mundialización y multiculturalismo

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MULTICULTURALISMO Y MUNDIALIZACIN

MULTICULTURALISMO Y MUNDIALIZACIN10 de noviembre de 2012

MULTICULTURALISMO Y MUNDIALIZACINDIVERSIDAD CULTURAL10 de noviembre de 2012

UNIVERSIDAD POPULAR AUTNOMA DE VERACRUZ|VILLAMACULTEPEC, CENTRO, TABASCO.

Contenido

Mundializacin Y Multiculturalismo2El derecho a la diferencia4Multiculturalismo, globalizacin e identidades: construyendo una mirada plural6Pluralismo, polticas pblicas y multiculturalismo.6Multiculturalismo y migracin.7Multiculturalismo, ciudadana y la poltica de reconocimiento del otro.8El pensamiento multicultural de mexico10Las dificultades Del Interculturalismo12Identificando las dificultades13Solucionando las dificultades15Multiculturalidad educacin y poltica en Amrica Latina16Diversidad cultural y televisin en Mxico.18Declaracin Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural20IDENTIDAD, DIVERSIDAD y PLURALISMO21DIVERSIDAD CULTURAL Y DERECHOS HUMANOS22DIVERSIDAD CULTURAL y CREATIVIDADError! Marcador no definido.DIVERSIDAD CULTURAL Y SOLIDARIDAD INTERNACIONAL23

Introduccin

En este tema hablaremos del multiculturalismo y la bsqueda de la diversidad cultural como valores de su globalizacin, migracin. Ciudadana y la poltica, de multiculturalidad educacin y poltica en latino Amrica.

Mundializacin Y Multiculturalismo

Desde el punto de vista cultural, la globalizacin puede interpretarse fundamentalmente de dos maneras opuestas: o bien como un proceso hacia una sociedad global que est constituida por una nica cultura; o bien como la construccin de una sociedad planetaria en la que participen las diversas culturas del mundo, en un proceso en el que cada una enriquezca a la sociedad global y al mismo tiempo se beneficie del intercambio y de la cooperacin con las otras (Len Oliv 1999:16)

El escenario de la aldea global

La tan mentada globalizacin de la economa y las comunicaciones es un fenmeno que viene de lejos, inherente al despliegue de la modernidad capitalista desde la conquista de Amrica. Incluso se puede debatir ahora en torno a su configuracin y etapas de expansin en el tiempo y en el espacio. Pero lo importante es que en los ltimos decenios el proceso de globalizacin de lo local y de relocalizacin de lo global, se ha hecho ms contundente y acelerado con la extraordinaria movilidad del capital financiero y de las imgenes microelectrnicas, sobre todo al trmino de la bipolaridad del mundo que supona la guerra fra. Ello nos impele a releer nuestra situacin, nuestra manera de estar en el mundo, con una conciencia ms planetaria.Ya que la disyuntiva que planteaba Jos Carlos Maritegui en su tiempo parece ser ms cierta que nunca: El problema de hoy es mundial. Ningn pueblo puede hallar su salud separndose de los otros. O salvarse juntos o desaparecer juntos(Maritegui 1970:201). En este siglo XXI que comenzamos ya, la aventura humana con todas sus incertidumbres y perplejidades, se juega en lo sucesivo a escala mundial. De ah la pertinencia de suscitar y fomentar, en todos y cada uno de nosotros, junto con las ciudadanas tnicas, nacionales o regionales, una ciudadana mundial o planetaria. Nuestro mundo se hace cada vez ms ancho y menos ajeno, obligndonos a posesionarnos y movernos tambin en el escenario planetario. Pues segn lo enuncia Vicente Santuc, como nunca la humanidad de los humanos de hoy y de maana est entregada a nuestras propias manos(Santuc 1998:195).Ahora bien, los procesos de globalizacin e integracin de la economa-mundo no estn desligados de las dinmicas de exclusin y desintegracin, que ocurren simultneamente. Motivo por el cual se ponen de manifiesto nuevas contradicciones y oposiciones en lo econmico, como en lo poltico y cultural. La brecha entre el Norte y el Sur se hace an ms abismal, y el enriquecimiento de una pequea lite conectada al poder eco-tecno-cientfico, conlleva el empobrecimiento acrecentado de la mayor parte de la poblacin mundial. As, por ejemplo, en un reciente informe de las Naciones Unidas se seala que actualmente la fortuna sumada de las 225 familias ms adineradas del planeta equivale a lo que posee el 47% ms pobre de la poblacin total del mundo, alrededor de 2,500 millones de habitantes.

Una modernidad heterognea?

El estilo de vida de la modernidad occidental con su afn de dominio racional ilimitado, no es universalizable, porque ello llevara de inmediato a cruzar los umbrales ecolgicos sostenibles de la Tierra, es decir a la autodestruccin. Pero, adems, no es deseable por el vaciamiento del sentido que implica el consumismo hedonista y por atentar contra la diversidad cultural de los seres humanos. Frente a la crisis civilizatoria que experimentamos hoy da, donde se evidencia la crisis de hegemona del modo euro-norteamericano de humanidad, habra que asumir el desafo de imaginar, pensar y realizar una utopa de la diversidad. Un proyecto que signifique otra modernidad donde se respeten y propicien las alteridades sociales, tnicas y culturales, siempre y cuando no se encapsulen en s mismas y permanezcan abiertas a las dems.Ello no supone, por tanto, aceptar el tribalismo de algunas posturas comunitaristas extremas que festejan la incomunicacin intercultural, sino encontrar una nueva manera de vivir-bien-juntos a escala mundial, compartiendo la finitud humana, fomentando los encuentros fecundos, los mestizajes y hasta las hibridaciones tnico-culturales. A condicin, claro est, de que no se reduzcan a la ecualizacin estandarizadora de la industria cultural e informativa, que tiende a nivelar los gustos, valores y formas de vida. Dada la parcial regionalizacin de la produccin matiza Nstor Garca Canclini-, atenta hasta cierto punto a la diversidad del mundo, lo ms inquietante de la globalizacin ejecutada por las industrias culturales no es la homogeneizacin de lo diferente sino la institucionalizacin comercial de las innovaciones, la crtica y la incertidumbre(Garca Canclini 1999:163). De cualquier modo, ante la universalizacin espuria del mercado, surge la genuina universalidad que podra configurarse en la eclosn multicultural.

Para ello quizs sea indispensable forjar una racionalidad tico-poltica planetaria, que reoriente a la razn instrumental del sistema-mundo y posibilite una buena vida para todos los pueblos e individuos. Una tica global que defina un ncleo de principios y valores morales compartidos, promoviendo la convivencia cultural mediante nuevos acuerdos sociopolticos. Una mundializacin diferente que no aliente el productivismo exacerbado del pancapitalismo, que segn muestra Immanuel Wallerstein estara llegando a sus lmites estructurales(Wallerstein 1998:35-64), sino el florecimiento democrtico, justo y solidario, de las distintas formas de vida que anhelan alcanzar la felicidad.

