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“LOS NIDOS DE ORACIÓN DE ARMADA BLANCA”... es la revista oficial de la Asociación Eclesiástica Armada Blanca, Movimiento fundado en 1973 en conformidad con el canon 215 del Código de Derecho Canónico y con la Nota Pastoral de la Comisión Episcopal del Apostolado de los Laicos CEI n.5. Correo electrónico: [email protected] [email protected] EL MENSAJE DE FÁTIMA 1. Los niños y el Rosario: “Recen por los pecadores” 2. Los niños y el ofrecimiento: “Sin merienda” 3. Los tres pastorcitos de Fátima 4. Padre Pío y los niños ACTIVIDAD DE LOS NIDOS DE ORACIÓN 1. Niños, alaben al Señor 2. Niños Santos: Beato José Luis Sánchez del Río 3. Estén siempre alegres en el Señor 4. Acto de Consagración Revista mensual del Movimiento Eclesial Armada Blanca Año I, número 4° - AGOSTO 2014 La Armada Blanca tiene como objetivo principal el cuidado espiritual de los niños a través de la Consagración a Dios Padre en María, con la formación de Nidos de Oración y con la preparación a la Primera Comunión al primer uso de razón. ÍNDICE

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“LOS NIDOS DE ORACIÓNDE ARMADA BLANCA”...es la revista oficial de la Asociación Eclesiástica Armada Blanca,Movimiento fundado en 1973 enconformidad con el canon 215 del Código de Derecho Canónico ycon la Nota Pastoral de la ComisiónEpiscopal del Apostolado de losLaicos CEI n.5.

Correo electrónico:[email protected]@hotmail.com

EL MENSAJE DE FÁTIMA1. Los niños y el Rosario: “Recen por los pecadores”2. Los niños y el ofrecimiento: “Sin merienda”3. Los tres pastorcitos de Fátima4. Padre Pío y los niños

ACTIVIDAD DE LOS NIDOSDE ORACIÓN1. Niños, alaben al Señor2. Niños Santos: Beato José Luis Sánchez del Río3. Estén siempre alegres en el Señor4. Acto de Consagración

Revista mensual del Movimiento Eclesial Armada Blanca Año I, número 4° - AGOSTO 2014

La Armada Blanca tiene como objetivo

principal el cuidado espiritual de los niños

a través de la Consagración a Dios Padre

en María, con la formación de Nidos de

Oración y con la preparación a la Primera

Comunión al primer uso de razón.

ÍNDICE

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“Recen, recen mucho por los pecadores…muchas almas van al infierno porque no hay quién rece y haga sacrificios por ellos”. Son palabras muy sinceras que la Virgen dijo a los pastorcitos de Fátima. En cada aparición Ella repetía: “Recen el Rosario todos los días”.

Para salvar a los pecadores de la condena-ción eterna la Virgen pide la oración de los niños, y Ella especifica cuál tipo de oración quiere.

¿Qué relación hay entre los niños que rezan el Rosario y la salvación de los pecadores?

Tratemos de explicarlo con dos ejemplos:

El joven franciscano…

Un novicio franciscano que quería mucho a la Virgen estaba afligido porque no tenía nada que ofrecerle para manifestarle su amor. Un día, mientras rezaba el Rosario, tuvo una visión: vio que en cada Ave Ma-ría que él rezaba la estatua de la Virgen se adornaba con una nueva rosa. El joven franciscano exultó de alegría y entendió: “el regalo de Amor más vivo que se puede ofrecer es la rosa, y con las oraciones del Ave María puedo regalar muchas rosas a la Mamá del Cielo”. Desde aquel momen-to nunca dejó de rezar el Rosario, rezaba lo más que podía para ofrecer muchísimas rosas a la Virgencita.

San Juan María Vianney…

Al Santo Cura de Ars se le acercó una mu-jer afectada por el dolor porque su marido, en un momento de desesperación, se sui-cidó lanzándose a un rio. La angustia de la señora era tan grande porque su marido siempre estuvo lejano de la Iglesia, lejano de los sacramentos y además era un gran blasfemo, el temor de ella era que el hom-bre se hubiera condenado por la eternidad. El Santo Cura de Ars estuvo un momento absorto, después le dijo: “Señora, ¿recuer-da tantos años atrás, cómo mientras esta-ban en el campo, sus niños recogían flores para ofrecérselas a la Virgen, y su marido no se oponía, al revés, él también ayudaba a los pequeños a recoger?”

EL MENSAJE DE FÁTIMA

LOS NIÑOS Y EL ROSARIO“Recen por los pecadores”

Por: P. Andrea D’Ascanio, ofm cap.

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La señora recordó el episodio y aceptó, pero no entendía a dónde quería llegar el Santo. Entonces dijo sonriente el Santo Cura: “Bien… por aquel acto de Amor la Virgen le ha concedido hacer un acto de contrición en el último momento. Esté tran-quila, su marido se salvó”.

Entonces: rezar el Rosario quiere decir ofre-cer rosas a María, y por este acto de Amor Ella nos salva.

Porque todos somos miembros del Cuerpo Místico de Jesús, y en Él formamos la úni-ca familia, entonces la oración de los hijos más pequeños e inocentes puede reparar las obscenidades y las blasfemias de los más grandes.

Cuando un niño dice a la Virgen en el Ave María: “…ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte”, qui-zás algún pecador desesperado y a punto de morir se encuentra cercano a la Virgen

que le sonríe y le dice: “Sí, hijo mío, aquí me tienes, vengo a ayudarte”. El pecador responderá maravillado y feliz: “Pero yo no te conozco, no te he llamado”.

