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Índice.
Agradecimientos. ........................................................................................... 3
Introducción. ................................................................................................... 4
1. CAPITULO. Arquitectura, Arte y Simbología ................................. 11
1.1. Arquitectura Religiosa en la Nueva España. .................................... 11
1.2. El Urbanismo y su aplicación en la Antigua California. ................. 14
1.2.1. Inicios del Urbanismo. .......................................................... 15
1.2.2. El Urbanismo en la Nueva España. ..................................... 16
1.2.3. Urbanismo en la Antigua California. ..................................... 18
1.3. Antecedentes del Arte. ....................................................................... 31
1.3.1. Las Temporalidades de la Arquitectura. ............................... 32
1.3.2. Manierismo. ......................................................................... 34
1.3.3. Los Inicios de El Barroco .................................................... 35
1.3.3.1. La influencia de El Barroco en la arquitectura jesuítica. ...... 46
1.3.3.2. El Barroco en la Arquitectura de la Antigua California. ........ 48
1.3.4. La Conformación de la Arquitectura Clasicista. ................... 56
1.4. Antecedentes del Arte Novohispano ................................................ 62
1.5. Simbología Religiosa. ......................................................................... 72
1.5.1. El simbolismo de la columna salomónica o helicoidal. ......... 73
1.5.2. El Símbolo y lo Sagrado. ................................................... 76
2. CAPITULO. Arquitectura misional en la Antigua California. ....... 93
2.1. Asentamientos humanos e inicios de la arquitectura. ....................... 99
2.2. La Misión y sus inicios. .................................................................... 102
2.3. La arquitectura de las misiones californianas. .............................. 106
2.4. Los Materiales y técnicas en la edificación Urbana en la época misional. ...................................................................................................... 109
2.5. Sistema Constructivo en la Antigua California. ............................. 117
2.6. Descripción de las Iglesias de la Antigua California. .................... 120
2.6.1. Nuestra Señora de Loreto Concho 1697 ............................ 120
2.6.2. San Francisco Javier Viggé-Biaundó 1699. ....................... 130
2
2.6.3. Santa Rosalía de Mulegé 1705 .......................................... 134
2.6.4. San Juan Bautista Malibat Liguí 1705. ............................... 138
2.6.5. La Purísima Concepción Cadegomó 1717. ........................ 139
2.6.6. San José de Comondú. 1708 ............................................. 141
2.6.7. Nuestra Señora de Guadalupe de Huasinapi 1720. ........... 145
2.6.8. Nuestra Señora de La Paz 1720. ....................................... 149
2.6.9. Nuestra Señora de los Dolores del Sur (Chillá) 1721. ........ 152
2.6.10. Santiago (Añiti de los coras) 1721 ..................................... 157
2.6.11. San Ignacio Kadakaamán 1728 ......................................... 162
2.6.12. San José del Cabo Añuití 1730. ......................................... 172
2.6.13. Nuestra Señora del Pilar de Todos Santos 1733 ............... 176
2.6.14. La Rebelión Indígena de 1734 ........................................... 181
2.7. Transformación evolutiva del conjunto misional. .......................... 183
2.8. Planos Arquitectónicos Misionales. ................................................ 187
3. CAPITULO. Las Misiones californianas: el desarrollo misional. 192
3.1. Los antecedentes y el interés de los Jesuitas novohispanos. ........ 192
3.2. El interés misional de los jesuitas ................................................... 203
3.3. El Fondo Piadoso y los albores de la expulsión jesuítica. ............ 207
3.4. Expulsión de los jesuitas y los nuevos centros de población...... 210
3.5. Malestar de los Colonos contra los misioneros en California. ..... 211
3.6. La efímera presencia de los franciscanos en las misiones de la Antigua California. ...................................................................................... 214
3.7. Ingreso de La orden de Los Dominicos en las misiones de la Baja California. .................................................................................................... 220
3.8. El ocaso del sistema misional. ........................................................ 227
Conclusiones. ............................................................................................. 231
Bibliografía. ................................................................................................. 237
3
Agradecimientos.
A Mis Padres y Hermanos.
En pensamiento está tesis está dedicada a ellos, pilares fundamentales en mi
formación, por sus enseñanzas y por el amor brindado, por sus consejos para
ser ante la vida una mejor persona.
A mi Esposa Lorena.
Por ser una mujer que me ha dado todo el amor y su apoyo incondicional, por
darme su compañía en las largas noches de desvelo trabajando en la tesis. A
ella dedico mi trabajo con mucho cariño.
A mis Hijos Jesús e Ivón:
Por ser unos hijos maravillosos, por darme su amistad y cariño, su alegría por la
vida que me ha acompañado desde pequeños.
A los Maestros de la Universidad Autónoma de B.C.S.
Por sus enseñanzas y por los gratos momentos cuando impartían su cátedra, en
especial, a mi asesora de tesis, la Dra. Rosa Elba Rodríguez Tomp por todo su
apoyo y comprensión. Como no recordar esos momentos cuando el Dr.
Francisco Altable me hacía entrar en razón, siempre le agradeceré sus
comentarios. A Homero y Erín por brindarme su amistad.
A mis compañeros del INAH.
A Tere, por todo su apoyo y ayuda en todos estos años que hemos laborado
juntos, a Jordán, Paty, Montse, Joaquín, Marcos, Guillermo y Flor por su
amistad. Al Lic. Luis Trasviña por ser muy buen amigo y mejor papá, por todo su
apoyo en la elaboración de mi tesis, por sus consejos y apoyo. Al Etnólogo
Armando Romero Monteverde por sus atinadas reflexiones y comentarios de mi
tesis, a las largas sesiones en las que se vio envuelto para que fuera un mejor
trabajo.
4
Introducción.
Las investigaciones históricas acerca de la Antigua California han
sido orientadas en la mayoría de las ocasiones, a la historia del hombre y
su adaptación al medio ambiente, a los análisis de los procesos de
aculturación, a los múltiples viajes para la colonización de la península,
de las crónicas y recopilaciones de los misioneros jesuitas principalmente,
y en menor grado a los franciscanos y dominicos. En pocas ocasiones se
han elaborado trabajos sobre la arquitectura misional o del arte
novohispano de la Antigua California. Tal carencia de información fue uno
de los motivos que me llevo a realizar el estudio arquitectónico y urbano
que comprende desde los primeros habitantes de la península hasta la
época misional novohispana. La finalidad es de contribuir al conocimiento
de las formas arquitectónicas de los primeros habitantes hasta la
construcción de los templos misionales, su simbología cristiana, y las
propuestas urbanísticas en la península californiana.
El marco temporal comprende el período colonial de 1697 a 1780,
iniciando con la arquitectura de las primitivas construcciones de los
indígenas californianos, los asentamientos misionales de la Compañía de
Jesús, su expulsión y el ingreso de los franciscanos y dominicos. Las
legislaciones urbanísticas proyectadas por José de Gálvez y los
antecedentes arquitectónicos del arte y su simbología.
La colonización de la Antigua California se inicia con la llegada de
5
los misioneros jesuitas, evangelizando y cristianizando a los indios
peninsulares, emprenden las construcciones de los primeros asentamientos
temporales, consolidándolos posteriormente con materiales de cal y cantera, el
total de las misiones que fueron construidas y que, posteriormente, fueron
entregadas a la orden franciscana fue de diecisiete misiones, de las cuales,
perduran algunas de ellas hasta la actualidad. Se trata de magníficas obras
arquitectónicas conformadas por templos misionales, las visitas de misión,
obras hidráulicas como pilas y canales de riego. Todos los templos misionales
estuvieron comunicados por medio de senderos, es por eso que los misioneros
pudieron tener un control en el territorio donde se encontraban, y con ello,
expandir su desarrollo evangelizador por los territorios de la Antigua California.
Al darse el decreto de expulsión de los jesuitas en 1767, el virrey
marqués de Croix y el visitador general José de Gálvez y las autoridades
virreinales, decidieron poner las misiones peninsulares a cargo del Colegio de
San Fernando de México, Instituto perteneciente a la orden franciscana, quienes
recibieron las misiones después de un periodo de dificultades. Las epidemias
fueron diezmando a la población indígena, tuvieron conflictos económicos,
problemas con las autoridades virreinales y dificultades con los indios.
El procurador de la orden de los dominicos, fray Pedro de Iriarte y
Laurnaga manifestó su deseo de laborar en las tierras californianas, las cuales,
fueron entregadas posteriormente, tomando posesión del territorio el 07 de abril
de 1772. Sin embargo, enfrentaron múltiples problemas en su estadía,
6
provocando con ello que las misiones no se pudieran consolidar. Durante
su estancia construyeron la única visita de misión, San José de
Magdalena, concluyeron la misión de San Ignacio Kadakaamán, la de
Todos Santos, Santa Gertrudis y San Borja.
El sistema misional se fue transformando y adecuando a las
nuevas políticas de la corona, posteriormente se fundaron los reales de
minas, con lo cual, se da un nuevo sistema de desarrollo económico en
California. José de Gálvez decretó las primeras ordenas virreinales para
la ocupación del territorio por medio de una distribución urbana, siendo
pionera en tierras californianas, pese a ello, nunca se pudieron poner en
práctica.
Los templos misionales se fueron utilizando como la base
fundacional de los poblados que a lo largo de los años se fueron
asentando y desarrollando en sus inmediaciones.
Con las fuentes historiográficas necesarias para abordar mi tema a
investigar, observe que existen contadas obras que describan acerca de
la arquitectura misional, de los procesos constructivos, de los estilos
arquitectónicos y de los valores simbólicos religiosos. Sobre la
arquitectura misional se han realizado las siguientes publicaciones: Marco
Díaz publicó en 1986 el libro Arquitectura en el Desierto: Misiones
Jesuíticas en Baja California, en la que aborda varios aspectos históricos,
misionales, paisajísticos, económicos, materiales y técnicas empleadas
7
en la construcción. Otra de las publicaciones que se habla sobre el tema es el
libro denominado La arquitectura misional de Baja California Sur, publicado en
1988 por el Arq. Salvador Hinojosa Oliva, considero que la aportación mayor de
la publicación es la presentación de los planos arquitectónicos de las misiones.
Otra de las publicaciones es el libro titulado, Las misiones en la península de
Baja California publicado en 1991 por José Luís Aguilar Marco, está conformado
de tres apartados: Antecedentes históricos, Inventario de los Edificios y
proposiciones de la conservación de los edificios, incluye planos y fotos de las
misiones y visitas de la Antigua y la Nueva California y contiene un apartado de
vocabulario arquitectónico. Existen dos publicaciones más: Las Misiones de
Baja California, 1683-1849, publicada en 1977 por el Dr. Michael W. Mathes y
Descripción e inventarios de las misiones de Baja California, 1773, publicada en
1994 por Eligio Moisés Coronado.
Los libros citados anteriormente son fuentes analizadas y que sirvieron
como elementos para complementar mi trabajo. Sin embargo, debo mencionar
que los libros no analizan los antecedentes arquitectónicos de los primeros
pobladores peninsulares, los estilos arquitectónicos y su aplicación en la Nueva
España y por ende en la Antigua California, no describen los materiales usados
para la construcción, las fuentes de abastecimiento de materiales, los valores
simbólicos aplicados a los templos misionales, y no se mencionan los
planteamientos urbanos durante la época misional. Por ello, considero
importante la aportación de la presente tesis.
8
Para la realización de la investigación planteada, y como punto de
partida para establecer los antecedentes de mí periodo de estudio, me
apoyé en importantes publicaciones, de las cuales mencionaré algunos
autores: Ignacio del Río, Miguel León Portilla, Rosa Elba Rodríguez
Tomp, Francisco Altable Fernández, Jorge Alberto Manrique, Martha
Fernández, Miguel del Barco, Israel Katzman, Juan Jacobo Baegert,
George Kubler y Xavier Cortés Rocha.
La propuesta del presente trabajo es importante y novedosa en el
ámbito arquitectónico, considero los principios del tema arquitectónico y
urbano, la influencia indígena para la creación de las misiones, los
procesos arquitectónicos, la evolución de sus espacios, las tendencias
arquitectónicas y los conceptos simbólicos religiosos.
Existen obras fundamentales en la arquitectura y el urbanismo de
la época colonial en México, las cuales, se analizaron e investigaron para
desarrollar mi tesis. Los estudios regionales sobre el urbanismo en la
Antigua California han sido tratados por Ignacio del Río y Urbano
Lassépas. La publicación de Francisco Altable, Testimonios Californianos
de José de Gálvez: Recopilación documental para el estudio de la Baja
California Novohispana (1768-1773) es la base de mi tema urbano, ya
que en dicho libro especifica claramente los primeros lineamientos del
urbanismo establecidos por José de Gálvez en la tierra californiana.
El concepto del mestizaje supone aportaciones de distinto origen y
9
realizan un producto nuevo en el urbanismo novohispano, es un producto que
ha conservado características propias de un modo de vida, de acuerdo al clima
y a la geografía en la que se encuentra. El urbanismo desarrollado en California
se proyecta de manera experimental con asentamientos fijos, ligado al comienzo
de la precaria agricultura y la ganadería.
Los inmuebles misionales representan la tenacidad mostrada a lo largo
de los años en la cual se pudieron estructurar las bases de la colonización y la
expansión de la California.
La construcción de las misiones en la California se dio en la época del
movimiento artístico adoptado en los principios y formas del arte clásico que
imperaba en la arquitectura de la Nueva España durante los siglos XVII y XVIII,
el barroco y clasicismo, el cual, con gran capacidad de adaptación dio como
resultado manifestaciones muy diversas en el ámbito arquitectónico.
El arte clásico en la Nueva España es un lenguaje basado en la tradición
y no en un estilo, por lo cual, fue evolucionando a lo largo del periodo colonial,
revelando manifestaciones y guardando distintos grados de fidelidad a la
imposición clásica. El movimiento clasicista y manierista se estableció de
manera generalizada en la Nueva España, y su apogeo se presentó a finales de
1670. Sin embargo, durante el estilo arquitectónico del barroco, el vínculo entre
arquitectura y clasicismo se turnó cada vez más sutil y armónico, ambos fueron
trasladados a la Nueva España, en donde, se aplicaron en diferentes obras
arquitectónicas, muchos de esos conocimientos fueron traslados a la Antigua
10
California, en donde, se pusieron en práctica en las misiones más
representativas del arte en la península; la misión de San francisco Javier
y San Ignacio de Loyola.
La conformación de la tesis está planteada en tres capítulos, los
cuales, abordan temas muy específicos.
Para el primer capítulo se abordan los temas del arte novohispano,
los órdenes arquitectónicos, la conformación de los gremios y su
importancia en la distribución laboral, la arquitectura religiosa, la
instrucción para el poblamiento y la utilización del urbanismo en la
Antigua California y la aplicación del simbolismo en los templos cristianos.
En el segundo capítulo, se establecen los asentamientos humanos
prehispánicos, su distribución y construcción de las primeras
construcciones arquitectónicas que se conocen, los principios de los
asentamientos españoles en tierras californianas, las construcciones
permanentes y todo el antecedente misional, sus antecedentes
arquitectónicos e históricos, materiales y técnicas constructivas.
En el tercer capítulo se describe el desarrollo misional, se abordan
los antecedentes históricos y el interés de los jesuitas por evangelizar las
tierras californianas, se tratan los temas económicos formados por el
Fondo Piadoso, la expulsión de los jesuitas y el ingreso de las ordenes
franciscanas y dominicas y por último, la problemática misional y su
ocaso como congregación religiosa en la tierra peninsular.
11
ARQUITECTURA Y URBANISMO EN LA ÉPOCA MISIONAL
DE LA ANTIGUA CALIFORNIA (1697 – 1780).
1. CAPITULO. Arquitectura, Arte y Simbología
1.1. Arquitectura Religiosa en la Nueva España.
Al establecimiento de los españoles en tierras mesoamericanas en el siglo
XVI, se inicia la evangelización y el control religioso por medio de tres órdenes
mendicantes; franciscanos, dominicos y agustinos. Para ello, era necesario la
edificación en donde residiría la cristianización, la construcción más
representativa de esa época serían los conventos, en los cuales, se extendió
una gran variedad de posibilidades arquitectónicas. A pesar de que los
constructores eran de órdenes diferentes, las edificaciones no tenían diferencias
muy notables entre ellas. Los conventos fueron construcciones en donde se
irradió la cultura europea, fueron centros de enseñanza y eventualmente
funcionaron como puestos de defensa.1
Dentro de todas las múltiples características que pudieran tener los
conventos novohispanos, quisiera mencionar dos muy importantes aportaciones
y que sólo en la Nueva España se realizaron: las capillas posas y las capillas
abiertas o de indios.
1 Jorge Alberto Manrique, una visión del arte y de la historia, Tomo V. Universidad Nacional
Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, Primera reimpresión 2011., p. 120.
12
―Las capillas posas son estructuras pequeñas, generalmente abiertas, que se sitúan normalmente en los cuatro ángulos del atrio; su función es la de colocar, ―posar‖ ahí el sacramento o las imágenes en las procesiones que tienen lugar en el atrio. Las capillas de indios son ábsides abiertos hacia el mismo atrio, que permiten que desde éste se asista a la misma dicha por el oficiante en la capilla‖.2 La capilla abierta fue la solución arquitectónica realizada en el siglo XVI en
los conventos, ese sitio contenía
enormes cantidades de indígenas y
en donde se podían evangelizar. Su
función principal era de un presbiterio
externo al de la nave principal de la
iglesia, ocupando el atrio como nave
al aire libre.
A finales del siglo XVI concluye
la construcción de los grandes conventos, se presenta el declive de la población
indígena, y el descenso de las órdenes mendicantes, las cuales, contrastan con
el desarrollo del poder episcopal y del clero regular, quienes inician las
construcciones de las grandes catedrales novohispanas.3
Las construcciones religiosas más frecuentes en los siglos XVII y XVIII son
las parroquias y los colegios, entre los que destacan notablemente las obras
2 Ibídem., p. 121.
3 La catedral de México, la catedral de Puebla, Oaxaca y Michoacán.
Fotos: Autor. 1 Misión de San Javier Lugar: 1 Fotos 01: Autor. Convento San Pedro y San Pablo, Tepescolula. Oaxaca.
13
realizadas por los jesuitas, quienes construyeron además una gran cantidad de
iglesias menores y capillas.4
La parroquia fue
constituida por una
tipología arquitectónica
muy importante durante
la colonia, predominó
en el clero secular en
las ciudades y en los
pueblos con caracte-
rísticas manieristas, su
influencia fue deter-
minante, también en
las órdenes religiosas. La conformación arquitectónica de la parroquia es de
cruz latina, comúnmente de una sola nave, sin embargo, existen iglesias muy
importantes de tres naves. En el crucero se alza una cúpula colocada sobre
pechinas, por lo general su forma es octogonal, y algunas de ellas sin tambor. Al
frente una o dos torres para campanas, integradas a la fachada principal. A un
costado la sacristía, la habitación del párroco y los anexos del templo.5
4 Jorge Alberto Manrique, una visión del arte y de la historia, Tomo V., p. 123.
5 Ibídem., p. 123.
Foto 2: Autor. Aérea, Misión de San Javier, se aprecia la forma de cruz latina en la cubierta del templo religioso.
14
Muy importante dentro de la arquitectura novohispana fue la Compañía de
Jesús, construyeron colegios, grandes complejos con numerosos patios
destinados a diversas funciones.
Las innovaciones arquitectónicas se van presentando en primer lugar en la
capital de la Nueva España y de ahí al resto de las ciudades más importantes
donde radican los alarifes y los artífices más calificados. En esas ciudades es
donde se aplican los conocimientos de la arquitectura, generando con ello las
innovaciones estilísticas y constructivas más importantes de la época, su radio
de influencia se determina por las vías de la comunicación y del comercio. El
proceso de los desarrollos estilísticos está en relación con las características
geográficas y la disponibilidad de los materiales. 6
A finales del siglo XVI se inicia un proceso de cambio en el orden
arquitectónico manierista de la Nueva España, se va integrando con una
dinámica propia la presencia de un nuevo modelo procedente principalmente de
España e Italia: el estilo barroco.
1.2. El Urbanismo y su aplicación en la Antigua California.
En este apartado describiré brevemente los inicios del urbanismo y su
aplicación en la Nueva España y como el visitador José de Gálvez proyectó
utilizar el urbanismo en la Antigua California para desarrollar y hacer productiva
la península para beneficio de la Corona Española.
6 Ibídem., p. 124.
15
1.2.1. Inicios del Urbanismo.
Los inicios de la urbanización los dieron los
grupos humanos de la era paleolítica, que al
moverse de la cueva fueron construyendo
refugios con árboles, ramas y hojas. Después,
el hombre neolítico empezó a cultivar las
plantas, estableciendo con ello la agricultura,
además, se dieron cuenta de la domesticación de los animales y de la ventaja
de tener un grupo de ellos en las cercanías de su vivienda, como una reserva de
caza que podían tener para su beneficio. De esa forma fue creando la propiedad
y por ende la necesidad de protegerse, el asentamiento de un grupo de
personas dio lugar a la creación de las aldeas, las cuales, al ir aumentando de
población y viviendas, se fueron transformando en ciudades, generando con ello
un desarrollo que formaría la cultura de cada pueblo.7
No voy a explicar los desarrollos de lo que sería propiamente el urbanismo,
me enfocaré de manera breve a la influencia que tuvo la cultura griega en la
creación del mundo occidental en materia urbanística. En los últimos años del
siglo V un arquitecto griego llamado Hippodamo, desarrolló las teorías sobre el
arte y la ciencia de la planeación para aplicarlas a un sistema reticular,
7 Arthur B. Gallion y Simón Eisner, Urbanismo Planificación y Diseño, Cía. Editorial Continental, S.A. de C.V. México, Séptima Impresión 1984, México., pp. 13 y 14.
Ilustración 1 Maqueta Museo Regional, foto autor
16
realizando en ella una distribución de los edificios y un área de circulación de lo
que serían propiamente las ciudades.8
El urbanismo pasaría a tener una transformación en cuanto a las formas y
espacios con las que evolucionarían los poblados a lo largo de los años, sin
embargo, en el periodo del renacimiento es cuando muchas de las ideas
urbanísticas no pasaron de ser una doctrina utópica o un ejercicio intelectual
en los países de Europa donde se habían originado. Esas ideas tuvieron
oportunidad de llevarse a cabo en América durante la colonización española.
Según Leonardo Benévolo, “el esquema urbano ideado en América y
consolidado por la ley de 1573 es el único modelo de ciudad producido por la
cultura renacentista y controlado en todas sus consecuencias ejecutivas”.9
1.2.2. El Urbanismo en la Nueva España.
En el año de 1573, cuando las experiencias americanas se han cumplido
en parte, el Rey Felipe II de España promulga las Leyes de Indias, las cuales
posiblemente, sean la primera legislación urbanística del mundo, en donde a la
ideas teóricas del renacimiento se une la experiencia práctica, cuya finalidad es
la de ofrecer a la ciudad un plano regular en forma de tablero de ajedrez,10 con
ello, La nuevas ciudades seguirían un modelo idéntico: debían contar con un
mínimo de treinta vecinos, el proyecto contemplaba un cuadrado de unas doce
8 Arthur B. Gallion y Simón Eisner, Urbanismo Planificación y Diseño., p. 26.
9 Juan Cano Forrat, Introducción a la Historia del urbanismo, Universidad Politécnica de
Valencia, Editorial Limusa, 2008, Primera Edición, Hecho en México., p. 198 10
José Ramón Alonso Pereira, Introducción a la Historia de la Arquitectura,. p. 135
17
hectáreas, debería contener una cuadricula de calles rectilíneas que definirían
una serie de manzanas, regularmente, cada manzana se dividía en cuatro
iguales, casi siempre cuadradas; En el centro se construía la plaza y la iglesia,
construida a una distancia suficiente para estar libre y separada del resto de los
edificios más importantes, de esa forma, puede ser vista en todo el entorno, su
construcción sería un poco más alta que el nivel del suelo, de modo que la gente
tenga que subir una serie de escalones para jerarquizar su acceso a la entrada
del templo.11
En los trazados de las ciudades de Hispanoamérica y en el caso particular
de la Nueva España no se encuentra la variedad de los esquemas teóricos de
los tratadistas del renacimiento, ni su deseo original de la belleza; sólo el deseo
expreso y práctico de facilitar la modificación, la distribución y la defensa de las
ciudades creadas.12
En la fundación de las ciudades, pueblos o villas en la Nueva España
fueron llevadas a la práctica sin cambios durante los dos primeros siglos de
colonización, en un principio, el trazo no paso de campamentos militares, en los
cuales, en el centro se ubicaba el establecimiento de la plaza y su iglesia, los
asentamientos siguieron pautas diferentes, aceptó influencias según las
particulares características de los lugares en donde se asentaron, tenía mucho
11 Juan Cano Forrat, Introducción a la Historia del urbanismo, Universidad Politécnica de
Valencia, Editorial Limusa, 2008, Primera Edición, Hecho en México., p. 202 12
José Ramón Alonso Pereira, Introducción a la Historia de la Arquitectura,,p.135
18
que ver ello en su establecimiento la escala del espacio urbano, el trazo y la
orientación13.
1.2.3. Urbanismo en la Antigua California.
En el territorio peninsular
de la California, no se
establecieron los principios
urbanísticos como estaban
proyectados, ya que durante el
periodo misional, las
construcciones no pasaron
más allá de un conjunto de pequeñas viviendas en derredor de lo que sería el
templo misional, sin embargo, se podría considerar a lo anterior, como un
urbanismo incipiente y de formas muy básicas en cuanto a la distribución
espacial de las diversas construcciones que componían el conjunto misional.
1.2.3.1. Planteamientos del Urbanismo en la Antigua California.
El Dr. Francisco Altable recopila de manera amplia y detallada en el libro
Testimonios californianos de José de Gálvez la instrucción para la urbanización
de las temporalidades de las misiones ubicadas en el distrito del sur (Nuestra
13 Carlos Chanfón Olmos, Historia de la Arquitectura y el Universo Mexicanos, Volumen II, El
Periodo Virreinal, Tomo III El Surgimiento de una identidad, Facultad de Arquitectura, UNAM, México Prim., Edición 2004., p.416
Autor: 1 Ignacio Tirsh, San José del Cabo
19
Señora del Pilar o de Todos Santos, la de Santiago y San José del Cabo), así
como la instrucción para el poblamiento de Loreto.
A la salida de los misioneros jesuitas de la tierra californiana en 1768, llega
José de Gálvez a la península californiana el 05 de julio del mismo año como
comisionado por el Rey Carlos III para aplicar una serie de reformas tendientes
a reorganizar el aparato administrativo hacendaria. De tal forma, California se
convertía en el campo excelente para la obra reformista. Por ello, las órdenes y
los decretos que Gálvez expidió para la reorganización de la vida peninsular
pueden considerarse como la expresión idealizada de tales reformas y de la
utilización del urbanismo para la planificación y ordenamiento de las poblaciones
en la California.14
Ya en la península, Gálvez se dirigió a la hacienda de Santa Ana,
convirtiéndose así en el centro administrativo del Distrito Sur de la California, en
donde, comenzaría a realizar las reformas propuestas.15 Previamente, Joaquín
Velásquez de León por órdenes de Gálvez había comprado en mil quinientos
pesos a Manuel de Ocio los modestos edificios e instalaciones de la hacienda
de Santa Ana, la cual, fue el único lugar que no habían fundado los jesuitas.16
14 Ignacio del Río, El Noroeste del México Colonial, Estudios Históricos sobre Sonora, Sinaloa y
Baja California, Universidad Nacional Autónoma de México, México 2007, Primera Edición., pp. 173 y 174.
15 Gálvez dividió la California en dos departamentos, dirigidos por un gobernador que residiría en
Loreto, capital del Departamento del Norte. El del Sur, con capital en el Real de Santa Ana, estaba administrado por un teniente del gobernador.
16 Salvador Bernabéu Albert, Velázquez en el Purgatorio: Los Días y los Trabajos de un
Científico en California, Publicado en Revista de Indias, 2010, Vol. LXX, núm. 248, p. 213-238, doi: 10:3989/revindias.2010.009 p. 218 y 219.
20
Gálvez inicia las primeras propuestas para sus decretos, uno de ellos,
solicitaba a los ministros franciscanos un informe sobre las costumbres de los
indios, su forma de gobierno y las propiedades que tenían. Los informes fueron
realizados de acuerdo a lo solicitado por Gálvez, siendo estos nada alentadores.
Las misiones del sur, que contaban con las mejores tierras, estaban casi
despobladas, mientras las del norte, de mayor población indígena, no tenían el
sustento necesario. La población colonos españoles y otras castas era reducida
y apenas llegaría a medio millar de individuos, por ello, Gálvez procuró como
primer paso redistribuir la población nativa, para ello, la retiraría de aquellos
sitios que eran inhóspitos y los concentraría en los lugares que tuvieran las
mejores condiciones naturales17.
La intención de Gálvez era de integrar a los indios a la vida civilizada, pero
uno de los problemas seguía siendo la poca población del territorio, para
contrarrestar lo anterior, una de las alternativas fue incrementar la población con
ciento cincuenta indios yaquis procedentes de la contracosta Sonora, bajo el
incentivo de dedicarse a la pesca de perlas y a la minería, ellos en cambio,
habrían de aportar sus conocimientos y su experiencia al nuevo ensayo social,
además de servir de ejemplo para los indígenas de la localidad. Otra de las
intenciones que planteaba Gálvez era el de aceptar el libre acceso de los
17 Ignacio del Río, El Noroeste del México Colonial, Estudios Históricos., p. 71
21
colonos a la California, siempre que fueran de buenas costumbres y estuvieran
dispuestos a trabajar18.
Uno de los aspectos más importantes de la obra de Gálvez se refiere a la
propiedad en la península, fuere particular, rústica o urbana, quedaría
condicionada en todo tiempo a los intereses de la Corona Española y
desconoció todos los títulos de propiedad que tenían los jesuitas sobre las
tierras californianas.19
La propuesta del planteamiento urbano en la tierra californiana fue
proyectada por el visitador como algo novedoso y único en la tierra peninsular,
planteó la organización de las temporalidades de las misiones del sur (Nuestra
Señora del Pilar o de Todos Santos, la de Santiago y San José del Cabo).
Nombró comisionados y con ellos iniciaría lo que es el trazo del poblado,
comenzando en primer término con la iglesia y la casa de doctrina, anexo a
estos, se dejaría un terreno plano según lo permita el terreno, a partir de estas
construcciones se formaría el poblado con sus calles tiradas a cordel (rectas), a
una distancia de catorce a diez y seis varas20 de ancho para la “ventilación,
desahogo y sanidad” de los indígenas, a quienes se han de dar y repartir
terrenos iguales de diez varas de ancho y veinte de fondo. Las casas se
deberían de construir con habitaciones separadas entre los niños mayores de
siete años, las mujeres y los padres. La fachada de la casa debería de contar
18 Ignacio del Río, El Noroeste del México Colonial, Estudios Históricos., pp. 177-178.
19 Ibídem., p. 178
20 Medida de longitud equivalente entre 76.8 y 91.2 cms.
22
con dos árboles frutales o silvestres que provoque buena sombra como defensa
de los rayos del sol, que sirvan como elementos decorativo y como fertilizante.
Los terrenos deberán contar con un pequeño corral en donde los indios
encierren y protejan sus aves y animales domésticos.21
Los terrenos para el cultivo serian de cincuenta varas por cada lado, y se
darían en propiedad a los indios cabezas de familia, para ellos, sus hijos y
descendientes con las casas que han de construir en el pueblo, se les
entregaría por título un certificado de la asignación del terreno, los cuales, van
firmados por el padre misionero y el comisionado22.
Para poder extender las tierras de labranza se recomendaba que se
realizaran algunas norias y pozos con tanques para el riego, y que animaran a
los indios a sembrar sus pequeñas milpas en tierras de temporal. Además de lo
anterior, a cada indio padre de familia se le daba una parcela para riego, se le
otorgaran otras dos parcelas de la misma extensión para que las cerquen y
puedan sembrarlas, o bien plantar en ellas árboles útiles, matas de algodón o
nopaleras. Todos los solares se podrían heredar a los hijos y descendientes de
ellos, fueren hombres o mujeres, pero la condición de que ningún poseedor
21 Francisco Altable, Testimonios californianos de José de Gálvez, Recopilación documental
para el estudio de la Baja California novohispana 1768-1773, Universidad Autónoma de Baja California Sur y Editorial Praxis, Primera edición 2012, ISBN, México., pp. 67-70
22 Ignacio del Río, El Noroeste del México Colonial, Estudios Históricos., p. 71
23
podrá vender, obligar ni dividir entre sus herederos la casa y tierras, bajo la pena
de perderlas y de darse a otro que no tuviera.23
Muy importante para la sobrevivencia de los habitantes de la península es
que los criaderos de ganado deberían de estar situados generalmente en los
arroyos, cañadas, lomas, valles y hondonadas de la sierra; los caminos que
conducen a esos sitios, eran casi intransitables. Las faldas, cuestas, quebradas,
voladeros, precipicios, piedras, cantiles y lo enmontado de la tierra hacen
penosa toda incursión a través de esas ásperas montañas.24
Las anteriores previsiones se extendieron hacia el beneficio de los indios,
se elaboraron de manera sencilla y clara para su mejor entendimiento, para ello,
se les encargó a los misioneros que explicaran y cuidaran con esmero las
previsiones estipuladas. Quedando ellas, en el libro general de población que ha
de custodiarse en el archivo de gobierno del departamento del sur.25
1.2.3.2. Instrucción para el poblamiento y urbanización de Loreto.
Uno de los mayores problemas era la poca población con la que se
contaba en la misión de Loreto, por ello, la primera instrucción de Gálvez fue la
restablecer con cien familias de indios el poblado, para ello, se traerían de las
otras misiones de esta provincia hasta completar la cantidad mencionada. Los
comisionados para llevar a cabo las instrucciones y el decreto serían el
23 Francisco Altable, Testimonios californianos de José de Gálvez., pp. 71-73
24 Ulises Urbano Lassépas, Historia de la colonización de la Baja California y decreto del 10 de
marzo de 1857, Universidad Autónoma de Baja California, Editorial UABC, México 1995., pp. 101-102
25 Francisco Altable, Testimonios californianos de José de Gálvez., pp.86
24
gobernador, como jefe militar y político, y el padre presidente, como ministro de
la iglesia de Loreto.26
Casas Antiguas. Todas las casas antiguas, que se construyeron de forma desordenada por
sus propietarios, que tuvieron poco valor y que representaran un obstáculo para
el nuevo trazo urbano del poblado, deberían de demolerse. Por ello, se les
indemnizaría a los dueños, e incluso, se les mejoraría al dárseles otra casa. A
los oficiales mecánicos y marineros se les darían las casas hechas, con la
condición de que se les impondría una pequeña contribución, con la finalidad de
conservar el dominio directo en favor de la Corona.27
1.2.3.3. Población de Indios.
Casas habitación. Se iba a congregar el poblado de indios llevando primero a veinticinco
familias para realizar las habitaciones correspondientes a cada una de las
familias. Cada casa tendría como fachada 10.00 mts. (Doce varas) de ancho y
21.00 mts. (Veinticinco varas) de largo, la distribución arquitectónica debería de
ser de la siguiente manera: se construiría una habitación para los padres y otra
para los hijos, para que tuvieran privacidad toda la familia, asimismo, les
quedaría un corralito para poner a los animales domésticos y a las gallinas.28 No
se les permitiría fabricar cuartos principales para que sus casas no quiten la
26 Francisco Altable, Testimonios californianos de José de Gálvez., p. 289
27 Ibídem., p.293
28 Ibídem., p.290
25
ventilación a las del centro de la población, y a todos se les obligaría a pintar de
blanco (blanquear) las fachadas y el interior de las casas, y las puertas
ventanas y demás ornatos exteriores deberían de ser uniformes. El piso se
colocaría (embaldosarlas) con ladrillo o piedra.29
Las casas de los indios serían las primeras edificaciones en construir,
hasta completar el número de las cien familias, la dirección de la obra estaría a
cargo del misionero, a quien se le facilitaría por parte del gobierno todo el
material para la construcción, madera, herramientas, y demás materiales que se
necesitaran.30
Suerte de Tierra. A cada indio cabeza de familia de la localidad y de las cercanías, así como
los indios que trajeron de otras misiones se le otorgaría una parcela (una suerte
de tierra) de 168.00 mts. (Doscientas varas) de largo y de 84.00 mts. (Cien
varas) de ancho, se le otorgaría en donde él lo pidiera. En cada una de las
parcelas se construiría un pozo para el riego, el cual, sería costeado por la
comunidad de los indios que conformarían la misión. La autoridad que realizaría
el deslinde seria el padre presidente y ministro, encargado de la administración
de las temporalidades.31
29 Francisco Altable, Testimonios californianos de José de Gálvez., p. 292.
30 Ibídem., pp. 292 y 293.
31 Ibídem., p. 294.
26
Barrio de Indios. Se pondría el barrio de indios del poblado de Loreto donde estaban
colocados los asentamientos de los indios, y dando la vuelta, por la orilla del
arroyo a la parte del oeste hacia el sur, en todo el terreno que existía desde los
trojes, herrería y carpintería, trazando una línea recta y dejando en medio una
plazuela de 42.00 a 50.00 metros cuadrados (cincuenta a sesenta varas en
cuadro), o más si lo permitiere el espacio del sitio señalado.32
Libros de control. Para darle seguridad a los propietarios de las casas y tierras, se
contemplaba formar un libro de población, en el cual, se pudiera inscribir los
repartimientos y las herencias ahí asentadas, con individualidad y separación de
las partidas respectivas a cada poblador, fuere indio natural, forastero o español,
con la misma distinción de clases que se habría de formar el pueblo, y a cada
uno se le daría su conjunto de bienes que corresponderían a cada heredero
(hijuela) autorizada por el jefe de gobierno. Se explicaría en las partidas del libro
las propiedades en casa o tierras, a fin de que, si se perdieran algunos de los
referidos conjuntos de bienes (hijuelas), pudieran los propietarios o los
sucesores pedir otras, que se les habrían de dar con inserción de las partidas
del citado libro, el cual, se debía custodiar siempre en el archivo del gobierno, y
escribirse también en el señalamiento de ejidos y la tierra acotada, destinada a
pastoreo de ganado (dehesas) y aprovechamiento público, instrucciones
32 Francisco Altable, Testimonios californianos de José de Gálvez., p. 291.
27
arreglándose en este particular y los demás, que no van repetidos en este
documento y en las que ampliaría en la formación para las misiones del
Departamento del Norte.33
Calles. El ancho de la calle se debería de trazar de manera recta (a cordel), sin
permitir que tuviera alguna anormalidad que perjudicara la decoración y la
estética. El ancho sería de 13.00 mts. (Dieciséis varas), y a 0.838 mts, (una
vara) de distancia de la fachada de la casa. Se proyectó colocar dos árboles
frutales o silvestres en la fachada de la casa para que sirvieran de ornato al
pueblo y que proporcionarán sombra a la casa.34
1.2.3.4. Población de españoles.
La población de españoles y soldados del presidio que estuvieran de
escolta, oficiales mecánicos y marineros se le construiría la habitación, (no
menciona sus características), se debe de construir con el mismo ancho de la
calle, ubicadas en el sitio que existiría entre la iglesia, las oficinas de trojes,
herrería y carpintería, se deberían de construir hasta la playa y cerca de la orilla
del mar, dejando una distancia conveniente en la cual, los huracanes o las
tormentas no dañaran las edificaciones mencionadas anteriormente.35
33 Francisco Altable, Testimonios californianos de José de Gálvez., p. 295.
34 Ibídem., p. 290.
35
Francisco Altable, Testimonios californianos de José de Gálvez., p. 291.
28
Plaza y casas reales. La plaza se construiría al centro del poblado, sus dimensiones serían de
84.00 metros cuadrados (cien varas).36
Uno de los costados de la plaza debería de colocarse al occidente, y todo
el terreno restante de la plaza, colindaría con el arsenal que estaría cerca de la
playa y la calle principal que desde él ha de seguir, considerando el trazo para
reservar las casas reales, las cuales, se construirían después de haberse
construido la de los indos. Las casas reales y las oficinas las construirían los
indios, congregados por turnos o tandas de veinticinco o cincuenta, según lo
dispusiere el gobierno, no se pagarían salarios ni jornales, sólo se les daría
raciones de comida, con la justificación que se gastaría mucho en construir las
casas de ellos.37
La casa donde viviría el gobernador y el intendente de la península,
considerando también las habitaciones para los dependientes y empleados y
para la custodia de los caudales, sería construida como habitaciones separadas
del resto de las casas reales. Las dimensiones de los terrenos serían de 21.00
metros de fachada (veinticinco varas) y 42.00 metros de largo (cincuenta varas),
pudiéndose construir cuartos principales o primeros altos (no pude definir ese
concepto, posiblemente se refiera a un primer piso) con tejados o azoteas Las
cuales, se construiría por la fachada posterior y que daría hacia la parte sur, otro
36 Ibíd.
37 Ibídem., p.293
29
lote de 83.8 mts. (100 varas) en donde se pondría una huerta o jardín para que
sirviera de área de descanso y de ornato para las casas reales.38
Calles. El ancho de la calle se debería de trazar de manera similar a las de la
población de los indios, recta (a cordel), sin permitir que tuviera alguna
anormalidad que perjudicara la decoración y la estética. El ancho sería de 13.00
mts. (Dieciséis varas), y a 0.838 mts, (una vara) de distancia de la fachada de la
casa. Se proyectó colocar cuatro árboles frutales o silvestres en la fachada de la
casa para que sirvieran de ornato al pueblo y que proporcionarán sombra a la
casa.39
Barrio de Oficiales. El barrio de los oficiales y marineros se construiría al sur y a espaldas de
las accesorias de las casas reales, su conformación sería igual al pueblo de
indios es decir, cada casa tendría como fachada 10.00 mts. (Doce varas) de
ancho y 21.00 mts. (Veinticinco varas) de largo, la distribución arquitectónica
debería de ser de la siguiente manera: se construiría una habitación para los
padres y otra para los hijos, para que tuvieran privacidad toda la familia,
asimismo, les quedaría un corralito para poner a los animales domésticos y a las
gallinas.40 No se les permitiría fabricar cuartos principales para que sus casas no
quiten la ventilación a las del centro de la población, y a todos se les obligaría a
38 Francisco Altable, Testimonios californianos de José de Gálvez., pp. 291 y 292.
39 Ibídem., p. 292.
40 Ibídem., p. 290
30
pintar de blanco (blanquear) las fachadas y el interior de las casas, las
puertas, ventanas y demás ornatos exteriores deberían de ser uniformes. El piso
se colocaría (embaldosarlas) con ladrillo o piedra.41
A los pobladores españoles y soldados de la escolta, que hubieran querido
labrar tierras para sembrar granos, se le señalarían por el gobierno, dos o más
lotes (suertes) de dimensiones cada una de 168.00 metros de largo (doscientas
varas) y 84 metros de ancho (cien de ancho), según el mérito, aplicación
posibilidad y circunstancias que concurrieren en cada uno, pero estos
repartimientos harían en terreno separado enteramente del que se diese a los
indios en común y particular. Originada en el real de Loreto, 29 de abril de 1769.
