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MOMENTO III
3.1 SUSTENTO TEÓRICO
A continuación se presentan los antecedentes o estudios investigativos
previos que tienen relación con la investigación que se realiza. De igual
manera, los fundamentos teóricos que va a sustentar la investigación, el
conjunto de proposiciones o perspectivas, consideradas como sistema de
categorías iníciales del presente trabajo de investigación. Su finalidad es
ofrecer una orientación teórica al estudio, quedando abierta la posibilidad de
ser fortalecidas y consolidadas.
3.2 Estudios Investigativos Previos
Esta sección corresponde a la revisión de estudios investigativos
previos, realizados en los últimos cinco años, En lo esencial, se reseñan
publicaciones vinculadas estrechamente con la investigación. El propósito de
esta consideración es conocer qué se ha investigado sobre la temática. Así,
entre ellos, cabe destacar a: Rivero (2011), quien realizó una investigación
titulada “Proposiciones teórico-prácticas de una gerencia educativa para
controlar y potenciar las emociones que subyacen en el hacer educativo”. El
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estudio tuvo como propósito construir proposiciones teórico-prácticas de una
gerencia educativa considerando la visión y experiencias de los actores
educativos (directivos y docentes) de la Escuela Bolivariana “Eloísa
Fonseca”, para controlar y potenciar las emociones que subyacen en el
hacer educativo. El grupo de actores estuvo conformado por el personal
directivo y docente de la Primera y Segunda Infancia de Educación Primaria,
durante el periodo escolar 2009-2010.
Metodológicamente, la investigación se abordó desde el método
etnográfico, siguiendo las fases: preparatoria, de campo y de análisis;
partiendo desde la realidad de los acontecimientos, para luego ir al campo de
trabajo y recolectar la información a través de las técnicas de la observación
y entrevista. Una vez recolectada la información se organizó, categorizó y
trianguló desde lo expresado y accionado por los actores sociales (directivos
y docentes), desde los teóricos y la interpretación del investigador. Como
hallazgos se obtuvo que, la Gerencia Educativa es vista desde los actores
como el conjunto de actividades que realiza un gerente en el cumplimiento
de sus funciones para orientar de forma organizada y sistemática el rumbo
de la institución, a través de la aplicación de planes propuestos en colectivo.
En lo que corresponde a las emociones develadas, emergieron una
serie de emociones (agresividad, miedo, la rabia, amor, alegría y tristeza),
desencadenadas por situaciones confrontadas entre los actores
participantes. La dificultad surge, básicamente, al momento de gerenciarlas y
manejarlas de forma adecuada, develándose así la falta de autocontrol y de
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habilidades sociales. De igual manera, surgieron emociones positivas tales
como: alegría, felicidad, amor, que dejan entrever relaciones amistosas en
algunos actores en su interactuar. Ante la realidad emergida se configuraron
una serie de proposiciones teórico-prácticas de una gerencia educativa para
potenciar las emociones que subyacen en el hacer educativo.
El citado antecedente constituye un aporte teórico-metodológico para la
presente investigación, por cuanto aborda la teoría de la inteligencia y su
clasificación desde los postulados de Gardner y Goleman, así como la
Gerencia desde diversos teóricos que sirven de referencia al estudio. No
obstante, hay que destacar que aun cuando trata sobre la teoría de la
inteligencia, se centra en la inteligencia emocional, mientras que el presente
estudio gira en torno a la inteligencia social. Salvando esta diferencia,
constituye una guía metodológica, pues está abordada desde el paradigma
cualitativo bajo el enfoque etnográfico, sirviendo de referencia el recorrido
metodológico que realiza el investigador para la construcción de la teoría.
Así mismo, Rincones (2010), realizó una investigación titulada
“Naturaleza emocional del accionar gerencial en la educación inicial desde la
realidad vivida por sus directivos gerentes en el Estado Lara”. La
investigación tiene como intencionalidad conocer las distinciones de juicios y
afirmaciones, y develar los estados emocionales de los directivos gerentes
en educación inicial del estado Lara, respecto a su accionar social-gerencial.
Estudio que tomó como referentes teóricos de las emociones de Echeverría
(1995), Reevee (2003), Goleman (2006) y Maturana (1996).
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El abordaje de la investigación se visualizó desde el paradigma
cualitativo, bajo el enfoque del construccionismo social, fundamentado en lo
ontológico al comprender la vida emocional a través de la acción humana; en
lo epistemológico para establecer relaciones entre lo que se pretenderá
conocer y lo conocido; y desde lo metodológico en el desarrollo del estudio
empleando el método fenomenológico-hermenéutico. Se adoptaron y
aplicaron las técnicas cualitativas de investigación, como entrevista a
profundidad, grupo de discusión y la observación participante.
En lo que se refiere al proceso investigativo, se desarrolló en cuatro
etapas: etapa previa al trabajo de campo, una etapa preparatoria, una de
campo y una de transcripción de información. Como actores sociales se
seleccionaron cinco representantes de instituciones de educación inicial,
directivos gerentes que cuentan con el perfil establecido por la investigadora.
La información que emergió de la realidad se analizó utilizando las
técnicas de análisis del discurso y la categorización. Entre los hallazgos
predominaron los estados emocionales negativos declarados por los actores
sociales, sustentado por los referentes teóricos del estudio, e interpretados
por el capital cultural de la investigadora, que le permitió la construcción de
una configuración teórica sobre la naturaleza de las emociones del directivo
gerente de educación inicial en su accionar gerencial.
El estudio sirve de referencia teórica y metodológica, por cuanto analiza
el accionar social y gerencial del directivo de educación inicial, lo cual está
relacionado con la variable inteligencia social; a la vez se realizó bajo la
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metodología cualitativa, desde lo fenomenológico-hermenéutico, proveyendo
una guía procedimental útil para el presente estudio en cuanto a las técnicas
cualitativas de investigación, como la entrevista a profundidad, grupo de
discusión y la observación participante.
Sin embargo, la variable estuvo referida a las emociones del directivo;
es decir, una dimensión de competencia interna (intrapersonal); mientras que
la inteligencia social básicamente está referida a competencias orientadas al
exterior, a las relaciones con otras personas (interpersonal).
Por su parte Araujo (2007), realizó una investigación sobre inteligencia
emocional y desempeño laboral en las instituciones de educación superior
públicas en la Universidad Rafael Belloso Chacín; con el propósito de
determinar la relación entre la inteligencia emocional y el desempeño laboral
del nivel directivo de las instituciones de educación superior pública del
Estado Trujillo, sustentada teóricamente en los planteamientos de Goleman
(2006), Chiavenato (2002), Robinns (2004) y Benavides (2002).
Metodológicamente se realizó en los parámetros del paradigma
positivista, el estudio fue de tipo descriptivo, cuantitativo, correlacional,
observacional de campo, bajo un diseño no experimental transeccional
correlacional causal; la población fue finita abordándose a través de un
censo poblacional, centrándose en los individuos con responsabilidad
gerencial y jerarquía de supervisores, 13 y 14 sujetos.
Se diseñaron dos instrumentos forma (A y B ), tipo escala Likert,
validados a través del juicio de expertos y del análisis discriminatorio de
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ítems cuya confiabilidad fue estimada con el coeficiente Alpha de Cronbach
nivel de significación en 0,1 con 8 grados de libertad y una t critica de tabla
de t= 2612 (Rtt =0.983 y rtt =0.985 respectivamente) indicando la alta
consistencia, seguridad y equilibrio de los mismos, los resultados fueron
procesados mediante estadísticas descriptivas e inferenciales, elaborando
tablas de frecuencia y porcentajes, estimulando medidas de tendencia
central, dispersión y correlación de Pearson .
Se demostró la existencia de una relación alta y positiva entre las
variables estudiadas en función de lo cual se generaron lineamientos para el
desarrollo de la inteligencia emocional en los directivos de las instituciones
de la Educación Superior.
Aunque el citado estudio se realizó bajo la los parámetros del
paradigma positivista, ya que fue un estudio de tipo descriptivo, con
resultados cuantitativos, el marco conceptual sirve de antecedente a la
presente investigación en lo que respecta a la variable inteligencia en
relación con el desempeño laboral de los directivos en el ámbito educativo.
3.3 Fundamentación Teórica
La presente investigación se encuentra sustentada en la teoría de las
inteligencias múltiples de Gardner (2008), que distingue las categorías de
inteligencia lingüística, lógico-matemática, espacial, musical, corporal y
cinética, interpersonal (inteligencia social) e intrapersonal. Con respecto, al
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enfoque de la inteligencia social, se aborda el modelo de Goleman (2006),
quien divide la inteligencia social en dos grandes categorías, la conciencia
social (lo que sentimos sobre los demás) y la aptitud social (lo que hacemos
con esa conciencia). Asimismo, asume la categorización de las dimensiones
de la inteligencia social, realizada por Albrecht (2007), que recoge cinco
categorías de competencia: conciencia situacional, presencia, autenticidad,
claridad y empatía. En cuanto a la teoría gerencial de las organizaciones, se
aborda desde la óptica de Drucker (2002), quien concibe la gerencia como el
más extraordinario fenómeno social de la sociedad actual.
3.4 Teorías de la Inteligencia
El interés en el campo de la inteligencia comenzó a finales del siglo XIX,
pero durante las últimas décadas se ha convertido en un punto de gran
polémica, entre los investigadores de la educación. Las diferentes
definiciones de inteligencia responden a diferentes puntos de vista y
enfoques. Pero la inteligencia es un término influenciado por la psicología,
de uso reciente, con el cual se definen el conjunto de actividades psíquicas,
o de tipo superior con las cuales el hombre se enfrenta a su contexto. A
continuación una exposición cronológica de las teorías de la inteligencia,
sus postulados generales y sus máximos exponentes.
Para Stern (1912) la inteligencia es la capacidad de adaptarse al medio,
mientras que para Wechsler (1940), es la disposición humana de ejecutar
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acciones intencionales, de pensamiento y adaptación al medio.
