niños de la ciudad durante la guerra con chile

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Los niños durante la Guerra con Chile Margarita Mora Ponce 1 LOS NIÑOS DE LA CIUDAD DE LIMA DURANTE LA OCUPACIÓN DEL EJÉRCITO INVASOR CHILENO El presente artículo trata de la condición social de los niños limeños durante la guerra con Chile. Principalmente se enfatiza el papel de los niños 1 durante la guerra con Chile en la ciudad de Lima. Los niños 2 también forman parte de la historia, es decir son sujetos históricos 3 . Por ello, me interesa conocer cuál fue la situación y condición social de ellos durante la guerra 4 . Los niños fueron partícipes de la guerra con Chile, esta guerra fue catastrófica y abominable. Muchos niños se inmolaron y participaron para defender a la bicolor, ellos se entregaron para defender a la patria, no les importaba la edad ni las distracciones. Esta acción patriótica la reflejaron los niños del colegio Guadalupe 5 y de la Escuela de Cabitos 6 , principalmente. Ellos eran menores, adolescentes, que dieron todo de sí para defender a la patria; ellos participaron en diferentes batallas, las cuales son: la batalla de San Juan y la de Miraflores. Además, algunos de ellos participaron en la Campaña de Breña. 1 Este artículo forma parte de la Tesis de Licenciatura que vengo desarrollando. En este artículo les muestro un panorama general de los niños durante la guerra con Chile en la ciudad de Lima. A mí entender, el estudio sobre los niños es amplio, y se puede estudiarlo por varias ramas. En este caso, me he dedicado a estudiar a los niños durante la guerra. Sobre todo, enfatizando el papel y la participación de ellos durante la guerra. 2 «La infancia, concebida como una etapa diferente del desarrollo del ser humano, es un concepto que en el continente americano empieza a parecer en Estados Unidos después de la revolución (1775-76) pero su extensión al resto del continente debe esperar hasta los albores del siglo XX». (Jaramillo, 2007 p. 233. “Los guerreros invisibles. El papel de los niños en los conflictos civiles del siglo XIX en Colombia”. En: Historia de la Infancia en América Latina). 3 «Si los historiadores no han reparado hasta ahora en estos hechos es porque durante mucho tiempo se ha considerado que la historia seria debía estudiar los acontecimientos públicos, no privados. Los historiadores se han centrado tanto en el ruidoso escenario de la historia, con sus fantásticos castillos y sus grandes batallas, que por lo general no han prestado atención a lo que sucedía en los hogares y en el patio de recreo. Y mientras los historiadores suelen buscar en las batallas de ayer las causas de las de hoy, nosotros en cambio nos preguntamos cómo crea cada generación de padres e hijos los problemas que después se plantean en la vida pública». (Lloyd deMause; 1994, p.15) 4 «Siendo la guerra una de las más antiguas actividades del hombre, la participación de la infancia en ella es tan vieja como la guerra misma. Si bien la base en la que se apoya la práctica para llevar a los infantes a la guerra reside en la poca aceptación de los elementos que los distancian del adulto, tal como y como hoy se acepta, en el pasado a esto se le agregaban otros fenómenos que coadyuvaban a invisivilizar tales diferencias, como la escasa población y las reducidas expectativas de vida que, por ejemplo, en la época de Alejandro Magno eran de apenas 36 años. Todos estos hechos hacían que el tránsito entre la niñez y la adultez se diera de manera vertiginosa sin dejarle espacio a la infancia, quedando los niños convertidos en adultos casi desde el mismo momento en que eran capaces de valerse por sí mismos, la mayoría de los investigadores ubica esta transición a la edad de 7 años». (Jaramillo, 2007 p. 233. En el libro: Historia de la Infancia en América Latina). 5 Lagos; s. f. p. 27 6 Sánchez; 2007, pp. 5-6. Es necesario revisar, también, El libro, Historia General del Ejército Peruano (1989).T .V. Vol.1, p.406. En el cual explica sobre la Escuela de Clases. “Durante el mismo gobierno de Manuel Pardo, mediante Resolución de 24 de Julio de 1873 se crea la Escuela de Clases, comúnmente denominada de Cabitos, cuya finalidad era de proveer clases bien instruidas a todas las armas del ejército de línea.

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Este artículo nos muestra un panorama sobre los niños en la guerra con Chile.

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Page 1: Niños de la ciudad durante la guerra con Chile

Los niños durante la Guerra con Chile Margarita Mora Ponce

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LOS NIÑOS DE LA CIUDAD DE LIMA DURANTE LA OCUPACIÓN DEL

EJÉRCITO INVASOR CHILENO

El presente artículo trata de la condición social de los niños limeños durante la

guerra con Chile. Principalmente se enfatiza el papel de los niños1 durante la

guerra con Chile en la ciudad de Lima.

Los niños2 también forman parte de la historia, es decir son sujetos históricos3.

