neguentropía de edgar morin

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Texto extraído de La vida de la vida, de Edgar Morin, para trabajar en: A] contrastación del análisis del proceso de decadencia que realiza Friedrich Nietzsche en el capítulo El problema de Sócrates de su obra El ocaso de los ídolos, con el concepto de neguentropía que desarrolla la perspectiva compleja de Morin en su segundo tomo de El método, mencionado en el título; B] comparación de ideas de ambos autores que coinciden –para diferentes concatenaciones argumentativas, aunque en diversos niveles temáticos que parecieran resultar isomorfos– en asociar indisolublemente erotismo y lucha. C] reconocimiento de una convergencia inesperada –a ser analizada e interpretada– entre las dos visiones anteriores y las consecuencias de la prueba de la inmortalidad del alma basada en la existencia de contrarios que expone Platón en el Fedón. La relación neguentropía / entropía no podría clasificarse por una especie de compartimentación: la neguentropía reina en el interior del sistema y saca al exterior, como subproducto de su actividad, la entropía. De hecho, y ya la idea de desorganización / reorganización permanente lo pone de manifiesto, la relación neg / entrópica es extremadamente íntima. No basta con decir que la organización neguentrópica responde a la degradación que ocasiona todo trabajo, renovando su energía y restaurándose permanentemente. Es preciso comprender que la relación neg / entrópica tiene también un carácter recursivo: el proceso mismo que combate la desorganización renueva las causas. Como la reorganización permanente es en sí misma trabajo y transformación, trabaja así igualmente en su propia desorganización, la cual a su vez trabaja para esta reorganización, y así sucesivamente en un ciclo infernal que es al mismo tiempo el bucle productor-de-sí: la organización neguentrópica suscita lo que combate; renueva el mal que rebate; no puede detenerse, bajo pena de muerte. Y efectivamente, a la larga, bajo el efecto, sea acumulativo, sea brutal de alea y de perturbaciones externas, la regeneración degenera. La reorganización se desorganiza; así, se envejece en la lucha contra el envejecimiento. El ser vivo no muere sólo por accidente, no muere sólo por la fatalidad estadística, está comprometido con la muerte desde su nacimiento porque debe trabajar para no morir. El trabajo a corto plazo, es la libertad; el trabajo a largo plazo es la muerte. Hay una tragedia dialéctica en todo ser neguentrópico. El sol, nuestro meganeguéntropo vive de la agonía, como hemos visto, quemando su propia sustancia, su propio ser, hasta la muerte violenta. El ser vivo lleva la tragedia dialéctica de otra manera. Alimenta su muerte desarrollándose y dilatándose. Esta formidable complejidad, donde entropía / neguentropía, desorganización / reorganización, degeneración / regeneración, vida / muerte están tan íntima, tan gordianamente unidas y mezcladas, de manera evidentemente complementaria, concurrente y antagonista, encuentra su expresión más densa y completa en fórmula de Heráclito: “Vivir de muerte, morir de vida.” Toda organización neguentrópica trabaja para su muerte trabajando para su vida. Pero sabe transformar en proceso de vida el proceso de muerte. Comprender la complejidad neguentrópica es comprender la complejidad del

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Texto completo de una reflexión en la que se aunan los pares de opuestos de Heráclito con las reflexiones vinculadas a la termodinámica.

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Page 1: Neguentropía de Edgar Morin

Texto extraído de La vida de la vida, de Edgar Morin, para trabajar en:

A] contrastación del análisis del proceso de decadencia que realiza Friedrich Nietzsche en el capítulo El problema de Sócrates de su obra El ocaso de los ídolos, con el concepto de neguentropía que desarrolla la perspectiva compleja de Morin en su segundo tomo de El método, mencionado en el título; B] comparación de ideas de ambos autores que coinciden –para diferentes concatenaciones argumentativas, aunque en diversos niveles temáticos que parecieran resultar isomorfos– en asociar indisolublemente erotismo y lucha.C] reconocimiento de una convergencia inesperada –a ser analizada e interpretada– entre las dos visiones anteriores y las consecuencias de la prueba de la inmortalidad del alma basada en la existencia de contrarios que expone Platón en el Fedón.

