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Mujeres en el Museo de Zaragoza Una mirada en igualdad

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Mujeres en elMuseo de ZaragozaUna mirada en igualdad

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Mujeres en elMuseo de Zaragoza

Una mirada en igualdad

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Prólogo

Las diferentes manifestaciones artísticas que se han dado desde la antigüedad hastala actualidad son un espejo en el que se refleja la imagen de las mujeres y sus diversoscontextos sociales, lo que permite poner de manifiesto, con bastante precisión, los rolesque asumió la mujer a lo largo de la historia.

Su propia condición femenina la abocó a un papel secundario que limitó sus derechosy su libertad, quedando relegada a labores tenidas como secundarias pero que, sin embargo,son esenciales para la permanencia de la misma especie humana. A lo largo de las centurias,las mujeres fueron tomando conciencia de esta injusta desigualdad e iniciaron una tímiday larga carrera en pos del reconocimiento de sus derechos. Llegado el siglo XIX algunaspocas lograron romper estas barreras, solo bien avanzado el siglo XX la mujer occidentalempieza a ser protagonista de su propia historia y va a ver alcanzados muchos de losobjetivos soñados.

A través de sus fondos, el Museo de Zaragoza expone clarificadores ejemplos de laevolución de la idea de mujer en la pintura, escultura o el grabado. Mediante diferentesiconografías se perfila el papel de las mujeres en la sociedad que, por otro lado, quedacondicionado por la percepción personal que tuvo cada artífice del universo femenino.Los creadores fueron mayoritariamente hombres, pues son pocas las mujeres artistascuyos nombres han llegado hasta nosotros. Y aunque hoy sabemos que siempre las hubo,trabajaron a la sombra y en nombre de los varones, por lo que su actividad no se veráreconocida y normalizada hasta el siglo XX.

La presente publicación se enmarca dentro del programa Cultura en Igualdad: Mujeresen Museos, Archivos y Bibliotecas, promovido por la Dirección General de Cultura delGobierno de Aragón. En estas páginas pretendemos poner de relieve el papel de la mujera lo largo de la historia, comprender el lugar que ha ocupado (no tan invisible ni secundariocomo interesadamente se ha querido contar) y, al escudriñar los mecanismos que la hancondenado a la penumbra, reflexionar sobre de dónde venimos, quiénes somos y, especial-mente, en qué tipo de sociedad queremos convertirnos.

Isidro Aguilera AragónDirector del Museo de Zaragoza

Prólogo

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Mujeres en el Museo de Zaragoza Una mirada en igualdad

Prehistoria

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La mujer creadora, educadora, cuidadora y sacerdotisaLas aproximaciones feministas han contribuido a reorientarel debate teórico en la arqueología durante las últimas décadasy han demostrado la necesidad de recuperar la importanciadel papel de las mujeres en el pasado y de dar cabida a lasactividades que han realizado a lo largo de la historia. Elobjetivo actual reside en sacar a la mujer del papel pasivo ysecundario que le ha sido otorgado durante años, fruto deuna visión androcéntrica sobre los roles femenino y masculino.A día de hoy, las últimas investigaciones coinciden en afirmarque las mujeres tuvieron un papel fundamental en el desarrollode los grupos humanos ocupándose de tareas esenciales parasu permanencia.

Nada hace pensar que el hombre dominara sobre la mujeren la prehistoria. Se trataría, sencillamente, de un reparto detareas. Las actividades domésticas, tecnológicas o de produc-ción, relacionadas con el mantenimiento de la vida en losgrupos humanos serían prestadas por las mujeres. Esto inclui-ría la alimentación, los cuidados y la salud pública, así comola gestación y la crianza, indudablemente ligadas a las mujeres.También participarían de forma activa en cuestiones religiosasy sociales.

1Reconstrucción del interiorde las viviendas (maqueta)Cabezo de Monleón (Caspe,Zaragoza)Edad del Bronce FinalNIG 28803

Reproduce el interior de una vi-vienda de piedra, barro y ramajesdistribuida en tres espacios. Semuestran todos los detalles inclu-yendo un banco de trabajo y alma-cenamiento, el hogar en el centrode la vivienda con todo el instru-mental de uso habitual (morillos,recogedor de cenizas, recipientesde cocción… entre otros) y variasmujeres manipulando alimentos.Al fondo de la estancia central semuestra un almacén con grandesrecipientes de reserva. En la zonaexterior se reproduce un grupode hombres que vuelve de la cazay una mujer que alimenta aves.

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Prehistoria 5

2Vasija con decoración acanaladade ciervosCabezo de Monleón (Caspe,Zaragoza) s. X-VIII a. C.Edad del Bronce FinalNIG 01606

Vasija con decoración zoomorfaexcepcional para la época en elvalle del Ebro. Destaca el ciervoque la decora y que representa lafertilidad y la renovación de lanaturaleza, que se asocia a sullamativa berrea y a la muda anualde sus astas.

Se trata de tareas que han sido descuidadas en los discursosteóricos tradicionales, restándoles la importancia que suponenpara nuestro desarrollo. Esto ha conducido a una invisibili-zación de las mujeres, de su papel y aportación a lo largo dela historia de la humanidad.

Estas actividades y su desarrollo, desempeñado principal-mente en los espacios domésticos, han derivado en la deno-minación de “espacios de mujeres” a aquellos lugares dondeprimaría la importancia de las labores de mantenimientopara la supervivencia del grupo social. Allí se llevaría a cabola elaboración y conservación de los alimentos, la preparaciónde las pieles y el trabajo de los textiles para su uso, la perma-nencia del fuego y del lugar habitado.

Mención a destacar requiere la producción de útiles cerá-micos para uso doméstico y ritual que incluye vasos, vasijasy contenedores, de muy variados tipos con un nexo común:su elaboración a manos de mujeres. Es sabido, a día de hoy,que este trabajo sería desarrollado fundamentalmente pormanos femeninas.

Las sociedades de la prehistoria necesitaban sacar partidoa las capacidades de los individuos para su máximo aprovecha-miento. La condición física de los hombres, fuerza y enver-gadura, los hacía idóneos para la caza mayor. La capacidadreproductiva de las mujeres, aspecto fundamental para lasupervivencia del grupo, marcaba la determinación de evitarriesgos. Con este reparto de tareas basado en la práctica diaria,las mujeres se dedicarían a la caza menor, la pesca, el pastoreo,la recolección de frutos, plantas y las tareas productivas delinterior doméstico ya citadas. También podrían fabricarútiles para uso de la vida cotidiana, vinculados al trabajo delas pieles, la caza y la preparación de los alimentos.

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En lo que se refiere al contexto ritual, desde la prehistoriay en etapas posteriores, se adoraría la figura femenina y lamaterna como ejemplo de fertilidad y prosperidad. Se enten-día que la pervivencia del grupo dependía de la procreacióny la salud de los individuos, así como de su mantenimiento.Se venera, por tanto, la capacidad creadora de las mujeres.

Así mismo, las creencias de las culturas primitivas esta-blecían la tierra como deidad suprema vista como una figurafemenina que da vida a todo. Los ciclos de la naturalezamarcan la vida y esto deriva en una asociación mujer-diosa-madre-tierra a la que se dirigen oraciones y rituales.

Por último, otro papel de la mujer en dichas sociedadessería la transmisión de valores y conocimientos. Su mayorpermanencia en el hogar, durante las ausencias de los hombrespor motivos de caza y guerra, las convierte en el eje funda-mental y constante para la formación de los niños y jóvenes,que será básica para la evolución y desarrollo del grupo. Eneste sentido, debemos destacar el papel que jugaron las mu-jeres en los procesos de intercambio cultural. El comerciode mujeres entre grupos lejanos, incluso empleando el rapto,propició que bienes, conocimientos, técnicas y los hábitosculturales femeninos de su lugar de origen se introdujeranen nuevos contextos sociales. Esta contribución se tradujoen el trasvase y difusión de su herencia cultural original a lanueva sociedad en la que se integraron.

Por tanto, resulta patente que la mujer juega un papeldeterminante en los inicios de la cultura humana comocreadora, maestra, curandera y sacerdotisa, labores esencialesque han quedado de manifiesto con el paso del tiempo, porlo que hay que abogar por una visión más igualitaria de suimportancia en las sociedades del pasado.

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3Figura femeninaEl Morrudo (Fuentes de Ebro,Zaragoza) s. VII-VI a. C.Edad del HierroNIG 54274

Esta pieza puede considerarseel antecedente de las terracotasibéricas que representan perso-najes femeninos. Se trata de unarareza, ya que no es frecuentehallar este tipo de ejemplares encontextos de la I Edad del Hierro.

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Protohistoria y Roma

Protohistoria y Roma

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4Pareja de personajesEl Palomar (Oliete, Teruel)s. I a. C. Cultura IbéricaNIG 01965

Fragmento de kalathos con deco-ración pintada de figuras humanasen el que destaca la diferencia enla representación de ambos indi-viduos, que ha llevado a pensaren la posibilidad de que se tratede un hombre y una mujer.El personaje que encajaría con unarepresentación femenina, parecevestir traje cerrado y presenta lacabeza ladeada con peinado debucles. El personaje masculino,con un traje y peinado diferente,podría llevar una espada colgadadel cinturón y parece enlazar lamano de la mujer.

La mujer de las élitesEncontramos ejemplos de distinción de género en las élitesaristocráticas de las sociedades protohistóricas. Sin embargo,las mujeres que alcanzaron mayor representación social entretodas las sociedades antiguas fueron las romanas.

Los dos pilares del mundo romano eran la familia y lapatria y, en ambos, se consideraba que la mujer tenía un papelactivo e importante. En el seno de la familia romana se edu-caba a los ciudadanos que debían engrandecer el Imperio.Allí, en el interior doméstico, las mujeres inculcaban a sushijos los valores tradicionales que consistían en comportarsede acuerdo al rango social, la austeridad y la sobriedad, elpudor e integridad moral, la fe en la palabra dada, la lealtady la justicia, el sentido de la competición y la excelencia militar.

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Esta dedicación educadora convertía a la mujer en la matrona,referencia a la figura ideal femenina que correspondía a laalta sociedad patricia.

