metapolítica max weber y las ciencias sociales

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    RMtro. J. Alfonso Esparza Ortiz

    SGDr. Ren Valdiviezo Sandoval

    DCI

    Mtro. Alfredo Avendao Arenaza

    DDr. Israel [email protected]

    C Antonio Aguilar Rivera, Roderic Ai Camp, Alejandroaya, Antonio Annino, lvaro Aragn Rivera, Israel Ar-

    yo, Mara Luisa Barcalett Prez, Miguel Carbonell, Jorgevid Corts Moreno, Jos Antonio Crespo, Jaime del Are-Fenochio, Rafael Estrada Michel, Nstor Garca Canclini,

    blo Gaytn Santiago, Francisco Gil Villegas, Armandonzlez Torres, Paola Martnez Hernndez, Mara de losgeles Mascott Snchez, Alfio Mastropaolo, Jean Meyer,gar Morales Flores, Leonardo Morlino, Jos Luis Oroz-

    Juan Pablo Pampillo Balio, Mario Perniola, Ugo Pip-ne, Juan Manuel Ramrez Saz, Vctor Reynoso, Xavierdrguez Ledesma, Roberto Snchez, Antoln Snchezervo, ngel Sermeo, Federico Vzquez Calero, Silvestreegas Revueltas, Danilo Zolo.

    D, Artegraf

    "#$%&'(#)*$ , ao 18, No. 87, Octubre a Diciembre de14, es una publicacin trimestral editada por la Benemri-Universidad Autnoma de Puebla, con domicilio en 4 Sur4, Col. Centro, C.P. 72000, Puebla, Pue., y distribuida avs de la Direccin de Comunicacin Institucional, conmicilio en 4 sur 303, Centro Histrico, Puebla, Puebla,xico, C.P. 72000, Tel. (52) (222) 2295500 ext. 5271 y

    81, www.metapolitica.com.mx, Editor Responsable Dra.udia Rivera Hernndez, [email protected]. Reserva

    Derechos al uso exclusivo 04-2013-013011513700-102.N: 1405-4558, ambos otorgados por el Instituto NacionalDerecho de Autor. Con Nmero de Certificado de Lici-

    d de Ttulo y Contenido: 15617, otorgado por la Comisinificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Sec-ara de Gobernacin. Impresa por MAGDALENA GARCAYES, Circuito San Bartolo Oriente A, Edificio C 709 Int.nfonavit San Bartolo, Puebla, Puebla, C.P. 72490, Tel.

    22) 1411337, DISTRIBUCIN. PERNAS Y CA., EDITORESDISTRIBUIDORES S.A. DE C.V. Poniente 134 No. 650 Col.

    ustrial Vallejo C.P. 023000, Mxico D.F., Tel. 55874455,e nmero se termino de imprimir en noviembre de 2014

    n un tiraje de 3000 ejemplares. Costo del ejemplar $50.00Mxico. Administracin y suscripciones Ricardo Cartasueroa, Tel. (01) (222) 2295534, ext. 5127, correo:[email protected].

    s opiniones expresadas por los autores no necesariamentelejan la postura del editor de la publicacin. Todos los

    culos son dictaminados.

    eda estrictamente prohibida la reproduccin total o parciallos contenidos e imgenes de la publicacin sin previa au-izacin de la Benemrita Universidad Autnoma de Puebla.

    "#$%&'(#)*$ aparece en los siguientes ndices: CLASE,TAS LATINOAMERICANAS EN CIENCIAS SOCIALESentro de Informacin Cientfica y Humanstica, UNAM);ST (Institute de LInformation Scientifique et Tecnique);ciological Abstract, Inc.; PAIS (Public Affairs Informationrvice); IBSS (Internacional Political Science Abstract);LICHS (Internacional Periodicals Directory) y EBSCO Infor-tion Services. !"#$%&'(#)*$ no se hace responsable porteriales no solicitados. Ttulos y subttulos de la redaccin.

    O 18, NM. 87, OCTUBRE - DICIEMBRE 2014

    www.metapolitica.com.mx

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    ABEL CHACN: RELATIVIDAD DIALCTICA por Ernesto Zavala

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    POSTALES DE JACQUES DERRIDA por Mario Perniola

    DE LAS DISCIPLINAS AL GOBIERNO. TCNICAS DE PODER EN LOS LTIMOSCURSOS DE FOCAULT EN EL COLLGE DE FRANCEpor scar Martiarena

    VIOLENCIA, PROTESTA Y CONTRAPODERES EN EL FENMENO DE LAS PANDILLASEN AMRICA LATINApor Hugo Csar Moreno Hernndez

    SOBRE DEMOCRACIAS HBRIDAS Y CIUDADANA. APROXIMACIN A UN DEBATECONTEMPORNEO por ngel Sermeo Quezada

    CONSULTA PREVIA Y REFORMAS DEL ESTADO. TEMA PENDIENTE PARA ELMOVIMIENTO INDGENA EN AMRICA LATINApor Franco Gamboa Rocabado

    EL ESTADO DE LA FORMACIN DE PORTAVOCES EN ESPAA. UN ELEMENTO DECREACIN DE CAPITAL SOCIAL EN LAS ORGANIZACIONESpor Alfredo Arceo Vacasy Jos Luis Arceo Vacas

    ,+.%$+)

    MAX WEBER Y LAS CIENCIAS SOCIALES. DILOGO CON FRANCISCO GIL VILLEGASpor Israel Covarrubias

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    ESTADO, GOBIERNO Y ADMINISTRACIN PBLICA EN MXICO por Juan CarlosMartnez Andrade

    Sobre PENSAMIENTO POLTICO CONTEMPORNEO de Gerardo valos Tenorio(comp.), por Mara Concepcin Delgado Parra

    Sobre MODERNIDAD COMO CONCIENCIA DEL MUNDO: IDEAS EN TORNO A UNATEORA SOCIAL HUMANISTA PARA LA MODERNIDAD GLOBALde Oliver Kozlarek,por Edgar Morales Flores

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    SUMARIO

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    Diseo de Portada: Paola Martnez Hernndez.

    Imagen: Eduardo Olivares, Detalle,2014.

    Sobre EN DEFENSA DE LA REPBLICA. LECCIONES DE TEORA POLTICA REPUBLICANAde Sergio Ortiz Leroux, porlvaro Aragn Rivera

    Sobre RENACIMIENTO. MAQUIAVELO Y GIORDANO BRUNO. LOS INICIOS DE UNA MODERNIDAD de FranciscoPin Gaytn, por Israel Covarrubias

    Sobre EL IRRESISTIBLE DESPLAZAMIENTO DEL PODER GLOBAL HACIA EL ORIENTEde Kishore Mahbubani, porCristhian Gallegos Cruz

    Sobre DE LA PRIVATIZACIN DE LAS ECONOMAS A LA PRIVATIZACIN DE LOS ESTADOS. ANLISIS DE LAFORMACIN CONTINUA DEL ESTADOde Batrice Hibou, por Yiria Santiago Santiago

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    Malinalco, acrlico, 120 x 75 cm, 2013

    Paisaje Malinalco, leo sobre masonite, 30 x 25 cm, 2014

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    !"#$%&'(#)*$nm. 87, octubre - diciembre 2014

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    La pintura de Abel Chacn resuelve de tres modosmuy especficos la apropiacin del espacio pictri-co, dos de ellas desde el caballete y una ms sobre elmuro. Son tres dimensionesque ha desarrollado a lolargo de su carrera como modos de observacin delmundo: el paisaje, el mural y la abstraccin. Cadauno podra resultar, a primera vista excluyente delos otros dos, no obstante, los contiene en un mododialctico. Son resultado de tres sntesisdiferentesque se autogeneran. Su obra pictrica es una obser-

    vacin del mundo desde tres diferentes altitudesquecorresponden a cada uno de sus estilos respectiva-mente: las nubes, la historia y el inframundo. AbelChacn (re)crea el mundomediante tres diferentessntesis: el paisaje (nubes), el mural (historia), laabstraccin (inframundo). Todas sus obras contie-nen estas tres categoras. 1

    El Paisajese extiende como una consecuenciadel cielo dado que las nubes imperan en la composi-cin, por encima de la tierra. El elemento primordialson las nubes. Son lienzos coronados de espumas lu-minosas, donde abstraccin y materialidad se libe-

    ran de la historicidad del hombre. Respectivamentenubes y tierra se despliegan, en una abstraccin ma-trica, como tesisen los lienzos. A travs de blan-cos etreos la luz llega a la tierra que existe como sureflejo; las nubes se rompen como un huevo solary comparten sus cualidades al mundo. No hay ves-tigio alguno de civilizacin, la historia es la anttesisy existe slo como negacin, ausencia. Es, en algnmodo, una imagen (pre)histrica. La sntesis resul-tante es el paisaje como naturaleza pura y elemental;impera una verticalidad descendente, catbasis.

    El muralda relevancia al horizonte, extendin-dose. Se observa adems, desdela tierra. En los mu-

    rales, el arte se encarna a imagen y semejanza delhombre, describiendo en muros institucionales, suhistoria. Desde la sonoridad de la pintura se escu-cha el eco prehispnico del cdice; el muro es noslo legible, es audible como historia que se cuenta.La naturaleza y sus recursos se despliegan como te-sis para la transformacin de la vida y sustento del

    *Filsofo, pintor y crtico de arte.

    hombre en busca del conocimiento, la justicia, la sa-lud. El inframundo, la abstraccin, es ahora anttesisde la naturaleza, del paisaje. La abstraccin permitela transformacin del mundo pero con ello impli-ca tambin su deterioro; es la semilla de la lucha,la muerte. Los muros del Centro de Artesanas de laUnidad Morelosdel Seguro Socialalbergan los cincomurales de Abel Chacn.La saludno es sloausen-cia de enfermedad. En los cinco muros se despliegala aspiracin a un estado de plenitud, desde el naci-

    miento hasta la vejez.La saludestara ms cercana aformar parte de la historia de la humanidad. El murose convierte en una trascendencia de la artesana,una orfebrera suprema: el hombre como barro mol-deado y lleno. Aqu la sntesis son los murales comorecipientes de la historia. El hombre es el horizonte.

    La abstraccin ms que una visin propia osubconsciente es un levantamiento del velo de lasapariencias, un retorno a lo inorgnico, la vuelta alorigen. Ante la historia desplegada como tesis des-de elementos como las culturas prehispnicas, laconquista, se ofrece la naturaleza como anttesis. El

    paisaje exige de vueltala conciencia, la razn, la vidahumana. El Origen de la vidaes sumergirseen el in-framundo, lo que est por debajo de la historia y delo aparente. La profundidad elimina el horizonte, sesuperponen las formas y los colores. La naturalezalucha por permanecer bajo formas como peces, ma-riposas, mscaras; sin embargo, la vida es abstraida.La sntesisque resulta es el inframundo, un ms allde la figuracin y la historia. El levantamientodel veloimplica consiguientemente trascendencia, anbasis.

