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OBRA COMPLETA, I 5 é C ervantes qRAN SU It AN A INTO dE AMOR tdlCION dE Florencio S eví IL a A rroyo y A ntonio R ey H azas ALIANZA EDITORIAL

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Page 1: Miguel de Cervantes - La gran sultana El laberinto de amor Edición, introducción y notas de Florencio Sevilla Arroyo y Antonio Rey Hazas

OBRA COMPLETA, I 5

é C er v a n tes

qRAN SU It AN AINTO dE AMOR

t d lC I O N d E

Fl o r e n c io S e v íILa A r r o y o y A n t o n io R ey H azas

ALIANZA EDITORIAL

Page 2: Miguel de Cervantes - La gran sultana El laberinto de amor Edición, introducción y notas de Florencio Sevilla Arroyo y Antonio Rey Hazas

i com o n ov e I ís ta MIGUEL DE CERVANTES no t ie n e

pARANqÓN, COMO d RAM ATURDO NI SIQUIERA p u d o LLeVAR A ESCENA eL

q itu E so dE su p R o d u cc iÓ N ; L o p t dE Vec,a se a Izó c o n « Ia

MONAROUÍA CÓMICA» EN SU TIEMpO. De A ll í QUE SUS «OcllO

COMEdÍAS y o c h o ENTREMESES» SE VEAN CONfÎNAdoS A La ¡MpRENTA

CON E l SubT ÍTu lo dE «NUNCA REpRESENTAdoS». Así y T o d o , Ias

COMEdÍAS ENTRAÑAN SINqulARES EXPERIMENTOS dRAMATICOS TENdENTES

A RENOVAR Ia COMEdlA ÁUREA y LoS ENTREMESES SE aIzAN COMO

AUTÉNTICAS obRAS MAESTRAS d E l qÉNERO. P o s íb ÍE REEÍAboRAciÓN dE

una pÎEZA ANTÍquA, LA GRAN SULTANA se aLza com o La m e jo r

COMEdÍA dE CAUTIVOS d s l Vo lUMEN, pUES COMblNA qENlAÍMENTE Ia

L it e r a t u r a su R q id A en t o r n o a I pERSoNAjE d s C a ta I ín a de Ovisdo

c o n eL e n to rn o b isT Ó R ico dEl G r a n T u r c o , A d ob Á N doLos co n

¡NTRiqAS SECUNdARIAS y c o n La F iquRA d s UN lo q R A d o qRACÍOSO:

M A d R iq A l. EL LABERINTO DE AMOR o F re c e una m u estra A lq o

MENOS CONSEquidA, pOR SU CONFUSA AMAÍqAMA dE ELEMENTOS

UqENdARÍOS QUE TRENZAN TRES ¡NTRiqAS AMOROSAS, AUNQUE E l lo NO

RESTA NINqÚN INTERÉS A l pROpÓSITO EXPERIMENTAL dE CERVANTES,

QUIEN dESCR lbs SUS CONTENldoS COMO «dlSpARATES y MARAÑAS dE

amor». La presente Ed ic iÓ N — lUvAdA a cA b o p oR F L O R E N C IO

S EV ILLA A R R O Y O y A N T O N IO R E Y H A Z A S , P roFesores d E

L ite ra tu ra dE Ia UNÍVERsidAd Autónoma dE MAdRid— ES TA bU cc

eL texto c r ít ic o ds Ias COMEdÍAS a p a r t ir dE Los ORiq iNAÍES más

FidEdiqNos y a La vista dE Las E d ic ioN ES más AUTORizAdAS. Va

ACOMPAÑABA dE UNA ANOTACION ESENCIALMENTE ¡nFoRMATIVA y

EXplicATÍVA --- SIN dEjAR pOR e LLo dE Sa LÍR a L pASO dE Los

dîFERENTES pRob lEM AS QUE pRESENTAN AMbAS piEZAS--- y dE UÑA

ÍNTRoduCCiÓN QUE REVISA y ACTUALIZA LaS dîFERENTES

INTERPRETACIONES dE LaS MISMAS. En CONjuNTO, pUES, SE Le oFrECE

aL L e c to r un t e x to R iq u R o so , e n r íq u e c íc Io p o n un a p a r a to c r í t iq o

Α ρ το p a ra T o d o τ ϊρ ο dE p ú b l ic o .

M iq u c l dE C e r v a n t e s

OBRA COMPLETA, 1 5

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Miguel de Cervantes:La gran sultana

El laberinto de amor

Edición, introducción y notas de Florencio Sevilla Arroyo

y Antonio Rey Hazas

ALIANZA EDITORIALcon la colaboración del CENTRO DE ESTUDIOS CERVANTINOS

Armauirumque
Armauirumque
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C e rv a n te s c o m p le to , X VSerie coordinada por Carlos Alvar

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© De la edición: Florencio Sevilla Arroyo y Antonio Rey Hazas © Centro de Estudios Cervantinos © Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1998

Juan Ignacio Luca de Tena, 15; 28027 Madrid; teléf. 393 88 88 ISBN: 84-206-4365-3 Depósito legal: M. 13.833-1998Impreso en Gráficas ANZO S. La Zarzuela, 6 . Fuenlabrada (Madrid) Printed in Spain

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In tr o d u c c ió n

E ltea tro d e C ervantes: seg u n d a épo ca

Cuando a finales de 1615, próxima ya su muerte, Cervantes se de­cide a publicar sus Ocho comedias y ocho entremeses nuevos, nunca repre­sentados, único impreso teatral que nos ha legado, ofrece al lector dieci­séis ensayos dramáticos definidos ya desde el título no sólo por su novedad, como era tópico, sino también —lo que es más sorprendente— por el hecho de no haber sido nunca llevados a la escena. De este mo­do, el título mismo del volumen incluye el reconocimiento expreso de su carencia fundamental: la de unas obras concebidas para la represen­tación que no se representaron jamás.

La definición resulta más chocante aún si se tiene en cuenta que el proceso habitual de publicación de los textos dramáticos de la época era el inverso, puesto que los dramaturgos vendían sus manuscritos, sólo para su puesta en escena, a los denominados "autores" de comedias (empresarios y directores de una compañía de cómicos), con quienes previamente contrataban sus obras, y no se preocupaban en absoluto por la edición de dichas piezas. Sólo muchos años después, cuando comprobaban que impresores sin escrúpulos estaban "pirateando" sus comedias y llevándose el beneficio de su impresión, reaccionaban y se ocupaban de publicarlas ellos, para evitar, sobre todo, que atribuyeran sus creaciones a otros autores y, en algún caso, que deturparan sus textos con supresiones, incorrecciones o adiciones espurias. Sírvanos de ejemplo el más importante de todos los dramaturgos del momento, Lope de Vega, quien, no obstante haber iniciado su actividad dramáti­ca hacia 1580, vio cómo se publicaba la Primera parte (volumen de

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π Miguel de Cervantes

12) de sus comedias en 1604, y reiteradamente, además, pues lo hacía en Valencia, Valladolid, Madrid y Zaragoza, sin que él interviniera ni se preocupara por ello en absoluto. Lo mismo sucedió con la Segunda parte (1609, Madrid, Valladolid, Pamplona) y con la Tercera (1611), de cuyas doce comedias, sólo tres eran de Lope; e incluso con la Cuarta (Madrid, 1614), publicada por Gaspar de Porres, amigo de Lope, a quien posiblemente habría dado antes su consentimiento. El Fénix sólo intervino a partir de la Novena, ya en 1617, cuando debía de ha­ber escrito y representado unas 600 comedias, a juzgar por las 800 que dice haber pergeñado en 1618 (parte XI), o por las 927 que menciona escritas en 1620 (parte XV). La prueba de su desinterés por la publica­ción de sus piezas dramáticas se expresa con nitidez en la dedicatoria de la mencionada Parte IX, donde dice: "no las escribí [...] para que de los oídos del teatro se trasladaran a la censura de los aposentos".

Cervantes, buen conocedor del teatro español1 de finales del siglo XVI y principios del XVII, del que no en vano era protagonista desta­cado, se hallaba inmerso en la misma situación editorial, como de­muestra el hecho de que las obras dramáticas de su primera época, las escritas y escenificadas entre 1580 y 1587, permanecían sin editar treinta años después. Sin embargo, a diferencia de lo que hacían gene­ralmente los demás dramaturgos, nuestro autor no las reunió nunca para imprimirlas, sino que, al revés de lo usual, publicó únicamente las comedias de factura más reciente, las que nunca habían sido llevadas al teatro. Tan insólito proceder, lejos de ocultarse, apareció notoriamente destacado en el título mismo del volumen, que incluyó la llamativa afirmación de que los nuevos textos dramáticos que contenía no había sido nunca representados. No cabe duda, en consecuencia, de que lo hi­zo así con plena intencionalidad crítica, consciente y voluntariamente, porque pretendía denunciar de manera explícita y clara el cerrado en­granaje comercial de los ya consolidados teatros españoles, impermea­ble a cualquier novedad experimental que pudiera hacer peligrar sus cuantiosos beneficios. Un engranaje dominado por Lope de Vega, que

1 Conocimiento directo de lo concerniente a la representación que han demostrado, entre otros, los trabajos de Ricardo del Arco, "Cervantes y la farándula", BRAE> XXXI (1951), pp. 311-330; y A. Cotareloy Valledor, El teatro de Cervantes, Madrid, Tip. de la RABM, 1915, pp. 78 y 93. Para la situación general del teatro español en tiempos de nuestro autor, vid. J. E. Varey, "El teatro en la época de Cervantes", en Cosmovisión y es­cenografía: E l teatro españolen el Siglo de Oro, Madrid, Castalia, 1987, pp. 205-216.

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Ocho comedias, Introducción m

se había alzado con "la monarquía cómica" -en palabras de Cervan­tes- y había impuesto sus patrones dramáticos a escritores, público, cómicos y "autores". De ahí el peculiar título cervantino: dado que sus textos dramáticos eran nuevos, es decir, originales, diferentes a los del código lopeveguesco imperante, en consecuencia estaban condenados a ser, asimismo, nunca representados. Por eso, Cervantes los publicó, para que al menos pudieran ser leídos, ya que los empresarios teatrales no se los habían aceptado, porque tenían a "sus poetas paniaguados", les iba "bien con ellos", y "no buscafban] pan de trastrigo". Por eso mismo, al contrario, nunca imprimió sus viejas comedias, porque éstas sí se ha­bían podido representar, sin otros obstáculos ni impedimentos que los de su aceptación o rechazo por parte del público, único juez teatral aceptable para Cervantes.

El ostentoso e insólito engarce incluido en el título del libro entre novedad y falta de representación presuponía, por tanto, una censura y una protesta contra la cerrazón del sistema comercial de los teatros y contra el código dramático igualmente estereotipado que le abastecía de obras, liderado por Lope, henchido formulas convencionales, reite­radas una y otra vez hasta la saciedad, y con frecuencia ajenas a la reali­dad de la que, según pensaba Cervantes, el teatro debía ser imagen re­conocible2. La publicación del volumen así titulado, implicaba, por tanto, una provocación contra dicho sistema, un desafío a la impene­trabilidad del mismo, que no ocultaba la orgullosa conciencia personal de Cervantes sobre la valía dramática de sus nuevas e innovadoras co­medias. Al mismo tiempo, claro está, evidenciaba también la concien­cia clara de una frustración, acompañada por un sentimiento de amar­gura y desencanto, precisamente porque nuestro dramaturgo sabía muy bien que el canal de difusión imprescindible de las obras dramáti­cas era el de su representación teatral.

Por eso, desde la altura frustrada del año 1615, desde el "ahora" fra­casado, Cervantes evoca en su prólogo con añoranza el pasado, el "an­tes", cuando sus piezas se representaron en los teatros madrileños con

2 Para ésta y para otras cuestiones sobre el teatro cervantino es básica la consulta de J. Canavaggio, C&vantès dramaturge: un théâiïe à naître, París, PUF, 1977. En cuanto a la interpretación cervantina del triunfo de Lope de Vega como la conclusión de un proceso histórico, vid.y asimismo, J. Canavaggio, "Juan Rufo, Agustín de Rojas, Miguel de Cer­vantes: el nacimiento de la comedia entre historia y mito", en La Comedia (ed. J. Cana­vaggio), Madrid, casa de Velázquez, 1995, pp. 245-256.

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IV Miguel de Cervantes

discreta acogida, sin trabas que lo estorbasen. Nada hay de extraño, por tanto, en que su recuerdo se tiñera de nostalgia al proyectarse sobre sus viejas piezas escenificadas entre 1580 y 1587, dado que a las nuevas se les había negado el acceso a las tablas, impidiendo así la finalidad pri­mordial para la que estaban concebidas.Al hacerlo, el insigne escritor marca con precisión dos momentos en su evolución teatral; dos épocas contrapuestas: una en la que representó y no publicó, y otra en la que, al contrario, publicó porque no le dejaron representar3. A ésta pertenecen las dos obras que nos ocupan ahora, publicadas ambas en el volumen de 1615, aunque haya que matizar el asunto en lo referente a E l laberinto de amor, escrita seguramente hacia 1587-88, como cree Canavaggio; esto es, en el límite mismo entre las dos épocas mencionadas.

Nos situamos, pues, en dos tiempos distintos simultáneamente, hacia 1587, para E l laberinto de amor, y bastantes años después, para La gran sultana, que debió de escribirse entre 1606 y 1610, tras el re­greso definitivo de su autor a la Corte; tanto, pues, en el comienzo de sus actividades como comisario real de abastos para la armada Inven­cible, esto es, cuando el mismo Cervantes dice: "tuve otras cosas en que ocuparme y dejé la pluma y las comedias", como cuando, veinte años más tarde, establecido en Madrid tras el éxito del Quijote, confiesa: "volví a mi antigua ociosidad, y, pensando que aún duraban los siglos donde corrían mis alabanzas, volví a componer algunas comedias; pero no hallé pájaros en los nidos de antaño; quiero decir que no hallé autor que me las pidiese". E l laberinto de amor, por tanto, se halla muy cerca de los años en que Cervantes alcanzó cierta popularidad en los corrales de comedias madrileños: "compuse en este tiempo hasta veinte come­dias o treinta —dice en el Prólogo al lector-, que todas ellas se recitaron sin que se les ofreciese ofrenda de pepinos ni de otra cosa arrojadiza; co­rrieron su carrera sin silbos, gritas ni barahúndas";4 en el momento en que ya empezaba a iluminarse esa "edad oscura del teatro español" que

3 La mayor parte de los estudiosos de la cronología coinciden en señalar dos épocas, aunque J. Canavaggio, en Cervantes dramaturge, prefiere hablar de tres, y marca una eta­pa intermedia entre 1587 y 1606, bastante difícil de precisar con fechas, aunque crono­lógicamente necesaria.

4 Miguel de Cervantes, Obra completa. III. Ocho comedias y ocho entremeses. E l trato de Argel. LaNumancia. Viaje del Parnaso. Poesías sueltas, ed. de Florencio Sevilla y Antonio Rey Hazas, Alcalá de Henares, Centro de Estudios Cervantinos, 1995, pp. 25-26.

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Ocho comedias, Introducción V

abarca los años 1560-1590, de la que "sabemos muy poco de las tropas ambulantes, y mucho menos de las obras que respresentaban".5

De todas esas obras teatrales, evocadas con nostalgia treinta y tantos años después, sólo conservamos dos, Los tratos deArgelyLa Numancia, y quizá una tercera, La Jerusalén,6 aunque Cervantes menciona los títu­los de otras ocho en la Adjunta en prosa al Viaje del Parnaso, cuyos textos, con la posible excepción citada, no se han conservado: "[...] y a no ser mías -dice-, me parecieran dignas de alabanza, como lo fueron Los tratos de Argel, La Numancia, La gran Turquesca, La batalla naval, La Jerusalén, LaAmaranta o la del mayo, E l bosque amoroso, La única y La bizarra Arsinda, y otras muchas de que no me acuerdo. Mas la que yo más estimo y de la que más me precio fue y es de una llamada La confusa, la cual, con paz sea dicho de cuantas comedias de capa y espa­da hasta hoy se han representado, bien puede tener lugar señalado por buena entre las mejores".7

El último título de esta primera época, que no el texto, se conserva en el contrato que Cervantes firmó con Gaspar de Porres el 5 de marzo de 1585, por el cual se comprometía a entregarle dos comedias, la ya mencionada Confusa, que ve así iluminada su fecha de composición, y E l trato de Constantinoplay muerte de Selim; aquélla, "dentro de quince días de la fecha desta carta", y ésta, "para ocho días antes de la Pascua de Flores"; por ambas recibiría la cantidad de 40 ducados, 20 a cuenta y los otros 20 a la entrega de la segunda pieza.8

Así pues, de la producción nada desdeñable de esta primera época,

5 En palabras de J. E. Varey, "El teatro en la época de Cervantes", p. 208.6 Si se confirma la más que probable atribución cervantina sostenida por Stefano Arata,

"Edición de textos y problemas de autoría: el descubrimiento de una comedia olvidada", en La Comedia (ed. Jean Canavaggio), Casa de Velázquez, 1995, pp. 51-75. La obra se denomina exactamente La conquista de Jerusalén por Godojre de Buulón> y ha sido publi­cada por el mencionado investigador en Criticón, 54 (1992), pp. 9-112.

7 F. SevillayA. Rey, Obra completa. III, p. 1350. Esta comedia de capay espada, escri­ta hacia 1585, debió de ser una de las más aplaudidas de su época, pues se mantenía aún vigente 42 años después: figuraba en el repertorio de un "autor" ae comedias llamado Juan Acacio todavía en 1627, como ha comprobado V. Esquerdo Sivera, "Acer-ca de La confusa de Cervantes", en Cervantes. Su obra y su mundo, Madrid, 1981, pp. 243-247. Nuestro autor lo sabía muy bien, pues en Xa. Adjunta (1614), como acabamos de leer, di­ce de ella no sólo que "fue", sino también que ' es".

8 El contrato fue descubierto por Cristóbal Pérez Pastor, quien se lo comunicó a F. Rodríguez Marín, el cual lo publicó en La Ilustración Española y Americana, 8 de mayo de 1913. También se encuentra en las Memorias de la RAE, X, p. 101.

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VI Miguel de Cervantes

sólo conservamos dos textos, o puede que tres, los títulos de once y la referencia de que fueron veinte o treinta las piezas escritas. Eso sí, todas ellas representadas con relativo éxito en los corrales de comedias madri­leños, hecho diferencial que motiva el nostálgico recuerdo de Cervan­tes, a quien se le han cerrado las puertas de los teatros en 1615.

La cuestión que surge de inmediato es obvia: ¿Por que, entonces, dejó don Miguel de escribir comedias en 1587, si la acogida de los es­pectadores había sido, cuando menos, discreta? ¿Acaso su actividad dramática no era tan prometedora como él la recuerda? La respuesta que da el propio dramaturgo en su prólogo a Ocho comedias no explica nada, pues se reduce a la siguiente y lacónica frase: "tuve otras cosas en que ocuparme, dejé la pluma y las comedias". Seguramente le pareció más productiva y beneficiosa la tarea de comisario de abastos de La In­vencible, y, a poco de acabarse ésta, la de recaudador de impuestos im­pagados. Nada más lógico, pues había de parecer, sin duda, mucho más atractiva económicamente. Sin embargo, juzgada desde los resul­tados materiales concretos que produjo, no fue así, ya qiie sus andanzas andaluzas no le acarrearon otra cosa que disgustos, sinsabores, penali­dades y bancarrotas, además de la cárcel en varias ocasiones y alguna que otra excomunión. Es cierto que Cervantes no podía prever de an­temano los obstáculos formidables que se le habían de oponer, ni, pro­bablemente, calculó bien su capacidad personal para semejantes me­nesteres; pero lo evidente fue que abandonó una carrera teatral sin escollos, si no excesivamente brillante, para dedicarse, a la postre, a una labor ingrata, mal remunerada y desagradable. Fuera por las circuns­tancias adversas, fuera por incapacidad personal, o fuera por cualquier otra razón, lo cierto es que fracasó una vez más. Cuando quiso volver al teatro, se encontró con sus puertas cerradas a cal y canto.

Desde esta atalaya frustrada, a pocos meses de su muerte, un Cer­vantes ya viejo y cansado rememoró, quizá con excesiva añoranza, sus primeros escarceos dramáticos, magnificándolos e idealizándolos un tanto. Desde el "ahora" ajeno a los corrales de comedias, los antiguos "siglos donde corrían sus alabanzas" debieron de parecerle más atracti­vos de lo que en realidad fueron. De ahí que sobrevalorara, posible­mente, sus primeras comedias, la mayor parte de las cuales pasaron sin pena ni gloria entre sus contemporáneos, con la excepción señalada de La confitsay, en menor medida, de la obra que nos ocupa, de Los tratos de Argel, mencionada, al menos, por Agustín de Rojas en su Loa de la

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Ocho comedias, Introducción vn

Comedid. Aunque, a juzgar por las comedias que escribió a contrapelo de los tiempos que corrían, también es aceptable suponer que, si se hubiera seguido dedicando al teatro, hubiera ocupado un lugar desta- cable en el nacimiento de la nueva comedia barroca española, al lado de Lope de Vega. Pero no lo hizo a tiempo, y ya no encontró "pájaros en los nidos de antaño". No obstante, él se juzgaba capacitado para haber ocupado un puesto más relevante en la historia del teatro espa­ñol, probablemente con razón, por lo que, junto a la conciencia de fia- caso, su actitud es simultáneamente de osadía crítica, rechazo del sis­tema y seguridad en su propia valía como dramaturgo.

Lo cierto es que no hay seguridad alguna sobre el dempo que trans­currió entre el final de la primera época y el inicio de la segunda, aun­que sí sabemos que que bien pudo volver a tomar la pluma y las comedias en 1592, puesto que de este año se conserva un contrato fir­mado en Sevilla con el autor Rodrigo Osorio, en el que Cervantes se compromete a escribir seis comedias con la condición de que si no Rie­sen como las mejores de sus contemporáneos, no cobraría. Bien es ver­dad que este documento carece de valor probatorio, a causa de que no menciona título alguno, por lo que desconocemos si llegó a escribir ta­les piezas o no; aunque, en todo caso, demuestra que la idea de volver al teatro le rondaba por la cabeza. La idea de "volver" o, simplemente, la de proseguir, pues como dice Agustín de la Granja: "Sin que poda­mos ajustamos a fechas precisas, ni siquiera -con seguridad— a priori­dades de composición de comedias, lo que sí empezamos a vislumbrar es un Miguel de Cervantes cada vez más comprometido con el teatro "vivo" en una década —la de los ochenta- en que la acdvidad de los comediantes era de absoluta efervescencia. Y (aunque algunos no lo ve­an claro) en otra, la de los noventa, en que también debió de seguir apasionadamente pendiente del teatro".10

La atención, el cuidado, el mimo con que Cervantes cuida la puesta en escena de sus Ocho comedias, algunas de las cuales parecen de finales del siglo XVI, es más propia de un dramaturgo comprometido de lleno

9 "Sus Tratos de Argel Cervantes/ hizo", dice Rojas, de pasada, al lado de otras obras de Juan de la Cueva, Alonso de la Vega, Francisco ae la Cueva, Loyola y otros; en E l viaje entretenido (1603), ed. de J. Ressot, Madrid, Castalia, 1972, p. 152.

10 Agustín de la Granja, "Apogeo, decadencia y estimación de las comedias de Cervan­tes", en Cervantes, Alcalá de Henares, CEC, 1995, pp. 225-254; en concréto, p. 239.

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vm Miguel de Cervantes

con su quehacer, que "desea ser el autor en todos los sentidos de la pa ­labra",11 que de un escritor que se limita a vender su manuscrito y se desentiende de todo lo que afecta a la representación, como acabará siendo habitual en el siglo XVII. Y es así, probablemente, porque la época en que ensayaba su arte experimental, incluida, la década de los años noventa, no le permitía hacer otra cosa. Si estas suposiciones fue­ran ciertas, no existiría apenas abandono de su actividad teatral durante los años de finales del siglo, aunque sus propias palabras así nos lo han asegurado.

La incertidumbre de la cronología, en cualquier caso, no nos permi­te otra cosa que sostener hipótesis más o menos factibles: ¿No dejó la pluma y las comedias, como dice? ¿Abandonó la actividad dramática desde 1587 hasta 1592? ¿Fue incluso más larga la interrupción, hasta 1600-1603, fecha en que fija su residencia en Valladolid? O, más aún, ¿prolongó su abandono hasta 1606, fecha de su retomo a Madrid? No lo sabemos con certeza, a causa de la, hoy por hoy, imposible datación rigurosa de sus piezas, ya que en el terreno de la cronología de sus co­medias, por decirlo con palabras de Wardropper, "cada cervantista tie­ne sus teorías predilectas, casi nunca verificables" .'2

El principal estudioso del teatro cervantino, Jean Canavaggio, se inclina por un período de interrupción muy breve, según el cual entre la primera y la segunda época, entre La Numancia y La casa de bs cebs, apenas si mediarían los dos o tres años que van desde 1585 hasta 1587-88. No habría, en consecuencia, lapso de tiempo significativo entre ambas épocas, sobre todo porque otra de las Ocho comedias que se publicó en 1615, El laberinto de amor, se habría escrito también en­tre 1587 y 1590.13 Si además concedemos valor al mencionado contra­to con Rodrigo Osorio,14 resultaría que Cervantes no habría abando-

11 Como decía Wardropper, "Comedias", Suma cervantina, Londres, Tamesis Books, 1973, p. 154.

12 Ibid., p. 152.13 Vid. Canavaggio, op. cit., pp. 1-32.14 "Por dilucidar queda entonces si el cautivo "Osorio" de Los baños de Argel fue siem­

pre el nombre de un personaje de ficción o el apellido —alguna vez- de una persona de carne y hueso. En el segundo supuesto, enseguida viene a la mente Rodrigo Osorio, un autor de comedias que en el Corpus de 1592 representa los autos de Toledo y a los pocos meses encarga a Cervantes seis comedias, en Sevilla; pero cuyas actuaciones se remontan al menos a 1580" (A. de la Granja, art. cit., p. 247).

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Ocho comedias, Introducción IX

nado verdaderamente su labor teatral. Aunque, dada la tajante afir­mación que hace el dramaturgo en 1615 ("tuve otras cosas en que ocuparme, dejé la pluma y las comedias"), parece que el período de interrupción debió de ser más largo.

Las investigaciones de Jean Canavaggio, hoy por hoy las más sope­sadas y fiables, que han tenido en cuenta todos los datos métricos, te­máticos, históricos y literarios, establecen la siguiente evolución, con­forme a tres épocas: Ia) 1581-1587: fase anterior al advenimiento de Lope de Vega, de la que sólo conservamos dos textos, Los tratos de Argel (1583) y la Numancia (1585), y quizá un tercero, La Jerusalén. 2a) 1587-1606: época caracterizada por ensayos esporádicos, como de­muestra el contrato con Rodrigo Osorio, en la que se incluirían las más antiguas de las Ocho comedias, esto es, La casa de los celos, E l labeúnto de amor (ambas entre 1587 y 1590) y quizá E l rufián dichoso, proba­blemente posterior a 1596. 3a) 1606-1615: período de regreso definiti­vo a Madrid, durante el que se escribirían la mayor parte de las Ocho comedias, quizá incluso E l rufián dichoso y, desde luego, La gran sulta­na, El gallardo español y Los baños de Argel en primer término, entre 1606 y 1610 seguramente, y La entretenida y Pedro de Urdemalas, que serían las últimas en componerse, poco antes de la publicación del vo­lumen en 1615.

Aun dentro del terreno de la mera hipótesis, quedan numerosos problemas sin resolver, ya que en la Adjunta en prosa al Viaje del Par­naso, fechada en 1614, Cervantes dice tener escritas seis comedias y seis entremeses, y al año siguiente, sin embargo, aparece un volumen con ocho comedias y ocho entremeses. Los estudiosos de principios de si­glo, Cotarelo15 a la cabeza, pensaron que el dramaturgo habría refun­dido aceleradamente dos obras de su primera época, concretamente, La gran turquesca se habría transformado en La gran sultana y El bosque amoroso en La casa de los celos.16 Tan sugerente hipótesis no parece

15 Armando CocareJo, "Obras perdidas de Cervantes que no se han perdido", BRAE, XXVII (1948), pp. 61-77.

16 También se refirió a la posibilidad de que La confusa hubiera pasado a ser El labe­rinto de amor, lo que es inaceptable, ya que La confitsay obra de su primera época de la que Cervantes estaba particularmente orgulloso (la Adjunta dice de ella que: "con paz se ha dicho de cuantas comedias de capa y espada hasta hoy se han representado, bien pue­de tener lugar señalado por buena entre las mejores"), seguía representándose en 1615 con su título, pues Cervantes dice que: "fue y es ' la comedia que más estima y de la que más se precia; palabras que corrobora el hecho de que la mencionada comedia figuraba

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X Miguel de Cervantes

aceptable, porque el volumen teatral cervantino insiste en que se trata de obras "nuevas" y "nunca representadas", lo cual se contradice fron­talmente con las supuestas refundiciones, ya que las piezas de su prime­ra época, además de "antiguas", fueron todas ellas "representadas".

En nuestra opinión, lo más probable es que Cervantes tuviera, co­mo dice, seis comedias nuevas preparadas para la imprenta en 1614, y seis entremeses, pero al ir a la imprenta se encomió con que el volu­men así configurado era demasiado pequeño para las costumbres edi­toriales de la época, ya que una parte tenía doce comedias, por lo que, seguramente a sugerencias del impresor, se vio obligado a añadir dos comedias y dos entremeses, con el objeto de que el libro resultara de un tamaño semejante a una parte de comedias al uso. Y como las refun­diciones no son aceptables, por las razones expuestas, y como además y resulta difícil creer que compusiera dos piezas tas interesantes y comple­jas como La entretenida y Pedro de Urdemalas, las dos últimas del vo­lumen, aceleradamente y con prisas, lo más probables, en consecuen­cia, es que acudiera a dos añejas comedias suyas, escritas acaso por las fechas en que finalizaba su primer período dramático, como La casa de los celos y E l laberinto de amor; piezas que nunca se habían representado y podían pasar por nuevas, aunque él no hubiera pensado incluirlas en el libro, en principio, porque quizá las consideraba demasiado arcaicas y alejadas de los gustos seiscentistas (no olvidemos que son las dos que utilizan menos romances, sólo 80 y 84 versos, respectivamente, de to­das las Ocho comedias, cuando uno de los pocos datos que se pueden usar para trazar su cronología y evolución es el aumento gradual de los romances).

En todo caso, sea como fuere la peculiar historia dramática cervan­tina, lo cierto es que nadie le aceptó para las tablas sus nuevas come­dias, sin duda porque no se adaptaban a las exigencias del público, hecho ya al gusto del teatro lopeveguesco. Lope de Vega, como dice Cervantes, se había alzado con la monarquía cómica, había impuesto sus patrones teatrales a escritores, público, cómicos y autores; los teatros se habían consolidado como la diversión más estable de la época, con el considerable engranaje económico anejo, que aconsejaba huir de cual­

todavía en 1627 en el repertorio de la compañía de Juan Acacio, como ha demostrado V. Esquerdo Sivera ("Acerca de La confina de Cervantes", en Cervantes. Su obra y su mundo, Madrid, 1981, pp. 243-247).

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Ocho comedias, Introducción XI

quier experimentalismo. Por ello, las comedias de Cervantes, que no se avenían bien con los moldes de la dramaturgia del gran Lope de Vega, escritas en una curiosa pugna de aceptación y rechazo de los estereoti­pos manidos del Fénix, quedaron fuera del sistema. No quedaba otra salida que su mera publicación, facilitada por el éxito inmenso del Quijote (1605) y de las Novelas ejemplares (1613), que le habían abier­to las puertas de la imprenta, y ayudada por el renovado gusto que el teatro espectacular, de aparato escénico, que había caracterizado en buena medida el quehacer dramático cervantino,17 registraba hacia 1615; y a ello se decidió nuestro autor, a la impresión de sus Ocho co­medias y ocho entremeses nuevos, nunca representados. Un volumen tea­tral que, en cualquier caso, y mientras no se fije la cronología de sus piezas, conviene seguir analizando dentro de la segunda época que él mismo marca con precisión, después del triunfo de la fórmula lopeve- guesca, pues, con independencia de que siguiera escribiendo obras dramáticas, o no, durante sus años andaluces de finales de siglo, lo cierto es que no las representó nunca, a diferencia de las primeras, todas ellas representadas, dato incuestionable que aconseja seguir mante­niendo la separación de sus dos épocas dramáticas.

17 Como dice A. de la Granja, art. cit., p. 252.

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Lagran su ltan a

Cronología yfiientes

La lécha de composición de nuestra obra es muy cercana a la de las otras dos piezas turquescas escritas durante la segunda época cervanti­na, El gallardo español y Los baños de Argel, aunque está mucho más perfilada que en ellas, gracias a las referencias cronológicas e históricas que hace el propio texto de la comedia. De hecho, podemos situar su escritura hada 1607-1608 con bastante precisión, pues a esos años nos llevan las alusiones a la llegada de los embajadores persas a España ("viendo que d grande rey de las Españas / muchos persianos en su Corte ha visto", w. 1036-37), que deben referirse a la tercera embaja­da, a juzgar por lo que d texto dice sobre la llegada de la heroína a Constantinopla en 1600:

Con la compra el gran cosariosobremanera contento,se vino a Constantinopla,creo el año de seiscientos;presentóla al Gran Señor,mozo entonces, el cual luegodel serrallo a los eunucoshizo el estremado entrego (w. 2303-10).

El eunuco cristiano Rustán, como sabemos, ocultó a la hermosa cautiva española de los ojos del Sultán durante seis años largos, casi siete ("seis años, y a siete van", v. 349), con lo que la acdón se sitúa con precisión en 1607 ya desde sus inicios, fecha, en consecuencia, de la llegada a la capital turca del embajador persa, que coincide con el descubrimiento de la hermosura de Catalina por Mamí.

Si a ello unimos la comparación política entre lo que significaba Persia para Turquía y Flandes para España ("que a nosotros la Persia así nos daña, / que es lo mismo que Flandes para España", w. 1080- 1081), corroboraremos la coincidenda cronológica, porque predsa-· mente en 1607 se produjo una nueva bancarrota en las finanzas de la corona española que obligó a Felipe III a firmar una tregua de doce años con los holandeses en 1609. Por si no fuera suficiente, también

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Sultana, Introducción xm

encaja con estos datos la alusión que hace Madrigal al autor y actor Alonso Martínez como ya muerto por esas fechas: "Alonso Martínez, que Dios haya, / fue el primer inventor de aquestos bailes" (w. 2134- 35). Por todo ello, es evidente que La gran sultana debió de escribirse hacia 1607-1608.18

Sus procedimientos de escritura, por otra parte, son similares a los que había seguido en El gallardo español, ya que, de un lado, y aunque parece una obra totalmente ficticia, por lo sorprendente de su peripecia argumentai, no lo es tanto, puesto que se basa en la historia real de los amores del Sultán Murad III o Amurates III, hijo de Selim II, el derro­tado en Lepanto, y Ssafidje, dama de origen cristiano de la conocida familia veneciana de los Basso, cuya madre debió de influir en el sos­tenimiento de la fe de su hija. Otras versiones que corrieron por la épo­ca hablaban de una dama cristiana de Corfú llamada Hasachi, o de que la propia madre del Sultán había sido cristiana. Sea cual fuere la versión de esta trama histórico-legendaria que llegó a los oídos de nuestro autor, resultó sustancialmente alterada, en cualquier caso, y se adaptó a la fantasía y a la invención literaria de Cervantes, ya que su dama es directamente española y cristiana, se llama Catalina de Ovie­do, y mantiene no sólo su credo, sino también sus costumbres, sus hábitos, sus amistades y hasta sus vestidos a la española, siendo en buena medida representante expresa de su país, pese a todo. El drama­turgo, en consecuencia, sometió una base histórica y legendaria míni­ma a una torsión fundamentalmente ficticia, y la interpretó con toda la libertad literaria que lo caracteriza, apoyándose en los raptos de cautivos por mar, a la manera de las novelas griegas de Heliodoro y Aquiles Tacio, y en los relatos italianos de Bandello y Cintio que narraban la pasión del Gran Turco por una cristiana cautiva, sin olvidarse de dotar también a la obra de una apariencia costumbrista y espectacular, al tiempo que de un sentido fundamentalmente burlesco, cómico, iróni­co y sorprendente, que rezuma gracia y sentido crítico, a la par, por to­dos sus poros.19

18 Tal y como sostiene, de nuevo, Jean Canavaggio, en su tantas veces citado Cavantes dramaturge, pp. 22-3.

19 Vid., para todas estas cuestiones, los excelentes estudios de Albert Mas, Les turcs dans la littérature espagnole du Siècle d ’Or, Paris, 1967, vol. II, pp. 341-53, y Jean Catiavaggio, Cervantès dramaturge, pp. 58-65.

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XIV Miguel de Cervantes

Para estudiar la obra que nos ocupa es necesario, por tanto, situarla en su entorno cervantino, que es, sin duda, el de las cuatro comedias de cautiverio o berberiscas que salieron de su pluma. Y ello, no sólo porque, como decía Cotarelo, Cervantes "fue el primero en traer a la dramática española los asuntos de cautivos", sino también porque, si­multáneamente, "aportó antes que nadie una fuente copiosísima de inspiración artística, inagotada e inagotable: la realidad [...] Su propia vick fue su principal maestro."20 De hecho, las cuatro piezas, esto es Los tratos de Argel, E l gallardo español Los baños de Argel y La gran sultana, se gestan desde su recuerdo vital común, desde su experiencia argeli­na,21 y, en consecuencia, el centro lo ocupa Argel, la ciudad donde pasó cinco años largos sin libertad, que da espacio escénico, como es natural, a las dos obras más duras, más tristes y más sangrientas de las cuatro, Los tratos y Los baños, ambas tragicomedias y, por tanto, más próximas a una concepción trágica, porque, aunque a la postre los personajes principales se salven de la esclavitud y regresen libres a España, otros muchos permanecen cautivos o han perdido la vida, sacrificados por la crueldad musulmana. Son, además, las piezas de dimensión más co­lectiva, las menos individualizadas, para dar cauce a la expresión de un sentimiento necesariamente común a todos los cautivos que sufren y penan. Son, por supuesto, las creaciones más ligadas a la vida del escri­tor, a su experiencia personal e insoslayable de ese mundo hostil.

Las otras dos comedias son diferentes, y no sólo porque están más literaturizadas, ni porque desarrollan acciones más individualizadas, ni porque tienen ambas un tono bastante menos trágico e incluso pre­dominantemente cómico, en particular una de ellas, La gran sultana, sino, sobre todo, porque desde una perspectiva biográfica es natural que sea así, a partir ya del espacio en que se sitúa la acción dramática. Y es que la memoria nefasta de Argel hubo de pesar como una losa en los recuerdos de Cervantes, pero no debió de suceder lo mismo con la de

Vida y literatura en ¡as comedias turquescas

20 A. Cotarelo, op. cit., pp. 30-31.21 A partir de ahora, bastantes páginas de esta introducción a La gran sultana proce­

den, con diversas modificaciones, de Antonio Rey Hazas, "Las comedias de cautivos de Cervantes", en Los imperios orientales en el teatro del Siglo de Oro, Actas de las XVI Jorna­das de Teatro Clásico de Almagro, julio de 1993, pp. 29-56.

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Sultana, Intrcxiucción XV

Orán, ciudad española a la que nuestro escritor intentó escapar dos ve­ces durante su cautiverio, que significó para él, por tanto, desde su es­clavitud, la libertad largo tiempo anhelada con todas sus fuerzas y la posibilidad más tangible y próxima de regresar definitivamente a Es­paña (y a la que, como sabemos, acabó por ir en 1581, aunque con una misión de experto en los asuntos de Berbería). De la memoria to­talmente favorable e ilusionada de Orán, de la ciudad que para él debió representar durante los muchos años de su cruel cautiverio la esperanza de libertad, nació la comedia berberisca que allí acaece, E l gallardo es­pañol, mucho más distanciada de su experiencia de cautivo, más ideali­zada, distentida y alegre, en la que la literatura, la ficción y el optimis­mo, y no el dolor real, ocupan el lugar central, por más que haya un soporte histórico preciso de enfrentamiento militar entre españoles y musulmanes. No olvidemos, además, que su personaje principal se llama don Fernando de Saavedra.

Algo semejante sucede con La gran sultana, comedia en la que do­minan los tonos burlescos, risibles y cuya acción tiene lugar en Cons­tantinopla, dado que la capital turca no forma parte de la experiencia vital de Cervantes, aunque estuvo a punto de hacerlo, porque nuestro autor estaba embarcado en la galera de Hasán Bajá, que regresaba a Turquía para dar cuentas de su mandato argelino, cuando fray Juan Gil logró reunir los escudos que faltaban para su rescate. Estuvo, pues, a pique de ir a Constantinopla, de donde no se volvía jamás, pero se salvó en el último momento. A partir de él, la sede del Gran Turco pa­só a formar parte de su biografía únicamente como lo que pudo ser y no fue. Como, además, coincidió con su liberación definitiva del cau­tiverio, dicho trance debió de pasar a su memoria unido a la libertad, lo que hubo de hacer que lo recordara con alegría, sin acritud alguna y, en consecuencia, facilitó el distanciamiento literario de lo que no fue más que una posibilidad sin materializar. De ahí también las conside­rables diferencias de esta obra con respecto a las dos argelinas.

En todos los casos, por tanto, existe la posibilidad de establecer una hipótesis biográfica, puesto que "junto a lo ocurrido, raras veces se deja de tener presente lo que estuvo a punto de ocurrir o lo que se habría deseado que ocurriera."22 Los tratos de Argel y Los bafws de Argel nacen

22 Por decirlo con las autorizadas palabras de Carmen Martín Gaite, La bíisqneda del interlocutory otras búsquedas, Barcelona, Destino, 1982, p. 23.

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XVI Miguel de Cervantes

de lo ocurrido; La gran sultana, de lo que estuvo a punto de ocurrir; El gallardo español, en fin, de lo que se habría deseado que ocurriera.

Innovaciones de La gran sultana

La pieza que nos ocupa es, pues, la más alejada de las experiencias biográficas cervantinas que originaron estas obras y, posiblemente por eso, sea también la comedia más llamativa de las cuatro de cautivos que salieron de su pluma.

En su vertiente más idealizada, nuestra obra es semejante a E l ga­llardo español, aunque sea sólo en la medida en que las dos piezas de­fienden la tolerancia por encima de las diferencias de religión, raza y nacionalidad de sus personajes más destacados, ya que al igual que el héroe español de Orán, don Fernando, y su oponente árabe, Alimuzel, son capaces de mantener su amistad al margen de sus diferencias de credo y costumbres o de la guerra que enfrenta a sus naciones, el Gran Turco aoepta asimismo amar a una mujer de fe opuesta a la suya, cris­tiana, de nacionalidad hostil, además, española, a la que permite man­tener incluso sus vestidos, amistades y costumbres hispanocristianas en pleno corazón del Imperio Turco, en Constantinopla.

En su vertiente más realista, en cambio, la Sultana es parecida a Los baños de Argel, pues se hace eco de las mismas novedades que la pieza norteafncana, dado que 1) es común su antijudaísmo, bien que más exagerado en la obra avelina que en la nuestra, porque no aparece en otras piezas, y 2) son similares asimismo las funciones cómicas que en­carna en ambos casos un personaje de características semejantes, el más parecido a un gracioso lopeveguesco de todos los que hay en las dos comedias, Madrigal, en la nuestra, y el Sacristán, en la otra. 3) Ambas piezas coinciden, asimismo, en su burla de la homosexualidad turca, representada en las dos obras por el mismo personaje, por el Cadí,‘para mayor claridad de su filiación común.

Nada tiene de extraño, por otra parte, que nuestra comedia haya parecido "rara" o "peregrina" a algunos estudiosos, ya que lo es, en efecto, sobre todo por el marco espacial de Constantinopla en que se desarrolla su acción, completamente exótico, alejado y extraño para los españoles de la época.23 Como dice López Estrada:

23 Vid. Luciano García Lorenzo, "Cervantes, Constantinopla y La gran sultana , en Los

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Sultana, Introducción XVE

Lo que sucedía en La Gran Sultana no pertenecía al dominio del Islam que había sido español, y que tan metido estaba en la vida de la nación, sino que se radicaba en las puertas del Oriente lejano, del que emanaba la atracción que venían ejerciendo desde siglos las prodigiosas noticias que llegaban de China, la India y el Islam asiático, y que tenía su puerta de Europa en Constantino­pla, la capital del Imperio de los turcos, en donde se sitúa el lugar en que ocurre la comedia de Cervantes. Espacio, pues, propicio para la maravilla, del que podían salir inesperados surtidores de sorpresas para el público del teatro. Su propósito fue escribir una comedia en la que los sucesos que aparecieran sobre las tablas propiciasen la exhibición de un gran espectáculo inusual. Si las palabras de los actores pretendía Cervantes que fuesen llenas de brillo e indudablemente chocantes, también convenía que su vestimenta fuese exótica y colorida, y que sonase de cuando en cuando una melopea oriental, en contraste con músicas y danzas españolas.24

No obstante sus peculiaridades, los rasgos de nuestra comedia se explican mejor desde dentro de las cuatro piezas berberiscas, que desde fuera de ellas. Parece a primera vista, por ejemplo, que en La gran sul­tana no existe el cruce de parejas de moros y cristianos que suele pro­ducirse en las otras tres comedias, sobre todo en Los baños de Argel y en Los tratos de Argel, donde si cambiamos los nombres de los personajes y sustituimos a Aurelio por don Fernando, a Silvia por Constanza, a Yzuf por Cauralí y a Zahara por Halima, todo resulta prácticamente igual, con los mismos deseos eróticos cruzados del matrimonio moro hacia la pareja cristiana de la que son dueños, la misma solicitud res­pectiva de intercesión a los cautivos de su sexo, por parte de sus amos, para que les ayuden a lograr sus deseos, los mismos pretextos dilatorios por parte de los cristianos, la misma escena en que los amos musulma­nes sorprenden abrazados a los enamorados españoles, similares excusas de éstos —aunque más sutiles en Los baños-, que mantienen una fideli­dad amorosa inquebrantable semejante y se hacen merecedores del

imperios orientales en el teatro del Siglo de Oro. Actas de Jas XVI Jornadas de Teatro Clási­co de Almagro, 1994, pp. 57-71.

24 Francisco López Estrada, "Vista a Oriente: la española en Constantinopla", en Cer­vantes y el teatro, Cuadernos de Teatro Clásico, 7 (1992), pp. 31-46; en concreto, pp. 32-33.

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xvm Miguel de Cervantes

mismo final feliz, con el anhelado regreso a la dulce patria. En El ga­llardo español, en cambio, no es la pareja de moros, sino sólo uno de sus miembros, la dama, Arlaxa, la que se ha prendado del galán cristia­no, de don Femando, aunque a la postre el esquema acaba por ser pa­recido, ya que don Femando y Margarita son, en un momento dado, cautivos de Arlaxa y Alimuzel.

En La gran sultana parece, reiteramos, que no se respeta d antiguo hallazgo cervantino de las dos parejas entrecruzadas, pero no es así, ya que sólo sufre una transformación, pues, de hecho, la primera referen­cia que hace la obra es a Clara y Lamberto, esto es, a la pareja cristiana tradicional de cautivos, sobre cuyos sentimientos y felicidad, aunque sea de manera harto ridicula y burlesca, se interpone el Gran Turco, bien que equivocadamente y eligiendo a Lamberto, que estaba disfra­zado de mujer y había adoptado la identidad de Zelinda dentro del se­rrallo para estar cerca de Zaida-Clara. El cruce, pues, pervive, sólo que remozado, porque su hallazgo no se debió —ni se debe- sólo a la nece­sidad de dar cauce funcional a la comedia, sino también al mandato poético de crear una situación admirable y sorprendente que contrasta­ra el sufrimiento heroico del cautiverio y diera una tonalidad ficticia y literaria a la dureza realista de los presidios turquescos o berberiscos. Todas las comedias, de este modo, plantean una situación más o me­nos semejante, en virtud de la cual los más destacados e individualiza­dos cautivos españoles sufren una doble pérdida de libertad, al estar presos y enamorados, simultáneamente; esto es, dos veces cautivos, tanto física como sentimentalmente. Al mismo tiempo, sus correlatos islámicos sufren la correspondiente esclavitud de sus sentimientos amo­rosos hacia ellos, con lo que se produce una situación paradójica de cautiverio generalizado que constituye una de las claves de este tipo de tragicomedias. En el caso de La sultana, sin embargo, hay alguna modificación sustancial, puesto que Catalina no está enamorada en principio de nadie, aunque sí cautiva, y es su amo el primero en ena­morarse de ella.

Se trata, en todo caso, de que en el comienzo exista siempre un obstáculo de dimensiones desproporcionadas, que va mucho más allá de las cadenas de hierro y alcanza a las del sentimiento y el deseo. Es la falta total de libertad que, significativamente, no sólo se da de antema­no, como en el caso de Aurelio y Silvia, ya apresados en Argel cuando se inicia la acción, sino que se produce también durante su discurrir,

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Sultana, Introducción XIX

como el rapto de Constanza, e incluso se da voluntariamente, pues don Fernando se arroja al mar por decisión propia, para que le cauti­ven los que ya llevaban apresada a Constanza, al igual que hace Lam­berto en La gran sultana, que se va tras los pasos de Clara, cautiva de los turcos, a los baños de Constantinopla. Una falta de libertad lleva a la otra, y no siempre la del sentimiento a la física, puesto que sucede al- revés en el caso de don Lope, cautivo antes en Argel, que se enamora después de Zahara.

La insalvable situación del comienzo va poco a poco abriéndose gracias al amor o al deseo de sus amos musulmanes, porque al pren­darse de ellos pierden simultáneamente su propia libertad, se sitúan en un plano de igualdad e incluso de inferioridad —como le sucede al Sul­tán de Turquía en nuestra pieza—, y a partir de esta nivelación causada por el amor se equilibran y se invierten las relaciones de poder y los amos pasan a ser esclavos de su sentimiento, y al hacerlo, la dependen­cia de los moros hace que la solución sea posible, como de hecho acae­ce en todos los casos.

En Los tratos, Los baños y E l gallardo habíamos asistido a casi todas las variantes del cruce, pero no a todas, pues junto a moras prendadas de cristianos y a moros de cristianas, habían aparecido también cristia­nos enamorados de moras. Ya sólo faltaban cristianas enamoradas de moros, o de turcos, aunque para eso había que esperar a La gran sulta­na, pues como se dice en Los baños de Argel, obra con la que guarda tantas concomitancias de detalle:

Amar a cristianos moras, eso vese a todas horas; mas que ame cristiana a moro, eso no (w. 1122-25).

Sólo faltaba nuestta comedia; después de ella, en consecuencia, el cuadro amoroso-sentimental del cautiverio estaba completo. Por eso Cervantes no volvió a tratarlo nunca más en su dramaturgia.

Diseño constructivo de La gran sultana

La estructura de la comedia es un tanto particular, sobre todo por el orden que siguen sus distintas intrigas, ya que los dos renegados que dan comienzo a la acción dramática hablan, aparte de algunas eostum-

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XX Miguel de Cervantes

bres turcas, sobre Lamberto y Clara, enamorados transilvanos, ella cautivada, por los turcos y él desaparecido tras sus pasos, con lo que dan la impresión equivocada de que nos encontramos ante la primera intri­ga de la obra, tan parecida a la de Los baños, por ejemplo; y no es así, pues se trata de una trama secundaria, como sabemos después. A con­tinuación se menciona por primera vez a Catalina de Oviedo, a causa de que uno de los eunucos, Mamí, se da cuenta de que otro, Rustán, había ocultado durante casi siete años a una cautiva de extraordinaria belleza, que sigue siendo cristiana y española, y se lo comunica al Gran Turco, quien promete ir al serrallo para verla. Este inicio de la intriga principal, sin embargo, se ve interrumpido de nuevo por el de otra, asimismo secundaria, la de Madrigal, el burlador que se ríe de los ju­díos, el que soporta la comicidad de la pieza, también un galán que no ha querido regresar a España porque está enamorado de una alárabe. Finalmente, el Sultán visita el harén y queda totalmente prendado de Catalina, a la que hace de inmediato su señora ("que, pues me mandas a mí, / no es mucho que al mundo mandes", w. 726-27), con inde­pendencia de su religión:

Que seas turca o seas cristiana, a mí no me importa cosa; esta belleza es mi esposa, y es de hoy más la Gran Sultana (w. 728-31).

Para concluir el primer acto, Catalina se queda sola en escena y, mediante un soneto, como quería Lope de Vega en su Arte nuevo ("el soneto está bien en los que aguardan"), pide ayuda a Dios.

Se nota, en efecto, la impronta de Lope en esta primera jornada de la comedia, y no sólo por el soneto, sino sobre todo porque da cauce al planteamiento de la obra mediante el de de tres intrigas, separadas por el momento, y perfectamente jerarquizadas, ya que no hay lugar a du­das sobre el lugar principal que ocupa la del Sultán y Catalina, seguida por la de Clara y Lamberto y por la de Madrigal y la alárabe, que ocu­pan los lugares segundo y tercero, respectivamente. Al acabar este acto concluye el planteamiento y quedan en el aire las siguientes preguntas: ¿Accederá Catalina a las pretensiones amorosas de Amurates? ¿Qué habrá sucedido con Lamberto y Clara? ¿Regresará Madrigal a España con Andrea, o seguirá en Constantinopla por amor de la alárabe? Se

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Suhana, Introducción XXI

trata de tres tramas amorosas temáticamente interreladonadas, dado que ofrecen entre todas una síntesis sentimental del cautiverio, pues hay una pareja de cristianos cautivos que mantiene su amor, otra de cristiano y mora, y una tercera, aún sin consumar, de cristiana y turco.

El planteamiento que formula el primer acto se desarrolla en la se­gunda jomada, en buena coherencia constructiva, y las tres intrigas, antes separadas, comienzan a integrarse y a unirse en tomo a la princi­pal, dado que se trata del nudo o conflicto de la pieza, a la manera de Lope de Vega. Sin embalo, la estructura no es tan sencilla, dado que una de las tramas secundarias, la de Madrigal, sufre un cambio radical y deja de ser una acción amorosa para que el personaje pase a ser una suerte de gracioso muy original: sus reladones con la alárabe son des­cubiertas y como d español no quiere renegar de su fe, las reladones mendonadas y la mujer árabe desaparecen de la pieza, para dejar paso a un Madrigal solo y señero, sin acompañante femenina de ninguna dase. Esta independÍ2ación de Madrigal, que le convierte en uno de los personajes más destacados de la comedia, se integra cada vez más en la acdón principal, como lo hace la peripeda de Lamberto y Clara, aun­que la trama amorosa se ve reducida a dos intrigas nada más.

Mientras Catalina va resolviendo sus dudas de religión y sentimien­tos amorosos, facilitadas por la tolerancia del Gran Turco, que le deja mantener su fe, su nombre, sus amistades, su lengua, etc, comienza el proceso de unión de las tres intrigas, ya que, por una lado, Madrigal, que ha logrado salvar su vida y mantener su fe cristiana con la añagaza cómica de enseñar a hablar a un elefante, entra a formar parte de la ac­dón principal cuando acepta el ofrecimiento que le hace Rustán de in­gresar en palado como sastre capaz de hacer un vestido español a Ca­talina de Oviedo. Al mismo tiempo, el Sultán ha decidido que todo el serrallo dé obediencia a Catalina, y dentro de él aparecen Clara y Lam­berto, antes sólo mencionados, bajo las identidades fingidas de Zaida y Zelinda, ella además embarazada y él vestido de mujer, en situación, por consiguiente, muy conflictiva, característica del nudo en que nos encontramos:

¿Yo preñada, y tú varón,y en este serrallo? Miraadonde pone la miranuestra cierta perdición (w. 1446-49).

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χχπ Miguel de Cervantes

Obviamente, a partir de este momento, las dos tramas secundarias caminan integradas en la principal, unidas a ella, conforme a un pro­cedimiento habitual en el teatro de Lope de Vega.

La comedia alcanza su momento de máxima tension al finalizar la segunda jomada, cuando acaba de llegar a Constantinopla el padre de Catalina, que entra junto a Madrigal como sastre a su servicio: ella le reconoce, se desmaya, el Sultán le considera cupable, así como a Ma­drigal, y ordena que los empalen. Concluye el nudo, por tanto, con el momento de clímax dramático más elevado, como es lógico, aunque el comienzo de la tercera jornada descubre pronto que Catalina despertó y logró salvar las vidas de ambos, pues Amurates "ámala tiernamente" y "su voluntad se rige / por la de la cristiana" (w. 1922-24). El Gran Turco es ya, según confesión propia, esclavo de Catalina de Oviedo, esto es, de su esclava, como suele suceder en estas comedias de cautivos:

[...] porque el Amor cuyas hazañas alabo, teniéndome por su esclavo no me deja ser señor, (w. 2222-25)

La aparición del padre de la dama, figura característica de los este­reotipos del teatro lopeveguesco, tiene lugar al final de la obra, de mo­do semejante a como acaecía en E l gallardo español, porque es necesario su consentimiento, o al menos la aquiescencia paterna, para que Cata­lina pueda desposarse con un musulmán, aunque se trate del Gran Turco. La función del padre aquí no es caricaturesca, a diferencia de la obra que acaecía en Orán, aunque la acción dramática sí está configu­rada en el límite de lo grandioso y lo humorístico, ya que Catalina tie­ne, extrañamente, mucho más miedo a su padre que al todopoderoso Sultán de Turquía.

