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    * La autora participa en el proyecto de investigacin HUM 2005-03741 finan-ciado por el MEC. Agradezco los comentarios y sugerencias de Anna Aguado, Inma-culada Blasco y M.a Cruz Romeo.

    1 VAL, M.a I. del, et al. (coords.): La historia de las mujeres: una revisin his-toriogrfica,Valladolid, Universidad de Valladolid, 2004.

    2 SALOMNCHLIZ, M.a P.: Mujeres, religin y anticlericalismo en la Espaacontempornea: para cundo una historia desde la perspectiva de gnero?, enLVAREZ, A., et al. (coords): El siglo XX: balance y perspectivas, Valencia, Universitat

    Ayer61/2006 (1): 291-308 ISSN: 1137-2227

    Laicismo, gnero y religin.Perspectivas historiogrficas

    M.aPilar Salomn Chliz*Universidad de Zaragoza

    Mara Pilar Salomn ChlizLaicismo, gnero y religin: 291-308

    Los estudios relacionados tanto con la religin y la Iglesia catlicascomo con la evolucin del laicismo y del anticlericalismo en la historiacontempornea espaola apenas han considerado la categora degne-ro. Ambos campos de investigacin tampoco se encuentran entrelos que ms han atrado el inters de los profesionales que se dedicana la historia de las mujeres. En una reciente revisin historiogrficaavalada por la Asociacin Espaola de Investigacin Histrica delas Mujeres, la religin s figura en balances para otras pocas his-tricas, pero no para la contemporaneidad. Maternidad, educacin,

    trabajo, etc., son, en cambio, temas que han gozado de prioridaden la investigacin de las realidades de gnero en la sociedad espaolacontempornea 1. Slo en losltimos aos ha comenzado a corregirseesta deficiencia con algunas publicaciones que constituyen el objetode este balance y que aparecen mencionadas a lo largo de sus pginas.

    Las razones de ese desinters por la materia ataen bsicamentea la propia evolucin de la historia de gnero en Espaa 2. Nacidacomo corriente historiogrfica ligada al feminismo de los aos setenta,

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    de Valencia-Fundacin Caada Blanch, 2000, pp. 237-245; MORENOSECO, M.:Mu-jeres y religiosidad en la Espaa contempornea, en CAPORALE, S., y MONTESINOS, N.(eds.): Reflexiones en torno al gnero. La mujer como sujeto de discurso,Alicante, Uni-versidad de Alicante, 2001, pp. 27-45.

    3 MONTERO, F.:La historia de la Iglesia y del catolicismo espaol en el siglo XX.Apunte historiogrfico, Ayer, 51 (2003), pp. 265-282; D., El catolicismo socialen Espaa. Balance historiogrfico, en PELLISTRANDI, B. (ed.): Lhistoire religieuse

    en France et en Espagne,Madrid, Casa de Velsquez, 2005, pp. 389-409.4 PREZLEDESMA, M.:Teora e historia. Los estudios sobre el anticlericalismo

    en la Espaa contempornea, en SUREZCORTINA, M. (ed.):Secularizacin y laicismoen la Espaa contempornea, Santander, Sociedad Menndez Pelayo, 2001,pp. 341-368; CUEVA, J. de la: El anticlericalismo en Espaa. Un balance histo-riogrfico, en PELLISTRANDI, B. (ed.): Lhistoire religieuse..., op. cit., pp. 353-370.

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    la historia de las mujeres se centr en temas que se considerabanms relevantes para la lucha por la liberacin femenina. La religin,en especial la religin catlica, era vista fundamentalmente comoun factor retardatario en ese proceso, y, en consecuencia, apenasmencionada excepto para atribuirle dicho papel. A pesar de estospresupuestos de partida, tampoco el laicismo result ms atractivoen unapoca en que interesaba sobre todo hacer visibles a las mujeresen la historia y reconstruir su visibilidad mediante el estudio de cues-tiones que versaban sobre la incorporacin de las mujeres al mundopoltico (sufragismo) y al laboral.

    Esa tnica continuen la dcada de los ochenta y en gran parte

    de la de los noventa. Ni la religin ni el laicismo merecieron mayoratencin desde la historia de las mujeres, aunque ha sido la propiaevolucin de la disciplina histrica la que ha abierto las puertas aque comenzaran a replantearse viejas certidumbres todava no total-mente cuestionadas. En primer lugar, los estudios sobre el papelde la Iglesia y del asociacionismo catlico en la sociedad espaolacontempornea han contribuido a enriquecer nuestro conocimientosobre la labor de las instituciones religiosas, ascomo sobre las acti-vidades, composicin y organizacin del laicado 3. En segundo lugar,las investigaciones sobre el laicismo y el anticlericalismo, desarrolladasprincipalmente desde los aos noventa, han puesto de relieve la exis-tencia de sectores sociales y polticos que cuestionaron el predominiode la Iglesia catlica en la sociedad espaola y que se movilizaronpolticamente en pos de la secularizacin del Estado y/o de la socie-dad 4. Aunque desde estos dos campos de investigacin apenas sehan abordado cuestiones de gnero, ofrecen un marco de referencia

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    5 AGUADO, A.: La historia de las mujeres como historia social, en VAL, M.a

    I. del,et al.(coords.):La historia de las mujeres..., op. cit., pp. 62-64.6 AGUADO, A.: Historia de gnero y ciudadana en la sociedad espaola con-

    tempornea,Ayer,49 (2003), pp. 293-304.

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    contextual a la hora de examinar tanto la contribucin de las mujeresen ambos mundosel catlico y el laicistacomo las implicacionesque para la construccin de las identidades y relaciones de gnerose derivaron de las visiones de la sociedad que cada uno encarnaba.