Entonces Ella dirá: “Un niño inocente me llamó en vez de que tú lo hagas, me llamó rezando el Rosario. Es como si lo hubieras dicho tú… son hijos míos y los quiero a to-dos en mi Corazón. Pronto, pide perdón a Dios de tantas cosas feas que has hecho y ven conmigo. Ven y te llevaré en mi Co-razón, te llevaré finalmente a la Casa del Cielo…”

¿Han entendido, niños? Continúen rezan-do el Rosario, solos o con sus amigos, con sus seres queridos.

Piensen que cada Ave María que recen y cada Ave María que hacen rezar a otros es una rosa que ofrecen a la Virgencita y es un hermano nuestro más grande que hacen regresar a la Casa del Cielo en el Corazón de María.

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LOS NIÑOS Y EL OFRECIMIENTO“Sin merienda”

Niños queridos:

Es verdad que nosotros los adultos tenemos una gran capacidad de inventar bellas teo-rías y hablar mucho, pero lamentablemente no somos muy comprometidos con la ac-ción, pues tenemos muy pocos hechos.

En cambio, los niños tienen muy pocas ideas y pueden hablar pequeñas cosas, pero son capaces de hacer muchos actos. Una vez que les ha conquistado una idea y se han hecho un propósito, no saben sepa-rar la idea y el propósito del “hacer”. Pasan inmediatamente del decir al hacer. Son in-tuitivos y activos por instinto, pues tienen todavía la unidad y armonía de la inocen-cia en su pequeño ser. Lamentablemente, el crecimiento les pondrá en duras pruebas y en serios peligros. Pero mientras tanto, sus energías dirigidas al bien son preciosas para ustedes y para los otros.

Veamos el ejemplo de nuestros tres queri-dos niños: Jacinta, Francisco y Lucía, los pastorcitos de Fátima.

La Virgen los escoge entre otros tantos y les enseña a ellos el sacrificio ideal, pues les pregunta si quieren ofrecerse como víc-timas de dolor por la conversión de los pe-cadores. Los niños comprendieron y acep-taron rápido, sin preguntas, ni reservas: “Sí, lo queremos”.

El compromiso consistía en dos cosas muy fuertes y concretas: rezar y sacrificarse.

Jacinta, la más pequeña, en verdad se quedó un poco perpleja, con duda, pero solo con respecto a la palabra: “sacrificio”. En cambio los otros dos entendieron muy bien:

- ¿Qué quiere decir “hacer sacrificios”?

Francisco, el más reflexivo de los tres pas-torcitos, le responde:

- Quiere decir, por ejemplo, dar nuestra merienda a las ovejas sufriendo nosotros el hambre.

Respuesta intuitiva y práctica; pero sobre todo eficaz, porque la merienda de los ni-ños fue pronto para las ovejas, prueba de una generosidad rápida y concreta.

Desde entonces, los tres pastorcitos deci-den hacerlo así cada vez, pero en los si-guientes días reflexionaron que era mejor dar la merienda a los niños más pobres, los cuales encontraban en el camino. Hizo esa propuesta Jacinta, que era la más peque-

Por: P. Stefano Manelli, ofm conv.

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ña, pero la más atenta a no perder ningún sacrificio para ofrecerlo por la conversión de los pecadores. En el momento en que veía a los niños pobres por el camino, co-rría hacia ellos para llevarles la merienda. Y a aquellos niños pobres no les parecía real poder recibir cada día aquel acto hermoso de caridad.

Mientras tanto, los tres pastorcitos hacían ayuno hasta la tarde. ¿Cómo resistían el hambre? Sufrían en silencio y trataban de engañar el hambre comiendo un poco de raíces, algunas moras y las bellotas de los árboles. Y también en esto la pequeña Jacinta se preocupó de hacer un sacrificio más. Cuando Francisco subió a un encino para recoger bellotas, Jacinta le dijo:

- Francisco, ¿por qué no tomas las bellotas de los robles?

Le responde el hermano:

- Porque las bellotas de los robles son más amargas.

Jacinta dijo rápidamente:

- Pero es precisamente por eso que es me-jor comer las bellotas de los robles, porque si son más amargas, se hace más sacrificio al comerlas, y por lo tanto se convierten más pecadores.

Así es la rapidez intuitiva y concreta de los inocentes: más sacrificio, más conversiones. Más bellotas amargas, más pecadores con-vertidos. Lógica lucida e inatacable, pero sobre todo lógica sobrenatural en la que no existe ni la sombra de un error. ¡Pastorcitos verdaderamente benditos!

“Sin merienda”. Tres niños ofrecían su inocente merienda, para obtener que los pecadores quieran renunciar a los frutos prohibidos del pecado, a las comidas en-

venenadas que el demonio, el mundo y la carne les ofrecen constantemente.

Esta es la dinámica de las obras de Dios: el justo puede pagar por el pecador, el ino-cente puede pagar por el delincuente. Je-sús ha pagado el rescate por todos nosotros “hijos de la ira”. Los niños y Jesús: peque-ñas victimas unidas a la gran Victima, pa-gan para que el rescate no caiga en el vacío y en cambio se aplique a tantas almas. Los inocentes que se ofrecen como víctimas tie-nen el poder de la santa violencia que hace obtener el Reino de los Cielos también a los extraviados.