Don José de Gálvez. 42
Con toda la autoridad y buenos deseos que contaba Gálvez para reformar
y aplicar sus decretos en tierra californiana no funcionó. Al final de cuentas, los
indios no recibieron tierras, los pobladores empezaron a regresar a la
contracosta convencidos de la dificultad en la que se encontraban, los mineros
andaban al poco tiempo solicitando el apoyo en las misiones, los pueblos cuya
traza y construcción se había reglamentado en detalle carecieron de gente que
los levantara y viviera en ellos. José de Gálvez volvió a tierras continentales
para llevar a cabo otras labores. Los decretos californianos empezaron a
41 Francisco Altable, Testimonios californianos de José de Gálvez., pp. 292.
42 Ibídem., pp. 294.
31
marginarlos y olvidarlos poco a poco en los archivos de la capital civil de la ya
entonces llamada Antigua California.43
1.3. Antecedentes del Arte.
A partir de los temas arquitectónicos se estará haciendo mención de
algunos conceptos que son convenientes definir, con el sentido en que serán
usados en esta tesis; son conceptos de la historia y de la teoría del arte que
sirven de referencia para mi trabajo, convencional en muchos casos, para
ubicar una obra o elementos arquitectónicos en un entorno general en un
principio y particular como detalles.
Es necesario hacer notar que la evolución del fenómeno arquitectónico en
la Antigua California no puede desvincularse de las condiciones en que se
originó la arquitectura en la Nueva España, como resultado de la combinación,
no de dos, sino de varias culturas, y que los cambios que iban surgiendo, en
Italia durante los siglos XVI y XVII y en Francia en el XVIII, llegando primero a la
península ibérica para, después de haberse arraigado en la metrópoli, pasar a
tierras de la Nueva España para ser transformados, y de ahí, aplicarlos de
manera sencilla y austera en las tierras californianas, en la cual, a pesar del
clima y de las adversidades del medio ambiente, pondrían a prueba todas las
teorías arquitectónicas y los técnicas artísticas y constructivas para edificar las
misiones californianas.
43 Ignacio del Río, El Noroeste del México Colonial, Estudios Históricos., p. 188.
32
1.3.1. Las Temporalidades de la Arquitectura.
La división de los estilos arquitectónicos se estableció en el siglo XIX para
definir las etapas históricas suscitadas a lo largo del tiempo, esos períodos
pasarían a formar parte de los llamados estilos: Románico, Gótico,
Renacimiento, Barroco y el Neoclasismo. Esta división de la historia es útil
porque se puede ubicar en cierto periodo una construcción determinada, sin
embargo; a menudo es aparente, y raya en lo confuso cuando se pretende
reducir todo un siglo a los estrechos límites de una simple noción definitoria.44
Ésta confusión no se presenta entre la arquitectura clásica de un templo griego y
una catedral gótica, ya que la distinción es clara y precisa en cuanto a las
distintas dimensiones y distribución arquitectónica, el tratamiento de los
elementos, la diferente utilidad, su simbolismo y sus sistemas constructivos tan
particulares lo hacen único en su estilo.45
Las clasificaciones de los estilos posteriores al siglo XV se notan más
contradictorios a medida que su estudio se realiza con mayor detalle; sin
embargo, sería incierto pretender tener una exactitud en la división de una
actividad cultural tan compleja como lo es la arquitectura. Parece, que cuando
mucho, se puede llegar a someter a las comparaciones. Esto es extensivo a la
arquitectura novohispana en lo que se refiere a las denominaciones como:
renacimiento, neorenacentista, manierista o neoclásico. Constantemente caben
44 Antonio Amat, Pedro Azara y otros, El Gran arte en la Arquitectura, Editorial Salvat 1992, Libro
Vol. 19 Barroco I, ISBN: 84-880663-90-3 Impreso en España p.865 45
Israel Katzman, Arquitectura del siglo XIX en México, Editorial Trillas, México. Segunda Edición, mayo 1993., p.75
33
las preguntas de por qué se le da el nombre a un estilo considerando la
procedencia de su decoración y no por el tipo de espacio o viceversa.
En Europa, a pesar de que en los siglos XVII y XVIII predominó la
arquitectura barroca, gran número de edificios de esa época no están más
alejados de la antigüedad clásica que los renacentistas del siglo XVI o los
llamados neoclásicos del XIX. En realidad subsiste una continuidad con altibajos
desde el siglo XV hasta principios del XIX que es preferible envolver con el
término clasicismo, en vez de hablar de neoclasicismo desde una fecha
arbitraria y advertir interminables “antecedentes”. Naturalmente que la
continuidad a la que se hace referencia no implica ni exclusividad ni predominio,
y se sabe que el clasicismo fue mayoritario en el XIX y no en el XVII.46
Algo similar se podría decir en relación a la arquitectura novohispana,
aunque basándose en el pequeño porcentaje de edificios coloniales tratados
hasta hoy por sus historiadores, parece evidente que lo clásico fue mucho más
tenue que en la de Europa en la misma época. La transformación de la
arquitectura novohispana desde fines del siglo XVIII hasta principios del siglo XX
fue paulatina. A grandes rasgos se puede decir que el uso de elementos
clasicistas en la arquitectura virreinal, se prolonga hasta el siglo XIX.47
46 Israel Katzman, Arquitectura del Siglo XIX., p. 78 y 79.
47 Ibídem., p. 80.
34
1.3.2. Manierismo.
Se designa como
arquitectura manierista aquella
que emplea los elementos de la
arquitectura clásica retirándose
de las normas establecidas, en
una aspiración de conseguir una
libertad formal que busca
conseguir un efecto propio, su arraigo fue tal que aun en pleno siglo XVIII, en los
monumentos de mayor esplendor barroco, permanecieron íntegros algunos
elementos de la arquitectura manierista.48
La arquitectura manierista fue desarrollada por Miguel Ángel, Paladio y
otros. Un estilo lleno de equilibrio formal, refinamiento y sofisticación, fue
desarrollado en Italia, trasladado a España y a la Nueva España, en donde más
que una reacción al clasicismo es una nueva etapa en la que el deseo de
trasformación está caracterizada por la introducción de cambios en las
proporciones de los edificios, de los elementos arquitectónicos y de nuevos
elementos decorativos.49
El manierismo se adoptó y se difundió en toda la Nueva España, su arraigo
fue tal que aun en pleno siglo XVIII, en los monumentos de mayor esplendor
48 Xavier Cortés Rocha, El clasicismo en la arquitectura mexicana., pp.22 y 23.
49 Ibid.
Foto 4: Autor. La Galería Uffizi, Florencia
35
barroco, permanecieron incólumes algunos elementos de la arquitectura
manierista, como las plantas de cruz latina en parroquias y templos.50
1.3.3. Los Inicios de El Barroco
El periodo que determinó el
origen histórico del movimiento
barroco se inicia en Europa a
finales del siglo XVI y perduró
hasta mediados del siglo XVIII,
en la época del absolutismo. El
concepto de barroco surgió en
Roma con el movimiento de Contrarreforma, cuya fuerza impulsora de la
renovación artística, ofreció los requisitos ideológicos para un cambio profundo
en las instancias espirituales y terrenales para que pudieran desplegar un poder
casi ilimitado, asumió junto a las demás artes la tarea de impresionar a la gente,
conmoverla y convencerla del orden interno de las cosas. El Barroco fue el
resultado de un proceso de transformación del movimiento conocido como
manierismo y el Renacimiento. Este nuevo estilo arquitectónico fue difundido
durante décadas por los artistas romanos.51
50 Martha Fernández, Artificios del Barroco, México y Puebla en el siglo XVII, Universidad
Nacional Autónoma de México, Primera Edición 1990., p. 29 51
Rolf Toman, Historia de la Arquitectura de la Antigüedad Clásica hasta nuestros días,
Copyright Parragón 2009, edición española, imp. en China., p. 191
Foto 5: Autor. Fuente de Trevi, Roma
36
El término que conocemos como barroco apareció en un diccionario
enciclopédico francés del siglo XIX (1878) en donde se asegura que el término
apareció por primera vez en 1690 en el diccionario de Furetiére, fue aplicado a
las perlas mal formadas y, según el mismo autor, fueron los religiosos de
Trévoux quienes desde 1724 le dieron su significación figurada, aplicándolo a lo
que es irregular, raro desigual.52
El barroco como estilo arquitectónico tiene derivaciones clasicistas y se
transformó en un prototipo con propias reglas de diseño y de ornamentación, se
caracterizó por su libertad y variedad de formas, con ello, dominó gran parte del
arte occidental desde la segunda década del siglo XVII, hasta finales del siglo
XVIII y se tienen todavía algunos ejemplos en el siglo XIX y principios del siglo
XX en donde reaparece el barroco en la ampliación del colegio de San
Ildefonso, y en la terminación del palacio del Ayuntamiento y la capilla del
panteón Inglés.
En la Nueva España, el
barroco, además de ser el arte de
la época, es el que se acomoda a
la circunstancia del país. Jorge
Alberto Manrique menciona que
“los criollos, necesitados de
52 Carlos Chanfón Olmos, Historia de la Arquitectura y el Urbanismo Mexicanos, Vol. II y III. 1ª Edición 2004, UNAM, facultad de Arquitectura y Fondo de Cultura Económica, México., p. 46
Foto 6: Autor. Catedral de México
37
afianzar su propia personalidad americana y diferente de Europa, estaban
deseosos de enseñar su orgullo y la riqueza del país, por ello, encontraron en la
exuberancia, la riqueza y la libertad de las formas barrocas como su mejor
aliado”53. El barroco tenía maneras y comportamientos propios, los cuales
coincidirían con el espíritu y las necesidades anímicas de su tiempo y de su
sitio. El carácter conservador de la sociedad criolla, que se sentía precisada a
mantener ciertos valores aceptados por ella misma como propios, le ofrecían
una garantía de su existencia y de su lugar en el mundo; eso se refleja en las
formas artísticas como una tendencia opuesta al cambio natural y a los modelos
venidos del otro lado del Atlántico, siempre notorios pero vistos con
desconfianza y no aceptados sin resistencia.54
1.3.3.1. Los Argumentos Del Barroco.
Durante el siglo XVI ocurrió una transformación
en la Iglesia Católica de Alemania, dando lugar a las
Reformas Protestantes que concluirían con la
separación de la iglesia católica romana. Ese
movimiento fue iniciado por Martín Lutero en
Alemania y apoyado por Juan Calvino desde París y
después desde Ginebra. A este movimiento se le
53 Jorge Alberto Manrique, Una visión del Arte y de la Historia, Tomo III, ……, p.53
54 Ibídem., p.53
Foto 7: Autor. Escudo del Orden de la Compañía de
Jesús, Misión de San Javier, B.C.S.
38
llamo Reforma. En respuesta a ello, la iglesia de Roma implantó la
Contrarreforma, cuya importancia fue provista por el Concilio de Trento en 1545,
y concluida en 1565.55 Una de las aportaciones más importantes es la fundación
de la congregación de la Compañía de Jesús, la cual, se dedicó a ratificar la
doctrina de la Iglesia Católica, defendiendo sus tradiciones y reformando sus
costumbres. De las manifestaciones culturales de la Contrarreforma destacó el
barroco, cuya producción artística europea fue muy importante, a tal grado que
fue el estandarte de la misma Contrarreforma. Los grandes temas en donde se
fija la atención del mundo artístico del barroco durante más de un siglo son tres:
1.- El movimiento barroco deriva de la interpretación de la naturaleza como
un acaecimiento incansable y viene representado por una percepción abierta de
los sentidos.
2.- La luz, es el centro del debate barroco desde Caravaggio. Con ella,
Bernini ilumina sus obras desde fuentes ocultas, aun en detrimento de la
composición arquitectónica. Este ilusionismo óptico derivado del binomio forma-
luz y forma-color tiene su particular traducción en el carácter escenográfico de la
arquitectura barroca.
3.- Ilusionismo escenográfico. Se manifiesta tanto en los elementos como
en el conjunto del edificio. En los elementos arquitectónicos, la nota esencial es
la libertad con que son tratados, desentendiéndose en ellos de las normas
55 Lutz, Heinrich, Reforma y Contrarreforma, Madrid, Alianza Editorial, col. Alianza Universidad, 1992, p.33-37
39
renacentistas por el deseo obsesivo de movimiento: los entablamentos se
curvan y los frontones se parten y describen curvas, contra curvas y espirales.
Este amor desenfrenado por lo curvilíneo triunfa en la columna salomónica,
ejemplo emblemático del estilo barroco,56 cuyo cuerpo se retuerce en forma
helicoidal expresando de una manera la idea de movimiento. Esta columna,
tiene su origen simbólico en el templo de Salomón.57
1.3.2.2. Las Modalidades del Barroco en el Arte de la Nueva
España.
Entre los historiadores del arte es común hablar de la arquitectura
novohispana, así como con los arquitectos sobre el término “barroco
novohispano”. Por esto se entiende al periodo artístico y arquitectónico
desarrollado en la Nueva España, cuyas obras corresponden al estilo barroco,
con características propias e individuales, que las determinan no únicamente
como pertenecientes a ese estilo, sino como integrantes de una peculiaridad con
personalidad propia, y cuya extensión cubre todo el arte novohispano.58 Jorge
Alberto Manrique menciona que algunos investigadores insisten en que el arte
colonial mexicano tiene esa personalidad individual y que no requiere
demostraciones. Sin embargo, al llegar al estudio detallado de las obras se
enfrentan a un problema: ¿Cuáles son los rasgos específicos que permiten
56 José Ramón Alonso Pereira, Introducción a la historia de la Arquitectura, Editorial Reverté, S.A. Barcelona 2005, Impreso en España., p.157
57 Enrique X. de Anda, Historia de la Arquitectura Mexicana, Edición Gustavo gili, S.A. de C.V. México 1995., p.120
58 Jorge Alberto Manrique, una visión del arte y de la historia. Tomo III., p. 191
40
determinar su propio carácter? La existencia de conjuntos arquitectónicos que
responden a necesidades propias del momento en que fueron construidos y que
no siguen exactamente los modelos europeos, ya que introducen elementos
totalmente nuevos podría ser, evidentemente, una pretensión para asegurar su
“propio estilo”, pero esto no resuelve el problema, puesto que la sola disposición
de los elementos constitutivos de una construcción no es suficiente para
determinar la existencia de un estilo.59 Aceptando, que existe un arte colonial
que pasaría a ser novohispano, es necesario determinar cómo se efectuó la
realización de las formas españolas (o europeas vía España) en la Nueva
España, y tratar de determinar las “reglas” fundamentales que rigieron a la
implantación de las formas artísticas europeas, a lo largo de la lenta admisión de
las innovaciones estilísticas, con esto se puede ayudar a entender la razón de
las peculiaridades de estilo novohispano durante los siglos de la colonia.
Entrado el siglo XVII la situación cultural había cambiado; no era ya la de
las primeras décadas que siguieron a la Conquista; se había estructurado lo que
podemos llamar una cultura criolla, a la que artísticamente se asimilaban la
ciudades y los pueblos. Pero la transferencia de formas artísticas españolas
continuó, porque idealmente Europa seguía siendo el modelo. En el Arte la
Nueva España (posteriormente México) no se “inventarían” formas propias:
desde luego nunca hubo la conciencia de inventar algo diferente. Sin embargo,
la sociedad colonial tenía una estructura de tendencia reservada. Por una parte
59 Jorge Alberto Manrique, una visión del arte y de la historia, Tomo III., p. 191
41
tiene que inventarse, y lo hace como una actualización de Europa, pero por otra
parte siente también la necesidad de definirse frente a Europa (Francisco de la
Maza establece que en el siglo XVII es cuando aparecen los principios claros de
un “nacionalismo” en la Nueva España).60
Los cambios arquitectónicos del renacimiento al barroco que son
trasladados a la Nueva España, se presentan con notable atraso con referencia
a España. A pesar de ello, en esa época se definen y establecen algunas de las
estructuras que se conservarán y se mantendrán contra toda transformación
durante dos siglos: entre ellas la mencionada planta arquitectónica de forma de
cruz latina en las iglesias, la tajante división de partes “activas” (decoradas) y
partes “pasivas” (simplemente estructurales), y el gusto por el colorido entre
otras. Las modalidades de ese cambio están ahora determinadas por una nueva
estructura, la cual, la sociedad novohispana se resiste a recibir, pero llega un
momento en que la presión es tal que tienen que ser aceptadas; y entonces
resulta algo interesante: una vez inmersas en el interior de la vida artística
novohispana se reconocen como propias, y actúa entonces el mismo
mecanismo explicado anteriormente, según el cual el novohispano se aferra a
ellas de manera decidida y con gran pasión.61 Las nuevas formas
arquitectónicas se aceptan siempre tarde en la Nueva España, pero cuando
60 Jorge Alberto Manrique, una visión del arte y de la historia, Tomo III., p. 195-196.
61 Ibíd.
42
estas son aceptadas, tienden a repetirlas incansablemente, pues ya las
reconocen como propias.
Como ejemplo de la
tardanza en la introducción de los
elementos arquitectónicos
podemos mencionar la columna
salomónica, que habían de
transcurrir más de cuarenta años
después de que Bernini62 la había
usado en San Pedro del Vaticano para que se implantara en la Nueva España y
más de treinta después de que era ya común en España, es decir, habían
pasado setenta años cuando las utilizo Bernini por primera vez. Pero una vez
que empezó a utilizarse, fue empleada con tal satisfacción que casi no hay
retablo que no esté construido con apoyos salomónicos desde los últimos años
del siglo XVII hasta las dos primeras décadas del siglo XVIII. La admiración es
todavía más notable con la aceptación de la pilastra estípite,63 que hacia 1660
62 Nació en Nápoles, Italia. Escultor, arquitecto y diseñador, creador de la escultura estilo
Barroco en el siglo XVII, las obras de Miguel Ángel fueron su fuente de inspiración. Los trabajos que realizó durante su vida son cuantiosos. fuentes públicas, decoración de iglesias y obras arquitectónicas. La técnica de Bernini en mármol, es de un realismo exuberante, sobre todo cuando se trata de expresiones del rostro. Y en lo relativo a la textura de la piel y las sombras fue un innovador en su época.
63 En su Vocabulario básico de arquitectura, José Ramón Paniagua aporta la siguiente definición
de estípite: “Elemento tronco piramidal invertido, bien con función decorativa a manera de balaustre, o con función constructiva en lugar de una columna o una pilastra”. el estípite fue, sin duda, uno de los aportes más característicos y originales del Arte Barroco. Su presencia
Foto 8: Autor. Baldaquino de San Pedro, Roma
43
usaba Borromini en Italia,64 mientras que en España su principal promotor fue
Benito Churriguera quien en 1689 la utilizó por primera vez en la Pira funeraria
dedicada a María Luisa de Orleans. En la Nueva España es debido a la mano
de Lorenzo Rodríguez, discípulo de Jerónimo de Balbás, quien la introdujo en
1718 para crear el diseño y la obra del Sagrario Metropolitano de la Catedral.65
El estípite se convirtió en el elemento definitivo del barroco novohispano y cubrió
retablos y fachadas a lo largo y a lo ancho del territorio, con este elemento se
realizaron grandes obras, también se elaboraron trabajos humildes, era tal el
éxito que se realizaron obras religiosas y civiles.66
Jorge Alberto Manrique clasifica el barroco
novohispano en “barroco salomónico” y “barroco
estípite”, porque esos elementos llegan hacer
distinguible una modalidad artística por el
vehemencia con que fueron aceptados en la Nueva
España.67
De éste modo, tal vez, pueda entenderse
cómo los elementos arquitectónicos españoles
en los retablos de numerosos templos de España y América da buena cuenta de ello, destacando por su variedad y su rica ornamentación.
64 Arquitecto suizo-italiano, considerado uno de los máximos exponentes del barroco romano.
65 Enrique X. de Anda, Historia de la Arquitectura Mexicana, Edición Gustavo gili, S.A. de C.V. México 1995, p.121
66 Jorge Alberto Manrique, una visión del arte y de la historia, Tomo III. …… p. 195-196.
67 Ibídem., p. 197.
Foto 9: Autor. Catedral de Zacatecas.
44
toman un sentido diferente en la Nueva España; una gran semejanza en su
aspecto general y una infinita variedad en los aspectos menores, todo ello
redunda en las peculiaridades arquitectónicas en el arte colonial de la Nueva
España.68 Toda la arquitectura que se desarrolló no fue pretendida como un
nuevo estilo arquitectónico, fue una transformación y adecuación de las formas
artísticas.
1.3.3.2. El Menosprecio del Barroco de la Nueva España.
La visión ibérica ignoraba frecuentemente el desarrollo y la calidad del
conocimiento adquirido en la Nueva España, además, el menosprecio europeo
por la realidad americana no provenía únicamente de España. Con un
determinismo expresado bajo la más rigurosa “cientificidad”, los ingleses Pauw,
Raynal, Manmontel y Robertson, así como el francés Bouffon, elaboraron
diversas tesis en las cuales se juzga el carácter americano como débil y
susceptible a degenerar. Con un escepticismo histórico se determina la
incapacidad de producirse en tierras americanas un pensamiento y una ciencia
a la par de las europeas.69
La respuesta criolla se hace oír en el siglo XVIII de manera violenta y
controversial. Benito Jerónimo Feijoo, Monje Benedictino de la Congregación de
España hablo en su Teatro Crítico Universal a favor de los criollos, refiriéndose
al “error común” de considerarles incapaces y perezosos. La reacción criolla en
68 Jorge Alberto Manrique, una visión del arte y de la historia, Tomo III. ……. p. 199.
69 Carlos Chanfón Olmos, Historia de la Arquitectura y el Universo Mexicanos, Volumen II, El
Periodo Virreinal., p. 144.
45
Nueva España, como en toda América, no se dejó esperar y, a través de las
réplicas escritas, las embajadas y las solicitudes oficiales, la intelectualidad
criolla insistió en ser considerada en los proyectos peninsulares relacionados
con Nueva España.70
Desde el establecimiento de la arquitectura neoclásica en México, a finales
del siglo XVIII, el estilo barroco (que aún no tenía ese nombre) fue valorado
negativamente. Tanto la denominación del barroco como otros estilos se deben
a la crítica e historia del arte del siglo XX, evidentemente.71
En el siglo XIX, cuando México ya era un país independiente, fueron dos
poetas decimonónicos los primeros que identificaron la expresión del término
barroco, con el nombre de “Churriguera”. Sus noticias impresas datan de 1856,
como se advierte en el libro titulado México y sus alrededores, editado por
Decaen. Los poetas fueron Marcos Arroniz (1828-1858) y el autor de la letra del
Himno Nacional Mexicano, Francisco González Bocanegra (1824-1861). Ambos
se refirieron al estilo Churriguera en términos despectivos, ya que en esa época
México todavía tenía tendencias clasicistas, a pesar de la corriente tecnológica
ingenieril y las primeras señas del eclecticismo.72 A las opiniones despectivas
siguió una aparente indiferencia para luego iniciarse las opiniones y juicios
70 Coordinador Carlos Chanfón Olmos, Historia de la Arquitectura y el Universo Mexicanos,
Volumen II, El Periodo Virreinal.,p. 144. 71
Jorge Alberto Manrique, “México se quiere otra vez barroco”, en Arquitectura Neocolonial, América latina, Caribe, Estados Unidos, Memorial: Fondo de Cultura Económica, 1994, Sao Paulo., p. 35
72 Carlos Chanfón Olmos, Historia de la Arquitectura y el Urbanismo Mexicanos, Vol. II y III. 1ª
Edición 2004, UNAM, facultad de Arquitectura y Fondo de Cultura Económica, México., p. 46 y 47.
46
laudatorios. Hacia los últimos años del siglo XIX los críticos empezarían a
cambiar el concepto para considerar el estilo barroco como término
representativo de la personalidad artística mexicana.
1.3.3.1. La influencia de El Barroco en la arquitectura jesuítica.
La difusión del barroco se dio a
partir del siglo XVI por medio de la
Iglesia Católica, por ello, la
Compañía de Jesús utilizó el énfasis
retórico del arte Barroco para
transmitir sus manifiestos de fe.73
Las construcciones religiosas
sirvieron mucho para ello, la fachada principal de la iglesia Il Gesú, construida
en Roma en 1568 por Giacomo de la Porta, tuvo tendencias anticlasicistas que
condujeron al desarrollo y expansión de la arquitectura barroca y con el estilo de
la contrarreforma, se convirtió en un icono de la arquitectura barroca, cuyas
superficies y volúmenes adquirieron ritmo y movimiento, apoyada en los
conceptos del Concilio de Trento (1545-1563), que exigía un espacio para
predicar en el que los fieles tuvieran a la vista el altar mayor. Estos conceptos
tomaron cuerpo en la iglesia de una sola nave con formas contorneadas que se
emplearon cada vez más con más frecuencia, tanto en la planta arquitectónica
73 Rolf Toman, Historia de la Arquitectura Copyright Parragón 2009, edición española, imp. en
China., p. 191
Foto 10: Autor. Il Gesú, Roma
47
como en el alzado. Esta iglesia fue copiada cientos de veces con ligeras
variaciones y por ello, siguió siendo un ejemplo en cuanto a la tipología hasta
entrado el siglo XVIII.74
La Compañía de Jesús manifestó su ideología arquitectónica mediante dos
estilos arquitectónicos: el manierismo y el barroco. Las primeras actividades
constructivas realizadas por la Compañía de Jesús se desarrollaron cuando las
expresiones manieristas estaban en proceso, los misioneros interpretaron el
modelo estilístico, produciendo soluciones diferentes debido a un fuerte espíritu
humanista y que al parecer tenía su origen en las ciudades. A partir de ese
momento, se adoptaron diversos criterios hasta llegar al siglo XVIII cuando el
barroco se hace presente.75
En la construcción de las edificaciones de la Compañía de Jesús, existe
una ausencia de elogios de los misioneros ante sus propias obras, ya que
resulta de una actividad de humildad, por ello, el creador de las obras es
frecuente que pase al anonimato. Para los misioneros, la obra es más
importante que el artista y resulta entendible que se desconozcan los autores de
las creaciones como Tepotzotlán, Zacatecas o Puebla. La arquitectura de los
jesuitas en la Nueva España debió estar regida de acuerdo al derecho, validado
por los principios comunes de toda la congregación. Desde 1558 se intentó
reglamentarla, con esas medidas se intentaba evitar la improvisación y el
74 Rolf Toman, Historia de la Arquitectura., p. 184-191
75 Israel Katzman, Arquitectura del Siglo XIX., p186
48
derroche en las construcciones. Este sistema no fue del todo eficaz, pues
después de la aprobación no había control sobre las construcciones. A partir de
1668 se agregó: que la construcción de los establecimientos se adapte a usos
religiosos, que sean simples, salubres y funcionales y que no se ostenten en
ninguna de sus partes deslumbrar ni por materiales ni por el estilo. Las obras
realizadas no fueron hechas para ser admiradas, su función fue solo para su
utilidad. Uno de los apartados que fue importante fue la realización de los
proyectos, ya que debían especificar el orden de arquitectura con que se
pensaba construir el edificio y precisar la ornamentación que iban aplicar a fin de
no dejar que los ejecutantes tuvieran la libertad plena en su construcción. Sin
embargo, los constructores se tuvieron que adaptar a las circunstancias
existentes en la localidad, los materiales y los recursos con los que contaban76.
1.3.3.2. El Barroco en la Arquitectura de la Antigua California.
Mientras en la región central de la Nueva España el barroco se
consolidaba como el lenguaje de la cultura novohispana, la Antigua California,
no se manifestaba esa abundante producción cultural.
Es difícil determinar el momento preciso en el que aparece el barroco en la
Antigua California, aunque es obvio pensar que éste llegó como lenguaje
cultural de la evangelización misional. En la cuarta década del siglo XVIII, de
manera circunstancial las incipientes muestras del barroco se realizaron
76I Marco Díaz, La Arquitectura de los Jesuitas en Nueva España., pp. 189-190
49
principalmente en las sencillas portadas de algunas de las misiones jesuíticas,
en la mayoría de los templos, las repercusiones constructivas estuvieron
siempre determinadas por el factor económico y por las condiciones geográficas
en las que se encontraban. De formas sencillas, un tanto disminuidas, el
barroco realizado en la Antigua California tuvo también su expresión en las
modestas obras edilicias que los
misioneros jesuitas dejaron en los
templos más sencillos y en las
visitas de misión que fueron
construidas con adobe y piedra, y
de los cuales, han desaparecido la
mayoría, algunas se han
transformado, y otras están en ruinas, caso excepcional es el de San Juan
Londó, queda la mitad del templo y La Presentación, queda solo ruinas y obras
hidráulicas. Las obras hechas a raíz de la poca bonanza en la producción
minera iniciada en 1748 en el Real de Santa Ana y posteriormente en el Real de
San Antonio no fue suficiente para que se generara alguna arquitectura que
fuera representativa del arte novohispano, fueron construcciones, sencillas y
rusticas, de muros de adobe y cubiertas de madera y palma, todos estos
materiales se fueron degradando a lo largo del tiempo hasta destruirse o quedar
en ruinas por las inclemencias del tiempo o por la intervención de la mano del
hombre.
Foto 11: Autor. Visita La Presentación (1995), Baja California Sur.
50
1.3.3.2.1. Los Retablos Barrocos en la Antigua California.
Dentro del género religioso en la
arquitectura novohispana, el retablo es un
elemento que destaca por sus virtudes
escénicas, esencial para la representación
religiosa, la cual, fue protegida por el
movimiento de la Contrarreforma de la
Iglesia Católica. Transformándose así, en
un objeto necesario en la producción
arquitectónica en la época barroca.
El retablo evolucionó gradualmente de
ser un sencillo entablado apoyado sobre el
muro frontal, a los exuberantes esquemas
iconográficos del siglo XVIII, con lo cual, llegaron a cubrir la totalidad del ábside.
En el proceso de la conquista y evangelización, la tradición del retablo
llegó a México desde sus inicios; las representaciones iconográficas construidos
en los siglos XVI y XVII conservaron una estructura básica de diseño más o
menos rígida, que poco a poco se perdió en el siglo XVIII a medida que el
lenguaje barroco se hizo más exuberante, incurriendo en los extremos de la
abundancia en la modalidad del barroco anástilo. Para el caso de la Antigua
California en los ejemplos que aún permanecen, fueron llevados los retablos
desde la ciudad de México. El retablo de la misión de San Francisco Javier fue
Foto 12: Autor. Retablo Principal, Misión de San Javier, B.C.S.
51
trasladado desde Tepotzotlán en 32 cajas, como lo publicó el padre Baegert en
sus cartas.77
Los elementos estructurales de
un retablo son los que reglamentan
la descripción y explicación de éste,
para entenderlas es necesario
señalar cada uno de los elementos
que lo conforman:
En los retablos de las misiones
californianas, el sotabanco es un
basamento de piedra que soporta la
estructura de madera. Por lo general,
tiene la altura de la mesa del altar, cuyos elementos aparecen simétricamente
dispuestos en torno a ésta. La predela es el primer elemento que en el retablo
aparece de inmediato sobre la mesa del altar; es común que se ubique en el
centro, para colocar en ésta el sagrario (lugar donde se colocan las hostias y los
vasos sagrados).
Los soportes son columnas o pilastras, de orden jesuítica en el caso de la
misión de San Francisco Javier y dominica en el caso de la misión de San
Ignacio. Ambos son de estilo barroco y cumplen la función de sostener los
diversos cuerpos del retablo y en cuyos capiteles se sostiene el entablamento.
77 Baegert, Noticias de la Península., p.172
Ilustración 2 Retablo Lateral, Misión de San Ignacio
52
Con el referente de las pilastras en el retablo podemos determinar las calles, es
decir, los espacios o sectores verticales que generan unos elementos llamados
intercolumnios y que se utilizan para alojar diversos nichos, donde se colocaron
las imágenes escultóricas o pinturas. Es muy común que la calle central sea
más amplia, por ser la principal y la que se dedica en exclusiva a la devoción
rectora. En el caso de la misión de San Javier y San Ignacio, se colocaron las
esculturas en la parte central del retablo a la que estaba dedicado cada uno de
los templos, en derredor de este se colocaron imágenes religiosas, según el
plan de quien lo había ordenado.
El elemento principal empleado en la construcción de los retablos fue la
madera, aunque en el arte novohispano, además de éste, se recurrió a la
argamasa. Se utilizaron diversas tecnologías que implicaron una mano de obra
específica. En cuanto a la elaboración se realizaban de acuerdo a los pedidos y
a la advocación a la que estaba dedicada, en el caso de la Nueva España
resulta difícil determinar la autoría de la obra, para el caso de la Antigua
California se considera casi imposible, ya que hasta el momento, no se han
encontrado testimonios que dé cuenta de las personas que ayudaron en su
construcción.
Es necesario mencionar la manera en que se fabricaban los retablos, los
más tradicionales se construían de madera, como ya se mencionó, para su
construcción participaron varios artesanos de los más diversos gremios: el
alarife hacía el plan del retablo, siguiendo las indicaciones de quien lo había
53
ordenado; después intervenían el maestro carpintero y los entalladores que
daban forma a todos los detalles. Concluidas las distintas partes del retablo se
doraban y posteriormente se numeraban para darle un orden a las piezas,
después se acomodaban perfectamente y embalaban para trasladarlos por vía
terrestre y después por mar en dirección a la península de California. Ya
estando en tierras californianas, el ensamblador hacia las uniones de cada pieza
y lo colocaban sobre el muro que correspondía. Finalmente, el dorador o pintor
de oro, se dedicaba a darle el acabado a los detalles que le hacían falta;
eliminaba las asperezas por medio de un lijado, aplicaba una ligera capa de
yeso para darle una superficie tersa; luego aplicaba una capa de bol, mezcla de
color rojiza, elaborada con arcilla de Armenia o alguna similar y el tejido
cartilaginoso de conejo, la cual permitía que la hoja de oro se adhiriera de
manera perfecta, para finalizar se le daba el último por medio de un bruñido de
la superficie con piedra de ágata. Este mismo procedimiento se utilizó para dorar
el retablo cuando se construyó.78
En la producción artística de los retablos y en el sentido escultórico de los
elementos religiosos con las que contaban los templos de la Antigua California
pudo deberse, entre otras cosa, primordialmente a su lejanía de los centros
artesanales; a la falta de “bienhechores” que pagasen los retablos y la reducida
población de españoles en las misiones, particularmente pobres, y por último a
78 Maquivar María del Consuelo, ―Escultura y Retablos, Siglos XVI-XVII‖, en Historia del arte
mexicano, tomo 8, México, SEP-Salvat, 1982., p. 1005
54
la falta de materiales y de recursos en la propia California. Sin embargo, a pesar
de los problemas anteriores, al parecer en ocho templos tuvieron varios retablos
de tipo barroco, sin embargo, es casi seguro que debieron haberse trasladado
desde la capital de la Nueva España, con todo y las dificultades que esto
implicó. Al paso de los años toda la ornamentación con la cual fueron creados
fue desapareciendo y son solamente los retablos de la misión de San Javier y
San Ignacio las únicas que quedan, de los seis retablos, cinco se encuentran
casi inalteradas hasta nuestros días.79
Bárbara Meyer establece que:
―desde el punto de vista estilístico hay una marcada diferencia entre los retablos llevados por los jesuitas y los que mandaron los dominicos a California peninsular. Los de San Francisco Javier son distintos entre sí y no forman una unidad a pesar de ser todos ejemplos representativos del barroco mexicano, elaborados en el segundo y tercer cuarto del siglo XVIII. Los retablos de San Ignacio en cambio, son estilísticamente similares entre ellos; destaca el principal por su mayor tamaño; los otros dos, ubicados en la nave del crucero uno frente al otro, son idénticos en cuanto a estructura y ornamentación. Estos tres forman un conjunto equilibrado y la única muestra del barroco tardío o ultra barroco de la segunda mitad del siglo XVIII.80
1.3.3.2.2. El Final del Barroco Novohispano
El cambio arquitectónico que se realiza a finales del siglo XVIII en la Nueva
España es suscitado por el rechazo cada vez mayor del barroco por la
79 Bárbara Meyer, Iglesias de la Antigua California, Fachadas y Retablos del Siglo XVIII, Instituto
Nacional de Antropología e Historia, Primera edición, México, 2008, p.105 80
Ibídem., p.105
55
utilización de los órdenes clásicos, el cual, incrementa el número de
construcciones respecto al siglo XVII.81
El número de edificaciones disminuye con las guerras de independencia
para aumentar progresivamente después de éstas. El país deseaba ser
moderno, y para serlo debía lograr su independencia, ideológicamente también,
debía abandonar en lo arquitectónico el estilo barroco, el cual, se detestó en el
siglo XIX: “el barroco era el estilo con el que se identificaba la época colonial,
esto es, aquel pasado detestable que no quería recordarse. No eran tiempos
para reconocer el valor de un estilo que, a la luz del propio siglo XIX, era
bárbaro y que era el símbolo del obscurantismo religioso y de la tiranía de
España‖.82 Sin embargo, después de la Revolución mexicana, se pudo analizar
y clasificar la arquitectura barroca por parte de Gerardo Murillo, Manuel
Toussaint, Rafael García Granados, Luis Mac Gregor, Justino Fernández y
Francisco de la Maza, ellos crearon la idea de un barroco como arte, tomando
como punto de partida el barroco de la Nueva España de los años 1630-1730,
para conformar un nuevo sentido de nacionalidad.
En el libro Iglesias de la Antigua California, fachadas y Retablos, Bárbara
Meyer menciona “La fachada principal del templo de San Francisco Javier es
81 Israel Katzman, Arquitectura del Siglo XIX., p. 83
82 Jorge Alberto Manrique, México se quiere otra vez barroco., pp. 34- 35.
56
indiscutiblemente barroca y sigue los lineamientos de las portadas de ese estilo
novohispano del siglo XVIII, ajustada al esquema clásico de tres cuerpos”.83
1.3.4. La Conformación de la Arquitectura Clasicista.
El clasicismo resulta ser un
movimiento arquitectónico significativo
porque incluye elementos importantes e
innovadores del renacimiento. Lo menos
que se requiere en la arquitectura para
recibir el nombre de clasicista es la
existencia de la
columna clásica
(dórica, jónica,
corintia y
compuesta). A
mayor número de
elementos clási-
cos, sumados a
las columnas,
como lo pueden
ser; entablamento, frontón, pórtico, detalles como triglifos o mútulos, es más
83 Bárbara Meyer, Iglesias de la Antigua California, Fachadas., p.44
Foto 13: Autor. Basílica de Santa María Novella, Florencia.
57
aceptable la presencia de elementos que no son clásicos o que presenten
diferencias posteriores sin dejar de considerar la obra como clasicista84.
Los principales elementos de un orden arquitectónico son la columna y el
entablamento.85 La columna está compuesta por tres secciones: Base, fuste y
capitel. Las columnas pueden ser de sección cuadrada o redondas usadas
sobre un pedestal o sin él, también se pueden utilizar pilastras (elementos
planos que resaltan sobre la superficie del muro)86.
1.3.4.1. El Clasicismo en la Arquitectura Californiana.
La tesis presentada intenta aclarar las relaciones que existen entre la
presencia de los elementos propios del clasicismo aplicados en la arquitectura
durante el periodo misional en la Antigua California, principalmente los
elementos arquitectónicos que sostuvo la Compañía de Jesús y que
encontramos reflejados en su producción de mayor o menor grado, ya que
éstos, fueron los que construyeron la mayoría de los templos religiosos.
Se han realizado algunos estudios de la arquitectura misional de la Antigua
California, en ellos, se ha mencionado que el barroco es el estilo con el que se
construyeron los templos misionales, sin embargo, no se le ha dado la justa
dimensión a la presencia del clasicismo, estructura básica a partir de la cual se
84 Israel Katzman, Arquitectura del siglo XIX en México., p. 76
85 Coronamiento de un orden arquitectónico que se compone de tres partes: Arquitrabe o parte inferior, friso o parte intermedia y cornisa o parte superior. Xavier Cortés Rocha, El clasicismo en la arquitectura mexicana., p. 39
86 Xavier Cortés Rocha, El clasicismo en la arquitectura mexicana 1524 – 1784, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Arquitectura, Primera Edición, abril 2007, editor Miguel Porrúa., p. 39
58
desarrolló el propio barroco y que se fue plasmando en las principales misiones
californianas, como lo fue en los templos de San Francisco Javier y San Ignacio.
Las misiones californianas se consideran del orden
barroco, tomando en consideración el periodo al que
corresponde o por la ornamentación de sus elementos
que adornan sus fachadas, sin embargo, es mucho más
complejo que el simple sentido definitorio. Los templos
californianos cuentan con otros elementos con los que se
deberían de regir y que poco se han analizado.87 Como
ejemplo: al llamar a la
misión de San Javier y
San Ignacio de Loyola barroca, cuando la planta
arquitectónica tiene forma de cruz de latina y que
sus orígenes arquitectónicos corresponden a los
estilos románicas y renacentistas, tendríamos
entonces que llamar de igual forma a buena parte
de las iglesias coloniales novohispanas o
californianas. A pesar de ello en estas misiones de la Antigua California existen
entre sí, notorias diferencias estilísticas, aun con idéntico espacio interno. En las
misiones como San Francisco Javier, San Ignacio de Loyola, existen
87 A excepción de Kubler, Katzman, Cortés Rocha, Martha Fernández, Carlos Chanfón que han
analizado profundamente los órdenes clásicos en México.
Ilustración 2 Misión San Javier, fachada principal.
B.C.S.
Plano: 1, Planta Arquitectónica Misión de San Javier, BCS
59
sobreposiciones arquitectónicas de los diferentes órdenes en sus fachadas, es
ahí, donde el clasicismo esta aplicado en las misiones.
1.3.4.2. La influencia clásica en la construcción misional.
Para entender los aspectos históricos del ámbito arquitectónico es
necesario definir en primer término a que se denomina arquitectura clásica; es
aquella que edificaron los griegos y los romanos desde el siglo VI a.c. y que
culminan con la caída del Imperio romano de occidente. La aportación de la
arquitectura denominada clásica en el desarrollo del lenguaje constructivo se fue
dando a lo largo de la historia, originando con ello, una variación importante en
el ámbito conceptual de los partidos arquitectónicos, los aspectos funcionales,
estructurales y estéticos. Este inicio de la arquitectura clásica parte de reglas
objetivas, análogas a las leyes de la naturaleza, y que van dando valor a cada
obra en particular, la cual, debía adecuarse a ellas88.