Posteriormente, Piaget la define como la forma superior de adaptación del
organismo al medio.
Haciendo historia se tiene que en un principio los esfuerzos
investigativos estuvieron centrados en tratar de definir lo que es la
inteligencia y en la elaboración de pruebas para medirla, bajo el supuesto de
individuos con alto, mediano y bajo nivel intelectual, predeterminado
genéticamente y que no podía ser modificado. El postulado general de
esta teoría es que el aprendizaje es una aptitud estática, constante y
medible.
Entre los principales exponentes de esta teoría están Galton, Binet,
Simon y Wechsler (Bautista 2004). Francis Galton, a fines del siglo XIX,
atribuía dos características básicas a esta habilidad: el nivel de energía
entendida como capacidad de trabajo y la sensibilidad a la estimulación
física. Binet y Simón a principios del siglo XX consideraban la inteligencia
como un conjunto de facultades, sentido común, iniciativa, y habilidad
personal para adaptarse a las circunstancias. Subsiguientemente David
Wechsler, concibe la inteligencia como la capacidad general del individuo
para comprender y enfrentar su entorno.
Otros investigadores además de definir la inteligencia como la
combinación de habilidades y factores que se asocian de una manera
específica para conformar la aptitud global, tratan de ir más lejos y
establecen sus componentes y como se relacionan entre sí. Por su lado,
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Thurstone identificó seis habilidades mentales primarias, además de la
existencia del factor general, las cuales son: comprensión verbal, memoria,
rapidez, percepción de espacio, fluidez oral, razonamiento inductivo (Worell y
Stilwell, 1981).
Es de resaltar que Burt, Jensen y Eysenck (citado por Londoño; 2008),
tratan de ir más allá de la comprensión de la estructura de las habilidades
mentales que supuestamente constituyen la inteligencia, para determinar,
además, cuáles son los factores que influyen en el desarrollo de esa
estructura. Dan el mayor peso al crecimiento biológico como determinante
del desarrollo intelectual y señalan que la inteligencia es un atributo
genéticamente determinado.
Para estos autores, la capacidad mental es general e innata y las
diferencias en la inteligencia dependen de la acción combinada de
numerosos genes. Son muy puntuales al afirmar que al menos 75% de la
variación medida en el coeficiente intelectual, es atribuible a factores
genéticos y aproximadamente 25% a las condiciones ambientales.
En contraste con los teóricos de la inteligencia nombrados
anteriormente, el psicólogo suizo Piaget, junto a Bruner, Reuven, Feuertein
y Gagne, postularon que la inteligencia es una estructura dinámica y
susceptible de ser desarrollada por efectos del ambiente y la experiencia.
Además Sternberg (1992) sostiene que es posible producir cambios en la
estructura cognoscitiva del individuo; de esta manera se alejan del
determinismo genético.
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Piaget (1984) dedica sus esfuerzos a estudiar los cambios
cognoscitivos que se dan en el individuo a través de las distintas etapas del
desarrollo humano. Estos cambios se refieren al proceso de adquirir,
transformar, crear y utilizar un conocimiento. Esta teoría del desarrollo
cognoscitivo define etapas que son secuenciales; el paso de una a otra
depende en gran parte de la experiencia y del ambiente. La misma,
descansa en una explicación sobre dos aspectos muy bien diferenciados: el
del crecimiento biológico, que apunta a todos los procesos mentales como
continuación de procesos motores; y el del crecimiento que resulta de la
experiencia y del ambiente.
Desde la perspectiva Piagetiana, la inteligencia deja de ser un criterio
estático para convertirse en la habilidad de pensar, razonar y actuar de
manera dinámica. La teoría del desarrollo convierte al ser humano en agente
activo de la construcción de su propia inteligencia.
Según Sternberg (1992), son dos las principales concepciones sobre la
inteligencia: las explicitas y las implícitas. Las explicitas incluyen a la
perspectiva psicométrica y la cognoscitiva. Las implícitas, por su parte, se
refieren a aquellas maneras de concebir la inteligencia con base en lo que
opinan los expertos y las concepciones del hombre en común.
Respecto a la perspectiva psicométrica, el referido autor establece que
el diferencial intelectual, muestra las distinciones individuales en la
inteligencia como un conjunto de habilidades identificadas por medio de
pruebas estandarizadas con base en el análisis factorial. La evaluación del
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cociente intelectual o de las habilidades cognoscitivas de corte psicométrico
con estándares unidimensionales, sólo tienen utilidad para predecir el éxito
en el desempeño escolar.
Un elemento primordial de la inteligencia es la flexibilidad en la solución
de problemas. Una persona con inteligencia analítica desarrollada no espera
que el problema le abrume, sino que reconoce su existencia antes de que se
le escape de las manos y da comienzo al proceso de solución. Más
importante es que estas personas definen correctamente los problemas y, en
consecuencia resuelven aquellos a los que realmente se enfrentan y no los
problemas extraños a la situación. Asimismo, plantean cuidadosamente las
estrategias para la resolución, centrándose en la planificación a largo plazo,
antes de apresurarse.
Una característica fundamental y sobresaliente de una persona
inteligente se manifiesta al tomar en cuenta distintos puntos de vista y
brindar suficiente reflexión al planteamiento del problema, en vez de entrar
precipitadamente al trazado de estrategias y acciones para la solución. Este
tipo de habilidad no garantiza la decisión correcta, no obstante las personas
con inteligencia exitosa controlan y evalúan sus decisiones y luego corrigen
sus errores a medida que los descubren.
Gardner, citado por Campbell, Campbell y Dickenson (2000) y
Armstrong (2001), presenta una nueva concepción sobre la inteligencia. En
lugar de considerar la inteligencia humana en términos de puntuación en una
escala estandarizada, la define como la capacidad para resolver problemas
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cotidianos, generar nuevos problemas para resolver y de crear productos y
ofrecer servicios valiosos dentro del propio ámbito cultural.
Refiere el mencionado autor, que la educación y muy especialmente,
las áreas relacionadas con la psicología, han invertido demasiado tiempo en
el estudio de la inteligencia en el salón de exámenes, cuando deberían estar
observando más el mundo real, en busca de ejemplos sobre cómo las
personas resuelven problemas y crean productos que modifican la conducta.
Como resultado de sus estudios, expone la denominada teoría de las
inteligencias múltiples, enfatizando en ella un matiz multicultural respecto de
la cognición humana.
Como puede observarse son diversos los intelectuales en el tema de la
inteligencia. Sin embargo, cabe señalar que uno de los pioneros en utilizar el
término “Inteligencia Emocional”, fueron psicólogos Peter Salovey y
Jhon Meyer, de las Universidades de Harvard y New Hampshire, r
espectivamente.
Más recientemente fue Daniel Goleman, quien en su valiosa
recopilación de investigaciones y artículos profundizo más y popularizó la
teoría de la Inteligencia Emocional. Por otro lado Lawrence Shapiro que con
sus investigaciones preparo el camino para el estudio en profundidad de la
inteligencia emocional. Cabe mencionar a Howard Gadner (citado por
Goleman, 1995; 57), Psicólogo de la facultad de Harvard, que propulso un
proyecto llamado “Spectrum” y que constituye un “plan de estudios que
cultiva intencionalmente una variedad de tipos de inteligencia. Reconoce que
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el repertorio humano de habilidades va mucho más allá de los conocimientos
básicos.
Por otra parte y teniendo en cuenta que una teoría es un conjunto de
enunciados que se relacionan y que intentan explicar una serie de
fenómenos y a la vez sugieren métodos para controlarlos, no queda ninguna
duda que Daniel Goleman (1995: 179) representa uno de los principales
compiladores de las más variadas investigaciones sobre el tema que
relaciona las emociones con inteligencia.
Las investigaciones de Gadner (1995), evidenciaron que la inteligencia
es una facultad referida a una multiplicidad de habilidades. Es así como
identificó los siguientes tipos de inteligencias: lingüística, visual y espacial,
lógica y matemática, física y kinestésica, musical, natural, intrapersonal e
interpersonal; las dos últimas corresponden a la inteligencia social.
3.5 Las Emociones
Diversas con las concepciones que se han manejado de las emociones,
por lo que cabe señalar a Hume (2001, 54), para quien “Una emoción es una
pasión, una impresión indirecta que resulta de asociar una idea que
representa una cualidad de un objeto o con una sensación de placer o dolor
o con otra idea de una cualidad diferente, esta asociación se debe a nuestra
naturaleza. Una visión de la naturaleza humana que pasa por alto el poder
de las emociones es lamentablemente miope, cuando todos sabemos por
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experiencia, que en la configuración de nuestras decisiones, acciones, los
sentimientos cuentan tanto como el pensamiento y a menudo más.
Todas las emociones son impulsos, para actuar, planes inmediatos para
enfrentarnos a la vida, que la evolución nos ha inculcado; es decir; las
emociones conducen a la acción. Una emoción es un estado afectivo que
experimentamos, una relación objetiva al ambiente que viene acompañada
de cambios orgánicos (fisiológicos y endocrinos) de origen innato, influidos
por la experiencia. Las emociones tienen una función adaptativa de nuestro
organismo a los que nos rodea. Es un estado que sobreviene súbita y
bruscamente, en forma de crisis más o menos violentas y más o menos
pasajeras.
Las emociones tienen un carácter adaptativo y las podemos mencionar
como: ira, alegría, asco, tristeza, sorpresa y miedo. Apenas tenemos unos
meses de vida, adquirimos emociones primarias como el miedo, el enfado o
la alegría. Estas emociones se van haciendo más complejas gracias al
lenguaje, porque usamos símbolos, signos y significados.
Cada individuo experimenta una emoción de forma particular,
dependiendo de sus experiencias anteriores, aprendizajes, carácter y de la
situación concreta. Algunas de las reacciones fisiológicas y comporta-
mentales que desencadenan las emociones son innatas, mientras que otras
pueden adquirirse.
