mocos y colores

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Cuántas veces se dice que los mocos de la nariz, si son de color verde, es que están infectados? ¿Miles de veces? ¡Pues, es falso! Basta con mirar alrededor y observar cuántos niños andan correteando con unas lustrosas velas de moco, de colores variados que van desde el transparente al verde, pasando por tonalidades de amarillos o beiges. Al principio de cualquier proceso catarral, aparece el moco clarito, transparente (la palabra técnica es “coriza”). También hay más o menos congestión de la mucosa de la nariz, lo que causa obstrucción y dificultad para respirar por las fosas nasales, y algún que otro estornudo. Pues bien, a medida que pasan los días, ese moco se mezcla con células muertas del árbol respiratorio, que se van oxidando por la acción del aire, y cambia de color. Es que… hasta que no le dimos el antibiótico, no se le quitaron los mocos” dicen algunas personas… ¿Será verdad o solo una percepción? Es posible que sea más bien lo segundo. Para algunas personas, el hecho de dar (o tomar) un medicamento les proporciona la seguridad de que así se van a curar. En realidad, lo más probable es que el niño se cure solo, como casi siempre. El sistema inmunitario suele hacer bien su trabajo. Un resfriado sí es una infección, pero producida por virus…. Y, frente a ellos, de nada sirven los antibióticos. Otra cosa es que la tos se cronifique en exceso, que la fiebre persista o haya signos de alguna otra infección bacteriana como la sinusitis, que se diagnostica solamente si el catarro se prolonga más de quince días y el niño tiene más de cuatro años, ya que antes de esa edad, los senos paranasales no se han desarrollado. De todos modos, aún existe mucha controversia sobre el diagnóstico y el tratamiento de la sinusitis… Sí, tiene un resfriado. Es normal que tosa, pero tráigalo dentro de dos días, por si los mocos se le han bajado al pecho”, dice a veces el pediatra. Y lo que es una medida de prudencia en la época epidémica de bronquiolitis, se convierte en una costumbre. Se siembra así la sombra de una amenaza en todos los resfriados, los que ocurren en otras edades y en otras épocas del año. ¡Y luego nos quejamos de que las familias consulten por los resfriados simples! La frase desafortunada nace de una experiencia: la bronquiolitis. Se trata de una enfermedad que empieza exactamente igual que un resfriado (coriza, tosecilla, congestión de nariz) y que, en dos a cuatro días, se manifiesta como lo que es: una inflamación de los bronquios que puede causar mucha dificultad para respirar a los bebés pequeñitos. No, los mocos de la nariz no se pueden “bajar” a los bronquios. Lo más lejos que llegan es a la garganta, donde el reflejo de la tos ejerce de

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La verdad sobre los mocos.

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Page 1: Mocos y Colores

Cuántas veces se dice que los mocos de la nariz, si son de color verde, es que están infectados? ¿Miles de veces? ¡Pues, es falso! Basta con mirar alrededor y observar cuántos niños andan correteando con unas lustrosas velas de moco, de colores variados que van desde el transparente al verde, pasando por tonalidades de amarillos o beiges.

Al principio de cualquier proceso catarral, aparece el moco clarito, transparente (la palabra técnica es “coriza”). También hay más o menos congestión de la mucosa de la nariz, lo que causa obstrucción y dificultad para respirar por las fosas nasales, y algún que otro estornudo. Pues bien, a medida que pasan los días, ese moco se mezcla con células muertas del árbol respiratorio, que se van oxidando por la acción del aire, y cambia de color.

“Es que… hasta que no le dimos el antibiótico, no se le quitaron los mocos” dicen algunas personas… ¿Será verdad o solo una percepción? Es posible que sea más bien lo segundo. Para algunas personas, el hecho de dar (o tomar) un medicamento les proporciona la seguridad de que así se van a curar. En realidad, lo más probable es que el niño se cure solo, como casi siempre. El sistema inmunitario suele hacer bien su trabajo.

Un resfriado sí es una infección, pero producida por virus…. Y, frente a ellos, de nada sirven los antibióticos.

Otra cosa es que la tos se cronifique en exceso, que la fiebre persista o haya signos de alguna otra infección bacteriana como la sinusitis, que se diagnostica solamente si el catarro se prolonga más de quince días y el niño tiene más de cuatro años, ya que antes de esa edad, los senos paranasales no se han desarrollado. De todos modos, aún existe mucha controversia sobre el diagnóstico y el tratamiento de la sinusitis…

“Sí, tiene un resfriado. Es normal que tosa, pero tráigalo dentro de dos días, por si los mocos se le han bajado al pecho”, dice a veces el pediatra. Y lo que es una medida de prudencia en la época epidémica de bronquiolitis, se convierte en una costumbre. Se siembra así la sombra de una amenaza en todos los resfriados, los que ocurren en otras edades y en otras épocas del año. ¡Y luego nos quejamos de que las familias consulten por los resfriados simples!

