nestor verona 15 86

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N.º 86 · Abril · 2014 15 la ciudad de La Laguna, pero tam- bién, sus comarcas: “La profesora de la ULL, la dra. Maisa Navarro -continúa- decía que La Laguna era un magnífico ejemplo de ciudad territorio. Me encanta esa idea de La Laguna, porque es muy inclusiva. La ciudad se abastecía con los recursos también de las comarcas, principal- mente Anaga y nordeste, y aún hasta hace poco, bajaban las gangocheras del Parque Rural a la Plaza de la Pila Seca a gangochear. Se ha mantenido vivo el hilo de la memoria histórica, solo que ahora convive con la fibra óptica. Es otra manera de verlo, más abierta y participativa, más inclusi- va. Se organizan actividades en los senderos del tiempo, el Parque Rural de Anaga, brindando un ejemplo de desarrollo sustentable, un espacio donde la actividad antrópica no cercena los ciclos y procesos natu- rales de manera irreversible, sino que muy al contrario, contribuye a ellos, a su perpetuación y la de las personas mismas. La construcción de ese paisaje es la imagen del inter- cambio entre hombre y naturaleza: paredes escalonadas, muros hechos generación tras generación que se funden con la antiquísima roca del Macizo de Anaga, siendo la estampa de una armonía que otros espacios del planeta han perdido. Ahí reside su magia, en su diversidad.” nocer esos valores, es una manera de rescatarlos del olvido, pero más importante aún, de hacer partícipes a los ciudadanos y ciudadanas de la salvaguarda y protección de los mismos. Sólo conociendo nuestra historia, podremos valorarla en su justa medida y ser críticos con los errores del pasado. Además, La Laguna, hoy, es la ciudad que vuelve a vivir ese renaci- miento que la vio nacer, y despunta en comercio, turismo y cultura. Una ciudad abierta, universitaria, cos- mopolita y funcional, que conjuga todo el peso de su historia con una oferta de ocio atractiva, gastro- nomía, naturaleza y fiesta. Y por eso, quién la conoce, se enamora de sus aires coloniales, que tanto recuerdan a las nuevas fundaciones americanas; se enamora de sus gen- tes y sus comarcas. Pasear por sus calles, tomar un café, una tapa y un vino, bajo la mirada de la historia, o recorrer sus espacios patrimoniales más emblemáticos, son solo parte de sus atractivos. Descubrir los misterios que guarda, y participar activamente de la trama de su his- toria, es ahora posible, ahora que está más viva que nunca. Por eso me apasiona lo que hago en DINa3, porque ponemos en valor esos “patrimonios” a veces olvidados. Es una manera diferente de contar la historia e interpretar sus claves. ¿Qué hecho histórico pudo dar ori- gen a tal o cual leyenda? ¿Qué nos quiere contar? La gestión cultural y de los recursos patrimoniales se ha convertido en una de las primordiales técnicas para la dinamización y puesta en va- lor de estos espacios con alto valor histórico y etnográfico. Experien- cias ya consolidadas demuestran la eficacia de los programas de divulgación cultural y educación lúdica para la consolidación de los destinos turísticos como espacios patrimoniales de primer orden. Generar riqueza en el comercio cercano y expectativas en los po- tenciales usuarios son metas que solo se consiguen con una buena gestión de los recursos, con la divulgación de los contenidos apro- piados y con la dinamización de los espacios patrimoniales a través de proyectos concretos de puesta en valor del turismo cultural. Una de las principales estrategias para la consecución de estos fines es el diseño y puesta en marcha de rutas guiadas por el patrimonio, herra- mienta para la gestión cultural que se ha demostrado muy eficaz en la dinamización de aquellos espacios simbólicamente representativos. Para ello proponemos el diseño de rutas culturales y patrimoniales interpretativas, en las que los con- tenidos históricos transversales consolidan una imagen atractiva de los destinos, una imagen diversa y heterogénea, en función del tipo de usuario, y que fomentan valores tales como la conservación, divul- gación y puesta en valor de estos espacios. Eso es lo que hacemos, y lo que nos apasiona.” A Néstor Verona le apasiona su trabajo tanto como la ciudad en la que desarrolla gran parte del mismo; artículo E s el director de ese proyecto llamado DINa3 Dinamización y gestión que apuesta por mantener el patrimonio de La Laguna vivo. Hemos hablado con él y nos ha contado por qué le apasiona lo que hace. Una mañana fresca con algo de lluvia fina, muy lagunera, y un café en una terraza del casco histó- rico para charlar con un historiador poco común. “La Laguna está más viva que nunca -comienza diciendo. Es mucho más que su tesoro patrimonial, pero hay que aprender a mirarla. Los valores que hacen de La Laguna una ciudad tan singular, Patrimonio Cultu- ral Mundial, muchas veces están ocultos por los propios hechos his- tóricos, silenciados como el rumor húmedo de esa otra laguna oculta, la que dio nombre a la ciudad, la de San Cristóbal. A orillas de aquel lago de aguas poco profundas, hoy oculto bajo la nueva ciudad jardín, se establecieron quienes diseñaron lo que 500 años después seguimos descubriendo a cada paso: una ciu- dad del Renacimiento que guarda en su trazado, en su concepción, las principales líneas de pensamiento de una época o, como apuntaba Fernando Herráiz, una ciudad que está entre el cielo y la piedra. Claro que quién, o quiénes, nos plantean este enigma, permanecen ocultos, como el agua aquella otra laguna. Sólo nos dejaron pistas, y éstas, hay que aprender a leerlas, porque están en las fachadas de los edificios, en las plazas, en los callejones, en los túneles y pasadizos, en las calles. Algunas incluso, en nuestra me- moria colectiva, como las que nos aporta la leyenda de la calle torcida donde, dicen, le mataron un hijo al Adelantado. Una leyenda que ha permanecido en la ciudad más de 500 años (y que aún se conoce en sus diferentes versiones), para explicar que una calle está, inex- plicablemente, torcida. Edificios alineados en la trama urbana con el desarrollo del sol el día del equi- noccio, torres dirigidas hacia el solsticio de invierno, proporciones áureas, círculos concéntricos… el pensamiento de una época, una ciudad laboratorio de la ciencia y la mística del renacimiento europeo. Ahora, a esos grandes valores universales que alberga, súmale las historias de lo cotidiano: las intrigas, las desgracias y alegrías de tantas vidas vividas en esos espacios. Súmale los ejemplos concretos de arquitectura civil y religiosa, de arquitectura popular, palacios y conventos, con sus cu- biertas mudéjares, y esos muros de mampuesto que han sido testigos mudos de la Historia. Si prestas atención, a veces ocurre que esos muros cuentan historias de otro tiempo, que han dejado su huella en la tradición oral o, con mayor fortuna, fueron documentadas y rescatadas del olvido. Dar a co- Redacción Me apasiona La Laguna, por Néstor Verona Director de ese proyecto llamado DINa3 Dinamización y gestión, que apuesta por mantener el patrimonio de La Laguna vivo “Los valores que hacen de La Laguna una ciudad tan singular, Patrimonio Cultural Mundial, muchas veces están ocultos por los propios hechos históricos”

