movimientos sociales conflicto y cambios p en al

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Seoane, José. Septiembre-Diciembre 2002 : Movimientos sociales, conflicto y cambios políticos en América Latina / José Seoane. Emilio Taddei. En: OSAL : Observatorio Social de América Latina. No. 9 (ene. 2003- ). Buenos Aires : CLACSO, 2003- . -- ISSN 1515-3282 Disponible en:http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/osal/osal9/introcrono.pdf Red de Bibliotecas Virtuales de Ciencias Sociales de América Latina y el Caribe de la Red CLACSO http://www.clacso.org.ar/biblioteca [email protected]

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Seoane, José. Septiembre-Diciembre 2002 : Movimientos sociales, conflicto y cambios políticos en América Latina / José Seoane. Emilio Taddei. En: OSAL : Observatorio Social de América Latina. No. 9 (ene. 2003- ). Buenos Aires : CLACSO, 2003- . -- ISSN 1515-3282

Disponible en:http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/osal/osal9/introcrono.pdf

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Escenarios y desafíos

América Latina se ha visto sacu-dida –durante el año que acabade concluir– por una profundacrisis cuyos impactos sociales,políticos y económicos marca-

rán seguramente el futuro de la región en lospróximos años. El acentuamiento de la rece-sión y de la inestabilidad económica (ver ar-tículo de Jaime Estay en el presente número)asestó un duro golpe a la legitimidad políticae ideológica que gozó el neoliberalismo en laúltima década. La debacle de dichas políticasen Argentina aparece, en este contexto, comoel ejemplo más paradigmático del derrumbede la utopía de mercado como principio regu-lador del orden social. El quiebre de la legiti-midad neoliberal y la dificultad creciente delos regímenes políticos del continente por re-constituirla aparecen como una de las marcasdistintivas del año 2002.

Una segunda característica de la coy u n t u-ra político-social latinoamericana durante elúltimo año es la profundización del ciclo deprotestas sociales desplegado desde mayo de2001. El año concluido marca un crecimientoc u a n t i t a t ivo del número de conflictos en rela-ción a los dos años precedentes. Según los re-gistros del O S A L , el total de conflictos que tu-vieron lugar en la región a lo largo de 2002asciende a 6.744, contra 5.094 durante 2001 y1.995 entre mayo y diciembre del año 2000.Este aumento de la protesta aparece ligado alrecrudecimiento de la crisis y a los intentos deprofundizar los planes de ajuste y las políticasp r ivatizadoras por parte de los gobiernos de la

r egión, como repetida y única fórmula caren-te ya de credibilidad social.

Este incremento del conflicto social has i g n i ficado una maduración de ciertos mov i-mientos sociales, así como el surgimiento yconsolidación de experiencias de conve rg e n-cia social en la confrontación contra las polí-ticas neoliberales, evidenciando un creci-miento cualitativo en la politización de las lu-chas. Muchos de los conflictos acontecidos alo largo de 2002, que lograron limitar –aún deforma transitoria– las intenciones priva t i z a-doras de los gobiernos, adoptaron la forma deconfluencias heterogéneas, frentes socialesamplios y coordinadoras multisectoriales na-cionales y/o regionales (Seoane y A l g r a n a t i ,2002). Estas dinámicas contrastan con lasprecedentes luchas contra los ajustes y priva-tizaciones “de primera generación” y sobrecuya derrota se asentó la hegemonía del ordenneoliberal en América Latina durante la pri-mera mitad de la década de los ‘90.

La dinámica e inscripción de las protes-tas en respuesta a la crisis de un modelo quesacudió y transformó regresivamente las so-ciedades latinoamericanas presentan –másallá de las especificidades nacionales y/o re-gionales– características comunes que pare-cen estar asociadas a la profundidad de loscambios económico-sociales señalados. Lareconfiguración de la territorialidad del con-flicto y la agudización de ciertas modalida-des confrontativas en desmedro de las protes-tas demostrativas aparecen como signos dis-tintivos del año analizado. El vertiginosoagotamiento de las promesas democráticas

