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Navidad Juvenil 2013

Pastoral Juvenil

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Casa de la Juventud Centro de Publicaciones

Calle Jacinto de la Concha No. 462

Santo Domingo, Rep. Dom.

Teléfonos:

(809) 689-8019; (809) 689-7515; (809) 689-7817; (809) 689-2391

E-Mails: [email protected]

[email protected]

Descargar aquí: www.pastoraljoven.org

Navidad Juvenil 2013

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INDICE

Página

Presentación…………………………………………………...…. 4

I- EL CAMINO DE ADVIENT0.……………….……... 5

Tema 1: Camino Misionero…...………………………. 6

Tema 2: Camino de FE………………........................... 12

Tema 3: Camino de ESPERANZA…………………… 16

Tema 4: Camino de AMOR………..…………………. 22

II- EL REGALO DE LA NAVIDAD..…………………. 25

Tema 5: El regalo más hermoso……….………............ 26

Tema 6: La Familia, regalo de Dios.……...………… ... 31

Tema 7: Año Nuevo……………….……………..…. … 35

Tema 8: Mi regalo para Jesús……………….…............ 38

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PRESENTACION

Este folleto, que hemos titulado “FELIZ NAVIDAD EMPIEZA CON FE” tiene la finalidad de acompañar a los grupos juveniles en el proceso de preparación y vivencia de la Navidad, como

fiesta muy significativa del año litúrgico.

Dos momentos deben ser destacados en el folleto de este año 2013. Por una parte la preparación, que es lo que la liturgia conoce como tiempo de Adviento, y, por otra, la celebración del

acontecimiento del nacimiento de Jesús, con las fiestas que giran en torno a él: es lo que

conocemos como tiempo de Navidad.

El Adviento y la Navidad constituyen, por tanto, las dos partes en que está dividido el folleto. El

Adviento es presentado como un camino misionero que acentúa tres aspectos que lo caracterizan, en torno a las virtudes teologales.

La FE es, sin dudas, elemento esencial para celebrar la Navidad. El Adviento tiene que ser un

camino de fortalecimiento y vivencia de la fe, sin la cual no hay Navidad. Creemos realmente que Jesús ha nacido para nuestra salvación. Esto implica también el compromiso misionero de

propagar la fe en Jesús.

El Adviento es además un camino de ESPERANZA. Esperamos el nacimiento de Jesús, su

venida también al final de los tiempos, cuando todas las cosas serán renovadas y habrá cielos

nuevos y tierra nueva. Como discípulos de Jesús somos misioneros/as de la esperanza.

Pero es sobre todo el AMOR lo que caracteriza las fiestas de Navidad, porque tanto amó Dios al

mundo que nos ha dado como regalo a su propio Hijo. Sin amor no hay Navidad. El Adviento

debe ser un camino para fortalecer y anunciar esta virtud, cuya vivencia crea fraternidad, generosidad para compartir y dar de lo que tenemos, pues “hay más alegría en dar que en

recibir.” (Hech 20, 35)

Jesús, cuyo nacimiento celebramos, es el más hermoso regalo de Dios a la humanidad. La

celebración litúrgica de la Navidad integra también la fiesta de la Sagrada Familia y con ella nos

invita a la misión de trabajar por el fortalecimiento del matrimonio y la familia, que es también

un regalo de Dios.

Dentro del contexto de las fiestas navideñas, el folleto aprovecha el inicio del nuevo año 2014

para motivar a la juventud a vivir la oportunidad que el Señor le brinda de convertirse en profetas de un mañana de esperanza para la humanidad. El nuevo año es un regalo de Dios.

El folleto concluye con un tema relacionado con la fiesta de la Epifanía, titulado “Regalos para Jesús,” evocando la visita de los “Santos Reyes” al pesebre de Belén con regalos para el Niño.

Los temas dan importancia a valores como el compartir fraterno, la convivencia, la alegría,

haciendo resonar como eje transversal el lema del mes: “Hay más felicidad en dar que en recibir (Hech 20, 35), así como el tema y el lema del año que concluye, en consonancia con la

programación anual de la Iglesia.

Jóvenes, que nuestra fe, esperanza y amor sean nuestro regalo para Jesús en estas navidades.

FELIZ NAVIDAD EMPIEZA CON FE.

1 de Diciembre de 2013 Padre Luis Rosario Primer Domingo de Adviento

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I

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1- CAMINO MISIONERO “Hacia él confluirán los gentiles, caminarán los pueblos numerosos” (Isaías 2, 3)

Este tema nos permite ver el Adviento en su

dimensión misionera, al estilo de Juan el Bautista

que anunciaba la próxima venida del Mesías y que

se comprometía, con su predicación, a preparar el

camino del Señor. Nuestra misión es presentar el

Adviento como un camino de fe, esperanza y

amor, que necesariamente tiene que conducir al

encuentro con Jesús, cuyo nacimiento celebramos.

Explica igualmente las principales características

del tiempo de Adviento.

1. Jóvenes en la calle

Es el Papa Francisco que nos habla y nos dice:

“Queridos jóvenes. Mirándolos a ustedes en este momento, me hace recordar a la

historia de San Francisco de Asís, que mirando al crucifijo escucha la voz que le dice:

“Francisco, repara mi casa”. Y el joven Francisco responde con prontitud y

generosidad a esta llamada del Señor: “repara mi casa”. Pero, ¿qué casa? Poco a

poco se da cuenta de que no se trataba de hacer de albañil y reparar un edificio de

piedra, sino de dar su contribución a la vida de la Iglesia; se trataba de ponerse al

servicio de la Iglesia, amándola y trabajando para que en ella se reflejara cada vez

más el rostro de Cristo.

También hoy el Señor sigue necesitando a los jóvenes para su Iglesia. Queridos

jóvenes, el Señor los necesita. También hoy, llama a cada uno de ustedes a seguirlo en

su Iglesia y a ser misioneros…

Tu corazón joven quiere construir un mundo mejor. Sigo las noticias del mundo y veo

que tantos jóvenes, en muchas partes del mundo han salido por las calles para expresar

el deseo de una civilización más justa y fraterna. Los jóvenes en la calle. Son jóvenes

que quieren ser protagonistas del cambio. Por favor, no dejen que otros sean los

protagonistas de los cambios. ¡Ustedes son los que tienen el futuro! Por ustedes entra

el futuro en el mundo. A ustedes también les pido que sean protagonistas de este

cambio. Sigan superando la apatía y ofreciendo una respuesta cristiana a las

inquietudes sociales y políticas que se van planteando en diversas partes del mundo.

Les pido que sean constructores del futuro…

Queridos amigos, no se olviden: ustedes son el campo de la fe. Ustedes son los atletas

de Cristo. Ustedes son los constructores de una Iglesia más hermosa y de un mundo

mejor. Levantemos nuestros ojos hacia la Virgen. Ella nos ayuda a seguir a Jesús, nos

da ejemplo con su «sí» a Dios: «Aquí está la esclava del Señor, que se cumpla en mí lo

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que has dicho» (Lc 1,38). Se lo digamos también nosotros a Dios, junto con María: Hágase en mí según tu palabra. Que así sea.” (Papa Francisco JMJ)

2. Empuje misionero

Con el Adviento empezamos un nuevo año litúrgico. Comenzamos también a ser

nuevos/as, a reparar la casa de nuestra fe y pertenencia a la Iglesia. Superamos las

dificultades, los malos ratos, los miedos, el cansancio, la tristeza. A pesar de los

desengaños y desconfianzas, vamos e empezar a vivir un nuevo Adviento en nuestra

vida, perfume de esperanza, principio de renovación, empuje misionero. Eso es el

Adviento un tiempo propicio para empezar a ser nuevos y diferentes y de ponernos por

delante la misión de hacer todas las cosas nuevas, con la fuerza del Espíritu Santo.

El Adviento es un camino de fe, esperanza, de amor. Son estas las condiciones

fundamentales del Adviento, son estas las tres virtudes que no deben faltar en el ligero

equipaje del joven misionero.

Somos misioneros/as de la fe, pero también lo somos de la esperanza, en un mundo que pierde con frecuencia la ilusión.

La esperanza es algo así como levantar el vuelo de paloma; es una lluvia de buena

noticia que riega y empapa el alma, o el viento favorable que facilita la navegación, por

los caminos de la vida; la esperanza es también el ancla que nos sostiene en medio de la

prueba. Es el ansia de superación, la fe en nuestras propias posibilidades y la seguridad,

la convicción ante todo pronóstico de que todo saldrá bien, de que todo puede cambiar,

de que un mañana distinto es posible, porque para los cristianos, los hijos e hijas de Dios, lo mejor siempre está por llegar.

La esperanza cristiana tiene su fundamento en Dios. Ese Dios que no puede fallar,

porque es imposible que Dios mienta como lo hacen algunos políticos en tiempo de

campaña cuando nos prometen tantas cosas; como lo hacen los/as muchachos/as que

solo buscan una relación para el rato y satisfacer un deseo egoísta de compañía. Un Dios que permanece fiel, a pesar de nuestras infidelidades.

Pero somos sobre todo misioneros/as del amor. Nuestra vida está enraizada en el amor

de Dios, que nos creó para que seamos felices junto a El. Nuestra misión es construir la Civilización del Amor, para que la presencia de Dios haga nuevas todas las cosas.

Este Adviento misionero es un tiempo de cuatro semanas intensas. Cuatro semanas

navegando por la ruta de la fe, la esperanza y el amor, para adentrarnos mar adentro en

el misterio de la Navidad.

El Adviento es un tiempo en el que crece en nosotros/as la fe, la confianza en el Dios

de la promesa hecha a Abrahán y del Éxodo; el tiempo que nos llama a ser pobres de

espíritu, que significa riqueza en Dios, nos hace confiados, pacientes, valientes,

comprometidos y sobre todo alegres, porque muy pocas cosas llenan la vida de color y

sabor como la espera confiada de un Amor.

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Cuando decimos “Ven, Señor Jesús”, lo decimos con el convencimiento de que Jesús

es el Emmanuel, el Dios con nosotros/as, que se ha encarnado para darnos vida en

abundancia y testimoniarnos el amor del Padre.

Cuando gemimos por el Reino y nos comprometemos, en forma misionera, en la

construcción del mismo, es una muestra de que Jesús está en nosotros/as y se ha hecho

parte de nuestra vida; y señal de que estamos peregrinando, pedaleando, remando

juntos/as hacia el mar adentro de la fe, la esperanza y el amor del misterio de la

Navidad.

3. Símbolos del Adviento

Es bueno adentrarnos ahora en los símbolos del Adviento, para comprenderlo mejor en la clave misionera que queremos vivirlo. Podemos señalar estos símbolos:

*El desierto: el lugar donde clama la voz del Señor a la

conversión, donde mejor se escuchan sus designios, el

lugar inhóspito que se convertirá en vergel, que florecerá

como la flor del narciso. El lugar donde Juan predicaba preparando el camino del Señor.

*El camino: signo por excelencia del Adviento, camino

que lleva a Belén, camino misionero. Camino a recorrer

y camino a preparar al Señor. Que lo torcido se enderece y que lo escabroso se iguale.

*La colina: símbolo del orgullo, la prepotencia, la vanidad y la "grandeza" de nuestros

cálculos y categorías humanas, que es preciso abajar para la llegada del Señor: la

conversión, el cambio de actitud y de forma de pensar.

*El valle: símbolo de nuestro esfuerzo por elevar la esperanza y mantener siempre la

confianza en el Señor. ¡Qué los valles se levanten para que puedan contemplar al Señor!

*El renuevo: el vástago, que florecerá de su raíz y sobre el que se posará el Espíritu del

Señor.

*La pradera: donde habitarán y pacerán el lobo con el cordero, la pantera con el cabrito,

el novillo y león, mientras los pastoreará un muchacho pequeño. Armonía y paz.

*El silencio: en el silencio de la noche siempre se manifestó Dios. En el silencio de la

noche resonó para siempre la Palabra de Dios hecha carne. En el silencio de la noche y

de los días del Adviento, nos hablará, de nuevo, la Palabra.

*El gozo: sentimiento hondo de alegría, el gozo por el Señor que viene, por el Dios que

se acerca. El gozo de sabernos salvados. El gozo "porque la vara del opresor, el yugo de

su carga, el bastón de su hombro" son quebrantados como en el día de Madíán; el gozo

y la alegría "como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín".