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N.º 86 · Abril · 2014 15

la ciudad de La Laguna, pero tam-bién, sus comarcas: “La profesora de la ULL, la dra. Maisa Navarro -continúa- decía que La Laguna era un magnífico ejemplo de ciudad territorio. Me encanta esa idea de La Laguna, porque es muy inclusiva. La ciudad se abastecía con los recursos también de las comarcas, principal-mente Anaga y nordeste, y aún hasta hace poco, bajaban las gangocheras del Parque Rural a la Plaza de la Pila Seca a gangochear. Se ha mantenido vivo el hilo de la memoria histórica, solo que ahora convive con la fibra óptica. Es otra manera de verlo, más abierta y participativa, más inclusi-va. Se organizan actividades en los senderos del tiempo, el Parque Rural de Anaga, brindando un ejemplo de desarrollo sustentable, un espacio donde la actividad antrópica no cercena los ciclos y procesos natu-rales de manera irreversible, sino que muy al contrario, contribuye a ellos, a su perpetuación y la de las personas mismas. La construcción de ese paisaje es la imagen del inter-cambio entre hombre y naturaleza: paredes escalonadas, muros hechos generación tras generación que se funden con la antiquísima roca del Macizo de Anaga, siendo la estampa de una armonía que otros espacios del planeta han perdido. Ahí reside su magia, en su diversidad.”

nocer esos valores, es una manera de rescatarlos del olvido, pero más importante aún, de hacer partícipes a los ciudadanos y ciudadanas de la salvaguarda y protección de los mismos. Sólo conociendo nuestra historia, podremos valorarla en su justa medida y ser críticos con los errores del pasado.

Además, La Laguna, hoy, es la ciudad que vuelve a vivir ese renaci-miento que la vio nacer, y despunta en comercio, turismo y cultura. Una ciudad abierta, universitaria, cos-

