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Actas XV Congreso AIH (Vol. IV). NORA GUZMÁN. La transgresión en distintos niveles temáticos: «... - LA TRANSGRESIÓN EN DISTINTOS NIVELES TEMÁTICOS: NADIE ME VERÁ LLORAR DE CRISTINA RIVERA GARZA Cristina Rivera Garza (1964) escritora mexicana, nacida en Matamoros Tamaulipas, publica la novela Nadie me verá llorar en 1997, desde su aparición ha despertado comentarios importantes entre la crítica y ha recibido el reconocimiento al obtener varios premios como el Premio Nacional de Novela, el Premio IMPAC-CONARTE-ITESM 2000 y el Premio Sor Juana Inés de la Cruz 2001. La novela sobresale por el manejo del discurso historiográfico que es parodiado a través de sus páginas enfatizando una transgresión en diferentes niveles temáticos, desde el planteamiento de la historia en un contexto del porfiriato, la revisión de diferentes tipos humanos reconfigu- rando opuestos niveles sociales, hasta la reclusión de la protagonista en un manicomio muy conocido en México durante el México revoluciona- rio: La Castañeda 1 La autora tiene como formación académica además de la carrera de Sociología una maestría y un doctorado en Historia Latinoamericana 2 , sus estudios e investigaciones serán un antecedente directo para la escritura de Nadie me verá llorar, novela que se alimentó de las indagacio- nes realizadas por Rivera Garza en los archivos del propio manicomio de La Castañeda, al revisar una y otra vez los expedientes de los enfermos, así como historias médicas de los internos. Su discurso textual es un dejar salir de la boca de la ciencia el fluir de la conciencia que traspasará los niveles de la lógica hasta internarse en el mundo de la locura y el desafío. La literatura será para la escritora el ámbito propicio para dejar caer el espacio de investigación, estudio y análisis, la novela de Rivera Garza se convierte en un instrumento capaz de liberar los secretos impronuncia- 1 El Manicomio General de La Castañeda fue instituido en el año de 1910 con la doble función de hospital y asilo para la atención psiquiátrica de enfermos mentales de ambos sexos, de cualquier edad, nacionalidad y religión. Un objetivo secundario fue proporcionar enseñanza médica mediante la participación de las clínicas de psiquiatría en sus pabellones; disponible en http://www.azc.uam.mx/ publicaciones/ tye/ tye4/ artlacasta%F leda.htm. 2 Datos citados por BLANCA RODRÍGUEZ, en "Intertextualidades en Nadie me verá llorar de Cristina Rivera Garza", Revista de Literatura Mexicana Contemporánea, The University of Texas at El Paso, 2003, núm. 20. -11- Centro Virtual Cervantes

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LA TRANSGRESIÓN EN DISTINTOS NIVELES TEMÁTICOS: NADIE ME VERÁ LLORAR

DE CRISTINA RIVERA GARZA

Cristina Rivera Garza (1964) escritora mexicana, nacida en Matamoros Tamaulipas, publica la novela Nadie me verá llorar en 1997, desde su aparición ha despertado comentarios importantes entre la crítica y ha recibido el reconocimiento al obtener varios premios como el Premio Nacional de Novela, el Premio IMPAC-CONARTE-ITESM 2000 y el Premio Sor Juana Inés de la Cruz 2001.

La novela sobresale por el manejo del discurso historiográfico que es parodiado a través de sus páginas enfatizando una transgresión en diferentes niveles temáticos, desde el planteamiento de la historia en un contexto del porfiriato, la revisión de diferentes tipos humanos reconfigu-rando opuestos niveles sociales, hasta la reclusión de la protagonista en un manicomio muy conocido en México durante el México revoluciona-rio: La Castañeda 1

La autora tiene como formación académica además de la carrera de Sociología una maestría y un doctorado en Historia Latinoamericana2

