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5 SIGNIFER Monografías y Estudios de Antigüedad Griega y Romana Julio Rodríguez González DICCIONARIO DE BATALLAS DE LA HISTORIA DE ROMA (753 a.C. – 476 d.C.) Signifer Libros

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    5

    SIGNIFER

    Monografas y Estudios

    de Antigedad Griega y Romana

    Julio

    Rodrguez

    Gonzlez

    DICCIONARIO

    DE BATALLAS

    DE LA

    HISTORIA

    DE ROMA

    753 a.C.

    476 d.C.

    Signifer

    Libros

    Julio Rodrguez Gonzlez

    DICCIONARIO DE BATALLAS

    DE LA HISTORIA DE ROMA

    (753 a.C. 476 d.C.)

    Signifer

    Libros

  • DICCIONARIO DE BATALLAS DE LA HISTORIA DE ROMA

    (753 a.C. - 476 d.C.)

  • Julio Rodrguez Gonzlez

    DICCIONARIO DE BATALLAS DE LA HISTORIA DE ROMA

    (753 a.C. - 476 d.C.)

    [ 3.386 batallas libradas por los ejrcitos romanos]

    Madrid 2005

    Signifer Libros

  • SIGNIFER

    Libros

    SIGNIFERMonografas y Estudios de Antigedad Griega y Romana / 5

    EN LA PORTADA: Detalle de sarcfago con escena de batalla, hacia 180-190 d.C. Procede de Portonaccio.

    Roma, Museo Nacional de las Termas.

    EN LA CONTRAPORTADA: Panel con representacin de un soldado romano de poca de Trajano. Arco de

    Puzzuoli. Coleccin de arte antiguo del Museo Nacional de Berln.

    El contenido de este libro no puede ser reproducido o plagiado, en todo o en parte,

    conforme a lo dispuesto en el art. 534-bis del Cdigo Penal vigente,

    ni ser transmitido con fines fraudulentos o de lucro por ningn medio.

    Propiedad intelectual del autor

    De la presente edicin: Signifer Libros

    Apdo. 52005 MADRID

    [email protected]

    http://sapiens.ya.com/signiferlibros

    ISBN: 84-933267-4-7

    D.L. MU-1737-2004

    Imprime RCC Murcia

  • NDICE

    Prlogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

    Relacin de batallas por orden alfabtico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

    Relacin de batallas por orden cronolgico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 661

    Bibliografa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 719

    Abreviaturas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 731

    Glosario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 735

  • .

  • Julio Rodrguez Gonzlez: Diccionario de batallas de la Historia de Roma (753 a.C. 476 d.C.)

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    PRLOGO

    Como todo el mundo sabe, el Imperio romano fue un estado que naci, creci, alcanz su apogeo y se hundi entre innumerables guerras. stas fueron tanto contra los enemigos exteriores como contra los interiores (guerras civiles). Los conflictos fueron largos, como las interminables Guerras Samnitas o las inacabables Guerras Pnicas, o cortos, apenas de un verano. A lo largo de ellos se fueron produ-ciendo las batallas de la Historia de Roma, algunas decisivas, porque dieron fin a la guerra, y otras no, ya que slo fueron un episodio ms en la guerra correspondiente. La Historia de Roma, en sus tradicionales tres perodos (monrquico, republicano e imperial), est repleta de batallas ms o menos grandes e importantes y algunas quiz inventadas por los historiadores romanos. Son estos choques armados los que aqu se tratan de historiar. En cada una de las batallas de referencia se trata de ver, siempre que sea posible, quines fueron los enemigos a los que los romanos se enfrentaban, los posibles aliados de uno y otro bando, el lugar en donde se enfrentaron, la fecha (consignada lo ms exactamente posible), quines mandaban en uno y otro bando, el nmero de hom-bres que formaban en las filas, en qu unidades se encuadraban, el despliegue tctico de la batalla, el desarrollo de la misma, quines vencieron, cuantas bajas hubo, qu fue de los vencidos y cules fueron las consecuencias de la victoria o de la derrota. Las batallas de la Antigedad no eran hechos aislados dentro del devenir del tiempo histrico. Eran los puntos culminantes de una serie de operaciones militares desarrolladas de manera continua contra un enemigo concreto y generalmente dentro de un mismo ao cronolgico, que llevaban el nombre de campaa. Una o varias campaas formaban una guerra. Puede que el lector sepa de la existencia de gue-rras no mencionadas en este trabajo: recuerde ese lector que aqu se va a hablar de batallas y si en algu-na guerra o campaa no podemos individualizar ninguna, no se vern aqu reflejadas. Las guerras en el mundo antiguo podan ser largusimas (recordemos los veinticuatro aos de la Primera Guerra Pnica [264-241 a.C.]) o cortas (unos meses) y se solan hacer en las pocas de buen tiempo, durante la prima-vera y el verano, dejando las estaciones fras (otoo e invierno) para el descanso y la recuperacin de los ejrcitos en sus campamentos de invernada o sencillamente, una vez licenciados los soldados, en sus casas. Por todo ello, la mayora de las batallas de la historia de Roma tuvieron lugar en las estaciones clidas mencionadas, unas pocas en otoo y poqusimas en invierno, siendo la causa de que se llegara a combatir en estas dos ltimas estaciones, el dar remate a una campaa, proseguir un cerco o aprovechar alguna ventaja estratgica que de haber esperado al buen tiempo se habra malogrado. Las batallas du-raban unas horas, un da o, a lo sumo, dos o tres. No se daba el caso de batallas de meses de duracin, como en la poca contempornea. Tampoco las batallas en la Antigedad tenan lugar a lo largo de un frente de larga longitud (como la guerra de trincheras en la Primera Guerra Mundial), o quizs en cien-tos de kilmetros cuadrados. Los ejrcitos se enfrentaban en un lugar concreto, ms o menos grande (segn el tamao de las fuerzas enfrentadas o de la eleccin del campo de batalla que hubiese hecho uno de los bandos) y duraba hasta que uno de los dos venca y el otro se retiraba o hua o hasta que circunstancias no militares (la llegada de la noche, las inclemencias meteorolgicas...), lo suspendan sin ventaja para ninguno de los dos contendientes. En cuanto a los efectivos militares, por razones de logstica los ejrcitos de la Antigedad eran rela-tivamente poco numerosos: cincuenta mil hombres ya era un gran ejrcito y cien mil eran un enorme ejrcito. Por encima de esta cifra, a veces hay que empezar a pensar en exageraciones de los autores clsicos que nos cuentan esas batallas. En este trabajo, como ha quedado dicho antes, se ha tratado de describir las batallas de las que tenemos noticias, con la situacin de los contendientes, sus fuerzas, sus mandos, las maniobras en el campo de batalla, el resultado del combate y las bajas producidas. Sin embargo, hay que reconocer que lo que se ha conseguido deja un poco insatisfecho a este autor, pues en un grandsimo nmero de bata-llas, las fuentes de las que disponemos apenas nos dicen quines eran los enemigos de los romanos (y a veces ni eso) y el resultado de la batalla: romanos pierden o ganan.

  • Julio Rodrguez Gonzlez: Diccionario de batallas de la Historia de Roma (753 a.C. 476 d.C.)

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    En ese sentido, los romanos ganaron la mayor parte de las 3.386 batallas en las que intervinieron, el 567 % de ellas, a las que habra que unir un 141 % de combates desarrollados en el curso de guerras civiles, por lo que, ganara el bando que ganara, hay que pensar en que fue una victoria romana 1; en el 241 % del total de las batallas documentadas los ejrcitos de Roma fueron derrotados y en el 5 % de los casos los combates resultaron indecisos, empatados o dudosos porque las fuentes no lo aclaran. En lo que corresponde al terreno sobre el que se libraron las batallas, como corresponde a una potencia eminentemente terrestre, la inmensa mayora de las batallas que Roma libr lo hizo en tierra. nicamente 89 de las batallas documentadas se disputaron sobre las aguas (ya fueran marinas o fluvia-les) y otras 19 tuvieron un componente mixto terrestre-martimo (o fluvial) 2. La guerra con ms batallas documentadas es, con diferencia, la Segunda Guerra Pnica (218-202 a.C.), en la que romanos y cartagineses se enfrentaron nada menos que en 196 ocasiones. La guerra que sigue en nmero de batallas tambin enfrent a los mismos contendientes: la Primera Guerra Pnica (264-241 a.C.), con 81. El tercer puesto lo ocupa la Tercera Guerra Mitridtica (76-64 a.C.), en la que los ejrcitos romanos se enfrentaron a las tropas del rey Mitrdates VI del Ponto y/o sus aliados en 58 combates. En poca imperial, las guerras con ms batallas son, por este orden, la Primera Guerra Judai-ca (66-70 d.C.), con 34, la Guerra Civil de 68-69 d.C., con 23 y la campaa de Juliano contra los persas (363 d.C.), con 22. El ao con ms batallas registradas es, en poca imperial, el 260 d.C., donde hubo 45; a continua-cin, tambin en tiempos imperiales, el ao 69 d.C., con 41 y en tercer lugar, tenemos, con 35 combates en cada uno, un ao imperial, el 252 d.C. y otro republicano, el 48 a.C. A continuacin, los dos en po-ca republicana, vienen los aos 214 a.C. y 46 a.C., ambos con 33 batallas. De todas las batallas que se han identificado, de un gran nmero de ellas, alrededor de un tercio del total (exactamente un 337 %), no se conoce en nombre del lugar donde se libraron ya que las fuentes no lo han consignado, incluso siendo algunas de ellas de gran importancia y trascendencia para la Histo-ria de Roma. En cuanto a quines fueron los enemigos ms persistentes para los romanos, hemos de decir que los mismos romanos, pues se enfrentaron entre ellos, en el curso de sus guerras civiles, en 444 ocasio-nes (a las que habra que sumar la represin de rebeliones en pocas ya tan avanzadas de la romanidad que, aunque los que se sublevaran no fueran romanos en el sentido estricto de la palabra, aquello debe-ra considerarse en realidad una guerra civil). Si hablamos de enemigos exteriores, los ms persistentes en su oposicin a Roma fueron los germanos (en sus mltiples variantes tnicas), que lucharon contra los romanos en 432 ocasiones (algunas dudosas), la mayora ya en tiempos del Imperio. Dentro de este conglomerado germnico, los godos (en sus dos ramas de visigodos [primeramente llamados tervingios] y ostrogodos [al principio greutungos]) combatieron contra los ejrcitos romanos 144 veces, mientras que los segundos en la clasificacin, a mucha distancia, son los alamanes (junto a su rama de los lentien-ses), con 71 batallas, seguidos de los francos, con 48 combates. Los segundos enemigos ms enconados de los romanos (y primeros de tiempos republicanos) fueron los cartagineses, que se enfrentaron a Ro-ma en 264 batallas. Luego tenemos a las diferentes tribus hispanas que, en su mayora en poca de la Repblica, lucharon contra los romanos 207 veces documentadas. Los siguientes son los persas, que, en poca imperial, combatieron contra Roma en 160 ocasiones. Luego iran las diversas tribus de galos cisalpinos y transalpinos (la mayora en poca republicana) con 146 batallas, los samnitas (poca repu-blicana) con 114, los etruscos (pocas monrquica y republicana) con 97, los volscos (en esas mismas pocas) con 94, los griegos (en su mayora en poca republicana) con 73, los macedonios (poca de la Repblica) con 73, y los partos (tiempos republicanos e imperiales) con 72, los latinos (tambin en tiempos monrquicos y republicanos) con 58, los srmatas (en tiempos imperiales y en sus dos variantes de yacigos y roxolanos) con 49, los ecuos (poca republicana) con 46, las tribus ilirias (pocas republi-cana e imperial) con 45, los sabinos (tiempos monrquicos y republicanos), los lgures (aos republica-nos) y las diversas tribus de britanos (poca imperial) los tres con 41 cada uno, en pocas republicana e imperial las diferentes tribus dlmatas (luego dlmatas), sobre todo los escordiscos, con 40, los nmidas

    1No se incluyen como batallas entre romanos aquellas que, libradas en el curso de una guerra civil romana, enfrentaron a romanos con brbaros partida-

    rios de uno u otro bando. 2

    Los desembarcos se consideran batallas terrestres, pues si bien se utilizaron medios flotantes para llegar al llegar al combate, las batallas fueron en tierra.

  • Julio Rodrguez Gonzlez: Diccionario de batallas de la Historia de Roma (753 a.C. 476 d.C.)

