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LA PASTORAL EDUCATIVA ANTE LOS NUEVOS RETOS DE LA IGLESIA.
JUAN GUILLERMO RAMIREZ OROZCO
UNIVERSIDAD CATOLICA DE ORIENTE
FACULTAD DE TEOLOGIA
RIONEGRO ANTIOQUIA
2011
2
LA PASTORAL EDUCATIVA ANTE LOS NUEVOS RETOS DE LA IGLESIA.
JUAN GUILLERMO RAMIREZ OROZCO
Trabajo de grado presentado como requisito parcial para optar al título de Teólogo
Asesor Temático
María Eugenia Echavarría A.
(Religiosa de Jesús María)
Asesor de Campo
Angel David Agudelo Mesa
(Religioso del Sagrado Corazón)
UNIVERSIDAD CATOLICA DE ORIENTE
FACULTAD DE TEOLOGÍA
RIONEGRO ANTIOQUIA
2009
3
NOTA DE ACEPTACIÓN
_____________________________
_____________________________
_____________________________
____________________________Presidente de Jurado
____________________________Jurado
____________________________Jurado
Rionegro, junio de 2011
4
AGRADECIMIENTOS
Sincera gratitud con nuestros asesores de investigación, a la hermana María
Eugenia Echavarría, quien ha dedicado toda su vida a la labor educativa y quien
ha sido mi Maestra en el ejercicio docente, en especial con sus llamados de
atención, los cuáles cada día encaminan mi vocación para asemejarla a Cristo
Maestro; al hermano Ángel David Agudelo, quien me ha abierto las puertas del
Colegio Seminario Corazonistas para conocer la excelente experiencia de trabajo
allí desarrollada.
Agradezco a mis compañeros de labor en la Institución educativa Fe y Alegría
Popular 1, con quienes he aprendido a comprender la dimensión y el alcance del
ejercicio docente, de quienes he alimentado mi dinámica didáctica y quienes me
motivan a consagrarme cada vez más a la educación.
Agradezco a mis estudiantes, quienes han encaminado mi vocación y han
desnudado mis falencias en el ejercicio de tan linda labor en la formación y
educación.
Agradezco a mi familia, quien ha animado mi trabajo docente, siendo un paño en
donde deposito las tristezas y alegrías de mi vocación
Agradezco a los docentes de la Universidad, quienes con su enseñanza nos han
preparado como teólogos idóneos para asumir nuestro reto profesional.
Agradezco a la Universidad Católica de Oriente, Alma Mater de la región del
oriente antioqueño, Institución de prestigio, el haber inculcado en mí el espíritu
científico crítico pero sobre todo el amor a la Fe, con orgullo, mi lema de vida es:
“A la Verdad por la Fe y la Ciencia”.
5
TABLA DE CONTENIDO
1.JUSTIFICACIÓN.........................................................7
2. OBJETIVOS............................................................9
2.1 OBJETIVO GENERAL..................................................9
2.2 OBJETIVOS ESPECÌFICOS.............................................9
3. ANTECEDENTES........................................................10
4. EDUCACION Y EL DIÁLOGO CON LA CULTURA...............................12
4.2 La persona como fundamento de la cultura........................17
4.3 El ámbito escolar como fundamento cultural......................24
4.4 La pastoral educativa como una propuesta de formación en la fe, la
esperanza y la caridad...............................................27
5. JESÚS, MAESTRO DE LA VIDA...........................................46
6. LA VIDA Y ANIMACIÓN PASTORAL EN LOS CENTROS EDUCATIVOS..............64
6.1 La pastoral dentro del proyecto educativo institucional.........65
6.2 La pastoral dentro de la función directiva .....................66
....................................................................67
6.3 Los docentes como elemento crucial de la Pastoral Educativa....67
6.4 Las tutorías espirituales de los estudiantes....................69
6.5 Los empleados y el personal de apoyo de los centros al servicio de
la pastoral educativa...........................................70
6.6 El grupo de pastoral o consejo de pastoral, órgano motor:.......71
6.7 La enseñanza educativa escolar (ERE), elemento esencial de la 73
pastoral educativa........................................73
6.8 Las familias, claves en la Pastoral Educativa...................76
6.9 Los estudiantes centro de la pastoral Educativa ................77
CONCLUSIÓN.............................................................80
BIBLIOGRAFÍA...........................................................83
6
1. JUSTIFICACIÓN
Educar es capacitar al hombre y a la mujer para ser más humanos, es construir
personas completas, integradas en sus diferentes aspectos (físico, psíquico,
espiritual, social). Enseñar es mucho más que instruir: La educación es cosa del
corazón, y todo el trabajo arranca de aquí; y si no hay corazón, el trabajo es difícil
y el éxito problemático, en otras palabras la labor educativa es un acto de entera
vocación, tanto del maestro comprometido con su trabajo como del estudiante que
dispone su corazón para dejarse formar según el ejemplo de los buenos
educadores. “La función de enseñar está tan estrechamente enraizada en la
condición humana que resulta obligado admitir que cualquiera puede enseñar”1
En este sentido, la pastoral educativa, como una pastoral dinámica y en comunión
con el sentir de la Iglesia Misterio, Comunión y Misión, desplegará su acción en
los múltiples escenarios de la comunidad educativa: los estudiantes, las familias,
los consejos de padres, los educadores, el personal administrativo, entendiendo
que la educación es un compromiso de todos al interior de la Institución.
Nuestra educación debe caracterizarse por la sensibilidad por quienes sufren, lo
cual implica integrar toda la persona en nuestra acción pastoral, viendo siempre a
la persona de nuestro Señor Jesucristo en cada uno los destinatarios de esta
hermosa función. Es tarea de la Educación ayudarle al niño, al adolescente, al
joven, al adulto a descubrir el sentido de su vida, con su originalidad irrepetible y
personal, como respuesta al plan creador de Dios. La orientación vocacional ha de
estar presente en toda la labor educativa. “La educación está pensada como una
acción central del hombre, mediada por el conocimiento acumulado de la
humanidad, que busca estructurar pautas comportamentales de los individuos, a
través de unos valores y normas que la sociedad ha establecido en su defensa y
beneficio, la educación que se requiere hoy debe ser pertinente, contextualizada,
1 Savater, Fernando. El valor de educar. Barcelona: Ariel, 1997. Impreso
7
no instrumental, creativa, integral, intensa, interdisciplinaria y anclada en los
valores”2
El acompañarlos en el fortalecimiento de la vida cristiana y su crecimiento en la fe,
el conocimiento de las diferentes opciones que puede tomar en su vida.
Nuestra misión con los niños, jóvenes y adultos, es fundamentalmente, orientarlos
hacia el encuentro con Jesucristo amigo personal de ellos, hacerles sentir una
mano amiga, sincera y confiable; una presencia cercana, amable y estimulante
para ayudarles a descubrir sus valores y potencialidades: Humanas, Espirituales,
Psicológicas, Sociales. Acompañarlos en el proceso de autoconocimiento para
que puedan descubrir y asumir la vocación a la cual el Señor se digne llamarlos.
Con todo lo anterior se hace necesario que la pastoral Educativa retome su
importancia, y pase de la mera actividad celebrativa a la que la han reducido a ser
parte integral de la vida de numerosos centros educativos, los cuáles promulgando
la formación de un ser integral, en ningún momento pueden despreciar la
dimensión trascendental. En consecuencia, la pastoral educativa “lleva a la
escuela a revisar los valores que desarrolla en sus estudiantes, porque de no
reflexionarlos con cuidado se puede caer en su antilógica y por hacer bonito
resulta bendiciéndole almas al diablo”3
Por eso este trabajo pretende ser un acercamiento a la verdadera Pastoral
Educativa como un elemento fundamental de la vida de los establecimientos
académicos realizando un referenciamiento doctrinal a la Pedagogía de Jesús,
enseñada a la Iglesia y que se debe vivir en los centros educativos, tengan o no el
carácter confesional, a través de diversas estrategias de animación pastoral
implicando todos los entes presentes en un centro educativo, y teniendo como
base el principio de libertad religiosa promulgado en la Constitución Política de
Colombia, el cual en vez de ser un impedimento para el crecimiento de lo
trascendente es la oportunidad para mostrar la riqueza de esta y la forma como se
potencializa a través del ejercicio pastoral.
2 Cañón R, José. Escuela y marginalidad. Bogotá: Universidad Distrital, 2005. Impreso
3 Mayo Arango, Pedro. La educación como esperanza. Envigado: Susaeta, 2000. Impreso
8
2. OBJETIVOS
2.1 OBJETIVO GENERAL
Identificar los grandes desafíos de la educación en la sociedad del conocimiento
como elementos fundamentales en la construcción de un proyecto de pastoral
educativa a través de la pedagogía de Jesús enseñada por la Iglesia.
2.2 OBJETIVOS ESPECÌFICOS
• Determinar el alcance de la pastoral educativa dentro del proyecto
educativo institucional como horizonte de referencia para afianzar la
educación integral del ser humano.
• Identificar el enfoque teológico de la Pastoral Educativa, descubriendo la
pedagogía de Jesús, presente en la Iglesia, como gran desafío de la
evangelización en el nuevo milenio al servicio del ser humano.
• Generar pautas de intervención pastoral, como herramientas y estrategias
de crecimiento en la fe y ejercicio de la dimensión trascendente que se
orienta en la educación a nivel de las Instituciones Educativas.
9
3. ANTECEDENTES
Hasta hace 50 años el tema de la pastoral educativa, no era trascendente para la
Iglesia, pues la educación se impartía por antonomasia en centros educativos
regidos por religiosos, y sólo había que creer. Con el desarrollo de los derechos
humanos, la educación pasó a formar parte de un derecho esencial de la persona,
adquiriendo un carácter incluyente, para todos, en todas las edades, en nuestra
lengua y sin castigos. La situación se agudiza cuando con la Constitución política
del año 1991 proclama abiertamente la libertad de culto, en otras palabras, la
Iglesia perdía la primacía que en este tema mantenía hasta acá por varios siglos,
“se da una pérdida de legitimidad de la Iglesia que dominó la orientación de la
enseñanza en este país desde la colonia y se extendió a lo largo de todo el siglo
XIX, pero que tomó su forma de duración mediante la firma del Concordato con la
Santa Sede después de 1887”4.
Frente a los anteriores hitos históricos, hay que sumarle la infinidad de
circunstancias que envuelven a nuestros estudiantes, como la violencia de su
entorno, la procedencia familiar, la violencia escolar, el sentido de incredulidad en
que se educan numerosas personas, surgiendo con esto la cuestión fundamental
sobre el Dios que se debe enseñar en una época de continuos cambios , y la
mejor forma de acercarnos a los estudiantes, quienes expresan infinitud de
problemáticas y por ende diferentes rostros, recordando el principio de la
encarnación, en la cual Dios salvó al hombre, pero haciéndose hombre, “se
reconoce así que la escuela es una comunidad donde cada persona es un
miembro necesario y valioso con una función para apoyar a los otros”5.
Muchas de las labores de la pastoral educativa han estado pobres en cuanto a sus
estrategias, pues erróneamente se entendió esta como la celebración de la
4 Ocampo, José Fernando. La educación colombiana. Bogotá: Editorial delfín, 2002.
Impreso
5 Moriña Diez, Anibal. Teoría y práctica de la educación inclusiva. Málaga: Ediciones
aljibe, 2004. Impreso.
10
Eucaristía en un centro de educación, cuando la parte celebrativa debe ser el
momento culminante de todo un proceso pastoral.
A nivel de pastoral educativa los que han dado las pautas de un excelente trabajo
han sido las comunidades religiosas, quienes asumiendo esta como su carisma,
han organizado una serie de líneas estratégicas de animación que tienden a
potencializar la fe de sus estudiantes. Estas comunidades centrando su trabajo en
la pedagogía de Jesús han orientado su labor en cuatro aspectos esenciales la
convivencia, el sentido de solidaridad, la vida de oración y por último la
celebración de los sacramentos.
Con relación a lo anterior, la iglesia universal ha visto la necesidad de mantener un
continuo diálogo con todos los centros de educación que no son confesionales,
respondiendo a los retos pastorales que estos demandan y viendo en estos unos
centros donde el mensaje de Cristo reclama su presencia, pero lastimosamente ha
habido muy pobre contacto, debido a razones como la falta de agentes de
pastoral, el desconocimiento del sector educativo o en muchos caso el simple
temor a enfrentarse a otros públicos donde aparentemente el mensaje de Cristo
no es aceptado.
11
4. EDUCACION Y EL DIÁLOGO CON LA CULTURA
Las Instituciones de enseñanza, son uno de los sitios dedicados a la educación,
después de la familia y la misma sociedad, que se convierte en forma de ayudar al
crecimiento del ser humano. La cual se basa no solo en la transmisión de una
serie de contenidos, sino en el fortalecimiento de la propia cultura forjando la
identidad personal, a través de educadores que enseñan por su testimonio y estilo
de vida. Todo esto ayudará a que la persona se inserte de modo creativo en el
interior de la sociedad. “La educación es una ciencia multidisciplinar, su
complejidad exige una permanente revisión de los principios y métodos, las
necesidades de los educandos, los entornos familiares, sociales, afectivos,
normativos entre otros”6
Toda actividad educativa debe llevar a la persona a su fortalecimiento ético-moral,
con la consecuente edificación de una civilización amparada por principios y
respeto de la condición humana. Cada Institución, es poseedora de una serie de
valores, que custodia como su mayor riqueza y en el transcurso de los años los
alimenta y fortalece para luego inculcar en cada integrante de la comunidad
académica quienes a su vez los proyectan en la sociedad. Por tanto en este
proceso de acercamiento de la Institución a la Sociedad, hay que tener en cuenta
aquellos elementos que configuran la cultura en la que se enmarca la vida de las
personas y los grupos: Las creencias y los valores, las normas de conducta como
pautas del actuar social, los estilos de vida reflejadas en los modos de producción.
Lo anterior nos lleva a afirmar que los educadores y educandos, los entes políticos
y sociales considerados en la totalidad de sus dimensiones, deben mantener una
actitud de diálogo con la cultura que respete tanto la identidad específica de cada
persona y cada grupo, como la posibilidad de modificar el marco socio-cultural en
que se mueven y la dinámica interna de las estructuras en que desarrollan su
acción. Con relación a lo expuesto anteriormente el documento de Aparecida es
6 Tebar Belmonte, Lorenzo. El perfil del profesor mediador. Madrid: Santillana, 2003.
Impreso.
12
claro al afirmar: “La Iglesia está llamada a promover en sus escuelas una
educación centrada en la persona humana que es capaz de vivir en la comunidad,
aportando lo suyo para su bien. Ante el hecho de que muchos se encuentran
excluidos, la Iglesia deberá impulsar una educación de calidad para todos, formal
y no-formal, especialmente para los más pobres. Educación que ofrezca a los
niños, a los jóvenes y a los adultos el encuentro con los valores culturales del
propio país, descubriendo o integrando en ellos la dimensión religiosa y
trascendente. Para ello, necesitamos una pastoral de la educación dinámica y que
acompañe los procesos educativos, que sea voz que legitime y salvaguarde la
libertad de educación ante el Estado y el derecho a una educación de calidad de
los más desposeídos”7.
4.1 La sociedad actual: Para desarrollar una adecuada acción pastoral, y en especial la pastoral
educativa, que en última instancia de su proceso busca formar seres humanos
más comprometidos con las necesidades de la sociedad y transformante de la
misma, se deben conocer algunos aspectos que encierra la cultura en la que
muchos de los estudiantes viven.
De manera superficial, algunos rasgos sobresalientes de la cultura actual son:
cultura del placer, es decir, estar bien antes que formar un ser auténtico; una
cultura de la masificación, donde las redes sociales son más importantes que el
verdadero contacto rostro a rostro con el otro; una cultura de la crítica a los valores
permanentes, abogando por el predominio de los valores relativos y cambiantes,
es decir la complejidad y la indeterminación que presentan la ciencia; la cultura de
la ambigüedad y del sinsentido frente al horizonte, ocultamiento de la esperanza
frente a la vivencia del ahora; cultura de la pérdida de valores trascendentales,
7 Celam. V Conferencia Episcopal Latinoamericana Aparecida. Vicaría episcopal de
pastoral, arquidiócesis de México. Web. 10 de abril. 2011.
<http://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_12.htm#010>
13
marcando de modo acérrimo las tendencias de incredulidad y el deseo de borrar el
nombre de Dios de cualquier relación humana; una cultura marcada por la
pluralidad, que aboga por la diferencia de género y la equidad de género.
Para realizar la verdadera confrontación entre auténtica educación y diálogo
cultural, la pastoral educativa debe propender por afianzar en el ambiente escolar
lo que la Conferencia de Puebla ha llamado la civilización del amor8, la cual en
rasgos generales apunta a lo siguiente: El amor cristiano sobrepasa las categorías
de todos los regímenes y sistemas, porque trae consigo la fuerza insuperable del
Misterio pascual, el valor del sufrimiento de la cruz y las señales de victoria y
resurrección. El amor produce la felicidad de la comunión e inspira los criterios de
la participación. La justicia, como se sabe, es un derecho sagrado de todos los
hombres, conferido por el mismo Dios. Está insertada en la esencia misma del
mensaje evangélico. La verdad, iluminada por la fe, es fuente perenne de
discernimiento para nuestra conducta ética. Expresa las formas auténticas de una
vida digna. La libertad es un don precioso de Dios. Consecuencia de nuestra
condición humana y factor indispensable para el progreso de los pueblos. “Los
cambios sociales son más complejos de lo que se cree, y para moverse en ellos
con inteligencia se debe descifrar sus códigos, es necesario tomar cierta distancia
de aquellas verdades que aparecen como incuestionables, no se puede aceptar
de manera acrítica la premisa según la cuál la velocidad de los cambios nos exige
estar prestos a adaptarnos a ellos con la misma rapidez”9
La civilización del amor repudia la violencia, el egoísmo, el derroche, la
explotación y los desatinos morales. A primera vista, parece una expresión sin la
energía necesaria para enfrentar los graves problemas de nuestra época. Sin
8 Celam. (1978). Conferencia Episcopal latinoamericana de Puebla. Vicaría episcopal de
pastoral, arquidiócesis de México. Web. 10 de abril. 2011.
<http://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_12.htm#010>
9 Alvarez G, Alejandro. Los medios de comunicación y la sociedad educadora. Bogotá:
Cooperativa editorial del magisterio, 2003. Impreso
14
embargo, os aseguramos: no existe palabra más fuerte que ella en el diccionario
cristiano. Se confunde con la propia fuerza de Cristo. Si no creemos en el amor,
tampoco creemos en aquel que dice: “Un mandamiento nuevo os doy, que os
améis los unos a los otros como yo os he amado” (Jn 15,12). La civilización del
amor propone a todos la riqueza evangélica de la reconciliación nacional e
internacional. No existe gesto más sublime que el perdón. Quien no sabe perdonar
no será perdonado. En la balanza de las responsabilidades comunes, hay mucho
que poner de renuncia y de solidaridad, para el correcto equilibrio de las
relaciones humanas. La meditación de esta verdad llevaría a nuestros países a la
revisión de su comportamiento frente a los expatriados con su secuela de
problemas, de acuerdo con el bien común, en caridad y sin detrimento de la
justicia. Existen en nuestro continente innumerables familias traumatizadas.
