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MÓDULO 1: EL ENFADO: CON QUIÉN Y POR QUÉ ME ENFADO

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MÓDULO 1:

EL ENFADO: CON QUIÉ N Y

POR QUÉ ME ENFADO

El enfado: Con quién y por qué me enfado

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TEMA 4:

EL ENFADO EN LA FAMILIA

El enfado: Con quién y por qué me enfado

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1 EL ENFADO EN LA FAMILIA:

Existen multitud de motivos por los que nos enfadamos con nuestros hijos y

con nuestra pareja. Cada familia tiene sus circunstancias personales y

particulares.

Aquí vamos a exponer los más comunes, las que más se repiten. Pero es

interesante y fundamental que cada uno revise sus propios motivos y

observen porque se enfadan y si no están entre estos motivos, incluyan los

suyos propios.

1.1 POR QUÉ NOS ENFADAMOS CON LA PAREJA:

Aprender a vivir en pareja ya es todo un reto y un aprendizaje.

Lo primero a lo que nos enfrentamos es que ya no somos uno, sino dos, por

lo tanto dejamos un poco al lado nuestra individualidad para formar parte de

la vida de otra persona.

La convivencia muchas veces te baja de la nube de forma casi inmediata y

es entonces donde no solo ves las virtudes, sino que también ves a tu

pareja tal cual es, con sus costumbres, sus valores, sus formas, etc. Es aquí

donde comienzan las diferencias y muchas veces estas diferencian llevan a

enfrentamientos, enfados y peleas.

Cuando negamos y no respetamos las diferencias que tenemos con nuestra

pareja (diferencias que no van más allá de costumbres y valores diferentes)

es cuando atacamos esas diferencias y empieza a surgir las desavenencias,

y aparecen los enfados.

Existen multitud de motivos que hace que una pareja se peleen:

Las diferencias no son negativas, ya que si las ace ptamos, las

respetamos y aprendemos a gestionarlas nos enriquec en.

El enfado: Con quién y por qué me enfado

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MOTIVOS DE ENFADOS EN LA PAREJA:

1. Las diferentes costumbres de hacer las cosas:

Por ejemplo,

A uno le gusta hacer las camas antes de ir a trabajar.

Y a otro le gusta dormir un poco más y hacer las camas por la tarde.

2. El desequilibrio de las tareas de la casa: cuando uno hace más cosas

en la casa que el otro.

Por ejemplo:

Uno haces la colada, limpia, recoge la casa, hace la compra, se

encargas de llevar y traer a los niños, de bañarlos, darles de comer,

acostarlo, etc.

El otro hace la cena, recoge por la noche la cocina y se encarga de

hacer las camas.

Si esto no es esta hablado y hay un consenso o un acuerdo ente los dos de

las tareas asignadas, este tipo de desequilibrio conllevara malestar por la

persona que tiene más carga.

3. Las expectativas no cumplidas:

Por ejemplo,

Te vas a vivir con tu pareja pensando que así vais a estar más tiempo

juntos, vais a estar mejor, vais a compartir más, pero luego llega la

convivencia y pasáis igual o incluso menos tiempo juntos.

Necesidades no cubiertas: necesidad de amor, de autonomía, de

silencio, de libertad, de afecto, de intimidad, de apoyo, de confianza.

Muchas veces no expresamos nuestras necesidades esperando a que

nuestra pareja las adivinen y si no lo adivina y no satisface nuestras

necesidades nos sentimos dolidos, o tristes y acabamos enfadados. Si

expresamos nuestras necesidades, en vez de esperar a que el otro las

adivine, es más fácil que éstas sean satisfechas y te sientas mejor.

El enfado: Con quién y por qué me enfado

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4. Valores diferentes:

Que no es más que aquello a lo que damos importancia.

Por ejemplo,

Para uno es importante la amistad y le gusta quedar con sus amigos.

Y para el otro la amistad no está entre sus valores fundamentales, pero

si la familia y para él/ella es muy importante ir a ver a sus padres los

domingos.

5. Tener hijos en común:

Los hijos hacen que el nivel de estrés aumente en la pareja, disminuyendo el

tiempo en común y la intimidad. Y si además unimos esto con lo anterior,

junto a la falta de tiempo, el cansancio, hacen que las peleas y los enfados

en la pareja aumenten.

6. Tener valores educativos diferentes:

Suele pasar mucho que la madre educa a sus hijos de una manera y el padre

tiene otra forma de educar.

