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¿Cómo influyen en la función del docente el Estado y la sociedad argentina hoy? Verónica B. Segurola INTRODUCCIÓN: En el presente trabajo monográfico me propongo abordar el tema ¿cómo influyen en la función del docente el Estado y la sociedad argentina hoy? Para esto he tomado como referencia diferentes textos bibliográficos referidos a la enseñanza y más específicamente sobre el docente, pero también he tenido en cuenta el cambio histórico que sufrió la Educación y el trabajador docente desde la Ley 1420 hasta nuestros días, para poder comprender el contexto social que existe en la actualidad. Para el desarrollo del trabajo he dividido el texto en cinco puntos que considero son básicos para el fundamento de la temática propuesta, y para llegar a la conclusión final. JUSTIFICACIÓN: La temática elegida, es quizás, el punto de partida para intentar dejar abierto un camino de inversión, es decir que partiendo del docente, éste pueda modificar la influencia de la sociedad para un bienestar social. DESARROLLO: 1) Un recorrido histórico por la Educación en la Argentina . Si nos remontamos a las últimas décadas del siglo XIX, recordaremos que por primera vez se logra un avance en la educación con la llegada de la Ley 1420, la cual básicamente pretendía una escuela gratuita, obligatoria y laica, queriendo así el Estado homogeneizar culturalmente a los ciudadanos. Esto se [email protected] 1

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¿Cómo influyen en la función del docente el Estado y la sociedad argentina hoy?

Verónica B. Segurola

INTRODUCCIÓN:

En el presente trabajo monográfico me propongo abordar el tema ¿cómo influyen en la

función del docente el Estado y la sociedad argentina hoy? Para esto he tomado como referencia

diferentes textos bibliográficos referidos a la enseñanza y más específicamente sobre el docente,

pero también he tenido en cuenta el cambio histórico que sufrió la Educación y el trabajador

docente desde la Ley 1420 hasta nuestros días, para poder comprender el contexto social que existe

en la actualidad.

Para el desarrollo del trabajo he dividido el texto en cinco puntos que considero son básicos

para el fundamento de la temática propuesta, y para llegar a la conclusión final.

JUSTIFICACIÓN:

La temática elegida, es quizás, el punto de partida para intentar dejar abierto un camino de

inversión, es decir que partiendo del docente, éste pueda modificar la influencia de la sociedad para

un bienestar social.

DESARROLLO:

1) Un recorrido histórico por la Educación en la Argentina.

Si nos remontamos a las últimas décadas del siglo XIX, recordaremos que por primera vez

se logra un avance en la educación con la llegada de la Ley 1420, la cual básicamente pretendía una

escuela gratuita, obligatoria y laica, queriendo así el Estado homogeneizar culturalmente a los

ciudadanos. Esto se debía a la gran masa inmigratoria que llegaba a la Argentina por esos años. Ya

desde ese entonces la escuela sirvió para transmitir ciertos legados culturales a los extranjeros o a

sus descendientes a fin de controlar ideologías que se consideraban peligrosas, como por ejemplo el

anarquismo, ya que el Estado temía por la estabilidad política.

Teniendo en cuenta, que antes de la Ley, nos encontrábamos ante un Estado donde la

Educación era sólo para unos pocos, es decir para una elite, y donde factores de poder externos

como la Iglesia y los terratenientes influían en el gobierno; es en este marco donde se constituía el

Sistema Educativo Tradicional (SET), con características fuertemente “estatistas y

centralizadoras” (Tedesco, J. C. 1986), es decir que el Estado tomó la posta en la tarea de educar a

través del control de las instituciones.

