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8 DE VIAJE REFORMA -  Domingo 5 de Diciembre del 2010 Cuando el bosque Kayak, rafting y canopy en Huilo-Huilo d En este mirador circular el bosque se deja atrapar en toda su extensión. Al fondo, el Volcán Mocho-Choshuenco. d Aquí la aventura no falta, tampoco la arquitectura integrada al paisaje Patricia Miranda ENVIADA N ELTUME, Chile.- Es tras haber andado por un ca- chito de la Reserva Bioló- gica Huilo-Huilo, que un contun- dente párrafo escrito por Pablo Neruda en su obra autobiográfica Confieso que he vivido sacude y trastoca aún más que un buen tra- go de pisco sour o vino. “Quien no conoce el bosque chileno, no conoce el planeta. De aquellas tierras, de aquel barro, de aquel silencio, he salido yo a an- dar, a cantar por el mundo”, de- nuncia el poeta chileno. ¿En cuántos viajeros no ha- brá causado el mismo impacto el paisaje que se observa en el bos- que chileno? Habría que pregun- tarle a alguno de los 15 mil visitan- tes que tan sólo el año pasado vi- sitaron Huilo-Huilo y se dieron la oportunidad de vacacionar en un ecosistema que ofrece algo más allá de la típica trilogía mar, sol y gran resort. Bueno, bueno... en Huilo- Huilo también hay bronceado- res, bikinis y playas, sólo que és- tas son lacustres y por lo general no están atestadas. Quizá otro de los detalles que más atrae es que, en pleno vera- no austral, se tiene la oportunidad de practicar kayak o rafting bajo un clima templado y caminar so- bre la nieve, debido a que el vol- cán Mocho-Choshuenco está ne- vado durante todo el año. Si las excursiones heladas no son parte del viaje soñado, los ata- jos para realizar avistamientos or- nitológicos y botánicos también están a la carta. Sólo hay que de- cidirse entre tomar la Ruta de los Hongos, seguir el trazo del Sen- dero de los Espíritus, el del Salto Huilo-Huilo o el del Criadero de Ciervos y Jabalíes. ¿Adictos al canopy? Quedan saciados. Inexcusable, dicen, la ti- rolesa llamada “El vuelo del Cón- dor”, que regala la vista de un va- lle a 90 metros de altura. Pero si el vértigo es un fiel enemigo, queda la opción de bus- car la magia del sitio realizando cabalgatas, montando bicicletas de montaña o practicando pesca con mosca bajo el consabido Cat- ch & Release (Capture y libere). Es cierto, durante algún tiem- po, la industria maderera reinó en la zona. Pero desde que el empre- sario Víctor Petermann decidió comenzar con el proyecto ecotu- rístico y de conservación de la flo- ra y fauna Huilo-Huilo, la situa- ción cambió. “Las maderas utilizadas en el proyecto Huilo-Huilo salen de otros campos en los cuales exis- te un plan de manejo con la Cor- poración Nacional Forestal (CO- NAF). Dentro de la reserva se extraen maderas muertas y el ma- nejo forestal no corresponde ni al dos por ciento de lo que se extraía en su pasado maderero”, comen- ta a REFORMA el arquitecto Ro- drigo Verdugo, creador de los alo- jamientos de la reserva. Las motosierras callaron pa- ra dejar escuchar el canto de los pájaros, y quienes se hubieran de- dicado a la tala hoy trabajan co- mo cocineros, camareros o guías turísticos. Gracias al paro de la explo- tación forestal, hoy es posible ob- tener momentos místicos cuan- do, al mirar hacia arriba, apare- cen longevos y enormes árboles que forman los llamados Bosques Catedral. Aunado a la contemplación, el descanso sabe mejor cuando el viajero se topa con hoteles po- co convencionales como Monta- ña Mágica y Baobab. “Para el proyecto Monta- ña Mágica me pedían un lodge con 12 habitaciones y al mismo tiempo una escultura con agua y piedra volcánica. Decidí unir los encargos y tomar el desafío de una arquitectura más lúdica. Nos planteamos iniciar un desarro- llo turístico que sorprendiera con una narración a través del bosque nativo”, sostiene Verdugo. En cuanto a la construcción, tanto el arquitecto como el pro- pietario decidieron trabajar con una estructura madre en acero para así lograr una escala que ju- gara con el bosque. “La impermeabilización de Montaña Mágica fue con una membrana de polipropileno que luego fue revestida con piedra volcánica sobre la que se genera vegetación”, agrega el arquitecto. El agua que cae de la cima de este hotel parece arrullar a los que en su interior descansan. Por su parte, el Baobab surge ante la necesidad de contar con d Estruendo en la roca. El salto de agua de 37 metros de altura le da nombre a la Reserva: Huilo-Huilo, en mapuche, significa ‘grieta profunda’. d Un paseo para encontrar ciervos y jabalíes. En esta zona del bosque también hay coquetas cabañitas para pasar la noche. Camino Internacional Río Fuy Lago Pirehueico NELTUME Lodge Montaña Mágica Baobab Hotel & Spa PUERTO FUY d El roble es el centro del hotel Baobab. En espiral se sube hasta las acogedoras habitaciones. Cortesía ProChile

