metodologías para el trabajo social con juventudes

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Metodologías Innovadoras para el Trabajo Social con Juventudes. Mtro. Elí Evangelista Martínez. Académico de la Escuela Nacional de Trabajo Social y de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Fue Subdirector de Investigación y Políticas de Juventud del Gobierno del D.F. m Líder Coordinador de Proyectos del DIF-DF, Subdirector del Instituto de la Juventud del Distrito Federal. Actualmente es Director de Desarrollo Comunitario de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México. Este escrito fue realizado con la colaboración de Mónica Laura Segura Díaz. 1.1 Las Juventudes: Miradas sociales. Los mundos plurales, diversos y desiguales de las juventudes no pueden ser expresados solo como imágenes estáticas, mecánicas, evolutivas. No hay una condición juvenil única, ni una realidad común para todas las juventudes, porque nunca son homogéneas ni uniformes, sino diversas y plurales, por eso se propone hablar de las “juventudes” en lugar de "juventud". Asimismo, es importante observar cómo las posiciones, prácticas o propuestas que las y los jóvenes desarrollan en la sociedad y el papel que juegan en su devenir, es uno de los temas más polémicos, controversiales y posicionados social y políticamente. Pero las polémicas que se dan sobre la situación de las juventudes habitualmente están atravesadas por imágenes sociales paradójicas o dicotómicas: se presenta a las juventudes desde una perspectiva que expresa intereses de los adultos sobre sus asuntos, cuando lo adecuado es presentar a las juventudes como actores y sujetos

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Elí Evangelista Martínez. Académico de la ENTS-UNAM.

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Page 1: Metodologías para el Trabajo Social con Juventudes

Metodologías Innovadoras para el Trabajo Social con Juventudes.

Mtro. Elí Evangelista Martínez. Académico de la Escuela Nacional de Trabajo Social y de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Fue Subdirector de Investigación y Políticas de Juventud del Gobierno del D.F. m Líder Coordinador de Proyectos del DIF-DF, Subdirector del Instituto de la Juventud del Distrito Federal. Actualmente es Director de Desarrollo Comunitario de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México. Este escrito fue realizado con la colaboración de Mónica Laura Segura Díaz.

1.1Las Juventudes: Miradas sociales.

Los mundos plurales, diversos y desiguales de las juventudes no pueden ser expresados solo como imágenes estáticas, mecánicas, evolutivas. No hay una condición juvenil única, ni una realidad común para todas las juventudes, porque nunca son homogéneas ni uniformes, sino diversas y plurales, por eso se propone hablar de las “juventudes” en lugar de "juventud".

Asimismo, es importante observar cómo las posiciones, prácticas o propuestas que las y los jóvenes desarrollan en la sociedad y el papel que juegan en su devenir, es uno de los temas más polémicos, controversiales y posicionados social y políticamente. Pero las polémicas que se dan sobre la situación de las juventudes habitualmente están atravesadas por imágenes sociales paradójicas o dicotómicas: se presenta a las juventudes desde una perspectiva que expresa intereses de los adultos sobre sus asuntos, cuando lo adecuado es presentar a las juventudes como actores y sujetos sociales plenos que le dan autonomía a sus propias vidas y a sus relaciones sociales.

Por eso, en ocasiones las juventudes aparecen como el icono de la transformación social y cultural, con todas sus connotaciones positivas y negativas, pero también como la principal amenaza a la estabilidad o armonía de la vida social. Tal pareciera que nuestras sociedades construyen socialmente a las juventudes en miradas extremas; o como los nuevos sujetos históricos del cambio o como las amenazas más explícitas y radicales al orden social.

Es importante considerar en los últimos tiempos han aparecido nuevas imágenes sociales de las juventudes que se ubican entre los extremos antes mencionados y que a la vez están sometidas a una constante transformación debido a la velocidad de los cambios sociales, económicos y culturales en nuestras sociedades modernas. Por eso es importante identificar y analizar las miradas sociales que sobre las y los jóvenes se construyen cotidianamente, como las siguientes.

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1.3.1 La mirada social del Joven tutelado.

Es una mirada que se centra en entender al joven como persona tutelada, necesitada de apoyo, atención y acompañamiento por alguien o joven alguien necesariamente adulto. Por eso se basa en una perspectiva adulto-céntrica del ser joven, donde este requiere un tutor, nunca joven, siempre adulto, que le indique el camino a transitar para dejar de ser joven e integrarse a la vida adulta. Esta mirada siempre tiene una visión vertical y excluyente donde se les asigna a las y los jóvenes connotaciones como adultos incompletos, personas en formación que requieren a otra persona “no joven” que los guíe, acompañe y tome decisiones por ellos, o aún más, que les diseñe el camino a transitar.

Esta mirada considera el joven como alguien en preparación, que no está preparado para enfrentar al mundo, que está en espera de asumir los roles del adulto, quien es conceptualizado como el ideal de ser humano, por lo tanto, las juventudes tienen que prepararse para llegar a ser a imagen y semejanza de los adultos. El adultocentrismo, por eso, es una visión del mundo donde se replantea que sólo los sujetos adultos son las personas que están "preparadas" para dirigir la sociedad y que son el modelo de desarrollo ideal, al tener experiencia y madurez. Podemos decir que en esta mirada social el adulto es concebido como centro y motor de la sociedad y le son atribuidas características como la completud, la madurez, la experiencia, la capacidad de producir, la posibilidad de dar opiniones respetables, le centralidad, la capacidad de dirigir a la sociedad al contar con los fundamentos para la toma de decisiones.

