michael jordan magazine

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This is a magazine in honor of the king of basketball Michael Jordan

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REY DEL BALONCESTO

EL COMIENZO DE UNA LEYENDA

En el verano de 1984 la fortuna del equipo cambió cuando obtuvieron la tercera elección del Draft

de 1984, tras Houston y Portland. Los Rockets eligieron a Hakeem Olajuwon, mientras que los

Blazers cometían el error de elegir a Sam Bowie, dejando en bandeja de plata a los Bulls la

elección del escolta de la Universidad de Carolina, Michael Jordan. Los nuevos propietarios del

equipo decidieron reconstruir el equipo tomando como punto de referencia al novato llamado a

hacer historia en la NBA. Jordan acabó la temporada como tercer máximo anotador de la liga y

cuarto en robos de balón, siendo elegido “Rookie del Año” y en el segundo mejor quinteto de la

liga. Antes de comenzar la siguiente temporada, los Bulls ficharon al base John Paxson, y eligieron

en el draft al ala-pívot Charles Oakley, que junto con Jordan y el pívot Dave Corzine formarían la

columna vertebral del ataque del equipo en las dos siguientes temporadas. Tras sufrir una rotura

en el pie al comienzo de la temporada 1985-86, Jordan acabó como segundo máximo anotador del

equipo tras Woolridge. Entraron como octavos y últimos clasificados en los playoffs, por lo que

tuvieron que enfrentarse a los Boston Celtics liderados por Larry Bird , que venían de hacer una

extraordinaria temporada regular (67 victorias por 15 derrotas). Aunque los Bulls fueron barridos en

la eliminatoria por 3-0, Jordan se anotó uno de su larga lista de récords de la NBA, tras anotar 63

puntos en un partido de playoff, haciendo que Larry Bird declarara la mítica frase de aquella noche:

"Dios se ha disfrazado de jugador de baloncesto". En la temporada 1986-87 Jordan continuó su

particular asalto al libro de los récords, liderando la liga con 37,1 puntos por partido y llegando a

ser el primer Bull nombrado en el Mejor Quinteto de la NBA. A pesar de ello, los Bulls fueron de

nuevo barridos por los Celtics en los playoffs. En el draft de 1987eligieron en la octava posición al

pívot Olden Polynice, y al ala-pívot Horace Grant en la décima. Pero en un movimiento brillante en

los despachos, consiguieron enviar a Polynice a Seattle Supersonics a cambio de la quinta

elección del draft, el alero Scottie Pippen. Con Paxson y Jordan como hombres bajos, Brad Sellers

y Oakley en los aleros, Corzine en el pívot, y los novatos Pippen y Grant saliendo del banquillo, los

Bulls hicieron mucho más ruido en la temporada 1987-88, ganando 50 partidos en la fase regular, y

llegando a las semifinales de la Conferencia Este, donde fueron batidos por los Detroit Pistons,

(liga que acabarían ganando Los Ángeles Lakers) en cinco partidos. Sin embargo, Jordan se llevó

el premio de Jugador más Valioso de la NBA, el primero de los cinco que lograría a lo largo de su

carrera. La temporada 1988-89 estuvo marcada por el movimiento de jugadores. El popular alero

Charles Oakley, que lideró la liga en rebotes en 1987 y 1988 fue traspasado a New York Knicks a

cambio del veterano pívot Bill Cartwright y una opción en el draft, que aprovecharon para elegir al

también pívot Will Perdue. El nuevo quinteto inicial quedó formado por Paxson, Jordan, Pippen,

Grant y Cartwright, y le llevó un tiempo el terminar de acoplarse, obteniendo menos victorias en la

fase regular que el año anterior. Sin embargo, llegaron a las Finales de Conferencia, cayendo de

nuevo ante, los futuros campeones, Detroit Pistons. En la siguiente temporada Jordan lideró la liga

en anotación por cuarto año consecutivo, llegando al All-Star Game por primera vez junto a Scottie