    Abel Chacn pinta con tres diferentes puntosde vista el mundo. Se pueden encontrar los tres si-multneos en la sonoridad de su pintura. Sera as,

    al menos una plstica a tres voces, con la variedadde tonosque su pincel da a cada una. Su batuta di-rige a ojos cerrados armonas y atonalidades. Lasreciprocidades, alianzas y desavenencias entre lasvoces sugieren, por encima de la lgica dialctica,una relatividad. El espectador podra encontrar asla posibilidad por instantes al escuchar su obra, deestar ms all de esas tres dimensiones. El especta-dor escuchara desde una cuarta dimensin.

    !"#$%&' )*+*,*-La imagen del muerto que asusta cedi a la del que contribuye

    al conocimiento, eternizndose en el conocimiento mismo.

    Marco Tulio Castro Guevara

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    DIRECCIN DE COMUNICACIN INSTITUCIONAL

    Xochicalco,acrlico, 100 x 80 cm, 2013

    Paisaje de Xochicalco, leo sobre masonite, 20 x 25 cm, 2014

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    50 Aos de las prestaciones sociales I

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    DIRECCIN DE COMUNICACIN INSTITUCIONAL

    50 Aos de las prestaciones sociales II

    50 Aos del Conjunto Morelos

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    DIRECCIN DE COMUNICACIN INSTITUCIONAL

    La comunicacin en Mexico II

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    Origen y longevidad

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    DIRECCIN DE COMUNICACIN INSTITUCIONAL

    El origen de la vida I, acrlico, 125 x 100 cm, 1996

    El origen de la vida II, acrlico, 100 x 130 cm, 1998

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    El origen de la vida III, acrlico, 100 x 110 cm, 1999

    Los amantes mariposa, acrlico,100 x 130 cm, 1994

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    DIRECCIN DE COMUNICACIN INSTITUCIONAL

    Buscando el horizonte, acrlico, 100 x 130 cm, 2007

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    Autorretrato, mixta, 100 x 120 cm, sf Origen de la vida (Hipocampo), acrlico, 130 x 100 cm, 2009

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    DIRECCIN DE COMUNICACIN INSTITUCIONAL

    Buscndome, mixta, 80 x 135 cm, 1986

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    Mario Perniola*

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    Le y conoc a Jacques Derrida en 1966 y loconsidere inmediatamente como un pen-sador de primera lnea. Incluso, he sidoentre los primeros que escribi de l en la

    Rivista di Estetica (nm. 3, 1966) un artculo titu-lado Grammatologia ed estetica. El libro De lagrammatologie saldra publicado slo hasta el aosiguiente, pero ya haba ledo y estudiado el ensayopublicado en dos partes en Critique (diciembre de1965 y enero de 1966) que anticipaba las tesis del li-bro. En aquella poca nos encontrbamos en el Caf

    Aux Deux Magotsen el Boulevard St-Germain-des-Prs de Pars: l pareca descontento por muchasrazones. Se senta poco apreciado por el establish-mentfilosfico y en retraso en la carrera acadmica.Adems, estaba dolido por el hecho de que Critiquevendiera slo tres mil copias. Conservo un recuerdode un hombre en conflicto con el mundo. Inclusoyo comparta este sentimiento, pero el hecho de seronce aos ms joven que l me permita an sentir-me parte de la contestacin estudiantil que en aquelao, partiendo de Estados Unidos, haba alcanzadoa Francia. El 68 nos separ, pero lo segu leyendoen modo sistemtico y segu recibiendo sus libros

    con dedicatorias afectuosas hasta 1972. La influen-cia de su pensamiento creci muchsimo en el cursode los aos setenta y ochenta, como es evidente enmis libros Ritual Thinking. Sexuality, Death, World(Nueva York, Humanity Books, 2001),Il sex appeal

    *Filsofo y pensador italiano. Profesor titular de esttica en la Universidadde Roma, Tor Vergata, Italia. Tambin es director de la revista italiana deestudios crticos y culturales galma. Traduccin de Israel Covarrubias.

    dellinorganico (Turn, Einaudi, 2004) y Larte e lasua ombra(Turn, Einaudi, 2001). En particular, lasideas centrales del rito sin significado y de la se-xualidad inorgnica pueden ser consideradas comodesarrollos de la polmica de Derrida en contra dellogocentrismo y el vitalismo.

    2Volv a encontrarme con Derrida slo muchosaos despus, en Trento, Italia, hacia finales de losochenta y despus en varias ocasiones en Pars enlos noventa. Me pareci finalmente pacificado con-

    sigo mismo y con el mundo. Al mismo tiempo, nohaba dejado de leerlo, si bien en modo fragmen-tario y ocasional. Me pareci que existan algunoscambios en el desarrollo de su pensamiento conrelacin a sus primeras obras. Estas novedades re-sultaban tan evidentes en sus admiradores y estu-diosos ms jvenes. Dos cosas me sorprendieron: lapresencia de un fuerte nfasis sobre los temas ticosy una cierta tendencia a colocarse en una rivalidadmimtica con la comunicacin meditica a travs deuna produccin enorme de conferencias y escritos.Adems en sus seguidores ms recientes no recono-ca al Derrida que haba estudiado veinte aos antes,

    en particular cuando estos usaban la deconstruccincomo una especie de sofstica, fin en s misma. Deesta poca conservo la imagen de un hombre gene-roso que, despus de una cena con los amigos enPars, deba irse bajo la lluvia manejando varios ki-lmetros hacia la periferia para regresar a casa. Mepareca escandaloso justamente que el filsofo msclebre al mundo no tuviese un chofer.

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    DIRECCIN DE COMUNICACIN INSTITUCIONAL

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    DIRECCIN DE COMUNICACIN INSTITUCIONAL

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    El tercer momento en el cual he pensado intensa-mente en Derrida ha sido poco antes de su muer-te, cuando le su respuesta a la pregunta Pour quivous prenez-vous?, hecha porLa Quinzaine littra-ire(nm. 882, pp. 1-31, agosto de 2004) a un cen-tenar de escritores y pensadores. El texto tituladoLe survivant, le sursis, le sursaut puede ser con-siderado como una especie de testamento de Derri-da. Lo que ms me ha impactado es el sentido deinsatisfaccin y descontento que invade este texto.Despus de haber escrito y hablado tanto, Derridatiene la impresin de no haber sido entendido: des-pus de tantos ensayos, libros y congresos dedica-dos a su pensamiento, se inclina a pensar que apenas

    se ha empezado a leerlo. Dice: estoy tomado antesde tomarme; signo de su generosidad, de su dar-se a los otros, de buscar corresponder a la imagenque estos tienen de l. Sin embargo, se respira eneste texto un malestar que no deriva simplementede una situacin subjetiva, personal, sino que estenraizada en la condicin de pensador de xito enla sociedad actual. Pienso que es sobre este malestarque es necesario reflexionar. Me viene a la cabezaotro pensador que frecuent en la segunda mitad delos sesenta, el cual haba elegido una estrategia cul-tural opuesta a la de Derrida: Guy Debord, quien re-chazaba totalmente los medios de comunicacin, lasinstituciones, al pblico en general y cuyo xito hasido pstumo. Pero la direccin seguida por Debordno ha sido mejor de aquella seguida por Derrida.

    MARIO PERNIOLA

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    El treinta aniversario de la prematura muertede Michel Foucault ocurrida el 25 de juniode 1984, ofrece la ocasin de reconocer unavez ms la actualidad de la importante obra

    del filsofo francs, que ha dado tanto de qu hablardesde los aos sesenta del siglo pasado hasta el dade hoy. Como en un espejo que devuelve la imageninvertida, la ya clebre frase que pronunci sobre suquerido Gilles Deleuze bien puede hoy aplicrsele al. En noviembre de 1970, al inicio de su comenta-rio sobre Diferencia y repeticin y Lgica del sentido,luego de confesar lo difcil que, por su grandeza, le

    era hablar de ambos libros, Foucault vaticinaba: unda, tal vez, el siglo ser deleuziano (Foucault, 1981:7). Despus de ms de cincuenta aos de presenciaen el panorama intelectual, en principio francs, muypronto europeo, americano, latinoamericano, hoy sinduda global, la frase devuelta por el espejo bien po-dra ser: un da, tal vez, el siglo ser foucaulteano. 1 2

    En el momento en que ocurri, la repentina eimprevisible muerte de Foucault gener desconcier-to en el ambiente cultural de la primera mitad delos aos ochenta. Inteligente, lcida, brillante, a me-nudo polmica, despus de ms de dos dcadas deintenso quehacer traducido en libros, conferencias,

    artculos, entrevistas, su palabra haba conquistado,edificado, un lugar propio. Al proponer otras posi-bilidades de conceptualizacin a las en esos das im-

    *Una versin preliminar de este texto fue leda como Conferencia de Clau-sura del Coloquio Foucault a 30 aos. Poder, resistencia y subjetivacin,organizado por la Facultad de Filosofa de la Universidad Michoacana deSan Nicols de Hidalgo, el 27 de junio de 2014.**Doctor en filosofa por la Universidad de Barcelona, Espaa. Profesortitular en la Facultad de Filosofa y Letras de la UNAM.

    perantes, y por tanto, otras formas de pensar, otrasformas de crtica, su voz se haba constituido ya enuna nueva ventana al mundo, abriendo, con ello,nuevas posibilidades de existencia. Quiz por ello,en su repentino suceder, la noticia del deceso a susapenas 57 aos, adems de consternacin, produjoextraeza, y su ausencia devino pronto sinnimode falta. En aquel entonces uno se preguntaba: qucaminos tomar el urgente trabajo de pensar?, culser el derrotero de la imprescindible labor crtica?,quin sustituir la voz de quien en su trabajo buscanalizar el poder, su vnculo con el saber, y las dis-

    tintas formas de su ejercicio?DITS ET CRITS

    Tiempo despus, a la perplejidad provocada porel fallecimiento de Foucault siguieron, en todo elmundo, homenajes, mltiples textos, comentarios,crticas. Tanto para seguidores como para adversa-rios el filsofo francs devino referencia constante.An en ausencia, cada uno de sus libros fue glosado,discutido, en ocasiones puesto en cuestin. A diezaos de su muerte, en 1994, al horizonte conforma-do por los textos que public en vida, se sumaron

    el conjunto de prlogos, entrevistas, conferencias,artculos, producidos por Foucault de 1954 hastael final de su vida, todos reunidos en Dits et crits(Foucault, 1994, 4 vols.).