Existen seis categorías básicas de emociones, según lo establecido
por Davis y Sherer (1996):
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Miedo: Anticipación de una amenaza o peligro que produce ansiedad,
incertidumbre e inseguridad.
Sorpresa: Sobresalto, asombro, desconcierto .Es muy transitoria .Puede
dar una aproximación cognitiva para saber qué pasa.
Aversión: Disgusto, asco, solemos alejarnos del objeto que nos produce
aversión.
Ira: Rabia, enojo, resentimiento, furia, irritabilidad.
Alegría: Diversión, euforia, gratificación, contentos, da una sensación de
bienestar, de seguridad.
Tristeza: Pena, soledad, pesimismo.
Goleman (1996), precisa que la exploración del cerebro, con nuevos
métodos, por parte de los investigadores, ha permitido descubrir detalles
fisiológicos acerca de cómo cada emoción prepara al organismo para
distintas respuestas, veamos:
Con la ira, la sangre fluye a las manos, el ritmo cardiaco se acelera, la
adrenalina fluye y aumenta la energía.
Con el miedo, la sangre va a los músculos esqueléticos grandes,
el rostro queda pálido, el cuerpo se congela, los circuitos emocionales
del cerebro generan hormonas, el organismo se prepara para la
acción.
En la felicidad, hay aumento de la actividad en un centro nervioso, que
inhibe los sentimientos negativos y favorece un aumento de la energía
disponible y una disminución de los pensamientos inquietantes.
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El amor, los sentimientos de ternura y la satisfacción sexual, dan lugar a
un despertar parasimpático, que es un conjunto de reacciones de todo el
organismo, que genera un estado general de calma.
Una función importante de la tristeza, es ayudar a adaptarse a una
pérdida significativa, produce una pérdida de la energía y el entusiasmo.
Es necesario precisar que estas tendencias biológicas para actuar,
están moldeadas por nuestra experiencia vivencial y por la cultura a la cual
pertenecemos.
Las emociones son importantes para el ejercicio de la razón.Entre el
sentir y el pensar, la emoción guía nuestras decisiones, trabajando con la
mente racional y capacitando o incapacitando al pensamiento mismo. Del
mismo modo, el cerebro pensante desempeña un papel fundamental en
nuestras emociones, exceptuando aquellos momentos en los que las
emociones se desbordan y el cerebro emocional asume por completo el
control de la situación. En cierto modo, tenemos dos cerebros y dos clases
diferentes de inteligencia: la inteligencia racional y la inteligencia emocional,
nuestro funcionamiento vital está determinado por ambos.
3.6 La Inteligencia Emocional
La Inteligencia emocional ha sido abordada desde diversos teóricos
entre los que cabe destacar a Salovey y Mayer (1990), quienes la definen
como la capacidad de controlar los sentimientos, así como los de los demás,
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de discriminar ente ellos, y además, utilizar esa información para guiar
nuestro pensamiento y nuestras acciones.
En el mismo orden de ideas, Cooper y Sawaf (1997) señalan: “La
inteligencia emocional es la aptitud para captar, entender y aplicar
eficazmente la fuerza y la perspicacia de las emociones en tanto que fuente
de energía humana, información, relaciones e influencia” (p.18). En esencia,
todas las emociones son impulsos para actuar, es decir, son planes
instantáneos para enfrentar la vida. La definición anterior lleva a considerar
las emociones como el motor de la capacidad del ser humano para alcanzar
metas de alta calidad de vida, desde adentro y por la interacción con otras
personas.
Sin embargo, es Goleman (1999), quien organiza y promueve los
estudios sobre inteligencia emocional en los últimos años, a través de
investigaciones, cursos, talleres, conferencias, artículos, y libros. Goleman
(ob. cit: 66) la define como “la capacidad de reconocer los sentimientos
propios y ajenos, de poder automotivarse para mejorar positivamente las
emociones internas y las relaciones con los demás”. Este autor señala que la
inteligencia emocional permite la conciencia de los propios sentimientos en el
momento en el que se experimentan, dándole una atención progresiva a los
propios estados internos. Es la capacidad de reconocer no sólo sus propios
sentimientos sino también los de los demás, para así poder manejar y
controlar bien las emociones y tener relaciones más productivas con quienes
le rodean.
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Gardner (2008), presenta una nueva concepción sobre la inteligencia.
En lugar de considerar la inteligencia humana en términos de puntuación en
una escala estandarizada, la define como la capacidad para resolver
problemas cotidianos, generar nuevos problemas para resolver y de crear
productos y ofrecer servicios valiosos dentro del propio ámbito cultural, por lo
que las denomina inteligencias múltiples..
Sobre la base de las ideas expuestas por Gardner, las inteligencias
múltiples son expresiones, manifestaciones y lenguajes. De este modo, se
encuentran influenciadas por la cultura o el entorno al cual cada ser
humano pertenece. Dentro de este orden de ideas, constituyen instrumentos
a ser utilizados y manejados en el proceso de aprendizaje, para resolver
distintos tipos de problemas y, para crear.
Para Armstrong (2001, p. 20), las inteligencias múltiples son:
Competencias o habilidades que todos los individuos poseen en menor o mayor grado desarrolladas y que permiten afrontar los retos de la vida, así como también el procurarnos bienestar y placer en altas dosis. Esta teoría proporciona una base sólida sobre la cual identificar y desarrollar un amplio espectro de habilidades en cada individuo. Desde lo señalado por el autor, se puede decir que las inteligencias
múltiples son las capacidades y habilidades que posee toda persona para
desenvolverse y enfrentarse ante las situaciones del día a día que le depara
la vida. Con relación a las inteligencias múltiples, Campbell, Campbell y
Dickenson (2000) y Armstrong (2001), describen los 8 tipos distintos de
inteligencias planteados por Gardner, que comprenden habilidades, talentos
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o capacidades mentales que van más allá del cociente intelectual de una
persona. Estos tipos de inteligencia son:
La inteligencia lingüística, la cual consiste en la capacidad de pensar en
palabras y de utilizar el lenguaje para expresar y apreciar significados
complejos.
La inteligencia lógica-matemática, la cual permite calcular, medir,
evaluar proposiciones e hipótesis y efectuar operaciones matemáticas
complejas.
La inteligencia espacial, proporciona la capacidad de pensar en tres
dimensiones. Permite al individuo percibir imágenes externas e internas,
recrearlas, transformarlas o modificarlas, recorrer el espacio o hacer que los
objetos lo recorran y producir o decodificar información gráfica.
La inteligencia corporal-kinestésica. La misma permite al individuo
manipular objetos y perfeccionar las habilidades físicas.
La inteligencia musical. La misma resulta evidente en los individuos
sensibles a la melodía, al ritmo, al tono y a la armonía.
La inteligencia interpersonal, es la capacidad de comprender a los
demás e interactuar eficazmente con ellos.
La inteligencia naturalista, consiste en observar los modelos de la
naturaleza, en identificar y clasificar objetos y en comprender los sistemas
naturales y aquellos creados por el hombre.
La inteligencia intrapersonal, se refiere a la capacidad de una persona
para construir una percepción precisa respecto de sí misma y de utilizar
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dicho conocimiento para organizar y dirigir la propia vida. Estas dos
inteligencias la intra e interpersonal son denominadas por Gardner como
Inteligencia Social o Personal, que constituye la capacidad para relacionarse
con los demás. Inteligencia que es objeto de estudio en esta investigación y,
que será desarrollada más adelante.
Todas las personas normales poseen cada una de estas inteligencias
en un cierto grado, pero difieren en la manera como se combinan y en el
nivel en que se utilizan, el cual es muy personal. Gardner señala que la
inteligencia no debe limitarse a aquellas que él ha identificado, no obstante,
considera que las ocho nombradas proporcionan un panorama más preciso
de la capacidad humana del que proponen las teorías unitarias previstas.
Dentro de este modelo de inteligencias múltiples se inscribe la inteligencia
social, que por constituir el centro de estudio se explica con mayor detalle a
continuación.
3.7 La Inteligencia Social
Los investigadores y teóricos llevan décadas dilucidando sobre la
noción de la inteligencia social, con resultados ambiguos en la mayor parte.
En 1920, eminentes investigadores como Thorndike intentaron identificar un
conjunto único de habilidades, diferentes de las asociadas a la idea
tradicional de la inteligencia intelectual, capaz de medir la competencia social
de una personal y, a ser posible, predecir su éxito en el trato con los demás.
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Por otra parte, pioneros del coeficiente intelectual como Wechsler
(1939), sostenían que la inteligencia social no es más que inteligencia
general aplicado a situaciones sociales. Los intentos de correlacionar
medidas de sociabilidad con los primeros tests de inteligencia cosecharon
resultados poco concluyentes. Los académicos se han mantenido ocupados
desde entonces, tratando de descomponer el concepto de la eficacia social
en un conjunto aceptable de dimensiones o categorías con la esperanza de
diseñar maneras científicamente rigurosas de medirlas.
Como resultado, se ha encasillado el concepto de inteligencia social en
una vieja categoría familiar y reformulado con un antiguo nombre, pasando
por alto su potencial significado. Tales definiciones simplistas de las
habilidades de interacción han limitado el entendimiento de la inteligencia
social como un concepto más amplio, y han llevado a mucha gente a
conformarse con enfoques comunes en lugar de buscar un modelo operativo
más sólido.
El argumento a favor de desarrollar un modelo más completo de la
eficacia humana, que supere la vieja construcción de las habilidades
personales, postula que semejante modelo puede servirle a una persona de
plataforma mental para entender las situaciones sociales, o contextos en los
que tienen lugar las interacciones, y de paso permitirle diseñar una respuesta
a una situación única sin sentirse dependiente de un repertorio fijo de
cosas que decir, maneras de decirlas o tácticas conversacionales
preprogramadas.