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    (tanto en tiempos republicanos como imperiales y bien por s mismos o como mercenarios de los carta-gineses) con 36, las tribus tracias (bajo la Repblica y el Imperio) con 33, etc. etc. Despus de estas bonitas (y un tanto intiles) estadsticas, invito al lector a que se arme (tambin de paciencia) y se meta en plenas batallas.

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    NOTA DE ORDEN BIBLIOGRFICO

    En la elaboracin de este trabajo se ha procurado utilizar las fuentes primarias (literarias y epigrfi-cas, sobre todo), complementadas por bibliografa actual. Sin embargo, algunas fuentes no han estado al alcance de quien esto escribe, por lo que se ha confiado tambin en las obras de otros autores, todos de reconocido prestigio, que s que pudieron acceder en su da a las mencionadas fuentes.

    NOTAS DE ORDEN METODOLGICO

    Este trabajo no se refiere a campaas o guerras, slo a batallas, por lo que algn lector puede echar de menos uno u otro enfrentamiento con diversos enemigos. Pero si las fuentes no nos han trasmitido ningn combate concreto, esas guerras o campaas no estarn reflejadas aqu. Seguramente hubo miles de batallas en las que intervinieron los romanos, muchas ms de las que aqu se relatan, que son slo y exclusivamente aquellas de las que tenemos referencia literaria, epigrfica, numismtica o arqueolgica. Los nombres que denominan a las batallas van en latn o en su defecto, en griego (con caracteres latinos), escritas en maysculas y en cursiva (p. ej. TEVTOBVRGIVM), excepto los muy conocidos, que van en espaol (en maysculas y sin cursiva, p. ej. ALEJANDRA [y no ALEXANDRIA], AN-TIOQUA [y no ANTIOCHIA] o JERUSALN [y no HIEROSOLYMA o IEROSOLYMA]) o en el idioma actual del pas donde sucedieron cuando no se conoce el nombre antiguo de ese lugar (p. ej. MEDWAY o SAALBURG). Cuando sabemos de una batalla o batallas, pero no se conoce el sitio donde tuvo (tuvieron) lugar, se aludir a ella(s) como LOCVS INCERTVS o LOCI INCERTI (lu-gar[es] desconocido[s]). Las conquistas de las ciudades aparecen como batallas cuando las fuentes dicen algo que nos in-duzca a pensar que hubo violencia en la ocupacin. Ocupar una ciudad no es necesariamente conquis-tarla por la fuerza. Por tanto, el lector podr leer en historiadores actuales que tal o cual ciudad fue conquistada y sin embargo no verla reflejada en este trabajo. Ello es debido a que tal conquista se pro-dujo sin lucha. Los asedios los hemos considerado batallas, aunque acabaran por resolverse de forma pacfica ya que cercar una ciudad o un campamento ya es, en s, un acto de fuerza. En ocasiones dos o ms autores antiguos, hablando sobre la misma batalla, se contradicen. Aqu se han considerado ms fiables a los ms cercanos a los hechos y cuando esto no ha sido posible discernir-lo, se han puesto, convenientemente indicadas, las dos o ms versiones.

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    RELACIN DE BATALLAS POR ORDEN ALFABTICO

    ABAS (flumen) (el ro actualmente denominado Alazani, en Georgia-Azerbaiyn) (verano de 65 a.C.) (Tercera Guerra Mitri-dtica) En el curso de la persecucin contra el rey Mitrdates VI del Ponto, que se haba refugiado en las costas del Pontus Euxinus(el actual mar Negro), el procnsul romano Cn. Pompeius Magnustuvo que volver a combatir contra la tribu caucsica de los alba-nos que, pacificada tras su derrota a orillas del ro Cyrnus (cfr.Cyrnus I), se haba rebelado. Pompeius haba empezado la guerra con ms de sesenta mil hombres, pero tras dos aos de campa-as, las bajas de las mismas y las diferentes guarniciones que haba tenido que dejar para asegurar las zonas que tomaba, habran disminuido ese nmero hasta una cantidad indetermina-da. Los albanos presentaron batalla a orillas del ro A. Segn las fuentes, ellos eran sesenta mil de infantera y doce mil de caballe-ra (seguramente una cifra exagerada, pues es difcil pensar que una simple tribu montaesa pudiera reunir semejante contingen-te de guerreros), aunque muy mal armados y equipados. Los mandaba Coris, un hermano de su rey. Pompeius coloc a su caballera al frente, mientras que ordenaba a la infantera poner rodilla en tierra y cubrirse con sus escudos. La caballera albana se lanz impetuosamente al combate mientras que los jinetes romanos simulaban huir hacia su infantera. Los infantes roma-nos se alzaron, abrieron sus filas, y dejaron pasar a su caballera, rodeando a continuacin a la enemiga que vena en su persecu-cin. Los jinetes romanos volvieron entonces grupas y colabora-ron con sus camaradas de a pie en aniquilar a los albanos. Du-rante el combate, Coris intent acabar con Pompeius, hirindolo levemente con una flecha, pero el procnsul solucion el pro-blema de un lanzazo. Tras la victoria, los romanos prosiguieron su avance hacia el mare Caspium (el actual mar Caspio).

    BIBLIOGRAFA.- Livio Per. CI 5; Estr. XI 1, 6; Front. Str. II 3, 14; Plut. Pompeyo 35; Din XXXVII 3, 6; XXXVII 4; Festo 16, 3; Eutr. VI 14, 1; Oros. VI 4, 8-9; Jord. Rom. 324; ORMEROD y CARY (1932) p. 380; MONTAGU (2000) p. 220-221 (Abas R); AMELA VALVERDE (2003) p. 137-138; FREDIANI (2003) p. 236-237.

    ABDERA (hoy ruinas en las cercanas de Avdira, Grecia) (170 a.C.) (Tercera Guerra Macednica)

    En el curso de la guerra contra los macedonios del rey Perseo, una flota romana mandada por el pretor L. Hortensius,reforzada por un escuadrn naval enviado por el rey umenes II de Prgamo (hoy Bergama, Turqua), aliado de Roma, desembar-c por sorpresa un contingente (no cuantificado) de tropas junto a la ciudad de A., en la costa macedonia del mare Aegaeum (el actual Egeo). Romanos y pergamenos, aprovechando la sorpresa de los macedonios, tomaron la ciudad al asalto. Los dirigentes ciudadanos fueron ejecutados y el resto de la poblacin vendido como esclavo.

    BIBLIOGRAFA.- Diod. XXX 6; Livio XLIII 4, 8-10; BE-NECKE (1930a) p. 264.

    ABELLA (hoy Avella, Italia) (87 a.C.) (Guerra de los Aliados)

    Aunque la Guerra de los Aliados haba terminado en 89 a.C. con la concesin de la ciudadana romana a los aliados itlicos de Roma, un grupo de samnitas (formado por algunos de los rebeldes ms comprometidos), mandado por C. Papius Muti-lus, se encerr en Nola (hoy Nola, Italia), en la regin suritlica de

    Campania, dispuestos a resistir contra Roma durante el tiempo que hiciese falta (cfr. Nola VIII). Las tropas gubernamentales romanas pusieron la ciudad bajo asedio, pero ello no desanim a los valientes rebeldes, que resistieron nueve aos y an tuvieron tiempo de hacer audaces salidas. En una de ellas, en el ao de referencia, los insurrectos se dirigieron contra la cercana ciudad de A., al noreste de Nola, y, tras tomarla al asalto, la quemaron, regresando a continuacin a su base.

    BIBLIOGRAFA.- Licin. 35, 27.

    ABRITTVS (hoy Hisarlak, cerca de Razgrad, Bulgaria) (1 de julio o 6 de agosto de 251 d.C.) (Invasiones brbaras)

    Los godos, dirigidos por su caudillo Kniva, haban invadi-do el ao anterior la provincia de Moesia Inferior atravesando el ro Ister (nombre del Danuvius [el actual Danubio] en su curso medio y bajo). El emperador Decio (C. Messius Quintus Decius),acompaado por su hijo mayor Q. Herennius Etruscus Messius Decius (recin nombrado co-regente por su padre), se puso en campaa contra los brbaros. Para ello reuni un ejrcito com-puesto por las legiones de la provincia atacada (I Italica y XIClaudia), la II Parthica (que llegaba desde Italia con l) y vexillatio-nes de las legiones de Pannonia Superior (X Gemina y XIV Gemina)y Pannonia Inferior (I Adiutrix y II Adiutrix). Adems, las unidades de auxiliares (o vexillationes de las mismas) asignadas a esas legio-nes y las tropas especiales que solan acompaar al emperador: la Guardia Pretoriana (al completo o en parte) y los mil quinientos equites singularis Augusti (los guardaespaldas a caballo del empera-dor). El ejrcito imperial tuvo algunos xitos iniciales (cfr. Nico-polis ad Istrum II) pero, tras la muerte de Herennius en combate en Ad Puteam (cfr.), Decio deseaba vengar a su hijo. Los godos operaban divididos en tres columnas. Las dos primeras fueron vencidas junto a un pantano, en las cercanas de A. (provincia de Moesia Inferior), y la tercera huy a travs de l. El gobernador de Moesia Inferior, C. Vivius Trebonianus Gallus, aconsej al emperador que la persiguiera a travs del pantano. Decio no midi bien sus fuerzas y la situacin y le hizo caso, quedando atrapado con sus tropas en el barro y all, atacado por los presuntos derrotados, muri con gran parte de ellas. El cuerpo de Decio no fue encon-trado. Es posible que en esta derrota tuviese bastante que ver la actuacin equvoca del gobernador Trebonianus, lo que avala el que, tras la derrota de Decio, fuese proclamado emperador (Treboniano Galo) por sus tropas. El nuevo emperador se apre-sur a hacer la paz con los godos, permitindoles conservar el botn e, incluso, los prisioneros.

    BIBLIOGRAFA.- Lact. 4, 3; Zs. 23, 2-3; Aur. 29, 5; Amm. XXXI 5, 16; Eutr. IX 4; Oros. VII 20, 3; Cas. 956; Jord. Get.XVIII 101-103; Jord. Rom. 284; Maur. Str. IV 3; Zon. XII 20; VAN DE WEERD (1907) p. 219, 265; BANG (1924) p. 204; DE REGIBUS (1939) p. 15; OKAMURA (1984) p. 224; WIL-LIAMS (1985) p. 18; WOLFRAM (1988) p. 35, 46; MONTERO et al. (1991) p. 304; CIZEK (1994) p. 32; WILLIAMS y FRIELL (1994) p. 19; ZOSSO y ZINGG (1994) p. 92; CHRISTOL (1997) p. 124; WOLFRAM (1997) p. 44; MARTNEZ-PINNA et al. (1998) p. 138 (Decio); BLZQUEZ (1999) p. 276; RO-DRGUEZ GONZLEZ (2001) (I) p. 42, 58, 81, 105, 303, 358; COWAN (2003) p. 6, 46.

    ABVSINA I (hoy Eining, Alemania) (septiembre de 166 d.C.) (Invasiones brbaras)

  • Julio Rodrguez Gonzlez: Diccionario de batallas de la Historia de Roma (753 a.C. 476 d.C.)

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    Las tribus germnicas de marcomanos, cuados y victofa-lianos atacaron la provincia de Raetia y, tras desbordar las defen-sas ms avanzadas, penetraron en territorio romano. Raetia era entonces una demarcacin sin legiones all estacionadas y en la fecha de referencia su guarnicin estaba compuesta slo por unidades de auxiliares. Una de ellas, una unidad de infantera denominada cohors I Flavia Canathenorum milliaria sagittaria, estaba acuartelada en A., un campamento sito en una meseta que domi-naba el Danuvius y que era un inmejorable puesto de vigilancia. Los brbaros atacaron la guarnicin, la tomaron al asalto y la incendiaron, sin que sepamos la suerte de los soldados que la defendan.

    BIBLIOGRAFA.- GRLITZ (1962) p. 122; SPAUL (2000) p. 427, 580; FREDIANI (2003) p. 468.

    ABVSINA II (hoy Eining, Alemania) (233 d.C.) (Invasiones brbaras)

    Los alamanes, aprovechando que el emperador Alejandro Severo (Gessius Bassianus Alexianus, luego M. Aurelius Severus Alexander) se encontraba en Oriente combatiendo a los persas y con l numerosas vexillationes de los ejrcitos del Rhenus (el actual Rin) y del alto Danuvius (el actual Danubio), forzaron el paso del limes y, tras cruzar el Danuvius, atacaron A., campamento de una unidad de auxiliares en la provincia de Raetia. No sabemos si los brbaros capturaron la posicin o los romanos resistieron.