    Es un hecho que la aparicin de los original-mente cuatro volmenes acrecent, de forma tantocuantitativa como cualitativa, las dimensiones de suobra. Desde entonces, los textos a considerar fue-ron muchos ms; pero tambin, a travs de ellos, las

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    DIRECCIN DE COMUNICACIN INSTITUCIONAL

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    DIRECCIN DE COMUNICACIN INSTITUCIONAL

    diferentes caras y aristas de Foucault se delinearoncon mayor precisin; sus rasgos se definieron mstodava: ah est el pensador que penetra, habita einvita a habitar la literatura; el filsofo que, al diag-nosticar el presente y reflexionar sobre el orden ylas palabras denuncia la vacuidad del antropocen-trismo y la fragilidad de las teleologas; el crtico delpoder y de las teoras jurdicas sobre el Estado; elintelectual que se sita como posibilidad de infor-macin de las demandas de los presidiarios; el ge-nealogista que, con la gua de Nietzsche, se internaen los escabrosos pramos de donde proceden losvalores morales, el poder pastoral y la voluntad degobierno sobre los individuos; el investigador aus-tero que confa en que una tica del cuidado de spuede alentar la prctica de la libertad. Pero adems,con la publicacin de Dits et crits se present laocasin de conocer y meditar en las condiciones en

    que se produjeron cada uno de los libros que el pro-pio Foucault entreg a la imprenta, la manera en quelos concibi y las diversas formas en las que, a tra-vs del tiempo, reflexionaba sobre ellos. Tambin, loque es de suma importancia, Dits et critsnos per-mita, nos permite, acercarnos a los momentos enque Foucault modificaba su rumbo, su trayectoria y,con ello, produca nuevos conceptos, acaso abando-nando otros, para el avance de sus investigaciones.

    LOS CURSOS

    Entre los textos reunidos enDits et critsse encuen-tran los resmenes de los cursos que Foucault im-parti ao tras ao en el Collge de Francea partirde 1971 y hasta 1984. Esto es, salvo para 1977, enque no dio su curso, y para 1983 y 1984, aos en losque por su salud no present el extracto, en Dits etcritsse encuentran los resmenes de los cursos queofreci en el Collge de France. De hecho, en abril de1989, el propio Collge public un pequeo volumencon los resmenes mencionados (Foucault, 1989).No obstante, si bien de sumo inters por lo que enlos resmenes se esboza, ni porDits et critsni porel volumen publicado poda uno darse idea de los

    cursos mismos, es decir, de su contenido, de lo ahteorizado, discutido, ni de su extensin. De hecho,fue hasta febrero de 1997 cuando sali a la luzIl fautdfendre la socit, curso que Foucault ofreci en elCollge, una vez por semana, del 7 de enero al 17 demarzo de 1976, que empezamos a percatarnos de loque estaba en los cursos (Foucault, 1997).

    La sorpresa es enorme. He aqu un primer in-dicador, de escaso valor, cierto, pero sugerente: la

    edicin francesa de Il faut dfendre la socit tiene283 pginas, la castellana 287. La sorpresa es todavamayor cuando recordamos que Foucault imparti enel Collge de Francetrece cursos y cuando nos acer-camos a los publicados. Como seal, el primero, Ilfaut dfendre la socit, apareci en francs en febre-ro de 1997; fue seguido por diez ms, a los que sesum, en los primeros das del mes de mayo pasado,Subjectivit et verit, curso de 1981.

    Como en el caso de Dits et crits, los cursos deFoucault en el Collge de Franceamplan, de maneratanto cuantitativa como cualitativa, las dimensionesde su obra. El nmero de pginas del conjunto delos trece cursos es superior a tres mil. Pero adems,cuando nos acercamos al contenido de cada unode ellos nos encontramos con sendos tratados contemticas definidas, a cuyo travs Foucault ensayahiptesis, las desarrolla, las discute, formula obje-

    ciones posibles y presenta su punto de vista. As,cada uno de los cursos es, como sus libros, un des-pliegue de inteligencia, de saber, de erudicin, a loque puede aadirse que, a pesar de ser apuntes parasus clases, as como sus libros, estn bien escritos.Como sabemos, Foucault no era propenso a impro-visar en sus lecciones. Cuando comenzaba a hablar,sus oyentes podan tener la certeza de que tena ala mano un texto escrito, que al exponerlo lo leay, por tanto, que cada uno de sus argumentos habasido reflexionado. Al respecto, cabe apuntar que laexistencia de los manuscritos ha facilitado la publi-

    cacin de los cursos.En todo caso, al igual que la de Dits et crits,lapublicacin de los cursos que ofreci en el Collge deFrancemodifica la obra de Foucault, la matiza, abrenuevas posibilidades de lectura, de acercamiento alos libros que public en vida, y, en particular, degran relevancia, nos permite conocer de cerca cmose despleg su pensamiento a partir de 1971, ao enque imparte susLeons sur la volont de savoir.Dichode otra manera, si mantenemos el criterio sealadoen relacin a cmo el conjunto de entrevistas, ar-tculos, conferencias, prlogos reunidos en Dits etcritsmodific, ampli, matiz la percepcin de los

    libros publicados por Foucault a lo largo de su vida,es evidente que tendremos que hacer lo mismo conlos cursos. Es decir, habremos de asumir que el estu-dio de los cursos que Foucault ofreci en el Collgede France, al lado, desde luego, de los documentoscontenidos enDits et crits, trastoca, matiza y, des-de luego, enriquece las tesis fundamentales de loslibros que en vida entreg a la imprenta y, por tanto,la comprensin que de ellos tenemos.

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    Ahora bien, es claro que se podra interrogar alos responsables de la publicacin de los cursos y,desde luego, a quienes los estudiamos, sobre la re-levancia de los escritos que originalmente su autorno entreg a la imprenta. Al respecto, apenas habraque decir que la aparicin de los cursos, adems desu innegable importancia editorial, es un aconteci-miento en el orden del pensamiento. De hecho, loscursos nos acercan, en formato didctico, al proce-so creativo de uno de los pensadores ms impor-tantes, si no el de mayor relevancia, de los ltimostreinta aos del siglo XX y los que van del XXI enel mundo occidental. Para justificar tal afirmacin,incluso frente los despistados, basta con detenerseen los innumerables libros y artculos escritos so-bre el filsofo francs. Al respecto, alguien podraapuntar que algunos son de ndole crtica, a lo quehabra que responder que, en efecto, as es; pero ha-

    bra que agregar que las crticas son un indicadorms de su importancia. En todo caso, las referenciasa Foucault presentes en Maurice Blanchot, GeorgesCanguilhem, Georges Dumzil, Gilles Deleuze, PaulVeyne, Jrgen Habermas, Richard Rorty, CharlesTaylor, Axel Honnet, Giorgio Agamben, Slavojiek, Peter Sloterdijk, Judith Butler, entre muchosotros, son muestra de que el de Foucault es un pen-samiento vivo que, al generar aprobacin e, inclu-so, al ser discutido, ha animado buena parte de lasllamadas humanidades en los ltimos cuarenta, casicincuenta aos.

    LOS CURSOS Y LOS AOS DE SILENCIO EDITORIAL

    Pero si es un hecho que, al lado de la publicacindeDits et crits, la de todos los cursos que impartien el Collge de Francetransforma, matiza y, sobretodo, enriquece la lectura de las tesis, los conceptos,las formulaciones presentes en sus libros, al tiem-po que permite conocer la manera en que evolucio-n su pensamiento, la aparicin de los que ofrecientre 1976 y 1984 es de suma importancia. En es-pecial, porque los cursos que Foucault imparti enesos aos constituyen los documentos para el es-

    tudio de su pensamiento en el intervalo de tiem-po que medi entre la publicacin, en 1976, de Lavoluntad de saber, primer volumen de suHistoria dela sexualidad, y la de los volmenes II y III, El usode los placeres y El cuidado de s, en 1984, periodoen el que Foucault no entreg a la imprenta ningnmanuscrito con formato de libro. Y sin embargo, alacercarnos a los cursos se nos revela que, durante el

    silencio editorial de alrededor de casi ocho aos,entre 1976 y 1984, el pensamiento de Foucault seencontraba en uno de sus momentos ms creativos,acaso comparable al de los aos que median entre1962 y 1966, ao, este ltimo, en que public Laspalabras y las cosas. Acerqumonos a los cursos deFoucault en el Collge de France de 1976 a 1984 apartir del siguiente cuadro.

    CURSOS DE FOUCAULT EN EL COLLGEDE FRANCE ENTRE 1976 Y 1984

    CursoAo en queFoucault lo

    imparti

    Ao en quese publicen Francia

    Ao en quese publicen espaol

    Il faut dfendre lasocit

    1976 1997 2000

    Scurit,

    territoire,population

    1978 2004 2006

    Naissance de labiopolitique

    1979 2004 2007

    Du gouvernementdes vivants

    1980 2012 ?

    Subjectivit etvrit

    1981 2014 ?

    LHermneutiquedu sujet

    1982 2001 2002

    Le gouvernementde soi et desautres

    1983 2008 2009

    Le Courage de lavrit

    1984 2009 2010

    En relacin con el cuadro, conviene tomar en cuen-ta, en primer lugar, que los que se muestran sonlos ttulos de los ocho ltimos cursos que Foucaultimparti en el Collge de France entre la publica-cin de La voluntad de saber, en el otoo de 1976,y El uso de los placeres y El cuidado de s, en 1984.En segundo, puede sealarse que si acudimos denuevo al indicador cuantitativo que ya utilice, poco

    confiable pero que algo dice, tenemos que entre lapublicacin del primer volumen de laHistoria de lasexualidad y los ltimos dos median, ciertamente,alrededor de ocho aos, pero tambin no menos dedos mil pginas de cursos ahora publicados. Y entercer lugar, que esos ocho cursos con los que yacontamos como mencion, el de 1981 acaba de sa-lir a la luz en Francia en los primeros das de mayo

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    pasado, son testimonio de las investigaciones deFoucault en los que llam sus aos de silencio edi-torial y, con ello, testimonio tambin de la maneraen que se desarroll su pensamiento.

    No me referir aqu a cada uno de los cursosque Foucault imparti en el Collge de Franceen susaos de silencio editorial. Sera imposible. Slo meacercar a momentos de algunos de ellos y har refe-rencia a elementos que considero de relevancia, enparticular relacionados con la paulatina transforma-cin de la manera en que Foucault analiza elpoderyalgunas tcnicas de su ejercicio.

    Ahora bien, como puede verse en el cuadro enel que muestro los que, de acuerdo con el ttulo deeste texto, denomino ltimos cursos de Foucault enel Collge de France, el primero que list es Il fautdfendre la socit. La primera pregunta que salta ala vista es: por qu habra que detenerse en l si

    Foucault lo imparti el mismo ao en que se publicLa voluntad de saber, primer volumen de su entoncesproyectadaHistoria de la sexualidad? Para respondertendr que dar un rodeo.