El acto tercero, en fin, y asimismo a la manera lopesca, desarrolla el desenlace de la pieza, con las tres intrigas ya definitivamente unidas. No obstante, tiene una peculiaridad constructiva muy extraña, puesto que aparece ahora el habitual romance de relación que Lope suele si­tuar al comienzo del primer acto. Aquí, sin embargo, la narración de la vida anterior de Catalina de Oviedo, aunque se hace mediante un ro­mance, como en la dramaturgia del Fénix, se sitúa entre los w. 2251 y 2342, ya en la jornada tercera, y no al principio de la primera. Quizá

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Sultana, Introducción xxm

sea porque a Cervantes no le gustan los estereotipos y prefiere ubicar el relato de los antecedentes en un lugar opuesto al habitual en el teatro del Fénix, o quizá se trata de prolongar el misterio que acompaña a los orígenes de la peculiar dama española, para mantener en vilo al espec­tador. En cualquier caso, el romance realza el mantenimiento de la fe cristiana de Catalina desde su infancia, a pesar de haber estado casi siempre cautiva, y lo hace en el momento justo, cuando van a culmi­nar sus relaciones con el Sultán y va a ser la Gran Sultana católica de Constantinopla. Sobre todo aclara la posición del romance saber que su autor es Madrigal, que no conocía de antemano a Catalina y ha ne­cesitado, como es natural, tiempo e información para escribirlo y ex-

Lo demás es el desenlace habitual y feliz de las tres intrigas unidas caraterístico de la comedia lopeveguesca, aunque con un tono irónico y humorístico excepcional, sobre todo cuando Amurates decide atender la petición realizada por el Cadí de "en más de una tierra sembrar" para asegurar su descendencia y elige entre las mujeres de su serrallo a Ze­linda, que resulta no ser tal, sino Lamberto, como sabemos, con lo que la obra alcanza su momento de máxima intensidad tragicómica, pues, como lamenta Zaida (Clara): "¿Qué remedio habrá que cuadre / en tan grande confusión, / si eres, Lamberto, varón, / y te quieren para madre?" (w. 2645-2646). El ingenio de Lamberto, que dice acaba de ser transformado en varón por Alá, la credulidad del Cadí, ya sobra­damente demostrada por las burlas de Madrigal sobre el elefante o los pájaros, y la intervención de Catalina, sobre todo, logran convencer al Gran Turco de que perdone y recompense incluso a la pareja, lo que hace, nombrando además Bajá de Rodas a Lamberto. Madrigal, por su parte, aunque no obtiene el perdón del Sultán, sí logra con engaños -supuestamente eran para comprar un papagayo- 30 escudos del Cadí con los que puede comprar su libertad y pagar a su amigo Andrea para regresar a España.

Sobre la veroúmilización de lo admirable

La gran sultana, en fin, no sólo se desarrolla en el ambiente más raro y peregrino de todas las piezas turquescas, como ha señalado la crítica, sino que también plantea el caso amoroso más admirable de todas ellas y, por ende, el más difícil de verosimilizar: se trata, como sabemos, del

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XXIV Miguel de Cervantes

amor desmedido que siente el Gran Turco hacia una cautiva española y que le lleva, no sólo a hacerla su esposa y convertirla en sultana, sino también a permitir que siga siendo cristiana, vistiendo a la española y viviendo conforme a los usos, creencias y costumbres de su país natal. Todo ello, además, con plena conciencia de que cuanto rodea al ex­traordinario caso de amor es igualmente soprendente y pasmoso:

Cosas he visto aquí que de admirables pueden al már gallardo entendimiento suspender (w. 25-27).

La rendición amorosa absoluta y sin condiciones de Amurat ante la belleza de Catalina de Oviedo convierte a la esclava en dueña de la vo­luntad del Sultán y de su Imperio. Se trata, sin duda, del lugar común de estas piezas que señalábamos más arriba, de la nivelación e incluso inversión de papeles sociales, en virtud de las cuales el sultán se hace esclavo de su cautiva y ella pasa a ser su señora. Es el tópico de las cua­tro comedias berberiscas, sin duda, sólo que muy exagerado, extrema­dísimo, llevado a sus últimos límites y desarrollado hasta sus conse­cuencias finales, pues se trata, nada más y nada menos, que del Sultán de Turquía, es decir, de uno de los más poderosos señores del universo seiscentista, para mayor gloria y dificultad verosimilizadora del amor omnia vincit.

Visto el caso desde el teatro de Lope de Vega, nos encontramos con un personaje muy particular de su código dramático: el rey-galán, per­sonaje que no se detiene ante nada ni ante nadie, caracterizado siempre por el abuso autoritario de su poder omnímodo, cuando de lograr una dama que desea se trata, como sucede, por ejemplo, en La Estrella de Sevilla. Y sin embargo, aquí acaece todo lo contrario, pues, a pesar de que Amurates es muy consciente de su poder y sabe que puede utilizar­lo para someter a quien, al fin y al cabo, no es más que su esclava,, no lo hace nunca y respeta siempre su alma y su cuerpo, porque desea logara su amor, no sus favores carnales. Dado el abismo social que separa a los dos amantes, y dada la diferencia de credo, costumbres, lengua, cultu­ra, raza y nacionalidad, todo resulta aún más sorprendente, aunque esté en la línea idealizada y caballeresca abierta por E l gallardo español. Tan pasmoso e inusitado caso de amor, que lleva a interpretar la co­media como un canto inmenso a la belleza y al amor por encima de cualquier otra consideración.

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Sultana, Introducción XXV

Sin embargo, por ser precisamente admirable y peregrina en dema­sía, la obra precisa de elementos verosimilizadores muy consistentes, tal y como pedía la poética de la época, en general, y la cervantina, en par­ticular, sabedora de que "la mentira satisface / cuando verdad parece y está escrita / con gracia".25 A tal fin, Cervantes, maestro consumado en el arte verosimilizador,26 sitúa la acción principal del sultán y la españo­la entre dos intrigas paralelas, igualmente disparatadas, entre las cuales su peripecia amorosa ya no resulta tan extraña. Nos referimos, daro está, a la intriga amorosa de Lamberto, por una parte, de espacio tan exótico como la de Catalina, pues nos lleva en principio nada menos que a Transilvania y nos habla de un caballero capaz de seguir a su dama, Clara, raptada por los turcos en Praga —nuevo dato espacial de lejanía—, hasta el cautiverio de Constantinopla y de hacerse él mismo cautivo y esclavo del Gran Turco, con el fin de estar junto a ella y con­seguir su amor. Y no sólo esclavo, lo cual ya es peregrino, sino "esclava", lo que resulta mucho más admirable, dado que para estar con su amada, llamada Zaida en el serrallo, adopta la personalidad de Zelinda —caso, por cierto, sumamente chocante en la poética dramática de la época, donde era habitual la mujer vestida de hombre, pero no tanto el galán ataviado de dama— e ingresa en el harén de Amurates. Por otra parte, sirve asimismo de contraste y paralelo la intriga de Ma­drigal, que fue capaz de renunciar a su añorada libertad por el amor de una alárabe. Inserto, en fin, en semejante y peregrino contexto dramá­tico, se hace más verosímil el extraordinario amor del sultán por su cautiva española.

La estructura de la pieza, de otro lado, centrada en tres intrigas para­lelas que se desarrollan a distintos niveles, como acabamos de ver, y confluyen al final, aparte de que es muy característica de Lope de Vega, favorece la apuntada verosimilización contextual, al igual que hace la figura de Madrigal, asimismo muy lopeveguesca, por tratarse de uno de los graciosos de Cervantes más cercano a los del Fénix, que soporta la abundante comicidad de esta pieza y coadyuva a hacer de ella la más próxima a la comedia pura entre todas las de cautivo que salieron de la

25 Citamos por nuestra ed. del Viaje del Parnaso, VI, w. 61-63; Madrid, Alianza Ed., OC de Cervantes, vol. 12, 1997, p. 119.

26 "Yo he abierto en mis Novelas un camino / por do la lengua castellana puede / mos­trar con propiedad un desatino" (ibid., IV, w. 25-27, p. 82).

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pluma cervantina, la única que mantiene un tono cómico sostenido desde el principio hasta el final, gracias, sobre todo, a sus burlas, desde que introduce el tocino en la olla de unos judíos hasta que finge saber el lenguaje de las aves o se compromete a enseñar turco a un elefante, pese a que ni siquiera conoce tal idioma. Las chanzas de que hace obje­to al cadí, a propósito de los pájaros y del paquidermo, constituyen el ápice de lo risible, junto con la escena en que el sultán decide acostarse con Zelinda y se encuentra en la cama con un varón, Lamberto, que, caso inaudito, le convence a él y al cadí de que es una mujer transfor­mada en hombre. Un nivel cómico y humorístico semejante, además de hacer reír, sirve también para crear un ambiente de ridículo y de burla tan marcado que puede verosimilizar acciones tan admirables como la que centra el interés de la comedia, que encuentra así el mejor lugar, entre las otras dos, para "mostrar con propiedad un desatino".

Interpretación de la comedia

Las dificultades que plantea la verosimilitud de tan admirable obra dramática son un buen indicio de la complejidad de su lectura, a causa de la diversidad de registros, ya serios, ya burlescos, o ambas cosas a la par, que tienen todas las cuestiones amorosas, sociales, religiosas, políti­cas e históricas que desarrolla.

Desde antiguo ha despistado a más de un estudioso, e incluso ha llegado a parecer injustificable,27 y se ha calificado, por sus bufonadas constantes y grotescas, como "ópera bufia",28 lo que implica un juicio muy exagerado, sin duda, por más que, como aseguraba Wardropper, "no se comprenderá La gran sultana a menos que el lector se dé cuenta de que es una obra cómica desde el comienzo".29 Dicha comicidad, sin embargo, no impide una visión seria y comprometida de los temas que trata, a partir ya de la intriga principal, pues, al decir de Zimic:

Las relaciones entre el Sultán y Catalina constituyen una fasci­nante historia sentimental en que, superando formidables escollos

27 F. Yndiiráin, "Estudio preliminar" a su ed. de Obras dramáticas de Cervantes, p. XXXVIII.

28 Vid. R Schevill y A. Bonilla, Comedias y entremeses, vol. 6, p. 91.29 B. Wardropper, "Comedias", en Suma ceruantina> p. 162.

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Sultana, Introducción xxvnde índole personal y social, dos almas logran, poco a poco, com­prenderse, apreciarse y, en fin, amarse sincera y profundamente ennobleciéndose mutuamente en todos los sentidos y benefician­do con su amor a todos los demás.30

Es verdad que una interpretación como ésta puede resultar excesi­vamente idealizada, pues Catalina no tiene la libertad personal necesa­ria para que su amor alcance la elevación que sostiene el crítico, dado que es una esclava del Sultán, pero no es menos cierto que, despojada de excesos idealizadores, una lectura semejante resulta perfectamente aceptable, ya que el amor de Amurad es finalmente correspondido por la española con sinceridad, pese a todo, pues no se trata de mera resig­nación, y acaba, en efecto, por beneficiar "a todos los demás" persona­jes de la trama. De ello se induce que es posible el amor entre indivi­duos de diferente raza, credo o nivel social, y que los seres humanos pueden superar por sus propios medios todos los escollos que obstacu­licen sus relaciones, incluida la relación de amo y esclava, no obstante el tono burlesco de la pieza.

La viabilidad de una lectura seria y humanista cifrada en la confian­za plena del autor en los valores individuales del ser humano, no puede ocultar nunca, a la inversa, el sentido risible de una comedia que, en palabras de Casalduero, "convierte lo trágico en burlesco", quizá, entre otras razones, porque su peculiar religiosidad no permitió a su autor hacer otra cosa. Y ello a causa de que las dos intrigas secundarias, al tiempo que verosimilizan la acción principal, como veíamos más arri­ba, oontextualizan asimismo el sentido religioso de la comedia, ya que, desde esta óptica, y como decía Casalduero, las conductas de Madrigal y Lamberto son mucho más censurables que la de Catalina, y por tanto, sirven de contraste que realza los quilates espirituales de la dama, con no ser ejemplares: "El cautivo no ha tenido inconveniente en hacer el amor a una mujer árabe, y Lamberto en el serrallo no ha sentido la necesidad de respetar a su amada. Son dos conductas antiheroicas".31 En contrapunto con los dos comportamientos religiosos que jalonan el suyo, pues, el de Catalina resulta intachable, desde el punto y hora en que ella pone como condición insoslayable a las pretensiones del Sultán

30 Stanislav Zimic, E l teatro de Cervantes, p. 195.31 Joaquín Casalduero, Sentido y forma, p. 143.

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su libertad de religion y él acepta. El Gran Turco, por tanto, cede mu­cho, como recuerda el cadí, ante su propia fe musulmana y su pueblo, para lograr su amor, y ella, en correspondencia, también cede, desde el momento en que puede seguir siendo cristiana. Antes ha dirigido so­licitudes de ayuda a Cristo, en un soneto, y a la Virgen, mediante una canción, en los actos I y II, hasta que finalmente aparece su padre y acaba por imponerse la conservación de la vida sobre el martirio y la muerte, tras haber tomado en consideración ambas posibilidades de conducta forzada por la fe intransigente de su progenitor. Será, en fin, la mujer cristiana de un musulmán.

Casalduero habla de "gracia" y de "gentil donaire" en la actitud espiritual de Catalina, porque cree que todo se mueve dentro de "un espíritu religioso de salón", de un catolicismo acomodaticio y muy te­nue, carente de verdadera encarnadura, sin autenticidad ni dramatis­mo, a consecuencia de que todas las expresiones literarias del Barroco, de una u otra manera, en mayor o menor medida, eran religiosas:

Catalina [...] acaba aceptando su situación y se retira para ir al baile, donde, observa con modestia deliciosa, no podrá lucir gra­cias que no tiene. Y el padre, después de reconocer que no se im­pone la muerte, le aconseja cómo debe comportarse en el salón. Es un tema religioso, pero religión para el mundo, casi, casi mundana.32

No creemos, sin embargo, que el tono burlesco predominante im­ponga tan descafeinado cristianismo a la obra, ni que el crítico men­cionado tenga razón en este caso, ya que, más que catolicismo de salón, lo que ofrece la pieza cervantina es una lección de vitalismo, como ha visto bien López Estrada, perfectamente compatible con el sentido humorístico y cómico de la pieza:

El Sultán [...] no la gana con sus riquezas, ni con su prestigio ni por la fuerza de la violencia, sino con el desprendimiento que implica esta cesión [la libertad de religión, de ser cristiana]. Ante esto Catalina cede y se justifica a sí misma a través de una casuís­tica que tiene un marcado sello cervantino. Vivir es lo que impor-

32 Ibid., p. 144.

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Sultana, Introducción XXIX

ta; sobrevivir sería el propósito de muchos cautivos, y de esto sa­bía mucho Cervantes. El camino del martirio sólo podía condu­cir a Catalina a la desesperación (que en la lengua de la época es el suicidio); y este era el mayor pecado del mundo, como se dice de Judas [...] Por eso La Gran Sultana es una comedia profunda­mente vitalista [...] La vida salta a chorros por todas partes, mez­clada con risas y pasiones [,..]Si apunta la tragedia, vence pronto una comicidad tumultuosa e irracional. Todos quieren seguir vi­vos por en medio de los peligros del martirio y el empalamiento. Significativamente, Madrigal (soterrada voz de Cervantes) explica así el triunfo de Catalina:

Hoy Catalina es sultana, hoy reina, hoy vive...

Hoy vive: no cabe una declaración más rotunda de este vitalismo de la co­media Es hoy el día que cuenta y que en él se vivaP

Vitalismo que no oculta, posiblemente, un sentido político, ya que la unión final de Catalina con el Sultán se ha interpretado, desde la in­capacidad militar de la España de Felipe III, y a consecuencia del am­biente bufo de la comedia, como "el triunfo burlesco de una sultana española: triunfo imaginario, que testimonia cruelmente que la mo­narquía estaba menos preocupada por empresas concretas que por sueños inciertos."34 Por nuestra parte, no creemos que la comedia pue­da interpretarse exactamente así, sino más bien en la línea similar tra­zada por Edwin Williamson,35 como "una especie de ensueño de Cer­vantes, una fabula que expresa las aspiraciones más profundas de la España Imperial", en tono de broma, claro está, pero sin que la burla afecte directamente a tales aspiraciones. Otra cosa sería interpretar erró­neamente, no sólo esta obra, sino toda la relación de Cervantes con el cautiverio y con su patria. El personaje que actúa de modo risible no es Catalina, sino Amurates, que pierde con frecuencia la dignidad que se supone a un Sultán de Turquía e hiperboliza la belleza de Catalina en términos exageradamente ridículos, por encima de cualquier pondera­ción, refiriéndose a ella como a una "cosa divina y santa", como a "una

33 F. López Estrada, art. cit., pp. 39-41.34 Traducimos palabras dej. Canavaggio, Cervantès dramaturge, p. 398.35 '"La Gran Sultana: una fantasía política de Cervantes", en Donaire, III (octubre de

1994), pp. 52-54.

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XXX Miguel de Cervantes

hermosura divina", lo que le hace semejante a cualquier pisaverde tea­tral, como bien dice López Estrada:

Toda esta palabrería estaría bien en boca de un galán de la co­media común, pero en el Gran Turco habría de provocar desazón entre el público, cuando no risa por su excentricidad, a poco que el actor diese una inflexión declamatoria a su interpretación por la disonancia que habría entre el traje y las palabras. Aun contan­do con la variedad de religiones que acogería Constantinopla, tal conducta y expresiones no se esperan de un Sultán turco.36

Bien es verdad que hay otras escenas que realzan el poder político y la majestad magnifícente del Gran Turco, ante cuya indiscutible auto­ridad y soberanía todos se postran y avasallan, para contrapesar su ser­vilismo como amante y poner las cosas en su justo sitio. Pero no es menos cierto que, en la relación dama/galán, Catalina es superior a Amurates, dado que se muestra cpmo un personaje mucho más digno que su oponente tanto en el terreno amoroso y sentimental como en el campo religioso y espiritual. Dicha superioridad está en relación direc­ta, aunque simbólica, con el significado político de la pieza, en la me­dida en que el comportamiento del Gran Turco y la Gran Sultana sir­ve de contraste entre los respectivos países que uno y otro representan, esto es, entre España y Turquía, con el único objetivo de mostrar la superioridad española, aunque sea en el ámbito de los ensueños y las fíbulas:

Catalina se convierte en Sultana sin renegar de su fe católica. Al contrario, es el Gran Sultán quien se ha rendido al amor de la cristiana. Ahí está el ensueño: el poder vencido por el amor, el imperio tiránico de los turcos vulnerado por la belleza de una es­pañola. La Gran Sultana doña Catalina de Oviedo (precisamente la designación contradictoria que Cervantes escogió para dar títu­lo a su comedia) simboliza en su persona la promesa de que un día España triunfará sobre el Islám. Es una fantasía política, pero una fantasía representada con el acento festivo tan característico del arte maduro de Cervantes.37

36 "Vista a Oriente", p. 39.37 E. Williamson, art. cit., p. 54b.

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Sultana, Introducción XXXI

La interpretación de Williamson sobre La gran sultana como una obra de propaganda política y religiosa que denuncia la tiranía, los en­gaños y la violencia del imperio turco frente al mundo cristiano enca­bezado por España, nos parece acertada, y no sólo por el contraste en­tre Catalina y Amurad, sino también por su análisis de la violencia que predomina en el mundo turquesco frente al español, tanto en sentido físico como en la acepción de "lo que está fuera de su estado natural, situación u modo": esto es, en la que denuncia sin paliativos un mun­do lleno de inversiones y confusiones de identidades religiosas, naciona­les, etc, que más allá de renegados y de espías, afecta también a los homosexuales y, lo que es aún más grave, a los transexuales. La de­nuncia de un mundo así configurado, aunque sea en tonos risibles, desde la sociedad católica española seisoentista no ofrece lugar a dudas.

Esta interesante lectura se sostiene, sin embalo, únicamente dentro de los límites del ensueño y de la fabula que ella misma marca para in­terpretar la pieza, esto es, sólo cuando la analiza la obra como una fic­ción pura, pues no saca punta a un aspecto que, paradójicamente, re­salta su estudio: y es que Catalina triunfa, sí, pero se queda cautiva en Constantinopla, condenada a perder su libertad de por vida, al igual que les sucede a los dos transilvanos, Lambero y Clara, nombrados bajáes de Rodas, asimismo felices y triunfantes, pero dentro del ámbito turquesco. Sólo Madrigal regresa a España y recupera su libertad y su patria, y por eso sólo él se "sale" de la ficción y "entra", por así decirlo, en la realidad.

Desde el ángulo de la libertad, clave de la poética cervantina, no hay duda sobre la superioridad de Madrigal frente los demás personajes de la comedia, así como desde la óptica de la realidad, que acaba por ubi­carlo en una posición jerárquica más elevada, obvio es decirlo, que la de quienes permanecen el ámbito de la ficción. Ello aparte de que Ma­drigal pueda, o no, identificarse con Cervantes, como han señalado al­gunos estudiosos.

El hecho es que este peculiar personaje demuestra su superioridad desde el principio, desde que desdeña rescatarse, al comienzo de la obra, por amor de una alárabe, esto es, por una decisión libre y perso­nal, a diferencia de los demás cautivos, que sobreviven como pueden en Constantinopla y permanecen allí porque no tienen otro remedio, forzados por su falta de libertad. Ello le singulariza ya en el primer momento, a partir del cual no para de ser un personaje original e

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χχχπ Miguel de Cervantes

insólito hasta el final de la obra. Descubiertas sus relaciones amorosas y condenado por su causa, consigue seguir vivo, simulando distintas profesiones falsas, como la de sastre y músico, pero sobre todo gracias a que se finge capaz de entender el lenguaje de las aves y de enseñar turco a un elefante, engañando al cadí, cuyos secretos homosexuales y abusos de poder también simula conocer a través de las aves.

Estas burlas soportan además buena parte de la comicidad de la pie­za, a la que dotan de un sentido completamente festivo y cómico, dado que las bromas son en buena parte totalmente inverosímiles, como sa­bemos, al igual que lo es, aunque ajena a Madrigal, la degradación máxima del Sultán, que se produce cuando está a punto de hacer el amor con un hombre disfrazado de mujer que se ha hecho pasar por una de las de su serrallo, Lamberto. Todo ello da a la comedia un sig­nificado plenamente burlesco y risible, que comporta una advertencia directa a sus espectadores o lectores sobre la relatividad en que deben mantener las interpretaciones serias de la pieza, dado que la tensión ri- diculizadora de la obra demuestra una inverosimilitud constante, bus­cada con el fin de que el espectador se dé cuenta de que todo lo que su­cede en escena no es más que ficción, literatura al fin, pero no verdad, y menos la verdad.

De hecho, Madrigal se "sale", como decíamos, de la ficción, a la manera de Pedro de Urdemalas, después de haber fingido y represen­tado en ella diversas profesiones y actividades, después de haber enga­ñado dentro del ámbito de la imaginación a diversos personajes, una vez, en suma, que, al finalizar la pieza, ha logrado adquirir conciencia de puede ser actor y escritor de verdad, en la realidad, fuera de la fic­ción. ·

Este magistral camino que conduce a Madrigal desde la ficción a la realidad se perfila cuando dice, a principios de la tercera jomada:

pero tengo un romance correntio, que le pienso cantar a la loquesca, que trata ad longum todo el gran suceso de la grande sultana Catalina, (w. 2108-2111)

El personaje, pues, se ha convertido en poeta, y lo ha hecho de ma­nera verosímil, pues un músico le pregunta, en buena lógica, "¿cómo lo sabéis vos?", a lo que responde:

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Stdtana, Introducción xxxm

Su mismo padreme lo ha contado adpedem litere.

A continuación, este aprendiz de gracioso canta el romance y dirige el baile posterior, iniciándose así en la lides de un "autor" de comedias y separándose, por ello, de su condición de personaje. Dicho romance no sólo convierte a Madrigal en escritor capaz de crear "literatura" y, por ende, de tener "vida" dentro del texto, iniciando su nuevo camino de alejamiento de la "obra misma", sino que también subraya la ironía de la tragicomedia, ya que "el romance es, hasta cierto punto, una burlesca parodia de la fingida verdad histórica del argumento cen­tral",38 contrastada únicamente por el padre de la dama.

Después, en buena lógica, el personaje más independiente de la obra acaba por "salirse" de ella y lograr la verdadera libertad, la que te­nían los comediógrafos y actores contemporáneos, la de la vida, mien­tras que sus compañeros teatrales permanecen anclados dentro de la ficción:

[...] que mueropor verme ya en Madrid hacer corrillos de gente que pregunte: "¿Cómo es esto?Diga, señor cautivo, por su vida:¿es verdad que se llama la Sultana que hoy reina en la Turquía, Catalina, y que es cristiana, y tiene don y todo, y que es de Oviedo el sobrenombre suyo?"¡Oh! ¡Qué de cosas les diré! Y aun pienso,pues tengo ya el camino medio andado,siendo poeta, hacerme comediantey componer la historia desta niñasin discrepar de la verdad un punto,representando el mismo personajeallá que hago aquí. ¿Ya es barro, Andrea,ver al mosqueterón tan boquiabierto,que trague moscas, y aun avispas trague,sin echarlo de ver, sólo por verme? (w. 2905-2922)

38 Por decirlo con palabras de Paul Lewis-Smith, "El humorismo de La Gran Sulta­na , Donaire, III (octubre de 1994), p. 56, b.

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XXXIV Miguel de Cervantes

Desde este momento, pues, Madrigal deja se ser un mero ente de ficción y se transforma en dramaturgo, más aún, en actor capaz de re­presentar su propio papel dramático en los escenarios de Madrid. Y al decir y hacer eso, adquiere vida real, fuera del tocto literario, en un cla­ro precedente de lo que será Pedro de Urdemalas, la comedia más ori­ginal de Cervantes, cuya mayor audacia es tan semejante a ésta que podríamos decir que se está gestando en este preciso momento de La gran sultana. Cualquier espectador contemporáneo madrileño que hubiera podido asistir a la representación de esta comedia, cosa que no sucedió, como sabemos, pero si hubiera acaecido, habría visto cómo Madrigal se desdoblaba en ese instante y, sin dejar de serlo, pasaba a ser cómico, uno concreto, un actor con nombre y apellidos, conocido en la época, que encamaba al personaje, y dejaba de ser Madrigal para de­nominarse Fulano de Tal, abandonando así la ficción teatral para pasar al ámbito de la realidad auténtica y verdadera.

Al mismo tiempo, su guiño sobre la credulidad de los "mosquete­ros", esto es, de los espectadores más humildes e ignorantes, que con­templaban la obra de pie, en las localidades más baratas e incómodas de los corrales de comedias áureos, adquiría potencialidad significativa plena y era una advertencia sutil hecha a todos los espectadores o lecto­res de la pieza para que no se detuvieran en la cuestión de la verdad o mentira de su argumento y se dieran cuenta de su carácter lúdico y burlesco primordial, de su calidad ficticia, de "comedia de lo verdadero fingido", como dice Lewis-Smith,39 que está por encima de la aparente historicidad o verdad de la pieza, porque, de otro modo, si no lo hacían así, serían directamente burlados, objeto de mofà y ridículo, como los crédulas mosqueteros boquiabiertos que se dejan atrapar por la pre­gunta implícita sobre la verdad o ficción de la comedia, sin percatarse de que el propio Madrigal ha traspasado ya ante sus ojos los límites que supuestamente separan la realidad de la imaginación, la vida de la literatura.

39 Vid. la versión más larga y completa del trabajo, "La gran stdtana doña Catalina de Oviedo·. A Cervantine Practical Joke", Fom m fir Modem Language Studies, XVII (1981), pp. 68-82. Además, J. Canavaggio, "Sobre lo cómico en el teatro cervantino: Tristán y Madrigal, bufones inpartibus"> en NRFH, XXXIV (1986-86), pp. 538-547, y en Cua­dernos de Teatro Clásico, VII (1992), pp. 31-46; y José Ma Diez Borque, "Teatro dentro del teatro, novela dentro de la novela en Miguel de Cervantes", Anales Cervantinos, XXI (1972), pp. 113-128.

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El laberinto d e am or

A juzgar por lo que dicen los versos preliminares a las Novelas ejem­plares de Bermúdez y Carvajal, cuando las califican elogiosamente co­mo "doce laberintos", el título de nuestra comedia supone una defini­ción indudablemente positiva de la misma, en la medida en que anuncia maravillas, sucesos admirables o peregrinos, avatares diversos del ingenio, trabajos y obstáculos para el amor. Todo ello, claro está, dentro de los cánones estéticos que aplaudiría sin dudar cualquier ba­rroco, habituado a una tragicomedia relacionada con el laberinto de Creta, que era, en palabras de Lope, "como otro minotauro de Pasrfe", tan conscientemente enredada como, por ejemplo, La vida es sueño de Calderón, de cuya acción dice Clotaldo, al acabar el primer acto: "¿Qué confuso laberinto / es éste, donde no puede / hallar la razón el hilo?" De ahí que no se entiendan los reproches de algunos críticos, como Ynduráin o Schevill y Bonilla, que censuraron esta pieza preci­samente por su excesiva complicación, por sus "confusiones verdade­ramente laberínticas"40, esto es, por motivaciones que deberían haber servido para todo lo contrario, para alabarla, desde la estética próxima al Barroco que la concibió, que era la suya.

Escrita seguramente por las mismas fechas que La casa de los celos, con la que siempre se ha emparentado, esto es, hacia 1587, podría ser, asimismo, tanto una de las últimas piezas de la primera época de Cer­vantes, como una de las primeras de su segundo período teatral. A cau­sa del citado parentesco, se han buscado las mismas fuentes para El la­berinto de amor que para la mencionada comedia y se ha dirigido la atención y la búsqueda de los estudiosos hacia los dos Orlandos italia­nos, el Furioso de Ariosto y el Enamorado de Boiardo, ya desde Schevill y Bonilla. De este modo, y dado que el motivo fundamental de El la­berinto de amor es la "acusación falsa", se pensó que bien podría proce­der de la que hace Polines contra Ginebra en el canto IV del Orlando fiirioso de Ariosto, aunque los estudios más concienzudos de Chevalier y Canavaggio han demostrado que no es así, puesto que, como asegu­ra el primero de ellos, el motivo de la falsa acusación es demasiado co­rriente en las literaturas de los siglos XV y XVI como para que se pue­

40 Francisco Ynduráin, Obrm dramáticm completas, p. XL, y R. Schevill y A. Bonilla, Comedias y entremeses, vol. 6, pp. 21-22.

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XXXVI Miguel de Cervantes

da inducir de su presencia en el poema ariostesco y en la comedia dé Cervantes un lazo seguro de filiación.41

No hay, en efecto, ninguna fuente concreta de la acusación falaz en la comedia cervantina, a no ser que nos remitamos a un hipotético ar­quetipo común, fundado en que todas las versiones, pese a sus varian­tes, respetan una base legendaria común, consistente en que una reina o princesa es víctima de una acusación falsa, que origina siempre y de inmediato la prisión de la heroína, pues no puede probar su inocencia, hasta que un duelo victorioso la demuestre, lo que sucede siempre cuando aparece inesperadamente un caballero misterioso que sale por el honor de la dama, combate, vence y prueba su inocencia.

E l laberinto de amor se sirve de diversas fuentes, en fin, sin que nin­guna sea un modelo destacado, pues todo el material literario y legen­dario que utiliza sale completamente remozado de su pluma. Más aún, ya que, como ha visto Canavaggio, "el motivo de la falsa acusación y los episodios que de él se derivan no representan más que uno de los elementos de un argumento complejo", nuevo y original, en el que la referencia a la fíbula legendaria que utiliza funciona como mero tema conductor sobre el que la libertad del dramaturgo va incorporando di­versas y peculiares variaciones, guiadas únicamente por las exigendas de la propia coherencia de la comedia.42

Estructura y sentido

A la zaga estructural de Lope, como demuestra el soneto de Porcia cuando se queda sola en escena, aunque con el peculiar sistema de aceptación y rechazo simultáneos de las convenciones dramáticas del Fénix que caracteriza a nuestro dramaturgo, esta pieza se construye conforme a los tres momentos usuales en el teatro del siglo XVII, pues planteamiento, nudo y desenlace corresponden a las jornadas Ia, IIa y IIIa, respectivamente. No obstante, el laberinto constructivo es muy intrincado y, ya desde el primer momento, se hace difícil que la razón encuentre el hilo de salida, por decirlo en términos calderonianos, pues como rezan los últimos versos de la comedia:

41 Maxime Chevalier, L 'Arioste en Espagne, Bordeaux, 1966, p. 441.42 Jean Canavaggio, Cervantes dramaturge, pp. 110-115.

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Laberinto, Introducción XXXVH

Estas son, ¡oh Amor!, en fin, tus disparates y hazañas; y aquí acaban las marañas tuyas, que no tienen fin.

La acción se inicia con la acusación falsa de que es objeto Rosamira, hija del duque de Novara, por parte de Dagoberto, hijo del duque de Utrino, justo cuando se disponía a contraer matrimonio con Manfre­do, duque de Rosena:

Digo que en deshonrado ayuntamiento se estrecha con un bajo caballero, sin tener a tus canas miramiento, ni a la ofensa de Dios, que es lo primero.Y a probar la verdad de lo que cuento diez días en el campo armado espero; que esta es la vía que el derecho halla; do no hay testigos, suple la batalla (w. 62-69).

Ante tan graves cargos de Dagoberto, la boda de Manfredo y Ro­samira, obviamente, se interrumpe, a la espera de una solución, pues "no es prenda la honra tan ligera / que se deba traer en opiniones", so­bre todo porque Rosamira permanece en silencio absoluto, ante las preguntas de su padre, y no dice una palabra en su descargo, empa­ñando así su hipotética inocencia; pues "indicio es manifiesto" de apa­rente culpabilidad "tu lengua muda, tu inclinado gesto" —le dice su progenitor-. El duque, en fin, decide encerrar a su hija en una torre, a la espera del duelo, del juicio de las armas y de Dios. Todo esto sucede ante los ojos atónitos de otro personaje, asimismo duque, Anastasio, hijo del duque de Dorlán, que, disfrazado de labrador y enamorado de Rosamira, se halla presente y no entiende nada de lo que sucede, aun­que está dispuesto a defenderla en el emplazado combate anunciado por Dagoberto. La acción, pues, transcurre en Novara durante los diez días que dura el plazo y concluye con el anunciado duelo justiciero, que, en verdad, no llega a celebrarse. Espacio y tiempo dan cauce a una acción dramática marcada por las sospechas del duque Anastasio sobre la extraña actuación de Dagoberto y de Rosamira, pues no se com­prende, en efecto, que un caballero tan noble como el de Utrino come­ta una villanía tan infáme, ni menos que una dama tan ejemplar como

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la de Novara permanezca en silencio absoluto ante tan graves cargos y dé alas con ello a su deshonra y la de su propio padre. Lo natural hu­biera sido que ella declarara su inooenda y que el duque de Utrino no hubiera cometido tal felonía:

que, ora sea verdad, ora sea mentirael relatado caso que la infama,el ser ella mujer, y amor la causa,debieran en tu lengua poner pausa (w. 178-181).

Le dice Anastasio a Dagoberto, añadiendo que "espadas de los príncipes, cual eres, / no ofenden, mas defienden las mujeres".

A partir de este momento, a partir del principio de la obra, por tanto, y muy significativamente, quienes parecían abocados a ser sus protagonistas, Rosamira y Dagoberto, desaparecen de la obra, y no vuelven a entrar en escena hasta el final de la pieza, con la particulari­dad añadida de que la dama no dice esta boca es mía hasta ese mo­mento último, pues mantiene silencio absoluto desde el comienzo. De este extraño modo, la dama acusada y el caballero acusador, es decir, quienes protagonizan el legendario motivo de la acusación falsa, desa­parecen, lo que demuestra la originalidad cervantina de su tratamiento, y otros personajes ocupan el lugar principal de la acción dramática, so­bre todo Anastasio, que ya estaba presente en ella y es el único galán, de los tres que aparecen, que tiene un criado fiel siempre a su lado, Comelio, a modo de gracioso, aunque incompleto, como todos los cervantinos, pero cuya fidelidad y compañía convierten a Anastasio en el galán primero, y, en consecuencia, esto hace de Manfredo, que apa­rece después, por el lugar que ocupa en el desarrollo de la acción, el ga­lán segundo, resultando, harto significativamente, que Dagoberto es el galán tercero y último.

Los tres, sin embaigo, están enamorados de Rosamira y se la dispu­tan, lo cual resulta aún más chocante, ya que esta dama no habla una sola palabra hasta el final de la comedia, como hemos dicho, y antes, en el transcurso de la acción, ocupan un lugar mucho más destacado que ella Julia y Porcia, dos damas que aparecen disfrazadas y vestidas de hombre, tras los pasos de Anastasio y Manfredo, respectivamente, que nada saben del amor que ambas mujeres sienten por ellos.

El planteamiento de la pieza, por tanto, es sorprendente, admirable

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Laberinto, Introducción XXXIX

y peregrino, como pedía la poética de la época, sin que haya una pista concreta fiable para guiarse en su laberinto, pues las sospechas de Anastasio están equivocadas y crean aún más confusión, al creer que Dagoberto acusó a Rosamira por celos y envidia, ya que al final sabre­mos que no fue exactamente por esas razones, aunque sí intuye el amor de Dagoberto por la dama, en cualquier caso. Las dos mujeres que llegan después, Julia y Porcia, lo hacen disfrazadas de hombre, con el objeto de acentuar más el enredo, pues son, además, la hermana y la prima de Anastasio, y están enamoradas de Manfredo, su hermana, y de él mismo, su prima. Para completar el laberinto, tenemos noticia de que el duque de Dorlán ha acusado a Manfredo de ser el raptor de Ju­lia y Porcia, lo que constituye la segunda acusación falsa de la obra, y acaba de complicar el ya intrincado planteamiento del primer acto.

Todos, además, están disfrazados, Anastasio de labrador, Julia y Porcia de pastores, y Manfredo, que no lo está en principio, tendrá que disfrazarse de estudiante también; todos son duques o hijos e hijas de duques, curiosamente; todos están emparentados, pues resulta que Porcia es hermana de Dagoberto, y ambos primos de Julia y Anastasio. La maraña amorosa y laberíntica, en suma, es monumental. Pues, por si no fuera suficiente, entre las tres parejas de enamorados, se intercalan distintas "escenas de entremés —como decía Casalduero- a cargo de dos estudiantes, Tácito y Andronio, [que] sirven en cada jornada para que el enredo pase de una situación a otra".43

Julia y Porcia, bajo las identidades fingidas de Camilo y Rutilio, lo­gran entrar al servicio de Manfredo y Anastasio, sus respectivos objetos de amor y consiguen, de una u otra manera, indirectamente, encontrar la ocasión de hacerles saber la fuerza y la inclinación de sus sentimien­tos, aunque ellos sigan pensando en Rosamira y sólo al final modifi­quen el objeto de su amor. Con todo, son ellas quienes, como dice Canavaggio, "ayudan a sus amantes a encontrar la verdad",44 aunque para conseguirlo se vean obligadas incluso a pelearse una con otra, en la segunda jornada, cuando se agudiza el conflicto y se enfrentan Anasta­sio y Manfredo, a causa de la acusación falsa que pesa sobre éste, sobre el duque de Rosena, de haberse llevado con él a la hermana y a la pri­ma del otro. Los dos caballeros, no obstante, están disfrazados de villa­

43 J. Casalduero, Sentido y firm a, p. 150.44 Ibid., p . 433.

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XL Miguel de Cervantes

no y de estudiante, y no se reconocen, pero ellas dos sí saben quienes son y, pese a ello, no impiden la lucha y participan en ella, tomando cada una parte activa en el bando de su amado, claro está. Es como si el cambio de identidad y de nombre hubiera modificado también la personalidad de ambas damas, amigas íntimas y primas, como si se pelearan Rutilio y Camilo, más que las ya "trocadas" Julia y Porcia:

JULIA Suspéndenme los cuidados de nuestras trocadas vidas [..,] que, quien de su ser se olvida, no es mucho olvide su nombre (w. 252-257).

El peligro de cambiar de nombre y disfrazarse de varón es que sufra modificaciones la identidad, como casi sucede, pero todos los peligros merecen la pena por amor, pues, como dice Porcia, la más decidida y valiente de todas las damas de esta obra:

Pero, quieras o no quieras, ya estás puesta en la batalla, y tienes de atropellalla, sea de burlas, sea de veras.

Ya en el ciego laberinto te metió el amor criiel; ya no puedes salir dél por industria ni distinto (w. 278-85).

Ella, de hecho, no sólo se disfraza de hombre y adopta el nombre de Rutilio, sino que vuelve a disfrazarse otra vez de mujer, curiosamente, para visitar a Rosamira en su celda, y allí trueca incluso su identidad con la de la hija del duque de Novara, ocupando su lugar en la torre, mientras Rosamira sale libre de ella con los vestidos de Porcia, dama que será, finalmente, la dave para solucionar todos los problemas, junto a Julia, una vez logrado que Anastasio y Manfredo sólo deseen luchar, como caballeros, por el honor de Rosamira, pero no casarse con ella, como finalmente acaece, y todos encuentran su feliz acomodo y la salida al intrincado laberinto amoroso en que se han visto inmersos, emparejándose Dagoberto con Rosamira, Anastasio con Porcia y Manfredo con Julia, a gusto y elección libre de todos y cada uno de ellos. En cualquier caso, es obvio que:

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Laberinto, Introducción XU

Desde el primer momento, las damas que solicitan todo nues­tro interés son Porcia y Julia. A Rosamira la vemos desaparecer cuando iba a casarse, cayendo sobre ella la acusación de que tiene un amante.45

De hecho, sólo cuando Porcia ocupa el lugar de la dama falsamente acusada, conocemos la verdad sobre el misterioso caso, pues sólo a ella le confiesa Rosamira que:

Quien me deshonra ha de ser el mismo que me ha de honrar, y esto me hace callar y culpada parecer (w. 1973-76).

Únicamente después de esta confesión es posible encontrar el cami­no que sale del laberinto. Pero estamos ya a finales de la segunda jor­nada, en el ápice, por tanto, del nudo, en el momento culminante del conflicto: lo demás, todo el tercer acto, será un paulatino y prolongado desenlace, sin obstáculos excesivamente graves, una vez sabido que el amor que se profesan Dagoberto y Rosamira había originado todo el confuso maremágnum de la acusación falsa. Como dice Casalduero:

La jornada tercera va desenredando el enredo, hasta lograr que del desorden del laberinto pasemos al orden de las parejas: el de­senlace. Las damas son tres, y hay dos acusaciones. Rosamira sir­ve para encuadrar la acción —comienzo de la jornada primera, fi­nal de la jornada tercera— y dar lugar a la peripecia —se escapa de la cárcel dejando a otra dama en su lugar. Lo mismo ocurre con las acusaciones: la comedia comienza con ellas, al final se muestra que son infundadas, y en el centro son la causa de riñas y gol­pes.46

El laberinto de amor, en fin, concluye airosamente. Aunque habría que saber si, en verdad, la fuerza de la pasión amorosa ha sido la causa de tanta complicación, como su título indica. Zimic, por ejemplo, no lo cree, y se muestra partidario de otros móviles más poderosos que impulsan a los personajes de la comedia. Oigamos sus palabras:

45 Casalduero, op. cit., p. 153.46 Sentido y firm a del teatro de Cervantes, p. 153.

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xm Miguel de Cervantes

En E l laberinto de amor [...] se representan los desatinos, enre­dos, peligros, etc., en que se encuentran todos los personajes, no por causa de su amor, como se suele pensar, sino más bien por la imprudencia, indiscreción e inmoralidad con que tratan de resol­ver sus problemas amorosos. Como causa particular de todas las dificultades se destaca la falsificación de la verdad [...] Todos los personajes están en constante confusión pues, habiendo recurrido a la mentira, se han construido ellos mismos un laberinto en que deambulan desorientados, perdidos [...] No, este laberinto no puede ser el reino del amor, sino más bien el de la mentira, de la falsedad, de la incomprensión, de la indiscreción, de la ignoran­cia.47

La observación es interesante, pero errada, a nuestro entender, por­que la obra sí es un auténtico laberinto de amor, como reza su título, ya que el amor es el motor indiscutible que pone en movimiento a to­dos sus personajes. De eso no hay duda. Sin embargo, es verdad que todos estos seres se ven obligados por las circunstancias a disfrazarse, simular identidades falsas, cambiar incluso de sexo, mentir descarada­mente, guardar silencio, etc., esto es, se ven forzados a vivir en un mundo de falsedad y de mentira, precisamente a impulsos del amor, para salvar su sentimiento, para vencer en su pugna amorosa.

¿Se trata, entonces, de los resultados siempre negativos del amor? ¿Es el amor culpable de tanta mentira y engaño? ¿El amor, en fin, in- moraliza a la sociedad y la pervierte? Si así fuera, deberíamos llegar a la conclusión de que la obra implica un ataque contra las consecuencias perniciosas del amor. Y no es así; no hay tal crítica contra el amor. To­do lo contrario. Sencillamente, porque el amor no es responsable de tanto laberinto, confusión y falsedad, sino la falta de libertad de la mu­jer para elegir marido. Rosamira guarda silencio porque su padre ha concertado su matrimonio con Manfredo a sus espaldas, sin su con­sentimiento, sin tener en cuenta ni su libertad ni sus sentimientos. De una carencia de libertad va a otra, todavía más dura, pues acaba ence­rrada en la torre. Para que siempre resalte y sobresalga, antes y después, la falta de libertad de la mujer, origen de todos los conflictos. Lo mis­mo sucede en el caso de Julia y Porcia, que lo expresan con claridad:

47 S. Zimic, El teati-o de Cervantes, pp. 206-208.

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Laberinto, Introducción xun

Nuestro mucho encerramiento y libertad oprimida, como causó esta venida, cegará su entendimiento (w. 1332-35).

Julia llega incluso a decir que el encierro en que la tenía su padre le hizo enamorarse del primer caballero que vio, como les sucedió a las mujeres encerradas en la casa sevillana de E l celoso extremeño, a quienes Loaisa les pareció un ángel cuando lo vieron, porque estaban habitua­das a ver sólo al viejo y decrépito Carrizales:

Teníame mi padre encerrada do el sol entraba apenas; era muerta mi madre, y eran mi compañía las almenas de torres levantadas, sobre vanos temores fabricadas.

Avivóme el deseo la privación de lo que no tenía —que crece, a lo que creo, la hambre que imagina carestía-

En fin, yo, de curiosa, un agujero hice en una puerta, que a la vista medrosa, y aun al alma, mostró ventana abierta para ver a Manfredo.Vile, y quedé cual declarar no puedo (w. 1625-48).

Es significativa la coincidencia, incluso de detalle, con la menciona­da novela ejemplar, ya que también las mujeres de la casa-torre de Ca­rrizales hacen un agujero en la puerta para ver a Loaisa, y expresan, en verso, al igual que hace Julia, que es "la privación / causa de apetito", por lo que "crece en infinito / encerrado amor".

No se trata, pues, de la responsabilidad del amor, sino del amor cuando entra en conflicto con las normas sociales y con las convencio­nes morales de un mundo en el que la mujer carece de libertad y los padres mantienen encerradas a sus hijas (Julia y Porcia) y las casan contra su voluntad (Rosamira). Dicha falta de libertad acarrea todos los problemas de este "laberinto", unida a la pasión amorososa, claro está,

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x u v Miguel de Cervantes

que es impetuosa e irrefrenable, sobre todo cuando se pretende detener­la y aprisionarla contra la voluntad de las mujeres. Sólo la propia deci­sión, libre y no impuesta, es capaz de contener la fuerza imparable del sentimiento. De otro modo, con prohibiciones, límites y cortapisas de toda índole, el torrente amoroso se desborda y sus consecuencias son entonces mucho más graves. Como bien dicen las mujeres de El celoso extremeño:

Madre, la mi madre, guardas me ponéis; que si yo no me guardo, no me guardaréis.

Si la voluntad por sí no se guarda, no la harán guarda miedo o calidad; romperá, en verdad, por la misma muerte, hasta hallar la suerte que vos no entendéis.

E l laberinto de amor, en suma, se centra en el viejo y tópico enfren­tamiento de los hijos con sus padres a la hora de elegir pareja, bien que centrado sobre todo en las hijas y acentuando los problemas que origi­na en concreto la falta de libertad de la mujer, para que cualquier lectoro espectador puede inducir fácilmente que una mayor libertad evitaría tan graves problemas y haría innecesarios el cúmulo de inmoralidades, engaños, falacias y confusiones que es la comedia. Su significado más nítido, por tanto, implica una crítica contra la situación social y moral de la mujer en la sociedad seiscentista española, totalmente misógina, y rompe una lanza por su libertad.

Bien es verdad que lo hace en tono humorístico, porque aunque se roza ocasionalmente la tragedia, nunca se pasa el límite genérico dra­mático, y la obra se mantiene siempre en términos risibles y de final fe­liz, en el ámbito de la comedia pura, aunque elevada; esto es, de la co­media palatina. De ahí su proximidad a la tragedia, a causa de la altura social de sus personajes, todos ellos duques y duquesas o hijos e hijas de duques, curiosamente, miembros, pues, de la más alta jerarquía nobi­liaria posible; familiares, además, unos de otros, puesto que Julia y

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Laberinto, Introducción XLV

Anastasio son hermanos, al igual que Dagoberto y Porcia, y ambas pa­rejas primos de los otros; y Manfredo y Rosamira, que no dene lazos de sangre, estaban comprometidos y destinados a ser marido y mujer, por lo que también existían nexos familiares "políticos" entre ambos, aunque se trunquen desde el principio. La obra, no obstante, aunque cómica, adquiere ese tono de altura característico de la llamada come­dia palatina, verdaderamente tragicómico, que le impide jugar con el honor de tan elevados caballeros como la protagonizan, pero, por lo demás, es una comedia de capa y espada, una comedia al uso que pone un ejemplo de la mayor relevancia social y lo sitúa en una Italia falsa, sin un mínimo detalle costumbrista o realista, en un espacio inexisten­te, pues, aunque prestigiado por la tradición cultural y literaria, con el objeto de que el espectador o el lector capte la universalidad de su men­saje crítico social y moral, con el objeto de que así sea más general y lle­gue a un número mayor de individuos, para que sea, en fin, más efec­tiva, por ende, la defensa de la libertad de la mujer que dirige la pieza y se unlversalice la lección de que, si se lograra, evitaría "laberintos de amor" como éste. Obvio es decir que tal pretensión era completamente utópica a principios del siglo XVII. Pero a Cervantes no le amedrenta­ba la utopía, como sabemos bien por el Quijote.

En este mundo ejemplar e idealizado, llegan de inmediato las dis­pensas papales que necesitan Anastasio y Porcia para casarse, puesto que son primos. No sucederá lo mismo, significativamente, en la co­media de capa y espada que sigue, en La entretenida, donde a otros dos primos hermanos se les niega la misma dispensa religiosa que necesitan para casarse. Claro que en este caso, ubicado intencionadamente detrás de esta obra en el volumen de Ocho comedias y ocho entremeses para que sirva de contraste, todo acaece en un espacio dramático mucho más cercano y verificable, en el Madrid contemporáneo y barroco, próximo y realista, bien conocido de todos.

Antonio Rey Hazas Florencio Sevilla Arroyo

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C riter io s d e ed ic ió n

El texto de La gran sultana y del Laberinto de amor, dos de las co­medias incluidas en el tomo de Ocho de 1615, se ha fijado, como en los demás casos de esta serie cervantina, tomando como base la primera edición (Madrid, Viuda de Alonso Martín, 1615; viene señalada como P en la bibliografía), de la cual se han manejado los siguientes ejempla­res: Cent. 3.209, Cerv.-Sedó. 8.698, R 32.671, R 10.692y R 14.483 de la B.N.M., así como el facsímil de la R.A.E. (Madrid, 1984). De la comparación de los mismos se desprende que no ofrecen diferencias mayores que las debidas a su estado de conservación, por lo que ni si­quiera podemos hablar estrictamente de diferentes estados. Siendo así, nos referiremos a todos ellos como P (edición príncipe), aprovechando siempre la lectura mejor conservada, con independencia del ejemplar del que proceda.

Por lo demás, editamos las dos comedias, en la línea de esta Obra completa de Cervantes, con un criterio de esencial apego a la príncipe, intentando reproducirla con la mayor fidelidad y limitándonos a ac­tualizar lo puramente gráfico u ortográfico: uso de ¡/s/ss, dq, dzlç, ulv/b, x/j/g, h,...\ arcaísmos gráficos latinizantes, separación de palabras, signos suprasegmentales, resolución de abreviaturas (se desarrollan sin aviso), acentuación, puntuación, etc. Por las mismas razones, respetamos es­crupulosamente todos y cada uno de los rasgos significativos propios de la lengua clásica: vacilaciones en el timbre de las vocales átonas, empleo anárquico de los grupos consonánticos, aglutinaciones de la preposi­ción de con pronombres y demostrativos, asimilación de la -r del infi­nitivo con la /- de los pronombres enclíticos, metátesis de la -d del im­perativo con la /- del enclítico... y cualquier otro rasgo de mayor al­

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Sultana-Laberinto, Criterios

cance: concordancias anómalas, regímenes preposicionales, empleo de­susado de las conjunciones, acepciones etimológicas, etc.

En el caso del teatro, conviene hacer alguna matizadón más: 1) en beneficio de la daridad, desarrollamos y regularizamos las abreviaturas, tan caprichosas, de los nombres de los personajes; 2) normalmente, mantenemos los versos hipométrioos e hipermétricos tal cual los da la príncipe, salvo cuando detectamos errata evidente; 3) solemos respetar las lecturas originales al final de verso, aun cuando van en contra de la rima, a no ser que nos parezcan erratas daras; y 4) tendemos a mante­ner las acotaciones en el sitio exacto que aparecen, pues en muchos ca­sos resulta significativo, como podrá comprobarse en las notas.

La anotación abarca las cuestiones más diversas (textuales, léxicas, gramaticales, métricas, costumbristas, históricas, bibliográficas, etc) y se limita a la simple explicación y contextualizadón de cada pasaje, más allá de la erudición y del acopio bibliográfico abultados inútilmente, sin que ello sirva de excusa para evitar los problemas críticos de las piezas anotadas; al revés, nos ocupamos de ellos con espedal detenimiento, como bien podrá comprobar el lector.

En fin, hemos tenido muy en cuenta, como siempre, la labor edito­rial que nos ha precedido y hemos recurrido a las edidones más impor­tantes como auxiliares críticos: Schevill-Bonilla, Ynduráin, Valbuena... y, por supuesto, a las nuestras de Planeta y del C.E.C., utilizadas siem­pre como punto de partida.

Falta por adarar que, en el entorno de la anotadón, manejamos los diferentes títulos cervantinos de acuerdo con la tabla de abreviaturas que sigue, cuyos textos se han extraído siempre —excepdón hecha de los de las comedias aquí editadas, que remiten a los de este volumen- de nuestra edidón de la Obra completa de Cervantes, publicada en Al­calá de Henares por el Centro de Estudios Cervantinos: I, E l ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, 1993 (se cita por la reedición en rústica de 1994); II, Galatea, Novelas ejemplares, Persilesy Sigismundo, 1994; III, Ocho comedias y ocho entremeses. E l Trato de Argel La Nu- mancia. Viaje del Parnaso. Poesías sueltas, 1995. El resto de las obras y estudios citados se fichan en su primera aparición y se identifican por el apellido de su editor en las sucesivas.

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XLvm Miguel de Cervantes

T abla d e abreviaturas:

AL E l amante libéralBA Los baños de Argel.CAE E l casamiento engañoso.CC La casa de bs celos.CE E l celoso extremeño.CP E l coloquio de bs perros.e s La cueva de Salamanca.DD Las dos doncellas.E La entretenida.EAD La elección de bs alcaldes de Daganzo.E l La española inglesa.ES La fuerza de la sangre.G La Galatea.GA E l gallardo español.GC La guarda cuidadosa.Git. La Gitanilla.GS La gran sultana.IF La ilustre fregona.JD E l juez de bs divorcios.LA E l laberinto de amor.LV El licenciado Vidriera.N La destruición de Numancia.NE Novelas ejemplares.PS Los trabajos de Persilesy Sigismunda.PU Pedro de Urdemalas.Q QlyQ2.Q1 E l ingenioso htdalgo don Quijote de la Mancha (1605).Q2 Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la

Mancha (1615).RC Rinconetey Cortadillo.RD E l rufián dichoso.RM E l retabb de las maravillas.RV E l rufián viudo.SC La señora Cornelia.TA E l trato de Argel.VC E l viejo cebso.

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VF E l vizcaíno fingido.VP Viaje del Parnaso.

Sultana-Laberinto, Criterios XUX

Obras básicas de referenda no fichadas en las notas:

Academia RA.E., Diccionario de la lengua española, Madrid,1984 (vigésima edición; 2 vols.).

Autoridades R A E., Diccionario de autoridades, ed. facsímil,Madrid, Gredos, 1969 (3 vols.).

DCECH J. Coraminas y J. A. Pascual, Diccionario criticoetimológico castellano e hispánico, Madrid, Gredos, 980-1991 (6 vols.).

Léxico J. L. Alonso Hernández, Léxico del marginalismo delSiglo de Oro, Salamanca, Universidad de Salamanca,1976.

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B iblio g r a fía se lec t a

TEXTOS:

OCHO I COMEDIAS, Y OCHO I ENTREMESES NVEVOS, I Nunca repre Tentados. I COMPUESTAS POR MIGVEL I de Cernantes Saauedra. [ DIRIGIDAS A DON PEDRO FER -1 nandez de Caftro, Conde de Lemos, de Andrade, | y de ViUalua, Marques de Sarria, Gen­tilhombre I de la Camara de fu Mage ftad, Comendador de I la Enco­mienda de Peñafiel, y la Zarça, de la O r-1 den de Alcantara, Virrey, Go- uernador, y Capi- I tan general del Reyno de Ñapóles, y Pre fi- I dente del fupremo Consejo | de Italia. I LOS TITVLOS DESTAS OCHO COMEDIASI Yjus entremeses van en la quarta hoja. I Año [Grabado] 1615.1 CON PRIVILEGIO. I [Filete] | EN MADRID, Por la viuda de Alonso M artin. I A co fta de luán de Villarroel, mercader de libros, venden fe en su ca fa I a la plagúela del Angel. 11 [P]

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Och o co m ed ia s

Y OCHO ENTREMESES NUEVOS, NUNCA REPRESENTADOS

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PRÓLOGO AL LECTOR1

No puedo dejar, lector carísimo, de suplicarte me perdones si vieres que en este prólogo salgo algún tanto de mi acostumbrada modestia.2 Los días pasados me hallé en una conversación de amigos, donde se trató de comedias y de las cosas a ellas concernientes, y de tal manera las subtilizaron y atildaron,3 que, a mi parecer, vinieron a quedar en punto de toda perfección.