    BIBLIOGRAFA.- ALFLDI (1939a) p. 154; OKAMURA (1984) p. 175; CHRISTOL (1997) p. 77; COWAN (2003) p. 5, 22.

    ABYDOS (hoy ruinas junto a Nara, Turqua) (verano de 190 a.C.) (Guerras en el Oriente mediterrneo)

    El propretor C. Livius Salinator, al mando de la flota roma-na en Oriente, que haba invernado en las costas de Asia Menor, atac la ciudad de A. en la orilla asitica del estrecho del Helles-pontus (el actual estrecho de anakkale [Dardanelos], en Turqua), defendida por una guarnicin del rey Antoco III de Siria, con el que Roma estaba en guerra desde el ao anterior. Los sirios estaban mandados por Filotas. Cuando, tras bastantes das de asedio, la guarnicin estaba a punto de rendirse, le lleg a Liviusla noticia de que sus aliados rodios haban sido derrotados por la escuadra siria en Panormus (probablemente la baha de Vathi, en Turqua) y pensando que sta poda caer en cualquier momento sobre sus bases en la costa de Asia Menor, o sobre l mismo mientras asediaba A., levant el cerco de la ciudad y abandon la zona y se dirigi a Phocaea (hoy Foca, Turqua).

    BIBLIOGRAFA.- Livio XXXVII 10, 11; XXXVII 12, 1-5; App. Syr. 23, 24; HOLLEAUX (1930c) p. 220.

    ACANTOS (hoy Nea Roda o Ierissos, Grecia) (verano de 200 a.C.) (Segunda Guerra Macednica)

    La flota combinada romano-pergamena, mandada por el legado romano L. Apustius Fullo y el rey de Prgamo (hoy Ber-gama, Turqua) talo I, tom al asalto y saque la ciudad de A.,en el norte de Grecia, aliada del rey Filipo V de Macedonia.

    BIBLIOGRAFA.- Livio XXXI 44, 1; XXXI 45, 15-16; Zon. IX 15.

    ACCI? (hoy Guadix, prov. de Granada, Espaa) (fines de verano de 142 a.C.) (Conquista romana de Hispania)

    El cnsul Q. Fabius Maximus Servilianus y sus tropas (sobre su composicin, cfr. Tucci II y III), tomaron la ciudad de A.,donde el caudillo lusitano Viriato haba dejado una guarnicin.

    BIBLIOGRAFA.- Livio Per. LIII 3; LIV 7; App. Iber. 68; MARTNEZ-PINNA et al. (1998) p. 389 (Viriato); PASTOR MUOZ (2000) p. 92; ROLDN (2001) p. 162.

    ACERRA I (hoy Acerra, Italia) (fines de verano de 216 a.C.) (Segunda Guerra Pnica)

    Tras su fracaso ante Neapolis (cfr. Neapolis II), el cartagi-ns Anbal Barca puso asedio a la ciudad romana de A., en la regin de Campania. Tras intimarla a la rendicin, que fue recha-zada, Anbal se dispuso al asedio. Antes de que las lneas cartagi-nesas de cerco fuesen impermeables, los acerranos se escaparon. Anbal orden el saqueo y destruccin de la ciudad.

    BIBLIOGRAFA.- Livio XXIII 17, 4-6; Silio Pnica XII 423-425; Din XV 34; Zon. IX 2; HALLWARD (1930b) p. 75.

    ACERRA II (hoy Acerra, Italia) (primavera de 90 a.C.) (Guerra de los Aliados)

    En el curso de la guerra que enfrent a los aliados itlicos de Roma contra esta ciudad por su negativa a concederles la ciudadana romana, las tropas itlicas que mandaba C. Papius Mutillus, uno de los dos cnsules elegidos por los itlicos, cerca-ron la ciudad de A. El ejrcito itlico estaba engrosado por los nuevos contingentes reclutados (al menos trece mil soldados de infantera y caballera), por las buenas o por las malas, por Papiusen la regin suritlica de Campania. Al rescate de la ciudad se dirigi el cnsul L. Iulius Caesar con un ejrcito en el que apenas haba romanos sino que estaba compuesto mayoritariamente por diez mil infantes galos (es de suponer que reclutados en la regin noritlica de la Gallia Cisalpina) y tropas de infantera y caballera nmidas. Para contrarrestar a estos ltimos contingentes, Papiussac de la custodia en la que se encontraba en Venusia (hoy Venosa, Italia) al prncipe nmida Oxynta (hijo de Yugurta, antiguo rey de Numidia) y lo exhibi delante de sus compatrio-tas, que desertaron en masa (los que no lo hicieron fueron de-vueltos a frica por no ser ya considerados dignos de confianza). Fue entonces cuando Papius atac el campamento del cnsul romano y tras echar abajo una parte de la empalizada, estaba a punto de obtener la victoria cuando una carga de la caballera romana, que Caesar haba hecho salir del campamento por otras puertas, mat a seis mil itlicos. Papius se retir entonces y Caesarhizo lo mismo, con lo que la batalla qued en un empate tctico, aunque el romano consigui que el itlico no se apoderara de la ciudad, si bien la localidad sigui cercada.

    BIBLIOGRAFA.- Livio Per. LXXIII 1; App. Guerras Civiles I 42, 45; Oros. V 18, 14; LAST y GARDNER (1932a) p. 193; MARTNEZ-PINNA et al. (1998) p. 218 (Julio Csar [1]); MONTAGU (2000) p. 209 (Acerrae).

    ACERRAE (hoy Pizzighettone, Italia) (comienzos de la prima-vera de 222 a.C.) (Guerras de conquista del norte de Italia)

    Los cnsules Cn. Cornelius Scipio Calvus y M. Claudius Marce-llus fueron encargados por Roma de atacar a la tribu gala de los nsubros, que habitaba en el norte de Italia, en el territorio cono-cido entonces como la Gallia Cisalpina. No conocemos el efecti-vo de las tropas romanas de los cnsules, pero hemos de supo-ner que seran dos ejrcitos consulares, que en aquella poca contaba cada uno con unos diecisiete mil hombres, entre legio-narios (dos legiones) y aliados itlicos. Scipio y Marcellus, con sus ejrcitos unidos, pusieron asedio a la ciudad nsubra de A., a orillas del ro Padus (el actual Po, en Italia), ocupando adems las

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    rutas que conducan hacia all, para dificultar lo ms posible su socorro por parte de los nsubros, por lo que stos decidieron llevar la guerra a territorio romano (cfr. Clastidium). El cnsul Marcellus abandon el asedio con parte de sus hombres para interceptar a los atacantes mientras su colega Scipio mantena el cerco. ste termin cuando los defensores evacuaron la ciudad y se retiraron a Mediolanum (hoy Milano [Miln], Italia).

    BIBLIOGRAFA.- Pol. II 9 (II 34); Livio Per. XX 10; Zon. VIII 20; FRANK (1928c) p. 814; FREDIANI (2003) p. 40, 41.

    ACHAEI I (portus) (73 a.C.) (cfr. Tenedos II [insula] [73 a.C.])

    ACHAEI II (portus) (35 a.C.) (cfr. Portus Achaei II [35 a.C.])

    ACHVLLA (46 a.C.) (cfr. Acilla [46 a.C.])

    ACILLA (hoy Henshir el-Alia, Tnez) (fines de enero de 46 a.C.) (Guerras civiles romanas [Guerra entre Caesar y los pompe-yanos])

    La ciudad libre de A., en la provincia de Africa, ofreci su sumisin al cnsul y dictador C. Iulius Caesar, que se encontraba all combatiendo contra los seguidores de su difunto rival Cn.Pompeius Magnus. Caesar acept el ofrecimiento y envi all varias cohortes (en nmero indeterminado) al mando de el legado? C.Messius, uno de sus oficiales, al que nombr edil para la ocasin. La noticia de que tropas cesarianas iban a ocupar la ciudad de A.le lleg al legado pompeyano C. Considius Longus, comandante de las dos legiones y setecientos jinetes que constituan la guarni-cin de Hadrumetum (hoy Sousse [Susa], Tnez), y resolvi impe-dirlo. Con ocho de sus cohortes tom la ruta de A., pero los cesarianos haban llegado antes y se haban instalado slidamen-te. No atrevindose a atacar, regres a Hadrumetum pero tras recibir las tropas de caballera que le envi T. Labienus, uno de los jefes pompeyanos, retom el camino de A. y le puso cerco, ahora tambin con ocho cohortes, pero de mercenarios nmidas y gtulos (una tribu de la regin). Sin embargo los sitiados se defendieron bien, destruyendo los trabajos de asedio de las tropas de Considius, que adems recibieron la noticia de la derrota de las tropas de Labienus junto a Ruspina (cfr. Ruspina II), por lo que levantaron el asedio. Considius envi a parte de sus hombres a que se unieran a las tropas del jefe supremo pompeyano, el procnsul Q. Caecilius Metellus Pius Scipio Nasica, en las cercanas de Ruspina (hoy al-Munastir [Monastir], Tnez), y l volvi con el resto a Hadrumetum.

    BIBLIOGRAFA.- B. Af. 33, 43.

    ACIMINCVM (359 d.C.) (cfr. Acumincum [359 d.C.])

    ACRABATA (hoy Qabalan?, Palestina) (51 d.C.) (Disturbios en Iudaea)

    Unos disturbios provocados por disputas entre galileos y samaritanos (uno de los primeros haba sido ejecutado por los segundos) hicieron que una gran muchedumbre de judos, parti-darios de los galileos, se dirigiera a tierras samaritanas con inten-cin de tomar venganza. Conducan a la multitud Eleazar ben Dineo y Alejandro. Se dirigieron contra la regin de A., unos kms. al sureste de Neapolis (hoy Nablus, Palestina), donde incen-diaron las aldeas y mataron a todos los samaritanos que pudie-ron. Informado de ello, el procurador (gobernador) romano de Iudaea Ventidius Cumanus parti lo ms rpidamente posible desde Caesarea Maritima (hoy Kaisarieh, Israel), la capital provincial, para sofocar los disturbios. Como tropa para ello eligi una unidad auxiliar de caballera, el ala Sebastenorum. Cumanus sofoc el motn atacando a los sediciosos y vencindolos. El romano

    captur a muchos y mat a muchos ms. Informado de lo suce-dido el superior inmediato de Cumanus, el gobernador de Syria C. Vmmidius Durmius Quadratus, viaj a Caesarea, donde hizo crucifi-car a los prisioneros. En total, segn Prspero de Tiro, murieron treinta mil judos. No sabemos qu fue del rebelde Alejandro pero s que Eleazar pudo huir en esa ocasin, pero aos ms tarde fue capturado y enviado a Roma.

    BIBLIOGRAFA.- F.J. Bell. Iud. II 11 (II 232-236, 241); II 12 (II 53); F.J. Ant. XX 118-124, 160-161; Prspero 428; STEVEN-SON y MOMIGLIANO (1934) p. 853; SMALLWOOD (2001) p. 265-267.

    ACRABATENE (51 d.C.) (cfr. Acrabata [51 d.C.])

    ACRAEPHIA (ciudad actualmente no identificada, en el cen-tro-este de Grecia) (primeros meses de 196 a.C.) (Conquista romana de Grecia)

    Tras la gran victoria de Cynoscephalae (cfr.) que dio la victoria a Roma en la Segunda Guerra Macednica, las tropas vencedoras del procnsul T. Quinctius Flamininus invernaban en Elateia (hoy ruinas junto a Elatia, Grecia), en la regin griega de Boeotia. Sin embargo, ciertos incidentes con los griegos de la regin despertaron el odio de stos, que se dedicaron a ir asesi-nando soldados romanos cuando los encontraban de permiso o aislados, hasta llegar a un nmero de quinientos. Fue entonces cuando el procnsul exigi a las ciudades ms sospechosas, las beocias A. y Chaeronea (cfr. Chaeronea I), una satisfaccin por las muertes habidas, a lo que las autoridades beocias respondieron que esos eran actos aislados y que ellas no tenan ninguna res-ponsabilidad sobre los mismos. Flamininus decidi dar un escar-miento y mientras l se diriga con la mitad de los hombres a su mando contra Chaeronea, envi a la otra mitad, mandada por el tribuno militar Ap. Claudius Pulcher a que pusiera asedio a A.,devastando todo su territorio en el camino. Claudius estableci el cerco, que levant por orden de su jefe cuando los beocios, en negociacin con el procnsul, se avinieron a entregar a los cul-pables de los asesinatos y a pagar una multa.