El derecho a la diferencia

El proceso de occidentalizacin del mundo hace rato que est en marcha. La globalizacin de la informtica no hace ms que apresurar el advenimiento de la cultura-mundo, pero ese proceso no est completamente acabado. Ms bien suscita desconciertos y resistencias por el desarraigo que propaga, pese a que abre a su vez otras posibilidades. Con razn Garca Canclini escribe que la globalizacin es imaginada con ms facilidad para los mercados que para los seres humanos. Otra manera de decirlo es que hemos transitado de la modernidad ilustrada a la modernidad neoliberal(Garca Canclini 1999:81). De ah la importancia de defender ahora el derecho a las diferencias culturales, que permita el despliegue creativo de cada una de ellas. Sin embargo, ese derecho tendra que estar acompaado por el derecho complementario a participar en la construccin de la sociedad nacional y mundial.

Para ello las diversas herencias culturales debern hacerse de algn modo autorreflexivas, animando la propia transformacin, sin prdida de la identidad, en la interaccin dialogal con las otras tradiciones. Sucede que la identidad cultural no es una esencia fija e inmutable, sino la imagen de uno mismo que est expuesta siempre al cambio y la innovacin, con tal de que sea libremente elegido. Pues como lo sostena el Amauta peruano, a propsito del movimiento indgena socialista, la tradicin es, contra lo que desean los tradicionalistas, viva y mvil. La crean los que la niegan para renovarla y enriquecerla(Maritegui 1972:117). Ahora mucho ms cuando, como explica Guiddens, somos la primera generacin que vive en una sociedad totalmente postradicional, ya que en el contexto de un orden universalizador y cosmopolita, las tradiciones se ponen constantemente en contacto, unas con otras, y se ven obligadas a manifestarse(Guiddens:1996:90).

La compresin del espacio comunicativo pone lado a lado toda la diversidad de tradiciones existentes, forzndolas a desnudarse y a argumentar sobre sus fundamentos de valor. Por consiguiente se plantea la pregunta de cmo vamos a vivir? en un mundo de tradiciones perdidas y naturaleza socializada.

Democracia y pluralismo

Para finalizar, cabe expresar que el gran desafo de Mxico en el presente, as como de los otros pases latinoamericanos, consiste en radicalizar la democracia hasta conseguir una sociedad ms igualitaria y un Estado pluricultural, con la intervencin decidida de los diferentes actores sociales y polticos, especialmente de los movimientos antisistmicos que son los que dinamizan a la sociedad civil. Precisamente porque esos movimientos, como el feminista, el ecolgico o el indgena, son portadores de un imaginario y de unas matrices culturales que no encajan dentro de la civilizacin realmente existente. Como muy bien lo ha sealado Luis Villoro, el fin de una democracia participativa sera el trnsito del Estado homogneo a una forma nueva de Estado respetuoso de su diversidad interna. Forjar la patria no sera ya tratar de integrar a todos los componentes del pas en el mismo molde, sino desarrollar, en una armona superior, la riqueza de una multiplicidad de variaciones de vida(Villorio 1998:60). Ya que la democracia no es tanto el triunfo del pueblo, segn la reflexin de Alain Touraine, como la subordinacin del mundo de las obras, de la tcnica y de las instituciones, a la capacidad creadora y transformadora de los individuos y colectividades(Touraine 1994:344).

Slo as Mxico podr exigir un sitio legtimo en la sociedad mundial y en la gestacin de una verdadera civilizacin planetaria, que bien pudiera ser el neosocialismo del que se atreve a hablar Octavio Ianni cuando afirma que si puede haber una nueva modalidad de reencantamiento del mundo, el neosocialismo obviamente estar abierto a la pluralidad de los mundos. No expresar ni realizar slo una idea sino las condiciones y las posibilidades de transparencia en las relaciones sociales en general(Ianni 1998:22). Porque como ya lo subrayaba Marx, el valor que interesa no es la riqueza que se persigue en las transacciones mercaniles regidas por la obtencin de ganancias econmicas, sino que el valor supremo es la misma riqueza humana. Ahora bien, la amplificacin de las redes planetarias de la comunicacin abre la puerta, como nunca antes, a la globalizacin de los esfuerzos por transformar el actual estado de cosas, hacia una mundializacin de la solidaridad democrtica.

Multiculturalismo, globalizacin e identidades: construyendo una mirada plural El surgimiento de una concepcin global del mundo ha puesto en el centro del debate la diversidad cultural y lingstica que es caracterstica de cada una de las naciones del orbe. Enfocada como problema algunas veces, y como riqueza las menos, es evidente que la reflexin sobre la composicin plurilingustica y multicultural de las sociedades contemporneas ha ido generando un nuevo campo de conocimiento, sumamente complejo, que tiene como una de sus dimensiones el tratamiento de dicha diversidad en los procesos educativos.

Esta es una problemtica contempornea, y por lo tanto, la reflexin sobre la diversidad ha ido avanzando hasta dar lugar a propuestas y denominaciones que intentan un abordaje ms comprehensivo de la problemtica en cuestin. Sin embargo, el desarrollo terico de la propuesta multicultural es incipiente: las definiciones y conceptos que intentan dar cuenta del fenmeno son an poco precisos; prevalecen visiones que se han elaborado como resultado de polticas que intentan resolver problemas, pero que an no han consolidado una verdadera comprensin de los hechos a que da lugar su aplicacin; se evidencian confusiones entre las nuevas propuestas y las polticas anteriores; la investigacin y la formacin de educadores en este campo temtico es an insuficiente. En primer lugar, el multiculturalismo puede ser visualizado como una situacin de hecho o como un conjunto de reflexiones que dan lugar a propuestas de accin y organizacin social; como seala Lamo de Espinosa: entiendo por multiculturalismo (como hecho) la convivencia en un mismo Espacio social de personas identificadas con culturas variadas, y entiendo (Tambin) por multiculturalismo (como proyecto poltico, en sentido, pues Normativo) el respeto a las identidades culturales, no como reforzamiento de su Etnocentrismo, sino al contrario, como camino, ms all de la mera Coexistencia, hacia la convivencia... (Citado por Malgesini y Gimnez, 2000: 292)

Pluralismo, polticas pblicas y multiculturalismo.

Frente a las construcciones homogeneizarte caractersticas de los procesos de surgimiento de las naciones y de las concepciones de ciudadana que desembocaron en propuestas de asimilacin, estiaje y construccin de identidades nacionales nicas, el reconocimiento de la presencia de distintas culturas en el seno de las naciones dio lugar a intentar comprender la forma que adopta la diversidad cultural en cada nacin, haciendo surgir el debate acerca de las polticas pblicas y plurales que, correlativamente, se deben adoptar. Las vertientes de anlisis y de debate son mltiples, de la misma manera que la conformacin sociocultural y las relaciones entre distintos sectores dan lugar a miradas distintas de la problemtica. Sin embargo, las principales vinculaciones temticas que se pueden identificar en el debate actual, son las siguientes:

Multiculturalismo y valores Multiculturalismo y construccin de la democracia incluyente Multiculturalismo e interculturalidad Multiculturalismo y polticas pblicas, especialmente en relacin con la equidad.