Por ejemplo:

La madre, educa a sus hijos sin castigo ni recompensas.

El padre, lleva una educación más clásica basada en los castigos y los

premios.

7. Otros factores:

Como no tomar las decisiones conjuntamente, no hacer cosas en familia,

viajes de trabajo, vacaciones separadas, etc. puede hacer que los enfados

entre la pareja aumenten.

El enfado: Con quién y por qué me enfado

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Es importante mantener en la pareja un diálogo abierto, en el que le

podamos decir al otro, con respeto y con cariño, aquello que necesitamos,

aquello que es importante para nosotros. Siendo además capaces de

escuchar lo que el otro necesita y propone para llegar a un buen

entendimiento.

Sea cual sea la relación, es importante saber qué cosas te hacen a ti

enfadar, esto que hemos expuesto aquí no es más que unos ejemplos,

como hemos dicho antes. Ahora es importante indagar lo que a ti te hace

enfadar.

El enfado: Con quién y por qué me enfado

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1.2 POR QUÉ NOS ENFADAMOS CON LOS HIJOS:

1.2.1 El cansancio:

El cansancio suele ser uno de los ingredientes principales que dificultan la

relación padres-hijo.

Para los padres, el tener hijos, es una carrera a contra-reloj, un no parar, ya

que a su vida normal se le ha de sumar el trabajo que conlleva cada uno de

los hijos. Trabajo que se lleva con amor, pero que suma a los quehaceres

cotidianos.

Al principio el cansancio nos viene de la falta de sueño principalmente sobre

todo de amamantarlo o darle el biberón por las noches cada cierto tiempo,

más adelante, vienen las pesadillas, los llantos, el niño se pone enfermo,

tose, se hace pipi, y muchas otras circunstancias que hacen que no

descansemos como antes, sino a intervalos. Sin contar con todo lo que hay

que hacer antes y después de acostarlos.

Cuando ya son un poco más mayores y duermen toda la noche, está el

tema de que se acuestan más tarde, de que hay que ayudarles con los

deberes, llevarles a las clases extra escolares, cumpleaños, etc., y como no,

sumado a tu trabajo, los quehaceres de la casa, la compra, etc.

Todo esto hace que nos sintamos cansados e irascibles y que nos

enfademos por cualquier cosa, gritando y llegando a situaciones

desesperantes con nuestros hijos. Situaciones que podríamos evitar si

simplemente no estuviéramos tan casados o irascibles.

Si estás cansado es imprescindible para ti y para tu familia que descanses,

que duermas las horas que necesitas, póntelo como objetivo y meta

principal.

Pide ayuda, expresa tu necesidad de descanso y llén ate de la

energía que necesitas.

El enfado: Con quién y por qué me enfado

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Para dejar de enfadarte con tus hijos, empieza por dormir y por descansar

cuando te sientas cansado, a veces basta con sentarte unos minutos.

También es frecuente que si los niños están cansados, se muestren más

susceptible, e iracundos, que nada les vaya bien y que salten por cualquier

cosa. Es importante estar atento a esto, pues también evitaremos muchos

enfados.

1.2.2 Falta de tiempo:

Cuando tenemos hijos, la cosa cambia mucho, ya que además de nuestras

responsabilidades profesionales y personales, le hemos de añadir las

familiares, recoger la ropa, hacer la colada, comidas, cenas, recoger lo que

los niños van dejando por ahí, preparar su ropa para el día siguiente y mil

tareas que hacen que el día a día se convierta en una carrera de

obstáculos.

Cuando llega al final de nuestro día, vemos que aún tenemos más cosas

que hacer y eso no es lo peor, lo peor es que pasan los días y las semanas,

y no hemos hecho nada para nosotros mismos.

Vemos que no tenemos tiempo para nosotros mismos y no sabemos de

dónde sacarlo, y eso acaba irritándonos, saturándonos y al final acabamos

enfadado y desbordados.

Al igual que descansar, también es importante buscar un tiempo para uno

mismo, tiempo para hacer algo que te gusta, al menos una vez a la semana.

Esto te ayudara a sentirte mejor contigo mismo y con los demás miembros

de tu familia.

Reflexiona:

¿Cuánto tiempo hace que no sales con los amigos? o

¿Qué no lees un libro en casa tranquila/o? o

¿Haces aquello que tanto te gustaba hacer?

El enfado: Con quién y por qué me enfado

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1.2.3 La impotencia:

Como padres nos sentimos impotentes muy frecuentemente.