88 José Ramón Alonso Pereira, Introducción a la historia de la arquitectura de los orígenes al
siglo XXI, Editorial Reverté, S.A. Barcelona2005. Impreso en España, p. 49
60
La arquitectura clásica constituyó un método de composición, así como los
géneros o “los órdenes”89 que se utilizaron como un código sujeto a criterios
estrictos. En la arquitectura clásica, el orden es la ley ideal que actúa como
sistema de control indirecto y como disciplina
gramatical, dando lugar al denominado lenguaje
clásico.90 Sin embargo, la arquitectura clásica tiene una
clara distinción con otros estilos arquitectónicos en
cuanto a dimensiones, formas y distribución interna de
sus espacios, el procedimiento y la utilidad de los
elementos arquitectónicos, su simbolismo y sus
sistemas constructivos91.
Los órdenes y, en general, el sistema de composición de la arquitectura
clásica, fueron adoptados en periodos posteriores. A partir del renacimiento, se
le denominó a ese movimiento como clasicismo.92 No obstante, no existe una
clara distinción en la arquitectura realizada en el renacimiento entre los siglos
XV y XX, ya que en esa época se construyeron elementos grecorromanos que
89 Los géneros, como los denomina Vitruvio, u órdenes o los órdenes, como han sido llamados a
partir del Renacimiento, son asociaciones de elementos constructivos con repertorios formales, sistemas de proporciones y reglas de usos propios de cada uno de ellos. Los órdenes se utilizan principalmente en columnas y en los elementos horizontales que sostienen, pero los sistemas de molduración se extienden a los demás elementos de la construcción”. Xavier Cortés Rocha, El clasicismo en la arquitectura mexicana 1524 – 1784, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Arquitectura, Primera Edición, abril 2007, editor Miguel Porrúa, p. 38
90 José Ramón Alonso Pereira, Introducción a la historia de la arquitectura., p.49
91 Israel Katzman, Arquitectura del siglo XIX en México, Editorial Trillas, México. Segunda
Edición, mayo 1993., p.75 92
Xavier Cortés Rocha, El clasicismo en la arquitectura mexicana,. p. 29
Ilustración 3 Portada Tercer y Cuarto Libro Tratado de
Arquitectura, Sebastía Serlio 1552.
61
presentaban algunas modificaciones, se adquirieron nuevos elementos
decorativos, con los cuales, se complementaron con los elementos clásicos.
―La arquitectura clásica griega y romana, así como la renacentista, tuvieron mucho mayor número de variantes de lo que se supone, y han sido los historiadores de la arquitectura los que han exagerado esa imagen de lo clásico como algo estricto e inflexible‖.93 Durante el renacimiento, no sólo buena parte de los arquitectos no le
hacen caso a los tratados, si no los mismos tratadistas como Paladio muchas
veces se alejaron de sus documentos arquitectónicos. Alberti, toma lo clásico
como una cartilla de objetos que combina con una gran autonomía.94 En Italia,
Francia o Alemania se establece el renacimiento, cada país adopta elementos
clásicos de acuerdo a sus propios motivos decorativos o en la conformación de
sus partidos arquitectónicos vigentes y que van de acuerdo a sus tradiciones.
En España llegan y se arraigan los cambios arquitectónicos que surgen en Italia
durante los siglos XVI y XVII y de Francia en el siglo XVIII, y posteriormente
pasan a las tierras novohispanas para fusionarse así con una sociedad que
estaba en desarrollo, modificando con ello la manifestación arquitectónica de
varias culturas, lo adoptó y utilizó los principios y formas como propios,95 por
ello, el clasicismo adquirió carta de ciudadanía en la Nueva España, ya que sus
rasgos se encuentran lo mismo en la arquitectura realizada por profesionales de
93 Israel Katzman, Arquitectura del siglo XIX en México,. p. 75
94 Ibídem., pp. 75 y 76
95 Xavier Cortés Rocha, El clasicismo en la arquitectura mexicana., pp. 19-20
62
renombre, que la realizada por autores anónimos en obras o conjuntos
populares, villas y poblados que tuvieran arquitectura.96
1.4. Antecedentes del Arte Novohispano
El arte y la arquitectura que se produjo en España durante dos milenios
tuvo largos procesos históricos de adaptación, con cortes e interrupciones, en
los cuales, se incorporaron elementos arquitectónicos de culturas muy
importantes como la bizantina e islámica. A partir del siglo XVI, tras la conquista
de las tierras mesoamericanas, los españoles fueron consolidando y ampliando
sus nuevos territorios por la geografía de la Nueva España con ello, se extendió,
así, la tradición europea fuera de ese continente. En este territorio se ponen en
práctica los conocimientos artísticos y arquitectónicos por hombres que tenían
experiencia en la aplicación de las bellas artes, y que estaban al servicio de
personas que tenían necesidades culturales muy particulares; la tradición
europea poco a poco se va consolidando y estableciéndose en lo que
constituiría el arte y la arquitectura novohispana97.
Por su parte, el mundo de las culturas mesoamericanas había creado
durante cientos de años, sus propias obras arquitectónicas, escultóricas y
pinturas, obras únicas en su género, verdaderas obras de arte que se fueron
acumulando a través del tiempo. Toda esa creación artística era completamente
96 Ibídem., p. 11
97 Jorge Alberto Manrique, Una visión del arte y de la historia, Tomo III. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, Primera reimpresión 2007, ISBN 968-36-8114-1, p. 181.
63
ajena a los españoles, por ello, fue reprimida a partir de la Conquista, y
sustituida por sus propios modelos, con esto, cambiaron el modo de vida de los
indígenas, su comportamiento, sus ideas, su religión y su arquitectura.98
Para incorporar los proyectos
arquitectónicos propuesto por los
españoles en tierras novohispanas, se
requería aplicar los modelos culturales
europeos, y con ello, construir iglesias,
viviendas, e imágenes religiosas, es
decir, un tipo de obras y espacios de
representación incompatible con la
tradición indígena. Además del espacio religioso, los españoles trasladados a
América tuvieron el deseo y la necesidad de repetir las formas y los modelos de
vida cotidiana de sus lugares de origen.99
Las modificaciones de las tradiciones indígenas y la imposición de los
modelos arquitectónicos europeos fueron asumidas e integradas para formar
parte de la cultura de la Nueva España, en ese espacio está comprendido lo que
propiamente es el arte de la individualidad y su personalidad propia.
98 Jorge Alberto Manrique, Una visión del arte y de la historia, Tomo III., p. 182.
99 Ibidem
Fotos: Autor. 14. Portada lateral de la misión de San Francisco Javier, BCS
64
Foto 16: Autor. Fachada lateral, misión de San Javier, (cuadro
superior) detalle foto 15.
Los modelos artísticos y arquitectónicos de la
tradición europea fueron introducidos por los
religiosos a la Nueva España, y aceptados por los
indígenas, ya que no tenían
otra opción, cambiando sus
tradiciones y su modo de vida,
no comprendían ni entendían
esa tradición cultural que se
les imponía pues tenían un
modo de vida opuesto al suyo,
con todo esto, enfrentaron graves problemas de asimilación
de las formas, su función y su sentido.100
Motolinía, el padre evangelizador y cronista, relata el
asombro de los indios cuando se construyó el primer arco
en la capilla de San José de los Naturales del convento de
San Francisco de México: una vez quitada la cimbra, no se
atrevían a pasar debajo del arco pensando que se vendría
abajo; una forma con una tradición milenaria en Europa, pero ajena a los usos
constructivos mesoamericanos, por ello les resultaba incomprensible.101
100 Jorge Alberto Manrique, una visión del arte y de la historia, Tomo III., p. 182 y 183.
101 Ibíd., p. 183.
Foto 15: Autor. Detalle remate superior, imagen
lateral derecha, apariencia de serpiente
emplumada
65
Como se mencionó anteriormente, después de la Conquista y por la falta
de mano de obra capacitada para la realización de las obras, así como oficiales
con conocimientos de las bellas artes en la Nueva España, los conquistadores
tuvieron que enseñar a grupos reducidos de indios a entender y a comprender
las nuevas formas arquitectónicas. Estos pequeños grupos además de dirigir el
trabajo a su vez enseñaban a las poblaciones locales; el sentido de la línea en el
dibujo, la utilización de la perspectiva, del volumen, del color como
representación de acuerdo a las tradiciones españolas y de la creación de
imágenes. Sólo haciendo propio todos esos conocimientos estarían en
posibilidad de repetirlos, esto es, de construir obras y objetos que les fueran
indispensables para su cultura: la construcción de los templos religiosos, las
obras sociales y particulares. Sin embargo, en esos procesos constructivos se
presentaron muchas dificultades en su realización, ya que la asimilación de los
conceptos de los modelos españoles no fue entendida de la forma que se
pretendía, ya que las tradiciones culturales de los indios eran muy diferentes a la
que se les quería implantar. Aunado a esto, las órdenes religiosas, ayudadas
por el prestigio que pronto adquirieron en las comunidades indígenas, fueron un
factor importante en la construcción de grandes obras. Esto explica la repetición
de soluciones arquitectónicas en lugares apartados, así como la utilización de
sistemas constructivos que requerían poca especialización.
En el proceso de aculturación estaba implícita la conciencia de que los
modelos españoles serían ideales, únicos y eficaces. Por eso entendemos que,
66
junto con la preocupación evangelizadora, surgiera el cuidado de habilitar gente
indígena que estuviera en posibilidad de seguir los modelos propuestos por la
cultura española.102 Ese modelo ideal está apoyado por modelos reales,
concretos, que son los que se proponen para ser imitados. Éstos pueden ir
desde los recuerdos de los españoles, o el paso a la Nueva España de artistas,
pintores y arquitectos, que proponían su propia colección de formas adquiridas
en su aprendizaje europeo. Sin embargo, el más importante, fue el comercio de
libros e imágenes grabadas; los grabados fueron la gran mina de formas que se
proponían al mundo artístico de la Nueva España, la idea fundamental era de
repetir aquí las formas españolas. Cuando se trató de realizar esos modelos en
la Nueva España aparecieron algunas dificultades insuperables. A los indios se
les enseño a realizar la decoración de las formas, de las cuales, desconocía de
alguna manera la historia del arte que se le imponía, estaba seguramente
convencido de que copiar los moldes europeos no sólo era lo conveniente, sino
lo único posible y válido; tenía a su disposición los repertorios formales que se
han indicado, pero se encontraba, por la constitución de su cultura incapacitado
para entender el modelo propuesto; la distancia cultural se levantaba como una
barrera insuperable en su deseo de repetir lo que se le proponía. El resultado
forzosamente sería defectuoso, la realización de la obra estaba afectada de una
insuperable “ineficacia” respecto al impulso ideal que la había propuesto. Es
decir, el indio es totalmente ajeno a la cultura hispánica, y por ello el resultado
102 Ídem., p.192
67
será diferente: él no ha visto otros modelos similares, no entiende las
convicciones de la representación; y si se le pide que la reproduzca, el resultado
tendrá, ciertamente, relación con el dibujo que le fue presentado, pero no como
el modelo original. Es el caso del arte en la Nueva España del siglo XVI en
donde sucedió mucho ese tipo de acciones.103
Hacia finales del siglo XVI se presenta en la Nueva España una
transformación que produciría una gran crisis, la disminución de la población
indígena. El sistema de encomiendas toca a su fin y se introducen nuevas
formas para organizar la producción: El repartimiento y la hacienda. El poder del
clero secular encabezado por los obispos se impone, y con ello, las formas de
producción artística cambian, la mano de obra deja de ser comunal debido a la
existencia de patrones, hombres ricos que en vida o en legado post mortem
financian la construcción de obras, iglesias, retablos y pinturas104. Tal es el caso
de las donaciones que constituyeron el Fondo Piadoso de Las Californias, en la
que por ejemplo don José de la Puente y Peña, marqués de Villapuente, y su
prima doña Gertrudis de la Peña, marquesa de las Torres de Rada concentraron
varias haciendas de su propiedad en una sola fortuna con el objeto de
transformar en una sola todas las limosnas en favor de la Compañía de Jesús y
la cual sirvieron para la cristianización de las Californias.105
103 Jorge Alberto Manrique, una visión del arte y de la historia, Tomo III., p. 193-195
104 Ibídem., p. 185.
105 Antonio Gómez Robledo, México y El Arbitraje Internacional, El Fondo Piadoso de Las
Californias, Editorial Porrúa de Historia 28, Segunda Edición. México 1994., p. 7
68
Con las trasformaciones
en el modo de trabajar es
donde aparecen en la Nueva
España los primeros artistas
con sentido moderno. Pintores
y escultores manieristas
formados en Flandes, Italia o
Sevilla, Vienen acompañando
las cortes de virreyes o
arzobispos, o son contratados en España por los bienhechores. Arquitectos que
refrendan su credo manierista través de los tratados de Alberti, Serlio, Vignola o
Sagredo. En ese momento se considera la primera gran incisión en el proceso
del arte en la Nueva España. A partir de la segunda y tercera generación de
artistas manieristas, a principios del siglo XVII, los artistas novohispanos
quedaron aislados en buena parte del mundo europeo, Sin embargo, Europa
seguía siendo el modelo creador que de una u otra manera alcanzaba las tierras
novohispanas; toda esa dinámica artística se fue modificando con el tiempo y la
situación de aislamiento produjo que los fuertes talleres conformados en
gremios novohispanos iniciaran un proceso propio a partir de los modelos
europeos.106 Así, fue la propia dinámica del manierismo establecido en la Nueva
España la que llevó a la aparición de un barroco novohispano, y no directamente
106 Jorge Alberto Manrique, una visión del arte y de la historia, Tomo III., p. 186.
Foto 17: Tratado de Arquitectura, cinco libros de arquitectura, autor: Vignola, 1787, pp. 69-70
69
la copia de las formas barrocas eventualmente modificadas en América. El
barroco produjo un impacto en la Nueva España, los artistas que las trajeron
modificaron sus propias maneras para adaptarlas a un ambiente y un gusto
establecido con su propia dinámica de cambio. Entender la complejidad de las
relaciones entre la dinámica interna y el efecto de los modelos externos
(afectados, además, del fenómeno de “mala asimilación”, aunque en términos
diferentes al siglo XVI) es indispensable para comprender los intrincados
procesos del barroco en Nueva España durante los siglos XVII y XVIII.107
A finales del siglo XVIII se presenta en España una nueva ruptura en la
arquitectura, con la presencia del neoclasicismo. El arte barroco novohispano
se había apoyado en su propio orgullo, pero ante los vientos de la Ilustración se
sentían aislados y culpaban al régimen colonial. Por ello, sintieron la necesidad
de la modernidad, la manera de serlo era entrar en relación con las naciones del
mundo en términos de arte, eso significaba a la postre ser neoclásicos. No
obstante, el neoclasicismo novohispano también tuvo un proceso peculiar que lo
alejó de los modelos europeos. Pero el precio de ser modernos implicaba echar
por la borda la tradición propia, dejar de ser lo que orgullosamente habían sido.
El ansia de modernidad anunciaba ya de alguna manera la futura
independencia.
El arte de la Nueva España surge no como una división sustituta del arte
de las ciudades europeas, sino como un universo con valores propios y
107 Ibídem.
70
conocimientos diferenciados, con una capacidad inmensa de creación e
invención, con el resultado magnifico de la trasferencia y la modificación de la
cultura europea fuera de su espacio original.108
Es necesario hacer mención sobre el arte tequitqui o tributario, para
muchos arquitectos e historiadores del arte se considera como una especie de
respuesta indígena para crear una arquitectura “propia” en la Nueva España. El
historiador Moreno Villa propuso el término tequitqui por considerar que era el
arte que los indios hacían para los españoles. Sin embargo, la historiografía
actual lo ha conservado pero refiriéndolo sólo al arte del siglo XVI, en el cual, a
los indios se les obligaba a construir las casas de los conquistadores y después
a edificar sus modestas casas e iglesias109, ahí, aplicaban los conocimientos
adquiridos. Sin embargo, las construcciones realizadas presentaban diferencias
entre los modelos europeos y las obras realizadas en la Nueva España, ello se
atribuye a “errores de lectura” de los tratados o estudios a la hora de la
construcción de las obras arquitectónicas, a pesar de esto, se originó un
conjunto de manifestaciones singulares pictóricas y escultóricas muy
específicas.110 Se ha dicho que el arte tequitqui tiene una influencia de formas
108 Jorge Alberto Manrique, una visión del arte y de la historia, Tomo III., pp. 186-187
109 Eran pequeñas capillas e iglesias en las cuales podían los indígenas orar de manera privada, fueron decoradas con múltiples adornos de acuerdo a la tradición indígena.
110 Hay un error de apreciación, puesto que los indios, si bien hacían forzosamente las casas de los conquistadores, hacían sus propias casas y sus iglesias para ellos mismos, no para los españoles. Se ha repetido mucho que el arte tequitqui tiene una influencia de formas prehispánicas.
71
prehispánicas, esto ha sido originado por esas diferencias culturales de formas
de expresión muy particulares que plasmaron en sus obras. En las siguientes
generaciones se van fusionando los modelos arquitectónicos europeos y de la
Nueva España de los siglos XVII y XVIII, sin embargo, aún persisten los errores
de lectura y comprensión de las formas arquitectónicas, estas modificaciones
culturales alcanzan hasta la época neoclásica y forman con ello, la
particularidad propia de la arquitectura novohispana. 111
La aparición de los gremios fue muy importante en el ramo de la
construcción, ya que la conformación de los grupos, fueron los que realizaron
las obras arquitectónicas en la Nueva España, y que le dieron sentido, orden,
armonía y estilo a los trabajos realizados se conformaron en gremios. Martha
Fernández realizó un análisis detallado de los gremios de los arquitectos, de los
cuales, menciona que: “se agrupaban en organizaciones que practicaban un
mismo oficio. Su objetivo principal fue la protección de sus integrantes y el
adelanto y perfección de sus productos. Fueron, desde luego, organizaciones
jerárquicas, paternalistas, solidarias y comunitarias.”112
La conformación de los grupos gremiales estuvo dividido en tres
jerarquías, las cuales fueron relacionadas con el conocimiento y la capacidad
Jorge Alberto Manrique, una visión del arte y de la historia, Tomo III. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, Primera reimpresión 2007, p. 183.
111 Jorge Alberto Manrique, una visión del arte y de la historia., p. 184.
112 Martha Fernández, Artificios del Barroco, México y Puebla en el siglo XVII, Universidad Nacional Autónoma de México, Primera Edición 1990., p. 17
72
técnica: aprendiz, oficial y maestro o alarife113. Los aprendices vivían, se vestían
y comían en la casa del maestro o alarife, el cual, tenía la obligación de darle la
educación y la enseñanza de la especialidad. Para ello, los papás del aprendiz
cedían prácticamente la patria potestad al maestro. Los aprendices tenían la
obligación de desarrollar los trabajos más pesados dentro del taller, los
esfuerzos realizados permitían obtener conocimientos para realizar los trabajos.
Para que los aprendices, así como los oficiales llegaran los primeros a oficiales
y estos, a su vez en Maestros debían presentar un examen “teórico-práctico.” En
el caso de los oficiales al resultar favorable, se convertían en trabajadores
asalariados con la posibilidad de participar con los maestros en la construcción
de las obras.114 En diversas ocasiones los oficiales no pudieron llegar a
presentar ese examen por insolvencia económica, o porque debían pertenecer a
estamentos que les permitía ese privilegio: españoles, blancos, o que pasaban
por tales. Respecto a los indios, negros, mulatos y castas en general, se
suponía que en las Ordenanzas eran discriminados, sin embargo,
investigaciones realizadas han demostrado que la sociedad colonial fue, en la
práctica, más complaciente en el sentido de lo que estipulaban las leyes.115
1.5. Simbología Religiosa.
El lenguaje simbólico es mencionado en los ámbitos de la vida diaria y es
poco descrito en los libros de arquitectura, no se ha incluido en los libros que se
113 Nombre que se daba antiguamente al arquitecto o maestro de obras
114 Martha Fernández, Artificios del Barroco, México y Puebla., p. 17
115 Ibídem., p. 18
73
han publicado en torno a la labor misional en la Antigua California, por ello,
considero necesario incluirlo en este apartado, ya que es un tema importante
que va ligado al porqué de las formas y de los elementos que van conformando
los templos religiosos, los símbolos se encuentran presentes de diversas
maneras en las edificaciones y pocas veces analizamos su significado, no
siempre nos percatamos de ellos y algunas veces le quitamos hasta su
significado, que es justamente lo que le otorga su valor por medio del lenguaje
simbólico a la labor mística de la iglesia.
Para poder describir mejor este tema, es necesario subdividir este
apartado en varios elementos que van conformando la iglesia. Sin embargo,
sería un trabajo muy complejo describir cada uno de ellos, por ello, mencionaré
los principales elementos como ejemplo y para su mejor comprensión en el
ámbito en el valor simbólico religioso.
1.5.1. El simbolismo de la columna salomónica o helicoidal.
Uno de los elementos
que tienen valores simbólicos
extraordinarios en el
cristianismo son las columnas
salomónicas o helicoidales, y
me referiré en específico en
este punto, ya que estos Foto 18, Autor: Portada Principal de la misión de San Javier,
B.C.S.
74
elementos se encuentran en la mayoría de los templos religiosos y en la Antigua
California no es la excepción.
Se desconoce el momento en que empezó a circular la leyenda de que el
templo de Salomón había tenido columnas helicoidales, el hecho es que ya
hacia el año 332 d.C., para levantar el Tabernáculo del Templo cristiano de San
Pedro de Roma, el emperador Constantino utilizó seis columnas torcidas que él
mismo llevó de Gracia a Roma, precisamente en el siglo IV, con lo cual otorgó
legitimidad a la leyenda y fundamentó el valor simbólico a este tipo de columnas.
A las seis columnas se agregaron otras seis, de la totalidad de las columnas, a
excepción de una que se perdió, todas las demás se conservan en la Basílica de
San Pedro, en la ciudad del Vaticano. De las once columnas, la más importante
es la conocida como Columna Santa, llamada así porque a ella se le ha
asignado otra carga de divinidad. Según otra tradición cristiana, precisamente
en esa columna se apoyaba Jesús cuando predicaba en el templo.116
Las columnas salomónicas o helicoidales se consideran como reliquias y el
uso de los elementos e imágenes son legítimas, según la costumbre católica,
porque son considerados objetos de los primeros cristianos, todo esto se
116 Martha Fernández, Cristóbal de Medina Vargas y la arquitectura salomónica en la Nueva España durante el siglo XVII, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, Primera edición 2002, México., p.71
75
sustenta en el Concilio de Trento117 de 1545-1563 en el apartado culto a los
santos, a las reliquias y a las imágenes sagradas.
Martha Fernández establece que aunque las columnas del Vaticano no
hubieran pertenecido al Templo de Salomón, su sustento simbólico fue
precisamente ese origen mítico, sin el cual ningún sentido habría tenido la
utilización de ese tipo de columnas para el mundo cristiano occidental, Del
mismo modo, desde el punto de vista formal, muchos soportes a los que se les
asigna el nombre de “salomónicos” poco o nada tienen que ver con los
conservados en el Vaticano, en términos de simbolismo, su significado es
igual.118
El tratadista romano que se encargó de explicar a sus colegas la manera
de convertir las columnas rectas en torcidas a semejanza de aquellas que están
en Roma en la Iglesia de San Pedro fue Giácomo Barozzi de Vignola, en su
obra titulada Regla de los cinco órdenes. Por ello, se convirtió en el primer
arquitecto en proponer una solución arquitectónica para forjar columnas de una
manera muy diferente a las que encontramos en las construcciones
medievales.119
117 Concilio Ecuménico de Trento(1545-1563) Contra as inovações doutrinárias dos protestantes Copyright © 1999-2008 - Associação Cultural Montfort -http://www.montfort.org.br/ Pág. 40/43
118 Martha Fernández, Cristóbal de Medina Vargas., p.72.
119 Martha Fernández, Estudios Sobre el Simbolismo., p.49
76
1.5.2. El Símbolo y lo Sagrado.
Hans Biedermann afirma que el hombre necesita los símbolos “para entrar
en el terreno de lo concreto, de lo palpable, que de otro modo no podría
entenderse”120; Se puede explicar con esto que, para el hombre cotidiano, Dios,
el Nirvana, Buda, el cielo o el infierno son realidades y no fantasías que la
imaginación humana ha creado para neutralizar sus miedos: es verdadero en
sentido absoluto. Por ello el término símbolo deriva del griego symbolon que, de
acuerdo a la Real Academia de la Lengua Española define como:
“Representación sensorialmente perceptible de una realidad, en virtud de rasgos
que se asocian con esta por una convención socialmente aceptada”.
A partir del siglo IV, el significado del símbolo para el cristianismo se
traduce como la “representación visible de lo invisible” y, Umberto Eco es claro
en este sentido al afirmar que “el verdadero simbolismo es aquel en que el
elemento particular representa el más general, no como sueño o sombra, sino
como revelación viva e instantánea de lo misterioso”121. De ese modo, el
símbolo es el medio más eficiente para revelar lo sagrado.122
120 Hans Biedermann, Diccionario de símbolos, trad. De Juan Godo Cosa, Barcelona, Paidós, 1993., En libro: Martha Fernández, Estudios Sobre el Simbolismo en la Arquitectura Novohispana, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, Instituto Nacional de Antropología e Historia, Primera Edición 2011, México., p. 7
121 Umberto Eco, “La Epístola XIII, el alegorismo medieval, el simbolismo moderno”, pp. 10-12 en Libro: Martha Fernández, Estudios Sobre el Simbolismo en la Arquitectura Novohispana, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, Instituto Nacional de Antropología e Historia, Primera Edición 2011, México., p. 7
122 Martha Fernández, Estudios Sobre el Simbolismo en la Arquitectura Novohispana, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, Instituto Nacional de Antropología e Historia, Primera Edición 2011, México., pp.19-20
77
René Guénon en su libro Símbolos fundamentales de la Ciencia Sagrada
establece de manera muy acertada el empleo del símbolo:
¿Vale decir que el empleo del simbolismo sea una necesidad? Aquí es preciso establecer una distinción en sí y de manera absoluta, ninguna forma exterior es necesaria; todas son igualmente contingentes y accidentales con respecto a lo que expresan o representan. Así, según la enseñanza de los hindúes, una figura cualquiera, por ejemplo una estatua que simbolice tal o cual aspecto de la Divinidad, no debe considerarse sino como un ―soporte‖, un punto de apoyo para la meditación; es, pues, un simple ―auxiliar‖ y nada más. Un texto védico da a este respecto una comparación que aclara perfectamente este papel de los símbolos y de las formas exteriores en general: tales formas son como el caballo que permite a un hombre realizar un viaje con más rapidez y mucho menos esfuerzo que si debiera hacerlo por sus propios medios. Sin duda, si ese hombre no tuviese caballo a su disposición, podría pese a todo alcanzar su meta, pero ¡con cuánta mayor dificultad! Si puede servirse de un caballo, haría muy mal en negarse a ello so pretexto de que es más digno de él no recurrir a ayuda alguna: ¿no es precisamente así como actúan los detractores del simbolismo? Y aun, si el viaje es largo y penoso, aunque nunca haya una imposibilidad absoluta de realizarlo a pie, puede existir una verdadera imposibilidad práctica de llevarlo a cabo. Así ocurre con los ritos y símbolos: no son necesarios con necesidad absoluta, pero lo son en cierto modo por una necesidad de conveniencia, en vista de las condiciones de la naturaleza humana.123 ¿A qué se le denomina lo sagrado?, por definición, es el arquetipo o
modelo original y primario en el arte; por lo tanto, el arte sagrado es el que
reproduce el modelo original, lo verdadero y que por una gracia especial la
revelan al hombre en la tierra. 124 El arte sagrado es el vehículo del Espíritu
divino; la forma artística permite asimilar directamente las verdades importantes
123 Rene Guénon, Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada, Compilación póstuma establecida y presentada por Michel Vâlsan, Biblioteca Esotérica Esonet.ORG http://www.esonet.ORG., p. 57
124 Martha Fernández, Estudios Sobre el Simbolismo., p.20
78
y que están por encima de todo. Es necesario mencionar la dignidad del arte y
su representación en el plano sensible de la belleza ideal: la belleza es una
forma de lo divino, un atributo de Dios, He aquí por qué lo Bello es, según la
fórmula platónica, [[el esplendor de lo Verdadero]].125 El propósito del arte es,
precisamente, el de manifestar la imagen de la Naturaleza divina incrustada a lo
creado, pero oculta en ello, realizando objetos sensibles que sean símbolos del
Dios invisible. El arte sagrado es, pues, como una continuación de la
Encarnación, del descenso de lo divino en lo creado, y, a este respecto, podría
hacerse extensiva al arte en general la justificación de los iconos que fue dada
por el II Concilio de Nicea: Por ello, Nosotros la reproducimos en obras y
actos126.
Así, el arte sagrado se basa en el simbolismo de las formas, de donde
parte la necesidad de conocer el lenguaje simbólico desarrollado en la
arquitectura sagrada de la Nueva España.
Martha Fernández menciona que desde su punto de vista, “la cultura
simbólica de la Nueva España desempeño un papel de capital importancia en el
uso de las soluciones formales que se adoptaron en la arquitectura de México a
lo largo de todo el periodo virreinal. EL simbolismo no fue un tema aislado o de
125 Jean Hani El Simbolismo del Templo Cristiano, Editeur. París 1978, Impreso en España, p.12
126 Ibídem., p.12-13
79
escasa importancia en aquella época; todo lo contrario, formaba parte integral
de la vida religiosa y civil.”127
El origen celeste del templo, no se deja a la imaginación personal del
arquitecto, sino que viene dada por Dios mismo. Es decir, en el templo terreno
se realiza según un arquetipo celeste anunciado a los hombres por mediación
de un profeta, lo cual fundamenta y legitima la tradición de su construcción. La
arquitectura legítima. ejemplos de ellos pueden ser: <<David dio a Salomón, su
hijo, el modelo del pórtico, de sus dependencias y oficinas, de las salas, de las
cámaras y de la casa del propiciatorio, y también el modelo de todas las cosas
que le habían sido inspiradas por el Espíritu que estaba en él…>> (IPar. 28, 11-
12)128.
Se podrían dar más ejemplos como la citada anteriormente, sin embargo,
considero que un ejemplo da la pauta a entender que muchos de los valores
simbólicos fueron dados por inspiraciones o visiones a los profetas, por ello, la
disposición de la iglesia es presentada con detalle, con su simbolismo.
El documento descrito anteriormente es interesante, pues muestra que,
entre los primeros Padres, la concepción cristiana del templo, tiene su
originalidad propia en cuanto a una distribución arquitectónica. También en otras
visiones o señales, se dan las dimensiones calculadas por un ángel arquitecto
gracias a una caña de oro (Apoc. 21).
127 Martha Fernández, Estudios Sobre el Simbolismo., p.20
128 Jean Hani El Simbolismo del Templo Cristiano., p. 22
80
1.5.3. La Orientación Ritual.
Tiene una importancia fundamental en las civilizaciones tradicionales, y la
novohispana no es la excepción, en ella están los principios de lo que sería la
sacralización de la edificación. Un concepto muy poco estudiado en los libros de
la arquitectura, pero no por ello menos importante. La sacralización del templo
religioso dará pie a la creación de los espacios arquitectónicos, de las limitantes
físicas, de las características constructivas y de la ornamentación en las
fachadas.
1.5.4. La orientación de los templos.
La orientación formaba parte integrante del rito de fundación, por el
trazado, en el círculo rector, de los ejes cardinales. La iglesia cristiana está
orientada ritualmente en la dirección oeste-este, con el presbiterio (cabeza) en
dirección hacia el este. Ésta es una tradición que se acredita de documentos
muy antiguos denominados Las Constituciones Apostólicas, viene atestiguada
desde muy antiguo., que, sin remontarse quizás a los propios Apóstoles, reflejan
en cualquier caso las más antiguas costumbres, imponen la orientación de las
iglesias. Esta resulta, por otra parte, de la orientación ritual para la oración. En la
casa de Hiparco, uno de los miembros de las primeras comunidades
judeocristianas, existía una habitación dispuesta para la oración: en la pared
oriental había una cruz pintada, y en ese lugar era hacia donde, con el rostro
vuelto hacia el oriente oraba siete veces al día. Hay que adelantarse al sol en su
81
acción de gracias y mirar hacia la aparición de la luz para orar hacia ese lado, lo
cual es el símbolo del alma mirando hacia la aparición de la verdadera Luz.129
Esta orientación ritual para la oración se perpetuó durante todos los siglos
cristianos, en el texto de San Agustín y de Orígenes, la indicación del motivo
esencial para la orientación: el sol, saliendo por el oriente, es el símbolo de
Cristo, a quien se le llama “Sol de Justicia”. Santo Tomás de Aquino resume las
razones que justifican la regla de la orientación:
Es conveniente que adoremos con el rostro vuelto hacia el oriente:
primeramente, para mostrar la majestad de Dios, que nos es manifiesta por el
movimiento del cielo, que parte del oriente; en segundo lugar, porque el Paraíso
terrenal existió en oriente y nosotros tratamos de volver a él; en tercer lugar,
porque Cristo, que es la luz del mundo, es llamado Oriente por el profeta
Zacarías, y porque, según Daniel, ―subió al cielo, al Oriente‖; y en cuarto lugar;
por último, porque es el oriente es donde aparecerá en el último día, conforme a
las palabras del Evangelio de San Mateo: ―Como el relámpago que sale del
oriente y brilla hasta el occidente, así será la venida del Hijo del Hombre‖. 130
Cuando el templo está correctamente orientado, con su eje principal en la
dirección oeste-este, el coro y el altar quedan del lado de donde proceden los
rayos del sol visible y los del “Sol de Justicia”, cuya luz “alumbra a todo hombre
que viene a este mundo”
129 Jean Hani El Simbolismo del Templo Cristiano., p. 41-42.
130 Jean Hani El Simbolismo del Templo., p. 42
82
1.5.4.1. La Nave Principal y el Crucero.
Este elemento es un rectángulo o cuadrado largo
que se extiende de este a oeste, la puerta está al oeste, a
poniente, en el lugar de menos luz, que simboliza el
mundo profano o, también, el país de los muertos. Al
entrar por la puerta y avanzar hacia el santuario, uno va al
encuentro de la luz: es una progresión sagrada, y el
cuadrado largo es como un camino, que representa la “Vía
de la salvación”, la que conduce a “la tierra de los vivos”, a
la “ciudad de los santos”, donde brilla el Sol divino. El propio templo, paralelo al
ecuador, se desplaza con la tierra y va al encuentro del Sol y del Oriente
eternos. El eje secundario se le puede considerar como el crucero, está en
dirección medio día – norte (septentrión). Y así la forma misma del templo es la
de la cruz de los ejes cardinales. La consideración del templo de acuerdo a su
traza, reproduce los ejes cardinales, las cuatro direcciones del mundo, en
relación con las cuatro estaciones del ciclo anual.
1.5.4.2. El Templo.
El templo representa el Cuerpo de Cristo, se trata de una concepto muy
antiguo en Occidente: Honorio de Autun, en su Espejo del Mundo, establece las
correspondencias siguientes: el coro representa la cabeza de Cristo; la nave, el
cuerpo propiamente dicho, el crucero, los brazos; y el altar mayor, el corazón, es
decir el centro del ser. Por su parte, Durand de Mende escribe: La disposición
Ilustración 3 Planta Arquitectónica Misión San
Ignacio, BCS
83
de la iglesia material representa el cuerpo humano, pues la cancela, o lugar
donde está el altar, representa la cabeza, y la cruz de uno y otro lado, los brazos
y las manos; por último, la otra parte, que se extiende desde el Occidente, todo
el resto del cuerpo.131
Como se observa, existe una diferencia de conceptos entre Honorio y
Durand, el cual sigue a San Máximo, a propósito del sentido del altar y, por
consiguiente, del emplazamiento que hay que darle al coro o al crucero, bien en
el coro o bien en el crucero. De todas formas, la separación de la nave y el
santuario, obligatoria, como sabemos, divide jerárquicamente a la congregación:
en la parte superior, el santuario, que corresponde a la cabeza, ocupan su
asiento los clérigos, fracción “pensante” de la congregación; en la parte inferior,
el pueblo, fracción “actuante”.132
Esta adaptación del templo da la forma de a un hombre tendido, con la
cabeza hacia el oriente, no es, por otra parte, particular del cristianismo, también
fue utilizado en la aun cuando haya tomado en éste un desarrollo mayor que en
cualquier otra parte. Ella sirve igualmente de punto de partida para la
construcción del templo hindú: el hombre tendido representa entonces el cuerpo
tendido el Espíritu universal, que el ritual incorpora al edificio. Nos encontramos
131 Jean Hani El Simbolismo del Templo Cristiano., pp. 47 y 48.
132 Ibídem., p. 48
84
ante una tradición que se remonta a los orígenes de la humanidad, pasando por
la cultura griega y a sus herederos. 133
1.5.4.3. Torres y Campanas.
El campanario, que había de cobrar tanta
importancia con el correr de los tiempos, no es un
elemento primitivo de la arquitectura cristiana. En
las más antiguas iglesias que se conocen no había
campanario, solo más tarde fue cuando se extendió
el uso de construir torres y colocar campanas en
ellas. La torre como tal, tiene un simbolismo
especial, ascensional. La torre, con la pirámide y la
aguja que la remata, sube al asalto del cielo, y es
una imagen de la montaña cósmica. Jean Hani menciona que en algunas
tradiciones religiosas, la montaña sirvió de modelo a los templos: las pirámides
de Egipto, los zigurats sumerios y los edificios religiosos de la India son templo –
montaña. Pues bien, el parentesco entre esos edificios y los campanarios es
verosímil. La campana como tal no es un objeto únicamente utilitario, destinado
únicamente a llamar a los fieles a la iglesia. Ella tiene, un carácter sagrado y que
se debe integrar en la categoría religiosa a la cual pertenece, la del “sonido
sagrado”. Sirve primeramente para indicar la presencia de lo sagrado, como
ocurre en varias tribus de África o en la India. El material con que se golpea la
133 Ibídem., p. 48
Foto 19: Autor. Torre Misión de Mulegé, BCS
85
campana es de bronce, ya que es un material que tenía una virtud purificadora.
Sabemos por Apolodoro que se lo empleaba como ya se dijo, “para toda
purificación y toda consagración”, para expulsar a los espectros. El estudio del
ritual que se celebra para la bendición de las campanas nos revela una
concepción análoga del papel del bronce sagrado, que debe, por un lado, atraer
las bendiciones de Dios, y, por otro, repeler los asaltos demoníacos fuera del
templo y de la moradas, y alejar, en particular, tempestades y tormentas. El
estudio del ritual que se celebra para la bendición de las campanas nos revela
una concepción análoga del papel del bronce sagrado, que debe, por un lado,
atraer las bendiciones de Dios, y, por otro, repeler los asaltos demoníacos fuera
del templo y de las moradas; y alejar, en particular, tempestades y tormentas.134
1.5.4.4. La Puerta.
Entrar a la iglesia, y con todo pasar el umbral, pasar la
puerta, son gestos aparentemente insignificantes, sin
embargo, existe un misterio del tránsito y especialmente
ritos de hospitalidad. La sacralidad del tránsito de la puerta
adquiere todo su valor cuando se trata del templo, y por eso
se colocaban en la entrada de los edificios sagrados
“guardianes del umbral”, estatuas de arqueros, dragones, leones o esfinges y
personajes divinos. Estos guardianes del umbral tenían por cometido el de
134 Jean Hani El Simbolismo del Templo., pp. 66-67
Foto 20: Autor. Puerta Principal, Misión de San Ignacio. BCS
86
recordar al que se disponía a entrar el carácter temible del paso que iba a dar
penetrando en el recinto sagrado, que separa el lugar santo del mundo profano,
hay ese vacío, esa censura que tiene algo de prodigioso: a través de ella se
pasa de un mundo a otro. La puerta se presenta como un nicho de base
rectangular rematado por un arco, de medio punto, es decir, que reproduce
sencillamente el coro de la iglesia, el cielo, el rectángulo también un gran nicho,
descendiente de la caverna sagrada de los orígenes, el rectángulo como la
nave, representa la tierra. La puerta es, pues, a su vez, un símbolo cósmico.
Pero ella también es un símbolo místico, puesto que el templo representa el
cuerpo de Cristo. El mismo lo ha dicho, por otra parte, de forma clara: “yo soy la
puerta por la que entran las ovejas…Yo soy la puerta; el que por mi entrare se
salvará… (Jn.10, 7.9) La calidad de lo sagrado en el transito cuando se trata del
templo.135
1.5.4.5. El Altar.
El altar es el objeto más sagrado del templo, la razón
de su existencia y su esencia misma, puesto que se puede,
en caso de necesidad, celebrar la divina liturgia fuera de una
iglesia, pero es absolutamente imposible hacerlo sin un altar
de piedra, cuyo sacrificio se ofrenda para la humanidad
caída, constituye el único medio de tomar contacto con Dios. El altar es el lugar
de eres contacto: por el altar viene Dios a nosotros y nosotros vamos por Él. Es
135 Jean Hani El Simbolismo del Templo., pp. 66-67
Foto 21: Autor. Altar, Misión de Loreto. BCS
87
el objeto más santo del templo, puesto que se le saluda, se le besa y se le
inciensa. Es un centro de reunión, el centro de la congregación cristiana; y a
esta reunión exterior le corresponde una reunión interior de las almas y un
recogimiento del alma, cuyo instrumento es el símbolo mismo de la piedra. Por
último, el altar mayor cumple la función de la piedra que sostenía el Arca.136
1.5.4.6. La Iglesia.
Es el elemento más concreto de
esta tesis, no solo es un monumento,
sino que es un santuario, un templo. Su
objetivo no es sólo de congregar a los
fieles, sino el de crear para ellos un
ambiente que permita que la Gracia se
manifieste mejor, y lo obtiene en la
medida en que logra llevar hacia sí, dirigir hacia el interior, en un tenue juego de
influencias, con un objetivo –la comunión con lo divino--, el flujo de sensaciones,
sentimientos e ideas, de sacrificio y de elevación. Mediante la combinación
armoniosa de símbolos que se funden en ese símbolo total que constituye la
iglesia, primero, y ofreciéndose como receptáculo a los símbolos de la liturgia, a
continuación, el templo forma, con esta última, el más prodigioso hechizo que
136 Ibídem., pp. 93 - 95.
Foto 22: Autor. Misión San José de Comondú, BCS
88
pueda preparar al hombre para adquirir conciencia del descenso de la Gracia,
de la epifanía del Espíritu en la cualidad del cuerpo o corporeidad.137
1.5.4.7. El Espacio Sagrado.
Las imágenes sagradas se localizan
en un lugar o sitio determinado, dentro de
un contexto o fuera de él. Esto significa
que las figuras se encuentran en un lugar
al que llamamos espacio sagrado.
