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Navegar, navegar, navegar Pedro García Cabrera

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Page 1: Navegar, navegar, navegar

Navegar, navegar, navegarPedro García Cabrera

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© Herederos de Pedro García Cabrera© De la ediciónGobierno de Canarias© De las ilustracionesArte Colibrí© Diseño y maquetaciónAs Publicidad© Coordinación de la publicaciónDirección General de Cooperación y Patrimonio Cultural

Depósito Legal TF 105-2012

Navegar, navegar, navegarPedro García Cabrera

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Líquenes (1928)

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En el tapete del marel cielo con sus estrellasestá jugando a los dados.Y el faro sigue en sus treceguiñando el ojo a los barcos.

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Ya que la brisa blancatorea velas,

levantemos casitassobre la arena.

Y verás con qué gracia,no hay otra igual,

el mar tiende y destiendesu delantal.

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¡Papá, papá, que el barquitose me lo llevó la playa!

Dame tu bastón, papá,para castigar el agua.

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Por un sendero salado,camina que te camina,en un caballo de mar, amazona una sardina.

En el puñal de su vientre,un peto de plata viva.

Y en las aletas, las riendasde una seda submarina. Por un sendero salado,camina que te camina, hacia el Reino de las algas,amazona una sardina.

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Qué linda manzana verdedesmenuzada en el agua.

El faro, dentro del puerto,quema todas sus bengalas.

(Pasó un barco. Y otro barco.Estrellas de trenza larga.El viento arrugando sedascon sus finas manos blancas).

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Ya la manzanita verdeva rodando por el agua.

Ni hacia el norte ni hacia el sur,rumbo hacia la madrugada.

Y el faro taladra marescorriendo tras la manzana.

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¿Qué hará el niñocon las tijerasdel papelito?

¿Una goleta?¿Un pajarito?

Sí, un pajarito.

¡Ay, ola amarga,el niño rubiono es un marino!

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Me hice unas castañuelascon dos lapas de la mar.

Cuando suben las mareasse ponen a repicar.

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65 A Félix Poggio y Lorenzo

El marinero teníalleno de salitre el pecho.Por eso como ningunotanto corría el velero.

Una novia en Buenos Airesdespués tuvo el marinero.Por eso tanto corríahacia América el velero.

El marinerito tuvouna novia en cada puerto.Por eso tanto las calmascaían sobre el velero.

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La tarde estaba sentadacon su sombrilla de sedaen la arena de la playa.El sol le hablaba de amores.La tarde no contestaba.

Una barquilla le dijo: -Contigo, ¡qué dulce el agua!

Y todo el mar fue de azúcar.

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Día de Alondras (1951)

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Alondra de las letras castigadas A María del Carmen Salido

Una tarde se escaparondel colegio cinco letras,las cinco letras vocales,risas y llantos de seda.Se pusieron a jugaren el jardín de la escuelay jugaron a los novios,con las flores por parejas.La “a” le dio el corazóna un fino croto gris perla.Se puso la “e” a reñircon un dondiego cualquiera.La “o” le ciñó los brazosa un gladiolo de maceta.Y la “i” se divertíacon una sosa camelia.Porque asustaba a las flores,la “u” se quedó soltera.

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Las florecillas del patiose quedaron boquiabiertasal ver cómo castigabana sus amigas las letras.No comprendían ni jotade lo que allí sucediera:los claveles eran mudos,las rosas, analfabetas.A todas las fue poniendode rodillas la maestra,con los brazos extendidosy una cesta en la cabeza.La sonrisa de la “a”llegaba de oreja a oreja.Y, guiñando picardías,la “i” sacaba la lengua,rayando en el mapamundilos senos de la maestra.

En esto, salió a buscarlas-ira y puños- la maestra.Sus labios eran tan rojosy tan espesas las cejas,que las flores se quedaronmás pálidas que la cera.La “i” fue vista y no vista,y, sin poner mano en ella,de un brinco, subióse al aguadel surtidor de la escuela.Y era, subida en lo alto,burla de cristal su lengua.La “o” se escondió en el vientrede una pera sanjuanerapredestinada a sufrirdentelladas de merienda.La “e”, ovillada en el suelo,se hizo la ovejita muerta.La “u” levantó los brazosdesnudos de la clemencia.