La civilización del amor condena las divisiones absolutas y las murallas
psicológicas que separan violentamente a los hombres, a las instituciones y a las
comunidades nacionales. Por eso, defiende con ardor la tesis de la integración de
América Latina. En la unidad y en la variedad, hay elementos de valor continental
que merecen apreciarse y profundizarse mucho más que los intereses meramente
nacionales. Conviene recordar a nuestros países de América Latina la urgente
necesidad de conservar e incrementar el patrimonio de la paz continental, porque
sería, de hecho, tremenda responsabilidad histórica el rompimiento de los vínculos
de la amistad latinoamericana, cuando estamos convencidos de que existen
recursos jurídicos y morales para la solución de los problemas de interés común.
La civilización del amor repele la sujeción y la dependencia perjudicial a la
dignidad de América Latina. No aceptamos la condición de satélite de ningún país
del mundo, ni tampoco de sus ideologías propias. Queremos vivir fraternalmente
con todos, porque repudiamos los nacionalismos estrechos e irreductibles. Ya es
tiempo de que América Latina advierta a los países desarrollados que no nos
inmovilicen; que no obstaculicen nuestro propio progreso; no nos exploten; al
contrario, nos ayuden con magnanimidad a vencer las barreras de nuestro
subdesarrollo, respetando nuestra cultura, nuestros principios, nuestra soberanía,
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nuestra identidad, nuestros recursos naturales. En ese espíritu, creceremos juntos,
como hermanos de la misma familia universal.
Otro punto que nos hace estremecer las entrañas y el corazón es la carrera
armamentista que no cesa de fabricar instrumentos de muerte. Ella entraña la
dolorosa ambigüedad de confundir el derecho a la defensa nacional con las
ambiciones de ganancias ilícitas. No es apta para construir la paz. Deseamos la
Paz y para alcanzarla, es necesario eliminar los elementos que provocan las
tensiones entre el tener y el poder; entre el ser y sus más justas aspiraciones.
Trabajar por la justicia, por la verdad, por el amor y por la libertad, dentro de los
parámetros de la comunión y de la participación, es trabajar por la paz universal.
4.2 La persona como fundamento de la cultura
Con lo expuesto hasta ahora es fácil comprender la relación inseparable que
existe entre ser humano y cultura, relaciones que en muchos casos son
beneficiosas para ambos y en otros generan gran perjuicio, pues muchas veces la
cultura trata de distorsionar la identidad personal para masificar un patrón de
conducta en muchos de los casos alejada de los valores evangélicos que esta
debe poseer.
La formación de la persona se desarrolla al interior de una cultura, y en última
instancia el crecimiento personal está condicionado por la cultura, al igual que la
cultura, la persona también influye en la cultura con su inteligencia, es decir el ser
humano desarrolla un proceso de inculturación, el cual se mueve el doble nivel de
la cultura transformante del hombre y el hombre que afianza la cultura. Por eso, el
nuevo concepto de educación basado en competencias, la cual pretende dar
respuesta a la sociedad del conocimiento o la información que se origina en las
necesidades laborales y por tanto demanda de las escuelas que se acerquen al
mundo del trabajo”10. Pero para que este proceso se lleve a cabo con grandes
beneficios, tanto el ser humano deben ser poseedores de valores cristianos.
10 Cortés, Carlos. Educación por competencias. Bogotá: Cooperativa editorial del
magisterio, 2008. Impreso
16
Pero, según lo afirma el documento de Santo Domingo11: En nuestros días se
percibe una crisis cultural de proporciones insospechadas. Es cierto que el
sustrato cultural actual presenta un buen número de valores positivos, muchos de
ellos fruto de la evangelización; pero, al mismo tiempo, ha eliminado valores
religiosos fundamentales y ha introducido concepciones engañosas que no son
aceptables desde el punto de vista cristiano.
La ausencia de esos valores cristianos fundamentales en la cultura de la
modernidad no solamente ha ofuscado la dimensión de lo transcendente,
abocando a muchas personas hacia el indiferentismo religioso —también en
América Latina—, sino que, a la vez, es causa determinante del desencanto social
en que se ha gestado la crisis de esta cultura. Tras la autonomía introducida por el
racionalismo, hoy se tiende a basar los valores sobre todo en consensos sociales
subjetivos que, no raramente, llevan a posiciones contrarias incluso a la misma
ética natural. Piénsese en el drama del aborto, los abusos en Ingeniería genética,
los atentados a la vida y a la dignidad de la persona.
Frente a la pluralidad de opciones que hoy se ofrecen, se requiere una profunda
renovación pastoral mediante el discernimiento evangélico sobre los valores
dominantes, las actitudes, los comportamientos colectivos, que frecuentemente
representan un factor decisivo para optar tanto por el bien como por el mal. En
nuestros días se hace necesario un esfuerzo y un tacto especial para inculturar el
mensaje de Jesús, de tal manera que los valores cristianos puedan transformar los
diversos núcleos culturales, purificándolos, si fuera necesario, y haciendo posible
el afianzamiento de una cultura cristiana que renueve, amplíe y unifique los
valores históricos pasados y presentes, para responder así en modo adecuado a
los desafíos de nuestro tiempo. Uno de estos retos a la evangelización es el de
intensificar el diálogo entre las ciencias y la fe, en orden a crear un verdadero
11 Celam. Conferencia Episcopal latinoamericana de Santo Domingo. Multimedios. Web. 10
de abril. 2011. <http://multimedios.org/docs/d000420/p000002.htm#1-p0.1.4>
17
humanismo cristiano. Se trata de mostrar que la ciencia y la técnica contribuyen a
la civilización y a la humanización del mundo en la medida en que están
penetradas por la sabiduría de Dios.
En este proceso de integración entre cultura y ser humano, se puede hablar de
varios momentos, cada uno dependiente del otro y no menos importante. Un
primer momento es aquel en el que el ser humano adquiere conciencia de su
dignidad y vocación como persona, el cual lo lleva a comprender la realidad como
el espacio para humanizarse continuamente. Aquí la vida escolar y en especial la
pastoral educativa juega un papel crucial, pues a través de la reflexión que
encamina en los estudiantes los lleva a que decidan en las grandes cuestiones de
la vida humana. Dentro de esta acción de la pastoral educativa estás: la actitud de
un equipo de educadores que sabe escuchar la cultura actual para ofrecer
alternativas personalizadoras, exige tener una visión diferente del progreso, la
técnica, los saberes humanos, el cuadro de valores regulador de los criterios
éticos de la personan en el que la libertad ocupa un lugar fundamental, y
permanecer abiertos a nuevos lenguajes de la experiencia, el silencio, la
sensibilidad, la interiorización capaces de potenciar una relación personalizada
con la cultura.
Un segundo momento de la integración entre persona y cultura está dado por la
socialización así lo anota el Catecismo de la Iglesia Católica12: La persona humana
necesita la vida social. Esta no constituye para ella algo sobreañadido sino una
exigencia de su naturaleza. Por el intercambio con otros, la reciprocidad de
servicios y el diálogo con sus hermanos, el hombre desarrolla sus capacidades;
así responde a su vocación. Una sociedad es un conjunto de personas ligadas de
manera orgánica por un principio de unidad que supera a cada una de ellas.
Asamblea a la vez visible y espiritual, una sociedad perdura en el tiempo: recoge
12 Congregación para la Doctrina de la Fe. Catecismo de la Iglesia Católica. Vatican:
the holy see. Web. 1 de abril. 2011
<http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p3s1c2a1_sp.html>
18
el pasado y prepara el porvenir. Mediante ella, cada hombre es constituido
‘heredero’, recibe ‘talentos’ que enriquecen su identidad y a los que debe hacer
fructificar (cf Lc 19, 13.15). En verdad, se debe afirmar que cada uno tiene
deberes para con las comunidades de que forma parte y está obligado a respetar
a las autoridades encargadas del bien común de las mismas.
Cada comunidad se define por su fin y obedece en consecuencia a reglas
específicas, pero ‘el principio, el sujeto y el fin de todas las instituciones sociales
es y debe ser la persona humana. Algunas sociedades, como la familia y la
ciudad, corresponden más inmediatamente a la naturaleza del hombre. Le son
necesarias. Con el fin de favorecer la participación del mayor número de personas
en la vida social, es preciso impulsar, alentar la creación de asociaciones e
instituciones de libre iniciativa ‘para fines económicos, sociales, culturales,
recreativos, deportivos, profesionales y políticos, tanto dentro de cada una de las
naciones como en el plano mundial. Esta socialización expresa igualmente la
tendencia natural que impulsa a los seres humanos a asociarse con el fin de
alcanzar objetivos que exceden las capacidades individuales. Desarrolla las
cualidades de la persona, en particular, su sentido de iniciativa y de
responsabilidad.
En este momento la familia adquiere un papel fundamental, y debe convertirse en
elemento fundamental de la pastoral educativa, con una adecuada capacitación a
los padres a través de fructíferas escuelas de padres. El ambiente vital donde la
persona aprende a controlar sus emociones y pasiones, no es otro que el seno
familiar, de ahí que la Iglesia haya dado varios calificativos a esta estructura
fundamental de la sociedad y de la educación.
Con relación al papel de la familia, el Concilio Vaticano II ha dicho: “La familia es
escuela del más rico humanismo. Para que pueda lograr la plenitud de su vida y
misión se requieren un clima de benévola comunicación y unión de propósitos
entre los cónyuges y una cuidadosa cooperación de los padres en la educación de
los hijos. La activa presencia del padre contribuye sobremanera a la formación de
19
los hijos; pero también debe asegurarse el cuidado de la madre en el hogar, que
necesitan principalmente los niños menores, sin dejar por eso a un lado la legítima
promoción social de la mujer. La educación de los hijos ha de ser tal, que al llegar
a la edad adulta puedan, con pleno sentido de la responsabilidad, seguir la
vocación, aun la sagrada, y escoger estado de vida; y si éste es el matrimonio,
puedan fundar una familia propia en condiciones morales, sociales y económicas
adecuadas. Es propio de los padres o de los tutores guiar a los jóvenes con
prudentes consejos, que ellos deben oír con gusto, al tratar de fundar una familia,
evitando, sin embargo, toda coacción directa o indirecta que les lleve a casarse o
a elegir determinada persona”13.
En la función educadora de la familia, la Lumen Gentium, en el numeral 11,
recuerda el lugar privilegiado de esta como Iglesia Doméstica: “Finalmente, los
cónyuges cristianos, en virtud del sacramento del matrimonio, por el que significan
y participan el misterio de unidad y amor fecundo entre Cristo y la Iglesia (cf. Ef
5,32), se ayudan mutuamente a santificarse en la vida conyugal y en la
procreación y educación de la prole, y por eso poseen su propio don, dentro del
Pueblo de Dios, en su estado y forma de vida. De este consorcio procede la
familia, en la que nacen nuevos ciudadanos de la sociedad humana, quienes, por
la gracia del Espíritu Santo, quedan constituidos en el bautismo hijos de Dios, que
perpetuarán a través del tiempo el Pueblo de Dios. En esta especie de Iglesia
doméstica los padres deben ser para sus hijos los primeros predicadores de la fe,
mediante la palabra y el ejemplo, y deben fomentar la vocación propia de cada
uno, pero con un cuidado especial la vocación sagrada”14.
Ante la definición de Iglesia Doméstica de la Familia, el Papa Juan Pablo II, en la
exhortación Familiaris Consortio dice: “La tarea educativa tiene sus raíces en la
vocación primordial de los esposos a participar en la obra creadora de Dios; ellos,
engendrando en el amor y por amor una nueva persona, que tiene en sí la
vocación al crecimiento y al desarrollo, asumen por eso mismo la obligación de
13 Concilio vaticano II. Gaudium et Spes. Madrid: Ediciones BAC, 1990. Impreso.
14 Concilio vaticano II. Lumen Gentium. Madrid: Ediciones BAC, 1990. Impreso.
20
ayudarla eficazmente a vivir una vida plenamente humana. Como ha recordado el
Concilio Vaticano II: «Puesto que los padres han dado la vida a los hijos, tienen la
gravísima obligación de educar a la prole, y por tanto hay que reconocerlos como
los primeros y principales educadores de sus hijos. Este deber de la educación
familiar es de tanta transcendencia que, cuando falta, difícilmente puede suplirse.
Es, pues, deber de los padres crear un ambiente de familia animado por el amor,
por la piedad hacia Dios y hacia los hombres, que favorezca la educación íntegra
personal y social de los hijos. La familia es, por tanto, la primera escuela de las
virtudes sociales, que todas las sociedades necesitan”15.
Confrontando la realidad familiar con los aspectos religiosos recibidos en la
escuela, la familia muestra a los estudiantes elementos para una mayor
comprensión de la fe y la vivencia eclesial como son: padre, hermanos,
comunidad, servicio, amor, las cuáles constituyen experiencias que resultarán
fundamentales para la apertura a los conocimientos religiosos y la experiencia de
transcendencia en la vida de los educandos.
Dentro de la socialización, la misma escuela, es el lugar donde las personas van
adquiriendo en forma secuencial una gran variedad de conocimientos, hábitos de
trabajo, criterios morales, que en la medida del compromiso de la Institución
ayudarán al crecimiento integral de la persona. “entre todos los medios de
educación, el de mayor importancia es la escuela, que, en virtud de su misión, a la
vez que cultiva con asiduo cuidado las facultades intelectuales, desarrolla la
capacidad del recto juicio, introduce en el patrimonio de la cultura conquistado por
las generaciones pasadas, promueve el sentido de los valores, prepara a la vida
profesional, fomenta el trato amistoso entre los alumnos de diversa índole y
condición, contribuyendo a la mutua comprensión; además, constituye como un
centro de cuya laboriosidad y de cuyos beneficios deben participar a un tiempo las
familias, los maestros, las diversas asociaciones que promueven la vida cultural,
cívica y religiosa, la sociedad civil y toda la comunidad humana”16.
15 Juan pablo II. Familiaris Consortio. Madrid: BAC, 1981. Impreso
16 Concilio vaticano II. Declaración Gravissimum educationem. Madrid: Ediciones BAC,
21
Dentro de la vivencia escolar los educadores convencidos del valor humanizador
de la propuesta religiosa cristiana, encontrarán muchas oportunidades para
descubrir elementos críticamente positivos en la cultura actual y cauces de diálogo
con un Proyecto Educativo que tiene en cuenta algunos valores y criterios más
específicamente evangélicos.
En este proceso de conformación de la identidad personal del ser humano al
interior de una cultura, no hay que descuidar los medios de comunicación, los
cuáles refuerzan o deterioran los elementos que se asumen en la familia o en la
escuela. Teniendo en cuenta el uso a veces excesivo de las tecnologías de la
información y la comunicación, la fuerte influencia de las redes sociales como el
facebook, el skype, Messenger entre otros, la tarea de la escuela, siguiendo las
orientaciones de la Iglesia será educar en el uso de los mismos de manera que,
aunque la capacidad crítica de muchos alumnos no sea grande, puedan llegar a
establecer una relación adecuada en el manejo ético de estos y su catalogación
como poderosas herramientas al servicio de la evangelización.
Los medio de comunicación con un carácter fuertemente cristiano ayudarán a que
la persona afiance los rasgos de la personalidad que se construyen con los otros,
como son el la decisión, la cual tiene su expresión máxima cuando hay un
contacto con otras personas, aún la propia dignidad es reconocible y valorada
cuando hay una adecuada comunicación con las otras personas, pues se ve la
importancia trascendental del otro para mí.
Por tanto al interior de la vida escolar y como objetivo de la pastoral educativa se
deben cumplir las palabras de la Inter Mirifica: “Para el recto uso de estos medios
es absolutamente necesario que todos los que los utilizan conozcan las normas
del orden moral en este campo y las lleven fielmente a la práctica. Consideren,
pues, las materias que se difunden según la naturaleza peculiar de cada medio; al
1990. Impreso
22
mismo tiempo, tengan en cuenta todas las condiciones y circunstancias, es decir,
el fin, las personas, el lugar, el momento y los demás elementos con los que se
lleva a cabo la comunicación misma y que pueden modificar su honestidad o
cambiarla por completo; entre éstas se encuentra la naturaleza propia de cada
medio, es decir, su fuerza, que puede ser tan grande que los hombres, sobre todo
si no están preparados, difícilmente sean capaces de advertirla, de dominarla y, si
llega el caso, de rechazarla”17.
Siendo realistas, y sin importar la oferta de formación específica de cada centro
educativo, su proyecto de educación integral debe ayudar a los alumnos a
establecer criterios de valoración y claves de aproximación a un tipo concreto de
conducta, que marque el camino a lo que en los renglones anteriores se llama la
civilización del amor, pues la educación es la mejor herramienta para construir
nuestro futuro, ella nos resulta indispensable para identificar y perfilar
colectivamente nuestro destino, para que se decida lo que se quiere ser como
nación”18.
4.3 El ámbito escolar como fundamento cultural
Siendo precisos la vida escolar o educativa, es una organización netamente
creadora y receptora del sentir cultural. Es creadora en cuanto forma seres
humanos que con su forma de vida instaurarán nuevos elementos al interior de la
cultura y es receptora pues ella misma está inserta en una cultura, la cual en
muchos casos es perjudicial por los antivalores que esta puede poseer. “Es
evidente que a través de la escuela se entra en contacto con una cultura
determinada, y que en ese sentido, se contribuye a su conservación, la
preocupación por una escuela alienada y estática ha sido una constante entre
pensadores de diversas disciplinas, que han llamado la atención sobre este
peligro”19.
17 Concilio vaticano II. Declaración Inter Mirifica. Madrid: Ediciones BAC,
1990.Impreso.
18 Niño Diez, Jaime. Hacia una nueva educación. Bogotá: Convenio Andrés Bello, 1998.
Impreso.
19 Grao Coll, C. El constructivismo en el aula. Barcelona: Ariel, 2007. Impreso.
23
Muchos desligando la pastoral educativa de la vida escolar ven a la escuela como
un centro donde se transmiten de forma vertical saberes teóricos, los cuáles no
trascienden el aula; una burbuja que aleja de los problemas reales que aquejan a
la sociedad, o simplemente el instrumento del que se vale el estado para seguir
conservando las estructuras de poder adiestrando pobremente a sus miembros,
sin embargo no desconociendo estos problemas, la escuela ayudada en gran
medida por una fuerte pastoral educativa, cada día más se preocupa por su
calidad, quiere ser más democrática, y ser el sitio donde se integren las distintas
clases sociales. A este sentido apunta la congragación para la educación cuando
afirma: “La escuela católica se configura como escuela para la persona y de las
personas. La persona de cada uno, en sus necesidades materiales y espirituales,
es el centro del magisterio de Jesús: por esto el fin de la escuela católica es la
promoción de la persona humana. Tal afirmación, poniendo en evidencia la
relación del hombre con Cristo, recuerda que en su persona se encuentra la
plenitud de la verdad sobre el hombre. Por esto, la escuela católica, empeñándose
en promover al hombre integral, lo hace, obedeciendo a la solicitud de la Iglesia,
consciente de que todos los valores humanos encuentran su plena realización y,
también su unidad, en Cristo. Este conocimiento manifiesta que la persona ocupa
el centro en el proyecto educativo de la escuela católica, refuerza su compromiso
educativo y la hace idónea para formar personalidades fuertes”20.