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Más adelante con la llegada del peronismo y la necesidad de autoabastecerse

económicamente, se tomó a la Educación como un Derecho Social y una inversión, se crearon las

escuelas fábricas por ejemplo con la finalidad de formar mano de obra especializada. Aquí nos

encontramos ante un “Estado Benefactor” (Filmus, D. 2000) que tenía como meta “educar para el

crecimiento económico” (Ídem). Se pensaba, y creo que acertadamente, que debía funcionar un

círculo virtuoso, había que preparar mano de obra especializada para generar más empleo y que más

gente tuviera acceso al consumo, y de esta manera el ‘fabricante’ tomara más empleados. Fue en

este momento de la historia donde se generó un crecimiento en la matrícula sobre todo en el nivel

medio, ya que “la educación fue incorporada no sólo como un derecho de los ciudadanos, sino

también como estrategia de capacitación de mano de obra para satisfacer las demandas de la

surgiente industria” (Filmus, D. 2000).

Lamentablemente a partir del derrocamiento de Perón comienza un creciente abandono a la

educación por parte del Estado, lo que llevo al deterioro de la calidad educativa debido a que no se

le asignaban recursos económicos, se la veía como un ‘gasto’.

Siguiendo con el hilo conductor del texto de Daniel Filmus llegamos a una crisis del Estado

Benefactor, la cual fue administrada por tres gobiernos diferentes, donde la educación desempeñó

distintas funciones: en un primer momento se retoma la premisa del derecho social y con esto la

ampliación de oportunidades; luego con la llegada abrupta del Gobierno Militar la política

educativa se centró en “establecer el orden”, es decir que la educación debía garantizar el orden

social, pero lo único que se logró fue borrar los contenidos importantes y sustanciales para que la

disciplina y el orden pasaran a ser las funciones específicas dentro de la escuela; más tarde con la

llegada de la democracia en 1983 se esperaba que hubiera cambios radicales en materia de

educación, pero no fue así, con el afán de que las escuelas fueran ámbitos de convivencia

democráticos se enfatizó en el cambio de contenidos curriculares en materias como Educación

Cívica o Educación Ciudadana, queriendo con esto echar por tierra el sistema autoritario del

período anterior, pero ante la ausencia de transformaciones más profundas no se llegan a satisfacer

las demandas sociales convirtiéndose de a poco en un “Estado de Malestar” (Filmus, D. 2000).

Con la llegada de la globalización el Estado Neoliberal se corre de su papel interventor

tradicional (en salud, economía, educación, etc.) para dejar todo al libre juego del mercado. Es aquí

cuando surge lo que se da en llamar la “escuela galpón” (Corea, C. y Lewkowicz, I. (2004), al no

haber articulación del Estado ni representación de lo común, no se garantiza el encuentro, no está la

metainstitución que vela por la mayoría.

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2) La función del docente históricamente.

“El maestro de escuela surge como un oficio corporativo en la época medieval” (Tenti

Fanfani, E., comp., 2006 - Dussel I.), tomando en cuenta esta afirmación nos posicionamos sobre un

ser que ocupaba un lugar de privilegio, por su saber, ya que era portador de conocimiento y capaz

de transmitirlo a los demás. El maestro en ese entonces debía ser “guía y ejemplo moral para sus

alumnos, tener vocación de servicio” (Ídem).

Ahora bien, tomando como referencia los contextos históricos que menciono en el punto

anterior, podemos observar como la función del docente sufre modificaciones a lo largo de la

historia.

Comencemos entonces mencionando que ya desde el momento en que Sarmiento terminó de

articular el sistema educativo “el maestro aparece como la figura central del proceso de

aprendizaje” (Tedesco, J. C. 1986). Esto se daba fundamentalmente porque la educación tenía un

solo sentido que era formar al ciudadano. Ejercer como docente en este contexto dignificaba, tenía

un lugar destacado en la sociedad, el saber que poseía el maestro era el que le daba la autoridad para

estar frente al aula, y además mantenía “una sólida alianza con las familias en pos de la educación

de las nuevas generaciones” (Tenti Fanfani, E., comp., 2006 - Dussel I.).

Con el correr de los años y de los distintos modelos de Estado (como vimos en el punto

anterior), la función del docente fue mutando. Por momentos sólo se le permitió ser el trasmisor de

conocimientos que el gobierno autorizaba, esto se vio específicamente desde los textos escolares,

los que eran controlados desde la imprenta.

