n.º 30 - universidad externado de colombia · como un dorado río, y deja ver en su lejano fondo...

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La colección Un libro por centavos, iniciativa del De- partamento de Extensión Cultural de la Facultad de Comunicación Social-Periodismo, junto con el Depar- tamento de Publicaciones de la Universidad Externado de Colombia, persigue la amplia divulgación de los poe- tas más reconocidos en el ámbito nacional e internacio- nal y la promoción de los nuevos valores colombianos del género, en ediciones bellas y económicas, que se dis- tribuye como obsequio para los suscriptores de la revista El Malpensante. Este número 30 es una antología de MEIRA DELMAR, preparada por MIGUEL MÉNDEZ CAMACHO para esta co- lección.

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La colección Un libro por centavos, iniciativa del De-partamento de Extensión Cultural de la Facultad deComunicación Social-Periodismo, junto con el Depar-tamento de Publicaciones de la Universidad Externadode Colombia, persigue la amplia divulgación de los poe-tas más reconocidos en el ámbito nacional e internacio-nal y la promoción de los nuevos valores colombianosdel género, en ediciones bellas y económicas, que se dis-tribuye como obsequio para los suscriptores de la revistaEl Malpensante.

Este número 30 es una antología de MEIRA DELMAR,preparada por MIGUEL MÉNDEZ CAMACHO para esta co-lección.

n.º 30

universidad externado de colombiafacultad de comunicación social-periodismo

2007

alguien pasaantología

meira delmar

ISBN 958-710-

© meira delmar, 2007© universidad externado de colombia, 2007

Derechos exclusivos de publicación y distribución de la obraCalle 12 n.º 1-17 este, Bogotá, Colombia. Fax 342 4948www.uexternado.edu.co

Primera edición: agosto de 2007

Ilustración de cubierta: Muelle de Puerto Colombia,por GLORIA MEJÍA, pastel y lápices, 25 x 20 cm.

Diseño de carátula y composición: Depto. de PublicacionesFotomecánica, impresión y encuadernación: PANAMERICANA,formas e impresos S. A., con un tiraje de 12.500 ejemplares

Impreso en ColombiaPrinted in Colombia

Universidad Externado de Colombia

Fernando HinestrosaRector

Hernando ParraSecretario General

Miguel Méndez CamachoDecano de la Facultad de Comunicación Social-Periodismo

Clara Mercedes ArangoDirectora de Extensión Cultural

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C o n t e n i d o

La tarde 9Canción triste 11Futuro 13Raíz antigua 15La otra 17Muerte mía 19Huésped sin sombra 21Ruptura 23El resplandor 24Destino 25El día 27Regresos 29La señal 31Los días idos 32Ausencia de la casa 34De paso 36Soneto marinero 38Soledad 39Soneto del vivo amor 41Dejo este amor aquí… 42Duda 44Ausencia de la rosa 45Instante 46

8

Carta de Roma 47Allá 49Muerte del olvido 50El regreso 51Breve encuentro 52Preludio 53Cervatillo 54El milagro 56Perfume 58Alguien pasa 59Duda 62Sol y sombra 64El llamado 66

EL AUTOR 68

9

La tarde

Te contaré la tarde, amigo mío.

La tarde de campanas y violetasque suben lentamente a su pequeñofirmamento de aroma...

La tarde en que no estás.

El tiempo, detenido, se desbordacomo un dorado río,y deja ver en su lejano fondono sé qué cosas olvidadas.El día vuelve aún en una ráfagade sol,y fija mariposas de oroen el cristal del aire...

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Hay una flauta en el silencio, unamelancólica boca enamorada,y en la torre teñida de crepúsculorepiten su blancura las palomas.

La tarde en que no estás... La tardeen que te quiero.

Alguien, que no conozco,abre secretamente los jazminesy cierra una a una las palabras.

11

Canción triste

Una tarde, una tarde, ya no estaremos juntosbajo el cielo de mayo, sonoro de campanas.De pronto, y para siempre, nos quedaremos solos,terriblemente solos y heridos de nostalgia.

Tal vez la lluvia sueñe por el jardín calladotañendo los cordajes de su arpa repetida.Diremos cosas vagas, estremecidamente,huyéndonos los ojos, el alma, la sonrisa.