Por ello, me interesa conocer cuál fue la situación y condición social de ellos

durante la guerra4. Los niños fueron partícipes de la guerra con Chile, esta

guerra fue catastrófica y abominable. Muchos niños se inmolaron y participaron

para defender a la bicolor, ellos se entregaron para defender a la patria, no les

importaba la edad ni las distracciones. Esta acción patriótica la reflejaron los

niños del colegio Guadalupe5 y de la Escuela de Cabitos6, principalmente. Ellos

eran menores, adolescentes, que dieron todo de sí para defender a la patria;

ellos participaron en diferentes batallas, las cuales son: la batalla de San Juan

y la de Miraflores. Además, algunos de ellos participaron en la Campaña de

Breña.

1 Este artículo forma parte de la Tesis de Licenciatura que vengo desarrollando. En este artículo les muestro un

panorama general de los niños durante la guerra con Chile en la ciudad de Lima. A mí entender, el estudio sobre

los niños es amplio, y se puede estudiarlo por varias ramas. En este caso, me he dedicado a estudiar a los

niños durante la guerra. Sobre todo, enfatizando el papel y la participación de ellos durante la guerra.

2 «La infancia, concebida como una etapa diferente del desarrollo del ser humano, es un concepto que en el

continente americano empieza a parecer en Estados Unidos después de la revolución (1775-76) pero su extensión

al resto del continente debe esperar hasta los albores del siglo XX». (Jaramillo, 2007 p. 233. “Los guerreros

invisibles. El papel de los niños en los conflictos civiles del siglo XIX en Colombia”. En: Historia de la Infancia

en América Latina).

3 «Si los historiadores no han reparado hasta ahora en estos hechos es porque durante mucho tiempo se ha

considerado que la historia seria debía estudiar los acontecimientos públicos, no privados. Los historiadores se

han centrado tanto en el ruidoso escenario de la historia, con sus fantásticos castillos y sus grandes batallas, que

por lo general no han prestado atención a lo que sucedía en los hogares y en el patio de recreo.

Y mientras los historiadores suelen buscar en las batallas de ayer las causas de las de hoy, nosotros en cambio

nos preguntamos cómo crea cada generación de padres e hijos los problemas que después se plantean en la

vida pública». (Lloyd deMause; 1994, p.15)

4 «Siendo la guerra una de las más antiguas actividades del hombre, la participación de la infancia en ella es tan

vieja como la guerra misma. Si bien la base en la que se apoya la práctica para llevar a los infantes a la guerra

reside en la poca aceptación de los elementos que los distancian del adulto, tal como y como hoy se acepta, en el

pasado a esto se le agregaban otros fenómenos que coadyuvaban a invisivilizar tales diferencias, como la escasa

población y las reducidas expectativas de vida que, por ejemplo, en la época de Alejandro Magno eran de apenas

36 años. Todos estos hechos hacían que el tránsito entre la niñez y la adultez se diera de manera vertiginosa sin

dejarle espacio a la infancia, quedando los niños convertidos en adultos casi desde el mismo momento en que

eran capaces de valerse por sí mismos, la mayoría de los investigadores ubica esta transición a la edad de 7 años».

(Jaramillo, 2007 p. 233. En el libro: Historia de la Infancia en América Latina).

5 Lagos; s. f. p. 27

6 Sánchez; 2007, pp. 5-6. Es necesario revisar, también, El libro, Historia General del Ejército Peruano (1989).T

.V. Vol.1, p.406. En el cual explica sobre la Escuela de Clases. “Durante el mismo gobierno de Manuel Pardo,

mediante Resolución de 24 de Julio de 1873 se crea la Escuela de Clases, comúnmente denominada de

“Cabitos”, cuya finalidad era de proveer clases bien instruidas a todas las armas del ejército de línea.

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Los niños durante la Guerra con Chile Margarita Mora Ponce

2

Estos niños valerosos lucharon en la batalla de San Juan y de la batalla de

Miraflores, eran de distinta clase social. En ese momento se unieron todas

las sangres. Por el ideal sublime. El honor ¡Nada más que el honor!7 de la

patria.

«En los históricos reductos de Miraflores, la lucha fue sumamente encarnizada. El ejército de reserva,

formado en su gran mayoría por elementos civiles de toda condición social y en el que habían varios

ancianos, adolescentes y hasta niños, cumplió su promesa de batirse con denuedo. La mortalidad fue

enorme, así como el número de heridos. Muchos de estos fallecieron en el sitio que cayeron, debido a las

hemorragias, la gangrena, el tétano, la peritonitis o como resultado del macabro “repase” de las huestes

chilenas. Varios heridos pudieron haberse librado de la muerte, pero o recibieron oportunos auxilios

médicos, ni fueron trasladados con prontitud a los hospitales de Sangre. Fatalmente no existían

ambulancias civiles ni militares por las razones que han sido mencionadas. Los médicos y practicantes de

medicina que recorrían las líneas de los reductos, confundidos con los batallones, a los que pertenecían

como miembros de la reserva, se esforzarán por atender a los heridos con los escasos recursos que

disponían». (Schereiber y Zanutelli; 1984, 88 p.)

