mushin

32
M U s h i n 2 0 1 3 / 1 4

Upload: transmutasion2111

Post on 28-Sep-2015

221 views

Category:

Documents


3 download

DESCRIPTION

Compilado de cuentos y poesías. Editado en 2013.

TRANSCRIPT

  • M U s h i n

    2 0 1 3 / 1 4

  • Escrito, editado e impreso entre la tierra y el cielo (2013/14).

    En cuanto a la recreacin, reproduccin y/o destruccin de esta obra,

    lo dejo en sus manos. Los escritos anteriores los encuentran en https://sites.google.com/site/despertandom/creaturas.

  • N D I C E

    S O R T I J A S 1

    A P E D R E A D O S 2

    S T R E S S C E L E S T I A L 3

    A U S E N T E S 4

    O B S E S O 5

    P N D U L O

    T E R R O R 6

    D A O

    E S T A N Q U E 7

    1 2 V O L T I O S 8

    P U N T U A L

    H O M O I N S E N S I B I L I S . . .

    A M E D I O H A C E R 10

    M O R A

    A F L O J A R 12

    V I D A

    E N C U E N T R O 13

    C O R P U S 14

    F U G A C I D A D 15

  • P R E S E N C I A S 16

    A B R A H A M 17

    E S P E J O S 19

    I N O P O R T U N O 20

    S A N T A I N Q U I S I C I N 21

    E L C U A D R O 23

    C R U Z A D O S 24

    F L U I D E Z 27

  • Gracias a los conceptos que nos susurran. Gracias a la libertad,

    que nos hace posible encarnarlos como dios manda.

    Las palabras

  • 1

    ...dice Plinio que no hay libro, por malo que sea, que no tenga alguna

    cosa buena; mayormente que los gustos no son todos unos, mas lo que uno

    no come, otro se pierde por ello.

    El Lazarillo de Tormes

    S O R T I J A S

    Por cada pedido hay una devolucin. Si algo ha sido deseado, en algn momento llega. En ese

    movimiento de piezas siempre hay un hueco que

    reclama llenarse. Un hueco que puede que no lo

    llenemos nosotros cuando algo damos, algo

    donamos o algo ofrendamos, pero necesariamente

    se llenar. Si algo entra algo debe salir, ese

    dinamismo est en todo pedir.

    Algo distinto se da cuando no hay pedidos, y sin

    embargo uno algo devuelve. Esta es una

    devolucin sin deuda; una entrega a travs de un

    acto, una palabra o un pensamiento. Este

    movimiento suelto, libre de reclamos, es una

    ofrenda sagrada, y la devolucin nos llega

    directa de dios, sin peajes. Hemos dado y nos

    han devuelto sin que intervenga un pedido. No

    hay deuda con la creacin ya que nada hemos

    quitado, por lo tanto no hay hueco a rellenar,

    no hay nada que devolver a sitio alguno. Sin

    pedir, nada esperbamos. Pura des-esperanza. Sin

    embargo dios, atento a esta dinmica que le

    gusta, nos devuelve a su antojo, ms all de las

    leyes csmicas.

    En este acto des-interesado, como no generamos

    consecuencias mecnicas, re-acciones, rompemos

    de una la dependencia con lo que viene. Sin nada

    que esperar, sin deudas con lo que vino y lo que

  • 2

    vendr, somos simples, somos plenos, somos

    libres.

    A P E D R E A D O S

    Hacer eco de lo que hacen los otros, ya sea bueno o malo, realmente me importa un carajo. A

    la creacin misma le importa un carajo. No me

    interesa lo que tengan que decirme de un otro,

    aparto los ojos, le saco la vista a lo que el

    otro hace o deja de hacer, y con esto, siento

    que le hago un favor a la existencia. Si se hizo

    bien hubo un bien, si se hizo mal hubo un mal.

    Hoy, ya se han hecho. Hubo un hacer, un acto que

    hoy ya no es, y cuando lo hacemos volver,

    exaltndolo o repudindolo, hacemos que vuelva

    lo que se fue, lo que pas. Y cuando da la

    vuelta, alimentamos la repeticin y detenemos el

    movimiento. Todo se vuelve ms lento, tanto las

    alegras como las tristezas duran ms, y la

    lentitud hace que nos prendamos, que nos

    aferremos a estos estados. Nos apegamos con

    mayor intensidad porque se conservan en el

    tiempo, y todo se nos vuelve ms complicado, ms

    difcil, y sufrimos. Lo que se estaba yendo lo

    retenemos, y lo que est esperando entrar,

    llegando, nunca lo hace, porque lo retenido

    caprichosamente no le deja lugar. Los recuerdos

    van conquistando todos los espacios, y poco a

    poco todo se convierte en un mundo de recuerdos.