La mujer romana estaba sometida a la autoridad del paterfamilias, sin embargo, el estudio del derecho romano hademostrado cómo, con el paso del tiempo, fue adquiriendomayores privilegios en la legislación. Progresivamente, semodificaron leyes para permitir que la mujer pudiese poseer,heredar o administrar sus propios bienes, adquiriendo ciertaautonomía en asuntos de tipo legal y judicial.

Como en toda sociedad, la indumentaria era un símbolode clase y poder social. La vestimenta en la antigua Romadefinía el poder adquisitivo del individuo y, además, distinguíaentre cargos públicos y otras consideraciones. La matronaromana demostraba su posición social con su aspecto quecuidaba con detalle desde el inicio del día. Las patricias comen-zaban el día acompañadas de sus esclavas para llevar a caboel aseo y vestido, al que acompañaban de un elaborado peinadoy maquillaje. A continuación, se colocaban una buena cantidadde joyas, destacando diademas, pendientes y collares. Losenseres y útiles de belleza, adorno y cosmética de las matronasromanas eran la manifestación evidente de su posición.

Los objetos de uso personal que utilizaban para su arregloconsistían en recipientes para cosméticos, ungüentarios, pin-zas, peines y agujas para el cabello denominadas acus crinalesque fueron realizadas preferentemente para uso femenino.Cabe destacar, sin embargo, que este tipo de productos podíautilizarse de manera indistinta entre hombres y mujeres.El cuidado personal y la búsqueda de la belleza son interesescompartidos por ambos sexos en la sociedad romana, perola posesión de determinados artículos de tocador por partede las mujeres era signo de estatus social, ya que el valor demuchos de ellos reflejaba la riqueza de su propietaria.

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5Pendiente de oro con represen-tación de un águila legionariaLa Corona (Fuentes de Ebro,Zaragoza) s. I a. C. Cultura romanaNIG 50891

Está decorado con técnica de fili-grana de hilo y granulado.La estructura general responde aprototipos clásicos. La figura deláguila es un elemento frecuenteen la joyería helenística de lossiglos III-II a.C.

6UngüentarioCabezo de Alcalá (Azaila, Teruel)s. I a. C. Cultura romanaNIG 02133

7Aguja “Acus crinalis”Cabezo de Alcalá (Azaila, Teruel)s. I-II d. C. Cultura romanaNIG 02113

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Protohistoria y Roma 9

8Estela funerariaTarazona (Zaragoza)s. I d. C. Cultura romanaNIG 07627

El legado y la huella para la posteridad es importante para lagran mayoría de las culturas, ya que forma parte del instintode pervivencia que está implícito en el ser humano. Tambiénlo vemos en la antigua Roma y en la multitud de monumentosfunerarios e inscripciones en los que honran a los seresqueridos y a las grandes figuras del Imperio. A este respecto,han llegado a nuestros días ejemplares donde también se citaa las mujeres, como en la estela funeraria procedente deTarazona, que se convierte en texto y oración para el recuerdo:

D(IS) M(ANIBUS) [S(ACRUM)]VAL(ERIÆ) NICOTYCHEN(I)MARIUS MYRONET V(ALERIA) TYCHE FI(LIÆ) PIEN(TISIMÆ)ÍTEM SIBI ET V(ALERIÆ)TYC(H)EN(I) UCSORIF(ACIENDUM) C(URAUERUNT)

Consagrado a los Dioses ManesA Valeria NicotichenaMario Miróny a Valeria Tichena a su hija pietísima

igualmente para sí mismo y para ValeriaTichena su mujerSe preocuparon de hacer el monumento

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La mujer como diosaSin duda, una de las representaciones que mayor valor otorgaa la mujer desde la antigüedad es su visión como divinidad.

Los romanos quisieron recrear en su panteón aquello queconsideraban importante, haciendo especial hincapié en losatributos esenciales para la vida romana. Ello se ve reflejadoen el amplio elenco de diosas donde una de las más relevanteses Minerva. Esta deidad representa la protección de Romay es diosa de la guerra, pero también de la sabiduría, el comer-cio y las artes. Otra de sus facetas es la de Minerva Médica,como sanadora y patrona de la medicina. No es de extrañar,por tanto, que Ovidio la denominase “la diosa de las milobras”.

Venus, que se representa como diosa del amor y la fer-tilidad y fue elegida por Julio César como su protectora.Juno adquiere un lugar principal en el mundo romano alser adorada para salvaguardar la familia, la maternidad ya las mujeres.

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9Estatua femenina icónicas. II d. C. Cultura romanaNIG 07638

Escultura incompleta a falta decabeza y brazos, labrados por se-parado. Versión romana clasicistade un modelo escultórico anterior,probablemente del siglo IV a.C.,con variantes propias de la época.

10Cabeza de Minerva MédicaTarazona (Zaragoza)s. II d. C. Cultura romanaNIG 12117

Formaría parte de una esculturade cuerpo entero que no se haconservado. Los rebajes en frentey perforaciones laterales sugierenque portaría un casco metálico detipo corintio. El peinado es senci-llo, con el cabello recogido en unmoño trasero. Ofrece una imagende aspecto idealizado. Esta escul-tura presidía un santuario dedica-do al culto de las aguas, los bañosde Turiaso, abiertos bajo la advoca-ción de la ninfa indígena Silbis, ala que sustituyó. Algunas hipótesisplantean que sería en este mismobalneario sagrado, pero a finalesdel siglo I a.C., donde el emperadorAugusto obtendría una sanaciónmilagrosa de su enfermedad du-rante las Guerras Cántabras.

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Otra divinidad romana es Ceres. Su importancia viene mar-cada por el valor otorgado a la tierra y su fecundidad, quese materializa en los cultivos y las cosechas. La necesidadde víveres para el mantenimiento de la vida dirige el cultoa esta diosa de la agricultura que también es muy represen-tada en las artes.

Junto a las diosas principales, existía un amplio listadode deidades secundarias que también tuvieron una graninfluencia. Fortuna, diosa romana de la suerte y muy queridapor estar asociada al éxito, establece un vínculo muy impor-tante con la Abundancia y la Victoria. Todas unidas traenla riqueza y engrandecen el Imperio.

La mujer, convertida en diosa, lejos de desempeñar unúnico papel como orante, se erige como protagonista, escuchalas plegarias y atiende a hombres y mujeres en sus ruegos.El éxito, la prosperidad y la riqueza en la antigua Roma serepresentan con forma de mujer. También conceptos comola justicia, la felicidad, la piedad, la verdad y la salud, se en-carnan en figuras femeninas.

11Estatua de la diosa CeresLa Malena (Azuara, Zaragoza)s. IV d. C. Cultura romanaNIG 50985

12Estatua de la diosa Venuss. II d. C. Cultura romanaNIG 07637

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14“Dama de Fuentes”La Corona (Fuentes de Ebro,Zaragoza) s. I a. C. Cultura romanaNIG 07465

Se piensa que representa a la Victo-ria, la diosa que en la antigua Romase asociaba al triunfo, por ello llevaimplícito un carácter triunfal. Elculto a esta deidad se propagó rá-pidamente por el Imperio desdeque el cónsul L. Postimius Megellusle dedicó un templo en Roma en294 a. C. En honor de la Victoriase establecieron Juegos. Augustola ascendió a divinidad tutelar delImperio y protectora del propioemperador, teniendo un impor-tante papel en el ceremonial de lacasa imperial. En el contexto de laHispania romana, la Victoria nosrecuerda los triunfos de César enMunda (44 a. C.). No es de extra-ñar que esta diosa adquiriese unvalor tan importante.

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13Vasija con representación dela diosa FortunaZaragozas. I d. C. Cultura romanaNIG 50030

Este fragmento de vasija muestrados escenas. En la escena de laizquierda se representa un animal,junto a una concha y pequeñasdecoraciones geométricas. En laescena de la derecha se representaa la diosa Fortuna.

Existe una dualidad en la representación de las deidadesfemeninas en las culturas clásicas. En Grecia, por un lado,las mujeres son musas inspiradoras de las artes, capacitadasy dotadas de inteligencia y múltiples saberes. Clío, la queofrece gloria, es la musa de la historia y la poesía épica.Canta el pasado e inspira a los poetas clásicos para recrearlas hazañas de los héroes, por ello otorga la fama, bien muypreciado en la antigüedad. Clío destaca por su memoria yrazonamiento intelectual, así como por la reflexión y la cua-lidad de la belleza para la narración.

Por otro lado, la mujer es sujeto de vida enajenada y, enlas Ménades, alcanza un cariz salvaje, rebelde e irracional.Se las representa danzando embriagadas y poseídas por eldios Baco. En este caso, se reflejan dos tópicos asociados auna visión patricarcal: la mujer como ser incontrolable yobjeto de disfrute masculino, donde destaca la sensualidady la belleza vistas desde una perspectiva androcentrista.

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18VasoColonia Celsa (Velilla de Ebro,Zaragoza) s. I a.C. Cultura romanaNIG 01850

Modiolo de cerámica en terra sigi-llata itálica que se destinaría a usodoméstico para las clases altas. Sufunción sería como contenedor desalsas para servir en la mesa. Estádecorado a molde con una escenabáquica donde cuatro ménadesdanzan con sistros y ligeras túnicas,al son de la doble flauta de un silenoque está sentado en medio de ellas.Realizado por el fabricante y deco-rador: Marcus Perennius Tigranus,uno de los artistas-artesanos másconocidos entre los productoresde Arretium, actual Arezzo (Italia).Las escenas decoradas en la sigillataitálica se caracterizan por su belle-za, que entronca en las formas fina-les del helenismo, así como por elcarácter narrativo que representan.

15Arca ferrataTarazona (Zaragoza)s. I d. C. Cultura romanaNIG 50112

16Victoria aladaZaragozas. I d. C. Cultura romanaNIG 50990

17Mosaico de la musa ClíoZaragozas. II-III d. C. Cultura romanaNIG 48870

Forma parte del pavimento de untriclinium (comedor) que en cadaángulo representaría una musa.Solo Clío se conserva completa,con diadema de plumas y túnica,con stilo y diptychon.

