HOMILIA CON MOTIVO DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR

MISA DE ENVIO DE ROMEROS

AÑO A

D. MARIANO CABEZA PERALTA

PARROQUIA EL SALVADOR DE BAEZA

Celebramos la solemnidad de la Ascensión del Señor al cielo y la Pascua

toca a su fin.

Cristo Resucitado ha dado las últimas instrucciones a sus discípulos

durante cuarenta días.

Así en la Biblia, en la liturgia se repiten los tiempos. Cuarenta días de

preparación para la Semana Santa, cuarenta días de apariciones del

Resucitado después de la Semana Santa, hacemos el último tramo del

camino pascual que tendrá su meta en la Fiesta de Pentecostés, la venida

del Espíritu Santo.

Precisamente, en el contexto entre la Ascensión y Pentecostés os

bendecimos y enviamos desde nuestra Parroquia de El Salvador a los que

de una forma u otra vais hacer el camino.

Al igual que en la parábola de la viña y los trabajadores, algunos saldrán al

comienzo de la jornada, otro a media mañana y otros al atardecer, pero

todos fueron a la viña del Señor y recibieron el mismo salario.

Algunos saldréis el lunes, otros a media semana, y otros llegaremos el

viernes casi para el rezo del Santo Rosario. Caminos distintos que tienen

un mismo origen, la fe en Jesucristo, el amor a la Virgen del Rocío, la

comunión durante todo el año como hermanos rocieros. Caminos que

tienen un mismo fin, compartir en fraternidad unos días, como la primitiva

Iglesia, compartiéndolo todo, poniéndolo todo en común. El fin de

encontrarnos con el Señor, de recibir la gracia del Espíritu Santo,

conducidos por la mano amorosa de la Virgen del Rocío que nos sentará a

la mesa de su Hijo, el domingo de Pentecostés en el real del Rocío.

Allí con todas las hermandades, asociaciones, grupos parroquiales y

devotos en general, escucharemos la Palabra de Dios, haremos solemne

profesión de fe después de escuchar la enseñanza de la Iglesia y nos

acercaremos a recibir al Pastor Divino en Eucaristía de Salvación, en

Cuerpo y Sangre derramada por nosotros para el perdón de los pecados.

Ha pasado otro año desde el último rocío y es que el tiempo va muy

deprisa, casi como el transcurso de nuestra vida.

En el pregón del rocío que pronuncié recientemente en Madrid a la

hermandad de la Estrella les hacía esta reflexión en verso:

Despierta del dulce sueño,

Deja de pensar en el Rocío.

Abre tus ojos, hermano,

Tu sueño se ha cumplido.

Levanta tu mida al cielo,

¿Qué ves?, ¡el Rocío!

Despierta del sueño hermano,

Tu sueño ya se ha cumplido.

Mírala a los ojos,

Háblale al oído,

Cuéntale todos tus sueños

Porque todo está cumplido.

El invierno ha pasado,

El campo está florecido,

Despierta del sueño hermano,

Que estamos ya en el Rocío.

En el camino que vamos a emprender hay momentos para todo, por eso

qué oportuno celebrar el envío en esta fiesta de la Ascensión, porque

quien nos envía es el mismo Señor Resucitado con estas palabras que

hemos escuchado:

“Id y haced discípulos de todos los pueblos”.

Escuchar a Dios en el camino. Hay oportunidades frecuentes. Cuando

celebréis la Santa Misa, cuando recéis el ángelus, el santo rosario, cuando

te quedes mirando el simpecado al final del día en la oscuridad de la

noche, sólo con la penumbra de las velas que alumbran la cara de la

Virgen.

Pero también hablar de Dios a los demás. Cuántas maravillas hace en

nuestra vida, cuánto amor derrama sobre nosotros. Podemos ir

sembrando el camino al Rocío de semillas de Dios. Hay tiempo para todo

en el camino, también para hablar de Dios a los demás.

La Virgen así nos invita, “haced lo que él os diga”. Y el Señor nos ha dicho

que vayamos, que nos pongamos en camino, que hagamos discípulos, es

decir, otros seguidores de Cristo, hermanos cristianos para recorrer juntos

el camino de la vida que termina con la gran y definitiva fiesta del cielo.

Pido al Señor por vosotros y os deseo un feliz camino en estas claves que

hemos reflexionado. No os quedéis sólo en la superficie del camino, bajad

al sentido más profundo que tiene como peregrinación, como

oportunidad favorable para la revisión de vida y la conversión personal.

Termino con otro verso del pregón que dediqué a vosotros, rocieros de

Baeza desde las tierras madrileñas. Es un agradecimiento a los que fueron

por los caminos antes que yo y me lo enseñaron.

Vosotros me hablasteis del Rocío,

Vosotros me llevasteis hasta el Quema,

Vosotros me enseñasteis el camino,

Vosotros me hicisteis peregrino

Vosotros me acogéis en vuestra casa

Vosotros compartís vuestro destino

Vosotros me cantáis las alabanzas

De la Virgen Bendita del Rocío.

Dichosos seáis rocieros

Benditos sean los caminos

Benditos sean los que aman

Lo aprendieron de la Virgen del Rocío

Benditos sean los que enseñan

Con palabras y hechos el camino

Aquellos que el Rocío les ayuda

A ser testigos, del Pastor Divino

Que así sea.