    EL PODER: DISCURSO, SABER, DISCIPLINAS

    En principio, conviene tener presente que desde fi-nes de los aos sesenta y a lo largo de los setenta lapregunta por el poder, es decir, el cuestionamientodel poder, fue en Europa, aunque tambin en Am-rica Latina, objeto de mltiples estudios. Diversos

    tericos, varios de ellos de procedencia marxista, sibien no era el caso de todos, se preguntaban por lanaturaleza del poder, por las formas de su ejercicio,por los vnculos del poder con el Estado, tanto el ca-pitalista como el de los pases socialistas. Pertene-ciente al ambiente intelectual europeo de esos aos,Foucault no fue la excepcin. Si bien su inquietudpor el poder se dejaba ver ya enHistoria de la locu-ra, es en su Leccin Inaugural en el Collge de Fran-ce, en diciembre de 1970, donde, en relacin con eldiscurso, se hace explcita. En El orden del discur-so, ttulo de la leccin, afirma: yo supongo que entoda sociedad la produccin del discurso es a la vez

    controlada, seleccionada y organizada por un ciertonmero de procedimientos que tienen el papel deconjurar los poderes y peligros, dominar el aconte-cimiento, de esquivar la pesada, la temible materia-lidad (Foucault, 1971: 10-11).

    La caracterstica ms importante con la queFoucault presenta el discurso en su leccin inaugu-ral es que en todo momento aparece en una trama

    de relaciones de poder, luchas por la posesin deldiscurso e imposicin de reglas para acceder a l. Alrespecto, el poder al que Foucault se refiere enEl or-den del discursoes de orden coercitivo, es decir, esun poder opresivo que funciona excluyendo y quese ejerce sobre los individuos. Dos aos despus desu leccin inaugural, en la direccin abierta por laincorporacin del pensamiento de Nietzsche en susinvestigaciones, en las conferencias que pronuncien Brasil en 1973 bajo el ttulo deLa verdad y las for-mas jurdicas (Foucault, 1994a: 538-646), Foucaultbusca mostrar que en el siglo XIX las prcticas decontrol y vigilancia, en especial las prcticas socialesconducidas por la tcnica del examen, dieron ori-gen a los dominios de saber propios de las cienciashumanas, es decir, de la sociologa, la psicologa, lasicopatologa, la criminologa Foucault aade queel saber producido en dichas prcticas produjo tam-

    bin la nocin de individuo normal. En breve, enLa verdad,Foucault sostiene que el poder, lejos deser slo coercitivo, produce saber y produce sujetos(Foucault, 1994a: 606-623 [Quinta conferencia]).Como sabemos, en la misma direccin, aunque demanera ms elaborada, en 1975 publica Vigilar ycastigar(Foucault, 1976) donde sostiene que el ejer-cicio del poder disciplinario produce cuerpos, altiempo que saber: en las sociedades disciplinarias losindividuos son vigilados permanentemente y los ob-servadores se dan a la tarea de registrar sus compor-tamientos al tiempo de conformar un gran archivo

    que permitir individualizar a otros sujetos. Los te-mas presentes en Vigilar y castigarson ya familiares:normalizacin,panptico, sociedad disciplinaria

    Con un proceder similar, como tambin sabe-mos, en 1976 Foucault presenta enLa voluntad de sa-berlas lneas generales de un ambicioso proyecto, elde una Historia de la sexualidad, cuya tesis inicial esque, por siglos, Occidente ha estado obsesionado poruna voluntad de saber sobre el sexo (Foucualt, 1977).La hiptesis que gobierna el proyecto es paralela a lade Vigilar y castigar: el ejercicio del poder sobre losindividuos produce el saber que, a cada momento, esempleado para reproducir las relaciones de poder en

    nuestras sociedades. Un elemento de particular signi-ficacin presente en el primer volumen de laHistoriade la sexualidades que Foucault encuentra en la con-fesin auricular cristiana, exigida por la iglesia desdeel Concilio de Letrn, celebrado en 1215, un anclajefundamental para su estudio: la confesin es fuentey correlato fundamental de la voluntad de saber so-bre uno mismo y la obligacin de decirlo todo, ambas

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    presentes en Occidente desde entonces. La confesines el medio a travs del cual se constituye un saberque individualiza. En breve, la confesin es produc-cin de verdad que genera saber: el individuo es loque confiesa y es conminado a confesar.

    Cabe insistir en que tanto en Vigilar y castigarcomo enLa voluntad de saber, a diferencia de su con-dicin coercitiva, tal como aparece en El orden deldiscurso, el ejercicio del poder produce realidades:produce saber y produce individuos, tanto normalescomo anormales. Asimismo, conviene recordar, enprimer lugar, que en ambos libros Foucault desarro-lla y subraya el vnculo del poder con la produccinde saber; es decir, una de las tesis fundamentales delos dos libros publicados por Foucault antes de loque llam su silencio editorial es que, en dominiosespecficos, el ejercicio del poder genera saber. Ensegundo lugar, conviene tomar en cuenta que es-

    tudiado por Foucault en ambos libros es el poderdisciplinario, esto es, el poder que, con tcnicasprecisas, acta sobre los individuos en prisiones,escuelas, hospitales, fbricas, instituciones guberna-mentales, a fin de normalizarlos. En tercer lugar,es de relevancia sealar que el anlisis de Foucault,en particular el realizado en Vigilar y castigar, con-duca a lo que l mismo denomin microfsica del po-derque, a diferencia de lo que sostena el marxismo,permitira comprender que el Estado no es el nicolugar desde donde el poder se ejerce sino que ste seencuentra diseminado en toda la sociedad.

    Ahora bien, es importante sealar que la con-cepcin del poder formulada por Foucault en Vigilary castigar yLa voluntad de saberfue la que prevalecien el mbito acadmico por muchos aos. Fue la queestuvo a la base de muchas discusiones e, incluso, decrticas. Fue esta concepcin del poder la que prontoaval Gilles Deleluze (1987: 99-123) y con la que, afines de los aos setenta y desde el marxismo, dis-cuti Niklas Poulantzas (1979: 35-49) en su ltimolibro. Fue esta concepcin del poder la que criticJrgen Habermas (1989: 285-349). Fue sobre la basede esta concepcin del poder que corrieron ros detinta, tanto a favor como en contra, en francs, in-

    gls y alemn en las dcadas de los aos ochenta ynoventa. Todava en 2001, en la ciudad de Frankfurt,en la apertura de un importante coloquio internacio-nal titulado Michel Foucault: balance preliminar deuna recepcin, en el que participaron, entre otros,Paul Veyne, Judith Butler, Arnold Davidson y DanielDefert, Axel Honneth (2003: 15-26) se refiere a estaconcepcin del poder como la caracterstica del pen-

    samiento de Foucault.

    Que as fuera es comprensible. Finalmente era laconcepcin del poder que se conoca a travs de loslibros publicados por Foucault en vida y, por tanto, ala que, por muchos aos, los acadmicos de todo elmundo habamos tenido acceso. Y sin embargo, ya en1976, el mismo ao de la publicacin deLa voluntaddel saber, los anlisis sobre el poder presentados deenero a marzo en el seno deDefender la sociedad, am-plan los que, en el otoo del mismo ao, aparecanen el primer volumen deHistoria de la sexualidad.

    BIOPODER

    Quienes se hayan acercado a Defender la sociedadrecordarn que a lo largo de buena parte del cursoFoucault explora las limitaciones de la concepcin

    jurdica del poder y las propias del concepto de so-

    berana. De hecho, al inicio del resumen del cursoapunta: Para realizar el anlisis concreto de las rela-ciones de poder, hay que abandonar el modelo jur-dico de la soberana. En efecto, contina, tal anlisispresupone al individuo como sujeto de derechos na-turales o de poderes primitivos; se da por objetivodar cuenta de la gnesis ideal del Estado; en fin, hacede la ley la manifestacin fundamental del poder. Ya estas lneas, aade: Hara falta intentar estudiar elpoder, no a partir de los trminos primitivos de la re-lacin, sino de la relacin misma en tanto que es ellala que determina los elementos a los que se refiere:

    ms que demandar a los sujetos ideales lo que pue-den ceder ellos mismos o de sus poderes para dejarsesujetar, hay que investigar cmo las relaciones de su-

    jecin fabrican sujetos (Foucault, 1989: 85).Es cierto que lo sealado coincide con las te-

    sis fundamentales de La voluntad de saber. No obs-tante, lo expuesto en la ltima sesin del curso, el17 de marzo de 1976, aporta nuevos elementos a lanocin de biopoder presentada al final del primervolumen de la Historia de la sexualidad. Si bien escierto que a lo largo de Defender la sociedad Fou-cault intenta desprenderse del modelo jurdico dela soberana, y con ello mantenerse a distancia de la

    nocin de Estado, en la ltima clase del curso haceuso de ella en su explicacin del biopoder, a partirde lo que llama racismo de Estado. Desde luego,llama la atencin que si bien intent no partir de lanocin de Estado para realizar sus anlisis, la retomeen la descripcin del biopoder. Veamos.

    De principio, Foucault sostiene que un fen-meno digno de estudio, surgido en el siglo XIX y

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    que se prolong a lo largo del XX, es la atencin dela que fue objeto la vida por parte del poder y, enparticular, el tipo de poder ejercido sobre los sereshumanos en tanto seres vivientes. Y es por ello, parala comprensin de dicho fenmeno, que acude a lateora clsica de la soberana que, entre sus dere-chos, tena el de vida y muerte sobre los sbditos:En cierto sentido decir que el soberano tiene dere-cho de vida y muerte significa, en el fondo, que pue-de hacer morir y dejar vivir (Foucault, 2000: 218).Ahora bien, una de las transformaciones del dere-cho en el siglo XIX consisti, agrega, en completarese viejo derecho de la soberana hacer morir odejar vivir con un nuevo derecho [] o, mejor, unpoder exactamente inverso: poder de hacer vivir ydejarmorir (Foucault, 2000: 218).

    Foucault reitera en que no es en el nivel de lateora poltica o de la discusin filosfica que rea-

    liza sus anlisis sino en el de las tcnicas de poder,en este caso, el de las tcnicas de poder discipli-narias; esto es, en del de los procedimientos conlos que se buscaba distribuir espacialmente a losindividuos y organizar en torno a ellos un campode visibilidad. Agrega que su investigacin la desa-rrolla en el nivel de las tcnicas de racionalizaciny economa estricta de un poder que deba ejercerse[] a travs de todo un sistema de vigilancia, jerar-quas, inspecciones, escrituras, informes: toda unatecnologa que podemos llamar tecnologa discipli-naria del trabajo, que se introduce desde fines del

    siglo XVII y durante el siglo XVIII (Foucault, 2000:219).13Es decir, Foucault vuelve a resaltar la relevan-cia de su estudio sobre el poder disciplinario reali-zado en Vigilar y castigar, aunque aade que en lasegunda mitad del siglo XVIII surge una nueva tec-nologa del poder que no sustituye a la disciplinariasino que la incorpora, incluso utiliza, a pesar de serde otro nivel y ejercerse a otra escala. Al referirse aella, apunta: Luego de la anatomopolticadel cuer-po humano, introducida durante el siglo XVIII, ve-mos aparecer, a finales de ste, algo que ya no es esaanatomopoltica sino lo que yo llamara una biopo-lticade la especie humana (Foucault, 2000: 220).