    Y slo porque los sucesos no nos han importado

    un carajo.

    Un acto no es ms que un acto y nuestra

    indiferencia hacia l, nuestro desenfoque, le

  • 3

    ayudara a que exista con total autenticidad,

    como un simple acto. Le ayudara a quebrar su

    existencia chismosa. Nuestro silencio liberador

    le permitira romper su matrimonio forzado con

    el tiempo, pero hablndolo, pensndolo, contina

    dando vueltas y vueltas, en-ajenado en las

    palabras y pensamientos de los chismosos.

    Nuestra indiferencia hacia l, nuestro

    desenfoque, embellecera la dinmica misma de la

    existencia, la tornara ms simple, ms callada,

    sin tantas explicaciones.

    Es por todo esto que el que me importe un carajo

    lo que hagan o dejen de hacer los dems me

    parece una decisin correcta.

    S T R E S S C E L E S T I A L

    Dios est lleno de laburo. Pedidos, reclamos, oraciones de ac, oraciones de all. Est

    abrumado, no aguanta ms, hasta ha repensado lo

    de los superpoderes... Tampoco le cierra lo del

    asistencialismo celestial, esto lo hacemos

    entre todos che! -arroja su verbo entristecido a

    la tierra. Que quiero esto, que quiero

    aquello... Miserables! -les grita- Y no es que

    l no est dispuesto a dar una mano siempre que

    se lo requiera, pero tampoco la pavada.

    Se siente cansado. Las ltimas noches las ha

    pasado en vela, pensando que la creacin puede

    que se le haya ido de las manos. Le extraa y le

    duele que sean pocos los que asumen la libertad

    que les otorg, que slo un puado de malvistos

    carguen con el peso de sus vidas, los ms andan

  • 4

    haciendo y deshaciendo el mundo sin asumir

    ninguna responsabilidad por lo que hacen o dejan

    de hacer. Ni qu decir de los chantas y

    holgazanes que reclaman la Vida Eterna o la

    liberacin de la Rueda de Renacimientos,

    sentados desde sus sofs.

    Esperen, alguien viene. Te lo dije eh! -le

    marca con el dedo el diablo, y Dios confirma con

    la cabeza, al mismo tiempo que alza los brazos y

    hombros con las palmas de las manos arriba, y le

    sonre. Su compa, el diablo, le da un clido

    abrazo, recuerda hermano que este es el juego

    que hemos iniciado desde el principio de los

    tiempos.

    A U S E N T E S

    Soledades y parejas que se buscan,

    sin encontrarse.

    Uniones y soledades

    forzadas.

    Lo vaco,

    que espera

    ser llenado,

    lo ocupado,

    des-esperado

    en vaciarse.

    Muchos,

    des-encajados,

    des-acomodados,

  • 5

    ocupando el lugar errado,

    diciendo de ms,

    sufriendo el silencio incmodo,

    siendo

    lo que no son;

    lo que pueden.

    O B S E S O

    No lo recuerdo. Me esfuerzo y me esfuerzo, pero

    nada... Ah s, ya est!

    Aunque no estoy seguro porque en verdad no

    recuerdo lo que olvid, es decir, en verdad

    recuerdo que lo haba olvidado, pero no recuerdo

    lo olvidado, slo recuerdo la sensacin del

    olvido, slo recuerdo que all haba algo que

    hoy de seguro siento que ya no est.

    Ahora puedo descansar. Sin aquel recuerdo, sin

    recordarlo, sin olvidarlo.

    P N D U L O

    Espero poder despertar maana y ya no dudar.

    Espero ansioso. Falta poco, pero dudo. Y si la

    certidumbre no llega? Y si no me des-ilusiono?

  • 6

    El reloj de arena se tumba. Vuelve a levantarse

    lleno de canas, y rejuvenece.

    Espero poder despertar maana y ya no dudar.

    T E R R O R

    Qu es tan poderoso que nos mantiene firmes aqu, en el medio de la vida, sin propsito,

    estando por estar noms? Qu es lo que no nos

    deja liberar la vida? Qu es aquello que ni

    siquiera sabindonos intiles nos permite cortar

    las amarras?

    Puede que tengamos certeza de que vivimos como

    un estorbo, pero no nos atrevemos a morir.

    Tampoco a vivir. Vivimos y morimos sin estilo,

    desprolijos, as noms.

    Perdiendo importancia, volvindonos ms

    insignificantes, vacindonos de signos heredados

    que nos establecimos porque s, debilitamos esa

    fuerza que nos sostiene aqu porque s. Hasta

    que suspira, se apiada, y nos libera.

