos de empleo, según la UNA, de la actividad depen-den directa e indirectamente más de un millón cien mil familias en el país.

Considerando que el pollo y el huevo representan proteí-nas baratas relativamente, su demanda ha venido en au-mento constante, y por tanto su producción se ha elevado a un ritmo mayor que el crecimiento demográfico. De 1994 a 2010 su consumo de insumos agrícolas (granos) aumentó en 3.2 por ciento anual.

Con estas ideas y con la consideración de que la producción nacional de maíz amarillo, principal insumo requerido, de-bería crecer a la par que la avicultura, Jaime Criveli dijo en su congreso, y frente al secretario de Agricultura, Francisco Ma-

yorga, que la UNA propone el impulso de la siembra de maíz amarillo transgénico. Aunque no dio argumento alguno de por qué este grano aseguraría el aumento de oferta maicera.

“Ante el rezago de la producción de maíz amarillo en México, y la alta dependencia de importaciones de grano de Estados Unidos, para alimentar a las aves, sería muy conveniente iniciar la producción de maíces genéticamen-te modificados” y así garantizar el abasto al subsector pe-cuario del país y en particular a la avicultura, dijo.

Otra preocupación expresada por la UNA son las crecien-tes importaciones de carne de pollo. Para 2011 las estima-ciones de la Unión son que sumarán 325 mil toneladas, 13 por ciento más que en 2010.

Las compras externas son sobre todo de pierna y muslo de pollo, aunque también figuran filetes, pollo entero, pe-chuga y alas. La preocupación es tal e implica la idea de que estos productos llegan subvaluados, que varias empre-sas avícolas han promovido una denuncia antidumping, misma que aún no prospera. La UNA pidió en su congre-so que la Secretaría de Economía avance para resolver la controversia.

DIFICULTADES FINANCIERAS EN LA AVICULTURA

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17 de diciembre de 2011 13

Laura CarlsenDirectora del Programa de las Américas del Center for International Policy de Ciudad de México.www.americaspolicy.org

Se ha considerado a México labo-ratorio de la globalización desde que inició el Tratado de Libre Co-mercio de América del Norte (TLC)

en 1994. En abril de 2009 germinó un virus mortal en ese laboratorio y encontró las con-diciones ideales para convertirse rápidamen-te en una pandemia global.

Los primeros brotes del virus A/H1N1 o “gripe porcina” aparecieron en un pequeño poblado de Veracruz, en La Gloria. Granjas Carroll, las enormes instalaciones de producción animal, propiedad desde 1994 de Smithfield Foods y Agroindustrias Unidas de México (Ahmsa), se encuentran cerca de La Gloria, en el municipio de Perote.

Hubo una serie de negativas referentes al pa-pel de la granja porcina –o granjas porcinas en general– en el brote del virus A/H1N1 en México. Las autoridades sanitarias locales atribuyeron el brote a los estanques de puri-nes (estiércol líquido de los cerdos) y residuos biológicos a cielo abierto que rodeaban las granjas, pero deslindaron a Carroll de cual-quier responsabilidad.

El 60 por ciento de los tres mil habitantes de La Gloria reportaban entonces una enferme-dad respiratoria sin diagnosticar. El Centro de Control de Enfermedades (CCE) de Estados Unidos determinó el 17 de abril que dos mues-tras de pacientes de San Diego constituían un nuevo virus H1N. Estos casos se relacionaron entonces con los casos sospechosos que brota-ban en México y surgió la alerta acerca de una posible pandemia.

Las medidas de emergencia no se declara-ron en México hasta el 23 de abril. El 25 de abril, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el brote Emergencia de Salud Pública de Incumben-cia Internacional.

El 11 de junio, la OMS declaró pandemia el virus. Para el 31 de julio la OMS repor-taba 162 mil 380 casos confirmados en todo el mundo y mil 154 muertes. El continente americano, en el que se originó el virus, re-sultó el más duramente golpeado con mil ocho fallecimientos, concentrados en Esta-dos Unidos, México y Argentina.

Desde hace mucho expertos en el tema han advertido que “la producción animal de granjas industriales (PAGI) tiene repercusio-nes potencialmente graves sobre la salud hu-mana”. Un estudio de la Comisión Pew sobre la PAGI en 2008 concluyó que “(...) una de las consecuencias no deseadas más graves de la producción animal de alimentos a es-cala industrial es la que supone la creciente amenaza a la salud pública de este tipo de instalaciones. Además de lo que contribuye la PAGI a la importante amenaza de la resis-

tencia microbiana, las instalaciones de PAGI pueden resultar nocivas para los trabajado-res, vecinos, y hasta para quienes viven lejos de las instalaciones, por medio de la conta-minación del aire y el agua, así como de la extensión de la enfermedad.

“Los trabajadores y vecinos de las instalacio-nes de PAGI sufren una elevada incidencia de problemas respiratorios, entre los que no falta el asma. Asimismo, los trabajadores pueden servir de población puente, transmitiendo enfermedades de las que son portadores los animales a una población más amplia”, dice.

Hay evidencias científicas de que el virus ini-ció en una granja porcina. El CCE señaló: “Lo que queda claro, gracias a la dura labor de los vi-rólogos, es que esta cepa de gripe tuvo su inicio genético en las granjas porcinas estadouniden-ses en los años 90s”.

Hay consenso en que el virus H1N1 es una forma mutante de la gripe porcina, la gripe humana estacional y la gripe aviar. En sí mis-ma no es mortal, pero lleva a complicaciones de “neumonía atípica”, que ataca a la pobla-ción de entre 20 y 40 años.

Pero, igual que el gobierno mexicano, las autoridades sanitarias internacionales se esforzaron para eximir a la porcicultura del problema “… No hay actualmente eviden-cias que sugieran que el nuevo virus H1N1 de la gripe transmitido entre humanos esté circulando entre los cerdos ni en México ni en ninguna parte del mundo”, dijo el jefe del Departamento de Veterinaria de la Or-ganización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Jose-ph Domenech. “Por esta razón es por lo que la FAO, la OMS y la Organización Mundial para la Salud Animal (OIE) acordaron no referirse más a la ‘gripe porcina’ sino a la ‘gripe A/H1N1’”.

Estos organismos hicieron más por rechazar la reducción del consumo de cerdo o las san-ciones comerciales que por llegar al fondo de la pandemia.

Sin embargo, en Alberta, Canadá, se des-cubrió una piara de cerdos infectada con el H1N1. Entonces la FAO emitió un comuni-cado el 4 de mayo en el que apelaba a una mayor vigilanc ia.

El TLCAN disparó la extensión de granjas industriales de ganado en México al crear incentivos de inversión para que las trasna-cionales reubicaran aquí sus operaciones. Las empresas desplazan la producción a zo-nas en las que las restricciones y aplicación de normas medioambientales y sanitarias es reducida.

Las instalaciones cerca de La Gloria mantie-nen los estanques de purines a cielo abierto para tratamiento de residuos porque resulta más barato que taparlos. Estos presentan ries-gos no sólo sanitarios sino también un consi-derable perjuicio medioambiental.

*Resumen de un texto publicado originalmente en el número 227, de julio de 2009, del boletín electrónico de Third World Resurgence.

¿QUÉ HAY DETRAS

DE LA CARNE

DE PUERCO?