*La luz: el pueblo que caminaba en tinieblas, que habitaba en tierras de sombras, y se

vio envuelto en la gran luz del alumbramiento del Señor. Esa luz expresada hoy día en

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los símbolos catequéticos y litúrgicos en la corona de Adviento, que cada semana de

este tiempo litúrgico ve incrementada una luz mientras se aproxima la venida del Señor.

*La paz, que es el don de los dones del Señor, la plenitud de las promesas y profecías

mesiánicas, el anuncio y certeza de que Quien viene es el Príncipe de la paz, el árbitro

de las naciones, el juez de pueblos numerosos. "De las espadas forjarán arados; de las

lanzas, podaderas". "¡Qué en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente!"

Todos estos símbolos, conducirán, como un peregrinar, al pesebre de Belén y a un

mayor compromiso misionero para anunciar el nacimiento de Jesús.

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4. Sopa de letras

Los miembros del grupo rellenan esta sopa de letras sobre el Adviento, dialogando

sobre los términos que aparecen.

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5. Palito de Coco

Mesié vende “Palito de Coco” en las calles y semáforos. La venta de estos dulces estaba muy floja e inventó un canto para llamar la atención de forma atractiva. La canción tiene un ritmo

muy pegajoso de origen haitiano, la canta y la toca con el mismo cuchillo con que corta los

dulces cuando los vende a sus clientes.

Un día Mesié pasó por un barrio cantando y tocando la bandeja de dulces, y como ya todo el

mundo tiene un smartphone con cámara integrada y fácil de usar, un joven le dice a Mesié que le compra varios dulces si le permite grabar con su celular la canción. El muchacho lo grabó y

lo subió a youtube. En varios días empezó una pequeña viralización del video hasta que llegó a

los ojos de un editor de un programa de tv; uno de esos editores jóvenes inquietos que les gusta

descubrir, innovar…así que musicalizó la canción de Mesié y la volvió a subir a la red social y en dos días ya tenía 100.000 visitas con el nombre de “Palito de Coco”.

La reacción del público en las redes sociales fue tal que ahora todo el mundo en nuestro país y

en Nueva York sólo habla del Palito de Coco, incluidos programas serios de política, economía

y ni se diga de farándula, que comentan lo pegajoso del tema y la sencillez de este vendedor de

dulces. Mesié ha logrado lo que ningún otro artista de nuestro país ha hecho y es tener la pegada tanto en televisión, radio y redes sociales y más aun sin proponérselo, de la forma mas humilde,

sin avaricia ni vanidad.

¿Qué tal si logramos, como “Palito de Coco”, pegar el mensaje del Evangelio con

emprendedurismo misionero? Animo, Animo, Animo…

6. A la misión

Como grupo, vamos a organizar una convivencia, charla, o retiro de Adviento al que

invitemos a jóvenes que no forman parte de la Pastoral Juvenil y que no vienen a la

Parroquia. Hay que salir a la calle a evangelizar, invitando a los/as jóvenes. Hagamos de

esta actividad una acción misionera, en la que evangelicemos, comunicando el verdadero sentido del Adviento y la Navidad.

7. No permitas que nos falte el Adviento

Dios Padre misericordioso: no permitas que nos falte el Adviento, porque se nos secaría

el alma. Una persona sin la fe, la esperanza y el amor que genera el Adviento, es como

quien camina sin rumbo y sin meta, que corre de prisa hacia ningún lado. Estar sin

Adviento es como el obrero que se afana en un trabajo en el que no encuentra más

sentido que llevar unas cuantas monedas para su sustento, sin calcular que el trabajo

puede significar mucho más. Sin Adviento somos un Sísifo condenado a subir una

piedra a la cima de una montaña, pero que nunca lo puede, porque siempre, llegando, la

piedra se le escapa. Un hombre o una mujer sin Adviento es como el vago, que no tiene

nada qué hacer y se dedica a ver pasar los días y los años, sin darle sentido a la vida.

Que no nos falte, Señor, porque donde hay Adviento todo se ilumina, todo se llena de

sentido, todo toma color y la vida estalla esperanzada sobre las tinieblas del sin sentido

y el desánimo. Señor, que no nos falte el Adviento, porque nos faltarías Tú, en quien

tenemos puesta nuestra fe, que eres nuestra esperanza y la fuente de nuestro amor.

Amén.

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2- CAMINO DE FE “Preparen el camino del Señor, allanen los senderos.” (Mateo 3,3)

Este tema presenta el Adviento como un camino de fe

que hay que ir preparando y allanando cada día. Ese

camino conduce al encuentro con Jesús, cuyo

nacimiento celebramos. Sin fe no es posible la

celebración de la Navidad. Celebrar la Navidad es hacer

una confesión de fe, reconocer que Jesús nació en Belén

de Judá y que, siendo Dios, se hizo igual a nosotros/as

en todo, menos en el pecado. Nuestra misión es

anunciar a Jesús, motivo de nuestra fe.

1. La fe en Adviento

La joven Massiel José, coordinadora de un grupo Juvenil de la Parroquia Santo

Toribio de Mogrovejo, en la Zona de Arroyo Hondo de Santo Domingo nos da su

testimonio de cómo vivir la fe en el Adviento:

“Hola, soy Massiel. ¿Cómo vivir nuestra fe, mi fe en Adviento? Realmente actúo como

un auténtico cristiano? ¿o soy de esos que para esta fecha ignoro lo que me rodea y me

preocupo por disfrutar mi NAVIDAD, total es fin de año y tengo que gozar?

Cuidado, mucho cuidado, que no te pase como dice el Apóstol Santiago: ''Una fe sin

obras, está muerta'' y en este año que las fiestas no sean excusa para que dejemos de

trabajar en nuestra misión.

Recuerdo que desde pequeña he escuchado que una verdadera fe hay que compartirla y

vivirla en comunidad para que dé frutos.

Benedicto XVI explicaba que una verdadera fe cuenta con cuatro elementos:

conocimiento, celebración, oración, vida y que cada uno es imprescindible para llevar

la vida cristiana.

Que en esta Navidad sigamos el camino para vivir una fe a plenitud, compartiendo con

los más necesitados de nuestros sectores. Aprendamos a ver a Jesús en el niño que

camina descalzo por las calles, en el anciano que no cuenta con una familia, en el

enfermo que muere de soledad olvidado en una habitación. Es ahí donde tenemos que

celebrar el nacimiento de Jesús; ¿qué mejor manera de celebrar la Navidad que

COMPARTIENDO LA FE en forma testimonial?”

2. La fe lo cambia todo

En este camino de Adviento, el Papa Francisco nos llama y anima también a vivir como

jóvenes la Fe: “Querido joven, querida joven: Pon a Cristo en tu vida. En estos días, Él

te espera… ¿En quién ponemos nuestra fe? ¿En nosotros mismos, en las cosas, o en Jesús?”

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Y continúa diciéndonos: “La fe en nuestra vida hace una revolución que podríamos

llamar copernicana, nos quita del centro y pone en el centro a Dios; la fe nos inunda de

su amor que nos da seguridad, fuerza y esperanza. Aparentemente parece que no cambia

nada, pero, en lo más profundo de nosotros mismos, cambia todo. Cuando está Dios en

nuestro corazón habita la paz, la dulzura, la ternura, el entusiasmo, la serenidad y la alegría, que son frutos del Espíritu Santo (cf. Gal 5,22)…”

3. Con pilas nuevas

El camino de la fe, que realizamos en el Adviento, es una oportunidad para llenar

nuestra vida de entusiasmo espiritual, para calentar los motores juveniles y abandonar la

frialdad y tibieza espiritual. El Adviento es un tiempo para renovar con entusiasmo

nuestra fe en Jesús. Para reiniciar la vida con pilas nuevas.

Para seguir a Jesús, cuyo nacimiento celebramos en la Navidad, hay que ponerse pilas

nuevas, llenarse de entusiasmo espiritual. Estando con El, todo cambiará en nuestra

vida. El Adviento es tiempo de cambio espiritual, de conversión. El joven Manuel

Lamarche de la Parroquia Juan Pablo Segundo de Santo Domingo nos ayuda en esta

reflexión de Adviento. El dice:

“Hay momentos en la vida en que nos sentimos con muchas energías (¡con pila!) a los

cuales podríamos llamarles ‘‘estar caliente’’, sin embargo hay días en los que

amanecemos un poco desganados y nos pesa más realizar nuestras labores; a ese estado

llamémosle ‘‘estar frío’’. Entonces, podríamos decir que el punto medio entre estar

caliente o estar frío ¿sería? ‘‘estar tibio’’ por supuesto.

El ánimo es una cosa, pero, ¿Cómo está nuestra vida de fe? ¿Fría, caliente o tibia? ¿Estamos con Dios o no estamos en El?

Cada día es una nueva oportunidad que El Creador nos da para «ser de su equipo» o

«sentarnos en la banca del contrario», porque aquel que no está con Él, está en su

contra. Es necesario decidir entre HACER LA VOLUNTAD DE DIOS que es EL

BIEN, o no seguirle; entre amar y ser feliz verdaderamente o vivir sin sentido y al final sentirnos vacío. La posición de ‘‘tibieza’’ no puede ser una opción en la vida.

Hoy me decido a DAR LO MEJOR DE MI, A HACER EL BIEN SIEMPRE, a abrir mi

corazón a quien todo me lo ha dado, a Ese que se hizo hombre para acercarse a mi vida

y darme Su Amor gratuitamente. Hoy me decido a AMARME como soy y a los demás

por igual, aunque esto en ocasiones duela. Tomo una actitud positiva frente a todo lo

bueno que me espera, decidido(a) a estar caliente, a ser reflejo de la LUZ Verdadera que

es Jesús.”

4. La vida y la fe se dan las manos

Pensemos brevemente en distintas acciones que hayamos realizado en los últimos días y

que implican un “acto de fe” (en el sentido de confiarnos de algo o de alguien). Por

ejemplo, la última vez que nos montamos en una guagua del transporte público, ¿le

pedimos al chofer que nos mostrara su licencia para asegurarnos que sabía conducir?

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Cuando nos acostamos anoche, ¿pusimos al lado de la cama una linterna, por si el sol

hoy no salía?

Nuestras vidas a nivel personal y social están basadas en actos de fe en los demás y en

nosotros/as mismos/as; sin esa confianza la convivencia humana sería imposible… o

por lo menos muy miserable.

Creemos en los padres, los/as amigos/as, los profesores, los mayores, en las leyes de la

naturaleza, etc… Nuestra vida es un acto de fe permanente. La vida y la fe se dan las

manos y caminan juntas.

Pero hay una acción de fe que no tiene igual: es la fe en Dios, que se ha manifestado en

la historia humana a través de Jesús, nacido en Belén, de María la Virgen, para nuestra

salvación. Como dice San Pedro, hay que saber dar razón de nuestra Fe en el Señor. No

explicarla, sino mostrarla. Enseñarle a quien nos pregunta ¿y tú por qué crees en Dios?

Mostrarles a los demás todas las maravillas que el Señor ha realizado en nosotros/as;

incluyendo los amigos/as y hermanos/as que me ha regalado.

El Adviento es un tiempo muy apropiado para dar testimonio de esa fe, sobre todo

porque sin fe no es posible celebrar la Navidad. Celebramos un misterio de fe y

cualquier otro tipo de fiesta, alejada de la fe, no tiene sentido verdaderamente navideño.

Celebrar el nacimiento de Jesús, sin creer en El, es un contrasentido.

Pero esa fe en Jesús tiene que hacerse acción concreta, sobre todo de amor a los demás,

de fraternidad y compartir, porque “hay más alegría en dar que en recibir”. La fe no es

sólo un pensamiento en la cabeza o un sentimiento en el corazón. El apóstol Santiago

dice: muéstrame tu fe sin obras, y yo por mis obras te mostraré mi Fe. La Fe es ese

ánimo que nos impulsa a seguir con los estudios, a seguir con el trabajo, a ayudar al

hermano cada vez que podemos, porque creemos que es precisamente eso lo que Dios

quiere de nosotros/as. Helder Cámara decía que es preciso recordar que la vida de amor

cristiano es el único evangelio que mucha gente leerá.