Estos Héroes fueron grandes servidores de la patria8. Es importante

recordarlos y homenajearlos, ya que forman parte de nuestra memoria

nacional. El gran historiador Jorge Basadre, también menciona en sus obras a

estos grandes héroes.

«[…]De la generación más nueva sucumbieron, entre otros muchos, Enrique y Augusto Bolognesi,

hijos del héroe de Arica; José Andrés Torres Paz, el joven chiclayano legendario en el Perú que

había paseado el estandarte carolino entre el humo y el estruendo de San Francisco y de Tarapacá,

de Tacna y de San Juan; Enrique Lembeke que dejó a su tierna novia destinada a seguirlo loca a la

tumba; el adolescente Carlos Fernán González Larrañaga; Felipe Valle Riestra y Latorre, articulista

inteligente de La Opinión Nacional que a los 22 años llevó la espada enarbolada por su tío político

Guisse y probó ser digno de ella; Hernando de Lavalle y Pardo, de 22 años, hijo del diplomático

cuya gestión intentó detener la guerra y más tarde celebró la paz; Toribio Seminario , de 17 años,

muerto con su hermano Alberto de 18, abrazados a la bandera; Juan Alfaro y Arias, alumno de

Letras y de Ciencias Políticas y contador del Huáscar el 8 de octubre de 1879; Genaro Numa Llona

y Marchena, combatiente en las dos batallas; niños como Alejandro Tirado, Grimaldo Amézaga que

sólo contaba 15 años y era hermano de Carlos Germán, presente en Miraflores; Biviano Paredes,

huaracino de 16 años, Emilio Sandoval, de 14 años y Manuel Bonilla de 13. Otros de los muertos en

San Juan fue, a los 22 años, con el grado de sargento mayor Enrique Delhorme que, siendo niño, se

distinguió en el combate de 2 de mayo de 1866 en el Callao, por lo cual el Congreso, mediante la

resolución de 18 de noviembre de 1868, le concedió una beca en uno de los colegios del Estado y

una pensión mensual» (Basadre; 1969, Tomo 7, pp. 1867- 1868).

7 Esta expresión se encuentra en el libro, Recuerdos de la Campaña de Breña, Antonia Moreno de Cáceres. p.99

8 «Por todo ello es fácil de comprender por qué los estudiantes de entonces, acudieron prestamente al llamado de la

patria, para defender con las armas o cuerpo esta gran herencia cultural de los peruanos no obstante la desventaja

con el opositor, una gran mayoría frisaba entre los catorce y quince años de edad, otros llegaban a los veinte. Los

estudiantes se juntaban alrededor de sus profesores en la formación de los respectivos batallones; de todo el Perú

acudían en defensa de Lima, en forma tal que causaba la admiración y temor de los chilenos» (En: Diario La

Crónica, 3 de enero de 1981, p. 13) Asimismo, estos grandes héroes fueron convocados por el Presidente para que luchen en la guerra. «Piérola,

mediante Decreto Supremo fechado el 17 de junio de 1880, ordenaba el alistamiento en masa de todos los

peruanos habitantes de Lima, que no hubieran cumplido sesenta años ni fueran menores de dieciséis. Poco

después, el coronel Juan Martín Echenique, Prefecto de Lima y comandante en jefe del ejército de Reserva,

promulgó un bando mediante el cual disponía la inscripción de los ciudadanos en las diez divisiones que se

habían formado, junto con dos brigadas, una de caballería y otra de artillería» (Suplemento de El Comercio,

“Dominical”, 16 de noviembre de 1986, 23 p.).

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Los niños durante la Guerra con Chile Margarita Mora Ponce

3

La ciudad de Lima estuvo ocupada y saqueada por los chilenos desde 1880

hasta 1883. Durante la guerra, esta ciudad alegre y hermosa como era antes

de la guerra, estuvo mortificada; la guerra y la invasión del ejército chileno,

enlutaron, saquearon y destruyeron la ciudad de Lima. Principalmente,

arrasaron con los pueblos elegantes de Chorrillos, Barranco y Miraflores.

Debido a la guerra diferentes instituciones se aunaron a la causa constitucional

tales como, los hospitales, los bomberos y la Cruz Roja, es decir, ellos

colaboraron con sus servicios durante la guerra; ellos salvaban y atendían a

muchos heridos, moribundos y muertos (a chilenos y a peruanos). Hicieron

todo lo posible, a pesar de no contar con los medios necesarios.

A causa de la guerra muchas tiendas comerciales, escuelas fueron saqueadas

y destruidas entre ellos la Facultad de Medicina y la Universidad Mayor de San

Marcos. Los daños eran terribles durante la ocupación chilena en Lima. Los

chilenos codiciaron todo lo que veían de la bella ciudad de Lima e inclusive

raptaban a las mujeres. Los pueblos de Miraflores y Chorrillos fueron los más

devastados, porque estos eran lujosos, elegantes y hermosos. Antes de la

guerra, la élite limeña solía pasear y hacer fiestas en estos lugares.