En contrasentido, se define al joven como la negación del adulto, como una persona que requiere un tutor que le diseñe su plan de de vida, asociando al joven con la incompletud, la inmadurez, la inexperiencia, la incapacidad de decidir, sin conocimiento autónomo, sin saberes suficientes, con atributos que se relacionan con lo desorganizado, lo desordenado, lo aislado, lo anómico, lo trunco, lo inmaduro, lo inacabado, lo imperfecto etc., por lo que se cimenta en conceptos como tutela, tutoría, atención, contención, orientación, asistencia, control, dádiva, protección, apoyo y ayuda.

1.3.2 La mirada social del Joven problema. Para esta mirada social al joven se le conceptualiza a través del cristal de la problematización de los mundos juveniles y de una mirada criminalizadora y coercitiva: ser joven es igual a ser problema o carencia, ser delincuente o presunto criminal, ser persona peligrosa o en riesgo social, subversiva y cuestionadora del orden social, por eso se basa en una definición y conceptualización del ser juvenil que se sustenta en una categoría de problema. En el marco del joven problema solo se resaltan o visualizan los atributos

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negativos de las juventudes, dejando de lado los positivos; se mira a las juventudes en relación a vida social compleja, peligrosa, amenazadora, caracterizada por la rebeldía, desobediencia y por no tomar importancia a los aspectos de la vida social.

Desde esta postura se considera a las juventudes como “subculturas” desintegradas del sistema, marginales y anómicas; como “contraculturas” subterráneas, oscuras, peligrosas, subversivas y contestatarias al sistema; y finalmente, como población en “riesgo social”: delincuentes en potencia, desempleados y prescindibles socialmente, pobres e indigentes, sectores vinculados a las enfermedades, sexuales principalmente, y a las adicciones.

Es decir, esta mirada es estigmatizadora, criminalizadora, moralista, maniquea, basada en visiones que identifican al joven como problema y no como sujeto social con problemas pero también capacidad de resolverlos; se inscribe a verlos más como victimarios que como víctimas; y a identificarlos como incapaces, inhabilitados o no empoderados, antes que verlos como potenciales candidatos a resolver socialmente sus problemas y aportar a la solución de los de toda la sociedad, teniendo como principios de acción lo coercitivo y lo orientado al control o regulación social.

1.3.3 La mirada social del Joven consumidor.

La mirada del joven como objeto de consumo, tiene cuatro grandes orientaciones; la primera identifica a los jóvenes como potenciales consumidores de elementos materiales que produce el mercado para su reproducción socio-económica (ropa, moda, estéticas, música, tiempo libre, lugares de la nocturnidad, tecnologías de información y comunicación); la segunda los visualiza como consumidores simbólicos de estilos, imágenes, estéticas y discursos que les otorgan un sentido e identidad como juventudes, frente a la sociedad “no” joven; la tercera los vislumbra como consumidores en los procesos de producción, creación, distribución y comercialización de modas, estilos e imágenes culturales propios, mediante sus propias micro-empresas, cooperativas juveniles, bancos del tiempo o espacios de trueque, aunque también con la piratería o falsificación de prendas, marcas y otros instrumentos; y el cuarto enfoque los ve como consumidores de lo ”negativo” del sistema; sustancias, drogas lícitas e ilícitas (desde la perspectiva criminalizadora y desde la perspectiva del uso social de drogas y reducción del daño).

Por ello la condición juvenil del consumo se construye no solamente por el consumo material, (ropa, moda, información, tecnologías; sino también por los procesos de producción, creación y consumo simbólico; por el consumo de los bienes, servicios o instrumentos producidos por ellos mismos y por consumir o usar socialmente “lo negativo del sistema”, como las sustancias o drogas lícitas o ilícitas.

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Esta mirada ve a las juventudes preocupadas solo por satisfacer sus necesidades e intereses materiales, simbólicos o de alteración sensorial, viendo al consumo como algo individual y a las juventudes como consumidores indiferentes a lo que acontece en la esfera de los asuntos colectivos y de integración social. Por lo que esta mirada dibuja a las juventudes como ausentes del espacio público integral, apareciendo en él de manera caótica, imprevisible, esporádica y efímera, siempre con capacidad de consumir pero no de producir, ni crear, incidiendo ya sea en la acumulación de capital y en la reproducción del sistema socio-económico o en el consumo de lo negativo que genera la sociedad.

1.3.4 La mirada social del Joven instrumento.

Esta mirada se configura al entender al joven con potencialidades, riquezas, oportunidades y fortalezas, pero utilizando esas fuerzas y energías juveniles individuales y colectivas, para cubrir intereses no necesariamente vinculados a las demandas de las mismas juventudes.

Esta mirada expropia el poder, orienta las fuerzas juveniles, controla las energías juveniles para lograr objetivos sociales o políticos vinculados con otras esferas de lo “no” juvenil, por lo que se prioriza un esquema utilitario, instrumental, y por resaltar los rasgos que la distinguen de las otras como la infancia y la edad adulta, tales como el vigor físico, la acción incansable y la frescura juvenil. Las energías, fuerzas e iniciativas juveniles se utilizan o instrumentalizan para otros fines o intereses que van más allá de los priorizados por las mismas juventudes por lo que la acción desde esta mirada se vincula a las persuasión, coerción y control social.

1.3.5 La mirada social del Joven Invisible.

Esta mirada invisibiliza al joven en el presente, porque no lo ubica en el contexto actual como actor y protagonista, sino que lo traslada de manera ahistórica a un futuro imaginario, que no tiene sustento en le realidad, que se proyecta sin fundamento y que por lo mismo no necesariamente existirá.

Las juventudes desde esta mirada se vislumbran como lo que no existe hoy, pero que quizá existirá en el mañana, la juventud es vista entonces “como el futuro de nuestras sociedades” Las juventudes son futuro, no presente, joven proyección, no contexto, es una mirada que solo imagina o proyecta un futuro, el joven desaparece del contexto histórico-social y aparece en un supuesto futuro sin sustento estratégico.