mopolita y funcional, que conjuga todo el peso de su historia con una oferta de ocio atractiva, gastro-nomía, naturaleza y fiesta. Y por eso, quién la conoce, se enamora de sus aires coloniales, que tanto recuerdan a las nuevas fundaciones americanas; se enamora de sus gen-tes y sus comarcas. Pasear por sus calles, tomar un café, una tapa y un vino, bajo la mirada de la historia, o recorrer sus espacios patrimoniales más emblemáticos, son solo parte de sus atractivos. Descubrir los misterios que guarda, y participar activamente de la trama de su his-toria, es ahora posible, ahora que está más viva que nunca. Por eso me apasiona lo que hago en DINa3, porque ponemos en valor esos “patrimonios” a veces olvidados. Es una manera diferente de contar la historia e interpretar sus claves. ¿Qué hecho histórico pudo dar ori-gen a tal o cual leyenda? ¿Qué nos quiere contar?La gestión cultural y de los recursos patrimoniales se ha convertido en una de las primordiales técnicas para la dinamización y puesta en va-lor de estos espacios con alto valor histórico y etnográfico. Experien-cias ya consolidadas demuestran la eficacia de los programas de divulgación cultural y educación lúdica para la consolidación de los

destinos turísticos como espacios patrimoniales de primer orden. Generar riqueza en el comercio cercano y expectativas en los po-tenciales usuarios son metas que solo se consiguen con una buena gestión de los recursos, con la divulgación de los contenidos apro-piados y con la dinamización de los espacios patrimoniales a través de proyectos concretos de puesta en valor del turismo cultural. Una de las principales estrategias para la consecución de estos fines es el diseño y puesta en marcha de rutas guiadas por el patrimonio, herra-mienta para la gestión cultural que se ha demostrado muy eficaz en la dinamización de aquellos espacios simbólicamente representativos. Para ello proponemos el diseño de rutas culturales y patrimoniales interpretativas, en las que los con-tenidos históricos transversales consolidan una imagen atractiva de los destinos, una imagen diversa y heterogénea, en función del tipo de usuario, y que fomentan valores tales como la conservación, divul-gación y puesta en valor de estos espacios. Eso es lo que hacemos, y lo que nos apasiona.”

A Néstor Verona le apasiona su trabajo tanto como la ciudad en la que desarrolla gran parte del mismo;

artículo

Es el director de ese proyecto llamado DINa3 Dinamización y

gestión que apuesta por mantener el patrimonio de La Laguna vivo. Hemos hablado con él y nos ha contado por qué le apasiona lo que hace. Una mañana fresca con algo de lluvia fina, muy lagunera, y un café en una terraza del casco histó-rico para charlar con un historiador poco común.

“La Laguna está más viva que nunca -comienza diciendo. Es mucho más que su tesoro patrimonial, pero hay que aprender a mirarla. Los valores que hacen de La Laguna una ciudad tan singular, Patrimonio Cultu-ral Mundial, muchas veces están ocultos por los propios hechos his-tóricos, silenciados como el rumor húmedo de esa otra laguna oculta, la que dio nombre a la ciudad, la de San Cristóbal. A orillas de aquel lago de aguas poco profundas, hoy oculto bajo la nueva ciudad jardín, se establecieron quienes diseñaron lo que 500 años después seguimos descubriendo a cada paso: una ciu-dad del Renacimiento que guarda en su trazado, en su concepción, las principales líneas de pensamiento de una época o, como apuntaba Fernando Herráiz, una ciudad que está entre el cielo y la piedra. Claro que quién, o quiénes, nos plantean este enigma, permanecen ocultos, como el agua aquella otra laguna. Sólo nos dejaron pistas, y éstas, hay que aprender a leerlas, porque están en las fachadas de los edificios, en las plazas, en los callejones, en los túneles y pasadizos, en las calles. Algunas incluso, en nuestra me-moria colectiva, como las que nos aporta la leyenda de la calle torcida donde, dicen, le mataron un hijo al Adelantado. Una leyenda que ha permanecido en la ciudad más de 500 años (y que aún se conoce en sus diferentes versiones), para explicar que una calle está, inex-plicablemente, torcida. Edificios alineados en la trama urbana con el desarrollo del sol el día del equi-noccio, torres dirigidas hacia el solsticio de invierno, proporciones áureas, círculos concéntricos… el pensamiento de una época, una ciudad laboratorio de la ciencia y la mística del renacimiento europeo.

Ahora, a esos grandes valores universales que alberga, súmale las historias de lo cotidiano: las intrigas, las desgracias y alegrías de tantas vidas vividas en esos espacios. Súmale los ejemplos concretos de arquitectura civil y religiosa, de arquitectura popular, palacios y conventos, con sus cu-biertas mudéjares, y esos muros de mampuesto que han sido testigos mudos de la Historia. Si prestas atención, a veces ocurre que esos muros cuentan historias de otro tiempo, que han dejado su huella en la tradición oral o, con mayor fortuna, fueron documentadas y rescatadas del olvido. Dar a co-

Redacción Me apasiona La Laguna, por Néstor Verona

Director de ese proyecto llamado DINa3 Dinamización y gestión, que apuesta por mantener el patrimonio de La Laguna vivo

“Los valores que hacen de La Laguna una ciudad

tan singular, Patrimonio

Cultural Mundial, muchas veces están

ocultos por los propios hechos

históricos”