La relación neguentropía / entropía no podría clasificarse por una especie de compartimentación: la neguentropía reina en el interior del sistema y saca al exterior, como subproducto de su actividad, la entropía. De hecho, y ya la idea de desorganización / reorganización permanente lo pone de manifiesto, la relación neg / entrópica es extremadamente íntima. No basta con decir que la organización neguentrópica responde a la degradación que ocasiona todo trabajo, renovando su energía y restaurándose permanentemente. Es preciso comprender que la relación neg / entrópica tiene también un carácter recursivo: el proceso mismo que combate la desorganización renueva las causas. Como la reorganización permanente es en sí misma trabajo y transformación, trabaja así igualmente en su propia desorganización, la cual a su vez trabaja para esta reorganización, y así sucesivamente en un ciclo infernal que es al mismo tiempo el bucle productor-de-sí: la organización neguentrópica suscita lo que combate; renueva el mal que rebate; no puede detenerse, bajo pena de muerte.

Y efectivamente, a la larga, bajo el efecto, sea acumulativo, sea brutal de alea y de perturbaciones externas, la regeneración degenera. La reorganización se desorganiza; así, se envejece en la lucha contra el envejecimiento. El ser vivo no muere sólo por accidente, no muere sólo por la fatalidad estadística, está comprometido con la muerte desde su nacimiento porque debe trabajar para no morir.

El trabajo a corto plazo, es la libertad; el trabajo a largo plazo es la muerte. Hay una tragedia dialéctica en todo ser neguentrópico. El sol, nuestro meganeguéntropo vive de la agonía, como hemos visto, quemando su propia sustancia, su propio ser, hasta la muerte violenta. El ser vivo lleva la tragedia dialéctica de otra manera. Alimenta su muerte desarrollándose y dilatándose. Esta formidable complejidad, donde entropía / neguentropía, desorganización / reorganización, degeneración / regeneración, vida / muerte están tan íntima, tan gordianamente unidas y mezcladas, de manera evidentemente complementaria, concurrente y antagonista, encuentra su expresión más densa y completa en fórmula de Heráclito: “Vivir de muerte, morir de vida.”

Toda organización neguentrópica trabaja para su muerte trabajando para su vida. Pero sabe transformar en proceso de vida el proceso de muerte. Comprender la complejidad neguentrópica es comprender la complejidad del doble envolvimiento (como el Ying está envuelto en el Yang que lo envuelve), del doble desenvolvimiento, del doble enrollamiento, desenrollamiento, entrerollamiento de la relación neguentropía / entropía

El examen semántico ya nos deja entrever la naturaleza de esta complejidad: si la entropía fue denominada por Clausius para significar regresión, la neguentropía es la regresión de la regresión en y contra esta regresión. No es el inverso maniqueo de la entropía, es su inversión, por una vuelta que se convierte en rodeo, aunque es un rodeo que continúa inscribiéndose en la corriente, la necesita y la alimenta… Además, y contrariamente al sentimiento de la mayor parte de los físicos (muy poco hegelianos, sin duda), que juzgaron que era mala la connotación negativa del término que concierne a un fenómeno “positivo” como el desarrollo y el proceso de la organización, la palabra neguentropía es excelente: su negatividad es “negación de una negación” y es lo que hace que su positividad aparezca. La negación de la negación no anula lo que niega, lo transforma, en ello se forma y también en ello se deforma. Así la positividad de la vida se funda en la negación, constituye un bucle recursivo, cosa que no había concebido la lógica hegeliana:

negación de negación

de

nos hace de golpe efectuar un salto de complejidad en relación a la antigua idea simple de entropía negativa. Aquí se está lejos de los substancialismos débiles, de los ontologismos densos, de los organizacionismos simplistas.

Igualmente se está lejos de la idea lineal y luminosa, de hecho oscurantista, de progreso. El progreso nace de una regresión de la regresión y se efectúa a través de regresiones. El progreso no puede ser

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más que neguentrópico, es decir vinculado en un cuerpo a cuerpo de coito y lucha a muerte con su contrario.