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MIGUEL SANCHO RIVERA De Torreblanca...al cielo
SALA EXPOSICIONS AJUNTAMENT VELL DE TORREBLANCA
Siempre me ha gustado dibujar. Tengo esa afición. Veo dibujos y me los quedo mirando, estudiando durante horas y horas. En la escuela de mi amado pueblo, Torreblanca, con los maestros Don José Persiva, y Don Domingo Mañes, yo era el xiquet al que le encargaban salir a la pizarra y trazar el dibujo del día. El mismo que ilustraba a diario la lección del maestro.
Años más tarde, en los cursos de bachiller, descubrí un paraíso visual en aquellas revistas juveniles del régimen entonces imperante (Tesón, Amanecer, Clarín) de la mano de próceres como el doctor Eulogio Ripollés. Hablamos de los años 1950 a 1955. Con los estudios de Magisterio y Aparejador, y el posterior desarrollo de la carrera profesional, nada de nada. Estudiar y estudiar, trabajar y trabajar. Que no era poca cosa.
Ya casado, durante unas vacaciones de verano con mi mujer y mis dos hijas en los Pirineos, de pronto le comento a María Luisa: ¡Si tuviera algo de papel me pondría a dibujar lo que veo! Ella no contesta, se levanta, entra en la casita y sale con un bloc de dibujo, lápices y rotuladores. Y así retomé esta ilusión. ¡Gracias cariñet!. Me inscribí en lo que ahora llaman taller, y comencé de nuevo con el óleo, la acuarela y decenas de bodegones, paisajes urbanos o retratos. Y llegó la jubilación. Me hacen una fiesta, me regalan el mejor caballete, caja de pinturas, me preparan bien. La vida continua y a otro taller…
Puedo decir con orgullo que he sido el ultimo alumno de Ramón Catalán, gran pintor y maestro del retrato. Lo recuerdo sentado a mi lado: ¡Siga, siga usted sin miedo! Y aún sigo...Don Ramón.
Dibujo y coloreo, casi todos los días, para mi y los míos. De exponer nada. Y cuando muestro lo que hago, siempre la misma pregunta: ¿Por qué no expones? Y como un día flojo lo tiene cualquiera, pues aquí estoy. Pinto lo que me atrae, lo que quiero. Amo mucho a mi pueblo y es lo que mas traslado a mi papel. Esta es mi primera exposición. Y les confieso que estoy hecho un flan y tengo miedo, pero me vence la ilusión…
Miguel Sancho Rivera
Recuerdo las primeras palabras que intercambie con el
protagonista de la exposición que todos ustedes tienen ahora la
suerte de disfrutar: “la pintura siempre debe superar a la
realidad, ser incluso mejor”. Es una frase que retrata, nunca
mejor dicho, al artesano que la pronuncia. Porque Miguel
Sancho Rivera es precisamente eso, un alquimista meticuloso
en pos de aumentar la belleza de la realidad. Pero no de una
belleza cualquiera, sino la que le ofrece una musa llamada
Torreblanca. Y eso no es cualquier cosa.
Decía Cervantes que para ser universal hay que ser primero
local. Y estoy de acuerdo con el manchego más universal y local
que ha dado nuestra historia. Si la infancia es la patria de los
hombres, no puede existir otra Arcadia que no sean las calles y
plazas de la ciudad o el pueblo donde crecimos. Es ahí, en sus
rincones, donde se esconden los secretos de cientos de tardes
invernales al abrigo de la estoreta y no pocos juegos estivales en
sèquies con perfume a azahar.
Miguel bebe de esas mismas fuentes y lo plasma con una
técnica magistral en cada una de las obras que forman parte de
esta exposición. Mejor dicho, en esta declaración de amor en
toda regla hacia Torreblanca. Un cortejo que comparte con este
arquero de la palabra, a quien sus obras han despertado no
pocos recuerdos de un tiempo pasado que casi siempre fue
mejor. Solo me queda desearles que disfruten de este paseo por
la Torreblanca- de ayer y hoy- de la mano de uno de sus vecinos
más dotados para el arte. Y lo que es más importante: de un
torreblanquí que sabe que el mayor de los tesoros siempre se
encuentra en lo cotidiano, en lo cercano, en los recuerdos que se
esconden tras esas fachadas arquitectónicas. Por eso la vida
siempre imita al arte. También en Torreblanca.
Manuel Vives Vinuesa
Periodista
MIGUEL SANCHO RIVERA
DE TORREBLANCA...AL CIELO
SALA EXPOSICIONS AJUNTAMENT VELL DE TORREBLANCA
DEL 8 AL 17 DE AGOSTO
HORARIO: 18.00 A 21.00 HORAS