    D A O Eres un pez de aguas profundas,

    ciego y luminoso,

    nadas en aguas turbulentas

    con la rabia de la era moderna,

    pero con la frgil poesa de otro tiempo.

    Alfred de Musset

    A veces slo me quedo quieto. Sentado en la roca, cierro los ojos o miro sin mirar all

    lejos, la sierra. Ya con los pensamientos

  • 7

    libertinos que vienen y van, nacen y se

    destruyen, siento que hago suficiente alboroto.

    Es tanta la destruccin intil que provocamos

    que se me hace difcil seguir pisndole la

    cabeza a la tierra al andar! Es por eso que a

    veces me quedo quieto, sentado, y slo respiro,

    volvindome per-dn, nuestro per(manente)don.

    Puede que con cada inspiracin tambin se

    destruyan cosas, incluso que a muchos deje

    desamparados al exhalar. Pero hoy hasta aqu

    llego. Esta es mi ofrenda. Mi exigencia.

    E S T A N Q U E

    Sin nada de entrega, aquietados y estancados, sin el silencio ni el vaco generador, la fuerza

    interna llena de egosmo no le abre la puerta a

    lo prximo, al movimiento que nutre. As,

    repleta de s misma, su pilar: la dureza,

    comienza a quebrarla, a fisurarla, y su sangre

    va coagulndose como la del avaro que vive

    asfixiado de tristeza y finalmente muere.

    Cerradas las puertas, sin nada de entrega,

    aquietados y estancados, nada puede renovarse.

    La fuerza interna acorazada sobre s misma no

    puede alimentarse, y poco a poco se desnutre.

    El espacio que pugna por respirar es la llave

    para revigorizarse, pero la fuerza de la

    quietud, de la dureza, cierra la cerradura con

    toda, y sin suspiro, sin exhalacin ni apertura

    morimos de inanicin, volvindonos polvo.

  • 8

    1 2 V O L T I O S Agradeciendo cada momento.

    No s con certeza cuando la vela se apagar.

    Cuando siento lo impronunciable, no puedo ms que cerrar los ojos, dejar caer la cabeza,

    inclinarme y apretar entre las palmas mi

    corazn, sintiendo las sutiles descargas que me

    acarician el cuerpo mientras respiro y agradezco

    en silencio.

    P U N T U A L

    Amarra, y gobernars la vida,

    suelta,

    y gobernars la muerte.

    Luego,

    ni la vida

    ni la muerte

    te sorprendern.

    Ni una ni otra

    sabrn de vos,

    vos mismo no sabrs

    de vidas

    ni de muertes.

    H O M O I N S E N S I B I L I S ( G A R C A )

    Re, y el mundo reir contigo.

    Llor, y estars solo.

    Chanwook Park

    Te doy una mano, te pido las dos.

  • 9

    Ante una dificultad

    hasta te las escondo,

    no quiero que te apoyes en m,

    a ver si haces que nos caigamos los dos?

    Me ro de tus desgracias,

    me alegro,

    en verdad me alegro.

    Enrosco en tu cabeza desgracias,

    malestares,

    todo lo que te hace mal,

    lo que s que te duele,

    y al mismo tiempo ro,

    y disfruto.

    Mi alimento es tu pesar,

    cuanto ms sufres

    ms me regocijo,

    cuanto ms sonres,

    ms te odio.

    Cunta mierda sale de la boca!,

    cunta vuelve al estmago

    para intentar redigerir!

    Cunta palabra nos corta

    como vidrio astillado!,

    dicha al paso

    como tiro con silenciador.

    Pero la vuelta de las acciones

    viene con envin;

    rompe garpa.

  • 10

    A M E D I O H A C E R

    Pensamientos que vuelven nunca han dejado de estar, nunca se han ido. Reaparecen, llegan,

    surgen, y se abren a nuestros sentidos porque no

    han terminado, los hemos dejado inconclusos, a

    medias. Asoman su nariz porque esperan

    resolverse, ansan liberarse.

    Termnalos! Dales un respiro que estn cansados

    de dar vueltas siempre en el mismo lugar.

    Termnalos y ya no volvern.

    Cuando ya no estn, ser porque habrn viajado y

    se habrn liberado.

    M O R A A Pame

    Hacer el amor, re-crearlo,

    re-cordarlo.

    La dualidad,

    lo mltiple,

    se mezcla,

    se combina

    y fusiona

    con lo uno,

    con la unidad.

    Uno y uno: dos;

    revolcados,

    mezcladas las pieles,

  • 11

    uno y uno un(y)dos.

    Desde el origen,

    los dos

    se sienten

    y se tocan.

    Lo ignoraban,

    pero hoy

    lo saben,

    lo viven

    y lo encarnan.