Septiembre – diciembre 2002

Movimientos sociales,conflicto y cambios políticosen América Latina1

Por José Seoane y Emilio Taddei

Cronología

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C ro n o l o g í a

de la gobernabilidad neoliberal se ha visto re-flejado en algunos países por el desarrollo deprofundas crisis políticas que han socavadola legitimidad de los regímenes democrático-liberales y de las estructuras partidarias tradi-cionales. La crisis de las formas tradicionalesde intervención política parece haberse am-plificado abriendo el camino al desarrollo denumerosas experiencias de autoorganizaciónsocial. La búsqueda de una mayor horizonta-lidad y democracia en los procesos de parti-cipación y decisión política aparecen hoy enel centro del debate de numerosos movimien-tos en la región. De igual forma, la cuestiónde la relación entre movimientos sociales,partidos y Estado y el respeto a una diversi-dad que no restrinja la capacidad de acciónconjunta de diversos sectores sociales estánpresentes en la discusión cotidiana de los co-lectivos de la protesta. Un incipiente y pro-metedor debate sobre las nuevas formas deemancipación social y política asoma –liga-do a la experiencia directa de los movimien-tos– en la escena latinoamericana.

En tercer lugar, los triunfos electoralesdel pasado año de partidos y/o coalicionespolíticas nacidas y desarrolladas en confron-tación con el modelo neoliberal constituyenun dato político sin precedentes en la historiareciente de la región. Estas victorias ponende manifiesto no sólo el creciente desconten-to social frente al modelo, sino también lapreexistencia de intensos procesos de lucha yconstitución de movimientos y organizacio-nes sociales que –de distintas maneras– se ar-ticulan con estas expresiones político-electo-rales. Un escenario que plantea nuevos yenormes desafíos para el futuro del continen-te. El triunfo del Partido de los Trabajadores(PT) en Brasil es, en este sentido, el ejemplomás relevante política, social y regionalmen-te. La llegada de Lula al gobierno es el resul-tado de un sostenido proceso de confluencia,articulación y lucha común de vastos secto-res sociales, durante las dos últimas décadas.A éste se suma la victoria de la coalición po-lítica encabezada por Lucio Gutiérrez enEcuador, donde la participación del Movi-miento Pachakutik expresa las luchas socia-les y políticas encabezadas en los últimosaños por el movimiento indígena ecuatoriano

(ver artículo de Pablo Dávalos en la secciónAnálisis de casos). El excelente y tambiénsorpresivo desempeño electoral del Movi-miento al Socialismo y su candidato EvoMorales en Bolivia, no puede ser comprendi-do al margen de la legitimidad política de lalucha del movimiento cocalero boliviano ydel reconocimiento social de la lucha cocha-bambina contra la privatización del agua.Aún la reciente derrota electoral del presi-dente Toledo en las elecciones regionales enPerú, que puso de manifiesto la debilidad deun gobierno que frustró rápidamente las ex-pectativas populares de cambio, aparece vin-culada a las intensas y recientes protestas re-gionales –encabezadas por los llamadosFrentes Cívicos– particularmente en el surdel país, contra las privatizaciones.

Frente a la crisis de legitimidad reseña-da, y en contraposición a estos cambios polí-ticos, la continuidad del rumbo neoliberalaparece asociada a los intentos de afirmaciónde regímenes crecientemente autoritarios yrepresivos, que podemos señalar como unacuarta tendencia del período. Legitimado porla cruzada antiterrorista desatada por el go-bierno de Bush luego del 11 de septiembre eíntimamente asociado a las estrategias nor-teamericanas de subordinación económica ymilitar, el “neoliberalismo armado” ha servi-do como soporte jurídico e ideológico al au-mento de la represión y la persecución de di-rigentes sociales, a lo largo de todo el año. Lamilitarización de la vida política colombianapromovida por el gobierno neoliberal de Uri-be es, en ese sentido, el ejemplo más trágicoy destacado en la región (ver artículo de Jai-me Zuluaga en el presente OSAL).

Hasta mediados de los ‘90, la hegemoníaregional del neoliberalismo parecía homoge-neizar la marcha de las sociedades latinoa-mericanas en similar dirección. Hoy la crisisde dicha hegemonía permite recuperar el fu-turo, con sus riesgos y oportunidades, comoposibilidad y desafío para la construcción co-lectiva. Sobre este se inscriben, ya como es-cenarios posibles, las tendencias reseñadasanteriormente, cristalizadas de manera desi-gual en los distintos espacios nacionales queconforman la región.