En medio de las circunstancias, la vida escolar, animada por la pastoral educativa,
debe ser fiel a la misión de mantener una relación dinámica con la cultura, es decir
un agente evangelizador que trate de permear con el Evangelio todos los
elementos que se alejan del dato revelado, por tanto la Institución debe configurar
su proyecto como comunidad que asume la identidad cristiana, que alimenta a la
20 Congregación para la Educación Católica. La escuela católica en los umbrales del
tercer milenio. Vatican: the holy see. Web. 2 de febrero. 2011
<http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/ccatheduc/documents/rc_con_ccatheduc_do
c_27041998_school2000_sp.html>
24
sociedad con relaciones humanizantes cimentadas en los valores enseñados por
Jesús, que afiance la identidad personal y el sentido fuerte de comunidad,
orientando el auténtico sentido crítico. “El proceso educativo es aquel proceso de
relaciones sociales que se dan con el objetivo de formar los rasgos más
trascendentales de la personalidad de los hombres y las mujeres, y prepararlos
para el trabajo, para la vida; mediante la educación se asegura la herencia cultural
del hombre y, al mismo tiempo, la transformación de esa cultura para el bien de la
comunidad”21.
Profundizando en lo anterior, la escuela debe convertirse en un elemento
fundamental para el proceso de inculturación del Evangelio. Hablar hoy de
Inculturación de la fe es hablar de la posibilidad de poder experimentar a
Jesucristo plenamente dentro de la propia cultura. El Evangelio tiene una fuerza
regeneradora, en grado de rectificar, cuando no son compatibles con él, no pocos
elementos de las culturas en las cuales penetra. Hemos de recordar que la cultura,
al ser producto de los hombres, está expuesta al pecado y a sus consecuencias.
De modo que la Iglesia, al asumir las culturas, las purifica, fortalece y eleva. El
mismo Evangelio es fermento de cultura, ya que interpela al hombre en lo más
íntimo de su ser y de su actuar: la Iglesia, al proclamar el misterio de Cristo que
revela la verdad profunda del hombre, tiene la firme convicción de que el contacto
del Evangelio con el hombre, con la sociedad, crea cultura auténtica; sabe que la
cultura que nace de ese encuentro con el Evangelio es humana y humanizadora,
capaz de llegar hasta las profundidades del corazón e irradiarse benéficamente a
todos los ámbitos de la sociedad, a los campos del pensamiento, del arte, de la
técnica, de todo lo que constituye verdadera cultura.
Dentro de este proceso de inculturación que ejerce la pastoral educativa en la vida
escolar deben estar presentes los siguientes elementos, según lo afirma el
Directorio General para la Catequesis22 : conocer en profundidad la cultura de las
21 Alvarez de Zayas, Carlos M. Lecciones de didáctica general. Bogotá: Cooperativa
editorial del magisterio, 2002. Impreso
22 Congregación para el Clero. Directorio General para la catequesis. Vatican: the holy
25
personas y el grado de penetración en su vida; reconocer la presencia de la
dimensión cultural en el mismo Evangelio; afirmando por una parte que éste no es
fruto de ningún humus cultural humano, pero admitiendo, por otra parte, que el
Evangelio no puede aislarse de las culturas en las que se inscribió al principio y en
las que después se ha expresado a lo largo de los siglos; anunciar el cambio
profundo, la conversión, que el Evangelio, como fuerza transformadora y
regeneradora , opera en las culturas; dar testimonio de que el Evangelio
transciende toda cultura y no se agota en ella y, a la vez, discernir las semillas del
Evangelio que pueden estar presentes en cada una de las culturas; promover al
interior de cada una de las culturas a evangelizar una nueva expresión del
Evangelio, procurando un lenguaje de la fe que sea patrimonio común de los
fieles, y por tanto factor fundamental de comunión. Mantener íntegros los
contenidos de la fe de la Iglesia; y procurar que la explicación y la clarificación de
las fórmulas doctrinales de la Tradición sean presentadas teniendo en cuenta las
situaciones culturales e históricas de los destinatarios y evitando, en todo caso,
mutilar o falsificar los contenidos.
4.4 La pastoral educativa como una propuesta de formación en la fe, la esperanza y la caridad
Como premisa fundamental la pedagogía de Jesús fue enseñar las realidades de
la fe a través de parábolas sencillas, expresando lo incomprensible de las
realidades eternas, invitando a un crecimiento continuo en la fe, tal como lo
muestra el Evangelio de San Juan, el cual desarrolla un itinerario desde los
signos hasta la gloria en Jesucristo. De igual forma la vida escolar no debe ser
otro que la propuesta formativa para afianzar la vida de sus miembros, no sólo
en el campo espiritual, sino en la orientación hacia un mañana mejor a través de
un compromiso moral de sus miembros, recordando las palabras bíblicas de la
see. Web. 5 de enero. 2011
<http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cclergy/documents/rc_con_ccatheduc_doc_
17041998_directory-for-catechesis_sp.html>
26
primera carta a San Juan, nadie ama a Dios, sino ama a sus hermanos, pues de
lo contrario sería un mentiroso por no amar a alguien que ve y amar algo que no
ve (1 Juan 4,20).
Para descifrar el sentido de la pastoral como fe, esperanza y caridad, es
necesario, realizar todo un recorrido a través del nuevo testamento encontrando
diferentes momentos que pueden iluminar nuestra acción. Un primer momento lo
muestra el Evangelio de San Juan en el capítulo 1, 35-49: “Al día siguiente, Juan
se encontraba de nuevo allí con dos de sus discípulos. Fijándose en Jesús que
pasaba, dice: «He ahí el Cordero de Dios.» Los dos discípulos le oyeron hablar
así y siguieron a Jesús. Jesús se volvió, y al ver que le seguían les dice: «¿Qué
buscáis? Ellos le respondieron: “Rabbí” que quiere decir, "Maestro" ¿dónde
vives?» Les respondió: «Venid y lo veréis.» Fueron, pues, vieron dónde vivía y se
quedaron con él aquel día. Era más o menos la hora décima. Andrés, el hermano
de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a
Jesús. Este se encuentra primeramente con su hermano Simón y le dice: «Hemos
encontrado al Mesías» - que quiere decir, Cristo. Y le llevó donde Jesús. Jesús,
fijando su mirada en él, le dijo: Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas
que quiere decir, "Piedra". Al día siguiente, Jesús quiso partir para Galilea. Se
encuentra con Felipe y le dice: «Sígueme.» Felipe era de Betsaida, de la ciudad
de Andrés y Pedro. Felipe se encuentra con Natanael y le dice: Ese del que
escribió Moisés en la Ley, y también los profetas, lo hemos encontrado: Jesús el
hijo de José, el de Nazaret.» Le respondió Natanael: ¿De Nazaret puede haber
cosa buena?» Le dice Felipe: «Ven y lo verás.» Vio Jesús que se acercaba
Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay
engaño.» Le dice Natanael: ¿De qué me conoces?» Le respondió Jesús: Antes
de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. Le respondió
Natanael: «Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel”.
Este pasaje muestra la experiencia gozosa que los primeros discípulos sienten al
encontrar al Señor, a quien reconocen como el Mesías de las promesas, y cómo,
27
de inmediato comunican esta Buena Noticia a los demás. En este texto se
descubre en los discípulos un interesante proceso de acercamiento a la persona
de Jesús y en su progresivo conocimiento. En este encuentro sorprendente
hallamos la clave de todo encuentro con Jesús, de todo recorrido de la fe. Es el
Señor quien siempre toma la iniciativa. Este relato evangélico nos revela en la
actitud de Andrés y Juan, el espíritu ansioso y curioso de los estudiantes que
buscan la razón de sus vidas. En ésta búsqueda necesitamos de otros que nos
ayuden, nos orienten y, sobre todo, nos acompañen. No es nada fácil buscar
solos. Juan Bautista supo ser excelente acompañante, un buen formador, de ahí la
importancia de ser buenos educadores de los estudiantes, siendo un testimonio
vivo de Jesús. La pastoral educativa ha de llevar a los jóvenes al encuentro con el
Señor Jesús, del mismo modo que Andrés y Felipe, después de encontrarse con
Cristo, llevaron a Pedro y Natanael ante Jesús.
La vida escolar es un tiempo de preguntas y búsqueda, como lo muestra San
Mateo en 19, 16-22: “En esto se le acercó uno y le dijo: «Maestro, ¿qué he de
hacer de bueno para conseguir vida eterna?». El le dijo: «¿Por qué me preguntas
acerca de lo bueno? Uno solo es el Bueno. Mas si quieres entrar en la vida,
guarda los mandamientos.» «¿Cuáles?» - le dice él. Y Jesús dijo: «No matarás,
no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, = honra a tu
padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo. Dícele el joven:
«Todo eso lo he guardado; ¿qué más me falta?» Jesús le dijo: «Si quieres ser
perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en
los cielos; luego ven, y sígueme.» Al oír estas palabras, el joven se marchó
entristecido, porque tenía muchos bienes”.
En este pasaje el Señor quiere proponerle un camino que trascienda el nivel
mínimo de la ley, le pide entrar en una etapa más exigente: el desprendimiento de
todo lo que posee, dejarlo todo para acceder a la categoría de discípulos por
medio del seguimiento. Al joven le pareció que la propuesta que le hace Jesús es
demasiado exigente y no tuvo la valentía de aceptarla. En la vida escolar se
genera fuertemente la búsqueda del sentido de la vida y se intenta encontrar
28
respuesta a las preguntas fundamentales que desde siempre se ha planteado el
ser humano. Todo hombre en algún momento de su vida se topa con preguntas
fundamentales: ¿Quién soy?, ¿Para qué vivo?, ¿Qué haré con mi vida? Entre
muchas otras, son preguntas que conducen a la verdadera realización de la
persona, cuando son asumidas con madurez y responsabilidad. En esta tarea de
descubrir la vocación a la cual se está llamado, tiene un papel muy importante la
pastoral educativa que acompaña el proceso escolar del estudiante, ayudarle a
desarrollar esa capacidad de cuestionarse y de preguntarse sobre todo aquello
que pueda comprometer y afectar su vida, suscitar en el interior del estudiante esa
preocupación por la búsqueda profunda del sentido último de la vida, abrirlo a la
dimensión trascendente que le dé la posibilidad de plantearse aquellas preguntas
fundamentales de la vida. La pastoral educativa debe ayudar a los jóvenes a
descubrir el seguimiento de Jesús, como vocación y estilo de vida.
La pastoral educativa debe forjar en el ser humano un compromiso con la cultura
de la vida, idea central de Lucas 7, 11-17: “Después de esto se dirigió Jesús a un
pueblo llamado Naín. Iba acompañado de sus discípulos y de mucha otra gente.
Al acercarse al pueblo vio que llevaban a enterrar a un muerto, hijo único de su
madre, que era viuda. Mucha gente del pueblo la acompañaba. Al verla, el Señor
tuvo compasión de ella y le dijo: –No llores. En seguida se acercó y tocó la
camilla, y los que la llevaban se detuvieron. Jesús dijo al muerto: –Muchacho, a ti
te digo, ¡levántate! Entonces el muerto se sentó y comenzó a hablar, y Jesús se lo
entregó a la madre. Al ver esto, todos tuvieron miedo y comenzaron a alabar a
Dios diciendo: –Un gran profeta ha aparecido entre nosotros. También decían: –
Dios ha venido a ayudar a su pueblo. Y por toda Judea y sus alrededores corrió la
noticia de lo que había hecho Jesús”.
La actitud de Jesús es especial, del encuentro primero con la madre, va al
encuentro del hijo. Jesús no conocía a éste joven. El único conocimiento que tiene
de éste joven es a través de su madre, y por ella por su dolor, por su soledad, lo
devuelve a la vida. Jesús se dirige al joven en su particular singularidad: “a ti te
digo”. Esta expresión recalca la importancia que Jesús le da a la persona
29
particularísima de aquel joven. La pastoral educativa, interpelada e iluminada por
el testimonio y la actitud de Jesucristo frente al joven de Naín, está llamada a
levantar de la muerte, el pesimismo, la postración y la destrucción a tantos
jóvenes. Los jóvenes están llamados a ser testigos y profetas de la vida,
protagonistas y constructores de la nueva civilización del amor, en oposición a la
cultura de la muerte. Comprometer a los estudiantes en la transformación de la
realidad ha sido siempre uno de los grandes desafíos de la pastoral educativa.
La pastoral educativa debe consolidarse en clave de misión, que vaya en busca de
la oveja perdida, como lo testimonia Jesús en Lucas 15, 1-7: “Todos los que
cobraban impuestos para Roma, y otras gentes de mala fama, se acercaban a
escuchar a Jesús. Y los fariseos y maestros de la ley le criticaban diciendo: Este
recibe a los pecadores y come con ellos. Entonces Jesús les contó esta parábola:
“¿Quién de vosotros, si tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las otras
noventa y nueve en el campo y va en busca de la oveja perdida, hasta
encontrarla? Y cuando la encuentra la pone contento sobre sus hombros, y al
llegar a casa junta a sus amigos y vecinos y les dice: ‘¡Felicitadme, porque ya he
encontrado la oveja que se me había perdido! Os digo que hay también más
alegría en el cielo por un pecador que se convierte, que por noventa y nueve
justos que no necesitan convertirse”.
Cristo cuenta esta parábola ante la continua crítica y presión que le hacían los
fariseos y los maestros de la ley. En esta se manifiesta la voluntad salvífica del
Padre, a través de la figura del pastor que sale a la búsqueda de la oveja que se
pierde del rebaño. Jesús sale al encuentro de cada persona. En ese encuentro,
Jesús acoge y acepta a cada persona con su realidad concreta, con su historia
singular. La pastoral educativa no puede conformarse con el simpático círculo de
sus jóvenes creyentes y más comprometidos, olvidando a tantísimos que están
por fuera. Es necesario que la pastoral educativa, sin abandonar sus esfuerzos por
ser orgánica, articulada, estructurada y representativa, salga como el pastor al
campo, en busca de las noventa y nueve que se han alejado. La pastoral
educativa debe experimentar la misma alegría contagiosa del padre cuando se
30
reencuentra con la vida de tantos jóvenes, con frecuencia llena de dudas y
contradicciones, pero también llena de sueños y esperanzas.
La pastoral educativa invita a vivir desde la solidaridad al interior del centro
educativo, situación que es iluminada a través del Evangelio de San Marcos 10,
46-52: “Llegaron a Jericó. Al salir Jesús de allí con sus discípulos y con bastante
más gente, un ciego que pedía limosna se encontraba a la orilla del camino. Se
llamaba Bartimeo (hijo de Timeo). al enterarse de que era Jesús de Nazaret el
que pasaba, empezó a gritar: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!»
Muchas personas trataban de hacerlo callar. Pero él gritaba con más fuerza:
«¡Hijo de David, ten compasión de mí!» Jesús se detuvo y dijo: «Llámenlo.»
Llamaron, pues, al ciego diciéndole: «Vamos, levántate, que te está llamando.» él,
arrojando su manto, se puso en pie de un salto y se acercó a Jesús. Jesús le
preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?» El ciego respondió: «Maestro, que
vea.» Entonces Jesús le dijo: «Puedes irte, tu fe te ha salvado.» Y al instante pudo
ver y siguió a Jesús por el camino.
En los Evangelios hallamos numerosas curaciones de ciegos realizadas por
Jesús, los cuáles se nombran como uno de los signos de la llegada del Reino de
Dios. La curación de un ciego es uno de los milagros más significativo por la
fuerza simbólica que contiene. La ceguera y la vista en el Evangelio son símbolos
de las tinieblas y la luz, de la incredulidad y la fe. Se resalta en este episodio la
actitud de Bartimeo que no desiste en el encuentro tan deseado con Jesús. En
algún segundo de silencio, los desesperados gritos de aquel hombre penetraron
en los oídos de Jesús y captaron su atención, deteniendo su marcha y
mandándolo a llamar. Después de curado Bartimeo comienza una nueva vida,
pues no sólo recupera la visión, sino que abandona el manto de la limosna, el
manto de la miseria, pues seguir a Jesús con aquella misma fe que lo condujo a la
curación y a la restitución de su dignidad humana perdida. Iluminados por el
texto, la pastoral educativa se ve retada, por una parte, a concientizar y
sensibilizar los corazones de los jóvenes ante el sufrimiento y la marginación de la
31
gran mayoría de los hombres y mujeres del continente. Los estudiantes
latinoamericanos, también pobres en su gran mayoría, están invitados a
comprometerse y solidarizarse con sus hermanos más pobres. Hacer de la
pastoral educativa, una pastoral atenta y comprometida con las situaciones de
dolor, una pastoral solidaria, situada y vivida en la perspectiva del don, de la
entrega total, del amor al prójimo será una tarea permanente. La pastoral
educativa, debe imitar esta actitud amorosa, acogedora, de un Dios que sale al
encuentro de todos, pero muy especialmente al encuentro de los que más sufren,
de los marginados y olvidados, de los más pobres.
La pastoral educativa debe tener como centralidad la persona, así como lo
recuerda el Evangelio de San Juan en la figura de María Magdalena en 20, 11-18:
“María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se
asomó al sepulcro 12 y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la
cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús. 13
Ellos le dijeron: «Mujer, ¿por qué lloras?». María respondió: «Porque se han
llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto». 14 Al decir esto se dio vuelta y
vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció. 15 Jesús le preguntó: «Mujer,
¿por qué lloras? ¿A quién buscas?». Ella, pensando que era el cuidador de la
huerta, le respondió: «Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo
iré a buscarlo». 16 Jesús le dijo: «¡María!». Ella lo reconoció y le dijo en hebreo:
«¡Raboní!», es decir, «¡Maestro!». 17 Jesús le dijo: «No me retengas, porque
todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: “Subo a mi Padre, el
Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes”». 18 María Magdalena fue a
anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas
palabras”.
Los Evangelios nos presentan varios relatos de las apariciones de Cristo
resucitado, sin duda uno de los más hermosos es el de la aparición a maría
Magdalena, allí Cristo se nos muestra en un encuentro personal, muy familiar, en
medio de un cuadro lleno de sentimientos y afectos. María llora porque su Señor
está muerto y porque no encuentran su cuerpo en el sepulcro. María tiene los ojos
32
tan llenos de lágrimas y el corazón de dudas que no puede reconocer al Señor
que le sale al encuentro. La mujer sólo pudo reconocer al Señor cuando la llama
por su nombre: María. El ser llamada por su nombre revela el misterio de la
resurrección de Jesús. Y la primera palabra que sale de los labios de María, de
forma espontánea, al identificar su voz no fue Jesús, sino Maestro. Ella buscaba a
su Maestro que le había salvado de la vida y a quien la muerte se la había
arrebatado.