Pero en la actualidad su función se amplía y es difícil enmarcarlo en una sola función, ya

que la fragmentación del sistema educativo hace que no haya un cuerpo docente homogéneo, pero

para desarrollar este tema voy a hacer hincapié en la sociedad actual, dejando fundamentado que la

escuela es una institución socializadora, “porque en si misma la escuela es una mini-sociedad”

(Tamarit, J. 2002).

3) Una breve descripción de la sociedad argentina a través de la historia.

Para comenzar voy a situarme en el año 1839 donde por primera vez se toma la oposición

‘civilización o barbarie’, línea extremista del pensamiento saint-simoneano1 que luego serían los

ideólogos de la enseñanza técnica (liberalismo industrial), llevada luego esta oposición por

1Claude-Henri de Rouvroy, Conde de Saint-Simon (París, 17 de octubre de 1760 - id., 19 de mayo de 1825). Filósofo y teórico social francés, que

puede incluirse entre los filósofos del socialismo utópico. Sus ideas fueron a parar a la democracia socialista europea de finales del siglo XIX. (Wikipedia la enciclopedia libre. Disponible en http://es.wikipedia.org/wiki/Henri_de_Saint-Simon)

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Sarmiento en “Facundo” en el año 1945, quien estudia al sujeto como símbolo de la sociedad,

utilizando el texto como medio para demostrar lo que no debía seguir pasando. Quiero decir con

esto que ya desde ese momento de nuestra historia vemos que para poder entender el contexto social

se busca la descripción de los sujetos individualmente, a sabiendas de que cada sociedad esta

conformada por esos sujetos. En ese momento era necesario que más personas lograran la

alfabetización, una sociedad con educación presupone una sociedad organizada, donde predominan

valores éticos y morales, y por otro lado permitía el acceso a un mejor status para personas a las que

por muchos años se les había vedado esa posibilidad.

Una vez lograda la inclusión a la escuela de la mayoría de los ciudadanos, nos encontramos

con un problema: una homogeneidad meramente formal, ya que dentro de la institución escolar se

seguían manifestando trayectorias pedagógicas diferenciadas según la pertenencia de las clases

sociales, en otras palabras, no era lo mismo por ejemplo estudiar en un edificio el cual había sido

creado específicamente para convertirse en una escuela (con biblioteca, laboratorio, etc.), que en un

lugar que ya existía y lo hicieron escuela, o que hubiera menos grados en las escuelas rurales y que

un mismo maestro tuviera que dictar clases a chicos de distintas edades y capacidades cognitivas, lo

que no pasaba en las escuelas de la ciudad. Esto llevó a que fuera difícil mantenerse dentro del

sistema escolar.

A partir de los años ’60 se instauró un nuevo clima social y cultural, donde se veía

negativamente cualquier tipo de autoridad, era una sociedad en cambio permanente, en movimiento

constante. Los cambios económicos impactan fuertemente en la sociedad de entonces, uno de los

avances más relevantes en la modernización fue la popularización de la TV (que había aparecido en

los ‘50), la que protagonizó un papel importante en el consumo, la juventud era influenciada por las

publicidades, como también con las emisiones que venían del extranjero, por eso comenzó un

movimiento joven, donde creían que la acción en conjunto podía transformar la sociedad,

cuestionando, sobre todo, el orden gubernamental.

Luego vendrá el Gobierno Militar, donde una parte de los ciudadanos fueron perseguidos

por querer defender sus derechos, sus ideologías, y la sociedad entró en crisis, y la educación no fue

una excepción a esta crisis.

Los cambios vertiginosos que comenzaron a sucederse en las últimas décadas “obliga a

redefinir la función que cumple la educación en relación con algunos aspectos de la estratificación

social.” (Filmus, D. 1996), es decir que el trabajo docente debe reestructurarse, ya no es el docente

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que enseña, sino que debe ser el docente que guía, que no hace una separación jerárquica entre

maestro-alumno-familia, que es más flexible disciplinariamente, etc. (abordaré esta problemática en

el siguiente punto).