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Enrique Espinosa Ayala1, Luis Brunett Pérez1, Ofelia Márquez Molina1, Valentín Efrén Espinosa Ortiz2, Gretel Iliana Gil González2

y Francisco Alonso Pesado2

1CU Amecameca FMVZ-UAEM 2FMVZ-UNAM

En todo el mundo el 2008 fue un año de grandes cambios y retos para los sistemas de producción de alimen-tos. Tres eventos relacionados moti-

varon la situación: la crisis de los energéticos de origen fósil –con una disminución en los

volúmenes extraídos y comercializados y por tanto un incremento en el valor comercial del petróleo–; la crisis financiera –que originó incertidumbre en los mercados ocasionando desempleo y una disminución de inversión–, y la crisis de los alimentos –caracterizada por una disminución en los inventarios interna-cionales de granos básicos, cárnicos y lácteos y un incremento en el valor de los granos bá-sicos superior al ciento por ciento.

El encarecimiento de los granos básicos repercutió de manera significativa en el precio de los cárnicos y los lácteos, debido

a que algunos granos son empleados para la alimentación animal. Mientras, se mantuvo sin cambio el ingreso de los consumidores y se presentó una pérdida de empleos, lo cual generó incertidumbre para la seguridad ali-mentaria de países en vías de desarrollo.

México se vio afectado por la crisis de los alimentos debido a la dependencia que tiene del exterior: en el subsector de cárnicos, las importaciones totales superan el 30 por cien-to del consumo nacional aparente.

Una opción para garantizar el abasto de productos cárnicos a bajo precio y sin de-pender de granos es la producción de espe-cies alternativas alimentadas con una base forrajera local; a ello responde la cunicultu-ra, concebida como la cría y producción sis-temática de carne procedente del conejo do-méstico. Esta actividad ofrece una carne de excelente calidad nutrimental a bajos costos.

Las ventajas de la cunicultura son: la facili-dad para la cría de esta especie, alta fertili-dad y prolificidad: una coneja en sistemas de producción intensiva llega a tener hasta seis partos por año y en cada parto ocho gazapos;

obtiene 48 gazapos por año, los cuales, si se engordan equivalen a 57 kg de carne. Ade-más, los espacios requeridos para la cría de esta especie son reducidos. Un coneja repro-ductora requiere de 33 a 50 centímetros cua-drados y los animales de engorda 10 centíme-tros cuadrados; por ello, se puede realizar la actividad en espacios reducidos.

La actividad cunícola requiere poca inver-sión financiera y sobre todo poca mano de obra: se estima que una persona en plenitud emplea una hora al día para atender diez co-nejas y toda su producción.

Por su facilidad en la crianza y los altos pará-metros reproductivos, la carne de conejo ofre-ce atributos nutrimentales positivos; cuenta con alto contenido proteico, de 21 por ciento de proteína, superior al que ofrecen otras carnes; es bajo su contenido de grasa –de tres por cien-to– y de colesterol, por debajo de la carne de pollo, de res y de cerdo. Tales atributos hacen que esta carne sea considerada como un pro-ducto con alto valor biológico que puede ser consumido por niños y adolescentes en creci-miento, adultos en plenitud y adultos mayores.

Considerando lo anterior, la cunicultura es una opción viable para que las familias ur-banas, suburbanas y rurales accedan a un alimento de calidad. No se depende de los granos y se aprovechan los forrajes; además, con la producción excedentaria se puede ob-tener recursos económicos que coadyuven al ingreso familiar.

Gretel Iliana Gil González1, Valentín Espinosa Ortiz1, Arturo Alonso Pesado1, Francisco Alejandro Alonso Pesado1, Luis Arturo García Hernández2 y Ramón Soriano Robles3.1Departamento de Economía, Administración y Desarrollo Rural. FMVZ- UNAM 2UAM- Xochimilco 3UAM- [email protected]

Históricamente la producción ovina en México se ha caracterizado por su retraso tecnológico y bajo ren-dimiento, como consecuencia de

un manejo deficiente, falta de organización de los productores, políticas gubernamentales mal implementadas, carencia de estandariza-ción de los precios y deficiencia en la asesoría técnica y en el control de registros. Parte de

ello se debe a que los ovinos se encuentran en manos de gente de escasos recursos con ca-pacitación y nivel educativo insuficientes. La actividad se destina al autoconsumo y com-plementa los ingresos familiares.

En los años recientes ha aumentado la im-portación de carne ovina, en respuesta a la deficiente oferta nacional. Esto denota la necesidad de mejorar la productividad de los sistemas de producción, identificando los problemas que enfrenta mediante la ca-

racterización de los circuitos de producción y determinando deficiencias y oportuni-dades para ofrecer alternativas de produc-ción y comercialización adecuadas a cada situación.

También es indispensable tipificar y estrati-ficar las características de los ovinocultores, para proponer, generar o adaptar tecnologías de producción acordes a las necesidades es-pecíficas de cada estrato socioeconómico.

En Maravatío, Michoacán, los rebaños se conforman por borregos de razas Suffolk y Pelibuey y oscilan entre los diez y 45 vientres. Sin embargo, la finalidad de la producción (barbacoa) precisa de razas especializadas en la producción de carne con mejores ga-nancias de peso. Una de las limitantes para aumentar el número de vientres es la insufi-ciente capacidad para alimentarlos durante la época de secas y la cantidad de mano de obra requerida, por lo que los productores prefieren rebaños pequeños.

Los ingredientes utilizados para la alimenta-ción en la época de secas son avena, alfalfa, rastrojo y maíz; el resto del año se pastorea suplementando con maíz. Este manejo per-mite aprovechar el pasto y fertilizar las tie-rras destinadas al cultivo. Para la engorda los productores suministran avena, rastrojo y maíz cultivados por ellos, y concentrados comerciales que deben adquirir.

En el sector rural mexicano, la mano de obra familiar es la principal fuente de generación de ingresos económicos. Dado el desgaste de energía que el trabajo de campo implica, se complica cubrir las actividades necesarias para un mejor desarrollo familiar. Aunado a los bajos ingresos, los jóvenes emigran a Estados Unidos, dejando a cargo a la gen-

te mayor, mujeres y niños, o en su defecto abandonando las tierras.

El comercio en las comunidades rurales enfrenta la competencia con productos de empresas con capitales de inversión mayores y bajos costos de producción. En este caso, los productores venden la barbacoa a un solo introductor que paga un precio de 23 pesos por kilo, el cual no cubre los costos de la actividad. El 87.5 por ciento de los pro-ductores utilizan entre ocho y 15 por ciento de su producción para autoconsumo. Dado lo anterior, resulta primordial identificar otros nichos de mercado o alternativas de transformación.

Para que la producción ovina encarne una actividad rentable, debe ser eficiente, adop-tando tecnologías acordes con su situación y que permitan enfrentar la apertura comer-cial de manera competitiva. El consumo de carne ovina en el municipio ofrece oportuni-dades, pues la demanda no es cubierta, y los intermediarios acuden a otros municipios a completar sus compras.

El sistema de producción manejado permite aprovechar los recursos con que se cuenta; sin embargo, para tener un mejor desarrollo, es necesario realizar los cambios pertinentes, identificar necesidades y deficiencias, ade-más de difundir los beneficios que ofrece la adopción de estos cambios. Para esto, es vital la asociación y concientización de las condi-ciones de producción bajo las cuales trabajan los ovinocultores.