Pippen. Se notó una mejoría en el juego cuando el entrenador Doug Collins fue reemplazado por

su asistente, Phil Jackson. Además, se hicieron con el pívot Stacey King y el base B.J. Armstrong

en el draft de 1989. Con esas incorporaciones, pero manteniendo el mismo quinteto del año

anterior, los Bulls llegaron de nuevo a las Finales de Conferencia, cayendo por tercera vez

consecutiva ante los Pistons. El Rey del baloncesto piensa que desde el primer día que Michael

Jordan se enfundó la elástica de los Bulls, se advirtió que era un jugador diferente, con tanto

potencial que los Chicago Bulls fiaron todo su futuro en la siguiente década a su evolución. Junto a

él se fueron integrando buenos jugadores, aunque nunca acababan de estallar en los “Playoffs”. Su

problema se llamaba Pistons; un grupo de hambrientos competidores que hacían lo que fuera

necesario para detener a Jordan. Así, los “bad boys” aspearon a los Bulls en tres ocasiones

consecutivas, aunque cada año sufrían más para lograrlo. Esto fue generando un sentimiento de

rabia en el seno del equipo que supuso una inyección extra de fuerza para un equipo al que sólo le

faltaban un par de retoques para alcanzar la gloria.

Temporada 1990/91 y primer Campeonato

Durante el verano de 1990 un bisoño asistente fue elegido como entrenador, su nombre era Phil

Jackson, e instauró un sistema de ataque ideado por su asistente Tex Winter y llamado “triángulo

ofensivo”, novedoso en aquel momento. El proyecto apuntaba alto; los jugadores eran los

adecuados para estos nuevos conceptos tácticos. Pero la temporada comenzó con tres derrotas

en los tres primeros partidos. De este modo, se dispararon innumerables alarmas y se comenzó a

dudar de todo, incluyendo al propio Michael Jordan. No tardó mucho en enderezarse el rumbo de

la nave. Los Bulls empezaron a triturar rivales desde el cuarto partido, no volvieron a encadenar

dos derrotas seguidas en toda la “regular season” y acabaron con un récord espléndido de 61

victorias y 21 derrotas, el mejor de la Liga. Jordan volvió a ser la figura indiscutible de la

temporada, ganó su segundo MVP , revalidó su título de máximo anotador, alcanzó los 15.000

puntos en la NBA y formó parte del mejor quinteto de la temporada. Llegaron los “Playoffs” con

los de Phil Jackson como claros favoritos, aunque todavía existieran dudas en torno de un

conjunto que no alcanzaba el tope de su potencial en los encuentros de exigencia máxima. La

primera ronda no supuso un problema especialmente complejo para los Illions, que “barrieron” a

los Knicks (3-0), sin demasiados apuros. Los Sixers se asomaron como rivales en las semifinales de

conferencia, con Charles Barkley fanfarroneando y autoproclamándose mejor jugador del mundo.

El resultado fue 4-1 a favor de los Bulls. La verdadera prueba de fuego esperaba en la final del

Este. Allí estaban los Pistons, que habían fulminado a los Celtics de Larry Bird en seis encuentros

y se sentían favoritos ante un equipo al que llevaban apeando de la postemporada tres años

seguidos. Sólo los chicos de Chuck Daly parecían conocer el secreto para desconectar a Jordan. Y

no era otro que defenderle con todo y entre todos. Jordan jugó con más rabia que nunca. Los

Bulls fueron una aspiradora y acabaron barriendo a sus viejos enemigos (4-0), a los campeones de

los dos últimos años de la NBA. Chicago llegaba a las Finales por primera vez en sus 25 años de

breve historia. En el Oeste, la criba había enviado a las Finales a los Lakers, que dejaron por el

camino a Rockets, Warriors y Blazers. Mandaba aquella generación del “showtime”, aunque en su

versión crepuscular, liderada por Magic Johnson y en la que figuraban otras superestrellas como

James Worthy, Byron Scott Vlade Divac. Los angelinos eran claros favoritos. Especialmente

porque habían demostrado que sabían ganar títulos (fueron campeones en 1987, 88 y finalistas en

el 89), porque tenían más experiencia, y por Magic Johnson, el base total. Los Bulls pagaron la

novatada en el primer partido, asistiendo a la exhibición de Magic en el Chicago Stadium, con un