Multiculturalismo y migracin. Esta lnea de produccin terica se ha derivado del anlisis de la problemtica de las poblaciones migrantes, culturalmente diversas, que han llegado a constituirse en minoras tnicas o culturales al interior de los pases desarrollados. En efecto, la descolonizacin de los pases bajo dominio europeo, las tendencias a la apertura comercial, la eliminacin de controles en las fronteras y la re-localizacin de las empresas productivas en lugares estratgicos que permitan aprovechar la mano de obra o los recursos, as como las condiciones de pobreza y marginalidad que prevalecen en los pases de procedencia, son factores que han incentivado la emigracin creciente de grupos que buscan una oportunidad para salir de la pobreza, pero que reconstruyen sus lazos de relacin e identidad en los pases en los que se asientan, y se han empeado en la reproduccin de sus referentes culturales. La problemtica que desencadena la migracin tiene dos caras: por un lado, la conformacin de ncleos de reproduccin identitaria de los migrantes, que mantiene y acenta las diferencias; por el otro, la percepcin que tienen los integrantes de la sociedad en la cual se estn reproduciendo nuevas formas de nacionalidad culturalmente diferenciada, sobre los migrantes. La atencin de las necesidades sociales, polticas y culturales de los inmigrantes en cuanto no ciudadanos reconocidos plantea un nivel de la problemtica a la que se enfrentan los pases receptores, y se complejiza cuando la segunda generacin, los hijos de los inmigrantes, reclaman con derechos Constitucionalmente reconocidos como ciudadanos, equidad y respeto a sus races culturales. Dentro de esta perspectiva, seala Besal (1994) a propsito de las polticas aplicadas a la educacin, que dos conclusiones que parecen tomar forma y fundamentar el debate sobre el multiculturalismo, son las siguientes: Los programas no pueden estar dirigidos a la asimilacin pura y dura de los miembros de minoras culturales; No deben introducirse en los programas de atencin aspectos fragmentarios de las culturas minoritarias, ya que esto provoca la estereotipia y la folclorizacin, presentndolas como algo independiente de sus protagonistas. Otras reflexiones que han ido surgiendo en Europa sobre este problema, son las siguientes:

Las sociedades se han hecho multiculturales; Cada cultura tiene sus especificidades propias, respetables en tanto que ellas mismas; No se trata de tender al mestizaje cultural, sino de promover la comunicacin y la aceptacin del otro, y El interculturalismo es sobre todo una eleccin de una sociedad humanista, y afecta no slo a los inmigrantes, sino a toda la sociedad en general. (Proyecto no. 7, Consejo de Europa)

Diversidad, pueblos originarios e interculturalidad

Esta tendencia se refiere a la produccin terica con relacin a la problemtica de la multiculturalidad resultante de procesos de conquista o colonizacin, como sucedi en Amrica Latina, frica, Australia y algunas regiones de Asia.En estos casos, la problemtica cambia de manera sustancial, ya que la convivencia multicultural est profundamente marcada por la coexistencia de pueblos distintos, cuya cohesin se da en torno a instituciones sociales, polticas, econmicas y culturales propias, y cuya visin del mundo implica distintas racionalidades y estilos de vida. Se abre entonces el debate entre igualdad y diferencia, entre diversidad y homogeneidad.

Pero este debate est cruzado por la coexistencia de pueblos distintos en territorios demarcados bajo el concepto de soberana, y con relaciones asimtricas entre ellos. En efecto, los sujetos portadores de ambas culturas son ciudadanos con derechos plenos al interior de la sociedad. Sin embargo, los integrantes de las culturas subalternas estn sujetos a la presin de la cultura dominante, y su estilo de vida, formas de organizacin social e instituciones se mantienen en condiciones de resistencia frente a aquella. Las racionalidades de los pueblos originarios y la de la cultura dominante, basadas en diferentes cosmovisiones, dan lugar a culturas que se articulan polticamente, pero con relaciones asimtricas entre ellas, subalternidad que es resultado de procesos histricos. Es evidente que se requieren soluciones educativas distintas a las aplicadas a la poblacin migrante, ya que se deberan disear desde el status poltico de ciudadanos en plenitud de derechos que los miembros de las comunidades indgenas tienen en sus respectivos pases. Los miembros de los pueblos indgenas en pases independientes se encuentran en condiciones de pobreza y marginalidad social y poltica; la compleja problemtica que se deriva de la interaccin entre culturas con acceso diferencial al poder, prestigio poltico y los recursos del pas, ha dado lugar a planteamientos sobre la interaccin cultural que, si bien tienen presentes premisas de los enfoques anteriores, adquieren una dimensin distinta, al abarcar el problema de la convivencia e interaccin entre estas culturas, en el marco de las garantas de igualdad de todos los ciudadanos ante la ley que forma la base del Estado de derecho.

Multiculturalismo, ciudadana y la poltica de reconocimiento del otro.

Para Adela Cortina (1999), un concepto de ciudadana integra un conjunto de derechos, un conjunto de responsabilidades y una identidad. Por ello, la ciudadana, para que pueda ser realmente un vnculo de unin, debe ser un concepto complejo, pluralista y diferenciado, una de cuyas dimensiones es la multicultural, entendiendo por multiculturalismo la convivencia y/o coexistencia de personas que se identifican con distintas culturas, en un mismo espacio social, que involucra distribuciones justas del poder poltico como su eje medular. El reto del multiculturalismo involucra la reflexin sobre si es posible complementar la teora liberal tradicional que protege los derechos de los individuos, con una teora de los derechos de las minoras culturales; en otras palabras, el debate se centra en la consideracin de la complementariedad entre los derechos individuales y los derechos colectivos, donde el sujeto portador de tales derechos son colectividades culturalmente diferenciadas.

Esta autora admite en el debate sobre estas dos dimensiones de los derechos la propuesta de Walzer y Taylor sobre la existencia de un liberalismo 1 y liberalismo 2confrontadas con un principio fundamental: es preciso tratar a todos como seres libres e iguales. Para el liberalismo 1, esto significara que el Estado se comporta de forma neutral ante las diversas perspectivas culturales y religiosas, limitndose a proteger los derechos fundamentales y sociales, econmicos, polticos y culturales de cada uno de los portadores de dichas perspectivas. El liberalismo 2, por su parte, implicara que el Estado se comprometiera con la seguridad y el funcionamiento de cada nacin, cultura o religin, siempre y cuando estn protegidos en los estatutos bsicos de ellas los derechos fundamentales. Taylor y Walzer consideran el liberalismo 2 ms democrtico, en tanto que Rawls y Dworkin se inclinaran por el liberalismo. Haber ms, por su parte, matiza su posicin reconociendo que el liberalismo se ocupa de los derechos individuales, no de los derechos colectivos, pero el reconocimiento de los derechos fundamentales se genera histricamente, de all que sea fundamental proteger una esfera pblica en la que los grupos puedan reivindicar su reconocimiento (Cortina, 1994: 193- 195)Kymlicka a su vez sostiene que el liberalismo debe defender los derechos de las minoras como una garanta para que puedan desarrollar su estilo de vida culturalmente determinado; siempre y cuando no se restrinjan las libertades individuales de sus miembros, se les proteja de injerencias externas y se logre una mayor igualacin en el trato que se confiere a los distintos grupos.