Delimitar el espacio es una cuestión difícil,
pues no se puede considerar que sólo
haya un espacio –dominante e inalterable-
por lo que es necesario distinguir entre
varios tipos de espacio, como el
psicológico, el geométrico, matemático,
físico, el cerrado, interior o exterior.138
Para nuestros objetivos, el espacio
que nos interesa es el llamado espacio
sagrado y es en el que están las imágenes
en su contexto, en su lugar adecuado. Este espacio, en la religión cristiana es
137 Jean Hani El Simbolismo del Templo., p. 13.
138
Ignacio Cabral Pérez, Los Símbolos Cristianos, Editorial Trillas, Primera Edición 1995., p.55
Plano: 2 Planta Arquitectónica Misión San Ignacio, BCS
89
necesario definirlo de manera geométrica, de forma muy clara, pues el templo
que todos conocemos, y los demás elementos que lo conforman, como los
atrios, por ejemplo. Este tipo de espacio tiene que ver con el espacio
psicológico, con el matemático, pues la construcción define geométricamente (o
limita) un espacio que - debido a sus características especiales – necesita otro
espacio: el psicológico, el que se “siente” o se “intuye”. No es lo mismo estar en
un edificio en donde no se relaciona nada con lo sagrado, que estar en un
templo religioso, en donde se tiene otro sentido.139
Mircea Elíade menciona en su libro, Lo sagrado y lo Profano lo siguiente:
“Para el hombre religioso el espacio no es homogéneo; presenta roturas, escisiones: hay porciones de espacio cualitativamente diferentes de las otras: «No te acerques aquí —dice el Señor a Moisés—, quítate el calzado de tus pies; pues el lugar donde te encuentras es una tierra santa» (Éxodo, III, 5). Hay, pues, un espacio sagrado y, por consiguiente, «fuerte», significativo, y hay otros espacios no consagrados y, por consiguiente, sin estructura ni consistencia; en una palabra: amorfos. Más aún: para el hombre religioso esta ausencia de homogeneidad espacial se traduce en la experiencia de una oposición entre el espacio sagrado, el único que es real, que existe realmente, y todo el resto, la extensión informe que le rodea.140 Las apreciaciones descritas por Mircea Elíade son muy importantes para
entender el espacio sagrado, opuesto al espacio profano, el cual, es el área en
el que nos desenvolvemos usualmente, donde llevamos a cabo la mayoría de
nuestras actividades y en donde se considera que existe un “desorden”, o sea,
una falta de control o un sentido armónico. En cambio, en el espacio sagrado la
139 Ibídem., p.55
140 Mircea Eliade, Lo Sagrado y lo Profano, Guadarrama Punto Omega, 4ta. edición 1981 Libera
los Libros 2. p.16
90
situación es otra, pues ahí existe un “orden”, un sentido, un control, una
dirección, la que marca precisamente la comunicación del hombre con la
divinidad. El espacio sagrado lo hace posible, acentúa la presencia de la
divinidad, la ejecuta, la hace sentir. Por lo tanto, los dos espacios se oponen y
hay que separarlos, evitar que haya contaminaciones de lo profano con lo
sagrado y viceversa.141
El templo cristiano es simbólico y está jerarquizado y controlado, para
ingresar a él, se debe pasar gradualmente al espacio sagrado y esto se logra de
la siguiente manera: la persona pasa por la puerta, de preferencia debe de
contar con tres (la Trinidad), al recinto denominado atrio, donde se inicia el
espacio sagrado.
1.5.4.8. Atrio.
Es un espacio contenido o limitado lateralmente por una barda atrial, pero
todavía abierto hacia el cielo, por arriba. Podemos decir que estamos en el
primer nivel de sacralidad, pues el espacio del atrio ya está controlado,
ordenado y existe una dirección hacia la puerta o acceso al templo. En este
lugar, existe también un cementerio donde reposan los muertos, es considerado
como tierra sagrada.
141 Ignacio Cabral Pérez, Los Símbolos Cristianos., p.56
91
1.5.4.9. Nártex.
Del atrio pasamos al segundo nivel de la sacralidad espacial dentro del
templo, la puerta, ahí, nos encontramos en otra atmosfera, en el sitio
denominado nártex, ligado con la divinidad, pues se siente su presencia.
1.5.4.10. Nave.
Este sitio es denominado el tercer nivel de la sacralidad espacial, es decir,
la nave principal o laterales del templo, que es el lugar donde se ubican los
fieles a recibir la misa. En este sitio se puede hablar de un contacto más
cercano con la divinidad.
1.5.4.11. Presbiterio.
Este sitio es el cuarto nivel de la sacralidad espacial, en el presbiterio se
localiza el altar y donde se oficia el rito, sucede todo lo referente a la
comunicación, por medio del sacerdote, con la divinidad.142
1.5.5. Simbología de las Fachadas.
Las fachadas de los templos religiosos también se encuentran dentro del
ámbito simbólico de la sacralidad. Durante el siglo XVII y XVIII las orientaciones
no fueron realizadas con el sentido estricto que estaban establecidos, podían
construirse con ligeras variaciones, dependiendo del terreno. los templos se
orientaban a las cuatro direcciones del universo (idealmente, ya que en la
realidad no sucede tan estrictamente) la mayoría de los templos cristianos se
142 Ignacio Cabral Pérez, Los Símbolos Cristianos., pp.57 y 58.
92
orientan hacia el poniente, por tanto, su fachada principal ve hacia este punto
cardinal.
La consideración ideal,
es la orientación oeste-este, de
esta manera, el altar principal
queda a la vista de los fieles en
la misma dirección (para el
mundo occidental) que la
ciudad de Jerusalén. El oriente
o levante es el lado por donde
nace el sol, al que se le identifica como Cristo, el cual renace todos los días en
el sacrificio de la misa. El lado poniente es nefasto, pues es el lado de la muerte,
de la oscuridad. Otro lado nefasto es el norte, pues ahí se localizaría la figura de
Satán, es el lado frió, también oscuro, además “siniestro”. La fachada posterior
(también llamada cuarta fachada) no se ornamenta, pues carece de significación
para los fieles y para la liturgia, tal es el caso de las misiones californianas
como, San Javier, San Ignacio, Loreto, Mulegé.143
143 Ignacio Cabral Pérez, Los Símbolos Cristianos, Editorial Trillas, Primera Edición 1995, p.58 y 59.
Plano: 3 Planta Arquitectónica Misión San Ignacio, BCS
93
2. CAPITULO. Arquitectura misional en la Antigua California.
El papel indígena en la construcción misional.
El estudio de la arquitectura prehispánica de mesoamericana así como
del Noroeste de México, no ha sido suficientemente investigado por los propios
arquitectos, asimismo, esto ocurre con los estudios de la arquitectura
novohispano tanto del centro como del Noroeste México. El interés por la
arquitectura prehispánica se inicia con la curiosidad de algunos cronistas
españoles del siglo XVI como Fray Bernardino de Sahagún, quien elaboró
algunas referencias e incluso obtuvo informes directos de sacerdotes indígenas
en cuanto trabajo manual para la construcción de sus templos.
El siglo XX fue prolifero en estudios e investigaciones de la arquitectura
prehispánica y colonial de México, múltiples investigadores recabaron
información valiosa que describía los desarrollos arquitectónicos, las técnicas
constructivas y las obras de arte de los templos de diferentes órdenes religiosas
y de las zonas prehispánicas de México. Se ha podido determinar la
intervención de la mano de obra indígena en la elaboración de los templos como
en la arquitectura civil novohispana. Manuel Toussaint describe en su libro; Arte
Colonial Mexicano, lo siguiente:
En muchos de los inmuebles coloniales existen algunos elementos
arquitectónicos, en que si la forma total del objeto es europea, la técnica y aun
los motivos ornamentales, son indígenas. Así son, por ejemplo, los capiteles del
94
claustro renacentista de Acolman en el Estado de México: su conjunto es
absolutamente europeo; pero los motivos de la flora indígena han sido
estilizados de tal modo, que los ojos de un crítico europeo difícilmente pueden
clasificarlos144.
En el caso particular
de la intervención indígena
en la mano de obra misional
en la Antigua California, los
misioneros jesuitas en
múltiples cartas señalan los
trabajos en la que participaron. Existen documentos jesuíticos que constatan
que los misioneros pidieron informes a los nativos para que estos les señalaran
los mejores lugares para fundar sus misiones, generalmente estos
correspondían a aquellos donde los propios indígenas tenían sus rancherías.
Como señala Romero en su tesis, sobre los grupos prehispánicos de la región:
Analizando la ubicación de los parajes donde comúnmente acampaban,
encontramos que destacan los oasis, arroyos, cañadas, bahías y esteros. Y en
estos mismos se han colocado las Cabeceras de las misiones y los pueblos de
visita de cada una, y más adelante señala procurando siempre buscar la
144 Manuel Toussaint, Arte Colonial en México, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1983, p.24
Ilustración 4 Libro Miguel Venegas
95
cercanía de los ríos y arroyos para lograr que los Indios se acostumbraran a la
vida cristiana y política reducidos a pueblos.145
Por las características geográficas, orográficas y ambientales de la
Antigua California, Juan María de Salvatierra se enfrentó a un sinnúmero de
eventualidades para fundar las misiones, cuya tierra inhóspita de climas
calurosos, faltos de agua y la incertidumbre con los Indios, que en ocasiones se
tornaban hostiles, desconfiados e incomprensibles para los misioneros,
soldados y marineros, que hacían difícil lograr tan anhelados deseos. Sin
embargo, lograron poco a poco ganarse el apoyo de los indígenas y adaptarse
al medio ambiente y, con ello, sentaron las bases para ir edificando las primeras
construcciones permanentes. El padre Baegert menciona en sus crónicas que
en las misiones resultaba difícil encontrar los materiales cerca de la misión para
la construcción de edificios o iglesias: cal y leña para quemarla, así como piedra
y madera para los techos, quicios de puertas y ventanas, pero el acarrearlas
desde el lugar, señala Baegert, “un buen número de jumentos o mulas vencían
todas las dificultades.”146
Asimismo, la utilización de la mano de obra indígena fue importante para
los trabajos de construcción de los templos, así como de los sistemas de riego,
1. 145
Armando Romero-Monteverde. Los grupos prehispánicos de Baja California: a partir del contacto con los jesuitas hasta su expulsión 1697-1768. Tesis para obtener la licenciatura en etnología. 2006
146 Juan Jacobo Baegert, Noticias de la península, p.171
96
las represas, los corrales y las trojes147. Acarreaban los materiales como: la
piedra, arena, y la cal desde lugares distantes hasta el banco de apilamiento
que se ubicaba en las inmediaciones de los templos. La mano de obra que se
requería para la construcción de los primeros templos temporales y
posteriormente las construcciones permanentes de las iglesias y casas de los
misioneros, así como otras obras misionales debían ser realizados por personas
especializadas, que tuvieran conocimientos del tallado de piedra y de métodos
constructivos, como algunos ayudantes del misionero, el carpintero o incluso
algún soldado, o, finalmente, se solicitaba que viniera algún un maestro de obra
de otra parte a quien se le contrataba como asalariado.148
Salvado el obstáculo de la mano de obra para construir los templos
misionales, hacía falta la persona que pudiera orientarlos y guiarlos en esos
procesos constructivos, los misioneros fueron las personas idóneas, debido a su
formación educativa y cultural. Los padres jesuitas poseían el conocimiento de
las bellas artes, tenían conocimientos avanzados en arquitectura pues conocían
las publicaciones de los principales libros de los tratadistas y teóricos de la
arquitectura; Vignola, Paladio y Serlio. Asimismo, tenían el intercambio de los
conocimientos de los diferentes sistemas constructivos con los misioneros que
estaban realizando edificaciones en el Noroeste Novohispano, tampoco hay que
olvidar que los Padres Juan María de Salvatierra y Francisco María Píccolo
147 Almacén
148 Juan Jacobo Baegert, Noticias de la península, p. 172
97
habían tenido la experiencia en la Tarahumara. Por ello, tenían una idea precisa
de cómo construir y dirigir la obra para la edificación de un templo religioso y la
manera de cómo se debían aplicar los sistemas constructivos en la difícil tierra
californiana, con todas las limitaciones que ello implicaba. Debemos considerar
aquí que las edificaciones de los templos fueron realizados en diversos
momentos.
En cuanto a los procesos
constructivos de la misión, era
costumbre de los padres dar
prioridad a la construcción de las
iglesias antes que la casa de los
subalternos. Primero se iniciaba la
construcción del templo,
participaban los misioneros, los soldados y los indígenas. Con toda esta
cantidad de mano de obra se procuraba que los templos se levantaran fuertes y
hermosos.149 Posteriormente, se construía la casa del misionero, la morada de
los soldados y los anexos; corrales, trojes, almacenes y sistemas de riego,
comúnmente llamadas acequias.
Las características de las construcciones eran sencillas ya que se
realizaban de forma rustica y modesta en sus proporciones, muros de adobe
ligeramente revocados con cal, contaba con un techo plano elaborado con
149 Juan Jacobo Baegert, Noticias de la península., p. 169
Ilustración 5 Libro: Miguel Venegas. Foto 23: Autor. Maqueta Misión de San Javier, Prop. Museo Regional, La Paz, BCS
98
zacate, chocitas de lodo y unas enramadas de arsenal y astillero150, algunas
puertas estaban cubiertas de cuero, es de suponerse que por la falta de
madera.151 Debido a la dificultad de conseguir material como la cal necesaria y
la leña para quemarla y las piedras rodadas de los arroyos, se tenían que
buscar a muchos kilómetros de distancia y pasar muchas fatigas para que el
material estuviera en el lugar donde se requería para su utilización152, no fue
fácil realizar esos recorridos porque el terreno era escabroso y difícil de transitar,
se trabajó mucho en quitar grandes pedregales, tuvieron que utilizar fuego para
desbaratar los peñascos, se tenían que utilizar picos y en otros lugares debieron
de rellenar el camino con piedras y ramas para hacerlo transitable, con esto, se
formaba una especie de puente.153 Para que los indios pudieran trabajar, los
misioneros los alentaban con premios. Sin embargo, existía rivalidad entre
diferentes rancherías para obtener ese premio, por ello, en algunas ocasiones
causaron algunos problemas a los misioneros, pues trataron de evitar que
avanzaran en la realización del camino.154
150 Ibíd. p. 157-158
151 Ignacio del Río, Conquista y Aculturación en la California Jesuita, 1697-1768, p. 111
152 Juan Jacobo Baegert, Noticias de la península, 169 y 171
153 Ignacio del Río, Conquista y Aculturación en la California Jesuita, 1697-1768, p. 146
154 Miguel Venegas, Noticias de la California, y de su Conquista Temporal y Espiritual Hasta el Tiempo Presente, tomo II, año 1942. p. 146
99
2.1. Asentamientos humanos e inicios de la arquitectura.
Las costumbres y modos de vida de los indígenas californianos se
conocen a través de fuentes históricas por medio de las crónicas e informes de
los misioneros jesuitas, dominicos y franciscanos. En la actualidad se han
realizado trabajos de investigación por expertos en la materia de antropología,
sociología, arqueología, de esa forma, se ha podido tener el conocimiento a
detalle de las costumbres,
enterramientos y hábitat de los indios
que vivieron en los territorios áridos
de la península californiana. Los
indígenas conformaban grupos muy
bien diferenciados entre sí,
constituían una especie de “base de operaciones” temporal para realizar los
recorridos de su comarca, Rodríguez Tomp menciona que es posible imaginar
que ciertos elementos distintivos de los territorios que ocupaban los indígenas
constituían las formas de apropiación a través de las cuales se relacionaban los
grupos para utilizar en mejor forma los espacios, se conoce que varias bandas
atravesaban los territorios o se asentaban en ellos por temporadas.155 Los
indígenas se refugiaban en cuevas y abrigos rocosos, esos lugares le permitían
temporalmente protegerse y guarecerse de las inclemencias del medio
155 Rosa Elba Rodríguez Tomp, Los Limites de la Identidad, los grupos indígenas de Baja California ante el Cambio Cultural, Gobierno del Estado de Baja California Sur, Instituto Sudcaliforniano de Cultura, La Paz, B.C.S., México, 2006, pp. 26-27
Foto 24: Autor. Maqueta, Prop. Museo Regional, La Paz, BCS
100
ambiente, en la temporada de invierno de frio extremo, o de la temporada de
huracanes y del calor abrazador del verano. La estancia en estos lugares no era
muy larga ya que dado su carácter de seminómadas, estaban acostumbrados a
desplazarse en las temporadas estacionales o de acuerdo a las condiciones
climáticas. Los indios vivían completamente adaptados al medio peninsular y
tenían pleno conocimiento del territorio, ya que éste y el mar les brindaban el
alimento para su subsistencia.
El refugio temporal en cuevas y abrigos rocosos no era una constante,
dado que la naturaleza no proporcionaba suficientes espacios de éste tipo como
para solucionar esta necesidad. Debido a la movilización de los grupos
indígenas y al vivir en lugares a cielo abierto donde no podían protegerse, los
indios se dieron a la tarea de realizar lo que se podría considerar como las
únicas estructuras habitacionales que tenían y que el padre Barco lo
denominaba “chozas”, mismas que tenían forma de un cercadillo generalmente
circular de piedras sobrepuestas de menos
de dos varas de diámetro (1.68 m), en
algunas partes media vara de alto (0.42
m.). 156 Dentro de esas pequeñas
construcciones los indios no podían
extenderse para dormir y por ello, dormían
156 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica, p. 189
Foto 25: Autor. Corralito, Museo San Ignacio, pob. San Ignacio. INAH
101
encogidos o flexionados, algunas no tenían techo y otras la estaban cubiertas
con paja, la vivienda era estrecha y en ella llegaban a estar, como lo dice del
Barco “el marido, la mujer y los hijos pequeños”157. Baegert justifica esta acción
mencionando que los californios no sabían nada de estar parados, juntos o de
llevar una conversación estando de pie y mucho menos de pasear dentro o
fuera de la habitación.158 Este fue uno de los motivos para que los misioneros
tuvieran dificultades para congregar a los indios en pueblos e incluso hacerlos
entrar a los templos. Podemos considerar que la habitación de los indios
californios que describen los jesuitas corresponde a las primeras habitaciones
primitivas del hombre, ya que se puede considerar a este hábitat en los albores
de una arquitectura incipiente por la modificación superficial del ambiente natural
y por la ocupación provisional o estacional de esta vivienda.
Dentro de las formas de
subsistencia de los indígenas, los
misioneros describieron algunas técnicas
para elaborar sus herramientas, las cuales,
eran de piedra, hueso, madera o
conchas.159 Los materiales que más
perduran a lo largo de los años y porque su constitución así lo permite son las
157 Ídem.
158 Juan Jacobo Baegert, Noticias de la península, p. 78-79
159 Comunicación personal etnólogo Armando Romero
Foto 26: Autor. Prop. Museo Regional, La Paz, BCS
102
piedras, los investigadores han encontrado lascas que se utilizaban para corte o
para raspar, tajaderas, raedera, cepillos de riolita y de basalto, puntas de
proyectil, metates y manos de metate utilizados para la molienda.160 El proceso
para obtener las herramientas fue empleado por cualquier grupo humano y llevó
mucho tiempo para perfeccionarlo, de paciente experimentación y con la
práctica del ensayo y el error, el indio californio aprovechó las herramientas
elaboradas dentro de sus actividades como forma de subsistencia en un medio
tan agreste como en el que se encontraba. Este conocimiento facilitaría a los
misioneros la fundación de las misiones, pues a pesar de que el Indio
Californiano no estaba acostumbrado al trabajo que no redituara provecho
inmediato, si se aprovechó su conocimiento ancestral para apropiarse de los
recursos del medio.
2.2. La Misión y sus inicios.
Uno de los aspectos que más destacan en la evangelización del noroeste
novohispano durante el siglo XVIII es el establecimiento de las misiones. Se ha
aceptado que fue un proceso de educación religiosa que se iniciaba con las
primeras entradas entre pueblos no cristianos y que culminaba con la creación
de parroquias seculares. En teoría, la misión era un medio transitorio de
conversión religiosa y reducción de los indios en pueblos con una duración
proyectada de veinte años, (La cédula real especificaba para las órdenes
160 Carlos Mandujano Álvarez, Patrón de Asentamientos en la Sierra de la Giganta, Tesis grado de maestro en Arqueología, Escuela Nacional de Antropología e Historia, INAH, SEP, México DF., 2009 p. 67,68.
103
religiosas diez años, que en la práctica no se llevó a cabo) o el equivalente a
una generación. Charles Polzer considera que el proceso evolutivo de la misión
habría consistido en tres etapas: entrada, conversión y doctrina, a las que debía
seguir la fase de secularización para convertirse en parroquia.161 Sin embargo,
este proceso se vio interrumpido en las misiones de California y se pudo llevar a
cabo hasta el final del siglo XVIII, con las Reformas Borbónicas.
La fundación de las misiones novohispanas en el siglo XVIII en la
península de California obedeció en primer término a la ocupación, dominio y
control de un ámbito de influencia sobre los indígenas que habitaban el territorio,
la elección del sitio o del espacio se iniciaba con una labor exploratoria de
reconocimiento y luego de experimentación, de ahí que algunas de las misiones
cambiaron de lugar, en busca de mejores condiciones: Estos sitios debían de
contar con la posibilidad de tener agua y, sobre todo, asegurar que en la zona
hubiera suficiente población nativa para cristianizar y congregarlos en pueblo. Si
todos estos elementos resultaban favorables en un determinado espacio de la
región peninsular se procedía a la conquista del territorio, la toma de posesión y
la construcción del nuevo asentamiento misional162.
161 Citado por José Refugio de la Torre Curiel, en La frontera misional novohispana a fines del siglo XVIII, En El Gran Norte Mexicano Indios, misioneros y pobladores entre el mito y la historia, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Sevilla, 2009, ISBN:978-84-00-35463-2009, p.286
162 Ignacio del Río, El periodo de las misiones jesuíticas 1697 – 1768, en Panorama histórico de Baja California, Mexicali, Universidad Autónoma de Baja California, 1983, p. 96.
104
El poblado misional era
conformado por una pequeña
aldea sencilla que se construía
en la proximidad de la iglesia y
de la casa del misionero.
Además de las construcciones,
cada misión tenía por lo común
una huerta de frutales y
hortalizas, así como terrenos de agostadero para el ganado y tierras para la
siembra de maíz, trigo y otros granos. En algunas ocasiones, debido a la
escasez de agua hubo la necesidad de emprender cultivos en sitios alejados de
la cabecera misional.163Por lo general fue en los llamados pueblos de visita o
sea, pequeños núcleos de población que dependían de la cabecera misional
donde residía el misionero y en los que procuraba tener alguna tierras de
cultivo.164
Establecido el sitio de fundación mediante una frágil estabilidad inicial por
medio de construcciones temporales, los jesuitas consolidaban poco a poco la
misión construyendo un templo a cal y canto, edificación que permitía afianzar y
desarrollar su proyecto evangelizador.
163 Ignacio del Río, Conquista y Aculturación en la California Jesuita, 1697-1768, p. 111
164 Ignacio del Río, Todos Santos, una misión californiana, la Paz, B. C. S., AHPLM, 1983 (cuaderno de historia 4) p. 5.
Foto 27: Autor. Dibujo Ignacio Tirsh
105
Los inicios para las construcciones de cada una de las misionales
permanentes tuvieron un desarrollo incierto por falta de recursos financieros, lo
cual, fue obtenido primero de los bienhechores con sus limosnas para la
edificación de las iglesias, así como también con los recursos obtenidos del
Fondo Piadoso fundado por el padre Juan María de Salvatierra.
De esta manera, para 1702, las misiones de la Antigua California
disponían de un total de veintiocho mil pesos de capitales, cantidad que les
producía a los ignacianos un rédito de mil cuatrocientos pesos anuales. Junto
con estos ingresos fijos, los jesuitas percibían, además, algunas donaciones
periódicas de parte de sus benefactores165. Es importante mencionar que para
las edificaciones misionales californianas tuvieron como como base de
comunicación y aprovisionamiento a la misión de San José de Guaymas,166
localizada en un paraje a doce kilómetros de la bahía de Guaymas. Además de
estas rutas de abasto, los jesuitas recibían también la visita regular de
embarcaciones que salían de los puertos de San Blas, Chiametla y Acapulco, de
éste último salía un paquebot167 en el cual llegaba la tropa y ornamentos para
las iglesias.
165 José Refugio de la Torre Curiel, La frontera misional novohispana a fines del siglo XVIII, En El Gran Norte Mexicano Indios, misioneros y pobladores entre el mito y la historia, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Sevilla, 2009, ISBN:978-84-00-35463-2009, p.305
166 Marco Antonio Landavazo Arias, La población urbana en el Noroeste de México, Tesis de Maestría, Instituto Mora, 1995., p.30
167 Embarcación muy común en el periodo misional debido que servía para llevar la correspondencia pública y generalmente pasajeros también de puerto a puerto.
106
2.3. La arquitectura de las misiones californianas.
La importancia de la arquitectura misional
en la historia de la Antigua California se
encuentra en el conjunto de elementos
arquitectónicos que las convierten en unas joyas
del patrimonio nacional, como lo dice Miguel
León Portilla: “las misiones de San Javier Viggé–
Biaundó y San Ignacio Kadakaamán son edificaciones
extraordinarias, y si ellas estuvieran en Puebla o
Guanajuato, hoy serían sin duda una de sus joyas
patrimoniales."168
Es posible que el carácter plurinacional de los misioneros de la Compañía
de Jesús que se establecieron en la California, haya influenciado la arquitectura
misional: los misioneros procedían de lugares muy distintos y remotos, por ello,
tenían sus conceptos arquitectónicos diferentes entre sí. Mencionamos algunos
de ellos como a los italianos Sigismundo Taraval e Ignacio María Nápoli; a los
mexicanos Jaime Bravo; Clemente Guillén y Juan Bautista Luyando; a los
españoles Miguel del Barco; al croata Fernando Consag, así como al alsaciano
Juan Jacobo Baegert.169
168 Miguel León Portilla, “Baja California: Geografía de la esperanza”, en; Misiones Jesuitas, Revista Libro, Núm. 65 año 2003, México., p.68
169 Ibíd., p.67
Foto 28: Autor. Misión de San Javier, BCS
Foto 29: Autor. San Ignacio, BCS.
107
En los partidos arquitectónicos de las
misiones, algunas de ellas fueron edificaciones
muy sencillas, otras contaron con un conjunto
complejo de espacios dedicados a una gran
diversidad de funciones. La principal obra
constructiva era el templo religioso, sin
embargo, no menos importantes eran las habitaciones del misionero, las
extensas redes hidráulicas para regadío de las siembras y que a su vez,
llevaban agua a la misión, contaban con represas donde podían almacenar
agua por largas temporadas, contaban con habitaciones donde tenían los
talleres para la fabricación de curtiduría, carpintería y herrería, así como prensas
para el proceso de obtención del aceite de oliva y tinajas para la elaboración del
vino y; telares para elaboración de frazadas.
Las causas que determinan la sobriedad de la arquitectura misional son
multifactoriales, algunas de ellas ya han sido comentadas en apartados
anteriores. El buen funcionamiento de los asentamientos misionales dependió
sin duda alguna de los sitios estratégicos en los que se fundaron.
Las formas constructivas en las edificaciones misionales de cada uno de
los templos revelan una diferencia muy notoria entre ellos; Loreto, San
Francisco Javier, San Luis Gonzaga, San José de Comondú o Mulegé son un
claro ejemplo de ello, sus diferencias no solo son en sus fachadas o en sus
Foto 29: Autor. Antiguo Sistema de riego y represo, Primera Misión de San Javier Rancho Viejo, BCS.
108
remates decorativos, sino también
en la distribución arquitectónica de
los templos; algunas presentan una
planta arquitectónica rectangular de
una sola nave, este tipo constituye la
forma más dominante durante los
siglos XVI y XVII en los templos
religiosos. George Kubler menciona que las iglesias de una nave,
independientemente de sus antecedentes aislados en España, como caso
extraordinario y único nos encontramos con la de tres naves de San José de
Comondú. Existen templos de planta arquitectónica con forma de cruz latina
como San Javier y San Ignacio.
En el caso particular de la construcción
de las cubiertas en las misiones californianas
se realizaron principalmente de dos tipos: de
bóveda de cañón corrido como la misión de
Mulegé, San Luis Gonzaga y San Ignacio, ya
que son más fáciles de construir y con un costo menor. 170 También existen
bóvedas un poco más complicadas, como la de San Javier, que está construida
170 George Kubler, Arquitectura Mexicana del siglo XVI, Fondo de Cultura Económica, DR 1982, México, ISBN: 968-16-1304-X, p. 254, 264
109
a base de “bóvedas recargadas”, es decir, las cargas están repartidas hacia los
puntos de intersección de los arcos y los muros
2.4. Los Materiales y técnicas en la edificación Urbana en la época misional.
La aplicación de los materiales utilizados en la época misional nos
permite tener una mejor comprensión de los sistemas constructivos en la
edificación de los templos misionales, algunos datos se han inferido porque los
procesos constructivos fueron similares durante los siglos XVII y XVIII en el
Noroeste Novohispano.
En las primeras construcciones temporales de las edificaciones
misionales se utilizaron cualquier clase de palos chuecos o viguetas, en muchas
ocasiones los palos resultaban cortos, por ello, tenían que juntar dos o más y
los amarraban con correas de cuero fresco llamadas lías; también utilizaron
vigas de las palmas que había cerca de la misión, y cuando no las había, las
trasladaban de lugares tan distantes que hacían ochenta o más horas de
camino.171 Para la construcción de las cubiertas se utilizaron varas o palos,
muchas veces trabados que se cubrían con una capa de barro o estiércol.172
171 Juan Jacobo Baegert, Noticias de la península, p. 172
172 Ibíd., p.172
110
El elemento principal utilizado para la construcción permanente de las
edificaciones misionales fue la piedra, material que al decir de los misioneros se
encontraba en abundancia por todas partes y que causaba admiración a
cuantos caminantes transitaban por aquellos lugares.173 Aunque había
abundancia de piedras, como lo dicen los misioneros, esto era en la parte norte
de la Península, además de que no toda la piedra cumple con las características
propias que la construcción requiere; la trabajaban para realizar los sillares, es
decir, piedras labradas con una o dos “caras” lisas, este material fue utilizado
173 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica, p. 165.
Plano: 4 Autor, Muro y Cimentación
111
como piedra angular de los vértices de los muros y cimientos de los templos
misionales, o en su caso, como elementos decorativos tales como molduras,
remates o cornisas. Por ello fueron extraídas de los bancos de material de
lugares tan distantes de las misiones, que fue necesario abrir caminos para que
pudieran transitar las mulas y los indios que llevaban dicho material. El padre
Miguel del Barco señala en su libro que utilizaban una piedra muy abundante
llamada tezontle,174 y que era el mejor material que había visto para fabricar
bóvedas; porque junto a su ligereza y firmeza, daban una solidez extrema a las
edificaciones.175.El tezontle se empleó en forma de mampostería y sillares para
cimentaciones, muros y arcos. Para la construcción de la pequeña iglesia de
San Juan de Londó, pueblo de visita de Loreto, se utilizó del tezontle rojo.
174 Este material muy utilizado en algunas misiones es de una variedad de lava volcánica, de aspecto poroso, proviene de una roca ígnea, su composición influye en la variación de su color, que va desde el rojo oscuro, rojo amoratado y café hasta el negro.
175 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica pp. 163 – 164.
112
Para la realización permanente de
las misiones se construyeron los muros con
sillares176 de cantera, algunos de ellos de
origen marino pues tienen incrustaciones
de pequeñas conchas. Ejemplo de ello se
puede observar en la misión de Loreto177 o
en la visita de misión San Juan Londó. La
utilización del ladrillo benefició en muchos
aspectos constructivos a las misiones, debido principalmente a la facilidad de su
fabricación, con ello, se pudo realizar trabajos en algunos detalles de los
templos, ejemplo de ello es el costado de la nave principal del templo de Loreto,
donde se puede apreciar en los extremos de las puertas. Se combinó ladrillo con
la mampostería en sus muros, arcos y pilastras. Otro elemento importante en la
construcción de los templos misionales fue el adobe. El padre Salvatierra
informa de los grandes trabajos que pasó para enseñar a los indígenas su
fabricación. Por ejemplo, en 1699 le escribe a su majestad y menciona: “no me
deja escribir una hinchazón de una mano originada de mojarme en lodo la mano
para enseñar a mis californios a fabricar adobes”.178 El adobe desempeñó un
176 s.m. Del lat. sella,-ae ---silla---,-de sed-la, deriv. de sedere ---estar sentado". Sillar, así llamado por formarse con él la base en que asienta el edificio; da lugar a sillería "construcción en sillares- Cada una de las piedras labradas y escuadradas que forman parte de una hoja de construcción de sillería.
177 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica, p.161.
178 Marco Días, Arquitectura en el Desierto: Misiones Jesuíticas en Baja California, UNAM, México, 1986, p.73
Foto 30: Autor. Costado de la Misión de Loreto, Muro de piedra y ladrillo.
113
Foto 31: Autor. Horno para quemar la cal de la Misión de San Ignacio. .
papel importante en California, fue utilizado como material en las construcciones
iniciales de las primeras edificaciones, a éste se le realizaron mejoras al
agregarle algunas fibras vegetales, o a intercalar algunas ramas como refuerzos
para consolidar su resistencia. Fue un material muy utilizado para la junta179 de
las piedras de los muros, enjarres y para la construcción de terrados de los
templos religiosos y de los anexos.
Un material muy importe en la
construcción es la cal, material
empleado en la fabricación de
morteros o argamasas utilizados para
asentar o unir la mampostería y
sillares; así como para los aplanados,
también se utilizó para proteger y
ornamentar los inmuebles. Una de las
piedras que se utilizó para la fabricación de la cal, de acuerdo a las crónicas de
Miguel del Barco, fue la piedra conocida como “múcara”, que procede del mar y
es sumamente porosa y ligera; este material se utilizó en Loreto180, y fue
procesado en tres hornos ubicados en las inmediaciones del poblado, en ellos,
179 s.f. Del lat. ¡uncta,-ae 'junta, juntura, unión, enlazamiento- * Unión de dos o más cosas, ya
sean piezas de cantera, maderos, cte. Espacio que queda entre las superficies de las piedras o ladrillos contiguos de una pared y que suele rellenarse con mezcla
180 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica, p.160.
114
se procedió a quemar la cal o, como se le conoce, “apagar la cal”181. Para el
quemado de la piedra de cal, los misioneros construyeron diferentes hornos en
cada una de las misiones: en la misión de Loreto hemos encontrado tres, en la
misión de San Ignacio hemos localizado cuatro hornos, en Mulegé y San Javier
dos y en San Luis Gonzaga encontramos uno.182 Después de terminado la
mampostería y sus aplanados, los misioneros utilizaban la tiza para “blanquear”
las casas e iglesias [que] llega incluso a ser más blanco que el yeso183.
La tiza fue un material muy importante en la época misional, el padre
Miguel del Barco describe que la “tiza” era un mineral que se encontraba en el
cerro colorado de Mulegé, este material es un polvo fino que fue utilizado para
pintar las paredes.
181 La obtención de la cal apagada se realiza cuando se vierte agua sobre la cal viva en donde se van a realizar las edificaciones. El apagado es exotérmico: se desprende gran cantidad de calor que evapora parte del agua utilizada. Simultáneamente la cal viva se desterrona y expande. El apagado de la cal viva se practica en un hoyo excavado en el terreno o dentro de una batea de madera. Mientras una persona añade agua, se remueve constantemente la mezcla. Después cubre con agua el producto obtenido y lo estaciona un mínimo de 48 horas. Con la cal apagada, arena y en ocasiones polvo de ladrillo se hace la mezcla, argamasa o mortero aéreo, para asentar ladrillos o las piedras, también sirve para revocar paredes, de esta forma se elaboraba la cal de las misiones.
182 La localización de los hornos fue realizada en el ejercicio de mi actividad laboral en el Centro INAH-Baja California Sur en el que desempeño como arquitecto en la protección y conservación de Monumentos Históricos.
183 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica, p.156.
115
Otro material muy
importante para la
construcción de las
misiones fue la madera, un
material escaso en la tierra
peninsular, en algunas
ocasiones se tuvo que
traer desde la contracosta
de Sinaloa y Sonora. Uno
de los problemas que se
suscitaban por la carencia
de la madera en California,
es que no existía material
suficiente para fabricar vigas para techar las misiones de Loreto y San Javier,
por ello, se tuvo que traer madera de la costa de Sinaloa y de Matanchel.184
La madera fue utilizada para la construcción de vigas para los templos
misionales, cubiertas, puertas y mobiliario. En la península californiana se
utilizaron algunos tipos de árboles de la región, el padre Ugarte construyó con
madera de güéribo la balandra “El Triunfo de la Santa Cruz”,185 ésta madera es
184 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica, t., p. 60
185 Esta balandra dio servicio a las misiones y llegó a realizar ciento veinte travesías a lo largo de veinticinco años, sus dimensiones son veintisiete codos de quilla y lo correspondiente de puntal. Libro testimonios sudcalifornianos., pp. 22 y 25
Plano: 5 Cortes de Cubiertas, Siglo XVIII.
116
uno de los mejores árboles y
acaso únicos que utilizaron los
misioneros en la carpintería, a
pesar de la poca existencia de
estos árboles. En las misiones de
Guadalupe y San Javier se
utilizaron para construir algunas
puertas pequeñas y algunas vigas
para el techo, esta madera es de
extrema dureza.186También se
utilizó el árbol denominado palo
chino, con él, se construyeron
puertas y ventanas en las
misiones del sur, Santiago y San José del Cabo. Otro de los árboles utilizados
fueron las palmas coloradas, sirvieron de gran apoyo en la construcción de las
vigas y tijeras, utilizados en sus caballetes de las cubiertas de los templos y
anexos misionales187. Marco Díaz menciona que se utilizó madera de cedro para
la construcción de las rejas de las ventanas de la misión de Loreto, así como, en
186 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica., p.61
187 Ibíd., p.55 y 56.
Plano: 6 Corte de una sección de ventana
117
la misión de San Javier que se utilizó madera en la construcción de los
contramarcos, en la reja del coro y en la escalera de acceso al coro188.
2.5. Sistema Constructivo en la Antigua California.
De las crónicas misionales, algunas mencionan solo pequeños
fragmentos en los que describen los sistemas constructivos utilizados en los
templos provisionales de la Antigua california. Sin embargo, el padre Miguel del
Barco menciona detalladamente el sistema constructivo, el cual, era realizada
de madera y adobe, se consideraban de las más humildes y sencillas que daban
pié a obras de mayor envergadura.
En primer lugar hincan en el suelo cuatro horcajones en cuadro, que
serán las cuatro esquinas de la casa, si ésta ha de ser pequeña, o una sola
pieza. De horcón ponen otros palos menos gruesos, que llaman latas,189 y
descansan sobre las horquetas de dichos horcones. Las latas delinean los
cuatro lienzos190 de la casa, y de la altura de ellas será lo alto de las paredes.
Para formar el caballete del techo con suficiente declive para el agua de las
lluvias, ponen otros dos horcones, mucho más altos, en el medio de los dos
lienzos opuestos de la casa, hincados también en el suelo cerca de tres palmos
para su firmeza. De uno a otro de estos horcones más altos viene otra lata, la
cual. Así como las que se ponen sobre los horcones más bajos, se amarra
fuertemente contra los mismos horcones con correas de cuero de toro o de vaca
188 Marco Días, Arquitectura en el Desierto: Misiones, p.75.
189 Lata: tabla delgada sobre la cual se aseguran las tejas.
190 Fachada del edificio o superficie del mismo.
118
remojadas. De esta lata más alta a las más bajas ponen, de uno y otro lado,
otros palos más delgados o latillas en distancia, de una a otra, de dos o tres
palmos, y forman el declive del techo. Estas latillas se amarran también con
correas de cuero contra las gruesas: y de esta suerte queda trabada y unida
toda la armazón del edificio. Sobre estas mismas latillas atraviesan unos
varejones191 fuertes o carrizos, a proporcionada distancia de unos a otros; y
sobre todo esto va el tule o espadaña, que es mejor para techar que la paja de
trigo.192
La forma de construir las
paredes también las describe
Del Barco de manera muy
detallada:
A distancia de medio
palmo del suelo amarran contra
un horcón dos palos no
gruesos; uno por un lado, y otro
por el otro del mismo horcón,
que queda en medio. Estos
palos por el otro extremo se
amarran contra el otro horcón
191 Palo alto que se coloca como mirando al cielo.
192 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica, p.277.
Plano: 7 Detalle de Muros de Adobe
119
del mismo lienzo, y a la misma distancia del suelo, de suerte que estos dos
palos quedan desviados uno de otro lo que tienen de grueso los horcones.
Como palmo y medio más arriba se ponen otros dos palos amarrados por sus
extremos contra los dos horcones de la misma suerte que los primeros. Y así,
de distancia en distancia, se ponen otros hasta llegar a la horqueta de los
horcones. Hecho esto, se levantan las paredes con lodo y piedra menuda o no
gruesa, puesta sin cuidado de asentarla, sino como cae, rellenando con estos
materiales el hueco que hay entre los palos dichos, que van atravesados. Y
como este hueco es sólo lo que tienen de grueso los horcones (que en la
California serán muy gruesos si tienen ocho dedos de diámetro), este mismo
grueso tienen las paredes, las cuales, por su debilidad y mala fábrica no
pudieran sustentarse, si no fuera por los palos atravesados, entre los cuales se
forma la pared, que la sirven de sustentáculo. Porque, aunque éstos no van
continuados, sino de trecho en trecho, esto basta para que se mantenga
también aquel corto espacio que hay de unos a otros. Si la pieza que se fabrica
ha de ser mayor, o más larga, se aumentan los horcones y las latas y todo lo
demás al modo que queda dicho.193
Menciona que esta especie de edificación era la más humilde y pobre en
California.
193 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica, p.277 y 278.
120
2.6. Descripción de las Iglesias de la Antigua California.
2.6.1. Nuestra Señora de Loreto Concho 1697
El 25 de Octubre de 1697 el
padre Juan María de Salvatierra funda la
misión de Loreto, considerada “la madre
de las californias”, es la primera misión
jesuita que se construye en el lugar que
ocupó el asentamiento primitivo de la
ranchería de los Conchó. Se levantó de
manera provisional, que hizo la función de iglesia, “una tienda [de campaña] de
Don Domingo de la Canal; que con el pabellón de Don Martín de Zabalza y otros
componen las tiendas en medio del Real.”194 Se colocó la estatua de la Virgen
de Loreto, donada por Don Ventura de Medina Priego y la señora Isabel su
madre que la vistieron de preciosa tela de Milán.195 Al día siguiente sábado con
la celebración de la misa quedó formalmente establecida la misión, dos días
antes se había colocado la Santa Cruz con muchas flores.