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Gótico y Renacimiento

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19Blasco de GrañénMaría Reina de los Cielosh. 1437-1439. Temple sobre tablaNIG 10037

20AnónimoNuestra Señora con el Niñoen brazosh. 1600. Óleo sobre lienzoNIG 10355

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21Monogramista GBVirgen con el Niñoh. 1520-1530. Óleo sobre tablaNIG 10322

22Maestro de la Magdalena MansiVirgen con el Niñoh. 1520. Óleo sobre tablaNIG 09205

Santas o pecadorasLas obras de arte góticas y renacentistas conservadas en elMuseo de Zaragoza se encuentran estrechamente vinculadasal ámbito religioso y en ellas la mujer se representa según elideal cristiano, cuyo arquetipo es la Virgen María, ejemplode virtud y maternidad al que deben aspirar todas las mujeres.

Los retablos y pinturas de las iglesias y monasterios mues-tran imágenes de santas y vírgenes como modelos a seguirpor el resto de las mujeres. En contraposición, se encuentrala figura de Eva que personifica la lujuria y la maldad.

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23Miguel Jiménez y Martín BernatJuicio Finalh. 1481-1487. Óleo sobre tablaNIG 10026

La tabla que muestra el Descenso a los Infiernos del retablode la Resurrección realizado por Jaime Serra para la iglesiade las Canonesas del Santo Sepulcro de Zaragoza representaa Eva saliendo del infierno. Cristo, rodeado de ángeles, salvadel infierno a un grupo de patriarcas y profetas, mientraslos demonios tratan de impedirlo. Esta iconografía de laPasión y Resurrección se basa en los evangelios apócrifosque describen la entrada gloriosa del Redentor en el averno,representado por la boca con las fauces abiertas del dragónLeviatán, siguiendo la tradición bizantina popularizada enel arte de Europa occidental durante la Edad Media.

La tabla central del retablo de la Santa Cruz de Blesa (Teruel)con la representación del juicio final muestra la resurrecciónde los muertos en el registro inferior y el tribunal celeste enel superior, separados por ángeles tocando unas trompetasque confluyen en la zona central sobre una mujer de espaldascon su larga melena suelta. Las anatomías desnudas de loshombres y mujeres resucitados se tratan de forma somera,sin detalle, la desnudez en la Edad Media se circunscribe a larepresentación de pasajes bíblicos que así lo justificasen.

24Jaime SerraDescenso a los infiernos1381-1382. Temple sobre tablaNIG 10005

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25Juan de la Abadía “El Viejo”Tres escenas de la vida de SanAntonio Abad (fragmento)h. 1471-1498. Óleo sobre tablaNIG 52208

Representa la tentación del de-monio bajo la forma de una bellamujer.

26Jerónimo Vicente Vallejo CosidaEl martirio de san Juan BautistaSiglo XVI. Óleo sobre tablaNIG 51276

Una dulce Salomé recoge en labandeja la cabeza del santo quele entrega el verdugo.

Durante la Edad Media se acentúa la visión de la mujer comoun ser secundario e inferior: Eva se crea a partir de la costillade Adán y además es la culpable de coger el fruto del árbolprohibido y condenar así a toda la humanidad.

En esta idea bíblica se basan san Pablo, los Padres de laIglesia o santo Tomás de Aquino para establecer que la condi-ción humana únicamente se desarrolla por completo en elhombre (imagen y gloria de Dios) siendo la mujer (gloria delvarón) un ser dependiente y de menor dignidad. La esposasolo existe para asistir al varón en la reproducción, limitandosu lugar a lo individual, lo privado y lo doméstico, pues es unser de naturaleza débil, irracional e influenciable que precisaestar sometido a la custodia masculina, ya que es en el hombreen quien predominan el discernimiento y la razón. La mujeres sinónimo del pecado, de la lujuria y es mala porque es latentación que hace que el hombre se desvíe del buen camino.Eva es la primera de una serie de mujeres bíblicas que repre-sentan lo peor del sexo femenino: Lilith, Jezabel, Dalila, Juditho Salomé son ejemplos de mujeres que provocan la muertey la perdición de los hombres.

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29Blasco de GrañénSepulcro de doña María XiménezCornelh. 1427-1451. Temple sobre tablaNIG 09195

Mujeres de la IglesiaEl mundo se consolidó como un todo en el que los hombreseran el centro, los únicos que tenían la posibilidad de cono-cer y entender la verdad revelada por Dios. De esta formael conocimiento se convirtió en un arma potente en manosde la Iglesia que se centralizó en los religiosos y en los laicospoderosos y privilegiados y que fue vetado a la mujer, a laque se relegó a ser esposa y madre.

Las excepciones fueron las mujeres consagradas a la Iglesia,pues estas sí que tuvieron acceso a una formación, siendo losmonasterios y conventos femeninos auténticos centros cultu-rales. Hasta nuestros días han llegado los nombres y las obrasde algunas de estas autoras. Por ejemplo, Hildegarda de Bingen,quizás la escritora más prolífica de la Edad Media, que destacópor sus aportaciones a la literatura, la ciencia y la música, con-tando además con el favor de las élites políticas y religiosasde su tiempo para desarrollar su labor como erudita desde losmonasterios que fundó. O el caso de la monja Ende “pintoray sierva de Dios”, como firma en el códice con los comentariosal Apocalipsis del Beato de Liébana que se conserva en elMuseo de la Catedral de Girona.

Importante es también el papel que los cenobios femeninosjuegan en la promoción artística a través de los encargos querealizan. El ejemplo más paradigmático de este mecenazgoen Aragón es el Real Monasterio de Santa María de Sijena,fundado en 1188 por la reina doña Sancha de Castilla que trasenviudar del monarca aragonés Alfonso II ingresó en el ceno-bio. Vinculado desde entonces a la casa real aragonesa y a laalta nobleza, llegó a ser Panteón Real y Archivo Real de Aragón.

27Rodrigo de SajoniaCristo ante Caifásh. 1515-1519. Óleo y temple sobre tablaNIG 10323

28Rodrigo de SajoniaJesús con la cruz a cuestash. 1515-1519. Óleo y temple sobre tablaNIG 10345

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30AnónimoLa escuela de las Vírgenesh. 1570. Óleo sobre tablaNIG 10106

La pintura de la Escuela de las Vír-genes conservada en el Museohace referencia a la fundación deeste convento. Las azucenas deljardín del primer plano aluden ala virginidad de las religiosas. Elhábito que visten las pupilas estácompuesto por manto azul concruz roja de san Jorge y toca blanca.El papa Paulo IV pont. (1555-1559)confirmó la institución y cambióel hábito de las colegiales, que,hasta entonces, era de paño deBuriel (pardo rojizo), les otorgóel de la Concepción que es el quellevan en esta representación don-de la mismísima Virgen Maríaejerce de maestra de las mucha-chas. Lleva un libro abierto en suregazo y hay otros dos libros enmanos de las jóvenes, uno abiertoy otro cerrado.

Gótico y Renacimiento 19

A lo largo de su historia, las prioras de Sijena ejercieron unimportante patronazgo artístico. En el Museo de Zaragoza seconserva el sepulcro de doña María Ximénez Cornel, condesade Barcelos y priora del monasterio, como indican los escudosde armas que adornan el frontal de su caja sepulcral, realizadapor Blasco de Grañén.

Sijena fue un centro artístico de primer orden, comomuestran las dos tablas conservadas en el museo procedentesde la predela del retablo mayor del monasterio: Cristo anteCaifás y Jesús con la cruz a cuestas, realizadas por Rodrigo deSajonia, anteriormente conocido como maestro de Sijena.Este monumental retablo de pintura fue encargado por lapriora María Ximénez de Urrea quien durante su priorato(1510-1521) hizo uso de su patrimonio familiar para acometerla renovación del patrimonio artístico del cenobio.

En la Edad Media y en la Edad Moderna la mujer continúaexistiendo únicamente a través del padre, del marido o delhijo o en ausencia de estos, del familiar varón más cercano(abuelo, tío, hermano, etc.). Su papel en la sociedad era casarsepara ser madre y si no, ser religiosa.

El Colegio de las Vírgenes de Zaragoza fue una instituciónreligiosa de carácter benéfico que acogió a mujeres solterasy viudas de la nobleza. Fue fundado en 1531 por Juan Gonzálezde Villasimpliz, secretario del rey y conservador del RealPatrimonio en Aragón, en un edificio de su propiedad conce-diendo al efecto las rentas correspondientes. En el mismoingresaron varias hijas suyas: como primera rectora del colegiodoña Ana González y como primeras colegiales doña Isabel,doña Lucrecia y doña Aldonza, sus hermanas. Su instauraciónfue aprobada por Clemente VII y la documentación indicaque don Juan González quiso cambiar el rumbo de la funda-ción encontrando la oposición de su hija, la rectora, que nodudó en trasladarse a Roma y pleitear con su propio padre.Esta obtuvo del Papa importantes privilegios, ampliados conposterioridad con una indulgencia plenaria a favor del cultoeucarístico de las Cuarenta Horas. En 1838 el Colegio de lasVírgenes de Zaragoza fue uno de los conventos suprimidosa raíz de la desamortización de Mendizábal.

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La lectura y la escritura eran tareas que no formaban parteintegral de la educación de las mujeres y se restringían aaquellas que se consagraban a la vida religiosa o a las laicasnobles o pudientes, en ese caso, con carácter meramenteinstrumental para poder ser la primera maestra de su prole,transmisora de los buenos modales, los principios moralesy la fe cristiana. Lo fundamental era que la mujer se instruyeraen el desempeño de aquellas tareas (hilar, bordar, cocinar,cuidar la casa, las faenas del campo, etc.) que eran necesariaspara su papel de ama de casa, esposa y madre.

Mujeres y matrimonioLas mujeres se preparaban desde niñas para el matrimonio.Las dotes femeninas eran un vehículo para construir y man-tener las estirpes de las élites y una forma de garantizarel futuro de las hijas, pues en caso de quedarse viuda o serrepudiada, la mujer podía pedir la restitución de su dote.El valor de esta marcaba el estatus social de la mujer y la queno la tenía, no entraba en el mercado matrimonial porqueno contaba con ese valor transaccional. Es lo que nos cuentala escultura de Damián Forment que ocupó una de las horna-cinas del banco del retablo mayor dedicado a san Nicolás deBari, que se ubicaba en el ábside de la ermita de la localidadde Velilla de Ebro (Zaragoza). En ella se representa la escenade la dote de san Nicolás a las tres hermanas, narrada enla Leyenda dorada de Santiago de la Vorágine, que describecómo el santo salva de un destino abocado a la prostitucióna las tres jóvenes cuyo padre era demasiado pobre para darlesun patrimonio que les permitiera desposarse.