Una tarde, una tarde, tu corazón y el míosentirán que se rompe lo que ahora los ata.Como cuando se deja la orilla azul de un puertonos quedarán adioses temblando en la mirada.

Y un día, sin quererlo, pronunciarás mi nombrecon la melancolía del que en la noche canta…

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En medio del crepúsculo cruzado de palomas,yo, repentinamente, me llenaré de lágrimas.

13

Futuro

Vengo de la tristeza de tu olvido futurocomo de alguna extraña ciudad deshabitada.

Crucé tu voz de ahora, tu corazón de ahora,el cielo que comienza detrás de tus palabras,

y me encontré en un tiempo donde ya no volvíantus ojos y mis ojos de una misma distancia.

Y vi crecer en torno sombras de ruinas, vagosespectros de jazmines, de tardes con ventanas

abiertas al arroyo de lumbre del veranoy a la lluvia que el aire revestía de arpas.

Y vi también tu frente de soledad, de frío.El ángel de mi nombre en ella agonizaba.

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Y regresé temblando de la indecible noche.Con la sangre sin júbilo. Con el rostro sin lágrimas.

Como quien vuelve un día de contemplar su muerte,o como el que cruzando la primavera, pasa

junto al dolor pequeño de una golondrinainmóvil para siempre sobre la tierra clara.

…En mis manos, lo mismo que una gota de oro,está cayendo el alba.

15

Raíz antigua

No es de ahora este amor.

No es en nosotrosdonde empieza a sentirse enamoradoeste amor por amor, que nada espera.Este vago misterio que nos vuelvehabitantes de niebla entre los otros.Este desposeídoamor, sin tardes que nos miren juntosa través de los trigos derramadoscomo un viento de oro por la tierra;este extrañoamor,de frío y llama,de nieve y sol, que nos tomó la vida,aleve, sigiloso, a espaldas nuestras,en tanto que tú y yo, los distraídos,

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mirábamos pasar nubes y rosasen el torrente azul de la mañana.

No es de ahora. No.De lejos viene–de un silencio de siglos,de un instanteen que tuvimos otro nombre y otrasangre fugaz nos inundó las venas–,este amor por amor,este sollozodonde estamos perdidos en querernoscomo en un laberinto iluminado.

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La otra

No soy la que te ama.

Es otra,que vive con su almadentro de mí.

A veces, tú lo sabes,cierro los ojos parano caer en los tuyos,y te hablo del vientoque escribe la mañanaen su libro de viajes,y digo sonriendo,que algún día me iré.

Ella, la enamorada,cruza entonces las venas y me tocade lumbre el corazón.

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Y te mira en silencio.A través de mis párpados, te miraolvidándose en ti.

¡Y de pronto te besa con mi boca,y crees que soy yola que te besa!

19

Muerte mía

La muerte no es quedarmecon las manos ancladascomo barcos inútilesa mis propias orillas,ni tener en los ojos,tras la sombra del párpado,el último paisajehundiéndose en sí mismo.

La muerte no es sentirmefija en la tierra oscuramientras mueve la nochesu gajo de luceros,y mueve el mar profundolas naves y los peces,y el viento mueve estíos,otoños, primaveras.

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¡Otra cosa es la muerte!

Decir tu nombre unay una vez en la nieblasin que tornes el rostroa mi rostro, es la muerte.

Y estar de ti lejanacuando dices: “La tardevuela sobre las rosascomo un ala de oro”.

La muerte es ir borrandocaminos de regresoy llegar con mis lágrimasa un país sin nosotros,y es saber que preguntami corazón en vano,ya para siempre en vano,por tu melancolía.

Otra cosa es la muerte.

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Huésped sin sombra

Nada deja mi paso por la tierra.En el momento del callado viaje,he de llevar lo que al nacer me traje:el rostro en paz y el corazón en guerra.

Ninguna voz repetirá la míade nostálgico ardor y fiel asombro.La voz estremecida con que nombroel mar, la rosa, la melancolía.

No volverán mis ojos, renacidosde la noche a la vida siempre ilesa,a beber como un vino la bellezade los mágicos cielos encendidos.

Esta sangre sedienta de hermosurapor otras venas no será cobrada.

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No habrá manos que tomen, de pasada,la viva antorcha que en mis manos dura.

Ni frente que mi sueño mutiladorecoja y cumpla victoriosamente.Conjuga mi existir tiempo presentesin futuro después de su pasado.