María Magdalena, se convierte en una imagen clara de nosotros mismos, los
seres humanos, mejor aún, de los cristianos que tardamos tanto en ver,
reconocer y comprender los signos de la presencia resucitada y resucitadora del
Señor en medio de nuestras vidas. El acompañante de la pastoral educativa en su
afán de conocer a su acompañado debe dejarse iluminar por esta actitud
pedagógica y amorosa de Jesús que penetra el corazón de cada persona, la
respeta, la atiende y la considera única. El acompañamiento personal es un
elemento propio e imprescindible de la pastoral educativa. La pastoral con
estudiantes acaba cuando éstos dejan de serlo y comienza su vida de profesional,
y la vida profesional debe estar perfilada por opciones, compromisos, valores y
criterios que no se construyen en unos cuantos días. Por eso los estudiantes
necesitan y demandan la presencia de maestros que les acompañen y orienten,
les ayuden y estimulen, les presenten y propongan nuevas formas de vida. Así
como Jesús hizo con María debemos ayudar a los jóvenes a llegar a lo más
profundo de su corazón para que conozcan que están buscando y conozcan cuál
es el objeto de su búsqueda sin fín: Jesucristo, muerto y resucitado.
Una última clave para comprender la educación como un proceso de Fe,
Esperanza y Caridad, es el reto de una pastoral educativa de llegar a todos, así
como Jesús enseño a las multitudes y calmó el hambre, según lo enseña Marcos
6, 30-44: “Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían
hecho y enseñado. Él les dijo: «Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para
descansar un poco». Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían
33
tiempo ni para comer. Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto.
Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por
tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos. Al desembarcar, Jesús vio una gran
muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y
estuvo enseñándoles largo rato. Como se había hecho tarde, sus discípulos se
acercaron y le dijeron: «Este es un lugar desierto, y ya es muy tarde. Despide a la
gente, para que vaya a los campos y pueblos cercanos a comprar algo para
comer». Él respondió: «Denles de comer ustedes mismos». Ellos le dijeron:
«Habría que comprar pan por valor de doscientos denarios para dar de comer a
todos». Jesús preguntó: «¿Cuántos panes tienen ustedes? Vayan a ver».
Después de averiguarlo, dijeron: «Cinco panes y dos pescados». Él les ordenó
que hicieran sentar a todos en grupos, sobre la hierba verde, y la gente se sentó
en grupos de cien y de cincuenta. Entonces él tomó los cinco panes y los dos
pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y
los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran. También repartió
los dos pescados entre la gente. Todos comieron hasta saciarse, y se recogieron
doce canastas llenas de sobras de pan y de restos de pescado. Los que comieron
eran cinco mil hombres”.
En los cuatro Evangelios, son muchos los momentos en los que Jesús se
encuentra con las multitudes, con frecuencia, vemos a Cristo rodeado, buscado y
seguido por mucha gente, muchas veces para escuchar sus enseñanzas, otras
para llevarle enfermos. Jesús no huye a éste contacto con la gente, sólo en
ocasiones cuando siente la necesidad de estar sólo para orar con su padre, o
descansar un poco con sus discípulos. Cada versículo del texto evangélico resalta
la imagen, la presencia, y la importancia de la muchedumbre congregada
alrededor de Jesús, quien preocupado también por su bienestar, la acomoda, la
agrupa, va formando con aquella multitud un pueblo ordenado, para realizar el
gran signo de la multiplicación de los panes y los pescados. Pero Jesús no realiza
el signo sólo. Ante la necesidad de aquella gente, el Señor le dice a sus apóstoles
denles ustedes de comer. Ellos querían despedir a la multitud, sin embargo Jesús
34
quiere comunicarles su sensibilidad hacia la gente, involucrándolos en su gesto
mesiánico. Es una invitación a la solidaridad con aquella multitud hambrienta del
pan de Dios. Es una propuesta a aprender a multiplicar y compartir con los demás,
desde la propia pobreza, desde lo que hay, como se hizo con los cinco panes y los
dos peces. En este encuentro Jesús hace que la masa se convierta en pueblo. El
encuentro con Jesús hace que la muchedumbre pase de ser una masa amorfa,
desordenada y desorientada a ser un pueblo reunido, fraterno, alimentado y
orientado por la Palabra y el Pan de Jesús.
Ante esta tendencia masificadora de los actuales sistemas de vida donde la
persona es vista y considerada como un número, un dato estadístico, un
ciudadano anónimo, un expediente, una dirección electrónica, será trabajo de
todos realizar esfuerzos gigantes de humanización, de la recuperación de la
conciencia de nuestra dignidad de personas y de la rehabilitación de la dimensión
relacional del ser humano. Enseñar y acompañar a nuestros estudiantes a
organizarse, a construir y formar comunidad académica en medio de la gran
comunidad social, a crecer en la corresponsabilidad y en el sentido comunitario.
La actitud de Jesús frente a la multitud y esta realidad de masificación que afecta
especialmente al heterogéneo mundo estudiantil, desafían a la organización de la
pastoral educativa. Además de conocer esta realidad estudiantil y los desafíos que
plantea, la pastoral educativa debe tomar en cuenta diversos niveles de acción,
acordes con los grados de incorporación de los mismos estudiantes a la Iglesia. La
pastoral educativa considera desde sus mismos niveles de acción el nivel masivo.
Es una preocupación evangelizadora de la pastoral educativa llegar a la gran
masa que no tiene contacto con los ambientes eclesiales y crear espacios,
momentos y formas para que conozca la propuesta liberadora y esperanzadora de
Jesucristo.
Jesús apuesta a la posibilidad de transformar el corazón de la masa de forma que
se convierta en pueblo creyente. Jesús supo equilibrar la atención a la persona
35
concreta, al grupo de sus discípulos y a la masa del pueblo, sin que esta relación
multitudinaria se convirtiese en populismo o en una acción masiva
despersonalizadora. La pastoral educativa, como acción organizada de la Iglesia
al servicio de los estudiantes, se ve, hoy más que nunca, fuertemente retada y
comprometida a acercarse con valentía, espontaneidad y creatividad al mundo
estudiantil, con los problemas y realidades que les caracteriza en esta sociedad
contemporánea, para llevarlos al encuentro con Jesucristo vivo.
Llegar a configurar nuestra vida como personas autónomas y con capacidad de
decisión en los múltiples aspectos de la vida, implica un conjunto de elementos
personales, interpersonales, colectivos, ambientales que al entrecruzarse van
conformando el ser y el hacer de la persona en un "proceso" educativo
permanente que exige una intencionalidad. Decir, por tanto, que tratamos de
educar en la fe implica toda una serie de acciones con características comunes de
gradualidad, interconexión, organización temporal. En definitiva, para transformar
nuestra vida con la educación se debe interiorizar los parámetro que presenta el
Evangelio a lo largo de sus páginas, en las cuáles de una forma gradual, la
persona pasa de un simple encuentro, en muchos de los casos muy casual a la
adhesión en la fe del mensaje, para compartir la esperanza que él da y la vivencia
de la caridad centro de su mensaje.
Un encuentro que tiene como primer elemento la voluntad de Dios, quien toma la
iniciativa, como lo recuerda el Papa Benedicto XVI, en la Exhortación Apostólica
Verbum Domini: “El misterio de la Alianza expresa esta relación entre Dios que
llama con su Palabra y el hombre que responde, siendo claramente consciente de
que no se trata de un encuentro entre dos que están al mismo nivel; lo que
llamamos Antigua y Nueva Alianza no es un acuerdo entre dos partes iguales, sino
puro don de Dios. Mediante este don de su amor, supera toda distancia y nos
convierte en sus «partners», llevando a cabo así el misterio nupcial de amor entre
Cristo y la Iglesia. En esta visión, cada hombre se presenta como el destinatario
de la Palabra, interpelado y llamado a entrar en este diálogo de amor mediante su
36
respuesta libre. Dios nos ha hecho a cada uno capaces de escuchar y responder a
la Palabra divina. El hombre ha sido creado en la Palabra y vive en ella; no se
entiende a sí mismo si no se abre a este diálogo. La Palabra de Dios revela la
naturaleza filial y relacional de nuestra vida. Estamos verdaderamente llamados
por gracia a conformarnos con Cristo, el Hijo del Padre, y a ser transformados en
Él”23.
En este proceso de crecimiento en la fe, la esperanza y la caridad, al cual se
quiere llevar a cada uno de los participantes de la pastoral educativa implica varios
pasos, los cuáles se analizarán a continuación. En primera instancia la pastoral
educativa, debe estar alejada de todo conocimiento utópico de la realidad, por el
contrario se debe conocer el contexto propio de cada estudiante, quien es en sí la
imagen de Cristo que se encarna en una realidad específica, que en ningún
momento debe de ser desconocido. Después de conocer la realidad en la cual se
inserta el estudiante, se hace necesario un encuentro personal con testigos fieles
del mensaje evangélico, es decir personas que refuercen la motivación del
estudiante en el seguimiento de Cristo, sin que esté el peligro de alejarse del
verdadero camino por no encontrar ayudas o adultos significativos. Al instante que
hay testigos, el Evangelio debe ser anunciado pues estos demostraran que el
Evangelio conduce a la felicidad, y al ejercicio activo de una vida con compromiso
que se vive en una comunidad, la cual debe apoyar decididamente el proceso de
quien quiere seguir a Jesús.
Partir de la propia realidad, implica reconocer la identidad de la persona,
determinar su rostro, que en muchos de los casos son los rostros sufrientes,
representando otros rostros de dolor, como los muestra la Conferencia Episcopal
de Aparecida24:
23 Benedicto XVI. Verbum Domini. Bogotá: Ediciones paulinas, 2010. Impreso.
24 Celam. V Conferencia Episcopal Latinoamericana Aparecida. Vicaría episcopal de
pastoral, arquidiócesis de México. Web. 11 de enero. 2011<
http://www.vicariadepastoral.org.mx/5-aparecida/aparecida_12.htm#010>
37
• En las grandes urbes es cada vez mayor el número de las personas que
viven en la calle. Requieren especial cuidado, atención y trabajo
promocional por parte de la Iglesia, de modo tal que mientras se les
proporciona ayuda en lo necesario para la vida, se los incluya en proyectos
de participación y promoción en los que ellos mismos sean sujetos de su
reinserción social.
• Es expresión de caridad, también eclesial, el acompañamiento pastoral de
los migrantes. Hay millones de personas concretas que por distintos
motivos están en constante movilidad. En América Latina y El Caribe
constituyen un hecho nuevo y dramático los emigrantes, desplazados y
refugiados sobre todo por causas económicas, políticas y de violencia.
• La Iglesia ha hecho una opción por la vida. Esta nos proyecta
necesariamente hacia las periferias más hondas de la existencia: el nacer y
el morir, el niño y el anciano, el sano y el enfermo. San Ireneo nos dice que
“la gloria de Dios es el hombre viviente”, aun el débil, el recién concebido, el
gastado por los años y el enfermo. Cristo envió a sus apóstoles a predicar
el Reino de Dios y a curar a los enfermos, verdaderas catedrales del
encuentro con el Señor Jesús.
• El problema de la droga es como una mancha de aceite que invade todo.
No reconoce fronteras ni geográficas ni humanas. Ataca por igual a países
ricos y pobres, a niños, jóvenes, adultos y ancianos, a hombres y mujeres.
La Iglesia no puede permanecer indiferente ante este flagelo que está
destruyendo a la humanidad, especialmente a las nuevas generaciones. Su
labor se dirige especialmente en tres direcciones: prevención,
acompañamiento y sostén de las políticas gubernamentales para reprimir
esta pandemia. En la prevención insiste en la educación en los valores que
deben conducir a las nuevas generaciones, especialmente el valor de la
vida y del amor, la propia responsabilidad y la dignidad humana de los hijos
de Dios. En el acompañamiento, la Iglesia está al lado del drogadicto para
ayudarle a recuperar su dignidad y vencer esta enfermedad. En el apoyo a
38
la erradicación de la droga, no deja de denunciar la criminalidad sin nombre
de los narcotraficantes que comercian con tantas vidas humanas teniendo
como meta el lucro y la fuerza en sus más bajas expresiones.
• Los detenidos en las cárceles, una realidad que golpea a todos los sectores
de la población, pero principalmente al más pobre, es la violencia producto
de las injusticias y otros males que durante largos años se ha sembrado en
las comunidades. Esto induce a una mayor criminalidad y, por ende, a que
sean muchas las personas que tienen que cumplir penas en recintos
penitenciarios inhumanos, caracterizados por el comercio de armas,
drogas, hacinamiento, torturas, ausencia de programas de rehabilitación,
crimen organizado que impide un proceso de reeducación y de inserción en
la vida productiva de la sociedad. Hoy por hoy, las cárceles son con
frecuencia, lamentablemente, escuelas para aprender a delinquir.
Frente a estos rostros de los estudiantes y sus acudientes se puede establecer
unas bases de acercamiento a la que Jesucristo puede ofrecer alternativas. Como
anota el Papa Juan pablo II en la Encíclica Redemptor Hominis25: “aquí se trata
por tanto del hombre en toda su verdad, en su plena dimensión. No se trata del
hombre «abstracto» sino real, del hombre «concreto», «histórico». Se trata de
«cada» hombre, porque cada uno ha sido comprendido en el misterio de la
Redención y con cada uno se ha unido Cristo, para siempre, por medio de este
ministerio. Todo hombre viene al mundo concebido en el seno materno, naciendo
de madre y es precisamente por razón del misterio de la Redención por lo que es
confiado a la solicitud de la Iglesia. Tal solicitud afecta al hombre entero y está
centrada sobre él de manera del todo particular. El objeto de esta premura es el
hombre en su única e irrepetible realidad humana, en la que permanece intacta la
imagen y semejanza con Dios mismo. El Concilio indica esto precisamente,
cuando, hablando de tal semejanza, recuerda que «el hombre es en la tierra la
única criatura que Dios ha querido por sí misma». El hombre tal como ha sido
«querido» por Dios, tal como Él lo ha «elegido» eternamente, llamado, destinado a
25 Juan Pablo II. Redemptor Hominis. Bogotá: Ediciones paulina, 1979. Impreso
39
la gracia y a la gloria, tal es precisamente «cada» hombre, el hombre «más
concreto», el «más real»; éste es el hombre, en toda la plenitud del misterio, del
que se ha hecho partícipe en Jesucristo, misterio del cual se hace partícipe cada
uno de los cuatro mil millones de hombres vivientes sobre nuestro planeta, desde
el momento en que es concebido en el seno de la madre”.
Por su propia naturaleza, la actividad escolar se convierte en un sitio privilegiado
de acercamiento a la realidad del rostro preciso de cada estudiante, pues, si éste
aspecto faltase al interior de la pastoral educativa y de la misma educación, la
enseñanza sería una simple instrucción desencarnada del mismo hombre, ajena a
la unidad que debe existir entre teoría y práctica, sin ninguna significación y
trascendencia. El objetivo es ayudar a vivir la propia realidad de una forma
consciente y esperanzadora, es decir es una propuesta que encarne la propia vida
del ser humano concreto a ejemplo de Jesús que asumió su corporeidad para
redimir al mismo hombre, pues vista en este sentido, la educación tiene una
dimensión redentora, en cuanto toma personas concretas, con problemas
singulares, para transformar sus vidas, lo cual lleva a ver como “la Escuela
Católica entra de lleno en la misión salvífica de la Iglesia y particularmente en la
exigencia de la educación a la fe. Sabiendo que «la conciencia psicológica y moral
son llamadas por Cristo a una simultánea plenitud como condición para que el
hombre reciba convenientemente los dones divinos de la verdad y de la gracia», la
Iglesia se siente comprometida a promover en sus hijos la plena conciencia de que
han sido regenerados a una vida nueva. El proyecto educativo de la Escuela
Católica se define precisamente por su referencia explícita al Evangelio de
Jesucristo, con el intento de arraigarlo en la conciencia y en la vida de los jóvenes,
teniendo en cuenta los condicionamientos culturales de hoy”26.
26 Congregación para la Educación . (2007) La Escuela Católica. Vatican: the holy see.
Web. 28 de enero. 2011
<http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/ccatheduc/documents/rc_con_ccatheduc_do
c_19770319_catholic-school_sp.html>
40
En sí en el reconocimiento de la propia realidad del estudiante, la pastoral
educativa al interior del centro de formación y vida académica debe conducir a sus
miembros a reconocer su vida procedente de Dios y lugar para la realización de su
ser, ayudarle a comprender las diferentes realidades en clave de esperanza, pues
de lo contrario sería negar la justicia social que propone el Evangelio, afianzar la
actitud de análisis de la persona frente a las propuestas que le hace el medio
como son las adiciones a las drogas, la vida delincuencial. El día en que estas
cosas se interioricen en el corazón del hombre reconoceremos el auténtico sentido
liberador de la educación.
El encuentro con Jesús exige testigos de vida, “ante todo, y sin necesidad de hay
que subrayar esto: para la Iglesia el primer medio de evangelización consiste en
un testimonio de vida auténticamente cristiana, entregada a Dios en una comunión
que nada debe interrumpir y a la vez consagrada igualmente al prójimo con un
celo sin límites. "El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan
testimonio que a los que enseñan o si escuchan a los que enseñan es porque dan
testimonio". San Pedro lo expresaba bien cuando exhortaba a una vida pura y
respetuosa, para que si alguno se muestra rebelde a la palabra, sea ganado por la
conducta. Será sobre todo mediante su conducta, mediante su vida, como la
Iglesia evangelizará al mundo, es decir, mediante un testimonio vivido de fidelidad
a Jesucristo, de pobreza y despego de los bienes materiales, de libertad frente a
los poderes del mundo, en una palabra : de santidad”27 . Las palabras del Papa
son claras al expresar la necesidad del testimonio para hacer fructífero el trabajo
pastoral al interior del centro educativo, pues lo que se expresa es una vivencia
auténtica y no sólo un dato simple y sin ninguna confrontación con la realidad.
Una Escuela que, en este contexto social, intente ofrecer claves aceptables para
la educación en la fe deberá ayudar a sus alumnos a entrar en contacto con
personas y ambientes de fe a través, no sólo de la oferta explícitamente religiosa,
sino también de estímulos de acogida, escucha, alegría, esperanza de futuro,
respeto a las personas, profesionalidad, vitalismo, testimoniados en la vida
27 Pablo VI Evangelii Nuntiandi. Bogotá: Ediciones Paulinas, 1994. Impreso.
41
escolar ordinaria. Actitudes de este tipo vividas, día a día, por creyentes concretos
harán surgir en algunos de nuestros destinatarios la pregunta sobre el sentido de
vida. Este aspecto es el que ayudará a que la enseñanza de la pastoral educativa
se vuelva atrayente para los estudiantes, y más si se entiende que en la época de
educación el ser humano va adquiriendo un sentido crítico, que muchas veces se
forma a través del resentimiento por el antitestimonio de los agentes de la pastoral
educativa
Este encuentro con Jesús, a través de la realidad concreta del joven, y con el
testimonio fuerte de los adultos significantes, debe producir una auténtica
respuesta de conversión, es decir una metanoia que lleve a un cambio de
mentalidad, así como lo enseña la exhortación apostólica Ecclesia in America:
“Para hablar de conversión, el Nuevo Testamento utiliza la palabra metanoia, que
quiere decir cambio de mentalidad. No se trata sólo de un modo distinto de pensar
a nivel intelectual, sino de la revisión del propio modo de actuar a la luz de los
criterios evangélicos. A este respecto, san Pablo habla de la fe que actúa por la
caridad (Ga 5, 6). Por ello, la auténtica conversión debe prepararse y cultivarse
con la lectura orante de la Sagrada Escritura y la recepción de los sacramentos de
la Reconciliación y la Eucaristía. La conversión conduce a la comunión fraterna,
porque ayuda a comprender que Cristo es la cabeza de la Iglesia, su Cuerpo
místico; mueve a la solidaridad, porque nos hace conscientes de que lo que
hacemos a los demás, especialmente a los más necesitados, se lo hacemos a
Cristo. La conversión favorece, por tanto, una vida nueva, en la que no haya
separación entre la fe y las obras en la respuesta cotidiana a la universal llamada
a la santidad. Superar la división entre fe y vida es indispensable para que se
pueda hablar seriamente de conversión. En efecto, cuando existe esta división, el
cristianismo es sólo nominal. Para ser verdadero discípulo del Señor, el creyente
ha de ser testigo de la propia fe, pues, el testigo no da sólo testimonio con las
palabras, sino con su vida . Hemos de tener presentes las palabras de Jesús: No
todo el que me diga: “Señor, Señor”, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que
haga la voluntad de mi Padre celestial (Mt 7, 21). La apertura a la voluntad del
42
Padre supone una disponibilidad total, que no excluye ni siquiera la entrega de la
propia vida: El máximo testimonio es el martirio”28.
