musachi, graciela - entrevista por el centro descartes

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Reportaje a Graciela Musachi Por Asociación Amigos de la Fundación Descartes Graciela Musachi es miembro del Consejo de administración de la Fundación Descartes y asesora del Círculo de actualización en historia. En 1978, participó en el libro de Germán García, La entrada del psicoanálisis en la Argentina, con la publicación de “La cronología: nudos y redes”. Adjuntó su firma, en 1979, a la de Masotta en el telegrama que instaura la EFA. Forma parte del “proyecto Descartes” desde sus inicios, en 1986. Colaboró activamente en la constitución de la Escuela de la Orientación Lacaniana, de la que es AME y miembro del Consejo Estatutario. Participó en la formación de la Federación Internacional de Bibliotecas del Campo freudiano y su publicación, Colofón. Miembro de la AMP, es también quien propuso el nombre de Oscar Masotta para el Instituto de enseñanza que desarrolla la política de la EOL para el interior del país. AAFD: En su último libro, Pos o CPC. Ciencia, política o clínica, volvió a publicar “Aturdidos vuelven a decir”, presentación que ya formaba parte de Fragmentos de la historia del psicoanálisis en la Argentina. En ella habla de la escisión de la Escuela Freudiana, en el contexto, como usted señala, de los encuentros entre la IPA y la AMP argentinas. Señala las diferencias con las escisiones de APA y de la elección forzada de Masotta: que es la apuesta por la internacionalización del psicoanálisis. Otros lo siguen, entre ellos está usted, que en el ’79 suma su firma a la de Masotta. Pero también dice que ésta no será la última elección. ¿Cuándo y por qué se va de la EFA? GM: Oscar Masotta se ve obligado a dejar la llamada “Argentina de plomo” a poco de fundada la EFBA. Ese es el contexto argentino en el que se inscribe esa fundación paródica y la salida de Oscar Masotta. La posterior escisión se produce en un contexto en el que la muerte pesa cada vez más: la inminente de Oscar Masotta en España, la de los que desaparecen cerca nuestro. Como en el relato citado por Freud, una vez muerto Oscar Masotta las “tropas” salen del pánico inicial reagrupándose nuevamente alrededor de los jóvenes discípulos que

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Page 1: Musachi, Graciela - Entrevista Por El Centro Descartes

Reportaje a Graciela Musachi

Por Asociación Amigos de la Fundación Descartes

Graciela Musachi es miembro del Consejo de administración de la Fundación Descartes y asesora del Círculo de actualización en historia. En 1978, participó en el libro de Germán García, La entrada del psicoanálisis en la Argentina, con la publicación de “La cronología: nudos y redes”. Adjuntó su firma, en 1979, a la de Masotta en el telegrama que instaura la EFA. Forma parte del “proyecto Descartes” desde sus inicios, en 1986. Colaboró activamente en la constitución de la Escuela de la Orientación Lacaniana, de la que es AME y miembro del Consejo Estatutario. Participó en la formación de la Federación Internacional de Bibliotecas del Campo freudiano y su publicación, Colofón. Miembro de la AMP, es también quien propuso el nombre de Oscar Masotta para el Instituto de enseñanza que desarrolla la política de la EOL para el interior del país.

AAFD: En su último libro, Pos o CPC. Ciencia, política o clínica, volvió a publicar “Aturdidos vuelven a decir”, presentación que ya formaba parte de Fragmentos de la historia del psicoanálisis en la Argentina. En ella habla de la escisión de la Escuela Freudiana, en el contexto, como usted señala, de los encuentros entre la IPA y la AMP argentinas. Señala las diferencias con las escisiones de APA y de la elección forzada de Masotta: que es la apuesta por la internacionalización del psicoanálisis. Otros lo siguen, entre ellos está usted, que en el ’79 suma su firma a la de Masotta. Pero también dice que ésta no será la última elección. ¿Cuándo y por qué se va de la EFA?