“Sin merienda”. Sacrificar una merien-da es una cosa pequeña. Pero recuerden, queridos niños, que el amor y el dolor son capaces de transformar esta pequeña cosa en una realidad inmensa, tanto como la salvación de un alma.

Entonces, bendita “merienda”, que mien-tras nutrió el cuerpo de los niños pobres, también ha nutrido algunas almas desnu-tridas que quizás estaban en camino a la muerte eterna. Esa “pobre merienda” de los tres pastorcitos para el día, transfigura-da por la gracia, por el amor y por el sacri-ficio, se convirtió en una “merienda de vida eterna” para tantas almas.

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En esta sección les presentamos algunas de las experiencias que hemos vivido en las misiones de la Armada Blanca, creemos fir-memente que “la Virgen va entre los niños” haciendo maravillas, obrando milagros, uniendo a las familias y cambiando los co-razones, pero siempre entre los pequeños.

En el año 2011 la Virgen decidió cami-nar hacia el Norte del Perú, a la diócesis de Chiclayo. Fueron dos meses de misión intensa en la que los misioneros creíamos llevar la novedad del mensaje de Armada Blanca, sin embargo, aquí comenzaron las sorpresas:

Cuando llegamos a la primera Institución Educativa de Inicial, los pequeños reci-bieron a la Virgencita cantando el himno de Armada Blanca que ya se sabían de memoria, eran 100 pequeños que canta-ban moviendo las manos arriba: “Armada Blanca, Armada Blanca, somos del ejercito de María…Armada Blanca, Armada Blan-ca, somos pequeños, apóstoles de Dios…”. Sorpresa: en la escuelita ya conocían el movimiento Armada Blanca, pues la di-rectora Nelly y su encargada de pastoral Blanca Estela, habían escrito al Consejo de Armada Blanca de Italia para recibir aseso-ría sobre la consagración de los niños. La Armada Blanca de Perú ya había enviado los rosarios, para que los pequeños rezaran después de la consagración que hicieron con los consejos recibidos.

Durante el encuentro contamos la historia de los tres pastorcitos de Fátima y todos los niños estaban muy atentos, identificados con la tristeza de la Virgen por el pecado de los hombres, pero también esperanzados al escuchar que Ella quiere transformar el

LA VIRGEN ENTRE LOS NIÑOS

mundo en un mundo lleno de amor. Estos 100 pequeñitos se alegraron al saber que los niños pueden ayudar a cumplir esa mi-sión de María y ese deseo de Dios Padre.

Al final, cada niño se consagró a la Virgen haciendo un firme propósito de ayudar a María. También hubo muchos besitos para la imagen de la Virgen, todos los besitos se sentían con un compromiso de parte de estos soldaditos. Primero la consagración: “Mamá me doy a ti, Mamá me consagro a ti”, y después el beso de la Paz, el signo concreto de su amor y compromiso.

Al terminar la consagración, las profesoras nos mostraron su pequeña capillita donde tienen la presencia de Jesús Eucaristía, es un permiso que el Obispo les concedió desde que las profesoras escribieron al Consejo de Armada Blanca en Italia, desde entonces, en esta escuelita surgió un amor grande a la Virgen y por ella a Dios. Des-pués de la consagración surgió el deseo de llevar a Jesús Eucaristía al colegio, habla-ron con el Obispo y él aceptó. Celebraron una Misa de inauguración de la capilla con Jesús entre los más pequeños.

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Desde que llegó Jesús Eucaristía al colegio, se ha procurado la visita Eucarística por turnos todos los días. Los niños visitan a Jesús y rezan ahí el rosario, por lo menos un misterio en la capilla, los otros cuatro misterios se rezan en cada salón, pero algo es seguro: en esta escuelita hay 100 peque-ños que rezan el rosario completo todos los días. Una de las profesoras le preguntó a un niño: “¿No te cansas tú de rezar el ro-sario?”, y el niño respondió: “Nosotros los niños no nos cansamos de rezar porque te-nemos el corazón lleno de amor”.

La Virgen y Jesús están haciendo cosas grandes en esta escuelita, los niños recono-cen con dolor cuándo se han portado mal. Una profesora nos contó un testimonio: «¡Uno de mis niños, era terrible! Siempre peleando y muy movido, pero desde que llegó Jesús Eucaristía al colegio todo co-menzó a cambiar en sus acciones. Cuan-do el niño se porta mal, sale corriendo a la capilla, se pone de rodillas frente al Sagra-rio, pide perdón diciendo: “Jesusito, me he portado mal, ayúdame a portarme bien y a no golpear a mis compañeros.” Después el niño regresa tranquilo y así ha ido cam-biando poco a poco».

Los pequeños manejan perfectamente el rezo de su rosario, cuentan las bolitas y sa-ben las oraciones básicas (Padre Nuestro, Ave maría, Gloria, Oh Jesús mío.) No solo conocen las oraciones básicas, sino que además les han enseñado la consagración que ya saben todos de memoria: “Madre te doy mi corazón y mi Voluntad para la eternidad, salva a la humanidad”.

Esta escuela ha insertado el espíritu de la Armada Blanca en todos los sentidos. A la entrada de la escuela, tienen un toldo gran-de con una imagen de la Virgen y escrito lo que viene en el folleto que regalamos: “Queridos niños, los grandes de la tierra no los toman mucho en cuenta a ustedes. Pero los Grandes del Cielo confían en ustedes para resolver los más grandes y urgentes problemas: la paz del mundo y la salvación de toda la humanidad”.