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Alrededor de los años 80, el profesor Gardner se interesó por varias
discrepancias que surgían de las pruebas psicológicas, como, por ejemplo, el
fracaso en la vida personal de algunos con puntuaciones muy altas de
coeficiente intelectual; así como el hecho de que las pruebas de competencia
mental pasaban por alto ciertos aspectos obvios de la capacidad humana,
tales como la competencia artística, música, atlética, literaria y social. El
mencionado autor, llegó a la conclusión de que el concepto de inteligencia
como medida singular de competencia debía desaparecer y postuló que los
seres tienen una gama de competencias clave, de inteligencias que existen
en diferentes proporciones en diferentes personas.
Con ese modelo de las inteligencias múltiples de Gardner(2008), la
teoría se puso a la altura del sentido común, aun cuando al momento de
escribir estas líneas se continúa explorando diversas dimensiones
categóricas. Sin embargo, su concepto de las inteligencias múltiples ha
alcanzado el grado necesario de aceptación en determinados sectores, ante
todo la educación y los negocios.
Desde esta óptica, Albrecht (2007), señala que la inteligencia social es
la capacidad de comportarse con habilidad en un abanico de situaciones
sociales (hablar con el jefe, participar en una reunión, realizar una
presentación ante un grupo), se basa en algo más que el simple
conocimiento de un conjunto de habilidades o procedimientos específicos; y
que la eficacia de las relaciones humanas no se puede reducir a un simple
paquete de habilidades personales; pues dichas relaciones conllevan una
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cierta profundidad y amplitud de sabiduría vital, un profundo conocimiento de
la propia cultura y de otras, el saber acumulado que procede de la constante
observación, el aprendizaje de lo que funciona y lo que no funciona en las
situaciones humanas.
Hablar de la inteligencia social implica comenzar por definirla desde su
concepción epistemológica, la cual según Goleman (2006), es “la capacidad
para relacionarse, capacidad de relación que tiene todo ser humano”. De
acuerdo con Albrecht (op.cit.), “es la capacidad para llevarse bien con los
demás y conseguir que cooperen con nosotros”; es decir, implica, por una
parte, una comprensión básica de la gente (una especie de conciencia social
estratégica) y, por la otra, un conjunto de habilidades para interactuar de
manera exitosa con ella. Sostiene que ante la expresión “inteligencia social”
existe una especie de reacción automática estereotipada.
En otras palabras, Goleman (2008), define la inteligencia social como la
capacidad humana para relacionarse, integrada por la sensibilidad social que
incluye los sentimientos por otros y la capacidad de relacionamiento que
facilita el desarrollo de la sensibilidad social.
Sin embargo, el descubrimiento más importante de la neurociencia es
que el sistema neuronal está programado para conectar con los demás, ya
que el mismo diseño del cerebro torna al hombre sociable, al establecer
inexorablemente un vínculo intercerebral con las personas con las que se
relaciona. Ese puente neuronal lo deja a merced del efecto que los demás
provocan en su cerebro y viceversa.
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Goleman (op.cit.), revela las claves neurológicas de las relaciones
humanas y explica que “estamos programados para conectar” con los demás
y que las relaciones interpersonales tienen en un impacto profundo en la vida
de la gente. Los seres humanos tienen una predisposición natural hacia la
empatía, la cooperación y el altruismo y por lo tanto necesita desarrollar la
inteligencia social. El trato cotidiano con padres, parejas, jefes, amigos, e
incluso con extraños, conforman el cerebro y afecta a todas las células del
cuerpo hasta el nivel de los genes.
Las relaciones interpersonales poseen un impacto biológico de largo
alcance porque afectan a las hormonas que regulan tanto el corazón como el
sistema inmunológico, de modo que las buenas relaciones interpersonales
actúan como las vitaminas y las malas relaciones como el veneno.
Los ingredientes de la inteligencia social, según Goleman (2006), son:
Conciencia social, que se refiere a la capacidad para ser sensible al estado
interno de otra persona, para percibir las señales emocionales no verbales y
para comprender sus sentimientos, pensamientos e intenciones. La aptitud
social, que permite establecer interacciones efectivas, tomar en cuenta las
necesidades de los demás y actuar en consecuencia. No es suficiente tener
conciencia social, es decir percibir como se sienta otra persona o saber lo
que piensa o cual es su intención sino que es necesario aprender a construir
interacciones fluidas y eficaces.
De manera similar, Albrecht (2007), propone un modelo que define
como SPACE, compuesto por competencias y habilidades para tener éxito
53
en las relaciones con otros. Señala las siguientes dimensiones de la
inteligencia social:
Conciencia Situacional, se puede pensar en esta dimensión como en
una especie de “radar social”, o la capacidad para leer situaciones e
interpretar los comportamientos de la gente en esas situaciones, en términos
de posibles intenciones, estados de ánimo y proclividad a interactuar.
Presencia, conocida a menudo como “porte”, la presencia incorpora un
abanico de patrones verbales y no verbales, la propia apariencia, la postura,
la calidad de voz, los movimientos sutiles, todo un repertorio de señales que
los demás procesan en una impresión evaluativa de una persona.
Autenticidad, los radares sociales de la gente a menudo captan
numerosas señales del comportamiento que las conducen a juzgar a sus
semejantes como honestos, abiertos, éticos, fiables bienintencionados.
Claridad, la capacidad para expresarse, ilustrar ideas, transmitir datos
de claridad y precisión y articular puntos de vista y cursos propuestos de
acción, facilita que los demás brinden su cooperación.
Empatía, yendo un poco más allá de la connotación habitual de
identificarse con alguien o simpatizar con él; Albrecht (2007) define la
empatía como un sentimiento compartido entre dos personas.
Como puede notarse, el concepto de inteligencia social está referido a
las dinámicas de relaciones personales que involucran el desarrollo colectivo
del ser humano en armonía con su entorno. En consecuencia, la inteligencia
social o personal, vista en términos colectivos, vendría a ser la capacidad
54
humana que tienen los actores sociales para interactuar unos con los otros
en el contexto en que se desenvuelven. Por ello, se abordará desde las
relaciones interpersonales que se manifiestan entre los miembros de las
instituciones educativas.
A continuación se explicará en detalle cada una de las cinco
dimensiones clave de la inteligencia social propuesto por Albrecht (2006), lo
cual ofrece un marco para definirla, medirla y desarrollarla; partiendo del
concepto de Gardner de la inteligencia social como dimensión legítima de la
competencia humana.
3.8 Conciencia Situacional
La Conciencia Situacional incluye un conocimiento de los hologramas
culturales: los patrones, paradigmas y reglas sociales de trasfondo que
gobiernan diversas situaciones. Significa saber apreciar los diversos puntos
de vista que tal vez posean los otros, y un sentido práctico del modo en que
la gente reacciona al estrés, el conflicto y la incertidumbre.
Tener un buen radar situacional significa tener un respetuoso interés en
las demás personas, eso implica no estar centrado en sí mismo, absorto en
sus propios sentimientos, necesidades e intereses y cerrado a los de las
demás personas pues es probable que le cueste conseguir que lo acepten,
compartan su forma de ser, lo aprecien y cooperen con él. Desarrollar el arte
de la conciencia situacional implica el saber cuándo hablar y cuándo callar;
55
ser capaces de evaluar la situación y ser capaces de ofrecer la mejor
respuesta de acuerdo con el radar intuitivo y la inteligencia a tiempo real.
Toda interacción humana tiene lugar en un contexto. Al margen de
quién interactué con quién, dónde o cómo, siempre existe el entorno de
algún tipo para el intercambio. No puede existir interacción humana sin un
contexto en el que producirse, por eso el contexto crea significado y el
significado aportado por el contexto configura el comportamiento de quienes
lo ocupan.
Para poder adiestrarse en la observación de la dinámica de los
contextos sociales y el aprovechamiento eficaz de lo que se observa es
necesario saber lo que hay que buscar, aunque los contextos sociales
pueden presentar una notable complejidad y una rica variedad se pueden
presentar en una subdivisión de tres subcontextos bastante simples:
El contexto prosémico significa la dinámica del espacio físico en el cual
interactúan las personas, las maneras en que se estructuran ese espacio y
los efectos del espacio sobre su comportamiento. Todo espacio diseñado por
el hombre tiene su significado aparente, lo que le dice a quienes entran en él.
Los seres humanos estructuran el espacio e interpretan el significado del
espacio; se comportan de acuerdo con las señales transmitidas por el
espacio que los rodea; incluso los seres humanos son capaces de
estructurar el espacio imaginario, es decir el espacio vacío entre elementos
estructurales, situándose de determinada manera e invitando a los demás a
ocupar determinadas ubicaciones. Los antropólogos que estudian la ciencia
56
de la prosémica identifican cuatro zonas espaciales básicas que los seres
humanos demarcan y que utilizan para expresarse y controlar sus relaciones
con los demás, estas son:
Espacio Público: la zona extensa en la cual las personas pueden
coexistir sin interactuar oficialmente de ningún modo significativo.
Espacio Social: una zona más inmediata, dentro de la cual las personas
interactúa, o deberían, interactuar de manera algo directa.
Espacio Personal: la burbuja prosémica que rodea a una persona, que
demarca sus límites personales y dentro de la cual se espera que los demás
reconozcan la individualidad de esa persona.
Espacio Íntimo: la pequeña región que rodea y toca directamente el
cuerpo de una persona, dentro de la cual el contacto directo con otra persona
implica una interacción personal, emocional o sexual íntima
El Contexto Conductual se refiere a los patrones de acción, emoción,
motivación e intención que aparecen en la interacción entre las personas
participantes en la situación. Es posible obtener una vívida imagen de la
fuerza de los contextos prosémicas y conductuales observando situaciones
en la que las personas llevan consigo expectativas muy diferentes. Los
sociólogos identifican muchos sistemas de identificación como los
relacionados con la ropa, la joyería, los sombreros, los tatuajes y demás
ornamentos como indicadores de clase o de afiliación a una subcultura bien
definida. El conjunto de las reglas, costumbres, expectativas y normas sobre
el comportamiento compartidas de los participantes parte de cualquier
57
contexto conductual, en cualquier situación y si una o más de las personas
de una situación concreta no comparten ciertos de esos códigos, pueden
surgir conflictos.