Se invisibiliza o se saca de la escena actual a las y los jóvenes con un discurso de algo que va a ser probablemente, pero que no es en los momentos actuales o presentes. Por eso le

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otorga a las juventudes potencialidades para el futuro, pero no para actuar en el presente, la percibe en un futuro incierto, negándola en el presente real y difícil, vinculándose a esquemas ahistóricos, casuísticos y descontextualizados de aquí y del ahora social juvenil.

1.3.6 La mirada social del Joven sujeto social.

Esta mirada identifica a las y los jóvenes como sujetos sociales plenos; es decir, a identificarlos y potenciarlos como actores o agentes activos, proactivos, sinérgicos, movilizados, en constante cambio, con posibilidades para desarrollar propósitos y finalidades transformadoras, dentro del entorno que los identifica, buscando siempre tomar decisiones colectivas que les permitan establecer espacios para crear y recrear sus intereses y expectativas, a través de planteamientos estratégicos y de acciones afirmativas.

Se ven también como actores sociales que colectivamente definen y logran concretizar objetivos y metas, que cuentan con la capacidad de comunicar y generan conciencia de ciudadanía, protagonismo juvenil como acción cultura y política. Además, esta mirada social es histórica y contextual ya que involucra a las juventudes en su presente de manera activa, considerándolas estratégicas para el desarrollo de la sociedad, priorizando aspectos positivos, críticos o propositivos, como la inclinación a participar en cuestiones solidarias, orientadas al compromiso social dentro de sus entornos y más allá de ellos.

Esta mirada alternativa, resalta la visión sinérgica de las juventudes para vislumbrarlas como colectivos dotados de derechos, deberes y capacidad de decisión, acción y proyección social., por lo que la visión de sujetos sociales implica procesos de participación y organización, que en sí son referentes y espacios de ejercicio y aprendizaje de la ciudadanía juvenil.

Es importante mencionar que las anteriores miradas sociales son construcciones sociales y culturales que coexisten y se contraponen en nuestras sociedades y han sido sustento para entender a los jóvenes y para construir las políticas y programas con las que han trabajado las instituciones públicas de nuestras sociedades, a tal punto que a las y los jóvenes sólo se les representados socialmente bajo estas concepciones extremas y enfrentadas.

1.2 Las y los jóvenes: Sujetos de derecho y actores sociales.

Los jóvenes como sujetos de derecho son aquellos colectivos juveniles que tienen reconocidos derechos, deberes y responsabilidades por parte de una sociedad y del Estado y sus diferentes poderes y niveles, basándose para su regulación en los enfoques de Derechos Humanos y en los Derechos Sociales, en el entendido de que todo derecho siempre es exigible.

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La perspectiva de Derechos Humanos es la expresión de las luchas por recuperar la dignidad humana de los sometidos, vulnerables o marginados, es la expresión de la lucha por la desconcentración del poder, de la lucha por su redistribución para que cada quien pueda desarrollar su proyecto autónomo de vida, su propia construcción de sentido. Los Derechos Humanos expresan el conjunto de condiciones que hacen posible ese desarrollo pleno de la autonomía y además extienden la condición humana explícitamente a todos a quienes les ha sido negada desde los discursos de dominación. Desde esta perspectiva, el Estado, como forma macro de organización y funcionamiento de la sociedad, encuentra su única justificación en garantizar la más plena realización posible de los Derechos Humanos de todas las personas que viven dentro de su jurisdicción y en particular de las y los jóvenes. Esta perspectiva constituye precisamente un proyecto político que apunta a transformar la institucionalidad del Estado y sus prácticas para adecuarlas al fin de garantizar la más plena realización de todos los derechos humanos, y a su vez es una iniciativa de construcción de ciudadanía juvenil donde las organizaciones de la sociedad civil y las y los ciudadanos en general vigilen y exijan el cumplimiento de las obligaciones del Estado derivadas de los tratados de Derechos Humanos que ha ratificado.

Por otro lado, la perspectiva de Derechos Sociales son procedimientos y regulaciones y acciones que garantizan que universalmente los miembros de una sociedad tengan o aspiren a elevar sus niveles de Bienestar Social. Es decir, todos los ciudadanos, por el hecho de serlo, y no como mera caridad o política asistencial, deben tener el derecho de acceder a los medios necesarios para tener unas condiciones de vida dignas.

Los derechos sociales son propios del Estado Social de Derecho, y son los que humanizan a los individuos, sus relaciones, servicios, beneficios y el entorno en el que se desarrollan, son garantes del reconocimiento y ejercicio de condiciones materiales para una existencia digna; tienen relación con el derecho a un empleo y a un salario, a la protección social en casos de necesidad, jubilación, seguridad social, desempleo, pensiones laborales por enfermedad, maternidad o paternidad, accidentes laborales, a vivienda, a educación, a salud, a alimentación, a un medio ambiente sano, al acceso a la cultura, y a la asistencia e integración social en caso de alta vulnerabilidad.

Las y los Jóvenes como sujetos de derechos, desde la perspectiva de los derechos humanos y de los derechos sociales, deben ser ubicados como actores sociales plenos, a identificarlos y potenciarlos, a través de planteamientos estratégicos y de acciones afirmativas, como sujetos con posibilidades para desarrollar propósitos y finalidades transformadoras, dentro del entorno que los identifica, buscando siempre tomar decisiones colectivas que les permitan establecer espacios para crear y recrear sus intereses y expectativas, con el respaldo de la sociedad y el estado para garantizar el reconocimiento, exigibilidad y disfrute de tales derechos. En consecuencia, desde esta perspectiva también

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se tiene como finalidad alterna contribuir al establecimiento progresivo de juventudes autónomas, formadas por ciudadanos juveniles, que tengan claridad de sus derechos y que fundamentalmente tengan en sus manos los mecanismos para ejercerlos y hacerlos realidad.