Con todo este amor que ha traído la Virgen a raíz de la consagración, se comenzó un nuevo proyecto para que los niños conti-nuaran su oración no sólo en la escuela, sino también en sus casas: se compró una imagen pequeña de la Virgen de Fátima, esta imagen visita las familias. Cada día la lleva a su casa un niño diferente y la misión de los niños es enseñar a los papás a rezar. A la mañana siguiente regresa la familia con la pequeña imagen peregrina para pasarla a otra familia. Los padres que son testigos de toda esta obra, están tan contentos, que buscan una primaria que les ofrezca con-tinuidad en la oración de estos niños-luz.

Este encuentro con los niños ha sido bellí-simo, fue la continuación de los aconteci-mientos de Fátima, donde Ella pregunta a los tres pastorcitos: “¿Quieren ofrecerse a Dios, dispuestos a aceptar todo lo que Él

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les quiera enviar, por la Paz en el mundo y la conversión de los pecadores?”, Fran-cisco, Jacinta y Lucía dijeron: “Sí”, fue la respuesta libre y consiente, así también nuestros 100 nuevos pastorcitos repitie-ron su respuesta generosa y libre, por eso su “Sí” tiene una dimensión inmensa, es verdaderamente la respuesta a la Nueva Anunciación que la Virgen ha iniciado en Fátima y pretende continuar con todos los niños del mundo.

¿Por qué nos hemos detenido a narrar es-tas experiencias? Porque creemos que la Virgen lo desea. María necesita a los niños: acojamos su invitación, preparemos a los pequeñitos e invitémosles a consagrarse a Ella, bastan algunos jóvenes generosos que quieran mucho a la Mamá del Cielo, el res-to lo hará Ella, que es fuerte en Amor como un ejército listo para la batalla, porque “la Virgen va entre los niños”.

LOS TRES PASTORCITOS

Los textos que reportamos junto con las ilustraciones han sido extraídos de los escritos de Lucia, que vivió las apariciones de la Virgen junto con Ja-cinta y Francisco. Lucía fue Religiosa en el Carmelo de Coimbra. Por lo tan-to, estos escritos tienen un conteni-do de verdad, autenticidad y frescura que hemos querido dejar intacto, li-mitándonos a traducir en la manera más simple. Narra Lucía:

7) Con el Ángel de Portugal…

Pasado bastante tiempo, un día de verano que habíamos ido a pasar la siesta a casa, jugábamos encima de un pozo que tenían mis padres en el huerto y al que llamába-mos Arneiro. De repente vemos junto a no-

sotros la misma figura, el ángel, como me parece que era, y dice:

- ¿Qué hacen? Recen, recen mucho. Los Corazones Santísimos de Jesús y de María tienen sobre ustedes designios de miseri-cordia. Ofrezcan constantemente al Altísi-mo, oraciones y sacrificios.

“¿Cómo nos tenemos que sacrificar?” pre-gunté yo.

El Ángel respondió:

- De todo lo que puedan ofrecer a Dios un sacrificio de reparación por los pecados con que Él es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores. Atraigan así la paz sobre su patria. Soy el Ángel de su Guarda, el Ángel del Portugal. Sobre todo

Por: Sor Lucía do Santos, vidente de Fátima

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acepten y soporten con sumisión el sufri-miento que el Señor os envíe.

Antes de desaparecer el Ángel aclaró mejor su invitación a la penitencia y a los sacrifi-cios:

- Los sacrificios de los niños son agradables a Dios: son potentes para la conversión de los pecadores.

Estas palabras del ángel se grabaron en nuestro espíritu como una luz que nos ha-cía comprender quién era Dios, como nos amaba y quería ser amado, el valor del sacrificio y cómo le era agradable; y cómo por atención a él convertía a los pecado-res. En consecuencia, desde este momento empezamos a ofrecer al Señor todo lo que nos mortificaba pero sin discurrir ni buscar otros sacrificios y penitencias, excepto la de pasarnos horas seguidas en tierra repitien-do la oración enseñada por el Ángel.

Pasando un momento después de la segun-da aparición del Ángel, Francisco preguntó:

- Tú hablaste con el ángel, ¿qué te dijo?

Le dije:

- ¿No lo oíste?

Respondió Francisco:

- No. Vi que hablaba contigo, oí lo que tú le decías, pero lo que él te dijo no sé.

Le conté entonces todo lo que el Ángel ha-bía dicho en la primera y segunda apari-ción.

Se pasó mucho tiempo y fuimos a pasto-rear nuestros rebaños a una propiedad de mis padres, una que queda en la ladera del monte ya mencionado, un poco más arriba de los Valiños. Es un olivar al que llamá-bamos Pregueira. Después de haber me-rendado decidimos ir a rezar a la gruta que quedaba al otro lado del monte. En cuanto llegamos allí, de rodillas con el rostro en Esta história continuará…

tierra, comenzamos a repetir la oración del Ángel:

- Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo, te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman.

No sé cuantas veces habíamos repetido esta oración cuando advertimos que sobre nosotros brillaba una luz desconocida. Nos incorporamos para ver lo que pasaba y vi-mos al Ángel teniendo en la mano izquier-da un Cáliz sobre el cual estaba suspendida una Hostia de la que caían algunas gotas de Sangre dentro del Cáliz. El Ángel deja suspendido el Cáliz en el aire, se arrodilla con nosotros y nos hace repetir tres veces:

- Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la tierra, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que Él mismo es ofendi-do. Y por los méritos infinitos de su Santísi-mo Corazón y del Corazón Inmaculado de María, te pido la conversión de los pobres pecadores.