31Damián Forment y tallerLa dote de las tres hermanas1532. Alabastro tallado y policromadoNIG 56874

37.1 /37.2AnónimoSepulcro de don Pedro Fernándezde Híjar (detalles).Finales del s. XIVArenisca tallada y policromadaNIG 32987

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El matrimonio era un contrato de gran importancia tanto parael hombre como para la mujer, pues con los enlaces nupcialesse buscaba incrementar el patrimonio y garantizar la descen-dencia. Era habitual que entre los novios de la nobleza y laburguesía se intercambiasen presentes de boda para lo que seutilizaban los denominados cofrecillos amatorios, que lasmujeres utilizaban para guardar pequeños objetos personalesen sus alcobas. La arqueta que se conserva en el Museo deZaragoza tiene unas inscripciones que aluden a los amoresque el caballero requiere a su dama, pudiéndose relacionarcon la lírica literaria del amor cortés, una concepción idealizada,mística y caballeresca del amor surgida en la Europa medieval.La mujer de nuevo es el objeto de deseo del hombre, unaprueba que este debe superar para así, mediante un juego deseducción, aprender a encauzar sus pulsiones y sentimientos,pues con frecuencia se trata de un amor adúltero o prohibido.

En la realeza la mujer jugaba un papel fundamental en losmatrimonios porque era necesaria para la continuidad de lasdinastías y las alianzas de poder. Las reinas destacaban sobrelas demás mujeres y a menudo se encuentran representadasen retablos y pinturas realizadas bajo patronazgo real. Es elcaso de la reina Sibila de Fortiá, quien aparece junto a su esposo,Pedro IV el Ceremonioso, en la pintura mural La comuniónde los reyes de Aragón de la capilla de santo Tomás de la iglesiade san Miguel de Daroca, en la que reciben la sagrada formade manos de Jesús sacerdote. La pareja real estuvo muy ligadaa la colegiata de santa María de Daroca, para la que donaronen 1348 la custodia de los Sagrados Corporales, encargadaal escultor y orfebre barcelonés Pedro Moragues.

32AnónimoCofrecillo amatorioh. 1400-143o. Madera de pinoestucada, dorada y policromadaNIG 15206

33Maestro de DarocaLa comunión de los reyes deAragónh. 1365-1380. Pintura mural altempleNIG 09187

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Otro ejemplo de mujer regia y poderosa es santa Elena, empe-ratriz romana madre de Constantino, ligada al descubrimientode las reliquias de la Vera Cruz. En el Museo de Zaragoza seconservan varias tablas pertenecientes al retablo de la SantaCruz de la villa de Blesa (Teruel) realizado por los talleres deMiguel Jiménez y Martín Bernat que narran el ciclo dedicadoa la invención y adoración de la verdadera cruz de Cristo segúnla Leyenda dorada de Santiago de la Vorágine. Entre las tablasexpuestas se encuentra La confesión del judío Judas, escena querecoge el momento en el que, tras pasar seis días en un pozoseco por negarse a descubrir la localización del lugar exactodonde se encontraba la Vera Cruz, da a conocer su secreto asanta Elena, liberado ya de su castigo. El acontecimiento sedesarrolla en un ambiente cortesano propio del reinado delos Reyes Católicos, las actitudes y atavíos de los personajesrepresentados nos revelan su condición social como judíos ycristianos. Por las ventanas dobles del fondo se asoman mujeresacompañadas por dos mancebos, contemplando el sucesodesde lejos como espectadoras secundarias cuyo lugar es elinterior doméstico y no la esfera pública.

34Miguel Jiménez y Martín BernatLa confesión del judío Judas1481-1487. Óleo sobre tablaNIG 10022

35Jerónimo Vicente Vallejo CosidaEl nacimiento de san Juan Bautistah. 1574-1585. Óleo sobre tablaNIG 10095

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El trabajo de las mujeresSin embargo, el papel de la mujer no se limitó a los espaciosdomésticos. La gran mayoría de las mujeres no pertenecíana las clases más pudientes y trabajaban en su casa, y tambiénfuera de ella, pues su condición social les obligaba a ganarseun sustento para vivir. Había mujeres que trabajaban comocampesinas, ganaderas, artesanas, ceramistas, lavanderas,costureras, bordadoras, matronas o nodrizas. También exis-tían una serie de trabajos remunerados, tradicionalmenteconsiderados femeninos, en los que se especializaban y eranmayoritarias. Otras trabajaban en los negocios familiarespero, eso sí, con el consentimiento paterno o conyugal y unsalario inferior al que recibiría un hombre o incluso sin él,cuando su tarea se desarrollaba en el seno del oficio familiar.Paradójicamente esta consideración laboral de la mujer fueempeorando con el avance de los siglos.

Observando las obras con detenimiento se puede llegara ver dónde está la huella de aquellas mujeres de las clasespopulares. Vemos representadas a las sirvientas y a las parterasen El nacimiento de san Juan Bautista de Jerónimo Cosida,obra que formaba parte del retablo mayor de la iglesia de laCartuja de Nuestra Señora de Aula Dei. El autor nos presentala escena ambientada anacrónicamente en su época. Isabelestá en una cama con dosel rodeada de mujeres y la que le haasistido en el parto ha recibido el dinero correspondiente porello, como así atestigua la bolsa que le cuelga del cinto, y estádando un caldo a la parturienta, probablemente de gallinacomo ha sido tradición hasta fechas relativamente recientes.Es importante destacar el papel histórico de las mujeres comocuidadoras y conocedoras de remedios y curas para malesy enfermedades. Conocimientos que, llegados los tiempos dela Inquisición, supusieron que muchas de ellas fueran acu-sadas de brujas y ajusticiadas por ello.

Otras tareas eminentemente femeninas han sido la costuray el bordado. Se puede apreciar el grado de calidad y virtuosismoque estas labores llegaron a alcanzar observando, por ejemplo,los ricos tejidos de las tablas hispanoflamencas: los valoradospaños hilados en Flandes y los brocados que visten santos,santas, reyes y reinas serían sin duda alguna creaciones llevadasa cabo principalmente por sus manos.

36Miguel JiménezSanta Catalinah. 1498. Óleo sobre tablaNIG 10051

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37.3AnónimoSepulcro de don Pedro Fernándezde Híjar (detalles).Finales del s. XIVArenisca tallada y policromadaNIG 32987

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Los retablos y pinturas de la Edad Media y el Renacimientoeran realizados por talleres, trabajos especializados en los queparticipaban diferentes oficios como carpinteros, doradoresy pintores, de los que en la mayoría de las ocasiones solo seconoce el nombre del maestro que contrata la obra. En estastareas cada artesano se dedicaba a una labor: los fondos, lasorlas decorativas, las arquitecturas, etc. Por lo que no seríadescabellado pensar que seguramente en algunas de estasobras podría hallarse la mano de mujeres que trabajaran en eltaller. La Anunciación de Marzal de Sas presenta una escenadel interior de la casa de Nazaret en la que a la derecha se vea la Virgen leyendo en el momento de ser sorprendida porel arcángel Gabriel y a la izquierda a san José ocupado en suoficio de carpintero en su taller.

En esta obra se aprecian también dos objetos que se puedenrelacionar con el trabajo femenino: un canasto en el taller yuna alfombra sobre la que se sienta María, ambas labores quea lo largo de la historia han sido realizadas tanto por hombrescomo por mujeres.

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37AnónimoSepulcro de D. Pedro Fernández de HíjarFinales del s. XIV. Arenisca y alabastrotallados y policromadosNIG 32987

38AnónimoSepulcro de doña Isabel de CastroSiglo XIV. Arenisca tallada ypolicromadaNIG 32988

39Marzal de SasAnunciación (anverso y reverso)h. 1393-1410. Temple sobre tablaNIG 10016

De sumo interés es el trabajo decorativode la parte posterior de esta tabla pen-sada para poder ser vista pues sería laparte central de un tríptico transporta-ble para la devoción particular, cuyasotras dos tablas, Nacimiento de Cristo yDormición de la Virgen, forman parte dela colección Johnson en el Museo deArte de Filadelfia.

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Sí que sabemos que una mujer, la boloñesa Lavinia Fontana,es la artista que realizó el Doble retrato de matrimonio, unaoriginal obra de pequeño formato que muestra en un ladosu autorretrato y en la otra, el retrato de su marido, el tambiénpintor Gian Paolo Zappi.

En la obra conservada en el Museo de Zaragoza varioselementos enfatizan la unión matrimonial de los retratados:los claveles que portan ambos, los cortinajes del lecho conyugalque se adivina a sus espaldas o el perrito, símbolo asociadoa la fidelidad en el matrimonio que se puede observar enotras obras del museo como son los sepulcros de Don PedroFernández de Híjar y Doña Isabel de Castro, su segunda espo-sa. En ambos casos, a los pies de los yacentes se encuentranrepresentados dos pequeños canes.

Lavinia Fontana fue una célebre pintora en su Bolonianatal y tanto allí como en Roma, desarrolló una importantecarrera profesional. Es la primera mujer documentada contaller propio desde donde cultivó todos los géneros pictóricos.Una pionera que, simplemente por ser mujer, pasó comple-tamente al olvido para la historia del arte durante muchotiempo.

40Lavinia FontanaDoble retrato de matrimonioh. 1577-1585. Óleo sobre cobreNIG 11116

Estas pequeñas piezas de gabinete(17x14 cm) que fueron los retratossobre cobre tuvieron un considera-ble desarrollo dentro de la escuelaboloñesa y servían de regalo a co-leccionistas o como carta de pre-sentación ante posibles clientes,ya que sus reducidas dimensioneslas hacían fáciles de transportar yexhibir.

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Siglo XVII

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Durante el siglo XVII, tanto en España como en el resto deEuropa y a pesar de la crisis económica y social, la culturavivió una época de auge sin precedentes. En el arte, el estilobarroco estuvo jalonado por grandes maestros de la pinturadel Siglo Oro como Velázquez, Zurbarán o Murillo. La pinturaaragonesa fue, como la del resto de España, de temática fun-damentalmente religiosa al servicio de la Iglesia, principalpromotora de las artes.