    BIBLIOGRAFA.- Livio XXXIII 29; HOLLEAUX (1930b) p. 182.

    ACRILAE (hoy Biscari, Sicilia, Italia) (otoo de 214 a.C.) (Se-gunda Guerra Pnica)

    Mientras los romanos sitiaban Syracusa (cfr. Syracusa III),su comandante, el cnsul M. Claudius Marcellus, tuvo que aban-donar temporalmente el asedio con un tercio (unos diez mil hombres) de sus tropas para someter a ciertas ciudades (cfr.Megara Hyblaea) que tambin se haban pasado al bando cartagins como la misma Syracusa. Aprovechando este relaja-miento del asedio, los comandantes de la guarnicin asediada decidieron que uno de ellos, Epcides, se quedara en la ciudad dirigiendo la defensa, mientras que el otro, Hipcrates, saldra de Syracusa con diez mil infantes y quinientos jinetes para unirse al cartagins Himilcn, que acababa de desembarcar en HeracleaMinoa (hoy ruinas en la costa suroccidental de Sicilia, Italia) con un ejrcito de veinticinco mil soldados de infantera, tres mil de caballera y doce elefantes, para atacar ambos conjuntamente a los romanos. Tras conseguir forzar el asedio, Harpcrates esta-bleci su campamento en A., al oeste de Syracusa, donde lo sorprendi el cnsul Marcellus, que regresaba con sus hombres a marchas forzadas. Los siracusanos, que estaban desorganizados y dispersos, fueron derrotados y slo su caballera, con Hipcrates, pudo huir a Acrae (hoy Palazzolo Acreide, Sicilia, Italia), desde donde se uni a Himilcn. Los siracusanos tuvieron ms de ocho mil muertos. Marcellus regres al asedio de Syracusa.

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    BIBLIOGRAFA.- Livio XXIV 35, 3, 8; XXIV 36, 1-2; Plut. Marcelo 18; HALLWARD (1930b) p. 65; MIRA GUARDIOLA (2000) p. 184-185; FREDIANI (2003) p. 59.

    ACTIVM I (hoy Aktion, a la entrada del Amvrakikos Kolpos [el golfo de Ambracia], en Grecia) (finales de agosto de 31 a.C.) (Guerras civiles romanas [Guerra entre M. Antonius y Octavianus])

    En la dcada de los aos 30 a.C. las relaciones entre los dos triunviros supervivientes (M. Aemilius Lepidus haba sido eliminado polticamente de la escena en 36 a.C.), M. Antonius y C.Iulius Caesar Octavianus (el futuro emperador Augusto), que nunca haban sido buenas, se fueron deteriorando paulatinamente hasta llegar a la ruptura total y de nuevo la guerra civil en 32 a.C. Octavianus dominaba la parte occidental del mundo romano y Antonius la oriental. En ese momento Antonius contaba con un ejrcito de cien mil infantes y doce mil jinetes. Octavianus, por su parte, poda alinear ochenta mil soldados de infantera y tambin doce mil de caballera. En lo que se refiere a fuerzas navales, la flota de Antonius armaba quinientos navos, por slo doscientos cincuenta la de Octavianus, que en compensacin resultaban ms maniobrables y con tripulaciones ms experimentadas que las de su enemigo. Diriga las fuerzas de Octavianus su amigo y gran general M. Vipsanius Agrippa. A comienzos de 31 a.C. Antoniusinstal su cuartel general en la ciudad portuaria griega de Patrae(hoy Patra [Patras], Grecia) para vigilar los movimientos de su rival, an en Italia. Las ciudades griegas tambin se dividieron en sus lealtades y si los lacedemonios del Peloponeso se decantaban por Octavianus, las ciudades de Arcadia (tambin en el Pelopone-so) se pronunciaban por Antonius (excepto Mantinea [hoy ruinas de Mandinia, Grecia], que lo haca por el primero, al que lleg a enviar un contingente de soldados). En la primavera de 31 a.C. Antonius avanz un poco ms al norte y concentr sus tropas y su flota en los alrededores de A., en la entrada sur del golfo de Ambracia (el actual Amvrakikos Kolpos, en Grecia), an en Grecia. All tambin se traslad l en persona, acompaado de su amante, la reina Cleopatra VII de Egipto, que aportaba sesenta de las naves de su escuadra a la flota antoniana. Octavianus, por su parte, se decidi a abandonar Italia y, partiendo desde Brundisium(hoy Brindisi [Brndisi], Italia), cruz el estrecho de Hydruntum (el actualmente denominado de Otranto, entre Italia y Albania) y desembarc en la regin de Epirus (provincia de Macedonia),controlando en poco tiempo la costa de la regin. Antoniusinstal su cuartel general en el promontorio de A. y su flota fue anclada en la entrada al golfo de Ambracia. En la costa quedaron acampadas sus fuerzas, de las cuales el ncleo eran sus diecinue-ve legiones, entre las que se han podido identificar (por lo menos dentro de su ejrcito, aunque no cules concretamente participa-ron en esta campaa) las I, II, III Cyrenaica, III Gallica, IV, VAlaudae, VI Ferrata, VII, VIII, IX, X Equestris (la futura X Gemi-na), XI, XII Antiqua (la futura XII Fulminata), XIII, XIV, XV,XVI, XVII Classica, XVIII Lybica, XIX, XX, XXI, XXII,XXIII, XXIV, XXV, XXVII, XXIX, XXX y una unidad en-trenada a la manera romana prestada por el rey Amyntas de Galacia y que ms adelante, integrada en el ejrcito imperial, se convertira en la XXII Deiotariana. Por su parte, Octavianus se desplaz, tambin durante la primavera, hacia el sur y mont su campamento en el promontorio de Prevedsa (cfr.) justo enfrente de A., al otro lado del canal de 700 m. que daba entrada desde el mare Siculum (el actual Jnico) al golfo de Ambracia. All se fortifi-c en fuerte posicin con las tropas a su mando, entre cuyas legiones se han podido identificar las II (la futura II Augusta), VMacedonica, VII Macedonica (la futura VII Claudia), VIII (la futura VIII Augusta), IX Macedonica (la futura IX Hispana), XI (la futura XI Claudia), XIV (la futura XIV Gemina), XV (la futura XVApollinaris), XVII, XVIII, XIX, XXXIII y, posiblemente, las III(la futura III Augusta), X Fretensis, XIII (la futura XIII Gemina),XVI (la futura XVI Gallica), XXXVII y XLI. As instalados, ambos enemigos se observaron durante varios meses hasta que,

    a fines de agosto, uno de los legados de Antonius, el ex-cnsul (y probablemente procnsul) C. Sosius, aprovechando la brisa matinal, atac a un destacamento naval de Octavianus (mandado por el legado L. Tarius Rufus) que cruzaba por el canal de A.,ponindolo en fuga, hasta que lleg Agrippa con refuerzos y rechaz a su vez a Sosius, provocndole algunas prdidas.

    BIBLIOGRAFA.- Livio Per. CXXXIII 1; Plin. Hist. Nat. VII 45, 148; Suet. Augusto 9, 17, 18; Plut. Antonio 61-64; Pausanias VIII 8, 12; VIII 9, 6; Floro II 21 (IV 11, 4-8); Din L 12-13; L 14, 1-2; Oros. VI 19, 8-12; VAN DE WEERD (1907) p. 125; REINHOLD (1933) p. 54; TARN y CHARLESWORTH (1934b) p. 100, 102; BRUNT (1971) p. 501, 504-506; CHA-MOUX (1988) p. 336-343; MARTNEZ-PINNA et al. (1998) p. 19 (Agripa), p. 51 (Antonio [5]), p. 70 (Augusto), p. 113 (Cleopa-tra); MONTAGU (2000) p. 241-242 (Actium Pr); RODR-GUEZ GONZLEZ (2001) (I) p. 32, 45, 71, 85, 106, 114, 141, 173, 187, 193, 210, 229, 233-234, 254, 258, 269, 273, 282, 294, 306, 308, 323, 330, 333, 344, 347, 361, 362, 374, 379, 383, 385, 386, 388, 390, 391, 403, 404, 410, 411, 424, 425, 427, 429, 430, 437, 441; ROLDN (2001) p. 317-318; FREDIANI (2002) p. 239-240; FREDIANI (2003) p. 366-372.

    ACTIVM II (hoy Aktion, a la entrada del Amvrakikos Kolpos [el golfo de Ambracia], en Grecia) (2 de septiembre de 31 a.C.) (Guerras civiles romanas [Guerra entre M. Antonius y Octavianus])

    Tras varios meses observndose (cfr. Actium I), los triun-viros ahora enemigos M. Antonius y C. Iulius Caesar Octavianus (el futuro emperador Augusto) se aprestaron a la accin definitiva (sobre las fuerzas de ambos, cfr. tambin Actium I). Algunos desertores antonianos informaron a Octavianus de las intenciones de su ex-jefe, cuya situacin se iba deteriorando ya que las opera-ciones colaterales del legado de Octavianus, M. Vipsanius Agrippa(cfr. Modon y Corinthi [sinus]), le haban dificultado gravemen-te el abastecimiento de sus tropas. Ante la disyuntiva de retirarse por tierra a Macedonia y salvar el ejrcito pero perder la flota a manos de Octavianus o entablar combate en A., M. Antonius se decidi por esta opcin. La relacin de fuerzas navales se haba invertido en estos meses de campaa y ahora la flota octaviana contaba con alrededor de cuatrocientos navos, mandados por Agrippa, ms pequeos, maniobrables y ligeros que los alrededor de doscientos grandes navos antonianos. En los barcos de Antonius (que haba ordenado quemar unos cuantos que juzg que no necesitaba) se embarc aproximadamente la mitad de su ejrcito (quiz unos cuarenta mil legionarios). Las naves de Antonius ocupaban toda la embocadura de entrada al golfo de Ambracia (el actual Amvrakikos Kolpos, en Grecia) y esperaban el asalto de sus enemigos. Mientras, los ejrcitos de tierra de ambos rivales (excepto la mitad del ejrcito de Antonius, que estaba embarcado), cada uno en su orilla, mandado el octaviano por el legado? T. Statilius Taurus y el antoniano por el legado? P. Canidius Crassus, se aprestaban a contemplar la batalla sin intervenir. Orosio afirma, sin embargo, que la flota octaviana embarcaba ocho legiones y cinco cohortes pretorianas (parte de la guardia personal de Octavianus). La flota antoniana estaba dividida en tres sectores de mando: el ala derecha, a las rdenes del propio Antonius y de su legado? L. Gellius Publicola; el centro bajo el mando de los legados? M. Octavius y M. Insteius y el ala izquierda a las rdenes de el legado? Q. Caelius. La escuadra octaviana estaba a su vez dividida en dos sectores de mando: la derecha para el mismo Octavianus (teniendo como adjunto a el legado? M. Lurius) y la izquierda para Agrippa. A medioda se levant viento desde el mar, que desorganiz un tanto las naves de Antonius, lo cual fue aprovechado por las de Agrippa para lanzarse al ataque. La desorganizacin mencionada hizo que la flota antoniana no presentara un frente compacto a la octaviana, sino que cada uno de sus barcos se vio rodeado por varios de los navos su adversario, ms maniobreros. Tras varias horas de

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    combate, los sesenta barcos egipcios de la reina Cleopatra VII, amante y aliada de Antonius, que se encontraban en reserva, custodiando adems los recursos financieros (el Tesoro) de su bando, pusieron proa hacia el sur, hacia la pennsula griega del Peloponnesus (la actual de Peloponnissos [Peloponeso], en Grecia), pasando por entre la flota de Octavianus, que no pudo hacer nada por perseguirlos por tener las velas de sus navos desmontadas, inmersos como estaban en un combate a base de remo y espo-ln. Antonius, que haba estado dirigiendo hasta entonces el combate desde una rpida y maniobrable barca, al ver marcharse a Cleopatra, abord un quinquerreme y se lanz en su pos. La flota de Antonius, a pesar de pensar que haba sido abandonada por su jefe, combati hasta ltima hora de la tarde, hasta que la mayora de sus barcos fueron hundidos o cayeron en poder de los octavianos, siendo pocos los barcos antonianos que consi-guieron huir. Los antonianos tuvieron cinco mil muertos (segn Orosio doce mil, a los que habra que sumar, segn el mismo autor, mil ms que murieron de los seis mil heridos que tuvieron los vencidos). Una semana despus, el ejrcito de tierra de Anto-nius, abandonado a su vez por su comandante P. Canidius Crassus(que se dirigi a Egipto, donde supona que estara su jefe), se entreg a Octavianus, que lo integr entre sus propias tropas.