Hacemos todo para dar gusto a nuestros hijos y muchas veces vemos que

no es suficiente, que quieren más o que eso que le damos no le gusta y

quieren otra cosa.

También nos sentimos impotentes, cuando no nos escuchan y no hacen

aquello que le pedimos que hagan.

Ejemplo:

Le pedimos a nuestros hijos que vengan a cenar y no solo es que no

vienen, si no que ni contestan y nosotros que nos esforzamos para que

la cena esté lista a su hora y este caliente vemos que ellos hacen caso

omiso.

Esto nos irrita y finalmente acabas a gritos y enfadado, cuando además nos

habíamos propuesto tener una velada tranquila y aún no ha empezado y ya

estamos enfadados.

El enfado: Con quién y por qué me enfado

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1.3 POR QUÉ SE ENFADAN LOS HERMANOS:

Las peleas entre hermanos es el gran hito de las familias, los hermanos se

pelean, se gritan, se pegan, se quitan las cosas, no comparten, se pinchan y

a nosotros eso acaba desesperándonos.

Queremos que se respeten, que se traten bien, con amabilidad, que sean

generoso, pero no siempre ocurre eso y finalmente esto unido a nuestro

cansancio, y a todo lo anteriormente expuesto, hace que no sepamos

gestionarlo como toca y acabamos a gritos y enfadándonos con ellos.

Queramos o no reconocerlo los hermanos se pelean.

Independientemente de la edad de los niños, normalmente los conflictos se

derivan por el tema del compartir.

Cuando son pequeños los conflictos aparecen porque los dos quieren un

juguete y el otro no lo quiere compartir. Cuando crecen porque quieren jugar

al video juego y el otro lleva más tiempo. Las niñas por la ropa, “yo ayer te

deje mi falda y tú no me quieres dejar tu camisa”.

Los padres desde bien pequeño le damos el mensaje de que hay que

compartir, si el hermano menor quiere una cosa que tiene el hermano

mayor, pues insistimos que se lo deje que “hay que compartir”. Pero esta

“regla” no lo la creemos ni nosotros mismos, ya que la mayoría de las veces

el mensaje que transmitimos a nuestros hijos es que “no toquen eso que es

de papá o de mamá”. Nosotros no compartimos nuestros “juguetes”

(móviles, ordenador, Tablet, pinturas, collares, etc.) con nuestros hijos, y

esa es la lección que le enseñamos y la que realmente ven en la sociedad.

Partiendo de este hecho, podemos explicar que los juguetes son del

hermano y que si lo quiere puede esperar a que el hermano termine de

jugar con él y cuando termine si el hermano le deja podrá cogerlo, mientras

puede jugar con otra cosa. Puede ser que el hermano cuando termine no se

lo quiera dejar. Aquí habrá que determinar las razones de ese

comportamiento, puede ser porque su hermano tira los juguetes y los pueda

romper, o porque se sienta muy apegado al juguete, o por lo que sea.

El enfado: Con quién y por qué me enfado

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Entonces explicaremos el otro hermano que entendemos sus razones y que

busquen una forma entre los dos de solucionar el problema.

Otro aspecto importante es establecer normas, por ejemplo: los juguetes o

las cosas no se quitan de las manos, sea de quien sea, las cosas se piden y

si no se busca la forma de solucionarla, cuando son muy pequeños, pueden

mediar los padres, pero es importante que le vayamos enseñando a

resolver por sí solos los conflictos.

Dar la oportunidad de solucionarlo entre ellos sin entrar a mediar en el

conflicto es importante para que aprendan a resolver los conflictos que les

vayan surgiendo.

Normalmente cuando vemos a nuestros hijos discutir o los vemos

enfrascado en un conflicto con el hermano, lo que solemos hacer es salir

corriendo a mediar en el conflicto, lo interrumpimos, buscamos al culpable y

a veces sin resolverlo, otras resolviéndolo el propio adulto, lo damos por

acabado, sin obtener ningún aprendizaje de él y sin darle la oportunidad a

los niños de que activen sus propios recursos, y sus habilidades para

resolverlos.

Si se están pegando, o la cosa llega a mas, podemos acercarnos para

interrumpir esa conducta inadecuada, pero es importante que a los niños se

les dé el mensaje de confianza de que sabemos que lo pueden resolver por

sí solo, que no les hace falta un adulto que tome parte del conflicto, un juez

que dictamine. Sino que ellos solos lo pueden resolver. Podemos incluso

darles las pautas, que expresen lo que sienten o lo que necesitan, que

busquen diferentes opciones, etc.