As, reconoce los derechos especficos para las minoras tnicas y nacionales que no crean desigualdades, sino que contribuyen a eliminarlas, y resulta legtimo plantear que estos derechos pueden imponer restricciones a los miembros de la sociedad mayoritaria, con la salvedad de que ... la argumentacin basada en la igualdad slo aprueba los derechos especiales para las minoras nacionales si verdaderamente existe alguna desventaja relacionada con la pertenencia cultural y si tales derechos sirven realmente para corregir esa desventaja...

Igualdad, reconocimiento y diferencia

A continuacin, centraremos la atencin en la relacin entre reconocimiento e identidad, para luego abordar las nociones, tambin relacionadas, de igualdad y diferencia, a partir de los planteamientos de Taylor. Para este autor, existe una ntima relacin entre la identidad y el reconocimiento social y poltico de los miembros de las culturas subalternas: la identidad se moldea en parte por el reconocimiento o por la falta de este, as como por el falso reconocimiento (es decir, cuando la sociedad o las personas reflejan un cuadro limitativo, degradante o despreciable del otro). La falta de reconocimiento puede producir dao, generando una forma de opresin que aprisiona a alguien en un modo de ser falso, deformado o reducido, y que se expresa como una auto-imagen de inferioridad o baja autoestima.

As, el falso reconocimiento atento contra la dignidad, en la medida en que el reconocimiento es una necesidad humana vital. La poltica del reconocimiento igualitario ha llegado a significar dos cosas: - la dignidad igual de todos los ciudadanos, igualando los derechos y los ttulos. El principio de ciudadana igualitaria lleg a ser universalmente aceptado.- El desarrollo del concepto moderno de identidad hizo surgir la poltica de la diferencia., que tambin tiene una base universalista: cada quin debe ser reconocido por su identidad nica.El pensamiento multicultural de Mxico

El trmino multiculturalismo busca expresar una realidad diferente. Se acu en Suiza hacia 1957 pero se populariz en los sesenta. Desde el principio, multiculturalismo ha intentado significar el convivio de diferentes tradiciones culturales en un contexto determinado el poltico, por ejemplo, aunque la metfora puede aplicarse a otros mbitos, como el artstico o incluso el deportivo. Se etiquetan como multiculturales las sociedades abiertas a las que acuden, por cualesquiera razones, nmeros significativamente altos de inmigrantes. Lo propio de stas radica en que, a diferencia del melting pot, las tradiciones conviven sin derretirse, sin fundirse en una nueva. En este sentido, consideramos a Estados Unidos un pas multicultural en virtud de las recientes oleadas de Asiatics e Hispanics, no a fuera de los irlandeses, alemanes o italianos decimonnicos.

Problemtica nacional

En Mxico, se aborda la problemtica, al menos, desde dos frentes. Luis Villoro se preocupa por entender la situacin actual a partir de la historia; Bolvar Echeverra y Fernando Salmern, en cambio, observan los avatares de la modernidad occidental y sus repercusiones en nuestro territorio.

Luis Villoro analiza diferentes estadios de la nacin mexicana. Firmada la Independencia, pronto se instaur un federalismo inadecuado a la diversidad de pueblos dentro de la nacin. El federalismo, en su afn homogeneizador, acenta la igualdad de los individuos mientras sacrifica las diferencias culturales de los pueblos implicados. Los dos siglos de vida independiente pueden verse, desde entonces, bajo una luz: la contraposicin de dos corrientes que responden a ideas distintas de la nacin. Por un lado, la construccin del Estado-nacin moderno, que haba imaginado el grupo fundador; por el otro, la resistencia de las comunidades que no encajan en ese proyecto. El proyecto liberal form ciudadanos imaginarios, diseados con clculos previos. Zapata y Villa ansiaban oponer el inters por las tierras y municipios, pero sus propuestas quedaron paralizadas en estatuas de bronce. Tras la Revolucin, el fin poltico es forjar, cuando no forzar, una patria integrada, moderna.

Villoro detecta el problema de ahora en su justa medida. Si algo nos han revelado estos aos, es una crisis profunda del modelo de Estado-nacin de nuestra tradicin liberal. La poltica neoliberal es la ltima versin del proyecto modernizador. Llevada a su extremo, ha acrecentado ms que nunca la distancia entre el Mxico occidentalizado y el Mxico profundo. El proyecto liberal responda al reto de unificar a la nacin; en su versin actual conduce, de hecho, a aumentar la escisin entre estos dos Mxicos..

Echeverra enumera seis ismos: progresismo, consumismo, urbanismo, individualismo, nacionalismo y creativismo. Existe una hilazn aterradora entre ellos. El progresismo aumenta la riqueza, la libertad y la justicia. stas son metas de la precalculada civilizacin. La excelencia confa asentarse en el futuro, pues, como hace ver la tecnologa, el efmero presente es rebasado sin cesar. La manera ms fcil de asirlo (o la nica?) es mediante el consumismo, segn observara Walter Benjamin. Comprar es coleccionar souvenirs, ya no de lugares tursticos, sino de momentos pasajeros, como las fotografas. El consumismo remite ms a un momento con sus circunstancias, y menos a un lugar. Si el consumismo es el trasvase del progresismo en lo temporal, lo espacial se traduce en urbanismo. Es el ejercicio incesante de construccin y reconstruccin de lo humano, que goza de una ascendencia indiscutida. Tras la muerte de Dios, la divinidad no parece ya un factor de cohesin social. Ahora, el agente es lo humano. A lo humano, en cuanto atomizado, se le llama individualismo. Sucede que el tipo de relaciones humanas privilegiadas son las mercantilistas. He ah el nuevo cemento social. Empero, nuevos problemas se generan. El individuo experimenta la necesidad de identificarse con una comunidad. El nacionalismo es la exacerbacin patolgica de esta necesidad. Por paradjico que parezca, el nacionalismo ms ideologizado se incuba en el individualismo ms egosta.

Las dificultades Del Interculturalismo

Podemos describir tres obstculos en el camino para construir una sociedad multitnica: el menosprecio del problema; el conflicto entre la necesidad de respetar una cultura y la necesidad de abrirse a otra cultura; la existencia de aspectos inaceptables de una cultura especfica en un marco universalista. Este artculo describe formas de superar esas dificultades:

Un proceso gradual del multiculturalismo hacia el interculturalismo. Ciertas condiciones mnimas que debern encontrarse a un nivel material (hogar, trabajo, etc.), El alentar a los individuos y a las comunidades a reducir su distancia fsica y psicolgica, y mostrarse respeto mutuo (a lo que la educacin puede contribuir por medio de la enseanza de las ciencias sociales).