    BIBLIOGRAFA.- Aug. RG 25; Livio Per. CXXXIII 1; Vel. II 84, 1-2; II 85, 1-6; Plin. Hist. Nat. VII 45, 148; F.J. Bell. Iud. I 15 (I 386); F.J. Ant. XV 161; F.J. Ap. II 5, 59; Plut. Antonio 63-68, 71; Suet. Augusto 9, 17, 18; Floro II 21 (IV 11, 4-8); Din L 14, 3-4; L 15-35; LI 1, 1, 4; Eutr. VII 7; Oros. VI 19, 8-12; Jord. Rom. 84, 252; Mal. IX 10; VAN DE WEERD (1907) p. 125; REINHOLD (1933) p. 56-58; TARN y CHARLESWORTH (1934b) p. 104-105; BUCHAM (1942) p. 123; CONNOLLY (1985) p. 26; CHAMOUX (1988) p. 346-356; MONTERO et al.(1991) p. 18; MARTNEZ-PINNA et al. (1998) p. 19 (Agripa), p. 51 (Antonio [5]), p. 113 (Cleopatra); ROLDN (1999) p. 36; MONTAGU (2000) p. 241-242 (Actium Pr); ROLDN (2001) p. 317-318; FREDIANI (2002) p. 246-249; FREDIANI (2003) p. 366-372.

    ACVCA (hoy Troia, Italia) (verano de 214 a.C.) (Segunda Guerra Pnica)

    El pretor Q. Fabius Maximus (hijo del cnsul de Q. Fabius Maximus Verrucosus), a las rdenes de un ejrcito de dos legiones y sus correspondientes contingentes de aliados, unos veintin mil hombres (un ejrcito de envergadura consular, aunque su comandante era pretor), tom al asalto la ciudad de A., en la regin suritlica de Apulia, que se hallaba en poder de los carta-gineses.

    BIBLIOGRAFA.- Livio XXIV 11, 2; XXIV 20, 8.

    ACVMINCVM (hoy Slankamen, Serbia, Serbia y Montenegro) (principios de primavera de 359 d.C.) (Campaa contra los limigantes)

    Los limigantes, antiguos esclavos de los srmatas (yacigos) y a quienes los romanos ya haban vencido el ao anterior (cfr.Parthiscus [flumen] y locus incertus [1.052] [358 d.C.]), vol-vieron a rebelarse contra Roma, abandonando los territorios que les haban sido asignados tras su derrota del ao anterior. El emperador Constancio II (Flavius Iulius Constantius), que se halla-ba invernando en Sirmium (hoy Sremska-Mitrovica, Serbia, Serbia y Montenegro), capital de la Pannonia II y cuartel general de la regin del curso medio del ro Ister (nombre del Danuvius [el actual Danubio], en su curso medio y bajo) se puso en campaa contra ellos. Reuni un gran nmero de soldados (es de suponer que los componentes del ejrcito de maniobra del Illyricum [de contingente e identificacin desconocidos] al que seguramente se aadiran refuerzos sacados de las tropas de limitanei [fronterizas]

    del que iba a ser el teatro de operaciones) y se puso en camino hacia el noroeste, hasta llegar a la provincia de Valeria (la parte norte de la antigua demarcacin altoimperial de Pannonia Inferior),donde estableci su campamento junto al Ister. Sin embargo, Constancio era un hombre poco amante de la accin militar y ms proclive a la diplomacia, por lo que envi embajadores a los limigantes. stos engaaron al emperador diciendo que estaban dispuestos a someterse si reciban tierras dentro del Imperio y solicitaban al emperador que les dejara acudir junto a l para rendirle vasallaje. Constancio se mostr de acuerdo, ya que vio la posibilidad de aumentar el nmero de sus sbditos (ms impues-tos y ms reclutas para el ejrcito) y les seal A., en la ruta desde donde l se hallaba hacia Sirmium, para que se reunieran con l. A. era un antiguo campamento de auxiliares, en PannoniaII, a cuyo lado instal Constancio su campamento. Los limigan-tes cruzaron el ro en actitud humilde y se prepararon a asistir a la ceremonia de homenaje. Cuando, sobre un entarimado, Cons-tancio se preparaba para dirigirles la palabra, los limigantes, desprendindose de su falsa humildad, prorrumpieron en gritos de guerra y se lanzaron sobre el emperador. Constancio, protegi-do precariamente por sus guardaespaldas, apenas tuvo tiempo de escapar a caballo, mientras algunos de sus ayudantes moran bajo los golpes de los brbaros. Mientras, los soldados romanos, al enterarse de lo que pasaba, acudieron a toda velocidad desde sus acantonamientos y, enfurecidos por la traicin, se lanzaron contra los brbaros. A la cabeza de los romanos, una unidad de scutarii de los Scholae Palatinae (la Guardia Imperial), mandada por el tribuno Cella (que muri en el combate). Los brbaros fueron masacrados sin piedad. Tras esto, las unidades regresaron a sus acuartelamientos habituales y Constancio II volvi a Sirmium.

    BIBLIOGRAFA.- Amm. XIX 11, 1-17; PLRE I p. 190 (Cella); BAYNES (1924a) p. 71; PIGANIOL (1972) p. 111; BLOC-KLEY (1998b) p. 422.

    AD CASTORES (San Pietro in Mendicate?, a unos 18 kms. de Cremona, Italia) (alrededor del 5 de abril de 69 d.C.) (Guerras civiles romanas [Guerra de 68-69 d.C.])

    Durante la guerra que enfrent a los partidarios del empe-rador Otn (M. Salvius Otho) y los de su rival Vitelio (A. Vitellius)por la conquista del poder imperial, el viteliano A. Caecina Alie-nus, legado de la legin IV Macedonica y comandante del cuerpo de ejrcito de la Germania Superior, el primero que haba llegado a Italia, tras algunas escaramuzas desfavorables ante los otonianos, quiso forzar una batalla decisiva antes de que llegara el cuerpo de ejrcito de Germania Inferior, a las rdenes de Fabius Valens (lega-do de la I Germanica), con quien no quera compartir los honores de una posible victoria. A unos 18 kms. de Cremona (hoy Cremo-na, Italia), en un lugar consagrado a los Discuros (Cstor y Plux) y por ello llamado C., ocult en unos bosques a los ms aguerridos de sus auxiliares y envi a su caballera a provocar a los otonianos para que avanzaran y que sus hombres embosca-dos pudieran as caer sobre ellos. La infantera otoniana estaba al mando del consular C. Suetonius Paulinus y la caballera del cnsul A. Marius Celsus. Los otonianos colocaron en el ala izquierda a parte de la legin XIII Gemina, cuatro cohortes (infantera) auxilia-res y un ala (caballera) auxiliar de quinientos jinetes. En el cen-tro, tres cohortes pretorianas, una detrs de otra. En el ala dere-cha, la legin I Adiutrix, con otras dos cohortes de auxiliares y otros quinientos jinetes (probablemente un ala auxiliar si estuvie-se al completo de sus tericos efectivos [que seguramente no] o un ala reforzada). En la reserva, mil jinetes pretorianos y otras unidades de auxiliares. Celsus haba sospechado la trampa que se les preparaba y orden a sus hombres que no persiguieran a los vitelianos que les servan de seuelo cuando stos se retiraron. Los vitelianos perdieron toda prudencia y se lanzaron al ataque de los otonianos, cayendo ellos a su vez en una emboscada, pero Paulinus no dio la orden de atacar a fondo y explotar ese xito

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    inesperado, lo que dio tiempo a que los vitelianos se retiraran, no sin causar algunas bajas a las cohortes pretorianas, que haban acabado por intervenir en el combate. Fue ahora cuando por fin el grueso de la infantera otoniana entr en batalla y derrot a los vitelianos, pero, una vez ms, la indecisin de Paulinus impidi a su bando acabar definitivamente con sus enemigos.

    BIBLIOGRAFA.- Tc. Hist. II 24-26; Suet. Otn 9; Oros. VII 8, 6; STEVENSON (1934b) p. 822-823; WELLESLEY (1975) p. 66-68; MURISON (1993) p. 98, 104, 107-110; RODRGUEZ GONZLEZ (2001) (I) p. 172, 335, 407-408, 416

    AD MAECIVM (hoy Civit Lavinia, junto a Lanuvio, Italia) (verano de 389 a.C.) (Guerras de conquista de la Italia central)

    Los volscos, tradicionales enemigos de Roma, creyndola debilitada por la reciente invasin de los galos senones (cfr. AlliaI [flumen] y Roma XI), atacaron de nuevo. Las tropas romanas, dirigidas por el dictador M. Furius Camillus, presentaron batalla en un lugar llamado M., en las cercanas de Lanuvium (hoy Lanu-vio, Italia), al sureste de Roma. Los romanos atacaron el campa-mento volsco, muy bien fortificado, que conquistaron tras in-cendiar las fortificaciones de madera.

    BIBLIOGRAFA.- Livio VI 2, 8-11; Diod. XIV 117, 1-3; Front. Str. II 4, 15; IV 7, 40; Plut. Camilo 34; Eutr. II 1, 2; HOMO (1928) p. 576; MONTAGU (2000) p. 157 (Lanuvium); FRE-DIANI (2003) p. 29-30.

    AD MERCVRIVM I (promontorium) (el cabo actualmente denominado Bon, en Tnez) (verano de 255 a.C.) (Primera Guerra Pnica)

    Victoria naval de los romanos sobre los cartagineses en este cabo al noroeste de Carthago (hoy ruinas a unos 20 kms. de Tunis [Tnez], Tnez). La flota romana, con trescientas cincuen-ta naves (slo trescientas, segn Orosio), haba zarpado en 255 a.C. (probablemente en el mes de junio), al mando de los cnsu-les Ser. Fulvius Paetinus Nobilior y M. Aemilius Paullus, y se diriga al norte de frica para hacer una demostracin de fuerza y recoger a los supervivientes del desastre junto al ro Bagradas (cfr. Bagra-das I [flumen]), refugiados en Aspis (cfr. Aspis II). Los romanos capturaron ciento catorce naves cartaginesas con sus respectivas tripulaciones y rescataron a sus compatriotas. Orosio y Eutropio piensan que fueron ciento cuatro los barcos cartagineses hundi-dos y treinta los capturados (con su tripulacin), con una prdida cartaginesa de quince mil hombres muertos o prisioneros (treinta y cinco mil desaparecidos, segn Orosio). Diodoro de Sicila, sin embargo, rebaja el nmero de barcos cartagineses capturados a veinticuatro. Los romanos perdieron nueve naves y mil cien soldados. Tras recoger a los supervivientes de Aspis y vencer de nuevo all a los cartagineses (cfr. Aspis III), los romanos em-prendieron el viaje de regreso hacia Sicilia, durante el cual una tempestad destruy a la flota romana, de la que slo se salvaron ochenta embarcaciones, que se refugiaron en Messana (hoy Mes-sina [Mesina], Sicilia, Italia).

    BIBLIOGRAFA.- Pol. I 10 (I 36, 11); Diod. XXIII 18, 1; Oros. IV 9, 5-6, 8; Eutr. II 22, 1-3; Zon. VIII 14; FRANK (1928b) p. 684; ROLDN (1987) p. 188; MIRA GUARDIOLA (2000) p. 71-72; MONTAGU (2000) p. 174-175 (Hermaeum C); FRE-DIANI (2002) p. 56.