Término de mí misma, me rodeocon el anillo cegador del canto.Vana marea de pasión y llantoen mí naufraga cuanto miro y creo.

A nadie doy mi soledad. Conmigovuelve a la orilla del pavor, ignota.Mido en silencio la final derrota.Tiemblo del día. Pero no lo digo.

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Ruptura

Apenas nos hubimos encontradocomenzó la distancia a destejernoslos ojos, las palabras, el asombro,antes que se apretaran nuestras vidasen la urdimbre del tiempo.

Y quedaron los hilos en el aire.Un instante en el aire, como quedaun pájaro, su vuelo,en tanto que lo borrala tormenta.

Después, no más,el viento.

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El resplandor

Nunca supe su nombre.

Pudoser el amor, un pocode alegría, o simple-mente nada.

Pero encendióde tal manera el día,que todavíadura su lumbre.

Dura.Y quema.

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Destino

Un día, para siempre,dejaremos la isla.

Irán quedando atrás,perdiéndose en la niebladel otoño, las tardesen que ardía el sol,las nochesenjoyadas,la vida.

Y aquel amor que nos cayó en las manos,nunca supimos desde dónde, comouna paloma de cegado vuelo.

No volveremos, al partir,los ojos.

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Ni el corazón, herido,volveremos.

El mar, al fin, recobrará lo suyo:tu camino y el mío,separados.

Y otra vez nuestras navesharán la misma rutasin jamás encontrarse.

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El día

No es la hora.Todavía

como barcos de piedra, las ciudadeshundirán en el polvo su estatura,y otra vez desde el polvo irán creciendodesnudas de su forma naufragada.

Todavía estos nombres, estas manos,volverán a encontrarse, a repetirseen la niebla y el sol de los milenioslo que dura una rosa.

Todavía este bosque y sus gacelasborradas en la fuga,sentirán en la savia y en la sangrela quietud del coral, y en torno suyoapagarse la voz del ancho vientoen azules abismos.

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Y entonces ha de ser –no es esta la hora–,el día verdadero.

El día de llegar por dos caminoa la amorosa tierra,y entregarnos los ojos para siempreen la mirada que cruzó los siglosbuscándose.

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Regresos

Quiero volver a la que un díallamamos todos nuestra casa.Subir las viejas escaleras,abrir las puertas, las ventanas.

Quiero quedarme un rato, un ratooyendo aquella misma lluviaque nunca supe a ciencia ciertasi era de agua o si era música.

Quiero salir a los balconesdonde una niña se asomabaa ver llegar las golondrinasque con diciembre regresaban.

Tal vez la encuentre todavíafijos los ojos en el tiempo,

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con una llama de distanciasen la pequeña frente ardiendo.

Quiero cruzar el patio tibiode sol y rosas y cigarras.Tocar los muros encalados,el eco ausente de las jaulas.

Acaso aún estén volandoen torno suyo las palomas,y me señalen el caminoque va borrándose en la sombra.

Quiero saber si lo que buscoqueda en el sueño o en la infancia.Que voy perdida y he de hallarmeen otro sitio, rostro y alma.

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La señal

Pronunciaré tu nombreen la última hora.

Así sabrá la muertedónde encontrarme cuandollegue.

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Los días idos

Los díasidos,los fragantesdías, con los brazosllenos de rosas, con la copallena de vino,¿qué se hicieron?¿Hacia dóndese alejaron, envueltosen la hebra de orode las flautas,alto el sol todavía,sin aguardar la sombra?

¿Junto a quién, como antesen torno mío, tejenel armonioso friso

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de las antiguas ánforas,desnudos en el tiempode su sola belleza,al aire la aromadaguirnalda de su canto?

Nada queda en mis manosde lo que ellos portaban,ni en la arena la formade su danza.

Me dejaron tan sólo,por olvido,la dorada memoriade sus cuerpos.

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Ausencia de la casa

Donde estuvo la casaqueda el aire.

No se sabe por qué.

Nadie pudodestruir su contornoen los jardines,la sólida techumbre que impedíael vuelo de los niños tras los sueños,las rejas enhebradas de jazmines,los balcones.