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PADRE PÍO Y LOS NIÑOS

Cuenta Alba F.:

A Roberto, un niño de 9 años, Padre Pío le preguntó después de la confesión:

- ¿De qué ciudad vienes?

Roberto contestó:

- De Rìmini.

De nuevo Padre Pio:

- Y, ¿de qué nacionalidad?

Dijo Roberto admirado:

- ¡Boh!

Esa es la respuesta que utilizan los italianos cuando no saben la respuesta. Por eso Pa-dre Pío dijo finalmente:

- Beato tú: ¡contigo no habría nunca gue-rras!

Cuenta el Dr. Remo Vicenti:

Mi hijo había sacado cita para la confesión con Padre Pío, pero cuando llegó el día nos recordamos que se había confesado con otro sacerdote apenas dos días antes.

Se sabía que el Padre Pío echaba al que volvía para confesarse si no habían pasado ocho días desde la última vez. No querien-do desilusionar al muchacho lo hice poner en la fila para esperar su turno, y mientras tanto rezaba con toda la fe que tengo: “Pa-dre, hágalo por amor a la Virgen. No lo eche. Hágalo por amor a la Virgen…”

Todo fue bien. Fui junto a mi hijo con Pa-dre Pío para besarle la mano y saludarlo, me miró con dulzura y, casi reprochándo-me, dijo:

- Lo habría hecho también solo por amor a ti…

Tomado de: “La sonrisa de Padre Pío”, por Padre Andrea D’Ascanio ofm cap. Hijo espiri-tual de San Pío de Pietrelcina.

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Uno de los niños ecuatorianos que ha participado en la ceremonia de la consagración a la Virgen el trece de mayo en su colegio, nos ha enviado esta cartita:

«Nosotros los niños del Instituto Santa Ma-ría de los Ángeles les escribimos está carta mandándoles muchas felicitaciones. Les agradecemos por habernos traído a la Vir-gen de Fátima y por habernos explicado tantas cosas». (Claudio I. – 7 años)

Dos meses después de aquel 13 de mayo en Ecuador, hemos querido ver qué quedó en el corazón y en la men-te de los niños y hemos pedido a las maestras de la escuela que nos ayu-den a recoger lo que los niños vivie-ron aquel día:

«Todo comenzó cuando vinieron unos jó-venes y una joven a nuestra escuela y nos contaron la historia de los tres pastorcitos de Fátima, nos la contaron muy bien:

Vivian en un pueblito llamado Fátima y un día mientras pastoreaban las ovejas, la Virgencita se les apareció…y hablaba de la guerra y de la maldad en el mundo y por eso quería al menos la ayuda de los niños, quería que se ofrecieran a ella e hicieran un pequeño sacrificio cada día y rezaran el Rosario.

Después llegaron dos sacerdotes a la escue-la y ese día los sacerdotes nos celebraron la Misa y el Rosario. Después nos consa-graron. Todos ofrecimos un clavel blanco y

era como ofrecernos a la Virgen. Fue muy lindo yo me acuerdo como si fuera hoy. Y a mi aquella consagración me ha cambiado algo en el corazón». (David S. – 10 años)

ACTIVIDAD DE LOS NIDOS DE ORACIÓN

NIÑOS, ALABEN AL SEÑOR(Salmo 112)

Y otros pequeños se dirigieron así a la celestial Señora:

«Cuando me dieron aquel clavel blanco, rápido pensé en dártelo. Pensaba también que tú eres la Madre de Jesús sin ni siquie-ra una manchita de pecado. Yo sé también que tú te apareciste a los tres pastorcitos para pedirles ayuda, y yo también quiero ayudarte con mi oración…» (Ana M. – 7 años)

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«Hemos rezado y puesto flores a la Virgen, ¡era tan lindo ver a la Virgen con las flores! Aquel día fue para mí más lindo que otros días… aquel día para mí ha sido el más be-llo del año». (Consuelo C. – 7 años)

«Querida Virgencita, te quiero mucho. Te pido que me perdones porque el día 13 de mayo no he venido». (Pablo M. – 6 años)

«Yo cuando puse la flor estaba muy conmo-vida… aquella imagen de la Virgencita la hubiera abrazado y le hubiera dicho: Vir-gen, reza por el mundo que hace el mal, Virgen, haz que se convierta». (Gisela A. – 8 años)

«Nosotros los niños hemos puesto los cla-veles a los pies de la Virgen. Cuando rezá-bamos: “Madre te doy mi corazón y mi voluntad, para la eternidad, salva la humanidad”, yo sentí en el corazón a la Virgen». (Antonio P. – 7 años)

«Querida Mamá del Cielo, ¿recuerdas cuando con Padre Andrea nos hemos en-contrado en la escuela?, pues bien, quie-ro contarte toda la emoción que sentí. Oh Virgencita, cuando hemos rezado el Santo Rosario, yo no lo he dicho con todo el co-razón, pero cuando fui a tu altar entendí el significado y el por qué de aquella visita». (Roberto V. – 10 años)

Radio:

En Lima, Perú, desde hace 5 años, un grupo de niños de Armada Blanca participa en un programa de Radio María, el pro-grama se llama “Armada Infantil” y se transmite cada viernes a las 17:00 hrs. Les presentamos al-gunos testimonios de los pequeños conductores:

Sobre la Santa Misa…

«Jesús nos espera en la Misa, Él renueva su sacrificio enteramente por nosotros por eso tenemos que ir a Misa siempre». (Solange P. - 10 años)