La frase desafortunada nace de una experiencia: la bronquiolitis. Se trata de una enfermedad que empieza exactamente igual que un resfriado (coriza, tosecilla, congestión de nariz) y que, en dos a cuatro días, se manifiesta como lo que es: una inflamación de los bronquios que puede causar mucha dificultad para respirar a los bebés pequeñitos.

No, los mocos de la nariz no se pueden “bajar” a los bronquios. Lo más lejos que llegan es a la garganta, donde el reflejo de la tos ejerce de “portero”, y, además, es muy eficiente. Por eso, los niños acatarrados tosen en cuanto se acuestan en la cama.

Ciertamente, en los bronquios también se producen mocos y éstos son expulsados de forma automática e insensible por unas pequeñas vellosidades o cilios móviles que se mueven en dirección hacia la boca, empujando las pequeñas partículas de moco. Luego, cuando se unen varias gotitas, de nuevo aparece la tos, que es un disparo intenso y rápido de una ráfaga de aire, que literalmente “barre” el moco y lo termina de arrastrar hacia la boca.

Una vez en la garganta, lo más habitual es tragarse el moco, deglutirlo. Y solo en alguna ocasión, echar fuera el esputo (expectorar).

Estos dos ejemplos muestran como, algunas veces, los profesionales de la salud contribuimos, sin pretenderlo, a difundir mitos o ideas erróneas. A veces, incluso, los hemos generado nosotros. La mayoría de las veces con la mejor intención: la de hacer comprensibles a las familias algunos conceptos de fisiología. Otras veces impulsados por nuestros propios temores.

Page 2: Mocos y Colores

Sin embargo… son eso: mitos.

Recuerden:

- El color de los mocos en un resfriado no indica que haya una sobreinfección (excepto si se acompaña de fiebre de más de tres días de evolución)

- Los resfriados y las bronquiolitis tienen síntomas parecidos al principio, pero son enfermedades diferentes.

- La mejor forma de eliminar los mocos es la tos.

- Los antibióticos no modifican el curso clínico de los resfriados, ni previenen las sobreinfecciones bacterianas y, además, pueden contribuir a seleccionar cepas de gérmenes resistentes

Los colores de los mocosLos mocos pueden ser de colores diferentes. Y no es que cada uno de nosotros tenga

los mocos de un color, sino que a todos nos ocurre que a medida que pasan los días, de

la nariz va saliendo un repertorio de colores muy distinto.

Cuando estamos constipados, tenemos muchos mocos de color claro. Estos mocos

ayudan a eliminar el virus. A medida que pasan los días y nuestro cuerpo va venciendo

la infección, los mocos se vuelven blancos o amarillos. Cuando ya parece que nuestro

cuerpo vuelve poco a poco a la normalidad, los mocos son más verdosos.

 Señoras y señores, dándole la bienvenida a la época invernal, vamos a hablar de los mocos

cuyo color, por causa de alguna obsesión extraña, es algo que nos resulta crucial como seres

humanos que somos. Especialmente para los padres y las madres (y me incluyo) que llegan al

consultorio del pediatra al grito de “Son verdes, ¡son VERDES!”. 

Empecemos por decir que todos tenemos moco. Reyes, reinas, futbolistas, premios Nobel y hasta

el Papa. Y no estoy diciendo “hemos tenido” en referencia a algún resfrío pasado. No. Todos

TENEMOS moco. Existen varios tipos de mocos y todos ellos tienen funciones diferentes.

En este mismo momento, muchos de nuestros tejidos (desde los más imaginables como la

boca, los ojos y la nariz hasta los más pudendos como el ano o los genitales) se protegen

con mucus.Los pulmones, por ejemplo, producen mucus para protegerse contra la deshidratación,

el estómago para que el jugo gástrico no lo ataque, el esófago como lubricante para que no se nos

quede a medio camino la pechuga de pollo. Y así sucesivamente. Para más información pueden

leer aquí.

Pero aboquémonos al que llamamos moco en criollo, al que se saca con el dedo de la nariz y

con el que algunas personas muy creativas pueden incluso construir esculturas.

Page 3: Mocos y Colores

Normalmente nuestro cuerpo produce cantidades de moco razonables (un adulto estándar

puede producir aproximadamente 3/4 litro por día) gracias al trabajo de unas células que se

llaman caliciformes y recubren el interior de la cavidad nasal. Son el filtro que tiene la nariz para

evitar que ingresen impurezas a los pulmones (“atrapan” polvo, polen, bacterias, etc). Además

sirven para lubricar y limpiar las membranas de la nariz, humedecer el aire y regular su

temperatura. Y esto que puede parecernos repugnante y asqueroso, en realidad es una barrera

de protección que nos salva la vida. 