La conducta de una comunidad y de sus miembros como "testigos" coherentes de
los valores del Evangelio, ponen interrogantes a los modos de vida y al cuadro de
valores que presenta en el día a día la sociedad en que vivimos, por consiguiente,
un signo de conversión es confrontar la vida con la propuesta que realizan otras
opciones en cuanto a la consecución de la felicidad.
En este proceso de crecimiento que experimenta el estudiante en su camino de fe,
tiene como elemento fundamental la escucha de la Buena Nueva, es decirla
interiorización del Evangelio de Jesús, del Kerigma fundamental de la fe,
reconocer a Jesucristo, muerto y resucitado como esperanza para todo hombre.
Un mensaje que es vida, que tiene una fuerza intrínseca dada por el mismo
Jesús, como lo afirma la Catechesi Tradendae: “Jesús enseñó. Este es el
testimonio que Él da de sí mismo: «Todos los días me sentaba en el Templo a
enseñar». Esta es la observación llena de admiración que hacen los evangelistas,
maravillados de verlo enseñando en todo tiempo y lugar, y de una forma y con una
autoridad desconocidas hasta entonces: De nuevo se fueron reuniendo junto a Él
las multitudes y de nuevo, según su costumbre, les enseñaba; y se asombraban
de su enseñanza, pues enseñaba como quien tiene autoridad, Eso mismo hacen
notar sus enemigos, aunque sólo sea para acusarlo y buscar un pretexto para
condenarlo. Subleva al pueblo, enseñando por toda Judea, desde Galilea, donde
empezó, hasta aquí”29 y prosigue el mismo documento: “la majestad de Cristo que
enseña, la coherencia y la fuerza persuasiva únicas de su enseñanza, no se
explican sino porque sus palabras, sus parábolas y razonamientos no pueden
separarse nunca de su vida y de su mismo ser. En este sentido, la vida entera de
Cristo fue una continua enseñanza: su silencio, sus milagros, sus gestos, su
oración, su amor al hombre, su predilección por los pequeños y los pobres, la
aceptación del sacrificio total en la cruz por la salvación del mundo, su
28 Juan Pablo II, Ecclesia in America. Bogotá: Ediciones Paulinas, 2000. Impreso
29 Juan Pablo II. Catechesi Tradendae. Bogotá: Ediciones Paulinas, 1994. Impreso
43
resurrección son la actuación de su palabra y el cumplimiento de la revelación. De
suerte que para los cristianos el Crucifijo es una de las imágenes más sublimes y
populares de Jesús que enseña”30, señalando la fuerza que debe poseer la
escucha atenta de la palabra de Dios.
Sin desvirtuar la auténtica imagen de Jesús mostrada en los Evangelios, la
Institución educativa, superando la figura falaz de Jesús como un promotor social
o líder comunitario, cercano a los más oprimidos de la sociedad, milagrero, víctima
de las violencias políticas, o simplemente como muchos lo han querido llamar “el
Man”, debe ser el Verdadero Maestro que invita a un estilo y referencia de valores
distintos a los que están expuestos nuestros estudiantes en los medios de
comunicación.
En conclusión la educación es un diálogo permanente con la cultura, un díalogo
que exige fe, y no sólo la fe como un añadido o simple palabra, sino una fe que se
forma en el estudiante a través de un proceso gradual, la cual ayuda a que el
estudiante asuma un criterio para transformar la cultura con la fuerza del mensaje
enseñado por Jesús a través de la pastoral educativa.
30 Ibidem.
44
5. JESÚS, MAESTRO DE LA VIDA
Uno de los títulos más hermosos con el que se llama a Jesús, y que es mucho
más comprensible para nuestra mentalidad occidental es el de Maestro o Rabbí,
tal vez no sea necesario hacer un análisis literario de la palabra, pero cabe anotar,
que la palabra en sí denota prestigio, respeto, pero nunca orgullo, pues el título de
Jesús Maestro apunta a la ratificación de su mesianismo, contrario a otros
maestros que entrañaban actitudes de soberbia y desprecio de sus otros
hermanos, pues los consideraban ignorantes. En Cristo, Maestro por excelencia,
los maestros adquieren gran relevancia, pues el enseña cómo ser auténticos en la
docencia, viviendo el servicio y la entrega. Maestro, ¿qué he de hacer de bueno
para conseguir la vida eterna?" (Mt 19, 16) fue la pregunta que un joven hizo a
Jesús, y que hoy día a día se hace a miles de maestros, que son la imagen de
Cristo, las cuáles son reflexionadas por el Papa Juan Pablo II31, y que bellamente
se plasman a continuación:
“Desde la profundidad del corazón surge la pregunta que el joven rico dirige a
Jesús de Nazaret: una pregunta esencial e ineludible para la vida de todo hombre,
pues se refiere al bien moral que hay que practicar y a la vida eterna. El
interlocutor de Jesús intuye que hay una conexión entre el bien moral y el pleno
cumplimiento del propio destino. El es un israelita piadoso que ha crecido,
diríamos, a la sombra de la Ley del Señor. Si plantea esta pregunta a Jesús,
podemos imaginar que no lo hace porque ignora la respuesta contenida en la Ley.
Es más probable que la fascinación por la persona de Jesús haya hecho que
surgieran en él nuevos interrogantes en torno al bien moral. Siente la necesidad
de confrontarse con aquel que había iniciado su predicación con este nuevo y
decisivo anuncio: "El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca;
convertíos y creed en la Buena Nueva" (Mc 1, 15)”.
“Es necesario que el hombre de hoy se dirija nuevamente a Cristo para obtener de
El la respuesta sobre lo que es bueno y lo que es malo. El es el Maestro, el
31 Juan Pablo II. Veritatis Splendor. Bogotá: Ediciones Paulinas, 2000. Impreso
45
Resucitado que tiene en si mismo la vida y que está siempre presente en su
Iglesia y en el mundo. Es El quien desvela a los fieles el libro de las Escrituras y,
revelando plenamente la voluntad del Padre, enseña la verdad sobre el obrar
moral. Fuente y culmen de la economía de la salvación, Alfa y Omega de la
historia humana (cf. Ap 1, 8; 21, 6; 22, 13), Cristo revela la condición del hombre y
su vocación integral. Por esto, "el hombre que quiere comprenderse hasta el fondo
a sí mismo --y no sólo según pautas y medidas de su propio ser, que son
inmediatas, parciales, a veces superficiales e incluso aparentes--, debe, con su
inquietud, incertidumbre e incluso con su debilidad y pecaminosidad, con su vida y
con su muerte, acercarse a Cristo. Debe, por decirlo así, entrar en El con todo su
ser, debe "apropiarse" y asimilar toda la realidad de la Encarnación y de la
Redención para encontrarse a sí mismo. Si se realiza en él este hondo proceso,
entonces da frutos no sólo de adoración a Dios, sino también de profunda
maravilla de sí mismo”.
El Magisterio de Jesús se caracteriza por el servicio, un maestro que se preocupa
por la vida de los discípulos, siente compasión de ellos y enseña, no como
muchos falsos maestros que viven para sí, ejemplo de ello son los numerosos
momentos evangélicos en el que Jesús muestra la cercanía hacia sus seguidores,
no llamándolos siervos, sino amigos. Nuestra labor como docentes, unidos en
amistad al auténtico Maestro, es una expresión de amor y de entrega por otros a
través de la enseñanza.
La enseñanza como expresión del amor, en la cual el maestro como un Padre,
desea que su discípulo o hijo crezca, nunca considera que el está por encima de
él. En esta labor de maestro imagen de Cristo y padre, debe comunicar sin
menguar nada el gran poder de Dios y la historia de salvación de la cual somos
partícipes. Otra expresión de la actividad educativa, a ejemplo de Cristo debe
conducir a cada hombre a reconocer su carácter de sacerdote, profeta y rey dado
durante el bautismo. La función sacerdotal del maestro imagen de Cristo debe
enseñar a descubrir la vocación de su discípulo.
46
5.1 La pedagogía de Jesús:Dentro de la pedagogía de Jesús que muestra la Sagrada escritura, se reconoce
que enseñar no es sólo un proceso intelectual de transmitir, sino que el enseñar
también encierra la dimensión de aprender. Es decir entre Maestro y discípulo se
da una relación de dependencia y reciprocidad. Un Maestro que no considere a su
discípulo como lo más importante queda condenado al olvido. En el centro de
Jesús y su predicación, siempre estuvo presente la centralidad del seguidor. La
enseñanza de Jesús se convierte en algo más que contenidos, es a la vez Camino
y Vida, es decir adquiere cierta practicidad en cuanta coloca normas y criterios de
orientación con el fin de lograr la felicidad.
Jesús es un hombre que habla en público, utiliza los caminos y lugares donde se
congregaban varias personas como las sinagogas, las plazas, los templos, tiene
su escuela de discípulos más firmes. Utiliza ciertas ayudas didácticas para ser
más claro en su mensaje como las parábolas con las cuáles habla de realidades
incomprensibles en un lenguaje sencillo. En su actividad itinerante va eligiendo a
sus discípulos, contrario a lo que hacen otros maestros que venden sus
enseñanzas a estudiantes que los buscan, por eso son tan resonantes las
palabras del Evangelio de San Juan: “No me elegiste vosotros a mí, os elegí yo a
vosotros” (Juan 15,16), expresando la verdad fundamental de la revelación, la cual
es para todos, y no sólo para unos cuantos elegidos que tienen dinero para pagar
un maestro.
La pedagogía de Jesús se fundamenta en la autoridad y claridad de sus
mensajes, el cual por ser atractivo y convincente atrae a muchos a él. Es un
Maestro que no enseña según sus conveniencias, sino siempre en la autenticidad
que genera el verdadero conocimiento. El conocimiento que viene del padre,
mostrando como toda enseñanza debe ser trascendente, venir de Dios y a él
regresar, el Evangelio es claro al afirmar: “Pero ustedes obran como su padre».
Ellos le dijeron: «Nosotros no hemos nacido de la prostitución; tenemos un solo
Padre, que es Dios». Jesús prosiguió: «Si Dios fuera su Padre, ustedes me
47
amarían, porque yo he salido de Dios y vengo de él. No he venido por mí mismo,
sino que él me envió. ¿Por qué ustedes no comprenden mi lenguaje? Es porque
no pueden escuchar mi palabra. Ustedes tienen por padre al demonio y quieren
cumplir los deseos de su padre. Desde el comienzo él fue homicida y no tiene
nada que ver con la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, habla
conforme a lo que es, porque es mentiroso y padre de la mentira. Pero a mí no me
creen, porque les digo la verdad. ¿Quién de ustedes probará que tengo pecado?
Y si les digo la verdad. ¿por qué no me creen? El que es de Dios escucha las
palabras de Dios; si ustedes no las escuchan, es porque no son de Dios». Los
judíos le replicaron: «¿No tenemos razón al decir que eres un samaritano y que
estás endemoniado?». Jesús respondió: «Yo no estoy endemoniado, sino que
honro a mi Padre, y ustedes me deshonran a mí. Yo no busco mi gloria; hay
alguien que la busca, y es él el que juzga. Les aseguro que el que es fiel a mi
palabra, no morirá jamás». Los judíos le dijeron: «Ahora sí estamos seguros de
que estás endemoniado. Abraham murió, los profetas también, y tú dices: «El que
es fiel a mi palabra, no morirá jamás». ¿Acaso eres más grande que nuestro padre
Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser
tú?» Jesús respondió: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada.
Es mi Padre el que me glorifica, el mismo al que ustedes llaman «nuestro Dios», y
al que, sin embargo, no conocen. Yo lo conozco y si dijera: «No lo conozco»,
sería, como ustedes, un mentiroso. Pero yo lo conozco y soy fiel a su palabra.
Abraham, el padre de ustedes, se estremeció de gozo, esperando ver mi Día: lo
vio y se llenó de alegría». Los judíos le dijeron: «Todavía no tienes cincuenta años
¿y has visto a Abraham». Jesús respondió: «Les aseguro que desde antes que
naciera Abraham, Yo Soy». Entonces tomaron piedras para apedrearlo, pero
Jesús se escondió y salió del Templo”. En toda la perícopa evangélica se observa
el convencimiento de Jesús al enseñar lo que se fundamenta en el Padre; el
auténtico maestro que enseñe convencido en la pedagogía de Jesús, no debe
sentir miedo ante los públicos tan diversos y desmotivados que puede encontrar
continuamente.
48
Cristo, el maestro por excelencia encierra una infinidad de cualidades, las cuáles
como agentes de la pastoral educativa debemos asimilar en nuestras vidas, estas
cualidades de Jesús se transforman en acción. La pedagogía de Jesús se pone al
servicio de la enseñanza del Reino, “el testimonio que el Señor da de Sí mismo y
que San Lucas ha recogido en su Evangelio "Es preciso que anuncie también el
reino de Dios en otras ciudades" (Lucas 4,43), tiene sin duda un gran alcance, ya
que define en una sola frase toda la misión de Jesús: "porque para esto he sido
enviado". Estas palabras alcanzan todo su significado cuando se las considera a
la luz de los versículos anteriores en los que Cristo se aplica a Sí mismo las
palabras del Profeta Isaías: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ungió
para evangelizar a los pobres". Proclamar de ciudad en ciudad, sobre todo a los
más pobres, con frecuencia los más dispuestos, el gozoso anuncio del
cumplimiento de las promesas y de la Alianza propuestas por Dios, tal es la misión
para la que Jesús se declara enviado por el Padre; todos los aspectos de su
Misterio —la misma Encarnación, los milagros, las enseñanzas, la convocación de
sus discípulos, el envío de los Doce, la cruz y la resurrección, la continuidad de su
presencia en medio de los suyos— forman parte de su actividad evangelizadora”32.
Continúa la Evangelii Nuntiandi, comentando como Jesús como pedagogo nos
muestra el Reino, “Cristo, en cuanto evangelizador, anuncia ante todo un reino, el
reino de Dios, tan importante que, en relación a él, todo se convierte en "lo
demás", que es dado por añadidura. Solamente el reino es pues absoluto y todo el
resto es relativo. El Señor se complacerá en describir de muy diversas maneras la
dicha de pertenecer a ese reino, una dicha paradójica hecha de cosas que el
mundo rechaza, las exigencias del reino y su carta magna , los heraldos del reino,
los misterios del mismo , sus hijos , la vigilancia y fidelidad requeridas a quien
espera su llegada definitiva”33.
La pedagogía del Reino enseñada por Jesús, muestra la cercanía de éste, el cual
siempre se actualiza a través de la lectura de la Palabra de Dios y en los
32 Pablo VI. Evangelii Nuntiandi. Bogotá: Ediciones Paulinas, 1994. Impreso
33 Ibidem.
49
sacramentos así lo recuerda la Constitución dogmática del Concilio Vaticano II la
Sacrosanctum Concilium, “Para realizar una obra tan grande, Cristo está siempre
presente en su Iglesia, sobre todo en la acción litúrgica. Está presente en el
sacrificio de la Misa, sea en la persona del ministro, "ofreciéndose ahora por
ministerio de los sacerdotes el mismo que entonces se ofreció en la cruz", sea
sobre todo bajo las especies eucarísticas. Está presente con su fuerza en los
Sacramentos, de modo que, cuando alguien bautiza, es Cristo quien bautiza. Está
presente en su palabra, pues cuando se lee en la Iglesia la Sagrada Escritura, es
El quien habla. Está presente, por último, cuando la Iglesia suplica y canta salmos,
el mismo que prometió: "Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí
estoy Yo en medio de ellos" (Mt., 18,20). Realmente, en esta obra tan grande por
la que Dios es perfectamente glorificado y los hombres santificados, Cristo asocia
siempre consigo a su amadísima Esposa la Iglesia, que invoca a su Señor y por El
tributa culto al Padre Eterno”34. Esta presencia del Reino de Dios entre nosotros,
exige una continua actitud de conversión, de estar atentos a las diferentes
palabras que Jesús nos dirige en estos tiempos, es decir no sólo creer, sino
seguirlo, fe que se transforma en la actitud simple de ir tras él, no sólo como
oyentes pasivos, sino como auténticos discípulos que deseamos hacer quedar
bien al Maestro
Jesús como auténtico Maestro utiliza todos los medios didácticos que estén a su
alcance, de ahí el uso que hace de la paradoja, el símbolo, y en especial la
parábola; los cuáles se evidencian en los cuatro evangelios. Pero la utilización de
estas figuras, no lo alejan de la realidad, por el contrario, a través de las cosas de
su entorno dirige un mensaje, desde los elementos naturales nos refleja el amor
que tiene el Padre por cada uno de nosotros. Muchas veces el Señor contaba
historias interesantes, las cuáles se llaman parábolas, que tienen un significado
oculto, nos enseñan sobre Dios y sobre nosotros mismos, la cual es una historia
terrenal sobre algo espiritual, o por el contrario utilizaba expresiones
34 Concilio Vaticano II. Sacrosanctum Concilium. Bogotá: Ediciones Paulinas, 2000.
Impreso
50
contradictorias para hacer que su oyente interpretara la profundidad de su
mensaje.
Afirma Tomás Parra, en el Vocabulario de los escritos bíblicos35: El término
castellano "Parábola" que, lejanamente traduce al hebreo mashal, puede ir del
símil al proverbio, enigma, símbolo, seudónimo, motivo, ejemplo, ejemplo, refrán,
comparación, adagio, chiste, dicho agudo, cuento corto, misterio, fábula, figura,
ficción, alegoría, revelación, argumentación, disculpa, objeción y metáfora. En
otras palabras, el mundo de la parábola bíblica abarca las áreas de la
comparación, alegoría, ilustración y ejemplificación. El Nuevo Testamento es
Nuevo por dar el mensaje definitivo de Dios a la humanidad en Jesús. El mismo
es la gran Parábola de Dios en su obra, palabra y vida.