    AD MERCVRIVM II (promontorium) (el cabo actualmente denominado Bon, en Tnez) (agosto de 468 d.C.) (Invasiones brbaras)

    Los emperadores romanos de Oriente, Len I (FlaviusValerius Leo) y de Occidente, Antemio (Procopius Anthemius)

    decidieron acabar con el poder del rey vndalo Genserico, que desde haca varias dcadas, dominaba el norte de frica y desde all el mare Internum (el actual Mediterrneo) occidental. Para ello prepararon una flota conjunta que algunas fuentes cifran en mil cien barcos, en los que se transportaba un ejrcito de cien mil hombres. El ataque contra el reino vndalo, cuya parte principal la compona la expedicin naval, se compona de un ataque triple. Por una parte, la escuadra, al mando del patricius (noble) y magister utriusque militiae (general en jefe) Flavius Basiliscus, cuado del emperador Len I (hermano de la emperatriz Aelia Verina) y l mismo futuro emperador de Oriente (Basilisco), en la que la infantera embarcada estaba a las rdenes del magister militum(general) Flavius Sabinus Antiochus Damonicus (tropas que Evagrio califica como de las mejores); por otra parte, el avance por tierra desde Aegyptus de fuerzas del Imperio de Oriente a las rdenes del comes rei militaris (general) Heraclius; por ltimo, tropas occi-dentales al mando del magister militum (general) Marcellinus deban atacar la Sardinia (la actual isla de Sardegna [Cerdea], en Italia) vndala y luego reunirse con la escuadra principal en las costas del norte de frica 3. Reunidos los barcos de la parte principal del ataque, y tras hacer escala en Sicilia, cruzaron el mar hacia Carthago (hoy ruinas a unos 20 kms. de Tunis [Tnez], Tnez), la capital vndala, echando el ancla frente al cabo M., 60 kms. al oeste de la ciudad. Genserico, astutamente, trat de ganar tiem-po y pidi una tregua de cinco das para ofrecer su rendicin. Basiliscus imprudentemente le concedi el plazo solicitado. Mien-tras, parte de la infantera de Damonicus desembarc (cfr. AdMercurium III). Genserico, sin embargo, no tena ninguna intencin de rendirse y aprovechando la tregua hizo llegar al cabo una serie de brulotes que, incendiados, fueron lanzados una noche contra la flota invasora con la evidente intencin de que chocaran contra los barcos romanos y comunicarles as el fuego. La accin fue complementada con el ataque de los barcos vnda-los que, aprovechando la confusin que causaban los incendios, atacaron a la flota enemiga, embistiendo a sus naves y tratando de matar o capturar a sus tripulantes. Uno de los barcos romanos asaltados fue el del dux (general) Ioannes, segundo en el mando de Basiliscus, que trat de resistir el abordaje de su nave, pero al verse acorralado prefiri arrojarse al mar y ahogarse antes que caer en manos vndalas. La flota romana qued completamente destruida salvo los pocos barcos que, con Basiliscus a bordo, consiguieron regresar a Constantinopla (hoy Istanbul [Estam-bul], Turqua), la capital del Imperio de Oriente. A raz de esta derrota las tierras del noroeste africano se perdieron definitiva-mente para ambos imperios hasta la poca de Justiniano I (527-565).

    BIBLIOGRAFA.- Proc. Guerras III 6, 1-25; Prisco 53, 1-5; Evagrio II 16; Mal. XIV 44 (372-373); PLRE II p. 213 (Basilis-cus 2), p. 345 (Damonicus), p. 498 (Geisericus), p. 599 (Iohannes 25) y p. 710 (Marcellinus 6); BARKER (1924) p. 426; BROOKS (1924) p. 470; SCHMIDT (1924a) p. 283; SCHMIDT (1924b) p. 310-311; FERRILL (1989) p. 159; BLOCKLEY (1992) p. 76; ZOSSO y ZINGG (1994) p. 196-197, 199, 204; WOLFRAM (1997) p. 172-173; CAMERON (2000) p. 553; COLLINS (2000) p. 125; HEATHER (2000) p. 24-25; LEE (2000) p. 48-49.

    AD MERCVRIVM III (promontorium) (el cabo actualmente denominado Bon, en Tnez) (agosto de 468 d.C.) (Invasiones brbaras)

    Las tropas desembarcadas en la costa africana provenien-tes de la escuadra del magister utriusque militiae Flavius Basiliscus (el

    3Marcellinus encontr tan poca resistencia vndala en su ataque a Sardinia

    que puso toda la isla bajo el control del Imperio de Occidente, hasta que el fracaso de la expedicin contra el norte de frica hizo que ese domi-nio se volviera a perder.

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    futuro emperador de Oriente Basilisco) al mando del magistermilitum (general) Flavius Sabinus Antiochus Damonicus quedaron aisladas en la costa tras ver arder a sus barcos por la accin de los brulotes del rey vndalo Genserico (cfr. Ad Mercurium II).Las fuerzas romanas en tierra fueron rpidamente cercadas por los vndalos y aniquiladas. Damonicus fue capturado y Genserico orden que fuese arrojado al mar con su armadura completa, por lo que result ahogado. Procopio de Cesrea da cuenta (cfr. AdMercurium II) de una muerte similar para el dux Ioannes, segun-do en el mando de Basiliscus, por lo que es posible que ambos episodios sean el mismo, pero atribuidos por Procopio a Ioannesy por Malalas a Damonicus.

    BIBLIOGRAFA.- Mal. XIV 44 (373); PLRE II p. 213 (Basilis-cus 2), p. 345 (Damonicus) y p. 498 (Geisericus); COLLINS (2000) p. 125.

    AD PVTEAM (hoy Pleven, Bulgaria) (fines de la primavera o principios del verano de 251 d.C.) (Invasiones brbaras)

    Los godos, dirigidos por su caudillo Kniva, haban invadi-do la provincia bajodanubiana de Moesia Inferior en 250 d.C. El emperador Decio (C. Messius Quintus Decius) se puso en campaa contra ellos acompaado por su hijo mayor Q. Herennius Etruscus Messius Decius (sobre la composicin del ejrcito romano en esta guerra, cfr. Abrittus). Tras algunos xitos iniciales en la campaa de 250 d.C. (cfr. Nicopolis ad Istrum II) la campaa de 251 d.C. se presentaba con buenas perspectivas pues en el primer combate entre romanos y godos, los primeros vencieron en la llanura de a. P., en la provincia de Moesia Inferior, aunque el xito se vio muy mermado con la muerte en combate, alcanzado por una flecha, del hijo del emperador, recientemente (mayo de ese ao) asociado por su padre al trono. La guerra terminara mal para las fuerzas imperiales (cfr. de nuevo Abrittus). Es posible que fuese en esta batalla victoriosa donde Decio empleara contra los godos la misma tctica que ellos emplearan contra l en Abrittus (parece mentira que el emperador fuese cogido en una trampa que l usaba tambin) y que nos describe Mauricio: se trata de localizar dos o tres pasos slidos a travs de una zona pantanosa y situar a la mayor parte de las tropas propias ante ellos, colocando al resto emboscadas. Cuando comienza la bata-lla, las tropas propias simulan huir, hacindolo por donde el terreno es consistente, atrayendo al enemigo a la zona pantanosa, donde, a la vez que ve entorpecida su movilidad, es atacado por los soldados emboscados y por los que presuntamente huan, obteniendo su bando la victoria.

    BIBLIOGRAFA.- Amm. XXXI 5, 16; Eutr. IX 4; Oros. VII 20, 3; Maur. Str. IV 3; ZOSSO y ZINGG (1994) p. 92-93; CHRISTOL (1997) p. 124; BLZQUEZ (1999) p. 276.

    AD SALICES (hoy Jurilovca, Rumana) (finales del verano de 377 d.C.) (Invasiones brbaras)

    Tras la rebelin de los visigodos instalados en el Imperio Romano (cfr. Hadrianopolis II), el emperador occidental Gra-ciano (Flavius Gratianus) envi a su colega oriental, su to Valente (Flavius Valens) algunos refuerzos. As, el comes Domesticorum(oficial de los protectores domestici, una parte de los Scholae Palatinae[la Guardia Imperial]) Flavius Richomeres, lleg a las provincias bajodanubianas con una serie de unidades de infantera proce-dentes del ejrcito de maniobra de las Galliae. Estas unidades estaban muy disminuidas de efectivos, pues muchos de sus hombres haban desertado en la Gallia cuando se les anunci que partan hacia el este. La razn: que preferan quedarse cerca de sus hogares para defender a los suyos pues saban que un debili-tamiento significativo de la frontera occidental, provocara incur-siones de los brbaros transrenanos. Aun as Richomeres pudo engrosar sus fuerzas con las tropas que el dux Pannoniae (jefe de

    las tropas de las provincias de las Pannoniae) Frigeridus (ascendido a partir de entonces a comes rei militaris [general]) iba a conducir al teatro de operaciones. Frigeridus, enfermo, no pudo ir. Richomeres,siguiendo la ruta del ro Ister (nombre del Danuvius [el actual Danubio] en su curso medio y bajo, lleg hasta casi su desembo-cadura, a a. S. (literalmente junto a los sauces), en la provincia de Scythia. All estaban, con tropas llegadas desde el frente persa, dos generales de Valente: el comes rei militaris Profuturus y el magisterpeditum (jefe de la infantera) Traianus. En total, calcula S. Mac-Dowall, no ms de cinco mil o seis mil hombres. En las cercan-as de la ciudad haba un campamento godo, construido en forma de crculo, con carros haciendo las veces de muralla. All, en opinin tambin de MacDowall, habra quizs unos diez mil godos. Los generales romanos decidieron atacar a estos visigo-dos por la retaguardia cuando levantaran el campamento y se pusieran en marcha hacia un nuevo destino. Enterados los visi-godos de las intenciones romanas, estuvieron un tiempo sin moverse, mientras sus mensajeros salan en busca de las bandas que se hallaban saqueando por ah y las concentraban en el campamento de carros. Los romanos, viendo que los visigodos no se movan, fueron a por ellos. Tras llegar a sus cercanas, los romanos instalaron su campamento. Godos y romanos pasaron un da observndose y al da siguiente tuvo lugar la batalla. En primer lugar, iniciando el combate los godos, chocaron ambas infanteras ligeras, haciendo uso abundante de las armas arrojadi-zas. Luego, ya en el cuerpo a cuerpo, las mazas y las espadas visigodas trataban de abrise paso entre la maraa de escudos que protegan a los romanos, inferiores en nmero. Un conato de hundimiento del flanco izquierdo romano fue salvado por la llegada oportuna de un contingente de reserva. La matanza (en ambos lados) se prolong hasta el anochecer, sin ventaja para ninguno de los dos bandos. Con la noche, se suspendi el com-bate y ambos bandos se retiraron a sus campamentos respecti-vos. Los romanos se retiraron desde all a Marcianopolis (hoy umen, Bulgaria), en la provincia de Moesia II.

    BIBLIOGRAFA.- Amm. XXXI 7; XXXI 8, 1; Hidacio Fasti377; PLRE I p. 749 (Profuturus), p. 765 (Richomeres) y p. 922 (Traianus 2); BANG (1924) p. 216; BAYNES (1924b) p. 233; PIGANIOL (1972) p. 186; WOLFRAM (1988) p. 122; ROU-CHE (1996) p. 83; CURRAN (1998) p. 99; MacDOWALL (2001) p. 49-53; FREDIANI (2002) p. 327.

    ADAMCLISI (85 d.C. 86 d.C. y 92 d.C.) (cfr. locus incertus[818] [85 d.C.], locus incertus [820] [86 d.C.] y locus incertus[825] [92 d.C.])

    ADANA (hoy Adana, Turqua) (segunda mitad de 260 d.C.) (Guerras contra los persas)

    Tras la derrota y captura del emperador Valeriano (P.Licinius Valerianus) por los persas en Edessa (cfr. Edessa IV) las tropas del rey persa Sapor I aprovecharon la coyuntura y se lanzaron rpidamente sobre territorio romano. As, tras atravesar la provincia de Syria Coele, llegaron a la de Cilicia, donde, entre otras, tomaron la ciudad de A.

    BIBLIOGRAFA.- RGDS lneas 19-37; Jord. Rom. 287; DOD-GEON y LIEU (1991) p. 57 (3.2.6.).