Tratóse también de quién fue el primero que en España las sacó de mantillas/ y las puso en toldo5 y vistió de gala y apariencia; yo, como

1 PRÓLOGO: de inestimable valor para la historia de nuestro teatro, el presente prólo- go constituye todo un tratado sobre la trayectoria dramática cervantina: bien evidente queda su continuo interés por ei teatro, a la vez que su frustrante dedicación al mismo durante toda su vida. Para apreciarlo en su justa medida, habrá de leerse sin perder de vista las ideas sobre preceptiva dramática expuestas en ei cap. XLV1II de Q1 (I, 480 y ss.) y en el comienzo de la jornada II de RD (w. 1209-312, 408-12). Por lo demás, como en el caso de las NE, editamos exclusivamente las piezas preliminares de interés para enten­der e interpretar el volumen de Ocho comedias. El resto de las que ofrecía la príncipe (PRIVILEGIO, Tasa, Fe DE E rra ta s , ETC.) se hallarán en el tomo XIII de esta serie.

2 ...modestia: modestia más que irónica presidía ya el prólogo de QI, en tanto que bri­lla por su ausencia, v. gr., en el de las NE. En todo caso, la misma complicidad burlona con el lector—allí "ilustre, o quier plebeyo" (Prels., 521)- se percibe en el de Q2.

3 atildaron: ‘asearon; ensalzaron con sutilidad’.sacó de mantillas: "Sacar de mantillas. Lo que ‘...de pañales’. ‘Salir de pañales y de

mantillas’" [Refranes, 668a).

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10 Miguel de Cervantes

el más viejo6 que allí estaba, dije que me acordaba de haber visto repre­sentar al gran Lope de Rueda,7 varón insigne en la representación y en el entendimiento. Fue natural de Sevilla y de oficio batihoja, que quie­re decir de los que hacen panes8 de oro; fue admirable en la poesía pastoril, y en este modo, ni entonces ni después acá ninguno le ha lle­vado ventaja; y, aunque por ser muchacho yo entonces, no podía hacer juicio firme de la bondad de sus versos, por algunos que me quedaron en la memoria, vistos agora en la edad madura que tengo, hallo ser verdad lo que he dicho; y si no fuera por no salir del propósito de pró­logo, pusiera aquí algunos que acreditaran esta verdad.

En el tiempo deste célebre español, todos los aparatos de un autor9 de comedias se encerraban en un costal,10 y se cifraban en cuatro pelli­cos blancos guarnecidos de guadamecí11 dorado, y en cuatro barbas y cabelleras y cuatro cayados, poco más o menos. Las comedias eran

5 puso en toldo: ‘encumbró, enalteció’. "Cuando alguna persona va con más pompa y autoridad de la que le pertenece, decimos que lleva mucho toldo" {Tesoro, s. u, toldo). Comp.: "CEL.-Allá está tratando con Felipa de vender estas esclavas, que dice que son buenas y extremadas, pero que para su casa es mucho toldo " (Lope de Vega, La Dorotea, ed. E. S. Morby, Madrid, Castalia, 1980, 446); "Y porque yo no pretendo / tratar de gente extranjera, / sí de nuestros españoles, / digo que Lope ae Rueda, / gracioso repre­sentante / y en su tiempo gran poeta, / empezó a poner la farsa / en buen uso y orden buena" (A. de Rojas Viiíandrando, E l viaje entretenido, I, ed. J. P. Ressot, Madrid, Cas­talia, 1972, 150); y, en Cervantes: "y te la [a la hija de Sancho] saco de los rastrojos, y te la pongo en toldo y en peana" (Q2-V, 574, n. 40) o enE, I, w. 141-42, 674, n. 29.

6 viejo: Cervantes debía de rondar los 68 años cuando redactó este prólogo.7 Lope de Rueda: es el famoso dramaturgo y representante sevillano (c. 1510, Córdo­

ba, 1565). J. de Timoneda (vid. BA> III, 321, n. 12 y VP> "VIII, 1332, n. 2) se encargó de editar su obra entre 1567 y 1570 (El deleitoso y Repertorio de representantes), en cuyo conjunto destacan sus pasos (ed. J. Ma. Marín Martínez, Madrid, Espasa-Calpe, 1990 y j. L. Canet Valles, Madrid, Castalia, 1992).

8 panes: "Pan. Llaman asimismo a una hoja muy delicada, que forman los batidores de oro, plata u otros metales, a fuerza de martillo; y cortadas después en cuadritos, las guar­dan o mantienen entre hojas de papel, y sirven para dorar o platear" (Autoridades).

9 autor: empresario, director de la compañía’; vid. Git (467, n. 111 ) y recuérdese a Angulo el Malo, que se mencionó en Q7-XLV1II (480, n. 6), y al de CP (952 y ss.).

10 en un costal: así se desprende, mutatis mutandis, de la descripción que hace Rojas Viiíandrando de los diferentes tipos de compañía (bululú, ñaque, gangarilla..) y de su forma de vida (Viaje entretenido, I, Ressot, 159 y ss.); en concreto, los que forman camba- leo llevan "un J/o de ropa que le puede llevar una araña" (160) y si la compañía llega a garnacha, "llevan un arca con dos sayos, una ropa, tres pellicos, barbas y cabelleras y al­gún vestido de la mujer" (160).

11 guadamecí: wmdamecil (Q2-LXXI, 1058, n. 32) o guadamací (CP, 934, n. 226): ‘tapiz de cuero adornado con pinturas o relieves’.

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Ocho comedias, Preliminares 11

unos coloquios,12 como églogas, entre dos o tres pastores y alguna pastora; aderezábanlas y dilatábanlas con dos o tres entremeses,13 ya de negra, ya de rufián, ya de bobo y ya de vizcaíno: que todas estas cuatro figuras y otras muchas hacía el tal Lope con la mayor excelencia y pro­piedad que pudiera imaginarse. No había en aquel tiempo tramoyas,14 ni desafíos de moros y cristianos, a pie ni a caballo; no había figura que saliese o pareciese salir del centro de la tierra por lo hueco del teatro, al cual componían cuatro bancos en cuadro y cuatro o seis tablas encima, con que se levantaba del suelo cuatro palmos; ni menos bajaban del délo nubes con ángeles o con almas. El adorno del teatro era una manta vieja, tirada con dos cordeles de una parte a otra, que hada lo que llaman vestuario, detrás de la cual estaban los músicos, cantando sin guitarra algún romance antiguo. Murió Lope de Rueda, y por hombre excelente y famoso le enterraron en la iglesia mayor15 de Cór­doba (donde murió), entre los dos coros, donde también está enterrado aquel famoso loco Luis López.

Sucedió a Lope de Rueda, Navarro,16 natural de Toledo, el cual fue famoso en hacer la figura de un rufián cobarde; éste levantó algún tanto más el adorno de las comedias y mudó el costal de vestidos en cofres y en baúles;17 sacó la música, que antes cantaba detrás de la manta, al teatro público; quitó las barbas de los farsantes, que hasta

12 comedias... coloquios: piénsese en las farsas y églogas de nuestros primeros drama- turgos: Juan del Encina, Lucas Fernández, Torres Naharro, etc.

13 ...entremeses: también Lope de Vega testimonia la costumbre de representar un en­tremés tras cada acto: 'Ύ era que entonces en las tres distancias / se hacían tres pequeños entremeses, / y, agora, apenas uno, y luego un baile" (Arte nuevo·, w. 222-24, ed. J. M. Rozas [Significadoy doctrina delküKtz nuevo], Madrid, SGEL, 1976, 188).

14 tramoyas: "Tramoya. Máquina que usan en las farsas para la representación propria de algún lance en las comedias, figurándole en el lugar, sitio, u circunstancias, en que su­cedió con alguna apariencia del papel, que representa el que viene en ella. Ejecútase por lo regular adornada de luces, y otras cosas para la mayor expresión, y se gobierna con cuerdas, o tornos" (Autoridades). Puede verse una, un tanto artificiosa, en Rincionamien- to en CC (II, w. 1639 y ss.).

15 iglesia mayor: ‘catedral’ (vid. QÎ-IX, 93, n. 27).16 Navarro: quizás se trate del mismo que menciona Rojas Villandrando en el Viaje

entretenido: "RAM. Un Navarro natural de Toledo, se os olvidó, que fue el primero que inventó teatros" (I, Ressot, 158). Según Schevill y Bonilla, podría ser Cristóbal Navarro, representante de autos posterior a Lope de Rueda, si bien caben otras posibilidades.

17 cofres y baúles: en efecto, según Rojas, los que forman bojiganga alquilan un jumen­to "para las arcas" (I, Ressot, 161); los que forman farándula traen "dos arcas de hato" (162) y si llegan a compañía, llevan "trescientas arrobas de hato" (162).

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12 Miguel de Cervantes

entonces ninguno representaba sin barba postiza, y hizo que todos re­presentasen a cureña rasa,18 si no era los que habían de representar los viejos o otras figuras que pidiesen mudanza de rostro; inventó tramo­yas, nubes, truenos y relámpagos, desafios y batallas, pero esto no llegó al sublime punto en que está agora.

Y esto es verdad que no se me puede contradecir, y aquí entra el sa­lir yo de los límites de mi llaneza: que se vieron en los teatros de Ma­drid representar Los tratos de Argel, que yo compuse; La destruición de Numanciay La batalla naval,19 donde me atreví a reducir las comedias a tres jomadas,20 de cinco que tenían; mostré, o, por mejor decir, fui el primero que representase las imaginaciones y los pensamientos escon­didos del alma, sacando figuras morales21 al teatro, con general y gusto­so aplauso de los oyentes; compuse en este tiempo hasta veinte come­dias22 o treinta, que todas ellas se recitaron sin que se les ofreciese ofrenda de pepinos ni de otra cosa arrojadiza; corrieron su carrera sin silbos, gritas ni barahúndas.23 Tuve otras cosas en que ocuparme; dejé la pluma y las comedias, y entró luego el monstruo de naturaleza, el gran Lope de Vega, y alzóse con la monarquía cómica; avasalló y puso

18 a cureña rasa: aquí, según se desprende del contexto, ‘a cara descubierta’; literalmen­te, "sin parapeto o defensa" (Academia) o "sin puntería" {Tesoro).

19 La batalla naval: no se nos ha conservado esta pieza, también aludida en la Adjunta al VP, donde se incluye entre las "dignas de alabanza" (1350).

20 tres jomadas: la autoatribución de tal mérito es más que cuestionable, pues ya la habían reivindicado otros con anterioridad: C. de Virués {vid. Lope de Vega, Arte nuevo, Rozas, 188) y A. Rey de Artieda, entre otros, en tanto que F. de Avendaño había dividi­do en tres jornadas su Comedia Florisea (1551). Por lo demás, recuérdese que cuando Cervantes se inició en el arte dramático las comedias constaban ya normalmente de cua­tro actos y no de cinco; a ío que hay que sumar que eí Trato consta de cuatro jornadas en el ms. 14.630 de la BNM y de cinco en la copia de Sancha, mientras que la Numanda de cuatro.

21 figuras morales: también este mérito resulta harto conflictivo si se entiende literal­mente, pues figtras morales habían sacado, antes que Cervantes, López de Yanguas, Sán­chez de Badajoz, Cueva, Artieda, Argensoía, Virués, etc. No obstante, es admisible, si se lee en el sentido que explicó el profesor Riley: lo que reclama Cervantes no es haber saca­do por primera vez figuras alegóricas, sino el haberlas aprovechado antes que nadie para simbolizar las imaginaciones y los pensamientos escondidos dei alma.

22 veinte comedias...: la cifra se considera exagerada, y quizás lo sea, pues no se nos han conservado más de diez o doce. Con todo, los títulos llegan a las dos decenas si sumamos a las diez aquí editadas las ocho que se mencionan en Xa. Adjunta a VP (1350), la que se cita más abajo en estos preliminares (El engaño a bs (jos) y la que menciona en el con­trato con Gaspar de Porres: E l trato de Constantinoplay muette ae Selim (1585).

23 barahúndas: ‘estrépitos, alborotos’.

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Ocho comedias, Preliminares 13

debajo de su juridición a todos los farsantes; llenó el mundo de come­dias proprias, felices y bien razonadas, y tantas, que pasan de diez mil pliegos los que tiene escritos, y todas (que es una de las mayores cosas que puede decirse) las ha visto representar, o oído decir, por lo menos, que se han representado; y si algunos, que hay muchos, han querido entrar a la parte24 y gloria de sus trabajos, todos juntos no llegan en lo que han escrito a la mitad de lo que él sólo.

Pero no por esto, pues no lo concede Dios todo a todos, dejen de tenerse25 en precio los trabajos del doctor Ramón,26 que fueron los más después de los del gran Lope; estímense las trazas artificiosas en todo estremo del licenciado Miguel Sánchez,27 la gravedad del doctor Mira de Mescua,28 honra singular de nuestra nación; la discreción e ¿numerables conceptos del canónigo Tárraga;29 la suavidad y dulzura de don Guillén de Castro,30 la agudeza de Aguilar;31 el rumbo, el tro-

24 entrar a la parte: ‘competir, repartirse’; "... ‘Ser participante’" (Refranes, 621b).25 tenerse: tenerle P.26 Ramón: "alude Cervantes [...], al P. Maestro Fr.. Alonso Remón o Ramón, natural

de Vara de Rey (Cuenca), de la Orden de la Merced, de quien se conservan hasta cinco comedias que llevan su nombre (entre ellas la titulada E l español entre todas las naciones, y clérigo agradecido). Remón había muerto en 1633" (Schevill-Bonilla).

27 Miguel Sánchez: el licenciado en teología Miguel Sánchez, natural de Priedrahíta, cuya "Canción a Cristo crucificado" se incluyó en las Flores de poetas ilustres (1605), de Espinosa. De entre sus comedias, destacan: La isla bárbara, La guarda cuidadosa, E l cerco de Túnez... y la Segunda parte del corsario Barbarroja. Cervantes lo empareja con Miguel Cejudo en VP (II, w. 211-16, 1250, n. 67), para elogiar su "erudición rara y dotrina".

28 Mira de Mescua: don Antonio Mira de Amescua, natural de Guadix (Granada, ;1574?-1644), donde llegó a ser nombrado arcediano (1632); también fue capellán real de Granada. Protegido por el conde de Lemos (vid. VP, III, w. 205-07, 1268, n. 54) y tenido como seguidor de las recetas dramáticas lopescas, alcanzó gran fama como escri­tor: E l esclavo del demonio (1612), No hay dicha ni desdicha hasta la muerte, La mesonera del cielo, Galán, valiente y discreto, etc.

29 Tárraga: se refiere al canónigo valenciano (1554?—1602) Francisco Agustín Tárrega, canónigo de la catedral de Valencia desde 1584 y perteneciente a la Academia de tos Nocturnos con el apelativo Miedo, de la que fue miembro fundador. Fue dramaturgo de no poca relevancia en su tiempo (El prado de Valencia [1589] es tenido como modelo pionero de la comedia barroca), y Cervantes pone La enemiga favorable como ejemplo de pieza compuesta según el arte (Q/-XLV1II, 480, n. 12). Cabe mencionar, además, E l cerco de Pavía, Los moriscos de Hornachos y La sangre leal de los montañeses de Navarra.

30 Guillén de Castro: otro valenciano (Valencia, 1569; Madrid, 1631) fundador de Los Nocturnos (Secreto), quizás el más insigne seguidor de Lope de Vega entre los drama­turgos del Turia. Su aportación fundamental estriba en la agilidad con la que adapta los temas del romancero a la escena: Las mocedades del Cid (1618), E l conde Atareos, etc. Destacan también: Los malcasados de Valencia, E l curioso impertinente, etc. N o pueden

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14 Miguel de Cervantes

pel, el boato, la grandeza de las comedias de Luis Vélez de Guevara,32 y las que agora están en jerga33 del agudo ingenio de don Antonio de Galarza,34 y las que prometen Las fiillerías de amor\ de Gaspar de Ávi­la,35 que todos éstos y otros algunos han ayudado a llevar esta gran máquina36 al gran Lope.

Algunos años ha que volví yo a mi antigua ociosidad, y, pensando que aún duraban los siglos donde corrían mis alabanzas, volví a com­poner algunas comedias, pero no hallé pájaros en los nidos de anta­ño;37 quiero decir que no hallé autor que me las pidiese, puesto qué58 sabían que las tenía; y así, las arrinconé en un cofre y las consagré y condené al perpetuo silencio. En esta sazón me dijo un librero que él me las comprara si un autor de título39 no le hubiera dicho que de mi

dejar de mencionarse aquí sus piezas inspiradas en títulos cervantinos: Don Quijote de la Mancha, E l curioso impertinentey La fiterza de la sangre. Vid. V P,Ill,v. 53, 1262, n. 16.

31 Aguilar: Gaspar de Aguilar (1561-1623), también valenciano γ miembro de la cita­da. Academia (Sombra); buena parte de su obra se editó, con el título Rimas humanas y divinas, en 1623. Fue autor de indudable talento, que Cervantes le reconoce también en el cap. XLVI1I de Q1 (480, η. 11) destacando la maestría de su Mercader amante.

32 Vélez de Guevara: natural de Écija (Sevilla, 1579-Madrid, 1644), Luis Vélez de Guevara es uno de los más fecundos (¿llegó a componer cuatrocientas piezas dramáticas?) y valiosos seguidores del Fénix, a quien quizás igualó en el manejo de los recursos lírico- populares. Cuenta con numerosas piezas dignas de elogio: La serrana de la Vera, Reinar después de morir, E l diablo está en Cantillana, La niña de Gómez Arias, Más pesa el rey que ¡a sangre, etc. Como prosista, destaca su alegoría satírica, de corte picaresco, titulada E l diablo Cojueb (1641). Cervantes lo singulariza "entre millares" en VP (II, w. 166-71, 1248, n. 49; y luego en VIII, w. 394-96, 1344, n. 74).

33 están en jerga: aquí, ‘se están componiendo’. "Estar una cosa enjerga, es haberse em­pezado y no perficionado, como se dice de los paños antes de estar acabados de labrar" (Tesoro, s. u. xerga)·, "... ‘Comenzado y no acabado algo’" (Refranes, 632a). Comp.: "La viuda y el que nos vendió el galgo, digo, el bienhadado del novio, se dieron sendos re­moquetes acerca del casamiento que se estaba enjerga" (F. de Quevedo, Cuento de cuen­tos, ed. P. Jauralde, Obras festivas, Madrid, Castalia, 1981, 160).

34 Antonio de Galaiza: nada sabemos de tal dramaturgo.35 Gaspar de Ávila: tan sólo se sabe de él que era murciano y secretario de la marquesa

del Valle (doña Mencía de la Cerda). Sin embargo, Cervantes lo encumbra cumplida­mente en VP(VII, w. 58-450, 1321, n. 13).

36 máquina: ‘artificio, enredo, invención; grandeza’ (vid. Q7-Prels., 16, n. 49 y LV, 654, n. 46).

37 no hallé... antaño: "En los nidos de antaño no hay pájaros hogaño" (Refranes, 127b). Vid. Q2-LXXIV, 1073, n. 10

38 puesto que: ‘aunque’, según el uso habitual en la época.35 autor de título: vid supra, n. 17; de títuh eran aquellos que contaban con "privi­

legio real" para poder representar. En 1603 se limitaron a ocho las compañías de título,

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Ocho comedias, Preliminares 15

prosa se podía esperar mucho, pero que del verso, nada; y, si va a decir la verdad, cierto que me dio pesadumbre el oírlo, y dije entre mí: “O yo me he mudado en otro, o los tiempos se han mejorado mucho; su­cediendo siempre al revés, pues siempre se alaban los pasados tiem­pos”.40 Torné a pasar los ojos por mis comedias, y por algunos entre­meses míos que con ellas estaban arrinconados, y vi no ser tan malas ni tan malos que no mereciesen salir de las tinieblas del ingenio de aquel autor a la luz de otros autores menos escrupulosos y más entendidos. Aburríme y vendíselas al tal librero, que las ha puesto en la estampa41 como aquí te las ofrece. Él me las pagó razonablemente; yo cogí mi di­nero con suavidad, sin tener cuenta con dimes ni diretes de recitantes. Querría que fuesen las mejores del mundo, o, a lo menos, razonables; tú lo verás, lector mío, y si hallares que tienen alguna cosa buena, en topando a aquel mi maldiciente autor, dile que se emiende, pues yo no ofendo a nadie, y que advierta que no tienen necedades42 patentes y descubiertas, y que el verso es el mismo que piden las comedias, que ha de ser, de los tres estilos,43 el ínfimo, y que el lenguaje de los entremeses es proprio de las figuras que en ellos se introducen, y que, para en­mienda de todo esto, le ofrezco una comedia que estoy componiendo, y la intitulo El engaño a los ojos, que, si no me engaño, le ha de dar contento. Y con esto, Dios te dé salud y a mí paciencia.

número que se amplió a doce en 1615. Autores de título, desde 1603, eran: Gaspar de Porres, Nicolás de los Ríos, Baltasar de Pinedo, Melchor de León, Antonio Granados, Diego López de Alcaraz, Antonio de Villegas y Juan de Morales. Vid., también, Q2-XI, 616, n. 15 y CP, 955, n. 325.

40 ...pasados tiempos: es un tópico, con antecedentes bíblicos (Eclaiastés, VII-XI), muy difundido. Bastará con evocar a Manrique: "cómo a nuestro parescer / cualquiera tiempo pasado / fue mejor" (Coplas a la muerte de su padre, w. 10-12, ed. V. Beltrán, Barcelona, Crítica, 1993,149).

41 las ha... estampa: 'las ha impreso, las ha publicado’.42 necedades: por no tener "disparates" se elogian varias piezas en el cap. XLVI1I de Q1

(480 y ss.), pues como tales consideraba Cervantes las novedades que introduce el "arte nuevo" en el tratamiento de las unidades dramáticas tradicionales. Desde luego, es lugar recurrente en su idearium dramático: Q7-XLVIII (481-83); Q2-XXVI (740); VP, I, w. 124-26 (1232, n. 39) y IV, w. 16-21 (1278-79); RD, II, w. 1209-312 (408-12); PU, III, w. 3166-80 (880-81, ns. 90 y 92); PS, III-II (1207-09); etc.

43 tres estilos: a saber, según la concepción retórica medieval, de ascendencia clásica (Cicerón): sublime, mediocre e ínfimo (como asume Iñigo López de Mendoza), frecuen­temente asimilados, y aun mezclados, con criterios genéricos: trágico, satírico y cómico (Juan de Mena).

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DEDICATORIAAl Conde de Lemos44

Ahora se agoste o no el jardín de mi corto ingenio, que los frutos que él ofreciere, en cualquiera sazón que sea, han de ser de V. E., a quien ofrezco el destas Comedias y entremeses, no tan desabridos, a mi parecer, que no puedan dar algún gusto; y si alguna cosa llevan razo­nable, es que no van manoseados ni han salido al teatro, merced a los farsantes, que, de puro discretos, no se ocupan sino en obras grandes y de graves autores, puesto que tal vez se engañan. Don Quijote de la Mancha queda calzadas las espuelas en su Segunda parte para ir a besar los pies a V.E. Creo que llegará quejoso, porque en Tarragona45 le han asendereado46 y malparado, aunque, por sí o por no, lleva información hecha de que no es él el contenido en aquella historia, sino otro su­puesto, que quiso ser él y no acertó a serlo. Luego irá el gran Persiles, y luego Las semanas del jardín,47 y luego la segunda parte de La Gala- tea,™ si tanta carga pueden llevar mis ancianos hombros; y luego y siempre irán las muestras del deseo que tengo de servir a V. È. como a mi verdadero señor y firme y verdadero amparo, cuya persona, &c.

Criado de V. Excelencia:Miguel de Cervantes Saavedra.

44 Conde de Lemos: don Pedro Fernández Ruiz de Castro y Osorio (1576-1622), séptimo conde de Lemos y virrey de Nápoles (1610-16), amigo y protector de Cervan­tes, quien le dedicó también Q2 (Prels., 535, n. 48), N E (433) y PS (Prels., 978, n. 20).

45 en Tarragona...: Cervantes alude aquí, de pasada, al Segundo tomo del ingenioso hi­dalgo don Quijote de h Mancha, publicado por Alonso Fernández de Avellaneda en Ta­rragona (Felipe Roberto, 1614), del que se ocupará detenidamente en el Prólogo a Q2 (531-32; vid. n. 23), a lo largo del cual vapulea frecuentemente "al de Tordesillas ', como ya había hecho, desde diferentes enfoques, a partir del capítulo LK.

46 asendereado: ‘maltratado, vapuleado’, en participio esencialmente quijotesco.47 Las semanas del jard ín también las anunció en el Prólogo a las N E (432).

...La Galatea: de nuevo se promete la condnuación de la primera novela cervantina, como tantas y tantas veces hiciera, pese a que nunca llegase a ver la luz: G, VI, 411, n. 214; Qi-V1,74, n. 56; Q2-Prels„ 535, n. 47; PS-Prels., 979, n. 26, etc.

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C o m e d i a f a m o s a i n t i t u l a d a

La g ra n s u lta n a d o ñ a C a ta lin a d e O vied o

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Los que hablan en ella son los siguientes:1

SALEC, turco renegado.ROBERTO, renegado.Un ALÁRABE.HGRAN TURCO.Un PAJE, vestido a lo turquesco, y otros tres GARZONES. MAMÍ y RUSTÁN, eunucos.DOÑA CATALINA DE OVIEDO, gran sultana.Su PADRE.MADRIGAL, cautivo.ANDREA, espía.Dos JUDÍOS.Un EMBAJADOR de Persia.Dar MOROS.Æ7GRAN CADÍ.Cuatro BAJAES ancianos.CLARA, llamada ZAIDA.ZELINDA, que es LAMBERTO.Un CAUTIVO anciano.Dos MÚSICOS.

1 Comedia "a noticia" de asunto oriental más, La Gran Sultana se nos ofrece como una nueva pieza de caudvos, donde la materia histórica se da la mano con la tradición li­teraria y la imaginación poetizadora. Por eso, la obra escenifica la historia real de los amo­res de Murad III y Ssafidje, mediatizada por todo un conjunto de derivaciones novelescas surgidas en torno al personaje de Catalina de Oviedo. Sobre este telón de fondo se pro­yectan numerosos sucesos que reclaman antecedentes literarios: el rapto de Catalina es modvo típico de la "novela griega" a lo Heliodoro o Aquiles Tacio; la loca pasión del Gran Turco por una cristiana se halla cumplidamente difundida entre los novellieri ita­lianos (Bandello y Cintio) entre otros; la intriga protagonizada por Clara y Lamberto es motivo frecuente en el Decamerón y se difundió prolíficamente en la comedia nueva; etc. Es de notar, además, el cuidadoso esmero con que se trata a Madrigal, auténtico gracioso, si bien todavía independiente y no "criado", como luego será habitual. En fin, no falta quien considera que La Gran Sultana podría ser fruto de la reelaboración de La Gran Turquesca, mencionada en la Adjunta a l Parnaso (1350, n. 17).

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J o r n a d a p r im e r a

Sale1 Salec , turco, y R oberto , vestido a lo grie­go, y, detrás dellos, un ALÁRABE,2 vestido de un al­quicel? trai en una lanza muchas estopas, y en una varilla de membrillo, en la punta, un papel como billete,4y una velilla de cera encendida en la mano; este ta l ALÁRABE se pone a l lado del teatro, sin ha­blar palabra, y luego dice ROBERTO:

R o b e r t o La pompa y majestad deste tirano,sin duda alguna, sube y se engrandece sobre las fuerzas del poder humano.

Mas, ¿qué fantasma es esta que se ofrece, coronada de estopas media lanza? 5Alárabe en el traje me parece.

Salec Tienen aquí los pobres esta usanzacuando alguno a pedir justicia viene

1 Sale: en singular, pese al sujeto múltiple (como queda en la acotación entre los w. 49-50), por lo dicho en GE, I, 57, n. 52.

2 ALÁRABE: ‘alarbe, árabe’, como infla, w. 491 y 1463.3 alquicel: "Tejido de lana, u de lino y algodón, de bastante anchura, hecho todo de

una pieza, para diferentes usos: como para capas, sobremesas, cubiertas de bancos, man­tas, etc." (Autoridades). Comp.: "toda la mercancía del bajel, o la más, era suya [de un judío]; era de barraganes y alquiceles y de otras cosas que de Berbería se llevaban a Levan­te" (AL, 542, n. 105); "Por no alterar a la mora, / en un listado alquicel, I manto del Abencerraje, / desmintió su desnudez" (L. de Góngora, Romances, ea. A. Carreño, Ma­drid, Cátedra, 1982, n° 82, 441).

4 billete: ‘recado, nota’ (vid. IF, 764, n. 135).

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22 Miguel de Cervantes

(que sólo el interés es quien la alcanza):5 de una caña y de estopas se previene, 10

y cuando el Turco pasa enciende fuego, a cuyo resplandor él se detiene;

pide justicia a voces, dale luego lugar la guarda,6 y el pobre, como jara, arremete turbado y sin sosiego, 15

y en la punta y remate de una vara7 al Gran Señor su memorial8 presenta, que para aquel efecto el paso para.

Luego, a un bello garzón,9 que tiene cuenta con estos memoriales, se le entrega, 20que, en relación,10 después, dellos da cuenta;

pero jamás el término se llega del buen despacho destos miserables, que el interés le turba y se le niega.

R o b e r t o Cosas he visto aquí que de admirables 25pueden al más gallardo entendimiento suspender.

Sa lec Verás otras más notables.

5 interés... alcanza: la acusación parece formulada con validez general -más allá del mundo turco-, pues no es precisamente eso lo que dicen otros textos: "La justicia del turco conoçe igualmente de todos, ansí christianos como judíos y turcos [...] a fe que allí no aprobechan cartas de febor, y la mejor cosa que tíenen es la brevedad en el despachar; no hayáis miedo que dilaten como acá para que, por no gastar, el que tiene la justiçia vengaahaçer conçierto de puro desesperado [...] Quando el pleito durare un mes, será lo más largo que pueda ser, y es por el buen orden que en todas las cosas tienen" (Viaje de Turquía, ed. F. García Salinero, Madrid, Cátedra, 1980, 409, 413 y 413-14).

6 guarda: ‘guardia’ (vid. GE, I, v. 1095, 69, n. 64). Nótese que le sobra una sílaba al endecasílabo, por lo que Schevill-Bonilla e Ynduráin proponen suprimir y.

7 ...de una vara: comp.: "y si por caso ellos o los otros juezes ha/en alguna sin justiçia, aguardan a que el Gran Turco vaya el viernes a la mezquita, y ponen una petición sobre una caña por donde ha de pasar, y él la toma y pónesela en la toca que lleba, y en casa la lee y remedia lo que puede (Viaje de Turquía, Salinero, 415).

8 memorial: ‘petición’: "No nos fatiga el temor de perder la honra, ni nos desvela la ambición de acrecentarla; ni sustentamos bandos, ni madrugamos a dar memoriales, ni acompañar magnates, ni a solicitar favores" (Git., 479, n. 149); "y ahora tengo hecho un memorial donde le suplico me señale persona con quien comunique un nuevo arbitrio que tengo" (CP, 959).

9 garzón: ‘mancebo; sodomita’ (vid BA, II, 294, n. 42).10 en relación: ‘oralmente, relatándolos’, como en GE, v. 2221, 108.

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Gran sultana, I 23

R o b e r t o

Sa lec

R o b e r t o

Ya está a pie el Gran Señor; puedes atento verle a tu gusto, que el cristiano puede mirarle rostro a rostro11 a su contento.

A ningún moro o turco se concede que levante los ojos a miralle, y en esto a toda majestad excede.

Entra a este12 instante el Gran TURCO con mu­cho acompañamiento; delante de s i lleva un PAJE vestido a lo turquesco, con una flecha en la mano levantada en alto, y detrás del TURCO van otros dos GARZONES con dos bolsas de terciopelo verde, donde

ponen los papeles que el TURCO ¡es da.

Por cierto, él es mancebo de buen talle, y que, de gravedad y bizarría, la fama, con razón, puede loalle.

Hoy hace la zalá13 en Santa Sofía, ese templo que ves, que en la grandeza excede a cuantos tiene la Turquía.14

A encender y a gritar el moro empieza; el Turco se detiene mesurado, señal de piedad como de alteza.

30

35

40

11 rostro a rostro: ‘cara a cara, fijamente’; comp.: "No se atrevió la enfermedad a aco­meter rostro a rostro a la belleza de Auristela, temerosa no espantase tanto la hermosura la fealdad suya" (PS, IV-DC, 1361).

12 este: e\to P.13 zalá: jalac P (vid infra, w. 60 y 930). "Cierta ceremonia que hacen los moros, que

vale tanto como hacer reverencia, venerar y adorar" (Tesoro)·, "La adoración, o reverencia, que hacen los moros a Dios, y a Mahoma, doblando el cuerpo y poniendo la mano en el cuerpo con varias ceremonias y palabras" (Autoridades). Vid. Ql-XL, 408, n. 26 y AL, 538, n. 90.

14 Santa Sofia... Turquía: comp.: "PEDRO. Justiniano Magno, duodéçimo emperador de Constantinopla, edificó el templo de Sancta Sofía, el más magnífico, sumptuoso y so­berbio edifiçio que pienso haber en Asia, Áftica, ni Europa; y quando soltán Mahameto tomó a Constantinopla, hízole hazer, quitando todas las imágenes y figuras, mezquita su­ya, adonde el Gran Señor va todos los viernes a su oraçiôn, y quedóle el nombre de Santa Sofía. Toda la han derribado, que no ha quedado más de la capilla prinçipal y dos claus­tras, para edificar allí casas [...] Más de quatro villas hay en España menores que solía ser la iglesia; tenía tresçientas puertas de metal y una legua pequeña de çerco" (Viaje de Tur­quía, Salinero, 430-31).

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24 Miguel de Cervantes

SALEC

R o b e r t o

Sa lec

R o b e r t o

Sa lec

R o b e r t o

Sa lec

R o b e r t o

Sa lec

R o b e r t o

El moro llega; un memorial le ha dado; el Gran Señor le toma y se le entrega a un bel15 garzón que casi trai al lado. 45

En tanto que esto dice R o berto y el T urco p a ­sa, tiene SALEC doblado el cuerpo y inclinada ¡a ca­beza, sin m iralle a l rostro.

Esta audiencia al que es pobre no se niega.¿Podré alzar la cabeza?

Aba y mira, que ya el Señor a la mezquita llega, cuya grandeza desde aquí me admira.

Éntrase el Gra n SEÑOR, y queda en el teatro Sa­l e c y ROBERTO.

¿Qué te parece Roberto, 50de la pompa y majestad que aquí se te ha descubierto?Que no creo a la verdad, y pongo duda en lo cierto.

De a pie y de a caballo, van 55seis mil soldados.

Sí irán.No hay dudar, que seis mil son.Juntamente, admiración y gusto y asombro dan.

Cuando sale a la zalá 60sale con este decoro; y es el día del xumá,16 que así al viernes llama el moro.¡Bien acompañado va!

Pero, pues nos da lugar 65el tiempo, quiero acabar

15 bel: ‘hermoso, bello’ (vid. VP, VIII, v. 148, 1336, n. 29).16 xumá: ‘viernes’, como explica el propio texto. Ya en Q l: "y un papel donde decía

que el primer jumá, que es el viernes" (XL, 412, n. 38; y vid. XLI, 418, n. 22).

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Gran sultana, I 25

de contarte lo que ayer comencé a darte a entender.

Salec Vuelve, amigo, a comenzar.R o b e r to «Aquel mancebo que dije 70

vengo a buscar: que le quiero más que al alma por quien vivo, más que a los ojos que tengo.Desde su pequeña edad,fui su ayo y su maestro, 75y del templo de la famale enseñé el camino estrecho;encaminéle los pasospor el angosto senderode la virtud; tuve a raya17 80sus juveniles deseos;pero no fueron bastantesmis bien mirados consejos,mis persecuciones18 cristianas,del bien y m al mil ejemplos, 85para que, en mitad del cursode su más florido tiempo,am or no le saltease,19monfí20 de los años tiernos.Enamoróse de Clara, 90la hija de aquel Lamberto que tú en Praga conociste,

17 raya: habitualmente se edita ray[a], pues my leen casi todos los ejemplares de P, pero el CERV. SEDÓ-8.698 reza raya.

18 persecuciones: as( consta en el original, con lo que le sobra una sílaba al octosílabo, razón por la que Schevill y Bonilla creen que se trata de una errata por prevenciones (Val- buena), que le "parece mejor" a Ynduráin. Sin duda, la enmienda mejora el sentido y el metro, pero persecuciones bien pudiera estar con el valor de ‘desvelos, preocupaciones, in­sistencias, molestias’. Comp.: "Sacáronme de entre sus manos, dejándoselas llenas de aquellos pocos cabellos que tenía, arañada la cara y rascuñado el pescuezo y la garganta. Y esto bien lo merescía, pues por su maldad me venían tantas persecuciones" (Lazarillo de Tormes, I, ed. A. Blecua, Madrid, Castalia, 1972,108).

19 saltease: ‘asaltase’ (vid. CC, II, v. 960,176, n. 14).20 monfí: "Nombre que se daba a ciertos moros o moriscos salteadores y malhechores"

(Autoridades).

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teutónico caballero.Sus padres y su hermosuranombre de Clara Ja dieron; 95pero quizá sus desdichasen escurídad la han puesto.Demandóla por esposa, y no salió con su intento;no porque no fuese igual 100y acertado el casamiento,sino porque las desgracias?1traen su comente de lejos,y no hay diligencia humanaque prevenga su remedio. 105Finalmente, él la sacó:que voluntades que han puestola mira en cumplir su gusto,pierden respetos y miedos.Solos y a pie, en una noche 110de las frías del invierno,iban los pobres amantes,sin saber adonde, huyendo;y, al tiempo que ya yo habíaechado a Lamberto menos 115(que éste [es] el nombre del tristeque he dicho que a buscar vengo),con aliento desmayado,de un frío sudor cubiertoel rostro, y todo turbado, 120ante mis ojos le veo.Arrojóseme a los pies, la color como de un muerto, y, con voz interrumpidade sollozos, dijo: “Muero, 125padre y señor, que estos nombres a tus obras se los debo.

21 las desgracias...: "Las desgracias son como las cerezas, que unas a otras se llevan", explica Correas (Refranes, 210b).

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Gran sultana, I 27

A Clara llevan cautiva los turcos de Rocaferro.Yo, cobarde; yo, mezquino 130y un traidor, que no lo niego, hela dejado en sus manos,22 por tener los pies ligeros.Esta noche la llevabano sé adonde, aunque sé cierto 135que, si fortuna quisiera, fuéramos los dos al cielo” .A la nueva23 triste y nueva, en un confuso silencioquedé, sin osar decirle: i4o“Hijo mío, ¿cómo es esto?”De aquesta perplejidad me sacó el marcial estruendo del rebato24 a que tocaronlas campanas en el pueblo. 145Púseme luego a caballo, salió conmigo Lamberto en otro, y salió una tropa de caballos herreruelos.25Con la escuridad, perdimos 150el rastro de los que hicieron el robo de Clara, y otros

22 Ynduráin edita los w. 130-32 en el sig. orden: 132, 131, 130.23 nueva: noticia, novedad’.24 rebato: ‘alarma’. "Acontecimiento repentino y engañoso, que se hace al enemigo"

(Autoridades). "Cada semana nos tocaban a rebato, y en una escurísima noche tuve yo vis­ta para ver los lobos, de quien era imposible que el ganado se guardase" (CP, 908, n. 79).

25 caballos herreruelos: D. Núñez de Alba explica cabalmente el término: "Por la ma­yor parte enviaban ciertos caballos, que heneruelos comúnmente entre nosotros se llaman, que modernamente con nueva usanza pelean: traen arcabuceaos de pedernal muy peque­ños, con que hacer el primer golpe en la escaramuza; después, si no tienen tiempo de volver a cargar, hállanse armados con arneses y venablos; y, para si les faltaren los vena­blos, les penden de los arzones martillos con puntas, a manera de hachas [...] Más usa­damente se dicen herreruelos, o por los martillos con que pelean, o por el color, que no parece sino que traen siempre los rostros tintos con carbón: tan rayados andan de sucie­dad" (Diálogos de la vida del soldado; apud. Schevill-Bonilla).

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que con el día se vieron.Temerosos de celada,no nos apartamos lejos 155del lugar, al cual volvimos cansados y sin Lamberto.»

Salec Pues, ¿cómo? ¿Quedóse aposta?R o b e r t o «Aposta,26 a lo que sospecho,

porque nunca ha parecido27 160desde entonces, vivo o muerto.Su padre ofreció por Clara gran cantidad de dinero, pero no le fue posiblecobrarla28 por ningún precio. 165Díjose por cosa ciertaque el turco que fue su dueñola presentó29 al Gran Señorpor ser hermosa en estremo.»Por saber si esto es verdad, 170y por saber de Lamberto, he venido como has visto aquí en hábito de griego.Sé hablar la lengua de modo que pasar por griego entiendo. 175

Sa lec Puesto que nunca la sepas,no tienes de qué haber miedo: aquí todo es confusión, y todos nos entendemoscon una lengua mezclada30 180

26 Aposta: ape\ta P.27 parecido: ‘aparecido’ (vid. BA, I, 249, n. 37).28 cobrarla: ‘recobrarla, recuperarla’. "Vale también adquirir, y en cierta manera recu­

perar y recobrar lo perdido" (Autoridades). Comp.: "podría ser tener necesidad de valerse de la justicia para cobrar su hacienda" (CAE, 884, n. 49).

29 presentó: ‘regaló, ofrendó’: "quedaba [Leonisa] en poder del cadí, su amo, para lie varia presentada al Gran Turco Selin a Constantinople' (AL, 535, n. 85). Vid. Q l-1, 36, n. 38 y El, 643, n. 154.

30 lengua mezclada: se refiere a la denominada lingua franca: "aquella mezcla de lenguas que se usa, con que todos nos entendemos" (AL, 543, n. 109), cabalmente definida en Q7-XLI, 415, n. 10.

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Gran sultana, I 29

R o b er t o

Sa lec

R o b e r t o

Sa lec

R o b e r t o

Sa lec

M a m í

que ignoramos y sabemos.De mí no te escaparás, pues cuando te vi, al momento te conocí.

¡Gran memoria! Siempre la tuve en estremo. Pues, ¿cómo te has olvidado de quién eres?

No hablemos en eso agora: otro día de mis cosas trataremos; que, si va a decir verdad, yo ninguna cosa creo.Fino ateísta te muestras.Yo no sé lo que me muestro; sólo sé que he de mostrarte, con obras al descubierto, que soy tu amigo, a la traza como lo fiai en algún tiempo; y, para saber de Clara, un eunuco del gobierno del serrallo31 del Gran Turco podrá hacerme satisfecho, que es mi amigo. Y, entre tanto, puedes mirar por Lamberto: quizá, como tuvo el alma, también tendrá preso el cuerpo.

Entrame.Salen AÍAMÍy RUSTÁN, eunucos.

Ten, Rustán, la lengua muda, y conmigo no autorices

185

190

195

200

205

31 eunuco... !... del serrallo: repárese: "En aquella casa tenía sesenta y tres mugeres; en quatro «Helias tenía hijos [...] Este çerraje tenía tres puertas fuertes, y en cada una dos ne­gros eunucos que las guardaban y llaman los agás [...] JUAN.-¿Y capados eran los porteros? PEDRO.-No entendáis, a fuer de acá quitadas las turmas, sino a raíz de la tripa cortado el miembro y quanto tienen, que si de este otro modo fuese, no se fiarían" (Viaje de Tur­quía, Salinero, 441).

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30 Miguel de Cervantes

tu fee, de verdad desnuda, pues mientes en cuanto dices, y eres cristiano, sin duda: 210

que el tener ansí encerrada tanto tiempo y tan guardada a la cautiva española, es señal bastante y solaque tu intención es dañada. 215

Has quitado al Gran Señor de gozar la hermosura que tiene el mundo mayor, siendo mal darle madurafruta, que verde es mejor. 220

Seis años ha que la celas y la encubres con cautelas que ya no pueden durar, y agora por desvelaresta verdad te desvelas. 225

Pero, ¡espera, perro,32 aguarda, y verás de qué manera la fe al Gran Señor se guarda!

RUSTÁN ¡Mamí amigo, espera, espera!MAMÍ liega el castigo, aunque tarda;33 230

y el que sabe una traición, y se está sin descubrilla algún tiempo, da ocasión de pensar si en consentillatuvo parte la intención. 235

La tuya he sabido hoy, y así, al Gran Señor me voy a contarle tu maldad.

Éntrase M am í.

32 perro: o galgo ( vid. GE, I, v. 275, 42, n. 26) era insulto con el que se motejaban moros y cristianos recíprocamente. Es muy frecuente a lo largo de la pieza: w. 426, 841, 1864, etc.

33 tarda: tarde P.

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R u st a n

Gran sultana, I

Sultana

Ru st a n

No hay negalle esta verdad; por empalado34 me doy.

Sale D oña Ca t a u n a d e O viedo, Gran Sulta­na, vestida a la turquesca.35

Rustán, ¿qué hay?Mi señora,

de nuestra temprana muerte es ya llegada la hora: que así el alma me lo advierte, pues en mi costancia llora;

que, aunque parezco mujer, nunca suelo yo verter lágrimas que den señal de grande bien o gran mal, como suele acontecer.

31

240

245

250

34 empalado: vid. BA, I, v. 842, 276, n. 124. Es castigo que se mencionará continua­mente en lo que resta de la obra (w. 674, 947,1860, 2139, etc.).

35 vestida a la turquesca: Pedro de Urdemalas describe con detenimiento los vestidos turcos: "no son amigas de trajes nuevos, sino todas visten de una mesma manera, como hábitos de monjas [...] todas van de una manera rebozadas, y los vestidos de una hechura, aunque unas vayan deste color, otras de aquel, unas de brocado, otras de seda y otras de paño [...] si no es en el tocado, todo lo demás es una mesma cosa el vestido de los hom­bres y de las mugeres [...] traen las camisas redondas sin collar ninguno, y las calzas cuan­to más arrugas hazen son más galanas, y las mangas del sayo también y las ropas largas y estrechas [...] La camisa, como digo, es sin cabezón, bien delgada, de algodón porque no usan otras telas, y sobre la camisa traen un jubón largo hasta las rodillas, estofado, y las mangas hasta el codo [...] En invierno buen zaragüelle traen de paño fino ençima del otro delgado, por más limpieza; quasi es a manera de calzas enteras nuestras, sino que arriba se ata como zaragüelles; las medias calzas de los tobillos avajo son de un sutil cordobán amarillo colorado [...] en lugar de sayo traen una sotana hasta en pies, que llaman dola- mán, y por capa una ropa que llaman ferxa. o ca\t4n larga como digo [...] Házense por aquellas partes unos brocados vaxos que son más vistosos y galanes que los de quatro al­tos; unos de raso pardo, todos llenos de alcachofas de oro o de granadas; otros de terçio- pelo carmes! con flores y hojas de parra de oro; otros de damasco, y que todos aquellos coraçones sean de oro [...] Las ropas todas traen botones con alamares y andan holgadas; los çapatos son tan puntiagudos como las albarcas que usan los de la sierra, pero pulidos por todo extremo, y se calzan como pantuflos y se descalzan [...] Este es el ávito dellos y dellas; de tal manera que si el marido se levanta primero se puede vestir los vestidos de su muger [...] allá no hay guarnizión ninguna, saibó que todas las ropas son aforradas en te­las delgadas como muy finos bocazís" ( Viaje de Turquía, Salinero, 439-47).

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S u lt a n a

R u stAn

S u lt a n a

R u s t An

Su lt a n a

R u s t a n

Mamí, señora, ha notado, con astucia y con maldad, el tiempo que te he guardado, y ha juzgado mi lealtad por traición y por pecado.

Al Gran Señor va derecho a contar por malo el hecho que yo he tenido por bueno, de malicia y rabia lleno el siempre maligno pecho.

¿Qué hemos de hacer?Esperar

la muerte con la entereza que se puede imaginar, aunque sé que a tu belleza sultán ha de respetar.

No te matará sultán; quien muera será Rustán, como deste caso autor.¿Es criiel el Gran Señor?Nombre de blando le dan;

pero, en efecto, es tirano.Con todo, confio en Dios, que su poderosa mano ha de librar a los dos deste temor, que no es vano;

y si estuvieren cerrados los cielos por mis pecados, por no oír mi petición, dispondré mi corazón a casos más desastrados.

No triunfará el inhumano del alma; del cuerpo, sí, caduco, frágil y vano.Este suceso temí de mi proceder cristiano.

Mas no estoy arrepentido; antes, estoy prevenido

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Gran sultana, I 33

Sultana

R u st a n

Sultana

de paciencia y sufrimiento para cualquiera tormento.Con mi intención has venido.36 290

Dispuesta estoy a tener por regalo cualquier pena que me pueda suceder.Nunca a muerte se condena tan gallardo parecer. 295

Hallarás en tu hermosura, no pena, sino ventura; yo, por el contrario37 estremo, hallaré, como lo temo,en el fuego sepultura. 300

Bien podrá ofrecerme el mundo cuantos tesoros encierra la tierra y el mar profundo; podrá bien hacerme guerra el contrario sin segundo 305

con una y otra legión de su infernal escuadrón; pero no podrán, Dios mío, como yo de vos confío,mudar mi buena intención. 310

En mi tierna edad perdí,Dios mío, la libertad, que aun apenas conocí; trujóme aquí la beldad,Señor, que pusiste en mí; 315

si ella ha de ser instrumento de perderme, yo consiento, petición cristiana y cuerda, que mi belleza se pierdapor milagro en un momento; 320

esta rosada color que tengo, según se muestra

36 venido: ‘coincidido, asentido’.37 el contrario: ‘el diablo’, como el enemigo en RD (II, v. 1355, 413, n. 24).

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R u stAn

S u lt a n a

R u stAn

M am í

en mi espejo adulador, marchítala con tu diestra;vuélveme fea, Señor; 325

que no es bien que lleve palma de la hermosura del alma la del cuerpo.

Dices bien.Mas no es bien que aquí se estén nuestros sentidos en calma, 330

sin que demos traza38 o medio de buscar a nuestra culpa o ya disculpa, o remedio.Del remedio a la disculpahay grandes montes en medio. 335

Vámonos a apercebir, amigo, para morir cristianos.

Remedio es ése del más subido intereseque al Cielo puedes pedir. 340

Éntranse.Salen MAMÍ, el eunuco, y el GRAN TURCO.

Miguel de Cervantes

Morato Arráez,39 Gran Señor, te la presentó, y es ella la primera y la mejor que del título de bellapuede llevarse el honor. 345

De tus ojos escondido este gran tesoro ha sido por industria40 de Rustán seis años, y a siete van,según la cuenta he tenido. 350

38 demos traza: ‘pensemos cómo, urdamos’ {vid. RD, I, w. 477-78, 378, n. 78).39 Morato Arráez: vid. BA, I, v. 138,248, n. 34.40 industria: ‘astucia, maquinación’ {vid. GE, II, v. 1384, 79).

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Gran sultana, I 35

T u r c o

M am í

T u r c o

M am í

T u r c o

¿Y del modo que has contado es hermosa?

Es tan hermosa como en el jardín cerrado la entreabierta y fresca rosaa quien el sol no ha tocado; 355

o como el alba serena, de aljófar41 y perlas llena, al salir del daro Oriente; o como sol al Poniente,con los reflejos que ordena. 360

Robó la naturaleza lo mejor de cada cosa para formar esta pieza, y así, la sacó hermosasobre la humana belleza. 365

Quitó al cielo dos estrellas, que puso en las luces bellas de sus bellísimos ojos, con que de amor los despojos se aumentan, pues vive en ellas. 370

El todo y sus partes son correspondientes de modo, que me muestra la razón que en las partes y en el todo asiste la perfección. 375

Y con esto se conforma el color, que hace la forma hermosa en un grado inmenso.Este loco, a lo que pienso,de alguna diosa me informa. 380

A su belleza, que es tanta que pasa al imaginar, su discreción se adelanta.Tú me la harás adorarpor cosa divina y santa. 385

41 aljófar: ‘gotas de rocío’ (vid. RD, II, v. 1347,413, n. 22).

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36 Miguel de Cervantes

M am í Tal j amás la ha visto el sol,ni otra fundió en su crisol el cielo que la compuso; y, sobre todo, le puso el desenfado español. 390

T u r c o

Digo, señor, que es divina la beldad desta cautiva, en el mundo peregrina.42 De verla el deseo se aviva.

M am í

¿Y llámase?Catalina, 395

T u r c o

y es de Oviedo el sobrenombre. ¿Cómo no ha mudado el nombre,

M am í

siendo ya turca?No sé;

como no ha mudado fe, no apetece otro renombre. 400

T u r c o ¿Luego, es cristiana?M am í Yo hallo

T u r c o

por mi cuenta que lo es. ¿Cristiana, y en mi serrallo?

M am í Más deben de estar de tres;mas ¿quién podrá averiguallo? 405

Si otra cosa yo supiera, como aquésta, la dijera, sin encubrir un momento dicho o hecho o pensamientoque contra ti se ofreciera. 410

T u r c o Descuido es vuestro y maldad.M a m E Yo sé decir que te adoro

y sirvo con la lealtad y con el justo decoroque debo a tu majestad. 415

T u r c o Al serrallo iré esta tarde a ver si yela o si arde

42 peregrina: ‘extraña, singular, extraordinaria’ (ídem infla, v. 1320). Vid. Ql-1, 36, n.42 y CAE, 878, n. 10.

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Gran sultana, I 37

M amí

M adrigal

An d rea

M adrigal

la belleza única y sola43 de tu alabada española.Mahoma, señor, te guarde. 420

Entrame estos tíos.Salen MADRIGAL, cautivo, y ANDRÉS,44 en hábi­

to de griego.

¡Vive Roque,45 canalla barretina,46 que no habéis de gozar de la cazuela, llena de boronía47 y caldo prieto!48 ¿Con quién las has, cristiano?

No, con naide.49 ¿No escucháis la bolina50 y la algazara 425que suena dentro desta casa?

Dice dentro un JUDÍO:

43 única y sola: ‘singular y extraordinaria’; comp.: "¡Ay, bien único y solo al alma mía!" (G, III, 153, n. 20);"Esta perla que nos diste, / nácar de Austria, única y sola, / ¡qué de máquinas que rompe!, / ¡qué [de] disignios que corta!" (Git., 449). Vid., también Ql- Prels., 30, £, I, v. 634, 691 γ N, v. 2422, 1210.

44 ANDRÉS: así P, que mantenemos (con Schevill-Bonilla e Ynduráin) dada la variabi­lidad onomástica propia de los textos cervantinos. Vid. G, I, 62, n. 76 y III, 166, n. 50, aunque el dramatis personae y el sig. v. 477 autorizan a corregir ANDREA, como hace Valbuena. Según Oliver Asín, se trata de Andrea Gasparo Corso, uno de los agentes se­cretos que aseguraron la alianza entre Felipe II y el rey de Marruecos, Abd-el-Malek.

45 ¡Vive Roque!: es juramento eufemístico popular (vid. RD, I, v. 640,385, n. 118).4C barretina: "Lo de barretina (de barretín, especie de bonete o gorro) parece alusión al

gorro peculiar de la indumentaria de los judíos en aquel tiempo" (Schevill-Bonilla). Vid. RM, 987, n. 68.

47 boronía: ‘alboronía’: "Es un género de guisado, que se hace de berenjenas, tomates, calabaza y pimiento, todo mezclado y picado, que normalmente sirve para los días en que se prohíbe comer carne" (Autoridades).

48 caldo prieto: "Los manjares que usaban Uebarle cada día era arroz hecho con caldo de carnero y manteca de vacas, no nada húmido, sino seco, que llaman ellos pilao" (Viaje de Turquía, Salinero, 470).

49 naide: "Hermano músico, mire lo que canta y no moteje a naide de mal vestido, porque aquí no hay naide con trapos, y cada uno se viste como Dios le ayuda" (IF, 770- 71, n. 168).

50 bolina: ‘bulla, algarabía, escándalo, griterío’. Comp.: "quiso meter más bolina; / mas cubrióla de gargajos / y tuétanos de narices / un Lenzuelo de tabaco" (F. de Quevedo, Poemas escogidos, ed. J. M. Blecua, Madrid, Castalia, 1989, 312).

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Judío ¡Ah perro!51¡El Dio52 te maldiga y te confunda!¡[[jamás la libertad amada alcances!

Andrea Di: ¿por qué te maldicen estos tristes?M a d rig a l Entré sin que me viesen en su casa, 430

y en una gran cazuela que tenían de un guisado que llaman boronía, les eché de tocino un gran pedazo.

Andrea Pues ¿quién te lo dio a ti?M adrigal Ciertos jenízaros53

m ataron en el m onte el otro día 435un puerco jabalí, que le vendierona los cristianos de Mamud Arráez,de los cuales com pré de la papadalo que está en la cazuela sepultadopara dar sepultura a estos malditos, 440con quien tengo rencor y mal talante;a quien el diablo pape, engulla y sorba.

Pónese un JUDÍO a la ventana.

¡Mueras de hambre, bárbaro insolente; el cuotidiano pan te niegue el Dio; andes de puerta en puerta mendigando; 445échente de la tierra como a gafo,54 agraz de nuestros ojos, espantajo,55 de nuestra sinagoga asombro y miedo, de nuestras criaturas enemigo el mayor que tenemos en el mundo! 450

M adrigal ¡Agáchate, judío!Judío ¡Ay, sin ventura,

que entrambas sienes me ha quebrado! ¡Ay triste!