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La conflictividad social duranteel último cuatrimestre de 2002

Entre septiembre y diciembre de 2002, elnúmero de acciones de lucha protagonizadaspor los diferentes colectivos sociales releva d a spor el O S A L resultan relativamente menores alas del cuatrimestre anterior (-6,5%), períodoque ya había mostrado una disminución res-pecto del primero del año. A diferencia de loseñalado en ese caso, el descenso del númerode conflictos en la comparación entre el se-gundo y tercer cuatrimestre del año –conside-rando siempre los 19 países de la región sobrelos que trabaja el relevamiento– resulta máshomogéneo, registrándose en diez países unadisminución de los hechos de protesta social ysólo en cinco casos, un incremento. Entre es-tos se destaca la situación político-social enVenezuela, donde las permanentes mov i l i z a-ciones impulsadas por la oposición y por losdefensores del gobierno constitucional se in-t e n s i fican, desde principios de diciembre, conel inicio del llamado “paro cívico” convo c a d opor un conjunto de organizaciones empresa-riales, sindicales, sociales y políticas, con laexigencia de la convocatoria a elecciones pri-mero, y la renuncia del presidente Chávez des-pués (ver artículo Margarita López Maya eneste número de la revista). Por otra parte, seve r i fica también un crecimiento de la conflic-t ividad en Bolivia, donde se despliega una se-rie de diversas protestas encarnadas por traba-jadores del sector público, mineros, campesi-nos y multisectoriales, contra la política eco-nómica adoptada por el nuevo gobierno, y enp a r t i c u l a r, alrededor de los proyectos guberna-mentales de explotación y exportación de gas.

Sin embargo, es necesario señalar que apesar de esta disminución relativa de la con-flictividad social, los registros de protestaconsignados para este cuatrimestre son aúnsuperiores a los correspondientes al año2001, siendo además que, por ejemplo, en loscasos de Brasil y Ecuador, coincide con pro-cesos electorales que señalan una mayorita-ria voluntad social de cambio.

Aún en la diversidad que plantean los di-ferentes escenarios nacionales y en el contex-to de profundización regional de la crisis eco-

nómica, este último cuatrimestre está atrave-sado por la persistente presión del FMI y delBM para acentuar las políticas de ajuste fi s-cal, desregulación y privatización. Estas me-didas, que constituyeron uno de los puntoscentrales de la reg r e s iva transformación es-tructural de la década de los ‘90, se orientan agarantizar –en el marco de un proceso dereestructuración del abultado endeudamientoexterno acumulado durante dicha década quea s egure su pago– la profundización de las lí-neas directrices del régimen neoliberal.

En consonancia con esta orientación, enestos últimos cuatro meses del año, numero-sos gobiernos de la región confeccionan lospresupuestos fiscales para el próximo perío-do, así como impulsan diferentes proy e c t o sl eg i s l a t ivos destinados a sancionar el ajustede las cuentas públicas. En este sentido, va-le señalar, por ejemplo, las leyes de transi-ción económica en Pa r a g u a y, las de reactiva-ción económica y de rendición de cuentas enU r u g u a y, la de reforma del sector salud enChile, la de agua potable y alcantarillado enHonduras, y la reforma laboral e impositivaen Colombia.

Frente a estas políticas, se explica el rela-t ivo crecimiento que muestran los conflictosprotagonizados por los asalariados del sectorpúblico, pero también la afirmación y confor-mación de movimientos territoriales, de pro-cesos de conve rgencia y multisectoriales a ni-vel local o nacional. Hemos señalado ya paralos primeros ocho meses del año, cómo dive r-sas experiencias de este tipo jugaron un papelprotagónico en la lucha contra las priva t i z a-ciones en Perú, Paraguay y Uruguay (AA.VV. ,2002; Oleske r, 2002). En la misma dirección,en este cuatrimestre aparecen también las ac-ciones impulsadas por el Frente Nacionalcontra la privatización de la industria eléctri-ca en México y la Coordinadora por la defen-sa del Gas en Bolivia, por citar sólo dos casos.Así, las contrarreformas neoliberales se con-frontan con la creciente consolidación de ex-periencias que adoptan una configuración so-cio-territorial y que, además del rechazo a es-tas políticas, en muchos casos plantean yavanzan en el debate sobre propuestas alter-n a t ivas de gestión de lo público.