    Separados,

    partidos,

    a travs de

    pequeos pulsos de amor

    se acercaron,

    hasta que el magnetismo

    concluy la obra:

    ambos re-unidos

    se completan,

    y combinados

    cierran su crculo ms ntimo.

    Cada beso,

    cada caricia,

    cada abrazo,

    cada encastre,

    es un entrar en

    esa unidad hermosa

    donde no hay separacin,

    donde no hay distancia.

  • 12

    A F L O J A R

    Cmo explicar las lgrimas

    si las palabras no lloran!?

    Duros como el granito, hasta que el amor

    rompe en mil pedazos

    la piedra que somos.

    Las grietas aparecen,

    sutiles;

    no se ven

    pero se sienten,

    y del adentro

    hmedo e incontenible,

    vienen las lgrimas.

    V I D A

    Siente la brisa, recurdala,

    y despierta.

    Abre la tierra,

    y comienza a crecer.

    Busca el sol.

    Toca el entorno,

    sintelo a travs de tus hojas,

    y sigue creciendo,

    no dejes que tus hojas se sequen,

    no olvides la brisa.

    Abre tu flor,

  • 13

    recibe a la abeja,

    al abejorro,

    o suelta tu polen

    a travs del susurro de la tierra.

    No te aferres

    y luego sufras,

    porque no supiste entregarte

    para volverte otr@.

    Recuerda la brisa,

    y una vez que des tus frutos,

    arrjalos

    a los brazos del viento,

    para que otros sepan de vos.

    Luego,

    medita en el silencio,

    en plena desnudez

    lleva tu vida

    del delgado tallo

    hacia tus races,

    para que tu prxima existencia

    vuelva a despertar con las brisas,

    y llene de semillas la tierra.

    E N C U E N T R O - Qu haras si me muriera hoy?

    - Me morira maana. (Xavier Dolan)

    Fui disparada, de repente. Abrigada, en el tambor de metal donde viva, todava estaba en

    paz... hasta el disparo. Sin poder parar, a toda

    velocidad, chocaba la cara contra el aire, pero

    en lnea recta continuaba, obstinada.

  • 14

    Con poca fuerza, luego de kilmetros llegu.

    Entre a la carne, violentamente, sin permiso y

    sin aviso, con total descortesa atraves el

    destino.

    Arn cruzaba la calle cuando sinti como un

    fuerte golpe en su hombro derecho. Mientras se

    daba vuelta para ver quin lo haba golpeado

    caa de rodillas en el asfalto de la avenida

    Garay. No se encontr con nadie detrs.

    Confundido, se toc el hombro. Le dola un

    montn. Todava estaba tibio, y mojado. Tena

    sangre, mucha. Ya varios autos se haban

    amontonado a su alrededor. Despus de ese

    impacto violento sin autora se senta aturdido.

    Se levant, y bastante mareado lleg a la

    vereda.

    Rodeado de rostros desconocidos que le

    murmuraban vaya a saber qu, Arn se preguntaba

    con qu le haban dado.

    La bala haba entrado en la carne acogedora de

    Arn, para quedarse. Haba recuperado su tambor,

    aunque esta vez era de carne. Estaba nuevamente

    en paz.

    C O R P U S

    El cuerpo es nuestra memoria ms sincera.

    All se depositan todos nuestros infiernos,

    cristianos y no tanto. Los parasos eternamente

    perdidos y los que alguna vez encontramos.

  • 15

    All, las mentiras que hemos dicho no estn,

    porque han salido huecas, mentidas, y el cuerpo

    conserva la posta, conserva todo lo que dijimos

    cuando hemos ocultado, conserva todo lo que

    hemos dicho autnticamente, porque cada trazo,

    cada palabra, cada idea, se ha escrito en los

    muslos, en la panza, y algn da hablarn por

    nosotros, sern nuestro testimonio, nuestro

    testigo ante el juicio final. All no podremos

    chamuyar, s intentaremos decir "pero!... eso

    no es verdad!", pero el cuerpo nos testificar,

    no habr posibilidad de ocultarlo. El cuerpo

    nunca miente, nunca nos ha mentido, nunca le ha

    mentido a nadie.

    En l est delineada toda la narracin de

    nuestra vida, y en l tambin se narrar la

    muerte, escrita en tinta negra como le gusta a

    ella. Y todo se conservar. Nuestro cuerpo se

    descompondr, pero sus piezas volarn a todas

    partes, y donde lleguen llevarn nuestra

    memoria.

    Nosotros, hipcritas, somos los que no lo

    escuchamos, no le damos bola, lo callamos y

    adormecemos. l, fiel, contina firme como

    estoico adorador de la Verdad. Nuestra memoria

    ms sincera.

