miranda - puebla en escocia? investigacion y subdesarrollo musical

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ORDEN Y CAOS PARALAJES ¿Puebla en Escocia?: investigación y subdesarrollo musical Ricardo Miranda * Juan Gutiérrez de Padilla (1590-1664) fue uno de los artistas novohispanos más importantes y, sin duda alguna, fue el compositor más relevante de laAmé- rica del siglo XVII. Llegó a Puebla hacia 1622 y fue maesrro de capilla de esa ciudad desde 1639 hasta su muerte en 1664. Lo más fácil para comprender lo que represenra Gutiérrez de Padilla en la música novohispana es recordar que su música fue la contraparte sonora de una época dorada para Puebla, en la que se consagró y terminó su caredral, en la que su esplendor barroco se manifesró plenamente en plazas y edificios y en la que la fama y gloria de aquella ciudad de los Ángeles -punto medular del imperio entre Manila y Sevilla- alcanzaron una inrensidad quizá no superada. Si las letras novo- hispanas del siglo XVII se miden y aq ui- laran por la obra de sor Juana Inés de la Cruz, Gutiérrez de Padilla es el parámetro por excelencia de la música de aquel entonces. Pero no es -por el momento-la obra de Gutiérrez de Padilla lo que genera estas líneas tanto como su tenue lugar en nuestro imaginario cultural. Su música no se conoce con la que uno quisiera y aunque su nombre no es ajeno a diversos especialistas y a ciertos grupos coraJes mexicanos, las interpretaciones de su música distan mucho de ser apropiadas. ¿Qué será que impide a los coros mexicanos can- tar con mayor destreza técnica la polifonía colonial? ¿Qué será lo que hace del nombre de Gutiérrez. de Padilla una referencia especializada, a diferencia de otros artistas coloniales? * Pianista y musicólogo ARTE PARA APRENDER con facilidJd, y sitl Maestro, templJr y tañer rasgado la Guit:lrra de cinco órdc- m:s, Ó y tambien la de cunro 6 st:is órdenes, llamadas Guitarra EspañolJ, B.lndurria y V3ndo1:l, y winbiL'n el Tiple. con grande claridad la fur- macioo de los punIos Y 12 b. mol1.1dclS con pl'ir;c.ipalmcn. te se una tabla, que por ellJ se pue- de cifrar cualquiera rano" tor-arle y C::Jn- tarle por doce modos distintos, sacado de las mejores y Ma(:slros: disptlL'sto, rec<lpilado y aumcmado pOI' Andrés de Sotos. ¿Porqué su música. si es tan buena y extraordinaria. no se conoce? La clave de todas estas preguntas quizá radique en contestar la última de ellas. Porque si algún músico, aficio- nado. cantante o director coral mexi- cano desea comprar las obras de Gutiérrez de Padilla se llevará una sor- presa. Si lo que busca son los afamados villancicos de nuestro autor, habrá de mandarlos comprar en Caracas donde la Fundación Vicente Emilio Soja pu- blicó hace poco un cuaderno de dichas obras. Y si lo que se quiere son partitu- ras de música sacra -misas, motetes, etc.- entonces habrán de mandarse rraer... ¡desde Escocia! Esta singular si- tuación sería simplemente intolerable en otros terrenos. ¿Qué tal que para leer a sor Juana se importaran sus libros desde Escocia o que hubiéramos de importar desde Venezuela libros sobre las catedrales mexicanas? A nadie se le ocurriría tal cosa, sino todo lo contra- rio. Porque lo lógico es que lo mejor de nuestra cultura se exporte y no que se importe desde tierras tan dispares. Sin duda hay algo que anda mal en nuestro concepto del patrimonio cul- tural que hace que la difusión y estu- dio de un compositor tan importante para México requiera traer desde la isla de Lewis lo que, en principio, debiera editarse por cualquiera de las insritu- ciones estatales o federales que para eso están (Cenidim, Conaculta, Gobierno de Puebla, BVAP, etc.) Pero, según decíamos líneas arriba, aun para quien desea conocer a Padilla por me- dio de grabaciones, la cuestión no será muy diferente. Hay) es cierro, algunas grabaciones mexicanas, pero a todas luces lo mejor será buscarse un par de títulos grabados en Inglaterra o Esta- dos Unidos.! Sin embargo, más allá de la deficien- te preservación del patrimonio musi- cal y de los avatares del medio musical mexicano, las razones de tal paradoja rambién se nutren de una pobre valo- ración de tal música. Sin duda, las com- posiciones de Gutiérrez de Padilla no han merecido la atención debida por- que su valor y su significado, catego- rías complementarias. quizá resulten poco precisos. Tales valores no han sido Si el lector busca una grabación de la música del maestro poblano, el mejor disco monográfico dedicado a su música es el álbum PadíJ/a, Music of the Mexican Baroque, interpretado por Los Angeles Chamber Choir dirigidos por Peter Rutenberg (RCM 19901, Los Ángeles, 1999). 66jJunio 2002. UNIVERSIDAD DE MÉXICO