Creemos que Jesús nace en Belén para que todos los seres humanos tengamos vida: “Yo

he venido para que tengan vida y vida en abundancia.” (Jn. 10,10) Celebrar la Navidad

es dar testimonio de ese amor de Dios que se ha derrochado en el mundo y que tiene que

generar también fraternidad entre los seres humanos.

La fe en Jesús tiene que llevar a una lucha permanente para que todos los seres humanos

puedan vivir con dignidad, nadie se muera de hambre; para que haya oportunidad de

trabajo para todos, vivienda adecuada, atenciones de salud requerida por la población,

respeto de la vida en cualquier etapa de su desarrollo, seguridad ciudadana, respeto del

erario público y de los bienes de los demás. En fin, celebrar la Navidad es hacer activa

nuestra fe en Jesús para instaurar su Reino de amor. Es ahí, en medio de estas

situaciones de injusticia y sufrimiento que debemos recordar que estas realidades de

injusticia no son queridas ni aprobadas por Dios. Y que es en este Dios de justicia y

misericordia en que nosotros/as creemos. Aunque tengamos que decir cada día: “Señor,

creo, pero auméntame la Fe”. (Mc. 9, 24)

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5. Intercambio grupal

Organizar a los participantes en dos subgrupos. El subgrupo 1 compartirá sus

reflexiones en torno a la pregunta: ¿Cuáles características debe tener nuestra fe en este

Adviento y Navidad? El subgrupo 2 reflexionará en torno a la pregunta: ¿Cuál debe ser

nuestro testimonio de fe, concretamente, como jóvenes cristianos/as en este Adviento y

Navidad?

Cada subgrupo escoge un secretario/a que presentará un resumen del diálogo al grupo

total e intercambiarán sobre los resultados presentados.

6. Adviento misionero

Queremos vivir el Adviento en clave misionera. Como compromiso para esta semana

asumimos el reto de usar los medios de comunicación social (teléfono, radio, televisión,

redes sociales…) para comunicar el mensaje de la fe y el verdadero sentido de la

Navidad a todas las personas que podamos.

También podemos realizar una jornada de evangelización casa por casa en el mismo

sentido de la propuesta anterior. Podría ser además visitando las escuelas, centros de

estudio e instituciones variadas como hospitales, centros de reeducación de adictos…)

7. Ven, Jesús, te esperamos

El siguiente poema/oración, sacado de la Liturgia de las Horas de Adviento, podemos

recitarlo a dos coros o pedir que cada persona lea una estrofa:

¡Ven, Jesús! Te esperamos

Jesucristo, Palabra del Padre, luz eterna de todo creyente:

ven, Señor, porque se hace tarde, ven y escucha la súplica ardiente.

Ya madura la historia en promesas, sólo anhela tu pronto regreso;

si el silencio madura la espera, el amor no soporta el silencio.

Con María, la Iglesia te aguarda, con anhelos de esposa y de madre

y reúne a sus hijos, los fieles, para juntos poder esperarte.

Cuando vengas, Señor, en tu gloria, que podamos salir a tu encuentro

y a tu lado vivamos por siempre, dando gracias al Padre en el Reino. Amén

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3- CAMINO DE ESPERANZA

“Fortalezcan las manos débiles, robustezcan las rodillas vacilantes; digan a los cobardes

de corazón: sean fuertes, no teman.” (Isaías 35, 3-4)

En este tema se nos presenta el Adviento como un

camino de esperanza. Estamos a la espera del

nacimiento del Salvador, que abrirá la historia humana

a un mundo nuevo, a cielos nuevos y tierra nueva,

donde el mal será vencido y triunfará el amor que

procede de Dios. Nuestra misión como discípulos de

Jesús es anunciarle al mundo que la Navidad nos abre a

la esperanza, al optimismo, a la alegría. Queremos ver

el Adviento como tiempo de esperanza, que nos mueve

a la espera del Dios que se hace humano.

1. María, signo de esperanza

Al empezar este tema, Teresa Medina nos presenta su testimonio invitándonos a que preparemos la celebración de la Navidad, junto a María. Ella dice:

“Hola, jóvenes. Soy Teresa Medina. Caminamos hacia las fiestas de la Navidad y

queremos hacerlo con María, Madre de la esperanza. Ella nos conduce hasta el

Nacimiento de su hijo Jesús. Nos enseñará cómo acogerlo, y nos mostrará dónde y

cómo quiere nacer el Señor hoy entre nosotros/as.

Al mirar a María como modelo de madre y de mujer de esperanza, no podemos dejar de pensar en todas las mujeres, madres e hijas de nuestro país.

Me alegran los pasos que se han dado para reconocer la dignidad de la mujer,

engrandecida por su capacidad de ser madre. Tengo la esperanza del reconocimiento

de sus legítimos derechos y de sus grandes aportes a la humanidad. Mujeres pobres,

emigrantes y refugiadas, es decir, que sufren las mayores marginaciones y humillaciones, y que se arrastran desde tanto tiempo por el mundo.

Para ayudar a superar la condición de la mujer, miramos con esperanza el futuro, con

María la Madre de Jesús. Queremos asumir la tarea de ayudar a las mujeres que en

este país llevan el peso de sus hogares y que, con frecuencia, sufren muy diversos

abusos. Que son muchas veces discriminadas en el trabajo; o no son suficientemente respetadas en su embarazo y en su maternidad.

Entre nosotros/as hay desigualdades muy grandes. Algunos, en estos mismos días de

Navidad, gastan en exceso, mientras otros viven desesperanzados de poder alcanzar un

nivel de vida más humano. Entre la juventud hay quienes son tentados, en gran parte,

por el consumismo y la competencia exagerada. Los/as jóvenes más pobres padecen

frustración por no encontrar caminos de superación y quedan inseguros de su porvenir

y así, a veces, caen en la indolencia, la inercia y el desaliento.

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Los cristianos no podemos permanecer indiferentes ante estos graves problemas de la

pobreza. Y, por ello, alentamos también tan valiosas iniciativas que se están

desarrollando en este campo. Pero, aún nos falta mucho. San Juan nos dice: Si alguno

goza de riquezas de este mundo y viendo a su hermano en necesidad, le cierra el

corazón, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?

Ponemos en María, Madre de la esperanza, el futuro del país y del mundo. Que

interceda por el mundo y por nuestro país, para que podamos celebrar la Navidad en

espíritu de justicia y fraternidad.”

2. Diciembre 2013

El Diciembre 2013 nos sorprende en el contexto de una coyuntura sociopolítica en crisis

a nivel nacional y mundial. Es en este contexto social que celebramos el Adviento y la Navidad, dándole sentido a nuestra esperanza.

Observamos una sociedad sumida en la lógica de la codicia y la opulencia que conduce

inevitablemente a una pérdida del “sentido sensato” de la vida. Esta lógica produce

daños fundamentales a la humanidad, al sustituir la solidaridad por el individualismo

insensible y consumista, que no conoce otro punto de referencia que el conformismo en

el cual descansa plácidamente justificado, en una terrible convicción de que todo está

como debe estar y “esto no lo arregla nadie”.

Se promueve la insensibilidad y un cinismo que produce en nosotros/as la tendencia a la

aceptación de los males sociales como mecanismo idóneo para justificar el “cruzarme

de brazos” o el “encogerme de hombros”

Esta época se caracteriza por la ambigüedad y por ser un momento de transición que

cuestiona los últimos tiempos de una modernidad que fracasó, y no dio respuestas a las

inquietudes del ser humano para vivir con mayor dignidad.

Cuestiona lo que estuvo vigente en los últimos tres siglos, los valores, la política, los

modelos sociales, pero sin proponer nada, o proponiendo negación de los valores. Por

eso estamos viviendo en crisis, mandando al baúl de los recuerdos la virtud de la

esperanza.

La modernidad nos hizo creer que el ser humano iba a encontrar el camino de la

felicidad a través del uso de la razón, que iba a poder emanciparnos para vivir en

libertad. Pensábamos que a través de la política, las ciencias sociales y la tecnología se

iba a transformar la sociedad; pero no fue así.

Los/as jóvenes de ahora son más pragmáticos, las generaciones anteriores eran más

idealistas. Son hedonistas como consecuencia de la época histórica en que les ha tocado

vivir. No aceptan la doble moral de los adultos y de un mundo que fracasó en brindarles

respuestas para su futuro, para las injusticias y las desigualdades. Es una época de

incertidumbre y perplejidad, confusión, inseguridad y desconfianza. Recuperar las

utopías es importante. Hay una crisis de certeza, no se sabe en qué se va a creer o

esperar. Es una pérdida de lo que se daba por supuesto.

Navidad Juvenil 2013

Pastoral Juvenil

18

Es una sociedad movida por la lógica económica llamada neoliberalismo, cuyos valores

ubicarán en el consumismo la felicidad, la respuesta a la búsqueda de sentido del ser

humano.

3. Una razón para la Esperanza.

En la Navidad, Dios asume rostro humano y se hace niño, necesitado de atención y

cuidado; y pobre, necesitado de justicia y solidaridad. El Adviento es un canto confiado

a la esperanza y a la vida, en la espera del encuentro con Jesús. Es una apuesta que, a

diferencia del poder, confía en la fuerza de la compasión y la misericordia que son

capaces de movernos al esfuerzo por construir relaciones humanas solidarias y fraternas

en estructuras sociales que las hacen posible.

El Adviento, como antesala de la Navidad, es la propuesta de “otra lógica” desde la cual

vivir la vida. La lógica de la sensibilidad, el servicio y la acogida de los demás como

hermanos/as e hijos/as de un mismo Dios, que se hizo ser humano en Jesús, y puso su

tienda en medio de los pobres y excluidos. Sólo desde ahí se comprenden

históricamente las dimensiones del Bien a que somos llamados y que Jesús de Nazaret,

el profeta pobre de Galilea, nos revela desde su nacimiento.

La esperanza que se promueve no es el sentido estático de lo que vendrá, sino dinámico que mira al futuro luchando en el presente.

Mirar la esperanza desde lo que vendrá, sin actitud activa, nos relaciona con la filosofía

del colmadero “Hoy no fio, mañana sí”, y siempre que acuda al otro día la negación del

fiao se actualiza. Por eso la esperanza a la que nos invita el Adviento es a valorar el

presente desde la intención de la transformación social, a nivel humano y espiritual.

La esperanza significa aquí la conciencia de que el mundo es un fenómeno, que no es la

verdad absoluta ni lo último. La esperanza del Adviento es una apuesta a que la

injusticia que caracteriza al mundo no puede permanecer así, que lo injusto no puede

considerarse como la última palabra, porque el Señor de la vida es el Dios de la justicia

y ha venido para que tengamos vida en abundancia. Quienes creemos en El sabemos que así será y que por eso vivimos y luchamos.

Como jóvenes cristianos/as nuestra vocación es seguir a Jesús; pero este seguimiento ha

de darse desde el compromiso asumido con las causas de los empobrecidos y vulnerables, como nos está indicando el Papa Francisco.

Nuestro desafío es la lucha por la construcción de relaciones sociales y económicas que

permitan una vida digna para todas las personas, en la esperanza que nace de la venida

del Señor. La vida tiene sentido, el sufrimiento no, porque lo que Dios ha concebido

para el ser humano es un proyecto de felicidad y lo que esté fuera de ese proyecto no es

del Señor. Sólo en la esperanza de la vida, de la resurrección, se le puede encontrar

sentido al sufrimiento, a la cruz.

La esperanza es el sentido último de la vida que mueve a las personas y a la sociedad y

es comprendida como la hermenéutica (la clave de interpretación) de la historia que

Navidad Juvenil 2013

Pastoral Juvenil

19

explicita y reflexiona críticamente los cimientos que dan soporte a las visiones de este mundo.

Nuestra misión como jóvenes cristianos/as es anunciarle al mundo que el nacimiento de

Jesús nos abre a la esperanza, al optimismo y a la alegría. Porque un Niño nos ha

nacido…

4. Martín, el zapatero

«Martín era un humilde zapatero de un pequeño pueblo de montaña. Vivía solo. Hacía

años que había enviudado y sus hijos habían marchado a la ciudad en busca de trabajo.