Y de la autoridad gubernamental se esperaría que elabore un diagnóstico serio y políticas de desarrollo acordes al estrato socioeconó-mico en que se desarrollan las diferentes ac-tividades agropecuarias.

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UNA OPCIÓN PARA LA SEGURIDAD ALIMENTARIA

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Rosalía Hernández

Con 43 mil 55 productores y un inventario de un millón 979 mil 440 colmenas, la apicultura en México se reconoce como una de

las principales fuentes captadoras de divisas en el subsector ganadero. En 2010 la produc-ción total de miel fue de 55 mil 684 tonela-das, según datos del Sistema de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP).

Existen seis regiones apícolas, de las cuales la más importante es la Península de Yuca-tán, que concentra a 22 mil 917 productores y 587 mil 540 colmenas, con una producción de 16 mil toneladas de miel.

Hasta hace algunos años México ocupaba el cuarto lugar como productor y uno de los primeros lugares como exportador de miel; sin embargo, la entrada de la abeja africana y posteriormente la del parásito lla-mado varroa generaron grandes cambios en el desarrollo de la apicultura. El productor tuvo que hacer frente a la agresividad y al

comportamiento de las abejas africanizadas y a los efectos de la varroasis en las colmenas, mediante tecnificación y el uso de agroquí-micos especializados. Ello posteriormente propició los problemas de residuos tóxicos en la miel, situación que en su momento no co-bró importancia y tras lo cual la producción apícola continuó su desarrollo, logrando que más de 85 por ciento de la producción fuera destinada al mercado de exportación.

La demanda, permanente y en continuo desarrollo, incrementó el interés de diversos países por posicionar su producto en el mer-cado de exportación, el cual se volvió cada vez más exigente en el control de la calidad y la inocuidad, dando paso a los sistemas de control de residuos y a la certificación de procesos productivos.

De esa forma, China, Argentina, Estados Unidos y Turquía intensificaron sus procesos para cubrir la demanda de los importadores, logrando posicionarse y desplazar a México del lugar que había conseguido como pro-ductor y exportador.

Quizá derivado de la escasa capacidad tecno-lógica que genera un control inadecuado de la varroasis y la africanización, la producción mexicana de miel ha venido creciendo cada ciclo en forma muy limitada. Sin embargo, el problema es mayor si se consideran amenazas como la identificación de residuos tóxicos, que a la fecha han generado cuatro alertas sa-nitarias en la Unión Europea; la presencia de nuevas plagas y enfermedades, tal es el caso de la Nosema serana y la Aethina tumida Mu-rray, y aún peor, el cambio climático.

Para hacer frente a estos factores restricti-vos, los apicultores requieren hacer cambios en sus procesos productivos y fortalecer la in-versión, para mejorar la producción, garanti-zar calidad e inocuidad de los productos, y en general fortalecer su capacidad organiza-tiva y su visión empresarial.

Es necesario también que el resto de los ac-tores presentes en la cadena –exportadores, empresarios o beneficiadores; proveedores di-

versos; acopiadores; transformadores; certifi-cadores; técnicos, instituciones locales, esta-tales y federales educativas y de investigación, entre otros– se articulen a fin de desarrollar sistemas de control que garanticen la calidad de productos demandados, generando nuevas tecnologías y garantizando el abasto de los in-sumos necesarios, entre otras cosas.

Por lo que respecta al futuro, el mercado de la miel parece ser prometedor. Entre las ten-dencias favorables se puede observar el desa-rrollo de la demanda de mieles diferenciadas con características especiales, el rescate de productos “naturales” y orgánicos, el conti-nuo desarrollo de la demanda de productos y subproductos derivados de la colmena y el constante incremento del precio de la miel y otros derivados en el mercado.

Pero se reconocen también tendencias nega-tivas globales, que ameritan mucho esfuerzo de cada uno los actores de la cadena y espe-cialmente de los apicultores. Entre éstas se encuentra el desarrollo de nuevas plagas y en-fermedades; los sistemas de trazabilidad con es-tricto monitoreo de residuos tóxicos en la miel; el cambio climático que afecta y seguirá afec-tando el desarrollo de los recursos néctar-poli-níferos y de la propia apicultura; la presencia de cultivos transgénicos que afectan a la api-cultura durante el proceso de polinización, y algunos factores sociales como la inseguridad, que deriva en robos y abandono de los apiarios.

En todo caso, es importante reconocer que, pese a la gran diversidad de factores restric-tivos que afectan a la producción de miel, el mercado internacional aún ofrece demanda insatisfecha, de ahí la relevancia de cubrir las deficiencias y fomentar factores que im-pulsen el desarrollo de los productores y las empresas apícolas.

LOS RETOS DE LA

APICULTURA

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Carlos G. Aguilar SánchezInvestigador asociado de CLAES-Uruguay

En los años recientes ha crecido el debate na-cional sobre la producción pecuaria en Brasil, no sólo en el seno de las organizaciones cam-pesinas y rurales, sino también en el ámbito de

las inversiones públicas del Estado, principalmente las del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BN-DES). Cuando se habla de los commodities, normalmente suele colocarse el acento en la expansión de productos como caña de azúcar y soya, pero no deberíamos perder de vista las relaciones y los impactos que la industria pe-cuaria tiene en la pauta comercial y exportadora de Brasil.

Hoy en día más de la mitad del mercado mundial de car-ne bovina se concentra en manos de empresas brasileñas, como resultado de un fuerte impulso de internacionaliza-ción iniciado sobre todo en la segunda mitad de la década pasada. El proceso comenzó primeramente en el ámbito del Mercosur, y para el 2007 se había expandido a otras regiones, sobre todo con la compra de Swift Foods and Company por la JBS-Friboi, considerada actualmente la mayor productora y exportadora mundial de carne bovina.

En lo relativo a aves y carne de cerdo la BRF Brasil Foods se posiciona como la tercera mayor empresa exportadora de Brasil, solamente por debajo de la Vale y la Petrobras. En general, las operaciones actuales ya posicionan a Brasil Foods como uno de los mayores exportadores, sobre todo para África y Oriente Medio.

Se trata de un negocio en crecimiento, con nuevos merca-dos en expansión como lo demostró la visita del presidente de Estados Unidos (EU), Barack Obama, a Brasil, donde fue colocado el tema de la certificación de las fábricas bra-sileñas para la venta de carne de cerdo en los mercados de EU, sobre todo como plataforma para ampliar los negocios a Japón y al mercado asiático. De la misma forma, en la visita más reciente de la presidenta Dilma Rousseff a China se apuntó como unos de sus mayores triunfos comerciales la ampliación de la cuota de ventas de carne de aves y la aper-tura del mercado chino para la carne de cerdo brasileña.

Pero el debate no es sólo sobre cuotas de mercado; la expan-sión de la actividad pecuaria en la región centro y centro-oeste del país es responsable por la deforestación creciente de la Amazonía y la destrucción del Bioma del Cerrado, que juntos representan aproximadamente 75 por ciento del territorio nacional. Además la crianza de ganado tiene importantes impactos sobre el volumen de gases efecto in-vernadero producidos en el país, tanto que se estima que el ganado ya es el tercer mayor emisor de carbono, sólo por debajo de la deforestación y el uso de combustibles fósiles.