Otra tuvo que serla causa de su salto hacia el vacío.Las ventanas quizá se abrieron juntasy partieron de golpe cielo arriba,

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aleteando las hojas de maderacomo antes lo hacían cuando el viento.

O las puertas, tal vezfueron las puertasal forzar las dinteles y las jambasen busca del espacio contenidoen las líneas estáticas del muro.

Todo ha podido suceder en tornode esa huida sin rumbo de la casa.

Todo menos que mano alguna hirierasu cuerpo que habitaba la alegría.

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De paso

No es el tiempoel que pasa.

Eres tú,que te alejas

apresuradamentehacia la sombra,y vas dejando caer,como el que se despojade sus bienes,todo aquello que amaste,las horasque te hicieron la dicha,amigosen quienes hubo un díarefugio tu tristeza,sueñosinacabados.

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Al final, casivacías las manos,te preguntasen qué momentose te fue la vida,se te sigue yendo,como un hilo de aguaentre los dedos.

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Soneto marinero

Digo tu nombre, mar, tu nombre ardidode soles y de júbilo creciente,y el corazón enamorado sientemás clara la presencia del latido.

Velero que navega repetidopor los quietos espejos de la frente,regresa tu paisaje lentamentecomo si retornara del olvido.

Y surge tu comarca marineracon una trashumante primaverade espumas en la mano de cristal.

Y tu voz de colores, y tu aladacorona de blancura trabajadaen gaviotas y pétalos de sal.

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Soledad

Nada igual a esta dichade sentirme tan solaen mitad de la tardey en mitad del trigal;bajo el cielo de estíoy en los brazos del viento,soy una espiga más.

Nada tengo en el alma.Ni una pena pequeña,ni un recuerdo lejanoque me hiciera soñar…Sólo tengo esta dichade estar sola en la tarde¡con la tarde no más!

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Un silencio muy largova cayendo en el trigo,porque ya el sol se alejay ya el viento se va;¡quien me diera por siempreesta dicha increiblede ser, sola y serena,un milagro de paz!

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Soneto del vivo amor

Está mi corazón tan obstinadoen quererte latido por latidoque el tiempo me parece un detenidopresente, sin futuro ni pasado.

Y está mi pensamiento tan atadoa ti, por sobre el muro del olvido,que a veces se detiene sorprendidode hallarte de mis ojos desterrado.

No sube hasta mi canto la amarguradel largo desamor que me deparala frente que veló por mi ventura.

Porque lejos de cuanto nos separacrece al viento la altiva llama puraque en su fuego sin muerte me abrasara.

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Dejo este amor aquí…

Dejo este amor aquí,para que el vientolo deshaga y lo llevea caminar la tierra.

No quierosu daga sobre mi pecho,ni su lentaceñidura de espinas en la frentede mis sueños.

Que lo miren mis ojosvuelto nube,aire de abril,sombra de golondrinaen los espejos frágilesdel mar…

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Trémula lluviarepetida sin fin sobre los árboles.

Tal vez un día, tú,que no supisteretener en las manossu júbilo perfecto,conocerás su rostro en un perfume,o en la súbita muerte de una rosa.

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Duda

Ahora ya no somoscomo ayer, como antes.Ahora vamos solos,cada quien por su aire.

A veces yo preguntopor tu voz, por tu nombre.Me miran y sonríen:ninguno los conoce.

Pienso entonces que pudoser mentira el encuentro.Y perderte tan sólola otra cara del sueño.

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Ausencia de la rosa

Detenidaen el río translúcidodel viento,por otro nombre, amor,la llamaríael corazón.

Nada queda en el sitiode su perfume. Nadiepuede creer, creería,que aquí estuvo la rosaen otro tiempo.

Sólo yo sé que si la manodeslizo por el aire, todavíame hieren sus espinas.

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Instante

Ven a mirar conmigoel final de la lluvia.Caen las últimas gotas comodiamantes desprendidosde la corona del invierno,y nuevamente quedadesnudo el aire.

Pronto un rayo de solencenderá los verdesdel patio,y saltarán al céspeduna vez más los pájaros.

Ven conmigo y fijemos el instante–mariposa de vidrio–en esta página.

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Carta de Roma

Te escribo, amor, desde la primavera.

Crucé la mar para poder decirteque, bajo el cielo de la tarde, Romatiene otro cielo de golondrinas,y entre los dos un ángel de oro pasadanzando.