    Porltimo, la consolidacin de la categoragnerocomo ele-mento de anlisis histrico y la distincin establecida entre el femi-nismo de la igualdad y el de la diferencia han llevado a las historiadorasa examinar las distintas formas como las mujeres contribuyeron aluchar por sus intereses y a lograr una mayor presencia pblica, aunqueno partieran de presupuestos y aspiraciones igualitaristas. La evolucinde la historia de las mujeres hacia lo sociocultural y lo cultural y,

    ms recientemente, hacia la representacin simblica y el anlisisdel discurso ha coadyuvado a que las investigaciones en torno aconceptos como ciudadana e identidad hayan adquirido un fuerteempuje en la disciplina. Desde esta perspectiva, adems de replan-tearse cuestiones como el trabajo o la educacin, se ha comprobadola importancia que tienen los elementos discursivos y socioculturalesen la formacin de las identidades sociales y de gnero, tanto enlos mbitos pblicos como en los privados. Se ha profundizado enla creacin de asociaciones femeninas y en la movilizacin de lasmujeres. Y ello ha permitido tener una visin ms compleja de larelacin de las mujeres con los espacios pblicos, a la par que hademostrado la artificiosidad de la separacin de losmbitos pblicoy privado 5.

    Pasar del inters por el sufragismo a atender la consecucin dela ciudadana plena de las mujeres conllev una ampliacin con-siderable del campo de estudio 6. Igual ha ocurrido al comenzar aindagar el proceso de construccin de las identidades femeninas.Dado que la incorporacin de las mujeres a la esfera pblica constituyeuno de los ejes centrales de la investigacin desde la perspectivade gnero, las historiadoras que desarrollan sus estudios sobre lasmujeres laicistas o sobre las catlicas se han planteado cmo y enqumedida participaron en la conquista de la ciudadan a femenina.El acercamiento al conflicto clericalismo/anticlericalismo desde estaptica ha puesto de manifiesto implicaciones significativas para la

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    historia de las mujeres. Fue un proceso que favoreci la salida almbito pblico tanto de las catlicas como de las republicanas ylaicistas. Las primeras manejaban argumentos que partan de la dife-rencia y las segundas parecan primar presupuestos igualitaristas; peroen ambos casos configuraron feminismos de tipo relacional y social.Delimitar las implicaciones de gnero de dicho conflicto ha permitido,adems, apreciar las ambigedades y las limitaciones de los discursosen torno a la mujer elaborados por cada contendiente clericalis-mo/anticlericalismo, e interrogarse por las consecuencias que deahse derivaron para la construccin de identidades de gnero entrelas mujeres catlicas y entre las vinculadas a las culturas polticasrepublicana y obreras.

    Analizar el laicismo y la religin desde la perspectiva de gnerosupone, pues, profundizar en el desarrollo de la conciencia feministay en la lucha por la emancipacin femenina. Permite avanzar enel conocimiento de las relaciones de las mujeres con los mbitospblico y privado de la sociedad, en los lmites y las smosis entreellos, en la diversidad de la accin femenina y sus implicacionespolticas, ascomo en la conquista de nuevas formas de intervencinfemenina en la vida pblica, aunque las mujeres estuvieran excluidasde la poltica. La investigacin en ambas direcciones ayuda a perfilarms detalladamente el proceso de acceso de las mujeres a todoslos niveles de la ciudadana, el desarrollo de las formas de sociabilidad

    femenina, la conformacin de las mujeres como sujetos polticos ylos estereotipos de gnero que manejaba cada cultura poltica par-tidaria de una sociedad confesional o de otra secularizada. Sirve,en ultima instancia, para comprender mejor la construccin de lasrelaciones sociales de gnero, los cambios que experimentaron y laslimitaciones que stos presentaron, as como la evolucin dela relacinfeminismo/antifeminismo desde finales del siglo XIX.

    Esta simple enumeracin muestra la amplitud de posibilidadesinvestigadoras que abre el trinomio laicismo/gnero/religin. Perodebera servirnos tambin para llamar la atencin sobre el riesgode observar tanto el laicismo como la religin slo desde la perspectivade ver quha representado cada uno depositivoo denegativo

    para el desarrollo de la conciencia feminista o para la emancipacinfemenina, por mucho que la ciudadana y la lucha por el accesoal espacio pblico constituyan elementos bsicos de la sociedad con-

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    7 Comentario sugerido a partir de BLASCO HERRANZ, I.: Gnero y religin:de la feminizacin de la religin a la movilizacin catlica femenina. Una revisincrtica,Historia Social,53 (2005), p. 128.

    8 ESPIGADO, G.:Mujeresradicales: utpicas, republicanas e internacionalistasen Espaa (1848-1874), en RAMOS, M.a D. (ed.): Repblica y republicanas, Ayer,60 (2005), pp. 15-43.

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    tempornea occidental 7. Es cierto que las apelaciones a la religino a la necesidad de que las mujeres se distanciaran del dominioe influencia del clero aparecieron en muchas culturas polticas eu-ropeas no slo en Espaa al menos desde los aos sesenta ysetenta del siglo XIXpara justificar, en la mayora de las ocasiones,desde la vinculacin de la mujer al espacio domstico y a la educacinde los hijos hasta el rechazo a su plena incorporacin a la vida poltica.De forma mucho ms minoritaria tambin se utilizaron en Espaapara reclamar el voto para las mujeres desde los aos veinte. Sinembargo, un enfoque exclusivamente orientado en esa direccin pue-de llevar a perder de vista otros procesos importantes, como, por

    ejemplo, el de la feminizacin de la religin en el siglo XIX, un fen-meno apenas explorado y que parece trascendental tanto para laconstruccin de las identidades femeninas y de las imgenes sobrelas mujeres, como por su entrecruzamiento con el conflicto cleri-calismo/anticlericalismo.