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Alondra de la tela de araña A Josefina y Antonio

Ten cuidado, ruiseñor,no vueles por esa rama,que está tejiendo su telala alegría de la araña.Se levantó muy tempranoporque el buen tiempo le hablabacon unos labios que nadiesabe aún dónde los guarda.Y sus patitas de hilera,por el rocío soldadas, garabatean los hilosde un sueño que no se alcanza.Pero ella lo está tejiendocon hebritas arrancadasde los ovillos del vientoy las madejas del agua.

Ten cuidado, ruiseñor,no le rompas con tus alassus diamantes de hilanderay sus tisúes de plata.Que te bordará un pañuelode tan finísima trama,que hasta podría servirde velo a una rosa blanca.Mira con qué ingenieríael aire dormido labray cómo tiende sus puentescolgantes en la enramada.Que es muy fea, ya lo sé,ruiseñor; pero trabajatan al fondo de un espejo,que no puede ver su cara.No la piques, ruiseñor, que desde el trino del albadesborda dulce alegría el corazón de la araña.Y te bordará un pañuelocon ramos de noches blancas.

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Alondra de la niña traviesa

En una fuente del bosqueestá una niña encerradallorando a lágrima vivaarroyos de lunas blancas.La fuente, por dentro, escomo una lisa cabañacon el tejado de vidrioy las paredes de agua.La niña que llora en ellatiene la carne empapadade un blanco dolor de lluviay transparentes escarchas.De tanto frío en los ojosy tanta nieve en el almase le han puesto los cabelloscomo la flor de la caña.

Y es tan armiño su llanto,tan honda su pena blanca,que se han quedado ateridoslos frescos lirios del alba.Nadie sabría, mirandolos cristales de su cara,dónde termina su rostroni dónde comienza el agua.Y todo fue porque quisocoger en la madrugadauna estrellita desnudaque en la fuente se bañaba.Resbaló en la luna verdey se quedó aprisionadaen la mazmorra de azoguede los sótanos del agua.Y está esperando a que venganlos sauces a libertarla.

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Alondra del caballito de mar

Tendido sobre la arena, un caballito de mar.Su fino cuello desnudo, ¿a quién interrogará?Si es a tus ojos azules,no le dirán la verdad,ni tampoco las colinasque sobre tu pecho están.Si a la brisa le pregunta, la brisa responderáque se ha rasgado el vestidoen las púas del rosal.

La arena misma pregunta, muerta de curiosidad, qué diminuta sirenasu lomo cabalgará.El niño del pelo largodecía en su soledad:¿podrá jugar en el aguaal ajedrez con la sal?Y la niña no podíadejarse de preguntar:¿sabrán relinchar de amorlos caballitos de mar?

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Alondra del sueño de ausencia A Juan Sosa Suárez

Y así preguntaba el niño:-¿Son muy grandes las estrellas?¿Las veré mucho mayoressubiéndome a la azotea?Y se le iban las palabraspor babeles de escalerasaltas, tan altas, que al hielole daba frío el cogerlas.Y se le fueron las sienesigual que dulces cometasaire arriba, por los hilosblancos de la luna nueva.

Y fue cerrando los ojospor lejanías abiertas.No le rindió el blando sueño. Quedó dormido de ausencia, porque se había clavado en la diana de una estrella.¡Quien la bese, besarásólo un capullo de seda!

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Alondra de la amapola raptada A Rosita y Domingo La señorita amapola,bajo sombrilla de estío,dormía siesta de lacajunto al real del camino.Mientras, el viento tocabael acordeón del trigo.Un pájaro muy lancerodesde una rama le dijo:“Amapola, amapolita,¿te quieres casar conmigo?”Y la flor se puso rojaal oír tal desatino.El pájaro descubría,uno tras otro, sus trinos.La amapola se apretabacada vez más el corpiño.Dulces abejas de sangrele zumbaban los pistilosy su rubor le impedíamirar de frente a los lirios.