Identificando las dificultades La enseanza intercultural, como el interculturalismo, es una necesidad impuesta a la sociedad por la realidad. Este reconocimiento, sin embargo, no necesariamente significa que los problemas surgidos en este campo sean discutidos en una forma sistemtica o con una perspectiva de largo alcance. Por el contrario, muchos pases parecen despreocupados sobre estos asuntos. Podemos decir que el interculturalismo todava no ha entrado en el campo de la cultura. Dado el hecho de que los fenmenos migratorios estn destinados a expandirse a juzgar por los patrones actuales nosotros deberamos de interesarnos por esta situacin, indiferentes de que un incremento en los porcentajes actuales pueda ser controlado o no (aunque todo pareciera aumentar rpidamente hoy en da).

El primer obstculo que encontramos en el camino para construir una sociedad multitnica es el hecho de que las poblaciones y gobiernos no estn lo suficientemente conscientes de la naturaleza y tamao del problema. El resultado de esto es que en muchos pases las escuelas son raramente concebidas y organizadas de tal manera que sea posible lograr esta finalidad.

El segundo obstculo que encontramos es inherente a la misma naturaleza de las culturas, si las vemos desde una perspectiva antropolgica. Aqu hay unos cuantos obstculos serios para la propagacin de la cultura, si pensamos en la cultura en su significado presente de conocimiento dominante. Transmitir e intercambiar informacin es bastante simple en el mundo actual. A este respecto, el nico problema al que tenemos que dirigirnos es qu informacin se seleccionar de un conjunto muy grande de datos que crecen progresivamente, para que podamos usarlos como una herramienta efectiva para interpretar la realidad, y esto no es un problema menor en s mismo.

Por otra parte, si queremos decir que por cultura entenderemos la suma de las manifestaciones profundamente arraigadas de la vida material, social y espiritual de una persona, i.e. los sistemas codificados de respuesta a un estmulo producido por el entorno (uno en particular), y por otros entornos existentes dentro de l, entonces tendremos que llegar a trminos con la reservada y exclusiva propiedad de tales manifestaciones y la naturaleza inflexible de tales sistemas. Los efectos de esto son prontamente observados.

Estos pueden ser resumidos en la mutua irreductibilidad de culturas. Despus de todo, si la cultura (i.e. cada cultura especfica) prueba ser incapaz de guiar y moldear el comportamiento de los individuos, hacindolos tanto similares como nicos, su funcin misma ser frustrada. No hay duda de que cada cultura es tanto un producto de un proceso histrico como un sujeto de transformaciones continuas y a veces radicales.

Los inmigrantes tienden a tener una fuerte conexin con la cultura de su pas de origen y una dbil conexin hacia la del pas anfitrin. Est claro que el occidente ejerce un poder de atraccin casi irresistible por medio de su material cultural, sus productos tecnolgicos y su prosperidad. Pero no ejerce el mismo poder de atraccin, sin embargo, en trminos de arte, lenguaje, convicciones religiosas o ticas, etc.

Por otra parte, los pases anfitriones a menudo ejercen involuntariamente una considerable presin para asimilar a las personas que llegan de lugares distantes. Slo marginal y espordicamente los pases anfitriones toman en cuenta sus diferentes maneras de vivir, pensar y ser. Cada cultura es envuelta en un empaque que preserva su contenido, pero que al mismo tiempo rechaza de manera instintiva virtualmente todo lo que se sospeche como una intromisin. No hay objecin a la mera curiosidad o intercambio de informacin, mientras que se pruebe que no quedarn huellas tangibles.

El proceso de enculturacin (i.e. La educacin/enseanza, planeada o no, a la que cada miembro de la sociedad es sujeto) se adquiere espontneamente, siempre y cuando no se alteren las caractersticas de aculturacin (la superposicin de una cultura por otra, hasta que la anterior es cancelada o queda subordinada). En muchos casos, la responsabilidad resultante es desbalanceada o, ms bien, distorsionada tanto en trminos de dar como de recibir. Algunas veces, contiene un potencial para conflictos, que puede variar en intensidad dependiendo de las circunstancias y las fuerzas relativas de las comunidades implicadas. El racismo, y generalmente hablando, la xenofobia pueden jugar un papel en tales procesos, pero al momento stos no son los enemigos ms temidos. Es claro que no debemos bajar La Guardia nunca, puesto que serios daos pueden ser causados por ideologas tales como el llamado racismo diferencial (que, camuflado como un respeto por la diversidad de culturas, rechaza la idea del acercamiento y mezcla de culturas). La mutua insensibilidad e impermeabilidad de culturas proviene de un exceso de autodefensa que causa dao a todos los implicados, pero esto al menos deja espacio para una tolerante indiferencia hacia otras personas, aunque de una manera precaria e incierta.

Se debe enfatizar que, igual como nosotros sentimos una inclinacin a ser solidarios con otros (o al menos con ciertas personas), todos nosotros encubrimos igualmente una cierta cantidad de misantropa y un deseo de distanciarnos de otros. La sociabilidad y la insociabilidad coexisten en cada uno de nosotros, en nuestra vida social e individual (y cada uno de nosotros difiere de otras personas, y por ltimo de nosotros mismos). Nosotros siempre debemos tener presente el hecho de que la violencia hacia otros es un ingrediente del alma humana; esto explica ampliamente el cmo y por qu las ms sinceras peticiones por la paz, tolerancia y amistad universal prueban ser meramente retricas, a menos que estn acompaadas y sostenidas (tal vez deberamos decir precedidas) de propuestas concretas diseadas para contener y sublimar esta violencia.

Finalmente, hay un tercer gran obstculo con el que tenemos que competir. Las culturas consisten de una constelacin de valores, es decir principios y criterios a los que es dado un significado positivo, y de los que se espera cierta observancia por cada miembro de la sociedad. Algunos de estos son perfectamente neutrales: una forma de vestir o de expresar la alegra o dolor propios, normalmente sin importancia para quienes adoptan diferentes formas de conducta. Otras, tales como ciertas reglas basadas en conductas religiosas relacionadas con la alimentacin o das de fiesta, implican una mutua aceptacin que no siempre es fcil de obtener, pero usualmente no plantea problemas particularmente serios. Pero hay otras formas de conducta ms objetables que pueden causar serios problemas. Tal comportamiento puede ser speramente dividido en dos categoras: el fanatismo (religioso o de otra manera) y el rechazo al principio de igualdad entre todos los seres humanos.

Esta ltima forma ha tenido efectos muy dainos, algunas veces en particular hacia las mujeres. En ambos casos, encontramos claramente un obvio rechazo del mismo significado y enseanza del interculturalismo, el objetivo del cual es promocionar universalmente la dignidad humana y el respeto que sta garantiza. Sin este marco secular universalista, la actividad intercultural queda sin sentido. Esto destaca claramente la gravedad y dificultad de las tareas encaradas por los maestros comprometidos en la promocin del interculturalismo.