La imagen de la mujer se sacraliza y queda reducida alámbito de la iconografía religiosa. La identidad femeninatodavía arrastraba los viejos preceptos, que la abocaban a seruna mujer virtuosa ejemplo de castidad, pureza, belleza,templanza, sumisión y obediencia. Por ello las protagonistasde las pinturas pasan a desempeñar casi con exclusividad elpapel de vírgenes o santas, estas últimas desarrollan escenasalusivas a su martirologio y se acompañan de todos los símbolosque las identifican. Estas características se observan en doslienzos expuestos en la Sala de Barroco del Museo de Zaragoza.En ellos se representan a mujeres, modelos de virtud y entregaa la fe y a la religión.

Santa Cecilia, ejecutado por Jusepe Martínez, está protago-nizado por una noble romana que se convirtió al cristianismo.Como patrona de la música, se acompaña de sus atributos:instrumentos musicales y partituras. De su lectura se desprendela realidad del momento; la disciplina musical estaba reservadaa las mujeres de alto linaje, y aunque su ejercicio se limitabatan solo a algunos instrumentos, se consideraba como “activi-dad recomendable y propia de su condición”.

Santa Catalina, una pintura de escuela sevillana, reproducelos mismos esquemas y nos muestra, de nuevo, a una mujerde alta cuna, pues fue princesa de Alejandría, que no duda enabandonar su privilegiada vida para entregarse a la religión.

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41Jusepe Martínez y LurbeSanta Cecilia1635-1640. Óleo sobre lienzoNIG 10103

42Escuela sevillanaSanta Catalina de Alejandría1650. Óleo sobre lienzoNIG 10201

En este momento los artífices de las pinturas son siemprevarones, pues como en la mayoría de las profesiones, las mujerestenían vetada su participación. La nómina de mujeres artistasconocidas es muy reducida, aunque sí que hubo, la mayoríaquedaron eclipsadas bajo el anonimato y en otras muchasocasiones sus producciones fueron firmadas por hombres,pues se consideraba que así las obras adquirían mayor valor yprestigio.

Desde el siglo XVII, en España, toman pujanza las ense-ñanzas académicas de Bellas Artes. En sus aulas y de maneraexcepcional, se dio acogida a un reducido número de mujeres,a las que a diferencia de sus compañeros, no se les permitió lapráctica del dibujo natural y tan solo podían reproducir unospocos temas: retratos, interiores o bodegones. Hasta el sigloXVIII fueron pocas las mujeres que realizaron pintura de paisaje.

Hasta nuestros días han llegado los nombres de algunasde ellas: Eugenia de Beers, activa entre los años 1640-1652,madrileña dedicada al grabado calcográfico o la sevillanaLuisa Roldán (1652-1706), hija de Pedro Roldan, conocidacomo la escultora del Barroco español.

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Siglo XVIII

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Durante la primera mitad del siglo XVIII, el arte mantuvo unapuja entre los coletazos de la tradición del Siglo de Oro españoly las nuevas tendencias pictóricas importadas de Europa.Cambian los gustos y los comitentes, por lo que se amplía latemática de las producciones. El retrato va a dejar de ser unprivilegio exclusivo de reyes y nobles y pasará a ser demandadopor ricos caballeros y comerciantes, que deseaban dejar cons-tancia de su existencia y de su poderío económico. Será ahora,cuando la imagen de la mujer abandone su rol al servicioexclusivo de la religión y pase a representar un encorsetadopapel de esposa y madre de familia. Un modelo de conductabasado en el honor, el recato y en muchos casos el servilismo.

A mitad del siglo XVIII, se propagan las ideas heredadas dela Ilustración. En ellas se reivindicaba un cambio de mentalidad,en el que impera la razón y la capacidad de ampliar el cono-cimiento por medio de la observación y la experimentación.Pero también se potenciaban los valores familiares y el papelmatriarcal. Con todo ello se establecía una mayor distanciaentre las funciones tradicionalmente atribuidas al varón y ala mujer. Las de mayor posición social salen de sus alcobas yse muestran en todo su esplendor en retratos que colgaránen sus salones. Ellas son las dueñas tan solo del ámbito privadoy su misión es velar por la estabilidad del mismo. Un ejemplosignificativo de este tipo de retratos es la pintura de JoaquínInza Aísa, Retrato de dama, 1773.

Inza fue un artista que efigió a la nobleza y a la aristocraciamadrileña. Este es uno de sus retratos arquetipos, en el querepresenta a una elegante señora, que en relajada pose, sujetaun singular abalorio decorado con lazos del que penden dospequeños portarretratos. Uno de ellos pertenece a un caballero,presumiblemente su esposo, que con su sola presencia refuerzala imagen de la identidad de la retratada.

43Joaquín Inza AísaRetrato de dama1773. Óleo sobre tablaNIG 52205

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Siglo XVIII 29

44Francisco Bayeu y SubíasRetrato de Feliciana Bayeuh. 1790. Óleo sobre lienzoNIG 10057

45Francisco Bayeu y SubíasRetrato de Sebastiana Mercleinh. 1780-1785. Óleo sobre lienzoNIG 10058

Al final de la centuria ya hay más mujeres que acceden a laeducación en las Bellas Artes. Aunque siguen siendo pocaslas que logran ingresar en las recientes “Academias” y menoslas que consiguen ocupar puestos de docentes. Excepcional-mente algunas consiguen abrirse un hueco en tan restringidomundo, como María Teresa de Mengs (1751-1792), hija y discí-pula del reconocido pintor, que logró ser nombrada miembrode la recién instaurada Real Academia de Bellas Artes deSan Fernando de Madrid.

Al finalizar el siglo, los pintores amplían sus miras y comien-zan a retratar a mujeres que protagonizan escenas cotidianas,mujeres de toda condición social representadas en múltiplesfacetas de la vida diaria. Sus modelos abandonan la compos-tura rígida y formal y se muestran con mayor naturalidaden composiciones que darán lugar a la pintura costumbristao de género, que tendrá mayor arraigo en la centuria siguiente.Incluso algunas pocas pinturas muestran la desnudez femeni-na, pero desde una óptica alusiva a los placeres carnales, quela abocan a la contemplación y disfrute del varón. No seráhasta el siglo XIX y con mayor pujanza a partir de su segundamitad, cuando el pintor se interese en reflejar el estado psico-lógico de la mujer.

Al final del siglo XVIII y principios del XIX en España, lapintura fue la última de las disciplinas artísticas en incorporarsea la estética neoclásica. Particularmente en Aragón, a caballoentre estos siglos, hallamos a dos artistas que abandonan losconvencionalismos pictóricos del academismo imperante.Bayeu y Goya huyen de la idealización de los personajes ypintan con mayor naturalismo, dotando a sus protagonistasde rasgos propios que las individualizan. Así lo podemos veren dos magníficos retratos del Museo de Zaragoza realizadospor Francisco Bayeu. Pertenecen a su esposa doña SebastianaMerklein y su hija Feliciana.

Ambos retratos de carácter intimista reflejan la persona-lidad de las retratadas. El de la madre, Sebastiana, evidenciatodo el carácter de una mujer entrada en años, con un rostrode gran fuerza expresiva, sobre todo en sus ojos resaltadospor medio de un soberbio dibujo. En contraposición, el de suhija Feliciana muestra una expresión dulce de suaves rasgos,propia de una jovencita de quince años.

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Goya y la mujerEntre las producciones de Goya de sus primeros años tan solohallamos algunas mujeres protagonizando escenas religiosasy mitológicas, con pervivencias todavía barrocas y recuerdosal clasicismo romano. Así sucede en el lienzo Venus y Adonis,obra de pequeño formato que realizó hacia 1771, durante suestancia en Italia.

En la evolución de su pintura vemos como la mujer vaadquiriendo mayor protagonismo, desde los retratos indivi-duales a los colectivos, Goya representó la imagen de la mujeren todos los géneros, modos y aptitudes posibles.

Será en la producción de estampas en las que el artista seexplaye con mayor libertad, denunciando la situación de desi-gualdad de la mujer, el maltrato a que es sometida y los abusosque sufre. En la serie de Los Caprichos, más de la mitad de lasestampas están protagonizadas por mujeres, en escenas dra-máticas, mordaces e incluso satíricas.

47Francisco de Goya y LucientesCapricho nº 55 Hasta la muerte12ª edición, 1937.Estampa calcográfica sobre papel,aguafuerte, punta secay aguatinta bruñidaNIG 09319

Capricho en el que Goya carica-turiza a una mujer de cierta edadque se acicala en extremo comosi fuera una jovencita.Con esta estampa, Goya ejempli-fica unos modelos femeninos quereflejaban fielmente a la decaden-te sociedad anclada en el AntiguoRégimen.

46Francisco de Goya y LucientesVenus y Adonish. 1771. Óleo sobre lienzoNIG 51391

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Siglo XVIII 31

En los Desastres de la Guerra, la mujer tiene un importantepapel en el conflicto y así lo refleja Goya en su pintura; mujeresvíctimas, heroínas y partícipes en primera línea de un conflictosocial.

De forma paralela, comienza a pintar lienzos en los quela imagen de la mujer domina al resto de los personajes repre-sentados, algo inusual hasta entonces en la pintura europea.En muchos de sus retratos individuales, Goya intenciona-damente retrata a la mujer sobre un fondo neutro, en el queapenas existe un escenario que nos permita encasillarlas enun ambiente determinado. Son imágenes descontextualizadascuyo objetivo es individualizar a la mujer y captar sus rasgosdistintivos.

Goya, como pintor de Corte, realizó multitud de retratosoficiales cuyas protagonistas eran destacadas mujeres. Pinturasque se ajustaban al propio encargo y por ende debían seguirun canon formalista establecido. A pesar de ello, el artista supoimprimirles unos rasgos propios que definían su personalidadfísica y psíquica.

De la misma forma sucede con el pequeño cobre, querealizó en 1805, de su futura nuera Gumersinda Goicoechea.Con motivo del enlace de ésta con su hijo Javier, Goya realizósiete retratos individualizados de los novios y de la familiaGoicoechea. Unas miniaturas que trasmiten la personalidadde los retratados. En este caso y de forma sutil el pintor re-marca la mirada fría y distante de la dama.

48Francisco de Goya y LucientesDisparate nº 1 Disparate femenino10ª edición, 1970.Estampa calcográfica sobre papel,aguafuerte, aguatinta y puntasecaNIG 50159

En este Disparate Femenino se darienda suelta al juego conocidocomo vapuleo o manteo del Pelele,que las mujeres solían realizar paracarnaval y en fiestas de soltería, yque simboliza el poder de la mujersobre el hombre.