38 Miguel de Cervantes

Judío

51 Sobra una sílaba en el v., a no ser que se haga la sinalefa final, por lo que Schevill- Bonilla proponen suprim irá.

52 Dio: ‘Dios’, en forma usada por los judíos (vid. BA, II, v. 1287,293, n. 40).53 jenízaros: ‘soldados de infantería’ (vid. BA, I, v. 762, 273, n. 112).54 gafo: ‘leproso’ (vid. RD, III, v. 2833, 462, n. 50).55 espantajo: el ejemplar CERV. SEDÓ-8.698 da e\pantojo.

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Gran sultana, I 39

Andrea

M adrigal

An drea

Ju d ío

M adrigal

J u d ío

M adrigal

Sí, que no le tiraste.¡Ni por pienso!56

Pues ¿de qué se lamenta el hideputa?

Dice dentro otro JUDÍO:

Quítate, Zabulón, de la ventana, que ese perro español es un demonio, y te hará pedazos la cabeza con sólo que te escupa y que te acierte. ¡Guayas,57 y qué comida que/tenemos! ¡Guayas, y qué cazuela que se pierde!¿Los plantos58 de Ramá volvéis ;?! irtundo, canalla miserable? ¿Otra vez vuelves, perro?

¡Qué!, ¿aún no te has ido? ¿Por ventura quieres atosigamos55 el aliento?¡Recógeme este prisco!60

Dicen dentro:

455

460

No aprovecha decirte, Zabulón, que no te asomes?Déjale ya en mal hora; éntrate, hijo.

An d rea ¡Oh gente aniquilada! ¡Oh infáme, oh suciaraza, y a qué miseria os ha traído vuestro vano esperar,61 vuestra locura

465

470

56 ¡Ni por pienso!: así en Rrfranes, 652b (vid. Q2-XIV, 638, n. 14).57 ¡Guayas!: "Es lo mesmo queguay [...] guayas, que es común vocablo [...] de los que

lloranduelos" {Autoridades).58 plantos: así escribe P en todos los ejemplares cotejados, pese a lo cual suele editarse

pla[n]tos. Con los plantos de Ramá se refiere a los lamentos de Raquel al haber perecido sus hijos, según Jeremías XXXI-XV.

55 atosigamos: comp.: "Porque te hago saber, Sancho, que cuando llegé a subir a Dulcinea sobre su hacanea, según tú dices, que a mí me pareció borrica, me dio un olor de ajos crudos, que me encalabrinó y atosigó el alma" (Q2-X, 612).

prisco: "Especie de durazno" (Tesoro), significado que, evidentemente, "no corres­ponde" aquí; más bien, cuadra ‘pedo’ (Léxico).

61 vano esperar: se alude a Juan de Espera en Dios o personificación española del Judío Errante, como en ΒΑ> II, v. 1305, 293, n. 41.

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40 Miguel de Cervantes

M adrigal

Andrea

M adrigal

Andrea

M adrigal

Andrea

M adrigal

Andrea

M adrigal

y vuestra incomparable pertinacia, a quien llamáis firmeza y fee inmudable contra toda verdad y buen discurso!Ya parece que callan; ya en silenciopasan su burla y hambre los mezquinos. 475Español, ¿conocéisme?

Juraría [q]ue en mi vida os he visto.

Soy Andrea,la espía.

¿Vos, Andrea?Sí, sin duda.

¿El que llevó a Castillo y Palomares, mis camaradas?

Y el que llevó a Meléndez,62 480a Arguijo y Santisteban, todos juntos, y en Nápoles los dejó a sus anchuras,63 de la agradable libertad gozando.¿Cómo me conocistes?

La memoria tenéis dada a adobar, a lo que entiendo, o reducida a voluntad no buena.¿No os acordáis que os vi y hablé la noche que recogí a los cinco, y vos quisistes quedaros por no más de vuestro gusto, poniendo por escusa que os tenía amor rendida64 el alma, y que una alárabe, con nuevo cautiverio y nuevas leyes, os la tenía encadenada y presa?Verdad; y aun todavía tengo el yugoal cuello, todavía estoy cautivo, 495

485

490

62 Meléndez: Schevill-Bonilla e Ynduráin proponen leer Méndez, dado que le sobra una sílaba al endecasílabo.

63 a sus anchuras: ‘a sus anchas’ {Refranes·, 599a). Comp.: "usar el oficio de aguador [...] y que, con sola una carga de agua, se podía andar todo el día por la ciudad a sw an- churasy mirando bobas" (/i7, 766, n. 145).

64 rendida: así P, en todos los ejemplares cotejados, salvo el CERV. SEDÓ-8.698 que ofrece tendida.

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Gran sultana, I 41

todavía la fuerza poderosa de amor tiene sujeto a mi albedrío.

And rea Luego, ¿en balde será tratar yo agorade que os vengáis conmigo?

M adrigal E n balde, cierto.And rea ¡Desdichado de vos!M adrigal Quizá dichoso.An d rea ¿Cómo puede ser esto?65M adrigal Son las leyes

del gusto poderosas sobremodo.An d rea Una resolución gallarda puede

romperlas.M adrigal Y o lo creo; m as no es tiempo

de ponerm e a los brazos con sus fuerzas.And rea ¿N o sois vos español?M adrigal ¿Por qué? ¿Por esto?

Pues, por las once mil de malla66 juro, y por el alto, dulce, omnipotente deseo que se encierra bajo el hopo67 de cuatro acomodados porcionistas,68 que he de romper por montes de diamantes y por dificultades indecibles, y he de llevar mi libertad en peso69 sobre los propios hombros de mi gusto, y entrar triunfando en Nápoles la bella con dos o tres galeras levantadas por mi industria y valor, y Dios delante, y dando a la Anunciada70 los dos bucos,71

500

505

510

515

65 esto: así el texto, aunque se edita esso (Schevill-Bonilla, Ynduráin, Valbuena).66 por... malla: ‘por las once mil [cotas] de malla [GE, II, v. 1948, 98, n. 70]’. "Once-

mil, en habla germanesca, significa, según Juan Hidalgo, cota. Madrigal juega del voca­blo, jurando por las once mil, como si lo hiciese por las once mil vírgenes, y añadiendo de malla, para que se caiga en la cuenta de la alusión" (Schevill-Bonilla).

67 hopo: ‘rabo, cola’ [vid. RD, I, v. 697, 388, n. 138).68 porcionistas: "Se llama en los colegios y otras comunidades la persona que no tiene

plaza del número, y paga una porción por sus alimentos y asistencia" {Autoridades).69 en peso: ‘en el aire, a cuestas’ (vid. RD, I, v. 914, 396, n. 168).70 la Anunciada: la iglesia de la Virgen de la Santissima Annunziata.

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42 Miguel de Cervantes

A n d r e a

M ad rigal

A n d r e a

M ad rigal

A n d r e a

M ad rig al

A n d r e a

M ad rigal

A n d r e a

M ad rig al

A n d r e a

M ad rig al

quedaré con el uno rico y próspero; y no ponerme ahora a andar por trena,72 520cargado de temor y de miseria.¡Español sois, sin duda!

Ysoylo, ysoylo, lo he sido y lo seré mientras que viva, y aun después de ser muerto ochenta siglos.¿Habrá quien quiera libertad huyendo? 525Cuatro bravos soldados os esperan, y son gente de pluma73 y bien nacidos.¿Son los que dijo Arguijo?

Aquellos mismos.Yo los tengo escondidos y a recaudo.¿Qué turba es ésta? ¿Qué ruido es éste? 530Es el embajador de los persianos, que viene a tratar paces con el Turco.Haceos a aquesta parte mientras pasa.

Entra un EMBAJADOR, vestido como los que andan aquí,74 y acompáñanle jenízaros; va como turco.

¡Bizarro va y gallardo por estremo!Los más de los persianos son gallardos, 535y muy grandes de cuerpo, y grandes hombres de a caballo.

Y son, según se dice, los caballos el nervio de sus fuerzas.¡Plega a Dios que las paces no se hagan!

71 bucos: 'buques1: "Saltaron algunos encima del buco, y dijeron al rey que dentro 'dél sonaban golpes, y aun casi se oían voces de vivos" (PS, ΙΙ-ΙΙ, 1095, n. 6). Vid. VP, V, w. 10-13, 1298, n. 5.

72 trena: vid. RC, 579, n. 148.73 gente de pluma: "Pluma. Con la que escribimos. Plumas, las que se ponen en las go­

rras o sombreros" {Tesoro).74 embajador... aquí: sobre 1599, el Sha de Persia envió embajadores a los príncipes

europeos, pidiéndoles ayuda contra el turco. Entraron en Valladolid en 1601 y recorrie­ron Segovia, Madrid, Toledo, etc. Según Schevill-Bonilla, la embajada llegada a España estaba presidida por Uzén Alí Bech, acompañado de don Juan de Persia y de dos frailes portugueses.

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Gran sukana, I

Andrea

M ad rigal

Andrea

T urco

R u s t An

T u rco

R u s t An

T urco

R u s t An

T urco

Ru s t An

¿Queréis venir, Andrea?Guía adonde

fuere más de tu gusto.Al baño75 guío

del Uchalí.Al de Morato guía,

que he de juntarme allí con otra espía.

Éntrame.Entra el Gran Turco, R ustAn y M am í.

Flaca disculpa me das de la traición que me has hecho, mayor que se vio jamás.Si bien estás en el hecho, señor, no me culparás.

Cuando vino a mi poder, no vino de parecer que pudiese darte gusto, y fue el reservarla justo a más tomo y mejor ser;

muchos años, Gran Señor, profundas melancolías la tuvieron sin color.¿Quién la curó?

Sedequías, el judío, tu doctor.

Testigos muertos presentas en tu causa; a fe que intentas escaparte por buen modo.Yo digo verdad en todo.Razón será que no mientas.

No ha tres días que el sereno cielo de su rostro hermoso mostró de hermosura lleno; no ha tres días que un ansioso

75 baño: ‘mazmorra, prisión’ (vid. BA, I, 265, n. 90).

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44 Miguel de Cervantes

dolor salió de su seno.En efecto: no ha tres días

que de sus melancolías 570está libre esta española, que es en la belleza sola.76

T urco Tú mientes o desvarías.RuSTÁN Ni miento ni desvarío.

Puedes hacer la experiencia 575cuando gustes, señor mío.Haz que venga a tu presencia: verás su donaire y brío;

verás andar en el suelo, con pies humanos, al cielo, 580ciliado en su gentileza.

T urco De un tem or otro se empieza,de un recelo, otro recelo.

Mucho temo, mucho espero, mucho puede la alabanza 585en lengua de lisonjero; mas la lisonja no alcanza parte aquí. Rustan, yo quiero

ver esa cautiva luego;¡ve por ella, y por el dios ciego,77 590que me tíene asombrado,que a no ser cual la has pintado,que te he de entregar al fuego!

Éntrase Rustán.

M amí Si no está en más la venturade Rustán, que en ser hermosa 595la cautiva, y de hermosura

76 sola: vid. supra, n. 44.77 dios ciego: así lo pide la consonancia de la quintilla (luego / fuego), aunque P edita

ciego Dios, donde, además, sobra una sílaba (según Ynduráin, el). Claro es que se refiere a Cupido, como en GE, III, v. 2146, 105, n. 2. Comp., en general: "Ciego que apuntas, y aúnas, / caduco dios, y rapaz, / vendado que me has vencido, / y niño mayor de edad" (Góngora, Romances, Carreño, n°. 1, 87).

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Gran sultana, I

T urco

M am í

T urco

M amí

RustAn

Sultana

R u s t An

Sultana

rara,78 su suerte es dichosa; libre está de desventura.

Desde ahora muy bien puedes hacerle, señor, mercedes, porque verás, de aquí a poco, aquí todo el cielo.

Loco,a todo hipérbole excedes.

Deja, que es justo, a los ojos algo que puedan hallar en tan divinos despojos.¿Qué vista podrá mirar de Apolo los rayos rojos

que no quede deslumbrada? Tanta alabanza me enfada. Remítome a la experienda que has de hacer con la presencia désta, en mi lengua, agraviada.

Entran RUSTAN y la SULTANA.

Háblale mansa y siiave, que importa, señora mía, porque con todos no acabe.Daré de la lengua mía al santo cielo la llave;

arrojaréme a sus pies; diré que su esclava es la que tiene a gran ventura besárselos.

Es cordura que en ese artificio des.

Las rodillas en la tierra y mis ojos en tus ojos, te doy, señor, los despojos que mi humilde ser encierra;

78 rata: ‘singular, extraordinaria’.

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46 Miguel de Cervantes

T u r c o

M a m í

T u r c o

M a m í

Ru st a n

y si es soberbia el mirarte, ya los abajo e inclinopor ir por aquel cam ino 630que suele m ás agradarte.

¡Gente indiscreta, ignorante, locos, sin duda, de atar, a quien no se puede hallar,en ser simples, semejante; 635

robadores de la fama debida a tan gran sujeto; mentirosos, en efecto, que es la traición que os infama!

¡Por cierto que bien se emplea 640cualquier castigo en vosotros!¡Desdichados de nosQtros si le h a parecido fea!

¡Cuán a lo humano hablasteis de una hermosura divina, 645y esta beldad peregrina cuán vulgarmente pintastes!

¿No fuera mejor ponella al par de Alá en sus asientos,hollando los elementos 650y una y otra clara estrella,

dando leyes desde allá, que con reverencia y celo guardaremos los del suelo,como Mahoma las da? 655

¿No te dije que era rosa en el huerto a medio abrir?¿Qué más pudiera decir la lengua más ingeniosa?

¿No te la pinté discreta 660cual nunca se vio jamás?¿Pudiera decirte más un mentiroso poeta?

Cielo te la hice yo, con pies humanos, señor. 665

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Gran sultana, I

T urco A hacerla su Hacedor

Ru stAn

T urco

Sultana

T urco

acertaras.Eso no:

que esos grandes atributos cuadran solamente a Dios.En su alabanza los dos anduvistes resolutos

y cortos en demasía, por lo cual, sin replicar, os he de hacer empalar antes que pase este día.

Mayor pena merecías, traidor Rustán, por ser cierto que me has tenido encubierto tan gran tesoro tres días.

Tres días has detenido el curso de mi ventura; tres días en mal segura vida y penosa he vivido;

tres días me has defraudado del mayor bien que se encierra en el cerco de la tierra y en cuanto vee el sol dorado.

Morirás, sin duda alguna, hoy, en este mismo día: que, a do comienza la mía, ha de acabar tu fortuna.

Si ha hallado esta cautiva alguna grada ante ti, vivan Rustán y Mamí.Rustán muera; Mamí viva.

Pero maldigo la lengua que tal cosa pronunció; vos pedís; no otorgo yo. Recompensaré esta mengua

con haceros juramento, por mi valor todo junto, de no discrepar un punto

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48 Miguel de Cervantes

Sultana

T urco

Sultana

de hacer vuestro mandamiento.No sólo viva Rustan;

pero, si vos lo queréis, 705los cautivos soltaréis, que en las mazmorras están;

porque a vuestra voluntad tan sujeta está la mía,como está a la luz del día 710sujeta la escuridad.

No tengo capacidad para tanto bien, señor.Sabe igualar el amorel vos y la majestad. 715

De los reinos que poseo, que casi infinitos son, todasujuridición rendida a la tuya veo;

ya mis grandes señoríos, 720que grande señor me han hecho, por justicia y por derecho, son ya tuyos más que míos;

y, en pensar no te demandes esto soy, aquello fui; 725que, pues me mandas a mí, no es mucho que al mundo mandes.

Que seas turca o seas cristiana, a mí no me importa cosa;esta belleza es mi esposa, 730y es de hoy más79 la Gran Sultana.

Cristiana soy, y de suerte, que de la fe que profeso no me ha de mudar excesode promesas ni aun80 de muerte. 735

Y mira que no es cordura

7S de hoy más: ‘de hoy en adelante, en lo sucesivo’ (igual que infra, v. 810); vid. BA, I, v. 350, 257.

80 aun: a|/?P.

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Gran sultana, I 49

que entre los tuyos se hable de un caso que, por notable, se ha de juzgar por locura.

¿Dónde, señor, se habrá vista que asistan dos en un lecho, que el uno tenga en el pedio a Mahoma, d otro a Cristo?

Mal tus deseos se miden con tu supremo valor, pues no junta bien Amor dos que las leyes dividen.

Allá te aven con tu alteza, con tus ritos y tu secta, que no es bien que se entremeta con mi ley y mi bajeza.

T u r c o En estos discursos entro,pues Amor me da licencia; yo soy tu circunferencia, y tú, señora, mi centro;81

de mí a ti han de ser iguales las cosas que se trataren, sin que en otro punto paren que las haga desiguales.

La majestad y el Amor nunca bien se convinieron, y en la igualdad le pusieron, los que hablaron dd mejor.

Deste modo se adereza lo que tú ves82 despüés: que, humillándome a tus pies, te levanto a mi cabeza.

Iguales estamos ya.S u lt a n a Levanta, señor, levanta,

que tanta humildad espanta.

81 circunferencia, / ...centro: es lugar común muy difundido del que deji por ejemplo, en G, IV, 248, n. 132.

82 ves: Valbuena prefiere completar el verso editando verás.

740

745

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770

nota,

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50 Miguel de Cervantes

M am í Rindióse; vencido está.Sultana Una merced te suplico,

y me la has de conceder.T u rco a cuanto quieras querer

obedezco y no replico.Suelta, condena, rescata,

absuelve, quita, haz mercedes, que esto y más, señora, puedes: que Amor tu imperio dilata.

Pídeme los imposibles que te ofreciere el deseo, que, en fe de ser tuyo, creo que los he de hacer posibles.

No vengas a contentarte con pocas cosas, mi amor; que haré, siendo pecador, milagros por agradarte.

Sólo te pido tres días,Gran Señor, para pensar...Tres días me han de acabar....en no sé qué dudas mías,

que escrupulosa me han hecho, y, éstos cumplidos, vendrás, y claramente verás lo que tienes en mi pecho.

Soy contento. Queda en paz, guerra de mi pensamiento, de mis placeres aumento, de mis angustias solaz.

Vosotros, atribulados y alegres en un instante, llevaréis de aquí adelante vuestros gajes seisdoblados.

Entra, Rustán; da las nuevas a esas cautivas todas de mis esperadas bodas.

M amí ¡Gentil recado les llevas!T urco Y como a cosa divina,

Sultana

T urco

Sultana

T urco

775

780

785

790

795

800

805

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Gran sultana, I

Sultana

y esto también les dirás, sirvan y adoren de hoy más a mi hermosa Catalina.

Éntram e el TURCO, M a m í y RUSTÁN, y queda en el teatro sola la SULTANA

¡A ti me vuelvo, Gran Señor, que alzaste, a costa de tu sangre y de tu vida, la mísera de Adán primer caída, y, adonde él nos perdió, Tú nos cobraste.

A Ti, Pastor bendito, que buscaste de las cien ovejuelas la perdida, y, hallándola del lobo perseguida, sobre tus hombros santos te la echaste;

a Ti me vuelvo en mi af[l]ición amarga, y a Ti toca, Señor, el darme ayuda: que soy cordera de tu aprisco ausente,

y temo que, a carrera corta o larga, cuando a mi daño tu favor no acuda, me ha de alcanzar esta infernal serpiente!

Fin de la primera jornada

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J o r n a d a s e g u n d a

Traen dos MOROS atado a MADRIGAL, las manos atrás,1 y sale con ellos e l GRAN CADÍ, que es el ju ez obispo'2 de los turcos.

MORO i Como te habernos contado,por aviso que tuvimos, en fragante le cogimos cometiendo el gran pecado.

La alárabe3 queda presa, 830y, como se vee con culpa que carece de disculpa, toda su maldad confiesa.

C ad í Dad con ellos en la mar,4de pies y m anos atados, 835y de peso acom odados, que no los dejen nadar;

pero si moro se vuelve, casaldos, y libres queden.

M adrigal Hermanos, atarme pueden. 840

1 atado... atrás: algunos enmiendan, bien claro está que superfluamente: a MADRIGAL, atadas las manos atrás.

...obispo: recuérdese: "Ya sabes, Ricardo, que es mi amo el cadí desta ciudad (que eslo mismo que ser su obispo)" {AL, 514, n. 5). Supremo juez se nombra más abajo (v. 857).

3 alárabe: vid. supra> I, n. 2.4 en la mar...: era castigo aplicado a moras y cautivos que mantenían relaciones carna­

les, según explicamos en ¿M, II, 289, n. 26. Se explicita más abajo (w. 1478-81).

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C adí

M adrigal

54

C ad í

M adrigal

C ad í

¿En qué el perro se resuelve: en casarse, o en morir?

Todo es muerte, y todo es pena; ninguna cosa hallo buena en casarme ni en vivir.

Como la ley no dejara en la cual pienso salvarme, la vida, con el casarme, aunque es muerte, dilatara;

pero casarme y ser moro son dos muertes, de tal suerte, que atado corro a la muerte y suelto mi ley adoro.

Mas yo sé que desta vez no he de morir, señor bueno. ¿Cómo, si yo te condeno, y soy supremo jüez?

De las sentencias que doy no hay apelación alguna.Con todo, de mi fortuna, aunque mala, alegre estoy.

La piedra tendré ya puesta al cuello, y has de pensar que no me pienso anegar; y desto haré buena puesta.5

Y, porque no estés suspenso, haz salir estos dos fuera: diréte de la manera que ha de ser, según yo pienso.

Idos, y dejalde atado, que quiero ver de la suerte cómo escapa de la muerte, a quien está condenado.

Vanse los dos MOROS.

Miguel de Cervantes

845

850

855

860

865

870·

5 puesta: apuesta’. "En algunos juegos de naipes, cantidad que pone la persona que pierde, para que se dispute en la mano o manos siguientes" {Academia).

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Gran sultana, Π 55

M a d rig a l Si de bien tendras memoria,porque no es posible menos, 875de aquel sabio cuyo nombre fiie Apolonio Tianeo,6 el cual, según que lo sabes, o fuese favor del cielo,o fuese ciencia adquirida 880con el trabajo y el tiempo,supo entender de las avesel canto tan por estremo,que en oyéndolas decía:“Esto dicen”. Y esto es cierto. 885Ora cantase7 el canario,ora trinase el jilguero,ora gimiese la tórtola,ora graznasen los cuervos,desde el pardal malicioso 890hasta el águila de imperio, de sus cantos entendía los escondidos secretos.Este fue, según es fama,abuelo de mis abuelos, 895a quien dejó de8 su gracia por únicos herederos.Uno la supo de todoslos que en aquel tiempo fueron,y no la hereda más de uno 900

6 Apolonio Tianeo: es el célebre filósofo pitagórico (3 a. de J. C.?-97 d. de J. C.?), au- tor de tratados sobre astrologia y ocultismo, fundamentalmente conocido a través de la Vida de Apolonio de Tiana que le dedicara Filóstrato. Partiendo de esa fuente, se le atri­buyen multitud de anécdotas curiosas y de casos maravillosos (Pedro Mexía, Silva de va­na lección, ed. A. Castro, Madrid, Cátedra, 1989, II-XXXI, 730; II-XL, 810; III-II, 82; III-XVI, 108; IV-II, 322; etc.; también Mateo Alemán, Guzmán de Alfarache, ΙΙ-ΙΠ-1, ed. F. Rico, Barcelona, Planeta, 1983, 733). Por lo que respecta a Cervantes, tanto aquí co­mo en LV ("un religioso de la Orden de San Jerónimo, que tenía gracia y ciencia particu­lar en hacer que los mudos entendiesen y en cierta manera hablasen", 677), podría aludir al benedictino fray Pedro Ponce de León. Vid infra, w. 995-99.

7 cantase: cantejje P.8 de: le P.

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56 Miguel de Cervantes

de sus más cercanos deudos.De deudo a deudo ha venido, con el valor de los tiempos, a encerrarse esta venturaen mi desdichado pecho. 905A esta9 mañana, que ibaal pecado, porque vengoa tener cercada el almade esperanzas y de miedos,oí en casa de un judío 910a un ruiseñor pequeñuelo,que, con divina armonía,aquesto estaba diciendo:“¿Adónde vas, miserable?Tuerce el paso, y hurta el cuerpo 915a la ocasión que te llama y lleva a tu fin postrero.Cogeránte en el garlito,10 ya cumplido tu deseo;morirás, sin duda alguna, 920si te falta este remedio.Dile al jüez de tu causaque han decretado los cielosque muera de aquí a seis díasy baje al estigio reino;11 925pero que si hiciere emiendade tres grandes desafuerosque a dos moros y una viudano ha muchos años que ha hecho;y si hiciere la zalá,12 930lavando el cuerpo primero

9 A esta: así P, que podría ser errata por Esta.10 garlito: ‘trampa, celada, asechanza, emboscada’.11 estigio reino: el ‘infierno’, por alusión a la laguna Estigia, mencionada también

(estigio lago) en Q2 (IXIX, 1043) o en en N, II, v. 1015, 1158. Recuérdese al barquero horrendo de CC (III, v. 2028, 214, n. 18), identificado con Carón el chamuscado en RD (I, v. 675, 387).

12 zalá: vid. supra, I, n. 13.

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Gran sultana, Π 57

con tal agua (y dijo el agua, que yo decirte no quiero), tendrá salud en el alma,tendrá salud en el cuerpo, 935y será del Gran Señor favorecido en estremo”.Con esta gracia admirable, otra más subida tengo:que hago hablar a las bestias 940dentro de m u y poco tiempo.Y aquel valiente13 elefantedel Gran Señor, yo me ofrezcode hacerle hablar14 en diez añosdistintamente15 turquesco; 945y cuando desto faltare,16que m e em palen,17 qu e en el fuegome abrasen, que desmenucenbrizna a brizna estos mis miembros.

C ad í El agua me has de decir, 950

que importa.M adrigal S u tiem po espero,

13 valiente: ‘grande, magnífico’.elefante / ...hablar: el cuentecillo alcanzó gran difusión en la época, una de cuyas

versiones más próximas es recordada por Schevifl-Bonilla: "LETRADO Advierte / una cosa extraña y nueva. / ¿Es bien que mi habilidad / tan peregrina se pierda? / REY ¿En qué la üenes? LETRADO Escucha: / en que, fuera de mis letras, / haré tan notables cosas, / que será la menor dellas / el hacer que un elefante / hable nuestra propia lengua. / REY ¿Un elefante? LETRADO ¿Eso dudas? / Intenta, señor, la prueba / con los que Gama ha traído, / o a mil muertes me condena. / REY ¿En qué término le harás / hablar? LETRADO Diez años. REY Pues sea: / él y el elefante estén / presos mientras que le enseña. / ALCALDE {Aparte a l LETRADO) Hombre, ¿qué es lo que habéis dicho? / ¿Cómo intentáis tal quime­ra? / LETRADO Callad, Alcalde: ¿no veis / que, en diez años que me puedan / de término es imposible / claramente que no muera / yo, el rey, o el elefante?' (Lope de Vega, E l príncipe perfecto, II, acto III, esc. 15a).

15 distintamente: ‘claramente’. Es acepción que Cervantes aplica normalmente al senti­do de la vista ("Las riberas de una isla barríamos, quiero decir que íbamos tan cerca de ella que distintamente conocíamos, no solamente los árboles, pero sus diferencias" [PS, II- X, 1135, n. 1]) o del oído ("púsose atentamente a escuchar, y oyó más distintamente el llanto de la criatura" [SC, 849, n. 32]).

1S faltare: ‘incumpliere, errase’.17 empalen: vid. supra, I, n. 34.

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58 Miguel de Cervantes

C ad í

M adrigal

C adí

M adrigal

C ad í

M adrigal

C adî

porque ha de ser distilada de ciertas yerbas yyezgos.18 Tú no la conocerás;yo sí, y al ddo sereno 955se han de coger en tres noches.

Desátale.

En tu libertad te vudvo.Pero una cosa me rieneconfuso, amigo, y perplejo:que no sé cuál viuda sea, 960ni cuáles moros sean éstosa quien he de hacer la enmienda:que veo que son sin cuentolos moros de mí ofendidos,y viudas pasan de dentó. 965Iré a oír al ruiseñorotra vez, y yo sé dertoque él me dirá en su cánticoquién son los que no sabemos.A estos moros les diré 970la causa por que te sudto,que será que al elefantehas de hacer hablar turquesco.Pero dime: ¿acaso sabes hablar turco?

¡Ni por pienso! 975Pues ¿cómo de lo que ignoras quieres mostrarte maestro?Aprenderé cada día lo que mostrarle pretendo,pues habrá tiempo en diez años 980de aprender el turco y griego.Dices verdad. Mira, amigo,

18 yezgos: "Planta parecida al saúco, o especie dél aunque más pequeña, que tiene las virtudes suyas, y aun con mayor eficacia" {Autoridades).

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Gran sultana, Π 59

que mi vida te encomiendo: que será desto la pagatu libertad, por lo menos. 985

M ad rig al ¡Penitencia, gran cadí;penitencia y buen deseo de no hacer de aquí adelante tantos tuertos19 a derechos!

C a d í N o se te olviden las yerbas, 990que es la importancia del hecho memorable que me has dicho, y sin duda alguna creo: que ya sé que fue en el mundo Apolonio Tianeo, 995que entendía de las aves el canto, y también entiendo que hay arte que hace hablar a los mudos.

M adrigal ¡Bueno es eso!Al elefante os aguardo, 1000y las yerbas os espero.

Éntrame.

P arecÍ0 el GRAN T u rco detrás de unas cortinas de tafetán ' verde; salen cuatro BAJAES ancianos; siéntame sobre alfom bras y alm ohadas; entra el EM­BAJADOR de Persia, y a l entrar le echan encima una ropa de brocado? 2 llévanle dos turcos de brazo, ha­biéndole m irado prim ero si trae arm as encubiertas; llévanle a asentar en una alm ohada de terciopelo; descúbrese la cortina; parece el G ran TURCO.

19 tuertos: está usado en doble sentido: ‘desmanes’ y ‘torcidos’, de ahí lo que sigue (vid. Q l-II, 37, n. 2).

20 Parece: ‘aparece, asoma’; vid. supra, I, n. 27.21 tafetán: ‘seda muy unida’ (vid. E l, 621, n. 73 y CE, 707, n. 33).22 brocado:"Tela tejida con seda, oro, o plata, o con uno y otro, de que hay varios gé­

neros; y el de mayor precio y estimación es el que se llama de tres altos, porque sobre el fondo se realza el hilo de plata, oro, o seda, escarchado, o brizcado en flores y dibujos" (Autoridades). Vid Q2-X, 609, n. 28 y G, IV, 220, n. 22.

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60

Embajador

Ba já i

Embajador

BAJÁ2Embajador

Bajái

(M ientras esto se hace puede[n] sonar chirimías) 23 Sentados todos, dice el EMBAJADOR;

Prospere Alá tu poderoso Estado, señor universal casi del suelo; sea por luengos siglos dilatado, por suerte amiga y por querer del cielo. 1005La embajada de aquél que me ha enviado, con preámbulos cortos, como suelo, diré, si es que me das de hablar licencia; que sin ella enmudezco en tu presencia.

Di con la brevedad que has prometido, 1010que si es con la que sueles, será parte a darte el Gran Señor atento oído, puesto que le forzamos a escucharte.Por muchas persuasiones ha venido a darte audiencia y a respuesta darte; 1015que pocas veces oye al enemigo.Di, pues; que ya eres largo.

Pues ya digo.Dice el Soldán, señor, que, si tú gustas

de paz, que él te la pide, y que se haga con leyes tan honestas y tan justas, 1020que el tiempo o el rencor no las deshaga; si a la suya, que es buena, tu alma ajustas, dar el cielo a los dos será la paga.No aconsejes; propon, di tu emb[a]jada.Toda en pedir la paz está cifrada. 1025

Ese cabeza roja, ese maldito, que de las ceremonias de Mahoma, con depravado y bárbaro apetito, unas cosas despide y otras toma, bien debe de pensar que el infinito 1030poder, que al mundo espanta, estrecha y doma, del Gran Señor, el délo tal le tenga, que hacer paces infames le convenga.

Miguel de Cervantes

23 chirimías: ‘trompetas’ [vid. GE, III, n. 29).

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Gran sultana, Π 61

Embajador

Ba já i

B a já 2 B a já i

Su mendiguez sabemos y sus mañas, por quien con él de nuevo me enemisto, 1035viendo que el grande rey de las Españas24 muchos persianos en su Corte ha visto.Éstas son de tu dueño las hazañas; pedir favor a quien adora en Cristo; y como ve que el ayudarle niega, i040por paz cobarde en ruego humilde ruega.

Aquella majestad que tiene al mundo admirado y suspenso; el verdadero retrato de Filipo, aquel Segundo, que sólo pudo darse a sí tercero; 1045aquel cuyo valor alto y profundo no es posible alabarle como quiero; aquel, en fin, que el sol, en su camino, mirando va sus reinos de contino;25

llevado en vuelo de la buena fama 1050su nombre y su virtud a los oídos del Soldán, mi señor, así le inflama el deseo de verle los sentidos, que a mí me insiste, solicita y llama y manda que por pasos no entendidos, 1055por mares y por reinos diferentes, vaya a ver al gran rey.

¿Esto consientes?Echadle fuera. Adulador, camina;

embajador cristiano. Echadle fuera; que, de los que profesan su dotrina, 1060algún buen fruto por jamás se espera.El cuerpo dobla; la cabeza inclina.Echadle, digo.

¿No es mejor que muera?Goce de embajador la preeminencia, que es la que no ejecuta esa sentencia. 1065

Échanle a empujones a l EMBAJADOR.

24 el rey de las Españas: vid. supra, I, n. 74.25 de contino: ‘continuamente’ (como infra, v. 1319); vid. CC, I, v. 372, 154, n. 41.

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Sultana

RustAn

Sultana

RustAn

M amí

Sultana

M amí

Sultana

M amí

T urco

Sultana

que es por el perder la vida por confesión de la fe.Esa ocasión tomaré.¿Quién a ella te convida?

Sultán te quiere cristiana, y a fueiza, si no de grado, sin darle muerte al ganado podra gozar de la lana.

Muchos santos desearon ser mártires, y pusieron los medios que convinieron para serlo, y no bastaron:

que al ser mártir se requiere virtud sobresingular, y es merced particular que Dios hace a quien El quiere.

Al délo le pediré, ya que no merezco tanto, que a mi propósito santo de su firmeza le dé;

haré lo que fuere en mí, y en silendo, en mis recelos, daré voces a los délos.Calla, que viene Mamí.

Entra Mamí.

El Gran Señor viene a verte. ¡Vista para mí mortal!Hablas, señora, muy mal. Siempre hablaré desta suerte;

y no quieras tú mostrarte prudente en aconsejarme.Sé que vendrás a mandarme, y no es bien descontentarte.

Entra el Gran Turco .

¡Catalina!Ese es mi nombre.

Miguel de Cervantes

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Gran sultana, Π

T u rco

Sultana

T urco

Sultana

T urco

Sultana

T urco

Sultana

Catalina la Otomana te llamarán.

Soy cristiana, y no admito el sobrenombre,

porque es el mío de Oviedo, hidalgo, ilustre y cristiano.No es humilde el otomano. Esa verdad te concedo:

que en altivo y arrogante ninguno igualarte puede.Pues el tuyo al mío excede y en todo le va adelante,

pues que desprecias por él al mayor que el suelo tiene.Sé yo que en él se contiene lo que es de estimar en él,

que es el darme a conocer por cristiana si me nombran. Tus libertades me asombran, que son más que de mujer;

pero bien puedes tenellas con quien solamente puede aquello que le concede el valor que vive en ellas.

Dél conozco que te estimas en todo aquello que vales, y con arrogancias tales me alegras y me lastimas.

Muéstrate más soberana, haz que te tenga respeto el mundo, porque, en efeto, has de ser la Gran Sultana.

Y doyte la preeminencia desde luego: ya lo eres.¿Dar a una tu esclava quieres de tu esposa la excelencia?

Míralo bien, porque temo que has de arrepentirte presto.

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66 Miguel de Cervantes

T u rco

Sultana

T u rco

Ya lo he mirado, y en esto no hago ningún estremo,

si ya no fuese el de hacer que con la sangre otomana mezcle la tuya cristiana para darle mayor ser.

Si el fruto que de ti espero llega a colmo, verá el mundo que no ha de tener segundo el que me dieres primero.

No habrá descubierto el sol, en cuanto ciñe y rodea, no, quien pase, que igual sea a un otomano español.

Mira a lo que te dispones, que ya mi alma adivina que has de parir, Catalina, hermosísimos leones.

Antes tomara engendrar águilas.

A tu fortuna no hay dificultad alguna que la pueda contrastar.

En la cumbre de la rueda28 estás,29 y, aunque variable, contigo ha de ser estable, estando en tu gloria queda.

Daréte la posesión de mi alma aquesta tarde, y la de mi cuerpo, que arde en llamas de tu afición;

afición,30 de amor interno, que, con poderoso brío, de mi alma y mi albedrío

1205

1210

1215

1220

1225

1230

1235

28 la rueda: ‘la rueda [de la Fortuna]’, según explicamos en GR, III, v. 2150,106, n. 3.29 estás: así (e¡tas) P; se edita está (Schevill-Bonilla, Ynduráin) o esta (Valbuena).30 afición: Que afición P, que nos parece errata evidente, aunque suele respetarse.

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Gran sultana, Π

S u lt a n a

T u r c o

R u stAn

M am í

S u lt a n a

M a m í

T u r c o

M am í

R u stAn

T u r c o

tiene el mando y el gobierno.He de ser cristiana.

Sélo;que a tu cuerpo, por agora, es el que mi alma adora como si fuese su délo.

¿Tengo yo a cargo tu alma, o soy Dios para inclinalla, o ya de hecho llevalla donde alcance eterna palma?

Vive tú a tu parecer, como no vivas sin mí.¿Qué te parece, Mamí? ¡Mucho puede una mujer!

No me has de quitar, señor, que con cristianos no trate. Éste es grande disparate, y el concederle, mayor.

Tal te veo y tal me veo, que con grave imperio y firme puedes, Sultana, pedirme cuanto31 te pida el deseo.

De mi voluntad te he dado entera juridición; tus deseos míos son: mira si estoy obligado

a cumplillos.Caso grave,

y entre turcos jamás visto, andar por aquí tu Cristo, Rustán.

Él mismo lo sabe.El suele, Mamí, sacar

de mucho mal mucho bien. Tus aranceles32 me den

31 cuanto: quando P.32 aranceles: ordenanzas’ (vid. RD, I, v. 874, 395, n. 162).

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el modo que he de guardar para no salir un punto 1270

de tu gusto; que el sabelle33 y el entendelle y hacelle estará en mi alma junto.

Saca de aquesta humildad, bellísima Catalina, 1275que se guía y se encamina a rendir su voluntad.

No quiero gustos por fuerza de gran poder conquistados: que nunca son bien logrados 128Olos que se toman por fuerza.

Como a mi esclava, en un punto pudiera gozarte agora; mas quiero hacerte señora,por subir el bien de punto; 1285

y, aunque del cercado ajeno es la fruta más sabrosa que del propio, ¡estraña cosa!, por la que es tan mía peno.

Entre las manos la tengo, 1290y entre la boca y las manos34 desparece. ¡Oh, miedos vanos, y a cuántas bajezas vengo!

Puedo cumplir mi des[e]o y estoy en comedimientos. 1295

Ru st á n Humilla tus pensamientos,porque muy airado veo

al Gran Señor; no fabriques tu tristeza en su pesar,y a quien ya puedes mandar, 1300no será bien que supliques.

68 Miguel de Cervantes

33 sabelle: así todos los ejemplares de P cotejados, salvo el CERV. SEDÓ-8.698, que ofrece sabello; incluso cambia el verso: que de tu gujto sabeüo.

34 entre... las manos: en un periquete, en un santiamén. "De manos a boca. Para sinifi- car que de presto se hizo, se tomó o sucedió algo" explica Correas (luanes, 684b). Vid. Q l-Prels., 17, n. 53.

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Gran sultana, Π 69

S u lt a n a

T u r c o

S u lt a n a

M am í

T u r c o

Dio el temor con mi buen celo en tierra. ¡Oh pequeña edad!¡Con cuánta facilidad te rinde cualquier recelo!

Gran Señor, veisme aquí; postro las rodillas ante ti; tu esclava soy.

¿Cómo así?Alza, señora, ese rostro,

y en esos sus soles dos, que tanto le hermosean, harás que mis ojos vean el grande poder de Dios,

o de la naturaleza, a quien Alá dio poder para que pudiese hacer milagros en su belleza.35

Advierte que soy cristiana, y que lo36 he de ser contino.¡Caso estraño y peregrino: cristiana una Gran Sultana!

Puedes dar leyes al mundo, y guardar la que quisieres: no eres mía, tuya eres, y a tu valor sin segundo

se le debe adoración, no sólo humano respeto; y así, de guardar prometo las sombras de tu intención.

Mamí, tráeme, ¡así tú vivas!, a que den en mi presencia a Sultana la obediencia del serrallo las cautivas.

Éntrase M am í.

1305

1310

1315

1320

1325

1330

35 ...belleza: la hermosura como reflejo divino, del poder de Dios o de la Naturaleza, es tópico platónico muy frecuente en G: IV, 248, n. 129 y 267, n. 186; VI, 333, n. 8; etc.

36 que lo: loque P.

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70 Miguel de Cervantes

Su lt a n a

T u r c o

M am í

T u r c o

Z aida

Z eu n d a

Reveréndenla, no sólo los que obedienda me dan, sino las gentes que están desde éste al contrario polo.

¡Mira, señor, que ya pasan tus deseos de lo justo!Las cosas que me dan gusto no se miden ni se tasan;

todas llegan al estremo mayor que pueden llegar, y para las alcanzar siempre espero, nunca temo.

Vuelve Mamí, y con él CLARA, llam ada ZAIDA, y ZELINDA, que es Lam berto , el que busca Roberto.

Todas vienen.Estas dos

den la obedienda por todas.Hagan dichosas tus bodas las bendiciones de Dios;

fecundo tu seno sea, y, con parto sazonado, del Gran Señor el Estado con mayorazgo se vea;

logres la intención que tienes, que ya de Rustán la sé, y en varios modos te dé el mundo mil parabienes.

Hermosísima española, corona de su nación, única en la discredón, y en buenos intentos sola;37

traiga a colmo tu deseo el Cielo, que le conoce, y en estas bodas se goce

1335

1340

1345

1350

1355

1360

37 única... /...sola: vid. supra, I, n. 43.

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Gran sultana, Π 71

T u r c o

Su lt a n a

el dulce y santo Himeneo;38 1365por tu parecer se rija

el imperio que posees; ninguna cosa desees que el no alcanzalla te aflija;

de ensalzarte es cosa llana 1370que Mahoma el cargo toma.No le nombréis a Mahoma, que la Sultana es cristiana.

Doña Catalina es su nombre, y el sobrenombre 1375de Oviedo, para mí, nombre de riquísimo interés;

porque, a tenerle de mora, nunca a mi poder llegara,ni del tesoro gozara 1380que en su hermosura mora.

Ya como a cosa divina, sin que lo encubra el silencio, el gran nombre reverenciode mi hermosa Catalina. 1385

Para celebrar las bodas, que han de dar asombro al suelo, déme de su gloria el cielo y acudan mis gentes todas;

concédame el mar profundo, 1390de sus senos temerosos, los pescados más sabrosos; sus riquezas me dé el mundo;

denme la tierra y el viento aves y caza, de modo 1395que esté en cada una el todo del más gustoso alimento.

Mira, señor, que me agravia

38 Himeneo: comp.: "Estaba el Himeneo allí pintado, / el diestro pie calzado en lazos doro" (Garcilaso, Egloga II, w. 1401-02, Poesías castellanas completas, ed. E. L. Rivers, Madrid, Castalia, 1996, 193).

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72 Miguel de Cervantes

el bien que de mí pregonas.T u r c o Denme para tus coronas 1400

perlas el Sur, oro Arabia, púrpura Tiro y olores

la Sabea,39 y, finalmente, denme para ornar tu frenteabril y m ayo sus flores; 1405

y si os parece que el m odo de pedir h a dado indicio de tener poco juicio, venid y veréislo todo.

Éntram e todos, ή no es40 ZAIDA y ZEUNDA

Z e u n d a ¡Oh Clara! ¡Cuán turbias van i4ionuestras cosas! ¿Qué haremos?Que ya están en los estremos del más sin remedio afán.

¿Yo varón, y en el serrallo del Gran Turco? No imagino 1415traza, remedio o camino a este mal.

Z aida Ni yo le hallo.¡Grande íue tu atrevimiento!

Z e u n d a Liego do llegó el Amor,q u e n o repara en tem o r 1420cuan d o m ira a su contento.

Entre una y otra muerte, por entre puntas de espadas contra mí desenvainadas,entrara, mi bien, a verte. 1425

Ya te he visto y te he gozado, y a este bien no llega el mal que suceda, aunque mortal.

39 p erla s ..S ab ea : son encarecimientos tópicos que suelen mencionarse en bloque, como ya vimos en BA, I, 251, n. 42 o en CC, III, v. 1984, 212, n. 14.

40 si no es: menos, edita Valbuena.

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Gran sultana, Π

Z a id a

Z e u n d a

Z aida

Hablas como enamorado: todo eres brío, eres todo

valor y todo esperanza; pero nuestro mal no alcanza remedio por ningún modo:

que desta triste morada, por nuestro mal conocida, es la muerte la salida y desventura la entrada.

De aquí no hay pensar huir a más seguro lugar: que sólo se ha de escapar con las alas del morir.

Ningún cohecho es bastante que a las guardas enternezca, ni remedio que se ofrezca que el morir no esté delante.

¿Yo preñada, y tú varón, y en este serrallo? Mira adonde pone la mira nuestra cierta perdición.

¡Alto! Pues se ha de acabar en muerte nuestra fortuna, no esperar salida alguna es lo que se ha de esperar;

pero estad, Clara, advertida que hemos de morir de suerte que nos granjee la muerte nueva y perdurable vida.

Quiero decir que muramos cristianos en todo caso.De la vida no hago caso, como a tal muerte corramos.

Éntrame.Sale MADRIGAL, el maestro del elefante, con una

trom petilla de hoja de lata, y sale con él ANDREA, la espía.

1430

1435

1440

1445

1450

1455

1460

73

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An d r e a

74

M a d rig a l

A n d r e a

M ad rigal

A n d r e a

M a d rig a l

Miguel de Cervantes

A n d r e a

M ad rigal

¡Bien te dije, Madrigal, que la alárabe algún día a la muerte te traería!Más bien me hizo que mal.

Maestro de un elefante te hizo.

¿Ya es barro, Andrea? Podrá ser que no se vea jamás caso semejante.

Al cabo, ¿no has de morir cuando caigan en el caso de la burla?

No hace al caso. Déjame agora vivir,

que, en término de diez años, o morirá el elefante, o yo, o el Turco, bastante causa a reparar mi[s] daño[s].

¿No fuera peor dejarme arrojar41 en un costal,42 por lo menos en la mar, donde pudiera ahogarme,

sin que pudiera valerme de ser grande nadador?¿No estoy agora mejor?¿No podéis vos socorrerme

agora con más provecho vuestro y mío?

Así es verdad. Andrea, considerad que este hecho es un gran hecho,

y aun salir con él entiendo cuando menos os pensáis.43

1465

1470

1475

1480

1485

1490

41 arrojar...: vid. supra, II, n. 4.42 costal: así el texto, pero costal altera la consonancia (mar), por lo que Valbuena edi-

ta: en un costal, arrojar.43 pensáis: así P, aunque ía consonancia pide penséis, como editan la mayoría.

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Gran sultana, II 75

A ndrea Gracias, Madrigal, tenéis,que al diablo las encomiendo.

¿El elefante ha de hablar?M adrigal N o quedará por maestro;

y él es anim al tan diestro,44 que m e hace im aginar

que tiene algún no sé qué de discurso racional.

And rea V os sí sois el anim alsin razón, com o se ve,

pues en disparates dais en que no da quien la tiene.

M adrigal Darlo a entender me convieneasí al Cadí.

An d r e a Bien andáis;pero no os cortéis conmigo

las uñas,45 que no es razón.M adrigal E s m i propria condición

burlarme del m ás amigo.Andrea ¿Esa trompeta es de plata?M adrigal De plata la pedí yo;

mas dijo quien me la dio que bastaba ser de lata.

Al elefante con ella he de hablar en el oído.

An d rea ¡Trabajo y tiempo perdido!46

1495

1500

1505

1510

1515

44 animal tan diestro: así lo testimonia incluso Covarrubias: "En cuerpo es el mayor de todos los animales, y en los sentidos parece ir a los alcances al hombre [...] Vienen a per- cebir la lengua de los que los crían, que hablan con ellos y hacen lo que les mandan, y aprenden cuanto les enseñan, y denen dello memoria; [...] y se halla en ellos una manera de bondad, prudencia y equidad, aunque impropia" (Tesoro). Mexía, por su parte: "¿Por qué no será el hombre dócil y doctrinable y querrá aprender lo cjue no sabe, si ha oydo o entendido lo que suele aprender de los hombres un elephante? ' (Silva de varia lección, Castro, III-XXV1II, 190). Vid. supra, II, n. 14.

45 no... / las uñas: "No cortarse las uñas. Frase que vale no atreverse a contender con al­guno por superioridad de grado o ciencia" (Autmidades, s. u. uña).

46 ¡Trabajo... perdido!: la exclamación pudiera responder a una frase hecha que encie­rra un cuentecillo relacionado con el empeño de hacer hablar a ciertos animales: Augusto César recompensa generosamente a un pobre oficial que ha enseñado a un tordo a que lo vitoree, con motivo de lo cual se pone de moda el hecho y todos adquieren su tordo para

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76 Miguel de Cervantes

M a d rigal ¡Traza ilustre y burla bella!Cien ásperos47 cada día

me dan por acostamiento.48A n d r e a ¿ D os escudos?49 ¡Gentil cuento!

¡Buena va la burlería!M a d rigal El cadí es éste. A más ver,

que me conviene hablalle.An d rea ¿Querrás de nuevo engañalle?M a d rigal Podrá ser que pueda ser.

Vase ANDREA, y entra el CADÍ.

C a d í Español, ¿has comenzadoa enseñar al elefante?

M ad rigal Sí; y está muy adelante:cuatro liciones le he dado.

CADÍ ¿En qué lengua?M a d rigal En vizcaína,

que es lengua que se averigua que lleva el lauro de antigua a la etiopia y abisina.

C a d í Paréceme lengua estraña.¿Dónde se usa?

M ad rig al En Vizcaya.C a d í ¿Y es Vizcaya...?M ad rigal Allá en la raya50

1520

1525

1530

1535

enseñarle el mismo hábito. Uno de los romanos da con un pájaro un tanto rudo, a la vis­ta de cuya torpeza le repite insistentemente: ‘Opera impensa perit; trabajo y tiempo mal gastado5. Pero, cuando Roma celebra un recibimiento a César, éste menosprecia a tantos saludadores alados, ante lo que el tordo torpe repite la que le solía recriminar su amo. Al emperador le parece tan oportuno el dicho que recompensa a su dueño (J. de Alcalá Yá­ñez, Alonso, mozo de muchos amos, II, Valladolid, G. Morillo, 1626,201).

47 ásperos: unos diez ásperos equivalían a un real {vid. BA, III, v. 2024, 318, n. 1).48 acostamiento: "Sueldo o estipendio que se daba a los que servían al rey, o a algún se­

ñor o seguían su partido" {Autoridades). Comp.: "Su Majestad se tuvo por tan bien servi­do, cuando lo entendió, que le mandó dar buen acostamiento y acrecentar los gajes y ven­tajas" (G. de Céspedes y Meneses, El desdén del alameda, X, en Historias peregrinas y ejemplares, ed. Y. R. Fonquerne, Madrid, Castalia, 1969, 144).

49 escudos: el escudo valía la mitad deí doblón (vid. Git., 453, n. 51).50 raya: ‘frontera’; comp.: "-Aun ahí sería el diablo —dijo don Quijote—, si ya no estu­

viese Melisendra con su esposo, por lo menos, en la raya de Francia" (Q2-XXVI, 744).

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Gran sultana, Π 77

CADÍ

M a d rig a l

C a d í

M ad rig al

C a d í

M ad rig al

de Navarra, junto a España.Esta lengua de valor

por su antigüedad es sola; enséñale la española, que la entendemos mejor.

De aquéllas que son más graves, le diré las que supiere, y él tome la que quisiere.¿Y cuáles son las que sabes?

La jerigonza51 de ciegos, la bergamasca de Italia, la gascona de la Galia y la antigua de los griegos;

con letras como de estampa52 una materia53 le haré, adonde a entender le dé la famosa de la hampa;

y si de aquéstas le pesa, porque son algo escabrosas, mostraréle las melosas54 valenciana y portuguesa.

A gran peligro se arrisca tu vida si el elefante no sale grande estudiante en la turquesca o morisca

o en la española, a lo menos.En todas saldrá perito, si le place al infinito sustentador de los buenos,

1540

1545

1550

1555

1560

1565

51 jerigonza: "Un cierto lenguaje particular de que usan los ciegos con que se entienden entre sí. Lo mesmo tienen los gitanos, y también forman lengua los rufianes y los ladro­nes, que llaman germanía" (Tesoro). Vid. Ql-XI, 104 y PU, I, v. 712, 801, n. 105.

52 letras... estampa: 'letras de molde’, o ‘de marca de fardo’ que diría Sancho: "Bien sé firmar mi nombre [...], que cuando lui prioste en mi lugar, aprendí a hacer unas letras como de marca de fardo (Q2-XLIII, 857).

53 materia: ‘muestra’. "En las escuelas de niños se llama la muestra que el maestro da para que imiten la forma" (Autoridades).

54 melosas: vid. CE, 714, n. 79 y PS, ΙΙΙ-Ι, 1203, n. 16.

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78 Miguel de Cervantes

CADÍM a d rig a l

C a d í

M a d rig a l

C a d í

M a d rig a l

C a d í

M a d rig a l

y aun de los malos, pues hace que a todos alumbre el sol. Hazme un placer,55 español.Por cierto que a mí me place. ,

Declara tu voluntad, que luego será cumplida.Será el mayor que en mi vida pueda hacerme tu amistad.

Dime: ¿qué iban hablando, con acento bronco y triste, aquellos cuervos que hoy viste ir por el aire volando?

Que por entonces no pude preguntártelo.

Sabrás(y de aquesto que me oirás no es bien que tu ingenio dude),

sabrás, digo, que trataban que al campo de Alcudia irían, lugar donde hartar podían la gran hambre que llevaban:

que nunca falta res muerta en aquellos campos anchos, donde podrían sus panchos56 de su hartura hallar la puerta.

Y esos campos, ¿dónde están? En España.

¡Gran viaje!Son los cuervos de volaje tan ligeros, que se van

dos mil leguas en un tris: que vuelan con tal instancia,

1570

1575

1580

1585

1590

1595

55 placer: jSror Valbuena.56 panchos: ‘panzas, barrigas’; vid. CC, II, v. 988, 177, n. 19. Comp.: "ΒΕΝΕΥΓΟ /

Siéntate, siéntate, Bras, / come un bocado siquiera. BRAS / No me cumpre, juro a mí. / Ya comí / tanto, que ya estoy tan ancho / que se me rehincha el pancho" (J. del Encina, Égloga VI, ed. R. Gimeno, Obras dramáticas I [Cancionero de 1946], Madrid, Istmo, 1974, 167).

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Gran sultana, Π 79

que hoy amanecen en Francia, y anochecen en París.

C adí Dime: ¿qué estaba diciendoaquel colorín ayer?

M adrigal Nunca le pude entender;es húngaro: no le entiendo.

C adí Y aquella calandria bella,¿supiste lo57 que decía?

M adrigal Una cierta niñeríaque no te importa sabella.

C adí Y o sé que m e lo dirás.M adrigal Ella dijo, en conclusión,

que andabas tras un garzón,58 y aun otras cosillas más.

C adí Pues, ¡válgala Lucifer!,¿a qué se mete conmigo?

M adrigal Si hay algo de lo que digo,verás que la sé entender.

C adí N o va m u y descaminada;pero no ha llegado el juego a que me abrase en tal fuego. No digas a nadie nada,

que el crédito quedaría granjeado a buenas noches.59

M adrigal Para hablar en tus reproches,es muda la lengua mía.

Bien puedes a sueño suelto60 dormir en mi confianza, pues de hablar en tu alabanza para siempre estoy resuelto.

Puesto que los tordos sean

1600

1605

1610

1615

1620

1625

57 lo: la P.j8 garzón: vid. supra, I, n. 9.55 a buenas noches: vid. IF, 761, π. 115.60 a sueño suelto: comp.: "durmiendo tan a sueño suelto como si en ellos obrara la vir­

tud del ungüento" (CE, 734, n. 161); "apostaré que se está ella agora durmiendo a sueño suelto detrás de la cama de su ama" (IF, 758, n. 100).

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80 Miguel de Cervantes

C adi'

M ad rigal

C adí

R u s t An

M adrigal

R u stAn

M ad rigal

Ru s t An

de tu ruindad pregoneros, y la digan los silgueros que en los pimpollos gorjean;

ora los asnos roznando 1630digan tus males protervos, ora graznando los cuervos, o los canarios cantando:

que, pues yo soy aquel solo iiflue los entiende, seré 1635

aquel que los callaré desde el uno al otro polo.

¿No habrá pájaro que cante alguna virtud de mí?Respetaránte, ¡oh cadí!, 1640si puedo, de aquí adelante:

que, apenas veré en sus labios dar indicios de tus menguas, cuando les corte las lenguas, en pena de tus agravios. 1645

Entra RUSTÁN, el eunuco, y tras él un CAUTIVO anciano, que se pone a escuchar lo que hablan.

Buen Rustán, ¿adonde vais?A buscar un tarasí61 español.

¿No es sastre?Sí.

Sin duda que me buscáis, pues soy sastre y español, 1650

y de tan grande tijera que no la tiene en su esfera el gran tarasí del sol.

¿Qué hemos de cortar?Vestidos

ricos para la Sultana, 1655

61 tarasí: ‘sastre’.