    ADRANA (fauces) (desfiladero junto a Trojane?, en Eslove-nia) (verano de 351 d.C.) (Guerras civiles romanas [Guerra entre Constancio II y Magnencio])

    Durante el verano de 351 d.C., los ejrcitos de los empera-dores rivales Magnencio (Flavius Magnus Magnentius) y Constancio II (Flavius Iulius Constantius) se preparaban para el enfrentamiento final que dara la victoria a uno o a otro (cfr. Mursa II y III). No conocemos la composicin ni el contingente de las tropas de

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    ambos enemigos, pero en el ejrcito de Magnencio se han identi-ficado la legin I Martia y las de los Fortenses, Ioviani, Herculiani,Praeventores, Superventores y Tricensimani. Seguramente tambin formaran parte de l otras unidades de las tropas fronterizas de las Germaniae y del ejrcito de maniobra de las Galliae, pero no ha quedado constancia de su presencia. Por su parte, en el ejrcito de Constancio, sabemos al menos de la presencia de las legiones de Pannonia I (X Gemina y XIV Gemina) y Valeria (I Adiutrix y IIAdiutrix), pues formaban parte del ejrcito del sublevado magistermilitum per Illyricum (jefe de las tropas del Illyricum) Q. Aurelius Vetranio, que se acababa de someter pacficamente a Constancio, que haba incorporado sus unidades a su ejrcito. Asimismo, caballera pesada armenia (enviada por el rey Arsak III, rey de Armenia, vasallo de Roma) formaba en las filas constancianas. Durante varios meses ambos ejrcitos se observaron, evitando Magnencio el combate frontal, y recurriendo a golpes de mano y emboscadas. En una de estas ltimas un gran contingente del ejrcito de Constancio, que marchaba desprevenido, pues no esperaba el ataque, en direccin a Siscia (hoy Sisak, Croacia), en la provincia de Savia (una escisin de la antigua Pannonia Superior)fue emboscado en el desfiladero de A., en la mencionada pro-vincia, y destruido por las tropas de Magnencio.

    BIBLIOGRAFA.- Juliano I 35c; Zs II 45, 3-4; BAYNES (1924a) p. 60; PIGANIOL (1972) p. 96; BLOCKLEY (1992) p. 17; ZOSSO Y ZINGG (1994) p. 150; HUNT (1998a) p. 20; RODRGUEZ GONZLEZ (2001) (I) p. 43, 84, 290, 305, 360, 436; (II) p. 462, 465, 472, 528.

    ADRANA (flumen) (el ro actualmente denominado Eder, en Alemania) (principios de la primavera de 15 d.C.) (Guerras contra los germanos)

    El legado Germanicus Iulius Caesar, sobrino e hijo adoptivo del emperador Tiberio (Ti. Claudius Nero) y supervisor general de la frontera del ro Rhenus (el actual Rin), cruz el gran ro fronte-rizo a comienzos de la primavera de 15 d.C. a la altura de Mogon-tiacum (hoy Mainz [Maguncia], Alemania) con el ejrcito del distrito militar (an no tena la categora de provincia) de Germa-nia Superior, compuesto por cuatro legiones (II Augusta, XIIIGemina, XIV Gemina y XVI [la futura XVI Gallica], unos diecio-cho mil hombres, habida cuenta que las unidades militares impe-riales nunca, ni en tiempo de guerra, se encontraban al completo de sus tericas plantillas) y unas veinte unidades de auxiliares, tanto de caballera como de infantera, que sumaban unos diez mil soldados ms. Con estas fuerzas Germanicus atac por sorpre-sa a la tribu de los catos a orillas del ro A., haciendo una gran matanza entre ellos. Los ms jvenes pudieron huir y desde la otra orilla del mencionado ro impedan a los romanos tender un puente, cosa que stos consiguieron cuando los disparos de sus mquinas de guerra y sus arqueros alejaron de la orilla a los catos. Los brbaros, viendo las cosas muy mal, intentaron nego-ciar y al final algunos de ellos se pasaron a los romanos y otros se dispersaron por los bosques.

    BIBLIOGRAFA.- Tc. Anales I 56, 1-3; Tc. Ger. 37, 5; SYME (1934b) p. 377; GOLDSWORTHY (1996) p. 97; RODRGUEZ GONZLEZ (2001) (I) p. 86, 334, 349, 380; FREDIANI (2003) p. 410.

    ADRIANPOLIS (324 d.C., 377 d.C., 378 d.C. y hacia 442 d.C.) (cfr. Hadrianopolis I [324 d.C.], II [377 d.C.], III [378 d.C.], IV [378 d.C.] y V [h. 442 d.C.])

    ADVA (flumen) (268 d.C.) (cfr. Aureoli [pons] [268 d.C.])

    ADVATVCA I (hoy Tongeren, Blgica) (otoo de 54 a.C.) (Guerras de Caesar en las Galliae)

    En el otoo de 54 a.C. C. Iulius Caesar, procnsul de las Galliae y de Illyria, distribuy a sus tropas 4 para invernar. La legioXIV y cinco cohortes de otra legin no identificada fueron enviadas a tierras de los eburones, en las cercanas del curso bajo del ro Rhenus (el actual Rin). Con ellos, algn contingente de caballera, al menos un escuadrn auxiliar hispano, Al frente de todos, los legados Q. Titurius Sabinus y L. Arunculeius Cotta. Pare-ce que Titurius deba de ser el comandante del grupo de combate y Cotta el legado de la XIV, segn se desprende de los escritos de Csar, nuestra fuente. Los romanos establecieron y fortificaron sus cuarteles en el territorio designado, en principio con la aquiescencia de Ambirix y Catuvolco, los jefes de los eburones, que escoltaron a los romanos por su territorio hasta que stos construyeron su campamento y los abastecieron de trigo. Sin embargo poco dur la fidelidad de los eburones, ya que a los quince das de estar instalados en el campamento, los leadores romanos que hacan acopio de madera fueron atacados por los guerreros de la tribu. Los leadores se refugiaron en las fortifica-ciones romanas, hasta donde llegaron los atacantes. Sin embargo, stos ya haban perdido el factor sorpresa por lo que desistieron de asaltar el campamento romano.

    BIBLIOGRAFA.- B.G. V 24; V 26; VI 32; Livio Per. CVI 2-3; Din XL 5-6; HIGNETT (1932) p. 563, RAMBAUD (1963) p. 41-42; RODRGUEZ GONZLEZ (2001) (I) p. 354-346; FREDIANI (2003) p. 264.

    ADVATVCA II (hoy Tongeren, Blgica) (otoo de 54 a.C.) (Guerras de Caesar en las Galliae)

    En el otoo de 54 a.C. C. Iulius Caesar, procnsul de las Galliae y de Illyria, distribuy a sus tropas para invernar. La legioXIV y cinco cohortes de otra legin no identificada fueron enviadas a tierras de los eburones, en las cercanas del curso bajo del ro Rhenus (el actual Rin). Con ellos, algn contingente de caballera, al menos un escuadrn auxiliar hispano, Al frente de todos, los legados Q. Titurius Sabinus y L. Arunculeius Cotta. Pare-ce que Titurius deba de ser el comandante del grupo de combate y Cotta el legado de la XIV, segn se desprende de los escritos de Csar, nuestra fuente. Sin embargo los eburones acabaron por rebelarse y atacar a los romanos (cfr. Aduatuca I). Despus de discutir las opciones (Cotta era partidario de quedarse y Sabinusde evacuar el campamento y unirse a otras fuerzas romanas), prevaleci la opinin del segundo y los romanos se pusieron en marcha. Partieron al amanecer, con todos sus bagajes y forman-do una larga columna. Los eburones, mandados por Ambirix y Catuvolco, montaron una emboscada en un profundo y estrecho valle por el que los romanos tenan que pasar, en las cercanas (3 kms.) del campamento que acaban abandonar. Por parte romana, el legado Sabinus se atemoriz, por lo que no pudo dirigir efi-cazmente a sus hombres, todo lo contrario que Cotta, que se esperaba algo parecido y haba prevenido a las unidades puestas bajo su mando. Los romanos quedaron cercados y el temor y el desorden de los soldados de Sabinus se iba transmitiendo a los de Cotta. Por su parte, los eburones procuraban combatir con armas arrojadizas, sabiendo de la superioridad de los romanos en el cuerpo a cuerpo.

    Cuando el combate duraba ya desde el amanecer hasta la hora octava (las 14h00), las prdidas de los romanos empezaron a incluir a significativos oficiales, incluso a Cotta, que fue herido por una pedrada de honda en la cara. Sabinus, cada vez ms asustado, envi a un intrprete a parlamentar con Ambirix, a travs del cual el eburn le prometi respetar su vida si se renda,

    4Que en estos momentos, y junto a contingentes auxiliares de caballera

    e infantera no cuantificados, comprendan diez legiones: las numeradas de la VII a la XV, ms la I, prestada sta por Cn. Pompeius Magnus a su entonces todava amigo (y ex-suegro) Caesar.

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    comprometindose a intentar que sus hombres respetaran tam-bin la de los soldados romanos si stos asimismo deponan las armas. Cotta no se fiaba y propuso seguir combatiendo, por lo que Sabinus y algunos de sus oficiales fueron a entrevistarse con Ambirix, que los entretuvo hasta que sus hombres los rodearon y los mataron. Muerto Sabinus, los eburones intensificaron el ataque sobre los cercados romanos, consiguiendo dar muerte tambin a Cotta. Parte de los supervivientes, conducidos por el aquilifer (el portador del aquila de la legin) de la XIV, L. Petrosi-dius, se abrieron camino hasta el fuerte que acaban de abandonar. Tras poner el aquila a salvo en el interior de las desalojadas forti-ficaciones, Petrosidius cay muerto defendiendo una de las entra-das al campamento. Sin embargo el estandarte acab de todas formas en manos del enemigo ya que el resto de los soldados all refugiados, perdida la esperanza, se suicidaron por la noche. Los nicos que se salvaron fueron los que en lugar de retirarse al campamento, se dispersaron por los bosques, consiguiendo algunos llegar hasta donde estaba invernando el legado T. Labie-nus con una legin, en los confines entre los territorios de los remos y los trveros.

    BIBLIOGRAFA.- B.G. V 29-38; VI 32; Livio Per. CVI 2-3; Front. Str. III 17, 6; Suet. Csar 25; Plut. Csar 24; App. Gall. 1, 4; Floro I 45 (III 10, 7-8); Din XL 5-6; Eutr. VI 17; Oros. VI 10, 1; HIGNETT (1932) p. 563; RAMBAUD (1963) p. 41-42; BRUNT (1971) p. 467; ROLDN (1987) p. 587; GOLDS-WORTHY (1996) p. 80-81, 83, 155; MARTNEZ-PINNA et al.(1998) p. 31 (Ambirix), p. 220 (Julio Csar [3]), p. 367 (Titurio Sabino); CANFORA (2001) p. 129; RODRGUEZ GONZ-LEZ (2001) (I) p. 354-346; FREDIANI (2003) p. 264; GON-ZLEZ ROMN (2004) p. 80.

    ADVATVCA III (hoy Tongeren, Blgica) (otoo de 53 a.C.) (Guerras de Caesar en las Galliae)

    La reconstruida legio XIV (cfr. Aduatuca I y II), al mando de su legado Q. Tullius Cicero (hermano del famoso poltico M.Tullius Cicero), fue enviada por el procnsul C. Iulius Caesar, como su predecesora en llevar ese nmero, a invernar de nuevo a A.,donde qued como custodia del bagaje del ejrcito romano en las Galliae, mientras Caesar, con el resto de su ejrcito (sobre las tropas de Caesar en esta campaa, cfr. Aduatuca I [nota]), some-ta las comarcas de los alrededores. Las fortificaciones del lugar se hallaban en muy buenas condiciones, pues los eburones que haban aniquilado a la primera legio XIV no se haban ocupado luego en destruirlas. El legado Cicero reparti a cinco de sus novatas cohortes por los alrededores en misin de forrajeo, acompaadas un contingente de caballera y por trescientos soldados de otras legiones que haban quedado enfermos en el campamento de la XIV y que ahora, ya convalecientes, se reinte-graban al servicio. Esta vexillatio (destacamento), estaba mandada por el legado C. Trebonius. Cuando todas esas tropas se hallaban fuera del campamento, ste fue atacado por merodeadores ger-manos. Los novatos miembros de la XIV se atolondraron, mientras los atacantes, notada la inexperiencia de sus enemigos, redoblaban sus esfuerzos para entrar en el acuartelamiento. Dentro del mismo haba quedado enfermo uno de los oficiales ms valientes de Caesar, P. Sextius Baculus, centurin primopilo (centurio primus pilus) de una de las legiones (no identificada) del ejrcito de las Galliae, que tom el mando de la defensa hasta que cay herido. En esto, las cinco cohortes que regresaban del forrajeo vieron el panorama, pero de nuevo la inexperiencia de la tropa hizo vacilar a los romanos, lo que dio tiempo a los germa-nos, que haban parado su asalto al campamento creyendo que llegaba Caesar con el resto de sus legiones, a atacarlos ahora a ellos. Los romanos se refugiaron en un cerro cercano, desde donde los veteranos de Trebonius y la caballera, se lanzaron sobre su campamento, en el que lograron refugiarse sin bajas. Los novatos de las cinco cohortes de la XIV lo intentaron tambin,

    pero se metieron en un barranco por equivocacin. Slo la serena actuacin de los oficiales, antiguos soldados de las vetera-nas legiones glicas de Caesar, posibilit la retirada de parte de sus hombres hasta el campamento, aunque muchos de esos oficiales cayeron en el combate. Los germanos no insistieron en el ataque a las posiciones romanas y se retiraron a la orilla orien-tal del Rhenus.