«En la Misa tenemos que ver en nuestra alma la Pasión de Jesucristo». (Juan A. - 8 años)

«Mi papá no va a la Misa, prefiere quedarse dormido, pero yo le digo que vaya y últi-mamente ya ha ido, tenemos que hacer que los papás vayan a Misa». (Moisés A. - 6 años)

«Debemos estar preparados para el mo-mento de la consagración, es un momento muy importante para el mundo entero, Je-sús se hace presente en la Eucaristía y eso es algo milagroso». (Álvaro R. - 10 años)

«Lo importante es que Dios sea el centro de atención que no haya nadie más en su lugar, que se asista los domingos a Misa y si se puede los demás días de la semana hay que aprovechar.» (Ximena O. - 11 años)

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NIÑOS SANTOSEl Papa San Pio X profetizó: “Entre los niños habrá Santos”, y el Papa San Juan Pablo II , que concedió una audiencia especial para 10,000 niños de Armada Blanca en 1989, siguiendo esa línea declaró: “Entre los niños pequeños habrá apóstoles”. Estas palabras proféticas anuncian que los niños pueden ser capa-ces de vivir las virtudes en grado heroico. Por eso, queridos pequeños, en esta sección conoceremos algunos niños que han alcanzado la santidad. En esta ocasión les presentamos a:

José Luis Sánchez del RíoEl mártir de Cristo Rey

José Luis nació el 28 de marzo de 1913 en Sahuayo, Michoacán en México. Fue hijo de Macario Sánchez y de María del Río, quienes educaron cristianamente a sus hijos: Macario, Miguel, José y María Luisa. Los Sánchez del Río eran recono-cidos como una de las familias principales del lugar y por ser muy católicos. El 3 de abril de 1913, José recibió el bautismo en la parroquia de Santiago Apóstol y cuando tenía cuatro años y medio fue confirmado.

José vivió los primeros años de su vida de manera sencilla y tranquila, como la de tantos niños de su edad, jugaba a las ca-nicas, era un niño sano, de carácter agra-dable, inquieto y travieso, amable y muy sencillo, muy obediente y cariñoso con sus padres. Desde muy pequeño iba a la parro-quia acompañado de su mamá y asistía al catecismo y a Misa todos los domingos. En 1922 a la edad de nueve años, José hizo su primera comunión con mucha alegría. Tenía una piedad natural, era muy grande su devoción a la Santísima Virgen de Gua-dalupe y rezaba con gusto el santo rosario.

En ese tiempo en México había una per-secución departe del gobierno contra los que creían en Cristo que se les llamaba en ese entonces cristeros, entonces se dio la guerra cristera, los sacerdotes daban ocul-tamente los auxilios espirituales a los fieles

y andaban escondidos de casa en casa con el peligro de ser fusilados, pero estuvieron siempre con la gente. Debido a la inseguri-dad que se levantó por todo el país, la fa-milia Sánchez del Río cambió su lugar de residencia a Guadalajara, y José continuó sus estudios primarios en Guadalajara dis-tinguiéndose ahí por su bondad.

Al estallar la persecución los dos herma-nos mayores de José; Macario y Miguel, se alistaron en las filas de defensa por la

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libertad religiosa. José no tenía todavía la edad suficiente para seguir el camino de sus hermanos mayores, pero con gran em-peño estuvo solicitando que se le admitie-ra, a pesar de los consejos paternos que le hacían ver la poca utilidad que podía tener para la causa las acciones de un chico de poco más de trece años. Al verlo tan resuel-to, su madre se opuso a sus intentos porque lo veía todavía muy pequeño, pero José le respondió con gran sencillez:

- Mamá, nunca como ahora es tan fácil ga-narnos el cielo.

De nada valieron las razones que le daban para que desistiera de su empeño y siguió escribiendo a algunos jefes cristeros para so-licitar su admisión. Nada logró desanimarlo, al contrario, parecía que cada dificultad que le presentaban le daba más fuerza para in-sistir en su deseo. Así José venció al amor paterno y le dieron la bendición.

En el verano de 1927, José Luis fue admi-tido en las tropas cristeras, a partir de ese momento la ocupación de José fue servir y lo hizo siempre con una actitud de caridad y disponibilidad admirable que muy pronto se ganó la simpatía y la estima de todos. A pesar de su corta edad eran notables su fervor religioso y su intrepidez, por lo que aceptaron que se quedara al servicio de la causa y como un signo de confianza el General Guízar Morfín nombró a José su clarín para que estuviera a su lado trans-mitiendo sus órdenes a la gente y como abanderado de la tropa. En un enfrenta-miento que tuvieron las tropas cristeras, al jefe cristero Guízar Morfín le mataron el caballo, pero José bajándose rápidamente del suyo en un acto heroico le ofreció el suyo diciéndole:

- Mi general, tome usted mi caballo y sál-vese, usted es más necesario y hace más falta que yo.

Y José al ceder su caballo fue capturado por las fuerzas del gobierno, lo llevaron apresado en medio de golpes e injurias:

- Vamos a ver qué tan hombrecito eres.