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En relación a ello, estas luchas contra lasp r ivatizaciones de empresas públicas, que yamencionamos –y en algunos casos los recla-mos por reestatizaciones como, por ejemplo,en Bolivia respecto de ciertos emprendimien-tos mineros– se combinan con importantesprotestas frente a políticas de reestructura-ción, privatización o desfinanciación de lasáreas de salud y educación. Vale en este casom e n c i o n a r, entre otros, el intenso y ex t e n d i d oconflicto en El Salva d o r, frente al intento dep r ivatización del Instituto del Seguro Social;las múltiples protestas en Honduras en recha-zo del proyecto de ley de agua potable y al-cantarillado –que pretendiendo la municipali-zación del servicio es caracterizado como unpaso a la privatización del sector, exigida porel Plan Puebla Panamá–; y el prolongado con-flicto impulsado por los médicos y trabajado-res de la salud en Chile, frente al proyecto le-g i s l a t ivo oficial de reforma del sector.

En el mismo sentido, y asociado a la con-fección y aprobación de los presupuestos fi s-cales para el año próximo, diferentes conflic-tos se desarrollan en reclamo de fi n a n c i a m i e n-to para el sector educativo y sanitario. En estecaso, se destacan las luchas estudiantiles y dela comunidad universitaria en Perú, las mov i-lizaciones de estudiantes y el prolongado con-flicto de los trabajadores de la salud en Nica-ragua, así como las protestas –impulsadas fun-damentalmente por la federación estudiantil–en Uruguay, a principios de septiembre.

Por otra parte, deben señalarse tambiénlos conflictos encarnados por trabajadoresdel sector público en defensa de sus condi-ciones laborales y salariales, y particular-mente en reclamo de haberes adeudados. Tales el caso, por ejemplo, de las protestas –enciertos casos también convocadas a través demultisectoriales– que se desarrollan en algu-nas provincias de la Argentina, así como enParaguay y en Honduras, a lo largo de una in-tensa serie de conflictos protagonizados porlos trabajadores de la educación.

Finalmente, bajo similar consideración,valdría incluir también las protestas contra elalza de tarifas, particularmente intensas enRepública Dominicana –en un proceso que

se viene desarrollando desde principios deaño– pero que también se expresan, de formalocal, en México, Argentina y Colombia.

Estos conflictos, que reseñamos breve-mente, confluyen y motivan mov i l i z a c i o n e smultisectoriales de cuestionamiento a las po-líticas económicas y los gobiernos en muchospaíses de la región. En Uruguay, a principiosde septiembre, contra las leyes de ajuste fi s-cal; hacia fines del mismo mes, en Colombia,el paro sindical, los bloqueos campesinos ylas movilizaciones estudiantiles contra la re-forma laboral y el ALCA; también en sep-tiembre las protestas obreras y agrarias contrael alza de tarifas y la ley de transición econó-mica en Paraguay; las diferentes manifesta-ciones en Bolivia hacia el fin del cuatrimes-tre; así como también las movilizaciones enA rgentina al cumplirse un año de las protes-tas del 19 y 20 de diciembre de 2001, prota-gonizadas fundamentalmente por los mov i-mientos de trabajadores desocupados.

En el terreno orga n i z a t ivo, prolonga n d oun proceso que ya señaláramos en el núme-ro anterior de la publicación, estas ex p e r i e n-cias fructifican en la constitución de espa-cios de conve rgencia político-social comolas movilizaciones convocadas por el “blo-que antineoliberal” en Bolivia o la confor-mación del Frente Nacional por la defensade la Soberanía y los Derechos de los pue-blos, que se constituye en Salvador A t e n c o ,M éxico, a fines de noviembre. Por otro lado,el resultado obtenido por estas luchas contralas políticas de ajuste y privatizaciones, esdisímil. La derrota de las ofensivas priva t i s-tas en Perú y Pa r a g u a y, así como la imposi-bilidad del gobierno mexicano de ava n z a rsobre el sector de la electricidad, contrastancon la aprobación –aún con modifi c a c i o n e s –de muchas de las legislaciones cuestionadaspor los movimientos populares; quedando,en algunos casos, la resolución aún pendien-te. Ciertamente, la cuestión no es menor yseñala uno de los desafíos que enfrentan lassociedades latinoamericanas si se trata deavanzar hacia un destino diferente del augu-rado por los designios neoliberales.