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MIRANDA - Puebla en Escocia? Investigacion y Subdesarrollo Musical

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Page 1: MIRANDA - Puebla en Escocia? Investigacion y Subdesarrollo Musical

ORDEN YCAOSPARALAJES

¿Puebla en Escocia?: investigación y subdesarrollo musical

Ricardo Miranda *

Juan Gutiérrez de Padilla (1590-1664)fue uno de los artistas novohispanosmás importantes y, sin duda alguna, fueel compositor más relevante de laAmé­

rica del siglo XVII. Llegó a Puebla hacia1622 y fue maesrro de capilla de esaciudad desde 1639 hasta su muerte en1664. Lo más fácil para comprenderlo que represenra Gutiérrez de Padillaen la música novohispana es recordarque su música fue la contraparte sonorade una época dorada para Puebla, enla que se consagró y terminó sucaredral, en la que su esplendor barrocose manifesró plenamente en plazas yedificios y en la que la fama y gloria deaquella ciudad de los Ángeles -puntomedular del imperio entre Manila ySevilla- alcanzaron una inrensidadquizá no superada. Si las letras novo­hispanas del siglo XVII se miden y aqui­laran por la obra de sor Juana Inés dela Cruz, Gutiérrez de Padilla es elparámetro por excelencia de la músicade aquel entonces.

Pero no es -por el momento-la obrade Gutiérrez de Padilla lo que generaestas líneas tanto como su tenue lugaren nuestro imaginario cultural. Sumúsica no se conoce con la amplit~d

que uno quisiera y aunque su nombreno es ajeno a diversos especialistas y aciertos grupos coraJes mexicanos, lasinterpretaciones de su música distanmucho de ser apropiadas. ¿Qué seráque impide a los coros mexicanos can­tar con mayor destreza técnica lapolifonía colonial? ¿Qué será lo quehace del nombre de Gutiérrez. dePadilla una referencia especializada, adiferencia de otros artistas coloniales?

* Pianista y musicólogo

ARTE PARA APRENDERcon facilidJd, y sitl Maestro, ~ templJr ytañer rasgado la Guit:lrra de cinco órdc­m:s, Ó cucrda~; y tambien la de cunro 6st:is órdenes, llamadas Guitarra EspañolJ,B.lndurria y V3ndo1:l, y winbiL'n el Tiple.Demué~trll.secon grande claridad la fur­macioo de los [~ punIos na[Ura¡e~l Y 12

b. mol1.1dclS con L~mina'~1 ~ pl'ir;c.ipalmcn.te se pon~ una tabla, que por ellJ se pue­de cifrar cualquiera rano" tor-arle y C::Jn­tarle por doce modos distintos, sacado delas mejores Obra~, y Ma(:slros: disptlL'sto,

rec<lpilado y aumcmado pOI' Andrésde Sotos.

¿Porqué su música. si es tan buena yextraordinaria. no se conoce?