José no dejó escapar ni un quejido y reza-ba para fortalecer su espíritu y poder sobre-ponerse a las humillaciones y tormentos. El General lo mandó encerrar en la cárcel de Cotija. Ya en el calabozo, oscuro y pestilen-te, a José se le vino a la mente el recuerdo de su madre y pensando que podría estar preocupada por él, pidió papel y tinta para escribirle esto:

- Cotija, lunes 6 de febrero de 1928. Mi querida mamá: Fui hecho prisionero en combate este día. Creo en los momentos

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actuales voy a morir, pero nada importa mamá. Resígnate a la voluntad de Dios, yo muero muy contento, porque muero en la raya al lado de Nuestro Señor. No te apures por mi muerte, antes diles a mis hermanos que sigan el ejemplo del más chico y tú has la voluntad de Dios. Ten valor y mándame la bendición junto con la de mi padre. Salú-dame a todos por última vez y tú recibe por último el corazón de tu hijo que tanto te quiere. José Sánchez del Río.

Antes de ser martirizado José tuvo la opor-tunidad de ser liberado por un padrino que era muy influyente, éste le presentó varias oportunidades para huir: en primer lugar le ofreció dinero para que se fuera a vivir con libertad en los Estados Unidos, luego le propuso mandarlo al Colegio Militar para que siguiera la carrera con la condición de que renegara de su fe. José sin titubear re-chazó todas las ofertas presentadas por su padrino respondiéndole:

- Jamás renegaría de mi fe ni cambiaria el cielo por la libertad en este mundo, pues nunca antes había sido tan fácil ganar el cielo como hoy por el martirio.

Entonces lo llevaron preso a un templo el cual servía de albergue al caballo del di-putado y el presbiterio era el corral de sus finos gallos de pelea. Esto molesto mucho a José y dijo:

- Esta es la casa del Señor no un criadero de animales.

Ya entrada la noche, José logró desatarse las ligaduras de los brazos, entonces saco por la ventana a todas las gallinas, al ter-minar la faena se recostó en un rincón del templo y se durmió. Al día siguiente al en-terarse el diputado de lo que les había he-cho a sus gallos se presentó iracundo en el templo y enfrentándose a José le preguntó

si sabía lo que había hecho, a lo que José respondió con serenidad:

- La casa de Dios es para venir a orar no para refugio de animales.

El diputado con rabia lo amenazó y José le respondió:

- Estoy dispuesto a todo. Fusíleme para que yo esté luego delante de Nuestro Señor.

Ante esta respuesta, uno de los soldados le dio un fuerte golpe en la boca que hasta le tumbó los dientes. Ese mismo día a las 5:30 de la tarde sacaron a José de la pa-rroquia y lo llevaron a la plaza principal a un cedro que estuvieron utilizando para las ejecuciones. Pero sólo quisieron asustarlo y lo volvieron a encerrar en la parroquia. Lo tuvieron preso en la capilla y por la peque-ña ventana que da a la calle se asomaba de vez en cuando para ver pasar a la gente. Algunas personas lo reconocían y a veces platicaban con él. Ellos aseguran que José estaba tranquilo y pasaba el tiempo rezan-do el rosario y cantando alabanzas a Dios.

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El viernes 10 de febrero, cerca de las seis de la tarde, sacaron a José de la parroquia y lo trasladaron al Mesón del refugio que lo habían convertido en cuartel y ahí le anun-ciaron la cercanía de su muerte. De inme-diato José pidió papel y tinta para escribir a su tía María agradeciéndole su apoyo y ayuda incondicional en la realización de su ideal y pidiéndole que le dijera a su tía Magdalena que le llevara esa misma noche la Comunión como viático. José antes de su martirio escribió esto:

- Sahuayo, 10 de febrero de 1928. Muy querida tía: Estoy sentenciado a muerte. A las 8 y media se llegará el momento que tanto, que tanto he deseado. Te doy las gra-cias de todos los favores que me hiciste, no me encuentro capaz de escribir a mi mama-cita, si me haces el favor de escribirle a mi mamá. Salúdame a todos y tú recibe como siempre y por último, el corazón de tu so-brino que mucho te quiere y verte desea. ¡Cristo vive, Cristo reina, Cristo impera! ¡Viva Cristo Rey y Santa María de Guada-lupe! José Sánchez del Río que murió en defensa de su fe.

El 10 de febrero de 1928, a las ocho de la noche, su tía Magdalena le llevó la Sagrada Comunión como viático. Cerca de las once de la noche le cortaron la piel de las plan-tas de los pies y le obligaron a golpes a ca-minar por el pueblo rumbo al cementerio. Los verdugos querían hacerlo apostatar a fuerza de crueldad inhumana pero no lo lo-graron. José lloraba y gemía de dolor pero no cedía. De vez en cuando se detenían y le decían los verdugos:

- Si gritas: ¡Muera Cristo Rey! te perdona-mos la vida, di ¡Muera Cristo Rey!

Sus labios sólo se abrieron para gritar vivas a Cristo Rey y a Santa María de Guada-lupe. Los vecinos escuchaban con infini-

ta pena los gritos llenos de valor y fervor cristiano que José lanzaba en medio de la noche:

- ¡Viva Cristo Rey!

Ya en el panteón viendo que su fe y forta-leza no se reducía ante el tormento, el jefe de la escolta que presidía la ejecución orde-nó a los soldados que lo apuñalaran para evitar que se escucharan los disparos en el pueblo. A cada puñalada José gritaba con más fuerza:

- ¡Viva Cristo Rey!

Luego el jefe de la escolta dirigiéndose a la víctima le preguntó por crueldad si quería enviarle algún mensaje a su padre. A lo que José respondió:

- Que nos veremos en el cielo ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva Santa María de Guadalupe!