,

sus estudios e investigaciones serán un antecedente directo para la escritura de Nadie me verá llorar, novela que se alimentó de las indagacio-nes realizadas por Rivera Garza en los archivos del propio manicomio de La Castañeda, al revisar una y otra vez los expedientes de los enfermos, así como historias médicas de los internos. Su discurso textual es un dejar salir de la boca de la ciencia el fluir de la conciencia que traspasará los niveles de la lógica hasta internarse en el mundo de la locura y el desafío. La literatura será para la escritora el ámbito propicio para dejar caer el espacio de investigación, estudio y análisis, la novela de Rivera Garza se convierte en un instrumento capaz de liberar los secretos impronuncia-

1 El Manicomio General de La Castañeda fue instituido en el año de 1910 con la doble función de hospital y asilo para la atención psiquiátrica de enfermos mentales de ambos sexos, de cualquier edad, nacionalidad y religión. Un objetivo secundario fue proporcionar enseñanza médica mediante la participación de las clínicas de psiquiatría en sus pabellones; disponible en http://www.azc.uam.mx/ publicaciones/ tye/ tye4/ artlacasta%F leda.htm.

2 Datos citados por BLANCA RODRÍGUEZ, en "Intertextualidades en Nadie me verá llorar de Cristina Rivera Garza", Revista de Literatura Mexicana Contemporánea, The University of Texas at El Paso, 2003, núm. 20.

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bles por la razón, escenificación de lo no articulado, de lo terrible, de lo inaudito.

La frase conocida de Gaya "El sueño de la razón engendra mons-truos" es expresada en Nadie me verá llorar cuando el mundo del orden de la época del porfiriato en México se cuestiona bajo otros términos, la autora disecciona el escenario de modernidad y progreso hasta llegar a los_ límites en donde se perturba el orden transgrediendo los límites.

El gobierno de Porfirio Díaz colocó a México bajo el prisma de la Modernidad sus lemas, "Orden y progreso", por delante, hablaban de una sociedad en búsqueda de las promesas de la modernidad. La novela se ubica en los años finales del porfiriato y al inicio del México revolucio-nario, Porfirio Díaz transformó el ideal de democracia en dictadura y su represión desencadena el debate nacional en búsqueda de nuevos caminos de libertad.

Los personajes protagónicos de Rivera Garza, Joaquín Buitrago y Matilda Burgos, parecieran incapaces de vivir en una sociedad que busca por todos lados entrar en la Modernidad, por lo tanto chocan a cada instante con las imágenes de continuidad, de desarrollo, de progreso, que les ofrece un país que vive a inicios del siglo XX con la promesa de entrar al desarrollo. El marco histórico que contextualiza las vidas de estos personajes es descrito como un edificio petrificado, el poder a través del orden, la norma, la ley, el progreso que no permite que nada más quepa. Pareciera que estas ideas se enamoran de sí mismas y chocaran con la experiencia cotidiana del desorden y del caos:

Mientras la opinión generalizada celebraba la velocidad de los tranvías, el donaire de las bicicletas y los beneficios del alumbrado público, Joaquín se dedicó a criticar las políticas urbanas ... Joaquín trató de justificar sus ideas con paseos por la ciudad ... donde las prostitutas que atendían de noche en casas de citas abigarradas de adornos chinescos y espejos monumentales, rumiaban a solas los efectos de la sífilis y la gonorrea en lechos sin sábanas y cuartos repletos de gritos y vómito ... pasaban frente a los dormitorios públicos donde por tres o cuatro centavos los indios y los desempleados tendían un petate en el suelo . ..3.

Matilda, originaria de Papantla, Veracruz, pertenece a una familia dedicada a la siembra de la vainilla, de ella aprendió la rebelión y asimiló

3 CRISTINA RIVERA GARZA, Nadie me verá llorar, Tusquets, México, 1999, pp. 30-31.

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la ruptura, primero los abuelos mueren en la lucha armada, se levantan en una insurrección contra la corrupción y el mal manejo del gobierno, sus tierras poco a poco se acaban por las políticas porfiristas, después los padres de la protagonista, despojados de la tierra, perderán toda esperanza."Su rabia se apropió de la planicie entera de su corazón y allí se quedó a vivir con él los diez años que le faltaban para encontrar la muerte" (p. 61 ). Ambos encuentran en el alcohol, el resguardo a la soledad en la que cada uno encajona su vida. Matilda desamparada cargará con su futuro partiendo a la capital.