    Feministas librepensadoras, republicanas laicistasy catlicas militantes: protagonistas femeninasdel conflicto clericalismo/anticlericalismo

    Los estudios que se han llevado a cabo hasta el momento con-

    firman que el Sexenio constituyun periodo clave en el que la Iglesiacomenza percibir el alejamiento de sectores sociales significativosde su esfera de influencia. La intensa movilizacin poltica de lapoca tambin fue sentida por mujeres herederas de los valores fue-ristas e identificadas con presupuestos republicanos e internaciona-listas 8. Sus aspiraciones a participar en la vida pblica chocaron conimpedimentos entre sus propios correligionarios, quienes justificabanel rechazo a la accin poltica de las mujeres por las inclinacionesconservadoras y por la vinculacin a la religin que les atribuan.Estas ideas, que presentaban como antagnicasreliginylibertad

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    9 MIRA, A.:Mujer, trabajo, religin y movilizacin social en el sigloXIX: modelosy paradojas,Historia Social,53 (2005), pp. 92-101.

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    femenina, no eran exclusivas de los hombres republicanos; aparecanigualmente entre sus correligionarias, quienes, a modo de solucin,defendan la necesidad de conceder libertades como la toleranciareligiosa y el libre examen tambin a las mujeres. Al igual que ocurricon el movimiento obrero en sus inicios, los pronunciamientosfe-ministasrecurrieron a argumentaciones religiosas para justificar suspresupuestos, tanto en los pases protestantes como en los catlicos.Ello no fuebice para que recibieran ataques por parte de la Iglesia,o para que durante el Sexenio algunas de las mujeres republicanasparticiparan en manifestaciones a favor de la libertad religiosa y apo-yaran medidas anticlericales de sus correligionarios. A pesar de la

    debilidad del asociacionismo femenino, escritoras y activistas de lapoca como M.a Jos Zapata, Modesta Peiri, Guillermina Rojasy Margarita Prez de Celis, analizadas por Gloria Espigado, abrieronel camino al librepensamiento de la generacin posterior. Sin embargo,no podemos deducir de ahque todas las mujeres que experimentaranuna politizacin vinculada al republicanismo o al internacionalismodurante el Sexenio lo reflejaran necesariamente con un distancia-miento de la religin, al menos en los momentos de celebrar losritos de paso o en las ceremonias que formaban parte de las tradicionesreligiosas populares 9.

    A partir de las dcadas finales del siglo XIX, en especial desde1890, las mujeres de orientacin republicana vinculadas con el libre-pensamiento sern las que de forma organizada se movilicen en defen-

    sa de la emancipacin femenina, a la que aspiraban mediante laeducacin y la consecucin de una sociedad laica. Hasta los aosde la Primera Guerra Mundial, en que se agota el modelo del femi-nismo laico y social, se extiende el periodo en el que se producela vinculacin ms clara del laicismo con la lucha feminista. Es lapoca mejor conocida gracias a trabajos como los de Dolores Ramosy Luz Sanfeli. La influencia del modelo secularizador que repre-sentaba la Tercera Repblica Francesa se hizo patente no slo enlos discursos de gnero de los republicanos a ambos lados de losPirineos, sino tambin en los contactos entre librepensadoras repu-blicanas de ambos pases. Aunque la cuestin femenina no habaestado ausente de la discusin pblica en el siglo XIX, es el periodoen que el debate sobre la materia alcanz una mayor resonancia

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    10 RAMOS, M.a D.:La repblica de las librepensadoras (1890-1914): laicismo,emancipismo, anticlericalismo, en RAMOS, M.a D. (ed.): Repblica y republicanas,

    Ayer,60 (2005), pp. 45-74, de donde proceden las ideas que siguen en el texto.Entre otras publicaciones recientes de dicha autora, vanse tambin Federalismo,laicismo, obrerismo, feminismo: cuatro claves para interpretar la biografa de BelnSrraga, en RAMOS, M.a D., y VERA, M.a T. (coords.): Discursos, realidades, utopas.

    La construccin del sujeto femenino en los siglos. XIXy XX,Barcelona, Anthropos, 2002,pp. 125-164; D., La cultura societaria del feminismo librepensador (1895-1918),en BUSSYGENEVOIS, D. (dir.):Les Espagnoles dans lhistoire. Une sociabilitdmocratique(XIXe-XXe sicles),Saint-Denis, PUV, 2002, pp. 102-124. En relacin con la cuestinsocial escribe LACALZADA, M.a J.: Las mujeres en la cuestin social de la Res-tauracin: liberales y catlicas (1875-1921), Historia Contempornea, 29 (2004),pp. 691-717.

    11 SANFELI, L.:Republicanas. Identidades de gnero en el blasquismo (1895-1910),Valencia, PUV, 2005.

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    en la opinin pblica, entre otras razones porque, como seala DoloresRamos, apareca ligada a otros temas candentes del momento, comola cuestin religiosa, la social y la nacional 10. En las filas republicanasese debate puso de manifiesto las discrepancias que generaba la visinmasculina predominante de la laicidad. Partiendo de ella, sus defen-sores, como ha mostrado Luz Sanfeli para el republicanismo deValencia (blasquismo), esperaban remodelar las relaciones de gnerodentro del hogar, regular el acceso de las mujeres a los espaciospblicos e influir en la formacin de las subjetividades femeninasalejndolas de la influencia clerical y atrayndolas a la va de la razn,el progreso y la ciencia. Las crticas procedan de aquellas mujeres

    librepensadoras que cuestionaban dicha visin en la medida que limi-taba sus posibilidades de acceso a la esfera pblica y las subordinabaa las consideraciones de los hombres republicanos. Ellas plantearonuna ciudadana cvica que situaba el papel de las mujeres en la apro-piacin y difusin de la educacin laica y de la accin secularizadora.Y, aunque no demandaran el voto, apostaban por tener una mayorpresencia en la esfera pblica, entre otras cosas para llevar a caboacciones en defensa de los presupuestos laicistas. Para dar ese salto,sin embargo, tuvieron que superar el recelo de sus correligionariosinsistiendo en la necesidad de contrarrestar la accin que estabanllevando a cabo las mujeres catlicas con el apoyo de la jerarquay del asociacionismo catlico 11.