Es claro que la lista de problemas y obstculos que encontramos a lo largo del camino hacia una verdadera sociedad intercultural no terminan aqu. Slo necesitamos pensar en los problemas planteados por personas pertenecientes a grupos tnicos distintos que estn en el mismo saln de clases o, tal vez deberamos decir, diferentes culturas (no debemos olvidar que hay ms culturas que grupos tnicos, lo que, como seal Claude Lvy-Strauss, demuestra la esencia histrica de las culturas). Otros problemas provienen de la incompatibilidad de ciertas calificaciones laborales obtenidas en el pas de origen del inmigrante, o de la diferente aproximacin necesaria para educar adultos, tan opuesta a la de los nios, etc. no obstante, los tres obstculos mencionados anteriormente (menosprecio del problema; el conflicto entre la necesidad de respetar una cultura y la necesidad de abrirse a otra cultura; la existencia de aspectos inaceptables de una cultura especfica en un marco universalista) parecen ser los mayores, i.e. aquellos que tenemos que vencer primero.

Solucionando las dificultades Existe un costo en la enseanza intercultural, no slo en trminos econmicos, sino tambin en trminos de cultura. La educacin slo ser vlida cuando ambas partes de la relacin maestro y alumno se involucren en la misma forma y al mismo nivel, y cuando se transformen el uno al otro. Algo cambiar en ambas culturas. Esto no es una operacin sin dolor. El resultado puede ser un sentimiento de confusin e incluso la prdida o debilitamiento de una identidad que pareca ser nica e irremplazable, como cuando era legitimada y casi bendecida por la tradicin y el implcito, pero muy poderoso, consentimiento del grupo social de origen.

Si este cambio de conducta sucede, una muy til informacin y, nociones y enseanzas reforzadas sern no obstante, comunicadas, pero no el interculturalismo en el verdadero sentido de la palabra, i.e. la educacin. El interculturalismo es simplemente una etapa en el camino hacia el logro del interculturalismo y la creacin de una cultura comn, que ser probablemente mucho ms extensamente definida y ciertamente ser diferente de las culturas originales tanto de maestros como de alumnos. En otras palabras, ha sido establecido que el interculturalismo est estrechamente vinculado con el crecimiento cuantitativo y cualitativo de la democracia en el mundo.

Multiculturalidad educacin y poltica en Amrica Latina

Las polticas de homogeneizacin y asimilacin cultural aplicadas en las escuelas de los diversos pases latinoamericanos han dado como resultado una trayectoria escolar caracterizada por el fracaso escolar especialmente en las poblaciones indgenas del continente. La interculturalidad se analiza como una alternativa en la construccin de una comunicacin educativa ms fluida y simtrica que responde de manera ms adecuada a la realidad profundamente heterognea y desigual de nuestro continente, es decir, una educacin enraizada en y a partir de la propia cultura, que promueva un dilogo crtico y creativo entre tradiciones culturales diferentes.

La educacin y la construccin de las naciones latinoamericanas: un breve recorrido a las polticas educativas La necesidad de la construccin nacional, dada la gran heterogeneidad de sus poblaciones, llev a los pases latinoamericanos, desde los albores de la vida independiente, a la utilizacin de las estructuras sociales para tal efecto; de esta manera, la educacin fue vista como instrumento de unificacin y de integracin nacional. De acuerdo con Bonfil Batalla, el proceso de descolonizacin fue incompleto en Amrica Latina: se obtuvo la independencia frente a Espaa, pero no se elimin la estructura colonial interna, porque los grupos que han detentado el poder desde la independencia nunca renunciaron al proyecto civilizatorio de occidente ni han superado la visin distorsionada del pas que es consustancial al punto de vista del colonizador. As, los diversos proyectos nacionales conforme a los cuales se ha pretendido organizar a las distintas naciones, en los diversos periodos de la historia independiente, han sido todos proyectos encuadrados exclusivamente en el marco de la civilizacin occidental, en los que la realidad de la poblacin indgena no tiene cabida y es contemplada nicamente como smbolo de atraso y obstculo a vencer.

En este contexto, se busca la asimilacin de los indgenas a la cultura occidental, vista como la nica viable y posible. En Mxico, como en el resto de los pases latinoamericanos, el sentimiento de que el subdesarrollo se debe a la existencia de indgenas incultos y analfabetos construye una visin del mundo que, junto con la influencia del positivismo, el liberalismo y el darwinismo social, permite que las lites latinoamericanas, a lo largo de todo el continente, emprendan un agresivo proceso de occidentalizacin de sus sociedades.

Diversidad cultural y heterogeneidad: la construccin de la interculturalidad en la escuela En la regin existen ms de cincuenta millones de personas que requieren una educacin diferente, pero de calidad mayor, o por lo menos igual, a la que reciben quienes slo hablan espaol. Los alumnos hablantes del lenguaje vernculo necesitan de una escuela que los reconozca como diferentes, los respete como tales y les ofrezca la posibilidad de continuar sindolo, hecho que de ningn modo implica que desconozcan a los dems.

Ms bien, a partir del autor reconocimiento, del auto aceptacin y del autor respeto se podr generar un clima de entendimiento de las diferencias y de respeto mutuo.

Lo cierto es que, a pesar del afn uniformador, nuestro subcontinente constituye todava un espacio culturalmente complejo y rico en el cual confluyen casi 400 pueblos indgenas diferentes y alrededor de 300 idiomas, dialectos y culturas diversas, tanto ancestrales como producto de la migracin europea y africana. No est de ms recordar que es entre la poblacin indgena donde normalmente se concentran indicadores que dan cuenta de la ineficiencia de nuestros sistemas educativos. As como existe una correlacin positiva entre pobreza y etnicidad indgena, de igual manera debemos tomar conciencia de que los nios y nias indgenas difcilmente logran completar su educacin primaria, que experimentan varias veces, a lo largo de su escolaridad, la frustracin de la repeticin y que, a menudo, abandonan la escuela despus de dos o tres aos de haber infructuosamente intentado entenderla y apropirsela, para, a travs de ella, acceder a herramientas acadmicas diversas que les permitan seguir aprendiendo. Interculturalidad y procesos de aprendizaje.

El conocimiento no es sinnimo de informacin. La informacin es externa a los sujetos, es almacenable y cuantificable en formas diversas. La informacin designa hechos, comentarios; puede estar contenida en mecanismos sonoros y visuales, inscrita en nuestras agendas y en forma de impulsos elctricos en computadoras. Guardar informacin corresponde a lo que el psiclogo Aussebel llama aprendizajes mecnicos, que son externos al aparato cognoscitivo del sujeto. El conocimiento, en cambio, se refiere a la constitucin misma del individuo y a su historia, resultado de la experiencia interiorizada. El acervo que conforma el conocimiento cultural presente en cada uno de los individuos no es totalmente comunicable en la medida que comporta orientaciones cognoscitivas que derivan de la experiencia en los mundos de vida de la cultura. Mucho del conocimiento cultural permanece ininteligible para los otros; slo elementos parciales de l pueden ser inferidos e interpretados con prudencia. Si la informacin permanece en el mundo objetivo, el conocimiento guarda la subjetividad de las personas.Diversidad cultural y televisin en Mxico.