Respecto a los niños y niñas de las clases altas, en su mayoría estudiaban en

el Colegio Guadalupe, porque era una institución de prestigio y calidad. Por

otro lado, las niñas solían estudiar en el convento de las Hermanas del

Sagrado Corazón de Belén. En este convento les preparaban para el

tradicional rol, para que sean buenas mujeres y buenas esposas.

Por otro lado, tenemos a los niños y niñas que no participaron en la guerra.

Ellos permanecían con sus padres o estaban estudiando y refugiados en

conventos o monasterios. Los padres de ellos no permitieron que vayan a la

guerra, prefirieron refugiarse y cuidarse del mal que ocasionaba la guerra.

Asimismo, velando y protegiendo a sus pequeños. Por ello, los padres

decidieron que los Conventos y Consulados extranjeros (franceses e ingleses)

eran lugares seguros para la protección de sus pequeños.

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Los niños durante la Guerra con Chile Margarita Mora Ponce

4

«A la siguiente mañana el 13 de enero me hallaba desayunando temprano para poder coger el tren

para Ancón, cuando el teniente Savile del “Shannon” me informó que los chilenos habían atacado

las posiciones peruanas de Chorrillos al amanecer y que la lucha proseguía a lo largo de toda la

línea, así como que los heridos peruanos ya estaban llegando a la ciudad.

A sugerencia del Señor ST. Jhon, y sintiendo que le podría ser de mayor ayuda permaneciendo en

Lima que regresando al “Triumph me instalé en la legación, que ya estaba casi llena de mujeres y

niños de toda nacionalidad. A nadie se le rehusó la administración; las puertas estuvieron abiertas a

mujeres y niños de todas las clases, colores y nacionalidades.

[…], no pueden haber habido menos de 600 mujeres y niños en la legación británica solamente. Me

imagino que así otras legaciones también estuvieron bastante concurridos». (Wu; 1986, 132 p.)

«El Almirante se pone en acción perder un minuto. Desde un principio trató de obtener de todas

maneras la circulación de los trenes en todas las direcciones, que había sido suspendida, a fin de

poder hacer salir de Lima a las mujeres y a los niños.

Después de dar varios pasos sin conseguir resultado, tuvo que ir a ver en persona al Presidente

Piérola; quien “al principio trepidó en acordarle lo que le pedía, pero cuando le explicó que en las

plazas sitiadas era costumbre permitir la salida de las mujeres y de los niños, accedió y dio

inmediatamente la orden que solicitaba”.

Al mismo tiempo, procuró asistencia los heridos de la batalla de Chorrillos, haciendo venir de sus

buques, cuatro cirujanos con sus enfermeros, ocho marinos expertos y varios oficiales”

(Jochamowitz; 1948, 14 p.)

En las citas notamos que las familias y los niños concurrían a diferentes

lugares para estar seguros, principalmente a legaciones extranjeras francesas

e inglesas. Sólo en esos lugares había tranquilidad, a pesar de los terrores que

ocasionaba la guerra.

Las niñas en su mayoría estuvieron en el colegio de Belén y en la Casa de

Educandas del Buen Pastor9. Desarrollaban sus clases; pero las Madres

estaban a la expectativa y velando por las niñas, para que no sufrieran ningún

daño del ejército invasor chileno. Asimismo, otros niños estuvieron en sus

clases a puertas cerradas en sus respectivos colegios y monasterios. A pesar

de la guerra, las clases se dictaban a puerta cerrada en el colegio de Belén y

en algunos colegios de la capital.

9 «En 1882 la guerra del Pacífico no ha terminado, las clases continúan y se lee en las Memorias: “Nunca se podría

creer que un año comenzando con auspicios tan triste debiera transcurrir tan apaciblemente, las alumnas entraron

puntualmente el primer Lunes de Marzo de 1882. Hubiera podido suponerse que nada había cambiado si las visitas

que recibían cada domingo no las hubieran puesto al corriente de las consecuencias de la guerra tan desastrosas para

su patria. Las familias apreciaban cada vez más la calma y la paz que reinaban en el Sagrado Corazón». (Recavarren;

2003, 27p.)

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Los niños durante la Guerra con Chile Margarita Mora Ponce

5

Según el testimonio de Adriana de Gonzalez Prada, estudiante del colegio de

Belén en plena guerra, ella fue testigo desde pequeña de la guerra 1870 en

Francia. Estuvo en Lima durante la guerra con Chile. Para ella la guerra era

espantosa y un fenómeno raro. Aquí su testimonio:

«Poco había de durar nuestra paz conventual ese año; apenas empezadas las clases, el 5 de abril,

llegada de Chile la noticia de la declaratoria de guerra.

Yo en el acto juzgué la noticia a través de mis recuerdos: la palabra “Guerra” hacía siempre eco

doloroso en mi corazón y fenómeno raro, yo que me sentía tan francesa cuando me reprochaban de

serlo, me sentí igualmente muy peruana al saber la noticia, espantada al pensar que se iban a renovar

aquí los tristes episodios presenciados por mí el 70 en Francia

Mis compañeras se extrañaban de mi actitud, sin comprender que la experiencia adquirida a los seis

años, era la que se reflejaba en mis catorce, acabados de cumplir: ¡Ya yo sabía lo que era la

guerra!...