Con solo describir lo que ve y decir lo que esperas , hace que los

niños tomen conciencia de lo que está pasando.

Por ejemplo, que esperas que encuentren una solución al problema y

que sea aceptable para los dos.

El enfado: Con quién y por qué me enfado

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Ejemplo:

Padre: Veo que tienen un problema. Veo dos niñas peleándose por una

bicicleta. Sara está montada encima de la bicicleta de Lucía, y Lucía no

se la quiere dejar. Creo que deberíais encontrar una solución al

problema que sea aceptable para las dos.

Sara: Yo estoy un ratito en ella y luego me bajo.

Padre: Eso no lo tienes que discutir conmigo sino con Lucía.

Sara: Lucía que te parece que montemos un ratito cada una.

Lucía: No, yo quiere mi bici ahora.

Sara: Yo te dejo la bici, un ratito montas tú, y luego monto yo.

Lucía: ¿Y si montamos las dos juntas?

Sara: ¡Vale!

Son sorprendentes las ideas que se les ocurren a los niños para resolver un

problema. A veces, el problema no llega ni a conflicto, otras ni se resuelven.

Los niños pasan con mucha facilidad a otra cosa o a otro juego y se les

pasa.

Por eso es muy importante la observación del adulto, ver qué es lo que está

pasando, saber si es necesario entrar en la discusión y cuando, y esto no lo

hace más que la práctica en la observación, el estar atento. La

autodisciplina de los padres también es importante, porque estamos

acostumbrados a mediar en los conflictos de nuestros hijos y tomar parte en

ellos, resolviéndolos, desde nuestro entender, la mayoría de las veces.

También, como siempre decimos, el ejemplo es fundamental, si tus hijos

observan como tú resuelves adecuadamente los conflictos que tienes con tu

pareja, con los amigos, con ellos mismos, tus hijos van a adoptar esa misma

forma de resolver los conflictos, ellos aprenden de lo que ven.

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Otro aspecto a tener en cuenta por parte de los padres es la observación.

La observación de los niños y la autobservación:

¿Cómo reaccionamos cuando nuestros hijos se pelean?

¿Cómo nos sentimos cuando se pelean?

¿Entramos a mediar en el conflicto?

¿Buscamos culpables e indagamos en lo que ha pasado?

¿Es proporcionado nuestro enfado con el conflicto que se estaba

produciendo?

¿Existe un bueno y un malo?

¿Etiquetamos a nuestro hijo como el “conflictivo” o el “malo” y como “el

bueno”?

Es muy importante preguntarnos estas cuestiones para una buena

resolución de conflictos, independientemente de que utilicemos las técnicas

expresadas.

Muchas veces pasa que nuestros hijos se enfadan, se pelean y acabamos

con los nervios crispados, enfadándonos nosotros también y muchas veces

llevando nuestro enfado a la pelea o al conflicto de nuestros hijos, y

subiéndolo a un nivel superior.

Otras veces nos esmeramos en saber qué es lo que ha pasado, indagando

entre los dos. Indagar no es más que buscar con el dedo un culpable y

entrar a formar parte del conflicto. Además nuestros hijos, a sabiendas,

intentaran culpar al otro.

Muchos conflictos también se producen por el mero hecho de llamar la

atención de los padres, aunque sea una atención negativa. Es importante

tener esto en cuenta, porque nos dice mucho sobre necesidades no

cubiertas de atención y presencia de nuestros hijos.

Es importante no etiquetar en el “bueno” o el “malo”. Una pelea no se

produce si uno no quiere, aunque nos parezca que siempre uno es el que

pega o insulta, y el otro el que sale llorando desconsolado. Pero puede ser

que el que llora desconsolado ha pinchado al hermano anteriormente, o ha

hecho algo que hace que el hermano salte.

El enfado: Con quién y por qué me enfado

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Por lo tanto es fundamental quitar etiquetas. Muchos padres no se las

transmiten verbalmente, pero etiquetan silenciosamente. Pensamos que

siempre es Javi el que pega, el que se porta mal y el malo de la película,

mientras que Esther, pobre, siempre sale mal parada. Entonces

reaccionamos, nos enfadamos con Javi, consolamos a Esther, etc., por lo

nuestro lenguaje no verbal y nuestra forma de actuar nos delatar

Recuerda:

Dos no se pelean si uno no quiere.