Viéndola de amor madura, todo su canto hecho filo,en un rapto de rubíescortó la flor con el pico.Le vieron subir volandolas altas nubes del fríocon todos los pedernalesdel corazón encendidos.Nadie pudo saber nuncaen qué lucero perdidoposó su carga de amorel brillante pajarillo.El girasol de la tarde,desde su raíz de vidrio,ve volar sobre los hombrosde sus arcos amarillosel pájaro del recuerdocon la amapola en el pico.Y siempre que esto sucede, el viento, su buen amigo,hace sonar esmeraldas

al acordeón del trigo.

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Alondra del avión en vuelo

(Míralo aquí).No se le ven las orejasporque las tiene escondidas;pero su voz es de truenoy su alma de gasolina.(Míralo aquí).Es oscuro como un mirlode la cabeza al timón;pero le brilla la crestasi vuela mirando al sol.(Míralo allí).No puede cerrar las alasni posarse en la arboleda;pero tiene más arrullosque un palomo en primavera.(Míralo allí).Deben construirle un nidotan grande como una casa;pero volar no podrádentro de ninguna jaula.

(Míralo allá).Si toca la nube blancaserá gusano de seda;pero él no tuerce su rumbo,suceda lo que suceda.(Míralo allá).Mirándolo de muy cercaes un pájaro mayor;pero viéndole tan lejosno es más que un gran cigarrón.(Ya no se ve).¡Y con qué pena lo mira,desde su verde limón,la dulce pájara pintatoda encendida de amor!

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Alondra del vientoenamorado

Que viene el viento, niña, que viene el viento,con sus finas jaurías de galgos sueltos.Refúgiate en el zoco de los portalesque es peligroso el viento por esas calles.No temas por los rizos de tu peinado,que lo que el viento quiere no está tan alto.

Lo que viene buscando -nadie lo duda-es pasear su brazo por tu cintura.El viento trae, niña, sus galgos sueltos.Sujétate las faldas que viene el viento.

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Alondra del niño extraviado A Anatael García Cabrera

Que no, papi, que no es ciertoque yo me hubiera extraviado,aunque tú te lo creyerasy lo haya dicho la radio.Con sus pelos y señaleste diré lo que ha pasado:estuve viendo las ranasbajo el puente del barranco.Una había verde nochey otra de un tono más claro.Yo pensé que el más oscurodebía de ser el rano.A punto de cruz bordabala rana hembra su nadoen el quimono que cubreel vientre de agua del charco.

Desde el balcón del zarzalveíala hacer el ranocon unos ojos tan fijoscomo las gorras de plato.Pero yo lo que queríaera mirarlas croando.Y esperé a que maduraseel crepúsculo su cantoen la garganta amarillade un cascabel de topacios.

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Page 26: Navegar, navegar, navegar

Yo no sé si sabes, papi,este secreto dorado:que cuando la tarde en fugapierde sus zarcillos blancos,si el primer rayo que brillaes de estrella, canta el rano,y si quien canta es la rana,es lucero el primer astro.Esta tarde fue un luceroquien estrenó el cielo raso,porque la ranita verdecantó primero que el rano.Oyéndola, se veíaen el prisma del espacioque reflejos y sonidosestaban ruborizados.Y me quedé bajo el puente,muy confuso, imaginandoque la rana y el lucerose daban cita en el charco.Eso es todo, papi. Sientoel disgusto que te he dado.Pero aunque tú me castigues,yo seguiré recordandoque era el rano verde oscuroy la rana verde claro.

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Page 27: Navegar, navegar, navegar

ÍNDICE

Líquenes 7

Poema 14 9Poema 16 11Poema 27 13Poema 29 15 Poema 30 17Poema 41 21Poema 46 23Poema 65 25Poema 67 27

Día de Alondras 29

Alondra de las letras castigadas 31Alondra de la tela de araña 33Alondra de la niña traviesa 35Alondra del caballito de mar 38Alondra del sueño de ausencia 40Alondra de la amapola raptada 42Alondra del avión en vuelo 44Alondra del viento enamorado 46Alondra del niño extraviado 48

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