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Gran sultana, Π

C a d í

R u s t An

C adí

R u stAn

C ristian o

C ad í

R u s t An

M ad rig al

que se viste a la cristiana. ¿Dónde tenéis los sentidos?

Rustan, ¿qué es lo que decís? ¿Ya hay Sultana, y que se viste a la cristiana?

No es chiste; verdades son las que oís.

Doña Catalina ha nombre con sobrenombre de Oviedo. Vos diréis algún enredo con que me enoje y asombre.

Con una hermosa cautiva se ha casado el Gran Señor, y consiéntele su amor que en su ley cristiana viva,

y que se vista y se trate como cristiana, a su gusto. ¡Cielo piadoso y justo!¿Hay tan grande disparate?

Moriré si no voy luego a reñirle.

Vase el Cad í.

En vano irás, pues del amor [le] hallarás del todo encendido en fuego.

Venid conmigo, y mirad que seáis buen sastre.

Señor,yo sé que no le hay mejor en toda esta gran ciudad,

cautivo ni renegado; y, para prueba de aquesto, séaos, señor, manifiesto que yo62 soy aquel nombrado

62 yo: lo P, que mantienen Schevill-Bonilla e Ynduráin.

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82 Miguel de Cervantes

R ustá n43

C ristiano

Ru sta n

C ristiano

R u stAn

M adrigal

C ristiano

M adrigal

maestro del elefante; y quien ha de hacer hablar a una bestia, en el cortar de vestir será elegante.

Digo que tenéis razón; pero si otra no me dais, desde aquí conmigo estáis en contraria posesión.

Mas, con todo, os llevaré. Venid.

Señor, a esta parte, si quieres, quiero hablarte. Decid, que os escucharé.

Para mí es averiguada cosa, por más de un indicio, que éste sabe del oficio de sastre muy poco o nada.

Yo soy sastre de la Corte, y de España, por lo menos, y en ella de los más buenos, de mejor medida y corte;

soy, en fin, de damas sastre, y he venido al cautiverio quizá no sin gran misterio, y sin quizá, por desastre.

Llevadme: veréis quizá maravillas.

Está64 bien.Venid vos, y vos también; quizá alguno acertará.

Amigo, ¿sois sastre?Sí.

Pues yo a Judas me encomiendo si sé coser un remiendo.

1690

1695

1700

1705

1710

1715

63 En Ynduráin sigue hablando MADRIGAL, así como en el sig. v. 1698 lo hace RUSTAN y en el 1750 la SULTANA.

64 Está: a\tà P.

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Gran sultana, Π 83

C ristian o

S u lt a n a

T u r c o

Su lt a n a

¡Ved qué gentil tarasí!Aunque pienso, con mi maña,

antes que a fuerza de brazos, de sacar de aquí retazos 1720que puedan llevarme a España.

Entrame todas.Entra la SULTANA con un rosario en la mano, y

el GRAN Turco tras ella, escuchándola.

¡Virgen, que el sol más bella;Madre de Dios, que es toda tu alaban [za];del mar del mundo estrella,por quien el alma alcanza 1725a ver de sus borrascas la bonanza!

En mi aflicción te invoco; advierte, ¡oh gran Señora!, que me anego, pues ya en las sirtes65 tocodel desvalido y ciego 1730temor, a quien el alma ansiosa entrego.

La voluntad, que es mía y la puedo guardar, ésa os ofrezco,Santísima María;mirad que desfallezco; 1735dadme, Señora, el bien que no merezco.

¡Oh Gran Señor! ¿Aquí vienes?Reza, reza, Catalina, que sin la ayuda divinaduran poco humanos bienes; 1740

y llama, que no me espanta, antes me parece bien, a tu Lela Manén,66 que entre nosotros es santa.

No hay generación alguna 1745que no te bendiga, ¡oh Esposa

65 sirtes: ‘fondos’. "Los bajíos de Berbería, adonde por la inconstancia y movimiento de las arenas van los navios a peligro de encallar" (Tesoro).

66 Lela Manen: recuérdese la carta de QI (XL, 408) y la de BA (1,265).

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84

T u r c o

Ru stAn

M a d rig a l

Su lt a n a

M a d rig a l

Su lt a n a

M ad rigal

S u lt a n a

M a d rigal

C ristian o

de tu Hijo!, ¡oh tan hermosa que es fia ante ti la luna!

Bien la pu[e]des alabar, que nosotros la alabamos, 1750y de ser Virgen la damos la palma en primer lugar.

Entra67 RUSTAN, MADRIGAL y el viejo CAUTIVO y M am í.

Éstos son los tarasíes.Yo, señor, soy el que sabecuanto en el oficio cabe; 1755los demás son baladíes.

Vestiréisme a la española.Eso haré de muy buen grado, como se le dé recadobastante a la chirinola.68 1760

¿Qué es chirinola?Un vestido

trazado por tal compás que tan lindo por jamás ninguna reina ha vestido;

trecientas varas de tela 1765de oro y plata entran en él.Pues, ¿quién podrá andar con él, que no se agobie y se muela?

Ha de ser, señora mía, la falda postiza.

¡Bueno! 1770Éste está de seso ajeno, o se burla, o desvaría.

Amigo, muy mal te burlas, y sabe, si no lo sabes,que con personas tan graves 1775

Miguel de Cervantes

67 Entra: vid. GE, I, 57. n. 52.68 chirinola: ‘rufianesca’ (vid. RD, I, v. 1139,405, n. 195).

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S u lt a n a

C ristia n o

Su lt a n a

T urco

Gran sultana, Π

C ristiano

M adrigal

nunca salen bien las burlas.Yo os haré al modo de España

un vestido tal que os cuadre. Este, sin duda, es mi padre, si no es que la voz me engaña.

Tomadme vos la medida, buen hombre.

¡Fuera acertado que se la hubieran tomado ya los cielos a tu vida!

Sin duda, es él. ¿Qué haré? ¡Puesta estoy en confusión! Libertad por galardón, y gran riqueza os daré.

Vestídmela a la española, con vestidos tan hermosos que admiren por lo69 costosos, como ella admira por sola;

gastad las perlas de Oriente y los diamantes indianos, que hoy os colmaré las manos y el deseo fácilmente.

Véase mi Catalina con el adorno que quiere, puesto que en el que trujere la tendré yo por divina.

Es ídolo de mis ojos, y, en el proprio o estranjero adorno, adorarla quiero, y entregarle mis despojos.

Venid acá, buena alhaja; tomaros he la medida, que fuera más bien medida a ser de vuestra mortaja.

Por la cintura comienza, así es sastre como yo.

1780

1785

1790

1795

1800

1805

1810

69 lo: bs P.

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T urco

C ristia n o

T urco

C ristia n o

Sultana

T urco

Sultana

C ristiano

86

Cristiano amigo, eso no, que algo toca en desvergüenza;

tanteadla desde fuera, y no lleguéis a tocaüa.¿Adonde, señor, se halla I815sastre que desa manera

haga su oficio? ¿No ves que en el corte erraría si no llevase por guía la medida?

Ello así es; I820mas, a poder escusarse,

tendríalo por mejor.De mis abrazos, señor, no hay para qué recelarte,70

que como de padre puede 1825recebirlos la Sultana.Ya mi sospecha está llana; ya el miedo que tengo excede

a todos los de hasta aquí.Llegad, y haced vuestro oficio. 1830No des, ¡oh buen padre!, indicio de ser sino tarasí.

Miguel de Cervantes

Estándole tomando la medida, dice elpadre:

¡Pluguiera a Dios que estos lazos que tus aseos preparanfueran los que te llevaran 1835a la fuesa71 entre mis brazos!

¡Pluguiera a Dios que en tu tierra en humildad y bajeza se cambiara la grandezaque esta majestad encierra, 184o

70 recelarte: así el original (Schevill-Bonilla e Ynduráin), aunque la consonancia {escu- sarsej pide recelarse, como edita Valbuena.

71 fuesa: ‘fosa, sepultura’ {vid. GE, II, v. 1806, 93, n. 59).

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Gran sultana, Π 87

Sultana

T urco

C ristiano

T urco

M adrigal

M amí

y que estos ricos adornos en burieles72 se trocaran, y en España se gozaran detrás de redes y tornos!

¡No más, padre, que no puedo sufrir la reprehensión; que me falta el corazón y me desmayo de miedo!

Desmáyase la SULTANA

¿Qué es esto? ¿Qué desconcierto es éste? ¿Qué desespero?E)i, .encantador, embustero:¿hasla hechizado?, ¿hasla muerto?

Basilisco,73 di: ¿qué has hecho? Espíritu malo, habla.Ella volverá a su habla.Haz que la aflojen el pecho,

báñenle con agua el rostro, y verás cómo en sí vuelve.¡La vida se le resuelve!¡Empalad luego a ese monstro!

¡Empalad aquél también! ¡Quitádmelos de delante!¡Primero que el elefante vengo a morir!

1845

1850

1855

1860

;Perro, ven!

72 burieles: "El paño buriel usan los labradores en los días de fiesta, y otros hacen dél los lutos. Entre los antiguos, era tenido por paño muy basto, del cual se vestían los po­bres" (Tesoro). Comp: "le ayudaron a desarmar Bracamonte y el ermitaño, con cuyo manto buriel estaba cubierta la buena Bárbara" (A. Fernández de Avellaneda, E l ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, XX11I, ed. F. García Salinero, Madrid, Castalia, 1972, 306); "debían de ser grandes señores: que'ral· vez la majestad suele cubrirse de buriel y la grandeza vestirse de humildad" {PS, III-XV, 1292, n. 6).

73 Basilisco: porque era lugar común, difundidísimo en la época, que el basilisco mata con la vista: "Una especie de serpiente [...], con su silbo ahuyenta las demás serpientes y con su vista y resuello mata" (Tesoro)·, "el basilisco, que tiene ponçofia solamente en los ojos, que mata con su vista" (Mexía, Silva de varia lección, II-XXXDC, Castro, I, 801). Vid. G it, 454, n. 55.

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C ristia n o

M a m í

M a d rig a l

88

T u r c o

Yo soy el padre, sin duda, 1865de la Sultana, que vive.De mentiras se apercibe el que la verdad no ayuda.

Venid, venid, embusteros, españoles y arrogantes. 1870¡Oh flor de los elefantes!, hoy hago estanco74 en el veros.

Llevan M am íy RUSTÁNporfiterza a l PADRE de la S ultana y a Madrigal; queda en el teatro el Gran Turco y la S ultana, desmayada.

¡Sobre mis hombros vendrás,75 cielo deste pobre Adante,76en males sin semejante, 1875si vos en vos no volvéis!

Miguel de Cervantes

Llévala.

74 estanco: ‘detención, parada, demora’.75 vendrás: así el texto, aunque la rima (volvéis) exige vendréis.76 Atlante: lo mismo que Atlas: "A su padre te encomiendo, / que, humano Atlante, se

encorva / al peso de tantos reinos / y de climas tan remotas" (Git., 450). Vid. G, IV, 222, n. 33 y PS, III-XI, 1274, n. 39.

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J o r n a d a t e r c e r a

M am í

Salen RUSTÁN y MAMÍ.

A no volver tan presto del grave parasismo, la Sultana quedara sin padre, y sin maestro el elefante. Volvió, y a voces dijo:“¿Qué es de mi padre? ¡Ay triste! ¿Adonde está mi padre?”, buscándole por todo con la vista.Sin esperar respuestasde preguntas tardías,el gran señor mandómeque acudiese a quitar del palo o fuegoa los dos tarasíes,1certísimo adivinoque el más anciano erade su querida prenda el padre amado.Corrí, llegué, y hallélosa tiempo que ya estabaaguzando el verdugolas puntas de los palos del suplicio.El español maestro,

1880

1885

1890

1895

1 tarasíes: TaraciesV {vid. supra, II, n. 61).

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90 Miguel de Cervantes

RustAn

apenas se vio libre,cuando, dando dos brincos,dijo: “¡Gracias a Dios y a mi dicípulo!”;creyendo, a lo que creo,que le daban la vidaporque él el habla dieseque tiene prometida al elefante.Al padre anciano truje ante la Gran Sultana, que con abrazos tiernos le recibió, besándole mil veces.Allí se dieron cuenta, aunque en razones cortas, de mil sucesos varios al padre y a la hija acontecidos. Finalmente, mandóme el Gran Señor que hiciese cómo en la judería se alojase su suegro.Ordena que le sirvana la cristiana usanza,con pompa y aparatoque dé fe de su amor y su grandeza.¡Estraño caso es éste!Amala tiernamente; su voluntad se rige por la de la cristiana.Al gran cadí no quiso escuchar, sospechoso que con reprehensiones pesadas sus intentos afearía.Quiere de aquí a dos díascon ella y sus cautivasholgarse en el serrallocon bailes y con danzas ciistianiscas.Músicos he buscado,cautivos y españoles,que alegres solenicen

1900

1905

1910

1915

1920

1925

1930

1935

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Gran sultana, ΠΙ 91

M a m í

la fiesta, en el serrallo jamás vista. ¿Haré que vayan limpios y vestidos de nuevo?Sí, pero como esclavos.

R u st á n A dar lugar el tiempo, mejor fuera 1940

M am í

que fueran como libres,con plumas y con galas,representando al vivolos saraos que en España se acostumbran.No te metas en eso, 1945

R u st á n

pues ves que no es posible. Ya la Sultana tiene

M am í

un vestido español.¿Y quién le hizo?

[Ru st á n ] Un judío le trujode Argel, a do llegaron 1950

M am í

dos galeras de corso,colmas de barcas, fuertes de despojos,y allí compró el judíoel vestido que he dicho.Será indecencia grande 1955

R u st á n

vestirse una sultana ropa ajena. Tiene tanto deseode verse sin el traje turquesco, que imagino que de jerga y sayal se vestiría, 1960

M am í

como el vestido fuese cortado a lo cristiano. A mí, mas que se vista

Ru st á n

de hojas de palmitos o lampazos.2 Mamí, vete en buen hora, 1965porque he de hacer mil cosas.

2 de palmitos o lampazos: ‘de hojas de palma y similares a las de la calabaza’. "De uno que está con muchos vestidos decimos que está vestido como un palmito" (Tesoro, s. u. palmitos). Comp: "-Enviad vos dinero -dijo Teresa-, que yo os lo vistiré como un palmito " (Q2-V, 575, n. 47); "no eran sus adornos de los que ahora se usan, a quien la púrpura de Tiro y la por tantos modos martirizada seda encarecen, sino de algunas hojas verdes de lampazosy yedra entretejidas" (Qi-XI, 105). Vid. RV, v. 158, 904.

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M amí

Pa d r e

92

S u lt a n a

Miguel de Cervantes

Y yo dos mil y tantasen el servido del señor Oviedo.

Éntrame.Salen la SULTANA y su PADRE, vestido de negro.

Hija, por más que me arguyas, no puedo darme a entender 1970sino que has venido a ser lo que eres por culpas tuyas;

quiero decir, por tu gusto; que, a tenerle más cristiano,no gozara este tirano 1975de gusto que es tan injusto.

¿Qué señales de cordeles descubren tus pies y brazos?¿Qué ataduras o qué lazosfueron para ti crüeles? 198O

De tu propia voluntad te has rendido, convendda desta licendosa vida, desta pompa y majestad.

Si yo de consentimiento 1985pacífico he convenido con d deste descreído, ministro de mi tormento,

todo el Cielo me destruya, y, atenta a mi perdidón, 1990se me vuelva en maldidón, padre, la bendidón tuya.

Mil veces determiné antes morir que agradalle;mil veces, para enojalle, 1995sus halagos desprecié;

pero todo mi despredo, mis desdenes y arrogancia fueron medio y circustanda para tenerme en más predo. 2000

Con mi celo le encendía,

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Gran sultana, ΙΠ 93

Pa d r e

Su lt a n a

Pa d r e

con mi desdén le llamaba, con mi altivez le acercaba a mí cuando más huía.

Finalmente, por quedarme con el nombre de cristiana, antes que por ser sultana, medrosa vine a entregarme.

Has de advertir en tu mal, y sé que lo advertirás, que por lo menos estás, hija, en pecado mortal.

Mira el estado que tienes, y mira cómo te vales, porque está lleno de males, aunque parece de bienes.

Pues sabrás aconsejarme, dime, mas es disparate:¿será justo que me mate, ya que no quieren matarme?

¿Tengo de morir a fuerza de mí misma? Si no quiere El que viva, ¿me requiere matarme por gusto o fuerza?

Es la desesperación3 pecado tan malo y feo, que ninguno, según creo, le hace comparación.

El matarse es cobardía y es poner tasa a la mano liberal del Soberano Bien que nos sustenta y cría.

2005

2010

2015

2020

2025

2030

3 la desesperación: 'el suicidio’ o el matarse, como se dice en el v. 2029, según la acep- ción del término más habitual en la época y tan del gusto cervantino:"le dijo cómo, ha­llándose un día celoso y desfavorescido, había llegado a términos de desesperarse o de dar alguna muestra que en daño de su persona [...] redundase" (G> V, 275, n. 5). Vid. G> II, 133, n. 131 (yIII, 158, n. 34; V, 327, n. I l l ; VI, 400, n. 204; etc.); Q/-XII, 116, n. 30 (y X X V , 250, n. 56); Q2-XXI, 696, n. 19; EL 628, n. 108; FS> 686, n. 13; CAE, 885, n. 52; PSt I-I, 986, n. 3 (y IX, 1029, n. 13); etc., etc.

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94 Miguel de Cervantes

Sultana

Pa d r e

S ultana

Esta gran verdad se ha visto donde no puede dudarse: que más pecó en ahorcarse Judas que en vender a Cristo.4

Mártir soy en el deseo, y, aunque por agora duerma la carne frágil y enferma en este maldito empleo,

espero en la luz que guía al cielo al más pecador, que ha de dar su resplandor en mi tiniebla algún día;

y desta cautividad, adonde reino ofendida, me llevará arrepentida a la eterna libertad.

Esperar y no temer es lo que he de aconsejar, pues no se puede abreviar de Dios el sumo poder.

En su confianza atino, y no en mal discurso pinto deste ciego laberinto a la salida el camino;

pero si fuera por muerte, no la huyas, está firme.Mis propósitos confirme el cielo en mi triste suerte,

para que, poniendo el pecho al rigor jamás pensado,El quede de mí pagado y vos, padre, satisfecho.

Y voyme, porque esta tarde tengo mucho en que entender; que el Gran Señor quiere hacer de mis donaires alarde.

2035

2040

2045

2050

2055

2060

2065

4 ...a Cristo: vid. RD, II, v. 1927, 433, n. 74.

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Gran sultana, ΙΠ 95

Pa d r e

Sultana

Padre

Si os queréis hallar allí, padre, en vuestra mano está.¿Cómo hallarse allí podrá quien está perdido aquí?

Guardarás de honestidad el decoro en tus placeres, y haz aquello que supieres alegre y con brevedad;

da indicios de bien criada y bien nacida.

Sí haré, puesto que sé que no s[é] de gracias algo, ni aun nada.

¡Téngate Dios de su mano!¡Ve con él, prenda querida, malcontenta y bien servida; yo, triste y alegre en vano!

Éntrame, y la SULTANA se ha de vestir a lo cris­tiano, lo más bizarram ente que pudiere.

Salen los dos m úsicos, y M ad rigal con ellos, co­mo cautivos, con sus alm illas s coloradas, calzones6 de lienzo blanco, borceguíes 7 negros, todo mtevo, con tmeltas sin lechuguillas,8 MADRIGAL traiga unas sonajas? y los dermis sus guitarras. Señálame los MÚSICOS prim ero y segundo.10

2070

2075

2080

5 almillas: "Una especie de jubón con mangas ajustado al cuerpo. Es traje interior, así del uso de los hombres como de las mujeres" {Autoridades). Vid. G, III, 167, n. 53.

calzones: "Un género de gregüescos o zaragüelles" {Tesoro). Vid. RC, 559, n. 6.7 borceguíes: "Borceguí. Bota morisca con soletilla de cuero, que sobre él se ponen chi­

nelas o zapatos. [...] Deste calzado usan los jinetes, y particularmente los moros" {Tesoro). Vid. Qi-XXXVII, 383, n. 16 y II-XVIII, 667, n. 9.

8 lechuguillas: "Los cuellos o cabezones que de muchos anchos de holandas, o otro lienzo, recogidos quedan haciendo hondas semejando a las hojas de las lechugas encarru­jadas" {Tesoro).

5 sonajas: "Un instrumento rústico, que usan en las aldeas, hecho de una tabla delgada, ancha como de cuatro dedos, puesta en círculo, y en ella unos agujeros más largos que anchos con igual proporción. En medio de ellos se ponen unos arambres con unas roda­jas de azófar, para que dando unas con otras hagan el son" {Autoridades). Vid. Q2-XIX, 682, n. 41 y Git., 444, n. 23. Se mencionaron en RD, II, v. 1745, 427.

10 segundo: 2 P.

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[Músico] i° Otro es esto que estar al pie del palo,11 2085esperando la burla que os tenía algo de mal talante.

M adrigal ¡Por San Cristo,que estaba algo mohíno! Media entenahabían preparado y puesto a puntopara ser asador de m is redaños.12 2090

[Músico] 2° ¿Quién os metió a ser sastre?M adrigal El que nos mete

agora a todos tres a ser poetas, músicos y danzantes y bailistas: el diablo, a lo que creo, y no otro alguno.

[MÚSICO] 1° A no volver en sí la Gran Sultana 2095tan presto, ¡cuál quedábades, bodega!

M adrigal Como conejo asado, y no en parrillas.¡Mirad este tirano!

[MÚSICO] 2° Hablad pasito.¡Mala Pascua os dé Dios! ¿No se os acuerda de aquel refrán que dicen comúnmente 2100que las paredes oyen?13

M adrigal Hablo paso,y digo...

[Músico] 1° ¿Qué decís? No digáis nada.M adrigal Digo que el Gran Señor tiene sus ímpetus,

como otro cualquier rey de su tamaño, y temo que a cualquiera zancadilla 2105que demos en la danza ha de pringamos.14

% Miguel de Cervantes

11 al pie del palo: ‘a punto de ser empalado5 (vid. supra, I, n. 35).12 redaños: aquí, entrañas’.13 las paredes oyen: "Las paredes han oídos, y los montes ojos; o Las paredes tienen

orejas y ojos; o oídos y ojos" (Refranes, 211b). Vid Q2-XLVIII, 896, n. 34.14 pringamos: ‘azotarnos y rociarnos las heridas con tocino derretido al fuego’.

"Significa también castigar o maltratar a uno, echándole lardo o pringue hirviendo. Es casdgo que regularmente se solía hacer con los esclavos" (Autoridades). Comp.: "Al triste de mi padrastro azotaron ypringaront y a mi madre pusieron pena por jusdcia" (Lazarillo de Tornes, I, ed. F. Sevilla Arroyo, Salamanca, Colegio de España, 1995, 121); "Una mañana en domingo / me mandó açotar aquél, / de manera que el rabel / daba espantoso respingo; / pero agora que los pringo" (Lope de Vega, Fuenteovejuna, III, w. 2061-65, ed. J. Ma. Marín, Madrid, Cátedra, 1988,172).

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Gran sultana, ΙΠ 97

[Músico] 2° ¿Ysabéis vos danzar?M adrigal Como una muía;

pero tengo un romance correntio,15que le pienso cantar a la loquesca,16qu e trata ad longum17 todo el gran suceso 2110de la grande sultana Catalina.

[Músico] i° ¿Cómo lo sabéis vos?M adrigal Su mismo padre

me lo ha contado todo adpedem ¡itere.[Músico] 2° ¿Qué cantaremos más?M adrigal Mil zarabandas,

mil zambapalos lindos, mil chaconas, 2115y mil pésame deüo, y mil folias.18

[Músico] i° ¿Quién las ha de bailar?

15 correntio: ‘ligero, suelto, vivaz’ (vid. RD, I, v. 560, 381, n. 90).Kl a la loquesca: recuérdese: "Con esto, se daba priesa a cantar romances de moros y

moras, a la loquesca, con tanta gracia que cuantos pasaban por la calle se ponían a escu­charle" (CE, 712).

17 ad longum: ‘por extenso, pormenorizadamente’.18 zarabandas, / ...folias: son todos bailes celebrados —cuando no censurados- en la

época: zarabandas: "Çarabanda. Baile bien conocido en estos tiempos, si no le hubiera desprivado su prima la chacona. Es alegre y lascivo, porque se hace con meneos del cuer­po descompuestos, [...] Aunque se mueven con todas las partes del cuerpo, los brazos ha­cen los más ademanes, sonando las castañetas; la que baila la zarabanda, que cierne con el cuerpo a una parte y a otra y va rodeando el teatro, o lugar donde baila, poniendo casi en condición a los que la miran de imitar sus movimientos ' (Tesoro)·, y vid Git., 442, η. 11; CE, 714, n. 78 y CP, 935, n. 239. Zambapalos: "Una danza grotesca traída de las Indias Occidentales, que se usó en España durante los siglos XVI y XVII" (Academia)·, y vid. IF, 773, n. 180. Chaconas: "Son o tañido que se toca en varios instrumentos, al cual se baila una danza de cuenta con las castañetas, muy airosa y vistosa [Lope de Vega alude a los "movimientos lascivos de las chaconas", La Dorotea, ed. E. S. Morby, Madrid, Castalia, 1980, 112]" (Autoridades)·, y vid IF, 771, ns. 170-73 (y CP, 911, n. 89). Pésame deüo: o "dello me pesa", parece que debe su nombre al cantar con el que se acompañaba y que fue muy poco usado en España (vid CE, 719, n. 105 e IF, 773, n. 177). Follas: "Es una cierta danza portuguesa, de mucho ruido; porque ultra de ir muchas figuras a pie con so­najas y otros instrumentos, llevan unos ganapanes disfrazados sobre sus hombros unos muchachos vesddos de doncellas, que con las mangas de punta van haciendo tornos y a veces bailan, y también tañen sus sonajas; y es tan grande el ruido y el son tan apresurado, que parecen estar los unos y los otros fuera de juicio" (Tesoro)·, y vid IF, 771, n. 170. Abundaron —decíamos- las protestas contra la lascivia de estos bailes: "¿Qué diré del hal­conear con los ojos; del revolver las cervices y andar coleando los cabellos y dar vueltas a la redonda y hacer visajes como acaece en la zarabanda, polvillo, chacona y otras danzas?" 0. de la Cerda, Vida politica..., apud. E. Cotarelo, Colección de entremeses, loas, bailes, já ­caras y mojigangas, NBAE, XVII, Madrid, 1911,268b; y, en general, 233-73).

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M a d r ig a l [M úsico] 2°

M adrigal

[M úsico] 1»

[Músico] 2» M a d r ig a l

[M úsico] 1°

98

[Músico] 2° M a d r ig a l

[M úsico] 1°

Ru st á n

M adrigal

La Gran Sultana.Imposible es que sepa baile alguno, porque de edad pequeña, según dicen, perdió la libertad.

Mirad, Capacho, 2120no hay mujer española que no salga del vientre de su madre bailadora.Esa es razón que no la contradigo;pero dudo en que baile la Sultanapor guardar el decoro a su persona. 2125También danzan las reinas en saraos.Verdad; y a solas mil desenvolturas, guardando honestidad, hacen las damas.Si nos hubieran dado algún espaciopara poder juntam os y acordarnos, 2130trazáramos quizá una danza alegre,cantada a la manera que se usaen las comedias que yo vi en España;y aun Alonso Martínez,19 que Dios haya,fiie el primer inventor de aquestos bailes, 2135que entretienen y alegran juntamente,más que entretiene un entremés [de] hambriento,ladrón o apaleado.

Verdad llana.Desta vez nos empalan; désta vamos a ser manjar de atunes y de tencas. 2140Madrigal, ésa es mucha cobardía; mentiroso adivino siempre seas.

Entra RUSTÁN.

Amigos, ¿estáis todos?Todos juntos,

como nos ves, con nuestros instrumentos; pero todos con miedo tal, que temo 2145

Miguel de Cervantes

19 Alonso Martínez: era actor de la compañía de Jerónimo Velázquez en 1590 y repre­sentó en Sevilla, sobre 1603, en la compañía de Baltasar de Pinedo (Schevill-Bonilla).

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Gran sultana, ΙΠ

R u s ta n

M a d r ig a l

[M ú sico ] 2»

99

M am í

T u r c o

M adrigal

T u r c o

M adrigal

que habernos de oler mal desde aquí a poco, limpios y bien vestidos vais, de nuevo;20 no temáis, y venid, que ya os espera el Gran Señor.

[Yo] juro a mi pecadoque voy.

¡Dios sea en mi ánima!No temas,

que nos haces temer sin cosa alguna, y ayuda a los osados la Fortuna.21

Éntranse.Sale M a m í a poner un estrado,22 con otros dos o

tres GARZONES; tienden una alfom bra turca, con cinco o seis alm ohadas de terciopelo de color.

Tira más desa parte, Muza, tira; entra por los cojines tú, Amaute; y tú, Bairán, ten cuenta que las flores se esparzan por do el Gran Señor pisare, y enciende los pebetes.23 ¡Ea, acabemos!

Hácese todo esto sin responder los GARZONES, y, en estando puesto el estrado, entra el Gran Turco, R u sta n y los m ú sic o s y M adrigal.

2150

2155

¿Sois españoljes], por ventura?

¿De Aragón o andaluces?Somos.

Castellanos.

20 de nuevo: se refiere a los vestidos, según se describieron en la acot. entre los w. 2084-85 (todo nuevo).

21 ayuda... Fortuna: es el viejo proverbio latino, extraído de La Eneida, que vimos en Q I'a'ls., 18, n. 56. Comp.: "Erame imposible por mi condición abstenerme. ‘Venga lo que viniere, que a Un osados favorece la fortuna " (M. Alemán, Guzmán de Alfarache, I-III- 8, ed. J. Ma. Mico, Madrid, Cátedra, 1987,1,447).

22 estrado:‘lugar donde se reciben las visitas’ (vid CC, I,v. 441, 157, n. 51).23 pebetes: "Es una vírgula aromática de polvos odoríferos, que encendida echa de sí

un humo odorífero" (Tesoro).

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T urco

M adrigal

T urco

M adrigal

T urco

M adrigal

T urco

M adrigal

T urco

M adrigal

T urco

M adrigal

T urco

R u sta n

¿Soldados, o oficiales?24Oficiales. 2160

¿Qué oficio tenéis vos?¿Yo? Pregonero.

Y éste, ¿qué oficio tiene?Guitarrista:

quiero decir que tañe una guitarra peor ochenta veces que su madre.¿Qué habilidad esotro tiene?

Grande: 2165costales cose, y sabe cortar guantes.¡Por cierto, los oficios son de estima]¿Quisieras tú, señor, que el uno fuera herrero, y maestro de hacha25 fuera el otro, y el otro polvorista, o, por lo menos, 2170maestro de fundar26 artillería?A serlo, os estimara y regalara sobre cuantos cautivos tengo.

Bueno;en humo se nos fuera la esperanza de tener libertad.

Cuando Alá gusta, 2175hace cautivo aquél, y aquéste libre: no hay al querer de Alá quien se le oponga.Mirad si viene Catalina.

Viene,y adonde pone la hermosa plantau n clavel o azucen a se levanta. 218O

Entra la SULTANA, vestida a lo cristiano, como y a he dicho, lo más ricamente que pudiere; trae a l cuello una cruz pequeña de ébano; salen con ella ZAIDA y ZEUNDA, que son CLARA y LAMBERTO, y los tres GARZONES que pusieron el estrado.

Miguel de Cervantes

24 oficiales: ‘menestrales, artesanos’.25 hacha: Axa P.26 fundar: ‘situar, colocar; enclavar estratégicamente’.

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Gran sultana, ΠΙ

T u r c o

S u lt a n a

M a d r ig a l [M ú sico ] 2°

T u r c o

M a m í

Bien vengas, humana diosa, con verdad, y no opinión; más que los cielos hermosa, centro do mi corazónse alegra, vive y reposa; 2185

a mis ojos más lozana que de abril fresca mañana, cuando, en brazos de la aurora, pule, esmalta, borda y dora el campo y al mundo ufana. 2190

No es menester mudar traje para que os rinda, contento, todo el orbe vasallaje.Tantas alabanzas sientoque me han de servir de ultraje, 2195

pues siempre la adulación nunca dice la razón como en el alma se siente, y así, cuando alaba, miente.A un mentís, un bofetón. 2200

Madrigal amigo, advierte dónde estamos; no granjees con tu lengua nuestra muerte.Puede el valor que poseessobre el cielo engrandecerte. 2205

Ven, señora, y toma asiento, que hoy mi alma tiene intento, dulce fin de mis enojos, de hacerse toda ojos27por mirarte a su contento. 22I0

Siéntese el TURCO y la SULTANA en las almohadas; quedan en p ie RUSTAN y MAMly los MÚSICOS.

A la puerta está el cadí.

101

27 hacerse... ojos: comp.: "Las damas que estaban con la reina quisieran hacerse todas ojos, porque no íes quedase cosa por mirar en Isabela" (El, 612, n. 23).

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T u rc o

102

C adí

T u rco

C adí

T u rco

M adrigal

M ú sic o i °

Abrele, y entre, Mamí, pues no hay negarle la entrada. Esta visita me enfada, y más por hacerse aquí.

Vendráme a reprehender, a reñir y a exagerar que tengo en mi proceder, como altivez en mandar, llaneza en obedecer.

Inútil reprehensor ha de ser, porque el Amor, cuyas hazañas alabo, teniéndome por su esclavo no me deja ser señor.

Entra el CADÍ.

¿Qué es lo que veo? ¡Ay de mí! ¡Cielo, que esto consintáis!¡Por vida del gran cadí, que no me reprehendáis, y que os sentéis junto a mí!

Porque las reprehensiones piden lugar y ocasiones diferentes que éstas son. Enmudezca mi razón el silencio que me pones.

Calloysiéntome.Ansí haced.

Vosotros, como he pedido, a darme gusto atended; que yo sabré, agradecido, hacer a todos merced.

Antes de llegar al trance del baile nunca aprendido, oye, señor, un romance.¡Plega a Dios que este perdido no nos pierda en este lance!

Miguel de Cervantes

2215

2220

2225

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2235

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Gran sultana, ΙΠ 103

MADRIGAL Y has de saber que es la historiade la vida de tu gloria; y cantaréle m u y presto, porque soy único en esto,y lo sé bien de memoria. 2250

«En un bajel de diez bancos, de Málaga, y en ivierno, se embarcó para ir a Orán un tal Fulano de Oviedo, hidalgo, pero no rico: maldición del siglo nuestro, que parece que el ser pobre al ser hidalgo es anejo.28 Su mujer y una hija suya, niña y hermosa en es tremo, por convenirles ansí, también con él se partieron.El mar les aseguraba el tiempo, por ser de enero, sazón en que los cosarios se recogen en sus puertos;

28 pobre / ...anejo: al menos cuando se ha de salir a la palestra literaria, donde hidalgo o escudero y probetón son la misma cosa en los textos del momento. Bastará con recor­dar, como representantes arquetípicos, al escudero del tratado III del Lazarillo de Tormes, al don Toribio y su caterva de apellidos con el que topa Pablos en el Buscón (II-V), al hi­dalgo recién casado del Alonso, mozo de muchos amos (I-IV), o al noble montañés que po­ne su rancia ejecutoria en la mesa de su famélica prole, al carecer de más sustanciosas viandas [Romancero general 1600, II, fols. 33vb-34ra, y "La vida del escudero", en Revue Hispanique, IX [1902], pp. 293b-94a). Y todo ello porque el hidalgo es sufrido padece- dor de calamidades con tal de mantener bien alta su presunción nobiliaria, la cual, ade­más, le veda el ejercicio de trabajo manual alguno: "Por presumir algunos de muy no­bles, no quieren trabajar ni aun salir a ver sus trabajadores, y se vienen a perder y a morir por los hospitales; y en algunas partes de Castilla ía Vieja viven hijosdalgo (que llamáis) que de vergüenza de trabajar, no han vergüenza de morirse de hambre, y es tan pública su hambre como pudiera ser su trabajo" (J. de Pineda, Diálogos familiares de la agricultu­ra cristiana, BAE, CLXI, I, 125a). Recuérdese que ya en Q se aludió al personaje: "“¡Miserable del bien nacido que va dando pistos a su honra, comiendo mal y a puerta cerrada, haciendo hipócrita al palillo de dientes con que sale a la calle después de no ha­ber comido cosa que le obligue a limpiárselos! ¡Miserable de aquel, digo, que tiene la honra espantadiza, y piensa que desde una legua se le descubre el remiendo del zapato, el trasudor del sombrero, la hilaza del herreruelo y la hambre de su estómago!”" (II-XLIV, 864-65, ns. 22-23; y vid. I-I, 30, n. 5).

2255

2260

2265

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pero como las desgradas navegan con todos vientos, una les vino tan mala, que la libertad perdieron.Morato Arráez,29 que no duerme por desvelar nuestro sueño, en aquella travesía alcanzó al bajel ligero; hizo escala en Tetuán y a la niña vendió luego a un famoso y rico moro, cuyo nombre es Alí Izquierdo.La madre murió de pena; al padre a Argel le trujeron, adonde sus muchos años le escusaron de ir al remo.Cuatro años eran pasados, cuando Morato, volviendo a Tetuán, vio a la niña 2285más hermosa que el sol mismo.30 Compróla de su patrón, cuatrodoblándole el precio que había dado por ellaa Alí, com prador primero, 2290

el cual le dijo a Morato:31“De buena gana la vendo,pues no la puedo hacer morapor dádivas ni por ruegos.Diez años tiene apenas; 2295mas tal discreción en ellos, que no les hacen ventaja los maduros de los viejos.32

104 Miguel de Cervantes

29 Morato Arráez: vid. supra, I, n. 39 y BA, I, v. 138, 248, n. 34.30 mismo: así P, aunque la rima pide mesmo (como edita Valbuena) y bien pudiera tra­

tarse de una errata de imprenta.31 Morato: Morate P.32 .. .los viejos: es el conocido tópico del puer senex o puer senilis, que ya encontramos en

G (VI, 350, η. 64), Git. (463, η. 92) y £/(610, η. 15).

2270

2275

2280

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Gran sultana, ΠΙ 105

Es gloria de su nacióny de fortaleza ejemplo; 2300tanto m ás cuanto es m ás sola, y de hum ilde y frágil sexo” .Con la compra el gran cosario sobremanera contento,se vino a Constantinopla, 2305creo el año de seiscientos;presentóla33 al Gran Señor,mozo entonces, el cual luegodel serrallo a los eunucoshizo el estremado entrego.34 2310En Zoraida el Catalina, su dulce nombre, quisieron trocarle; mas nunca quiso, ni el sobrenombre de Oviedo.Viola al fin el Gran Señor, 2315después de varios sucesos,y, cual si mirara al sol,quedó sin vida y suspenso;ofrecióle el mayorazgode sus estendidos reinos, 2320y diole el alm a en señal...»

T urco ¡Qué gran verdad dice en esto!M adrigal «Consiéntale?5 ser cristiana... »C adí ¡Estraño consentimiento!T u r c o Calla, amigo; no me turbes, 2325

que estoy mis dichas oyendo.M adrigal «Cómo no la halló su padre,

contar aquí no pretendo: que serán cuentos muy largos, si he de abreviar este cuento; 2330basta que vino a buscalla

33 presentóla: vid. supra, I, n. 29.34 entrego: entrega’, como en GE, ΙΙΙ, v. 3049,136, n. 66.35 Consiéntale: as( el original, que bien puede mantenerse (con Schevill-Bonilla), dado

que se trata de una frase entrecortada, aunque hace mejor sentido Consiéntele.

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106 Miguel de Cervantes

por discursos y rodeos dignos de más larga historia y de otra sazón y tiempo.Hoy Catalina es Sultana, hoy reina, hoy vive y hoy vemos que del león otomano pisa el indomable cuello; hoy le rinde y avasalla, y, con no vistos estremos, hace bien a los cristianos.Y esto sé deste suceso.»

M úsico 2» ¡Oh repentino poeta!El rubio señor de Délo,36 de su agua de Aganipe37 te dé a beber un caldero.

MÚSICO i» Paladéente38 las musascon jamón y vino añejo de Rute y Ciudarrëal.

M adrigal Con San Martín39 me contento.C adí ¡El diablo es este cristiano!

Yo le conozco, y sé cierto que sabe más que Mahoma.

TURCO Hacerles mercóles pienso.M adrigal Tú, señora, a nuestra usanza

ven, que has de ser de una danza

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2340

2345

2350

2355

36 señor de Délo: Apolo (vid. G, ΙΙΙ, 108, n. 63 y VI, 378, n. 184). Comp.: "y dimos al cabo con nosotros en la isla de Délo, que aunque es pequeña es de todos los escriptores muy celebrada porque estaba allí el templo de Apolo, adonde concurría cada año toda la Grecia" (Viaje ae Turquía, Salinero, 325).

37 Aganipe: es fuente poética, como consta en PS: "Digo, en fin, que este poeta, a quien la necesidad había hecho trocar los Parnasos con los mesones y las Castalias y las Aganipes con los charcos y arroyos de los caminos y ventas" (III-II, 1207, n. 5).

38 Paladéente: "Poner miel en el paladar de la criatura, para que empiece a tomar gusto y trague" (Tesoro, s. u,paladai). Via. SC, 849, n. 31.

39 ...San Martín: son todos lugares célebres por sus vinos, como puede verse en LV (651-52, n. 31) y en CP(935, n. 235)- Ya en J. Manrique se lee: "Está como un serafín / diziendo ya: ‘Oxallá / estuviesse San Martín l adonde mi casa está!’ / [...] / Ό , Beata Ma­drigal, / ora pro nobis a Dios!’ / ‘¡O, Santa Villa Real, / señora, ruega por nos’" ("Coplas a una deuda...", en Poesía, J. M. Alda Tesán, Madrid, Cátedra, 1977, 138-39). Se men­ciona en EAD (921, n. 28) y PU, I, v. 631,797, n. 80.

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Gran sultana, ΙΠ 107

S u lt a n a

M adrigal

S u lt a n a

[Mú sic o s]

la primera y la postrera.El gusto desa manera del Gran Señor no se alcanza;

que, como la libertad 2360perdí tan niña, no sé bailes de curiosidad.Yo, señora, os guiaré.En buen hora comenzad.

Levántase la SULTANA a bailar, y ensáyase este baile bien.

Cantan los MÚSICOS:

A vos, hermosa española, tan rendida el alma tengo, que no miro por mi gusto por mirar al gusto vuestro; por vos ufano y gozoso a tales estremos vengo, que precio ser vuestro esclavo más que mandar mil imperios; por vos, con discurso claro, puesto que puedo, no quiero admitir reprehensiones ni escuchar graves consejos; por vos, contra mi Profeta, que me manda en sus preceptos que aborrezca a los cristianos, por vos, no los aborrezco; con vos, niña de mis ojos, todas mis venturas veo, y sé que, sin duda alguna, por vos vivo y por vos muero.

M uda el baile.

Escuchaba la niña los dulces requiebros, 2385 y está de su alm a su gusto lejos.

Como tiene intento de guardar su ley, requiebros del rey

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2375

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108 Miguel de Cervantes

T urco

Sultana

Z e u n d a

T urco

Sultana

no le dan contento.Vuelve el pensamiento a parte mejor, sin que torpe amor le turbe el sosiego.Y está de su alma su gusto lejos.

Su donaire y brío estrenaos contienen que del Turco tienen preso el albedrío.Arde con su frío,su valor le asombra,y adora su sombra,puesto que vee ciertoque está de su 'alma su gusto lejos.

Paso, bien mío, no más, porque me llevas el alma tras cada paso que das.Déte el donaire la palma, la ligereza y compás.

Alma mía, sosegad, y si os cansáis, descansad; y en este dichoso día la liberal mano mía a todos da libertad.

H íncam e delante tk l TURCO, en diciendo esto, todos de rodillas: los CAUTIVOS, y ZAIDA y ZEUN­DA, b s garzones y la S ultana.

¡Mil veces los pies te beso!¡Este ha sido para mí felicísimo suceso!Catalina, ¿estás en ti?No, señor, yo lo confieso:

que con la grande alegría de la suma cortesía que has con nosotros usado, tengo el sentido turbado.

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Gran sultana, ΙΠ

T u rco

Z ftin d a

Z aida

C a d í

T urco

M a d rig a l

T u rco

M a d rigal

Levanta, señora mía, que a ti no te comprehende

la merced que quise hacer; y, si la queréis saber,40 a los esclavos se estiende,

y no a ti, que eres señora de mi alma, a quien adora como si fueses su Alá. ¡Cerróseme el cielo ya!¡Llegó de mi fin la hora!

No sé, Clara, qué temores de nuevo me pronostican el fin de nuestros amores, y que ha de ser significan nuevo ejemplo de amadores.

Creí que la libertad que la liberalidad del Gran Señor prometía, a nosotros se estendía, mas no ha salido verdad.

Calla, y mira que no des indicio de la sospecha, que me contarás después.¿De la merced tan bien hecha no han de gozar estos tres?

Los dos, sí; pero éste no, que es aquel que se ofreció de mostrar al elefante a hablar turquesco elegante. ¡Cuerpo de quien me parió!

¿Ahí llegamos ahora? Enséñele, y llegará de su libertad la hora.Hora menguada será, si Andrea no la mejora.

Pondré pies en polvorosa;

40 Falta un verso (en -ende), tras éste, para completar la quintilla.

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110 Miguel de Cervantes

CADÍ

T u r c o

C ad !T u r c o

C ad í

T u r c o

M a d rig a l

C ad í

M ad rig al

tomaré de Villadiego41 las calzas.

Es tan hermosa Catalina, que no niego ser su suerte venturosa.

Pero, entre estos regocijos, atiende, hijo, a hacer hijos, y en más de una tierra siembra. Catalina es bella hembra.Y tus deseos prolijos.

¿Cómo prolijos, si estána sólo un objeto atentos?Los sucesos lo dirán.Con todo, tus documentos por mí en obra se pondrán.

Escucha aparte, Mamí.Y escuche, señor cadí,cosas que le importan mucho. Ya, Madrigal, os escucho.Pues ya hablo, y digo ansí:

que me vengan luego a ver treinta escudos,42 que han de ser para comprar al instante un papagayo elegante que un indio trae a vender.

De las Indias del Poniente,43 el pájaro sin segundo viene a enseñar suficiente a la ignorante del mundo

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2470

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41 Pondré.. . .Villadiego: son expresiones proverbiales {Refranes, 725b y 737a) que Cervantes gusta de emplear unidas: "Pusepies en polvoro-, / por vivir a lo discre-; / que el tácito Vilhdie- / toda su razón de esta- / cifró en una retira-" (Qi-Prels., 23, ns. 83 y 84). Vid. CP; 902, n. 45 y Qi-XXI, 200, n. 22.

42 escudos: vid. supra, II, n. 49.43 del Poniente: ‘occidentales; españolas’; comp.: "Seis días navegaron los dos navios

con próspero viento, siguiendo la derrota de las islas Terceras, paraje donde nunca faltan o naves portuguesas de las Indias orientales o algunas derrotadas de las occidentales" (El, 615, n. 39 y vid. 620, n. 66).

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Gran sultana, ΙΠ 111

CADÍ

T urco

MÚSICO 2o

M ad rig al

M am í

R u st a n

M a m í

sabia y rica y pobre gente.Lo que dice te diré,

pues ya sabes que lo sé por ciencia divina y alta.Ve por ellos, que sin falta en mi casa los daré.

Mamí, mira que sea luego, porque he de volver al punto.Venid, yesca de mi fuego, divino y propio trasunto de la madre del dios ciego.

Venid vosotros, gozad de la alegre libertad que he concedido a los dos.¡Concédate el alto Dios siglos de felicidad!

Dicípulo, ¿dónde hallaste una paga tan perdida del gran bien que en mí cobraste?Que si me diste la vida, la libertad me quitaste.

Desto infiero, ju2go y siento que no hay bien sin su descuento, ni mal que algún bien no espere, si no es el mal del que muere y va al eterno tormento.

Vanse todos, si no es M a m íy R ustáN, que quedan.

¿Qué piensas que me quería el Gran Sultán?

No sé cierto; gero saberlo querría.El tiene, y en ello acierto, voluble la fantasía.

Quiere renovar su fuego y volver al dulce fuego de sus pasados placeres;

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112 Miguel de Cervantes

RUSTAN

M ad rigal

R u st â n

M am î

R u st â n

Z e u n d a

Z aida

M am i

quiere ver a sus mujeres, y no tarde, sino luego.

Cuadróle mucho el consejo del gran cadí, que le dijo, como astuto, sabio y viejo:“Hijo, hasta hacer un hijo que sembréis os aconsejo

en una y en otra tierra: que si ésta no, aquélla encierra alegre fertilidad”.Fundado en esa verdad,Amurates44 poco yerra.

Poco agravia a la Sultana, pues por tener heredero cualquier agravio se allana.Y aun es mejor, considero, no haberle en una cristiana

de cuantas cautivas tiene.¿Quién es ésta que aquí viene?Dos son.

Estas dos serán las que principio darán al alarde.45

Así conviene, que son en estremo bellas.

Entran CLARA y LAMBERTO; y, como se ha dicho, son Zaida y Zeu n d a .

No puedo de mis querellas darte cuenta, que aún aquí se están Rustán y Mamí.Pon silencio, amigo, en ellas.

Cada cual de vosotras pida al cielo que la suerte le sea favorable

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2540

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44 Amurates: podría referirse a Amurates III, quien dejó la regencia en 1597.45 alarde: ‘desfile’(como se aclara infra, v. 2553); vid. BA, II, v. 1009, 282, n. 7.

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Gran sultana, ΠΙ 113

Z e u n d a

R u stAn

Z aida

R u stAn

M amí

Z e u n d a

M amí

R u stAn

Zaida

Z e u n d a

Z e u n d a

en que Sultán la mire y le contente.¿Pues cómo? ¿El Gran Señor vuelve a su usanza?Y en este punto se ha de hacer alarde de todas sus cautivas.

¿Cómo es esto?¿Tan presto se le fue de la memoria 2555la singular belleza que adoraba?El suyo no es amor, sino apetito.Busca dónde hacer un heredero, y sea en quien se fuere; ésta es la causa de mostrarse inconstante en sus amores. 2560¿Dónde pondré a Zelinda que la mire?Que tiene parecer de ser fecunda.¿Será bien al principio?

¡Ni por pienso!Remate sean de la hermosa lista Zaida y Zelinda.

Sean en buen hora, 2565pues que dello gustáis.

Mira, Zelinda: da rostro al Gran Señor; muéstrale el vivo varonil resplandor de tus dos soles: quizá te escogerá, y serás dichosa dándole el mayorazgo que desea. 2570Aquí será el remate de la cuenta.Quedaos en tanto que a las otras pongo en numerosa lista.

Yo obedezco.Y yo que aquí nos pongas te agradezco.

Vanse M m íy RUSTÁN.

¡Ahora sí que es llegada la infelicísima hora, antes de venir, menguada!¿Qué habernos de hacer, señora, yo varón y tú preñada?

Que si Amurates repara

2575

2580

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114 Miguel de Cervantes

en esa tu hermosa cara, escogeráte, sin duda; y no hay prevención que acuda a desventura tan clara.

Y si, por desdicha, fuese 2585tan desdichada mi suerte que el Gran Señor me escogiese...

Z aida Verém e en el de m i muerte,si en ese paso te viese.

Zeu n d a ¿No será bien afeamos 2590los rostros?

Z aida Será obligamosa dar razón del mal hecho, y será tan sin provecho que ella sea en condenarnos.

Z eu n d a Mira qué prisa se dan 2595el renegado Mamí y el mal cristiano Rustán.Ya las cautivas aquí llegan: ya todas están;

yo seguro, si las cuentas, 2600que46 hallarás m ás de docientas.

Z aida Y todas, a lo que creo,con diferente deseo del nuestro, pero contentas.

¡Oh, qué de paso que pasa 2605por todas el Gran Señor!A más de la mitad pasa.

Z eu n d a Clara, un helado tem orel corazón me traspasa.

¡Plegue a Dios que, antes que llegue, 2610

el cielo a la tierra pegue sus pies!

ZAIDA Quizá escogerá

46 yo seguro... / que: yo aseguro (garantizo, apuesto)... / que’, según explicamos en Q2-II, 550, n. 12; G, V> 309, n. 80; SC, 865, n. 92; PS, III-IV, 1220, n. 14; etc. No procede, pues, corregir aseguro, como hace Valbuena.

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Gran sultana, ΙΠ 115

ZEUNDA

T u r c o

M am í

R u sta n

T u r c o

R u st a n

Z aida

M am í

R u st a n

Z aida

primero que llegue acá.Y si llegare, ¡que ciegue!

Entra el Gran Turco, Ma m í y R ustAn .

De cuantas quedan atrás no me contenta ninguna.Mamí, no me muestres más.Pues entre estas dos hay una en quien te satisfarás.

Alzad, que aquí la vergüenza no conviene que os convenza; alzad el rostro las dos.¡Catalina, como vos,no hay ninguna que me venza!

Mas, pues lo quiere el cadí, y ello me conviene tanto, ésta me trairéis, Mamí.

Échale un pañizuelo el TURCO a ZELlNDAy vase.

¿Tú solenizas con llanto la dicha de estotra?

Sí;porque quisiera yo ser la que alcanzara tener tal dicha.

Zelinda, vamos.Sola y triste te dejamos.¡Tengo envidia, y soy mujer!

Vanse R ustáN y M am í, y llevan a ZEUNDA, que es LAMBERTO.

¡Oh mi dulce amor primero!¿Adonde vas? ¿Quién te lleva a la más estraña prueba que hizo amante verdadero?

Esta triste despedida

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116 Migué de Cervantes

Sultana

Zaida

Sultana

Z aida

bien claro me da a entender que, por tu sobra, ha de ser47 mi falta más conocida.

¿Qué remedio habrá que cuadre en tan grande confusión, si eres, Lamberto, varón, y te quieren para madre?

¡Ay de mí, que de la culpa de nuestro justo deseo, por ninguna suerte veo ni remedio ni disculpa!

Sale la S ultana.

Zaida, ¿qué has?Mi señora,

no alcanzo cómo te diga el dolor que [en] mi alma mora: Zelinda, aquella mi amiga que estaba conmigo ahora,

al Gran Señor le han llevado. ¿Pues eso te da cuidado?¿No va a mejorar ventura? Llévanla a la sepultura; que es varón y desdichado.

Ambos a dos nos quisimos desde nuestros años tiernos, y ambos somos transilvanos, de una patria y barrio mismo.

Cautivé yo por desgracia, que ahora no te la cuento porque el tiempo no se gaste sin pensar en mi remedio; él supo con nueva cierta el fin de mi cautiverio, que fue traerme al serrallo,

2640

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2650

2655

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2665

2670

47 ser: jeroP .

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Gran sultana, ΙΠ 117

sepulcro de mis deseos, y los suyos de tal suerte le apretaron y rindieron,q u e se d e jó cautivar 2675co n u n d iscurso discreto.Vistióse como mujer,cuya hermosura al momentohizo venderla al Gran Turcosin conocerla su dueñ o. 2680Con este designio estrañosalió con su intento Alberto,48que éste es el nombre del tristepor quien muero y por quien peno.Conocióme y conocíle, 2685y destos conocimientos49 he quedado yo preñada; que lo estoy, y estoy muriendo.Mira, hermosa Catalina,q u e con este n o m b re entiendo 2690q u e te alegras: ¿qué h e d e hacer en m al d e tales estrem as?Ya estará en poder del Τ urco el desdichado mancebo,enamorado atrevido, 2695más constante que no cuerdo; ya me parece que escucho que vuelve Mamí diciendo:“Zaida, ya de tus amoresse sabe todo el suceso. - 2700¡Disponte a morir, traidora, que para ti queda el fuego

48 Alberto: así P, aunque se refiere a LA M B E R T O . Quizás se haya trocado el nombre intencionadamente para que encaje en el octosílabo, pero en las intervenciones que si­guen se mantiene la alteración onomástica (por eso la respetamos).

49 conocimientos: el término se emplea en acepción bien difundida: "Ella y un hombre moreno de aquellos que las bestias curaban vinieron en conoscimiento [...] De manera que, continuando la posada y conversación, mi madre vino a darme un negrito muy bo­nito" (Lazarillo de Tormes, I, Sevilla, 118).

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118 Miguel de Cervantes

encendido, y puesto el gancho para enganchar50 a Lamberto!”

S u lt a n a Ven conmigo, Zaida hermosa, 2705y ten ánima, que espero, en la gran bondad de Dios, salir bien de aqueste estrecho.51

Entram e lo i2 dos.Sale el GRAN Turco, y trae asuio del cuello a

LAMBERTO, con una daga desenvainada; sale con el Cad! y M a m í

¡A mí el ser verdugo toca de tan infame maldad! 2710Tiempla la celeridad que aun54 tu grandeza apoca;

déjame hablar, y dame

50 enganchar: Haedo describe puntualmente este cruel castigo: "Que hincan en el suelo dos postes o palos muy recios, y altos como veintiséis palmos, y atravesando por las puntas destos palos o postes, otro madero queda como una horca. Demás desto en este madero de arriba, y en el medio dél, ponen una polea o garrucha, de la cual cuelga una recia y fuerte soga, y luego abajo de aquel madero de arriba, que atravesó como dije los dos postes, y en distancia, como diez palmos, atraviesan también otro palo, que viene con las dos puntas a tocar y enclavarse en los dos postes; y en medio deste madero segundo, enfrente de la polea o garrucha, enclavan dos recios y grandes ganchos de hierro muy agudos, con las puntas hacia arriba, retorcidas y revueltas, que para fuera del mismo palo o madero salen un poco: de manera que alzando con la soga a un hombre, con ella por la cintura ligado, y dende lo más alto del primero y más alto madero, dejándole caer abajo de golpe, luego topa con uno de los ganchos y su punta, y encontrando con ella, luego le traspasa, y atraviesa de parte a parte: y unas veces queda colgado y enganchado el cuerpo por el pecho, y otras por un lado, y otras por una espalda, y otras por un brazo, y otras por una pierna; y aun otras por la misma barba, según y de manera, acierta a caer el cuerpo, y algún miembro topar con el gancho. Y desta suerte enganchado y colgado el cuerpo, está penando un hombre con dolores y tormentos terribles, hasta que consumido dellos, acaba la triste vida" (Topographía e historia general de Argel II, Valladolid, Diego Fernández, 1612, fol. 157v ).