Siguiendo con los cambios en la sociedad moderna, el avance tecnológico es apabullante, lo

que conlleva a la necesidad de una actualización constante de las generaciones más adultas, ya que

los más chicos tienen estos conocimientos prácticamente innatos, la mayoría de las veces no hay

diferencia entre la clase media y los sectores más populares ya que el acceso a las computadoras por

ejemplo es mucho más fácil que años atrás.

Otra característica que considero importante mencionar es que antiguamente la educación

era necesaria para mejorar la posición social, en cambio ahora la importancia está en “tratar de

sostenerse en el marco de un movimiento social descendente” (Ídem), esto se debe a que ya, aún

teniendo el nivel medio terminado, no hay una inclusión laboral inmediata, se han extendido los

programas de estudio en todos los niveles, y se ha tenido que hacer más años de escolaridad para

intentar insertarse en el mercado laboral.

4) Relación Estado-Educación-Sociedad hoy.

Como pude observar en el texto “Reforma Educativa en la Argentina: una mirada sobre las

trayectorias laborales y las condiciones de trabajo docente”, “los Estados modernos asumen la

tarea de socialización y educación como elemento de regulación social” (Señorino, O. A. y

Cordero, S. M. Obra citada), y aunque la intención de este, sea el de mantener la equidad social en

todos los ámbitos, incluyendo a la educación, realizando un aumento de los conocimientos

expandiendo los programas de estudio por ejemplo, nos encontramos que existe un doble discurso

por estos días: por un lado se cree que la escuela ya no sirve para nada, hay una “crítica profunda

hacia la institución escolar” (Tamarit, J. 2002), echándole la culpa de cómo está la sociedad hoy; y

por el otro se le reconoce el poder de llegar a cambiar a la sociedad actual, es decir “un chico que

asiste en forma regular a la escuela tiene ventajas con respecto a otros que asisten a medias”

(Ídem). Pero este doble mensaje es uno de los factores de riesgo psíquico que tienen hoy nuestros

docentes, y que tanto afecta a la calidad de la enseñanza, porque no es sólo la crítica social, sino que

también de parte del Estado hay un abandono concreto a las escuelas, hay un desfinanciamiento del

sistema educativo y deterioro del valor adquisitivo del salario docente.

Ya vimos la actuación del Estado, ahora pasamos a la sociedad. Sin lugar a dudas nos

encontramos en un punto donde cada uno de los integrantes de esta sociedad es partícipe activo de

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los procesos educativos, hay un determinismo geográfico que hace que estos procesos se hagan

individuales de cada región, ya que no son los mismos intereses los que tienen las escuelas de las

grandes ciudades y las escuelas rurales, no son iguales las personas que intervienen, tanto los

docentes, como los alumnos y los padres construyen un micro-cosmos en cada escuela.

Hoy vemos que la educación es un componente necesario para poder lograr tanto un

crecimiento económico como una igualdad social, pero no tomemos esto de manera excluyente, son

demasiadas las limitaciones que pesan sobre la espalda de la institución escolar para lograr ella sola

esos objetivos. Hay que lograr una verdadera articulación entre las 3 instituciones: Estado-

Educación-Sociedad, redefiniendo un espacio de encuentro para el diálogo, con el fin de lograr una

transformación educativa apta para desarrollar una sociedad en igualdad de condiciones.

Por otro lado vemos las demandas que recibe la escuela como institución, tanto de la

sociedad como del Estado son muchas y diversas. Se le pide que sea un espacio integrador, ya no

sólo para el proceso de enseñanza-aprendizaje, sino para las necesidades básicas de los chicos como

ser la comida y la salud, o que ayude a la organización de la comunidad o brinde asistencia social

acompañando a las familias. Estas exigencias ponen a la escuela “en una situación paradojal, que

alimenta la sensación de desborde y de ‘sin salida’ que sienten muchos educadores” (Tenti

Fanfani, E., comp. 2006).