Volví a contarle a Margarita lo que cien veces le había referido al llegar al colegio, cuando todavía

de luto por mi hermana, estaban aún sangrando mis recuerdos.

Ella ahora me comprendía mejor y me escuchaba temblando por la suerte de los que ella quería,

como a su propia familia. Y así entre esas divagaciones nuestras, pasaban los días, esperando

ansiosas que nos llegaran noticias de los acontecimientos» (Adriana de Gonzalez Prada; 1947, p.

79).

Respecto a la ayuda social y a la solidaridad, las mujeres trabajaron

arduamente para proveer todo lo necesario para los combatientes. Madres e

hijas alistaban y preparaban todo lo necesario para los soldados combatientes

durante la guerra.

«Puede asegurarse, de manera general, que no hubo persona que dejara de contribuir a formar el fondo

de guerra, citándose hasta el caso, de aquellos (sic) dos niñas, que no pudiendo… de un donativo,

pobre que fuera, se cortaron de manera voluntaria, las hermosas trenzas, que formaban su más lindo

ornato.

Cada una de las señoras, que formaban las comisiones, llegaron a dirigirse a las damas residentes en

Lima, y en los balnearios, consiguiendo, sin esfuerzo, que todas correspondieran a espectativas

nacionales.

Como siempre, la mujer peruana, brilló por su entusiasmo y generosidad» (García y García; 1924,

412 p. T. I.).

Asimismo, las señoritas apoyaron a sus hermanos, y padres que defendían a

la patria durante la guerra. Las señoritas y sus madres cocían los uniformes

para los soldados y preparaban sus alimentos. Además, ellas cuidaban a los

niños, niñas y a ancianos. Algunas de ellas eran ricas (tenían riquezas), a

pesar de ello, ellas dejaron a un lado su poder. No hubo distinción social.

Las damas buscaron la manera de ayudar y solventar los gastos de la guerra.

Ellas fueron idóneas para los combatientes e inclusive mujeres de otras

nacionalidades se sumaron a la causa. Las mujeres eran trabajadoras, velaron

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Los niños durante la Guerra con Chile Margarita Mora Ponce

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y cuidaron a sus niños y a los huérfanos. Algunas de ellas, también mandaron

a la guerra a sus niños.

Estas mujeres luchadoras fueron: Rosa Vernal Ugarte, Isabel Gonzales de

Prada, Antonia Moreno de Cáceres, entre otras. Notamos que la mujer peruana

brilló por su entusiasmo y generosidad.

«Sacudido dolorosamente por la noticia de la guerra, la mujer se apresuró a desarrollar una serie de

actividades que sirvieran para sostener la economía que el país requería para hacer frente a la

contienda, ya que no estaba preparado en ese aspecto. Uno de los actos muy repetidos, cuyos

resultados permitieron habilitar hospitales de sangre con todas los implementos que se requerían

para los heridos, fueron los conciertos y actuaciones que permitieron en medio de la tristeza de la

adversidad que invadía el ambiente, resaltar el arte movido por el recóndito dolor de la destrucción y

de la muerte que se avecinaban» (Prieto; 1980, p. 529).

Esta guerra fue cruel y abominable, ya que muchos niños sufrieron traumas,

temores y no disfrutaron su infancia. En gran medida, los niños quedaron en la

orfandad a causa de la guerra. Ellos sufrían duramente, pero los hospitales, las

parroquias, los consulados extranjeros recurrían a ellos para protegerlos. Por

ejemplo cito un caso: La señora Antonia García10

llevó a su hija al Monasterio

de Santa Clara para que se eduque en el claustro. La niña se quedó en el

claustro con sus ropas y su gallina para que se entretenga. La señora García le

llevó al monasterio porque el Perú estaba en guerra. Este caso de la señora

García nos demuestra que los padres dejaban a sus hijos en los monasterios

para que estén seguros durante la guerra. Sin embargo, los niños sufrieron

traumas, muchos niños no disfrutaron su infancia, ya que algunos murieron por

enfermedades y otros eran víctimas de asalto.

La guerra fue terrible y catastrófica para los niños, puesto que afectaba su

infancia, y su mentalidad prematura. A su corta edad percibieron la guerra;

dejando huellas en sus vidas. A continuación, presentaré tres testimonios de

los niños que vivieron durante la guerra.

10 Monasterio Santa Clara. Legajo XXXIV: 122, Lima. 1884. En el Archivo Arzobispal de Lima.

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Los niños durante la Guerra con Chile Margarita Mora Ponce

7

El testimonio de Adriana de Gonzalez Prada, nos cuenta sobre la situación de

Lima y su colegio de Belén.

«Todo Lima se había vuelto un campamento donde venían a reunirse indios reclutados en la sierra

para formar batallones; arrastrando el paso, cansados antes de haber llegado, daba lástima verlos pasar

seguidos de sus pobres “rabonas” tan inconscientes como ellos que fielmente los seguían hacia el

matadero. Las gentes de Lima compadecidas, los animaban hablándoles:--¿A qué has venido? les

preguntaban,--“A matar chileno, animal grandazo con sus botas”…contestaban ingenuamente en su

ignorancia de saber contra quien iban a batirse.