La clave de todas estas preguntasquizá radique en contestar la última deellas. Porque si algún músico, aficio­nado. cantante o director coral mexi­cano desea comprar las obras deGutiérrez de Padilla se llevará una sor­presa. Si lo que busca son los afamadosvillancicos de nuestro autor, habrá demandarlos comprar en Caracas dondela Fundación Vicente Emilio Soja pu­blicó hace poco un cuaderno de dichasobras. Y si lo que se quiere son partitu­ras de música sacra -misas, motetes,etc.- entonces habrán de mandarserraer... ¡desde Escocia! Esta singular si­tuación sería simplemente intolerableen otros terrenos. ¿Qué tal que para leera sor Juana se importaran sus librosdesde Escocia o que hubiéramos de

importar desde Venezuela libros sobrelas catedrales mexicanas? A nadie se leocurriría tal cosa, sino todo lo contra­rio. Porque lo lógico es que lo mejorde nuestra cultura se exporte y no quese importe desde tierras tan dispares.

Sin duda hay algo que anda mal ennuestro concepto del patrimonio cul­tural que hace que la difusión y estu­dio de un compositor tan importantepara México requiera traer desde la islade Lewis lo que, en principio, debieraeditarse por cualquiera de las insritu­ciones estatales o federales que paraeso están (Cenidim, Conaculta,Gobierno de Puebla, BVAP, etc.) Pero,según decíamos líneas arriba, aun paraquien desea conocer a Padilla por me­dio de grabaciones, la cuestión no serámuy diferente. Hay) es cierro, algunasgrabaciones mexicanas, pero a todasluces lo mejor será buscarse un par detítulos grabados en Inglaterra o Esta­dos Unidos.!

Sin embargo, más allá de la deficien­te preservación del patrimonio musi­cal y de los avatares del medio musicalmexicano, las razones de tal paradojarambién se nutren de una pobre valo­ración de tal música. Sin duda, las com­posiciones de Gutiérrez de Padilla nohan merecido la atención debida por­que su valor y su significado, catego­rías complementarias. quizá resultenpoco precisos. Tales valores no han sido

Si el lector busca una grabación de lamúsica del maestro poblano, el mejordisco monográfico dedicado a sumúsica es el álbum PadíJ/a, Music ofthe Mexican Baroque, interpretadopor Los Angeles Chamber Choirdirigidos por Peter Rutenberg (RCM

19901, Los Ángeles, 1999).

66jJunio 2002. UNIVERSIDAD DE MÉXICO

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nderados. su música no ha sido in-·gada. Este es. sin duda. el puntoular que explica las absurdas situa­

nes ya descritas. Hace falta investi-• estudiar y exponer cuáles puedenlos acierros hiStóricos y est~ticos demúsica como esa. Mientras tal ejer­

o no se lleve a cabo y se difunda.• traS no exisra investigación sine·

. ysostenida sobre nuestra músi­¡,-pasa<1a. pero rarnbi~n presente- el

de 6ta en nuestra cultura seguiráconfuso.

investigación musical en Méxicorodavla en una erapa b:isica. A la

de musicólogos se contraponenserie de vicio y actitude que re­

lamentables. Muy pocos recur­.e destinan a la investigacióno y buena parte de 6tos. es tris­

nocerlo. se transforman en che-para personas que poco o nad•. uyen yque a duras penas reúnen

. os requi itos que la investi­musical requiere.

Es necesario revisar a fondo la cues­tión de la investigación musical ennuesrro país. Se impone asignarle ma­yores recursos y diversificar sus alcan­ces. abrir espacios para la investigacióntcórica y crear nuevas formas para ladifusión de grabaciones y partituras. Seimpone, asimismo, una depuración dequienes ostentan plazas y prebendas enlugares como el Cenidim y algunasuniversidades públicas y que no reúnenlos mJnimos requisiros profesionalespara el ejercicio de una disciplina tanprofesional y esrablecida como cual­quier otra. Sería deseable que esas pla­zas se abrieran a los investigadores

ORDEN YCAOS

jóvenes, algunos de los cuáles realizansus estudios en condiciones verdade­ramente heroicas. Mientras ello no ocu­rra, seguiremos importando partiturasde Escocia, pero sobre rodo. seguire­mos acusando esa confusión respectoal valor de nuestra tradición musical,esa ofuscación respecro a los composi­tores importantes del pasado y esa sor­dera respecto a los brillantes creadoresactuales. Sordera, ofuscación, carenciade recursos... signos inequivocos de unlamentable subdesarrollo en materia deinvestigación musical.•

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