Por otro lado, la actividad en general es altamente dependien-te de granos para la alimentación animal (ganado en régimen de confinamiento, aves y cerdos), lo que crea un círculo entre la producción intensiva de monocultivos (sobre todo maíz y soya) y la explosión de los precios internacionales de los gra-nos. Miles de licencias para deforestación están siendo conce-didas en Bahía, Tocantins, Maranhão y Piauí con el objetivo de expandir la frontera agrícola de los granos en Brasil. Inclu-so la expansión de la soya alcanza actualmente el Cerrado.

Esta situación a su vez está provocando serios problemas de am-pliación de actividades ganaderas en regiones tradicionalmente destinadas a otros cultivos agrícolas (monocultivos), como por ejemplo en el sur y sureste de Brasil, consideradas como nuevas re-giones de la frontera agrícola. Como destaca el investigador Sergio Schlesinger, en un estudio publicado por FASE-Río de Janeiro: “(…) estos desplazamientos reflejan la ausencia de una planeación de zonas de las actividades agrícolas y pecuarias en el país, que po-dría evitar la destrucción de biomas, la expulsión de poblaciones tradicionales, la escasez de agua en áreas críticas y la reducción de la producción de alimentos por la agricultura familiar”.

La estimación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) de que Brasil será el país de más rápido crecimiento en la producción agropecuaria en la próxima década (con aumentos del orden de 25 por ciento en carnes, 85 por ciento en agrocombustibles y 18 por ciento en azúcar) pierde de vista el alto costo de una política de internacionalización de em-presas basada en las exportaciones de commodities, y soslaya el hecho de que se ha estado expandiendo la frontera agríco-la, sobre todo hacia regiones con altos déficit alimentarios, como la noreste, con la intención de ampliar las posibilidades de exportación.

De este modo, lo que se aprecia en realidad para la próxi-ma década es una intensa disputa que tendrá como aspec-to central para la seguridad alimentaria y nutricional del país la definición de políticas que atiendan estructural-mente el problema del hambre, y por consiguiente el for-talecimiento de la agricultura familiar, o de inversiones públicas-privadas que consoliden el negocio de las gran-des cadenas agropecuarias brasileñas, en desmedro de la alimentación de la población y del medio ambiente.

*Una versión de este artículo fue producida para el CLAES-Ururguay: www.agropecuaria.org

Brasil

¿ALIMENTO DE MUCHOS O NEGOCIO DE POCOS?*

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Yolanda Massieu

Rastros más o menos clandestinos donde se mata a los animales a golpes, granjas avícolas donde las gallinas no se mueven en toda su

vida y no ven la luz del sol, vacas lecheras que son estimuladas con hormonas que da-ñan su salud para producir más leche… La lista de métodos crueles en aras de aumentar la productividad en la ganadería es extensa y parece aumentar día con día.

Si bien hay ciertos esfuerzos, como los rastros Tipo Inspección Federal (TIF), para que la matanza sea piadosa, en México es frecuente que las normas respectivas no se cumplan. A veces, la crueldad tiene una base de “tra-dición cultural”, como en el caso del mole de caderas de Puebla, que implica el degolla-miento masivo de cabritos, el supuesto ritual de los toros en la fiesta de La Candelaria en Tlacoltapan y, desde luego, la tauromaquia y la peleas de gallos, entre otros ejemplos.

En el aspecto productivo y de calidad del pro-ducto pecuario (carne, leche, huevo), hay ra-zones de peso para evitar la crueldad, tanto en la matanza como en el proceso de producción. Ahora se sabe que los métodos intensivos en la avicultura, la porcicultura y la producción lechera acarrean daños a la salud del consumi-dor, por el excesivo uso de hormonas y del re-ciclamiento de subproductos en los alimentos balanceados. La enfermedad de las vacas locas es una de las evidencias más conocidas.

Con respecto a la mat anzas, también está comprobado que si el animal muere tran-

quilo la calidad de la carne será mejor. Pese a ello, es común encontrar en los rastros más o menos modernos que las pinzas insensibi-lizadoras, para que al animal no sienta dolor, no sirven, nadie se ha ocupado de arreglar-las, o simplemente no se usan por desidia y descuido. Ni hablar de los rastros no regis-trados o de la matanza en el traspatio, donde no hay mayor control ni consideración para el sufrimiento del animal.

Una reacción social de rechazo a esto ha sido el vegetarianismo, que ha crecido en ciertos grupos de la población mexicana. Si bien

hay una discusión científica en cuanto a qué tan necesaria es la proteína animal para una buena salud de los humanos, es innegable que la insensibilidad al sufrimiento de los animales no debería ser un elemento de nuestro consumo cárnico y de otros produc-tos pecuarios. Pese a la tendencia que favore-ce esta insensibilidad, crece el nicho de pro-ductos pecuarios orgánicos que no implican dolor para el animal. Es un nicho pequeño, pero ya hay productos como la carne de bovi-no orgánica, leche orgánica donde las vacas se encuentran en pastoreo y sin hormonas, la barbacoa orgánica y el huevo de rancho.

En una época de hambre creciente, donde muchos productos pecuarios, especialmente la carne, se han convertido en artículos de lujo, las consideraciones de bienestar animal pare-cieran más preocupaciones de la elite que gusta de este consumo, pero no podemos olvidar que el huevo y la carne de pollo siguen siendo la proteína animal más accesible al consumo po-pular, y que muchos de éstos se producen en el traspatio. Este último es un nicho potencial de productos avícolas de calidad, donde las condiciones de las aves, de los cerdos y ovinos (en ocasiones también el ganado lechero) son mucho más piadosas para el animal y más ami-gables ambientalmente. Esto ameritaría un ma-yor estímulo a este tipo de producción por parte de las políticas públicas, pero desafortunada-mente ni siquiera se considera esta posibilidad.

En estos tiempos de extinciones aceleradas y pérdida sin precedentes de la biodiversidad, de urgente necesidad de un cambio civili-zatorio profundo en nuestra relación con la naturaleza, las condiciones en que explota-mos y obtenemos alimentos de los animales tienen que cambiar. La crueldad hacia estos seres supuestamente inferiores es la base de una violencia aún mayor, como lo demuestra que la mayoría de los asesinos seriales en la historia comenzaron torturando animales. Este argumento no es menospreciable cuan-do la violencia se generaliza de manera alar-mante en el país. Hay, además, razones de salud del consumidor y cuidado del medio ambiente que sustentan esta búsqueda de otras formas de producción ganadera y crece, aunque lentamente, la preocupación de los consumidores por no provocar sufrimiento animal con su demanda de alimentos.

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17 de diciembre de 2011 17

Lourdes Edit h Rudiño

Hace unos días, el 15 de noviem-bre, alrededor de cien expertos en salud animal de 37 países celebraron una reunión en el

Distrito Federal, y de allí emergió la reco-mendación de modificar el enfoque ante las enfermedades de los animales y los pro-blemas de calidad sanitaria de los alimentos procedentes del ganado: “en lugar de actuar de forma reactiva y formar grupos de traba-jo para enfrentar emergencias, se determinó que debe haber grupos de trabajo permanen-tes identificando los factores de riesgo, pre-viendo las emergencias y preparándose ante las posibilidades de emergencias”.

De esta forma, relata Juan Garza Ramos, miembro del Consejo Técnico Consultivo Nacional de Sanidad Animal (Conasa), el concepto que él y otros especialistas impul-saron en la reunión, denominado “UnaSa-lud”, fue respaldado. Tal concepto implica ver como un todo la salud animal, la huma-na y la del ambiente, porque no puede haber una si falta otra.