Sin embargo, rápido pasaba el tiempo impasible como siempre ante nuestra felicidad o

desgracia…Volví al colegio, sola esa vez, sin mi querida compañera; pero ya aclimatada al ambiente,

formando parte del medio, encariñada con su buena o mala fortuna. Muy pocas niñas vinieron ese año

al colegio no sólo de provincias sino del mismo Lima sin quererse separar de los seres queridos, en el

momento del peligro que todos presagiaban. Mi papá por el contrario, prefirió que yo regresara al

colegio, creyéndome más protegida en medio de las madres y sobre todo más libres ellos dos, en

espera de los acontecimientos» (Adriana de Gonzalez Prada; 1947, p. 83).

Asimismo, presentamos otro testimonio del niño José Santos Chocano, quien

nos manifiesta que desde párvulo percibió la guerra; apenas tenía 4 años. Él

dice que su niñez fue la guerra del Pacífico. Aquí su testimonio:

«Había empezado apenas la ocupación de Lima. Los clarines del ejército que entró a ocuparla sonaron de

tal modo en mis oídos cuando me faltaba aún mucho para cumplir seis años, que ensordecieron para

siempre mi niñez. Mi niñez quedó encerrada en casa en el enclaustramiento impuesto por la ley marcial

de un ejército vencedor en una ciudad cautiva. Durante dos pasados años cayó sobre mi espíritu de niño la

lápida de un silencio sepulcral…Yo no corrí, yo no reí, yo no jugué, yo no tuve propiamente niñez»

(Chocano, 1940: p. 45)

Durante la guerra, su familia sufrió mucho; fueron momentos desagradables. La

familia estaba acongojada, porque su padre participó en las batallas en Lima.

«Uno de los recuerdos más vivos de mi infancia es la despedida de mi padre, vestido con sus viejos arreos

militares, a cumplir el deber. Es una estrofa viva de la “Iliada”, que nunca olvidaré.

Estoy yo en brazos de mi madre. Mi hermano mayor reza, arrodillada ante un bello calvario que impone

su sobrio misticismo en el dormitorio paternal. Mi padre mudamente nos abraza, a mi hermana primero, a

mí después, a mi madre finalmente. Mi madre no derrama una lágrima, mientras que mi hermana solloza»

(Chocano, 1940: p.44)

A pesar de la guerra, el niño Chocano se entretenía con las lecturas que su madre la leía cada día. La lectura fue su entretenimiento. «Los únicos entretenimientos de mi niñez fueron los cuentos de mi madre y los relatos militares de mi

padre. Mis únicos juguetes fueron los libros: leí, estudié; supe mucho más de lo que debí saber para mis

años. Carecí, en cambio, del candor infantil.

Precoz mi inteligencia, precoz mi corazón» (Chocano, 1940: p. 48)

El niño Chocano siempre estaba al lado de su madre, pues el amaba mucho a

su mamá. Por eso él le seguía a donde ella iba. Su madre también colaboró,

atendiendo a los heridos y enfermos.

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Los niños durante la Guerra con Chile Margarita Mora Ponce

8

«En uno de los hospitales de sangre— recuerdo bien que denominado de la Cruz Blanca— mi madre

asiste hasta la muerte a un jefe chileno apellidado Supper, uno de cuyos hijos— Carlos— hace constar,

con gentileza marcial, su más profundo reconocimiento por la prolijidad de la asistencia. Es éste el primer

contacto en que mi niñez se halla con el ejército vencedor: u viejo y bravo jefe chileno que se muere bajo

el cuidado de mi madre, ante la que me parece estoy viendo inclinarse con respeto a los dos hijos,

militares también de gallarda y en aquella ocasión dolorida presencia. En el fondo del cuadro, se me

antoja ahora que ha de haber pasado la sombra del Maestro de Maestros, balbuceando tal vez: Amaos los

unos a los otros…» (Chocano, 1940: p. 45)

La niña Dora Mayer, también sintió los efectos de la guerra. En esa época, ella

tenía 12 años. Para ella, la guerra era terrible; según su testimonio, los

alimentos habían escaseado, por eso, ella y sus padres tratan de comprar los

alimentos básicos para su sustento. Aquí su testimonio:

«Fue el 6 de abril de 1879 que regresabamos de Lima en la tarde en el tren ferrocarril Inglés, entraban los

muchachos vendedores de periódicos, que sólo ahora llevan desde unos tantos años el apodo de

“canillitas”, pregonando la declaratoria de guerra de parte de Chile. Mis padres la cara seria; ellos

tomaron la noticia el peso que yo no podía apreciar». (Mayer, 1992, Vol. I: p. 125)

«Previendo las perturbaciones comerciales mi papá compró un quintal de arroz y un quintal de frijoles

cocachos; una arroba de azúcar, dos panes de azúcar, y un cajón de té chino. Mi mamá que apuntaba los

gastos diarios anotó precios del pan y otros artículos de primera necesidad muy parecidos a los que rigen

en la presente post-guerra. Sin duda no había carne, pues en esa época llegué a conocer todas las clases de

pescado […].