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49Francisco de Goya y LucientesRetrato de Gumersinda Goicoechea y Galarza1805. Óleo sobre cobreNIG 51359 Tamaño real

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Siglo XVIII 33

En sus últimas producciones vemos como Goya se desprendede toda rigidez y compostura para reflejar en el lienzo la ver-dadera esencia de sus musas. Un ejemplo lo hallamos en laobra del Museo de Zaragoza Dama con mantilla.

En el siglo XVIII la sociedad fue cambiando poco a poco hastaprecipitarse en el estallido de la Revolución Francesa, verdaderopunto de inflexión, que desembocó en la Declaración de losderechos del hombre y del ciudadano. Este importantísimodocumento fue todo un triunfo, pero siguió olvidándose delas mujeres. Ello fue denunciado por la escritora Olympe deGouges quien redactó en 1791 la Declaración de los derechosde la mujer y de la ciudadana cuyo primer artículo señala que“la mujer nace libre y permanece igual en derechos ante loshombres”, auténtico alegato a favor de la verdadera universa-lización de los derechos humanos que, todavía hoy, no hemosalcanzado.

50Francisco de Goya y LucientesDama con mantilla1824-1825. Óleo sobre lienzoNIG 51118

Algunos estudios la identificancon Leocadia Zorrilla de Weiss,ama de llaves y compañera deGoya en sus últimos años, aunquetambién se relaciona a esta mujercon otra que protagoniza algunasescenas de la Quinta del Sordo.

Estamos ante una de las últimasobras de Goya, en las que con másintensidad profundiza en los as-pectos psicológicos del personajeal que retrata. La mirada directade sus profundos ojos y la expre-sión altanera de su boca, revelan auna mujer de temperamento fuer-te y segura de sí misma.

Una pintura en la que se advier-te un sello de modernidad quepreconiza y anuncia las nuevascorrientes pictóricas del Roman-ticismo.

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Siglos XIX y XX

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El siglo XIX alumbra una nueva concepción del mundo quesienta las bases de la sociedad contemporánea: las guerrasnapoleónicas, la abolición del feudalismo y el nacimientode los estados modernos; la industrialización, el ascensode la burguesía y su revolución liberal; el movimiento obreroy la paulatina generalización de la educación, son algunosde los hitos que impulsaron una transformación radical dela sociedad y de la cultura y tuvieron un fuerte impacto enla concepción de la mujer, la familia y las relaciones de género.

La educación y las mujeresUno de los cambios fundamentales a partir de esta nuevacenturia fue la ampliación de la educación a las diferentesclases sociales y la paulatina incorporación de la mujer a lamisma.

Desde la antigua Roma la educación había sido un mundoeminentemente masculino: lo habitual era que los varonesse formaran mientras que las niñas solían quedarse en casaaprendiendo de las mujeres de la familia todo lo relativo alas labores domésticas. Sin embargo, si el pater familias lopermitía, ellas también podían recibir una educación, algoque sucedía con relativa frecuencia en las clases acomodadas.

Tras la caída del Imperio Romano y durante la Edad Media,el desprecio a la capacidad intelectual de las mujeres las alejóde la educación formal y solo recibieron instrucción las máspudientes –reinas, princesas y damas de corte– o aquellas queingresaban en los conventos.

Esta situación pervivió prácticamente hasta el siglo XX.La carta del hijo ausente, de Maximino Peña Muñoz, es para-digmática en este sentido. En ella observamos a una familiaen el interior de su humilde hogar: todos atienden al niñoque lee la carta del hermano ausente. Los padres y hermanas

51Maximino Peña MuñozLa carta del hijo ausente1887. Óleo sobre lienzoNIG 09224

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Siglos XIX y XX 35

52María FuertesDechado a paño de costura conmotivo decorativo de la Virgendel Pilar1953. Punto de cruz sobre sedaNIG 36334

son analfabetos, sólo han recibido educación los hijos varones.Y es que, cuando el dinero escaseaba, las familias concentrabansus esfuerzos económicos en formar, al menos, a los niños.

Si el acceso de las niñas a la educación elemental ya eradifícil, todavía lo era más el acceso a los estudios superiores.Concepción Arenal sólo pudo acudir a la facultad de derechocomo oyente y disfrazada de hombre. Deberemos esperarhasta 1872 para que por primera vez una mujer, Elena Maseras,pueda matricularse en una universidad española gracias a unpermiso especial del rey Amadeo de Saboya. Y hasta 1910 fuenecesaria autorización expresa del Consejo de Ministros paraque las alumnas pudieran acceder a estudios universitarios.En esto, afortunadamente, hemos avanzado enormemente yhoy las mujeres suponen entre un 55 y un 60% de las matrícu-las y obtienen mejores resultados académicos, aunque, desgra-ciadamente, ello no se traduce en una mejor inserción laboral.

La división sexual de los roles de géneroDurante el siglo XIX y buena parte del XX siguen enormementemarcados los roles de género. Mientras que los hombres eranlos responsables del trabajo productivo fuera del hogar, lasmujeres se encargaban del trabajo reproductivo y productivofocalizado en el ámbito doméstico: la crianza de los hijos, elcuidado de los mayores y personas dependientes, la limpieza,el lavado de la ropa, la preparación de los alimentos, la cocina,los animales del corral e incluso el huerto, si lo tenían. Tambiénse encargaban de proveer a la familia de todo lo relativo alvestir: desde la preparación de los hilos, el tejido de las telas,la confección de las prendas y la decoración mediante el bor-dado u otras técnicas decorativas. El mundo textil ha sido unalabor productiva asociada, en todas las culturas, a lo femenino.No resulta extraño, por tanto, que durante la primera revo-lución industrial sean ellas las que ocupen los puestos detrabajo en las fábricas textiles ni que durante buena partedel siglo XX la costura haya sido uno de los conocimientosbásicos que toda mujer debía adquirir. En el museo lo vemosreflejado en la colección de etnología. En ella encontramosdechados, pequeños paños decorados con numerosos motivosbordados o realizados a punto de cruz en los que las niñasy las jóvenes demostraban su destreza con la aguja y el hilo.

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55Félix BurrielMaternidad1936. Vaciado de yesoNIG 32236

En la sociedad tradicional, era el hombre el que trabajabafuera de casa y ganaba su jornal para mantener a la familia.La mujer, por tanto, dependía económicamente del marido,incluso cuando colaboraba con él en el negocio familiar, enel campo o en cualquiera que fuese el oficio que desempeñase.Las labores domésticas y de cuidados realizadas tradicional-mente por las mujeres, además de no estar remuneradas, nohan recibido el reconocimiento ni la valoración social quemerecen, a pesar de ser imprescindibles y vitales.

Vemos esta división sexual del trabajo en obras como Elpan nuestro de cada día, de Ventura Álvarez Sala, Paisaje debosque y río, de Carlos de Haes o Maternidad de Félix Burriel.En el primero vemos a un grupo de pescadores descansandopara tomar un humilde refrigerio. En el mundo de la pesca,por la dureza del trabajo y las condiciones del mismo, la presen-cia de mujeres es inusual. En el cuadro de Haes es de nuevoel hombre el que pastorea las vacas mientras que la mujercuida del que quizás sea el hijo de ambos y le acerca la comidapara que pueda continuar con su jornada laboral. La esculturade Burriel nos muestra a una mujer realizando una de lastareas habitualmente asociadas a su género: el cuidado delos hijos. Nos la muestra en un momento relajado, quizá trasel baño, en el que ella y su bebé, desnudos, se dedican cariciasy juegos. Esta obra también recoge dos cualidades habitual-mente asociadas al género femenino como son la dulzura yla ternura.

53Carlos de HaesPaisaje de bosque y río (detalle)1855-1870. Óleo sobre lienzoNIG 10139

54Ventura Álvarez SalaEl pan nuestro de cada día1915. Óleo sobre lienzoNIG 09225

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56Federico Jiménez NicanorEpisodio de la defensa de Zaragozafrente a los franceses (detalle)1885. Óleo sobre lienzoNIG 09219

Siglos XIX y XX 37

La mujer y la guerraA lo largo de la historia las mujeres han sufrido enormementelas consecuencias de las guerras ya que, a las penurias propiasde la contienda, se suma su condición de víctimas de violenciasexual. Han sido violadas, raptadas u obligadas a prostituirse.Pero no podemos limitar su papel al de meras damnificadas.Cuando los hombres marchaban al frente las mujeres teníanque sustituirles en sus faenas habituales en el campo, losnegocios o los puestos de trabajo en las fábricas, ademásde seguir encargándose del hogar y los cuidados. Tambiéncolaboraban en la batalla atendiendo a los heridos o llevandocomida y provisiones a los soldados, tal y como refleja elcuadro de Federico Jiménez Nicanor Episodio de la defensade Zaragoza frente a los franceses.

En la Guerra de la Independencia se produce un cambioy las crónicas comienzan a reflejar un papel activo de lasmujeres en la batalla. Agustina de Aragón, Casta Álvarez, lacondesa de Bureta, Madre Rafols, María Agustín y ManuelaSancho son algunas de las heroínas de los Sitios de Zaragozaque además podemos ver homenajeadas en la escalera delMuseo de Zaragoza. Otra de las mujeres que destacó porsu papel en la guerra contra la invasión napoleónica fueManuela Malasaña, cuyo triste final es representado en elcuadro de Eugenio Álvarez Dumont: Malasaña y su hija.

57Eugenio Álvarez DumontMalasaña y su hija (detalle)1887. Óleo sobre lienzoNIG 09221

Manuela Malasaña era una jovenmadrileña, de profesión bordadora,asesinada por los soldados france-ses y cuya muerte fue vengada porsu padre. Algunas versiones señalanque murió enfrentándose con sufusil; otras, que sus tijeras fuerondescubiertas durante un registrosiendo acusada de portar armas;una tercera, señala que los soldadoshabrían intentado abusar y ella sehabría defendido utilizando lastijeras propias de su oficio.

