no 48 de la revista izquierda, septiembre

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  • 8/11/2019 No 48 de la Revista Izquierda, septiembre

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    Economa neoliberalComentarios sobre elPresupuesto General de la Nacin para 2015

    Conflicto y solucin polticaTerritorio, poder yautodeterminacin: Necesidades en el camino hacia

    la paz La historia del conflicto armado: Pldoraspara la memoria y la reconstruccin de la verdadSubversiones intelectuales Notas sobre el

    fetichismo de la informacin Capitalismo en crisisCmo enfrentar a los fondos buitre y al imperialismo

    financiero Fractura hidrulica (fracking) Crisiscapitalista y neoliberalismo energtico NuestraAmrica Los lmites del modelo productivo en

    ArgentinaEditorialAcerca de un discurso engaoso

    N 48 SEPTIEMBRE / 2014 BOGOT, COLOMBIA ISSN- 2215-8332

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    Jairo Estrada lvarez DirectorJess Gualdrn Sandova lJefe de redaccin

    lvaro Vsquez del Real, Daniel Libreros Caicedo, Csar Giraldo Giraldo,Frank Molano Camargo, Jorge Gantiva Silva, Mara Teresa Cifuentes Traslavia,Nelson Fajardo Marulanda, Patricia Ariza, Ricardo Snchez ngel,Sergio De Zubira Samper, Vctor Manuel Moncayo Cruz Consejo editorial

    Beatriz Stolowicz (Mxico), Julio Gambina (Argentina), Ricardo Antunes (Brasil),Antonio Elas (Uruguay) Consejo asesor internacional

    Las opiniones emitidas por los autores no comprometen

    al Consejo Editorial de la Revista.

    Tatianna Castillo Reyes Diseo y diagramacin

    Espacio Crtico EdicionesPublicacin auspiciada por Espacio Crtico Centro de Estudios

    www.espaciocrit ico.com

    ISSN-2215-8332N 48, Septiembre de 2014.Bogot, Colombia

    Todo el contenido deesta publicacin puede

    reproducirse libremente,conservando sus crditos.

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    Economa neoliberal

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    Comentarios sobre el Presupuesto

    General de la Nacin para 2015Daniel Munvar

    Conflicto y solucin poltica

    10

    Territorio, poder y autodeterminacin:

    Necesidades en el camino hacia la pazJos Honorio Martnez

    18

    La historia del conflicto armado:

    Pldoras para la memoria y la

    reconstruccin de la verdadSantos Alonso Beltrn Beltrn

    Subversiones intelectuales

    26

    Notas sobre el fetichismo

    de la informacinRenn Vega Cantor

    Capitalismo en crisis

    34

    Cmo enfrentar a los fondos buitre

    y al imperialismo financieroEric Toussaint

    42

    Fractura hidrulica (fracking)

    Crisis capitalista y

    neoliberalismo energticoJos Francisco Puello-Socarrs

    Nuestra Amrica

    48

    Los lmites del modelo

    productivo en ArgentinaJulio C. Gambina

    Editorial

    52Acerca de un discurso engaosoJess Gualdrn

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    EconomaNeolibe

    ral

    Comentarios sobre el

    Presupuesto General de laNacin para 2015

    Daniel Munvar

    Mster en Polticas PblicasUniversidad de Texas en Austin

    Tras ms un mes de haber sido presentado oficialmente anteel Congreso de la Repblica, el proyecto del PresupuestoGeneral de la Nacin (PGN) ha empezado a generar debate. El ttulooficial del documento es Prioridades sociales para el tiempo de la paz.

    El gobierno ha sealado que el proyecto de PGN para 2015 muestra sucompromiso con el gasto social en general y con las partidas de vctimasy educacin en particular. Esto al mismo tiempo que se mantiene elestricto cumplimiento de los principios de sostenibilidad fiscal. Sin em-bargo, un anlisis independiente del PGN muestra por un lado el afndel Gobierno de cumplir con los compromisos clientelistas asumidosdurante la reciente campaa presidencial y por el otro su incapacidad decontener las serias presiones fiscales que se han venido acumulando enlos ltimos aos.

    Para comprender las razones detrs de los pronunciamientos del Go-bierno, as como las crticas a este, es necesario desagregar el PGN. Deacuerdo al proyecto presentado, el cual aun debe ser tramitado y modifi-cado por el Congreso, el PGN de 2015 alcanza 216 billones de pesos engastos. De esta cifra, el gasto social alcanza los 116 billones de pesos, o69,6% del presupuesto (sin incluir deuda)1. Este incluye partidas en los

    1 Gasto pblico social se encuentra definido como aquel cuyo objetivo es la solu-cin de las necesidades bsicas insatisfechas de salud, educacin, saneamientoambiental, agua potable, vivienda, y las tendientes al bienestar general y al mejora-miento de la calidad de vida de la poblacin, programados tanto en funcionamiento

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    renglones de Trabajo y Seguridad Social (61 billones),Educacin (24 billones), Salud (22 billones), AguaPotable (3 billones), Vivienda (3 billones) y Cultura (1

    billn). Si bien esta cifra representa en trminos abso-lutos el gasto social ms alto de la historia, en trmi-nos relativos mantiene estable la misma participacinen el presupuesto que se observa desde el ao 2010.Este comportamiento obedece a lo que establecenlos estatutos presupuestales donde se indica que estecomponente no puede ver reducida su participacinen el presupuesto. En otras palabras, el Gobierno estresaltando de manera pblica un supuesto compromi-

    so con el gasto social que en trminos tcnicos es enrealidad una estricta obligacin legal.

    Con respecto al presupuesto asignado a las vc-timas ocurre una situacin similar. El Ministro deHacienda, Mauricio Crdenas, ha resaltado que losrecursos destinados a posconflicto y vctimas (7 bi-llones) y el sector agrcola (5 billones) representan lacuota inicial de la paz2. Sin embargo, en contra delo que induce a pensar la declaracin del Ministro,

    dichos recursos no representan recursos adicionalesa compromisos ya adquiridos con anterioridad por elGobierno. En el caso de las vctimas, los CONPES3712 de 2011 y 3726 de 2012 claramente definen loscompromisos presupuestales asociados con la imple-mentacin de la Ley de Vctimas de 2011. En efectoel CONPES 3712 establece un gasto de 6,3 billonespesos para 2015. Esta cifra es cercana a la incluida enel proyecto de PGN y cuyo margen de diferencia sedebe atribuir no a la generosidad del Gobierno sino a

    como en inversin. Ver: Ministerio de Hacienda de Colom-bia. (2011). Aspectos Generales del Proceso PresupuestalColombiano. Visitado en septiembre 02, 2014, http://www.minhacienda.gov.co/portal/pls/portal/PORTAL.wwsbr_imt_services.GenericView?p_docname=5822818.PDF&p_type=DOC&p_viewservice=VAHWSTH&p_searchstring=

    2 Revista Dinero. (2014, julio 24). Las cuentas de Crdenas.Visitado en septiembre 02, 2014 en http://www.dinero.com/edicion-impresa/caratula/articulo/planes-economi-cos-del-ministro-hacienda-mauricio-cardenas/198875

    http://www.elespectador.com/noticias/temadeldia/

    red-de-salud-publica-imagen-294545

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    incrementos marginales en los costos de la implementacin de la Ley deVctimas que se han venido presentando desde 2012.

    Mientras tanto, en el sector agro, el gasto responde a los compromi-

    sos asumidos en el pacto agrario de 2013. Los agravantes en este casoresponden a 3 elementos interrelacionados. Primero, a diferencia de lasvctimas, el Gobierno no cuenta con un plan de largo plazo para atenderlas necesidades del campo3. Segundo, la falta de dicho plan se traduceen el hecho de que la mayora de los recursos se encuentran destinados asubsidios de corto plazo. Por si mismos, estos no tienen la capacidad demejorar la competitividad del sector en el largo plazo. Adicionalmente,es necesario recordar que este tipo de programas tienen un carcterfuertemente clientelista que permite entender su popularidad en el Con-

    greso de la Repblica. Tercero, los recursos con los que cuenta el sectortambin tienen un carcter temporal, toda vez que han dependido, y vana seguir hacindolo, de la continuacin del Gravamen a los MovimientosFinancieros (GMF). En su conjunto, la incoherencia de la poltica parael campo colombiano se ve reflejada en que a julio de 2014, la ejecucinde recursos en el sector se encuentra por debajo del promedio del restodel presupuesto4. Para 2015 se puede esperar ms de lo mismo, pues afalta de un plan claro de largo plazo es poco probable que se den mejorasreales en la situacin del campo colombiano.

    Por otra parte, la situacin de la cartera de educacin es ligeramentediferente. Como bien ha sealado el Gobierno, 2015 representa la pri-mera ocasin en la historia donde el gasto en educacin, con un totalde 28 billones de pesos, ha superado el gasto en defensa. Teniendo encuenta las tensiones recientes observadas entre los altos mandos militaresy el Gobierno con ocasin de los dilogos de paz, esta situacin no repre-senta un logro menor, que es necesario reconocer. Sin embargo, comoocurre con el sector agrcola, el Gobierno no cuenta con una estrategia

    3 En enero de 2014 se comision a Jos Antonio Ocampo para liderar una MisinRural con el objetivo de disear un plan estratgico para el campo colombianopara los prximos 20 aos. An no se ha anunciado cundo la misin entregarsus resultados. Ver: Presidencia de la Repblica. (2014). Misin Rural estruc-turar polticas para el campo colombiano para los prximos 20 aos. Visitadoen septiembre 03, 2014, en http://wsp.presidencia.gov.co/Prensa/2014/Enero/Paginas/20140127_01-Mision-Rural-estructurara-politicas-para-el-campo-colom-biano-para-los-proximos-20-anos.aspx

    4 Ministerio de Hacienda de Colombia. (2014). Informe de Ejecucin Presupuestal,agosto de 2014. Visitado en septiembre 03, 2014, en http://www.minhacienda.gov.co/portal/page/portal/HomeMinhacienda/presupuestogeneraldelanacion/Ejecu-cionEPGN/2014/Acumulado a Julio 2014.pdf

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    para el largo plazo. Tras los malos resultados obtenidos por el pas en las pruebas Pisa, nose ha anunciado de manera clara como se puede mejorar la poltica educativa. As mismo, aprincipios de este ao el Gobierno comunic su intencin de volver a discutir una reformaa la educacin superior siguiendo los lineamientos de la polmica Ley 30 de 2011. Como

    ocurri en 2011 es de esperar que el retorno a dicha iniciativa produzca un fuerte conflictocon la comunidad universitaria. Es difcil vislumbrar entonces como recursos adicionalespueden solucionar los acuciantes problemas del sector.