En el Real se construyeron unas chozas con madera obtenidas de los
mezquitales que se encontraba en las cercanías, y se hizo una fortificación de
poca altura, para resguardo de un posible ataque por parte de los indios. Esta
194 Miguel León Portilla, Juan María de Salvatierra, Loreto Capital de las Californias, Las Cartas fundacionales de Juan María de Salvatierra, Estudio, reproducción Facsimilar, , FONATUR, CONACULTA y CECUT 1997, p. 186.
195 Juan María de Salvatierra, Misión de la California. Editorial Católica, S.A., Introducción,
arreglos y nota por R.P.C. Bayle, S.J. Madrid. 1946. P. 95.
Ilustración 6 Litografiada por Decaen, tomada de Historia de la Arquitectura y el Urbanismo Mexicano, Vol. II, Tomo III, p.387
121
provisional iglesia permanecería por espacio de algunos meses y el dos de Julio
de 1699, día de la Visitación, el padre Francisco María Píccolo junto con el
capitán Antonio García de Mendoza tiraron los cordeles y empezaron a construir
los cimientos de lo que sería el templo de Nuestra Señora de Loreto. La
construcción de la iglesia se realizó con materiales perecederos, varas, adobe,
carrizo y piedra, como sugiere Ignacio del Río, es probable que la iglesia que
actualmente existe, tenga sus principios en esta obra señalada que en años
sucesivos fue modificándose.196
El aragonés Santiago Bravo fabricó la amplia iglesia de Loreto. Además,
realizó el trabajo de Procurador durante catorce años y trabajó otros veinticinco
como misionero.197 Para integrar el proyecto evangelizador, los misioneros
enviaron mediante la fragata San Fermín, un sagrario y un retablo dedicado a la
virgen para la misión de Loreto.198 Posteriormente la iglesia se amplía,
conformada con cuatro muros sin adornos, con techo plano apoyado sobre vigas
de madera de cedro, muy bien talladas,199 las cuales fueron traídas por mar de
la costa de Sinaloa y de Matanchel.200
196 Ignacio del Río, La Fundación de la California Jesuítica, Siete Cartas, p. 184
197 Gerard Decorme, La Obra de los Jesuitas Mexicanos Durante la época colonial 1572-1767, Tomo II Las Misiones, Antigua Librería Robredo de José Porrúa e hijos, México 1941., p. 507.
198 Peter Mastern Dunne, Black Robes in Lower California, Berkeley, University of California Press, 1952 p. 54
199 Juan Jacobo Baegert, Noticias de la península, p.170
200 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica, p. 60
122
Los materiales usados en la construcción de la
iglesia han sido diversos, los muros se construyeron
con piedra de la región, con sillares bien elaborados y
ladrillo. La cubierta se construyó en el siglo XX con
una losa plana de concreto y está sostenida con vigas
de madera, las cuales, se enciman en la moldura de
los arcos que se encuentran apoyados en las
pilastras, debido a lo anterior, se aprecia una falla
constructiva en ese elemento. No se ha podido
determinar por qué se realizó de esa forma. No se
tiene información de la deficiencia en el colocado de las vigas, si fue durante los
trabajos de restauración previo a los trabajos realizados en 1973 por la
Dirección de Sitios y Monumentos.
Después de varias etapas constructivas realizadas en el templo de
Loreto, en el año de 1704, se inauguró la primera iglesia.201
201 Juan Jacobo Baegert, Noticias de la península, p. 153
Foto: 32 Prop. José Manuel Castro, Interior de la Misión de
Loreto
123
“El padre Juan Jacobo Baegert menciona que la misión de Loreto se
parece tan poco a una ciudad, a un fortín o a una fortaleza, como a una ballena
a un búho. La habitación del misionero, que al mismo tiempo era mayordomo y
que sólo tenía por ayudante a un lego, era un pequeño cuadrilátero de un solo
piso, de adobes, ligeramente revocado con cal, con techo totalmente plano. La
iglesia ocupa un ala que, en parte está construida de cantera y mezcla. Las
otras tres alas consisten de seis cuartitos de tres brazas por cada lado, cada
uno con un agujero para la luz que da a la arena o al mar, la sacristía, la cocina
y una pequeña tienda, en la que los soldados, marineros, sus mujeres y niños,
se proveen….de diversos objetos. Además de este cuadrilátero, hay todavía
otras cuatro paredes, entre las que se guardan: carne de res, y otros materiales.
Fuera de estos espléndidos edificios, se ve, a la distancia de un tiro de carabina,
un techado de zacate que desempeña el papel de cuarto de guardia y, al mismo
tiempo, de cuartel de los soldados solteros. Toda la tropa, empero, o sea la
guarnición de Loreto, inclusive su capitán y teniente, consiste algunas veces de
seis u ocho, pero nunca de más de doce o catorce almas.
Hacia el poniente, se ven dos hileras de chocitas de lodo, en las que
viven alrededor de ciento veinte californios. … Además se ven,
desordenadamente diseminadas sobre la arena, de dos a tres y media docenas
de barracas o casas de cuartilla, hechas de tierra, que más bien se asemejan a
una vaqueriza en el pueblo más miserable, que a una casa, y que por lo regular,
sólo consisten de una pieza. Este cuarto hace las veces de mesón, habitación,
124
sala, vestíbulo y recámara para los soldados casados, para los pocos marineros,
para un carpintero y medio e igual número de herreros y para sus mujeres y
niños202.”
El establecimiento misional de Loreto fue una plaza de avanzada para las
nuevas fundaciones, era el centro de ese sistema misional; funcionaba como
puerto de entrada de las provisiones y como sede del presidio o guarnición
militar.203 San Francisco Javier Vigeé, San Juan Bautista Liguí, Santa Rosalía de
Mulegé y San José de Comondú. Todas ellas formaban una red unida por
caminos de herradura. A partir de la estabilidad lograda de manera paulatina, los
misioneros deseaban contar con una iglesia más digna e importante, en 1740 el
padre Jaime Bravo inició la construcción de un templo más grande, y a lo largo
de los años se llevaron a cabo modificaciones en el conjunto. En 1744 se colocó
el altar mayor todo dorado, muy claro y vistoso, para ello se aumentó en la
iglesia la ornamentación. El padre procurador Gaspar de Trujillo instala el
órgano y otros instrumentos musicales y se alternan o le acompañan para hacer
más armoniosas y solemnes las ceremonias santas del templo.204
A mediados del siglo XVIII el padre Bischoff realizó la obra más
importante de protección de la iglesia, mandó construir una muralla de cal y
canto, con ello, se evitaría las inundaciones ocasionadas por las crecidas y el
202 Juan Jacobo Baegert, Noticias… ,p.157-158
203 Ignacio del Río, La Fundación de la California Jesuítica, p. 55
204 Marco Días, Arquitectura en el Desierto: Misiones, p. 95
125
cauce de los arroyos que se localizaban cerca de la iglesia, además, esa
muralla serviría como una especie de “adorno” al entorno misional”.205
En el interior de la iglesia con todas las obras realizadas, Bárbara Meyer
menciona que la nave de la iglesia causaba gran asombro por su profusa
decoración, y llamaba la atención el bello retablo principal, compuesto de tres
cuerpos y una predela donde destacaba la imagen de Nuestra Señora de
Loreto. Además de ese retablo había cuatro colaterales de menor tamaño, dos
en el presbiterio, cerca del altar mayor y otros dos ubicados en el área de los
fieles, todos ellos estaban dorados.206 A lo largo de la nave se encuentra una
armoniosa cubierta elaborada de viguería de cedro, incluía en el extremo sur un
coro207 elevado sobre la entrada.
Dos obras muy importantes realizadas dentro del conjunto misional fue la
construcción de la capilla dedicada a Nuestra Señora de los Dolores, realizada
entre 1752 y 1768. Consta de un cuarto de veinte varas de largo por seis de
ancho y se encuentra ubicado a un costado del presbiterio, su interior causaba
admiración debido a la rica y profusa decoración de las paredes208. Otra obra es
la construcción de la sacristía, construida antes de la expulsión de los jesuitas,
presentaba una suntuosa decoración y sus muros estaban cubiertos con lienzos
205 Ibídem., p. 96
206 Bárbara Meyer, Arte Sacro en Baja California Sur, Siglos XVII-XIX, Conaculta – INAH, Primera Edición 2001, p. 36
207 La situación más común del coro, en las iglesias de México, es en alto, a los pies de la nave. V. SOTOCORO. Parte inferior del coro cuando éste se encuentra en alto.
208 Bárbara Meyer, Arte Sacro, p. 36
126
bellamente elaborados. La habitación media ocho varas de largo y seis de
ancho.209
Actualmente el conjunto misional de Nuestra Señora de Loreto está
conformada por el templo religioso con forma rectangular, constituido por la
nave principal, dividida por cinco cuerpos separados por arcos fajones210; El
sotocoro, tres cuerpos de la nave y el presbiterio211. El resto del conjunto está
conformado por las habitaciones de los padres (desde 1971 está destinado
como museo a cargo del INAH), la capilla, sacristía y el bautisterio.
Crosby212 señala que en 1744 el templo de Loreto le faltaba por concluir
la fachada principal y el campanario, estos se terminaron en 1752, según lo
mencionó en un informe el padre Juan de Armesto, encargado de la misión
durante 1748 a 1752.213
Se puede considerar que para 1767 el templo misional estaba por
concluirse, sin embargo, después de la expulsión de los jesuitas, las órdenes
religiosas que les sucedieron continuaron trabajando en el templo religioso.
209 Eligio Moisés Coronado, Descripción e inventario de las misiones de Baja California, 1773, Serie Cronistas, Baja California Sur, México, 1994., p. 27,28.
210 Arco resaltado a manera de cincho en el cañón de una nave.
211 La parte de la iglesia en la que se encuentra el altar mayor y en donde hacen sus evoluciones los ministros de la misa.
212 Harry Crosby, Antigua California, Mission and Colony on the peninsular Frontier, 1697-1760, Nuevo México, University of New México Press, 1994., pp. 86 y 87
213 En el documento no se establece la forma como fue construida la torre, se pudiera especular que es de acuerdo a la litografía realizada de la misión en el siglo XIX (Litografía por Decaen, tomado de Iturriaga, José N. Litografía grabado en el México del XIX Tomo II. México Inversora Bursátil, 1993.)
127
Durante el periodo dominico
existen reportes de intervención en
la iglesia, entre 1795 y 1796 se
cubrieron los pisos de todo el
templo con ladrillo, por lo muy
deteriorados que estaban los
antiguos.214 Las obras realizadas en
la iglesia a lo largo de los años, van embelleciéndola y presenta una imagen
realmente digna, de acuerdo al estado en la que se encontraba el templo, el
padre Sales describe la misión de Loreto en 1794 y menciona que: “es una
iglesia magnífica, ricamente adornada con algunos altares y hermoso coro”.215
En el siglo XIX la iglesia y el conjunto misional sufre en 1822, del saqueo de
piratas chilenos y en 1829 un fuerte huracán la deja en ruinas con daños
severos en el templo.216 En Enero de 1948 el padre Modesto Sánchez Mayón
inició los trabajos de rehabilitación de la Misión de Nuestra Señora de Loreto;
214 Bárbara Meyer, Arte Sacro, p. 37
215 Luis Sales, Noticias de la provincia de California. Valencia, Hermanos de Orga, 1794.
216 Bárbara Meyer, Arte Sacro, p. 37
Fotos 33: Autor. Aérea, Misión de Loreto.
128
construye la torre y el campanario que actualmente conserva, el día 25 de
Agosto de 1957 se da por terminada la obra mediante una eucaristía.217 A partir
de ese momento el templo misional adquiere otra fisonomía con la adición de la
torre; sin embargo, la torre es un elemento adicionado que no se integra
arquitectónicamente ni en forma ni en tipo al diseño de la misión original. La
torre en el conjunto es desproporcionada, rompiendo con la armonía del diseño
original; independientemente de todos los comentarios publicados en libros o
revistas a favor o en contra de dicha torre. Sin embargo, debemos reconocer
que al pasar de los años la torre se ha convertido en el imaginario colectivo en
un elemento tan representativo
que se ha fusionado con la propia
iglesia y actualmente es un icono
de la arquitectura de la misión de
Loreto.
La Dirección de Sitios y
Monumentos del INAH, en el año
de 1973, llevaron a cabo un
proyecto de restauración en el templo y sus anexos, para evitar su deterioro; se
corrigen defectos constructivos; se colocan una serie de vigas en la losa y se
217José Antonio Fernández Márquez, Periódico El Sudcaliforniano, Modesto Sánchez, misionero
del siglo XX, publicado el día 27 de junio de 2008
Plano: 8 Misión Antigua y Actual de Nuestra Señora de Loreto, BCS
129
rehabilita la fachada, y son restaurados los pisos, aplanados y cubiertas
exteriores. Además, se crea en los anexos misionales el Museo de las Misiones.
En 1995 se creó la plaza en el interior del museo, en dicha área se presentan
conferencias, recitales, reuniones, etcétera.
En cuanto a la definición del estilo arquitectónico de la misión de Loreto
existen diversas opiniones: Marco Díaz218 y Aguilar Marco señalan que es
Renacentista, aunque Aguilar añade que: “en forma un tanto primitiva”;219
Bárbara Meyer menciona que predominó un estilo con tendencia clasicista ya
que: “esa fachada estuvo en boga en los portadas de iglesias y conventos
novohispanos del siglo XVI. En California fue la tendencia estilística que
predominó en los primeros templos de la época misional.”220 Considero que el
estilo arquitectónico de la fachada de la misión de Loreto es muy difícil de
identificar, ya que es una construcción austera de cualquier ornamentación, a
excepción del cordón franciscano que se encuentra en relieve en la fachada,
fuera de ello, es una construcción más tendiente a ser sobria, de carácter
defensiva. Desde mi punto de vista, no reúne las condiciones arquitectónicas
para identificarla de uno u otro estilo, independientemente que se haya
construido en la época del estilo barroco.
218 Marco Días, Arquitectura en el Desierto: Misiones, p. 98
219 Ídem. , p. 77
220 Bárbara Meyer, Arte Sacro, p. 37
130
2.6.2. San Francisco Javier Viggé-Biaundó 1699.
El padre Francisco María Píccolo junto con el
capitán, nueve soldados y varios indios inician
el 10 de mayo de 1699 el recorrido por las
rancherías de la escarpada sierra de Vigeé221 y
el 11 de mayo de 1699 se inician de manera
provisional los trabajos de la nueva misión
donada por Juan de Caballero y Ocio.222 Se
aplicaron a abrir caminos y en fabricar adobes, y en poco tiempo hicieron 2500
con los que en días levantaron la capilla que se dedicó a San Francisco Xavier;
tenía siete varas de largo, cuatro y media de ancho, con la correspondiente de
alto y el techo de paja; formaron una casilla para el misionero, con dos piezas,
dormitorio y una pequeñita salita, con el techo de paja, dejando por revocar las
paredes. El padre Píccolo hizo subir, en recuas, las alhajas de la iglesia, y sus
escasas pertenencias desde el Real de Loreto.223 Cuando Francisco María
Píccolo salió de la California a final del año de 1701, a tratar asuntos de la
California224, con ésta ausencia el padre Juan María de Salvatierra visitador de
221 Su significado es “tierra alta”, ubicada en la sierra de la Giganta.
222 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica, p. 424.
223 Armando Romero-Monteverde, Los grupos prehispánicos de baja California a partir del
contacto con los jesuitas 1697-1768.Estudio comparativo entre cochimíes y kiliwas. Tesis para obtener la licenciatura en etnología, ENAH, 2006. p. 92
224 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica, p. 76.
Foto 34: Autor. Foto Aérea, Misión de San Javier
131
las misiones le encomendó al padre Juan de Ugarte, que se hiciese cargo de la
misión de San Javier; pasó a ella con algunos soldados, pero los indios huyeron
sin dejarse ver durante muchos días. Los indios tenían temor de los soldados, y
el padre conociendo la causa los despidió quedándose sin escolta.225 Hizo
grandes logros el padre Juan de Ugarte hasta la llegada de Píccolo, que de
nuevo tomó la administración de su Misión; es hasta el año de 1703 cuando
definitivamente el Padre Juan de Ugarte toma la administración definitiva de la
misión de San Francisco Javier.
Para el año de 1706 el padre Ugarte descubre
un paraje a propósito para fundar nuevo
pueblo de visita llamado San Pablo, aquí formó
un represo en el arroyo para encaminar el
agua a la zanja para establecer allí una
siembra de trigo y maíz.226 En éste lugar de San Pablo se trasladó la misión de
San Javier que abandonó el paraje por la escasez de agua, como lo señala
Miguel del Barco:
De esta suerte, este mismo pueblo de san Pablo quedó hecho cabecera
de la misión. Y como el patrono y titular de ella es San Javier, de aquí vino que
este pueblo, dejado el nombre primero de San Pablo, se comenzó a llamar de
225 Miguel Venegas, Noticias de la California, tomo II, año 1942 p.77
226 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica, p. 257
Foto 35: Autor. Rancho Viejo, represo de la antigua misión.
132
San Javier, como asiento que es de la misión de este nombre Y cabecera de
ella, distante de Loreto nueve leguas.”227
En ese sitio se edificó la iglesia y casa para el padre, otra para los indios
y se formalizó el pueblo.228 Pasados los años por encontrarse la antigua iglesia
en ruinas:
“se comenzó a fabricar otra el año de 1744. y aunque esta fábrica tuvo
varias interrupciones de algunos años por la dificultad de hallar maestro de
satisfacción, que quisiera venir a tierras tan remotas, se concluyó y se estrenó el
año de 1758, en abril.‖229
La descripción que realiza el padre Juan
Jacobo Baegert de la misión de San Javier es
breve pero enriquecedora, menciona que la
misión ostenta los primeros vidrios que se han
visto en California, la iglesia tiene forma de
cruz y sus tres puertas son muy vistosas,
cuenta con tres altares totalmente dorados, una torre alta. En la iglesia se podía
oírse la música de órgano230, las paredes estaban profusamente adornadas con
pinturas en marcos dorados.231
227 Ibídem.
228 Marco Días, Arquitectura en el Desierto: Misiones, p. 106
229 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica, p. 430.
230 En algunas iglesias se podía escuchar un canto agradable: hermosas letanías lauretanas, misas. Este arte fue introducido en California, principalmente, por el P. Xavierus Bischoff y P. Petrus Nancimbén. Juan Jacobo Baegert, Noticias., p.171.
231 Juan Jacobo Baegert, Noticias de la península, p.170
Fotos: Autor. 36 Fachada principal, Misión de San Javier.
133
Para el año de 1794, el dominico Luis de Sales habla de la misión de
San Xavier, diciendo que los jesuitas: “…fabricaron una iglesia de una nave, con
su crucero, media naranja y torre, digna de colocarse en una de las ciudades
más visibles. La casa del misionero y demás oficinas acompañan su
hermosura.” 232
232 Luis Sales, Noticias de la provincia de California. Valencia, Hermanos de Orga, 1794, p 82
134
Foto 38: Autor. Interior de la Misión de Mulegé.
2.6.3. Santa Rosalía de Mulegé 1705
Esta Misión la fundó el padre Juan María
Basaldúa en noviembre de 1705, con la
dotación de 10,000 pesos que otorgó Nicolás
de Arteaga y su esposa Josefa Vallejo, El
paraje escogido para su fundación fue una
meseta elevada donde se domina un “pequeño
río de agua dulce,”233llamado por los indios Mulegé, toponimia que se traduce
como “barra grande de la boca blanca”. La zona fue explorada inicialmente en
1701 por el padre Juan María de Salvatierra y en 1703 es nuevamente visitado
por los padres Francisco María Píccolo y Juan María de Basaldúa. Basaldúa
inició la construcción de una capilla, una casa, y una presa y trabajó arduamente
durante cuatro años hasta que le sucedió el padre Píccolo.
Posteriormente, el padre Jaime Bravo y
los que lo sucedieron se encargaron de
recaudar fondos para continuar con la obra,
entre ellos podemos citas a: el padre Sistiaga
233 Sobre el origen de Mulegé, el padre Sales informa: Salieron los padres y soldados en barco a realizar un registro del puerto de Molexe, rumbo al norte, y ahí en el mismo puerto media legua hacia adentro de tierra fundaron una misión, situada en una loma alta, a cuyo pie hay un pequeño río de agua dulce, y bastantes tierras para sembradura. Marco Días, Arquitectura en el Desierto., p. 116
Foto 37: Autor. Fachada principal, Misión de Mulegé.
135
(1717 y 1727), y Juan Bautista Luyando, (1727-1734). Correspondió al
misionero Francisco Escalante iniciar en el año de 1766234 la construcción del
templo actual.235
La población de la misión disminuyó en 1708 cuando la epidemia de peste
diezmo a sus habitantes, otras epidemias en 1723 y 1729 causaron grandes
pérdidas. Sin embargo, una inundación acaecida en 1771 redujo la población de
tal manera que el Padre Presidente Fray Francisco Palou consideró el traslado
de la misión a San José de Magdalena. La misión fue abandonada en 1828
debido a la falta de población.236 Las rancherías que conformaban esta misión
en 1774 eran: San Luis, Santa Lucía, Santísima Trinidad, San Patricio, San
Marcos, Santa Águeda, y San José de Magdalena.237
Todo el conjunto está formado por un mirador
con plataformas en varios niveles en donde se
domina ampliamente el palmar y el río. El
templo misional está conformado por la nave
principal y anexo lateral, la nave principal está
234 Michael Mathes, Las Misiones de Baja California 1683-1849, Editorial Aristos, La Paz, B.C.S. 1977 p. 65
235 José Luis Aguilar Marco, Misiones de la península de Baja California, México, 1991, p. 81. Menciona que la fecha de la terminación del templo fue en 1766. Como se puede observar, difiere con la información realizada por Mathes
236 Michael Mathes, Las Misiones de Baja California 1683-1849, p. 65-66
237 Cada ranchería existía un temastián o catequista que repasaba las oraciones, siendo el régimen de vida en la misión similar al de otros templos religiosos, a Santa Rosalía venían las familias de las rancherías a refrescar la doctrina y a recibir comida durante quince días rotándose. Michael Mathes, Las Misiones de Baja California 1683-1849, p. 65.
Foto 39: Autor. Misión de Mulegé, vista desde el mirador.
136
orientada de Sureste a Noroeste. La iglesia está formada por dos salas
formando una escuadra. La más corta de ellas es el templo de la misión y la otra
área son los anexos. La habitación que sirve de liga entre ambas áreas es la
sacristía.
El templo religioso es de una sola nave de planta rectangular. Las
cubiertas son de bóveda de cañón, a excepción de la sacristía que tiene
refuerzos metálicos. La construcción de los muros es a base de piedras y
sillares, sus espesores son variables, los
enjarres interiores son a base de cal arena.
En la nave principal está ubicado el coro, tiene
una particularidad muy especial, es una
plataforma de madera sostenida por cuatro
columnas similares y no se encuentra adosada
a sus muros. Considero que su construcción es posterior ya que difiere de los
coros de las otras misiones californianas. Como mencioné anteriormente, no
está apoyada estructuralmente en sus muros, las escaleras que acceden al coro
por la parte exterior del templo se alinean en el frontispicio,238 en dichos
elementos no existe una liga continua en el muro, por ello, se aprecia una línea
de unión en el muro, ocasionando con ello que la plataforma del coro se
construyera de la forma descrita.
238 Frontispicio s.m. Del Lat. Frons, frontis “frente” y spicere “ver, mirar, observar”. 1. Fachada
principal de un edificio. Vocabulario Arquitectónico Ilustrado, Secretaría del Patrimonio Nacional, México 1975, p.236
Fotos 40: Autor. Coro, Interior de la Misión de Mulegé.
137
En el frontispicio se encuentran dos contrafuertes, uno a cada lado de la
puerta. Considero que estos elementos son más decorativos que de soporte
estructural ya que no cumplen con dicha función. Además, en el inmueble no
existen otros elementos similares o pilastras, motivo por el cual, los
constructores de la misión no consideraron reforzar sus paredes. La forma
original de la misión es muy austera en sus elementos arquitectónicos, por ello,
considero que se colocaron en el frontispicio esos elementos decorativos. A
principios del siglo XX existían unos remates
encima de los contrafuertes que servían de
elementos decorativos, posteriormente fueron
retirados de ahí.
En la parte superior del muro lateral de la nave
principal se encuentran colocados seis
elementos decorativos con forma de grandes
jarrones, en el centro, se encuentra un muro con remate de un arco de medio
punto. Dichos elementos, fueron colocados a finales o a principios del siglo XX y
sirvieron para ocultar elementos religiosos durante la revolución.
El Campanario de la iglesia se encuentra a un costado de la nave
principal, es el único templo que tiene esta disposición, ya que se localiza
encima de una de las habitaciones de la iglesia, la torre del campanario es un
solo cuerpo de planta cuadrada, como remate se levanta un chapitel piramidal.
Foto 41: Autor. Fachada Principal, Misión de Mulegé.
138
2.6.4. San Juan Bautista Malibat Liguí 1705.
En las entradas o expediciones de reconocimiento que realizaban los padres
Juan María de Salvatierra y Pedro Ugarte localizaron un sitio a 30 km
aproximadamente al sur de la misión de Loreto que reunía condiciones para
fundar ahí una misión. Que había prometido
don Juan Bautista López, con diez mil pesos
para su manutención. El 12 de julio de 1705 el
padre Pedro Ugarte construyó una pequeña
capilla de piedra en las faldas de la sierra de la
giganta y a los márgenes del arroyo de Liguí,
estableciéndose como padre ministro residente. El padre Pedro Ugarte enfermó
y tuvo que salir de la California, entrando como padre sucesor Clemente
Guillén.239
La epidemia de la peste que asoló la región en 1708, hizo que
disminuyera la población indígena en la zona y tras diez y seis años de
evangelización y penurias en la misión, esta fue abandonada permanentemente
en 1721 debido a la escaza población, a la hostilidad de los indios y a la falta de
agua.240Se mudó está cabecera a otro paraje llamado Nuestra Señora de Los
239 Juan María de Salvatierra, Misión de la Baja California, p. 198
240 Michael Mathes, Las Misiones de Baja California 1683-1849, p. 61.
Foto 42: Autor. Lugar donde estuvo ubicada la Misión de Liguí.
139
Dolores por la limosna que dio la congregación de Los Dolores del Colegio
Máximo, trasladándose a ella el padre Clemente Guillén.241
Los embates del tiempo, las crecidas ocasionales del arroyo, el clima y el
abandono, así como la apertura de la carretera transpenínsular en 1976,
ocasionaron que la misión se fuera deteriorando poco a poco hasta quedar solo
pequeños vestigios de lo que ahí se construyó.
El sitio se encuentra ubicado en el Km. 87 por la carretera Insurgentes –
Loreto, al este de la escuela del poblado. Los restos de la iglesia se localizan
entre el arroyo de Liguí, y el camino de terracería al campo pesquero Ensenada
Blanca242. La Latitud 25°44'6.75"N longitud 111°15'59.00"O. a 37.5 kilómetros de
la misión de Nuestra Señora de Loreto. En una supervisión realizada en 1998
pude constatar que solo quedaba un pequeño muro de tres metros de largo y
veinte centímetros de alto, y un pozo de agua ademado con piedra, que los
lugareños atestiguan, pertenecía a la misión.
2.6.5. La Purísima Concepción
Cadegomó 1717.
El almirante Isidro de Atondo y Antillón y el
padre Eusebio Kino exploraron en enero de
241 Juan María de Salvatierra, Misión de la California, p. 198.
242 Para realizar el recorrido me acompaño Jesús Camilo Caseres, residente del poblado.
Foto 43: Fototeca INAH, Misión La Purísima
140
1685 el sitio donde a la postre fundaría el padre Nicolás Tamaral la misión La
purísima Concepción de Cadegomó el 1º. De enero de 1720, el sitio de la
misión, localizado en la longitud de 26°11'N y longitud 112° 4'O, a 39 km al
noroeste de la misión de San José de Comondú.
La misión fue construida con la dotación de José de la Puente y Peña,
Márquez de Villapuente, se realizó la edificación del templo misional, un represo
y los sistemas de riego, con la cual se sembraron: trigo, maíz, frijol, garbanzo,
granadas, higos, uvas y algodón. Gerard Decorme, menciona que existieron dos
misiones y que distaban a 25 km entre ellas, la misión original se abandonó por
falta de agua. Parece ser que la “nueva misión,” construida su fachada de piedra
la fundó el padre Tamaral en 1722 243 y se incorporaron las visitas de misión
Santa María y San Miguel de Comondú.244
Los padres residentes más importantes que estuvieron en la misión
fueron: Nicolás Tamaral (1722), Sigismundo Taraval (1730), y Johann Bischoff
(1751).
El inventario que recibió Fray Vicente de la Mora de la Orden de Santo
Domingo el 31 de mayo de 1773, describe alhajas de plata, ornamentos,
utensilios, objetos de albañilería, carpintería y ganado. De la construcción de la
iglesia no se menciona las especificaciones técnicas o sus dimensiones,
243 Gerard Decorme, La Obra de los Jesuitas, p. 500. De la única fotografía que conozco de la misión de La Purísima se aprecia su fachada de piedra
244 Michael Mathes, Las Misiones de Baja California 1683-1849, p.73
141
únicamente se describe un altar mayor de cuatro varas (3.35 mts.) de ancho y
como seis (5.03) de alto.245
El templo misional fue construido de adobe y piedra,
en el frontispicio se colocó un recubrimiento de sillar.
Debido a inundaciones ocasionadas por el arroyo en
1770 la iglesia sufrió daños considerables, y aunado
a las epidemias que diezmaron la población en los
años de: 1745, 1762, 1768, 1771 y 1800246, la misión empezó su declive
paulatino hasta que en 1822, fue abandonada permanentemente debido a la
falta de población.247
2.6.6. San José de Comondú. 1708
En 1708 el padre Julián de Mayorga248 funda
la misión de San José de Comondú, la misión
fue dotada por Don José de la Peña Castrejón
245 Eligio Moisés Coronado,” Descripción e Inventarios, p.90
246 Michael Mathes, Las Misiones de Baja California 1683-1849, p. 73.
247 Ibídem, p. 73.
248 El padre Julián de Mayorga fue misionero por más de veintinueve años en la misión de Comondú. Murió el 10 de noviembre de 1736, Clavijero menciona que la fundación de la misión de San José de Comondú fue en 1707. Francisco Javier Clavijero, Historia de la Antigua o Baja California, Editorial Porrúa, S.A. Cuarta Edición, 1990, México., p.187.
Foto 44: INAH, Restos del conjunto misional de La Purísima.
Foto 45: Archivo INAH, Misión de San José de Comondú.
142
y Salzines, Marqués de Villapuente. Días después de la fundación de la misión
el padre Julián de Mayorga tuvo la visita de los padres Juan María de Salvatierra
y Juan de Ugarte, ayudándolo a construir una pequeña casa e iglesia.249El sitio
donde se encuentra la misión de San José de Comondú es una cañada
favorecida con gran cantidad de agua en la sierra de la Giganta, localizado a
cincuenta kilómetros al oeste de la misión de Nuestra Señora de Loreto, fue
explorado por primera vez por el almirante Isidro de Atondo y Antillón y el padre
Eusebio Kino en Diciembre de 1684. Debido a la escasez de agua que sufría la
misión en 1714, tuvo que ser incorporada a la visita de San Miguel de Comondú,
establecida por el padre Juan de Ugarte. La misión llegó a tener posteriormente
dos escuelas para niños y niñas, así como un hospital, así como sistemas de
riego por medio de canales de piedra que eran irrigados por el arroyo de la
Purísima cultivos.
Al fallecer el padre Mayorga en 1736 le sucedió por breve tiempo el padre
Rondero y luego, el misionero Francisco Inama que se mantuvo hasta la
expulsión de los jesuitas. A él se debe construcción en 1750 de la iglesia de
tres naves, toda de piedra y bóveda de cañón corrido.250 Marco Díaz menciona
que la primera iglesia era de rudo adobe y techo de palmas; la segunda, de
249 Gerard Decorme, La Obra de los Jesuitas, p.495.
250 Ídem.
143
planta basilical, toda de piedra labrada de procedencia local y estaba precedida
de atrio y cementerios.251
En 1737 recupero su nombramiento de misión, a la postre contaría con
seis visitas entre las que se encuentra Santa María y San Ignacio, así como San
Juan Londó antes de depender de Loreto.252
A la salida de los misioneros jesuitas la misión fue entregada a los
franciscanos y posteriormente a los dominicos en el año de 1773,
afortunadamente para recibirla de manos de los Franciscanos se realiza un
inventario, en la que se mencionan las características arquitectónicas de la
misión. A continuación, mencionaré los aspectos fundamentales del inventario:
La Iglesia de tres naves con sus bóvedas, la que tiene tres puertas, y cerca de ellas, al lado interior, tres pilas de agua bendita; está enlozada de piedra labrada, y tiene también su presbiterio con su enrejado de madera y su coro de bóveda en el que hay un manocordio viejo y un bajón. Hay en ella tres altares, y en el mayor está un colateral nuevo y dorado con una imagen de bulto del Señor San José con el Niño.... Hay también dos confesionarios buenos con sus sillas buenas de vaqueta. En las paredes están pendientes nueve lienzos con varios pasos de la vida del Señor San Joseph…. En el plan de la iglesia hay un cuarto en que está una hermosa pila bautismal de piedra…… Fuera de la iglesia hay un cementerio de piedra y lodo no concluido, y a más de éste hay otro también de piedra y lodo para enterrar en él. Torre formal no la hay, pero en un armazón de palos están colgadas seis campanas entre medianas y pequeñas. Una sacristía de bóveda con su puerta y una cortina de lienzo.253
251 Marco Días, Arquitectura en el Desierto: Misiones, p. 119
252 Peter Mastern Dunne, Black Robes in Lower California, pp. 107 y 125.
253 Eligio Moisés Coronado,” Descripción e Inventarios, p.75
144
La misión fue abandonada en 1827 debido a
la falta de población.254 El edificio se fue
deteriorando a tal grado que a la llegada del
Jefe Político del Distrito Sur el Coronel
Clodomiro Cota255, la misión se encontraba en
muy malas condiciones tras el abandono de más
de cincuenta años en la que se encontraba. Por ese motivo se dio la orden de
demoler la nave principal y se utilizó las piedras para construir una Escuela
Rural Federal, un puente y la casa del Coronel Cota en el poblado de San José
de Comondú. De la edificación que se encontraba en mejores condiciones fue la
sacristía, la cual, pasaría a ser adaptada como capilla, actualmente funciona
como iglesia; sus dimensiones aproximadas son de ocho metros de ancho por
treinta y dos metros de largo aproximadamente. Se considera que este anexo
formaba parte de las habitaciones de los padres, se localiza en latitud 26°
3'34.66"N y longitud 111°49'20.45"O, su orientación de la nave principal es de
noroeste a sureste, su construcción es de bóveda de cañón, muros de piedra
junteados con argamasa, piso de cantera.
El templo que existe actualmente de San José
de Comondú, es parte de lo que eran las
254 Marco Días, Arquitectura en el Desierto: Misiones, p. 119
255 El periodo de gobierno del Coronel Clodomiro Cota fue de noviembre de 1879 a Enero de 1880.
Foto 46: Archivo INAH, Antiguo conjunto misional de San José de
Comondú.
Foto 47: Autor. Fachada principal y atrio de la Misión de San José de Comondú.
145
habitaciones de los misioneros. A través de los años, se han realizado
restauraciones y rehabilitación del inmueble. En el tricentenario de la misión,
1708 – 2008, se invirtieron recursos financieros para rehabilitar el atrio misional,
la plaza y la vialidad anexa a la misión.
2.6.7. Nuestra Señora de Guadalupe de Huasinapi 1720.
El 12 de diciembre de 1720 el padre Everardo Helen, con un grupo de
indios y soldados, construyó la iglesia y la casa del misionero con fondos
dotados por el Marqués de Villapuente. Terminada la obra, se retiró el capitán
dejando sólo a cuatro soldados.256 El paraje donde se fundó la misión fue
explorado por primera vez en septiembre de 1719 por los padres Juan de Ugarte
y Sebastián Sistiaga. Desde que el padre Ugarte estuvo en la sierra cortando
árboles para construir la balandra “El Triunfo de la Santa Cruz”, se pensó
colocar ahí una misión. Debido a la dificultad de contar con tierra de labor, el
misionero pasó años de penuria ya que los indios se tenían que mantener del
maíz que traían de otras misiones, de frutas y raíces que buscaban entre los
montes, y de consumir la carne de los animales que allí tenían.257 Por ello, la
misión de Guadalupe fue una de las empresas más difíciles de realizar por los
jesuitas. Tuvieron que dirigir sus esfuerzos en la ganadería y la explotación de
256 Gerard Decorme, La Obra de los Jesuitas., p.508.
257 La plaga de la langosta destruyó casi todas las frutas silvestres con que se mantenían los indios. Empezaron luego a comer langostas, que les produjeron úlceras y luego disentería, murieron 228 y el mismo padre enfermó, teniendo que retirarse un tiempo a Loreto. Gerard Decorme, La Obra de los Jesuitas, p.509.
146
sus productos agrícolas.258 Se establecieron pueblos de visitas en: la
Concepción, San Pedro y San Pablo, San Miguel, Santa María y San José de
Gracia.
Una de las tragedias más grandes ocurridas en la misión se suscitó un
domingo de noviembre de 1744 cuando el templo misional sufrió la caída del
muro sur de la nave principal, ocasionando con ello que la cubierta de terrado259
se colapsara encima de la gente que escuchaba la misa, causando con ello la
muerte de más de cien personas.260
El padre del Barco menciona la causa del porque se desplomó el muro y
la cubierta. Así mismo, se dan algunas condiciones técnicas y constructivas de
la conformación de la misión.
La causa de esta desgracia se reconoció después que fue porque un
lienzo o pared de la iglesia se levantó al pie del gran cerro o montaña, donde
está la misión, sin cimiento correspondiente. Porque, al comenzar a abrirle
dieron luego con piedra viva muy dura, como sucede en todas estas serranías,
que toda su armazón es de piedra, la cual en partes está descubierta, y por lo
común está oculta con sólo un poco de tierra sobre ella. Y, no obstante de tener
esta piedra el declive correspondiente a la montaña, pusieron sobre ella, así
258 Peter Mastern Dunne, Black Robes in Lower California, p. 106-176
259 s.m. Del lat. terra,-ae (Vierra), Sistema constructivo, de cerramiento, que consiste en colocar,
sobre la viguería, una CAMA de tabla o TEJA MANIL, encima de ésta, una capa de tierra y cal y un recubrimiento superior de ladrillo o simplemente de cal, ya sea para formar la azotea. Deriva el nombre de la capa de tierra mencionada que forma parte de los techos en muchas construcciones.
260 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica, p. 261
147
como estaba, lodo y algunas pequeñas piedras para formar plano de lecho a los
adobes, de que se levantó toda la gruesa pared como las demás de la iglesia;
aunque éstas últimas, por estar en mejor terreno, tuvieron no tan mal cimiento.
El año dicho de 1744 llovió mucho, respectivamente a aquella tierra. El agua,
que con las lluvias bajaba de la montaña, venía por aquella parte a dar con la
pared de que hablamos y, aunque tuviesen puesto algún reparo contra ella, para
que no la tocase el agua, siendo todo de tierra, penetró la humedad todo el
cimiento; el cual, como estaba sobre peña resbaladiza, y cargaba tanto peso,
ahora humedecido un tanto, llegó a flaquear y echar abajo la pared.
Después que el padre misionero convaleció de su enfermedad, trató de
levantar nueva iglesia; y, aunque por la estrechez del sitio en que esta la misión,
entre el arroyo y el cerro, fue necesario edificarla en el mismo lugar en que
estuvo la ya caída, se hizo gastando primero mucho tiempo, trabajo y pólvora en
dar barrenos, y arrancar peñascos hasta allanar tanta parte del cerro, cuanta era
necesaria, no sólo para la nueva fábrica, sino también para que el agua de las
lluvias corriese algo lejos de la pared. Así ésta como las demás de la iglesia
subieron de cal y canto hasta la altura de cinco a seis palmos, y, por haber poca
cal, se prosiguió lo restante con adobes hasta proporcionada altura.261
Debido a la epidemia de disentería que causó grandes pérdidas
humanas, se inicia la decadencia de la misión y en 1769, los franciscanos por
orden de José de Gálvez realizan el traslado de la población restante a la misión
261 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica, p. 262
148
de La Purísima Concepción de Cadegomó262 y a la de San José de Comondú.263
En 1795 se abandona permanentemente la misión.
Los ministros residentes más conocidos que estaban en esta misión se
encuentran: Everardo Helen (1720-1735), Fernando Consag (1735), José
Gasteiger (1736) y Benno Ducrue (1767).
El sitio donde se localizan los restos de la misión
Nuestra Señora de Guadalupe de Huasinapí, se
localizan aproximadamente a 70 km de la misión
de Santa Rosalía de Mulegé – San José de
Magdalena, el sitio está ubicado en la latitud
26°55'25.13"N y longitud 112°24'42.25"O.
Es muy breve la información histórica que describe las características
arquitectónicas de la misión de Guadalupe. En una inspección realizada en
agosto de 1998, elaboré un levantamiento de la planta arquitectónica de la
misión, y una supervisión de superficie del sitio, únicamente se encuentran los
muros perimetrales de su cimentación al ras del suelo, los muros son de piedra
asentados con cal – arena, todo el material procede del arroyo de la localidad.
La forma y dimensiones de la nave principal está constituida por un rectángulo
de 12.60 de ancho por 41.36 metros de largo, orientado de sureste a noroeste.
El conjunto misional cuenta con varios vestigios de diferentes tipos de obras:
262 Michael Mathes, Las Misiones de Baja California 1683-1849, p. 81.
263 Eligio Moisés Coronado,” Descripción e Inventarios, p.116.
Foto 48: Autor. Restos del conjunto misional de Guadalupe.
149
acueductos, represo y un horno rectangular de ladrillo que mide 3.00 por 2.30
metros, los muros son de 0.25 centímetros de ancho.