Martín, cada noche, antes de ir a dormir leía un trozo de los evangelios frente al fuego

del hogar. Una noche se despertó sobresaltado. Había oído claramente una voz que le

decía. ‘Martín, mañana Dios vendrá a verte’. Se levantó, pero no había nadie en la casa, ni fuera, claro está, a esas horas de la fría noche...

Se levantó muy temprano y barrió y adecentó su taller de zapatería. Dios debía

encontrarlo todo perfecto. Y se puso a trabajar delante de la ventana, para ver quién

pasaba por la calle. Al cabo de un rato vio pasar un vagabundo vestido de harapos y

descalzo. Compadecido, se levantó inmediatamente, lo hizo entrar en su casa para que

se calentara un rato junto al fuego. Le dio una taza de leche caliente y le preparó un

paquete con pan, queso y fruta, para el camino y le regaló unos zapatos.

Llevaba otro rato trabajando cuando vio pasar a una joven viuda con su pequeño,

muertos de frío. También los hizo pasar. Como ya era mediodía, los sentó a la mesa y

sacó el caldero de la sopa excelente que había preparado por si Dios se quería quedar a

comer. Además fue a buscar un abrigo de su mujer y otro de unos de sus hijos y se los

dio para que no pasaran más frío.

Pasó la tarde y Martín se entristeció, porque Dios no aparecía. Sonó la campana de la

puerta y se giró alegre creyendo que era Dios. La puerta se abrió con algo de violencia y

entró dando tumbos el borracho del pueblo.

– ¡Sólo faltaba este! Mira, que si ahora llega Dios...– se dijo el zapatero.

– Tengo sed –exclamó el borracho.

Y Martín acomodándolo en la mesa le sacó una jarra de agua y puso delante de él un plato con los restos de la sopa del mediodía.

Cuando el borracho se marchó ya era muy de noche. Y Martín estaba muy triste. Dios

no había venido. Se sentó ante el fuego del hogar. Tomó los evangelios y aquel día los

abrió al azar. Y leyó: – ‘Porque tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste

de beber, estaba desnudo y me vestiste...Cada vez que lo hiciste con uno de mis pequeños, a mí me lo hiciste...’

Navidad Juvenil 2013

Pastoral Juvenil

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Se le iluminó el rostro al pobre zapatero. ¡Claro que Dios le había visitado! ¡No una

vez, sino tres veces! Y Martín, aquella noche, se durmió pensando que era el hombre

más feliz del mundo...».

Adviento, esperanza de la venida de Dios que de muchas formas nos visita.

En el comienzo del adviento de 2009, Benedicto XVI se detenía en el uso de la palabra

«adviento» (parousia en griego) por San Pablo, cuando invita a los cristianos a preparar

«la venida (adventus) del Señor nuestro Jesucristo» (1 Ts 5, 23). Adviento es la visita de Dios, es nuestra espera y nuestra esperanza activa, es oración y es alegría.”

«Queridos hermanos, y hermanas, decía Benedicto XVI, vivamos intensamente el

presente, donde ya nos alcanzan los dones del Señor, vivámoslo proyectados hacia el futuro, un futuro lleno de esperanza».

Y así, «el Adviento cristiano es una ocasión para despertar de nuevo en nosotros el

sentido verdadero de la espera, volviendo al corazón de nuestra fe, que es el misterio de

Cristo, el Mesías esperado durante muchos siglos y que nació en la pobreza de Belén.

Al venir entre nosotros, nos trajo y sigue ofreciéndonos el don de su amor y de su

salvación. Presente entre nosotros, nos habla de muchas maneras: en la Sagrada

Escritura, en el año litúrgico, en los santos, en los acontecimientos de la vida cotidiana,

en toda la creación, que cambia de aspecto si detrás de ella se encuentra Él o si está

ofuscada por la niebla de un origen y un futuro inciertos».

«El Adviento es –concluye Benedicto XVI– el tiempo de la presencia y de la espera de

lo eterno». Y añade: «Precisamente por esta razón es, de modo especial, el tiempo de la

alegría, de una alegría interiorizada, que ningún sufrimiento puede eliminar. La alegría

por el hecho de que Dios se ha hecho niño. Esta alegría, invisiblemente presente en

nosotros, nos alienta a caminar confiados». En todo esto nos sostiene María, y nos obtiene la gracia de vivir este tiempo litúrgico «vigilantes y activos en la espera».

5. En clave de esperanza

Los miembros del grupo dialogan sobre la necesidad de vivir el Adviento en clave de

esperanza. El diálogo se puede ilustrar con algunos acontecimientos, parecidos al de

Martín el zapatero, que hayan sucedido en sus comunidades y que sean signos de

esperanza.

6. Promover la esperanza

Como compromiso vamos a realizar alguna acción en nuestras comunidades o grupos

juveniles que promueva el valor de la esperanza. En la próxima reunión compartiremos la experiencia de las acciones realizadas.

7. María de la Esperanza

María de Nazareth, Madre de nuestro Señor,

compañera de nuestras marchas, ven a visitarnos,

Navidad Juvenil 2013

Pastoral Juvenil

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quédate con nosotros. Te necesitamos, Madre buena, vivimos tiempos difíciles,

atravesamos bajones, tenemos caídas,

nos agarra la flojera, nos inmoviliza la apatía,

nos da rabia la solidez de la injusticia.

María, Virgen de la Esperanza, contágianos tu fuerza,

acércanos el Espíritu que llena tu vida.

Ayúdanos a vivir con alegría, a pesar de las pruebas y las cruces

que encontramos en el seguimiento de tu hijo.

Que no nos desaliente la lentitud de los cambios,

que las espinas de la vida no nos ahoguen la semilla del Evangelio.

Que no perdamos la utopía, Madre buena,

de creer que es posible otro mundo y otra sociedad.

Que no bajemos los brazos en la lucha por la justicia

y en la práctica de la solidaridad.

Que no se enturbie nuestra mirada, al punto que no veamos la luz del Señor

que nos acompaña siempre, que camina a nuestro lado,

que nos sostiene en los momentos duros. María, tú creíste y te jugaste la vida.

Y no te fue fácil. También pasaste tiempos de incertidumbre,

de no entender las cosas que pasaban, de sufrimiento y soledad.

Y saliste adelante, con buen ánimo y entrega.

Nos enseñaste con tu ejemplo que para dar vida hay que entregar la vida,

todos los días, en las buenas, y en las malas y en las más o menos. Siendo una muchacha,

estando comprometida, corriste el riesgo de decir sí al plan de Dios.

Confiaste en El y el sueño de Dios se hizo realidad. Madre, en nuestros días Dios sigue soñando.

Su Reino de hermanos está muy lejos de ser realidad.

Y nos pide, como a ti en Nazareth, que demos lo mejor de nosotros para ayudarlo a realizar su Proyecto.

María, ¡cómo cuesta decirle sí al Señor!

Cómo cuesta decir sí más allá de las palabras, decir sí con los hechos, con actitudes, con gestos...

¡con la vida! Enséñanos a esperar en el Señor, a confiar en su palabra,

a dejarnos guiar por su Espíritu, a llenarnos de su buen humor y alegría.

Enséñanos a escuchar su voz, en la realidad de todos los días,

en el sufrimiento de tantos, en las ansías de liberación y cambio,

en la sed de justicia de las mayorías. Enséñanos a orar

para no perder la Esperanza y para darle raíces sólidas.

Enséñanos a orar para discernir dónde poner los esfuerzos y descubrir nuestro lugar y misión.

Enséñanos a orar para no desalentarnos en las dificultades y contratiempos.,

María, camina cerca nuestro, acompáñanos, Madre buena, fortalece nuestra esperanza

para que sea el motor de nuestra entrega, el pozo donde beber para seguir,

el refugio donde descansar y retomar fuerzas.

Anuda nuestra esperanza al proyecto del Padre.

Danos firmeza y hasta tozudez para seguir adelante.

Llena nuestros corazones de la esperanza que libera

para vivir el amor solidario. Lo que se espera

se consigue con esfuerzo, con trabajo y con la vida.

Nos confiamos en tus manos para que nos hagas fuertes en la fe

comprometidos en la solidaridad y firmes, muy firmes,

en la Esperanza del Reino. Amén

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Pastoral Juvenil

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4- CAMINO DE AMOR

“La Virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa

Dios con nosotros.” (Mateo 1, 23)

Este tema nos permite profundizar en la

dimensión más importante del

Adviento: el amor. El Adviento es un

camino al encuentro con la expresión

más clara de que Dios ama a la

humanidad y que tanto la ha amado que

le ha regalado a su propio Hijo, nacido

en Belén, de María la Virgen. El amor

es lo que da sentido al camino del

Adviento y a la celebración de la

Navidad. Este amor hace surgir un

ambiente de convivencia fraterna, de

dar y recibir, sabiendo que “Hay más

felicidad en dar que en recibir.” (Hech 20,

35) Nuestra misión como discípulos de

Jesús es anunciar el amor de Dios por todo el mundo, tal como lo hizo María con su

actitud de disponibilidad y de servicio.

1. Esta época me encanta

(Se decora y se crea un clima adecuado en el ambiente para la reunión. Velas

encendidas y algunas luces, propio de la época de Navidad. Se puede colocar una

imagen de la Virgen de la Altagracia, donde están Jesús en la cuna, María y José.

Después de un momento de oración: cantos propios del tiempo litúrgico, se lee en voz

alta y despacio el testimonio de vida siguiente:)

“Hola, jóvenes. Soy Carol Martínez. Esta época me encanta, es parte de un camino de

fe, esperanza y amor. Desde muy pequeña cuento los meses y hasta realizo agenda. Una

particular señal me da muestra de que es Navidad: tiempo de expresar alegría,

encender luces, compartir, acoger, etc.

Siempre que llega la época de Navidad, espero con mucho agrado, las actividades en

los grupos juveniles, como el compartir navideño. Recuerdo cómo cambió mi vida, mis

actitudes y las actitudes de otros jóvenes que participan de los grupos juveniles, y

aquellos que, en busca de un sentido en su vida, se acercan a vivir la experiencia

grupal en la Iglesia. Algo que puedo resaltar, es la manera como somos acogidos/as.

Recuerdo que en una ocasión una joven se me acercó y me preguntó cuándo iban a

poner el nacimiento en la Iglesia.

Quedé extrañada con tal pregunta. Por varias razones, una de ellas es que era

noviembre y faltaba más de un mes para que los jóvenes prepararan el nacimiento. La

otra es que, rara vez veo a la joven en todo el año y cuando la veo es, precisamente, en

esta época. Luego al final la joven continuó.

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Pastoral Juvenil

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-¡ay ombe!, es que sólo vengo en esta época, por el amor y la alegría que muestran a

través de la acogida, las luces y el nacimiento. Cuando se va la Navidad siento que se

apagan las luces.

Pensé entonces que la Navidad, es decir, el nacimiento de Jesús, hacía que la oscuridad

que había en su vida se disipara a través de las coloridas luces y la alegría que las

personas demuestran en dicha época. Así era como esperaba con ansias la Navidad. Lo

mismo ocurre con los jóvenes de los grupos juveniles, ya que el compromiso es hacer

que la Navidad sea una experiencia nueva cada vez.

Muchas veces me he dicho a mí misma que el sentido y el ambiente de esta fiesta de

Navidad debería de extenderse todo el año. Entender que Dios se hizo humano para,

desde nuestra propia realidad, enseñarnos cómo vivir en el amor y la humildad,

dándonos siempre a los demás.

¡Ojalá todo el año sea Navidad!”

2. Un camino que conduce al amor

Este tema nos permite profundizar en la dimensión más importante del Adviento: el

amor. El Adviento es un camino al encuentro con la expresión más clara de que Dios

ama a la humanidad y que tanto la ha amado que le ha regalado a su propio Hijo, nacido

de la Virgen María, en Belén.

El amor es lo que da sentido al camino del Adviento y a la celebración de la Navidad.

Dios es el bien superior que se define como AMOR. Dios es amor, nos dice Juan en su

primera carta (4, 8). El amor sobrepasa nuestro entendimiento. Dios, para enseñarnos lo

que es el amor y cómo debemos vivir, se hizo humano.