    Los problemas y contradicciones del PGN se extienden tambin a las fuentes de sufinanciamiento. De esta forma, para financiar los 216 billones del presupuesto se requierede una Ley especial de financiamiento que permita recaudar, de manera adicional a laestructura actual de ingresos del Estado, otros 12,5 billones de pesos. Los recursos adicio-nales no se requieren porque se haya dado un crecimiento inusitado del PGN. En efecto, elpresupuesto de 2015 crece un 6,4% con respecto al presupuesto de 2014. De hecho, dichacifra incluye un ligero recorte a la inversin con respecto al ao anterior, lo cual contradiceel mensaje del Gobierno de seguir aumentando la inversin. As mismo la tasa de creci-miento del PGN es inferior a la de presupuestos en aos anteriores5. Esta cifra tambin esinferior al crecimiento nominal de la economa en 2015 (8.1%). Cmo es posible entoncesexplicar que en un contexto en el cual la economa colombiana est creciendo cerca a su

    5 El crecimiento del presupuesto para los aos anteriores fue: 2012 (9,5%), 2013 (14,1%), 2014 (7,5%). Ver:Ministerio de Hacienda de Colombia. (2014). Bitcora de Cifras Presupuestales 2000 - 2014. Visitado sep-tiembre 03, 2014, en http://www.minhacienda.gov.co/HomeMinhacienda/presupuestogeneraldelanacion/cifrasHistoricas

    http://directobogota.com/

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    potencial, mientras el gasto crece a un ritmo inferior a la economa, sepresente un faltante por un monto tan elevado?

    La respuesta se encuentra en los problemas generados por la reformatributaria de 2012 y la reduccin en la renta petrolera. La sealada re-

    forma redujo el recaudo efectivo del Gobierno con respecto al esquemaanterior. As se explica, como ya se sealo en un articulo anterior6, que elGobierno haya indicado de manera implcita en el Marco Fiscal de Me-diano Plazo (MFMP) 2014 su intencin de mantener tanto el impuestoal patrimonio como el GMF y aumentar el recaudo en al menos otros 4billones de pesos a partir de 20157. Por otra parte, la cada en la produc-cin de petrleo, aunada a la reduccin de su precio, est causando seriosproblemas en trminos de financiamiento en el orden de 1 o 2 billonesde pesos. En la medida que una parte importante del aumento en elpresupuesto destinado a inversin en los ltimos aos provino de la rentapetrolera, la viabilidad de mantener los niveles actuales de inversin sinun aumento significativo del recaudo tributario se presenta como un gran

    6 Munvar, D. (2014, Agosto). Reforma Tributaria y Paz en Colombia. Revista Izquier-da. Visitado en septiembre 03 http://www.espaciocritico.com/sites/all/files/izqrd/n0047/izq0047_a05.pdf

    7 La cifra ha sido confirmada de manera independiente por Fedesarrollo. En das re-cientes sealaron que el faltante, tras extender los impuestos mencionados, es de5 billones de pesos. Ver: El Tiempo. (2014, agosto 28). Controversia por presupues-to para 2015. Visitado en Septiembre 03 http://www.espaciocritico.com/sites/all/files/izqrd/n0047/izq0047_a05.pdf

    Tomada en su conjunto, esta discusin muestra que

    el Gobierno de Juan Manuel Santos contina con suestrategia de dar prioridad a las tensiones asociadas asus maniobras polticas en el corto plazo. Esto a costade proveer una visin clara y coherente de largo plazopara el pas. Mientras tanto, el tiempo sigue pasando ylos problemas en reas claves, como la paz, y los sectoresde agricultura, educacin, salud, justicia y pensionesse siguen acumulando. Al parecer para este Gobierno,

    como sealaba Mafalda, y como queda reejado en estepresupuesto, lo urgente no deja tiempo para lo importante.

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    interrogante. De ah la necesidad de ratificar, en contra de lo que ha sealado el Gobierno,que la reforma tributaria en ciernes es mucho mas significativa de lo que se quiere hacerpensar a la opinin pblica.

    En este sentido, el Gobierno esta utilizando una estrategia poltica basada en los in-

    centivos perversos que existen dentro del esquema presupuestal colombiano. De maneraespecfica est utilizando promesas de gasto incluidas en el presupuesto para asegurar losvotos requeridos para aprobar la reforma tributaria. El mecanismo es relativamente sencilloy se encuentra asociado a la ya mencionada Ley de financiamiento. El Gobierno esta in-cluyendo gastos, asociados a los compromisos adquiridos en la campaa presidencial, paralos cuales no cuenta con financiamiento. Para lograrlo, seala al Congreso que a menosde que se apruebe la Ley de financiamiento, la cual incluira la reforma tributaria, no seaprobaran dichas partidas de gasto. De esta forma se crea un incentivo directo para quelos parlamentarios aprueben un aumento en el recaudo tributario en trminos favorablesal Gobierno. As, este logra cumplir con los compromisos clientelistas que permitieron lareeleccin y aplaca temporalmente las tensiones fiscales.

    Tomada en su conjunto, esta discusin muestra que el Gobierno de Juan Manuel Santoscontina con su estrategia de dar prioridad a las tensiones asociadas a sus maniobras pol-ticas en el corto plazo. Esto a costa de proveer una visin clara y coherente de largo plazopara el pas. Mientras tanto, el tiempo sigue pasando y los problemas en reas claves, comola paz, y los sectores de agricultura, educacin, salud, justicia y pensiones se siguen acumu-lando. Al parecer para este Gobierno, como sealaba Mafalda, y como queda reflejado eneste presupuesto, lo urgente no deja tiempo para lo importante.

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    Conflictoysoluci

    npoltica

    Territorio, poder y

    autodeterminacin:Necesidades en el camino hacia la paz

    Jos Honorio Martnez

    Profesor Departamento de Ciencia PolticaUniversidad Nacional de Colombia

    La vigencia del latifundismo y el empuje del extractivismo apartir de la constante desposesin de las comunidades rurales,del monopolio del poder poltico en manos de unas cuantas familiasagrupadas en torno a los partidos liberal y conservador (y sus satlites) y

    la inscripcin del Estado colombiano en la geopoltica norteamericanahan sido tres grandes improntas del origen y desarrollo del conflictosocial y armado en Colombia. En el presente artculo se describen al-gunos hechos denotativos de cada una de ellas y se esboza la hiptesisde que estas han dado lugar a un constante e incompleto proceso deacumulacin primitiva, al ejercicio de una poltica de contrarrevolucinpermanente y configurado un Estado profundamente dependiente entrminos geopolticos. La superacin de tales tendencias implica larecuperacin del territorio, la democratizacin del poder poltico y laafirmacin de la independencia, tales aspectos resultan esenciales en laconstruccin del camino hacia la paz.

    1. Territorio entre el latifundismo y el extractivismoEn Colombia nunca se desarroll una reforma agraria, ni siquiera

    de corte liberal desarrollista; en las dos ocasiones (1936, 1961) en la quehubo intentos reformista estos fueron frustrados ante el peso del poderlatifundista y la geopoltica norteamericana1. En ambas oportunidades

    1 Jos Honorio Martnez, La reforma agraria como deuda histrica, Cali, octubre 25de 2013. ht tp://www.prensarural.org/spip/spip.php?article12480

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    Conflicto y solucin poltica

    prevalecieron los intereses gremiales del latifundismo,la agroindustria y los mandatos norteamericanos dela Alianza para el progreso. El discurso reformista fue

    empleado para legitimar el despojo y la concentracinde la tierra e impulsar procesos de expansin de lafrontera agrcola mediante el auspicio de programasde colonizacin. De acuerdo con un balance de laCEPAL: En un poco menos de 40 aos de reformaagraria se han redistribuido apenas 1.5 millones dehectreas. Adicionalmente se titularon 15 millones dehectreas de tierras baldas. Al interior de la fronteraagrcola el ndice de concentracin de la propiedad

    no cambi en forma significativa2.Despus del Pacto de Chicoral el concepto de

    reforma agraria fue desaparecido de las agendaspblicas y se abon el terreno para el avance del neo-liberalismo, en dicho marco se intensific el despojoterritorial, segn Gonzlez, entre los aos 1980 y2010 fueron arrebatadas al campesinado 8.056.978hectreas3.

    La concentracin de la tierra como fruto de un

    proceso violento de desposesin se repite continua-mente, al punto que puede hablarse de un constantee incompleto proceso de acumulacin primitiva.Constante en cuanto a la regularidad con que acon-tece e incompleto en el sentido de que, a diferenciadel proceso clsico descrito por Marx, en Colombiael reiterado despojo rural no se ha traducido histri-camente ni en la proletarizacin de los desposedosni en el eslabonamiento de tal proceso con la consti-tucin de una agricultura capitalista, de un mercadointerno o la formacin de capital industrial4.

    2 Colombia: alcances y lecciones de su experiencia agraria,Cepal, Chile 2001, p.46.

    3 Camilo Gonzlez Posso, La verdad de la tierra: msde ocho millones de hectreas abandonadas, RaznPblica, abril 11 de 2011.

    4 Carlos Marx, La llamada acumulacin originaria, Captulo24, El Capital, Fondo de Cultura Econmica, Mxico 2001.

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    Durante las ltimas dos dcadas elproblema de la tierra ha trasmutado en elproblema del territorio, ya que al histricolatifundismo se ha sumado la dinmica

    extractivista que ha tendido a propiciaruna vasta reconfiguracin del territoriorural. Es decir, las comunidades rurales quedurante dcadas fueron desposedas por ellatifundio ahora lo son tambin y en granproporcin por el intenso despliegue delmodelo de desarrollo primario exportadorfinanciarizado.

    2. El poder poltico y la estrategiade la contrarrevolucin permanente

    La clase dominante ha sido profunda-mente celosa respecto a la posibilidad quelas clases dominadas ingresen a disputarleespacios en la conduccin del aparatoestatal. En tal sentido, el Estado se haadministrado como patrimonio familiarque apalanca el proceso de acumulacinde la burguesa nacional. El dominio

    La concentracin de la tierra como fruto de un procesoviolento de desposesin se repite continuamente, al

    punto que puede hablarse de un constante e incompletoproceso de acumulacin primitiva. Constante en cuantoa la regularidad con que acontece e incompleto en elsentido de que, a diferencia del proceso clsico descritopor Marx, en Colombia el reiterado despojo rural no seha traducido histricamente ni en la proletarizacin delos desposedos ni en el eslabonamiento de tal procesocon la constitucin de una agricultura capitalista, unmercado interno o la formacin de capital industrial.

    monoplico del poder estatal ha sido posi-ble mediante el ejercicio permanente de laarbitrariedad, la fuerza y violencia sobre laoposicin poltica.