2.6.8. Nuestra Señora de La Paz 1720.
El padre Jaime Bravo salió de Loreto en compañía del padre Juan de
Ugarte a bordo de la balandra “El Triunfo de la Santa Cruz” y desembarcó en el
puerto de La Paz por la tarde del día 03 de noviembre de 1720. Después de
establecerse y de asegurar el sitio donde se encontraban, se iniciaron las
labores para el establecimiento provisional de la misión el día 04 de noviembre
de 1720.264
Los siguientes tres días realizaron la limpieza del sitio en donde colocaron
la iglesia, la vivienda de los padres y unas barracas para los acompañantes de
los misioneros. 265 Sin embargo, el establecimiento final de la misión se
colocaría en un sitio estratégico y cercano de una fuente de agua en donde se
pudiera establecer la fundación de la misión, iglesia y vivienda “se halló muy a
propósito en una loma alta que domina las playas a tiro de escopeta corta del
aguaje y de suelo duro y llano con una mesa muy espaciosa‖.266
264 Jaime Bravo, Testimonios Sudcalifornianos, Nueva entrada y establecimiento en el puerto de La Paz, 1720, serie Cronistas 5, Segunda Edición 1989, Gobierno de Baja california Sur, ISBN: 968-6133-14-3, p. 29-30
265 Jaime Bravo, Testimonios Sudcalifornianos, Nueva entrada y establecimiento en el puerto de La Paz, 1720, serie Cronistas 5, Segunda Edición 1989, Gobierno de Baja california Sur, ISBN: 968-6133-14-3, p. 29-30
266 Jaime Bravo, Testimonios Sudcalifornianos, Nueva entrada y establecimiento en el puerto de La Paz, 1720, serie Cronistas 5, Segunda Edición 1989, Gobierno de Baja california Sur, ISBN: 968-6133-14-3, p. 30
150
Un mes después se trasladó todo lo que se tenía en las barracas al sitio
donde estaba ubicada la loma267, y al día siguiente 03 de diciembre de 1720,
“armadas las tres barracas dentro de una trinchera de estantería de mezquites,
con su plaza de armas y en sus alrededores sus casillas… cocina y corral, todo
junto dominando la bahía‖.268 Se colocó una enorme cruz de madera de palma
de once varas269 de altura, (aprox. De 9.13 metros), a partir de ese momento se
fundó la misión de Nuestra Señora del Pilar de La Paz con dotación de José de
la Puente y Peña, Márquez de Villapuente.
Después de la llegada del padre Clemente Guillen (06 de dic. 1720), el
padre Jaime Bravo y Juan Ugarte, iniciaron el trazo de la primera casa de esta
misión el día 16 de enero de 1721. Al estar trabajando en ese lugar se encontró
enterrado un cascabel antiquísimo.270 Posteriormente de estar trabajando poco
más de un mes en la construcción del centro misional, el 10 de enero de 1721 el
padre Clemente Guillen emprende el viaje de regreso a la misión de San Juan
Bautista Malibat (Liguí).271
Para la consolidación del templo misional el padre Bravo tardó ocho años
en realizarla, de este lugar habrían de salir los jesuitas que establecieron las
misiones de Santiago, San José del Cabo y Todos Santos. En 1728 el padre
267 Miguel León Portilla considera que esa loma está localizada entre las calles Ignacio Zaragoza y Santos Degollado, es la parte más alta de esa zona. Sin embargo, Marco Díaz considera el sitio donde se encuentra actualmente la Catedral de La Paz.
268 Jaime Bravo, Testimonios Sudcalifornianos, p. 36
269 La vara era una unidad de longitud española antigua que equivalía a 3 pies. variaba, la longitud de la vara oscilaba en los distintos territorios de España, entre 0,8380 metros .
270 Jaime Bravo, Testimonios Sudcalifornianos, p. 43
271 Ibídem p. 84
151
Jaime Bravo se traslada por órdenes superiores a Loreto, quedando en su lugar
el jesuita Guillermo Gordon.
Debido a los problemas de sublevación de los indígenas en las misiones
del sur en 1734, el misionero Guillermo Gordon se tuvo que abandonar
temporalmente la misión de La Paz y refugiarse de manera temporal en la isla
Espíritu Santo.272
La misión fue restablecida en 1736, sin embargo, las epidemias de 1742,
1744 y 1748 diezmaron la población indígena, motivando su abandono
permanente en 1749.273
La construcción del actual templo de Nuestra Señora de La Paz, fue
iniciada por la orden religiosa de los Dominicos. La primera piedra del edificio
fue colocada por Don Rafael Espinoza el día 04 de mayo de 1850.274
272 Ibídem p. 23
273 Michael Mathes, Las Misiones de Baja California 1683-1849, La Paz, B.C.S. Editorial Aristos, 1977., p77
274 Informe sobre la construcción de la parroquia de La Paz, La Paz, julio 1850, Vol.6 Folio I, Archivo Histórico Pablo L. Martínez.
152
2.6.9. Nuestra Señora de los Dolores del Sur (Chillá) 1721.
La fundación del templo misional la realizó el
padre Clemente Guillén en agosto de 1721,
debido a una situación estratégica, ya que el
emplazamiento de la misión cerca de la playa
de Apate dividía a las tribus de los guaycuras
y los pericúes.275 Se buscó un sitio en el cual
se pudiera tener buena tierra para cultivar,
dicho área se localizó a cuarenta leguas al sur de la misión de Loreto en donde
realizó la fundación de la misión.276 Posteriormente el padre Guillén trasladó la
misión a un sitio más cómodo siete leguas adentro en las montañas, a un lugar
denominado Tagnuetia, a sesenta leguas al norte de La Paz. Ahí levantó
edificaciones y su labor fue tan ardua que fue muy importante en la región. A
esta misión la bautizó con el nombre de Nuestra Señora de los Dolores del
275 Los uchitas, que habitaban entre Loreto y La Paz, manifestaban pretensiones de impedir la comunicación entre estas dos misiones con diferentes hostilidades hechas a los cristianos que iban de la una a la otra. Los guaycuras de La Paz eran frecuentemente inquietados por los pericúes, sus antiguos enemigos. Además, los feroces indios de las islas de San José, del Espíritu Santo y de Cerralbo, aunque a solicitud del padre Ugarte habían hecho las paces con los guaycuras, habían vuelto a comenzar sus hostilidades, y tres veces tuvieron la osadía de saquear la misión de Liguí, en ausencia del misionero. Es verdad que el capitán del presidio fue con algunos soldados a castigarlos, matándoles tres o cuatro, haciéndoles once prisioneros y tomándoles catorce canoas; pero estos castigos, aunque los enfrenaban por algún tiempo, no impedían del todo sus correrías. No había pues más remedio que sujetarlos al yugo del Evangelio. Francisco Javier Clavijero, Historia de la Antigua o Baja California, Editorial Porrúa, S.A. Cuarta Edición, 1990, México., p.155.
276 Francisco Clavijero, Historia de la Antigua o Baja California, Editorial Porrúa, México, 1990, p.155.
Foto 49: Autor. Flor Barreto Cosío, Restos de la Misión de los Dolores del Sur.
153
Sur.277 Lugar conocido posteriormente como La Pasión del Señor, que dio
nombre al poblado.278
La misión de Nuestra Señora de Los Dolores sustituyó a la misión de San
Juan Malibat al suprimirse esta. Las visitas que dependieron de la misión de Los
Dolores fueron: La Concepción, La Encarnación, La Santísima Trinidad, La
Redención y la Resurrección.279
Los padres residentes en la misión fueron: Clemente Guillén (1721-1737),
Lambert Hostell (1737-1767), Bernhard Zumpziel (1737), Gaspar Trujillo (1747)
y Fray Francisco Gómez sirvieron como padres ministros residentes. La
población indígena fue calculada a la expulsión de los jesuitas de 450 en 1768.
La misión quedó reducida a una visita de la misión de San Luis Gonzaga en
1740, y en Septiembre de 1768 el Visitador General José de Gálvez ordenó su
abandono permanente y el traslado de sus neófitos a la misión de Santa Rosa
de las Palmas.280La misión de la Virgen de Los Dolores sirvió de asilo a los
misioneros y neófitos en la rebelión de los pericúes del año 1734.281
Al fondo de una cañada, a cuatro kilómetros de la costa este de la
península Baja California, exactamente a las coordenadas UTM 12 577325 E y
254589 N, se encuentran unas ruinas de construcciones coloniales y
postcoloniales, las primeras corresponden a la misión jesuítica de Los Dolores y
277 Gerard Decorme, La Obra de los Jesuitas, p.511.
278 Juan Jacobo Baegert, Noticias de la península, p. 194.
279 Gerard Decorme, La Obra de los Jesuitas, p.530.
280 Michael Mathes, Las Misiones de Baja California 1683-1849, p89.
281 Clavijero, Historia de la Antigua, p.156.
154
las segundas a una hacienda de construcción más reciente, también existe una
estructura cuadrangular elaborada de piedra, parecida a un corral de animales.
A los márgenes del arroyo se localizan varias estructuras, algunas de ellas
pertenecientes al complejo misional.282
El deterioro que presentan los restos de la misión
se han acentuado con la construcción de obras
anexas, las cuales, han dañado enormemente los
pocos vestigios que quedan de la misión. El
informe técnico presentado por Rosales – Jordán
da muestra claro de ese deterioro. Sin embargo,
debido a lo extenso del informe me enfocaré únicamente a los restos más
significativos que quedan en la actualidad y que son los siguientes:
Se aprecian restos de muros de piedra muy deteriorados, varios
cimientos y una serie de divisiones internas que dan la apariencia de cuartos. El
muro frontal tiene 6.7 metros de largo, 5 metros de alto y el muro es de 0.60
metros de ancho. Tiene un vano (puerta) de 2 metros de ancho por 3.0 de alto.
Las piedras que conforman el muro están asentados en una mezcla de cal –
arena, las juntas entre las hiladas de piedra están rajueleadas283 con pequeñas
282 Alfonso Rosales López - José Manuel Castro Jordán, Informe Técnico, Misión: Virgen de Los
Dolores, Centro INAH Baja California Sur, La Paz, Mayo 2000, p.10 283
Piedra delgada y sin labrar que se emplea en obras de poca importancia o para acuñar
grietas en los edificios o resolver juntas de pavimentos.
Foto: Autor. Flor Barreto Cosío, Restos de la Misión de los Dolores del
Sur.
155
lajas de piedra, asimismo, se observan secciones de tabique rojo recocido que
cumplen con la misma función.284
Muro Norte.- Siguiendo el alineamiento del muro frontal se observa otra
pared que tiene una longitud de 19.50 metros, aunque sólo 8 metros tienen
piedra a más de 3 metros, el resto tiene una altura que no excede de 0.70
metros. Algunas secciones de muros interiores y exteriores se aprecian restos
de aplanados de cal y arena.
Rosales – Jordán, mencionan que dentro de los muros que conforman el
templo misional existen muros construidos durante el siglo XIX o principios del
XX y Concluyen que es necesario realizar un trabajo de investigación
arqueológica para determinar las etapas constructivas.285
Aproximadamente a unos doscientos metros de las ruinas del templo
misional rumbo al noroeste, bajando poco más de cuatro metros, se localiza una
pila de agua de 104 m2 de superficie, de profundidad de 2 metros. Es una
estructura rectangular de 9.00 x 8.60 mts., hacia la parte norte se aprecia una
extensión de 2.00 x 3.80 mts. La parte norte de esta sección forma parte de la
roca que conforma la meseta en donde se asienta la misión, el resto de la
estructura está construida de piedra y asentadas con mortero cal arena. La pila
284 López - Jordán,. pp 10-11
285 Ibíd. 13-14.
156
contiene seis escalones que sirven para darle mantenimiento. La alimentación
de la pila es por medio de un canal elaborado de piedra de 0.60 cm de ancho.286
Al noroeste, aguas abajo del mismo arroyo, al margen de éste, como a
500 metros de la iglesia, existe una cueva con una entrada en forma de una
media naranja con un radio aproximado de 2.00 metros de altura, con una
profundidad aproximada de 15.00 metros; el trabajo interior está perfectamente
cincelado en la roca al igual que tiene un canal intermedio y unas perforaciones;
se presume que esta cueva los misioneros la utilizaban como troje.287
La misión contaba con un horno para fabricar ladrillos, su estructura cuasi
circular de 3.30 metros de diámetro interno y 4.00 metros el externo, la pared
fabricada con tabique rojo en doble hilada (0.32 m.), la altura del horno de 1.20
m. El muro interno de ladrillo se aprecia erosionado y con evidentes huellas de
haber sido expuesto a altas temperaturas. Para reforzar las paredes del horno,
éste se construyó en las laderas de un cerro, cavándose parte de ella. Hacía la
cara norte muy cerca del piso se aprecia el hueco que debió corresponder a la
puerta del horno, actualmente se encuentra derrumbada, lo que ha debilitado
esta parte de la estructura.288 Esta forma del horno es similar a dos hornos con
los cuales se quemó la cal para construir la misión de Nuestra Señora de Loreto.
286 Flor Barreto Cosío, Informe de Comisión a Los Dolores, Oficio CINAHBCS-8103-M.H.-040/2011.
287 Salvador Hinojosa Oliva, La Arquitectura Misional de Baja California Sur, Gobierno del Estado de Baja California Sur, La Paz, 1985.
288 López - Jordán., pp 26-27.
157
De las obras importantes de la misión se encuentra el represo,
aproximadamente a trecientos metros y subiendo unos cincuenta metros de la
ladera del cerro contiguo al arroyo. La ubicación por GPS en coordenadas UTM
12511442 E y 2770921 N. según los lugareños este era un ojo de agua que dejó
de manar agua hace mucho tiempo.289
2.6.10. Santiago (Añiti de los coras) 1721
La misión de Santiago fue fundada por el padre Ignacio María Nápoli en
el año de 1721. Lo acompañaba el padre Jaime Bravo, el capitán Esteban
Lorenzo Rodríguez con su escolta de soldados y escuadra de indios flecheros.
Como lo señala un documento citado por Marcos Díaz:
El Padre Jaime Bravo, en compañía del padre Ignacio Nápoli salió desde
La Paz, a establecer la misión de Santiago de la Nación Cora situada hacia el
cabo de San Lucas, y fundación del marqués de Villapuente. Llegaron a la
ensenada de las Palmas y los vecinos de sus rancherías, se mostraron como en
otras partes esquivos y desconfiados. …… “El año de 1722 se mudó otra vez el
asiento de la misión hasta que en los años siguientes se fixo en el paraje que
existe porque aquí lograron los indios buena y bastante agua y cosechas
suficientes a su conservación.”290
El padre Jaime Bravo y el Capitán Esteban Rodríguez cambiaron de sitio
la misión en 1723 a un lugar más alejado del mar, inmediatamente se comenzó
289 Ibíd., p. 27
290 (AGNM, Historia, t. 21, f.17) en Marco Días, Arquitectura en el Desierto: Misiones. 138
158
a construir un templo, las paredes y los cerramientos ya estaban construidos,
únicamente faltaba la cubierta cuando se presentó un huracán y derribo la
edificación, causó grandes daños y ocasionó la muerte de muchos indios ya que
ellos se habían metido dentro del inmueble para guarecerse del huracán, dejó
heridos y a mucha gente espantada.
El padre Nápoli construyó en otro sitio una iglesia nueva con el título de
Santiago Apóstol, cuyo nombre tomó la misión, a su vez, se construyeron otros
edificios que eran necesarios, y se comenzó a cultivar la tierra con éxito. En
1726 el padre Nápoli fue enviado a las misiones de Sonora, y le sucedió el
padre Lorenzo Carranco.291
En 1733 se presentan las primeras chispas de la insurrección indígena
por parte de un neófito llamado Boton y un mulato llamado Chicori, llegó a tal
grado el descontento que la sublevación se presentó en 1734, la misión de
Santiago sufrió los embates de la rebelión indígena, en la cual, fueron
asesinados el padre Lorenzo Carranco y varios de los sirvientes que lo
acompañaban, saquearon la casa, la iglesia y quemaron los muebles y objetos
litúrgicos.292 Para el otoño de 1735 estaban con la ruina cuatro misiones293
Debido a la violencia generada en la parte sur de California, se estableció
un presidio que sólo duro diez y ocho meses, en ese lapso se pacificó en gran
291 Clavijero, Historia de la Antigua, p.158.
292 Clavijero, Historia de la Antigua, p. 175 y 181.
293 Ibíd., p.177.
159
medida los brotes violentos sucedidos en 1734.294La misión fue reconstruida por
el padre Nápoli en 1736, sin embargo, no se pudo recuperar de los sucesos
pasados y la misión empezó a decaer con los brotes de epidemias que se
suscitaron en 1742, 1744 y 1748. El último sitio de la misión, fue en el pueblo
de visita de San José de Caduaño, fue establecido en 1779 pero abandonado
permanentemente en 1795 debido a la falta de población.295
En 1748 Manuel de Ocio comenzó la explotación de las minas de plata en
un lugar llamado Santa Ana, ubicado a doce leguas de la misión de Santiago, el
misionero de Santiago se trasladaba a oficiar misa y administrarles los
sacramentos, el trabajo se incrementó en 1756, cuando se comenzó a trabajar
la mina de San Antonio.296
Se establecieron las visitas de Santa María de la Luz, Los Mártires, San
Borja y San José de Caduaño.
Los padres que fungieron como ministros residentes fueron: Ignacio
María Nápoli (1721-1726 y 1735-1737), Lorenzo Carranco (1726-1734), Antonio
Tempis (1737-1746), Fray José Munguía (1768-1769), Fray Juan Rioboo (1771-
1772), Fray Francisco Villuendas (1771-1773) y Fray Francisco Hontiyuelo y el
Padre Juan Antonio Baeza sirvió como párroco desde marzo de 1769 a 1771
294 Clavijero, Historia de la Antigua, p.188 y 189.
295 Michael Mathes, Las Misiones de Baja California 1683-1849, p85.
296 Clavijero, Historia de la Antigua, p.215.
160
cuando la misión estuvo temporalmente bajo la jurisdicción de la Diócesis de
Guadalajara.297
El sitio de la misión de Santiago de Los Coras, se encuentra localizado en
Latitud 23°28'32.20"N y Longitud 109°43'2.01"O, a cincuenta y seis kilómetros
al norte de la misión de San José del Cabo (no es la misión original).
La iglesia que se describe en el inventario de 1773 era de adobe y lodo,
cubierta de jacal, de veintidós varas de largo y cinco de ancho; detrás del altar
mayor hay una sacristía muy reducida, de adobes y lodo, cubierta con petate y
tierra.
Los adornos de la iglesia tenía un altar con retablo pequeño pintado con
bermellón y algunas florecitas de talla dorada, un sagrario dorado por dentro y
tres santos de bulto: Santiago Apóstol, San Rafael y Santa Rosalía.
Ídem un sagrario dorado viejo, encima un lienzo de Nuestra Señora del
Carmen, y a un lado San Francisco Xavier de talla, muy maltratado.298
En el inventario también se mencionaba la casa del misionero: contaba
con una casa que era de adobes y lodo, blanqueada con cal por dentro y fuera,
con su azotea de mezcla y dos corredores, tiene una sala y un cuarto buenos;
en la sala hay dos alacenitas con sus puertas, y en el cuarto otras dos pero sin
puertas.299
297 Michael Mathes, Las Misiones de Baja California 1683-1849, p85.
298 Eligio Moisés Coronado, Descripción e Inventarios, p.181 y 182.
299 Ibíd., p. 185
161
En septiembre de 1870 azotó un fuerte ciclón en la región de Santiago,
ocasionando graves daños a la misión, la cubierta construida de vigas y
tabletas de palma colorada con cubierta de terrado no soportó los embates del
viento y la lluvia, a consecuencia del huracán se colapsó. Con la cooperación de
los vecinos se repararon los gruesos muros de adobe y se colocó una cubierta
de tejamanil.300
En 1913 y 1914 la iglesia fue ocupada por fuerzas huertistas, sirviendo de
cuartel y parapeto. En 1918 azotó uno de los más fuertes ciclones la región,
desprendió el techo de la iglesia y se derrumbó parte de los muros, dejando el
resto en muy mal estado, por lo que los vecinos del pueblo optaron por demoler
los restos de la iglesia. Iniciaron un nuevo templo de dimensiones más
reducidas que la anterior, los muros fueron de ladrillo y la cubierta de tejamanil.
La construcción fue terminada por los años de 1924-1925. Tras diecisiete años
de estar la iglesia sin mantenimiento, el estado que presentaba en 1942 era
deplorable. El Gobernador del entonces territorio de Baja California Sur el Gral.
Francisco J. Mújica, ordenó que la demolieran, con ello desapareció el antiguo
panteón con los restos de los misioneros Antonio Tempis y del padre Díaz.
En 1947 se inicia la construcción de la iglesia actual por los padres
Combonianos italianos, Luis Ruggera y Mario Menghini Pecci.
300 Cesar Osuna Peralta, Fundación de la Misión de Santiago Aiñini, Santiago de las Palmas o Santiago de los Coras y algunos hechos relacionados con la misma, desde 1721-1980, Gobierno del Edo. de BCS, La Paz 1980., p. 21 y 22.
162
Cuando flageló el huracán Liza a California en 1976, la misión de
Santiago sufrió grandes daños, a tal grado que hubo necesidad de demoler la
nave para volverla a construir de forma más segura y reforzada. Los recursos
para su construcción se obtuvieron de la Institución católica Alemana Aveniat y
de varios residentes del lugar. Esta obra se inició en febrero de 1979 y se
concluyó al finalizar el mismo.301
2.6.11. San Ignacio Kadakaamán 1728
La misión fue fundada por el padre Juan
Bautista Luyando en 1724 y el mismo el
dotador. Salió de Loreto con nueve soldados a
principios de 1728, y llegó a Kadakaamán el 20
de enero. El sitio donde se construyó esta
Misión fue visitado el 13 de noviembre de
1716302 por el padre jesuita Francisco María
Píccolo en compañía de tres soldados y algunos de sus neófitos. El padre
Píccolo construyó en el sitio una cabaña para oficiar misa y permaneció en
aquel lugar hasta diciembre.303 Este lugar era conocido originalmente por los
indios de la región con el nombre de Kadakaamán, vocablo indígena que
significa en lengua cochimí “arroyo de carrizales”. En primer término se dio
301 Cesar Osuna Peralta, Fundación de la Misión de Santiago Aiñini., pp.23 y 24.
302 Diez años antes de la visita, es decir, en 1706 los misioneros deseaban construir una misión en Kadakaamán, pero la escasez de misioneros y la fundación de otras misiones frustraron aquellos deseos. Clavijero, Historia de la Antigua., p.159.
303 Clavijero, Historia de la Antigua, p.215.
Foto 51: Archivo INAH, Fachada principal de la Misión de San Ignacio.
163
principio al catecismo, al cual, el padre Sebastián de Sistiaga los había instruido
algunos meses antes.
Ese año se comenzó la construcción de una sencilla iglesia de adobe que
daba cabida a los indígenas, así mismo, se construyó de manera similar la casa
del misionero, fue ayudado por siete soldados y los indios de la localidad.
Cuando se terminó la construcción se ofició con gran solemnidad la dedicación
de la iglesia consagrada a San Ignacio, de donde tomó el nombre la misión…El
padre Luyando trabajó de arquitecto, de albañil y de peón a ejemplo de los otros
misioneros. 304
Para que la misión fuera autosuficiente se
introdujeron diferentes cultivos como el trigo,
higos, uvas, granadas y dátiles, para que pudiera
ser funcional todo ese sistema agrícola, fue
necesario realizar canales de riego y represas de
piedra. El padre Segismundo Taraval se encargó
de la misión de San Ignacio en 1732, un año después fue al sur de la Antigua
California a fundar la nueva misión de Santa Rosa.
La construcción del templo de piedra la inicio el también jesuita Fernando
Consag,305 en compañía del padre Jorge Retz, así como un aposento para
304 Ibídem p. 159 y 161.
305 Se concentró en su labor evangélica en San Ignacio. Se dedicó con especial esmero a sus neófitos y catecúmenos y atender los servicios espirituales y materiales de las rancherías de
Foto 52: Autor. Conjunto de la Misión de San Ignacio.
164
vivienda del padre misionero, otro para despensa en que guardar el bastimento
y otras cosas, y, en fin, otro para los soldados de escolta. Como encargado y
maestro de obras fue enviado el célebre indio e invidente Andrés Comanají,
quien, con su ayuda había participado en la construcción de la misión de Santa
Rosalía de Mulegé y después en la de San Ignacio.306 Años después, con la
entrada de los dominicos el padre Juan Crisóstomo Gómez fue el que concluyó
la obra aproximadamente en 1786, en su interior se puede apreciar un bellísimo
altar de madera labrada y chapada en oro, con 7 óleos y una imagen de San
Ignacio de Loyola que son verdaderas joyas.
Los pueblos de visita de ésta misión de San Ignacio fueron: San Borja,
San Joaquín, San Sabás, Santa María Magdalena, Nuestra Señora de los
Dolores, San Atanasio, Santa Mónica, Santa Martha, Santa Lucía, Santa Ninfa,
Santa Clara, Santa Ana y San Juan Bautista. 307
su jurisdicción. En San Ignacio estableció dos escuelas evangelizadoras, atendía a los sitios de visita que dependían de sus dos misiones. Junto con sus labores apostólicas llevó a cabo algunas mejoras materiales de gran importancia para su misión. Crió ganado y amplió los huertos y terrenos de cultivo, construyó canales, acequias y presas, y para prevenir las fuertes avenidas del arroyo de San Ignacio, abrió un gran tajo o canal que desviara éstas. Este tajo llegó a medir cuatro kilómetros de longitud, por seis metros de ancho y entre 4 y 5 metros de altura. En 1754 la fuerza de una avenida de agua destruyó la mayor parte de las obras y labores agrícolas que había realizado junto con los indios. Al padre Consag se le atribuye la realización del camino real entre San Ignacio y Santa Gertrudis, además de otras vías que unían con sus rancherías y pueblos de visita. Carlos Lazcano / Denis Pericic, Fernando Consag, textos y testimonios, Colección de Documentos sobre la historia y la geografía del municipio de ensenada, Documento No. 4, Ensenada, Baja California., p. 220.
306 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica, p. 276 y 277.
307 Michael Mathes, Las Misiones de Baja California 1683-1849, p93.
165
La misión de San Ignacio Kadakaamán se encuentra localizado en latitud
27°17'2.01"N y Longitud 112°53'55.65"O, a ciento treinta y siete kilómetros
novecientos metros al noroeste de la misión de Santa Rosalía de Mulegé.
El inventario elaborado en 1773 menciona las características de la misión
de San Ignacio, la descripción se realiza en dos apartados; el primero de ellos
es una descripción de una capilla austera:
Una iglesia de adobes con techo de jacal; sólo tiene un altar, cuyo titular
es San Ignacio; la hechura del altar se reduce a unas colgaduras de seda de
varios colores:…. Un nicho de cristal… en un sagrario de madera con sus
molduras doradas.
En el cuerpo de la iglesia hay dos lienzos grandes: en uno se representa
el Infierno y en el otro el juicio universal.308
En el segundo apartado se menciona una iglesia en proceso de
construcción. De acuerdo a la descripción y a los textos de los misioneros todo
indica que es el templo que actualmente existe.
Tiene esta misión principiada una iglesia de cal y canto con dos torres, y
bajo de las torres dos capillas de bóveda ya cerradas; las paredes por partes
308 Eligio Moisés Coronado, Descripción e Inventarios, p.136.
166
tienen ya una altura de seis varas309 y, por donde menos, cuatro; dos sacristías;
que son lo más atrasado de la iglesia310.
Una de las dificultades para construir los muros
de la capilla de San Ignacio con piedra se debió a
que los primeros misioneros consideraban
imposible construirla de cal y canto por el
problema de conseguir la leña necesaria para
quemar la cal.311 Sin embargo, al solucionar ese
inconveniente se pudo realizar la iglesia con piedra ya que el padre Consag y
Crisóstomo Gómez habían resuelto la problemática de quemar la cal.
No he encontrado en las crónicas misionales en cuantos lugares se
quemaba la cal, o los sitios donde se encontraban los hornos. Sin embargo, en
los recorridos de campo que he realizado entre el 2004 y el 20010 he localizado
en compañía de los custodios del Centro INAH ubicados en San Ignacio cuatro
hornos en las inmediaciones de San Ignacio, su localización son los vértices de
un cuadrado, en medio se localiza la misión, al parecer, la ubicación de los
hornos constituye la zona más cercana de los bancos de cal cerca de las
309 La vara era una unidad de longitud española antigua que equivalía a 3 pies. variaba, la longitud de la vara oscilaba en los distintos territorios de España, entre 0,8380 metros, la iglesia tenía 5.02 metros de alto.
310 Eligio Moisés Coronado, Descripción e Inventarios, p.136.
311 Juan Jacobo Baegert, Noticias de la península, p. 38.
Foto 53: Autor. Horno 3. Se quemaba la cal para construir la Misión de San
Ignacio
167
inmediaciones de la misión, la colocación tan estratégica de los hornos le
permitía tener el control de la producción de cal en una gran zona.312
Dentro de la relación del inventario se encuentran una serie de elementos
de ornamentación, materiales de la sacristía, libros y material de herramientas
de construcción (carpintería, albañilería, fragua y campo). Además, menciona
una casa de adobes y techo de jacal con diversas piezas, dos trojes y una
bodega.313
El texto más importante descrito anteriormente es la construcción de la
iglesia actual, ya que se encontraba en proceso de construcción, todo indica que
los dominicos cambiaron el proyecto para finalizar la obra, ellos concluyen la
obra y la decoración de sus fachadas. Uno de los cambios más notables
312 El recorrido de campo para localizar los hornos en los cuales se procesó la cal con la que se construyó la misión de San Ignacio se realizó en diciembre de 1997. La persona que me acompaño y me auxilio como guía es el custodio del INAH que labora en el poblado de San Ignacio y su nombre es Sergio Aguilar.
La ubicación de los hornos se describen a continuación: Horno Núm. 1. Se localiza al sureste del poblado de San Ignacio latitud
27°14'58.89"N y longitud 112°52'34.51"Opor el camino de terracería del poblado a la laguna, a una distancia aproximada de cinco kilómetros (de la plaza de san Ignacio al horno), se localiza al este a una distancia aproximada de veinticinco metros del camino. El horno se encuentra deteriorado por el abandono en el que se encuentra. Tiene un diámetro de 1.20 metros y un pequeño vano en la parte inferior de 0.40 metros que funcionaba como puerta. La pared norte del horno se ha desprendido mucha de la piedra, solo quedan “tres hiladas”, en el interior del horno se encuentra lleno de tierra y maleza.
Horno Núm. 2. Se localiza en latitud 27°17'34.93"N y longitud 112°58'48.08"O, al oeste del poblado de San Ignacio carretera transpeninsular San Ignacio - Vizcaíno, en el kilómetro 82.900 metros aproximadamente. Y a una distancia aproximada de doce kilómetros novecientos cincuenta metros (de la plaza de san Ignacio al horno núm. 2), El horno se encuentra en regulares condiciones por el deterioro en el que se encuentra, ya que está a un costado de la carretera. Tiene un diámetro de 1.40 metros. La pared tiene una altura aproximada de 1.80 metros, el interior del horno se encuentra lleno de piedras y maleza, a un costado, se encuentra los restos de un almacén de cal. Horno Núm. 3. Se localiza en latitud 27°19'16.63”N y longitud 112°49'51.20”O, Horno núm. 4. Se localizara en latitud 27°12'39.21”N y longitud 112°59'54.21”O, se encuentra los restos de un almacén de cal.
313 Ibíd., pp. 137-142
168
presentados es que no construyen una de sus torres que ya estaba en proceso
de obra, se realiza la escalera de esa sección y extrañamente cubren la misma
al salir a la cubierta. El otro cambio significativo es donde se menciona que
debajo de las torres se encontraban dos capillas, y efectivamente existen en la
actualidad; la diferencia es que originalmente las puertas estaban ubicadas en el
frontispicio, por lo tanto, la fachada sería de tres puertas y no como se
encuentra actualmente, que es de una puerta y de dos óculos con sus jambas
(cuerpo inferior). Se aprecia en dichos elementos como fueron “rebajadas las
jambas” y tapiados los dos vanos, el acceso a dicha área es por el sotocoro.
El Muro de contención y la presa de la misión
fueron construidas de piedra acomodada, el
misionero encargado de los trabajos fue José
Rotea en 1761. Se construyó el muro para evitar
que las crecidas del arroyo pudieran ocasionar
inundaciones a la misión de San Ignacio, así
como, de evitar el azolve de las huertas, para ello, se construyó de quinientas
trece varas de largo, siete varas de ancho y seis de alto. La presa fue realizada
para contener grandes cantidades de agua y utilizarla para regar las huertas
misionales. La obra fue realizada por los indios de las rancherías cercanas, ello
implicó grandes esfuerzos en su construcción, ya que tuvieron que reconstruirla
por tres ocasiones el muro, y dos veces la presa. Fue tal el apoyo de los indios
que construyeron la muralla que no hubo necesidad de que el militar estuviera
Foto 54: Autor. Sección de muro de contención para proteger la misión de San Ignacio de las aguas de los arroyos en época de huracanes
169
forzándolos a trabajar, por ello, la construcción se realizó en siete meses. Todo
ese trabajo se debió a que los grandes caudales de agua que bajaban por los
arroyos en época de lluvia destruían lo que se encontraba a su paso.314
En la actualidad se aprecian tres grandes secciones del muro de
contención, el cual, va paralela a la carretera transpeninsular, cuando se
construyó la carretera que entronca el poblado de San Ignacio con la carretera
transpeninsular, se destruyó una gran parte de ese muro. En el año 2008 las
autoridades del INAH detuvieron los trabajos de demolición de una sección del
muro de contención. Sin embargo, pese a los esfuerzos por conservar ese
elemento, es notoria la destrucción paulatina del muro, ya que poco a poco las
personas van extrayendo las piedras para utilizarlas en la construcción de casas
o cimientos.
En la parte central del núcleo del muro, todavía
se aprecia el primer muro que se construyó, se
distingue una calidad de mano de obra, ya que
tiene elementos finamente trabajados de sillar de
piedra.
La utilidad que tenía ese muro ha dejado
de serlo, pues actualmente, las avenidas del arroyo inundan las inmediaciones
de la misión de San Ignacio, y las construcciones que ahí se encuentran.
314 Ignacio del Río, Conquista y Aculturación en la California Jesuita, 1697-1768, p.145.
Foto 55: Autor. Núcleo central del muro de protección de la Misión de San Ignacio.
170
En 1994 y 1995 fui el encargado de realizar los trabajos de restauración y
adecuación de la sala anexa de la misión de San Ignacio (actualmente es el
museo de San Ignacio).Se localiza en la latitud 27°17'0.05"N y longitud
112°53'55.84"O al sur de la misión de San Ignacio. Aproximadamente en los
años sesenta se adecuó dicho espacio como un pequeño teatro de la misión y
se realizaron obras que transformo dicho espacio misional. Para la realización
del museo fue necesario recuperar dicha área, se demolió toda la obra que no
pertenecía a la misión de forma original, se quitaron muros, templetes, pisos y
se recuperaron vanos originales, se cerraron puertas que no correspondían y se
recuperó el nivel de piso original, el cual, estaba determinado por el hallazgo de
tres medias esferas localizadas en el muro este del museo, al parecer servían
como depósito en el piso, el material de construcción es de sillar muy bien
trabajado, se considera que en dichos espacios se realizaban trabajos de
molienda , desgraciadamente, dichos elementos quedaron dentro de lo que es la
museografía del mural rupestre, sin embargo, es posible acceder por una de las
ventanas de atrás del museo.
En la creación de los baños se encontraron dos
piedras de molienda y piezas de piedra que
fueron tallados durante la construcción de la
iglesia y que por carecer de buena
manufactura o porque se quebraban, fueron
desechados. Una parte importante de la Foto 56: Autor. Museo del INAH y Misión
de San Ignacio
171
recuperación del espacio misional consistió en la restauración de una pequeña
habitación localizada a un costado del museo y que toda la gente la denomina
“Tauna”, por la situación de las pavimentaciones realizadas en la calle este
cuarto quedo bajo el nivel de banqueta. A pesar de ello, se realizaron trabajos
de restauración y se encontraron dos elementos valiosos: una especie de
cilindro de piedra que estaba bajo el nivel de piso natural, no pudimos identificar
el uso que se le daba, en la colocación del piso de piedra laja dicho elemento
quedo nuevamente enterrado, se localiza exactamente en la entrada al
inmueble. En la población actual de San Ignacio existe la creencia de que la
misión tiene túneles. Es conocido por la gente que existe un acceso en la parte
posterior del presbiterio de la iglesia, sin embargo; al parecer tiene la función de
sótano. No se ha realizado mayor investigación, pero cuando estábamos
realizando la restauración de los muros de la Tauna, en el muro cabecero
localizado al este, encontramos una puerta tapiada y para observar a donde
conducía procedimos a retirar una piedra encontrando que llevaba a un túnel.
Por carecer de recursos y por no tener las autorizaciones correspondientes se
procedió a recubrir con aplanado dicho muro. De acuerdo a la tradición oral,
sobre todo entre los pobladores más antiguos, se menciona que existen
habitaciones abajo del atrio de la misión. Recomendamos realizar un trabajo de
arqueología histórica en dicha área, es posible que podamos encontrar
elementos valiosos en la conformación de una de las misiones más importantes
de la Antigua California.
172
En 1998 se realizó una inspección por parte
del centro INAH al poblado de San Ignacio,
pues se realizó una denuncia por el hallazgo
de vestigios históricos en un predio particular
que se localizan aproximadamente a 420
metros al sur de la misión. Se realizó un
recorrido de campo por la citada área y encontramos una construcción a ras de
suelo, de forma rectangular de 8.50 mts., de ancho por 14.00 mts., de largo
aproximadamente, con una orientación de este a oeste, únicamente se aprecian
los muros de piedra de un diámetro de 1.40 metro. En la revisión histórica
documental y por narraciones de la gente mayor del poblado como el sr. Oscar
Fisher y el sr. Antonio Arce, se puede considerar que los restos hallados eran de
la antigua iglesia de San Ignacio.
2.6.12. San José del Cabo Añuití 1730.
El 10 de marzo de 1730, el padre visitador General José Echeverría, el padre
Nicolás Tamaral, el Capitán Rodríguez
Lorenzo, y algunos soldados se trasladaron a
un sitio en el sur de la península de California
que tenía abundante agua que desembocaba
en el mar y en la laguna de San Bernabé, ahí,
se fundaría la Misión de San José del Cabo,
con una dotación de diez mil pesos otorgados por el Marqués de Villapuente.
Foto 57: Autor. Restos de lo que parece ser la Misión Antigua de San Ignacio.
Ilustración 7, Dibujo Ignacio Tirsh
173
Establecido el grupo en el lugar, los acompañantes del padre Tamaral se
quedaron dos semanas con él, mientras se adaptaban y se consolidaban en el
lugar, mientras tanto, los indios que habitaban en la zona empezaron
paulatinamente a mostrarse en el lugar donde estaban los españoles, ya que se
habían asustado con la presencia de los soldados. Tamaral comenzó los
difíciles procesos de aprendizaje de la lengua y la capacitación de los indios en
los misterios de la iglesia. Rodríguez y sus hombres usaron el tiempo para
construir una capilla básica y una pequeña casa para el padre. Echeverría
regresó a La Paz con una escolta y se embarcó para Loreto, El Capitán
Rodríguez asignó una pequeña guardia para el padre Tamaral. Posteriormente,
tomó el resto de sus soldados para visitar sucesivamente las misiones de
Santiago, Todos Santos y La Paz, el motivo, fue para disciplinar los grupos de
neófitos rebeldes que fueron reportados por causar dificultades a esas
misiones.315
El padre Tamaral se dio cuenta tiempo después que el sitio que se había
escogido para construir la misión presentaba problemas de salinidad, ya que
había mucho álcali y el suelo era tan arenoso que las acequias absorbían la
mayor parte del agua. Consideró que había sido una decisión muy apresurada el
haber escogido ese sitio para fundar la misión. Por ello, Tamaral traslado el sitio
315 Harry W. Crosby, Antigua California, Universidad of New México Press Albuquerque, Primera Edición 1994, p.111
174
misional a un lugar llamado Añuití, en este lugar se fundaría la misión y en
donde se determinó lo que a la postre sería el poblado de San José del Cabo.316
Las enfermedades que se empezaron a suscitar entre los indígenas y los
ataques a los cultivos básicos de la misión, empezaron a traer consecuencias y
con ello disminuyó la labor misional de San José del Cabo. Con todo esto, el
temor se apoderó de casi todos los habitantes que fueron golpeados por la
enfermedad, la muerte de los parientes, y la batalla ideológica entre los indios y
la medicina de los misioneros. Los soldados continuaban patrullando el área
como una amenaza a cualquiera que se resistiera a la conversión a la sociedad
misionera.317
Para marzo de 1731, el Capitán Rodríguez se sintió obligado a escribir al
Visitador General Echeverría, quien se encontraba en Sinaloa, la carta era para
presionar al visitador para que autorizara un presidio adicional con veinticinco
soldados para mantener el orden en la parte sur de la California. Señaló que, de
sus propios veinticinco hombres de Loreto, dieciocho fueron asignados como
guardias de las misiones. Los misioneros que antes no tenían soldados, Julián
de Mayorga en Comondú, Agustín María de Luyando en San Javier y Lorenzo
Carranco en Santiago, contaban con guardias debido a los disturbios de los
indios. Rodríguez hizo caso evidente que a los siete restantes, no podía llevar a
316 Ibídem.
317 Harry W. Crosby, Antigua California, Universidad of New México Press Albuquerque, Primera Edición 1994, p.111
175
cabo sus tareas con seguridad, y sobre todo acompañar al padre visitador más
de quinientos kilómetros de ruta cada seis meses.318
Pocos días después de que él le escribió a Echeverría, Esteban
Rodríguez recibió una carta del visitador de los misioneros peninsulares, el
padre Sebastián de Sisteaga, hizo eco de los temores de su capitán en los
términos más dramáticos. Le preocupaba el carácter aislado de las misiones en
el Sur y las posibilidades, incluso probabilidades, de una revuelta. Él hizo la
sombría predicción y estuvo de acuerdo con el Capitán que el único remedio
posible sería un presidio, reconoció que las tropas en Loreto apenas habían
cubierto la parte sur, y que estaban demasiado lejos para ser eficaces. Repitió la
opinión de los jesuitas a los nativos del Sur: “tienen disposiciones turbulentas”,
recordó Rodríguez de la herida que había recibido de una de las flechas, que
calificó de clara evidencia de su naturaleza rebelde. 319 Tiempo después, se
suscitaría la revuelta indígena en 1734.
Tras la expulsión de los jesuitas, entró la Orden de los Franciscanos en
1768 a California, el primer misionero en San José del Cabo fue el padre Fray
Juan Morán, quien tras catorce meses de estadía en el lugar, murió a
consecuencia de la peste.