GM: Oscar Masotta se ve obligado a dejar la llamada “Argentina de plomo” a poco de fundada la EFBA. Ese es el contexto argentino en el que se inscribe esa fundación paródica y la salida de Oscar Masotta. La posterior escisión se produce en un contexto en el que la muerte pesa cada vez más: la inminente de Oscar Masotta en España, la de los que desaparecen cerca nuestro. Como en el relato citado por Freud, una vez muerto Oscar Masotta las “tropas” salen del pánico inicial reagrupándose nuevamente alrededor de los jóvenes discípulos que dirigen la nueva EFA. El azar de la repetición obliga, esta vez, a Germán García a irse del país en llamas y aquellos que nos congregábamos alrededor de él (Gustavo Dessal, Guillermo Koop, Alejandro Varela, Déborah Fleischer, yo misma, etc.), más jóvenes aún, nos vemos arrojados a una lucha política que, por su crueldad, parodiaba, en esta ocasión, a la que incendiaba el país. No estábamos preparados para nada de eso y, primero uno, después otros, dejamos de considerarnos miembros de “esa escuela”, como escribí al notificar esta decisión a sus autoridades. En la dispersión que siguió a esos años (1980-1985), la vida institucional del psicoanálisis solo se reducía para mi a las noticias de los que iban dejando “esa escuela” aun cuando Germán García, en sus cartas, me hacía saber sobre el movimiento que Jacques-Alain Miller, después de Caracas 1980, seguía realizando para llevar la doctrina de Lacan fuera de las fronteras de Francia (inclusive a la Argentina) y cómo él, a su polémica manera, se estaba sumando a eso. Yo proseguía y finalizaba mi análisis y estudiaba frenéticamente los seminarios de Lacan los que, gracias a mi aislamiento de la institucionalidad local, me sostuvieron en relación a la causa freudiana junto a mi práctica

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Habíamos comprobado que aquello de que “los franceses se pelean por ideas” no era nuestro caso pero comprobaríamos algo después que tampoco esa frase de Masotta podría ser emitida sin caer en el ridículo y esto por razones de la teoría del semblante.

AAFD: ¿Qué sucedía en Bs. As. en 1980 cuando Lacan va a Caracas y por qué Usted dice en su artículo “Durar hasta mañana” que no fue porque no quiso “prestar voz al malentendido Masotta”?

GM: Masotta, después de su muerte, se constituyó en un malentendido. Entendían mal su política internacional y se usaba su nombre equívocamente para la interna política de las instituciones locales (esto persiste hasta hoy, cuando su nombre aparece como marca registrada sin más). “Ir a Caracas” se convirtió en una disyuntiva que persistía en el malentendido: Masotta o Miller, “es decir” y en los términos de aquellos ’70, Nación o Imperio. Germán García, en España, decidió estar presente con un texto ya que no con su persona lo que pareció a algunos de aquí que lo ubicaba del lado de Miller y en contra de Masotta!Aquellos jóvenes que éramos estábamos entre la espada (vivíamos aquí) y la pared del texto de Germán García. Barcelona estaba lejos, muy lejos… Decidí no prestar voz al malentendido Masotta.Marcelo Izaguirre deja sentado en todo su vigor ese malentendido: “Caracas fue el intento de borrar el nombre de Oscar Masotta”.Afortunadamente, haber ido o no a Caracas en 1980 no decidió el destino de ese nombre, pero esa es una historia que dependería de los efectos del retorno de Germán García a Buenos Aires y de la política de Miller! para nuestra dispersión.

AAFD: ¿Cuál es su perspectiva actual dentro del “proyecto Descartes”?

GM: El “proyecto Descartes” surge a partir de la disolución de un cierto número de grupos ligados al Campo freudiano en la Argentina del que la Biblioteca Internacional de Psicoanálisis (BIP) formaba parte. Habíamos apoyado desde un comienzo la iniciativa de Germán García de crear la BIP luego de su retorno de Barcelona ya que en el mismo nombre BIP se reunían los significantes de la política de Oscar Masotta para el psicoanálisis en la Argentina y habíamos concluido que la solución que Miller impulsaba para la dispersión argentina (la Escuela de la Orientación Lacaniana) nos incluiría en una política que tenía chances de hacer pasar el psicoanálisis al siglo XXI ya que esta era nuestra perspectiva entonces y ahora. Más de diez años después, la alternativa volvía a plantearse para algunos en los mismos términos de Nación o Imperio mientras que, para nosotros, volvían a ser otros ya que la globalización existe independientemente de las buenas intenciones.En términos de Odo Marquard, la solución de Miller fue una “neutralización”, es decir, una acción de borramiento de diferencias para reunirlas bajo un significante común con el objetivo de obtener un peso específico en la relación IPA- orientación lacaniana en la Argentina, es decir, un segundo tiempo de la “Operación Masotta”. Para Marquard, la “neutralización” conlleva una “compensación” que reintroduce diferencias y ese es el “proyecto Descartes”. Por lo tanto, mi perspectiva actual respecto de este proyecto sigue siendo la misma: perseverar en que el psicoanálisis dure “hasta mañana”, insistir en que lo que dure sea su diferencia, hacer que esa diferencia consista en algo en lo cual la marca de Oscar Masotta perdure: gusto por la

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polémica, amplitud de intereses, ambiciones “desmedidas”, sentido del humor y de la parodia, sentido de la política, lecturas críticas, carnadura del psicoanálisis.