    Los republicanos construyeron distintas imgenes sobre las muje-res. De ellas idealizaron la de la mujer republicana, garante de lasociedad del progreso. Instruida y con una cierta autonoma personal,

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    12 SANFELI, L.:Republicanas..., op. cit.,pp. 129-209; D.,Familias republicanase identidades femeninas en el blasquismo: 1896-1910, en RAMOS, M.a D. (ed.):

    Repblica y republicanas, Ayer,60 (2005), pp. 75-103, donde contrasta las identidadesfemeninas construidas por el discurso republicano masculino y el femenino. Vesetambin SALOMN CHLIZ, M.a P.: Beatas sojuzgadas por el clero: la imagen delas mujeres en el discurso anticlerical del primer tercio del siglo XX, Feminismo/s,2 (diciembre de 2003), pp. 41-58.

    13 RAMOS, M.a D. :La Repblica de las librepensadoras (1890-1914)...,op. cit.,artculo en el que analiza las alianzas entre compaeras como forma de lucha porel laicismo.

    14 ORTIZALBEAR, N.:Las mujeres en la masonera,Mlaga, Universidad de Mlaga,2005.

    15 RAMOS, M.a D. :Heterodoxas religiosas, familias espiritistas y apstoles laicas

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    deba mostrar su adhesin al republicanismo y al anticlericalismotransmitiendo los principios republicanos a los hijos y participandoen los espacios pblicos que la sociabilidad republicana pona a sualcance. Era una concepcin subordinada a los deseos y necesidadesdel marido republicano, que no todas las mujeres republicanas com-partan 12. Tampoco las feministas librepensadoras. Segn DoloresRamos, tenan una concepcin del feminismo que reclamaba el pasodela mujer a laesfera pblica, demandaban que se revisara el conceptode Repblica en sus contenidos polticos y sociales y se preocuparonpor promover el proceso secularizador 13.

    El librepensamiento de estas mujeres les llevaba a estar en con-

    tacto con la masonera y tambin con mbitos espirituales distintosdel catlico, como el espiritismo. En aqulla prevalecan modelosfemeninos que reproducan valoraciones crticas muy similares a lasdel discurso republicano en cuanto a la vinculacin de las mujerescon la religin. A pesar de las limitaciones que imponan las tradicionesmasnicas, que restringan severamente la presencia femenina en susfilas, se pueden constatar tanto afiliaciones de mujeres a las logiasmasculinas como una actividad de las masonas a favor de una eman-cipacin femenina vinculada con el laicismo 14. En cuanto al espi-ritismo, partidario de la educacin y de la propaganda laicas, compartaelementos de la cultura poltica republicana y anarquista. Desde laperspectiva de gnero resulta especialmente interesante porque elespiritismo presentaba como modelo de feminidad a las apstolas

    laicas: mujeres-gua o maestras comprometidas con la labor espi-ritual, de las que resaltaba la importancia del componente racionalen conjuncin con el intuitivo 15. Cabra plantearse si esta vinculacinentre espiritismo y feminismo librepensador guardaba alguna relacin

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    a finales del sigloXIX: Amalia Domingo Soler y Beln de Srraga Hernndez,HistoriaSocial,53 (2005), pp. 65-83.

    16 EVANS, R. J.:Feminism and anticlericalism in France, 1870-1922,The His-torical Journal,25, 4 (1982), pp. 947-949.

    17 SALOMNCHLIZ, M.a P.: Espejos invertidos? Mujeres clericales, mujeresanticlericales,Arenal(en prensa).

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    con el fundamento religioso de los pronunciamientos feministas demediados del siglo XIX. En todo caso, estaba en concomitancia conlo ocurrido en otros pases del entorno, como Francia, donde sehan rastreado los orgenes filantrpicos y religiosos, ligados en especialcon el protestantismo, de los movimientos feministas 16.

    A pesar de las lagunas existentes, conocemos cada vez mejorla evolucin del feminismo librepensador de entresiglos. Por el con-trario, sigue siendo un periodo bastante inexplorado por lo que res-pecta a las mujeres catlicas. Algunos trabajos constatan que tambinpor entonces comenz a surgir entre ellas una cierta movilizacinligada al catolicismo social y a las incursiones en la batalla cleri-

    calismo/anticlericalismo en defensa de los presupuestos confesionales.En este sentido, se puede establecer una comparacin de sus plan-teamientos y sus acciones con los de sus rivales laicistas, dado queen ocasiones parecan comportarse como espejos invertidos 17. Perosiguen sin ser investigadas en profundidad las caractersticas, el dis-curso y la accin de estas catlicas, quienes, a pesar de carecer deuna estructura organizativa amplia, segn parece, debieron de alcanzarcierta relevancia, puesto que, como hemos mencionado, las propiasrepublicanas las pusieron como ejemplo para justificar ante sus corre-ligionarios la necesidad de contrarrestar la influencia de aqullas orga-nizndose y actuando en la esfera pblica.