3.- Metodologías Innovadoras para el Trabajo Social con jóvenes. La Perspectiva Juvenil.

La perspectiva juvenil es un enfoque teórico-político, social, educativo y metodológico que tiene como finalidad la promoción, planeación y acción social orientada para el trabajo social y cultural con las juventudes, desde una perspectiva basada en el enfoque de derechos, en un enfoque de género y en la noción/visión de entender a las y los jóvenes como sujetos sociales plenos y como actores estratégicos para el desarrollo de su sociedad.

Tiene como objetivo incidir en la formación de las y los jóvenes como actores sociales plenos; es decir, a identificarlos y potenciarlos, a través de planteamientos estratégicos y de acciones afirmativas, como sujetos con posibilidades para desarrollar propósitos y finalidades transformadoras, dentro del entorno que los identifica, buscando siempre tomar decisiones colectivas que les permitan establecer espacios para crear y recrear sus intereses y expectativas.

Desde la perspectiva juvenil, las juventudes vienen ser construcciones sociales y culturales desarrolladas a través de ejercicios vitales generados en una etapa de la vida humana, delimitada por un lapso cronológico más o menos general, enmarcada por características psico-sociales y culturales. Cuando se dice que las juventudes son construcción social y cultural es porque la sociedad construye socialmente a los y las jóvenes, asignándoles identidades, roles e imágenes específicas.

La perspectiva juvenil trata de que esas construcciones sociales vayan orientadas a identificar a las juventudes como sujetos sociales, como ciudadanos plenos, como actores con potencialidades, energías y fortalezas. Por ello privilegia los cambios, la heterogeneidad, fuerza, pluralidad, toma de decisiones, responsabilidades, iniciativas de lucha, contrastes, contradicciones, pero también metas en común.

Ante eso, lo Juvenil se traduce en diferentes enfoques, temáticas, objetivos, inquietudes, intereses, expresiones, demandas, visiones, reivindicaciones, identidades, códigos de comunicación, normas, problemáticas, modos y formas de vida que los distintos y específicos grupos juveniles reconocen como propios y les permiten tener distintas formas de expresión, identidad, costumbres, actores, simbolismos.

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Las juventudes son social e históricamente definidas, son construcciones socioculturales que se relacionan con momentos históricos, políticos y sociales específicos. La representación de lo juvenil, por tanto, no es única, es variable en tiempo y espacio, su definición es situacional, pero a la vez, estratégica, sus culturas son plurales y heterogéneas, sus identidades abarcan diversos niveles: punks, darketos y darketas, skatos, surfos, cholos y cholas, las y los fresas, chundos y chundas, chidos y chidas, las y los indígenas, los padres y madres jóvenes, discapacitados, militantes trabajadores y trabajadoras, chavos y chavas en situación de calle, sexoservidoras y sexoservidores, estudiantes, migrantes, gays y lesbianas, travestis y transgéneros, en fin, todas y todos los que omitimos y pueden existir.

3.1 Elementos de la Perspectiva Juvenil

Elementos Políticos

Joven como sujeto social. Las y los jóvenes debe ubicarse como sujetos y actores sociales plenos; es decir, a identificarlos y potenciarlos, a través de planteamientos estratégicos y de acciones afirmativas, como sujetos con posibilidades para desarrollar propósitos y finalidades transformadoras, dentro del entorno que los identifica, buscando siempre tomar decisiones colectivas que les permitan establecer espacios para crear y recrear sus intereses y expectativas.

Perspectiva de Derechos Humanos: La perspectiva de los derechos humanos es la expresión de las luchas por recuperar la dignidad humana de los sometidos, vulnerables o marginados, es la expresión de la lucha por la desconcentración del poder, de la lucha por su redistribución para que cada quien pueda desarrollar su proyecto autónomo de vida, su propia construcción de sentido., por ello siempre expresan el conjunto de condiciones que hacen posible el desarrollo pleno y extienden la condición humana explícitamente a todos a quienes les ha sido negada desde los discursos de dominación. Desde esta perspectiva el Estado, como forma macro de organización y funcionamiento de la sociedad, encuentra su única justificación en garantizar la más plena realización posible de los Derechos Humanos de todas las personas que viven dentro de su jurisdicción y en particular de las y los jóvenes. Esta perspectiva constituye precisamente un proyecto político que apunta a transformar la institucionalidad del Estado y sus prácticas para adecuarlas al fin de garantizar la más plena realización de todos los derechos de todas las personas. Es a su vez un proyecto de construcción de ciudadanía juvenil porque es necesario que las organizaciones de la sociedad civil y las y los ciudadanos en general vigilen y exijan el cumplimiento de las obligaciones del Estado derivadas de los tratados de Derechos Humanos.

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Perspectiva de Derechos Sociales: Los derechos sociales son aquellos que son necesdarios para vivir en dignidad y son exigibles, es decir, se garantizan universalmente, a todos los ciudadanos simplemente por el hecho de serlo, y no como mera caridad o asistencia, por eso tienen íntima relación con el acceso a los medios necesarios para tener unas condiciones de vida dignas. Los derechos sociales son el equivalente a los denominados derechos humanos de segunda generación (los económicos, sociales y culturales), propios del Estado Social de Derecho, y son los que humanizan a los individuos, sus relaciones, servicios, beneficios y el entorno en el que se desarrollan. Son garantes del reconocimiento y ejercicio de las condiciones materiales para existencia digna. Los derechos sociales tienen relación con el derecho a un empleo y a un salario, a la protección social en casos de necesidad (jubilación, seguridad social, desempleo, a pensiones laborales por enfermedad, maternidad o paternidad, accidentes laborales), a una vivienda, a la educación, a la sanidad, a un medio ambiente saludable, al acceso a la cultura, a todos los ámbitos de la vida pública y a la asistencia e integración social en caso de alta vulnerabilidad.