Eran las once y media de la noche del vier-nes 10 de febrero de 1928, y así entró en el Reino de los Cielos. José Luis fue beati-ficado el 20 de noviembre del 2005 junto con los mártires de la persecución religiosa del siglo XX.

*Imágenes tomadas de la película “Cristiada”.

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RECORDANDO NUESTROSPEQUEÑOS SANTOS

En la historia de la Iglesia hay “niños mártires” que han sido canonizados. Sin embargo, es novedosa la canonización de los niños no mártires, es decir, de los “niños confesores” (aquellos que confesaron su fe de manera heroica). La beatificación de los pastorcitos de Fátima demuestra que en la llamada universal a la santidad los niños no están excluidos por ello les presentamos un maravilloso ejército de “niños mártires” y de “niños confesores”.

En el mes de mayo conocimos a la Beata Laura Vicu-ña, la niña que ofreció su vida para salvar a su madre.

En el mes de julio conocimos a Santa María Goretti, la niña conocida como… “La mártir de la pureza”.

En el mes de junio conocimos a San Tarsicio, el niño conocido como... “El mártir de la Eucaristía”.

En el mes de agosto estamos conociendo al Beato José Luis Sánchez del Río, el niño conocido como…“El mártir de Cristo Rey”.

En el mes de septiembre conoceremos a… ¿Quién será? Descúbrelo el próximo mes en la revista: “LOS NIDOS DE ORACIÓN DE ARMADA BLANCA”.

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Entre dos hombres: - Mi doctor me aconsejó renunciar a jugar fútbol.- ¿Por qué, estás enfermo?- No, es que me ha visto cómo juego.

¿Qué le dijo un cable a otro cable?Somos los intocables.

¿Qué sucede si una gallina se come un vidrio?

Los pollitos salen conlentes de contacto.

¿Qué le dice el 3 al 30?Para ser como yo

debes ser sin-cero.

¿Cuál es el único animal que muere entre aplausos?

El mosquito.

¿Por qué un elefante no puedeviajar en avión?

Porque la huella digitalno le entra en el pasaporte.

“ESTÉN SIEMPRE ALEGRES EN EL SEÑOR”(Flp 4, 4)

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ACTO DE CONSAGRACIÓN DE LAS FAMILIASEl Siervo de Dios, Padre Pio Dellepia-ne, que junto con San Pío de Pietrelci-na quiso que se empezaran los Nidos de Oración de la Armada Blanca, ponía como base de su apostolado la consa-gración de las familias a los Sagrados Corazones de Jesús y de María con la si-guiente oración. Les sugerimos a todos consagrar sus familias a los Sagrados Corazones. Después de haber rezado el Rosario sería bueno que el padre de fa-milia o alguien en su lugar realice esta Consagración en presencia de todos los miembros:

“Corazones Santísimos de Jesús y de María, conformados y unidos para formar un solo Corazón, modelo del verdadero corazón que debe unir en un solo sentimiento de Amor a toda la familia cristiana, aquí estamos delante de Ustedes para consagrarles solemnemen-te nuestros corazones, los cuales quieren ser como los antiguos creyentes: un solo corazón y una sola alma.

Ustedes han manifestado el deseo de reinar en nuestras familias, y han mostrado en la Casa de Nazaret cómo debe ser el reino ideal de la Paz y felicidad doméstica.

Queremos, entonces, imitándolos y con su ayuda, hacer de nuestra casa el reino del or-den, en el cual cada uno tenga el puesto que le toca, de dirigir o de obedecer.

Queremos vivir el reino de la alegría, donde la sinceridad del afecto, la recíproca paciencia y la ayuda entre nosotros, venzan toda dificul-tad de carácter y de circunstancia.

Queremos que nuestra familia viva el reino de la piedad, donde triunfe la Fe de nuestros padres, donde se ore todavía en común, es-pecialmente el Santo Rosario cotidiano; don-de todos observen las leyes de Dios y de la Iglesia, donde se viva la vida sobrenatural de los Sacramentos.

Queremos entre nosotros el reino de la Caridad, para consolar a los afligidos, para socorrer a los necesitados, para reparar nuestros pecados cometidos y para reparar

las ofensas y tantas heridas que les han cau-sado aquellas familias que se olvidan de sus deberes cristianos.

Les ofreceremos sacrificios y oraciones por la conversión de los pecadores, y para que su soberanía de Amor se extienda a todas las familias, a todas las naciones y a toda la so-ciedad humana.

Dígnense de bendecir nuestras propuestas y votos, nuestras alegrías y nuestros dolores, nuestros intereses espirituales y materiales.

Bendigan a los presentes y a los ausentes, a los vivos y a los difuntos, mantengan en nues-tra familia la Paz inalterable, y dennos la re-signación cristiana a la Voluntad de Dios en los momentos de prueba.

Corazones Santísimos de Jesús y de María, nosotros sabemos que tienen para nosotros sobretodo designios de Misericordia y que se conmueven por nuestras suplicas.

Por lo tanto, escriban dentro de Ustedes el nombre de esta familia como distintivo de es-pecial protección en todas las dificultades de nuestra vida y en particular en el momento de nuestra muerte. Invocamos a San José, el modelo de los padres de familia, para que presente a Ustedes nuestra consagración y, por su bondad, nos obtenga la gracia de reu-nirnos todos un día, ninguno excluido, para formar una familia de santos en el Cielo. ¡Que así sea!

¡Corazones Santísimos de Jesús y de María, hagan nuestro corazón similar al de Ustedes!”