    Al debate sobre la cuestin femeninaen ese periodo de entre-siglos no fue ajeno el proceso percibido, pero apenas estudiado paraEspaa, de feminizacin de la religin que se desarroll a lo largodel XIX. Sus repercusiones van ms all de la evolucin de la reli-giosidad y de la prctica religiosa. Aunque la feminizacin de la religinfue comn a pases protestantes y catlicos en el XIX, no tuvo lasmismas consecuencias en la valoracin de la diferencia sexual, segnha destacado Nerea Aresti. En los segundos, las relaciones conflictivasentre el catolicismo y el liberalismo condicionaron que la imagende la feminidad quedara asociada con la religin catlica y la tradicinfrente a los valores liberales del progreso y de la ciencia, encarnados

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    18 ARESTI, N.: Mdicos, Donjuanes y Mujeres Modernas. Los ideales de feminidady masculinidad en el primer tercio del siglo XX, Bilbao, Universidad del Pas Vasco,2001, pp. 17-44. Vase tambinElngel del hogar y sus demonios. Ciencia, religiny gnero en la Espaa del siglo XIX,Historia Contempornea,21 (2000), pp. 363-394.

    19 Un balance de los trabajos e interpretaciones sobre dicho proceso y sus cone-xiones con la movilizacin de las mujeres por el catolicismo, en BLASCOHERRANZ, I.:Gnero y religin: de la feminizacin dela religin a la movilizacin catlica femenina.Una revisin crtica, Historia Social, 53 (2005), pp. 119-136; de donde procedenlas palabras entrecomilladas. Una incursin en un aspecto de la feminizacin dela religin, el relativo al crecimiento de las rdenes femeninas en la segunda mitaddel siglo XIX, en MORENOSECO, M.: Religiosas, jerarqua y sociedad en Espaa,1875-1900,Historia Social,38 (2000), pp. 57-71.

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    por la masculinidad. El discurso cientfico de la poca ahond esabrecha sancionando con la autoridad incontestable que detentabaen la era del positivismo los prejuicios sobre la inferioridad de lasmujeres 18. La feminizacin de la religin favoreci, pues, el triunfode una imagen predominante de la mujer vinculada a la religin.Influy, adems, en la configuracin de las mujeres como sujetospolticos; ofreci, a unos, argumentos para negarles el derecho desufragio cuando tal posibilidad se comenza plantear; dio, a otros,razones para pensar en ellas como un activo fundamental en la luchacontra la secularizacin; y, en palabras de Inmaculada Blasco, cons-tituyuna condicin de posibilidadpara articular un movimiento

    femenino organizado y numeroso 19.Si se sabe ms de las feministas y republicanas laicistas que de

    las catlicas movilizadas con anterioridad a los aos de la PrimeraGuerra Mundial, ocurre lo contrario a partir de esa fecha, hechoque dificulta la comparacin entre ambos sectores rivales. A la parque se disipaba el laicismo como elemento aglutinante del ideariodel feminismo librepensador, el movimiento catlico femenino adqui-ri una creciente presencia social a partir fundamentalmente de laconstitucin de la Accin Catlica en 1919. Las investigaciones exis-tentes sobre las mujeres catlicas se centran en lapoca subsiguiente,si bien rastrean los orgenes en la labor asociativa desarrollada enlas dos dcadas anteriores. Amelia Garca Checa, por ejemplo, abordael anlisis de la accin social catlica femenina en Catalua. Destacael protagonismo de las asociaciones femeninas en la labor desarrolladapor el catolicismo social, la sociologa de sus integrantes, su ideologay labor prctica, ascomo las consecuencias que para las relacionessociales entre hombres y mujeres implicla ampliacin de la actividad

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    20 GARCACHECA, A.: Ideologa y prctica de la accin social catlica femenina.Catalua, 1900-1930,tesis doctoral (indita), Departament dHistria Contempornia,Universitat de Barcelona, 2001, de cuya p. 630 procede la cita.

    21 BLASCOHERRANZ, I.: Paradojas de la ortodoxia. Poltica de masas y militanciacatlica femenina en Espaa (1919-1939), Zaragoza, Prensas Universitarias de Zaragoza,2003.

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    pblica de las catlicas. Aunque recalca que la Iglesia desarrollundiscurso para mantener el control efectivo del movimiento, cuestionala creencia de que las mujeres adoptaran un papel pasivo o irrelevante.Antes al contrario, muestra cmo algunas mujeres de la burguesacatalana aprovecharon la oportunidad que les brindaba la labor cat-lico-social que desempeabanpara incrementar su presencia en laesfera pblica, cambiar determinadas situaciones que considerabaninjustas de acuerdo con sus intereses, y para obtener reconocimientosocial. Un reconocimiento que tambin naca de la revalorizacinde las funciones tradicionales de la mujer como esposa y madre,por el poder social que les confera su capacidad de influencia en

    la familia. Se fue configurando as, segn Garca Checa, un nuevoprototipo femenino, de mujer moderna, instruida y portadora delos valores tradicionales de la cultura catalana, aunque sin trastocarlos elementos definitorios bsicos de la identidad femenina 20.

    La movilizacin de las mujeres catlicas en el contexto de lacreciente poltica de masas de los aos veinte y treinta centra laatencin del trabajo de Inmaculada Blasco21. Conecta las relacionesde gnero de la poca con los procesos de democratizacin polticay de construccin nacional. Y, entre otros objetivos, cuestiona unaidea tan reiterada en la historiografa como la de la sumisin y lamanipulacin de las mujeres en su relacin con el catolicismo. Destacaque, respetando la doctrina de la Iglesia y apelando a las diferenciasde gnero, las mujeres de Accin Catlica demandaron cambios socia-les y legislativos en beneficio de las mujeres y reclamaron el derechoal voto basndose en las nociones catlicas de gnero, religin ypatriotismo. Superaron as los lmites caritativos y piadosos de laaccin catlica tradicional y contribuyeron a la politizacin de lasmujeres catlicas dotndolas de una identidad poltica como catlicas.Todo ello favorecila rapidez y el xito de su movilizacin polticauna vez iniciada la Repblica. Blasco subraya tambin las paradojasque provocen muchas militantes catlicas el contraste de sus tra-yectorias profesionales y vitales con los esquemas de gnero que

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    22 En el activismo de las catlicas insiste tambin MORENOSECO, M.:Mujeres,clericalismo y asociacionismo catlico, en CUEVA, J. de la, y LPEZVILLAVERDE, A. L.(coords.): Clericalismo y asociacionismo catlico en Espaa: de la Restauracin a laTransicin,Cuenca, Universidad de Castilla-La Mancha, 2005, pp. 107-131.