Desde Papantla la joven llegará a la gran ciudad, un tío ha ofrecido encargarse de ella, durante varios años Matilda Burgos será la discípula del tío Marcos, símbolo del conocimiento científico, es médico y quiere a toda costa probar las leyes de la herencia; el determinismo, así como la influencia de los malos hábitos en el desarrollo humano. Su obsesión es la higiene, la limpieza como meta en la vida; ahí reside el triunfo.

Matilda recibirá de él la domesticación de las buenas costumbres, es educada con prácticas de sujeción, durante varios años aprenderá del contorno familiar y social el deber ser, la obligación de ser un sujeto moral, su tío pretende borrar la herencia etílica que le dejaron sus padres.

Lo que a él le interesaba era que su sobrina adquiriera la disciplina del trabajo en un ambiente seguro, sin riesgos, para así disminuir dentro de lo posible su terrible legado genético. El tío Marcos estaba convencido de que, además de la higiene, el trabajo era un agente civilizador (p. 111 }.

Es él, el "normal" que estudia obsesivamente al "anormal", su sobrina será el experimento que desea transformar, si lo logra alcanzará el poder, mutar lo salvaje, lo primitivo, lo enfermo, en un ente civilizado y útil. Será el amo domesticando al esclavo.

El país vive en un estado de emergencia en donde se dan la confrontación de fuerzas opuestas, las que quieren continuar con el control ejerciendo el poder, y las de afuera, que hablan en otro lenguaje: el de la libertad, de rompimiento de esquemas y que son metáfora de caos, de desorden, de resquebrajamiento de límites.

El tío Marcos:

se dedicó a instruir y a cuidar a su sobrina como si se tratara de una cruzada tanto personal como profesional. Lo hizo con firmeza, evitando cuidadosamente los mimos y los sentimentalismos. Lo hizo

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sin tregua como si se encontrara en una guerra. Matilda pronto se convirtió en la personificación misma del enemigo al que, más que derrotar, había que subyugar, convencer, domesticar (pp. 109-110).

Otro personaje protagonista de la educación de Matilda será la doctora Columba, amiga del tío, quien supervisará su entrenamiento y la formación de sus virtudes para que pudiera adquirir disciplina, instrumento definitorio para alcanzar el desarrollo, para apuntar hacia el futuro y no al pasado símbolo de involución. Matilda trabajará con ella bajo diferentes máscaras, como: sirvienta, ama de llaves, enfermera y dama de compañía.

La novela dibuja el enramado de una sociedad que vive proscrita a un régimen dictatorial, así como de personajes que buscan la libertad a través de la Revolución como Diamantina y Cástula y de otros a través de su ubicación en la periferia; personajes perdedores que experimentan en los límites como Matilda, y Joaquín4

Matilda Burgos será atraída por ese mundo, por un descubrimiento de los otros, de los diferentes, así se saldrá de la "luz" del discurso conocido; el del tío científico y se asimilará al espacio de la oscuridad, los caminos serán la perversión y la locura. Tendrá una gran fuerza para ir contra Marcos y contra Columba, como ella misma señala no quiere la intromisión de nadie en su vida ni siquiera de ella misma.

A partir de que conoce a Cástula, el revolucionario, Matilda actuará fuera de la ley, se sale de las buenas costumbres y empieza a construir un destino completamente afuera. "El futuro en el que nunca había pensado le ha rozado los cabellos, y la hace perder el rumbo de su casa" (p. 124).