    El biopodertiene por objetivo, sigue Foucault, todoun conjunto de procesos como la proporcin delos nacimientos y las defunciones, la tasa de repro-duccin, la fecundidad de una poblacin [] Estosprocesos de natalidad, de mortalidad y longevidadconstituyeron [] los primeros objetos de saber y

    1Foucault habla en forma indistinta de tcnicas y de tecnologas de poder.

    los primeros blancos de control de esa biopoltica(Foucault, 2000: 220).

    Adems de la fecundidad, la nueva tecnologa depoder referida, sigue Foucault, se ocupar de la for-ma, la naturaleza, la extensin, la duracin, la inten-sidad de las enfermedades reinantes en la poblacin[] En suma, de la enfermedad como fenmeno de lapoblacin (Foucault, 2000: 221). Asimismo, objetodel biopoderser la vejez y, con ello, el individuo quequeda excluido del campo de su actividad. Por lti-mo, a los sealados agrega un ltimo mbito de aten-cin para el biopoder: consideracin de las relacionesentre la especie humana, los seres humanos como es-pecie, como seres vivientes, y su medio, su medio deexistencia, ya se trate de los efectos en bruto del me-dio geogrfico, climtico o hidrogrfico (Foucault,2000: 222). Asimismo, el biopoder tendr efectos so-bre un medio que la poblacin ha creado: la ciudad.

    As, la biopoltica va a extraer su saber y definir sucampo de intervencin de su poder en la natalidad, lamorbilidad, las diversas incapacidades biolgicas, losefectos del medio (Foucault, 2000: 222).

    En su descripcin en torno del objeto sobreel que se ejerce el biopoder, Foucault identifica unente que no estaba presente ni en la teora del dere-cho, que slo se ocupaba del individuo y la sociedad,ni en el anlisis del poder disciplinario, cuyo ejerci-cio tiene como objeto al individuo y su cuerpo: Lanueva tecnologa de poder no tiene que vrselas conla sociedad [...]; tampoco con el individuo/cuer-

    po. Se trata de un nuevo cuerpo: cuerpo mltiple,cuerpo de muchas cabezas, si no infinito, al menosinnumerable [] Es la idea depoblacin (Foucault,2000: 222). Agrega que la manera en que el biopoderaborda los fenmenos mencionados es tomando encuenta su duracin y, en tercer lugar que, a partir delas estimaciones estadsticas, el biopoder introduci-r mecanismos reguladores en la poblacin con elfin de producir efectos globales. Se trata, dice, detomar en cuenta la vida, los procesos biolgicos delhombre/especie y asegurar en ellos no una discipli-na sino una regularizacin (Foucault, 2000: 223).

    Foucault aade entonces que, ms ac del poder

    absoluto de hacer morir propio de la soberana, conel biopoder, que se ejerce sobre la poblacin y, portanto, sobre el ser humano en tanto ser vivo, emergeun poder continuo, sabio, que es el poder de hacervivir.La soberana haca morir y dejaba vivir. Y re-sulta que ahora aparece un poder que yo llamara deregularizaciny que consiste, al contrario, en hacervivir y dejar morir (Foucault, 2000: 223).

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    Foucault presenta algunas caractersticas y di-ferencias de las dos tecnologas de poder: Tenemos[] dos series: la serie cuerpo-organismo-disci-plina-instituciones; y la serie poblacin-procesosbiolgicos-mecanismos regularizadores-Estado. Unconjunto orgnico institucional: la organodisciplinade la institucin, por decirlo as, y, por otro lado, unconjunto biolgico y estatal: la biorregulacin por elEstado (Foucault, 2000: 226). Asimismo hace no-tar que ambas tecnologas estn articuladas una conotra. Ejemplo de ello sera la ciudad obrera, dondeconviven mecanismos disciplinarios control delcuerpo, reticulado de la ciudad, normalizacin delas conductas, polica, y mecanismos regularizado-res sobre la poblacin induccin de conductas deahorro ligadas a la adquisicin de vivienda, sistemasde seguros de enfermedad y de vejez, control de lahigiene de los individuos y la familia, cuidados de

    los nios. En particular, Foucault subraya: Decirque el poder, en el siglo XIX, tom posesin de lavida, decir al menos que se hizo cargo de la vida,es decir que lleg a cubrir toda la superficie que seextiende desde lo orgnico hasta lo biolgico, desdeel cuerpo hasta la poblacin, gracias al doble juegode las tecnologas de disciplina, por una parte, y lastecnologas de regulacin, por la otra (Foucault,2000: 229).

    Al final de la ltima clase de Defender la socie-dad, Foucault presenta algunas conclusiones mssobre el biopodery sus relaciones con lo que deno-

    mina racismo de Estado. No me detendr en ellas,slo mencionar que le sirven para comentar que,al respecto, no encuentra diferencia alguna entre elEstado capitalista y el Estado socialista. No obstante,lo que s me interesa sealar es que apenas al ao si-guiente de la publicacin de Vigilar y castigar, dondeexplcitamente prescinde de la teora de la sobera-na y, con ello, de la teora poltica sobre el Estado,y pocos meses antes de la aparicin de La voluntadde saber, donde de nuevo se distancia de la nocinde poder soberano, al final de Defender la sociedadFoucault vincula la nocin de biopodera la entidadde la que haba buscado prescindir en sus anlisis,

    esto es, al Estado.Ahora bien, el que al final de Defender la socie-

    dadFoucault haya recurrido a la nocin de soberanapara dar cuenta de un nuevo concepto, el de biopo-der, a pesar de haber buscado prescindir de ella parala elaboracin de Vigilar y castigary La voluntad desaber, no desecha sus anlisis en torno del poderdisciplinario y del vnculo saber-poder en ambos

    libros. Bien puede pensarse que, en la lgica de suinvestigacin en torno del ejercicio del poder, Fou-cault encontr, como l mismo seala, todo un con-

    junto de procesos relacionados con la natalidad, lamortalidad, la tasa de reproduccin, la longevidad,que constituyeron objetos de saber y objetivos decontrol de la poblacin por parte de lo que en la teo-ra de la soberana se denomina Estado; procesosque, por otra parte, no eran explicables slo a travsde sus anlisis sobre el poder disciplinario. No obs-tante, lo que a sus ojos se convirti en digno de serconsiderado, no lo condujo a negar el incuestiona-ble desarrollo y presencia de las disciplinas en Oc-cidente a partir de fines del siglo XVIII. De hecho,en la leccin final del curso Foucault muestra la co-existencia de las dos tecnologas de poder que hastaentonces haba aislado, la disciplinaria del cuerpo,propia de las instituciones, y la regularizadora de la

    poblacin, instrumentada por el Estado que, proba-blemente, le sali al paso en las investigaciones so-bre el ejercicio del poder que haba emprendido.

    Al respecto, bien pueden hacerse diversas ob-jeciones. No me detendr en suponerlas. Slo quie-ro aadir que de no haberse publicado Defender lasociedady, por tanto, de no haberlo podido consul-tar, aun siendo veinte aos despus de impartirse,nos habramos quedado con la idea de que, paraFoucault, la nica forma de ejercicio del poder esla disciplinaria, dentro de la cual habra que haberinsertado la nocin de biopoder formulada al final

    deLa voluntad de saber, libro escrito en la lnea delanlisis del poder emprendida en Vigilar y castigar.

    SOBERANA, DISCIPLINAS,DISPOSITIVOS DE SEGURIDAD

    En continuidad con Defender la sociedad, en 1978Foucault imparte Seguridad, territorio, poblacin, quese public en francs en 2004 y en espaol en 2006.Desde el inicio de la primera sesin indica que sepropone estudiar la nocin de biopoder, al que en-tiende como conjunto de mecanismos por mediode los cuales aquello que, en la especie humana,

    constituye sus rasgos biolgicos fundamentales po-dr ser parte de una poltica, una estrategia polti-ca, una estrategia general de poder; y agrega quese propone investigar la manera en que, desde elsiglo XVIII, las sociedades occidentales modernas,tomaron en cuenta el hecho biolgico fundamentalde que el hombre constituye una especie humana(Foucault, 2006: 15-16).

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    Bajo el objetivo sealado, aade que le interesahacer una historia de las tecnologas de seguridad,diferencindolas de las propias de la soberana y delos dispositivos disciplinarios y, con ello, indagar sies posible hablar de una sociedad de seguridad:Sea como fuere, dice, al hablar de sociedad de se-guridad querra simplemente saber si hay, en efecto,una economa general de poder que tiene la formade la tecnologa de seguridad o, en todo caso, estdominada por ella (Foucault, 2006: 27).

    Foucault presenta tres ejemplos que le permitencaracterizar, entre los siglos XVI y XVII, diversostratamientos que el poder soberano, las disciplinasy la seguridad respectivamente, dan al ordenamien-to del espacio urbano. En el primero, a partir deun texto de ttulo La Metropolitede Alexandre LeMatre de 1682, con el que ejemplifica el funciona-miento del poder soberano, puede apreciarse, afir-

    ma, la definicin de ciudad capital en trminos desoberana ligada estrechamente al territorio sobre lacual aparecen funciones urbanas, econmicas, mo-rales, administrativas, donde el autor del proyectobusca vincular la eficacia de la soberana con la dis-tribucin del espacio. En el texto de Le Matre, sigueFoucault, la ciudad capital se piensa en funcin delas relaciones de soberana que se ejercen sobre unterritorio (Foucault, 2006: 33).

    El segundo ejemplo es el de la construccin dela ciudad artificial de Richelieu, la cual se iniciaen 1631; el inters de Foucault aqu es mostrar la

    manera en que las disciplinas se aplican a un espa-cio dentro del cual se construirn multiplicidadesartificiales que se organizan segn el triple princi-pio de la jerarquizacin, la comunicacin exacta delas relaciones de poder y los efectos funcionales es-pecficos de esa distribucin, por ejemplo, un des-tino habitacional, un destino comercial (Foucault,2006: 36).A diferencia de la propuesta de Le Matreen la que se trataba de capitalizar un territorio, enla construccin de la ciudad de Richelieu se trata dearquitecturar un espacio. La disciplina es del ordende la construccin (Foucault, 2006: 36).