El artculo revisa el actual debate mexicano sobre las polticas de comunicacin relacionadas con la promocin de la diversidad cultural a travs de la televisin. Utilizando los conceptos de diversidad de fuente, de contenido y de exposicin, el documento analiza las polticas de comunicacin adoptadas o propuestas en Mxico las compara con las polticas actuales en Canad y Estados Unidos. El documento concluye que las estrategias y metas actuales en Mxico no estimulan la diversidad cultural en el contenido de los medios. Cuestiona la utilidad de las polticas diseadas para regular la competencia y la propiedad en los medios y sugiere que Mxico promueva un sistema mixto de medios masivos, con diferentes mandatos y modos de financiamiento.El tema acerca de cmo preservar y promover la diversidad cultural a travs de los medios masivos ha sido central en los debates polticos y regulaciones, tanto en Europa como en Norteamrica. En los inicios del siglo XXI, con la tremenda importancia y los desarrollos tecnolgicos de los medios masivos, el debate acerca de cmo reconciliar los imperativos comerciales de los medios con la meta social de promocin de la diversidad cultural, se ha vuelto an ms crucial. Ms que cualquier otro medio cultural, los medios masivos (en particular radio, televisin y cine) han venido a ser la arena en donde se estructura la oferta cultural y donde las identidades culturales se moldean y retratan.

Estas industrias culturales crean, distribuyen y promueven los smbolos y recursos que la audiencia redisea y de los cuales se apropia. Tal como Golding argumenta, los medios masivos son nicos en proveer, tanto bienes que comandan un lugar crtico en la economa moderna, como en proveer los vehculos por medio de los cuales los smbolos y los valores que la gente despliega al dar sentido a sus vidas son entregados y diseminados (1998:16).La idea de una audiencia nacional que pertenece a un grupo homogneo de gente con intereses, antecedentes e ideas similares nunca ha estado de acuerdo con la realidad social y parece carente de sentido a la luz del proceso de migracin y/o multiculturalismo que caracteriza a los pases y a las regiones contemporneas. Como Van Zoonen, Hermes y Brants han argumentado para el caso europeo, las nicas personas a las que se le permite tomar parte en el debate pblico en Mxico, han sido los hombres de clase media y alta, mientras que las minoras sociales, ocupacionales y tnicas han sido sistemticamente excluidas, tanto del debate pblico como del acceso a los medios (1998:3).Dimensiones de la diversidad

Diversidad de fuente en muchos debates sobre polticas pblicas, la diversidad de fuentes es vista como el factor ms importante para promover la diversidad en los medios masivos. Segn Napoli, esta dimensin ha sido conceptualizada, por quienes elaboran las polticas, en tres formas distintas:

a) En trminos de la diversidad de propiedad del contenido o programacin; b) En trminos de la diversidad en la propiedad de los canales de los medios, y c) En trminos de la diversidad de la fuerza de trabajo dentro de los canales individuales de los medios (1999:9).

La distincin entre propiedad del contenido y propiedad de los canales es relevante slo si las cadenas compran su contenido televisivo a compaas independientes que venden sus programas a las cadenas. Este fue el caso en Estados Unidos desde 1970 hasta principios de 1990, debido al Reglamento de Intereses Financieros y Sindicacin (Financial Interest and Syndication Rules o Fin-Syn) de la FCC, el cual limitaba a las entonces tres cadenas (ABC, CBS y NBC) a no producir ms que una pequea cantidad de los programas que stas trasmitan en horario privilegiado y les prohiba participar en la sindicacin de las series de programas de horarios estelares (Bielby y Bielby, 2003:574).

La meta de esta poltica era forzar a los dueos de los canales de distribucin a buscar productores independientes como fuentes de programacin. Las reglas intentaban promover la diversidad y la competencia en la oferta de programacin de entretenimiento de horarios estelares, as como prevenir la integracin vertical (idem). A mediados de 1990, la FCC quit estas regulaciones, permitiendo a las cadenas, ya sea producir su propia programacin de horario privilegiado, o continuar comprndola a productores independientes. El resultado, segn Bielby y Bielby ha sido una reduccin en el nmero de empresas en los cuales se emplea a aquellos que crean televisin y un incremento en control corporativo sobre las circunstancias bajo las cuales stos practican su arte (ibid.:593). Las reglamentaciones mexicanas nunca han puesto ninguna limitacin sobre las cadenas de medios en relacin con las producciones internas. Los conglomerados de televisin, como Televisa y TV Azteca son libres de producir cualquier porcentaje que quieran, y no hay polticas ni iniciativas que los obliguen a comprar programacin de fuentes nacionales independientes. De hecho, ambas cadenas poseen 98% del nmero total de estaciones de televisin en el pas y producen ellos mismos la totalidad de su programacin nacional (Estrada, 2004:18). Esta situacin en el mercado mexicano de los medios refleja el desinters histrico de los funcionarios federales en abordar el asunto de cmo fomentar la diversidad en el sistema nacional de televisin. El asunto de cmo hacer que las compaas que controlan la distribucin del contenido a la audiencia, balanceen sus propias producciones con fuentes de produccin alternativa e independiente ha sido ignorado.Declaracin Universal De La UNESCO Sobre La Diversidad Cultural

Reafirmando su adhesin a la plena realizacin de los derechos humanos y de las libertades fundamentales proclamadas en la Declaracin Universal de Derechos Humanos y en otros instrumentos universalmente reconocidos, como los dos Pactos Internacionales de 1966 relativos uno a los derechos civiles y polticos y e1 otro a los derechos econmicos, sociales y culturales, Recordando que en el Prembulo de la Constitucin de la UNESCO se afirma "(...) que la amplia difusin de la cultura y la educacin de la humanidad para la justicia, la libertad y la paz son indispensables a la dignidad del hombre y constituyen un deber sagrado que todas las naciones han de cumplir con un espritu de responsabilidad y de ayuda mutua", Recordando tambin su Artculo primero que asigna a la UNESCO, entre otros objetivos, el de recomendar "Ios acuerdos internacionales que estime convenientes para facilitar la libre circulacin de las ideas por medio de la palabra y de la imagen".Refirindose a las disposiciones relativas a la diversidad cultural y al ejercicio de los derechos culturales que figuran en los instrumentos internacionales promulgados por la UNESCO. Reafirmando que la cultura debe ser considerada como el conjunto de los rasgos distintivos espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o a un grupo social y que abarca, adems de las artes y las letras, los modos de vida, las maneras de vivir juntos, los sistemas de valores, las tradiciones y las creenciasConstatando que la cultura se encuentra en el centro de los debates contemporneos sobre la identidad, la cohesin social y el desarrollo de una economa fundada en el saber, Afirmando que el respeto de la diversidad de las culturas, la tolerancia, el dilogo y la cooperacin, en un clima de confianza y de entendimiento mutuos, estn entre los mejores garantes de la paz y la seguridad internacionales, Aspirando a una mayor solidaridad fundada en el reconocimiento de la diversidad cultural, en la conciencia de la unidad del gnero humano y en el desarrollo de los intercambios culturales, Considerando que el proceso de mundializacin, facilitado por la rpida evolucin de las nuevas tecnologas de la informacin y la comunicacin, pese a constituir un reto para la diversidad cultural crea las condiciones de un dilogo renovado entre las culturas y las civilizaciones, Consciente del mandato especfico que se ha dado a la UNESCO, en el seno del sistema de las Naciones Unidas, consistente en asegurar la preservacin y la promocin de la fecunda diversidad de las culturas.