    23 ARCEPINEDO, R.: De la mujer sociala la mujer azul: la reconstruccin dela feminidad por las derechas espaolas durante el primer tercio del siglo XX,Ayer,57 (2005), pp. 247-272. A ese respecto, y aunque se salga del marco temtico deeste balance, resulta muy esclarecedora la implicacin activa de una elite de mujeresfascistas en la definicin de modelos de feminidad que subyaca a la lucha porel control del Auxilio Social, tal como muestra CENARROLAGUNAS, A.: La sonrisa

    de Falange. Auxilio Social en la guerra civil y en la posguerra, Barcelona, Crtica,2006, pp. 73-107.

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    defendan. Esto resultespecialmente evidente desde el segundo bie-nio, cuando, frente a la legislacin laicista republicana, comenzarona postular la necesidad de que las mujeres catlicas asumieran susresponsabilidades sociales retirndose al mbito domstico comomejor modo de preservar la familia catlica, la religin y unos con-tenidos de gnero que se consideraban amenazados por aqulla.

    A pesar de las diferencias de tema y de enfoque de los dostrabajos mencionados entre la historia social y de gnero, el primero;ms orientado por la historia de gnero y de los movimientos sociales,el segundo, ambas historiadoras destacan la participacin activade las mujeres catlicas en la configuracin de los modelos feme-

    ninos 22. Frente a esta posicin se encuentra la defendida por RebecaArce en su anlisis de las bases ideolgicas del discurso franquistade gnero, que sita en el discurso catlico tradicional del primertercio del siglo XX. Insiste en la definicin de la feminidad comodiscurso dominado, fijado desde el exterior del grupo con la finalidadde ejercer dominacin sobre l y, siguiendo a Bourdieu, habla dela violencia simblica necesaria para su implantacin 23. Adopta,pues, una perspectiva de anlisis de la construccin de la identidadfemenina como algo impuesto desde fuera a las propias mujeres.

    El catolicismo no slo definila identidad femenina de las mujeresvinculadas a la Accin Catlica y a las organizaciones del catolicismosocial. Como ha mostrado Miren Llona mediante el recurso a la

    historia oral, el apego a la religin catlica configur una partesustancial de la feminidad de clase mediaentre las mujeres bilbanasde esa extraccin social. Esa identidad de clase adquiri forma enun feminismo de carcter catlico y conservador, que, desde el puntode vista poltico, se articulprincipalmente en torno al nacionalismo

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    24 LLONA, M.: Entre seorita y garonne. Historia oral de las mujeres bilbanasde clase media (1919-1939),Mlaga, Universidad de Mlaga, 2002, de cuya p. 300procede la frase entrecomillada.

    25 SALOMN CHLIZ, M.a P.: Las mujeres en la cultura poltica republicana:religin y anticlericalismo,Historia Social,53 (2005), pp. 113-118; ORTIZALBEAR, N.:

    Las mujeres en la masonera..., op. cit.Los cambios en sentido secularizador se reflejarontambin en las vidas privadas, incluida la sexualidad, como analiza ARESTI, N.:Lanueva mujer sexual y el varn domesticado. El movimiento liberal para la reformade la sexualidad (1920-1936),Arenal,9:1 (enero-junio de 2002), pp. 125-150.

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    vasco. La interrelacin entre las categoras de gnero, clase e identidadnacional que se produce en el proceso de construccin de identidadesindividuales constituye el eje vertebrador del trabajo, lo que representauna aportacin novedosa en el panorama historiogrfico espaol 24.

    En conjunto, se constata que en los aos veinte y treinta lascatlicas parecieron ganar la partida de la movilizacin, sobre todoen los aos de la Segunda Repblica, una vez aprobado el sufragiofemenino. El laicismo perdi fuerza como componente movilizadoren beneficio de la lucha por el sufragio y, aunque no desaparecide los presupuestos de muchas de las mujeres que luchaban porconseguir el voto, se diluycomo principio gua de la organizacin

    y de la accin femeninas. Resulta ms difcil de rastrear al dejarde ser un elemento movilizador, pero continu siendo un plantea-miento con el que se identificaban muchas mujeres republicanas,socialistas y anarquistas en sus textos, conferencias y actividades pbli-cas y privadas 25. Los objetivos de la posterior represin franquistasobre esas mujeres, ascomo la machacona insistencia del rgimenpor imbuir al gnero femenino de los ideales nacionalcatlicos, cons-tituyen un indicio del avance de los presupuestos secularizadoresentre las mujeres durante los aos de la Segunda Repblica.

    De apoyar las concepciones nacionalcatlicas, la rama de mujeresde Accin Catlica pas a participar de la apertura reformista queimpregna algunos sectores del laicado desde los aos sesenta. Ladistancia ideolgica radical y la conflictividad que haban marcadola actividad de catlicas y laicistas desde finales del XIXparecieronsuperarse en losltimos aos del franquismo. En una sociedad espa-ola ms secularizada, las catlicas plantearon una cierta unidad deaccin con las feministas laicas asentada sobre un referente anti-franquista comn. El antiguo conflicto clericalismo/anticlericalismopareca haberse evaporado, entre otras razones por la actitud dedistanciamiento crtico adoptada por la Iglesia ante el rgimen. Y

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    26 MORENOSECO, M.:Cristianas por el feminismo y la democracia. Catolicismofemenino y movilizacin en los aos setenta,Historia Social,53 (2005), pp. 137-153;D., De la caridad al compromiso: las mujeres de Accin Catlica (1958-1968),

    Historia Contempornea,26 (2003), pp. 239-265; SALAS, M., y RODRGUEZ DELECEA,T.: Pilar Belosillo: nueva imagen de la mujer en la Iglesia, Madrid, Federacin deMovimientos de la AC, 2004; BLASCOHERRANZ, I.: Pilar Belosillo y Mary Salas:el acompaamiento para recibir el cambio con alegra en la Iglesia espaola delos aos cincuentay sesenta, en MUOZ, A. (coord.):De compaas y acompaamientos,

    las trastiendas del individualismo,Bilbao, Descle De Brouwer (en prensa).