51 estrecho: ‘apuro, aprieto’ (luego en v. 2825). Estar puesto en estrecho, estar en necesi­dad y en peligro" (Tesoro). Comp.: "mas la suerte, aún no contenta de haberme puesto en tan encogido estrecho, ordenó de acabar con todo" (AL, 524, n. 48).

52 las: los P.53 A L B E R T O : vid. supra, n. 48; ídem en las ss. intervenciones.54 aun: así el texto; ansi Schevill-Bonilla, Ynduráin y Valbuena (así), con lo que mejora

el octosílabo, si bien ninguno de los editores mencionados justifica el cambio.

T u rco

A lb e r t o 53

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Gran sultana, ΠΙ 119

T u r c o

después la muerte que gustes. No podrás con tus embustes 2715

C a d í

que tu sangre no derrame. Justo es escuchar al reo:

T u r c o

Amurates, óyele.Diga, que yo escucharé.

M a m í Que se disculpe deseo. 2720A lb e r t o Siendo niña, a un varón sabio

oí decir las excelencias y mejoras que tenía el hombre más que la hembra; desde allí me aficioné 2725a ser varón, de manera que le pedí esta merced al Cielo oon asistencia.55 Cristiana me la negó,y mora no me la niega Mahoma, a quien hoy gimiendo, con lágrimas y ternezas, con fervorosos deseos, con votos y con promesas,

2730

con ruegos y con suspiros que a una roca enternecieran, desde el serrallo hasta aquí, en silencio y con inmensa eficacia, le he pedido

2735

me hiciese merced tan nueva. Acudió a mis ruegos dernos, enternecido, el Profeta, y en un instante volvióme en fuerte varón de hembra;

2740

y si por tales milagros 2745

55 asistencia: así (a\si\tenda) P, que, a primera vista, bien pudiera parecer una errata indiscutible por insistencia (así edita Valbuena). Con todo, si reparamos en otros usos cervantinos, el original debe mantenerse, entendiendo ‘con diligencia y eficacia’: "cuanto más la asistencia, de cualquier caballero andante" (Ql-XLV, 460); "no porque el veneno y maleficios de la perversa judía obrasen en él derechamente, y con pardcular asistencia " (PS, IV-X, 1364).

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120 Miguel de Cervantes

T u r c o C a d í T u r c o C a d 1

T u r c o

Alb e r t o

Su lt a n a

se merece alguna pena, vuelva el P rofeta por56 mí, y por mi inocencia vuelva.

¿Puede ser esto, cadí?Y sin milagro, que es más.Ni tal vi, ni tal oí.El cómo es esto sabrás, cuando quisieres, de mí,

y la razón te dijera ahora si no viniera la Sultana, que allí veo.Y enojada, a lo que creo.¡Mi desesperar espera!

Entra la S ultana y Zaida.

¡Cuán fácilmente y cuán presto has hecho con esta prueba tu tibio amor manifiesto!¡Cuán presto el gusto te lleva tras el que es más descompuesto!

Si es que estás arrepentido de haberme, señor, subido desde mi humilde bajeza a la cumbre de tu alteza, déjame, ponme en olvido.

Bien, cuitada, yo temía que estas dos habían de ser azares57 de mi alegría; bien temí que había de ver este punto y este día.

Pero, en medio de mi daño, doy gracias al desengaño, y, porque yo no perezca,

2750

2755

2760

2765

2770

2775

56 vuelva... por: ‘defienda, salga en defensa de’, como en FS: "pues ella lue testigo de tu desgracia, permitirá que haya juez que vuelva por tu justicia" (FS, 689, n. 21). Vid., también, Ql-XI, 109, n. 35.

57 azares: ‘contrariedades, desgracias’ (vid. BA, I, v. 416, 259, n. 72).

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Gran sultana, ΙΠ 121

T u r c o

Sultana

T u r c o

no ha dejado que más crezca tu sabroso y dulce engaño.

Echalas de ti, señor, y del serrallo al momento: que bien merece mi amor que me des este contento y asegures mi temor.

Todos mis placeres fundo en pensar no harás segundo yerro en semejante cosa.Más precio verte celosa, que mandar a todo el mundo,

si es que son los celos hijos del Amor,58 según es fama, y, cuando no son prolijos, aumentan de amor la Hama, la gloria y los regocijos.

Si por dejar herederos este y otros desafueros haces, bien podré afirmar que yo te los he de dar, y que han de ser los primeros,

pues tres faltas tengo ya de la ordinaria dolencia que a las mujeres les da.¡Oh archivo do la prudencia y la hermosura está!

Con la nueva que me has dado, te prometo, a fe de moro bien nacido y bien criado, de guardarte aquel decoro que tú, mi bien, me has guardado;

que los cielos, en razón de no dar más ocasión

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2785

2790

2795

2800

2805

2810

58 celos... / ...Amor: es lugar común que hemos encontrado en numerosos pasajes; por ejemplo; "Mas, si la condición de que te [Amor] arreas / se estiende a pretender quitar la vida / al que te dio la cuya y te ha engendrado" (G, III, 181 -82, n. 93).

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122 Miguel de Cervantes

Su lta n a

Z aida

Sultana

T u rc o

Ru stAn

T u r c o

Sultana

T u rc o

A lberto

a los celos que has tenido, a Zelinda han convertido, como hemos visto, en varón.

El lo dice, y es verdad, y es milagro, y es ventura, y es señal de su bondad.Y es un caso que asegura sin temor nuestra amistad.

Y, pues tal milagro pasa, con Zaida a Zelinda casa, y con lágrimas te ruego los eches de casa luego; no estén un punto en tu casa,

que no quiero ver visiones. En duro estrecho me pones, que no quisiera casarme. Podrá ser vengáis a darme por esto mil bendiciones.

Hazles alguna merced, que no los he de ver más. Vos, señora, se la haced.¿Ha visto el mundo jamás tal suceso?

Disponed, señora, a vuestro albedrío

de los dos.Bajá de Χίο,”

Zelinda o Zelmdo es ya. ¿Cómo tan poco le da tu gran poder, si es el mío?

Bajá de Rodas le hago, y con esto satisfago a su valor sin segundo.Déte sujeción el mundo, y a ti el Cielo te dé el pago

de tus entrañas piadosas,

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2820

2825

2830

2835

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59 Xío: Chío o Chios, en el mar Egeo, como en AL (542, n. 106).

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Gran sultana, ΙΠ 123

¡oh rosa puesta entre espinas 2845para gloria de las rosas!

TURCO Tú m e fuerzas, no que inclinas,a hacer magníficas cosas;

y así quiero, en alegrías de las ciertas profecías 2850que de tus partos m e has dado, que tenga el cadí cuidado de hacer de las noches días;

infinitas luminarias60 por las ventanas se pongan, 2855

- y, con invenciones61 varias, m is vasallos se dispongan a fiestas extraordinarias;

renueven de los romanos los santos y los profanas 2860grandes y admirables juegos, y también los de los griegos, y otros, si hay m ás, soberanos.

C adí H aráse com o deseas,y desta grande esperanza 2865en la posesión te veas; y tú con honesta62 usanza, cual Raquel,63 fecunda seas.

Sultana Vosotros luego en cam inoos poned, que determino 2870

60 luminarias: "Las luces que se ponen en las torres y sobre las murallas y en las galerías de las casas y ventanas, en señal de fiesta y regocijo público" [Tesoro). Comp.: "Hizo fies­tas la ciudad, por ser muy bienquisto el corregidor, con luminarias, toros y cañas el día del desposorio ' [Git., 508, n. 233).

61 invenciones: aquí en el senddo de espectáculos artificiosos’. Comp.: "Preguntó don Quijote a una de las ninfas que quién la había compuesto y ordenado. Respondióle que un beneficiado de aquel pueblo, que tenía gentil caletre para semejantes invenciones" (Q2-XX, 690); "Sus mismos cabellos, que eran luengos y no demasiadamente rubios, le servían de adorno y tocas, cuya, invención de lazos y rizos y vislumbres de diamantes que con ellas se entretejían" (FS, 696).

62 honesta: hone]ta e\ta P.63 Raquel: ¿Se refiere a la Raquel bíblica, hija de Labán y esposa de Jacob, con quien

engendró a José y Benjamín, según cuenta el Génesis?

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124 Miguel de Cervantes

no veros más, por no ver ocasión que haya de ser causa de otro desatino.

A lberto En dándome la patente,64m e veré, señora m ía, 2875de tu alegre vista ausente, y tu ingenio y cortesía tendré continuo presente.

Zaida Y yo, hermosa Catalina,por sin par y por divina 2880tendré vuestra discreción.

T urco Justas alabanzas sonde su bondad peregrina.

Ven, cristiana de mis ojos, que te quiero dar de nuevo 2885de mi alma los despojos.

S ultana Dese modo, yo me llevola palma destos enojos;

porque las paces que hacen amantes desavenidos 2890alegran y satisfacen sobrem odo a los sentidos, que enojados se deshacen.

Entram e todos.Salen MADRIGAL y ANDREA.

M adrigal Veislos aquí, Andrea, y dichosísimoseré si m e ponéis en salvamento; 2895porque no hay que esperar a los diez años de aquella elefantil cátedra mía; m ás vale que los ruegos de los buenos el salto de la mata.65

Andrea ;No está claro?

64 patente: así el ejemplar R-32671 de P, mientras que el resto de los cotejados ofrecen patent, por lo que no extraña que suela editarse patentee].

65 más vale... /...mata: es refrán, aquí adaptado al verso, que aparece en Q7-XXI: "Más vale salto de mata que ruego de hombres buenos" (206, n. 47). Vid. Refranes, 538b.

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Gran sultana, ΙΠ

M a d r ig a l

An d r e a

M a d rigal

A n d r e a

M ad rigal

Los treinta de oro en oro66 son el precio de un papagayo indiano, único al mundo, que no le falta sino hablar.

Si es mudo,alabáisle muy bien.

¡Cadí ignorante!...¿Qué decís del cadí?

Por el camino te diré maravillas. Ven, que muero por verme ya en Madrid hacer corrillos de gente que pregunte: “¿Cómo es esto? Diga, señor cautivo, por su vida:¿es verdad que se llama la Sultana que hoy reina en la Turquía, Catalina, y que es cristiana, y tiene don y todo, y que es de Oviedo el sobrenombre suyo?” ¡Oh, qué de cosas les diré! Y aun pienso, pues tengo ya el camino medio andado, siendo poeta, hacerme comediante y componer la historia desta niña sin discrepar de la verdad un punto, representado el mismo personaje allá que hago aquí. ¿Ya es barro,67 Andrea, ver al mosqueterón68 tan boquiabierto, que trague moscas, y aun avispas trague, sin echarlo de ver, sólo por verme?Mas él se vengará quizá poniéndome nombres que me amohínen y fastidien. ¡Adiós, Constantinopla famosísima!

2900

125

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66 treinta... oro: ‘treinta [escudos (supra, II, ti. 49)] en metálico’: "Díjele a mi amo que hiciese de modo como se quedase con la cristiana, y que le daría por su rescate solo diez mil escudos de oro en oro [Νφαηβί, 682b]" {ALy 523, n. 45).

67 es barro: "¿Es barro? ¿Ya era barro? [...] Cuando se encarece algo por mucho, que no era tan fácil como el barro, ni de tan poca esdma como el otro hace lo que le dan" (Refra­nes, 626a).

mosqueterón: "Conjunto de los mosqueteros [‘En los corrales de comedias, es el que las ve de pie en el patio’ (Autoridades)]", define Fernández Gómez (Vocabulario). Vid.PU, III, v. 3165, 880, n. 89.

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126 Miguel de Cervantes

An drea

M adrigal

Andrea

¡PerayPemias, adiós! ¡Adiós, escala, Chifutí y aun Guedí! ¡Adiós, hermoso jardín de Visitax! ¡Adiós, gran templo que de Santa Sofía sois llamado, puesto que ya servís de gran mezquita! ¡Tarazanas,65 adiós, que os lleve el diablo, porque podéis al agua cada día echar una galera fabricada desde la quilla al tope de la gavia, sin que le falte cosa necesaria a la navegación!

Mira que es hora,Madrigal.

Ya lo veo, y no me quedan sino trecientas cosas a quien darles el dulce adiós acostumbrado mío. Vamos, que tanto adiós es desvarío.

2930

2935

2940

Vanse.Salen SALEC, el renegado, y ROBERTO (los dos

prim eros que comenzaron la comedia).

Salec Ella, sin duda, [es], según las señasque me ha dado Rustán, aquel eunuco que dije ser mi amigo.

Roberto N o lo dudo;que aquel volverse en hombre por milagro fiie industria70 de Lamberto, que es discreto.

Salec Vamos a la gran corte, que podríaser que saliese ya con la patente de gran bajá de Rodas, como dicen que el Gran Señor le ha hecho.

Ro berto ¡Dios lo haga!¡Oh si los viese yo primero, y antes

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2950

65 Tamañas: tarazaría o atarazana: "oficina junto al mar donde se fabrican navios, galeras y otras embarcaciones, y se labran y tienen todos los pertrechos que son necesarios para la navegación, que por otro nombre se llama arsenal" {Autoridades).

70 industria: vid. supra, I, n. 41.

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Gran sultana, Π 127

SALEC

Ru stan

que cerrase la muerte estos mis ojos!Vamos, y el cielo alegre tus enojos.

Entranse.Suenan las chirimías; comienzan a poner lumi­

narias; salen ¿os GARZONES del TURCO por el tabla­do, corriendo con hachas y hachoí‘ encendidos, di­ciendo a voces: “¡Viva la gran sultana doña Catali­na de Oviedo! ¡Felice parto tenga, tenga parto jili- ce!” Salen luego RUSTÁN y MamÍ, y dicen a los GARZONES:

Alzad la voz, muchachos; viva a voces la gran sultana doña Catalina, gran sultana y cristiana, gloria y honra de sus pequeños y cristianos años, honor de su nación y de su patria, a quien Dios de tal modo sus deseos encamine, por justos y por santos, que de su libertad y su memoria se haga nueva y verdadera historia.

Toman las chirimías y las voces de los GARZONES y dase fin.

2955

2960

71 hachos: vid. BA, I, 242, n. 6.

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C o m e d i a f a m o s a d e l L a b e rin to d e a m o r

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Los que hablan en ella son los siguientes:1

ANASTASIO, duque.Dos CIUDADANOS.CORNELIO, criado de ANASTASIO. ¿■/DUQUE DE NOVARA.Un PAJE.Un EMBAJADOR del de Rosena.Un EMBAJADOR del de Dorlán. JULIA PORCIA.TÁCITO ANDRONIO.Un CARCELERO.DAGOBERTO, duque [de] Utrino. MANFREDO.ROSAMIRA.Un HUÉSPED.Dos JUECES.Un VERDUGO.TRINO, correo.

1 En P se lee Durcan en vez de Dorlán. Por lo demás, la pieza hace verdaderamente honor a su título, pues ofrece un buen número de "disparates y marañas de amor" (w. 3078-79); razón por la que no extraña el juicio negativo que ha merecido a la inmensa mayoría de la crítica; juicio que, por otro lado, resulta un tanto paradójico, toda vez que se le reprocha a Cervantes haber conseguido precisamente su propósito: una comedia cortesana "laberíntica". Así entendido, paralelamente a lo que ocurría con CC, el LA ofrece una compleja amalgama de lances inverosímiles, donde se entrecruzan cuando me­nos tres intrigas amorosas (D A G O B E R T O -R O SA M IR A , M A N FR ED O -JU L IA , A N A STA SIO - P O R C IA ). Otra vez, el motivo fundamental -la inocente acusada- procede de la tradición ariostesca y la acusación dirigida contra Rosamira recuerda a la que, en el Orlando furioso, hace Polines contra Ginebra (canto IV); ahora, sin embargo, el motivo en cuestión no funciona como trama argumentai conductora en la que engastar el resto de incidentes, sino como línea temática más, que corre paralela a las restantes.

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J o rn a d a prim era

Ana sta sio

C iu d a d a n o i

A n a s ta s io [C iu d a d a n o ] 2

An a sta sio

Salen dos CIUDADANOS de Novara, y el DUQUE ANASTASIO en hábito de labrador.

Señores, ¿es verdad lo que se suena; que apenas treinta millas de Novara está Manfredo, duque de Rosena?

Si esa verdad queréis saber más clara, aquí un embajador del duque viene, que bien la nueva y su llegada aclara.

En Roso1 y sus jardines se entretiene, hasta que nuestro duque le dé aviso para venir al tiempo que conviene.

¿Y es Manfredo galán?Es un Narciso,2

según que sus retratos dan la muestra, y aun le va bien de discreción y aviso.3

¿Y Rosamira, la duquesa vuestra, pone de voluntad el yugo4 al cuello?

10

1 Roso: se refiere a Reggio, ciudad situada al norte de Italia (entre Parma y Módena), que también se denominará a lo largo de la pieza: Rezo, Reza y Rejo (w. 23,424 y 622).

2 un Narciso: ‘muy bello y pagado de sí mismo’. "Es un Narciso, enamorado de sí mismo" (Rfianes, 142a). Vid. G, VI, 359.

3 aviso: ‘prudencia, juicio, consejo’ (vid. CC, I, v. 96, 145, n. 16).4 el yugo: ‘el yugo [del matrimonio]según la acepción habitual en Cervantes, que tan­

tas veces hemos anotado (y vid. PU, I, v. 586, 796, n. 72 y JD , 893, n. 57); agrupa­mos varias ocurrencias en Git.·, 464, n. 96. Comp.: "No acaban de exagerar lós caSádbs

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134 Miguel de Cervantes

[Ciudadano] i Nunca al querer del padre fue siniestra;5 15cuanto más, que se vee que gana en ello,

siendo el duque quien es.Anastasio Así parece;

aunque, con todo, algunos dudan dello: [Ciudadano] 2 Del duque es esta guarda que se ofrece,

y aquí el embajador vendrá, sin duda. 20[C iudadan o] 1 Mucho le honra el duque.[C iudadan o] 2 É l lo merece.

Entra el d u q u e F e d e r ic o d e N o v aba y el EMBAJADOR de el de Rosena, con acompañamiento.

DUQUE Diréis también que a recrearse acuda.Y que en Módena o Reza se entretenga mientras del tiempo este rigor se muda,

para que en este espacio se prevenga 25a su venida tal recebimiento, que más de amor que de grandeza tenga;

añadiréis el singular contento que con sus donas6 recibió su esposa, y m ás de su llegada a salvamento. 30

Em bajador T u condición, señor, tan generosa,me obliga a que me haga lenguas7 todo para decir el bien que en ti reposa;

pero, aunque no las tenga, m e acom odo a decir por extenso al señor m ío 35de tus grandezas el no visto m odo.

[Duq ue] Dellas no, mas de vos muy más confio.

cuán pesado yugo sea el del matrimonio, de cuántas rencillas abunda, con cuán particular aviso conviene vivir" (C. Suárez de Figueroa, E l Pasajero, ed. F. Rodríguez Marín, Ma­drid, Renacimiento, 1913, 136).

5 querer... siniestra: voluntad... contraria’.6 donas: ‘regalos, obsequios [de boda]’. Comp.: "Como lo han de uso estas tales buho-

ñas, / andan ae casa en casa vendiendo muchas donas" i]. Ruiz, Libro de buen amor, dcc , ed. A. Biecua, Madrid, Cátedra, 1992, 174). En otro sentido, en Q2-V, 573, n, 31.

7 me haga lenguas: comp.: "apenas oyeron el nombre de Miguel de Cervantes, cuando se comenzaron a hacer lenguas, encareciendo la esdmación en que, así en Francia como en los reinos sus confinantes, se tenían sus obras" (Q2-Prels., 529).

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Laberinto de amor, I 135

DAGOBERTO

D u q u e

Entra DAGOBERTO, hijo del duque de Utdno.

Si no supiera, ¡oh sabio Federico!, gran duque de Novara generoso, que sabes bien quién soy, y que me aplico 40contino8 al proceder más virtüoso, juro por lo que puedo y certifico que a este trance viniera temeroso; mas tráeme mi bondad aquí sin miedo, para decir lo que encubrir no puedo. 45

Tu honra puesta en deshonrado trance está por quien guardarla más debiera, haciendo della peligroso alcance la fama, en esta parte verdadera.Forzosa es la ocasión, forzoso el lance; 50las riendas he soltado en la carrera: imposible es parar hasta que diga lo que una justa obligación me obliga.

Tu hija Rosamira en lazo estrecho yace con quien pudiera declarallo, 55si a la grande importancia deste hecho tocara con la lengua publicallo.Impide una ocasión lo que el derechopide, y así, es forzoso el ocultallo;basta que esto es verdad, y que me obligo 60a probar con las armas lo que digo.

Digo que en deshonrado ayuntamiento se estrecha con un bajo caballero, sin tener a tus canas miramiento, ni a la ofensa de Dios, que es lo primero. 65Y a probar la verdad de lo que cuento diez días en el campo armado espero; que ésta es la vía que el derecho halla; do no hay testigos, suple la batalla.

Confuso estoy, no sé qué responderte; 70considero quién eres, e imagino

8 contino: continuamente’ (como en v. 612); vid. CC, I, v. 372, 154, n. 41.

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136 Miguel de Cervantes

E m b a ja d o r

D u q u e

G u ard ia

D a g o b e r t o

que sólo la verdad pudo traerte a cerrar de mis glorias el camino.¿•Quién dará medio a estiemos de tal suerte?Es el que acusa9 un príncipe de Utrino; 75la acusada, mi hija; él, sabio y justo; ella, cortada de la honra al justo.

A que te crea tu valor me incita, puesto que la bondad de Rosamira tiene perpleja el alma, y solicita 80que no confunda a la razón la ira.Mas, si es que en parte la sospecha quita, o muestra la verdad o la mentira, la confesión del reo, odia quiera, por ver si he de ser padre o juez severo. 85

Traigan a Rosamira a mi presencia, que es bien que la verdad no se confunda: que el reo a quien le libra su inocencia, la avisa en gloria y en su honor redunda.Dame, señor, para partir licencia; 90que, aunque entiendas que el príncipe se funda en claro o en confuso testimonio, borrado ha de Manfredo el matrimonio.

Calunia tal, o falsa o verdadera, deshará más fundadas intenciones: 95que no es prenda la honra tan ligera que se deba traer en opiniones.Mira si mandas otra cosa.

Espera;quizá verás que sin razón te pones a llevar a Manfredo aquesta nueva, i oohasta que veas más fundada prueba.

Tráiganme aquí a mi hija.Ya son idos

por ella.¿Poca prueba te parece

la verdad que en mis hechos comedidos

9 acusa: acu\a a P, en errata evidente.

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Laberinto de amor, I

D u q u e

D a g o b e r t o

G uard ia

R o sam ira

D u q u e

D a g o b e r t o

D u q u e

D a g o b e r t o

D u q u e

y en mis palabras la razón ofrece?Yo he visto engaños por verdad creídos.El que dellos se precia bien merece que su verdad se tenga por mentira.

Entra R o sam ira

Ya viene mi señora10 Rosamira.¿Qué prisa es ésta, buen señor?

¿Qué prisa? Dirála ahora el príncipe de Utrino.Diréla, y sabe Dios cuánto me pesa el venirla a decir por tal camino.Yo he dicho, ¡oh, hermosísima duquesa!, lo que callarlo fuera desatino: he dicho que, con torpe ayuntamiento," un caballero está de ti contento;

copia de ti le haces en secreto.Y esta prueba remítola12 a mi espada, que ha de ser el testigo más perfecto que se halle en la causa averiguada; y esto será cuando deste aprieto se admita tu disculpa mal fundada; mas sabes que es tan cierta ésta tu culpa, que no te has de atrever a dar disculpa.

¿Qué dices, hija? ¿Cómo no respondes? ¿Empáchate el temor, o la vergüenza?Sin duda quieres, pues el rostro ascondes, que tu contrario sin testigos venza.¡Mal a quien eres hija correspondes!Con la verdad bien es que se convenza. Culpada estáis, indicio es manifiesto tu lengua muda, tu inclinado gesto.

105

137

lio

115

120

125

130

10 señora: sobrina Valbuena.11 torpe ayuntamiento: ya en G leimos: "y [el amor fue] el que forzó al libidinoso

Amón a procurar el torpe ayuntamiento de Tamar, su querida hermana" (IV, 240).12 remítola; remitolo P.

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Paje

D u q u e

D a g o b er t o

D u q u e

D a g o b e r t o

E m ba ja d o r

D u q u e

¿Quién Ríe el traidor que te engañó, cuitada?¿O cuál [fue el que] la honra m e ha llevado? 135¿O qué estrella, en m i daño conjurada, nos h a puesto a los dos en tal estado?¿Dó está tu condición tan recatada?¿Adonde tu juïào reposado?¡Mal le tuviste con el vido a raya! i4o¡Señores, mi señora se desmaya!

Desmáyase ROSAMIRA.

Llévenla como está luego a esta torre, y en ella esté en prisión dura y molesta, hasta que alguna espada o pluma borre la mancha que en la honra lleva puesta. 145Porque luenga probanza aquí se ahorre, está mi mano con mi espada presta a probar lo que [he] dicho en campo abierto.Parece que admito ese concierto,

puesto que al13 parecer de m i consejo 150tengo de remitir todo este hecho.Pues yo en mi espada y mi verdad lo dejo, y en la sana intención de mi buen pecho.Confuso voy, atónito y perplejo,entre el sí y entre el n o m al satisfecho. 155Adiós, señor, porque este estraño caso,junto con el dolor, acucia el paso.

Vase el EMBAJADOR.

¡Parte con Dios, y lleva mi deshonra a los oídos de mi yerno honrados, yerno con quien pensé aumentar la honra 160que tan por tierra han puesto ya mis hados! Mostrado me has, Fortuna, que quien honra tus altares, en humo levantados,

Miguel de Cervantes

13 al: deV.

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Laberinto de amor, I 139

por premio le has de dar infamia y mengua, pues quita den mil honras una lengua. 165

Éntrase el DUQUE, y a l entrarse DAGOBERTO, le detiene Anastasio .

A n a s ta s io Oye, señor, si no es que tu grandezano se suele inclinar a dar oídos al bajo parecer de mi rudeza y a los que amenguan rústicos vestidos.

D a g o b e r to La gravedad de confirmada alteza 170no tiene aquesos puntos admitidos: habla cuanto te fuere de contento, que a todo te prometo estar atento.

Anastasio Por esta acusación, que a Rosamirahas puesto tan en mengua de su fama, 175este rústico pecho, ardiendo en ira,a su defensa me convida y llama;que, ora sea verdad, ora mentirael relatado caso que la infama,el ser ella mujer, y amor la causa, I80debieran en tu lengua poner pausa.

No te azores, escúchame: o tú solo sabías14 este caso, o ya a noticia vino de más de alguno que notólo, o por curiosidad o por malicia. 185Si solo lo sabías, mal mirólo tu discreción, pues, no siendo justicia, pretende castigar secretas culpas, teniendo las de amor tantas disculpas.15

Si a muchos era el caso manifiesto, 190dejaras que otro alguno le dijera: que no es decente a tu valor, ni honesto, tener para ofender lengua ligera.

14 sabías: ¡abras P, pero vid. el v. 186.15 amor... disculpas: es lugar común que encontramos, por ejemplo en G: "si los que

allí venían no supieran tan de experiencia adonde y a cuánto la fuera del amor se esten­día; y así, en losmesmos que le culpaban halló la disculpa de su yerro" , 320, n. 101).

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140 Miguel de Cervantes

C iudadano i

Dagoberto

[C iudadano] 2

A n astasio

q u d a d a n o i

Si notas de mi arenga el presupuesto,16 verás que digo, o que decir quisiera, 195que espadas de los príncipes, cual eres, no ofenden, mas defienden las mujeres.

Si amaras al buen duque de Novara, otro camino hallaras, según creo, por donde, sin que en nada se infernara 200su honra, tú cumplieras tu deseo.Mas tengo para mí, y es cosa clara,por mil señales que descubro y veo,que en ese pecho tuyo alberga y lidia,más que celo y honor, rabia y envidia. 205

Perdóname que hablo desta suerte, si es que la verdad, señor, te enoja.Apostad que le da el príncipe muerte.¿No veis el labrador cómo se arroja?Quisiera de otro modo responderte; 210mas será bien que la razón recojalas riendas a la ira. Calla y vete,que más paciencia mi bondad promete.

Éntrase DAGOBERTO.

Por Dios, que habéis hablado largamente, y que, notando bien vuestro lenguaje, 215es tanto del vestido diferente, que uno muestra la lengua y otro el traje.A veces un enojo hace elocuenteal de más torpe ingenio: que el corajelevanta los espíritus caídos 220y aun hace a los cobardes atrevidos.

En fin, ¿éste es el príncipe de Utrino, digo, el hijo heredero del Estado?Él es.

ítí presupuesto: ‘intención, propósito’. "Presupuesto, lo que damos por concedido" (Tesoro). Comp.: "y si esta compasión que os tengo y el presupuesto que en mí ha nacido de poner mi vida por vuestro remedio" (DD , 809, n. 25).

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Laberinto de amor, I 141

A n a sta s io [C iudadan o] 2 A n astasio [C iudadan o] 2

A na sta sio

[C iudadan o] 1

[C iudadan o] 2

J ulia

Porcia

Pues ¿cómo aquí a Novara vino?Dicen que del amor blando forzado. 225¿Y a quién daba su alma?

Yo imagino, si no es que el vulgo en esto se ha engañado, que Rosamira le tenía rendido; pero ya lo contrario ha parecido.

Si eso dijo la fama, cosa es clara, 230y no van mal fundados mis recelos, visto que en su deshonra no repara, que esta su acusación nace de celos.¡Oh infernal calentura, que a la carasale, y aun a la boca! ¡Oh santos cielos! 235¡Oh amor! ¡Oh confusión jamás oída!¡Oh vida muerta! ¡Oh libertad rendida!

Éntrase ANASTASIO.

So aquel sayal hay al,17 sin duda alguna: o yo sé poco, o no sois vos villano.Mudan los trajes trances de fortuna, 240y encubren lo que está más claro y llano.No sé yo si debajo de la lunase ha visto lo que hemos visto. ¡Oh mundo insano,18cómo tus glorias son perecederas,pues vendes burlas, pregonando veras! 245

Entrame.Salen JULIA y PORCIA en hábito de pastorcilbs,

con pellicos.

Porcia amiga...¡Bueno es eso!

Rutilio me has de llamar, si es que quieres escusar un desastrado suceso.

17 So... hay al: vid. GE, II, v. 1363, 78, n. 25.18 Le sobra una sílaba al endecasílabo, por lo que Valbuena edita he por hemos.

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142 Miguel de Cervantes

JUUA

Porcia

Yo no sé como te olvidas 250de nuestros nombres trocados.Suspéndenme los cuidados de nuestras trocadas vidas;

y no es bien que así te asombre ver mi memoria perdida: 255que, quien de su ser se olvida, no es mucho olvide su nombre.

Rutilio amigo, ¡ay de mí!, que arrepentida me veo,muerta a manos de un deseo 260a quien yo la vida di.

Mientras más, Rutil[i]o, voy considerando lo hecho, más temor nace en mi pecho, más arrependda estoy. 265

Eso, amigo, es lo peor que yo veo en tus dolores: que adonde sobran temores, hay siempre falta de amor.

Si el amor en ti se enfría, 270cuesta se te hará la palma, grave tormenta la calma, noche obscura el claro día.

Ama más, y verás luego esparcirse los nublados, 275todos tus males trocados en dulce paz y sosiego.

Pero, quieras o no quieras, ya estás puesta en la batalla, y tienes de atropellalla, 280sea de burlas, sea de veras.

Ya en el ciego laberinto te metió el amor crüel; ya no puedes salir délpor industria ni distinto.19 285

19 industria ni distinto: ‘astucia (GE, II, v. 1384,79, n. 27) ni instinto (CP, 896, n. 5)’.

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Laberinto de amor, I

JUIiA

Porcia

Ju u a

Porcia

J uua

Porcia

EI hilo de la razón no hace al caso que prevengas; todo el toque está en que tengas un gallardo corazón,

no para entrar en peleas, que en ellas no es bien te pongas, sino con que te dispongas a alcanzar lo que deseas,

cuéstete lo que costare: que si tu deseo alcanzas, no hay cumplidas esperanzas en quien el gusto repare.

Muestra ser varón en todo, no te descuides acaso, algo más alarga el paso, y huella de aqueste20 modo;

a la voz da21 más aliento, no salga tan delicada; no estés encogida en nada, espárcete en tu contento;

y, si fuere menester disparar un arcabuz,[juro a Dios y a ésta que es cruz, que lo tenéis de hacer!

Jesús! ¿Quieres que me asombre, Rutilio, en verte jurar?¿Con qué podré yo mostrar más fácilmente ser hombre?

Un voto de cuando en cuando, es gran cosa, por mi fe.Yo, amiga, jurar no sé.Iráte el tiempo enseñando.

¿Sabes, Porcia, lo que temo?¡Ay, que el nombre se me olvida! ¡Juro a Dios que estás perdida!

20 aqueste: aque\to P.

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144 Migue! de Cervantes

J ulia Ya aqueso pasa de estremo.No jures más; si no, a fe,

que te deje y que me vaya.Porcia Tanto melindre mal haya.Julia Pues, ¿por qué?Porcia Yo me lo sé. 325J ulia En cólera me deshago

en verte jurar por Dios.Porcia Pues también soy como vos

medrosa, y a todo hago;y no os llevo tantos años,

que ellos puedan enseñarme la experiencia de librarme de no conocidos daños.

Avisad y tened brío;

330

y, pues ya estamos en esto, echad del ánimo el resto, que yo estaré con el mío.

335

JUUA Porcia amiga, ello es así. ¡Ay, que el nombre se olvidó!

Porcia ¡Mal haya quien me parió! Di RutUio, ¡pesia a mí!

340

JUUA No te enojes, que yo juro de no olvidarme jamás.

Porcia Cuando jures, jura másy estarás muy más seguro. 345

Julia Témome destos pellicos que nos han de descubrir.

Porcia Yo lo he querido decir: que es malo que sean tan ricos.

Julia No va en esto, sino en ser conocidos.

350

Porcia Pues ¿en qué?JUIiA ¿No ves que yo los mandé

de aqueste modo hacer para la farsa o comedia

que querían mis doncellas hacer?

355

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Laberinto de amor, I 145

Porcia Haráse sin ellas; mas quizá será tragedia.

J u u a Y no los echaron menos cuando nosotras faltamos.Por esto en peligro estamos, y no por ser ellos buenos.

360

Porcia Como a Módena lleguemos, mudaremos este traje.

Ju u a Yo me vestiré de paje.Porcia Entrambos nos vestiremos. 365J ulia Témome que está en Novara

mi hermano.Porcia ¡Pluguiese al cielo!J ulia Pues a fe que lo recelo;

mas, sin duda, es cosa claraque él de Rosamira está

en estremo enamorado y sírvela disfrazado.

370

Porcia Eso importa poco ya; que, en llegando el de Rosena,

Celia se casa con él. Podrá tu hermano fiel morir, o dejar su pena.

375

Juua ¡Qué corta es nuestra ventura! Tú enamorada de quientiene a otra por su bien; yo, de quien mi mal procura,

de quien se casa mañana.Y la fortuna molesta nos lleva a morir la fiesta

380

de nuestra muerte temprana.¡Qué de imposibles se22 oponen

a nuestros buenos deseos!¡Qué miedos, qué devaneos nuestra intención descomponen!

¡Ay Rutilio, y cuán en vano

385

390

22 se: le Schevill-Bonilla e Yndurâin.

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146 Miguel de Cervantes

Porcia

[Iuua]

Porcia

C a z a d o r iCAZADOR2[C azador] i

[C a z a d o r ] 2 [C a z a d o r ] i 25 [C a z a d o r ] 2

Porcia

J u iia

ha de ser nuestra venida! Mientras esté con la vida, pienso que en ventura gano.

Confla y no desesperes, que puesto en plática23 está que el diablo no acabará lo que no acaban mujeres.

Escucha, que gente suena; cazadores son; escucha: gente viene, y gente mucha. No te dé ninguna pena;

saludarlos y pasar, sin ponernos en razones.

Entran das CAZADORES.

¿Tomó dos esmerejones?24Sí.

No hay más que desear.¿Y el duque, quédase atrás?

No; que veisle aquí a do viene. Mucho en Rezo se detiene. Sabed que no puede más.

Y hoy vendrá su embajador, y sabrá lo que ha de hacer. Camilo, aquí es menester ingenio, esfuerzo y valor,

que el de Rosena es aquél que allí viene, según creo. ¡Amor, ayuda al deseo, pues que me pusiste en él!

395

400

405

410

415

Sale el DUQUE de ROSENA, de caza.

23 puesto en plática: ‘puesto en práctica [vid. AL, 539, n. 96], probado’.24 esmerejones: "Especie de halcón, menor que el gavilán. Las alas son largas respecto

del cuerpo, la capa de él muy oscura y las pintas de los pechos muy pardas, y tiene los pies amarillos" (Autoridades).

25 1 : 2P .

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Laberinto de amor, I 147

M a n fr ed o ¿La garza no parece?26[C a zad o r] i Ayer se descubrió en esta laguna

que a la vista, se ofrece. 420M a n f r e d o Pues un pastor me ha dicho que ninguna

se ha visto en estos llanos.[C a z a d o r ] 2 Pues de dos me dijeron dos villanos.M a n fr ed o Dése a Rezo la vuelta;

que, aunque no es tarde, va creciendo el viento, 425y aquella nube sueltaseñala injuria de turbión violento.¡Oh, qué bellos zagales!Mancebos, ¿sois de Rezo naturales?

J ulia En Pavía nacimos. 430M a n fr ed o Pues, ¿dónde vais agora?J ulia Hacia Novara,

no más de porque oímosque el duque Federico allí preparauna fiesta que admira,porque casa a su hija Rosamira 435

con un señor llamadoManfredo, que es gran duque de Rosena.

M a n fr ed o Verdad os han27 contado.Po rc ia Pues a la fama que será tan buena

la fiesta y boda vamos, 440y a nuestro padre en cólera dejamos.

M a n fr ed o ¿Y adónde queda el ganado?Po rc ia Imagino que perdido.M a n fr ed o ¡Mucho atrevimiento ha sido!J ulia A más obliga un cuidado. 445M a n fr ed o ¿Üsanse aquestos pellicos

ahora entre los pastores?Po rc ia También muestran sus primores

los villanos, si son ricos.M a n fr ed o ¿Y lleváis bien que gastar? 450J ulia Un tesoro de paciencia.

26 <parece: aparece, ;jsoma’ (vid. CC, II, 179, n. 25).27 han: he P.

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148 Miguel de Cervantes

M anfredo ¿Encargaréis la conciencia28 si le acabáis de acabar?

Porcia Tal puede ser el sucesoque se acabe el sufrimiento.

M anfredo ¡Por Dios, que me dais contento!J u u a Ya nos viéramos en eso.M anfredo ¿Cómo os llamáis?J u u a Y o , Camilo.Porcia Y yo, Rutilio.M anfredo En verdad

que parecen de ciudad vuestros nombres y el estilo,

y que en ellos, y aun en él, poco es, mentís villanía.

Porcia Como hay estudio en Pavía,algo se nos pega dél.

J u u a Díganos, señor: ¿qué millasdesde aquí a Novara habrá?

M anfredo Treinta a lo más que creo está*C a z a d o r 2 Y dos más; son angostillas.M anfredo Conmigo os iréis, si os place,

que yo ese camino hago.J u u a Yo, por mí, m e satisfago.Porcia Pues a mí no me desplace.

Pero advierta que los dos vamos poco a poco a pie.

MANFREDO Bien está: que yo os daréen que vais.

Porcia Págueoslo Dios;que bien parecéis honrado,

noble y rico y principal.[Cazador] i Y aun vosotros, de caudal

m ayor del que habéis mostrado;

455

460

465

470

475

480

28 Encargaréis la conciencia: "Encargar la conciencia. Frase muy usada en los despa­chos que dimanan de la jurisdicción y tribunales eclesiásticos, y también en las disposi­ciones testamentarias; y da a entender que se ponga especial cuidado, y debajo de obliga­ción de conciencia se cuide del cumplimiento de lo que se manda y encarga" (Autori­dades).

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Laberinto de amor, I

[Cazad o r] 2

M anfredo

U n o

M anfredo

U n o

M anfredo

Po rc ia

J ulia

P o rcia

J ulia

Po rcia

J ulia

P o rcia

J ulia

si no, dígalo el lenguaje, y el uno y otro pellico.Es en Pavía muy rico casi todo el villanaje,

y éstos hijos deben ser de algún rico ganadero.A Rezo volverme quiero; bien os podéis recoger.

Entra UNO.

Tu embajador ha llegado. ¿Mompesir?

Sí, mi señor. Esperadme, por mi amor, que luego vuelvo.

Haz m grado.

Entram e todos, si no es PORCIA y JULIA, que quedan.

Rutilio, ¿qué te parece?Camilo amigo, que estásen punto donde verásque es bueno el que se te ofrece.

La Fortuna te ha traído a poder del duque; advierte que un principio de tal suerte un buen fin tiene escondido.

¿Parécete que le diga quién soy por un modo honesto? No te descubras tan presto.Pues ¿cómo quies que prosiga?

El tiempo vendrá a avisarte de aquello que has de hacer.Mi mal no puede tener en parte del tiempo parte.

Si no estará el duque apenas tres días sin que se case,

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Po rc ia

E m b a ja d o r

M anfredo

¿cómo dejaré que pase el tiempo, como me ordenas?

Un caso tan grave y tal, con prisa mal se resuelve. 515Silencio, que el duque vuelve; el semblante trae mortal.

Vuelve a entrar el DUQUE y el EMBAJADOR que entró primero, y los dos CAZADORES.

Digo, señor, que el príncipe de Utrino,Dagoberto, heredero del Estado,en mi presencia y la del duque vino, 520y allí propuso lo que te he contado.No con la triste nueva perdió el tinoel padre; padre no, mas recatadojüez, pues, como tal, mandó traella,y el príncipe afirmó su culpa ante ella. 525

Rosamira la oyó, y en su defensa mover no pudo, o nunca quiso, el labio; por esto el duque que es culpada piensa, pues no responde a tan notable agravio.El caso ponderó, y al fin dispensa, 530en todo procediendo como sabio, que, mientras se vee el caso, la duquesa en una torre esté encerrada y presa.

Dagoberto se ofrece con su espada a probar en el campo lo que dice. 535Yo, viendo a Rosamira así acusada, tus bodas al instante las deshice.Esto resulta, en fin, de mi embajada;mira, señor, si bien o si mal hice:que el duque, ya rendido a su fortuna, 540no quiso responderte cosa alguna.

¡Válame Dios, qué miserable caso!¿Dónde fábricas, mundo, estos vaivenes?¿Daslos con luenga prevención o acaso?¿O por qué antes de dallos no previenes? 545

Miguel de Cervantes

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Laberinto de amor, I 151

CAZADOR1

M a n fr ed o

[C azador] 2 E m bajador M a n fre d o

D orlán32

Señor, con largo y con ligero paso, cubierto de las plantas a las sienes de luto, un caballero veo que asoma por el verde recuesto29 desta loma.

Y aun me parece que hacia aquí endereza 550la rienda, y del caballo ya se apea.¡Qué bien con la color de mi tristeza viene el que trae aquéste por librea!30 ¿Quién podrá ser?

La espada se adereza.31Descolorido llega.

Y m al criado. 555

Entra un EMBAJADOR del DUQUE DE DORLÁN, vestido de luto.

¡Gracias a Dios, Manfredo, que [te] he hallado!Quien viene a lo que yo, Manfredo, vengo,

no le conviene usar de más crianza:33 que sólo en las razones me prevengo que estarán en la lengua o en la lanza. 560La antigua ley de embajador mantengo: escáchame, y responde sin tardanza, que a ti el gran duque de Dorlán me envía y a guerra a sangre y fuego desafia.

Dice, y esto es verdad, que habiendo dado 565a tu corte en la suya alojamiento, y habiéndote en su casa agasajado, viniendo a efetuar tu casamiento, como el troyano huésped, olvidado del hospedaje, con lascivo intento 570su hija le robaste y su sobrina: traición no de tu fàma y nombre digna.

29 recuesto: "Tierra algo levantada en cuesta" {Tesoro). Vid. G, V, 315, n. 92.30 librea: ‘vestido propio de criados de un noble’ (vid. GE, III, v. 2567,119, n. 35).31 Falta un verso (en -ea), tras éste, para completar la octava.32 D O R L Á N : Cur. P ; ídem en las ss. intervenciones. Recuérdese que en el dramatis

personae rezaba Durcan en vez de D O R L Á N .

33 crianza: cortesía, educación’ (vid. RD, I, v. 840, 394, n. 159).

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152 Miguel de Cervantes

Porcia

J u u a

D o rlân

M a n fr ed o

Por esto, si a su intento no te ajustas, y a la ley no respondes de hidalguía, de poder a poder, o, si más gustas, 575de persona a persona, desafia.Nuestras [s]andeces causan estas justas.¿Haslo notado bien? Di, Julia mía.Calla, y entre estos árboles te esconde;veremos lo que el duque le responde. 580

Y tanto a la venganza está dispuesto de aqueste agravio y malicioso hecho, que deste paño de color funesto que se vista su gente toda ha hecho, en tanto, o ya sea tarde, o ya sea presto, 585que, a desprecio y pesar de tu despecho, castiga la insolencia deste ultraje, transgresor de la ley del hospedaje.

Este es el fin de mi embajada; mira si quieres responderme alguna cosa. 590Reprima mi inocencia en mí la ira que alborota tu lengua licenciosa; yo no sé qué responda a esa mentira; sólo sé que Fortuna, mentirosa, debe o quiere probar con su insolencia 595los quilates que tiene mi paciencia.

Diréisle al duque que ante él mismo apelo de aquesta acusación vana que ha hecho, porque, por la Deidad que rige el délo, que jamás tal traidón cupo en mi pecho. 600Leal pisé de su palaao el suelo, leal salí, guardando aquel derecho que al hospedaje amigo se debía y a la ley que profeso de hidalguía.

Ni vi a su hija, ni jamás la he visto, 605ni la intención de mi camino era hacerme con mis huéspedes34 malquisto,

34 huéspedes: aquí: ‘hospedadores’, pues ya hemos visto (Q l-II, 42, n. 36; El, 642, n. 147; PS, I-XVIII, 1060), que el término designaba al 'huésped’ y al ‘hospedero’.

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Laberinto de amor, I 153

D o r ia n

M a n fr ed o

E m b a ja d o r

M a n fr ed o

aunque el lascivo gusto lo pidiera;que entonces con mayor fuerza resisto,cuando la toipe inclinación ligera 610con más regalo acude al pensamiento,estando al ser quien soy contino atento.

Ni acepto el desafio, ni desecho; sólo lo que pretendo es dilatallo hasta que el duque esté más satisfecho 615y la misma verdad venga a estorballo.Y cuando esto no fuese de provecho, y el engaño prosiga en engafiallo, para entonces acepto el desafio, ajustando a su gusto el gusto mío. 620

Esto doy por respuesta y no otra cosa; mirad si a Rejo35 queréis ir conmigo.Es el camino largo, y presurosa la gana de volver al suelo amigo.¡A Dios quedad!

[V ase.]

Fortuna rigurosa, 625¿qué es esto? ¿Quién soy yo, o qué pasos sigo tan malos, que se estrema así tu furia en hacerme una injuria y otra injuria?

¡Infamada mi esposa, y yo infamado, y por lo menos de traición! ¿Qué es esto?36 630¡En tan triste sazón me tiene puesto!Señor, si en nada desto estás culpado, no es bien que te congoje nada desto: tu esposa aún no era tuya: estotra culpa en tu pura verdad tiene disculpa. 635

No me aconsejes ni me des consuelo, y a Rosena mi gente luego vuelva; que este rigor con que me trata el Cielo

35 Rejo: vid. supra, n. 2.3C Falta un vetso (en -oda) tras tras éste pata completar la octava.

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154 Miguel deCervantes

E m ba ja d o r

M a n fr ed o

Po rc ia

J u u a

Po rc ia

J u u a

Po r c ia

J u u a

M a n fr ed o

E m b a ja d o r

M a n fr ed o

E m b a ja d o r

[M a n fr ed o ]

P o rc ia

J u u a

quiere que en éste sólo me resuelva. Aunque con vengativo, airado celo, su fuerza el hado contra ti resuelva, yo no le he de dejar.

Escucha un poco: quizá dirás de veras que estoy loco.

¿Qué hemos de hacer, Camilo?

640

No está claro? Seguir del duque las pisadas todas. 645¿Con qué ocasión?

En eso no reparo.¿No ves que se han deshecho ya las bodas?Ventura ha sido mía.

No me aclaromás por agora.

En fin, ¿que te acomodas a ir desa manera?

Ten a punto 650los vestidos que digo.

Harélo al punto.Y no quede ninguno de los míos.

Y en esto no me hagas más instancia, que la mudable rueda en desvariostiene encerrada a veces37 la ganancia. 655Y estos dos pastorcillos, que en sus bríos muestran más sencillez que no arrogancia, si dello gustan, quedarán conmigo.¿Entendístele?

¡Y cómo, oh cielo amigo!Señor, si es que la ida de Novara, 660

según que hemos oído, se te impide, volver queremos a la patria clara, si otra cosa tu gusto no nos pide.

37 en... / ...veces: es... / ...vozes la príncipe, si bien son lecciones que no hacen sentido al­guno. Con todo, tanto Schevill-Bonilla como Ynduráin las mantienen. Vaibuena edita como aquí. Para el tópico de la Fortuna, con su mudable rueda, vid. GE, III, v. 2150, 106, n. 3.

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Laberinto de amor, I 155

M a n fr ed o

Po rcia

M a n fr ed o

E m b a ja d o r

Puesto que la fortuna y suerte avara su querer con el mío jamás mide, por esta vez entiendo que me ha38 dado en los dos lo que pide mi cuidado.

Quedaos conmigo, que a Novara iremos, donde, puesto que fiestas no veamos, quizá cosas más raras hallaremos, con que d sentido y vista entretengamos. Por tuyos desde aquí nos ofrecemos: que bien se nos trasluce que ganamos en servirte, señor, cuanto es posible.Haz lo que he dicho.

¡Oh, caso no creíble!

665

670

675

Entram e todos, y , su criado.

■ Anastasio y C ornelio ,

An a sta sio P oco me alegra el campo ni las flores.C o r n e u o Ni a mí tus sinsabores me contentan;

porque es cierto que afrentan los amores que en tan bajos primores se sustentan, y en mil partes nos cuentan mil autores cien mil varios dolores que atormentan al miserable amante no entendido, poco premiado y menos conocido.

Ana sta sio Ya te he dicho, Comelio, que te dejesde darme esos consejos escusados, y nunca a los amantes aconsejes cuando tienen por gloria sus cuidados; que es como quien predica a los herejes, en sus vanos errores obstinados.

C o r n e u o Muy bien te has comparado. Advierte y mira que ya no es Rosamira Rosamira:

las trenzas de oro y la espaciosa frente, las cejas y sus arcos celestiales,

680

685

690

38 ha: has P.

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156 Miguel de Cervantes

el uno y otro sol resplandeciente,las hileras de perlas orientales, 695la bella aurora, que del nuevo orientesale de las mejillas, los coralesde los hermosos labios,39 todo es feo,si a quien lo tiene infama infáme empleo.

La buena fama es parte de belleza, 700Y la virtud, perfecta hermosura; que, a do suele faltar naturaleza, suple con gran ventaja la cordura; y, entre personas de subida alteza, amor hernioso a secas es locura. 705En fin, quiero decir que no es hermosa, siéndolo, la mujer no virtuosa.

Rosamira, en prisión; la causa, infáme; tú, disfrazado y muerto por libralia, ignoras la verdad; ¿y quiés40 que llame 710justa la pretensión desta batalla?

A n a sta sio Tu sangre harás, Cornelio, que derrame,pues procuras la mía así alteralla con tus razones vanas y estudiadas, y entre libres discursos fabricadas. 715

Vete; déjame y calla; si no, ¡juro...!C o r n e u o Yo callaré; no jures, sino advierte

que gente viene alrededor del muro, y temo, al fin, que habrán de acometerte.

A n a s ta s io Desto puedes estar muy bien seguro, 720que en la ciudad he estado desta suerte seis días hace hoy, y estaré ciento: que salió este disfraz a mi contento.

39 ...hermosos labios: Cervantes, haciéndose eco del tópico al uso en los siglos de oro, gusta de evocar, normalmente con fines burlescos, "los imposibles y quiméricos atributos de belleza que los poetas dan a sus damas: que sus cabellos son oro, su frente campos elí­seos, sus cejas arcos del cielo, sus ojos soles, sus mejillas rosas, sus labios corales, perlas sus dientes, alabastro su cuello, mármol su pecho, marfil sus manos, su blancura nieve" (Q l- X III, 124, n. 27). Recuérdense, en la misma línea, las descripciones de A N G É L IC A , en CC, y de C A T A LIN A en GS.

40 quiés: que es P.

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Laberinto de amor, I 157

A n d r o n io .

TAcrro

An d r o n io

TActto

Entran TÁCITO y ANDRONIO,41 estudiantes capi­gorristasf2

Deja los libros, Tácito; digo, deja el tomar de coro43 agora, 725y, a nuestro beneplácito, gozando el fresco de la fresca aurora, por aquí nos andemos.¡Por Dios, que es buen encuentro el que tenemos!

Villano es el morlaco.44 730¿Quieres que le tentemos las corazas,45 y veremos si es maco?46 Siempre en las burlas, Tácito, que trazas salimos mal medrados.Talle tienen los mozos de avisados. 735

Por esta vez, probemos: que si el pacho47 consiente bernardinas,48

41 A N D R O N IO : Adriano P; ídem en la sig. intervención, pero Andr. en los demás ca­sos, de ahí que corrijamos aquí.

42 capigorristas: "La gorra es cobertura de cabeza de hombre seglar, y antiguamente los criados de los estudiantes en Salamanca traían capas y gorras, de donde tomaron el nom­bre de capigorristas" (Tesoro, s. u. gorra). Pero, mejor: "Capigorrón. El que anda de capa y gorra, para poder más fácilmente vivir libre y ocioso. D/cese más comúnmente de los es­tudiantes que andan en este traje pegando petardos y viviendo licenciosamente" (Autori­dades). Vid. E, 1,678, n. 37.

43 tomar de coro: ‘aprender de memoria (de carrerilla)’. Vid. Q/-Prels„ 14, n. 41 y CAE, 890, n. 77 ("todo [el Coloquio de los perros] lo tomé de coro").

44 morlaco: Έ1 que afecta tontería u ignorancia. Dícese también morlón" (Autori­dades). "Hombre bozal, bárbaro y grosero" (Léxico). Comp.: "Díjele: ‘No fue tan grave el delito que merezca tan gran castigo anuo ¿se’. D/jome entonces: 'No debe de saber el morlaco con quien se ha encontrado’" (V. Espinel, Marcos de Obregón, ed. M a. Soledad Carrasco, Madrid, Castalia, 1980, II, 25).

45 le... corazas: ‘le provoquemos’. "Tentar aunó tas corazas [...] metafóricamente se en­tiende por hacer prueba o experiencia de la capacidad, habilidad, intención o valor de otro” CAutoridades, s. u. corazd). Se recoge en Rejranes (733a), sin explicación alguna.

46 maco: ‘bellaco, astuto’ (Léxico). Lope de Vega juega con el término: "ELV IR A ¿Estafita? ¡Oh, qué placer! / ¿Soy yo maca, vida mía? / G IR Ó N Maca y macarela y crea" (Servir a señor discreto, II, w . 1346-48, ed. F. Weber de Kurlat, Madrid, Castalia, 1975, 187). Vid. VP, V, v. 103, 1301, n. 22.

47 pacho: "indolente" (Academia). Según Schevill-Bonilla, significa lo mismo que pa­chorrudo: ‘flemático, indolente’.

bernardinas: "Bernardinas son unas razones que ni atan ni desatan, y no significando

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158 Miguel de Cervantes

A n d r o n io

C o r n e u o 49TAcrro

An a sta sio

TAcrro

C o r n e u o

A na sta sio

TAcrro

C o r n e u o

TAcrro

el tiempo entretendremos.¡Con qué facilidad te determinas a hacer bellaquerías! 740Hacia nosotros vienen.

No te rías.Díganos, gentilhombre,

así la diosa de la verecundia reciproque su nombre,y el blanco pecho de tremante enjundia 745soborne en confornino:¿adonde va, si sabe, este camino?

Mancebo, soy de lejos, y no sé responder a esa pregunta.Dígame: ¿son reflejos 750los marcurdos50 que asoman por la punta de aquel monte, compadre?¡Bellaco sois, por vida de mi madre!

¿Bernardinas a horma?Yo apostaré que el duque no le entiende. 755Habláisme de tal suerte, que no sé responderos.

Pues atienda,51gamicivo, y está atento.¡Qué donaire y qué gracioso acento!

Digo que ¿si mi paso 760tiendo por los barrancos deste llano, si podrá hacer al caso?

nada. Pretende el que las dice, con su disimulación, engañar a los que le están oyendo" {Tesoro)', sigue una muestra (w. 742 y ss.), bastante lograda, en boca de TÁCITO. Re­cuérdese: "y allí le comenzó a decir tantos disparates, al modo de lo que llaman bernardi­nas [...] sin concluir jamás razón que comenzase, que el pobre sacristán estaba embelesa­do escuchándole" (RC, 571, n. 95).