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8   DE VIAJE  REFORMA- Domingo 5 de Diciembre del 2010 d En este mirador circular el bosque se deja atrapar en toda su extensión. Al fondo, el Volcán Mocho-Choshuenco. d Un paseo para encontrar ciervos y jabalíes. En esta zona del bosque también hay coquetas cabañitas para pasar la noche. d El roble es el centro del hotel Baobab. En espiral se sube hasta las acogedoras habitaciones. Lago Pirehueico NELTUME PUERTO FUY Lodge Montaña Mágica Patricia Miranda E nviada

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Page 1: Mexico 2010 7

8   DE VIAJE  REFORMA -  Domingo 5 de Diciembre del 2010

Cuando el bosque llama Kayak, rafting y canopy en Huilo-Huilo

d En este mirador circular el bosque se deja atrapar en toda su extensión. Al fondo, el Volcán Mocho-Choshuenco.

dAquí la aventura

no falta, tampoco

la arquitectura

integrada al paisaje

Patricia Miranda Enviada

NELTUME, Chile.- Es tras haber andado por un ca-chito de la Reserva Bioló-

gica Huilo-Huilo, que un contun-dente párrafo escrito por Pablo Neruda en su obra autobiográfica Confieso que he vivido sacude y trastoca aún más que un buen tra-go de pisco sour o vino.

“Quien no conoce el bosque chileno, no conoce el planeta. De aquellas tierras, de aquel barro, de aquel silencio, he salido yo a an-dar, a cantar por el mundo”, de-nuncia el poeta chileno.

¿En cuántos viajeros no ha-brá causado el mismo impacto el paisaje que se observa en el bos-que chileno? Habría que pregun-tarle a alguno de los 15 mil visitan-tes que tan sólo el año pasado vi-sitaron Huilo-Huilo y se dieron la oportunidad de vacacionar en un ecosistema que ofrece algo más allá de la típica trilogía mar, sol y gran resort.

Bueno, bueno... en Huilo-Huilo también hay bronceado-res, bikinis y playas, sólo que és-tas son lacustres y por lo general no están atestadas.

Quizá otro de los detalles que más atrae es que, en pleno vera-no austral, se tiene la oportunidad de practicar kayak o rafting bajo un clima templado y caminar so-bre la nieve, debido a que el vol-cán Mocho-Choshuenco está ne-vado durante todo el año.

Si las excursiones heladas no son parte del viaje soñado, los ata-jos para realizar avistamientos or-nitológicos y botánicos también están a la carta. Sólo hay que de-cidirse entre tomar la Ruta de los Hongos, seguir el trazo del Sen-dero de los Espíritus, el del Salto Huilo-Huilo o el del Criadero de Ciervos y Jabalíes.

¿Adictos al canopy? Quedan saciados. Inexcusable, dicen, la ti-rolesa llamada “El vuelo del Cón-dor”, que regala la vista de un va-lle a 90 metros de altura.

Pero si el vértigo es un fiel enemigo, queda la opción de bus-car la magia del sitio realizando cabalgatas, montando bicicletas de montaña o practicando pesca con mosca bajo el consabido Cat-ch & Release (Capture y libere).

Es cierto, durante algún tiem-po, la industria maderera reinó en la zona. Pero desde que el empre-sario Víctor Petermann decidió comenzar con el proyecto ecotu-rístico y de conservación de la flo-ra y fauna Huilo-Huilo, la situa-ción cambió.

“Las maderas utilizadas en el proyecto Huilo-Huilo salen de otros campos en los cuales exis-te un plan de manejo con la Cor-poración Nacional Forestal (CO-NAF). Dentro de la reserva se extraen maderas muertas y el ma-nejo forestal no corresponde ni al dos por ciento de lo que se extraía en su pasado maderero”, comen-ta a REFORMA el arquitecto Ro-drigo Verdugo, creador de los alo-jamientos de la reserva.

Las motosierras callaron pa-ra dejar escuchar el canto de los pájaros, y quienes se hubieran de-dicado a la tala hoy trabajan co-mo cocineros, camareros o guías turísticos.

Gracias al paro de la explo-tación forestal, hoy es posible ob-tener momentos místicos cuan-do, al mirar hacia arriba, apare-cen longevos y enormes árboles que forman los llamados Bosques Catedral.

Aunado a la contemplación, el descanso sabe mejor cuando el viajero se topa con hoteles po-co convencionales como Monta-ña Mágica y Baobab.

“Para el proyecto Monta-ña Mágica me pedían un lodge con 12 habitaciones y al mismo tiempo una escultura con agua y piedra volcánica. Decidí unir los encargos y tomar el desafío de una arquitectura más lúdica. Nos planteamos iniciar un desarro-llo turístico que sorprendiera con una narración a través del bosque nativo”, sostiene Verdugo.

En cuanto a la construcción, tanto el arquitecto como el pro-pietario decidieron trabajar con una estructura madre en acero para así lograr una escala que ju-gara con el bosque.

“La impermeabilización de Montaña Mágica fue con una membrana de polipropileno que luego fue revestida con piedra

volcánica sobre la que se genera vegetación”, agrega el arquitecto.

El agua que cae de la cima de este hotel parece arrullar a los que en su interior descansan.

Por su parte, el Baobab surge ante la necesidad de contar con

d Estruendo en la roca. El salto de agua de 37 metros de altura le da nombre a la Reserva: Huilo-Huilo, en mapuche, significa ‘grieta profunda’.

d Un paseo para encontrar ciervos y jabalíes. En esta zona del bosque también hay coquetas cabañitas para pasar la noche.

Camino Internacional

Río

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d El roble es el centro del hotel Baobab. En espiral se sube hasta las acogedoras habitaciones.C

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