En entrevista, Garza Ramos comentó que tal reunión –convocada por las organizacio-nes mundiales de Salud (OMS) y de Sanidad Animal (OIE), por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), y como las secretarías de Salud (SSa), de Medio Ambiente (Semarnat) y de Agricultura (Sagarpa)– genera “una señal muy importante” y atender las recomendacio-nes implicará modificar muchas cosas, desde formas de pensar, hasta la estructura y las prio-ridades de los organismos involucrados con la salud humana, ambiental y animal, además de legislación y planes de estudio y la enseñanza de algunas disciplinas en las universidades.

Evidentemente, será necesario que las tres secretarías empiecen a trabajar de forma transversal. Pero el asunto es urgente y deben tomarse decisiones prácticas. La propuesta surgida de la reunión es avanzar desde ya en la salud local: “que se cree en cada munici-pio, empezando por los prioritarios –los más pobres y carentes de atención–, un centro de atención de zoonosis municipal”.

Estos centros tendrían como objetivo el control de las zoonosis, esto es, las enfer-medades animales que se transmiten a los humanos; el control de los vectores, o sea insectos, roedores, murciélagos, etcétera, que ayudan a la transmisión, y los factores de riesgo y atención, como agua potable, ca-lidad sanitaria los de alimentos, saneamiento básico y control de basura. Por ejemplo, “si quitáramos la basura de las calles no habría ratas, cucarachas, moscas, perros callejeros”. Tales centros, con un servicio de salud públi-ca, deberán controlar los mercados, para que los productos que se comercializan tengan control sanitario; los rastros, y el transporte de animales para que se haga de acuerdo con el respeto al bienestar animal, y que todo esto se vea de manera integral.

Juan Garza –quien es secretario de la Socie-dad Interamericana de Salud Pública Veteri-

naria, y miembro de la Academia Veterinaria Mexicana– precisó que es importante dar prioridad en este tema a los municipios po-bres, pues entre las enfermedades de la pobre-za están las transmitidas por los animales. “No podemos permitir que quienes se encuentran en riesgo de enfermarse permanezcan así”.

Explicó que en Sao Paulo, Brasil, existen centros municipales de control de zoonosis desde hace 20 años, y hace una década exis-te en todo Brasil, en Argentina, Uruguay y Chile la obligación de contar con estas ins-tancias en todos y cada uno de los munici-pios. Su resultado: “la calidad de vida de las comunidades mejora sustancialmente”.

“Yo estoy impulsando que veterinarios mexi-canos se formen en esto. Lo que queremos es que, en tanto se impulsa la parte legal para que los municipios tengan un centro de control de zoonosis y un servicio de salud pública municipal, haya profesionales prepa-rándose para atender esta problemática.

“Tengo una muy cumplida esperanza de que este gobierno avance los suficiente en programas piloto para demostrar que si se puede, y que luego esto se extienda luego a todo el país”, dijo.

Señaló que dado el cambio climático, en-fermedades como la rabia paralítica del ga-nado bovino que trasmiten los murciélagos hematófagos por mordedura, están fortale-ciéndose. Hace unas décadas estos murcié-lagos estaban en zonas de mil 500 metros de altura sobre el mar hacia abajo. “Ahora, infectados de rabia, están hasta dos mil 200 metros. Áreas que nunca habían tenido la rabia, ahora la enfrentan, y la gente no se protege porque desconoce la enfermedad. Tenemos que prepararnos para atender la educación y el control, a los centros de salud darles lo necesario para que puedan prevenir y reaccionar ante los problemas. El problema no afecta a las poblaciones gana-deras tecnificadas, pero en las rústicas o de traspatio no hay veterinario que les diga qué hacer y cómo hacerlo. El gobierno federal, la Sagarpa, tenía antes más de 25 mil vete-rinarios extensionistas; ahora ya no, y es im-portante impulsar esta nueva tendencia para que haya buenas prácticas de producción

ganadera (BPPG). Hay que vacunar, evitar la presencia de vectores trasmisores, cuidar que los animales se alojen en sitios donde tengan seguridad y controlar las poblaciones de murciélagos”.

Reiteró la importancia de la visión integral desde el gobierno. “A quien queremos prote-ger es al humano y para ello tiene que entrar la SSa; la población afectada primaria es el ganado, allí tiene que participar Sagarpa, y la población de murciélagos corresponde a Semarnat pues es fauna silvestre. Hay que conjuntar a todos y no es fácil”.

Dijo que hay zoonosis prevalentes o inclu-so culturalmente aceptadas, que implican costos muy altos, y que podrían resolverse de forma estructural y relativamente fácil. Hay personas enfermas de brucelosis, de fiebre de malta, enfermedad crónica que afecta a la población pobre. Si se vacunara a todas las cabras durante tres o cuatro gene-raciones, se erradicaría la enfermedad, pues el 90 por ciento de los humanos infectados se enfermaron por la transmisión desde las cabras. “Pero ¿qué pasa? A la SSa no le in-teresa vacunar cabras y a la Sagarpa no le interesa proteger humanos. Pónganse de acuerdo, trabajen en conjunto y resuelvan este problema”.

Otra enfermedad que podría resolverse rá-pidamente es la cisticercosis teniasis, pues su ciclo ocurre porque humanos defecan en lugares donde los cerdos tienen acceso; al co-mer los cerdos las heces con los huevecillos de las tenias, ellos se llenan de cisticercosis, y si la gente come la carne sin un buen co-

cimiento se infecta, “y así está el ciclo desde hace siglos”. Algunos países, como Alema-nia, erradicaron la enfermedad hace un siglo con BBPG. Un centro municipal podría ser eficiente en esto.

Comentó sobre situaciones que derivan en afectación a la salud humana, y que po-drían ser controladas por medio de la visión integral de las autoridades y las BPPG. En el tema del clenbuterol, dijo que es una sus-tancia prohibida en la ganadería, puede pro-piciar intoxicación en algunos consumidores de carne; su uso debe ser sólo farmacéutico pues sirve para atacar enfermedades de los bronquios; México no produce clenbuterol, todo lo importa. Entonces, lo que debería hacerse es establecer un control entre las secretarías de Hacienda, Economía, Salud y Agricultura, para que sólo ingrese al país lo estrictamente requerido por la industria far-macéutica, y vigilar esto.

“Se han dado algunos pasos en BPPG, pero el problema es grande, universal. Se requiere es una visión que integre lo disperso y que tratemos de resolver los problemas de ma-nera multidisciplinaria, multiinstitucional, sistémica, moderna, distinta a lo habitual”.

Los infractores con clenbuterol no son los productores que pastorean sus animales; son algunos de los que engordan el ganado o la gente que lo finaliza, pues manda los anima-les al rastro y allí le ponen el clenbuterol para que aumente su masa muscular.

Ante la preocupación porque los sistemas de producción ganadera intensivos (con anima-les hacinados, como en el caso de la avicul-tura y la porcicultura) puedan derivar en en-fermedades que se contagien a los humanos, el entrevistado explicó que la presión del crecimiento demográfico exige a la industria alimentaria a elevar su eficiencia. “A princi-pios del siglo pasado una gallina producía 60 huevos al año, ahora las hay que producen 310 al año. Esto ha permitido que el consu-mo de huevo se haya elevado y que no sea-mos una población tan mal alimentada. El huevo es un alimento maravilloso, envasado de origen y con proteína barata”.