49 C O R N E U O : en Ynduráin habla A N D R O N IO , al igual que en las ss. intervenciones de C o r n e u o .

50 marcurcios: marcutcios editan Schevill-Bonilla, Ynduráin y Valbuena.51 suerte... / ...atienda: así el original, aunque se altera seriamente la consonancia: hor­

ma... / ...entiende. Por eso Schevill-Bonilla cteen preferible forma... / ...atiende, pero edi­tan (también Ynduráin y Valbuena): suerte... / ...atiende. De corregir, habría que enmen­dar los dos términos.

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Laberinto de amor, I 159

A nasta sio Digo que no os entiendo, amigo hermano.T á cito Pues bien daro se adara,

que es clara, si no es turbia, el agua dara. 765Quiero decir que el tronto,

por do su curso lleva al horizonte, está a caballo, y prompto a propagar la cima de aquel monte.

Anastasio ¡Ya, ya; ya estoy en ello!TÁCITO Pues ¿qué quiero decir, gozmio, camello?An a sta sio Que son bellacos grandes

los mancebitos de primer tonsura.52Tá cito Tontón, no te desmandes,

que llevarás del sueño la soltura.C o rn eu o Mi señor estudiante,

mire no haga que le asiente el guante.53Ana sta sio Confieso que al principio

yo no entendí la flot54 de los mancebos.An d ro n io Arena, cal y ripio

trago, m i señorazo papahuevos.55C o rn eu o S u flor se h a descubierto.T ácito Pues zarpo1’6 déste y voyme a m ejor puerto.C o rn eu o No se vayan, que asoman

otros dos de su traza y compostura, 785y este camino toman.También son éstos de primer tonsura,y, a lo que yo imagino,de aquí no son, y vienen de camino.

770

775

780

Entran JU LlAy PORCIA, como estudiantes de ca­mino.

52 de primer tonsura; ‘novatos, ingenuos’; vid. RD, I, v. 4, 360, n. 7. ANASTASIO ha entendido bien las "bernardinas" de TÁCITO, en cuya última pregunta se incluye una; gozmio, posiblemente creada mediante el cruce de gazmio (‘chulo’) y gomia (‘tarasca’), como sostiene González Calvo ("Notas...", 105-07).

53 asiente el guante; "Asentar la mano" (Refimies, 609b).54 flor; ‘trampa, embuste’. Vid. Qi-Prels., 19, n. 64 y RC, 579, n. 153.55 papahuevos; ‘simple, bobalicón’.56 zarpo; carpo P.

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Po r c ia

160

J u u a

Po r c ia

An d r o n io

C o r n e u o

A n a sta sio

J ulia

Po rc ia

J u lia

TAcrro

Po rcia

TAcrroJ u lia

Querría que no errásemos 790en lo que el duque nos mandó, Camilo, y es que aquí le esperásemos.¿Entendístelo bien?

Bien entendílo.Acimentando vienen.Lleguémonos, si acaso se dedenen, 795

y déjennos con ellos; gustarán de la burla.

Que nos place.Yo no estoy para vellos:que mal la alegre burla satisfaceal alma que no alcanza sooa ver, si no es burlada, su esperanza.

Éntram e Anastasio y Corneuo .

En esta tierra asiste, en disfrazado traje, aquel mi hermano a quien tú adoras triste.Si me encuentra y conoce...

Es tem or vano; 805que en tal traje nos vemos,que a la misma verdad engañaremos.

A mí una vez me ha visto, y ésa de noche.

A mí, casi ninguna.Mal al temor resisto; 810estudiantes son éstos.

La fortuna mi atrevimiento ayude; si en trabajo me viere, Andronio, acude.

¿Son estudiantes, señores?Sí, señor, y forasteros. 815¿Pacacios,57 o caballeros?No somos de los peores.

Miguel de Cervantes

57Pacacios: "Voz humorística sin ningún significado" (Vocabulario).

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Laberinto de amor, I 161

T á c it o ¿Y qué han oído?Po r c ia Desgradas.JUUA Y en ellas somos maestros.A n d r o n io Por mi vida, que son diestros 820

y que saben dedr gradas.Pues háganme este latín,58

ansí Dios les dé salud:"Yo soy falto de virtud,tan bellaco como ruin". 825

Po rc ia No venimos dese espado.A n d r o n io No se deben de escusar,

si es que nos quieren mostrar que son hombres de palacio.

J u u a Ni aun de nada somos hombres.59 830A n d r o n io Pues, ya que se escusan desto,

dígannos, y luego, y presto de dónde son, y sus nombres,

qué estudian, la edad que tienen,si es rico o pobre su padre, la estatura de su madre, dónde van y de a dó vienen.

¡Turbados están! ¡Apriesa, respondan, que tardan mucho!

835

Po rc ia Con gran paciencia te escucho, mancebito de traviesa.60

Váyase y déjenos ir, y serále muy más sano.Jesús, qué mal cortesano!

8 40

A n d r o n io

¿Tal se ha dejado decir? 845J u u a Es tarde, y hay que hacer,

y servimos, y tardamos.T á c it o Ténganse, que aquí cobramos

58 háganme... latín: ‘resuélvanme... dicho’.5:1 Ni... hombres: Cervantes juega, de nuevo, a engañar con la verdad (como en RD,

cuando el marido incauto [I, w. 409-10, 376], o en VC [1014, n. 47]).60 de traviesa: ‘trampista, tracista, embaucador’; comp.: "-¡Pata es la traviesa, amigo! -

respondió Carriazo-; por los filos que te herí me has muerto; quédese aquí nuestra pen­dencia" (IF, 756, n. 90).

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162 Miguel dé Cervantes

P o rc ia

TACTIOA n d r o n io

TACTIO

J u u a

Tácito

J u u a

T ácito

la alcabala61 del saber;porque cuando el sacrilegio 850

a Mahoma se entregó, esta autoridad nos dio nuestro lamoso colegio.

¡Miren si voy arguyendo con razones circunflejas! 855Atruénasme las orejas, mancebito, y no te entiendo.

Andronio.Ya estoy al cabo.62

Pónese ANDRONIO detrás de JULIA p ara hacerla caer; pero no la ha de derribar.

Volviendo a nuestro comienzo, el asado San Lorenzo, 860cuyas virtudes alabo,

en sus Cuntiloquios dice...¡Ésta es gran bellaquería, y juro por vida mía...!Y dirán que yo lo hice. 865

Pero aquí viene nuestro amo, y mala ventura os mando.Signori, me recomendo,63 y a la corona me llamo.

Y a revederci altra volta, 870dove finitemo el resto, or non piu, & visogna presto fiigiré de qu i si ascolta.

Éntrase TÁCITO y ANDRONIO.Entra MANFREDO, como estudiante, de camino.

61 alcabala: ‘ impuestro, tributo’; comp.: "Un muchacho asturiano [...] respondió que el oficio era descansado y de que no se pagaba alcabala " (RC, 567, n. 68).

62 estoy al cabo: ‘estoy al tanto, caigo en la cuenta’.63 recomendo: la consonancia pide recomando; forma, por otro lado, más próxima a la

italiana raccomando.

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Laberinto de amor, I

M anfredo

Po r c ia

M anfredo

J u u a

C iu d a d a n o i

[C iu d a d a n o ] 2 [C iu d a d a n o ] 1 [C iu d a d a n o ] 2

M a n fr ed o

[C iu d a d a n o ] 1

M a n fr e d o [C iu d a d a n o ] 2 M a n fr e d o

Rutilio y Camilo, pues,¿he, por ventura, tardado?Más de un hora hemos estado esperando, como ves;

y aun nos han dado mal rato dos bonitos estudiantes, que tienen más de chocantes,64 que no de letras su trato.

Pero ¿en qué te has detenido tanto tiempo?

Fui escuchando dos que iban razonando deste caso sucedido.

Y apostaré que estos dos que vienen tratan también deste hecho. Escucha bien si acierto, así os guarde Dios.

¿De qué sirve el escuchar, pues podemos preguntallo?

Entran los dos CIUDADANOS que principio.

Por mil conjeturas hallo que ella habrá de peligrar.

En fin: que no se disculpa.¡Esa es una cosa estraña!El pensamiento me engaña, o ella no tiene culpa.

Mis señores, ¿qué se suena del caso de la duquesa?Que se está todavía presa, y el silencio la condena.

¿Quién la acusa?Dagoberto.

¿Da testigos?

64 chocantes: chocentes P.

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164 Miguel de Cervantes

[CIUDADANO] 2M a n fr ed o

[C iu d a d a n o ] i M a n fr ed o [C iu d a d a n o ] i

M a n fr e d o [C iu d a d a n o ] 2 M a n fr e d o

[C iu d a d a n o ] 1

[C iu d a d a n o ] 2

M a n fr e d o

Ni aun indicio.Cierto que no es ése oficio de caballero.

No, cierto. 905¿Y su padre?

¿Qué ha de hacer?Sólo ha hecho pregonar que a quien la acierte a librar se la dará por mujer,

como sea caballero 910el que se oponga a la empresa.¿Y que calla la duquesa?Como si fuese un madero.

¿Y del duque que se suena que había de ser su esposo? 915Que, en sabiendo el caso astroso,65 dio la vuelta hacia Rosena.

Y aun otras nuevas nos dan, ni sé si es verdad o no:que, estando en Dorlán, sacó 920una hija al de Dorlán,

y también a una parienta, del mismo duque sobrina, y que el duque determinavengarse de aquesta afrenta. 925

Y que se tiene por cierto que la sacó el de Rosena.Hasta agora, ansí se suena; ni sé si es cierto o incierto.

Y, si66 como eso es mentira, 930como me doy a entender, podrá ser que venga a ser bien mismo de Rosamira:

que sé que el duque es muy bueno, y que traición ni ruindad, 935

65 astroso: aquí: ‘despreciable, desgraciado’. Vid. infla, w. 1399 y 1549.66 si: ‘así’.

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Laberinto de amor, I

[C iu d a d a n o ] i

M a n fr ed o

[C iu d a d a n o ] 2 M a n fr e d o [C iu d a d a n o ] 1

M a n fr ed o

[C iu d a d a n o ] 1 M a n fr e d o [C iu d a d a n o ] 2

M a n fr e d o [C iu d a d a n o ] 1

M a n fr e d o [C iu d a d a n o ] 1

M a n fr e d o [C iu d a d a n o ] 2 M a n fr e d o

[C iu d a d a n o ] 2 M a n fr e d o

si no es razón y bondad, jamás albergó en su seno.

¿Sois acaso milanés?Porque de sello dais muestra. Aunque la lengua lo muestra, no soy sino boloniés;

mas he estudiado en Pavía, y algo la lengua he tomado.¿Y qué es lo que se ha estudiado? Humanidad.

Sí haría: que todos los de su edad

eso es lo que estudian más.Sin estudiarla, jamás se aprende esta facultad.

¿Y a qué venís a Novara?A ver la boda venía.No quiso en tanta alegría ponemos la suerte avara;

y en lugar delía, podréis ver, si gustáis, la batalla.Si no hay quien salga a tomalla. Poco tiempo os detendréis:

que no67 quedan más de seis días para el plazo puesto.De quedarme estoy dispuesto. Sin duda, lo acertaréis.

Y ¡adiós!Con él vais los dos.

¿Luego aquí os queréis quedar? Sí; porque aquí he de aguardar a un amigo.

Pues, ¡adiós!Yo no sé en qué se confía

mi dudosa voluntad, y, si no es curiosidad,

67 no: me P, en evidente errata, que Schevill-Bonilla mantienen.

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166 Miguel de Cervantes

D u q u e

C arcelero

D u q u e

C arceuero

D u q u e

C arcelero

[D u q u e ]

C arcelero

D u q u e

C arcelero

D u q u e

¿qué locura es ésta mía?Creo que [a] darme deshonra, 970

ingrato amor, te dispones, pues cuando está en opiniones la honra, no hay tener honra.

Éntrase68 Ju lia , P o rcia y M an fred o.Sale el DUQUE FEDERICO y el CARCELERO que

tiene a la DUQUESA ROSAMIRA.

¿Cómo está la duquesa?Negro luto

cubre su fez, y, sola en su aposento, 975al suelo d a de lágrimas tributo con doloroso, am argo sentimiento.¡Oh bien hermoso y mal nacido fruto, marchito en la sazón de más contento, y cómo al mejor tiempo me has burlado, 980quedando en mis designios defraudado!

¿Y que no se disculpa?Ni por pienso.

¿De quién se queja?De su corta suerte.

En breve tiempo de su vida el censodará a una inferné, inevitable muerte. 985¿Sabes, señor, lo que imagino y pienso?¿Qué piensas o imaginas?

Que es muy fuerte de creer que el de Utrino verdad diga.A que lo crea su bondad me obliga,

y el ver que Rosamira, en su disculpa, 990el labio no ha movido ni le mueve; y es muy cierta señal de tener culpa el que a volver por sí69 nunca se atreve.

68 Éntrase: en singular, como explicamos en GE, I, n. 52.G<) volver por sí: ‘defenderse, justificarse’. Comp.: "Lo que has de hacer, hija, es guardar­

la y encomendarte a ella; que, pues ella fue testigo de tu desgracia, permitirá que haya juez que vuelva por tu justicia" (FS, 689, n. 21).

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Laberinto de amor; I 167

C arcelero

D u q u e

C arcelero

La culpa es grave; grave el que la culpa;el plazo a la batalla, corto y breve; 995defensor no se ofrece: indicio claroque a su desdicha no ha de hallar reparo.

¿Si quisiere, por dicha, dar descargo con otro, pues no quiere en tu presencia, quizá turbada del infáme caigo, 1000dejarla he visitar?

Con mi licencia.Puesto que el bien guardalla está a mi cargo,no está a mi cargo usar desta inclemencia:que, a fe, si su remedio se hallase,que muy poco tus órdenes guardase. 1005

Armauirumque
Armauirumque
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J o rn a d a seg u n d a

C o r n e u o

A na sta sio

C o r n e u o

Entran CORNEUO y ANASTASIO.

Volviendo a lo comenzado, señor, ¿qué piensas hacer?Lo que procuro es saber si el príncipe se ha engañado,

o qué causa le ha movido a acusar a Rosamira: si fueron celos, o ira, ser llamado y no escogido;1

y, cuando desta querella no sepa verdad jamás, por gentileza no más me dispongo a defendella.

Propongo que Dagoberto es vencido en la batalla, y que ella libre se halla de la tormenta en el puerto:

¿tendrás por cosa notoria el poder asegurarte que la razón vino a darte, y no fuerza, la vitoria?

Porque de Dios los secretos son tan incomprehensibles,

1010

1015

1020

1025

1 ser... escogido: recuerda a San Mateo, XX-XVI. Vid. G, I, 81, n. 122.

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170 Miguel de Cervantes

An a sta sio

C o r n e u o

A n a sta sio

C o r n e u o

P o rcia

J u u a

que a veœs vemos visibles, de bienes, malos efetos.

Ya entiendo tus argumentos, y con ellos me das pena.Haga el Cielo lo que ordena; yo honraré mis pensamientos.

Entran JULIA y PORCIA.

Los estudiantes son estos de quien los otros burlaron.Sus2 burlas, ¿en qué pararon? Eran algo descompuestos.

Forastero me parece en cierto modo su traje; eso veré en su lenguaje, si el hablallos se me ofrece.

Camilo, no te descuides en mostrar en dicho y hecho que eres varón, a despecho de cuantos cuidados cuides.

Deja melindres aparre, da a las ternezas de mano,3 y mira que está en tu mano el perderte o el ganarte.

Mira que amor te ha traído, por un nunca visto enredo a ser paje de Manfredo, y paje favorecido:

que es principio que asegura buen fin a tu pretensión.Tienes, Rutilio, razón; mas no tengo yo ventura,

pues, cuando más me acomodo

1030

1035

1040

1045

1050

1055

2 Sus: tus P.3 da... de mano: ‘desecha’. "Dar de mano. Desechar una cosa o persona; apartarla de sí

/dejarla" (Refranes, 679a).

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a hacer lo que me ordenas, embebecida en mis penas, se me olvida a veces todo.

Mas, ¡ay de mí, desdichada, que éste es el duque, mi hermano!

Porcia Vuelve el rostro a esotra mano,y vuélvete a la posada;

que á no me conoce a mí, y conviéneme hablalle.

J ulia ¿Por dó he de ir?Porcia. Por esa calle.Juija ¿Vendrás presto?Porcia Voy tras ti.

Vase J u l ia

Buen hombre, ¿sois desta tierra?Anastasio Ni soy della, ni buen hombre.Porcia Pues, ¿cómo la vuestra h a nombre?ANASTASIO Como el cielo que la encierra.CORNEUO [Aparte] Querrá decir Rosamira,

que es tierra y cielo a do vive.Estas quimeras concibe quien más por amor suspira.

Anastasio Y vos, ¿sois deste lugar,señor estudiante?

Porcia No.Anastasio ¿Pues de dónde?Porcia Aún no sé yo

de a dó me podré llamar: que el cielo y tierra, hasta agora,

me tratan como estranjero, y ni dél ni della espero ver en mis cuitas mejora.4

Anastasio ¿Vos con cuitas en edadtan derna? ¡A fe que me espanta!

Laberinto de amor, II

! mejora: mejoras P.

1060

1065

171

1070

1075

1080

1085

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[Po r o a ]

C o r n e u o

172 Miguel de Cervantes

A n a sta sio

Po r o a

A n a sta sio

P o rc ia

A na sta sio

P o rc ia

A n a sta sio

P o rcia

A nasta sio

A los años se adelanta tal vez.5 la calamidad;

y más cuando son de aquellas que trae el amor en sus alas.Sus razones no son malas, aunque yo no sé entendellas;

mas, con todo, apostaré que está el rapaz traspasado del agudo arpón dorado,6 como el señor su mercé.

¿Amáis, por ventura?Sí;

mas no sé si por ventura, aunque alguna me asegura ver ahora lo que vi.

Pues, ¿qué veis?No será honesto

hacer que me ponga en mengua tan fácilmente mi lengua como mis ojos me han puesto;

ni vuestro traje me mueve, ni mi deseo, a mostrar lo que en silencio ha de estar hasta que otras cosas pruebe.

¿Tan mal os parece el traje?No, por cierto; porque veo que dese rústico aseo es muy contrario el lenguaje,

y podrá ser que el sayal encubra el al7 del refrán.¿De dónde sois?

De Dorlán.De ahí soy yo natural.

1090

1095

1100

1105

1110

1115

5 tai vez: a veces, de vez en cuando’.6 traspasado / ...dorado; enamorado (atravesado por Ja flecha de oro del Amor)’. Vid

G,I, 38, n. 24 yRD, I,v. 1061,401,11. 184.7 sayal / ...al: vid. supra, I, n. 18.

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Laberinto de amor, Π 173

¿Cuánto ha que de allá venistes?Porcia P oco m ás de doce días.Anastasio ¿Q ué hay de nuevo?Porcia Niñerías,

aunque son un poco tristes.Anastasio ¿Y qué son?Porcia Que el de Rosena,

que el de Dorlán hospedó, a Julia y Porcia robó, como Paris hizo a Helena.8

Anastasio ¿Tiénese eso por verdad?Porcia Sí tiene; mas yo imagino

que no lleva más camino que del cielo la maldad.

Anastasio ¿Pues qué dicen?Porcia Yo entreoí

que la Porcia quería bien a Anastasio.

Anastasio ¿Cómo? ¿A quién?Porcia A Anastasio.Anastasio9 [Apañe.] ¿Cómo? ¿A mí?

¿A su primo hermano? ¡Bueno!Porcia Quizá guiaba su intento

por vía de casamiento.Anastasio Deso está mi bien ajeno.

Mas, ¿eso qué importa al hecho de robafla?

Porcia N o sé yo;dícese que la sacó el mismo amor de su pecho.

Mas deben de ser hablillas del vulgo mal informado.

C o rn eu o A mí me han maravillado.

1120

1125

1130

1135

1140

8 París... Helena: Cervantes recordó la leyenda jocosamente en Q2: "En una dellas es­taba pintada de malísima mano el robo de Elena, cuando el atrevido huésped se la llevó a Menalao ni fuera abrasada Troya, ni Cartago destruida, pues con sólo que yo matara a Paris se escusaran tantas desgracias" (II-LXXI, 1058).

9 ANASTASIO: Cor. P.

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174 Miguel de Cervantes

A nasta sio

C o r n elio

A n asta sio

P o rc ia

C o r n elio

¿Pues de qué te maravillas? 1145Di: ¿no puede acontecer,

sin admiración que asombre, que una mujer busque a un hombre, como un hombre a una mujer?

Sí puede; y es tan agible10 1150lo que dices, que se ve que, en las posibles, no sé otra cosa más posible.

Como a su centro camina, esté cerca o apartado, 1155lo leve o lo que es pesado, y a procuralle se inclina,

tal la hembra y el varón el uno al otro apetece,y a veces m ás se parece11 1160

en ella esta inclinación;y si la naturaleza

quitase a su calidad el freno de honestidad,que tiempla su ligereza, 1165

correría a rienda suelta por do más se le antojase, sin que la razón bastase a hacerla dar la vuelta;

y ansí, cuando el freno tom a 1170entre los dientes del gusto, ni la detiene lo justo, ni algún respeto la dom a.

¡En poca deuda os están las mujeres!

Si así fuera, 1175ni yo este traje trujera, ni él vistiera aquel gabán.

10 agible: ‘posible, factible’: "que cosa contingente y muy apble era venir, con e) discur­so del tiempo, a ser emperador' (QJ-XXVI, 262, n. 26).

11 se parece: ‘se manifiesta’ {vid. supra, I, n. 26).

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Laberinto de amor, H 175

A n a sta sio No es tan poca: que si hago la cuenta, no sé yo pagaque a la deuda satisfaga, puesto que en ella me pago.

1180

Po rcia En fin: ¿amáis?Ana sta sio Alma tengo,

y no he de estar sin amor.Po rc ia Hay amor bueno y mejor.A n a sta sio Yo con el mejor me avengo. 1185Po r c ia ¿Es labradora?A na sta sio El tabarro12

que me cubre así lo dice.P o rc ia Pues todo lo contradice

el talle y horro13 bizarro;que el tabarro es tosca caja

que encierra el fino diamante.1190

C o r n e u o ¡El diablo es el estudiante! ¡Qué bien su razón encaja!

Apostaré que mi amo, sin más ni más, le da cuenta de quién es y lo que intenta. Por aquesto le desamo:

que presume de discreto, y no ve que es ignorancia,

1195

en las cosas de importancia, fiar de nadie el secreto.

1200

A n asta sio Ahora bien, si vuestra estada14 no es de asiento en el lugar y queréis conmigo estaren una misma posada,

en la que tengo os ofrezco el género de amistad que engrandece la igualdad

1205

12 tabarro: itaJianismo: ‘tabardo’.13 talleyhorro: ‘semblante [RC, 560, n. 17] /desenvoltura [ÆC, 572, n. 104]’.14 estada: ‘estancia, permanencia’: "-Si la estada tuya en estas riberas -replicó Elicio-

fuere tan larga como yo deseo" ((7, II, 106, n. 58; y vid. IF, 748, n. 39).

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176 Miguel de Cervantes

Po r c ia

C o r n e u o

Anastasio

P o r c ia

A n d r o n io

T á c it o

Daisme lo que no merezco.Mas heme de despedir

primero de un cierto amigo.Aquesto es ίο que yo digo: él se vendrá a descubrir.

A la insignia del Pavón15 es mi estancia.

Andad con Dios, que mañana soy con vos.¡Oh venturosa ocasión!

Entrase Anastasio y Corneuo .

Si al fuego natural no se le pone materia que en la tierra le sustente, volveráse a su esfera fácilmente, que así naturaleza lo dispone.

Y el amante que quiere que se abone su fe con afirmar que no consiente en su alma esperanza, poco siente de amor, pues que a su ley justa se opone.

Cual sin el agua quedaría la tierra, sin sol el cielo, el aire sin vacío, el mar en tempestad, nunca en bonanza,

y sin su objeto, que es la paz, la guerra, forzado sin su gusto el albedrío, tal quedara amor sin esperanza.

Éntrase PORCIA.Salen TACITO y ANDRONIO.

Vamos hacia la prisión de la duquesa, que importa.Reporta, Andronio, reporta tu arrojada condición:

que siempre quieres saber

1210

1215

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1235

15 Pavón: ‘pavo real’.

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Laberinto de amor, Π 177

A n d r o n io

TACITO

lo que no te importa un pelo. Soy curioso.

Yo recelo que aqueso te ha de ofender.

Necio llamaré del todo, no curioso, al que se mete en lo que no le compete ni toca por algún modo.

Hay algunos tan simplones, que desde su muladar se ponen a gobernar mil reinos y mil naciones;

dan trazas,16 forman Estados y repúblicas sin tasa, y no saben en su casa gobernar a dos criados.

De aquéllos mi Andronio es, y esto lo sé con certeza, que emiendan a la cabeza, y apenas son ellos pies.

Llaman con su ceguedad y mal fundada opinión, al recato, remisión; al castigo, crüeldad.

El gobierno no les cuadra más justo y más nivelado; siguen del vulgo engañado la siempre mudable escuadra.

El que es buen vasallo, atiende a rogar por su señor, si es bueno, que sea mejor; y si es malo, que se emiende.

De los viejos que enterramos, fue sentencia singular que el mundo hemos de dejar del modo que le hallamos.17

1240

1245

1250

1255

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1265

1270

16 dan tocas: ‘urden planes’ (vid. RD, I, v. 478, 378, n. 78).

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178 Miguel de Cervantes

¿Qué te importa a ti si hace bien o mal el duque en esto?

An d ro n io ¿Hasme oído tratar desto?TAcrro Y tanto, que me desplace. 1275

Que quemen a la duquesa, no se te dé a ti un ardite.

An d ro n io Desde hoy más18 guardaré el chite,19y de lo hablado me pesa.

TÁcrro A la espada me remito 1280de Dagoberto en la riña.

An d ro n io ¿Si vence...?TAcrro Pague la niña:

que a buen bocado, buen grito.Quien de honestidad los muros

rompe, mil males se aplica. 1285An d ro n io Cuando la zorra predica,

no están los pollos seguros.

Éntram e TACITO y ANDRONIO. Sale PORCIA, como labrador, y JULIA, como estudiante.

JuiiA ¿Por qué quieres intentar,Rutilio, tan gran locura?

PORCIA Porque en el mal es cordurano temer, sino esperar;

y la negligencia estraga los remedios del dolor, y no quiero yo que amor conmigo milagros haga.

El que padece tormenta, si es que de piloto sabe,

1290

1295

17 De los... /...hallamos: se recuerda el Edesiastés, I-K. Comp.: "Este camino corre el mundo. No comienza de nuevo, que de atrás le viene al garbanzo el pico. No tiene me­dio ni remedio. Así lo hallamos, así lo dejaremos. No se espere mejor tiempo ni se piense que lo fue el pasado. Todo ha sido, es y será una misma cosa" (Alemán, Giizmdn de Alfa- rache, I-1II-1, Mico, I, 377).

18 Desde hoy más: en lo sucesivo’ {vid. CC, II, v. 1513, 196, n. 71).15 chite: chitón, silencio’ (vid BA, III, v. 2126, 322, n. 17).

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Laberinto de amor, Π

J ulia

Porcia

J u u a

Porcia

J ulia

Porcia

J ulia

[Porcia]

si puede, guíe la nave a donde menos la sienta.

Yo en la mía un puerto veo a los ojos de mi fe, y allá me encaminaré con los soplos del deseo.

Ya viste que era tu20 hermano el labrador que aquí vimos: que los dos le conocimos, aunque en el traje villano;

y ha muchos días que sabes, y yo también, por mi mal, que tiene de su caudal el amor todas las llaves,

y que Rosamira es la que así le tiene aquí.Ya yo te he dicho que sí.Pues dime: ¿ahora no ves

que será muy acertada la traza que te he contado? Caminas tras tu cuidado; en fin, como enamorada.

¿Que podrás dejarme a solas? ¿A solas dices que estás, quedando con quien podrás contrastar de amor las olas?

Ingenio tienes, y brío, y ocasión tienes también para procurar tu bien, como yo procuro el mío.

¿Y si te conoce, a dicha? Engañada en eso estás: que él no me ha visto jamás. Puede mucho una desdicha.

Nuestro mucho encerramiento y libertad oprimida,

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Julia.

180

Porcia

C iudadano i

A nastasio

C1UDADAN02

An a sta sio

M anfredo

como causó esta venida, cegará su entendimiento.

Pues si el cielo, mi enemigo, te hiciere conocer, nunca lo des a entender que te veníste conmigo.

Sigue a solas tu ventura, que yo seguiré la mía, y el blando amor que nos guía abone nuestra locura.

Yo a Manfredo le diré que a la patria te volviste.Mas, ¿qué gente es ésta? ¡Ay triste!No sé; disimúlate.

Entran A n astasio , M an fred o y los,dos ciu d a­dan os.

Es el caso inaudito, y la insolencia del duque de Rosena demasiada, mala en el hecho y mala en la apariencia. 1350Cuando del apetito es sojuzgada la razón, no hay respeto que se mire, ni justa obligación que sea guardada.

¿Quién lo vendrá a entender que no se admire?: que, faltando a la ley del hospedaje, 1355con las prendas del huésped se retire.Y más aquel que debe por linaje, por ser, por calidad, por gentileza, hacer a todos bien, a nadie ultraje.

Debe de ser de vil naturaleza, 1360o a quien soberbia natural inclina a tan infames hechos de bajeza.Pues a fe que fábricas tu ruina,Manfredo ingrato: que Dorián bien suele amansar tu arrogancia repentina. 1365

A un pobre labrador, ¿por qué le duele tanto de Julia y Porcia el robo incierto?

Miguel de Cervantes

1335

1340

1345

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Laberinto de amor, Π 181

P o rcia

Julia

Anastasio

M anfredo

A n a sta sio

J ulia

Anastasio

J ulia

Porcia

M anfredo

J u u a

Porcia

J ulia

Porcia

Anastasio

[C iudadan o] 2

Anastasio

M anfredo

Julia

Quizá miente la fama.¿Hablaréle?

Háblale; pero no te ha descubierto.¡Siempre son ciertas las desdichas mías! 1370¿Desdichas tuyas? ¡Bueno estás, por cierto!

¿Qué scita vive en sus regiones fieras,21 qué garamanta en su abrasada arena, o en tierras, si Jas hay, de amubaceas,22 que apruebe que un gran duque de Rosena, 1375siendo del de Dorlán huésped y amigo...Aquestos argumentos me dan pena.

...como astuto ladrón, como enemigo, haberle de sus prendas despojado, sin que diga lo mismo que yo digo: i380que fue Manfredo ingrato y mal mirado?Apostaré que el duque te conoce.Desvíate en buen hora a esotro lado.

Buen hombre, no es razón que se alboroce así vuestro sentido: que a Manfredo 1385no le estima cual vos quien le conoce.Que han de reñir los dos tengo gran miedo.Pues, por Dios, que si riñen...

Calla o vete.Añade a lo que dices: si es que puedo.

Tampoco no sé yo a qué se entremete 1390a defender un hecho un estudiante donde tan gran pecado se comete.Señores, no paséis más adelante: que si es verdad que el duque hizo tal hecho, aquel que lo defienda es ignorante. 1395

¡Vive Dios, que se me arde en rabia el pecho!¡Por Dios, que está el villano muy donoso!Cuajóse la cuestión; ello está hecho.

21 fieras: Schevill-Bonilla sostienen que la consonancia exige frías (suponemos que res­pecto al V. 1370), pero fieras pertenece a otra estrofa (además de convenir perfectamente con scita [CC, III, v. 2080, 215? n. 23]) y parece consonar más bien con amubaceas; por eso Valbuena edita amubaceras.

22 amubaceas: "Amazonas" (Vocabulario).

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182 Miguel de Cervantes

Anastasio ¿Villano a mí? ¡Escolar sucio y astroso,23capigorrón,24 brodista,25 pordiosero! 1400

M an fred o ¡Oh villano otra vez, loco furioso!Porcia Mal haré si no ayudo a quien bien quiero.[Ciudadano] i ¿Qué es esto? ¿Con puñal a un desarmado?Anastasio D ejad que llegue aqueste vil grosero.[C iudadan o] 2 Cada cual de los dos sea bien mirado: 1405

miren quién está en medio.M an fred o ¿Tanto brío

en un villano pecho está encerrado?JuilA ¿Piedras a mi señor?Porcia ¿Piedras tú al mío?JUUA ¡Oh! ¿También tú, villano?Porcia ¡Oh sucio paje!JuiiA Rutilio, di: ¿no es éste desvarío? i4io

¿Bofetada en mi rostro? ¡Ya el coraje na llegado a su punto, y no es posible que temor o respeto aquí le ataje!

[C iudadan o] 1 Los dos criados, con furor terrible,se han asido también.

[C iudadan o] 2 ¡Ténganse, digo! 1415M an fred o ¡Hasta que mate a éste, es imposible!Anastasio ¡N o estimo su puñal en sólo un higo![C iudadan o] 2 ¡O tra vez digo que se tengan, ea!J ulia ¡Deja estar los cabellos, enemigo!

¿Quieres, con esparcirlos, que se vea i420quién somos?

Porcia Pues, hereje, ¿estásme dando,y no te he yo de dar?

23 astroso: en este caso: ‘andrajoso, desarrapado’: "pero encima se puso unos vestidos tan rotos y remendados, que ningún pobre en toda la ciudad los traía tan astrosos" (CE\ 711, n, 63). Vid. DD, 817> n. 65y supra, I, n. 65.

24 capigorrón: vid. supra, I, n. 43.25 brodista: "El estudiante pobre, que a la hora de comer acude al monesterio o cole­

gio donde le dan este caldo y mendrugos, con que pasa la vida" {Tesoro). Comp.: ’’ha­ciendo la olla con tanto gordo de tocino, que sólo tenía el nombre, y así daban un brodio más claro que la luz, o tanto, que fácilmente se pudiera conocer un pequeño piojo en el suelo de la escudilla" (Alemán, Guzmán de Alfiirache, 11-111-4, Mico, II, 414).

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Laberinto de amor, Π 183

[Ciudadano] i Otra peleaes ésta más cruel que estoy mirando.

J ulia ¡Ay, que la boca toda me deshaces!Porcia ¡Suelta tú el labio!Ju l ia ¡Ya le voy soltando! 1425PORCIA ¡Acaba de soltar![Ciudadano] i ¡Quitad, rapaces!J u lia ¡Ay, que me muerde!Porcia ¿Echáisme zancadilla?J ulia ¿Qué haces, enemigo?Porcia Y tú, ¿qué haces?[C iu d a d a n o ] 2 Envainad vos, señor, y esta rencilla

quédese así, pues no os importa nada. 1430M anfredo ¡Dios sabe por qué gusto diferilla!Porcia Quitásteme el gabán, desvergonzada;

la mano, digo, que tal fuerza tiene; pero ésta mía me hará vengada.

[C iu d a d a n o ] 1 ¿Han visto c o n qué brío el mozo viene? 1435¿Y éste es vuestro criado?

Anastasio N o, por cierto.M anfredo Rutilio, ¿cómo es esto?Porcia No conviene

que mi designio aquí sea descubierto.M anfredo Pues, ¿por qué peleabas con tu hermano?PORCIA De ignorancia nació mi desconcierto; 1440

que, como vi este traje de villano, tan parecido a aquellos de mi tierra, dejarle de ayudar no fue en mi mano.

Y creo, si la vista no se yerra, que éste es un mi pariente conocido, 1445que de todo mi gusto me destierra.

M anfredo El seso, al parecer, tienes perdido;mas no le pierdas tanto que señales pieza por donde yo sea conocido.

P o rcia Seguro está, señor, que ni por males 1450

ni bienes que a Rutilio el cielo envíe, dará de ser quién eres las señales, y en tal seguro el tuyo se confle.

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184 Miguel de Cervantes

M anfredo

P o r c ia

Manfredo

Po r c ia

M anfredo

P o r c ia

J u lia

P o rc ia

J u lia

P o r c ia

J u lia

P o rcia

A n a sta sio

Po rcia

¿De modo que a la patria quies volverte?Antes que el tiempo cargue y más enfríe. 1455

¡Adiós, que yo no quiero detenerte!Mi hermano queda acá.

Gusto infinito.Plega a Dios que en servirte en todo acierte.

Vase M anfredo y los dos ciudadanos.

Dime, Rutilio: ¿a dicha, queda escritoen el alm a el rencor que hem os mostrado? 1460A la ocasión y al gusto le remito.

¿Iré de tu buen pecho confiado?Pues, ¿quién lo duda?

¡Adiós, pues, firme amigo!

Vase J ulia.

¡Adiós, mocito mal aconsejado!Ya m e tienes, señor, aquí contigo; 1465a tu gusto me manda, que yo esperoque amor me ha de ayudar al bien que sigo.

Pues yo de todo bien ya desespero.¡Oh amor, que con la vida me atropellasla honra, pues sin ella vivo y muero! 1470Allí llega el ardor de sus centellas,donde pueda quitar el sentimientode las cosas que es muerte el no tenellas.

Julia, robada; el duque, en salvamento; yo, a quien el caso toca, descuidado 1475con el cuidado que en el alma siento.De un estudiante vil mal afrentado; socorrido de un pobre pastorcillo, aunque en esto me doy por bien pagado.

Padezco el mal; no sé a quién descubrillo; 1480mas, aunque lo supiese, no osaría, pues no es para sufrillo ni decillo.Si acaso éste no fuera el primer día que de buena amistad te doy la mano,

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Labmnto de amor, Π

A n a sta sio

Porcia

An a sta sio

Porcia

A n a sta sio

Porcia

A n a sta sio

Po rcia

pudiéraste fiar de la fe mía.Acomódome al traje de villano

por servirte en el tuyo: señal dára que soy de proceder fácil y llano.Si en algunos escrúpulos repara tu voluntad, el tiempo tendrá cargo de mostrarte la mía abierta y clara.

Yo de serte fiel sólo me encargo, con pecho noble, sin torcido enredo, sin que dificultad me ponga embargo. Sabrás...; basta, no más.

¿Que tienes miedo de descubrirte a mí? Pues yo te juro, por todo aquello que jurarte puedo,

que puedes sin escrúpulo, al seguro, fiar de mí cualquier tu pensamiento. Conviéneme creer que estoy seguro; porque para salir26 con el intento que tengo, sólo entiendo que tú eres el más fácil y cómodo instrumento;

y es menester, si gusto darme quieres, que, fingiendo ser moza labradora...¿De qué te ríes?

Di lo que quisieres, que no me río, a fe.

Si es que no mora voluntad en tu pecho de servirme, dímelo, y callaré luego a la hora.

No digo de mujer; pero vestirme de diablo lo haré, pues que te agrada,27 con prompta voluntad y ánimo firme.Serás de mí tan bien gratificado, que iguale a tu deseo el beneficio.Quedo en sólo servirte bien pagado.

Prosigue, pues.

1485

1490

185

1495

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26 salir: [uhcr l\27 agrada: así el texto, aunque la consonancia (gratificado, pagado) pide agrado.

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1520

1525

An a sta sio Ha dado en sacrificioun amigo su alma a la duquesa, que está acusada de un infame vicio.No se puede saber, como está presa, si tiene culpa o no, y él, sin sabello, duda el ser defensor de tal empresa.

A mí me ha dado el cargo de entendello,28 y, con este gabán disimulado, ha algunos días que he entendido en ello.

Porcia ¿Y has alguna verdad averiguado?A n a sta sio Ninguna.Porcia Pues, ¿qué ordenas?A n a sta sio Que te pongas

en el traje que digo disfrazado, y a dar a Rosamira te dispongas

un papel,25 y a sacarle de su pecho cuanto tuviere en él.

Porcia Como compongasbien el rústico traje, ten por hecho lo que pides.

A na sta sio La entrada está segura,dejando al carcelero satisfecho,

tías de llevar el rostro con mesura.Porcia Para una labradora, poco importa;

basta que lleve el pecho con cordura.La carta escribe y la partida acorta, que yo de parecer mujer no dudo.

Anastasio Habla sutil, y en pláticas sé corta.Porcia ¡Ah ciego amor, de piedad desnudo,

y en qué trance me pones!Anastasio ¿Te arrepientes?Porcia Nunca del buen intento yo me mudo.

Aunque tuviera el caso inconvenientes mayores, con mi industria30 los venciera

186 Miguel de Cervantes

1530

1535

1540

28 entendello: averiguarlo, resolverlo; ocuparme de ello’.29 un papel: ‘una nota escrita, un billete (G E III, v. 1095, n. 64); una carta (v. 1537)’. 3» industria: vid. supra, I, n. 20.

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Laberinto de amor, Π

Anastasio

P o rcia

M anfredo

J ulia

M anfredo

J ulia

M anfredo

J ulia

M anfredo

J u lia

y buscara los medios suficientes.Si supieses la paga que te espera,

cual yo la sé, mancebo generoso, a más tu voluntad se dispusiera: que soy otra persona que este astroso31 hábito muestra.

Y yo seré un criado para ti el más fiel y cuidadoso que se pueda hallar en lo criado.

Éntrame.Sale Manfredo y J ulia.

¡Brioso era el villano!Y atrevido además,32 según dio muestra.Y muy nedo tu hermano.La juventud lo causa, poco diestra en lazos33 de importancia.¿Volvióse?

¡Y no le arriendo la ganancia!34 Toma, pues, ¡oh Camilo!,

y dime aquello que decías agora, usando el mismo estilo: que el modo de decirlo me enamora, y el caso me suspende.Pues dello gustas, buen señor, atiende,

«llegóse a mí un mancebo de agradable presencia, bien tratado, con un vestido nuevo, que creo que por éste lúe trazado; llegóse, como digo,y díjome: “Escuchadme, buen amigo”.

Volví, miréle, y vile

31 astroso: vid. supra, II, n. 23.32 además: en extremo, sobremanera’ [vid. GE, I,'v. 622, 53, n. 43).33 lazos: dado el contexto, podría ser errata por lances.34 no... ganancia: asi en (249b). Vid. RC, 570, n. 90.

1545

187

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188 Miguel de Cervantes

lloviendo pedas de sus bellos ojos; la mano entonces díle, de lástima movido, y él, de hinojos,35 temeroso tomóla, y, bañándola en lágrimas, besóla.

Yo, del caso espantado, le alcé y le pregunté lo que quería; él, casi desmayado, me dijo que merced recibiría si un poco le escuchase en parte donde naide36 nos notase.

ilevéle a mi aposento; sentóse, sosegóse, y después dijo con desmayado aliento, con voz turbada y anhelar prolijo: “Yo soy...”, y calló luego, y el rastro se le puso como un fuego.

Por estos movimientos conocF que vergüenza le estorbaba a dedr sus intentos; y como yo sabellos deseaba, lleguéme a él, diciendo razones que le fueron convenciendo.

En fin, dellas vencido, tras de un suspiro doloroso, ardiente, ya el rostro amortecido, el codo y palma en la rodilla y frente, dijo: “Yo soy aquella a quien persigue su contraria estrella;

yo soy la sin ventura que, a la primera vista de unos ojos, sin valor ni cordura, rendí la libertad de los despojos

35 de hinojos: de mojos P, que parece errata indiscutible a juzgar por los w. 1787-1786; con todo, Schevilf-Bonilla e Ynduráin respetan el original

36 naide: nadie' (vid. supra, GS, I, n. 50). Luego en v. 1710.37 conocí: conoce P.

1575

1580

1585

1590

1595

1600

1578 y

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de la honra y la vida, pues una y otra cuento por perdida:

yo soy Julia, la hija del duque de Dorlán, cuyo deseo ya no hay quien le corrija; ni el cielo ofrece, ni en la tierra veo remedio al dolor mío, y es bien que no le tenga un desvarío”.

Quedé, en oyendo aquesto, bien como estatua mudo, y, sin hablalla, quise escuchar el resto, temiendo con mi plática estorballa; y prosiguió diciendolo que me fue encantando y suspendiendo:

“Yo —dijo- vi a Manfredo, aqueste dueño venturoso tuyo —que ya no tengo miedo, ni de contar, y más a tí, rehuyo la mal tejida historia,digna de inferné y de inmortal memoria-.

Teníame mi padre encerrada do el sol entraba apenas;38 era muerta mi madre, y eran mi compañía las almenas de torres levantadas, sobre vanos temores fabricadas.

Avivóme el deseo la privación de lo que no tenía —que crece, a lo que creo, la hambre que imagina carestía-; mas no era de manera que yo no respondiese a ser quien era.

Hasta que mi desdicha hizo que este Manfredo huésped fuese de mi padre, que a dicha tuvo que la ocasión se le ofreciese

Laberinto de atmr, Π

1605

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1640

38 ...apenas: el pasaje recordará los w. 1112-13 de RD, 404.

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190 Miguel de Cerrantes

M anfredo

Po r c ia

de mostrar su grandezasirviendo a un duque de tan grande alteza.

En fin, yo, de curiosa, un agujero hice en una puerta, que a Ja vista medrosa, 1645y aun ai alma, mostró ventana abierta para ver a Manfredo.Vile, y quedé cual declarar no puedo”.»

Ni aun yo puedo contarte más por agora, porque gente viene, 1650Vamos por esta parte, que está mas fresca y menos gente tiene.Anda, que estoy suspenso, y vame dando el cuento gusto inmenso.

Éntram e Manfredo y J ulia.Sale P orcia, como labradora, con un canastíco

deflores y fru ta.

Amor, bien será que abajes 1655mi vida a tu proceder, pues no me quieres comer, aun hecha35 tantos potajes.

Primeramente pastor me hiciste, y luego estudiante, 166oy, andando un poco adelante, me volviste en labrador,

para labrar mis desdichas con yerros de tus marañas:que éstas son de tus hazañas 1665las más venturosas dichas.

Plores llevo, donde el fruto que cogeré ha de ser tal, que al corazón de mortalle sirva [y] de triste luto. 1670

Papel que vas40 encerrado

39 hecha: hecho P.40 vas: vos P.

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Laberinto de amor, Π 191

T á c it o

P o rc ia

An d r o n io

T á c it o

Po rc ia

T á c it o

An d r o n io

T á c it o

A n d r o n io

T á c it o 42

entre estas flores, advierte que eres sierpe que a mi muerte ha el amor determinado.

No pienses, yendo conmigo, ver tu intención declarada: que no he de poner la espada en manos de mi enemigo.

Tú de mi alma lo eres, y éstos del cuerpo lo son.

Entra TÁCITO y ANDRONIO.

¡Del diablo es esta visión!¡ Vade retroF ¿Qué me quieres?

¡Oh, qué buen rato se ofrece con la pulida villana!¡Por Dios, que vengo de gana! Bonísima me parece.

¿Qué es lo que cogió del suelo? Algo que se le cayó; o tú llega, o llego yo.Algún mal caso recelo;

que éstos son grandes bellacos, y me tienen de embestir.¡Oh, quien pudiera huir el encuentro destos cacos!

Mi señora labradora, vengáis con los años buenos, de paz y abundancia llenos.Vengáis muy mucho en buen hora.

¿Qué trae aquí, por mi vida?¡Oh, pese a quien me parió!¿Diote?

Sí. ¡Y cómo que me dio!

1675

1680

1685

1690

1695

1700

41 ; Vade retro!: más completo en PS: "¡Ea, demonio maldito, vade retro, exi firas, sin que lleves pensamiento de volver a esta estancia, por más barrida y escombrada que la veas!" (III-XX1, 1320).

42 TÁCITO: en P figura tras el sig. Sí.

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192 Miguel de Cervantes

La mano tengo aturdida.¡Con otro me has de pagar

el garrote que me has dado!P o r c ia ¡Que me roban en poblado! 1705

¿No hay quien me venga a ayudar?¡Que me roban, ay de mi!

¡Ladrones, dejad la cesta!

Sale el carc e le ro .

¿Qué soledad es aquésta?¿Naide pasa por aquí? 1710

C a r celero ¿Qué es esto, desvergonzados?T á cito Ojo, el señor, ¿con qué viene?

Bien parece que no tiene los amplificos cuidados

ni la cuenta del negocio 1715de los dolientes distintos,43 cuando destos laberintos es la propria causa el ocio.

C arcelero ¿Qué es lo que decís, malditos?A n d ro n io Que se vaya dilatando 1720

en paz, con el cómo y cuándo; tenga los ojos marchitos,

porque nos cumple acabar con aquesta labradora.

C a r c e le r o Y vos, ¿qué decís, señora? 1725P o rc ia Que me querían robar

aquesta fruta que llevo a la señora duquesa.

C a r celero ¿A la presa?P o rc ia Sí, a la presa.TAcrro Negó.A n d r o n io Probo.

Meten la mano en el canastillo y comen de la fruta.

’ distintos: vid. supra, I, n. 20.

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T á cito Y y o las pruebo.C a rcelero ¡Hideputa, sinvergüenza!

¡Andad, bellacos, de aquí!TAcrro Nunca el comer puso en mí

género de desvergüenza.An d r o n io Agradezca la villana

que ha tenido buen padrino; mas si hacéis otro camino, yo reharé mi sotana.

TAcrro ¡Mal haya la suerte avara!A n d r o n io Vamos, amigo, a lición...

Éntram e TACITO y ANDRONIO.

C a rcelero Tan grandes bellacos soncomo los hay en Ferrara.

Vamos, labradora, a donde podáis ver a la duquesa, que en mi poder está presa.

Porcia Guíe, que no sé por dónde.

Entrame.Salen MANFREDO y JULIA.

M a n f r e d o Prosigue, que no hay genteque aquí nos pueda oír.

J ulia La desdichadaprosiguió en voz doliente su historia, en desvarios comenzada, y dijo: «Vi a Manfredo, vile, y quedé cual declarar no puedo:

que en un instante pudo y quiso amor, con mano poderosa, de piedad desnudo, la imagen de Manfredo generosa grabar así en mi alma, que della luego le entregué la palma.

Volvíme a mi aposento, llevando en la memoria y en el seno,

Laberinto de amor, Π

1730

1735

1740

193

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1755

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con gusto y descontento, la mirada belleza y el veneno de amor que me abrasaba y la virtud honrosa refriaba.

Hice discursos varios, 1765fundé esperanzas en el aire vano, atropellé contrarios, dile al Amor renombre de tirano y de señor piadoso,y al cabo el entregarme fue forzoso. 1770

Dejé mi padre, ¡ay cielos!; dejé mi libertad, dejé mi honra, y, en su lugar, recelos y sujeción tomé, muerte y deshonra; y a buscar he venido 1775este huésped apenas conocido.

Hoy en tu compañía le he visto, y, aunque en traje disfrazado, como en el alma míatraigo su rostro al vivo dibujado, 1780al punto conodle;vile, alegréme, y hasta aquí seguíle.

“Quiero, pues, ¡oh mancebo!-y esto cubriendo perlas sus mejillas,hincándose de nuevo 1785ante mí, visión bella, de rodillas-;quiero -dijo- que digasal tuyo, que es mi dueño, mis fatigas.

Que yo no tengo lengua para decir mi mal, ni la dolencia 1790mi honesddad y mengua,44 para poder ponerme en su presencia.Tú a solas le relata,la muerte con que amor mi vida mata;

que no estará tan duro 1795

194 Miguel de Cervantes

44 y mengua: el sentido del pasaje no queda claro, por lo que Rosell editó amengua; enmienda que tampoco arregla demasiado.

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Laberinto de amor, Π 195

cual peñasco al tocar de leves ondas, ni cual está al conjuro del sabio encantador, en cuevas hondas, la sierpe,15 en esto cauta,ni cual airado viento al Euste46 nauta. 1800

No le habrán leche dado leonas fieras47 de la Libia ardiente,48 ni habrá sido engendrado de algún cídope bárbaro inclemente, para que no se ablande I805oyendo mi dolor y amor tan grande.

Rica soy y no fea, tan buena como él en d linaje, si ya no es que me afeay me deshonra este trocado traje; ísiomas, cuando amor las causa, en todas estas cosas pone pausa.

Rosamira infamada, justamente impedido el casamiento, yo dél enamorada, I815cual la tierra del húmido elemento:

45 ...la sierpe: de ahí que sea tenida como símbolo de la prudencia, porque, sobre es­conderse, tapa los oídos contra los conjuros: "La culebra enseña la sagacidad y prudencia; por quien Cristo, Señor Nuestro, dice ‘Estote prudentes sicut serpentes; sed prudentes como las serpientes, que con la cola atapan el un oído y el otro le juntan con la tierra para no oír la voz del encantador’" (J. de Alcalá Yáñez, Alonso, mozo de muchos amos, I, Madrid, B. de Guzmán, 1624, fol. 108r); "La culebra, para no dar a la muerte franco el postigo de los oídos, por donde el encantador la guía, cose el un oído con el suelo, y el otro zúr­cele con la cola, para que, a puerta cerrada, se torne la muerte y aun el diablo’" (López de Úbeda., La picara Justina, Rey, 1 ,128).

46 Euste: quizás sea errata -creen Schevill-Bonilla- por Euro (‘viento de levante’), en cuyo caso funcionaría como adjetivo.

7 leche... /...fieras: porque era lugar común muy difundido que las costumbres y el ca­rácter dependían de la leche mamada en la infancia: "fue [Caligula] tan cruel derramador de sangre humana y gustaba tanto desto, que lamía los cuchillos con que hacía degollar a los hombres, y que le provino esto de que le crió una ama crudelísima, que cuando le había de dar a mamar, untaba los pezones de sus tetas con sangre y se la hacía mamar en la leche" 0. de la Cerda, Vida política de todos los estados de las mujeres, Alcalá, 1599, fols. 2v-3r); "¡Qué tigres te dieron leche? / Que ese rigor es de tigres" (Romancero general 1600, IV, fol, 92vb).

48 Libia ardiente: vid. Q7-XIV, 130, n. 12; G, III, 175, n. 82 yD D , 822, n. 82.

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M a n fr ed o

J u lia

M a n fr ed o

J u lia

M a n fr ed o

J ulia

M a n fr ed o

si esto no es desvarío,¿quién lo podrá estorbar que no sea mío?”»

Esto dijo, y al punto dejó caer los brazos desmayados, 1820quedó el rostro difunto, los labios, que antes eran colorados, cárdenos se tomaron, y sus dos bellos soles se eclipsaron.

Levantósele el pecho, 1825su rostro de un sudor frío cubrióse, púsela sobre el lecho, de allí a un pequeño rato estremecióse, volvió en sí suspirando,siempre lágrimas tiernas derramando. 1830

Consoléla y roguéla que en aquel aposento se estuviese, sin temor de cautela, hasta que yo su historia te dijese.Encerrada la dejo: 1835¡mira si es raro de mi cuento el dejo!49

Y tan raro, que no puedo persuadirme a que es verdad; aunque amor y liviandadno se apartan por un dedo. 1840

¿Y que queda en tu aposento?Como digo, sin mentir.No me pudiera venir nueva de mayor contento.

Luego, ¿piénsasla gozar? 1845Mal me conoces, Camilo: que tan mal mirado estilo no se puede en mí hallar.

Pues, ¿qué piensas hacer della?Envialla al padre suyo: ) 850

Miguel de Cervantes

49 dejo: remate, fin’. Más claro en PS: "aunque las conversaciones y entretenimientos se hacen sabrosos con la sal de la murmuración, todavía suelen tener los dejos las más ve­ces amargos y desabridos" (I-XIV, 1052, n. 20).

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Laberinto de amor, Π 197

JUIiAM a n fr ed o

J ulia

M a n fr ed o

J u u a

M a n fr ed o

que con esto restituyo mi inocencia y su querella.

¡Mal pagas lo que te quiere! La honra se satisfaga: que un torpe50 amor esta paga y aun otra peor requiere.

¿Amar tan alto sujeto es error?

Y conocido: porque amor tan atrevido, aunque es amor, no es perfeto.

Es el amor, cuando es bueno, deseo de lo mejor; si esto falta, no es amor, sino apetito sin freno.

Con todo, vamos a vella; pero no es bien miralla, que en tales visitas se halla ocasión para perdella;

que yo no soy Scipión ni Alejandro en continencia, para hacer la esperienda de mi blanda condición;

y yo soy de parecer, y la experiencia lo enseña, que ablandarán una peña lágrimas de una mujer.

Si no te ablanda su amor, no lo hará su hermosura.Con todo, será cordura huir del daño mayor.

Si la recibo, me hago en su huida culpado; si la vuelvo, habré mostrado que a ser quien soy satisfago,

escusaré el desafío,

1855

1860

1865

1870

1875

1880

1885

50 torpe: ‘lujurioso, libidinoso, concupiscente’.

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198 Miguel de Cervantes

JUUA

[M a n fr ed o ]

JUUAM a n fr ed o

JUUA

R osam ira

cobraré el perdido honor.¡Oh! ¡Mal haya tanto amor, mal pagado y mal nacido!

¡Desdichada de la triste que te quiso sin porqué!En esos trances se ve quien su gusto no resiste.

Pero vámonos a casa, que, con todo, pienso vella.Quizá vendrás a querella.No es mi fuego desa brasa.

Éntrase M anfredo.

¡Ay, crüel, cómo te vas triunfando de mis despojos!¿Qué consejo en mis enojos es, ¡oh Amor!, el que me das?

En gran confusión me veo.¿Quién me podrá aconsejar?En fin, habré de acabar a las manos del deseo.

[Éntrase JULIA],Sate ROSAMIRA con un manto hasta los ojos.

Quien me viere desta suerte, juzgará, sin duda alguna, que me tiene la fortuna en los brazos de la muerte.

Pues no es así: porque Amor, cuando se quiere extremar,51 con el velo del pesar suele encubrir su favor.

Honra, eclipse padecéis porque entre vos y mi gusto la industria ha puesto un disgusto,

1890

1895

1900

1905

1910

1915

51 extremar: e\timarV.

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Laberinto de amor, Π 199

C arcelero

[Po rcia]

R osam ira

Po rc ia

R o sam ira

Po rcia

R o sam ira

Po rcia

por el cual escura os veis;mas pasará esta fortuna

que así vuestra luz atierra como sombra de la tierra, puesta entre el sol y la luna.

Entran el CARCELERO y PORCIA

Veisla ahí; habladla, y luego os salid con brevedad.¡Ay obscura claridad]¡Mal haya el vendado ciego!52

¡Mirad cuál la tiene puesta! Pues, amiga, ¿qué buscáis? Señora, que recibáis lo que traigo en esta cesta,

que son unas bellas flores con alguna fruta nueva.¡Vos sola habéis hecho prueba de consolar mis dolores!