    El tercer ejemplo, con el que Foucault busca

    mostrar el funcionamiento de los dispositivos deseguridad, es el del proyecto de reordenamientode la ciudad de Nantes, ciudad ya existente, cuyoproblema consista en eliminar los amontonamien-tos, dar cabida a las nuevas funciones econmicas yadministrativas, regular las relaciones con el campocircundante y, por ltimo, prever el crecimiento(Foucault, 2006: 36). Sobre la base de este proyecto

    especfico, llevado a cabo en el siglo XVIII, Foucaultdelinea lo que el reordenamiento se propona. Pre-senta, en primer lugar, el propsito higinico: abrirejes que atravesaran la ciudad y calles lo bastanteamplias para cumplir cuatro funciones: ante todo lahigiene, la ventilacin, despejar toda esa suerte debolsones donde se acumulaban los miasmas mrbi-dos [] (Foucault, 2006: 37). En segundo, apuntaque con ello se buscaba dar garantas al comercio in-terno de la ciudad, adems de, en tercer lugar, conec-tar la red de calles interiores con las rutas externas,con el objeto de agilizar el mercado externo. En fin,en cuarto lugar, el proyecto de reordenamiento de laciudad tena como objetivo facilitar la vigilancia.

    A partir del ejemplo, Foucault presenta algunascaractersticas de los dispositivos de seguridad a losque, en momentos, diferencia de los disciplinarios.En primer lugar arguye que si bien la planeacin de

    una ciudad disciplinaria se realiza siempre a partirde un espacio vaco que va a construirse, la segu-ridad trabajar a partir de datos concretos comoson el emplazamiento, los desages, las islas, el aireya existentes. En segundo, que la seguridad no sepropone alcanzar la perfeccin de una ciudad dis-ciplinaria sino maximizar diversos elementos quepermitan optimizar la circulacin y minimizar ries-gos como el robo y las enfermedades, sin suponerque se les suprimir del todo. En tercer lugar, aadeque la seguridad buscar organizar elementos conbase en lo que llama polifuncionalidad: una buena

    calle es la que facilita la circulacin de los miasmas,de las mercaderas, la instalacin de tiendas. En fin,en cuarto lugar, el buen ordenamiento de una ciu-dad consiste en proyectarla al futuro, tomando encuenta lo que en adelante podr pasar. Al respecto,sostiene que en relacin con la seguridad es posibledecir que se trata de una tcnica que se ocupa de di-versas series indefinidas: serie de elementos que sedesplazan carros, transentes, miasmas; serie delos acontecimientos que se presentan barcos queatracan, carros que llegan; serie de unidades quese acumulan habitantes, casas. As, sostiene: Loque caracteriza en esencia el mecanismo de seguri-

    dad es, creo, la gestin de esas series abiertas y que,por consiguiente, slo pueden controlarse medianteun clculo de probabilidades (Foucault, 2006: 40).

    Con base en los tres ejemplos y en relacincon la soberana y la disciplina, Foucault recapitulalo dicho sobre la seguridad: as como la soberanacapitaliza un territorio y plantea el gran problemade la sede del gobierno, y as como la disciplina ar-

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    quitectura un espacio y se plantea como problemaesencial una distribucin jerrquica y funcional delos elementos, la seguridad tratar de acondicionarun medio en funcin de acontecimientos o de seriesde acontecimientos o elementos posibles, series queser preciso regularizar en un marco polivalente ytransformable (Foucault, 2006: 40).

    Despus de insistir en que el objetivo de losdispositivos de seguridad es la poblacin, en la se-gunda sesin del curso, la del 18 de enero, Foucaultprosigue con el sealamiento de las caractersticasque los diferencian de los disciplinarios y de los sis-temas de legalidad. Al respecto, apunta: La disci-plina es esencialmente centrpeta. Me refiero a quefunciona aislando un espacio, determinando un seg-mento. La disciplina concentra, centra, encierra []Podrn advertir al contrario que los dispositivos deseguridad, tal como intent presentarlos, tienen una

    tendencia constante a ampliarse: son centrfugos(Foucault, 2006: 67). Una diferencia ms es que,por definicin, la disciplina reglamenta todo. Nodeja escapar nada [...] El dispositivo de seguridad,por el contrario [], deja hacer. No deja hacer todo,claro, pero hay un nivel en el cual la permisividades indispensable (Foucault, 2006: 67). Una terceradiferencia es que la disciplina y los sistemas de lega-lidad distribuyen las cosas de acuerdo con un cdigoque es el de lo permitido y lo prohibido, al tiempode determinar lo obligatorio. Por su parte, sigueFoucault, en el dispositivo de seguridad me parece

    que se trata justamente de no adoptar ni el punto devista de lo que se impide ni el punto de vista de loque es obligatorio, y tomar en cambio la distanciasuficiente para poder captar el punto donde las co-sas van a producirse, sean deseables o indeseables.En resumen, se intentar aprehenderlas en el nivelde su naturaleza o, mejor dicho [] en el plano de surealidad (Foucault, 2006: 68).

    Foucault profundiza en la descripcin de lasdiferencias entre los sistemas legales, las disciplinasy los dispositivos de seguridad: la ley prohbe, ladisciplina prescribe y la seguridad, sin prohibir niprescribir [] tiene la funcin esencial de respon-

    der a una realidad de tal manera que la respuestala anule: la anule, la limite, la frene o la regule. Estaregulacin en el elemento de la realidad es, creo, lofundamental en los dispositivos de seguridad (Fou-cault, 2006: 69).

    Conviene ahora detenernos un momento conel fin de hacer notar cmo la nocin de poder deFoucault se ha transformado y, claro, enriquecido.

    Desde luego, destacan, en primer lugar, las discipli-nas, es decir, el poder disciplinario, estudiado porFoucault en Vigilar y castigaryLa voluntad de saber,el cual se ejerce en instituciones y en forma direc-ta sobre los individuos. En segundo lugar tenemosel biopoderal que Foucault se refiere al final de Lavoluntad de saber y en la ltima clase de Defenderla sociedad, el cual se ejerce directamente sobre lapoblacin y concibe a los seres humanos como es-pecie. En fin, en tercer lugar, se encuentran los dis-positivos de seguridad que, como el biopoder, seejercen sobre la poblacin, cuya caracterstica fun-damental es la regulacin de series abiertas que secontrolan a travs de un clculo de probabilidades.Conviene entonces resaltar que, a partir de las dosprimeras clases de Seguridad, territorio, poblacin,ms que permanecer en lo que, en relacin con lasdisciplinas, denomin en Vigilar y castigarmicro-

    fsica del poder (Foucault, 1976: 33), Foucault di-ferencia ahora tres formas de ejercicio del poder: elpoder soberano, el poder disciplinario y los disposi-tivos de seguridad.

    POBLACIN

    Luego de diferenciar las formas de funcionar de lossistemas de seguridad, las disciplinas y los dispositi-vos legales, en la clase del 25 de enero, siempre enSeguridad, territorio, poblacin, Foucault se detieneen la emergencia de la nocin depoblacin, a la que,

    recordemos, se refiri en la ltima sesin de Defen-der la sociedad. De principio sostiene que, al hablarde poblacin, los fisicratas y los economistas del si-glo XVIII no se refieren a un conjunto de sujetos dederecho, un agrupamiento de voluntades sometidasque deben obedecer la voluntad del soberano por in-termedio de los reglamentos, las leyes, los edictos,sino que la consideran ms bien un conjunto deprocesos que es menester manejar en sus aspectosnaturales y a partir de ellos (Foucault, 2006: 92).Para explicar la naturalidad de la poblacin, Foucaulthace las siguientes observaciones: en primer lugar,seala que, en su emergencia, incluso epistemol-

    gica, la poblacin es concebida como un fenmenode la naturaleza, si bien se asume que se trata deun fenmeno que puede ser modificado; un segun-do aspecto que la caracteriza es el deseo, el cual sereconoce como motor, como impulso que mueve alos individuos; en fin, en tercer lugar, apunta que deacuerdo con la percepcin que de ellas se tiene, laspoblaciones funcionan con una regularidad propia

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    en trminos de natalidad, enfermedad y mortalidad.Con lo avanzado, Foucault precisa el concep-

    to de poblacin. En principio afirma que la nocinno se refiere a una coleccin de sujetos de dere-cho diferenciados por su estatus, su localizacin,sus bienes, sus responsabilidades, sus oficios, sinoms bien a un conjunto de elementos que, por unlado, se inscriben en el rgimen general de los seresvivos, y por otro, ofrecen una superficie de agarrea transformaciones autoritarias, pero meditadas ycalculadas (Foucault, 2006: 101). El concepto depoblacin, reitera, permite insertar al gnero hu-mano entre los dems seres vivos y conduce a quese le perciba como especie. Al respecto, agrega: Apartir del momento en que el gnero humano apa-rece como especie en el campo de determinacinde todas las especies vivientes, puede decirse queel hombre se presentar en su insercin biolgica

    primordial (Foucault, 2006: 101-102).Ahora bien, con base en los que denomina as-

    pectos naturales de la poblacin y la consideracinde los seres humanos como especie humana, toda-va al final de la tercera sesin del curso de 1978,Foucault introduce un nuevo concepto que, en ade-lante, tendr amplia relevancia en sus investigacio-nes: mientras hablaba de la poblacin, una palabrareapareca sin cesar me dirn que lo hice adrede;acaso no del todo, la palabra gobierno. Cuanto mshablaba de la poblacin, ms dejaba de decir sobe-rano. Me vea en la necesidad de designar o apun-

    tar a algo que, me parece, tambin es relativamentenuevo, no en la denominacin, no en cierto nivel derealidad, sino como tcnica (Foucault, 2006: 102).

    Foucault insiste en que es con la emergencia delconcepto de poblacin que aparece el correlativo degobierno, en particular como tcnica que se sita porencima de cualquier principado, e incluso de toda so-berana; situacin que, a sus ojos, viene a mostrar elvnculo estrecho entre la poltica y la poblacin misma.Al respecto, concluye: el problema poltico moderno,creo que est absolutamente ligado a la poblacin. Lasecuencia: mecanismos de seguridad-poblacin-go-bierno y apertura del campo de lo que llamamos la

    poltica, todo eso, creo, constituye una serie que ha-bra que analizar (Foucault, 2006: 103).

    GOBIERNO

    En la siguiente clase de Seguridad, territorio, pobla-cin, la del 1 de febrero de 1978,24Foucault ahonda

    2 Una transcripcin de esta clase se public en italiano en 1978, en francs

    en el concepto de gobierno que, en adelante, serde especial importancia en los que arriba llam susaos de silencio editorial. En principio apunta que sibien desde la Antigedad y la Edad Media se contabacon textos que contenan consejos al prncipe, entrelos siglos XVI y XVII se publicaron diversos trata-dos que se presentaban como artes de gobernar yafirma que la cuestin del gobierno irrumpe en elsiglo XVI en torno de diversas cuestiones, algunasde ellas ligadas a la pastoral cristiana y a la Reforma.Es el caso del gobierno de s mismo, el gobierno delas almas y las conductas, el gobierno de los nios.De hecho, contina, el que el problema del gobiernosea tan acuciante en la Europa del siglo XVI es resul-tado del cruce de dos procesos no necesariamenteindependientes: el surgimiento de los grandes Es-tados nacionales y los movimientos de disidencia ydispersin religiosa.