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L i b re comercio y militarización:resistencias y convergencias

Los intentos de profundizar el rumboneoliberal ante la crisis se expresó tambiénen el progreso de las negociaciones de lostratados de libre comercio que –bajo una di-námica bilateral o interregional– constituyen,como confesara recientemente el represen-tante norteamericano para las negociacionescomerciales Robert Zoellick, “un ladrillomás en el proyecto de construcción del Áreade Libre Comercio de las Américas”. Esteproceso –ya señalado para los dos cuatrimes-tres anteriores– se manifiesta en el último pe-ríodo del año a través de la conclusión de lasnegociaciones del Tratado de Libre Comer-cio (TLC) entre Chile y Estados Unidos, quepodría empezar a regir a partir de fines de2003; en la entrada en vigor de un TLC entreeste país andino y la Unión Europea, a partirde febrero de 2003; así como en el anunciodel inicio de negociaciones entre los paísescentroamericanos y los Estados Unidos.

De cara a este proceso han crecido, a lolargo de este año, las protestas contra losacuerdos de liberalización comercial; a suvez los movimientos y organizaciones socia-les han cobrado una mayor conciencia de laimportancia y los efectos que dichos acuer-dos traen aparejados –como puede apreciarseen la cronología del conflicto social que pre-sentamos a continuación, donde la lucha con-tra el ALCA aparece consignada en múltiplesprotestas. Estos hechos van de la mano delsurgimiento y consolidación de marcos de ar-ticulación regional de los diferentes movi-mientos sociales –sea bajo la forma de redes,campañas u coordinadoras sectoriales– don-de han jugado un papel protagónico tanto laexperiencia de la campaña contra el ALCA,como la del Foro Social Mundial, que duran-te este año se expandió en Latinoamérica conla realización del Foro Mesoamericano, delForo Panamazónico, del Foro Social Temáti-co en Argentina y de diferentes Foros nacio-nales en Uruguay, Venezuela y Colombia.

En este sentido, esta creciente oposiciónal ALCA se manifestó en las calles de Quitoen ocasión de la Cumbre de Ministros de

Economía de las Américas, a inicios de no-viembre, donde una nutrida manifestaciónconvocada por los movimientos indígenasecuatorianos –y acompañada por delegadosde movimientos y organizaciones sociales detodo el continente– cerró el Encuentro Conti-nental “Otra América es posible”, organizadopor las redes continentales de lucha contra elALCA. De igual manera, la Campaña Conti-nental contra el ALCA cobra un significativoimpulso con la realización de la consulta po-pular en Brasil, que convocó a más de diezmillones de personas, con la conformaciónde diferentes comités nacionales, con movili-zaciones en diferentes países contra dichoacuerdo (por ejemplo en Bolivia y Guatema-la) y con la realización, a finales de noviem-bre, del Segundo Encuentro Hemisférico deLucha contra el ALCA, que concluyó sus tra-bajos con la aprobación de un documento yun plan de acciones para 2003 denominado“Llamamiento de La Habana a todos los pue-blos de América” (ver en este OSAL Crono-logía de la protesta internacional) .

Por otra parte, ha sido una característicaparticularmente acentuada durante este añoque las luchas contra estos procesos de libe-ralización comercial fueran protagonizadasfundamentalmente por los sectores agrariosy campesinos. Así, frente a la entrada en vi-gencia del capítulo agrario del NA F TA, ainicios de 2003, se generalizan numerosasprotestas de pequeños propietarios agrícolasy campesinos en México, ya presentes desdeinicios de 2002; y en igual sentido, en Perú,productores agrícolas se movilizan en recla-mo de subsidios para el sector y por el cesede las importaciones. Por otro lado, en Chi-le se renueva el reclamo de los pescadoresartesanales para obtener la prórroga de laL ey Transitoria de Pesca en vigencia, cuyam o d i ficación es impulsada por las multina-cionales del sector.