El contexto semántico son los patrones de lenguaje empleados en el
discurso, que indican la naturaleza de las relaciones, las diferencias de
estatus y clase social, los códigos sociales imperantes y el grado de
comprensión creado por los hábitos de lenguaje.
Las palabras son mucho más que meros símbolos y señales
inanimados, son la estructura misma del pensamiento; es por eso que Alfred
Korzybski, un respetado estudioso de la psicología del lenguaje acuñó el
término semántica general para describir su teoría de cómo la estructura del
lenguaje configura el pensamiento humano, y en particular cómo ciertos
hábitos de lenguaje contribuyen al conflicto, los malentendidos e incluso el
desajuste psicológico. Korzybski también menciono que en la actualidad se
vive en un entorno semántico y que ese entorno consiste en hábitos der
lenguaje, tradiciones, símbolos, significados, implicaciones y connotaciones
compartidos dentro de los cuales interactuamos y tratamos de hacernos
entender entre nosotros.
3.9 Presencia
La Presencia es el modo en que una persona puede afectar a otros
individuos o grupos de personas a través de la apariencia física, el talante y
58
la actitud, el lenguaje corporal y el modo de ocupar espacio en una
habitación. La presencia se suele mirar desde el punto de vista externo, sin
embargo también posee una importante dimensión interior ya que el propio
estado mental influye en la representación del yo.
La presencia radica en parte en vivir el momento, estar disponible, de
manera no solo física sino también emocional para el cónyuge o la persona
querida, para los hijos, los compañeros y colegas de trabajo para la gente
que lo necesite en ese momento. Se trata también de una cuestión de
equilibrio, ser capaz de calibrar el compromiso emocional de cara a esas
situaciones en las que es precisa una conexión humana, sin excederse ni
perder la perspectiva, eso exige autoconocimiento y sensatez emocional.
En el tema de la presencia el carisma juega un rol fundamental, el
carisma es aquello especial que separa a unas personas de otras, sin
embargo la gama de variación a lo largo del espectro del carisma, y en
especial en los niveles superiores, es algo más difícil de detallar; para poder
comprender el carisma es necesario observarlo en tres de sus variedades
características, en función de su impacto sobre los demás; existe carisma
oficial, carisma artificial y carisma ganado.
El carisma oficial es aquel que lleva consigo un líder mundial, un político
muy conocido, un hombre de negocios altamente visible o cualquiera que
recibe una ceremonia intrínseca a gran escala, a menudo pública, siempre
que llega a alguna parte, para ellos el carisma forma más parte del territorio
que de la persona en sí.
59
El carisma artificial es aquel creado para los niños mimados en los
medios de comunicación del momento. Se basa en gran medida en la
oportunidad por encima de talento, los bombazos por encima del
comportamiento ejemplar y la capacidad de ser más guapo, escandaloso y
provocador que los demás, que no han querido sacrificar su humanidad o
dignidad en aras de la fama.
El carisma ganado es la provincia especial de unos pocos elegidos, que
saben lo que tienen pero rara vez lo explotan. En este nivel los poseedores
de este tipo de carisma se lo han ganado gracia a la importancia del trabajo
en su vida, está profundamente arraigado no en el dinero o poder político
electo, sino en los logros, la grandeza y un sentido del ser mismo. El carisma
ganado no consiste en amasar fama y seguidores; radica en el total sumado
en sus vidas.
Tener presencia incluye ser respetuosos con las personas que nos
rodean y manifestar un interés en ellas más real que impostado y la
presencia en la inteligencia emocional antepone el dar a la gente al recibir de
la gente.
3.10 Autenticidad
Esta dimensión revela lo honesta y sincera que una persona es con la
gente que la rodea y consigo misma en cualquier momento dado. La
autenticidad se basa en el deseo y la capacidad para permitirse ser real, no
60
falso, o artificial. Es el modo en el que una persona se conecta con otros
para haceros merecedores de su confianza. Es la diferencia entre ser
genuino y ser artificial. Es una confianza o creencia q la persona demuestra
tener en sí misma, que le permite asumir con autoridad y una propiedad
reales en el propio espacio o lugar.
En el contexto de la inteligencia social, para que la persona sea
autentica conlleva algo más que limitarse a ser ella misma; también supone
ser capaz d establecer conexiones genuinas con otras personas, lo que
exige una buena dosis de empatía y compasión. Es posible que una persona
posea algunas habilidades personales bien desarrolladas y aun así carecer
de la profundidad emocional necesaria para ser considerada socialmente
inteligente de verdad. En la terminología de la inteligencia social, lo que
algunos psicoterapeutas califican de narcisismo o amor propio maligno, se
tilda sin más de carencia de autenticidad.
El narcisismo y el altruismo ocupan polos opuestos de la motivación
humana; pocas personas son altruistas del todo y la mayoría son narcisistas
hasta cierto punto. El narcisismo se hace patológico cuando hace que una
persona sea incapaz de entablar relaciones bidireccionales de mutualidad,
generosidad y apoyo. El equilibrio entre el narcisismo y el altruismo expresa
la salud emocional, en especial la sensación de autoestima.
La esencia del comportamiento inauténtico es el patrón de intentar
satisfacer las propias necesidades de manera encubierta en lugar de con
honestidad y cooperación, a esto se le llama juego transaccional, el cual
61
tiene como objetivo encubierto, hacer que el blanco se sienta mal de alguna
manera; puede ser ira, frustración, remordimiento o cualquier otro
sentimiento negativo; también existen las personas que parecen incapaz de
hacer un cumplido generoso a los demás ya que creen de manera
subconsciente que alabar a los demás de algún modo se devalúan ellos
mismos, por eso hacen comentarios que al principio suenen como un
cumplido de verdad pero en cuanto se rumia sale a flote su verdadero
propósito que es hacer sentir mal a la otra persona.
Las personas ferozmente competitivas, o ambiciosas hasta el extremo,
a veces hacen gala de una especie de tacañería emocional. Están
demasiado enfrascadas en mantener a flote su propio sentido tambaleante
de autoestima para nutrir y apoyar a los demás; algunas personas con
autoestimas bajo se las apañan para idear cumplidos que hagan sentirse mal
a los demás.
3.11 Claridad
Esta dimensión mide la capacidad de la persona de expresar sus
pensamientos, opiniones, ideas e intenciones claramente. La eficacia
comunicativa no es un fenómeno infrecuente de competencia comunicativa.
Por sencillo que parezca este criterio, enmascara diversas cuestiones
complejas. En primer lugar, es posible que los comunicadores no sean
conscientes de sus objetivos y, por tanto quizá no sepan apreciar del todo su
62
propia eficacia. En segundo lugar, el desconocimiento de sus objetivos
significa que pueden lograrse resultados deseados por accidente. En tercer
lugar, y relacionado con lo anterior, la eficacia es semejante al poder, y por
tanto una extensión de los principios atributivos de identificarse como locus
causal.
Los seres humanos viven en un mundo de palabras. Aun así,
sorprendentemente, pocos de nosotros parecemos entender el poder del
lenguaje como medio del pensamiento y expresión. Las más de las veces
una conversación o la presentación de un argumento o un punto de vista son
un poco más de un volcado de cerebro, una torrente de palabras que surgen
tal y como acuden a la mente. Es relativamente rara y por lo general muy
efectiva la persona que ha aprendido a utilizar el lenguaje como activo
estratégico.
Muchas personas adoptan un habla de rol, es decir, un patrón
personalizado de discurso cuando tienen que hablar en alguna atribución
oficial, este fenómeno que habla de rol invita a la especulación sobre las
decisiones subconscientes que toma el hablante y los posibles beneficios
que pueda haber concluido que arrojará una declaración cuidadosamente
construida; sin embargo, el propio lenguaje puede provocar que los oyentes
estimen al hablante como una persona emocionalmente reprimida,
hipercontrolada y carente de coraje intelectual.
A diferencia del habla de rol, el habla real parece exigir algunas
habilidades adicionales: el hablante tiene que convertir un conjunto de
63
hechos y posiblemente escoger que hechos compartir en una historia que
interese a sus oyentes y que conecte sus intereses. Eso podría precisar la
elección de una metáfora sencilla en torno a la que organizar la explicación.
Quizá conlleve dramatizar una situación hasta formar una fábula con
moraleja coherente.
Para el ser humano una simple mejora del vocabulario le puede ayudar
a articular mejor pensamientos e intenciones. El uso de metáforas puede
ayudar a que las ideas calen en los demás.
Por analogía o metáfora se puede llevar a los oyentes hasta el grado
más bajo de detalle o el nivel superior de generalidad, se pueden comunicar
ideas lo cual significa escoger términos, figuras retóricas, expresiones,
analogías y, por supuesto, metáforas que sitúen el proceso de pensamiento
del oyente en el nivel deseado que esté.
Las metáforas en particular merecen una especial atención como
herramientas para la claridad de pensamiento y comunicación; ellas
proporcionan un modo eficiente de escribir o hablar para ayudar a las
personas a comprender el mensaje.
Los estudios en psicología del lenguaje han revelado que hay
implicaciones en el lenguaje que no las expresan las frases en sí, se trata de
metamensajes, es decir, mensajes sobre mensajes; el tono de voz del
hablante, su expresión facial y su talante general pueden amplificar o
debilitar el contenido afectivo que transmite la selección concreta de
palabras.
64
Ciertos patrones de lenguaje sean restrictivos, agresivos o dogmáticos
en sus implicaciones, pueden enajenar a los demás y contaminar el proceso
de la comprensión; estas variedades lingüísticas se pueden calificar como
lenguaje sucio, no en el sentido de que sean obscenas, sino en el de que
enturbian la comunicación. El lenguaje sucio abarca las variedades de frases
y elecciones de palabras susceptibles de intimidar u ofender, enfurecer,
enajenar o confundir a los demás. El lenguaje limpio, en cambio, utiliza
patrones verbales más neutrales y elecciones de palabras que inviten a la
empatía, la apertura de miras y el libre intercambio de ideas.