Continúa el diccionario diciendo que Jesús utilizó la parábola en su enseñanza. Al
hacerlo, pretendía despertar: actualizaciones de la verdad de Dios, pistas de
reflexión, ilustraciones de una realidad, enseñanzas moralizadoras, compromisos
para la vida práctica, y motivaciones para ser, pensar, vivir y obrar. La parábola
pertenece al mundo de lo sapiencial, es decir: al de la sabiduría de la vida, hecha
palabra y modelo. Por ello, no es una norma, costumbre, historia o reporte, sino:
un consejo o advertencia qué tomar en cuenta (meditación); una invitación y
provocación a buscar respuestas (interpelación), un símbolo por descubrir y con el
cual sintonizar (enseñanza), una verdad qué aprender a calibrar y comprobar
(aceptación).
Los Evangelios son claros al mostrarnos una figura muy atrayente, Cristo, un
hombre lleno de valores, de calma, que en ningún momento pierde la paciencia,
aún ante situaciones extremas. Los diferentes signos realizados por Jesús y que el
Evangelio de San Juan bellamente nos ha presentado, manifiestan esta actitud de
Jesús, quien en una forma tranquila quiere hacernos ingresar en la fe: El primer
signo: el agua convertida en vino, nos muestra que Jesús, es el Mesías que viene
35 Parra sanchez, Tomás. Vocabulario de los escritos bíblicos. Madrid: Ediciones dabar,
2001. Impreso.
51
de Dios (2,1-4,42), y que el momento de mostrar sus obra no se debe violentar,
sólo ante la petición de María, o el sí de ella se comienza a instaurar el nuevo
orden; el segundo signo: la curación del hijo de un funcionario real, en el cual
Jesús, es la palabra que sana y vivifica (4,43-54), una palabra que hay que
escuchar con calma, necesitando necesariamente la meditación profunda; el tercer
signo: la curación de un paralítico, nos muestra a Jesús, como el Hijo autorizado
por el Padre (5), quien le da el poder, es decir una fe que debe buscar la
trascendencia, que no se limita a aspectos netamente celebrativos; en el cuarto y
quinto signos: Jesús da de comer a una multitud y camina sobre las aguas,
mostrando como Jesús, es el pan de vida y el agua viva del Espíritu (6-8),
reflejando la necesidad que tiene cada hombre de continuar en comunión con él a
través de los sacramentos; el sexto signo la curación de un ciego de nacimiento,
identifica a Jesús como la luz del mundo y pastor que se desvive por el rebaño (9-
10), quien con autoridad quiere llevarnos a vencer las tinieblas y caminar junto a
él; el séptimo signo es la resurrección de Lázaro, donde Jesús es la vida que
triunfa sobre la muerte (11-12).
Jesús como un Maestro auténtico es polémico y contradictorio en medio del
pueblo, alguien que no teme denunciar los males en medio de su pueblo,
corriendo el riesgo de ser poco querido por las personas que estaban acomodadas
gracias a su estatus, “Jesús rompe todos los esquemas y desconcierta a su
tiempo, su vida está marcada de tensiones y contrastes que lo van conduciendo al
viernes santo. La provocación que significaron su vida y pretensión para las
autoridades religiosas de su tiempo le condujeron a la muerte. Su “pero yo os
digo”, su “amén”, la comida con los pecadores, la llamada al seguimiento, el
atribuirse poderes para perdonar pecados, el colocar su autoridad por encima de
la autoridad de Moisés, su nueva y escandalosa interpretación de la ley, del culto,
de las purificaciones rituales, le fueron conduciendo al conflicto final, que terminó
con la muerte”36
36 Fraijó, Manuel. Jesús y los marginados. Madrid: Ediciones cristiandad, 1985. Impreso
52
La pedagogía de Jesús nos lleva a identificar la enseñanza profética de Jesús,
quien interpreta los signos que vivía su pueblo, la situación de sus conciudadanos
e ilumina estas condiciones a través de la misma Palabra. Un profeta enseña la
ruta a seguir en medio de las dificultades, y él mismo se presenta como Camino,
Luz, la Vida.
Jesús es el Maestro que enseña la vivencia de la ley con amor. Moisés presentó la
ley para ser cumplida, Jesús en el sermón de la montaña muestra la ley para ser
amada y ponerla al servicio de los hombres, plenifica la ley enseñada
antiguamente, mostrando la necesidad de cumplir esta desde el corazón, mensaje
central del mandamiento del amor, así lo señala el Papa Benedicto XVI: “Jesús ha
perpetuado este acto de entrega mediante la institución de la Eucaristía durante la
Última Cena. Ya en aquella hora, Él anticipa su muerte y resurrección, dándose a
sí mismo a sus discípulos en el pan y en el vino, su cuerpo y su sangre como
nuevo maná (cf. Jn 6, 31-33). Si el mundo antiguo había soñado que, en el fondo,
el verdadero alimento del hombre —aquello por lo que el hombre vive— era el
Logos, la sabiduría eterna, ahora este Logos se ha hecho para nosotros verdadera
comida, como amor. La Eucaristía nos adentra en el acto oblativo de Jesús. No
recibimos solamente de modo pasivo el Logos encarnado, sino que nos
implicamos en la dinámica de su entrega. La imagen de las nupcias entre Dios e
Israel se hace realidad de un modo antes inconcebible: lo que antes era estar
frente a Dios, se transforma ahora en unión por la participación en la entrega de
Jesús, en su cuerpo y su sangre. La “mística” del Sacramento, que se basa en el
abajamiento de Dios hacia nosotros, tiene otra dimensión de gran alcance y que
lleva mucho más alto de lo que cualquier elevación mística del hombre podría
alcanzar”.37
5.2 De Jesús Maestro a los estudiantes discípulos:En esta perspectiva se entiende la propuesta de vida de Jesús como una
alternativa posible de pensamiento y vivencia para el hombre de hoy. Para
37 Benedicto XVI. Deus Caritas Est. Bogotá: Ediciones paulinas, 2008. Impreso
53
comprender esta propuesta, se debe entender en sí la propia experiencia de
Jesús, que se narra en los Evangelios y que nos sirve para construir la experiencia
que deben tener los estudiantes de Jesús al interior de las Instituciones
educativas.
La persona de Jesús nos revela varios aspectos, los cuáles hoy todavía generan
fascinación, prueba de ello es la relación con el Padre, la predicación a través de
parábolas de la presencia del Reino de Dios, el compromiso con el ser humano,
restituyendo su dignidad como muestran las escenas neotestamentarias.
Jesús se muestra continuamente en una relación fuerte con el Padre, pues con él
siente la cercanía y apoyo a su obra. Juan Pablo II define esta relación en clave de
camino para alcanzar vida eterna: “esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el
único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo (Jn 17, 3). Toda la vida
cristiana es como una gran peregrinación hacia la casa del Padre, del cual se
descubre cada día su amor incondicionado por toda criatura humana, y en
particular por el “hijo pródigo” (cf. Lc 15, 11-32). Esta peregrinación afecta a lo
íntimo de la persona, prolongándose después a la comunidad creyente para
alcanzar la humanidad entera”38. De ahí la necesidad de trabajar una pastoral
educativa unida a una pastoral familiar, pues, los padres de los estudiantes son los
que con mayor fuerza pueden afianzar la experiencia de Jesús.
Por otra parte, la totalidad de la vida de Jesús está vinculada a la vivencia del
Reino de Dios que anuncia y hace presente en un mundo que ha decidido vivir por
su cuenta y con independencia, casi absoluta, de un Dios que se antoja lejano,
difícil de comprender, autoritario y, a veces, justiciero. La invitación de Jesús, es
afianzar la relación con Dios, el cuál como ser personal vive cerca de nuestra
propia realidad concreta, y este Reino nos debe llevar a vivir la civilización del
amor: vivir la fraternidad sin importar quién es el otro, vivir la justicia social como
garante de la paz, como lo enseña pablo VI: “La paz es fruto de la justicia (cf. Isa
32,17), entendida en sentido amplio, como el respeto del equilibrio de todas las
38 Juan Pablo II. Tertio Millennio Adveniente. Bogotá: Ediciones paulinas, 1996. Impreso
54
dimensiones de la persona humana. La paz peligra cuando al hombre no se le
reconoce aquello que le es debido en cuanto hombre, cuando no se respeta su
dignidad y cuando la convivencia no está orientada hacia el bien común. Para
construir una sociedad pacífica y lograr el desarrollo integral de los individuos,
pueblos y Naciones, resulta esencial la defensa y la promoción de los derechos
humanos. La paz también es fruto del amor: La verdadera paz tiene más de
caridad que de justicia, porque a la justicia corresponde sólo quitar los
impedimentos de la paz: la ofensa y el daño; pero la paz misma es un acto propio
y específico de caridad”.
La vida escolar es un ambiente propicio para la instauración del Reino cuando se
trabaja fuertemente por una buena convivencia escolar, hay unas fuertes
relaciones de respeto entre docentes y estudiantes, docentes que comprenden el
contexto vital de cada uno de sus dirigidos, cuando se comprende que el
conocimiento es la oportunidad hermosa de acercarse a la Verdad, cuando se
atienden las situaciones precisas de los estudiantes con necesidades educativas
especiales.
Jesús, es un hombre con una capacidad de apertura muy grande, eso lo
demuestra los numerosos encuentros con diferentes personas: la samaritana,
Mateo el publicano, los ciegos y cojos, entre otros; enseñando que la invitación a
vivir el Reino es para todos, es decir, utilizando la terminología actual el Reino es
la primera manifestación de sociedad incluyente, es decir, la unidad, “Jesús mismo
antes de su Pasión rogó para que todos sean uno (Jn 17, 21). Esta unidad, que el
Señor dio a su Iglesia y en la cual quiere abrazar a todos, no es accesoria, sino
que está en el centro mismo de su obra. No equivale a un atributo secundario de
la comunidad de sus discípulos. Pertenece en cambio al ser mismo de la
comunidad. Dios quiere la Iglesia, porque quiere la unidad y en la unidad se
expresa toda la profundidad de su ágape”39.
Para lograr esta apertura del Reino como unidad en la Institución se debe
39 Juan Pablo II. Ut Unum Sint. Bogotá: Ediciones paulinas, 1997. Impreso
55
propender por comportamientos que den acogida a todos los estudiantes, la
formación en el sentido de pertenencia, la atención especial a los estudiantes
afrocolombianos, indígenas, con necesidades educativas especiales, educar en la
cultura de la no violencia, la paz y la tolerancia, fomentar el trabajo en equipo,
pues estas son las pequeñas semillas de mostaza que ayudarán a crecer el Reino
en la sociedad.
Toda la vida de Jesús es el fiel ejemplo del compromiso con los otros, buscando la
promoción integral de cada uno. Jesús es la oportunidad que se brinda a cada
hombre de entender la finalidad del dolor como oportunidad de santificación, el
deseo y la necesidad de conocer a Dios, a comprender el pecado como causante
de la muerte eterna. En una sociedad sumergida en una cultura del poder y del
dominio sobre los demás, de la marginación del débil, de la condena del
pensamiento divergente, del pesimismo de un mundo sumido en el pecado, Jesús
pone como fundamental el servicio y la liberación integral de las personas.
La escuela a través de la pastoral educativa puede llevar a cabo la promoción
integral del ser humano si en su interior se asumen las limitaciones de cada
persona y se intentar llegar a realizar una lectura positiva de las mismas, si se
superaran actitudes de discriminación y superioridad, si se enfatiza en premiar el
esfuerzo y no sólo los resultados, si se cuida el estímulo positivo de las personas
por encima de la competitividad y del éxito inmediato, apoyando el esfuerzo de
muchos en superar sus propias limitaciones intelectuales o afectivas.
La pastoral educativa, siguiendo la experiencia de Jesús que hace presente el
amor de Dios que perdona y salva en una cultura revanchista y centrada en un
sentido de la justicia marcado más por el resentimiento que por el cambio positivo
de las personas, debe mostrar una faceta de misericordia y perdón, pues,
“revelada en Cristo, la verdad acerca de Dios como Padre de la misericordia, nos
permite verlo especialmente cercano al hombre, sobre todo cuando sufre, cuando
está amenazado en el núcleo mismo de su existencia y de su dignidad. Debido a
56
esto, en la situación actual de la Iglesia y del mundo, muchos hombres y muchos
ambientes guiados por un vivo sentido de fe se dirigen, yo diría casi
espontáneamente, a la misericordia de Dios. Ellos son ciertamente impulsados a
hacerlo por Cristo mismo, el cual, mediante su Espíritu, actúa en lo íntimo de los
corazones humanos. En efecto, revelado por El, el misterio de Dios Padre de la
misericordia constituye, en el contexto de las actuales amenazas contra el
hombre, como una llamada singular dirigida a la Iglesia”40.
La pastoral educativa, reconociendo la dinámica de las instituciones puede ayudar
a que ésta ofrezca diversas oportunidades para hacer sentir la misericordia de
Dios, entre las muchas actividades está en la reconciliación de las pequeñas o
grandes rivalidades de los alumnos, el respeto a las normas de convivencia como
mecanismo de solidaridad, la purificación de la rivalidad deportiva mal encauzada,
el fortalecimiento del trabajo en equipo venciendo el individualismo de muchos
educadores en su trabajo, ayudar a vencer la indiferencia o lejanía de muchas
familias frente a sus hijos, y viceversa.
La pedagogía de Jesús ofrece algunas pistas de felicidad a partir del enfoque del
día a día, del aquí y ahora, en la perspectiva de un "más allá" que hace
eternamente presente el amor del Padre reflejado, sentido y vivido en la vida
ordinaria. Una felicidad que sintió la Samaritana al Jesús pedirle agua, o la
felicidad de Zaqueo bajando del árbol o el hecho gozoso de la mujer adúltera que
fue perdonada por Jesús. Felicidad que no puede ser ajena a la vida escolar y del
estudiante que comparte nuestras instalaciones, y esta felicidad se hará presente
en la medida en que se busque como ideal de misión un reconocimiento de la
propia persona, la relación interpersonal gratificante, la acogida, la ayuda, la
cercanía de los otros, el sentido positivo de la vida.
Frente al sentido y la cultura que se ha asumido de la muerte como algo ordinario,
la resurrección de Jesús puede aportar una gran novedad a la vida humana, a
40 Juan Pablo II. Dives in Misericordia. Bogotá: Ediciones Paulinas, 1998. Impreso
57
entender esta como posibilidad y no como condena. Jesús da un paso adelante en
el enfoque posible del "más allá" que pasa de ser algo desconocido, misterioso,
que está por venir, a ser el fruto maduro de algo que, a partir de su propia
experiencia, "ya se ha hecho presente" entre nosotros. La misma figura de Jesús
es signo de vida y esperanza. De ahí que las Instituciones educativas han de
convertirse en el espacio para sembrar esperanza y apostar por la vida y el
respeto de los derechos. En esta línea, se hace necesario que la vida escolar
coloque al ser humano en su dimensión positiva, fomente criterios de respeto
frente a la vida, conduzca a la adquisición de criterios políticos de renovación.
5.3 La Pedagogía de la Iglesia, como Pedagogía de Jesús: La figura de Jesús se perpetúa en la Iglesia, quien como “Madre y Maestra de
pueblos, la Iglesia católica fue fundada como tal por Jesucristo para que, en el
transcurso de los siglos, encontraran su salvación, con la plenitud de una vida más
excelente, todos cuantos habían de entrar en el seno de aquélla y recibir su
abrazo. A esta Iglesia, columna y fundamente de la verdad (1Tim 3,15), confió su
divino fundador una doble misión, la de engendrar hijos para sí, y la de educarlos y
dirigirlos, velando con maternal solicitud por la vida de los individuos y de los
pueblos, cuya superior dignidad miró siempre la Iglesia con el máximo respeto y
defendió con la mayor vigilancia”41.
El libro de los hechos de los apóstoles nos da pistas de la forma en que se vivió la
pedagogía de Jesús en un primer momento cuando el cristianismo era reducido en
número, “Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los
Apóstoles y participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones.
Un santo temor se apoderó de todos ellos, porque los Apóstoles realizaban
muchos prodigios y signos. Un santo temor se apoderó de todos ellos, porque los
Apóstoles realizaban muchos prodigios y signos. Todos los creyentes se
mantenían unidos y ponían lo suyo en común: vendían sus propiedades y sus
bienes, y distribuían el dinero entre ellos, según las necesidades de cada uno.
41 Juan XXIII. Mater et Magistre. Bogotá: Ediciones paulinas, 1998. Impreso
58
Intimamente unidos, frecuentaban a diario el Templo, partían el pan en sus casas,
y comían juntos con alegría y sencillez de corazón; ellos alababan a Dios y eran
queridos por todo el pueblo. Y cada día, el Señor acrecentaba la comunidad con
aquellos que debían salvarse (Hechos de los Apóstoles 2,42-47). Sin ser un poco
utópicos, las primeras comunidades fervientes con la cercanía en el tiempo del
anuncio kerigmático, vivían la pedagogía de Jesús en 4 aspectos fundamentales:
la enseñanza, la comunión, la fracción del pan y la oración. Estos nos manifiesta
que el cristianismo naciente se organizó en pequeñas comunidades, que entorno a
la enseñanza de su Maestro Cristo organizaron su vida. No se sabe en qué
momento esto cambió tanto, pero la masificación del cristianismo hizo
desaparecer ese concepto de comunidad, para englobarse en uno más extenso,
pero que no ha perdido la esencia de esas 4 actividades que exigen la pedagogía
de Jesús.
La Iglesia enseña, pues tiene autoridad para hacerlo, y eso se atestigua no sólo en
la Sagrada Escritura, sino en la tradición de los siglos, aunque muchas veces esa
enseñanza lastimosamente a estado influenciada por ciertos poderes temporales
que tienden a alejarla de la fuente primigenia que es el Evangelio. Hoy más que
nunca la Iglesia desarrolla su función docente, en especial en la famosa época de
la sociedad del conocimiento, que en muchos casos queriendo alejar al hombre de
Dios, da pautas muy alejadas del orden natural, fundamentado en derechos
individualistas, como es el caso de la adopción de hijos por parejas homosexuales,
o el matrimonio entre ellos mismos. “El Código de Derecho Canónico es claro al
afirmarlo en forma jurídica en el numeral 747: “La Iglesia, a la cual Cristo Nuestro
Señor encomendó el depósito de la fe, para que, con la asistencia del Espíritu
Santo, custodiase santamente la verdad revelada, profundizase en ella y la
anunciase y expusiese fielmente, tiene el deber y el derecho originario,
independiente de cualquier poder humano, de predicar el Evangelio a todas las
gentes, utilizando incluso sus propios medios de comunicación social. Compete
siempre y en todo lugar a la Iglesia proclamar los principios morales, incluso los
referentes al orden social, así como dar su juicio sobre cualesquiera asuntos
59
humanos, en la medida en que lo exijan los derechos fundamentales de la persona
humana o la salvación de las almas”42.