    Un ao despus del asesinato de JorgeEliecer Gaitn, desde 1949 y hasta 1974,la clase dominante ratific el cierre delespectro poltico a los sectores populares.En el lapso de estos 25 aos, se combinarondictadura civil (Ospina-Gmez), dictaduramilitar Rojas Pinilla) y frente nacionalismo(Valencia, Lleras Camargo, Lleras Restrepoy Pastrana) como formas de dominio exclu-sivo del poder poltico por parte de la clasedominante. Mediante el uso sistemticodel estado de sitio los distintos gobiernosejercieron orondos el ms feroz terrorismode Estado5. Fue en este perodo en el quesurgieron las guerrillas como forma de

    5 Jorge Villegas Arango, El libro negro de la re-presin, Comit de solidaridad con los presospolticos, Bogot 1974.

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    Conflicto y solucin poltica

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    defensa de la vida, de resistencia al despojo rural ynica posibilidad de ejercer la oposicin poltica.

    El rgimen poltico fue sostenido fundamental-

    mente a travs del ejercicio de la violencia military paramilitar6. Al concluir el Frente Nacional, losgobiernos recurrieron decididamente a mecanismospropios del estado de excepcin. En 1978, el gobier-no Turbay expidi el Estatuto de seguridad que fa-cultaba a las Fuerzas Militares para aplicar la censuraa informaciones relacionadas con la protesta populary para juzgar sumariamente, adems, se fijaban penasde prisin de hasta cinco aos para quienes partici-

    paran en manifestaciones y se estableca el arresto dehasta por un ao a quienes ocuparan lugares pblicos.El Estatuto facult a las Fuerzas Militares para ejercerfunciones ejecutivas, legislativas y judiciales, hastaconstituirlas en un Estado dentro del Estado.

    En 1983, el cumul de inconformidades socialesy el auge de las luchas populares condujo al gobiernode Belisario Betancur a buscar salidas al conflictoarmado por la va del dilogo. Uno de los acuerdos

    alcanzados entre las FARC y el gobierno Betancursealaba que la insurgencia poda organizarse comoun partido poltico, de inmediato los acuerdos fueronrepudiados por los gremios econmicos y saboteadospor las Fuerzas Militares.

    El 30 de abril de 1985, los gremios econmicosafirmaron en un comunicado: necesitamos undespertar de las consciencias frente a estos peligrosrepresentados en la pretensin de algunos grupos,que al amparo de los acuerdos y la apertura polticaque se sta buscando, aspiran a darle el zarpazo finala nuestras instituciones para abrir paso a la anarquay el totalitarismo7. El comunicado fue firmado por

    6 Javier Giraldo, El paramilitarismo en Colombia, ayer y hoy,Medelln, Marzo 19 de 2003. http://www.javiergiraldo.org/IMG/pdf/El_Paramilitarismo_en_Colombia_ayer_y_hoy.pdf

    7 Laura Restrepo, Historia de una traicin (titulado poste-riormente Historia de un entusiasmo), Plaza & Jans, Bo-got 1986.

    Durante las ltimasdos dcadas el

    problema de latierra ha trasmutadoen el problemadel territorio, yaque al histricolatifundismo se hasumado la dinmicaextractivista que

    ha tendido apropiciar una vastareconguracindel territoriorural. Es decir,las comunidadesrurales que durantedcadas fueron

    desposedaspor el latifundioahora lo sontambin y en granproporcin por elintenso desplieguedel modelo dedesarrollo primarioexportadornanciarizado.

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    Conflicto y solucin poltica

    la Asociacin Nacional de Industriales(ANDI), la Asociacin Colombiana de Pe-queos Industriales (ACOPI), la Federacin

    de Ganaderos (FEDEGAN), La Sociedadde Agricultores de Colombia (SAC), laFederacin Nacional de Comerciantes(FENALCO), por Acoplsticos, Analdex,Camacol, Fasecolda, y la Asociacin deExportadores de Caf.

    A pesar de la reaccin de la clase domi-nante y del estamento militar, la insurgenciay amplios sectores del movimiento popular

    avanzaron en la conformacin de la UninPatritica (UP). En las elecciones de marzode 1986, la UP obtuvo una votacin quele permiti ocupar 14 curules en el Con-greso de la Repblica, 18 diputaciones enasambleas departamentales y 335 escaosen concejos municipales. En las eleccio-nes presidenciales del mismo ao alcanz330.000 votos. La UP entr a disputarle el

    poder poltico al monopolio bipartidista yen esa medida represent una posibilidadde cambio social que la clase dominanteno estuvo dispuesta a asumir. Entre 1985y 1989, ms de 3000 miembros de la UPfueron desaparecidos o asesinados por lasFuerzas Militares y paramilitares, entreellos, los candidatos presidenciales JaimePardo Leal y Bernardo Jaramillo Ossa. Elgenocidio de la UP signific la desaparicinde una generacin completa de dirigentessociales y polticos que contaban con la ca-pacidad y la voluntad para producir relevosgeneracionales y transformaciones polticasen la orientacin del Estado.

    En los aos posteriores, con la expedi-cin de la Constitucin Nacional de 1991,se generaron expectativas de moderniza-cin, descentralizacin y participacin, sin

    embargo, luego de ms de dos dcadas se haconstatado que dichos discursos fungieronms como cortinas de humo y dispositivosde legitimacin que como derroteros para la

    reforma democrtica del Estado. En el con-texto neoliberal, la democracia ha sido redu-cida al ejercicio electoral en el cual solamentetienen cabida las grandes empresas electora-les de las familias que durante dcadas hanostentado el monopolio del poder poltico.

    3. La independencia endosada ala geopoltica norteamericana

    A diferencia de otros estados de AmricaLatina, la clase dominante en Colombianunca tuvo iniciativa en generar inde-pendencia frente a los Estados Unidos. Elsometimiento de la clase dominante antelas polticas emanadas por ese pas fue con-tinuo durante el siglo XX. En el desenvol-vimiento de esta geopoltica durante el siglo

    XX y XXI se cuentan numerosos aconteci-mientos, entre los que se pueden enunciar

    http://www.semana.com/nacion/galeria/marcha-

    contra-la-reforma-de-la-salud/362811-3

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    los siguientes: la sustraccin territorial de Panam, la fraudulenta apro-piacin de los yacimientos petrolferos por parte de la Troco (TropicalOil Company), la aceptacin y obediencia de los dictados monetariosy financieros de la Misin Kemmerer8, la ejecucin de la masacre de

    las bananeras para complacencia de la United Fruit, la obsecuente sus-cripcin del Tratado Interamericano de Asistencia Recproca (TIAR), elenvo del batalln Colombia bajo el mando estadounidense a la invasinde Corea, la fidelidad a los anticampesinos consejos de la Misin Cu-rrie, la implementacin de la anticomunista Operacin LASO (Latin

    American Security Operation), la adscripcin a la Doctrina contrain-surgente de la Seguridad Nacional, el paramilitarismo y la formacinde las Fuerzas Militares bajo el pensamiento estratgico y los mtodosgenocidas del Departamento de Defensa, la postracin ante la moralinae hipcrita poltica antidrogas y la renuncia al ejercicio soberano de la

    justicia mediante la aceptacin de la extradicin de connacionales, laimplementacin del Consenso de Washington y el neoliberalismo y, aldespuntar el siglo XXI, el desenvolvimiento del criminal Plan Colom-bia, el posicionamiento de bases militares norteamericanas, el ingreso enla Alianza del Pacfico y la suscripcin del Tratado de Libre Comerciocon Estados Unidos en 2012. La dominacin estadounidense sobre Co-lombia ha sido tan sostenida, vasta y profunda que cabe preguntar si la

    8 Fred Rippy, El capital norteamericano y la penetracin imperialista en Colombia, OvejaNegra Bogot 1970.

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    Conflicto y solucin poltica

    paz que reclama Colombia es la que est dispuesto a apoyar el gobiernonorteamericano.

    Con el pretexto del combate a las drogas, Colombia se convirti enuno de los centros neurlgicos del intervencionismo global estadouni-

    dense9. Los Estados Unidos pusieron en marcha el Plan Colombia, elcual ha sido obsecuentemente ejecutado por parte de los gobiernos de

    Andrs Pastrana, lvaro Uribe y Juan Manuel Santos. Las fumigacionesdesarrolladas en el marco del Plan Colombia dieron grandes dividendosa las industrias militares y qumicas y empujaron los cultivos de coca yamapola hacia territorios ms inhspitos. El Plan Colombia y la polticade seguridad democrtica crearon las condiciones para el fortaleci-miento del poder militar estadounidense en Colombia y Amrica Latina.

    El actual debate sobre la paz implica la pregunta por la autodeter-minacin y la independencia, ya que mientras la clase dominante semantenga sujeta a la geopoltica norteamericana es poco probable que seden pasos sustantivos en el logro de las condiciones que reclama la pazde Colombia.

    9 Jules Dufour, La red mundial de bases militares de los Estados Unidos,Global Research, septiembre 24 de 2010. http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=21173

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    Conflictoysoluci

    npoltica

    La historia del

    conflicto armado:Pldoras para la memoria y lareconstruccin de la verdad

    Santos Alonso Beltrn Beltrn

    Profesor Ciencia PolticaUniversidad NacionalESAP

    La violencia en Colombia se ha convertido en ms que una ca-tegora histrica. En el recuento de los periodos de la historiade nuestro pas, la violencia poltica no solo ha sido una caractersticade las relaciones de poder, por el contrario, ha sido tal su relevancia que

    el periodo comprendido entre la muerte de Gaitn, abril de 1948, y elnacimiento de las guerrillas, en los aos de 1964 y 1965, se conoce comola gran violencia, o La Violencia, as con maysculas.

    Para algunos analistas, la violencia en el pas se ubica solamente haciamediados de siglo. Con esto parecen sugerir que el periodo inicial delsiglo XX colombiano, la Hegemona Conservadora, y aun el periodosubsiguiente, la Republica Liberal, se caracterizaron por la ausencia dela confrontacin o por lo menos por una calma pesada en la que lasdisputas polticas se gestionaron a travs de los canales civilizados de lademocracia y los procesos electorales. En algunas ocasiones se seala queel siglo XIX fue un siglo de guerras civiles, de violencia desenfrenada ycruel, pero que la Regeneracin y finalmente la Guerra de los Mil Das,serian la culminacin de este periodo de guerras para dar inicio a laconstruccin institucional pacifica del Estado-nacin colombiano.