Una de las habilidades fundamentales de la claridad es la consciencia
de esos fenómenos psicológicos del lenguaje situados en un estrato más
profundo que conlleva la capacidad de supervisar el propio uso de los
patrones de lenguaje y del de los demás, además de evitar ciertas patologías
verbales que pueden causar malentendidos, conflictos e incluso desajustes
psicológicos, tanto individuales como colectivos.
Las personas que no han adquirido las habilidades de claridad tienden
a decir cualquier cosa que se les ocurra, en el orden en que se les ocurra.
Muchas de ellas no entienden la diferencia entre un volcado de cerebro sin
formatear y una estrategia conversacional cuidadosamente elegida; pueden
comenzar a explicar algo a alguien sin haber conseguido la plena atención
de esa persona; o comienzan por la mitad de una idea en vez de encontrar
un trampolín lógico; es posible que sobrecarguen a los oyentes con
demasiada información, sin orden lógico ni concatenación de las ideas.
65
Es por ello que la persona que quiere influir en su oyente con sus ideas
y conseguir la máxima cooperación de parte de ellos debe presentar la
información de un modo que facilite que sus cerebros lo procesen.
3.12 Empatía
Esta dimensión de la empatía ayuda a la persona a contemplar hasta
qué punto es consciente y considerado con respecto a los sentimientos
ajenos. La connotación habitual de ser empático significa identificarse con
otra persona y apreciar o compartir sus sentimientos. Sin embargo, en el
contexto de la inteligencia social, existe un nivel adicional de profundidad, es
decir, la sensación de conexión que inspira a la gente a cooperar.
En la inteligencia social se define la empatía como un estado de
sentimientos positivos entre dos personas, lo que suele entenderse por
compenetración.
El sentido común indica que las personas tienen más posibilidades de
cooperar, mostrarse de acuerdo, apoyar, ayudar si tienen buena relación con
la otra persona y comparten con ella una sensación de respeto y afecto
mutuos. El que una persona logre empatía con otra significa conseguir que
comparta un sentimiento de conexión con ella que la conduzca a moverse
con y hacia ella, en vez de contra y lejos de ella.
El estado opuesto es la antipatía, un sentimiento que provoca que la
persona se desplace lejos y contra la otra.
66
Para cosechar los beneficios de la edificación de la empatía se debe
hacer dos cosas:
Desechar los comportamientos tóxicos, estos son aquellos
comportamientos que hacen que las demás personas se sientan devaluadas,
inadecuadas, furiosas, frustradas o culpables.
Fomentar los comportamientos nutritivos, los cuales consisten en hacer
sentir a las personas valoradas, capaces, queridas, apreciadas y respetadas.
Las personas de elevada inteligencia social, las que son
primordialmente nutritivas en su comportamiento, se vuelven magnéticas
para los demás; pero las personas de baja inteligencia social, las que
exhiben un comportamiento eminentemente tóxico para los demás, actúan
como antimagnéticas. Por ello no es realista pensar que se puede maltratar a
las demás personas mediante insultos, hacer que se sientan insignificante,
desdeñadas o indignas de recibir un alago y luego pretender que esas
personas se sientan conectadas con quien las maltrata.
Para ser nutritivos hace falta más que no ser tóxicos, ya que el evitar la
antipatía solo lleva a ser apáticos, conseguir la apatía exige un compromiso
activo.
Para cimentar la empatía también es necesario mostrar atención,
aprecio y afirmación. Atención se refiere a que la persona debe salir de salir
de las burbujas mentales y sintonizar con los demás en cuanto a
individuos únicos. A todos los seres humanos les gusta que les presten
atención, los escuchen y los tomen en serio. Quienes fingen su interés en los
67
demás a menudo se delatan con indicios no verbales que contradicen la
fachada.
La mejor manera de mostrar interés en alguien es interesarse en ese
alguien. Una intención genuina de escuchar, y a ser posible aprender de
alguien, se transluce en el comportamiento consciente e inconsciente.
Una variedad muy eficaz pero menos conocida de atención es la
sincronía no verbal, que significa ajustar la postura corporal, la orientación
física corporal y los gestos a los de la otra persona. La sincronía verbal
también ayuda a fomentar la empatía y es el hábito de reflejar las palabras,
expresiones y figuras retóricas de la otra persona.
Aprecio es la capacidad de la persona de aceptar a los demás tal y
como son, aunque exista discrepancia en las opiniones políticas o religiosas,
recordando que cada persona tiene su respectivo lugar en el planeta; eso
significa que los indicios de las persona deben transmitir a los demás
aceptación, o al menos ausencia de rechazo o animosidad. A parte de las
señales naturales que se hacen para demostrar que se les acepta y se les
aprecia su derecho de decidir quiénes ser y que cosas hacer también existen
otras maneras de reforzar el vínculo de respeto mutuo, esto se hace
utilizando un patrón de lenguaje semánticamente flexible y considerado, libre
de dogmatismo, sarcasmo, opinionitis, polarización y dicotomía.
La afirmación es muy importante ya que los seres humanos necesitan
que se les afirmen al menos en tres niveles: amabilidad, capacidad y
dignidad, esto es ya que cada persona merece afecto; sentir que se les
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respeta por aquello de lo que son capaces y que se les reconoce como
personas dignas; es por ello que los cumplidos sinceros y genuinos obran
milagros.
Esquemáticamente, puede representarse estas dimensiones de la
inteligencia social de la siguiente forma:
Gráfico 1: Dimensiones de la Inteligencia Social. Fuente: Elaboración propia (2012)
Dimensiones de la inteligencia social que deben estar presente en
todos los ámbitos en que se desenvuelve el ser humano, en el caso
específico en el contexto educativo. De allí que los directivos como gerentes
educativos les corresponde tenerla presente y hacer de este tipo de
inteligencia parte de su accionar en el proceso gerencial.
69
3.13 Gerencia en las Organizaciones Educativas
Para hablar de gerencia en las organizaciones educativas se hace
necesario primero definir lo que es gerencia. La gerencia es un cargo que
ocupa el gerente educativo de una organización, lo cual tiene dentro de sus
múltiples funciones, representar a la sociedad frente a terceros y coordinar
todos los recursos a través del proceso de planificación, organización,
dirección y control a fin de lograr objetivos establecidos. De acuerdo con
Drucker (1994), la gerencia es “la función específica de organización de la
sociedad actual. Y en la actualidad la gerencia es el más extraordinario
fenómeno social” (pág.96).
Como se deduce de lo anterior, la función gerencial es un proceso
determinante en el logro de los objetivos establecidos en una organización,
de acuerdo con los planteamientos de Chiavenato (2006; p. 146) “la
gerencia se refiere a las organizaciones que efectúan actividades de
planificación, organización, dirección y control, a objeto de utilizar sus
recursos humanos, físicos y financieros con la finalidad de alcanzar
objetivos, comúnmente relacionados con beneficios económicos”. En el caso
educativo se orienta al uso racional de los recursos para el logro de los
objetivos sin descuidar los indicadores de calidad.
El objetivo integral de la gerencia es lograr eficiencia máxima en sus
operaciones al llevar a cabo las misiones que se le asignen, pues tanto la
operación en si, como la gerencia de esa operación, son medios hacia un fin,
70
a saber: el logro de algo. Este algo se llama objetivo, y la medida en que se
logre alcanzar éste, revelará el grado de eficacia de la operación, de modo
que el término eficacia no tiene ningún significado, excepto en su vinculación
con el objetivo que se desea alcanzar. El éxito de la gerencia, a juicio de
Sandoval (2004):
Se comprueba por la eficacia de las operaciones. Aún los más lógicos diagramas de organización, programas de planificación, documentos de personal y demás mecanismos gerenciales resultan inútiles si no logran el propósito específico que se espera de ellos. La introducción de mecanismos gerenciales teóricamente buenos que no producen los resultados deseados puede ser hasta peligrosa, pues ello sugiere que las cosas están haciéndose bien simplemente por qué el elemento de organización funciona bajo esa buena gerencia. (p.32) Sin duda alguna, hablar de una buena gerencia es estar en presencia
de un gerente con capacidad para orientar, dirigir y tomar decisiones que le
permita obtener resultados y alcanzar los objetivos dé la institución. En tal
sentido, el gerente debe trazarse como meta de superación actual en el
trabajo, asumir responsabilidades, en función del éxito, participar en eventos
de trascendencia, actualización y mejoramiento, tener buenas relaciones con
su entorno, en definitiva, ser un líder dentro de la organización.
La complejidad del contexto educativo y los retos que se le plantean en
la escuela, como institución formadora de ciudadanos competitivos con el
desarrollo social, exige de sus directivos un ejercicio integral que permita
coordinar efectivamente sus roles académicos y funciones administrativas.
Dentro de este marco, las funciones gerenciales del director educativo, se
desarrollan en la dimensión académica y administrativa gerencial.
71
La afirmación anterior, requiere que el director de una organización,
oriente sus conocimientos a la aplicación de herramientas prácticas que le
permitan el logro de las metas de la institución, llevando a cabo el análisis de
las actividades consecutivas, frente a situaciones reales donde la gestión
gerencial es una ciencia, con parámetros en la aplicación de los
conocimientos y el manejo de las actividades que se pueden realizar para
alcanzar los objetivos de la institución.
Así mismo, es importante destacar lo expresado por Chiavenato
(2006; p. 147), “la gestión del director sugiere, tanto la posesión del
conocimiento como la capacidad para actuar adecuadamente. Esto es, al
desarrollar las competencias, el director debe tener acceso a los
conocimientos y tener la oportunidad de practicar las destrezas”. Sin
embargo, cuando se ocupan puestos de liderazgo, como es el caso del
gerente educativo, para ser operativo tiene que ser eficaz en todas las
áreas de los valores competitivos, es decir, la conceptualización no es
suficiente, deben ser capaces de actuar.