Este amor que Dios nos ha manifestado en la Navidad, hace surgir un ambiente de

convivencia fraterna, de dar y recibir, sabiendo que “Hay más felicidad en dar que en

recibir.” (Hch 20, 35)

Nuestra vida es como el Adviento, es un camino de preparación para el encuentro con

Dios. En la Navidad el Señor se nos entrega y su presencia nos invita también a nacer al

estilo de Jesús.

Nuestra misión como discípulos de Jesús es anunciar el amor de Dios por todo el

mundo. Estamos llamados a vivir el amor de Dios en nuestras vidas y a anunciarlo con

nuestro testimonio de fraternidad. No habrá verdadera transformación social si no

nacemos con Jesús a una nueva vida de fraternidad.

El estilo de vida al que Jesús nos llama, no es embriagarnos de bebidas alcohólicas, de

ruidos sin control, de gastos innecesarios y otras tantas superficialidades. A veces

perdemos de vista el verdadero sentido de la fiesta. Estamos llamados a consagrar

nuestras vidas al amor de Dios y a compartir, aun lo poco que tenemos, a distribuir de

manera equitativa y justa, pensando siempre en los más necesitados, buscando que

nuestra vida, como el Adviento, sea un camino que conduce al amor.

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3. Un gesto de amor

Proponemos un intercambio grupal (diálogo grupal), en base a preguntas espontáneas

del coordinador/a del grupo u otras formas originales de participación grupal. Lo

importante es que sea una retroalimentación del tema del Adviento como camino de

amor. Terminado el diálogo grupal, haremos la siguiente dinámica que hemos titulado:

Un Gesto de Amor.

Este juego sirve para concienciar sobre el amor fraterno entre los integrantes y se

necesita uno o varios ositos de peluche; pero, si por algún motivo no disponen de uno,

pudiera ser cualquier cosa, una figura de cartulina, hasta un trapo o prenda de vestir.

El procedimiento es el siguiente: Una vez se encuentran todos formando un círculo, el

animador/a del juego comienza a narrar una pequeña historia sobre Matilda (la peluche,

el nombre puede cambiar), de la siguiente manera: "Cuando venía a esta reunión me

encontré con 'Matilda'; ella estaba triste, desconsolada y sola, porque necesita mucho

amor. Yo le conté que entre todos ustedes le podían brindar muchísimo cariño. ¿Qué le

dirían ustedes a Matilda?".

Luego se comienza a pasar la muñeca y cada uno le hará una demostración de cariño,

como un beso, un abrazo, pasarle la mano por el cabello o decirle: te amo, o una frase

bonita, etc.

Una vez que todos le demuestran su gesto de amor a Matilda, se les dice: "Ahora

Matilda en agradecimiento quiere que cada uno de ustedes, repita, con mucho respeto,

ese lindo gesto que le hizo a Matilda al compañero/a que tiene a su lado".

4. Con Matilda a la calle

Llevando, como lección aprendida, el gesto de amor hacia Matilda, nos proponemos

como compromiso grupal para la semana:

Ofrecer un gesto de amor verdadero al menos a 5 personas. Tener en cuenta a las que no

conozco o necesitan más de mí (enfermos, atribulados, empobrecidos, encarcelados, en

vicios…) y estar pendientes de cosas que suceden en el sector que impiden que nuestra

vida sea un camino de amor, para esforzarnos en su transformación.

5. Como Jesús

En silencio nos arrodillamos y pensamos en las cosas que tenemos y lo que nos gustaría

tener; en las cosas que tiene mi familia y las que nos gustaría poseer; en cómo está mi

país y cómo nos gustaría que fuese. Después recordamos cómo nació Jesús y cómo

vivió y lo comparamos con nosotros/as y nos cuestionamos: ¿Estamos viviendo de

acuerdo a lo que Jesús quiere? ¿Qué nos hace falta para ser como Jesús?

Concluimos con el Padre Nuestro y saludando también a María, la Virgen Madre. Nos

damos un abrazo de paz.

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II

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5- EL REGALO MAS HERMOSO

“Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado.” (Isaías 9, 5)

Es Navidad. Este es un tiempo en que estamos acostumbrados a compartir con

regalos el amor que tenemos a los demás. En estos días nos hacemos más sensibles a

la solidaridad fraterna: damos y recibimos. Nos sentimos más felices en dar que en

recibir. Este tema gira en torno al regalo más hermoso y valioso que nos ha dado

Dios Padre: su propio Hijo querido. Reflexionamos sobre el sentido de la fiesta de la

Navidad, viéndola como un regalo de Dios.

1. Mi Navidad

“Soy Victor Alfonso Martínez Otaño de la Diócesis de San Juan de la Maguana, tengo

28 años de edad y 14 de experiencia trabajando en la Pastoral Juvenil, lo cual ha sido

de muchas bendiciones, felicidad y amor para mí.

La Navidad la vivo en familia y en la Iglesia, participando en todas las actividades de

mi parroquia y de la Pastoral Juvenil, organizando actividades navideñas, disfrutando

de los aguinaldos parroquiales y diocesanos; tocando tambora, güira, bebiendo

chocolate, participando de la misa, viajando con el sacerdote a las diferentes

comunidades o distritos de la parroquia. Llevo con alegría y dinamismo ese gran

regalo de amor que nos ha dado el Padre a través del nacimiento de Jesús. En fin,

transmito la fe, la esperanza, el amor.

La Navidad para mí es un renacer que lleva a un cambio de actitud de lo negativo a lo

positivo. La Navidad para mí ha sido y es una oportunidad para una cercanía más a

fondo con Dios, con mi familia, la Iglesia y amigos de fe. Es una entrega total de ese

amor del Niño que nace para cambiar el mundo.

Cada vez que se acerca esta fecha me siento muy feliz y emocionado, preparando el

nacimiento en mi parroquia, montando los dramas con los jóvenes de la Pastoral

Juvenil. Estoy alegre sobre todo porque puedo dar mi SI como lo dio nuestra madre

María, cuando el ángel la visitó y le anunció que tendría un hijo por obra y gracia del

Espíritu Santo.

En este tiempo de Navidad recibo todo el cariño y el afecto de las gentes que tengo

mucho que no veo, recibo amor de mi familia.

La Navidad es felicidad y regocijo, celebración del regalo más hermoso: Jesús.”

2. La canasta navideña

A los seres humanos nos gusta hacer regalos, especialmente en este tiempo de Navidad.

La tradicional canasta de Navidad, que se reparte en nuestro país y en muchas partes, es

expresión de ese deseo de ofrecer regalos. Consiste en una cesta con un conjunto de

alimentos tradicionales de estas fiestas. Esta costumbre de regalar canastas navideñas

comenzó a popularizarse en el siglo XX, pero tiene unos orígenes muy antiguos. Según

parece la canasta de Navidad tiene como modelo la “sportula” romana, que traducido

literalmente significa cestillo. Al parecer los romanos tenían la costumbre de regalarse,

Navidad Juvenil 2013

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para celebrar el año nuevo, una cesta o canasta con tres higos secos, hojas de laurel,

ramitas de olivo y unas pequeñas lámparas, de bronce o barro, en la que se grababa

frases con buenos deseos para el año entrante.

3. El regalo más hermoso

Jesús es el regalo más hermoso que podamos recibir: es el regalo de Dios Padre a la

humanidad. El nacimiento de Jesús es la promesa cumplida de ese Mesías que habían

anunciado los profetas, que vendría para liberar a la humanidad.

Esta sencilla narración nos ayudará a comprender mejor el contenido de este tema:

“Carlitos estaba sentado mirando la pequeña montaña de regalos que estaban cerca de la

chimenea. Su madre entró y le dijo: En que piensas Carlitos? Carlitos le dijo que estaba

pensando en cuál de estos será el mejor regalo.

Carlitos- respondió su madre- el valor de los regalos no se mide ni por el tamaño, ni por

el color, el precio o la simple envoltura, ni siquiera por la utilidad del mismo. El valor

de un regalo se mide por el corazón.

¿Por el corazón, mami? Los regalos no tienen corazón.

Carlitos, los regalos si tienen corazón.

No, mami…mira-tomando un regalo lo puso en el oido y dijo- Mira mami, no se escuchan latidos.

Oh, Carlitos. Los regalos sí tienen corazón. Es el corazón de quién los da, que se

extiende hasta el regalo mismo. Cuando alguien te da un regalo, sólo por compromiso o

con motivaciones erradas, ese regalo llega a ti sin corazón. Pero, cuando alguien te da

un regalo con todo su corazón, ese palpitar viene al regalo y ese es el verdadero valor del mismo.

Carlitos sonrió y dijo: Uhhh, entonces tengo que volver a hacer otro regalo, porque el

regalo que tengo para Rosita, no tiene corazón. La madre sonrió y le dijo: Mira, nunca

un ser humano ha recibido un regalo de más valor que el regalo que Dios nos dio. Nos

dio a su único Hijo y nos lo dio con todo su corazón, para que tú ahora tuvieras tu corazón vivo y vibrante.

¿De verdad? preguntó Carlitos.

Seguro, hijo. Por eso tienes que amar ese Regalo con todo tu corazón, porque ese

Regalo trae el corazón de Dios. Vive con ese Regalo y para ese Regalo.

Si, mami-dijo Carlitos- Lo haré y salió corriendo para jugar con Rosita.

¡Has visto a Jesús como el más grande regalo para tu vida? ¿Vives para él y por él?

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La Navidad es una buena oportunidad para entender el corazón de Dios y tener el mejor

regalo. “Por tanto, el Señor mismo les dará una señal: He aquí, una Virgen concebirá y

dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel.”(Isaías 7:14)

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo

aquel que cree en El, no se pierda, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su

Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El. (Juan 3,16-17)

4. Sopa de letras de Navidad

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5. Qué detalle

Es Navidad, tiempo de alegría porque hemos recibido el más hermoso regalo del Padre.

Qué detalle más hermoso ha recibido la humanidad: Dios Padre nos entregó a su Hijo

como regalo de amor, para dar la vida eterna a quienes depositan su confianza en su

persona.

En este regalo Dios se da a sí mismo sin reserva y sin pedir nada a cambio. Dios se nos

da como regalo de amor. Esta entrega de amor constituye el verdadero sentido de la

Navidad. El mundo está cambiando, y no siempre para lo mejor; este cambio no nos

puede arropar hasta el punto de que no veamos ni vivamos la verdadera esencia de la

Navidad como acontecimiento que sólo se comprende a partir de la fe, la esperanza y el

amor.

Junto con este Regalo del amor del Padre, vienen todos los dones que dan vida y

alegría. Tenemos razón al cantar: “Llega la Navidad, el Niño Jesús nos trae, llega a

Navidad, la tan deseada paz, nos traerá felices pascuas y una alegre Navidad…..”. Con

Jesús se nos da el don de la alegría y de la paz. Alegría y paz que deseamos y pedimos

para todo el mundo.

La Navidad es Jesús, es alegría, amor, paz. Cuando se conoce a Jesús se tiene una

experiencia que marca para siempre nuestra vida, no volvemos a ser la misma persona

jamás. Esta alegría que se siente, se camparte, se vive en comunión con los demás, ya

que es el mismo amor de Dios que se da a conocer.

El acontecimiento del nacimiento del niño Jesús trae a la humanidad la oportunidad de

restablecer la relación con Dios que se había deteriorado, ya que el ser humano había

decidido vivir una vida de destrucción. Sin embargo Dios tenía prometido no abandonar

a su pueblo, más bien quería que el pueblo retomara el sentido que tiene la vida cuando

se vive con El.

Aunque no siempre hacemos de esta celebración navideña una oportunidad para buscar

a Dios, para acercarnos a la escena del nacimiento del Niño Jesús en el pesebre y

adorarlo, el Regalo está allí, dispuesto a entregarse a quien lo busca con un corazón

sincero y le abre las puertas del corazón.

La vida está llena de celebraciones: cumpleaños, bodas, graduaciones, triunfos de

nuestro equipo de pelota, un aniversario, etc., todos estos espacios son oportunidades

para el encuentro social o familiar, pero no necesariamente nos hacen vivir una

experiencia de fe, de esperanza y de amor en torno a Jesús, Regalo del Padre.

La Navidad es una experiencia cercana con el Dios con nosotros. Es El quien da sentido

a la Navidad. Gracias, Padre, por tu más hermoso detalle de amor.