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    adems, las mujeres catlicas se regan con una mayor independenciarespecto de la doctrina fijada por la jerarqua 26.

    Feminizacin de la religin, culturas polticasy construccin de las identidades de gnero

    Como se puede apreciar en este breve recorrido por las publi-caciones ms recientes que abordan la religin y el laicismo desdela perspectiva de gnero, el hilo conductor que las orienta pasa porlos cambios en las relaciones de gnero ligados al proceso de incor-

    poracin de las mujeres almbito pblico. Dichos estudios han con-firmado las limitaciones de la concepcin de las esferas radicalmenteseparadas, debido tanto a la imbricacin entre lo privado y lo pblicocomo al acceso a lo pblico justificado en nombre del maternalismosocial.

    Al incidir en esta idea, estos trabajos plantean algunas cuestionesde fondo. Si bien resulta indiscutible que las mujeres quedaron apar-tadas de la actividad poltica, estaban tan excluidas de la esferapblica como se deduce de la imagen del ngel del hogar?; hastaqupunto se reprodujo el esquema ingls de las esferas separadasen Espaa y en otros pases catlicos? Alguno de los estudios objetode este balance cuestiona la validez de la aplicacin automtica alcaso espaol que se hace de ese ideal, caracterstico de las sociedadesburguesas decimonnicas del mundo anglosajn de tradicin pro-testante. Nerea Aresti niega que se reprodujera en Espaa dichomodelo y sita las bases del discurso espaol de la domesticidaden el pensamiento catlico tradicional. Resultara aconsejable plantearde forma comparada con lo que ocurre en otros pases catlicos,como Francia, la respuesta a esas preguntas. Ello ayudara tambina valorar el arraigo de la tradicin catlica espaola en sus justos

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    27 ROMEO, M.a C.: Destinos de mujer: esfera pblica y polticos liberales,en MORANT, I. (dir.): Historia de las mujeres en Espaa y Amrica Latina, III, El

    mundo contemporneo, Madrid, Ctedra, 2006; D., Liberalismo e historia de lasmujeres: un esfera pblica definida y homognea? (en prensa); ESPIGADO, G.:Mujeresradicales: utpicas, republicanas...,op. cit.;SANFELI, L.: Familias repu-blicanas e identidades femeninas en el blasquismo..., op. cit.Para el caso francs,FRAISSE, G.:Los dos gobiernos: la familia y la ciudad,Madrid, Ctedra, 2003.

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    trminos y a no considerarla como la nica explicacin de las dife-rencias que se pueden apreciar entre el ideal de la domesticidadexistente en el pas y el concepto del ngel del hogar anglosajn.Entre otras razones porque existan otras culturas polticas en la Espa-a del XIXvinculadas a la herencia ilustrada y liberal, desde las quese fue construyendo igualmente la feminidad.

    Surgen cada vez ms evidencias de que, a pesar del carcterpreponderante del esquema de la domesticidad en el siglo XIX, hubootras formas de imaginar el ideal femenino. Cargar las tintas exce-sivamente en el antifeminismo del liberalismo o asumir de formamecnica la visin de la mujer como ngel del hogar dificultan el

    camino para interrogarse sobre ellas. Si en el liberalismo de la primeramitad del XIXel ideario domstico de gnero no fue monoltico,para los aos del Sexenio Revolucionario Gloria Espigado escribesobre mujeres prximas al republicanismo y al internacionalismo alas que la res publica no les era en absoluto indiferente. Por otraparte, segn Luz Sanfeli, los discursos de republicanas de comienzosdelXXmuestran el papel activo de las mujeres a la hora de conformaridentidades femeninas, poniendo en cuestin las que venan definidaspor el discurso republicano masculino. En otras palabras, los ejemplosde mujeres que aparecen a lo largo de las publicaciones reseadasen este artculo obligan a matizar, cuando menos, la idea aceptadapor la mayora de los estudios que asumen que en la Espaa del

    XIXse reprodujo el modelo ingls de las esferas separadas 27.

    Como ocurre en otros temas abordados desde la historia de gne-ro, predomina la tendencia a investigar las cuestiones que nos ocupandedicando una atencin preferente a las figuras que encabezaronlas posiciones laicistas y catlicas. Resulta razonable este enfoque.Por un lado, permite sacar a la luz la labor de mujeres que, a pesarde haber desempeado un papel activo en la historia, haban pasadodesapercibidas anteriormente; por otro, constituye una va de cono-cimiento para ahondar en los crculos socio-polticos y culturales enlos que ellas se desenvolvan. Sin embargo, sera necesario ir ms

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    28 Ambos ejemplos en MIRA, A.:Mujer, trabajo, religin y movilizacin socialen el sigloXIX...,op. cit.,p. 86.

    29 LACALZADA, M.aJ.:Las mujeres en lacuestin socialde la Restauracin...,op. cit., p. 708, donde cita ideas similares, en palabras de una masona, sobre el

    papel que corresponda a las mujeres en convencer a sus familiares hombres paraque trabajaran en pro de las mujeres v ctimas de lacuestin social.

    30 ROMEO, M.a C.:Liberalismo e historia de las mujeres: una esfera pblica

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    all e interpretar su contribucin desde una perspectiva social msamplia.