La comunión es la implicación ética de quien conoce a Jesús, dice la primera carta
a San Juan: “En esto sabemos que lo conocemos; en que guardamos sus
mandamientos. Quien dice yo le conozco y no guarda sus mandamientos es un
mentiroso y la Verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente en
el amor de Dios ha llegado a su plenitud” (1 Juan 2,4-5). La iglesia fiel a este
mensaje ha llamado a todos los hombres a la unidad y el respeto entre todos,
buscando algún día integrar todos los hombres en un solo sentir, invitando a la
comunión ecuménica y el diálogo interreligioso, “Todos los cristianos deben
confesar delante del mundo entero su fe en Dios uno y trino, en el Hijo de Dios
encarnado, Redentor y Señor nuestro, y con empeño común en su mutuo aprecio
den testimonio de nuestra esperanza, que no confunde. Como en estos tiempos
se exige una colaboración amplísima en el campo social, todos los hombres son
llamados a esta empresa común, sobre todo los que creen en Dios y aún más
singularmente todos los cristianos, por verse honrados con el nombre de Cristo. La
cooperación de todos los cristianos expresa vivamente la unión con la que ya
están vinculados y presenta con luz más radiante la imagen de Cristo Siervo. Esta
cooperación, establecida ya en no pocas naciones, debe ir perfeccionándose más
y más, sobre todo en las regiones desarrolladas social y técnicamente, ya en el
justo aprecio de la dignidad de la persona humana, ya procurando el bien de la
paz, ya en la aplicación social del Evangelio, ya en el progreso de las ciencias y de
las artes, con espíritu cristiano, ya en la aplicación de cualquier género de remedio
contra los infortunios de nuestros tiempos, como son el hambre y las calamidades,
el analfabetismo y la miseria, la escasez de viviendas y la distribución injusta de
las riquezas. Por medio de esta cooperación podrán advertir fácilmente todos los
que creen en Cristo cómo pueden conocerse mejor unos a otros, apreciando más
y cómo se allana el camino para la unidad de los cristianos”43.
42 Celam. Código de Derecho Canónico. Legislación complementaria de los países
Bolivarianos. Bogotá: Eunsa, 2002. Impreso
43 Concilio Vaticano II. Unitatis Redintegratio. Bogotá: Ediciones paulinas, 2000.
Impreso
60
La oración otro de los pilares de la pedagogía de Jesús, la cual no es patrimonio
único de los cristianos, sino que está presente en todas las tradiciones religiosas,
debe ser el alma que mueve nuestro actuar, así como Jesús oró en todo
momento, la Iglesia debe potencializar esta de forma continua en su actividad
diaria y en el diálogo que se realiza con el mundo, tomando las palabras de Santa
Teresa “No es otra cosa la oración mental, sino tratar de amistad, estando muchas
veces tratando a solas con quien sabemos nos ama”. La Oración, entonces, es
tratar como un Amigo a Aquél que nos ama. Y tratar de amistad y tratar a solas
implica buscar estar a solas con Aquél que sabemos nos ama. Y a Dios le agrada
estar con el hombre como el amigo se goza en el amigo y un padre con su hijo.
Dios siempre se agrada cuando el orante decide estar a solas con El, orando,
tratando con el Amigo”44.
El último elemento de la pedagogía de Jesús, y que la Iglesia debe vivir de un
modo intenso es la fracción del Pan, la Eucaristía, el sacramento en el cual Cristo
actualiza su entrega por cada uno de nosotros. “La Iglesia vive de la Eucaristía.
Esta verdad no expresa solamente una experiencia cotidiana de fe, sino que
encierra en síntesis el núcleo del misterio de la Iglesia. Ésta experimenta con
alegría cómo se realiza continuamente, en múltiples formas, la promesa del Señor:
“He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28,
20); en la sagrada Eucaristía, por la transformación del pan y el vino en el cuerpo y
en la sangre del Señor, se alegra de esta presencia con una intensidad única.
Desde que, en Pentecostés, la Iglesia, Pueblo de la Nueva Alianza, ha empezado
su peregrinación hacia la patria celeste, este divino Sacramento ha marcado sus
días, llenándolos de confiada esperanza. Con razón ha proclamado el Concilio
Vaticano II que el Sacrificio eucarístico es “fuente y cima de toda la vida cristiana”.
La sagrada Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es
decir, Cristo mismo, nuestra Pascua y Pan de Vida, que da la vida a los hombres
por medio del Espíritu Santo. Por tanto la mirada de la Iglesia se dirige
44 Castellano, Jesús. Pedagogía de la Oración Cristiana. Barcelona: Biblioteca
litúrgica. 1996. Impreso
61
continuamente a su Señor, presente en el Sacramento del altar, en el cual
descubre la plena manifestación de su inmenso amor”45.
Para concluir, la pedagogía que Jesús nos invita a vivir en la Iglesia se expresa en
la enseñanza, la comunión, la oración y la Eucaristía; de ahí la misión que debe
realizar la Pastoral Educativa, para encausar su labor en estas cuatro líneas de
acción: la primera línea la enseñanza de principios y valores cristianos, luego la
formación en convivencia y en el respeto por el otro, el cual falla mucho en la vida
escolar; una tercera línea es la línea de la vida de oración y por último la parte
celebrativa de la fe, a la cual se llega después de un fuerte trabajo en las tres
anteriores líneas.
45 Juan pablo II. Ecclesia de Eucharistia. Bogotá: Ediciones paulinas, 2003. Impreso.
62
6. LA VIDA Y ANIMACIÓN PASTORAL EN LOS CENTROS EDUCATIVOS
Jesús desarrolló una labor de acompañamiento personal de cada uno de sus
discípulos, durante aproximadamente tres años predicó y enseñó con su palabra y
sus obras a sus seguidores, para luego encomendarles la misión de continuar su
obra en la Iglesia. Esta primera experiencia muestra como la pastoral debe ser
organizada, centrarse en ciclos y en procesos. Actualmente los sistemas
educativos comprometen toda la existencia del ser humano, desde la primera
infancia hasta la ancianidad los humanos somos instruidos en diferentes centros
de formación, distribuidos en enseñanza formal con ciclos y la educación para el
trabajo y el desarrollo humano. Atendiendo a esta premisa, se debe considerar el
sistema educativo como un sitio privilegiado para la acción pastoral, pues, en
muchos casos es la única posibilidad de acercar a Cristo a personas alejadas.
Luego de mostrar la función de la Escuela como educadora de la cultura,
fundamentada en la pedagogía de Jesús, se hace necesario dar algunos
elementos prácticos para la animación pastoral al interior de los centros
educativos, sean o no confesionales. La Pastoral educativa, y concretamente la
animación pastoral necesita del apoyo de todos los entes que conforman la
dinámica de la Institución Educativa. La pastoral, debe ser un elemento presente
en su proyecto educativo institucional, pues es a partir de allí que la pastoral cobra
fuerza en los diferentes elementos como consejo directivo, profesores,
estudiantes, asociación de exalumnos y padres de familia
6.1 La pastoral dentro del proyecto educativo institucional
Un proyecto educativo institucional encierra diferentes elementos como son la
misión, la visión, filosofía, valores, currículo, los cuáles son diferentes para cada
centro educativo, pero todos apuntan a la formación de un ser integral, para
ofrecerlo a la sociedad, de ahí, que en un primer momento la acción pastoral, debe
identificar los elementos del proyecto, con el fin de encarnarse dentro de él. En la
63
práctica, detrás de cada centro hay una Institución que ha decidido poner en
marcha su proyecto con unas perspectivas y planteamientos concretos y
diferentes en función de la misma: desde el meramente económico-comercial
hasta el más altruista o benéfico, desde la más absoluta confesionalidad y
referencia total a los valores evangélicos hasta el más completo laicismo
aconfesional. La Universidades, Colegios y escuelas de iniciativa estatal o de
iniciativa social, todos ellos, sean los que sean, tienen un trasfondo ideológico o
filosófico que se hace presente de manera más o menos explícita, en todas sus
manifestaciones.
La mejor forma de afianzar la pastoral dentro del proyecto institucional, es aportar
elementos humanizadores en la elaboración de éste y en su consolidación, pues
es la manera de sembrar la semilla para futuras intervenciones pastorales en el
campo de la enseñanza, la comunión, la vida de oración y la celebración. Un
Proyecto educativo debe ser construido o fundamentado en la dimensión cristiana
de los saberes. Por tanto al interior del centro se debe propender por la comunión
y participación entre todos los miembros.
Algunos elementos del proyecto institucional que pueden estar al servicio de la
pastoral son los que fomenta la participación y el diálogo entre los integrantes de
la comunidad, otros son los diagnósticos del entorno del centro el cual ayuda a
determinar las necesidades de cada uno de los estudiantes, buscando posibles
riesgos y fortalezas, los cuáles ayudarán en la selección de los objetivos básicos
para la formación del ser humano que se propone en su filosofía la Institución. Al
mismo tiempo la pastoral debe estar observando estos elementos institucionales
con el fin de delimitar sus líneas de acción.
Si consideramos la animación pastoral como elemento fundamental de la vida
descolar, son muchos los aspectos del Proyecto Educativo Institucional (PEI) que
pueden influir en esta tarea porque pueden proponerse algunos criterios
pastorales para su elaboración, se realizarán diferentes actividades, no a juicio e
64
iniciativa simple de los animadores, sino integradas dentro del Proyecto, se
tendrán en cuenta los objetivos seleccionados en el mismo, se podrá verificar un
proceso de acompañamiento pastoral en las diferentes acciones que van a definir
su puesta en marcha, podrán proponerse criterios de revisión y evaluación del
Proyecto de Centro, desde claves de carácter educativo-pastoral.
6.2 La pastoral dentro de la función directiva
En este campo la pastoral tiene grandes aliados, pues, dentro de las funciones de
la parte directiva está el diseño y evaluación del proyecto educativo, la marcha
general del centro. Es decir este ente tiene gran influencia decisiva en la actividad
diaria, en la filosofía y valores. Los animadores de pastoral atendiendo a la
capacidad de decisión de los directivos, pueden con sus aportes, ayudar a
referenciar los principios evangélicos en todas las intervenciones educativas.
Como estrategias para impactar con la pastoral en los centros educativos se
pueden aplicar las siguientes: fomentar reuniones con la dirección para analizar
las implicaciones que puede tener en la vida de la Universidad, Colegio o
Escuela, unos planteamientos de índole más específicamente pastoral;
estudiar, a la luz del PEI, las determinaciones pastorales de la Iglesia
diocesana, en cada una de sus delegaciones; las posibilidades de colaboración de
los diferentes estamentos del centro; las aportaciones que pueden ofrecer a los
trabajos del equipo directivo, de los consejos y demás órganos de participación;
permanecer atentos a las implicaciones de carácter pastoral que pueden tener las
determinaciones adoptadas en el ambiente escolar, los valores percibidos por las
personas, las actitudes y tipo de relación que fomentan; colaborar en la puesta
en marcha de las decisiones adoptadas, coinvirtiéndose en agentes de animación
pastoral de los diferentes aspectos de la vida escolar, ser instancia de revisión
pastoral en momentos de evaluación de proyectos y actividades.
65
6.3 Los docentes como elemento crucial de la Pastoral Educativa
Los profesores de cualquier centro educativo que imparte formación, son un
elemento fundamental dentro de la vida académica. Los docentes tienen infinidad
de funciones como la enseñanza de contenidos científicos y humanos, la
adquisición de hábitos y motivación de los alumnos en el crecimiento en valores.
Por tanto más que impartir un conocimiento, el docente debe ser un convencido y
testimonio vivo que con su ejemplo refleje el ser humano querido por la Institución.
Si añadimos el influjo de los maestros y maestras en aspectos de importancia
para la vida como la asimilación de la ciencia, el sentido de éxito o de fracaso, la
fidelidad al cumplimiento del deber, el sentido de justicia, de constancia, es
indiscutible su importancia en la animación de la vida escolar y, en muchos casos,
en la animación y motivación pastoral.
Entendiendo la posición del docente como colaborador en la animación pastoral,
este debe ser un convencido de su fe, para que, al organizar las materias que
debe impartir al proponer los objetivos mínimos de las asignaturas, imprima el
sentir cristiano. el profesor creyente, en cuanto tal, siempre va a tener en sus
manos la posibilidad de comunicar puntos de vista, interrogantes de vida,
planteamientos éticos o sistemas de conducta que van más allá de los contenidos
cognoscitivos de cada área o asignatura. El docente que se siente profesional en
su tarea de educador, tenga o no comunión con la Iglesia, debe impartir ciertos
valores, que en última instancia presenta la pastoral educativa, entre los que se
pueden destacar: el sentido de búsqueda de la verdad a través del conocimiento
de las ciencias y el humanismo; la facultad para relacionar práctica y teoría, es
decir interiorizar en la vida todo lo que se aprende; el deseo constante de realizar
lo que es debido y que beneficia a todos más que el bien individual, la necesidad
de compartir un saber científico, el deseo de personalizar su orientación a las
personas con necesidades educativas especiales, una posible apertura al diálogo
entre creencia y ciencia y fe y cultura, entendiendo estas dos dimensiones del
conocimiento “como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia
66
la contemplación de la verdad, sabiendo que Dios ha puesto en el corazón del
hombre el deseo de conocer la verdad y, en definitiva, de conocerle a Él para que,
conociéndolo y amándolo, pueda alcanzar también la plena verdad sobre sí
mismo”46
El docente que desee estar al servicio de la Pastoral Educativa al ejercer su labor
no puede dejar de lado ninguna de las dimensiones de la persona, ejercerá su
labor actuando con respeto ante las manifestaciones creyentes de los miembros
de la comunidad educativa. Por tanto un docente al servicio de la pastoral debe
comprender su trabajo como una vocación, y no una obligación por la cual le
pagan, frente a esto anota la Sagrada Congregación para la Educación47: “por su
misma naturaleza, la escuela católica exige la presencia y la vinculación de
educadores no sólo cultural y espiritualmente formados, sino también
intencionalmente orientados a crecer en su empeño educativo comunitario en un
auténtico espíritu de comunión eclesial. Los educadores son invitados, a través
del itinerario formativo, a construir sus relaciones, tanto en el plano profesional
como también en el personal y espiritual, según la lógica de la comunión. Esto
comporta, para cada uno, la asunción de actitudes de disponibilidad, de acogida y
profundo intercambio, de convivialidad y vida fraterna, dentro de la misma
comunidad educativa. La parábola de los talentos (Mt 25, 14-30) puede ayudar a
entender como cada uno es llamado a hacer fructificar sus dones personales y a
acoger las riquezas de los demás en la misión educativa compartida”.
Por tanto la Pastoral educativa de los centros de educación, debe procurar el
fomento de la relación cordial y la planeación de actividades en conjunto con todos
los docentes, generar espacios para la reflexión espiritual entre los docentes como
son las convivencias, los retiros entre otros, es necesario, que las actividades de
afianzamiento de la fe sean programadas con anterioridad para ser conocidas por
los docentes.
46 Juan pablo II. Fides et Ratio. Bogotá: Ediciones Paulinas, 1999. Impreso.
47 Congregación para la Educación Católica. Educar Juntos en la Escuela Católica. Misión
compartida de laicos y consagrados. Bogotá: Ediciones paulinas, 2009. Impreso.
67
6.4 Las tutorías espirituales de los estudiantes
No hay que entender estas como sacramento de la confesión, sino como un
elemento de ayuda que desde la pastoral educativa se puede ofrecer a los
estudiantes, esta, encierra toda una riqueza enorme, en cuanto se puede
programar un itinerario de crecimiento en la fe de quien se dirige. En cuanto a su
misión, un tutor, es alguien que usa sentido de análisis de la realidad de las
personas, el grupo y el entorno, busca cercanía personal, disponibilidad, espíritu
de servicio, pone su espíritu creativo para despertar la fe de los estudiantes.
También los animadores de la pastoral escolar pueden ayudar a los tutores
espirituales a impulsar una serie de actividades de animación que pueden ser:
campañas educativas que promuevan la atención, el orden, el silencio, la
participación, la limpieza, la puntualidad; campañas de solidaridad hacia el exterior
del Centro, fiestas colegiales, celebraciones de acontecimientos de la comunidad
educativa, actividades extraescolares, ofertas más específicamente religiosas en
función de la identidad del Centro y de los alumnos, colaboración intercambios
escolares entre otros.
El edificio de la formación espiritual se levanta sobre la base de una formación
sólida de los otros aspectos humanos, por esto un tutor antes de la formación
espiritual, es necesario que forme la voluntad, la conciencia, la inteligencia y la
afectividad. Es utópico pretender una seria vida de oración sin el cimiento de una
conciencia rectamente formada o de una voluntad fuerte. No se logra una vida
íntima con Cristo si no se ha modelado previamente el corazón por el camino de
una sana y madura afectividad. No se pueden penetrar adecuadamente los
misterios de la Sagrada Escritura sin el apoyo de una inteligencia aguda,
perspicaz, sutil. Lógicamente, en todo ello es el Espíritu quien va guiando al alma
y el que va derramando sus dones y sus gracias para irlas santificando, pero es
necesario el concurso de una humanidad completa que sea cimiento sobre la cual
pueda levantarse seguro el edificio espiritual48.
4848 Castañera, Francisco. Formación de la vida espiritual. Catholico.net. Web. 10 de
68
6.5 Los empleados y el personal de apoyo de los centros al servicio de la pastoral educativa Este es uno de los grandes desafíos para la pastoral, el vincular a todo el personal
en la animación de la fe de los estudiantes, y más cuando se cree erróneamente
que en un centro educativo los únicos que educan son los docentes y el rector.
Desde nuestro punto de vista resulta muy interesante abrir brecha en referencia al
influjo de este personal en la labor animadora de los centros de enseñanza, para
caminar, cada vez más, a una Comunidad Educativa que busca, sobre todo, una
educación integral que incluye campos más amplios que la docencia.
Estas personas que busca integrar la pastoral a su servicio comprende personal
de recepción, vigilantes, secretarías, tesorero, contador, personal de Servicios:
limpieza, mantenimiento, comedor, bar, residencia, autobús según las
características y servicios que presta el centro, promotor de salud, guías de
prevención y atención de desastres
Para que estas personas ejerzan una labor al servicio de la pastoral y de la
educación se hace necesario el testimonio del trabajo constante y bien realizado,
un espíritu de servicio. Esto será reforzado con el testimonio personal pues es la
mejor manera de educar en valores. Se hace necesario que todo este personal
conozca la actividad pastoral que se desarrolla al interior de la Institución, con el
fin que ellos puedan ayudar a potencializar. De igual forma la pastoral educativa
debe ayudar a la dignificación de éste personal, considerándolos elementos
indispensables dentro del proceder educativo, y así ayudarles a descubrir el
sentido educativo de su trabajo en el conjunto de la acción de la Universidad,
Colegio o Escuela.
6.6 El grupo de pastoral o consejo de pastoral, órgano motor:
Esta estructura, hoy fundamental en la vida de la Iglesia, en especial de una
Diciembre. 2011. <http://es.catholic.net/familiayvida/158/320/articulo.php?id=2762>
69
Iglesia en comunión, sería importantísimo que funcionara al interior de los centros
educativos. El Consejo Pastoral educativa o grupo de pastoral es el organismo
que, en comunión con la Iglesia, intenta realizar la comunión y unidad de los de la
comunidad educativa e intenta asumir la responsabilidad de la misión de la Iglesia
en el ámbito de la comunidad escolar.
El grupo de pastoral expresa, actualiza y concreta los rasgos característicos de la
Iglesia Pueblo de Dios, Misterio de Unidad, Comunión y Misión como lo define el
Concilio Vaticano II.