Proclama los principios siguientes y aprueba la presente Declaracin: Identidad, diversidad y pluralismo

Artculo 1 -La diversidad cultural, patrimonio comn de la humanidad La cultura adquiere formas diversas a travs del tiempo y del espacio. Esta diversidad se manifiesta en la originalidad y la pluralidad de las identidades que caracterizan los grupos y las sociedades que componen la humanidad. Fuente de intercambios, de innovacin y de creatividad, la diversidad cultural es, para el gnero humano, tan necesaria como la diversidad biolgica para los organismos vivos. En este sentido, constituye el patrimonio comn de la humanidad y debe ser reconocida y consolidada en beneficio de las generaciones presentes y futuras. Artculo 2 -De la diversidad cultural al pluralismo cultural En nuestras sociedades cada vez ms diversificadas, resulta indispensable garantizar una interaccin armoniosa y una voluntad de convivir de personas y grupos con identidades culturales a un tiempo plural, variado y dinmico. Las polticas que favorecen la inclusin y la participacin de todos los ciudadanos garantizan la cohesin social, la vitalidad de la sociedad civil y la paz. Definido de esta manera, el pluralismo cultural constituye la respuesta poltica al hecho de la diversidad cultural. Inseparable de un contexto democrtico, el pluralismo cultural es propicio a los intercambios culturales y al desarrollo de las capacidades creadoras que alimentan la vida pblica. Artculo 3 -La diversidad cultural, factor de desarrollo La diversidad cultural ampla las posibilidades de eleccin que se brindan a modos; es una de las fuentes del desarrollo, entendido no solamente en trminos de crecimiento econmico, sino tambin como medio de acceso a una existencia intelectual, afectiva, moral y espiritual satisfactoria.

Diversidad cultural y derechos humanos

Artculo 4- Los derechos humanos, garantes de la diversidad cultural La defensa de la diversidad cultural es un imperativo tico, inseparable del respeto de la dignidad de la persona humana. Ella supone el compromiso de respetar los derechos humanos y las libertades fundamentales, en particular los derechos de las personas que pertenecen a minorfas y los de los pueblos autctonos. Nadie puede invocar la diversidad cultural para vulnerar los derechos humanos garantizados por el derecho internacional, ni para limitar su alcance. Artculo 5- Los derechos culturales, marco propicio de la diversidad cultural. Los derechos culturales son parte integrante de los derechos humanos, que son universales, indisociables e interdependientes. El desarrollo de una diversidad creativa exige la plena realizacin de los derechos culturales tal como los define el Artculo 27 de la Declaracin Universal de Derechos Humanos y los Artculos 13 y 15 del Pacto Internacional de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales. Toda persona debe, as, poder expresarse, crear y difundir sus obras en la lengua que desee y en particular en su lengua materna; toda persona tiene derecho a una educacin y una formacin de calidad que respet plenamente su identidad cultura]; toda persona debe poder participar en la vida cultural que elija y ejercer sus propias prcticas culturales, dentro de los lmites que impone el respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales. Artculo 6 -Hacia una diversidad cultural accesible a todos. Al tiempo que se garantiza la libre circulacin de las ideas mediante la palabra y la imagen, hay que procurar que todas las culturas puedan expresarse y darse a conocer. La libertad de expresin, el pluralismo de los medios de comunicacin, el multilingismo, la igualdad de acceso a las expresiones artsticas, al saber cientfico y tecnolgico comprendida su forma electrnica y la posibilidad, para todas las culturas, de estar presentes en los medios de expresin y de difusin, son los garantes de la diversidad cultural.Diversidad Cultural Y Creatividad

Artculo 7- El patrimonio cultural, fuente de la creatividad Toda creacin tiene sus orgenes en las tradiciones culturales, pero se desarrolla plenamente en contacto con otras. Esta es la razn por la cual el patrimonio, en todas sus formas, debe ser preservado, valorizado y transmitido a las generaciones futuras como testimonio de la experiencia y de las aspiraciones humanas, a fin de nutrir la creatividad en toda su diversidad e instaurar un verdadero dilogo entre las culturas. Artculo 8 -Los bienes y servicios culturales, mercancas distintas de las dems.Frente a los cambios econmicos y tecnolgicos actuales, que abren vastas perspectivas para la creacin y la innovacin, se debe prestar una atencin particular a la diversidad de la oferta creativa, a la justa consideracin de los derechos de los autores y de los artistas, as como al carcter especfico de los bienes y servicios culturales que, en la medida en que son portadores de identidad, de valores y sentido, no deben ser considerados como mercancas o bienes de consumo como los dems. Artculo 9 -Las polticas culturales, catalizadoras de la creatividad Las polticas culturales, en tanto que garantizaran la libre circulacin de las ideas y las obras, deben crear condiciones propicias para la produccin y difusin de bienes y servicios culturales diversificados, gracias a industrias culturales que dispongan de medios para desarrollarse en los planos local y mundial. Cada Estado debe, respetando sus obligaciones internacionales, definir su poltica cultural y aplicar la, utilizando para ello los medios de accin que juzgue ms adecuados, ya se trate de apoyos concretos o de marcos reglamentarios apropiados. Diversidad cultural y solidaridad internacional

Artculo 10 -Reforzar las capacidades de creacin y de difusin a escala mundial. Ante los desequilibrios que se producen actualmente en, los flujos e intercambios de bienes culturales a escala mundial, es necesario reforzar la cooperacin y la solidaridad internacionales destinadas a permitir que todos los pases, en particular los pases en desarrollo y los pases en transicin, establezcan industrias culturales viables y competitivas en los planos nacional e internacional. Artculo 11 -Establecer relaciones de asociacin entre el sector pblico, el sector privado y la sociedad civil.Las fuerzas del mercado por s solas no pueden garantizar la preservacin y promocin de la diversidad cultural, condicin de un desarrollo humano sostenible. Desde este punto de vista, conviene fortalecer la funcin primordial de las polticas pblicas, en asociacin con el sector privado y la sociedad civil. Artculo 12 -La funcin de la UNESCO La UNESCO, por su mandato y sus funciones, tiene la responsabilidad de: Promover la consideracin de los principios enunciados en la presente Declaracin en las estrategias de desarrollo elaboradas en el seno de las diversas entidades intergubernamentales. Constituir un instrumento de referencia y de concertacin entre los Estados, los organismos internacionales gubernamentales y no gubernamentales, la sociedad civil y el sector privado para la elaboracin conjunta de conceptos, objetivos y polticas en favor de la diversidad cultural. Proseguir su accin normativa y su accin de sensibilizacin y de desarrollo de capacidades en los mbitos relacionados con la presente Declaracin que corresponden a sus esferas de competencia. Facilitar la aplicacin del Plan de Accin cuyas orientaciones principales se adjuntan en anexo de la presente Declaracin.CONCLUSIN

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