Han pasado seis años y no encuentro ni una razón para amarla, su actitud para conmigo nunca fue la más hermosa, siempre había razones para cancelarme, siempre lidiando con la sombra de otro, al grado de no poder soportar más y salir huyendo con el corazón desgarrado, lo hice una, dos, tres veces, no recuerdo cuantas, pero siempre el tiempo pasaba y la necesidad de verla podía una vez más con mi para con ella débil fuerza de voluntad, o no lo sé, era mucho lo que tenía que evitar sentir, eran noches gritando su nombre en alguna avenida mientras conducía mi motocicleta o tal vez susurrándolo en silencio en mi cama, pero siempre volví una, dos, tres veces, hoy no recuerdo cuantas.

En el pasado me había dicho alguna vez, ya estoy harto, ya no puedo con eso, pero ahí estaba yo una vez más, sigo sin saber por qué la amo, ella me pregunto hace poco si yo no me había enamorado de alguna ilusión, le dije que no, yo sé perfectamente de la mujer de la que me enamore, han sido muchos años y la conozco bien, lo cual me hace preguntarme, por qué carajo la amo. Nunca ha sido tan linda persona conmigo, los pocos momento felices, han sido solo eso, momentos y realmente pocos, o al menos con pausas. Nunca logre establecer una relación con ella, siempre mis esfuerzos fueron inútiles, causa de mi maldito miedo. Nunca supe cómo actuar con ella, solo buscaba hacerla feliz pero la distancia se interponía y cuando lograba decirle que nos viéramos, las más de las veces siempre de último momento me decía que no, y ahí estaba yo una vez más, desolado, esperando el momento para poder volver a verla. Creo que la mayoría de las veces fue porque ella tenía que venir al DF y entonces aprovechábamos la breve oportunidad para platicar y reírnos, para mirarnos… esa hermosa mirada suya… tiene la cualidad de ponerme nervioso, han pasado 6 años y no logro evitar sentir ese vacío dentro de mí al saber que voy a verla, me pone en estado muy difícil de explicar, la sensación ni si quiera es agradable, cierta nausea de nervios, pero cuando por fin esta de frente todo es distinto, una sonrisa suya puede hacerme sentir que todo está bien, que nunca ha pasado nada. Los minutos se van y cada vez más unidos, las ansias de besar sus labios cada segundo son más insoportables, pero me contengo, ha pasado mucho tiempo y se las consecuencias de hacerlo, un beso suyo me hace volar, podrían matarme

después de haberla besado, moriría feliz, en éxtasis. Siento su respiración y mi ser es otro, desaparece de mí, se pierde de mí, se queda con ella, y no un momento, ni unas horas, son días, meses. Así pasan los minutos y se va una vez más de mi vida, se va con la misma casualidad que la puso de frente a mí y con mis ilusiones de que ahora será distinto, pero nunca lo fue, ni una, ni dos, ni tres, ya no recuerdo cuantas veces, el tiempo hace sus estragos y ella poco a poco una vez más distante, cortante, el pedir volver a verla se hace una ilusión que termina perdiéndose en el tiempo, hasta que la casualidad la pone frente a mí y después, lo mismo.

Ya me canse y ni siquiera sé por qué, si no se ni por que la amo, creo que antes lo sabía, yo se lo decía y mencionaba todo lo que me encantaba de ella, lo escribí y lo reescribí muchas veces, se lo decía, se lo mandaba, pero ahora ya no sé por qué la amo.

La historia sigue, las circunstancias han cambiado, pero da lo mismo, el final siempre fue el mismo. No sé si los escasos momentos agradables que pase con ella fueran tan hermosos que por eso me he aferrado, aunque sigo sin saber cómo ha pasado tanto tiempo, creo que aquella historia de nuestros días que alguna vez empecé a escribir ha llegado a su fin.