Esta línea será fundamental, el personaje no es obligado por nadie, ella escoge en una situación completamente humana. El propio devenir la va llevando a romper, así Matilda se sale del aprendizaje del tío; imagen del doctor y de padre, para educarse en otras latitudes, en donde ella será su propia maestra, una autoexploración en el contacto con ese gesto, ese límite hacia el que su propia obstinación la empuja, se sale de su única posesión "tú eres una muchacha decente, Matilda. No lo olvides. Lo único que nosotras tenemos son nuestras buenas costumbres" (p. 117), le había enseñado Columba.

4 En Historia de la locura en la época clásica (F.C.E., México, 1999), MICHEL FoUCAUL T afirma que " ... el punto más intenso de las vidas, aquel en el que se concentra su energía, se sitúa allí donde éstas se enfrentan al poder, forcejean con él, intentan utilizar sus fuerzas o escapar a sus trampas", p. 49.

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Poco a poco se va metiendo en los agujeros luminosos de la sombra, y sus contactos con Diamantina, con Cástula, con personajes atípicos la van rozando de libertad.

Matilda Burgos, sus padres, Joaquín Buitrago, las dos Diamantinas, Alberta, las prostitutas de la Modernidad, los locos y locas del Manico-mio General tienen en cierta medida una patología, en el caso de los residentes en el sanatorio para enfermos mentales su patología mental es confirmada, en todos la causa es: una alienación causada por la sociedad.

Foucault profundiza sobre una serie de conceptos que podrían ser aplicados en la novela de Cristina Rivera Garza, ella misma señala en una entrevista:

Quería invitar a todas esas otras voces, supuestamente derrotadas, aparentemente inexistentes, a develar sus propias trazas, sus propios códigos. En este sentido, tuve la intención de hacer un texto polifónico o, al decir de Bajtín, heteroglótico. Las ideas de Michel Foucault sobre las relaciones de poder que atraviesan el cuerpo social/biológico y se diseminan por periferias y centros de igual manera también estuvieron muy presentes en el diseño de la investigación5

El pensamiento de afuera, en donde el filósofo hace una distinción de la región caracterizada por lo ajeno, la imposibilidad de lo racional, de la lógica fuera del lenguaje discursivo de la coherencia, en contrapartida con el adentro, lo conocido: el terreno ordenado, claro, transparente: oficial.

El afuera es referencia al silencio, al lenguaje incapaz de pronunciar, al lenguaje impotente, distante e incierto.

La novela quiere recuperar esos espacios silentes de los personajes, el sujeto excluido será el protagonista de la novela de Cristina Rivera, algunos viven la experiencia del afuera y el lector puede intuir la presencia de un discurso diferente al lógico, al coherente, al racional.

Su lenguaje más que expresarse en palabras se codifica en la violencia del cuerpo, en el grito, en el silencio, en el desgarramiento, en el discurso

5 JAVIER FERNÁNDEZ, "Cristina Rivera Garza: La escritura de la distancia exacta" http// www.literateworld.com/ spanish/ 2002/ especialdelmes/ apr/ wO 1/ Cristina RiveraGarzahtml.

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del límite o de los límites "la trasgresión es un gesto que concierne al límite"6

La novela expresa la dificultad de la comunicación y la incapacidad para vivir en un mundo moderno con el discurso de la razón como premisa para la vida. Hay un viaje de la razón que emigra hacia intersticios delicados, difíciles de rescatar, hay un duro trabajo de la narradora con la palabra para recuperar ese cuerpo que se multiplica y que se fragmenta, los personajes padecen, y su dolor va más allá de los límites del discurso.

Foucault propone el rompimiento de la hegemonía del lenguaje discursivo y el libro de Rivera Garza necesita por eso de un cúmulo de discursos para intentar expresarse o contestar a las distintas preguntas-motivo que aparecen sembradas en toda la novela: "¿Cómo se convierte uno en un fotógrafo de locos?" (p. 13), y "¿Cómo se convierte uno en loca?" (p. 207).