La cascada de piedra que desciendepor Trinitá dei Monti hasta la plaza,se detuvo de pronto y ahora subenazaleas rosadas por su cuerpo.

Los árboles repiten siete vecesla música del viento en las colinas,y el húmedo llamado de las fuentesguía mis pasos.

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Más bella que en el aireuna rota columna hallé en el césped,caída en el abrazo de una rosa.

Cuando fluye la luz,cuando se parael tiempo,asomada a los puentes Roma buscasu imagen sobre el Tevere,y en vez del nombre suyo ve que tiemblatu nombre, amor, en el rodante espejo.

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Allá

Si acaso al otro lado de la vidaotra vez, por azar, nos encontramos,¿se reconocerán nuestras miradaso seremos tan sólo un par de extraños?

De todos modos te amaré lo mismo.Juntos. O separados.

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Muerte del olvido

Se me murió el olvidode repente.

Inesperada-mente,se le borraron las palabrasy fue desvaneciéndoseen el viento.

En busca suya el corazón tocabatodas las puertas.Nadie. Nada.

Y allí donde estuviera se instalóde nuevo,el doloroso amor,el implacable,interminable-mente.

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El regreso

Cada día que pasa,cada día,es más corto el caminode regreso.

De repente la naveromperá el horizontey la veré avanzar hacia la orillaflamante de banderas.

Y en un instante el solhabrá borradotodos los añosque viví en la sombra.

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Breve encuentro

No sé nada de ti. De míno sabes nada.Sólo queal encontrarse nuestros ojosun día,tuvimos la certezade haber hallado al finlo que por tantosaños la vida, estavida y aun otra anterior perseguimosen vano.

Y fue como un relámpagoen medio de la sombra

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Preludio

Ha cesado la lluvia. Se va perdiendo ahoracon sus pasos mojados por el abra del monte,y recobra el silencio sus dominios.

De pronto reaparece el son del agua.

Unagota resbala, cae, de las antiguas tejasy rememora un tiempo de clepsidra.El eco cristalino va invadiendola estancia,y halla al fin duplicada su insistenciaen el frágil espejo de la música.

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Cervatillo

En la mitad del bosque el agua inmóvilabre su clara vocación de espejo,y escucha en torno a su frescura saltosde remos presurosos, quebradizosruidos de ramas secas.

La armoniosa, selvática creatura,acude a la ribera.

Caído en la tranquila superficieve del verano el cielo con las nubescaminantes,y sigue sorprendido el móvil blancodel reflejo.

Por fin la sed le acosa y la premurade sus belfos ansiosos interrumpela quietud cristalina.

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El estático tiempo de la linfase torna un juego sin final de anillos.

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El milagro

Pienso en ti.

La tardeno es una tarde más;es el recuerdode aquella otra, azul,en que se hizoel amor en nosotroscomo un díala luz en las tinieblas.

Y fue entonces más clarala estrella, el perfumedel jazmín más cercano,menospunzantes las espinas.

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Ahora,al evocarla creohaber sido testigode un milagro.

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Perfume

Vuelvo a tenerte, amor,como si nuncate me hubieras ido.

Tus manos me recorrenel rostro suavemente,y te oigo la voz en un

susurroque me roza el oído.

Vuelvo a tenertey pienso en el perfumeque de nuevo me hiereaunque el jazmín no exista.

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Alguien pasa

Alguien pasa y preguntapor los jazmines, madre.

Y yo guardo silencio.

Las palabras no acudenen mi ayuda, se escondenen el fondo del pecho,por no subir vestidasde luto hasta mi boca,y derramarse luegoen un río de lágrimas.

No sé si tú recuerdaslos días aún tempranosen que ibas como un ángelpor el jardín, y dabasa los lirios y rosas

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su regalo de agua,y las hojas marchitasrecogías con esatu manera tan suavede tratar a las plantasy a los que se acercabana tu amistad perfecta.

Yo sí recuerdo, madre,tu oficio de ser tiernay fina como el aire.

Una tarde un poetarecibió de tus manosun jazmín que cortastepara él. Con asombrote miró largamentey se llevó a los labios,reverente, la flor.

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Se me quedó en la frenteaquel momento, digola frente cuando debodecir el corazón.

Y se me va llenandode nostalgia la vida,como un vaso colmadode un lento vino pálido,si alguien pasa y preguntapor los jazmines, madre.