En la visita de José de Gálvez que hizo al sur de la península, se percató
de la poca población indígena en San José, por ello, ordenó que se trasladaran
318 Harry W. Crosby, Antigua California, Universidad of New México Press Albuquerque, Primera Edición 1994, p.111
319 Ibíd., p.112 y 113.
176
cuarenta y cuatro indígenas de la misión de San Javier, de las cuales, solo
sobrevieron tres, debido a la enfermedad que asolaba la zona.320
El veintiuno de mayo de 1773, el padre Antonio Salas elaboró un
inventario de la iglesia. Describe que la iglesia es de adobe y recubrimientos de
barro, cubierta de jacal. Sus dimensiones eran: dieciocho mts. (Veintidós varas)
de largo y cuatro mts. (cinco de ancho); detrás del altar mayor existía una
sacristía muy pequeña, de adobe y barro. El altar contaba con un pequeño
retablo, un sagrario y tres santos de bulto.321
2.6.13. Nuestra Señora del Pilar de Todos Santos 1733
De 1723 a 1733 los jesuitas lograron fundar tres misiones en el extremo
sur de la península de California: la de Nuestra Señora del Pilar de La Paz, la de
Santiago y la de San José del cabo. Para esta época era indudable que Todos
Santos representaba para los religiosos un campo adecuado para llevar a cabo
las tareas misionales, pues no sólo era habitado por indígenas gentiles, sino
también contaba con condiciones inmejorables para la práctica de la agricultura,
lo cual facilitó que las actividades de los religiosos comenzaran con prontitud.322
En el año de 1731, doña María Rosa de la Peña, prima del marqués de
Villapuente donó la cantidad de diez mil pesos al Fondo Piadoso de las
Californias para que fundara un centro misional en el paraje de Ensenada de
320 Francisco Palou, Cartas desde la Península de California 1768 – 1773, Editorial Porrúa, S.A. México, 1994., p. 210
321 Eligio Moisés Coronado, Descripción e Inventario., p. 181
322 Lilia Trejo Gallegos, Santa Rosa de Todos Santos, p. 21.
177
Palmas.323 Para honrar a la benefactora, los padres jesuitas determinaron que
esa misión llevara el nombre de Santa Rosa.324El caso fue que no se pudo
encontrar un paraje adecuado para la fundación por lo que se decidió emplear el
donativo en darle al pueblo de visita de Todos Santos la categoría de misión, lo
cual ocurrió en 1733, recibiendo el nombre de Santa Rosa de Todos Santos y
para su administración fue designado el padre misionero Segismundo Taraval.
Todos Santos en el año de 1723, fue un pueblo de visita de la misión de
Nuestra Señora del Pilar de La Paz. El padre Jaime Bravo, fundador y
misionero de la misión de La Paz, fue quien dirigió las primeras obras que dieron
vida a la visita de Todos Santos. Lo primero que se hizo fue abrir un camino,
probablemente un sendero que comunicara a La Paz de Todos Santos; después
algunas ramadas que igual servían como iglesia, dormitorios, almacén, etcétera.
Así, modestamente surge por primera vez la visita de Todos Santos. Para
corroborar este dato vale la pena citar una referencia que hace el mismo padre
Jaime Bravo:
―Por el mes de enero, con licencia del padre visitador se empezó a abrir camino … para el río de Todos Santos con ánimo de fundar allí el tercer pueblo de esta misión de Nuestra Señora del Pilar … quedó bien abierto, cual no hay otro en Californias, y dista nueve leguas un pueblo de otro, que ya se puede empezar a llamar pueblo … se hicieron algunas ramaditas, se plantó la Santa Cruz … y luego se puso mano a limpiar un pedazo de tierra húmeda donde se sembraron unas matas de maíz.‖325
323 Ibíd., p. 28.
324 Ignacio del Río, Conquista y Aculturación en la California Jesuita, 1697-1768, p.145
325 Relación de padre Jaime Bravo al provincial José de Arjoo, Nuestra Señora del Pilar de La Paz, 21 de junio de 1724, en Ignacio del Río, p. 9.
178
A diferencia de otros pueblos de visita las tierras de Todos Santos
resultaron ser muy productivas y no pasó mucho tiempo para que el paraje
recibiera el título de misión, es decir, que se convirtiera en la cabecera misional
con su propia jurisdicción. En un principio la región de Todos Santos era
habitada por indios guaycuras. Un año después de su fundación en 1734 hubo
una rebelión de las más violentas de la época jesuítica y aunque el foco del
movimiento se localizó en las misiones de Santiago Y san José, se extendió
hacía las misiones de La Paz y Todos Santos. Los misioneros, los soldados y
los indios del servicio doméstico de las misiones de San José y Santiago fueron
muertos por los revelados, los de Todos Santos Lograron huir oportunamente
gracias a que algunos indios lograron dar aviso de la sublevación por lo que
lograron embarcarse en la Paz326 hacía un lugar seguro, como sería la isla
Espíritu Santo.
Por estos motivos la presidencia jesuítica decidió suprimir la misión de La
Paz, aparte de que ésta carecía de agua para los cultivos, y redistribuir a los
nativos en las misiones sureñas. Por ello, a partir de 1748 la misión cambió su
nombre de Santa Rosa al de Nuestra señora del Pilar de Todos Santos y para
entonces es probable que el pueblo tuviera ya una iglesia relativamente grande
y abundante en su decoración, construida de adobe y bóveda de madera, la
326 Ignacio del Río, Conquista y Aculturación en la California Jesuita, 1697-1768, pp. 206-208.
179
misma que describiría el franciscano Juan Ramos de Lora en 1773;327de tal
forma que en la misión de Todos Santos empezaron a vivir representantes de
las tres naciones indígenas de La Baja California (aunque nunca las tres al
mismo tiempo), a saber, guaycuras, cochimíes y pericúes, extintos todos desde
las primeras décadas del siglo XIX.
El número de indios disminuyó en el transcurso de la gestión jesuítica en
Todos Santos. Así, en los treinta y cinco años de la administración jesuítica – de
1737 a 1768- el número de indígenas registrados disminuyó el 89 % de
aborígenes anotados en 1733.328
A pesar de que la población indígena de Todos Santos se extinguió
durante el siglo XIX la administración misional continuó sus funciones, si bien
transformadas por la composición étnica de la comunidad, pues la influencia de
la población minera de Santa Ana, El Triunfo y San Antonio fundados entre 1748
y 1856 creció en Todos Santos durante el periodo franciscano y el dominico -
órdenes religiosas que sucedieron a los jesuitas en la administración de las
misiones después de su expulsión en 1768- pues el arraigo de colonos fue un
nuevo elemento de la realidad todosanteña que repercutió en su desarrollo
social.
327 Francisco Altable Fernández, “Todos Santos, una pequeña larga historia sudcaliforniana”, en Historia General De Baja California Sur. III, CONACYT-SEP-UABCS-IIH-H. Ayuntamiento de La Paz, México, 2004, p. 121.
328 Lilia Trejo Gallegos, Santa Rosa de Todos Santos. Una misión californiana (1723-1854), tesis de licenciatura, UNAM, Facultad de filosofía y letras, Colegio de historia, México, 1987, p. 90.
180
Un punto importante a raíz del establecimiento de los centros mineros fue
la relación que existía entre minero y misionero, que por lo general fueron
rígidas y a veces de disconformidades, en especial con la misión de Todos
Santos.
Hubo un litigio que se dio entre Manuel de Ocio, pionero y fundador del
centro minero de Santa Ana, y la misión de Todos Santos dos años antes de la
expulsión de los jesuitas por derechos de propiedad de los parajes de Las
Gallinas y El Triunfo, que según los misioneros pertenecían a la misión de
Todos Santos. Ocio argumentaba que los parajes que reclamaban no tenían
gente cuando él había empezado el poblamiento de Santa Ana, por lo que había
metido en esos lugares su ganado, el cual terminó por alzarse junto con
quinientas reses pertenecientes a Todos Santos.329 Ocio decía que los indios
habían terminado por comerse la mayor parte de aquellas reses, de manera que
las pocas que quedaban eran de su propiedad. Finalmente las autoridades
concluyeron que la misión de Todos Santos pagara o devolviera las reses al
minero y se prohibió que los vaqueros de la misión hicieran matanzas en los
territorios pertenecientes a Ocio, en este caso de Santa Ana, pues se afirmaba
que los parajes en litigio estaban registrados a nombre de la misión de Todos
329 Jorge Luis Amao Manríquez, Mineros, misioneros y rancheros de La Antigua California, INAH-P y V Editores, México, 1997, p. 36.
181
Santos y que formaban parte de los sitios de ganado mayor que se extendían
desde Las Gallinas hasta La Paz.330
2.6.14. La Rebelión Indígena de 1734 La evangelización de la parte sur de la península de California se vio
plagada de múltiples dificultades ya que la condición de llevar el programa
religioso iba encaminada a transformar la mentalidad y el modo de vida de la
población indígena. En un principio los indios se mostraron amigables con los
religiosos y se mostraban hasta sumisos, sin embargo, la imposición que
hacían los misioneros sobre la utilización de la lengua castellana, la
transformación de su ideología religiosa, la perdida de sus rasgos y tradiciones
(la poligamia), hicieron que los indios empezaran a sentirse amenazados en su
modo de vida y empezaron a sentirse inquietos hasta que fueron notorias la
actitudes renuentes de algunos jefes indígenas, y esto era quizá para los
padres el más claro indicio de que iban perdiendo el control que tenían.331
Las molestias y la inconformidad de los indios
fue tal que la rebelión estallo en 1734, fue un
movimiento violento y de consecuencias
dramáticas. Duró, menos de un día en cada
localidad, pues tanto en Santiago como en San
330 Ibíd., p. 38
331 Ignacio del Río, El Noroeste del México Colonial, estudios Históricos sobre Sonora, Sinaloa y Baja California, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, Primera Edición, México 2007., p. 138 y 139
182
José del Cabo sólo los llevo unas horas a los agitadores alcanzar lo que
parecen haber sido sus objetivos más generales, a saber: eliminar a los
misioneros y a la gente que les eran fieles, destruir las instalaciones misionales
y restablecer el sistema tradicional de autoridad de las rancherías indígenas.332
Al estallar la revuela el aparato militar de las misiones era en realidad
bastante débil. Tres soldados de escolta había en Todos Santos, uno en La Paz,
dos en Santiago y ninguno en San José del Cabo333. Por lo que, la primera
medida tomada por los superiores jesuitas de las misiones californianas una vez
que recibieron la noticia del levantamiento, fue la de solicitar refuerzos militares
a la contracosta con los cuales se pudo sufragar de manera efectiva la revuelta.
En sólo unos cuantos días se reclutaron y mandaron a la península cien indios
flecheros de las misiones de los ríos Fuerte y Yaqui. Para solventar el
levantamiento en tierras californianas, se emitió un decreto por medio del virrey
en donde se le dieron instrucciones al gobernador de Sonora y Sinaloa, Manuel
Bernal de Huidobro para que se trasladara a la península a someter a la
población rebelada. A fines de 1735 llegó Bernal de Huidobro a Loreto y al
siguiente año se trasladó al sur con el ejercito que llevaba consigo. Tras unas
diferencias con los misioneros jesuitas, Huidobro se mostró tolerante y pactó
con los indios, y con ello pudo realizar que salieran de sus escondrijos y que los
indios regresaran a las misiones. Muestra de su arrepentimiento los indios
332 Ibíd., p. 133
333 Ignacio del Río, Conquista y Aculturación en la California Jesuita, 1697-1768, p. 208.
183
techaron parte de la iglesia y levantaron de nuevo una cruz grande que tenían
en el cementerio. El día que entró Bernal de Huidobro a la misión halló a más de
doscientos indios cantando el Alabado delante de la Santa Cruz. Para escapar
de la persecución, del castigo, de esa nueva forma de crisis de sobrevivencia
producida por la campaña de la reconquista, se mostraban ahora dispuestos a
aceptar aquello que habían rechazado con furor en 1743. 334
2.7. Transformación evolutiva del conjunto misional.
El desarrollo y evolución de los conjuntos misionales es un tema que trató
George Kubler en su estudio de arquitectura religiosa del siglo XVI en la Nueva
España, menciona la existencia de ciclos constructivos, en los cuales, el
proceso de evangelización comienza con estructuras provisionales elaboradas
con materiales perecederos, mismos que son reemplazados en un segundo
momento y en un plazo corto por la edificación de un templo y sus anexos, y que
en un tercer período se volverían a edificar en piedra. Las misiones californianas
presentan esas fases constructivas en coincidencia con las construcciones del
siglo XVI. Si realizamos un análisis a los casos específicos de las fundaciones
californianas y comparándolas con las del noroeste novohispano, podemos
llegar a comprender la lentitud del proceso de desarrollo de la arquitectura
misional que empezó en el siglo XVI y que continuó a lo largo del siglo XVII y
XVIII.
334 Ibíd.., pp. 211,213-215
184
En las primeras construcciones que se realizaron de forma temporal en la
California, se aplicaron técnicas constructivas sencillas y prácticas, utilizaron
materiales de la región a los que podían acceder fácilmente, de manera rápida,
tales como: horcones y varas, con ellos, se elaboraron muros sencillos y las
cubiertas las realizaban con madrea y hoja de palma. Estas obras cumplían de
manera temporal sus necesidades de alojamiento, pero debido a los materiales
empleados resultaban construcciones muy efímeras. Conforme el misionero se
iba adaptando a su nuevo medio se iba asentando y a través de la apropiación
de los espacios y recursos fue conociendo mejor el lugar. Empezaron a enseñar
a la población nativa la forma de trabajar con la madera y los diferentes
sistemas constructivos, posteriormente incorporaron materiales como el adobe,
el ladrillo y la piedra, para las construcciones de mayor tamaño como la de San
Ignacio, San José de Comondú o San Javier fue necesario traer indios de la
contracosta para que pudieran ayudar a construirlas.
Las plantas arquitectónicas de los templos temporales fueron solo de una
habitación, con las construcciones permanentes y las posibilidades que los
mismos materiales y la mano de obra podían otorgar, empezaron a construir
templos con partidos arquitectónicos más elaborados, en muchos de ellos se
aplicaron los conocimientos que tenían en la teoría de la arquitectura, por
ejemplo: La misión de San Javier y San Ignacio se construyeron con una planta
arquitectónica de forma de cruz latina, fueron realizadas con piedra tanto los
muros como sus cubiertas, la forma de sus techos fueron variados, bóveda de
185
cañón, “bóvedas recargadas”, y cúpula de media esfera, estas obras se
realizaron en el transcurso de varios años.
Es necesario considerar que las misiones eran
conjuntos complejos con necesidades que se
generaron por necesidades de tipo religioso,
civil y militar. Funcionaron como verdaderos
asentamientos y en este sentido las misiones
californianas difieren de los establecimientos
que se construyeron en la parte central de México, en los centros de población o
cercano a ellos. Los misioneros tenían como uno de sus propósitos el de
sedentarizar a una población nómada, como en el caso de la sierra Gorda y
algunas partes de California, o bien, de agrupar una población sedentaria. 335
La arquitectura
misional en Cali-
fornia la podemos
considerar como
una variedad de
formas que se dio
en los diferentes asentamientos misionales, con factores tan distintos en cuanto
a elementos formales que las componen. Considero que no hay una arquitectura
misional californiana como tal, sino una gran variedad de soluciones
335 Carlos Chanfón Olmos, Historia de la Arquitectura Vol. II, Tomo III, p. 403-404
Foto 59: Autor. CECUT, Misión de San Ignacio, Tomada por autor.
Foto 60: Autor. José Manuel Castro, Misión San Luis Gonzaga
Fotos 61 p.485: Autor. Gerard Decorme, Misión de Loreto.
186
arquitectónicas aplicadas en la construcción de
los templos religiosos, las formas constructivas
muestran soluciones completamente diferentes
y únicas entre sí, no muestran un patrón
arquitectónico que determine como un estilo
arquitectónico particular a las misiones de
California. Por último, Queda claro que el
estudio de la misión no puede quedarse únicamente en la esencia del templo,
sino que debe incluir una gran diversidad de
espacios y obras arquitectónicas realizadas,
desde la vivienda indígena a las construcciones
anexas que se construyeron en torno al templo
religioso, todas las obras que funcionaron para
desarrollar todo lo que culminó con la misión.
Los albores del urbanismo en la península se
verán reflejados en los decretos establecidos
por los sueños de José de Gálvez a partir de 1768. De ello se habló en el
capítulo anterior. Aunque si bien el planteamiento de la evangelización y
colonización de los misioneros en California contemplaba desarrollar
urbanísticamente los poblados en los sitios donde se encontraban las misiones,
también planteaba la distribución y aparcelamiento del territorio.
Fotos 62: Autor. Misión de Mulegé, Fachada principal.
Fotos 63 Archivo del INAH. Misión de San Ignacio.
187
2.8. Planos Arquitectónicos Misionales.
Plano: 9 Fachadas y planta arquitectónica
de La Misión de Nuestra Señora de Loreto
192
3. CAPITULO. Las Misiones californianas: el desarrollo misional.
3.1. Los antecedentes y el interés de los Jesuitas novohispanos.
Existen en la historia momentos cruciales que acontecen en el tiempo
entrelazados a un sinnúmero de novedades imprevistas y que parecen acelerar
los eventos para crear una forma de vida diferente. Sin duda alguna, pocas
veces en la historia se han dado condiciones tales y una de ellas fue en el siglo
XVI, un siglo en el momento cumbre del Renacimiento, la Reforma, los
descubrimientos geográficos y del crecimiento de la burguesía, este siglo es
marcado como un amplio movimiento cultural en España, se le conoce como el
siglo de oro de las bellas letras. Pero dicho siglo fue también el auge de España,
nación destinada a llevar a cabo una labor tan grande y trascendental como
ninguna otra lo había realizado hasta entonces: la conquista de un nuevo
continente, América. La hazaña no solo consistió en descubrir y conquistar las
vastas extensiones territoriales, y someter a la gran diversidad de indígenas que
habitaban en el nuevo continente, sino que también significó, además, trasladar
la cultura occidental hacia estas tierras. Muchos aspectos de la conquista tienen
como factor predominante la economía, pero es a través de la evangelización
como fueron conquistados los pueblos indígenas, en los que se encuentran los
propios californios. Esta conquista no se puede explicar si no se tiene en cuenta
la cultura como elemento fundamental.
Consolidado el dominio español en el centro de México hacia mediados
del siglo XVI, la atención de los conquistadores y religiosos comenzó a dirigirse
193
hacia los amplios territorios del norte. A la Corona se le dificultaba pacificar y
poblar los vastos territorios del noroeste, debido principalmente a lo extenso del
territorio así como a los innumerables grupos étnicos que lo habitaban que como
característica era seminomadas y belicosos. La provincia de San Miguel
Culiacán se fundó en 1531 por Nuño de Guzmán, es la fundación más al norte y
donde se comienza la expansión territorial de Nueva España a estos
territorios.336 La llegada de los jesuitas a Sinaloa fue en 1590 y su posterior
expansión a las provincias de Ostimuri y Sonora marcó el inicio de
evangelización en el noroeste de Nueva España. En el aspecto formal, la
estructura económica de la misión jesuítica era más compleja que los proyectos
de las otras órdenes como los franciscanos y los dominicos.337
Antes de continuar con nuestro tema es preciso aclarar que la definición
del término misión se refiere, en principio, a una labor específica: el desempeño
que efectúa un ministro religioso de administrar la evangelización de grupos
humanos originalmente ajenos a sus creencias religiosas, también equivale a
los trabajos de cristianización. Es claro que, al aplicarse el término a los pueblos
de misión, este sufre cambio en su significado y se refiere ya no sólo a la
función de evangelización, sino también al ámbito de la organización social que
permite su cumplimiento. En el lenguaje común o vulgar se concibe a la misión
336 Ignacio del Río, “Vertientes Regionales de México, estudios históricos sobre Sonora y Sinaloa
(siglos XVI-XVIII)‖, Secretaría de Educación Pública, Universidad Autónoma de Baja California Sur, La Paz, BCS, Primera Edición 1996, ISBN:968-896-089-1, p.53
337 José Refugio de la Torre Curiel, “La frontera misional novohispana a fines del siglo XVIII”, en
El Gran Norte Mexicano, indios, misioneros y pobladores entre el mito y la historia, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Sevilla, 2009., p. 295
194
como el templo religioso, como un lugar específico; sin embargo, la misión es
más que eso, trasciende este espacio para abarcar la propia iglesia que se erige
como emblema para convertirse así en el centro donde confluyen los otros
espacios: con sus edificaciones, campos de cultivo, corrales, lugares de visita,
sistemas y canales de irrigación, depósitos de agua y en general, los territorios
aledaños situados en el espacio de la jurisdicción de la misión338. El término
misionero no se generaliza en el lenguaje de las distintas órdenes hasta los
primeros decenios del siglo XVII, empleándose anteriormente sinónimos como
predicadores, obreros, varones de Dios, sujetos, etc.339
El objetivo primordial de la misión es salvar las almas de los naturales a
través del adoctrinamiento para ello, los religiosos usaron el método de la
evangelización, no solamente significaba la enseñanza de la religión, sino todo
un traslado de la cultura occidental con el fin de que los indígenas pudieran vivir
congregados en pueblos y llegar a la vida eterna como lo dice el evangelio.
La enseñanza de la doctrina fue el elemento central del trabajo misional y
alrededor de ella se desarrollaron todos los aspectos de dicha obra. Consistió
fundamentalmente en la transmisión de los fundamentos del cristianismo y para
lograrlo debían aprender el idioma de los nativos para someterlos. Para realizar
la evangelización, era necesario congregarlos en pueblos. Sin embargo, no sólo
338 Ignacio del Río, Conquista y Aculturación en la California Jesuita, 1697-1768, p. 108
339 Salvador Bernabéu Albert, Expulsados del Infierno. El exilio de los misioneros jesuitas de la
península Californiana (1767-1768), Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, 2008., p 31.
195
bastaba con reunirlos y evangelizarlos, era necesario darles medios para su
sustento, por lo que los misioneros introdujeron plantas provenientes del viejo
continente y otras del mismo continente pero que no se encontraban en
California, muchas de las cuales ya se hallaban en la Nueva España, tales
como: Olivos, vid, higueras, palmas datileras, cítricos, maíz, trigo, y algodón.
Frijol, garbanzos, entre otras. Enseñaron a sus neófitos técnicas agrícolas
introduciendo el arado. También se introdujo la ganadería de ganado mayor y
menor, así como el caballar y mular, para ello se crearon ranchos y se
contrataron vaqueros asalariados. Se introdujeron los animales de tiro y carga y
otros de uso doméstico, instruyeron a los indios como ayudantes en los trabajos
constructivos de las misiones y obras anexas. En resumen, los misioneros
consideraban que sin la producción de alimentos no era posible mantener la
misión y sin asentamiento estable no era posible evangelizar a los indios. Lo que
se buscaba desde un principio era una economía autosuficiente entre los
indígenas y que se hicieran productivos a la corona española; sin embargo,
nunca fueron totalmente autosuficientes por lo que dependieron del suministro
de bastimentos y otros materiales para lograr mantener las misiones. Estas eran
traídas desde la contracosta en embarcaciones propias o fletadas; los puertos
principales desde donde se embarcaban eran San Blas, Chiametla, Acapulco y
por último Guaymas.
196
En lo que respecta a los primeros intentos de colonización en La Antigua
California340, podemos decir que los españoles habían mantenido contacto con
la península desde 1533 y a partir de 1535, con Hernán Cortés empezaron los
intentos de colonización que se prolongó hasta 1697 cuando se logró, por fin,
establecer la primera colonia con los jesuitas. Sería a finales del siglo XVII que
el virrey Sarmiento y Valladares aprobó que los jesuitas iniciaran la implantación
de misiones conforme a un plan diseñado por el padre Eusebio Francisco Kino
y Juan María de Salvatierra341 que consistía esencialmente en establecer
poblados indígenas abastecidos desde la contracosta de Sonora y Sinaloa.
Es preciso aclarar que no fue justamente con los jesuitas que se
comienza el interés por misionar en tierras californianas, como ya se mencionó
en páginas anteriores. Antes de que la Compañía de Jesús hiciera acto de
presencia en el noroeste novohispano, ya los frailes franciscanos habían
navegado en varias expediciones durante el siglo XVI y comienzos del XVII, en
este siglo iniciaron los jesuitas sus aproximaciones a la península como
340 En 1776 se da la creación de las provincias internas de Nueva España entre ellas las
californias, la Antigua (Baja) California y la Nueva (Alta) California, es hasta 1804 que las californias quedan conformadas en dos provincias separadas, ahora llamadas la Alta California y la Baja California, refiriéndose esta última a la península.
341 Francisco Altable Fernández, “La economía misional”, en TREJO BARAJAS, Dení (Coord.)
Historia Gral. de B.C.S., La economía regional, CONACYT-SEP-UABCS-IIH-P y V editores, México, 2002, p57.
197
participantes en las expediciones de Francisco de Ortega en 1632 e Isidro de
Atondo y Antillón en 1683.342
Como ya hicimos referencia, los navegantes españoles transitaron por
primera vez en tierras californianas al finalizar el primer tercio del siglo XVI.
Desde entonces, esas tierras se convirtieron en un objetivo para los
movimientos de expansión colonial en los mares del sur343. Sin embargo, los
intentos de colonización en un siglo y medio fracasaron, debido principalmente a
la lejanía del territorio y a la pobreza de la tierra, pero lo curioso es que se
propagaban imágenes contrapuestas: las pesquisas oficiales mostraban a una
California marginal y pobre, al mismo tiempo que surgían las primeras voces
que difundían la noticia de un territorio de abundantes perlas e indicios de
metales preciosos como de oro y plata. Nadie se conformaba con la realidad.
Había una contradicción entre los rumores, los informes y las acciones oficiales.
En el siglo XVI se forjan expectativas y nadie quiere sumergir a la California en
su árida realidad. Muy al contrario, los mitos de grandes riquezas promovieron
las sucesivas expediciones enviadas a las costas californianas por la Corona
española, quien gastó grandes fortuna en expediciones ultramarinas.344
A los deseos de encontrar nuevos reinos y riquezas les siguieron los fines
estratégicos, para evitar una posible penetración y perder el dominio de los
342 Francisco Altable Fernández, “Los jesuitas de California, un poder de excepción en la Nueva
España”, en González Cruz, Edith (coord.). Historia Gral. de B.C.S., Tomo II, Los procesos políticos, CONACYT-SEP-UABCS-IIH-P y V editores, México, 2003, p. 66.
343 Ibíd., pp. 66
344 Salvador Bernabéu Albert, Expulsados del Infierno. El exilio, pp. 38-39.
198
territorios conquistados y por conquistar. La búsqueda de nuevos territorios de
otras potencias europeas llevó a la corona a auspiciar nuevas expediciones para
colonizar y proteger los territorios conquistados hasta el momento. Las
potencias que estaban disputando estos dominios eran: Inglaterra, Portugal,
Francia, y por último Rusia. También se tenían fines defensivos, como la
protección del galeón de manila, de los piratas y corsarios auspiciados por las
potencias mencionadas. En el año de 1595 el galeón de manila llamado Santa
Ana fue atacado por el pirata Cavendish llevándose una cuantiosa fortuna. El
galeón de Manila hacía posible el enlace comercial entre la Nueva España y los
países asiáticos345.
La Corona (s.f.)., otorgó la autorización a varios capitanes para su
“entrada” en California, no obstante que los viajes fueron persistentes, los
resultados fueron decepcionantes. Los marinos que formaban las expediciones
recordaban las riquezas perlíferas, la docilidad de sus habitantes, las
posibilidades de establecer un nuevo reino, la obligación de los reyes para
evangelizar esas tierras y la necesidad de establecer puertos seguros para el
refugio del galeón de Manila. A la postre, los informes finales casi siempre
mostraban las dificultades para mantener una colonia estable, por todo esto, los
obstáculos que por largo tiempo habían impedido la ocupación colonial de
California, no habían hecho, sino volver cada vez más urgente ese programa de
345 Salvador Bernabéu Albert, Expulsados del Infierno. El exilio pp. 38-39.
199
expansión346. Así se fueron sucediendo varias empresas perlíferas como las
comandadas por Cardona, el aragonés Pedro Porter y Cassanate y el almirante
Isidro de Atondo y Antillón, el cual, presentó un plan organizativo bien
fundamentado, además de ofrecer las fianzas que exigía la Real Hacienda, se le
otorgó la autorización para poblar y evangelizar a los indígenas, según el
mandato del rey debería ser encargada esta tarea a los religiosos de la
Compañía de Jesús, en el entendido de que la conquista de los naturales no
habría de ser hecha “por la fuerza de las armas sino por el medio suave de la
persuasión”347. Tarea que fue encomendada al padre Eusebio Kino y al padre
Matías Goñí. Isidro Atondo y Antillón zarpó en enero de 1683 del Puerto de
Chacala hacia la California; gastó una considerable fortuna en sostener una
colonia permanente compuesta de marineros, soldados e indios de la
contracosta.348 El desembarco de la gente se efectuó el día 2 de abril de 1683
en la bahía de La Paz, tiempo después debido a un enfrentamiento con los
indígenas abandonaron ese sitio y se trasladaron a la bahía de San Bruno
donde fundaron un asentamiento, el cual sería abandonado dos años después,
ya que esta empresa tuvo que capitular frente a las duras condiciones
ambientales, las que no permitían sacar provecho material de la colonización.
Como consecuencia del fracaso, en los primeros meses de 1686 se recibió una
346 Ignacio del Río, El Régimen jesuítico de la Antigua California, IIH-UNAM, México, 2003, p.27.
347 Ibíd., pp. 29-30.
348 Miguel Messmacher, La Búsqueda del signo de Dios, Fondo de Cultura Económica, México, Primera Edición, 1997, p. 299.
200
real cédula en la cual el rey mandaba suspender indefinidamente todo el apoyo
oficial a la conquista de California, prohibiéndose además su poblamiento.349
Sin embargo, los jesuitas no se desalentaron y el padre Kino,
inicialmente, y después los padres Salvatierra y Ugarte, fueron planeando y
sentando las bases para las ulteriores entradas a la península350. Las
autoridades reales no querían aportar más caudales para una conquista que se
resistía y los directores provinciales jesuitas temieron perder el crédito de la
Compañía e involucrarla en una difícil y costosa misión que necesitaba de
muchos misioneros de la misma orden, muchos soldados y resistentes barcos
para abastecerla durante los primeros años. Además, había una imagen popular
muy negativa en la sociedad novohispana: tras varios siglos de tentativas se
había instalado el rumor de que la península era inconquistable351. Salvatierra
obtuvo el 13 de enero de 1697 la aprobación de su superior, el provincial Juan
de Palacios. Presentó la solicitud respectiva ante el virrey José Sarmiento y
Valladares, conde de Moctezuma, y el día 6 de febrero se expidió una real
provisión en la que se otorgaba licencia a los padres Salvatierra y Kino para
hacer una misión en la California, a condición de que la entrada se hiciera sin
contribución económica por parte de la Real Hacienda. Se autorizaba también a
los religiosos para llevar consigo algunos hombres de tropa y para nombrar al
349 Miguel Messmacher, La Búsqueda del signo de Dios., p. 300.
350 Ibídem.
351 Salvador Bernabéu Albert, Expulsados del Infierno. El exilio, p. 40.
201
capitán de ellos.352 Los misioneros debían tomar posesión de los territorios con
la conquista espiritual de limosnas y donativos particulares, dicha posesión
debía ser en nombre del soberano. Esta acción sería recompensada por el
monarca ya que les autorizaría una serie de privilegios para la nueva misión
ignaciana: tendrían la
autoridad sobre los soldados,
el poder para nombrar o
cesar al capitán, tener el
control de los pobladores, los
barcos de transporte y
pesquerías de perlas.353
Solucionados los
obstáculos legales,
Salvatierra prepara su viaje
para llevar a cabo la
conquista espiritual hacia
California.
Cuando el padre
Salvatierra esperaba en un puerto de Sonora, la llegada de provisiones de carne
352 Ignacio del Río, La Fundación de la California Jesuítica, Siete Cartas de Juan María de
Salvatierra, S.J. (1697-1699), Universidad Autónoma de Baja California Sur, Primera Edición, México,1997, p. 48
353 Salvador Bernabéu Albert, Expulsados del Infierno. El exilio, p. 41.
202
y al padre Francisco Kino, que lo habría de acompañar a las nuevas
fundaciones en la California, así como, dos embarcaciones procedentes de
Acapulco, recibió el aviso de que el padre Eusebio Francisco Kino no podría
acompañarlo, ya que era necesaria su presencia en la Alta Pimería por la
sublevación de los indios. Finalmente, el 11 de octubre Salvatierra se embarcó
con nueve hombres a la mar llevando provisiones y “un caballo, diez carneros y
cuatro cabras, con su macho y cuatro lechoncitos…” Así mismo “un perro
bravo.354
Salvatierra y sus acompañantes avistaron la California, y el lunes 14
desembarcaron en el antiguo Real de San Bruno que había sido abandonado
por la empresa de Atondo de Antillón.355 Debido a las dificultades en el
abastecimiento de agua y de los obstáculos para el acceso a San Bruno hubo
un desanimo general. Motivo por el cual determinaron trasladarse a otro sitio; el
capitán Juan Antonio Romero mencionó que había una ensenada denominada
San Dionisio con condiciones estables para fundar ahí un asentamiento, de tal
manera, que al estar todos de acuerdo, salieron hacia ella el 17 de octubre de
1697.356 El 19 de Octubre de 1697 desembarcaron en la Bahía de San Dionisio
354 Juan María de Salvatierra, La Fundación de la California Jesuítica, Siete cartas de Juan
María de Salvatierra, S.J. (1697-1699), Universidad Autónoma de Baja California Sur, México 1997, Primera Edición, p. 71
355 En sus cartas Salvatierra se refiere a su llegada y dice que el “El antiguo Real de San Bruno,
fundado en una loma en la que no hallamos más que piedras caídas, todo derrumbado, entre abrojos, menos un pedazo de cortina que todavía estaba levantado, como de una vara de alto.”
356 Pablo L. Martínez, Historia de Baja California, Primera reimpresión febrero de 1991,
Patronato del Estudiante Sudcaliforniano, Consejo Editorial del Gobierno del Estado de B.C.S. p. 135.
203
y fundaron con la advocación de Nuestra Señora de Loreto, lo que sería para la
historia la primera fundación jesuítica de las Californias.
3.2. El interés misional de los jesuitas
Es así como en octubre de 1697, que el padre Juan María de Salvatierra
fundaba el primer establecimiento colonial permanente de la California: la misión
de Nuestra Señora de Loreto Conchó, y el Real Presidio. A partir de entonces
diez y siete misiones se fundaron a lo largo y ancho del territorio peninsular, en
71 años de labor misional. Con la primera fundación misional, la labor de los
misioneros inicia su expansión. Haciéndose realidad lo que en muchas décadas
había sido un deseo.357
Para 1699 hacia el norte de Loreto se fundó una nueva reducción llamada
San Juan Londó, que si bien no logró formarse como una misión sí funcionó
como pueblo visita donde se estableció un rancho ganadero dependiente de la
misión de Loreto y para noviembre del mismo año fue fundada la misión de San
Francisco Javier por el padre Juan María Píccolo.
Debido a la falta de bastimentos y recursos no se llevó a cabo una nueva
fundación sino hasta 1705 que se autorizaron las fundaciones de Santa Rosalía
de Mulegé y la de San Juan Bautista Malibat y valiéndose de la frágil producción
interna de las misiones ya establecidas, de los ofrecimientos piadosos de
algunos particulares y de la ayuda externa que prestaban los jesuitas de Sonora
357 Sergio Ortega Noriega, Un ensayo de historia regional, el noroeste de México 1530-1880, UNAM, México, 1993, p. 79
204
y Sinaloa, pudo erigirse una quinta misión en 1708, la de San José de
Comondú.358
Para el año de 1717, con la llegada del padre Jaime Bravo a la península,
se contribuyó a las gestiones institucionales para lograr de manera definitiva la
expansión misional jesuítica. Tan sólo entre los años de 1720 a 1723 se llevaron
a cabo las fundaciones de cinco misiones más: La Purísima Concepción,
Nuestra Señora del Pilar de La Paz, Nuestra Señora de Los Dolores, Nuestra
Señora de Guadalupe y la misión de Santiago. Pasarían siete años en los
cuales se detuvo la expansión misional.359 Posteriormente para 1728 se fundaría
nuevas misiones hacía el norte de la California: San Ignacio en 1728, San José
del Cabo en 1730, Santa Rosa de Todos Santos en 1733 y San Luis Gonzaga
en 1737.
Los primeros años de los jesuitas en la Antigua California se
caracterizaron por tener una creatividad notable para cumplir su labor misional
con pocos recursos y un máximo de eficacia. “Predicar el Evangelio con
sencillez e inteligencia y atraer a los individuos a la fe católica, recurriendo a la
sensibilidad particular de cada sociedad fue el distintivo de la labor jesuita”360.
El procedimiento de los jesuitas consistió en agrupar a los indios en
asentamientos estables, en los llamados pueblos de misión, con el objetivo de
358 Ibíd., p 82
359 Ibid.,p.85
360 Ad Maiorem de Gloriam, La Compañía de Jesús Promotora del Arte, Universidad Iberoamericana, 1ª edición, 2003., p.32
Dibujo Ignacio Tirsh, San José
205
inducirlos al trabajo sistemático en la agricultura y la ganadería, ya que como se
mencionó anteriormente, sin la producción de alimentos no era posible mantener
la estabilidad del poblado y sin asentamiento estable no era posible evangelizar
a los indios, es decir, enseñarles la religión católica y civilizarlos de acuerdo a la
cultura de occidente conforme a la moral cristiana.361 Acciones que por lo
general trajeron reacciones violentas por parte de los indios que llevaron al
alzamiento pues era difícil someter a un grupo de humanos a costumbres y
creencias que estaban fuera de su cotidianidad.
La organización y el funcionamiento de las misiones en esta región no
pudieron ser iguales a otras misiones de Nueva España, pues la aridez del
medio no permitía las condiciones para el desarrollo de la agricultura. El
abastecimiento de bastimentos como carnes, maíz y trigo por citar algunos los
recibían los jesuitas californianos de las comunidades de Ostimuri, Sinaloa y
Sonora y eran desembarcados en Loreto para posteriormente desde el almacén
Real distribuirlos a las demás misiones.362
Mientras los jesuitas permanecieron en California lograron convertir a los
indios al cristianismo y mantenerlos posteriormente como cristianos
practicantes, con el establecimiento y la consolidación de cada una de las
unidades misionales se fue extendiendo el sistema de misiones363.
361 Sergio Ortega Noriega, Un ensayo de historia regional, p. 52
362 Ibídem., p. 74
363 Ignacio del Río, Conquista y Aculturación en la California Jesuita, 1697-1768, p.107
206
De esta forma, el régimen jesuítico logró desarrollar la vida misional ante
los grupos indígenas de la península a lo largo de setenta años, en los cuales,
lograron implantar un sistema que logró funcionar en una región donde
anteriormente los intentos de colonización se habían llevado a cabo sin obtener
resultados fructíferos. Pudieron desarrollar dentro de los establecimientos
misionales una organización interior en la que a los neófitos se les daba misa, y
se les enseñaba la doctrina cristiana.364
Introdujeron la práctica de la agricultura y la ganadería logrando con
dificultades estas actividades en todas las misiones, por ejemplo, se introdujeron
los cultivos de maíz, trigo, arroz, frijol, garbanzos, y algunos frutos como higos,
vid, ciruelas y naranjos, además de que se introdujeron las palmas datileras y
olivos.
Con la cosechas de uvas y de olivos se obtuvieron de la primera vinos y
de la segunda aceites.
La organización misional de la Antigua California fue el resultado de los
métodos utilizados por los jesuitas, tuvo un carácter único debido a la autoridad
que ejercieron los misioneros sobre los soldados y la gente de mar. Por ello, los
misioneros tuvieron un control total de la región. Sin embargo, medio siglo
después de los inicios de la vida misional, los pocos colonos que estaban
establecidos fuera del sistema religioso entraron en conflicto con la Compañía
de Jesús, y por ello, tuvieron que someterse al sistema socioeconómico
364 Pablo L. Martínez, Historia de Baja California, p. 247.
207
misional. Después de la expulsión de los jesuitas en 1767, cambió radicalmente
la estadía de los colonos californianos.365
3.3. El Fondo Piadoso y los albores de la expulsión jesuítica.
El Fondo Piadoso de las Californias, fue el más importante y significativo
soporte financiero de las misiones jesuíticas peninsulares acumulando recursos
gracias a una serie de donantes y contribuyentes tanto de España como de la
Nueva España. Con la formación y el sostenimiento del Fondo se facilitó la
seguridad financiera al proyecto misional y al sostenimiento de sus ministros,
además dio autonomía a la administración jesuítica responsable de la misión
californiana.366 Como señala Bayle, los jesuitas aseguraron a la California
económica, políticamente y religiosamente: “… Se aplicó a dar firmeza a su
establecimiento, fijando entre los indios la habitación de los padres, que sin este
apoyo no hubieran podido subsistir en un país ultramarino y tan estéril.”
367Además con una estructura administrativa:
Aseguró en México un procurador fijo, que entendiese en el manejo de
las fincas, la cobranza de las limosnas, la provisión y despacho de las
memorias y, finalmente, en todos los negocios, pretensiones y recursos que
pudieran conducir al adelantamiento de la California. Impetró este procurador
de su R.P: General una total independencia del procurador de provincia, muy
365 Ignacio del Río, Conquista y Aculturación en la California Jesuita, 1697-1768, p. 109.
366 Ignacio del Río, El Régimen jesuítico de la Antigua California, IIH-UNAM, México, 2003,
p.154. 367
Juan María de Salvatierra, Misión de la California. Editorial Católica, S.A., Introducción, arreglos y nota por R.P.C. Bayle, S.J. Madrid. 1946.p. 136
208
embarazado con los negocios de otra Misiones de tierra firme...Aseguró otro
procurador en Guadalajara, ya para los prontos socorros, ya para los
negocios dependientes de aquella Real Audiencia. (...) Además de éstos, en
las costas de Sinaloa y Sonora tuvo siempre por procuradores y agentes de
los despachos de California a todos los padres misioneros que vivían
cercanos a los puertos de mar que había en aquellas costas. (...) Solicitó
bienhechores que fomentasen la empresa, y en 20 años mantuvo continua
correspondencia con ellos.