“triple-doble” incluido. Antes de que la serie abandonara Chicago, los Bulls demostraron a su

público que podían confiar en ellos con una bestial exhibición en el “game 2”, que acabaron

ganando 107 a 86. La serie viajaba a California empatada y con un pronóstico incierto. El tercer

partido quizás fue la estocada para unos Lakers muy inferiores en lo físico. Jordan resolvió en la

prórroga y devolvió el favoritismo y la confianza total a su equipo. El cuarto encuentro acabó con

una diferencia de quince puntos a favor de los Illions, y las lesiones de Worthy y Scott, lo que

prácticamente dejaba decidido el título. Los Lakers intentaron rescatar su orgullo de campeón en

el quinto partido, encabezados por el colosal Magic, pero el acierto en los últimos minutos de

John Paxson coronó a unos Bulls que ni siquiera permitieron que las Finales regresaran a Chicago.

En la opinión del rey del baloncesto se vio un Michael Jordan más rabioso y decisivo que superó la

barrera maldita de las Finales de Conferencia y a sus rivales más feroces, los Detroit Pistons. El

equipo iba confiado, consciente de que contaba con el mejor jugador del planeta y un gran

elenco de secundarios, de ser un bloque cohesionado, bien dirigido y es que jugaba de memoria.

Temporada 1991/92 y segundo Campeonato

El año 1992 empezó a marcar un relevo generacional en la NBA. Mientras Michael Jordan se

afianzaba como la gran estrella y el dominador del baloncesto mundial en los próximos años, los

dos jugadores que habían redefinido y marcado la Liga en la década anterior colgaban las

zapatillas. Primero lo hizo Magic Johnson al anunciar, a mitad de temporada, que era portador

del VIH, y más tarde fue Larry Bird el que se retiraba, obligado por una maltrecha espalda que

sólo le dejó jugar 45 partidos. El hueco de Celtics y Lakers lo ocuparían unos Bulls que se

conjugaron para mejorar aún más lo que había logrado la campaña anterior. Con casi la misma

plantilla que había ganado el anillo en 1991, los Bulls se lanzaron a su defensa como un vendaval,

ganando 14 de los primeros 17 partidos, y asistieron al ascenso al estrellato de Scottie Pippen,

que se consolidó definitivamente como el mejor socio de Jordan. Los Bulls acabaron con un

record de 67-15, el cuarto mejor en la historia de la NBA en aquel momento. Jordan ganó su

tercer MVP gracias a sus más de 30 puntos y seis asistencias de media por partido, y por sexta

temporada consecutiva se coronó máximo anotador. Los Bulls empezaron los “Playoffs”

arrollando por 3-0 a unos Heat que se estrenaban en la “postemporada”, y se citaron en

semifinales con los Knicks de Par Riley, que practicaban un baloncesto muy físico y agresivo. De

hecho, los de Phil Jackson tuvieron que pelear duramente para terminar imponiéndose en el

séptimo encuentro. Después de aquella batalla, se enfrentaron a los Cavaliers en la Final del Este

que habían terminado con un record de 57-25. Finalmente, los Bulls también los superaron,

gracias a la actuación del banquillo. Así, llegaron a las Finales de la NBA, donde los esperaban los

Blazers de Terry Porter, Clyde Drexler y Danny Ainge, que querían desquitarse de la derrota que

los Pistons les habían infligido en la Final de 1990. Durante los “Playoffs” habían confirmado su

cartel de favoritos al eliminar a los Lakers, los Suns y los Jazz. Sin embargo, “Air” se encargó de

dejar claro quién mandaba desde el primer partido, estableciendo un nuevo record de la historia

al anotar 35 puntos en la primera mitad, incluidos seis triples. En el segundo partido los Blazers

lo defendieron siempre que les fue posible en dos hasta tres contra uno, y “MJ” siempre

encontraba a algún compañero en buena posición de tiro. De todos modos, Portland logró ganar

ese partido en la prórroga por once puntos y regresar a Oregón con 1-1, pero jugar en casa no

representó tanta ventaja como debería haber supuesto. Los Bulls se llevaron allí dos de los tres

encuentros disputados en el Memorial Coliseum. En el tercero, además, dejaron a los Blazers en

mínimos históricos de la franquicia en puntos en un partido de “Playoffs” (84). La serie volvía a

