miguel

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Cuando Miguel pensaba en Carmen casi podía sentir entre sus manos la cálida carne de sus piernas, por aquellos tiempos en que eran jóvenes y correteaban por la casa para esconderse de la gente mayor, cuando se besaban a escondidas y con labios temblorosos, temiendo cada roce prohibido, envalentonados por la excitación que les producía el imaginarse descubiertos, temblando en el dormitorio de la nena y con la ropa en todas partes menos cubriendo sus cuerpos, riendo en el patio del muchacho cuando las manos tocaban aquellos lugares que hacían brotar largos suspiros, pero como pasa con todas las cosas que estremecen, esto un día se terminó; las risas se convirtieron en llantos y Carmen terminó encerrada en aquellos lugares donde mandan a las muchachas a rezar, Miguel nunca más volvió a verla, nunca más volvió a sentir suspiros como esos ahogados en su cuello, nunca más unas piernas como las de Carmen sentada sobre sus muslos, nunca más una risa cuando besaba más allá de lo permitido, pero a veces, cuando piensa en ella casi puede sentir entre sus manos la cálida carne de sus piernas…

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Cuando Miguel piensa en Carmen

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Cuando Miguel pensaba en Carmen casi poda sentir entre sus manos la clida carne de sus piernas, por aquellos tiempos en que eran jvenes y correteaban por la casa para esconderse de la gente mayor, cuando se besaban a escondidas y con labios temblorosos, temiendo cada roce prohibido, envalentonados por la excitacin que les produca el imaginarse descubiertos, temblando en el dormitorio de la nena y con la ropa en todas partes menos cubriendo sus cuerpos, riendo en el patio del muchacho cuando las manos tocaban aquellos lugares que hacan brotar largos suspiros, pero como pasa con todas las cosas que estremecen, esto un da se termin; las risas se convirtieron en llantos y Carmen termin encerrada en aquellos lugares donde mandan a las muchachas a rezar, Miguel nunca ms volvi a verla, nunca ms volvi a sentir suspiros como esos ahogados en su cuello, nunca ms unas piernas como las de Carmen sentada sobre sus muslos, nunca ms una risa cuando besaba ms all de lo permitido, pero a veces, cuando piensa en ella casi puede sentir entre sus manos la clida carne de sus piernas