El grupo no es una estructura más, es la imagen de la fraternidad y
corresponsabilidad de la comunidad estudiantil e instrumento de decisión pastoral
presidido por el rector, y con la colaboración de los docentes y estudiantes que
representan la entera comunidad parroquial. Es ámbito de participación activa en
las inquietudes y necesidades pastorales. Y signo de corresponsabilidad en la
misión de evangelizar. Un miembro corresponsable participa en la gestación,
madura la decisión y colabora en la realización de lo proyectado.
En el grupo de pastoral están representados las distintas tareas pastorales y los
diversos carismas eclesiales. Su cometido es estudiar, reflexionar y, por supuesto,
orar, las posibilidades reales de concretar, en el ámbito académico, las prioridades
emanadas de la Iglesia. El grupo se convierte en lugar de escucha de las líneas
pastorales de la Iglesia y se hace eco de las necesidades del centro educativo.
Debe discernir, indicar y sugerir las líneas de actuación, proponiendo el camino a
seguir a través de un plan pastoral. Al mismo tiempo, coordina el trabajo pastoral
de todos los miembros de la Institución.
.
El grupo no debe ser un movimiento de presión que asfixia la riqueza de los
estudiantes y esclaviza la responsabilidad pastoral, creando discusiones o
tensiones innecesarias; tampoco puede ser un grupo estufa que alimenta la
vanagloria de sus miembros y actividades; y, por supuesto, no puede ser sólo un
elemento decorativo en el organigrama de la Institución.
70
Más bien, es la pequeña comunidad, el grupo de representantes de las acciones
pastorales que intentan hacer realidad la común-unión de la comunidad
académica, para cumplir adecuadamente la misión de evangelizar el ámbito
Institucional.
Según la perspectiva que se adopte en la configuración de este Consejo, su
composición, funciones, margen de maniobra que se le concede en el centro
pueden ser muy diversas, aunque siempre será interesante que se constituya
como un organismo de participación en el que se hacen presentes, directamente o
por representación, las personas y grupos más interesados en la labor de
animación pastoral de la escuela, sin suplantar o menospreciar la función
animadora del Consejo Escolar, del Equipo Directivo o de otros órganos de
participación.
Dentro de las funciones precisas y por las cuáles se debe caracterizar un grupo de
pastoral están: ser impulsor y signo de unidad ante el resto de la Comunidad
Educativa y con la Comunidad Eclesial. Se trata de una función animadora que
favorecerá la integración de los alumnos en las estructuras eclesiales. Programar
líneas, criterios, objetivos operativos. Relacionados con la dimensión
transcendente de la persona, como contribución específica a la integralidad de las
tareas de animación escolar. Animar la participación en las ofertas explícitamente
evangelizadoras de la Escuela que favorecen la maduración personal y grupal de
los destinatarios en su apertura a la transcendencia. Coordinar, en la medida de
lo posible, las opciones de fondo que deben regir la oferta de la enseñanza
religiosa, atendiendo a sus diversas modalidades y a las necesidades o elección
de los destinatarios, es decir prestar atención a las necesidades de las personas
pertenecientes a otros credos, con el fin de no ofender.
Para concluir, el grupo de pastoral es un organismo de participación, en el cuál
pueden estar personas de distintas creencias, el cual será el eje del crecimiento
en la fe dentro del centro de educación. Por tanto el grupo de pastoral deberá
71
esforzarse en generar claves de evaluación y aplicación en el Proyecto Educativo
Institucional, interpretar la realidad donde se inserta el centro, dando posturas
optimista de cambio ante estos hechos, mantener la actitud de ser un equipo
animador de la actividad pastoral de todo el centro, no sólo una experiencia para
ellos, sino una fe que exige ser comunicada; dar en sus iniciativas cauces de
participación y corresponsabilidad con los demás educadores, considerados
personalmente o en equipos, departamentos, estimular la colaboración de los
alumnos y padres más sensibles a la animación pastoral para que ellos mismos
se comprometan, según sus posibilidades, en la animación de los demás
compañeros, mantener al día los recursos y medios de animación, promoviendo la
formación permanente de los educadores más sensibles a esta dimensión
educativa.
6.7 La enseñanza educativa escolar (ERE), elemento esencial de la
pastoral educativa
Este es uno de los campos más apasionantes de la Pastoral Educativa, y el punto
de muchas divergencias, en especial entendiendo el derecho de libertad religiosa
que tiene cada hombre. En este campo la ERE, más que ser proselitista debe
tratar de mostrar en aquellos ambientes donde no se pueda trabajar de modo
único cristianismo valores que están presentes en toda tradición religiosa y
reconociendo la dimensión trascendental que tiene el ser humano.
Una adecuada educación religiosa debe ampararse en la legislación concerniente
para la libertad religiosa del país, que en este caso para Colombia es la ley 133 de
1994 y el decreto 4500 del 2006 sobre la enseñanza religiosa escolar.
Por tanto una educación religiosa debe ampararse en derecho de libertad
religiosas, el cual proclama libertad de49:
a. De profesar las creencias religiosas que libremente elija o no profesar
ninguna; cambiar de confesión o abandonar la que tenía; manifestar
49 Congreso de colombia. Ley 133 de 1994. Bogotá: Editorial Unión, 2008. Impreso
72
libremente su religión o creencias religiosas o la ausencia de las mismas o
abstenerse de declarar sobre ellas;
b. De practicar, individual o colectivamente, en privado o en público, actos de
oración y culto; conmemorar sus festividades; y no ser perturbado en el
ejercicio de sus derechos;
c. De recibir sepultura digna y observar los preceptos y ritos de la religión del
difunto en todo lo relativo a las costumbres funerarias con sujeción a los
deseos que hubiere expresado el difunto en vida, o en su defecto expresare
su familia. Para este efecto, se procederá de la siguiente manera:
• Podrán celebrarse los ritos de cada una de las Iglesias o confesiones
religiosas en los cementerios dependientes de la autoridad civil o de
propiedad de los particulares.
• Se observarán los preceptos y los ritos que determinen cada una de
las Iglesias o confesiones religiosas con personería jurídica en los
cementerios que sean de su propiedad.
• Se conservará la destinación específica de los lugares de culto
existentes en los cementerios dependientes de la autoridad civil o de
los particulares, sin perjuicio de que haya nuevas instalaciones de
otros cultos.
d. De contraer y celebrar matrimonio y establecer una familia conforme a su
religión y a las normas propias de la correspondiente Iglesia o confesión
religiosa. Para este fin, los matrimonios religiosos y sus sentencias de
nulidad, dictadas por las autoridades de la respectiva Iglesia o confesión
religiosa con personería jurídica tendrán efectos civiles, sin perjuicio de la
competencia estatal para regularlos;
e. De no ser obligado a practicar actos de culto o a recibir asistencia religiosa
contraria a sus convicciones personales;
f. De recibir asistencia religiosa de su propia confesión en donde quiera que
se encuentre y principalmente en los lugares públicos de cuidados médicos,
en los cuarteles militares y en los lugares de detención;
73
g. De recibir e impartir enseñanza e información religiosa, ya sea oralmente,
por escrito o por cualquier otro procedimiento, a quien desee recibirla; de
recibir esa enseñanza e información o rehusarla;
h. De elegir para sí y los padres para los menores o los incapaces bajo su
dependencia, dentro y fuera del ámbito escolar, la educación religiosa y
moral según sus propias convicciones. Para este efecto, los
establecimientos docentes ofrecerán educación religiosa y moral a los
educandos de acuerdo con la enseñanza de la religión a la que pertenecen,
sin perjuicio de su derecho de no ser obligados a recibirla. La voluntad de
no recibir enseñanza religiosa y moral podrá ser manifestada en el acto de
matrícula por el alumno mayor de edad o los padres o curadores del menor
o del incapaz.
i. De no ser impedido por motivos religiosos para acceder a cualquier trabajo
o actividad civil, para ejercerlo o para desempeñar cargos o funciones
públicas. Tratándose del ingreso, asenso o permanencia en capellanías o
en la docencia de educación religiosa y moral, deberá exigirse la
certificación de idoneidad emanada de la Iglesia o confesión de la religión a
que asista o enseñe.
j. De reunirse o manifestarse públicamente con fines religiosos y asociarse
para desarrollar comunitariamente sus actividades religiosas, de
conformidad con lo establecido en la presente Ley y en el ordenamiento
jurídico general.
Sin querer ofender, la educación religiosa, es un elemento fundamental para
buscar la unidad del ser humano a partir de lo trascendente, de la generación de
valores de respeto, de la promoción integral, pues son elementos que no se alejan
del principio de libertad religiosa que protege a cada hombre, por el contrario, el no
estar sometidos a una malla curricular puede ayudar a valorar con mayor fuerza el
cristianismo, pues este ejercicio ayudará a descubrir la riqueza doctrinal.
74
6.8 Las familias, claves en la Pastoral Educativa
Los primeros responsables de la educación son los padres, los cuales tienen libre
elección para escoger el centro educativo que deseen para sus hijos según los
principios que tengan. De ahí la necesidad de los centros educativos de mantener
constante relación con los padres de los estudiantes, y es en los establecimientos
educativos donde se debe comprender mejor que en otra parte la dinámica
cambiante por la que atraviesa la familia. Con relación a este hecho escribe el
Papa Juan Pablo II: “LA FAMILIA, en los tiempos modernos, ha sufrido quizá como
ninguna otra institución, la acometida de las transformaciones amplias, profundas
y rápidas de la sociedad y de la cultura. Muchas familias viven esta situación
permaneciendo fieles a los valores que constituyen el fundamento de la institución
familiar. Otras se sienten inciertas y desanimadas de cara a su cometido, e incluso
en estado de duda o de ignorancia respecto al significado último y a la verdad de
la vida conyugal y familiar. Otras, en fin, a causa de diferentes situaciones de
injusticia se ven impedidas para realizar sus derechos fundamentales. La Iglesia,
consciente de que el matrimonio y la familia constituyen uno de los bienes más
preciosos de la humanidad, quiere hacer sentir su voz y ofrecer su ayuda a todo
aquel que, conociendo ya el valor del matrimonio y de la familia, trata de vivirlo
fielmente; a todo aquel que, en medio de la incertidumbre o de la ansiedad, busca
la verdad y a todo aquel que se ve injustamente impedido para vivir con libertad el
propio proyecto familiar. Sosteniendo a los primeros, iluminando a los segundos y
ayudando a los demás, la Iglesia ofrece su servicio a todo hombre preocupado por
los destinos del matrimonio y de la familia”50.
La familia por tanto, puede ser una escuela permanente de valores, al igual que de
antivalores. Dentro de las estrategias pastorales que se pueden desarrollar con el
objetivo de acrecentar el diálogo con las familias están: Convocatoria a charlas,
foros, fiestas familiares; asesoría familiar; ofertas de formación permanente para
padres; campañas de colaboración social con el centro educativo. Estas
50 Juan pablo II. Familiaris Consortio. Bogotá: Ediciones paulinas, 1990. Impreso.
75
estrategias son medios y momentos en los que la relación de la institución escolar
con los padres adquiere una dinámica de animación capaz de aunar fuerzas de
muchos adultos para el logro de metas educativas concretas.
La Institución que no vincule la familia dentro de su proceso, aún no sea pastoral,
está condenando una de las dimensiones fundamentales del ser humano como es
la socialización y el aspecto educativo de la familia, y el centro estaría lejos de ser
un centro educativo para convertirse en un sitio de adiestramiento en una
determinada técnica. Por eso la Familiaris Consortio es clara al afirmar “la función
social de la familia no puede ciertamente reducirse a la acción procreadora y
educativa, aunque encuentra en ella su primera e insustituible forma de expresión.
Las familias, tanto solas como asociadas, pueden y deben por tanto dedicarse a
muchas obras de servicio social, especialmente en favor de los pobres y de todas
aquellas personas y situaciones, a las que no logra llegar la organización de
previsión y asistencia de las autoridades públicas. La aportación social de la
familia tiene su originalidad, que exige se la conozca mejor y se la apoye más
decididamente, sobre todo a medida que los hijos crecen, implicando de hecho lo
más posible a todos sus miembros”51.
6.9 Los estudiantes centro de la pastoral Educativa
Anota la Congragación para la Educación, en el documento sobre enseñanza
religiosa que “la educación se presenta hoy como una tarea compleja, desafiada
por rápidos cambios sociales, económicos y culturales. Su misión específica sigue
siendo la formación integral de la persona humana. A los niños y a los jóvenes
debe ser garantizada la posibilidad de desarrollar armónicamente las propias
dotes físicas, morales, intelectuales y espirituales. Ellos, también, deben ser
ayudados a perfeccionar el sentido de responsabilidad, a aprender el recto uso de
la libertad, y a participar activamente en la vida social. Una enseñanza que
desconozca o que ponga al margen la dimensión moral y religiosa de la persona
sería un obstáculo para una educación completa, porque “los niños y los
adolescentes tienen derecho a que se les estimule a apreciar con recta conciencia
51 Ibidem.
76
los valores morales y a aceptarlos con adhesión personal y también a que se les
estimule a conocer y amar más a Dios”. Por esto el Concilio Vaticano II solicitó y
recomendó “a todos los que gobiernan los pueblos o están al frente de la
educación, que procuren que la juventud nunca se vea privada de este sagrado
derecho”
Entendiendo la educación como un derecho, y un derecho que se debe brindar de
forma integral, cobra importancia la pastoral, no como una herramienta más, sino
como la forma de permear la cultura académica de cada establecimiento con los
valores auténticos enseñados por Jesús y consignados en los Evangelios. Cada
persona es diferente, por eso la acción pastoral, está fundamentada en el trabajo
personalizado que se puede hacer con cada estudiante, pues es una forma de
potencializar otras personas que tienen contacto con él. Pues en este punto hay
que entender que el trabajo realizado con un estudiante es ayudar a proyectar la
pastoral en otros, pues nadie mejor que la persona evangelizada para ayudar a la
evangelización de otros.
Algunas estrategias de acción que se pueden implementar con los estudiantes son
las siguientes: Un encuentro personal con cada estudiante, con el objetivo de
escuchar sus experiencias; creación de grupos al interior del centro desde
semillas, niños, en general que abarquen todas las etapas del desarrollo humano;
se pueden lanzar campañas de solidaridad, las cuáles motiven a los estudiantes a
vivir la comunicación cristiana de bienes, entendiendo que nuestra vida exige
servicio a los más débiles; creación de comisiones, las cuáles serán aliados en el
desarrollo de diferentes actividades dentro de la vida educativa; creación de
grupos de formación en valores o grupos de amigos, los cuáles motivaran el
crecimiento en la convivencia y serán impulsores de la comunión entre todos los
estudiantes.
Para finalizar, es de suma importancia anotar que el ejercicio pastoral al interior de
los centros educativos es una necesidad fundamental, y por tanto exige un
77
compromiso de todos los entes, que de una u otra manera con su pequeña
colaboración ayudarán a que la imagen de Cristo sea formado en cada estudiante,
al igual que en todo el personal, no sólo el docente y administrativo, sino, en el
personal de ayuda, pues el lema y la misión de toda pastoral educativa no debe
ser otro que el lema paulino expresado en la epístola a los Gálatas: “Hijitos míos,
por quienes sufro de nuevo dolores de parto, hasta ver a Cristo formado en
vosotros” (Gálatas 4,19), en otras palabras, la mayor preocupación y por quien se
deben unir todos los esfuerzos es procurar sin ningún desaliento es imprimir en
cada persona de los centros educativos el sentido cristiano para que este se
refleje en la vida cotidiana.
78
CONCLUSIÓN
La Iglesia, como continuadora de la misión encomendada por Jesucristo debe
estar preparada para asumir diferentes retos en diversas áreas, las cuáles exigen
un trabajo pastoral fuerte, preparación y espíritu de diálogo. En esta perspectiva,
la pastoral educativa se convierte para la Iglesia en una oportunidad maravillosa
para anunciar el Evangelio a un público muy amplio, y en diversos ambientes.
La pastoral educativa en la que se ha de poner el mayor empeño, debe ser
eminentemente Cristológica, es decir apoyada en la figura de Jesús, y en la
pedagogía que él enseñó, y que de un modo preciso muestran los cuatro
Evangelios. Esta pedagogía basada en el encuentro personal y en la acogida
oyente, mostrando la misericordia de Dios, debe ser, el horizonte de la pastoral
educativa, no tanto una pastoral de masas, el cual puede ser un peligro común en
la pastoral educativa, sino una pastoral que reconoce a cada persona según su
contexto y esperanza.
La Iglesia, fiel al compromiso encomendado por Cristo debe poner todos los
medios que estén a su alcance para ejercer la acción pastoral en los
establecimientos educativos, por eso debe poner todo el empeño en capacitar
personas en el área de la educación, para que logren adaptar las exigencias del
Evangelio a la dinámica de los centros de educación.
Los esfuerzo realizados en el campo pastoral, deben estar encaminados a
comprometer a toda la comunidad educativa, no solo debe ser un esfuerzo de
pastores, sino que cada uno desde la función que desempeñe debe estar al
servicio con su testimonio creyente o no creyente.
Una adecuada pastoral educativa, no se reducirá al ejercicio de la celebración de
los sacramentos, sino que realizará un trabajo basado en los procesos, donde la
eucaristía es el resultado de la ejecución de los otros elementos, los cuáles
79
comprenden la vivencia y el cultivo de las relaciones de fraternidad y respeto, el
ejercicio de la solidaridad a través de campañas, el crecimiento en la oración a
través del acompañamiento espiritual, y después de realizados estos, llega la
celebración sacramental como manifestación de la adecuación de la vida al
proyecto de Jesús.
Una pastoral educativa, al interior de los centros, debe elaborar un plan pastoral,
el cuál delimite los objetivos y las estrategias claras, para lograr estos objetivos,
que se pueden desarrollar desde la formación, la acción, el compartir y la
celebración este plan debe tener presente las situaciones de contexto en el cuál el
estudiante está inserto, con el fin que pueda tener acogida e impacto dentro de la
vida escolar.
Al ser la educación un derecho, y estando la posibilidad que en las instituciones
haya libertad religiosa, esta se convierte en una excelente oportunidad para que la
pastoral adquiera un carácter de respeto y acogida de otras tradiciones religiosas,
buscando que al interior del grupo de pastoral hayan personas de otras cofesiones
diferentes al cristianismo.
Como elemento indispensable, el trabajo pastoral en las instituciones educativas,
exige un compromiso de vida muy marcado reflejando los valores evangélicos,
pues es una forma de reforzar el trabajo a través de personas significantes para
los estudiantes.
La vinculación de la familia al trabajo pastoral es indispensable, pues es una forma
de ir creando conciencia del verdadero sentido de la paternidad responsable y de
los deberes que adquiere un padre cuando otorga la vida a otro ser
Por último, el trabajo pastoral debe estar continuamente siendo evaluado, pues es
la mejor manera de implementar mejorías, buscando el arraigo de este entre los
estudiantes, para esto se puede utilizar el ciclo PHVA, es decir, planear, primer
elemento indispensable, pues la acción pastoral no puede ser un elemento
aleatorio y más en el campo educativo; después hay que hacer, es decir, lo
80
planeado se debe realizar, con lo cual se demuestra credibilidad en un proyecto de
pastoral, a estas dos etapas se les aplica cierto control, y se verifica la
continuidad, para finalizar con la actuación en las mejoras o fortalecimiento de los
elementos positivos.
81
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