Chicago con 3-2, dando la oportunidad a los Bulls de ser la primera franquicia de Illions que podía

celebrar un campeonato en casa en más de 30 años. El sexto y crucial partido, sin embargo,

empezó con los Blazers galvanizados por una defensa sobre Jordan que lo dejó sin anotar durante

casi todo el primer cuarto. Así que Phil Jackson optó por confiar en suplentes descansados y más

frescos para intentar mantener ese partido; y la apuesta funcionó. Con un parcial de 14-2, le

dieron vuelta al encuentro, y Jordan y Pippen terminaron de finiquitar la Final al anotar entre

ambos los últimos 19 puntos de los Bulls. De esta manera, Chicago se convertía en la cuarta

franquicia en reeditar su título de campeón de la NBA de forma consecutiva y Michael Jordan se

llevaba su segundo MVP de la Finales. Al criterio de nuestra página, El rey del baloncesto, sólo

había dos favoritos para el campeonato al principio de la temporada; los Blazers de Drexler en el

Oeste y los vigentes campeones, los Bulls de Jordan, que se encontraban en el punto decisivo

para iniciar una dinastía y se sabia el equipo a batir por todos los rivales.

Temporada 1992/93 y “Three-Peat”:

En la temporada regular, los Bulls acabaron

por quinto año consecutivo con más de 50

victorias (57-25) y por segunda campaña

seguida no encadenaron más de dos derrotas

sucesivas. Además, las piezas individuales

seguían funcionando. Michael Jordan se

coronó como máximo anotador (32.9 puntos

de media) por séptimo año consecutivo y fue

protagonista de exhibiciones individuales

como ante los Lakers o Magic. Acabó

liderando también el ranking de robos por

partido (2,83) y fue elegido junto a Pippen

en el primer equipo defensivo del año.

Scottie seguía siendo el escudero perfecto

en toda la pista, aportando puntos, rebotes

y asistencias. El tiro exterior también

funcionaba con los bases B.J. Armstrong y

John Paxson (45.3 y 46.3 % de acierto en

triples). Horace Grant era uno de los

mejores reboteadores con 9,5 balones

atrapados por partido, lo que le sirvió para

entrar en el segundo equipo defensivo. El

salto de calidad llegó en primera ronda de

“Playoffs” ante los Hawks. No le dieron ni

una oportunidad a Atlanta, venciendo los

tres partidos por 10 o más puntos. En

segunda ronda esperaban los Cavaliers de

Cleveland. El equipo liderado por Mark

Prince había sido rival en la Final de

conferencia de 1992 y completando una

excelente fase regular. Los de Ohio

obligaron a sacar al mejor Jordan para

cerrar la eliminatoria en cuatro partidos. En

el cuarto, “Air” anotó una espectacular

canasta sobre la bocina para cerrar la serie.

En la Final de conferencia esperaban los

Knicks. Los chicos de Pat Riley acabaron la

temporada con el mejor record del Este y

tenían uno de los mejores jugadores de la

Liga, Pat Ewing. Además, en el Madison

Square Garden se buscaba venganza. En

1991 fueron barridos en primera ronda por

los Bulls y en el 92 habían caído con honor

(4-3) en segunda ronda. Tenían ventaja de

campo y la confianza era máxima. Más

todavía lo fue cuando vencieron los dos

primeros partidos, con un genial John Starks.