6. Les anuncio una gran alegría

Este momento de compartir lo haremos en torno al relato del nacimiento de Jesús.

Proclamamos el texto de Lucas 2, 1-14.

Navidad Juvenil 2013

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Luego hacemos la división en varios subgrupos para dialogar sobre la lectura. Lo

hacemos en dos momentos: a) leemos el texto y compartimos el contenido del mismo y

qué sentido tiene la Navidad para nuestra vida hoy, b) luego compartimos algunas

anécdotas de los momentos significativos en nuestras vidas que recordamos de la

Navidad y su valor en nuestras vidas.

Después nos reunimos el grupo completo y compartimos lo vivido en los subgrupos.

Finalmente hacemos una reflexión sobre cómo podemos vivir la Navidad como regalo

del Padre, con sentido de integración familiar y social. Buscamos cómo agradar con

algún detalle y compartir con aquellas personas que necesitan que alguien los tenga en

cuenta en la Navidad.

7. Noche de paz

Terminamos la reunión con el canto “Noche de Paz.”

El título original en alemán de este villancico (Noche de Paz) es “Stille Nacht”. Ha sido

traducido a más de 330 idiomas. En Austria, los poblados de Mariapfarr y Oberndorf

reclaman ser el sitio en el que se escribió este famoso villancico.

Bill Egan, un historiador en temas navideños, afirma que el canto surgió en la pequeña

ciudad austriaca de Oberndorf (cerca de Salzburgo); el padre Joseph Mohr escribió el

poema en 1816. Y le pidió al compositor del pueblo vecino (Mariapfarr), Franz Xaver

Gruber, que compusiera la tonada para una de sus letras navideñas.

El 24 de diciembre de 1818, Gruber y Mohr presentaron la canción en alemán (los

cánticos se entonaban en latín), y entonces se popularizó. Los autores permanecieron en

el anonimato 36 años, hasta que, en 1854, la corte de Prusia les dio el crédito por su

creación que hoy se escucha en radios, supermercados, celulares, PCs, tablets…

En este momento escuchamos y vemos el video de la canción: noche de paz

http://www.youtube.com/watch?v=76RcpxtZQO0 y nos tomamos de las manos

cantando. Damos gracias a Jesús por venir a nuestras vidas como el más hermoso

Regalo del Padre. Nos damos abrazos y en fraternidad, alegría y júbilo cada uno entrega

un papel en el que ha escrito su regalo para el Niño Jesús. Vamos quemando en un

pequeño fuego nuestros regalos personales de amor, escritos en el papel, en respuesta al

Regalo del amor del Padre.

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6- LA FAMILIA, REGALO DE DIOS

“...sea su uniforme: la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, a

comprensión.” (Col 3, 12)

Como centro de este tema ponemos la familia, lugar excelente

para dar y recibir, compartiendo el amor más puro. La familia

de Nazaret nos sirve de referente en la misión de hacer de la

familia un lugar de convivencia fraterna, comunidad de amor,

pequeña iglesia doméstica.

1. Damos y recibimos

“Soy María del Carmen Castillo. Nuestra familia se ha

caracterizado por valores como el apoyo, el cariño y el amor. Los cuales expresan el

gran Valor de la unidad y el desprendimiento.

Somos una familia numerosa y la relación que tenemos es muy profunda, ya que

incluimos en esta unidad todos los momentos vividos por cada uno de sus miembros,

desde el éxito, los fracasos, dolor, muerte, enfermedad, alegría… en fin para nosotras y

nosotros, con la misma intensidad que celebramos la vida con el nacimiento de un

miembro nuevo, también la unidad y el apoyo está en el momento de pérdida de un ser

querido; el dolor es menor porque cada uno/a lo sufre y asume como propio.

En una ocasión a mi esposo había que darle una diálisis. Pedimos a toda la

comunidad, familiares y amigos continuar con la cadena de oración ya que esta sería

la única alternativa y posibilidad de vida que tenia. Iniciamos el santo rosario en

familia, el cual en todo momento fue nuestra arma y fuerza. Los médicos nos decían que

no había señal de vida. Nosotros estuvimos siempre unidos, amaneciendo noche y día

en el hospital, rezando el rosario, y consolando a los que llegaban tristes.

Hasta que en junio, el jueves de Corpus Christi EL SEÑOR COMENZO A OBRAR. Se

diagnosticó que era malaria y mi esposo comenzó a mejorar y se recuperó. El médico

de cabecera, nos abrazó en familia y nos dijo: “EN LA MEDICINA LOS PACIENTES MUEREN

POR FALTA DE APOYO Y UNIDAD FAMILIAR Y DEJAN A LOS MÉDICOS SIN ESTA COLABORACION , NO SOLO LA MEDICINA CURA, SIN LA ORACION Y EL APOYO NO ES POSIBLE SOBREVIVIR”.

Después nos felicitó ya que esa unidad le dio más fuerza para hacer posible la

recuperación de mi esposo. Hoy día mi esposo está sano por completo y sus órganos

como si nunca hubieran estado afectados por nada.

Nuestra familia se mantiene más unida que nunca y esa unidad la extendemos a todos

los que nos conocen, es nuestro sello de distinción. Damos y recibimos en familia.”

2. Comunidad de fe, esperanza y amor

1.

La realidad social y familiar en la que conviven los/as jóvenes de hoy nos mueve a crear

verdaderos espacios de reflexión, iluminados/as desde la Palabra de Dios. Es preciso ver

Navidad Juvenil 2013

Pastoral Juvenil

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a la juventud en su contexto familiar, a pesar de las múltiples dificultades en que se

encuentra esa institución fundamental de la sociedad.

La Pastoral Juvenil no puede estar alejada de los problemas de la sociedad y de la

familia. Más bien ha de identificar las raíces, las causas que han llevado a un deterioro

evidente en la familia y en la sociedad.

El tiempo litúrgico que estamos viviendo nos da la oportunidad de hacernos conscientes

del valor de la familia como comunidad de fe, esperanza y amor. Es importante tratar de

recuperar algo que era característico de la familia dominicana: en un clima de unidad,

sabía compartir hasta lo poco que tenía con los más necesitados: daba y recibía. Y sobre

todo ponía a Dios por delante en todo.

Trabajar este tema con los/as jóvenes de nuestras parroquias nos permitirá profundizar

la importancia que tiene la familia en el cultivo y vivencia de los valores humanos y

cristianos. La familia ha de ser un modelo para la convivencia fraterna en la sociedad.

Jesús María y José nos dan la clave para reorientar nuestra manera de relacionarnos con

nuestros semejantes.

El tiempo de Navidad es oportuno para fortalecer la familia como comunidad de fe,

esperanza y amor. Es una oportunidad para hacer conciencia sobre la importancia y la

necesidad de reeducarnos para vivir una vida de compromiso, de entrega a los demás,

para reanimarnos en la esperanza de que otra sociedad es posible, reconociendo que la

familia es el órgano social más importante y que la integración de la misma permitirá la

creación de una cultural de paz, dando y recibiendo.

3. Escuela de amor

No hay regalo más hermoso como el que hemos recibido en la persona de Jesús. El

nacimiento de Jesús en Belén es el mejor regalo del Padre a la humanidad, la

demostración tangible de su amor misericordioso a todos los seres humanos.

La Navidad es un tiempo sagrado que no debemos convertir en un espacio para la

borrachera loca que entorpece la mente y el corazón. Son muchos los despilfarros que

hacemos de los recursos en este tiempo, actuando como si para el mundo llegara su fin.

Nos quedamos, en la mayoría de los casos, sólo en la parte superficial y mundana de

esta festividad, convirtiéndola en una de las tantas rutinas sin sentido que la sociedad

nos ofrece cada día.

La Navidad es fiesta de fe, esperanza y amor para quienes tenemos nuestras vidas

puestas en el Dios que se hace pobre con el pobre, que conoce nuestras fortalezas y

debilidades, que cumple con su promesa y que nunca nos abandona. Jesús es esa

promesa hecha vida, Dios con nosotros/as, que da sentido a la existencia. La Navidad

nos abre a la conquista de cielos nuevos, tierra nueva, familia renovada por el amor.

La Navidad se vive en familia, lugar donde se da y recibe. ¿Qué idea nos llega cuando

escuchamos hablar de familia? Sin dudas la asociamos a relaciones humanas

Navidad Juvenil 2013

Pastoral Juvenil

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armoniosas, amor compartido, regalo de nuevas vidas, espacio para crecer; escuela de

educación para el amor y el compromiso por la patria, Iglesia doméstica.

La Iglesia asume la relación de convivencia que existía entre Jesús, José y María como

modelo ejemplar de vida para las comunidades cristianas. La familia de Nazaret se

construye y se constituye bajo la base de la fe, la esperanza y el amor.

Estamos llamados a ser felices, viviendo en el amor. El lugar privilegiado del amor es la

familia: es un santuario de amor. Estamos llamados/as a vivir en relación, nadie puede

ser feliz a solas. La familia nos enseña a amar, a dar y recibir. El papel de la familia

como espacio de relación y de realización, tiene su fundamento en la misma relación de

la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo), que la familia de Nazaret supo

comprender y que en la Iglesia asumimos como ejemplo de fraternidad. La familia es

escuela de amor.

La situación familiar en la que vivimos los/as jóvenes es muy compleja. La familia se

ha convertido en un escenario de una violencia que no parece tener control. Esto es así

porque estamos viviendo en una sociedad extremadamente violenta e intolerante,

carente de valores en todos los sentidos. Nos toca contemplar y a veces ser parte activa

de la desintegración familiar (niñas y niños abandonados, infidelidades, niñas y niños

criados por los abuelos, padres que están fuera del país, o están divorciados y vueltos a

“juntar”).

A esto se añaden fenómenos sociales que impactan a las familias o que son resultado de

la situación crítica de las mismas: comunidades que viven en la extrema pobreza,

inseguridad en las calles (robos, atracos, muertes). Estamos sufriendo de paranoia

colectiva; nadie confía en nadie. Hemos llegado al extremo de la desconfianza, hasta el

punto de que, cuando alguien se nos acerca, no le saludamos para evitar cualquier

acción que nos pueda perjudicar, a causa de haber vivido malas experiencias o porque la

violencia ha tocado nuestras puertas. Esto tiene que cambiar.

Esta realidad demanda cambios radicales. Tenemos que cultivar otro tipo de relaciones,

de convivencias fraternas, acostumbrarnos a vivir la alegría del dar, del compartir.

Debemos construir una sociedad con valores, para una cultura de paz.

La misión que tenemos como Iglesia joven, como familia cristiana, es la de fomentar

verdaderos espacios de encuentro para el cultivo de la solidaridad, de la fraternidad.

Muchas personas están en situaciones precarias, con necesidades concretas, y esperan

de una mano amiga que sea solidaria con ellos.

No basta con analizar la situación crítica por la que pasa la familia y el mundo, es

preciso buscar propuestas e iniciativas que nos permitan llevar a la juventud la

esperanza de que otra sociedad es posible. De joven a joven podemos lograrlo. Hoy la

Iglesia está comprometida en la misión de acompañar a las familias, para que sean

lugar de encuentro con Dios y de amor entre sus miembros. En cada familia tuene que

estar presente la semilla de Reino del amor.

Los/as jóvenes estamos llamados/as a ser constructores de familias renovadas, donde se

da y se recibe con amor. Jóvenes que aporten a la construcción de un mundo más

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Pastoral Juvenil

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humano, que jueguen, junto a la familia y la Iglesia, un papel mucho más comprometido

en resolver los problemas sociales. Somos centinelas de un mañana mejor.

4. El valor de la familia

Cada Navidad que celebramos es una oportunidad para hacer más visible la fe, la

esperanza y el amor en un clima de familia. Hoy más que nunca debemos reafirmar con

mayor sentido nuestro compromiso por Jesús, como jóvenes cristianos/as. En nuestros

espacios de Pastoral Juvenil, los/as jóvenes tienen que encontrar un lugar que cultive los

valores familiares. ¿Cómo hacer que nuestros jóvenes sean más solidarios/as,

desprendidos/as, comprometidos/as?

Como ejercicio para trabajar el compromiso con los jóvenes del grupo, proponemos

cuatro momentos que nos ayudarán a vivir el tiempo de Navidad con algunos

testimonios de vida.