    El mbito del anlisis que Foucault emprendelo constituyen textos en los que busca identificarclaves relevantes en torno del gobierno de los Es-tados. En particular, se detiene en algunos cuya pe-culiaridad fue oponerse aEl prncipede Maquiavelo,escrito al que identifican crticamente como merotratado de la habilidad del soberano para conservarsu reino, al que enfrentan diversas artes de gober-nar. Como ejemplo de literatura antimaquiaveliana,Foucault se detiene en el anlisis de Le mirroir po-litique, contenant diverses manires de gouverner deGuillaume de La Perrire de 1555, al que confronta

    detenidamente con El prncipe. En un primer mo-mento, Foucault destaca que en el texto de La Pe-rrire pueden encontrarse pluralidad de formas degobierno e inmanencia de las prcticas de gobiernocon respecto al Estado, multiplicidad de inmanenciade esta actividad, que la oponen de manera radicala la singularidad trascendente del prncipe de Ma-quiavelo (Foucault, 2006: 117). Una segunda ob-servacin, relacionada ahora con los elementos queson objeto de gobierno es que, de acuerdo con Elprncipe, el gobierno se ejerce sobre el territorio yla gente que lo ocupa, con independencia de su ri-queza o pobreza. Por su parte, observa Foucault, el

    texto de La Perrire, ms que slo un territorio, sepropone el gobierno de un complejo constituido porhombres y cosas, donde las cosas son las riquezas,los recursos y, desde luego, tambin el territorio, entrminos de fronteras, clima y fertilidad; asimismo,

    en 1986, en espaol en 1991 y aparece en el volumen III de Dits et crits(Foucault, 1994: 635-657.). Si bien su contenido era conocido desde en-tonces, su vnculo con la totalidad del curso slo pudo conocerse cuandoste su public.

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    el propuesto por La Perrire, ser un gobierno delos seres humanos en sus relaciones con las costum-bres, hbitos, maneras de actuar y de pensar, inclusolos seres humanos en sus relaciones con el hambre,las epidemias y la muerte. Una tercera observacin:si en Maquiavelo el objetivo principal es mantener elprincipado, en el texto de La Perrire est presenteuna pluralidad de fines especficos: el gobierno ha-br de velar porque se produzcan todas las rique-zas posibles; deber actuar porque se suministre ala gente artculos de subsistencia suficientes; pro-curar que la poblacin se reproduzca. Finalmente,como cuarta observacin, Foucault apunta que enel arte de gobernar propuesto por La Perrire, elbuen gobernante deber ser paciente y no iracundo;deber participar de la sabidura entendida, no entrminos antiguos como conocimiento de las leyeshumanas y divinas, sino en cuanto conocimiento de

    las cosas y de los objetivos a alcanzar, al tiempo deser diligente en tanto acte como si estuviera al ser-vicio de los gobernados (Foucault, 2006: 126-127).

    Para Foucault, el libro de La Perrire es expre-sin de una concepcin de gobierno muy distinta dela que se desprende deEl prncipe. A pesar de ser sloun esbozo de la nocin y la teora del arte de gober-nar no fue, sostiene, slo un asunto de tericos, sise formul fue porque estaba empezando a estable-cerse efectivamente el gran aparato de la monarquaadministrativa, con sus formas de saber correlativas(Foucault, 2006: 128). No obstante, a sus ojos, hubo

    que esperar hasta el siglo XVIII a que el arte de go-bernar pudiera desarrollarse ligado, en particular, a laemergencia del problema de la poblacin y, con ello,al paulatino desarrollo y utilizacin de la estadstica.Para explicar por qu el problema de la poblacin fa-cilit e impuls el desarrollo del arte de gobernar,Foucault presenta tres razones. En primer lugar,sostiene que la perspectiva del reconocimiento dela poblacin permiti desechar el modelo de la fa-milia y centrar la economa en otro mbito; con laintroduccin de la estadstica, la familia desapare-ce como modelo y se convierte en foco privilegiadopara la accin del gobierno; de hecho, la familia de-

    viene instrumento para el gobierno de las poblacio-nes y no slo como modelo para el buen gobierno.Por su parte, la estadstica muestra que, al tiempo deefectos econmicos especficos, la poblacin tieneregularidades propias y, por tanto, confirma su irre-ductibilidad a la familia.

    Una segunda razn por la que se abre la posibi-lidad de un arte de gobernar Foucault la encuentra

    en que adems de finalidad, la poblacin devieneincluso instrumento del gobierno. En fin, la tercerarazn que induce la aparicin del arte de gobernares que la poblacin se convierte en el objeto que elgobierno habr de tener en cuenta en sus observa-ciones a fin de gobernar de manera racional y medi-tada, incluso a travs de un saber que al respecto seconstituye. Foucault apunta: al aprehender esa redcontinua y mltiple de relaciones entre la poblacin,el territorio y la riqueza, se constituir una cienciaque se denomina economa poltica y, al mismotiempo, un tipo de intervencin caracterstica delgobierno, que va a ser la intervencin en el cam-po de la economa y la poblacin (Foucault, 2006:133). Concluye entonces que el paso de un arte degobernar a una ciencia poltica, el paso de un rgi-men dominado por las estructuras de la soberana aun rgimen dominado por las tcnicas de gobierno,

    se da en el siglo XVIII en torno de la poblacin y,por consiguiente, del nacimiento de la economa po-ltica (Foucault, 2006: 133).

    Ahora bien, el que a partir del siglo XVIII se del paso de un arte de gobernar a una ciencia polticano implica, agrega Foucault, que la soberana dejede cumplir un papel de importancia. A partir de dosartculos de Jean-Jacques Rousseau, afirma: la sobe-rana no queda completamente erradicada en virtuddel surgimiento de un nuevo arte de gobernar, unarte que ahora ha cruzado el umbral de una cien-cia poltica. El problema de la soberana no ha sido

    eliminado; al contrario, es ms agudo que nunca(Foucault, 2006: 134). En forma anloga, aduce queal lado de la soberana, con el surgimiento de unaciencia del gobierno, en vez de desaparecer, los dis-positivos disciplinarios se mantienen: la disciplina

    jams fue tan importante y valorada como a partirdel momento en que se intent manejar la pobla-cin; y manejarla no quera decir manejar la masalectiva de fenmenos o hacerlo en el mero nivel desus resultados globales; manejar la poblacin quieredecir manejarla asimismo en profundidad, con mi-nucia y en sus detalles (Foucault, 2006: 135).

    De manera que, para Foucault, ms que relegar-

    las, el gobierno de la poblacin intensifica el proble-ma de la soberana y requiere de las disciplinas. Nose trata del relevo de una sociedad de soberana porotra disciplinaria y, a continuacin, de una sociedadde disciplina por otra de gobierno: De hecho, afir-ma, estamos ante un tringulo: soberana, disciplinay gestin gubernamental, una gestin cuyo blan-co principal es la poblacin y cuyos mecanismos

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    esenciales son los dispositivos de seguridad (Fou-cault, 2006: 135).35

    A partir de las consideraciones sobre el vnculoentre el arte de gobernar, la poblacin, el surgimien-to de la economa poltica y la forma en la que tantola soberana como las disciplinas se integraron conlas tcnicas de gobierno, Foucault define un nuevoconcepto: gubernamentalidad. Cito ampliamente:Con esta palabra [] aludo a tres cosas. Entiendo elconjunto constituido por las instituciones, los pro-cedimientos, anlisis y reflexiones, los clculos y lastcticas que permiten ejercer esa forma bien espec-fica, aunque muy compleja, de poder que tiene porblanco principal la poblacin, por forma mayor desaber la economa poltica y por instrumento tcni-co esencial los dispositivos de seguridad. Segundo,por gubernamentalidad entiendo la tendencia, lalnea de fuerza que, en todo Occidente no dej de

    conducir, y desde hace mucho, hacia la preeminen-cia del tipo de poder que podemos llamar gobiernosobre todos los dems: soberana, disciplina, y queindujo, por un lado, el desarrollo de toda una seriede aparatos especficos de gobierno, [y por otro]el desarrollo de toda una serie de saberes. Por lti-mo, creo que habra que entender la gubernamen-talidad como el proceso o, mejor, el resultado delproceso en virtud del cual el Estado de justicia dela Edad Media, convertido en Estado administrativodurante los siglos XV y XVI, se gubernamentalizpoco a poco (Foucault, 2006: 136).

    Una vez definida la gubernamentalidad, en ungesto que recuerda Vigilar y castigaryLa voluntad desaber, Foucault se distancia de lo que llama sobreva-loracin del Estado. Ms que suponer que el Estadoes y deber ser el objetivo de las crticas y un lugar,un aparato, al que habra que aproximarse con el finde apoderarse de l, sugiere que lo importante parapensar el presente es, no la estatizacin de la socie-dad, sino lo que denomina gubernamentalizacindel Estado, al que conviene comprender, sostiene, apartir de las tcticas de gobierno.

    Al concluir la clase, Foucault aade que en loque sigue buscar mostrar que la gubernamentali-

    dad naci de un antiguo modelo, el de la pastoralcristiana, que se desarroll sobre la base de una tc-nica diplomtico-militar, y que si adopt la formay dimensin que tiene, slo fue posible a travs deinstrumentos que fueron contemporneos del arte

    3Se puede hacer notar aqu que, de acuerdo con Foucault, bien puede afir-marse que los dispositivos de ley propios de la soberana, los dispositivosdisciplinarios y los dispositivos de seguridad, coexisten en las tcnicas depoder que caracterizan a nuestro tiempo.

    de gobernar propios de la polica, trmino que hayque entender en el sentido que tena en los siglosXVII y XVIII. Finalmente, agrega: La pastoral, lanueva tcnica diplomtico-militar y, por ltimo, lapolica fueron a mi entender los tres grandes puntosde apoyo sobre cuya base pudo producirse ese fen-meno fundamental en la historia de Occidente quefue la gubernamentalizacin del Estado (Foucault,2006: 138).