    F U G A C I D A D

    Fue la ltima vez que se vieron.

    Lo mgico, intenso y lleno de sentido,

    desaparecera all mismo, se convertira en un

  • 16

    evento ms del pasado, un simple y gris recuerdo

    que poco recordaba aquella fusin enamorada,

    desbordada de caricias, miradas, silencios y

    promesas que una vez existi, y que al poco

    tiempo los dej. Del encuentro slo qued el

    recuerdo. Algunas veces Mara, se suspende en el

    tiempo, y sus ojos atraviesan la ventana

    contemplando la eternidad de aquel momento: su

    espritu vuelve a tocar aquel amor, lo acaricia,

    lo vibra, pero nada es preciso, nada es real.

    Mara tiene claro que el recuerdo de esa

    experiencia no es ms que eso: una serie de

    imgenes que hasta se fuerzan por recuperar con

    precisin los detalles, pero no son ms que eso:

    imgenes.

    P R E S E N C I A S

    Olvidadas susurran,

    los hombres

    nada:

    all est la inmundicia -piensan.

    Arriba

    el sol,

    abajo

    la garganta

    ahogndose de desesperacin

    porque la escuchen.

    Ya pasar,

    ya pasar

    quien se detenga,

  • 17

    mire para abajo

    y se d cuenta

    que all estamos,

    que existimos.

    A B R A H A M

    Dios no existe -le haban dicho las voces. Abraham dej de ir a misa, de pedirle cosas a

    Dios, de creer que todo lo malo y lo bueno que

    le suceda tena detrs un Plan. Empez a leer a

    los nihilistas, adoradores de la Nada y la

    Ausencia de sentido. De a poco Abraham se fue

    volviendo ms pagano y agnstico.

    No hay nada en el fondo de lo que haces, no hay

    motivos escondidos a descifrar, no hay Verdad,

    todo es un Sinsentido que se va sucediendo y al

    que le queremos dar un orden que nada tiene que

    ver con l -le repetan las voces. Abraham se

    volvi completamente descredo, no crea en

    Dios, no crea en el Hombre, cmo confiar en

    alguien, en algo, si no hay qu lo sostenga? -se

    sermoneaba a s mismo. Se encontr con sentires

    que no haba vivenciado nunca: tristeza

    profunda, pesadez de nimo y descontento.

    Eso no es la felicidad, es un engao, algo que

    ha edificado la Iglesia para controlarnos. La

    felicidad la tienes que buscar por otro lado...

    si es que en algn lugar est -le haban dicho

    las voces. Abraham haba roto con gran

    sacrificio con su mundo conocido, lleno de

    religiosidad, y lo haba hecho para dar con ese

    otro mundo que le exigan experimentar aquellas

  • 18

    voces que escuchaba. Le dola recordar que era

    feliz cuando estaba en manos de Dios, su vida

    estaba resguardada en la Divinidad. Disfrutaba

    de lo mundano: de los platos con que lo

    agasajaban las mujeres a quienes visitaba, de

    sus conversaciones filosficas con sus amigos o

    de un vaso de vino mientras contemplaba su

    huerta. Experimentaba a Dios en sus quehaceres,

    en la belleza de su pueblo, en los chicos

    jugando en la calle, en el cortejo diario de la

    luna y el sol. En verdad que disfrutaba de todo

    esto. Y a veces tambin se entristeca y dejaba

    caer con libertad las lgrimas por sus mejillas.

    Le gustaba confiar en que detrs de todo este

    teatro de la vida estaba Dios esperndolo, para

    compartir sus puestas en escena.

    Ya grande; desganado y carcomido por la

    existencia que con pesar haca aos haba

    elegido, no dejaba de dedicarse unos minutos por

    la maana para mirarse por dentro -a pesar de

    las voces que le murmuraban. Sonrea cuando daba

    con algn fichero de recuerdos de su niez o

    juventud, cuando an era hijo de Dios y gozaba

    sirvindolo y agradecindole su gua divina.

    La ltima noche en escena, fue a su dormitorio,

    apag la luz, y se acost. Ya no rezaba, ni

    siquiera recordaba el Padre Nuestro. Apenas se

    durmi se le present Nijil, la Nada, y le dijo:

    Agradezco tu devocin de tantos aos, agradezco

    que hayas renunciado a Dios, abandonado tu

    tradicin cristiana, pero he venido porque no

    quiero que dejes esta vida sin que sepas que

    tambin yo soy devota de aquel que era tu Dios,

    y que aquel que muchos de ustedes llaman el

    Todo tambin lo sirve. Por eso te agradezco de

  • 19

    corazn, pero no es a m a quien tienes que

    adorar. Luego, Nijil desapareci. Esa misma

    noche su ltimo sueo lo tuvo con Dios: Has

    hecho uso de tu libertad, has acumulado

    experiencias, y de ellas algo has aprendido.