5) La función del docente en la escuela actual.

Ya vimos la relación que existe actualmente entre las instituciones, ahora bien ¿cuál es la

función que el docente debe cumplir en la actualidad? Si bien sabemos que el oficio del maestro ha

sido y será la de poder transmitir los conocimientos a otros seres humanos (niños, adolescentes,

adultos y también a sus pares), hoy la realidad es otra. En primer lugar se le exige que el ambiente

en la clase sea del agrado de los alumnos, esto no significa la pérdida de la disciplina sino que debe

planificar los objetivos con didácticas que interesen a los chicos, que llamen su atención, deben

realizar actividades seleccionadas adecuadamente, como así también debe estar en constante

actualización con respecto a los avances tecnológicos para “no caer en el estilo conductista en el

cual el centro del proceso de enseñanza-aprendizaje es el docente” (Valencia Guzmán, María

Jazmín; Pisano Báez, Jacqueline 2012). Pero está la otra cara de la moneda, muchas veces el

docente además de cumplir su tarea en el aula, al frente de la clase, se encuentra que además debe

afrontar la realidad que existe hoy en la sociedad: asumir el papel de mamá, brindar alimento a los

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chicos, detectar abusos o violencia (no siempre de la escuela), contener a la familia, y hasta

conseguir sus propios recursos materiales para las clases.

Otra piedra en el camino en la labor del docente es la presión que le cae sobre sus hombros:

tanto la sociedad como el sistema educativo piden ‘calidad de enseñanza’, pero esto se contrapone a

que desde el Estado no dan las condiciones, hay una desvalorización de la tarea educativa. Nos

encontramos de nuevo con un doble discurso que lleva al docente a entrar en un estado de malestar,

el cual no es un problema individual sino una problemática compartida de todos los docentes.

Un punto más que quiero destacar es el de las Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo

(CyMAT), un tema que me ha interesado investigar paralelamente, el cual es un factor influyente en

el docente actual, debido a que “cuando las CYMAT no son adecuadas, la fatiga se hace

patológica, aumenta la propensión de enfermarse y accidentarse” (Neffa, J. C., archivo online),

con esto quiero decir que no sólo el trabajo del docente se ve afectado por las exigencias externas a

la escuela respecto a su función como guía, como consejero, como psicólogo, etc., sino que ante las

carencias edilicias de la mayoría de las escuelas públicas de hoy, la labor docente se ve sumamente

afectada, ya sea por las condiciones precarias para afrontar la jornada como también el efecto que

esto tiene en la salud, el docente comienza a padecer angustia y sensación de desamparo ante estas

situaciones.

CONCLUSION:

Después de haber consultado textos de diferentes autores, pude observar que la mayoría de

ellos coinciden en que la influencia del Estado y de la sociedad en la tarea docente es relevante.

Como ya lo he desarrollado, la función del docente ha pasado por modificaciones diversas a lo largo

de este último siglo, de ser la figura que imponía respeto frente a los alumnos, portador de un saber

específico, el cual transmitía por vocación, nos enfrentamos hoy a un maestro que debe cumplir

funciones extra, las que no se corresponden con lo que ellos esperaban de su profesión. Cuando uno

elige ser docente, creo que lo hace pensando en que desde su lugar puede cambiar muchas cosas, o

bien colaborar a modificar ciertos pensamientos y hábitos de sus alumnos. Lamentablemente

estamos inmersos hoy en una sociedad donde la violencia física y verbal sobrepasa los límites,

sentimos que la solidaridad ha quedado de lado, que no se respeta a los mayores y a sus

experiencias de vida, que la familia no enseña ya valores éticos y morales, que a la mayoría de los

chicos no les importa qué estudiar, sino que se encuentran en el ámbito del aula básicamente porque

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si, se ha perdido el interés por aprender, por progresar, por lograr ese ascenso social que anhelaban

a fines del siglo pasado los sectores más relegados.