Perspectiva de Género como elemento político: Se refiere a la forma en que debe tomarse en cuenta a las y los jóvenes en el proceso de desarrollo e inclusión social , sabiendo que existe una división genérica del mundo que se manifiesta en una situación de dominio de la construcción social del ser hombre sobre el ser mujer. Toda acción hacia la juventud debe ser construida desde una visión equitativa entre lo que significa ser hombre y ser mujer en una sociedad, pero retomando también la emergencia de orientaciones y preferencias sexuales divergentes.

Intencionalidad transformadora: Todo proceso comunitario implica el logro de cambios positivos y progresivos, desde dentro y debajo de las realidades juveniles. Un reto importante recae en entender todo proceso de transformación como una construcción a partir de aproximaciones sucesivas: transformación de circunstancias – instante inmediato; transformación de acciones - corta duración; transformación de coyunturas – mediana duración y transformación de estructuras – larga duración.

Elementos Sociales:

Condiciones Sociales. La Perspectiva Juvenil se sustenta en el plano de las condiciones sociales (Feixa, 1997) dichos factores deben ser el primer eje de profundización para describir y comprender la realidad de una determinada sociedad, dichas condiciones son las siguientes:

o Generación : Ubica a la juventud dentro de un período histórico, supone procesos de

socialización más o menos homogéneos y de vivencia biográfica común. Esto no

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implica que todos los sujetos coetáneos sean afectados de la misma forma, o se identifiquen plenamente con dicha generación, pero se constituye en una referencia histórica para identificar aquellos movimientos y grupos que han logrado cohesión e ideologías comunes.

o Género como elemento social: Categoría de análisis que permite visualizar las

relaciones entre los sexos debe ser retomada con particularidad en la presente década, ya que en los inicios del estudio de la juventud se constata la invisibilidad de las mujeres jóvenes en espacios públicos. Al respecto se indica que el foco de atención debe ser puesto, en tratar de indagar cuáles son las formas en que las mujeres jóvenes han conformado sus propias formas de socialización, interacción y negociación frente al medio. Por otra parte hoy se puede observar una recuperación del espacio público por parte de las mujeres y esto ha generado transformaciones profundas en las relaciones hombre- mujer jóvenes, como a su vez nuevas concepciones de lo femenino y masculino a partir de la reconfiguración de los roles sociales, y de la participación de la mujer en amplios sectores de la sociedad.

o Clase : Cada joven se reconoce se reconoce y se adscribe en una determinada clase

social según el status socioeconómico que le asigna la sociedad. Esta categoría es rescatable para identificar la pluralidad y heterogeneidad de los mundos juveniles ya que la clase social determinará en los jóvenes las diferentes de vida cotidiana que lógicamente impactan en las condiciones sociales y en las culturas juveniles.

o Etnia : En sociedades donde coexisten diferentes etnias, hay que considerar el factor

de identidad étnica, su influencia y su incorporación en el proyecto de Estado. El respeto a su cosmovisión y a su derecho a existir culturalmente como grupos, implica que dentro de cada etnia existe una población juvenil con sus propias especificidades. En el marco social la etnia está cruzada por el fenómeno de la migración campo ciudad, la pobreza, falta de educación y escasa preparación laboral para integrarse a un escenario moderno pero contradictorio y plural en sí mismo.

o Territorio: La pertenencia territorial denota y sirve para significar las fronteras de

grupo o comunidad de jóvenes. Este espacio territorial no es estático, tiene movilidad, puede ser fijo al hablar de un barrio, pero también hay espacios como los estadios, discos, ferias, etc., en que los y las jóvenes reconocen un territorio de actuación común. Este factor puede coincidir con el factor de clase, de género, o de etnia, y adquiere mayor importancia en sectores urbanos donde la diferenciación territorial de clase social potencia la segregación social urbana.

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Imágenes Culturales. Tienen relación con los estilos juveniles, es decir cómo los chavos y chavas se muestran a la escena pública, su desarrollo simbólico y creación de códigos propios a través del lenguaje, la música, la estética corporal y las producciones culturales. En ese sentido, la mirada de las imágenes culturales permite reconocer la heterogeneidad de lo juvenil, a partir de diferentes realidades identitarias en las cuales se desenvuelven las juventudes. Una mirada unidimensional de lo juvenil, que solamente concibe a los y las jóvenes como sujetos en tránsito y no cómo personas con necesidades actuales, no favorece la generación de miradas que asuman la complejidad de lo juvenil. Aunque es importante mencionar, que también las imágenes culturales implican diversidad, tomando en cuenta el contexto temporal y espacial donde se desarrolle.

Diversidad: Todo trabajo con jóvenes debe tomar en cuenta las múltiples formas de pensamiento y acción que tienen las y los jóvenes. En lo que respecta al pensamiento nos referimos a la forma de imaginar el presente y el futuro; y en cuanto a la acción, a veces lúdica, a resolver y enfrentar cualquier situación.

Pluriculturalidad: El trabajo con jóvenes debe respetar las distintas culturas e identidades que se manifiestan en los mundos juveniles y que están conformadas por distintos elementos materiales, simbólicos, históricos, ideológicos y coyunturales.

Espacialidad: La espacialidad significa tomar en cuenta que los diversos espacios sociales donde coparticipan las y los jóvenes, están divididos en dos niveles: físicos e imaginarios, o simbólicos, mismos que se concretan en territorios que son una fuerte marca de identidad y de orgullo comunitario.