    Culpas no tengas, la equivocacin es un

    obsequio, algo que les he donado a todos los

    hombres para que hagan madurar el espritu.

    Ahora si lo deseas, ya puedes descansar y

    continuar en otro momento, cuando vuelvas a

    desearlo. Abraham relaj el entrecejo, las

    muecas de la cara se distendieron, y un suspiro

    bien profundo sali de su boca con fuerza. Otro

    momento, quin sabe cundo y dnde, lo

    esperara.

    E S P E J O S

    Nos vemos en el espejo. Sabemos que somos algo distinto de aquello que se nos enfrenta en

    ellos, de eso que vemos y reconocemos porque

    sentimos que tiene que ver con nosotros. Sin

    embargo, algo de lo que somos parece ir ms all

    de aquel que vemos reflejado.

    Por qu entonces seguimos buscando el reflejo?,

    por qu seguimos buscando nuestra cara, nuestro

    perfil, nuestro peinado, nuestra mueca? Ser

    porque dudamos que estamos y los espejos nos

    permiten comprobar que todo sigue en su lugar?,

    ser porque no queremos perder nuestra imagen y

    necesitamos recordarla?, ser porque

    necesitamos asegurarnos de lo que ven quienes

    nos ven?

  • 20

    La cosa es que siempre volvemos a pararnos

    frente a los espejos, siempre volvemos a buscar

    ese reflejo que sabemos que no somos, pero que

    sin embargo s.

    I N O P O R T U N O

    Sufre la soledad quien nunca ha estado solo.

    A Pedro le costaba dejar su casa. Sus plantas no tendran quin las regasen, su gato buscara

    el balanceado y siempre encontrara el plato

    vaco, su familia lo extraara. Por eso Pedro

    no viajaba. Ms de una vez lo haban invitado:

    al norte argentino, a Bolivia, al sur

    patagnico, lugares que l quera conocer, pero

    siempre decida quedarse, qu sera de su casa,

    de su lugar, de los suyos, qu sera de todo lo

    que dependa de l? -pensaba.

    Pasaron los aos: uno, cinco, diez,... y Pedro

    nunca viaj. Ms de una vez estuvo a punto de

    hacerlo, pero a ltimo momento se arrepenta.

    Con ms de sesenta aos nunca haba salido ms

    que a trabajar, hacer compras, visitar algn que

    otro amigo del barrio; y, a ms tardar, cuando

    empezaba a anochecer se volva a su casa para

    ocuparse de sus quehaceres.

    Pedro un da muri. Su huerta continu

    creciendo, cierto que algunas plantitas muy

    demandantes murieron, pero otras, muchas

    guachas, nacieron en su lugar; el gato comenz a

    cazar, y en el barrio desaparecieron casi todas

    las lauchitas y lagartijas; de su familia,

  • 21

    muchos ya se haban muerto, y los que vivan se

    haban olvidado de Pedro.

    Todo continu su curso. Todo aquello que l

    crea que lo necesitaba, para lo que l se

    senta imprescindible, prescindi de l. Pedro

    muri sin siquiera hacer un viaje de los muchos

    que dese.

    S A N T A I N Q U I S I C I N

    Sofa, mientras mareaba un rulo hacindolo dar vueltas sobre su dedo, mir para arriba y pens:

    qu pasara si hiciera un corte en el cielo?,

    se nos caeran los dioses encima? No pas un

    segundo, y ya estaba en la cocina. Sac un

    cuchillo del cajn, y volvi al patio. Cuchillo

    en mano, con la punta del tramontina hacia el

    cielo, corri de una punta a la otra, una y otra

    vez. Esper, pero no pas nada. Sofa, a comer!

    Como siempre mam la sacaba de las profundidades

    con banalidades, en este caso unos fideos secos

    con tuco, ni boloesa ya nos preparaba, deca

    que ya no tena tiempo, que cuando Sofa era

    chica era distinto; pero Sofa segua siendo

    chica, tena diez aos noms... mam siempre

    exageraba, o no nos explicaba bien las cosas.

    Los fideos estaban re calientes, as que Sofa

    mientras los soplaba se preguntaba si en verdad

    los dioses estaban de acuerdo en que los

    mantuvisemos encerrados en el cielo, en los

    altares, en muecos, o en los cuadros como los

    que pintaba el to Antonio. Sofa los va a

    comer helados esos fideos! -las palabras de mam

  • 22

    atravesaron como saeta los pensamientos de Sofi.