    Por supuesto estas imgenes no se acercan a la realidad de la historianacional. Si bien el siglo XIX fue un siglo de guerras en el que las di-ferentes facciones de las clases dominantes se enfrentaron con el fin dedefinir la hegemona de un sector poltico sobre otro, el inicio del siglo

    XX no fue en lo absoluto un periodo de calma en la confrontacin sino

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    Conflicto y solucin poltica

    que desde sus inicios la violencia fue una acompaan-te estructural de los procesos histricos. La historianacional nos muestra cmo, desde muy temprano,

    la clase obrera sufra la persecucin y el asesinato desus lderes durante la temprana administracin deMarco Fidel Suarez. Adems, en los primeros aosdel siglo XX, la violencia contra los campesinos erauna constante en las disputas por la propiedad de latierra; el culmen de estas acciones contra las clasespopulares se vivi durante la agresin contra el mo-vimiento obrero que se gest en la zona bananera, laMasacre de las Bananeras. As, es claro que la violen-

    cia poltica en Colombia se ubica desde el inicio dela vida republicana del pas y que su relacin con lagnesis y desarrollo de la construccin institucionales incontestable.

    La gran violencia, La Violencia, que se desatcon el asesinato de Gaitn, fue una conflagracinque abraz buena parte del territorio nacional. Lospartidos polticos tradicionales vehiculizaron su di-ferencias mediante la hostilidad abierta de sus bases

    sociales que fueron llevados rpidamente a la seviciadel asesinato mutuo, mientras que los lderes de lospartidos siguieron su vida civilizada en la reparticindel poder burocrtico del Estado. La Violencia seconcentr de manera notoria en las regiones dondeel campesinado pobre estaba peleando por la propie-dad de la tierra contra los terratenientes, que habanincorporado a sus propiedades las mejoras hechas porlos campesinos, y eliminado los tmidos avances de laRevolucin en Marcha de Lpez Pumarejo. La vio-lencia bipartidista de mediados de siglo fue la formaen que avanz de manera violenta la contrarreformaagraria de los hacendados. Una estrategia que utiliza-ran de manera corriente en la historia del pas.

    A la violencia posterior al Bogotazo le sucede laviolencia revolucionaria de las guerrillas de primerageneracin. La constante en este periodo sigue sien-do la disputa violenta entre las clases dominantes ysectores emergentes organizados en torno a proyectos

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    guerrilleros, y adscritos, a su vez, a diversos espectrosideolgicos de izquierda. La violencia revolucionariaorquestada desde los proyectos guerrilleros se estrell

    con la respuesta ampliada del Estado y de gruposal margen de la ley organizados desde la institucio-nalidad, que con la orientacin la Doctrina de laSeguridad Nacional se ensaaron no solo contra losarmados, sino contra las organizaciones sociales queconsideraban cercanas a los procesos insurgentes.

    Luego, la violencia guerrillera surgida en lossesenta se mezcl con la irrupcin de la violenciade los narcotraficantes interesados en construir sus

    propios emporios econmicos para disfrutar su nuevariqueza, resultado de sus actividades delictivas. Laviolencia del narcotrfico en los aos ochenta, que enprincipio se dirigi a asegurar el disfrute de la riquezade los lderes de los carteles, luego mut hacia la con-solidacin de zonas de influencia poltica en dondelos proyectos e intereses de los narcotraficantes sepudieran desarrollar. En la defensa y aseguramientode los intereses econmicos de los narcotraficantes,

    las viejas clases dominantes regionales rpidamentese aliaron con estos nuevos ricos y dirigieron con ellosla presin violenta contra quienes perciban como susenemigos naturales: las guerrillas, que iniciaron unproceso de extorsin econmica en las regiones dondehacan presencia, y los movimientos sociales reivindi-cativos que se enfrentaban al afn narcotraficante deaumentar su dominio latifundista. Esta violencia fueel resultado de la combinacin funesta entre las elitesdelincuenciales del narcotrfico, las elites regionalesde la vida poltica y la institucionalidad regional querpidamente fue cooptada y puesta al servicio de losdueos del capital legal e ilegal. Por supuesto, el papelque jug la fuerza pblica en el escalamiento de laviolencia fue notorio. El ejrcito nacional, la polica yotras fuerzas se aliaron en lo regional con los ejrcitosprivados que estaban construyendo los narcotra-ficantes y las elites regionales, y en la lgica de elenemigo de mi enemigo, es mi amigo, y en tanto

    El papel que hanjugado las clases

    dirigentes en eldesarrollo delconicto armado,y la anuencia delEstado y sus fuerzasarmadas en laespiral de violenciaque ha baado

    de sangre el pasdurante los ltimoscincuenta aos, sonresponsabilidadeshistricas quedeben serreconocidas demanera abiertay pblica paraalcanzar la verdadhistrica sobreesta guerra.

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    Conflicto y solucin poltica

    que el capital mafioso, y aun el capital legal, poda comprar su lealtad,la fuerza pblica nacional se convirti en vagn de cola de la estrategiamafiosa de consolidacin poltica y econmica territorial.

    Los campesinos, los sectores obreros y populares y las organizacio-

    nes sociales fueron rpidamente pasto de esta violencia. Hacia los aosnoventa el avance de la para-institucionalidad era tal que los ejrcitosprivados no solo lograron la consolidacin en lo territorial, local yregional, sino que fueron capaces de proyectarse hacia lo nacional. Laviolencia paramilitar, que resea este momento de la historia nacional,lleg a extremos de crueldad y sevicia, pero a diferencia de los periodosanteriores tuvo tambin una dimensin nacional, en la que la sistema-ticidad lleg al extremo de convertirla en una industria de la muertecon hornos crematorios, fosas comunes, desaparicin de cuerpos pordesmembramiento, mutilacin, etc. Esta dimensin nacional y la siste-maticidad de su actuacin no habran sido posibles sin la colaboracinexpresa de las estructuras nacionales de la fuerza pblica, la anuencia delas autoridades locales y el financiamiento de los poseedores de capital.En este periodo, la violencia se ensa especialmente contra los campe-sinos, habitantes de zonas alejadas, donde las perspectivas de desarrollode infraestructura o de proyectos extractivos minero-energticos lashicieron rpidamente atractivas para el capital, pero tambin en zonasde importancia geoestratgica para la circulacin de drogas ilcitas, tr-fico de combustibles, personas, o cualquier actividad ilegal. La poltica

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    nacional fue permeada de manera acelera-da, y la representacin poltica electoral delo regional fue solo el primer momento del

    alcance nacional: alcaldes, gobernadoresy miembros de los rganos colegiados derepresentacin local fueron colonizados porestas fuerzas y puestos a su servicio, luegorepresentantes y senadores, y finalmente elejecutivo nacional, que fue cooptado por losejrcitos privados y sus financiadores.

    Para la primera dcada del siglo XXI, enColombia los ejrcitos privados financiados

    por el gran capital y los poderes mafiosos re-gionales, tolerados y en consonancia con elpoder local y en contubernio con las fuerzasarmadas, llevaron su acciones de las regionesapartadas a las grandes ciudades y, con ello,el paramilitarismo se convirti en un actorde envergadura nacional con capacidad dehacerse escuchar en todos los mbitos delpoder: en la economa lograron consolidar

    dinmicas de acumulacin de propiedad,bienes y recursos e iniciar grandes negociosde capital e impuestar al capital legal; en lopoltico, se hicieron contar en las eleccionesmediante la amenaza, el desplazamiento yla eliminacin fsica de los opositores polti-cos; en lo social, el paramilitarismo fue ca-paz de instaurar una moral tolerante con laviolencia desenfrenada, la riqueza fcil y lacorrupcin institucional. El paso siguientefue la colonizacin del poder nacional me-diante el patrocinio directo de la eleccindel presidente de la Republica.

    Los gobiernos de la Seguridad demo-crtica, los periodos de Uribe y Santos, sonproducto de esta dinmica de construccinpara-institucional. Aqu la violencia contralas clases populares lleg a su culmen. Comoelementos novedosos al desplazamiento de

    La paz debe cimentarseen la verdad, y esta

    en la aceptacin dela responsabilidad delEstado y sus gobernantes,de los militares y de losgrupos econmicos. Lasvctimas demandan queesto sea el paso inicialpara la reconstruccin

    de la verdad, y esta, asu vez, el primer peldaode la paz duradera quedeber completarse conlos cambios institucionalesque garanticen lasuperacin de lascondiciones sociales,econmicas y polticas quepermitieron el desarrollode la violencia contralas clases populares.

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    Conflicto y solucin poltica

    poblacin, la eliminacin fsica de los lderespopulares, los crmenes de las fuerzas para-militares y la exclusin social producida porel modelo imperante, se sum la comisin

    de asesinatos por las fuerzas militares quefueron presentados como bajas en combate,cuando en realidad eran asesinatos alevescontra personas civiles en indefensin, dis-capacitados o delincuentes, militantes delas organizaciones subversivas desarmadoso capturados, lderes sociales, etc. Estosasesinatos fueron conocidos de manera eufe-mstica como falsos positivos, su frecuenciafue tal que las cifras oficiales sobre bajas delos grupos insurgentes se inflaron de maneraexagerada con estos crmenes de Estado.

    La responsabilidad del Estado ylas clases dirigentes: un paso haciala reconstruccin de la verdad

    El papel que han jugado las clases diri-gentes en el desarrollo del conflicto arma-do, y la anuencia del Estado y sus fuerzas

    armadas en la espiral de violencia que habaado de sangre el pas durante los lti-mos cincuenta aos, son responsabilidadeshistricas que deben ser reconocidas de ma-

    nera abierta y pblica para alcanzar la ver-dad histrica sobre esta guerra. Las fuerzasmilitares que debieron oponerse de maneradirecta y radical a la formacin de las fu-nestas estructuras para-institucionales de laviolencia, no solo las toleraron sino que lasapoyaron abiertamente y operaron de ma-nera conjunta en las regiones. Los partidostradicionales en las regiones cohonestaroncon estos nuevos actores y se apalancaronen ellos para poder alcanzar mayor figu-racin regional y, luego, para asegurar suinfluencia nacional. Los medios masivosde comunicacin abrieron sus espacios deformacin de opinin para que el parami-litarismo y esa clase poltica emergente sebaaran de legitimidad y pudiera labrarseun lugar de aceptacin en la dinmica de laconfrontacin poltica y armada. El capital

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    legal e ilegal patrocin de manera abierta a estas estructuras y se benefi-ci de sus acciones para garantizar la seguridad de sus inversiones y paraallanar el camino cuando las organizaciones sociales o lo habitantes se

    oponan a su ingreso.La responsabilidad en este sentido no puede ser evadida ni difumi-

    nada. El Estado debe garantizar que los miembros de la fuerza pblicaque estuvieron envueltos en la estructuracin, actuacin y toleranciadel paramilitarismo reconozcan su culpa, pidan perdn a la sociedad ypaguen por los crmenes cometidos. Los grupos econmicos deben reco-nocer tambin su participacin y restaurar las comunidades que fueronafectadas, regresar los territorios usurpados e indemnizar a las vctimas,adems de comprometerse econmicamente a financiar los proyectos de

    restauracin del tejido social y econmico de las comunidades. Los parti-dos tradiciones no solo deben aceptar su culpa sino que deben garantizarla restitucin de los cupos de representacin poltica que perdieron lasfuerzas de oposicin vctimas del asedio militar y de la exclusin polticaque los detentadores del poder orquestaron contra ellos en las regiones.La posibilidad de resarcimiento de las vctimas por parte de los mediosde comunicacin parte por reconocer su responsabilidad, pero, adems,por comprometerse a reproducir la verdad y rectificar los infundios quepropalaron contra las organizaciones de izquierda y los lderes populares.