Hay la experimentación con un lenguaje científico, con los términos de la medicina, de la psiquiatría, de la historia, de la arquitectura, del lenguaje del positivismo, de una ciencia que llega a México tratando de conquistar, pero por otro lado está ese caudal de experiencias mentales, discursos de la locura y discursos de la prostitución, que Cristina Rivera recabó en cinco años de investigación sumergida en los documentos de la práctica psiquiátrica del Manicomio de la Castañeda, y en el Hospital Morelos7

, un corpus de discursos con un tono diferente que le permite retomar la voz marginal, periférica, y así de una manera oblicua llegar al submundo, al otro lado de la modernidad.

La novela se enriquece por los intertextos de múltiples documentos en los que los "locos" tenían la necesidad de contar sus vidas dejando cartas, testimonios escritos, por ejemplo en el caso de Matilda, quien escribió a diferentes autoridades, llamándoles "Cuerpos diplomáticos" la escritora recupera esos discursos inconexos, desarticulados, donde el lenguaje es incapaz de codificar su vida, pero que la narradora advierte, la locura real, apabullante, lo tangible y lo intangible de volverse loco.

Así la heterogloxia utilizada por Rivera Garza lucha contra un discurso petrificado permitiendo una expresividad más significativa que se acerca a lo inefable.

6 Cf. "Preface a la transgression", Critique, núms. 195/196, Homage a G. Bataille, aout-septembre, 1963.

7 El hospital Morelos era la clínica a la que asistían las prostitutas para atenderse de la sífilis.

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La narradora intenta deshacer a los personajes en la multiplicidad de sus "yoes", Matilda Burgos se trasmuta en joven sirvienta, ama de llaves, dama de compañía, enfermera, prostituta, loca, los simulacros, las caras de un yo que se multiplica en diversas representaciones y el lector tratando de unirlas a través de los fragmentos buscando conciliar respuestas y encontrarse con ellas.

Transcribo las ideas de la autora al respecto y que coinciden con los planteamientos de Foucault sobre el lenguaje:

Me remito a la siguiente metáfora. Uno toma de la mano al lenguaje y, llevada por él (rara vez de manera armónica y siempre con ese algo de tensión que une y distancia a los que son autónomos) uno trabaja para expandir los límites de lo real, las orillas de los significados que no pueden ser sino humanos y, luego entonces, artificiales. Silencio. Algo sucede, algo está pasando. Algo, una vez conseguido el objetivo (en las contadas ocasiones en que eso ocurre) uno regresa, nunca del todo, pero lo hace sin lección ni enseñanza ni utopía que contar. Uno no regresa al yo. Uno va hacia el lenguaje en el lenguaje y regresa a él a través del lenguaje, inmiscuido8

La novela tiene una estructura sintácticamente fragmentada en donde las escenas irán oscilando entre los años 1885, 1900, 1906, 1907, 1908, 1920, 1921, 1932, 1933, 1958, todos sin un orden, no siguen un curso cronológico sino viven parte de la discontinuidad del tema, constantes analepsis y prolepsis tejerán la historia y los lectores podremos tener un dibujo esbozado de quiénes son Matilda y Joaquín, protagonistas de la historia, sin embargo, claramente se establece que es imposible construir una identidad totalizante y que la pluralidad de registros en el discurso conlleva esa intención: desvanecer toda identidad.

La estructura de la novela en ocho partes nos permite ir viendo distintas caras de un prisma, y acercarnos a las relaciones del poder, y del saber, así como a la búsqueda de una libertad sólo conseguida a través de la subversión del orden:

La trasgresión es un gesto que concierne al límite; ahí es donde, en la delgadez de esa línea, se manifiesta el resplandor de su paso, y tal vez también su trayectoria en su totalidad, su origen mismo. El trazo que

8 JAVIER FERNÁNDEZ, página de internet citada.

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cruza muy bien podría ser todo su espacio. El juego de los límites y de la trasgresión parece estar regido por una obstinación9

El desquiciamiento al que llega Matilda poco a poco lo vamos palpando, va teniendo distintas proyecciones hasta llegar a las últimas páginas en donde se transcriben los escritos "de la loca" con un discurso totalmente fragmentado, incoherente y desarticulado.