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La vida de las mujeres humildesEl arte del siglo XIX y las primeras décadas del XX manifiestaun gusto por los temas costumbristas y regionalistas frutodel nacionalismo que surge como respuesta a las invasionesnapoleónicas. Estas obras reproducen tipos tradicionales,sus costumbres, su forma de vestir y nos ayudan a conocercómo eran las vidas de las gentes más sencillas. La Joven ara-gonesa es un magnífico ejemplo en este sentido. Nos muestraa una joven de clase humilde cuya vida estaría marcada porlas decisiones de los hombres de los que depende a lo largode su vida –su padre, de niña; su marido, de adulta; su hijo,de anciana– tomaran por ella. Su obligación como hija seríaobedecer a sus padres y ayudar a su madre en las labores dela casa y en los cuidados familiares. Cuando tuviese la edadsuficiente para casarse, pasaría a depender de su marido ya ocuparse de su nuevo hogar. Su lugar era el ámbito doméstico,privado. Los únicos espacios públicos a los que acudiría seríanla iglesia y los actos religiosos, con la cabeza cubierta, comoha sido representada por Anselmo Gascón de Gotor. El café,el casino, la calle, eran cosa de hombres.

En la Copla alusiva de Juan José Garate podemos contem-plar otra escena costumbrista en la que una pareja de noviossufre las tonadas jocosas que un grupo de jóvenes le dedicanen forma de jota, aludiendo a los amoríos previos de la joven.El novio presenta un gesto serio, contenido, mientras que ellase ruboriza.

58Anselmo Gascón de GotorLa Joven aragonesa1894. Óleo sobre lienzoNIG 10834

59Juan José GarateCopla alusiva1903. Óleo sobre lienzoNIG 09431

La moral de la mujer ha sido tambiénun tema habitual del arte en esta época.Una joven debía ser casta y pura hastael matrimonio, reservarse a su maridoy serle fiel hasta la muerte. En el hom-bre, en cambio, no estaba tan mal vistoque tuviese sus romances, e inclusoaccediese al servicio de prostitutas, deforma previa o paralela al matrimonio.

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La vida de las mujeres de las clases no tan humildesAunque el destino de las mujeres siempre ha estado en manosde los hombres, las vidas de estas han dependido mucho delnivel económico que tuvieran. En el siglo XIX se produce ungran cambio a nivel productivo de la mano de la RevoluciónIndustrial. Mientras que en las sociedades preindustrialestodos los miembros de la familia desempeñaban un papel útil,ya sea con labores fuera del hogar como dentro, a partir deldesarrollo industrial las mujeres de clase alta y media depende-rán económicamente de sus maridos y además se mantendránal margen de sus negocios. Es un momento marcado por elascenso social de la burguesía cuya mentalidad, moral e idealfamiliar y de mujer se impondrán al resto de capas sociales.Las diferencias entre géneros son claras. Las cualidades delhombre son la inteligencia y la fuerza y su ámbito de actuaciónes la esfera pública donde se forma, trabaja, gestiona sus nego-cios e incluso se divierte en compañía de sus amigos. Las dela mujer son la dulzura, la generosidad y el comedimiento. Enellas predomina el componente emocional frente al racional,son gentiles, amables, complacientes, bondadosas y de moralintachable. Su lugar en el mundo es el espacio íntimo, privado,es el “ángel del hogar”, la ama de casa, la buena esposa, la buenamadre y la buena hija, que antepone las necesidades de sufamilia a las propias y cuida de que todo esté perfecto, ya seadirectamente o a través de sus sirvientas, criadas o nodrizas.

La riqueza generada por la puesta en marcha del nuevoproceso productivo industrial supuso un cambio en la orien-tación doméstica de las mujeres de familias acomodadas.La posibilidad de comprar bienes que antes debían elaborara lo largo del día, como ropa o comida, se traduce en reducciónde los quehaceres ordinarios y disponibilidad de tiempo libre.En este contexto de dedicación al entretenimiento, sus vestidosse vuelven cada vez más complejos y delicados, ya que notienen que ser funcionales. Así, se llenan de lazos, brocados,encajes, corsés y miriñaques. Está bien visto que las mujeresocupen su tiempo libre en labores como el bordado, el pianoe incluso la pintura, pero como ocio, nunca ocupación profe-sional. El “ángel del hogar” sólo sale del mismo para acudira misa, pasear a los niños o realizar alguna visita a otras damasde su misma condición social. En ocasiones, al caer la tarde,

60José BuenoDoña María Dolores GallifaLombarde1909. Talla sobre mármolNIG 51238

El retrato de Doña María DoloresGallifa Lombarde de José Buenoencarnaría los valores tradiciona-les que debe representar el idealde mujer burguesa: mujer reca-tada, bien vestida, bien peinada,religiosa, esposa fiel y buenamadre.

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podía acompañar a su marido al teatro, a un concierto, al baileo a una velada, como si de un adorno se tratase. Debía cuidarsu apariencia y estar siempre a la moda para remarcar su estatusy posición social. Este ideal femenino y familiar se fue exten-diendo a todas las capas de la sociedad, salvo en las más humil-des, y sus estereotipos siguen perdurando hasta nuestros días.

Otros arquetipos femeninosFrente a esta imagen prototípica de mujer virtuosa, buenaesposa y madre sacrificada, en el siglo XIX surge como contra-punto otro arquetipo femenino, el de la femme fatale. Susorígenes podemos rastrearlos en las mujeres bíblicas de Lilith,Eva, Dalila, Jezabel, Salomé o Judith y cobran una enormefuerza en esta centuria, convirtiéndose en un icono recurrenteen la literatura, el teatro, la ópera y el arte. Son mujeres libres,poderosas, frías, calculadoras, entregadas al disfrute de lavida y sus placeres, enormemente atractivas y seductoras quellevan a los hombres que se dejan seducir por sus encantos ala perdición más absoluta. El auge de este arquetipo de mujeres la expresión más tangible del pensamiento profundamentemisógino de la época.

En el siglo XIX se desarrolla otro arquetipo asociado a lofemenino: el de la mujer loca, histérica, irracional y melancó-lica cuya popularidad creció con el desarrollo de las teoríaspsicoanalíticas de Freud. Figuras como Juana la Loca ejercenasí un enorme poder de atracción y se convierten en uno delos personajes icónicos de pintores de historia quienes alimen-taron con sus cuadros el mito romántico de su locura, a pesarde ser conocedores de que carecía de todo rigor histórico.Su pintura refuerza los prejuicios en torno a la incapacidadde la mujer para estar al frente del gobierno.

Francisco Pradilla representó a la hija de los Reyes Católicosen numeras ocasiones. En La reina doña Juana la Loca, recluidaen Tordesillas junto a su hija la infanta doña Catalina, nospresenta a la desdichada reina encerrada en el conventode Santa Clara. Al fondo se observa el féretro de su marido,Felipe el Hermoso, por cuyo amor Juana perdió la cordura.Este mito alimenta la imagen de la mujer cuya naturalezaemocional puede arrastrarla hacia la locura, y la necesidadde un hombre que dirija y contenga ese impulso irracional.

61Ignacio ZuloagaChulilla1918. Óleo sobre lienzoNIG 10203

En España, la atracción por este tipode féminas se funde con la tradicióngoyesca de las majas y manolas enartistas como Ignacio Zuloaga quienen su Chulilla representa a una mujerpoderosa, enérgica, que mira sin tapu-jos al espectador y le dirige una miradadesafiante, atrevida y chulesca, que nosrecuerda a la icónica Carmen de ProsperMérimée que Bizet popularizó con suópera.

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62Francisco PradillaLa reina doña Juana la Loca,recluída en Tordesillas junto asu hija la infanta doña Catalina1907. Óleo sobre lienzoNIG 51369

La mujer modernaA pesar de las rémoras que lastraban a las mujeres, herederasde esta visión misógina predominante en el siglo XIX, conla llegada del siglo XX los cambios se sucedieron de formacada vez más acelerada. Las mujeres fueron conquistandodiferentes ámbitos, que hasta entonces les habían sido vetados,alcanzando progresivamente una emancipación y una partici-pación cada vez más activa en la vida social, política y econó-mica. La Primera Guerra Mundial supuso un revulsivo y unavance para el movimiento feminista. No sólo se demostróque las mujeres podían desempeñar cualquier profesión, sinoque, una vez acabada la guerra, comenzaron a conquistarespacios públicos como cafés, bailes, teatros y cines. Apareceun nuevo tipo de mujer moderna, libre, emancipada, indepen-diente económicamente, que participa activamente en la vidasocial sin necesidad de marido ni novio y que corta sus faldas,a la rodilla, y su pelo, a lo garçonne. Algunas mujeres empie-zan a vestir pantalones e incluso a hacer deporte. Las peculiarescircunstancias históricas, sociales, religiosas y políticas deEspaña (hasta 1931 las mujeres no pudieron votar, cuandoen Estados Unidos y Reino Unido les fue permitido en 1918)hicieron que este nuevo ideal de mujer moderna llegara anuestro país con retraso respecto del resto de Europa, y no

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lo hiciera con el mismo calado que en Francia o Inglaterra.Aun así, su imagen se difundió a partir de revistas y del cine,y tuvo también su reflejo en el arte, como se ve en la Juventudsentada de Félix Burriel, con su pelo corto a lo garçonne.

Esta y otras obras como la Venus del Baviera de HonorioGarcía Condoy, ponen de evidencia cómo el desnudo feme-nino experimenta una transformación durante las últimasdécadas del XIX y comienzos del XX. Hasta entonces, pararepresentar a la mujer desnuda tenía que haber un pretexto,y para ello se recurría al uso de temáticas mitológicas, históri-cas, literarias o de contextos exóticos que justificaran su pre-sencia. Así sucede en la obra de Casto Plasencia Motivo deco-rativo: ninfa de las mariposas o escena pompeyana, dondenos muestra a Venus y Cupido en un momento distendidocargado de sensualidad. Pero no nos engañemos, lo queinteresaba era en realidad el desnudo y todo lo demás, erauna excusa. Francisco de Goya sentó precedente y fue unode los primeros en romper con esta dinámica al presentarnosa su Maja desnuda despojada de ropas y excusas.

63Félix BurrielJuventud sentada1936. Vaciado de yesoNIG 32237

64Casto PlasenciaMotivo decorativo: ninfa de lasmariposas o escena pompeyana1876. Óleo sobre lienzoNIG 10181

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65Honorio García CondoyVenus del Baviera1931-1932. Vaciado de escayolaNIG 46129

A partir de las primeras vanguardias el artecomienza a mostrar desnudos femeninoscomo tema principal, sin adornos ni másrazones que el estudio y el deleite del cuerpode la mujer.