    La paz debe cimentarse en la verdad, y esta en la aceptacin de laresponsabilidad del Estado y sus gobernantes, de los militares y de losgrupos econmicos. Las vctimas demandan que esto sea el paso inicialpara la reconstruccin de la verdad, y esta, a su vez, el primer peldao dela paz duradera que deber completarse con los cambios institucionalesque garanticen la superacin de las condiciones sociales, econmicas ypolticas que permitieron el desarrollo de la violencia contra las clasespopulares. La paz debe estar construida sobre la verdad, la justicia, lareparacin integral de las vctimas y sus comunidades, pero, y funda-mentalmente, sobre la justica social.

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    Conflicto y solucin poltica

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    Subversionesintelectuales

    Notas sobre el fetichismode la informacin

    Renn Vega Cantor

    ProfesorUniversidad Pedaggica Nacional

    En el mundo contemporneo se usan en forma indiscrimina-da como si fueran sinnimos los trminos de informacin yconocimiento, con el objeto de implantar la transmisin de datos comola razn de ser de los procesos educativos, incluyendo los que se desarro-

    llan en la universidad. Es evidente que puede accederse a informacinsobre muchas cosas, estupideces incluidas, pero eso no significa tenerconocimiento de algo. Por si hubiera dudas, no es sino sufrir la torturacotidiana de leer un peridico convencional, escuchar la radio o, la peorde todas, ver un telenoticiero. En todos esos medios nos bombardeancon miles de datos informativos sobre una guerra, una epidemia, unacatstrofe, un crimen, un romance y al final no se entiende qu sucedini por qu. En el mbito de la informacin ninguna otra sociedad haballegado a un nivel tan enfermizo de manejar datos, cifras, chismes, comola actual, pero tampoco ninguna haba estado menos capacitada paraanalizar e interpretar esa informacin.

    La informacin es importante si es el punto de partida para generarsaber y conocimiento, de lo contrario, en s misma, no significa mucho,salvo capacitarnos para llenar crucigramas y ocuparnos con profundi-dad de los chismes de ftbol o farndula. Antes del capitalismo actual,en la mayor parte de los casos la informacin era nica e irrepetible,porque no existan medios para acumularla y, sobre todo, para replicarlamuchas veces. Eso es cosa del pasado, porque ahora a la informacin sela guarda y reproduce, gracias a los aparatos tecnolgicos y en especial al

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    Subversiones intelectuales

    computador. Por eso, se pueden formatear los datosy duplicarlos de manera mecnica y serial, sin queeso implique mucho esfuerzo. Eso es lo que hacen,

    justamente, los noticieros de radio y televisin, sinque se pregunten qu representa esa informacin niayuden a clarificar su sentido.

    El saber es algo ms complejo que la informacinporque supone un aprendizaje que puede ser doble:operativo (saber-hacer),para enfrentar algn proble-ma concreto (un panadero que hace bizcochos, unmecnico que arregla el desperfecto de una caera,un chofer que conduce con destreza un camin), o

    actitudinalpara saber ser o saber-vivir. A este l-timo en ingls se le denomina el know-how,un saberacumulado, producto de una experiencia especfica.

    En un tercer nivel se encuentra el conocimien-to sistmico, entendido como la capacidad decomprender en forma exhaustiva un asunto o unproblema, de tal forma que eso posibilite generarnuevos conocimientos. Desde luego, no existe unaseparacin de estos tres niveles, aunque el mximo

    nivel es el conocimiento sistmico, no porque seasuperior en el sentido discriminatorio del trmino,sino porque expresa una capacidad de abstraccincapaz de generar una visin efectivamente sist-mica, no codificable en procedimientos estndar.Es tambin un conocimiento tcito, porque es elresultado de un proceso de aprendizaje y acultu-racin personal y social, que no se puede separar niexpropiar de quien lo posee. Por su parte, el saberdebe ser comprendido como un tipo de conocimien-to ms especializado, ms concreto y restringido,que se ubica a medio camino entre el aprendizajeoperativo, que se transmite por el lenguaje a travsde procedimientos codificados, y el desarrollo denociones conductuales que tienen su origen en com-portamientos sociales de tipo imitativo (aprendizajemimtico). Mientras que, a su vez, la informacines expresin de un saber que no tiene valor por

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    s mismo, sino que es necesario para alcanzar unaforma de saber codificado1.

    En sntesis, la informacin importa si se usa para

    algo, pero como tal no es suficiente en el procesodel conocimiento o, para ser ms exactos, se ubicaen el primer peldao, que tiene significacin siemprey cuando pasemos a otro peldao, al del saber, o aldel conocimiento tcito. Dicho de otra forma: Siel conocimiento sistmico es comprensin, y poten-cialmente accin, el saber es la aplicacin operativamaterial y/o inmaterial. La informacin es el instru-mento que permite la difusin. En otras palabras el

    conocimiento engloba el saber, y este ltimo englobala informacin como su correa de transmisin 2.

    La diferenciacin sealada adquiere una impor-tancia adicional si la situamos en el nivel de profun-didad, de una parte, y su velocidad de difusin, deotra, puesto que existe una correlacin inversa entreesas dos propiedades del conocimiento. En efecto, en-tre ms profundo sea el conocimiento, menor va a sersu velocidad de difusin, al tiempo que esta velocidad

    de difusin tambin depende del soporte tcnico-mecnico y de la posibilidad de generar procesosde codificacin y estandarizacin que permitan sucomunicacin. En la medida en que el conocimientosea ms simple, por ejemplo pura informacin, esms fcil empaquetarlo en soportes de transmisin,como lo vemos a diario con un partido de futbol,que no requiere de ninguna comprensin especficay puede ser fcil y rpidamente difundido a travsde la televisin. Es algo ms complicado codificarel saber, pues requiere ciertos niveles de formaciny especializacin, pero se logra, como se demuestra,por ejemplo, con los cursos de cocina, carpintera yotros saberes que se difunden a travs de manuales deenseanza. A diferencia de los dos anteriores niveles,

    1 Andrea Fumagalli,Bioeconoma y capitalismo cognitivo. Haciaun nuevo paradigma de acumulacin,Traficantes de Sueos,

    Madrid, 2010, pp. 96-97.2 Ibd., p. 98.

    Hoy existeun volumen

    impresionante yesquizofrnicode informacinque nada tieneque ver con elconocimiento, yaque en su conjuntola sociedad es cada

    vez ms ignorante,aunque hayanms titulados yespecialistas, y losdatos mismos sehan convertido enun simple recursoque es controladoy apropiado porlas corporacionestransnacionales,que beneciaa una minorainsignicante.

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    Subversiones intelectuales

    el conocimiento propiamente dicho por su profundidad y carcter complejo es mucho msdifcil de transmitir en forma rpida y mecnica. Por ello, la transmisin de este conoci-miento puede darse principalmente en la comunicacin directa entre sus portadores, estoes, por medio del cerebro humano y no de mquinas codificadoras, porque justamente setrata de conocimiento tcito. Como ejemplo, puede sealarse que es casi imposible apren-

    der algo sobre fsica terica a travs de Internet3.A la larga, las diferencias mencionadas entre conocimiento, saber e informacin pueden

    reducirse a la contraposicin entre conocimiento tcitoy conocimiento codificado,una di-cotoma que se explica no tanto por su profundidad sino por la capacidad y velocidad detransmisin. Si el conocimiento se considera como un flujo, involucra a muchos individuos,a una comunidad y adquiere, a su vez, una dimensin personal y social. Esto aade un nue-vo elemento a los hasta aqu contemplados, que puede denominarse como lasocialidad.Lascaractersticas de estos tres niveles de conocimiento se muestran en el siguiente esquema:

    NIVELES DE CONOCIMIENTO

    Grado de profundidad Grado de difusin Grado de socialidad

    Alto Conocimiento Informacin Informacin

    Medio Saber Saber Saber

    Bajo Informacin Conocimiento Conocimiento

    Fuente: Andrea Fumagalli,Bioeconoma y capitalismo cognitivo. Hacia un nuevo paradigma de acumulacin,Traficantes de Sueos, Madrid, 2010, p. 99.

    3 Ibd.

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    A partir de lo planteado, puede con-cluirse que el concepto de conocimientoha sido reducido a informacin y acumu-lacin de datos, y no es considerado como

    contextual y situado histricamente, lo cualslo es posible por la existencia de un sujetoconocedor. El conocimiento es un procesode elaboracin en el que se obtiene un re-sultado que se deriva del trabajo del cerebroque procesa la informacin a la que se acce-de a travs de los sentidos. El conocimientoreside en el cerebro y el fruto de complejosprocesos mentales de los seres humanos, enrazn de lo cual todo lo que proviene delexterior puede considerarse como informa-cin. Decir esto rie con la falacia tecnocr-tica de que las mquinas pueden conocer,como si no fueran los seres humanos los quepiensan, crean, aplican el conocimiento,para lo cual acta el intelecto que procesay relaciona datos, a partir de determinadosintereses y fines.

    La aclamada sociedad de la informacin (o era de lainformacin) es, al mismo tiempo, la poca de la ms terrible

    desinformacin, porque el exceso de datos y mensajes quese producen a diario desmoviliza, desconcierta y apabulla.Ese volumen de informacin crece en forma exponencial yse duplica al cabo de pocas semanas, lo cual en lugar deayudar a que se reexione sobre un problema lo oculta,ya que no genera tiempo ni elementos de discernimientopara meditar con calma. Ante la falta de una capacidadcrtica que discierna esa informacin no se puede hablar

    de conocimiento, sino ms bien de ignorancia.