Chicago sufrió al inicio de la senda, pero

acabó metiéndose en las Finales tras seis

encuentros. Los Suns llegaron exultantes a

las Finales. Las duras pruebas que tuvieron

que pasar ante Lakers y Sonics reforzaron su

moral. Los Bulls, por su parte, alcanzaron la

última serie sin mucho ruido, habiendo

hecho su trabajo y mejorando día a día. Con

ese espíritu llegaron a Phoenix. En el primer

choque, Jordan y Pippen se combinaron para

sumar 58 puntos, suficientes para superar sin

problemas la mala noche en el tiro de

Charles Barkley. En el segundo, se vivió otra

noche imparable de Jordan con 42 puntos y

de nuevo Pippen ejerciendo de perfecto

escudero, sumando un “triple-doble” y un

tapón vital en los últimos segundos. El

invitado sorpresa fue Horace Grant con 24

puntos y un 77% de acierto en el tiro de

campo. Todo esto anuló la primera gran

aparición de Barkley en la serie con 42

puntos. En el tercero, primero de tres en

Chicago, Phoenix luchó hasta forzar tres

prórrogas y llevarse el partido. Los Suns

sacaron ese día a relucir su diversidad

anotadora con siete jugadores sumando al

menos diez puntos. El cuarto partido fue el

más tenso. Phoenix mostró su actitud más

agresiva y los piques fueron frecuentes,

como los que se vivieron entre Barkley y

Pippen. Esto no desconcentró a “MJ”, que

sumó 55 puntos para dejar el título visto

para sentencia. Les quedaba un partido en

casa, les faltaba una victoria y se alzaban

con el tercer anillo. Parecía imposible que

se les escapara la celebración en Chicago.

Sin embargo, los Suns no morirían sin luchar,

y Barkley, Johnson y Dumas se combinaron

para anotar 74 puntos y llevar la resolución

de las Finales a su casa. De repente, los

Bulls veían más lejos que nunca el “Three-

peat”. Pese a llegar a Arizona con ventaja

en la serie (3-2), sentían que habían

desperdiciado una oportunidad única en el

quinto partido. Aún así, se repusieron y no

dejaron que hubiera ni siquiera séptimo.

Tras un mal inicio de último cuarto, Jordan

puso a su equipo sólo a dos puntos por

debajo cuando quedaban 38 segundos.

Entonces llegó el momento de John Paxson,

que se convirtió en el héroe de las Finales

con un triple a falta de 3,9 segundos. “Yo

solo cogí el balón y tiré, como he hecho toda

mi vida” dijo el de Arkansas. Su triple le dio

a los Bulls un margen mínimo pero suficiente

para ganar el tercer anillo, el primer “three-

peat”. Michael Jordan fue elegido MVP de la

Finales por tercer año consecutivo. Las tres

últimas temporadas habían sido de ensueño

y todos tenían confianza de que la racha

triunfal podía continuar mientras el mítico

“23” siguiera jugando. Sin embargo, antes

de comenzar la pretemporada, Michael

Jordan, con sólo 30 primaveras, anunció que

se retiraba. “Dentro de 10 años, cuando mis

hijos hayan crecido, recordaré haber ganado

tres seguidos y tendré una sonrisa en mi

cara”. Al parecer de nuestra página, el rey

del baloncesto, en esta temporada se vio al

mejor Michael Jordan; ya que fue mucho

más agresivo, con mejores fundamentos

individuales y en lo técnico.

Temporada 1993/94

En 1993, poco después de ganar su tercer anillo con los Bulls, Michael Jordan se encontraba ante

un momento personal y profesional muy complejo. Su padre había muerto hace muy poco, y su

pérdida afectó mucho al “23”, que también acusaba una evidente falta de motivación tras

dominar la NBA sin contestación durante tres años seguidos. El escolta anunció su retirada y se

dedicó a jugar al beisbol, su sueño de juventud, en ligas menores, en parte como homenaje a su

padre. Era imposible que los Bulls no acusaran su baja, aunque Scottie Pippen se conjuró para

que no fuera así. El alero se multiplicó y estuvo muy bien apoyado por Horace Grant y B.J.

Armstrong, que por primera vez le acompañaron al “All-Star Game”. También el “rookie” Toni

Kukoc se destapó como un jugador más que prometedor desde su rol de sexto hombre. Chicago

cumplió y acabo con el tercer mejor record del Oeste. En “Playoffs”, los Bulls cayeron en la

segunda ronda y en siete partidos ante los Kniks. El verano siguiente fue todavía más duro para la

franquicia de Illions, que veía como se marchaban, vía agencia libre, Horace Grant y Bills

Cartwright, principales puntales de su juego interior. Además John Paxson se retiró. El “roster”

victorioso se resquebrajaba sin remedio.