Normalmente el moco, que está formado por más de un 95% de agua, es transparente y no

nos gotea de la nariz. Es más, la mayor parte la tragamos y no nos damos cuenta. Pero todo

esto puede cambiar…

Si nos contagiamos un virus o una bacteria que entra en nuestro cuerpo a través del

sistema respiratorio, la única manera de limpiar la nariz y así poder deshacernos de tanto

bicho es a través de los mocos y los estornudos que hacen salir con fuerza el aire y arrasan

con todo a su paso. Por eso es que el resfrío y los mocos en exceso siempre van de la mano. En

un principio, los mocos son semitransparentes y muy fluidos. Esos que parecen “agüita” saliendo

de la nariz y que nos gotean constantemente. Pero, a medida que avanza el resfrío cambia la

consistencia y también el color. Así, por ejemplo, para los más detallistas pasamos de amarillo

pastel a amarillo verdoso, a verde brillante y verde musgo. El problema parece ser que surge

justamente cuando cambian de color. Y esto es, en parte, porque por alguna razón hay una regla

implícita en nuestra sociedad que sentencia: “Si los mocos son verdes hay que tomar

antibióticos”. ¿Cuán cierto es?

En general la culpa de los resfríos la tienen dos familias de virus: los rinovirus y los

coronavirus. Así que por ese lado, de bacterias ni hablar. Y ya sabemos que si no hay

bacterias, los antibióticos no tienen nada que hacer. Pero en realidad, las bacterias

aparecen al fin y al cabo. Y esto ocurre porque aprovechando el caos que generan los virus, ven

la oportunidad de atacar. Por esomuchas veces lo que empieza como una infección viral

puede terminar siendo bacteriano. Y el cambio de color tiene algo que ver con esto.

La explicación clásica que se dio durante muchos años a este cambio es que el color verde

era culpa de la existencia de dos tipos de bacterias en el moco: Stafilococus aureus, de color

amarillo-oro (por eso aureus) y Pseudomonas pyocyanea, de color azul (por eso cyan). Todos

aprendimos en la escuela primaria que si mezclamos amarillo y azul obtenemos verde.

Dependiendo de la cantidad que pongamos de uno u otro color, tenemos toda la gama del arcoíris

de los mocos. Esta explicación es concisa, sencilla y hasta permite a los hinchas de Boca decir que

llevan a su equipo no solo en la sangre sino también en los mocos.

 

Hoy por hoy (y esto puede cambiar como todo en la Ciencia) se piensa que el color en

realidad es una consecuencia de la batalla que ocurre entre nuestras propias células de

defensa y estos bichos inmundos que nos quieren enfermar. Dijimos que en el caos las

bacterias empiezan a poblar nuestros mocos naturales. Imagínenlo como una película de acción.

Page 4: Mocos y Colores

Nuestros soldados de defensa están luchando contra los virus. Y aprovechando la distracción, por

detrás nos atacan las bacterias. Y claro, nuestro sistema de defensa reacciona, se prepara para

pelear en ambos flancos y ¡acción! Algunos de estos soldados son los neutrófilos (con más

detalle aquí y aquí), encargados de “tragarse” (fagocitar) a toda bacteria o agente sospechoso que

encuentren a su paso. Cuando un neutrófilo fagocita una bacteria la tiene que destruir. Para

eso tiene a su disposición varias herramientas: enzimas, especies reactivas de oxígeno, etc.

Una de estas enzimas pertenece al grupo de las peroxidasas, que tiene un alto contenido de

hierro porque lo utilizan como cofactor.

Cuando la batalla está en su punto máximo, hay víctimas de ambos bandos y los mocos (que

vendrían a ser el pegajoso campo de batalla) se llenan de células muertas, restos de bacterias

y enzimas, entre ellas la peroxidasa. Este hierro desparramado por ahí en distintos estados

de oxidación y formando distintos compuestos es el que daría a los mocos su llamativo

color verde.

Hay un detalle complementario y es que la presencia del moco verde duro significa que las

mucosas están resecas y necesitan hidratación. Después de todo el moco es casi todo agua.

 

En resumen, haber bacterias en el moco verde hay pero eso no significa que deban

erradicarse con antibióticos porque el origen de la enfermedad lo produjeron los virus. Pero

hay veces en que, pese a tener un virus, nos recetan antibióticos. Y esto que vimos recién

es la explicación: tantas bacterias aprovecharon para colarse que necesitamos un poco de

ayuda “extra” para destruirlas antes de que todo empeore. Para una explicación mucho más

técnica de qué pasa con el moco cuando nos enfermamos pueden leeresto. 

Y como siempre recuerden que ante cualquier síntoma o duda hay que consultar al

médico que es el que tantos años estudió para poder ayudarnos y diagnosticarnos, no limpiarse la

nariz con la manga y menos que menos dejar pegados los mocos en el pasamanos del colectivo.