    Hoy existe un volumen impresionantey esquizofrnico de informacin que nadatiene que ver con el conocimiento, ya queen su conjunto la sociedad es cada vez ms

    ignorante, aunque hayan ms tituladosy especialistas, y los datos mismos se hanconvertido en un simple recurso que es con-trolado y apropiado por las corporacionestransnacionales, que beneficia a una mino-ra insignificante.

    La aclamada sociedad de la informa-cin (o era de la informacin) es, al mismotiempo, la poca de la ms terrible desinfor-macin, porque el exceso de datos y men-sajes que se producen a diario desmoviliza,desconcierta y apabulla. Ese volumen deinformacin crece en forma exponencialy se duplica al cabo de pocas semanas, locual en lugar de ayudar a que se reflexionesobre un problema lo oculta, ya que nogenera tiempo ni elementos de discerni-miento para meditar con calma. Ante lafalta de una capacidad crtica que discierna

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    Subversiones intelectuales

    esa informacin no se puede hablar de conocimiento, sino ms bien de ignorancia. Al seraplastados por los volmenes crecientes de informacin se genera una infoxicacin,que esun poco la contradiccin lgica entre lo que aparece como infinito e inconmensurable lainformacin y la finitud de cada uno de nosotros. Jorge Luis Borges plantea claramente

    esta contradiccin, cuando habla de la biblioteca de Babel:

    La primera impresin fue de extravagante felicidad. Todos los hombres se sintieron

    seores de un poder intacto y secreto. No haba problema personal o mundial, cuya

    elocuente solucin no existiera. [] A la desaforada esperanza, sucedi, como es

    natural, una depresin excesiva. La certidumbre de que algn anaquel en algn

    hexgono encerraba libros preciosos y de que esos libros preciosos eran inaccesibles,

    pareci casi intolerable4.

    En realidad, las denominadas sociedad de la informacin y sociedad del conocimientoson un artificio conceptual urdido con la explcita finalidad de oscurecer la existencia delas relaciones capitalistas, profundamente injustas y desiguales, dejando de lado el anlisisde esas relaciones y centrndose en forma fetichista en la funcin de unos nuevos artefactostecnolgicos, a los que se concibe como revolucionarios. A estos artefactos se les atribuyevida propia y se les dota de una capacidad inherente de solucionar los grandes problemasde la humanidad, que ha acentuado el capitalismo, entre ellos el de la educacin. Estefetichismo tecnolgico no solo oculta, sino que al mismo tiempo legitima la conversin de

    4 Jorge Luis Borges, La biblioteca de Babel, en Obras Completas,Editorial EMECE, Buenos Aires, 1974, p.468.

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    todo lo existente en mercanca y exalta las supuestas virtudes liberadorasy emancipadoras de los computadores como instrumentos aparente-mente neutros que a todos nos va a beneficiar. En el plano especfico

    del conocimiento, se le confunde con la informacin, y la educacincomo proceso es socavada de tal forma que se le reduce a ser una simpleinstancia en la cual se difunde informacin.

    La brecha digital y la brecha cognitiva en lugar de disminuirse con laexplosin de la informacin tienden a acentuarse, por la sencilla raznque no se explican a partir de la informacin misma, sino algo msde fondo: la desigualdad de base que existe en la estructura social, yque no se remedia con darle artefactos tecnolgicos a los pobres, comose demuestra con la proliferacin de telfonos celulares. Ser que la

    posesin de un mvil, aparte de generar un culto esquizofrnico a lacomunicacin, ha servido para reducir la diferencia de clase, la opresinde gnero o el racismo?

    Existe, adems, un culto a la novedad de las Tecnologas de la In-formacin como si fueran lo mejor y lo nico extraordinario que le hasucedido a la humanidad, y como si antes no hubiera acontecido nadadigno de inters. Este culto solipsista por el presente como algo sin pa-rangn lleva a sobrevalorar lo que se produce hoy y a desconocer, en unamuestra de amnesia histrica cada vez ms generalizada, los procesos

    histricos que nos antecedieron, en los cuales a su modo fue importantela informacin y el conocimiento. Peter Watson lo ha planteado en for-ma rotunda:

    El ao 2005 no puede competir con 1905 en trminos de inno-

    vaciones importantes. El anuncio de la semana pasada de que

    cientficos britnicos y coreanos haban clonado con xito embrio-

    nes humanos no hace sino reforzar este punto [] Nos congra-

    tulamos por vivir en una poca interesante, pero no es ste un

    ejemplo ms de la ceguera particular que nuestra era solipsista

    tiene sobre s misma, una forma ms grave por la cual la princesa

    Diana puede ser calificada como la britnica ms importante (o

    era la segunda ms importante?) de todos los tiempos?5

    5 Citado en Antoni Brey, La sociedad de la ignorancia. Una refexin sobrela relacin del individuo del conocimiento en el mundo hiperconectado, en

    Goncal Mayos y Antoni Brey (Editores), La Sociedad de la ignorancia,Editorial

    Pennsula, Barcelona, 2011, p. 47.

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    Subversiones intelectuales

    http://www.lapatria.com/sites/default/files/imagenprincipal/2013/Feb/marcha_ley_30_-_mm_a01.jpg

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    CapitalismoenCri

    sis

    Cmo enfrentar a los

    fondos buitre y alimperialismo financiero*

    Eric Toussaint

    Presidente del CADTM(Comit Internacional para la Anulacinde la Deuda del Tercer Mundo)Profesor titular de la Universidad de L ieja (Blgica)

    Voy a comenzar inmediatamente el tema, a partir de unamirada sobre los fondos buitre. En primer lugar, diraque los fondos buitre son la versin extrema del capitalismo finan-

    ciero. La versin extrema, es decir, que es la vanguardia y detrs estnlos batallones, que se llaman Goldman Sachs, Santander, J. P. Morgan,BBVA, City Bank, etc.

    La sentencia del juez Griesa intenta hacer retroceder a Amrica La-tina a la situacin de final del siglo XIX y de la primera parte del siglo

    XX, cuando Estados Unidos tena la posibilidad de intervenir, al igualque otros acreedores, de manera directa para forzar el pago de la deuda.

    As, pues, es un desafo muy importante haber previsto el tema en el pro-grama, como lo hicieron los organizadores, en trminos de alternativade la doctrina Drago1.

    * Discurso pronunciado el 19 de septiembre de 2014 en Caracas (Venezuela) en el ForoInternacional: Alternativas al imperialismo financiero y los fondos buitre. Fuente:www.cadtm.org/Como-enfrentar-a-los-fondos-buitre,10675 (ligeramente editado).

    1 La doctrina Drago recibe su nombre por el ministro de Relaciones Exteriores ar-gentino, Luis Mara Drago, quien la anunci en 1902. El motivo fue el bloqueo na-val contra Venezuela llevado a cabo por las armadas de Reino Unido, Alemania eItalia ante el impago de la elevada deuda externa acumulada por Venezuela, cuyopresidente, Cipriano Castro, se negaba a pagar. Pese a que la doctrina Monroe loexiga, Estados Unidos se neg a defender a Venezuela con el argumento de que noayudara en casos de negativa de pagos de deuda. Frente a esto, la doctrina Drago

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    Capitalismo en Crisis

    Hay en realidad dos doctrinas: la Doctrina Dragoy la Doctrina Calvo2. Ambos eran juristas argentinos.Calvo, el primero que emiti la doctrina, dijo que

    los pases de Amrica Latina tenan que arreglar loslitigios con extranjeros por la va de su jurisdiccinnacional y no podan delegar a la justicia de EE.UU.o de otro pas dictar una sentencia sobre un litigio.Drago, que en 1902 ejerca como ministro de Rela-ciones Exteriores de Argentina, retom una parte dela doctrina Calvo, la hizo suya y aadi que no sepoda utilizar la fuerza militar para exigir el pago deuna deuda externa. En la poca supuso todo un deba-

    te diplomtico porque, por supuesto, EE.UU estabatotalmente en contra, tanto de la doctrina Dragocomo de la doctrina Calvo.

    Mientras tanto, los pases de Amrica Latina enlos aos veinte y treinta comenzaron a adoptar e in-corporar en sus constituciones nacionales elementosde las dos doctrinas. Y todo el tema de la ofensivaneoliberal desde los aos ochenta por estas tierras hasido destruir la aplicacin de esa doctrina, lo que hace

    que, por ejemplo, que en la Constitucin argentinaest todava claramente presentes las doctrinas Dragoy Calvo. Pero, en la prctica, a partir de la dictaduracvico-militar de 1976, Argentina renuncia en loscontratos de emisin de bonos de deuda a su sobera-na y a su inmunidad. Y desde entonces delega en la

    justicia de EE.UU. la posibilidad de dictar sentencia.

    estableci que ningn pas extranjero poda utilizar la fuer-za para hacer pagar una deuda. Si bien la doctrina Drago seinspir en la tambin argentina doctrina Calvo, ambas nodeben ser confundidas.

    2 La doctrina Calvo de Derecho Internacional hace referenciaal jurista argentino Carlos Calvo (1824-1906). sta sealaque quienes viven en un pas extranjero deben realizar susdemandas atenindose a la legislacin local de ese pas, sinrecurrir a presiones diplomticas ni intervenciones arma-das. En cuanto a las vas diplomticas internacionales, nopodra recurrirse a ellas hasta que no se hubieran agotadolas vas jurdicas locales. Varias Constituciones de AmricaLatina recogen esta doctrina Calvo.

    http://www.moir.org.co/IMG/arton7758.jpg

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    Lo que est ocurriendo con el juez Griesa claroque debemos condenarlo. Tenemos que condenar esainjerencia de EE.UU. y del juez en asuntos de Argen-

    tina. Pero, para enfrentar esta injerencia es necesariopara los pases de Amrica Latina volver a poner enla prctica las doctrinas Calvo y Drago. Es decir,cuando los pases de Amrica Latina emiten bonosdeben poner en el contrato que en caso de litigioes la justicia local, la justicia nacional, la que tieneque dictar sentencia. Esto es fundamental, sera unprimer paso para enfrentar la situacin actual y evitaruna extensin de la ofensiva tipo Griesa contra otros

    pases de Amrica Latina.Creo tambin que, hablando de alternativas es

    importante convencer a otros pases de AmricaLatina acerca de seguir el camino elegido por Bo-livia, Venezuela y Ecuador, que decidieron salir deltribunal del Banco Mundial3. Estos tres gobiernos,comenzando por Bolivia, que tom esa decisin en2008, decidieron renunciar a su participacin comoparte del tribunal del Banco Mundial sobre litigios

    en materia de inversiones. Y sera muy bueno paraAmrica Latina que un pas como Argentina tomaraesa misma decisin. Brasil la haba tomado antes, yaque no reconoce la competencia del CIADI. QuizBrasil es de los pases de Amrica Latina que, por tra-dicin como superpotencia regional, es el que afirmams su soberana y firma pocos tratados que deleguensu soberana a otras jurisdicciones.