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Duda

“Nada es para siempre”.

Decían.

Y yo quise creerlo.

Un día–pensé entonces–se borrará aquel nombrede mi frente,como si hubiera sido escritosobre la piel del agua.

Y comenzó a pasar el tiempo.

Se llevaba la vida,los ecos de la fiesta,las hojas del otoño,

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en el pausado oleajede los años.

“Nada es para siempre”,digo todavía.

Mas ahora–sé muy bien por qué–ya no lo creo.

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Sol y sombra

Digo que fuistepara mi vida

como este sol que ahoraresplandece

tras la lluvia,y ha de apagarse luego

en el ocaso.

Un instante de luzentre dos sombras

–antes y después–tan refulgente,que aún perdura

en el tiempo.Tal el brillodel relámpago aquel

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que sigues viendoaunque cierres los ojos.

66

El llamado

Oí dos veces mi nombrecomo si me llamaran

desde lejos.

Abrí la puerta.Nadie

me esperaba.

¿De quién sería entoncesesa voz sin presencia,sin arraigo tangible,de qué extrañaregión detrás del tiempo

a mí llegaba,buscándome,para perderse luego

en el misterio?

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Todavía hoy,cuando esto escribo,se me detiene un puntoel corazón.

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MEIRA DELMAR nació en Barranquilla, Colombia, en 1922, de padres oriundosdel Líbano, Medio Oriente. Su nombre de pila es OLGA CHAMS ELJACH. Estudiómúsica en el Conservatorio Pedro Biava de la Universidad del Atlántico, dondeluego tuvo a su cargo las cátedras de Historia del Arte y Literatura, estudios queadelantó en Italia. Es miembro correspondiente de la Academia Colombiana dela Lengua y durante 36 años dirigió la Biblioteca Pública Departamental delAtlántico, la que hoy en su honor lleva su nombre. Colaboradora habitual dediversos periódicos, catálogos pictóricos y revistas académicas y culturales. En1995 la Universidad de Antioquia le otorgó el Premio Nacional de Poesía,distinción que el alma máter entrega como reconocimiento a los valores másrepresentativos de la poesía colombiana contemporánea.La presente antología es una selección de sus siete libros publicados y lleva elnombre de uno de ellos: Alguien pasa, de 1998.

COLECCIÓN UN LIBRO POR CENTAVOS

1. Postal de viaje, Luz Mary Giraldo

2. Puerto calcinado, Andrea Cote3. Antología personal, Fernando Charry Lara4. Amantes y Si mañana despierto, Jorge Gaitán Durán5. Los poemas de la ofensa, Jaime Jaramillo Escobar6. Antología, María Mercedes Carranza7. Morada al sur, Aurelio Arturo8. Ciudadano de la noche, Juan Manuel Roca9. Antología, Eduardo Cote Lamus

10. Orillas como mares, Martha L. Canfield11. Antología poética, José Asunción Silva12. El presente recordado, Álvaro Rodríguez Torres13. Antología, León de Greiff14. Baladas - Pequeña Antología, Mario Rivero15. Antología, Jorge Isaacs16. Antología, Héctor Rojas Herazo17. Palabras escuchadas en un café de barrio, Rafael del Castillo18. Las cenizas del día, David Bonells Rovira19. Botella papel, Ramón Cote Baraibar20. Nadie en casa, Piedad Bonnett21. Álbum de los adioses, Federico Díaz-Granados22. Antología poética, Luis Vidales23. Luz en lo alto, Juan Felipe Robledo24. El ojo de Circe. Poemas escogidos 1995-2005, Lucía Estrada25. Libreta de apuntes, Gustavo Adolfo Garcés26. Santa Librada College and other poems, Jotamario Arbeláez27. País intimo. Selección, Hernán Vargascarreño28. Una sonrisa en la oscuridad, William Ospina29. Poesía en sí misma, Lauren Mendinueta30. Alguien pasa. Antología, Meira Delmar

Editado por el Departamento de Publicacionesde la Universidad Externado de Colombia

en agosto de 2007

Se compuso en caracteres Garamond de 10 puntosy se imprimió sobre papel periódico de 48.8 gramos,

con un tiraje de 12.500 ejemplares.Bogotá, Colombia

Post tenebras spero lucem