    Una posible lnea de investigacin pasara por prestar atencinno slo a los canales formales de sociabilidad y de accin quelas mujeres fueron abriendo en la esfera pblica (escritos, prensa,manifestaciones, organizaciones...), sino tambin a los mecanismosinformalesde intervencin en lo pblico. Sabemos, por ejemplo,de la existencia de mujeres de sectores populares que rompan conel esquema delngel del hogar y participaban en mtines y reuniones(1873), en los que se contrapona la religin a la libertad de la mujer.Mientras, hacia 1871, seoras respetables, que se autocalificaban de

    cristianas y rechazaban la posibilidad de verse involucradas en poltica,participaban activamente en la Sociedad de Esclavos en Madrid afavor de la abolicin de la esclavitud, alegando lalegtima influenciaque les correspond[a] en el seno de la familia 28. Igualmente pre-dominaba en los republicanos de principios del siglo XX la idea deque las mujeres influan en lo pblico a travs del control de loprivado, de los lazos familiares y afectivos. El argumento les serv apara atacar la supuesta capacidad de presin que ejercan las damascatlicas sobre los comportamientos sociales de familiares, allegadosy dependientespor ejemplo, el boicot a comercios que no cumplancon el descanso dominical, o hacer el vaco en pblico a las pocasmujeres distinguidas que no seguan los dictados clericales; pero

    tambin recurr

    an a esa idea para proclamar la necesidad de hacerde sus mujeres buenas republicanas que educaran en los valores

    laicos a sus hijos 29. Estos ejemplos constituyen evidencias que apuntanen la direccin sealada por algunas investigaciones recientes parael sigloXIX, que resaltan el valor de las redes de sociabilidad informalescomo la familia, las relaciones de amistad o de comunidad, en lasque las mujeres ocupaban un papel central, a la hora de interpretaradecuadamente la incidencia femenina en la vida pblica, inclusoen su dimensin poltica 30.

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    definida y homognea?(en prensa). El caso britnico es quizs el ms investigadoen esta direccin; vase, por ejemplo, ROGERS, H.: Women and the People: Authority,

    Authorship and the Radical Tradition in Nineteenth-Century England,Aldershot, Ashgate,

    2000.31 DOMNGUEZREMN, M.a:Opiniones de mujeres (conferencias),Zaragoza, Dipu-

    tacin Provincial de Zaragoza, 2004, edicin facsmil, pp. 100-102.

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    Esta orientacin tambin podra enriquecer un tema de estudioinexcusable como es la relacin de catlicas y laicistas con el procesode construccin de la nacin espaola, en el que apenas se ha pro-fundizado si exceptuamos las investigaciones de Inmaculada Blascosobre las mujeres de Accin Catlica. Permitira descubrir nuevasimplicaciones femeninas en elmbito social y pblico relevantes paradicho proceso, ms allde los papeles que normalmente se les atri-buyen como reproductoras y transmisoras de tradiciones culturalesa las nuevas generaciones.

    A comienzos del siglo XX la idea de que el cristianismo habadignificado y liberado a la mujer pareca bastante extendida. Tanto

    como para que los anticlericales de la poca se vieran obligadosa desmentirla. Reproducan citas misginas de la Biblia o referanhechos histricos, sobre todo de la Edad Media, que mostraban elmenosprecio eclesistico por las mujeres. A pesar de ello y de lamisoginia que desprendan muchos textos eclesisticos, dicho pre-supuesto goz de un largo recorrido. En los aos treinta, MaraDomnguez, socialista y primera mujer alcaldesa de Espaa, negabala veracidad de tal aserto en una conferencia ante sus convecinosdel medio rural 31. De dnde surga dicha afirmacin? Cmo ycundo se fue afianzando? Sermones, cartas y pastorales de lossiglos XIXy XXpueden resultar magnficas fuentes para averiguarlo.Ello brindara nuevas pistas sobre el proceso de feminizacin dela religin en Espaa, un proceso tan poco estudiado que apenasconocemos su evolucin en el tiempo, sus causas y manifestacioneso los discursos que lo mediaron.

    Convendra igualmente estudiar a catlicas y laicistas de formainterrelacionada y no como compartimentos estancos. Los estudiossobre el conflicto clericalismo/anticlericalismo han mostrado la con-veniencia de analizar a ambos contendientes de esa manera en lamedida en que sus posiciones se retroalimentaban. Adems, y a pesarde las diferencias ideolgicas y organizativas existentes entre aqullas,compartan muchos procesos en los que se encontraban involucradas.

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    Desde finales del siglo XIX, por ejemplo, todas afrontaron el procesode secularizacin unas fomentndolo, otras contrarrestndolo;contribuyeron de una u otra forma a los cambios en la nocin demujer, a la transformacin de los modelos femeninos decimonnicos,a los papeles que las mujeres fueron asumiendo en la nueva sociedadde masas y a la necesidad de defender la educacin femenina yel acceso de las mujeres al mundo profesional.

    Dado que la identificacin de la mujer con la religin ha fun-cionado en la contemporaneidad como un elemento central en laconfiguracin de las identidades femeninas bien para resaltarla,bien para demandar la emancipacin de las mujeres con respecto

    a la influencia clerical, profundizar en la relacin laicis-mo/gnero/religin contribuira arrojar luz sobre distintos temas yamencionados: entre ellos, el proceso de feminizacin, el modelo olos modelos de feminidad que se proponan desde cada cultura polticay las actitudes adoptadas por las mujeres aceptando, cuestionando,llevando al lmite o modificando dichos modelos. Ello permitirapre-hender mejor los modos y experiencias mediante los cuales las mujeresse implicaban en su entorno sociocultural y poltico como sujetoshistricos activos, y no como meros sujetos pasivos de unos modelosde feminidad definidos desde fuera con objeto de perpetuar sudominacin.