    BIBLIOGRAFA.- B.G. VI 32-33; VI 35; VI 36-41; RAMBAUD (1963) p. 45; GOLDSWORTHY (1996) p. 82, 231.

    ADVATVCA IV (hoy Tongeren, Blgica) (274 d.C.) (Invasiones brbaras)

    Aprovechando la guerra civil romana que estaba teniendo lugar en la Gallia (cfr. Durocatalaunum I), bandas de guerreros francos cruzaron el curso bajo del ro Rhenus (el actual Rin) y, tras atravesar la provincia de Germania Inferior, penetraron en la de Gallia Belgica, donde tomaron al asalto y destruyeron la ciudad de A.

    BIBLIOGRAFA.- WOLFRAM (1997) p. 49.

    ADYS (hoy Oudna, Tnez) (otoo de 256 a.C.) (Primera Guerra Pnica)

    Tras el desembarco en el norte de frica de los cuarenta mil hombres del ejrcito romano que mandaban los cnsules A.Manlius Vulso Longus y M. Atilius Regulus (cfr. Ecnomus [pro-montorium] y Aspis I), el Senado romano, consciente de la dificultad de abastecer a tan gran nmero de soldados en territo-rio enemigo, orden la retirada de la mayora, permaneciendo en la base de Aspis (hoy Kelibia, Tnez) quince mil soldados de infantera (parte de ellos encuadrados en la legio I y otros, proba-blemente, en la legio III 5 y el resto en unidades de aliados itlicos) y quinientos de caballera al mando del cnsul Regulus, con cua-renta barcos de apoyo. Regulus no permiti que su pequeo ejrcito permaneciera inactivo y, dentro de su campaa de hosti-lizacin de los cartagineses, siti la ciudad de A., al sur de Cart-hago (hoy ruinas a unos 20 kms. de Tunis [Tnez], Tnez). Los cartagineses enviaron un ejrcito, mandado por los generales Amlcar (recin regresado de Sicilia con quinientos jinetes y cinco mil infantes), Asdrbal y Bstar, para romper el cerco, pero su precipitacin en el ataque les impidi buscar un mejor terreno para el uso de los elefantes y de su caballera (de mejor calidad que la romana). Los generales cartagineses, preocupados por el poder de las legiones romanas y quiz poco confiados en sus propias tropas, se establecieron en una colina desde donde dominaban el campamento enemigo. El terreno montuoso era malo para la caballera y los elefantes, y el cnsul Regulus lo vio enseguida. Por ello orden a sus tropas ascender a la colina por dos laderas un da al amanecer. Los cartagineses consiguieron rechazar uno de los dos avances (el de la legio I) pero el otro les sorprendi por la espalda. Los romanos rechazados en primera instancia recobraron sus nimos y el ejrcito romano gan la batalla. La caballera y los elefantes cartagineses lograron alcanzar la llanura y retirarse sin ms bajas todava. stas ascendieron a diecisiete mil muertos, cinco mil prisioneros y dieciocho elefan-tes capturados. Las fuentes no cuantifican las bajas romanas. El camino hacia Carthago quedaba as abierto para las tropas roma-nas.

    5En tiempos de la Repblica era costumbre en los ejrcitos romanos

    que de las cuatro legiones reclutadas para los dos cnsules del ao, la I y la III fuesen puestas al mando de uno de ellos y la II y la IV a disposicin del otro.

  • Julio Rodrguez Gonzlez: Diccionario de batallas de la Historia de Roma (753 a.C. 476 d.C.)

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    BIBLIOGRAFA.- Pol. I 7-8 (I 30, 5-14); Livio Per. XVIII 1; Diod. XXIII 11; XXIII 15, 7; App. frica 3; Oros. IV 8, 16; Eutr. II 21, 2; FRANK (1928b) p. 683; ROLDN (1987) p. 187; MARTNEZ-PINNA et al. (1998) p. 68 (Atilio Rgulo [1]); MIRA GUARDIOLA (2000) p. 66-67; MONTAGU (2000) p. 17 (Adys).

    AEBVRA (la posterior Libora, localidad actualmente no identifi-cada, en el centro-oeste de Espaa) (primavera de 181 a.C.) (Conquista romana de Hispania)

    El ejrcito romano de la provincia de Hispania Citerior(unos diecisiete mil hombres entre legionarios [dos legiones, la Vy la VII, a pesar de ser un ejrcito pretoriano] y aliados itlicos [excepto las bajas producidas durante las operaciones ya realiza-das]) fue reforzado por la llegada en la primavera de 181 a.C. de mil quinientos infantes y cien jinetes romanos y tres mil quinien-tos infantes y ciento cincuenta jinetes aliados latinos, que servir-an al menos para cubrir las bajas de la campaa del ao anterior. A estos efectivos hay que aadir un nmero indeterminado, pero en todo caso ms de seis mil, de auxiliares reclutados en la pro-vincia. Todas estas fuerzas estaban a las rdenes del propretor Q.Fulvius Flaccus y con ellas se puso en campaa contra los celtbe-ros a comienzos de la primavera de 181 a.C. El ejrcito romano instal su campamento en las cercanas de A., poniendo una pequea guarnicin en la misma ciudad. Esa ciudad estara situada entre la posterior Augustobriga (hoy Talavera la Vieja, prov. de Cceres, Espaa) y Toletum (hoy Toledo, Espaa). Pocos das despus un ejrcito de treinta y cinco mil celtberos acamp en las inmediaciones, a unos 3 kms. Durante varios das ambos enemigos realizaron descubiertas con sus caballeras, pero siem-pre rehuyendo el combate, hasta que, a medio camino entre los dos campamentos y en un terreno llano, los celtberos plantea-ron la batalla, que no fue aceptada por los romanos, pues el propretor quera cansar al enemigo con una desesperante espera. Unos das despus, en un momento dado el propretor encarg a su legado L. Acilius que se ocultara con un contingente de caba-llera y seis mil auxiliares hispanos en la colina que estaba tras el campamento celtbero y se preparara para caer sobre el enemigo por la retaguardia. Estos combatientes se colocaron en posicin durante la noche. Al amanecer del da siguiente Fulvius envi a C.Scribonius, un prefecto de los aliados, con un pequeo destaca-mento de caballera hasta las cercanas del campamento de los celtberos, con la misin de provocar su reaccin. Conseguida sta, Scribonius y sus hombres se retiraron mientras eran perse-guidos por la caballera y luego la infantera celtberas. Cuando stas estaban a unos 750 m. de la empalizada romana, las tropas del propretor, formadas en el interior de su campamento, salie-ron a la vez por tres de sus puertas, lanzando su grito de guerra, que adems era la seal para que los hombres de Acilius atacaran el campamento celtbero. Los cinco mil celtberos que all haban quedado encargados de su custodia, se llenaron de pnico y el campamento fue tomado casi sin lucha. Acilius orden entonces incendiar la parte de la base enemiga ms visible desde las lneas romanas para sealar as su victoria a sus camaradas. Los celtbe-ros que se estaban enfrentando en la batalla campal a los roma-nos, quedaron un tanto desmoralizados al ver las llamas y los romanos se animaron por lo mismo. Sin embargo, los celtberos, sabiendo que no tendran donde refugiarse si eran derrotados, renovaron el bro de sus ataques. En el centro de la batalla, los celtberos eran duramente presionados por la legio V, pero en el flanco izquierdo romano los auxiliares hispanos estaban empe-zando a ceder y debieron ser apuntalados por la reserva, la legioVII. En ese momento los celtberos fueron atacados desde su propio campamento en llamas por los hombres de Acilius y tambin se uni a la lucha la guarnicin que los romanos haban dejado en A. El resultado fue la derrota de los celtberos, que huyeron en todas las direcciones que pudieron. La caballera se encarg de su persecucin, hacindoles an ms bajas. Los

    celtberos tuvieron en total tres mil muertos, cuatro mil setecien-tos prisioneros y les fueron capturados adems treinta y ocho enseas militares y ms de quinientos caballos. Las bajas del propretor fueron doscientos legionarios, ochocientos treinta aliados latinos y casi dos mil cuatrocientos auxiliares hispanos muertos. El historiador Frontino tambin hace referencia a esta batalla, aunque l, equivocadamente, la sita en la poca de la guerra contra los cimbrios (fines del siglo II a.C.).

    BIBLIOGRAFA.- Livio XL 18, 6; XL 30-32; Livio Per. XL 3; Livio Per. Ox. XL 67; Front. Str. II 5, 8; App. Iber. 42; Oros. IV 20, 31; MONTENEGRO (1982) p. 67; MONTAGU (2000) p. 200 (Aebura); ROLDN (2001) p. 117.

    AECAE (hoy Troia, Italia) (verano de 214 a.C.) (Segunda Gue-rra Pnica)

    Tomada Casilinum (cfr. Casilinum II), las tropas del cnsul Q. Fabius Maximus Verrucosus (dos legiones y sus correspondien-tes contingentes de aliados itlicos, unos veintin mil hombres en total, menos las bajas de la campaa en curso) se dedicaron a recuperar en las regiones suritlicas del Samnium, la Lucania y la Apulia una serie de ciudades que se haban pasado a los cartagi-neses de Anbal Barca. As, en pocos das los romanos tomaron al asalto las ciudades de Compulteria (cfr.), Telesia (cfr. TelesiaII), Compsa (cfr. Compsa I), Fugifulae (cfr.) y Orbitanium (cfr.)(todas en el Samnium). Tambin fueron atacadas (aunque no sabemos si tomadas) la ciudad A. (en Apulia) y la de Blanda (cfr.)(al oeste de Lucania). En todas estas operaciones fueron muertos o hechos prisioneros veinticinco mil enemigos. Igualmente fueron capturados trescientos setenta desertores romanos, que fueron enviados a Roma y all ejecutados.

    BIBLIOGRAFA.- Livio XXIV 20, 3-7; HALLWARD (1930b) p. 77.

    AECLANVM (hoy Grottaminarda, Italia) (fines de primavera o principios de verano de 89 a.C.) (Guerra de los Aliados)

    En el curso de la guerra que enfrent a Roma con sus aliados itlicos por la demanda de stos de que les fuera conce-dida la ciudadana romana, el legado romano L. Cornelius Sullaatac esta ciudad, perteneciente entonces al pueblo itlico de los hirpinos. Los de A. pidieron a Sulla un tiempo para decidirse (rendirse o resistir), con la intencin de ganar tiempo, pues saban que las tropas de otro pueblo itlico, el de los lucanios, se acercaban para ayudarles. Sulla, que saba sus intenciones, les dio una hora y mientras hizo que sus hombres apilaran haces de ramas contra las murallas de A., que eran de madera, y los pren-di fuego. Esto hizo que los aeclanenses se rindieran inmediata-mente. La ciudad fue saqueada como castigo a su actitud prime-ra.

    BIBLIOGRAFA.- Livio Per. LXXV 7; Diod. XXXVII 2, 8; App. Guerras Civiles I 51; Eutr. V 3, 1-4; LAST y GARDNER (1932a) p. 199; FREDIANI (2003) p. 144-146.

    AEGATAE (insulae) (las islas actualmente denominadas Egadi [gatas], al oeste de Sicilia, Italia) (10 de marzo de 241 a.C.) (Primera Guerra Pnica)

    El cnsul 6 C. Lutatius Catulus y su segundo en el mando, el pretor Q. Valerius Falto, tras haberse apoderado el ao anterior de Drepanum (cfr. Drepanum III), reforzaron el asedio y en

    6Aunque esta batalla tuvo lugar en 241 a.C. y Lutatius era el cnsul del

    ao anterior, an no haba finalizado su mandato, pues en esta poca los cnsules tom