Sentaos aquí par de mí, y esas flores me mostrad, y ese rebozo os quitad.Señora, veislas aquí;

pero sentarme, eso no.El embozo, ya le quito.Sentaos conmigo un poquito; basta que lo diga yo.

Estaba determinada, señora, de no lo hacer; mas dicen que es mejor ser necia, que no porfiada,

y así, me asiento y suplico, si mi ruego puede tanto, que os alcéis del rostro el manto otro poco, otro tantico.

1920

1925

1930

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1945

52 vendado ciego: Cupido, obviamente (vid. supra, GS, I, n. 77).

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200 Miguel de Cervantes

R osam ira

Po r c ia

R osa m ira

Po r c ia

R o sam ira

Po rc ia

Vesme descubierta, amiga; que a más fuerza tu cordura. ¡Jesús! ¿Que tanta hermosura ha puesto en tanta fatiga?

Amiga, déjate deso, y dime: ¿qué te movió a venirme a ver?

Sé yoque fue de amor el exceso,

y el ver que ya el señalado plazo llega a más correr, adonde el mundo ha de ver tu inocencia o tu pecado;

y querría ver si puedo serte en algo de provecho, antes de llegar al hecho que al más fuerte pone miedo;

que es Dagoberto valiente. Así le conviene ser quien tiene de defender que es culpada la inocente.

Sale del curso ordinario el caso de mi porfía, porque está la salud mía en la lengua del contrario.

Quien me deshonra ha de ser el mismo que me ha de honrar, y esto me hace callar y culpada parecer.

Mas, dime: ¿acaso has oído qué se hizo el de Rosena?Por todo el lugar se suena que volvió al suyo corrido.53

Otros la culpa le dan de que la hija sacó, cuando alegre le hospedó

1950

1955

1960

1965

1970

1975

1980

53 corrido: ‘avergonzado’ (vid. GE, I, v. 1086, 68, n. 63).

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Laberinto de amor, Π 201

el gran duque de Dorlán, y con ella otra su prima; 1985

R o sam ira

pero yo sé que es mentira. ¡Ya no es sola Rosamira

Po rc ia

a quien Fortuna lastima!Y esta su prima es hermana

de Dagoberto el traidor. 1990R o sam ira ¡Sabes muy poco de amor,

Po rc ia

discreta y bella aldeana! El hijo del de Dorlán

R o sam ira

se suena que te defiende. ¿Quién lo dice?

Po r c ia Quien lo entiende. 1995R o sam ira ¡En vano toma ese afín!

Po rc ia

Mas su intención le agradezco, porque, al fin, es de quien es. Que él no pida el interés,aunque venza, yo me ofrezco; 2000

R o sam ira

porque por su gentileza lo hace, y no por su amor. Así mostrará mejorsu valentía y nobleza.

Pero, puesto que él venciese, 2005

Po rc ia

con él no me casaré. Pues, ¿por qué?

R osam ira Yo sé el porqué.Po rc ia ¿Y si él el premio pidiese?R osam ira No llegará a aquese estremo,

si me vale mi justicia; 2010mas, como reina malicia, de cien mil azares54 temo.

Ven conmigo a otro aposento, labradora de mi vida,que en parte más escondida 2015te quiero hablar un momento;

que me ha dado el corazón

54 azares: ‘desgracias, asdversidades’ (vid. BA, 1, v. 416, 259, n. 72).

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202 Miguel de Cervantes

P o r c ia

R osa m ira

que el Cielo aquí te ha traído para que en gozo cumplido vuelvas mi amarga pasión.

Ven, que ya en tu voluntad está mi vida o mi muerte, mi buena o mi mala suerte, mi prisión o libertad.

Vamos, señora, do quieres, y de mí daré a entender que te puedes prometer aun más de lo que quisieres:

que desde aquí te consagro la voluntad y la vida.Sin duda que tu venida ha sido aquí por milagro.

2020

2025

2030

Armauirumque
Armauirumque
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J ORNADA TERCERA

M a n fr ed o

J u lia

M a n fr ed o

J ulia

M a n f r e d o

J ulia

Salen M a n fred o y J ulia.

¿Que se fue?Como lo cuento.

Pues ¿por qué no la tuviste?1 Porque muy mal se resiste un determinado intento.

Apenas abrí la puerta, cuando dijo:2 “Amigo mío, yo sé que mi desvarío en ninguna cosa acierta.

No digas al duque nada, pues sé que no ha de importar, y es mejor el acabar con mi muerte esta jomada.

¡Quédate a Dios!” Y salióse, sin podella resistir, y, aunque la quise seguir, al punto desparecióse.

Mucho descuido has tenido. ¿Por dó se fue?

No sé, a fe.

2035

2040

2045

2050

1 tuviste: ‘detuviste’ [vid. Q J-II, 41, n. 25 y RC, 592, n. 238).1 dijo: digo P.

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2 04 Miguel de Cervantes

M a n fr ed o

J ulia

M a n fr ed o

J ulia

M a n fr ed o

JUUA

M a n fr ed o

J ulia

M a n fr ed o

J u ija

M a n fr ed o

J ulia

M a n fr ed o

¿Que es posible que se fue?Del modo que he referido.

Mas, si no la puedes ver, mejor es que no esté en casa.¿No sabes ya lo que pasa?Más de lo que he menester.

[Aparte]. ¡Ay de mí, cómo me veo, puesta en dudosa balanza, esperando la esperanza cuando revive el deseo!

¿Qué es lo que dices?No, nada:

sólo digo que va tal, que será el fin de su mal acabar desesperada.3

En eso echarás de ver,Camilo, bien claramente, que apenas hay acídente que sea bueno en la mujer.

Quieren do han de aborrecer, vanse de adonde han de estar, temen donde han de esperar, esperan do han de temer.

Pues si la vuelvo a encontrar, ¿quieres, señor, que la diga que te duele su fatiga?A nadie supe engañar;

mas dile lo que quisieres, como hagas que la vea.De modo haré que así sea, si haces como quien eres.

¿Qué es lo que tengo de hacer?Ni reñilla, ni afrentalla, ni al padre suyo envialla.No sé cómo podrá ser.

Sin duda, te dejó el pecho

2055

2060

2065

2070

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2080

2085

3 desesperada: suicidándose’ (vid. supra, GS> III, n. 3).

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Laberinto de amor, ΙΠ 205

JUHA

M a n fr ed o

J u iia

M a n fr ed o

J u u a

M a n fr ed o

J u u a

M a n fr ed o

J u u a

blando Julia con su llanto.Tanto, que, a entender tú el cuánto, ya la hubieras satisfecho.

¿lágrimas eran aquellas para no ablandar un canto?Y ¿hay cielo que se alce tanto do no alcancen sus querellas?

¡Ah, señor Manfredo!A fe,

Camilo, que estás rendido.Tengo el corazón herido de lo que en Julia noté.

El agradable reposo, las razones tan sentidas, aquellas perlas vertidas por aquel rostro hermoso;

los desmayos, los temores, la vergüenza y sobresaltos, el darle el corazón saltos, en fin, el morir de amores,

con o tías cosas que, a vellas tú, señor, como las vi, así como han hecho a mí, te ablandaran sus querellas.

Vamos; que, pues ya se fue, no hay della tratarme más; mas si vuelve, le dirás...¿Qué?

¡Por Dios, que no sé qué! Dicen que dejan hablar

ya a la presa Rosamira.Esa cuerda es la que tira de tu gusto y mi pesar.

Y he de procurar, si puedo, hablalla, porque me importa. [Aparte.] ¡En fin, mi ventura es corta; no hay que esperar en Manfredo!

Mas, antes que el fin funesto

2090

2095

2100

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206 Miguel de Cervantes

R q sam ira

Po r c ia

ROSAMIRA

P o r c ia

R o sa m r a

Po rc ia

llegue que temo y deseo, yo echaré de mi deseo en la plaza todo el resto.

Éntram e JuU A y MANFREDO.Sale ROSAMIRA con el vestido y rebozo de POR­

CIA, y PORCIA sale con el de Rosamira, con el man­to hasta cubrirse todo el rostro.

Abrázame, y a Dios queda, y de mi palabra fia.Adverad, señora mía, que es variable la rüeda

de la Fortuna,4 y que es bien que a la prisión no volváis; porque, aunque sin culpa estáis, hasta agora no veo quién

os defienda.Yo haré en eso

lo que a entrambas más importe.Dad en vuestras cosas corte5 sin temor de mi suceso:

que a mí no me han de matar por hacer tan buena obra, y yo sé que mi alma cobra en ella un bien singular,

y en que vos no parezcáis6 está este bien escondido.Idos, que siento riiido.Yo volveré.

¡V ase.]

No volváis.

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4 variable... / ...Fortuna: vid. GE, III, v. 2150,106, n. 3.5 Dad... corte: 'tomad... determinación’.6 parezcáis: aparezcáis’ (vid. CC, II, 179, n. 25).

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Laberinto de amor, ΠΙ 207

Entra el CARCELERO, en la mano un manto, la mitad de arriba abajo de tafetán7 negro, y la otra mitad de tafetán verde.

C a r c e le r o ¡Vais norabuena,8 labradora hermosa! 2145Si de volver gustáredes, prometo de daros puerta franca a todas horas, y aun a todos aquellos que quisieren comunicar con mi señora.

Po r c ia Bueno.C a r c e le r o No, sino no le den al delincuente 2150

procurador, y niéguenle abogado, ciérrenle los caminos y los medios de su defensa, tápenle la boca; quedarse ha a buenas noches9 de la vida.¡Oh señora! ¿Aquí estabas? Yo te hacía 2155en el otro aposento, donde sueles en ciega obscuridad pasar los días.Orden es de tu padre que te pongas mañana, cuando salgas a la plaza, al triste, temeroso, amargo trance, 216Oeste manto que ves, de dos colores.Ha ordenado también que te acompañenla mitad de su guarda10 con insigniasde dolor y tristeza, y que asimismovaya la otra mitad de gala y fiesta. 2165Al lado izquierdo has de llevar, señora,al verdugo, blandiendo el terso acero,instrumento mortal que te amenacea muerte irreparable si, por dicha,venciere Dagoberto en tu deshonra. 2170De verde lauro una corona hermosaal diestro lado ha de llevar un niño,

7 tafetán: "Tela de seda delgada" (Tesoro)', vid. RD, III, n. 39.8 norabuena: ‘en hora buena’ (vid. IF, 754, n. 80).9 a buenas noches: "en vacío" (Refranes, 705ay 688a); vid. IF, 761, η. 115.10 guarda: ‘guardia’ (vid. GE, I, v. 1098, 69, n. 64).

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208 Miguel de Cervantes

Po r c ia

para que del suceso11 que resulte, alegre o triste, o ya el cuchillo corra por tu bella garanta, o ya tus12 sienes del vitorioso lauro veas ceñidas.Esto vengo a decirte, y no otra cosa.¿No me respondes? Pues a fe que sabes la voluntad que tengo de servirte, y que, como el soltarte no me pidas, porque, en fin, soy leal al señor mío, que no habrá cosa que por ti no haga, y así, una pura voluntad te ofrezco.¿Qué me respondes?

Que te lo agradezco.

Entrase PORCIA.

C arcelero ¡Estraño silencio es éste!¡Mucho me da que pensar!¡Mas téngola de ayudar, aunque la vida me cueste!

Entran An astasio y Cornelio .

C ornelio De un mozo no conocidofiarte así, ¿quién tal vio?

Anastasio ¿Pues qué he13 de hacer?C o rn eu o ¿Qué sé yo?Anastasio ¿Hase de ir así vestido?C o rn eu o Con todo, digo que fue

error conocido y daro.Anastasio A lo hecho no hay reparo.14

Mas, ¿no es éste?C o rn eu o ¿Yo qué sé?

11 suceso: ‘desenlace’ [vid. GE, II, v. 1218,74, n. 12).12 tus: ¡us P, que mantienen, inexplicablemente, Schevill-Bonüla e Ynduráin.13 he: ha P.14 A lo... reparo: "[...] remedio para no ser hecho" {Refranes, 10b).

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2195

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Laberinto de amor, ΠΙ 209

An a sta sio

C o r n elio

A na sta sio

R osam ira

A n a sta sio

R o sam ira

A n a sta sio

R o sam ira

An a sta sio

D a g o b e r t o

R o sam ira

A n a sta sio

R o sam ira

Sale Rosamira con el embozo.

Él es. Vengas en buen hora, Rutilio, mi buen amigo.Tal estás, que afirmó y digo que eres pura labradora.

No porque estemos los dos, vayas el caso encubriendo. Hermanos, yo no os entiendo; dejadme, y andad con Dios,

que no soy la que pensáis.No es de Rutilio la habla.¡Mal mi negocio se entabla!¿Pues quién sois? ¿Adonde vais?

O ¿quién os dio este vestido? Porque le conozco yo.Mi dinero me le dio.Y el vendedor, ¿quién ha sido?

Porque hasta que lo digáis, no habéis de pasar de aquí. ¡Desventurada de mí; mal término es el que usáis!

No me quitéis el embozo, porque a fe que os cueste caro.¡En amenazas reparo!Venga el vestido, o el mozo.

¿Qué dije? Muy mal hablé: este vestido os demando.

Sale Dagoberto y un Criado suyo.

Alza los ojos, mirando si la ves.

Ya me escapé; porque aquéste es Dagoberto,

a quien yo vengo a buscar.Pues qué, ¿piénsaste escapar? Tenga; si no, juro, cierto...

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2225

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D a g o b e r t o

r o sa m ir a

210

D a g o b e r t o

A n a sta sio

C o r n elio

A n a sta sio

C o r n e u o

A n a sta sio

C o r n e u o

D a g o b e r t o

[Rosam ira]

D a g o b e r t o

R o sam ira15

¿Qué pendencia es ésta, amigos?Príncipe, hablarte quisiera 2230a solas, si ser pudiera, o no con tantos testigos.

Y, para facilitaüo, mira quién soy.

Descúbrese ROSAMIRA a sólo DAGOBERTO.

¿Qué es aquesto?Amigos, váyanse presto. 2235En gran confusión me hallo:

que éste no es Rutil[i]o; no, puesto que trae su vestido.Algún mal le ha sucedido.¿Mal ha de ser?

No sé yo. 2240Yo he de hablar a Rosamira,

y della lo he de saber.A mucho te quiés poner.Señora, el verte me admira.

¿Cómo vienes deste modo? 2245¿Quién te puso en este traje?El tiempo, que es corto, ataje el darte cuenta de todo.

Sólo vengo a que me lleves luego a Utrino.

¿Cómo así? 2250Y lo ordenado hasta aquí, ni lo intentes, ni lo pruebes.

No quiero en un cadahalso verme puesta, hecha terrero del vulgo bajo y grosero, 2255ni a ti juzgado por falso.

Miguel de Cervantes

15 ROSAMIRA: la intervención de ROSAMIRA comienza en P en el v. 2253. Asumimos la enmienda más generalizada (Schevill-Bonilla, Ynduráin y Valbuena), aunque también podría iniciarse en el v. 2251 editándolo en forma interrogadva.

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Laberinto de amor, ΙΠ 211

D a g o b e r t o

R o sam ira

D a g o b e r t o

R o sam ira

D a g o b e r t o

R o sam ira

D a g o b e r t o

C arcelero

M a n fr ed o

C arcelero

J ulia

M a n fr ed o

J ulia

M a n fr ed o

Julia

¿Tienes más que me decir?No.

¿Ni veniste a otra cosa?No.

Mi aldeana hermosa, mal me sabéis persuadir.

Vamos; que yo daré medio a lo que más nos importe.Yo no sé otro mejor corte.Mil tiene nuestro remedio.

Éntrase ROSAMIRA, DAGOBERTO y su criado. Salen el CARCELERO, MANFREDO y JULIA

Señor, yo os pondré con ella; y, pues venís por su bien, a los dos nos está bien: a mí, mostralla; a vos, vella.

Si la prisión os he abierto, es que me da el corazón que tiene poca razón el príncipe Dagoberto.

Esperad aquí un poquito; entraré a llamalla yo.Camilo, vete.

No, no; estése aquí el pajecito:

que mejor es que haya gente, por carecer de sospechas.

Éntrase el CARCELERO.

¡Ay triste, con cuántas flechas me hiere Amor inclemente!

¿Qué dices, Camilo?Digo

que es Julia muy desdichada.Ño anduvo en irse acertada.Fue huyendo de su enemigo.

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M a n fr ed o

J u lia

C arcelero

212

M a n fr ed o

Ésta es la duquesa; calla. 2285¡Qué cubierto el rostro tiene!Digo, señora, que viene a hacer por vos batalla;

Sale P orcia y el carcelero.

y es de gentil contenencia y de persona despierta. 2290Yo me quiero ir a la puerta, por si viene su excelencia.

Vase el CARCELERO.

Miguel de Cervantes

Aunque de quien sois se infiere y nace seguridadque no os toca la maldad 2295que os ahíja el que no os quiere,

será bien que vuestra lengua descubra lo que hay en esto, porque su silencio ha puesto a vuestro crédito en mengua. 2300

Quien lleva en el desafio a la razón de su parte, de hombre demo, se hace un Marte; de flaco y torpe, con brío.

Si estáis sin culpa, no os pene16 2305que Dagoberto sea tal, que el mundo no le dé igual en cuantos valientes dene;

porque sabed, Rosamira, que los filos de verdad 2310cortan con facilidad las armas de la mentira.

Y si acaso estáis culpada, y de amor la culpa fue,

16 pene: pone P.

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asimismo probaré con el contrario mi espada:

que en fe de que él no hizo bien en descubrir lo secreto, de mi vitoria os prometo que os den más de un parabién.

Y soy persona que puedo prometer esto y aun más.¿Para qué en silencio estás?Habla: desecha ya el miedo.

Porcia Esta noche, y no durm iendo,porque entre el sueño y mis cuitas nunca el reposo hizo treguas, ni de veras ni de burlas, digo que, estando despierta, desvelada en mis angustias, se me ofreció ante mis ojos de ti mesmo una figura.Las razones que aquí has dicho dijo aquel tú, y otras muchas, que todas se encaminaban a desear mi ventura.Dijo que le asegurase de mi inocencia o mi culpa, aunque, de cualquier manera, se ofrecía a darme ayuda.Yo, sepultada en silencio y con el miedo confusa, hice lengua de los ojos, por tener la lengua muda; con ellos le di a entender ser traidor el que me acusa, y que mi silencio nace de considerada astucia.Ya la visión se volvía, cuando vi, sin poner duda, entre el sí y el no una sombra; ¿qué digo sombra?, a la luna

Laberinto de amor, ΙΠ

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2350

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214 Miguel de Cervantes

vi y al sol en dos mejillas de una doncella importunaque, arrodillada a tu imagen, 2355tales razones pronuncia:“Yo soy—dijo-, señor mío,la desventurada Julia,que, cual Clicia,17 voy siguiendoesa luz del sol y tuya. 2360Soy quien te ha entregado el almacon la fe m ás tierna y puraque vio Amor en cuantos pechosha rendido a su ley justa.Tú ofreces favor a quien 2365ni te quiere ni te escucha, y niegas de dar oídos a quien te sigue aunque huyas.Promete, acorre, defiende,ofrece, trabaja y suda: 2370que amor tiene decretadoque al fin fin yo he de ser tuya” .A estas sentidas razones acompañaba una Ëuviade vivas líquidas perlas, 2375correos de su tristura.Tu imagen se le humilló, y aun le dijo: “Estad segura, señora, que he de ser vuestro,

17 Clicia: se refiere, en alusión extraordinariamente difundida en los textos de la época

Í rocedente de las Metamorfosis, IV, 190-270), a Clicie, ninfa que obstaculizó los amores • Leucothoe y de su amado Helio, por lo que fue siempre aborrecida por éste. Así, la

ninfa no cesó jamás de perseguir a su antiguo amante, por lo que terminó convertida en heliotropo (de ahí el verso que sigue). Comp.: "cuando la mustia Clicie se mejora / el ros­tro al rojo oriente revolviendo, / mirando tras las sombras ir la estrella / y al rubio Apolo Délfico tras ella" (A. de Ercilla, La Araucana, XIV-VIIC , ed. I. Lerner, Madrid, Cátedra, 1993, 423-14); "Hacíame Clicie de aquel sol de bodegón de la cara de mi amo" (Estebanillo González, V, ed. A. Carreiray J. A. Cid, Madrid, Cátedra, 1990,1, 239); y, más claramente, en Lope de Vega: "El vestido era de tornasol; en la tarjeta traía pintada la flor llamada heliotropo, que siempre mira atenta la luz del sol, y que dicen que fue en ella convertida Clicie"(La Arcadia, IV, ed. E. S. Morby, Madrid, Castalia, 368).

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Laberinto de amor, ΠΙ 215

M a n fr ed o

J u lia

M a n fr ed o

Ca r celer o

a pesar de la fortuna”.Si esto es así, ¿qué me ofreces?¿Para qué siempre procuras otro bien, si te da el cielo el mayor, dándote a Julia?Mas, ¿con quién hablo, cuitada?La misma visión, sin duda, es aquesta que vi anoche, o en muy poquito se muda.Del varón, ésta es la imagen; la de aquéste, la de Julia.¡Oh visiones amorosas, dejadme en mi desventura, idos a buscar verdades, y no os curéis18 de mis burlas; haced cierto lo que amor os da a entender por figuras!¿No os vais? Por Dios que dé gritos: que mis ojos no acostumbran a ver visiones, aunque éstas más alegran que atribulan.¿No os vais? A fe que dé voces.¿No hay ninguno que me acuda?Ya nos vamos; calla un poco.¡Ella está loca, sin duda!Antes parece profeta.¿Quién le19 ha dicho lo de Julia?¡Calla, que su guarda vuelve!¡El alma llevo confusa!

Vanse M an fred o y Ju lia , y entra el carce lero .

Otro Cipión está abajo, que, si aqueste no os contenta, por sacaros desta afrenta,

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2385

2390

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2405

2410

18 curéis: 'ocupéis, preocupéis’ (vid. CE, 707, n. 37).19 le: teV.

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216 Miguel de Cervantes

P o rc ia

C arcelero

se pondrá en cualquier trabajo.Vestido trae de villano;

pero a fe que es caballero:que el lenguaje no es grosero 2415y el brío es de cortesano.

Dice que os quiere hablar, y yo estoy puesto20 en que os hable.Hablad más, mostraos afable,que os m ata tanto callar. 2420

Vuelve a salir el CARCELERO.

Si fuese Anastasio... ¡Ay cielos!¿Q ué he de hacer si acaso es él?¿He de estar m u da con él, o hele de decir mis duelos?

¡En gran confusión me veo! 2425Ingenio, cielos, ayuda: que no es posible estar muda con tan parlero deseo.

Entra2' ANASTASIO y CORNEUO, su criado, y el CARCELERO.

Despachad con brevedad, no os suceda algún desmán, 2430que estos negocios están de muy mala calidad.

Que el silencio desta dama tiene a Novara suspensa,y no im agino en qué piensa 2435la que no piensa en su fama.

Yo estaré con ojo alerta por algún pequeño espacio, mirando si de palacioalguno llega a esta puerta. 2440

20 puesto: ‘decidido, determinado’.21 Entra: en singular: vid. GE, I, 57, n. 52.

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Laberinto de amor, ΠΙ 217

Po rc ia

An a sta sio

Po r c ia

A n a sta sio

Po rc ia

An a sta sio

Po rc ia

Éntrase el CARCELERO.

¿Sois vos Anastasio?Sí.

¿El que envió este papel?Señora, yo soy aquelque ha mucho que el alma os di;

soy quien por vuestra desgracia a más desventuras vino que Jas que vio en su camino el gran músico de Tracia;22

soy aquel que alegre piensa, fiado en vuestro valor, poner la vida y honor y el alma en vuestra defensa.

¿No leístes la respuesta que os llevó la labradora?No la he visto más, señora, y harto el buscarla me cuesta.

Quizá, como forastera, debió de errar la posada.¡Pues a fe que es avisada, y que os fue buena tercera!

En efeto, correspondía23 con justos comedimientos, que vuestros ofrecimientos con el alma agradecía,

y que de mi honestidad, que ahora la infamia lleva, hiciésedes vos la prueba que os mostrase la verdad.

Jurábaos que Dagoberto jamás en dicho o en hecho pudo ver cosa en mi pecho que apruebe su desconcierto.

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22 músico de Tracia: Orfeo, quien bajó (en su camino, v. 2447) a los infiernos en busca de su esposa Eurídice, como vimos en CC, III, v. 2030, 214, n. 19.

23 correspondía: así P, pero sobra una sílaba, por lo que Valbuena edita respondía.

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218 Miguel de Cervantes

A na sta sio

P o r c ia

A n a sta sio

C o r n elio

A n asta sio

P o rcia

A n a sta sio

Po r c ia

An a sta sio

En vuestros brazos valientes me resignaba, y ponía en ellos la suerte mía, segura de inconvenientes.

Ofrecía, finalmente, de tomaros por esposo: señal de que es mentiroso Dagoberto, y yo inocente.

¡Oh dulce fin de mis males y principio de mis bienes, cielo que en la tierra tienes glorias que son sin iguales!

Vesme rendido a tus pies; dispon a tu voluntad con toda seguridad de cuanto valgo.

¿No vesque soy tuya y que a ti toca

disponer de mí a tu gusto?¡Alma, ahora sí que es justo que os vuelva este gusto loca!

Déjate desas24 sandeces; haz, señor, lo que has de hacer: que no es tiempo de expender el tiempo así todas veces.

Recíbela por esposa; acaba, y vamos de aquí.Señora, ¿queréislo ansí?Sí, y me tengo por dichosa.

Pues dadme esa hermosa mano, y tomad mi fe y la mía.

Danse las manos.

Veisla ahí; que una porfía, cualquier risco vuelve en llano.

Ya, pues, que hasta vuestro cielo

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24 desas: dejjos P.

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Laberinto de amor, HI 219

Porcia

An a sta sio

Porcia

C o rn eu o

Porcia

levantaste mi caída, sed, mi señora, servida de alzar dél el negro velo,

para que las luces bellas vea cuyos rayos fueron los que han hecho y deshicieron las nubes de mis querellas,

y para que, con su llama alentado el corazón, de la esperada quistión se prometa triunfo y fama.

No verán ojos mortales, destos que vos amáis tanto, levantado el negro manto, ni más alegres señales,

hasta que mi fama obscura, a pesar de Dagoberto, vuelva por vos a buen puerto limpia, alegre, daraypura.

Y perdonadme, señor, negaros la primer cosa que pedís a vuestra esposa.Echad la culpa a mi amor.

Dadme un abrazo siquiera.Eso, de muy buena gana.Vamos, y espere mañana vuestro invierno primavera.

Vanse Anastasio y Corneuo .

Hasta ahora, en popa el viento lleva mi barca amorosa.¡Oh Fortuna poderosa, condúcela a salvamento!

Éntrase PORCIA.Sale JULIA con una rica rodela25 y una espada,

todo en la mano; sale también MANFREDO.

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25 rodela: ‘escudo redondo y delgado’ (vid. QI-Vll, 79, n. 29).

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JUUA En fin, ¿las armas son éstasque señaló Dagoberto?

M anfredo Sí, amigo.Ju u a El está en lo cierto;

que son livianas y prestas, 2540y él tiene fàm a de diestro

y de ligero además.26

Toma MANFREDO la espada y la rodela.

M anfredo Muestra, Camilo, y veráscómo soy délias maestro.

JuiIA Pues ¿con quién te has de probar? 2545M anfredo Llama al huésped.27J u u a Vesle aquí.G üésped ¡Ah, Camilo, pesia mí!

Venid, que os ando a buscar más ha de un hora.

J u u a Pues bien,¿qué hay de nuevo?

Güésped Que os espera 2550vuestra mujer allí fuera.

J u u a ¿Mujer a mí?G üésped Y aun de bien,

según su traje.J u u a Imagino

que es Julia.M anfredo Si Julia es,

hazla entrar.JUUA ¿Qué harás después 2555

de entrada?M anfredo Yo determino

de hablarla y ver qué es su28 intento.

220 Miguel de Cervantes

26 además: vid. supra, II, n. 32. ídem en v. 2648.27 huésped: vid. supra, I, n. 35. Nótese, por lo demás, que el verso condene una aco­

tación implícita {Vesle aquí), por lo que huelga añadir, como suele hacerse, tras este v.: Sale el GÜÉSPED.

28 su: tu P.

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Laberinto de amor, ΙΠ 221

J ulia

M anfredo

J ulia

G üésped

M anfredo

G üésped

M anfredo

G üésped

M anfredo

¿Y enviarásla do dijiste?No, por Dios.

No; que la triste no puede más, según siento.

¡Oh, a qué buen tiempo llegaste!Güésped, yo os lo serviré.¿Y el vestido que ordené?Está donde lo ordenaste.

Entrase JULIA a vestirse de m ujer lo más breve que se pueda.

Si otra rodela tenéis, id por ella, y volved luego.¿Queréis probar en el juego lo que en las veras haréis?

Sí, amigo.Yo vuelvo presto

con una que es de provecho.

Éntrase el HUÉSPED.

El corazón en el pecho me da saltos. ¿Qué es aquesto?

Mas, si anuncia que es verdad lo que Rosamira dijo, por vanas cuentas me rijo.¿No tengo yo voluntad?

¿Cómo? ¿Sentidos no tengo?¿No tengo libre albedrío?¿Pues qué miedo es éste mío?¡Mal con mi esfuerzo me avengo!

¿Con qué, para que me venza,Julia me ha obligado a mí?Pues no es señal verla aquí de amor, mas de desvergüenza.

¿A dicha, solicitéla?¿Dónde vee ricos despojos?¿Viéronla jamás mis ojos,

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2565

2570

2575

2580

2585

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222 Miguel de Cervantes

G üésped

M anfredo

G üésped

M anfredo

G üésped

M anfredo

G üésped

M anfredo

G üésped

M anfredo

G üésped

M anfredo

G üésped

M anfredo

o, por ventura, habléla?No, por cierto. ¿Pues qué caigo

me puede Julia hacer?¿Que me quiere y es mujer?No me faltará descargo.

Vuelve a entrar el GÜÉSPED con una rodela.

Vesla aquí.Toma tu espada,

y vente hacia mí con ella.Muy mejor fuera no vella.¿Qué dices?

No digo nada.¿Hela de desenvainar?

Poco importa; desenvaina.Más seguro es con la vaina.¡Mucho me das que pensar,

Julia!Mas yo desenvaino.

¿Estoy bien puesto? ¿No entiendes, señor? ¿De qué te suspendes?Si no te ensayas, envaino.

No vella fuera mejor, digo otra vez y otras ciento.Vente a mí.

¡Dios ponga tiento en sus manos!

¡Las de amor son las que me desatientan!29

¿Qué es lo que entre dientes hablas? ¡Mal tus negocios entablas, amor, cuando al fin afrentan!

Ponte en aquesta postura, la rodela junto al pecho, y parte con pie derecho.

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29 desatientan: ‘turban, desequilibran, desconciertan’ (como infra, v. 2630; y atentado en el 2924); vid. Q2-XXI, 698, n. 25; El, 626, n. 97 y SC, 852, n. 40.

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Laberinto de amor, ΠΙ 223

G üésped

M a n fr ed o

G üésped

M a n fr ed o

¡Estraña desenvoltura ha sido la desta loca!

G ü ésped ¿Qué es lo que dices, señor?M a n fr ed o ¡A qué locura, oh Amor,

tu locura me provoca!No hay piloto tan famoso

que en tus mares no se ahogue; hieres, amor, como azogue penetrante y bullicioso.

Cordura será dejarte, mejor sazón aguardando: que estás del Amor tratando, cuando has de tratar de Marte.

Mas quizá no será ella.El temor le desatienta.Si él aquesta treta30 tienta, bien sé yo la contra della.

¡Válate Dios, la mujer, cuál me tienes sin porqué!

Entra TÁCITO.

Tá cito Señor güésped, óigame,que una merced me ha de hacer,

y es que me preste su haca31 para ver el desafío mañana.

G üésped A la fe, hijo mío,ya no puede andar de flaca.

T á c i t o N o importa: que poco pesoy no he de estar mucho en ella.32

G üésped Sobre su espinazo estásubido un palmo de hueso.

2620

2625

2630

2635

2640

30 treta: ‘engaño en la esgrima’ (vid. RC, 590, n. 219).31 haca: recuérdese: "andaban por aquel valle paciendo una manada de hacas galicianas

de unos arrieros gallegos" (Qi-XV, 140, n. 8).32 en ella: así el texto, aunque mejoraría la rima (está) -como sugieren Schevill-Bo-

nilla- allá.

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224 Miguel de Cervantes

T á cito Haréle la silla atrás33o adelante, si es que importa.

GÜÉSPED ¿No sabéis que es pasicorta,y que es rijosa además?

T á cito Y o le tiraré del frenoy m e pondré desviado de otras bestias.

G üésped Hale dadotorozón34 de comer feno.

TÁCITO Tendréla yo sin comerdos días y sanará.

G üésped Para comer, sana está;pero no para correr.

T á cito ¿Yo corrella? ¡N i p or lumbre!G üésped Digo que está ciega y manca.[Tácito ] Eso no importa una blanca.35

¿No sabe ya mi costumbre?Que correré sobre un palo,

sin pies y manos, si quiero.M anfredo ¡Qué gracioso chocarrero!G üésped N o es el jinete m u y malo,

que no acaba de entender que no la quiero prestar.

TÁCITO ¡Acabara yo de hablar!M anfredo Y vos de importuno ser.T ácito Pues présteme seis reales

para alquilar un rocín.G üésped ¿Yo prestar? ¡Ni aun un cuatrín!36

2645

2650

2655

2660

2665

2670

33 Haréle... atrás: Hózales ca\i la atras P, sin que haga sentido alguno pese a que el v. suele mantenerse tal cual (Schevill-Bonilla, Ynduráin [apostilla: "Tal vez: ‘Hacedle la silla atrás’"], Valbuena). La enmienda que proponemos aquí se atiene, dentro de los márgenes del octosílabo, a la serie de futuros o infinitivos con que TÁCITO ataja las excusas del G Ü É SP E D .

34 torozón: "Dolor agudo en la barriga, que da a las bestias, semejante al que en los ra­cionales llaman cólico [...] Llamóse así del verbo torcer; porque parece que se tuercen las tripas" {Autoridades).

35 una blanca: ‘un ardite’ (vid, GE, II, v. 1446, 81, n. 36).36 cuatrín: "Moneda antigua baja" (Tesoro). Vid. Q2-LXII, 1006, n. 44 y PU, II, v.

1492, 827, n. 24.

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Laberinto de amor, ΙΠ 225

TACITO

M a n fr ed o

T á c it o

M a n fr ed o

T á c it o

M a n fr ed o

G ü ésped

T á c it o

G ü ésp ed

T á c it o

G üésped

M a n fr ed o

G üésped

¿Tanto era, pesia mis males?¿Pedíalo algún chocante

o algún mozuelo ordinario, sino un mero bacalario,37 diestro músico estudiante?

Veislos aquí. Andad con Dios, que vuestro donaire fuerza a que os den más.

Y esme fuerza, señor, llevar otros dos

para alquilar un pretal38 de cascabeles.

Tomad.Vuestra liberalidad es de persona real.

¡Oh, si al pretal se añadieran un par de espuelas!

Compraldas. Pedí un puño de esmeraldas.¿Qué mucho que las pidieran?

Tan aína este señor las tuviera aquí a la mano.Idos en buen hora, hermano. Prospere el cielo tu honor,

y a tu haca dé salud, y a mí gracia de corrella.¡No echaréis la pierna en ella, por vida de Cafalud!,

Vase Tá c ito .

que éste es mi nombre.Camina,

que me importa quedar solo. Encubierta trae este Apolo su angélica faz divina.

2675

2680

2685

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2695

2700

37 bacalario: ‘bachiller’.38 pretal: "correa que rodea el pecho de la cabalgadura" {Academia).

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Vase el GÜÉSPED y entra JUUA muy bien adreza- d a39 de mujer, cubierta con su manto hasta ¡os ojos, y pónese de rodillas ante MANFREDO.

J ulia Si no halla en tu valordisculpa mi atrevimiento, en las disculpas no siento que la puede haber mejor;y si no tiempla el rigor 2705

de tu indignación m i pena, acabaré esta jo m ada culpada y desesperada, com o m i suerte lo ordena.

M a n fre d o Levanta, señora mía, 2710que esta tu tamaña culpa el deseo la disculpa que en tus entrañas se cría: que de Amor la tiranía

a peores cosas fuerza, 2715y sé yo por experiencia que no hay hacer resistencia a los golpes de su fuerza.

Pues ya Amor me ha descubierto tus pasos, tu intento y celo, 2720

descúbreme tú ese cielo que traes con nubes cubierto; y si lo ignoras, te advierto

que son seguras verdades las que la experiencia apura: 2725que es parte la hermosura para mudar voluntades.

J ulia Harélo, como es razón;mas, ¡ay de mí!, que barruntoque h a de llegar en un punto 2730mi muerte y tu admiración.No te espante esta visión

226 Miguel de Cervantes

39 adrezada: ‘aderezada, compuesta’.

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Laberinto de amor, ΠΙ 227

M a n fr ed o

J u d a

M a n fr ed o

ni este nunca visto estilo; que el amor que en mí se esmera, de Julia la verdadera hizo un fingido Camilo.

Gran desenvoltura es ésta,Camilo, y pensando voy por qué te burlas si estoy más de luto que de fiesta; y es cosa muy descompuesta

burla de tal proceder en tiempo turbado y triste; y el que de mujer se viste, mucho tiene de mujer.

Julia soy la desdichada, y, entre mi pena crecida, más siento el no ser creída,40 que siento el ser mal pagada.Como no repara en nada

aquel que llaman Amor, quiere que sus hechos cante Julia vuelta en estudiante, que primero fue pastor.

Soy la que vio Rosamira en visión ante tus pies; soy, señor, la que no es en los ojos de tu ira; soy la que de sí se admira,

viendo las muchas mudanzas 2760que Amor en sus trajes pone, y que en ninguno dispone, el fin de sus esperanzas.

Yo te creo, pues tus ojos no pudieran fingir tanto 2765que mostraran con su llanto entregarme tus despojos.Pon ya tregua a tus enojos,

2735

2740

2745

2750

2755

40 creída: crecida P.

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228 Miguel de Cervantes

J u u a

D u q u e

U n o

Julia herniosa, y ven conmigo: que quizá en estos rodeos descubrirán tus deseos que no es Amor tu enemigo..

Servirásme de padrino en la batalla que espero: que por gentileza quiero ponerme en este camino; y si el cielo y el destino

ordenan que yo sea tuyo, no por salir a este trance se ha de borrar este lance, y más si yo no le huyo.

No te arrodilles; levanta, que eres mi igual, y aun mejor.

Éntrase M anfred o .

De hoy más41 diré que es, Amor, tu rigor blandura santa; ya [a] mi pena se adelanta

mi gozo; ya me contemplo, libre del mar de mis penas, colgar, ¡oh Amor!, las cadenas, en los muros de tu templo.42

Éntrase JULIA.Suenan trompetas tristes: sale el DUQUE DE NO­

VARA con su acompañamiento y dos JUECES; siéntase en su trono, que ha de estar cubierto de luto, y dice:

Traigan a Rosamira de aquel modo que yo tengo ordenado.

Ya ella viene, según lo dice el triste son que suena.

2770

2775

2780

2785

2790

41 De hoy más: vid. supra, II, n. 18.42 templo: lampo P.

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Labeñnto de amor, HI 229

D u q u e

J u e z

D u q u e

A n asta sio

D u q u e

A na sta sio

D u q u e

J u e z

D u q u e

Sede PORCIA cubierta con el manto que le dio el CARCELERO, acom pañada de la mesma manera que dijo, con la m itad del acompañamiento enluta­do y la otra m itad de fiesta; el VERDUGO a l lado iz­quierdo, desenvainado el cuchillo, y a l siniestro, el niño con la corona de laurel; tos atam hores43 de­lante sonando triste y ronco, la m itad de la caja de verde y la otra m itad de negro, que será un estraño espectáculo. Siéntase PORCIA, cubierta, en un asien­to alto que ha de estar a. un lado del teatro, des­viado del de su padre; entran asimismo DAGOBER­TO y ROSAMIRA, como peregrinos embozados, [y TÁCITO.]

¿Cómo no viene Dagoberto? ¿Espera que se le pase el día, pues ya es hora?Sin duda, debe ser éste que viene: que el actor es costumbre se presente antes que el reo en la estacada.

Es claro.

E ntra ANASTASIO, y CORNELIO p o r padrino, y ANASTASIO viene cubierto el rostro con un tafetán; viene con sus atambores; serán los mismos que truje- ron a P orcia.

¿No es éste Dagoberto?Ni aun quisiera

serlo por la mitad de todo el mundo.¿Pues quién sois?

Su enemigo, sólo en cuanto lo es de la duquesa Rosamira, cuya defensa tomo yo a mi cargo.Yo os lo agradezco.

Dagoberto tarda.44 Cajas45 oigo sonar; él es, sin duda.

2795

2800

2805

43 atambores: ‘tambores’ (vid. GE, II, 103, n. 76).44 tarda: tardo P.45 Cajas: ‘tambores’ (vid. GE, II, v. 2104, n. 77).

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230 Miguel de Cervantes

J u e z

D u q u e

J u e z

D u q u e

J u e z

M a n fr ed o

D a g o b e r t o

R o sa m ira

A n a sta sio

T á c it o

J u e z

D u q u e

A na sta sio

M a n f r e d o

D u q u e

J u e z

U n o

Entra MANFREDO con un tafetán p or el rostro; trae a JULIA p or padrino, que asimesmo viene em­bozada.

Tampoco es éste Dagoberto.El talle

no nos dice que es él.Sin duda, pienso

que ha de tener de sobra defensores la duquesa.

Sepamos quién es éste.¿Quién sois o a qué venís, buen caballero?El saber quién yo sea importa poco; saber a lo que vengo, sí que importa: a defender a la duquesa vengo.¿Quién serán estos dos?

No los conozconi sé quién puedan ser.

A mí me toca por derecho y razón esa defensa, pues fui el primero que llegué a este punto. Razón tiene el primero, o yo sé poco desto de desafíos y estacadas.A la duquesa toca el declararse cuál quiere de los dos que la defienda.Eso es razón.

Y yo por tal la tengo.Y yo también: que no me queda cosa por saber de las leyes de la guerra. Pregúntenselo, pues, y vean qué dice mi hija. ¡Oh nombre dulce, cuando el cielo quiso que sin escrúpulo llegase a mis oídos!

Id vos, ysabeldo.El duque, mi señor, dice, señora, que estos caballeros han venido a ser tus defensores, y que escojas cuál quieres de los dos que te defienda.

2810

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2820

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Laberinto de amor, ΙΠ 231

PORCIA En Dios y en el primero depositomi agravio, mi inocencia y esperanza.

D agoberto ¿Labradora es ésta? Mejor me ayude46 2835el cielo47 que la crea. Ya se tarda mi criado.

Rosamira Confusa estoy, amigo.No sé en qué ha de parar tan grande enredo.

J u ez Bien se oyó lo que dijo; a vos os toca,señor, su defensa.

M anfredo Tener paciencia 2840es lo que más importa en este caso; basta que se ha mostrado al descubierto mi voluntad.

D u q u e E l cielo así os lo paguecom o yo os lo agradezco.

J uez N o hay disculpaque pueda disculpar ya la tardanza 2845de Dagoberto.

D u q u e ¡Mas, que nunca venga1TÁCITO Ciégale, San Antón;48 quémale un brazo;

destróncale un tobillo; nunca aciertea venir a este sitio; salga en palmasnuestra buena duquesa, que es un ángel, 2850una paloma duenda,49 una cordera,que no tiene más hiel que cuatro toros.

Entra un CORREO con una carta.

CORREO Es de tanta importancia este despachoque traigo, ¡oh buen señor!, que me es forzoso dártele aquí; que así me lo mandaron, 2855porque es de Dagoberto, y que te importa.

46 Es endecasílabo defectuoso, lo mismo que el sig. 2840.47 Mejor... / ...cielo: "Mejor me ayude a mí Dios" {Rtjruna, 549b); vid. CP, 920, n. 129.48 Ciégale, San Antón: "¡Ciégale, Santantón!En burlas, maldice y llama bestia", explica

Correas (Refranes, 300b).49 duenda: ‘doméstica, casera, dócil’ (vid. RC, 592, n. 237 y PS, IV-VII, 1352, n. 4).

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Miguel de Cervantes

D u q u e ¿De Dagoberto? Muestra cómo es esto.¿Cómo toma la pluma por la espada? ¿Tiempo es éste de cartas?

C orreo N o sé nada:ello dirá.

JUEZ Vuestra excelencia vealo que la carta dice.

D u q u e Así lo hago.D agoberto Parece que se turba el duque.R osamira ¡Ay triste!

¡Cuánto mejor nos fuera habernos ido50 y esperar desde lejos el suceso deste tan grande enredo y desventura! ¡Temblando estoy!

T á cito ¿Carticas a tal tiempo?Apostaré que no llega esta danza a hacer con las cindojas el tretoque.51

D u q u e ¿Hay cosa igual? Leed aquesa cartaen alta voz, que es bien que la oigan todos.

Después de haber leído el DUQUE la carta\ se ¡o '2 da a l JUEZ, que la lee en alta voz.

Carta53La presta resolución que tomaste de entre­

gar a Manfredo por esposa a tu hija Rosamira me forzó a usar de la industria de acusalla, por evitar por entonces el peligro de perdella. La mejor señal que te podré dar de que es buena es el haberla yo escogido por mi legí­tima mujer. Considera, señor, antes que del

232

2860

2865

2870

50 ido: oydo P.51 no llega... / ...tretoque: "o sea que no habrían de cruzarse los aceros de los conten­

dientes" (Schevill-Bonilla); o, más genéricamente: "no llegará la sangre al río, no se enzar­zarán los amantes a espadazos", según sostiene González Calvo ("Notas...", 107-08).

52 la: Ιο P.53 CARTA: así en los ejemplares CERV. SEDÓ-8.698 y R.-14.438 de P, mientras que

en otros (R.-10.692, R.-32.671 y facsímiles) no figura nada. Las eds. modernas (Schevill- Bonilla, Ynduráin, Valbuena) añaden ¡JUEZ],

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Laberinto de amor, ΙΠ 233

todo me culpes, que soy tan bueno como Manfredo, y que tu hija escogió lo que quizá tú no le dieras casándola contra su voluntad.Si con ella usare[s] término de piadoso padre, usaré yo contigo el de obediente hijo; aun­que, de cualquier manera que me trates lo habré de ser hasta la muerte.

Tu hijo Dagoberto.

¿H ase visto m aldad tan insolente?A no estar seguro deste hecho,¿saliera Dagoberto fácilmente con el embuste que forjó en su pecho?Si esto permite él cielo y lo consiente, 2875¿qué puedo yo hacer? Ello está hecho; gócela en paz.

Aqueso es sin justicia54 y contra todo estilo de milicia.

Según tu bando, mía es Rosamira: porque tú prometiste de entregalla 2880por legítima esposa al que la mira pusiese en defendella y libertalla.Lo que el de Utrino dice es gran mentira, y podrá la experiencia averigualla; luego en este momento yo he vencido, 2885pues mi contrario al puesto no ha venido,

y la escusa que da no es de importancia, porque es todo al revés de lo que cuenta.

M a n fr ed o Venciste; pero mía es tu ganancia,si aquí al buen proceder se tiene cuenta. 2890Si de otro es Rosamira, es ignorancia pensar que ha de ser tuya.

A n a s ta s io ¡N o consientael C ielo que m i esposa de otro sea!

54 sin justicia: ‘injusticia’. Comp: "mas con tanta gracia y donaire recontaba el ciego mis hazañas que, aunque yo estaba tan maltratado y florando, me parescía que hada ¡in­justicia en no se Jas reír" (Lazarilb de 'formes, ed. F. Sevilla Arroyo, Salamanca, Colegio de España, 1995, 139).

A n a sta sio

D u q u e

A n a sta sio

Page 276: Miguel de Cervantes - La gran sultana El laberinto de amor Edición, introducción y notas de Florencio Sevilla Arroyo y Antonio Rey Hazas

234 Miguel de Cervantes

M a n fr ed o

A na sta sio

M a n fr ed o

Po r c ia

J u u a

R o sa m ira

D a g o b e r t o

R osam ira

D u q u e

A na sta sio

M a n fr ed o

A n a sta sio

M a n fr ed o

Esta verdad haré que aquí se vea.¿En qué la fundas?

En que soy Manfredo, de Rosamira, por concierto, esposo.Que la has librado tú, yo lo concedo, no más de porque yo fui perezoso.Por cuatro pasos, bien decirlo puedo, que llevaste a los míos, fin dichoso has alcanzado en la dudosa empresa; mas no por esto es tuya55 la duquesa:

que la razón que así te da el derecho, por primer defensor que llegó al puesto, la turba, según siento, estar ya hecho conmigo el casamiento antes de aquesto. ¡Saltando el corazón me está en el pecho! ¡Válame Dios! ¿En qué ha de parar esto? ¿Adonde vas?

Sosiégate.Recelo...

¿Ha visto caso semejante el suelo?Quedaos, amor, un poco aquí arrimado;

venid en su lugar, honra, conmigo.Oye, Manfredo, güésped mal mirado, ladrón de paz y engañador amigo:¿dó están las ricas prendas que has robado? ¿Por qué tan sin porqué, como enemigo, usando en la amistad tan mal decoro, a mi padre robaste su tesoro?

¿Quién eres?Anastasio, el heredero

de Dorlán, y de Julia único hermano, de Porcia primo, por las cuales quiero probar que eres ladrón torpe y villano.Si como eres valiente caballero fueras más atentado,56 claro y llano,

2895

2900

2905

2910

2915

2920

55 es tuya: e\taya P.56 atentado: vid. supra, III, n. 29.

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Laberinto de amor, ΠΙ

D a g o b e r t o

R o sam ira

D a g o b e r t o

M a n fr ed o

An a sta sio

D a g o b e r t o

A na sta sio

D a g o b er t o

A na sta sio

D a g o b e r t o

vieras que esas razones afrentosas se fundan en quimeras fabulosas.

Yo no robé a tu hermana ni a tu prima; mas de alguna sabrás, como tú bagas que a la quisdón primera se dé cima, con que tu gusto al mío satisfagas.La honra de mi hermana me lastima. ¿Dónde vas, Dagoberto? No deshagas el buen principio que la suerte57 muestra de dar buen fin a la desdicha nuestra.

Sabe que soy Dagoberto,Manfredo, y sabe que soy aquel que agraviado estoy de tu infáme desconcierto.

¡Dame a mi hermana, traidor, de fe falsa y alevosa!Restituye tú a mi esposa antes el robado honor.

No te desmiento, porque de aquí a bien poco verás en el engaño en que estás y la bondad de mi fe.

Primo -mas quédese aparte el parentesco hasta vei58 si del justo proceder os dio el cielo alguna parte-,

¿vos decís que es vuestra esposa Rosamira?

Y es verdad.¿Tenéis otra claridad deste hecho no dudosa,

como es el decirlo vos?¿Bastará que yo lo diga?¿Quién duda?

Pues no se diga

57 suerte: muerte P.58 hasta ver. e¡ta vezV.

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236 Miguel de Cervantes

más contienda entre los dos ni entre los tres, que yo haré

que ella lo declare al punto.D u q u e E l bien m e ha venido junto

cuando m enos lo pensé.Escoja mi hija, y haga

su gusto: que todos tres son iguales.

J u ez A sí es.M anfredo Bien cierta tengo la paga,

pues tan de su voluntad se entregaba por mi esposa.

Anastasio N o está” m i suerte dudosa,si es que es firme la verdad.

D agoberto ¡Qué engañados quedaránlos dos en este suceso!

J ulia Cerrado está ya el proceso;mirad qué sentencia os dan,

corazón. ¡Ay de mí, triste, que el miedo crece, y desmengua la esperanza! Callad, lengua, que mal tal, mal se resiste.

PORCIA [Aparte.] ¿Si es tiempo de descubrirla verdad de mi mentira?

M anfredo Señor, manda a Rosamiradiga a quién quiere admitir.

D u q u e D ígalo en buen hora.Porcia Digo

que es Anastasio mi esposo.JuiiA ¡Alentad, pecho amoroso!R osamira L o que tú dices desdigo:

que Dagoberto es mi bien.Anastasio Y vos, señora, mi gloria.M anfredo Tragedia ha sido mi historia.Julia Aún quedan glorias que os den.

¿Tuya no soy, pena vuestra?

59 está: es e\ta P, pero le sobra una sílaba al octosílabo.

2960

2965

2970

2975

2980

2985

2990

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Laberinto de amor, Ht 237

T ácito

J u u a

A n a sta sio

Po rc ia

A n a sta sio

Po rcia

J u u a

Tome la mano ROSAMIRA a DAGOBERTO y ANASTASIO a P o rc ia , y a este instante se declaren entrambas.

¿De qué Anastasio se admira?Aquélla no es Rosamira.¡Ay suerte airada y siniestra!

¿Quién eres?Soy la que quiso

el Cielo, en todo piadoso, sacarla de un riguroso infierno a tu paraíso;

soy la que, en traje mudado, trayendo amor en el pecho, procurando tu provecho he mi gusto procurado;

soy aquella a quien tú diste de esposa la fe y la mano; soy quien tiene amor ufano por ver que no se resiste;

soy de Dagoberto hermana y soy tu prima, y soy quien, cuando me falte tu bien, no soy más que sombra vana.

¿Dónde está Julia?Señor,

yo sé que la verás presto.¿Podré esperar, según esto, blandura de tu rigor?

Mita con qué mansedumbre Anastasio a Porcia mira; mira que es de Rosamira ya Dagoberto su lumbre;

mira que yo sola quedo60 en los brazos de la muerte, si tu clemencia no advierte que soy Julia y tú Manfredo.

2995

3000

3005

3010

3015

3020

60 quedo: puedo P.

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238 Miguel de Cervantes

M a n fr ed o Levanta, pues que ya el Cielotus deseos asegura,gracias a tu hermosura 3025y a mi siempre honrado celo.

Anastasio, mira agora con gusto y admiración que yo nunca fiai ladrónni de condición traidora. 3030

Aquésta es Julia, tu hermana,61 y ésa, tu prima, cual dice, con las cuales nunca hice traición ni fuerza villana.

Ellas62 te dirán después del modo que aquí vinieron; basta63 que el fin consiguieron, y es gusto de su interés.

Tu64 industria y el cielo han hecho que les seamos esposos; ellos son lances forzosos; no hay sino hacerles buen pecho.

Quien se pudiera quejar de Rosamira era yo; mas si el Cielo esto ordenó...

A n a sta sio Que paciencia y barajar.65D a g o b e r t o ¡Oh hermana mía!P o r c ia ¡Oh mi hermano!D a g o b e r t o ¡Buenos pasos son aquéstos!Porcia Nunca pasos descompuestos

ganaron lo que yo gano. 3050Anastasio Más es tiempo de aliviallas

aquéste, que de reñillas.66

3035

3040

3045

ΰ 1 En P figura Anast. ante este verso.62 Ellas: M * P .63 basta: así el texto, aunque suele editarse (Schevill-Bonilla, Ynduráin, Valbuena)

hasta, dejando sin sentido al verso siguiente y aun a los dos anteriores.64 Tu: así P, aunque parece errata por Su, pues A N A STA SIO ha urdido más bien poco.65 paciencia y barajar: así en Refranes (462a); vid. Q2-XXIII, 714, n. 32.66 aliviallas / ...reñillas: anuialíos/ ...reñilbs P.

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Laberinto de amor, ΙΠ 239

D u q u e

An a sta sio

M a n fr ed o

A na sta sio

D u q u e

TAcrro

D u q u e

T á c it o

Aquéstas son maravillas dignas solas de admirallas.

En fin, mi hermana es tu esposa. Así es.

Y Porcia es mía, si no lo impide y desvía ser mi prima.

Fácil cosa es haber dispensación

en caso tan importante.Hoy del campo de Agramante he visto la confusión,

y la paz de Otavíano67 he visto en espacio breve.¡No hay camino que amor pruebe, difícil, que no sea llano!

Entremos en la ciudad, donde despacio sabremos destos no vistos estremos toda la puntualidad,

y allí se harán regocijos y desposorios honrosos de los seis tan venturosos que ya los tengo por hijos.

Estas son, ¡oh Amor!, en fin, tus disparates y hazañas; y aquí acaban las marañas tuyas, que no tienen fin.

3055

3060

3065

3070

3075

Fin

67 campo... / ...Otavïano: son lugares comunes que suelen aludirse (mejor, contrapo­nerse) unidos: "y de tal manera quedaron todos en paz y sosiego, que ya no parec/a la venta la discordia del campo de Agramante} como don Quijote nabía dicho, sino la mis­ma paz y quietud del tiempo de Otaviano" (Ql-XLVI, 463, n. 11; y vid. CC, III, v. 2531,230, n. 54).

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In d ic e

In t r o d u c c ió n .................................................................................................... ι

El teatro de Cervantes: segunda época............................................................ ILa gran sultana................................................................................................XU

Cronología y fuentes...............................................................................ΧΠVida y literatura en las comedias turquescas........................................XIVInnovaciones de La gran sultana........................................................... XVIDiseño constructivo de La gran sultana.............................................. XIXSobre la verosimilización de lo admirable..........................................ΧΧΠΙInterpretación de la comedia...............................................................XXVI

El laberinto de amor.......................................................................... .......XXXVEstructura y sentido........................................................................... XXXVI

Criterios de edición........................................................................XLVITabla de abreviaturas:................................................................. XLVUIBibliografía selecta.............................................................................. L

O ch o com edias................................................................................................. 7La GRAN SULTANA............................................... .......................................... 17

J ornada primera.................................................................................... 21J ornada segunda ..................................................................................53J ornada tercera ...................................................................................89

EL LABERINTO DE AMOR..............................................................................129Jornada primera..................................................................................133J ornada segu n da ................................................................................169J ornada tercera .................................................................................203