Señaló que los animales se adaptan a con-diciones difíciles, como es el hacinamiento, y si no lo hicieran no serían tan productivos como son, pero aceptó que algunas explota-ciones abusan del uso de antibióticos y de-sarrollan prácticas ganaderas no reguladas, debido a que en México tenemos una aplica-ción laxa de las leyes y normas.

Comentó también que, “efectivamente, don-de hay sistemas de producción intensivos necesitamos una mejor práctica de produc-ción porque las posibilidades de transmisión de enfermedad de un animal a otro son mayores”.

En el caso de la influenza A/H1N1, que se convirtió en una pandemia en 2009, seña-ló que reportes de Estados Unidos y México indican que había antes de ese hecho brotes de influenza en los cerdos en varios lugares, Minessotta, Florida, Texas, Yucatán, Queré-taro. Pero no se controló porque no les pro-ducía una infección grave a los animales. El problema es que hubo cambios genéticos en la estructura del virus hasta que surgió un vi-rus con una alta capacidad de infección a las personas y de persona a persona. “El origen (de las influenzas) pueden ser aves, cerdos u otros humanos”.

“UNASALUD”, NUEVO CONCEPTO PARA ENFRENTAR LAS ENFERMEDADES DEL GANADO Y SU TRASMISIÓN A HUMANOS

En el caso de la infl uenza A/H1N1,

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HACIA UN PLAN DE AYALA PARA EL SIGLO XXI

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Lourdes Edith Rudiño

Ayoxuxtla de Zapata, Puebla.- Hace cien años aquí, en este pequeño poblado mix-teco de difícil acceso, en medio de cerros, el Ejército Libertador del Sur signó el Plan de Ayala para refrendar su lucha re-volucionaria, pues el recién empoderado Francisco I. Madero estaba dando la es-palda al compromiso de concretar la recu-peración de tierras –en manos de hacen-dados– a favor de campesinos e indígenas.

Ahora, en 2011, en el centenario histórico del 28 de noviembre, más de 20 organi-zaciones nacionales o regionales campe-sinas y más muchas locales, de Puebla, Morelos y Tlaxcala fundamentalmente, retomaron aquí mismo el lema de “Tierra y libertad”, y le pidieron al líder del Mo-vimiento Regeneración Nacional (More-na), Andrés Manuel López Obrador, que impulse un nuevo Plan de Ayala, el Plan de Ayala del Siglo XX, y la reacción de él fue un inmediato “sí, lo asumo”.

En este lugar, en el municipio de Hue-hutlán el Chico, la cancha de fútbol fue el escenario de conmemoraciones por el centenario. De todos los puntos del estado de Puebla llegaron campesinos, muchos de ellos ancianos y ancianas. Temprano ocu-rrió la celebración oficial, con el goberna-dor Rafael Moreno Valle. Por la tarde, en medio de un sol intenso, hubo una cabal-gata; los tiempos se cruzaron: hombres per-sonificados de Emiliano Zapata y Francis-co Villa emergían de los grupos de jinetes, todos con armas simuladas en mano.

El trajín no paró a lo largo de la tarde: mientras unos colocaban mantas de las múltiples organizaciones campesinas pre-sentes, el micrófono se mantenía en uso re-memorando aquel noviembre de 1911 y los campesinos comían un taco para aguantar la espera, pues la llegada de López Obra-dor se retrasó por razones de logística.

Cayó la noche; la gente congregada suma-ba cientos, más bien casi unos dos mil. La luz artificial era escasa, y en ese marco fue que Pablo Emilio García, miembro fundador de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala (CNPA), tomó el micrófono para moderar el acto formal para asumir el nuevo Plan de Ayala; comentó que se cuenta con un testi-monio del encuentro del Ejército del Sur en Ayoxuxtla en 1911; corresponde a don Irineo Espinoza Sánchez, protagonista de la lucha de Revolución– quien falleció en los años 80s–. Ese testimonio está video-grabado y Emilio García lo donó al museo del pueblo.

A la llegada de Andrés Manuel, casi a las siete de la noche, con líderes de las organizaciones presentes instalados en el templete, al lado de otros personajes de Morena, como Armando Bartra y Alejan-dro Encinas, José Jacobo Femat, líder de la Central de Organizaciones Campesi-nas y Populares (Cocyp), dio lectura a la propuesta del nuevo Plan de Ayala.

Estaban allí representados el Consejo Nacional de Organizaciones Campesinas (CONOC) –que aglutina a la Asociación Mexicana de Uniones de Crédito del Sec-tor Social, la Asociación Nacional de Em-presas Comercializadoras de Productores del Campo, la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras, el Frente Democrático Campesino de Chihuahua, el Movimiento Agrario Indígena Zapatis-ta y la Red Mexicana de Organizaciones Campesinas Forestales–. También, todos suscriptores del documento, la Cocyp, la Unión Nacional de Organizaciones Regio-nales Campesinas Autónomas, la CNPA, la Central Campesina Cardenista, la Alianza Nacional de Productores Agrope-cuarios y Pesqueros, la Alianza Mexicana por la Autodeterminación de los Pueblos, la Cooperativa Tosepan Titataniske, la Unión Campesina Totikes, Comunidades Campesinas y Urbanas Solidarias con Al-ternativas, Comité de Defensa de los De-rechos del Pueblo, el Frente de Pueblos Indígenas en Defensa de la Madre Tierra, la Coordinadora Nacional Plan de Ayala-Mexiquense, el Grupo CAMPO-Morelos, la Unión de Pueblos de Morelos, la Unión por un Cambio Sonora, la Organización Campesina Emiliano Zapata-CNPA-MLN, la Organización Proletaria Emilia-no Zapata y la Red Mexicana de Acción Frente al Libre Comercio, entre otras.

El Plan de Ayala Siglo XXI, compuesto por siete puntos, pretende un nuevo “pacto social para el campo en el marco de un nue-vo proyecto de nación”, según dijo Jacobo Femat, quien recordó que el Plan de 1911 fue un instrumento que permitió forjar “la ma-yor de las alianzas campesinas” entre el Ejér-cito del Sur y la División del Norte; juntos fueron capaces de imponer al carrancismo un pacto social que derivó en el Artículo 27 de la Constitución de 1917, donde se recono-cían los derechos de las comunidades a sus tierras y aguas y se ordenó el reparto agrario.

Las condiciones hoy, luego de la contrarre-forma agraria de 1982, la apertura comercial, el desmantelamiento del aparato público que servía al campo y la imposición de un modelo anticampesino, determinan la nece-sidad de un nuevo Plan de Ayala, dijo Femat.