No se hacía cola para el pan, sino que se luchaba por este artículo a codazo limpio ante los kioscos

municipales que se había instalado en la plaza de abastos. Debe de haber escaseado completamente el pan

a consecuencia del bloqueo en 1880, pues recuerdo que mi mamá cocinaba camotes para el desayuno

mientras yo me entretenía con un libro ilustrado, acompañándola en el corral». (Mayer, 1992, Vol. I: pp.

125 -126)

Aparte de ello, la iglesia11 fue respetada por el ejército invasor chileno; pero

algunas de ellas fueron saqueadas. Esta guerra, también llamada guerra del

Salitre, trajo consecuencias deplorables para la iglesia del Perú;

específicamente en el orden económico (préstamos, diezmos y ofrendas).12

Asimismo, la iglesia alentó a sus hijos, al pueblo peruano, a defender el suelo

patrio. Además, en todo instante, estuvo al lado del pueblo, compartiendo sus

dolores y tratando de aliviar los males que la guerra traía consigo a la patria.

11 Véase el libro para conocer sobre la iglesia durante la guerra. La Historia de la Iglesia, T. V. Rubén Vargas

Ugarte, pp. 308-310

12 Expone que los moradores del Colegio Seminario de Lima tiene ha dispuesto la remisión de 100 soles mensuales

para los gastos de la guerra con Chile. (CMN XXX: 190. Lima 1879, abril, 30. Oficio. Seminario Conciliar de

Santo Toribio de Lima- Amador Sotomayor, Arzobispo de Lima). 1f. 1b. Así como este colegio, otros conventos

y monasterios también colaboraron con sus diezmos y mesnadas para cubrir los gastos de la guerra.

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Los niños durante la Guerra con Chile Margarita Mora Ponce

9

La iglesia, también, propuso que todos los cuerpos del ejército que han de

luchar contra el enemigo tuviesen sus respectivos capellanes.

La solidaridad y el amor de la iglesia se reflejaron al recibir a los niños y niñas

y familias en sus monasterios y conventos, para así protegerlos del ejército

invasor chileno.

En la carta Pastoral del Dr. Francisco Orueta y Castrillón expresa el ánimo y

confianza para que los combatientes luchen en la guerra.

« ¡Soldados y Marinos! ¡Id a los campos del honor a enaltecer, con vuestros grandes hechos, el

nombre glorioso del Perú! Id, con la bendición de vuestro Pastor y vuestro Padre, que os la da, de lo

íntimo de su corazón, y que no cesará de orar y ofrecer sacrificios por vosotros, durante vuestra

ausencia. Id a segar nuevos laureles para coronar la frente inmaculada de la Patria, como los hicisteis

en Mayo del 66 y lo hicieron vuestros padres en las memorables jornadas de la independencia. Pero no

olvidéis, amados hijos, que nuestro Dios es el Dios de los ejércitos, que da la victoria confianza, según

su beneplácito. Invocadle, pues, humildemente y poned en El vuestra confianza, para que os proteja y

proteja nuestra causa. No olvidéis, asimismo, que el soldado cristiano, si debe ser léon invencible ante

el enemigo, debe ser igualmente manso cordero y amigo generoso para el vencido, en quien ha de

mirar un hermano, que hacen dos veces sagrado la Religión y la Humanidad

Carta Pastoral que el Ilustrisimo y Rmo. Sr. Dr. Francisco Orueta y Castrillón, Arzobispo de Lima, dirige al Clero

y fieles de su Arquidiocesis con motivo de La Guerra declarada al Perú por la República de Chile. (Esta Carta

Pastoral se ubica como apéndice de la conferencia realizada por Armando Nieto. p. 165)

Esta carta pastoral nos da a entender que la iglesia de entonces, también

intervenía alentado y animando a los combatientes para que sigan luchando

en la guerra. Asimismo pongan su confianza en Dios.

A manera de Conclusión

A manera de conclusión: Los niños durante la guerra con Chile en la ciudad de

Lima sufrieron traumas, muchos niños no disfrutaron su infancia; ya que

algunos murieron por enfermedades, o eran víctimas de asalto o formaron

parte del escuadrón de guerra.

Esta guerra perjudicó a grandes y a pequeños, sobre todo a los niños, ya que

la ciudad estaba saqueada y destruida. Sin embargo, hubo manos caritativas y

solidarias que velaron por ellos, principalmente por los huérfanos o

desamparadas. Isabel Gonzales de Prada estuvo con los huérfanos en su

hogar, ella les cuidaba y velaba por el bienestar de estos pequeños13.