Como compromiso grupal vamos a profundizar en la realidad actual que vive la familia

dominicana, los conflictos, la preocupación de los jóvenes, motivaremos al grupo a

realizar visitas a las casas del lugar para llevar las felicitaciones navideñas y, al mismo

tiempo, comunicar un mensaje positivo sobre la familia, como lugar de dar y recibir.

Las visitas las acompañamos con gestos de solidaridad y fraternidad. Por simples que

sean esos gestos, tienen mucho valor.

5. Juan Pablo Segundo

Proponemos un momento conclusivo con la oración de Juan Pablo II:

“Oh Dios, de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra. Padre, que eres

Amor y Vida, haz que en cada familia humana sobre la tierra se convierta, por medio de

tu Hijo, Jesucristo, "nacido de Mujer", y del Espíritu Santo, fuente de caridad divina, en

verdadero santuario de la vida y del amor para las generaciones porque siempre se

renuevan.

Haz que tu gracia guíe los pensamientos y las obras de los esposos hacia el bien de sus

familias y de todas las familias del mundo. Haz que las jóvenes generaciones encuentren

en la familia un fuerte apoyo para su humanidad y su crecimiento en la verdad y en el

amor.

Haz que el amor, corroborado por la gracia del sacramento del matrimonio, se

demuestre más fuerte que cualquier debilidad y cualquier crisis, por las que a veces

pasan nuestras familias.

Haz finalmente, te lo pedimos por intercesión de la Sagrada Familia de Nazaret, que la

Iglesia en todas las naciones de la tierra pueda cumplir fructíferamente su misión en la

familia y por medio de la familia. Tú, que eres la Vida, la Verdad y El Amor, en la

unidad del Hijo y del Espíritu Santo. Amén”

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7- AÑO NUEVO “El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor; el Señor se fije en ti y te conceda la paz.” (Números 6, 25-26) “Effetá (ábrete)” (Mc 7,34)

Este tema es una motivación para iniciar el nuevo año

2014 a la luz de la fe, la esperanza y el amor. Tenemos

el compromiso de hacer de éste un año misionero en

que anunciemos los valores que renovarán el ambiente

en que vivimos y el mundo. En que anunciemos el

evangelio de la vida. Tendremos presente el tema del

año: “Un pueblo en misión, abierto al diálogo, que

fomenta la fraternidad en la sociedad”, así como

también el lema que animará nuestra vida eclesial:

“Dialogando en la verdad renovemos la sociedad”

1. Hola

“Hola, jóvenes. Soy Audid Esther Medrano Suazo y estoy integrada a la Pastoral Juvenil de La

Victoria. Feliz año nuevo.

Para mí un año nuevo significa evaluar el año transcurrido, tanto en lo positivo como en lo

negativo en todos los ámbitos de mi vida: como joven, como cristiana, como hija, hermana, amiga, como universitaria. ¿Para qué? Para fortalecer mis valores y seguir firme en mis

propósitos. Es renovarme por completo.

Es empezar de nuevo, con más energía y alegría, esperanza, pasión apostólica, voluntad para el bien. Pero sobre todo empezar de nuevo en el camino del amor. Y así abrirme (“Effeta”), en

diálogo positivo permanente y dar a los demás lo mejor de mí misma en el nombre del Señor.

Dios les bendiga en este nuevo año.”

2. Effetá

Cuando se termina un año solemos preguntarnos ¿qué hemos hecho?, ¿Cómo fue mi

año? ¿En qué me ayudó lo que hice? y ¿Hasta qué punto mis metas se cumplieron?

¿Cómo fue mi relación con Dios?

En todo momento debemos emprender una renovación, hacer una parada en el camino

para tomar fuerzas, para reinventar nuestro estilo de vida, para formatearnos y continuar

resurgiendo de las cenizas como el ave fénix.

Vivimos en una sociedad que nos exige cada día estar actualizados/as, pero nos

olvidamos de vivir a conciencia plena, nos dejamos absorber por el sistema que nos

impulsa a ser como él y luego nos juzga y nos condena ante cualquier desliz.

Es por esta razón que a cada instante debemos reconstruir nuestras vidas para estar

escudados en valores profundos. Dios nos invita a volver a la fuente al calor de sus

brazos, ya que nos tiene grabados en la palma de sus manos (Isaías 49,16). Pero ¿qué

papel puedo yo jugar, como joven de este tiempo, que quiere responder con

responsabilidad, con valores, con coraje a esta sociedad que nos tiene como un

Navidad Juvenil 2013

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experimento de laboratorio, que se muestra tan indiferente y sumisa ante tantas

injusticias?

Con el año que ha culminado debemos dejar atrás “la ropa vieja”, dejar de sentirnos

cómodos/as con el estilo de vida que llevamos. Tenemos que empezar el año con nuevo

estilo de vida. Abrirnos (“effetá”) al mundo de los valores, a los ideales irrenunciables

de la vida cristiana y abrir nuestras vidas al diálogo con Dios y con quienes nos rodean.

Es buen momento para pararnos, entrar en lo profundo de nuestro ser, evaluarnos con

sinceridad, ver cuáles han sido mis debilidades, los valores que he dejado de cultivar y

si he dejado de dar testimonio de vida, de fe, de esperanza, de amor; si en verdad he

creado un ambiente saludable en el que, quien me mire, vea a la persona indicada para

ayudar a recuperar la confianza y renacer así a un horizonte de ideales que nos lleve

hacia el Dios de la vida, a la felicidad sin término. Sólo así tendremos un feliz año

nuevo. Es un año para abrirnos (efetá) de par a un diálogo de amor con Dios y los

demás.

3. No olvides lo principal

“Cuenta la leyenda que una mujer pobre, con un niño en sus brazos, pasaba por una

caverna y escuchó una voz que le decía: Entra y toma todo lo que desees, pero no

olvides lo principal…

La mujer, sorprendida, se detuvo y la voz le dijo: Después que salgas´, la puerta se

cerrará para siempre; aprovecha la oportunidad, pero no olvides lo principal…

La mujer entró en la caverna y maravillada con tantas riquezas, joyas, oro, piedras

preciosas colocó al niño en el suelo y comenzó a recoger todo lo que podía en su

delantal...

Nuevamente la voz le dijo: Tienes ocho minutos…. No olvides lo principal.

Agotados los ocho minutos, la mujer, cargada de oro y muchas joyas, salió corriendo.

Recordó entonces que el niño se quedó allá dentro y la puerta se cerró para siempre.

La riqueza duró poco….pero la desesperación, por siempre…”

4. Momento de diálogo

Dialogamos en el grupo, ayudados por las siguientes preguntas:

- ¿Qué simboliza el niño del cuento en nuestra vida?

- ¿Qué es lo principal en la vida humana?

- ¿Hasta qué punto hemos dejado a un lado lo principal para llenarnos de otras

cosas menos importantes?

- ¿Qué significan los “ocho minutos” en la vida y qué podemos hacer para

aprovecharlos?

- Leer y comentar Lucas 10, 38-42

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5. Lo principal

Para esta próxima semana asumimos el compromiso de entrevistar a cinco personas de

la comunidad sobre qué consideran que es lo principal para ellas para este año.

Aprovechamos el final de la entrevista a cada una de esas personas para dejarles un

mensaje positivo de fraternidad y de apertura al diálogo, como aportes a una

convivencia social armoniosa.

6. Con los ojos nuevos

Empezamos este momento final de este tema viendo qué queremos cambiar y ver con

ojos nuevos en este año que comienza. Luego pedimos a Jesús, en forma espontánea,

que nos ayude a cambiar. Finalmente compartimos la canción “Mirar la vida con los

ojos nuevos”, del artista español Emilio José. La canción se puede bajar de youtube.

CANCION MIRA LA VIDA CON LOS OJOS NUEVOS

Para que nunca comiences un día inútil, un día más,

Para quien no esté conforme con que la vida es sólo pasar,

Para aquellos que sentados están buscando su libertad,

Para ti que has descubierto que este es el tiempo de comenzar.

Coro

Mirar la vida con los ojos nuevos,

Romper barreras sin mirar atrás,

Borrar palabras, hacer versos nuevos,

Decir te quiero, empezar a amar, sencillamente ponerse a andar.

Para que jamás los días sean un peso que soportar,

Para quien busca en silencio el nombre exacto de la verdad,

Para aquellos que perdieron la esperanza de luchar,

Para ti que con tus años has descubierto la realidad.

Coro

Mirar la vida con los ojos nuevos,

Romper barreras sin mirar atrás,

Borrar palabras, hacer versos nuevos,

Decir te quiero, empezar a amar, sencillamente ponerse a andar.

De la mañana ser el pionero,

Pintar el cielo, descubrir el mar,

Que no se escape una pieza del juego,

sin que tú sepas en dónde está,

sencillamente saber buscar.

Coro

Mirar la vida con los ojos nuevos,

Romper barreras sin mirar atrás,

Borrar palabras, hacer versos nuevos,

Decir te quiero, empezar a amar, sencillamente ponerse a andar.

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8- MI REGALO PARA JESUS

“Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría; entraron en la casa. Vieron al niño con María, su madre, y, cayendo de rodillas,

lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.” (Mateo 2, 10-11)

La fiesta de la Epifanía o de los Santos Reyes nos permite

acentuar en este tema el sentido misionero del

seguimiento de Jesús. El se manifestó a los pueblos. El

vino para todos los seres humanos sin excepción. Así

como los Magos, procedentes de tierras extrañas, trajeron

regalos a Jesús en el pesebre, de la misma manera le

traemos nuestros regalos al Señor, especialmente nuestra

entrega personal y la disposición de llevar su evangelio a

toda criatura.

1. Este es mi regalo

“Mi nombre es Mario Adames. Nací en Tarana, Sabana Grande de Boyá y actualmente

soy responsable de programación de Radio Juventus Don Bosco.

He puesto la fe en Jesús, así que puedo dar testimonio de lo gratificante que es dar y

luego recibir. Te invito a que tú también le ofrezcas tu regalo a Jesús.

Un regalo habla tanto para el que da como para quien lo recibe. Cuando te obsequian

algo, suceden varias cosas. Primero sientes curiosidad por saber qué es y luego de

descubrirlo reaccionas con agrado o decepción según sea el caso. Eso me ha sucedido.

A finales de Mayo del año 2004, recibí el regalo que nunca esperé y fue el de

integrarme al Equipo de trabajo de Radio Juventus Don Bosco. Allí aprendí y asimilé el

slogan profundo de la emisora “Una Voz Para la Civilización del amor.

Escribo este testimonio porque hace poco, estando sentado en la emisora, sonó el

teléfono y, al tomarlo, alguien me preguntó: Mario, ¿Podrías escribir una media

página sobre qué regalo puedes ofrecer a Jesús? Mientras todavía hablaba con la

persona que me llamó, pensaba: ¿Y qué puedo yo regalarle a Jesús, si Él lo tiene todo?

Pero quien me lo preguntó, me hizo también reflexionar en que de mi pobreza algo

podría sin dudas regalarle a Jesús. Así que seguí pensando, sabiendo que debería

haber otra respuesta.

Vinieron a mi mente, al poco rato, los regalos que le hicieron los reyes de oriente en el

momento de su nacimiento. Pero no tengo nada de eso. Claro, podría ir a comprar un

poco de mirra, algo de incienso y muy poco de oro. Pero, ¿Para qué lo podría querer

Jesús? Más allá de si es mucho o poco, seguramente Él puede tener más: El es dueño

de todo el oro, incienso y mirra que hubo y habrá.

Definitivamente no era esa la respuesta, ni tampoco tenía mucho que ver con el

significado, sentido simbólico de cada uno de esos presentes.

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Vino entonces a mi recuerdo aquella mujer que derramó lágrimas y perfume en sus

pies. Pero en seguida descarté esa respuesta. Cuando ya no sabía qué responder,

continué reflexionando. Y llegué a la conclusión de que el Señor lo tiene todo y que

nada necesita, Sin embargo hay una cosa que Él mismo decidió no tener para que

tengamos qué regalarle. ¿Qué?

Lo único que Jesús no posee, si no se lo ofrecemos voluntariamente es nuestro amor.