    Pero ms all de esto como lo subray Luis Bil-bao, abordar la problemtica de los fondos buitrenos obliga a volver sobre el tema de la deuda externa.Una deuda externa que en gran parte es deuda ileg-tima.

    Una parte de la deuda contratada que paga hoyArgentina es una herencia de la deuda contratada porla Junta militar entre 1976-1983. Es una herencia dela deuda contratada por Carlos Menem en los aos

    3 Este tribunal del Banco Mundial es el Centro Internacionalde Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones, CIADI.

    La deuda externase convierte,

    nuevamente,en un poderosoinstrumento paratratar de subordinara los pueblos deAmrica Latina,para tratar deobligar en los

    aos venideros avolver a polticasneoliberales, comose est haciendo enEuropa, que hoy enda es el epicentrode la ofensiva delcapital contra eltrabajo; de losacreedores contralos deudores.

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    Capitalismo en Crisis

    noventa, cuando implement una polticaneoliberal brutal. Es una herencia delMe-gacanje organizado por Domingo Cavalloen el ao 2001 cuando era ministro deEconoma del gobierno de De La Raquien cay bajo la presin de la calle dela ra, en diciembre de 2001.

    Qu hizo el presidente Rodrguez Saa,

    presidente durante una semana, la ltimasemana de diciembre de 2001? Decide unasuspensin unilateral del pago de la deuda,manifestando (si mal no recuerdo) que:mientras no haya pleno empleo en el pas,suspendo el pago de la deuda. Se suspendiel pago de una deuda comercial por unos 90mil millones dlares durante el perodo queva de 2001 a 2005. Gracias a esto Argen-tina logr recuperar el nivel econmico y,aprovechando el aumento de los precios desus exportaciones, a partir de 2003, pudoinvertir en desarrollo econmico y teneruna verdadera recuperacin.

    Hubo entonces la reestructuracinde deuda, a partir de 2005, mediante lacual Argentina realiz un canje de deuda,logrando con ello una quita importantede sta, pero, al mismo tiempo, acept

    reconducir la delegacin de la jurisdicciny la renuncia a la soberana, y consinti lainmunidad en los nuevos contratos. Y, lue-go en 2010 reabri el canje de deuda, coniguales caractersticas.

    Entonces, claro, denunciamos a losfondos buitre. Pero hay que darse cuen-ta de que si nosotros mismos cometemos

    errores, los enemigos van a aprovecharse deellos. Pueden apoyarse en estos errores deestrategia o de tctica para imponer, en laprctica, sus intereses.

    Quiero volver al tema de la deuda, yaque se convierte, nuevamente, en un pode-roso instrumento para tratar de subordinara los pueblos de Amrica Latina, para tratarde obligar en los aos venideros a volver apolticas neoliberales, como se est hacien-do en Europa, el lugar de donde vengo, yque hoy en da es el epicentro de la ofensivadel capital contra el trabajo; de los acreedo-res contra los deudores.

    Creo que no es descartable una nuevacrisis de la deuda externa en los aos venide-ros, que puede afectar a Amrica Latina pordos razones: EE.UU va a aumentar la tasade inters a nivel internacional. Es ya una

    http://www.notimundo.in/2013_06_09_archive.html

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    decisin, lo anunci. Lo hace por etapas y, sibien todava la tasa de inters es muy baja, elaumento va a venir en los prximos meses yaos: es absolutamente claro. Y la otra raznes la reduccin de los precios de las materiasprimas. Eso tambin es una posibilidad parael futuro. Si coincide un aumento de la tasade inters internacional y una baja en los

    precios de las exportaciones de petrleo, desoja (de Argentina), de minerales, etc., otravez Amrica Latina puede caer en la trampade la deuda pblica soberana como ocurrien los aos ochenta. Y para salir de esto creoque hay que combinar varias estrategias. Es-tamos aqu discutiendo alternativas.

    Creo que lo que nos demuestra la his-toria es que, a travs de actos soberanosunilaterales basados en el derecho interna-cional, un pas puede obtener el respeto delos intereses de su pueblo. Y eso remonta yaal siglo XIX, cuando el primer presidentede raz indgena de Amrica Latina, Benito

    Jurez, indgena zapoteca, decidi en 1861como presidente de Mxico suspender elpago de la deuda con Francia y Londres,lo que implic luego una intervencin mi-litar francesa para imponer al emperador

    Por qu no actuar de manera soberana unilateral, perofundado en argumentos de derecho internacional, para

    respetar la deuda social contratada con el pueblo ycombinar esto con acelerar, en Amrica Latina, la activacindel Banco del Sur, instituir el control del movimiento decapitales donde no exista, mantener o instituir el controlcambiario, atacar a la banca privada para socializarla ydecretar el monopolio pblico sobre comercio exterior?

    Maximiliano, que fue ms tarde derrumba-do por la resistencia del pueblo mexicano yla victoria de Benito Jurez. Ese emperadorimpuesto por Napolen III fue ejecutadoen 1867 por el ejrcito mexicano victoriosocontra Francia.

    Hay que recordar tambin, porque estoyhaciendo un poco de historia, que Carlos

    Marx escribi (en 1867) en el captulo 31 deLibro I de El Capitallo siguiente: la DeudaPblica, en otros trminos, es la alienacindel Estado ya sea desptico, constitucionalo republicano, marca con su impronta la eracapitalista. La deuda pblica opera comouno de los agentes ms enrgicos de la acu-mulacin primitiva. Con las deudas pbli-cas nace un sistema de crdito internacionalque oculta a menudo una de las fuentesde la acumulacin primitiva capitalista.Volvemos de nuevo a la deuda pblica, quepuede transformarse en los aos veniderosen un instrumento de dominacin.

    Pero pasando al siglo XX debemos re-cordar que, cuando se inici la revolucinmexicana, en 1914, una de las primerasdecisiones de Emiliano Zapata y Pancho

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    Villa fue la suspensin del pago de la deuda4. Mxicosuspendi el pago entre los aos 1914 y 1942 y logrimponer a los acreedores una quita de la deuda del

    90% tal como exista en 1914, es decir, sin ningninters agregado. Una victoria total que demuestra laimportancia de un acto soberano unilateral frente alos acreedores.

    En los aos treinta, catorce pases de AmricaLatina suspendieron los pagos de su deuda externa:Cuba, en 1933; Brasil con Getulio Vargas organizen 1933 una auditoria de la deuda y logr a partirde la misma una quita del 60% a travs de una

    reestructuracin en 19435. Y si se hace una compa-racin entre los pases que suspendieron el pago de ladeuda en los treinta y los que siguieron pagando, sonaquellos que suspendieron el pago los que, a pesar derepresalias, lograron un crecimiento ms alto que losdems pases.

    En los ltimos aos, tomemos el caso de Ecua-dor. Form parte de la Comisin Presidencial de

    Auditora de la Deuda creada por el presidente Rafael

    Correa en 20076. La misma estuvo integrada por 18personas, 12 de las cuales fueron ecuatorianos y 6 deellas internacionales. Alejandro Olmos Gaona de Ar-gentina, entre otros. Esta Comisin analiz la deudacontratada por Ecuador entre 1976 y 2006 y luego de14 meses de trabajo remiti el resultado al gobiernode Rafael Correa7que, en noviembre de 2008, deci-di suspender el pago de manera unilateral de una

    4 Ver Eric Toussaint, Mxico: El escndalo silencioso de ladeuda externa y del modelo neoliberal, publicado en juliode 2002, http://cadtm.org/Mexico-El-escandal...

    5 Eric Toussaint. Retorno al pasado: puesta en perspectivade la crisis de la deuda. En el libro: La bolsa o la vida. Lasfinanzas contra los pueblos. Eric Toussaint. CLACSO, ConsejoLatinoamericano de Ciencias Sociales, Buenos Aires, Ar-gentina. 2004. p. 448. ISBN: 987-1183-04-6 Disponible enla World Wide Web: http://bibliotecavirtual.clacso.org...

    6 Ver http://www.auditoriadeuda.org.ec/in...

    7 Ver el informe final de la CAIC http://www.auditoriadeuda.org.ec/in...

    http://www.rebelion.org/noticia.php?id=176215

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    parte de la deuda comercial. Tena el dinero para pagar pero dijo: Esuna deuda ilegtima, no hay razn para pagar una deuda ilegtima, ylogr imponer a los acreedores, basado en el resultado de la auditoria,

    una quita de 70% en junio de 2009. Aqu hubo una diferencia entre lasdecisiones que se tomaron en la Argentina de los aos 2000 y Ecuador,que hizo una auditora y, a partir del resultado de la misma, una recom-pra de ttulos de deuda externa (no un canje) a 30 centavos de dlar. Deesta manera, no existi la posibilidad de que Ecuador fuese enjuiciadopor EE.UU., ya que los ttulos dejaron de existir. No hubo canje. De loque cabe sacar una importante leccin.

    Tercer ejemplo: Europa se ha convertido, como ya se mencion, enel epicentro de una brutal ofensiva neoliberal capitalista de los ltimos

    aos. Grecia se convirti en un pas similar a los de Amrica Latina o deAsia de los aos ochenta y noventa. Es decir, sometido a los dictmenesdel FMI y de los acreedores. Pero, hay una experiencia poco conocidatanto en Europa como en el resto del mundo, y es el caso de Islandiaque en 2008 vio la bancarrota total de su sistema bancario como lohaba conocido Ecuador en 1999. Islandia, con una movilizacin po-pular muy fuerte, decidi no pagar su deuda externa al Reino Unido ylos Pases Bajos. Reino Unido protest de manera muy ruidosa contrala decisin unilateral de no pago y consider a Islandia como un pas

    terrorista equivalente a Al Qaeda, congelando los haberes de Islandiaen Reino Unido.

    A pesar de esto, a partir de una movilizacin popular y de dosreferndums, la poblacin de este pas oblig a su gobierno a no pagarla deuda desde 2008 hasta la fecha, tanto a Reino Unido como a PasesBajos, convirtindose en un acto soberano unilateral, que permite aIslandia un crecimiento econmico mayor que el del resto de Europa.

    Y podemos comparar a Islandia, que se rebel frente a los acreedores,con Grecia, que acept su dominacin, y que como consecuencia tieneuna cada del PIB del 20% comparable a la que tuvo Argentina entre1999 y final de 2001 e inicio de 2002. Entonces, un argumento muyfuerte es que los pases tienen el derecho de adoptar o tomar actossoberanos unilaterales.