Dentro de las organizaciones educativas, es importante que el proceso
se desarrolle acertadamente, para ello se requiere, según Bateman (2004; p.
80), “la propuesta de metas y planes de acción, procedimientos flexibles,
formación de equipos de trabajo, dar realimientación, adecuada
comunicación interpersonal, mantener un sistema de recompensa y propiciar
mejoras en el medio laboral”; estas cualidades son importantes para el
cumplimiento de las funciones gerenciales básicas, universalmente
72
aceptadas en el campo de la administración, como la planificación, la
organización, la dirección y el control.
La planificación constituye proceso esencial para el gerente, pues
todos sus actos están dirigidos a la acción educativa y deben ser el producto
de las actividades previamente concebidas, las cuales atienden a la
administración y al diseño curricular de la institución donde se desenvuelve;
consiste, según Chiavenato (2004 Pág. 105) “en la unidad, continuidad,
flexibilidad y valoración, considerados los aspectos principales de un buen
plan de acción”: Es evidente que la planificación en las instituciones
educativas es un proceso que está regido por principios que sirven de eje
central para direccionar los cambios o intervenir los problemas a resolver.
En el mismo orden de ideas, la planificación constituye el factor
principal para prever las acciones futuras; en efecto todo acto que ejecuta el
director debe ser el producto de un proceso sistemático que determine la
manera, como se deben desarrollar las actividades en la escuela, el cual
debe estar orientado a utilizar nuevos y apropiados medios de acuerdo a las
necesidades de los docentes, alumnos, representantes, entre otros. De
acuerdo con Daft (2004; p. 6) “la planificación es la acción que indica donde
quiere estar la organización en el futuro y la manera de llegar allí, significa
definir metas de desempeño futuro, seleccionar actividades y los recursos
necesarios para alcanzarlas”.
En relación a lo expresado, la planificación es la primera función
administrativa porque sirve de base a las demás funciones; determina por
73
anticipado cuales son los objetivos a cumplir y que debe hacerse para
alcanzarlos. Por lo tanto, la planificación es un modelo teórico para
actuar en el futuro, previene acciones para alcanzar objetivos a fin de
responder a las necesidades organizacionales, a la luz de cambios que
requiere la Educación Bolivariana, pues las nuevas y exigentes
demandas de eficacia y responsabilidad, es utilizada como palanca del
desarrollo y bienestar social.
La organización en una función de la administración y de la
gerencia que constituye el arreglo de las funciones necesarias para lograr
el objetivo, a través de ella se asigna autoridad y responsabilidad a las
personas que tienen a su cargo la ejecución de las funciones respectivas,
en este sentido, la organización es importante por cuanto crea
mecanismos para poner los planes en acción.
En efecto, la estructura organizacional según Barrera (2004) debe
estar constituida sobre el propósito de simplificar procesos, eliminar
trabas, facilitar la fluidez y potenciar el manejo honesto con un mínimo de
estructura y un máximo de eficiencia, por lo tanto es importante describir
las funciones de cada unidad y que éstas sean conocidas
suficientemente por quienes tienen la responsabilidad de ejecutarlas. Es
decir, se debe dividir la carga de trabajo, con la finalidad de facilitar su
ejecución en forma lógica por las personas.
Como complemento, para que una institución logre en forma óptima
los objetivos, es necesario que establezca su organización, entendida
74
como la competencia para el ordenamiento de cada uno de los elementos
que intervienen en el proceso gerencial, al efecto es considerada por Koontz
y otros (2004, p.31) “como el conjunto de acciones coordinadas de dos o
más personas con el propósito de llegar a un objetivo común”. La
organización, si tiene buena arquitectura, todos sus componentes
funcionan armoniosamente, en correspondencia a la misión y visión de ésta,
pero dentro de ciertas exigencias colectivas y productivas.
La dirección es una función de la administración y de la gerencia
de una institución, la cual debe estar bien orquestada para alcanzar logros y
metas comunes, de acuerdo con las ideas expresadas por Zeus y
Skiffington (2002: 91), “se espera que los directivos sean multifuncionales,
que dominen múltiples técnicas, que tengan don de gente y sean capaces
de formar equipos”. A esta visión holística e integral del rol del director se
le suman todos los elementos de una gerencia emocional.
En efecto, la dirección consiste en motivar a los empleados para
que desempeñen su actividad y así lograr los objetivos de la
organización, mediante el liderazgo y la toma de decisiones comunes,
de acuerdo con Robbins (2004), es responsabilidad de la dirección buscar
la conciliación de los intereses de la organización, a través de los objetivos
previstos, utilizando la autoridad, la disciplina, el factor social o humano y la
responsabilidad efectiva de los equipos humanos en la búsqueda de
calidad y competitividad dentro de cualquier ámbito, como el industrial,
comercial, educativo, público o privado.
75
Por otra parte, es importante acotar en relación a los equipos
directivos, según Álvarez (2000; p. 141) que “el éxito o fracaso en la gestión
no depende solamente de la correcta administración de los recursos
económicos, ni del buen criterio con que interprete y aplique la legislación en
materia educativa, sino que se relaciona con ciertas habilidades y destrezas
de tipo personal”. Por lo tanto, es necesario comprender la naturaleza
humana en el contexto de las relaciones organizacionales para obtener
resultados deseados en la institución.
Así mismo es necesario destacar que la dirección, según Chiavenato
(2004, p.286) “es la actividad que sintetiza las otras funciones del proceso
administrativo”. Es decir que luego de planificar y organizar el trabajo, la
tarea siguiente es la práctica, siendo así, la dirección es la ejecución de los
planes de acuerdo con la estructura organizacional, mediante la orientación
y motivación de esfuerzos del grupo en el logro de los objetivos.
En relación a lo expresado, la función de dirección, en la organización
educativa es muy importante, pues le permite al director, como gerente de la
institución poseer un cúmulo de conocimientos, habilidades y destrezas,
para ejecutar el plan, transmitir información pertinente, orientar el proceso
de toma de decisiones y generar retroalimentación sobre las actividades
desarrolladas, esto implica que estas funciones se reflejan en la calidad de
la enseñanza y lógicamente en la calidad del producto educativo.
El Control, es la función de la administración y de la gerencia, que
permite verificar si todo el proceso ocurre con lo previsto en los estándares
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de logro. Tiene asimismo, como fin señalar las debilidades, errores o
suficiencias para rectificarlos, contener e impedir que se produzcan
nuevamente errores en el logro de los objetivos; en relación a esta
función, Chiavenato (2006 p.105), plantea, que consiste en “comprobar si
todas las etapas de proceso marchan de conformidad con el plan
adoptado, las instrucciones transmitidas y los principios establecidos,
con el objetivo de ubicar las debilidades y los riesgos para rectificarlos
y evitar que se repitan”.
En este contexto, el control se vincula con la planeación, pues las
acciones están guiadas por las metas preestablecidas durante el proceso de
planeación, en las instituciones educativas el director debe controlar lo
planificado, todo debe llevarse en el tiempo previsto y bajo condiciones
determinadas, esto demanda un juicio de valor y retroalimentación. Al
respecto, el Ministerio de Educación, le asigna funciones de control al
director, a través del Manual del Director (1996), entre éstas se encuentran:
Establece los mecanismos necesarios para el control y supervisión de su misión educativa en la institución; compara los resultados obtenidos con los objetivos y metas propuestas en el plan anual; hace cumplir los planes de evaluación y seguimiento del personal adscrito; vela por el mantenimiento del plantel; supervisa la planificación, desarrollo y evaluación del proceso enseñanza-aprendizaje, instituye expedientes y establece los correctivos del personal; lleva control de la asistencia del personal; supervisa el trabajo de los subdirectores; revisa los trabajos encomendados a cada una de las comisiones. (p. 35) En referencia a lo anterior, todas las funciones administrativas que
establece el Ministerio de Educación, le dan al gerente educativo la
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oportunidad de controlar las acciones de manera sistemática, siendo capaz
de establecer estrategias gerenciales que motiven los cambios institucionales
para llegar a una calidad de gestión, a través de la gerencia participativa
genera beneficios, entre éstos: Mayor disponibilidad para aceptar los
cambios y acercamiento, control y compromiso entre las personas.
En ese sentido, Bateman (2004, p. 349), considera al “control
como la función que permite verificar y contrastar lo planificado con su
ejecución por medio de la recolección de datos, favoreciendo la evaluación
del rendimiento y posibilitando el tratamiento y análisis de la información, de
tal manera que se pueda replantear de forma objetiva y científica”.
En relación a lo expresado, en las escuela Bolivarianas, el control debe
estar orientado a verificar el logro de metas y objetivos planificados en
función de la inclusión, la repitencia, la desnutrición, la recreación, el
desarrollo cultural y deportivo, así como el asesoramiento de los docentes
en las actividades pedagógicas que promueven un aprendizaje significativo
en un ambiente en armonía y pulcro que garantice la eficiencia en el uso de
recursos y la calidad del proceso de enseñanza y de aprendizaje.
Los indicadores de gestión constituyen la unidad de medida
gerencial que permite evaluar el desempeño de una organización frente
a sus metas, objetivos y responsabilidades con el personal. El desempeño de
una organización se mide en términos de resultados, para determinar el
éxito de una organización, todo el proceso de dirección se debe llevar
con eficiencia y eficacia, es implementar un sistema, adecuando los
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indicadores necesarios en la organización como apoyo para saber como
se encuentra la misma.
En el ámbito gerencial se encuentran dos tipos de indicadores de
gestión, el corporativo y el operativo, que son resultado de la gestión en las
organizaciones, según Serna (2000, p. 256),“permiten monitorear el
comportamiento total de la organización en el cual los miembros interactúan
en la toma de decisiones para la solución de problemas tomando en
consideración la visión, misión, objetivos y los valores que comparten” y
están incorporados en la escuela, como organización que presta servicio a la
sociedad.