Los personajes de Matilda y Joaquín evocan en sus vidas el olvido de la certidumbre y del equilibrio, su grito es transgresor, un camino que no los conduce al orden sino al caos atestiguado por la marihuana, la bebida, la morfina, el sexo, "sin orden, en una secuencia cuya lógica le pertenecía sólo a ella, sus experiencias aparecían y desaparecían a voluntad hasta formar un collage caprichoso, un laberinto sin puertas o un caleidoscopio" {p. 153).

El espacio en donde la prostituta Matilda "La Diablesa" ensaya todos sus deseos es llamado La Modernidad, "donde ningún deseo estaba prohibido" {p. 152), nombre paradójico del prostíbulo que será un estadio más en los distintos espacios que cruzará hasta llegar al último, al asilo; a la exclusión total.

La pareja de Matilda y Joaquín llevan una huella, la marca de la desobediencia, los personajes se salen de los saberes permitidos y trasgreden nuevas opciones, conquistas del deseo que generan nuevas posibilidades.

La novela crea categorías, estructuras binarias en donde el yo se separa del otro, el orden del desorden, la cordura de la locura, liberación contra buenas costumbres.

Pareciera que una definición crea su opuesto, se es normal porque el otro es un anormal, sin embargo, por momentos, una categoría seduce a la otra, así Joaquín Buitrago; el decadente, el morfinómano, fascina al doctor, al científico, encanta al abogado; el burgués, el tradicional, pareciera que lo anormal enamora a su opuesto, a su vez también Joaquín necesita al doctor y al abogado, hay un entrecruzamiento en donde la fascinación por el opuesto los va definiendo.

Dos espacios sobresalientes en la novela son: el manicomio y el prostíbulo, en el primero a través del encierro se busca no la sanación sino la exclusión que protege al orden del peligro de los enfermos, de los apestados, en el segundo son recluidas las mujeres según el registro de sanidad por "pobreza o por propensión personal al vicio", en el primer

9 Cf. "Preface a la transgression".

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espacio se da la condena, en el segundo la trasgresión. Una rebeldía contra el rol económico, social y sexual de la mujer. Ambos espacios tienen la marca de alienación social, de proscripción.

El poder de género está implícito, unos hombres que diseñan un código de salud para las prostitutas, un registro y un examen médico, una actividad periférica de beneficio directo para el estado, ellos dictan, ordenan, mandan lo que se puede y lo que no.

Matilda Burgos tiene oportunidad de salir del manicomio y vivir con Joaquín Buitrago en el mundo exterior, pero ella está deslumbrada por la noche de la locura, y prefiere quedarse en ella, consumirse ahí.

Matilda prefiere el vacío, el confinamiento, el silencio de la locura, la violación a un mundo ordenado, ajeno, prefiere fundar su existencia en los límites, en la frontera, alejada del canon de la razón establecido por Occidente.

Su perfil estará marcado por una atracción hacia la trasgresión, la atracción por su padre alcohólico, la atracción por Cástula, azote de los patrones, rabia de los desamparados, por Diamantina, líder revoluciona-ria, por Joaquín, fotógrafo de prostitutas y de locos, por Ligia, lesbiana que le permite conocer placeres desconocidos, por Porfiria, trasvesti que la lleva a experimentar simulacros teatrales.