    PODER PASTORAL

    La introduccin del concepto de gubernamentali-dad, explica Foucault en la siguiente clase, la del 8de febrero, tuvo por objetivo el estudio de la relacinentre el problema del Estado y la poblacin. La tc-tica terica ensayada implicaba, dice, tres desplaza-mientos. En primer lugar, salir de la institucin del

    Estado y sustituirla por el punto de vista de la tecno-loga de poder (Foucault, 2006: 142). En segundo,sustituir el punto de vista interior de la funcin porel punto de vista exterior de las estrategias y tcticas(Foucault, 2006: 143). En fin, captar el movimientopor el cual se constitua, a travs de esas tecnologasmviles, un campo de verdad con objetos de saber(Foucault, 2006: 143). Foucault pregunta entonces sies posible estudiar al Estado moderno en trminosde una tecnologa general de poder que haya ase-gurado sus mutaciones, su desarrollo, su funciona-miento (Foucault, 2006: 144). En cualquier caso,

    agrega, bien puede afirmarse que el Estado tom laforma que le conocemos a partir de la nueva tecnolo-ga general del gobierno de los hombres.

    Sobre el trmino gobierno, Foucault sostiene queremite siempre al de la gente, al de los individuos ylas colectividades. Sobre su filiacin, aade que laidea asociada a la palabra no procede de la Greciaantigua ni de Roma sino del Oriente precristianoen principio y cristiano despus, donde estuvo pre-sente en diversas prcticas conducidas por la ideade la organizacin de un poder de tipo pastoral, yla de la direccin de conciencia, la direccin de lasalmas (Foucault, 2006: 149). Y es a partir de la alu-

    sin a la procedencia de la idea de gobierno de losindividuos que Foucault abre el campo de una nuevaindagacin, de una nueva genealoga, cuyo primermomento es mostrar la presencia del poder pasto-ral en Egipto, Asiria y Mesopotamia, es decir, en elOriente mediterrneo, donde el dios, dice, es conce-bido como pastor de los hombres, a diferencia dela cultura griega antigua donde en ningn momentolos dioses fueron vistos como pastores que conducen

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    ovejas. Apunta asimismo que el pastoral es un poderque, ms que sobre un territorio, se ejerce sobre unamultiplicidad en movimiento. Es adems, contina,un poder que conduce hacia una meta y funcionacomo intermediario en el proceso de alcanzarla, porlo que es un poder que determina los fines y los me-dios de aquellos sobre los que se ejerce. En fin, elpastoral es un poder cuyo ejercicio est dirigido atodos los miembros de una comunidad, aunque tam-bin a cada uno de ellos (Foucault, 2006: 158-159).Despus de insistir en que el poder pastoral es aje-no a las culturas griega y romana antiguas, Foucaultagrega que su introduccin en Occidente fue a travsde la Iglesia cristiana: La Iglesia coagul todos esostemas del poder pastoral en mecanismos precisos einstituciones definidas, y fue ella la que realmenteorganiz un poder pastoral a la vez especfico y aut-nomo, implant sus dispositivos dentro del Imperio

    Romano y organiz, en el corazn de ste, un tipo depoder que, a mi entender, ninguna otra civilizacinhaba conocido (Foucault, 2006: 159).

    Al final de la clase, menciona que en las si-guientes se detendr en lo que reconoce como unaparadoja: entre todas las civilizaciones, la del Occi-dente cristiano fue sin lugar a dudas, a la vez, la mscreativa, la ms conquistadora, la ms arrogante y,en verdad, una de las ms sangrientas [] Pero almismo tiempo [] el hombre occidental aprendidurante milenios lo que ningn griego [] jamshabra estado dispuesto a admitir: aprendi a con-

    siderarse como una oveja entre las ovejas. Durantemilenios, aprendi a pedir su salvacin a un pastorque se sacrificaba por l (Foucault, 2006: 159). So-bre el lugar, el espacio en el que surgi el poder pas-toral, forma extraa llamada a tener un gran destino,descartando estepas y ciudades, concluye: No naci

    junto al hombre de naturaleza ni en el seno de losprimeros imperios. Esa forma de poder tan caracte-rstica de Occidente, tan nica en toda la historia delas civilizaciones, naci o al menos tom su modeloen las majadas, en la poltica considerada como unasunto de rebaos (Foucault, 2006: 159).

    Ahora bien, si me he detenido con cierta am-

    plitud en las clases del 1 y del 8 de febrero del cursoSeguridad, territorio, poblacinde 1978, es debido ala importancia que tienen en la economa de lo quehe llamado ltimos cursos de Foucault en elCollgede France. Son de relevancia porque puede apre-ciarse en ellas, en primer lugar, la forma en la que elpensamiento de Foucault se desenvuelve despus dehaber incorporado, al final deDefender la sociedad yen relacin con el concepto de biopoder, al poder so-

    berano y, con ello, al Estado, en sus investigacionessobre las formas en las que se ejerce el poder en lassociedades modernas. Como seal, Foucault sugie-re que en el mundo moderno es posible identificarel tringulo soberana-disciplina-gestin guberna-mental, cuyo blanco principal es la poblacin. Deacuerdo con Foucault, los dispositivos de ley pro-pios de la soberana, los dispositivos disciplinariosy los de seguridad, coexisten en la forma en que seejerce el poder en el mundo moderno.

    En segundo lugar, puede aadirse que las clasesdel 1 y 8 de febrero son relevantes dado que conduje-ron a Foucault a formular la nocin de gubernamen-talidad, la cual le llev a pensar, ms que en el Estadotal como lo sugiere la teora poltica, en la omnipre-sencia del gobierno a lo largo de la historia de Oc-cidente: gobierno de los individuos, gobierno de lasalmas y de las conciencias, gobierno de los cuerpos,

    gobierno de las comunidades, gobierno de los nios,gobierno de la poblacin. Al respecto, la nocin degobierno le permiti emprender diversas investiga-ciones genealgicas que, en adelante, present en elseno del Collge de France. El propio Foucault desta-ca la importancia para sus investigaciones de la no-cin de gubernamentalidad. Al final de la clase del1 de febrero apunta: En el fondo, si hubiera queridodar al curso propuesto este ao un ttulo ms exac-to, con seguridad no habra elegido Seguridad, te-rritorio, poblacin. Lo que querra hacer ahora []es algo que llamara historia de la gubernamentali-

    dad (Foucault, 2006: 135-136). De hecho, si bienno titul as el curso, la nocin de gobierno estuvopresente en el resto de ellos, en algunos incluso en elttulo:Du gouvernement des vivants (1980), Le gou-vernement de soi et des autres (1983).

    De fundamental importancia fue, en tercer lu-gar, la presentacin, en la clase del 8 de febrero, dela nocin depoder pastoral, fundamento a partir delcual Foucault emprendi una genealoga de la for-ma en que el gobierno se desarroll en y desde elcristianismo. De hecho, en las clases del 15 y 22 defebrero y en las del 1 y 8 de marzo, se detiene en suemergencia as como en su avance y transformacin

    en gobierno poltico y su presencia en las nocionesde razn gubernamental, razn de Estado y polica.

    La nocin de gobierno est presente tambina lo largo del curso que, en 1979, Foucault impar-te en el Collge de France, cuyo tema fue la biopol-tica(Foucault, 2007), a la que define ah como lamanera por la cual se ha intentado, desde el sigloXVIII, racionalizar problemas planteados a la prcti-ca gubernamental por los fenmenos propios de un

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    (1982);Le gouvernement de soi et des autres (1983) yLe courage de la verit(1984), que dedic a la genea-loga y exgesis de la nocin de parrhesa, es decir,del dire-vrai, del decir veraz. En la nocin de gobier-no encontr tambin impulso para, poco antes demorir, escribir y publicar El uso de los placeres y Elcuidado de s.

    Al inicio de este escrito hice notar el des-concierto, la extraeza que produjo el imprevisi-ble fallecimiento de Michel Foucault en junio de1984. Mencion tambin que la consternacinprovocada se tradujo ms tarde en una sensacinde falta, sobre todo en relacin con el papel, a me-nudo crtico, que sus libros, artculos, entrevistas,conferencias, cumplan extensamente en aquellosaos. Luego de su muerte, nos quedaba la posibili-dad de, a causa de su sbita desaparicin, cultivary recrear, al leerlos y discutirlos, los textos que

    hasta entonces habamos tenido acceso y que eranlos que l public en vida. No era poco. No obs-tante, su intenso trabajo nos reservaba todava mu-cho ms. La publicacin deDits et critsy la de loscursos que imparti en el Collge de Francenos hanabierto muchas posibilidades ms para reflexionare incluso actuar en nuestro presente. En ellos, allado de los textos que entreg a la imprenta, algu-nos ya clsicos, tenemos a un Foucault vivo que,por fortuna, lo estar por mucho tiempo ms.

    REFERENCIAS

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    DE LAS DISCIPLINAS AL GOBIERNO

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    DIRECCIN DE COMUNICACIN INSTITUCIONALDIRECCIN DE COMUNICACIN INSTITUCIONAL

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    #)#$8#)(7#)5+#$!/-$.(#$,#)!7301&!$!21)!Hugo Csar Moreno Hernndez*

    El fenmeno de las pandillas transnaciona-les, especficamente en sus manifestacio-nes ms violentas, como en Centroamrica,es parte de los procesos contemporneos

    del sistema de reproduccin de la sociedad capi-talista. En Amrica Latina este fenmeno tiene sucentro de emergencia en los procesos de deste-rritorializacin y se manifiesta segn la geografade Estados Unidos y sus centros de atraccin mi-gratoria a lo largo del siglo XX, intensificados enla segunda mitad del siglo pasado con relacin alvnculo migratorio entre Mxico y Estados Unidos,

    y con relacin a Centroamrica durante las ltimasdos dcadas del siglo XX y la primera del siglo XXI.Existen dos grandes culturas pandillera en EstadosUnidos, la de la Costa Oeste, que tiene su centroen Los ngeles, California, y la de la Costa Oeste,cuyo centro puede ser ubicado en Chicago y, pos-teriormente, Nueva York. Tomo esta geografa conrelacin a la transnacionalizacin de las pandillas:desde Los ngeles hacia Centroamrica, con pandi-llas como Barrio o Pandilla 18 y la Mara Salvatrucha13; y desde Chicago y Nueva York hacia Sudamricay Europa con pandillas como Latin Kings y etas.1

    Ahora bien, existen elementos para observar

    ejercicios de resistencia y contrapoder en el fen-meno de las pandillas transnacionales a partir de lamanera en que se conforman. Primero, es menes-ter explicar la diferencia entre resistencia y contra-poder; para esto podemos recurrir a la distincinque hace Michel de Certeau (2000) sobre la dife-rencia entre tctica y estrategia, montada en la ase-

    *Investigador posdoctoral en la Escuela Nacional de Antropologa e Historia.

    veracin foucaultiana con relacin a las relacionesde poder, es decir, todo ejercicio de poder produ-ce una resistencia: Que no existen relaciones depoder sin resistencias; que stas son ms reales yms eficaces cuando se forman all mismo dondese ejercen las relaciones de poder; la resistenciaal poder no tiene que venir de fuera para ser real,pero tampoco est all donde el poder est: es puescomo l, mltiple e integrable en estrategi