Un amor que es capaz de sacrificar hasta lo que más apreciamos en la vida, al estilo de

Abraham que dejó su tierra y hasta estaba dispuesto a ofrecer al Señor su propio hijo.

Lo mismo sucedió con nuestra Madre, María. Su SI, por propia voluntad y como

expresión de su inmenso amor, fue su regalo más hermoso. Más todavía, en ese misterio

de amor, ella nos dio el regalo más hermoso, que es Jesús mismo, expresión del amor

del Padre a la humanidad.

Te invito a que cada día de este nuevo año continuemos dándole al Señor nuestro mejor

regalo, poniéndonos a su servicio para anunciar su Evangelio y diciendo como María:

Hágase en mí según tu palabra de amor.”

2. Lo mejor

La sociedad dominicana está llena de dificultades y problemas. Estas complicaciones las

hemos creado nosotros/as. Generalmente regalamos lo peor a nuestra sociedad y así nos

convertimos en promotores de violencia, de individualismo, de indiferencia, de falta de

diálogo fraterno para la solución de nuestros conflictos.

Nos gusta recibir lo peor y exigimos que nos den lo mejor. Esta actitud negativa la

observamos a diario en nuestras comunidades, en nuestras familias, en nuestro trabajo y

cometemos muchas veces el gran error de ver ese comportamiento como normal, como

algo que debe ser así porque nos los ponen en la televisión, en la radio, en los anuncios

publicitarios y otros.

Nuestro compromiso de fe, de esperanza y de amor nos debe mover a ser diferentes y

promover exactamente lo contrario de lo que se nos vende. Tenemos el compromiso de

buscar a Jesús y adorarlo, no solo con alabanzas y aleluyas (que está bien), sino

dándonos como testigos misioneros/as que están dispuestos/as a darlo todo por el Todo.

Conocemos la importancia que tienen los regalos para halagar a nuestros amigos.

Hacemos fiestas y nos obsequiamos unos a otros detalles por medio de los cuales nos

expresamos nuestro aprecio y amor.

A Jesús le debo entregar lo mejor de mí y no lo que me sobre; lo mejor de mi vida, de

mi tiempo, de mis conocimientos, de mis cualidades, de mis actitudes, de mis

capacidades, de mi familia, de mi trabajo.

No se trata ahora de ofrecerle incienso, oro y mirra a Jesús como hicieron los reyes de

oriente, sino nuestro amor comprometido, que se expresa en el amor a nuestros/as

hermanos/as. Ese amor que le ofrecemos nos lleva a evangelizar a otros/as jóvenes/as, a

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acompañar en la fe a nuestras familias, a promover una civilización de amor y justicia

que permita la convivencia fraterna y el diálogo como estilo de vida.

Nuestro amor es el mejor regalo para Jesús. Nuestro mejor amigo es Jesús, por eso

estamos invitados/as a ofrecerle nuestros mejores regalos, lo mejor, a darle nuestro

AMOR.

3. El diálogo de los Reyes Magos

Proponemos la escenificación de este escrito de la novelista española Emilia Pardo

Bazán. Esta obra puede ser también presentada por los/as jóvenes a la comunidad parroquial o a otros grupos del barrio o comunidad.

“(Voz en off: Los Reyes Magos regresan a su patria por distinto camino del que

vinieron, a fin de burlar al sanguinario Herodes. Es de noche: la estrella no los guía ya;

pero la luna, brillando con intensa y argentada luz, alumbra espléndidamente la planicie

del desierto. La sombra de los dromedarios se agiganta sobre el suelo blanco y liso, y a lo lejos resuena el cavernoso rugir de un león.)

BALTASAR.- (Acariciándose la nevada y luenga barba y moviendo la anciana cabeza

a estilo del que vaticina.) No sé lo que me sucede desde que me puse de rodillas en el

establo de Belén y saludé al hijo de la Doncella, que me agita un espíritu profético, y

siento descorrerse el velo que cubre los tiempos futuros. Este tributo de oro que ofrecía

al Niño para reconocerle Rey, ¡cuántas y cuántas generaciones se lo han de rendir!

Tributos percibirá, no como nosotros, días, meses y años, sino siglos, decenas de siglos,

generación tras generación, y los percibirá de todo el Universo, de toda raza y lengua,

de nuevas tierras que se descubrirán para aclamar su nombre. El oro que le he

presentado era poco: apenas llenaba el cofre de cedro en que lo traje; y ahora se me

figura que se ha convertido en un mar de oro, y veo que al Niño se le erigen templos de

oro, altares de oro labrado y cincelado, tronos de oro, en torno de los cuales oscilan

blancos flabelos de plumas con mangos de oro, y que ciñe su cabeza una triple corona

de oro macizo, también, incrustada de diamantes y gemas preciosas. Olas de oro,

fluyendo de los veneros de la tierra corren a los pies del Niño; y lo más extraño es que

el Niño los contempla con entristecida cara, y al fin esconde el rostro en el seno de su

Madre. ¿Habré obrado mal, ¡oh sabios!, en presentarle oro? ¿No le agradará a la criatura

celeste el símbolo de la autoridad real? Temo que mis dones no hayan sido aceptos y mi

obsequio pareciese sacrílego. .

GASPAR.- (Enderezándose sobre su montura, requiriendo la espada, frunciendo las

cejas y echando chispas por los ojos.) Patriarca de los Magos, bien te lo pronostiqué. El

nacido Rey de los judíos no es el vil mercader que quiere atesorar riquezas sin cuento en

los subterráneos de su morada. La codicia rebaja el alma y la hace pegajosa y grosera

como la arcilla que, despreciándola, pisamos. Mi don es el único que pudo complacer al

Primogénito de la Virgen. Tú le trajiste oro, por monarca; yo, mirra, por hombre.

Hombre ha querido nacer, y el llamarse hombre será su mejor título. La mirra amarga

como el vivir, y como el vivir, sana y fortificante; he ahí lo que conviene a quien ha de

realizar obra viril, obra de vigor y salud. ¿Creen que se puede ser grande, noble y fuerte

sin gustar el cáliz amargo? Aquí me tienen a mí, ¡oh sabios!: he combatido, he sufrido,

he vencido monstruos, he lidiado con tentaciones horribles, me he visto mil veces en

mano de mis enemigos, y el soplo del martirio ha rozado mi sien. Pues sólo un día he

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llorado, y una gota de mi llanto, cayendo en el ánfora de la mirra, le prestó su tónica y

sabrosa amargura y quizá su balsámico perfume. Yo también veo al Niño, Baltasar; pero

le veo combatiendo, arrollando, venciendo, aplastando dragones, sometiendo a su yugo

a la Humanidad, sufriendo y regando con sangre una palma. Bien hice en traerle mirra.

MELCHOR.- (Tímidamente, con humildad profunda.) Yo no sé si habré acertado y,

sin embargo, por la alegría que me inunda presumo que el Niño no rechaza mi don. Tú,

venerable y doctísimo Baltasar, le obsequiaste con oro considerándole Rey. Tú,

indomable y valeroso Gaspar, le trajiste mirra, teniéndole por hombre. Yo, el último de

ustedes, el más ignorante, el etíope de negra tez, le ofrecí unos granos de incienso, pues mi corazón le presentía Dios.

BALTASAR y GASPAR.- (Atónitos.) ¡Dios!

MELCHOR.- (Con fe y persuasión ardiente.) Sí, Dios. Ahora mismo, en medio de esta

serena noche, sobre el limpio azul del cielo, he visto resplandecer su divinidad. Ahí

están las naciones postradas a sus pies y redimidas por Él, y por Él igualados todos los

hombres. Mi progenie, la oscura raza de Cam, ya no se diferencia de los blancos hijos

de Jafet. Las antiguas maldiciones las ha borrado el sacro dedo del Niño. No le

reconocéis así al pronto, porque es un Dios diferente de los dioses que van a morir: no

condena, ni odia, ni extermina; ama, reconcilia, perdona y sólo con acercarme a Él noto

en mi corazón una frescura inexplicable y en mi espíritu una paz que glorifica. Así que

llegue a mi reino abriré las prisiones, licenciaré los ejércitos, condonaré los tributos,

daré libertad a mis concubinas y me pondré desarmado en medio de la plaza pública a

confesar mis yerros y a que mis enemigos, si lo desean, tomen venganza de mí.

BALTASAR.- Me dejas confuso, Melchor. Tu creencia se asemeja a la locura.

GASPAR.- No te entiendo bien, Melchor. Tu creencia me parece afeminada, impropia

de un rey.

MELCHOR.- No sé defenderla con razones. Hago lo que siento.

BALTASAR.- Mi dádiva era preciosa.

GASPAR.- La mía era digna y noble.

MELCHOR.- La mía expresa mi pequeñez, y sólo significa adoración.

BALTASAR.- Reuniendo las tres en una, quizá obtendríamos algo que hiciese sonreír

al prodigioso Niño.

GASPAR.- No puede ser. ¿Dónde habrá un don que convenga al Rey, al Hombre y al

Dios juntamente?

(Voz en off: La luna brilla con claridad más suave, más misteriosamente dulce y

soñadora. El desierto parece un lago de plata. Sobre el horizonte se destaca una figura

de mujer bizarramente engalanada y ricamente vestida, hermosa, llorosa, con larga

cabellera rubia que baja hasta la orla del traje. Lleva en las manos un vaso mirrino lleno

de ungüento de nardo, cuya fragancia se esparce e impregna la ropa de los Magos, y

sube hasta su cerebro en delicados y penetrantes efluvios. Y los tres Reyes, apeándose y

prosternados sobre el polvo del desierto, envidian, con envidia santa, el don de la

pecadora Magdalena.)”

4. Significado de los regalos

Ahora es momento de meditar en el significado de los regalos que los magos le

ofrecieron a Jesús y compararlo con nuestros regalos. (Uno del grupo proclama la cita):

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“Los Magos, al ver a Jesús con María, su madre, “cayendo de rodillas, lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra” (Mt 2,11)

Le ofrecieron oro:

El oro es un símbolo de la realeza. Jesús es el Rey, pero no es un rey como los reyes de

la tierra. Jesús es un Rey celestial. Su reino no es de este mundo (cf Jn 18,36). Su

dominio real se traduce en servicio, en entrega, en dedicación a los otros, especialmente

a los pobres y a los que sufren. ¿Medita si tu regalo tiene estas características? Servicio,

entrega, dedicación

Le ofrecieron incienso:

El incienso nos remite a la divinidad. Jesús no es

sólo un hombre; es el Hijo de Dios hecho hombre.

Los Magos “veían a un hombre, pero reconocían a

Dios” ¿Medita si tu regalo tiene estas

características? Reconoce a Dios, mira a Dios en

los demás.

Le ofrecieron mirra:

La mirra era usada para embalsamar cadáveres. Jesús muere por la salvación del género

humano. ¿Medita si tu regalo tiene estas características? Entrega, mortificación,

donación, sacrificio.

San Gregorio Magno le dio a estos regalos un significado El oro, es la sabiduría; el

incienso es la virtud de la oración; la mirra, la mortificación de la carne:

Estamos invitados entonces a actuar con sabiduría en toda nuestra vida, a orar en todo

tiempo sin desanimarnos jamás, y a tomar una actitud de sacrificio para dar muerte a

todo lo dañino de nuestra vida.

5. Un presente sencillo

Como forma simbólica de ofrecerle nuestros regalos a Jesús, cada miembro del grupo se

compromete a llevar un presente a un/a niño/a pobre de la comunidad, con un mensaje

de fraternidad y de orientación para su crecimiento armonioso. Si hubiera la

oportunidad de acercarse a niños/as enfermos/as, encarcelados/as, mejor. El grupo

puede también organizar un compartir, invitando a los/as niños/as, ofreciéndoles algún

sencillo presente, un mensaje positivo y una oración.

6. Cada palabra inspira una oración

Concluyendo nuestra reunión, distribuimos entre los miembros del grupo una de las

palabras que se enuncian a continuación y cada uno/a, en voz alta, eleva con ella una

breve oración al Señor. Las palabras son: Jesús, Sagrada Familia, Año Nuevo, Santos

Reyes, regalos, oro, incienso, mirra, amor, alegría, entusiasmo, misión, fraternidad,

diálogo, pobreza, sabiduría, verdad, vida.