Como contraparte de este proceso de su-bordinación regional al capital norteamerica-no, el incremento de la presencia militar dedicho país en la región se prolonga duranteeste último cuatrimestre en el anuncio del in-greso de tropas en Panamá y Bolivia, paraprincipios de 2003, con el justificativo de mi-

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siones humanitarias, así como en el incre-mento de la ayuda militar en Colombia. Li-gado a ello el proceso de militarización y re-presión social parece cobrar un nuevo capítu-lo en dicho país, con la prolongación del es-tado de conmoción interna, con el acentua-miento de los asesinatos y secuestros de líde-res sociales y políticos, así como por la re-presión de las protestas y los movimientosque toma cuerpo, por ejemplo, en los hechosrepresivos en el Cauca y en los allanamientosa la Universidad Nacional en Bogotá.

La faceta del “neoliberalismo armado”toma cuerpo también en el hostigamiento quesufren las comunidades zapatistas en Chia-pas, a principios del cuatrimestre, así comocon el desalojo de los asentamientos ubica-dos en la región de Montes Azules, efectua-dos por el ejército mexicano, sobre fin deaño. Entre ambos hechos, vale consignar elrechazo de la Corte Suprema a los cuestiona-mientos legales efectuados a la ley de Dere-chos y Cultura Indígena, promulgada recien-temente, en contraposición a las demandasdel movimiento indígena. En el mismo senti-do, la represión sufrida por los campesinosdel Chapare en Bolivia, así como la deten-ción y procesamiento –acusados de terroris-tas– de dirigentes mapuches pertenecientes ala Coordinadora Arauco Malleco en Chile se-ñalan la persistencia de una política de crimi-nalización de los movimientos sociales. Apesar del saldo trágico de este proceso de mi-litarización social y de su impacto sobre lospropios movimientos y las libertades demo-cráticas, su generalización y consolidaciónha tropezado con enormes dificultades, ytampoco se ha demostrado del todo cierta sucapacidad de desmovilizar y disciplinar lasluchas, bajo la amenaza del terror.

Puede leerse en similar dirección, el re-sultado de la ofensiva impulsada por las éli-tes económicas venezolanas contra el gobier-no de Chávez que, frustrado el golpe militarde abril de 2002, combina, en el presente pe-ríodo, la movilización callejera, el asediomediático, el lock-out patronal, el golpe pe-trolero y la convocatoria a la disidencia mili-tar –que solo puede interpretarse como el lla-mado a reeditar el fallido golpe– y a la deso-

bediencia fiscal, sin haber conseguido derri-bar o desestabilizar, de forma definitiva, algobierno constitucional. Sin duda, el saldode estas confrontaciones tendrá una inciden-cia significativa en el futuro de la región.

En este cuadro, los cambios políticosanalizados precedentemente, así como tam-bién las experiencias de lucha y coordinaciónr egional forjadas por los movimientos en losúltimos tiempos, deberían permitir la concre-ción de un nuevo escenario latinoamericanoque pueda detener la política de militariza-ción y de subordinación a los intereses nor-teamericanos. La posibilidad de iniciar un ca-mino de transformaciones hacia una salidadel neoliberalismo no solo estará ligada al im-pulso de cambios efectivos, sino también, ymuy especialmente, a la consolidación y for-talecimiento de los movimientos populares yde sus espacios de autonomía y autoactiv i d a d ,y a la capacidad de promover la mas ampliaparticipación democrática de las mayorías enla construcción del futuro colectivo.

Bibliografía

AA.VV. 2002 Dossier “Derrota de lasprivatizaciones, victoria de la moviliza-ción popular. Lecciones de Perú y Para-guay”, en OSAL (Buenos Aires) Nº 8,Septiembre.

O l e s ke r, Daniel 2002 “La mov i l i z a c i ó nsocial en Uruguay: crecimiento y conve r-gencia”, en O S A L (Buenos Aires) Nº 8,S e p t i e m b r e .

Seoane, José y Algranati, Clara 2002“Los movimientos sociales en AméricaLatina. Entre las convergencias socialesy el neoliberalismo armado”, en OSAL(Buenos Aires), Nº 8, Septiembre.

Nota

1 Agradecemos especialmente a ClaraAlgranati, Ivana Brighenti y a todo elequipo del OSAL por su colaboración enla elaboración de este artículo.