    Imaginar que una justicia internacional va a dar la razn a Venezue-la, a Argentina, a Ecuador es soar con un mundo que todava no existe.Se deben tomar actos soberanos unilaterales. EE.UU. lo hace todos losdas. Toma actos soberanos unilaterales cada da, por malas razones:embargo contra Cuba o apoyo a Israel, por ejemplo. Israel multiplica

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    Capitalismo en Crisis

    los actos soberanos unilaterales, que lo llevan casi al genocidio del pueblo palestino. Y, sinembargo, no ocurre nada

    Por qu no actuar de manera soberana unilateral, pero fundado en argumentos dederecho internacional, para respetar la deuda social contratada con el pueblo y combinaresto con acelerar, en Amrica Latina, la activacin del Banco del Sur, instituir el control delmovimiento de capitales donde no exista, mantener o instituir el control cambiario, atacara la banca privada para socializarla y decretar el monopolio pblico sobre comercio exterior?Creo que Luis Bilbao termin diciendo: no hay solucin sin programa o revolucin so-cialista. Esto forma parte de la reivindicacin socialista transitoria hacia el Socialismo. Espreciso ir ms all de la denuncia del imperialismo a nivel retrico y de los fondos buitrepara pensar cmo hacer la integracin de los pueblos y volver al camino indicado por HugoChvez, cuando llamaba a la construccin del Banco del Sur, a la integracin de los Pueblosy a la institucin de mecanismos de integracin en favor de los Derechos Humanos.

    http://www.semana.com/nacion/galeria/marcha-contra-la-reforma-de-la-salud/362811-3

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    Fractura hidrulica (fracking)

    Crisis capitalista yneoliberalismo energtico

    Jos Francisco Puello-Socarrs

    Universidad Nacional de San Martn (UNSAM - Argentina)

    Fundacin de Investigaciones Socialesy Polticas (FISyP - Argentina)

    La crisis energtica hoy en curso: la escasez absoluta y relativa delas fuentes y reservas fsiles no renovables y minerales (dichosea de paso: insumos decisivos para el modo de produccin capitalista,empezando por el petrleo, el carbn, las llamadas tierras raras, etc-

    tera) se constituye en una de las dimensiones claves que convergen en elcuadro de complejidades que exhibe actualmente la Crisis del capitalis-mo de poca. De hecho, la crisis energtica en particular reproducefrac-talmentelas caractersticas esenciales y orgnicas de la Crisis en generaly, en este sentido, resulta ser tambin una crisis de carcter estructural,global y de largo plazotanto desde el punto de vista retrospectivo comoms grave an prospectivo. De all que revelar las especificidades y elrol que implica la cuestin energtica dentro de esta Crisis es un ejerciciopoltico trascendental.

    En la anterior Crisis capitalista, ms conocida como La Gran Depre-sin, los problemas energticos nunca llegaron a ser crticos. Tampocofueron poltica, econmica ni socialmente problematizados. Cierta-mente, no haba razones concretas ni realidades materiales para que lacuestin energtica se tornara un componente que preocupara demasia-do. Una cuestin muy diferente, por el contrario, se planteara con estaCrisis la cual no hay que olvidarlo debuta precisamente, entre otrasrazones, con una crisis (mundial) del petrleo (1968-1973), un sucesoque progresivamente se actualiza hasta nuestros das con el anuncio para

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    Capitalismo en Crisis

    el ao 2006 del Pico (global) [Peak Oil]1, es decir, elpunto mximo de la oferta petrolera sin alcanzar a sa-tisfacer la demanda que crece sin cesar2. La Agencia

    Internacional de Energa (AIE), por ejemplo, en uninforme reciente (2013) y que cubre las perspectivasen este terreno, indicaba que la extraccin de petr-leo en las actuales explotaciones petroleras [caera] enms de 40 millones de barriles diarios hasta 2035.(http://bit.ly/1wG75rv)

    En este marco y ms especficamente en lo re-lacionado con el petrleo y el gas insistimos, lasavia que mueve al mundo contemporneo (Vega

    Cantor) es donde surge a gran escala el (an re-lativamente desconocido) mtodo de extraccin depetrleo y gas no convencional o fractura/fraccio-namiento hidrulico (fracking)3, el cual ms allde ser simplemente una tcnica emergente de explo-tacin de hidrocarburos aparece como un sntomaeconmico-poltico fruto de la crisis energtica yque sintetiza paradigmticamente los detalles ms

    1 Un grupo de cientficos reunidos alrededor del Berlin-basedEnergy Watch Group (EWG) haban sugerido el ao 2006como el ao del Pico del Petrleo, y desde 2008, anticipa-ban el declive productivo. La teora de Olduvai (RichardDuncan) ratificaba que en julio de 2008 se habra alcanzadola mxima produccin de todos los tiempos y pronosti-caba un declive final inminente. Cfr. Renn Vega Cantor,Crisis de la civilizacin capitalista: mucho ms que unabreve coyuntura econmica en Estrada lvarez, Jairo, Cri-sis capitalista, economa, poltica y movimiento, Bogot: Espa-

    cio Crtico, 2009, p. 74.2 Wim Dierckxsens, Antonio Jarqun y Paulo Campanario, Si-

    glo XXI: crisis de una civilizacin Fin de la historia o el comienzo

    de una nueva historia?Quito: Editorial IAEN, 2011, p. 22.

    3 Al igual que con el mtodo tradicional, se comienza porexcavar un pozo ver tical, y a partir de all, se extienden per-foraciones horizontales, que penetran a lo largo de la rocamadre, por donde se inyecta a presin una mezcla de agua,arena y qumicosque fractura la roca liberando el gas y elpetrleo que antes resultaba inaccesible. Los qumicosayudan a la liberacin de las sustancias, mientras que laarena cumple la funcin de llenar las grietas y apuntalar lascavidades para que no se cierren (http://bit.ly/1r0JA93)

    http://www.san-juan-de-dios.com/ | Fotografa: Nicols van Hemelryck

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    despeja cualquier tipo de dudas sobre elsignificado de fondo en un tema que ms

    all de ser una cuestin de mtodo o tcnicaes una cuestin poltica involucrada con lacrisis capitalista en general y con los ruidosen la hegemona usamericana en particular.

    Por ello, uno de los impulsores msincisivos en extender e intensificar la uti-lizacin del fracking a nivel mundial esEstados Unidos. No resulta una casualidadni mucho menos que con la profundizacinde la crisis capitalista, en especial desdeel ao 2008, el fracking ya no sea tenidosimplemente como una tcnica adicional deextraccin sino que sea visto como una pol-tica estatal clave y haya sido elevada inclusoa un problema de seguridad nacional para lapotencia norteamericana.

    Al interior de los Estados Unidos la frac-tura hidrulica viene siendo interpretadacomo laoportunidad no slo para resolver

    significativos que expresa esta Crisis delcapitalismo contemporneo.

    Neoliberalismo energtico, crisise integracin imperialista

    Palabras ms, palabras menos, el frac-kingrepresenta la neoliberalizacin energ-tica al exacerbar las lgicas de explotacin ydepredacin tanto de los recursos naturalescomo de las ecologas humanas y geogra-fas social-populares en diferentes espaciosy territorios de la economa-mundo. Los

    altos costos econmicos y socioambientalesque representa el fracking son evidentespues, en todo caso, resulta ser ms costo-so desde ambos puntos de vista si se locompara con las explotaciones del mtodotradicional. Sin embargo, el contexto mun-dial ms reciente en el cual los precios delos commoditiesy especialmente del petr-leo y el gas se han mantenido en niveles

    inusualmente altos, han incentivado queeste tipo de operaciones no convencionalestodava resulten siendo rentables. Ante laevolucin de la crisis energtica, la cuestindelfracking encuentra hoy tanto defensorescomo contradictores. Cada uno de ellospresenta variados argumentos que se vienendebatiendo y polemizando en distintosforos pblicos y, en otros casos inclusive,han llegado a instancias de deliberacingubernamental, sobre la conveniencia o node acoger la fractura hidrulica como unaalternativa ya sea para afrontar la crisis deenerga de pases y/o regiones en particularo, dentro de la lgica global, capitalizar ga-nancias rpidamente bajo el oportunismoque generan estos nuevos mercados.

    No obstante, una aproximacin altema desde un anlisis econmico-poltico

    Palabras ms,palabras menos, elfrackingrepresentala neoliberalizacinenergtica al exacerbarlas lgicas de explotaciny depredacin tanto de losrecursos naturales comode las ecologas humanas

    y geografas social-populares en diferentesespacios y territorios dela economa-mundo.

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    Capitalismo en Crisis

    su propia crisis energtica y posicionarse estratgica-mente en este negocio sino, an ms all, como lamanera de solucionar estaCrisis, y con ello recom-

    poner los inconvenientes que viene teniendo con elcreciente cuestionamiento de su posicin de potenciaimperialista hegemnica. Empezando porque segnlos discursos recurrentes de los auspiciadores de estapolmica en trminos econmicos, el fracking sig-nificara la activacin y expansin de la industria (es-pecialmente, la agroqumica) y, a su vez, la reduccindel dficit comercial ya que adems de disminuir lasimportaciones de gas y petrleo implicara grandes

    oportunidades de exportacin; adicionalmente, entrminos geo-energticos, la progresiva sustitucinde los hidrocarburos desde fuentes no convencionalesde energa, mxime provenientes es bueno recordar-lo desde regiones como el Medio Oriente, e inclusoVenezuela, donde la estabilidad sociopoltica se hacecada vez ms espinosa e incierta y menos manejablepara los Estados Unidos, se estaran asegurando elautoabastecimiento y la soberana e independencia

    energticas. Hoy los Estados Unidos figuran comolderes en la industria defrackingy segn el repor-te World Energy Outlook (2012), los usamericanossuperaran en el ao 2020 a Arabia Saudita comoel primer productor de petrleo. De hecho, durante2013 elfrackingfue la nica industria en crecimien-to, segn el reporte del Departamento de Energade ese pas.

    De otra parte y contrario al paraso de merme-lada que han propuesto sobre todo los discursos delos polticos ms entusiastas al interior de los EstadosUnidos, empezando por el presidente Obama, quienplante que EE.UU. tendra gas natural para losprximos 100 aos, paralelamente se ha anticipadootro escenario el cual, segn sus fuentes de anlisis yrespaldos cientficos, resulta ser ms verosmil y rea-lista. Al mismo tiempo, y por otro lado, permite tam-bin develar las verdaderas pretensiones y estrategias

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