Inclusión y Consenso social: Independientemente de que las y los jóvenes como grupo social demográficamente se caracterizan de diversas maneras, también proponen diferentes temáticas, objetivos, inquietudes, intereses, expresiones, reivindicaciones, identidades, códigos de comunicación, normas, modos y formas de vida, por ello las acciones que se realicen para su promoción deben tender a incluir socialmente todas esas expresiones y condiciones, a partir de sus diferencias, de sus conflictos, pero también a lograr consensos específicos en el abordaje de sus temáticas diferenciadas.

Elementos Educativos

Enfoque Educativo: Todo tipo de trabajo juvenil debe ser considerado un proceso de análisis y significación de conocimiento entre las y los participantes. Por ello, la perspectiva juvenil busca generar procesos educativos y organizativos entre los

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sujetos, sectores e identidades juveniles, simultáneamente al desarrollo de servicios o acciones; potenciando aprendizajes y fomentando la construcción de conocimiento.

Perspectiva inter e intrageneracional: Todo trabajo juvenil debe investigar y a la vez desarrollar acciones que desencadenen procesos y relaciones intergeneracionales, es decir, construir, promover y fortalecer espacios de encuentro y comunicación horizontal entre la juventud y otros sectores: niños y niñas, adultos y adultos mayores, así como entre los distintos grupos de edad de la misma juventud con sus diversas identidades.

Horizontalidad y Dialogicidad: Todo proceso de trabajo juvenil debe establecer relaciones horizontales de intercambio y construcción de conocimientos, ideas y proyecciones; con el fin de promover la participación activa, consciente y reflexiva de los sujetos juveniles, pero debe tener también una postura dialógica, es decir, circular, comunicativa, de construcción de propuestas a partir del dialogo.

Elementos Metodológicos:

Visión integral: La perspectiva juvenil debe considerar todas las áreas, aspectos, necesidades, situaciones, problemas y potencialidades de sectores e identidades juveniles y, además, imprimir importancia a todas las miradas y opiniones de los actores sociales e institucionales participantes.

Transversalidad: La transversalidad es un criterio social, político y metodológico que interrelaciona y conecta a todos los actores o instancias públicas, sociales y civiles, para que, independientemente de áreas orubros de atención, implementen lineamientos dirigidos a la juventud, a partir de un ente coordinador, normativo y supervisor. Es una acción encaminada a lograr que las temáticas de interés para la juventud, crucen y articulen el hacer y quehacer de todas las instituciones públicas y otros actores sociales .

Delimitación sectorizada/temática: Dentro del proceso de trabajo juvenil, la focalización es un procedimiento metodológico que nos permite identificar y definir rigurosamente a los sectores o grupos juveniles con los que se tienen intención de trabajar. Pero delimitar no significa sólo para identificar o seleccionar sectores, sino también significa, en términos políticos, definir y dar prioridad al desarrollo de acciones con las y los jóvenes en desventaja social.

Potenciación de las redes de amistad. Todo trabajo con jóvenes debe iniciar y desarrollarse a partir de un respeto a las relaciones de amistad, que en el caso de las y los jóvenes, tienen significados tan profundos en los ámbitos de la solidaridad, cohesión e identidad. En ese sentido, los proyectos juveniles tienen mayor éxito si

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se enmarcan y se desarrollan a partir de los grupos de amistad de los y las jóvenes.

Capacidad de resolución emergente y estratégica: Si bien todo comunitario con jóvenes exige una mirada estratégica, a la vez requiere una capacidad de dar solución inmediata a diferentes demandas, necesidades y situaciones o problemáticas que las y los jóvenes asumen como suyas. Las mismas realidades juveniles, de acuerdo con su naturaleza temporal (“no se es joven toda la vida”), exigen respuestas a largo y mediano plazo, pero tomando en cuenta que el cumplimiento de sus aspiraciones y demandas de manera inmediata es crucial para los distintos sectores juveniles.

3.3 La importancia de la perspectiva juvenil en el Trabajo Social Juvenil.

La Perspectiva Juvenil es un proceso el que se reflexiona, analiza y se desarrolla práctica socio-cultural con finalidades de transformación social positiva. Sin embargo, a pesar de que la promoción cultural es una metodología de trabajo legitimada socialmente, es claro que existe insuficiencia de metodologías específicas y concretas para el trabajo juvenil, que hayan sido sustentadas desde una postura teórica-conceptual, validadas metodológicamente, legitimadas políticamente y que sean eficientes y eficaces en la operación de programas y proyectos juveniles. Por esta situación, consideramos que la perspectiva juvenil viene a ser un aporte para la promoción cultural, porque que retoma criterios teóricos, políticos, metodológicos y operativos, para la elaboración de iniciativas, programas y proyectos culturales juveniles, participativos, liberadores y transformadores dentro de las comunidades, con perspectiva de género.

En ese sentido, en un primer momento, la perspectiva juvenil aporta al Trabajo Social que existen posturas tradicionales y dominantes en nuestra realidad que caracterizan a los sujetos juveniles como individuos-problema, personas-tuteladas o entes-consumidores; miradas juveniles que solamente aportan, desde la mirada adulto-céntrica, figuras, estereotipos e imágenes relacionadas con población peligrosa, abandonada, rebeldes ante el poder, sin autovaloración, aislados, indisciplinados, desorganizados, desinformados y que invisibilizan la otra parte de las juventudes, como sujetos, agentes, protagonistas, actores, potenciadores, promotores, creadores, innovadores, comprometidos, solidarios, transformadores y propositivos.