Formado este patrimonio, los misioneros tuvieron recursos para iniciar
las bases de las fundaciones jesuíticas en tierras peninsulares. Aunque si bien,
esta forma de financiamiento constituyó una obtención de recursos a los
misioneros también liberó parcialmente a las autoridades del reino a financiarlos,
con ello, quitarían parte de la presión externa que significaba el compromiso de
hacer redituar la ocupación a corto plazo. 368
Pese a que las condiciones en que se dio la ocupación jesuítica en
California hicieron viable la expedición colonizadora, a la larga el proyecto
tendría sus inconvenientes desde el punto de vista económico Tuvieron los
jesuitas un poder que les permitió mantener el control de la península en función
de sus intereses institucionales. Este poder, les dio un alto margen de autoridad
para mantener a raya las intenciones de lucro de sus soldados, gente de mar y
368 Ignacio del Río, Conquista y Aculturación en la California Jesuita, 1697-1768, p.52.
209
demás empleados, lo que representó un obstáculo para el desarrollo de las
actividades económicas de carácter privado.369
Aunque las prerrogativas concedidas a la orden no la facultaron
expresamente para impedir las iniciativas particulares, en la práctica los
misioneros no pudieron evitar que los soldados y marineros del presidio de
Loreto incursionaran en actividades ajenas al sistema misional, el poder
otorgado por la Cédula Real; sin embargo, sí dio a los jesuitas durante las
décadas un instrumento eficaz para frenar cualquier pretensión que atentara
contra los intereses misionales, siempre ayudados por el aislamiento geográfico
y por la poca atracción que ejercía el territorio peninsular como destino de
colonos, fuera de los soldados, marineros y sus familias y uno que otro
asalariado como vaquero o maestro de oficios, pero estos últimos eran
ocasionales. Si bien el proyecto de colonización misional fue viable para la
Corona española en cuanto que triunfó allí donde antes había prevalecido el
fracaso, no lo fue tanto si consideramos que no se cumplió para que se
levantaran pueblos de colonos españoles independientes de la sujeción misional
y que contribuyera a la Real Hacienda de la Corana Española, pese a las
varias exhortaciones que en distintos momentos hicieron las autoridades reales
españolas. Con ello se puso de manifiesto, con el tiempo, que el sistema
misional se había constituido en un impedimento que retrasaba el poblamiento
civil y el desenvolvimiento de las actividades económicas de particulares,
369 Ibídem.
210
situación que iba en contra de las expectativas colonialistas de la monarquía
española.370
3.4. Expulsión de los jesuitas y los nuevos centros de población.
El tema de la expulsión de los jesuitas del imperio español ha sido objeto
de creciente atención por parte de los historiadores y sin duda, es la orden
religiosa más analizada por los historiadores. Incluso se ha escrito que los
jesuitas fueron los primeros globalizadores del planeta, pues su interés por lo
divino y lo humano no tenía fronteras371.
A pesar de los aspectos políticos y religiosos existía un factor de malestar
en las autoridades virreinales y eso fue por motivado por el nivel de preparación
intelectual de los jesuitas en el conocimiento de las ciencias, de las artes y de la
política y la sospecha de que habían instaurado formas relativamente
autónomas de gobierno, aspectos que iban en contra del ejercicio de la
autoridad real. A principio del año de 1767 las cosas se tornarían grises para la
compañía jesuítica a nivel general, los vientos ya no empezaron a soplar a su
favor pues en dicho año, en España, el rey Carlos III dispuso su expulsión de
todas las posesiones territoriales españolas y tomadas todas las propiedades de
la compañía debido a que se empezaron a gestar rumores de que tenían
acumulada grandes riquezas a expensas de los intereses reales, además de su
370 Francisco Altable Fernández, La economía misional, p.59
371 Salvador Bernabéu Albert, Expulsados del Infierno. El exilio, p. 12
211
oposición en algunos lugares, de asentamientos civiles, tal como sucedió en la
península californiana.
El fiscal Pedro Rodríguez de Campomanes tenía argumentos políticos
para expulsar a los misioneros. Para ello, emitió un informe denominado
Dictamen fiscal de expulsión de los Jesuitas de España. En donde acusó a los
jesuitas de:
“Acumular y desviar en su provecho las rentas destinadas a la conversión de los californios; de mantener embarcaciones de comercio entre la Nueva España y la península, en las que transportaban los sueldos de los soldados en forma de géneros, trayendo de regreso vinos y otros productos que cultivaban en California a costa de los indios, y de comerciar con el galeón de Manila. Asimismo, el dictamen los acusa de tratar despóticamente tanto a indios como a soldados, prohibiendo la entrada y el comercio a los españoles, pues miran estas provincias como un ―un patrimonio de la Compañía‖, sin que aprovechen las cuantiosas sumas gastadas en su evangelización en los progresos necesarios para entregarlas al obispo y fundar poblaciones.372
3.5. Malestar de los Colonos contra los misioneros en California.
El descontento de los colonos en la California comenzó debido a la
desaprobación de los misioneros al establecimiento de personas españoles
independientes de las misiones. El rey señalaba que era conveniente propiciar
el paso de colonos, cuya presencia en la provincia ayudaría a la protección de
los misioneros y a la protección de los indios.373 Generalmente, los misioneros
372 Salvador Bernabéu Albert, Expulsados del Infierno. El exilio, pp. 64, 65.
373 Ignacio del Río, op., cit., p. 202.
212
aludían a que las condiciones adversas de la geografía peninsular y la escasez
de suministros hacían difícil el asentamiento de colonos españoles. Para el año
de 1748 se crea la primera empresa considerada secular en la California, con la
explotación del Real de Santa Ana, esto traería como consecuencia el
descontento de los misioneros y conflicto con los nuevos colonos que venían a
establecerse a la California como es notorio el escrito con las ocho acusaciones.
Entre los ex soldados del presidio de Loreto que se habían independizado de la
“férula” de los misioneros, llamado Manuel de Ocio, quien para 1744 se había
convertido en un pescador y vendedor de perlas, negocio que le dejó grandes
ganancias mismas que invirtió en la minería, a la postre fundaría el mencionado
Real,374 Considerado el primer pueblo y núcleo de actividad económica
independiente de las misiones de California,375 de esa manera daría pie al
surgimiento de otros pueblos de carácter no misional como lo fueron San
Antonio y El Triunfo. Sin embargo la razón de su expulsión debe encontrarse
fuera de la California. Para efecto de esta tesis, las razones quedan al margen y
creo que dan pie a nuevas investigaciones.
En el caso de la expulsión de los jesuitas de la California, las órdenes de
la corte dispusieron que se enviara un comisionado al que se debería
374 Desde al menos tres decenios antes de que Ocio tuviera en mente levantar asentamientos
mineros, ya se sabía de la existencia de plata en esa zona. En 1720, un soldado de nombre Ignacio de Rojas recogió muestras de metal en un paraje, que dos años después, el padre Ignacio María Nápoli llamó Santa Ana, en donde fundara la misión de Santiago. Un poco más adelante, el misionero mudó su campo de acción hacía el sur, con lo que quedó abandonado el lugar donde Ocio habría de poner sus ojos en 1748. Del Barco, 1988, p.153. Crosby, 1994, p.105, citado por: Francisco Altable., p. 109.
375 Francisco Altable Fernández, “La economía misional”, p. 103.
213
encargársele “sacar de ellas a los jesuitas y dirigirlos a la caja respectiva”. Para
ello, el virrey nombró al militar catalán Gaspar de Portolá como primer
gobernador y ejecutor de dichas órdenes376.
Gaspar de Portolá llegó a Loreto el 17 de diciembre de 1767, siendo
recibido por el jesuita Lucas Ventura, quien realizaba labores de misionero y
procurador de los establecimientos californianos. El 26 de diciembre, en
presencia de los padres Benno Decrue, Lucas Ventura y Francisco Javier
Franco, y tres funcionarios reales, constituidos por un alférez, un sargento y el
secretario del gobernador, Portolá dio lectura al decreto de extrañamiento de
los jesuitas de todos los reinos de Su Majestad. Es decir, la expulsión de tierras
californianas377. Él militar hizo saber a los religiosos que desde ese momento no
debían celebrar misa ni realizar públicamente otros actos litúrgicos. 378
De esta forma, la labor misional jesuítica en California ponía fin de
manera permanente su intervención en California.
A la salida de los jesuitas se inicia paulatinamente el abandono temporal
de los templos misionales, y el deterioro natural empezó a surtir efecto en cada
una de las edificaciones religiosas. A pesar de que llegarían las órdenes de los
376 Ignacio del Río, El Régimen jesuítico., pp. 235-236.
377 Salvador Bernabéu Albert, Expulsados del Infierno. El exilio, pp.98-102
378 La salida de tierras californianas se realizó el 03 de febrero de 1768, los diecisiete
misioneros que se encontraban en la península fueron embarcados en ―La Concepción‖ tras el último abrazo amistoso de Gaspar de Portolá. En el viaje de exilio los jesuitas salieron de Loreto, desembarcaron en San Blas, y salieron de Tepic el 17 de febrero rumbo a Guadalajara, caminaron por tierra y como última escala llegaron al puerto de Veracruz y de ahí navegaron hasta la Habana y posteriormente al Puerto de Santa María (Cádiz). Ignacio del Río., p. 112-113.
214
franciscanos y dominicos, las misiones irán deteriorándose poco a poco, al
llegar al grado de casi desaparecer por el abandono y la falta de mantenimiento
en las que se encuentran.
3.6. La efímera presencia de los franciscanos en las misiones de la Antigua California.
Antes de entrar de lleno al periodo franciscano es preciso dejar aclarado
que ya entrada la segunda mitad del siglo XVIII, debido a la reorganización
administrativa que pretendía la Corona española, en específico por los
monarcas Borbones, se suscitarían una serie de cambios tanto en la
organización política y económica, como en la eclesiástica en los territorios de
La Nueva España, a esta serie de modificaciones y cambios se les conoce con
el nombre de Reformas Borbónicas. Para el tema que nos toca, dos de los
cambios más significativos en estas reformas serían por una parte, la expulsión
de los misioneros jesuitas de la California que se llevó a cabo en Febrero de
1768, “Aunque el arresto de los jesuitas de la Nueva España se ejecutó en casi
todos los colegios de la provincia el día 25 de junio del año de 1767 y en las
otras provincias de misiones no mucho después, en la California como
ultramarina, no pudo tener efecto hasta fines del año y principios del
siguiente;379 el segundo cambio significativo después de la Expulsión llegó,
cinco meses después a California, con el Visitador José de Gálvez que tenía
379 Miguel Del Barco, Historia Natural y Crónica p. 361
215
como propósito llevar a cabo las Reformas Borbónicas,380 quien había obtenido
del virrey poderes discrecionales en situaciones seculares y eclesiásticos. Una
de las preocupaciones de la monarquía ilustrada, en lo referente a las
posesiones coloniales, era de fomentar el desarrollo económico de las regiones
que se estimaban como potencialmente ricas, y que, sin embargo, no habían
rendido al Estado beneficios de cuenta por no haber sido adecuadamente
atendidas por las autoridades coloniales. Justamente este era el caso de las
provincias del noroeste de México como Sonora, Sinaloa y la península de Baja
California.
La expulsión de los misioneros jesuitas de tierras californianas no implicó
de inmediato la secularización de las misiones, se tuvo la necesidad de traer
nuevamente clérigos regulares y para tal efecto se eligieron a los franciscanos
del colegio de San Fernando de México, por órdenes del Virrey Marqués de
Croix.381 Mientras esto ocurría, el Visitador José de Gálvez dio la orden para
que los soldados del Presidio del Real de Loreto resguardaran las misiones.
Cuando llegaron los franciscanos habían transcurrido seis meses, recibiendo
380 José Bernardo de Gálvez Gallardo, oriundo de la provincia de Málaga, jurista egresado de la Universidad de Salamanca, funcionario de rápida y ascendente burocracia, fue nombrado visitador general de la Nueva España el 20 de febrero de 1765.
381 De suma importancia señalar que los franciscanos ya contaban con una larga experiencia como misioneros en el norte de México. Su labor apostólica ya la habían desempeñado tiempo atrás, desde mediados del siglo XVI, en la “Gran Chichimeca”, la cual abarcaba los territorios de Querétaro y Guanajuato, llegando hasta los territorios de Durango y Chihuahua. Llegaron a fundar misiones en las provincias de Zacatecas, Nueva Vizcaya (Durango y Chihuahua), Nuevo México, Nuevo Reino de León, Coahuila, Texas y Nuevo Santander (Tamaulipas). Philip W. Powell, La guerra chichimeca (1550-600), F C E, México, 1977.
216
estos, las misiones bajo inventario. Es así como podemos saber las condiciones
materiales, de las 17 misiones jesuíticas, en que se encontraban al momento de
ser recibidas por la nueva orden.
Una vez dispuesto en tierra peninsular el nuevo presidente de las
misiones, Fray Junípero Serra, distribuiría a los religiosos a lo largo de todas las
misiones de la península su cargo según lo indicaba el vicepresidente de las
misiones Francisco Palou en el siguiente informe:
―…desembarcamos con felicidad en la bahía de este real
presidio de Nuestra Señora de Loreto, los diez y seis religiosos del
Apostólico Colegio de San Fernando (…) y quedándose el
Reverendo Padre Presidente con un compañero para el presidio y
misión, destino los 14 para las demás misiones de que se compone
esta península, a más de la dicha de Loreto(…) Para donde salimos
de este Real Presidio el día 5 de dicho mes, divididos en dos trozos,
los ocho para el norte y los seis para el sur.‖382
Y una vez llegados los padres franciscanos a sus respectivas misiones,
el Gobernador Gaspar de Portolá, les informó que por instrucciones superiores
sólo les serían entregados las iglesias y los implementos litúrgicos para el
servicio espiritual de los indios. Este hecho provocó descontento hacía los
misioneros con las autoridades civiles, pues la idea que éstos traían era que se
les entregasen todas las misiones siguiendo el modelo de administración de los
Padres jesuitas, tanto en lo espiritual como en lo temporal. El hecho fue que los
382 Lino Gómez Cañedo, Informe franciscano sobre misiones jesuíticas en Baja California, sobretiro de Historia Mexicana, Vol. XIX, Núm. 4, El Colegio de México, México, abril-junio 1970, p. 567.
217
asuntos temporales de las misiones, es decir, lo relativo a su administración y
economía (almacenes, tierras de cultivo, herramientas, productos agrícolas,
ganados etc.) quedarían a cargo de las autoridades civiles nombradas por el
Visitador José de Gálvez, entre los que se encontraba don Gaspar de Portolá,
nombrado gobernador de California.
De esta manera, quedaron fuera del control de los religiosos los
productos de la agricultura y la ganadería, únicas fuentes locales de ingresos y
medios de sustento para los indígenas.383 Por ejemplo, en el caso de la misión
de Loreto, sólo se hizo la entrega de la iglesia y la sacristía, pero no de la casa,
pues ésta quedó a cargo del gobernador Portolá.
Por su parte, cada franciscano en sus respectivas misiones se hizo cargo
de sus pertenencias por inventario que firmaron él y el soldado que la
administraba384. Lo que encontraron fue un panorama poco alentador sobre la
situación económica de las misiones administradas por los soldados
comisionados, pues las tierras misionales dejaron de cultivarse, y el ganado que
tenían las misiones, sobre todo el de rodeo, se sacrificó sin ningún tipo de
medidas, al respecto el padre Francisco Palou escribe:
―…pues ellos mismos (los comisionados) en las cuentas
confesaban el número de ganado vacuno que habían matado en poco
más de seis meses que corrieron con las misiones. Hubo soldado que
mató seiscientas reses, otros cuatrocientas y otro trescientas, de
383 Pablo L. Martínez, Historia de Baja California, p. 261.
384 Lino Gómez Cañedo, Un lustro de administración franciscana en Baja California, Gobierno del Estado de Baja California Sur, La Paz, B.C.S., 1982, p. 36.
218
manera que causó horror al leer lo que ellos mismos confesaban. Y de
los frutos y caldos fue igualmente el destrozo, de manera que según iba
dentro de un año se podía temer se quedasen las misiones sin nada y
del todo perdidas y sin fuerzas para poder levantar la cabeza‖. 385
Gálvez al ver los daños en las que se encontraban las misiones, pidió la
rendición de cuentas de los funcionarios seculares, les restableció poder a los
misioneros, además de que llevó a cabo reformas para deslindar los terrenos
misionales, y organizó las regulaciones para la colonización.
Durante los casi cinco años de administración franciscana, 1768 a 1772,
la península fue escena de una constante competencia entre los misioneros y
los gobernantes civiles. Matías de Armona, quien apenas tenía cinco meses de
haber sustituido a Gaspar de Portolá como gobernador, parece haber estado al
favor de los misioneros. Pero no fue así con su sucesor Felipe Barri, quien había
manifestado poca simpática con los misioneros con pequeñas intrigas,
invasiones y envidias.
La gran cantidad de cambios acaecidos en la península, las disposiciones
irrealizables de Gálvez, la creciente animadversión entre gobernadores y
misioneros, el abandono de algunas de las misiones, la disminución de la
población indígena debida a la peste en el sur y al sarampión en el norte, así
385 Informe de la llegada del señor visitador general a la California y primeras disposiciones que dio con el fin de mejorar la península, Francisco Palou, en Recopilación de noticias de la Antigua y Nueva California, 1767-1773, trascripción y notas por José Luis Soto Pérez, introducción de Lino Gómez Cañedo, Ed. Porrúa, México, 1994, p. 27.
219
como el problema logístico que representaba para los franciscanos la
administración de las misiones de la Antigua California y a la vez fundar las de la
Alta California, llevarían poco a poco a una decadencia del sistema misional en
la Antigua California. Palou, a cargo de las misiones de la Antigua California,
terminó proponiendo la renuncia a esas misiones, al no existir esperanza de su
recuperación. Esto llevaría a un concordato con la Orden de los Dominicos para
sustituir a los franciscanos en la península. Sin embargo, pese a estas
condiciones tan adversas para los franciscanos, lograron fundar la única misión
franciscana establecida en la Antigua California, la de San Fernando Velicatá
fundada en mayo de 1769, en el sitio identificado por el jesuita Wenceslao Linck
como Güiricatá, convirtiéndose en una estación de viaje para la expansión de
las nuevas misiones franciscanas en la Alta California. Con las fundaciones de
las misiones ubicadas en la Alta California, los franciscanos del Colegio de San
Fernando tuvieron ante ellos un nuevo y extenso campo para su acción
evangélica, a diferencia del territorio inhóspito y despoblado de Baja California.
Los franciscanos deseaban retirarse de los establecimientos misionales de la
Antigua California, porque era notorio el descenso demográfico. Por lo tanto,
consideraban que su labor misional sería improductiva386.
386 Informe de la llegada del señor visitador general a la California y primeras disposiciones que dio con el fin de mejorar la península, Francisco Palou, en Recopilación de noticias de la Antigua y Nueva California, 1767-1773, trascripción y notas por José Luis Soto Pérez, introducción de Lino Gómez Cañedo, Ed. Porrúa, México, 1994, p. 27.
220
3.7. Ingreso de La orden de Los Dominicos en las misiones de la Baja California.
La orden religiosa encargada de sustituir a los franciscanos en la Antigua
California fue la Orden de Santo Domingo.
Es preciso aclarar que poco antes de la expulsión de los regulares de la
Compañía de Jesús de la península de California, los dominicos habían
manifestado su interés por ejercer sus labores apostólicas en algunas de las
antiguas misiones californianas. Fray Juan Pedro de Iriarte, procurador de la
Orden ante la Corte de Madrid, realizaría diversas gestiones para conseguir tal
efecto, como solicitar al propio monarca que les fueran concedidas a los
dominicos algunas de las misiones al sur de la península californiana.387 Esta
solicitud fue presentada el 24 de julio de 1768388 ante el virrey de la Nueva
España, el Marqués Francisco de Croix, quien, junto con el parecer del Visitador
General, José de Gálvez, coincidió en que por el momento la división de
California en dos provincias misionales podría acarrear serios problemas en la
región.389 En consecuencia de esto, el virrey había manifestado al Monarca que
resultaría más conveniente que una sola orden se hiciera cargo del asunto
apostólico en dichas misiones. A todo ello se impuso la tenacidad de fray Juan
Pedro de Iriarte, quien, a pesar de lo expuesto por el virrey de Nueva España, y
387 Miguel León-Portilla, La California Mexicana. Ensayos acerca de su historia, México, IIH-UNAM, Universidad Autónoma de Baja California, 2000 (Serie Historia Novohispana, 58), p. 225.
388 Albert B. Nieser, Las fundaciones misionales dominicas en Baja California, 1769-1822, Mexicali, Baja California, UABC, 1998, (Colección Baja California: Nuestra Historia) p. 73.
389 Miguel León Portilla, La California Mexicana., p. 76.
221
ante la oposición presentada por el Visitador Gálvez, logró que el Monarca
atendiera dicha petición.390
El 17 de enero de 1770, el procurador general de los dominicos, fray
Juan de Dios Córdova, recomendó que la petición de Iriarte fuese concedida, ya
que la presencia dominica ayudaría a impedir invasiones extranjeras.391 Por
ésta y otras razones, el 8 de abril de 1770 se elaboró un nuevo decreto real que
mandaba que la orden de Santo Domingo se hiciera cargo de algunas de las
misiones californianas, ya que parecía excesivo que una sola orden se hiciera
cargo de tan extenso territorio poblado por indios.392 Inmediatamente, el padre
Iriarte se dedicó a la tarea de conseguir voluntarios para tal propósito, de
doscientos aspirantes sólo fueron elegidos veintiséis.393
Fray Juan de Iriarte llegó a la Nueva España, junto con su grupo de
misioneros el 19 de agosto de 1771. Enterado el virrey, Antonio María de
Bucareli, del acuerdo que traía el padre Iriarte, solicitó de ambas órdenes
(franciscanos y dominicos) que se reunieran para resolver el reparto equitativo
de las misiones californianas, siendo satisfactorio dicho reparto para ambas
órdenes.394
El virrey Antonio María de Bucareli aprobó la división de las Californias y,
el 21 de marzo de 1772, resolvió, mediante un Concordato, con el guardián del
390 Ibídem.
391 Albert B. Nieser, Las fundaciones misionales dominicas, p. 75.
392 Miguel León Portilla, La California Mexicana., p. 228.
393 Albert B. Nieser, Las Fundaciones misionales dominicas p. 77.
394 Ibíd., p. 227.
222
Colegio franciscano de San Fernando y con el vicario general de los dominicos.
El reparto del territorio misional se estableció de la siguiente manera:
―Los padre dominicos tomen a su cargo las misiones antiguas
que tiene este colegio en California y la nominada frontera de San
Fernando de Villa cata siguiendo sus nuevas conversiones por este
rumbo hasta llegar a los confines de la misión de San Diego, la que
finalizará cinco leguas más adelante…… Los padres del Colegio de
San Fernando mantengan las que ocupan desde dicho puerto de
San Diego siguiendo el rumbo que tienen para Monterrey, puerto de
San Francisco y más adelante‖. 395
En este Concordato aprobado el 30 de abril de 1772, los dominicos
aceptaron toda la península o Antigua California, hasta la frontera del norte “y
más adelante hasta donde puedan extender sus conquistas espirituales”396. Esta
división y las fronteras fueron aceptadas por el Consejo de Indias en consulta
del 11 de mayo de 1775397.
De ese modo, el 7 de abril de 1772 ambas órdenes firmaron el ya
mencionado Concordato, donde se estipulaba que los dominicos se quedaban
con todas las misiones –fundadas y por fundarse- de la Antigua o Baja
California, mientras que los franciscanos con todas las de la Nueva o Alta
395 Ibíd., pp. 81.
396 Albert B. Nieser, Las Fundaciones misionales dominicas, p. 81.
397 Ibíd. pp. 80-82.
223
California –las ya establecidas y las que fueran a establecerse-, teniendo como
frontera las tierras un poco al sur de la misión de San Diego.398
La misión dominica más septentrional se fundaría en las inmediaciones
del arroyo de San Juan Bautista y llevaría el nombre de El Descanso o de San
Miguel la Nueva. Localizada a trece kilómetros al norte de la antigua misión de
San Miguel Arcángel de la Frontera.399
Los primeros dominicos llegaron a Loreto el 14 de octubre de 1772, no
pudiendo por el momento tomar posesión de las misiones, ya que su principal
representante, el padre Iriarte, se había quedado atrás.400 Iriarte, a pesar de
tanto esfuerzo por lograr su objetivo de entrar a la California, no tuvo la dicha de
ver culminada su gestión, ya que después de un desastroso naufragio frente a
las costas de Mazatlán, desembarcó muy enfermo y murió al poco tiempo. Los
últimos dominicos llegaron el 12 de mayo de 1773.401 Nombrándose al fray
Vicente de Mora como padre presidente de las misiones de la Antigua
California.
Así comenzaría la labor de los dominicos en la península de California.
Mora se propuso la tarea de explorar los territorios del norte de la península,
yendo más allá de la misión de San Fernando Velicatá, hasta el momento la
más norteña de las misiones de la Antigua California. Reconoció un paraje
398 Martín Escamilla Barrón, Guía Histórica de Baja California, Ensenada, Baja California, El Sol de Baja, 1992, 2da. Edición p. 228.
399 Miguel León Portilla, La California Mexicana., p. 239.
400 Ibídem.
401 Miguel León Portilla, La California Mexicana., p. 229.
224
llamado en lengua indígena como “Viñadaco”.402 Allí, el 24 de julio de 1774,
fundaron el padre Mora y fray Francisco Galisteo la primera misión dominica
con el nombre de Nuestra Señora del Santísimo Rosario de Viñadaco, la cual,
por las crecidas del arroyo que inundaba las tierras de labor, tuvo que ser
trasladada en 1799 a un sitio cercano al mar.403 En su nueva ubicación recibió
el nombre de Nuestra Señora del Santísimo Rosario de Abajo. La segunda
misión de los dominicos fue fundada el 30 de agosto de 1775, tuvo por nombre
Santo Domingo, siendo sus fundadores los padres Manuel García y Miguel
Hidalgo.404 Al igual que la misión del Rosario, no permaneció mucho tiempo en
su lugar original; se tuvo que mudar arroyo arriba debido a la escasez de
agua.405Continuando con su proyecto misional en la península de California, el
27 de agosto de 1780 los dominicos fundaron su tercera misión peninsular, San
Vicente Ferrer406. Esta misión se destacó por ser la más grande de la Frontera –
como llamaban a la parte septentrional de la península, además de ser, como
se dice, la primera capital del norte de la Baja California;407 jurisdiccionalmente
hablando, en realidad fue la cabecera del Partido Norte de la Baja California de
los años de 1850 y 1851.408
402 Martín Escamilla Barrón, Guía Histórica de Baja, p. 186.
403 Pablo L. Martínez, Historia de Baja California p. 294.
404 Albert B. Nieser, Las Fundaciones misionales dominicas, p. 120.
405 Miguel León Portilla, La California Mexicana., p. 232.
406 Peveril Meigs, La Frontera Misional Dominica en Baja California, México, UABC/SEP 1994, p.
69. 407
Miguel León Portilla, La California Mexicana., p. 232. 408
Ibid., p. 234
225
Cabe señalar que el año de 1781 fue para la península un periodo difícil,
debido a las enfermedades que asolaron la región, sobre todo la epidemia de
viruela que causó un alto índice de mortandad, así como los cambios que hubo
dentro de las autoridades civiles, y que con ello se vieron obstaculizados de
momento los proyectos de expansión hacia el norte para los dominicos.409 El
proyecto misional dominico consistía en establecer poblados que pudieran abrir
la comunicación entre las Californias y Sonora a través del desierto de Yuma,
en las inmediaciones de la desembocadura del río Colorado.410 Entre otras
actividades misionales realizadas por los dominicos –como antes por los
jesuitas e igual que los franciscanos-, aparte de la instrucción religiosa, se
realizaban actividades económicas como la cría de ganado y la agricultura, así
como la construcción de pequeños sistemas de regadío. Sus esfuerzos se
dirigían principalmente, y hasta donde fuera posible, a lograr la autosuficiencia
económica de sus centros misionales.
La cuarta misión dominica habría de fundarse el 28 de marzo de 1787, la
cual fue bautizada con el nombre de San Miguel Arcángel, iniciada por el padre
fray Luis de Sales, cerca del paraje conocido como El Encino.411 Los problemas
en este establecimiento, como era común a otras misiones, se suscitaron
cuando comenzó a secarse la fuente de agua que abastecía a la misión. En
409 Ibídem.
410 Ibíd. p. 236.
411 Peveril Meigs, La Frontera Misional Dominica, p. 70.
226
1778 pudo encontrarse un mejor sitio para este pueblo misional. 412 Le
correspondería a fray José Loriente erigir la quinta misión dominica, nombrada
Santo Tomás en 24 de abril de 1791. Sin embargo, la misión se cambiara a un
mejor sitio en 1794.413
Para los años 1800 y 1801 la producción agrícola y ganadera vivió una
etapa de riqueza. Es importante señalar que no sólo estas actividades
económicas fungieron como las únicas fuentes de ingreso para la misión, ya
que también los recursos marinos fueron de vital importancia, sobre todo la
pesca de mariscos, como lo fue para el caso de la misión de Santo Tomás.414
Las favorables condiciones económicas por el relativo progreso que se
había vivido a fines del siglo XVIII fueron factor clave para que se fundaran más
misiones. El 27 de abril de 1794 el fraile dominico Cayetano Pallas fundo la
misión de San Pedro Mártir de Verona, en un lugar llamado por los indios
“Casilepe”.415 Al igual que las misiones anteriores, tuvo que trasladarse muy
pronto a otro lugar más conveniente. El cambio se debió no sólo al extremo frío
que envolvía el lugar, sino también por la hostilidad de los nativos que con
frecuencia hurtaban y atacaban la misión.416La producción agrícola fue muy
412 Martín Martín Escamilla Barrón, Guía Histórica de Baja, p. 192.
413 Miguel León Portilla, La California Mexicana., p. 237.
414 Ibíd., p. 238.
415 Miguel León Portilla, La California Mexicana., p. ,238.
416 Ibídem.
227
limitada en esta jurisdicción misional, pero la ganadera se desarrolló
considerablemente.417
Gracias a un paraje descubierto por el alférez Ildefonso Bernal en 1795,
a unos 25 kilómetros al suroeste de la misión de San Miguel Arcángel, se
levantó la última misión que construyeron los dominicos, la fundada por fray
Félix Caballero en junio de 1834, bautizándola con el nombre de Nuestra
Señora de Guadalupe del Norte. Esta fundación fue posible a pesar de que en
1833 se había publicado el decreto para la secularización de todas las misiones
del territorio mexicano.418
Es necesario mencionar que la presente tesis solo contempla la
descripción arquitectónica de las misiones de la Antigua California. El hecho de
mencionar la descripción de las misiones fundadas en la Alta California es el
antecedente únicamente de las órdenes que ahí se establecieron y que dieron
continuidad al proceso evangélico de lo que sería a la postre la Alta California.
3.8. El ocaso del sistema misional.
Estando los dominicos a cargo de las misiones bajacalifornianas, se dio el
largo proceso final de decadencia de estas instituciones, principalmente porque
los indios, que eran su razón de ser, estaban desapareciendo rápidamente, con
fatales consecuencias para la capacidad de auto mantenimiento de dichos
centros de población. Además, hay que agregar también que la rudeza del
417 Ibíd., p. 239.
418Ibíd., p. 240.
228
medio natural, las limitaciones económicas de las misiones y las deficiencias
del programa evangelizador mantuvieron a los pueblos de misión en un estado
de perpetua precariedad, menos aguda en aquellas favorecidas con más agua y
más tierras de cultivo, como las de Todos Santos, San José del Cabo o San
Ignacio. Sin embargo ni éstas se salvaron de la decadencia, pues, aunque más
ricas que otras en la región, igualmente se vieron afectadas por la creciente
mortandad de sus indios habitantes y la consecuente falta de brazos para las
tareas productivas419.
De esta manera, a excepción de las misiones de Guadalupe y Santiago
que fueron convertidas en parroquia en 1795 y ya desde 1768 habían sido
suprimidas las misiones de Nuestra Señora de los Dolores y la de San Luis
Gonzaga, durante la primera mitad del siglo XIX, una a una fueron siendo
secularizadas y sus tierras concedidas a colonos civiles. La última misión
peninsular en ser convertida en pueblo de parroquia fue Todos Santos, en 1854.
Incluso desde antes de la consumación de la independencia de México,
los dominicos, tanto por la falta de personal como por la extrema disminución
demográfica indígena se vieron en la necesidad de interrumpir sus labores
evangélicas en las misiones de San Xavier en 1818 y un año más tarde en las
de San Fernando Velicatá y San Borja420.
419 Francisco Altable Fernández, “Misiones y Misioneros” en Micheline Cariño y Lorella Castorena, Sudcalifornia: de sus orígenes a nuestros días, ISC-GOB BCS-UABCS-CONACYT, La Paz, B.C.S., México, 2007, p. 112-13.
420 León Portilla, La California Mexicana., pp. 240-241.
229
Sobre este proceso de decadencia es preciso señalar que en algunas
tierras misionales como la de Todos Santos y San José del Cabo eran en parte
ya trabajadas por colonos civiles, por lo que semejaban más pueblos
parroquiales que congregaciones de indios421. Este proceso de decadencia fue
un proceso largo que duró hasta la segunda mistad del siglo XIX, probablemente
se debió a que la población era todavía tan escasa que la presión sobre los
colonos civiles sobre las jurisdicciones eclesiástica era aún pequeña, y, también,
porque tan corto número de habitantes no podría garantizar la creación de
curatos, ya que éstos se mantenían de las remuneraciones que daban sus
feligreses, además claro, de la oposición de algunos frailes dominicos de ceder
las tierras misionales422. Sin embargo, pese a ello, tuvieron que cerrarse varias
misiones: las de la Purísima y Santa Gertrudis en 1822; la de San Pedro Mártir
de Verona en 1824; la de Comondú en 1827; la de Mulegé en 1828; la de
Nuestra Señora del Rosario en 1832 y la de San Vicente Ferrer en 1833.423
Para el año de año de 1840 se encuentra terminado el sistema misional
en la península, en ese año se clausuran las misiones de San Ignacio
Kadakaamán, Todos Santos, Santa Catalina y Nuestra Señora de Guadalupe
del Norte.424
421 Francisco Altable Fernández, “Misiones y Misioneros”., p. 113.
422 Ibídem.
423 León Portilla, La California Mexicana., p. 242.
424 Ibíd.
230
León Portilla menciona que al parecer, el último de los establecimientos
que dejo de funcionar como misión fue el de Santo Tomás. En él permaneció
hasta 1849 fray Tomás Mancilla. Con su partida en ese año se cerró para
siempre el ciclo misional de la Antigua California. Cabe mencionar que el destino
de la península estuvo en manos de los religiosos durante un lapso de cerca de
siglo y medio.425
425 Ibídem., p. 243
231
Conclusiones.
La intención de nuestro trabajo fue dar una descripción detallada, con base en
los informes y fuentes que abordan la arquitectura, el urbanismo y los sistemas
constructivos en nuestro periodo de estudio. Por lo tanto, podemos aseverar que
si bien, los grupos indígenas que habitaron la península californiana no tenían
un sistema constructivo habitacional, dada su condición de nómadas cazadores
recolectores, sí se obligaban a refugiarse en cuevas y abrigos rocosos para vivir,
esos lugares le permitían temporalmente protegerse y guarecerse de las
inclemencias del medio ambiente. Sin embargo, estaban acostumbrados a
desplazarse en las temporadas estacionales o de acuerdo a las condiciones
climáticas. Los indios vivían completamente adaptados al medio peninsular y
tenían pleno conocimiento del territorio, ya que éste y el mar les brindaban el
alimento para su subsistencia. Debido a su condición de nómadas y cuando se
encontraban en lugares abiertos, los indios se daban a la tarea de realizar, lo
que se podría considerar, como las primeras estructuras habitacionales y que el
misionero jesuita Miguel del Barco lo denominaba “chozas”. Teniendo este
antecedente podemos considerar a estas primeras estructuras habitacionales
como los inicios de una arquitectura incipiente en la península californiana.
Las primeras expediciones y viajes de exploración y reconocimiento realizados a
las costas peninsulares fueron durante los siglos XVI y XVII. Ninguna de estas
expediciones dejaron evidencias arquitectónicas, debido en gran medida a que
no realizaron ningún asentamiento o colonia en esta región debido a las
232
condiciones adversas que se les ofrecía. Fue hasta el ingreso de los misioneros
jesuitas que crearon el sistema misional en la Antigua California, con ello, formó
parte de la expansión por los territorios del noroeste novohispano, rompiendo
con ello, el equilibrio y transformando los modos de vida de los indios
peninsulares, los cuales, fueron integrándolos paulatinamente a una sociedad
con tradiciones cristianas, cuya religión fuera el fundamento de su vida, y que
vivieran en comunidades donde el trabajo agropecuario constituiría su base
económica. Para lograr lo anterior, tuvieron que iniciar las investigaciones en
donde pudieran establecer los asentamientos misionales, indispensables que la
región contara con agua suficiente y tierras más o menos buenos para el cultivo
de algunas hortalizas. Posteriormente se limpiaba y desmontaba el terreno y se
iniciaba lo que serían las construcciones de cada una de las misiones,
generalmente lo primero que se levantaba era la iglesia, misma que al principio
era muy rústica, con algunas varas trabadas y techumbre de palma.
No obstante, para lo que sería ya la realización de las construcciones
permanentes tuvieron que buscar recursos a través de donaciones de
particulares que financiaran la edificación de las iglesias, resultado de ello sería
la creación del Fondo Piadoso de las Californias.
Las primeras construcciones realizadas por los misioneros fueron obras
temporales en las cuales se utilizaron cualquier clase de “palos chuecos”, ya
que tenían que juntar dos o más palos y los tenían que amarrar con correas de
cuero fresco llamadas lías; también utilizaron vigas de las palmas que había
233
cerca de la misión, y cuando no las había, las trasladaban de lugares tan
distantes que hacían ochenta o más horas de camino. Para la construcción de
las cubiertas se utilizaron varas o palos, cubiertas con una capa de barro o
estiércol.
Para la construcción definitiva la utilización de la mano de obra indígena fue
importante para los trabajos de construcción de los templos, los sistemas de
riego, las represas, los corrales y las trojes. Para ello, acarreaban los materiales
como: la piedra, arena, y la cal desde lugares distantes hasta el banco de
apilamiento que se ubicaba en las inmediaciones de los templos. Además, les
señalaban a los misioneros en algunos casos los mejores lugares para fundar
las misiones. Los jesuitas en múltiples cartas señalan los trabajos en la que
participaron los indios, y cuando tuvieron que pedir el apoyo para que les
mandaran indios de la contracosta de Sonora para ayudarlos a construir las
misiones.
Uno de los apartados más importantes de la presente investigación es el
conocimiento y la descripción de los modelos arquitectónicos que fueron los
modelos a utilizar en la construcción de los templos misionales, y que fueron de
gran influencia de acuerdo a los estilos utilizados durante la época colonial, es
necesario establecer que la evolución del fenómeno arquitectónico en la Antigua
California no puede desvincularse de las condiciones en que se originó la
arquitectura en la Nueva España, como resultado de la combinación, no de dos,
sino de varias culturas, y que los cambios que iban surgiendo, en Italia durante
234
los siglos XVI y XVII y en Francia en el XVIII, llegaron primero a la península
ibérica para, después de haberse arraigado en la metrópoli, pasar a tierras de la
Nueva España para ser transformados, y de ahí, aplicarlos de manera sencilla y
austera en las tierras californianas, en la cual, a pesar del clima y de las
adversidades del medio ambiente, pondrían a prueba todas las teorías
arquitectónicas y los técnicas artísticas y constructivas para edificar las misiones
californianas.
A pesar de que el barroco se considera como el estilo arquitectónico utilizado en
las misiones californianas, ya que su periodo corresponde a los siglos XVII y
XVIIIl, hago la aclaración de la problemática temporal en cuanto a las obras
realizadas en el siglo XVIII. Por ello, considero que la influencia del
renacimiento, del barroco, el manierismo y el clasicismo como movimiento
arquitectónico, estuvo presente en la arquitectura misional de la California
durante el siglo XVIII, y que tuvo una enorme influencia en la construcción de los
templos religiosos, ya que se dio la adaptación a los programas arquitectónicos
y en la construcción de las fachadas principales y laterales de algunas misiones,
por ejemplo: la misión de San Francisco Javier y San Ignacio de Loyola, en
donde, se pueden apreciar elementos clasicistas en la decoración de sus
fachadas, así como en sus elementos constructivos.
Las técnicas y ornamentaciones arquitectónicas realizadas en las edificaciones
misionales por las órdenes religiosas, jesuitas y franciscanas, no difieren de una
a otra, solo pequeños detalles como las molduraciones y cornisas, ejemplo de
235
ello es la conclusión por parte de los dominicos de la misión de San Ignacio, o
la construcción del templo de Todos Santos, los cuales, difieren de las
construcciones jesuíticas. En el caso de los franciscanos, no construyeron obras
arquitectónicas en la Antigua California.
La arquitectura colonial tuvo influencias de la arquitectura prehispánica
mesoamericana, se aprecia en la construcción de elementos decorativos que
conforman los templos misionales, los conocimientos constructivos de los
indígenas se ven plasmados en las misiones de San Javier y San Ignacio, en
ellos se observan los elementos indígenas, fusionados en dos universos
culturales.
Una de las hipótesis de la presente tesis fue que si la arquitectura colonial en la
California tuvo influencias de la arquitectura prehispánica mesoamericana, y si
se apreciaba en la construcción elementos decorativos que existieran en las
misiones, específicamente en la misión de San Francisco Javier. Debo
mencionar que sí se aprecian elementos decorativos con rasgos indígenas, que
parece que se fusionaran dos universos culturales distintos. Sin embargo, no es
la influencia prehispánica la que impera en los elementos arquitectónicos, es la
“mala lectura” que se dio para la ejecución de las obras por parte de los indios,
la distancia cultural se levantaba como una barrera insuperable en su deseo de
repetir lo que se le proponía. El resultado forzosamente sería defectuoso, la
realización de la obra estaba afectada de una insuperable “ineficacia” respecto
236
al impulso ideal que la había propuesto. Es decir, el indio es totalmente ajeno a
la cultura hispánica, y por ello el resultado sería diferente.
El ingreso del visitador José de Gálvez a la tierra californiana en 1768 fue para
aplicar una serie de reformas tendientes a reorganizar la administración
hacendaria, y de transformar urbanísticamente las misiones del distrito sur y en
la parte norte el poblado de Loreto. Sin embargo, Nada de lo que quiso
urbanizar Gálvez tuvo trascendencia más allá de sus disposiciones por escrito,
en la medida y en la forma en que se concibió en el proyecto. Con todos sus
decretos y su gran autoridad, el visitador no pudo dar el soporte necesario para
que el establecimiento funcionara como lo había señalado para beneficio de la
Corona Española, dadas las condiciones tan adversas por las que estaba la
Antigua California en ese momento.
237
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