En resumen, los siete puntos dicen: uno, el campo, los campesinos y pueblos ori-ginarios serán considerados prioridad del nuevo proyecto de nación y un asunto de seguridad nacional y humana. Dos, se pug-nará por el fortalecimiento de la propiedad social de la tierra y los recursos territoriales de ejidos, comunidades, pequeños propie-tarios y pueblos originarios, revertiendo la contrarreforma agraria salinista. Todavía es posible que muchos campesinos que no tienen tierra puedan acceder a ella. Tres, la soberanía alimentaria y los derechos a pro-ducir nuestros propios alimentos; al trabajo; a no migrar, y a una alimentación sana, suficiente y culturalmente apropiada cons-tituirán la nueva base de las políticas agroa-limentarias y de desarrollo rural del país. Se renegociará el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Cuatro, se promoverá como política de Estado la agroecología y la protección de la biodiversidad. Cinco, se reconocerá el carácter multifuncional de la agricultura y de la gestión de los territorios rurales. Seis, se establecerá un gobierno pro-gresista, nacionalista, social, garante de los derechos humanos y con fortaleza económi-ca –es decir, un gobierno de izquierda– para impulsar otro sistema político, económico, agroalimentario, social y ambiental que res-ponda a las necesidades del pueblo y de la nación y sea capaz de regular los mercados y desmantelar los monopolios y las prácticas anticompetitivas. Y siete, los signantes asu-men el compromiso de ser portadores de un nuevo modelo de relaciones humanas y de civilización basado en el respeto y el amor a todas las personas, el cuidado de la naturale-za y la primacía del interés general sobre el provecho individual.

La respuesta inmediata López Obrador fue “sí asumo el Plan de Ayala del Siglo XXI (…) vamos a regresar al campo”;dijo que el principal reto que tiene el cam-po es pro ducir los alimentos que consume el país en lugar de importarlos; afirmó que hay las capacidades y los recursos su-ficientes. Confió en llegar a la Presiden-cia en 2012, pues, dijo, el nuevo gobierno derrotará en las urnas al candidato de los potentados. Y dijo que su gobierno im-pulsará la educación gratuita en todos los niveles –“ya no habrá rechazados”– y dará cobijo con políticas públicas a los pobres y desposeídos y pensión alimentaria a to-dos los adultos mayores de 68 años en las zonas urbanas y de 64 en las zonas rurales.

La ceremonia se selló con la donación de un óleo con la imagen de Emiliano Zapa-ta a los habitantes de Ayoxuxtla.

TESTIMONIOSALDEGUNDO GONZÁLEZ ÁLVAREZCooperativa Tosepan Titataniske

Festejar cien años de la fi rma del Plan de Ayala es muy importante porque seguimos los preceptos que plan-teó el general Zapata, de erra y libertad. En nuestra región somos pequeños propietarios, no ejidos, pero compar mos muchas situaciones; hay que apostarle más al campo en este siglo XXI; debemos formular un proyecto de vida buena al interior de nuestras comuni-dades. Esto no corresponde con el modelo de desarro-llo dominante. La soberanía alimentaria es un elemento muy importante; debemos retomar los esquemas de alimentación de nuestros abuelos. En ellos había mucha sabiduría. También debe dejarse de lado la concepción de que el campo es marginación, atraso, abandono; al contrario, que se privilegie lo que se hace en las comu-nidades rurales. Tenemos muchísimas propuestas que también se pueden aplicar a los sectores urbanos. En nuestro caso, llevamos 34 años de trabajo organizado.

FERNANDO CELIS CALLEJASCoordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras (CNOC)

El Plan de Ayala surgió para declarar la guerra a Ma-dero, quien luego de triunfar no respondió a las de-mandas zapa stas sobre la erra. Fue una decisión muy di cil en esa época, pero permi ó sostener esa demanda y al fi nal terminó habiendo un reparto agrario muy amplio. Ahora hay una nueva coyuntura polí ca. Desafortunadamente hay mucha dispersión del movimiento campesino. Debe haber un doble proceso paralelo: por un lado, mayor unidad y coor-dinación de las organizaciones y de los campesinos con una perspec va de cambio. Y por otro, un gobier-no progresista que impulse nuevas polí cas. Esa es la magnitud histórica. Es di cil, pero hay que hacer algo. El movimiento campesino requiere un gobierno que pueda acotar el papel de las trasnacionales (por-que ellas controlan las cosechas, vía bajos precios y a los consumidores les venden comida chatarra), resca-tar el Estado, y contar con más recursos fi scales para promover una mayor producción de alimentos.

JAIME CASTILLOUnión Nacional de Organizaciones Regionales, Campesinas y Autónomas (Unorca)

El modelo agrícola que tenemos ya se agotó desde hace mucho. Ha habido procesos, como El Campo no Aguanta Más, que han permi do que las organiza-ciones coincidan en sus demandas, en sus apuestas. Firmar el Plan de Ayala Siglo XXI es un compromiso. Vamos a empezar a discu r las propuestas de las organizaciones campesinas y la visión que tenga el candidato, y tratar de encontrar juntos la manera de cambiar este modelo. Necesitamos actualizar el lema “Tierra y libertad”, porque hay mucha libertad coar-tada hacia organizaciones y campesinos.

PLUTARCO EMILIO GARCÍACoordinadora Nacional Plan de Ayala (CNPA)

Vemos el planteamiento del movimiento campesino para el Siglo XXI basado en el espíritu del Plan de Aya-la de 1911 como un compromiso muy grande para las organizaciones, porque es muy di cil pensar en que todos seamos capaces de tener la congruencia del general Emiliano Zapata. Aun sin que diésemos la vida por la lucha, si al menos los dirigentes, las or-ganizaciones campesinas, los militantes, tenemos la congruencia de sostener la lucha hasta lograr mejo-res condiciones para el campesinado mexicano, ya sería un avance importante. Tenemos que sumar las diferentes demandas que se están manejando en el mundo. Afortunadamente tenemos el contacto con La Vía Campesina, la Coordinadora La noamericana de Organizaciones del Campo y otras, para que este nuevo Plan de Ayala que estamos pensando construir de manera par cipa va también sirva de algo para el resto del movimiento, así como ha servido el Plan de Ayala de Zapata, que ha sido tomado como base en varios países de América La na.

NUEVO PLAN DE

AYALA SIGLO XXICOMPROMISO DE ORGANIZACIONES

CAMPESINAS Y MORENA

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Ayoxuxtla, Puebla, cien aniversario de la fi rma del Plan de Ayala

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Enriqueta Lerma Rodríguez

Desde que Guillermo Padrés, el gobernador sonorense, diera a conocer el programa Sonora Independencia (Sonora SI) la

tribu yaqui se ha organizado para evitar la disminución del porcentaje de agua que por derecho histórico y legítimo les pertenece.

Ese programa incluye la construcción del acueducto Novillo-Hermosillo con el fin de dotar agua a la capital del estado. Padrés asegura que la obra no disminuirá las aguas del río Yaqui en detrimento de la tribu; sin embargo, por la disposición geográfica de las presas estatales la afectación es evidente.

Los yaquis deberían gozar de hasta 50 por ciento del agua de la presa La Angostura, tal como lo indica el acuerdo del 12 de junio de 1939, firmado por Lázaro Cárdenas. El obje-tivo era intensificar el sistema de riego para fomentar la agricultura en el territorio reco-nocido a la etnia en 1937, pero en 1952 el agua fue retenida con la construcción de la presa El Oviachic o Álvaro Obregón y canalizada hacia los campos agrícolas del Valle del Ya-qui, en manos de empresarios privados. Con posterioridad se interpuso entre las dos presas una tercera: la del Novillo o Plutarco Elías Calles (1962) de uso hidroeléctrico. Justamen-te el programa Sonora SI se propone hacer uso de esta última para llevar agua a Hermo-sillo, provocando así el descontento de la tribu yaqui, que nunca ha sido dotada del total de agua que le corresponde, y el de los empresa-rios de Ciudad Obregón que verán disminui-da su producción en el Valle del Yaqui.