Por eso, la perspectiva juvenil busca el desarrollo de iniciativas de Trabajo Social reconociendo a las y los jóvenes como sujetos sociales, discrepantes, contendientes, insistentes, responsables, estratégicos, con propuesta y proyecto, en movimiento, en lucha y con una postura de cambio. Asimismo, esta perspectiva orienta a que nuestro trabajo de elaboración y desarrollo de programas culturales para la juventud sea compartido estratégicamente con los mismos jóvenes, es decir, involucrarlos en las planeaciones a

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partir del reconocimiento y respeto de sus identidades, códigos de comunicación, significados, simbolismos, formas de organización y de participación.

En un segundo momento, todo Trabajo Social con Juventudes debe tomar en cuenta como sustento de acciones sociales, las diversidades y heterogeneidades de las y los jóvenes a partir de las Condiciones Sociales (Clase social, Género, Generación, Etnia, orientación sexual) y las Imágenes Culturales (música, estéticas corporales, vestimenta, espacios y expresiones culturales). En este sentido, la perspectiva de género es un elemento fundamental, y llevado a la práctica esto implica que en el diseño de programas juveniles por ejemplo de —educación, empleo, salud, vivienda, justicia, cultura, asistencia social- es necesario contar con diagnósticos de género que den cuenta de la situación y necesidades de hombres y mujeres jóvenes, precisar sus diferentes condiciones de recepción de iniciativas, diseñar metas y herramientas que garanticen resultados positivos en todos los casos.

En un tercer momento, retomar la perspectiva juvenil en los procesos de Trabajo Social con Juventudes, permite identificar y tomar en cuenta todos aquellos rasgos de diferenciación entre las y los jóvenes, que expresa la voz de un sector mayoritario de la sociedad, esa voz que se transforma en voces, y que demanda reconocimiento a su diferencia, espacios físicos y simbólicos, equidad de género, participación e incidencia en ámbitos de decisión, respeto a su individualidad y a sus derechos. Por eso, esta perspectiva parte y retoma las especificidades y la diferencia socio-cultural de lo juvenil, para así diseñar elaborar metodologías, programas y trabajos de promoción social juvenil, que a la vez son procesos educativos, transformadores y liberadores orientados a que el sujeto juvenil sea creador, transformador y partícipe en la construcción de sus propias realidades. No es lo mismo ser mujer joven a hombre joven un una sociedad.

En un cuarto momento, la perspectiva juvenil reconoce a los profesionales del Trabajo Social como acompañantes y facilitadores de procesos educativos entre sujetos sociales juveniles, creando espacios de encuentro y diálogo necesarios para el desencadenamiento de participación organizada y consciente que genere capacidad de respuesta a las problemáticas sociales particulares, y sobre todo, genere un diseño de políticas juveniles desde abajo. Por ello planificar nuestros proyectos culturales de juventud con una perspectiva juvenil, significa construir los cimientos de políticas públicas de juventud alternativas, democráticas, participativas, incluyentes, que permitan a las y los jóvenes constituirse como actores sociales plenos en el presente, y no soñarlos solamente como los frutos del mañana.

Epílogo: Nueva Cuestión Social Juvenil o Nuevas Condiciones Sociales Juveniles?

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Según Robert Castel (2007), la “cuestión social” es una posición y condición a través de la cual una sociedad vive o experimenta el enigma de su cohesión y trata de conjurar o controlar el riesgo de su fractura. Es un desafío o planteamiento que genera interrogantes, que pone sobre la mesa las capacidades que tiene una sociedad de existir como un conjunto ligado por relaciones de interdependencia, contradictorias, complejas. La cuestión social siempre confirma la existencia de una "sociedad" y el funcionamiento efectivo de mecanismos específicos garantes de su cohesión, integración, articulación. Cuando la cohesión del colectivo o de la comunidad, presenta grietas, se encuentra en peligro de romperse por fallas en o por la inexistencia de los mecanismos de integración, es cuando aparece la “cuestión social”.

La cuestión social constituye una forma de identificar el conflicto, un esquema de observación a través del cual aparece el dilema o desafío de mantener la cohesión social, viéndola como déficit de integración social. Su surgimiento se da a partir de la gradual transformación o incluso desaparición de los mecanismos de integración de las sociedades frente a la ausencia de nuevos modos de la inclusión social. Por eso, se considera una intervención de la sociedad, a través del Estado, sobre la sociedad misma, para conjurar el abismo entre igualdad y desigualdad, entre exclusión-inclusión y para conjurar los déficits de integración del nuevo mundo capitalista. (Castel, 2007)

Siguiendo a Castel (2007), en nuestros días existe una metamorfosis de la cuestión social, y podemos hacer referencia a una “Nueva Cuestión Social”, ya que las vertiginosas transformaciones y reconfiguraciones económicas, políticas, sociales y culturales de los últimos treinta-veinte años, han producido crecientes verdaderas revoluciones y procesos de inadecuación de los mecanismos compensatorios y de integración social del Estado Moderno: la Educación, Trabajo y la Seguridad Social, principalmente. Aunque también se hace referencia que la Cuestión Social es la misma, solo que se complejiza y con ello se generan Nuevas Condiciones Sociales Juveniles en el marco de la Cuestión Social.

En el marco de las Nuevas Condiciones Sociales Juveniles estos fenómenos nos llevan a reflexionar en una transición de los diferentes sistemas de integración social, por ello este nuevo panorama social tiene relación con la redefinición, reconfiguración y complejización de los viejos problemas, necesidades y demandas sociales, pero también la aparición de otros nuevos. Es un estado o condición social caracterizada por polarización, exclusión y conflicto social; es un conjunto de mutaciones que afectan todos los niveles de bienestar social de los sectores mayoritarios de la población.

Las nuevas condiciones sociales se basan en procesos de discontinuidad o disminución en la calidad de vida de los sectores de una sociedad; en una situación de perturbación de los procesos sociales con una transformación repentina de la estabilidad social, en la agravación o disminución de servicios o beneficios sociales. Vale la pena insistir en que lo

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central de las nuevas condiciones sociales es la transformación, falla o ruptura en los mecanismos de cohesión e integración social; los mundos del trabajo, la educación y la familia.