El desnudo femenino ha sido uno delos temas más recurrentes en el arte de talmanera que llega a convertirse en un géneropropio, lo que no ocurre con el desnudomasculino. Esto pone en evidencia, una vezmás, la sexualización y la cosificación a laque se ha sometido a la mujer a lo largo dela historia. Su cuerpo es un objeto de deseoque se desnuda para recreo y deleite de lamirada masculina. En realidad, la protago-nista no es la mujer representada, sino elobservador, varón, que la contempla.

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China

Las mujeres en la China tradicionalLa concepción y el papel de la mujer en la sociedad tradicionalchina ha estado marcado por sus sistemas espirituales y reli-giosos confuciano, taoísta y budista.

El confucianismo entendía que la misión principal de lamujer en la sociedad era aportar hijos varones para continuarel linaje de su marido, despreciaba su capacidad intelectual ycircunscribía su lugar en el mundo a la esfera de lo doméstico.

El taoísmo entendió la relación de género entre hombresy mujeres dentro del sistema de correspondencias yin-yang:ambos son contrapuestos, pero complementarios, se necesi-tan el uno al otro. Mientras el hombre se asocia con el yang–el sol, lo luminoso, lo activo, lo positivo y lo superior–, lamujer se asocia con el yin –la luna, la oscuridad, lo pasivo, lonegativo y lo inferior–.

Estos sistemas espirituales configuraron el modelo social,familiar y de género predominante caracterizado por ser unasociedad patriarcal, patrilineal y profundamente jerárquica.Las mujeres eran vistas como seres inferiores, sometidas auna triple obediencia bajo una autoridad masculina: de niñas,al padre; de adultas, al marido; de ancianas, al hijo. Teníanmuchas obligaciones y pocos derechos: su misión en la vidaera casarse, dar descendencia masculina, servir a su esposoy su familia y serle fiel hasta incluso después de la muerte.No tenían derecho a tener propiedades, salvo la dote, ni apedir el divorcio.

Cuando nace, una niña no pertenece a su familia de naci-miento sino que ha de esperar a casarse y dar un hijo varónpara poder ser considerada miembro de pleno derecho de lafamilia de su marido. El matrimonio en China es universal,todo el mundo tenía la obligación moral de casarse y tenerdescendencia.

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67AnónimoDama sentadaSiglo IX. Terracota moldeaday policromadaNIG 49350

66AnónimoDama en pieSiglo IX. Terracota moldeaday policromadaNIG 49349

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China 45

Si no lo hacían, se convertían en parias sociales. Los ma-trimonios eran concertados por los padres a través de lascasamenteras. La familia del novio debía pagar un precio ala de la novia por ella, a modo de compensación por haberlamantenido desde su nacimiento. Dependiendo del poderadquisitivo de la familia de la novia, ésta podía poseer unamayor o menor dote, que sería la única propiedad que podríatener en vida. Los jóvenes prometidos no solían conocersehasta el día de la boda. Ese día la novia debía despedirse desu familia de nacimiento para irse a vivir, ocupando uno delos escalafones jerárquicos más bajos de su nuevo hogar, ala casa de la familia de su marido. El día del enlace todo eradecorado con un carácter chino denominado shuangxi, doblefelicidad, , presente también en los regalos que se realizabancon motivo de la nueva unión. Con él se simbolizaba la de-seada felicidad conyugal.

Para tener un buen matrimonio las mujeres eran some-tidas desde niñas a un vendaje de los pies para limitar sucrecimiento y conseguir que tuvieran el menor tamaño po-sible. Esta práctica, conocida como los pies de loto, comenzóen el siglo IX y pervivió hasta las primeras décadas del XX.Con ella, las mujeres veían mermadas enormemente sucalidad de vida y su capacidad de movimiento limitándolas,aún más, al ámbito doméstico. Los pies pequeños, ademásde ser considerados como algo bello y erótico, eran símbolode su esfuerzo, capacidad de obediencia, pulcritud, castidady de sus cualidades como buena ama de casa.

El inicio del vendaje de los pies en las niñas marcaba eltránsito hacia su futura vida adulta como mujer, esposa ymadre. La práctica se iniciaba mediante un ritual en el quese hacía una pequeña ofrenda a Guanyin, diosa de las mujeres,de la fertilidad y la salud de los niños. Se le pedía que la niñasuperase el proceso de vendaje con éxito y salud, concedieseunos pies diminutos y asegurase la pureza y la fertilidad dela futura esposa/madre.

69AnónimoDiosa Guanyin1900-1911. Porcelana estilo“blanco de China”NIG 48943

68AnónimoJarrón globular1644-1911. Porcelana estiloazul y blancaNIG 48917

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Japón

Las mujeres en el Japón tradicionalLa sociedad tradicional japonesa, debido a la influencia delpensamiento confuciano llegado de China, era patriarcal,patrilineal y con un fuerte sentido de la jerarquía. Cuando elbudismo penetre en Japón trajo aparejado también una visiónde la mujer como ser impuro e inferior al hombre. Sin embargo,las japonesas disfrutaron de una situación de mayor privilegiorespecto a las chinas, debido quizá al importante papel de-sempeñado por las mujeres en el sintoísmo, religión autóctonanipona.

Hubo períodos como el Heian (794-1185) en los que lasmujeres disfrutaron, especialmente en las clases altas, deciertos derechos y destacaron en el campo de las artes, sobretodo en las literarias con autoras como Murasaki Shikibu ySei Shonagon. No obstante, conforme pase el tiempo y lospreceptos confucianos arraiguen en la sociedad japonesa,las mujeres fueron ocupando una posición cada vez más su-bordinada al hombre.

La misión de toda mujer era casarse, tener hijos, encargarsede los cuidados de la casa y de los negocios familiares si hacíafalta. Cuando se casaba, pasaba a vivir al hogar familiar de sumarido bajo la tutela de los suegros, a los que debía obedecery servir. El matrimonio, al igual que en China, no era concebidocomo la unión de dos personas por amor, sino un mecanismode interrelación entre familias que perseguía como fin prin-cipal la continuidad del linaje del marido. Los matrimoniossolían arreglarse a través de mediadores.

Las mujeres pertenecientes a las familias de clases másaltas, defensoras de los valores tradicionales confucianos, fue-ron las que experimentaron una mayor dependencia de género,superior a la que sufrieron sus congéneres de estratos inferiores.

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70Tsukioka GyokuseiIshigami1927. Grabado xilográfico nishiki-eNIG 49350

71Toyohara ChikayoshiTenran ei no maiburi(Actuación de danza para unaAudiencia Imperial)1879. Grabado xilográfico nishiki-eNIG 61768

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Japón 47

Así, la situación de la mujer en la sociedad tradicional nipona no fue tan dura como en lachina, especialmente para las esposas de los cabeza de familia: ellas se encargaban de la adminis-tración del hogar, colaboraban en los trabajos productivos y disfrutaban de un enorme respetoe incluso de cierta libertad. Algunas mujeres lograron un alto nivel de alfabetización, llegarona participar en una amplia variedad de actividades culturales como la ceremonia del té eincluso desarrollaron una labor profesional en el campo de las artes. En este sentido, destacael papel de algunas artistas mujeres dentro de la escuela de grabado xilográfico ukiyo-e.

El Museo de Zaragoza custodia obra de alguna de ellas como Toyohara Chikayoshi(doc. 1870-1890) y Tsukioka Gyokusei (1908-1994). Además de su labor como creadoras,uno de los temas centrales de esta escuela de grabado fue la mujer, contando incluso conun género propio, el bijin-ga, o imágenes de mujeres bellas. Estas estampas nos muestrana mujeres de todo tipo y condición –mujeres sencillas, mujeres de la corte, campesinas,amas de casa, poetas, escritoras, geishas, prostitutas y cortesanas del más alto nivel– enlas más diversas actitudes y situaciones, que nos permiten conocer de primera mano lacotidianidad de las mujeres japonesas.

72Yamamoto ShounNuitori, del album Ima sugata(Modas de hoy en día)1907. Grabado xilográficonishiki-eNIG 48943

El álbum de estampas Mujeres dehoy en día de Yamamoto Shoun,realizado en 1907, resulta paradig-mático en este sentido. En él nosmuestra mujeres realizando todotipo de actividades como cuidar yjugar con los hijos, bordar, leer,bailar o contemplar la naturaleza.Esta estampa en concreto, titula-da Nuitori, representa a una jovenbordando de forma delicada her-mosas mariposas. Este trabajo,como hemos visto, ha sido tradi-cionalmente desarrollado por lasmujeres en todas las épocas y cul-turas uniéndolas, como si de unhilo se tratase, a través del tiem-po y la distancia.

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Mujeres en el Museo de ZaragozaUna mirada en igualdad

Exposición

ORGANIZA

Gobierno de AragónDepartamento de Educación, Cultura y DeporteMuseo de Zaragoza

COORDINACIÓN MUSEO DE ZARAGOZA

Isidro Aguilera AragónAixa Álvarez AlmazánMarisa Arguís ReyPaula Blanco DomínguezAna Labaila Sancho

MONTAJE EXPOSITIVO

Queroche

DISEÑO

tres estudio creativo

PRODUCCIÓN GRÁFICA

Fotjomard

Catálogo

EDITA

Gobierno de AragónDepartamento de Educación, Cultura y Deporte

TEXTOS

Isidro Aguilera Aragón (Prólogo)Aixa Álvarez Almazán (Prehistoria, Protohistoria y Roma)Marisa Arguís Rey (Siglos XVII y XVIII. Goya y la mujer)Paula Blanco Domínguez (Gótico y Renacimiento)Ana Labaila Sancho (Siglos XIX y XX. China y Japón)

FOTOGRAFÍAS

José Garrido LapeñaEduardo GonzálezElisa Santos

DISEÑO Y MAQUETACIÓN

tres estudio creativo

IMPRESIÓN

Calidad Gráfica Araconsa

ISBN

978-84-8380-428-5

DEPÓSITO LEGAL

Z-1582-2020

© Gobierno de Aragón, 2020Impreso y encuadernado en España. Unión Europea

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M U S E O D E Z A R A G O Z A