    Ma, ac en verdad est Buda? -Sofa le sealaba

    la estatuilla que estaba en la mesita ratona.

    Cmo Sofa? Salt de la silla y le volvi a

    preguntar: digo si ac est Buda? No entiendo

    lo que me decs Sofa. Si ste es Buda mam!?

    -se lo llevo a la cara agitndolo. Cuidado

    Sofa!, esto me lo trajo tu pap de China; fue

    el ltimo regalo que me hizo... Y ah noms se

    larg a llorar. Con Sofa cremos que le dola

    algo. Mam ests bien? -le preguntamos. Se fue

    corriendo por el pasillo y cerr de un golpazo

    la puerta de su pieza. Sofa se qued con la

    estatuilla en la mano sin saber si en sus manos

    tena un dios, un adorno, o -por qu no?- un

    arma, porque Sofa cuando se impacient le haba

    apuntado el Buda a la cara a mam, e

    inmediatamente ella se haba largado a llorar.

    Yo le dije a Sofa, y ella por un tiempo pens

    que haba lastimado a mam. Pero al rato, la

    puerta del dormitorio se abri. Mam ya no

    lloraba, incluso sonrea. Una vez ms, mam

    exageraba, o no nos explicaba bien las cosas.

    Est bien que Sofa siempre estaba preguntando

    cosas raras, o haciendo cosas que a mam creo

    que le preocupaban. Pero as era desde que yo

    recordaba. Las amigas de mam decan que no

    andaba bien de la cabeza, pero para m Sofa era

    especial. Por ejemplo, en el ltimo tiempo

    muchas tardes haba andado de una punta a la

    otra del patio con el tramontina, confiando que

    tarde o temprano aparecera un hoyo en la

    tierra. Ese da sera impresionante, porque para

    Sofa esa era la prueba de que un dios haba

    aterrizado en la tierra. Pero bueh, haba que

    seguir esperando, porque hasta ahora, nada.

  • 23

    Pero un da sucedi. Estbamos comiendo polenta

    con queso, cuando escuchamos un ruido fuertsimo

    que vena de afuera. Sofa fue la primera en

    tirar la cuchara y salir corriendo. No paraba de

    gritar: Flix!, Flix!, ven a ver! Mi

    cuchara vol contra el vaso, y hasta tir la

    silla del entusiasmo. Cuando llegu, lo vi: un

    hoyo en el medio del patio. Te dije que caeran

    alguna vez! Sofi tena una felicidad brbara, no

    paraba de saltar. Cuando lleg mam le

    explicamos. Nos ret, nos dijo que estaba mal

    arruinar el jardn haciendo hoyos en la tierra,

    que nos ensucibamos la ropa, y ella era la que

    despus tena que lavar todo. Sofa se enoj

    como nunca, y no le habl como por dos meses a

    mam. A partir de ese da, Sofa no le pregunt

    ms nada, haba perdido totalmente la confianza

    en los grandes, tienen tan poco para decirnos!

    -me gritaba siempre. Pero yo a mam la quera un

    montn, hasta el cielo la quera, y no poda

    dejar de hablarle como ella. Sin embargo, desde

    ese da ms que nunca la entend a Sofa: mam -

    como tantas veces- exageraba o no nos explicaba

    bien las cosas.

    E L C U A D R O

    Aflojate Rogelio!, mir qu tenso ests!

    Cuntas lneas se dibujaran en el aire del

    living, nunca vistas por Rogelio, ni tampoco por

    Erminia: primero los pies, luego la cintura y el

    torso continuaran la danza, y finalmente los

    brazos y la cabeza se aflojaran.

  • 24

    Mir, mir Erminia! Desde la pared del hogar el

    retrato de su mujer pareca sonrerle. Ante el

    abismo, danzar -de repente se encontr

    repitiendo la frase, para sus adentros, sin

    saber por qu. En pleno baile, le devolvi la

    sonrisa a su viejo amor.

    C R U Z A D O S

    La cerveza en el bar le haba permitido a Juan cerrar una idea: los hombres eran una mierda, y

    los destellos -escasos- de buena voluntad no

    eran ms que efectos de la normal hijaputez que

    le permita a los hombres no aburrirse de la

    montona maldad que vivan en su diario estar-

    en-el-mundo. Es decir, -conclua- no slo el

    hombre no es bueno por naturaleza, sino que

    incluso la voluntaria bondad que de vez en

    cuando tiene lugar es pura apariencia, un

    producto del espectculo, una distraccin en la

    que el hombre se sumerge cuando la maldad lo

    aburre.