Cuando nosotros hacemos referencia a las Nuevas Condiciones Sociales Juveniles, resaltamos los mecanismos de control e integración social, pero también de manera muy profunda a la desestructuración del tejido social juvenil. Según Guillermo Pérez Sosto y Mariel Romero (2007), estas novedosas condiciones sociales afectan, como lo hemos sostenido, estos tres pilares o parámetros que afectan directamente a las juventudes, la Educación, el Empleo y la Familia.

Por ejemplo, las juventudes tradicionalmente tenían acceso a los mecanismos de cohesión social; primero a la educación y después al trabajo, o incluso algunos sectores de las juventudes podían simultáneamente trabajar y estudiar, y evidentemente algunos otros solo podían estudiar y otros solo trabajar. Pero ahora, pasamos a nuevas condiciones sociales donde los cambios profundos que se han generado en el mundo del trabajo y la educación han traído situaciones sociales en las juventudes, que complejizan el presente y sus horizontes y entonces podemos ubicar numerosas fórmulas juveniles que rebasan a las tradicionales, ahora tenemos: Jóvenes que solo estudian y no tienen interés en trabajar incluso tienen la posibilidad

de hacerlo pero se dedican de tiempo completo a sus estudios; Jóvenes que trabajan pero no estudian por cuestiones de no tener interés en seguir

estudiando; jóvenes que trabajan y no estudian por falta de condiciones socio-económicas o falta de tiempo, que no de interés;

Jóvenes desempleados que no estudian porque no tienen acceso ni a educación ni a empleo; jóvenes desempleados con responsabilidades familiares;

Jóvenes con empleo precario que abandonaron sus estudios por necesidad; Jóvenes que no trabajan ni estudian porque no tienen acceso ni a la escuela o al

empleo, a pesar de contar con todos los requerimientos para ingresar a cualquier de los dos espacios;

Jóvenes que no estudian ni trabajan formalmente, pero desarrollan algún tipo de trabajo en el espacio doméstico o informal;

Jóvenes que no trabajan, ni estudian porque no quieren realizar ninguna de las dos actividades.

Así ante las nuevas condiciones sociales juveniles, nos encontramos con que las juventudes están dejando de ser protagonistas de la vida social al tener un posicionamiento social marcado por la “nota roja”, muchas veces cerrados a su individualidad o a su micro-sociedad impermeable, viviendo una creciente red de dependencias que les impide desarrollarse como sujetos autónomos con capacidad de decisión sobre sus proyectos

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vitales, empujados y hacia posiciones periféricas y sólo se hacen visibles socialmente bajo la etiqueta de problema social que exige intervención y principalmente viviendo su cotidianeidad en los marcos de las desigualdades, exclusiones, marginaciones.

Pero una de las cosas más graves en el marco de las nuevas cuestiones sociales juveniles, es que anteriormente se tenía una acción protectora del Estado, independientemente de que fuera tutelar y adultocéntrica, que trataba de conducir a las juventudes hacia trayectorias de integración social, plagada de obstáculos y muy direccionada al control social, pero de integración al fin, y ahora, el Estado y sus instituciones están siendo rebasadas, se notan anquilosadas, ineficaces, ineficientes para dar capacidad de respuesta a los vertiginosos problemas, necesidades y demandas de las juventudes, que parecieran que están abandonadas a su suerte.

Además, esta nueva situación implica reconocer otros fenómenos que no son exclusivos de las juventudes, pero que si los impactan directamente, ya que también va dibujando nuevos, contradictorios e inciertos mapas sociales que afectan a toda la sociedad, incluyendo a los jóvenes. Podemos poner varios ejemplos de las transformaciones que se han dado en nuestras sociedades:

Pasar de sociedades abiertas, sociedades del porvenir a sociedades cerradas a sociedades del miedo, sin esperanzas.

Exclusión y precarización del mundo del trabajo. Insuficiencia y deterioro de institucionalidad pública social para las mayorías. Pasar de sociedades relacionales a procesos de encapsulación social con sus

espacios sociales cerrados. Nuevas formas de pobreza, concentración de la riqueza nuevas desigualdades. Multiplicación de las nuevas violencias, más profundas, más crudas, más extremas. Empleo virtual, precario, con salarios bajos, sin prestaciones, sin seguridad

protectora. Desafío generalizado de las redes criminales al Estado. Niños, niñas, adolescentes y jóvenes involucrados en el narcotráfico y en el crimen

organizado. Uso social de drogas que se extiende hacia otros capas de la sociedad ,, en general

hacia las niñas y niños. Familias y generaciones enteras en situación de calle. Acceso delimitado a la cultura asociada al mercado y declinación de la oferta

cultural pública. Ubicar a la cultura como un privilegio y una mercancía y no como un derecho.

Ante ese panorama podemos afirmar que las nuevas condiciones juveniles, como lo plantea Pérez Islas (2000), refuerzan las ideas de indefinición, inmadurez, subordinación y control social para entender a las juventudes, porque se les prepara, se les forma, se les recluye, se

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les castiga y, pocas veces, se les reconoce como otro, y por lo mismo pueden ser prescindibles.

A las juventudes por eso de manera general se les concibe como vinculadas a sujetos sujetados, a sujetos tutelados con posibilidades de tomar algunas decisiones circunstanciales, pero no todas las estratégicas. Se les ve como instrumentos y no como seres históricos, como espectadores y no como actores y creadores, con capacidad de consumir, pero no de producir, con potencialidades para un futuro incierto, pero no para actuar en el presente complejo y difícil, sino esperar un futuro mejor que no es viable de lograr. (Pérez Islas, 2000),

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