Coincido con la visión expuesta en el párrafo anterior, pero quiero creer que aún se puede

modificar esta situación, que si bien el Estado todavía no ha encontrado las políticas educativas que

ayuden a reformar la escuela (tomada como institución formativa y pedagógica) con el fin de lograr

un nuevo cimiento donde edificar las bases de las nuevas generaciones, creo que desde el mínimo

espacio del aula se puede aportar el primer ladrillo para construir esa base, la pregunta es ¿cómo?, y

acá es donde la función del docente debe pasar a ser el actor principal de la obra, guiando en el

proceso de ‘aprehender’ los conocimientos, pero no sólo de manera conductista, sino ayudando a

que se recuerde lo importante, a saber elegir entre lo relevante y lo superficial, colaborando con la

inclusión de las familias para lograr una comunión entre la escuela y la comunidad, creando

espacios para el debate de las necesidades del curso y de los sujetos que lo integran.

Por último quisiera mencionar que hay que lograr recuperar el prestigio del trabajo docente,

y la mejor manera de hacerlo es confiando en que cada uno de nosotros tenemos la capacidad de

modificar la visión que los otros tienen de nuestro trabajo, debemos preocuparnos por mantener una

coherencia en el sentido que le damos a nuestro papel como educadores, tratar de forjarles un futuro

mejor, para que sean personas adultas que piensen con libertad, y aunque parezca utópico juntos,

maestros y familias inculcar los valores del respeto y la solidaridad a los más jóvenes, sembrándoles

la semilla de la igualdad más allá de las fronteras sociales.

Entendiendo que la función del educador es un trabajo de creación constante, y

posicionándolo nuevamente en el lugar preferencial del que nunca debió haber salido, podemos

mejorar la calidad educativa para las próximas generaciones.

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BIBLIOGRAFÍA SELECTIVA:

Corea, C. y Lewkowicz, I. (2004) Pedagogía del aburrido Escuelas destituidas, familias perplejas.

En Capitulo 1: Escuela y ciudadanía. Buenos Aires: Editorial Paidós.

Filmus, D. (1996) Estado, sociedad y educación en la Argentina de fin de siglo. Proceso y

desafíos. En El rol de la Educación: de trampolín a paracaídas. Buenos Aires: Editorial Troquel

S.A.

Filmus, D. (2000) Política Educacional En Los debates constitutivos de la Educación como

política pública en Argentina. Un recorrido histórico. Buenos Aires: Universidad Virtual de

Quilmes.

Freire, P., Illich, I., Furter, P. y Barreiro, J., (1974) Educación para el cambio social. Tierra

Nueva.

Neffa, J. C. [en línea] [consulta: 25 de octubre de 2013] <http://www.ceil-conicet.gov.ar/wp-

content/uploads/2013/06/1neffa.pdf>

Señorino, O. A. y Cordero, S. M. (2005) “Reforma Educativa en la Argentina: una mirada sobre

las trayectorias laborales y las condiciones de trabajo docente”. Revista Electrónica de

Investigación y Evaluación Educativa.

Tedesco, J. C. (1986) bibliografía de la cátedra “Sistemas educativos y políticas educativas”

Tedesco, J. C. (1986) Educación y sociedad en la Argentina (1880-1945). Buenos Aires:

Ediciones Solar.

Tamarit, J. (2002) El sentido común del maestro. España: Miño y Dávila.

Tenti Fanfani, E. (comp.) (2006). El oficio de docente vocación, trabajo y profesión en el siglo

XXI. Buenos Aires: Siglo XXI editores argentinos S.A., Dussel I. La tradición del oficio docente:

algunas conceptualizaciones para analizar

Valencia Guzmán, María Jazmín; Pisano Báez, Jacqueline. Importancia de la labor docente en el

desarrollo de competencias de los estudiantes. [en línea]. [consulta: 23 de octubre de 2013]

<http://www.didactica.umich.mx/memorias/xiieuad/ponencias/27.pdf>

[email protected] 9