    En la hamaca, lvaro se preguntaba si Dios podra comprender a los tarados mentales que se

    iban al cielo. Y se lo preguntaba porque le

    pareca que ya se les haca difcil hacerse

    entender ac, o mejor dicho, que los entiendan,

    cmo hacer -se preguntaba- para sumergirse en

    sus cabezas y descifrar los mecanismos

    sinpticos que intervienen en los cerebros de

    los tarados? Una vez muertos, a la hora de

    contar sus pecados y buenas obras, Dios los

    podra entender? Al bajar de la hamaca concluy

  • 25

    que s, que claro, si Dios era omnisciente!, ya

    lo sabe todo de antemano, por ms que le hable

    un tarado que le cueste hacerse entender.

    Isabel, tirada en el pasto, tuvo la sensacin de que seguramente los pjaros enjaulados haban

    sido en su vida pasada grandes tiranos, y por

    eso all estaban: con alas para volar alto pero

    entre rejas; y el palito ese para subirse, era

    una huella, un smbolo que les haca recordar su

    trono para sumergirlos aun ms en el dolor.

    Incluso creo que los ratones de laboratorio son

    los mismos cientficos luego de tanto

    experimentar con ellos -sentenciaba.

    Adrin, en el colectivo, se sonrea al pensar que en un futuro poda volverse famoso gracias a

    tantos conservantes que coma a diario. En

    quinientos o en mil aos sera descubierto por

    arquelogos, pasando a la historia como uno de

    los primeros especmenes de las momias

    posmodernas del siglo XXI.

    Luca, justa de plata, se haba encontrado un billete de $10 tirado en la vereda al salir de

    su casa. Camino al almacn dese que la mala

    onda de Isabel no la atendiera. Cuando entr, en

    la caja haba un chico, le pareci lindo. Isabel

    est enferma -le inform. Espero que haya

    tomates -pens-, y en la mesa de ofertas haba

    peritas y platenses, bien rojos como le gustaban

    a Luca. Camino a su casa y llena de bolsas par

    a descansar en la plaza. Al sentarse, un momento

    de angustia y temor se apoder de ella: qu

  • 26

    pasara si mientras duermo pienso algo horrible,

    algo malo, y sucede, como todo lo que me sucedi

    hoy? Cuando lleg a su casa, dej las bolsas y

    se tir en el silln. Prendi la tele para no

    dormirse, pero estaba muy cansada as que se

    durmi. Cuando despert, la invadi la

    desesperacin, rez no haber pensado nada malo

    en sus sueos.

    Ramona estaba jugando a la escondida, y dentro del ropero se le dio por pensar que si Dios en

    verdad haba sido quien haba dado la orden de

    que los pecadores vayan al Infierno y los santos

    al Cielo, Dios no era justo, porque los

    pecadores no descansaban nunca de los pisotones

    que les dbamos nosotros al caminar; y eso no

    era todo, porque como lo santos tambin andaban

    sobre nuestras cabezas, seguramente nosotros

    mismos nos inclinaramos a los malos actos y a

    los malos pensamientos, convirtindonos en

    pecadores ms que en santos, ya que no era nada

    grato vivir con pies sobre nuestras cabezas.

    Seguan buscndola, as que Ramona continu

    reflexionando: ser por eso que la gente

    siempre anda con dolor de cabeza y mal humor? Si

    todo esto en verdad es as, Dios no puede

    culparnos, ya que vivimos en clara desventaja.

    Antonio abri el ropero y la descubri: piedra

    libre!

    En un nico e irrepetible segmento del tiempo,

    sentires acerca de la vida y la muerte se

    encontraron.

  • 27

    F L U I D E Z Las palabras huecas envician el aire

    La paz la encontramos en el hacer ntegro, con todo. Cuando no nos queda resto, mancha, tinta

    en el tintero.

    En el acto completo no sentimos remordimiento ni

    culpa, no hay tensin en la mandbula, no ha

    quedado nada sin decir, no nos han quedado

    palabras entre los dientes, sensaciones

    atrapadas, encerradas dentro nuestro que nos

    muerden y continan lacerndonos. Slo nos

    quedamos con silencio, con un sano vaco,

    buscado.

    Una exhalacin absoluta en cada instante de

    nuestro hacer, y luego no tenemos ms que

    esperar la gran inhalacin que le contina a

    cada una de nuestras acciones plenas. Imitar las

    respiraciones, profundas, intensas y completas,

    nos sumerge en la im-pecabilidad, en la ausencia

    de pecado, de mcula, de mancha, nos devuelve a

    un tiempo antes de Adn, Eva, la serpiente, la

    manzana, el paraso y de Dios mismo, a un tiempo

    en donde simplemente haba movimientos y

    reposos; inhalaciones, quietud y exhalaciones.

    --- FIN DE UN COMIENZO, ORIGEN DE OTRO ---