Dentro de la gestión corporativa se ubica la visión de la organización,
entendida, según Koontz y otros (2004; p. 22), como “la imagen de una
organización proyectada en su deber ser y anhelada en su máxima
posibilidad”. La visión está estrechamente relacionada con la gestión
gerencial pues se sustenta en el desafío, la expectativa y la motivación,
por tanto, el tipo o modelo de institución que se pretende llegar a ser.
Para lograr una verdadera visión escolar debe tenerse en cuenta la
participación de todos los miembros, personal directivo, docente,
administrativo, obreros, alumnos, padres y representantes, de tal manera que
la influencia de la misma, debe corresponder a los legítimos intereses de las
partes involucradas y la estrategia compartida para llegar a esa visión.
La misión viene dada por las razones y motivos por los que se crea la
institución, además está orientada a garantizar su continuidad.
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Constituyendo la razón de ser de la institución. En efecto, es necesario
tener en cuenta factores diversos: económicos, sociales, éticos, políticos,
competencias profesionales, alumnos y familiares, contenidos y didáctica
de las asignaturas, actividades y servicios escolares.
La declaración de la misión incluye la filosofía, el concepto de quienes
la integran, según Koontz y otros (2004; p. 215) “cuáles son los principales
productos o servicios de la institución, dónde compite la institución, cuál es
la tecnología básica de la institución y cuál es la preocupación de la
institución por sobrevivir”. La misión significa una acción, una tarea, una
vocación, es decir el propósito de la organización.
Los valores son las creencias que la institución adopta firmemente
y que junto con las normas o códigos internos sirven de referencia a los
miembros de la misma, según Escamez (2001, p.16), “son las convicciones
que sostienen el estilo de dirigir la institución, su ética y su relación
con empleados, alumnos y familiares, accionistas y proveedores”. Sirven
para el desarrollo de la actuación profesional frente a los alumnos y
familiares, empleados, proveedores y sociedad en general, pudiéndose
considerar la base del comportamiento que une las emociones y opiniones
individuales a la cultura de la institución.
Por lo señalado, la gestión administrativa de las escuelas, hoy más que
nunca, debe tratar de focalizar su acción en las conductas de sus miembros
para poder entender sus aspiraciones, creencias, deseos y compromisos, es
decir, elevar los procesos de crecimiento, que permitan humanizar la tareas,
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para un desarrollo más real del ser humano en sus objetivos y metas y
una mayor calidad en las relaciones dentro de su ambiente laboral.
Los objetivos se entienden como hilos conductores para determinar
hasta dónde quiere llegar la institución en términos de logro, en el caso
educativo, éstos pueden ser académicos, administrativos o comunitarios, por
lo tanto, los objetivos integran algunos de estos componentes y se refieren,
según Chiavenato (2006, p.56) “a los resultados que la organización aspira
lograr, a través de su misión. Ellos dan dirección al plan, establecen
prioridades, orientan la evaluación, facilitan la coordinación de las secciones
y desarrollan la organización”.
En referencia a lo expresado, el desarrollo de los objetivos deben
responder a metas claras y consensuales, pues se relacionan con las ideas
claves de resultados, por lo tanto, deben ser formulados con precisión,
de manera que, proporcionen a la gerencia y a los empleados la
información relacionada con la organización propuesta para los próximos
años, y así quienes sean responsables de su cumplimiento se comprometan
con los mismos, mediante un trabajo en equipo poderlos alcanzar.
La gestión operativa se refiere al conjunto de cualidades, como
resultado, según Serna (2000, p. 254) “de la gestión a nivel de unidades o
comisiones como integrantes estratégicas de la organización. Se miden,
por las comisiones en los departamentos o secciones de cada una de las
unidades estratégicas de la institución”. Es decir, son índices de gestión
operativos los resultados que se producen en las comisiones o
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departamentos tomando como base la eficiencia, eficacia, efectividad y
la distribución de presupuesto.
Como se ve, el gerente además de cumplir a cabalidad las funciones
gerenciales de planificación, organización, dirección y control, debe dar
especial atención a las habilidades sociales como: motivación, comunicación,
empatía, trabajo en equipo, participación, manejo de relaciones
interpersonales, gestión de información y toma de decisiones; entre otras,
que le permitan crear ambientes de desempeño favorables, en la dirección
de su accionar hacia la búsqueda de la optimización de los recursos para la
excelencia y calidad de la educación. Este perfil podría representarse de la
siguiente manera:
Gráfico 2: Definición de la Gerencia Educativa. Fuente: Elaboración propia (2012)
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3.13 Modelo Sistémico de las Organizaciones Educativas
Los modelos sistémicos han estado unidos en la evolución de la terapia
familiar, pero actualmente, su ámbito de aplicación es mucho más amplio.
Sus aportaciones son numerosas: Desde el punto de vista técnico, trabajo
sobre patrones de interacción que ha supuesto introducir a los otros
significativos en el ámbito terapéutico. Desde el punto de vista
teórico, concepto de sistemas, como oposición al reduccionismo, o, énfasis
en las propiedades supersumativas (el todo es más que las sumas de las
partes).
Los modelos sistémicos representan el marco conceptualmente más
provocador y tecnológicamente hablando más innovador de la psicoterapia
actual. La década de los 60 supone un importante desarrollo del modelo
sistémico, Jackson y Ackerman (1962) fundan la revista “Family Process”,
Watzlawick, Beavin y Jackson (1967) primera obra que articula
conceptualmente la práctica clínica familiar con la TGS y la pragmática de la
comunicación.
En la década de los 70 los modelos sistémicos se han consolidado,
comienza la fase de proliferación de escuelas. A finales, se inicia una fase de
cuestionamiento epistemológico. El concepto básico es el concepto de
sistema, la TGS surgió en los 40 para abarcar fenómenos que los
planteamientos reduccionista no podían explicar. Peisajovich (2006) define
sistema como un “conjunto de elementos dinámicamente estructurados, cuya
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totalidad genera unas propiedades que, en parte, son independientes de
aquellas que poseen sus elementos por separados”. Los sistemas tienen la
propiedad de autorregularse a través del mecanismo de feedback y
feedforward (antero-retroalimentacion) que mantiene sus parámetros básicos
en funcionamiento.
El concepto sistema pasó a dominar las ciencias, el enfoque sistémico
es muy común, este considera que la organización es una estructura
autónoma con capacidad de reproducirse, capaz de propiciar una visión de
un sistema de sistemas de la organización como totalidad, es por ello que la
organización es un sistema constituido por entrada, proceso, salida,
retroalimentación y ambiente.
En el campo educativo, el modelo sistémico contempla la conexión
entre los individuos y el contexto: tanto el inmediato, familiar, educativo, entre
iguales, como el más amplio y genérico, social, político, religioso, cultural,
etc., teniendo en cuenta sus interacciones recíprocas en un constante
feedback de comunicación.
Esta metodología, en contraposición a la reduccionista, favorece
una visión integradora de los fenómenos, capaz de relacionar
circularmente las partes y de sustituir los conceptos que hablan de
"sumatividad" por aquellos que hablan de "totalidad". Esta visión, también
llamada ecológica, permite ver cómo el grupo (familia, escuela, estudiantes,
entre otros) no se adapta a un ambiente dado sino que coevoluciona con el
ambiente.
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Sobre la base de este modelo, se define las organizaciones educativas
como un sistema abierto, compuesto de elementos humanos que se
relacionan entre sí y que tienen características propias. Se subdivide en
subsistemas que, como el sistema, son identificables a través de la definición
de sus límites, funciones, comunicación y estructura, tal como se refleja en la
figura 3.
Gráfico 3: La Organización Educativa como Sistema Abierto. Fuente: Elaboración propia (2012)
Sin embargo, la institución educativa no sólo se relaciona "hacia
dentro", sino que influye y es influido por el contexto o conjunto de sistemas
externos a él y que se denomina "Suprasistema”. Ver figura 4.
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Gráfico 4: Suprasistema Escolar. Fuente: Elaboración propia (2012)
Es esta visión global la que permite una mejor comprensión de
situaciones que, analizadas individualmente, aparecen como inexplicables, o
facilitará el adecuado diseño para promover cambios. De acuerdo con
Poveda (2009), los postulados descritos en la Teoría General de los
Sistemas son aplicables al sistema objeto de estudio:
1.- Totalidad: ya en el conjunto más pequeño de elementos, la relación
diádica, se puede decir que el contenido de los subsistemas viene definido
por el contenido de la relación que se genera, de la influencia de dicha
relación sobre sí mismos, de esa relación con el contexto, del contexto sobre
dichos elementos. Esta cadena de influencias recíprocas, que partiría de la
relación docente-estudiante, se iría extendiendo a docente-estudiante,
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estudiante-docente, docente-docente, estudiantes-estudiantes, docente-
directivo, docente-familia, directivo-familia, familias-familias, escuela-
suprasistema…y así hasta formar un tejido cuyo resultado sería imposible de
apreciar sin contemplarlo en su conjunto y en su entramado.
2.- Protección-Crecimiento: los conceptos de homeostasis y
morfogénesis (estabilidad-cambio) son como las riendas que maneja un
sistema para mantener su equilibrio y evolucionar en el transcurso del
tiempo. El acierto con el que un sistema maneje ambas fuerzas garantizará la
vida saludable del mismo y disminuirá el riesgo de que aparezcan
disfunciones (sistema funcional).
En ocasiones, los centros educativos se obstinan en repetir acciones
que, en el pasado dieron resultado.
Puesto que ya no lo da en el presente, cuanto más repiten la acción,
más disfunción se produce (dinámica de la disfunción).
3.- Causalidad Circular: el pasado sólo se analiza para detectar
interacciones repetitivas (círculo vicioso, recurrencia). A partir de la
información obtenida, interesa diseñar interacciones nuevas que modifiquen
el presente para cambiar el futuro.
4.- Equifinalidad: se refiere a que cada país, cada contexto, parte de
situaciones distintas, con peculiaridades propias y, sin embargo, es probable
que se llegue a consensuar conclusiones similares.