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Los niños durante la Guerra con Chile Margarita Mora Ponce

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Los niños héroes nacieron del colegio Guadalupe, de la Escuela de Cabitos y

de otras zonas del Perú. Esto muchachos, de distintas clases sociales, fueron

valientes y se guiaron por el espíritu patriótico para luchar por amor a la

patria14. A pesar de ser menores de edad, no fue obstáculo para inmolarse en

la guerra. Estos niños héroes demostraron que unidos podían hacer frente al

ejército invasor chileno. Esta actitud lo tuvieron, por ejemplo, los hijos del

coronel Francisco Bolognesi15, Enrique y Augusto, quienes lucharon duramente

por la patria, siguiendo el ejemplo de su querido padre.

Respecto a las niñas, ellas no pelearon en la guerra; pero varias de ellas

tuvieron enseñanzas escolares en los conventos; y otras permanecían con su

familia. Asimismo, ellas también percibían la catastrófica guerra, sobre todo de

algunas de ellas sus padres y hermanos estaban luchando en la guerra, por

eso, esta situación les preocupaba mucho.

En resumen, los niños durante la guerra con Chile sufrieron mucho de

diferentes maneras. A pesar de ello, surgieron niños héroes, valientes

soldados, que dieron todo de sí por mantener el nombre alto de nuestra patria.

Estos pequeños son muy valerosos y siempre debemos recordarlos y

homenajearlos, puesto que forma parte de nuestra memoria nacional e

histórica. Asimismo, tener presente a los niños16, en todo momento, puesto

que, la guerra es un acto abominable y ellos son sus principales víctimas.

13 Véase el libro, Mi Manuel. Adriana de Gonzalez de Prada. Editorial Cultura Antártica S.A. 1947. Lima, Perú.

101-102 pp.

14 Cabe resaltar que los niños que lucharon por su patria durante la guerra con Chile. Concebían el concepto de

patria, tal como se concebía en la época. Es decir, el concepto de patria estaba en formación. Estos niños

lucharon por defender la patria, en su conciencia, sabían que luchaban guiándose por el sentimiento

individual y no nacional. Sobre todo, ellos se guiaban de los grandes hombres como Grau, Bolognesi, y

Cáceres. Estos grandes héroes eran su modelo a seguir. Para su mejor comprensión, véase el estudio realizado

por el Dr. Miguel Maticorena, “La Idea de patria”, quien estudió claramente este asunto.

Al respecto el Dr. Maticoena nos explica: “En Grau y los héroes de la guerra con Chile, la Patria o la Nación, son

un sentimiento, hay que reconocer que la Nación en el sentido moderno estaba en gestación. La estructura

material de la nación se estaba formando”.

15 Véase el libro, Bolognesi y sus hijos. Familia de héroes. Ismael Portal. 2ª. Edición. 1950. Lima, Perú. 57-58 pp.

16 A mí parecer, el Estado siempre debe velar por la niñez; y los padres deben cuidar y educar a sus hijos, puesto

que de ellos depende el futuro de la nación. Y no permitir más, estos actos como la guerra, puesto que lastima a

la niñez.

A partir de los testimonios presentados, tengamos presente que cada niño y niña que sobrevive a la guerra tiene

dos historias: una de la guerra y otra de sus consecuencias.

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Los niños durante la Guerra con Chile Margarita Mora Ponce

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FOTOGRAFÍAS DE LOS NIÑOS Y NIÑOS HÉROES

LOS HIJOS DEL CORONEL FRANCISCO BOLOGNESI

AUGUSTO BOLOGNESI. Tomado del Archivo Courret. ENRIQUE BOLOGNESI. Tomado del Archivo

Courret.

NÉSTOR BATARENO. Tomado del Texto. Niño Héroe de la guerra de 1879, José A. Gamarra Puertas.

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Los niños durante la Guerra con Chile Margarita Mora Ponce

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HUÉRFANOS DE LA GUERRA. Tomado del Libro. La Batalla de Lima, Guillermo Thorndike.

LAS HIJAS DEL MARISCAL ANDRÉS AVELINO CÁCERES. SOBREVIVIERON LA FUNESTA GUERRA.

Tomado del libro. Recuerdos de la Campaña de Breña, Antonia Moreno de Cáceres.

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Los niños durante la Guerra con Chile Margarita Mora Ponce

13

LOS CABITOS

Los cabitos. Los jóvenes y adolescentes con el uniforme de soldado, las armas en defensa de la integridad territorial, la ha erigido el Monumento a ellos. Tomado del libro. La Gesta de Lima. 1881-13/15-Enero-1981.

Batallón Los Cabitos, conformado por alumnos de la Escuela de Clases, que funcionó desde 1874. Tomado del libro. Historia General del Ejército Peruano, T. V. El Ejército en la República: Siglo XIX. Volumen I. Alejandro Seraylan Leiva.

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Los niños durante la Guerra con Chile Margarita Mora Ponce

14

LOS HIJOS DEL HÉROE MIGUEL GRAU SEMINARIO

Carlos Grau Cabero, año 1877.*

María Luisa Grau Cabero, año 1886.*

Miguel Grau Cabero, año 1883.*

(*) Estas fotos fueron tomadas del libro. Autorretrato 1850 Perú 1900, Guillermo Thorndike.

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Los niños durante la Guerra con Chile Margarita Mora Ponce

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