El programa Sonora SI responde a una disputa por el poder estatal: entre el grupo priísta conocido como los yaqui power –con-formado por empresarios obregonenses, en-tre ellos Eduardo Bours, ex gobernador de la entidad– y los panistas dirigidos por el actual gobernador.

El acueducto Independencia en este contex-to funge un papel de estrategia política para Padrés en dos sentidos: golpear la economía de su principal bloque opositor en el Estado y, por otro lado, asegurar el voto de los be-neficiados por el programa. Sin embargo, su interés electoral afecta a un sector más vul-nerable: la tribu yaqui, que verá reducida su de por sí precaria dotación de agua.

Aun cuando en octubre María del Rosario Alcantar, jueza octava de distrito de Ciudad

Obregón, dio resolución favorable al pueblo yaqui, al ordenar la cancelación de la obra, el dictamen no resolvió el problema. La jueza recibió amenazas de muerte. El gobernador Padrés desconoció el dictamen, mostrando así su desprecio por la ley y su discrimina-ción hacia los pueblos indígenas de Sonora. La discriminación ya se había hecho paten-te en marzo cuando el gobernador optó por una innovadora solución: desaparecer la per-sonalidad jurídica de los yaquis.

En contubernio con funcionarios de la Procuraduría General de la República, de la Procuraduría Agraria y de la Comisión Na-cional del Agua, se solicitó al Instituto Na-cional de Antropología e Historia un peritaje antropológico para confirmar la existencia de la tribu. La intención era argumentar su inexistencia para invalidar los acuerdos de restitución territorial que Cárdenas hizo a la tribu en 1937. Dado que el peritaje no se realizó gracias a la oposición de algunos antropólogos yaquistas, la actual moneda en el aire ya no es desconocer a la etnia com-pleta sino sólo a los pueblos yaquis que están en lucha, con el argumento de que no son indígenas quienes abanderan la demanda de respeto a la dotación de agua. Así, la legíti-ma demanda del pueblo víqueño, asentado en Vícam Estación (o Vícam Switch), ha sido menospreciada y desconocida. Baste men-cionar además la represión de la que fue ob-jeto esta comunidad durante el cierre parcial de la carretera federal número 15.

Ciertamente los yaquis, tradicionalmente y según su cosmovisión ancestral, se organi-

zan en ocho pueblos, de sur a norte: Bácum, Cócorit, Tórim, Vícam, Pótam, Rahúm, Huirivis y Belén. Sin embargo, a partir de ciertos eventos históricos la población yaqui ha ido reordenándose territorialmente con la conformación de nuevos pueblos y comuni-dades, y la extinción de otros.

Durante el período de las Guerras del Yaqui (1828-1902) desaparecieron varios pueblos; sus habitantes huyeron a la sierra del Bacate-te, a Estados Unidos y a Hermosillo. En el pe-ríodo porfirista con la extradición de yaquis a las haciendas henequeneras de Yucatán, con el fin de deslindar su territorio y ponerlo en venta, desaparecieron Rahum, Huirivis y Belén. Con el decreto de Lázaro Cárdenas a la tribu sólo se le restituyeron las tierras de la margen derecha del río Yaqui, quedando fuera del acuerdo Bácum y Cócorit.

Con estos antecedentes, para mediados del siglo XX sólo existían de manera factual y legítima Tórim y Pótam. Los demás pueblos estaban dispersos en el estado y el resto de México o se encontraban aún por bajar de la sierra en su calidad de alzados. Vícam, cabe-cera principal de los ocho pueblos, también se encontraba desaparecida. Sus habitantes, en su mayoría “indios broncos”, estaban re-fugiados en la sierra. Otros residían alrede-dor de una estación de tren llamada Vícam Switch o Vícam Estación; al paso del tiempo dicho lugar se conformó en el poblado que actualmente encabeza la lucha contra el So-nora Sí. Miembros de la tribu yaqui aseguran que tras la restitución territorial en Vícam Estación se establecieron los pobladores de

Bácum, Cócorit y Vícam, mismos que par-tieron más tarde a refundar sus propias lo-calidades. La gente de Vícam se dividió en dos: Pueblo Vícam y Vícam Estación aunque bajo un mismo gobierno tradicional. En esta última localidad se avecinaron familias de mestizos quienes ahora ocupan la mitad del pueblo, sin embargo, gran parte de la comu-nidad se compone de yaquis. ¿Dónde está pues la ilegitimidad de la identidad yaqui del pueblo de Vícam? En todo caso el Esta-do mexicano estaría obligado a ofrecer una disculpa a los yoeme por haber desintegrado, desaparecido y dividido sus pueblos.

La división entre Pueblo Vícam y Vícam Estación se profundizó tras el fracaso del Proyecto Integral de Desarrollo de la Tribu Yaqui (PIDTY), financiado por medio de un fideicomiso por la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) a finales de la década de 1980. Tras acusaciones de malversación de fondos por parte de autoridades tradicionales de Vícam, el fideicomiso se cerró y la Sede-sol suspendió los apoyos. Las autoridades tra-dicionales de Vícam y Pótam, con posiciones opuestas, se fragmentaron, creando así go-biernos alternos. Desde entonces la rivalidad entre ambos sectores (Pueblo Vícam/Vícam Estación, Pótam tradicional/Pótam Pinito) prevalece, y es fomentada por las autoridades estatales, quienes dan reconocimiento a uno u otro grupo dependiendo de sus intereses.

En la coyuntura del Sonora Independencia, Padrés deslegitima la lucha de los yaquis de Vícam Estación debido a que se encuentran adheridos al Congreso Nacional Indígena y a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona. Pero sobre todo porque se oponen a ser piso-teados una vez más por los poderes hegemó-nicos estatal y federal.

La coartada de Padrés ha sido desconocer la identidad yaqui del grupo en lucha y buscar alianzas con quienes se sustentan como los pueblos legítimos. El gobernador ha sacado del baúl de los agravios la expropiación que hizo Ernesto Zedillo a los yaquis en 1997 (dos mil 257 hectáreas). Con la promesa de revisar el caso, Padrés ha convocado a los llamados “pueblos originales” para abrir una mesa de negociación. A cambio éstos deben desconocer al grupo de yaquis que se opo-nen al Sonora Independencia. En el afán de fortalecerse dentro del territorio yaqui, “los originales” no se percatan de la maniobra en que están participando: deslegitimar a parte de su etnia en detrimento de su territorio y de su organización comunitaria.

En este contexto el autoritarismo del poder es-tatal no se conforma con imponer programas, sino que hasta se jacta de poder legitimar iden-tidades, considera que por medio de sus insti-tuciones puede despojar de su ser a un pueblo. Los yaquis, sean de Vícam Estación, de Her-mosillo, de Arizona, o de cualquier otro lugar a donde la historia los haya orillado a migrar, son yoeme: “hombres verdaderos”. Y su lucha es legítima por el simple hecho de ser ciuda-danos en ejercicio de su participación política.

Uno de los retos más grandes a vencer para los yaquis es sin duda la discriminación gubernamental, y sobre todo la indiferencia de la sociedad civil nacional, que aunque en numerosas ocasiones ha simpatizado co n movimientos indígenas, sobre todo desde 1994, no ha volteado a mirar hacia el norte, donde desde hace más de medio siglo tam-bién hay autonomías. En eso no sólo el Esta-do tiene una deuda con ellos.

LA LEGITIMIDAD DE LA

LUCHA YAQUI POR EL AGUA

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