Con cada uno va teniendo distintos aprendizajes, saberes que la van educando o deseducando, el tío le entregó un código de ocho manda-mientos que debía cumplir al pie de la letra, cada uno tenía como premisa la higiene, la receta de cómo convertirse en un ser racional y disciplinado, pero de ese entrenamiento racional preferirá emigrar a otras fronteras, buscará qué hacer con ella, intentará navegar en diferentes historias, se confrontará con los clichés de género, definiciones de qué es ser mujer y explorará otras posibilidades: rescatará a Cástula de la muerte desafiando al orden masculino, saltará del tema de la opresión femenina a la complejidad del mismo, se permitirá descubrir y por eso se saldrá de los límites, experimentará más allá de etiquetas y de estructuras, se introducirá en el dinamismo de la experiencia humana.

La novela nos lleva más allá de la imagen que por momentos pudiera parecer clausurada de lo que es ser loco, se sale del esquema dictado por los manuales técnicos de psiquiatría que registran y definen los desórdenes mentales, por ejemplo, el que es publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría, el DSM IV, señala que:

La esquizofrenia se caracteriza por: "presentar al menos dos de las siguientes características: alucinaciones, lenguaje desorganizado

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descarrilamiento frecuente o incoherencia, comportamiento catatónico y síntomas negativos como aplanamiento afectivo, abulia, alogia"1º.

Este discurso nos remite al saber/ poder de Foucault, al identificar cómo en el lenguaje científico se incorporan las marcas de la cultura, una creencia que define y describe al ser humano, mientras que la novela de Cristina Rivera Garza permite al personaje salirse del encerramiento que estas definiciones encasilladas nos comunican y la novela alienta otras imágenes:

El manicomio es una ciudad de juguete. Hay bullicio y riñas, tráfico de cigarrillos y estupefacientes, intentos de suicidio ... Hay poetas escribiéndole cartas a Dios; mecánicos farmacéuticos, policías, ladrones, anarquistas que han renunciado a la violencia. Ocurren historias de amor. Melancolía callada. Desesperación que se expresa a gritos. El dolor nunca se acaba.

En este manicomio recluyen a Matilda, una anormal, que como castigo recibe el encierro, la exclusión, el ocultamiento, la vergüenza.

La novela describe cómo Matilda va siendo marcada por los distintos círculos que traspasa, reflejando nunca el orden sino el caos del universo, a través de ella las verdades absolutas no tienen sentido y los constructo-res culturales de lo anormal la señalan como condenada al encierro.

Matilda se resistirá a ser corregida por su tío, a la domesticación, se convierte en monstruo humano al caer en la prostitución, al drogarse, al participar en grupos revolucionarios; se sale de la ley, infringe el derecho. Matilda prostituta, que ama su cuerpo, con fama de andrógina, incorregi-ble, Matilda peligrosa al ir contra el orden civilizado.

Considero que la novela logra recuperar una visión profunda de la locura, el narrador( a) no tiene la mirada completa, no es el analista que observa todo, la escritura plasma la impotencia del discurso, las múltiples realidades que se le ocultan al ojo, la cantidad de enfoques que son parte de la complejidad humana, la cantidad de discursos que varían radical-mente no sólo de tiempo en tiempo sino de espacio, de género, de clases sociales, etc.

Nadie me verá llorar es un intento de resistencia al dolor, ese esconderse en el propio ser, más allá de lo oficial, es también muchas historias,

10 DSM-IV-T R.- Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, American Psychiatric Association, Washington-London, 2002.

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inconclusas, sin desenlaces, sin respuestas concretas, la novela enuncia además las vidas de: Imelda Salazar, de Lucrecia Diez de Sollano de Sanciprián, de Roma Camarena, de Mariana Garcia, mujeres fuera de la cordura cuyas vidas sólo se esbozan como un simulacro de la locura, mujeres extraviadas, solas, sin luz, sin un Dios, sin el lenguaje de la lógica que las socorra.

Cristina Rivera Garza escribe una historia de personajes conflictua-dos, voces de cuerpos marginales, circulando por un imaginario literario que es simulacro de realidad, y que transita por zonas de desacato, reafirmando el caos, los bordes, el límite.

NORA GUZMÁN

Instituto Tecnológico de Monterrey, Campus Monterrey

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